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E L O C É A N O Y S U S R E C U R S O S V I I .
F L U J O S D E E N E R G Í A E N E L M A R :
R E P R O D U C C I Ó N Y M I G R A C I O N E S
Autores: JUAN LUIS CIFUENTES LEMUS / MARÍA DEL PILAR
TORRES-GARCÍA / MARCELA FRÍAS MONDRAGÓN
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/menu.htm
COMITÉ DE SELECCIÓN
EDICIONES
PRÓLOGO
NOTA
I. LOS CICLOS ORGÁNICOS Y NIVELES
...TRÓFICOS EN LOS OCÉANOS
II. LA ALIMENTACIÓN DE LOS
...ORGANISMOS MARINOS
III. ANIMALES MARINOS FILTRADORES
...DE PLANCTON
IV ANIMALES MARINOS COMEDORES
...DE DETRITOS Y ANIMALES NECRÓFAGOS .
V. ANIMALES MARINOS COMEDORES
...DE VEGETALES
VI. ANIMALES MARINOS CARNÍVOROS O
...DEPREDADORES
VII. ACCIÓN DESINTEGRADORA DE
...LAS BACTERIAS MARINAS
VIII. LA REPRODUCCIÓN DE LOS VEGETALES
...MARINOS
IX. LA REPRODUCCIÓN DE LOS ANIMALES
...MARINOS
X. CICLOS REPRODUCTIVOS
XI. LAS MIGRACIONES DE LOS ORGANISMOS
...MARINOS
XII. BIOGEOGRAFÍA DE LOS MARES
REGIONES TROPICALES Y SUBTROPICALES
REGIONES FRÍAS DEL NORTE
REGIONES FRIAS DEL SUR
REPTILES MARINOS
AVES MARINAS
APÉNDICE
GLOSARIO
BIBLIOGRAFÍA
CONTRAPORTADA
C O M I T É
D E
S E L E C C I Ó N
Dr. Antonio Alonso
Dr. Gerardo Cabañas
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Dr. Jorge Flores Valdés
Dr. Leopoldo García Colín Scherer
Dr. Tomás Garza
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Raúl Herrera
Dr. Jaime Martuscelli
Dr. Manuel Peimbert
Dr. Juan José Rivaud
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. José Sarukhán
Dr. Guillermo Soberón
Coordinadora:
María del Carmen Farías
E D I C I O N E S
Primera edición (La Ciencia desde México), 1988
Cuarta reimpresión, 1995
Segunda edición (La Ciencia para Todos), 1997
La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura
Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con
los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología.
D.R.1988 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S.A. DE C.V.
D.R.1997 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Carretera Picacho-Ajusco 227, 14200 México, D.F.
ISBN 968-16-5245-2
Impreso en México
Fecunda idea es la publicación de El océano y sus recursos
primer libro de su índole en México ya que la extensión y
variedad de sus costas bañadas por los dos mayores
océanos del planeta le ofrecen valiosos tesoros cuyo
aprovechamiento total no podrá lograrse sin que se cuente
con un cúmulo de conocimientos científicos sobre el tema.
México como se ha dicho ha vivido de espaldas al mar
dando mínima atención al debido aprovechamiento de sus
recursos marinos. Y, desde luego prácticamente ninguna a
la investigación científica de sus variados recursos. Hace
apenas seis lustros que se dieron en 1923 y 1926 los
primeros y más modestos pasos al respecto promovidos por
el más brillante biólogo que ha producido México, Alfonso L.
Herrera en la benemérita Dirección de Estudios Biológicos
que había fundado en 1915 y a cuyo frente se encontraba.
En tal trabajo participó quien esto escribe y que
posteriormente inició en 1934 la primera cátedra de
hidrobiología y pesca en la Escuela Nacional de Agricultura.
Para entonces ya existían algunos centros de investigación
que paulatinamente fueron creciendo en número. Y también
planteles profesionales en que se formaban los nuevos
investigadores los más activos eran la Facultad de Ciencias
(UNAM) y la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (IPN).
En la Facultad de Ciencias desde 1962 el maestro Juan Luis
Cifuentes tenía a su cargo —y la tiene aún— una cátedra de
zoología
de
invertebrados
que
con
sus
sólidos
conocimientos y dinamismo no tardó en convertirse en polo
de atracción para los alumnos que anhelaban formarse bajo
las enseñanzas del brillante catedrático quien en el periodo
l973-1977 fue designado director de la Facultad de
Ciencias. Esta institución recibió entonces un notable
impulso en sus diversas ramas en un tiempo que puede ser
considerado como la Edad de Oro del Departamento de
Biología.
Paralelamente a estos desarrollos, se había ido acumulando
una abundante y sólida bibliografía especializada de gran
valor de consulta para guiar las investigaciones marinas
pero faltaba una obra escrita por mexicanos que pudiera
servir al lector deseoso de tener una visión panorámica de
la materia. El océano y sus recursos vienen hoy a llenar ese
vacío. En esta serie de doce volúmenes cuidadosamente
equilibrados se enfocan todos los ángulos de las
investigaciones oceánicas con especial referencia a los
aspectos biológicos y muy particularmente a la pesca que
cada día va tomando mayor importancia en la economía
mexicana.
La solidez y autoridad de la obra la avala el nombre de sus
autores: el maestro por antonomasia Juan Luis Cifuentes y
dos de sus más brillantes discípulas y colaboradoras: la
maestra en ciencias María del Pilar Torres García y la
bióloga Marcela Frías Mondragón.
Para mí, que he tenido la incomparable oportunidad de ver
crecer la biología mexicana desde sus albores hace más de
seis y que di mis primeros pasos de investigador del campo
de la hidrobiología es una satisfacción y un honor que Juan
Luis Cifuentes, mi discípulo de antaño y hoy brillante colega
a quien tanto estimo me haya honrado pidiéndome estas
líneas, que con placer he redactado.
ENRIQUE BELTRÁN
N O T A
Al presentar esta serie de doce volúmenes sobre El océano y sus
recursos se tiene el propósito de dirigirlos a los jóvenes que cursan
las enseñanzas media-básica y superior, y dar al público en general
una información amena y sencilla sobre el maravilloso mundo que
representan los océanos todo ello para despertar interés hacia los
fenómenos que suceden en la inmensidad de sus aguas y sobre los
recursos que contienen.
En este séptimo volumen se presenta el comportamiento de la
energía en el medio marino: como la utilizan los seres vivos para su
alimentación, la acción desintegradora de las bacterias marinas en
este ciclo energético, los diferentes tipos de alimentación que
desarrollan los vegetales y los animales en el océano los procesos
que utilizan en su reproducción y como consecuencia de lo anterior
la distribución de estos seres en el planeta y la manera en que
algunos animales terrestres han regresado a invadir el ecosistema
marino como es el caso de las tortugas y de los mamíferos del
grupo llamado de los cetáceos.
Una de las funciones más significativas de todos los seres vivos es
la reproducción, por ello en este volumen se analiza detalladamente
este fenómeno en los vegetales y animales que pueblan el océano,
lo que en los siguientes volúmenes permitirá entender los métodos
de regulación pesquera que se basan principalmente en los ciclos
reproductivos que los organismos desarrollan en el océano.
Estos conocimientos sobre el flujo de energía en el mar facilitarán al
lector la comprensión del contenido del volumen VIII sobre el
aprovechamiento de los recursos del océano, tema muy distinto en
la actualidad que necesita de los conocimientos de las ciencias
marinas para su adecuada discusión e interpretación.
LOS AUTORES
I . L O S C I C L O S O R G Á N I C O S Y
N I V E L E S T R Ó F I C O S E N L O S
O C É A N O S
LA BIOSFERA o conjuntos de seres vivos que se encuentran en el
planeta está representada por bacterias; vegetales y animales.
Entre estos organismos existe una interdependencia debido a la
necesidad de alimento del que obtienen la energía para desarrollar
sus funciones.
El alimento está representado por las sustancias orgánicas:
azúcares grasas y proteínas, las cuales son compuestos químicos a
base de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Las relaciones
entre los organismos y estas sustancias alimenticias son cíclicas, de
manera que se establecen los llamados ciclos orgánicos en
constante renovación.
La interdependencia de las bacterias, vegetales y animales se
establece por los procesos de utilización de la energía fijada del Sol
por los vegetales verdes y concentrada en la sustancia orgánica que
ellos forman y que les sirve de alimento, para pasar posteriormente
a los animales y a las bacterias. Esta relación que se crea entre los
organismos a través del alimento forma los llamados "niveles
tróficos" semejándose más a un flujo o camino unidireccional por lo
que la comida puede llegar en un momento a agotarse, si se utiliza
con irresponsabilidad.
En los ciclos orgánicos y en los niveles de alimentación que se
desarrollan en el océano intervienen estos tres tipos fundamentales
de organismos y, por consiguiente, se establecen tres clases de
dependencia: todos los organismos animales dependen de los
vegetales verdes, por ser los encargados de elaborar el alimento
pero a su vez, éstos dependen de las bacterias y de los animales ya
que a partir del excremento o de los cadáveres de ellos las
bacterias liberan nuevas sustancias
indispensables para las plantas.
inorgánicas
que
son
La dependencia de los vegetales verdes respecto a las cantidades
de materia orgánica que degradan las bacterias, puede entenderse
si se analiza la frase del científico Luis Pasteur que dice "no podría
existir vida sobre la Tierra si junto con la muerte no existiese
también la descomposición". Las sales minerales formadas por
nitrógeno, fósforo, azufre, etcétera solubles en agua denominadas
nutrientes; son fertilizantes que permiten el crecimiento de las
plantas verdes y sólo pueden ser aprovechadas por éstas gracias a
la actividad de las bacterias.
La energía que utilizan todos los sistemas biológicos tiene su origen
en el Sol, de donde se libera inicialmente en forma de radiaciones
gamma produciendo ondas electromagnéticas que constituyen la
energía luminosa o fotónica. Al llegar a la Tierra parte de la energía
solar es absorbida por los vegetales verdes y transformada en
energía química por medio de la fotosíntesis, sintetizándose nuevas
moléculas de compuestos orgánicos principalmente carbohidratos o
azúcares, en los que se almacena la energía. Para desarrollar toda
su actividad vital estos vegetales verdes necesitan las sustancias
orgánicas que están sintetizando, las cuales descomponen durante
su respiración para obtener energía.
La producción de sustancia orgánica de cada planta verde está en
función de la cantidad de sustancia orgánica con la que cuenta; de
la energía solar que recibe según la estación del año, de su edad y
del equilibrio entre la fotosíntesis y la respiración. Según se
presenten estas condiciones los vegetales verdes crecen hasta
llegar a la talla característica para cada especie y en ese momento
se establece el llamado "nivel de compensación" en el que las
actividades de elaboración de la planta se igualan con la de
respiración.
Se ha calculado que de cada millón de fotones que se producen en
el Sol y que llegan a la superficie de la Tierra, sólo unos 90 son
utilizados por todas las plantas verdes para sintetizar materia
orgánica; de éstos, 50 son capturados por los vegetales terrestres y
los 40 restantes por los marinos.
Lo anterior se debe a que el agua del mar constituye una barrera
para la penetración de la luz por lo que los procesos fotosintéticos
con los que se inician todas las cadenas de alimentación se llevan a
cabo en las capas superficiales del océano. En las profundas, donde
no llega la luz sólo se encuentran bacterias capaces de sintetizar
materia orgánica sin ayuda de luz obteniendo la energía necesaria
de las reacciones químicas que realizan, es decir, desarrollan una
quimiosíntesis en lugar de la fotosíntesis; sin embargo en estas
zonas la cantidad de alimento sintetizado es mínima.
Durante el proceso fotosintético se presenta una serie de ciclos de
los elementos y compuestos químicos que intervienen en él. Éstos
son el del bióxido de carbono, del oxígeno, del nitrógeno y los de
otros elementos como el fósforo, el calcio, el potasio etcétera.
El bióxido de carbono constituye solamente el 0.03% del volumen
total de la atmósfera, y de ahí pasa al agua oceánica en donde se
disuelve llegando a los vegetales marinos para que puedan realizar
la fotosíntesis. El bióxido de carbono regresa a la atmósfera durante
la respiración de los organismos tanto vegetales como animales y
por la actividad del hombre durante las combustiones que realiza en
su industria; la actividad volcánica es otra fuente que regresa este
compuesto al aire.
Los océanos tienen una mayor concentración de bióxido de carbono
que la atmósfera y este compuesto participa en un gran número de
procesos que llevan a cabo los organismos, como la formación de
sus conchas, la estructuración del esqueleto de los corales,
etcétera.
El bióxido de carbono tanto de la atmósfera como del océano, actúa
en forma parecida a las paredes de un invernadero ya que atrapa el
calor del Sol sobre la superficie del planeta. Según muchos biólogos
la contaminación atmosférica causada por diversas combustiones
que realiza el hombre, puede aumentar peligrosamente la cantidad
de bióxido de carbono y si esto ocurriese la temperatura de la
superficie terrestre aumentaría lo suficiente para ocasionar cambios
climáticos en gran escala, como por ejemplo el deshielo de hielos
polares que traería el aumento del nivel de los mares ocasionando
grandes cambios en las costas. Se desconoce si en estas
condiciones los vegetales verdes aumentarían su producción
fotosintética y si esto equilibraría la situación.
Otro sistema cíclico que interviene en los flujos energéticos es el del
nitrógeno. Las sustancias orgánicas nitrogenadas se sintetizan en
los vegetales verdes, formando alimento para las mismas plantas y
para los animales; al morir estos organismos así como cuando
excretan o eliminan sus sustancias de desecho nitrogenadas entran
en acción las bacterias; éstas al desintegrarlas obtienen la energía
para realizar sus funciones y al mismo tiempo, transforman estas
sustancias en productos inorgánicos que son solubles en agua y
pueden ser absorbidos por los vegetales verdes para iniciar
nuevamente el ciclo del nitrógeno.
Otros elementos que se encuentran en el agua oceánica son el
fósforo, el calcio, el potasio etcétera que también presentan un
comportamiento cíclico; todos ellos se sintetizan en los vegetales
verdes formando compuestos orgánicos que son aprovechados por
ellos mismos, y que pueden pasar animales y, de éstos, a las
bacterias; en ocasiones se produce un paso directo de los vegetales
a las bacterias. La actividad bacteriana hace posible que tales
elementos queden de nuevo a disposición de ser absorbidos por las
plantas.
La productividad oceánica por lo tanto depende de la cantidad de
vegetales verdes que existan, de la disponibilidad de los elementos
inorgánicos que contienen nitrógeno, fósforo, etcétera y de a
abundancia de bióxido de carbono La existencia de estos elementos
inorgánicos o nutrientes hace que los ciclos vitales transcurran más
rápidamente y que la producción del mar sea mayor.
Todas las funciones vitales que llevan a cabo los organismos
representan un gasto de energía; esto se observa en la respiración,
la circulación, la digestión, la correlación nerviosa, la natación,
etcétera. Tanto así, que se puede decir que los seres vivos son
constantemente atravesados por un flujo o corriente de energía que
entra en ellos en forma de alimentos y sale bajo el aspecto de
movimiento, calor o actividad.
La alimentación de los seres vivos puede interpretarse en términos
de circulación de energía; esto se observa cuando un pez mayor
devora a uno más pequeño para seguir viviendo; el primero obtiene
las calorías o unidad de energía que necesita a expensas del
segundo para poder llevar a cabo las funciones vitales
estableciéndose redes de devoradores y devorados que constituyen
la base del mantenimiento de los seres vivos, incluso de las
bacterias que viven a expensas de los restos de plantas y animales
una vez muertos, En conjunto, se trata de una constante de
transferencia de energía, gracias a la cual se mantiene girando
infinidad de engranes que forman a los seres vivos.
Figura 1. Ciclo del bióxido de carbono.
Esta red constituye la llamada trama de alimentación, formada por
una serie de cadenas de alimentación en las que el primer eslabón
son los vegetales con clorofila. Éstos son fundamentalmente algas,
y no sólo las que se pueden observar poblando las zonas costeras
sobre las rocas, sino infinidad de algas unicelulares microscópicas
que viven flotando en las aguas como formadoras del fitoplancton
existiendo muy pocas plantas superiores con flores y frutos. Estos
vegetales verdes representan el primer nivel trófico del océano, ya
que son los productores primarios de los que depende la vida en el
océano.
La rica población de algas microscópicas del fitoplancton constituye
el sustento de gran número de pequeños animales de dimensiones
cercanas al milímetro que también viven flotando en el océano cuya
alimentación es herbívora y que forman el llamado zooplancton que
integra el segundo nivel trófico. Éstos a su vez, son capturados en
parte por peces u organismos que filtran el agua para concentrarlos
como su alimento y ellos servirán después a otros peces carnívoros
los cuales podrán alimentar a otros mayores o al hombre que los
captura para su propia alimentación, estableciéndose los niveles
tróficos tercero, cuarto; etcétera.
Este encadenamiento de organismos que se comen unos a otros se
puede concebir como una corriente de energía que va pasando de
unos seres a otros. En cada eslabón de la cadena se pierde una
buena parte de esta energía, hasta un 90% lo cual exige que la
cantidad de energía que captan los productores primarios sea diez
veces superior a la que llega a los primeros carnívoros. Esta energía
que se va perdiendo en cada eslabón es la que utilizan los
organismos en sus procesos vitales o que se pierde con la muerte
de una parte de ellos.
Figura 2. Niveles tróficos.
Las cadenas de alimentación se presentan como una pirámide en la
que la base es el fitoplancton y la cúspide los últimos carnívoros;
sin embargo esté no es simple, ya que un mismo organismo se
puede alimentar a expensas de varias especies distintas, según las
circunstancias del momento y del medio donde se encuentre; y a su
vez, puede ser presa de unas u otras. Por ello, el transporte de
energía no se realiza en forma lineal sino estableciendo una red, la
trama de alimentación cuyos nudos estarían ocupados por las
distintas especies.
Las relaciones tróficas de las comunidades marinas suelen ser
complejas por la tendencia de los organismos de niveles tróficos
más altos a alimentarse, alternativamente, de otros no
necesariamente del mismo nivel; por ejemplo, en el arenque que es
uno de los peces de mayor importancia como alimento para el
hombre, el riesgo de muerte por hambre se ve disminuido por la
existencia en su dieta de organismos alternativos y por su habilidad
para conseguir alimento de niveles tróficos bajos.
En la cadena de alimentación del arenque en el Mar del Norte, la
línea principal la constituyen: las diatomeas, vegetales del
fitoplancton; Calanus, copépodos herbívoros del zooplancton;
arenque adulto. Sin embargo se observa que las diatomeas pueden
ser comidas por larvas de moluscos o por pequeños animales como
copépodos, eufáusidos y tunicados, los que alimentan a arenques
jóvenes, o a otros gusanos como las sagitas y los anfípodos, o a
peces chicos como las anguilas de arena, los cuales a su vez son
comidos por arenques adultos.
La cantidad de energía que se incorpora en cualquiera de los niveles
tróficos es decir productores primarios herbívoros, carnívoro I,
carnívoros II, etcétera, se puede expresar en calorías, en cantidad
de carbono fijado para formar materia orgánica o en cantidad de
materia orgánica; denominándose producción. La cantidad total en
peso de materia viva que constituye un determinado nivel trófico se
denomina biomasa, por lo que se puede definir la producción del
océano como "el aumento de la biomasa por unidad de superficie y
unidad de tiempo en un determinado grupo de organismos".
Figura 3. Fitoplancton como base de la cadena trófica.
En los mares templados las algas fotosintetizadoras del plancton
presentan biomasas del orden de las 10 toneladas por kilómetro
cuadrado, con una producción anual de 2 000 toneladas por
kilómetro cuadrado, lo que da una idea de la cantidad de energía
que se incorpora anualmente al mar gracias a la actividad de los
vegetales marinos. Se estima que la cantidad de energía convertida
en materia viva por los productores primarios en el mar, es más o
menos de 15 trillones de kilocalorías por año; según los autores de
este libro dicha producción es de casi el doble de la producción total
de las plantas que habitan en los continentes.
Con base en lo que se conoce de estas tramas de alimentación, se
puede decir que el océano es capaz de producir más proteínas
animales de lo que podría consumir una población humana de
dimensión mayor a la que ahora existe en el mundo, aun si cada
individuo tuviera una ración diaria equivalente a sus necesidades o
a sus apetencias. En la actualidad, la mayor parte de la producción
de los océanos se destruye por muerte natural y sin ser utilizada
por el hombre vuelve al ciclo biológico del océano.
Lo primero que necesita la dieta total de hombre no son nuevos
medios de producción de alimentos, sino una distribución más
equitativa de lo que se produce o de lo que fácilmente se puede
llegar a producir. En esta etapa de la historia el problema del
hambre es de egoísmo económico y no de capacidad productiva de
alimento por los organismos que viven en los continentes y en los
océanos.
El deber de la ciencia, de la tecnología y de la propia humanidad es
lograr que la productividad del mar llegue de manera equitativa a
todos los hombres para satisfacer sus necesidades proteicas.
I I .
L A A L I M E N T A C I Ó N D E L O S
O R G A N I S M O S M A R I N O S
LOS organismos que viven en el océano pertenecen a los dos
grandes reinos de seres vivos: el vegetal y el animal aunque
algunos generalmente microscópicos muestran características de
ambos y reciben el nombre de protistas.
Desde el punto de vista de su alimentación los organismos
presentan diferencias básicas, característica que es utilizada para su
colocación en estos dos grandes reinos. La nutrición está
representada por las actividades que desarrollan los seres vivos
para incorporar a su organismo la materia orgánica que necesitan,
llamada alimento.
Los vegetales
de elaborar
inorgánica en
por tener que
son organismos autótrofos, es decir que son capaces
su propio alimento transformando la sustancia
orgánica mientras que los animales son heterótrofos
tomar la sustancia orgánica ya elaborada.
La nutrición y como consecuencia el crecimiento de los vegetales
marinos se lleva acabo por procesos autótrofos en función de la
fotosíntesis que realizan utilizando los llamados pigmentos
asimiladores, a los que pertenecen la clorofila de color verde; la
xantofila, amarilla y la carotina de tonalidad roja Como la actividad
de estos pigmentos depende de la cantidad de luz con que cuenten,
la distribución de las plantas marinas está relacionada con el tipo de
pigmento y de intensidad con que la luz penetra en las aguas,
siendo por lo tanto, restringida y especial.
La actividad fotosintética de los vegetales marinos depende
entonces de la intensidad luminosa; esta actividad se puede medir
por la cantidad de oxígeno que ellos liberan ya que se sabe que al
mismo tiempo que las plantas la realizan están respirando; en esta
última función utilizan el oxígeno para poder liberar la energía que
necesitan para sus otras funciones; llamándose punto de
compensación aquella intensidad luminosa en la que los vegetales
están consumiendo igual cantidad de oxígeno que el que producen
durante la fotosíntesis.
La profundidad a la que se encuentran distribuidas las plantas para
alcanzar su punto de compensación es diferente para cada
organismo, dependiendo de las características fisiológicas de cada
especie y también de la transparencia del agua; asimismo
intervienen otros factores secundarios como la época del año, la
nubosidad, la hora solar, etcétera.
Figura 4. Tipos de nutrición.
Las posibilidades de supervivencia en relación con la función de
nutrición de los vegetales marinos dependiente de la cantidad de luz
que reciben varía de unas especies a otras: pueden existir unas que
precisan grandes cantidades de energía luminosa para vivir,
llamadas fotófilas o sensibles a la luz, como las algas verdes o
clorofitas; mientras que otras sólo necesitan pequeñas cantidades,
las esciafilas o sensibles a la sombra, como las algas pardas o
feofitas.
Las diatomeas son entre las plantas marinas, las que mayor
importancia tienen en la función fotosintética que se lleva a cabo en
el océano; representan el origen de la alimentación de toda la vida
marina; suelen prosperar mejor con bajas intensidades luminosas y
se ha encontrado que necesitan la mitad de luz que otros pequeños
vegetales fitoplanctónicos, los dinoflagelados. Algunas diatomeas
pueden vivir a intensidades luminosas mínimas como sucede con las
que crecen en el invierno en las regiones árticas.
Para la función fotosintética propiamente dicha las plantas necesitan
el bióxido de carbono y el agua que encuentran en su medio
ambiente; pero en la elaboración de sus componentes, orgánicos
principalmente en la construcción de sus estructuras son necesarias
las proteínas para cuya síntesis requieren de otros elementos
químicos como el nitrógeno y el fósforo; y en la formación de los
órganos de su cuerpo, como los esqueléticos intervienen elementos
tales como el carbonato de calcio y el sílice. Todos ellos se
encuentran en el agua del mar formando las llamadas sales
nutritivas o nutrientes, que son considerados como los fertilizantes
de los océanos.
Los nutrientes que las plantas marinas sólo pueden tomar del agua
del mar, forman soluciones generalmente diluidas y son suficientes
para sus necesidades nutritivas debido principalmente al pequeño
tamaño de los vegetales del fitoplancton, que tienen una mayor
capacidad de absorción al presentar más superficie de contacto con
el medio ambiente y tomar, por todo su cuerpo, las sustancias
indispensables para su nutrición.
Por estas razones se puede interpretar por qué las plantas marinas
enraizadas, como las fanerógamas y las algas de mayor tamaño
que viven fijas en el fondo, tienen un área de distribución muy
restringida, limitada prácticamente a la plataforma litoral y, por lo
tanto, la labor de síntesis de alimentos como fuente primordial de la
vida en el mar recae principalmente en el fitoplancton.
Aunque existan vegetales macroscópicos pelágicos, como los
sargazos que flotan en la superficie del mar, las sales nutritivas
rápidamente se agotan y es difícil recuperarlas mientras que el
plancton vegetal, extendido por los mares en ambos sentidos
horizontal y vertical tiene mayores posibilidades de encontrar estas
sales para realizar su labor sintética y producir su alimento.
La fotosíntesis se efectúa en los cromoplastos que tienen como
principal componente a la clorofila la cual puede ir acompañada por
los otros pigmentos. Su mecanismo íntimo es sumamente complejo
y muchas de las reacciones que se presentan aún se están
estudiando. El proceso se puede explicar, de manera elemental
como sigue: la clorofila capta la energía solar y la transforma en
energía química la que es aprovechada para formar un compuesto
llamado adenosintrifosfato o ATP, el cual capta energía y
descompone el agua en oxígeno que se desprende, e hidrógeno que
se fija en una sustancia llamada "aceptor"; en ello intervienen
diversas enzimas y estas reacciones se efectúan ante la luz por lo
que se llama fase luminosa.
Inmediatamente el hidrógeno fijo en el aceptor se libera y reacciona
con el bióxido de carbono que había sido captado por la clorofila, lo
cual se logra con la energía que contiene el ATP y tiene como
resultado la elaboración de azúcares; esta reacción se puede
efectuar sin la presencia de luz, por lo que es conocida como fase
oscura.
Como principal azúcar o hidrato de carbono que forman los
vegetales se encuentra la glucosa que almacena la energía química
que proviene de la luz solar y que constituye un azúcar simple con
la cual los vegetales van a formar otros más complejos como la
sacarina y el almidón que son almacenados en los tejidos de la
planta como sustancia de reserva.
A partir de los azúcares las plantas elaboran los lípidos o grasas que
están presentes en todas las células vegetales, y que en algunos
dinoflagelados del placton son tan abundantes, que cuando éstos se
localizan en una zona superficial del mar le dan el aspecto de caldo
grasoso. También con los azúcares cuando se combinan con sales
minerales nitrogenadas, se elaboran las proteínas que forman parte
de las estructuras del vegetal y que pueden ser almacenadas en
grandes cantidades, como en el caso de los sargazos. Otras
sustancias que producen los vegetales marinos son las vitaminas,
que en algunas algas como las rodofitas o algas rojas son
abundantes en forma de carotenos.
Aproximadamente el 80% o más de la fotosíntesis total del planeta
se efectúa en los océanos. Se ha estimado que cada año cerca de
150 000 millones de toneladas de bióxido de carbono y 60 000
millones de toneladas de agua intervienen en el proceso
fotosintético, produciéndose 100 000 millones de toneladas de
materia orgánica.
Cantidades considerables de este material orgánico son utilizadas
en las actividades vitales de las plantas mismas, mientras que
solamente una fracción se consume como alimento para los
animales y una gran porción se descompone, por acción de las
bacterias transformándose en sustancias orgánicas.
Tanto los animales marinos como los terrestres dependen
completamente de los vegetales en cuanto a su alimentación ya que
al ser heterótrofos tienen que tomar los alimentos sintetizados por
los vegetales, directamente por los animales herbívoros también
llamados fitófagos, o indirectamente como es el caso de los
carnívoros o zoófagos.
La alimentación de los animales implica, por consiguiente la
existencia de una ininterrumpida cadena de seres comedores y
comidos de depredadores y depredados, que se inicia en unos de
régimen herbívoro, que son los que incorporan al reino animal los
alimentos sintetizados por los vegetales.
Durante la alimentación los animales van a recuperar las pérdidas
que se producen por la utilización de las sustancias energéticas en
su funcionamiento; también mantienen la estructura de su cuerpo
constante y, cuando se hallan en fase de crecimiento durante su
etapa juvenil, elaboran nueva materia para incorporarla a sus
estructuras y aumentar de talla. Para realizar todos estos procesos,
el animal toma del exterior sustancias orgánicas o alimentos de
diferentes clases y diversas procedencias.
La sustancia orgánica que los animales ingieren sufre
transformaciones más o menos intensas para pasar de sustancia
orgánica compleja, la cual no puede ser asimilada por el organismo
a sustancia orgánica simple que puede quedar fácilmente
incorporada a sus células; a este proceso se le denomina digestión
y es una característica de los animales, así como la fotosíntesis lo
es de los vegetales.
Para realizar esta función, los animales poseen un aparato digestivo
que interviene directa o indirectamente en los siguientes pasos:
captura del alimento; transformación física y química del alimento
en pequeñas partículas, por medio de los órganos prensores y
masticadores así como las enzimas digestivas realizándose los
pasos llamados ingestión y digestión; posteriormente se lleva a
cabo la absorción del material digerido; es decir el paso de los
alimentos del canal alimenticio hacia el aparato circulatorio con el
fin de que el organismo haga propia la sustancia alimenticia o sea,
asimilarla y, por último, se realiza la eliminación de los restos
digeridos.
Para lograr la incorporación de esta sustancia orgánica en los
animales marinos se establecen una serie de pasos en las cadenas
de alimentación; primero intervienen los animales fitófagos o mejor
dicho fitoplanctófagos pues aunque no falten los animales que se
alimentan de vegetales macroscópicos como los herbívoros la
mayoría de los fitófagos se alimentan comiendo plancton; además
de que en el océano los vegetales superiores representan un
volumen menor que el de las plantas microscópicas del plancton.
Por lo tanto, es indispensable las existencias en el mar de una serie
de animales lo suficientemente pequeños para que puedan utilizar
como alimento a los diminutos organismos del fitoplancton. Estos
seres, son por lo general, crustáceos del grupo de los copépodos,
principales integrantes del zooplancton que abundan en todos los
mares, alimentándose de diatomeas, dinoflagelados y otros
vegetales del plancton. Junto con los copépodos, también basan su
alimentación de manera preferente en el fitoplancton otros grupos
de animales como los protozoarios, los crustáceos, eufáusidos y no
pocos estados larvarios de invertebrados como de moluscos y
equinodermos, e incluso de vertebrados como algunos peces.
La misión de estos animales fitoplanctófagos es de extraordinaria
importancia, no sólo por que incorporan al reino animal las
sustancias orgánicas sintetizadas por los vegetales marinos sino
porque a su vez las transforman en otras de carácter animal más
fácilmente asimilables por el resto de la cadena de alimentación.
Por otro lado, al presentar mayor tamaño que los organismos del
fitoplancton la sustancia asimilable no está tan difundida en el agua
del mar por lo que puede ser mejor aprovechada por animales más
grandes.
Se tiene que considerar además que una parte de los productos
orgánicos sintetizados por los vegetales marinos queda libre en el
agua del mar de modo que ésta contiene una enorme cantidad de
materia orgánica, tanta que puede ser estimada en ocasiones
superior a la contenida en los seres vivos marinos, animales y
vegetales. La incorporación de esta materia orgánica a los animales
se realiza gracias a la acción de bacterias y otros organismos
microscópicos, como los dinoflagelados, que la descomponen
durante su proceso de nutrición, por lo que se les llama saprófitos,
y parte de esta materia digerida es aprovechada directamente por
otros animales marinos de mayor tamaño como los crustáceos.
Se comprobó la acción de los dinoflagelados en este proceso cuando
el buque oceanográfico alemán Meteor los colectó por debajo de la
zona eufótica, en una región donde no podían realizar fotosíntesis, y
tendrían que nutrirse con la descomposición de esta materia
orgánica disuelta en el agua del mar.
Los animales marinos, por lo tanto, pueden presentar distintos tipos
de alimentación, según el eslabón de la cadena de alimentación que
ocupen y según las características del medio que los rodea. Se
pueden colocar en dos grandes grupos: los que se alimentan de
vegetales o fitófagos que pueden ser fitoplanctófagos, herbívoros,
etcétera; los que comen animales o zoófagos, que según su dieta,
pueden ser ictiófagos, si comen peces; carcinófagos ,si ingieren
cangrejos, malacófagos si se alimentan de moluscos, etcétera.
Sin embargo, de una manera general se distinguen cuatro grupos
básicos de animales marinos según la forma o la calidad de
alimentación. El primero, formado por los animales que se
alimentan de plancton, separándolo del agua del mar por
procedimientos especiales de filtración de la misma, a lo que se
llama filtradores; el segundo lo constituyen los animales que se
alimentan de detritos orgánicos depositados en el fondo de los
mares, mezclados con los sedimentos y de cadáveres llamados
"saprófagos" y "necrófagos"; el tercero agrupa a los que se
alimentan de vegetales o "fitófagos"; y el cuarto a los que comen
depredando a los animales o "zoófagos".
Figura 5. Zoofagos.
En resumen, desde el punto de vista de la nutrición de los seres
marinos se pueden establecer cuatro niveles tróficos el primero
corresponde a los seres llamados "productores" los que realizan la
producción básica o primaria, principalmente los vegetales del
fitoplancton; el segundo es el de los animales "fitófagos" y
corresponde al de la productividad secundaria; el tercero de los
"zoófagos" o de la producción terciaria; y finalmente el cuarto y
último nivel es el de los seres desintegradores representado por las
bacterias.
Cada nivel trófico está integrado por su correspondiente biomasa la
cual va disminuyendo conforme se pasa de un nivel trófico al
siguiente, lo que implica una pérdida en la productividad que puede
estimarse en un 10% en cada eslabón de la cadena.
Entender y medir la alimentación de los organismos marinos hace
posible predecir el crecimiento de las poblaciones que son la base
de las pesquerías del mundo y estimar la disponibilidad de proteínas
que la humanidad tendrá, a partir del océano para su nutrición. La
continuidad de la investigación básica en este campo es un
prerrequisito indispensable para la eficaz explotación de los
recursos marinos y para la supervivencia del hombre.
I I I . A N I M A L E S M A R I N O S
F I L T R A D O R E S D E P L A N C T O N
EXISTEN organismos pertenecientes a diversos grupos zoológicos
cuya alimentación es exclusivamente a base de plancton. Para ello
reúnen el plancton microscópico disperso en el agua por medio de
determinados procedimientos de filtración de ésta y concentración
de los organismos planctónicos antes de que pasen a su tubo
digestivo encontrándose que la mayoría de los animales que
manifiestan este régimen alimenticio son, a su vez, miembros del
plancton.
Los aparatos que presentan los animales marinos para filtrar el
agua son de diferentes tipos y en algunos copépodos, Calanus por
ejemplo, consiste en una serie de espinas dependientes de los
apéndices bucales correspondientes a las segundas maxilas
apéndices especializados para capturar el alimento y recubiertos de
diversas prolongaciones; además sus segundas antenas sus palpos
mandibulares y sus primeras maxilas tienen también prolongaciones
espinosas que vibran en forma regular entre 600 y 2 640 veces por
minuto. Estas vibraciones crean dos remolinos de agua que se
dirigen a lo largo de ambos lados del cuerpo produciendo un
movimiento de deslizamiento que la conduce hasta el filtro formado
por las segundas maxilas donde queda detenido el plancton que
posteriormente pasa a la boca.
Este copépodo Calanus que tiene5 milímetros de longitud puede
filtrar hasta un litro de agua e ingerir de 11 000 a 373 000
diatomeas durante 24 horas según el tamaño de éstas.
Los crustáceos del grupo de los eufáusidos, a los que pertenece uno
pequeño conocido como "krill" parecido a camarones de 3
centímetros de longitud, tiene un aparato filtrante compuesto por
los 6 primeros apéndices torácicos, los cuales poseen un largo fleco
de cerdas en uno de sus costados y que junto con los del otro lado
forman una canasta o red en forma de embudo. La corriente
alimenticia que pasa por esta red depende del movimiento hacia
adelante del cuerpo del animal.
Otros invertebrados del plancton son los quetognatos como los del
género Sagitta, animales en forma de flecha que flotan entre las
aguas en espera de saltar sobre las larvas copépodos y demás
animales planctónicos a los que engullen casi enteros con
extraordinaria rapidez.
Los ctenóforos o farolitos de mar realizan también grandes estragos
en la población planctónica; ya que por medio de sus largos
tentáculos llevan a cabo la depredación en los animales cuya vida
se encuentra suspendida en las aguas mismos que penetran por su
boca que mantienen constantemente abierta.
También las esponjas son animales filtrantes de plancton; se
alimentan de organismos y partículas sumamente finas los estudios
de tres esponjas de Jamaica demostraron que el 80% de la materia
orgánica filtrada consumida por ellas es de tamaño cercano a un
milímetro y el otro 20% consta de bacterias, dinoflagelados y
plancton más fino.
Las partículas de alimento de estas esponjas se seleccionan, en
gran parte, sobre la base del tamaño; entran junto con el agua a
través de sus poros inhalantes que se encuentran en la pared del
cuerpo de ahí siguen a los canales donde son coladas en el curso de
su paso por las cámaras vibrátiles.
Según la complicación de sus canales las esponjas pueden ser de
tres tipos: el más simple es el "Ascon", luego el "Sicon" y por último
el "Leucon" de gran complejidad habiéndose calculado que en un
centímetro cúbico tienen 2 millones y medio de cámaras vibrátiles y
por ellas pueden pasar 22 litros de agua en 24 horas. Todas las
funciones del animal, como respiración, nutrición etcétera dependen
de la circulación del agua por su cuerpo.
Muchos de los anélidos excavadores sedentarios y poliquetos
tubícolas también se alimentan por filtración. Estos animales poseen
en su cabeza estructuras especiales para la capura de su alimento,
utilizándolas para recolectar detritos y plancton del agua
circundante. Las partículas adheridas son transportadas a la boca a
lo largo de vías ciliadas.
En los gusanos del género Sabella, que viven fijos en las piedras del
fondo o en los corales, dentro de tubos de consistencia semejante al
cuero, se presenta una corona de branquias compuesta de dos
semicírculos que al oponerse entre sí forman un embudo cuando se
expanden fuera del extremo del tubo. Se produce una corriente de
agua que llega al embudo donde las partículas alimenticias quedan
atrapadas por una secreción pegajosa que los gusanos expulsan por
la boca y las más voluminosas son rechazadas mientras que las
más finas son dirigidas a la boca por medio del movimiento de los
cilios que presenta el epitelio que la cubre.
Entre los animales como los mejillones y las ostras; hay varios que
llevan el plancton hasta la boca durante los movimientos
respiratorios por medio de series de cilios más gruesos llamados
cirros vibrátiles, situados en los surcos de sus branquias que están
impregnadas de moco donde se pegan los organismos y con el
movimiento llegan a su boca.
El género Crepidula, molusco gasterópodo que se alimenta de
sustancia en suspensión y filtrando plancton presenta largos
filamentos branquiales con el fin de brindar un área más amplia de
superficie para atrapar su alimento. Los bordes de la concha y el
manto están físicamente adheridos al sustrato salvo un pequeño
espacio a cada lado de la parte anterior por donde el agua entra por
el lado izquierdo y sale por el derecho y cuando el plancton pasa
por la cavidad del manto, es atrapado en una lámina mucosa
situada en la superficie frontal del filamento branquial.
Figura 6. Diferentes tipos de esponjas.
La lámina de la branquia de estos moluscos lleva gran cantidad de
cilios encargados de mover partículas alimenticias que pasan a los
extremos de los filamentos, los cuales se enroscan contra los lados
del cuerpo; posteriormente las partículas de alimento llegan al
estómago siguiendo un surco alimentario localizado en el esófago.
Los crustáceos que pertenecen al grupo de los artrópodos utilizan
una gama amplia de dietas y mecanismos de alimentación siendo
varios los representantes de este grupo que se alimentan filtrando e
ingieren plancton y detritos.
Para poder capturar su alimento por filtración los artrópodos
desarrollan cerdas en lugar de cilios y algunas de estas cerdas finas
están situadas en ciertos apéndices funcionando como filtros para la
recolección de partículas alimenticias. La corriente de agua
necesaria es producida por el batido o movimiento de los apéndices
filtrantes o con más frecuencia, por apéndices especiales
modificados para este fin.
Las partículas reunidas son extraídas de las cerdas de filtro por
otras que tienen aspecto de peine o cepillo y son transportadas a
las partes bucales por otros apéndices o, a veces, mediante un
surco alimenticio ventral; el tamaño de la red que se forma para
filtrar determina la naturaleza y tamaño del material que es
capturado.
La alimentación por filtración evolucionó con entera independencia
en el grupo de los crustáceos y esto se puede interpretar del hecho
de que virtualmente todos los pares de apéndices incluso las
antenas que son táctiles se modificaron de un grupo a otro para que
se pudiera llevar a cabo este tipo de alimentación.
Es manifiesta, en casi todos los grupos de crustáceos, la tendencia
del desplazamiento de este aparato filtrador hacia la región
anterior, colocándose cerca de la boca y a utilizar solamente los
apéndices que se localizan en los primeros segmentos del
cefalotórax o apéndices cefálicos.
En los protocordados tunicados como las ascidias la alimentación es
también por filtración; extraen plancton de la corriente de agua que
pasa por la faringe en grandes cantidades, producida por el
movimiento de largos cilios; un ejemplar que sólo tiene unos
cuantos centímetros de longitud puede pasar por su cuerpo 173
litros de agua en 24 horas.
Los pequeños protocordados en los que existe una superficie de
captación más restringida, llamada sifón, utilizan una corriente de
aspiración mucho más fuerte. En esos animales las partículas
alimenticias son conducidas a la boca mientras las partículas
minerales son detenidas y rechazadas después de darles forma
esférica formando seudoheces algo parecidas a las que salen por su
ano después de la digestión. Cuando la turbiedad del agua es
elevada estas seudoheces son expulsadas en abundancia
desempeñan un papel importante en la sedimentación.
y
En la salpa, otro protocordado, la retención del plancton se hace en
la cavidad faríngea al pasar el agua a través de las branquias en
cuyas proximidades se encuentra la zona inicial del esófago.
La alimentación por filtración o retención del plancton es muy
común en muchos de estos animales sedentarios, aunque en
algunos la abundancia del plancton haga innecesaria la existencia
de delicados o especiales filtros, bastando con procedimientos
destinados a producir las corrientes de agua que transporten el
alimento hasta la boca.
No faltan formas muy especializadas de aparatos filtradores en
animales superiores como peces o mamíferos.
Entre los peces adaptados para la alimentación planctónica son
característicos los clupeidos, como las sardinas y los engráulidos
como los boquerones.
En estos peces el filtro para la retención del plancton lo constituyen
unas formaciones derivadas de las branquias las llamadas
"branquispinas", que son como espinas a veces muy largas que
sobresalen de la cara anterior de los arcos branquiales y que al
cruzarse las de un lado con las del otro forman un filtro para el
agua cerrando el paso al plancton que posteriormente es arrastrado
hasta el esófago.
La amplia gama de alimentación que presentan los tiburones
alcanza quizá su máxima especialización en los comedores de
plancton, como los cetorrínidos a los que pertenece el enorme
tiburón ballena que recorren pausadamente los océanos
recolectando la casi inagotable cosecha de seres planctónicos.
Posiblemente como una respuesta a su posición en la cadena de
alimentación muy cerca de los productores primarios los tiburones
planctófagos han alcanzado un enorme tamaño debido a las
grandes cantidades de alimento del que pueden disponer.
El "tiburón peregrino" puede superar los 13 metros de longitud,
mientras que el tiburón ballena alcanza los 23 metros, y son los
peces más grandes de cuantos se encuentran en el océano. Estos
inofensivos tiburones presentan una gran especialización de sus
estructuras bucales, de la que es un claro índice el pequeño tamaño
de sus dientes y la existencia de arcos branquiales provistos de
finas láminas que actúan a modo de filtro.
En los mamíferos marinos, como las ballenas, los dientes han
sufrido, a través del tiempo, notables modificaciones pues al
devorar la comida bajo el agua es imposible masticarla, y el
especializado aparato dental de la mayoría de los mamíferos no
tiene razón de ser en los cetáceos.
Las "verdaderas ballenas" carecen de dientes y se alimentan de
animales formadores del plancton, no mayores de 5 a 6,
centímetros en particular las pequeñas quisquillas que constituyen
el "krill" y que viven en grandes bancos.
El estómago de una ballena azul puede recibir hasta una tonelada
de crustáceos que evidentemente no captura uno por uno, porque
esto sería poco eficiente, ni devora a miles de ejemplares de golpe
abriendo las fauces, pues por nutridos que fueran los bancos
tragaría una enorme cantidad de agua. Es necesario un aparato
especial que permita expulsar el agua y retener el alimento por lo
que las ballenas presentan las "barbas", llamadas simplemente
"barbillas", filamentos dispuestos en las series muy juntas a ambos
lados de la boca, que cuelgan del paladar y tienen forma de hoz
bordeada por un largo fleco.
Cuando el enorme animal nada entre dos aguas, prácticamente
rodeado por krill, abre la gran boca, recoge ciertamente mucha
agua, que en unión de las quisquillas almacena en su cavidad bucal,
dilatada al extenderse los pliegues de la garganta; en seguida hace
presión con la lengua sobre el paladar, como un émbolo, y el agua
es expulsada a través de las barbas, que retienen el alimento.
Mediante un mecanismo aún no bien conocido, seguramente
utilizando la lengua el plancton es empujado a través de la estrecha
faringe hasta el esófago y después pasa al estómago donde se
almacena e inicia la digestión.
Figura 7. Ballena gris, mamífero filtrador.
El científico soviético Zenkovich ha realizado importantes
investigaciones sobre la alimentación de las ballenas, haciendo
notar que comen más plancton vegetal del que habitualmente se
cree, que se nutren con más intensidad durante su estancia en los
mares glaciales que cuando llegan a mares templados, y que los
individuos mayores y las hembras gestantes se alimentan más que
los jóvenes y hembras que no están criando.
También ha calculado los promedios que ingieren, y observó que
cada ballena azul devora, en la Antártida, 4 toneladas de plancton
al día, lo que supone casi medio millón de kilogramos de pequeños
animales y plantas por temporada, ya que su permanencia en esa
zona es de 120 días.
Naturalmente, no todas las ballenas obtienen su alimento del
mismo tamaño, y la disposición y dimensiones de las barbas está en
relación con el régimen alimenticio. Es notable el caso del "rorcual
de Bryde" que, dotado de barbillas especialmente rígidas, se
alimenta fundamentalmente de peces. En los estómagos de otras
especies de ballenas se encuentran peces con regularidad y
animales minúsculos que quedan retenidos entre las estrechas
barbas.
Estos animales llevan a cabo migraciones considerables,
determinadas por la abundancia del alimento y la reproducción.
Cada año, en primavera, las ballenas se aproximan a los polos,
donde comen abundantemente y acumulan gran cantidad de grasa;
muy gordas, en otoño se acercan a los trópicos como las costas de
Baja California en México, para reproducirse, alimentándose
escasamente o dejando de hacerlo y perdiendo gran parte de su
cubierta de grasa, menos necesaria en aguas más cálidas.
La alimentación basada en el plancton por medio de filtros, puede
considerarse un fenómeno voluntario, como en el caso de las
ballenas y los rorcuales, o un proceso involuntario dependiente de
los movimientos respiratorios, lo que ocurre en las oikopleuras,
salpas, clupeidos y demás peces que retienen el plancton en sus
branquias. Esto no excluye que en los peces que tienen este tipo de
alimentación "pasiva" no exista también la "activa", puesto que
igualmente pueden capturar al plancton yendo tras él, actuando
entonces como verdaderos seres depredadores.
Algunos de los animales filtradores de plancton, como ostras,
almejas y mejillones son elementos importantes en la dieta del
hombre desde tiempos prehistóricos, y de esta manera aprovecha
la productividad del mar; por ello se pregunta por que no cosecha el
plancton directamente, en vez de que las ostras lo hagan por él, si
con ello se pierde gran parte del alimento potencial.
Aparte de que las ostras tienen mejor sabor, la respuesta está en la
economía, y en la tecnología más que en la biología, ya que no se
cuenta con un método simple económico para recoger alimentos de
tamaño microscópico. La energía necesaria para filtrar del agua una
cantidad utilizable del plancton es mucho más costosa que el valor
del producto. Hasta que mejore el rendimiento de la tecnología, se
debe dejar esta tarea a la naturaleza.
I V
A N I M A L E S M A R I N O S C O M E D O R E S
D E D E T R I T O S Y A N I M A L E S
N E C R Ó F A G O S
SE ESTIMA actualmente que la productividad total de los océanos es
alrededor de 50 mil millones de toneladas de materia orgánica por
año, una cantidad grande y difícil de concebir. Esta materia está
siendo aprovechada continuamente por los seres vivos, vegetales,
animales y bacterias durante su metabolismo y, cuando ellos
mueren, la materia orgánica inicia un proceso de desintegración
formando los "detritos orgánicos", que descienden constantemente
desde la superficie hacia el fondo del mar, depositándose
lentamente y uniéndose a otros que pueden proceder de
organismos que viven en la zona litoral y de los aportes de origen
terrestre, mezclándose frecuentemente con los sedimentos.
Diversos seres marinos del reino animal se aprovechan de estos
detritos orgánicos para su alimentación, por ejemplo los
protozoarios, rotíferos, anélidos, algunos moluscos y equinodermos,
recibiendo todos el nombre de saprófagos; también presentan este
tipo de nutrición las bacterias del océano.
Estos seres saprófagos que viven generalmente en el fango del
fondo son, a su vez, aprovechados como alimento por otros que
tienen similar manera de alimentarse, ya que capturan cadáveres
de organismos tanto vegetales como animales en donde la
sustancia también está ya en avanzado grado de desintegración, y
a 1os que se llama necrófagos, como por ejemplo algunos
moluscos, artrópodos y peces. Esta alimentación necrófaga puede
ser parcial, ya que existen organismos que además de los
cadáveres aprovechan presas vivas cuando éstas se encuentran a
su alcance.
Las bacterias saprófítas van a obtener el carbono que necesitan
para la elaboración de sus sustancias orgánicas a partir de la
descomposición de la materia orgánica, en lugar de obtenerlo
usando el bióxido de carbono disuelto en el agua del mar. En este
caso, las bacterias no utilizan la luz del Sol para realizar la síntesis
ya que su proceso se basa en reacciones químicas, llamándosele
quimiosíntesis. Estas bacterias, al oxidar los nitritos y
transformarlos en nitratos, obtienen la energía suficiente para
formar ATP o adenosin trifosfato que representa energía, para
emplearla en sus demás funciones.
Las bacterias marinas, según la reacción química que llevan a cabo
pueden ser ferrosas, al oxidar el ion fierro; nitrificantes, cuando
transforman los compuestos proteicos nitrificados hasta nitratos,
que son solubles en agua; sulfurosas, cuando oxidan sustancias a
base de azufre, y, por último, las que oxidan el hidrógeno
molecular.
En los fondos marinos se encuentra la mayor diversidad de
bacterias, habiéndose contado varios cientos de millones de estos
organismos por gramo de sedimento húmedo. El tipo de bacterias
cambia según las épocas del año; se observa que en los mares
templados cuando la temperatura es baja, abundan las bacterias
sulfurosas y que al aumentar la temperatura se incrementa el
número de bacterias nitrificantes.
El tipo de sedimento también influye en la densidad de las
bacterias, siendo muy abundantes en los fondos formados por fango
y arcilla y encontrándose en número menor en las arenas gruesas
litorales; esto se debe al diferente contenido de materia orgánica en
descomposición que las bacterias pueden utilizar para alimentarse.
La acción de las bacterias en el mar es muy importante, ya que
intervienen en la producción del humus marino, compuesto por
sales minerales que después son utilizadas por los vegetales para
elaborar la materia orgánica misma que se va a aprovechar en las
cadenas de alimentación.
Al desintegrar la sustancia orgánica, las bacterias participan en la
formación de minerales como los nódulos de óxido de manganeso
que se encuentran en los fondos oceánicos y en la precipitación de
las calizas.
También las bacterias son importantes porque representan el
alimento de muchos invertebrados, e incluso son capaces de
incubarse en el tacto digestivo de algunos de ellos como en el caso
de los ostiones, los erizos de mar y las holoturias, que las utilizan
como una especie de reserva alimenticia con la cual compensan la
falta de alimento que se puede presentar en las diversas estaciones
del año.
Los protozoarios, animales unicelulares, van a tomar las sustancias
orgánicas en descomposición de muy diferente forma. Los que se
mueven por medio de prolongaciones de su cuerpo llamadas
seudópodos, como los foraminíferos y radiolarios, usan estos falsos
pies para capturar sus sustancias nutritivas, engulléndolas.
Los que se mueven por largos filamentos llamados flagelos, algunos
de los cuales tienen este filamento rodeado por un collar como los
coanoflagelados, capturan su alimento produciendo corrientes que
arrastran a la sustancia orgánica en descomposición al interior del
collar y penetra a través de su membrana.
Otros, los ciliados, se mueven por la acción de infinidad de
pequeños filamentos con apariencia de pestañas llamados cilios y
presentan un pequeño orificio, el citostoma que hace las veces de
una boca que se continúa por un tubo, la citofaringe que lleva una
membrana ondulante con la que se ayuda para la ingestión del
alimento.
Cuando los protozoarios capturan las sustancias orgánicas en
descomposición que representan su alimento, las colocan en las
cavidades de su cuerpo unicelular que cargan con fermentos
digestivos, denominados vacuolas digestivas, en donde la sustancia
energética es utilizada para las demás funciones del organismo. Una
vez que termina la digestión, las vacuolas realizan movimientos de
contracción, por lo que son llamadas vacuolas contráctiles o
pulsátiles, y expulsan las sustancias de desecho al exterior como lo
hacen algunos ciliados que viven en el intestino de erizos de mar,
alimentándose de sustancias orgánicas en descomposición.
Los rotíferos, animales pluricelulares microscópicos, se caracterizan
por poseer un aparato ciliar típico llamado aparato rotador, que se
encuentra en la parte anterior de su cuerpo y que recibe este
nombre porque parece una rueda en movimiento. Estos organismos
se nutren a expensas de toda clase de partículas orgánicas en
descomposición y de microorganismos 0que se localizan en el medio
donde viven, los cuales son arrastrados hasta su boca por los
movimientos de su corona ciliar, pasan a una faringe corta y ciliada
llamada mástax, en donde son triturados por unas piezas quitinosas
y fuertes músculos de la pared, de ahí van al estómago para ser
digeridos y posteriormente asimilados; los desechos salen por el
ano.
Los otros invertebrados que presentan alimentación de tipo
saprófaga, viven formando parte de los seres bentónicos y la
consecución de su alimento es uno de los fenómenos más
importantes de su vida. Sus aptitudes para conseguir esta sustancia
orgánica en descomposición intervienen sobre su distribución y
sobre la densidad más o menos mayor de sus poblaciones.
Los organismos bentónicos saprófagos pueden alimentarse de
partículas de pequeñas dimensiones, por lo que se les llama
micrófagos, o bien consumir algunas más voluminosas, de acuerdo
con su tamaño los macrófagos. La naturaleza de esta nutrición es
variable principalmente son partículas orgánicas en descomposición,
aunque no se haya podido demostrar con certeza si estas materias
se utilizan directamente, o si los animales se alimentan en realidad
de las bacterias que viven a expensas de los restos orgánicos
diversos.
Las partículas microscópicas recogidas por los animales bentónicos
pueden encontrarse en suspensión en el agua, y entonces los
animales que las consumen se llaman suspensívoros, o pueden
localizarse en la película superficial del sedimento o incluso en sus
capas más profundas llamándose limnívoros o comedores de limo
sus consumidores.
Figura 8. Ciliados que viven en el intestino del erizo de Mar.
Los comedores de materias en suspensión pueden limitarse a
ingerir las partículas desplazadas por los movimientos del agua y
que capturan a su paso mediante un dispositivo especial. Un buen
ejemplo de ellos son los crustáceos anomuros del género Emerita,
muy difundidos en numerosas playas de arena de la zona
intertropical y que, gracias a sus antenas plumosas recogen
partículas de todas clases acarreadas por las olas de la rompiente
para después pasar las antenas por su boca y así recuperar las
partículas que han quedado adheridas en sus cerdas.
Algunos moluscos gasterópodos fijos, como ciertas ostras segregan
una capa de mucosidad adhesiva que flota en el agua y a la que se
pega todo lo que se pone en contacto con ella; acto seguido; la
ostra no tiene más que engullir esta capa con todas las sustancias
que contiene.
Cuando los movimientos del agua no son suficientes para asegurar
una conveniente renovación de las partículas en suspensión que se
ponen en contacto con el órgano colector, el animal lo remedia
creando su propia corriente de agua. Así es como proceden las
esponjas, cuyas células especiales llamadas coanocitos por tener su
flagelo rodeado por un collar aseguran en el interior de su cuerpo
una circulación de agua de la que recogen sus partículas utilizables.
Algunas esponjas son recorridas por cientos de litros de agua al día.
Otro caso es el de unos pequeños invertebrados llamados
briozoarios que tienen una prolongación llamada lofóforo, y el de
algunos gusanos anillados los poliquetos sedentarios serpúlidos y
sabélidos, que forman un penacho tentacular, órganos que les
sirven para capturar las partículas en suspensión. Estas estructuras,
los lofóforos y el penacho, están alrededor de la boca y producen
una sustancia mucosa que favorece la adherencia de las partículas;
además llevan cilios con los que provocan corrientes que conducen
el agua hacia la boca concentrándose así las partículas en
suspensión. En este caso la captura de alimento es muy eficiente
por la gran superficie de recolección que presentan estos órganos.
La recolección entre los sabélidos y los serpúlidos es baja si se
compara con la de los moluscos pelecípodos, como los mejillones y
los ostiones o las ascidias, en los que el volumen de agua que
recorre su cuerpo suele alcanzar de 50 a 100 veces el volumen del
individuo, por hora, lo que asegura que el animal obtenga la
sustancia con que se alimenta.
Entre los suspensívoros de un tipo algo especial se encuentran los
crustáceos cirrípedos del tipo del género Balanus que recolectan su
alimento por los movimientos regulares de sus pares de apéndices
provistos de cerdas que se despliegan al exterior de su concha y
cuando se contraen ya vienen con gran cantidad de alimento fijo;
estos mismos apéndices le ayudan a la respiración.
Los equinodermos del grupo de los holoturoideos, que se alimentan
de sustancia orgánica en descomposición depositada y mezclada
con los sedimentos, viven enterrados en el fondo e ingieren grandes
cantidades de fango del que aprovechan los detritos orgánicos
correspondientes. Estas holoturias pueden hacer pasar a través de
su tubo digestivo de 500 a 1000 toneladas de fango por año y la
captura de alimento intercalado en el fango se produce por la acción
de series de cirros vibrátiles distribuidos a lo largo de surcos
especiales que lo conducen a través del tubo digestivo.
Figura 9. Holoturia, equinodermo que filtra el fango para su
alimentación .
Los ofiúridos son un grupo de equinodermos con alimentación
diversa, en ellos, sus brazos ramificados forman un conjunto de
canales y la circulación de las partículas por los brazos y sus
ramificaciones en dirección a la boca está asegurada por corrientes
ciliares que de esta forma las hacen entrar al aparato digestivo.
Otros detritívoros se alimentan de las sustancias que se encuentran
en la película superficial que recubre los sedimentos, formada por
detritos orgánicos de origen vegetal y animal; esta película posee
también una microflora y una microfauna a veces muy ricas. Su
recolección se realiza de diferentes maneras, por ejemplo, un
simple rastrillado del sedimento en los crustáceos del grupo de los
anfípodos o "pulgas de mar" que sacan del hoyo donde viven la
parte anterior del cuerpo y utilizando sus antenas barren el
contorno del orificio.
El sistema de captura que aplican los poliquetos arenícolas, muy
conocidos por los pescadores que los emplean como cebo, es muy
especializado. Estos gusanos arenícolas viven en un tubo en forma
de U, mueven su cuerpo produciendo corrientes para que el agua
con detritos circule por el interior del tubo, y así el animal ingiera su
alimento.
Este tipo de alimentación saprófaga es considerada parcialmente
como necrófaga; sin embargo, en el sentido estricto no lo es ya que
la sustancia orgánica se encuentra en un proceso de desintegración
y puede ser producto de la excreción y de la defecación de otros
organismos.
Los animales realmente necrófagos son los que capturan cadáveres,
ya sea enteros o en partes como muchos crustáceos del tipo de los
cangrejos Carcinus.
Otros animales esencialmente comedores de cadáveres son los
moluscos Naside que recubren con su piel los cadáveres de
animales grandes, extrayendo de ellos las sustancias nutritivas
merced a su trompa, por lo general muy larga. Otros moluscos
tropicales, como los Conus, muy buscados por la belleza de su
concha comen cadáveres de otros invertebrados, generalmente
gusanos de diversos grupos.
Los pobladores de las profundidades oceánicas, camarones y peces,
pertenecen a especies diferentes a las que se encuentran en la
superficie o a media agua, por lo que su comportamiento es
distinto; ya que casi todos los ejemplares de aguas profundas
parecen adaptados a una vida carnívora; se devoran los unos a los
otros y devoran también los cuerpos muertos o partes de éstos que
les caen desde arriba. La escasez de alimento se ve salvada por
estas asombrosas adaptaciones que les permiten acomodarse a
cualquier alimento disponible.
Algunos de estos organismos del fondo tienen mandíbulas grandes
y estómagos dilatables que les permiten engullir un animal aunque
sea casi tan grande como ellos. En realidad se sabe poco de los
hábitos de vida de estas criaturas del mar profundo, pero se ha
comprobado que la mayoría atrapa, por lo general, una cantidad de
organismos muertos.
Las partículas de materia orgánica muerta del mar profundo son
una de las fuentes de alimento de los organismos que se
encuentran en él, porque su cantidad es grande; pero su
concentración por unidad de volumen de agua del mar es pequeña
y la calidad pobre, por lo que generalmente dependen más bien de
organismos que están cayendo constantemente de la superficie.
Algunos oceanógrafos suponen que esas partículas son
completamente inservibles como alimento; sin embargo, las
pruebas de laboratorio con enzimas digestivas indican que por lo
menos el 20% puede ser utilizable.
La trama de alimentación del mar profundo es tan complicada como
la del estrato superficial, y mucho más difícil de estudiar. La
necesidad de alimento y el comportamiento de los organismos de
profundidad son aún relativamente desconocidos por no contarse
con métodos simples para observar a esos seres en su ambiente
natural, ni para crearles el medio artificial que sea lo más parecido
a su mundo, de modo que fuera una experiencia significativa;
seguramente existen complicadas relaciones recíprocas entre los
organismos y la materia orgánica muerta, pero su conocimiento
apenas se está iniciando
V .
A N I M A L E S
D E
M A R I N O S C O M E D O R E S
V E G E T A L E S
LA COMPLEJA trama de alimentación que se desarrolla en el mar se
encuentra en un estado permanente de equilibrio dinámico y va
desde los vegetales o pasturas del mar, formados principalmente
por fitoplancton, pasando por los animales herbívoros que se
alimentan de plancton, hasta los de presa que comen a los
herbívoros y se devoran entre ellos mismos. La mayor parte de la
materia orgánica y de los nutrientes esenciales en suspensión que
han sido aprovechados por las poblaciones animales, son
transformados a la forma inorgánica por la acción bacterial para ser
utilizados de nuevo en la nutrición de las plantas.
Se considera que la cosecha sin recoger de las plantas terrestres
que están vivas en un momento dado, es del orden de los 10
billones de toneladas, y aunque el índice anual de producción de
materia orgánica en el mar es aproximadamente el mismo que el de
la tierra, esas acumulaciones orgánicas no ocurren en los océanos.
La cosecha sin recoger de la vegetación marina probablemente
nunca supera los mil millones de toneladas, esto es mil veces
menos que la de la tierra, la cual se debe a la rápida rotación que
sufre la materia orgánica marina en comparación con la terrestre.
La mayor parte de los animales, marinos que se alimentan de
vegetales, es decir, los fitófagos, lo hacen capturando plancton; sin
embargo, algunos otros comen vegetales macroscópicos como algas
y fanerógamas. Estas plantas macroscópicas se encuentran
restringidas a una estrecha zona que circunda a los continentes y a
las islas, llamada región litoral.
De estos vegetales macroscópicos, normalmente fijos al fondo por
medio de raíces, como en el caso de las fanerógamas o por rizoides
como en las algas, se alimentan muchas especies de animales que
de esta forma asimilan directamente las sustancias sintetizadas por
las plantas, sin intermediarios de ninguna clase.
Los organismos del litoral presentan interesantes adaptaciones a
este medio tan exigente. Los vegetales que viven sobre las rocas se
fijan fuertemente a ellas por medio de raíces y los animales lo
hacen con discos adhesivos para resistir la fuerza de los embates de
las olas y así poderse alimentar comiendo estos vegetales.
Los gusanos planos llamados policladidos, a los que pertenecen las
"planarias marinas", que viven debajo de las rocas de la región
litoral y presentan una cavidad digestiva permanente, llamada
intestino, formado por varias ramas y al que deben su nombre de
policladidos. Este intestino es un saco ciego con una boca que sirve
como órgano de ingestión y de egestión; por ella el animal saca una
faringe en forma de cortina circular fruncida, con la que captura
pequeñas algas que están adheridas a la roca y las ingiere para
digerirlas en sus ramas intestinales y pasarlas a todo su cuerpo
para su asimilación.
Los nemátodos o gusanos redondos que viven en el mar, se
alimentan de diatomeas y de algas, y tienen su aparato digestivo
completo, es decir, presentan boca por donde ingieren y ano por
donde realizan la egestión. La boca se abre en una cápsula bucal,
algo tubular, revestida por una cutícula que tiene rugosidades y
placas con las que machacan sus alimentos. En la faringe muestran
glándulas que segregan enzimas con las que inician la digestión de
las partículas alimenticias; de esta faringe parte un largo tubo
intestinal que recorre todo el cuerpo del animal, y de ahí pasan las
sustancias digeridas al organismo a través del sistema circulatorio
para asimilarse; los desechos salen por el ano, que se localiza en el
extremo posterior.
Los poliquetos marinos son gusanos anillados o anélidos muy
comedores, que pasan inadvertidos a los observadores por vivir en
tubos donde se ocultan; son muy utilizados para cebar los anzuelos
como la especie "arenícola marina" arenícola de los pescadores y
los "nereis" que viven debajo de las conchas o rocas. Muchos
poliquetos son notablemente bellos y pueden presentar coloraciones
rojas, rosadas o verdes, o poseer una combinación de colores;
algunos son iridiscentes. Su aparato digestivo ya presenta en la
boca un par de mandíbulas con las que desgarra las algas de las
que se alimenta.
En el grupo de los moluscos se encuentra la mayoría de los
animales marinos comedores de vegetales; se alimentan de algas
como las clorofilas de los géneros Ulva, Cladophora y de muchas
feofitas que viven fijas en las rocas.
Para triturar los vegetales, los moluscos presentan en la boca una
estructura llamada "rádula", órgano masticador estructurado por
una base cartilaginosa alargada que lleva gran número de filas de
dientes quitinosos, que caen a medida que se desgastan y son
remplazados por otros que se forman en el llamado saco radular
localizado en la parte inferior de la boca.
En muchas especies de moluscos herbívoros, la boca se continúa
por un esófago alargado que forma una especie de buche antes de
desembocar en el estómago. Este buche actúa como una estructura
temporal de almacenamiento, donde las enzimas procedentes de las
glándulas salivales y digestivas comienzan el proceso de digestión
de los alimentos.
Los moluscos sin concha de los géneros Doris y Clione, llamados
comúnmente "babosas de mar " se mueven rítmicamente entre las
algas macroscópicas utilizando las prolongaciones laterales de su
cuerpo; son comedoras de algas pluricelulares muy voluminosas y
presentan un buche revestido de placas quitinosas que funciona
como una molleja al ayudar a triturar el alimento. Las glándulas
salivales de este animal secretan como enzima digestiva la amilasa
que desdobla los almidones mientras que las glándulas digestivas
forman proteasa y lipasa para procesar prótidos y lípidos
respectivamente. Estos nudibranquios trituran las frondas de las
algas con su aparato bucal.
Figura 10. Nudibranquios comedores de vegetales marinos.
Las lapas del género Patella y los abulones Haliotis están adheridos
fuertemente a las rocas y se alimentan de las algas que ahí
encuentran. Cuando se desprenden de su lugar, se distingue
fácilmente su área de acción por la huella que dejan, mientras la
zona periférica de esa área presenta algas en mayor desarrollo.
Los quitones, moluscos que viven adheridos a las rocas con su
concha formada por ocho llamativas placas, se alimentan de algas
unicelulares y pluricelulares que obtienen por el raspado de la
superficie de las rocas que realizan por medio de su aparato bucal,
que tiene una rádula compleja, con la cual primero prueba el
sustrato y después la utiliza para separar las algas; cuando retrae
las partículas alimenticias, éstas llegan a la cavidad bucal donde son
dirigidas al esófago y posteriormente al estómago para realizar la
digestión. La secreción salival de estos animales no tiene sustancias
digestivas, simplemente actúa como lubricante de la rádula y como
medio de transporte de las partículas alimenticias.
El caso de enormes moluscos tropicales del género Strombus es
muy interesante, ya que durante mucho tiempo se creyó que estos
animales, muy apreciados por los buenos comedores, eran de
rapiña, debido a su gran agilidad y al enorme desarrollo de sus
ojos; en realidad su buena vista y su velocidad les permiten, ante
todo escapar del ataque de otros moluscos gasterópodos
verdaderamente carnívoros, como los fasciolarios; los estrombos
son pacíficos herbívoros que se alimentan de pequeñas algas
blandas y a veces, incluso de vegetales unicelulares de la película
del sedimento del fondo marino.
Entre los moluscos se pueden considerar como fitófagos a los
teredos que horadan la madera, alimentándose también de ella,
gracias a que en sus jugos digestivos tienen una enzima capaz de
digerir la celulosa; estos moluscos causan grandes daños en los
pilotes de madera de los muelles y en los cascos de los barcos. El
procedimiento más empleado para evitar las invasiones de estos
animales es el creosotado de las maderas que se utilizan para las
embarcaciones.
Figura 11. Limulus o cacerolas de mar; se alimentan de algas.
Entre los artrópodos animales que tienen apéndices articulados se
encuentran varios grupos marinos cuya dieta alimenticia está
formada por vegetales y para obtenerlos poseen apéndices
especializados.
Los Limulus, artrópodos que viven desde épocas remotas por lo que
se les ha llamado "fósiles vivientes" y que pertenecen al grupo de
los arácnidos, se alimentan de algas que habitan en los fondos
marinos aunque complementan su dieta con sustancias orgánicas
en descomposición y otros organismos. El alimento es capturado
por apéndices quelados, es decir, que terminan en una pinza,
pasándolo a la boca que consta de un par de mandíbulas con las
que lo maceran, continuando su camino al interior del tubo
digestivo hasta una molleja de poderosas paredes musculares con
dentículos donde se termina su trituración; las partículas grandes
no digeribles son expulsadas por la boca mediante regurgitación.
Dentro del grupo de los crustáceos los más conocidos son los
decápodos que incluyen a los cangrejos, camarones, langostas,
etcétera y que utilizan una gama muy amplia de dietas y
mecanismos de alimentación. La mayoría son filtradores de
plancton y de detritos; otros son carnívoros; otros más, herbívoros
y muchas especies de crustáceos emplean varios de los métodos de
alimentación; por ejemplo, el cangrejo azul Calinectes, es
consumidor de materia orgánica descompuesta y complementa su
dieta filtrando plancton y comiendo vegetales macroscópicos y
animales vivos pequeños.
Otro grupo de animales bien conocido es el de los equinodermos, al
que pertenecen los erizos y las estrellas de mar, que virtualmente
se han convertido en el símbolo de la vida marina. Los erizos de
mar se alimentan tanto de vegetales como de animales; poseen un
aparato masticador altamente desarrollado llamado "linterna de
Aristóteles", formado por cinco grandes placas calcáreas que
terminan en una especie de diente puntiagudo, siendo este aparato
sumamente eficaz para separar a las algas de la roca donde viven y
para la masticación; la digestión de los erizos no es rápida, ya que
el consumo de un manojo de algas puede prolongarse durante
semanas.
En los peces es frecuente encontrar especies fitófagas, que
presentan una dentición especialmente adaptada para cortar y
masticar a los vegetales, con dientes terminados en bisel, los
incisivos con los que cortan y otros, los molares, que son planos y
con los cuales machacan. Esta dentición se puede observar
claramente en los sargos.
Otros peces pueden comer, además de vegetales, detritos o
animales, y por lo tanto son omnívoros; un caso de este tipo de
alimentación lo presentan las "lisas". Algunas especies de peces
tienen la costumbre de frotar los flancos de su cabeza con el fin de
desprender las algas y poder comérselas, efectuando el corte por
medio de los bordes dentados de los huesos que rodean al ojo;
estas especies son extraordinariamente móviles.
Entre el grupo de los reptiles está la familia de los quelonios
adaptados a la vida marina. La mayoría de estas tortugas que
pueblan los océanos en las regiones tropicales y templadas
presentan una longitud de más de un metro, siendo algunas
devoradoras de peces y otros animales marinos; sin embargo,
existen especies que son exclusivamente vegetarianas.
La tortuga verde también llamada franca o comestible, y por los
científicos Chelonia midas, mide un metro de longitud y es muy
apreciada por el sabor de su carne; a veces puede encontrarse en
alta mar, pero normalmente vive cerca de la costa ya que se
alimenta de vegetales, en especial de fanerógamas como la
zoostera, plantas que crecen solamente a escasa profundidad.
Estas grandes tortugas, generalmente reunidas en pequeños grupos
flotan en la superficie o nadan lentamente en el seno del agua,
navegando cerca de las costas de países cálidos; el espectáculo, de
las bandadas de tortugas que flotan sobre las olas es tan frecuente
como el de los peces voladores. De vez en cuando se trasladan a 50
o 100 metros de la costa y descienden al fondo para acarrear y
engullir penachos de la zoostera. Los lugares donde abundan estos
reptiles se reconocen fácilmente por la gran cantidad de fragmentos
de plantas que flotan en la superficie del agua.
Los sirenios son un grupo de mamíferos acuáticos que poseen el
aspecto de una tosca foca: su cabeza es gruesa, desgarbada y sus
ojos continuamente velados por la surcación de las glándulas
lagrimales, apenas se distingue del resto del cuerpo ya que su
cuello presenta extrema brevedad; su tronco es cilindro-cónico y va
estrechándose progresivamente hacia la punta posterior, donde
existe una aleta colocada horizontalmente; las extremidades
anteriores son muy cortas y se hallan transformadas en aletas, las
posteriores se encuentran reducidas totalmente.
Como representantes de estos mamíferos marinos están los
dugongs, que comprenden muy pocas especies entre ellas el
"dugong de Hemprich" conocido desde lejanas épocas por los
pueblos situados a orillas del Océano Índico, así como por los
marineros chinos, indios, árabes y somalíes. Los dugongs no viven
formando grandes manadas, sino en grupos de pocos individuos y
con frecuencia aislados; aun cuando algunas veces pueda vérseles
en alta mar, suelen hallarse más a menudo en las inmediaciones del
litoral junto a las desembocaduras de los ríos donde cuentan con el
alimento adecuado.
Para alimentarse estos torpes animales se arrastran lentamente por
el fondo y, valiéndose de sus grandes labios, arrancan manojos de
diversas algas y de fanerógamas marinas del tipo de las zoosteras y
halófitas.
A causa de ello, es fácil encontrar a los dugongs gigantes en las
grandes praderas submarinas constituidas por estas plantas, a poca
distancia de la superficie. Una vez satisfecho su apetito se tienden
sobre el fondo para descansar y de vez en cuando, suelen sacar
únicamente la cabeza, abren los orificios nasales para expulsar, con
un poderoso resoplido, el aire viciado y aspirar nuevo
desapareciendo inmediatamente. Agotadas las hierbas de
determinado paraje, la familia se aleja de él llevando a cabo
migraciones de cierta consideración, siempre dentro de aguas
calientes o templadas.
Figura 12. Dugong.
El manatí, otro mamífero acuático, es un ser torpe que alcanza tres
metros y medio de longitud y puede permanecer largas horas
inmóvil en el mismo lugar. Cualquier observador le juzgaría más
bien un escollo de rara forma que un animal vivo. Aislados o
reunidos en pequeños grupos integrados por un macho una hembra
y algunos jóvenes de diferentes edades, estos sirenios no se alejan
casi nunca de la costa y prefieren los bajos fondos arenosos o
lodosos con abundancia de algas y plantas superiores. Durante el
día no se atreven a asomar sino el hocico para respirar; por la
noche, en cambio se aventuran casi hasta la orilla, sacan del agua
la gran cabeza y, valiéndose de los robustos labios, arrancan
manojos de hierbas que luego trituran con unas láminas córneas
que tienen en su boca, produciendo un ruido semejante al de las
vacas mientras pastan, de ahí quizá el nombre vulgar que reciben
de "vacas marinas".
El manatí ha sido siempre objeto de persecución, aún en la
actualidad su vida no resulta placentera. Su carne, que los
indígenas consumen fresca, secada al sol o ahumada tiene buen
sabor y su grasa es muy buscada, ya que se usa como condimento.
Goza también de gran aprecio su piel, con la cual se confeccionan
correas muy resistentes; en la época de la esclavitud los
denominados látigos de manatí eran fabricados con la piel de estos
animales.
El estudio de la alimentación de los animales marinos que comen
vegetales tiene gran importancia para entender las cadenas de
alimentación y aprovechar la productividad del mar.
Se ha demostrado que son muy variadas las especies que se
alimentan de la vegetación macroscópica de los océanos, pero es el
fitoplancton el que tiene a su cargo, principalmente, la producción
de materia orgánica en el mar; sin embargo, para los naturistas el
arreglo tanto en su forma como en su función, que presentan los
animales marinos para poder alimentarse de los vegetales es de
gran interés para aclarar como se inicia la trama de alimentación
oceánica.
V I . A N I M A L E S M A R I N O S
C A R N Í V O R O S O D E P R E D A D O R E S
LOS organismos que persiguen activamente y atrapan a sus presas,
generalmente también móviles, para después engullirlas enteras o
despedazarlas para comer sus fragmentos, reciben el nombre de
depredadores, carnívoros o macrófagos.
En la comunidad marina existen animales especializados en filtrar
continuamente el agua para devorar el plancton y que sirven, a su
vez, de presa de los depredadores. Comer y ser comido en las
verdes praderas del mar ha exigido una continua selección en favor
de los mejor adaptados para defenderse y escapar de los
depredadores, lo que a su vez exigió de éstos el perfeccionamiento
de los métodos de detección y captura de las presas.
Los animales depredadores son aquellos de régimen carnívoro y
capaces de perseguir a sus presas para capturarlas, por lo que
tienen que desarrollar una serie de adaptaciones que les permitan
hacerlo, como: la condición de buenos nadadores, la existencia de
órganos visuales y olfativos bien estructurados, el desarrollo de
denticiones apropiadas y de bocas especiales.
En un ser marino, el carácter de depredador va unido casi siempre
a la posesión de tallas grandes, macroscópicas tanto en él como en
la presa perseguida, aunque se presentan muchos casos, en los que
el tamaño tanto del depredador como de la presa es pequeño,
pudiendo considerarse dentro de este grupo a organismos del
plancton que se alimentan de otros formadores del mismo plancton,
utilizando la persecución activa de la presa.
También se toma en cuenta que pueden existir depredadores que
lleven vida sésil, por lo que tienen que elaborar métodos especiales
para la captura de sus presas como por ejemplo los organismos que
viven fijos del grupo de los cnidaria o celenterados, poseen células
urticantes, pequeños órganos muy complicados utilizados para la
captura de las presas, los que presentan diversas modalidades
según la forma como actúan: enlazantes, adhesivos y punzantes.
Las células enlazantes emiten filamentos que sujetan a la presa; las
adhesivas y las punzantes disparan púas que se clavan en la presa
inyectando en ella un tóxico paralizante. De este modo, pólipos
diminutos pueden dominar organismos de su mismo tamaño.
Los
depredadores
sésiles
de
los
cnidaria
se
reducen
fundamentalmente a unas pocas especies que presentan la forma
pólipo, cuyas células urticantes arponean a sus pequeñas presas
causándoles la muerte por envenenamiento. Entre ellos se
encuentran las "anémonas", cuya vistosa ornamentación y
apariencia de organismos vegetales enmascara su auténtica
dimensión de animales depredadores en postura de acecho.
Las anémonas se alimentan de pequeños peces, aunque no
desdeñan presas mayores como sucedió en el acuario Niagara Falls
en Nueva York, en donde un tiburón leopardo de 75 centímetros de
longitud rozó el tentáculo de una anémona, que inmediatamente
descargó sus tóxicas bacterias contra él. Otros tentáculos entraron
en acción, y poco después el tiburón colgaba inmóvil de la
anémona, que sin más empezó a engullirlo. A pesar de no tener
más de 20 centímetros de diámetro, la anémona se tragó en
seguida la cabeza del tiburón para digerirla con sus poderosos
jugos, quedando el resto del pez fuera, para después ingerir más y
más la presa dentro de su cuerpo en forma de saco dilatado al
máximo.
Figura 13. Anémona, celenterado carnívoro.
Un tipo de anémona, la Cerea, posee hasta 200 mortíferos
tentáculos en torno a la boca, que de noche proyecta sin cesar y
como es incapaz de perseguir a sus presas, sólo puede atrapar
incautos. En general las anémonas, a pesar de su apariencia
inmóvil, excepción hecha de los tentáculos, pueden reptar sobre su
disco basal carnoso en busca de los lugares más favorables para
realizar las capturas de alimento.
La forma libre nadadora de éstos cnidaria es la medusa, y resulta la
más peligrosa "la avispa de mar", característica de los mares
cálidos, que posee el tóxico más potente de todos los celenterados,
capaz de matar a un hombre.
Otros cnidaria presentan formas coloniales que flotan libremente
como es el caso del género Physalia, llamada comúnmente "fragata
portuguesa", que figura entre los seres más fascinantes y conocidos
de la fauna marina. Aunque su aspecto es de medusa son en
realidad colonias libres, integradas por cientos de individuos unidos
entre sí y distribuidos en grupos con diferente función. Bajo el
llamativo flotador de la colonia están los pólipos encargados de la
caza y nutrición de la comunidad, conocidos como gastrozoides y
que tienen, a manera de serpientes, unos mortíferos tentáculo
provistos de millares de filamentos urticantes, cuyas toxinas son
casi tan activas como las de la cobra; llegan a medir hasta 20
metros de longitud y cuelgan alargándose en dirección al fondo del
mar en espera de presas adecuadas.
Basta que un pez haga contacto con un tentáculo para que éste
dispare inmediatamente infinidad de dardos paralizantes, luego los
tentáculos cazadores elevan la presa paralizada hasta el nivel de los
pólipos comedores, que la digieren con sus fermentos. El alimento
digerido se distribuye después entre todos los miembros de la
colonia.
Otro grupo de invertebrados, los nemertinos son enteramente
carnívoros; se alimentan primariamente de anélidos aunque comen
también otros invertebrados pequeños, vivos o muertos, como
moluscos y crustáceos. Capturan a su presa por la proboscis o
trompa que lanzan fuera de su cuerpo, que a veces es dos veces
más larga que él y que puede estar armada con dientes o ganchos,
y la degluten entera, pasándola rápidamente a la boca y de ahí al
intestino, donde la digieren.
Estudios experimentales en nemertinos han demostrado que la
inanición produce gran disminución de tamaño y regresión
estructural a un estado parecido al de larva.
Los crustáceos utilizan una gama muy amplia de dietas y
mecanismos para la captura de su alimento. Muchos de ellos son
carnívoros, modificándose la parte anterior del tronco o los
apéndices torácicos para atrapar a sus presas, y las maxilas y
mandíbulas funcionan para sostenerlas, morderlas y macerarlas.
Esta alimentación de tipo rapaz está más desarrollada en los
grandes crustáceos como los cangrejos, y con frecuencia algunos
apéndices han experimentado modificaciones para atrapar o
aplastar al organismo capturado.
Entre los crustáceos, la mayoría de los decápodos son rapaces o
comedores de carroña, los cuales inmovilizan a sus presas con las
pinzas o quelas pasándolas posteriormente a los maxilípedos, que
las empujan entre las demás partes de la boca. Mientras una parte
es mordida por la mandíbula el resto es arrancado por las maxilas y
los maxilípedos. La pieza arrancada es llevada luego hacia la faringe
y al intestino y nuevamente el animal toma otro mordisco.
El cangrejo ermitaño, cuyo abdomen es blando y desprovisto de
caparazón, constituye un apetitoso bocado para gran número de
depredadores que se encuentran en las costas.
Los moluscos presentan todos los tipos de hábitos alimenticios de
los carnívoros mayores, los gasterópodos habitantes del fondo del
mar, se alimentan de moluscos más pequeños como bivalvos, de
otros gasterópodos y de equinodermos. Algunas especies asfixian a
sus víctimas con el pie. Los buccinios como los géneros Murex y
Busycon, pueden atrapar al bivalvo con el pie y separar las dos
valvas tirando de ellas o formando una cuña con el borde de la
concha.
Unos de los animales carnívoros más notables son los del género
Conus, que se alimentan, ante todo, de gusanos poliquetos, de
otros moluscos y de peces, a los que capturan inyectándoles
veneno con los dientes de su rádula. Ésta se compone de muchas
filas de dientecitos contiguos que adquieren la forma de pequeños
arpones huecos y son capaces de lanzarlos repentinamente hacia
afuera para clavarlos en la presa, que de este modo recibe la
inyección de su veneno que la paraliza o mata.
Los moluscos nudibranquios son carnívoros, ya que se alimentan de
animales sésiles, tales como hidrozoarios y anémonas; su rasgo
más notable es que utilizan los nematocistos o células urticantes de
su presa para defenderse de sus enemigos, es decir integran estas
células en sus sacos dorsales y las mantienen listas para ser
descargadas por el molusco.
Entre los equinodermos, "las estrellas de mar" son las más
carnívoras: se alimentan de caracoles, bivalvos, crustáceos,
poliquetos e incluso peces y consumen también los cuerpos de
animales muertos que hallan en las profundidades marinas.
Figura 14. Conus, molusco venenoso.
Las estrellas se encuentran casi inmóviles en los fondos, de pronto,
se ponen en movimiento y uno de sus brazos lo dirigen hacia
adelante para localizar a su presa, por ejemplo una almeja,
mientras los otros cuatro empujan desde atrás, alcanzándola, la
estrella llega hasta su víctima la cual se apresura a cerrar las
valvas, ante la presencia del enemigo, mientras el depredador sube
sobre la concha y la cubre; desplegando su extraño y silencioso
ataque, adhiere fuertemente las ventosas de sus brazos a las valvas
del molusco e intenta abrirlas, al mismo tiempo que éste contrae
sus músculos.
Este proceso no dura mucho tiempo, debido a que el bivalvo se ve
obligado finalmente a entreabrir su concha para dar entrada al agua
que le permite respirar, pues de otro modo se asfixiaría. La estrella
aprovecha la pasajera relajación del músculo de cierre, e
implacable, separa las dos valvas y lanza su propio estómago en el
interior del blando cuerpo del molusco, donde sus jugos digestivos
se derraman, lo matan y lo digieren dentro de su misma concha.
Algunas estrellas tienen unas dietas muy estrictas, por ejemplo la
Solaster sólo come a otros equinodermos, los pepinos de mar, y la
Acanthaster a los corales pétreos.
Los tipos más característicos de animales depredadores que viven
en el mar son indudablemente, los peces, los reptiles, como las
tortugas y los mamíferos, como algunos cetáceos.
Entre los peces cartilaginosos se encuentran los típicos
depredadores: los escualos como los "tiburones", "peces martillo",
"tintoreras" etcétera: lo clásico en ellos son las denticiones muy
desarrolladas formadas por dientes agudos y cortantes dispuestos
en varias series, que constantemente se renuevan, siendo capaces
de descuartizar, en breves minutos, las presas más voluminosas.
Existen tiburones que se alimentan casi exclusivamente de
plancton; pero muchos encuentran la base de su dieta en los peces,
otros en los moluscos y algunos dan caza a reptiles y mamíferos
marinos. Los tiburones figuran entre los más poderosos
depredadores del mar y sus ataques no son una ciega embestida
sobre la presa, sino que antes de intentar morderla por primera vez
presentan un comportamiento característico a su alrededor llamado
"ronda del miedo". Como si fueran conscientes de su gran poder,
toman toda una serie de precauciones antes de lanzar el ataque
final, pero cuando éste se produce, nada ni nadie es capaz de parar
la tremenda embestida.
Figura 15. Mandíbula de tiburón mostrando la dentición especial
que poseen.
Durante un tiempo más o menos prolongado, los tiburones
describen lentos círculos en torno a su presa, sin realizar un solo
movimiento brusco y sin perderla de vista ni un solo instante. Con
sus fríos ojos la examina detenidamente mientras la ronda se hace
cada vez más estrecha y aumenta el número de animales
hambrientos, hasta que uno de ellos, se dirige hacia el animal y
roza contra él, la rugosa piel de su lomo o sus costados. Esta
maniobra tiene por objeto realizar una última prueba antes de
lanzar el ataque final.
No tratan de comprobar la vitalidad, la peligrosidad o la capacidad
de defensa de la presa, sino de determinar si es de su agrado, si
constituye un bocado apetitoso o si el sabor resulta desagradable.
Para ello, los tiburones no necesitan que su boca entre en contacto
con la carne del otro organismo; basta con que lo haga la piel, pues
debajo de los dentículos dérmicos que la cubren y que le confieren
un tacto de papel de lija, existen criptas gustativas capaces de
detectar el sabor de cualquier objeto.
Al comprobar que la presa es comestible, se lanza hacia ella con la
boca abierta clava los dientes y sacude su cuerpo para arrancar el
mayor trozo de carne posible. Su acción desencadena el ataque de
todos los demás tiburones, y durante unos instantes el mar sirve de
escenario a una de las más violentas y sobrecogedoras formas de
depredación que puedan darse en el planeta; una avalancha de
hambrientos tiburones mordiendo enloquecidamente todo lo que
encuentran a su paso. En poco tiempo la presa es devorada y la
calma retorna al océano, que al fin recobra su habitual aspecto.
En experimentos realizados por investigadores australianos para
medir la potencia de la mordedura de los tiburones, se ha
comprobado que un ejemplar de 3 metros de longitud puede ejercer
una presión de hasta 7 toneladas y media por centímetro cuadrado,
lo que explica perfectamente la limpieza y la terrible potencia de la
mordedura de tan formidables depredadores marinos.
Entre los peces óseos conocidos como teleósteos de vida pelágica,
son perfectos depredadores los atunes, bonitos, albácoras, etcétera,
devoradores de enormes cantidades de sardinas, boquerones y
otros peces de menor tamaño; también lo son las peligrosísimas
barracudas.
Figura 16. Cachalote, mamífero marino depredador.
Existen peces bentónicos depredadores que se alimentan de
moluscos y crustáceos de cuerpo protegido por fuertes conchas y
caparazones. Para ello la dentición de los peces se modifica,
apareciendo series de poderosos dientes anchos y aplanados
denominados "molariformes", con los que trituran con facilidad las
conchas de las ostras, por lo que constituyen una verdadera plaga
para los bancos los cultivos de estos moluscos.
En los peces de los abismos, el régimen carnívoro depredador es el
único que puede existir, ya que la falta de luz obliga a procurar
capturar el alimento con el máximo de seguridad. Para poder
hacerlo se adaptan y forman las enormes bocas y los cuerpos muy
dilatables que permiten la ingestión de presas mayores que el
animal que las ingiere.
También como animales depredadores se encuentran ciertos
mamíferos del grupo de los cetáceos como los cachalotes, delfines,
marsopas, orcas, etcétera que están provistos de enormes
denticiones, exclusivamente caniniformes, y que se alimentan de
peces y cefalópodos.
Los cachalotes sólo tienen dientes en la mandíbula inferior, todos
iguales, puntiagudos, formados por un marfil de calidad y su
número varía entre 18 y 30 en cada lado.
La dieta principal de este gigante dentado son los pulpos y
calamares gigantes, con los que, al parecer, sostiene terribles
luchas, de las que dan fe las heridas y cicatrices que cubren la piel
de algunos ejemplares; con cierta frecuencia el cetáceo debe
conformarse con devorar algún tentáculo de la presa. Sin embargo,
la talla media de los pulpos y calamares consumidos es de uno a
dos metros, de los que en el estómago de grandes cachalotes se
han encontrado cien.
Otro cetáceo, la orca, es tan peligroso y voraz como un tiburón,
pero al mismo tiempo tan inteligente y hábil como un delfín; estas
dos cualidades unidas lo convierten en uno de los más temibles
depredadores.
Con frecuencia este animal utiliza varios trucos a fin de conseguir
su alimento; sus más constantes presas son los peces aunque
también devora focas, pingüinos, morsas e incluso toninas; se ha
llegado a encontrar en el estómago de una orca restos de 13
toninas y 14 focas.
Se ha visto nadar a las orcas bajo los trozos de hielo sobre los que
viven las focas, levantándolos por un lado para que éstas caigan al
mar, y dar cuenta de ellas en poco tiempo con sus temibles dientes.
Es importante conocer más y más a los animales carnívoros, ya que
de ellos depende el equilibrio ecológico existente en los océanos,
además de la aportación alimenticia que representan para el
hombre.
V I I .
A C C I Ó N D E S I N T E G R A D O R A
L A S B A C T E R I A S M A R I N A S
D E
HACE tiempo que se sabe que el agua del mar contiene una
importante población microbiana formada por bacterias y
protozoarios; el alemán B. Fischer hacia 1890 fue el primero en
estudiar formalmente a las bacterias y a los otros microorganismos
que viven en el mar, estudios que han sido muy aceptados por los
científicos.
En Francia, las investigaciones de microbiología humana fueron
emprendidas por P. Casedebat, en1894, a lo largo del puerto de
Orán, en Argelia y, hacia 1905, por J. Portier en el transcurso de las
campañas oceanográficas del príncipe de Mónaco.
Desde fines del siglo XIX se han multiplicado los estudios en el
campo de la microbiología, gracias al avance de las técnicas de
cultivo de estos diminutos seres vivos y al adelanto en los
microscopios, que son los aparatos que hacen posible su
observación.
Actualmente, en el campo de la microbiología se cuenta con una
serie de investigadores rusos, alemanes y americanos, entre los que
destaca S. A. Waksman, conocido del gran público por haber
descubierto el antibiótico llamado estreptomicina, y C. E. Zobell,
que ha realizado estudios para demostrar el papel esencial de las
bacterias en el ciclo de la materia viviente en el agua del mar.
En el ciclo de la materia, las sustancias minerales existentes en los
océanos, son requeridas por los vegetales autótrofos que las
transforman en sustancias orgánicas, que, son a su vez,
aprovechadas por el reino animal, de nutrición o alimentación
heterótrofa.
Como consecuencia del metabolismo animal, parte de esas
sustancias orgánicas son eliminadas en la forma de excretas
formadas por otros compuestos minerales o inorgánicos que no
serían utilizables por los vegetales en un nuevo proceso de síntesis,
si no fuese por la acción de determinadas bacterias que los
transforman en aquellas sales que directamente pueden utilizar los
vegetales autótrofos.
Además de los productos de excreción de los seres vivos, se
depositan en el fondo del mar sus restos cuando mueren, y éstos no
serían aprovechables de nuevo si las bacterias no los desintegraran,
liberando los componentes minerales que los forman y
reconstruyendo, con base en ellos, las sales nutritivas necesarias
para la síntesis vegetal. Es tan importante la acción de estas
bacterias
que sería
imposible,
sin su intervención,
el
aprovechamiento del nitrógeno disuelto en el agua del mar para que
los vegetales verdes puedan formar proteínas.
Sin embargo, se tiene que considerar que los estudios de
microbiología marina no han alcanzado el desenvolvimiento que ha
logrado la microbiología de organismos patógenos y de los
microbios del suelo. Esto se debe a dos causas esenciales: la
primera, que los microbios patógenos y los microbios del suelo
tienen un interés humano y económico inmediato, como es evitar
enfermedades infecciosas o curarlas, favorecer la fertilidad del suelo
y acrecentar la producción vegetal.
La segunda razón es que las técnicas de estudios de microbios
marinos son complicadas y delicadas, debido a que existen grandes
dificultades en cuanto a la seguridad de que las muestras tomadas
de varias profundidades y regiones en el mar no se contaminen;
además es necesario llevar a cabo los métodos de cultivo en los
barcos inmediatamente para una buena interpretación después de
que las muestras sean obtenidas.
En el océano abierto se presentan problemas especiales para que
los organismos diminutos que miden milésimas de milímetro, como
las bacterias, se puedan desarrollar, ya que tienen que asimilar
moléculas orgánicas disueltas, a través de la membrana que
recubre su célula. Para poder obtener estas moléculas, producen
una sustancia llamada exoenzima con la que rompen las grandes
moléculas y agregados de restos orgánicos y, así, las transforman
en otras más simples que pueden atravesar su membrana. Como
esta materia orgánica depositada en el mar está demasiado
dispersa, se hace también complicada la alimentación de la
población bacteriana presente en el agua del mar.
Sin embargo, la obtención de estas moléculas se facilita debido a
que los cuerpos de todos los organismos marinos vivos y muertos,
sus conchas, caparazones, mudas, heces, etcétera tienen
superficies sumergidas en el mar, las cuales tienden a atraer y
retener una película donde se depositan moléculas orgánicas,
constituyendo lugares de concentración de alimentos utilizables por
las bacterias. Por lo tanto, estos microorganismos deben ser
capaces de encontrar y fijarse a las superficies donde exista materia
orgánica que represente su alimento.
Cuando las bacterias lo logran, pueden crecer y multiplicarse. Una
ventaja adicional de la adhesión a las superficies de estos cuerpos
sumergidos, es el hecho de que varias clases de bacterias pueden
crecer juntas produciendo una mayor variedad de enzimas
digestivas, de tal manera que aumenta también la diversidad de
materiales orgánicos que pueden aprovechar, por lo que el proceso
de alimentación sucede más aprisa y con mejores resultados para la
vida bacteriana del océano.
Cuando en las aguas del mar abundan los restos de organismos, la
posibilidad de que las bacterias cuenten con el sustrato adecuado
aumenta, lo que consecuentemente trae la presencia de cantidades
significativas de ellas en un periodo muy corto de tiempo. Es de
gran interés el fenómeno que experimenta cualquier muestra de
agua guardada durante algunos días en una botella o frasco, donde
se presenta un rápido y repentino aumento de bacterias, llegando,
a veces, hasta centenares y millones de organismos por centímetro
cúbico.
Este aumento es el resultado de que las bacterias, al tener
sustancia orgánica concentrada en el frasco, la aprovechan en
metabolismo e incrementan su reproducción. Existen especies
bacterias que tienen tal velocidad de reproducción que cada
la
su
de
20
minutos se dividen, por lo que de una bacteria en 24 horas se
pueden obtener miles de millones, siempre y cuando tengan la
sustancia orgánica suficiente que desintegrar para que les sirva de
alimento.
Las profundidades del océano son ricas en humus acuático, o sea,
en sustancia orgánica en descomposición; esto permite la
existencia, en esa zona del mar, de gran cantidad de bacterias
sésiles que pueden aprovechar las partículas orgánicas suspendidas
en los sedimentos, estableciéndose una microzona donde ocurre la
acumulación y la transformación del humus acuático.
Esto explica que el fondo del mar sea el lugar donde existe el mayor
número de poblaciones bacteriales. También se tiene que
considerar que todas las que viven en el océano no deben utilizar
materia orgánica, por lo que su número estará en relación directa
con la cantidad de esta materia presente en el agua.
Como la producción de los compuestos orgánicos en el océano
ocurre en las zonas iluminadas, o zona eufótica, a través de las
actividades de los organismos fitoplanctónicos, la distribución de las
bacterias en el mar tiende a ser paralela a la del plancton, con los
números máximos de bacterias algo mayores que los máximos
organismos del plancton.
Se ha comprobado que la distribución de las bacterias en el medio
marino es muy amplia, siendo extraordinariamente abundantes en
la región litoral, en correspondencia a la gran cantidad de vida
animal y vegetal que en ella existe. En cuanto a su distribución
vertical, se les encuentra desde la misma superficie del mar hasta
las grandes profundidades, localizándose más abundancia a los 5
000 metros, donde están preferentemente en el fondo, mezcladas
con los detritos, aunque pueden encontrarse hasta los 11 000
metros. Sus cantidades llegan a ser fabulosas, y se han contado
hasta 420 millones de bacterias por gramo de fango marino.
La función de las bacterias marinas no se limita a la desintegración
de materia orgánica para formar nutrientes; aparte, ellas mismas
pueden producir materia orgánica a través de procesos de
quimiosíntesis y constituir el alimento de multitud de seres
planctónicos, ya que son capaces de asimilar materia orgánica
disuelta en el agua del mar, con lo que cumplen una misión
importantísima al ser el principio de las cadenas de alimentación.
Las bacterias marinas tienden a presentar características en su
metabolismo diferentes de las bacterias terrestres y de agua dulce,
por lo que muchas de ellas requieren agua del mar o un medio que
la contenga para poder cultivarse y tener un buen crecimiento,
mientras que la gran mayoría de las bacterias terrestres o
dulceacuícolas no requieren de sus propios medios y pueden ser
cultivadas en ausencia de ellos.
No sólo el contenido de sales características del agua del mar es
importante, también lo son pequeñas cantidades de otros
elementos marinos de origen biológico, ya que como regla general,
en el agua marina preparada artificialmente en el laboratorio a
partir de agentes químicos purificados y agua destilada, aunque
adecuadamente nutritiva y con propiedades fisicoquímicas
similares, no se pueden cultivar bacterias marinas con el mismo
éxito que cuando se hace en auténtica agua del mar.
También se ha observado que la proporción de bacterias que
utilizan carbohidratos en los océanos es mucho menor que en la
tierra, debido a que las células de los organismos del fitoplancton
acumulan muy pocas reservas de carbohidratos, como el almidón,
producen menos celulosa que las plantas terrestres y todos los
carbohidratos formados se utilizan durante el metabolismo de las
células de los vegetales del plancton.
En el mar, uno de los residuos orgánicos formados en abundancia
es la quitina, sustancia que forma la cutícula endurecida del
exoesqueleto de los artrópodos y de algunos animales muy
abundantes en el océano. Esta sustancia difiere de la celulosa por
ser un compuesto nitrogenado más que un carbohidrato, pero su
formación y tendencia a acumularse en los mares puede ser
comparada con la de la celulosa en la tierra. En ambos casos se
halla un resto orgánico abundante que resiste ataques de la
mayoría de las especies de bacterias; sin embargo, algunas sí lo
descomponen. Las bacterias del mar que atacan la quitina
desempeñan un papel algo similar al de las bacterias que atacan a
la celulosa en la tierra.
En general, las poblaciones de bacterias marinas no sobreviven a
los fuertes cambios ambientales, como el calor, o a cambios en sus
condiciones físico-químicas, como ocurre con las poblaciones de
bacterias terrestres; sus condiciones varían normalmente dentro de
límites más estrechos y los estados de resistencia, en su ciclo vital,
por lo general no se presentan.
Las bacterias marinas se desarrollan normalmente en los ambientes
fríos o bajo condiciones de temperatura más o menos baja; en
cambio, las terrestres generalmente lo hacen en temperaturas altas
y pueden incrementar su crecimiento al aumentar la temperatura.
Esto hace que la conservación de productos marinos, como peces o
camarones, por refrigeración, sea menos efectiva que la de los
productos alimenticios de origen terrestre, puesto que muchas de
las bacterias que viven en los seres marinos crecen a las
temperaturas comunes de refrigeración.
Los medios de cultivo ordinarios para bacterias basados en la
peptona no han reportado resultados positivos en el caso de las
bacterias marinas, por lo que las técnicas de observación directa al
microscopio y el estudio del crecimiento bacterial en superficies
suspendidas a varias profundidades en el mar aportan los mejores
resultados, revelando la existencia de un número de tipos
específicos de bacterias de morfología poco común, muchas de las
cuales no crecen en medios de laboratorio.
Los investigadores consideran que las listas de especies de
bacterias marinas aisladas hasta la actualidad, no reflejan la plena
diversidad de formas presentes en el mar. Solamente con el
desarrollo de métodos de laboratorio y el uso de medios de cultivo
enriquecidos, cuidadosamente elegidos, se podrá proporcionar un
cuadro detallado de diversidad de las poblaciones de las bacterias
en los océanos.
El problema de la identificación o taxonomía de las bacterias
marinas presenta grandes dificultades, por la imposibilidad de
conocer la totalidad de las características de las potencialidades
biológicas de éstas y de la variación que puede presentar su
población.
En el caso de las bacterias encontradas en el mar, existe el
problema de saber si están o no relacionadas con las especies
terrestres; de éstas últimas se ha observado que no todas las que
llegan diariamente al mar sobreviven, por lo que no se conoce
actualmente si las que se consideran solamente marinas aparecen o
no en las condiciones terrestres. El describir todas las bacterias que
se hallan viviendo en el océano como especies nuevas simplemente
por su presencia, no es una solución al problema.
Figura 17. Estructura de una bacteria.
También se ha observado recientemente que el fitoplancton que
vive en algunas regiones, como las del Antártico y el Ártico, ejerce
un efecto antibacteriano en los animales; por ejemplo, organismos
del grupo de los eufáusidos que concentran el fitoplancton para
comérselo, y los depredadores que se alimentan de ellos, o incluso
los animales que se comen a estos depredadores, presentan
acentuadas propiedades antibióticas en su contenido digestivo y en
los fluidos de sus tejidos, como es el caso de los pingüinos que
consumen eufáusidos, descritos como "biológicamente inmunes"
ante las bacterias, los pingüinos jóvenes que se alimentan de
comida regurgitada por su padre, algunas gaviotas que comen
eufáusidos presentan también esta propiedad antibacteriana.
La distribución de las bacterias en el agua del mar está determinada
por una serie de factores tanto fisicoquímicos como biológicos, y al
parecer son dos las causas fundamentales de esta distribución; la
cantidad de materia orgánica en descomposición que encuentren
disponible y la densidad de organismos planctónicos en el seno de
las aguas. Repetidas observaciones permiten afirmar que la
abundancia de bacterias depende de la cantidad de organismos del
plancton, que suponen la principal fuente de alimento para las
bacterias y las bases naturales a las que están ligadas.
Con los datos con que actualmente cuentan los investigadores
puede decirse que no existen bacterias de origen marino que sean
nocivas y peligrosas para el hombre. Pero, en cambio, cierto
número de microbios patógenos pueden ser arrastrados al mar por
las aguas residuales de los vertederos y alcantarillas, o por los ríos,
y adaptarse al medio marino. A esta posibilidad de adaptación va
unido el problema de que algunos organismos marinos, como los
ostiones, que se desarrollan en las zonas a donde llegan estas
aguas contaminadas, se alimentan filtrándolas y por esto pueden
quedar infectados por bacterias patógenas como las de la tifoidea o
por bacilos coliformes que atacan al hombre.
Se debe destacar que la acción de las bacterias en el agua del mar
es tan importante, que sin ellas no podría existir vida en los
océanos, ya que la actividad fotosintética de los vegetales
autótrofos sólo se puede realizar gracias a la acción de las bacterias
al desintegrar las acumulaciones de materia orgánica de las
excreciones o de los restos de organismos de animales y plantas,
para producir las sustancias inorgánicas llamadas nutrientes y
elaborar nuevos alimentos.
El campo de la microbiología marina se encuentra todavía en la
plena evolución y permite esperar notables progresos, como en los
problemas de contaminación de las aguas del mar. La degradación
por acción bacteriológica del petróleo que ha llegado al mar como
contaminante, es un proceso que se está estudiando como una
técnica útil para contrarrestar este problema que cada día se hace
más significativo en los mares. Queda, por lo tanto, mucho que
conocer de estos diminutos organismos que a veces perjudican al
hombre; pero que son indispensables para la vida en nuestro
planeta.
V I I I .
L A R E P R O D U C C I Ó N D E
V E G E T A L E S M A R I N O S
L O S
DESDE la costa es difícil imaginar la variedad y abundancia de los
vegetales que pueblan el océano. En él se originaron los primeros
de ellos, llevándose a cabo también su diferenciación en el
transcurso de largos periodos de tiempo, siguiendo la maravillosa
aventura de la evolución pudieron formarse las primeras algas
capaces de utilizar la energía d la luz del Sol para vivir, y de ellas
derivaría, posteriormente, el resto de los vegetales que mucho
tiempo después colonizaron los continentes.
Los vegetales que se encuentran poblando a los continentes se
enfrentan a una limitación fundamental: las variaciones en la
cantidad de agua, situación que no existe en el mar; por ello, y
junto con sus condiciones peculiares, como la constancia relativa de
su temperatura, de las sustancias disueltas en sus aguas, oxígeno,
bióxido de carbono, sales diversas y la comunicación entre los
diferentes océanos, ha sido posible que continuaran viviendo en el
océano muchos de los organismos primitivos, ancestros de los
primeros que se originaron en el mar.
Figura 18. Bipartición en vegetales unicelulares.
Asimismo, la evolución se acentuó en los seres vivos que se
encuentran en las zonas costeras, en donde las características
ambientales son cambiantes, enriqueciendo enormemente la
variedad de sus pobladores.
Por lo tanto, esta región es el lugar donde se localiza a la mayor
parte de las poblaciones vegetales, que están en constante proceso
de reproducción, lo que permite perdurar a sus especies. En el
litoral se hallan las praderas de plantas superiores de hojas
asentadas, como las posidonias, que pueblan grandes extensiones
con fondos arenosos.
Debido a la gran diversidad que tienen los vegetales que habitan en
el océano, presentan en su reproducción la totalidad de las
modalidades que de ella existen.
La reproducción tiene su origen como consecuencia de las funciones
de la nutrición y respiración que forman el metabolismo, sobre todo
en los vegetales unicelulares. Éstos, al crecer, adoptan
originariamente la forma esférica y, a través de la superficie de su
membrana se verifican los intercambios nutritivos con el medio
ambiente; cuando la relación de su talla se pierde se hace necesario
que la célula se divida para recuperarla dando origen a la
reproducción asexual llamada bipartición.
En este tipo de reproducción no intervienen para nada los sexos, y
se trata de la primera manifestación de la reproducción asexual
vegetativa, la cual se mantiene después en gran cantidad de
vegetales marinos tanto unicelulares como pluricelulares, con
diversas modificaciones, pero su forma original de simple división
perdura como procedimiento reproductor.
En los organismos pluricelulares también se presenta la
reproducción asexual por división de su cuerpo, pero debido a la
complejidad de sus estructuras, se complementa con un proceso de
regeneración para recuperar cada una de las partes escindidas del
resto del organismo, hasta su total restauración.
Por este mecanismo se reproducen varios vegetales marinos; un
caso típico es el de los sargazos del género Sargassum que, una vez
que se dividen sus tallos en fragmentos llamados propágulos, de
donde se originan nuevos organismos, son arrastrados por las
corrientes atlánticas, que los acumulan en el Mar de los Sargazos y
en el que continúan desarrollándose ininterrumpidamente. Gracias a
este procedimiento de multiplicación, han perdido prácticamente su
capacidad de reproducción sexual.
Otros organismos presentan el proceso de división modificada
debido a que los nuevos individuos que resultan por particiones
múltiples forman una cubierta resistente, entrando en vida latente y
recibiendo el nombre de esporas, las que al llegar a un medio
propicio entran nuevamente en vida activa originando otros
organismos. A este proceso se le llama esporulación, y es frecuente
en los vegetales, aunque esto no impide que los mismos posean
también una reproducción de tipo sexual en determinados casos.
Otra modalidad de la reproducción vegetativa o asexual recibe el
nombre de gemación y es también común entre los vegetales
marinos; consiste en la acumulación de un conjunto de células
indiferenciadas, llamada yema o brote, que posteriormente da lugar
a un individuo semejante al que la originó, pudiendo quedar unida a
él permanentemente como sucede en la estructuración de las
colonias, o separarse formando organismos independientes. Este
tipo de reproducción se presenta principalmente en algas
pluricelulares.
La reproducción sexual es común en los vegetales marinos y se
observan en ellos cuantas modalidades presenta este tipo de
reproducción, que consiste en la unión de dos células llamadas
gametos, que pueden ser iguales en forma y tamaño en isogamia;
los gamentos son similares en forma y distinto tamaño en la
anisogamia, o diferentes, en la heterogamia. El gameto masculino
es denominado en los vegetales anterozoide, pues se forma en un
órgano especializado o anteridio; el gameto femenino se origina en
el arquegonio y recibe el nombre de oósfera.
Cuando los órganos sexuales se encuentran en individuos separados
se les llama unisexuales o dioicos, ya que el órgano masculino está
en un individuo, mientras el femenino está en otro distinto. Cuando
los dos sexos están presentes en el mismo organismo a éste se le
llama hermafrodita o monoico.
En algunos vegetales que viven en los océanos, se pueden
presentar de manera cíclica los dos tipos de reproducción, asexual y
sexual, lo que se conoce como metagénesis, en la cual alternan un
proceso asexual con uno sexual en diferentes épocas del año.
Figura 19. Reproducción sexual en vegetales: isogamia,
anisogamia y heterogamia
Las bacterias que pueden ser consideradas como de los organismos
más simples, ya que sus células no tienen un verdadero núcleo se
reproducen por una simple división binaria o bipartición, aunque es
también muy frecuente en ellas la reproducción por esporulación.
En aquellas bacterias que forman colonias por unión de varios
organismos en filamentos muy largos, la reproducción se lleva a
cabo por medio de células móviles unas veces, inmóviles, otras,
denominadas gonidios, que actúan de manera semejante a los
gametos.
Otro grupo considerado primitivo y sorprendente de organismos es
el de las algas verdeazules o cianofitas, que se presentan
abundantes en ciertas épocas del año, principalmente en el verano.
Estas algas azules se reproducen por división binaria cuando viven
como células aisladas, y cuando se trata de formas coloniales lo
hacen por células especiales móviles denominadas hormogonias.
Los líquenes son organismos poco abundantes en el mar; están
constituidos por la unión de una alga y un hongo y presentan
características de extraordinaria resistencia a las condiciones del
medio marino de la región costera.
Más abajo de la zona sumergida periódicamente por la marea alta,
se encuentran rocas cubiertas por líquenes con aspecto de pelos
córneos negruzcos. Estos líquenes se reproducen por gametos del
tipo de los heterogametos y por reproducción asexual por división
múltiple.
Las dinofitas, como les llaman los botánicos, o dinoflagelados como
más comúnmente se les conoce, son organismos unicelulares con
una membrana formada por placas muy características que los
dividen en dos regiones: una llamada epiteca que se localiza sobre
un surco transversal, el ánulus y, otra por debajo de él, la hipoteca,
que tiene un surco longitudinal, el sulcus; en estos dos surcos se
encuentran implantados dos flagelos, uno longitudinal y otro
transversal ,alrededor del cuerpo del organismo y ya tienen un
núcleo bien constituido.
Estas algas se reproducen por división de la célula mediante un
tabique oblicuo a lo largo de ella; la velocidad de esta reproducción
está relacionada con la cantidad de alimento; cuando éste abunda,
las poblaciones de las dinofitas aumentan, produciendo fenómenos
conocidos como "marea roja" ya que estos vegetales tienen
pigmentos rojos que al encontrarse en grandes cantidades en el
mar, transmiten al agua su color.
Las algas unicelulares más abundantes en el mar son las diatomeas,
que tienen un tamaño entre 10 y 300 milésimas de milímetro y
cuya célula está protegida por una envoltura de sílice estructurada
por dos tapas en forma de una caja de polvo. Estas algas han sido,
desde hace tiempo las más estudiadas y mejor conocidas del
plancton.
Las diatomeas se reproducen por bipartición, pero con una
modalidad curiosa, debido a que en su esqueleto en forma de caja,
la valva externa contiene en su interior a la otra, la interna, que es
más pequeña; cuando la diatomea divide en dos su célula, estas
valvas se separan y cada una de ellas, con su contenido
citoplasmático, da lugar a un nuevo organismo regenerando la
media valva que le falta, siendo siempre la menor, es decir la
interna, la regenerada.
De esta forma se da lugar a dos series de células hijas en cada
generación, una que mantiene el tamaño original, y otra, de talla
progresivamente decreciente, puesto que la nueva valva será
menor que la originaria. Por sucesivas reducciones del tamaño se
llegará al límite menor; en ese momento, antes de verificarse la
regeneración la diatomea recupera su volumen original y hasta
entonces secreta uno nuevo del tamaño de la especie.
Sin embargo, es más común que e1 tamaño primitivo lo recuperen
por medio del proceso llamado conjugación, considerado como
asexual. Este proceso es variable según la especie, pero
generalmente se efectúa cuando dos diatomeas pequeñas se
colocan una al lado de la otra y segregan una vaina gelatinosa que
las envuelve; cada una divide su protoplasma en dos, formando dos
gametos iguales, uno móvil que se desplaza y se une al móvil de la
diatomea opuesta dando origen a dos cigotos o auxosporas, que
una vez libres, crecen y recuperan el tamaño inicial de la especie
secretando su nueva cubierta silicosa, reproduciéndose en lo
sucesivo por bipartición.
Las algas pardas o feofitas constituyen un grupo casi
exclusivamente marino; su nombre lo deben a su color pardo
debido al contenido de un pigmento llamado ficoxantina. Las
feofitas más grandes que se conocen son las del género Macrocystis
que se localizan en el Océano Pacífico, miden de 50 a 70 o más
metros, y viven en mares fríos, sobre todo en las comunidades del
litoral. Estas algas se reproducen sexualmente, y en la superficie
del tallo aparecen pequeñas rugosidades que contienen a los
anteridios y a los arquegonios.
En los anteridios las células masculinas están colocadas en
mechones de filamentos filiformes, que por tabicaciones
horizontales y verticales dan lugar a la formación de anterozoides
redondos u ovales, transparentes y móviles por medio de cilios o
flagelos, y las oósferas son mayores, ovoides e inmóviles; las
feofitas pueden ser monoicas o dioicas. Estas algas también se
reproducen por esporas, las cuales se producen en esporangios
llamados tetraesporangios, ya que cada uno de ellos forma cuatro
esporas.
Las algas rojas o rodofitas, constituyen un amplio grupo, muy
antiguo y diferenciado, que comprende 4 000 especies, casi todas
marinas y que presentan pigmentos rojos, como la ficoeritrina, que
les permiten aprovechar un amplio espectro de radiaciones
luminosas. También se distinguen por sus variados procesos
reproductores, caracterizados básicamente por la presencia de
gametos femeninos fijos e inmóviles, terminados en un pelo que
capta los gametos masculinos pequeños y desprovistos de flagelos,
que quedan libres en el agua del mar.
El ciclo reproductor de las rodofitas puede ser desde simple hasta
más o menos complejo, llegando a originar a veces tres
generaciones con estructuras muy elaboradas tendientes a la
protección de la célula huevo. Las células de estas algas rojas
tienen su pared celular formada por celulosa y por una sustancia, la
pectina, que se gelifica originando coloides complejos, a modo de
una jalea que tiene elevado interés industrial como el agar-agar y la
carragenina. Estas algas también se reproducen asexualmente por
esporulación con esporas ovoides o piriformes, inmóviles y
desnudas.
Un grupo muy especial de algas rojas son las "algas coralinas",
llamadas así porque sus membranas se cargan de carbonato de
calcio; viven formando revestimientos rosados o blanquecinos con
aspecto de coral sobre las rocas, las conchas de moluscos como
mejillones o sobre el talo de otras algas y plantas superiores. En
estas algas sólo las células superficiales son las que están vivas y u
actividad hace crecer a los talos, reproduciéndose por división de
sus células.
Las algas verdes o clorofilas son las más parecidas a los vegetales
superiores por su contenido en pigmentos, sobre todo clorofila, que
les confiere una coloración casi siempre de tono verde intenso; al
parecer de ellas se originaron en tiempos remotos las plantas con
flor o fanerógamas.
Es un grupo muy amplio de algas, con estructuras variadas, desde
unicelulares hasta pluricelulares de organización compleja, que a
veces forman láminas con varias capas de células como en el
género Ulva o lechuga de mar; de filamentos simples como Ulotrix;
de filamentos ramificados, como Cladophora, etcétera. En el mar no
suelen alejarse demasiado de las rompientes y muchas especies
prefieren las aguas contaminadas, como las de los puertos, ricas en
sales minerales nutritivas.
En las clorofitas se presentan diferentes mecanismos de
reproducción; las unicelulares se reproducen por división directa o
esciparidad y por esporulación, con esporas generalmente ovoides o
piriformes que pueden ser inmóviles; o bien moverse por medio de
flagelos los esporangios forman de 2 a 35 esporas, que al quedar en
libertad, flotan en el agua y después se fijan al suelo dando lugar a
un nuevo talo.
En las clorofilas se manifiesta también la reproducción sexual,
heterogámica en algunos casos en que forman diminutos
anterozoides móviles que se trasladan nadando para fecundar a una
voluminosa oósfera situada y originada en interior de un
arquegonio. En otros casos, como en las clorofitas filamentosas,
existe una reproducción isogámica: en los filamentos contiguos dos
células, colocadas una frente a la otra se transforman en gametos;
uno de ellos, el que se considera como masculino, para fecundar al
femenino, se traslada hasta el otro por medio de un puente de
comunicación que se produce al emitir la célula masculina una
prolongación que alcanza a la femenina, uniéndose ambas células
para formar un cigoto, del que se deriva posteriormente un nuevo
filamento.
En el mar viven muy pocas fanerógamas, sin embargo, algunas
monocotiledóneas se han adaptado relativamente hace poco tiempo
a la vida del mar, estimuladas, en parte, por la dificultad de las
algas para vivir sobre los sustratos móviles como los fondos de
arena o de limo, y por otra, por la ausencia de animales capaces de
comerlas; con esto se piensa que su penetración de improviso en el
mar, no dio tiempo a la adaptación de las especies marinas para
alimentarse de ellas; sólo algunos animales de origen claramente
terrestre, como las tortugas y los manatíes han podido
acostumbrarse sin dificultad a su aprovechamiento.
Figura 20. diferentes clorofitas.
La reproducción de las fanerógamas es sexual, en Thalassia las
flores son unisexuales y dioicas; en Posidonia, que forma parte de
las grandes praderas marinas las flores son hermafroditas, y en la
Zoostera las flores son unisexuales, pero dioicas. Muchas de estas
fanerógamas florecen en otoño y fructifican en la primavera
siguiente. También pueden reproducirse por división múltiple,
desprendiéndose trozos de rizomas con sus hojas, para ir a formar
nuevas zonas de pradera. Las hojas se desprenden en otoño, y se
acumulan en las playas mientras que de los rizomas se forma un
nuevo vegetal.
El desarrollo de estos métodos de reproducción de los vegetales
marinos ha permitido que éstos, ya sean unicelulares o
pluricelulares fijos o libres, poco a poco vayan ocupando nuevas
áreas, aumentando así la productividad del mar.
I X .
L A R E P R O D U C C I Ó N D E
A N I M A L E S M A R I N O S
L O S
EN EL mar la reproducción y el desarrollo de los animales se llevan a
cabo en condiciones muy diferentes que las de los terrestres, lo que
resulta natural si se consideran las características ambientales que
este medio presenta.
La mayoría de los animales marinos, tales como peces,
equinodermos, moluscos, crustáceos, gusanos, etcétera depositan
sus células masculinas o esperma y sus células femeninas u óvulos
en el agua donde se unen, es decir se fecundan, y posteriormente
se desarrollan; éstas crías, al llegar al estado adulto, producen
numerosos huevos que, en ocasiones llegan a varios millones. Así,
las aguas del océano representan el vivero inagotable en el que
nuevas vidas se desarrollan en cantidades fabulosas.
Fecundidad tan asombrosa viene a compensar las pérdidas enormes
que estos seres sufren debido a que en sus primeras etapas de
desarrollo casi no presentan medios de defensa, además están
incapacitados para buscar resguardo y sometidos a muchas causas
de destrucción. Las larvas delicadas de los seres planctónicos
perecen en cantidades asombrosas, mortandad increíble, sólo
compensada por la fecundidad que establece el equilibrio entre
todos los organismos que habitan en los mares.
Debido a este elevado índice de reproducción, con frecuencia se
forman verdaderos enjambres de densidad y extensión apenas
concebibles. En una de las expediciones científicas realizada por el
barco Nacional, destinada al estudio de la vida en los mares, se
encontró una extensa zona invadida por el curioso organismo del
género Velella, llamado así por tener el flotador formado por una
expansión triangular a modo de vela. Las observaciones efectuadas
por los investigadores permitieron evaluar que en los 500
kilómetros recorridos por el barco a través de esta masa de seres
existían más o menos 400 millones de velelas.
Es difícil poder escribir acerca de la reproducción y el desarrollo de
los animales que viven en los océanos desde un punto de vista
general, sin tener en cuenta los resultados alcanzados en el terreno
experimental, en cuyo problema han trabajado infinidad de
biólogos.
En los erizos de mar, del género Arbacia, los biólogos han realizado
experimentos memorables, como los de Hertwing en 1875, que
antes de que se conociera la fecundación y el desarrollo humano en
su totalidad, permitieron suponer como se efectuaban estas
funciones.
Este organismo necesita los dos sexos para producir huevos
fecundados capaces de dar origen a una nueva generación; el
eminente biólogo Loeb, en 1899, obtuvo un éxito rotundo al lograr
sustituir la acción del elemento masculino por una serie de efectos
fisicoquímicos que hacen que el huevo empiece a desarrollarse.
Figura 21. Reproducción asexual por gemación.
Desde entonces se ha establecido como práctica obligada en los
centros de investigación biológica especializados en embriología,
rama de la biología que se ocupa del estudio de la reproducción y
desarrollo de los seres vivos, trabajar con organismos marinos, en
los que el modo tan primitivo y sencillo de efectuar la reproducción,
permite una intervención experimental rica en deducciones y
consecuencias de orden teórico.
Los fenómenos de la reproducción de los animales en el océano
ofrecen determinadas y curiosísimas modalidades. Una de las
maneras más primitivas de reproducción es la asexual, en la que
unos individuos proceden de otros por la diferenciación de
abultamientos o yemas, llamado gemación, quedando, en
ocasiones, unidos al que les dio origen, y formando, así colonias
numerosas y pobladas como las que se presentan en los pólipos,
corales y madréporas, que pueden llegar a estructurar conjuntos de
enormes dimensiones y aspecto bellísimo.
Estos animales que habitan en los océanos también pueden
reproducirse por división de su cuerpo, ya sea binaria, como sucede
en protozoarios y algunos gusanos, o múltiple, como se observa en
gusanos que son capaces de cortar su cuerpo formando varios
segmentos y de cada uno desarrollar un nuevo individuo.
Otro método de reproducción es el sexual, en el que los individuos
de uno y otro sexo originan sus elementos reproductores
caracterizados por presentar la mitad de cromatina de la especie, es
decir son haploides, con el fin de lograr una fecundación, y
recuperar el número de cromosomas de la especie y, por lo tanto la
diploidía.
En general los animales marinos expulsan sus células sexuales, las
cuales, vagando al azar en el agua, llegan a ponerse en contacto
con las de otros organismos de la misma especie, dando lugar al
huevo fecundado o cigoto, punto de partida de la siguiente
generación.
La reunión de los elementos reproductores en los seres en que la
fecundación es externa, se suele atribuir a una circunstancia
fortuita; sin embargo, no se puede aceptar que quede al azar el
éxito de una función tan importante como es la reproducción, de la
que directamente depende no sólo la existencia individual, sino la
colectiva de la especie. Después de varios estudios, se sabe hoy
que los gametos femeninos u óvulos de animales marinos esparcen
en las aguas sustancias químicas perfectamente definidas que
tienen la propiedad de que, aun en cantidades infinitesimales,
atraen desde muy lejos, a los elementos masculinos o
espermatozoides.
Esta respuesta química, llamada quimiotactismo, deja notar su
efecto en muchos casos, no sólo en la unión de la células
reproductoras, sino en la aproximación de algunos individuos de
uno y otro sexo, cuando se trata de animales libres.
Entre los celenterados, se encuentran las anémonas de mar que
pueden presentar reproducción asexual denominada de "laceración
pedal", en la cual van quedando atrás partes del disco pedal con el
que el animal se fija al suelo a medida que se mueve. Primero la
anémona, contrae rígidamente su cuerpo e incluso el borde basal
algo replegado, y emite una corona de pequeños fragmentos
basales que rodean el cuerpo materno a modo de diadema; l5 días
después, cada fragmento desarrolla su propia boca y corona
tentacular, y a la postre se forman nuevas anémonas en torno a la
vieja.
Esta reproducción, que se puede considerar como una gemación,
presenta dos modalidades: en una se produce la emisión de una
corona de fragmentos de tejidos, mientras la madre queda fija; y
en la otra, la madre se desplaza sobre las rocas para ir dejando
pequeños fragmentos. En el Japón existe una anémona que puede
soltar sus tentáculos y originar una nueva anémona por cada uno
de ellos, regenerando posteriormente los suyos.
La mayoría de los anélidos o gusanos anillados habitan sobre el
fondo marino, dentro de él o formando tubos donde se protegen.
Algunos de ellos presentan reproducción sexual durante la cual
liberan sus huevos y sus larvas en el agua, donde éstos quedan
libres y buscan sitios deshabitados para desarrollarse y originar
nuevos gusanos. Otros se encargan de localizar un "criadero"
apropiado. También existen anélidos capaces de reproducirse
asexualmente por división transversal como el género Myrianida, o
por gemación como Syllis.
Entre los moluscos, con excepción de unas especies, se presenta
fecundación interna, pero en los cefalópodos ésta puede tener lugar
en la cavidad del manto o fuera de ella, y en cualquier caso implica
copulación. En virtud de que la abertura o cavidad del manto es
pequeña, uno de los brazos del macho, el cuarto en los pulpos y
calamares, se ha modificado convirtiéndose en órgano que facilita la
cópula, llamado hectocotilo, y su grado de modificación varía según
la especie presentándose, en el género Octopus, la punta del brazo
con una depresión en forma de cuchara. Antes de la copulación, el
macho ejecuta diversos movimientos de exhibición que sirven para
que la hembra pueda identificarlo.
Una vez que se lleva a cabo la fecundación, los huevos agrupados
por centenares en grumos o cordones de l0 a 50, son depositados
sobre objetos sólidos y cubiertos por una sustancia gelatinosa que
se endurece por contacto con el agua del mar, dejando un espacio
claro alrededor del huevo. Las hembras de algunas especies cuidan
su descendencia, permaneciendo varios meses junto a sus puestas
hasta que nacen las crías y durante ese tiempo limpian con los
brazos las cubiertas de los huevos y las riegan con chorros de agua
de su embudo.
Gran número de calamares del género Loligo se unen para copular y
desovar al mismo tiempo, formándose en el fondo una verdadera
pila en comunidad de tiras de huevos; poco después del desove,
sobreviene la muerte del adulto.
Otros moluscos, como los ostiones, presentan fecundación externa
produciendo un número considerable de huevos, pudiendo llegar a
16 millones y, en ocasiones, hasta 60 millones; el profesor Lull,
después de minuciosos cálculos, afirmó que de una ostra, si los
individuos no murieran se llegaría a formar en cuatro generaciones
una esfera ocho veces mayor que el volumen de la Tierra.
Dentro de los peces cartilaginosos todas las especies de los
escualos presentan fecundación interna, es decir, que el macho
deposita las células reproductoras, en el interior del cuerpo de la
hembra en vez de liberarlos en el agua, pero por la forma de
desarrollo del embrión, las diferentes especies se ajustan a tres
tipos distintos: los ovíparos, ovovivíparos y los vivíparos.
La mayoría de las especies de tiburones son ovovivíparas, es decir,
se desarrollan dentro de un huevo pero éste se incuba en el útero
materno. En algunas, ya desde el instante de eclosionar los nuevos
organismos se pone de manifiesto la capacidad depredadora de
estos animales, porque en ocasiones la cría, faltándole cumplir
algunas etapas de su desarrollo, antes de abandonar el claustro
materno e iniciarse independiente en el mar, devora algunos de sus
hermanos, lo que sin duda constituye un medio de regulación de la
población.
Los peces óseos, como las sardinas, arenques, bacalaos, macarelas,
bonitos, etcétera son organismos que se reproducen de un modo
cuantioso dando lugar a bancos inmensos que permiten la vida
floreciente de la industria pesquera en todos los países del mundo,
en los que día a día adquiere mayor volumen, representando una
fuente de riqueza importantísima, y si se cuida, inagotable. Una
hembra de arenque puede poner de 20 mil a 47 mil huevos y una
de bacalao de 6 a 7 millones.
La reproducción es uno de los pasos mejor conocidos del ciclo
biológico de las tortugas marinas. Llegada la época de reproducción,
las hembras se concentran masivamente frente a determinadas
zonas, generalmente playas, donde más tarde han de ir a realizar la
puesta, la cual se desarrolla por fases escalonadas; cada vez,
dependiendo de la especie, tiene lugar en una playa diferente y en
conjunto cada hembra pone unos 400 huevos. Esto parece, sin
duda, un mecanismo de seguridad para evitar la catástrofe de que
toda una puesta pueda ser destruida por los depredadores.
Mientras sus compañeras colocan los huevos en los nidos, los
machos se concentran también frente a las playas, esperando a que
las hembras retornen para realizar la cópula en el agua.
Este insólito comportamiento que parece sin sentido, se explica por
el hecho de que los espermatozoides de las tortugas, dotados de
una gran vitalidad, se mantienen vivos en los conductos
reproductores de las hembras durante meses, pudiendo fecundar
los óvulos, incluso años después de la cópula. Así, los huevos que
pone una hembra fueron fecundados por los espermatozoides de la
temporada pasada.
La eclosión de los nuevos individuos se realiza en un periodo muy
corto, lanzándose las diminutas tortuguitas en una alocada carrera
contra reloj para alcanzar el mar que también es su salvación, ya
que ese momento está lleno de peligros al presentarse sus
depredadores. En la actualidad se sabe que en algunas especies de
tortuga como en Lepidochelys olivacea o tortuga golfina, el sexo se
determina en relación con la temperatura, ya que los huevos
incubados a más de 30°C originan hembras, y los de menor
temperatura machos.
Figura 22. Puesta de tortugas en las playas de Oaxaca, México.
Entre los mamíferos marinos están las nutrias, cuyos machos
suelen permanecer separados de las hembras, pero se acercan en
cualquier momento del año, para realizar la cópula, que tiene lugar
en el agua tras un aparatoso cortejo.
El macho, de espaldas, se coloca bajo su compañera, que adopta la
misma postura, y la sujeta con sus poderosas manos; el
apareamiento parece tener lugar con la hembra en la superficie. La
gestación dura de 240 a 270 días, al cabo de los cuales, en la orilla,
nace un pequeño muy desarrollado, al que su madre lleva de
inmediato al agua; tiene los ojos abiertos, el pelo semejante al de
los adultos y los dientes de leche crecidos. Hasta los 3 años de
edad, las nutrias no pueden reproducirse, y una hembra sólo
alumbra una vez cada 2 o 3 años.
Los pinnípedos como el león marino, las morsas y las focas, se
reúnen en grandes grupos para efectuar la muda y la reproducción.
Grupos de machos y hembras llegan a las playas donde se llevará a
cabo la crianza y el apareamiento, permanecen ahí sin mezclarse;
apenas 48 horas después, los machos mayores y más fuertes se
separan del grupo y dominan territorios rocosos, y muy pronto las
hembras llegadas en primer término, comienzan a alumbrar sus
crías.
A poco tiempo del parto las hembras abandonan a sus pequeños en
la playa para ir al mar y los primeros día vuelven hasta cinco veces
para amamantar a las foquitas, permaneciendo hostiles a los
machos que intentan cortejarlas, a veces, con temibles mordiscos.
Después de unos diez días las visitas a los retoños lactantes se
espacian y su relación con los machos mejora.
Dos semanas después del parto, las hembras son receptivas y si al
pasar cerca de algún macho se produce un cortejo, se lleva a cabo
la cópula en el agua, que dura de 15 a 20 minutos. Durante la
misma, ambos animales desaparecen repetidas veces bajo la
superficie y ascienden a respirar. La gestación dura 350 días es
decir hasta que machos y hembras vuelven a reunirse de nuevo en
los mismos lugares y de esta forma, las focas adultas generalmente
están preñadas durante toda su vida, salvo dos semanas de cada
año.
Figura 23. Grupo de elefantes marinos en los peñascos.
Se conoce muy poco de los hábitos de reproducción de las ballenas,
pero las escasas observaciones parecen mostrar que son
monógamas, y que llevan a cabo largas ceremonias de galanteo y
cortejo antes de la cópula. En las " yubartas" o "gubartes", ballenas
de garganta surcada de menor tamaño que los " rorcuales", que
llegan a medir 15 metros, correspondiendo un tercio a la engrosada
cabeza, el macho sigue resoplando a la hembra hasta que ella se
dispone lateralmente sobre las aguas, echándose a su vez, con el
vientre hacia él después ambos se colocan verticalmente, dejando
sólo la cola, sobre el agua, y acaban por copular en posición
vertical.
Las ballenas azules australes se acoplan en junio y julio en los
mares cálidos, y paren en el mismo sitio, un año después, dado que
la gestación dura 12 meses. Casi siempre nace sólo un pequeño,
apenas provisto de grasa, por lo que hubiera muerto de haber
nacido en las heladas aguas glaciales. Pesa 2 toneladas y mide
aproximadamente 7 metros.
Durante cerca de siete meses el pequeño es alimentado por su
madre mediante la nutritiva leche de los cetáceos, que tiene mayor
proporción de grasa y proteínas y menor de agua, que la de los
mamíferos terrestres.
El ballenato mama bajo el agua, lo que se facilita al salir la leche
con fuerza, en forma de chorros intermitentes, de las mamas de la
madre; mientras dura la lactancia la madre no puede quedar
preñada de nuevo, de manera que sólo alumbra cada 2 años.
La ballena gris, cuyas poblaciones mayores se localizan en las
heladas aguas del Océano Ártico en el Mar de Bering, se desplaza
cada año, durante los meses invernales, hasta las bahías y lagunas
de la costa occidental de Baja California México, y de Corea,
recorriendo miles de millas para aparearse y dar a luz a sus
ballenatos.
Los científicos han determinado que el 90% de la población mundial
de estos cetáceos se reproduce en aguas mexicanas y el 10%
restante lo hace frente a las costas de Corea.
En Baja California, México, principalmente terminan su viaje en las
Lagunas de Ojo de Liebre y Guerrero Negro, llegando con una
exactitud asombrosa al principio de diciembre, después de recorrer
12 mil millas a una velocidad de entre 4 y 10 nudos. La hembra
localiza un lugar de aguas templadas, en donde nace el ballenato,
que mide entre 5 y 7 metros y pesa de 500 a 800 kilos, que
comparados con las 35 toneladas que pesa la madre y los 15 o 18
metros que mide, son pocos.
Figura 24. Recorrido que realiza la ballena gris en sus
migraciones de reproducción.
La cría es ayudada a subir a la superficie para que inicie su
respiración y comience su alimentación tomando la leche de las
mamas situadas en la región ventral del cuerpo de la madre, la cual
con sus músculos abdominales, la impulsa a la garganta de la cría.
Las hembras y los machos de la ballena gris se aparean y después
de la cópula preparan su regreso hacia el Océano Ártico en los
meses de febrero o marzo, emprendiendo el largo viaje. Durante el
resto del año los ballenatos se fortalecen y mientras en las hembras
preñadas se desarrolla la nueva cría; para fines del otoño vuelven a
iniciar su retorno a las aguas templadas de Baja California y Corea.
La tasa de reproducción en las ballenas no es elevada, l0 crías en el
curso de la vida de cada hembra, pero sí suficiente para mantener
incólumes los efectivos de la especie, a menos de que el hombre no
las capture de manera irracional.
Las diversas y múltiples modalidades que la reproducción presenta
en los animales marinos, se deben a que el estar sometidos a un
medio benigno y favorable para la vida, como es el mar, les permite
presentar un proceso reproductor con riqueza extraordinaria en sus
diferentes aspectos y pasos, muchos de ellos de gran interés e
ilustrativos en la interpretación de esos fenómenos, para poder
dilucidar su significado a lo que contribuye grandemente el hecho
de que en los laboratorios se pueden efectuar curiosos
experimentos en los que los hombres de ciencia, con su ingenio y
sagacidad, han logrado asombrosos resultados.
X .
C I C L O S
R E P R O D U C T I V O S
NO TODOS los animales se comportan del mismo modo con respecto
al desarrollo y evolución de su descendencia; en muchas ocasiones
las larvas sufren grandes cambios, por lo que con frecuencia no se
parecen en nada a sus progenitores; incluso presentan mayor
complejidad que los adultos, por tener necesidad de contar con
órganos locomotores especialmente adaptados a la natación, que no
siempre requieren en la fase adulta.
Otras veces, los hijos al nacer se parecen a los padres en sus
características morfológicas y fisiológicas y sólo su tamaño es
mucho menor, llegando por un proceso normal de crecimiento
después de un tiempo variable, a las dimensiones que
habitualmente tienen los individuos adultos. Según las épocas del
año y el lugar donde se desarrollan, estos organismos presentan
ligeros cambios principalmente de comportamiento.
Los cambios que sufren las larvas que no se parecen a sus padres
durante el proceso llamado metamorfosis, se explican por las
distintas necesidades orgánicas que tienen los recién nacidos y los
adultos; estas transformaciones extraordinariamente intensas y
complicadas han requerido de la paciencia y observación de muchos
naturalistas para llegar a desentrañar la serie de cambios que
presentan los animales antes de alcanzar su forma definitiva.
Basta arrastrar sobre la superficie de las aguas una fina red de
seda, para capturar infinidad de pequeños organismos que son
larvas de estrellas de mar, de moluscos, de crustáceos, de diversos
grupos de gusanos o de peces, y que en nada se parecen a los
animales adultos. Larvas en distintos estados de desarrollo, formas
juveniles que llevan una vida libre nadadora en las aguas
superficiales, para más tarde transformarse y dar lugar a seres que
pueden vivir en las rocas, en el fondo fangoso, entre los
bosquecillos de algas, o bien, arrastrándose o caminando
lentamente por el suelo submarino o permaneciendo durante toda
su vida fijos al lugar que eligieron.
Quizá el caso más curioso es el que se presenta en los cnidaria que
tienen durante su ciclo de vida las formas de pólipos y de medusas,
las que se suceden en una serie no interrumpida de generaciones
que se alternan. Los pólipos de hidrozoarios de cuerpos cilíndricos,
fijos por su extremo basal y con la boca rodeada de tentáculos se
reúnen para formar colonias en las que cada individuo presenta
distinto aspecto y estructura según las funciones especiales que
tienen que desempeñar, recibiendo diferentes nombres como
gastrozoides para los encargados de la nutrición, gonozoides los de
reproducción y macozoides o dactilozoides los que se ocupan de la
defensa.
Entre todos ellos, destacan por su singular aspecto de ánfora, los
pólipos reproductores, en los que poco a poco se van formando
unos cuerpos pequeños redondos hasta tomar el aspecto de
diminutas medusas. La medusa se origina por vía asexual de una
yema que después toma la apariencia de una campana,
singularmente adaptada a la vida libre nadadora, que llegado el
momento se desprende de las colonias de pólipos que la formaron.
Las medusas son bisexuadas hermafroditas, es decir; están
provistas tanto de órganos reproductores femeninos como
masculinos.
El pertenecer a un organismo nadador adquiere gran importancia
para la especie, ya que de este modo los óvulos y los
espermatozoides tienen mayor probabilidad de realizar su función,
que si se quedasen alojados sobre la colonia de pólipos de la que la
medusa procede. El huevo que una medusa produce, se desarrolla
después de pasar por diferentes fases larvarias libres, termina por
fijarse y origina un pólipo, primero solitario sobre el cual se generan
yemas que se van transfomando en otros tantos pólipos,
constituyendo, así, una colonia semejante a la que dio origen a la
medusa.
En las esponjas se observa la reproducción asexual por gemación,
además de una gran variedad de procesos sexuales que implican
formación y liberación de un agregado de células esenciales, los
amibocitos, que originan a los óvulos y espermatozoides.
Durante su proceso asexual, algunas esponjas forman cerca de los
extremos de sus ramas una pequeña denominada "yema", que
puede separarse y generar nuevos individuos o quedar unida y
aumentar el tamaño de la colonia. Este proceso de gemación se
emplea para obtener esponjas comerciales en diversas zonas
pesqueras de las costas de Florida y Cuba, para lo cual se cortan
trozos de esponja o "plantones", se fijan en bloques de cemento y
se sumergen en el agua; después de varios meses de crecimiento,
se produce una esponja de tamaño comercial.
La reproducción sexual en las esponjas se lleva a cabo cuando los
espermatozoides son transportados por corrientes de agua y
alcanzan a los óvulos, realizándose la fecundación; posteriormente
del huevo se desarrolla una fase juvenil llamada "anfiblástula", que
nada libremente y sale del cuerpo de la esponja, se fija en el fondo
y forma un individuo juvenil que luego crece y llega al estado
adulto.
Otras esponjas, principalmente las que viven en agua dulce, forman
unas concentraciones de células en forma de esfera o "gémulas"
que son yemas que se originan en la pared de su cuerpo, con una
capa de espongina reforzada con espículas. La formación de
gémulas tiene lugar en otoño, en que se produce un gran número
de ellas; al comenzar el invierno la esponja progenitora se
desintegra, manteniéndose en el medio las gémulas que resisten la
congelación y desecación, pudiendo así conservar las especies; en
la primavera, las células interiores de la gémula salen de su
cubierta por una abertura llamada micropilo, y, poco tiempo
después, se transforman en esponja adulta.
En los crustáceos la reproducción es complicada, ya que en su
desarrollo experimentan un largo proceso de metamorfosis, en el
que se suceden numerosas fases larvarias y mudas, presentando
una morfología y peculiaridades especiales.
Entre los crustáceos decápodos se encuentran las principales
especies de camarones marinos de interés comercial en pesquería,
los que se caracterizan por tener un ciclo vital complejo, con
migraciones a aguas más profundas durante su reproducción y
desplazamientos de las larvas y poslarvas hacia las aguas costeras,
lagunas y esteros litorales, para su crecimiento intenso; después, al
llegar a su etapa juvenil, regresan inmediatamente al mar. Este
ritmo es constante en las especies, y cada año ocurren estos
movimientos de las poblaciones en distintas regiones y épocas.
La puesta de huevos se produce en forma masiva, se liberan en el
agua más o menos 200 mil de un tamaño que oscila entre 200 y
500 micras, según las especies. Estos crustáceos nacen después de
12 a 14 horas de puesto el huevo en la forma larval más simple, el
"nauplio", en el que no hay segmentación y presenta un ojo central
y tres pares de apéndices solamente, todos adaptados a la
natación.
Luego se suceden diversos cambios morfológicos, que determinan
la mayor complejidad de las larvas, con incorporación de nuevos
segmentos y apéndices, pasando por: "metanauplio", "protozoea", "
zoea" y "mysis"; esta última fase es la que presenta los apéndices
en su forma definitiva. Después de este estadio, comienza la fase
poslarvaria y queda formado un individuo juvenil semejante al
adulto.
Figura 25. Ciclo vital del camarón.
Las poslarvas con hábitos bentónicos penetran en las lagunas o
esteros costeros en comunicación con el mar, teniendo un tamaño
de 6 a 8 milímetros de largo total; ahí se nutren intensamente y
aumentan de talla variando entre 7 y 50 milímetros mensualmente,
según las especies y regiones, y llegando al juvenil luego de 4 o 5
meses con una longitud de entre 7 y 10 centímetros.
Posteriormente, se alejan las zonas de crianza e ingresan a mar
abierto para reproducirse, a la región de aguas más profundas,
donde habitan unos meses más, para luego desaparecer. Estos
animales, viven un periodo corto, de un año y medio a dos años,
aproximadamente, por lo que están una sola vez en la región
costera, lo mismo que en la zona de reproducción.
Dado que los crustáceos presentan un esqueleto externo o
caparazón, para poder crecer lo hacen por medio de "mudas", es
decir que el organismo abandona el caparazón para aumentar de
talla y posteriormente forma uno nuevo, por lo que el crecimiento
en los crustáceos se realiza por saltos.
Otro tipo de desarrollo corresponde al de ciertos peces que viven en
el fondo del mar y que durante sus fases larvarias viven en las
aguas superficiales, como el "salmonete" de la familia Millidae,
llamado también chivo o chivato, cuyos huevos pelágicos
depositados en las horas del crepúsculo, flotan en las aguas, siendo
fecundados durante esas horas; su ligereza, debido a su escaso
peso específico, hace que sobrenaden en las aguas y sean
arrastrados posteriormente mar adentro ante el impulso del viento.
Después de iniciado el desarrollo, su densidad aumenta de tal modo
que, cuando amanece, los huevecillos se han hundido y vienen a
ocupar capas más profundas y frías, no afectadas ya por las
corrientes originadas por las brisas marinas. De estos huevecillos
nacen peces diminutos y muy ágiles que nadan en alta mar, a
muchas millas de distancia del lugar en donde han de vivir en su
edad adulta, cerca de la costa y en lugares arenosos.
Durante todos estos viajes, los pececillos sufren cambios de manera
que nadie reconocería en ellos a los peces que en definitiva vienen
a ser cuando el periodo juvenil termina; sin embargo, siempre será
posible reconocerlos por las características de las especie.
Respecto a las aves marinas, se encuentran algunas en las que los
cambios sólo se señalan como características especiales de
comportamiento; éstas son por ejemplo los pingüinos, que
presentan dos momentos en su ciclo anual que no pueden realizarse
en el agua y que los mantienen bloqueados en tierra sin poder
capturar presas; el primero es el cortejo, puesta e incubación y el
segundo, la muda en las plumas.
La marcha de estas aves hacia el sur cuando todas las demás se
desplazan hacia el norte no se debe a un error en la capacidad de
orientación, sino a que, sorprendentemente, los pingüinos
emperadores se aparean e incuban su único huevo durante los
meses invernales. A medida que se aproximan a sus colonias de
crías se reúnen en grupos que avanzan en elegantes columnas cada
vez más hacia el interior de las zonas de hielos.
En los meses de marzo o junio la hembra pone su huevo e
inmediatamente el macho lo toma sobre sus pies y los cubre con un
pliegue de piel de su vientre. Pronto decrece el interés de la
hembra, se separa de su compañero y va a reunirse con otras
hembras que a poco abandonan la colonia y se dirigen hacia el mar,
siendo el regreso a las aguas libres más largo que la ida, pues ha
terminado el otoño y el frente de los hielos se ha extendido muchos
kilómetros hacia el norte.
Para los machos comienza la tarea de la incubación, que se
prolonga durante 2 meses y a lo largo de este periodo no comen,
soportan temperaturas de 40 grados bajo cero y sus colonias son
barridas por terribles ventiscas, con vientos hasta de 145
kilómetros por hora.
En los días de buen tiempo, los emperadores se mueven de un lado
a otro con cuidado para no perder su huevo, toman el Sol y se
alizan las plumas; cuando arrecía el mal tiempo, se apelotonan
entre sí para evitar la pérdida de calor, con el consiguiente ahorro
de energía.
Mientras los machos están en la labor de incubación, las hembras
pescan en el mar en el borde de los hielos y después de 2 meses
regresan a la colonia de crías lanzando gritos en busca de su
pareja; tras el encuentro, el macho le traspasa el huevo y parte
hacia el mar en busca del alimento.
Figura 26. Pingüino empollando su huevo.
Si la hembra se retrasa y no llega a tiempo, la cría nace y el macho
se ve en la necesidad de proporcionarle comida; es capaz de
regurgitar un poco de alimento a pesar de haber ayunado 2 o 3
meses, permitiendo que su cría sobreviva durante unos días,
alargando así el plazo para el regreso de la hembra.
Durante los dos primeros meses de su vida, el joven pingüino se
protege entre los pies de su padre o madre, que se turnan en su
cuidado y en el aporte de comida desde el mar, que ya está
próximo por haber desaparecido los hielos. En julio o agosto el
joven abandona el cálido refugio y se reúne en grandes grupos con
los otros pingüinos jóvenes, al cuidado de unos cuantos adultos,
mientras sus padres pescan incansablemente para satisfacer su
voraz apetito.
Una vez cubiertos de plumas, los pingüinos se dirigen al mar,
aprenden a pescar e inician la vida independiente entre tanto sus
padres acumulan reservas alimenticias antes de mudar las plumas.
Tan pronto como la muda termina, los adultos vuelven de nuevo al
mar en la época de su máxima abundancia de alimento, antes de
iniciar la siguiente etapa de crianza.
Esta especie de pingüino se ha podido mantener y reproducir en
cautiverio en el parque recreativo Sea World de San Diego,
California, en donde, para preservar la especie, los científicos tienen
un programa de crianza de estos animales, el cual se desarrolla en
instalaciones heladas que imitan su medio natural.
Entre los mamíferos marinos también se presentan cambios de
comportamiento durante su etapa de reproducción; por ejemplo, en
las morsas, los machos alcanzan la madurez sexual a los 5 o 6 años
de edad, fenómeno que en las hembras suele ocurrir un año antes.
Los apeareamientos tienen lugar de abril a finales de mayo, y la
gestación se prolonga durante un año.
La pequeña morsa tiene su cuerpo cubierto de corto pelo gris, pesa
unos 50 kilos cuando nace sobre el hielo e inmediatamente es capaz
de nadar y seguir a su madre al agua, mostrando cierta torpeza que
desaparece en un par de semanas. La madre es muy celosa en la
protección de su cría, que crece rápidamente pero permanece junto
a ella al menos durante un año y medio y hasta dos años. Ello
justifica que las morsas se reproduzcan tan sólo una vez cada 2 o 3
años.
La larga dependencia de su progenitora está en relación con el
larguísimo periodo de lactancia, que pude durar incluso los dos años
en que madre e hijo se mantienen reunidos, hasta que los caninos
de la cría están lo suficientemente desarrollados como para poder
conseguir comida por sí sola.
Infinidad de ciclos reproductivos se presentan en los animales que
pueblan los mares. El océano oculta aún muchas sorpresas; los
conocimientos que aportan los científicos sirven para ir
complementando el sabor fragmentario que se posee sobre la vida
en él.
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L A S M I G R A C I O N E S D E L O S
O R G A N I S M O S M A R I N O S
SEA cual sea el régimen de vida de los animales marinos pelágico,
nectónico o bentónico, existe como norma general el hecho de que
realizan una serie de desplazamientos o migraciones de muy
diversos tipos, donde cada fase de sus vidas se desarrolla en un
determinado lugar; estos lugares dependen, a su vez, de ciertas
condiciones ambientales tanto de orden fisicoquímico como
biológico y, sobre todo, en este último aspecto de la alimentación,
necesidad biológica que impulsa a los seres vivos a penosos y
prolongados viajes y los condena a una vida inquieta y nómada.
Las migraciones de los peces son las que mejor se presentan para
explicar estas características de la vida marina, encontrándose
dentro de ellas las formas más variadas de desplazamientos que
responden, principalmente, a necesidades de nutrición y
reproducción.
Las migraciones para alimentarse o tróficas tienen por objeto la
búsqueda del alimento para el crecimiento, desarrollo individual y
consecución de la maduración sexual. En éstas, los peces se
desplazan de
un
lugar
a
otro
produciéndose grandes
concentraciones de ellos, dando origen a enormes cardúmenes que
han sido aprovechados en las pesquerías.
Las migraciones reproductoras, llamadas también genéticas, son las
más curiosas ya que permiten observar que rara vez la vida de los
peces se desarrolla en un mismo lugar. Suelen nacer en uno,
desarrollarse en otro y retornar al primero para reproducirse,
aunque en ocasiones pueden ir a otro con características similares.
Estas migraciones reproductoras tienen amplitud variable, pues
mientras unos peces apenas si se alejan de sus lugares de
nacimiento, hay otros que recorren cientos de kilómetros para
reproducirse.
Una vez que se lleva a cabo la reproducción, el pez se encuentra
agotado por el esfuerzo realizado en la migración y por la
elaboración de sus productos sexuales; sin embargo, retorna a los
lugares de alimentación donde inicia el nuevo ciclo, acumulando
reservas para poder emprender, llegado el momento una vez más
su migración reproductora.
Es importante considerar que entre los peces, algunos se mueven
exclusivamente en el seno de las aguas marinas, como el arenque y
el atún mientras que otros pasan del mar a los ríos debido a que
sólo en ellos encuentran las condiciones necesarias para la
reproducción, llamándoseles anádromos, como el caso del salmón;
o bien para efectuarla descienden de los ríos al mar,
denominándoseles catádromos, como lo hace la anguila.
La época de la reproducción se manifiesta por estas migraciones
que representan verdaderas epopeyas para conseguir una
abundante procreación que asegure la conservación de la especie
sobre las aguas.
Entre todas las migraciones reproductoras realizadas por los peces,
ninguna tan maravillosa como la que efectúa la "anguila común de
agua dulce": viaje de ida de los progenitores desde las aguas
continentales a las grandes profundidades oceánicas y viaje de
retorno de los descendientes, durante el que sufren curiosos
cambios y transformaciones para ir en busca de lejanos parajes, en
las partes más intrincadas de las cuencas fluviales, entre riscos y
montañas, lugares donde vivieron sus progenitores.
A la anguila nunca se le ha observado reproducirse en aguas dulces,
y aunque no tiene la menor apariencia de ser un pez marino, lo es
parcialmente y sólo en determinada época de su vida. Hoy se sabe
que cuando el animal presiente la llegada de la época de la
reproducción, abandona el lugar donde habitualmente se encuentra,
habiendo permanecido ahí de 8 a 10 años, y emprende una
accidentada peregrinación para llegar al mar, lo que se hace más
difícil para aquellas anguilas que viven en lagos o estanques
cerrados, que se ven obligadas a arrastrarse a través de los
campos, serpenteando por ellos hasta alcanzar, con instinto exacto,
un curso de agua próximo que puede llevarlas al mar.
Al llegar al mar no termina su migración: ya en él, tiene que
emprender una viaje de miles de kilómetros, que parece difícil de
realizar para un animal de tan escasos medios de propulsión, el cual
les conduce a los grandes fondos oceánicos en los que encuentran
las condiciones adecuadas de salinidad, presión y temperatura para
efectuar su reproducción, crear nuevos miembros de su especie y
morir.
Durante su última estancia en los ríos, las anguilas han comido
vorazmente toda clase de animales acuáticos, acumulando reservas
para el largo viaje, en el que no ingieren alimento.
Durante estas travesías se reúnen en grupos que emprenden una
asombrosa migración. Las anguilas de los países europeos se ponen
en camino, y nadando por los parajes más profundos llegan,
después de 4 000 kilómetros recorridos, a los fondos del Mar de los
Sargazos, a unos 500 metros de profundidad y a 15°C, en donde
los individuos de uno y otro sexo maduran, efectúan el desove, y
cada hembra pone hasta 9 millones de huevos que son fecundados
por el esperma que los machos liberan también en el agua. Las
anguilas, extenuadas por el viaje, mueren por el esfuerzo de la
puesta y la fecundación.
Unos días después, eclosionan de los huevos unos pececillos
aplanados, transparentes, que los naturalistas durante algún tiempo
consideraron como diferentes a las anguilas y a los que dieron el
nombre de leptocéfalos, hasta que estudios posteriores
determinaron con exactitud su verdadera naturaleza de larvas de
anguilas; no obstante se les dejó ese mismo nombre.
Si el viaje de las anguilas asombra, el de regreso de estos
leptocéfalos causa gran admiración: desde el fondo de los Sargazos
hasta las costas de Europa tardan las crías de anguilas 4 años para
llegar, tiempo que se estima insuficiente para que seres tan
delicados salven esta distancia aun suponiendo que los propios
movimientos de las aguas favorecen esta migración de retorno.
Cuando los leptocéfalos se acercan ya al final de su viaje y están
próximos a las desembocaduras de los ríos, sufren una
metamorfosis que cambia profundamente su morfología y tratan de
ganar los cursos de los ríos que remontan también formando
grupos.
Figura 27. Diferentes estados larvarios de la anguila.
No todas las anguilas juveniles que se aproximan a las costas
penetran en los ríos; muchas de ellas se quedan en las
profundidades de las desembocaduras, y de acuerdo con su
residencia en las aguas dulces o saladas se define su sexo, hasta
ese momento indiferenciado. Las que se adentran en las corrientes
de aguas dulces y prosiguen su viaje serán todas hembras,
mientras que las que permanecen en las desembocaduras se
determinan como machos.
En este momento, el aplanado leptocéfalo se transforma en una
anguila juvenil llamada "angula" transparente, que al poco de
navegar por las aguas dulces se hace opaca y se convierte en una
verdadera anguila, que crece a medida que se acerca al curso alto
de los ríos, desde donde regresará el mar cuando la época de
reproducción llegue.
Al penetrar las angulas en los ríos es cuando se les captura en
enormes cantidades, constituyendo un manjar muy estimado por
los aficionados al buen comer; estas dos características han
ocasionado que la población de anguilas haya disminuido y que su
costo se incrementara.
Migraciones análogas efectúan los salmones, pero en sentido
inverso, porque estos peces viven en el mar, donde engordan de un
modo considerable hasta que llega la época de su reproducción;
cuando han engordado lo suficiente, se dirigen al continente
salvando las corrientes de los ríos, nadando con energía contra la
corriente; ni las cascadas representan para ellos obstáculos
infranqueables: las vencen por medio de saltos y llegan extenuados
a los apacibles criaderos de las partes altas de los ríos, donde se
reproducen.
Esta migración, que resulta asombrosa admira más cuando se
observa que en ella los salmones no comen y las enormes energías
que tienen que desplegar se crean a expensas de los propios tejidos
del pez que se consumen durante su gran viaje. La larva del salmón
sale del huevo depositado en el fondo de un río de montaña, donde
sus padres desovan y fecundan. En ese río viven los pequeños
salmones durante 2 años; al cabo de ese tiempo, se reúnen por
millones y se ponen en camino. Descienden río abajo hacia el mar,
con la cola hacia adelante y la cabeza orientada hacia su lugar
natal. Durante 3 o 4 años el salmón permanece en el mar,
generalmente en aguas muy profundas, donde se alimenta de
arenque, creciendo con rapidez.
Después inician nuevamente su migración hacia los lugares de
desove; cuando se reúnen en las desembocaduras de los ríos,
dispuestos a remontar la corriente, están ya gordos y alcanzan casi
un metro de longitud. Su seguro instinto les lleva al río natal, donde
la hembra deposita unos 20 mil huevos que luego son fertilizados
por el macho.
Una vez realizada la puesta, emprenden el camino de regreso al
mar; agotados muchos mueren sin llegar a alcanzar este objetivo.
El ciclo se cierra cuando al cabo de 2 a 6 meses los huevos se abren
y los salmoncitos crecen e inician su migración hacia el mar. Es
admirable que sean capaces de partir de las profundidades del
océano y llegar a encontrar exactamente aquellas aguas del río en
las que habían nacido años antes.
Figura 28. Migración río arriba de los salmones.
Otros peces, efectúan también migraciones, pero no son tan
notables y destacadas porque se producen dentro del propio
océano; un ejemplo de esto lo representa el atún del Atlántico, que
tiene su cuerpo fusiforme de color azul metálico y fuertes músculos
con aletas estrechas, en forma de media luna, por lo que se
deslizan en el agua con sorprendente rapidez y facilidad.
Se observa que en primavera, frente a las costas del sudoeste de la
península ibérica, se reúnen millares de individuos formando
grandes bancos de atunes. En su avance se mantienen próximos a
la superficie y paralelos a la costa, son los llamados "atunes de
reproducción o de arribada" que, tras haber pasado el invierno en el
Atlántico, acuden a reproducirse a los mismos lugares en que lo han
hecho los miembros de su especie generación tras generación.
Con sus gónadas desarrolladas al máximo, los atunes apenas se
alimentan en el curso de la migración reproductora; cada hembra
deposita varios millones de huevos, que son fecundados por el
macho y quedan flotando a la deriva en las transparentes aguas. El
momento culminante de la reproducción tiene lugar en el mes de
junio, y a partir de esa fecha los atunes emprenden el viaje de
retorno rumbo al Atlántico.
Durante su primer año de vida el crecimiento del joven atún es
rápido, de manera que a los 12 meses mide unos 60 centímetros y
pesa 4 kilos. A partir de este momento el crecimiento se hace más
lento, y a los 3 años, con más o menos un metro de longitud y 15
kilos de peso, alcanza la madurez reproductora; a los 5 años mide
cerca de metro y medio y pesa 130 kilos; a los 13 años su longitud
es de casi 2 metros y medio y su peso de 200 kilos. Algunos
individuos muy longevos, que viven solitarios en el Atlántico, llegan
a alcanzar hasta 5 metros de longitud y 800 kilos de peso.
Una prueba de la extraordinaria capacidad para migrar de los
atunes es que unos realizan su viaje de 5 000 kilómetros y otros
hacen un recorrido de 3 000 desde la costa oriental del Atlántico
hasta las costas europeas. Cuando se adentran al Atlántico los
atunes se alimentan hasta el mes de noviembre y al llegar el otoño
y enfriarse las aguas, las abandonan y de nuevo se dirigen hacia el
sur para cerrar su ciclo anual.
Figura 29. Banco de atunes.
Este comportamiento de los atunes que aparecen en la zona en
primavera y se desaparecen al final del verano ha creado ingeniosos
procedimientos para capturarlos, como es el caso de las
almadrabas, redes fijas que se colocan en el área donde el atún
migra, sirviendo este desplazamiento para que entren en la
"trampa" y ahí los capturen los pescadores, que les dan diferentes
nombres según su peso: cachorretas cuando tienen de 5 a 6
kilogramos, libercoras, cuando tienen 10 kilos, atunarros, de
aproximadamente 50 y atunes, de más de 100.
Otros animales marinos que realizan migraciones son las tortugas,
aunque las causas de este interesante proceso no están totalmente
aclaradas. Las tortugas marinas se encuentran distribuidas en todos
los mares tropicales y vuelven a las costas donde nacieron para
aparearse y realizar la puesta.
Un aspecto destacado del comportamiento de las tortugas es su
capacidad para regresar a su lugar de nidación, esto les permite
nadar miles de kilómetros a través del mar hasta una playa
particular, siendo una de las migraciones que rivaliza con las
realizadas por las aves, las anguilas y el salmón. Resultaría
interesante averiguar con exactitud cómo consiguen estos animales
trasladarse desde los lugares donde viven habitualmente hasta la
zona de cría, saber como escogen las rutas que deben seguir y los
procedimientos que utilizan para orientarse en el gran océano.
Cuando Von Frisch descubrió, con sus clásicos estudios, la
existencia de una brújula solar con la cual se orientaban las abejas
y, más tarde, Dramer comprobó la misma capacidad en las aves, se
estableció la hipótesis de que también las tortugas marinas podrían
guiarse por la posición del Sol o de las estrellas, aunque de
momento no se sabe cuáles son las facultades usuales de estos
seres.
También los investigadores han pensado que el olfato debe
desempeñar un papel importante a la hora de realizar sus
desplazamientos, al permitirles distinguir las diferentes masas de
agua que atraviesan, como sucede con los salmones, pero en
realidad tampoco se sabe mucho, por el momento sobre la agudeza
de este sentido. Asimismo, no se conoce la sensibilidad del oído de
las tortugas, pero deben considerase con mucha cautela las teorías
que se basan en que podrían orientarse por una especie de sonar,
como lo hacen los cetáceos al ir emitiendo ultrasonidos, hasta
deducir, por el tiempo en que éstos tardan en ser percibidos
después de rebotar en los fondos marinos, la situación y forma de
ellos.
Los desplazamientos de las tortugas han podido ser estudiados con
más facilidad que los de otras especies, porque realizan sus viajes
sobre la superficie del mar. De todas formas, sigue siendo un
misterio su mecanismo de orientación para acudir a sus zonas de
reproducción y de desove, situadas a miles de kilómetros de
distancia.
En las heladas aguas de Océano Ártico y del Mar de Bering, en el
casquete polar de Alaska, cada año se inicia una de las migraciones
más extraordinarias que se realizan: la de las "ballenas grises". Es
una asombrosa migración que los cetáceos emprenden
puntualmente en los meses invernales desde el polo norte hasta las
cálidas aguas mexicanas en la península de Baja California. Sin
lugar a dudas se trata de una de las migraciones más largas que
efectúe cualquier mamífero. El recorrido se prolonga por tres meses
y durante este lapso las ballenas se enfrentan a una serie de
adversidades.
Parten de la Península de Kamchatka, bordean por la cadena de las
Islas Aleutianas, cruzan el Pacífico septentrional y aparecen frente a
los litorales de California, E.U.; sin detenerse, siguen un curso
paralelo a la costa hasta llegar a la península de Baja California,
doblan por Cabo San Lucas y penetran al Golfo de California, en
México.
Los científicos consideran que estas ballenas realizan la migración
hasta las aguas localizadas en el paralelo 28 por presentar un clima
benigno para ellas y por tener una salinidad que permite gran
flotabilidad, fundamental para el entrenamiento de la cría antes de
emprender la larga migración hacia el Mar de Bering.
El reloj con que la naturaleza ha dotado a las ballenas grises, es de
una exactitud extraordinaria; según estudios científicos los cetáceos
nunca tienen un retraso mayor de 5 días al inicio o al final de su
migración, que ocurre entre el 20 de diciembre y el 20 de marzo,
constituyendo uno de los espectáculos más maravillosos.
Los naturalistas se han esforzado en desentrañar el misterio de
estas migraciones para facilitar la labor de los hombres de mar,
aunque no lo han conseguido en todos los casos, por lo que quedan
aún muchos problemas por esclarecer sobre sus vidas.
X I I .
B I O G E O G R A F Í A
D E
L O S
M A R E S
LA DISTRIBUCIÓN de organismos está determinada por la interacción
de las propiedades morfológicas y fisiológicas de ellos, la calidad o
características de las condiciones ambientales y la historia evolutiva
de ambos componentes en el ecosistema. A través del tiempo, flora
y fauna han estado en continuo cambio como resultado de
interacciones infinitamente complejas, entre las propiedades de los
organismos y las condiciones del medio. Las características de la
distribución de los seres vivos en la Tierra que han emergido en
cualquier tiempo en particular, son el resultado de todo lo que ha
ocurrido con anterioridad.
La biogeografía es la ciencia que se encarga de estudiar esta
distribución geográfica y su aspiración es publicar los mapas para
todas las regiones del planeta, señalando las localidades para las
diferentes especies animales y vegetales y por qué se encuentran
en ellas.
El lugar que ocupa una especie, ya sea en los continentes o en el
mar, recibe el nombre de área y ésta puede ser de dos clases: las
continuas, habitadas por las especies llamadas "cosmopolitas", es
decir, organismos que pueden vivir en todos los climas y para los
que no se presentan dificultades de acceso, como es el caso de
muchas especies del fitoplancton en el agua y la mosca y el hombre
entre los terrestres; y las discontinuas, que habitan en
determinadas zonas, siendo de distribución más o menos amplia o
de repartición
"endémicas".
restringida,
como
las
especies
denominadas
Las provincias biológicas o regiones biogeográficas están
caracterizadas, principalmente, por los organismos endémicos que
las habitan. Un alto grado de endemismo en una región dada indica,
por lo general, el aislamiento relativo de esa región durante un
periodo prolongado de tiempo; pero además se tiene que considerar
que los factores aislantes no afectan a todos los grupos de
organismos de la misma forma.
En los mares, la distribución de los organismos es complicada
porque se tiene que tomar en cuenta la dimensiones de profundidad
además del largo y ancho del área donde se localizan los seres
vivos. Los organismos epipelágicos y la fauna y flora de las
plataformas continentales muestran una mayor diversidad en
cuanto a su distribución que los animales de las profundidades
abisales.
Para los organismos marinos la temperatura de las aguas de
superficie es, de los factores del medio físico, el más importante
para su distribución. Muchos individuos se acercan más a los límites
superiores de su tolerancia térmica que a los inferiores, ya que
varios de sus procesos metabólicos son más rápidos y eficientes
dentro de este rango de temperatura. Sin embargo, los organismos
que viven en las aguas frías generalmente no pueden hacerlo,
porque pueden morir; esto ocasiona que las regiones tropicales con
aguas calientes y templadas estén relativamente libres de las
incursiones de los organismos de las aguas más frías, tanto al norte
como al sur.
Los científicos piensan que la misma vida y quizá la mayoría de los
grupos vegetales y animales deben haberse originado en las aguas
cálidas tropicales, mientras que las frías al norte y sur han sido
pobladas como resultado del desplazamiento de los organismos de
las cálidas, por haber sufrido la adaptación correspondiente para
poder vivir en aguas más frías. Una vez adaptados los individuos
presentan menos tendencia a recolonizar las regiones cálidas a
causa del mayor riesgo fisiológico para moverse desde las aguas
más frías a las de mayor temperatura.
El científico norteamericano Mc Commaughey, ha diferenciado en el
océano tres regiones biogeográficas principales: las tropicales y las
subtropicales, las frías del norte, y las frías del sur.
REGIONES TROPICALES Y SUBTROPICALES
REGIONES FRÍAS DEL NORTE
REGIONES FRIAS DEL SUR
REPTILES MARINOS
AVES MARINAS
R E G I O N E S T R O P I C A L E S
S U B T R O P I C A L E S
Y
En los trópicos, las condiciones ambientales son estables, por lo que
existen mejores oportunidades para alcanzar el éxito ecológico,
presentándose un estado de equilibrio caracterizado por la mayor
diversidad de organismos, pero con una menor tendencia a producir
grandes cantidades de especies particulares.
A causa de su relativo aislamiento y la mayor diversidad de
individuos que la habitan, la zona tropical en todo el mundo
despliega un alto grado de endemismo. Por ejemplo, las iguanas de
las Islas Galápagos pertenecientes a las siete especies del género
Amblyrhynchus, varían de color de una isla a otra, encontrándose la
de mayor tamaño en la Isla Isabela; su piel es gruesa, holgada, con
una hilera dorsal de espinas. La iguana marina es el único reptil
restringido a la zona de mareas, y se alimenta de algas
principalmente de las que cubren las rocas cuando hay bajamar;
además es capaz de bucear llegando a 10 metros de profundidad,
permaneciendo hasta una hora sumergida para comer vegetales del
fondo.
Muchos géneros, familias e incluso grupos taxonómicos superiores
están casi completamente confinados a los trópicos. Algunos viven
a lo largo de toda la zona tropical alrededor de la esfera terrestre
por lo que se les denomina circuntropicales, apareciendo en todas
las regiones principales de la zona; otros están limitados a una o
dos regiones. Las especies circuntropicales constituyen sólo una
pequeña fracción del enorme número total de ellas encontrado en
los trópicos.
Dos grandes asociaciones de organismos caracterizan y están
limitadas a las aguas superficiales tropicales alrededor del mundo:
los arrecifes de coral y los manglares, que son de suma importancia
biogeográfica porque ocupan posiciones dominantes en gran parte
de la región tropical, además de suministrar un hábitat para flora y
fauna especiales formadas por gran variedad de especies.
Ninguna otra agrupación de seres vivos puede ser comparada en
diversidad y belleza con la que presentan los arrecifes de coral que
habitan en las aguas superficiales tropicales donde la temperatura
media anual es de 23°C y nunca desciende por debajo de los 20°C.
Es tan característica la distribución de los corales en los trópicos,
que los extremos norte y sur de las formaciones arrecifales pueden
ser considerados como límite o frontera de la zona tropical.
Los corales son importantes porque constituyen una asociación
gigantesca que caracteriza a la región biogeográfica tropical, y
también porque alojan a una fauna de sorprendente variedad,
belleza e importancia, constituyendo un terreno de caza para los
diversos depredadores especialmente adaptados a la captura de
algunos de sus habitantes.
La otra asociación de organismos de gran interés está representada
por los manglares, que se localizan en los esteros, estuarios y
lagunas costeras. Exclusivos de un medio tropical que nunca rebasa
la zona fijada por los límites de los trópicos de Cáncer y Capricornio,
su desarrollo está íntimamente ligado a los cambios en la salinidad,
y temperatura de las aguas por efectos de las mareas. De fácil
adaptación, el mangle resiste salinidades hasta de 40 o 50 partes
por mil y también se adapta a aguas dulces con una baja
concentración salina, aunque en estos casos se ve disminuida su
reproducción.
Por ser blando el sustrato donde se fijan los mangles y por la
exposición de las raíces durante las mareas bajas a los vientos, al
oleaje y a las corrientes marítimas, se forman gran cantidad de
raíces adventicias en estos vegetales. Éstas se integran en
estructuras sumamente flexibles, pero poderosamente fijas que le
sirven de protección y sostén, alcanzando alturas mayores de 6 y 8
metros, aunque en el caso de la especie llamada Rhizophora mangle
llegan hasta 10, y que desarrollan un sistema de arcos al que se
denomina "patas de araña".
Figura 30. Rhizophora mangle
En México crecen cuatro tipos de mangles pertenecientes a los
siguientes géneros: Rhizophora, llamado "mangle rojo"; Avicennia o
negro; Laguncularia o blanco, y Conacarpus, denominado
botoncillos. De éstos los dos primeros tienen una importancia
mayor debido a que son la base de la vida vegetal y animal del
manglar.
El mangle rojo, considerado como el pionero del manglar, se
establece en bancos de arena poco profundos y en las barreras de
ostras. Tiene raíces aéreas que crecen a partir de ramas de altuque
se encuentran a 6 metros de altura.
El mangle negro se localiza en terrenos más elevados y firmes y se
coloca en un terreno de transición entre el mangle rojo y el blanco,
ya que en cada zona se establece una especie. En Indochina y
Filipinas existen hasta 400 variedades de este mangle.
Dentro del manglar reina un sofocante calor húmedo, donde se
desarrolla el mangle, pero se le conoce poco, debido a que su
enorme riqueza está custodiada por un medio inclemente que
comprende un complicado ecosistema donde se localizan las más
diversas formas de vida animal y vegetal.
La vida en los manglares es muy activa por ser un medio donde
abundan los alimentos y ser refugio para los organismos en sus
diferentes etapas de desarrollo. El mangle encierra una trama
completa de cadenas de alimentación que comienza en las hojas del
mangle y puede culminar en un pez del tipo de los sábalos de 200
kilos.
Estas cadenas de alimentación se inician cuando se cae una hoja de
árbol de los pantanos, la cual no se descompone sino que se cubre
de bacterias y hongos que producen la proteína vegetal. Minúsculos
protozoarios se alimentan con las bacterias para ser, a su vez,
víctimas de los copépodos y otros depredadores del manglar;
variados moluscos cubren las raíces alimentándose de estos
pequeños crustáceos. Culebras y serpientes se deslizan por el agua
entre las raíces, a la caza de ratones, ratas, sapos, ranas y
pequeñas lagartijas, que acechan a numerosos insectos. Las abejas
utilizan las flores del mangle para fabricar su miel. También existen
diversos mamíferos en los manglares, por ejemplo, en América del
Sur son comunes los linces y panteras que se alimentan de las
gallinas de los pantanos y de los mapaches.
Así se forma una gigantesca pirámide de alimentación que remata
en animales como el robalo, la trucha marina, el propio sábalo, o
reptiles como cocodrilos, tortugas, o iguanas.
El manglar ha sido utilizado por el hombre de diferentes maneras:
en pesca y acuicultura, como bosque, en aprovechamiento agrícola,
para la industria y para la recreación. En México todos los científicos
coinciden en que la mayor perspectiva de esta riqueza natural es la
pesca y la acuicultura, ya que son excelentes sitios para la
protección y cría de fases juveniles de diferentes especies marinas,
algunas tan importantes en la economía como el camarón y el
ostión.
De la corteza y las hojas del mangle se extrae el "tanino", sustancia
de muy diversas aplicaciones, Se utilizó en 1600 en el tratamiento
de la diabetes, como sedante y contra las quemaduras y
hemorragias; en la actualidad tiene otros usos, como el curtido de
pieles y teñido de telas.
Su madera, muy resistente, ha sido aprovechada para construir
lanchas, cercas, postes y como carbón. Debido a que esta madera
no es resinosa se le emplea para ahumar ostión y pescado.
Uno de los principales enemigos de los manglares ha sido la
civilización que los acorrala con sus planes urbanísticos y turísticos;
también las aguas negras estacionadas en los manglares los
destruyen lentamente, acabando con sus habitantes.
El manglar, que en muchas partes ha sido modificado por el
dragado que se realiza en esteros y lagunas litorales, tiene un
importante papel en la ecología de las costas tropicales, es decir, es
determinante en las interrelaciones de una comunidad de vegetales
y animales con su propio clima y sustrato geológico.
Los manglares mexicanos, como los de otros lugares del mundo,
encierran riquezas incalculables, que sólo están esperando que el
hombre las estudie y las conozca para aprender a aprovecharlas
racionalmente sin exterminarlas.
Las regiones biogeográficas que se pueden considerar como las
principales de la aguas tropicales son la del oeste del Pacífico, la del
Atlántico tropical y la del este del Pacífico tropical, establecidas
como resultado de barreras hechas hace mucho tiempo, que
determinaron la distribución de la flora y la fauna marinas
superficiales, al igual que los continentes que cruzan el ecuador en
una dirección nortesur; por ejemplo, la gran barrera del este del
Pacífico, esa extensión de agua muy profunda que se encuentra
interrumpida por Polinesia y Hawai, al oeste, y por el continente
americano al este. Esta barrera divide la zona tropical en las tres
principales regiones de características fisicoquímicas y biológicas
particulares.
La región oeste del Pacífico se encuentra localizada en el centro del
Archipiélago Malayo, al sudeste de Asia; limitada al oeste por el
Océano Índico hasta la costa de África tropical y el Mar Rojo; al este
a través de la Polinesia hasta Hawai; y de sur a norte desde las
costas de Australia hasta el Estrecho de Corea en Japón.
La distribución homogénea de los vegetales y animales de esta
región se debe a que son transportados por las corrientes a grandes
distancias, lo que les ha permitido alcanzar gran dispersión aunque
limitada a esta región.
Como ejemplo se pueden señalar los peces que viven en la región,
inclusive aquellas especies típicamente costeras, debido a que sus
formas larvarias y juveniles pueden ser transportadas por las
corrientes sobre amplias extensiones de regiones pelágicas sin
ocasionarles ningún perjuicio. Así, la fauna de peces del oeste del
Pacífico es considerada más rica que la de las otras regiones
principales del trópico, formada por todas las familias y la mayoría
de los géneros de peces marinos que constituyen la fauna tropical
del mundo.
Otro ejemplo muy interesante es que en esta zona se encuentra
casi la totalidad de especies de serpientes marinas de la familia
Hidrophidae y solo se ha localizado una especie fuera de esta región
en las aguas que bañan la costas del oeste de África.
La mayor concentración de flora y fauna de agua superficial de la
zona tropical se localiza en el Archipiélago Malayo que contiene
extensas áreas con menos de 200 metros de profundidad.
La fauna y flora del Mar Rojo es de especial interés a causa de que
tiene que sufrir adaptaciones a una salinidad elevada provocada por
la intensa evaporación de los desiertos de África y Arabia. Su
temperatura es relativamente alta, de 21 a 25°C, hasta la
profundidad de 200 metros.
La región del Atlántico tropical está limitada al oeste por América
Central y el norte de América del Sur y al este por las costas de
África; en ella se localiza el segundo de los más grandes
archipiélagos del mundo, las Antillas, que tiene una relación
florística y faunística con el Atlántico. No posee una fauna tan rica
como la del Archipiélago Malayo, pero en su zona oeste se
encuentra una mayor diversidad de especies, existiendo extensas
agrupaciones de arrecifes de coral en donde los organismos
endémicos están formando más géneros y especies que los de
cualquier otra parte del Atlántico.
La tercera región del Pacífico tropical donde se forma una barrera
por el Istmo de Panamá, es de gran influencia para la dispersión de
organismos marinos entre la costa tropical atlántica y costa tropical
del Pacífico, ya que muestran una relación estrecha con los del
Atlántico tropical.
Entre los crustáceos endémicos en las aguas tropicales de América,
un18% de los géneros es común a ambos lados. Otra indicación de
la estrecha relación entre las dos faunas es la ocurrencia de un
número de especies gemelas, especies que son iguales y
pertenecen al mismo género pero una a cada lado de la barrera.
Algunos investigadores, sobre la base del parecido zoogeográfico
entre las dos faunas, indicaron la existencia de una directa conexión
entre ellos en el pasado, hecho posteriormente confirmado por
géologos, quienes demostraron la existencia de un antiguo canal
que atravesaba América.
Las aguas marinas al norte y sur de la propia zona tropical
contienen una fauna más o menos defininida, presentando estas
aguas subtropicales algunos organismos endémicos, en menor
número que los que habitan en las aguas tropicales.
Las regiones biogeográficas tropicales y subtropicales debido a sus
características climáticas, constituyen un medio en donde la fauna
presenta una constante diversificación, tanto en tipo como en
número por lo que tienen gran interés científico y económico, y en
ellas los estudiosos encuentran una desafiante problemática
R E G I O N E S
F R Í A S
D E L
N O R T E
Cuando se considera en su totalidad al hemisferio norte, se observa
que sus aguas frías, llamadas boreales árticas, están pobladas por
una fauna diferente a la que habita en las regiones cálidas, tropical
y subtropical. Sin embargo, la zona templada boreal ártica puede
considerarse como de transición, ya que en ella se encuentran
familias de organismos representadas tanto en la región ártica
como en las tropicales y subtropicales, variando únicamente su
número.
Cuando se observa al océano se pueden distinguir diferentes zonas
desde las regiones templadas a las frías del norte entre ellas están:
la mediterránea-atlántica, el mar de la región sarmática, el Atlántico
Norte, el Mar Báltico, el Océano Ártico y el Océano Pacífico Norte.
La zona mediterránea-atlántica está localizada al oeste del
Mediterráneo y regiones próximas del Océano Altántico desde Cabo
Blanco, en la costa africana, hasta el Canal de la Mancha. En toda
esta área se encuentran una flora y fauna con límites bien definidos
o con organismos que ocupan zonas de transición.
La porción sur de esta zona mediterránea-atlántica ha sido
denominada como región de Mauritania, y el norte como Lusitania,
ésta última se extiende hasta el norte y se une a la región boreal; o
sea, las regiones frías o templadas del hemisferio norte.
Como organismos endémicos se encuentran el "coral precioso", de
la especie Coralium rubrum, que habita al sur de la región
mediterránea y de Mauritania hasta las islas de Cabo Verde, igual
que la pluma de mar Penatula rubra y 10 de las 18 especies de
cefalópodos de la familia Sepionidae, muchas de ellas
exclusivamente del Mediterráneo.
El 40% de los equinodermos que los investigadores han identificado
en esta zona y que viven sobre los bancos continentales también
son endémicos o de distribución restringida y quizá un 15% de ellos
estén confinados al Mediterráneo.
Un caso curioso se ha presentado en la distribución de organismos
del Mediterráneo y del Mar Rojo: como no existían conexiones
directas entre los dos hasta la terminación del Canal de Suez en
1869, la fauna de las dos áreas estaba formada por especies
diferentes.
Un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge
desarrollaron una serie de investigaciones en el canal a partir de
1924, donde se observó que muchas de las especies,
principalmente de animales, encontradas en el canal llegaron del
Mar Rojo debido a que fueron transportadas por las fuertes
corrientes mareales. Los peces, a causa de su mayor capacidad
natatoria, entraron en el canal por ambos extremos, llegando hasta
el este del Mediterráneo y realizándose algunos cruzamientos de
ellos en ambas direcciones.
El primitivo Mar Tethys, que hace miles de millones de años cubría
gran porción del este de Europa y el oeste de Asia, se separó del
Mediterráneo formando la zona conocida como región sarmática a la
cual pertenecen las áreas de los actuales Mar Negro y Mar Caspio.
Durante un tiempo el Mar Caspio estuvo conectado con el Lago Aral,
por lo que las especies que lo habitan eran salobres y estaban
mezcladas en una considerable extensión con formas de agua
dulce; actualmente, sólo restos de estos primeros organismos se
encuentran en el Azov y en varios estuarios y lagunas del Mar
Caspio.
Las especies que se localizan en el Mar Negro son en su mayoría de
origen mediterráneo y pueden tolerar las bajas salinidades del Mar
Negro; un número menor de ellas están limitadas a lagunas y
estuarios más salobres.
El Atlántico Norte es una de las regiones oceánicas más estudiadas
de todas, pero es difícil establecer sus límites biogeográficos debido
a los cambios graduales en la temperatura del agua en dirección
norte-sur, la falta de barreras físicas efectivas y el hecho de que las
fluctuaciones estacionales en la temperatura han ocasionado que
los organismos se adapten a soportar amplios cambios en la
temperatura durante su vida diaria.
Muchas especies endémicas se encuentran a ambos lados del
Atlántico, donde los tipos de corrientes siguen direcciones
determinadas que hacen que las especies de aguas superficiales
americanas sean transportadas más hacia Europa que a la inversa.
El resultado es que la mayoría de las especies americanas vivan en
ambos lados del Atlántico, mientras que el lado europeo contiene un
número mayor de especies europeas características.
Una de las especies más abundantes en las aguas pelágicas del
Atlántico norte es el copépodo del género Calanus, que constituye
grandes enjambres estacionales que sirven de alimento al arenque.
Esta abundancia de zooplancton hace que la región sea de alta
productividad marina, por lo que en sus aguas se mantienen
algunas de las pesquerías más productivas del mundo, como las del
arenque, el bacalao, el robalo y la platija.
El Mar Báltico se extiende desde el Mar del Norte, entre las regiones
escandinavas y el resto de Europa, con un área de superficie de 422
mil kilómetros cuadrados, que constituye en la actualidad la
extensión más amplia en el mundo de aguas salobres; en este mar
la salinidad cambia estacionalmente, según la circulación de las
aguas marinas y el flujo del agua dulce.
El número de especies de vegetales y animales marinos que lo
habitan decrece hacia el interior, mientras que el de formas de
aguas salobres y dulces aumenta. Algunos de los peces del Mar del
Norte se encuentran a veces en el Báltico, en las bocas de los
golfos, siendo uno de los más comunes una raza de arenque de
agua salobre que es de importancia económica en toda la región.
Además, se debe considerar que parte de los golfos de Bothnia y
Finlandia están helados durante 5 o 6 meses cada invierno.
La zona del Océano Ártico es una gran extensión casi terrestre, ya
que hacia él se proyectan todas las puntas del norte de los
continentes. Comunica con el Atlántico Norte en el umbral
relativamente superficial de Nansen, este de Groenlandia y
formaciones similares que cruzan el Estrecho Davis y el oeste de
Groenlandia. Su comunicación con el Pacífico Norte a través del
Estrecho de Bering está más restringida.
Las aguas costeras y la capa superficial del Océano Ártico están
fuertemente influidas por el desagüe de la tierra que le rodea, la
fusión del hielo y el influjo del agua del Pacífico Norte, que tiene
una salinidad inferior a la del Atlántico por lo que el Ártico presenta
una salinidad baja y durante el mayor tiempo con temperaturas por
debajo del punto de fusión.
Todo el tiempo el Océano Ártico está parcialmente cubierto por una
placa de hielo generalmente de dos o tres metros de espesor, pero
en los grandes islotes, construidos a partir de bancos de hielo a lo
largo del noroeste de Canadá, puede tener más de 12 metros de
grosor. Cuando se derrite este hielo diluye el agua de la superficie.
La vegetación y fauna ártica son en general más pobres en
diversidad de especies que las de latitudes inferiores, aunque
aparecen formando enormes poblaciones y comprenden una
proporción elevada en especies endémicas. Se encuentran
presentes unas 80 especies de peces que pertenecen a 45 géneros,
siendo 48 especies las que se localizan en otros lugares, como en la
parte superior del Báltico.
El corto verano ártico es una estación de intenso crecimiento y
reproducción del plancton, abundando diatomeas y el copépodo
Calanus, que puede presentar dos o más épocas reproductoras en
un año en las latitudes más al sur, pero sólo una en el Ártico.
La última zona de las regiones frías del norte es la del Pacífico
norte, en cuyo alrededor se forman los bancos continentales como
un gran arco ininterrumpido, desde la parte inferior de California
hasta Japón ya que el Estrecho de Bering está cubierto por aguas
superficiales.
En esta área, a lo largo de la costa norteamericana pacífica, se
encuentra un alto grado de endemismo, en contraste con las costas
europeas de Atlántico, en las que existe un número corto de
organismos endémicos.
El norte de América y el Pacífico son considerados como el área
principal del mundo en cuanto al número y variedad de estrellas de
mar. Entre los moluscos, los pulpos del género Octopus, los
quitones y los gasterópodos bucínidos son los más desarrollados en
el norte del Pacífico americano. Entre los peces, 18 de los 20
géneros de peces mareales son endémicos en el Pacifico norte de
América; los otros dos se encuentran en el Japón.
En la actualidad, estas regiones frías del norte se consideran como
las de mayor productividad, ya que en ellas se localizan las grandes
pesquerías que forman el 70% del total de la captura mundial y el
entendimiento de su biogeografía permitirá conocer nuevos
recursos, aumentando así las posibilidades de incrementar la
producción mundial de alimentos.
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F R I A S
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S U R
Las regiones continentales del hemisferio sur están más limitadas
en cuanto a su extensión y separadas unas de otras por extensas
zonas del mar por lo que son diferentes a las del hemisferio norte
casi continuas. En vez de un mar polar casi cercado de tierra existe
un continente polar rodeado de océano, el inmenso continente
antártico tan grande como Europa y Australia juntas.
Las aguas antárticas presentan corrientes de agua ascendentes
desde las profundidades, esto ocasiona que sean ricas en nutrientes
y, por lo tanto, tienen gran cantidad de plancton vegetal. La
temperatura en esta zona del océano, en su extremo norte alcanza
de 14 a 15°C en verano y de 10 a 12°C en invierno, descendiendo
considerablemente conforme se avanza hacia el sur, donde llega a
tener de 3 a 4°C en el verano mientras que en el invierno sólo tiene
entre 1 o 2°C.
En estas aguas, grupos de organismos epipelágicos han presentado
su centro de origen y de dispersión. Las faunas que se originaron en
Australia están representadas en Nueva Zelanda y al sur de
Sudamérica, y las que se originaron en este continente están en las
islas del Atlántico Sur y al sur de África.
Desde el punto de vista biogeográfico esta zona del océano ha sido
subdividida en las siguientes regiones: australasia, sur de
Sudamérica, sur de África y Océano Antártico.
En la región australasia, localizada entre Australia, Nueva Zelanda y
Nueva Guinea, se presenta una biogeografía complicada, debido a
que pasa de las zonas cálidas a las frías del sur, y a los tipos de
corriente que la recorren, así como por el aislamiento relativo de
esta región con otras áreas biogeográficas.
En ella se han reconocido no menos de 16 provincias biológicas
para las aguas marinas superficiales, 7 en las costas de Australia, 3
en las de Nueva Zelanda y 6 pequeñas en varias islas de la región.
En estas provincias la fauna y la flora que se encuentran son
características y difieren de cualquier agrupación viva; siendo una
de las más importantes la que forma el arrecife coralino de la Gran
Barrera Australiana, famosa por la enorme diversidad de especies
que la habitan.
En la región del sur de Sudamérica está localizada la corriente de
Humboldt o del Perú, en donde se mantienen temperaturas
superficiales bajas, lo que hace que en sus aguas se presenten
zonas de surgencia y, por lo tanto, tengan extraordinaria
productividad.
Sin embargo, cada cinco o siete años se manifiesta un cambio
desastroso en esta corriente, conocido con el nombre de "Niño": al
presentase un mayor aporte de agua cálida proveniente de la
contracorriente ecuatorial, hace que esta excepcional riqueza sea
destruida en su mayoría.
El continente se extiende de manera ininterrumpida desde el
Pacífico Norte al sur de Sudamérica, lo que ha influido fuertemente
en la distribución de la flora y la fauna costeras de esta región. Un
número de grupos de organismos que se encuentran en el norte
desaparecen en las regiones tropicales para hacerse presentes
nuevamente en el sur; esta bipolaridad norte-sur se observa mejor
a lo largo de la costa oeste de América que en cualquier otro lugar
de la región.
La fauna manifiesta un fuerte grado de endemismo; por ejemplo, se
ha calculado que de un 100% sólo se encuentra un 52% de los
equinodermos y de un 100% de peces únicamente un 73% están
como organismos endémicos. Algunas de las especies más
abundantes con características de la fauna de Sudamérica son la
estrella de mar del género Anasterias, los ofiúridos o estrellas
frágiles, los erizos de mar y, entre los peces, el grupo de los
escorpiónidos.
En la región del sur de África, la zonación biótica es complicada
debido al encuentro de las corrientes de agua cálida del suroeste
del Océano Índico con las aguas frías de la deriva producidas por los
vientos del oeste. La corriente de Mozambique o de Natal corre en
dirección sur a lo largo de la costa este de África, manteniendo las
temperaturas costeras de unos 20°C, mientras que la corriente de
Agulhas puede llevar agua algunos grados más caliente.
La costa oeste está batida por las aguas frías del norte, además, es
enfriada por corrientes de surgencia, con una temperatura del agua
entre 14 y 15°C, y como es una región muy iluminada su
productividad es muy alta, ya que abunda el fitoplancton y, por lo
tanto, grandes concentraciones de peces.
Los dinoflagelados, organismos microscópicos que son abundantes
en esta región sur de África, aumentan después de la época de
lluvia, produciendo la llamada "marea roja", que con frecuencia
causa alta mortalidad entre los invertebrados y peces del área.
La materia orgánica que resulta de esta mortalidad se acumula en
el fondo del mar, formándose una región bentónica casi azoica, es
decir, sin vida, que sólo contiene los esqueletos de los animales
muertos durante las mareas rojas. Esta zona alcanza una dimensión
de aproximadamente 30 kilómetros con una profundidad de 150
metros. Durante el resto del año, organismos pelágicos y peces
repueblan los estratos de aguas superiores, pero el bentos queda
casi extinguido.
A lo largo de la línea costera y en la zona intermareal, la región del
sur de África posee una rica y abundante fauna. Los movimientos
del agua aseguran que en esta zona los organismos tengan la
ventaja de contar con aguas ricas en plancton. Esta fauna muestra
afinidad con la del resto del Océano Atlántico más que con la del
Índico y entre las especies que aparecen aquí se encuentran por
ejemplo el ofiúrido Ofiotrix, el gusano poliqueto Sabella, los
moluscos Mitilus o mejillones, Patella y Venus.
La región del Océano Antártico resulta de la confluencia de tres
grandes océanos: el Pacífico, el Atlántico y el Índico, y a diferencia
de otros océanos, se extiende alrededor del mundo; su parte más
estrecha es de 1 000 kilómetros y separa el extremo sur de
Sudamérica de la península antártica.
El Océano Antártico ocupa más de 75 millones de kilómetros, o sea
el 22% de toda el área oceánica del planeta, pero su calor retenido
es solamente el 10% del total oceánico. El intercambio de calor
entre este océano y el resto del mundo influye sobre la naturaleza
del clima, temperaturas y corrientes de los otros océanos.
La alta fertilidad de las aguas superficiales de la región antártica es
el resultado de las continuas corrientes ascendentes que producen
espectaculares florecimientos de plancton, dominados por especies
de diatomeas que se reproducen rápidamente; el zooplancton
tiende también a estar dominado por un pequeño número de
especies que tienen un ciclo rápido de reproducción.
En las aguas superficiales de esta región predomina el pequeño
camarón eufáusido rojo llamado krill (Euphausia superba), cuyas
poblaciones se incrementan durante el verano antártico. El krill es
el principal eslabón en la cadena de alimentación entré el
fitoplancton y los animales mayores del Antártico; mide 50
milímetros de longitud, lo que permite que sea capturado
directamente por muchas clases de cefalópodos, aves e incluso
mamíferos.
El krill es un alimento ideal para los depredadores, ya que se reúne
en inmensos bancos en la superficie de las aguas y además tiene un
elevado contenido de proteínas. Es alimento directo de las ballenas,
la foca cangrejera, pingüinos, aves voladoras como petreles,
golondrinas de mar y pequeños peces y cefalópodos. A su vez, los
peces pequeños y cefalópodos constituyen el alimento de peces
mayores, pingüino emperador, aves pescadoras y muchas focas.
Las grandes ballenas, como la azul, el rorcual y la nodulosa, se
congregan durante el verano antártico con la posibilidad de poder
capturar estos organismos macroplanctónicos. Se ha estimado que
una ballena azul, en estado de madurez, debe comer unas tres
toneladas de krill diariamente. Antes de la reciente e intensiva
pesca de la ballena en esta región del planeta, por lo menos medio
millón de ballenas se congregaban en el Antártico, lo que significaba
que se necesitará un millón y medio de toneladas de krill al día para
alimentarlas.
La riqueza de nutrientes del Océano Antártico le permite contar con
un bentos abundante, y algunos grupos como las esponjas están
mejor desarrollados que en cualquier otra parte. Sin embargo, en la
línea costera el hielo mantiene las áreas rocosas libres de animales
fijos y de grandes algas, y en muchas regiones esta esterilidad se
extiende a 10 metros por debajo del nivel de los hielos; aunque
después de él existe una colonización de la roca por un bentos con
numerosas especies.
Figura 31. Cadena de alimentación donde interviene el krill.
Se pesenta un alto grado de especies endémicas en el Océano
Antártico, principalmente de equinodermos y de peces.
Entre estos peces existe un caso curioso, el del llamado pez de
"hielo" que como una adaptación, por permanecer casi inmóvil, no
tiene glóbulos rojos ni hemoglobina en su sangre, y el poco oxígeno
disuelto en su plasma le es suficiente para su lento metabolismo.
El Océano Antártico es el más rico en fauna, particularmente en los
organismos bentónicos, y despliega un grado mayor de endemismo,
probablemente a causa de que su formación tuvo lugar mucho
antes que la del Océano Ártico.
La región antártica es una de las zonas de mayor productividad;
pero hasta el momento actual y debido a las condiciones climáticas
y de navegación, este océano se ha estudiado poco y por lo mismo
sus recursos casi no han sido aprovechados por el hombre; sin
embargo, es una de las esperanzas para resolver el problema de la
alimentación de humanidad.
R E P T I L E S
M A R I N O S
La distribución de algunos de los animales marinos es muy especial,
como sucede con los reptiles, que siendo organismos de origen
terrestre han regresado al mar, o el caso de las aves llamadas
marinas pues toda su economía depende del océano. Estos reptiles
son vertebrados provistos, la mayoría, de cuatro extremidades, con
el cuerpo recubierto de escamas córneas o bien de placas dérmicas
de origen óseo y que respiran por pulmones. Son animales
poiquilotermos, es decir que la temperatura de su cuerpo varía al
cambiar la del medio ambiente; su desarrollo embrionario se hace
en huevos por lo que son ovíparos.
Según las adaptaciones que han sufrido para poder acomodarse a
los distintos tipos de vida, cambia mucho su estructura externa:
hay reptiles con cuatro extremidades bien desarrolladas, como los
lagartos y cocodrilos; de cuatro extremidades que además tienen
un caparazón grueso en cuyo interior se puede proteger el animal
como en el caso de las tortugas, y organismos en los que las
extremidades se atrofian y desaparecen siendo su cuerpo alargado,
a este grupo pertenecen las serpientes.
Los reptiles son vertebrados que están adaptados para vivir en la
tierra; sin embargo, algunos han regresado al medio marino
presentando modificaciones mínimas para vivir en él, y pueden
realizar más actividades tanto en el agua como en la tierra, excepto
algunas serpientes marinas. Los principales representantes marinos
de los reptiles son las tortugas o quelonios, aunque existen
serpientes en menor proporción, y algunas veces se observan
cocodrilos que llegan al mar de forma accidental ya que su hábitat
normal son las aguas dulces de los ríos y lagos o las salobres de los
manglares.
Las serpientes marinas tienen la cabeza alargada con los ojos
protegidos por párpados soldados y transparentes; la boca muy
dilatable contiene dientes conductores de veneno, relacionados con
dos glándulas en forma de botella situadas a ambos lados de la
cabeza, y provistas de una fuerte musculatura que permite expulsar
el veneno que contiene neurotoxinas. En general las serpientes
marinas, a pesar de tener este poderoso órgano de ataque, lo
emplean sólo como defensa cuando son atacadas; si no fuera por
esto el número de víctimas en las playas sería mayor.
La colocación de los orificios nasales representa una adaptación a la
vida marina, pues están situados en la parte superior del hocico y
provistos de una válvula que permite cerrarlos por completo cuando
se sumergen. El tronco comprimido y con crestas va aumentando
en grosor hacia la cola, al revés de lo que pasa en las especies
terrestres; esta cola es estrecha y ancha en forma de remo. Las
escamas de su piel de variados y vistosos colores, son poligonales y
están yuxtapuestas.
La alimentación de las serpientes marinas se basa en los peces y es
muy raro que abandonen los mares para salir a la tierra, por ser
ovovivíparas naciendo sus crías directamente en el agua. Viven
principalmente en los océanos Índico y Pacifico, en sus costas
occidental y oriental aunque también se encuentran en la costa
occidental de América y en especial en el Istmo de Panamá, pero
donde son más abundantes es en las costas de la India y Australia.
La serpiente marina de "cola ancha" de la especie Laticauda
semifasciata llega a medir metro y medio de longitud, tiene la
cabeza ancha con los orificios nasales separados entre sí; el tronco
comprimido se ensancha en la cola; su coloración es verde olivo por
encima y amarillenta por debajo, pero con numerosos anillos
oscuros o negros. Su lugar favorito son los arrecifes, las lagunas
interiores de los atolones o los manglares de la costa, aunque
puede alejarse a grandes distancias de la costa encontrándose en
las rompientes durante la marea baja y de vez en cuando abandona
el agua para adentrarse en tierra firme.
Figura 32. Serpiente marina.
Su veneno es el más activo de todas las serpientes marinas y lo
emplean poco, pues siempre huyen ante el menor peligro y sólo
muerden en casos extraordinarios. Tienen a sus crías en las lagunas
poco profundas de los arrecifes y se localizan principalmente en el
Golfo de Bengala, China meridional, Indochina y Nueva Guinea.
Las tortugas ocupan un lugar especial entre los animales que viven
en las aguas de los océanos, y por variadas razones constituyen un
grupo de gran interés para el hombre que intenta entender su
origen y como evolucionan para alcanzar su aspecto actual, ya que
son los representantes de los reptiles gigantes que existieron en
otras épocas; también trata de en tender su biología y sus
migraciones, lucha para tratar de conservar a la especie que por
diversas causas se está extinguiendo, y quiere aprovecharlas como
recurso.
Para los zoólogos, las tortugas tienen particular interés por los
diversos procesos evolutivos, que se considera, que se presentaron
para desarrollar su peculiar anatomía.
Los científicos han llegado a la conclusión de que a través de una
serie de modificaciones, no bien conocidas, de las que quedó poca
constancia en los registros fósiles, fue evolucionando un curioso
organismo que, aunque conservó el viejo cráneo de los reptiles
fósiles llamados cotilosaurios, posee un pico córneo y desdentado,
así como un cuerpo encerrado en una especie de caja ósea.
También llama la atención el que las conexiones de las patas con el
resto del esqueleto fueron desplazadas de su sitio hasta una
desusada posición bajo las costillas.
Además de estos interesantes datos de la evolución de la tortuga,
tiene importancia para los biólogos el hecho de que, prácticamente,
se sabe poco acerca del primer año de su vida y hay escasos datos
sobre el ciclo vital, excepto aquellos breves lapsos en que se
acercan a las costas y salen a las playas a desovar.
Por otro lado, el estudio de la dinámica de la población de las
tortugas representa grandes problemas, especialmente en lo
relativo a su reproducción y a las etapas de desarrollo del individuo
en las que alcanza su talla adulta.
Interesa a los científicos conocer la relación que existe entre el
número de progenitores y el número de crías.
Los investigadores han calculado que cada hembra de tortuga pone
de 100 a 200 huevos al llegar a desovar a las playas una o dos
veces al año; de ellos sólo dos, en promedio, llegan a sobrevivir
hasta la etapa de tortugas adultas; por lo que su población es
fácilmente dañada. Este conocimiento demuestra que si por medios
razonables se logra incrementar el porcentaje de sobrevivencia de
algunos individuos, se pueden mejorar las perspectivas de
mantener la población; además, nos subrayan la importancia que
tiene la conservación de las hembras, ya que si son capturadas y
sacrificadas antes o después de desovar, se extermina gran
cantidad de huevos con ellas.
El manejo de este tipo de recursos, como la tortuga, susceptibles de
ser afectados por la pesca, obliga a desarrollar una estrategia
orientada a asegurar que escapen a la captura y sobrevivan a la
época de desove un número suficiente de hembras para producir, al
menos, el mínimo de huevos requeridos que aseguren la formación
adecuada. También es importante subrayar que en los programas
de protección, se tiene que considerar el número de personas que
estarán en la playa durante la época de desove, para evitar que un
gran número ocasione que los animales se asusten y no lleguen.
El cráneo de las tortugas marinas es pequeño, presenta la boca sin
dientes y los maxilares están recubiertos por una capa córnea en
forma de pico; su tronco está colocado dentro de una coraza ósea
formada por dos piezas llamadas "peto" la inferior y espaldar la
superior, de naturaleza dérmica soldadas a la columna vertebral y a
las costillas, encontrándose recubierto por placas córneas.
Las extremidades de las tortugas son muy cortas y están
transformadas en aletas; por tener su tórax inmovilizado por el
caparazón los movimientos del cuello y de estas extremidades
actúan como pistones. Además, no pueden retraerlas al interior de
su caparazón al igual que la cabeza.
Los biólogos han observado que la vista, el olfato y el tacto de las
tortugas están muy desarrollados, lo que no sucede con el oído. Es
destacable la extraordinaria longevidad de las tortugas: se calcula
que han llegado a vivir más de 250 años. Las tortugas marinas
suelen ser de régimen carnívoro ya que comen peces, y son de los
pocos animales que se alimentan de medusas o aguas malas;
también hay herbívoras y a veces son presa de los tiburones y otros
carnívoros cuando se encuentran desovando en las playas;
muestran en ocasiones cicatrices de las heridas que les producen,
aunque son resistentes a las mutilaciones y heridas; soportan muy
bien el ayuno y se tienen datos de tortugas que posiblemente han
pasado varios años sin comer.
La tortuga blanca, tortuga franca o comestible, perteneciente a la
especie Chelonia mydas, es uno de los animales marinos más
apacibles e inofensivos, de enormes dimensiones ya que mide
metro y medio y pesa 200 kilos; su gran fuerza le permite llevar a
un hombre a remolque sin intentar una débil protesta, y no sólo
actúan así las que el hombre ha llegado a domesticar en los corrales
de las zonas turísticas del Caribe, sino también las que se
encuentran libres pastando en las grandes praderas de algas
submarinas o nadando en el mar.
La tortuga marina es estimada por su sabor y gran rendimiento de
carne y aceite; además de que su piel se utiliza en la fabricación de
calzado, bolsas, etcétera y de la unión de peto y caparazón se
extrae la grasa gelatinosa llamada "calipee" con la que se elabora la
sopa de tortuga; todo esto ocasionó que la tortuga blanca haya sido
perseguida al grado de que hasta hace poco estuvo en peligro de
extinción, por lo que en la actualidad se realizan esfuerzos para
recuperar este recurso, principalmente en México, donde se ha
prohibido su captura y protegido a sus huevos y crías; en Costa
Rica se estableció un santuario biológico llamado "tortuguero", para
su reproducción y protección de sus crías que se llevan a otros
lugares para repoblar.
La tortuga marina considerada como la de mayor tamaño y peso es
la tortuga pellejuda, siete filos, galápago, o tortuga laúd de la
especie Dermochelys coriacea, que alcanza hasta dos metros de
longitud y puede llegar a pesar tres cuartos de tonelada; se
caracteriza por llevar siete crestas longitudinales en su región
dorsal. La concha de esta tortuga no es ósea, sino que está formada
por una gruesa capa de cuero de hasta tres centímetros de espesor,
completamente saturada de aceite de lo que derivan sus nombres
comunes. Son muy buenas nadadoras y se alimentan de vegetales,
aunque no desdeñan los pequeños animales que puedan capturar
fácilmente, comiendo incluso medusas; cuando salen a la playa se
arrastran lentamente en la arena con la ayuda de sus grandes
aletas.
Una de las tortugas más importantes para el hombre es la golfina,
caguama, amarilla o huarachi, Lepidochelys olivacea que mide un
metro de largo y pesa 40 kilos y es de color verde olivo con cierto
tono grisáceo. Abunda en el Océano Pacífico Tropical, siendo grande
el número de individuos que se localizan frente a las costas
mexicanas, donde se captura para aprovechar fundamentalmente
su piel, aunque también se consume la carne. La abundancia de
estas tortugas golfinas permite que en una sola playa puedan
concentrarse de 40 mil a 100 mil animales a lo largo de unos
cuantos kilómetros. Estas "arribazones" de tortugas en las costas de
Jalisco, Guerrero y Oaxaca en México, no tenían, hasta donde se
sabe, paralelo en otro lugar del mundo, sin embargo, debido al
incremento en la captura y la explotación del huevo sus poblaciones
han disminuido, justificándose los programas de protección que se
realizan.
La tortuga carey, Eretmochelys imbricata, es de menor tamaño y,
por lo general, no supera el metro de longitud. El caparazón tiene
unas escamas córneas claramente imbricadas de color amarillo
jaspeadas de negro, y el resto del cuerpo es parduzco con los
bordes amarillos. No es buena nadadora, por lo que no se aleja de
la costa, se alimenta principalmente de peces y moluscos.
Su concha es utilizada para fabricar peines y un sinnúmero de
curiosidades; en los años 50 casi se extinguió por la persecución
encarnizada de que fue objeto; a partir de entonces la competencia
de los plásticos hizo disminuir sensiblemente la demanda de carey y
se llegó a pensar que la especie se había salvado gracias a la
industria del plástico; pero en 1960 renació la moda de los artículos
de carey auténticos, lo que vuelve a ponen en peligro la especie.
Las tortugas marinas se han capturado a gran escala, sobre todo
para aprovechar la piel y la concha, por lo que están en peligro de
extinción, y si no se intensifican los programas para protegerlas y
cultivarlas el hombre perderá un recurso importante; es
fundamental que México y Costa Rica incrementen dichos
programas y que otros países tropicales imiten este ejemplo.
A V E S
M A R I N A S
Las aves marinas se pueden separar, según su localización, en:
costeras, de la plataforma continental y de mar.
Existen diferentes especies de aves especializadas en aprovechar
los organismos que viven en la zona costera, sobre las playas o los
cantiles; otras que se alimentan de los recursos que les brinda la
superficie de las aguas, y finalmente, las que los obtienen de las
zonas profundas, capturando sus presas como "buzos", en el
interior de la masa líquida. Existen algunas más que no presentan
especialización y pueden encontrarse en cualquiera de las tres
regiones, por lo que se les ha llamado "oportunistas".
Entre las aves costeras destacan los chorlitos, chorlitejos,
correlimos y agujas, que se caracterizan por su diversidad de
formas y tamaños y por la longitud relativa de sus patas y pico;
estas aves corretean y picotean la arena para sacar a sus presas.
Algunas de estas aves están adaptadas a comer en suelos blandos:
presentan picos muy largos que introducen en el limo o arenas
húmedas para capturar invertebrados, casi siempre anélidos de los
que se nutren; suelen ser nocturnas, para pasar inadvertidas en los
terrenos descubiertos que visitan para buscar su alimento; sus ojos
son grandes y se encuentran situados en la parte superior de la
cabeza, ocupando una posición periscópica; el sentido del oído lo
tienen más desarrollado para captar las vibraciones de las presas
enterradas.
Desde la costa hasta unos metros mar adentro, tratando de atrapar
los peces e invertebrados que se encuentran cerca de la superficie,
las "golondrinas de mar" ,del género Sterna, se dejan caer para
llevarse en su pico una presa que engullen en pleno vuelo. Son aves
características de la franja costera que capturan su alimento por
sorpresa, guiadas por la vista; su pico es corto y ligeramente
robusto, sus extremidades posteriores presentan cierta adaptación
que les permite precipitarse con rapidez sobre la presa descubierta.
Más allá de la línea de las rompientes se encuentran los frailecillos
Fratercula artica, alcas Alca tarda y cormoranes del género
Phalacrocorax, que se zambullen a unos metros de profundidad
impulsados por sus alas que actúan entonces como aletas
natatorias y de este modo persiguen infatigablemente a los peces
en su propio medio.
Como aves costeras también se puede mencionar a los pingüinos de
la familia Spheniscideae, llamados "esfenisciformes", y también
"pájaros bobos", "pájaros mancos" y "pájaros niños"; tienen
elegante silueta y diseño cromático que hace a estas aves muy
hermosas; son consideradas como símbolo de la vida en las tierras
australes del planeta, aunque no sean exclusivos de la antártida,
pues existen especies que pueblan islas en el ecuador. Los
pingüinos son aves que forman enormes poblaciones; una de las
más hermosas es la de la isla Coulman, en el Mar de Ross, donde se
concentran 300 000 "pingüinos emperadores", Aptenodytes
forsterri.
Aparentemente todos los pingüinos son semejantes, con la región
ventral formada por una pechera blanca y el dorso negro, lo que
unido a su posición erecta, les da un aire de "serios hombrecitos
vestidos de etiqueta". Sin embargo, aparte de su tamaño, cada
especie presenta en su cabeza diferencias que permiten
distinguirlos con facilidad.
Las características particulares de estas aves como adaptaciones a
la vida acuática son la postura erguida, la marcha bamboleante, su
denso plumaje, la gruesa capa de grasa que envuelve su cuerpo y
sus reducidas alas. Tan alta especialización ha impuesto a su
anatomía y fisiología modificaciones mayores que a cualquier otra
de las avesque encuentran sus recursos en las aguas.
Los pingüinos salen con frecuencia del agua para descansar sobre la
tierra o hielo y también lo hacen cuando realizan el cortejo, la
puesta e incubación, y la muda de las plumas.
A diferencia de las demás aves antárticas, que abandonan el
continente al llegar el invierno, los pingüinos emperadores
permanecen ahí, y una vez que sus crías están crecidas las reúnen
en grandes grupos al cuidado de unos cuantos adultos, mientras
sus padres pescan incansablemente para satisfacer su apetito.
Otras aves costeras son las gaviotas que pertenecen a la familia
Laridae, y que son consideradas como del grupo de "aves
oportunistas", frecuentan costas, ríos, lagunas, esteros y pantanos
y son aves que no se han especializado en la marcha, el vuelo o el
buceo, para explotar así todos los posibles recursos de la franja
litoral.
Las gaviotas presentan patas palmeadas que les permiten nadar
sobre la superficie del agua; sus coloraciones son muy uniformes,
blancas con mezclas grises y zonas negras. Se alimentan de peces y
otros animales acuáticos, pero algunas cazan pichones y comen
huevos de otras aves y tortugas, insectos, gusanos y granos.
Pueden vivir solitarias o formar grandes colonias y durante la época
de reproducción ponen de 2 a 3 huevos, como la "gaviota argéntea"
Larus argentatus, llamada también gaviota común, característica de
la península ibérica, México y las Antillas.
Las aves de la plataforma continental están adaptadas a la vida en
aguas más o menos someras, entre ellas se encuentran las fragatas
y los alcatraces, que pueden considerarse como aves
verdaderamente marinas por llegar hasta mar abierto, mientras que
los pelícanos y los cormoranes viven más ligados a la costa pero
frecuentan también las aguas continentales.
La fragata o rabihorcado de la especie Fragata magnificens es
común en las costas tropicales de Latinoamérica; el macho es
totalmente negro, mientras que la hembra tiene el pecho blanco.
Sus alas son largas y potentes, su cola prolongada y bífida y pico en
forma de garfio. Es la fragata un ave velera por excelencia, que
parece progresar sin esfuerzo meciéndose en las corrientes aéreas
o impulsándose mediante largos y pausados aletazos.
Los alcatraces de la familia Sulidae, pájaros blancos con las plumas
terminales de las alas negras, se dejan caer sobre las aguas para
capturar un pez bajo la superficie, golpe que no sólo es captado a
grandes distancias por otras aves marinas sino también por los
patrones de las embarcaciones de pesca, que saben que donde se
zambullen los alcatraces hay bancos de anchoas o sardinas.
Pocas aves existen tan hermosas e impresionantes como éstas; su
técnica de pesca ha modificado su morfología para soportar el
tremendo choque que reciben cuando se dejan caer con las alas
cerradas desde 30 o 50 metros de altura.
Su plumaje es compacto, bajo la piel se dispone una apretada red
de sacos aéreos y en el pico faltan las aberturas de las narinas, que
permitirían la penetración del agua en el interior del tubo
respiratorio; esta ave puede respirar gracias a la forma de las
comisuras bucales, escotadas y semiabiertas; como ejemplo
tenemos al alcatraz común, Morus bassanus, que vive en Europa,
las Antillas y México.
Los pelícanos de la familia Pelecanidae, son inconfundibles por su
gran tamaño y por tener un pico provisto de una bolsa que se
puede extender de bajo del maxilar inferior. Son aves muy
sociables que principalmente se encuentran en las zonas tropicales
y subtropicales; forman colonias y ponen hasta 4 huevos, como el
pelícano común, Pelecanus onocrotalus, y el pelícano neotropical
Pelecanus occidentalis.
Los cormoranes no se destacan por sus desarrolladas capacidades
para el vuelo sino, más bien, por sus aptitudes para la pesca e
inmersión; sin embargo, puede notarse una gradación desde el
cormorán guanero o guanay, Phalacroporax bougainvillii, que vive
en las costas de Chile y de Perú y cuyas deyecciones constituyen el
guano aprovechado como abono en la agricultura, dotado de largas
y puntiagudas alas, vuela y pesca dejándose caer en picada sobre
los bancos de peces; hasta el cormorán áptero de las Galápagos,
Nannopterum barrisi incapacitado para el vuelo.
Las aves de mar abierto viven en el océano y se alimentan
exclusivamente de lo que el océano les brinda, sin depender de la
tierra más que para colocar sus nidos. El tipo de presa guarda una
relación con el tamaño del ave, mientras los enormes albatros de la
familia Diomedeidae, como el "albatros errante" Diomedea exulans,
devoran peces de medio metro de longitud, los diminutos paíños
capturan pececillos y larvas de crustáceos.
Una importante adaptación exigida para conquistar el mar abierto
estriba en las singulares y asombrosas capacidades de vuelo de las
aves marinas, gracias a una especial estructura de las alas para
planear sobre las aguas; esta adaptación se observa sobre todo en
los albatros, que han estilizado la silueta de sus alas, apoyándolas
sobre planos largos, estrechos y puntiagudos, lo que les permite
elevarse volando contra el viento, sin sufrir un arrastre aparente, o
deslizarse empujadas por la brisa sin una apreciable pérdida de
altura.
Así
puede
explicarse
que
los
albatros
vuelen
infatigablemente alrededor del planeta, posándose poco tiempo en
tierra firme cada tres años para anidar; asimismo poseen la mayor
longitud de alas de todas las aves: tres metros y medio.
Además, su tubo digestivo segrega un aceite de olor rancio y de
color amarillo que a bajas temperaturas se condensa adquiriendo
una consistencia de cera que ayuda a las aves a engrasar el
plumaje, facilitándoles el vuelo; este aceite es regurgitado en
pequeñas cantidades a través de los orificios nasales durante sus
sesiones de aseo, y por otra parte constituye un eficaz medio de
defensa al ser expulsado violentamente por el pico para rociar a sus
enemigos con un chorro de olor desagradable.
Esta sustancia es un complemento alimenticio para los polluelos, ya
que les permite ahorrar peso al almacenarlo en forma de grasa; los
investigadores piensan que desempeña en los adultos el mismo
papel fisiológico que el agua, elemento que probablemente estas
aves no consumen en toda su vida.
Los excrementos de miles de estas aves marinas han originado un
tesoro natural y renovable, el guano, utilizado como fertilizante
desde eras prehistóricas y cuyo valor es incalculable; se acumula en
muchas islas oceánicas y en las costas.
Entre el medio ambiente marino y las aves que están relacionadas
con él, se produce una interacción dinámica, debido a que ellas
influyen en el medio modificando su ecología y éste a su vez,
provoca cambios en las aves, derivándose adaptaciones que las
hacen diferentes a las terrestres.
A P É N D I C E
ENRIQUE RIOJA LO BIANCO
(1895-1963)
Nació en Santander, España, el 16 de febrero de 1895. Estudió en
la Universidad de Madrid la carrera de biología y se doctoró a los 22
años con la Memoria titulada Datos para el conocimiento de la fauna
de anélidos poliquetos del Cantábrico obteniendo el premio de
"extraordinario".
A mediados de 1939 llegó México invitado por la Universidad
Nacional, por sugerencia del doctor Isaac Ochoterena, entonces
director de la Facultad de Biología.
En sus primeros años en México fue maestro en el Instituto
Politécnico Nacional y en escuelas españolas, pero donde trabajó
como investigador fue en el Instituto de Biología de la UNAM y
desarrolló su actividad docente en la Facultad de Ciencias de dicha
universidad.
Don Enrique fue un observador preciso, metódico e incansable; de
sus trabajos de investigación, libros y artículos sobre diferentes
temas relacionados con las ciencias del mar pasan de 200 los que
se publicaron. Entre los libros que actualmente son consultados por
multitud de jóvenes mexicanos están el Tratado elemental de
zoología, La vida en el mar, Zoología hispanoamericana
(invertebrados), y El mar, acuario del mundo entre otros.
Sus trabajos están magníficamente ilustrados; más de mil de ellos
contienen dibujos realizados por él mismo.
Su principal campo de investigación fue la hidrobiología sobre la
que publicó cerca de 100 trabajos elaborados en México. Hizo
estudios taxonómicos y ecológicos de las esponjas de agua dulce,
de los briozoarios y otros organismos. Estudió también a los
anélidos y crustáceos de los arrecifes del Golfo de México y su
comportamiento ecológico, y a los camarones de ambos litorales
con el objeto de aclarar sus respectivos ciclos biológicos.
Uno de sus estudios preferidos fue el de "Los anélidos poliquetos de
la fauna mexicana", quedando en proyecto la elaboración de un
catálogo de los poliquetos de los litorales mexicanos.
Participó en la estructuración de los planes de estudio de la Facultad
de Ciencias, en la preparación de los Anales del Instituto de
Biología, en los planes para la creación del Museo de Historia
Natural, y muchos otros proyectos académicos.
Consagró su vida a la docencia, empezando desde 1918 en que
obtuvo, por oposición, la cátedra de histología natural en el
Instituto de Segunda Enseñanza de Mahón, hasta el año de 1963 en
que impartía el curso de ecología a alumnos de maestría y el curso
de hidrobiología marina a los de doctorado en la Facultad de
Ciencias de la UNAM.
En esta Facultad inició sus cátedras en 1944; su primer curso fue el
de hidrobiología y a partir de éste impartió diferentes cursos para
diversas asignaturas, como: ecología; fisiología, biogeografía,
temas selectos de biología, y varios cursos de hidrobiología.
Además elaboró 17 libros de gran utilidad para la enseñanza.
En 1951 fue socio fundador y primer presidente de la Sociedad
Mexicana de Hidrobiología. En 1960 integra las reuniones de
Biología Marina organizadas por el Centro de Cooperación Científica
de la UNESCO para América Latina. Ese mismo año, preside el
Simposium sobre Emigraciones de Animales Marinos realizado en
Guayaquil, otorgándosele en esa ocasión el nombramiento de
Profesor Honorario de la Facultad de Ciencias Químicas y Naturales
de esa universidad.
El doctor Rioja es nombrado miembro del Consejo Ejecutivo al
crearse en 1961 el Consejo Latinoamericano de Oceanografía,
quedando como presidente de la Comisión para el Estudio de la
Historia de las Ciencias del Mar en Latinoamérica.
Es importante reconocer la labor del doctor Rioja en la formación de
profesores investigadores como la doctora María Elena Caso Muñoz,
reconocida investigadora y maestra especialista en equinodermos, y
muchos otros científicos de renombre.
El doctor Enrique Rioja murió en la ciudad de México en el año de
1963.
G L O S A R I O
abdomen. Región posterior o inferior del cuerpo de los animales de
simetría bilateral, como los artrópodos y los cordados.
ácido desoxirribonucleico(DNA). Ácido nucleico presente en el
núcleo celular, portador de la información genética.
amilasa. La más importante de las enzimas digestivas que
desdoblan el almidón y el glucógeno hasta maltosa; se encuentra
presente en la saliva, en las glándulas pancreáticas y en algunas
semillas.
ancestro. Progenitor o antepasado de un organismo.
anfípodo. Artrópodo caracterizado por tener sus apéndices
locomotores iguales; por ejemplo "la pulga de playa" o "piojo de
ballena".
anguila. "Angula europea de río". Pez serpentiforme con la aleta
dorsal corrida desde la región anterior hasta la aleta caudal. Se
denomina así a otros peces que tienen figura anguiliforme.
anteridio. Órgano sexual masculino de los vegetales llamados
criptógamas como los helechos.
anterozoide. Célula haploide considerada como gameto masculino
de los vegetales.
arácnido. Animal perteneciente a los artrópodos, caracterizado por
tener su cuerpo dividido en dos regiones: cefalotórax y abdomen.
Provisto de cuatro pares de patas locomotoras articuladas. Respira
por tráquea y pulmones.
archipiélago. Conjunto de islas.
arquegonio. Órgano sexual femenino de las criptógamas corno los
helechos y musgos.
artrópodo. Animales que presentan sus apéndices formados por
pequeñas regiones articuladas o artejos. Su cuerpo dividido en
cabeza y tórax, que pueden estar unidos formando un cefalotórax, y
abdomen cubierto por un exoesqueleto de quitina; por ejemplo el
camarón, los moscos, las arañas etcétera.
asexual. Reproducción que se verifica sin la intervención de los dos
sexos.
autótrofo. Vegetales que son capaces de sintetizar su propia
materia orgánica a partir de agua y sales minerales.
bacteria. Organismo unicelular dotado de una pared celular rígida,
un cromosoma con DNA y citoplasma sencillo.
barbas. Placas córneas de los cetáceos; están dispuestas en dos
líneas a ambos lados de la mandíbula superior de las ballenas, en
donde quedan retenidos gran cantidad de pequeños animales
marinos de los que se alimentan.
bentónico. Organismo que vive en los fondos marinos.
biocenosis. Conjunto de todos los organismos vivos sobre un
espacio determinado.
biomasa. Peso de toda la materia orgánica que constituye a los
seres vivos de un espacio determinado.
canniforme. Diente con forma de canino; terminado en punta
utilizado para desgarrar.
cardumen. Conjunto de peces.
cefalópodo. Clase de moluscos por ejemplo el pulpo y calamar.
cefalotórax. Región anterior del cuerpo de algunos artrópodos que
resulta de la unión de la cabeza con el tórax, por ejemplo en
crustáceos como el camarón.
cetáceo. Orden de los mamíferos. Animales marinos con cuerpo
pisciforme que pueden tener mandíbula con dientes (odontocetos)
como los delfines, cachalotes y orcas o "barbas" (mysticetos) como
las ballenas.
cilio. Organoide de locomoción característico de los protozoarios,
formado por filamentos llamados también pestañas vibrátiles. Se
localiza en algunos de los tejidos de animales pluricelulares, para
crear corrientes.
cnidaria. También llamados celenterados. Animales que tienen la
pared del cuerpo formada por dos capas: ectodermo y endodermo.
Pueden presentar forma de pólipo o medusa. Por ejemplo, hidras,
corales etcétera.
copépodo. Subclase de los crustáceos, generalmente pequeños
que miden de milésimas de milímetro a un milímetro. Son los
organismos animales más abundantes del plancton.
copulación. Unión corporal de dos sexos para el transporte los
espermatozoides al órgano sexual femenino por medio de un
órgano copulador llamado cirro o pene.
creosota. Sustancia química utilizada en biología para aclarar y
transparentar a los organismos.
crustáceo. Clase de los artrópodos que comprende más de 25 000
especies. Acuáticos, respiran por branquias; su cuerpo está dividido
en cefalotórax y abdomen y cubierto por una capa de quitina;
presentan antenas; por ejemplo, el camarón.
ctenóforo. Animales con el cuerpo generalmente esférico
transparente, gelatinoso, hermafroditas nadan libremente en mares
cálidos; también se les llama "farolitos de mar".
defecación. Función de los animales que consiste en expulsar lo
que sobra de la alimentación generalmente se hace por el ano.
depredador. Animal carnívoro que se alimenta de otros animales.
dermis. Capa conjuntiva que forma parte de la piel de los
vertebrados, más gruesa que la epidermis y situada debajo de ésta.
detritos. Partículas de tejidos vegetales o animales que se
encuentran descompuestos en el agua.
diatomea. Clase de algas unicelulares abundantes en el plancton;
su cuerpo está protegido por dos valvas generalmente formadas por
sílice. Comprende dos órdenes: centrales, que son inmóviles y
penales, móviles y con simetría bilateral.
diploide. Células que poseen doble dotación cromosómica, es decir,
el número de cromosomas característico de la especie; por ejemplo
46 pares para la especie humana.
eclosión. Momento en que la cría deja el huevo en que se
desarrolló.
ecosistema. Conjunto de los factores ecológicos que caracterizan
al medio de los seres que lo habitan y de todos los fenómenos
biológicos que ocurren en él.
egestión. Función de los animales que les permite realizar la
defecación.
endemismo. Fenómeno por el cual un grupo de vegetales o
animales vive exclusivamente en un determinado entorno, ya sea
país, isla, comarca, etcétera.
epipelágico. Organismo que vive en la superficie del mar.
epitelio. Tejido cuyas células están unidas entre sí y que siempre
se encuentra cubriendo superficies, ya sean externas del cuerpo
formando la piel o internas de los órganos; existiendo varios tipos
de epitelios.
espermatozoide. Célula reproductora masculina de los animales.
eufáusido. Orden de los crustáceos que tiene forma de un pequeño
camarón; vive en el plancton marino como el "krill del Atlántico".
evolución. En biología, transformación que han sufrido los
organismos en el transcurso de la historia de la Tierra, más o
menos desde hace 3 500 millones de años.
excreción. Función de los organismos que consiste en expulsar de
su cuerpo las sustancias que sobran del metabolismo y que pueden
ser nocivas si no son arrojadas. Se pueden eliminar por medio de la
orina o el sudor.
fagocitosis. Captura de partículas nutritivas o de cuerpos extraños,
por células. Se presenta generalmente en los protozoarios, y en
células fagocíticas de animales pluricelulares, como es el caso de los
glóbulos blancos.
fanerógama. Vegetal que presenta sus órganos reproductores
externos, colocados generalmente en las flores.
fisiología. Rama de la biología que se ocupa del estudio de las
funciones de los seres vivos.
fitófago. Animal que se alimenta de vegetales.
fotón. Cada una de las partículas de que está constituida la luz.
fotosíntesis. Función realizada por los vegetales verdes que tienen
clorofila y que son capaces de fijar la energía luminosa para
transformarla en energía química y a la materia inorgánica (agua y
sales minerales) la transforma en orgánica (glúcidos, lípidos y
prótidos).
gameto. Célula sexual o germinal de los organismos tanto
vegetales como animales.
gasterópodo. Clase más abundante de los moluscos con el cuerpo
cubierto por una concha cónica que suele enrollarse en espiral; por
ejemplo, los caracoles.
gémula. Pequeña yema que forman algunos animales, como las
esponjas, para reproducirse asexualmente.
glúcido. También llamado azúcar o hidrato de carbono. Es un
compuesto orgánico formado por carbono, hidrógeno y oxígeno,
como la glucosa, el almidón y el glucógeno.
gónada. Glándula que produce las células reproductoras: masculina
o espermatozoide y femenina u óvulo.
haploide. Organismos o células que sólo tienen la mitad del
número de cromosomas que caracterizan a la especie.
hermafrodita. Planta o animal que posee a la vez órganos
reproductores masculinos y femeninos.
heterótrofo. Organismo que tiene que tomar las sustancias
orgánicas (alimento) ya formadas por otros seres vivos; por
ejemplo, los animales y los hongos.
holofítico. Con nutrición característica de los vegetales, elaboran
su propia materia orgánica.
holozoico. Con nutrición característica de los
incapaces de elaborar su materia orgánica.
animales
son
humus. Uno de los principales elementos del suelo. Se origina por
la descomposición de materia orgánica procedente de cadáveres de
seres vivos o de residuos.
ingestión. Función que realizan los animales para introducir
alimento a su aparato digestivo.
instinto. En la rama de biología que estudia el comportamiento
animal, llamada etología, es toda actividad semejante a la
inteligencia que presentan los animales; por ejemplo en los
delfines.
ion. Radical simple o compuesto en que se disocian las sustancias
químicas con carácter de conductividad eléctrica.
larva. Forma juvenil de los organismos pluricelulares que difiere de
los animales adultos en su estructura externa e interna y en su
forma de vida.
linterna de Aristóteles. Aparato masticador de los erizos de mar.
lipasa. Enzima que desdobla a los lípidos o grasas; se encuentra en
el páncreas, pared intestinal e hígado.
lípido. Designación general de las grasas.
litoral. Zona inmediata a la orilla del mar donde generalmente se
encuentran los vegetales marinos.
mama. Glándula donde los mamíferos producen la leche para
alimentar a sus crías.
mandíbula. En los vertebrados los huesos que forman la parte
anterior del cráneo, donde se encuentran los dientes. En artrópodos
apéndices situados alrededor de la boca, con los que trituran el
alimento.
maxila. Parte del aparato bucal de los artrópodos. Mandíbula
superior de los vertebrados.
maxilípedo. Apéndices articulados de los crustáceos que se
encuentran entre la mandíbula y la región torácica; sirven para la
captura del alimento.
molariforme. Diente con forma de molar; de superficie plana y
ancha sirve para machacar.
monocotiledónea. Clase de las fanerógamas que se caracteriza
porque su embrión está acompañado en la semilla por un solo
cotiledón. Sus hojas tienen nervaduras paralelas y sus flores son
trímeras; por ejemplo, el maíz.
necrófago. Que se alimenta comiendo cadáveres.
necton. Forma acuática capaz de nadar activamente.
nemertino. También llamado rincocéfalo. Animal marino parecido a
los platelmintos caracterizado por tener la boca en una larga
proboscis.
nicho. En biología, nicho ecológico, se dice de un entorno que
ofrece solamente a una especie las condiciones vitales que requiere.
oósfera. Célula sexual femenina de las criptógamas, como los
helechos.
óseo. Referente al hueso.
ovario. Glándula sexual que forma los gametos femeninos.
ovíparo. Organismo que se desarrolla dentro de huevos, fuera de
la madre. La fecundación es externa en peces y anfibios.
ovovivíparo. Organismo que se desarrolla dentro de huevos y que
se incuba en el interior de la madre; el embrión no se nutre de la
madre sino del vitelo que contiene el huevo.
óvulo. Célula sexual femenina.
pelágico. Organismo que habita en las capas superiores del agua,
nadando activamente (necton) o flotando, pasivo (plancton).
pluricelular. Organismo que tiene su cuerpo formado por muchas
células; por ejemplo el hombre, que tiene más o menos 70 mil
billones de células.
proboscis. Prolongación de la región anterior de la cabeza que
presentan algunos animales como los nemertinos, en donde se
encuentra la boca.
proteasa. Enzima que disocia a las proteínas llevándolas primero a
polipéptido y por último a aminoácido; se encuentra en el
estómago, páncreas e intestino delgado.
prótido. Compuesto químico formado por conjuntos de
aminoácidos que tienen carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno.
Forman la estructura celular de los organismos.
quetognato. Grupo de animales hermafroditas de cuerpo alargado
en forma de huso, que llevan a los lados del tronco y de la aleta
caudal dos aletas horizontales. Forman parte del plancton.
quimiosíntesis. Capacidad de algunas bacterias de transformar
compuestos orgánicos a partir de sustancia inorgánica, sin utilizar la
luz de Sol, acumulando la energía requerida a partir de la oxidación
de la sustancia inorgánica.
quitina. Sustancia química del grupo de los glúcidos polisacáridos,
que forma parte de las estructuras de sostén en las paredes
celulares de los hongos y del exoesqueleto de los artrópodos; por
ejemplo en el caparazón de los crustáceos, como el cangrejo.
rádula. Órgano masticador de los moluscos; placa cubierta de
dentículos quitinosos dispuestos en diversas series transversas, que
se renuevan.
rapaz. Organismo que captura su alimento con violencia.
regeneración. Formación nueva de órganos o parte de ellos,
perdidos por un proceso fisiológico o por un accidente.
regurgitar. Regresar el alimento del estómago a la región anterior
del aparato digestivo, para su masticación. También puede ser
regresado fuera a través de la boca.
saprófito. Organismo que se alimenta de materia orgánica
procedente de residuos o cadáveres de otros seres vivos.
teleósteo. Pez óseo.
tentáculo. En muchos animales, apéndice móvil situado alrededor
de la boca, que sirve para capturar sensaciones táctiles o para
inmovilizar a sus presas.
testículo. Órgano
masculinas.
que
produce
las
células
trófico. Relacionado con alimentación; en
alimentación se pueden considerar varios
productores, consumidores y descomponedores.
reproductoras
una cadena de
niveles tróficos:
unicelular. Organismo cuyo cuerpo está formado por una sola
célula.
urópodo. Apéndice de los artrópodos colocado en la región
posterior del cuerpo formando parte de la llamada cola.
útero. Órgano sexual femenino interno en donde se desarrolla la
cría.
vacuola. Cavidad que se encuentra en el citoplasma de una célula,
la cual está llena de jugo celular, y puede tener función digestiva,
de reserva o excretora.
vivíparo. Desarrollo del embrión conectado al cuerpo materno,
para alimentarse por medio de un órgano especial llamado
placenta.
zoófago. Animal que se alimenta de otros.
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C O N T R A P O R T A D A
La publicación de El océano y sus recursos se corresponde con la
exhortación de sus autores: "¡Hay que conocer el mar!" En el
pasado los estudios marinos eran labor exclusiva de los países
desarrollados. En nuestros días y por diversas razones —una de
ellas la sobreexplotación de los recursos marinos— participan en el
estudio de los océanos la mayoría de los países. Existe ya la
conciencia de que si seguimos usando el mar sin un conocimiento
adecuado de sus verdaderas posibilidades, podría presentarse una
disminución de su fertilidad y la pérdida de sus recursos, que son
indispensables para el hombre.
Se sabe ahora que el océano absorbe la mayor parte del bióxido de
carbono que produce la industria moderna; que regula el clima y las
condiciones meteorológicas; que extrae calor de las regiones
ecuatoriales y lo envía a las templadas, permitiendo así la vida en
ellas. El estudio del mar, entonces, se caracteriza por la
complejidad: forma una cadena enorme de fenómenos, muchos de
los cuales apenas empiezan a ser comprendidos.
Uno de los temas de este volumen es la travesía del salmón que,
tras pasar su vida en el mar, remonta los ríos hasta volver al lugar
donde nació, para allí reproducirse y morir. La anguila tiene un ciclo
vital semejante y, en cumplirlo, recorre todo el Océano Atlántico. El
libro toca, igualmente, un tema capital en la vida de los océanos:
cómo se comporta la energía en el medio marino y cómo la utilizan
los seres que lo pueblan. Responde también a cuestiones tales
como la manera de alimentarse y reproducirse los seres del mar,
plantas y animales, y la razón por la que algunos animales
terrestres han regresado al ecosistema marino, como las tortugas y
los mamíferos del grupo de los cetáceos.
"El océano —dicen los autores— es capaz de producir más proteínas
animales de lo que podría consumir una población humana mayor
que la actual. En esta etapa de la historia, el problema del hombre
es de mero egoísmo económico: se necesita una distribución más
equitativa de lo que se produce, o de lo que fácilmente se pueda
llegar a producir. Deber de la ciencia es lograr que la productividad
del mar llegue a todos los hombres".
Catedrático universitario, director de la Facultad de Ciencias de la
UNAM (1973-1977), el maestro Juan Luis Cifuentes y dos de sus más
brillantes discípulas y colaboradoras, María del Pilar Torres-García y
Marcela Frías Mondragón, han emprendido la abrumadora tarea de
ofrecer al lector una obra panorámica, en doce volúmenes, que
enfoca todos los ángulos de las investigaciones oceánicas. Un
glosario y una bibliografía selectos aumentan el valor de este
importante
libro.
En la portada: Anémona. Diseño: Carlos Haces.
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