utierreí —¿Que tu calle es más estrecha que ésta? —iTomal I Como que quise poner una academia de baile y la tuve que poner de cantal macaco Planas a todo color, Historietas, Cuentos encuadernables Construcciones, Muñecos recortables Concurso el periódico los 30 niños céntimos, T'odos los niños del mundo leen m a c ac 0 el mejor semanario infantil RIVADENEYRA S. A. Sección de publicaciones. Paseo de San Vicente, 20 MADRID de be coto hqatlia- 30 jn1i<rr< e l e s t o r n u d o MADRID, AÑO IV. HISTORIETA 2 DE AGOSTO — POR DE NUMERO 1930 165 MIHURA GUTIÉRREZ XIFRA.—*Juro por mi Pilar, mi novia santa que es blanca y pura cual la flor del loto, que mi conciencia del robar se espanta. JERÓNIMO.— (Aparte.) En el pasaje encontrarás mi moto. (La Xifreuki, 2° acto.) INTERMEDIO Anochece... ¡ Qué tremenda melancolía me producen los crepúsculos! Voy a contar una historia triste... Y sentimental... (Para que llores, lectora.) HORAS FELICES Desde que la vi la amé. Y ella a mí también. Nos queríamos de una manera estrepitosa... Eramos carne de nuestra carne, alma de nuestra alma... Siendo dos, éramos uno... ¡ Cómo nos amábamos! Por eso no dudamos en casarnos y en irnos de viajé de novios al' Senegal... Siempre nos había atraído el Senegal, y aprovechamos aquella coyuntura para conocerlo... Y un 29 de septiembre, cuando pujantes brotan los retoños en el árbol, nos fuimos al Senegal... . Pero en mala hora lo hicimos, amados lectores... i Si alguno de nuestros lectores se ha perdido alguna vez eñ una selva virgen, pero virgen de verdad, no en camelo, comprenderá nuestra situación! Pero pronto logramos sobreponernos... Seguramente no podríamos salir de allí en toda la vida... Decidimos, pues, pasarlo lo mejor posible... Nos hicimos una casa con ramas de baobab, lianas y una substancia a la que los naturales del país denominan "sinaky", y en Francia, "leteau", y en Inglaterra, "the klinford", y en Alemania, "ubermaier"... Tenía hasta cuarto de baño... HABLEMOS DEL PERO XA JlUUUIMtM) xr Siempre hay un pero... Y el nuestro era el siguiente: Teníamos de todo, menos sal... • Sonríase el culto lector del tormento del hambre... Y sonríase también del tormento dela sal... Comer todas las comidas sosas es. una verdadera tragedia... ¡ Y la falta de sal nos deprimía, nos angustiaba! La falta de sal era la única sombra. que enturbiaba la felicidad de nuestro hogar... • PERDIDOS EN LA SELVA Porque nos perdimos en lo más intrincado de una selva virgen... Y como no encontramos a nadie a quien peregúntár por dónde se salía, nos tuvimos que quedar allí... Para encender fuego osábamos tms procedimiento estupendo.... Se cogen dos palitos y se frotan hasta que sale una llama... ¡ Prueben ustedes! Nunca falla... Comida no nos faltaba... Como yo tenía bigotes y pofamasj. no tuve más que ponerme unas medallas en el pecho para que se me tomara; por un domador... Me hice amigo de un león, y él nos; proporcionaba caza en abundancia;.. Eramos nuestros primeros padres del' siglo xx... ¡ Casi estábamos contentos de habernos perdido!... Pero... —¿Cómo van esos negocios, don Restituto? —¡Admirablemente! Tengo ya siete empleados con tres mil pesetas. —¿De sueldo? —¡Quiá!... De fianza. Usamos de todos los procedimientos, para encontrarla... Nos acordamos de que la mujer deLot quedó convertida en estatua de sal por mirar hacia atrás, y nosotros^ andábamos siempre volviendo la cabe— GUTIÉRREZ días creía que podría estar solucionado» el conflicto... I —No. Tiene que ser hoy—me dijo un geómetra de Filadelfia, antiguohuésped. —Sí, desde hoy—asintieron los demás—. Si no, nos declaramos en huelga... Desesperado, me fu! a ver a Sofía... La expliqué lo que pasaba... —Es preciso que llores con moderación... Como la cena salga salada nosarruinamos... za y nos dábamos cada trastazo contra los árboles que yo la tuve qme tener en cabestrillo durante siete días... Pero la sal no llegaba... Y la desesperación comenzaba a apoderarse de nuestros corazones... ¡ Ob, nuestros largos, eternos días en la. inmensidad de la selva, musitando implorantes: —¡ Dios mío ! ¡ Sal! i Sal! ¡ Dios mío ! Y todo en vano... Mi pobre mujercita, la gentil Sofía, lloró amargamente... Y esta fue nuestra salvación... PREPARANDO LA CENA EXPLICACIÓN DE 1,0 ANTERIOR Sí. Aquello fue nuestra salvación... En aquel momento nos estábamos comiendo un solomillo de canguro a las finas hierbas, y las lágrimas de mi mujer, al rodar, como perlas, por sus mejillas, cayeron sobre la comida... ¡La pusieron salada inmediatamente! ¡Y qué buena estaba! Quien haya estado como nosotros siete meses y un día tragando comidas sosas, comprenderá perfectamente la fruición con que ingerimos el solomillo... Fue aquella comida como una demostración de que hay una Providencia sabia que vela por nosotros... CONTIGUACIÓN LÍRICA Pero después de haber comido los manjares bien condimentados se nos hacía muy duro volver a comer las cosas sosas... ¡ Y la tuve que dar todos los días, a la hora de la comida, a mi amada Sofía, una tremenda paliza, para que llorara sobre los platos!... ¡ Cómo sufría yo cuando la pegaba! Porque la amaba entrañablemente, y, sin embargo—ironías de la suerte—, tenía que martirizarla... Y cada garrotazo que a ella le daba lo recibía yo, moralmente, en el alma... Gracias a este procedimiento volvimos a ser felices... Y aunque mi mujer se iba acostumbrando a los estacazos y algunas veces me costaba trabajo hacerla llorar, nunca nos faltaban sus lágrimas para salar la comida... BARRIO CHINO —Mire, en este pastel he encontrado un botón de calzoncillo. —No se preocupe; debe ser un roscón de Reyes. Al cabo de seis meses tenía cuarenta y ocho huéspedes... La fama de mi hotel se extendió por todo el Senegal... Ya no le importaba a nadie perderse en la selva... Y algunos novios se perdían a propósito... Pero mi mujer estaba extenuadísima... La daba cada paliza que la dejaba medio baldada... Poco a poco íbamos reuniendo una fortunita para cuando fuéramos viejos... ¡ Oh, noches tropicales! ¡ Con qué nostalgia os recuerdo ahora! UNA HUELGA Ocurrió que, como Sofía estaba tan entrenada en lo del lloro..., lloraba ya con una facilidad tan grande que todas las comidas resultaban saladísimas, excesivamente saladas... Y los huéspedes comenzaron a protestar... Primero fue el de Montenegro... Luego, un representante de petacas... Al fin, todos... HUÉSPEDES Y una mañana me presentaron la cuestión de confianza... Un día nos vimos sorprendidos por la presencia de un matrimonio monteO las comidas dejaban de ser tan negrino... saladas o se" iban de mi hotel... Se habían perdido en la selva... Precisamente en aquellos días se haLes alquilamos por cinco pesetas una bía instalado en la misma selva, cinco habitación, con derecho a comida... o seis kilómetros más abajo, otro hotel, para hacerme la competencia... A la semana siguiente llegaron otras Tenía la contrata de cinco cocodripersonas, perdidas también como noslos dispuestos a llorar hasta el ataque otros... cardíaco... Dos días más tarde llegaron seis Me disculpé como pude ante los promás... Puse un hotel... * testantes y les dije que dentro de unos Jamás se ha preparado una cena, lectorcitas amantes de vuestra casa, cor» tanta emoción como aquel día... Las botellas de aceite, las sartenes, las verduras, la carne, el pescado, todo, en fin, tenían algo siniestro, fatal, en aquella tarde del trópico, que no olvidaré mientras viva... Adrede no pusimos cebollas... Sus efectos al pelarlas hubieran sido perniciosos... Llegó el momento de echar la sal... Solemne momento... Cogí un garrote... Le aticé un garrotazo, con toda mi alma a Sofía, en mitad del "torrao" que la hice tambalearse... A continuación la dije un chiste para contrarrestar los efectos del estacazo... Hacía falta que llorase, pero poco... El primer garrotazo no produjo efecto... Le aticé otro... Y le dije otro chiste... Luego otro... Y otro chiste... Y así hasta treinta y dos... Al llegar al estacazo número treinta y dos, Sofía comenzó a llorar copiosamente... Para cortar aquella hemorragia de lágrimas la dije una barbaridad de chistes, hice el mono, la hablé de Bugallal... Pero no se reía... Seguía llorando, llorando, amenazando estropear la comida... Al fin, la leí el Código penal y comenzó a reír estrepitosamente... ¡ Oh, estábamos salvados! ¡ La cena no estaría salada! Pero me equivoqué de medio a medio... : Porque se le saltaron las lágrimas de tanto reírse, y por la noche, en la mes,a, se armó una de las de no te menees... La comida estuvo más salada que nunca... FIN Y de madrugada llorábamos nuestra tragedia en la inmensidad de la selva, lejos ya de nuestra hogar, alzadora fuerza de dolor y sufrimiento. ! Federico GALINDO.J GUTIÉRREZ DIRECCIÓN GENERAL DE ¡ahí va eso! CUENTAS ATRASADAS Neooclado de Incobrables Excelentísimo señor: Como iniciador y tenaz sostén del toreo cómico merece V. B. el beneplácito de la sufrida afición, harta de dar cabezadas en los tendidos ante faenas insípidas e incoloras de los ases de la tauromaquia. Nuevos trucos, nuevas sorpresas aporta V. E. al festejo, cada vez que este inicia el declive. Y asi , lozano siempre, el toreo cómico constituye un estupendo lenitivo para la afición doliente. Dos cosas tan serias como la Música y el Arte taurino, merced al ingenio de V. S. , quedan al desnudo en la pista, mostrando el serrín de colores que llevan dentro y que tanto alboroza al respetable. Pero ocurre que, como en todo hay descontentos, una nutrida Comisión de becerros se ha acercado a esta Redacción para protestar de la falta de seriedad con que se les lidia. Son becerros que proceden de cruces severos, hijos de toros y vacas bravas. Por su corta edad apenas han tenido tiempo de leer el Reglamento taurino y menos las últimas reformas en él introducidas Protestan de que se sorprenda su buena fe y amenazan con tomar sus medidas si, como ocurie ahora, antes de embestir ellos a los músicos un saxófcno se les arranca de improviso o un bombardino los voltea. Así, dicen, no hay lidia posible y el desconcierto impera en nosotros. ¿Qué sucedería, señor añadan - si al disponerss usted a comer unos langostinos, éstos, anticipándose, rebozaran sus narices con mayonesa y se las mordieran? ¿De qué le servirían a usted las mil elegantes maneras de comportarse en la mesa? No acaba ahí la protesta de tan sufrida clase. Hay todavía algo que más les indigna y enardece. Se trata de los dos toros de pega que con cencerros y patas revestidas de pana surgen en el redondel a mitad de la lidia. La luz es escasa; de otra parte los becerros llegan deslumhrados por el ardiente sol de las praderas. No es, pues, raro, que al ver unos bultos con cuernos, al oir un eencerro, candidamente se vayan tras ellos. Y lueg > resulta que se trata de dos electricistas, el fontanero y un acomodador Nuestra educación para la lidia—agregan—nos Impide entrampillar a unas personas sin alternativa siqni-ra. Si este estado de cosas continúa, nosotros mansamente, resignadamente nos dejaremos apuntillar en el matadero . He aí|ui la cuestión. Los becerros se quejan de la falta de^ seriedad de V. E. Protestan de los engaños y piden una lidia en regla. No obstante V. E. con su superior criterio resolverá como estime mejor. Madrid, 2 de Agosto de 1930. El Jefe del Negociado de Incobrables, GUTIÉRREZ saludo atentamente al Sr. Gutiérrez Málaga, 15-VII-30. Tengo en mi casa un GUTIÉRREZ que es la mar de rebonito sus pastas con dibujos preciosos sus hojas con chistes graciosos e infinidad de cuentos y aventuras metiéndose en unas apreturas que suelen salir airosos; por eso siendo mis ideas fieles me agujoncan como alfileres y como guardia de la porra con su pito me ha yamado la atención tocándome en el corazón para que escriba este bersito desde estas lineas mal escritas pidole mil perdones a esa redacción por si acaso meto las patitas y me lleno asta el cam-son. Perdón Sr. GUTIÉRREZ no lo quiero ofender lo que quiero es que pueda entrever el trabajo que a mi me ha costado el poder si quiera entreger este berso que es tela muy mala y si V. bien se ha fijado no me puedo llevar la gala ni el sueldo estipulado tan solo saludarle como es merecido desde Málaga la vella que si quiere pasear por ella asi Se evitará de estar aburrido ensanchará sus pulmones comerá estos ricos boquerones y vera regias mugeres que suelen quitar el hipo pues en esa corte y villa que es una gran marabilla hace un calor tan atroz que del pelo se cae asta el fijador y se hecha la primera papilla soy un admirador y espontaneo un ramo de flores le voy a regalar de esas que les dicen geraneo para que en su mesa de trabajo las [pueda colocar si este bersito lo llega a publicar. Exorno. Sr. D. Rafael Dutrás (Llapisera). Francisco AGUILERA. GUTIÉRREZ UNA P A N N E H.STOR1ETA. POR G A L I N D O GUTIÉRREZ Con ilustracio- nes ° dramáticas de Bluff CAPITULO PRIMEÍRO ! EL TORNILLO DE LA INCLUSA No se puede decir que la vida de los pobres serenos sea muy agradable, no. Hay que ver, en esas crueles noches de invierno, cómo se ponen de agua. Y de vino también algunos, pobrecillos. Que los hay que al retirarse a sus casas les suena el estómago: ¡cloc, cloc! Son poTbri*S «mártires, ilusionados con la idea •de llevar un farolito en el ombligo y •¿t enterarse de la hora a que regresan todos los vecinos trasnochadores. Y mc,nos mal los que sirven en un barrio de >«sí>S jaraneros, de borrachos cantadores de flamenco y de broncas en cada esquina. Esos lo pasan distraído y presumen imponiendo la autoridad de su chuzo; pero, ¿y esos infelices serenos que trabajan en las carreteras polvorientas y en los arrabales de la población? Aburridos, aburridos con aburrimiento mortal y expuestos siempre a que pase cualquier ladrón de esos que hay y les quiten el farol. No están bien recompensados estos funcionarios. Trabajo abrumador, inclemencias del tiempo y, lo' más gordo* imposibilidad de asistir a las corridas,«octurnas. Y, por si esto fuera poco, la humana ingratitud cebándose como fiera carnicera en sus tiernos corazones. No puedo resistir la tentación de referiros una triste peripecia, ocurrida a un sereno leal y trabajador. Es un buen botón de muestra; oíd : Se llamaba Buenaventura Apolinar Crístino; pero todo el mundo le cono cía por un apodo vulgar—¡ Pepe!—, sin que jamás su boca resignada dejara escapar la más leve de las quejas. Algunos vecinos, de instintos perversos, le Humaban Manolo, y el mártir, sonrien•dí> comprensivo, acudía, sin demostrar ofensa, a cumplir su laboriosa obliga- ción. Juntando doscientos hombres de este temple, fue como Esparta asombró al mundo. Pues bien; este hombre genial prestaba sus servicios en una anchurosa y solitaria calle del barrio de Salamanca, de la que era inquilino cierto prestigioso funcionario de los ferrocarriles que enlazan la Corte con el puerto del Pardo, orgullo de España. ¿Tiene algo de extraño, de pecaminoso que Buenaventura atendiera con exquisito cuidado al generoso caballero? No. Aunque este cuidado llevara oculta la idea de aprovechar una oportunidad para solicitar una plaza en la Compañía—que sí que la llevaba—, eso es humano y más natural que el de Lalanda. Por eso—el inquilino era trasnochador—, al abrirle el portal y entregarle la larga cerilla, advertíale entre sonrisas: —No ha habido novedad, don Fulgencio. —Gracias, Pepe. Pero una noche la frase fue distinta. —Don Fulgencio, su señora ha tenido una visita. Un joven bien presentado subió a las doce y ha bajado a las tres. —Gracias, Pepe. A la noche siguiente: —Don Fulgencio. El joven de anoche ha estado hoy de una a dos y media. —Gracias, Pepe. Y así quince noches más. Y cuando ya Buenaventura creía llegada la ocasión propicia para manifestar sus deseos, todo se vino a tierra. —Hoy ha estado el pollito de once y veinte a tres menos diez. —Mira, Pepe — respondió el caballero—. Me estás resultando una cotilla. Nunca serás un hombre de provecho. ¿A santo de qué tienes que contarme todas las noches las andanzas de ese muchacho ? A mí no me importa la vida privada de nadie. Y aquella noche no le pagó. Es para causar verdadera compasión la heroicidad de estos hombres. Por eso queremos que el primer personaje que aparezca en esta hermosa novela sea un representante de. los serenos, —¡ Screnooo ! A —¡Vaaa! Ya está aquí el sereno. Es simpático. —¿Qué hay que abrir? —Hay que abrir una información que sirva de prólogo a una novela de folletín. —Eso debe ser en el número cuatro, que hay huéspedes. Se ha colao el sereno. —¿Usted es el serenito de la Inclusa? —Sí, señor. —¿Abre usted el torno? •—El torno no hay que abrirle, porque siempre está entornao. Me he colao yo. Me he colao yo en un portal, porque está nevando con insistencia y no tengo paraguas. —Quiero sorprender algún drama de esos sombríos de niños abandonados. ¿A qué hora vienen las mujeres arre- GUTIÉRREZ bujadas en sus mantones con las pobres criaturas en brazos? —A las dos y veinte. No tardarán. En efecto, destacándose entre la nieve, avanza calle abajo un bulto negro. Al aproximarse podemos comprender de <jué se trata. Una mujer bella, de facciones duras por el dolor, transporta delicadamente un bulto en sus brazos. —La Inclusa, ¿me hace el favor?— pregunta, angustiada, al sereno. —En aquella esquinita que reluce. —Diga, joven—tercio yo—. Tiene usted cara de sufrir mucho. ¿La atormenta el dolor? —No lo sabe usted bien—solloza—. Sólo Dios conoce cuánto sufro. Estoy deseando volverme a mi casa. —¿Allí piensa mitigar sus pesares?... —Allí me pienso quitar estos condenaos zapatos, pero que en la escalera. Porque es que no puedo más... —¿Entonces, ese niño no es suyo?... —¡Amos ande, amos ande! Nos ha revacunao. Yo soy solterita y más honrá. que un guardia! Este crío es de mi señorita, que l'han hecho una charraná y quié hacer una donación al benéfico establecimiento. —¡ Pobre madre ! —i Si es que parece tonta, hombre! Toos los años la pasa lo mismo. Con decirles a ustés que el amo de la In- clusa la va a dedicar una lápida con letras de oro. —Bueno, pues que usted descanse, joven—la decimos —¡ Anda mi madre ! ¿ Pero se van ustés sin sacarme de aquí? Efectivamente, la nieve, que no ha cesado de caer, ha formado un cerco alrededor de la chica que le llega a los sobacos. Por un teléfono próximo avisamos a los bomberos, que acuden r á p i d o s . Mientras estos arriesgados hambres trabajan por salvar a la infeliz muchacha y su envoltorio, nos dirigimos raudos a la Inclusa. ¡ Mansión del dolor, donde van todos los niños de folletín! ¿ Cuántos secretos hay en tu fondo? ¿Cuántas pesetas le habrás hecho ganar a Luis de Val? ¿Cuántas noches de dolor, frías, frías, habrás conocido? ¿Cuántas, c a l en t i tas?... ¿Cuántas? El torno es una visión de pesadilla. Nos recuerda una boca monstruosa que abierta esperase la codiciada presa, que es un niño. El lobo de Caperucita fue un cursi y un ramplón al lado de este torno. Sobre él, a modo de divisa, campea esta leyenda: "De los niños que me trago, hombres provechosos hago." Versos que son una indiscutible verdad; pero que resultan un poco ripiosos. Y estamos admirando todo esto, cuando se oye en el torno un* rumor. La jovencita portadora del crío llega y deposita su tierno envoltorio entre aquellas horribles fauces. Después, a modo de inexplicable propina, coloca junto a la criatura sus propios zapatos y emprende el regreso descalza y tan campante. Dentro de la Inclusa suena un timbre, se enciende una luz roja y una voz hombruna grita: —¡Premio doble! Y unas manos piadosas cogen al niño y colocan en su cuello una bella cinta azul, marcada con una fecha y una frase: "12 octubre 1492. — Cristóbal Colón descubre Alemania." Y ya tenemos al chaval en la Inclusa. Este chaval que tan principal papel ha de jugar en esta historia. Como que este chaval, este niño, este crío va a ser nada menos que la protagonista de esta novela. Que, por cierto, ya va siendo hora de decir que este crío, este niño, este chaval es niña. ( Se continuará.) GUTIÉRREZ 10 Observando 38 absurdos cazados a lazo en la Historia. Por Enrique Jardiel Poncela 1. El Gran Capitán medía un metro sesenta de estatura. * ** 11. En el saco de Roma se llenaron hasta el borde 50.000 sacos. * • * 12. La Guerra de los Treinta Años 2. La Armada Invencible se hizo cisno duró más que veintiocho. co sin llegar a entrar en combate si* ** quiera. 13. Don Pedro el Cruel era muy * ** buena persona. 3. Carlos V era Carlos I. * ** * ** 14. El protector de Inglaterra no 4. Fernando VII no gastaba paleto. dejó en Inglaterra trasto sano. * ** * ** 15. Durante el siglo de oro nadie te5. César se llamaba Julio, y los demás Césares no se llamaron ninguno nía un céntimo en España. * * • César. 16. Boabdil el Chico no cabía por * ** las puertas. 6. Mariana Pineda bordaba muy mal. * * • * ** 17. En los tercios de Flandes no se 7. En la retirada de los 10.000 sólo bebía cerveza. iban 9.306. * • # * ** 18. En las Torres del Homenaje no 8. Fray Luis de León era de la pro- se celebró ningún homenaje nunca. * ** vincia de Cuenca. 19. Las once mil vírgenes fueron * • • once nada más. 9. El Rey Sol no entendía ni una * • * palabra de Astronomía. 20. Gutenberg nació después de que * ** se inventase la imprenta. * ** 10. Se han hecho famosos los baños de doña María de Padilla, y esta her21. Amílcar Barca y Calderón de la mosa dama no se bañó nunca. Barca no fueron navegantes. —Mire usted, camarero; esta cuchara está llena dé pintura. •—A ver. ¡Quiá No tenga usted cuidado; eso es una cosa que le llaman... cardenillo. 22. El Tostado sólo escribió veinticinco volúmenes. * ** 23. Felipe el Hermoso era más feo que tocar el piano con mitones. * * * • 24. En la batalla de Sedán, 1 e s dieron. * ** 25. La torre inclinada de Pisa se construyó absolutamente derecha. * ** 26. Se ha hablado siempre de que las romanas fueron caprichosas, para acabar llegando a la conclusión de que no hay nada tan fiel como una romana. * ** 27. Madame de Maintenon se pasaba la vida rezando. * ** 28. Wifredo el Velloso era lampiño. * ** 29. Todos los Borgias italianos fueron aragoneses. * ** 30. El tributo de las cien doncellas se pagó siempre con ayudas de cámara. * ** 31. Amadeo nunca fue duro. * ** 32. Pilatos se hizo célebre porque sé lavó las manos una vez. * ** 33. Y Carlos II porque no se las lavó ni una vez siquiera. * ** 34. Todos los reyes de Francia se pasaron la vida divirtiéndose, y a los únicos que no lo hicieron (porque no hacían nada) se les llamó "Reyes Holgazanes". * ** 35. El educador y pedagogo Rousseau envió sus hijos a la Inclusa. * ** 34 Pizarro, después de mandar cerdos, mandó hombres; pero luego, cuando le pidió Almagro hombres, Almagro le mandó cerdos. * ** 37. Jorge Sand fue una mujer. * ** 38. Y la Bruyére fue un hombre. * ** ¿No son bastantes absurdos para que un ser consciente se decida a finHarf ¡Claro que sí! GUTIÉRREZ no te dejes engañar hojas del calendario DOMINGO Resulta que una de las autoridades valencianas que han asistido a las fiestas de la ciudad del Turia se apellida Breva. No le faltaba más que tener buenas caídas. No caerá, etc.... Siguen llegando avionetas procedentes de Sevilla. García Sanchiz, nuestro dilecto e ilustre amigo, comienza así una de sus charlas: —Señores..., yo no soy orador... LUNES El archiduque de Hapsburgo lleva un vuelo archidespampanante. Las demás avionetas españolas se han rajado: una era de haya. En la sierra perecen de frío numerosas familias. No aparecen retratadas en los periódicos Celia Gámez y la Yankee. ¿Qué pasa? (empresa anunciadora) Nota.—No salgan de casa sin vestirse ni leer estos anuncios; economizarán dinero y estarán bien mirados. Todas las casas que indicamos son la mar de serias y garantizamos que no ganan mucho, pues compran las judías por sacos. Se necesita joven fuerte para convencer acreedores vuelvan otro día. Hay botiquín. Peligros, i.ooo. Los mejores calzados los vende siempre "El Contrafuerte"; suelas de tocino natural; con su uso se anda más de prisa y se pisa jamón. Precio por kilos. Se venden cerdos para medias suelas. Torrezno, 6. No existe quien dé mejores bocadillos que "El Bocazas"; de todos los tamaños y clases. A las rubias mayores de quince años, gratis. Pan Tierno, i. - Acudan al limpiabotas "El Destello". Doy más valor al calzado; zapatos de 25 pesetas, una vez limpios se han llegado a vender por 40 y más. Desde que me establecí ha suprimido faroles el Ayuntamiento. Tengo, además, gente especializada en andar a gatas y sentarse de cuclillas. No admito propinas más que por influencias. Tres Velas, 2. No sean guarros, báñense en la playa artificial "El Cangrejo"; hay sol, arena, bañeros y maromas; imposible la asfixia por inmersión. Los días 1 y *5 renovamos el agua y echamos yodo. Abono de diez baños, dos pesetas; dándose todos en el mismo día, 50 por 100 de rebaja. Pacífico, 1. MARTES MIÉRCOLES No hay carta del señor Cruz Conde. Pero, ¡ese correo!... Hace trece horas que 110 han vuelto a zurrar a Paulino. Hombre, ¿qué ha sido de Donantoniorrobles? ¿Dóndedemoniosestámetido ? Las esposas veraneantes temen que a los maridos se les estropeen los estómagos en Madrid con esas comidas de los bares y cafés. ¡Las pobres!... JUEVES No han puesto cocido en casa. La horchata líquida resulta bastante más agradable que la cerveza. Sigue el "challenge" de las avionetas; una ilustre actriz dice que ella había apostado por el teniente Haiga. El cocido es un asco, ¿verdad, usted? El Asilo de Yeserías va a elegir su reina de la belleza. VIERNES ¿Tienen ustedes un pitillo? Sigue en la República don Gonzalo Reparaz. Logra mucho éxito "El pájaro en la jaula", de Pedro Mata. Con tal motivo, el gran novelista construye una pajarera en el jardín de su hotel. Pinazo, el genial pintor, nos pone un telefonema desde El Escorial y nos da el susto padre. ) SÁBADO Donantoniorrobles está actuando como ventrílocuo en el Salón Luminoso, de Lisboa. Hace el perro, el ratón y el gato. Don Jacinto Benavente ofrece una comedia sin título a veintiséis compañías. Es la misma. En la provincia de Soria es hallado un upetista; continúan las excavaciones. A. M. P. V. —Cuando tenga un cuarto de hora disponible, le ruego me avise para pasar a cobrarle su deuda. —Lo siento mucho, caballero; pero no tengo un cuarto. El príncipe de Gales se sostiene a caballo. El conde de Romanones está algo más sordo. ¡ A ver! ¡Una oreja para el nuevo ganadero! No hay revolución en Portugal. Los verdugos del reino piden la supresión de la propina o que se abone a priori. Conocemos una casa barata. GW. 12 gran c o n c u r s o ¿qué caras Núm. Sobre la mesa de laJRedacción teníamos varios retratos dejgente muy conocida, literatos, políticos, deportistas, toreros... Cosas que aparecen todos los días en las revistas gráficas, para opinar enjuna'encuesta, para dejar huella del acontecimiento del día o dar cuerpo a una noticia sensacional. Caras que han llegado a todos los rincones de España y que de todos los españoles son conocidas. Y en un momento de descuido el botones ha cortado las fotografías por la mitad creyéndolas inservibles. Pacientemente nos hemos dedicado a reconstruirlas. Y en efecto, logramos esos rostros. Pero, sin duda hemos pegado mal los trozos y ahora resulta que no sabemos UNA ANDALUZADA —¡Figúrate si sería alto aquel tío, que para encender el cigarro en un farol tenía que agacharse! •—¡Eso no es "na"!... ¡Yo conocí a uno que pedía lumbre por las azoteas!... Núm. 2. GRAN CONCURSÍ ¿QUE CARA CI La fotografía núm- 1 estácompt y de — la núm- 2 con la de • de y de ¿QUÉ CARAS SON ESTAS? Y al lector acudimos para que nos lo diga, cortando y remitiéndonos el cupón que va en esta plana. Domicilio: SRREZ 13 de "Gutiérrez" son éstas? Núm. 4. \ OTORGAMOS Núm. 3. DE "GUTIÉRREZ', SON ESTAS? PON ta con los retratos de 7J. , y de ; la núm. 3 con los y de - 4 con los de Firma del remittrnt 5OO PESETAS en premios. 300 PESETAS a quien acierte todos y dos premios de 100 a los que más se aproximen. Si fuesen varios los que nos resolviesen por entero el problema, entre ellos sortearíamos los tres premios. He aquí una ocasión de hacerse rico sin trabajar, aspiración legítima de todo español que se estime en algo. ¿Quién la desaprovechará? Ya estamos viendo caer sobre nosotros las miles y miles de soluciones que, de todos los puntos de España nos remitirán los infinitos lectores de GUTIÉRREZ. Dichas soluciones deben estar en nuestra Redacción, Paseo dé San ViEN EL RESTAURANT cente, 20, Madrid, antes de las ocho de la noche del día i.° de octubre El Cliente.—¡Caramba, qué barato es próximo. En los sobres debe escribir- el cubierto! Tráigame tres, fror g¡ mañana están más caros. se «Para el concurso». GUTIÉRREZ n i n o Era un viejo señor, tan bueno, tan bueno y tan santo, que su mayor ilusión era poner un colegio para niños, aunque, en realidad, él no sabía qué es lo que hay que enseñarles a los niños... —Enséñales cualquier cosilla—le decía su esposa vieja, que también era muy buena, muy buena y muy santa—. Tú sabes mucho, porque has estado mucho tiempo en Buenos Aires y por ahí, y, además, un niño con cualquier cosilla que se le enseñe tiene bastante. Si tú pensases poner un colegio de niños para señores ya mayores, de esos que saben tanto, comprendo que te preocupase un poco lo que les ibas a enseñar. Pero un niño siempre es un niño... Y da igual, hombre... Y, sin embargo, el señor Blay no se conformaba con enseñarles a los niños de su colegio cualquier cosilla. Su ilusión era enseñarles a ser militares con uniforme o a ser médicos con blusa blanca, que luego da tanto gusto ver en las fotografías... •—Lo que haré será poner un colegio para niños pobres—decidió—. Es más fácil darle una carrera a un niño pobre que a un niño rico. Un niño pobre, como no es orgulloso, con poco que sepa se conforma, y, además, un niño pobre no tiene la obligación de saber ser militar o ser médico lo mismo que lo debe saber un niño rico... . Y puso su colegio para niños pobres en aquella pequeña habitación que daba a la calle y en donde antes estaba el gabinetito triste que espera siempre esa visita que no llega nunca, porque esa visita quizá murió ya... Para un aficionado a poner colegios, el colegio no resultaba mal. Tenía un banco, y una mesa, y un tintero, y un encerado muy grande con su suma ya pintada. Y, además, un letrero en el balcón, que ponía: "Colegio para un niño pobre." Porque la habitación quedó tan pequeña con el banco, y el encerado, y la mesa, y el tintero, que sólo cabía un niño pobre, y para eso tenía que ser muy pobre, muy pobre, porque si no, no... Y cuando lo tuvo todo bien preparado y bien limpio, bajó al portal a ver si veía pasar el niño pobre ése que pasa siempre... Pero no pasaba ningún niño pobre... Y entonces le preguntó a un señor muy distinguido: —¿Usted sabe dónde hay un niño pobre, señor? p o b r e Y dio la casualidad que aquel señor tan distinguido sabía de uno. Precisamente era hijo suyo y todo... —Yo tengo en mi casa un niño pobre—le explicó—. Cuando me casé, esperé tener un hijo rico, como yo y como mi esposa, que también es inmensamente rica, porque así lo eran los padres... Pero tuvimos un niño pobre, caballero. Un niño que no tiene nunca ni cinco céntimos en el bolsillo... Un niño que llegó a casa lo que se dfce desnudito... Un niño a quien le hemos tenido que comprar de todo, señor. Hasta camisas y hasta delantales... Crea usted que tener un hijo así causa una gran tristeza. ¿De qué le sirve a uno ser tan rico, como yo soy, si tengo un hijo pobre, que nos avergüenza con su pobreza?... Tanto mi mujer como yo, hubiésemos preferido mil veces que fuese manquito antes que pobre... —Efectivamente, debe ser una gran tristeza tener un hijo así—reconoció el Polito quería ponerse la piel bron- señor Blay—. Sin embargo, no por esceada y se pasaba los días en la pla- to su hijo quedará sin tener una caya tomando baños de sol. rrera, pues para esos casos he puesto yo mi colegio especial para el niño pobre. Si usted no tiene inconveniente en enviármelo, yo le enseñaré a ser médico o a ser militar, que luego hace tan bonito cuando son ya viejos... Y aquel señor tan distinguido no tuvo inconveniente alguno, y le envió su hijo todas las mañanas y todas las tardes. El niño pobre prefirió ser militar, y el bondadoso señor Blay le enseñaba pacientemente cómo eran los militares. Por la tarde se asomaban los dos al balcón, y cuando pasaba por la calle un militar, se lo enseñaba al niño. —Mira. Así es un militar—le decía. Pero por más rayos ultravioletas que tomaba no conseguía ver su piel Y el niño se fijaba bien. Tan bien tostada. se fijaba, que a los dos años ya conocía, sin que se lo dijeran, a los que eran militares, y hasta sabía cómo saludaban y todo. Al tercer año el viejo profesor le enseñó a pelear. Por las mañanas y por las tardes, el niño pobre y el señor Blay se peleaban furiosamente en los pasillos de la casa. Entretanto, en el comedor, la vieja esposa iba haciendo cuidadosamente un bello uniforme de teniente de Caballería, que terminó a los cinco años. Precisamente cuando el niño cumplió veintidós y ya había logrado vencer una vez, en el pasillo, a su bondadoso y atlético profesor Blay. Solamente cuando al cabo de dos Entonces fue cuando el viejo profemeses le presentaron la cuenta en el hotel fue cuando de una vez Polito sor Blay le puso el uniforme, llorando de emoción, y le dijo así: "se puso negro". el color de moda, GUTIÉRREZ —Hijo mío, he pensado mucho para lograr darte esta bella y difícil carrera. Pero mis esfuerzos np han sido vanos. Ya eres un bravo teniente de Caballería... Y le dio un beso. Y la mujer le dio otro y también lloró mucho, mucho, comprendiendo que nunca se le presentaría otra ocasión así para poder llorar tanto. Y el teniente de Caballería, feliz de no ser ya un niño pobre, se fue a tomar una caña de cerveza a la terraza de un café, en donde los soldados que le veían le saludaban firmes... Era tan feliz, que no notaba ni cuando pasaban los tranvías... Todo fue bien mientras hubo paz, pero cuando se declaró aquella gran guerra que asolaba al mundo, el antiguo niño pobre, que ya había ascendido a capitán y peleaba en el campo de batalla, comprendió que no estaba suficientemente preparado porque se le había olvidado preguntarle muchas cosas a su viejo y bondadoso profesor. Involuntariamente, con sus ignorancias de enseñanza de niño pobre, estaba estropeando aquella guerra que resultaba tan emocionante porque así se había acordado... El no sabía apenas nada de nada. El no sabía eso de que hay que estirar el brazo derecho, con el sable empuñado, y decir a los soldados que van detrás: •—¡ Adelante, bravos muchachos!... El no sabía nada de esto porque no había estudiado esos libros en donde lo pone. El iba subido en su caballo como el señorito andaluz que vuelve del cortijo blanco, o como el gitano que va en busca de su gitanería. Cuando veía un enemigo se peleaba con él y lo mataba, y el enemigo se moría. Pero no decía luego: —¡ ¡ Adelante, bravos muchachos!! Y había que decirlo... No sabía tampoco cuando tenía que mandar que tocasen el tambor y las trompetas y, cuando lo mandaba, no sabía qué pieza pedir. A veces pedía un vals o una vieja canción que oyó en un Centro... Y un vals no sirve para una buena guerra, como tampoco sirve una vieja canción sentimental... De esta manera, aquella gran guerra estaba resultando tan llena de sosería como debió resultar la primera guerra que hubo en EL PADRE.—Ahora repartiré las chuletas, a dos por barba. LA NIÑA.—¡Atiza! Estos brutos me dejan sin comer. Los días de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20), son los lunes, de 5 a 7. el mundo, en que nadie sabía aún lo que tenía que hacer. Muchas veces cesaba el estrépito de los cañones y el silbar de las balas, y los gritos de los heridos, que nunca se morían. Y el mismo enemigo le tenía que llamar la atención : —Eso no se hace así, señor—le decía el general contrario-—. Ahora usted tiene que venir por aquí, por la derecha y no por la izquierda. Y usted y sus soldados tienen que apoderarse de esta ametralladora enemiga en vez de discutir e insultar y matar a esos pobres soldados de las trincheras, que besan los amarillos retratos de sus novias. No sabe usted nada, señor. No es sólo matar al enemigo lo que hay que hacer. Usted, sin duda, desconoce el reglamento... Usted, desde que está aquí, no ha tenido sed ni un solo día. Y hay que tener sed... Muchos soldados se marchaban disgustadísimos a sus casas, diciendo que ellos no podían luchar así, mientras hubiese allí aquel señor que no sabía... Un día que el enemigo mató a su asistente, el discípulo del señor Blay llamó a unos guardias y quiso meter en la cárcel al que lo había matado... Y por las mañanas, obligaba a sus soldados a barrer con escobas todo el campo de batalla, porque decía que no le gustaba que estuviese todo tan sucio, con tantos papeles por el suelo y tantas puntas de cigarro malo... Y, entonces, el enemigo se cansó ya y le dijo, con razón: Dejaremos la guerra para septiembre. Mientras, vaya usted a su casa y estudie, que buena falta le está haciendo. Pero el amo del campo donde peleaban dijo que en septiembre no podía ser, porque en septiembre iba a sembrar trigo en aquel campo y que se lo estropearían todo con aquellas botazas que llevaban... Y en vista de tantas dificultades se enfadaron de verdad unos y otros y no hubo más remedio que suspender la guerra indefinidamente... Y las que más sintieron esta suspensión tan boba fueron las hermanas, y las madres, y las novias de aquellos bravos soldados, que ya no se podían pasar todo el día mirándose en el espejo la cara de pena, de estampita de la Virgen, que tanto las distraía a ellas y a las amigas que venían por las tardes a hacer horribles puntillas... Miguel SANTOS. GUTIKKRKZ 16 dos conciertos —Pues sí, hombre; el pobrecito, jugando con un cuchillo, se saltó un ojo. —Ya ves. Por eso no quiero yo que mi mujer me ponga cuchillos en los pantalones. En la sala de un teatro de la Corte, durante un concierto, dos señoras que habían ido allí a todo menos a oír la música discutían sobre sus dolencias. La primera decía: —¡ Oh, amiga; no puede usted imaginarse cuánto sufro! Tengo terribles dolores de cabeza y punzadas en los pulmones, y el médico me dice que tengo el corazón débil. La segunda replicaba: —Mis achaques son más bajos: se me doblan las rodillas, el estómago me trastorna y no puedo con el hígado. Un viejo caballero que estaba sentado delante de ellas volvió la cabea y les dijo: —Perdónenme, señoras, pero yo he venido aquí a oír el concierto anunciado y no un recital de órganos. Pedro S. HERNÁNDEZ. el humo Se cuenta de la célebre Mma. Stael, flor del ingenio femenino, que allá en París, y por los años de la Revolución, hallándose en una soirce se le acercó un pollito de la buena sociedad—que siempre fue mala en todos los tiempos—muy pagado de su figura y muy seguro de sus éxitos amorosos, con el ánimo de galantearla. El aristócrata, contoneándose como un gallo, antes de entrar en materia, sacó un cigarro y se dispuso a encenderlo ; mas como no quería pecar de grosero preguntó anticipadamente: —¿Le molesta a usted el humo, señora? A lo que Mma. Stael respondió, haciendo gala de su fino ingenio y con ]a más encantadora de sus sonrisas: —Pues mire usted... no lo sé, porque como ningún caballero ha fumado nunca a mi lado... Esperanza HIDALGO. LA VUELTA DE LA VERBENA, por Alfaraz. LA MUJER.—¡Borracho! ¡Sinvergüenza! ¡¡Mal hombre!! EL CURDA.—¡Arrea! ¿Me lo habrá notao en los ojos? GUTIÉRREZ -A mi, en el tea'ro, los niños que menos me molestan son los que lloran. -Y eso ¿por qué? -Porque se los llevan en seguida. ni <• 17 GUTIÉRREZ 18 estudios psicólogo-sociólogo-faiascios la muerte de mi tío el sabio y tal CAPITULO I SU INCLINACIÓN ¡ Pobrecito! Parece que le estoy viendo; siendo él pequeñito se estaba ya muriendo. Y claro, la tendencia por la muerte, le hizo un día. morirse de veras. En esto se parecía a su amigo Leiva. No hacía más que decir: "Yo me tengo que morir", "yo me tengo que morir"; y se murió en un atardecer crepuscular. Cuando murió tenía el pobrecito sus ochenta y nueve años cumplidos (era de la quinta de Beetho\»en). ¡ Qué lástima! Por once años más hubiese salido retratado en La Voz y todo, como centenario... i Con lo fotogénico que él era y tal...! CAPITULO II SU BIOGRAFÍA Nació el 13 de septiembre de 1899 y murió el 14 del verano de 1915. Por lo tanto, al morir tenía ochenta y nueve años. ¡. Se llamaba él José Maestro Ictíneo. Maestro por su padre, que también era Maestro, e Ictírico por su madre... Por su madre..., que siempre estaba amarilla de enfermita que era toda ella. Pero él, como era un sabio, decía que el amarillo le caía muy bien, pues le hacía juego y todo con un "albornoz" que se compró en el todo a 0,65. Por otra parte, daba gusto verle caer las gotitas de sudor, amarillas. Otros decían (los que más), que era hijo de padres desconocidos. Supimos que éramos de la familia porque un día que iba yo con mis amigos Salvador, Wagener y Acevedo, hablando mal de un íntimo amigó* nuestro, por la carretera de El Pardo, nos cruzamos... Por mi lado pasó y me pisó. Yo exclamé: ¡ Qué tío! Y desde ese día, conocimos nuestro tío-sobrinal. No digo nuestro parentesco, porquft es una palabra muy rara y parece fea... Yo soy muy bien habladito y odio a los "sotanas". CAPITULO III S U HUELGA GENERAL. LOS QUE LA ENTIENDEN BIEN —No debemos descansar hasta que nos aumenten el sueldo. —¡Al contrario! Debemos descansar hasta conseguirlo. C A D Á V E R I Z A C I Ó N Este es el capítulo del final del drama. Veremos cómo lo matamos, ya que me he metido en este lío y me he comprometido a ello. (Yo uso mucho el verbo "he".) 14 del verano de 1915. Paso rápidamente a esta sublime fecha para ahorrarme el detalle de la enfermedad y de la agonía. Así es que ya está muerto y, por consiguiente, todo tiesecito. Murió el pobre de la fiebre amarilla. Todo en él era amarillo. El amarillo indica inteligencia, iaber o... señal de circulación. Todas las amistades de la familia lloraban... Lloraban para hacernos llorar a la familia, pero no lo conseguían... GUTIÉRREZ Eramos fuertes como "robles" (menos Antonio, el hermano). Una amistad imbécil, llegó y dijo a mi tía: —¿Ya se murió? —¿No lo veis, imbéciles?—contestó mi tía. —Perdona. Creíamos que estaba durmiendo la siesta. Mi tiíta respondió con ese énfasis, porque en esos momentos sublimes a la par que grandes y diabéticos, se sacan fuerzas de flaqueza. Aun así y todo mí tía estaba inconsolable. ¡Pobre tía Anita! (porque se llamaba Anka). La hicieron veinte mil preguntas absurdas y recordaron otras tantas cosas, también bastante absurdas, como aquello de: ¡Pobre Frasquito!... Yo interrumpía: No. Pepe. Bueno. Y volvían a empezar; ¡ Pobre Pepe! ¡ Con lo que le gustaban los huevos escalfados conde-duque, con tomate! ¿ Te acuerdas—le decían a mi tía (que no era mi tía porque ella no fue quien me pisó)— cómo se cosía él mismo los botones de los calzoncillos? ¡ Era un sabio ! —¿Qué cuesta un sello de Karrispina? ¡ Era un sabio ! —Cuarenta céntimos. Alguien preguntó: —¿Y cómo cuesta tanto si es para el interior? —¿Y de qué murió el sabio? Mi tía seguía inconsolable. Alguien respondió: —De la fiebre amarilla. —¡ Caray! Pues el color no es tan feo... Esta última frase fue un bálsamo —¿Vende er amigo laz muletaz? (Cuento gitano). para mi tía Anita, y en sus momentos —No son muletas—respondió el campesino, que se animó un mucho—, de tristeza se consolaba ella misma Ya se sabe que lo más importante son macho y muía como ostés puen diciéndose: "Peor sería que se hubieen la feria de Sevilla es el mercado se muerto de la viruela negra." de ganados. Pues bien; en un extre- oservá. Er macho é el animal más valiente pa el trebajo que j'ay en diez mo, al final del campo del ferial de Es un color que me repugna. leguas a la reonda, una espesie de Sí caballerías, como si allí le hubieran En esto, empezó a llover en Grecia. Campeado. Le enganchan ostés ar arao arrojado guardas y vigilantes, se haLo oí por la Radio. y eso no é ara, eso é remové la tierra llaba un campesino con dos caballeFin de "La muerte de mi tío el sarías, que para hacer la lista de todos como un terremoto. Pues y la muía... bio y tal." la muía la enganchan ostés a una nosus defectos sería menester llenar más ria y se está tres días con tres noches páginas que tiene una enciclopedia. ÍNDICE sin come, dando más güeltas que un La peor recomendación que los aníminutero y sacando má agua que un malitos podían tener era la edad: eran Capítulo I.—Su inclinación. más viejos que Matusalén, y por su pantano. Son canela de la fina, güeña Capítulo II.—Su biografía. y castiza como la primera. delgadez se les podía confundir con Capítulo III.—Su cadaverización. —Un poquiyo fraco paecen que es/a espina de un boquerón. Estaba el Final.—Su sobrino. tán—argüyó otro de los gitanos. pobre campesino triste y cabizbajo, al —Argo e farta de alimentasión y la Prudencio MUÑOZ DELGADO. ver que pasaban los días y no había mudasión de aire—repuso el vendequien se acercara a hacerle tratos, dor—i pero en cuanto le den a esto cuando acertaron a pasar por allí unos gitanos, que iban alegres y con ganas anímale cuatro pienso... er ferrocarrí. —Y diga ozté—preguntó otro de los de broma, de resultas del alboroque guasones, que hasta entonces había escon que festejaron la venta de unas tado callado—, ¿cuánto pide ozté por... caballerías. Acercáronse a él, y uno de ellos Adán y Eva? SUHIME preguntó: a venta N I ÑOS leed «macaco» Q á de antigüedades GUTIÉRREZ 20 EN UNA CONSULTA —Acabo de asegurarme la vida. —¿En cuánto? —En cuarenta mil pesetas. —Admirable. Así no tendré que recomendarte todos los días cuidado con los automóviles. El. GUARDIÁN.—Este es un loco de lo más rematado. Figúrese que se cree que es nada menos que Napoleón. EL VISITANTE.— ¡Claro debe estar loco! soy yo. que Napoleón Dos médicos que examinan un enfermo emiten un pronóstico distinto. —Le digo a usted que es fiebre tifoidea. —Y yo sostengo que no COLMO lo es. ¿Cuál es el tranvía más casEl de un campeón de fuerza: •—Bueno, hombre, bueno. tizo de Madrid? Cuando le hagamos la autopCasarse con una aragonesa, sia ya me dirá usted quién El 3, porque se lleva a las porque le han dicho que vale tiene razón. mujeres por Serrano. más "la maña" que la fuerza. RAZÓN, por Perals. ¿Por qué te acuerdas tanto de que es la hora de comer? Porque../ nlke da la gana. EN EL JUEGO DE PELOTA Entre los espectadores de un partido de pelota estaba un tuerto. En lo mejor del juego le arriman un pelotazo en el ojo sano que le deja completamente ciego, y el hombre, con la mayor serénidad, se quita el sombrero, saluda y dice: —Buenas noches, señores. GUTIÉRREZ 21 Aviso a los espontáneos D ñero sobre cuentos, anécdotas y ttros objetos. GUTIÉRREZ abre un concurso de anécdotas o cuentos cortos, que deben remitirse a esta Redacción escritos en una postal corriente de quince céntimos. Por cada uno que se publique abonaremos de cinco a veinticinco pesetas, a juicio de la Dirección, y después de insertados cincuenta, un jurado competente designará cuál de ellos es el más ingenioso. GUTIÉRREZ abonará a su autor Ciento cincuenta pesetas. en concepto de premio. ALBA SE PREPARA —Tengo que acordarme de la Constitución, de las libertades, del problema catalán, de... muchísimas cosas. Bueno. ¡Pues tengo la seguridad de que me olvidaré de la mitad! (De La Rambla de Catalunya.) NIÑOS, LEED "MACACO —Es un Velázquez. -—¡Qué raro! Si parece una mujer 1 (De Candide, París.) 22 GUTTKPRF7, ¡GUTIÉRREZ! EL HOMBRE DEL DÍA Reproducción exacta del Jefe del Negociado de Incobrables.—Magnífico muñeco, verdadero prodigio de la juguetería española, modelado por el ilustre escultor CAMPO.—Con su traje, sus gafas, su corbata..., una joya de 38 centímetros de altura. Precio: DOCE PESETAS Los de provincias, por giro, remitiendo una peseta más para gastos de envío. ¡ GUTIERRISTAS! Tened a Gutiérrez en la mesilla de noche.—De venta en esta Redacción, Paseo de San Vicente, 20, Madrid. Los pedidos de provincias, por giro, a D. Fernando Campos, Fábrica de juguetes, Churruca, número 21, Madrid. NIÑOS LA MUJER.—Eres una calamidad. Hay que tener más cuidado, porque esto que me has traído no es un traje de baño: es una corbata vieja tuya. ( D e Le Rire> par¡s.) COMERCIO —Si no vuelves a decir esa palabra tan fea te daré dos reales. —¡Magnífico!... Pero sé otra que vale lo menos una peseta. (De The Paising Show, landres.) leed «macaco» EL VIEJO.—¿Y no sabe usted ninguno de los bailes antiguos? LA MUCHACHA.—Sí, me parece que recuerdo algo el charlestón. (De The Passing Show, Londres.) F Gutierre* BBDACCK» T ADMünSTRACKM ,caüe de. que vive en , se suscribe GUTIÉRREZ, por al semanario Pan lo cual remite tmporte de pesetas j por de PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN 14 • * • 7,50 15 > Framaóu 8,00 13,00 24 » es la revista nacional que interesa a toda España; es la revista para el hombre; es la revista para la mujer; es la revista para el niño. Ofrece siempre: la imagen del momento, el comentario oportuno, la información interesante, los escritores preferidos. 30 de ig Firma estampa 48 P A G I N A S , SUSCRIPCIÓN Don nám PASEO DE SAN V 1 C E N T E , 20 M A D R I D DE BOLETÍN LA MEJOR Novela del Año U N A M O R E N A Y U N A R U B I A POR FRANCISCO CÉNTIMOS Precios de suscripción: Madrid, provincias y posesiones españolas: semestre, 8 pesetas; año, 15.— América, Filipinas y Portugal: semestre, 9 pesetas, año, 17.—Extranjero: semestre, 20 pesetas; año, 36. CAMBA Novela tnadrileñista, novela de amores, en que el fino arte de novelar de Camba llega a superarse. Sobre un fondo castizo se destacan las figuras de dos mujeres que aman y viven su amor con magnifica intensidad. De venta en todas las librerías. tniiiim» AVISOS DE Para la buena marcha de nuestra contabilidad, se ruega a los colaboradores de GUTIÉRREZ que cobren el importe de sus trabajos antes de pasados tres meses desde su publicación, pues después de transcurrido ese tiempo se entenderé que renuncian al cobro. INTERÉS Nos es imposible contestar las innumerables cartas queredbinmaeiMies* LA F A R S A raBUCMKM SEMANAL 0E OBflAt TtATRAUS tros amables colaboradores. No haremos excepción ni con las que vienen con sello para el franqueo. Cuando Léala usted todo* los sábados vean publicado algún trabajo suyo, pueden pasar por nuestra Redacción, a cobrar su importe, cualquier lunes, 50 CÉNTIMOS de cinco a siete. Conviene a los colaboradores espontáneos que los artículos y cuentos con ^fit nos honran no excedan de una cuartilla, dos a lo sumo, con letra clara; preferible a máquina. De o t a forma, la Dirección no garantiza la lectura de sus trabajos. Adnúimtxacion: RIVADENEYRA, (S. A¿-I>Meo de A LOS COLECCIOIISTAS San Vicenta, 20—Madrid. Los números atrasados de GUTIÉRREZ II se venden, al precio corriente, Los dfas de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20), son los lunes, de cinco a siete. en el kiosco de la calle de Alcalá, frente al Teatro Akázar. tt p*Mtui afta. *J. VIDAS RISUEÑAS, POR GALINDO • —Pero, hombre, este gramófono suena muy ronco. —No le extrañe a usted, don Amadeo. Es que se nos ha quedado el balcón abierto toda la noche.