Humaniverso revista electrónica científica www.tribunalqro.gob.mx/humaniverso H TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA Q U E R É T A R O Humaniverso revista electrónica científica www.tribunalqro.gob.mx/humaniverso AHPJQ Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Querétaro Lic. Manuel Septién y Septién [email protected], 5 de mayo y Pasteur norte, Centro Histórico, Querétaro, Qro TEMARIO La implicación del estricto derecho en las impugnaciones del ofendido 3 Lic. Daniel Hugo Ramírez López Calendario de juzgados familiares 8 La suplencia de la deficiencia de la queja en el juicio de amparo, respecto de leyes locales declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de los Tribunales Colegiados. 9 Judicial Lic. Eustacio Esteban Salinas Wolberg Comentarios a la reforma del código de comercio de fecha 17 de abril de 2008. Crónica 15 Lic. J. Jesús Castellanos Malo La necesidad de judicializar la etapa de ejecución en el sistema integral de justicia para menores del Estado de Querétaro 21 Lic. Leticia de Lourdes Obregón Bracho Instituto de Especialización Judicial, once años de formar especialistas en Administración de Justicia 33 M. en F. Arturo Flores Velázquez Directorio del Poder Judicial del Estado de Querétaro 35 CONSEJO EDITORIAL Lic. Jesús Garduño Salazar Magistrado M. en F. Arturo Flores Velázquez Director del Instituto de Especialización Judicial ISC. José Villalón Charre Director de Informática Gabriela Martínez Reyes Diseño Gráfico “Crónica Judicial”, órgano de difusión del Poder Judicial del Estado de Querétaro, de distribución gratuita, los materiales que aquí se publican son responsabilidad de los autores. Comentarios, sugerencias y colaboraciones, favor de dirigirlas a nuestras oficinas en www.tribunalqro.gob.mx, Revista del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro, publicación trimestral, ISSN 1665-7802, Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2006-042414295800-102, Número de Certificado de Licitud de Título: 13569, Número de Certificado de Licitud de Contenido: 11142, Pasteur Sur núm. 4, Col. Centro, C.P. 76000, Querétaro, Qro. Época II , Año 2, Núm. 8, 2008. 2 La implicación del estricto derecho en las impugnaciones del ofendido Lic. Daniel Hugo Ramírez López El principio de estricto derecho en la legislación procesal penal de nuestro Estado, está regulado dentro del Título Quinto, relativo a la IMPUGNACIÓN, en el artículo 312, tercer párrafo. En dicho numeral se dispone que si la impugnación fuere interpuesta por el Ministerio Público o su coadyuvante, el juzgador se limitará a analizar los motivos de inconformidad expresados por el recurrente. Si relacionamos este dispositivo con la fracción IV del artículo 37 de la citada ley, la víctima y el ofendido por un delito, durante la fase del procedimiento ante el órgano jurisdiccional, tendrán derecho a interponer el recurso de apelación únicamente por lo que respecta a la existencia de daños y perjuicios y su monto. Cuando el ofendido o la víctima recurren un auto o resolución, concebimos que lo hacen en ejercicio de su derecho a obtener la reparación del daño; sin embargo, ese derecho está restringido. Así es, al imponer la ley que debe aplicarse, al igual que al Ministerio Público, el principio de estricto derecho cuando recurran una resolución o auto, sus inconformidades las deberá plantear con las exigencias técnico-jurídicas establecidas para la elaboración de un agravio. Con esto también se limita al iudex ad quem al estudio de los agravios que le sean presentados por dicha parte ofendida. El ajuste a dichos agravios implica que si el órgano de revisión encuentra que se violó alguna disposición legal, pero ésta no fue objeto de inconformidad del apelante, no se podrá subsanar tal omisión. Por supuesto que el resultado de esa revisión va a provocar que dichos agravios se declaren infundados, inoperantes, insuficientes o deficientes (en el peor de los casos). Al final, esa pronunciación sería en estricto apego a la Ley Procesal Penal y al principio de estricto derecho que se 1 viene señalando (tantum devolutum, quantum apellatum). Precisamente es aquí en donde se encuentra el objeto de crítica a dicha disposición legal, especialmente respecto a las sentencias, pues en la vida jurídica surgen los siguientes supuestos: a) Que no se condenó al responsable al pago de la reparación de daños y perjuicios. 1 SILVA SILVA, Jorge Alberto. Derecho Procesal Penal. p. 45. Ed. Harla. Segunda edición. 3 b) Que el órgano acusador también fue omiso en solicitar la condena a la reparación del daño. c) Que se condene, pero de manera insatisfactoria para los intereses del agraviado. d) Q u e e l M i n i s t e r i o P ú b l i c o considere plenamente satisfactoria la condena y no apele. e) Que el ofendido, por ignorancia, negligencia o sin asistencia técnica, no recurra la sentencia. f) Que el ofendido manifieste su inconformidad con expresiones generales pero sin formular adecuadamente sus agravios. Etc. Ante el contenido vigente de la norma en estudio y con los supuestos problemáticos expuestos, no se conseguiría que la sentencia se pronunciara en beneficio del ofendido. La cuestión es por qué esos casos de negligencia deben perjudicar a la víctima, incluso por las deficiencias del órgano acusador y, también, por un error judicial, trayendo como consecuencia que se resuelva la absolución del responsable del delito. En una opinión muy particular, el carácter público de la pena se rompe con la aplicación al ofendido de ese principio en sus impugnaciones, debido a que su interés privado se ve mutilado. Con una disposición adjetiva como la vigente, el legislador ordinario deja manifiesto su olvido a la víctima, en la que no sólo está limitando al agraviado, sino que deja de lado el interés comunitario o social, conculcando con ello la protección del derecho del ofendido a obtener una sentencia justa. Considero que esa protección legal no debiera ser menor que la del reo, debiendo existir una paridad procesal, ya que en el plano de la causación del daño ambos subsisten (víctima-victimario); entonces, ¿por qué no al momento de su enjuiciamiento? exigentes, sin las cuales no se entrará al estudio de sus inconformidades. ¿Con esto, quién no cuestionará la disparidad en el proceso del agredido frente a su agresor? Por una parte, tenemos que la satisfacción jurídica a que aspira el ofendido no está equilibrada, ni le es favorable, en pocas palabras no se hace efectiva. No hay que olvidar que la reparación del daño es parte integrante de toda pena pública, sin resarcimiento efectivo se deja de reconocer la lesión causada al bien jurídico violado, se propicia la venganza privada ante la insatisfacción de los intereses del ofendido por el mal que le fue ocasionado, se crea un flagelo de desconfianza para denunciar los delitos y se refleja la incapacidad de las autoridades para obligar al delincuente a indemnizar a la víctima. La sociedad ve al proceso como una caricatura, como una pérdida de tiempo, al agredido se le mantiene como una cosa, como un instrumento que se expone en el juicio con todos los riesgos que ello conlleva y termina siendo burlado al no obtener la satisfacción del daño que se le causó. Tampoco se reconoce el rol que juega en la “relación jurídica” del proceso, ya que el acto ilícito que sirve como causa a esa relación recae individualizadamente en la víctima y es quien por lo general decide o no poner en conocimiento hechos constitutivos de la comisión de un delito, con esa decisión pone en movimiento toda la maquinaria del Estado para que se investigue y sancione el delito, y aún así no se le tutelan en absoluto sus derechos en su intervención procesal. ¿A qué se debe ese desequilibrio procesal en nuestra legislación? Por otra parte, ese desequilibrio procesal, derivado del principio de estricto derecho, no beneficia a nadie más que al propio responsable del delito. En efecto, el hecho de que se caiga en las omisiones ya citadas refleja de inmediato la imposibilidad de que se le exija la reparación del daño, peor aún si fue absuelto por dicho rubro, pues con ello complicaría sobremanera el obligarlo a resarcir del daño que le ocasionó a la víctima. Entre otras condiciones, a que el Estado no ha tutelado ese balance ya mencionado, entre las necesidades y derechos de la víctima, los daños causados por su ofensor y la propia ley. Ello se refleja flagrantemente cuando hoy en día se sigue manteniendo vigente una disposición legal que no ha sido adecuada a nuestra Constitución Federal. Con estas consideraciones se refleja el desbalance entre las necesidades y derechos de la víctima, con los daños que le ocasiona su ofensor y la ley local. La reparación de daños y perjuicios y su monto, causados por las conductas punibles, los debe tomar bajo su responsabilidad el Estado, de la misma forma que protege al reo. Debe procurar que la víctima del delito no quede desamparada a su suerte o desgracia, como ocurre hoy en día. Es una responsabilidad social que debe asumir como obligación. Se sigue careciendo de eficacia en el proceso, pues mientras al reo se le debe suplir total o parcialmente la ausencia de sus motivos de inconformidad o se le subsanan los insuficientemente formulados, incluso cuando el imputado con sólo manifestar su inconformidad al notificársele una resolución, la autoridad debe entender interpuesta la impugnación que proceda, y más aún, si interpusiera una impugnación que no fuera la procedente, se tendrá por interpuesta la que la ley señale como admisible. No hay justificación para seguir permitiendo que el perjudicado se enfrente, no sólo a su ignorancia o al olvido de los derechos que le son consagrados o de una sentencia que se ha dictado en su favor o perjuicio, como tampoco exigirle un conocimiento técnico jurídico para hacer valer con la debida forma sus inconformidades cuando impugne una resolución que no tuteló sus intereses. La solución que vendría a lograr ese equilibrio, sería la de derogar de nuestro texto procedimental la aplicación al ofendido del principio de estricto derecho en materia de impugnaciones. Al ofendido se le desvalora su calidad en la relación jurídica del proceso, a él, en nuestro Estado (como en otros también) se limitan sus impugnaciones a formalidades 4 Es necesario que la ley disponga que la suplencia de la queja procederá a favor del ofendido o la víctima cuando formulen sus respectivos agravios, aún ante su total ausencia, y que baste para tener por apelada la resolución judicial cuando manifieste su simple inconformidad con ella. no deberá ser modificada en su perjuicio, salvo lo dispuesto en el artículo 367.” Código de Procedimientos Penales para el Estado de Chiapas. “TÍTULO CUARTO. De los recursos. CAPÍTULO III. De la apelación. Empero, necesitamos que nuestros legisladores se percaten de ello y que asuman su voluntad política para mejorar el entorno jurídico de la calidad del ofendido en el proceso. Artículo 384. La segunda instancia, solamente se abrirá a petición de parte legítima, para resolver sobre los agravios que deberá expresar el apelante al interponer el recurso o en la vista, pero el tribunal de alzada podrá suplir la deficiencia de ellos, cuando el recurrente sea el procesado o se advierta que solo por descuido o negligencia del defensor no hizo valer debidamente las violaciones causadas en la resolución recurrida. Con ello los actos del Juez Primario se revisarán ex officio por el ad quem en cuanto al rubro de la reparación del daño y llevará el propósito de sanearlos, con la única limitante de que el ofendido o víctima haya dejado de manifiesto su inconformidad con la resolución que le cause perjuicio en el rubro de la reparación del daño. La misma suplencia procederá cuando se trate de los agravios formulados por la víctima o el ofendido del delito.” Todo lo cual, en la actualidad, no es posible hacerlo individualmente, jurídicamente a pesar de que lo advierta el órgano revisor. De la lectura de ambas disposiciones se advierte claramente que tutelan en favor del ofendido, la víctima del delito o también llamado coadyuvante del Ministerio Público, la procedencia de la suplencia de la queja. En este sentido, ya los Estados de Chiapas y de Colima lo tienen previsto en sus códigos procesales, ¿por qué nosotros no?. En efecto, veamos lo que dispone cada legislación: Sin embargo, es importante que para el estudio que nos ocupa, dicha suplencia debiera ser absoluta, pues de lo contrario se justificaría dicha figura jurídica sólo cuando la víctima o el pasivo del delito formulen sus respectivos agravios y estos sean deficientes, no así ante su total ausencia. Código de Procedimientos Penales para el Estado de Colima. “LIBRO CUARTO. Proceso. TÍTULO QUINTO. Impugnación. CAPÍTULO I. Disposiciones comunes. Lo ideal de esta propuesta es que la suplencia de los agravios proceda con la misma extensión que la del reo, es decir, que al notificársele la sentencia, con su sola inconformidad deberá entenderse interpuesta la apelación; también, que proceda la impugnación aún cuando exprese sus agravios y estos sean deficientes; y, por último, aún cuando estén ausentes los agravios respectivos que debiera expresar. Artículo 355. El Juzgador deberá analizar cada uno de los motivos de inconformidad expresados por el impugnador, y resolver si son o no fundados. Cuando el recurrente sea el imputado o su defensor o el coadyuvante del Ministerio Público, el Juzgador deberá efectuar un estudio integral del asunto y suplir total o parcialmente la ausencia de los motivos de inconformidad o subsanar los insuficientes formulados, sin perjuicio de las sanciones que conforme a la ley procedan contra el defensor. Esto es relevante porque la garantía del ofendido quedaría íntegramente regulada y se impondría al órgano de revisión de segunda instancia la facultad y obligación de revisar absolutamente la resolución recurrida en el aspecto de la reparación del daño, evitando con ello que se dejara de condenar por dicho rubro, o que se condenara Si la impugnación es interpuesta por el Ministerio Público, el Juzgador se limitará a analizar los motivos de inconformidad expresados por el recurrente. Cuando la impugnación sea interpuesta solamente por el imputado o su defensor, la resolución recurrida 5 inadecuada o erróneamente, etcétera. Pero todo en favor de una parte desprotegida, que es el sujeto pasivo, la víctima, ofendido o coadyuvante del Ministerio Público, siempre y cuando sea el sujeto que resintió en su persona y esfera jurídica la comisión del delito. que le causaba tal determinación, bien durante la tramitación de la alzada como en la audiencia de vista, y que fue el Ministerio Público quien los formuló, es evidente que éstos no pueden ser tomados en consideración por el tribunal de apelación para modificar la resolución impugnada, toda vez que al no haberse inconformado en contra del fallo de primera instancia, carece de legitimación para expresar agravios, precisamente porque de conformidad con el artículo 384 del ordenamiento adjetivo de que se trata, la segunda instancia sólo se abre a petición de parte legítima, por lo que el aludido medio de defensa debe declararse sin materia para resolver sobre el punto en contra del cual se hizo valer. No obsta a lo anterior que acorde con lo que dispone el indicado numeral, la suplencia de la queja procede a favor del ofendido, pero sólo se justifica cuando la víctima o el pasivo formulen sus respectivos agravios y éstos sean deficientes, no así ante su total ausencia.2 Incluso, para justificar por qué sería trascendente que dicha suplencia se debiera dar de manera integral, poniendo al ofendido en el mismo plano de tutela que el reo (sólo por lo que ve a la reparación del daño), se tendría que reglamentar la suplencia de la queja en los mismos términos que en el segundo párrafo del artículo 312 de nuestro código procesal penal, es porque ya en el caso de la legislación procesal de Chiapas existe una tesis aislada que ha venido a interpretar su propio artículo 384 en perjuicio de la víctima del delito, a saber: Por supuesto que esto resulta nugatorio y en franco perjuicio del ofendido, que es lo que menos se espera. Por ello la necesidad de que la suplencia de la queja que se prevea en favor de éste sea de modo integral, no sólo parcial. Rubro: APELACIÓN INTERPUESTA POR EL OFENDIDO EN SU CALIDAD DE C O A D Y U VA N T E D E L M I N I S T E R I O PÚBLICO. DEBE DECLARARSE SIN MATERIA TAL RECURSO SI AQUÉL OMITE F O R M U L A R A G R AV I O S Y TA L E S PERJUICIOS SON EXPRESADOS POR LA REPRESENTACIÓN SOCIAL SIN TENER L E G I T I M A C I Ó N PA R A H A C E R L O ( L E G I S L A C I Ó N D E L E S TA D O D E CHIAPAS). De tutelarse correctamente dicha suplencia en favor del ofendido, evidentemente adecuaría nuestro código procesal con la garantía de las víctimas del delito impuesta en el texto constitucional supremo, en la fracción IV, apartado 3, del artículo 20, donde dispone el deber que se tiene de reparársele el daño ocasionado ya que la establece como garantía individual de las víctimas u ofendidos de un delito. Texto: Del contenido de los artículos 382, 384 y 385 del Código de Procedimientos Penales del Estado de Chiapas, se desprende que la apelación tiene por objeto que se confirme, modifique o revoque la resolución en contra de la cual se interpuso el recurso; que la segunda instancia sólo se abre a petición de parte legítima, quien puede ser el Ministerio Público, el acusado y su defensor, así como el ofendido y sus legítimos representantes, cuando aquél o éstos coadyuven en la acción reparadora; que el aludido medio de impugnación se resuelve en atención a los agravios que exprese el apelante y que puede actualizarse la suplencia de la deficiencia de la queja, tanto a favor del acusado como del ofendido. Ahora bien, si de constancias se advierte que sólo este último, en su calidad de coadyuvante de la representación social, se inconformó con lo resuelto en el capítulo relativo a la reparación del daño, pero omitió expresar los agravios La finalidad es asegurarle la protección a sus derechos fundamentales, a la impunidad y a los efectos del delito que ineludiblemente recaen sobre la víctima. Con la reforma se garantizaría que en todo proceso penal tenga derecho a una reparación pecuniaria por los daños y perjuicios que le hayan sido ocasionados al perpetrarse el delito en su agravio; incluso se tutela como derecho del sujeto pasivo del delito, la indemnización de los perjuicios ocasionados por su comisión, a fin de reconocerle la misma importancia a la protección de los derechos de la víctima que a los del inculpado, conciliando una manera ágil para reparar el daño causado por el delito. 2 Esta tesis puede ser consultada con el número de registro 180,404; en materia Penal; de la Novena Época; Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO; Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta; XX, Octubre de 2004; Tesis: XX.2o.38; Página: 2308. 3 Francción IV, apartado C, artículo 20, según última reforma, D.O.F. 18/06/2008. (N. del E.) 6 Como se ve, la reparación del daño tiene el carácter de pena pública, sin embargo ello se hace nugatorio cuando nuestra legislación procesal ha sido rebasada por la norma constitucional, sin que haya sido reformada para adecuarla al sentido y protección que dispone. de inconformidad o subsanar los insuficientemente formulados. Tal como lo prevé el Estado de Colima en su legislación adjetiva penal. Por ello es necesario llamar la atención sobre este tópico para que se impulse una reforma a nuestra legislación procesal actual, la que se justifica como necesaria. Una de tantas formas para lograr revertir esto es que se haga efectiva esa reforma para otorgarle a la víctima o al ofendido la misma paridad procesal que se le da a su ofensor, precisamente para que se le reparen los daños y perjuicios y su monto sin restricciones procesales o formales que sólo conducen a la impunidad, tan reprochable y mostrada en estos tiempos Referencias Fernández Pérez, Rafael, Elementos para una efectiva protección de los derechos de las víctimas en el proceso penal, Publicado en Revista Jurídica, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Biblioteca Jurídica Virtual,www.juridicas.unam.mx/public a/rev/boletin/cont/82/art/art4.htm, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Lo adecuado sería, en la opinión del expositor, que el segundo párrafo del artículo 312 del Código Procesal Penal de nuestra entidad, también incluyera al ofendido, víctima del delito o coadyuvante del Ministerio Público en su texto y que, siendo éste el recurrente, se debiera efectuar un estudio integral del rubro de la reparación del daño y suplir total o parcialmente la ausencia de los motivos 7 CALENDARIO DE GUARDIAS DE JUZGADOS FAMILIARES DE LOS DISTRITOS JUDICIALES DE QUERÉTARO Y SAN JUAN DEL RÍO sábados de 9:00 a 13:00 horas domingos y días festivos de 10:00 a 13:00 horas Santiago de Querétaro, Qro. 2008 4 octubre 3° Civil SJR 5° Fam Qro 1 noviembre 2° Civil SJR 1° Fam Qro 6 diciembre 2° Civil SJR 3° Fam Qro 5 3° Civil SJR 5° Fam Qro 2 2° Civil SJR 1° Fam Qro 7 2° Civil SJR 3° Fam Qro 11 1° Civil SJR 5° Fam Qro 8 3° Civil SJR 1° Fam Qro 12 2° Civil SJR 4° Fam Qro 12 1° Civil SJR 5° Fam Qro 9 3° Civil SJR 1° Fam Qro 13 2° Civil SJR 4° Fam Qro 18 1° Civil SJR 6° Fam Qro 15 3° Civil SJR 2° Fam Qro 14 2° Civil SJR 4° Fam Qro 19 1° Civil SJR 6° Fam Qro 16 3° Civil SJR 2° Fam Qro 25 2° Civil SJR 6° Fam Qro 17 1° Civil SJR 2° Fam Qro 18 dic 3° Civil SJR - 3° Fam Qro 4 ene 26 2° Civil SJR 6° Fam Qro 22 1° Civil SJR 2° Fam Qro 23 1° Civil SJR 2° Fam Qro 29 1° Civil SJR 3° Fam Qro 30 1° Civil SJR 3° Fam Qro La suplencia de la deficiencia de la queja en el juicio de amparo, respecto de leyes locales declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de los Tribunales Colegiados. Lic. Eustacio Esteban Salinas Wolberg En el presente ensayo, se sostiene la tesis de que procede la suplencia de la deficiencia de la queja en los juicios de amparo, tratándose de leyes locales declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de los tribunales colegiados, con apoyo en lo dispuesto por la fracción II, párrafo segundo, y la fracción VIII, inciso a), del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en concordancia con el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo y del punto quinto, fracción I, inciso b), del acuerdo general 5/2001, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. hubiere establecido jurisprudencia, o los que la propia Suprema Corte determine, para una mejor impartición de justicia. Además, en términos de lo establecido en las fracciones V y VI del artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a través de acuerdos generales, puede remitir para su resolución los asuntos de su competencia a las Salas y a los tribunales colegiados de circuito, y éstos, conforme a lo dispuesto en el artículo 37, fracción IX, del ordenamiento legal antes invocado, son competentes para conocer de los asuntos que les encomienden los acuerdos generales emitidos por la Suprema Corte de Justicia. I.- Ante todo, cabe destacar que el juicio de amparo es uno de los medios de control constitucional, o de defensa de la Constitución Federal, que procede en contra de actos de las autoridades, y que tiene por objeto restituir al agraviado en el pleno goce de la garantía individual violada; lo que se logra mediante el restablecimiento de las cosas al estado que guardaban antes de la violación, si el acto reclamado es de carácter positivo, u obligando a la autoridad responsable a que obre en el sentido de respetar la garantía individual respectiva y a cumplir lo que la misma exija, si el acto es de carácter negativo. Acorde con el punto quinto, fracción I, inciso b), del acuerdo general 5/2001, del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el máximo tribunal del país, en ejercicio de las facultades arriba comentadas, delegó a los tribunales colegiados la competencia para conocer, en los juicios de amparo indirecto, de los recursos de revisión en contra de las sentencias pronunciadas por los jueces de distrito o por los tribunales unitarios de circuito, cuando en la demanda de garantías se hubiere impugnado una ley local o un reglamento federal o local. Asimismo, del artículo 103, fracción I, de la Constitución Federal, se deduce la procedencia del amparo contra leyes, y conforme al diverso artículo 107, fracción VIII, inciso a), de la propia Carta Magna, le compete a la Suprema Corte de Justicia de la Nación conocer del recurso de revisión contra las sentencias dictadas por los jueces de Distrito, cuando se impugne en la demanda de amparo alguna ley local, si subsiste en el recurso el problema de constitucionalidad. De tal suerte que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene la competencia originaria para conocer del recurso de revisión en esos casos, cuando subsista el problema de constitucionalidad de las normas generales impugnadas, y los tribunales colegiados tienen la competencia delegada para conocer de esos medios de impugnación, por acuerdo general del tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esto es, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene competencia constitucional expresa para resolver, de manera definitiva y terminal, sobre las cuestiones de constitucionalidad de leyes locales, en los juicios de amparo indirecto. II.- Ahora bien, el artículo 94, párrafo séptimo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, faculta al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que expida acuerdos generales, a fin de lograr una adecuada distribución de los asuntos, entre las Salas del máximo tribunal; así como también para remitir a los tribunales colegiados de circuito, para mayor prontitud en el despacho de los asuntos, aquellos en los que Cabe destacar que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desde el ocho de septiembre de dos mil, mediante la expedición del acuerdo general 10/2000, actualmente derogado, decidió delegar su competencia originaria a los tribunales colegiados, para que éstos conocieran del recurso de revisión contra sentencias 9 pronunciadas en la audiencia constitucional por los jueces de Distrito o por los tribunales unitarios de circuito, cuando se impugnara una ley local en la demanda de amparo; ello, sin perjuicio de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación pudiera ejercer su facultad de atracción, para conocer y resolver los casos que así lo ameritaran, por su interés y trascendencia. Justicia de la Nación, mediante el acuerdo general 5/2001. Al respecto, resulta ilustrativa la tesis XVII/2003, sustentada por el Pleno de la honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XVIII, diciembre de 2003, a foja 18, que es del siguiente tenor: “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA RESOLUCIÓN DICTADA POR LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO EN LA SEGUNDA I N S TA N C I A , C O N F O R M E A L A C U E R D O PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN INMUTABLE E INATACABLE. De conformidad con lo dispuesto en los puntos quinto, décimo, décimo primero y décimo segundo del Acuerdo General Plenario 5/2001, de 21 de junio de 2001, los recursos de revisión en amparo indirecto, competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, serán enviados por los Jueces de Distrito y, en su caso, por los Tribunales Unitarios de Circuito a los Tribunales Colegiados de Circuito para que verifiquen su procedencia y resuelvan, en su caso, sobre la caducidad, el desistimiento o la reposición del procedimiento, así como sobre la inconstitucionalidad de leyes locales o federales respecto de las cuales exista jurisprudencia aplicable de este Alto Tribunal, y que de resultar procedente el juicio, cuando el asunto no quede comprendido en tales hipótesis, dejarán a salvo la jurisdicción de la Suprema Corte de Justicia y le remitirán los autos sin analizar los temas de su exclusiva competencia. En ese sentido, la resolución dictada en segunda instancia por el Tribunal Colegiado de Circuito constituye una decisión emitida por un tribunal terminal y, por tanto, adquiere características de inatacabilidad e inmutabilidad, de manera que ni siquiera el Máximo Tribunal de la República está jurídicamente facultado para modificarla.”. En dicho acuerdo, se señaló: A).- Que los tribunales colegiados tienen sólida experiencia en la resolución de amparos que requieren el estudio de la constitucionalidad de leyes, pues de conformidad con lo dispuesto en el artículo 37 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y en términos del párrafo segundo, de la fracción IV, del artículo 166 de la Ley de Amparo, resuelven cotidianamente sobre tales aspectos, cuando en las demandas de amparo directo se hacen valer conceptos de violación de constitucionalidad. B).- Que los tribunales colegiados tienen experiencia para resolver, en revisión, amparos promovidos contra normas generales; pues desde las reformas a la Ley de Amparo, que entraron en vigor el quince de enero de mil novecientos ochenta y ocho, han tenido competencia para decidir sobre la constitucionalidad de reglamentos municipales autónomos, y que a partir del veinticuatro de junio de mil novecientos noventa y nueve, en términos del acuerdo general 6/1999 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, conocían de la constitucionalidad de todos los reglamentos, tanto federales como locales. Así como la diversa tesis LXIV/2004, de la Primera Sala del más alto tribunal del país, consultable en la página 241 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XIX, junio de 2004, que a la letra señala: “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA RESOLUCIÓN DICTADA POR LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO EN LA SEGUNDA I N S TA N C I A , C O N F O R M E A L A C U E R D O PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN DEFINITIVA. De conformidad con lo dispuesto en los puntos quinto, décimo, décimo primero y décimo segundo del Acuerdo General Plenario 5/2001, de 21 de junio de 2001, los recursos de revisión en amparo indirecto, competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, serán enviados por los Jueces de Distrito y, en su caso, por los Tribunales C).- Que la Suprema Corte de Justicia, a través de los años, ha integrado una compilación abundante de criterios sobre temas de amparo contra leyes, mismos que pueden servirles de orientación a los tribunales colegiados. Entonces, se puede afirmar, con propiedad, que actualmente los tribunales colegiados son competentes para conocer, de manera definitiva y terminal, de los amparos en revisión, cuando se reclame la inconstitucionalidad de una ley local en la demanda de amparo, al transferirle su competencia originaria la Suprema Corte de 10 Unitarios de Circuito a los Tribunales Colegiados de Circuito para que verifiquen su procedencia y resuelvan, en su caso, sobre la caducidad, el desistimiento o la reposición del procedimiento, así como sobre la inconstitucionalidad de leyes locales o federales respecto de las cuales exista jurisprudencia aplicable de este Alto Tribunal; y que de resultar procedente el juicio, cuando el asunto no quede comprendido en tales hipótesis de competencia delegada, dejarán a salvo la jurisdicción originaria de la Suprema Corte de Justicia y le remitirán los autos sin analizar los temas de su exclusiva competencia. En ese sentido, la resolución dictada en segunda instancia por el Tribunal Colegiado de Circuito constituye una decisión emitida por un tribunal terminal y, por tanto, adquiere características de definitividad, de manera que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no está jurídicamente facultada para modificarla.”. que ha sido expedida con violación a la Constitución. 2.- Existe un vivo interés de la sociedad y del Estado en que no se apliquen las normas de carácter general, cuando exista jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declare la inconstitucionalidad de las mismas; por lo que, en ese supuesto, procede la suplencia de la queja, ante la ignorancia, la negligencia o la torpeza del quejoso. 3.- Está de por medio el interés público en las controversias que versan sobre la aplicación de una ley perfectamente declarada inconstitucional, por la jurisprudencia de la Suprema Corte, y es necesario que esos asuntos se resuelvan, sin que la Suprema Corte se encuentre atada al acierto o desacierto con el que las partes hayan planteado el problema jurídico. Lo anterior, sin perjuicio de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ejerza su facultad de atracción, para conocer de esos recursos de revisión, cuando estime que los asuntos son de gran importancia y trascendencia, por sus características especiales. Pero además, existe la posibilidad de que dos tribunales colegiados sustenten criterios divergentes, a propósito de una misma disposición o ley local; lo que llevaría a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a resolver, eventualmente, la contradicción de tesis; con lo que se unificaría la interpretación constitucional de las leyes locales. III.- En la fracción II, del artículo 107 constitucional, se ordena la suplencia de la deficiencia de la queja, de acuerdo con lo que disponga la Ley de Amparo. La Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, en el artículo 76 bis, fracción I, prevé la suplencia de la deficiencia de la queja, en cualquier materia, cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia. Entre las razones o motivos, por los que el Poder Constituyente y el legislador ordinario decidieron prever la suplencia de la deficiencia de la queja, en el supuesto antes indicado, se encuentran las siguientes: 1.- Si la Suprema Corte de Justicia declara que una ley es inconstitucional, mediante una tesis jurisprudencial, sería impropio que por una mala técnica, en la formulación de la demanda de amparo, se afecte al agraviado con el cumplimiento de una ley 11 Asimismo, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado, mediante diversas tesis de jurisprudencia, que opera la suplencia de la queja deficiente, prevista en el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo: 1.- Aun cuando no se hubiere planteado en la demanda de garantías la inconstitucionalidad de la ley. 2.- Sin importar de que se trate del segundo o ulteriores actos de aplicación de la ley, declarada inconstitucional por la jurisprudencia. 3.- Es aplicable en amparos directos e indirectos, en primera instancia o en revisión. 4.- Se surte aun ante la ausencia de conceptos de violación o de agravios. Dichas consideraciones encuentran sustento legal, en la medida en que, con ello, se busca que prevalezca la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como Ley Suprema; porque la finalidad esencial de garantizar el principio de supremacía constitucional, es superior a cualquier interés particular, y así se pretende evitar la aplicación de leyes contrarias a ella. Sin que pueda estimarse justificado el incumplimiento del imperativo legal, de suplir la queja deficiente, cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ante el interés público que debe imperar en todo caso, como bien supremo del Estado. Lo anterior encuentra sustento en la jurisprudencia 101/2005, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXII, correspondiente a septiembre de 2005, a fojas 522, que reza: “SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE TRATÁNDOSE DE LEYES DECLARADAS INCONSTITUCIONALES POR JURISPRUDENCIA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. ES OBLIGATORIA EN EL AMPARO, A FIN DE HACER PREVALECER LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS COMO LEY SUPREMA. El imperativo legal de suplir la queja deficiente en materia de amparo cuando el acto reclamado se funde en leyes declaradas inconstitucionales por jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, contenido en el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, se instituyó con el propósito de 12 lograr un eficaz control de la constitucionalidad de las leyes a fin de hacer prevalecer la Constitución; lo que implica la obligación para los juzgadores de amparo de suplir en esos casos la deficiencia de la queja, en forma absoluta, para hacer efectiva la referida declaración de inconstitucionalidad. Ello, porque la finalidad esencial de garantizar el principio de supremacía constitucional es superior a cualquier interés particular, pues se busca evitar la aplicación de leyes contrarias a ella; consecuentemente, ante el interés público que como bien supremo del Estado debe imperar en todo caso, es necesario que se acate puntualmente la obligación de suplencia de la queja en los términos señalados, sin que pueda estimarse justificado el incumplimiento de ese imperativo legal y menos aún la inobservancia de la jurisprudencia emitida por este Alto Tribunal.”. IV.- Ahora bien, se estima que la suplencia de la deficiencia de la queja, prevista en la fracción I del artículo 76 bis de la Ley de Amparo, resulta aplicable cuando el acto reclamado se funde en una ley local, declarada inconstitucional por jurisprudencia de los tribunales colegiados. Lo que se afirma, tomando en cuenta que: 1.-Los tribunales colegiados tienen competencia, por delegación del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para conocer de los recursos de revisión contra las sentencias dictadas en la audiencia constitucional, cuando en la demanda de amparo indirecto se impugne la inconstitucionalidad de una ley local. 2.- Las resoluciones dictadas por los tribunales colegiados, en la hipótesis de referencia, constituyen decisiones inmutables e inatacables, por tratarse de una decisión emitida por un tribunal terminal; de manera que, ni siquiera la Suprema Corte de Justicia de la Nación está jurídicamente facultada para modificarla. 3.- Los tribunales colegiados actúan por mandato expreso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al delegarles su competencia constitucional originaria; por lo que, con esa delegación, se dan algunas características similares, mas no iguales, de una representación del máximo tribunal del país, por parte de los tribunales colegiados. no ha sido modificada por el legislador, a fin de adecuarla al contexto real y actual, derivado de la delegación competencial en comento; para la interpretación del artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, no puede tomarse en cuenta solamente su texto aislado, pues éste es parte de un conjunto de normas y que adquiere un sentido sistémico al momento en que los operadores realizan su aplicación. 4.- Al existir esa delegación competencial, es inconcuso que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los asuntos relativos a los amparos indirectos en revisión, ya no sustenta tesis de jurisprudencia, en las que se declaren inconstitucionales las leyes locales. 5.- Cuando los tribunales colegiados emiten una jurisprudencia, en la que se declara inconstitucional una ley local, con motivo del ejercicio de su competencia delegada, se da una cierta ficción jurídica; pues es como si la declaratoria la hubiese hecho el máximo tribunal del país, por tratarse de un asunto que constitucionalmente le correspondía conocer a ésta, pero respecto del cual decidió constitucional y legalmente delegar su competencia. De tal manera que, dicho artículo, en relación con el acuerdo general del tribunal Pleno, debe ser interpretado en el sentido de que opera la deficiencia de la queja, cuando el acto reclamado se funde en una ley local declarada inconstitucional por jurisprudencia de los tribunales colegiados de circuito. 6.- Al suplirse la deficiencia de la queja en los juicios de amparo, cuando exista jurisprudencia de los tribunales colegiados en la que declare inconstitucional una ley local, se hace prevalecer la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como Ley Suprema; con lo que se logra garantizar el principio de supremacía constitucional, que es superior a cualquier interés particular, y con ello, se busca evitar la aplicación de leyes contrarias a nuestra Carta Magna. Habida cuenta que, con esta interpretación, no se desconocen ni se desnaturalizan los propósitos que llevaron al legislador a establecer la suplencia de la deficiencia de la queja, cuando el acto se funde en una ley declarada inconstitucional por jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; sino que, por el contrario, con esa interpretación, se logra plasmar la intención del legislador, es decir, que prevalezca la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como Ley Suprema, y evitar la aplicación de leyes contrarias a ella. 7.- Además, así se logra que impere el interés público, como bien supremo del Estado. V.- No es obstáculo a lo anterior, el hecho de que el legislador ordinario no haya reformado el artículo 76 bis, fracción I, de la Ley de Amparo, para que en dicha norma se establezca expresamente la procedencia de la suplencia de la deficiencia de la queja, cuando exista jurisprudencia de los tribunales colegiados que declaren inconstitucional una ley local. Algo similar sucede con la interpretación del artículo 95, fracción VI, de la Ley de Amparo, que prevé la procedencia del recurso de queja contra las resoluciones que se dicten después de fallado el juicio en primera instancia, cuando no sean reparables por los jueces de Distrito o por la Suprema Corte de Justicia, con arreglo a la ley; pues, aun cuando en dicho precepto sólo se hace referencia expresa del máximo tribunal del país, no así de los tribunales colegiados, el mismo se interpreta en el sentido de que tampoco pueda ser reparable por éstos, dado que, cuando se expidió el artículo en comento, ni siquiera existían los tribunales colegiados y, consecuentemente, las posibles violaciones únicamente podían ser reparables por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esto es así, toda vez que los acuerdos generales del Pleno de la Suprema Corte son normas de carácter general; consecuentemente, si la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en ejercicio de sus facultades constitucionales y legales, que se traducen en funciones materialmente legislativas, optó por delegar su competencia originaria a los tribunales colegiados, para que éstos conozcan de los amparos indirectos en revisión, que versen sobre la constitucionalidad de leyes locales, entonces la fracción I del artículo 76 bis, de la Ley de Amparo, debe ser interpretada de manera sistemática y en armonía con el acuerdo general del tribunal Pleno. En otras palabras, aun cuando la norma respectiva Lo anterior se corrobora con la tesis XI/97, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo V, 13 marzo de 1997, a foja 341, que a la letra señala: “QUEJA PREVISTA EN LA FRACCION VI DEL ARTICULO 95 DE LA LEY DE AMPARO. A QUE TRIBUNAL COLEGIADO CORRESPONDE SU CONOCIMIENTO. Este precepto establece dos casos de resoluciones impugnables en el recurso de queja, que no admiten expresamente el recurso de revisión: a) aquellas que durante la tramitación del juicio de amparo o del incidente de suspensión, por su naturaleza trascendental y grave, puedan causar daño o perjuicio a alguna de las partes, no reparable en la sentencia la definitiva; y b) las que se dicten después de fallado el juicio de amparo en primera instancia, cuando no sean reparables por las mismas autoridades o por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (debiera agregarse "o por los Tribunales Colegiados de circuito") con arreglo a la ley. Ahora bien, el artículo 99, en sus párrafos primero y segundo, de la propia ley, señala que en los casos de las fracciones I, VI y X, del artículo 95, el recurso de queja se interpondrá por escrito ante el Tribunal Colegiado de Circuito que corresponda, y que en los casos de las fracciones V, VII, VIII y IX, de este último precepto, el recurso de queja se interpondrá por escrito ante el tribunal que conoció o debió conocer de la revisión; sin embargo, no por ello debe entenderse invariablemente que el Tribunal Colegiado de Circuito que corresponda es el de turno -en los lugares en que existen diversos órganos jurisdiccionales de la misma materia, fuero y función-, y no el que conoció de la revisión, porque cuando se impugna una decisión del juzgador de amparo dictada después de fallado el juicio de amparo en primera instancia, lo más conveniente es que conozca de ella el Tribunal Colegiado que, en su caso, resolvió el recurso de revisión interpuesto contra la resolución que puso fin a dicha instancia, porque, además de ser el competente para ello, es quien se pronunció en determinado sentido respecto del fondo del asunto, por ser lo más prudente y para evitar que sobre un mismo tema, aunque por diferentes etapas procesales y recursos, conozcan dos Tribunales Colegiados. Cosa distinta sucede cuando en el recurso de queja se combate un acto dentro del juicio de amparo, que es la otra hipótesis prevista en el artículo en estudio, porque aquí su conocimiento sí corresponde al Tribunal Colegiado de Circuito en turno, en los casos en que esto es posible, y no debe atenderse al que conoció de la revisión, si es que ésta ya se interpuso, por resultar intrascendente para la resolución del diverso y posterior recurso”. (Negritas y subrayado añadido). VI.- Con apoyo en todo lo anterior, se estima oportuno que los tribunales colegiados emitan sus tesis jurisprudenciales en las que declaren inconstitucionales las leyes locales y que las publiquen, para su conocimiento y posterior aplicación, en suplencia de la deficiencia de la queja. En el entendido de que, siguiendo los criterios jurisprudenciales sustentados por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la suplencia de la deficiencia de la queja, cuando el acto reclamado se funde en una ley local declarada inconstitucional por los tribunales colegiados, operará: 1.- Aun cuando no se hubiere planteado en la demanda de garantías la inconstitucionalidad de la ley. 2.- Sin importar de que se trate del segundo o ulteriores actos de aplicación de la ley declarada inconstitucional por la jurisprudencia. 3.- En primera instancia o en revisión. 4.- Aun ante la ausencia de conceptos de violación o de agravios. Basta decir que no es óbice a lo anterior, la circunstancia de que puedan emitirse jurisprudencias contradictorias por los tribunales colegiados; pues debe puntualizarse que, aun cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación conociese de ese tipo de asuntos, podría darse el caso de que las Salas sustentaran criterios divergentes, para lo cual, el Pleno tendría que unificar criterios, mediante la substanciación del procedimiento relativo a la contradicción de tesis respectivo. De tal manera que, si los tribunales colegiados emitieran criterios opuestos, ello daría lugar a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determine el criterio que debe prevalecer; por lo que, en última instancia, la jurisprudencia unificadora de nuestro máximo tribunal es la que prevalecería y, por tanto, la misma sería de observancia obligatoria. 14 Comentarios a la reforma del código de comercio de fecha 17 de abril de 2008. Lic. J. Jesús Castellanos Malo Su libro quinto se refiere a los procedimientos mercantiles, pero fue una mala copia, y además mutilada, de la ley de enjuiciamiento civil española de 1884 y según el maestro Niceto Alcalá Zamora y Castillo, también fue deficiente, pero para nuestro estudio conviene recordar que en sus artículos 1077 (que señala el plazo), 1079 y 1344, se reguló el recurso de CASACION, que procede concretamente: contra sentencias definitivas dictadas en la última instancia de cualquier juicio, “y que no hayan pasado en autoridad de cosa juzgada” (sic) y puede interponerse: “I. En cuanto al fondo del negocio; II. Por violaciones de las leyes que establecen el procedimiento” (sic). APELACIÓN EN MATERIA MERCANTIL El Código de Comercio ha sido todo una calamidad, fue desmembrado y desarticulado casi en cada título o capítulo, que se han convertido en ley especial o específica para integrar la legislación mercantil; siempre se ha prometido o ha habido la esperanza de que ahora sí aparezca el nuevo ordenamiento de esta materia, pero no ha sucedido, por razones inexplicables, por eso ahora, ante esta nueva reforma mal diseñada, cabe hacer algunas reflexiones, y para eso las he sectorizado en tres grandes aspectos o rubros que denominaremos como: 1.- Antecedentes; 2.Aspectos generales; 3.- Operatividad de la reforma, cómo poderla realizar, para así explicar esta desacertada reforma. 1. ANTECEDENTES. Sabemos que el Código de Comercio es de fecha 15 de septiembre de 1889 y entró en vigor el día 1° de enero de 1890, en su promulgación se indica lo siguiente: “Secretaría de Estado y del Despacho de Justicia e Instrucción pública. El Presidente de la República se ha servido dirigirme el decreto que sigue: Porfirio Díaz, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes sabed: que en virtud de la autorización concedida al ejecutivo de la Unión por decreto del 4 de junio de 1887, he tenido a bien expedir el siguiente Código de Comercio.” 15 De ahí que tiempo posterior al amparo directo se le conozca también como amparo casación o judicial, donde se pueden atacar dichas violaciones, o sea, de tipo procedimental y de fondo. Se estableció en su artículo 1051 el sistema de aplicación SUPLETORIA de “la ley de Procedimientos local respectiva” (sic), lo que provocó problemas, tomando en cuenta que existe treinta y un leyes adjetivas o instrumentales estatales, más la del Distrito Federal, considerado éste como “entidad federativa”. Hay que resaltar que de estas existen unas que son verdaderos Códigos Procesales (el de Morelos), pero otras son de Procedimientos Civiles (como en Querétaro), que no es lo mismo. Por lo que comenzaron a existir divergencias de interpretación en su aplicación en los diversos lugares en que se presentaban similares o idénticos asuntos, pero con legislación supletoria diferente, ante una misma ley federal, o nacional, como también se le ha denominado a ese Código de Comercio. Debido a esto, pronto hubo la tendencia a que apareciera un Código monitor o único en esta materia, o que por lo menos fuera aplicable el Código Federal de Procedimientos Civiles, ante las carencias que presentaba ese libro quinto, y a efecto de lograr obtener el anhelado PRINCIPIO DE UNIFICACION, sin embargo no se obtiene lo anterior, y sí en cambio, ahora tenemos en la reforma que se comenta tres dimensiones procesales: la propia del Código de Comercio; la federal de procedimientos, y las locales. Con la siguiente interrogante que nos presentan los artículos 1054 y 1063, ya que estos nos indican que los juicios mercantiles se substanciarán conforme a los procedimientos aplicables de ese código, leyes especiales en esa materia, “en su defecto” por el Código Federal, “en último término” por el local. Pienso que hasta aquí no existe problema en la prelación de leyes. Sin embargo, el primero de los invocados en su parte conflictiva, establece “en caso de que no regule LA INSTITUCION CUYA SUPLENCIA SE REQUIERA” se aplica la ley de procedimientos local. Se tendrá que interpretar el alcance de la expresión que utiliza para este tipo de suplencia, pues norma: “que no regule la institución”; a qué se refiere al expresar lo anterior, pienso que no se trata de no prever alguna figura procesal, como sucedió históricamente ante la omisión de la caducidad en materia mercantil, que por jurisprudencia se interpretó que no podía aplicarse debido a que el legislador en el momento de expedirse dicho código, no tenía conocimiento de dicha figura, pero ahora se repite, lo que señala es ante la ausencia de LA INSTITUCION. ¿Podrá referirse a la jurisdicción voluntaria?, ¿o bien a la denegada apelación?. Además, como ya se dijo, se trata de aplicación de una ley federal de contenido nacional, pero en cada una de las 31 entidades federativas, podrán existir supuestos que no prevean otras, para los mismos asuntos, alterando así la mencionada unificación. Cabe considerar también que este libro quinto ha tenido varias reformas, pero de las más criticables se encuentra la del año 1996, en que desde sus artículos transitorios fueron desacertados, pero para nuestro estudio diremos que lo más peligroso fue que nos introdujo en una ETAPA FORMULARIA propia del inicio del derecho romano, de trámite ritual, donde deben emplearse fórmulas lapidarias, pues en caso contrario se pierde el asunto, pues lo importante es seguir ese rito. Aquí recordaremos lo 16 que en su momento señaló el primer tribunal colegiado del primer circuito en materia administrativa, en célebre jurisprudencia, refiriéndose a los recursos administrativos que consideró se convierten en: Campos minados, laberintos tortuosos, selvas tropicales, caminos sinuosos, donde sucumbe el derecho y la razón, pues ya no interesa protegerlos sino que se cumpla el ritual. En la comentada reforma se hace casi imposible, entre otros puntos, el referente al ofrecimiento de pruebas, básicamente tratándose de la prueba pericial o de la testimonial, ante esas exigencias legales; que de alguna manera no interesa investigar cómo sucedieron realmente los hechos, sino que se satisfagan las exigencias o requisitos legales. En otra de sus reformas, se introdujeron dos tipos delictivos en esa ley de derecho privado que debe regularse conforme a justicia conmutativa y no convertirla en ordenamiento punitivo, como se hizo en el artículo 1395 último párrafo, al sancionar que: “cometerá el delito de desobediencia el ejecutado que transmita el uso del bien embargado sin previa autorización judicial” (este artículo se encuentra en el título tercero relativo a los juicios ejecutivos). Así como el artículo 406 de la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito (artículo que se encuentra en su sección segunda, “del fideicomiso de garantía”). Toda vez que si es criticable la creación de delitos en leyes especiales del orden administrativo tales como las ecológicas o del medio ambiente, o que se refieran a los espacios de la justicia social o distributiva, es totalmente inaceptable que en un ordenamiento del derecho privado como es el mercantil, se introduzcan figuras delictivas con tipos específicos. Justicia uni-instancial Los artículos 1339 y 1340 restringen la apelación a los asuntos por razón de su cuantía, pues cuando es inferior a $200,000.00 por concepto de suerte principal así como los que se ventilan en juzgados de paz o de cuantía menor, no procede este medio de impugnación, ya que: “sólo son recurribles las resoluciones que se dicten durante el procedimiento y las sentencias que recaigan en negocios cuyo valor exceda de $200,000.00 por concepto de suerte principal, sin que sean de tomarse en consideración intereses y demás accesorios reclamados a la fecha de interposición del recurso” debiéndose esto actualizar en forma anual, en los términos de los invocados dispositivos; lo que provocará indefensión en los particulares que ventilen asuntos menores a dicha cuantía, originándose así una justicia uni-instancial, o dicho de otra manera, justicia para ricos y para pobres. Con la agravante de que existe la tendencia de limitar el juicio de amparo directo o uni-instancial, pretendiéndose introducir un nuevo artículo a la Ley de Amparo, como es el 158 BIS, que básicamente se le quiere restringir con base en la fijación de criterios “de importancia y trascendencia” que si no reúnen tales requisitos se desechará la demanda, y esto siguiendo reglas que señalen los acuerdos generales que emita el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aspectos estos, según mi punto de vista, totalmente subjetivos. Después de haber planteado algunos aspectos sobre el Código monitor, de la etapa formularia introducida en esta materia, de la justicia uni-instancial y de la aplicación supletoria de leyes, pasaremos ahora al segundo punto de análisis: 2. ASPECTOS GENERALES Al leer este nuevo texto legal de la reforma en comento, nos viene a la memoria lo que en su momento se le dio el nombre de “AMPAROIDE”, que estuvo previsto en el artículo 161 de la Ley de Amparo que consistía en una manera de su preparación, a través de incidente de reclamación o reparación constitucional y que, en su caso, se debía formular la protesta respectiva contra la violación reclamada. Si no se hacía valer esta reparación o no se formulaba la protesta no procedía ese medio de defensa. Lo que fue muy criticado por su inutilidad y ante los requisitos exigidos se podía dejar en estado de indefensión al justiciado. La jurisprudencia pronto interpretó que tal reparación constitucional era un medio de preparar el juicio de garantías y que no podía considerarse como un recurso ordinario o medio de revocación de resoluciones judiciales, además, que era improcedente tratándose del amparo indirecto o bi-instancial. Hay que hacer notar que lo anterior era tratándose de un juicio extraordinario como lo es el amparo, sin embargo, ahora las exigencias de tal preparación se refieren a un recurso ordinario que como instrumento o medio de defensa, o arma legal debe establecerse con la suficiente claridad y precisión, ya que este se ejercita por el gobernado en contra de actos de autoridad, y si es oscuro, impreciso o da motivos de incertidumbre, obviamente el afectado es el particular. 17 3. OPERATIVIDAD DE LA REFORMA En esta reforma en análisis no aparece, como sucedía anteriormente, un artículo expreso en donde se mencione el tipo de actos jurisdiccionales que pueden ser impugnados a través de este recurso legal, como vamos a detectar. Podemos iniciar su estudio o análisis a partir del artículo 1338 que regula que la apelación puede admitirse en el efecto devolutivo y en el suspensivo. Cuando se trata del primero, puede ser: 1. de tramitación inmediata, o 2.conjunta con la definitiva. Sin embargo, en dispersos artículos prevé otro ingrediente como lo es: 3. efecto preventivo, que recoge los siguientes dispositivos: art. 1079, 1224, que dice: apelación preventiva; 1339 parrafo 4, 1344 se hace “sin expresar agravios”, en caso de no interponerse la sanción es que se tendrá por precluido el derecho del afectado. Como se observa, esta figura del efecto preventivo no se encuentra normado en el invocado dispositivo 1338. El artículo 1345 sí establece un catálogo de actos judiciales que casuísticamente regula como apelaciones que se tramitarán de inmediato; que debido a su naturaleza, ya de esa manera se había venido haciendo. Basta con leer los supuestos que contienen sus diferentes fracciones. Sin embargo, existen otros artículos dispersos que también la contemplan, tales como el 1057 que trata de la resolución que se dicte sobre el análisis de la personalidad de las partes, que como siempre ha sucedido puede ser de oficio o por impugnación de su contraria; 1191 cuando se trata de providencia precautoria; 1345 BIS 1que regula que en esta tramitación inmediata deben expresarse los agravios; 1345 BIS 2 y 1345 BIS 7 que regula su sanción por no expresar agravios, y es declarar precluido el derecho, además queda firme la resolución. El artículo 1345 BIS 8 al prever esta tramitación inmediata de apelación en contra de autos y de sentencias interlocutorias introduce la novedad de que cuando pueda causarse un daño irreparable o de difícil reparación, cuando el efecto sea el devolutivo, previa garantía o caución que se exhiba puede obtenerse la suspensión del acto; sin embargo también señala que su cuantía no podrá ser inferior a SEIS MIL PESOS y será fijada al prudente arbitrio del juez. Igualmente dicha cantidad de dinero se actualizará en forma anualizada, bajo los lineamientos de ese dispositivo. Si se estima que tal garantía es excesiva o se niegue la admisión del recurso en ambos efectos (suspensivo) procede el recurso de REVOCACION. analizarse la procedencia o no de tal calificación o desestimación, y luego pasar al análisis si resultan trascendentes o no para el cuestionamiento principal, que se fallará en definitiva. Aparte de los dos supuestos ya analizados se crean otras hipótesis para la tramitación conjunta con la sentencia en diversos artículos de esa reforma, tales como el 1154 y 1165 cuando se concede la exhibición de bien mueble o documentos, así como el del auto de ejecución, previstos en ellos; el 1203 que se refiere al auto que admite pruebas, que será en el efecto devolutivo con tramitación conjunta. Cuando se trata de apelación admitida en ambos efectos, el último párrafo del artículo 1345 BIS 4, norma que “suspende desde luego la ejecución de la sentencia (definitiva que resuelva lo principal) hasta que ésta causa ejecutoria. Tratándose de auto o interlocutoria que por su contenido impide la continuación del procedimiento, suspende la tramitación del juicio. El artículo 1348 regula igual tramitación inmediata cuando se trata de liquidación de sentencia que no contiene cantidad líquida. Por otra parte, merece especial atención el tratamiento que se da para el caso de desestimación de preguntas a testigos; así como el acuerdo de calificación de posiciones cuya tramitación va a ser conjunta con la sentencia de fondo, que va a provocar gran cantidad de reposición de procedimientos. En efecto: el artículo 1224 señala que “contra la calificación de posiciones, procede el recurso de apelación preventiva de tramitación conjunta con la sentencia definitiva”. A su vez el artículo 1263 establece que: “contra la desestimación de preguntas sólo cabe el recurso de apelación en el efecto devolutivo, de tramitación conjunta con la sentencia definitiva”. O sea, que en contra de calificación de posiciones, y de desestimación de preguntas formuladas a los testigos su análisis de procedencia o no, se reserva hasta que pueda ser resuelta la apelación dirigida en contra de la resolución de fondo, y no antes como así sucedía. Los artículos 1054 y 1165 preveen también la apelación en ambos efectos tratándose del supuesto del acuerdo que niegue la exhibición de bien mueble o de documentos, así como la resolución que niegue el auto de ejecución a que se refiere el último de los dispositivos invocados. En otro orden de ideas, es importante resaltar el contenido de otros artículos de esta reforma que pueden resultar interesantes, como son: Los artículos 1342 y 1345 BIS 4, vuelven a impedir que en segunda instancia se puedan ofrecer y desahogar pruebas, como sucede en nuestro Código Local de Procedimientos Civiles cuando se trata de la confesoria, o de aquellas que no se verificaron por causas no imputables al oferente, toda vez que las apelaciones en esta materia mercantil se admitirán o denegarán de plano, y se substanciarán con un solo escrito de cada parte. Por lo que respecta a los efectos de la resolución que se pronuncia con motivo del recurso de apelación, tradicionalmente es para confirmar, modificar o revocar, sin embargo ahora el artículo 1336 en lugar de utilizar el verbo de modificar emplea la expresión de: “REFORME”, aparentemente su significado gramatical parece ser lo mismo, sin embargo puede existir imprecisión al confundir el continente con lo contenido, ya que la modificación implica que en alguna de sus partes del fallo combatido se deba alterar en su contenido. Y la reforma implica que se le dé otro contexto, o forma que puede ser sustancial, que de alguna manera lleva implícita alguna Sin embargo, cabe hacer la pregunta interpretativa al artículo 1344 párrafo segundo que norma la procedencia de reponer el procedimiento cuando se trata o “existan violaciones procesales que sean TRASCENDENTES AL FONDO DEL JUICIO”, anterior a esta expresión también señaló “siempre y cuando las mismas trasciendan al fondo del juicio”. Por lo que, en ese momento procesal oportuno deberá 18