La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 1 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez 2 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Marco Bustos Carrasco Pablo Rodríguez Márquez LA DISUASIÓN CONVENCIONAL, CONCEPTOS Y VIGENCIA Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL 3 Copyright 2004, by Marco Bustos Carrasco y Pablo Rodríguez Márquez Septiembre de 2004 Edita: MAGO Editores Merced Nº 22 Of. 1002 Stgo. Fono / Fax: 6645523 E-mail: [email protected] Registro de Propiedad Intelectual N' 141.689 ISBN: 956-8249-10-9 Diseño Portada e Interiores: M. Magdalena Domínguez S. Impreso en Chile / Printed in Chile Derechos Reservados Agradecimientos A nuestras familias, por su permanente apoyo y tolerancia por el tiempo dedicado a este trabajo. A la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, por incentivar la investigación en seguridad y defensa, generando un espacio para ampliar el horizonte de nuestros conocimientos. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia INTRODUCCIÓN Con la caída del Muro de Berlín y, subsecuentemente, el término de la Guerra Fría, resurgieron las esperanzas sobre el fin de la guerra, como instrumento político para la solución de los conflictos y el nacimiento de una nueva era caracterizada por el predominio de la paz y la cooperación mundial, llegándose hasta abogar por el término del concepto de seguridad nacional y la eliminación de las fuerzas armadas, sin embargo, los acontecimientos mundiales acaecidos desde 1989 hasta la fecha, particularmente “nuevos conflictos, la irrupción de rivalidades étnicas que estaban enterradas por las fuerzas del bipolarismo de la Guerra Fría, aspiraciones nacionalistas, divisiones, entre otros hechos”, 1 han demostrado que dichas corrientes de pensamiento estuvieron muy alejadas de la realidad, confirmándose que “el conflicto es algo que no puede separarse de la idea de sociedad, porque ambos se producen simultáneamente”. 2 Dada esta realidad, en la consecución del bien común de la sociedad, que constituye su fin último, una de las principales funciones del estado continua siendo la seguridad nacional, entendida como “la condición que logra un país cuando sus intereses nacionales están a resguardo de interferencias importantes, producto de acciones que se han tomado en el ámbito del desarrollo nacional, en un sentido amplio, y en el ámbito de la Defensa Nacional”. 3 De lo anterior, se desprende que la seguridad nacional se materializa a través del desarrollo sustentable y armónico de todas las áreas del quehacer de un país y, también, mediante la ejecución de “medidas que el Estado debe adoptar para neutralizar o resolver un conflicto externo”. 4 1 2 3 4 Muñoz Valenzuela, Heraldo, El nuevo orden mundial posterior a la caída del Muro de Berlín y sus consecuencias en la Seguridad Internacional, especialmente en la región, Memorial del Ejército de Chile, Edición Nº 459, Santiago,1998, p. 144. Fraga, Manuel A., Guerra y Conflicto Social, Gráficos Augina, Madrid, 1962. p. 2. Ministerio de Defensa Nacional de Chile, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Santiago, 1997, p. 73. Ibíd., p. 81. 7 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Es importante agregar que estas últimas medidas no sólo se refieren a la preparación para hacer frente a un hipotético conflicto, que involucra a todos los integrantes de un país, y a su resolución, a través del empleo de todos los campos de acción, sino que, también, a las actividades para anticiparlo e, idealmente, prevenirlo, “puesto que la paz será siempre el escenario más favorable, en tanto no se vea afectada la soberanía del estado ni la integridad territorial del país”.5 En síntesis, “la Defensa Nacional persigue alcanzar una condición de seguridad externa tal que el país pueda lograr sus objetivos nacionales libre de interferencias exteriores”, 6 siendo dirigida, coordinada y armonizada por el estado, sin perjuicio que en ella tienen responsabilidad y deben participar todos los ciudadanos. Para concretarla, los estados definen una política de defensa que, en la práctica, “representa la materialización de la defensa en cuanto un conjunto normativo que explica el tipo de defensa que se estima adecuada para un determinado momento de la historia del país” 7 y que será “concordante con su posicionamiento en el sistema internacional, con los riesgos y amenazas por enfrentar, con la realidad geográfica nacional y, también, con la tradición en materia de defensa”. 8 Es en este contexto, donde el tema que nos interesa -la disuasión- adquiere un rol particular, al constituir uno de los modos o modelos políticos estratégicos para evitar que un determinado conflicto escale hasta el empleo de la fuerza militar. La disuasión surge como una estrategia más para prevenir y evitar el conflicto, especialmente aquel cuya máxima expresión es la guerra, ubicándose en el nivel de la conducción política estratégica de un estado y cuya exteriorización concreta se expresa a través de una determinada política o concepción de la defensa que realiza un país. 5 6 7 8 8 Ibíd. Ibíd., p. 74. Ibíd., p. 87. Ibíd. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Existen abundantes trabajos sobre este tema, destacándose aquellos que, a partir de la Segunda Guerra Mundial, centran sus estudios en las consecuencias del empleo de armas nucleares en el conflicto Este–Oeste y la necesidad de adoptar estrategias que impidieran la consumación de una guerra en la que no existirían vencedores ni vencidos. Desde esta perspectiva, surgen autores denominados clásicos, tales como, André Beaufre, Leo Hamon y Liddell Hart, quienes sin perjuicio de centrar sus obras en un contexto de confrontación ideológica, con la amenaza cierta del empleo de armas nucleares, desarrollan ideas y conceptos que, más adelante, servirán de base para que otros pensadores y expertos profundicen sobre sus objetivos y componentes, pero, ahora, orientados hacia conflictos convencionales. En Chile, a partir de la explicitación de la Política de Defensa, a través del Libro de la Defensa Nacional, la disuasión ha pasado a constituir un elemento central de la forma como debe estructurarse la defensa en nuestro país. Asimismo, cooperó a que el concepto de disuasión adquiriera una mayor relevancia, convirtiéndose en un tópico de discusión académica, especialmente en las organizaciones dedicadas a la investigación y extensión en temas relacionados con la defensa. Un ejemplo de esto, lo constituye la Academia de Guerra, en la que desde hace muchos años se viene tratando el concepto de disuasión, incorporándolo a la malla de contenidos de los cursos regulares de Estado Mayor y, últimamente, en los distintos cursos de postgrado, diplomados y magíster en Ciencias Militares que imparte, con la participación de civiles y militares. En el Libro de la Defensa Nacional, nuestro país declara enfáticamente que el logro de los objetivos nacionales implica la mantención de una política de defensa no agresiva, pero sí disuasiva, lo que impone un importante desafío a quienes estamos llamados a ejecutar dicha política, en el sentido de comprenderla y aplicarla de acuerdo a sus reales objetivos y alcances. 9 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Sin embargo, se ha podido evidenciar que no existe unidad de criterio en cuanto a la manera en que la disuasión debe manifestarse e implementarse, siendo objeto de variadas definiciones e interpretaciones que es necesario revisar y estudiar. En este sentido, han surgido posiciones críticas que tienden a reducir el real valor de la disuasión, por contraponerse con la aplicación de otras estrategias destinadas a aminorar las posibilidades de ocurrencia de un conflicto, especialmente aquellas orientadas a la estructuración de acuerdos supranacionales de carácter regional o continental y con otras acciones, tales como, por ejemplo, las medidas de confianza mutua. 9 Es por ello que, teniendo en cuenta los cambios producidos en la última década a nivel mundial y regional, se impone la necesidad fundamental de abordar a fondo la revisión de este tema, de gran trascendencia para la seguridad del país. Especial relevancia adquiere el determinar, clara y concretamente, los objetivos de la disuasión, los aspectos o áreas específicas que la componen y la forma en que opera, de tal manera que, a través de su completo entendimiento, estemos en condiciones de aplicarla correctamente en beneficio de la seguridad nacional y particularmente de la defensa nacional, ámbito donde alcanza su mayor expresión y aplicación. Asimismo, existe un aspecto que tiene directa relación con este tema y que, a diferencia de todas las variables involucradas, no ha sido suficientemente investigado, cual es, el rol que tiene la persuasión en la disuasión. Es sobre estos ámbitos, donde se hace centro de gravedad, de tal manera de aportar nuevos conocimientos, complementando y actualizando lo existente sobre la materia. 9 10 Acuerdo o compromiso entre dos o más estados para establecer ciertas acciones tendientes a atenuar las percepciones de amenaza mutua y a evitar situaciones de sorpresa en sus relaciones. Del Castillo, Guillermo, Una visión sobre el desarrollo de la confianza mutua en América Latina, Revista Memorial del Ejército Nº 463, E.M.G.E., Santiago, 2000, p. 5 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia De acuerdo con lo anterior, el presente trabajo busca responder a la siguiente interrogante: ¿Está vigente el concepto de disuasión como estrategia para prevenir los conflictos interestatales en la actualidad? Para darle respuesta, en las siguientes páginas se procura conceptualizar lo que se entiende por disuasión convencional, estableciendo sus objetivos, alcances, elementos constitutivos y la forma en que opera cada uno de ellos, con especial énfasis en el papel que cumple la persuasión en el logro de sus finalidades. Asimismo, se intenta determinar su vigencia a través de una comparación con las estrategias para prevenir y evitar los conflictos bélicos que en la actualidad se han implementado, tanto en el ámbito mundial como regional. En función de lo señalado, el objetivo general de este trabajo investigativo es determinar la vigencia de la disuasión convencional como estrategia para prevenir los conflictos bélicos entre estados, en la actualidad, considerando los siguientes objetivos específicos, los cuales son desarrollados en detalle en cada uno de los capítulos: Analizar las diferentes corrientes y líneas de pensamiento sobre la disuasión convencional, para enunciar una conceptualización de la misma e identificar y describir, en general, sus objetivos, características y componentes. Estudiar la aplicación de la disuasión convencional, mediante un caso específico, para identificar y describir la forma como opera en general y en particular, a través de sus componentes. Analizar el concepto de persuasión, para establecer su relación y el rol que cumple en el contexto de la disuasión convencional, Analizar otras estrategias implementadas en la actualidad para prevenir los conflictos bélicos y su relación con la disuasión, para establecer contradicciones y coherencias, que permitan determinar su vigencia. 11 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez A pesar de constituir un trabajo que, en alguna medida, explora las relaciones que existen entre la disuasión y otras estrategias para evitar o prevenir conflictos bélicos, lo que dificulta definir una respuesta tentativa al problema de la investigación, se planteó la siguiente hipótesis: La disuasión convencional, cuando es entendida y aceptada, por quien la emplea, como una política de estado que implica una capacidad real, en términos de poder nacional y una voluntad política que la hagan creíble, constituye una herramienta eficiente del conductor político para prevenir un conflicto bélico o minimizar su intensidad, manteniendo su vigencia en la actualidad, al ser coherente su aplicación en el contexto de otras estrategias que tienen la misma finalidad. Con el objeto de comprobar o rechazar esta hipótesis y, con ello, responder la interrogante que dio origen al presente trabajo, se desarrolló una investigación que combina estudios descriptivos, exploratorios, correlacionales y explicativos. Estudios descriptivos, en cuanto a los antecedentes relacionados con las diferentes corrientes de pensamiento sobre la disuasión convencional, la aplicación histórica de la misma y otras estrategias implementadas en la actualidad para prevenir y evitar los conflictos bélicos, los cuales sirvieron de base para el desarrollo del resto del trabajo de investigación. Estudios exploratorios, en el sentido que se estudian dos temáticas no desarrolladas en profundidad hasta la fecha y sobre las cuales la bibliografía relacionada es reducida. Nos referimos a la persuasión y su rol en la aplicación de la disuasión convencional, y a la coherencia o contradicción que ésta última presenta en el contexto de la existencia de otras estrategias que tienen la misma finalidad. Estudios correlacionales, ya que se relacionan diversas variables, con el fin de estructurar y enunciar una conceptualización de disuasión convencional y para establecer su vigencia, ante la existencia de otros instrumentos políticos empleados por los estados para afianzar las estrategias de cooperación más que de conflicto. 12 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Finalmente, estudios explicativos, por cuanto, a través del análisis de aspectos teóricos de carácter psicológico, se procura identificar y definir cuál es el papel que cumple y cómo se relaciona la persuasión con la disuasión convencional. En general, la recolección de antecedentes se basó en el análisis de textos, escritos y computacionales, de autores nacionales e internacionales, relacionados con la temática correspondiente a cada variable involucrada en la presente investigación, con el objeto de extraer la información atingente que permitiera el logro de los objetivos fijados para este trabajo. En relación con la forma de análisis de los antecedentes que se obtuvieron, por tratarse de una materia de carácter netamente teórica, se aplicó una combinación de métodos cartesiano, relacional y racional, a través de los cuales se buscó analizar cada una de las variables involucradas en el problema de investigación, relacionarlas unas con otras y establecer las conclusiones correspondientes. Conforme con lo anterior, la presente investigación considera el desarrollo de los siguientes capítulos: En el Capítulo I, se establece una conceptualización de la disuasión, a través del estudio de diferentes pensamientos y el análisis de los aspectos involucrados en sus múltiples definiciones, para finalmente enunciar y describir las características particulares y, en términos generales, los componentes de la disuasión convencional. En el Capítulo II, se describen los modelos y opciones estratégicas; los modelos de disuasión; y los componentes de esta última, ejemplarizando su aplicación, a través del análisis específico de un conflicto posterior a la II Guerra Mundial, como lo fue la crisis entre Chile y Argentina, en el año 1978. En el Capítulo III, se desarrolla una conceptualización de la persuasión y se deduce el rol que cumple en el contexto de la disuasión convencional. 13 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En el Capítulo IV, se analizan diferentes estrategias implementadas en la actualidad para prevenir los conflictos bélicos y su relación con la disuasión convencional, estableciéndose, a través de las contraposiciones y concordancias existentes, su vigencia. Finalmente, en las conclusiones se exponen los resultados generales del trabajo realizado, que dan respuesta a la interrogante que orientó la presente investigación y resumen los principales conocimientos obtenidos. 14 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia CAPÍTULO I Disuasión Convencional, Visiones y Conceptualización 1.1 CONCEPTOS BÁSICOS Disuasión, como idea genérica se explica con una definición tan amplia como restringida a la vez, que no es otra cosa que inducir o mover a alguien con razones a mudar de dictamen o a desistir de un propósito. 10 Como puede inferirse, esta dualidad facilita la compresión del concepto en su acepción esencial, no obstante otorgar una amplia gama de opciones para elaborar tantas aproximaciones como visiones se desarrollen, lo que podría crear espacio a la confusión y hasta a la duda, lo que, sin ser una meta demasiado ambiciosa, se pretenderá dilucidar en este capítulo. En tal sentido, es preciso remontarse, como primera herramienta para el análisis, al escenario político y estratégico tras el término de la Segunda Guerra Mundial, en que se genera una condición de equilibrio de las amenazas que inhibió el estallido de nuevas confrontaciones mundiales dando cabida, entre otros fenómenos políticos y estratégicos, al surgimiento del concepto de disuasión, asumido en el léxico correspondiente como un ingrediente relevante en la determinación de políticas y conductas orientadas al manejo y solución de conflictos. Es la Guerra Fría el ambiente esencial en que se desarrolla esta idea, a partir de lo que se llamó deterrent, que en sí representaba la amenaza de guerra nuclear, que por ser una capacidad en que las grandes potencias se encontraban en situación de equilibrio, contribuyó significativamente a evitar la escalada del conflicto hacia el enfrentamiento total. Resulta paradójico que la capacidad de desarrollar armas nucleares se convirtiera a la vez en la incapacidad de 10 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima primera edición, editorial Espasa Calpe S.A., Madrid, 1992, p. 765. 15 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez usarlas, ante el dimensionamiento de los efectos de su empleo, lo que abrió el campo a la disuasión convencional, como respuesta a la necesidad de persistir en el adecuado manejo de las situaciones de conflicto, que por cierto no mermaron ante el control de la amenaza nuclear. Lo expuesto podría inducir a determinar que la disuasión tiene un marco esencialmente atómico, incluyendo a diversos autores que niegan la posibilidad de su desarrollo fuera de este marco, pero por tratarse de un concepto que tiene el carácter de medio y no de fin, es posible extrapolar su empleo mucho más allá del campo de la amenaza nuclear, incluso fuera del espectro de conflicto internacional, siendo también una idea aplicable a cualquier grupo en disputa y hasta a los individuos en particular. De hecho, en plena Guerra Fría esta idea fue perfectamente aplicada por estados que no poseían capacidad nuclear, en tanto se las ingeniaron para transmitir un mensaje disuasivo y provocar un efecto sicológico en su oponente que les contribuyó al logro de sus objetivos, tal vez de modo intuitivo, con escasa base doctrinaria y sustentados en recursos que pueden considerarse hasta primarios, pero no se le puede desechar como estrategia válida para la prevención de la guerra, en escala menor, pero no menos relevante para los involucrados. Tras el término de la Guerra Fría, los recursos militares de carácter convencional han recobrado énfasis en la solución de contenciosos, lo que valida la postura sobre la plena validez de la disuasión convencional, ya no subordinada a una estrategia de disuasión nuclear, sino como elemento principal y activo en el manejo de las relaciones internacionales, mas si el orden imperante tiende a un liderazgo preponderante, representado por Estados Unidos, y una multipolaridad de actores internacionales en esferas de poder menos relevantes, que en medida que se ubican en los escalones más bajos de la gradación de estados soberanos, aumenta su dependencia del potencial convencional y de su combinación con otros recursos no militares. Lo aseverado, permite situar la continuación de la investigación en el campo de la disuasión convencional, entendiendo ésta como 16 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia aquella acción ejercida en el contexto de un conflicto internacional que no puede escalar hacia la confrontación nuclear, porque no se cuenta con dicha capacidad de coerción o respuesta; luego, la previsión, prevención y manejo de contenciosos se efectuará recurriendo a los elementos convencionales del poder nacional, que dado su dinamismo han ido adquiriendo diversa intensidad y relevancia. Asimismo, esta idea facilita la orientación del esfuerzo investigativo hacia conceptos y situaciones que representen un valor agregado para el lector o investigador nacional, cuya problemática en el proceso de toma de decisiones generalmente estará ligada a la falta de recursos y al estrecho margen de libertad de acción en que deberá actuar. 1.2 ALGUNAS DEFINICIONES Sobre la base de su definición etimológica y la limitación en el tiempo de su irrupción como concepto generalmente aceptado, es posible orientar el análisis hacia otras definiciones, que incrementarán los caracteres que contribuirán a la búsqueda e identificación de tendencias, que a su vez nos permitirán desarrollar una conceptualización amplia que sirva de base para identificar y describir sus objetivos, características y componentes. Esta idea se desarrollará recurriendo a los contenidos de diccionarios especializados y al pensamiento de tratadistas cuya influencia en el estudio y utilización de estas materias sea relevante, tanto por su aporte al conocimiento de la estrategia como por la difusión de sus obras en instancias de estudios sobre relaciones internacionales, conflicto, negociación internacional, ciencias políticas, entre otras disciplinas. Respecto de los autores seleccionados, cabe señalar que además de los clásicos de la estrategia cuya proveniencia es inminentemente militar, se ha incluido la opinión de pensadores contemporáneos del ámbito civil, ligados al mundo de las ciencias políticas y relaciones internacionales, cuyo aporte incrementa los antece17 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez dentes para el mejor conocimiento del concepto en cuestión, cuya implementación no puede ser concebida unilateralmente, sino en el amplio espectro de las decisiones políticas y político-estratégicas. Así, es posible citar que el Diccionario Militar de Guillermo Cabanellas de Torres, define disuasión como la “acción y efecto de disuadir, inducción al desistimiento; convencimiento negativo; cuyo concepto central, por su parte, es descrito como: inducir, convencer a otro para que cambie de opinión o desista de un empeño. No ha de intervenir la amenaza ni la fuerza, sino exclusivamente la persuasión o el razonamiento. Su valoración depende de los fines; ya que cabe disuadir de un crimen, de la deserción, de una guerra, así como de un arranque heroico por el recuerdo del sacrificio o de los sufrimientos familiares ulteriores”. 11 El Diccionario de Fernando de Bordeje Marencos, define disuasión como la “acción psicológica, política, moral o militar, capaz de obligar al adversario a renunciar a una agresión o ataque, por el peligro que ello puede suponerle”. En este mismo texto se considera una serie de otras definiciones derivadas de la anterior y contextualizadas en la disuasión nuclear y en el efecto del entorno político de la época de su edición, por lo que no serán consignadas como elemento de análisis, por no vincularse al propósito de la investigación. 12 El Diccionario de Política de Bobbio, Matteucci y Pasquino, define este concepto como la “formulación de una amenaza dirigida al adversario (la otra parte en el conflicto) con el fin de obtener de él la abstención de comportamientos distintos que los deseados 13 . El Libro de la Defensa Nacional de Chile, en su edición original, estipula que la disuasión es el efecto de inhibir en un potencial 11 12 13 18 Cabanellas de Torres, Guillermo, Diccionario Militar, Aeronáutico, Naval y Terrestre, Editorial Claridad S.A., Buenos Aires, 1961, p. 601. De Bordeje Marencos, Fernando, Diccionario Militar, Estratégico y Político, Editorial San Martín, Historia del Siglo de la Violencia, Madrid, 1981, p. 51. Bobbio, Norberto, Matteucci, Nicola y Pasquino, Gian Franco, Diccionario de Política”, Siglo 21 Editores, Santiago, 1997, p. 510, en Carrasco Weber, Guillermo, Estrategia de Disuasión Convencional: un desafío político estratégico nacional, ensayo, Santiago, 1998, p. 7. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia adversario la intención de ejecutar alguna acción en contra de los intereses propios. Se requiere que el eventual adversario perciba que existe la capacidad y la voluntad para hacerle pagar un costo superior a los beneficios que pudiera obtener con su accionar. Es un resultado psicológico que se logra haciendo creíble la decisión de actuar contra una amenaza, respaldado por los medios para hacerlo. 14 El Diccionario Militar Conjunto la define como “potencia, capacidad y voluntad de usar el instrumento militar de un país que permite crear en sus potenciales adversarios el convencimiento de que un conflicto entre ambos le acarrearía un negativo rendimiento en cuanto a costo–beneficio”. 15 El Diccionario Militar del Ejército de Chile la describe como “actividades emprendidas por un Estado o grupo de estados, para desalentar a otro(s) a proseguir políticas indeseables para el estado o los estados disuasivos. La disuasión significa una estrategia de amenaza, de castigo o repulsa, para convencer a otro(s) de que los costos de sus actividades sobrepasarán las eventuales ganancias.” 16 En la línea de los pensadores y tratadistas de temas estratégicos, el general André Beaufre desarrolla la que tal vez sea la más clásica de las definiciones, describiendo que “la disuasión tiende a impedir que una potencia adversaria tome la decisión de emplear sus armas o, más generalmente, que actúe o reaccione frente a una situación dada, mediante la existencia de un conjunto de disposiciones que constituyan una amenaza suficiente. Por tanto, es un resultado psicológico el que se busca mediante una amenaza”. 17 Barry Buzan, en su obra Introducción a los Estudios Estratégicos, describe que “la esencia de la disuasión radica en la creación de amenazas militares que impidan a los demás actores realizar accio- 14 15 16 17 Ministerio de Defensa Nacional, Libro de la Defensa Nacional de Chile, Morgan Impresores, Santiago, 1997, p. 208. Ministerio de Defensa Nacional, DNI Nº 850 “Diccionario Militar Conjunto”, Santiago, 2000. Ejército de Chile, Diccionario Militar, IGM, Santiago, 1993, p.100. Beaufre, André, Disuasión y Estrategia, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1966, p. 35. 19 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez nes de agresión. La disuasión intenta evitar acciones que no se desean antes de que tengan lugar”. 18 Leo Hamon, en su obra Estrategia contra la Guerra, plantea que “la disuasión es asimilable al arte de la persuasión. Para vencer la resistencia de un individuo o de un pueblo hay que suscitar en su espíritu, a la vez, el temor de ser destruido y la esperanza de obtener alguna ventaja”. 19 El autor John Mearsheimer, en su obra Conventional Deterrence define que “específicamente, disuasión es una función de los costos y riesgos asociados con una acción militar; es más posible obtenerlo cuando el atacante cree que su posibilidad de éxito es baja y que los costos para él serán altos”. 20 Para John Collins, “la disuasión se basa en una estrategia para la paz y no para la guerra, transmitiendo un mensaje que pretende convencer al oponente que cualquier agresión es la menos atractiva de las alternativas”. En síntesis, el oponente debe ser persuadido. 21 Por su parte, Henry Kissinger sostiene que la disuasión es la resultante de la integración de fuerza y diplomacia, como imperativo de una política de poder, que contribuya a la creación de un sistema de equilibrio de poder internacional. Su efecto central será lograr el uso de la negociación como arma política fundamental, avalada por la diplomacia y la fuerza. 22 Gordon A. Craig plantea que la disuasión, esencialmente, es el esfuerzo de un actor por persuadir a un oponente a rehusar de tomar acciones de algún tipo en contra de sus intereses, convencién- 18 19 20 21 22 20 Buzan, Barry, Introducción a los Estudios Estratégicos, Servicio de Publicaciones del Estado Mayor del Ejército, Madrid, 1991, p. 188. Hamon, Leo, Estrategia contra la Guerra, Editorial Guadarrama, Madrid, 1996, p. 67. Maersheimer, John, Conventional Deterrence, Cornell U. Press, Ithaca, 1983, p. 23, en Carrasco, Op.Cit. Collins, John, Los Principios de la Disuasión, Air University Review, Washington DC, junio de 1980. ACAGUE, Manual de Política Mundial Contemporánea, Santiago, 1995, pp. 112 – 116. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia dolo de que los costos y riesgos de hacerlo serán mayores de lo que espera ganar. 23 Para Thomas C. Schelling, la disuasión no es otra cosa que la capacidad de contar con un determinado poder para hacer daño, a partir del cual se obtiene una condición favorable para negociar. 24 Juan Arencibia de Torres, en su obra Ejército y Libertad, define disuasión como un efecto que se crea en la percepción adversaria acerca de las fortalezas de las capacidades que el país disuasor posee y de la voluntad política de éste para emplear el poder nacional en resguardo de su interés nacional. 25 José Luis Cabello, profesor del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra español, propone entender la disuasión “como la presión que se ejerce sobre una voluntad ajena, opuesta a la consecución de un objetivo propio, con la amenaza de un perjuicio superior a cualquier ganancia que pudiese derivarse de una actitud, acción u omisión con la finalidad de impedir que consiguiésemos nuestro objetivo”. 26 Para el General Alberto Piris, del Ejército de Tierra español, la disuasión es la simple amenaza, basada en la percepción del amenazado para producir su efecto, haciendo que los aspectos políticos cobren especial relevancia, por encima de los propiamente militares. Toda teoría de la disuasión debe tener una continuación, respecto de qué hacer con las armas cuando la simple amenaza de su uso no es suficientemente disuasoria, considerando que la posibilidad de guerra es siempre un corolario inseparable de cualquier idea sobre la disuasión.27 23 24 25 26 27 Craig, Gordon A. y George, Alexander L., Force and Statecraft. Diplomatic problems of our time, Oxford University Press, 1983, p.172. Schelling, Thomas C., Arms and Influence, Yale University Press, New Haven, Conneticut, 1966, p.2, en Huggins, William S., May. USAF, Disuasión después de la Guerra Fría: Armas convencionales y la prevención de la guerra, artículo publicado en www.airpower.maxwell.af.mil Arencibia de T., Juan, Ejército y Libertad, Gráficas Tenerife, Islas Canarias, 1986, p.51, en Paúl L., Adolfo, Ibíd., p. 82. Cabello, José Luis, Disuasión: origen de un desencuentro, ponencia expuesta en la Conferencia Internacional “La seguridad europea en el siglo XXI”, Universidad de Granada, 5-9 de noviembre de 2001, en www.ugr.es. Piris, Alberto, General de Artillería, Guerra y Sociedad, Madrid, 1998, en www.members.fortunecity.es 21 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Para el CN IM Fernando Thauby García, partiendo de la base que una estrategia de disuasión es una alternativa a una estrategia de fuerza, considerando la renuncia a emplear la fuerza o la amenaza de su uso dentro de una relación, creando y manteniendo una condición de paz que contribuya a la solución política de las controversias, la disuasión consiste en “desincentivar, o más bien eliminar, la alternativa del uso de la fuerza como opción aceptable y conveniente por parte de un adversario para imponernos su voluntad en un asunto en disputa”. 28 Para el CRL Pedro Pablo Bustos Valderrama, la disuasión es una fórmula válida para reducir las conflagraciones armadas de diferente índole, aún en consideración de las opiniones contrapuestas entre quienes postulan la supremacía de su acepción nuclear sobre la convencional y viceversa, sosteniendo que, indistintamente del modelo elegido, una estrategia disuasiva debe estar sustentada en tres condiciones esenciales, como son: la capacidad, la credibilidad y la comunicación. 29 El BGR Jaime García Covarrubias define disuasión como “una actitud decidida, responsable, planeada y organizada por un estado, para neutralizar una actitud hostil o inconveniente de otro estado, haciendo uso de la capacidad para infligir daño, mostrar el poderío y ser creíble, basado en la voluntad política de empleo de la fuerza”. 30 El CN Adolfo Paúl Latorre, en su obra Política y Fuerzas Armadas, establece que la disuasión “consiste en amenazar al adversario con un daño mayor que el beneficio que espera alcanzar o un sufrimiento que no esté dispuesto a aceptar”. 31 De las diversas definiciones ya consignadas en este capítulo, y manteniendo los conceptos en su forma original, es posible identifi- 28 29 30 31 22 Thauby G., Fernando, Disuasión y Defensa, Revista de Marina Nº 2/1999, Valparaíso, 1999. Bustos V. Pedro P., Poder Militar y Estrategias de Disuasión, ponencia presentada en el seminario internacional “Disuasión y Estrategia en un Contexto de Globalización”, en Cuaderno de Difusión de la Academia de Guerra, Santiago, 1998. García. C. Jaime, Bases Conceptuales de la Profesión Militar, apuntes de clases del III Año del Curso Regular de Estado Mayor, Academia de Guerra, Santiago, 1997. Paúl L. Adolfo, Política y Fuerzas Armadas, Editorial Revista de Marina, Valparaíso, 1999, p. 83. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia car tres áreas de contenido, que serán analizadas a continuación en función de la citada separación, a saber: · · · Una acción, que encierra la forma de concreción del mensaje disuasivo o cómo éste se llevará a cabo. Un sustento o respaldo del mensaje disuasivo. Un efecto deseado del mensaje disuasivo. 1.3 ANÁLISIS DE LAS DEFINICIONES En el cuadro Nº 1 se presentan las ideas centrales de las distintas definiciones, organizadas de acuerdo a las áreas de contenido ya enunciadas, las que guiarán el análisis que se desarrollará a continuación. Acción Sustento Efecto deseado ·Inducir ·Convencer ·Amenazar ·Inhibir ·Voluntad de usar fuerza militar ·Desalentar ·Impedir ·Persuadir ·Función ·Integración de fuerza y diplomacia ·Desincentivar ·Acción psicológica, política, moral o militar. ·Razones ·Persuasión o el razonamiento ·Peligro ·Costo – beneficio ·Disposiciones que constituyan una amenaza suficiente ·Creación de amenazas militares ·Costos y riesgos ·Capacidad de la diplomacia y la fuerza ·Poder nacional. ·Mudar de dictamen o desistir de un propósito ·Cambie de opinión ·Renunciar a una agresión ·Abstención de comportamientos distintos que los deseados ·Crear en sus potenciales adversarios un convencimiento ·Evitar proseguir políticas indeseables ·Agresión es la menos atractiva de las alternativas ·La negociación es un arma política fundamental e idónea. ·Daño mayor que el beneficio que espera alcanzar o un sufrimiento que no esté dispuesto a aceptar. ·Reducir las conflagraciones armadas. Cuadro Nº 1. Ideas centrales de las diferentes definiciones de la disuasión 23 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Así, en el plano de la acción es posible establecer que las ideas se reflejan en torno a conceptos tales como: inducir, convencer, inhibir, desalentar, impedir, persuadir, desincentivar, amenazar, accionar e integrar recursos. De lo consignado, es posible inferir el carácter de la disuasión como instrumento de manejo de conflictos, apto para crear condiciones que mantengan el statu quo que favorezca la negociación o la mantención de las relaciones en condiciones de entendimiento, sin recurrir a la fuerza como elemento central de la solución de las controversias. Lo anterior encuentra asidero en el significado de cada verbo que refleja la acción disuasiva, ya que todos se anteponen, en cuanto concepto, al desarrollo de una actitud de fuerza o a la consolidación de una meta recurriendo a recursos extremos, intentando hacer prevalecer el acuerdo y el equilibrio en las soluciones, ya que la superación de esta instancia acarreará una condición de inestabilidad y riesgos que en nada contribuyen al logro de los objetivos del disuadido. Asimismo, se visualiza un enfoque directo hacia la mente del adversario, como meta de carácter sicológico, ya que esta anteposición de una idea preventiva necesariamente debe ser percibida y asimilada por el disuadido, en el sentido de que lo más conveniente es mantener las cosas como están, sin alterar el estado de la cuestión, salvo que se logre cambios a través de la negociación y el acuerdo consensuado, que no necesariamente conlleva una victoria en cuanto al objeto del conflicto, pero sí refleja la voluntad de mantenerse en paz y asignarle una valoración acorde a su real significado, de acuerdo a su impacto en las opciones que la sociedad tenga de aproximarse a su respectivo bien común. Esta visión sobre la disuasión, en especial su carácter preventivo, permite sostener la compatibilidad del concepto con los procesos de integraciones bilaterales y regionales, en tanto no se contrapone con el interés por la paz, muy por el contrario, al respaldar esfuerzos de negociación y contribuir a un ambiente de convivencia y respeto. Probablemente, al intensificarse los procesos de integración será necesario revisar sus alcances, al mutar la naturaleza e intensidad 24 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia de las amenazas, no obstante ser un tema que no puede obedecer a parámetros rígidos y universales, sino que deben ser establecidos y revisados en virtud de cada potencial problema en particular, por cuanto el dinamismo de las relaciones internacionales es en extremo complejo y multidimensional, lo que aconseja un manejo prolijo y particular de cada instrumento que contribuye a su conducción. Queda claro, entonces, que el determinar una estrategia de disuasión no implica, por sí, la existencia de un ánimo belicoso ni agresivo, sino la voluntad de prevenir efectos adversos para los propios intereses, explicitando qué valores se está dispuesto a defender hasta por la fuerza, en caso que la opción negociada fracase. En este mismo sentido, la idea de disuasión también es un respaldo a la capacidad negociadora del Estado, en tanto las capacidades que en función de tal estrategia deben desarrollarse, en todos los campos de acción, potencia la gestión de los organismos y personeros que se vinculan al ejercicio y preservación de las relaciones internacionales del país. En lo que respecta al sustento o respaldo del mensaje disuasivo, hay que partir de la base que se trata de un asunto que sobrepasa con creces la mera manifestación de intenciones, por cuanto su credibilidad está directamente vinculada con la posibilidad de ocurrencia del citado mensaje, en términos concretos, lo que hace necesario que se encuentre avalado por determinadas condiciones que lo presenten como factible, aceptable y creíble. Esta es una materia en que los autores y textos consultados tienden a apoyar sus planteamientos en la razón, la persuasión, la indicación de los peligros inherentes a la alteración del estado de las relaciones, la relación negativa en cuanto a costos y beneficios, la explicitación de capacidades para imponer una voluntad o rechazar eficientemente un ataque y, de modo especial, el desarrollo de un poder nacional equilibrado y consistente. Estas ideas reflejan que el estado disuasor, si bien opta voluntariamente por el statu quo, no está dispuesto a ceder más allá de lo que considera aceptable por el solo hecho de preservar la paz, en consideración a que el voluntarismo por evitar los conflictos a costa de los 25 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez propios intereses es contrario a la soberanía y al derecho que se tenga sobre determinados bienes, 32 contraponiéndose a la esencia de la disuasión como modelo político–estratégico, por cuanto socava sus pilares básicos y debilita su efecto. 33 De los caracteres citados, la acción razonada y la persuasión se presentan como elementos recurrentes, en cuanto a contextualizar eficientemente la comunicación del mensaje disuasivo, siendo la forma adecuada para plantear los peligros inherentes a la alteración del estado de las relaciones y la explicitación de las capacidades para imponer una voluntad o rechazar eficientemente un ataque. En síntesis, se plantea como más aceptable ser inducido que ser amenazado, ser persuadido que ser obligado -aunque en los hechos sus efectos sean los mismos- porque se otorga salida al disuadido, se contribuye a la mantención de la reserva de las acciones desarrolladas y se facilita la legitimación de las medidas adoptadas frente a la sociedad a la cual se debe cada gobierno. En este mismo sentido, la relación negativa en cuanto a costos y beneficios es otro elemento consustancial en materia de disuasión, por cuanto una respuesta mayor de lo previsto es un antecedente que no puede ser soslayado por el disuadido a la hora de evaluar una empresa que implique el uso de la fuerza. Si bien todo estado considera una definición sobre los valores o bienes por los cuales estaría dispuesto a ir a la guerra, comúnmente el entorno político y estratégico en que se plantea una amenaza no siempre permitirá identificar su relación directa con dichos bienes o valores, porque no siempre se presentan en forma nítida y absoluta, lo que dificulta la legitimación del uso del recurso fuerza ante la propia sociedad. 32 33 26 Sobre esta materia, Robert Kaplan, en su obra “La Anarquía que Viene”, advierte sobre los peligros de la paz, refiriéndose, entre otros aspectos, al efecto debilitador que conlleva la sumisión de intereses en función de la paz, básicamente a partir de la falta de percepción de las amenazas tras períodos prolongados de paz, que puede fomentar la creencia de un mundo menos violento precisamente por encontrase en tal estado de relaciones y convivencia, así como la generación de líderes sin memoria histórica, luego, de menor sabiduría. Se considera como pilares básicos de la disuasión la existencia de una capacidad efectiva, la comunicación y la credibilidad, respaldados por la voluntad política de empleo de la fuerza. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Se entiende como en extremo complejo mantener el equilibrio y la sensatez en los momentos cruciales de los procesos de toma de decisiones, especialmente si la presión social se manifiesta exigente o las acciones de grupos de poder tienden a debilitar las posiciones del gobierno frente al tema. Por cierto, la claridad que se tenga sobre el real valor del objetivo y el beneficio que reportaría su mantención u obtención, contribuye a resoluciones políticamente acertadas. Esta es una materia en que el efecto disuasivo ha jugado un rol decisivo, al crear conciencia en el potencial adversario y orientar la evaluación del problema. 34 En otro orden de ideas, el desarrollo de un poder nacional equilibrado y consistente es tal vez el elemento de mayor relevancia para sostener un efecto disuasivo, especialmente en el mundo globalizado de nuestros días, por cuanto se potencia el desarrollo de las fuerzas 35 y otorga una mayor estatura político-estratégica, que redunda en un mayor grado de influencia en el ámbito internacional, contando, en consecuencia, con mejores herramientas para la promoción y defensa de sus intereses. 36 Siendo parte de esta idea, la variable económica se ha potenciado como factor de carácter estratégico, especialmente a partir del término de la Guerra Fría e inicio del proceso de globalización, ejerciendo especial influencia en el ámbito vecinal y regional, al crear condiciones de intercambio e integración que tienden a prevalecer sobre objetivos cuyos efectos no se hacen sentir tan directamente sobre las opciones de acceso al bien común de una sociedad. Si bien estos no se generan por sí solos, los regímenes de intercambio económico suelen anteceder a los cambios de orden polí- 34 35 36 En la historia reciente de nuestro país hay importantes ejemplos sobre esta materia, como la crisis con Perú de 1974, la crisis con Argentina en 1978 y el asunto de Laguna del Desierto, en que la relación costo–beneficio fue un elemento relevante que consideraron los disuadidos, entre otros factores, para tender a soluciones pacíficas o mantener el estado de la cuestión, considerando que tal efecto no sólo se basó en la capacidad militar disponible, sino en el conjunto de elementos del poder nacional. En su acepción estratégicamente más amplia, abarcando todos los recursos disponibles para enfrentar un conflicto. Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit., p. 214. 27 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez tico y de seguridad, por tratarse de una actividad de mayor inmediatez y cuya concreción depende en gran medida de la audacia e interés de privados; sin embargo, no puede dejar de considerarse que el establecimiento de un adecuado marco político favorece las iniciativas en este orden. 37 En materia económica, en regiones como América Latina no sólo se han abierto unilateralmente las fronteras al resto del mundo, sino que también comenzó un activo intento de profundizar relaciones entre los mercados existentes y se ha dado inicio a una búsqueda de nuevas referencias, generándose numerosos acuerdos económicos, tanto de carácter bilateral como multilaterales, que han permitido evidenciar una integración económica indiscutible y sin precedente, cuyos efectos definitivamente trascienden a otros ámbitos. No obstante, se visualizan algunos desafíos que sin duda constituyen fuentes de riesgo del paradigma económico imperante, como son el inicio de procesos regresivos en términos de liberalización económica y la de implementación de medidas populistas, aspectos que también pueden mezclarse con reacciones exacerbadas respecto de la valoración de objetivos de carácter histórico, que pueden ser utilizados como distractores frente a coyunturas desfavorables. 38 Desde la perspectiva planteada, el desarrollo de una economía eficiente y vigorosa contribuye significativamente a sustentar un esfuerzo disuasivo, es más, prácticamente constituye un factor de disuasión, sobre la base del incremento del prestigio del país, el 37 38 28 Chile y Argentina viven un proceso de integración sin precedentes, en el que es evidente que valores que en otros tiempos tensionaron la relación bilateral se encuentran suficientemente subordinados a intereses superiores, siendo de justicia citar que las iniciativas ya consolidadas y las en curso, en los diferentes ámbitos de intercambio, se encuentran cimentadas en el Tratado de Paz y Amistad de 1984, que es el instrumento que concreta la voluntad política de buena convivencia y crea las condiciones para el estado de las relaciones actuales. Resulta interesante considerar que los procesos de integración son generadores de conflictos, al aumentar el roce entre los actores involucrados, pero uno de sus requisitos es la implementación de procedimientos de solución pacífica de controversias. No obstante, la letra y el espíritu de los acuerdos deben sortear un escollo no menor, como es la cultura local y la percepción social respecto de determinados valores, que en ocasiones prevalece a los impulsos integradores y marca verdaderas regresiones en materia de relaciones bilaterales, especialmente en países cuyas historias han estado marcadas por alguna confrontación bélica y subsisten ánimos reivindicacionistas, a veces alimentados en forma instrumental. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia potenciamiento de sus instituciones y su relación con otros estados y organizaciones, logrando un efecto sinérgico que incrementa el poder nacional; luego, su capacidad de influir en el manejo de situaciones de conflicto y de respuesta ante las amenazas. A modo de ejemplo, la inversión extranjera en un determinado estado refleja confianza internacional, comúnmente respaldada por un bajo índice de riesgo país. Así, el desarrollo de proyectos productivos con capitales foráneos altera la valorización geoestratégica de las zonas de riesgo de conflictos, al entreverar intereses de índole diversa y aumentar el rango del conflicto, puesto que no sólo se afecta al estado agredido, sino también a los que depositaron su confianza en él. Esta realidad impone, subsecuentemente, la necesidad de desarrollar fuerzas armadas acordes, que sean capaces de proteger los intereses nacionales en su versión ampliada, que incluye la contribución a la generación de estabilidad interna y vecinal, que es uno de los factores del bajo índice de riesgo país que atrae a la inversión extranjera, así como respaldar la proyección internacional del estado, que es otra fuente de prestigio que potencia la estatura político estratégica nacional. Con lo expuesto se afirma que la capacidad disuasiva no sólo radica en el poder militar, sino en el conjunto de potencialidades nacionales que cimientan la estatura político estratégica del estado, entre las cuales se pueden destacar la estabilidad política, la cohesión interna, el nivel cultural de la sociedad, el progreso social, la identidad nacional, el desarrollo económico, la integración y el prestigio internacional, entre otros factores. Finalmente, en lo referido al efecto deseado, es apreciable el carácter preventivo de la disuasión, orientado a evitar que lo que se considera ofensivo, agresivo, inconveniente, imprudente o alterante pueda ser llevado a cabo, afectando intereses que se considera de importancia, en especial los de carácter vital, por los cuales se está dispuesto a interponer una acción de fuerza que puede llegar hasta a la guerra. 29 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En esta línea de pensamiento se destaca que, obviamente, el efecto deseado tampoco tiene carácter universal ni lineal, ya que tendrá tantas orientaciones como potenciales disuadidos haya, correspondiendo cada uno a un problema político en particular, sobre el cual se genera una relación de conflicto. Para ello, es indispensable definir quién es el disuadido y de qué se le desea disuadir, que por básicas que parezcan ambas interrogantes, encierran la clave para la identificación del problema. 39 En efecto, cada relación amerita un mensaje determinado y su propósito debe obedecer a los alcances propios del problema, particularizado, especialmente si se considera que la naturaleza de las amenazas es variable, según sea su proveniencia. Así, en el campo regional, el objeto se centrará en inhibir el uso de la fuerza en la solución de contenciosos, en que la capacidad militar propia tiene un rol esencial; mientras que si se trata de una amenaza proveniente de una potencia, se pretenderá aislar el componente militar y centrar la solución del diferendo en lo político y económico. 40 Al diferenciar las amenazas según su proveniencia e intensidad, se podrán establecer diversas líneas de efectos por lograr con un mensaje disuasivo, que orientarán el esfuerzo y lo harán eficiente, contribuyendo al diseño de soluciones políticas y estratégicas que satisfagan la mantención u obtención de objetivos nacionales. De lo expuesto se infiere que existen dos grandes recursos que contribuyen significativamente al logro de efectos disuasivos, dada su calidad de herramientas de negociación internacional, como son la capacidad militar del estado y su potencial económico, sobre los cuales se harán algunas reflexiones, sin perder de vista que ambos se vinculan en un contexto más amplio, que es la conducción política del estado –que también será objeto de análisis- de cuya calidad depen- 39 40 30 El CN Fernando Thauby explica que la disuasión comienza con la notificación al potencial agresor de nuestra decisión de excluir el uso de la fuerza o de la amenaza de su uso para resolver los conflictos que surjan en nuestra relación. Para mayores antecedentes se sugiere ver Thauby, Op.Cit., p.12. Ibíd. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia den ambas vertientes, en tanto todas las decisiones respecto de sus orientaciones y concreción dependen finalmente de la voluntad política de la autoridad competente, que es la que da sentido al uso de estos recursos, al estar legitimada por la respectiva sociedad y la cuenta que a ésta el gobierno le debe. En primer término, los recursos militares sustentan la negociación respecto de amenazas y promesas explícitas e implícitas, como también respecto del castigo y la recompensa. 41 Esta afirmación se vincula directamente con las relaciones de conflicto simétricas, en que el instrumento militar prevalece como elemento de presión y puede llegar a que su empleo sea parte de las negociaciones, en un caso extremo, sin que por ello se abandone la opción por la solución pacífica de las controversias, en que la disuasión encuentra su mejor escenario. Por su parte, los recursos de carácter económico tienden a prevalecer en situaciones en que la amenaza del uso de la fuerza militar se convierte en compleja, 42 sea por la asimetría del conflicto o por las crecientes restricciones al enfrentamiento bélico. De lo anterior se desprende que en la búsqueda de un efecto disuasivo también participan las capacidades que otorga el poder económico del país, sea como instrumento potenciador del prestigio internacional, introduciendo restricciones a la libertad de acción del adversario para efectuar acciones de fuerza o, muy especialmente, creando condiciones de represalia menos violentas pero no menos efectivas. 43 Resulta indispensable, al terminar este breve análisis, reiterar una visión amplia del concepto de disuasión, en lo referido a su carácter de medio de la política exterior de un país, que no opera por sí solo ni tiene fin en sí mismo, siendo necesario contextualizarlo en los 41 42 43 Pearson, Frederic y Rochester, J. Martin, Relaciones Internacionales, situación global en el siglo XXI, cuarta edición, Mac Graw Hill, Bogotá, Colombia, 2000, pp. 251 – 259. Ibíd. En el ámbito económico se pueden generar diversas alternativas de presión cuyos efectos con tribuyen al logro de objetivos específicos, complementando el esfuerzo disuasivo, al ser un medio idóneo para infligir represalias destinadas a las bases productivas y sociales del disuadido, como incremento de controles aduaneros, restricciones al ingreso de productos, presión sobre el uso de la infraestructura de comunicaciones, etc. 31 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez intereses nacionales y su debida preservación, así como en la interacción de las políticas de relaciones exteriores y de defensa. En tal sentido, la conducción política del estado cobra vital importancia en esta materia, en tanto en ella se concreta el eje articulador del esfuerzo nacional hacia el bien común, cuya concepción debe estar ajena de sesgos que debiliten el verdadero interés nacional. En síntesis, como lograr un efecto disuasivo creíble y efectivo requiere de la integración y coordinación de diversos esfuerzos, para que un país adquiera el carácter de actor internacional relevante y ampliamente disuasivo, debe caracterizarse por ser unido, económicamente sano y fuerte, políticamente estable y con una capacidad militar eficiente y prestigiada. 1.4 DISUASIÓN CONVENCIONAL Los aspectos planteados permiten desarrollar una idea acerca del tema en su acepción convencional, intentando abarcar aquellos elementos esenciales que sustenten una definición amplia y cuyo valor agregado sea su estrecha vinculación con la realidad de un país que no cuenta con potencial nuclear, así como tampoco constituye un actor internacional relevante, cuyos márgenes de poder son indudablemente exiguos en comparación con aquellos estados que han adquirido el carácter de potencia, en sus diferentes gradaciones. En primer término, debe quedar claro que la disuasión convencional no fue desarrollada como un concepto original, sino como consecuencia de la evolución de la disuasión nuclear, evidentemente limitada por los efectos catastróficos que para la sociedad mundial tendría el empleo de armas de esta característica. Sin embargo, en esencia se mantienen los fines respecto del disuadido, evidenciándose la diferencia en los recursos y sus alcances, que le otorgan credibilidad y permiten la obtención de un efecto. En tal sentido, la disuasión convencional supone que el armamento nuclear no será considerado en la disputa, lo que impone la 32 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia búsqueda de alternativas para lograr efectos similares para un mismo fin, como es la prevención de la guerra. He aquí el gran problema, por cuanto los antecedentes históricos que se pueden consultar nos indican que hasta la fecha sólo la amenaza nuclear ha sido capaz de mantener la paz, tanto por la capacidad destructiva global de las armas, como porque sus efectos son medibles y pueden ser expresados en términos tan reales que los hacen totalmente inaceptables. Por su parte, surge un segundo problema, que es la necesidad de encontrar una alternativa al nivel de daño que constituye la amenaza nuclear, basado en medios convencionales militares y civiles, haciendo necesario que las fuerzas militares sean capaces de proyectar su potencial y golpear donde se estime necesario, así como que las fuerzas civiles sean capaces de lograr metas en el plano interno y externo, considerando a todo actor internacional relevante que sirva a la causa. Siguiendo esta línea de análisis, la dificultad para desarrollar una estrategia de disuasión convencional radicaría en que la amenaza que produce no es lo suficientemente inductora, tanto porque sus efectos no producirán un daño global e incontrolable, como porque no es posible sostenerla en el tiempo en forma constante -como en el caso de las armas nucleares- lo que obliga a su permanente revisión y potenciamiento. Al respecto, se ha desarrollado una visión que sostiene que los efectos de la disuasión convencional tienen un lapso de vida limitado, por lo que periódicamente hay que demostrar la intención de restaurar su credibilidad. 44 Sin duda, esta afirmación tiende a explicar una falencia de este sistema disuasivo, que no ha logrado, por sí, ser un elemento decantador de conflictos, a diferencia de las armas nucleares que actúan por su sola presencia, dejando de manifiesto su mayor vulnerabilidad en cuanto instrumento al servicio de la paz. 44 Huggins, William S., May. USAF, Armas convencionales y la prevención de la guerra, www.airpower.maxwell.af.mil 33 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Por cierto, la estrategia de disuasión convencional no abarca, cuando se le desarrolla desvinculada de una capacidad nuclear, un espectro amplio de conflicto, ya que por su naturaleza debe ser adaptada a cada relación en particular, para cuantas hipótesis de conflicto existan, debiendo ser matizada de la misma forma en que el estado disuasor maneja sus relaciones con cada estado que adquiera la categoría de potencial adversario, al existir contenciosos latentes o en desarrollo. Asimismo, es posible afirmar que la disuasión convencional, dada su menor capacidad para preservar la paz, requiere de otros complementos como componentes activos para el logro de su propósito, los que sin duda están en los elementos del poder nacional, que reflejan la potencialidad efectiva de un estado y permiten configurar su estatura político estratégica, que en síntesis es lo que permite el logro de un efecto disuasivo sin el concurso del recurso nuclear. Ahora, en el contexto de las relaciones entre estados carentes de capacidad nuclear, es factible el desarrollo de una estrategia de disuasión convencional, mas si entre ellos existe un determinado equilibrio estratégico, así como algún grado de subordinación, manifiesta o tácita, a una potencia que gravite en la región, ejerciendo su influencia atenuadora de la libertad de acción individual. No obstante, y considerando que se trata de un antecedente relevante para los fines de esta investigación, es posible identificar que en el mundo periférico donde no se encuentran los intereses fundamentales de las grandes potencias, se entremezclan importantes procesos de integración con vestigios culturales reivindicacionistas, visiones geopolíticas ortodoxas, asimetrías de poder, algunas formas de problemas estratégicos emergentes 45 y el resurgimiento de animosidades y desconfianzas ante los diferentes resultados logrados en el nivel de progreso de cada estado. 45 34 Entiéndanse como tales a las manifestaciones de terrorismo, narcotráfico, migraciones, etc., que han alcanzado un estado tal que afectan a la sociedad en su conjunto y pueden requerir el empleo de recursos extraordinarios para su control, como la fuerza militar, básicamente por exponer la preservación de objetivos que competen al campo de la defensa o porque las fuerzas civiles y policiales se han visto sobrepasadas. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Basado en estos aspectos, se puede configurar un escenario para la disuasión convencional, marcado preferentemente por la fragilidad de los equilibrios y la desigual voluntad por persistir en procesos de integración y respetar sus alcances, especialmente en las áreas en que se visualiza algún grado de pérdida o afectación a intereses tradicionales, reafirmándose, en consecuencia, la necesidad de considerar a todos los elementos de poder nacional como coadyuvantes al logro del efecto disuasivo, que no compete a ningún sector en particular, sino al estado en su conjunto, a partir de una definición política y a la voluntad de hacer respetar sus postulados. Lo anterior no implica el descrédito de la fuerza militar para tales fines, muy por el contrario, ya que seguirá siendo uno de los elementos consustanciales de la disuasión y, por cierto, el que en mejor medida refleja esta voluntad, al implicar la mayor cuota de castigo que se puede infligir a un adversario. Pero, también es cierto que en el campo convencional por sí solo es insuficiente, por lo que debe ser complementado con otros esfuerzos, especialmente económicos y políticos. Estas ideas se sustentan en variados componentes de la disuasión convencional, a ser tratados con mayor detalle en el capítulo siguiente, que pueden ser concebidos a partir de una sucesión de relaciones causa-efecto, que responden a las interrogantes referidas a qué, cómo y para qué disuadir, siendo las siguientes: · · · · · Definir y explicitar los intereses a proteger. Identificar y desarrollar un medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses. Definir y desarrollar una forma concreta y creíble de coerción. Desarrollo de fuerzas materiales y morales adecuadas al propósito. Explicitación de la voluntad política de empleo de los recursos disponibles para la preservación de los intereses nacionales. 35 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En virtud de lo previamente desarrollado, es posible aproximarse a una conceptualización de la disuasión convencional, sobre la base de las siguientes ideas: · · · · · · La disuasión convencional es aplicable entre estados que no poseen capacidad nuclear. Su fin es la preservación de la paz, sin haber logrado un nivel de eficiencia infalible. Requiere del concurso de todos los elementos del poder nacional, cuya relevancia podría ir alternándose, según sea la amenaza a disuadir. Tiene un carácter único, para cada situación de conflicto. No es contraria a los procesos de integración, en tanto es un elemento de respaldo a las negociaciones. Requiere el diseño de herramientas estratégicas capaces de lograr efectos sicológicos, a partir de una real capacidad para ejercer presión e infligir daño. Finalmente, manteniendo el espíritu de las definiciones previamente analizadas y complementándolas con el análisis desarrollado, es posible plantear una definición para la disuasión convencional, a saber: “Efecto sicológico que se crea en la percepción del adversario, acerca de las capacidades del país disuasor para emplear el poder nacional en resguardo de sus intereses, haciendo inconvenientes e inaceptables los costos de una agresión, basado en su estatura político estratégica y en la voluntad política de empleo de todos los recursos disponibles para la solución del conflicto, en el campo convencional”. 1.5 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO Disuasión, en sentido amplio, es un concepto que surge tras la II Guerra Mundial, sustentada fundamentalmente por el poderío nuclear de las grandes potencias, en un contexto de Guerra Fría. 36 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Posteriormente, surge una derivación del concepto hacia lo convencional, que en una primera conceptualización se desarrolló vinculada al poder nuclear, en una escala inferior. No obstante, se trata de un concepto de plena aplicación entre estados que no cuentan con capacidad atómica, por lo que puede ser implementada sin este respaldo. Tras el advenimiento del escenario internacional pos Guerra Fría, adquiere mayor relevancia, al desaparecer el esquema bipolar y concentrarse la solución de conflictos en el ámbito convencional. A lo anterior, se suma otra gama de recursos del poder nacional de los estados, como complemento a la fuerza militar, especialmente en un ambiente en que la economía empieza a anteceder a los procesos políticos y de seguridad, creando condiciones de intercambio con frecuencia inéditas. Las definiciones analizadas configuran un espectro amplio y variado, con un carácter convergente en lo referido a destacar a la disuasión como una herramienta política para el manejo de conflictos, al servicio de la paz, de carácter preventivo y basada en la generación de un efecto sicológico. Esta herramienta contribuye al manejo de conflictos en términos pacíficos, al crear conciencia en el potencial adversario y orientar la evaluación del problema motivo de una disputa. La credibilidad del mensaje disuasivo es un factor relevante a la hora de su evaluación y transmisión, por cuanto la amenaza sobre la cual se desarrolla una inducción debe ser probable de concretar, tanto en su magnitud como en la capacidad del disuasor de llevarla a cabo. La disuasión no opera por sí sola ni tiene fin en sí misma, por cuanto se debe a intereses superiores que se articulan en los más altos niveles de la conducción política, así como tampoco se plantea como una herramienta universal, por cuanto debe ser compulsada y ajustada a cada relación de conflicto en particular. 37 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Para su ejecución efectiva, la disuasión requiere de herramientas estratégicas idóneas para sustentar el mensaje disuasivo, que además del correspondiente potencial militar -capaz de sustituir el efecto del arsenal nuclear y extrapolarlo a una escala de conflicto reducida- cuente con el complemento de todos los elementos de poder nacional disponibles. Los componentes de la disuasión convencional son: intereses por preservar; medio para comunicar el mensaje disuasivo; forma de coerción; fuerzas capaces de ejecutarla y la voluntad política de empleo de la fuerza. Lo que efectivamente disuade, más que un recurso en particular, es la estatura político-estratégica del estado. La voluntad política de empleo de la fuerza es un factor insoslayable en una estrategia de disuasión, por cuanto es la única forma de organizar, impulsar, orientar y articular los distintos esfuerzos que contribuyen al efecto disuasivo buscado por el estado, en tanto se trata de un asunto que debe ser concebido y resuelto en el más alto nivel de la conducción. 38 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia CAPÍTULO II Componentes de la Disuasión Convencional: una Visión Aplicada 2.1 MARCO CONCEPTUAL 2.1.1 Aproximación al Tema En el capítulo anterior se conceptualizó la disuasión convencional, a partir de una serie de definiciones y planteamientos, identificando y describiendo sus objetivos y características, como base para la continuación de la investigación, especialmente en lo referido al estudio de la aplicación de la disuasión convencional, para identificar y describir cómo opera a través de sus componentes. A continuación, y desde lo general a lo particular, se hará un breve planteamiento sobre los modelos y opciones estratégicas, como elemento insoslayable para contextualizar los alcances de los modelos de disuasión -en el entendido que no se trata de un mecanismo unívoco, que no presenta matices ni alternativas- previo a extrapolar lo medular de lo planteado en el Capítulo I sobre los componentes de la disuasión convencional, que son los elementos centrales de la descripción y análisis. En tal sentido, entendiendo que una teoría se comprende mejor sobre la base de su demostración empírica -que para los fines de este trabajo se efectuará mediante un análisis historiográfico- se integrarán aspectos conceptuales y su aplicación en un caso particular, como es la crisis del Beagle entre Chile y Argentina de 1978 -cuya base documental permite la interpretación en doctrina- que corresponde a un hecho político entre estados cuya gravitación internacional es menor y está sujeta a la influencia de las potencias mundiales. Para tal efecto, previo desarrollar en detalle los componentes de la disuasión convencional y cómo se aplicaron en la crisis del Canal Beagle de 1978, se esbozará el entorno estratégico imperante en 39 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez la región en la época, así como una síntesis de los hechos más relevantes que caracterizaron el conflicto en sí, como referencia para una mejor comprensión de los antecedentes que se describirán posteriormente. 2.1.2 Los Modelos y Opciones Estratégicas 46 Para exponer algunas ideas respecto de los modelos y opciones estratégicas, se estima pertinente definir ambos conceptos, cuyas acepciones en esta disciplina se refieren, la primera, a la diversidad de soluciones entre las que la estrategia y la política deben elegir para la solución de un problema correspondiente a estos niveles; mientras que una opción estratégica se debe entender como las combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir de preceptos y deducciones que se derivan de los modelos. 47 Respecto de los modelos estratégicos, 48 es posible identificar algunas aproximaciones básicas, en el campo del empleo de medios convencionales, encontrándonos frente a diversas disyuntivas que, en el plano de las alternativas de solución, cobrarán vigencia en virtud de un determinado problema, lo que las aleja del dogma, toda vez que constituyen guías para el ordenamiento de las ideas y orientación de la acción, imponiendo decisiones respecto de las características de la respuesta, su perduración en el tiempo, la intensidad del esfuerzo y los efectos que con ella se logren, a saber: · Estrategia de disuasión o estrategia de acción: su elemento central está dado por la capacidad de evitar el enfrentamiento o prolongarlo, hasta la consecución de un objetivo. La estrategia de disuasión, fundamentalmente, se circunscribe a los mecanismos de prevención de conflictos, 46 47 48 40 Se presentará una síntesis explicativa basada en la ponencia elaborada para el tema modelos y opciones estratégicas por el teniente coronel Pablo Rodríguez M, y presentada en el seminario “La primera Guerra del Siglo XXI” ¿Un cambio de lo ya conocido?, desarrollado en la Academia de Guerra en septiembre de 2001, tras los atentados a las torres gemelas. El planteamiento desarrollado está basado en el pensamiento de autores relevantes, como Joseph C. Wylie, John Collins, André Beaufre y Miguel Alonso Baquer. Ibíd. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia con una alta incidencia de manejo político en la solución del problema estratégico, recurriendo a una variada gama de apoyos cuya interacción permite lograr ciertas metas sin recurrir a la fuerza, en un ambiente limitativo de su empleo. Se trata de una estrategia manejada políticamente y anunciada diplomáticamente. En tanto, la estrategia de la acción se caracteriza por su clara orientación a la imposición por la vía de la fuerza, inclusive militar, avalado por una capacidad de maniobra que permite sortear exitosamente la mayor parte de las restricciones típicas de los tiempos. Para su aplicación se requiere de una gran estatura político estratégica o, al menos, visualizar una ventana de oportunidad sobre la cual operar en el menor tiempo posible y con la mayor energía posible, antes de alertar al sistema internacional y sus organismos, ya que no se tratará de un hecho aislado y desapercibido, sino de un esfuerzo que habrá de ser sostenido en el tiempo. Probablemente, una diferencia sustancial entre ambos modelos es su identificación con elementos tan diferentes, como las amenazas, riesgos y vulnerabilidades -que caracterizan a la disuasión- y las maniobras estratégicas, que lo hacen con la acción. · Estrategia directa o estrategia indirecta: su elemento central se identifica en la gravitación de la fuerza militar en la solución del conflicto, en el contexto de otros recursos del Estado, orientados a lograr objetivos más bien en el plano psicológico. Pudiera prestarse para confusiones con las estrategias de acción y disuasión, no obstante tratarse de aproximaciones diferentes, que contextualizar a lo directo o indirecto. En perspectiva histórica, estos modelos representan nítidamente la evolución del pensamiento estratégico, tanto en lo referido a la ampliación del concepto de fuerzas, la organi41 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez zación del estado para prever y enfrentar conflictos, como en el diseño de soluciones estratégicas, tendiendo desde lo eficaz hacia lo eficiente. 49 · Estrategia secuencial o estrategia acumulativa: su elemento central está en el ordenamiento de las acciones y la concatenación de sus efectos. Particularmente, la estrategia secuencial se caracteriza por estar sometida a la dependencia e interacción de la serie de eventos que dan forma al conflicto, los cuales van surgiendo a partir del que les precede, directa o indirectamente. Como puede apreciarse, es una estrategia que encuentra su aplicación más adecuada en un ambiente en que el recurso militar prevalece en el tratamiento del contencioso. Por su parte, la estrategia acumulativa no depende de la complementariedad de los objetivos de carácter parcial, por cuanto sus efectos no se generan en relación o vinculados con un evento previo, sino que por sí solos contribuyen a lograr metas en un plano superior. Esta estrategia se acomoda más a ambientes sicológicos, económicos o de ciertas fuerzas que operen independientemente, como los submarinos. · Estrategia ofensiva o estrategia defensiva: su elemento central se basa en la capacidad de hacer uso del potencial y de la iniciativa, si es que se tiene, o si será necesario previamente crear las condiciones para obtenerlas. Estos modelos condicionan el desarrollo de las fuerzas morales y materiales para hacer frente a un conflicto, toda vez que la realidad del entorno político y estratégico de los contendores les impondrá restricciones u otorgará fortale- 49 42 Utilizando la acepción economicista, que diferencia ambos vocablos en función del valor de los recursos empleados en producir un efecto deseado y su mejor empleo. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia zas, a lo que se debe agregar si el problema causal del enfrentamiento se solucionará en el propio territorio, contiguo a él o en ultramar. · Estrategia de lo probable o estrategia de lo peligroso: su elemento central se identifica en el esfuerzo por desplegar, variando desde lo ordinario a lo extraordinario, o de lo previsible hasta lo que se escape de control. Esta dualidad orienta hacia la característica de las fuerzas que se requiere para la solución de un problema estratégico, en tanto lo probable puede ser abordado con lo regular y contener sus efectos a una zona en particular o identificarle límites controlables; en cambio lo peligroso, además de requerir esfuerzos extraordinarios, es más difícil de controlar y potencialmente puede generar una escalada que supere las opciones de enfrentamiento exitoso. Respecto de las opciones estratégicas, al deducirse de los modelos estratégicos, es preciso no perder de vista su carácter vinculante con una idea superior, que guiará la acción, sumado a que determinadas variables que afectan una posible solución tienden a cierta independencia y sus efectos son cada vez más gravitantes, aspectos que en la época de la crisis del Canal Beagle estaban más bien subordinados al enfrentamiento ideológico que dividía al mundo, como se señala: · La tolerancia social, que obliga a preocuparse de modo muy especial por la legitimación del uso de la fuerza, tanto al interior de los estados como frente a la comunidad internacional. · Los intereses en juego, entreverados con la transversalidad de valores de índole económico, cultural, religioso, étnico o político. Durante la Guerra Fría, a este concepto había que agregarle el grado de influencia que sobre las decisiones de los estados ejercía una u otra superpotencia, predominantes en un esquema de relaciones internacionales bipolar. 43 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · El costo de las decisiones, especialmente en los planos político y económico, por cuanto la interacción entre los actores internacionales constituye un juego de intereses, valorados desde sus respectivas ópticas, que normalmente no están dispuestos a ceder por la sola buena voluntad de los involucrados. · La identificación de los escenarios previsibles tras la solución del problema, generados en las negociaciones y concesiones que se hayan aceptado, orientadas a crear condiciones para el empleo de las fuerzas, de toda índole, especialmente si se ha alcanzado un determinado grado de hostilidad. · El impacto del problema en objetivos anteriores y superiores, pero que pueden ser relegados, como consecuencia del riesgo que se visualiza en la amenaza que ha cobrado vigencia o cuyo estado deja de ser latente y se transforma en real. Lo peligroso prima sobre lo previsible. · La necesidad de operar en dimensiones diferentes, en tanto las relaciones interestatales no son lineales ni unívocas, generándose diversas gradaciones y orientaciones de vínculos con actores también diversos, que también son objeto de otras interacciones, lo que impone el desarrollo de la capacidad de identificar escenarios tan complejos como variados en los cuales será necesario estar presente, operar con los recursos disponibles, neutralizar amenazas y aprovechar las oportunidades que se presenten. Finalmente, el lector podrá percatarse de que no hay un modelo ni una opción que por sí logre un objetivo en particular, siendo necesario recurrir a diversas combinaciones temáticas, de niveles, capacidades, etc., por cuanto al ser aproximaciones teóricas sólo contribuyen a orientar el esfuerzo, como ya se citara, siendo lo más relevante el diseño de soluciones estratégicas, sin importar si corresponden o no a una de estas ideas. 44 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 2.1.3 Los Modelos de Disuasión Asumiendo que en esta materia existen numerosas perspectivas y hecho el alcance sobre los modelos y opciones estratégicas, cabe señalar, en consecuencia, algunos conceptos sobre las aproximaciones para organizar un esquema disuasivo, según el planteamiento de Edward Luttwak, 50 en cuanto a dos modelos de disuasión en el campo estratégico, cuya esencia se centra en la mantención versus la alteración del statu quo, dependiendo de la condición de agredido o agresor, respectivamente. A continuación se detallarán sus principales características, intentando destacar los elementos que les diferencian, para posteriormente abundar algunas reflexiones que se deducen: · Disuasión por castigo: Este modelo se concreta configurando una amenaza posible de efectuar como reacción sobre objetivos valiosos del oponente, aún después de haber recibido el primer golpe ofensivo de magnitud. Para lograr disuadir, el castigo debe ser verídico y significar un daño inaceptable, que puede ser a ciudades, industrias, instalaciones y fuerzas militares, o directamente a las personas de los líderes enemigos. Estos objetivos no requieren, necesariamente, estar relacionados con la acción inicial del agresor en cuanto a su naturaleza ni ubicación geográfica. Exige disponer de gran movilidad estratégica y de cierta capacidad ofensiva. · Disuasión por negación:Este modelo asegura al agresor que la resistencia del agredido en el lugar en que decida actuar le hará imposible o muy costoso obtener el objeto de sus ambiciones. Para funcionar requiere espacio, tiempo e inteligencia que proporcione información segura y oportuna respecto del teatro u objetivo que atacará el adversario. 50 Luttwak, Edward, “La Lógica de la Guerra y la Paz”, Instituto de Publicaciones Navales de Argentina, Buenos Aires, 1992, pp. 194 y siguientes, en Thauby G., Fernando, “Disuasión y Defensa”, Revista de Marina, Valparaíso, 1999, pp. 9 y 10. 45 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En ambos casos el agredido -defensor del statu quo- siempre está en inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu quo- por cuanto para el primero su mejor opción es “no perder”, mientras que para el segundo su peor opción es “no ganar”, es decir, dialécticamente la estrategia de disuasión -al menos en teoría- concluye premiando al agresor. En la opción de estrategia de disuasión por castigo este inconveniente se reduce, ya que el castigo puede constituir una derrota para el agresor. 51 ¿Qué otros aspectos se infieren del análisis de ambas alternativas? En primer término, el modelo de negación lleva implícito el desconocimiento y la incertidumbre respecto de las capacidades y de las intenciones adversarias, que finalmente infunde temor; en cambio, el modelo de castigo conlleva conocimiento y certidumbre de las capacidades reales y del por qué se está dispuesto a ir a la guerra, como principales elementos inhibidores de las intenciones adversarias, por cuanto genera respeto. En otro orden de ideas, para lograr una decisión respecto del modelo más adecuado para una estrategia disuasiva, es necesario conjugar las variables propias de cada criterio de acción. Es así como, en el primero de los citados, los valores esenciales del modelo son la negación, entendida como impedir a toda costa que el adversario logre sus objetivos, el desconocimiento, la incertidumbre y el temor, considerando a este último como un producto, por supuesto ampliamente proclive a tensionar las situaciones de conflicto, o al menos a mantener la amenaza como un elemento gravitante en el contencioso. Por su parte, el segundo modelo está basado en el castigo, entendido como la advertencia explícita sobre el hecho que toda actitud hostil -que se manifieste en agresión y trasgresión de los intereses fundamentales- será oportuna y eficientemente reivindicada; en el conocimiento, la certidumbre y el respeto, siendo este último valor esencial en la creación de un ambiente que permita el normal desenvolvimiento del Estado, atenuando con mayor eficiencia las posibles interferencias de las amenazas. 51 46 Thauby, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 2.1.4 Los Componentes de la Disuasión Convencional Los componentes de la disuasión convencional, tal como se planteara en el primer capítulo, pueden ser concebidos a partir de una sucesión de relaciones causa-efecto, que responden a las interrogantes referidas a qué, cómo y para qué disuadir, siendo las siguientes: · Definir y explicitar los intereses a proteger: como punto de partida de una política de estado, que refleje el por qué se está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la estructuración de una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo. · Identificar y desarrollar un medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses: esta capacidad de irradiar un mensaje adquiere crucial importancia para el esfuerzo disuasivo, en tanto será el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del adversario. En este sentido, la diplomacia adquiere especial relevancia, dado su carácter de medio más idóneo del que dispone el estado para vincularse con otros actores internacionales. · Definir y desarrollar una forma concreta y creíble de coerción: la forma esencial radica en las fuerzas armadas, dado su carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de daño. No obstante, otros campos de acción deben participar desde sus respectivas perspectivas, en el sentido amplio de las fuerzas, en tanto la disuasión tiene un carácter político y colectivo, siendo sustentadas por una serie de capacidades que contribuyen al esfuerzo disuasivo del estado. · Desarrollo de fuerzas materiales y morales adecuadas al propósito: la credibilidad del mensaje disuasivo se sustenta, en gran medida, en la existencia de fuerzas capaces de producir la coerción implícita en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes, profesionales, de alta cali47 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez dad por sobre la cantidad, capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad política de su empleo. Respecto de las otras fuerzas que complementan el esfuerzo disuasivo, se cita una estructura económica solvente y sana, la capacidad de negociación del estado, un servicio exterior eficiente y profesional, un sistema de inteligencia nacional, un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la cohesión interna y la fortaleza institucional, entre otros. · Explicitación de la voluntad política de empleo de los recursos disponibles para la preservación de los intereses nacionales: tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del estado, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y están por sobre las diversas visiones políticas internas. 2.2 ANÁLISIS HISTORIOGRÁFICO DE LAAPLICACIÓN DE LOS COMPONENTES DE LA DISUASIÓN CONVENCIONAL 2.2.1 El Entorno Estratégico Regional en la Década de los Setenta El gran marco de la Guerra Fría contextualiza al período en que el conflicto del Canal Beagle tuvo su mayor intensidad, entrecruzado por un ambiente de inestabilidad política y económica y el surgimiento de regímenes autoritarios, la penetración ideológica alentada por la Unión Soviética -cuyo baluarte en Latinoamérica estaba representado por el régimen castrista de Cuba- y los esfuerzos estadounidenses por mantener un necesario grado de control en la región, ubicada en su área de influencia y demasiado cerca de su propio territorio. 48 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Durante la década de los setenta la región se caracterizó por profundos desequilibrios, tanto al interior de los estados como entre vecinos y paravecinos, cuyas realidades y prioridades distaban de lo que podría llamarse un ambiente estratégico armónico o ajeno a percepciones contenciosas. Asimismo, es necesario un sucinto alcance sobre la confrontación Este – Oeste y su influencia en la región, básicamente desde la perspectiva de la declinación del poder de Estados Unidos y el incremento del poder soviético, con sus consecuencias en el terrorismo internacional, la impunidad de las sociedades totalitarias de izquierda, el aprovechamiento de las libertades de las sociedades liberales para fines ideológicos y manejo de la ONU para los mismos fines -controlada prácticamente por la ex URSS y una mayoría de estados soviéticos, árabes musulmanes y africanos- al punto que durante la década del setenta su rol esencial fue drásticamente trastocado, concentrándose en tres cuestiones relevantes: la destrucción de Sudáfrica e Israel y la condena del imperialismo, personificado en EE.UU. 52 Una somera y genérica visión de la situación de los países del Cono Sur de América, con algún grado de injerencia en la crisis, contribuirá a comprender mejor las circunstancias particulares que envolvieron a dos países cuyas historias son comunes y cuyos destinos están insoslayablemente unidos, a saber 53: · 52 53 Argentina: la situación política durante la década de los setenta se presentó inestable y de compleja secuencia, iniciándola con un gobierno militar del general Lanusse, que debió enfrentar una fuerte mentalidad nacionalista– peronista arraigada en el pueblo argentino y en sus FF.AA., así como la aparición del Ejército Revolucionario del Pueblo, que da inicio a una era de terrorismo, creándose las Johson, Paul, “Tiempos Modernos, la historia del siglo XX desde 1917 hasta nuestros días”, Javier Vergara Editor, Liberdúplex, S.L., Barcelona, España, 2000, pp. 843-845. Síntesis basada en los antecedentes consignados en Truán L. Gustavo y Biskupovic M.Juan, “La Crisis Chileno – Argentina de 1978: un análisis político estratégico”, memoria para optar al título de Oficial de Estado Mayor, ACAGUE, Santiago, 1995, pp.40 y siguientes. 49 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez circunstancias necesarias para al advenimiento al poder del veterano general Perón y la sucesión en el mandato nacional, tras su muerte en 1974, por parte de su esposa Isabel Martínez, en un ambiente de inestabilidad política y una grave situación económica, con una inflación que alcanzó el 400% anual. Este es el preámbulo para el acceso al poder, prácticamente sin oposición, de una junta militar presidida por el general Jorge Rafael Videla, que continuó con las relaciones con Chile en un plano de cordialidad y de recíproco entendimiento, pero que, en el contexto de la crisis, estaba en condiciones idóneas para intentar presionar a Santiago, por cuanto el gobierno militar argentino se encontraba en una posición relativamente sólida, con su prestigio internacional en alza, tras haber frenado la espiral de caos político y económico, y aún no agobiado por las acusaciones de violaciones a los derechos humanos. En otro campo, había disfrutado de una extraordinaria apertura de los mercados tecnológicos y militares internacionales, lo que había permitido sostener un ambicioso programa de rearme y de desarrollo de una poderosa industria militar propia, incluyendo, además, la puesta en marcha de programas estratégicos como el desarrollo de misiles de alcance intermedio y de un programa nuclear. 54 · 54 50 Bolivia: siendo uno de los países más inestables de Sudamérica, alcanza cierto nivel de tranquilidad política y social tras la asunción al poder del general Hugo Banzer en 1971, desarrollando un proceso de ajuste interno, logrando estrechar vínculos con Brasil, país que trata de influir para acercar posiciones con Chile, cuyas relaciones diplomáti- Barcelona Eduardo y Villalonga Julio, “Relaciones Carnales. La Verdadera Historia de la Construcción y Destrucción del Misil Cóndor II”, Buenos Aires, Planeta Espejo de la Argentina, 1992, 19-39, en Cheyre E., Juan Emilio, trabajos de preparación del capítulo V de la tesis doctoral La Economía, una Nueva Variable en la Relación Estratégica y Geopolítica del Cono Sur de América, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Madrid, 2001. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia cas se normalizan recién en 1975, después del encuentro de ambos presidentes en Charaña, comenzando una nueva era de relaciones bilaterales. Tanto fue así, que Bolivia dejó de estar subordinada al área de influencia peruana y Chile propuso una solución a su mediterraneidad, ofreciendo un corredor paralelo a la frontera con Perú, lo que fue tajantemente rechazado por el gobierno de Lima. Más tarde, factores de políticas interna, sumados a un cambio de estrategia para el tratamiento de su mediterraneidad esta vez en los organismos internacionales- así como la coyuntura de la crisis del Beagle, llevan a que, a principios de 1978, La Paz ponga abrupto término a las relaciones diplomáticas con Chile. · Brasil: habiendo alcanzado una situación de liderazgo en América del Sur, emerge en sus círculos intelectuales, políticos y militares la tendencia a asumir tal condición y a justificar su poderío en su condición de futura potencia, con las implicancias que se derivan en sus relaciones internacionales, dentro de las que se cuenta un rol preponderante en el control del Atlántico Sur. Asimismo, abrió sus mercados a la URSS, siguiendo el estilo de las potencias europeas, en cuanto a no confundir los intereses económicos con los asuntos de orden ideológico. · Chile: tras la crisis política, económica y social que desencadenó en los acontecimientos de septiembre de 1973, debe hacer esfuerzos por reordenar su institucionalidad y recuperar su normal funcionamiento, así como hacer frente a una situación de tensión en sus relaciones con Perú, en 1974, que impuso el desarrollo de medidas paliativas en un contexto de absoluta restricción, por cuanto el gobierno militar chileno había sido aislado políticamente en el ámbito internacional, lo que dificultaba notoriamente su acceso a nue51 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez vos suministros de armamento, así como un serio deterioro en su prestigio internacional. En el campo económico, los efectos del alza mundial del petróleo y la baja del precio del cobre causaron importantes mermas de recursos que influyeron en la generación de una considerable crisis económica, amenazando los esfuerzos por el control de la inflación, pese a lo cual se logró la implementación de innovadoras medidas macroeconómicas que permitieron que la balanza de pagos volviera a signos positivos y se alcanzaran índices alentadores. · Ecuador: mantenía sus problemas limítrofes con Perú, generándose incontables incidentes fronterizos y una tendencia de antagonismo con su vecino del sur que lo lleva a un acercamiento con Chile, que se alza como un interesante factor disuasivo para las pretensiones peruanas respecto de ambos países. · Perú: bajo el gobierno del general Velasco Alvarado se evidencia una importante penetración soviética en prácticamente todos los campos de acción, que sumado a que la ex URSS varió su estrategia de influencia en Latinoamérica -alentando los conflictos regionales- se traducen en el potenciamiento de su capacidad militar y su explotación como instrumento de poder para respaldar su accionar en el campo internacional, específicamente en sus relaciones con Chile y Ecuador. No obstante, esta capacidad decae a partir de 1977, debido a su fuerte endeudamiento externo y a la inestabilidad política interna, que lo llevan a relativizar su discurso reivindicacionista. 2.2.2 Síntesis de la Crisis del Canal Beagle de 1978 55 La crisis del Canal Beagle de 1978 tuvo su origen en la reivindicación de Argentina de las islas Picton, Nueva y Lennox, cuyo control hubiese entregado el completo dominio de esta vía marítima al gobierno 55 52 Cheyre, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia de Buenos Aires. La reivindicación argentina estaba impulsada por factores de distinta índole. El Canal podía tener importancia desde un punto de vista geopolítico, en la medida en que representaba un acceso relativamente seguro entre el Atlántico y el Pacífico. De este modo, si Argentina se hacía de su control podía romper el reparto de áreas de influencia estratégica que había quedado dibujado en los Pactos de Mayo de 1902 y había servido para garantizar la estabilidad entre Buenos Aires y Santiago durante tres cuartos de siglo. De hecho, los acuerdos de principios del siglo XX habían definido al Pacífico como área de exclusivo predominio de Chile, mientras otorgaban a Argentina una preponderancia similar en el Atlántico. Sin embargo, con el control del Beagle, la Armada argentina se habría proyectado inevitablemente hacia el Pacífico, situación que Chile percibía como una amenaza directa sobre su área de influencia oceánica. Paralelamente, el dominio del Beagle por Argentina podía también proyectarse hacia el sur garantizando a Buenos Aires una posición ampliamente favorable para sustentar sus reclamaciones en la Antártica. Pero, al mismo tiempo, otras razones alimentaban las reivindicaciones de la junta militar argentina. Por un lado, estaba su necesidad de afirmar el papel de potencia regional en América del Sur. En este sentido, se trataba de provocar un desenlace favorable de un conflicto fronterizo a modo de una demostración de fuerza ante todo el continente que afirmase el papel de Argentina como nueva potencia hegemónica de la región. En ese sentido, Santiago se presentaba como un adversario ideal en la medida en que, históricamente, había mantenido una larga rivalidad con Argentina que siempre había quedado inconclusa. Es decir, nunca se había inclinado la balanza regional a favor de una u otra república, recurriéndose siempre a soluciones de compromiso y acuerdos que evitaron una confrontación decisiva. Con estos antecedentes, la junta militar argentina deseaba convertir su potencial victoria en la crisis del Beagle en el símbolo de una nueva política de gran potencia; un nuevo principio que cortase con anteriores planteamientos de acción exterior, más inclinados hacia el apaciguamiento y la contención. Por otro lado, había importantes factores de política doméstica que impulsaban a los militares argentinos a buscar un éxito en el 53 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez exterior que les sirviese para reforzar su prestigio de cara a su propia opinión pública. La campaña lanzada por el gobierno militar para desarticular a las organizaciones terroristas izquierdistas y otros grupos de oposición había desatado protestas en el interior del país. Lo mismo se podía decir de ciertas medidas de carácter económico que habían sido impopulares para ciertos sectores sindicales. En este contexto, desde el punto de vista de la cúpula castrense, un triunfo frente a un rival tradicional como Chile podía servir para reforzar la cohesión interna de la sociedad argentina y avivar el apoyo al régimen. La crisis se abrió con el arbitrio emitido, en mayo de 1977, por la corona británica, que confirmaba la soberanía chilena sobre los islotes meridionales que forman la boca oriental del Canal de Beagle. En estas circunstancias, la reacción de ambas capitales fue opuesta. Mientras Santiago declaró su disposición a cumplir el resultado del arbitraje, Buenos Aires optó por reservarse el derecho a estudiar la decisión. En los siguientes meses, la situación entre ambas repúblicas se deterioró a medida que Argentina incrementaba las actividades aéreas y navales de sus fuerzas en la región y procedía a situar una baliza en uno de los islotes en disputa. Esto ocasionó la protesta de las autoridades de nuestro país, mientras que, paralelamente, Buenos Aires acusó a las fuerzas chilenas de haber violado repetidas veces aguas y espacio aéreo de su soberanía. En tanto, las dos capitales mantuvieron intensos contactos diplomáticos con el fin de encontrar una solución negociada. Sin embargo, cualquier posibilidad de acuerdo chocó con la distancia insalvable entre el deseo de Chile, que cualquier solución estuviera en concordancia con el resultado del arbitraje, y la demanda de Argentina de buscar opciones alternativas a una decisión de la corona británica que le resultaba desfavorable. Estas divergencias condujeron al rechazo chileno de las pretensiones argentinas en enero de 1978. Este bloqueo no pudo ser despejado por la cumbre Chileno-Argentina celebrada el día 19 de ese mismo mes en la localidad de Córdoba, perteneciente a este último 54 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia país; encuentro al que acudieron el general Pinochet y su homólogo argentino, el general Videla. De hecho, a los pocos días, el gobierno argentino declaró por sí y ante sí insanablemente nulo el arbitraje sobre el Canal de Beagle, lo que desató las protestas de la cancillería chilena. Mientras los movimientos militares en la frontera se intensificaban, una nueva reunión Pinochet-Videla en Puerto Montt, en febrero de 1978, consiguió un principio de acuerdo sobre una mecánica de negociación para resolver el contencioso. En cualquier caso, el compromiso definitivo sobre este asunto siguió sin llegar y las relaciones bilaterales continuaron deteriorándose, particularmente después que las autoridades argentinas tomaran una serie de medidas que dificultaban el tránsito comercial, a través de su territorio, de productos procedentes o dirigidos a Chile. A partir de septiembre, la situación se volvió especialmente difícil en la medida en que se hicieron visibles los preparativos bélicos en el territorio argentino, con ejercicios de defensa antiaérea y oscurecimiento en el sur del país. Para octubre, Buenos Aires convocó a cerca de medio millón de reservistas y realizó concentraciones de tropas en diferentes sectores de la frontera. En los dos meses siguientes, la situación se volvió extraordinariamente tensa. La solución diplomática parecía bloqueada por la negativa argentina de acudir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Al mismo tiempo se produjeron movimientos bélicos en ambos lados. Las flotas de Argentina y Chile se concentraron en el sur. Entretanto, se hizo cada vez más visible que las fuerzas argentinas estaban listas para lanzar una operación con el objetivo de ocupar las islas en disputa; un paso que significaría la guerra. En este contexto, la situación estratégica de Chile era particularmente compleja debido a que, mientras la tensión con Argentina crecía a lo largo de su extensa frontera común, no podía perder de vista los acontecimientos en su frontera norte. De hecho, desde su llegada al poder en 1969, el gobierno militar peruano había mantenido una fuerte retórica nacionalista. De este modo, la posibilidad que Lima podía estar esperando la ocasión propicia para buscar la revancha por su derrota en la Guerra del 55 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Pacífico, en el siglo XIX, se había hecho verosímil. La credibilidad de esta hipótesis había aumentado después de las importantes compras de material blindado y aéreo realizadas por el gobierno peruano a Moscú. En estas circunstancias, coincidiendo con el aniversario de la batalla de Ayacucho, en 1876, la tensión en la frontera chilenoperuana había estado a punto de desembocar en un conflicto de grandes proporciones. En consecuencia, los planificadores militares chilenos no podían descartar que un estallido de hostilidades con Buenos Aires fuese el prólogo para un enfrentamiento con Lima, que obligase a la república a combatir en dos frentes; o tres, incluyendo a Bolivia. En cualquier caso, el 22 de diciembre se produjo un acontecimiento diplomático decisivo, en la medida en que ambas partes solicitaron la mediación papal en el conflicto. 56 La mediación, asumida por el Cardenal Antonio Samoré, tuvo gran éxito en desactivar el riesgo inmediato de enfrentamiento. Tras una serie de contactos diplomáticos preliminares, el enviado de la Santa Sede consigue que argentinos y chilenos firmen en Montevideo, en enero de 1979, un preacuerdo que pone las bases para una solución pacífica del conflicto. A partir de ese momento, las negociaciones continuarían, aunque no sin episodios de tensión, como los que tuvieron lugar en 1982, tras la denuncia por Buenos Aires del Tratado General de Solución Pacífica de Controversias, que comprometía a las diplomacias de ambos países. En principio, el apaciguamiento de la crisis argentino-chilena partió de la asimetría de las posiciones de ambos países. Santiago tenía una inclinación sustancial a buscar una solución diplomática a la crisis, en la medida en que percibía los efectos catastróficos que podía tener el conflicto y estaba convencido que cualquier solución política terminaría por serle favorable. En el caso de Buenos Aires, la decisión de abandonar la opción bélica respondió a varios factores. Para empezar, la posición de Argentina en el contencioso 56 56 Mayores detalles sobre la mediación de la Santa Sede, así como sobre otros aspectos de la crisis, en Tapia, Luis Alfonso, “Esta Noche: La Guerra”, Santiago, Ediciones de la Universidad Marítima de Chile, 1997. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia era difícilmente defendible en el ámbito internacional, ya que partía del rechazo a un arbitraje británico que gozaba de garantías de imparcialidad. En consecuencia, la opción militar hubiese contado con una extensa condena exterior. Buenos Aires descubrió que la ocupación de las islas en disputa no sería fácil, en la medida que las fuerzas chilenas ya habían tomado posiciones en ellas. Desde luego, Argentina tenía una ventaja sustancial en volumen de efectivos humanos y materiales, pero, Chile tenía la ventaja de encontrarse a la defensiva en un terreno particularmente poco favorable a las grandes maniobras ofensivas. Además, en lo naval, Chile tenía la posición, 57 de la cual carecía Argentina. Esta era una ventaja inicial considerable, en un escenario geográfico conocido para las fuerzas de la escuadra nacional chilena. En lo terrestre, la relativa superioridad argentina se compensaba con una voluntad de lucha de un Ejército, como el chileno, que se encuentra –como pocos en el mundo– ante la disyuntiva de no estar en condiciones de ceder terreno dada su escasa profundidad estratégica. En estas condiciones resultaba impensable que Argentina pudiese obtener una victoria fácil. De hecho, el mando militar estaba consciente de la posibilidad de sufrir grandes pérdidas humanas. Si se tenían en cuenta las grietas que ya entonces presentaba el respaldo popular al gobierno militar argentino, una aventura tan costosa como una guerra con Chile podía conducir a la caída del régimen. En estas circunstancias, los militares argentinos se inclinaron por buscar un compromiso como la salida más lógica. 2.2.3 Aplicación de los Componentes de la Disuasión A continuación se consignará cada uno de los componentes de la disuasión y sus conceptos asociados, indicando cómo fueron aplicados durante la crisis del Canal Beagle de 1978. 57 Uno de los elementos del poder naval que le otorga capacidad estratégica a la fuerza, consiste en un punto de apoyo para las operaciones basado en tres condiciones fundamentales: ubicación geográfica favorable, autonomía defensiva y autonomía logística. 57 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez 2.2.3.1 Los Intereses a Proteger Sin duda es el punto de partida de una política de estado, que refleje el por qué se está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la estructuración de una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo. En los tiempos actuales se evidencia una mayor transparencia en cuanto a este tipo de definiciones, tanto en el contexto de los procesos de integración regional y bilateral, en la publicación de libros de la defensa nacional, en el desarrollo de medidas de confianza mutua, así como en una serie de esfuerzos colectivos por promover la paz y la solución pacífica de controversias. Asimismo, la forma de vinculación entre los actores internacionales ha variado, como consecuencia del potenciamiento e irrupción de nuevos actores, que en el antiguo paradigma estaban relegados a un rol secundario, como las ONG, las transnacionales y grupos de poder de diversa naturaleza, cuya acción ha contribuido a mermar el margen de libertad de acción de los tradicionales miembros del sistema internacional, haciendo necesario un esfuerzo superior por la legitimación de los actos soberanos, no tan sólo frente a las sociedades a las que se deben, sino, ante la comunidad internacional en su conjunto, 58 aspecto que debe ser compulsado con los efectos de la economía y la generación de polaridades de índole diversa, lo que ha inducido a un replanteamiento de la forma cómo se logran ciertos objetivos, además de su presentación ante la comunidad toda. En 1978, estos valores son identificables en ambos bandos en disputa, primero en cuanto a Chile, que pretendía defender los derechos territoriales en la zona austral, 59 basado en el derecho que le asistía y ratificado por el fallo de la Corona Británica de 1977. En cuanto a Argentina, la identificación de los valores a proteger es más difusa, tanto por falta de acceso a fuentes oficiales como por una 58 59 58 ACAGUE, Apuntes de la asignatura “Conflicto, Guerra y Estrategia 1”, impartida por el De partamento de Historia Militar y Estrategia en el I Año del Curso Regular de Estado Mayor, Santiago, 2001. Truan y Biskupovic, Op.Cit., p. 74. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia diversidad de visiones respecto del tema, lo que no obsta para pronunciarse, en el ámbito de las deducciones, con la pretensión de contar con una posición terrestre desde la cual ejercer el control del gran paso bioceánico austral. 60 Por supuesto, estos objetivos se encuentran contextualizados en definiciones políticas de mayor envergadura, que dan origen a un conflicto territorial que data del siglo XIX, con diversas manifestaciones reflejadas en reclamaciones particulares hechas por Argentina, cuyo tratamiento ha sido en detalle, caso a caso, encontrándose aquí el bien en disputa que genera el contencioso, como es el acceso a un recurso claramente identificado, como es el territorio. 61 En esta crisis hubo un grado de discrepancia muy alto entre las posiciones de los dos países. Tras ellas se observa una legitimación del uso de la fuerza por parte de un sector belicista, que es percibida en Chile como un elemento real, más parte de un falso dilema presente en las negociaciones entre ambos países. En lo inmediato, la disparidad acerca de lo que debe ser la conducción del conflicto no puede ser mayor, pero el resultado es que ninguna de las dos partes logra imponer totalmente su visión, en un caso, el recurso judicial ante la Corte Internacional de Justicia (Chile) y en el otro, un acuerdo que anule los efectos del laudo arbitral (Argentina). 62 Como se aprecia, a partir de una disputa basada en un bien amplio, como es el territorio, se deducen diversos objetivos que concretan las diferentes aristas del conflicto genérico, los que pese a ser contrapuestos no necesariamente son equivalentes, tanto en importancia como en magnitud, lo que condiciona el esfuerzo disuasivo de uno u otro bando. 60 61 62 Videla C., Ernesto, “La Crisis con Argentina de 1978”, discurso de incorporación a la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, Santiago, 1999. Desde la perspectiva del Lewis A. Coser, los hombres, luego las sociedades, se enfrentan por el acceso a recursos, status y poder. Infante C., María Teresa, “Argentina y Chile: percepciones del conflicto de la zona del Beagle”, Revista del Instituto de Estudios Internacionales, Santiago, julio – septiembre de 1984, p. 384, en Piuzzi C, Patricia, Estudio de la Crisis Chileno Argentina de 1978 en Medios Escritos, tesis para optar al grado de Magíster en Ciencias Militares, mención Política de Defensa, Santiago, 1997, p. 84. 59 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En tal sentido, el Laudo de SM Británica impactó esencialmente en el honor argentino y en sus ambiciones por mejorar su posición internacional, pero en ningún momento se afectó algún interés vital que justificara una guerra, pero sí una actitud hostil con mucha demostración de fuerza para no someterse a un designio totalmente desfavorable, lo que lo transformó en agresor. Por su parte, Chile se sintió agredido, más que en su honor, en sus derechos jurídicamente sustentados y ratificados por el fallo arbitral, luego, la defensa de la soberanía territorial se aproxima con mayor nitidez a lo vital, más si lo que estaba en juego no era solo la posesión de unos centenares de kilómetros cuadrados, sino el uso que de ellos se podría hacer y la consiguiente amenaza para el futuro; entonces, pese a optar por la negociación para la solución de controversias, tenía mayor sustento su disposición a ir a la guerra ante una acción de fuerza en su contra. 2.2.3.2 Los Medios para Comunicar la Disposición de Proteger Dichos Intereses Esta capacidad de irradiar un mensaje adquiere crucial importancia para el esfuerzo disuasivo, en tanto será el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del adversario. En este sentido, la diplomacia adquiere especial relevancia, dado su carácter de medio más idóneo del que dispone el estado para vincularse con otros actores internacionales. De esta forma, en 1977 y 1978 se aprecia un intenso uso de los medios de comunicación, tanto por personeros de los respectivos gobiernos como por otros líderes de opinión, en general catalogados como autoridades políticas, académicos, negociadores, militares, diplomáticos y eclesiásticos, que desde sus respectivas perspectivas apoyaron las causas de ambos contendores, evidenciándose una clara diferencia de estilo entre las opiniones de personeros chilenos, enfrentadas a las de sus pares argentinos. 63 63 60 Al respecto, se sugiere ver Piuzzi, Op.Cit., obra en que se desarrolla una interesante investigación sobre los mensajes emitidos desde ambos países. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Mientras en Chile se opta por centrar los mensajes en conceptos tales como paz, jurídico, derecho, controversia, tratado, acuerdo, arbitraje y negociación, bajo un esquema de lógica de paz, en Argentina se opta por soberanía, conflicto y estrategia, bajo la clara influencia de una lógica bélica. Este es un antecedente relevante a la hora de analizar el uso de los medios de comunicación para transmitir un mensaje disuasivo, en tanto refleja las ideas sobre las cuales se apoya la postura de cada uno de los beligerantes en el contencioso, además de contribuir a graduar el esfuerzo disuasivo, en medida que los mensajes contengan una mayor o menor cuota de agresividad o pasividad, según sea el caso. Asimismo, el tipo de fuente también contribuye a esta gradación, en tanto según sea su especialización o área de procedencia, sus mensajes estarán contextualizados en una lógica vinculante, como es el caso de los representantes diplomáticos, que centran su discurso en torno a conceptos como tratado, arbitraje, controversia, negociación y derecho; los académicos centran el suyo en ideas en torno a arbitraje, tratado y negociación; los negociadores en torno al acuerdo, tratado y negociación; los militares en torno a derecho y arbitraje y, finalmente, los eclesiásticos en torno al concepto de paz. Esta gradación también puede ser expresada en una curva que refleja la mayor o menor intensidad en el tiempo, en concordancia con el desarrollo del conflicto. 64 2.2.3.3 Las Formas de Coerción Si bien la forma esencial radica en las fuerzas armadas, dado su carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de daño, todos los campos de acción deben participar desde sus respectivas perspectivas, en el sentido amplio de las fuerzas, en tanto la disuasión tiene un carácter político y colectivo, siendo sustentadas por una serie de capacidades que contribuyen al esfuerzo disuasivo del estado. 64 Ibíd. 61 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En síntesis, la amenaza militar no es la única forma de inducción a asumir una conducta deseada, ante la existencia de otros elementos de presión, que contribuyen a graduar y potenciar el efecto disuasivo, dejando como último recurso el empleo de las armas. Para tales fines se estima acertado el desarrollo de un poder nacional armónico, cuyo equilibrio esté en función de los intereses nacionales, por cuanto es ahí donde reside la verdadera opción del estado para aproximarse a su bien común, dentro de lo cual está su capacidad de negociar y respaldar sus esfuerzos por preservar su integridad y crear condiciones para su desarrollo, en un mundo cada vez más competitivo y que impone mayor interacción, en una dialéctica en que la amistad tiene poca cabida frente a los intereses, que son el verdadero motor de las relaciones internacionales. En 1978 Chile asumió una postura basada en el derecho, luego, su método de coerción fue fundamentalmente político y diplomático, representado por una conducción superior del estado cohesionada en torno a un líder, discreta y sustentada en razones jurídicamente fundadas, con el apoyo de una acción en el campo diplomático que evitó asumir posiciones rígidas, no cayó en el juego de la fuerza y logró que la contraparte no abandonara la mesa de negociación. Con paciencia y serenidad usó su capacidad política, diplomática y militar con el fin de alcanzar una solución pacífica del diferendo. Así lo demuestran su disposición a extender las negociaciones directas en 1978, como lo requería Argentina; así como las cuatro invitaciones, rechazadas por nuestros vecinos, a concurrir a la Corte Internacional de Justicia; la reacción diplomática y la acción militar mesurada ante las violaciones al espacio terrestre, marítimo y aéreo por parte de las FF.AA. argentinas; los esfuerzos desplegados para obtener la mediación y el espíritu de colaboración prestado al representante del Santo Padre para facilitar su tarea. 65 Por su parte, Argentina asumió una conducta agresiva, que superó con creces la inspiración y manipulación de sus FF.AA. Sobre 65 62 Videla, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia ellas recae la responsabilidad que corresponde al ejercicio del gobierno que encabezaban, pero son múltiples los testimonios de políticos, juristas, publicistas, periodistas e, incluso, clérigos, que impulsaron el conflicto con entusiasmo. En rigor, si estos sentimientos disociadores subyacentes no hubiesen existido, todo el poder de las FF.AA. no habría bastado para movilizar a un pueblo como efectivamente ocurrió, 66 a lo que se debe agregar que por tratarse de un estado federal, con una compleja red de relaciones políticas y administrativas, existe la capacidad efectiva de asumir métodos de coerción en distintos niveles y actividades, como son los controles fronterizos y policiales, las restricciones al transporte, el sometimiento de las importaciones y exportaciones a gravámenes especiales o tramitación exagerada, el hostigamiento a inmigrantes, las violaciones de los espacios jurisdiccionales, etcétera. 2.2.3.4 Las Fuerzas Materiales y Morales La credibilidad del mensaje disuasivo se sustenta, en gran medida, en la existencia de fuerzas capaces de producir la coerción implícita en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes, profesionales, de alta calidad por sobre la cantidad, capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad política de su empleo. Respecto de las otras fuerzas que complementan el esfuerzo disuasivo, una estructura económica solvente y sana, la capacidad de negociación del estado, un servicio exterior eficiente y profesional, un sistema de inteligencia nacional adecuado a las exigencias del siglo XXI, un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la cohesión interna, la fortaleza institucional, entre otros, son aspectos claramente contribuyentes a su implementación y sostenimiento, constituyendo herramientas de alto valor a la hora de demostrar el poderío nacional en su conjunto. 66 Ibíd. 63 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En tal sentido, se estima que los elementos del poder nacional, 67 en su conjunto, constituyen la síntesis de las fuerzas materiales y morales que se requiere para ser efectivamente disuasivo, sin perder la orientación del estado hacia el verdadero bien común, que no está en su capacidad militar ni de coerción, sino en el equilibrio en el uso de sus recursos, satisfaciendo la mayor cantidad de necesidades posible, en forma armónica, de acuerdo al interés nacional. En 1978, Argentina basó sus fuerzas en un considerable potencial militar, que superaba al de Chile en demasiados aspectos, tanto como en la inducción de la sociedad a asumir una postura reivindicacionista alimentada por la enseñanza de una historia cuya interpretación puede prestarse para aventuras, a partir del desarrollo de una escuela de pensamiento geopolítico ortodoxa, que teorizó e introdujo diversos conceptos que otorgaban derechos a su país con arreglo a sus propios intereses, sin que necesariamente se relacionara con lo jurídicamente establecido, como elemento contribuyente a la creación de una potencia en el Cono Sur de América. En el tiempo, la confianza en el respeto de las sentencias arbitrales empezó a perder fuerza; intervinieron políticos, juristas, militares y geopolíticos argentinos quienes sugirieron que su gobierno declarara nulo el Laudo. Un hecho no sólo inédito en nuestra relación exterior, sino también inconducente, como se apresuró a declarar el propio Tribunal Arbitral. Fue el inicio de la puesta en duda del principio rector de toda relación internacional, cual es el respeto al imperio del derecho. Lo que en un comienzo fue percibido como una bravata, terminó siendo realidad. 68 Del mismo modo, el gobierno argentino hizo uso de las condiciones que se le presentaban en el campo internacional, en el que su prestigio se había realzado, al lograr controlar el caos político y eco- 67 68 64 Se entiende por tal a la capacidad o situación que posee un estado para imponer su voluntad sobre otros o evitar amenazas que considere lesivas a sus intereses u objetivos, cuya cuantificación se puede entender desde diversas perspectivas, en torno al territorio, fronteras, población, producción, desarrollo económico, potencialidad financiera, homogeneidad étnica, integración social, estabilidad política y el espíritu nacional, entre otros. Videla, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia nómico en que había recibido al país, así como los resultados que arrojaba una política exterior proactiva, que le había otorgado el carácter de potencia en el contexto latinoamericano. No obstante, la fuerza de los argumentos chilenos mermó el éxito inicial, al dejar al descubierto la falta de compromiso con el derecho internacional y el desapego a los resultados del laudo efectuado por una potencia mundial de reconocido prestigio en estas materias. Por su parte, Chile priorizó el empleo de medios no militares, sin descuidar su despliegue defensivo, evitando sobre reaccionar ante las continuas provocaciones trasandinas, orientando sus esfuerzos hacia una solución negociada, sin involucrar a la población en un problema cuyo tratamiento se debe concentrar en el poder político. No obstante, a medida que la situación escaló fue inevitable que se produjera alarma pública, la que fue controlada gracias al empleo de los medios adecuados, la idoneidad de los interlocutores, la responsabilidad en el manejo del aparato militar y una conducción política que mantuvo el objetivo y la serenidad con particular acierto. 2.2.3.5 La Voluntad Política de Empleo de los Recursos Disponibles Este es tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del estado, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y están por sobre las diversas visiones políticas internas. Sin duda, un país políticamente sano se caracteriza por la explicitación de políticas de estado que orientan el esfuerzo colectivo de diversos sectores, en el largo plazo, consensuando una visión guía que facilita el accionar de organizaciones intermedias, especialmente en cuanto a relaciones exteriores y defensa, cuya sincronía permite enfrentar adecuadamente los desafíos que plantean las posibles amenazas, así como identificar oportunidades en estos campos. 65 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Esta coherencia se evidenció en ambos bandos en disputa en 1978. Sin embargo, una visión historiográfica permite establecer que en el caso argentino tal voluntad no estaba claramente definida, más allá del discurso patriotero y políticamente exacerbante, por cuanto la naturaleza del objetivo no ameritaba una guerra, así como no fue posible conciliar posiciones antagónicas sobre la conducción de la crisis, lo que afectó la autoridad del gobernante para resolver en consecuencia. En cambio, en Chile sí hubo consenso respecto de la búsqueda de una solución por la vía de la negociación, liderado por una autoridad que supo aunar esfuerzos y otorgar libertad de acción a sus agentes diplomáticos, en resguardo de intereses que, en caso de haber sido trasgredidos, habrían ameritado el uso de la fuerza por su preservación. Probablemente, uno de los aspectos que con mayor fuerza contribuyó al efecto disuasivo nacional, fue la explicitación de la voluntad política de resistir la agresión, en toda la frontera, si se abandonaba el cauce de solución pacífica de las controversias, que le fuera oficialmente comunicada al gobierno trasandino durante 1978. 2.3 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO Respecto de los modelos estratégicos, se deben entender como la diversidad de soluciones entre las que la estrategia y la política deben elegir para la solución de un problema correspondiente a estos niveles, cuyos matices se relacionan con el ordenamiento de las acciones y la concatenación de sus efectos; la gravitación de la fuerza militar en la solución del conflicto, en el contexto de otros recursos del estado; la capacidad de evitar el enfrentamiento o prolongarlo, hasta la consecución de un objetivo; la capacidad de hacer uso del potencial y de la iniciativa o si será necesario previamente crear las condiciones para obtenerlas; el esfuerzo por desplegar, variando desde lo ordinario a lo extraordinario, o de lo previsible hasta lo que se escape de control. En tanto, una opción estratégica se debe entender como las combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir de preceptos y deducciones que se derivan de los modelos, sin perder 66 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia de vista su carácter vinculante con una idea superior, cuyos elementos centrales se relacionan con la tolerancia social, los intereses en juego, el costo de las decisiones, la identificación de los escenarios previsibles tras la solución del problema, el impacto del problema en objetivos anteriores y superiores, y la necesidad de operar en dimensiones diferentes. La disuasión por castigo se concreta configurando una amenaza posible de efectuar como reacción sobre objetivos valiosos del oponente, aún después de haber recibido el primer golpe ofensivo de magnitud. Para lograr disuadir, el castigo debe ser verídico y significar un daño inaceptable, que puede ser a ciudades, industrias, instalaciones y fuerzas militares, o directamente a las personas de los líderes enemigos. Estos objetivos no requieren, necesariamente, estar relacionados con la acción inicial del agresor en cuanto a su naturaleza ni ubicación geográfica. Exige disponer de gran movilidad estratégica y de cierta capacidad ofensiva. La disuasión por negación asegura al agresor que la resistencia del agredido en el lugar en que decida actuar le hará imposible o muy costoso obtener el objeto de sus ambiciones. Para funcionar requiere espacio, tiempo e inteligencia que proporcione información segura y oportuna respecto del teatro u objetivo que atacará el adversario. En ambos casos el agredido -defensor del statu quo- siempre está en inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu quo- por cuanto para el primero su mejor opción es “no perder”, mientras que para el segundo su peor opción es “no ganar”, es decir, dialécticamente la estrategia de disuasión -al menos en teoría- concluye premiando al agresor. En la opción de estrategia de disuasión por castigo este inconveniente se reduce, ya el castigo puede constituir una derrota para el agresor. En relación con los componentes de la disuasión convencional, los intereses a proteger son, sin duda, el punto de partida de una política de estado, que refleje el por qué se está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la estructuración de una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo. 67 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Por su parte, los medios para comunicar la disposición de proteger dichos intereses reflejan las ideas sobre las cuales se apoya la postura de cada uno de los beligerantes en el contencioso, además de contribuir a graduar el esfuerzo disuasivo, en la medida que los mensajes contengan una mayor o menor cuota de agresividad o pasividad, según sea el caso. Las formas de coerción no sólo están caracterizadas por la amenaza militar, ante la existencia de otros elementos de presión, que contribuyen a graduar y potenciar el efecto disuasivo, dejando como último recurso el empleo de las armas, constituidos por el poder nacional. Las fuerzas materiales y morales deberán ser capaces de producir la coerción suficiente, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes, profesionales, de alta calidad por sobre la cantidad, capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad política de su empleo, complementadas con otras fuerzas que en su conjunto dan cuerpo al poder nacional. La voluntad política de empleo de los recursos disponibles es tal vez el elemento de mayor gravitación de la disuasión convencional, en tanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo. Está representado por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del estado, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y están por sobre las diversas visiones políticas internas. 68 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia CAPITULO III Rol de la Persuasión en la Disuasión 3.1 APROXIMACIÓN AL TEMA En los capítulos anteriores se han desarrollado detalladamente los principales elementos o factores que tienen relación o inciden en la disuasión, desde sus diferentes perspectivas, pasando por sus componentes y hasta un ejemplo de su aplicación, sobre la base de una visión historiográfica de la crisis del Beagle de 1978, como una manera gráfica de mostrar la forma en que opera en la práctica. Sin embargo, aún persiste la necesidad de profundizar un aspecto que fuera someramente mencionado en el capítulo I, que guarda relación con el concepto de persuasión y el rol que cumple en la disuasión convencional. Al respecto, es recurrente, por parte del común de los autores especializados, la utilización del concepto de persuasión para identificar uno de los tipos de comunicación a emplear para lograr que un potencial adversario no considere o desista del empleo de la fuerza, para el logro de sus objetivos políticos. En este sentido, y de acuerdo con la mayoría de los estudiosos, la persuasión es necesaria por el sólo hecho de que las relaciones entre seres humanos están marcadas por importantes diferencias en sus objetivos y en los medios para conseguirlos, por lo que en numerosas ocasiones entran en conflicto, que en sí implica una dialéctica de voluntades frente al interés colectivo por un mismo bien. “Cuando el logro de las metas de un individuo es interferido por la acción de otro en procura de su propio objetivo, la persuasión se emplea para convencer al ofensor para que redefina su objetivo o modifique los medios para lograrlo”. 69 69 Di Génova, Antonio, Persuasión o Procesos de Influencia, p. 1, en www.rerrpp.com.ar 69 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Desde este punto de vista, la persuasión es entendida como una forma de comunicación social que busca generar o evitar un cambio de actitudes y opiniones en la percepción y comportamiento de los individuos. Por ello, bajo distintas formas y en grados variables de intensidad, se le concibe como inseparable de la interacción y de la comunicación, constituyendo un fenómeno social de carácter habitual y permanente en todas las épocas. 70 En su origen, la comunicación persuasiva nace como parte de las reflexiones filosóficas desarrolladas en la antigüedad griega, bajo la forma de la retórica, es decir, del arte de hablar bien y convincentemente. Para los griegos, la retórica era la persuasión a través del discurso y necesariamente guardaba relación con aquellas materias que estaban sujetas a discusión pública. Por ello, en esa época, preocuparse de la retórica y la persuasión, implicaba una participación activa en política. 71 En la actualidad, la persuasión posee un grado importante de institucionalización como objeto de estudio, convirtiéndose en materia de cátedra en universidades y centros de educación superior dedicados principalmente a la comunicación, y en un campo de aplicación en los diversos ámbitos donde se producen interacciones entre los individuos, principalmente, la política, la publicidad y, fundamentalmente, en las ventas, actividades en las cuales constituye una de las principales estrategias para el logro de sus respectivos fines. A pesar de que la persuasión constituye el tipo de comunicación más coincidente con el contexto de la disuasión, como estrategia para prevenir e incluso evitar los conflictos internacionales, no existen estudios que profundicen sobre este concepto en las interacciones que se producen entre los estados y, por tanto en este capítulo, se pretende explicar en qué consiste y la forma en que opera entre los individuos y organizaciones de una determinada sociedad, con el fin 70 71 70 Ibíd. López P., Ricardo, Crítica y Defensa de la Persuasión, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Santiago, en www.galeon.com La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia de extrapolar y proyectar aquellos factores o aspectos que son susceptibles de ser aplicados en el nivel de las relaciones entre los actores del sistema internacional. 3.2 CONCEPTUALIZACIÓN DE LA PERSUASIÓN No es fácil definir el concepto de persuasión, ya que pereciera esquivar cualquier tentativa de identificar claramente sus características particulares. Varias son las razones que concurren para que se produzca tal dificultad. En primer lugar, el carácter semioculto de su manifestación que, obviamente, constituye una excepción a la regla de la transparencia en el acto de comunicar. En efecto, en la mayoría de los casos, la eficacia de la persuasión reside más en lo no dicho que en aquello que realmente es expresado, esencialmente “porque la persuasión, tal como la sorpresa, no se anuncia”. 72 Iniciar una comunicación persuasiva señalándole al receptor abiertamente que determinados mensajes procuran persuadirlo, probablemente comprometa seriamente sus posibilidades de éxito, tal como si al pretender sorprenderlo, se le previniera. “En uno y otro caso, se produciría una notoria incompatibilidad entre lo que se dice y lo que se hace, en el sentido de que lo que se diga automáticamente inviabiliza lo que se quiere hacer, predisponiendo negativamente a la audiencia”. 73 En segundo término, la aparente falta de transparencia de la persuasión parece conferirle una figura de naturaleza indescifrable, si no trascendental, dando pie a definiciones que la sitúan más en el ámbito de lo sobrenatural que de lo terrenal o, como mínimo, sólo al alcance de algunos elegidos. 74 72 73 74 Carrillo M., Retórica y Comunicación, Ediciones ASA, Porto, Brasil, 1994, p. 32. Ibíd. Ibíd. 71 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Finalmente, es posible constatar que numerosos autores que se refieren a la persuasión lo hacen siguiendo una idea previa y marcadamente negativa, asociándola a toda clase de actos ilegítimos, que van desde la amenaza al libre albedrío de la persona humana, pasando por la persecución de intereses inconfesables, enmascarar la verdad y hasta el engaño deliberado.75 Sin embargo, no se puede definir a la persuasión sólo a partir de sus malos usos, “porque a la par de los manifiestos abusos ocurridos en algunas oportunidades en las áreas del periodismo, las ventas, la publicidad, la propaganda política (también en las relaciones cotidianas, inclusive, familiares…) son innumerables las situaciones en que la utilización de la persuasión constituye el instrumento más eficaz y, en algunos casos hasta el único humanamente posible”. 76 Con todo, en cada una de esas situaciones, lo que está en el centro de la cuestión es que con la persuasión se busca actuar sobre el otro, llevarlo a modificar su comportamiento, su actitud o idea, frente a problemas o situaciones cuya solución implica un cambio en la actual forma de pensar o, por el contrario, mantener y reforzar una conducta ya existente. La Real Academia Española define el concepto de persuasión como la acción y efecto de persuadir,77 y este último término como “inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo”, 78 ubicando este acto en el ámbito de la racionalidad de quienes por un determinado motivo o situación deben interactuar entre sí, a pesar de que algunos autores, especialmente en el contexto de determinadas argumentaciones persuasivas entre individuos, le asignen un papel importante a las emociones, tal como lo señala Lerbinger, para quien a través de la persuasión “se apela al intelecto y al sentimiento para obtener algún tipo de consentimiento psicológico de la persona a la cual se persuade”, 79 agregando que la investigación de las emociones, constituye el primer paso dentro de las técnicas básicas de la persuasión. 75 76 77 78 79 72 Bretón, Pedro, La Argumentación en la Comunicación, Publicaciones Don Quijote, Lisboa, 1998, p. 310. Ibíd. Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, Madrid, 2001, en www.rae.es Ibíd. Lerbinger O., Diseños para una Comunicación Persuasiva, Manual Moderno, México, 1979, p. 1. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia En cuanto a sus características, de acuerdo con la mayoría de los autores consultados, la persuasión presenta las siguientes particularidades que la diferencian nítidamente de la comunicación en general y de otras estrategias informativas: · Siempre constituye una actividad conciente e intencional, cuyo objetivo es el logro de ciertos efectos previamente definidos, orientados a las actitudes y comportamiento del persuadido. Una condición necesaria de la persuasión, que no es aplicable a la comunicación, es la percepción por parte de los individuos de que una conducta ajena es incoherente, inadecuada o ineficaz respecto de una serie de pautas. En otras palabras, si se percibe que existe o podría existir una amenaza a nuestros objetivos, el esfuerzo por persuadir se justifica. 80 · Sin perjuicio de que quien la ejecuta normalmente tiene un interés particular en lograr los fines por los cuales se aplica la comunicación persuasiva, en esencia su consecución apunta a generar beneficios mutuos, tanto para el emisor como para el receptor, a diferencia, por ejemplo, de la manipulación y la propaganda que sólo persiguen satisfacer los intereses del emisor, sin importar los del receptor. 81 · Evita la coacción violenta, apelando de manera más sutil a las razones y en algunos casos a las emociones del receptor. En otras palabras, en la persuasión lo que existe fundamentalmente es la aparente o real posibilidad de optar, de elegir, respecto de algo que aparece como una oferta y, claramente, no como una imposición. 82 Al respecto, en un texto de Platón se señala “… el arte de persuadir tiene ventajas sobre los demás, porque todo lo somete a su dominio, no por la fuerza, sino por la voluntad”. 83 80 81 82 83 Di Génova, Op.Cit., p. 2. Berríos, Jordi, Teoría Social de la Persuasión, Editorial Mitre, Barcelona, 1983, p. 32. López, Op.Cit. Ibíd. 73 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Visa a la consecución de cambios de actitud y comportamiento que tengan mayor permanencia en el tiempo, a través del convencimiento razonado o emotivo que se pretende lograr en la mente del destinatario, diferenciándose, por ejemplo, de la amenaza o el empleo directo de la fuerza o el poder, que provoca obediencia más que aceptación y sólo mientras se mantenga el control de la situación. 84 · Es una actividad bidireccional, en el sentido que no sólo considera la acción del emisor, sino que, también, la respuesta del receptor y, por tanto, constituye un tipo de comunicación interactivo que se retroalimenta constantemente.85 3.3 TEORÍAS SOBRE LA PERSUASIÓN De la literatura disponible sobre el tema objeto de la presente investigación, se desprende que no hay consenso entre los investigadores con respecto a la forma en que la persuasión actúa sobre los individuos y consigue el cambio de actitud, dando cabida a diversas perspectivas y teorías, desarrolladas a lo largo del tiempo y generadas en los diferentes ámbitos del conocimiento, que intentan explicar los principios sobre los cuales se basa el funcionamiento de esta forma de comunicación. El primer estudio sistemático sobre el tema fue realizado después de la Segunda Guerra Mundial por un grupo de investigadores de la Universidad de Yale, Estados Unidos, quienes tomaron como base las teorías del aprendizaje para proponer sus ideas. Según este enfoque, para que un mensaje logre el efecto deseado, tiene que cambiar previamente los pensamientos o creencias del receptor del mensaje, lo que se produce siempre y cuando este 84 85 74 Peña Jorge, Persuasión “… desde el Ágora hasta sus pantallas…”, Revista Mad. Nº 2, Departamento de Antropología, Universidad de Chile, Santiago, 2000, p. 22. Sierra, Francisco, Persuasión, Departamento de Periodismo, Universidad de Sevilla, España, 2000, p. 2. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia último reciba nuevas ideas, informaciones y conocimientos, acompañados de incentivos generados fundamentalmente por el efecto que producen en el receptor cuatro elementos claves: 86 · La fuente: en cuanto a su experiencia, sinceridad, atractivo, semejanza con el receptor, poder, etc. · El contenido del mensaje: en relación a la calidad de los argumentos, incentivos prometidos, organización, claridad, racionalidad, apelación a las emociones, etc. · El canal de comunicación: según sea visual, auditivo, directo, indirecto, etc. · El contexto: referido a aspectos ambientales, situación, distracciones, etc. Asimismo, esta teoría considera que un mensaje es persuasivo cuando produce los siguientes efectos psicológicos en el destinatario: 87 · Atención, cuyo concepto reconoce que no todos los mensajes que se emiten con intención de persuadir son detectados por los receptores, por lo que un mensaje, aunque sea sintáctica y semánticamente correcto, si no es captado, puede ser ignorado, desechado o ser inútil frente a las creencias que el individuo ya posee. · Comprensión, que es otro elemento fundamental del proceso de persuasión, ya que los mensajes demasiado complejos o ambiguos, pueden no tener ningún efecto e, inclusive, causar el efecto contrario al deseado por el emisor, dependiendo de las características del receptor. 86 87 Peña, Op.Cit., p. 18. Ibíd., p. 19. 75 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Aceptación, que se consigue cuando los receptores llegan a estar de acuerdo con el mensaje persuasivo, lo que, según estos investigadores, depende fundamentalmente de los incentivos que ofrezca el emisor. · Retención, que tiene que ver con la intensidad, continuidad y permanencia en el tiempo del proceso persuasivo, dependiendo de si sus objetivos son de corto, mediano o largo plazo. En síntesis, esta visión propugna que el mensaje persuasivo debe ser visto, entendido, aprendido y recordado, para lograr una comunicación efectiva, principios básicos que han sido utilizados por los persuasores profesionales – políticos, publicistas, vendedores – durante todo este siglo. 88 A partir de la teoría planteada por los investigadores de la Universidad de Yale, surgen nuevos enfoques basados en el psicoanálisis y, fundamentalmente, en investigaciones procedentes de la psicología social, entre los cuales se destacan algunos que a continuación serán sintetizados. 89 3.3.1 La Teoría de la Respuesta Cognitiva De acuerdo con esta teoría, siempre que un receptor recibe un mensaje persuasivo, compara lo que la fuente dice con sus conocimientos, sentimientos y actitudes previas respecto al tema en cuestión, generando, de esta manera, respuestas cognitivas. Estos mensajes reinterpretados o autogenerados, y en especial su aspecto autoevaluativo y asociativo, son los que determinan el resultado final de la persuasión. 90 Si los pensamientos van en la dirección indicada 88 89 90 76 García F., José, Persuasión, Comunicación e Imagen Política, Universidad de Poyo, Pontevedra, España, 1997, p. 2. Morales J., Psicología Social, Editorial McGraw-Hill, Madrid, 1994, pp. 35-42. Peña, Op.Cit., p. 20. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia por el mensaje, la persuasión tendrá lugar; en cambio, si van en dirección opuesta, no habrá persuasión. En consecuencia, los receptores no son ya persuadidos por la fuente o el mensaje, sino por sus propias respuestas ante lo que el emisor y la comunicación dicen. 91 Para esta teoría lo más importante es definir los factores y la manera en que éstos influyen sobre la cantidad de argumentos que el receptor genera, a favor o en contra, de lo propuesto por el mensaje, ya que se han evidenciado diversas variables que ejercen ciertos efectos sobre el número de razones autogeneradas, como por ejemplo, la distracción, que disminuye la cuantía de los argumentos y la implicación personal del receptor en el tema, que provoca un aumento en la cantidad de razonamientos positivos o negativos de forma directamente proporcional a la implicancia. La manera en que estos factores influyen sobre el resultado del mensaje es compleja, ya que no depende sólo del número, sino que del tipo de argumentos autogenerados, es decir, si son a favor o en contra del contenido de la comunicación. De acuerdo con lo anterior, si los argumentos autogenerados son favorables al mensaje, la distracción tiene un efecto negativo o reductor de la persuasión y, en el otro extremo de esta situación, si los argumentos son contrarios al mensaje, la distracción, al hacer que el receptor construya menos razonamientos, produce un mayor impacto en la dirección indicada por la fuente. 92 3.3.2 El Modelo Heurístico En muchas ocasiones somos persuadidos porque seguimos determinadas reglas heurísticas de decisión que hemos aprendido por experiencia u observación. En esos casos, la persuasión no es el resultado del análisis realizado sobre la validez del mensaje, sino que es la consecuencia de alguna señal o característica superficial de éste, 91 92 Morales, Op.Cit. Peña, Op.Cit. 77 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez como la longitud o el número de argumentos que se entregan; de la fuente que lo emite, en relación con su atractivo o experiencia; o de las reacciones de otros individuos que reciben el mismo mensaje. 93 Algunos de los principios heurísticos utilizados con mayor frecuencia en los procesos de persuasión, se basan en la experiencia de la fuente, la semejanza, en el consenso o en el número y longitud de los argumentos. De esta manera, es más probable que las reglas heurísticas sean utilizadas cuando hay baja motivación; existe una reducida capacidad para comprender el mensaje; se da una alta valoración a las reglas heurísticas; y los elementos externos al propio mensaje son muy llamativos. 94 3.3.3 El Modelo de la Probabilidad de Elaboración Esta teoría se centra en los procesos responsables del cambio de actitud cuando se recibe una comunicación, así como en la fuerza de las actitudes que resultan de tales procesos, constituyendo un modelo crítico e integrador de los enfoques descritos anteriormente, a través del cual se plantea que al recibir un mensaje, el receptor puede analizarlo tanto en forma racional como automática o superficial, siguiendo, en este último caso, los principios heurísticos. 95 Según esta perspectiva teórica, cuando recibimos un mensaje, disponemos de dos estrategias para decidir si lo aceptamos o no: la primera, denominada ruta central, ocurre cuando se realiza una evaluación crítica del mensaje, para lo cual se analizan detenidamente los argumentos presentados, se sopesan sus posibles consecuencias y se les compara y relaciona con los propios conocimientos previos sobre el tema. Se trata de llegar a una actitud razonada, bien articulada y basada en la información recibida. 93 94 95 78 Ibíd. Morales, Op.Cit. Peña, Op.Cit., p. 21. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Por su parte, la segunda, denominada ruta periférica, se produce cuando los individuos no tienen motivación o capacidad para realizar una evaluación profunda y meticulosa del mensaje. Este proceso periférico describe el cambio de actitud que ocurre sin necesidad de mucho esfuerzo cognitivo en torno al contenido del mensaje, su emisor y el canal. En este caso, las actitudes se ven más afectadas por elementos externos al propio mensaje, como el atractivo de la fuente o las recompensas por asumir un determinado comportamiento. En definitiva, esta estrategia utiliza un procesamiento heurístico de lo percibido con respecto al mensaje y su trasfondo. 96 El cambio de actitud que se produce a través de la ruta central es más duradero, predice mejor la conducta y es más resistente a la persuasión contraria. Ambas estrategias mencionadas constituyen los dos extremos de un continuo, que es la probabilidad de elaboración, entendida como el nivel de implicancia del receptor en cuanto a pensamientos relevantes sobre el tema. Cuando la probabilidad de elaboración es muy elevada, el receptor está utilizando la ruta central; cuando es muy baja, está empleando la ruta periférica. En ambos casos, podrá haber persuasión y ésta podrá darse en cualquier parte del continuo, ya que la naturaleza del proceso persuasivo es diferente en cada caso. Al tratarse de un continuo, conforme la probabilidad de elaboración aumenta, la importancia de las señales periféricas disminuye, mientras que si la probabilidad disminuye, las señales periféricas aumentan su injerencia. Según los investigadores, al concebirse el modelo como un continuo, se reconoce que en niveles moderados de probabilidad de elaboración el proceso de persuasión representará una mezcla compleja de características de ambas rutas. 97 Por otra parte, la probabilidad de elaboración del receptor, depende de dos factores que actúan simultáneamente: la motivación ya que a mayor elaboración, mayor necesidad de tiempo y esfuerzo- y la capacidad, que se relaciona con la aptitud para generar respuestas cognitivas. 96 97 Ibíd. Ibíd. 79 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En síntesis, y de acuerdo con los enfoques descritos precedentemente -que son los que tienen mayor vigencia dentro del campo de la psicología social- 98 las variables y componentes que considera el proceso de persuasión influirían en las opiniones, actitudes y comportamientos del receptor, a través de cuatro vías principales, a saber: · Las características e incentivos que presenten el emisor, el mensaje, el canal y el contexto, es decir, los elementos constitutivos de la persuasión. · El procesamiento cognitivo, que evalúa razones y responde a emociones, sobre los contenidos del mensaje. · La captación superficial de los mismos, según las reglas heurísticas de la toma de decisiones. · Mediante una combinación de procesos cognitivos y periféricos en la evaluación de la comunicación persuasiva. 3.4 ELEMENTOS DE LA PERSUASIÓN Si bien no existe acuerdo en cuanto a la forma cómo la persuasión ejerce su influencia, las teorías descritas coinciden en que esta estrategia comunicacional, como toda actividad comunicativa, requiere de ciertos componentes para su puesta en práctica, que en el caso del proceso persuasivo son: la fuente, el mensaje, el canal de comunicación, el receptor y el contexto, los que presentan algunas características diferenciales que facilitan el logro de sus objetivos, que para su mejor comprensión serán tratadas a continuación. 99 98 99 80 Morales, Op.Cit., p. 34. Ibíd. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 3.4.1 La Fuente Un primer factor ampliamente tratado por los especialistas en comunicación e investigadores sociales, es el de las características del emisor. La fuente es considerada como una de las variables más importantes en el proceso de persuasión, ya que, si bien el receptor nunca puede ser totalmente manipulado por lo impredecible de su conducta y es resistente en última instancia ante las formas de control de la información, los estudios persuasivos han insistido en la influencia del emisor como un aspecto decisivo en el logro de una más eficaz influencia de los comunicadores sobre los destinatarios últimos de los mensajes.100 Algunas investigaciones señalan que dos son las características que se han encontrado asociadas a las fuentes con mayor poder persuasivo: credibilidad y atractivo:101 · De acuerdo con el enfoque de estos estudios, mientras más creíble es la fuente mayor es el efecto en el cambio de actitud, lo que depende básicamente de la competencia y sinceridad con que es percibido el emisor. La competencia se refiere a si el receptor considera que la fuente tiene conocimiento y capacidad para proporcionar información adecuada, mientras que la sinceridad dependerá, entre otros factores, de que el emisor sea percibido carente de fines personales y, fundamentalmente, de la exposición de argumentos en contra de su propio interés.102 Es importante reiterar que la credibilidad que proyecta imaginariamente el comunicador para la audiencia es, quizás, el más potente medio de persuasión. De hecho, muchas investigaciones coinciden en señalar a este factor como un elemento esencial para asegurar el éxito de una comunicación persuasiva.103 100 101 102 103 Sierra, Op.Cit., p. 4. Morales, Op.Cit. Peña, Op.Cit., p. 23. Sierra, Op.Cit. 81 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Por su parte, el atractivo o carisma que presente el emisor, es otro factor decisivo de influencia social en el proceso de persuasión. La atracción condiciona la atención, percepción y retención selectiva de la audiencia, así como la conversión y reforzamiento de creencias, opiniones, valores y conductas compartidos por el receptor con la fuente. En otras palabras, las fuentes más atractivas –en términos físicos o psicológicos, dependiendo del receptor y de su área de interés– poseen un mayor poder persuasivo, ya que está comprobado que logran un alto grado de atención al mensaje; influyen fuertemente en la fase de aceptación de los contenidos; e incrementan la credibilidad de la fuente. 104 Asimismo, se ha establecido que los efectos del atractivo de la fuente son más débiles que los de la credibilidad, por ello, de existir conflicto entre ambos factores, se impondrá la credibilidad. De esta manera, una fuente de alta credibilidad y bajo atractivo es más persuasiva que aquella de menor credibilidad y mayor atractivo. 105 Por otra parte, la credibilidad y el atractivo no son las únicas características que influyen en que una fuente tenga mayor o menor capacidad persuasiva. Otros factores como el poder y la similitud o semejanza, contribuyen al cambio de actitudes del receptor, de acuerdo a lo siguiente: · 104 105 82 Poder: se entiende como la capacidad de la fuente para controlar los resultados del receptor, o más bien para administrar recompensas y castigos. Su eficacia reside en que al provocar que un individuo actúe de una determinada manera, aunque no esté de acuerdo en un principio, progresivamente se irá convenciendo internamente, reduciendo su oposición. Morales, Op.Cit. Peña, Op.Cit., p. 24. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Según esta perspectiva, el poder depende de que los receptores crean que la fuente tiene claro control sobre las recompensas y castigos; que consideren que la fuente utilizará ese poder para asegurar la aceptación del mensaje; y que prevean que la fuente se enterará con oportunidad de su conformidad o disconformidad. 106 · Similitud: se ha podido constatar que en la comunicación persuasiva publicitaria, es cada día más común acentuar las formas de identificación entre el comunicador y la audiencia. Aspectos tales como la definición de la edad, la educación, la identidad cultural, étnica y religiosa, y el nivel sociológico del emisor, constituyen un objetivo primordial en las estrategias de mercadeo y de las campañas publicitarias para lograr el interés y adhesión de los grupos receptores a los que se dirigen las comunicaciones persuasivas. Por ejemplo, cuando el emisor es percibido como un referente sociocultural, por similitud, el proceso de comunicación se ve favorecido, estableciéndose de este modo un vínculo con el que la fuente puede persuadir a la audiencia de los beneficios de las ideas u objetivos perseguidos por la campaña de publicidad o propaganda. 107 3.4.2 El mensaje El estilo del mensaje, el modo de organización y estructuración del contenido y las ideas y propuestas de las comunicaciones persuasivas, deben estructurarse de una manera sistemática para influir en la percepción y en el proceso de adhesión o aceptación del receptor, con respecto al contenido de los mensajes y los objetivos del emisor. Para ello, en la selección de los mensajes y en la conformación del proceso de persuasión, es necesario considerar los siguientes componentes de la argumentación en la comunicación persuasiva: 108 106 107 108 Ibíd. Sierra, Op.Cit., p. 6. Ibíd. 83 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · La demanda: en la que el emisor solicita a la audiencia un curso de acción específico con la intención de producir un cambio en la conducta o actitud del receptor, afirmando, negando o evaluando los contenidos del mensaje. · La garantía: que en apoyo de la demanda ofrece un marco de justificación a la audiencia sobre la necesidad de aceptación de la propuesta del mensaje persuasivo, con el fin de ser aceptada implícitamente a través de la promesa. · La evidencia: que provee datos y pruebas racionales mediante la simple presentación de información objetiva que refuerza la demanda, la creencia en el cumplimiento y verosimilitud de la garantía y la propia credibilidad de la fuente, a través de la demostración u otros métodos. De acuerdo con lo anterior, el modo de persuasión de un mensaje intencional puede operar a través de tres formas de acceso al público receptor: la explotación de los factores emocionales, la argumentación racional y el recurso de los atributos del comunicador como factor de cohesión y credibilidad de los enunciados. 109 Derivado de lo señalado previamente, dos son los tipos de mensajes persuasivos más investigados en el área de la comunicación intencional, a saber: racional y emotivo.110 · Racional: explota la presentación de evidencia en apoyo de la veracidad de una proposición dada, apelando al pensamiento primario o lógico del receptor. Esta vía racional, que se rige por el pensamiento lógico, actúa por argumentación, es decir, va de causa a efecto o viceversa. Su fin es convencer, ofreciendo argumentos o razones que lleven al persuadido a asumir el punto de vista del per- 109 110 84 Ibíd. Morales, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia suasor. Este tipo de mensaje exige una actitud de reflexión, análisis y comprensión o, en otras palabras, una actitud conciente por parte del receptor. 111 · Emotivo: apunta a dejar de manifiesto las consecuencias deseables o indeseables que pueden derivarse del mensaje y de su aceptación, invocando el pensamiento secundario o asociativo.112 Esta vía, por su parte, que se rige por el pensamiento asociativo, obedece a otros parámetros. No actúa por argumentación sino que por transferencia, es decir, por contigüidad, proximidad, similitud, simultaneidad y asociación emotiva o simbólica. Su fin es seducir, a través de factores que estimulen las emociones, no requiriendo, por tanto, una actitud conciente por parte del receptor.113 Si bien, se ha comprobado que el apelar a las emociones positivas -bienestar, tranquilidad, amistad, etc.- es un muy eficaz método de persuasión, especialmente en el ámbito de la publicidad, otro tipo de sentimientos más bien negativos también ejercen, en determinadas situaciones y contextos, una gran influencia en la adopción de actitudes y conductas. Como ejemplo, el miedo ha jugado un papel importante en algunas campañas relacionadas con conflictos bélicos. 114 Por ello, la intimidación, más o menos encubierta, es frecuente en muchos de los mensajes intencionales; sin embargo, su mayor capacidad persuasiva se obtiene siempre y cuando se tengan en cuenta los siguientes aspectos en la estructuración de este tipo de mensajes: presentar las consecuencias temidas; explicitar la manera de evitar esas consecuencias; y que el receptor tenga la capacidad o autoridad para adoptar las medidas necesarias para evitar dichas consecuencias. 115 111 112 113 114 115 Herreros, Manuel, Teoría y Técnica de la Propaganda Electoral, Editorial Nueva Imagen, Barcelona, 1989, p. 135. Peña, Op.Cit. Ibíd. Sierra, Op.Cit., p. 8. Muñoz, Ana, Influencia Social y Persuasión, Centro de Psicología Virtual, Málaga, España, 2002, p. 6. 85 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Asimismo, las últimas investigaciones sugieren que la eficacia de uno u otro tipo de mensaje -racional o emotivo- depende de la actitud que se quiere modificar, sean estos aspectos lógicos o afectivos. 116 Por su parte, de acuerdo con esta visión de la persuasión, existen otros aspectos que deben ser considerados en cuanto a la estructuración y definición de mensajes persuasivos, tales como: 117 · Calidad y cantidad de los argumentos: algunos autores sugieren que aquellos argumentos que hacen referencia a consecuencias que son probables y deseables resultan más convincentes que aquellos otros referidos a consecuencias menos probables o deseables. En tanto, otros investigadores señalan que los argumentos que se corresponden con la visión del mundo que tienen los receptores serán más influyentes que aquellos no coincidentes. · La conclusión explícita o implícita: las investigaciones han demostrado que es más eficaz dejar que sean los propios receptores quienes extraigan sus conclusiones, siempre y cuando estén lo suficientemente motivados y que el mensaje sea lo suficientemente comprensible. · Repetición: está comprobado que aumenta la persuasión, sin embargo, existe un punto de equilibrio que si es sobrepasado puede provocar rechazo más que aceptación. 118 · Canales múltiples: Se puede lograr una mayor persuasión combinando varios canales. El mismo mensaje repetido por diferentes medios, activa en mayor medida la atención del receptor, sobre todo si tiene continuidad. 116 117 118 86 Morales, Op.Cit. Ibíd. Muñoz, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 3.4.3 El canal Los canales que se utilizan en los procesos persuasivos se corresponden completamente con aquellos que se emplean en la comunicación en general. Es así que todo medio que permita la transmisión de algún tipo de información, sea visual, gráfica, auditiva, verbal, gestual, etc., constituye un canal a través del cual es posible transmitir un mensaje persuasivo. Al respecto, el avance en la investigación de los efectos de la comunicación intencional ha demostrado la importancia que adquieren las diversas formas de interacción, del auditorio o receptor, con los contenidos de los mensajes persuasivos. Las conversaciones adquieren un papel determinante en la capacidad de influencia de los mensajes, al ser un espacio de comunicación cotidiano abierto a la interactividad y libre identificación de los actores sociales. En los grupos primarios, los líderes de opinión, las redes de interacción social, las representaciones e identidades grupales, filtran, organizan y determinan el alcance y eficacia de las estrategias de persuasión social. 119 Por su parte, numerosas investigaciones plantean que la credibilidad y características del canal otorgan al proceso de persuasión una alta capacidad de influencia. Se trata de una forma de persuasión sin código, que el propio medio genera en función de sus formas de comunicación y del modo de organización de sus contenidos. Por ejemplo, el modo de influencia de la televisión es distinto al de los medios escritos, así como la capacidad persuasiva de un informativo se considera mayor a la que pudiera lograr un programa de entretenimiento. Pero, en todos los casos, institucional y socialmente, tienen una legitimidad y reconocimiento público que les otorga amplio margen de verosimilitud utilizable en el proceso de persuasión. 120 Asimismo, otro tipo de interacciones, como la comunicación no verbal, también ha sido objeto de análisis y aplicación en campañas 119 120 Sierra, Op.Cit., p. 9. Ibíd., p. 8 87 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez electorales, publicidad, etc., demostrando su alto grado de eficacia en la generación de cambios de actitud y en el reforzamiento de determinadas conductas de los individuos. 121 En definitiva, existen múltiples canales o vehículos de transmisión de los mensajes persuasivos y su selección dependerá de las características de los contenidos, del receptor y el contexto, visando a obtener la mayor cobertura y claridad posible, para asegurar su captación y comprensión por parte del destinatario. 3.4.4 El receptor Desde un principio, las investigaciones realizadas se centraron en determinadas variables particulares -inteligencia, género y autoestima- 122 como factores de análisis de los receptores de una comunicación persuasiva. Con respecto a la inteligencia, un investigador que propuso un modelo de personalidad y persuadibilidad, vino a clarificar muchas investigaciones anteriores sobre el tema. De acuerdo con este modelo, la modificación de la actitud está determinada fundamentalmente por dos fases: la recepción del mensaje, que incluye los procesos de atención, comprensión y retención, y la aceptación, detectando que las características del receptor a veces tienen efectos contrarios sobre cada una de estas dos etapas. Por ejemplo, los miembros más inteligentes de una audiencia pueden comprender y recordar una comunicación mejor que los restantes miembros menos inteligentes. Luego, se podría suponer que la modificación de la actitud sería tanto mayor mientras más inteligentes fueran los individuos. Sin embargo, la inteligencia puede igualmente tornar a los receptores menos predispuestos a la influencia por tener más confianza en sus propias capacidades y, consecuentemente, ser más refractarios a abandonar su actitud inicial o a atenuar la modificación 121 122 88 García, Op.Cit., p. 4. Morales, Op.Cit. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia de la conducta. En resumen, estudios posteriores, vendrían a constatar que la inteligencia se asocia a una mayor comprensión y a una ligera mayor aceptación, frente a mensajes complejos y, en contrapartida, al mismo nivel de comprensión, pero menor aceptación ante mensajes simples, concluyéndose que el nivel de complejidad del mensaje es determinante para definir el papel que el factor inteligencia puede desempeñar en el proceso de modificación de las actitudes. 123 Por su parte, la variable género fue igualmente estudiada, apuntando los primeros trabajos a una mayor susceptibilidad de las mujeres a la persuasión. Una de las justificaciones era que, teniendo las mujeres mayor aptitud verbal que los hombres, serían también capaces de comprender mejor los argumentos del mensaje y, subsecuentemente, quedarían más receptivas a la modificación de sus actitudes. La falta de estudios empíricos que apoyaran la conclusión anterior, llevó a que posteriormente otros autores propusieran dos nuevos fundamentos que en la actualidad cuentan con mayor credibilidad en el ambiente académico. 124 El primero, señala que las diferencias en función del sexo pueden deberse a los papeles sociales para los cuales tanto hombres como mujeres son educados. Las mujeres socializadas para la cooperación y mantención de la armonía social, que las volvería más favorables a los acuerdos, mientras que los hombres, educados para ser asertivos e independientes, tenderían naturalmente a ofrecer más resistencia a la influencia. El segundo, plantea que las diferencias ocurren porque el mensaje persuasivo, en muchos estudios de influencia, versa sobre temas en que los hombres están mucho más interesados y cuentan con un mayor conocimiento que las mujeres, y en este caso, las diferencias serían consecuencia de que es más fácil persuadir a alguien que no tiene mucho interés o conocimiento sobre el asunto en discusión. 123 124 Bitti P. y Zanni B., La Comunicación como Proceso Social, Editorial Estampa, Lisboa, 1997, p. 252. Ibíd. 89 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez En relación con la autoestima, diversos estudios permitieron asociarla positivamente con la recepción del mensaje y negativamente con la aceptación a la modificación que el mismo sugiere o propone. Por ello, aquellos individuos con una baja aceptación de sí mismos, son menos propensos a prestar atención y a comprender los contenidos del mensaje, pero, por otro lado, más susceptibles a la comunicación persuasiva. 125 En otro orden de ideas, si bien el mayor o menor número de integrantes del auditorio es un factor muy importante en la selección de las técnicas y modos de persuasión más adecuados, en ambos casos se perciben varios elementos comunes, tanto en el plano comunicacional como en el de las teorías sobre la persuasión. En primer lugar, el proceso persuasivo siempre está dirigido hacia las personas, donde la atención, la percepción, la memoria y la acción, juegan un papel fundamental en cuando a las posibilidades de que determinados estímulos produzcan la respuesta esperada. En segundo lugar, sea la persuasión dirigida a un individuo en particular o una masa de personas en general, siempre está presente, también, en mayor o menor grado, la influencia de la cultura, de las expectativas sociales y del propio lenguaje. 126 Sin perjuicio de lo anterior, no cabe duda que, finalmente, el tipo de auditorio y sus características particulares, obligarán al uso de medios y técnicas persuasivas específicas, ya que “los mensajes… deben estructurarse en función de los auditorios”. 127 3.4.5 El contexto de la recepción Si bien para algunos autores los factores más importantes dentro de un proceso de persuasión son las características individua- 125 126 127 90 Ibíd. De Sousa, Américo, La Persuasión, Estrategia para una Comunicación Influyente, Universidad de Beira, Brasil, 2000, p. 55. García, Op.Cit., p. 4. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia les y/o personalidad del receptor, ello puede llevar a conclusiones deterministas, las cuales ignoran el contexto y los factores socioculturales. 128 En la actualidad, la investigación de mercados y los estudios de audiencia, en el ámbito de la publicidad, tienen precisamente la función de obtener información sobre los contextos de consumo informativo para diseñar eficazmente los mensajes de intencionalidad persuasiva, a través del conocimiento del comportamiento, las actitudes y los valores del público receptor. 129 Al respecto, se ha comprobado que para que la persuasión sea exitosa, se requieren conocer los principales elementos de la realidad vivencial de la audiencia, considerando: 130 · Los sistemas de creencias que comparten los grupos y las comunidades interpretativas respecto a sus percepciones sobre la realidad y el entorno. · Los sentimientos de la gente y sus respuestas afectivas, así como el posicionamiento axiológico que mantienen sobre determinados hechos, temas y problemas concretos. · La representación del mundo y la realidad que comparten y defienden. · Las características sociodemográficas en la que viven y efectúan el proceso de consumo de información. En definitiva, identificar los factores que determinan el contexto o ambiente en el cual se produce la interacción comunicativa, es un aspecto que no se puede dejar de considerar al momento de pla- 128 129 130 Tinoco A., Josué, Persuasión Política y Religiosa. Escenarios de Confluencia, p. 2. en www.geocities.com Sierra, Op.Cit., p. 9. Ibíd., p. 10. 91 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez nificar y ejecutar un proceso persuasivo. Por ello, los medios reproducen con frecuencia los contextos cotidianos de la recepción para presentar como naturales opiniones, creencias, ideas y valores a difundir en los mensajes persuasivos, representando situaciones domésticas de la conversación familiar y/o privada. La publicidad, por ejemplo, recurre cada vez más a contextos cotidianos de la vida diaria en las historias que relatan los anuncios, con el fin de naturalizar el contenido mismo de la persuasión en el consumo público, pues se ha demostrado que la eficacia persuasiva es mucho mayor cuando la persona destinataria supone no ser el objetivo de la comunicación intencional, ya que el receptor se muestra menos a la defensiva y puede modificar su criterio conforme a la fuerza argumentativa del mensaje, en virtud de considerar el proceso comunicativo una situación natural, cotidiana, de íntima familiaridad y hasta trivial. El receptor es, en este sentido, no el destinatario final del proceso de comunicación persuasiva, sino más bien el centro y origen de toda iniciativa de manipulación y convencimiento de la opinión pública. 131 Al revisar cada uno de los componentes del proceso de persuasión, es posible resaltar que toda comunicación intencional debe ser estructurada, para su aplicación práctica, a través de una planificación minuciosa y metodológica de los contenidos, las formas y los canales o medios de comunicación, en función de los objetivos que se persigan y de las características del receptor o audiencia, así como del contexto en que se producen las interacciones entre emisor y destinatario. 3.5 LA PERSUASIÓN EN LA DISUASIÓN Tal como se planteara en la introducción de la presente investigación, no existe bibliografía que desarrolle en profundidad la relación existente entre los conceptos involucrados en la temática de este 131 92 Ibíd., p. 9. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia capítulo, por lo que se procedió a la revisión de los elementos y variables que -desde un punto de vista teórico y en el plano de la interacción entre individuos- tienen directa relación con la persuasión, como base para intentar identificar, a través de un método deductivo, el rol que le cabe en una estrategia de la disuasión. En primer término, es posible establecer que la persuasión, por constituir un tipo de comunicación, se relaciona directamente con la disuasión en cuanto a la necesidad de esta última de ser transmitida o comunicada al disuadido. En este sentido, la persuasión constituye una manera o forma en que la disuasión puede ser explicitada al destinatario final, asumiendo el carácter de una estrategia comunicativa total y, por ende, un rol integral en relación a los componentes de la comunicación que utiliza para cumplir su cometido. Esto último, especialmente, porque implica asumir y aplicar las particularidades del proceso persuasivo en todos y cada uno de los elementos constitutivos de toda comunicación social. Asimismo, esta relación se acrecienta si se consideran las características particulares de la persuasión. En este sentido, tenemos que esta forma de comunicación es siempre una actividad conciente y deliberada, concordante, también, con la estrategia de la disuasión que implica la existencia de una intención clara y concreta en cuanto a la consecución de sus objetivos. En ambos casos, su fin último es provocar un efecto sobre las actitudes y conducta de la contraparte, siendo la persuasión, como ya se señaló, la herramienta comunicacional a través de la cual se transmite integralmente el mensaje disuasivo. Por su parte, la persuasión sustituye a la coacción, la amenaza directa y al uso de la violencia como estrategias para el logro de determinados objetivos, coincidiendo con la disuasión que en esencia procura evitar el empleo de la fuerza en la solución de controversias y conflictos internacionales. En función de lo anterior, se puede señalar que la persuasión -en cuanto a sus procedimientos y métodos- es especialmente apta y concordante con el sentido de la disuasión, en un contexto internacional donde se privilegia la solución pacífica de contenciosos entre estados y se restringe abierta93 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez mente el empleo de la fuerza, especialmente para países cuya estatura político estratégica los sitúa en niveles secundarios y menores. Por ello, indudablemente la persuasión adscribe y satisface las exigencias y restricciones que impone el ordenamiento que rige en la actualidad las relaciones internacionales. En este mismo orden de ideas, la persuasión al actuar en forma sutil en la mente del destinatario, en que aparentemente no se busca imponer una determinada decisión al receptor, crea mejores condiciones -de mayor calidad y duración- para conseguir las actitudes y conductas esperadas en el marco de la disuasión, que es esencialmente una estrategia de largo plazo. Lo anterior, porque la persuasión asume, reconoce y explota las diferentes vías a través de las cuales los destinatarios adoptan determinadas actitudes y comportamientos, actuando particularmente sobre el proceso cognitivo –que implica variables racionales y emotivas- de quienes influyen y resuelven la forma de conducir las relaciones exteriores de un estado. En este sentido, otras estrategias de comunicación o acción, como la amenaza y la agresión, no generan deseo, que es la base de la persuasión. Por otra parte, se puede apreciar que la persuasión abarca y coincide con la mayoría de las variables consideradas en las áreas de contenido involucradas en la estrategia de la disuasión, identificadas y descritas en el primer capítulo de este trabajo investigativo. Es así que, tanto en el área de la acción, como del sustento y del efecto deseado, las actividades, argumentos y resultados esperados, tienen plena vigencia y concordancia con la persuasión como instrumento comunicativo. Por ejemplo, en el plano de la acción, la mayoría de los conceptos e ideas involucradas en las diferentes definiciones de la disuasión, tales como, inducir, convencer, inhibir, desalentar, impedir, desincentivar, etc., constituyen, en su conjunto, el objetivo final de todo proceso persuasivo y comparten su esencia más íntima, cual es, el priorizar las razones y argumentos antes que a la amenaza o la fuerza para el logro de sus fines. 94 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia En relación al sustento o respaldo, las semejanzas con la comunicación intencional se amplían, destacándose nuevamente el atributo esencial de la persuasión, en el sentido de que se apela al proceso cognitivo del persuadido, ante el cual se explicitan, a través de diferentes vías y contenidos, los riesgos que implica una alteración del estado de las relaciones, y la voluntad y capacidad para hacer frente a una agresión, pero, de una manera en que, como ya se señalara, se privilegia el inducir más que amenazar. Por último, en cuanto al efecto deseado, tanto la disuasión como la persuasión procuran obtener una determinada actitud por parte del eventual oponente, coincidiendo en que adquiere características particulares, en cuanto a su finalidad, contenidos y canales a utilizar, según sea el potencial sujeto de la acción disuasiva. Al hacer un parangón con respecto a la forma en que los diferentes componentes de la persuasión se comportan dentro de un proceso cualquiera, con el que debería desarrollarse en el contexto de la disuasión, encontramos que ambas estrategias coinciden en que la credibilidad y el poder son factores fundamentales para el éxito en el cumplimiento de sus objetivos. Asimismo, en la disuasión los contenidos del mensaje que se desea difundir, apuntan a explicitar que existe la capacidad y la voluntad política para actuar en caso necesario, y para ello utiliza todos los canales o medios de transmisión disponibles. A su vez, los destinatarios principales serán, en primer lugar, el conductor político; seguidamente, la estructura de asesoría para la toma de decisiones a nivel nacional y las fuentes que los nutren de la información correspondiente; y finalmente, los grupos de presión y la opinión pública del estado al que se pretende disuadir. Para ello, es fundamental un análisis detallado de cada uno de estos receptores y auditorios, de tal manera de identificar claramente sus características y el contexto en que se desenvuelven, y en consecuencia estructurar los contenidos y canales más adecuados para lograr los objetivos definidos para la disuasión. En este sentido, la persuasión, al igual que la disuasión, para que funcione requiere que entre persuasor y 95 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez persuadido compartan una misma racionalidad o que, al menos, el mensaje persuasivo sea estructurado en función de la cultura, valores y lógica del receptor. Ahora bien, así como la estrategia de la disuasión no sólo considera medios militares, sino que diversos otros factores que comprenden al estado y sus componentes en forma integral, pudiendo adoptarse, por tanto, en forma positiva (incentivo) o negativa (castigo), la persuasión también puede aplicar dicha lógica en su accionar. No cabe duda que no sólo la posibilidad de un mayor costo que el previsto pueda disuadir a un potencial agresor, sino que, como complemento de lo anterior, los beneficios que se pueden lograr manteniendo el statu quo, constituye un aspecto que la persuasión debe transmitir y hacer percibir al eventual oponente. Esta idea adquiere especial importancia, cuando existen relaciones que implican una cierta interdependencia en el desarrollo y bienestar de los respectivos países, que potencialmente pudieran verse involucrados en una contraposición de objetivos políticos. Asimismo, resulta fundamental analizar si en un escenario de conflicto real o potencial, el actor trasgresor se ve sujeto a fuerte estado de necesidad o si percibe una oportunidad para la trasgresión. Ello porque, de acuerdo a lo visto anteriormente, la persuasión logra sus objetivos apelando a los procesos cognitivos involucrados en la toma de decisiones de los actores internacionales, es decir, basados en un cálculo real de posibilidades, dejando de ser eficiente cuando éstas son adoptadas mientras se está bajo el efecto de otras variables, difíciles de medir y de descartar en un momento determinado Cuando los actores estatales se hallan en una situación desesperada o bajo fuerte presión para actuar, la disuasión se hace más difícil y compleja. El balance que hace el trasgresor entre costos y beneficios no es el mismo que en una situación de normalidad. El trasgresor puede verse en la necesidad de infringir la norma para conseguir su objetivo y puede que, en un momento dado, los beneficios de actuar sean superiores a los costos políticos de hacerlo, especialmente si a esa necesidad se suma una percepción errónea de los costos de su actuación. 96 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Se debe considerar que si circunstancialmente aparece una oportunidad de reducir los costos de un ataque –situación de oportunidad– es más probable que así se produzca, lo que puede ocurrir en caso de un notorio desequilibrio de potenciales, ausencia de voluntad política por parte del oponente para emplear la fuerza, etc. Al respecto, es importante tener en cuenta que los estados de necesidad y oportunidad son dinámicos, es decir, varían a lo largo del tiempo, por lo que es importante mantener un análisis permanente del conflicto para poder prever dichos estados y tomar medidas adecuadas. Por lo anterior, la disuasión siempre debe basarse en un poder y voluntad reales, ya que la persuasión es sólo una estrategia comunicacional susceptible de fallar ante determinadas condiciones y por lo tanto, debe existir una capacidad y una voluntad que efectivamente se apliquen en caso de una agresión. A manera de resumen, se puede señalar que, si bien existen otros tipos de comunicación -influencia, manipulación, imposición, etc.- a través de los cuales también se puede transmitir un mensaje disuasivo, la persuasión presenta una serie de características particulares que favorecen su aplicación, especialmente en un contexto de creciente interdependencia y globalización en las relaciones internacionales, que determina ciertas restricciones y límites a la forma en que interactúan los estados entre sí. En tal sentido, la persuasión facilita la transmisión del mensaje disuasivo ya que, utilizando diversas técnicas comunicativas, sutilmente ofrece al estado a ser disuadido la suficiente o aparente libertad de acción 132 para optar por una alternativa en que se privilegie la negociación en vez de la fuerza, sin perder la credibilidad y el apoyo interno, manteniendo el proceso de la toma de decisiones dentro de la 132 El receptor “no debe ser humillado a través del mensaje, permitiendo una salida honrosa, caso contrario, difícilmente se logrará el efecto disuasivo deseado”. De la Cerda, Eugenio y Pesse, Bosco, El accionar psicológico: Factor preponderante en una estrategia de disuasión, Memorial del Ejército de Chile, Edición Nº 461, Santiago, 1999, p. 80. 97 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez racionalidad y la lógica, que es el ámbito en el cual, en este tipo de situaciones, se valoran mayoritariamente los fines que se pretenden alcanzar y los medios con los cuales lograrlos. 133 Justamente, por ser la racionalidad del disuadido donde deberá actuar con particular eficacia la persuasión, es que se requiere de un contenido basado en la realidad y no en apariencias, es decir, el mensaje de que la aplicación de la fuerza para solucionar una determinada diferencia acarreará mayores costos que beneficios y que, por el contrario, su no utilización representará beneficios para todos los involucrados. Esto implica necesariamente que los componentes básicos de la estrategia de la disuasión existan y sean percibidos por el receptor como algo concreto, de lo que se desprende, por tanto, que la capacidad de un estado y la voluntad de su conductor político, dan sustento a la credibilidad del emisor y del mensaje disuasivo y ésta, a su vez, es fundamental para el éxito de la persuasión. Dado lo anterior, en términos generales la persuasión como estrategia comunicativa procurará, entonces, convencer al potencial agresor de que la posibilidad de un daño mayor al aceptable o esperado es real y posible, dada la capacidad y voluntad política de emplear los potenciales nacionales por parte de su eventual oponente, al mismo tiempo que, mantener el statu quo sólo representará efectos positivos para ambos contendientes. La utilización de ambos tipos de mensaje en una misma comunicación persuasiva, forma parte de sus técnicas y métodos de aplicación y coincide con la necesidad que “mientras mejor y más profundamente logremos convencer al presunto agresor de que la fuerza no es un argumento válido… menos posibilidades de guerra existirán”. 134 133 134 98 Bardají L., Rafael, La Era de la Vulnerabilidad, p. 2, en www.gees.org Thauby, Op.Cit., p. 5. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 3.6 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO La persuasión es un tipo de comunicación social que procura el cambio o reforzamiento de determinadas actitudes, opiniones y conductas, a través de diversos métodos y herramientas comunicacionales, psicológicas y sociales que actúan sobre los procesos cognitivos de los individuos. A diferencia de otro tipo de estrategias comunicativas, la persuasión se caracteriza por constituir una actividad conciente e intencional; evitar la coacción violenta, apelando de manera sutil a las razones y, en algunos casos, a las emociones del receptor; apuntar, en su esencia, a generar beneficios mutuos, tanto para el emisor como el destinatario de la acción persuasiva; procurar resultados de mayor calidad y permanencia en el tiempo; y constituir una función de carácter bidireccional, que no sólo considera las acciones de la fuente persuasiva sino que, también, las respuestas de la contraparte. Si bien no existe consenso entre los estudiosos del tema sobre la forma en que la persuasión ejerce su influencia en los receptores, la mayoría de las teorías vigentes en la actualidad apuntan a que la adopción de determinadas actitudes, obedece a la suma de los efectos generados por las características de los elementos constitutivos de la comunicación persuasiva -fuente, mensaje, canal, receptor y contexto– y la forma cognitiva y/o heurística en que los individuos adoptan sus decisiones. La persuasión se concreta en forma práctica, mediante la planificación ordenada y sistemática de los contenidos, formas y canales o medios de comunicación en función de los objetivos definidos por el emisor, las características del receptor y el contexto en que este último se desenvuelve. La persuasión en el contexto de la disuasión, asume integralmente el componente relacionado con la comunicación del mensaje disuasivo, convirtiéndose en una estrategia informativa que explicita la capacidad y voluntad política de empleo de los recursos del estado para la preservación de los intereses nacionales del disuasor. 99 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez La persuasión, como efecto, es el resultado de actos o procesos que inducen a un oponente a no hacer uso de la fuerza para la solución de conflictos. Los argumentos racionales, las apelaciones morales, la cooperación, la mejora del entendimiento, la distracción, la adopción de una política no ofensiva, son formas de conseguir la disuasión a través de la persuasión. En este sentido, la persuasión como estrategia comunicativa de la disuasión, no sólo debe incluir el aumento del costo a las violaciones del statu quo, en caso que se produzcan, sino también la disminución de los potenciales beneficios que el trasgresor puede obtener con dichas violaciones, o incluso elevar los beneficios del respeto al no empleo de la fuerza. 135 La importancia de la persuasión, como estrategia comunicativa, radica en que por sí misma excluye el método de la fuerza para la solución de controversias, con los costos que ello representa y que, de tener éxito, se traducirá en el cambio de actitud perseguido. 136 En este sentido, la persuasión en la disuasión no necesariamente procurará modificar las actitudes y creencias del receptor, sino más bien el reforzamiento de los valores ya compartidos, intensificando aquellos aspectos actitudinales, cognitivos o axiológicos más relevantes para la fuente, 137 que tienen que ver con la mantención de una voluntad de privilegiar la negociación por sobre el empleo de la violencia en la solución de contenciosos. De acuerdo con todo lo señalado previamente, se puede concluir que la persuasión es consustancial a los fines de la disuasión, tanto por sus características, métodos y fines, que son plenamente coincidentes, como por el aporte de un contenido y un contexto comunicacional que procura acentuar los beneficios de una interacción basada en la solución pacífica de las controversias y, simultáneamente, la capacidad y voluntad de hacer frente a cualquier otra alternativa que no privilegie dicha vía. 135 136 137 Eguren, Luis, Los Observadores Internacionales como Medio de Intervención en Conflictos: Análisis y Perspectivas, Revista de Conflictología Nº 1, Barcelona, 2000, p. 5. Cisneros H., Isidro, Los recorridos de la Tolerancia, Editorial Océano, México, 2000, pp. 158-163. Sierra, Op.Cit., p. 11. 100 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia CAPITULO IV La Disuasión en el Contexto de las Estrategias de Prevención de los Conflictos 4.1 EL CONFLICTO INTERNACIONAL La interacción de diferentes actores en el sistema internacional, en esencia, se debate entre dos polos bien definidos, como son la cooperación y el conflicto, que adquieren el carácter de extremos de una relación que se concreta en numerosas dimensiones, con variada intensidad, obedeciendo a prioridades fluctuantes y orientada a fines de naturaleza diversa, lo que les otorga -en tanto polos- una importancia gravitante, como para ser estudiados en profundidad y dar cabida a políticas y acciones destinadas a intentar su manejo en función de los intereses de cada actor en particular, bajo la regulación del derecho internacional y de una amplia gama de regímenes específicos. El conflicto es un problema político que ha acompañado al hombre desde siempre, sin que se vislumbren garantías de que ha dejado de existir; sólo se ha avanzado en su control, de modo relativo y parcial, que no asegura su inhibición ni menos su erradicación. Es así que, en el campo internacional, los diferentes actores prefieren sostenerse en la más cierta realidad de su existencia, que les impone la responsabilidad de prever la situación de un escenario adverso. Asimismo, las teorías comúnmente aceptadas sobre el conflicto pueden agruparse en dos amplias categorías, como son la postura idealista, que da excesiva y exclusiva preponderancia a la imparcialidad de los factores de poder y a los vínculos mutuos en función de principios compartidos entre las naciones; y la postura realista, que propugna el antagonismo natural entre los distintos grupos humanos, lo que se expresa en la lucha permanente y excluyente por la dominación de unos sobre otros. No obstante lo anterior, el conflicto internacional no puede ser visto de otra forma que no sea como un problema social, con 101 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez efectos en todos los campos de articulación de una sociedad organizada, que enmarca las disputas esenciales por las que éstas se enfrentan, como son el acceso a recursos, status y poder, por los cuales los oponentes tendrán como objetivo neutralizar, herir o eliminar a sus rivales. 138 Por su parte, la relación e interacción a que se ha hecho mención, están directamente afectadas por la evolución de la forma en que dichos actores se vinculan, de acuerdo al esquema de relaciones internacionales imperante. Dicha evolución se concreta, fundamentalmente, en dos grandes áreas: · La primera se basa en la imposición de un marco regulatorio más identificable, en el sentido de una mayor subordinación a los preceptos del derecho internacional y parámetros de intereses generados en organizaciones desvinculadas formalmente de los estados nación, como las ONG y transnacionales, aspectos que se manifiestan en una visible preponderancia del uso de las instancias diplomáticas y de negociación, desarrollo de regímenes internacionales tendientes a la integración y cooperación, limitaciones al uso de la fuerza –generalmente para no involucrar a actores de difícil definición o que amplían el espectro del conflicto- así como en la creciente necesidad de legitimar los actos e intervenciones en relaciones de conflicto, ante la comunidad internacional. · La segunda dice relación con que en el análisis de las situaciones que son generadoras de conflicto no sólo se visualizan amenazas, sino que la identificación de oportunidades es un factor decisivo en la orientación de las relaciones interestatales, como efecto del esquema de relaciones internacionales en vigencia. 139 138 139 Coser, Lewis A., “The Funtions of Social Conflict”, The Free Press, New York, 1956, p. 3, en Salgado B., Juan C., Democracia y Paz, ensayo sobre las causas de la guerra, Biblioteca Militar, IGM, Santiago, 1998, p. 59. ACAGUE, Departamento de Historia Militar y Estrategia, Conflicto, Crisis y Cambios Estratégicos, ponencia institucional elaborada para los talleres de análisis del Libro de la Defensa Nacional, Santiago, 2001. 102 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Desde esta perspectiva, se puede inferir que los elementos que caracterizan al cambio en el nuevo sistema internacional son, entre otros, los siguientes: 140 · Alteración del papel del Estado Nación · Importancia creciente de nuevos actores en el sistema internacional · Relevancia de la economía como motor de cambio internacional · · · Nuevas formas de vinculación entre los Estados Disminución del margen de libertad de acción de los actores internacionales Subsistencia de factores de tensión clásicos No cabe duda que estas orientaciones no explican toda la gama e intensidad de los conflictos que pueden generarse entre estados ni al interior de los mismos, así como tampoco explican la compleja y rica naturaleza de sus relaciones. Conviene, por lo mismo, analizar el conflicto a partir de sus potenciales orígenes o fuentes, en el entendido de que se trata de una condición en la cual un grupo humano iden- 140 Para mayores antecedentes respecto de este tema, se sugiere ver las siguientes fuentes bibliográficas: a. Laiño, Aníbal U., Desafíos al Estado Nación, Revista de la Escuela Superior de Guerra del Ejército Argentino, Buenos Aires, octubre – diciembre de 1995. b. Avendaño R., Andrés, Los Nuevos Escenarios de Conflicto, material de trabajo del Departamento de Historia Militar y Estrategia, ACAGUE, Santiago, 1995. c. Arancibia R., Jorge, Visión de la Armada Frente a los Escenarios Político Estratégicos del Futuro, conferencia dictada por el Comandante en Jefe de la Armada con motivo de la inauguración del Mes del Mar, Valparaíso, 1999. d. Arévalo G., Walter, El Empleo de las Unidades de Fuerzas Especiales en apoyo a una Unidad de Teatro de Operaciones Terrestre, Considerando los Conflictos Originados en los Problemas Estratégicos Emergentes, memoria para optar al título de Profesor Militar de Academia, ACAGUE, Santiago, 1999. 103 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez tificable se encuentra trabado en una oposición conciente con otro u otros grupos humanos identificables, por que estos grupos están persiguiendo objetivos que son o que parecen ser incompatibles. 141 En otro orden de ideas, la sociedad internacional se ha visto afectada por una tendencia de cambio que ha marcado significativamente la forma de vincularse e interactuar entre los componentes del sistema internacional, prevaleciendo aspectos que bajo el esquema de Guerra Fría estaban subordinados a la confrontación ideológica y disciplina impuesta por las potencias rectoras de la época, como son la irrupción del intercambio económico multidimensional -base inicial del proceso de globalización- influencia de las comunicaciones, de la política y del derecho internacional, acentuado por la revalorización de la persona humana como elemento sustancial e insustituible de la sociedad, aspecto que se expresa, en sentido amplio, en los derechos humanos. No obstante, y aún en consideración de estos aspectos, la problemática del conflicto no ha variado en su esencia, en cuanto confrontación social por intereses en disputa, sino que son tales intereses los que se han presentado de modo diferente, al potenciarse determinados valores que en otras épocas se encontraban constreñidos, como ya se citara, así como se ha desperfilado el valor asignado a objetivos que en los tiempos actuales se obtienen por otras vías; luego, lo vital sigue siendo altamente valorado y persiste la voluntad de preservar intereses de esta naturaleza, aún con el concurso de la fuerza militar.142 En tal sentido, es posible aseverar que las relaciones entre los estados han variado en intensidad a partir del término de la Guerra Fría, viéndose interesantemente favorecidos por la preponderancia de los asuntos de carácter económico que han permitido visualizar 141 142 Dougherty James y Pfaltzgraff Robert, “Contending Theories of International Relations”, New York, Harper and Row Publishers, 1981, en Salgado B. Juan Carlos e Izurieta F. Oscar, Las Relaciones Bilaterales Chileno – Peruanas Contemporáneas: un enfoque realista, Biblioteca Militar, Santiago, 1992, p. 44. ACAGUE, Conflicto, Crisis y Cambios Estratégicos. Op.Cit. 104 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia nuevas opciones de desarrollo, apoyadas en procesos de integración bilateral y multilateral sin precedentes, cuyos efectos se han extrapolado hacia los ámbitos político y de seguridad, lo que ha creado un clima de entendimiento que ha contribuido significativamente a lograr acuerdos en materias causa de contenciosos históricos, como delimitaciones fronterizas y aspiraciones hegemónicas, subyacentes en actitudes de rivalidad que se pueden citar como una constante durante parte importante de los siglos XIX y XX. Lo expuesto permite visualizar que el cambio respecto del conflicto está caracterizado por una variación en la intensidad y condiciones en que se generan las situaciones de tensión, lo que obliga al desarrollo de capacidades de respuesta tan novedosas como sus causas. Sin embargo, las culturas locales y la potencialidad de una escalada que haga que una situación escape de control, permiten establecer que el desafío está dado en la ampliación del espectro de soluciones, sin eliminar las tradicionales, por cuanto las relaciones vigentes y los nuevos vínculos que se han desarrollado a consecuencia del esquema de relaciones internacionales imperante, no dan garantías frente a una posible regresión, al aproximarse un conflicto a intereses vitales, mantenidos como tales por todos los estados y explicitados como elementos que los disponen al uso de todos los recursos disponibles para su preservación. Los efectos de la globalización mundial han alcanzado dimensiones imprevistas, potenciando factores de tensión tales como el aumento de la brecha entre los países ricos y pobres, el crimen organizado internacional, las migraciones masivas, la exacerbación de los nacionalismos, las armas de destrucción masiva, la proliferación de armas convencionales, los problemas medioambientales, el acceso a recursos naturales básicos y, de modo muy significativo, las inestabilidades políticas y las asimetrías de poder. Ahora, si se tienen en cuenta estos factores de tensión, es fácil comprender que una variación de tal magnitud en el contexto del conflicto imperiosamente ha hecho variar sus formas de solución, especialmente en lo que respecta a la legitimación del uso de los instrumentos de la política que conlleven la presencia y empleo de la fuerza 105 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez militar, sin que por ello se pueda augurar su desaparición en cuanto recurso disponible para la solución de controversias. Esta visión que pareciera ser más representativa de la realidad de las potencias mundiales y regionales, encuentra también asidero en el contexto de países de menor gravitación internacional, como el común de los estados latinoamericanos, caracterizados por ser receptores de los efectos de la globalización y no generadores de los mismos, fundamentalmente por el bajo impacto que sus acciones tienen en el conjunto de la sociedad internacional, sea en el plano político, económico o de seguridad. Del mismo modo, en el citado entorno subsisten determinadas diferencias que se encuentran profundamente arraigadas en las respectivas culturas y que no pueden dejar de verse como factores potenciales de tensión, en un ambiente en el que el conflicto no ha desaparecido, sino que se ha controlado con instrumentos de política exterior más idóneos -dada la naturaleza de los objetivos en disputaque el enfrentamiento abierto. En esta problemática juegan un rol preponderante la capacidad disuasiva, las medidas de confianza mutua, la capacidad de respuesta proporcional a los problemas y, particularmente, la voluntad política de solución pacífica de controversias, pero simétricamente concebida, así como el uso racional de las oportunidades que se generan en los procesos de integración característicos de los tiempos. 4.2 SINOPSIS DE LAS PRINCIPALES ESTRATEGIAS VIGENTES PARA LA PREVENCIÓN DE CONFLICTOS ¿Qué se entiende por prevención? Esta interrogante se considera esencial a la hora de visualizar y describir someramente aquellas estrategias tendientes a la prevención de conflictos internacionales, toda vez que en este concepto está la generación del contexto de cada uno de los mecanismos de acción que se desarrollarán. 106 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Prevención es la acción de prevenir, que en una de sus acepciones significa precaver, evitar, estorbar o impedir algo, 143 lo que la sitúa en un nivel de acción contra amenazas y riesgos, sea en forma de políticas de estado o en el desarrollo de actividades concretas en los cuatro campos de acción, cuyos esfuerzos son concurrentes al logro de metas relevantes y cuya preponderancia en el conjunto variará según sea la medida en ejecución. En tal sentido, la disuasión -objeto de esta investigaciónconstituye una estrategia de prevención de conflictos, en que la acción de todos los campos de acción se visualiza nítidamente, por lo que no será enunciada en este capítulo, salvo para ser confrontada con los demás mecanismos de acción a que se hará referencia. Previo a delinear cada una de las estrategias vigentes, se estima pertinente establecer la secuencia lógica con que un estado enfrenta la problemática del conflicto, que se inicia con la determinación de sus amenazas, riesgos y oportunidades en el campo internacional, generalmente a través de un exhaustivo proceso de análisis basado en la capacidad de recolectar y procesar información atingente, como paso insoslayable para definir y desarrollar medidas en consecuencia, lo que se conoce como la previsión de conflictos, enmarcado en el concepto de diplomacia preventiva. 144 Posteriormente, y a consecuencia de lo anterior, se establecen medidas para accionar sobre las hipótesis que se hayan definido, en función de los intereses del estado, cuyo propósito es solucionar contenciosos, potenciales o reales, reduciendo al mínimo posible los daños que podrían implicar, concretados a través de esfuerzos de diversa naturaleza, que también considera el concurso de privados, entre los cuales está la disuasión, los acuerdos y tratados internacionales, las medidas de confianza mutua, la verificación, la integración, 143 144 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, Madrid, 2001. Desde la perspectiva del Libro de la Defensa Nacional de Chile, se trata de acciones destinadas a evitar el surgimiento de disputas y prevenir, cuando estas surgen, que escalen a nivel de conflicto. 107 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez el control y limitación de armamentos, la diplomacia multivía, la seguridad regional, el comercio y el intercambio cultural, entre otras. Hechos estos alcances, a continuación se esbozarán las características esenciales de las estrategias de prevención de conflictos que se encuentran vigentes, las que se exponen en orden de relevancia, de acuerdo a lo observable en el esquema de relaciones internacionales imperante, así como en función de la realidad de los estados que no tienen el carácter de potencia, a saber: 4.2.1 La Diplomacia Sin duda alguna, el eje articulador de todos los esfuerzos en el campo internacional radica en la capacidad diplomática, cuyo objetivo principal es avanzar en los intereses del estado, lo que implica la protección de su independencia, seguridad e integración territorial, política y económica. Asimismo, se le debe entender como un método establecido para el manejo de las relaciones internacionales, especialmente por medio de la negociación. Al respecto, se han definido algunas alternativas de acción diplomática, normalmente llamadas “vías”, que en su conjunto permiten desarrollar en mejor forma las tres categorías más relevantes de actividad en el campo diplomático, como son la consulta, el diálogo y la capacitación. 145 Las alternativas de acción diplomática a las que se hizo referencia son las siguientes: · 145 Enfoque vía uno: comprende los esfuerzos gobierno a gobierno para el tratamiento de asuntos en conflicto y para la resolución de contenciosos. Es la forma predominante de Notter, James y Mc Donald, John, “Diplomacia Vía Dos: Estrategias de Paz no Gubernamentales”, New York, 1997, en García Huidobro C., Francisco y Pandolfo A., Danilo, Mecanismos de Acción más Relevantes para Chile Destinados a la Previsión y Prevención de Conflictos Internacionales, Trabajo Consolidado del Curso Regular de Estado Mayor, Academia de Guerra Naval, Valparaíso, 1998. 108 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia relaciones internacionales, en tanto los estados normalmente son las entidades legalmente autorizadas para realizar negociaciones formales, formular acuerdos, firmar tratados, comprometer beneficios económicos y/o militares y hablar en nombre de una nación. 146 · Enfoque vía dos: se trata de la cooperación entre personas y organizaciones fuera del ámbito de relaciones formales gobierno a gobierno; es normal que las corporaciones multinacionales, instituciones financieras internacionales, organizaciones religiosas y sociedades científicas, entre otras, regularmente se involucren en el comercio internacional de algún tipo u otro, apoyados en el impacto de la tecnología moderna, especialmente la comunicación de alta velocidad, llegando inclusive a constituirse en amenazas para la preponderancia del rol del estado nación como actor internacional. No obstante la diplomacia continúa siendo esencialmente el ámbito especial de representantes debidamente autorizados por el estado, es evidente un notable cambio en el sistema internacional, reflejado en el número creciente de ONG que se han vuelto activas en áreas que eran de su dominio exclusivo, siendo aceptadas por algunos gobiernos como un complemento importante a la diplomacia formal para tratar asuntos como la prevención de violencia, la resolución de conflictos y la construcción de la paz. La denominada diplomacia «vía dos» es una actividad que ha sido descrita como «la interacción no oficial e informal entre los miembros de grupos o naciones en oposición con los objetivos de desarrollar estrategias, influir en la opinión pública y organizar recursos humanos y materiales de manera que puedan ayudar a resolver el conflicto». 147 146 147 Colegio Interamericano de Defensa, Enfoques Vía Uno para Resolución de Conflictos, material docente del curso a distancia sobre manejo y negociación de conflictos, Washington D.C., 2003. Ibíd. 109 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Otras vías de enfoque diplomático son las empresas, los ciudadanos influyentes, los centros de investigación y educación, los centros religiosos, la filantropía y los medios de información, 148 que si bien se alejan del eje central de la investigación, deben ser considerados como referentes válidos, en tanto constituyen una de las fuentes de actores internacionales relevantes en el esquema vigente. 149 En el siglo veinte, la práctica diplomática se ha expandido para incluir reuniones cumbres y otras conferencias internacionales, diplomacia pública y parlamentaria y actividades de entidades supranacionales. Recientemente, se ha incrementado el énfasis en negociaciones bilaterales y multilaterales sobre asuntos comerciales, ayuda económica y militar, comercio e inversión, control de armas y desarme, derechos humanos, narcoterrorismo, crimen organizado y asuntos culturales y ambientales. Por su parte, la diplomacia no trata de preservar la paz en todos los casos, algunas veces utiliza amenazas coercitivas para avanzar en los intereses del estado, cuya efectividad depende en gran parte de los recursos de fuerza que se tengan a disposición. La diplomacia coercitiva puede tomar varias formas, incluyendo sanciones, disuasión, diplomacia coercitiva y diplomacia preventiva entre otras. 150 4.2.2 Los Acuerdos y Tratados Internacionales El derecho internacional es el orden jurídico de la comunidad de estados, o sea, el conjunto de reglas y principios jurídicos que rigen las relaciones entre los estados. 151 148 149 150 151 Notter y Mc Donald, Op.Cit. En términos generales, se acepta que en el sistema internacional interactúan actores diversos que pueden agruparse en los estados nación, los organismos internacionales, las transnacionales y los grupos de presión, siendo en estas dos últimas categorías donde cabe la presencia de estas vías alternativas. Colegio Interamericano de Defensa, Op.Cit. Benadava C., Santiago, “Derecho Internacional Público”, Editorial Conosur, Santiago, 1993, p. 23, en Paul L. Adolfo, Política y Fuerzas Armadas, Revista de Marina, Valparaíso, 1999, p.73. 110 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia La finalidad de este sistema jurídico -que no está contenido en un código formal promulgado por alguna autoridad suprema- es facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que son los principales miembros de la comunidad internacional, en materias tales como reconocimiento de estados y gobiernos, responsabilidad internacional, adquisición de territorios, espacios marítimos, navegación y transporte aéreo, protección de derechos humanos, extradición, relaciones diplomáticas y consulares, solución de controversias internacionales, situación de refugiados, uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la conducta de las fuerzas armadas en tiempo de guerra. 152 De lo expuesto se infiere que los acuerdos y tratados internacionales más que una norma son una opción, de vasta aceptación en el campo internacional, que en el esquema de relaciones internacionales imperante han cobrado especial relevancia, toda vez que el fenómeno de globalización ha contribuido a derribar o atenuar la existencia de “muros” que tendían a distanciar a los estados, sobre la base de la preponderancia de disputas de difícil resolución, que copaban las agendas internacionales, dando paso a interesantes y a veces inéditos procesos de integración bilaterales y regionales, cuya concreción se basa, indiscutiblemente, en la voluntad de acercamiento y explotación de oportunidades comunes, reflejadas en acuerdos formales. 4.2.3 La integración En directa relación con lo anterior, la integración se entiende como la coordinación entre dos o más estados, para complementarse y actuar de común acuerdo en campos específicos de actividad, usualmente los de la economía y la cultura, en busca de beneficios mutuos. 153 152 153 Ibíd. Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit., Parte II, Entornos que Inciden en la Defensa, Capítulo 3, Entorno Vecinal, p. 64. 111 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez Estos procesos caracterizan el contexto de globalización que el mundo empieza a vivir tras el derrumbe de la ex URSS, cuyo efecto más relevante fue el término del esquema bipolar, transformando las relaciones entre los países, posibilitando así el desarrollo de vínculos bilaterales y regionales hasta la fecha insospechados. Como se puede visualizar, estos procesos de integración tienen una nítida raigambre económica, no obstante ser el preámbulo perfecto para el desarrollo e incremento de las relaciones en otros planos, como la política y también la seguridad. En todo evento, constituyen una excelente herramienta para hacer uso de las oportunidades que en estos campos se identifican, ya que no tan sólo incrementan factores de crecimiento, sino también fortalecen vínculos internacionales y contribuyen al mejor posicionamiento de cada estado. Las formas más comunes de concretar los procesos de integración pueden sintetizarse en las siguientes: · Integración física: interconexión de las redes de transporte, telecomunicaciones y energía en corredores internacionales, para la circulación ágil y eficiente de personas, información, bienes y servicios dentro de un determinado espacio. · Integración económica: desarrollo e implementación de áreas de preferencias económicas, zonas de libre comercio, uniones aduaneras y mercados comunes, entre otras. · Integración para la seguridad y defensa: necesariamente ligada a organismos internacionales, cuyas formas de concretar son los mecanismos de seguridad colectiva, seguridad regional, seguridad común, seguridad cooperativa e inclusive la seguridad humana, aspectos sobre los cuales no existe consenso, a partir de la generación de visiones diversas sobre los alcances de la transformación del concepto de seguridad. 112 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Una mirada poco acuciosa a este fenómeno podría inducir a una opinión desfavorable, en cuanto a la preservación de determinados intereses frente a históricos rivales con los que se inicia una integración; no obstante, se trata de un elemento potenciador de los factores de poder nacional, no tan sólo por su contribución a mejores opciones de desarrollo, sino que por su aporte a la estatura político estratégica del estado, que entre otros factores considera al prestigio internacional como un elemento de primer orden, en tanto permite sostener en mejor forma posturas que se vinculan con el derecho internacional, que al compulsarlas con disputas específicas desperfilan objetivos puntuales, pero potencian las grandes metas de una sociedad en particular. Lo anterior permite sostener que la integración no es contraria a la defensa nacional, toda vez que ambas se articulan en virtud de políticas de estado, cuya base de sustentación está por sobre los objetivos sectoriales, es decir en los objetivos de carácter nacional, que orientan el esfuerzo colectivo hacia el bien común. 4.2.4 Los Sistemas de Seguridad 154 Se entiende por sistema de seguridad internacional, un conjunto de estados que se han unido para actuar coordinadamente frente a determinados tipos de amenazas, presentando normas y procedimientos para reaccionar en forma rápida y eficiente, y donde la fuerza militar juega un rol preponderante. Los estados han llegado a la conclusión de que una forma de mejorar su condición de seguridad es la de unirse a otros que tengan los mismos intereses, de tal manera de enfrentar juntos, si es necesario, cualquier amenaza a su seguridad. 154 Rivera V, Gabriel, Conflicto, Amenazas y la Seguridad Internacional en el Mundo de Hoy, en Escenarios Actuales Nº 7/1998, Centro de Estudios e Investigaciones Militares, Santiago, 1998, pp. 14 – 18. 113 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez El objeto fundamental que guía a las alianzas es el compromiso común y la cooperación mutua en apoyo de la indivisibilidad de la seguridad y defensa de todos los que en ella participan, a partir del precepto de que la solidaridad y cohesión en el seno de la alianza, a través de la cooperación diaria en el ámbito político y militar, garantizan que ningún aliado se vea forzado a depender únicamente de sus esfuerzos para abordar retos de seguridad, sin privar a los miembros de su derecho y deber de asumir sus responsabilidades soberanas en materia de defensa. Por su parte, el sentimiento de los miembros de la alianza de tener un nivel igual de seguridad, con independencia de sus diferentes circunstancias y capacidades militares, contribuye a la estabilidad del área de que se trate; siendo éste un aspecto que se potencia con el hecho que las alianzas en ocasiones no buscan estos beneficios sólo para sus partes, sino que se han comprometido a promover las condiciones que conduzcan a un incremento de la asociación, la cooperación y el diálogo con otros que compartan sus grandes objetivos políticos. Históricamente el sistema de seguridad más usado fue el de las alianzas, no obstante es posible indicar que la forma ideada para enfrentar las amenazas se basó, inicialmente, en el equilibrio del poder, que al impedir el predominio de un estado o grupo de ellos, permitía disminuir las posibilidades de conflicto bélico. En directa relación con lo anterior, a través del tiempo se desarrolló el concepto de seguridad colectiva, que está basada en la idea de que cada estado componente de un sistema de seguridad internacional se siente y está seguro en él, lo que implica la seguridad del conjunto. Este concepto puede ser clasificado, dependiendo del sector geográfico que abarque, como seguridad colectiva mundial, continental y regional, siendo la ONU su mayor expresión, sobre la cual recae la responsabilidad primaria de mantenimiento de la paz. 114 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Como este organismo no ha sido suficiente para evitar la guerra por sí solo, fue necesario establecer una serie de alianzas que caben en las otras clasificaciones, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la Unión Europea Occidental, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, la Organización de la Unión Africana, entre otras, muchas de las cuales quedaron obsoletas luego del término de la Guerra Fría, al desaparecer las amenazas que les daban sentido, razón por la cual han sufrido o están sufriendo importantes modificaciones. La seguridad colectiva, en cualquiera de sus niveles, se basa en cuatro preceptos, a saber: 155 · El fenómeno de las reglas de comportamiento entre las naciones. · El cumplimiento de las reglas. · La legitimación de las acciones de cumplimiento por medio de un amplio acuerdo internacional. · La ejecución de acciones a través de coaliciones multinacionales. En otro orden de ideas, surge la seguridad cooperativa, como un deseo real de evitar los conflictos, mediante la colaboración y la contribución a la paz internacional, dando cabida a que la tendencia actual en la determinación de sistemas regionales de seguridad se oriente hacia un sistema cuyo objetivo es disminuir las posibilidades de conflicto entre sus miembros, en tanto contribuiría a desactivar y resolver los conflictos regionales, a fortalecer las instituciones demo- 155 Goodby James, Can Collective Security Work? Managing Global Chaos: Sources and Responses to International Conflict, United States Institute of Peace Press, Washington DC, 1996, pp. 237 – 253. 115 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez cráticas emergentes y a ahorrar gran cantidad de recursos económicos, basado en la limitación mutua de armas y el mantenimiento multilateral de la paz, lo cual, idealmente, tendría que iniciarse partiendo por las grandes potencias y los países desarrollados. Para su implementación, en general se aceptan cuatro fases: · Inicialmente, los estados se comprometerían con la creación de un sistema de seguridad cooperativo y se desarrollarían las directrices principales. · Luego sería necesario adoptar medidas para generar confianza, entre las que están la reducción de fuerzas y la limitación de importación de armas. · A continuación, se reduciría la capacidad de intervención militar unilateral o ataque a países fronterizos, lo que afectaría a las principales potencias. · Finalmente, se limitaría la función y capacidades de las FF.AA., reduciéndolas a la defensa territorial y el mantenimiento de la paz. No obstante la validez y eficiencia de los sistemas de seguridad, para los países de menor relevancia internacional resulta compleja su implementación, por cuanto viven procesos asincrónicos de desarrollo, que dificultan su organización tras metas que no les son tan comunes, al verse afectados de distinta forma por amenazas también diferentes y por el creciente interés de asociarse económica y políticamente con las potencias dominantes, más si estas representan un sistema y otorgan mayores expectativas de acceder a mejores condiciones de desarrollo. 116 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 4.2.5 Las Medidas de Confianza Mutua 156 Las medidas de confianza mutua constituyen una herramienta de particular relevancia, plenamente vigente y de gran potencialidad para crear determinadas condiciones que permitan actuar sobre los riesgos y las amenazas, en el contexto de relaciones que están marcadas de alguna forma por una característica de conflicto. Al estar orientadas hacia los riesgos y amenazas, adquieren un valor preventivo que posibilita la comunicación y da eficacia a los mecanismos de información, razón por la cual se les considera como el contexto insoslayable de otras herramientas, como la limitación y el control de armamentos y el desarme, entre otras. Sus características son las siguientes: 157 · Transparentes y abiertas: su objeto es establecer claridad sobre los objetivos que se persiguen o sobre las acciones que se desarrollan. · Predictibles: para hacer fiable la conducta y para ello generan un patrón de conducta plenamente identificable con anticipación. · Reciprocidad y equivalencia: las acciones emprendidas deben estar simétricamente concebidas entre ambas partes, especialmente en lo referido a los compromisos. · Comunicación adecuada: para así mejorar las percepciones y establecer una interlocución que posibilite comprender las acciones y las intenciones. 156 157 Cheyre E, Juan Emilio, Medidas de Confianza Mutua: casos de América Latina y el Mediterráneo, Centro de Estudios e Investigaciones Militares, GENIART, Santiago, 2000, pp. 19-25. Rojas A, Francisco, Medidas de Confianza Mutua y Balance Estratégico. Un vínculo hacia la distensión y la estabilidad, en Rojas F, editor, “Balance Estratégico y Medidas de Confianza Mutua”, FLACSO, The Woodrow Wilson Center, Santiago, 1995, pp. 1 – 24. 117 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Establecen una relación: cuyo resultado es un ambiente de estabilidad que permite una mejor comprensión y evaluación de los cursos de acción. · Factibilidad: lograda por medio de medidas realistas, en función de las características del conflicto y de los actores. · Verificables: para evidenciar el cumplimiento de acciones y no sólo declaraciones, que a su vez permite optimizar lo realizado o mantener una línea de acción exitosa. · Soporte social: que las legitime ante las sociedades involucradas. El consenso doméstico reforzará las políticas institucionales, otorgando transparencia en el cumplimiento y asegurando su estabilidad en el tiempo. · Variables según el número de actores: éstas pueden ser bilaterales o multilaterales, dependiendo de la naturaleza del conflicto que las origine, lo que impone diversas complejidades particulares, según sea el caso. Las medidas de confianza mutua, siendo un medio y no un fin, deben ser definidas y diseñadas para cada situación en particular, en tanto no tienen un carácter universal ni operan por sí solas, por cuanto se enmarcan en un contexto más amplio, como son las relaciones entre los estados y la búsqueda de condiciones de paz estable y duradera. 4.2.6 La verificación Desde la perspectiva de la ONU, la verificación es un proceso en el que se reúnen, ordenan y analizan datos con el fin de llegar a un juicio informado acerca de si una parte está cumpliendo con sus obligaciones, 158 cuyos beneficios se identifican en el desarrollo de acciones 158 Rojas A, Francisco, La Verificación como Herramienta Determinante en la Construcción de Confianza, en Rojas F, editor, “Balance Estratégico y Medidas de Confianza Mutua”, FLACSO, The Woodrow Wilson Center, Santiago, 1995, pp. 54 – 63. 118 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia preventivas, así como en el cumplimiento de las medidas de confianza mutua, con las que le unen un lazo concreto, en tanto mecanismos que requieren de coordinación y que tienen un carácter de medio. Este concepto se entiende como un sistema de interacciones que coordinando políticas gubernamentales, previene los conflictos internacionales y evita que las percepciones que tienen los estados se transformen en situaciones de crisis o guerra, ya que objetiviza las amenazas y riesgos inherentes a este tipo de relaciones interestatales. Así, es posible citar que dado que la confianza se debe construir en el tiempo, los mecanismos de verificación permiten que estados en situación de paz negativa vayan comprobando en los hechos que los acuerdos, convenios o tratados internacionales se cumplan a cabalidad, conforme a lo resuelto bilateral o multilateralmente. 159 4.2.7 El Control de Armamentos 160 La finalidad del control de armamentos en poder de los países es, a través de una política de limitación y transparencia, dar las señales adecuadas para mostrar la naturaleza de las intenciones, actuando sobre las percepciones de amenaza por la vía de mostrar lo que se tiene y limitar las posibilidades de éxito de una aventura bélica. Lo anterior contribuye a los procesos de construcción de confianza, facilitando la estabilidad política en una región determinada, en estrecho vínculo con las medidas de verificación, que es el mecanismo que le otorga credibilidad e incrementa la confianza entre los estados. Finalmente, cabe destacar que no es la proliferación de armamentos lo que genera la percepción de amenaza, sino las acciones políticas de desconfianza mutua, que sustentan una visión de peligro inminente en el potencial adversario, que los induce a intimidarlo por la vía de mostrar una mayor capacidad bélica. 159 160 García Huidobro y Pandolfo, Op.Cit. Libro de la Defensa Nacional de Chile, Op.Cit. 119 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez 4.3 LA DISUASIÓN FRENTE A LAS ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN DE CONFLICTOS ¿Qué aspectos encontramos en común entre las diversas estrategias enunciadas, como para establecer algunos factores para el análisis entre éstas y la disuasión? La respuesta a esta interrogante es posible de ser identificada en la descomposición de las definiciones de los conceptos enunciados, como elemento de juicio para desarrollar una confrontación de ideas que permita determinar similitudes, correspondencias y contradicciones, si las hubiera, en el entendido que este ejercicio contribuirá a su mejor comprensión. En el cuadro Nº 2 se presentan las ideas centrales de las distintas definiciones, organizadas de acuerdo a su preponderancia, las que guiarán el análisis que se desarrollará a continuación. Avanzar en los intereses del estado, protegiendo su independencia, seguridad e integración territorial, política y económica. Facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que Acuerdos y son los principales miembros de la comunidad internacional, en tratados internacionales materias que le son privativas. Coordinación entre dos o más estados, para complementarse y actuar de común acuerdo en campos específicos de actividad, en Integración busca de beneficios mutuos. Conjunto de estados que se han unido para actuar coordinadamente frente a determinados tipos de amenazas, presentando Sistemas de normas y procedimientos para reaccionar en forma rápida y seguridad eficiente. Herramienta para crear determinadas condiciones que permitan Medidas de actuar sobre los riesgos y las amenazas, en el contexto de relaconfianza ciones que están marcadas por el conflicto. mutua Proceso en el que se reúnen, ordenan y analizan datos con el fin de llegar a un juicio informado acerca de si una parte está cumVerificación pliendo con sus obligaciones. Dar las señales adecuadas para mostrar la naturaleza de las inControl de tenciones, actuando sobre las percepciones de amenaza por la armamentos vía de mostrar lo que se tiene y limitar las posibilidades de éxito Diplomacia de una aventura bélica. Cuadro Nº 2. Ideas centrales de las estrategias para prevenir conflictos. 120 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Al descomponer y compulsar las ideas fuerza antes expuestas, es posible identificar cuatro áreas referenciales, que constituirán la base para el análisis, a saber. · Los intereses del estado, como guía superior de todo esfuerzo en el campo internacional, representada en la diplomacia. · La coexistencia, cooperación, coordinación y complementación entre los estados para actuar de común acuerdo, representados en los tratados internacionales, la integración y en los sistemas de seguridad. · La creación de condiciones que permitan actuar en conjunto sobre los riesgos y las amenazas, reflejadas en las medidas de confianza mutua. · Reunión, ordenamiento y análisis de datos y señales, para verificar el cumplimiento de acuerdos y medidas implementadas, así como atenuar las percepciones que afecten las condiciones de paz, reflejados en la verificación y en el control de armamentos. 4.3.1 Disuasión y Diplomacia Desde la perspectiva de los intereses del estado, la diplomacia encuentra en la disuasión una aliada de primer orden, toda vez que las acciones que concretan ambos mecanismos de prevención de conflictos se deducen de políticas de estado cuya coordinación es insoslayable, si se pretende el buen éxito de la conducción superior del país en el campo internacional. Resulta difícil concebir una acción diplomática que no cuente con su debido respaldo de fuerza, si se tratare de estados con problemas pendientes con alguno de sus pares, o su ubicación esté supeditada a intereses superiores que se vinculen con realidades geográficas o estratégicas. Asimismo, resulta impresentable la creación de 121 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez una capacidad militar que no se ajuste a objetivos cuya naturaleza no esté ligada al conflicto internacional, en cualquiera de sus acepciones. Lo expuesto adquiere especial relevancia si se considera que la diplomacia es más efectiva cuando asegura la mayor ventaja para la nación, sin recurrir a la fuerza militar y preservando las relaciones externas positivas, lo que constituye un nuevo vínculo con la disuasión, en tanto ambos mecanismos operan sin agredir y están concebidos sobre la base de la búsqueda del entendimiento y la mesura, aún ante la existencia de un contencioso entre las partes. Finalmente, la disuasión es una forma de ejercer la labor diplomática, que si bien sólo se limita ante posibles adversarios, otorga una herramienta de respaldo a las negociaciones al ser uno de los elementos de poder que se reflejan en la estatura político estratégica del estado, lo que contribuye significativamente a sustentar una posición determinada y a incrementar el prestigio internacional, que a la hora de enfrentar la solución de conflictos potencian las opciones de éxito. 4.3.2 Disuasión y Tratados Internacionales, Integración y Sistemas de Seguridad En lo referido a la coexistencia, cooperación, coordinación y complementación entre los estados para actuar de común acuerdo, pudiera parecer contradictorio un esfuerzo disuasivo y un proceso de integración, un tratado o una alianza de seguridad, pero en realidad tal supuesta contradicción pierde validez al tratarse la disuasión de un concepto que no necesita utilizar las amenazas o castigos para ser efectiva, toda vez que su éxito puede estar basado en la demostración cierta de la denegación a la otra parte de la ganancia deseada. En este contexto, la disuasión convencional es parte consustancial de los sistemas de seguridad, en tanto estos pretenden oponer en forma conjunta su voluntad a una posible agresión, pero a la vez contribuye a mantener el equilibrio y el orden entre los pares o integrantes de un mismo colectivo, que pese a estar sujetos a un esquema de alianza también están expuestos al juego de intereses que caracte122 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia riza al sistema internacional, que es tan dinámico como la interacción de sus diversos actores. Por su parte, los procesos de integración económica y política, normalmente interpretados como materias que involucran preferentemente al gobierno y a los empresarios, refuerzan la existencia de ciertas amenazas, sean tradicionales o emergentes, a partir de los requerimientos mismos del proceso y las percepciones de perjuicio que generan en determinados sectores, lo que induce a la mantención de una capacidad de disuasión militar que asegure las negociaciones y otorgue respaldo a la consecución de intereses gravitantes, que en determinados casos pueden exponer el éxito de las gestiones integradoras. Asimismo, la suscripción de tratados y acuerdos orientados a asegurar mejores condiciones de paz, no debe afectar sustancialmente la capacidad disuasiva del estado, por cuanto estas deben complementarse más que neutralizarse, siendo posible ceder en determinadas áreas en beneficio de mejores expectativas, pero potenciando otros contenidos que contribuyan al resguardo de intereses vitales. A modo de ejemplo, el desminado que Chile se ha comprometido a efectuar, en virtud del Tratado de Ottawa, merma una capacidad de control y contención en su frontera terrestre, pero al optimizar las capacidades de sus Fuerzas Armadas -y en particular del Ejércitoesta situación tiende a desperfilarse, en tanto tendrán mejores opciones de ejecutar soluciones estratégicas más eficientes y oportunas, así como su contribución al efecto disuasivo será sustancialmente mayor. 4.3.3 Disuasión y Medidas de Confianza Mutua La creación de condiciones que permitan actuar en conjunto sobre los riesgos y las amenazas, reflejadas en las medidas de confianza mutua, no son un elemento que se contraponga al esfuerzo disuasivo del estado, muy por el contrario, especialmente si se opta por un modelo de disuasión que privilegie el conocimiento y la certi123 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez dumbre sobre las capacidades propias, generando más respeto que t e m o r, l o q u e s i t ú a a a m b o s m e c a n i s m o s e n u n n i v e l d e complementariedad insoslayable. Por cierto, en un esquema de relaciones internacionales como el que se está viviendo, prácticamente no tiene cabida el esfuerzo unívoco de un mecanismo u otro, así como tampoco cabe la lógica de la negación y el ocultamiento, por cuanto la dinámica de las acciones militares, el impacto de la tecnología, las comunicaciones y la escasa legitimidad de un modelo de terror, crean condiciones casi ideales para desmitificar amenazas que no están debidamente sustentadas en capacidades concretas. En tal sentido, las medidas de confianza mutua complementan al esfuerzo disuasivo, sin temor a ser mal interpretados frente a una supuesta incongruencia entre la apertura frente a un potencial adversario y el desarrollo de una capacidad coercitiva, toda vez que ambos mecanismos están en el espectro de las medidas preventivas de conflictos. En todo caso, en esta asociación de ideas también es válida la salvedad hecha anteriormente, respecto del dinamismo de las relaciones internacionales y el juego de intereses que motiva a los diferentes actores, lo que no debe ser confundido con una visión pesimista de la realidad presente, sino tan sólo es un esfuerzo por mantener la realidad como referente esencial a la hora de tomar decisiones en este campo. 4.3.4 Disuasión, Verificación y Control de Armamentos Estos mecanismos tienen una relación más bien indirecta con la disuasión, por cuanto están orientados a la obtención de metas tangibles, reflejadas en parámetros medibles sobre el grado de cumplimiento de un compromiso, sin que sus efectos redunden en el plano sicológico del adversario, muy por el contrario, ya que sus resultados, además de objetivos y mensurables, son elementos de juicio para discusión y negociación. 124 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia Si bien no se contraponen, sus efectos se logran en dimensiones diferentes, pero no por ello se les puede considerar como no concurrentes, ya que independientemente de las formas y procedimientos, contribuyen desde sus respectivas perspectivas a la tranquilidad internacional. Como corolario de este sucinto análisis, cabe plantear una reflexión sobre el carácter esencial de los mecanismos descritos y compulsados, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes para lograr objetivos relevantes en el campo internacional, por cuanto en su conjunto están a disposición de un interés superior, reflejado en objetivos de carácter nacional, que les empleará en función de requerimientos específicos y de acuerdo a circunstancias siempre cambiantes y particulares de cada relación de conflicto. Por tanto, las estrategias de prevención de conflicto se complementan entre sí, aun asumiendo que su relevancia no es pareja, así como tampoco lo son sus diferentes grados de intensidad y el alcance de sus resultados, por lo que resulta acertado plantear una relación concurrente a un mismo fin, desde perspectivas diferentes, pero articuladas desde el mismo nivel, aunque su ejecución sea ampliamente diferenciada. 4.4 CONSIDERACIONES DEL CAPÍTULO El conflicto es un fenómeno que no puede ser eludido, en tanto representa uno de los extremos de las relaciones que se generan de la interacción de los diversos actores en el sistema internacional. La problemática del conflicto no ha variado en su esencia, en cuanto confrontación social por intereses en disputa, sino que son tales intereses los que se han presentado de modo diferente, al potenciarse determinados valores que en otras épocas se encontraban constreñidos; no obstante, lo vital sigue siendo altamente valorado y persiste la voluntad de preservar intereses de esta naturaleza, aún con el concurso de la fuerza militar. 125 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez La evolución de la forma de relacionarse en el campo internacional -caracterizada por la alteración del papel del Estado Nación, la importancia de nuevos actores internacionales, la relevancia de la economía, la disminución del margen de libertad de acción de los actores internacionales, así como la subsistencia de factores de tensión clásicos- imponen un esfuerzo por buscar formas más eficientes para la prevención de conflictos, sin llegar necesariamente a la imposición o a ceder en intereses gravitantes. La dificultad para legitimar acciones en el campo internacional, debe ser compulsada con los efectos de la economía y la generación de polaridades de índole diversa, lo que ha inducido a un replanteamiento de la forma cómo se logran ciertos objetivos, dando así cabida a regímenes internacionales que favorecen la cooperación y la integración, con las obvias consecuencias en la percepción de los riesgos al Estado Nación. La preservación de los intereses nacionales mantiene su relevancia, por cuanto la percepción de las amenazas no necesariamente será coincidente entre los actores involucrados en una relación, así como tampoco lo será la forma en que cada uno las enfrente, de acuerdo a los imperativos derivados de su propio ordenamiento jurídico, siendo tal vez uno de los argumentos de mayor importancia a la hora de definir una estrategia disuasiva. En el entorno característico del sistema internacional actual, subsisten determinadas diferencias que se encuentran profundamente arraigadas en las respectivas culturas y que no pueden dejar de verse como factores potenciales de tensión, en un ambiente en el que el conflicto no ha desaparecido, sino que se ha controlado con instrumentos de política exterior más idóneos, como la capacidad disuasiva, las medidas de confianza mutua, la capacidad de respuesta proporcional a los problemas y, particularmente, la voluntad política de solución pacífica de controversias. El eje articulador de todos los esfuerzos en el campo internacional radica en la capacidad diplomática, cuyo objetivo principal es avanzar en los intereses del estado, lo que implica la protección de su 126 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia independencia, seguridad e integración territorial, política y económica, entendida como un método establecido para el manejo de las relaciones internacionales, especialmente por medio de la negociación. La finalidad del derecho internacional es facilitar la coexistencia y la cooperación entre los estados, que son los principales miembros de la comunidad internacional, en materias que le son privativas y que no pueden ser delegadas en actores de otra categoría. Los procesos de integración internacional caracterizan el contexto de globalización que el mundo vive actualmente, cuyo efecto más relevante fue el término del esquema bipolar, transformando las relaciones entre los países, posibilitando así el desarrollo de vínculos bilaterales y regionales hasta la fecha insospechados. Los sistemas de seguridad, cuya validez y eficiencia no se cuestiona, no encuentran su mejor ambiente de implementación en los países de menor relevancia internacional, por cuanto viven procesos asincrónicos de desarrollo, que dificultan su organización tras metas que no les son tan comunes, al verse afectados de distinta forma por amenazas también diferentes y por el creciente interés de asociarse económica y políticamente con las potencias dominantes. Las medidas de confianza mutua constituyen una herramienta de particular relevancia, plenamente vigente y de gran potencialidad para crear determinadas condiciones que permitan actuar sobre los riesgos y las amenazas -siendo un medio y no un fin- debiendo ser definidas y diseñadas para cada situación en particular, en tanto no tienen un carácter universal ni operan por sí solas, por cuanto se enmarcan en un contexto más amplio, como son las relaciones entre los estados y la búsqueda de condiciones de paz estable y duradera. Las medidas de verificación permiten que estados en situación de paz negativa vayan comprobando en los hechos que los acuerdos, convenios o tratados internacionales se cumplan a cabalidad, conforme a lo resuelto bilateral o multilateralmente. El control de armamentos contribuye a los procesos de construcción de confianza, facilitando la estabilidad política en una región determi127 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez nada, en estrecho vínculo con las medidas de verificación, que es el mecanismo que le otorga credibilidad e incrementa la confianza entre los estados. El carácter esencial de los mecanismos de prevención de conflictos, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes para lograr objetivos relevantes en el campo internacional, se vincula a su utilidad como estrategias al servicio de un interés superior, reflejado en objetivos de carácter nacional, que les empleará en función de requerimientos específicos y de acuerdo a circunstancias siempre cambiantes y particulares de cada relación de conflicto. Las estrategias de prevención de conflicto se complementan entre sí, aún asumiendo que su relevancia no es pareja, así como tampoco lo son sus diferentes grados de intensidad y el alcance de sus resultados, por lo que resulta acertado plantear una relación concurrente a un mismo fin, desde perspectivas diferentes, pero articuladas desde el mismo nivel, aunque su ejecución sea en niveles, esfuerzos y categorías diferentes. La disuasión convencional constituye una herramienta plenamente vigente y efectiva, especialmente en el contexto de estados de menor relevancia internacional, sin que el desarrollo de regímenes internacionales bilaterales y regionales le afecte en su esencia, por cuanto el logro de objetivos gravitantes en el campo internacional requiere del concurso de un conjunto de mecanismos, dentro de los que es competente, sin contraponerse con ningún otro esfuerzo gubernamental por prevenir el conflicto. La disuasión convencional, al requerir la concurrencia de múltiples factores de poder, es un excelente reflejo de la estatura político estratégica de un estado, lo que se traduce en el potenciamiento de su capacidad de acción internacional, especialmente en lo referido a negociaciones, en un ambiente en que los intereses de cada actor prevalecen, con demasiada frecuencia, sobre valores comunes y tradicionales. 128 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia CONCLUSIONES Sin perjuicio que el Libro de la Defensa Nacional de Chile, en el que se explicita la política de estado en cuanto a la seguridad externa de nuestro país, define un enfoque disuasivo para la protección de los intereses esenciales, soberanía e integridad territorial, aún no existen criterios concretos sobre la manera en que éste debe manifestarse e implementarse, siendo objeto de diversas interpretaciones e, inclusive, críticas que tienden a reducir su real valor por contraponerse, supuestamente, con otras estrategias orientadas a hacer uso de las oportunidades que se generan en el actual esquema de relaciones internacionales, así como, con las destinadas a aminorar las posibilidades de conflictos internacionales. Por esta razón, los autores del presente trabajo determinaron desarrollar una investigación destinada a establecer la vigencia de la disuasión convencional como estrategia para prevenir los conflictos bélicos entre estados, considerando su conceptualización a través del análisis de diversas corrientes de pensamiento sobre el tema en cuestión; un estudio de la aplicación de sus componentes en la crisis del Beagle, entre Chile y Argentina; la determinación del rol de la persuasión en la disuasión; y una comparación con otras estrategias, cuyos resultados más importantes son descritos a continuación. La disuasión, desde una perspectiva amplia, es un concepto que originalmente surge durante la Guerra Fría, tras el término de la II Guerra Mundial, período en el cual su sustento fundamental estaba constituido por el poder nuclear de las grandes potencias, pero que, posteriormente, deriva hacia lo convencional, constituyendo en la actualidad una estrategia que tiene plena aplicación y vigencia entre estados que no cuentan con capacidad atómica -especialmente a partir del desaparecimiento del esquema bipolar de las relaciones internacionales- la que considera a todos los recursos del poder nacional, como complemento de la fuerza militar, particularmente en un contexto en el que la economía ha comenzado a anteceder a los procesos políticos y de seguridad, generando novedosas relaciones y condiciones de intercambio entre los actores del sistema internacional. 129 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez El análisis de las diferentes definiciones e interpretaciones de la disuasión, permite concluir que existe coincidencia en cuanto a que se trata de una herramienta política para el manejo pacífico de conflictos, de carácter preventiva, basada en la generación de un efecto psicológico que procura crear conciencia en el potencial adversario y orientar el análisis del problema, y en la que la credibilidad del mensaje disuasivo es fundamental al momento de la evaluación y transmisión, por lo que la amenaza sobre la que se desarrolla la inducción debe ser posible de materializar, tanto en magnitud como en la capacidad del disuasor de llevarla a cabo. Por otra parte, es importante considerar que la disuasión no opera por sí sola ni constituye un fin en sí misma, ya que es el producto de intereses superiores articulados en los niveles más altos de la conducción del estado, que debe ser regulada de acuerdo a cada relación de conflicto en particular, para cuya aplicación efectiva requiere de diversas herramientas que den sustento al mensaje disuasivo, basadas no sólo en el potencial militar -que en la actualidad substituye el efecto del arsenal nuclear y lo extrapola a una escala reducida de conflicto- sino que, también, en todos los demás elementos del poder nacional. Asimismo, en función del análisis de las diferentes perspectivas y visiones sobre el tema de esta investigación, se puede definir a la disuasión como el efecto psicológico que se crea en la percepción del adversario, acerca de las capacidades del país disuasor para emplear el poder nacional en resguardo de sus intereses, haciendo inconvenientes e inaceptables los costos de una agresión, basado en su estatura político estratégica y en la voluntad política de empleo de todos los recursos disponibles para la solución de un conflicto, en el campo convencional. De acuerdo con la definición anterior, y en virtud de las relaciones causa efecto que se generan a partir de las respuestas a las interrogantes referidas a qué, cómo y para qué disuadir, surgen los diferentes componentes de la disuasión convencional, representados por los intereses a proteger, el medio para comunicar el mensaje disuasivo, la forma de coerción, fuerzas capaces de ejecutarla y la 130 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia voluntad política de empleo de la fuerza, siendo este último un factor insoslayable en una estrategia de disuasión, por cuanto es la única forma de organizar, impulsar, orientar y articular los distintos esfuerzos que contribuyen al efecto disuasivo buscado por el estado, en tanto se trata de un asunto que debe ser concebido y resuelto en el más alto nivel de la conducción. En cuanto a la definición de los intereses a proteger, esto es claramente el punto de partida para la estructuración de una política de estado que refleje el porqué se está dispuesto incluso a ir a la guerra, constituyendo un aspecto esencial en la materialización de una estrategia de disuasión, dándole sentido al esfuerzo colectivo, cuya legitimación ante la propia sociedad y ante la comunidad internacional se basa, particularmente, en su sustento de derecho y soberanía, coherente con la conducta internacional del estado. Por su parte, la identificación y desarrollo del medio para comunicar la disposición política de preservación de ciertos intereses, adquiere una importancia fundamental dentro del esfuerzo disuasivo, al constituir el vehículo de transmisión hacia la psiquis colectiva del adversario, de las ideas sobre las cuales se apoya la postura del disuasor, cupiéndole a la diplomacia un rol relevante, dado su carácter de medio más idóneo de que dispone un estado para vincularse con otros actores internacionales, a lo que se puede agregar todo esfuerzo de transparencia en temas de especial sensibilidad -como la inversión en el ámbito de la seguridad externa- y la explicitación de la política de defensa, en la forma de una publicación oficial. La definición y desarrollo de una forma concreta y creíble de coerción, es otro componente de la disuasión convencional constituido esencialmente por las fuerzas armadas -dado su carácter de instrumentos capaces de infligir una considerable cuota de daño- que no excluye a otros elementos de presión que contribuyan a graduar y potenciar el efecto disuasivo, los cuales se pueden configurar a través de los diferentes campos de acción, teniendo en cuenta que la disuasión tiene un carácter político y colectivo; en tal sentido, cobra especial validez la perseverancia en la exigencia del cumplimiento de los tratados internacionales, el respeto por la soberanía -en su acep131 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez ción más pura- y la mancomunión de esfuerzos públicos y privados tras los verdaderos intereses nacionales, a la hora de buscar soluciones a un conflicto. Por su parte, el desarrollo de fuerzas materiales adecuadas al propósito, da sustento a la credibilidad del mensaje disuasivo y asegura la existencia de medios capaces de producir la coacción implícita en su contenido, para lo cual se requiere de fuerzas armadas potentes y capaces de proyectar su poderío sin otra restricción que la voluntad política de su empleo, las que deben ser complementadas por una estructura económica solvente y sana, la capacidad de negociación del estado, un servicio exterior eficiente y profesional, un sistema de inteligencia nacional adecuado a las exigencias del siglo XXI, un adecuado desarrollo de infraestructura de comunicaciones y servicios, la cohesión interna, la fortaleza institucional, etc., aspectos todos que, en su conjunto, contribuyen a la implementación y sostenimiento del esfuerzo disuasivo, constituyendo herramientas de gran valor para demostrar el poder nacional en forma integral. En relación con la voluntad política de empleo de los recursos del estado para la preservación de los intereses nacionales, sin duda, este es el componente de mayor gravitación en la disuasión convencional, por cuanto constituye el eje articulador del esfuerzo de todos los instrumentos que le dan cuerpo al esfuerzo disuasivo, estando representado fundamentalmente por el conductor político y la propuesta que la soberanía popular aprobó para la conducción superior del país, en armonía con aquellos intereses nacionales que trascienden en el tiempo y que están por sobre las diversas visiones políticas internas. Si no existe la voluntad política de ejercer un determinado efecto disuasivo, el esfuerzo del conjunto pierde sentido, razón por la cual se estima fundamental su sustento en una política de estado, consensuada entre todas las organizaciones competentes, de modo tal que la voluntad de la sociedad -que legitima a la autoridadesté lo suficientemente representada en ella. Dado el carácter de medio de la disuasión, es procedente contextualizarla en los modelos y opciones estratégicas, entendidos los primeros como la diversidad de soluciones entre las que la estra132 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia tegia y la política deben elegir para la solución de un problema correspondiente a estos niveles; en tanto, los segundos corresponden a las combinaciones posibles entre las cuales también se debe elegir, a partir de preceptos y deducciones que se derivan de los modelos, sin perder de vista su carácter vinculante con una idea superior. En esta línea de pensamiento, la disuasión corresponde a un modelo estratégico de probada eficiencia, que genera una amplia gama de opciones para graduar la solución de un conflicto, lo que le otorga, a su vez, un alto valor como herramienta de la función defensa, al servicio de la política exterior del estado. Por su parte, los modelos de disuasión -sea por castigo o por negación- otorgan al defensor del statu quo la factibilidad de revertir su condición de inferioridad respecto del agresor -que aspira a cambiar el statu quo- aunque sea con diferentes posibilidades, ya que dialécticamente la estrategia de disuasión otorga una ventaja al que asuma una conducta proactiva, sin necesariamente adquirir el papel de agresor, sino por el solo hecho de encontrarse mejor preparado para manejar la situación, que corresponde a uno de los fundamentos de esta estrategia. Del análisis de la aplicación de los componentes de la disuasión durante al Crisis del Beagle de 1978, es posible inferir las siguientes conclusiones: · Chile pretendía defender su territorio en la zona austral, basado en el derecho que le asistía y ratificado por el fallo de la Corona Británica de 1977; Argentina, tenía la pretensión de contar con una posición terrestre desde la cual ejercer el control del gran paso bioceánico austral. · En ambos bandos se aprecia un intenso uso de los medios de comunicación. En Chile se opta por centrar los mensajes en conceptos tales como paz, jurídico, derecho, controversia, tratado, acuerdo, arbitraje y negociación, bajo un esquema de lógica de paz; en Argentina se opta por soberanía, conflicto y estrategia, bajo la clara influencia de una lógica bélica. 133 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez · Chile asumió una postura basada en el derecho, luego, su método de coerción fue fundamentalmente político y diplomático, en tanto Argentina asumió una conducta agresiva, sustentada en sentimientos disociadores subyacentes en importantes sectores de la sociedad. · Argentina basó sus fuerzas en un considerable potencial militar, así como en la inducción de la sociedad a asumir una postura reivindicacionista, a partir del desarrollo de una escuela de pensamiento geopolítico ortodoxa; por su parte, Chile priorizó el empleo de medios no militares, sin descuidar su despliegue defensivo, orientando sus esfuerzos hacia una solución negociada, sin involucrar a la población en un problema cuyo tratamiento se debe concentrar en el poder político. Por otra parte, el estudio de los basamentos teóricos, conceptuales y científicos de la persuasión, permite concluir que se trata de un tipo de comunicación social que procura el cambio o el reforzamiento de determinadas actitudes, opiniones y conductas, a través de diversos métodos y herramientas comunicacionales, psicológicas y sociales que actúan sobre los procesos cognitivos de los individuos, caracterizándose por constituir una actividad conciente e intencional que evita la coacción violenta apelando de manera sutil a las razones y en algunos casos a las emociones de los receptores, con lo que se obtienen resultados de mayor calidad y permanencia en el tiempo. La persuasión, entendida como un tipo de comunicación, se relaciona directamente con el componente de la disuasión convencional relacionado con la comunicación del mensaje disuasivo, explicitando la capacidad y la voluntad política de empleo de los recursos del estado para la preservación de los intereses nacionales, con el fin de inducir a un oponente a no hacer uso de la fuerza para la solución de conflictos, lo que se logra a través de diversos actos o procesos, tales como, argumentos racionales, apelaciones morales, cooperación, mejoramiento del entendimiento, distracción, adopción de una política no ofensiva, etc., los que apuntan a mostrar no sólo el 134 La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia aumento del costo de las violaciones al statu quo, sino que también la disminución de los potenciales beneficios que el transgresor puede obtener con dichas violaciones, o incluso elevar los beneficios del respeto al no empleo de la fuerza. En términos concretos, la persuasión es consustancial a los fines de la disuasión, tanto por sus características, métodos y fines, que son plenamente coincidentes, como por el aporte de un contenido y un contexto comunicacional que procura acentuar los beneficios de una interacción basada en la solución pacífica de las controversias y, simultáneamente, la capacidad y voluntad de hacer frente a cualquier otra alternativa que no privilegie dicha vía. Por otra parte, en relación con el conflicto, se puede concluir que se trata de un fenómeno que no puede ser eludido, en tanto representa uno de los extremos de las relaciones que se generan de la interacción de los diversos actores en el sistema internacional, tratándose de una problemática que no ha variado en su esencia, en cuanto confrontación social por intereses en disputa, sino que son tales intereses los que se han presentado de modo diferente, sin afectar a los valores catalogados como vitales, que siguen siendo altamente valorados y persiste la voluntad de preservarlos, aún con el concurso de la fuerza militar. La evolución de la forma de relacionarse en el campo internacional impone un esfuerzo por buscar formas más eficientes para la prevención de conflictos, sin llegar necesariamente a la imposición o a ceder en intereses gravitantes, considerando que la creciente dificultad para legitimar acciones en el campo internacional, que además debe ser compulsada con los efectos de la economía y la generación de polaridades de índole diversa, ha inducido a un replanteamiento de la forma cómo se logran ciertos objetivos, dando así cabida a regímenes internacionales que favorecen la cooperación y la integración, con las obvias consecuencias en la percepción de los riesgos al Estado Nación. El carácter esencial de los mecanismos de prevención de conflictos, que no tienen fin en sí mismos y no son autosuficientes para 135 Marco Bustos Carrasco / Pablo Rodríguez Márquez lograr objetivos relevantes en el campo internacional, se vincula a su utilidad como estrategias al servicio de un interés superior, resultando acertado plantear una relación concurrente a un mismo fin, desde perspectivas diferentes, pero articuladas desde el mismo nivel, aunque su ejecución sea en niveles, esfuerzos y categorías diferentes. La disuasión convencional constituye una herramienta plenamente vigente y efectiva, especialmente en el contexto de estados de menor relevancia internacional, sin que el desarrollo de regímenes internacionales bilaterales y regionales le afecte en su esencia, por cuanto el logro de objetivos gravitantes en el campo internacional requiere del concurso de un conjunto de mecanismos, dentro de los que es competente, sin contraponerse con ningún otro esfuerzo gubernamental por prevenir el conflicto. La disuasión convencional, al requerir la concurrencia de múltiples factores de poder, es un excelente reflejo de la estatura político estratégica de un estado, lo que se traduce en el potenciamiento de su capacidad de acción internacional, especialmente en lo referido a negociaciones, en un ambiente en que los intereses de cada actor prevalecen, con demasiada frecuencia, sobre valores comunes y tradicionales. A la luz de los análisis realizados en el desarrollo de este trabajo, se puede concluir que la disuasión convencional constituye una herramienta plenamente vigente y efectiva, particularmente en el contexto de estados de menor importancia internacional, siendo compatible e, incluso, complementaria con otras estrategias destinadas a prevenir y evitar los conflictos internacionales, lo que viene a responder la pregunta de investigación y a comprobar la hipótesis planteada inicialmente. Sin perjuicio de lo anterior, surgen los siguientes aspectos que pueden constituir posibles líneas de investigación, que se derivan del trabajo realizado, para futuros estudios sobre la materia: 1. 136 Ampliar la gama de antecedentes sobre los medios no militares que sustentan el efecto disuasivo del estado, identificando el carácter de su aporte en tiempo de paz. La Disuasión Convencional, Conceptos y Vigencia 2. Describir la variación del esfuerzo disuasivo desde tiempo de paz hacia el tensionamiento de las relaciones y hasta el inicio de hostilidades, especialmente en el caso nacional, en que no necesariamente se verán involucrados todos los potenciales adversarios. 137 BIBLIOGRAFIA - - - - - - Academia de Guerra, Conceptos Básicos sobre el conflicto, la guerra y la estrategia, Departamento de Historia Militar y Estrategia, Santiago, 1994. Academia de Guerra, El Concepto de Paz Perpetua de Immanuel Kant, Departamento de Estrategia, Santiago, 1995. Academia de Guerra, Manual de Política Contemporánea, Santiago, 1995. Arancibia R., Jorge, Visión de la Armada frente a los Escenarios Político Estratégicos del Futuro, conferencia dictada por el Comandante en Jefe de la Armada de Chile, Valparaíso, 1999. 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Visiones y Conceptualización 15 1.1 1.2 1.3 1.4 1.5 15 17 23 32 36 Conceptos Básicos Algunas Definiciones Análisis de las Definiciones Disuasión Convencional Consideraciones del Capítulo Capítulo II 39 Componentes de la Disuasión Convencional: una Visión Aplicada 2.1 Marco Conceptual 39 2.1.1 Aproximación al Tema 39 2.1.2 Los Modelos y Opciones Estratégicas 40 2.1.3 Los Modelos de Disuasión 45 2.1.4 Los Componentes de la Disuasión Convencional 47 2.2 Análisis Historiográfico de la Aplicación de los Componentes de la Disuasión Convencional 48 2.2.1 El Entorno Estratégico Regional en la Década de los Setenta 48 2.2.2 Síntesis de la Crisis del Canal Beagle de 1978 52 2.2.3 Aplicación de los Componentes de la Disuasión 57 2.2.3.1 Los Intereses a Proteger 58 2.2.3.2 Los Medios para Comunicar la Disposición de Proteger dichos Intereses 60 2.2.3.3 Las Formas de Coerción 61 2.2.3.4 Las Fuerzas Materiales y Morales 63 2.2.3.5 La Voluntad Política de Empleo de los Recursos Disponibles 65 2.3 Consideraciones del Capítulo 66 Capítulo III Rol de la Persuasión en la Disuasión 69 3.1 Aproximación al Tema 3.2 Conceptualización de la Persuasión 3.3 Teorías sobre la Persuasión 3.3.1 La Teoría de la Respuesta Cognitiva 3.3.2 El Modelo Heurístico 3.3.3 El Modelo de la Probabilidad de Elaboración 3.4 Elementos de la Persuasión 3.4.1 La Fuente 3.4.2 El Mensaje 3.4.3 El Canal 3.4.4 El Receptor 3.4.5 El Contexto de la Recepción 3.5 La Persuasión en la Disuasión 3.6 Consideraciones del Capítulo 69 71 74 76 77 78 80 81 83 87 88 90 92 99 Capítulo IV La Disuasión en el Contexto de las Estrategias de Prevención de los Conflictos 101 4.1 El Conflicto Internacional 4.2 Sinopsis de las Principales Estrategias Vigentes para la Prevención de Conflictos 4.2.1 La Diplomacia 4.2.2 Los Acuerdos y Tratados Internacionales 4.2.3 La Integración 4.2.4 Los Sistemas de Seguridad 4.2.5 Las Medidas de Confianza Mutua 4.2.6 La Verificación 4.2.7 El Control de Armamentos 4.3 La Disuasión Frente a las Estrategias de Prevención de Conflictos 4.3.1 Disuasión y Diplomacia 4.3.2 Disuasión y Tratados Internacionales, Integración y Sistemas de Seguridad 4.3.3 Disuasión y Medidas de Confianza Mutua 4.3.4 Disuasión, Verificación y Control de Armamentos 4.4 Consideraciones del Capítulo 122 123 124 125 Conclusiones 129 Bibliografía 139 101 106 108 110 111 113 117 118 119 120 121