libro anepe nº 6 - ANEPE – Academia Nacional de Estudios

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La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
1
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
2
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Marco Bustos
Carrasco
Pablo Rodríguez Márquez
LA DISUASIÓN CONVENCIONAL,
CONCEPTOS Y VIGENCIA
Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos
MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL
3
Copyright 2004, by Marco Bustos Carrasco y Pablo Rodríguez Márquez
Septiembre de 2004
Edita: MAGO Editores
Merced Nº 22 Of. 1002 Stgo.
Fono / Fax: 6645523
E-mail: [email protected]
Registro de Propiedad Intelectual N' 141.689
ISBN: 956-8249-10-9
Diseño Portada e Interiores: M. Magdalena Domínguez S.
Impreso en Chile / Printed in Chile
Derechos Reservados
Agradecimientos
A nuestras familias, por su permanente apoyo y
tolerancia por el tiempo dedicado a este trabajo.
A la Academia Nacional de Estudios Políticos y
Estratégicos, por incentivar la investigación en
seguridad y defensa, generando un espacio para
ampliar el horizonte de nuestros conocimientos.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
INTRODUCCIÓN
Con la caída del Muro de Berlín y, subsecuentemente, el término de la Guerra Fría, resurgieron las esperanzas sobre el fin de la
guerra, como instrumento político para la solución de los conflictos y
el nacimiento de una nueva era caracterizada por el predominio de la
paz y la cooperación mundial, llegándose hasta abogar por el término
del concepto de seguridad nacional y la eliminación de las fuerzas
armadas, sin embargo, los acontecimientos mundiales acaecidos desde 1989 hasta la fecha, particularmente “nuevos conflictos, la irrupción de rivalidades étnicas que estaban enterradas por las fuerzas del
bipolarismo de la Guerra Fría, aspiraciones nacionalistas, divisiones,
entre otros hechos”, 1 han demostrado que dichas corrientes de pensamiento estuvieron muy alejadas de la realidad, confirmándose que
“el conflicto es algo que no puede separarse de la idea de sociedad,
porque ambos se producen simultáneamente”. 2
Dada esta realidad, en la consecución del bien común de la
sociedad, que constituye su fin último, una de las principales funciones del estado continua siendo la seguridad nacional, entendida como
“la condición que logra un país cuando sus intereses nacionales están a resguardo de interferencias importantes, producto de acciones
que se han tomado en el ámbito del desarrollo nacional, en un sentido
amplio, y en el ámbito de la Defensa Nacional”. 3
De lo anterior, se desprende que la seguridad nacional se materializa a través del desarrollo sustentable y armónico de todas las
áreas del quehacer de un país y, también, mediante la ejecución de
“medidas que el Estado debe adoptar para neutralizar o resolver un
conflicto externo”. 4
1
2
3
4
Muñoz Valenzuela, Heraldo, El nuevo orden mundial posterior a la caída del
Muro de Berlín y sus consecuencias en la Seguridad Internacional, especialmente en la región,
Memorial del Ejército de Chile, Edición Nº 459, Santiago,1998, p. 144.
Fraga, Manuel A., Guerra y Conflicto Social, Gráficos Augina, Madrid, 1962. p. 2.
Ministerio de Defensa Nacional de Chile, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Santiago, 1997,
p. 73.
Ibíd., p. 81.
7
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Es importante agregar que estas últimas medidas no sólo se
refieren a la preparación para hacer frente a un hipotético conflicto,
que involucra a todos los integrantes de un país, y a su resolución, a
través del empleo de todos los campos de acción, sino que, también,
a las actividades para anticiparlo e, idealmente, prevenirlo, “puesto
que la paz será siempre el escenario más favorable, en tanto no se vea
afectada la soberanía del estado ni la integridad territorial del país”.5
En síntesis, “la Defensa Nacional persigue alcanzar una condición de seguridad externa tal que el país pueda lograr sus objetivos
nacionales libre de interferencias exteriores”, 6 siendo dirigida, coordinada y armonizada por el estado, sin perjuicio que en ella tienen
responsabilidad y deben participar todos los ciudadanos.
Para concretarla, los estados definen una política de defensa
que, en la práctica, “representa la materialización de la defensa en
cuanto un conjunto normativo que explica el tipo de defensa que se
estima adecuada para un determinado momento de la historia del
país” 7 y que será “concordante con su posicionamiento en el sistema
internacional, con los riesgos y amenazas por enfrentar, con la realidad geográfica nacional y, también, con la tradición en materia de
defensa”. 8
Es en este contexto, donde el tema que nos interesa -la
disuasión- adquiere un rol particular, al constituir uno de los modos o
modelos políticos estratégicos para evitar que un determinado conflicto escale hasta el empleo de la fuerza militar.
La disuasión surge como una estrategia más para prevenir y
evitar el conflicto, especialmente aquel cuya máxima expresión es la
guerra, ubicándose en el nivel de la conducción política estratégica
de un estado y cuya exteriorización concreta se expresa a través de
una determinada política o concepción de la defensa que realiza un
país.
5
6
7
8
8
Ibíd.
Ibíd., p. 74.
Ibíd., p. 87.
Ibíd.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Existen abundantes trabajos sobre este tema, destacándose
aquellos que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, centran sus estudios en las consecuencias del empleo de armas nucleares en el conflicto Este–Oeste y la necesidad de adoptar estrategias que impidieran la consumación de una guerra en la que no existirían vencedores
ni vencidos.
Desde esta perspectiva, surgen autores denominados clásicos, tales como, André Beaufre, Leo Hamon y Liddell Hart, quienes
sin perjuicio de centrar sus obras en un contexto de confrontación
ideológica, con la amenaza cierta del empleo de armas nucleares, desarrollan ideas y conceptos que, más adelante, servirán de base para
que otros pensadores y expertos profundicen sobre sus objetivos y
componentes, pero, ahora, orientados hacia conflictos convencionales.
En Chile, a partir de la explicitación de la Política de Defensa,
a través del Libro de la Defensa Nacional, la disuasión ha pasado a
constituir un elemento central de la forma como debe estructurarse la
defensa en nuestro país.
Asimismo, cooperó a que el concepto de disuasión adquiriera
una mayor relevancia, convirtiéndose en un tópico de discusión académica, especialmente en las organizaciones dedicadas a la investigación y extensión en temas relacionados con la defensa. Un ejemplo de
esto, lo constituye la Academia de Guerra, en la que desde hace muchos años se viene tratando el concepto de disuasión, incorporándolo a la malla de contenidos de los cursos regulares de Estado Mayor y,
últimamente, en los distintos cursos de postgrado, diplomados y
magíster en Ciencias Militares que imparte, con la participación de
civiles y militares.
En el Libro de la Defensa Nacional, nuestro país declara enfáticamente que el logro de los objetivos nacionales implica la mantención de una política de defensa no agresiva, pero sí disuasiva, lo que
impone un importante desafío a quienes estamos llamados a ejecutar
dicha política, en el sentido de comprenderla y aplicarla de acuerdo a
sus reales objetivos y alcances.
9
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Sin embargo, se ha podido evidenciar que no existe unidad de
criterio en cuanto a la manera en que la disuasión debe manifestarse e
implementarse, siendo objeto de variadas definiciones e interpretaciones que es necesario revisar y estudiar.
En este sentido, han surgido posiciones críticas que tienden
a reducir el real valor de la disuasión, por contraponerse con la aplicación de otras estrategias destinadas a aminorar las posibilidades de
ocurrencia de un conflicto, especialmente aquellas orientadas a la
estructuración de acuerdos supranacionales de carácter regional o
continental y con otras acciones, tales como, por ejemplo, las medidas de confianza mutua. 9
Es por ello que, teniendo en cuenta los cambios producidos
en la última década a nivel mundial y regional, se impone la necesidad
fundamental de abordar a fondo la revisión de este tema, de gran
trascendencia para la seguridad del país.
Especial relevancia adquiere el determinar, clara y concretamente, los objetivos de la disuasión, los aspectos o áreas específicas
que la componen y la forma en que opera, de tal manera que, a través
de su completo entendimiento, estemos en condiciones de aplicarla
correctamente en beneficio de la seguridad nacional y particularmente de la defensa nacional, ámbito donde alcanza su mayor expresión y
aplicación.
Asimismo, existe un aspecto que tiene directa relación con
este tema y que, a diferencia de todas las variables involucradas, no
ha sido suficientemente investigado, cual es, el rol que tiene la persuasión en la disuasión.
Es sobre estos ámbitos, donde se hace centro de gravedad,
de tal manera de aportar nuevos conocimientos, complementando y
actualizando lo existente sobre la materia.
9
10
Acuerdo o compromiso entre dos o más estados para establecer ciertas acciones tendientes a atenuar
las percepciones de amenaza mutua y a evitar situaciones de sorpresa en sus relaciones. Del Castillo,
Guillermo, Una visión sobre el desarrollo de la confianza mutua en América Latina, Revista Memorial del Ejército Nº 463, E.M.G.E., Santiago, 2000, p. 5
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
De acuerdo con lo anterior, el presente trabajo busca responder a la siguiente interrogante: ¿Está vigente el concepto de disuasión
como estrategia para prevenir los conflictos interestatales en la actualidad?
Para darle respuesta, en las siguientes páginas se procura
conceptualizar lo que se entiende por disuasión convencional, estableciendo sus objetivos, alcances, elementos constitutivos y la forma
en que opera cada uno de ellos, con especial énfasis en el papel que
cumple la persuasión en el logro de sus finalidades.
Asimismo, se intenta determinar su vigencia a través de una
comparación con las estrategias para prevenir y evitar los conflictos
bélicos que en la actualidad se han implementado, tanto en el ámbito
mundial como regional.
En función de lo señalado, el objetivo general de este trabajo
investigativo es determinar la vigencia de la disuasión convencional
como estrategia para prevenir los conflictos bélicos entre estados, en
la actualidad, considerando los siguientes objetivos específicos, los
cuales son desarrollados en detalle en cada uno de los capítulos:
Analizar las diferentes corrientes y líneas de pensamiento sobre la disuasión convencional, para enunciar una conceptualización
de la misma e identificar y describir, en general, sus objetivos, características y componentes.
Estudiar la aplicación de la disuasión convencional, mediante
un caso específico, para identificar y describir la forma como opera en
general y en particular, a través de sus componentes.
Analizar el concepto de persuasión, para establecer su relación y el rol que cumple en el contexto de la disuasión convencional,
Analizar otras estrategias implementadas en la actualidad para
prevenir los conflictos bélicos y su relación con la disuasión, para
establecer contradicciones y coherencias, que permitan determinar
su vigencia.
11
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
A pesar de constituir un trabajo que, en alguna medida, explora las relaciones que existen entre la disuasión y otras estrategias
para evitar o prevenir conflictos bélicos, lo que dificulta definir una
respuesta tentativa al problema de la investigación, se planteó la siguiente hipótesis:
La disuasión convencional, cuando es entendida y aceptada, por quien la emplea, como una política de estado que implica
una capacidad real, en términos de poder nacional y una voluntad
política que la hagan creíble, constituye una herramienta eficiente
del conductor político para prevenir un conflicto bélico o minimizar su intensidad, manteniendo su vigencia en la actualidad, al ser
coherente su aplicación en el contexto de otras estrategias que tienen la misma finalidad.
Con el objeto de comprobar o rechazar esta hipótesis y, con
ello, responder la interrogante que dio origen al presente trabajo, se
desarrolló una investigación que combina estudios descriptivos,
exploratorios, correlacionales y explicativos.
Estudios descriptivos, en cuanto a los antecedentes relacionados con las diferentes corrientes de pensamiento sobre la disuasión
convencional, la aplicación histórica de la misma y otras estrategias
implementadas en la actualidad para prevenir y evitar los conflictos
bélicos, los cuales sirvieron de base para el desarrollo del resto del
trabajo de investigación.
Estudios exploratorios, en el sentido que se estudian dos temáticas no desarrolladas en profundidad hasta la fecha y sobre las
cuales la bibliografía relacionada es reducida. Nos referimos a la persuasión y su rol en la aplicación de la disuasión convencional, y a la
coherencia o contradicción que ésta última presenta en el contexto de
la existencia de otras estrategias que tienen la misma finalidad.
Estudios correlacionales, ya que se relacionan diversas variables, con el fin de estructurar y enunciar una conceptualización de
disuasión convencional y para establecer su vigencia, ante la existencia de otros instrumentos políticos empleados por los estados para
afianzar las estrategias de cooperación más que de conflicto.
12
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Finalmente, estudios explicativos, por cuanto, a través del
análisis de aspectos teóricos de carácter psicológico, se procura identificar y definir cuál es el papel que cumple y cómo se relaciona la
persuasión con la disuasión convencional.
En general, la recolección de antecedentes se basó en el análisis de textos, escritos y computacionales, de autores nacionales e
internacionales, relacionados con la temática correspondiente a cada
variable involucrada en la presente investigación, con el objeto de
extraer la información atingente que permitiera el logro de los objetivos fijados para este trabajo.
En relación con la forma de análisis de los antecedentes que
se obtuvieron, por tratarse de una materia de carácter netamente teórica, se aplicó una combinación de métodos cartesiano, relacional y
racional, a través de los cuales se buscó analizar cada una de las
variables involucradas en el problema de investigación, relacionarlas
unas con otras y establecer las conclusiones correspondientes.
Conforme con lo anterior, la presente investigación considera
el desarrollo de los siguientes capítulos:
En el Capítulo I, se establece una conceptualización de la
disuasión, a través del estudio de diferentes pensamientos y el análisis de los aspectos involucrados en sus múltiples definiciones, para
finalmente enunciar y describir las características particulares y, en
términos generales, los componentes de la disuasión convencional.
En el Capítulo II, se describen los modelos y opciones estratégicas; los modelos de disuasión; y los componentes de esta última,
ejemplarizando su aplicación, a través del análisis específico de un
conflicto posterior a la II Guerra Mundial, como lo fue la crisis entre
Chile y Argentina, en el año 1978.
En el Capítulo III, se desarrolla una conceptualización de la
persuasión y se deduce el rol que cumple en el contexto de la disuasión
convencional.
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Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En el Capítulo IV, se analizan diferentes estrategias
implementadas en la actualidad para prevenir los conflictos bélicos y
su relación con la disuasión convencional, estableciéndose, a través
de las contraposiciones y concordancias existentes, su vigencia.
Finalmente, en las conclusiones se exponen los resultados
generales del trabajo realizado, que dan respuesta a la interrogante
que orientó la presente investigación y resumen los principales conocimientos obtenidos.
14
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
CAPÍTULO I
Disuasión Convencional,
Visiones y Conceptualización
1.1 CONCEPTOS BÁSICOS
Disuasión, como idea genérica se explica con una definición
tan amplia como restringida a la vez, que no es otra cosa que inducir o
mover a alguien con razones a mudar de dictamen o a desistir de un
propósito. 10 Como puede inferirse, esta dualidad facilita la compresión del concepto en su acepción esencial, no obstante otorgar una
amplia gama de opciones para elaborar tantas aproximaciones como
visiones se desarrollen, lo que podría crear espacio a la confusión y
hasta a la duda, lo que, sin ser una meta demasiado ambiciosa, se
pretenderá dilucidar en este capítulo.
En tal sentido, es preciso remontarse, como primera herramienta para el análisis, al escenario político y estratégico tras el término de la Segunda Guerra Mundial, en que se genera una condición de
equilibrio de las amenazas que inhibió el estallido de nuevas confrontaciones mundiales dando cabida, entre otros fenómenos políticos y
estratégicos, al surgimiento del concepto de disuasión, asumido en el
léxico correspondiente como un ingrediente relevante en la determinación de políticas y conductas orientadas al manejo y solución de
conflictos.
Es la Guerra Fría el ambiente esencial en que se desarrolla
esta idea, a partir de lo que se llamó deterrent, que en sí representaba
la amenaza de guerra nuclear, que por ser una capacidad en que las
grandes potencias se encontraban en situación de equilibrio, contribuyó significativamente a evitar la escalada del conflicto hacia el enfrentamiento total. Resulta paradójico que la capacidad de desarrollar
armas nucleares se convirtiera a la vez en la incapacidad de
10
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima primera edición, editorial
Espasa Calpe S.A., Madrid, 1992, p. 765.
15
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
usarlas, ante el dimensionamiento de los efectos de su empleo, lo que
abrió el campo a la disuasión convencional, como respuesta a la necesidad de persistir en el adecuado manejo de las situaciones de conflicto, que por cierto no mermaron ante el control de la amenaza nuclear.
Lo expuesto podría inducir a determinar que la disuasión tiene un marco esencialmente atómico, incluyendo a diversos autores
que niegan la posibilidad de su desarrollo fuera de este marco, pero
por tratarse de un concepto que tiene el carácter de medio y no de fin,
es posible extrapolar su empleo mucho más allá del campo de la amenaza nuclear, incluso fuera del espectro de conflicto internacional,
siendo también una idea aplicable a cualquier grupo en disputa y
hasta a los individuos en particular.
De hecho, en plena Guerra Fría esta idea fue perfectamente
aplicada por estados que no poseían capacidad nuclear, en tanto se
las ingeniaron para transmitir un mensaje disuasivo y provocar un
efecto sicológico en su oponente que les contribuyó al logro de sus
objetivos, tal vez de modo intuitivo, con escasa base doctrinaria y
sustentados en recursos que pueden considerarse hasta primarios,
pero no se le puede desechar como estrategia válida para la prevención de la guerra, en escala menor, pero no menos relevante para los
involucrados.
Tras el término de la Guerra Fría, los recursos militares de carácter convencional han recobrado énfasis en la solución de contenciosos, lo que valida la postura sobre la plena validez de la disuasión
convencional, ya no subordinada a una estrategia de disuasión nuclear, sino como elemento principal y activo en el manejo de las relaciones internacionales, mas si el orden imperante tiende a un liderazgo
preponderante, representado por Estados Unidos, y una multipolaridad
de actores internacionales en esferas de poder menos relevantes, que
en medida que se ubican en los escalones más bajos de la gradación de
estados soberanos, aumenta su dependencia del potencial convencional y de su combinación con otros recursos no militares.
Lo aseverado, permite situar la continuación de la investigación en el campo de la disuasión convencional, entendiendo ésta como
16
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
aquella acción ejercida en el contexto de un conflicto internacional
que no puede escalar hacia la confrontación nuclear, porque no se
cuenta con dicha capacidad de coerción o respuesta; luego, la previsión, prevención y manejo de contenciosos se efectuará recurriendo
a los elementos convencionales del poder nacional, que dado su dinamismo han ido adquiriendo diversa intensidad y relevancia.
Asimismo, esta idea facilita la orientación del esfuerzo
investigativo hacia conceptos y situaciones que representen un valor agregado para el lector o investigador nacional, cuya problemática
en el proceso de toma de decisiones generalmente estará ligada a la
falta de recursos y al estrecho margen de libertad de acción en que
deberá actuar.
1.2 ALGUNAS DEFINICIONES
Sobre la base de su definición etimológica y la limitación en el
tiempo de su irrupción como concepto generalmente aceptado, es
posible orientar el análisis hacia otras definiciones, que incrementarán
los caracteres que contribuirán a la búsqueda e identificación de tendencias, que a su vez nos permitirán desarrollar una conceptualización amplia que sirva de base para identificar y describir sus objetivos, características y componentes.
Esta idea se desarrollará recurriendo a los contenidos de diccionarios especializados y al pensamiento de tratadistas cuya influencia en el estudio y utilización de estas materias sea relevante, tanto
por su aporte al conocimiento de la estrategia como por la difusión de
sus obras en instancias de estudios sobre relaciones internacionales,
conflicto, negociación internacional, ciencias políticas, entre otras
disciplinas.
Respecto de los autores seleccionados, cabe señalar que además de los clásicos de la estrategia cuya proveniencia es
inminentemente militar, se ha incluido la opinión de pensadores contemporáneos del ámbito civil, ligados al mundo de las ciencias políticas y relaciones internacionales, cuyo aporte incrementa los antece17
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
dentes para el mejor conocimiento del concepto en cuestión, cuya
implementación no puede ser concebida unilateralmente, sino en el
amplio espectro de las decisiones políticas y político-estratégicas.
Así, es posible citar que el Diccionario Militar de Guillermo
Cabanellas de Torres, define disuasión como la “acción y efecto de
disuadir, inducción al desistimiento; convencimiento negativo; cuyo
concepto central, por su parte, es descrito como: inducir, convencer a
otro para que cambie de opinión o desista de un empeño. No ha de
intervenir la amenaza ni la fuerza, sino exclusivamente la persuasión o
el razonamiento. Su valoración depende de los fines; ya que cabe
disuadir de un crimen, de la deserción, de una guerra, así como de un
arranque heroico por el recuerdo del sacrificio o de los sufrimientos
familiares ulteriores”. 11
El Diccionario de Fernando de Bordeje Marencos, define
disuasión como la “acción psicológica, política, moral o militar, capaz
de obligar al adversario a renunciar a una agresión o ataque, por el
peligro que ello puede suponerle”. En este mismo texto se considera
una serie de otras definiciones derivadas de la anterior y
contextualizadas en la disuasión nuclear y en el efecto del entorno
político de la época de su edición, por lo que no serán consignadas
como elemento de análisis, por no vincularse al propósito de la investigación. 12
El Diccionario de Política de Bobbio, Matteucci y Pasquino,
define este concepto como la “formulación de una amenaza dirigida al
adversario (la otra parte en el conflicto) con el fin de obtener de él la
abstención de comportamientos distintos que los deseados 13 .
El Libro de la Defensa Nacional de Chile, en su edición original, estipula que la disuasión es el efecto de inhibir en un potencial
11
12
13
18
Cabanellas de Torres, Guillermo, Diccionario Militar, Aeronáutico, Naval y Terrestre, Editorial
Claridad S.A., Buenos Aires, 1961, p. 601.
De Bordeje Marencos, Fernando, Diccionario Militar, Estratégico y Político, Editorial San Martín,
Historia del Siglo de la Violencia, Madrid, 1981, p. 51.
Bobbio, Norberto, Matteucci, Nicola y Pasquino, Gian Franco, Diccionario de Política”, Siglo 21
Editores, Santiago, 1997, p. 510, en Carrasco Weber, Guillermo, Estrategia de Disuasión
Convencional: un desafío político estratégico nacional, ensayo, Santiago, 1998, p. 7.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
adversario la intención de ejecutar alguna acción en contra de los
intereses propios. Se requiere que el eventual adversario perciba que
existe la capacidad y la voluntad para hacerle pagar un costo superior
a los beneficios que pudiera obtener con su accionar. Es un resultado
psicológico que se logra haciendo creíble la decisión de actuar contra
una amenaza, respaldado por los medios para hacerlo. 14
El Diccionario Militar Conjunto la define como “potencia, capacidad y voluntad de usar el instrumento militar de un país que permite crear en sus potenciales adversarios el convencimiento de que
un conflicto entre ambos le acarrearía un negativo rendimiento en
cuanto a costo–beneficio”. 15
El Diccionario Militar del Ejército de Chile la describe como
“actividades emprendidas por un Estado o grupo de estados, para
desalentar a otro(s) a proseguir políticas indeseables para el estado o
los estados disuasivos. La disuasión significa una estrategia de amenaza, de castigo o repulsa, para convencer a otro(s) de que los costos
de sus actividades sobrepasarán las eventuales ganancias.” 16
En la línea de los pensadores y tratadistas de temas estratégicos, el general André Beaufre desarrolla la que tal vez sea la más
clásica de las definiciones, describiendo que “la disuasión tiende a
impedir que una potencia adversaria tome la decisión de emplear sus
armas o, más generalmente, que actúe o reaccione frente a una situación dada, mediante la existencia de un conjunto de disposiciones
que constituyan una amenaza suficiente. Por tanto, es un resultado
psicológico el que se busca mediante una amenaza”. 17
Barry Buzan, en su obra Introducción a los Estudios Estratégicos, describe que “la esencia de la disuasión radica en la creación
de amenazas militares que impidan a los demás actores realizar accio-
14
15
16
17
Ministerio de Defensa Nacional, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Morgan Impresores,
Santiago, 1997, p. 208.
Ministerio de Defensa Nacional, DNI Nº 850 “Diccionario Militar Conjunto”, Santiago, 2000.
Ejército de Chile, Diccionario Militar, IGM, Santiago, 1993, p.100.
Beaufre, André, Disuasión y Estrategia, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1966, p. 35.
19
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
nes de agresión. La disuasión intenta evitar acciones que no se desean antes de que tengan lugar”. 18
Leo Hamon, en su obra Estrategia contra la Guerra, plantea
que “la disuasión es asimilable al arte de la persuasión. Para vencer la
resistencia de un individuo o de un pueblo hay que suscitar en su
espíritu, a la vez, el temor de ser destruido y la esperanza de obtener
alguna ventaja”. 19
El autor John Mearsheimer, en su obra Conventional
Deterrence define que “específicamente, disuasión es una función de
los costos y riesgos asociados con una acción militar; es más posible
obtenerlo cuando el atacante cree que su posibilidad de éxito es baja
y que los costos para él serán altos”. 20
Para John Collins, “la disuasión se basa en una estrategia
para la paz y no para la guerra, transmitiendo un mensaje que pretende convencer al oponente que cualquier agresión es la menos atractiva de las alternativas”. En síntesis, el oponente debe ser persuadido. 21
Por su parte, Henry Kissinger sostiene que la disuasión es la
resultante de la integración de fuerza y diplomacia, como imperativo
de una política de poder, que contribuya a la creación de un sistema
de equilibrio de poder internacional. Su efecto central será lograr el
uso de la negociación como arma política fundamental, avalada por la
diplomacia y la fuerza. 22
Gordon A. Craig plantea que la disuasión, esencialmente, es
el esfuerzo de un actor por persuadir a un oponente a rehusar de
tomar acciones de algún tipo en contra de sus intereses, convencién-
18
19
20
21
22
20
Buzan, Barry, Introducción a los Estudios Estratégicos, Servicio de Publicaciones del Estado
Mayor del Ejército, Madrid, 1991, p. 188.
Hamon, Leo, Estrategia contra la Guerra, Editorial Guadarrama, Madrid, 1996, p. 67.
Maersheimer, John, Conventional Deterrence, Cornell U. Press, Ithaca, 1983, p. 23, en Carrasco,
Op.Cit.
Collins, John, Los Principios de la Disuasión, Air University Review, Washington DC, junio de
1980.
ACAGUE, Manual de Política Mundial Contemporánea, Santiago, 1995, pp. 112 – 116.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
dolo de que los costos y riesgos de hacerlo serán mayores de lo que
espera ganar. 23
Para Thomas C. Schelling, la disuasión no es otra cosa que la
capacidad de contar con un determinado poder para hacer daño, a
partir del cual se obtiene una condición favorable para negociar. 24
Juan Arencibia de Torres, en su obra Ejército y Libertad, define disuasión como un efecto que se crea en la percepción adversaria
acerca de las fortalezas de las capacidades que el país disuasor posee
y de la voluntad política de éste para emplear el poder nacional en
resguardo de su interés nacional. 25
José Luis Cabello, profesor del Mando de Adiestramiento y
Doctrina del Ejército de Tierra español, propone entender la disuasión
“como la presión que se ejerce sobre una voluntad ajena, opuesta a la
consecución de un objetivo propio, con la amenaza de un perjuicio
superior a cualquier ganancia que pudiese derivarse de una actitud,
acción u omisión con la finalidad de impedir que consiguiésemos nuestro objetivo”. 26
Para el General Alberto Piris, del Ejército de Tierra español, la
disuasión es la simple amenaza, basada en la percepción del amenazado para producir su efecto, haciendo que los aspectos políticos cobren especial relevancia, por encima de los propiamente militares. Toda
teoría de la disuasión debe tener una continuación, respecto de qué
hacer con las armas cuando la simple amenaza de su uso no es suficientemente disuasoria, considerando que la posibilidad de guerra es
siempre un corolario inseparable de cualquier idea sobre la disuasión.27
23
24
25
26
27
Craig, Gordon A. y George, Alexander L., Force and Statecraft. Diplomatic problems of our time,
Oxford University Press, 1983, p.172.
Schelling, Thomas C., Arms and Influence, Yale University Press, New Haven, Conneticut, 1966, p.2,
en Huggins, William S., May. USAF, Disuasión después de la Guerra Fría: Armas convencionales
y la prevención de la guerra, artículo publicado en www.airpower.maxwell.af.mil
Arencibia de T., Juan, Ejército y Libertad, Gráficas Tenerife, Islas Canarias, 1986, p.51, en Paúl L.,
Adolfo, Ibíd., p. 82.
Cabello, José Luis, Disuasión: origen de un desencuentro, ponencia expuesta en la Conferencia
Internacional “La seguridad europea en el siglo XXI”, Universidad de Granada, 5-9 de noviembre
de 2001, en www.ugr.es.
Piris, Alberto, General de Artillería, Guerra y Sociedad, Madrid, 1998, en
www.members.fortunecity.es
21
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Para el CN IM Fernando Thauby García, partiendo de la base
que una estrategia de disuasión es una alternativa a una estrategia de
fuerza, considerando la renuncia a emplear la fuerza o la amenaza de su
uso dentro de una relación, creando y manteniendo una condición de
paz que contribuya a la solución política de las controversias, la
disuasión consiste en “desincentivar, o más bien eliminar, la alternativa del uso de la fuerza como opción aceptable y conveniente por parte
de un adversario para imponernos su voluntad en un asunto en disputa”. 28
Para el CRL Pedro Pablo Bustos Valderrama, la disuasión es
una fórmula válida para reducir las conflagraciones armadas de diferente índole, aún en consideración de las opiniones contrapuestas
entre quienes postulan la supremacía de su acepción nuclear sobre la
convencional y viceversa, sosteniendo que, indistintamente del modelo elegido, una estrategia disuasiva debe estar sustentada en tres
condiciones esenciales, como son: la capacidad, la credibilidad y la
comunicación. 29
El BGR Jaime García Covarrubias define disuasión como “una
actitud decidida, responsable, planeada y organizada por un estado,
para neutralizar una actitud hostil o inconveniente de otro estado,
haciendo uso de la capacidad para infligir daño, mostrar el poderío y
ser creíble, basado en la voluntad política de empleo de la fuerza”. 30
El CN Adolfo Paúl Latorre, en su obra Política y Fuerzas Armadas, establece que la disuasión “consiste en amenazar al adversario
con un daño mayor que el beneficio que espera alcanzar o un sufrimiento que no esté dispuesto a aceptar”. 31
De las diversas definiciones ya consignadas en este capítulo,
y manteniendo los conceptos en su forma original, es posible identifi-
28
29
30
31
22
Thauby G., Fernando, Disuasión y Defensa, Revista de Marina Nº 2/1999, Valparaíso, 1999.
Bustos V. Pedro P., Poder Militar y Estrategias de Disuasión, ponencia presentada en el seminario
internacional “Disuasión y Estrategia en un Contexto de Globalización”, en Cuaderno de Difusión
de la Academia de Guerra, Santiago, 1998.
García. C. Jaime, Bases Conceptuales de la Profesión Militar, apuntes de clases del III Año del
Curso Regular de Estado Mayor, Academia de Guerra, Santiago, 1997.
Paúl L. Adolfo, Política y Fuerzas Armadas, Editorial Revista de Marina, Valparaíso, 1999, p. 83.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
car tres áreas de contenido, que serán analizadas a continuación en
función de la citada separación, a saber:
·
·
·
Una acción, que encierra la forma de concreción del mensaje
disuasivo o cómo éste se llevará a cabo.
Un sustento o respaldo del mensaje disuasivo.
Un efecto deseado del mensaje disuasivo.
1.3 ANÁLISIS DE LAS DEFINICIONES
En el cuadro Nº 1 se presentan las ideas centrales de las distintas definiciones, organizadas de acuerdo a las áreas de contenido
ya enunciadas, las que guiarán el análisis que se desarrollará a continuación.
Acción
Sustento
Efecto deseado
·Inducir
·Convencer
·Amenazar
·Inhibir
·Voluntad de usar
fuerza militar
·Desalentar
·Impedir
·Persuadir
·Función
·Integración de
fuerza y diplomacia
·Desincentivar
·Acción psicológica, política,
moral o militar.
·Razones
·Persuasión o el
razonamiento
·Peligro
·Costo – beneficio
·Disposiciones que
constituyan una
amenaza suficiente
·Creación de amenazas militares
·Costos y riesgos
·Capacidad de la
diplomacia y la
fuerza
·Poder nacional.
·Mudar de dictamen o desistir de
un propósito
·Cambie de opinión
·Renunciar a una agresión
·Abstención de comportamientos distintos que los deseados
·Crear en sus potenciales adversarios un convencimiento
·Evitar proseguir políticas indeseables
·Agresión es la menos atractiva
de las alternativas
·La negociación es un arma política fundamental e idónea.
·Daño mayor que el beneficio
que espera alcanzar o un sufrimiento que no esté dispuesto a
aceptar.
·Reducir las conflagraciones
armadas.
Cuadro Nº 1. Ideas centrales de las diferentes definiciones de la disuasión
23
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Así, en el plano de la acción es posible establecer que las ideas
se reflejan en torno a conceptos tales como: inducir, convencer, inhibir,
desalentar, impedir, persuadir, desincentivar, amenazar, accionar e integrar recursos.
De lo consignado, es posible inferir el carácter de la disuasión
como instrumento de manejo de conflictos, apto para crear condiciones
que mantengan el statu quo que favorezca la negociación o la mantención de las relaciones en condiciones de entendimiento, sin recurrir a la
fuerza como elemento central de la solución de las controversias.
Lo anterior encuentra asidero en el significado de cada verbo
que refleja la acción disuasiva, ya que todos se anteponen, en cuanto
concepto, al desarrollo de una actitud de fuerza o a la consolidación de
una meta recurriendo a recursos extremos, intentando hacer prevalecer
el acuerdo y el equilibrio en las soluciones, ya que la superación de
esta instancia acarreará una condición de inestabilidad y riesgos que
en nada contribuyen al logro de los objetivos del disuadido.
Asimismo, se visualiza un enfoque directo hacia la mente del
adversario, como meta de carácter sicológico, ya que esta anteposición
de una idea preventiva necesariamente debe ser percibida y asimilada
por el disuadido, en el sentido de que lo más conveniente es mantener
las cosas como están, sin alterar el estado de la cuestión, salvo que se
logre cambios a través de la negociación y el acuerdo consensuado,
que no necesariamente conlleva una victoria en cuanto al objeto del
conflicto, pero sí refleja la voluntad de mantenerse en paz y asignarle
una valoración acorde a su real significado, de acuerdo a su impacto en
las opciones que la sociedad tenga de aproximarse a su respectivo bien
común.
Esta visión sobre la disuasión, en especial su carácter preventivo, permite sostener la compatibilidad del concepto con los procesos
de integraciones bilaterales y regionales, en tanto no se contrapone
con el interés por la paz, muy por el contrario, al respaldar esfuerzos de
negociación y contribuir a un ambiente de convivencia y respeto.
Probablemente, al intensificarse los procesos de integración
será necesario revisar sus alcances, al mutar la naturaleza e intensidad
24
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
de las amenazas, no obstante ser un tema que no puede obedecer a
parámetros rígidos y universales, sino que deben ser establecidos y
revisados en virtud de cada potencial problema en particular, por cuanto el dinamismo de las relaciones internacionales es en extremo complejo y multidimensional, lo que aconseja un manejo prolijo y particular de
cada instrumento que contribuye a su conducción.
Queda claro, entonces, que el determinar una estrategia de
disuasión no implica, por sí, la existencia de un ánimo belicoso ni agresivo, sino la voluntad de prevenir efectos adversos para los propios
intereses, explicitando qué valores se está dispuesto a defender hasta
por la fuerza, en caso que la opción negociada fracase. En este mismo
sentido, la idea de disuasión también es un respaldo a la capacidad
negociadora del Estado, en tanto las capacidades que en función de tal
estrategia deben desarrollarse, en todos los campos de acción, potencia la gestión de los organismos y personeros que se vinculan al ejercicio y preservación de las relaciones internacionales del país.
En lo que respecta al sustento o respaldo del mensaje disuasivo,
hay que partir de la base que se trata de un asunto que sobrepasa con
creces la mera manifestación de intenciones, por cuanto su credibilidad
está directamente vinculada con la posibilidad de ocurrencia del citado
mensaje, en términos concretos, lo que hace necesario que se encuentre avalado por determinadas condiciones que lo presenten como factible, aceptable y creíble.
Esta es una materia en que los autores y textos consultados
tienden a apoyar sus planteamientos en la razón, la persuasión, la indicación de los peligros inherentes a la alteración del estado de las relaciones, la relación negativa en cuanto a costos y beneficios, la
explicitación de capacidades para imponer una voluntad o rechazar
eficientemente un ataque y, de modo especial, el desarrollo de un poder
nacional equilibrado y consistente.
Estas ideas reflejan que el estado disuasor, si bien opta voluntariamente por el statu quo, no está dispuesto a ceder más allá de lo que
considera aceptable por el solo hecho de preservar la paz, en consideración a que el voluntarismo por evitar los conflictos a costa de los
25
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
propios intereses es contrario a la soberanía y al derecho que se tenga sobre determinados bienes, 32 contraponiéndose a la esencia de la
disuasión como modelo político–estratégico, por cuanto socava sus
pilares básicos y debilita su efecto. 33
De los caracteres citados, la acción razonada y la persuasión
se presentan como elementos recurrentes, en cuanto a contextualizar
eficientemente la comunicación del mensaje disuasivo, siendo la forma adecuada para plantear los peligros inherentes a la alteración del
estado de las relaciones y la explicitación de las capacidades para
imponer una voluntad o rechazar eficientemente un ataque. En síntesis, se plantea como más aceptable ser inducido que ser amenazado,
ser persuadido que ser obligado -aunque en los hechos sus efectos
sean los mismos- porque se otorga salida al disuadido, se contribuye
a la mantención de la reserva de las acciones desarrolladas y se facilita la legitimación de las medidas adoptadas frente a la sociedad a la
cual se debe cada gobierno.
En este mismo sentido, la relación negativa en cuanto a costos y beneficios es otro elemento consustancial en materia de
disuasión, por cuanto una respuesta mayor de lo previsto es un antecedente que no puede ser soslayado por el disuadido a la hora de
evaluar una empresa que implique el uso de la fuerza.
Si bien todo estado considera una definición sobre los valores o bienes por los cuales estaría dispuesto a ir a la guerra, comúnmente el entorno político y estratégico en que se plantea una amenaza
no siempre permitirá identificar su relación directa con dichos bienes
o valores, porque no siempre se presentan en forma nítida y absoluta,
lo que dificulta la legitimación del uso del recurso fuerza ante la propia sociedad.
32
33
26
Sobre esta materia, Robert Kaplan, en su obra “La Anarquía que Viene”, advierte sobre los
peligros de la paz, refiriéndose, entre otros aspectos, al efecto debilitador que conlleva la
sumisión de intereses en función de la paz, básicamente a partir de la falta de percepción de las
amenazas tras períodos prolongados de paz, que puede fomentar la creencia de un mundo menos
violento precisamente por encontrase en tal estado de relaciones y convivencia, así como la
generación de líderes sin memoria histórica, luego, de menor sabiduría.
Se considera como pilares básicos de la disuasión la existencia de una capacidad efectiva, la
comunicación y la credibilidad, respaldados por la voluntad política de empleo de la fuerza.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Se entiende como en extremo complejo mantener el equilibrio
y la sensatez en los momentos cruciales de los procesos de toma de
decisiones, especialmente si la presión social se manifiesta exigente o
las acciones de grupos de poder tienden a debilitar las posiciones del
gobierno frente al tema. Por cierto, la claridad que se tenga sobre el
real valor del objetivo y el beneficio que reportaría su mantención u
obtención, contribuye a resoluciones políticamente acertadas. Esta
es una materia en que el efecto disuasivo ha jugado un rol decisivo, al
crear conciencia en el potencial adversario y orientar la evaluación
del problema. 34
En otro orden de ideas, el desarrollo de un poder nacional
equilibrado y consistente es tal vez el elemento de mayor relevancia
para sostener un efecto disuasivo, especialmente en el mundo
globalizado de nuestros días, por cuanto se potencia el desarrollo de
las fuerzas 35 y otorga una mayor estatura político-estratégica, que
redunda en un mayor grado de influencia en el ámbito internacional,
contando, en consecuencia, con mejores herramientas para la promoción y defensa de sus intereses. 36
Siendo parte de esta idea, la variable económica se ha potenciado como factor de carácter estratégico, especialmente a partir del
término de la Guerra Fría e inicio del proceso de globalización, ejerciendo especial influencia en el ámbito vecinal y regional, al crear
condiciones de intercambio e integración que tienden a prevalecer
sobre objetivos cuyos efectos no se hacen sentir tan directamente
sobre las opciones de acceso al bien común de una sociedad.
Si bien estos no se generan por sí solos, los regímenes de
intercambio económico suelen anteceder a los cambios de orden polí-
34
35
36
En la historia reciente de nuestro país hay importantes ejemplos sobre esta materia, como la
crisis con Perú de 1974, la crisis con Argentina en 1978 y el asunto de Laguna del Desierto,
en que la relación costo–beneficio fue un elemento relevante que consideraron los disuadidos,
entre otros factores, para tender a soluciones pacíficas o mantener el estado de la cuestión,
considerando que tal efecto no sólo se basó en la capacidad militar disponible, sino en el
conjunto de elementos del poder nacional.
En su acepción estratégicamente más amplia, abarcando todos los recursos disponibles para
enfrentar un conflicto.
Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit., p. 214.
27
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
tico y de seguridad, por tratarse de una actividad de mayor inmediatez
y cuya concreción depende en gran medida de la audacia e interés de
privados; sin embargo, no puede dejar de considerarse que el establecimiento de un adecuado marco político favorece las iniciativas en
este orden. 37
En materia económica, en regiones como América Latina no
sólo se han abierto unilateralmente las fronteras al resto del mundo,
sino que también comenzó un activo intento de profundizar relaciones entre los mercados existentes y se ha dado inicio a una búsqueda
de nuevas referencias, generándose numerosos acuerdos económicos, tanto de carácter bilateral como multilaterales, que han permitido
evidenciar una integración económica indiscutible y sin precedente,
cuyos efectos definitivamente trascienden a otros ámbitos.
No obstante, se visualizan algunos desafíos que sin duda
constituyen fuentes de riesgo del paradigma económico imperante,
como son el inicio de procesos regresivos en términos de liberalización económica y la de implementación de medidas populistas, aspectos que también pueden mezclarse con reacciones exacerbadas respecto de la valoración de objetivos de carácter histórico, que pueden
ser utilizados como distractores frente a coyunturas desfavorables. 38
Desde la perspectiva planteada, el desarrollo de una economía eficiente y vigorosa contribuye significativamente a sustentar un
esfuerzo disuasivo, es más, prácticamente constituye un factor de
disuasión, sobre la base del incremento del prestigio del país, el
37
38
28
Chile y Argentina viven un proceso de integración sin precedentes, en el que es evidente que
valores que en otros tiempos tensionaron la relación bilateral se encuentran suficientemente
subordinados a intereses superiores, siendo de justicia citar que las iniciativas ya consolidadas y las en curso, en los diferentes ámbitos de intercambio, se encuentran cimentadas en el
Tratado de Paz y Amistad de 1984, que es el instrumento que concreta la voluntad política de
buena convivencia y crea las condiciones para el estado de las relaciones actuales.
Resulta interesante considerar que los procesos de integración son generadores de conflictos,
al aumentar el roce entre los actores involucrados, pero uno de sus requisitos es la
implementación de procedimientos de solución pacífica de controversias. No obstante, la letra
y el espíritu de los acuerdos deben sortear un escollo no menor, como es la cultura local y la
percepción social respecto de determinados valores, que en ocasiones prevalece a los impulsos
integradores y marca verdaderas regresiones en materia de relaciones bilaterales, especialmente en países cuyas historias han estado marcadas por alguna confrontación bélica y subsisten
ánimos reivindicacionistas, a veces alimentados en forma instrumental.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
potenciamiento de sus instituciones y su relación con otros estados
y organizaciones, logrando un efecto sinérgico que incrementa el poder nacional; luego, su capacidad de influir en el manejo de situaciones de conflicto y de respuesta ante las amenazas.
A modo de ejemplo, la inversión extranjera en un determinado
estado refleja confianza internacional, comúnmente respaldada por
un bajo índice de riesgo país. Así, el desarrollo de proyectos productivos con capitales foráneos altera la valorización geoestratégica de
las zonas de riesgo de conflictos, al entreverar intereses de índole
diversa y aumentar el rango del conflicto, puesto que no sólo se afecta al estado agredido, sino también a los que depositaron su confianza en él.
Esta realidad impone, subsecuentemente, la necesidad de
desarrollar fuerzas armadas acordes, que sean capaces de proteger
los intereses nacionales en su versión ampliada, que incluye la contribución a la generación de estabilidad interna y vecinal, que es uno de
los factores del bajo índice de riesgo país que atrae a la inversión
extranjera, así como respaldar la proyección internacional del estado,
que es otra fuente de prestigio que potencia la estatura político estratégica nacional.
Con lo expuesto se afirma que la capacidad disuasiva no sólo
radica en el poder militar, sino en el conjunto de potencialidades nacionales que cimientan la estatura político estratégica del estado, entre las cuales se pueden destacar la estabilidad política, la cohesión
interna, el nivel cultural de la sociedad, el progreso social, la identidad nacional, el desarrollo económico, la integración y el prestigio
internacional, entre otros factores.
Finalmente, en lo referido al efecto deseado, es apreciable el
carácter preventivo de la disuasión, orientado a evitar que lo que se
considera ofensivo, agresivo, inconveniente, imprudente o alterante
pueda ser llevado a cabo, afectando intereses que se considera de
importancia, en especial los de carácter vital, por los cuales se está
dispuesto a interponer una acción de fuerza que puede llegar hasta a
la guerra.
29
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En esta línea de pensamiento se destaca que, obviamente, el
efecto deseado tampoco tiene carácter universal ni lineal, ya que tendrá tantas orientaciones como potenciales disuadidos haya, correspondiendo cada uno a un problema político en particular, sobre el
cual se genera una relación de conflicto. Para ello, es indispensable
definir quién es el disuadido y de qué se le desea disuadir, que por
básicas que parezcan ambas interrogantes, encierran la clave para la
identificación del problema. 39
En efecto, cada relación amerita un mensaje determinado y su
propósito debe obedecer a los alcances propios del problema, particularizado, especialmente si se considera que la naturaleza de las amenazas es variable, según sea su proveniencia. Así, en el campo regional, el objeto se centrará en inhibir el uso de la fuerza en la solución de
contenciosos, en que la capacidad militar propia tiene un rol esencial;
mientras que si se trata de una amenaza proveniente de una potencia,
se pretenderá aislar el componente militar y centrar la solución del
diferendo en lo político y económico. 40
Al diferenciar las amenazas según su proveniencia e intensidad, se podrán establecer diversas líneas de efectos por lograr con un
mensaje disuasivo, que orientarán el esfuerzo y lo harán eficiente,
contribuyendo al diseño de soluciones políticas y estratégicas que
satisfagan la mantención u obtención de objetivos nacionales.
De lo expuesto se infiere que existen dos grandes recursos que contribuyen significativamente al logro de efectos disuasivos, dada su
calidad de herramientas de negociación internacional, como son la
capacidad militar del estado y su potencial económico, sobre los cuales se harán algunas reflexiones, sin perder de vista que ambos se
vinculan en un contexto más amplio, que es la conducción política del
estado –que también será objeto de análisis- de cuya calidad depen-
39
40
30
El CN Fernando Thauby explica que la disuasión comienza con la notificación al potencial
agresor de nuestra decisión de excluir el uso de la fuerza o de la amenaza de su uso para resolver
los conflictos que surjan en nuestra relación. Para mayores antecedentes se sugiere ver Thauby,
Op.Cit., p.12.
Ibíd.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
den ambas vertientes, en tanto todas las decisiones respecto de sus
orientaciones y concreción dependen finalmente de la voluntad política de la autoridad competente, que es la que da sentido al uso de
estos recursos, al estar legitimada por la respectiva sociedad y la
cuenta que a ésta el gobierno le debe.
En primer término, los recursos militares sustentan la negociación respecto de amenazas y promesas explícitas e implícitas, como
también respecto del castigo y la recompensa. 41 Esta afirmación se
vincula directamente con las relaciones de conflicto simétricas, en
que el instrumento militar prevalece como elemento de presión y puede llegar a que su empleo sea parte de las negociaciones, en un caso
extremo, sin que por ello se abandone la opción por la solución pacífica de las controversias, en que la disuasión encuentra su mejor escenario.
Por su parte, los recursos de carácter económico tienden a
prevalecer en situaciones en que la amenaza del uso de la fuerza militar se convierte en compleja, 42 sea por la asimetría del conflicto o por
las crecientes restricciones al enfrentamiento bélico. De lo anterior se
desprende que en la búsqueda de un efecto disuasivo también participan las capacidades que otorga el poder económico del país, sea
como instrumento potenciador del prestigio internacional, introduciendo restricciones a la libertad de acción del adversario para efectuar acciones de fuerza o, muy especialmente, creando condiciones
de represalia menos violentas pero no menos efectivas. 43
Resulta indispensable, al terminar este breve análisis, reiterar
una visión amplia del concepto de disuasión, en lo referido a su carácter de medio de la política exterior de un país, que no opera por sí
solo ni tiene fin en sí mismo, siendo necesario contextualizarlo en los
41
42
43
Pearson, Frederic y Rochester, J. Martin, Relaciones Internacionales, situación global en el
siglo XXI, cuarta edición, Mac Graw Hill, Bogotá, Colombia, 2000, pp. 251 – 259.
Ibíd.
En el ámbito económico se pueden generar diversas alternativas de presión cuyos efectos con
tribuyen al logro de objetivos específicos, complementando el esfuerzo disuasivo, al ser un
medio idóneo para infligir represalias destinadas a las bases productivas y sociales del disuadido, como incremento de controles aduaneros, restricciones al ingreso de productos, presión
sobre el uso de la infraestructura de comunicaciones, etc.
31
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
intereses nacionales y su debida preservación, así como en la
interacción de las políticas de relaciones exteriores y de defensa. En
tal sentido, la conducción política del estado cobra vital importancia
en esta materia, en tanto en ella se concreta el eje articulador del
esfuerzo nacional hacia el bien común, cuya concepción debe estar
ajena de sesgos que debiliten el verdadero interés nacional.
En síntesis, como lograr un efecto disuasivo creíble y efectivo requiere de la integración y coordinación de diversos esfuerzos,
para que un país adquiera el carácter de actor internacional relevante
y ampliamente disuasivo, debe caracterizarse por ser unido, económicamente sano y fuerte, políticamente estable y con una capacidad
militar eficiente y prestigiada.
1.4 DISUASIÓN CONVENCIONAL
Los aspectos planteados permiten desarrollar una idea acerca del tema en su acepción convencional, intentando abarcar aquellos elementos esenciales que sustenten una definición amplia y cuyo
valor agregado sea su estrecha vinculación con la realidad de un país
que no cuenta con potencial nuclear, así como tampoco constituye un
actor internacional relevante, cuyos márgenes de poder son indudablemente exiguos en comparación con aquellos estados que han adquirido el carácter de potencia, en sus diferentes gradaciones.
En primer término, debe quedar claro que la disuasión convencional no fue desarrollada como un concepto original, sino como
consecuencia de la evolución de la disuasión nuclear, evidentemente
limitada por los efectos catastróficos que para la sociedad mundial
tendría el empleo de armas de esta característica. Sin embargo, en
esencia se mantienen los fines respecto del disuadido, evidenciándose la diferencia en los recursos y sus alcances, que le otorgan credibilidad y permiten la obtención de un efecto.
En tal sentido, la disuasión convencional supone que el armamento nuclear no será considerado en la disputa, lo que impone la
32
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
búsqueda de alternativas para lograr efectos similares para un mismo
fin, como es la prevención de la guerra. He aquí el gran problema, por
cuanto los antecedentes históricos que se pueden consultar nos indican que hasta la fecha sólo la amenaza nuclear ha sido capaz de mantener la paz, tanto por la capacidad destructiva global de las armas,
como porque sus efectos son medibles y pueden ser expresados en
términos tan reales que los hacen totalmente inaceptables.
Por su parte, surge un segundo problema, que es la necesidad de encontrar una alternativa al nivel de daño que constituye la
amenaza nuclear, basado en medios convencionales militares y civiles, haciendo necesario que las fuerzas militares sean capaces de proyectar su potencial y golpear donde se estime necesario, así como
que las fuerzas civiles sean capaces de lograr metas en el plano interno y externo, considerando a todo actor internacional relevante que
sirva a la causa.
Siguiendo esta línea de análisis, la dificultad para desarrollar
una estrategia de disuasión convencional radicaría en que la amenaza
que produce no es lo suficientemente inductora, tanto porque sus
efectos no producirán un daño global e incontrolable, como porque
no es posible sostenerla en el tiempo en forma constante -como en el
caso de las armas nucleares- lo que obliga a su permanente revisión y
potenciamiento.
Al respecto, se ha desarrollado una visión que sostiene que
los efectos de la disuasión convencional tienen un lapso de vida limitado, por lo que periódicamente hay que demostrar la intención de
restaurar su credibilidad. 44 Sin duda, esta afirmación tiende a explicar
una falencia de este sistema disuasivo, que no ha logrado, por sí, ser
un elemento decantador de conflictos, a diferencia de las armas nucleares que actúan por su sola presencia, dejando de manifiesto su
mayor vulnerabilidad en cuanto instrumento al servicio de la paz.
44
Huggins, William S., May. USAF, Armas convencionales y la prevención de la guerra,
www.airpower.maxwell.af.mil
33
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Por cierto, la estrategia de disuasión convencional no abarca,
cuando se le desarrolla desvinculada de una capacidad nuclear, un
espectro amplio de conflicto, ya que por su naturaleza debe ser adaptada a cada relación en particular, para cuantas hipótesis de conflicto
existan, debiendo ser matizada de la misma forma en que el estado
disuasor maneja sus relaciones con cada estado que adquiera la categoría de potencial adversario, al existir contenciosos latentes o en
desarrollo.
Asimismo, es posible afirmar que la disuasión convencional,
dada su menor capacidad para preservar la paz, requiere de otros complementos como componentes activos para el logro de su propósito,
los que sin duda están en los elementos del poder nacional, que reflejan la potencialidad efectiva de un estado y permiten configurar su
estatura político estratégica, que en síntesis es lo que permite el logro
de un efecto disuasivo sin el concurso del recurso nuclear.
Ahora, en el contexto de las relaciones entre estados carentes
de capacidad nuclear, es factible el desarrollo de una estrategia de
disuasión convencional, mas si entre ellos existe un determinado equilibrio estratégico, así como algún grado de subordinación, manifiesta
o tácita, a una potencia que gravite en la región, ejerciendo su influencia atenuadora de la libertad de acción individual.
No obstante, y considerando que se trata de un antecedente
relevante para los fines de esta investigación, es posible identificar
que en el mundo periférico donde no se encuentran los intereses fundamentales de las grandes potencias, se entremezclan importantes
procesos de integración con vestigios culturales reivindicacionistas,
visiones geopolíticas ortodoxas, asimetrías de poder, algunas formas
de problemas estratégicos emergentes 45 y el resurgimiento de animosidades y desconfianzas ante los diferentes resultados logrados en el
nivel de progreso de cada estado.
45
34
Entiéndanse como tales a las manifestaciones de terrorismo, narcotráfico, migraciones, etc., que
han alcanzado un estado tal que afectan a la sociedad en su conjunto y pueden requerir el
empleo de recursos extraordinarios para su control, como la fuerza militar, básicamente por
exponer la preservación de objetivos que competen al campo de la defensa o porque las fuerzas
civiles y policiales se han visto sobrepasadas.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Basado en estos aspectos, se puede configurar un escenario
para la disuasión convencional, marcado preferentemente por la fragilidad de los equilibrios y la desigual voluntad por persistir en procesos de integración y respetar sus alcances, especialmente en las áreas
en que se visualiza algún grado de pérdida o afectación a intereses
tradicionales, reafirmándose, en consecuencia, la necesidad de considerar a todos los elementos de poder nacional como coadyuvantes al
logro del efecto disuasivo, que no compete a ningún sector en particular, sino al estado en su conjunto, a partir de una definición política
y a la voluntad de hacer respetar sus postulados.
Lo anterior no implica el descrédito de la fuerza militar para
tales fines, muy por el contrario, ya que seguirá siendo uno de los
elementos consustanciales de la disuasión y, por cierto, el que en
mejor medida refleja esta voluntad, al implicar la mayor cuota de castigo que se puede infligir a un adversario. Pero, también es cierto que
en el campo convencional por sí solo es insuficiente, por lo que debe
ser complementado con otros esfuerzos, especialmente económicos y
políticos.
Estas ideas se sustentan en variados componentes de la
disuasión convencional, a ser tratados con mayor detalle en el capítulo siguiente, que pueden ser concebidos a partir de una sucesión de
relaciones causa-efecto, que responden a las interrogantes referidas
a qué, cómo y para qué disuadir, siendo las siguientes:
·
·
·
·
·
Definir y explicitar los intereses a proteger.
Identificar y desarrollar un medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses.
Definir y desarrollar una forma concreta y creíble de coerción.
Desarrollo de fuerzas materiales y morales adecuadas al propósito.
Explicitación de la voluntad política de empleo de los recursos disponibles para la preservación de los intereses nacionales.
35
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En virtud de lo previamente desarrollado, es posible aproximarse
a una conceptualización de la disuasión convencional, sobre la base de
las siguientes ideas:
·
·
·
·
·
·
La disuasión convencional es aplicable entre estados que no
poseen capacidad nuclear.
Su fin es la preservación de la paz, sin haber logrado un nivel
de eficiencia infalible.
Requiere del concurso de todos los elementos del poder nacional, cuya relevancia podría ir alternándose, según sea la
amenaza a disuadir.
Tiene un carácter único, para cada situación de conflicto.
No es contraria a los procesos de integración, en tanto es un
elemento de respaldo a las negociaciones.
Requiere el diseño de herramientas estratégicas capaces de
lograr efectos sicológicos, a partir de una real capacidad para
ejercer presión e infligir daño.
Finalmente, manteniendo el espíritu de las definiciones previamente analizadas y complementándolas con el análisis desarrollado, es
posible plantear una definición para la disuasión convencional, a saber:
“Efecto sicológico que se crea en la percepción del adversario, acerca
de las capacidades del país disuasor para emplear el poder nacional
en resguardo de sus intereses, haciendo inconvenientes e inaceptables
los costos de una agresión, basado en su estatura político estratégica
y en la voluntad política de empleo de todos los recursos disponibles
para la solución del conflicto, en el campo convencional”.
1.5 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO
Disuasión, en sentido amplio, es un concepto que surge tras la
II Guerra Mundial, sustentada fundamentalmente por el poderío nuclear
de las grandes potencias, en un contexto de Guerra Fría.
36
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Posteriormente, surge una derivación del concepto hacia lo
convencional, que en una primera conceptualización se desarrolló vinculada al poder nuclear, en una escala inferior. No obstante, se trata
de un concepto de plena aplicación entre estados que no cuentan con
capacidad atómica, por lo que puede ser implementada sin este respaldo.
Tras el advenimiento del escenario internacional pos Guerra
Fría, adquiere mayor relevancia, al desaparecer el esquema bipolar y
concentrarse la solución de conflictos en el ámbito convencional.
A lo anterior, se suma otra gama de recursos del poder nacional de los estados, como complemento a la fuerza militar, especialmente en un ambiente en que la economía empieza a anteceder a los procesos políticos y de seguridad, creando condiciones de intercambio
con frecuencia inéditas.
Las definiciones analizadas configuran un espectro amplio y
variado, con un carácter convergente en lo referido a destacar a la
disuasión como una herramienta política para el manejo de conflictos,
al servicio de la paz, de carácter preventivo y basada en la generación
de un efecto sicológico.
Esta herramienta contribuye al manejo de conflictos en términos pacíficos, al crear conciencia en el potencial adversario y orientar
la evaluación del problema motivo de una disputa.
La credibilidad del mensaje disuasivo es un factor relevante a
la hora de su evaluación y transmisión, por cuanto la amenaza sobre
la cual se desarrolla una inducción debe ser probable de concretar,
tanto en su magnitud como en la capacidad del disuasor de llevarla a
cabo.
La disuasión no opera por sí sola ni tiene fin en sí misma, por
cuanto se debe a intereses superiores que se articulan en los más
altos niveles de la conducción política, así como tampoco se plantea
como una herramienta universal, por cuanto debe ser compulsada y
ajustada a cada relación de conflicto en particular.
37
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Para su ejecución efectiva, la disuasión requiere de herramientas estratégicas idóneas para sustentar el mensaje disuasivo, que
además del correspondiente potencial militar -capaz de sustituir el
efecto del arsenal nuclear y extrapolarlo a una escala de conflicto
reducida- cuente con el complemento de todos los elementos de poder nacional disponibles.
Los componentes de la disuasión convencional son: intereses por preservar; medio para comunicar el mensaje disuasivo; forma
de coerción; fuerzas capaces de ejecutarla y la voluntad política de
empleo de la fuerza.
Lo que efectivamente disuade, más que un recurso en particular, es la estatura político-estratégica del estado.
La voluntad política de empleo de la fuerza es un factor insoslayable en una estrategia de disuasión, por cuanto es la única forma
de organizar, impulsar, orientar y articular los distintos esfuerzos que
contribuyen al efecto disuasivo buscado por el estado, en tanto se
trata de un asunto que debe ser concebido y resuelto en el más alto
nivel de la conducción.
38
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
CAPÍTULO II
Componentes de la Disuasión Convencional:
una Visión Aplicada
2.1 MARCO CONCEPTUAL
2.1.1 Aproximación al Tema
En el capítulo anterior se conceptualizó la disuasión convencional, a partir de una serie de definiciones y planteamientos, identificando y describiendo sus objetivos y características, como base para
la continuación de la investigación, especialmente en lo referido al
estudio de la aplicación de la disuasión convencional, para identificar
y describir cómo opera a través de sus componentes.
A continuación, y desde lo general a lo particular, se hará un
breve planteamiento sobre los modelos y opciones estratégicas, como
elemento insoslayable para contextualizar los alcances de los modelos de disuasión -en el entendido que no se trata de un mecanismo
unívoco, que no presenta matices ni alternativas- previo a extrapolar
lo medular de lo planteado en el Capítulo I sobre los componentes de
la disuasión convencional, que son los elementos centrales de la descripción y análisis.
En tal sentido, entendiendo que una teoría se comprende mejor
sobre la base de su demostración empírica -que para los fines de este
trabajo se efectuará mediante un análisis historiográfico- se integrarán aspectos conceptuales y su aplicación en un caso particular, como
es la crisis del Beagle entre Chile y Argentina de 1978 -cuya base
documental permite la interpretación en doctrina- que corresponde a
un hecho político entre estados cuya gravitación internacional es
menor y está sujeta a la influencia de las potencias mundiales.
Para tal efecto, previo desarrollar en detalle los componentes
de la disuasión convencional y cómo se aplicaron en la crisis del
Canal Beagle de 1978, se esbozará el entorno estratégico imperante en
39
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
la región en la época, así como una síntesis de los hechos más relevantes que caracterizaron el conflicto en sí, como referencia para una
mejor comprensión de los antecedentes que se describirán posteriormente.
2.1.2 Los Modelos y Opciones Estratégicas 46
Para exponer algunas ideas respecto de los modelos y opciones estratégicas, se estima pertinente definir ambos conceptos, cuyas acepciones en esta disciplina se refieren, la primera, a la diversidad de soluciones entre las que la estrategia y la política deben elegir
para la solución de un problema correspondiente a estos niveles; mientras que una opción estratégica se debe entender como las combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir de
preceptos y deducciones que se derivan de los modelos. 47
Respecto de los modelos estratégicos, 48 es posible identificar algunas aproximaciones básicas, en el campo del empleo de medios convencionales, encontrándonos frente a diversas disyuntivas
que, en el plano de las alternativas de solución, cobrarán vigencia en
virtud de un determinado problema, lo que las aleja del dogma, toda
vez que constituyen guías para el ordenamiento de las ideas y orientación de la acción, imponiendo decisiones respecto de las características de la respuesta, su perduración en el tiempo, la intensidad del
esfuerzo y los efectos que con ella se logren, a saber:
·
Estrategia de disuasión o estrategia de acción: su elemento
central está dado por la capacidad de evitar el enfrentamiento o prolongarlo, hasta la consecución de un objetivo.
La estrategia de disuasión, fundamentalmente, se
circunscribe a los mecanismos de prevención de conflictos,
46
47
48
40
Se presentará una síntesis explicativa basada en la ponencia elaborada para el tema modelos
y opciones estratégicas por el teniente coronel Pablo Rodríguez M, y presentada en el
seminario “La primera Guerra del Siglo XXI” ¿Un cambio de lo ya conocido?, desarrollado
en la Academia de Guerra en septiembre de 2001, tras los atentados a las torres gemelas.
El planteamiento desarrollado está basado en el pensamiento de autores relevantes, como
Joseph C. Wylie, John Collins, André Beaufre y Miguel Alonso Baquer.
Ibíd.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
con una alta incidencia de manejo político en la solución del
problema estratégico, recurriendo a una variada gama de
apoyos cuya interacción permite lograr ciertas metas sin
recurrir a la fuerza, en un ambiente limitativo de su empleo.
Se trata de una estrategia manejada políticamente y anunciada diplomáticamente.
En tanto, la estrategia de la acción se caracteriza por su
clara orientación a la imposición por la vía de la fuerza,
inclusive militar, avalado por una capacidad de maniobra
que permite sortear exitosamente la mayor parte de las restricciones típicas de los tiempos. Para su aplicación se requiere de una gran estatura político estratégica o, al menos, visualizar una ventana de oportunidad sobre la cual
operar en el menor tiempo posible y con la mayor energía
posible, antes de alertar al sistema internacional y sus organismos, ya que no se tratará de un hecho aislado y desapercibido, sino de un esfuerzo que habrá de ser sostenido en el tiempo.
Probablemente, una diferencia sustancial entre ambos modelos es su identificación con elementos tan diferentes, como
las amenazas, riesgos y vulnerabilidades -que caracterizan
a la disuasión- y las maniobras estratégicas, que lo hacen
con la acción.
·
Estrategia directa o estrategia indirecta: su elemento central se identifica en la gravitación de la fuerza militar en la
solución del conflicto, en el contexto de otros recursos del
Estado, orientados a lograr objetivos más bien en el plano
psicológico.
Pudiera prestarse para confusiones con las estrategias de
acción y disuasión, no obstante tratarse de aproximaciones
diferentes, que contextualizar a lo directo o indirecto.
En perspectiva histórica, estos modelos representan nítidamente la evolución del pensamiento estratégico, tanto en lo
referido a la ampliación del concepto de fuerzas, la organi41
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
zación del estado para prever y enfrentar conflictos, como
en el diseño de soluciones estratégicas, tendiendo desde lo
eficaz hacia lo eficiente. 49
·
Estrategia secuencial o estrategia acumulativa: su elemento central está en el ordenamiento de las acciones y la concatenación de sus efectos.
Particularmente, la estrategia secuencial se caracteriza por
estar sometida a la dependencia e interacción de la serie de
eventos que dan forma al conflicto, los cuales van surgiendo a partir del que les precede, directa o indirectamente.
Como puede apreciarse, es una estrategia que encuentra su
aplicación más adecuada en un ambiente en que el recurso
militar prevalece en el tratamiento del contencioso.
Por su parte, la estrategia acumulativa no depende de la
complementariedad de los objetivos de carácter parcial, por
cuanto sus efectos no se generan en relación o vinculados
con un evento previo, sino que por sí solos contribuyen a
lograr metas en un plano superior. Esta estrategia se acomoda más a ambientes sicológicos, económicos o de ciertas
fuerzas que operen independientemente, como los submarinos.
·
Estrategia ofensiva o estrategia defensiva: su elemento central se basa en la capacidad de hacer uso del potencial y de
la iniciativa, si es que se tiene, o si será necesario previamente crear las condiciones para obtenerlas.
Estos modelos condicionan el desarrollo de las fuerzas morales y materiales para hacer frente a un conflicto, toda vez
que la realidad del entorno político y estratégico de los
contendores les impondrá restricciones u otorgará fortale-
49
42
Utilizando la acepción economicista, que diferencia ambos vocablos en función del valor de
los recursos empleados en producir un efecto deseado y su mejor empleo.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
zas, a lo que se debe agregar si el problema causal del enfrentamiento se solucionará en el propio territorio, contiguo
a él o en ultramar.
·
Estrategia de lo probable o estrategia de lo peligroso: su
elemento central se identifica en el esfuerzo por desplegar,
variando desde lo ordinario a lo extraordinario, o de lo previsible hasta lo que se escape de control.
Esta dualidad orienta hacia la característica de las fuerzas
que se requiere para la solución de un problema estratégico,
en tanto lo probable puede ser abordado con lo regular y
contener sus efectos a una zona en particular o identificarle
límites controlables; en cambio lo peligroso, además de requerir esfuerzos extraordinarios, es más difícil de controlar
y potencialmente puede generar una escalada que supere
las opciones de enfrentamiento exitoso.
Respecto de las opciones estratégicas, al deducirse de los
modelos estratégicos, es preciso no perder de vista su carácter
vinculante con una idea superior, que guiará la acción, sumado a que
determinadas variables que afectan una posible solución tienden a
cierta independencia y sus efectos son cada vez más gravitantes,
aspectos que en la época de la crisis del Canal Beagle estaban más
bien subordinados al enfrentamiento ideológico que dividía al mundo, como se señala:
·
La tolerancia social, que obliga a preocuparse de modo muy
especial por la legitimación del uso de la fuerza, tanto al
interior de los estados como frente a la comunidad internacional.
·
Los intereses en juego, entreverados con la transversalidad
de valores de índole económico, cultural, religioso, étnico o
político. Durante la Guerra Fría, a este concepto había que
agregarle el grado de influencia que sobre las decisiones de
los estados ejercía una u otra superpotencia, predominantes en un esquema de relaciones internacionales bipolar.
43
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
El costo de las decisiones, especialmente en los planos político y económico, por cuanto la interacción entre los actores internacionales constituye un juego de intereses, valorados desde sus respectivas ópticas, que normalmente no
están dispuestos a ceder por la sola buena voluntad de los
involucrados.
·
La identificación de los escenarios previsibles tras la solución del problema, generados en las negociaciones y concesiones que se hayan aceptado, orientadas a crear condiciones para el empleo de las fuerzas, de toda índole, especialmente si se ha alcanzado un determinado grado de hostilidad.
·
El impacto del problema en objetivos anteriores y superiores, pero que pueden ser relegados, como consecuencia del
riesgo que se visualiza en la amenaza que ha cobrado vigencia o cuyo estado deja de ser latente y se transforma en real.
Lo peligroso prima sobre lo previsible.
·
La necesidad de operar en dimensiones diferentes, en tanto las relaciones interestatales no son lineales ni unívocas,
generándose diversas gradaciones y orientaciones de vínculos con actores también diversos, que también son objeto de otras interacciones, lo que impone el desarrollo de la
capacidad de identificar escenarios tan complejos como variados en los cuales será necesario estar presente, operar
con los recursos disponibles, neutralizar amenazas y aprovechar las oportunidades que se presenten.
Finalmente, el lector podrá percatarse de que no hay un modelo ni una
opción que por sí logre un objetivo en particular, siendo necesario
recurrir a diversas combinaciones temáticas, de niveles, capacidades,
etc., por cuanto al ser aproximaciones teóricas sólo contribuyen a
orientar el esfuerzo, como ya se citara, siendo lo más relevante el
diseño de soluciones estratégicas, sin importar si corresponden o no
a una de estas ideas.
44
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
2.1.3 Los Modelos de Disuasión
Asumiendo que en esta materia existen numerosas perspectivas y hecho el alcance sobre los modelos y opciones estratégicas,
cabe señalar, en consecuencia, algunos conceptos sobre las aproximaciones para organizar un esquema disuasivo, según el planteamiento de Edward Luttwak, 50 en cuanto a dos modelos de disuasión en el
campo estratégico, cuya esencia se centra en la mantención versus la
alteración del statu quo, dependiendo de la condición de agredido o
agresor, respectivamente.
A continuación se detallarán sus principales características,
intentando destacar los elementos que les diferencian, para posteriormente abundar algunas reflexiones que se deducen:
·
Disuasión por castigo: Este modelo se concreta configurando una amenaza posible de efectuar como reacción sobre
objetivos valiosos del oponente, aún después de haber recibido el primer golpe ofensivo de magnitud. Para lograr
disuadir, el castigo debe ser verídico y significar un daño
inaceptable, que puede ser a ciudades, industrias, instalaciones y fuerzas militares, o directamente a las personas de
los líderes enemigos. Estos objetivos no requieren, necesariamente, estar relacionados con la acción inicial del agresor en cuanto a su naturaleza ni ubicación geográfica. Exige
disponer de gran movilidad estratégica y de cierta capacidad ofensiva.
·
Disuasión por negación:Este modelo asegura al agresor que
la resistencia del agredido en el lugar en que decida actuar
le hará imposible o muy costoso obtener el objeto de sus
ambiciones. Para funcionar requiere espacio, tiempo e inteligencia que proporcione información segura y oportuna respecto del teatro u objetivo que atacará el adversario.
50
Luttwak, Edward, “La Lógica de la Guerra y la Paz”, Instituto de Publicaciones Navales
de Argentina, Buenos Aires, 1992, pp. 194 y siguientes, en Thauby G., Fernando,
“Disuasión y Defensa”, Revista de Marina, Valparaíso, 1999, pp. 9 y 10.
45
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En ambos casos el agredido -defensor del statu quo- siempre
está en inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu
quo- por cuanto para el primero su mejor opción es “no perder”, mientras que para el segundo su peor opción es “no ganar”, es decir,
dialécticamente la estrategia de disuasión -al menos en teoría- concluye premiando al agresor. En la opción de estrategia de disuasión
por castigo este inconveniente se reduce, ya que el castigo puede
constituir una derrota para el agresor. 51
¿Qué otros aspectos se infieren del análisis de ambas alternativas? En primer término, el modelo de negación lleva implícito el desconocimiento y la incertidumbre respecto de las capacidades y de las
intenciones adversarias, que finalmente infunde temor; en cambio, el
modelo de castigo conlleva conocimiento y certidumbre de las capacidades reales y del por qué se está dispuesto a ir a la guerra, como
principales elementos inhibidores de las intenciones adversarias, por
cuanto genera respeto.
En otro orden de ideas, para lograr una decisión respecto del
modelo más adecuado para una estrategia disuasiva, es necesario
conjugar las variables propias de cada criterio de acción. Es así como,
en el primero de los citados, los valores esenciales del modelo son la
negación, entendida como impedir a toda costa que el adversario logre sus objetivos, el desconocimiento, la incertidumbre y el temor,
considerando a este último como un producto, por supuesto ampliamente proclive a tensionar las situaciones de conflicto, o al menos a
mantener la amenaza como un elemento gravitante en el contencioso.
Por su parte, el segundo modelo está basado en el castigo,
entendido como la advertencia explícita sobre el hecho que toda actitud hostil -que se manifieste en agresión y trasgresión de los intereses fundamentales- será oportuna y eficientemente reivindicada; en
el conocimiento, la certidumbre y el respeto, siendo este último valor
esencial en la creación de un ambiente que permita el normal desenvolvimiento del Estado, atenuando con mayor eficiencia las posibles
interferencias de las amenazas.
51
46
Thauby, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
2.1.4 Los Componentes de la Disuasión Convencional
Los componentes de la disuasión convencional, tal como se
planteara en el primer capítulo, pueden ser concebidos a partir de una
sucesión de relaciones causa-efecto, que responden a las
interrogantes referidas a qué, cómo y para qué disuadir, siendo las
siguientes:
·
Definir y explicitar los intereses a proteger: como punto de
partida de una política de estado, que refleje el por qué se
está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un
aspecto esencial en la estructuración de una estrategia de
disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo.
·
Identificar y desarrollar un medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses: esta capacidad de irradiar un mensaje adquiere crucial importancia
para el esfuerzo disuasivo, en tanto será el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del adversario. En este sentido, la diplomacia adquiere especial relevancia, dado su carácter de medio más idóneo del que dispone el estado para
vincularse con otros actores internacionales.
·
Definir y desarrollar una forma concreta y creíble de coerción: la forma esencial radica en las fuerzas armadas, dado
su carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de daño. No obstante, otros campos de acción deben participar desde sus respectivas perspectivas,
en el sentido amplio de las fuerzas, en tanto la disuasión
tiene un carácter político y colectivo, siendo sustentadas
por una serie de capacidades que contribuyen al esfuerzo
disuasivo del estado.
·
Desarrollo de fuerzas materiales y morales adecuadas al propósito: la credibilidad del mensaje disuasivo se sustenta, en
gran medida, en la existencia de fuerzas capaces de producir
la coerción implícita en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes, profesionales, de alta cali47
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
dad por sobre la cantidad, capaces de proyectar su poderío
sin otra restricción que la voluntad política de su empleo.
Respecto de las otras fuerzas que complementan el esfuerzo
disuasivo, se cita una estructura económica solvente y sana,
la capacidad de negociación del estado, un servicio exterior
eficiente y profesional, un sistema de inteligencia nacional,
un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la cohesión interna y la fortaleza
institucional, entre otros.
·
Explicitación de la voluntad política de empleo de los recursos disponibles para la preservación de los intereses nacionales: tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión
convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la
conducción superior del estado, en armonía con aquellos
intereses nacionales que trascienden en el tiempo y están
por sobre las diversas visiones políticas internas.
2.2 ANÁLISIS HISTORIOGRÁFICO DE LAAPLICACIÓN DE LOS
COMPONENTES DE LA DISUASIÓN CONVENCIONAL
2.2.1 El Entorno Estratégico Regional en la Década de los
Setenta
El gran marco de la Guerra Fría contextualiza al período en que
el conflicto del Canal Beagle tuvo su mayor intensidad, entrecruzado
por un ambiente de inestabilidad política y económica y el surgimiento de regímenes autoritarios, la penetración ideológica alentada por la
Unión Soviética -cuyo baluarte en Latinoamérica estaba representado
por el régimen castrista de Cuba- y los esfuerzos estadounidenses
por mantener un necesario grado de control en la región, ubicada en
su área de influencia y demasiado cerca de su propio territorio.
48
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Durante la década de los setenta la región se caracterizó por profundos desequilibrios, tanto al interior de los estados como entre vecinos y paravecinos, cuyas realidades y prioridades distaban de lo que
podría llamarse un ambiente estratégico armónico o ajeno a percepciones contenciosas.
Asimismo, es necesario un sucinto alcance sobre la confrontación
Este – Oeste y su influencia en la región, básicamente desde la perspectiva de la declinación del poder de Estados Unidos y el incremento
del poder soviético, con sus consecuencias en el terrorismo internacional, la impunidad de las sociedades totalitarias de izquierda, el
aprovechamiento de las libertades de las sociedades liberales para
fines ideológicos y manejo de la ONU para los mismos fines -controlada prácticamente por la ex URSS y una mayoría de estados soviéticos, árabes musulmanes y africanos- al punto que durante la década
del setenta su rol esencial fue drásticamente trastocado, concentrándose en tres cuestiones relevantes: la destrucción de Sudáfrica e Israel y la condena del imperialismo, personificado en EE.UU. 52
Una somera y genérica visión de la situación de los países del Cono
Sur de América, con algún grado de injerencia en la crisis, contribuirá
a comprender mejor las circunstancias particulares que envolvieron a
dos países cuyas historias son comunes y cuyos destinos están
insoslayablemente unidos, a saber 53:
·
52
53
Argentina: la situación política durante la década de los
setenta se presentó inestable y de compleja secuencia, iniciándola con un gobierno militar del general Lanusse, que
debió enfrentar una fuerte mentalidad nacionalista–
peronista arraigada en el pueblo argentino y en sus FF.AA.,
así como la aparición del Ejército Revolucionario del Pueblo, que da inicio a una era de terrorismo, creándose las
Johson, Paul, “Tiempos Modernos, la historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros
días”, Javier Vergara Editor, Liberdúplex, S.L., Barcelona, España, 2000, pp. 843-845.
Síntesis basada en los antecedentes consignados en Truán L. Gustavo y Biskupovic M.Juan,
“La Crisis Chileno – Argentina de 1978: un análisis político estratégico”, memoria
para optar al título de Oficial de Estado Mayor, ACAGUE, Santiago, 1995, pp.40 y
siguientes.
49
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
circunstancias necesarias para al advenimiento al poder del
veterano general Perón y la sucesión en el mandato nacional, tras su muerte en 1974, por parte de su esposa Isabel
Martínez, en un ambiente de inestabilidad política y una
grave situación económica, con una inflación que alcanzó el
400% anual.
Este es el preámbulo para el acceso al poder, prácticamente
sin oposición, de una junta militar presidida por el general
Jorge Rafael Videla, que continuó con las relaciones con
Chile en un plano de cordialidad y de recíproco entendimiento, pero que, en el contexto de la crisis, estaba en condiciones idóneas para intentar presionar a Santiago, por
cuanto el gobierno militar argentino se encontraba en una
posición relativamente sólida, con su prestigio internacional en alza, tras haber frenado la espiral de caos político y
económico, y aún no agobiado por las acusaciones de violaciones a los derechos humanos. En otro campo, había disfrutado de una extraordinaria apertura de los mercados tecnológicos y militares internacionales, lo que había permitido sostener un ambicioso programa de rearme y de desarrollo de una poderosa industria militar propia, incluyendo,
además, la puesta en marcha de programas estratégicos como
el desarrollo de misiles de alcance intermedio y de un programa nuclear. 54
·
54
50
Bolivia: siendo uno de los países más inestables de
Sudamérica, alcanza cierto nivel de tranquilidad política y
social tras la asunción al poder del general Hugo Banzer en
1971, desarrollando un proceso de ajuste interno, logrando
estrechar vínculos con Brasil, país que trata de influir para
acercar posiciones con Chile, cuyas relaciones diplomáti-
Barcelona Eduardo y Villalonga Julio, “Relaciones Carnales. La Verdadera Historia de la
Construcción y Destrucción del Misil Cóndor II”, Buenos Aires, Planeta Espejo de la
Argentina, 1992, 19-39, en Cheyre E., Juan Emilio, trabajos de preparación del capítulo V
de la tesis doctoral La Economía, una Nueva Variable en la Relación Estratégica y
Geopolítica del Cono Sur de América, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología, Madrid, 2001.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
cas se normalizan recién en 1975, después del encuentro de
ambos presidentes en Charaña, comenzando una nueva era
de relaciones bilaterales.
Tanto fue así, que Bolivia dejó de estar subordinada al área
de influencia peruana y Chile propuso una solución a su
mediterraneidad, ofreciendo un corredor paralelo a la frontera con Perú, lo que fue tajantemente rechazado por el gobierno de Lima.
Más tarde, factores de políticas interna, sumados a un cambio de estrategia para el tratamiento de su mediterraneidad esta vez en los organismos internacionales- así como la coyuntura de la crisis del Beagle, llevan a que, a principios de
1978, La Paz ponga abrupto término a las relaciones diplomáticas con Chile.
·
Brasil: habiendo alcanzado una situación de liderazgo en
América del Sur, emerge en sus círculos intelectuales, políticos y militares la tendencia a asumir tal condición y a justificar su poderío en su condición de futura potencia, con
las implicancias que se derivan en sus relaciones internacionales, dentro de las que se cuenta un rol preponderante
en el control del Atlántico Sur.
Asimismo, abrió sus mercados a la URSS, siguiendo el estilo de las potencias europeas, en cuanto a no confundir los
intereses económicos con los asuntos de orden ideológico.
·
Chile: tras la crisis política, económica y social que desencadenó en los acontecimientos de septiembre de 1973, debe
hacer esfuerzos por reordenar su institucionalidad y recuperar su normal funcionamiento, así como hacer frente a una
situación de tensión en sus relaciones con Perú, en 1974,
que impuso el desarrollo de medidas paliativas en un contexto de absoluta restricción, por cuanto el gobierno militar
chileno había sido aislado políticamente en el ámbito internacional, lo que dificultaba notoriamente su acceso a nue51
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
vos suministros de armamento, así como un serio deterioro
en su prestigio internacional.
En el campo económico, los efectos del alza mundial del petróleo y la baja del precio del cobre causaron importantes
mermas de recursos que influyeron en la generación de una
considerable crisis económica, amenazando los esfuerzos por
el control de la inflación, pese a lo cual se logró la
implementación de innovadoras medidas macroeconómicas
que permitieron que la balanza de pagos volviera a signos
positivos y se alcanzaran índices alentadores.
·
Ecuador: mantenía sus problemas limítrofes con Perú,
generándose incontables incidentes fronterizos y una tendencia de antagonismo con su vecino del sur que lo lleva a
un acercamiento con Chile, que se alza como un interesante
factor disuasivo para las pretensiones peruanas respecto de
ambos países.
·
Perú: bajo el gobierno del general Velasco Alvarado se evidencia una importante penetración soviética en prácticamente todos los campos de acción, que sumado a que la ex URSS
varió su estrategia de influencia en Latinoamérica -alentando
los conflictos regionales- se traducen en el potenciamiento
de su capacidad militar y su explotación como instrumento de
poder para respaldar su accionar en el campo internacional,
específicamente en sus relaciones con Chile y Ecuador. No
obstante, esta capacidad decae a partir de 1977, debido a su
fuerte endeudamiento externo y a la inestabilidad política interna, que lo llevan a relativizar su discurso reivindicacionista.
2.2.2 Síntesis de la Crisis del Canal Beagle de 1978 55
La crisis del Canal Beagle de 1978 tuvo su origen en la reivindicación de Argentina de las islas Picton, Nueva y Lennox, cuyo control
hubiese entregado el completo dominio de esta vía marítima al gobierno
55
52
Cheyre, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
de Buenos Aires. La reivindicación argentina estaba impulsada por factores de distinta índole. El Canal podía tener importancia desde un
punto de vista geopolítico, en la medida en que representaba un acceso relativamente seguro entre el Atlántico y el Pacífico. De este modo,
si Argentina se hacía de su control podía romper el reparto de áreas de
influencia estratégica que había quedado dibujado en los Pactos de
Mayo de 1902 y había servido para garantizar la estabilidad entre
Buenos Aires y Santiago durante tres cuartos de siglo. De hecho, los
acuerdos de principios del siglo XX habían definido al Pacífico como
área de exclusivo predominio de Chile, mientras otorgaban a Argentina una preponderancia similar en el Atlántico. Sin embargo, con el
control del Beagle, la Armada argentina se habría proyectado inevitablemente hacia el Pacífico, situación que Chile percibía como una
amenaza directa sobre su área de influencia oceánica. Paralelamente,
el dominio del Beagle por Argentina podía también proyectarse hacia
el sur garantizando a Buenos Aires una posición ampliamente favorable para sustentar sus reclamaciones en la Antártica.
Pero, al mismo tiempo, otras razones alimentaban las reivindicaciones de la junta militar argentina. Por un lado, estaba su necesidad de afirmar el papel de potencia regional en América del Sur. En
este sentido, se trataba de provocar un desenlace favorable de un
conflicto fronterizo a modo de una demostración de fuerza ante todo
el continente que afirmase el papel de Argentina como nueva potencia hegemónica de la región. En ese sentido, Santiago se presentaba
como un adversario ideal en la medida en que, históricamente, había
mantenido una larga rivalidad con Argentina que siempre había quedado inconclusa. Es decir, nunca se había inclinado la balanza regional a favor de una u otra república, recurriéndose siempre a soluciones de compromiso y acuerdos que evitaron una confrontación decisiva. Con estos antecedentes, la junta militar argentina deseaba convertir su potencial victoria en la crisis del Beagle en el símbolo de una
nueva política de gran potencia; un nuevo principio que cortase con
anteriores planteamientos de acción exterior, más inclinados hacia el
apaciguamiento y la contención.
Por otro lado, había importantes factores de política doméstica que impulsaban a los militares argentinos a buscar un éxito en el
53
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
exterior que les sirviese para reforzar su prestigio de cara a su propia
opinión pública. La campaña lanzada por el gobierno militar para desarticular a las organizaciones terroristas izquierdistas y otros grupos
de oposición había desatado protestas en el interior del país. Lo mismo se podía decir de ciertas medidas de carácter económico que habían sido impopulares para ciertos sectores sindicales. En este contexto, desde el punto de vista de la cúpula castrense, un triunfo frente
a un rival tradicional como Chile podía servir para reforzar la cohesión
interna de la sociedad argentina y avivar el apoyo al régimen.
La crisis se abrió con el arbitrio emitido, en mayo de 1977, por
la corona británica, que confirmaba la soberanía chilena sobre los
islotes meridionales que forman la boca oriental del Canal de Beagle.
En estas circunstancias, la reacción de ambas capitales fue opuesta.
Mientras Santiago declaró su disposición a cumplir el resultado del
arbitraje, Buenos Aires optó por reservarse el derecho a estudiar la
decisión.
En los siguientes meses, la situación entre ambas repúblicas
se deterioró a medida que Argentina incrementaba las actividades
aéreas y navales de sus fuerzas en la región y procedía a situar una
baliza en uno de los islotes en disputa. Esto ocasionó la protesta de
las autoridades de nuestro país, mientras que, paralelamente, Buenos
Aires acusó a las fuerzas chilenas de haber violado repetidas veces
aguas y espacio aéreo de su soberanía. En tanto, las dos capitales
mantuvieron intensos contactos diplomáticos con el fin de encontrar
una solución negociada.
Sin embargo, cualquier posibilidad de acuerdo chocó con la
distancia insalvable entre el deseo de Chile, que cualquier solución
estuviera en concordancia con el resultado del arbitraje, y la demanda
de Argentina de buscar opciones alternativas a una decisión de la
corona británica que le resultaba desfavorable.
Estas divergencias condujeron al rechazo chileno de las pretensiones argentinas en enero de 1978. Este bloqueo no pudo ser
despejado por la cumbre Chileno-Argentina celebrada el día 19 de ese
mismo mes en la localidad de Córdoba, perteneciente a este último
54
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
país; encuentro al que acudieron el general Pinochet y su homólogo
argentino, el general Videla. De hecho, a los pocos días, el gobierno
argentino declaró por sí y ante sí insanablemente nulo el arbitraje
sobre el Canal de Beagle, lo que desató las protestas de la cancillería
chilena.
Mientras los movimientos militares en la frontera se intensificaban, una nueva reunión Pinochet-Videla en Puerto Montt, en febrero de 1978, consiguió un principio de acuerdo sobre una mecánica de
negociación para resolver el contencioso.
En cualquier caso, el compromiso definitivo sobre este asunto siguió sin llegar y las relaciones bilaterales continuaron deteriorándose, particularmente después que las autoridades argentinas tomaran una serie de medidas que dificultaban el tránsito comercial, a
través de su territorio, de productos procedentes o dirigidos a Chile.
A partir de septiembre, la situación se volvió especialmente difícil en
la medida en que se hicieron visibles los preparativos bélicos en el
territorio argentino, con ejercicios de defensa antiaérea y oscurecimiento en el sur del país. Para octubre, Buenos Aires convocó a cerca
de medio millón de reservistas y realizó concentraciones de tropas en
diferentes sectores de la frontera. En los dos meses siguientes, la
situación se volvió extraordinariamente tensa. La solución diplomática parecía bloqueada por la negativa argentina de acudir a la Corte
Internacional de Justicia de La Haya.
Al mismo tiempo se produjeron movimientos bélicos en ambos lados. Las flotas de Argentina y Chile se concentraron en el sur.
Entretanto, se hizo cada vez más visible que las fuerzas argentinas
estaban listas para lanzar una operación con el objetivo de ocupar las
islas en disputa; un paso que significaría la guerra. En este contexto,
la situación estratégica de Chile era particularmente compleja debido
a que, mientras la tensión con Argentina crecía a lo largo de su extensa frontera común, no podía perder de vista los acontecimientos en su
frontera norte. De hecho, desde su llegada al poder en 1969, el gobierno militar peruano había mantenido una fuerte retórica nacionalista.
De este modo, la posibilidad que Lima podía estar esperando la ocasión propicia para buscar la revancha por su derrota en la Guerra del
55
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Pacífico, en el siglo XIX, se había hecho verosímil. La credibilidad
de esta hipótesis había aumentado después de las importantes compras de material blindado y aéreo realizadas por el gobierno peruano
a Moscú. En estas circunstancias, coincidiendo con el aniversario
de la batalla de Ayacucho, en 1876, la tensión en la frontera chilenoperuana había estado a punto de desembocar en un conflicto de
grandes proporciones. En consecuencia, los planificadores militares chilenos no podían descartar que un estallido de hostilidades
con Buenos Aires fuese el prólogo para un enfrentamiento con Lima,
que obligase a la república a combatir en dos frentes; o tres, incluyendo a Bolivia.
En cualquier caso, el 22 de diciembre se produjo un acontecimiento diplomático decisivo, en la medida en que ambas partes
solicitaron la mediación papal en el conflicto. 56 La mediación, asumida por el Cardenal Antonio Samoré, tuvo gran éxito en desactivar el
riesgo inmediato de enfrentamiento. Tras una serie de contactos diplomáticos preliminares, el enviado de la Santa Sede consigue que
argentinos y chilenos firmen en Montevideo, en enero de 1979, un
preacuerdo que pone las bases para una solución pacífica del conflicto. A partir de ese momento, las negociaciones continuarían, aunque no sin episodios de tensión, como los que tuvieron lugar en
1982, tras la denuncia por Buenos Aires del Tratado General de Solución Pacífica de Controversias, que comprometía a las diplomacias
de ambos países.
En principio, el apaciguamiento de la crisis argentino-chilena partió de la asimetría de las posiciones de ambos países. Santiago tenía una inclinación sustancial a buscar una solución diplomática a la crisis, en la medida en que percibía los efectos catastróficos
que podía tener el conflicto y estaba convencido que cualquier solución política terminaría por serle favorable. En el caso de Buenos
Aires, la decisión de abandonar la opción bélica respondió a varios
factores. Para empezar, la posición de Argentina en el contencioso
56
56
Mayores detalles sobre la mediación de la Santa Sede, así como sobre otros aspectos de la crisis,
en Tapia, Luis Alfonso, “Esta Noche: La Guerra”, Santiago, Ediciones de la Universidad Marítima de Chile, 1997.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
era difícilmente defendible en el ámbito internacional, ya que partía
del rechazo a un arbitraje británico que gozaba de garantías de imparcialidad. En consecuencia, la opción militar hubiese contado con
una extensa condena exterior.
Buenos Aires descubrió que la ocupación de las islas en disputa no sería fácil, en la medida que las fuerzas chilenas ya habían
tomado posiciones en ellas. Desde luego, Argentina tenía una ventaja
sustancial en volumen de efectivos humanos y materiales, pero, Chile
tenía la ventaja de encontrarse a la defensiva en un terreno particularmente poco favorable a las grandes maniobras ofensivas. Además, en
lo naval, Chile tenía la posición, 57 de la cual carecía Argentina. Esta
era una ventaja inicial considerable, en un escenario geográfico conocido para las fuerzas de la escuadra nacional chilena.
En lo terrestre, la relativa superioridad argentina se compensaba con una voluntad de lucha de un Ejército, como el chileno, que
se encuentra –como pocos en el mundo– ante la disyuntiva de no
estar en condiciones de ceder terreno dada su escasa profundidad
estratégica. En estas condiciones resultaba impensable que Argentina pudiese obtener una victoria fácil. De hecho, el mando militar estaba consciente de la posibilidad de sufrir grandes pérdidas humanas.
Si se tenían en cuenta las grietas que ya entonces presentaba el respaldo popular al gobierno militar argentino, una aventura tan costosa
como una guerra con Chile podía conducir a la caída del régimen. En
estas circunstancias, los militares argentinos se inclinaron por buscar
un compromiso como la salida más lógica.
2.2.3 Aplicación de los Componentes de la Disuasión
A continuación se consignará cada uno de los componentes
de la disuasión y sus conceptos asociados, indicando cómo fueron
aplicados durante la crisis del Canal Beagle de 1978.
57
Uno de los elementos del poder naval que le otorga capacidad estratégica a la fuerza, consiste en
un punto de apoyo para las operaciones basado en tres condiciones fundamentales: ubicación
geográfica favorable, autonomía defensiva y autonomía logística.
57
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
2.2.3.1 Los Intereses a Proteger
Sin duda es el punto de partida de una política de estado, que
refleje el por qué se está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la estructuración de una estrategia de
disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo.
En los tiempos actuales se evidencia una mayor transparencia en cuanto a este tipo de definiciones, tanto en el contexto de los
procesos de integración regional y bilateral, en la publicación de libros de la defensa nacional, en el desarrollo de medidas de confianza
mutua, así como en una serie de esfuerzos colectivos por promover la
paz y la solución pacífica de controversias.
Asimismo, la forma de vinculación entre los actores internacionales ha variado, como consecuencia del potenciamiento e irrupción de nuevos actores, que en el antiguo paradigma estaban relegados a un rol secundario, como las ONG, las transnacionales y grupos
de poder de diversa naturaleza, cuya acción ha contribuido a mermar
el margen de libertad de acción de los tradicionales miembros del sistema internacional, haciendo necesario un esfuerzo superior por la
legitimación de los actos soberanos, no tan sólo frente a las sociedades a las que se deben, sino, ante la comunidad internacional en su
conjunto, 58 aspecto que debe ser compulsado con los efectos de la
economía y la generación de polaridades de índole diversa, lo que ha
inducido a un replanteamiento de la forma cómo se logran ciertos
objetivos, además de su presentación ante la comunidad toda.
En 1978, estos valores son identificables en ambos bandos
en disputa, primero en cuanto a Chile, que pretendía defender los
derechos territoriales en la zona austral, 59 basado en el derecho que
le asistía y ratificado por el fallo de la Corona Británica de 1977. En
cuanto a Argentina, la identificación de los valores a proteger es más
difusa, tanto por falta de acceso a fuentes oficiales como por una
58
59
58
ACAGUE, Apuntes de la asignatura “Conflicto, Guerra y Estrategia 1”, impartida por el De
partamento de Historia Militar y Estrategia en el I Año del Curso Regular de Estado Mayor,
Santiago, 2001.
Truan y Biskupovic, Op.Cit., p. 74.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
diversidad de visiones respecto del tema, lo que no obsta para pronunciarse, en el ámbito de las deducciones, con la pretensión de contar con una posición terrestre desde la cual ejercer el control del gran
paso bioceánico austral. 60
Por supuesto, estos objetivos se encuentran contextualizados
en definiciones políticas de mayor envergadura, que dan origen a un
conflicto territorial que data del siglo XIX, con diversas manifestaciones reflejadas en reclamaciones particulares hechas por Argentina,
cuyo tratamiento ha sido en detalle, caso a caso, encontrándose aquí
el bien en disputa que genera el contencioso, como es el acceso a un
recurso claramente identificado, como es el territorio. 61
En esta crisis hubo un grado de discrepancia muy alto entre
las posiciones de los dos países. Tras ellas se observa una legitimación del uso de la fuerza por parte de un sector belicista, que es
percibida en Chile como un elemento real, más parte de un falso dilema presente en las negociaciones entre ambos países. En lo inmediato, la disparidad acerca de lo que debe ser la conducción del conflicto
no puede ser mayor, pero el resultado es que ninguna de las dos
partes logra imponer totalmente su visión, en un caso, el recurso judicial ante la Corte Internacional de Justicia (Chile) y en el otro, un
acuerdo que anule los efectos del laudo arbitral (Argentina). 62
Como se aprecia, a partir de una disputa basada en un bien
amplio, como es el territorio, se deducen diversos objetivos que concretan las diferentes aristas del conflicto genérico, los que pese a ser
contrapuestos no necesariamente son equivalentes, tanto en importancia como en magnitud, lo que condiciona el esfuerzo disuasivo de
uno u otro bando.
60
61
62
Videla C., Ernesto, “La Crisis con Argentina de 1978”, discurso de incorporación a la Academia
de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, Santiago, 1999.
Desde la perspectiva del Lewis A. Coser, los hombres, luego las sociedades, se enfrentan por el
acceso a recursos, status y poder.
Infante C., María Teresa, “Argentina y Chile: percepciones del conflicto de la zona del Beagle”,
Revista del Instituto de Estudios Internacionales, Santiago, julio – septiembre de 1984, p. 384,
en Piuzzi C, Patricia, Estudio de la Crisis Chileno Argentina de 1978 en Medios Escritos, tesis
para optar al grado de Magíster en Ciencias Militares, mención Política de Defensa, Santiago,
1997, p. 84.
59
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En tal sentido, el Laudo de SM Británica impactó esencialmente en el honor argentino y en sus ambiciones por mejorar su posición internacional, pero en ningún momento se afectó algún interés
vital que justificara una guerra, pero sí una actitud hostil con mucha
demostración de fuerza para no someterse a un designio totalmente
desfavorable, lo que lo transformó en agresor. Por su parte, Chile se
sintió agredido, más que en su honor, en sus derechos jurídicamente
sustentados y ratificados por el fallo arbitral, luego, la defensa de la
soberanía territorial se aproxima con mayor nitidez a lo vital, más si lo
que estaba en juego no era solo la posesión de unos centenares de
kilómetros cuadrados, sino el uso que de ellos se podría hacer y la
consiguiente amenaza para el futuro; entonces, pese a optar por la
negociación para la solución de controversias, tenía mayor sustento
su disposición a ir a la guerra ante una acción de fuerza en su contra.
2.2.3.2 Los Medios para Comunicar la Disposición de
Proteger Dichos Intereses
Esta capacidad de irradiar un mensaje adquiere crucial importancia para el esfuerzo disuasivo, en tanto será el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del adversario. En este sentido, la
diplomacia adquiere especial relevancia, dado su carácter de medio
más idóneo del que dispone el estado para vincularse con otros actores internacionales.
De esta forma, en 1977 y 1978 se aprecia un intenso uso de los
medios de comunicación, tanto por personeros de los respectivos
gobiernos como por otros líderes de opinión, en general catalogados
como autoridades políticas, académicos, negociadores, militares, diplomáticos y eclesiásticos, que desde sus respectivas perspectivas
apoyaron las causas de ambos contendores, evidenciándose una clara diferencia de estilo entre las opiniones de personeros chilenos,
enfrentadas a las de sus pares argentinos. 63
63
60
Al respecto, se sugiere ver Piuzzi, Op.Cit., obra en que se desarrolla una interesante investigación sobre los mensajes emitidos desde ambos países.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Mientras en Chile se opta por centrar los mensajes en conceptos tales como paz, jurídico, derecho, controversia, tratado, acuerdo,
arbitraje y negociación, bajo un esquema de lógica de paz, en Argentina
se opta por soberanía, conflicto y estrategia, bajo la clara influencia de
una lógica bélica.
Este es un antecedente relevante a la hora de analizar el uso de
los medios de comunicación para transmitir un mensaje disuasivo, en
tanto refleja las ideas sobre las cuales se apoya la postura de cada uno
de los beligerantes en el contencioso, además de contribuir a graduar el
esfuerzo disuasivo, en medida que los mensajes contengan una mayor
o menor cuota de agresividad o pasividad, según sea el caso.
Asimismo, el tipo de fuente también contribuye a esta gradación, en tanto según sea su especialización o área de procedencia, sus
mensajes estarán contextualizados en una lógica vinculante, como es el
caso de los representantes diplomáticos, que centran su discurso en
torno a conceptos como tratado, arbitraje, controversia, negociación y
derecho; los académicos centran el suyo en ideas en torno a arbitraje,
tratado y negociación; los negociadores en torno al acuerdo, tratado y
negociación; los militares en torno a derecho y arbitraje y, finalmente,
los eclesiásticos en torno al concepto de paz. Esta gradación también
puede ser expresada en una curva que refleja la mayor o menor intensidad en el tiempo, en concordancia con el desarrollo del conflicto. 64
2.2.3.3 Las Formas de Coerción
Si bien la forma esencial radica en las fuerzas armadas, dado su
carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de
daño, todos los campos de acción deben participar desde sus respectivas perspectivas, en el sentido amplio de las fuerzas, en tanto la
disuasión tiene un carácter político y colectivo, siendo sustentadas
por una serie de capacidades que contribuyen al esfuerzo disuasivo del
estado.
64
Ibíd.
61
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En síntesis, la amenaza militar no es la única forma de inducción a asumir una conducta deseada, ante la existencia de otros elementos de presión, que contribuyen a graduar y potenciar el efecto
disuasivo, dejando como último recurso el empleo de las armas. Para
tales fines se estima acertado el desarrollo de un poder nacional armónico, cuyo equilibrio esté en función de los intereses nacionales, por
cuanto es ahí donde reside la verdadera opción del estado para aproximarse a su bien común, dentro de lo cual está su capacidad de negociar y respaldar sus esfuerzos por preservar su integridad y crear
condiciones para su desarrollo, en un mundo cada vez más competitivo y que impone mayor interacción, en una dialéctica en que la amistad tiene poca cabida frente a los intereses, que son el verdadero
motor de las relaciones internacionales.
En 1978 Chile asumió una postura basada en el derecho, luego, su método de coerción fue fundamentalmente político y diplomático, representado por una conducción superior del estado cohesionada
en torno a un líder, discreta y sustentada en razones jurídicamente
fundadas, con el apoyo de una acción en el campo diplomático que
evitó asumir posiciones rígidas, no cayó en el juego de la fuerza y
logró que la contraparte no abandonara la mesa de negociación. Con
paciencia y serenidad usó su capacidad política, diplomática y militar
con el fin de alcanzar una solución pacífica del diferendo. Así lo demuestran su disposición a extender las negociaciones directas en 1978,
como lo requería Argentina; así como las cuatro invitaciones, rechazadas por nuestros vecinos, a concurrir a la Corte Internacional de
Justicia; la reacción diplomática y la acción militar mesurada ante las
violaciones al espacio terrestre, marítimo y aéreo por parte de las
FF.AA. argentinas; los esfuerzos desplegados para obtener la mediación y el espíritu de colaboración prestado al representante del Santo
Padre para facilitar su tarea. 65
Por su parte, Argentina asumió una conducta agresiva, que
superó con creces la inspiración y manipulación de sus FF.AA. Sobre
65
62
Videla, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
ellas recae la responsabilidad que corresponde al ejercicio del gobierno que encabezaban, pero son múltiples los testimonios de políticos,
juristas, publicistas, periodistas e, incluso, clérigos, que impulsaron
el conflicto con entusiasmo. En rigor, si estos sentimientos
disociadores subyacentes no hubiesen existido, todo el poder de las
FF.AA. no habría bastado para movilizar a un pueblo como efectivamente ocurrió, 66 a lo que se debe agregar que por tratarse de un estado federal, con una compleja red de relaciones políticas y administrativas, existe la capacidad efectiva de asumir métodos de coerción en
distintos niveles y actividades, como son los controles fronterizos y
policiales, las restricciones al transporte, el sometimiento de las importaciones y exportaciones a gravámenes especiales o tramitación
exagerada, el hostigamiento a inmigrantes, las violaciones de los espacios jurisdiccionales, etcétera.
2.2.3.4 Las Fuerzas Materiales y Morales
La credibilidad del mensaje disuasivo se sustenta, en gran
medida, en la existencia de fuerzas capaces de producir la coerción
implícita en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas
potentes, profesionales, de alta calidad por sobre la cantidad, capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad política de su empleo.
Respecto de las otras fuerzas que complementan el esfuerzo
disuasivo, una estructura económica solvente y sana, la capacidad de
negociación del estado, un servicio exterior eficiente y profesional,
un sistema de inteligencia nacional adecuado a las exigencias del siglo XXI, un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la cohesión interna, la fortaleza institucional, entre
otros, son aspectos claramente contribuyentes a su implementación y
sostenimiento, constituyendo herramientas de alto valor a la hora de
demostrar el poderío nacional en su conjunto.
66
Ibíd.
63
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En tal sentido, se estima que los elementos del poder nacional, 67 en su conjunto, constituyen la síntesis de las fuerzas materiales
y morales que se requiere para ser efectivamente disuasivo, sin perder la orientación del estado hacia el verdadero bien común, que no
está en su capacidad militar ni de coerción, sino en el equilibrio en el
uso de sus recursos, satisfaciendo la mayor cantidad de necesidades
posible, en forma armónica, de acuerdo al interés nacional.
En 1978, Argentina basó sus fuerzas en un considerable potencial militar, que superaba al de Chile en demasiados aspectos, tanto como en la inducción de la sociedad a asumir una postura
reivindicacionista alimentada por la enseñanza de una historia cuya
interpretación puede prestarse para aventuras, a partir del desarrollo
de una escuela de pensamiento geopolítico ortodoxa, que teorizó e
introdujo diversos conceptos que otorgaban derechos a su país con
arreglo a sus propios intereses, sin que necesariamente se relacionara
con lo jurídicamente establecido, como elemento contribuyente a la
creación de una potencia en el Cono Sur de América.
En el tiempo, la confianza en el respeto de las sentencias
arbitrales empezó a perder fuerza; intervinieron políticos, juristas, militares y geopolíticos argentinos quienes sugirieron que su gobierno
declarara nulo el Laudo. Un hecho no sólo inédito en nuestra relación
exterior, sino también inconducente, como se apresuró a declarar el
propio Tribunal Arbitral. Fue el inicio de la puesta en duda del principio rector de toda relación internacional, cual es el respeto al imperio
del derecho. Lo que en un comienzo fue percibido como una bravata,
terminó siendo realidad. 68
Del mismo modo, el gobierno argentino hizo uso de las condiciones que se le presentaban en el campo internacional, en el que su
prestigio se había realzado, al lograr controlar el caos político y eco-
67
68
64
Se entiende por tal a la capacidad o situación que posee un estado para imponer su voluntad
sobre otros o evitar amenazas que considere lesivas a sus intereses u objetivos, cuya cuantificación
se puede entender desde diversas perspectivas, en torno al territorio, fronteras, población, producción, desarrollo económico, potencialidad financiera, homogeneidad étnica, integración social, estabilidad política y el espíritu nacional, entre otros.
Videla, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
nómico en que había recibido al país, así como los resultados que
arrojaba una política exterior proactiva, que le había otorgado el carácter de potencia en el contexto latinoamericano. No obstante, la
fuerza de los argumentos chilenos mermó el éxito inicial, al dejar al
descubierto la falta de compromiso con el derecho internacional y el
desapego a los resultados del laudo efectuado por una potencia mundial de reconocido prestigio en estas materias.
Por su parte, Chile priorizó el empleo de medios no militares,
sin descuidar su despliegue defensivo, evitando sobre reaccionar ante
las continuas provocaciones trasandinas, orientando sus esfuerzos
hacia una solución negociada, sin involucrar a la población en un
problema cuyo tratamiento se debe concentrar en el poder político.
No obstante, a medida que la situación escaló fue inevitable que se
produjera alarma pública, la que fue controlada gracias al empleo de
los medios adecuados, la idoneidad de los interlocutores, la responsabilidad en el manejo del aparato militar y una conducción política
que mantuvo el objetivo y la serenidad con particular acierto.
2.2.3.5 La Voluntad Política de Empleo de los Recursos
Disponibles
Este es tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión
convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de
todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está
representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del estado, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y
están por sobre las diversas visiones políticas internas.
Sin duda, un país políticamente sano se caracteriza por la
explicitación de políticas de estado que orientan el esfuerzo colectivo
de diversos sectores, en el largo plazo, consensuando una visión
guía que facilita el accionar de organizaciones intermedias, especialmente en cuanto a relaciones exteriores y defensa, cuya sincronía
permite enfrentar adecuadamente los desafíos que plantean las posibles amenazas, así como identificar oportunidades en estos campos.
65
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Esta coherencia se evidenció en ambos bandos en disputa en
1978. Sin embargo, una visión historiográfica permite establecer que en
el caso argentino tal voluntad no estaba claramente definida, más allá
del discurso patriotero y políticamente exacerbante, por cuanto la naturaleza del objetivo no ameritaba una guerra, así como no fue posible
conciliar posiciones antagónicas sobre la conducción de la crisis, lo
que afectó la autoridad del gobernante para resolver en consecuencia.
En cambio, en Chile sí hubo consenso respecto de la búsqueda
de una solución por la vía de la negociación, liderado por una autoridad
que supo aunar esfuerzos y otorgar libertad de acción a sus agentes
diplomáticos, en resguardo de intereses que, en caso de haber sido
trasgredidos, habrían ameritado el uso de la fuerza por su preservación.
Probablemente, uno de los aspectos que con mayor fuerza contribuyó
al efecto disuasivo nacional, fue la explicitación de la voluntad política
de resistir la agresión, en toda la frontera, si se abandonaba el cauce de
solución pacífica de las controversias, que le fuera oficialmente comunicada al gobierno trasandino durante 1978.
2.3 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO
Respecto de los modelos estratégicos, se deben entender como
la diversidad de soluciones entre las que la estrategia y la política deben elegir para la solución de un problema correspondiente a estos
niveles, cuyos matices se relacionan con el ordenamiento de las acciones y la concatenación de sus efectos; la gravitación de la fuerza militar
en la solución del conflicto, en el contexto de otros recursos del estado; la capacidad de evitar el enfrentamiento o prolongarlo, hasta la
consecución de un objetivo; la capacidad de hacer uso del potencial y
de la iniciativa o si será necesario previamente crear las condiciones
para obtenerlas; el esfuerzo por desplegar, variando desde lo ordinario
a lo extraordinario, o de lo previsible hasta lo que se escape de control.
En tanto, una opción estratégica se debe entender como las
combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir
de preceptos y deducciones que se derivan de los modelos, sin perder
66
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
de vista su carácter vinculante con una idea superior, cuyos elementos centrales se relacionan con la tolerancia social, los intereses en
juego, el costo de las decisiones, la identificación de los escenarios
previsibles tras la solución del problema, el impacto del problema en
objetivos anteriores y superiores, y la necesidad de operar en dimensiones diferentes.
La disuasión por castigo se concreta configurando una amenaza posible de efectuar como reacción sobre objetivos valiosos del
oponente, aún después de haber recibido el primer golpe ofensivo de
magnitud. Para lograr disuadir, el castigo debe ser verídico y significar un daño inaceptable, que puede ser a ciudades, industrias, instalaciones y fuerzas militares, o directamente a las personas de los líderes enemigos. Estos objetivos no requieren, necesariamente, estar relacionados con la acción inicial del agresor en cuanto a su naturaleza
ni ubicación geográfica. Exige disponer de gran movilidad estratégica
y de cierta capacidad ofensiva.
La disuasión por negación asegura al agresor que la resistencia del agredido en el lugar en que decida actuar le hará imposible o
muy costoso obtener el objeto de sus ambiciones. Para funcionar requiere espacio, tiempo e inteligencia que proporcione información segura y oportuna respecto del teatro u objetivo que atacará el adversario.
En ambos casos el agredido -defensor del statu quo- siempre
está en inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu
quo- por cuanto para el primero su mejor opción es “no perder”, mientras que para el segundo su peor opción es “no ganar”, es decir,
dialécticamente la estrategia de disuasión -al menos en teoría- concluye premiando al agresor. En la opción de estrategia de disuasión
por castigo este inconveniente se reduce, ya el castigo puede constituir una derrota para el agresor.
En relación con los componentes de la disuasión convencional, los intereses a proteger son, sin duda, el punto de partida de una
política de estado, que refleje el por qué se está dispuesto incluso a ir
a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la estructuración
de una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo.
67
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Por su parte, los medios para comunicar la disposición de
proteger dichos intereses reflejan las ideas sobre las cuales se apoya
la postura de cada uno de los beligerantes en el contencioso, además
de contribuir a graduar el esfuerzo disuasivo, en la medida que los
mensajes contengan una mayor o menor cuota de agresividad o pasividad, según sea el caso.
Las formas de coerción no sólo están caracterizadas por la
amenaza militar, ante la existencia de otros elementos de presión, que
contribuyen a graduar y potenciar el efecto disuasivo, dejando como
último recurso el empleo de las armas, constituidos por el poder nacional.
Las fuerzas materiales y morales deberán ser capaces de producir la coerción suficiente, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes, profesionales, de alta calidad por sobre la cantidad,
capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad
política de su empleo, complementadas con otras fuerzas que en su
conjunto dan cuerpo al poder nacional.
La voluntad política de empleo de los recursos disponibles es
tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los
instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular
aprobó para la conducción superior del estado, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y están por
sobre las diversas visiones políticas internas.
68
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
CAPITULO III
Rol de la Persuasión en la Disuasión
3.1 APROXIMACIÓN AL TEMA
En los capítulos anteriores se han desarrollado detalladamente los principales elementos o factores que tienen relación o inciden
en la disuasión, desde sus diferentes perspectivas, pasando por sus
componentes y hasta un ejemplo de su aplicación, sobre la base de
una visión historiográfica de la crisis del Beagle de 1978, como una
manera gráfica de mostrar la forma en que opera en la práctica.
Sin embargo, aún persiste la necesidad de profundizar un aspecto que fuera someramente mencionado en el capítulo I, que guarda
relación con el concepto de persuasión y el rol que cumple en la
disuasión convencional.
Al respecto, es recurrente, por parte del común de los autores
especializados, la utilización del concepto de persuasión para identificar uno de los tipos de comunicación a emplear para lograr que un
potencial adversario no considere o desista del empleo de la fuerza,
para el logro de sus objetivos políticos.
En este sentido, y de acuerdo con la mayoría de los estudiosos, la persuasión es necesaria por el sólo hecho de que las relaciones
entre seres humanos están marcadas por importantes diferencias en
sus objetivos y en los medios para conseguirlos, por lo que en numerosas ocasiones entran en conflicto, que en sí implica una dialéctica
de voluntades frente al interés colectivo por un mismo bien. “Cuando
el logro de las metas de un individuo es interferido por la acción de
otro en procura de su propio objetivo, la persuasión se emplea para
convencer al ofensor para que redefina su objetivo o modifique los
medios para lograrlo”. 69
69
Di Génova, Antonio, Persuasión o Procesos de Influencia, p. 1, en www.rerrpp.com.ar
69
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Desde este punto de vista, la persuasión es entendida como
una forma de comunicación social que busca generar o evitar un cambio de actitudes y opiniones en la percepción y comportamiento de
los individuos. Por ello, bajo distintas formas y en grados variables
de intensidad, se le concibe como inseparable de la interacción y de la
comunicación, constituyendo un fenómeno social de carácter habitual y permanente en todas las épocas. 70
En su origen, la comunicación persuasiva nace como parte de
las reflexiones filosóficas desarrolladas en la antigüedad griega, bajo
la forma de la retórica, es decir, del arte de hablar bien y convincentemente. Para los griegos, la retórica era la persuasión a través del discurso y necesariamente guardaba relación con aquellas materias que
estaban sujetas a discusión pública. Por ello, en esa época, preocuparse de la retórica y la persuasión, implicaba una participación activa en política. 71
En la actualidad, la persuasión posee un grado importante de
institucionalización como objeto de estudio, convirtiéndose en materia de cátedra en universidades y centros de educación superior dedicados principalmente a la comunicación, y en un campo de aplicación
en los diversos ámbitos donde se producen interacciones entre los
individuos, principalmente, la política, la publicidad y, fundamentalmente, en las ventas, actividades en las cuales constituye una de las
principales estrategias para el logro de sus respectivos fines.
A pesar de que la persuasión constituye el tipo de comunicación más coincidente con el contexto de la disuasión, como estrategia
para prevenir e incluso evitar los conflictos internacionales, no existen estudios que profundicen sobre este concepto en las interacciones
que se producen entre los estados y, por tanto en este capítulo, se
pretende explicar en qué consiste y la forma en que opera entre los
individuos y organizaciones de una determinada sociedad, con el fin
70
71
70
Ibíd.
López P., Ricardo, Crítica y Defensa de la Persuasión, Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Chile, Santiago, en www.galeon.com
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
de extrapolar y proyectar aquellos factores o aspectos que son susceptibles de ser aplicados en el nivel de las relaciones entre los actores del sistema internacional.
3.2 CONCEPTUALIZACIÓN DE LA PERSUASIÓN
No es fácil definir el concepto de persuasión, ya que pereciera esquivar cualquier tentativa de identificar claramente sus características particulares. Varias son las razones que concurren para que se
produzca tal dificultad.
En primer lugar, el carácter semioculto de su manifestación
que, obviamente, constituye una excepción a la regla de la transparencia en el acto de comunicar. En efecto, en la mayoría de los casos,
la eficacia de la persuasión reside más en lo no dicho que en aquello
que realmente es expresado, esencialmente “porque la persuasión, tal
como la sorpresa, no se anuncia”. 72 Iniciar una comunicación persuasiva señalándole al receptor abiertamente que determinados mensajes
procuran persuadirlo, probablemente comprometa seriamente sus posibilidades de éxito, tal como si al pretender sorprenderlo, se le previniera. “En uno y otro caso, se produciría una notoria incompatibilidad
entre lo que se dice y lo que se hace, en el sentido de que lo que se
diga automáticamente inviabiliza lo que se quiere hacer, predisponiendo negativamente a la audiencia”. 73
En segundo término, la aparente falta de transparencia de la
persuasión parece conferirle una figura de naturaleza indescifrable, si
no trascendental, dando pie a definiciones que la sitúan más en el
ámbito de lo sobrenatural que de lo terrenal o, como mínimo, sólo al
alcance de algunos elegidos. 74
72
73
74
Carrillo M., Retórica y Comunicación, Ediciones ASA, Porto, Brasil, 1994, p. 32.
Ibíd.
Ibíd.
71
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Finalmente, es posible constatar que numerosos autores que
se refieren a la persuasión lo hacen siguiendo una idea previa y
marcadamente negativa, asociándola a toda clase de actos ilegítimos,
que van desde la amenaza al libre albedrío de la persona humana, pasando por la persecución de intereses inconfesables, enmascarar la
verdad y hasta el engaño deliberado.75
Sin embargo, no se puede definir a la persuasión sólo a partir
de sus malos usos, “porque a la par de los manifiestos abusos ocurridos en algunas oportunidades en las áreas del periodismo, las ventas,
la publicidad, la propaganda política (también en las relaciones cotidianas, inclusive, familiares…) son innumerables las situaciones en que la
utilización de la persuasión constituye el instrumento más eficaz y, en
algunos casos hasta el único humanamente posible”. 76 Con todo, en
cada una de esas situaciones, lo que está en el centro de la cuestión es
que con la persuasión se busca actuar sobre el otro, llevarlo a modificar
su comportamiento, su actitud o idea, frente a problemas o situaciones
cuya solución implica un cambio en la actual forma de pensar o, por el
contrario, mantener y reforzar una conducta ya existente.
La Real Academia Española define el concepto de persuasión
como la acción y efecto de persuadir,77 y este último término como
“inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo”, 78
ubicando este acto en el ámbito de la racionalidad de quienes por un
determinado motivo o situación deben interactuar entre sí, a pesar de
que algunos autores, especialmente en el contexto de determinadas
argumentaciones persuasivas entre individuos, le asignen un papel importante a las emociones, tal como lo señala Lerbinger, para quien a
través de la persuasión “se apela al intelecto y al sentimiento para
obtener algún tipo de consentimiento psicológico de la persona a la
cual se persuade”, 79 agregando que la investigación de las emociones,
constituye el primer paso dentro de las técnicas básicas de la persuasión.
75
76
77
78
79
72
Bretón, Pedro, La Argumentación en la Comunicación, Publicaciones Don Quijote, Lisboa,
1998, p. 310.
Ibíd.
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición,
Madrid, 2001, en www.rae.es
Ibíd.
Lerbinger O., Diseños para una Comunicación Persuasiva, Manual Moderno, México, 1979, p. 1.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
En cuanto a sus características, de acuerdo con la mayoría de
los autores consultados, la persuasión presenta las siguientes particularidades que la diferencian nítidamente de la comunicación en general y de otras estrategias informativas:
·
Siempre constituye una actividad conciente e intencional,
cuyo objetivo es el logro de ciertos efectos previamente
definidos, orientados a las actitudes y comportamiento del
persuadido. Una condición necesaria de la persuasión, que
no es aplicable a la comunicación, es la percepción por parte de los individuos de que una conducta ajena es incoherente, inadecuada o ineficaz respecto de una serie de pautas. En otras palabras, si se percibe que existe o podría existir una amenaza a nuestros objetivos, el esfuerzo por persuadir se justifica. 80
·
Sin perjuicio de que quien la ejecuta normalmente tiene un
interés particular en lograr los fines por los cuales se aplica
la comunicación persuasiva, en esencia su consecución
apunta a generar beneficios mutuos, tanto para el emisor
como para el receptor, a diferencia, por ejemplo, de la manipulación y la propaganda que sólo persiguen satisfacer los
intereses del emisor, sin importar los del receptor. 81
·
Evita la coacción violenta, apelando de manera más sutil a
las razones y en algunos casos a las emociones del receptor. En otras palabras, en la persuasión lo que existe fundamentalmente es la aparente o real posibilidad de optar, de
elegir, respecto de algo que aparece como una oferta y, claramente, no como una imposición. 82 Al respecto, en un texto de Platón se señala “… el arte de persuadir tiene ventajas
sobre los demás, porque todo lo somete a su dominio, no
por la fuerza, sino por la voluntad”. 83
80
81
82
83
Di Génova, Op.Cit., p. 2.
Berríos, Jordi, Teoría Social de la Persuasión, Editorial Mitre, Barcelona, 1983, p. 32.
López, Op.Cit.
Ibíd.
73
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Visa a la consecución de cambios de actitud y comportamiento que tengan mayor permanencia en el tiempo, a través del convencimiento razonado o emotivo que se pretende lograr en la mente del destinatario, diferenciándose, por
ejemplo, de la amenaza o el empleo directo de la fuerza o el
poder, que provoca obediencia más que aceptación y sólo
mientras se mantenga el control de la situación. 84
·
Es una actividad bidireccional, en el sentido que no sólo considera la acción del emisor, sino que, también, la respuesta
del receptor y, por tanto, constituye un tipo de comunicación
interactivo que se retroalimenta constantemente.85
3.3 TEORÍAS SOBRE LA PERSUASIÓN
De la literatura disponible sobre el tema objeto de la presente
investigación, se desprende que no hay consenso entre los investigadores con respecto a la forma en que la persuasión actúa sobre los
individuos y consigue el cambio de actitud, dando cabida a diversas
perspectivas y teorías, desarrolladas a lo largo del tiempo y generadas en los diferentes ámbitos del conocimiento, que intentan explicar
los principios sobre los cuales se basa el funcionamiento de esta forma de comunicación.
El primer estudio sistemático sobre el tema fue realizado después de la Segunda Guerra Mundial por un grupo de investigadores
de la Universidad de Yale, Estados Unidos, quienes tomaron como
base las teorías del aprendizaje para proponer sus ideas.
Según este enfoque, para que un mensaje logre el efecto deseado, tiene que cambiar previamente los pensamientos o creencias
del receptor del mensaje, lo que se produce siempre y cuando este
84
85
74
Peña Jorge, Persuasión “… desde el Ágora hasta sus pantallas…”, Revista Mad. Nº 2, Departamento de Antropología, Universidad de Chile, Santiago, 2000, p. 22.
Sierra, Francisco, Persuasión, Departamento de Periodismo, Universidad de Sevilla, España,
2000, p. 2.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
último reciba nuevas ideas, informaciones y conocimientos, acompañados de incentivos generados fundamentalmente por el efecto que
producen en el receptor cuatro elementos claves: 86
·
La fuente: en cuanto a su experiencia, sinceridad, atractivo,
semejanza con el receptor, poder, etc.
·
El contenido del mensaje: en relación a la calidad de los
argumentos, incentivos prometidos, organización, claridad,
racionalidad, apelación a las emociones, etc.
·
El canal de comunicación: según sea visual, auditivo, directo, indirecto, etc.
·
El contexto: referido a aspectos ambientales, situación, distracciones, etc.
Asimismo, esta teoría considera que un mensaje es persuasivo
cuando produce los siguientes efectos psicológicos en el destinatario: 87
·
Atención, cuyo concepto reconoce que no todos los mensajes que se emiten con intención de persuadir son detectados por los receptores, por lo que un mensaje, aunque sea
sintáctica y semánticamente correcto, si no es captado, puede ser ignorado, desechado o ser inútil frente a las creencias que el individuo ya posee.
·
Comprensión, que es otro elemento fundamental del proceso de persuasión, ya que los mensajes demasiado complejos o ambiguos, pueden no tener ningún efecto e, inclusive,
causar el efecto contrario al deseado por el emisor, dependiendo de las características del receptor.
86
87
Peña, Op.Cit., p. 18.
Ibíd., p. 19.
75
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Aceptación, que se consigue cuando los receptores llegan a
estar de acuerdo con el mensaje persuasivo, lo que, según
estos investigadores, depende fundamentalmente de los incentivos que ofrezca el emisor.
·
Retención, que tiene que ver con la intensidad, continuidad
y permanencia en el tiempo del proceso persuasivo, dependiendo de si sus objetivos son de corto, mediano o largo
plazo.
En síntesis, esta visión propugna que el mensaje persuasivo
debe ser visto, entendido, aprendido y recordado, para lograr una
comunicación efectiva, principios básicos que han sido utilizados por
los persuasores profesionales – políticos, publicistas, vendedores –
durante todo este siglo. 88
A partir de la teoría planteada por los investigadores de la
Universidad de Yale, surgen nuevos enfoques basados en el psicoanálisis y, fundamentalmente, en investigaciones procedentes de la
psicología social, entre los cuales se destacan algunos que a continuación serán sintetizados. 89
3.3.1 La Teoría de la Respuesta Cognitiva
De acuerdo con esta teoría, siempre que un receptor recibe un
mensaje persuasivo, compara lo que la fuente dice con sus conocimientos, sentimientos y actitudes previas respecto al tema en cuestión, generando, de esta manera, respuestas cognitivas. Estos mensajes reinterpretados o autogenerados, y en especial su aspecto
autoevaluativo y asociativo, son los que determinan el resultado final
de la persuasión. 90 Si los pensamientos van en la dirección indicada
88
89
90
76
García F., José, Persuasión, Comunicación e Imagen Política, Universidad de Poyo,
Pontevedra, España, 1997, p. 2.
Morales J., Psicología Social, Editorial McGraw-Hill, Madrid, 1994, pp. 35-42.
Peña, Op.Cit., p. 20.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
por el mensaje, la persuasión tendrá lugar; en cambio, si van en dirección opuesta, no habrá persuasión. En consecuencia, los receptores
no son ya persuadidos por la fuente o el mensaje, sino por sus propias respuestas ante lo que el emisor y la comunicación dicen. 91
Para esta teoría lo más importante es definir los factores y la
manera en que éstos influyen sobre la cantidad de argumentos que el
receptor genera, a favor o en contra, de lo propuesto por el mensaje,
ya que se han evidenciado diversas variables que ejercen ciertos efectos sobre el número de razones autogeneradas, como por ejemplo, la
distracción, que disminuye la cuantía de los argumentos y la implicación personal del receptor en el tema, que provoca un aumento en la
cantidad de razonamientos positivos o negativos de forma directamente proporcional a la implicancia.
La manera en que estos factores influyen sobre el resultado
del mensaje es compleja, ya que no depende sólo del número, sino
que del tipo de argumentos autogenerados, es decir, si son a favor o
en contra del contenido de la comunicación. De acuerdo con lo anterior, si los argumentos autogenerados son favorables al mensaje, la
distracción tiene un efecto negativo o reductor de la persuasión y, en
el otro extremo de esta situación, si los argumentos son contrarios al
mensaje, la distracción, al hacer que el receptor construya menos razonamientos, produce un mayor impacto en la dirección indicada por
la fuente. 92
3.3.2 El Modelo Heurístico
En muchas ocasiones somos persuadidos porque seguimos
determinadas reglas heurísticas de decisión que hemos aprendido por
experiencia u observación. En esos casos, la persuasión no es el resultado del análisis realizado sobre la validez del mensaje, sino que es
la consecuencia de alguna señal o característica superficial de éste,
91
92
Morales, Op.Cit.
Peña, Op.Cit.
77
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
como la longitud o el número de argumentos que se entregan; de la
fuente que lo emite, en relación con su atractivo o experiencia; o de
las reacciones de otros individuos que reciben el mismo mensaje. 93
Algunos de los principios heurísticos utilizados con mayor
frecuencia en los procesos de persuasión, se basan en la experiencia
de la fuente, la semejanza, en el consenso o en el número y longitud
de los argumentos. De esta manera, es más probable que las reglas
heurísticas sean utilizadas cuando hay baja motivación; existe una
reducida capacidad para comprender el mensaje; se da una alta valoración a las reglas heurísticas; y los elementos externos al propio
mensaje son muy llamativos. 94
3.3.3 El Modelo de la Probabilidad de Elaboración
Esta teoría se centra en los procesos responsables del cambio de actitud cuando se recibe una comunicación, así como en la
fuerza de las actitudes que resultan de tales procesos, constituyendo
un modelo crítico e integrador de los enfoques descritos anteriormente, a través del cual se plantea que al recibir un mensaje, el receptor
puede analizarlo tanto en forma racional como automática o superficial, siguiendo, en este último caso, los principios heurísticos. 95
Según esta perspectiva teórica, cuando recibimos un mensaje, disponemos de dos estrategias para decidir si lo aceptamos o no: la
primera, denominada ruta central, ocurre cuando se realiza una evaluación crítica del mensaje, para lo cual se analizan detenidamente los
argumentos presentados, se sopesan sus posibles consecuencias y
se les compara y relaciona con los propios conocimientos previos
sobre el tema. Se trata de llegar a una actitud razonada, bien articulada
y basada en la información recibida.
93
94
95
78
Ibíd.
Morales, Op.Cit.
Peña, Op.Cit., p. 21.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Por su parte, la segunda, denominada ruta periférica, se produce cuando los individuos no tienen motivación o capacidad para
realizar una evaluación profunda y meticulosa del mensaje. Este proceso periférico describe el cambio de actitud que ocurre sin necesidad de mucho esfuerzo cognitivo en torno al contenido del mensaje,
su emisor y el canal. En este caso, las actitudes se ven más afectadas
por elementos externos al propio mensaje, como el atractivo de la
fuente o las recompensas por asumir un determinado comportamiento. En definitiva, esta estrategia utiliza un procesamiento heurístico
de lo percibido con respecto al mensaje y su trasfondo. 96
El cambio de actitud que se produce a través de la ruta central
es más duradero, predice mejor la conducta y es más resistente a la
persuasión contraria. Ambas estrategias mencionadas constituyen los
dos extremos de un continuo, que es la probabilidad de elaboración,
entendida como el nivel de implicancia del receptor en cuanto a pensamientos relevantes sobre el tema. Cuando la probabilidad de elaboración es muy elevada, el receptor está utilizando la ruta central; cuando es muy baja, está empleando la ruta periférica. En ambos casos,
podrá haber persuasión y ésta podrá darse en cualquier parte del
continuo, ya que la naturaleza del proceso persuasivo es diferente en
cada caso. Al tratarse de un continuo, conforme la probabilidad de
elaboración aumenta, la importancia de las señales periféricas disminuye, mientras que si la probabilidad disminuye, las señales periféricas
aumentan su injerencia. Según los investigadores, al concebirse el
modelo como un continuo, se reconoce que en niveles moderados de
probabilidad de elaboración el proceso de persuasión representará
una mezcla compleja de características de ambas rutas. 97
Por otra parte, la probabilidad de elaboración del receptor,
depende de dos factores que actúan simultáneamente: la motivación ya que a mayor elaboración, mayor necesidad de tiempo y esfuerzo- y
la capacidad, que se relaciona con la aptitud para generar respuestas
cognitivas.
96
97
Ibíd.
Ibíd.
79
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En síntesis, y de acuerdo con los enfoques descritos precedentemente -que son los que tienen mayor vigencia dentro del campo
de la psicología social- 98 las variables y componentes que considera
el proceso de persuasión influirían en las opiniones, actitudes y
comportamientos del receptor, a través de cuatro vías principales, a
saber:
·
Las características e incentivos que presenten el emisor, el
mensaje, el canal y el contexto, es decir, los elementos constitutivos de la persuasión.
·
El procesamiento cognitivo, que evalúa razones y responde
a emociones, sobre los contenidos del mensaje.
·
La captación superficial de los mismos, según las reglas
heurísticas de la toma de decisiones.
·
Mediante una combinación de procesos cognitivos y
periféricos en la evaluación de la comunicación persuasiva.
3.4 ELEMENTOS DE LA PERSUASIÓN
Si bien no existe acuerdo en cuanto a la forma cómo la persuasión ejerce su influencia, las teorías descritas coinciden en que esta
estrategia comunicacional, como toda actividad comunicativa, requiere
de ciertos componentes para su puesta en práctica, que en el caso del
proceso persuasivo son: la fuente, el mensaje, el canal de comunicación, el receptor y el contexto, los que presentan algunas características diferenciales que facilitan el logro de sus objetivos, que para su
mejor comprensión serán tratadas a continuación. 99
98
99
80
Morales, Op.Cit., p. 34.
Ibíd.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
3.4.1 La Fuente
Un primer factor ampliamente tratado por los especialistas en comunicación e investigadores sociales, es el de las características del emisor. La fuente es considerada como una de las variables más importantes
en el proceso de persuasión, ya que, si bien el receptor nunca puede ser
totalmente manipulado por lo impredecible de su conducta y es resistente
en última instancia ante las formas de control de la información, los estudios persuasivos han insistido en la influencia del emisor como un aspecto
decisivo en el logro de una más eficaz influencia de los comunicadores
sobre los destinatarios últimos de los mensajes.100
Algunas investigaciones señalan que dos son las características
que se han encontrado asociadas a las fuentes con mayor poder persuasivo: credibilidad y atractivo:101
·
De acuerdo con el enfoque de estos estudios, mientras más creíble es la fuente mayor es el efecto en el cambio de actitud, lo que
depende básicamente de la competencia y sinceridad con que
es percibido el emisor.
La competencia se refiere a si el receptor considera que la fuente
tiene conocimiento y capacidad para proporcionar información
adecuada, mientras que la sinceridad dependerá, entre otros factores, de que el emisor sea percibido carente de fines personales
y, fundamentalmente, de la exposición de argumentos en contra
de su propio interés.102
Es importante reiterar que la credibilidad que proyecta
imaginariamente el comunicador para la audiencia es, quizás, el
más potente medio de persuasión. De hecho, muchas investigaciones coinciden en señalar a este factor como un elemento esencial para asegurar el éxito de una comunicación persuasiva.103
100
101
102
103
Sierra, Op.Cit., p. 4.
Morales, Op.Cit.
Peña, Op.Cit., p. 23.
Sierra, Op.Cit.
81
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Por su parte, el atractivo o carisma que presente el emisor,
es otro factor decisivo de influencia social en el proceso de
persuasión. La atracción condiciona la atención, percepción
y retención selectiva de la audiencia, así como la conversión y reforzamiento de creencias, opiniones, valores y conductas compartidos por el receptor con la fuente. En otras
palabras, las fuentes más atractivas –en términos físicos o
psicológicos, dependiendo del receptor y de su área de interés– poseen un mayor poder persuasivo, ya que está comprobado que logran un alto grado de atención al mensaje;
influyen fuertemente en la fase de aceptación de los contenidos; e incrementan la credibilidad de la fuente. 104
Asimismo, se ha establecido que los efectos del atractivo
de la fuente son más débiles que los de la credibilidad, por
ello, de existir conflicto entre ambos factores, se impondrá
la credibilidad. De esta manera, una fuente de alta credibilidad y bajo atractivo es más persuasiva que aquella de menor credibilidad y mayor atractivo. 105
Por otra parte, la credibilidad y el atractivo no son las únicas
características que influyen en que una fuente tenga mayor o menor
capacidad persuasiva. Otros factores como el poder y la similitud o
semejanza, contribuyen al cambio de actitudes del receptor, de acuerdo a lo siguiente:
·
104
105
82
Poder: se entiende como la capacidad de la fuente para controlar los resultados del receptor, o más bien para administrar recompensas y castigos. Su eficacia reside en que al
provocar que un individuo actúe de una determinada manera, aunque no esté de acuerdo en un principio, progresivamente se irá convenciendo internamente, reduciendo su
oposición.
Morales, Op.Cit.
Peña, Op.Cit., p. 24.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Según esta perspectiva, el poder depende de que los receptores crean que la fuente tiene claro control sobre las recompensas y castigos; que consideren que la fuente utilizará ese poder para asegurar la aceptación del mensaje; y que
prevean que la fuente se enterará con oportunidad de su
conformidad o disconformidad. 106
·
Similitud: se ha podido constatar que en la comunicación
persuasiva publicitaria, es cada día más común acentuar las
formas de identificación entre el comunicador y la audiencia. Aspectos tales como la definición de la edad, la educación, la identidad cultural, étnica y religiosa, y el nivel sociológico del emisor, constituyen un objetivo primordial en
las estrategias de mercadeo y de las campañas publicitarias
para lograr el interés y adhesión de los grupos receptores a
los que se dirigen las comunicaciones persuasivas. Por ejemplo, cuando el emisor es percibido como un referente
sociocultural, por similitud, el proceso de comunicación se
ve favorecido, estableciéndose de este modo un vínculo
con el que la fuente puede persuadir a la audiencia de los
beneficios de las ideas u objetivos perseguidos por la campaña de publicidad o propaganda. 107
3.4.2 El mensaje
El estilo del mensaje, el modo de organización y estructuración
del contenido y las ideas y propuestas de las comunicaciones persuasivas, deben estructurarse de una manera sistemática para influir en la
percepción y en el proceso de adhesión o aceptación del receptor,
con respecto al contenido de los mensajes y los objetivos del emisor.
Para ello, en la selección de los mensajes y en la conformación del
proceso de persuasión, es necesario considerar los siguientes componentes de la argumentación en la comunicación persuasiva: 108
106
107
108
Ibíd.
Sierra, Op.Cit., p. 6.
Ibíd.
83
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
La demanda: en la que el emisor solicita a la audiencia un
curso de acción específico con la intención de producir un
cambio en la conducta o actitud del receptor, afirmando, negando o evaluando los contenidos del mensaje.
·
La garantía: que en apoyo de la demanda ofrece un marco de
justificación a la audiencia sobre la necesidad de aceptación
de la propuesta del mensaje persuasivo, con el fin de ser
aceptada implícitamente a través de la promesa.
·
La evidencia: que provee datos y pruebas racionales mediante la simple presentación de información objetiva que refuerza
la demanda, la creencia en el cumplimiento y verosimilitud de
la garantía y la propia credibilidad de la fuente, a través de la
demostración u otros métodos.
De acuerdo con lo anterior, el modo de persuasión de un mensaje intencional puede operar a través de tres formas de acceso al público receptor: la explotación de los factores emocionales, la argumentación racional y el recurso de los atributos del comunicador como
factor de cohesión y credibilidad de los enunciados. 109
Derivado de lo señalado previamente, dos son los tipos de
mensajes persuasivos más investigados en el área de la comunicación
intencional, a saber: racional y emotivo.110
·
Racional: explota la presentación de evidencia en apoyo de
la veracidad de una proposición dada, apelando al pensamiento primario o lógico del receptor.
Esta vía racional, que se rige por el pensamiento lógico, actúa
por argumentación, es decir, va de causa a efecto o viceversa. Su fin es convencer, ofreciendo argumentos o razones
que lleven al persuadido a asumir el punto de vista del per-
109
110
84
Ibíd.
Morales, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
suasor. Este tipo de mensaje exige una actitud de reflexión,
análisis y comprensión o, en otras palabras, una actitud
conciente por parte del receptor. 111
·
Emotivo: apunta a dejar de manifiesto las consecuencias deseables o indeseables que pueden derivarse del mensaje y de
su aceptación, invocando el pensamiento secundario o asociativo.112
Esta vía, por su parte, que se rige por el pensamiento asociativo, obedece a otros parámetros. No actúa por argumentación sino que por transferencia, es decir, por contigüidad,
proximidad, similitud, simultaneidad y asociación emotiva o
simbólica. Su fin es seducir, a través de factores que estimulen las emociones, no requiriendo, por tanto, una actitud
conciente por parte del receptor.113
Si bien, se ha comprobado que el apelar a las emociones positivas -bienestar, tranquilidad, amistad, etc.- es un muy eficaz método de
persuasión, especialmente en el ámbito de la publicidad, otro tipo de
sentimientos más bien negativos también ejercen, en determinadas situaciones y contextos, una gran influencia en la adopción de actitudes
y conductas. Como ejemplo, el miedo ha jugado un papel importante en
algunas campañas relacionadas con conflictos bélicos. 114 Por ello, la
intimidación, más o menos encubierta, es frecuente en muchos de los
mensajes intencionales; sin embargo, su mayor capacidad persuasiva
se obtiene siempre y cuando se tengan en cuenta los siguientes aspectos en la estructuración de este tipo de mensajes: presentar las consecuencias temidas; explicitar la manera de evitar esas consecuencias; y
que el receptor tenga la capacidad o autoridad para adoptar las medidas
necesarias para evitar dichas consecuencias. 115
111
112
113
114
115
Herreros, Manuel, Teoría y Técnica de la Propaganda Electoral, Editorial Nueva Imagen,
Barcelona, 1989, p. 135.
Peña, Op.Cit.
Ibíd.
Sierra, Op.Cit., p. 8.
Muñoz, Ana, Influencia Social y Persuasión, Centro de Psicología Virtual, Málaga, España,
2002, p. 6.
85
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Asimismo, las últimas investigaciones sugieren que la eficacia de uno u otro tipo de mensaje -racional o emotivo- depende de la
actitud que se quiere modificar, sean estos aspectos lógicos o
afectivos. 116
Por su parte, de acuerdo con esta visión de la persuasión,
existen otros aspectos que deben ser considerados en cuanto a la
estructuración y definición de mensajes persuasivos, tales como: 117
·
Calidad y cantidad de los argumentos: algunos autores sugieren que aquellos argumentos que hacen referencia a consecuencias que son probables y deseables resultan más convincentes que aquellos otros referidos a consecuencias menos probables o deseables. En tanto, otros investigadores
señalan que los argumentos que se corresponden con la
visión del mundo que tienen los receptores serán más influyentes que aquellos no coincidentes.
·
La conclusión explícita o implícita: las investigaciones han
demostrado que es más eficaz dejar que sean los propios
receptores quienes extraigan sus conclusiones, siempre y
cuando estén lo suficientemente motivados y que el mensaje sea lo suficientemente comprensible.
·
Repetición: está comprobado que aumenta la persuasión,
sin embargo, existe un punto de equilibrio que si es sobrepasado puede provocar rechazo más que aceptación. 118
·
Canales múltiples: Se puede lograr una mayor persuasión
combinando varios canales. El mismo mensaje repetido por
diferentes medios, activa en mayor medida la atención del
receptor, sobre todo si tiene continuidad.
116
117
118
86
Morales, Op.Cit.
Ibíd.
Muñoz, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
3.4.3 El canal
Los canales que se utilizan en los procesos persuasivos se
corresponden completamente con aquellos que se emplean en la comunicación en general. Es así que todo medio que permita la transmisión
de algún tipo de información, sea visual, gráfica, auditiva, verbal,
gestual, etc., constituye un canal a través del cual es posible transmitir
un mensaje persuasivo.
Al respecto, el avance en la investigación de los efectos de la
comunicación intencional ha demostrado la importancia que adquieren
las diversas formas de interacción, del auditorio o receptor, con los
contenidos de los mensajes persuasivos. Las conversaciones adquieren un papel determinante en la capacidad de influencia de los mensajes, al ser un espacio de comunicación cotidiano abierto a la
interactividad y libre identificación de los actores sociales. En los grupos primarios, los líderes de opinión, las redes de interacción social, las
representaciones e identidades grupales, filtran, organizan y determinan el alcance y eficacia de las estrategias de persuasión social. 119
Por su parte, numerosas investigaciones plantean que la credibilidad y características del canal otorgan al proceso de persuasión
una alta capacidad de influencia. Se trata de una forma de persuasión
sin código, que el propio medio genera en función de sus formas de
comunicación y del modo de organización de sus contenidos. Por ejemplo, el modo de influencia de la televisión es distinto al de los medios
escritos, así como la capacidad persuasiva de un informativo se considera mayor a la que pudiera lograr un programa de entretenimiento.
Pero, en todos los casos, institucional y socialmente, tienen una
legitimidad y reconocimiento público que les otorga amplio margen de
verosimilitud utilizable en el proceso de persuasión. 120
Asimismo, otro tipo de interacciones, como la comunicación
no verbal, también ha sido objeto de análisis y aplicación en campañas
119
120
Sierra, Op.Cit., p. 9.
Ibíd., p. 8
87
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
electorales, publicidad, etc., demostrando su alto grado de eficacia en
la generación de cambios de actitud y en el reforzamiento de determinadas conductas de los individuos. 121
En definitiva, existen múltiples canales o vehículos de transmisión de los mensajes persuasivos y su selección dependerá de las
características de los contenidos, del receptor y el contexto, visando
a obtener la mayor cobertura y claridad posible, para asegurar su captación y comprensión por parte del destinatario.
3.4.4 El receptor
Desde un principio, las investigaciones realizadas se centraron en determinadas variables particulares -inteligencia, género y
autoestima- 122 como factores de análisis de los receptores de una comunicación persuasiva.
Con respecto a la inteligencia, un investigador que propuso
un modelo de personalidad y persuadibilidad, vino a clarificar muchas
investigaciones anteriores sobre el tema. De acuerdo con este modelo, la modificación de la actitud está determinada fundamentalmente
por dos fases: la recepción del mensaje, que incluye los procesos de
atención, comprensión y retención, y la aceptación, detectando que
las características del receptor a veces tienen efectos contrarios sobre cada una de estas dos etapas.
Por ejemplo, los miembros más inteligentes de una audiencia
pueden comprender y recordar una comunicación mejor que los restantes miembros menos inteligentes. Luego, se podría suponer que la modificación de la actitud sería tanto mayor mientras más inteligentes fueran los individuos. Sin embargo, la inteligencia puede igualmente tornar a los receptores menos predispuestos a la influencia por tener más
confianza en sus propias capacidades y, consecuentemente, ser más
refractarios a abandonar su actitud inicial o a atenuar la modificación
121
122
88
García, Op.Cit., p. 4.
Morales, Op.Cit.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
de la conducta. En resumen, estudios posteriores, vendrían a constatar
que la inteligencia se asocia a una mayor comprensión y a una ligera
mayor aceptación, frente a mensajes complejos y, en contrapartida, al
mismo nivel de comprensión, pero menor aceptación ante mensajes simples, concluyéndose que el nivel de complejidad del mensaje es determinante para definir el papel que el factor inteligencia puede desempeñar en el proceso de modificación de las actitudes. 123
Por su parte, la variable género fue igualmente estudiada,
apuntando los primeros trabajos a una mayor susceptibilidad de las
mujeres a la persuasión. Una de las justificaciones era que, teniendo
las mujeres mayor aptitud verbal que los hombres, serían también
capaces de comprender mejor los argumentos del mensaje y,
subsecuentemente, quedarían más receptivas a la modificación de sus
actitudes. La falta de estudios empíricos que apoyaran la conclusión
anterior, llevó a que posteriormente otros autores propusieran dos
nuevos fundamentos que en la actualidad cuentan con mayor credibilidad en el ambiente académico. 124
El primero, señala que las diferencias en función del sexo pueden deberse a los papeles sociales para los cuales tanto hombres
como mujeres son educados. Las mujeres socializadas para la cooperación y mantención de la armonía social, que las volvería más favorables a los acuerdos, mientras que los hombres, educados para ser
asertivos e independientes, tenderían naturalmente a ofrecer más resistencia a la influencia.
El segundo, plantea que las diferencias ocurren porque el mensaje persuasivo, en muchos estudios de influencia, versa sobre temas
en que los hombres están mucho más interesados y cuentan con un
mayor conocimiento que las mujeres, y en este caso, las diferencias
serían consecuencia de que es más fácil persuadir a alguien que no
tiene mucho interés o conocimiento sobre el asunto en discusión.
123
124
Bitti P. y Zanni B., La Comunicación como Proceso Social, Editorial Estampa, Lisboa, 1997,
p. 252.
Ibíd.
89
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
En relación con la autoestima, diversos estudios permitieron
asociarla positivamente con la recepción del mensaje y negativamente con la aceptación a la modificación que el mismo sugiere o propone. Por ello, aquellos individuos con una baja aceptación de sí mismos, son menos propensos a prestar atención y a comprender los
contenidos del mensaje, pero, por otro lado, más susceptibles a la
comunicación persuasiva. 125
En otro orden de ideas, si bien el mayor o menor número de
integrantes del auditorio es un factor muy importante en la selección
de las técnicas y modos de persuasión más adecuados, en ambos
casos se perciben varios elementos comunes, tanto en el plano
comunicacional como en el de las teorías sobre la persuasión.
En primer lugar, el proceso persuasivo siempre está dirigido
hacia las personas, donde la atención, la percepción, la memoria y la
acción, juegan un papel fundamental en cuando a las posibilidades de
que determinados estímulos produzcan la respuesta esperada. En segundo lugar, sea la persuasión dirigida a un individuo en particular o
una masa de personas en general, siempre está presente, también, en
mayor o menor grado, la influencia de la cultura, de las expectativas
sociales y del propio lenguaje. 126
Sin perjuicio de lo anterior, no cabe duda que, finalmente, el
tipo de auditorio y sus características particulares, obligarán al uso
de medios y técnicas persuasivas específicas, ya que “los mensajes…
deben estructurarse en función de los auditorios”. 127
3.4.5 El contexto de la recepción
Si bien para algunos autores los factores más importantes
dentro de un proceso de persuasión son las características individua-
125
126
127
90
Ibíd.
De Sousa, Américo, La Persuasión, Estrategia para una Comunicación Influyente, Universidad de Beira, Brasil, 2000, p. 55.
García, Op.Cit., p. 4.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
les y/o personalidad del receptor, ello puede llevar a conclusiones
deterministas, las cuales ignoran el contexto y los factores
socioculturales. 128
En la actualidad, la investigación de mercados y los estudios
de audiencia, en el ámbito de la publicidad, tienen precisamente la
función de obtener información sobre los contextos de consumo informativo para diseñar eficazmente los mensajes de intencionalidad
persuasiva, a través del conocimiento del comportamiento, las actitudes y los valores del público receptor. 129
Al respecto, se ha comprobado que para que la persuasión
sea exitosa, se requieren conocer los principales elementos de la realidad vivencial de la audiencia, considerando: 130
·
Los sistemas de creencias que comparten los grupos y las
comunidades interpretativas respecto a sus percepciones
sobre la realidad y el entorno.
·
Los sentimientos de la gente y sus respuestas afectivas, así
como el posicionamiento axiológico que mantienen sobre
determinados hechos, temas y problemas concretos.
·
La representación del mundo y la realidad que comparten y
defienden.
·
Las características sociodemográficas en la que viven y efectúan el proceso de consumo de información.
En definitiva, identificar los factores que determinan el contexto o ambiente en el cual se produce la interacción comunicativa, es
un aspecto que no se puede dejar de considerar al momento de pla-
128
129
130
Tinoco A., Josué, Persuasión Política y Religiosa. Escenarios de Confluencia, p. 2. en
www.geocities.com
Sierra, Op.Cit., p. 9.
Ibíd., p. 10.
91
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
nificar y ejecutar un proceso persuasivo. Por ello, los medios reproducen con frecuencia los contextos cotidianos de la recepción para presentar como naturales opiniones, creencias, ideas y valores a difundir
en los mensajes persuasivos, representando situaciones domésticas
de la conversación familiar y/o privada.
La publicidad, por ejemplo, recurre cada vez más a contextos
cotidianos de la vida diaria en las historias que relatan los anuncios,
con el fin de naturalizar el contenido mismo de la persuasión en el
consumo público, pues se ha demostrado que la eficacia persuasiva es
mucho mayor cuando la persona destinataria supone no ser el objetivo
de la comunicación intencional, ya que el receptor se muestra menos a
la defensiva y puede modificar su criterio conforme a la fuerza
argumentativa del mensaje, en virtud de considerar el proceso comunicativo una situación natural, cotidiana, de íntima familiaridad y hasta
trivial. El receptor es, en este sentido, no el destinatario final del proceso de comunicación persuasiva, sino más bien el centro y origen de
toda iniciativa de manipulación y convencimiento de la opinión pública. 131
Al revisar cada uno de los componentes del proceso de persuasión, es posible resaltar que toda comunicación intencional debe
ser estructurada, para su aplicación práctica, a través de una planificación minuciosa y metodológica de los contenidos, las formas y los
canales o medios de comunicación, en función de los objetivos que se
persigan y de las características del receptor o audiencia, así como del
contexto en que se producen las interacciones entre emisor y destinatario.
3.5 LA PERSUASIÓN EN LA DISUASIÓN
Tal como se planteara en la introducción de la presente investigación, no existe bibliografía que desarrolle en profundidad la relación existente entre los conceptos involucrados en la temática de este
131
92
Ibíd., p. 9.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
capítulo, por lo que se procedió a la revisión de los elementos y variables que -desde un punto de vista teórico y en el plano de la interacción
entre individuos- tienen directa relación con la persuasión, como base
para intentar identificar, a través de un método deductivo, el rol que le
cabe en una estrategia de la disuasión.
En primer término, es posible establecer que la persuasión,
por constituir un tipo de comunicación, se relaciona directamente con
la disuasión en cuanto a la necesidad de esta última de ser transmitida
o comunicada al disuadido. En este sentido, la persuasión constituye
una manera o forma en que la disuasión puede ser explicitada al destinatario final, asumiendo el carácter de una estrategia comunicativa
total y, por ende, un rol integral en relación a los componentes de la
comunicación que utiliza para cumplir su cometido. Esto último, especialmente, porque implica asumir y aplicar las particularidades del proceso persuasivo en todos y cada uno de los elementos constitutivos
de toda comunicación social.
Asimismo, esta relación se acrecienta si se consideran las
características particulares de la persuasión. En este sentido, tenemos que esta forma de comunicación es siempre una actividad
conciente y deliberada, concordante, también, con la estrategia de la
disuasión que implica la existencia de una intención clara y concreta
en cuanto a la consecución de sus objetivos. En ambos casos, su fin
último es provocar un efecto sobre las actitudes y conducta de la
contraparte, siendo la persuasión, como ya se señaló, la herramienta
comunicacional a través de la cual se transmite integralmente el mensaje disuasivo.
Por su parte, la persuasión sustituye a la coacción, la amenaza directa y al uso de la violencia como estrategias para el logro de
determinados objetivos, coincidiendo con la disuasión que en esencia procura evitar el empleo de la fuerza en la solución de controversias y conflictos internacionales. En función de lo anterior, se puede
señalar que la persuasión -en cuanto a sus procedimientos y métodos- es especialmente apta y concordante con el sentido de la
disuasión, en un contexto internacional donde se privilegia la solución pacífica de contenciosos entre estados y se restringe abierta93
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
mente el empleo de la fuerza, especialmente para países cuya estatura
político estratégica los sitúa en niveles secundarios y menores. Por
ello, indudablemente la persuasión adscribe y satisface las exigencias
y restricciones que impone el ordenamiento que rige en la actualidad
las relaciones internacionales.
En este mismo orden de ideas, la persuasión al actuar en forma sutil en la mente del destinatario, en que aparentemente no se
busca imponer una determinada decisión al receptor, crea mejores
condiciones -de mayor calidad y duración- para conseguir las actitudes y conductas esperadas en el marco de la disuasión, que es esencialmente una estrategia de largo plazo. Lo anterior, porque la persuasión asume, reconoce y explota las diferentes vías a través de las
cuales los destinatarios adoptan determinadas actitudes y comportamientos, actuando particularmente sobre el proceso cognitivo –que
implica variables racionales y emotivas- de quienes influyen y resuelven la forma de conducir las relaciones exteriores de un estado. En
este sentido, otras estrategias de comunicación o acción, como la
amenaza y la agresión, no generan deseo, que es la base de la persuasión.
Por otra parte, se puede apreciar que la persuasión abarca y
coincide con la mayoría de las variables consideradas en las áreas de
contenido involucradas en la estrategia de la disuasión, identificadas
y descritas en el primer capítulo de este trabajo investigativo. Es así
que, tanto en el área de la acción, como del sustento y del efecto
deseado, las actividades, argumentos y resultados esperados, tienen
plena vigencia y concordancia con la persuasión como instrumento
comunicativo.
Por ejemplo, en el plano de la acción, la mayoría de los conceptos e ideas involucradas en las diferentes definiciones de la
disuasión, tales como, inducir, convencer, inhibir, desalentar, impedir,
desincentivar, etc., constituyen, en su conjunto, el objetivo final de
todo proceso persuasivo y comparten su esencia más íntima, cual es,
el priorizar las razones y argumentos antes que a la amenaza o la fuerza para el logro de sus fines.
94
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
En relación al sustento o respaldo, las semejanzas con la comunicación intencional se amplían, destacándose nuevamente el atributo esencial de la persuasión, en el sentido de que se apela al proceso
cognitivo del persuadido, ante el cual se explicitan, a través de diferentes vías y contenidos, los riesgos que implica una alteración del
estado de las relaciones, y la voluntad y capacidad para hacer frente
a una agresión, pero, de una manera en que, como ya se señalara, se
privilegia el inducir más que amenazar.
Por último, en cuanto al efecto deseado, tanto la disuasión
como la persuasión procuran obtener una determinada actitud por
parte del eventual oponente, coincidiendo en que adquiere características particulares, en cuanto a su finalidad, contenidos y canales a
utilizar, según sea el potencial sujeto de la acción disuasiva.
Al hacer un parangón con respecto a la forma en que los
diferentes componentes de la persuasión se comportan dentro de un
proceso cualquiera, con el que debería desarrollarse en el contexto de
la disuasión, encontramos que ambas estrategias coinciden en que la
credibilidad y el poder son factores fundamentales para el éxito en el
cumplimiento de sus objetivos.
Asimismo, en la disuasión los contenidos del mensaje que se
desea difundir, apuntan a explicitar que existe la capacidad y la voluntad política para actuar en caso necesario, y para ello utiliza todos los
canales o medios de transmisión disponibles.
A su vez, los destinatarios principales serán, en primer lugar,
el conductor político; seguidamente, la estructura de asesoría para la
toma de decisiones a nivel nacional y las fuentes que los nutren de la
información correspondiente; y finalmente, los grupos de presión y la
opinión pública del estado al que se pretende disuadir. Para ello, es
fundamental un análisis detallado de cada uno de estos receptores y
auditorios, de tal manera de identificar claramente sus características
y el contexto en que se desenvuelven, y en consecuencia estructurar
los contenidos y canales más adecuados para lograr los objetivos
definidos para la disuasión. En este sentido, la persuasión, al igual
que la disuasión, para que funcione requiere que entre persuasor y
95
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
persuadido compartan una misma racionalidad o que, al menos, el
mensaje persuasivo sea estructurado en función de la cultura, valores
y lógica del receptor.
Ahora bien, así como la estrategia de la disuasión no sólo
considera medios militares, sino que diversos otros factores que comprenden al estado y sus componentes en forma integral, pudiendo
adoptarse, por tanto, en forma positiva (incentivo) o negativa (castigo), la persuasión también puede aplicar dicha lógica en su accionar.
No cabe duda que no sólo la posibilidad de un mayor costo que el
previsto pueda disuadir a un potencial agresor, sino que, como complemento de lo anterior, los beneficios que se pueden lograr manteniendo el statu quo, constituye un aspecto que la persuasión debe
transmitir y hacer percibir al eventual oponente. Esta idea adquiere
especial importancia, cuando existen relaciones que implican una cierta
interdependencia en el desarrollo y bienestar de los respectivos países, que potencialmente pudieran verse involucrados en una contraposición de objetivos políticos.
Asimismo, resulta fundamental analizar si en un escenario de
conflicto real o potencial, el actor trasgresor se ve sujeto a fuerte
estado de necesidad o si percibe una oportunidad para la trasgresión.
Ello porque, de acuerdo a lo visto anteriormente, la persuasión logra
sus objetivos apelando a los procesos cognitivos involucrados en la
toma de decisiones de los actores internacionales, es decir, basados
en un cálculo real de posibilidades, dejando de ser eficiente cuando
éstas son adoptadas mientras se está bajo el efecto de otras variables, difíciles de medir y de descartar en un momento determinado
Cuando los actores estatales se hallan en una situación desesperada o bajo fuerte presión para actuar, la disuasión se hace más
difícil y compleja. El balance que hace el trasgresor entre costos y
beneficios no es el mismo que en una situación de normalidad. El
trasgresor puede verse en la necesidad de infringir la norma para conseguir su objetivo y puede que, en un momento dado, los beneficios
de actuar sean superiores a los costos políticos de hacerlo, especialmente si a esa necesidad se suma una percepción errónea de los costos de su actuación.
96
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Se debe considerar que si circunstancialmente aparece una
oportunidad de reducir los costos de un ataque –situación de oportunidad– es más probable que así se produzca, lo que puede ocurrir en
caso de un notorio desequilibrio de potenciales, ausencia de voluntad política por parte del oponente para emplear la fuerza, etc.
Al respecto, es importante tener en cuenta que los estados de
necesidad y oportunidad son dinámicos, es decir, varían a lo largo del
tiempo, por lo que es importante mantener un análisis permanente del
conflicto para poder prever dichos estados y tomar medidas adecuadas.
Por lo anterior, la disuasión siempre debe basarse en un poder y voluntad reales, ya que la persuasión es sólo una estrategia
comunicacional susceptible de fallar ante determinadas condiciones
y por lo tanto, debe existir una capacidad y una voluntad que efectivamente se apliquen en caso de una agresión.
A manera de resumen, se puede señalar que, si bien existen
otros tipos de comunicación -influencia, manipulación, imposición,
etc.- a través de los cuales también se puede transmitir un mensaje
disuasivo, la persuasión presenta una serie de características particulares que favorecen su aplicación, especialmente en un contexto de
creciente interdependencia y globalización en las relaciones internacionales, que determina ciertas restricciones y límites a la forma en
que interactúan los estados entre sí.
En tal sentido, la persuasión facilita la transmisión del mensaje disuasivo ya que, utilizando diversas técnicas comunicativas, sutilmente ofrece al estado a ser disuadido la suficiente o aparente libertad de acción 132 para optar por una alternativa en que se privilegie la
negociación en vez de la fuerza, sin perder la credibilidad y el apoyo
interno, manteniendo el proceso de la toma de decisiones dentro de la
132
El receptor “no debe ser humillado a través del mensaje, permitiendo una salida honrosa, caso
contrario, difícilmente se logrará el efecto disuasivo deseado”. De la Cerda, Eugenio y Pesse,
Bosco, El accionar psicológico: Factor preponderante en una estrategia de disuasión, Memorial del Ejército de Chile, Edición Nº 461, Santiago, 1999, p. 80.
97
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
racionalidad y la lógica, que es el ámbito en el cual, en este tipo de
situaciones, se valoran mayoritariamente los fines que se pretenden
alcanzar y los medios con los cuales lograrlos. 133
Justamente, por ser la racionalidad del disuadido donde deberá actuar con particular eficacia la persuasión, es que se requiere
de un contenido basado en la realidad y no en apariencias, es decir,
el mensaje de que la aplicación de la fuerza para solucionar una
determinada diferencia acarreará mayores costos que beneficios y
que, por el contrario, su no utilización representará beneficios para
todos los involucrados.
Esto implica necesariamente que los componentes básicos
de la estrategia de la disuasión existan y sean percibidos por el
receptor como algo concreto, de lo que se desprende, por tanto, que
la capacidad de un estado y la voluntad de su conductor político,
dan sustento a la credibilidad del emisor y del mensaje disuasivo y
ésta, a su vez, es fundamental para el éxito de la persuasión.
Dado lo anterior, en términos generales la persuasión como
estrategia comunicativa procurará, entonces, convencer al potencial agresor de que la posibilidad de un daño mayor al aceptable o
esperado es real y posible, dada la capacidad y voluntad política de
emplear los potenciales nacionales por parte de su eventual oponente, al mismo tiempo que, mantener el statu quo sólo representará
efectos positivos para ambos contendientes. La utilización de ambos tipos de mensaje en una misma comunicación persuasiva, forma
parte de sus técnicas y métodos de aplicación y coincide con la
necesidad que “mientras mejor y más profundamente logremos convencer al presunto agresor de que la fuerza no es un argumento
válido… menos posibilidades de guerra existirán”. 134
133
134
98
Bardají L., Rafael, La Era de la Vulnerabilidad, p. 2, en www.gees.org
Thauby, Op.Cit., p. 5.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
3.6 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO
La persuasión es un tipo de comunicación social que procura
el cambio o reforzamiento de determinadas actitudes, opiniones y conductas, a través de diversos métodos y herramientas comunicacionales,
psicológicas y sociales que actúan sobre los procesos cognitivos de
los individuos.
A diferencia de otro tipo de estrategias comunicativas, la persuasión se caracteriza por constituir una actividad conciente e intencional; evitar la coacción violenta, apelando de manera sutil a las
razones y, en algunos casos, a las emociones del receptor; apuntar, en
su esencia, a generar beneficios mutuos, tanto para el emisor como el
destinatario de la acción persuasiva; procurar resultados de mayor
calidad y permanencia en el tiempo; y constituir una función de carácter bidireccional, que no sólo considera las acciones de la fuente persuasiva sino que, también, las respuestas de la contraparte.
Si bien no existe consenso entre los estudiosos del tema sobre la forma en que la persuasión ejerce su influencia en los receptores, la mayoría de las teorías vigentes en la actualidad apuntan a que
la adopción de determinadas actitudes, obedece a la suma de los efectos generados por las características de los elementos constitutivos
de la comunicación persuasiva -fuente, mensaje, canal, receptor y contexto– y la forma cognitiva y/o heurística en que los individuos adoptan sus decisiones.
La persuasión se concreta en forma práctica, mediante la planificación ordenada y sistemática de los contenidos, formas y canales
o medios de comunicación en función de los objetivos definidos por
el emisor, las características del receptor y el contexto en que este
último se desenvuelve.
La persuasión en el contexto de la disuasión, asume
integralmente el componente relacionado con la comunicación del mensaje disuasivo, convirtiéndose en una estrategia informativa que explicita
la capacidad y voluntad política de empleo de los recursos del estado
para la preservación de los intereses nacionales del disuasor.
99
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
La persuasión, como efecto, es el resultado de actos o procesos que inducen a un oponente a no hacer uso de la fuerza para la
solución de conflictos. Los argumentos racionales, las apelaciones
morales, la cooperación, la mejora del entendimiento, la distracción, la
adopción de una política no ofensiva, son formas de conseguir la
disuasión a través de la persuasión.
En este sentido, la persuasión como estrategia comunicativa
de la disuasión, no sólo debe incluir el aumento del costo a las violaciones del statu quo, en caso que se produzcan, sino también la disminución de los potenciales beneficios que el trasgresor puede obtener con dichas violaciones, o incluso elevar los beneficios del respeto al no empleo de la fuerza. 135
La importancia de la persuasión, como estrategia comunicativa,
radica en que por sí misma excluye el método de la fuerza para la
solución de controversias, con los costos que ello representa y que,
de tener éxito, se traducirá en el cambio de actitud perseguido. 136 En
este sentido, la persuasión en la disuasión no necesariamente procurará modificar las actitudes y creencias del receptor, sino más bien el
reforzamiento de los valores ya compartidos, intensificando aquellos
aspectos actitudinales, cognitivos o axiológicos más relevantes para
la fuente, 137 que tienen que ver con la mantención de una voluntad de
privilegiar la negociación por sobre el empleo de la violencia en la
solución de contenciosos.
De acuerdo con todo lo señalado previamente, se puede concluir que la persuasión es consustancial a los fines de la disuasión,
tanto por sus características, métodos y fines, que son plenamente
coincidentes, como por el aporte de un contenido y un contexto
comunicacional que procura acentuar los beneficios de una interacción
basada en la solución pacífica de las controversias y, simultáneamente, la capacidad y voluntad de hacer frente a cualquier otra alternativa
que no privilegie dicha vía.
135
136
137
Eguren, Luis, Los Observadores Internacionales como Medio de Intervención en Conflictos:
Análisis y Perspectivas, Revista de Conflictología Nº 1, Barcelona, 2000, p. 5.
Cisneros H., Isidro, Los recorridos de la Tolerancia, Editorial Océano, México, 2000, pp. 158-163.
Sierra, Op.Cit., p. 11.
100
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
CAPITULO IV
La Disuasión en el Contexto de las Estrategias de
Prevención de los Conflictos
4.1 EL CONFLICTO INTERNACIONAL
La interacción de diferentes actores en el sistema internacional, en esencia, se debate entre dos polos bien definidos, como son la
cooperación y el conflicto, que adquieren el carácter de extremos de
una relación que se concreta en numerosas dimensiones, con variada
intensidad, obedeciendo a prioridades fluctuantes y orientada a fines
de naturaleza diversa, lo que les otorga -en tanto polos- una importancia gravitante, como para ser estudiados en profundidad y dar
cabida a políticas y acciones destinadas a intentar su manejo en función de los intereses de cada actor en particular, bajo la regulación del
derecho internacional y de una amplia gama de regímenes específicos.
El conflicto es un problema político que ha acompañado al
hombre desde siempre, sin que se vislumbren garantías de que ha
dejado de existir; sólo se ha avanzado en su control, de modo relativo
y parcial, que no asegura su inhibición ni menos su erradicación. Es
así que, en el campo internacional, los diferentes actores prefieren
sostenerse en la más cierta realidad de su existencia, que les impone
la responsabilidad de prever la situación de un escenario adverso.
Asimismo, las teorías comúnmente aceptadas sobre el conflicto pueden agruparse en dos amplias categorías, como son la postura idealista, que da excesiva y exclusiva preponderancia a la imparcialidad de los factores de poder y a los vínculos mutuos en función
de principios compartidos entre las naciones; y la postura realista,
que propugna el antagonismo natural entre los distintos grupos humanos, lo que se expresa en la lucha permanente y excluyente por la
dominación de unos sobre otros.
No obstante lo anterior, el conflicto internacional no puede
ser visto de otra forma que no sea como un problema social, con
101
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
efectos en todos los campos de articulación de una sociedad organizada, que enmarca las disputas esenciales por las que éstas se enfrentan,
como son el acceso a recursos, status y poder, por los cuales los
oponentes tendrán como objetivo neutralizar, herir o eliminar a sus rivales. 138
Por su parte, la relación e interacción a que se ha hecho mención, están directamente afectadas por la evolución de la forma en que
dichos actores se vinculan, de acuerdo al esquema de relaciones internacionales imperante. Dicha evolución se concreta, fundamentalmente,
en dos grandes áreas:
·
La primera se basa en la imposición de un marco regulatorio
más identificable, en el sentido de una mayor subordinación
a los preceptos del derecho internacional y parámetros de
intereses generados en organizaciones desvinculadas formalmente de los estados nación, como las ONG y transnacionales,
aspectos que se manifiestan en una visible preponderancia
del uso de las instancias diplomáticas y de negociación, desarrollo de regímenes internacionales tendientes a la integración y cooperación, limitaciones al uso de la fuerza –generalmente para no involucrar a actores de difícil definición o que
amplían el espectro del conflicto- así como en la creciente
necesidad de legitimar los actos e intervenciones en relaciones de conflicto, ante la comunidad internacional.
·
La segunda dice relación con que en el análisis de las situaciones que son generadoras de conflicto no sólo se visualizan
amenazas, sino que la identificación de oportunidades es un
factor decisivo en la orientación de las relaciones
interestatales, como efecto del esquema de relaciones internacionales en vigencia. 139
138
139
Coser, Lewis A., “The Funtions of Social Conflict”, The Free Press, New York, 1956, p. 3, en
Salgado B., Juan C., Democracia y Paz, ensayo sobre las causas de la guerra, Biblioteca
Militar, IGM, Santiago, 1998, p. 59.
ACAGUE, Departamento de Historia Militar y Estrategia, Conflicto, Crisis y Cambios Estratégicos, ponencia institucional elaborada para los talleres de análisis del Libro de la Defensa
Nacional, Santiago, 2001.
102
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Desde esta perspectiva, se puede inferir que los elementos
que caracterizan al cambio en el nuevo sistema internacional son, entre
otros, los siguientes: 140
·
Alteración del papel del Estado Nación
·
Importancia creciente de nuevos actores en el sistema internacional
·
Relevancia de la economía como motor de cambio internacional
·
·
·
Nuevas formas de vinculación entre los Estados
Disminución del margen de libertad de acción de los actores internacionales
Subsistencia de factores de tensión clásicos
No cabe duda que estas orientaciones no explican toda la gama
e intensidad de los conflictos que pueden generarse entre estados ni al
interior de los mismos, así como tampoco explican la compleja y rica
naturaleza de sus relaciones. Conviene, por lo mismo, analizar el conflicto a partir de sus potenciales orígenes o fuentes, en el entendido de
que se trata de una condición en la cual un grupo humano iden-
140
Para mayores antecedentes respecto de este tema, se sugiere ver las siguientes fuentes bibliográficas:
a.
Laiño, Aníbal U., Desafíos al Estado Nación, Revista de la Escuela Superior de
Guerra del Ejército Argentino, Buenos Aires, octubre – diciembre de 1995.
b.
Avendaño R., Andrés, Los Nuevos Escenarios de Conflicto, material de trabajo
del Departamento de Historia Militar y Estrategia, ACAGUE, Santiago, 1995.
c.
Arancibia R., Jorge, Visión de la Armada Frente a los Escenarios Político
Estratégicos del Futuro, conferencia dictada por el Comandante en Jefe de la
Armada con motivo de la inauguración del Mes del Mar, Valparaíso, 1999.
d.
Arévalo G., Walter, El Empleo de las Unidades de Fuerzas Especiales en apoyo
a una Unidad de Teatro de Operaciones Terrestre, Considerando los Conflictos Originados en los Problemas Estratégicos Emergentes, memoria para optar al título de Profesor Militar de Academia, ACAGUE, Santiago, 1999.
103
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
tificable se encuentra trabado en una oposición conciente con otro u
otros grupos humanos identificables, por que estos grupos están persiguiendo objetivos que son o que parecen ser incompatibles. 141
En otro orden de ideas, la sociedad internacional se ha visto
afectada por una tendencia de cambio que ha marcado
significativamente la forma de vincularse e interactuar entre los componentes del sistema internacional, prevaleciendo aspectos que bajo
el esquema de Guerra Fría estaban subordinados a la confrontación
ideológica y disciplina impuesta por las potencias rectoras de la época, como son la irrupción del intercambio económico multidimensional
-base inicial del proceso de globalización- influencia de las comunicaciones, de la política y del derecho internacional, acentuado por la
revalorización de la persona humana como elemento sustancial e insustituible de la sociedad, aspecto que se expresa, en sentido amplio,
en los derechos humanos.
No obstante, y aún en consideración de estos aspectos, la
problemática del conflicto no ha variado en su esencia, en cuanto
confrontación social por intereses en disputa, sino que son tales intereses los que se han presentado de modo diferente, al potenciarse
determinados valores que en otras épocas se encontraban constreñidos, como ya se citara, así como se ha desperfilado el valor asignado
a objetivos que en los tiempos actuales se obtienen por otras vías;
luego, lo vital sigue siendo altamente valorado y persiste la voluntad
de preservar intereses de esta naturaleza, aún con el concurso de la
fuerza militar.142
En tal sentido, es posible aseverar que las relaciones entre
los estados han variado en intensidad a partir del término de la Guerra
Fría, viéndose interesantemente favorecidos por la preponderancia
de los asuntos de carácter económico que han permitido visualizar
141
142
Dougherty James y Pfaltzgraff Robert, “Contending Theories of International Relations”, New
York, Harper and Row Publishers, 1981, en Salgado B. Juan Carlos e Izurieta F. Oscar, Las
Relaciones Bilaterales Chileno – Peruanas Contemporáneas: un enfoque realista, Biblioteca Militar, Santiago, 1992, p. 44.
ACAGUE, Conflicto, Crisis y Cambios Estratégicos. Op.Cit.
104
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
nuevas opciones de desarrollo, apoyadas en procesos de integración
bilateral y multilateral sin precedentes, cuyos efectos se han
extrapolado hacia los ámbitos político y de seguridad, lo que ha creado un clima de entendimiento que ha contribuido significativamente a
lograr acuerdos en materias causa de contenciosos históricos, como
delimitaciones fronterizas y aspiraciones hegemónicas, subyacentes
en actitudes de rivalidad que se pueden citar como una constante
durante parte importante de los siglos XIX y XX.
Lo expuesto permite visualizar que el cambio respecto del
conflicto está caracterizado por una variación en la intensidad y condiciones en que se generan las situaciones de tensión, lo que obliga
al desarrollo de capacidades de respuesta tan novedosas como sus
causas. Sin embargo, las culturas locales y la potencialidad de una
escalada que haga que una situación escape de control, permiten establecer que el desafío está dado en la ampliación del espectro de
soluciones, sin eliminar las tradicionales, por cuanto las relaciones
vigentes y los nuevos vínculos que se han desarrollado a consecuencia del esquema de relaciones internacionales imperante, no dan garantías frente a una posible regresión, al aproximarse un conflicto a
intereses vitales, mantenidos como tales por todos los estados y
explicitados como elementos que los disponen al uso de todos los
recursos disponibles para su preservación.
Los efectos de la globalización mundial han alcanzado dimensiones imprevistas, potenciando factores de tensión tales como el
aumento de la brecha entre los países ricos y pobres, el crimen organizado internacional, las migraciones masivas, la exacerbación de los
nacionalismos, las armas de destrucción masiva, la proliferación de
armas convencionales, los problemas medioambientales, el acceso a
recursos naturales básicos y, de modo muy significativo, las
inestabilidades políticas y las asimetrías de poder.
Ahora, si se tienen en cuenta estos factores de tensión, es
fácil comprender que una variación de tal magnitud en el contexto del
conflicto imperiosamente ha hecho variar sus formas de solución, especialmente en lo que respecta a la legitimación del uso de los instrumentos de la política que conlleven la presencia y empleo de la fuerza
105
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
militar, sin que por ello se pueda augurar su desaparición en cuanto
recurso disponible para la solución de controversias.
Esta visión que pareciera ser más representativa de la realidad de las potencias mundiales y regionales, encuentra también asidero en el contexto de países de menor gravitación internacional, como
el común de los estados latinoamericanos, caracterizados por ser receptores de los efectos de la globalización y no generadores de los
mismos, fundamentalmente por el bajo impacto que sus acciones tienen en el conjunto de la sociedad internacional, sea en el plano político, económico o de seguridad.
Del mismo modo, en el citado entorno subsisten determinadas diferencias que se encuentran profundamente arraigadas en las
respectivas culturas y que no pueden dejar de verse como factores
potenciales de tensión, en un ambiente en el que el conflicto no ha
desaparecido, sino que se ha controlado con instrumentos de política
exterior más idóneos -dada la naturaleza de los objetivos en disputaque el enfrentamiento abierto.
En esta problemática juegan un rol preponderante la capacidad disuasiva, las medidas de confianza mutua, la capacidad de respuesta proporcional a los problemas y, particularmente, la voluntad
política de solución pacífica de controversias, pero simétricamente
concebida, así como el uso racional de las oportunidades que se generan en los procesos de integración característicos de los tiempos.
4.2 SINOPSIS DE LAS PRINCIPALES ESTRATEGIAS VIGENTES
PARA LA PREVENCIÓN DE CONFLICTOS
¿Qué se entiende por prevención? Esta interrogante se considera esencial a la hora de visualizar y describir someramente aquellas
estrategias tendientes a la prevención de conflictos internacionales,
toda vez que en este concepto está la generación del contexto de cada
uno de los mecanismos de acción que se desarrollarán.
106
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Prevención es la acción de prevenir, que en una de sus acepciones significa precaver, evitar, estorbar o impedir algo, 143 lo que la
sitúa en un nivel de acción contra amenazas y riesgos, sea en forma
de políticas de estado o en el desarrollo de actividades concretas en
los cuatro campos de acción, cuyos esfuerzos son concurrentes al
logro de metas relevantes y cuya preponderancia en el conjunto variará según sea la medida en ejecución.
En tal sentido, la disuasión -objeto de esta investigaciónconstituye una estrategia de prevención de conflictos, en que la acción de todos los campos de acción se visualiza nítidamente, por lo
que no será enunciada en este capítulo, salvo para ser confrontada
con los demás mecanismos de acción a que se hará referencia.
Previo a delinear cada una de las estrategias vigentes, se estima pertinente establecer la secuencia lógica con que un estado enfrenta la problemática del conflicto, que se inicia con la determinación
de sus amenazas, riesgos y oportunidades en el campo internacional,
generalmente a través de un exhaustivo proceso de análisis basado
en la capacidad de recolectar y procesar información atingente, como
paso insoslayable para definir y desarrollar medidas en consecuencia, lo que se conoce como la previsión de conflictos, enmarcado en el
concepto de diplomacia preventiva. 144
Posteriormente, y a consecuencia de lo anterior, se establecen medidas para accionar sobre las hipótesis que se hayan definido,
en función de los intereses del estado, cuyo propósito es solucionar
contenciosos, potenciales o reales, reduciendo al mínimo posible los
daños que podrían implicar, concretados a través de esfuerzos de
diversa naturaleza, que también considera el concurso de privados,
entre los cuales está la disuasión, los acuerdos y tratados internacionales, las medidas de confianza mutua, la verificación, la integración,
143
144
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición,
Madrid, 2001.
Desde la perspectiva del Libro de la Defensa Nacional de Chile, se trata de acciones destinadas
a evitar el surgimiento de disputas y prevenir, cuando estas surgen, que escalen a nivel de
conflicto.
107
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
el control y limitación de armamentos, la diplomacia multivía, la seguridad regional, el comercio y el intercambio cultural, entre otras.
Hechos estos alcances, a continuación se esbozarán las características esenciales de las estrategias de prevención de conflictos
que se encuentran vigentes, las que se exponen en orden de relevancia, de acuerdo a lo observable en el esquema de relaciones internacionales imperante, así como en función de la realidad de los estados
que no tienen el carácter de potencia, a saber:
4.2.1 La Diplomacia
Sin duda alguna, el eje articulador de todos los esfuerzos en
el campo internacional radica en la capacidad diplomática, cuyo objetivo principal es avanzar en los intereses del estado, lo que implica la
protección de su independencia, seguridad e integración territorial,
política y económica. Asimismo, se le debe entender como un método
establecido para el manejo de las relaciones internacionales, especialmente por medio de la negociación.
Al respecto, se han definido algunas alternativas de acción
diplomática, normalmente llamadas “vías”, que en su conjunto permiten desarrollar en mejor forma las tres categorías más relevantes de
actividad en el campo diplomático, como son la consulta, el diálogo y
la capacitación. 145
Las alternativas de acción diplomática a las que se hizo referencia son
las siguientes:
·
145
Enfoque vía uno: comprende los esfuerzos gobierno a gobierno para el tratamiento de asuntos en conflicto y para la
resolución de contenciosos. Es la forma predominante de
Notter, James y Mc Donald, John, “Diplomacia Vía Dos: Estrategias de Paz no Gubernamentales”, New York, 1997, en García Huidobro C., Francisco y Pandolfo A., Danilo, Mecanismos
de Acción más Relevantes para Chile Destinados a la Previsión y Prevención de Conflictos
Internacionales, Trabajo Consolidado del Curso Regular de Estado Mayor, Academia de Guerra
Naval, Valparaíso, 1998.
108
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
relaciones internacionales, en tanto los estados normalmente
son las entidades legalmente autorizadas para realizar negociaciones formales, formular acuerdos, firmar tratados,
comprometer beneficios económicos y/o militares y hablar
en nombre de una nación. 146
·
Enfoque vía dos: se trata de la cooperación entre personas
y organizaciones fuera del ámbito de relaciones formales
gobierno a gobierno; es normal que las corporaciones multinacionales, instituciones financieras internacionales, organizaciones religiosas y sociedades científicas, entre otras,
regularmente se involucren en el comercio internacional de
algún tipo u otro, apoyados en el impacto de la tecnología
moderna, especialmente la comunicación de alta velocidad,
llegando inclusive a constituirse en amenazas para la preponderancia del rol del estado nación como actor internacional.
No obstante la diplomacia continúa siendo esencialmente el
ámbito especial de representantes debidamente autorizados
por el estado, es evidente un notable cambio en el sistema
internacional, reflejado en el número creciente de ONG que
se han vuelto activas en áreas que eran de su dominio exclusivo, siendo aceptadas por algunos gobiernos como un
complemento importante a la diplomacia formal para tratar
asuntos como la prevención de violencia, la resolución de
conflictos y la construcción de la paz.
La denominada diplomacia «vía dos» es una actividad que
ha sido descrita como «la interacción no oficial e informal
entre los miembros de grupos o naciones en oposición con
los objetivos de desarrollar estrategias, influir en la opinión
pública y organizar recursos humanos y materiales de manera que puedan ayudar a resolver el conflicto». 147
146
147
Colegio Interamericano de Defensa, Enfoques Vía Uno para Resolución de Conflictos, material docente del curso a distancia sobre manejo y negociación de conflictos, Washington D.C.,
2003.
Ibíd.
109
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Otras vías de enfoque diplomático son las empresas, los
ciudadanos influyentes, los centros de investigación y educación, los centros religiosos, la filantropía y los medios de
información, 148 que si bien se alejan del eje central de la
investigación, deben ser considerados como referentes válidos, en tanto constituyen una de las fuentes de actores
internacionales relevantes en el esquema vigente. 149
En el siglo veinte, la práctica diplomática se ha expandido
para incluir reuniones cumbres y otras conferencias internacionales,
diplomacia pública y parlamentaria y actividades de entidades
supranacionales. Recientemente, se ha incrementado el énfasis en
negociaciones bilaterales y multilaterales sobre asuntos comerciales,
ayuda económica y militar, comercio e inversión, control de armas y
desarme, derechos humanos, narcoterrorismo, crimen organizado y
asuntos culturales y ambientales.
Por su parte, la diplomacia no trata de preservar la paz en todos
los casos, algunas veces utiliza amenazas coercitivas para avanzar en
los intereses del estado, cuya efectividad depende en gran parte de los
recursos de fuerza que se tengan a disposición. La diplomacia coercitiva puede tomar varias formas, incluyendo sanciones, disuasión, diplomacia coercitiva y diplomacia preventiva entre otras. 150
4.2.2 Los Acuerdos y Tratados Internacionales
El derecho internacional es el orden jurídico de la comunidad
de estados, o sea, el conjunto de reglas y principios jurídicos que
rigen las relaciones entre los estados. 151
148
149
150
151
Notter y Mc Donald, Op.Cit.
En términos generales, se acepta que en el sistema internacional interactúan actores diversos
que pueden agruparse en los estados nación, los organismos internacionales, las transnacionales
y los grupos de presión, siendo en estas dos últimas categorías donde cabe la presencia de
estas vías alternativas.
Colegio Interamericano de Defensa, Op.Cit.
Benadava C., Santiago, “Derecho Internacional Público”, Editorial Conosur, Santiago, 1993,
p. 23, en Paul L. Adolfo, Política y Fuerzas Armadas, Revista de Marina, Valparaíso, 1999, p.73.
110
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
La finalidad de este sistema jurídico -que no está contenido
en un código formal promulgado por alguna autoridad suprema- es
facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que son
los principales miembros de la comunidad internacional, en materias
tales como reconocimiento de estados y gobiernos, responsabilidad
internacional, adquisición de territorios, espacios marítimos, navegación y transporte aéreo, protección de derechos humanos, extradición, relaciones diplomáticas y consulares, solución de controversias
internacionales, situación de refugiados, uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la conducta de las fuerzas armadas en tiempo
de guerra. 152
De lo expuesto se infiere que los acuerdos y tratados internacionales más que una norma son una opción, de vasta aceptación en
el campo internacional, que en el esquema de relaciones internacionales imperante han cobrado especial relevancia, toda vez que el fenómeno de globalización ha contribuido a derribar o atenuar la existencia de “muros” que tendían a distanciar a los estados, sobre la base
de la preponderancia de disputas de difícil resolución, que copaban
las agendas internacionales, dando paso a interesantes y a veces
inéditos procesos de integración bilaterales y regionales, cuya concreción se basa, indiscutiblemente, en la voluntad de acercamiento y
explotación de oportunidades comunes, reflejadas en acuerdos formales.
4.2.3 La integración
En directa relación con lo anterior, la integración se entiende
como la coordinación entre dos o más estados, para complementarse
y actuar de común acuerdo en campos específicos de actividad, usualmente los de la economía y la cultura, en busca de beneficios mutuos. 153
152
153
Ibíd.
Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit., Parte II, Entornos que Inciden en la Defensa,
Capítulo 3, Entorno Vecinal, p. 64.
111
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
Estos procesos caracterizan el contexto de globalización que
el mundo empieza a vivir tras el derrumbe de la ex URSS, cuyo efecto
más relevante fue el término del esquema bipolar, transformando las
relaciones entre los países, posibilitando así el desarrollo de vínculos
bilaterales y regionales hasta la fecha insospechados.
Como se puede visualizar, estos procesos de integración tienen una nítida raigambre económica, no obstante ser el preámbulo
perfecto para el desarrollo e incremento de las relaciones en otros
planos, como la política y también la seguridad. En todo evento, constituyen una excelente herramienta para hacer uso de las oportunidades que en estos campos se identifican, ya que no tan sólo
incrementan factores de crecimiento, sino también fortalecen vínculos internacionales y contribuyen al mejor posicionamiento de cada
estado.
Las formas más comunes de concretar los procesos de integración pueden sintetizarse en las siguientes:
·
Integración física: interconexión de las redes de transporte,
telecomunicaciones y energía en corredores internacionales, para la circulación ágil y eficiente de personas, información, bienes y servicios dentro de un determinado espacio.
·
Integración económica: desarrollo e implementación de áreas
de preferencias económicas, zonas de libre comercio, uniones aduaneras y mercados comunes, entre otras.
·
Integración para la seguridad y defensa: necesariamente ligada a organismos internacionales, cuyas formas de concretar son los mecanismos de seguridad colectiva, seguridad regional, seguridad común, seguridad cooperativa e inclusive la seguridad humana, aspectos sobre los cuales no
existe consenso, a partir de la generación de visiones diversas sobre los alcances de la transformación del concepto de
seguridad.
112
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Una mirada poco acuciosa a este fenómeno podría inducir a
una opinión desfavorable, en cuanto a la preservación de determinados intereses frente a históricos rivales con los que se inicia una
integración; no obstante, se trata de un elemento potenciador de los
factores de poder nacional, no tan sólo por su contribución a mejores
opciones de desarrollo, sino que por su aporte a la estatura político
estratégica del estado, que entre otros factores considera al prestigio
internacional como un elemento de primer orden, en tanto permite
sostener en mejor forma posturas que se vinculan con el derecho
internacional, que al compulsarlas con disputas específicas desperfilan
objetivos puntuales, pero potencian las grandes metas de una sociedad en particular.
Lo anterior permite sostener que la integración no es contraria a la defensa nacional, toda vez que ambas se articulan en virtud de
políticas de estado, cuya base de sustentación está por sobre los
objetivos sectoriales, es decir en los objetivos de carácter nacional,
que orientan el esfuerzo colectivo hacia el bien común.
4.2.4 Los Sistemas de Seguridad 154
Se entiende por sistema de seguridad internacional, un conjunto de estados que se han unido para actuar coordinadamente frente a determinados tipos de amenazas, presentando normas y procedimientos para reaccionar en forma rápida y eficiente, y donde la fuerza
militar juega un rol preponderante.
Los estados han llegado a la conclusión de que una forma de
mejorar su condición de seguridad es la de unirse a otros que tengan
los mismos intereses, de tal manera de enfrentar juntos, si es necesario, cualquier amenaza a su seguridad.
154
Rivera V, Gabriel, Conflicto, Amenazas y la Seguridad Internacional en el Mundo de Hoy, en
Escenarios Actuales Nº 7/1998, Centro de Estudios e Investigaciones Militares, Santiago,
1998, pp. 14 – 18.
113
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
El objeto fundamental que guía a las alianzas es el compromiso común y la cooperación mutua en apoyo de la indivisibilidad de la
seguridad y defensa de todos los que en ella participan, a partir del
precepto de que la solidaridad y cohesión en el seno de la alianza, a
través de la cooperación diaria en el ámbito político y militar, garantizan que ningún aliado se vea forzado a depender únicamente de sus
esfuerzos para abordar retos de seguridad, sin privar a los miembros
de su derecho y deber de asumir sus responsabilidades soberanas en
materia de defensa.
Por su parte, el sentimiento de los miembros de la alianza de
tener un nivel igual de seguridad, con independencia de sus diferentes circunstancias y capacidades militares, contribuye a la estabilidad
del área de que se trate; siendo éste un aspecto que se potencia con
el hecho que las alianzas en ocasiones no buscan estos beneficios
sólo para sus partes, sino que se han comprometido a promover las
condiciones que conduzcan a un incremento de la asociación, la cooperación y el diálogo con otros que compartan sus grandes objetivos políticos.
Históricamente el sistema de seguridad más usado fue el de
las alianzas, no obstante es posible indicar que la forma ideada para
enfrentar las amenazas se basó, inicialmente, en el equilibrio del poder, que al impedir el predominio de un estado o grupo de ellos, permitía disminuir las posibilidades de conflicto bélico.
En directa relación con lo anterior, a través del tiempo se desarrolló el concepto de seguridad colectiva, que está basada en la
idea de que cada estado componente de un sistema de seguridad internacional se siente y está seguro en él, lo que implica la seguridad
del conjunto.
Este concepto puede ser clasificado, dependiendo del sector
geográfico que abarque, como seguridad colectiva mundial, continental y regional, siendo la ONU su mayor expresión, sobre la cual
recae la responsabilidad primaria de mantenimiento de la paz.
114
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Como este organismo no ha sido suficiente para evitar la guerra por sí solo, fue necesario establecer una serie de alianzas que
caben en las otras clasificaciones, como la Organización del Tratado
del Atlántico Norte, la Unión Europea Occidental, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, la Organización de la Unión Africana, entre otras, muchas de las cuales quedaron obsoletas luego del
término de la Guerra Fría, al desaparecer las amenazas que les daban
sentido, razón por la cual han sufrido o están sufriendo importantes
modificaciones.
La seguridad colectiva, en cualquiera de sus niveles, se basa
en cuatro preceptos, a saber: 155
·
El fenómeno de las reglas de comportamiento entre las naciones.
·
El cumplimiento de las reglas.
·
La legitimación de las acciones de cumplimiento por medio
de un amplio acuerdo internacional.
·
La ejecución de acciones a través de coaliciones multinacionales.
En otro orden de ideas, surge la seguridad cooperativa, como
un deseo real de evitar los conflictos, mediante la colaboración y la
contribución a la paz internacional, dando cabida a que la tendencia
actual en la determinación de sistemas regionales de seguridad se
oriente hacia un sistema cuyo objetivo es disminuir las posibilidades
de conflicto entre sus miembros, en tanto contribuiría a desactivar y
resolver los conflictos regionales, a fortalecer las instituciones demo-
155
Goodby James, Can Collective Security Work? Managing Global Chaos: Sources and
Responses to International Conflict, United States Institute of Peace Press, Washington DC,
1996, pp. 237 – 253.
115
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
cráticas emergentes y a ahorrar gran cantidad de recursos económicos,
basado en la limitación mutua de armas y el mantenimiento multilateral
de la paz, lo cual, idealmente, tendría que iniciarse partiendo por las
grandes potencias y los países desarrollados.
Para su implementación, en general se aceptan cuatro fases:
·
Inicialmente, los estados se comprometerían con la creación
de un sistema de seguridad cooperativo y se desarrollarían
las directrices principales.
·
Luego sería necesario adoptar medidas para generar confianza, entre las que están la reducción de fuerzas y la limitación
de importación de armas.
·
A continuación, se reduciría la capacidad de intervención militar unilateral o ataque a países fronterizos, lo que afectaría a
las principales potencias.
·
Finalmente, se limitaría la función y capacidades de las FF.AA.,
reduciéndolas a la defensa territorial y el mantenimiento de la
paz.
No obstante la validez y eficiencia de los sistemas de seguridad, para los países de menor relevancia internacional resulta compleja
su implementación, por cuanto viven procesos asincrónicos de desarrollo, que dificultan su organización tras metas que no les son tan
comunes, al verse afectados de distinta forma por amenazas también
diferentes y por el creciente interés de asociarse económica y políticamente con las potencias dominantes, más si estas representan un sistema y otorgan mayores expectativas de acceder a mejores condiciones
de desarrollo.
116
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
4.2.5 Las Medidas de Confianza Mutua 156
Las medidas de confianza mutua constituyen una herramienta
de particular relevancia, plenamente vigente y de gran potencialidad
para crear determinadas condiciones que permitan actuar sobre los riesgos y las amenazas, en el contexto de relaciones que están marcadas
de alguna forma por una característica de conflicto.
Al estar orientadas hacia los riesgos y amenazas, adquieren
un valor preventivo que posibilita la comunicación y da eficacia a los
mecanismos de información, razón por la cual se les considera como el
contexto insoslayable de otras herramientas, como la limitación y el
control de armamentos y el desarme, entre otras.
Sus características son las siguientes: 157
·
Transparentes y abiertas: su objeto es establecer claridad
sobre los objetivos que se persiguen o sobre las acciones
que se desarrollan.
·
Predictibles: para hacer fiable la conducta y para ello generan un patrón de conducta plenamente identificable con anticipación.
·
Reciprocidad y equivalencia: las acciones emprendidas deben estar simétricamente concebidas entre ambas partes,
especialmente en lo referido a los compromisos.
·
Comunicación adecuada: para así mejorar las percepciones
y establecer una interlocución que posibilite comprender
las acciones y las intenciones.
156
157
Cheyre E, Juan Emilio, Medidas de Confianza Mutua: casos de América Latina y el Mediterráneo, Centro de Estudios e Investigaciones Militares, GENIART, Santiago, 2000, pp. 19-25.
Rojas A, Francisco, Medidas de Confianza Mutua y Balance Estratégico. Un vínculo hacia
la distensión y la estabilidad, en Rojas F, editor, “Balance Estratégico y Medidas de Confianza Mutua”, FLACSO, The Woodrow Wilson Center, Santiago, 1995, pp. 1 – 24.
117
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Establecen una relación: cuyo resultado es un ambiente de
estabilidad que permite una mejor comprensión y evaluación
de los cursos de acción.
·
Factibilidad: lograda por medio de medidas realistas, en función de las características del conflicto y de los actores.
·
Verificables: para evidenciar el cumplimiento de acciones y
no sólo declaraciones, que a su vez permite optimizar lo realizado o mantener una línea de acción exitosa.
·
Soporte social: que las legitime ante las sociedades
involucradas. El consenso doméstico reforzará las políticas
institucionales, otorgando transparencia en el cumplimiento
y asegurando su estabilidad en el tiempo.
·
Variables según el número de actores: éstas pueden ser bilaterales o multilaterales, dependiendo de la naturaleza del conflicto que las origine, lo que impone diversas complejidades
particulares, según sea el caso.
Las medidas de confianza mutua, siendo un medio y no un fin,
deben ser definidas y diseñadas para cada situación en particular, en
tanto no tienen un carácter universal ni operan por sí solas, por cuanto
se enmarcan en un contexto más amplio, como son las relaciones entre
los estados y la búsqueda de condiciones de paz estable y duradera.
4.2.6 La verificación
Desde la perspectiva de la ONU, la verificación es un proceso
en el que se reúnen, ordenan y analizan datos con el fin de llegar a un
juicio informado acerca de si una parte está cumpliendo con sus obligaciones, 158 cuyos beneficios se identifican en el desarrollo de acciones
158
Rojas A, Francisco, La Verificación como Herramienta Determinante en la Construcción de
Confianza, en Rojas F, editor, “Balance Estratégico y Medidas de Confianza Mutua”, FLACSO,
The Woodrow Wilson Center, Santiago, 1995, pp. 54 – 63.
118
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
preventivas, así como en el cumplimiento de las medidas de confianza
mutua, con las que le unen un lazo concreto, en tanto mecanismos
que requieren de coordinación y que tienen un carácter de medio.
Este concepto se entiende como un sistema de interacciones
que coordinando políticas gubernamentales, previene los conflictos
internacionales y evita que las percepciones que tienen los estados
se transformen en situaciones de crisis o guerra, ya que objetiviza las
amenazas y riesgos inherentes a este tipo de relaciones interestatales.
Así, es posible citar que dado que la confianza se debe construir en el tiempo, los mecanismos de verificación permiten que estados en situación de paz negativa vayan comprobando en los hechos
que los acuerdos, convenios o tratados internacionales se cumplan a
cabalidad, conforme a lo resuelto bilateral o multilateralmente. 159
4.2.7 El Control de Armamentos 160
La finalidad del control de armamentos en poder de los países
es, a través de una política de limitación y transparencia, dar las señales adecuadas para mostrar la naturaleza de las intenciones, actuando
sobre las percepciones de amenaza por la vía de mostrar lo que se
tiene y limitar las posibilidades de éxito de una aventura bélica.
Lo anterior contribuye a los procesos de construcción de confianza, facilitando la estabilidad política en una región determinada,
en estrecho vínculo con las medidas de verificación, que es el mecanismo que le otorga credibilidad e incrementa la confianza entre los
estados.
Finalmente, cabe destacar que no es la proliferación de armamentos lo que genera la percepción de amenaza, sino las acciones
políticas de desconfianza mutua, que sustentan una visión de peligro
inminente en el potencial adversario, que los induce a intimidarlo por
la vía de mostrar una mayor capacidad bélica.
159
160
García Huidobro y Pandolfo, Op.Cit.
Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit.
119
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
4.3 LA DISUASIÓN FRENTE A LAS ESTRATEGIAS DE
PREVENCIÓN DE CONFLICTOS
¿Qué aspectos encontramos en común entre las diversas estrategias
enunciadas, como para establecer algunos factores para el análisis
entre éstas y la disuasión? La respuesta a esta interrogante es posible
de ser identificada en la descomposición de las definiciones de los
conceptos enunciados, como elemento de juicio para desarrollar una
confrontación de ideas que permita determinar similitudes, correspondencias y contradicciones, si las hubiera, en el entendido que
este ejercicio contribuirá a su mejor comprensión.
En el cuadro Nº 2 se presentan las ideas centrales de las distintas
definiciones, organizadas de acuerdo a su preponderancia, las que
guiarán el análisis que se desarrollará a continuación.
Avanzar en los intereses del estado, protegiendo su independencia, seguridad e integración territorial, política y económica.
Facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que
Acuerdos y
son los principales miembros de la comunidad internacional, en
tratados
internacionales materias que le son privativas.
Coordinación entre dos o más estados, para complementarse y
actuar de común acuerdo en campos específicos de actividad, en
Integración
busca de beneficios mutuos.
Conjunto de estados que se han unido para actuar coordinadamente frente a determinados tipos de amenazas, presentando
Sistemas de
normas y procedimientos para reaccionar en forma rápida y
seguridad
eficiente.
Herramienta para crear determinadas condiciones que permitan
Medidas de
actuar sobre los riesgos y las amenazas, en el contexto de relaconfianza
ciones que están marcadas por el conflicto.
mutua
Proceso en el que se reúnen, ordenan y analizan datos con el fin
de llegar a un juicio informado acerca de si una parte está cumVerificación
pliendo con sus obligaciones.
Dar las señales adecuadas para mostrar la naturaleza de las inControl de
tenciones, actuando sobre las percepciones de amenaza por la
armamentos
vía de mostrar lo que se tiene y limitar las posibilidades de éxito
Diplomacia
de una aventura bélica.
Cuadro Nº 2. Ideas centrales de las estrategias para prevenir conflictos.
120
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Al descomponer y compulsar las ideas fuerza antes expuestas, es posible identificar cuatro áreas referenciales, que constituirán
la base para el análisis, a saber.
·
Los intereses del estado, como guía superior de todo esfuerzo en el campo internacional, representada en la diplomacia.
·
La coexistencia, cooperación, coordinación y
complementación entre los estados para actuar de común
acuerdo, representados en los tratados internacionales, la
integración y en los sistemas de seguridad.
·
La creación de condiciones que permitan actuar en conjunto sobre los riesgos y las amenazas, reflejadas en las medidas de confianza mutua.
·
Reunión, ordenamiento y análisis de datos y señales, para
verificar el cumplimiento de acuerdos y medidas
implementadas, así como atenuar las percepciones que afecten las condiciones de paz, reflejados en la verificación y en
el control de armamentos.
4.3.1 Disuasión y Diplomacia
Desde la perspectiva de los intereses del estado, la diplomacia encuentra en la disuasión una aliada de primer orden, toda vez que
las acciones que concretan ambos mecanismos de prevención de conflictos se deducen de políticas de estado cuya coordinación es insoslayable, si se pretende el buen éxito de la conducción superior del
país en el campo internacional.
Resulta difícil concebir una acción diplomática que no cuente
con su debido respaldo de fuerza, si se tratare de estados con problemas pendientes con alguno de sus pares, o su ubicación esté supeditada a intereses superiores que se vinculen con realidades geográficas o estratégicas. Asimismo, resulta impresentable la creación de
121
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
una capacidad militar que no se ajuste a objetivos cuya naturaleza no
esté ligada al conflicto internacional, en cualquiera de sus acepciones.
Lo expuesto adquiere especial relevancia si se considera que
la diplomacia es más efectiva cuando asegura la mayor ventaja para la
nación, sin recurrir a la fuerza militar y preservando las relaciones
externas positivas, lo que constituye un nuevo vínculo con la
disuasión, en tanto ambos mecanismos operan sin agredir y están
concebidos sobre la base de la búsqueda del entendimiento y la mesura, aún ante la existencia de un contencioso entre las partes.
Finalmente, la disuasión es una forma de ejercer la labor diplomática, que si bien sólo se limita ante posibles adversarios, otorga una
herramienta de respaldo a las negociaciones al ser uno de los elementos de poder que se reflejan en la estatura político estratégica del estado, lo que contribuye significativamente a sustentar una posición determinada y a incrementar el prestigio internacional, que a la hora de
enfrentar la solución de conflictos potencian las opciones de éxito.
4.3.2 Disuasión y Tratados Internacionales, Integración y
Sistemas de Seguridad
En lo referido a la coexistencia, cooperación, coordinación y
complementación entre los estados para actuar de común acuerdo,
pudiera parecer contradictorio un esfuerzo disuasivo y un proceso de
integración, un tratado o una alianza de seguridad, pero en realidad
tal supuesta contradicción pierde validez al tratarse la disuasión de
un concepto que no necesita utilizar las amenazas o castigos para ser
efectiva, toda vez que su éxito puede estar basado en la demostración
cierta de la denegación a la otra parte de la ganancia deseada.
En este contexto, la disuasión convencional es parte consustancial de los sistemas de seguridad, en tanto estos pretenden oponer
en forma conjunta su voluntad a una posible agresión, pero a la vez
contribuye a mantener el equilibrio y el orden entre los pares o integrantes de un mismo colectivo, que pese a estar sujetos a un esquema
de alianza también están expuestos al juego de intereses que caracte122
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
riza al sistema internacional, que es tan dinámico como la interacción
de sus diversos actores.
Por su parte, los procesos de integración económica y política, normalmente interpretados como materias que involucran preferentemente al gobierno y a los empresarios, refuerzan la existencia de
ciertas amenazas, sean tradicionales o emergentes, a partir de los requerimientos mismos del proceso y las percepciones de perjuicio que
generan en determinados sectores, lo que induce a la mantención de
una capacidad de disuasión militar que asegure las negociaciones y
otorgue respaldo a la consecución de intereses gravitantes, que en
determinados casos pueden exponer el éxito de las gestiones
integradoras.
Asimismo, la suscripción de tratados y acuerdos orientados
a asegurar mejores condiciones de paz, no debe afectar sustancialmente
la capacidad disuasiva del estado, por cuanto estas deben complementarse más que neutralizarse, siendo posible ceder en determinadas áreas en beneficio de mejores expectativas, pero potenciando otros
contenidos que contribuyan al resguardo de intereses vitales.
A modo de ejemplo, el desminado que Chile se ha comprometido a efectuar, en virtud del Tratado de Ottawa, merma una capacidad
de control y contención en su frontera terrestre, pero al optimizar las
capacidades de sus Fuerzas Armadas -y en particular del Ejércitoesta situación tiende a desperfilarse, en tanto tendrán mejores opciones de ejecutar soluciones estratégicas más eficientes y oportunas,
así como su contribución al efecto disuasivo será sustancialmente
mayor.
4.3.3 Disuasión y Medidas de Confianza Mutua
La creación de condiciones que permitan actuar en conjunto
sobre los riesgos y las amenazas, reflejadas en las medidas de confianza mutua, no son un elemento que se contraponga al esfuerzo
disuasivo del estado, muy por el contrario, especialmente si se opta
por un modelo de disuasión que privilegie el conocimiento y la certi123
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
dumbre sobre las capacidades propias, generando más respeto que
t e m o r, l o q u e s i t ú a a a m b o s m e c a n i s m o s e n u n n i v e l d e
complementariedad insoslayable.
Por cierto, en un esquema de relaciones internacionales como
el que se está viviendo, prácticamente no tiene cabida el esfuerzo
unívoco de un mecanismo u otro, así como tampoco cabe la lógica de
la negación y el ocultamiento, por cuanto la dinámica de las acciones
militares, el impacto de la tecnología, las comunicaciones y la escasa
legitimidad de un modelo de terror, crean condiciones casi ideales
para desmitificar amenazas que no están debidamente sustentadas en
capacidades concretas.
En tal sentido, las medidas de confianza mutua complementan
al esfuerzo disuasivo, sin temor a ser mal interpretados frente a una
supuesta incongruencia entre la apertura frente a un potencial adversario y el desarrollo de una capacidad coercitiva, toda vez que ambos
mecanismos están en el espectro de las medidas preventivas de conflictos.
En todo caso, en esta asociación de ideas también es válida la
salvedad hecha anteriormente, respecto del dinamismo de las relaciones internacionales y el juego de intereses que motiva a los diferentes
actores, lo que no debe ser confundido con una visión pesimista de la
realidad presente, sino tan sólo es un esfuerzo por mantener la realidad como referente esencial a la hora de tomar decisiones en este
campo.
4.3.4 Disuasión, Verificación y Control de Armamentos
Estos mecanismos tienen una relación más bien indirecta con
la disuasión, por cuanto están orientados a la obtención de metas
tangibles, reflejadas en parámetros medibles sobre el grado de cumplimiento de un compromiso, sin que sus efectos redunden en el plano sicológico del adversario, muy por el contrario, ya que sus resultados, además de objetivos y mensurables, son elementos de juicio para
discusión y negociación.
124
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
Si bien no se contraponen, sus efectos se logran en dimensiones diferentes, pero no por ello se les puede considerar como no
concurrentes, ya que independientemente de las formas y procedimientos, contribuyen desde sus respectivas perspectivas a la tranquilidad internacional.
Como corolario de este sucinto análisis, cabe plantear una
reflexión sobre el carácter esencial de los mecanismos descritos y
compulsados, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes
para lograr objetivos relevantes en el campo internacional, por cuanto en su conjunto están a disposición de un interés superior, reflejado
en objetivos de carácter nacional, que les empleará en función de
requerimientos específicos y de acuerdo a circunstancias siempre cambiantes y particulares de cada relación de conflicto.
Por tanto, las estrategias de prevención de conflicto se complementan entre sí, aun asumiendo que su relevancia no es pareja, así
como tampoco lo son sus diferentes grados de intensidad y el alcance
de sus resultados, por lo que resulta acertado plantear una relación
concurrente a un mismo fin, desde perspectivas diferentes, pero articuladas desde el mismo nivel, aunque su ejecución sea ampliamente
diferenciada.
4.4 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO
El conflicto es un fenómeno que no puede ser eludido, en
tanto representa uno de los extremos de las relaciones que se generan
de la interacción de los diversos actores en el sistema internacional.
La problemática del conflicto no ha variado en su esencia, en
cuanto confrontación social por intereses en disputa, sino que son
tales intereses los que se han presentado de modo diferente, al potenciarse determinados valores que en otras épocas se encontraban constreñidos; no obstante, lo vital sigue siendo altamente valorado y persiste la voluntad de preservar intereses de esta naturaleza, aún con el
concurso de la fuerza militar.
125
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
La evolución de la forma de relacionarse en el campo internacional -caracterizada por la alteración del papel del Estado Nación, la
importancia de nuevos actores internacionales, la relevancia de la
economía, la disminución del margen de libertad de acción de los actores internacionales, así como la subsistencia de factores de tensión
clásicos- imponen un esfuerzo por buscar formas más eficientes para
la prevención de conflictos, sin llegar necesariamente a la imposición
o a ceder en intereses gravitantes.
La dificultad para legitimar acciones en el campo internacional, debe ser compulsada con los efectos de la economía y la generación de polaridades de índole diversa, lo que ha inducido a un replanteamiento de la forma cómo se logran ciertos objetivos, dando así
cabida a regímenes internacionales que favorecen la cooperación y la
integración, con las obvias consecuencias en la percepción de los
riesgos al Estado Nación.
La preservación de los intereses nacionales mantiene su relevancia, por cuanto la percepción de las amenazas no necesariamente
será coincidente entre los actores involucrados en una relación, así
como tampoco lo será la forma en que cada uno las enfrente, de acuerdo a los imperativos derivados de su propio ordenamiento jurídico,
siendo tal vez uno de los argumentos de mayor importancia a la hora
de definir una estrategia disuasiva.
En el entorno característico del sistema internacional actual,
subsisten determinadas diferencias que se encuentran profundamente arraigadas en las respectivas culturas y que no pueden dejar de
verse como factores potenciales de tensión, en un ambiente en el que
el conflicto no ha desaparecido, sino que se ha controlado con instrumentos de política exterior más idóneos, como la capacidad disuasiva,
las medidas de confianza mutua, la capacidad de respuesta proporcional a los problemas y, particularmente, la voluntad política de solución pacífica de controversias.
El eje articulador de todos los esfuerzos en el campo internacional radica en la capacidad diplomática, cuyo objetivo principal es
avanzar en los intereses del estado, lo que implica la protección de su
126
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
independencia, seguridad e integración territorial, política y económica, entendida como un método establecido para el manejo de las relaciones internacionales, especialmente por medio de la negociación.
La finalidad del derecho internacional es facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que son los principales
miembros de la comunidad internacional, en materias que le son privativas y que no pueden ser delegadas en actores de otra categoría.
Los procesos de integración internacional caracterizan el contexto de
globalización que el mundo vive actualmente, cuyo efecto más relevante fue el término del esquema bipolar, transformando las relaciones entre los países, posibilitando así el desarrollo de vínculos bilaterales y regionales hasta la fecha insospechados.
Los sistemas de seguridad, cuya validez y eficiencia no se
cuestiona, no encuentran su mejor ambiente de implementación en los
países de menor relevancia internacional, por cuanto viven procesos
asincrónicos de desarrollo, que dificultan su organización tras metas
que no les son tan comunes, al verse afectados de distinta forma por
amenazas también diferentes y por el creciente interés de asociarse
económica y políticamente con las potencias dominantes.
Las medidas de confianza mutua constituyen una herramienta de particular relevancia, plenamente vigente y de gran potencialidad para crear determinadas condiciones que permitan actuar sobre
los riesgos y las amenazas -siendo un medio y no un fin- debiendo ser
definidas y diseñadas para cada situación en particular, en tanto no
tienen un carácter universal ni operan por sí solas, por cuanto se
enmarcan en un contexto más amplio, como son las relaciones entre
los estados y la búsqueda de condiciones de paz estable y duradera.
Las medidas de verificación permiten que estados en situación de paz negativa vayan comprobando en los hechos que los acuerdos, convenios o tratados internacionales se cumplan a cabalidad,
conforme a lo resuelto bilateral o multilateralmente.
El control de armamentos contribuye a los procesos de construcción
de confianza, facilitando la estabilidad política en una región determi127
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
nada, en estrecho vínculo con las medidas de verificación, que es el
mecanismo que le otorga credibilidad e incrementa la confianza entre
los estados.
El carácter esencial de los mecanismos de prevención de conflictos, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes para
lograr objetivos relevantes en el campo internacional, se vincula a su
utilidad como estrategias al servicio de un interés superior, reflejado
en objetivos de carácter nacional, que les empleará en función de
requerimientos específicos y de acuerdo a circunstancias siempre cambiantes y particulares de cada relación de conflicto.
Las estrategias de prevención de conflicto se complementan entre sí,
aún asumiendo que su relevancia no es pareja, así como tampoco lo
son sus diferentes grados de intensidad y el alcance de sus resultados, por lo que resulta acertado plantear una relación concurrente a
un mismo fin, desde perspectivas diferentes, pero articuladas desde
el mismo nivel, aunque su ejecución sea en niveles, esfuerzos y categorías diferentes.
La disuasión convencional constituye una herramienta plenamente vigente y efectiva, especialmente en el contexto de estados
de menor relevancia internacional, sin que el desarrollo de regímenes
internacionales bilaterales y regionales le afecte en su esencia, por
cuanto el logro de objetivos gravitantes en el campo internacional
requiere del concurso de un conjunto de mecanismos, dentro de los
que es competente, sin contraponerse con ningún otro esfuerzo gubernamental por prevenir el conflicto.
La disuasión convencional, al requerir la concurrencia de
múltiples factores de poder, es un excelente reflejo de la estatura político estratégica de un estado, lo que se traduce en el potenciamiento
de su capacidad de acción internacional, especialmente en lo referido
a negociaciones, en un ambiente en que los intereses de cada actor
prevalecen, con demasiada frecuencia, sobre valores comunes y tradicionales.
128
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
CONCLUSIONES
Sin perjuicio que el Libro de la Defensa Nacional de Chile, en
el que se explicita la política de estado en cuanto a la seguridad externa de nuestro país, define un enfoque disuasivo para la protección de
los intereses esenciales, soberanía e integridad territorial, aún no existen criterios concretos sobre la manera en que éste debe manifestarse
e implementarse, siendo objeto de diversas interpretaciones e, inclusive, críticas que tienden a reducir su real valor por contraponerse,
supuestamente, con otras estrategias orientadas a hacer uso de las
oportunidades que se generan en el actual esquema de relaciones
internacionales, así como, con las destinadas a aminorar las posibilidades de conflictos internacionales.
Por esta razón, los autores del presente trabajo determinaron
desarrollar una investigación destinada a establecer la vigencia de la
disuasión convencional como estrategia para prevenir los conflictos
bélicos entre estados, considerando su conceptualización a través
del análisis de diversas corrientes de pensamiento sobre el tema en
cuestión; un estudio de la aplicación de sus componentes en la crisis
del Beagle, entre Chile y Argentina; la determinación del rol de la
persuasión en la disuasión; y una comparación con otras estrategias,
cuyos resultados más importantes son descritos a continuación.
La disuasión, desde una perspectiva amplia, es un concepto
que originalmente surge durante la Guerra Fría, tras el término de la II
Guerra Mundial, período en el cual su sustento fundamental estaba
constituido por el poder nuclear de las grandes potencias, pero que,
posteriormente, deriva hacia lo convencional, constituyendo en la
actualidad una estrategia que tiene plena aplicación y vigencia entre
estados que no cuentan con capacidad atómica -especialmente a partir del desaparecimiento del esquema bipolar de las relaciones internacionales- la que considera a todos los recursos del poder nacional,
como complemento de la fuerza militar, particularmente en un contexto
en el que la economía ha comenzado a anteceder a los procesos políticos y de seguridad, generando novedosas relaciones y condiciones
de intercambio entre los actores del sistema internacional.
129
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
El análisis de las diferentes definiciones e interpretaciones
de la disuasión, permite concluir que existe coincidencia en cuanto a
que se trata de una herramienta política para el manejo pacífico de
conflictos, de carácter preventiva, basada en la generación de un efecto psicológico que procura crear conciencia en el potencial adversario y orientar el análisis del problema, y en la que la credibilidad del
mensaje disuasivo es fundamental al momento de la evaluación y transmisión, por lo que la amenaza sobre la que se desarrolla la inducción
debe ser posible de materializar, tanto en magnitud como en la capacidad del disuasor de llevarla a cabo.
Por otra parte, es importante considerar que la disuasión no
opera por sí sola ni constituye un fin en sí misma, ya que es el producto de intereses superiores articulados en los niveles más altos de la
conducción del estado, que debe ser regulada de acuerdo a cada relación de conflicto en particular, para cuya aplicación efectiva requiere
de diversas herramientas que den sustento al mensaje disuasivo, basadas no sólo en el potencial militar -que en la actualidad substituye
el efecto del arsenal nuclear y lo extrapola a una escala reducida de
conflicto- sino que, también, en todos los demás elementos del poder
nacional.
Asimismo, en función del análisis de las diferentes perspectivas y visiones sobre el tema de esta investigación, se puede definir a
la disuasión como el efecto psicológico que se crea en la percepción
del adversario, acerca de las capacidades del país disuasor para emplear el poder nacional en resguardo de sus intereses, haciendo inconvenientes e inaceptables los costos de una agresión, basado en
su estatura político estratégica y en la voluntad política de empleo de
todos los recursos disponibles para la solución de un conflicto, en el
campo convencional.
De acuerdo con la definición anterior, y en virtud de las relaciones causa efecto que se generan a partir de las respuestas a las
interrogantes referidas a qué, cómo y para qué disuadir, surgen los
diferentes componentes de la disuasión convencional, representados
por los intereses a proteger, el medio para comunicar el mensaje
disuasivo, la forma de coerción, fuerzas capaces de ejecutarla y la
130
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
voluntad política de empleo de la fuerza, siendo este último un factor
insoslayable en una estrategia de disuasión, por cuanto es la única
forma de organizar, impulsar, orientar y articular los distintos esfuerzos que contribuyen al efecto disuasivo buscado por el estado, en
tanto se trata de un asunto que debe ser concebido y resuelto en el
más alto nivel de la conducción.
En cuanto a la definición de los intereses a proteger, esto es
claramente el punto de partida para la estructuración de una política
de estado que refleje el porqué se está dispuesto incluso a ir a la
guerra, constituyendo un aspecto esencial en la materialización de
una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo,
cuya legitimación ante la propia sociedad y ante la comunidad internacional se basa, particularmente, en su sustento de derecho y soberanía, coherente con la conducta internacional del estado.
Por su parte, la identificación y desarrollo del medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses,
adquiere una importancia fundamental dentro del esfuerzo disuasivo,
al constituir el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del
adversario, de las ideas sobre las cuales se apoya la postura del disuasor, cupiéndole a la diplomacia un rol relevante, dado su carácter
de medio más idóneo de que dispone un estado para vincularse con
otros actores internacionales, a lo que se puede agregar todo esfuerzo de transparencia en temas de especial sensibilidad -como la inversión en el ámbito de la seguridad externa- y la explicitación de la política de defensa, en la forma de una publicación oficial.
La definición y desarrollo de una forma concreta y creíble de
coerción, es otro componente de la disuasión convencional constituido esencialmente por las fuerzas armadas -dado su carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de daño- que no
excluye a otros elementos de presión que contribuyan a graduar y
potenciar el efecto disuasivo, los cuales se pueden configurar a través de los diferentes campos de acción, teniendo en cuenta que la
disuasión tiene un carácter político y colectivo; en tal sentido, cobra
especial validez la perseverancia en la exigencia del cumplimiento de
los tratados internacionales, el respeto por la soberanía -en su acep131
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
ción más pura- y la mancomunión de esfuerzos públicos y privados
tras los verdaderos intereses nacionales, a la hora de buscar soluciones a un conflicto.
Por su parte, el desarrollo de fuerzas materiales adecuadas al
propósito, da sustento a la credibilidad del mensaje disuasivo y asegura la existencia de medios capaces de producir la coacción implícita
en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes
y capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad
política de su empleo, las que deben ser complementadas por una
estructura económica solvente y sana, la capacidad de negociación
del estado, un servicio exterior eficiente y profesional, un sistema de
inteligencia nacional adecuado a las exigencias del siglo XXI, un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la
cohesión interna, la fortaleza institucional, etc., aspectos todos que,
en su conjunto, contribuyen a la implementación y sostenimiento del
esfuerzo disuasivo, constituyendo herramientas de gran valor para
demostrar el poder nacional en forma integral.
En relación con la voluntad política de empleo de los recursos del estado para la preservación de los intereses nacionales, sin
duda, este es el componente de mayor gravitación en la disuasión
convencional, por cuanto constituye el eje articulador del esfuerzo de
todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo, estando representado fundamentalmente por el conductor político y la
propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del país, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y que están por sobre las diversas visiones
políticas internas. Si no existe la voluntad política de ejercer un determinado efecto disuasivo, el esfuerzo del conjunto pierde sentido, razón por la cual se estima fundamental su sustento en una política de
estado, consensuada entre todas las organizaciones competentes, de
modo tal que la voluntad de la sociedad -que legitima a la autoridadesté lo suficientemente representada en ella.
Dado el carácter de medio de la disuasión, es procedente
contextualizarla en los modelos y opciones estratégicas, entendidos
los primeros como la diversidad de soluciones entre las que la estra132
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
tegia y la política deben elegir para la solución de un problema correspondiente a estos niveles; en tanto, los segundos corresponden a las
combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir de preceptos y deducciones que se derivan de los modelos, sin
perder de vista su carácter vinculante con una idea superior.
En esta línea de pensamiento, la disuasión corresponde a un
modelo estratégico de probada eficiencia, que genera una amplia gama
de opciones para graduar la solución de un conflicto, lo que le otorga,
a su vez, un alto valor como herramienta de la función defensa, al
servicio de la política exterior del estado.
Por su parte, los modelos de disuasión -sea por castigo o por
negación- otorgan al defensor del statu quo la factibilidad de revertir
su condición de inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu quo- aunque sea con diferentes posibilidades, ya que
dialécticamente la estrategia de disuasión otorga una ventaja al que
asuma una conducta proactiva, sin necesariamente adquirir el papel
de agresor, sino por el solo hecho de encontrarse mejor preparado
para manejar la situación, que corresponde a uno de los fundamentos
de esta estrategia.
Del análisis de la aplicación de los componentes de la
disuasión durante al Crisis del Beagle de 1978, es posible inferir las
siguientes conclusiones:
·
Chile pretendía defender su territorio en la zona austral, basado en el derecho que le asistía y ratificado por el fallo de
la Corona Británica de 1977; Argentina, tenía la pretensión
de contar con una posición terrestre desde la cual ejercer el
control del gran paso bioceánico austral.
·
En ambos bandos se aprecia un intenso uso de los medios de
comunicación. En Chile se opta por centrar los mensajes en
conceptos tales como paz, jurídico, derecho, controversia,
tratado, acuerdo, arbitraje y negociación, bajo un esquema
de lógica de paz; en Argentina se opta por soberanía, conflicto y estrategia, bajo la clara influencia de una lógica bélica.
133
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
·
Chile asumió una postura basada en el derecho, luego, su
método de coerción fue fundamentalmente político y diplomático, en tanto Argentina asumió una conducta agresiva,
sustentada en sentimientos disociadores subyacentes en
importantes sectores de la sociedad.
·
Argentina basó sus fuerzas en un considerable potencial
militar, así como en la inducción de la sociedad a asumir una
postura reivindicacionista, a partir del desarrollo de una
escuela de pensamiento geopolítico ortodoxa; por su parte,
Chile priorizó el empleo de medios no militares, sin descuidar su despliegue defensivo, orientando sus esfuerzos hacia una solución negociada, sin involucrar a la población en
un problema cuyo tratamiento se debe concentrar en el poder político.
Por otra parte, el estudio de los basamentos teóricos, conceptuales y científicos de la persuasión, permite concluir que se trata
de un tipo de comunicación social que procura el cambio o el
reforzamiento de determinadas actitudes, opiniones y conductas, a
través de diversos métodos y herramientas comunicacionales, psicológicas y sociales que actúan sobre los procesos cognitivos de los
individuos, caracterizándose por constituir una actividad conciente e
intencional que evita la coacción violenta apelando de manera sutil a
las razones y en algunos casos a las emociones de los receptores, con
lo que se obtienen resultados de mayor calidad y permanencia en el
tiempo.
La persuasión, entendida como un tipo de comunicación, se
relaciona directamente con el componente de la disuasión convencional relacionado con la comunicación del mensaje disuasivo,
explicitando la capacidad y la voluntad política de empleo de los recursos del estado para la preservación de los intereses nacionales,
con el fin de inducir a un oponente a no hacer uso de la fuerza para la
solución de conflictos, lo que se logra a través de diversos actos o
procesos, tales como, argumentos racionales, apelaciones morales,
cooperación, mejoramiento del entendimiento, distracción, adopción
de una política no ofensiva, etc., los que apuntan a mostrar no sólo el
134
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
aumento del costo de las violaciones al statu quo, sino que también la
disminución de los potenciales beneficios que el transgresor puede
obtener con dichas violaciones, o incluso elevar los beneficios del
respeto al no empleo de la fuerza.
En términos concretos, la persuasión es consustancial a los
fines de la disuasión, tanto por sus características, métodos y fines,
que son plenamente coincidentes, como por el aporte de un contenido y un contexto comunicacional que procura acentuar los beneficios
de una interacción basada en la solución pacífica de las controversias
y, simultáneamente, la capacidad y voluntad de hacer frente a cualquier otra alternativa que no privilegie dicha vía.
Por otra parte, en relación con el conflicto, se puede concluir
que se trata de un fenómeno que no puede ser eludido, en tanto representa uno de los extremos de las relaciones que se generan de la
interacción de los diversos actores en el sistema internacional, tratándose de una problemática que no ha variado en su esencia, en
cuanto confrontación social por intereses en disputa, sino que son
tales intereses los que se han presentado de modo diferente, sin afectar a los valores catalogados como vitales, que siguen siendo altamente valorados y persiste la voluntad de preservarlos, aún con el
concurso de la fuerza militar.
La evolución de la forma de relacionarse en el campo internacional impone un esfuerzo por buscar formas más eficientes para la
prevención de conflictos, sin llegar necesariamente a la imposición o
a ceder en intereses gravitantes, considerando que la creciente dificultad para legitimar acciones en el campo internacional, que además
debe ser compulsada con los efectos de la economía y la generación
de polaridades de índole diversa, ha inducido a un replanteamiento de
la forma cómo se logran ciertos objetivos, dando así cabida a regímenes internacionales que favorecen la cooperación y la integración,
con las obvias consecuencias en la percepción de los riesgos al Estado Nación.
El carácter esencial de los mecanismos de prevención de conflictos, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes para
135
Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez
lograr objetivos relevantes en el campo internacional, se vincula a su
utilidad como estrategias al servicio de un interés superior, resultando acertado plantear una relación concurrente a un mismo fin, desde
perspectivas diferentes, pero articuladas desde el mismo nivel, aunque su ejecución sea en niveles, esfuerzos y categorías diferentes.
La disuasión convencional constituye una herramienta plenamente vigente y efectiva, especialmente en el contexto de estados
de menor relevancia internacional, sin que el desarrollo de regímenes
internacionales bilaterales y regionales le afecte en su esencia, por
cuanto el logro de objetivos gravitantes en el campo internacional
requiere del concurso de un conjunto de mecanismos, dentro de los
que es competente, sin contraponerse con ningún otro esfuerzo gubernamental por prevenir el conflicto.
La disuasión convencional, al requerir la concurrencia de
múltiples factores de poder, es un excelente reflejo de la estatura político estratégica de un estado, lo que se traduce en el potenciamiento
de su capacidad de acción internacional, especialmente en lo referido
a negociaciones, en un ambiente en que los intereses de cada actor
prevalecen, con demasiada frecuencia, sobre valores comunes y tradicionales.
A la luz de los análisis realizados en el desarrollo de este
trabajo, se puede concluir que la disuasión convencional constituye
una herramienta plenamente vigente y efectiva, particularmente en el
contexto de estados de menor importancia internacional, siendo compatible e, incluso, complementaria con otras estrategias destinadas a
prevenir y evitar los conflictos internacionales, lo que viene a responder la pregunta de investigación y a comprobar la hipótesis planteada inicialmente.
Sin perjuicio de lo anterior, surgen los siguientes aspectos
que pueden constituir posibles líneas de investigación, que se derivan del trabajo realizado, para futuros estudios sobre la materia:
1.
136
Ampliar la gama de antecedentes sobre los medios no militares que sustentan el efecto disuasivo del estado, identificando el carácter de su aporte en tiempo de paz.
La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia
2.
Describir la variación del esfuerzo disuasivo desde tiempo
de paz hacia el tensionamiento de las relaciones y hasta el
inicio de hostilidades, especialmente en el caso nacional, en
que no necesariamente se verán involucrados todos los
potenciales adversarios.
137
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INDICE
Introducción
7
Capítulo I
Disuasión Convencional. Visiones y Conceptualización
15
1.1
1.2
1.3
1.4
1.5
15
17
23
32
36
Conceptos Básicos
Algunas Definiciones
Análisis de las Definiciones
Disuasión Convencional
Consideraciones del Capítulo
Capítulo II
39
Componentes de la Disuasión Convencional: una Visión Aplicada
2.1 Marco Conceptual
39
2.1.1
Aproximación al Tema
39
2.1.2
Los Modelos y Opciones Estratégicas
40
2.1.3
Los Modelos de Disuasión
45
2.1.4
Los Componentes de la Disuasión Convencional 47
2.2 Análisis Historiográfico de la Aplicación de los Componentes
de la Disuasión Convencional
48
2.2.1
El Entorno Estratégico Regional en la
Década de los Setenta
48
2.2.2
Síntesis de la Crisis del Canal Beagle de 1978
52
2.2.3
Aplicación de los Componentes de la Disuasión 57
2.2.3.1 Los Intereses a Proteger
58
2.2.3.2 Los Medios para Comunicar la Disposición
de Proteger dichos Intereses
60
2.2.3.3 Las Formas de Coerción
61
2.2.3.4 Las Fuerzas Materiales y Morales
63
2.2.3.5 La Voluntad Política de
Empleo de los Recursos Disponibles
65
2.3 Consideraciones del Capítulo
66
Capítulo III
Rol de la Persuasión en la Disuasión
69
3.1 Aproximación al Tema
3.2 Conceptualización de la Persuasión
3.3 Teorías sobre la Persuasión
3.3.1
La Teoría de la Respuesta Cognitiva
3.3.2
El Modelo Heurístico
3.3.3
El Modelo de la Probabilidad de Elaboración
3.4 Elementos de la Persuasión
3.4.1
La Fuente
3.4.2
El Mensaje
3.4.3
El Canal
3.4.4
El Receptor
3.4.5
El Contexto de la Recepción
3.5 La Persuasión en la Disuasión
3.6 Consideraciones del Capítulo
69
71
74
76
77
78
80
81
83
87
88
90
92
99
Capítulo IV
La Disuasión en el Contexto de las Estrategias de Prevención de
los Conflictos
101
4.1 El Conflicto Internacional
4.2 Sinopsis de las Principales Estrategias
Vigentes para la Prevención de Conflictos
4.2.1
La Diplomacia
4.2.2
Los Acuerdos y Tratados Internacionales
4.2.3
La Integración
4.2.4
Los Sistemas de Seguridad
4.2.5
Las Medidas de Confianza Mutua
4.2.6
La Verificación
4.2.7
El Control de Armamentos
4.3 La Disuasión Frente a las Estrategias de Prevención de Conflictos
4.3.1
Disuasión y Diplomacia
4.3.2
Disuasión y Tratados Internacionales,
Integración y Sistemas de Seguridad
4.3.3
Disuasión y Medidas de Confianza Mutua
4.3.4
Disuasión, Verificación y Control de Armamentos
4.4 Consideraciones del Capítulo
122
123
124
125
Conclusiones
129
Bibliografía
139
101
106
108
110
111
113
117
118
119
120
121
Descargar