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Acompañamiento psicosocial con víctimas del
desplazamiento forzado fundamentado en los Derechos
Humanos
Por: Corporación AVRE
El desplazamiento forzado en el contexto colombiano
El desplazamiento forzado se produce en Colombia en un contexto de reiteradas violaciones
a los derechos humanos e infracciones al DIH y como una estrategia de guerra por parte de
los diferentes actores armados para lograr a través del terror, la amenaza y la ruptura del
tejido social el control territorial, social, económico y militar. Las personas en situación de
desplazamiento comparten la violación de sus derechos antes, durante y generalmente
después del desplazamiento. Este hecho se relaciona con graves violaciones al ejercicio de
los derechos civiles y políticos, de los derechos económicos, sociales y culturales y con las
frecuentes infracciones al DIH que ocurren en el contexto del conflicto armado interno en el
país.
En los últimos años, algunos estudios han avanzado en establecer los vínculos entre la
propiedad y la tenencia de la tierra, el control de los recursos naturales, el ejercicio del
poder, las violaciones a los derechos humanos y el desplazamiento forzado. En 1999, el
entonces Representante de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de las personas
desplazadas, el seños Francis M. Deng, señalaba que los intereses económicos en los que se
fundamenta la violencia y el conflicto armado interno son factores que inducen el
desplazamiento forzado, el cual constituye con frecuencia un medio para adquirir tierras en
beneficio de los grandes terratenientes, narcotraficantes y empresas privadas que
desarrollan proyectos en gran escala para la explotación de los recursos naturales1.
Detrás del desplazamiento forzado, de los asesinatos, de las masacres, de las desapariciones
forzadas, de la estrategia paramilitar y de las políticas institucionales, en apariencia
justificadas por la guerra contrainsurgente, la lucha contra el terrorismo o la erradicación de
los cultivos de uso ilícito, se ocultan intereses económicos públicos y privados como la lucha
por el control y la desestabilización de zonas dotadas de recursos naturales en explotación o
potencialmente explotables en el futuro, la ocupación de regiones en las que se han venido
desarrollando nuevas fuentes de acumula ción económica y la demostración de la influencia
político-militar en el nivel territorial2.
Esta situación de continuas violaciones a los derechos causa un impacto diferencial en
hombres y mujeres y de acuerdo a sus particularidades etno-culturales. Estudios realizados
en el país muestran que las mujeres víctimas del desplazamiento forzoso, en un primer
momento deben enfrentar la destrucción de vidas, de bienes y lazos sociales, y en segundo
la supervivencia . “Investigaciones recientes afirman que desde el momento de la destrucción
y del desarraigo se encuentran elementos diferenciales, por ejemplo entre los motivos que
han llevado a hombres y mujeres jefes de hogar a huir de su región. Los hombres aducen a
las amenazas como razón determinante del desplazamiento. Al mismo tiempo, las mujeres
mencionan el asesinato como la causa primordial de la huida. Además, el desplazamiento
1 COMISIÓN COLOMBIANA DE JURISTAS. Revertir el destierro forzado: Protección y restitución de los
territorios usurpados a la población desplazada en Colombia. 2006. Pág. 10.
2 RUTA PACÍFICA DE MUJERES. Palabras, representaciones y resistencias de mujeres en el contexto
de conflicto armado colombiano. 2006. Pág. 56.
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para las mujeres tiene implicaciones visibles como la viudez, la pobreza, el deterioro físico,
los cambios en las dinámicas familiares y en el entorno, e invisibles como el miedo, el
chantaje, el abuso sexual en su vida síquica y afectiva” 3.
Según las cifras de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento forzado,
Codhes: 219.886 personas fueron desplazadas en Colombia durante el año 2006, es decir,
602 personas en promedio diario 4 En lo transcurrido de este año se han presentado 15 mil
personas desplazadas en 26 éxodos (masivos y multifamiliares) en 12 departamentos del
país y hacia dos países vecinos (Ecuador y Venezuela).
Estas cifras dan cuenta de las razones por las cuales Colombia ocupa el segundo lugar a
nivel mundial con el mayor número de desplazados internos (3.6 millones de personas desde
1985) después de Sudán. Ante la magnitud de este crimen atroz la aplicación del marco
jurídico que protege sus derechos ha sido muy precaria y no ha existido claridad por parte
del gobierno nacional sobre la inclusión de estas personas como víctimas sujeto de
reparación integral.
Frente a este aspecto cabe recordar que la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
planteó a mediados del año pasado que las personas desplazadas no estarían incluidas en la
categoría víctimas con derecho a la reparación integral, debido a que el gobierno ya había
respondido a este derecho al garantizarles la atención humanitaria. Posteriormente, con el
avance del debate y la presión de las organizaciones sociales, defensoras de derechos
humanos y de víctimas se incluyeron como sujetos de reparación, aunque se argumenta en
la actualidad que el Estado no está en capacidad económica para reparar a estas víctimas
por lo que se ha pensado reducir este derecho a medidas simbólicas y colectivas
únicamente.
Impactos psicosociales y mecanismos de afrontamiento de la población víctima
del desplazamiento forzado
La intencionalidad con la cual se ejerce la violencia por parte de los actores armados provoca
impactos psicosociales que afectan de manera directa a personas, familias y comunidades.
De esta manera, el acompañamiento psicosocial parte del reconocimiento de los impactos
producidos por los hechos violentos, pero al considerar a la víctima como un sujeto activo
frente a la reivindicación de sus derechos, también reconoce los recursos con los que
cuentan las personas, familias y comunidades para poder manejar y afrontar los diferentes
impactos, a estos recursos los denominamos mecanismos de afrontamiento.
Desde este enfoque de acompañamiento es importante señalar que la magnitud del daño y
las reacciones de las personas dependen de diferentes variables, en la medida en que no
todas las personas reaccionan de la misma manera. Dentro de estas variables se
encuentran: las características de la persona (habilidades emocionales, afrontamiento de
situaciones adversas), los recursos sociales con los que cuenta (condiciones
socioeconómicas, apoyo, redes familiares y sociales), las características del hecho violento
3 MEERTENS, Donny. Víctimas y sobrevivientes de la guerra: Tres miradas de género. En: Revista
Foro No. 34. Foro Nacional por Colombia. Bogotá. Junio de 1998. Pág. 16.
4
CODHES. 2007 Año de los derechos de las personas desplazadas. 2007. Fuente: www.codhes.org
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(intensidad, duración), el contexto cultural y espiritual (significaciones particulares a los
hechos)5.
Por ejemplo, en situaciones de desplazamiento forzado donde el proyecto de vida de las
comunidades era el cultivo y el trabajo con la tierra, se vivencian las pérdidas de maneras
particulares. En estos casos el sufrimiento emocional está significado por la incapacidad de
poder trabajar la tierra y de poderse relacionar con el territorio teniendo en cuenta lo que
esto implica para comunidades campesinas, afrocolombianas e indígenas.
Teniendo en cuenta estas variables, las personas víctimas de desplazamiento forzado al
verse obligadas a dejar su medio como forma de proteger su vida y la de sus familiares
renuncian a una serie de condiciones a partir de las cuales habían construido un proyecto de
vida personal y familiar y en algunos casos comunitario. Además tienen que vivir en
condiciones nuevas, generalmente difíciles y llenas de carencias que los someten a una
elevada tensión emocional.
Tanto los hechos violentos como el desplazamiento mismo colocan a la persona en una
situación de incertidumbre, desconcierto por no contar con una explicación racional frente a
lo sucedido y sentimientos de rabia generados por encontrarse en una situación difícil
generada por otro ser humano6.
De esta manera, los impactos en la dimensión individual y familiar se pueden agrupar de la
siguiente manera:
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En el aspecto emocional se presentan sentimientos de amargura, impotencia,
tristeza, desesperación, rabia y desesperanza, etc.
En el comportamiento estos sentimientos están relacionados con el llanto, el
aislamiento y la evasión de situaciones relacionadas con la experiencia.
En el plano del pensamiento, podemos identificar reflexiones recurrentes sobre la
experiencia sufrida, desesperanza, pesimismo, entre otros.
En la memoria, se produce un recuerdo reiterado de los hechos y acompañado de
malestar e intenso dolor.
Las relaciones interpersonales se ven afectadas, no hay confianza en el otro.
Se afectan de manera significativa los proyectos de vida: alteraciones en lo laboral,
transformación de las motivaciones y el sentido de vida.
Se evidencia en muchas ocasiones un cambio de roles en la dinámica familiar.
En la dimensión colectiva – comunitaria se presentan los siguientes impactos psicosociales:
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Generación de climas de terror y miedo: clima de desconfianza, silencio, miedo a la
denuncia, miedo a reunirse, miedo a expresar sus necesidades, su cultura, su
espiritualidad.
Destrucción de liderazgos espirituales, políticos: imposición de autoridades nolegítimas
Ruptura de dinámicas de transmisión de poder, saberes culturales y mecanismos de
resolución de conflictos.
Corporación AVRE. Módulo Aspectos psicosociales de la reparación integral. En: Voces de Memoria y
Dignidad. Material Pedagógico sobre Reparación Integral. Abril 2006. Pág. 24.
6
CAMILO, Gloria Amparo. Impacto psicológico del desplazamiento forzoso: Estrategia de intervención.
En: Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento. Universidad Nacional de Colombia,
Fundación Dos Mundos y Corporación AVRE. 2000. Pág. 33.
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Sustitución e implantación de normas y reglas autoritarias, desconociendo
tradiciones.
Afectación de las condiciones de solidaridad con las víctimas: indiferencia o
incredulidad, ruptura de lealtades.
Estos impactos psicosociales producidos por los hechos violentos pueden verse agravados
por las condiciones de impunidad que afectan la recuperación integral de las víctimas.
No obstante, las personas y comunidades realizan acciones para afrontar y contrarrestar los
efectos negativos de la violencia sociopolítica. Estas acciones involucran aspectos que
ayudan a los procesos de reivindicación de los derechos y dentro de ellas se encuentran:
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El reconocimiento que hacen las personas, familias y comunidades de sí mismas
como víctimas y de su derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación integral.
La Organización, hay comunidades que frente a los hechos de violencia han generado
mecanismos para evitar que se fragmenten sus relaciones comunitarias, lo cual hace
que se constituya un contexto grupal protector para las personas de la comunidad.
Por ejemplo, los efectos positivos de unirse en la búsqueda de esclarecimiento y de
justicia, llevan a la organización paulatina de los familiares, y a su tránsito hacia el rol
de actores sociales.
Los aspectos espirituales y religiosos son igualmente factores que contribuyen a crear
mecanismos de afrontamiento, tanto en lo individual, como en lo colectivo.
Factores o recursos protectores en lo individual: la capacidad de afrontamiento en lo
conductual, se expresa en la habilidad para resolver las situaciones problemáticas
que se originaron, y en el plano emocional se manifiesta en la habilidad de atenuar
las reacciones emocionales ante las perdidas y los daños sufridos.
Factores protectores familiares: la calidad del apego emocional a las personas más
cercanas genera una protección frente a sentimientos de indefensión y falta de
sentido. Los lazos de afectos permiten anticipar, enfrentar e integrar de mejor
manera los impactos psicosociales producidas por la violencia sociopolítica.
Factores protectores de la red social de apoyo: cuando la familia no está o no es
suficiente, las sociedades disponen de recursos comunitarios para el manejo de
situaciones de estrés y tensión. La identificación y el sentido de pertenencia social,
generan sentimientos de apoyo mutuo y solidaridad. Estos sentimientos son
canalizados y rescatados por las agrupaciones de familiares y afectados, y por las
organizaciones de promoción y defensa de los derechos humanos.
Factores protectores ideológicos, espirituales (valores): Las ideas políticas y
espirituales proveen al individuo de un sistema de creencias que evita que éste se
vea sobrepasado ante situaciones de violencia sociopolítica y su im pacto. El sistema
de creencias da tranquilidad y sentido a la experiencia vivida.
Acompañamiento psicosocial fundamentado en los Derechos Humanos
El enfoque psicosocial representa una mirada o postura tendiente a comprender las
respuestas y los comportamientos de las personas víctimas de hechos violentos, de la
violación de sus derechos, en un contexto cultural, político, económico, religioso y social
determinado. El enfoque, a su vez, fundamenta procesos de acompañamiento personal,
familiar y comunitario para restablecer en las víctimas, su integridad, fortalecer la identidad,
reconstruir la dignidad y el tejido social, así como la reparación de los derechos vulnerados.
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De esta manera, este tipo de acompañamiento desde una fundamentación en los derechos
humanos adquiere unas características particulares y se basa en principios éticos y políticos
que guían su accionar.
Dentro de las características del acompañamiento desde esta perspectiva se encuentran:
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Reconocimiento de la existencia de un conflicto armado interno y de violencia
sociopolítica en el país, que compromete al Estado por la acción u omisión en la
protección de los derechos.
Reconocimiento de los impactos psicosociales y en la salud mental generados por los
actores del conflicto armado interno en las víctimas. Ubicando responsabilidades e
intereses.
Promoción de acciones de exigencia frente a la violación de derechos a partir de su
reconocimiento y ejercicio. Impide un lenguaje externo de conmiseración y
compasión que da lugar a la victimización, la pasividad y la dependencia.
Apoyo a las personas y grupos que quieran adelantar acciones de reparación integral.
Los principios éticos y políticos que guían el acompañamiento psicosocial son los siguientes:
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Comprensión de la experiencia de personas y grupos, sin aislarlos del contexto social,
político, económico y cultural. El desconocimiento de estos factores implica una
concepción del sujeto ahistórica y asocial.
Cuestionamiento constante a los modelos de trabajo, en la prevención de las causas
de la violencia sociopolítica y no sólo en el enfrentamiento de las consecuencias.
Respeto a la diversidad y a las particularidades étnicas y culturales de la población.
Reconocimiento del daño ocasionado a las víctimas de violencia sociopolítica, al igual
que su papel activo en la reivindicación de sus derechos.
Reflexión y análisis constante del contexto, los actores y las implicaciones del
acompañamiento psicosocial.
No existe neutralidad en el acompañamiento psicosocial este siempre está marcado
por una postura política a favor de las víctimas. Cuando se acompaña se actúa
políticamente.
La dimensión psicosocial en los procesos de exigencia de reparación integral para
la población víctima del desplazamiento forzado
Desde el trabajo conjunto con organizaciones defensoras de los derechos humanos y
académicas hemos coincidido en que “reparar significa no sólo intentar aliviar el sufrimiento
de las personas y comunidades afectadas, superando algunas de las peores consecuencias
de la violación de los derechos humanos. A esa acción inmediata es perentorio añadir
políticas de cambio que modifiquen sustancialmente las condiciones de vida de una sociedad.
Por consiguiente, el plano de la reparación implica una acción social transformadora de las
condiciones socioeconómicas que han sido el caldo de cultivo para la victimización de
sectores enteros de la población. La búsqueda de la reparación integral supone la
democratización de la sociedad y sus instituciones, y la adopción de medidas preventivas
para evitar la repetición de los hechos”7.
La satisfacción del derecho a la reparación de las víctimas del desplazamiento forzado y la
restitución de sus bienes patrimoniales debe enmarcarse dentro de los Principios Rectores
7 CEPEDA, Iván. Elementos de análisis para abordar la reparación integral. En: Voces de Memoria y
Dignidad. Material pedagógico sobre reparación integral. Abril de 2006. Pág. 72.
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del desplazamiento interno y de los principios sobre la Restitución de las Viviendas y el
Patrimonio de los Refugiados y las Personas Desplazadas8. En virtud de estos principios, el
Estado colombiano tiene la obligación de garantizar las condiciones, procedimientos e
instituciones para asegurar la adecuada, oportuna, efectiva y justa restitución de las tierras,
bienes y viviendas abandonadas de manera forzada.
La reparación debe plantearse, entonces, desde una dimensión integral; por eso, la
perspectiva psicosocial ayuda a complementar y complejizar las medidas reparatorias9.
Desde la perspectiva psicosocial, la reparación integral debe contribuir, por un lado a la
recuperación de las personas afectadas, restableciendo las condiciones para el disfrute de
una plena salud mental que se expresa, entre otras cosas, en la capacidad de tomar
decisiones y tener control sobre su proyecto de vida. Por otro lado, debe contribuir al
fortalecimiento del tejido social, a la restitución de la confianza y la solidaridad, potenciando
las iniciativas colectivas de reconstrucción de los lazos comunitarios.
La reparación debe ser concebida en sus dimensiones individual, familiar y colectiva, en aras
de obtener resultados más integrales. A través de la reparación se debe posibilitar el
restablecimiento de la capacidad de relacionarse con otros y de proyectarse social y
políticamente. Esto conlleva al reconocimiento de los propios recursos, que permite tener
conciencia sobre la propia realidad. En este sentido, la dimensión psicosocial, junto con la
dimensión jurídica, política y cultural, juega un papel articulador en la reparación integral.
Los principios y directrices básicas sobre el derecho de las víctimas de violaciones a las
normas internacionales de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario a
interponer recursos y obtener reparaciones10, muestran cómo el daño físico o mental, el
dolor, el sufrimiento y la angustia, son objeto de indemnización, al igual que el daño a la
reputación o a la dignidad. Sin embargo, la indemnización económica no es la única medida
de reparación; hay otro tipo de medidas reparatorias no monetaria s o materiales,
catalogadas como “reparaciones simbólicas”, que contribuyen a la recuperación emocional y
moral de las víctimas.
Teniendo en cuenta los impactos y daños producidos por las diferentes violaciones a los
derechos humanos, es clave identificar en qué medida ese daño puede ser reparado, o de
qué manera sus efectos pueden disminuir o ser neutralizados. En este sentido, el apoyo
psicosocial contribuye a comprender cuáles deben ser las medidas de reparación.
Un ejemplo de esta identificación de demandas de reparación lo constituye la experiencia
vivida por las familias campesinas de la región del Alto Ariari, departamento del Meta,
víctimas de procesos de colonización y desplazamientos forzados desde hace más de tres
generaciones. Ante las reiteradas violaciones un grupo de 35 familias, la mayoría mujeres y
niños desplazados del Alto Ariari, decidieron organizarse desde octubre de 2003 como
Comunidad Civil de Vida y Paz para exigir el respeto de sus derechos humanos y
especialmente su derecho a un retorno en condiciones de dignidad y seguridad y a no ser
involucrados en el conflicto armado.
8 SALINAS, Yamile. El derecho a la restitución de las víctimas. En: Revista Punto de Encuentro. No.
39. “El costo de la reparación”. Bogotá. Septiembre – Octubre 2006. Pág. 16.
9 Lo trabajado en este apartado puede ampliarse en: Corporación AVRE. Aspectos psicosociales de la
reparación integral. En: Voces de Memoria y Dignidad. Material pedagógico sobre reparación integral.
Abril de 2006.
10 CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL. Naciones Unidas. E/CN.4/2005/L.48. 13 de abril de 2005.
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En el 2004 estas familias presentaron a las autoridades un pliego de peticiones en donde se
incluían como demandas de reparación integra l, el esclarecimiento de la verdad sobre los
crímenes cometidos en la región, la justicia, el desmonte de los grupos paramilitares, la
memoria de las víctimas, la indemnización por los daños y la creación de una Comisión de
Acompañamiento y desde este año hasta la actualidad han continuado en una lucha
incansable por la defensa de sus derechos fundamentales ante instancias internacionales
como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos con el acompañamiento de
organizaciones no gubernamentales.
De esta manera, el abordaje psic osocial cumple un papel que ayuda a que las mismas
víctimas sean quienes identifiquen sus necesidades de reparación. Esto, ligado a procesos de
empoderamiento, contribuye a que las víctimas reconozcan el impacto provocado por el
daño sufrido y comiencen a construir acciones de reparación.
Para efectos de la reparación integral hay dos conceptos que han ido emergiendo como
elementos que contribuyen a la reparación del daño psicosocial. Estos dos conceptos son: el
daño moral, y el daño al proyecto de vida.
En las instancias internacionales, especialmente en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, existe un mayor avance con respecto al concepto de daño moral11 pues se señala
que tiene un carácter de daño evidente y no requiere de pruebas. El reconocimiento de la
dimensión moral del daño implica “comprender tanto los sufrimientos y las aflicciones
causados a las víctimas directas y a sus allegados, como el menoscabo de valores muy
significativos para las personas y otras perturbaciones que no son susceptibles de medición
pecuniaria" 12.
El daño moral abarca aspectos que van desde el sufrimiento emocional (tristeza, angustia,
miedo) y la aflicción, hasta la afectación de valores significativos (como la dignidad, la
libertad, la solidaridad, el respeto y sentimiento de humanidad), que conciernen a las
expectativas de vida de individuos y grupos.
Por otro lado, el daño al proyecto de vida parte de identificar la necesidad de realizar
reparaciones que apunten a la integralidad de las personas y de reconocer que la reparación
basada exclusivamente en lo económico, es insuficiente.
Frente al daño al proyecto de vida la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho
lo siguiente: El “proyecto de vida” se asocia al concepto de realización personal, que a su vez
se sustenta en las opciones que el sujeto puede tener para conducir su vida y alcanzar el
destino que se propone. En rigor, las opciones son la expresión y garantía de la libertad
(…)13.
En el siguiente testimonio es posible evidenciar el daño causado al proyecto de vida por
causa del desplazamiento forzado: “Tuvimos que dejar todo lo que habíamos construido
como forma de vida, y enfrentar el desplazamiento forzado, además vinieron muchas cosas
más y muchas necesidades y no ha terminado. Hemos tenido que estar de sitio en sitio,
11
Claudio Nash Rojas. Las reparaciones ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Universidad de Chile, Facultad de Derecho. Centro de Derechos Humanos Chile. 2004. Pág. 34-39.
12 Ibidem, Pág. 37
13 Párrafo 147. Sentencia Corte In teramericana de Derechos Humanos. Caso Mapiripán.
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perseguidos por nuevas amenazas. No nos hemos podido reorganizar ni volver a
Mapiripán” 14.
14 Familiar de víctima de la Masacre de Mapiripán, testimonio tratado didácticamente.
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