Competencia Nº: 15-2013 Sumilla: PRESENTO AMICUS CURIAE DEL PROFESOR MICHAEL NEWTON EN EL CASO “BAGUAZO” SEÑOR PRESIDENTE DE LA SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: BENJI ESPINOZA RAMOS, en la contienda de competencia derivada del proceso penal seguido contra Alberto Pizango Chota y otros por la comisión de los delitos de Homicidio Calificado y otros, a Usted me presento y digo: Que, debido a que la contienda de competencia en el presente caso tiene un evidente interés público y una connotada trascendencia social, y a fin de esclarecer aspectos especializados que puedan surgir del estudio de los actuados, adjunto a la presente acompaño el amicus curiae1 elaborado por el experto en Derecho Internacional, el Profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad Vanderbilt, MICHAEL NEWTON, en el cual aborda los distintos tópicos que involucran la resolución de la cuestión de competencia sub júdice, tales como los alcances de los derechos al debido proceso, a la defensa y a gozar de un recurso judicial efectivo en el marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Por esas razones, pido a Usted tener presente el contenido del amicus curiae propuesto al momento de resolver. 1 “… [L]os amici curiae son presentaciones de terceros ajenos a la disputa que aportan a la Corte argumentos u opiniones que pueden servir como elementos de juicio relativos a aspectos de derecho que se ventilan ante la misma”. Corte IDH. Caso Kimel Vs. Argentina, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia del 2 de mayo de 2008, párr. 16, la misma que es vinculante para nuestro ordenamiento jurídico a partir de una lectura conjunta de la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional. 1 ESCRITO DEL EXPERTO EN DERECHO INTERNACIONAL EN CALIDAD DE AMICUS CURIAE PROHIBICIÓN DE TRASLADAR CAUSAS A TRIBUNALES ESPECIALIZADOS AUSENCIA DE OBJETIVO Y OBJETO RAZONABLE I. Introducción El presente escrito se presenta, respetuosamente en carácter de amicus curiae, ante la Sala Penal Nacional con relación al traslado de causas concernientes a protestas sociales. El derecho internacional, en el que queda comprendida la Convención Americana sobre Derechos Humanos, requiere que todos los juicios penales se lleven a cabo ante tribunales competentes e imparciales. Esto incluye el derecho a un juicio radicado en tribunales constituidos regularmente. Se pueden crear tribunales especializados para entender en causas específicas, pero sólo donde mediaren criterios objetivos y razonables para hacerlo, que atiendan un objeto legítimo y no sean susceptibles de aplicación arbitraria. El traslado de causas concernientes a protestas sociales sucedidas en circunscripciones remotas a un tribunal centralizado en Lima podría poner en peligro la posibilidad que tuviere el acusado de oponer una defensa y, por lo tanto, sólo debería estar permitido en caso de ser absolutamente necesario. Siempre que los tribunales locales sean capaces de encargarse de dichas causas, el referido traslado parecería no obedecer a ninguna función legítima. Asimismo, los criterios establecidos en el código procesal penal por los que se autoriza el traslado de tales causas resultan ser difusos, lo cual daría lugar a una aplicación arbitraria. Los decretos administrativos que detallan las causas que pueden trasladarse a la Sala Penal Nacional no constituyeron actos legislativos, por lo cual no satisfacen el requisito de que la jurisdicción de los tribunales debe ser “establecida por ley”. Por estos motivos, el traslado de la causa a la Sala Penal Nacional parecerían resultan inconsistentes con las obligaciones asumidas por Perú en virtud de tratados internacionales. II. Declaración de interés El profesor Michael Newton de la Escuela de Derecho de la Universidad Vanderbilt, es experto en Derecho Internacional. Es un experto en responsabilidad penal y en la conducta de cuestiones de hostilidad. Se graduó de la Academia Militar de Estados Unidos y ha servido como fiscal responsable por el manejo de más de 500 casos e investigaciones complejas. Newton ayudó a negociar los Elementos de Crímenes para la Corte Penal Internacional. Como asesor principal al Embajador de Crímenes de Guerra en el Departamento del Estado de Estados Unidos, Newton ha aplicado una amplia gama de posiciones políticas con respecto la ley de los conflictos armados, como ser el apoyo de los Estados Unidos a mecanismos de responsabilidad penal internacional en todo el mundo. Benji Espinoza Ramos es Abogado Asociado del Estudio Álvarez Yrala Abogados y actualmente es Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres. Ha sido Coordinador del Área de Investigaciones del Centro de Estudios de Derechos Humanos de la Universidad de San Martín de Porres (desde 2009 hasta la actualidad). Ha sido pasante en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ha sido investigador en la Procuraduría Supranacional de Derechos Humanos. 2 III. Alegación de los hechos En junio de 2009, se suscitó una confrontación entre manifestantes y la policía en Bagua, episodio a raíz del cual murieron 33 agentes de policía y miembros de la comunidad. Varios miembros de la comunidad fueron acusados de delitos ante la Sala Penal Liquidadora Transitoria de Bagua. El 8 de marzo de 2013, los magistrados de la Sala Penal Liquidadora Transitoria de Bagua se autodenominaron “incompetentes” y decidieron trasladar la acusación fiscal de los 53 acusados a la Sala Penal Nacional para que analice e inicie el juicio de este caso. La Sala Penal Liquidadora Transitoria de Bagua (en adelante la Sala de Bagua) fundamentó su decisión en el artículo 16.2 del Código de Procedimiento Penales2 y la Resolución Administrativa N° 194-2012-CE/PJ, expedida por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial (CEPJ). De acuerdo a esta resolución, la Sala Penal Nacional conoce los delitos perpetrados contra medios de transporte, medios de comunicación y otros servicios públicos siempre y cuando generen repercusión nacional y el proceso sea complejo.3 En uno de sus fundamentos, la sala de Bagua indica que los hechos materia de este proceso, han tenido repercusión no solo nacional sino también a nivel internacional, por la forma cómo ocurrieron los hechos, las muertes producidas y por las peticiones que originaron el paro.4 Asimismo, refiere que el proceso es complejo, ya que existen más de 30 agraviados entre personas naturales y jurídicas, y se acusa a 53 personas a quienes se les juzga indistintamente por siete delitos: homicidio calificado, lesiones graves, entorpecimiento al funcionamiento de servicios públicos, motín, disturbios; fabricación y tenencia ilegal de armas, municiones y explosivos y arrebato de armamento o municiones de uso oficial; y daños agravado. 2 El Artículo 16.2 establece que: El Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, en ejercicio de las atribuciones previstas en la Ley Orgánica del Poder Judicial, cuando lo considere conveniente podrá instituir un sistema específico de competencia penal en los casos de delitos especialmente graves y particularmente complejos o masivos, y siempre que tengan repercusión nacional, que sus efectos superen el ámbito de un Distrito Judicial o que se cometan por organizaciones delictivas. En estos supuestos podrá instaurar un sistema de organización territorial nacional o que comprenda más de un Distrito Judicial. También podrá establecer una integración funcional de juzgados y Salas Superiores Penales de los diversos Distritos Judiciales de la República a los de competencia nacional, en los asuntos de competencia de estos últimos o asignar el conocimiento de otros delitos a los órganos jurisdiccionales de competencia nacional. 3 Resolución Administrativa 194-2012 CE-PJ, considerando quinto. La Resolución Administrativa del CEPJ 136-2012 del 9 de julio de 2012 determina que la Sala Penal Nacional es competente para juzgar y sancionar: 1) delitos de terrorismo; 2) delitos contra la humanidad y delitos que conforme a la normativa nacional e internacional constituyen delitos de violación de derechos humanos, siempre que generen repercusión nacional y el proceso sea complejo y referido al delito de genocidio; desaparición forzada de personas y tortura cualificada; 3) delitos de lavado de activos y minería ilegal agravada, siempre que se cometan por organizaciones delictivas y que el proceso sea complejo; 4) delitos de tráfico ilícito de drogas; 5) delitos cometidos por organizaciones delictivas referidos trata de personas, pornografía infantil, empleo de minas antipersonales, formas agravadas de tráfico ilícito de migrantes. También tendrá competencia en 6) delitos contra la administración pública, siempre y cuando generen repercusión nacional y el proceso sea complejo, referido a colusión agravada, cohecho pasivo impropio, cohecho pasivo específico, negociación incompatible; también 7) delitos perpetrados con motivo de una convulsión social en un determinado ámbito geográfico declarado en estado de emergencia; y delitos perpetrados contra periodistas en el ejercicio de sus funciones referidos a homicidios, asesinatos, lesiones graves, secuestro y extorsión. 4 Decisión Sala de Bagua, 8 de marzo de 2013, considerando sexto, p. 5. Accesible a http://issuu.com/aidesep/docs/resoluci_n_judicial?mode=window. 3 Los acusados rechazaron la decisión de la Sala Penal Liquidadora Transitoria de Bagua de renunciar en sus funciones judiciales y transferir el caso a la Sala Penal Nacional, por lo que presentó recurso de nulidad contra dicha decisión. Según los acusados, se esperaba que la Sala Penal de Bagua decida si devolvía el expediente a la fiscalía para que reformule su acusación, si archivaba el caso o iniciaba un juicio oral. El tribunal sorpresivamente comunicó su falta de competencia en este caso y lo derivó a la Sala Penal. IV. Derecho Internacional: La Convención Americana sobre Derechos Humanos La Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) garantiza el derecho a un juicio justo y a un recurso judicial efectivo.5 La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que estos dos derechos fundamentales juntos aseguran el acceso a la justicia. El traslado de las causas de Bagua a un tribunal remoto sin mediar justificación potencialmente podría constituir una violación de ambos derechos. A. Derecho a un Juicio Justo El derecho a un Juicio justo está garantizado por el artículo 8.1 de la CADH, el cual estipula: Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o autoridad competente, independiente e imparcial, establecida con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. B. Derecho a un Recurso Judicial Efectivo Por su parte el artículo 25 de la CADH, que también garantiza el acceso a la justicia dispone lo siguiente: 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los Estados Partes se comprometen: 5 Perú ha ratificado la CADH en 1978. Existen tres fuentes normativas fundamentales que exigen del Perú fundamentar sus resoluciones respecto del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). En primer lugar, el Art. 55 de la Constitución Política del Perú (CPP), que establece que los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados y en vigor forman parte del Derecho nacional. En segundo término, la Cuarta Disposición Final de la Constitución que dispone que las normas constitucionales que reconocen derechos humanos tienen que ser interpretadas de conformidad con los tratados internacionales sobre la materia ratificados por el Estado. En tercer lugar, el Art. V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional (CPC), el cual establece que tales normas constitucionales también deben ser interpretadas conforme a las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que el Perú es parte. 4 a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. C. Control de Convencionalidad Las pautas anteriormente expuestas, son de suma importancia, pues el Poder Judicial Peruano6 ha precisado que a los efectos de resguardar las obligaciones asumidas por el Estado Peruano en el sistema interamericano de protección de los derechos humanos7, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) es una insoslayable pauta de 6 Con fecha 27 de junio del 2008, el Poder Ejecutivo expidió el Decreto Legislativo N° 1068 (Decreto Legislativo del Sistema de Defensa Jurídica del Estado), en la cual señala que a partir de la vigencia de la Ley que regula el procedimiento de ejecución de sentencias emitidas por tribunales supranacionales, la Ley 27775, el ente encargado con el pago de las reparaciones ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ya no será el Ministerio de Justicia, sino el órgano del Estado que cometió las violaciones a los derechos humanos de las víctimas recurrentes al Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos. De igual manera, el máximo intérprete de la Constitución peruana en el Expediente N° 679-2005-PA/TC ha señalado que: “Los tribunales nacionales deben reconocer la validez jurídica de aquellos hechos que han sido propuestos, analizados y probados ante las instancias internacionales de protección de los derechos humanos”. En términos similares el Tribunal Constitucional en el Expediente N° 0007-2007-PI/TC señaló que: “[L]as sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes para todos los poderes públicos y que esta vinculatoriedad no se agota en su parte resolutiva, sino que se extiende a la ratio decidendi, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no haya sido parte en el proceso.” 7 De otro lado, el Tribunal Constitucional del Perú ha afirmado que: “La vinculatoriedad de las sentencias de la Corte Interamericana] no se agota en su parte resolutiva (la cual, ciertamente, alcanza sólo al Estado que es parte en el proceso), sino que se extiende a su fundamentación o ratio decidendi, con el agregado de que, por imperio de la [Cuarta Disposición Final y Transitoria (CDFT)] de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del [Código Procesal Constitucional], en dicho ámbito la sentencia resulta vinculante para todo poder público nacional, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no haya sido parte en el proceso. En efecto, la capacidad interpretativa y aplicativa de la Convención que tiene la C[orte Interamericana], reconocida en el artículo 62.3 de dicho tratado, aunada al mandato de la CDFT de la Constitución, hace que la interpretación de las disposiciones de la Convención que se realiza en todo proceso, sea vinculante para todos los poderes públicos internos, incluyendo, desde luego, a este Tribunal.” (Sentencia emitida el 21 de julio de 2006 por el Tribunal Constitucional del Perú (Expediente No. 2730-2006-PA/TC), fundamento 12.) Dicho Tribunal también ha establecido también que: “Se desprende la vinculación directa entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y este Tribunal Constitucional; vinculación que tiene una doble vertiente: por un lado, reparadora, pues interpretado el derecho fundamental vulnerado a la luz de las decisiones de la Corte, queda optimizada la posibilidad de dispensársele una adecuada y eficaz protección; y, por otro, preventiva, pues mediante su observancia se evitan las nefastas consecuencias institucionales que acarrean las sentencias condenatorias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para la seguridad jurídica del Estado peruano.” (Sentencia 00007-2007-PI/TC emitida el 19 de junio de 2007 por el Pleno del Tribunal Constitucional del Perú (Colegio de Abogados del Callao c. Congreso de la República), fundamento 26.) 5 interpretación para los poderes constituidos peruanos en el ámbito de su competencia, y que dicho tribunal internacional ha considerado que el Poder Judicial debe ejercer una especie de "control de convencionalidad" entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, tarea en la que debe tener en cuenta no solamente el tratado sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana.8 Dicho control, debe efectuarse de oficio. Pues conforme la sentencia dictada por la Corte IDH en el caso “Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú”, del 30 de noviembre del 2007, ha subrayado que los órganos del Poder Judicial debían ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también de "convencionalidad" ex officio entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. También aclaró que esta función no debía quedar limitada exclusivamente por las manifestaciones o actos de los 8 Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párr. 123; Voto razonado del juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, párr. 29; Corte IDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010. Serie C No. 220; Corte IDH. Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos); Opinión Consultiva OC-14/94 del 9 de diciembre de 1994, Serie A No. 14, párr. 35; Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158; Voto razonado del juez Sergio García Ramírez, párr. 2; Corte IDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso, op. Cit; Corte IDH. Caso La Cantuta vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006. Serie C No. 162; Corte IDH. Caso Boyce y otros vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 79; Corte IDH. Caso Heliodoro Portugal vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 180; Corte IDH. Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C No. 209, párr. 339; Corte IDH. Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 208; Corte IDH. Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010. Serie C No. 214, párr. 311; Corte IDH. Caso Fernández Ortega y Otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 234; Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 219; Corte IDH. Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2010. Serie C No. 217, párr. 202; Corte IDH. Caso Vélez Loor vs. Panamá. Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2010. Serie C No. 218, párr. 287; Corte IDH. Caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil. Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2010. Serie C No. 219, párr. 106; Corte IDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221, párr. 193; Corte IDH. Caso Chocrón Chocrón vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2011. Serie C No. 227, párrs. 164 a 171; Corte IDH. Caso López Mendoza vs. Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2011. Serie C No. 233, párrs. 226 y 227; Corte IDH. Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2011. Serie C No. 238, párr. 93; Corte IDH. Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 30 de noviembre de 2012 Serie C No. 259, párr. 142. 6 accionantes en cada caso concreto, aunque tampoco implicaba que ese control debía ejercerse siempre, sin considerar otros presupuestos procesales formales y materiales de admisibilidad y procedencia de este tipo de acciones.9 V. Análisis Por los motivos señalados más adelante, el traslado de las causas de Bagua a una circunscripción remota podría comprometer la posibilidad de los acusados de oponer su defensa, lo cual constituiría una violación del derecho al debido proceso legal y a un juicio justo. Dado que ya no existe un estado de emergencia en Bagua, el traslado de la causa no parece estar justificada por impedimento alguno en cuanto a su tramitación y resolución dentro de la misma circunscripción donde se produjeron los hechos y donde residen tanto los acusados como muchos de los testigos. El Artículo 16.2 del Código Procesal Penal no establece justificación objetiva ni razonable alguna para trasladar las causas desde los tribunales naturales, por lo cual permite el traslado de causas de manera arbitraria y potencialmente discriminatoria, constituyendo así una violación al derecho internacional. Los decretos administrativos que detallan las causas que pueden trasladarse a la Sala Penal Nacional no constituyeron actos legislativos, por lo cual no satisfacen el requisito de que la jurisdicción de los tribunales debe ser “establecida por ley”, tal como lo exige el Artículo 8 de la Convención Americana.10 Por estos motivos, el traslado de la causa parecería entrar en conflicto con las obligaciones asumidas por Perú en virtud de tratados internacionales. A. El traslado de la causa a una circunscripción remota podría socavar la posibilidad de oponer una defensa, lo cual constituiría una violación del derecho al debido proceso legal y a un juicio justo. El Artículo 8.2 de la Convención Americana establece que “[d]urante los procedimientos, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a [...] un tiempo y los medios adecuados para la preparación de su defensa[.]” La CIDH ha destacado en numerosas oportunidades que “los recursos deben ser sustanciados de conformidad con las reglas del debido proceso legal”.11 El traslado de la causa a un tribunal remoto generaría cargas adicionales que podrían poner en peligro la posibilidad que tienen los inculpados de oponer su defensa. Muchos de los 53 acusados cuentan con medios económicos limitados y viven en zonas distantes en las que el acceso al transporte y las comunicaciones son restringidos. Sin embargo, se verán forzados a soportar la carga de reubicarse para el juicio, al trasladarse los testigos y las pruebas y pagarle al abogado para que viaje entre Lima y Bagua. Debido a estos obstáculos, puede llegar a resultarles imposible esgrimir una defensa debidamente fundada, lo cual, a su vez, podría afectar la integridad de los procedimientos. Al generar esta carga extra para la defensa, el traslado de la causa podría suscitar el interrogante sobre si ambas partes han contado con la posibilidad de plantear sus posiciones “en plena igualdad”. Por consiguiente, dicho traslado va en contra de las obligaciones asumidas por Perú en virtud de la Convención Americana a los efectos de asegurar el debido proceso legal y un juicio justo. 10 Corte IDH. Causa Castillo Petruzzi et al., Fallo del 30 de mayo de 1999, (ser. C) N.° 52 en 37. Cfr. Corte IDH. Casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales y Godínez Cruz, Excepciones Preliminares. Sentencias de 26 de junio de 1987, párrafos 90, 90 y 92, respectivamente; Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987, párrafo 24. 11 7 B. Las reglas para el traslado de causas a la Sala Penal Nacional no son objetivas ni razonables. El Derecho Internacional permite el traslado de causas a tribunales especializados sólo cuando medien criterios justificados y razonables para hacerlo. Asimismo exige que los criterios para el traslado de causas sea objetivo a fin de asegurar que no se puedan aplicar de manera arbitraria. Tanto la legislación como los decretos que establecen la jurisdicción de la Sala Penal Nacional no cumplen con estos requisitos. En el caso de Castillo Petruzzi, la Corte Interamericana ha sostenido que “[un] principio básico de la independencia del poder judicial [es] que toda persona tiene derecho a ser oído por los tribunales naturales, de conformidad con los procedimientos previamente establecidos por ley”.12 De manera uniforme ha rechazado el juicio de civiles ante tribunales militares y el enjuiciamiento de delitos cometidos contra civiles por miembros de las fuerzas armadas según el fundamente de que no había justificación alguna para apartar la causa de los tribunales civiles naturales.13 Adoptando un criterio similar, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el organismo encargado y facultado para interpretar el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos,14 ha establecido que, si “se aplican procedimientos penales excepcionales o tribunales judiciales o administrativos constituidos especialmente en la determinación de ciertas categorías de causas, deberá proporcionarse fundamentos objetivos y razonables que ameriten tal distinción”.15 En el presente caso, estaría injustificado al parecer el traslado de la causa a una circunscripción remota tan sólo porque supuestamente corresponde a una cuestión de “importancia nacional”. Tal como se ha descrito anteriormente, el traslado podría complicar el esfuerzo por resolver el caso en sede judicial. Dada la existencia de un tribunal competente en el Departamento de Amazonas, la alteración de la competencia judicial no es, por ende, razonable. El mero hecho de que la causa pueda tratar sobre cuestiones de importancia nacional no justifica el traslado de la misma. En un caso similar en cuanto a sus hechos, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU determinó que el juicio de un líder manifestante ante un tribunal militar por presuntamente “poner en peligro la seguridad nacional y el normal funcionamiento de la economía nacional” violó el derecho a un juicio justo, puesto que el Estado no logró demostrar el fundamento por el cual “los tribunales civiles naturales [resultaban] incompetentes para entender en dichos juicios”. La Corte Interamericana también sostuvo que “la competencia judicial no puede ser derogada ni removida; en otras palabras, se requiere adhesión absoluta a la ley toda vez que la competencia judicial no puede ser alterada en forma arbitraria”.16 El Artículo 16.2 del Código Procesal Penal autoriza el traslado de causas concernientes a cuestiones “graves” y 12 Corte IDH. Castillo Petruzzi et al. Fallo del 30 de mayo de 1999 (Ser. C) N.° 52 en 37. Corte IDH. Caso Almonacid Arellano y otros, Consid. 131; Caso Palamara Iribarne, Consid. 143, Caso 19 Comerciantes, Consid. 167; Cit. Corte IDH, Caso La Cantuta Vs. Perú, Sentencia del 29 de noviembre del 2006, Consid. 142. 14 Perú accedió al Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos en 1978 y adhirió al Protocolo Opcional mediante la autorización de la Comisión de Derechos Humanos para que considere denuncias individuales en el año 1980. 15 Comisión de Derechos Humanos, Comentario General 32: Artículo 14: Los derechos a la igualdad ante tribunales judiciales y administrativos y a un juicio justo, párr. 14. 16 Corte IDH. Castillo Petruzzi et al. Fallo del 30 de mayo de 1999 (Ser. C) N.° 52, p. 35. 13 8 “complejas” de “importancia nacional”. Este criterio resultar ser vago y, por ende, susceptible de aplicación arbitraria, lo cual iría en contra del derecho a un juicio justo. Con el fin de asegurar que las causas no se asignen de manera arbitraria a tribunales especializados, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha formulado que “la igualdad ante los tribunales judiciales y administrativos también requiere que causas similares se diriman según procedimientos similares”.17 En violación a este principio fundamental, la Sala Penal Nacional está autorizada para entender en causas penales muy diferentes que no comportan el mismo grado de riesgo público o complejidad. Al parecer, la Sala Penal Nacional fue constituida a los efectos de juzgar los delitos más graves, incluidos los de lesa humanidad, terrorismo y trata de personas. Sin embargo, las resoluciones también autorizan a la Sala Penal Nacional a juzgar los “delitos perpetrados con motivo de una convulsión social en un determinado ámbito geográfico declarado en estado de emergencia” y los delitos cometidos contra la infraestructura pública. Si bien pueden suscitarse delitos en el transcurso de protestas sociales, incluso delitos contra la infraestructura pública, tales ilícitos son a todas luces distintos de una práctica criminal sostenida como ser la implicada en delitos de lesa humanidad, terrorismo y trata de personas. Los delitos de lesa humanidad implican un ataque sistemático contra la población civil. El terrorismo conlleva el uso premeditado de la violencia con el propósito de consumar un fin político. La trata de personas suele consistir en prácticas continuas por parte de una red criminal organizada. Todos estos delitos suelen ser cometidos por grupos armados organizados que pueden plantear una amenaza directa para un funcionamiento seguro de los tribunales. Por el contrario, el propósito de la protesta en Bagua consistió en peticionar al gobierno la reparación de agravios mediante el ejercicio del derecho a la libertad de reunión y expresión. Constituye un interrogante sustancial si los acusado quebrantaron la ley al bloquear la vía pública, pero sin duda dicha cuestión es distinta de las situaciones en las que una organización persigue, como su único propósito, un objetivo criminal. Que las confrontaciones entre algunos de los manifestantes y la policía se hayan tornado violentas no modifica el hecho de que el fin de la protesta no consistió en avanzar sobre un objetivo criminal sino antes bien, peticionar al gobierno la reparación de agravios. Dirimir causas concernientes a protestas sociales ante un tribunal constituido con el fin de juzgar delitos de lesa humanidad representaría, en forma indebida, borrar las líneas que distinguen entre actividades protegidas -incluido el derecho de reunión- y cometidos criminales. El enjuiciamiento de tales causas ante la Sala Penal Nacional resulta, por consiguiente, inconsistente con el principio de que “causas similares deben dirimirse según procedimientos similares”. C. Las Resoluciones Administrativas que establecen la jurisdicción de la Sala Penal Nacional no fueron establecidas por ley. El Artículo 8.1 de la Convención Americana exige que los tribunales deben ser “establecidos por ley”. La Corte Interamericana ha señalado que “sólo el Poder Legislativo puede regular, en virtud de leyes, la jurisdicción de los tribunales”.18 Dado que las Resoluciones 17 18 Comentario General 32, nota 9 supra. Corte IDH. Caso Barreto Leiva vs. Venezuela, sentencia del 17 de noviembre de 2009, Consid. 77. 9 Administrativas fueron adoptadas por el Poder Judicial peruano, no así por la Legislatura, entonces no satisfacen el requisito de que la jurisdicción de los tribunales esté establecida por ley. VI. Conclusión Es necesario recordar que la figura del juez natural impone la reserva absoluta de la ley y la no alterabilidad discrecional de las competencias judiciales, pues la existencia del juez natural desde el punto de vista del derecho internacional, necesita satisfacer los requisitos del artículo 8, entre otros, de la Convención Americana. Por ello, debido a la clara competencia de la Sala Penal Liquidadora Transitoria de Bagua, el juzgamiento de campesinos y autoridades locales, que deberán trasladarse junto con sus abogados a la Sala Nacional Penal constituye una violación de las obligaciones internacionales que tiene el Estado del Perú en virtud del derecho internacional de los derechos humanos. Respetuosamente, Benji Espinoza Ramos Abogado Asociado Estudio Álvarez Yrala Abogados Michael Newton Profesor Facultad de Derecho Universidad de Vanderbilt 25 de Julio de 2013 10