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EL PUZLE INCOMPLETO DEL
HECHO DE LA CIRCULACIÓN
Antonio González López Delegado en Calicia del Consorcio de Compensación
de Seguros
Entre los que nos dedicamos a esto
del Derecho de seguros existe la impresión
común de que los jueces tratan de distinta
manera los asuntos si hay seguro que si no
lo hay En los siniestros en los que interviene
algún vehículo se detecta la vis atractiva del
aseguramiento obligatorio del mismo, hasta
llegar a atribuir a ese aseguramiento la asunción de las responsabilidades por casi cualquier cosa que suceda con un vehículo y que
provoque daños.
Pero lo cierto es que la previsión legal al
respecto restringe el ámbito de responsabilidad del seguro del automóvil algo más que
esa intuida tendencia hacia la cobertura un;venal o cargo del seguro del automóvil, que
muchos creemos percibir entre nuestros jueces y magistrados. iCuánto más? Eso habrá
que indagarlo transitando por las normas jun'dicas, la doctrina y las sentencias de los jueces y tribunales; y también por ese territorio ignoto en el que moran otros operadores, caracterizados no tanto por redactar textos normativos o sesudas reflexiones jurídicas,
como por pretender encajar cotidianamente
en la norma la variada casuística a la que se
enfrentan en su trabajo, para deducir si procede o no indemnizar a los perjudicados: me
refiero principalmente a los tramitadores de
siniestros de las compañías aseguradoras, ávidos siempre de ir rellenando sus cuestionarios
con ejemplos claros que confieran a su actividad la seguridad jun'dica que precisa.
Por eso, entre esa presunta garantía universal aseguradora -a través de las compañías aseguradoras o del Consonrio de Compensación de Seguros, en su caso- para todos
los hechos en los que intervenga un vehículo y los términos precisos que nuestras leyes
disponen, hay un espacio difuso. un repertorio
casuístico que requiere ser rellenado como un
puzle en el que no todas las piezas encajan. Mi
intención es contribuir a identificar algunas de
esas piezas que puedan incorporarse al puzle
del "hecho de la circulación" sin necesidad
de forzar los bordes... ni de recortarlas a la
medida del hueco a cubrir:
Ni que decir tiene. que lo que aquí escriba sólo me compromete a mí; no tiene ningún
valor como posición institucional de la entidad
para la que trabajo, en la que. por otra parte,
coexisten opiniones diferentes sobre distintos
temas. sin perjuicio de la unidad de criterio a
la hora de la práctica.
LA FORMULACIÓN NORMATIVA
El Reglamento del Seguro de Responsabilidad Civil derivada del uso y circulación de
vehículos de motor; de suscripción obligatoria. aprobado por el Real Decreto 264 111986,
definía en su artículo 4" los hechos de la circulación. en estos términos: A los efectos
del seguro regulado en este Reglamento se
entiende por hechos de la circulación cubiertos por el mismo los derivados del uso y circulación del vehículo asegurado en la póliza
de seguro por vías y bienes de dominio público, garajes y aparcamientos,así como por vías
privadas, que no estén especialmente destinadas o acotadas para el desarrollo por dicho
vehículo de un trabajo o labor industrial o
agnkola
La norma vigente actualmente, constituida
por la Ley sobre Responsabilidad Civil y seguro en la circulación de vehículos a motor (Text o refundido aprobado por el Real Decret o legislativo 812004, de 29 de octubre), y su
Reglamento aprobado por el Real Decreto
712001, de 12 de enero, han variado la redacción de 1986,ampliando el texto y matizándolo más, y si esa variac~ónsupone o no un cambio importante de fondo es algo que se discute todavía y se discutirá por mucho tiempo.
La redacción del artículo 3" del Reglamento
de 200 1 , que sustituye al artículo 4" del Reglamento de 1986, comprende cuatro párrafos. El primero de ellos es bastante similar al
de 1986, pero en lo que no es similar radica precisamente la gran novedad, que hasta el
momento ha consumido tíos de tinta -tonner
de impresora,sería más correcto decir- y promete seguir consumiéndolos. Ese párrafo dice
textualmente: l . A los efectos de lo Responsobilidod Civil derivado de lo circuloción de vehículos o motor y del seguro de suscripción obligotono regulado por este Reglamento. se entienden por hechos de lo circuloción los derivados
del riesgo creado por lo conducción de los vehículos o motor o que se refiere el orotulo onte-
rior; tonto por gorajes y oporcamientos, como por
víos o terrenos públicos o pnvodos aptos poro lo
circuloción, tonto urbanos como interurbanos, así
como por víos o terrenos que sin tener toi optitud sean de uso común. El quid de la cuestión.
aparte de la diferente enunciación del tipo
de vías por las que pueden circular los vehículos, se encuentra precisamente en la sustitución del concepto de hechos derivados del
uso v circulación por la frase: los derivados del
rieseo creado por la conducción de los vehículos a motor Evidentemente la nueva redacción supone una restricción del ámbito fáctico
cubierto, al pasar del uso y circulación al riesgo creado por la conducción.
Pero es que además los otros tres párrafos
del artículo abundan en la tendencia restrictiva. pues excluyen del ámbito de los hechos
de la circulación la celebración de pruebas
deportivas con vehículos a motor en circuitos
ad hoc: la realización de tareas industriales o
agrícolas. y la dilización del vehículo a motor
como instrumento de la comisión de delitos
dolosos, con excepción de los delitos contra
la seguridad del trdfico, en los que el uso de
vehículos a motor sí será considerado hecho
de la circulación.
Convengamos que la nueva normativa restringe el ámbito del hecho de la circulación
amparado por el seguro obligatorio de Responsabilidad Civil. Sin embargo, la tendencia práctica, especialmente en el ámbito judicial, ha seguido siendo la contraria, definiendo mediante sentencias nuevos supuestos
de cobertura, o acogiendo en vigencia de la
nueva norma casos definidos bajo la anterior; sin cuestionar su encaje en la regulación
actual. Algunos creen percibir en ello los ecos
de una lucha sorda entre la vocación garantista inherente a la justicia y la intencionalidad rigorista del nuevo Reglamento, que convertiría a éste en una suerte de papel mojado.Y en el extremo opuesto la tentación aún
más restrictiva que asalta a algunos -afortunadamente pocos- tramitadores de siniestros,
que, como decía Andrea Camilleri en una deliciosa novela, idean imaginativos sofismas para
no pagar jamás una indemnización. Hay que
señalar además la paradoja que esta regresión
limitadora de la normativa española supone con respecto a la tendencia general que
se sigue en nuestro entorno, que ve ampliarse paulatinamente los ámbitos de la cobertura del seguro del automóvil mediante sucesivas directivas de la Unión Europea.
BUSCAR EN OTRAS NORMAS
Obvamente. si hablamos del riesgo creado por la conducción de vehículos a motor;
el Reglamento de circulación será una fuente
idónea de la casuística comprensiva de tal actividad. Será necesario acudir a él con frecuencia para situar aquellos supuestos que van más
allá de la mera marcha del vehículo. manejado
por su conductol; que es el caso más claro de
cuantos podemos encontrar:
De igual manera. en ocasiones habrá que
acudir a normas administrativas de carácter
técnico para definir la condición de vehículo
a motor, porque el Reglamento del año 200 1,
sobre una redacción muy parecida a la de
1986, ha añadido la exclusión de los vehículos a motor eléctrico que sean considerados
juguetes y la de las sillas de ruedas.
El propio Reglamento, en su artículo 2",
remite a la Ley de Trdfico y al Reglament o General de Vehículos.También nos remite
al Real Decreto 88011 990, sobre normas de
seguridad de los juguetes y normativa concordante y de desarrollo, pero en este sector, el
problema está, como en otros muchos campos. en que en busca de esa legislación podemos llegar a internarnos en una procelosa
jungla de normas autonómicas. Baste como
ejemplo el vivido hace unos meses con unas
motocicletas comercializadas en el territorio
de algunas comunidades como juguetes, cuando eran lisa y llanamente vehículos de motor
que desarrollaban potencias y velocidades
peligrosas.
i¿QUE PASA CON EL DOLO?
Homicidios y lesiones cometidos usando
el coche como arma han sido endosados al
seguro del automóvil en el ámbito de la Responsabilidad Civil. A simple vista, tomando al
pie de la letra el artículo 3.3 del Reglamento
no deberían serlo.
Recuerdo una jornada de estudio que
celebramos a los pocos días de aprobarse el
Reglamento del año 200 1 para darlo a conocer El único supuesto inequívoco que allísalió
de utilización del vehículo como instrument o para la comisión de delitos dolosos fue
el conocido como "alunizaje", consistente en
estrellar un vehículo contra un escaparate o
una puerta para romper el cierre y entrar a
robar. N i siquiera el "tirón" desde un coche
o una moto entraría de lleno en el supuest o excluido, en caso de provocarse lesiones
a la víctima.
Un reciente artículo analiza con claridad
la cuestión del daño intencionadamente causado y el seguro de Responsabilidad Civil del
automóvil, a partir de las sentencias del Tribunal Supremo. La conclusión que se impone
es que el único supuesto excluido del seguro
sería el de la utilización del vehículo solamente
como instrumento para la comisión del delito, pero en cambio, estaría incluido si, utilizando el vehículo como medio de transporte. se
aprovecha para atropellar deliberadamente a
una persona.
Entre algunos tramitadores de siniestros
existe la opinión de que la exclusión del delito
doloso en el ámbito del seguro dimana -o guarda relación- con la inasegurabilidad del dolo
contemplada en al artículo 19 de la Ley de
contrato de seguro, y extraen de ahí la con-
clusión de que el seguro no debe pagar nunca indemnizaciones por daños provocados a
consecuencia de delitos dolosos. Es evidente que tal precepto se refiere al seguro voluntario y sirve para excluir de la indemnización
al propio asegurado que ha provocado daños
por mala fe, pero no evita la obligación de la
aseguradora de indemnizar a los terceros perjudicados por la acción dolosa del asegurado,
reservando. eso sí, a la aseguradora la facultad de repetir contra su propio asegurado. Lo
que ocurre es que a menudo se mezclan los
conceptos y hay quien pretende aplicar una
norma prevista para el vínculo contractual al
ámbito de la Responsabilidad Civil, extracontractual por definición.
LAS PRUEBAS DEPORTIVAS
La otra exclusión mencionada en el Reglamento de su cobertura con cargo al seguro
de Responsabilidad Civil obligatorio de vehículos a moto? es la celebración de pruebas
deportivas con vehículos a motor en circuitos
especialmente destinados al efecto o habilitados para dichas pruebas. El artículo 3.2 remite
al 16.2, en donde se establece la obligación de
suscribir un seguro especial destinado a cubrir
la Responsabilidad Civil de los conductores
intervinientes, como mínimo por los importes
de las coberturas obligatorias establecidas en
el propio Reglamento.
N o hace todavía muchos años las consecuencias indemnizatorias de algunos accidentes ocurridos en rollies fueron atribuidas
al seguro obligatorio del vehículo. Hoy día la
situación ha cambiado, tras su regulación por
la norma citada. pero también -y aquí sí que
procede buscar en otras normas- desde que
el Reglamento General de la Circulación aprobado por el Real Decreto 142812003, dedicase una Sección (artículo 55) y un prolijo
anexo (el II) a la regulación de dichas competiciones. En el Anexo se establece la obligatoriedad de suscribir el seguro de Responsabilidad Civil al que se refiere el Reglamento del
seguro del automóvil y un seguro de accidentes que tenga, como mínimo, las coberturas
del seguro obligatorio deportivo, y sin ellos no
se podrá celebrar prueba alguna.
TAREAS INDUSTRIALES O
AGR~COLAS
La exclusión de las tareas industriales o
agn'colas de la consideración de hechos de
la circulación, se circunscribe a los terrenos o
ámbitos destinados a dichas tareas, pero serán
hechos de la circulación los que protagonicen
los vehículos de motor agrícolas o industriales
cuando circulen por vías abiertas a la circulación de otros vehículos o peatones.
Es relativamente frecuente el caso de
la máquina que desempeña tareas agrícolas
o industriales p o r ejemplo de limpieza de
cunetas o de construcción o reparación vialen carreteras o caminos por los que transitan otros vehículos o personas. N o parece
descabellado convenir que los accidentes que
provoquen puedan ser considerados como
hechos de la circulación. Sin embargo, resulta dificil establecer una doctrina general para
estos casos y habrá que atender a sus circunstancias para poder pronunciarse.
Hay una sentencia reciente de la Audiencia Provincial de A Coruña, que contiene interesantes pronunciamientos al respecto2 de un
accidente en el que una máquina autohomligonera atropelló y causó la muerte a una persona que se dirigía a tirar la basura a un contenedor situado en la vía pública en la que la
máquina se encontraba trabajando. El accident e ocurrió el I O de enero de 2002, es decir; en
vigencia del actual Reglamento sobre la Responsabilidad Civil y seguro en la circulación de
vehículos a motor La máquina hormigonera
trabajaba en la construcción de aceras en un
núcleo en el que existen numerosas viviendas
unifamiliares y había sido desplazada allí a bordo de un camión.
Al hacer una maniobra de marcha atrás
sin ser auxiliado por ningún otro operario, el
conductor de la máquina no se percató de la
presencia de la vídima y la atropelló. El conductor fue absuelto en juicio de faltas, pero
la Audiencia estimó el recurso de apelación
interpuesto por la familia de la víctima y revocó la sentenc~a.
El interés para nosotros radica en la argumentación acerca de la Responsabilidad Civil.
El magistrado concluye que no estamos en
presencia de un hecho de la circulación. por
cuanto la adividad que desempeñaba el condenado cuando ocurrió el accidente no tenía
vinculación alguna con el permiso de conducir turismos. sino que era de carácter estrictamente industrial. Afirma la sentencia en su
fundamento de derecho quinto. que conforme a lo dispuesto en el artículo 3 del Reglamento, sen'a hecho de la circulación por el
lugar en que estaba (una vía pública). pero el
matiz debe buscarse en el párrafo segundo
del artículo 3.2, que diferencia, en cuanto a las
máquinas industriales y agrícolas, si "circulan"
por la vía pública o si se "utilizan" para la realización de tareas industriales. Es decir; si está
desplazándose de un lugar a otro. o si está
trabajando. En este caso concreto -estima el
Magistrado- la máquina no estaba circulando.
no se llevaba de un lugar a otro, sino que estaba realizando la labor propia, aunque para ello
tenga que realizar pequeños desplazamientos,
pero sin abandonar nunca la zona de trabajo.
Por lo que no puede considerarse lo acontecido como hecho de la circulación fi en consecuencia, no es aplicable el baremo anexo a
la Ley sobre Responsabilidad Civil y Seguro en
la Circulación de Vehículos a Motor. La asunción de la Responsabilidad Civil corresponde,
por tanto. no al seguro obligatorio de circulación del vehículo. sino al que tenía suscrito la
empresa propietaria para cubrir la responsabilidad en que pudieran incurrir sus empleados.
La misma idea que el la sentencia comentada, subyace en otra3 en la que se trata de un
vehículo de motor que no está siendo usado
como tal, sino para el ejercicio de una actividad industrial o agrícola. En efecto, los accidentes que generan Responsabilidad Civil pueden ocurrir con ocasión de la carga y descarga, de la reparación del vehículo o, como
en este caso, cuando es trasladado sin actuar
como vehículo de rnotor, sino, por ejemplo.
empujado por unos operarios. "Cuando el
remolque estaba siendo desplazado de forma manual (en el caso presente se encontraba parado) para descargar con mayor celeridad unos materiales...; no nos encontramos
ante una incidencia del tráfico ni dicho remolque actúa como vehículo de rnotor, sino como
una herramienta de trabajo destinada a recibir
una actividad industrial".
Igualmente concluye otra sentencia' al
enjuiciar unos hechos que tuvieron lugar en
un taller reparador; cuando, para comprobar
la reparación recién efectuada. el conductor
arrancó un vehículo siguiendo las indicaciones del operario del taller y atropelló a éste,
que permanecía en uno de los escalones de
bajada al foso y le produjo diversas lesiones.
La sentencia razona que dichas lesiones "no
se produjeron por un hecho derivado de la
circulación... sino con motivo de la reparación del vehículo" y, por ello. deniega la emisión del auto de cuantía máxima. que el recurrente solicitaba, al haber sido absuelto el conductor en juicio de faltas.
ACCIDENTES EN ESPACIOS
RESTRINGIDOS O EN SUS
INMEDIACIONES
En cierto modo relacionado con el capítulo antenor; vamos a enfocar aquí desde otro
punto de vista los accidentes de circulación
que tienen lugar en ámbitos no públicos. en
esos espacios aludidos en el artículo 3.1 con
la ambigua expresión "vías o terrenos que sin
tener tal aptitud (se refiere a la de ser aptos
para la circulación) sean de uso común".
Se me ocurren varios casos: el de las zonas
portuarias y aeroportuarias: el de los vehículos que participan en un "rallie" y que se desplazan por vías públicas para participar en
la competición, el de la carga y descarga de
vehículos nuevos y el del vehículo concebido
para circular por un espacio restringido pero
que en ocasiones circula por una vía pública.
Vayamos por partes, como dicen que dijo un
famoso asesino en serie.
Dentro de las zonas portuarias y aeroportuarias coexisten y circulan una variada gama
de vehículos: maquinaria de trabajo, camiones,
vehículos de transporte de viajeros. furgonetas de catering, coches de bomberos, vehículos de los servicios de seguridad... y también vehículos privados con acceso autorizado. {Dónde situar la frontera del "hecho de
la circulación!; yo la situana precisamente en
este último punto: en la presencia de vehícu-
los obligados a suscribir el seguro de Responsabilidad Civil de circulación. porque entiendo
que ese es un buen criterio para definir el "uso
común" al que se refiere la norma.
i Y qué pasa si esos vehículos salen del
recinto y, aunque sea un poquito, circulan
por vías publicas abiertas al tráfico en general?: pues que entonces tendrían que suscribir también el seguro obligatorio de circulación, porque los accidentes en los que intervengan deben ser considerados inequívocamente como consecuencia de hechos de la
circulación. Hace unos años. en el puerto de
la ciudad en la que vivo. se produjo una situación curiosa, pues muchos de los camiones
que trabajaban dentro del recinto portuario
carecían de seguro y sus propietarios arreglaban entre ellos las consecuencias de los accidentes que allí dentro tuvieran lugar: En teoná esos camiones no salían del recinto portuario; pero lo cierto es que a veces sí salían
y entonces eran inmediatamente sancionados
por la policía local, precisamente por carecer
de seguro.
Los vehículos que participan en "rallies"
tienen que llegar hasta los tramos cronometrados que constituyen la competición circulando a través de vías públicas y, si no son
transportados en remolques arrastrados por
otros vehículos, deben suscribir el seguro obligatorio del automóvil, porque el especial que
exige el Reglamento General de la Circulación
sólo cubre los accidentes que ocurran durante la competición.
Y en el extremo opuesto de la escala de la
velocidad. ocurre lo mismo con los tractores
agn'colas que en sus desplazamientos por vías
públicas constituyen un riesgo evidente para la
circulación de otros vehículos y personas.
Antes me he referido a los vehículos de
"rallie" transportados a bordo de remolques;
también ocurre, y en mayor medida, con los
vehículos nuevos. que tienen en este caso la
consideración de mercancía transportada. al
igual que cualquier otra clase de carga. Pero la
diferencia con otras clases de carga está. precisamente, en que cuando se traslada la mercancía automovilística hasta o desde el remolque, no suele hacerse a bordo de ninguna
máquina especial~zada,sino por la propia autopropulsión del vehículo d e c i r automóvil sería
redundante- y puede darse el caso de que el
desplazamiento tenga lugar en una zona restringida, dentro de una fábrica o almacén. pero
también puede tener necesidad de circular
por espacios comunes o públicos, por lo que.
en este caso, los posibles accidentes que provoque deberán ser considerados dentro de
los hechos de la circulación, de acuerdo con el
razonamiento que venimos siguiendo.
Y en cuanto al vehículo concebido para
moverse por un espacio restringido en el que
desarrolla sus labores. pero sale también a la
vía pública. entiendo que debemos regirnos
por la misma pauta, tanto si se trata de maquinana industrial como de otra clase de utilidades. Muchas veces me he preguntado qué
pasaría si el "booggie" que utilizan los operarios de mi campo de golf q u e se extiende a
ambos lados de una carretera por la que circulan vehículos y personas carentes de la preceptiva licencia que la Federación Española de
Golf nos exige a los jugadores- colisiona en
dicha carretera con otro vehiculo o atropella
a un viandante.Tengo pendiente una conversación con el corredor de la póliza de seguros del campo de golf para preguntarle si, en
su opinión, la compañía aseguradora asumin'a
el accidente a cargo de la póliza de Responsabilidad Civil del campo, pero mucho me temo
que la respuesta será negativa, y no me sorprende. porque para mí también se trata de
un hecho de la circulación.
En una sentencia que se comenta en otro
epígrafe de este artículo, la de la Audiencia
de A Coruña sobre el atropello a una señora que iba a tirar la basura, el Magistrado hace
unas consideracionb que a mi juicio son también aplicables a este supuesto: "Conforme a
lo establecido en el artículo 2.1 del Reglament o sobre la Responsabilidad Civil y Seguro en
la Circulación de Vehículos a Motor; la autohormigonera tiene la consideración de vehículo a a motor; pues es un vehículo (aunque sea
especial), idóneo para circular por la superfcie terrestre, y dotado de un motor: La primera consecuencia es que debe considerarse que tenía obligación de estar asegurado".Y
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yo añado que lo mismo ocurre con esos vehículos, unos de motor de combustión y otros
eléctricos, en los que suelen desplazarse algunos jugadores y miembros del personal de
campos de golf: incluso los de motor eléctrico, pues no olvidemos que el Reglamento sólo
excluye de la consideración de vehículos de
motor los que teniéndolo eléctrico, sean considerados juguetes.
En conclusión, si uno de esos "boogies" en
los que suelen desplazarse algunos jugadores
y miembros del personal de campos de golf
atropella a un jugador en el recinto de juego
el hecho se inscribe en la póliza de Responsabilidad Civil del campo. pero si colisiona con
el coche de un socio en el aparcamiento del
club o atropella a un viandante que pasea a su
perro por la carretera general. para mí es un
hecho de la circulación. N o conozco ninguna
sentencia que lo diga, pero si llega a existir no
dudo de que se pronunciará en este sentido.
Y si no es así, la estudiaremos con atención y;
en su caso. cambiaremos de criterio.
ACCIDENTES EN LOS QUE
INTERVIENEN VEH~CULOS
PARADOS
Parece un contrasentido que un vehículo
parado pueda protagonizar un hecho de la circulación, pero hay muchos casos en que es así,
para desesperación de nominalistas y demás
personas que consideran erróneamente que
las cosas son lo que se dice que son y no lo
que son en realidad.
Hace ya varios años que en el ámbito de
los convenios de asistencia sanitaria suscr'ios
entre las compañías de seguros y los hospitales para el pago de la atención prestada a los
lesionados en accidentes de tráfico, se acordó
considerar que no intervenían en el accident e los vehículos que se encontrasen correctamente aparcados contra los que colisionasen otros; en esos casos parecía incongruente
atribuir participación alguna al vehículo estacionado en lugar habilitado al efecto, por el
mero hecho de estar allí y recibir el impact o de otro que sí estaba circulando. El razonamiento seguido para llegar a esa conclusión era que en esos casos, era indiferente
que el receptor del impacto fuese un vehículo
de motor o cualquier otro objeto voluminoso
como, por ejemplo, un contenedor de escombros o un mueble.
Obviamente el grado de elaboración doctrinal y la finura jurídica de la mayor parte
de quienes intervenimos en las comisiones
y subcomisiones de vigilancia de los convenios de asistencia sanitaria no son comparables a los de ningún órgano judicial ni de cualquier departamento universitario de derecho civil, pero puedo decir por experiencia
que, en general. abunda el sentido común a
la hora de abordar cuestiones espinosas, en
unos órganos en los que no sólo están presentes las compañías aseguradoras, sino también los defensores de los intereses del sector sanitario.
Pero fuera de esas comisiones del convenio de asistencia sanitaria no está tan clara la exclusión del vehículo estacionado como
participante de un hecho de la circulación.
Dependerá de los supuestos y, más aún, de
quien se pronuncie sobre ellos. Por eso. en el
ámbito judicial nos encontramos con resoluciones variadas.
Puede haber varios grados en la participación que el vehículo parado tenga en un accidente, desde la mera estancia pasiva, en la que
actúa como destinatario de un impacto. hasta
el ejercicio de una acción desde dicho vehículo, que influye o determina la producción del
accidente. Capítulo aparte merece la cornbustión del vehículo parado. por lo que en el epígrafe siguiente a éste analizaré algunas muestras jurisprudenciales destacadas. mientras en
el presente daré cuenta de otras relativas a
otros supuestos de vehículo detenido.
En primer iugal; elTribuna1Supremo5 se ha
pronunciado sobre unos hechos, muy semejantes a los que ya hemos analizado en el epígrafe anterior relativos al ejercicio de tareas
industriales, pero su inclusión aquí responde
a las consideraciones que en la Sentencia se
hacen sobre el vehículo parado como ajeno a
la circulación.
La Sentencia, dictada en recurso de casación, juzga el accidente ocurrido durante la
noche en un vertedero, cuando un opera-
Entre esa presunta garantía
universal aseguradora
-a través de las compañías
aseguradoras
o del Consorcio
de Compensación de Seguros,
en su caso- para todos los
hechos en los que intervenga
un vehículo y los términos
precisos que nuestras leyes
disponen, hay un espacio
difuso, un repertorio casuístico
nue
ser rellenado
x - . . . . reouiere
l..---como un puzle en el que no
todas las piezas encajan
rio resultó arrollado por
el camión y falleció. El
conductor se hallaba al
volante del camión
motor estaba encendido, pero ni el camión
circulaba. ni el accident e guarda la menor relación con su desplazamiento, pues aquél se
encontraba parado, sino
con el manejo por el
conductor de los mandos de un mecanismo
accesorio cuyo funcionamiento está directa y
exclusivamente relacionado no con la circulación, sino con la descarga de las materias o efectos transportados en el vehículo. La faita de encaje del accidente en elTexto Refundido de la ley de Uso
y Circulación de vehículos a Motor es uno de
los motivos por lo que no se estima el recurso de casación. Es de señalar que el accidente
enjuiciado ocurrió bajo el imperio del "uso y
circulación", es decir; antes de que el legislador
excluyera el uso y se centrase exclusivamente
en la circulación.
Por el contrario, la Audiencia de Pontevedra6 se pronunciaba en sentido opuesto en el
caso de un accidente que guarda cierta similitud con el anterior; ocurrido ya en vigencia
de la Ley de 1995. pero antes de aprobarse el
Real Decreto 712001, por lo que continuaba
vigente el Reglamento de 1986.
El accidente tuvo lugar en el año 1999,
cuando el conductor de un camión de rnudanzas lo estacionó para descargar muebles.
Durante la operación de descarga el vehículo
perdió gran cantidad de combustible a través
de un racor del depósito. El gasóleo vertido
en la calzada provocó varios accidentes, con
resultado de daños materiales y personales. La
sentencia condenatoria del juicio de faltas fue
recurrida en apelación, sobre la base de considerar el apelante que no se había producido
un hecho de la circulación.
Sin embargo, el magistrado autor de la
sentencia entiende que, de acuerdo con
-
el artículo 4 del Real
Decreto
264 111 986
aprobatorio del Reglamento del Seguro de
Responsabilidad Civil
derivada del uso y Cirde vehículos de
culación
motor de suscripción
obligatoria, son hechos
de la circulación "los
derivados del uso y circulación
por vías y bie~ -~
nes de dominio público,
garajes y aparcamientos,
así como por vías privadas que no estén especialmente destinadas o
acotadas para el desarrollo por dicho vehículo
de un trabajo o labor industrial o agrícola. uso
del vehículo que, por tanto. no se restringe.
como parece entender la aseguradora recurrente a los supuestos en que éste se encuentra en movimiento, sino que comprende además los casos en que se encuentra detenido
o estacionado".
Y prosigue el razonamiento: "Es por ello
que, aún cuando en el presente caso el vertido de combustible del vehículo hubiera
comenzado cuando éste se encontraba todavía realizando operaciones de descarga tal
hecho ha de considerarse ya como de circulación; y la responsabilidad por el mismo derivada de la inobservancia por su conductor
del deber de no arrojar; depositor o abandonor sobre la vía objetos o materias que puedan
entorpecer la libre c;rculación, parada o estacionamiento o hocerios peligrosos (artículo 4 del
Reglamento General de Circulación), que se
concretobo en el deber de cuidodo o montenimiento necesarios para que el vehículo no produjera tales efectos.
Aunque la sentencia no lo dice claramente, entiendo que la diferencia con la antes
comentada del Tribunal Supremo radica principalmente en el lugar del accidente: la muerte del operario en el vertedero, que fue objeto del recurso de casación, ocurrió en un lugar
de trabajo. restringido a la circulación de vehículos o personas ajenos a las actividades que
allí se desarrollaban, mientras que el vertido
de gasóleo q u e por otra parte, supongo ajeno a la actuación del conductor del camión,
pero ya sabemos que el hecho fortuito no
excluye la responsabilidad- tuvo lugar en una
vía pública deVigo y afectó a vehículos y personas que transitaban por ella.
Hay situaciones, bastante frecuentes, que
se plantean en los departamentos de tramitación de siniestros de las compañías de seguros y, de vez en cuando, llegan al juzgado, aunque raramente suelen pasar de la primera instancia, al tratarse generalmente de accidentes
con daños leves y conformarse las partes con
el fallo judicial. Se me ocurren varios ejemplos:
Vehículo movido por la fuerza del viento, vehículo movido sin que se aclare la causa. vehículo cuya puerta se abre en el momento en
que pasa otro y le provoca daños.Tienen en
común el que el vehículo causante del accidente se encuentra parado o estacionado y
también el razonamiento que, en mi opinión.
debe seguirse para encontrar una solución.
Tomemos el caso del ciclomotor estacionado, apoyado sobre la pata que dichos
vehículos poseen para esos fines. Una ráfaga de viento o un equilibrio inestable debido
a la irregula;idad del terreno sobre el que se
encuentra. provocan su caída sobre otro vehículo vecino al que provocan daños. Obviamente. en una interpretación literal de la norma no existe conducción del vehículo en el
momento del accidente y el impulso del tramitador tiende a rehusar la responsabilidad.
Pero a la parada y estacionamiento del vehículo dedica su CapítuloVIII el Reglamento General de Circulación;en los artículos 90 al 94 se
dan detalladas instrucciones sobre la forma
en que deben realizarse dichas actividades,
que viene a resumir con claridad el párrafo I
del artículo 9 1:"la parada y el estacionamiento deberán efectuarse de manera que el vehículo no obstaculice la circulación ni constituya
un riesgo para el resto de los usuarios de la
vía, cuidando especialmente la colocación del
vehículo y evitar que pueda ponerse en movimiento en ausencia del conductor".
La norma es clara al menos para aquellos casos en que el desequilibrio del vehícu-
lo se deba a las condiciones del terreno: si la
inclinación del mismo o la irregularidad del firme constituyen un riesgo, el conductor debe
tenerlos en cuenta, porque él será el responsable si el vehículo se pone en movimiento, que tanto puede consistir en un desplazamiento sobre sus ruedas como en la caída del
vehículo. En cuanto al viento, muchas veces
no es previsible que vaya a producirse, pero
otras ya lo hay en el momento de aparcar.
lo que obliga a aumentar el cuidado: es normal que todos agarremos con más fuerza las
puertas de nuestros coches si hay viento. para
que éste no las abra en exceso y estropee las
bisagras o golpeen a otro vehículo cercano o
a una pared; los ciclomotores no tienen puertas, pero su equilibrio es más precario que el
de los vehículos de cuatro ruedas y el conductor deberá tener presente esa circunstancia al
aparcar; como la tiene cuando va circulando.
Otra cosa sena que la caída del ciclomotor se produjese por la acción humana. por
ejemplo por un empujón fortuito o deliberado de una persona, porque en ese caso la responsabilidad no puede imputarse al conductor; sino a la persona que haya causado la caída de aquél.
Ya he dicho que esta clase de asuntos apenas generan jurisprudencia, no obstante he
encontrado una sentencia7 en la que se condena al conductor de una furgoneta cuya
puerta se abrió por efecto del viento y golpeó
a otro vehículo, al que produjo daños. En este
caso, el razonamiento judicial se limita a señalar la concurrencia de tres factores: l) daños
acreditados en el vehículo perjudicado,2) conducta imprudente del conductor de la furgoneta, y 3) nexo causal entre unos y otros; y
con base en ellos dispone la condena del conductor de la furgoneta
He visto sentencias en términos parecidos
que establecen la responsabilidad del conductor del vehículo desocupado que ha causado daños al desplazarse por una pendiente
por no haber sido adecuadamente inmovilizado.También aquí suele acudine a los preceptos del Reglamento de Circulación. que en su
artículo 92 establece entre otras obligaciones
las de desconectar el sistema de arranque y
dejar accionado el freno de estacionamiento.
Algo semejante sucede con la apertura de
una puerta que golpea a otro vehículo, causando daños materiales o personales, con la
diferencia de que aquí es una persona quien
acciona el elemento que provoca el daño.
Sea el conductor o un pasajero el que abre
la puerta que golpea al otro, el Reglamento
Genera de la Circulación -artículo 18- enuncia como una de las obligaciones generales del
conductor la de mantener la atención permanente a la conducción, que garanticen la propia seguridad,la del resto de los ocupantes del
vehículo y la de los demás usuarios de la vía.
Pero además, en su artículo 1 14, el Reglamento desarrolla el artículo 45 de la Ley, en lo
que se refiere a la apertura de puertas,estableciendo al efecto la prohibición de su apertura
antes de la completa inmovilización del vehículo y abrirlas o apearse de aquél sin haberse
cerciorado previamente de que ello no implica peligro o entorpecimiento para otros usuarios.Así lo entendió también el juezs al condenar a un conductor que abrió la puerta al paso
de otro vehículo, sin que el perjudicado pudiese adoptar medida alguna, pues ya había rebasado parte del vehículo del demandado cuando éste abrió la puerta.
W LA COMBUSTI~NY EL
VEH~CULO
Bajo este titular un tanto cn'ptico pretendo analizar diversos supuestos en los que
intervienen como causantes del daño bien el
incendio del vehículo, su explosión o la generación de gases del motor. Al contrario de lo
que acontece con los casos analizados en el
epígrafe anterior; los que aquí se estudian sí
que han dado lugar a abundantes pronunciamientos judiciales.
Empecemos sin fuego, por la combustión que produce únicamente gases. pero
que resultan ser letales. Sobre tal cuestión se
ha pronunciado la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo en su sentencia 69212002, de 4
de julio, dictada en recurso de casación contra una sentencia de apelación de la Audiencia
Provincial de Logroño. La cuestión fáctica se
refiere al fallecimiento de una pareja joven en
el asiento trasero de un vehículo, estacionado
en el interior de un garaje particular que tenía
la puertas y las ventanas cerradas, mientras
que las llaves de contacto estaban en el contacto y el "estarter" sacado. La muerte se produjo por inhalación de monóxido de carbono
procedente del motor del vehículo. La familia
de la chica fallecida reclamaba la responsabilidad del asegurado y, en consecuencia, la de la
aseguradora del vehículo.
La respuesta casacional fue negativa, por
considerar el Tribunal que el suceso no está
comprendido en el concepto de circulación, ni
en marcha ni en reposo; el monóxido de carbono procedía del vehículo, pero no de la circulación, pues aunque la Sala ha afirmado que
no se exige que el coche esté en movimiento, sino que puede estar detenido. en reposo (como por otra parte dice el contrato de
seguro), sí es preciso que esté en circulación,
o derivada o inherente o accesoria, y no cabe
que esté, como ocurre en el presente caso, en
situación ajena, extraña o independiente de la
circulación.
Frente al ejemplo anterior; en el que las
causas del hecho resultan claras, porque el
escenario permanece estable, en los casos
de incendio de vehículos con producción
de daños ajenos. hay una transformación del
escenario por la acción del fuego, que muchas
veces dificulta o imposibilita la prueba del origen del mismo. Hay muchas sentencias de
audiencias provinciales e incluso del Tribunal
Supremo sobre la cuestión. de modo que a
continuación paso a analizar algunas de ellas.
Cuando el incendio se inicia en un vehículo estacionado, a veces incluso en estado de
abandono, y provoca daños a otros vehículos vecinos, inmueble8 u otros elementos, hay
una línea jurisprudencia1 coincidente en señalar la orfandad probatoria sobre las causas del
incendio como motivo para no considerarlo
incluido entre los hechos de la circulación. Los
matices pueden variar; pero ésta es en general. la tendencia dominante.
Esto es lo que decidió la Sala Primera en
recurso de casación9 contra una sentencia de
apelación dictada por al Audiencia Provincial
de Lugo, que revoca porque ésta había fun-
dado su fallo estimatorio en la consideración
del suceso como un hecho de la circulación.
El supuesto de hecho fue el incendio de un
turismo estacionado en la vía pública y cubiert o con mantas y trapos viejos para evitar los
efectos de las heladas. El incendio produjo una
explosión, por cuyo efecto el fuego alcanzó a
otro vehículo estacionado al lado de aquél y
a una casa. Según la Sala Primera, nada de ello
tiene que ver con la circulación de vehículos,
no es un accidente surgido con ocasión de la
circulación,por lo que está fuera de lugar acudir a su legislación específica p a n resolver el
problema de la imputación de daños.
En la misma línea se pronuncia la Audiencia de Alicante1' al entender que la acción civil
en reclamación de los daños causados en un
automóvil por el incendio de otro, ocurrido
en el garaje de un edificio en el que ambos
vehículos se encontraban estacionados, sin
presencia ni actuación alguna de sus conductores, no debía ejercitarse por el juicio verbal
del automóvil. por no considerarse el suceso
incluido en el ámbito del concepto"motivo de
la circulación".
Por su parte, la Audiencia de Madrid 1'
razona su fallo absolutorio al entender que
la finalidad -en este caso el demandado era
el Consorcio de Compensación de Segumsde esta entidad es cubrir aquellos daños que
provengan de un vehículo en condición de
circular, porque es la puesta en circulación y
el movimiento de una masa metálica como
los coches o las motos la que crea el riesgo específico de la circulación y la posibilidad
de que, por fallo humano o por fallo mecánico, se pierda el control del vehículo y se causen daños a las personas o a las cosas.\/ en
el presente caso, en el que el vehículo estaba estacionado y prácticamente abandonado
(pues carecía de matrícula) y en el que no se
ha podido determinar el origen del fuego que
se produjo en él. no se puede concluir que su
ignición constituyese un hecho de la circulación. En otro párrafo de la misma sentencia
se afirma que "Interpretando la ley según el
espíritu y los principios que la han animado, se
puede llegar a la conclusión de que el legislador lo que quiso cubrir fueron los riesgos de
la circulación. no los daños producidos por los
coches en cualquier modo".
En otros dos casos parecidos nos encontramos con sendos fallos desestimatorios de
recursos de apelación por parte de la Audiencia Provincial de A Coruña. En los dos supuestos atribuían los demandantes el origen de los
incendios a la intervención humana y de ella
pretendían deducir la Responsabilidad Civil
de los propietarios y de los seguros de Responsabilidad Civil de dichos vehículos. En los
dos casos las sentencias absolutorias de primera instancia fueron apeladas y corrieron la
misma suerte: ser confirmadas por la Audiencia Provincial sobre la base de razonamientos
similares.
En la primera de ellas2 la acción se fundaba en el artículo 1902 del Código Civil y
se dirigía contra el propietario del vehículo
y contra el Consorcio de Compensación de
Seguros, pues el vehículo, abandonado en la
calle, carecía de seguro. En primera instancia
fue desestimada la demanda,tras unos trabajados razonamientos por parte del juez, que en
síntesis, señalaban que la inversión de la carga
de la prueba no opera en aquellos supuestos
en que el origen del daño -pues se barajaban
distintas hipótesis sobre la causa del incendiopuede señalar a diversas personas no relacionadas entre sí o a causas diferentes con orígenes no debidamente precisados. De ahí concluye con una frase tomada de una Sentencia
del Tribunal Supremo (STS de 9 de julio de
1994): "la responsabilidad se desvanece si el
expresado nexo causal no ha podido concretarse por ser desconocida la causa del event o dañoso".
Estas consideraciones son asumidas por la
Audiencia Provincial, que al confirmar la sentencia de instancia , invocando asimismo jurisprudencia del Tribunal Supremo, declara que
es precisa la existencia de una prueba terminante, sin que sean suficientes meras conjeturas, deducciones o probabilidades, y que
"la prueba del nexo causal incumbe al actor,
el cual debe acreditar la realidad del hecho
imputable al demandado del que se hace surgir la obligación de reparar el daño causado".
En igual sentido se pronuncia la otra sen-
tencia citada, que comparte y convalida el
estudio efectuado por el juez de instancia
acerca de las diversas hipótesis sobre el origen
del daño y, con base en el mismo, desestima
la responsabilidad del Consorcio, pues, aunque pueda entenderse acreditado que hubo
terceras personas que manipularon el vehículo, no consta que el incendio se haya producido, ya de modo intencionado, ya involuntario,
al intentar hacer un puente eléctrico, en virtud del riesgo creado por la conducción con
motivo de la circulación, por lo que efectivamente existe orfandad probatoria y se desestima el recurso de apelación.
D e distinto tenor es la sentencia que se
comenta a c~ntinuación'~,
acerca del incendio de una finca causado por un vehículo que
a su vez se había incendiado mientras circulaba, por lo que el conductor optó por sacar el
vehículo de la carretera por la que circulaba y
detenerlo en un camino, provocando el incendio de la finca colindante.
En esta sentencia, después de advertir que
no es pacífica la doctrina emanada de las diferentes Audiencias Provinciales que han enjuiciado supuestos fácticos semejantes,la Audiencia de Cuenca se pronuncia en el sentido de
considerar que en este caso nos encontramos
ante un hecho de la circulación,porque el fuego se inicia en el vehículo cuando estaba circulando y es, precisamente, esta circunstancia
la que determina que el conductor del automóvil se vea impelido a detenerse, debiendo
hacerlo con evidente premura y sin disponer
más que de un limitado número de alternativas. La opción elegida por el conductor llevó
a la producción de un daño que, en parecer la
Audiencia, es inequívocamente consecuencia
de un hecho de la circulación, en el sentido de
que el conductor del vehículo mientras circulaba con éste, y porque circulaba con éste. se
vio inmerso (en cierto sentido provocó) una
situación de riesgo inescindible de la actividad
peligrosa que estaba realizando.
OBJETOS DESPRENDIDOS O
IMPULSADOS POR EL VEH~CULO
Hay veces en que el daño no lo provoca directamente el vehículo, sino otro objeto
desprendido del mismo o impulsado por él. Se
me ocurren tres ejemplos: el de la pieza o elemento que se suelta del vehículo, el de la carga que cae y el de la piedra que se encuentra
en la calzada y es impulsada al pasar sobre ella
una rueda del vehículo.
Con respecto a la pieza o elemento del
vehículo que se desprende cuando éste va
circulando y provoca daños, no hay duda para
considerarlo como un hecho de la circulación;
la lógica jurídica nos conduce a una respuesta positiva, incluso cuando el elemento que se
desprende del vehículo no sea de fábrica, pues
con la moda del "tuneado" los extras de algunos coches superan con mucho el valor y la
variedad del equipamiento de serie, pero son
elementos del vehículo: "Se reputa principal,
entre dos cosas incorporadas, aquella a que
se ha unido otra para adorno. o para su uso o
perfección" (Art o 376 del Código Civil). Incluso si el desprendimiento se produce por azat;
sin que medie una acción del conductor; no
debemos olvidar que el hecho fortuito no exime de responsabilidad, pues esta consecuencia se atribuye únicamente a la fuerza mayor
extraña a la conducción o al funcionamieno
to del vehículo (Art l. I de la Ley sobe Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación
de vehículos a motor).
En cuanto a la carga que cae, tampoco hay
duda cuando cae en el contexto de la circulación, es decir; en las vías en que ésta tiene
lugar; y ya sea en movimiento, parada por circunstancias del tráfico o estacionamiento, pero
sen'a muy discutible considerar como provocado por un hecho de la circulación el daño
provocado por la carga en el ejercicio de las
tareas de carga y descarga. En este artículo ya
hemos analizado alguna sentencia en la que el
tribunal se pronuncia de manera negativa ante
este tipo de casos.
¿Y quién tiró la piedra?: fue el coche al
pasar el que la impulsó con la rueda; sí, pero
la piedra estaba allí y, si se trata de una carretera asfaltada,no deben'a haber piedras en ella.
Bueno, es casi imposible que no haya piedras
o piezas de grava en una vía pública, por muy
bien conservada que esté. La responsabilidad
del conductor del vehículo existe en este caso,
aunque el hecho sea involuntario, que sin duda
lo es. Lo que ocurre es que en este caso, al
igual que ocuriná con otra clase de objetos
caídos en la calzada, hay también una responsabilidad del titular de la vía. y esa responsabilidad puede ser mayor que la del conductor; e
incluso llegar al grado de excluir la de aquél.
Dependerá de la clase de vía y de los objetos o elementos de que se trate, como ponen
0
w
de manifiesto las numerosas sentencias dictadas en diversas instancias, en particular cuando el accidente ha tenido lugar en una autopista de peaje, en donde el cobro de la tarifa
a los usuarios debe tener como contrapartida
un especial celo en el mantenimiento de la vía
en condiciones adecuadas para la circulación.
COLOFÓN ABIERTO
Hasta aqui mis consideraciones sobre ese
puzle incompleto del hecho de la circulación.
Incompleto porque no puede ser de otro
modo, porque intentar recluir; enunciándolos todos, en una norma jun'dica los supuestos a los que debe aplicarse, es poner puertas
al campo, y más en un ámbito como el de los
accidentes de circulación, en el que pueden
concurrir diversas causas en un mismo hecho.
y en el que el propio desarrollo tecnológico
y la complejidad social contribuyen aportando
elementos nuevos.
Por otra parte, sin que esté en mi ánimo
subvertir el sistema de fuentes del Derecho
y la jerarquía normativa, entiendo que nunca está de más conocer el punto de vista de
quienes nos enfrentamos cada día a la necesidad de aplicar las normas sin tener para cada
caso el respaldo de una instrucción inequívoca y vinculante. Por eso este artículo no pretendía sentar una cátedra que no tengo, ni dar
por clausurada una cuestión que, como ciertas sagas cinematográficas, seguirá produciendo inevitablemente nuevos episodios.
(1) Francisco Soto Nieto. Lm dams intencionadamente causados y el seguro de Respnabilidad CMI. Publicado en La Ley.
(2) Sentencia de 30 de diciembre de 2004,Sección Tercera, Magistrado don RafaeMesús Femández Porto, dictada en rollo de apelación 646/2004.
(3) Audiencia Pmvincial de Ciudad Real. Sentencia de 10 de marro de 1997.
(4) Audiencia Pmvincial de Murcia. Sentexia de 23 de julio de 2001.
( 5 ) Sala pnmea. Sentencia de 25 de octubre de 2000.Ponente Sr. Romero.
(6) Seaión quinta de la Audiencia Wovincial, m n sede en Vigo. Semenda de 3 de diciembre de 2001.
(7) hizgado de la imttancia e Instrucción no2 de Pwitevedra. Sentencia de 26 de abril de 2002.
(8) Juzgado de la Imtancia e Imtnicción no 4 de Pwitevedra. Sentencia de 25 de abril de 2002.
(9)Sentencia sala primera de 10 de octubre de 2000;Paiente Sr. Gullón.
(10) Audiencia Provincial de Alicante, Sección cuarta. Auto de 20 de diciembre de 1996.
(1 1 )Audiencia provincial de Madnd, Sección 12'. Sentencia de 16 de julio de 1999.
(12) Audiencia pmvincial de A Camña, Seccibn cuarta. Sentencia de 2 de julio de 2004.
(13) Audiencia Provincial de Cuenca, Sección 1'. Sentencia de 29 de septiehre de 2004.Ponente Sr. Puente Segua.
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