Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LAS DIFERENTES CLASIFICACIONES DEL TRONCO PORCINO IBÉRICO: UNA PROPUESTA INTEGRADORA I. Clemente1, A. Membrillo1, P. Azor1, G. Dorado2, A. Rodero1, A. Molina1 1 Dep. Genética, Campus Rabanales Ed. C5, Universidad de Córdoba; eMail: [email protected] 2 Dep. Bioquímica y Biología Molecular, Campus Rabanales C6-1-E17, 14071 Córdoba Hoy día se considera que el Cerdo Ibérico, reconocido como una “Agrupación Racial” con gran diversidad interna, constituye junto con el Cerdo Negro Mallorquín el denominado “Tronco Porcino Ibérico”. La heterogeneidad interna de esta agrupación racial Cerdo Ibérico está estructurada en estirpes y líneas que, no obstante, guardan semejanza en sus principales caracteres morfofuncionales. Dentro del Proyecto de Investigación Análisis Genómico del Cerdo Ibérico en el que está trabajando nuestro grupo de investigación PAI AGR-158, estamos llevando a cabo una amplia revisión bibliográfica sobre la diversidad intrarracial del Cerdo Ibérico y las relaciones entre sus estirpes y líneas, que nos guíe a la hora de determinar en qué fase del estudio debemos incluir cada una de las diferentes ganaderías con las que estamos trabajando. Fruto de esta revisión surge la clasificación que aportamos en este trabajo, basada principalmente en criterios morfológicos, fanerópticos y genéticos, en la que hemos intentado no dejar fuera ninguna de las estirpes y líneas que, aunque algunas con cierta controversia, son reconocidas dentro del Tronco Porcino Ibérico por los zooetnólogos estudiados. Del mismo modo queremos hacer un acercamiento a las posibles interrelaciones genéticas entre ellas que en algunos casos han motivado el surgimiento de nuevas líneas que enriquecen aún más la ya de por sí considerable diversidad de este grupo porcino. REVISIÓN HISTÓRICA SOBRE LA DIVERSIDAD DEL PORCINO IBÉRICO Introducción Aunque tradicionalmente, dentro del ámbito oficial, el porcino ibérico ha venido considerándose como una raza, siempre se ha admitido que es una agrupación con una rica diversidad intrarracial configurada a modo de variedades (estirpes) y líneas. De hecho, de un tiempo a esta parte, la Asociación Española de Criadores de Ganado Porcino Selecto Ibérico Puro y Tronco Ibérico (AECERIBER), viene reclamando de los organismos oficiales una mayor atención para las diferentes estirpes del porcino ibérico, movidos por la preocupación ante la posible pérdida de la variabilidad genética intrínseca de la raza, debido a la actual concentración de la producción en un reducido número de estirpes que muestran cierta superioridad productiva, lo que está relegando al resto de estirpes a una situación real de peligro de extinción (Aparicio Macarro, 1988); pérdida que ya se ha consumado para el caso concreto de las estirpes Rubias. A este respecto, cabe mencionar que AECERIBER ha logrado recientemente que el Comité de Razas del Ministerio de Agricultura, Pesca Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) y Alimentación admita la consideración diferenciada dentro del Libro Genealógico de las cuatro principales estirpes de Cerdo Ibérico (Retinto, Negro Lampiño, Negro Entrepelado y Torbiscal), lo que sin duda es un primer paso para preservar la diversidad intrarracial del mismo. Nuestro grupo de investigación se siente copartícipe de este logro al haber elaborado el informe técnico que AECERIBER presentó en dicha comisión y que avalaba la necesidad de este reconocimiento diferenciado de las estirpes. Origen del Porcino Ibérico. El binomio cerdo-bellota El origen de los suidos se fecha en torno a 25-40 millones de años atrás en Eurasia, desde donde se irradiarían hacia otras áreas, apareciendo los primeros cerdos en el Mioceno superior (Pinheiro, L.C., 1973). Los zootecnistas clásicos conciben que la totalidad de las aproximadamente 100 razas porcinas reconocidas oficialmente en la actualidad tienen su origen en cuatro troncos porcinos primitivos: Sus Eusus, Sus Striatosus, Sus Scrofa y Sus Mediterraneus. De estos troncos, Sus Eusus y Sus Striatosus estarían asentados en diferentes áreas de Asia. Sus Eusus sería el que menos trascendencia tendría de los cuatro troncos, pues habría originado cerdos indonésicos sin apenas influencia en la génesis de las razas actuales. En cambio, Sus Striatosus, a través de su forma Sus Striatosus vittatus, habría sido el origen de las actuales razas asiáticas caracterizadas por su gran prolificidad y precocidad. Por otro lado, Sus Scrofa, que estaría asentado en el centro y norte de Europa, originaría, a través de su forma Sus Scrofa ferus, los cerdos de tipo célticos de Centroeuropa, que por cruces mejorantes con cerdos asiáticos darían lugar a las actuales razas precoces blancas tan afamadas. Estos cerdos célticos alcanzarían la Península Ibérica a través de Los Pirineos y se asentarían en el tercio norte peninsular originando razas célticas autóctonas de la Península, hoy día todas prácticamente desaparecidas, como el Cerdo Celta, el Gochu Asturiano, la raza Alavesa, el cerdo de Aliste, el Molinés, la raza Batzanesa, el cerdo de Vic, el Bisaro portugués, etc. A su vez de este Sus Scrofa derivaría de manera directa, por adaptación a los ecosistemas de la cuenca mediterránea, el Sus Mediteraneus, del que surgen los cerdos de tipo mediterráneo como nuestro ibérico, algunas razas italianas y francesas, el Mangalitza húngaro, etc. Troncos porcinos primitivos. Elaboración propia a partir de la bibliografía consultada (I. Clemente, AGR-158). Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) El Cerdo Ibérico tiene su origen en la interacción del cerdo de tipo mediterráneo, que surge como hemos señalado del tronco porcino primitivo Sus mediterraneus, con el ecosistema de bosque mediterráneo peninsular que se encuentra una vez alcanza nuestra Península. Penetra en ésta por el sudeste procedente de las áreas de la cuenca mediterránea que hoy constituyen Italia, Grecia y el norte de África, extendiéndose por el litoral mediterráneo y por el suroeste peninsular, para ocupar las zonas de bosque mediterráneo, caracterizadas por especies arbóreas del género Quercus, principalmente encinas y alcornoques, surgiendo así el binomio cerdo ibérico-bellota. Este bosque mediterráneo es la base ecológica de las actuales dehesas con las que el Cerdo Área tradicional de distribución del Cerdo Ibérico Ibérico en extensivo guarda una y de las razas célticas peninsulares. AGR-158 relación cuasi simbiótica. Por tanto, podemos decir que en la península Ibérica tradicionalmente se reconocía la existencia de dos tipos porcinos claramente diferenciados y asentados en diferentes áreas. Por un lado tendríamos los cerdos célticos, procedentes del Sus Scrofa ferus y que se ubicaron en el tercio norte peninsular, y por otro lado el tronco ibérico, procedente del Sus Mediterraneus, y que colonizó el litoral mediterráneo y las zonas de bosque mediterráneo que hoy constituyen las áreas de dehesa. La diversidad interna del Cerdo Ibérico El desenvolvimiento aislado a lo largo del tiempo de poblaciones adscritas a un mismo tipo racial en diferentes ambientes, es el origen de la diversidad natural que surge en toda raza animal enriqueciéndola. El Cerdo Ibérico no ha sido ajeno a este proceso natural, acumulando a lo largo de los siglos una gran heterogeneidad, a pesar de que las características del hábitat donde ha sido explotado son muy similares por pertenecer a un mismo ecosistema (bosque mediterráneo). La preocupación por la conservación y diferenciación de las razas en España es un fenómeno que, salvo con escasas excepciones, se ha desarrollado a lo largo del siglo XX, fundamentalmente a partir de la segunda mitad del mismo. Por ello no son abundantes las referencias etnológicas escritas sobre porcino ibérico anteriores a este siglo. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) El Cerdo Negro Mallorquín (Porc Negre) A pesar de que, como decimos, el Cerdo Negro Mallorquín hoy día se integra junto con el Cerdo Ibérico dentro del Tronco Porcino Ibérico, en el II Concurso Nacional de Ganados celebrado en Madrid en 1908, se incluía en una sección distinta a la de los cerdos ibéricos, junto con la raza Alavesa o Vitoriana. Sin embargo, en la tercera edición del Concurso Nacional de Ganados celebrado en Madrid en 1913, la Raza Balear constituye ya una sección propia (sección 5ª) e independiente de otras razas porcinas españolas; si bien se señala expresamente que sus individuos pertenecen a la Raza Ibérica. Hoy día el Cerdo Negro Mallorquín está reconocido como raza de protección especial en el Catálogo Oficial de Razas Españolas, y como hemos indicado, se incluye junto con el Cerdo Ibérico dentro del Tronco Porcino Ibérico. Verraco de Raza Balear. Concurso Nacional de Ganados de 1930 Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) El Cerdo Ibérico Su diferenciación a raza, a partir del cerdo mediterráneo que alcanzó la Península, está determinada en gran medida por la interacción con el bosque mediterráneo peninsular, caracterizado por especies arbóreas del género Quercus; es decir, por la interacción cerdo-bellota. Se trata por tanto de un cerdo de tipo mediterráneo perfectamente adaptado al ecosistema de la Dehesa (bosque mediterráneo adehesado), siendo el ganado que mejor aprovecha los recursos que ésta ofrece. Portada de la Memoria del Concurso Nacional de Ganados de 1913. A través de la Memoria del III Concurso Nacional de Ganados de 1913, editada por la Asociación General de Ganaderos del Reino, tenemos constancia que a principios del siglo XX ya se reconocía dentro del cerdo de tipo Ibérico las agrupaciones denominadas “Raza Negra Extremeña” (sección 1ª) y “Raza Colorada”, llamada andaluza o portuguesa (sección 2ª), así como la “Raza Mallorquina” o “Balear” (sección 5ª) cuyos individuos, como hemos visto anteriormente, se integraban dentro de la Raza Ibérica. En la página 195 de dicha memoria se alude explícitamente al hecho de que la Raza Negra Extremeña, dentro de la que se distinguían individuos sin pelo y con poco pelo, y que correspondería hoy día a las estirpes Negro Lampiño y Negro Entrepelado, no alcanzaba pesos extraordinarios a la vez que era el tipo con más porcentaje de grasa y tocino. Por otro lado, el entonces denominado “Cerdo de Jabugo” quedaba fuera del Cerdo Ibérico, en la sección 6ª, junto con otras razas españolas no incluidas en las secciones anteriores. En dicha memoria se señala que en su origen habría participado sangre extranjera, de Berkshire principalmente. En la Memoria del IV Concurso Nacional de Ganados de 1922, en su página 177, se menciona la diversidad interna del tipo porcino ibérico señalándose que se puede estructurar en subrazas en base a diferentes caracteres. Estas subrazas serían, además de las entonces reconocidas “Negra sin pelo” y “Colorada”, la “Negra con pelo”, para la que se sugiere la Portada de la Memoria del Concurso Nacional de Ganados de 1922. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) necesidad de empezar a distinguirla dentro de la “Raza Ibérica” como subraza diferenciada y con sección propia de cara a próximos certámenes. Este hecho ya tiene lugar con el Concurso Nacional de Ganados de 1930. De esta subraza “Negra con pelo” se informa que “sin duda es producto de la unión de los lampiños negros con los colorados”. Se puede apreciar por tanto que ya en 1922 la Asociación General de Ganaderos del Reino reconocía dentro del Cerdo Ibérico al menos tres subgrupos raciales con particularidades suficientes como para otorgarles un reconocimiento oficial diferenciado. Estos subgrupos (“Negra sin pelo”, “Colorada” y “Negra con pelo”) se corresponderían con las actuales estirpes “Negro Lampiño”, “Retinto” y “Negro Entrepelado”; si bien debemos mencionar que a lo largo de este primer tercio del siglo XX se incluían, dentro de la subraza “Colorada”, individuos rubios y retintos sin hacer distinción alguna. No obstante, en el Concurso de Aracena de 1924 ya se citaban lotes de la que se conocía como Raza Andaluza, cuyos individuos eran rubios de tipo cano (Diéguez, 2001). Portada de la Memoria del Concurso Nacional de Ganados de 1930. Posteriormente, en la Memoria del VI Concurso Nacional de Ganados de 1930, en su página 188, se menciona la creciente pérdida de individuos Negro Lampiños “por ser sensibles al frío y excesivamente grasos”, a la vez que va aumentando el ganado “Negro con Pelo” que ya denominan “Entrepelado”. Igualmente se señala la cada vez más consolidada supremacía de los “Colorados” dado que son “más completos para el sistema de explotación extensiva que se sigue en Extremadura”, además de por su mayor precocidad. En este certamen quedará estructurada la diversidad del Cerdo Ibérico, como ya mencionábamos, en las razas “Extremeña Negra Lampiña”, “Extremeña Entrepelada” y “Extremeña Colorada”. Cabe destacar que se señalaban diferencias entre el ganado Negro Lampiño enclavado en las provincias de Cáceres y Badajoz, indicándose como característico del cacereño una menor “vara” respecto al pacense. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) En 1944, Aparicio Sánchez publica una obra que será fundamental para la Etnología Española, “Zootecnia Especial. Etnología Compendiada”, donde ofrece una clasificación para el Cerdo Ibérico basada en caracteres fanerópticos que, con matizaciones, será aceptada por la mayoría de los zooetnólogos españoles: Adaptado de Aparicio Sánchez (1944). En esta clasificación, además de las tradicionalmente aceptadas agrupaciones Negra Lampiña, Negra Entrepelada y Colorada, Aparicio considera otras dos agrupaciones que serían las denominadas Raza Rubia y Raza Manchada. Piara de cerdos de Raza Colorada. Concurso Nacional de Ganados de 1930. Posteriormente, en el año 1946, Miguel Odriozola (citado en De Juana, 1952), para clasificar al Cerdo Ibérico que se explota en la región de Extremadura, otorga mayor importancia al criterio “presencia o ausencia de pelo” que a la coloración de la capa, distinguiendo las agrupaciones “extremeño entrepelado”, generalmente colorados y en pequeña proporción negros, y “extremeño fino lampiño”, de coloración siempre negra. Por su parte, Amalio de Juana Sardón, conjugando los criterios de Aparicio Sánchez y Miguel Odriozola, aporta en 1952 una clasificación en la que considera sólo dos razas, la Negra, con las subrazas Entrepelada y Lampiña, y la raza Colorada, cuya capa podía variar desde el canela hasta el retinto. Un año después, la Dirección General de Ganadería del Ministerio de Agricultura, en el Compendio de Prototipos Raciales Españoles publicado en 1953 (citado en Laguna Sanz, 1998), incluye dentro de lo que denomina “Tipo Ibérico” a las razas porcinas españolas: ü ü ü ü ü ü Andaluza Manchada o Manchado de Jabugo Andaluza Rubia o Rubia Campiñesa Extremeña Retinta Mallorquina Negra Entrepelada Negra Lampiña Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Más reciente es la división que para el Cerdo Ibérico aporta Carlos Buxadé (1984), y que viene a reflejar la existencia de dos grandes grupos dentro del porcino ibérico, el de las variedades negras, donde destacan las estirpes Lampiño y Entrepelado, y el de las variedades Coloradas, donde diferencia las estirpes Retinta, Rubia y Manchado de Jabugo. Adaptado de Carlos Buxadé (1984). Siguiendo los criterios de coloración de la capa y de ausencia o presencia de pelo, Elena Diéguez, en 1992, aporta una clasificación para el Cerdo Ibérico en la que considera un mayor número de tipos englobados en dos grandes grupos: Negros y Colorados. En esta clasificación, dentro de los Colorados ya se incluye la estirpe sintética Torbiscal, cuyo origen empieza a fraguarse en la década de los 40, por fusión de cuatro estirpes (Lampiño de la Serena, Lampiño de las Vegas del Guadiana, Caldeira y Ervideira), en la finca El Dehesón del Encinar (Oropesa, Toledo), entonces propiedad del Instituto Nacional de Colonización, bajo la dirección de D. Miguel Odriozola. Clasificación Tradicional de AECERIBER, adaptado de E. Diéguez (1992). El mismo esquema sigue Benito (1996), salvo que éste reconoce un tercer grupo de menor entidad integrado por los cerdos Rubios y Manchado de Jabugo, que los saca del grupo de Colorados, quedando éste como sinónimo de Retinto. Por tanto establece dos grandes grupos dentro del Ibérico, los Negros (Lampiño y Entrepelado) y Retintos, y un tercer grupo de menor importancia constituido por estirpes en inminente riesgo de extinción (algo que para los Rubios ya se ha consumado). Del mismo modo, Benito también hace referencia a la estirpe Ejemplar de la estirpe Negro Entrepelado. Torbiscal. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Igualmente en la década de los noventa, la FAO, en su programa DAD-IS sobre la conservación de los recursos genéticos animales, distingue como diversidad interna del Cerdo Ibérico, además de estirpes ya desaparecidas (caso de los Rubios), las estirpes Negro Lampiño, Negro Entrepelado, Retinto, Mamellado y Torbiscal; mientas que al Manchado de Jabugo le otorga categoría de raza independiente. § § § § § § § Andaluza Rubia (Campiñesa) Dorado Gaditano Mamellado Negro Entrepelado Negro Lampiño Retinto Torbiscal (Estirpes del Cerdo Ibérico. FAO, DAD-IS) Ejemplar de la estirpe Retinto, de línea Valdesequera. AECERIBER, fruto de la colaboración con el Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba, en el año 2001 aporta una clasificación del Cerdo Ibérico que va más allá de la simple consideración de la coloración de la capa y de la ausencia o presencia de pelo. Destaca en esta clasificación la inclusión del tipo “oliventino” dentro de los retintos extremeños, la consideración del Mamellado como variedad, y de las estirpes portuguesas Caldeira y Ervideria dentro de un mismo grupo, el del Retinto Portugués. Clasificación de AECERIBER, adaptado de E. Diéguez (2001). Electroforesis en gel de agarosa de fragmentos amplificados de Cerdo Ibérico. A. Membrillo - AGR 158 Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) No obstante, AECERIBER, en el “Manual de Cerdo Ibérico” editado en el 2004, ofrece nuevamente una clasificación basada en caracteres fanerópticos que nos parece muy acertada, al incluir al Rubio o Dorado Alemtejano en el grupo de las variedades rubias y no junto con el Caldeira dentro de los retintos portugueses. Clasificación de Luz Rueda, adaptado del “Manual de Cerdo Ibérico”, editado por AECERIBER (2004). Es esta clasificación, junto con los datos obtenidos de la amplia bibliografía estudiada, la que tomamos como base para el desarrollo de la estructuración que del Tronco Porcino Ibérico presentamos el pasado mes de mayo en el V Encuentro de la Sociedad Española de Zooetnología (SEZ) celebrado en Córdoba, que conjuga criterios morfológicos y genéticos, y que a continuación exponemos. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Como mencionamos, se trata de una clasificación del Tronco Porcino Ibérico, es decir, del Cerdo Negro Mallorquín más la Agrupación Racial Cerdo Ibérico. En ella, como novedad dentro de las variedades negras del Cerdo Ibérico, incluimos con cierta cautela la recientemente reconocida estirpe Negro de los Pedroches, a la espera de estudiar con rigor su origen desde el punto de vista genético, dado que algunos de sus caracteres morfológicos nos hacen dudar del mismo. Igualmente dentro de estas variedades negras, y en concreto dentro del tipo Lampiño de las Vegas del Guadiana, diferenciamos las dos líneas que surgen de éste gracias a las experiencias desarrolladas en la finca el Dehesón del Encinar: Guadyerbas y Gamito. A la primera de las dos, que bajo la tutela del INIA aún se conserva en la mencionada finca, se le depuró la presencia de un alelo recesivo para la coloración retinta que fue detectado en una de las cerdas del lote, la famosa “Ruperta”. La otra línea, Gamito, es una línea de capa colorada al ser homocigótica para el gen recesivo procedente de dicha cerda, y que desapareció en la década de los 80 a causa de los problemas de consanguinidad Hembra de la estirpe que venía arrastrando. Negro de los Pedroches. Dentro de las variedades retintas, en concreto dentro del grupo del Retinto Extremeño, hemos considerado dos estirpes muy conocidas, con origen en la ganadería de la Viuda de Montero de Espinosa, y que no podían quedar fuera, como son Silvela y Villalón. Igualmente hemos contemplado dos líneas que gozan de cierto prestigio, caso de Censyra y Valdesequera, originadas a su vez de las anteriores estirpes, como veremos más adelante. Del mismo modo hemos incorporado dentro de las variedades Retintas, nuevamente con cierta cautela, al tipo Mamellado, de cuyas bondades como verracos tenemos referencias que se remontan al siglo XVI (Alonso de Herrera, 1513). Entendemos que la simple presencia de mamellas tal vez pudiera no ser suficiente para la consideración como estirpe, puesto que éstas pueden aparecer en individuos de otras variedades. Por lo tanto estimamos que hay que ahondar en el estudio de la herencia de esta característica y de los efectos pleyotrópicos que pudieran acompañar a la presencia de las mismas y que podrían servir para caracterizar de manera diferenciada a este grupo de animales mamellados(1). Igualmente dentro de los retintos hemos considerado, como no podía ser menos, al tipo portugués Caldeira, que destaca por la finura de su caña. Cerdo de estirpe Mamellado. (1) Esta investigación ya ha sido iniciada por nuestro Grupo de Investigación en colaboración con D. Manuel Murga, poseedor probablemente del mejor núcleo de Mamellados que existe en nuestro País (en Guillena, Sevilla). Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) En cuanto a las variedades rubias, además de los tipos españoles oficialmente extinguidos (Dorado Gaditano(2) y Cano Campiñés), que se localizaban principalmente en las campiñas andaluzas (zona sur de Córdoba, en toda la campiña sevillana, en Cádiz, e incluso en la parte occidental de la provincia de Málaga), incluimos al Rubio o Dorado Alentejano (Ruiva o Ervideira), tradicionalmente encuadrado junto con Caldeira, a pesar de su capa rubia, dentro de los retintos portugueses, así como al Alourada, un tipo dorado portugués hoy día extinguido. Ejemplar de la estirpe Dorado Alentejano (Ervideira). Como es evidente, hemos incluido con entidad diferenciada en nuestra clasificación la estirpe Torbiscal, surgida de la fusión en 1963 de cuatro castas mantenidas en aislamiento reproductivo (de cara a la reposición) durante dos décadas en la finca el Dehesón del Encinar bajo la dirección de D. Miguel Odriozola. Estas castas eran las portuguesas Ervideira y Caldeira, y las españolas Campanario y Puebla. La estirpe portuguesa Ervideira procedía de la ganadería del Conde de Ervideira, en Évora. Eran cerdos de gran formato, de crecimiento tardío, de capa rubia, representantes del Dorado Alentejano y del Rubio Andaluz. Por su parte, la otra estirpe portuguesa, Caldeira, era de capa retinta, rústico, de formato longilíneo y con buenos aplomos. Procedía de la ganadería del señor Picao Caldeira, en Elvas, en aquella época el más prestigioso criador de ibérico de tipo retinto alargado. En cuanto a las castas españolas, Campanario estaba constituida por cerdos Negro Lampiño del que se conocía como tipo de la Serena, rústicos, de destacado desarrollo óseo. Procedía de la ganadería de los hermanos Donoso, en Campanario (Badajoz). En cambio, Puebla era Negro Lampiño del tipo de las Vegas del Guadiana o Pelón Guadianés, muy graso y de extremada finura. Provenía de la ganadería de D. Fabián Lozano, en Puebla de la Calzada (Badajoz). Del mismo modo hemos incluido en nuestra clasificación al Manchado de Jabugo, que se origina allá por los años 20 en los municipios onubenses de Cortegana y Jabugo, de la mano de los ganaderos D. José Sánchez Romero y D. Manuel García Moreno (Forero, 1999). El Manchado de Jabugo está reconocido actualmente como estirpe dentro del Cerdo Ibérico a pesar de la sangre foránea que participó en su origen (Large-White, Berkshire y Buntes Schwein), y a pesar también de que no son pocos los etnólogos que reclaman para este cerdo una consideración como raza independiente. En nuestra clasificación lo hemos subdividido en las dos líneas que en él, en función de la faneróptica, se diferencian, y que pueden aparecer en una misma camada: la de fondo “blanco sucio” o jara, con manchas negras de contornos no netos, y la de fondo retinto, con las manchas Piara de Manchados de Jabugo. bien definidas (Mateos, 1966). (Mateos, 1966). (2) En la actualidad se está llevando a cabo un proyecto de recuperación de esta estirpe a partir de los escasísimos ejemplares localizados, en colaboración con AECERIBER y la Diputación de Cádiz, entre otras instituciones. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Origen y Formación de las Variedades del Cerdo Ibérico No queríamos terminar este artículo sin abordar de manera esquemática, y como complemento a todo lo visto, los flujos genéticos que han existido entre los diferentes tipos de Porcinos Ibéricos y que han propiciado la formación de las principales estirpes consideradas en nuestra clasificación. Estos flujos genéticos los hemos representado mediante flechas de diferentes colores que de manera muy simplificada pretenden facilitar la comprensión del proceso de formación de estas estirpes y líneas. Dado que no está muy claro el origen de la variedad Negro de los Pedroches, hemos optado por no aventurarnos a hacer una hipótesis al respecto sin antes tener unos estudios genéticos rigurosos que nos sirvan de base para ello. Del mismo modo hemos dejado fuera al Mamellado, ya que este tipo podría considerarse como un núcleo de retinto en el que la endocría llevada a cabo a lo largo del tiempo ha determinado una mayor frecuencia alélica de los alelos responsables de la aparición de las mamellas que, aunque en menor porcentaje, también se Matadero del Concurso presentan en otras estirpes. Nacional de Ganados de 1930. En coloración roja representamos las casillas pertenecientes al esquema del origen de las actuales estirpes y líneas de retinto. Éstas surgen a principios del siglo XX a partir del denominado “retinto mejorado”, que se origina del cruce entre verracos retintos portugueses y hembras retintas extremeñas con origen en la ganadería de la viuda de Montero de Espinosa, dividida en diversos lotes. De este retinto mejorado se originará de manera directa, por selección en núcleo cerrado, la estirpe Villalón, en cambio Silvela surgirá por el cruzamiento de este retinto mejorado nuevamente con verracos portugueses. Silvela será también la base de la que empezará a fraguarse la línea Valdesequera a principios de la década de los 80, mientras que el origen de la línea Censyra está en la fusión, pocos años antes, de los núcleos Silvela y Villalón presentes en lo que hoy día es el CENSYRA de Badajoz. Con casillas de color oscuro hemos representado las estirpes negras. Como vemos, el actual Negro Entrepelado es un cruce fijado de Retinto Mejorado con Negro Lampiño del Guadiana. Si bien a principios del siglo XX se practicaron cruces entre ambos tipos lampiños extremeños que, posteriormente, en la década de los 50-60, se cruzaron a su vez (estos híbridos lampiños) con retintos, originando un tipo entrepelado de enorme calidad (Diéguez, 1992). Lote del Duque de Peñaranda. Cerdos de Raza Large-Black Concurso Nacional de Ganados de 1930. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Debemos reseñar que a principios del siglo XX se reconocía la existencia de un tipo Negro Entrepelado surgido a partir del cruce entre individuos Lampiños con cerdos ingleses de raza Large-Black importados por el Duque de Peñaranda (en Navalmoral de la Mata, Cáceres) en la década de los años 20, que nada tiene que ver con el actual Negro Entrepelado. En amarillo hemos representado las casillas correspondientes a los individuos de las estirpes Rubias, una de las cuales (Ervideira) participará en la formación de la estirpe Torbiscal. De la misma forma, esquematizamos mediante flechas azules el origen de la estirpe sintética Torbiscal (casilla verde), a partir de la fusión de dos castas españolas (Campanario y Puebla) representantes de los lampiños españoles (Negro Lampiño de las Vegas del Guadiana y Negro Lampiño de la Serena) con el retinto portugués Caldeira y el rubio portugués Ervideira. Finalmente representamos el origen del Manchado de Jabugo (casilla naranja) con flechas rosas, reflejando la participación en su formación de cerdos ibéricos rubios y negros, además de sangre foránea (Large-White, Buntes Schwein y Berkshire), lo que queda corroborado por la presencia de un haplotipo asiático en su genoma (Alves, 2003), siendo la única estirpe de Cerdo Ibérico que presenta esta particularidad. Retinto Extremeño Villalón "Retinto Mejorado" Colorados CENSYRA Retinto Portugués (Caldeira) Valdesequera Silvela Negro lampiño portugués Negros Negro lampiño del Guadiana Negro Entrepelado Torbiscal Negro lampiño de la Serena Manchado de Jabugo Rubios Dorado Alemtejano (Ervideira) Large-White Alourada Buntes Schwein Cano Campiñés Berkshire Dorado Gaditano Origen y Formación de las Variedades de Cerdo Ibérico. Elaboración propia a partir de la bibliografía consultada (I. Clemente AGR-158). Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Agradecimientos Antes de concluir quisiéramos expresar nuestra gratitud a todos aquellos que colaboran con nuestro Grupo de Investigación (PAI AGR-158) en el día a día y hacen posible que progresemos profesionalmente, desde ganaderos particulares hasta los trabajadores de las explotaciones tuteladas por las Diputaciones Provinciales de Huelva y Cádiz, pasando por tres de los técnicos de AECERIBER, Iván Plasencia, Juan Carlos Fernández y Javier Ambrona, por cuya actitud hacia nosotros merecen especial mención. Referencias Bibliográficas Alonso de Herrera, G. (1513): Agricultura General. Capítulo XXXVII. “Qué tal han de ser los berracos y las hembras para hacer buenas crías”. Reeditado por el M.A.P.A. en 1988. Alves, E. (2003): “Mitochondrial DNA sequense variation and phylogenetic relationships among Iberian pigs and other domestic and wild pig populations”. Animal Genetics, 34, 319-324. Anónimo (1914): “Memoria del Concurso nacional de Ganados de 1913”. Anónimo (1923): “Memoria del Concurso nacional de Ganados de 1922”. Anónimo (1931): “Memoria del Concurso nacional de Ganados de 1930”. Aparicio Macarro, J.B. (1988): “El Cerdo Ibérico”. Premio de investigación 1987, convocado por Sánchez Romero Carvajal Jabugo S.A. Huelva. Aparicio Sánchez, G. (1944): Zootecnia especial. Etnología Compendiada. I Edición, Córdoba. Buxadé Carbó, C. (1984): Capítulo III. “Las Razas Porcinas Autóctonas Españolas”, en Ganado Porcino. Sistema de Explotación y Técnicas. Ediciones Mundi Prensa. De Juana Sardón, A. (1952): “El Cerdo de Tipo ibérico en la provincia de Badajoz. I Razas Explotadas”. Archivos de Zootecnia 1 (4): 387-398. Diéguez Garbayo, E. (1992): “Historia, Evolución y Situación Actual del Cerdo Ibérico”, en El Cerdo Ibérico, la Naturaleza, la Dehesa. Simposio de Cerdo Ibérico (Zafra, 30 septiembre y 1 octubre). Editado por el M.A.P.A. Diéguez Garbayo, E. (2001): “Base Animal: pasado, presente y futuro”, en Porcino Ibérico: aspectos claves. Coordinado por Carlos Buxadé y Argimiro Daza. Ediciones Mundi Prensa Forero Vizcaíno, F.J. (1999): “Estudio comparativo de cinco estirpes de Cerdo Ibérico”. Editado por la Diputación Provincial de Huelva. Laguna Sanz, E. (1998): “El Cerdo Ibérico”. Ediciones Mundi Prensa. Mateos Nevado, B. (1966): “La Raza Porcina Manchada de Jabugo (Huelva). Origen, desenvolvimiento, estudio biométrico y rendimiento”. Universidad de Sevilla. Solo Cerdo Ibérico nº 16: 7-18 (octubre de 2006) Pinheiro Machado, L.C. (1973): “Los Cerdos”. Editorial Hemisferio Sur. Rueda, L. (2004): “Manual de Cerdo Ibérico”. Editado por AECERIBER.