Gutiérrez - Hemeroteca Digital

Anuncio
utierreí
—¿Que tu calle es más estrecha que ésta?
—iTomal I Como que quise poner una academia de baile y la tuve que poner de cantal
macaco
Planas
a
todo
color,
Historietas,
Cuentos
encuadernables
Construcciones,
Muñecos
recortables
Concurso
el
periódico
los
30
niños
céntimos,
T'odos
los
niños
del
mundo
leen
m a c ac 0
el
mejor
semanario
infantil
RIVADENEYRA S. A.
Sección de publicaciones.
Paseo de San Vicente, 20
MADRID
de
be coto hqatlia-
30
jn1i<rr<
e l
e s t o r n u d o
MADRID,
AÑO
IV.
HISTORIETA
2 DE AGOSTO
—
POR
DE
NUMERO
1930
165
MIHURA
GUTIÉRREZ
XIFRA.—*Juro por mi Pilar, mi novia santa
que es blanca y pura cual la flor del loto,
que mi conciencia del robar se espanta.
JERÓNIMO.— (Aparte.)
En el pasaje encontrarás mi moto.
(La Xifreuki, 2° acto.)
INTERMEDIO
Anochece...
¡ Qué tremenda melancolía me producen los crepúsculos!
Voy a contar una historia triste...
Y sentimental...
(Para que llores, lectora.)
HORAS FELICES
Desde que la vi la amé.
Y ella a mí también.
Nos queríamos de una manera estrepitosa...
Eramos carne de nuestra carne, alma
de nuestra alma... Siendo dos, éramos
uno...
¡ Cómo nos amábamos!
Por eso no dudamos en casarnos y
en irnos de viajé de novios al' Senegal...
Siempre nos había atraído el Senegal, y aprovechamos aquella coyuntura para conocerlo...
Y un 29 de septiembre, cuando pujantes brotan los retoños en el árbol,
nos fuimos al Senegal...
. Pero en mala hora lo hicimos, amados lectores...
i Si alguno de nuestros lectores se
ha perdido alguna vez eñ una selva
virgen, pero virgen de verdad, no en
camelo, comprenderá nuestra situación!
Pero pronto logramos sobreponernos...
Seguramente no podríamos salir de
allí en toda la vida...
Decidimos, pues, pasarlo lo mejor posible...
Nos hicimos una casa con ramas de
baobab, lianas y una substancia a la que
los naturales del país denominan "sinaky", y en Francia, "leteau", y en Inglaterra, "the klinford", y en Alemania, "ubermaier"...
Tenía hasta cuarto de baño...
HABLEMOS DEL PERO
XA
JlUUUIMtM)
xr
Siempre hay un pero...
Y el nuestro era el siguiente:
Teníamos de todo, menos sal... •
Sonríase el culto lector del tormento del hambre...
Y sonríase también del tormento dela sal...
Comer todas las comidas sosas es.
una verdadera tragedia...
¡ Y la falta de sal nos deprimía, nos
angustiaba!
La falta de sal era la única sombra.
que enturbiaba la felicidad de nuestro
hogar... •
PERDIDOS EN LA SELVA
Porque nos perdimos en lo más intrincado de una selva virgen...
Y como no encontramos a nadie a
quien peregúntár por dónde se salía,
nos tuvimos que quedar allí...
Para encender fuego osábamos tms
procedimiento estupendo....
Se cogen dos palitos y se frotan hasta que sale una llama...
¡ Prueben ustedes!
Nunca falla...
Comida no nos faltaba...
Como yo tenía bigotes y pofamasj.
no tuve más que ponerme unas medallas en el pecho para que se me tomara;
por un domador...
Me hice amigo de un león, y él nos;
proporcionaba caza en abundancia;..
Eramos nuestros primeros padres del'
siglo xx...
¡ Casi estábamos contentos de habernos perdido!...
Pero...
—¿Cómo van esos negocios, don
Restituto?
—¡Admirablemente! Tengo ya siete empleados con tres mil pesetas.
—¿De sueldo?
—¡Quiá!... De fianza.
Usamos de todos los procedimientos,
para encontrarla...
Nos acordamos de que la mujer deLot quedó convertida en estatua de
sal por mirar hacia atrás, y nosotros^
andábamos siempre volviendo la cabe—
GUTIÉRREZ
días creía que podría estar solucionado»
el conflicto...
I
—No. Tiene que ser hoy—me dijo
un geómetra de Filadelfia, antiguohuésped.
—Sí, desde hoy—asintieron los demás—. Si no, nos declaramos en huelga...
Desesperado, me fu! a ver a Sofía...
La expliqué lo que pasaba...
—Es preciso que llores con moderación... Como la cena salga salada nosarruinamos...
za y nos dábamos cada trastazo contra
los árboles que yo la tuve qme tener en
cabestrillo durante siete días...
Pero la sal no llegaba...
Y la desesperación comenzaba a apoderarse de nuestros corazones...
¡ Ob, nuestros largos, eternos días
en la. inmensidad de la selva, musitando implorantes:
—¡ Dios mío ! ¡ Sal! i Sal! ¡ Dios mío !
Y todo en vano...
Mi pobre mujercita, la gentil Sofía,
lloró amargamente...
Y esta fue nuestra salvación...
PREPARANDO LA CENA
EXPLICACIÓN DE 1,0 ANTERIOR
Sí. Aquello fue nuestra salvación...
En aquel momento nos estábamos comiendo un solomillo de canguro a las
finas hierbas, y las lágrimas de mi mujer, al rodar, como perlas, por sus mejillas, cayeron sobre la comida...
¡La pusieron salada inmediatamente!
¡Y qué buena estaba!
Quien haya estado como nosotros
siete meses y un día tragando comidas
sosas, comprenderá perfectamente la
fruición con que ingerimos el solomillo...
Fue aquella comida como una demostración de que hay una Providencia
sabia que vela por nosotros...
CONTIGUACIÓN LÍRICA
Pero después de haber comido los
manjares bien condimentados se nos
hacía muy duro volver a comer las cosas sosas...
¡ Y la tuve que dar todos los días, a
la hora de la comida, a mi amada Sofía, una tremenda paliza, para que llorara sobre los platos!...
¡ Cómo sufría yo cuando la pegaba!
Porque la amaba entrañablemente, y,
sin embargo—ironías de la suerte—, tenía que martirizarla...
Y cada garrotazo que a ella le daba
lo recibía yo, moralmente, en el alma...
Gracias a este procedimiento volvimos a ser felices...
Y aunque mi mujer se iba acostumbrando a los estacazos y algunas veces
me costaba trabajo hacerla llorar, nunca nos faltaban sus lágrimas para salar
la comida...
BARRIO CHINO
—Mire, en este pastel he encontrado un botón de calzoncillo.
—No se preocupe; debe ser
un roscón de Reyes.
Al cabo de seis meses tenía cuarenta
y ocho huéspedes...
La fama de mi hotel se extendió por
todo el Senegal...
Ya no le importaba a nadie perderse en la selva...
Y algunos novios se perdían a propósito...
Pero mi mujer estaba extenuadísima...
La daba cada paliza que la dejaba
medio baldada...
Poco a poco íbamos reuniendo una
fortunita para cuando fuéramos viejos...
¡ Oh, noches tropicales! ¡ Con qué
nostalgia os recuerdo ahora!
UNA HUELGA
Ocurrió que, como Sofía estaba tan
entrenada en lo del lloro..., lloraba ya
con una facilidad tan grande que todas las comidas resultaban saladísimas,
excesivamente saladas...
Y los huéspedes comenzaron a protestar...
Primero fue el de Montenegro...
Luego, un representante de petacas...
Al fin, todos...
HUÉSPEDES
Y una mañana me presentaron la
cuestión de confianza...
Un día nos vimos sorprendidos por
la presencia de un matrimonio monteO las comidas dejaban de ser tan
negrino...
saladas o se" iban de mi hotel...
Se habían perdido en la selva...
Precisamente en aquellos días se haLes alquilamos por cinco pesetas una
bía instalado en la misma selva, cinco
habitación, con derecho a comida...
o seis kilómetros más abajo, otro hotel,
para hacerme la competencia...
A la semana siguiente llegaron otras
Tenía la contrata de cinco cocodripersonas, perdidas también como noslos dispuestos a llorar hasta el ataque
otros...
cardíaco...
Dos días más tarde llegaron seis
Me disculpé como pude ante los promás...
Puse un hotel...
* testantes y les dije que dentro de unos
Jamás se ha preparado una cena, lectorcitas amantes de vuestra casa, cor»
tanta emoción como aquel día...
Las botellas de aceite, las sartenes,
las verduras, la carne, el pescado, todo,
en fin, tenían algo siniestro, fatal, en
aquella tarde del trópico, que no olvidaré mientras viva...
Adrede no pusimos cebollas...
Sus efectos al pelarlas hubieran sido
perniciosos...
Llegó el momento de echar la sal...
Solemne momento...
Cogí un garrote...
Le aticé un garrotazo, con toda mi
alma a Sofía, en mitad del "torrao"
que la hice tambalearse...
A continuación la dije un chiste para
contrarrestar los efectos del estacazo...
Hacía falta que llorase, pero poco...
El primer garrotazo no produjo
efecto...
Le aticé otro...
Y le dije otro chiste...
Luego otro...
Y otro chiste...
Y así hasta treinta y dos...
Al llegar al estacazo número treinta
y dos, Sofía comenzó a llorar copiosamente...
Para cortar aquella hemorragia de
lágrimas la dije una barbaridad de
chistes, hice el mono, la hablé de Bugallal...
Pero no se reía...
Seguía llorando, llorando, amenazando estropear la comida...
Al fin, la leí el Código penal y comenzó a reír estrepitosamente...
¡ Oh, estábamos salvados! ¡ La cena
no estaría salada!
Pero me equivoqué de medio a medio...
:
Porque se le saltaron las lágrimas de
tanto reírse, y por la noche, en la mes,a,
se armó una de las de no te menees...
La comida estuvo más salada que
nunca...
FIN
Y de madrugada llorábamos nuestra
tragedia en la inmensidad de la selva,
lejos ya de nuestra hogar, alzadora
fuerza de dolor y sufrimiento.
!
Federico GALINDO.J
GUTIÉRREZ
DIRECCIÓN GENERAL
DE
¡ahí
va
eso!
CUENTAS ATRASADAS
Neooclado de Incobrables
Excelentísimo señor:
Como iniciador y tenaz sostén del toreo cómico merece V. B. el beneplácito de la sufrida afición, harta de
dar cabezadas en los tendidos ante faenas insípidas e
incoloras de los ases de la tauromaquia.
Nuevos trucos, nuevas sorpresas aporta V. E. al festejo, cada vez que este inicia el declive. Y asi , lozano
siempre, el toreo cómico constituye un estupendo lenitivo para la afición doliente.
Dos cosas tan serias como la Música y el Arte taurino,
merced al ingenio de V. S. , quedan al desnudo en la pista, mostrando el serrín de colores que llevan dentro y
que tanto alboroza al respetable.
Pero ocurre que, como en todo hay descontentos, una
nutrida Comisión de becerros se ha acercado a esta Redacción para protestar de la falta de seriedad con que
se les lidia. Son becerros que proceden de cruces severos, hijos de toros y vacas bravas. Por su corta edad
apenas han tenido tiempo de leer el Reglamento taurino
y menos las últimas reformas en él introducidas
Protestan de que se sorprenda su buena fe y amenazan
con tomar sus medidas si, como ocurie ahora, antes de
embestir ellos a los músicos un saxófcno se les arranca de improviso o un bombardino los voltea.
Así, dicen, no hay lidia posible y el desconcierto
impera en nosotros. ¿Qué sucedería, señor añadan - si al
disponerss usted a comer unos langostinos, éstos, anticipándose, rebozaran sus narices con mayonesa y se las
mordieran? ¿De qué le servirían a usted las mil elegantes maneras de comportarse en la mesa?
No acaba ahí la protesta de tan sufrida clase. Hay
todavía algo que más les indigna y enardece. Se trata
de los dos toros de pega que con cencerros y patas revestidas de pana surgen en el redondel a mitad de la
lidia.
La luz es escasa; de otra parte los becerros llegan
deslumhrados por el ardiente sol de las praderas. No
es, pues, raro, que al ver unos bultos con cuernos, al
oir un eencerro, candidamente se vayan tras ellos. Y
lueg > resulta que se trata de dos electricistas, el fontanero y un acomodador
Nuestra educación para la lidia—agregan—nos Impide
entrampillar a unas personas sin alternativa siqni-ra.
Si este estado de cosas continúa, nosotros mansamente, resignadamente nos dejaremos apuntillar en el matadero .
He aí|ui la cuestión. Los becerros se quejan de la
falta de^ seriedad de V. E. Protestan de los engaños y
piden una lidia en regla.
No obstante V. E. con su superior criterio resolverá
como estime mejor.
Madrid, 2 de Agosto de 1930.
El Jefe del Negociado de Incobrables,
GUTIÉRREZ
saludo atentamente al Sr. Gutiérrez
Málaga, 15-VII-30.
Tengo en mi casa un GUTIÉRREZ
que es la mar de rebonito
sus pastas con dibujos preciosos
sus hojas con chistes graciosos
e infinidad de cuentos y aventuras
metiéndose en unas apreturas
que suelen salir airosos;
por eso siendo mis ideas fieles
me agujoncan como alfileres
y como guardia de la porra con su pito
me ha yamado la atención
tocándome en el corazón
para que escriba este bersito
desde estas lineas mal escritas
pidole mil perdones a esa redacción
por si acaso meto las patitas
y me lleno asta el cam-son.
Perdón
Sr. GUTIÉRREZ
no lo quiero ofender
lo que quiero es que pueda entrever
el trabajo que a mi me ha costado
el poder si quiera entreger
este berso que es tela muy mala
y si V. bien se ha fijado
no me puedo llevar la gala
ni el sueldo estipulado
tan solo saludarle como es merecido
desde Málaga la vella
que si quiere pasear por ella
asi Se evitará de estar aburrido
ensanchará sus pulmones
comerá estos ricos boquerones
y vera regias mugeres
que suelen quitar el hipo
pues en esa corte y villa
que es una gran marabilla
hace un calor tan atroz
que del pelo se cae asta el fijador
y se hecha la primera papilla
soy un admirador y espontaneo
un ramo de flores le voy a regalar
de esas que les dicen geraneo
para que en su mesa de trabajo las
[pueda colocar
si este bersito lo llega a publicar.
Exorno. Sr. D. Rafael Dutrás (Llapisera).
Francisco AGUILERA.
GUTIÉRREZ
UNA
P A N N E
H.STOR1ETA. POR G A L I N D O
GUTIÉRREZ
Con
ilustracio-
nes
°
dramáticas
de Bluff
CAPITULO PRIMEÍRO ! EL TORNILLO DE LA INCLUSA
No se puede decir que la vida de los
pobres serenos sea muy agradable, no.
Hay que ver, en esas crueles noches de
invierno, cómo se ponen de agua. Y de
vino también algunos, pobrecillos. Que
los hay que al retirarse a sus casas les
suena el estómago: ¡cloc, cloc! Son poTbri*S «mártires, ilusionados con la idea
•de llevar un farolito en el ombligo y
•¿t enterarse de la hora a que regresan
todos los vecinos trasnochadores. Y mc,nos mal los que sirven en un barrio de
>«sí>S jaraneros, de borrachos cantadores
de flamenco y de broncas en cada esquina. Esos lo pasan distraído y presumen imponiendo la autoridad de su
chuzo; pero, ¿y esos infelices serenos
que trabajan en las carreteras polvorientas y en los arrabales de la población?
Aburridos, aburridos con aburrimiento
mortal y expuestos siempre a que pase
cualquier ladrón de esos que hay y les
quiten el farol. No están bien recompensados estos funcionarios. Trabajo
abrumador, inclemencias del tiempo y,
lo' más gordo* imposibilidad de asistir
a las corridas,«octurnas.
Y, por si esto fuera poco, la humana
ingratitud cebándose como fiera carnicera en sus tiernos corazones.
No puedo resistir la tentación de referiros una triste peripecia, ocurrida a
un sereno leal y trabajador. Es un buen
botón de muestra; oíd :
Se llamaba Buenaventura Apolinar
Crístino; pero todo el mundo le cono
cía por un apodo vulgar—¡ Pepe!—, sin
que jamás su boca resignada dejara escapar la más leve de las quejas. Algunos vecinos, de instintos perversos, le
Humaban Manolo, y el mártir, sonrien•dí> comprensivo, acudía, sin demostrar
ofensa, a cumplir su laboriosa obliga-
ción. Juntando doscientos hombres de
este temple, fue como Esparta asombró
al mundo.
Pues bien; este hombre genial prestaba sus servicios en una anchurosa y
solitaria calle del barrio de Salamanca,
de la que era inquilino cierto prestigioso funcionario de los ferrocarriles que
enlazan la Corte con el puerto del Pardo, orgullo de España.
¿Tiene algo de extraño, de pecaminoso que Buenaventura atendiera con
exquisito cuidado al generoso caballero?
No. Aunque este cuidado llevara oculta la idea de aprovechar una oportunidad para solicitar una plaza en la Compañía—que sí que la llevaba—, eso es
humano y más natural que el de Lalanda.
Por eso—el inquilino era trasnochador—, al abrirle el portal y entregarle
la larga cerilla, advertíale entre sonrisas:
—No ha habido novedad, don Fulgencio.
—Gracias, Pepe.
Pero una noche la frase fue distinta.
—Don Fulgencio, su señora ha tenido una visita. Un joven bien presentado subió a las doce y ha bajado a las
tres.
—Gracias, Pepe.
A la noche siguiente:
—Don Fulgencio. El joven de anoche ha estado hoy de una a dos y
media.
—Gracias, Pepe.
Y así quince noches más. Y cuando
ya Buenaventura creía llegada la ocasión propicia para manifestar sus deseos, todo se vino a tierra.
—Hoy ha estado el pollito de once y
veinte a tres menos diez.
—Mira, Pepe — respondió el caballero—. Me estás resultando una cotilla.
Nunca serás un hombre de provecho.
¿A santo de qué tienes que contarme
todas las noches las andanzas de ese
muchacho ? A mí no me importa la vida
privada de nadie.
Y aquella noche no le pagó.
Es para causar verdadera compasión
la heroicidad de estos hombres. Por
eso queremos que el primer personaje
que aparezca en esta hermosa novela
sea un representante de. los serenos,
—¡ Screnooo !
A
—¡Vaaa!
Ya está aquí el sereno. Es simpático.
—¿Qué hay que abrir?
—Hay que abrir una información que
sirva de prólogo a una novela de folletín.
—Eso debe ser en el número cuatro,
que hay huéspedes.
Se ha colao el sereno.
—¿Usted es el serenito de la Inclusa?
—Sí, señor.
—¿Abre usted el torno?
•—El torno no hay que abrirle, porque siempre está entornao.
Me he colao yo. Me he colao yo en
un portal, porque está nevando con insistencia y no tengo paraguas.
—Quiero sorprender algún drama de
esos sombríos de niños abandonados.
¿A qué hora vienen las mujeres arre-
GUTIÉRREZ
bujadas en sus mantones con las pobres criaturas en brazos?
—A las dos y veinte. No tardarán.
En efecto, destacándose entre la nieve, avanza calle abajo un bulto negro.
Al aproximarse podemos comprender de
<jué se trata. Una mujer bella, de facciones duras por el dolor, transporta
delicadamente un bulto en sus brazos.
—La Inclusa, ¿me hace el favor?—
pregunta, angustiada, al sereno.
—En aquella esquinita que reluce.
—Diga, joven—tercio yo—. Tiene usted cara de sufrir mucho. ¿La atormenta el dolor?
—No lo sabe usted bien—solloza—.
Sólo Dios conoce cuánto sufro. Estoy
deseando volverme a mi casa.
—¿Allí piensa mitigar sus pesares?...
—Allí me pienso quitar estos condenaos zapatos, pero que en la escalera.
Porque es que no puedo más...
—¿Entonces, ese niño no es suyo?...
—¡Amos ande, amos ande! Nos ha
revacunao. Yo soy solterita y más honrá. que un guardia! Este crío es de mi
señorita, que l'han hecho una charraná
y quié hacer una donación al benéfico
establecimiento.
—¡ Pobre madre !
—i Si es que parece tonta, hombre!
Toos los años la pasa lo mismo. Con
decirles a ustés que el amo de la In-
clusa la va a dedicar una lápida con
letras de oro.
—Bueno, pues que usted descanse,
joven—la decimos
—¡ Anda mi madre ! ¿ Pero se van ustés sin sacarme de aquí?
Efectivamente, la nieve, que no ha
cesado de caer, ha formado un cerco
alrededor de la chica que le llega a los
sobacos.
Por un teléfono próximo avisamos a
los bomberos, que acuden r á p i d o s .
Mientras estos arriesgados hambres trabajan por salvar a la infeliz muchacha
y su envoltorio, nos dirigimos raudos a
la Inclusa.
¡ Mansión del dolor, donde van todos
los niños de folletín! ¿ Cuántos secretos hay en tu fondo? ¿Cuántas pesetas
le habrás hecho ganar a Luis de Val?
¿Cuántas noches de dolor, frías, frías,
habrás conocido? ¿Cuántas, c a l en t i tas?... ¿Cuántas?
El torno es una visión de pesadilla.
Nos recuerda una boca monstruosa que
abierta esperase la codiciada presa, que
es un niño. El lobo de Caperucita fue
un cursi y un ramplón al lado de este
torno.
Sobre él, a modo de divisa, campea
esta leyenda:
"De los niños que me trago,
hombres provechosos hago."
Versos que son una indiscutible verdad; pero que resultan un poco ripiosos.
Y estamos admirando todo esto, cuando se oye en el torno un* rumor. La
jovencita portadora del crío llega y deposita su tierno envoltorio entre aquellas horribles fauces. Después, a modo
de inexplicable propina, coloca junto a
la criatura sus propios zapatos y emprende el regreso descalza y tan campante.
Dentro de la Inclusa suena un timbre, se enciende una luz roja y una voz
hombruna grita:
—¡Premio doble!
Y unas manos piadosas cogen al niño y colocan en su cuello una bella
cinta azul, marcada con una fecha y
una frase:
"12 octubre 1492. — Cristóbal Colón
descubre Alemania."
Y ya tenemos al chaval en la Inclusa. Este chaval que tan principal papel
ha de jugar en esta historia.
Como que este chaval, este niño, este
crío va a ser nada menos que la protagonista de esta novela.
Que, por cierto, ya va siendo hora de
decir que este crío, este niño, este chaval es niña.
( Se continuará.)
GUTIÉRREZ
10
Observando
38 absurdos cazados a lazo en la Historia.
Por Enrique Jardiel Poncela
1. El Gran Capitán medía un metro
sesenta de estatura.
* **
11. En el saco de Roma se llenaron hasta el borde 50.000 sacos.
* • *
12. La Guerra de los Treinta Años
2. La Armada Invencible se hizo cisno duró más que veintiocho.
co sin llegar a entrar en combate si* **
quiera.
13. Don Pedro el Cruel era muy
* **
buena persona.
3. Carlos V era Carlos I.
* **
* **
14.
El protector de Inglaterra no
4. Fernando VII no gastaba paleto. dejó en Inglaterra trasto sano.
* **
* **
15. Durante el siglo de oro nadie te5. César se llamaba Julio, y los demás Césares no se llamaron ninguno nía un céntimo en España.
* * •
César.
16.
Boabdil
el
Chico no cabía por
* **
las
puertas.
6. Mariana Pineda bordaba muy mal.
* * •
* **
17. En los tercios de Flandes no se
7. En la retirada de los 10.000 sólo bebía cerveza.
iban 9.306.
* • #
* **
18. En las Torres del Homenaje no
8. Fray Luis de León era de la pro- se celebró ningún homenaje nunca.
* **
vincia de Cuenca.
19. Las once mil vírgenes fueron
* • •
once nada más.
9. El Rey Sol no entendía ni una
* • *
palabra de Astronomía.
20. Gutenberg nació después de que
* **
se inventase la imprenta.
* **
10. Se han hecho famosos los baños
de doña María de Padilla, y esta her21. Amílcar Barca y Calderón de la
mosa dama no se bañó nunca.
Barca no fueron navegantes.
—Mire usted, camarero; esta cuchara está llena dé pintura.
•—A ver. ¡Quiá No tenga usted cuidado; eso es una cosa que le llaman... cardenillo.
22. El Tostado sólo escribió veinticinco volúmenes.
* **
23. Felipe el Hermoso era más feo
que tocar el piano con mitones.
*
*
*
•
24. En la batalla de Sedán, 1 e s
dieron.
* **
25. La torre inclinada de Pisa se
construyó absolutamente derecha.
* **
26. Se ha hablado siempre de que
las romanas fueron caprichosas, para
acabar llegando a la conclusión de que
no hay nada tan fiel como una romana.
* **
27. Madame de Maintenon se pasaba la vida rezando.
* **
28. Wifredo el Velloso era lampiño.
* **
29. Todos los Borgias italianos fueron aragoneses.
* **
30. El tributo de las cien doncellas
se pagó siempre con ayudas de cámara.
* **
31. Amadeo nunca fue duro.
* **
32. Pilatos se hizo célebre porque sé
lavó las manos una vez.
* **
33. Y Carlos II porque no se las lavó ni una vez siquiera.
* **
34. Todos los reyes de Francia se
pasaron la vida divirtiéndose, y a los
únicos que no lo hicieron (porque no
hacían nada) se les llamó "Reyes Holgazanes".
* **
35. El educador y pedagogo Rousseau envió sus hijos a la Inclusa.
* **
34 Pizarro, después de mandar cerdos, mandó hombres; pero luego, cuando le pidió Almagro hombres, Almagro
le mandó cerdos.
* **
37. Jorge Sand fue una mujer.
* **
38. Y la Bruyére fue un hombre.
* **
¿No son bastantes absurdos para que
un ser consciente se decida a finHarf
¡Claro que sí!
GUTIÉRREZ
no te dejes
engañar
hojas del calendario
DOMINGO
Resulta que una de las autoridades valencianas que han
asistido a las fiestas de la ciudad del Turia se apellida
Breva. No le faltaba más que tener buenas caídas. No caerá, etc....
Siguen llegando avionetas procedentes de Sevilla.
García Sanchiz, nuestro dilecto e ilustre amigo, comienza así una de sus charlas:
—Señores..., yo no soy orador...
LUNES
El archiduque de Hapsburgo lleva un vuelo archidespampanante.
Las demás avionetas españolas se han rajado: una era
de haya.
En la sierra perecen de frío numerosas familias.
No aparecen retratadas en los periódicos Celia Gámez y
la Yankee. ¿Qué pasa?
(empresa anunciadora)
Nota.—No salgan de casa sin vestirse ni leer estos anuncios; economizarán dinero y estarán bien mirados. Todas las casas que indicamos son la mar
de serias y garantizamos que no ganan
mucho, pues compran las judías por
sacos.
Se necesita joven fuerte para convencer acreedores vuelvan otro día.
Hay botiquín. Peligros, i.ooo.
Los mejores calzados los vende
siempre "El Contrafuerte"; suelas de
tocino natural; con su uso se anda más
de prisa y se pisa jamón. Precio por
kilos. Se venden cerdos para medias
suelas. Torrezno, 6.
No existe quien dé mejores bocadillos que "El Bocazas"; de todos los
tamaños y clases. A las rubias mayores de quince años, gratis. Pan Tierno, i.
- Acudan al limpiabotas "El Destello".
Doy más valor al calzado; zapatos de
25 pesetas, una vez limpios se han llegado a vender por 40 y más. Desde que
me establecí ha suprimido faroles el
Ayuntamiento. Tengo, además, gente especializada en andar a gatas y sentarse
de cuclillas. No admito propinas más
que por influencias. Tres Velas, 2.
No sean guarros, báñense en la playa artificial "El Cangrejo"; hay sol,
arena, bañeros y maromas; imposible
la asfixia por inmersión. Los días 1 y
*5 renovamos el agua y echamos yodo.
Abono de diez baños, dos pesetas; dándose todos en el mismo día, 50 por 100
de rebaja. Pacífico, 1.
MARTES
MIÉRCOLES
No hay carta del señor Cruz Conde. Pero, ¡ese correo!...
Hace trece horas que 110 han vuelto a zurrar a Paulino.
Hombre, ¿qué ha sido de Donantoniorrobles? ¿Dóndedemoniosestámetido ?
Las esposas veraneantes temen que a los maridos se les
estropeen los estómagos en Madrid con esas comidas de
los bares y cafés.
¡Las pobres!...
JUEVES
No han puesto cocido en casa.
La horchata líquida resulta bastante más agradable que
la cerveza.
Sigue el "challenge" de las avionetas; una ilustre actriz
dice que ella había apostado por el teniente Haiga.
El cocido es un asco, ¿verdad, usted?
El Asilo de Yeserías va a elegir su reina de la belleza.
VIERNES
¿Tienen ustedes un pitillo?
Sigue en la República don Gonzalo Reparaz.
Logra mucho éxito "El pájaro en la jaula", de Pedro
Mata. Con tal motivo, el gran novelista construye una pajarera en el jardín de su hotel.
Pinazo, el genial pintor, nos pone un telefonema desde El
Escorial y nos da el susto padre.
)
SÁBADO
Donantoniorrobles está actuando como ventrílocuo en el
Salón Luminoso, de Lisboa. Hace el perro, el ratón y
el gato.
Don Jacinto Benavente ofrece una comedia sin título a
veintiséis compañías. Es la misma.
En la provincia de Soria es hallado un upetista; continúan las excavaciones.
A. M. P. V.
—Cuando tenga un cuarto de hora
disponible, le ruego me avise para
pasar a cobrarle su deuda.
—Lo siento mucho, caballero; pero
no tengo un cuarto.
El príncipe de Gales se sostiene a caballo.
El conde de Romanones está algo más sordo. ¡ A ver!
¡Una oreja para el nuevo ganadero!
No hay revolución en Portugal.
Los verdugos del reino piden la supresión de la propina
o que se abone a priori.
Conocemos una casa barata.
GW.
12
gran c o n c u r s o
¿qué
caras
Núm.
Sobre la mesa de laJRedacción teníamos varios retratos dejgente muy conocida, literatos, políticos, deportistas, toreros... Cosas que aparecen todos los días en las revistas gráficas,
para opinar enjuna'encuesta, para dejar huella del acontecimiento del día
o dar cuerpo a una noticia sensacional. Caras que han llegado a todos los
rincones de España y que de todos
los españoles son conocidas. Y en un
momento de descuido el botones ha
cortado las fotografías por la mitad
creyéndolas inservibles.
Pacientemente nos hemos dedicado
a reconstruirlas. Y en efecto, logramos esos rostros.
Pero, sin duda hemos pegado mal
los trozos y ahora resulta que no sabemos
UNA ANDALUZADA
—¡Figúrate si sería alto aquel
tío, que para encender el cigarro en
un farol tenía que agacharse!
•—¡Eso no es "na"!... ¡Yo conocí
a uno que pedía lumbre por las azoteas!...
Núm. 2.
GRAN CONCURSÍ
¿QUE CARA
CI
La fotografía núm- 1 estácompt
y de —
la núm- 2 con la de
•
de
y de
¿QUÉ CARAS SON ESTAS?
Y al lector acudimos para que nos
lo diga, cortando y remitiéndonos el
cupón que va en esta plana.
Domicilio:
SRREZ
13
de "Gutiérrez"
son
éstas?
Núm. 4.
\
OTORGAMOS
Núm. 3.
DE "GUTIÉRREZ',
SON ESTAS?
PON
ta con los retratos de
7J.
,
y de
; la núm. 3 con los
y de
-
4 con los de
Firma del remittrnt
5OO PESETAS
en premios.
300 PESETAS a quien acierte todos y dos premios de 100 a los que
más se aproximen. Si fuesen varios
los que nos resolviesen por entero el
problema, entre ellos sortearíamos
los tres premios.
He aquí una ocasión de hacerse rico
sin trabajar, aspiración legítima de
todo español que se estime en algo.
¿Quién la desaprovechará? Ya estamos viendo caer sobre nosotros las
miles y miles de soluciones que, de
todos los puntos de España nos remitirán los infinitos lectores de GUTIÉRREZ.
Dichas soluciones deben estar en
nuestra Redacción, Paseo dé San ViEN EL RESTAURANT
cente, 20, Madrid, antes de las ocho
de la noche del día i.° de octubre El Cliente.—¡Caramba, qué barato es
próximo. En los sobres debe escribir- el cubierto! Tráigame tres, fror g¡ mañana están más caros.
se «Para el concurso».
GUTIÉRREZ
n
i n o
Era un viejo señor, tan bueno, tan
bueno y tan santo, que su mayor ilusión era poner un colegio para niños,
aunque, en realidad, él no sabía qué es
lo que hay que enseñarles a los niños...
—Enséñales cualquier cosilla—le decía su esposa vieja, que también era
muy buena, muy buena y muy santa—.
Tú sabes mucho, porque has estado
mucho tiempo en Buenos Aires y por
ahí, y, además, un niño con cualquier
cosilla que se le enseñe tiene bastante. Si tú pensases poner un colegio de
niños para señores ya mayores, de esos
que saben tanto, comprendo que te preocupase un poco lo que les ibas a enseñar. Pero un niño siempre es un niño... Y da igual, hombre...
Y, sin embargo, el señor Blay no se
conformaba con enseñarles a los niños
de su colegio cualquier cosilla. Su ilusión era enseñarles a ser militares con
uniforme o a ser médicos con blusa
blanca, que luego da tanto gusto ver en
las fotografías...
•—Lo que haré será poner un colegio
para niños pobres—decidió—. Es más
fácil darle una carrera a un niño pobre que a un niño rico. Un niño pobre,
como no es orgulloso, con poco que sepa se conforma, y, además, un niño pobre no tiene la obligación de saber ser
militar o ser médico lo mismo que lo
debe saber un niño rico...
. Y puso su colegio para niños pobres
en aquella pequeña habitación que daba a la calle y en donde antes estaba
el gabinetito triste que espera siempre
esa visita que no llega nunca, porque
esa visita quizá murió ya...
Para un aficionado a poner colegios,
el colegio no resultaba mal. Tenía un
banco, y una mesa, y un tintero, y un
encerado muy grande con su suma ya
pintada. Y, además, un letrero en el
balcón, que ponía: "Colegio para un
niño pobre." Porque la habitación quedó tan pequeña con el banco, y el encerado, y la mesa, y el tintero, que sólo cabía un niño pobre, y para eso tenía que ser muy pobre, muy pobre,
porque si no, no...
Y cuando lo tuvo todo bien preparado y bien limpio, bajó al portal a ver
si veía pasar el niño pobre ése que pasa
siempre...
Pero no pasaba ningún niño pobre...
Y entonces le preguntó a un señor
muy distinguido:
—¿Usted sabe dónde hay un niño
pobre, señor?
p o b r e
Y dio la casualidad que aquel señor
tan distinguido sabía de uno. Precisamente era hijo suyo y todo...
—Yo tengo en mi casa un niño pobre—le explicó—. Cuando me casé, esperé tener un hijo rico, como yo y como mi esposa, que también es inmensamente rica, porque así lo eran los
padres... Pero tuvimos un niño pobre,
caballero. Un niño que no tiene nunca ni cinco céntimos en el bolsillo...
Un niño que llegó a casa lo que se dfce desnudito... Un niño a quien le hemos tenido que comprar de todo, señor. Hasta camisas y hasta delantales...
Crea usted que tener un hijo así causa una gran tristeza. ¿De qué le sirve
a uno ser tan rico, como yo soy, si
tengo un hijo pobre, que nos avergüenza con su pobreza?... Tanto mi mujer
como yo, hubiésemos preferido mil
veces que fuese manquito antes que
pobre...
—Efectivamente, debe ser una gran
tristeza tener un hijo así—reconoció el
Polito quería ponerse la piel bron- señor Blay—. Sin embargo, no por esceada y se pasaba los días en la pla- to su hijo quedará sin tener una caya tomando baños de sol.
rrera, pues para esos casos he puesto
yo mi colegio especial para el niño pobre. Si usted no tiene inconveniente en
enviármelo, yo le enseñaré a ser médico o a ser militar, que luego hace tan
bonito cuando son ya viejos...
Y aquel señor tan distinguido no tuvo inconveniente alguno, y le envió su
hijo todas las mañanas y todas las
tardes.
El niño pobre prefirió ser militar, y
el bondadoso señor Blay le enseñaba
pacientemente cómo eran los militares.
Por la tarde se asomaban los dos al
balcón, y cuando pasaba por la calle un
militar, se lo enseñaba al niño.
—Mira. Así es un militar—le decía.
Pero por más rayos ultravioletas
que tomaba no conseguía ver su piel
Y el niño se fijaba bien. Tan bien
tostada.
se fijaba, que a los dos años ya conocía, sin que se lo dijeran, a los que
eran militares, y hasta sabía cómo saludaban y todo.
Al tercer año el viejo profesor le enseñó a pelear. Por las mañanas y por
las tardes, el niño pobre y el señor
Blay se peleaban furiosamente en los
pasillos de la casa. Entretanto, en el
comedor, la vieja esposa iba haciendo
cuidadosamente un bello uniforme de
teniente de Caballería, que terminó a
los cinco años. Precisamente cuando el
niño cumplió veintidós y ya había logrado vencer una vez, en el pasillo, a
su bondadoso y atlético profesor Blay.
Solamente cuando al cabo de dos Entonces fue cuando el viejo profemeses le presentaron la cuenta en el
hotel fue cuando de una vez Polito sor Blay le puso el uniforme, llorando
de emoción, y le dijo así:
"se puso negro".
el color de moda,
GUTIÉRREZ
—Hijo mío, he pensado mucho para
lograr darte esta bella y difícil carrera.
Pero mis esfuerzos np han sido vanos.
Ya eres un bravo teniente de Caballería...
Y le dio un beso. Y la mujer le dio
otro y también lloró mucho, mucho,
comprendiendo que nunca se le presentaría otra ocasión así para poder llorar
tanto.
Y el teniente de Caballería, feliz de
no ser ya un niño pobre, se fue a tomar una caña de cerveza a la terraza
de un café, en donde los soldados que
le veían le saludaban firmes...
Era tan feliz, que no notaba ni cuando pasaban los tranvías...
Todo fue bien mientras hubo paz,
pero cuando se declaró aquella gran
guerra que asolaba al mundo, el antiguo niño pobre, que ya había ascendido
a capitán y peleaba en el campo de batalla, comprendió que no estaba suficientemente preparado porque se le había olvidado preguntarle muchas cosas
a su viejo y bondadoso profesor.
Involuntariamente, con sus ignorancias de enseñanza de niño pobre, estaba
estropeando aquella guerra que resultaba tan emocionante porque así se había
acordado...
El no sabía apenas nada de nada. El
no sabía eso de que hay que estirar el
brazo derecho, con el sable empuñado,
y decir a los soldados que van detrás:
•—¡ Adelante, bravos muchachos!...
El no sabía nada de esto porque no
había estudiado esos libros en donde lo
pone.
El iba subido en su caballo como el
señorito andaluz que vuelve del cortijo
blanco, o como el gitano que va en busca de su gitanería. Cuando veía un enemigo se peleaba con él y lo mataba, y
el enemigo se moría. Pero no decía
luego:
—¡ ¡ Adelante, bravos muchachos!!
Y había que decirlo...
No sabía tampoco cuando tenía que
mandar que tocasen el tambor y las
trompetas y, cuando lo mandaba, no sabía qué pieza pedir. A veces pedía un
vals o una vieja canción que oyó en un
Centro... Y un vals no sirve para una
buena guerra, como tampoco sirve una
vieja canción sentimental... De esta manera, aquella gran guerra estaba resultando tan llena de sosería como debió
resultar la primera guerra que hubo en
EL PADRE.—Ahora repartiré las
chuletas, a dos por barba.
LA NIÑA.—¡Atiza! Estos brutos
me dejan sin comer.
Los días de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20), son
los lunes, de 5 a 7.
el mundo, en que nadie sabía aún lo
que tenía que hacer.
Muchas veces cesaba el estrépito de
los cañones y el silbar de las balas, y
los gritos de los heridos, que nunca se
morían. Y el mismo enemigo le tenía
que llamar la atención :
—Eso no se hace así, señor—le decía
el general contrario-—. Ahora usted tiene que venir por aquí, por la derecha y
no por la izquierda. Y usted y sus soldados tienen que apoderarse de esta
ametralladora enemiga en vez de discutir e insultar y matar a esos pobres soldados de las trincheras, que besan los
amarillos retratos de sus novias. No sabe usted nada, señor. No es sólo matar
al enemigo lo que hay que hacer. Usted, sin duda, desconoce el reglamento... Usted, desde que está aquí, no ha
tenido sed ni un solo día. Y hay que
tener sed...
Muchos soldados se marchaban disgustadísimos a sus casas, diciendo que
ellos no podían luchar así, mientras hubiese allí aquel señor que no sabía...
Un día que el enemigo mató a su asistente, el discípulo del señor Blay llamó
a unos guardias y quiso meter en la
cárcel al que lo había matado...
Y por las mañanas, obligaba a sus
soldados a barrer con escobas todo el
campo de batalla, porque decía que no
le gustaba que estuviese todo tan sucio,
con tantos papeles por el suelo y tantas
puntas de cigarro malo...
Y, entonces, el enemigo se cansó ya
y le dijo, con razón:
Dejaremos la guerra para septiembre. Mientras, vaya usted a su casa y
estudie, que buena falta le está haciendo.
Pero el amo del campo donde peleaban dijo que en septiembre no podía
ser, porque en septiembre iba a sembrar
trigo en aquel campo y que se lo estropearían todo con aquellas botazas que
llevaban...
Y en vista de tantas dificultades se
enfadaron de verdad unos y otros y no
hubo más remedio que suspender la
guerra indefinidamente...
Y las que más sintieron esta suspensión tan boba fueron las hermanas, y
las madres, y las novias de aquellos bravos soldados, que ya no se podían pasar
todo el día mirándose en el espejo la
cara de pena, de estampita de la Virgen, que tanto las distraía a ellas y a
las amigas que venían por las tardes a
hacer horribles puntillas...
Miguel SANTOS.
GUTIKKRKZ
16
dos
conciertos
—Pues sí, hombre; el pobrecito, jugando con un cuchillo, se saltó un ojo.
—Ya ves. Por eso no quiero yo que mi mujer me ponga cuchillos en los
pantalones.
En la sala de un teatro de la Corte,
durante un concierto, dos señoras que
habían ido allí a todo menos a oír la
música discutían sobre sus dolencias. La
primera decía:
—¡ Oh, amiga; no puede usted imaginarse cuánto sufro! Tengo terribles
dolores de cabeza y punzadas en los
pulmones, y el médico me dice que
tengo el corazón débil.
La segunda replicaba:
—Mis achaques son más bajos: se me
doblan las rodillas, el estómago me trastorna y no puedo con el hígado.
Un viejo caballero que estaba sentado
delante de ellas volvió la cabea y les
dijo:
—Perdónenme, señoras, pero yo he
venido aquí a oír el concierto anunciado y no un recital de órganos.
Pedro S. HERNÁNDEZ.
el
humo
Se cuenta de la célebre Mma. Stael,
flor del ingenio femenino, que allá en
París, y por los años de la Revolución,
hallándose en una soirce se le acercó un
pollito de la buena sociedad—que siempre fue mala en todos los tiempos—muy
pagado de su figura y muy seguro de
sus éxitos amorosos, con el ánimo de
galantearla.
El aristócrata, contoneándose como
un gallo, antes de entrar en materia,
sacó un cigarro y se dispuso a encenderlo ; mas como no quería pecar de
grosero preguntó anticipadamente:
—¿Le molesta a usted el humo, señora?
A lo que Mma. Stael respondió, haciendo gala de su fino ingenio y con
]a más encantadora de sus sonrisas:
—Pues mire usted... no lo sé, porque
como ningún caballero ha fumado nunca a mi lado...
Esperanza HIDALGO.
LA VUELTA DE LA VERBENA, por Alfaraz.
LA MUJER.—¡Borracho! ¡Sinvergüenza! ¡¡Mal hombre!!
EL CURDA.—¡Arrea! ¿Me lo habrá notao en los ojos?
GUTIÉRREZ
-A mi, en el tea'ro, los niños que menos me molestan son los que lloran.
-Y eso ¿por qué?
-Porque se los llevan en seguida.
ni
<•
17
GUTIÉRREZ
18
estudios psicólogo-sociólogo-faiascios
la muerte de mi tío el sabio y tal
CAPITULO I
SU
INCLINACIÓN
¡ Pobrecito!
Parece que le estoy viendo;
siendo él pequeñito
se estaba ya muriendo.
Y claro, la tendencia por la muerte,
le hizo un día. morirse de veras. En
esto se parecía a su amigo Leiva.
No hacía más que decir: "Yo me
tengo que morir", "yo me tengo que
morir"; y se murió en un atardecer
crepuscular.
Cuando murió tenía el pobrecito
sus ochenta y nueve años cumplidos
(era de la quinta de Beetho\»en).
¡ Qué lástima! Por once años más
hubiese salido retratado en La Voz y
todo, como centenario...
i Con lo fotogénico que él era y
tal...!
CAPITULO
II
SU BIOGRAFÍA
Nació el 13 de septiembre de 1899
y murió el 14 del verano de 1915.
Por lo tanto, al morir tenía ochenta
y nueve años.
¡.
Se llamaba él José Maestro Ictíneo.
Maestro por su padre, que también
era Maestro, e Ictírico por su madre...
Por su madre..., que siempre estaba amarilla de enfermita que era toda
ella.
Pero él, como era un sabio, decía
que el amarillo le caía muy bien, pues
le hacía juego y todo con un "albornoz" que se compró en el todo a 0,65.
Por otra parte, daba gusto verle
caer las gotitas de sudor, amarillas.
Otros decían (los que más), que era
hijo de padres desconocidos.
Supimos que éramos de la familia
porque un día que iba yo con mis
amigos Salvador, Wagener y Acevedo, hablando mal de un íntimo amigó*
nuestro, por la carretera de El Pardo,
nos cruzamos...
Por mi lado pasó y me pisó.
Yo exclamé: ¡ Qué tío!
Y desde ese día, conocimos nuestro
tío-sobrinal.
No digo nuestro parentesco, porquft
es una palabra muy rara y parece fea...
Yo soy muy bien habladito y odio
a los "sotanas".
CAPITULO III
S U
HUELGA GENERAL. LOS QUE LA ENTIENDEN BIEN
—No debemos descansar hasta que nos aumenten el sueldo.
—¡Al contrario! Debemos descansar hasta conseguirlo.
C A D Á V E R
I Z A C I
Ó N
Este es el capítulo del final del
drama.
Veremos cómo lo matamos, ya que
me he metido en este lío y me he
comprometido a ello.
(Yo uso mucho el verbo "he".)
14 del verano de 1915.
Paso rápidamente a esta sublime fecha para ahorrarme el detalle de la
enfermedad y de la agonía.
Así es que ya está muerto y, por
consiguiente, todo tiesecito.
Murió el pobre de la fiebre amarilla.
Todo en él era amarillo.
El amarillo indica inteligencia, iaber o... señal de circulación.
Todas las amistades de la familia
lloraban...
Lloraban para hacernos llorar a la
familia, pero no lo conseguían...
GUTIÉRREZ
Eramos fuertes como "robles" (menos Antonio, el hermano).
Una amistad imbécil, llegó y dijo a
mi tía:
—¿Ya se murió?
—¿No lo veis, imbéciles?—contestó
mi tía.
—Perdona. Creíamos que estaba durmiendo la siesta.
Mi tiíta respondió con ese énfasis,
porque en esos momentos sublimes a
la par que grandes y diabéticos, se
sacan fuerzas de flaqueza.
Aun así y todo mí tía estaba inconsolable.
¡Pobre tía Anita! (porque se llamaba Anka).
La hicieron veinte mil preguntas absurdas y recordaron otras tantas cosas, también bastante absurdas, como
aquello de: ¡Pobre Frasquito!...
Yo interrumpía: No. Pepe.
Bueno. Y volvían a empezar;
¡ Pobre Pepe! ¡ Con lo que le gustaban los huevos escalfados conde-duque, con tomate! ¿ Te acuerdas—le
decían a mi tía (que no era mi tía
porque ella no fue quien me pisó)—
cómo se cosía él mismo los botones
de los calzoncillos?
¡ Era un sabio !
—¿Qué cuesta un sello de Karrispina?
¡ Era un sabio !
—Cuarenta céntimos.
Alguien preguntó:
—¿Y cómo cuesta tanto si es para el interior?
—¿Y de qué murió el sabio?
Mi tía seguía inconsolable.
Alguien respondió:
—De la fiebre amarilla.
—¡ Caray! Pues el color no es tan
feo...
Esta última frase fue un bálsamo
—¿Vende er amigo laz muletaz?
(Cuento gitano).
para mi tía Anita, y en sus momentos
—No son muletas—respondió el campesino, que se animó un mucho—,
de tristeza se consolaba ella misma
Ya se sabe que lo más importante
son macho y muía como ostés puen
diciéndose: "Peor sería que se hubieen la feria de Sevilla es el mercado
se muerto de la viruela negra."
de ganados. Pues bien; en un extre- oservá. Er macho é el animal más
valiente pa el trebajo que j'ay en diez
mo, al final del campo del ferial de
Es un color que me repugna.
leguas a la reonda, una espesie de Sí
caballerías, como si allí le hubieran
En esto, empezó a llover en Grecia.
Campeado. Le enganchan ostés ar arao
arrojado guardas y vigilantes, se haLo oí por la Radio.
y eso no é ara, eso é remové la tierra
llaba
un
campesino
con
dos
caballeFin de "La muerte de mi tío el sarías, que para hacer la lista de todos como un terremoto. Pues y la muía...
bio y tal."
la muía la enganchan ostés a una nosus defectos sería menester llenar más
ria y se está tres días con tres noches
páginas que tiene una enciclopedia.
ÍNDICE
sin come, dando más güeltas que un
La peor recomendación que los aníminutero y sacando má agua que un
malitos
podían
tener
era
la
edad:
eran
Capítulo I.—Su inclinación.
más viejos que Matusalén, y por su pantano. Son canela de la fina, güeña
Capítulo II.—Su biografía.
y castiza como la primera.
delgadez se les podía confundir con
Capítulo III.—Su cadaverización.
—Un poquiyo fraco paecen que es/a
espina
de
un
boquerón.
Estaba
el
Final.—Su sobrino.
tán—argüyó otro de los gitanos.
pobre campesino triste y cabizbajo, al
—Argo e farta de alimentasión y la
Prudencio MUÑOZ DELGADO.
ver que pasaban los días y no había
mudasión de aire—repuso el vendequien se acercara a hacerle tratos,
dor—i pero en cuanto le den a esto
cuando acertaron a pasar por allí unos
gitanos, que iban alegres y con ganas anímale cuatro pienso... er ferrocarrí.
—Y diga ozté—preguntó otro de los
de broma, de resultas del alboroque
guasones, que hasta entonces había escon que festejaron la venta de unas
tado callado—, ¿cuánto pide ozté por...
caballerías.
Acercáronse a él, y uno de ellos Adán y Eva?
SUHIME
preguntó:
a
venta
N I ÑOS
leed «macaco»
Q
á
de antigüedades
GUTIÉRREZ
20
EN UNA CONSULTA
—Acabo de asegurarme la
vida.
—¿En cuánto?
—En cuarenta mil pesetas.
—Admirable. Así no tendré
que recomendarte todos los
días cuidado con los automóviles.
El. GUARDIÁN.—Este
es
un
loco de lo más rematado. Figúrese que se cree que es nada
menos que Napoleón.
EL VISITANTE.— ¡Claro
debe estar loco!
soy yo.
que
Napoleón
Dos médicos que examinan
un enfermo emiten un pronóstico distinto.
—Le digo a usted que es
fiebre tifoidea.
—Y yo sostengo que no
COLMO
lo es.
¿Cuál es el tranvía más casEl de un campeón de fuerza:
•—Bueno, hombre, bueno. tizo de Madrid?
Cuando le hagamos la autopCasarse con una aragonesa,
sia ya me dirá usted quién
El 3, porque se lleva a las porque le han dicho que vale
tiene razón.
mujeres por Serrano.
más "la maña" que la fuerza.
RAZÓN, por Perals.
¿Por qué te acuerdas tanto de que es la hora de comer?
Porque../ nlke da la gana.
EN EL JUEGO DE PELOTA
Entre los espectadores de
un partido de pelota estaba
un tuerto. En lo mejor del
juego le arriman un pelotazo
en el ojo sano que le deja
completamente ciego, y el
hombre, con la mayor serénidad, se quita el sombrero,
saluda y dice:
—Buenas noches, señores.
GUTIÉRREZ
21
Aviso a los espontáneos
D ñero sobre cuentos,
anécdotas y ttros objetos.
GUTIÉRREZ abre un concurso de anécdotas o cuentos cortos, que deben remitirse a esta Redacción escritos
en una postal
corriente de
quince céntimos. Por cada uno
que se publique abonaremos
de cinco a veinticinco pesetas,
a juicio de la Dirección, y después de insertados cincuenta,
un jurado competente designará cuál de ellos es el más
ingenioso.
GUTIÉRREZ abonará a su
autor
Ciento cincuenta
pesetas.
en concepto de premio.
ALBA SE PREPARA
—Tengo que acordarme de la Constitución, de las libertades, del
problema catalán, de... muchísimas cosas. Bueno. ¡Pues tengo la seguridad de que me olvidaré de la mitad!
(De La Rambla de Catalunya.)
NIÑOS, LEED "MACACO
—Es un Velázquez.
-—¡Qué raro! Si parece una mujer
1
(De Candide, París.)
22
GUTTKPRF7,
¡GUTIÉRREZ!
EL HOMBRE DEL DÍA
Reproducción exacta del Jefe del Negociado de Incobrables.—Magnífico muñeco, verdadero prodigio de la juguetería
española, modelado por el ilustre escultor CAMPO.—Con su traje, sus gafas,
su corbata..., una joya de 38 centímetros de altura.
Precio: DOCE PESETAS
Los de provincias, por giro, remitiendo
una peseta más para gastos de envío.
¡ GUTIERRISTAS! Tened a Gutiérrez
en la mesilla de noche.—De venta en
esta Redacción, Paseo de San Vicente, 20, Madrid. Los pedidos de provincias, por giro, a D. Fernando Campos,
Fábrica de juguetes, Churruca, número 21, Madrid.
NIÑOS
LA MUJER.—Eres una calamidad. Hay que tener más cuidado, porque esto que me has traído no es un traje de baño: es una corbata
vieja tuya.
( D e Le Rire> par¡s.)
COMERCIO
—Si no vuelves a decir esa palabra tan fea te daré dos reales.
—¡Magnífico!... Pero sé otra que
vale lo menos una peseta.
(De The Paising Show, landres.)
leed «macaco»
EL VIEJO.—¿Y no sabe usted ninguno de los bailes antiguos?
LA MUCHACHA.—Sí, me parece que recuerdo algo el charlestón.
(De The Passing Show, Londres.)
F
Gutierre*
BBDACCK» T ADMünSTRACKM
,caüe de.
que vive en
, se suscribe
GUTIÉRREZ,
por
al semanario
Pan lo cual remite tmporte de pesetas j
por
de
PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN
14 • * •
7,50
15 >
Framaóu 8,00
13,00
24
»
es la revista nacional que interesa a toda España; es la
revista para el hombre; es la revista para la mujer; es la
revista para el niño. Ofrece siempre: la imagen del momento, el comentario oportuno, la información interesante, los escritores preferidos.
30
de ig
Firma
estampa
48 P A G I N A S ,
SUSCRIPCIÓN
Don
nám
PASEO DE SAN
V 1 C E N T E , 20
M A D R I D
DE
BOLETÍN
LA MEJOR Novela del Año
U N A
M O R E N A
Y
U N A
R U B I A
POR
FRANCISCO
CÉNTIMOS
Precios de suscripción: Madrid, provincias y posesiones españolas: semestre, 8 pesetas; año, 15.—
América, Filipinas y Portugal: semestre, 9 pesetas,
año, 17.—Extranjero: semestre, 20 pesetas;
año, 36.
CAMBA
Novela tnadrileñista, novela de amores, en que el fino
arte de novelar de Camba llega a superarse. Sobre un
fondo castizo se destacan las figuras de dos mujeres
que aman y viven su amor con magnifica intensidad.
De venta en todas las librerías.
tniiiim»
AVISOS
DE
Para la buena marcha de nuestra
contabilidad, se ruega a los colaboradores de GUTIÉRREZ que cobren el importe de sus trabajos
antes de pasados tres meses desde
su publicación, pues después de
transcurrido ese tiempo se entenderé que renuncian al cobro.
INTERÉS
Nos es imposible contestar las innumerables cartas queredbinmaeiMies*
LA F A R S A
raBUCMKM SEMANAL 0E OBflAt TtATRAUS
tros amables colaboradores. No haremos excepción ni con las que vienen
con sello para el franqueo. Cuando
Léala usted todo* los sábados
vean publicado algún trabajo suyo,
pueden pasar por nuestra Redacción,
a cobrar su importe, cualquier lunes,
50 CÉNTIMOS
de cinco a siete.
Conviene a los colaboradores espontáneos que los artículos y
cuentos con ^fit nos honran no
excedan de una cuartilla, dos a lo
sumo, con letra clara; preferible
a máquina.
De o t a forma, la Dirección no
garantiza la lectura de sus
trabajos.
Adnúimtxacion: RIVADENEYRA, (S. A¿-I>Meo de
A LOS COLECCIOIISTAS
San Vicenta, 20—Madrid.
Los números atrasados de
GUTIÉRREZ
II
se venden, al precio corriente,
Los dfas de pago en nuestra Redacción (Paseo de San Vicente, 20), son
los lunes, de cinco a siete.
en el kiosco de la calle de Alcalá, frente al Teatro Akázar.
tt p*Mtui afta. *J.
VIDAS RISUEÑAS, POR GALINDO
• —Pero, hombre, este gramófono suena muy ronco.
—No le extrañe a usted, don Amadeo. Es que se nos ha quedado el balcón abierto
toda la noche.
Descargar