APLICACIÓN DE LA LEY DE PROTECCIÓN DE DATOS EN LOS JUZGADOS Y TRIBUNALES. AUTORES: - Dª Gloria Herráez Martín Secretaria Judicial. D. Evaristo José García Sánchez, Secretario Judicial. D. Jesús Olarte Madero, Secretario Judicial. D. Salvador Camarena Grau, Magistrado . D. Jesús Ángel Bonilla Correa, Secretario Judicial. D. Fernando Carceller Fabregat, Secretario Judicial.(director del trabajo) 1 RESUMEN: Este trabajo obedece a la iniciativa tomada en virtud de la Resolución, de 29 de Noviembre de 2011, de la Dirección del Centro de Estudios Jurídicos por la que se convocan plazas de directores de cursos y actividades formativas dentro del Plan De Formación Continua 2012 Del Cuerpo Superior Jurídico De Secretarios Judiciales. En cuya oferta aparecía la formación de un grupo de trabajo para abordar el tema “APLICACIÓN DE LA LEY DE PROTECCIÓN DE DATOS EN LOS JUZGADOS Y TRIBUNALES”. Creado el grupo, hemos estudiado la normativa existente sobre la protección de datos de carácter personal, así como la jurisprudencia y doctrina que trata esta materia, para analizar su aplicación e incidencia en la actividad de los Juzgados y tribunales. Actividad ésta, que por ser la que desarrolla la potestad jurisdiccional, y estar envuelta por el ejercicio de derechos fundamentales, siendo uno de ellos y el más característico el derecho de defensa, la hacen merecedora de un tratamiento singularizado. No en vano, el Consejo General del Poder Judicial señala que la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses que en ella subyacen, exigen una limitación y modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos, entre ellos el derecho y garantía a la protección de datos de carácter personal. Verá, pues, el lector de este trabajo un estudio de la protección de datos de carácter personal centrado en el quehacer cotidiano de los Juzgados y Tribunales, y más concretamente en la función realizada por el Secretario Judicial. Así, se analiza el derecho a la protección de datos de carácter personal, pero afectado por el derecho de defensa de las partes, por la publicidad de las actuaciones reconocida en la Ley y en la Constitución, por el concepto de “tercero interesado”, por la trasparencia de la actividad jurisdiccional y el derecho a la información, y por la especial organización administrativa del poder judicial, donde el Consejo General del Poder Judicial aparece como órgano de gobierno del mismo. Tal es la peculiaridad y evolución de esta materia, que al cierre del presente, tuvimos conocimiento de la creación de un grupo de trabajo, en el seno de una Comisión del Consejo General del Poder Judicial, para la elaboración de un estudio que delimite las competencias del Consejo General del Poder Judicial y de la Agencia Española de Protección de Datos , y para la reforma del Reglamento de aspectos accesorios que regula esta materia. Todo ello motivado por una sentencia del Tribunal Supremo de 2/12/2011, que deja fuera del ámbito competencial de la Agencia de Protección de Datos la actividad desarrollada por los órganos judiciales, bien sea esta jurisdiccional o no. Al final del trabajo hemos incluido cuestiones prácticas que se pueden dar en el actuar cotidiano de un juzgado. Y propuestas de mejora para la regulación de esta materia. 2 Quiero agradecer a la Dirección del Centro de Estudios Jurídicos, la posibilidad de haber podido participar en la elaboración de este trabajo, y en especial, a todos los integrantes del grupo de trabajo, por su valor humano y profesional, así como por el interés y la motivación que han mostrado. (El director del grupo de trabajo) 3 1.- INTRODUCCION. 1.1.-LA PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL. 1.2.- CONCEPTOS. 1.2.1.- Los datos. 1.2.2.- Los ficheros. 1.2.3.- Tratamiento de datos. 1.2.4.- Los responsables. 1.2.5.- El afectado o interesado. 1.2.6.- El encargado del tratamiento. 1.2.7.- Las autoridades de control. 2.- DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Y LAS PARTES PERSONADAS EN EL PROCESO. 2.1.- ACCESO AL PROCEDIMIENTO EN TRÁMITE POR LAS PARTES PERSONADAS. 2.1.1.- Cuestiones generales. 2.1.2.- Declaración del secreto de las actuaciones para las partes. 2.1.3.-Declaracion de secreto en las causas de Jurisdicción de Menores. 2.1.4.- Protección de testigos. 2.1.5.- Resolución para dar traslado a las partes de las actuaciones de un proceso todavía no terminado. 2.1.6- Recurso contra las anteriores resoluciones. 2.1.7.- Entrega de documentación a un tercero para hacer una notificación a una parte. 2.1.8.- Comunicación por edictos. 2.1.9.-Datos personales susceptibles de especial protección. Menores. 2.1.10.-Proceso penal de menores. 2.2.-ACCESO POR UNA PARTE AL PROCEDIMIENTEO YA ARCHIVADO. 2.3.- CONSENTIMIENTO DE LA PARTE COMO INTERESADO. 2.4.-EL DEBER DE SECRETO. 2.5.- DERECHO DE RECTIFICACION Y CANCELACIÓN DE UNA PARTE RESPECTO DE SUS DATOS. 3.- EL ACCESO POR TERCEROS AL EXPEDIENTE Y ARCHIVOS JUDICIALES. 3.1.- DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO. 3.2.- REGULACION. 3.3.- FUNDAMENTO DEL ACCESO. 3.4.- DEL CONCEPTO DE INTERESADO. 3.4.1.- Concreción del concepto de interesado. 3.5.- LIMITACIONES DE ACCESO A LOS INTERESADOS. 3.5.1. Causa declarada secreta. 3.5.2. Protección de testigos y peritos. 3.5.3. Reserva por resolución judicial. 3.5.5. Límites objetivos: datos especialmente protegidos. 3.5.6. Especial referencia a los datos referentes a la salud. 4 3.6. PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LAS ACTUACIONES. 3.6.1. El Secretario Judicial y el control de acceso. 3.6.1.1. El secretario Judicial como titular exclusivo del control de acceso. 3.6.1.2. El Secretario Judicial y la competencia funcional. 3.6.2. Forma y requisitos de la solicitud. 3.6.3. Forma de la resolución del Secretario Judicial. 3.6.4. Recursos contra la decisión del secretario judicial 3.7.- CONCLUSIONES. 4.- EL ACCESO A LA INFORMACION JUDICIAL POR PARTE DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL 4.1.- TRANSPARENCIA JUDICIAL, DERECHO A LA INFORMACION Y PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL 4.1.1.- Derecho a la intimidad vs. derecho a la información. 4.1.1.2.- El acceso de los medios de comunicación a las actuaciones judiciales. 4.1.1.3.- La información en el proceso penal. 4.1.2.- Instrumentos normativos particulares4.1.2.1-. El protocolo de comunicación de la justicia. 4.1.2.1.1.- Los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia. 4.1.2.1.2.- La información que se facilita. 4.1.2.1.3.- ¿Quién facilita la información a los Gabinetes de Comunicación? 4.1.2.2.- El papel de los Secretarios Judiciales. Protocolos e instrucciones de los Secretarios de Gobierno. 5.- PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS 5.1.- INTRODUCCIÓN: PROCESO Y SENTENCIA. 5.2.- FUNDAMENTO. 5.2.1 -Proceso e imparcialidad. 5.2.2.- Proceso y verdad. 5.3.- SITUACIÓN ACTUAL. 5.4.- REGULACIÓN BÁSICA. 5.4.1.- Convenio de Derechos Humanos y Tribunal de Derechos Humanos. 5.4.2.- Tribunal de Justicia de las Comunidades Europea. 5.4.3.- Constitución Española y Tribunal Constitucional. 5.4.4.- Ley Orgánica del Poder Judicial. 5.4.5 - Ley de de enjuiciamiento criminal. 5.4.6.- Ley reguladora de la jurisdicción social 5.4.7.- Ley enjuiciamiento civil 5.4.8.- Consejo General del Poder Judicial. 5.5.- ANONIMIZACIÓN DE DATOS EN LA SENTENCIA. 5.6.- LA REGULACIÓN DEL ACCESO A LAS SENTENCIAS. 5 5.6.1.- El Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre de 2005 de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. 5.6.2.- Protocolo del Consejo General del Poder Judicial. 5.6.3.- Tribunal Supremo Sala de lo contencioso-administrativo. 5.7.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y ÓRGANOS JURISDICCIONALES. 5.8.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y TERCEROS QUE COLOCAN SENTENCIAS EN PÁGINAS WEB. 5.9. LECTURA/EXHIBICIÓN. 6.-COLABORADORES CON LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA 6.1.-INTRODUCCION. 6.2.- PERITOS. 6.2.1.- Regulación aplicable. 6.2.1.1.- Resoluciones de la Agencia estatal de Protección de Datos. 6.2.1.1.1.- Resolución de 12 noviembre de 2007 del Director de la A.P.D. 6.2.1.1.2.- Resolución de 18 septiembre de 2009 del Director de la A.P.D. 6.2.1.1.3.- Resolución de 21 septiembre de 2007 del Director de la A.P.D. 6.3.- ESTUDIOS CIENTÍFICOS, HISTORICOS O ESTADISTICOS. 6.3.1.- Legislación aplicable. 6.3.2.- Tipos de estudio. 6.3.2.1.- Estudio estadístico. 6.3.2.2.- Estudio científico. 6.3.2.3.- Estudio sobre el patrimonio histórico. 6.4.- CONTRATOS PARA LA ENAJENACION Y DESTRUCCION DE EXPEDIENTES JUDICIALES. 6.4.1.- Legislación aplicable. 6.4.2. Procedimiento. 6.5.- SUBASTAS JUDICIALES. 6.6.- OFICINAS DE ASISTENCIA A LAS VÍCTIMAS. 6.6.1.- Legislación aplicable. 6.6.2.- Funcionamiento. 6.7.- UNIVERSITARIOS, PRACTICUM Y FUNCIONARIOS EN PRÁCTICAS. 6.8.-TRADUCTORES. 6.9.- PERSONAS QUE PRESTAN SERVICIOS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA. 7.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA LA PROTECCION DE LOS DATOS DE CARÁCTER PERSONAL. 7.1.- LA SEGURIDAD 6 7.1.1.- Los niveles de seguridad. 7.1.2.- El documento de seguridad. 7.2.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS AUTOMATIZADOS. 7.2.1.- Nivel básico. 7.2.2.- Nivel medio. 7.2.3.- Nivel alto. 7.3.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS NO AUTOMATIZADOS. 7.3.1.- Nivel básico. 7.3.2.- Nivel medio. 7.3.3.- Nivel alto. 7.4.- LA SEGURIDAD DE LOS FICHEROS JURISDICCIONALES. 7.4.1.- El Real Decreto de modernización de archivos judiciales (RDMAJ). 7.4.2.- El Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia. 7.4.3.- Los Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia. 7.4.3.1.- Medias técnicas. 7.4.3.2.- Medidas Organizativas. 7.4.4.- La seguridad en el expediente judicial electrónico. 7.5.- CONCLUSION. 8.- LA RESPONSABILIDAD DE LOS OPERADORES DE DATOS. 8.1.- RESPONSABILIDAD CIVIL. 8.1.1.- Naturaleza. 8.1.2.- Las personas responsables. 8.1.3.- El derecho de repetición. 8.2.- RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA 8.2.1.- La tipicidad. 8.2.2.- La culpabilidad. 8.3.- RESPONSABILIDAD PENAL. 9.- CUESTIONES PRÁCTICAS. 10.-PROPUESTAS DE MEJORA. AUTORES: D. Evaristo José García Sánchez, Secretario Judicial. ( números 1,7 y 8 del índice ). D. Fernando Carceller Fabregat, Secretario Judicial ( número 2 del índice). D. Jesús Ángel Bonilla Correa, Secretario Judicial. ( número 3 del índice). D. Jesús Olarte Madero, Secretario Judicial. (número 4 del índice). D. Salvador Camarena Grau, Magistrado . (número 5 del índice). Dª Gloria Herráez Martín Secretaria Judicial. ( número 6 del índice ). 7 1.- INTRODUCCION 1.1.- LA PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL “Toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que la conciernan. Estos datos se tratarán de modo leal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento de la persona afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la ley. Toda persona tiene derecho a acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación. El respeto de estas normas quedará sujeto al control de una autoridad independiente”. Con estos términos, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (Niza, 8 diciembre 2000) afronta uno de los grandes problemas o peligros de la sociedad actual: la facilidad para acumular y tratar cantidades extraordinarias de información de todo tipo, sobre todas las personas, y sobre todos y cada uno de los momentos y aspectos de la vida de éstas. La revolución tecnológica que estamos conociendo está dando lugar a una nueva era: la de la información, la comunicación, el conocimiento... Aún tendrán que pasar bastantes años para que se admita y consolide una denominación definitiva, pero hay algo que resulta común a cualquiera de ellas, y es que todas giran en torno a la idea del dato. Almacenamos datos, gestionamos datos, comunicamos datos, intercambiamos datos. Desarrollar cualquier actividad precisa tener datos, y poseerlos en cuantía y calidad superior a los demás equivale a disponer de poder sobre los demás. Los datos tienen valor económico, y gran parte de las más importantes transacciones comerciales se basan en datos. Al mismo tiempo, la transparencia en el funcionamiento de los poderes públicos, o el derecho a recibir información, se han constituido en valores fundamentales del sistema democrático. Pero también, del conocimiento por otros de los datos propios, o de la exactitud de los mismos, sobre todo los relativos a los aspectos que conforman la personalidad, pueden derivarse situaciones no admisibles en un estado de derecho. La Carta de Derechos Fundamentales y la Constitución de 1978, así como distintas normas de ámbito supranacional, estatal y de las Comunidades Autónomas, contemplan la obligación de proteger los datos personales como una de las manifestaciones (no la única) del derecho a una eficaz protección de la vida personal y familiar, derecho que se materializa en la atribución de una serie de facultades consistentes en el poder imponer a terceros la realización y omisión de determinados comportamientos establecidos en la ley, con el fin de (en palabras del Tribunal Constitucional) garantizar a esa persona un poder de control sobre sus datos personales, sobre su uso y destino, con el propósito de impedir su tráfico ilícito y lesivo para la dignidad y derecho del afectado. El Estado español ha asumido esta obligación de velar por el ejercicio efectivo de este derecho, y lo hizo con la promulgación de la Ley Orgánica 5/1992, de 29 de octubre, de Regulación del tratamiento automatizado de los datos de carácter personal, así como con la creación, en ella, de la Agencia de Protección de Datos. Actualmente este órgano y esa Ley, han sido sustituidas por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos (LOPD), y por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). La LOPD tiene vocación de universalidad: contempla en su ámbito todos los datos personales, registrados en todos los soportes, en todos los ámbitos, tanto públicos 8 como privados, a todas las modalidades de tratamiento… Las excepciones, que constituyen un numerus clausus, son cuantitativamente insignificantes. También la jurisdicción inspectora de la AEPD tiene la misma vocación. Ahora bien, la aplicación de una, y la actividad de la otra, no resulta sencilla cuando intentan conjugase con la legislación orgánica y procesal que rigen la estructura y funcionamiento de la Administración de Justicia, cuando intentan aplicarse en los órganos y procedimientos judiciales. Esta realidad es reconocida por el propio Consejo General Del Poder Judicial (CGPJ) cuando, en el Acuerdo de creación de los “Ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales”, después de admitir que el fichero judicial está sujeto a la LOPD, advierte de “la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses generales que en ella subyacen, llegando a concluir que éstos exigen, en ocasiones, una limitación o modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos”. En este trabajo vamos a tratar de analizar los aspectos esenciales de esta realidad jurídica pero también práctica, con la finalidad de ofrecer una herramienta de utilidad especialmente para los Secretarios Judiciales, en cuanto, como se verá, son uno de los principales actores en esta clase de procesos, con trascendentes responsabilidades en el ejercicio de los derechos de afectados o interesados y en su protección frente a intromisiones de terceros. Intentaremos ofrecer soluciones razonadas a los principales problemas y situaciones que se plantean en la actividad diaria de juzgados y tribunales, pero con el convencimiento de que estas soluciones no son las soluciones. Para ello, empezaremos por el principio: conociendo los conceptos y los individuos implicados en la protección de datos de carácter personal, y lo haremos a partir de las definiciones que contiene el artículo 3 de la LOPD, tratando de identificar sus correspondencias en la Administración de Justicia. 1.2.- CONCEPTOS 1.2.1.- Los datos Datos de carácter personal: cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables. El Reglamento que desarrolla la LOPD profundiza en la definición para incluir, de forma muy amplia, cualquier clase de información: numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo, siempre que se conozca la persona a la que pertenezca el dato (persona identificada), o se pueda averiguar a quien pertenece sin muchos esfuerzos (persona identificable). 1.2.2.- Los ficheros Todo conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso. La LOPD, y en general toda la normativa reguladora de la materia, define el fichero con tendencia a la generalidad. No limita el concepto al soporte físico en el que están almacenados los datos de carácter personal. Tampoco excluye del concepto 9 ningún tipo de soporte (físicos o informáticos). Ni deja de considerar tal al que es de imposible automatización. Lo relevante para concluir que nos encontramos ante un fichero sujeto a la LOPD es la nota o elemento de organización o estructuración conforme a criterios específicos relativos a personas físicas que permitan acceder, sin esfuerzos desproporcionados, a sus datos personales. Por el contrario, no constituye un fichero la mera acumulación de datos que comporta una difícil búsqueda, acceso e identificación. La creación del fichero implica una serie de decisiones: sobre los datos que se van a incorporar al mismo, los responsables, cesiones y transferencias, encargados del tratamiento… Los órganos judiciales, para el ejercicio de su función jurisdiccional, disponen de dos ficheros creados por el CGPJ mediante Acuerdo de 20 de septiembre de 2006 con las denominaciones “Asuntos Jurisdiccionales” y “Registro de Asuntos”. 1.2.3.- Tratamiento de datos Operaciones y procedimientos técnicos de carácter automatizado o no, que permitan la recogida, grabación, conservación, elaboración, modificación, bloqueo y cancelación, así como las cesiones de datos que resulten de comunicaciones, consultas, interconexiones y transferencias. Se trata de un concepto esencial para el Secretario Judicial dada su condición de responsable del mismo (más adelante desarrollaremos este aspecto). El tratamiento comprende casi cualquier operación que puede recaer sobre los datos, como la recogida, grabación, conservación, modificación, consulta, utilización, cancelación, bloqueo, supresión, cesión… La regla general es que el tratamiento está sometido al consentimiento del interesado, definido como la manifestación de voluntad, libre, inequívoca, específica e informada, mediante la que el interesado consienta el tratamiento de datos personales que le conciernen. Sin embargo, para la incorporación de datos en los ficheros jurisdiccionales no es preciso obtener tal consentimiento, al estar amparados en la excepción, prevista en la LOPD, de ser recogido para el ejercicio de las funciones propias de una administración pública en el ámbito de sus competencias. Una de las formas de tratamiento es la cesión o comunicación de datos: toda revelación de datos realizada a una persona distinta del interesado. La cesión de datos exige la previa autorización del interesado, en los términos que se han dicho antes, y sólo se puede prescindir de ella en los supuestos enumerados en el artículo 11 de la LOPD. De éstas, nos pueden resultar más aplicables: las previstas en una ley; las que tengan por destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o los Jueces o Tribunales o el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas; las que se produzca entre Administraciones públicas y tengan por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o 10 científicos. 1.2.4.- Los responsables. Responsable del fichero o tratamiento: persona física o jurídica, de naturaleza pública o privada, u órgano administrativo, que decida sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento. Aunque de la definición legal pueda parecer que se trata de una sola persona, que responsable del fichero es figura sinónima o equivalente al responsable del tratamiento, no es así: se trata de dos responsables, diferentes, cuyo poder decisión recae, bien sobre el propio fichero, bien sobre el tratamiento de los datos contenidos en él. El responsable del fichero es quien decide la creación del fichero y su aplicación, su finalidad, contenido y uso. Es decir, quien tiene capacidad de decisión sobre la totalidad de los datos registrados en dicho fichero. En la Administración de Justicia esta condición la ostenta el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y el responsable del tratamiento es quien determina los fines y los medios del tratamiento de datos personales: quien tiene el poder de decisión sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento. El responsable del tratamiento de los ficheros jurisdiccionales es el Secretario Judicial, bien directamente (fichero “Registro de asuntos”), bien en representación del órgano judicial (fichero “Asuntos jurisdiccionales”). 1.2.5.- El afectado o interesado. Persona física titular de los datos que sean objeto del tratamiento a que se refiere el apartado c) del presente artículo. El interesado es titular de los derechos “ARCO”: acceso, rectificación, cancelación y oposición. Estos le permiten dirigirse al responsable para solicitarle información sobre si sus propios datos están siendo objeto de tratamiento, a que sean corregidos los que consten de forma inexacta, incompleta, inadecuada o excesiva, a que se cancelen y se eliminen definitivamente del fichero, y a que se dejen de tratar en determinados supuestos. Como veremos, el ejercicio de estos derechos tiene importantes limitaciones en el ámbito de los ficheros jurisdiccionales. 1.2.6.- El encargado del tratamiento. La persona física o jurídica, autoridad pública, servicio o cualquier otro organismo que, sólo o conjuntamente con otros, trate datos personales por cuenta del responsable del tratamiento. 11 Es el que tiene acceso a los datos de carácter personal, como consecuencia de la prestación de alguna clase de servicio al responsable del fichero o del tratamiento. Entran en esta definición, entre otros, los encargados de la gestión y mantenimiento de los equipos y programas informáticos, o de las dependencias en las que se encuentran los ficheros, y tienen tal consideración tanto los que se encomienda directamente esta actividad, como aquéllos que la llevan a efecto por encargo, autorizado por el responsable, de éstos. La actuación del encargado del tratamiento es muy limitada: está sujeta a las instrucciones del responsable del tratamiento, no puede utilizar los datos con finalidad diferente a la señalada, ni comunicar en ningún caso los datos a otras personas, o debe implementar las medidas de seguridad que se le indiquen. El encargado del tratamiento de los ficheros jurisdiccionales del Tribunal Supremo es el Ministerio de Justicia en coordinación con el Gabinete Técnico de Información. El de los ficheros del resto de los órganos judiciales es la Administración Pública competente en la dotación de medios materiales, en su respectivo ámbito territorial (Ministerio de Justicia o Comunidad Autónoma). 1.2.7.- Las autoridades de control. Como se dijo al principio, la Carta Europea de los Derechos Fundamentales impone la existencia de una autoridad independiente encargada de controlar el respeto a las normas de protección de datos. En España, esta función corresponde a la Agencia Española de Protección de Datos, configurada en la LOPD como ente de derecho público, con personalidad jurídica propia y plena capacidad pública y privada, que actúa con plena independencia de las Administraciones Públicas en sus funciones tuitivas del sistema legal de protección de datos. La LOPD no excluye ningún fichero a la competencia de la AEPD, de forma que, en principio, los ficheros dependientes de los órganos judiciales estarían sometidos las facultades inspectoras de la Agencia. Sin embargo, una reciente Sentencia del Tribunal Supremo (TS) (Sala 3ª, 2/12/2011), partiendo de que la AEPD no deja de ser una Administración Pública que se inserta en el Poder Ejecutivo, que los principios de unidad e independencia de la organización judicial a que se refiere el art. 104 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) impiden cualquier tipo de intromisión o ingerencia por parte de una autoridad administrativa, y que la Constitución Española ha establecido un órgano, el CGPJ, que tiene atribuido, entre otros, el control en exclusiva de la actividad no jurisdiccional de los Jueces y Magistrados, concluye que “es pues el Consejo General del Poder Judicial al que la LOPJ encarga de la función tuitiva en esta materia no solo por razón del apoderamiento reglamentario al que el art. 230 hace referencia, sino también por tener atribuidas con carácter exclusivo las potestades precisas para el necesario control de la observancia de derechos y garantías, pues solo al órgano de gobierno judicial corresponde la inspección de Juzgados y Tribunales (art. 107.3 LOPJ )”. 12 2.- DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Y LAS PARTES PERSONADAS EN EL PROCESO 2.1.- ACCESO AL PROCEDIMIENTO EN TRÁMITE PERSONADAS POR LAS PARTES 2.1.1.- Cuestiones generales. Según el art. 10 de la ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) serán considerados partes legítimas quienes comparezcan y actúen en juicio como titulares de la relación jurídica u objeto litigioso. Se exceptúan los casos en que por ley se atribuya legitimación a persona distinta del titular. Y por el art 538 LEC, son parte en el proceso de ejecución la persona o personas que piden y obtienen el despacho de la ejecución y la persona o personas frente a las que ésta se despacha. De forma que, una vez admitida su personación en el proceso como tal , bien como parte, bien como litisconsorte, adquiere su status de parte , con todos los derechos inherentes a esta condición, entre ellos los derivados del art 24 de la Constitución Española (CONST). La Agencia Estatal de Protección de Datos (AEPD), en resolución de 18 de enero de 2012 señaló, respecto a los documentos que conforman un expediente judicial, que habrá que estar a las normas específicas procesales que regulan el acceso a dichos documentos1. El art 234-2 de la LOPJ, establece que las partes y quien acredite un interés legítimo, tendrán derecho a obtener copias simples de escritos y documentos que consten en los autos, no declarados secretos ni reservados. Señala el Artículo 7. Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, que “quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo, podrán acceder a la documentación conservada en los Archivos Judiciales de Gestión, salvo cuando tenga carácter reservado. Corresponde al Secretario del Juzgado o Tribunal respectivo, facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales”. El conocimiento de las actuaciones afecta de distinta forma a quienes son parte en el proceso y a quienes no lo son. Para quienes son parte en el proceso, las actuaciones han de ser públicas, lo que se concreta, en la posibilidad de acceder a los autos. Y esto tiene que ver con los principios de contradicción y audiencia bilateral, en definitiva con la proscripción de la indefensión. De forma que, las partes, en el ejercicio de su derecho de defensa, van a tener el derecho de acceso al proceso, tanto para conocerlo íntegramente, como para poder ejercitar sus acciones dentro del mismo, sin conocimiento íntegro del proceso, no se podría hablar de ejercicio del derecho de defensa, por lo que se configura este derecho de acceso al proceso, como instrumento del derecho de defensa. Así pues, incluso cuando se trata de actuaciones no públicas, 1 Procedimiento Nº: TD/01395/2011 13 como sería la fase de instrucción en penal, las partes podrán tomar conocimiento de las actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento Según la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECRIM) en su art artículo 301. “Las diligencias del sumario serán secretas hasta que se abra el juicio oral, con las excepciones determinadas en la presente Ley. El Abogado o Procurador de cualquiera de las partes que revelare indebidamente el secreto del sumario, será corregido con multa de 250 a 2.500 pesetas. En la misma multa incurrirá cualquier otra persona que no siendo funcionario público cometa la misma falta. El funcionario público, en el caso de los párrafos anteriores, incurrirá en la responsabilidad que el Código Penal señale en su lugar respectivo”. Y en su art artículo 302. “Las partes personadas podrán tomar conocimiento de las actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento”. Las partes pueden tener acceso a las actuaciones procesales, pueden examinarlas, les han de ser notificadas las resoluciones judiciales, deben serles trasladados los documentos, han de tener acceso completo a los actos procesales documentados por el Secretario Judicial , y pueden pedir y obtener las copias y testimonios que precisen, sin necesidad de acreditar otro interés legítimo que el carácter de parte. Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal Constitucional (TC) (SSTC 118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) respecto a que el artículo 24 de la CONST , en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en defensa de derechos e intereses legítimos. Así, el Tribunal Constitucional, en la sentencia ( STC) 76/19992, ha señalado que el art. 24 de la Const., incluye entre sus garantías la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído ,y a disponer de todas las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría ocasionando una situación de indefensión, susceptible de amparo constitucional. En este sentido, este Tribunal, ha dicho reiteradamente, que el derecho reconocido en el art. 24.1 de la Constitución, significa que ha de respetarse el principio de contradicción, que garantiza el acceso al proceso en defensa de los derechos e intereses legítimos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en sentencia de 12/03/20033, reconoció que si la parte no pudo acceder directamente al procedimiento hasta un estado muy avanzado del proceso, esto tuvo efectos restrictivos en los derechos de la defensa. Diciendo que "El conjunto de estas dificultades tuvo un efecto global tan restrictivo en los derechos de defensa, que el principio del proceso equitativo, enunciado en el artículo 6, ha sido vulnerado". Tal es la relación entre el acceso a las actuaciones y el derecho de defensa, que el art 280 de la LEC establece que si se denunciare que la copia entregada a un litigante 2 Fecha: 26/04/1999,Marginal: STC 76/1999,Publicación: 01/06/1999, Constitucional Ponente: María Emilia Casas Baamonde Sala: Primera Supuesto de Hecho: Recurso de amparo 1598/1996 3 Fecha: 12/03/2003 Marginal: Ocalan Origen: Tribunal Europeo de Derechos Humanos Tipo Resolución: Sentencia 14 no se corresponde con el original, el tribunal, oídas las demás partes, declarará la nulidad de lo actuado a partir de la entrega de la copia, si su inexactitud hubiera podido afectar a la defensa de la parte, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurra quien presentare la copia inexacta. El tribunal, al declarar la nulidad, dispondrá la entrega de copia conforme al original, a los efectos que procedan en cada caso. Por lo tanto, admitida la personación de una parte en un proceso, no va a poder, el Secretario Judicial, denegarle el acceso a ningún documento o dato que conste en las actuaciones. Salvo que se haya acordado la reserva para ello, por la declaración del secreto de las actuaciones o por la protección de un testigo. 2.1.2.- Declaración del secreto de las actuaciones para las partes. Puede ocurrir, que las actuaciones o determinados datos de la causa, hayan sido declaradas secretas y no susceptibles de ser conocidas para las partes. Si bien esta medida no se reconoce en la LEC salvo en el art 355. para el reconocimiento de personas cuando señala que : “1. El reconocimiento judicial de una persona se practicará a través de un interrogatorio realizado por el tribunal, que se adaptará a las necesidades de cada caso concreto. En dicho interrogatorio, que podrá practicarse, si las circunstancias lo aconsejaren, a puerta cerrada o fuera de la sede del tribunal, podrán intervenir las partes siempre que el tribunal no lo considere perturbador para el buen fin de la diligencia. 2. En todo caso, en la práctica del reconocimiento judicial se garantizará el respeto a la dignidad e intimidad de la persona”. Y en el art 364. LEC para la declaración domiciliaria del testigo: “2. Cuando, atendidas las circunstancias, el tribunal considere prudente no permitir a las partes y a sus Abogados que concurran a la declaración domiciliaria, se dará a las partes vista de las respuestas obtenidas para que puedan solicitar, dentro del tercer día, que se formulen al testigo nuevas preguntas complementarias o que se le pidan las aclaraciones oportunas, conforme a lo prevenido en el artículo 372”. Sí que aparece en la LECRIM, su art 302 permite que las partes personadas puedan tomar conocimiento de las actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento. Sin embargo, si el delito fuere público, podrá el Juez de instrucción, a propuesta del Ministerio Fiscal, de cualquiera de las partes personadas o de oficio, declararlo, mediante auto, total o parcialmente secreto para todas las partes personadas, por tiempo no superior a un mes y debiendo alzarse necesariamente el secreto con diez días de antelación a la conclusión del sumario. Señala la STC 100/2002 4 ,que en todo caso, conviene recordar que “cuando el Juez de instrucción declara el secreto del sumario de conformidad con el art. 302 Lecrim, no está acordando una medida en sí misma limitativa de un derecho fundamental, del derecho al proceso público, al que no afecta, sino que tan sólo está adoptando una decisión con base en la cual se pospone el momento en que las partes pueden tomar conocimiento de las actuaciones y se impide que puedan intervenir en las diligencias sumariales que se lleven a cabo en el período en el que el sumario permanece secreto”. 4 Fecha: 06/05/2002 Marginal: STC 100/2002Boletín: Página web ww.tribunalconstitucional.es Ponente: Pablo Cachón Villar Origen: Tribunal Constitucional 15 Se impide el conocimiento e intervención de las partes a las actuaciones judiciales, salvo al Ministerio Fiscal, evitando que pueda dar ocasión a interferencias o manipulaciones dirigidas a obstaculizar la investigación, en su objetivo de averiguación de la verdad de los hechos y constituye una limitación del derecho de defensa, que no implica indefensión, en cuanto que no impide a la parte ejercitarlo plenamente, cuando se deja sin efecto el secreto por haber satisfecho su finalidad. De forma, que declarado el secreto de las actuaciones por resolución judicial motivada, el Secretario Judicial, impedirá el acceso de las partes a las actuaciones, dándoles traslado de todo lo actuado una vez finalice el periodo para el cual se acordó el secreto. Pese al secreto de las actuaciones, al Ministerio Fiscal se le seguirá permitiendo el acceso a las actuaciones, pues las funciones que ejerce así le legitimarían para ello. Así, el Auto del Tribunal Supremo de fecha 16/07/19995, fundamentó que la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece, como un recurso de investigación en la fase instructora, la posibilidad de decretar el secreto de las actuaciones en la forma, modo y condiciones establecidas en el artículo 302 de dicho cuerpo legal, sin que ello afecte al Ministerio Fiscal, que no es parte personada, sino Órgano Constitucional del Estado . 2.1.3.-Declaracion de secreto en las causas de Jurisdicción de Menores Está previsto en el art. 24 de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores (LORPM): “El Juez de Menores, a solicitud del Ministerio Fiscal, del menor o de su familia, o de quien ejercite la acción penal, podrá decretar mediante auto motivado el secreto del expediente, en su totalidad o parcialmente, durante toda la instrucción o durante un período limitado de ésta. No obstante, el letrado del menor y quien ejercite la acción penal deberán, en todo caso, conocer en su integridad el expediente al evacuar el trámite de alegaciones. Este incidente se tramitará por el Juzgado en pieza separada”. No obstante, el letrado del menor deberá, en todo caso, conocer en su integridad el expediente al evacuar el trámite de alegaciones. Debido a lo previsto en el art 31 LORPM: “Recibido el escrito de alegaciones con el expediente, las piezas de convicción, los efectos y demás elementos relevantes para el proceso remitidos por el Ministerio Fiscal, el secretario del Juzgado de Menores los incorporará a las diligencias, y el Juez de Menores procederá a abrir el trámite de audiencia, para lo cual el secretario judicial dará traslado simultáneamente a quienes ejerciten la acción penal y la civil para que en un plazo común de cinco días hábiles formulen sus respectivos escritos de alegaciones y propongan las pruebas que consideren pertinentes. Evacuado este trámite, el secretario judicial dará traslado de todo lo actuado al letrado del menor y, en su caso, a los responsables civiles, para que en un plazo de cinco días hábiles formule a su vez escrito de alegaciones y proponga la prueba que considere pertinente”. Este secreto de las actuaciones, previsto en el art. 24 LORPM, es similar al del 5 Fecha: 16/07/2009,Jurisdicción: Penal, Ponente: Francisco Monterde Ferrer ,Origen: Tribunal Supremo, Tipo Resolución: Auto Cabecera: Caso Gürtel. Causa Especial.- Art. 302 LECrim. Prolongación del secreto del sumario de las actuaciones. Fundamento. 16 art. 302 de la LECRIM, sin que le sean aplicables los plazos allí previstos, ya que la LORPM señala expresamente que el secreto podrá decretarse “durante toda la instrucción o durante un período limitado de ésta”. 2.1.4.- Protección de testigos. Otro supuesto de denegación de acceso de las partes a datos del proceso, lo tendríamos cuando se acuerda, por resolución judicial motivada, la protección de un testigo, acordando que no consten en la causa los datos del mismo. Ello conforme a la Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de protección a testigos y peritos en causas criminales: “Artículo 1: 1. Las medidas de protección previstas en esta Ley son aplicables a quienes en calidad de testigos o peritos intervengan en procesos penales. 2. Para que sean de aplicación las disposiciones de la presente Ley será necesario que la autoridad judicial aprecie racionalmente un peligro grave para la persona, libertad o bienes de quien pretenda ampararse en ella, su cónyuge o persona a quien se halle ligado por análoga relación de afectividad o sus ascendientes, descendientes o hermanos. Artículo 2. Apreciada la circunstancia prevista en el artículo anterior, el Juez instructor acordará motivadamente, de oficio o a instancia de parte, cuando lo estime necesario en atención al grado de riesgo o peligro, las medidas necesarias para preservar la identidad de los testigos y peritos, su domicilio, profesión y lugar de trabajo, sin perjuicio de la acción de contradicción que asiste a la defensa del procesado, pudiendo adoptar las siguientes decisiones: a) Que no consten en las diligencias que se practiquen su nombre, apellidos, domicilio, lugar de trabajo y profesión, ni cualquier otro dato que pudiera servir para la identificación de los mismos, pudiéndose utilizar para ésta un número o cualquier otra clave. b) Que comparezcan para la práctica de cualquier diligencia utilizando cualquier procedimiento que imposibilite su identificación visual normal. c) Que se fije como domicilio, a efectos de citaciones y notificaciones, la sede del órgano judicial interviniente, el cual las hará llegar reservadamente a su destinatario.” Y salvo que el Juez o Tribunal que haya de entender la causa, en el mismo auto en el que declare la pertinencia de la prueba propuesta, facilite el nombre y los apellidos de los testigos y peritos, los Secretarios Judiciales en ningún caso facilitaran los datos de los testigos protegidos a las partes: Artículo 4, Ley Orgánica 19/199: “1. Recibidas las actuaciones, el órgano judicial competente para el enjuiciamiento de los hechos se pronunciará motivadamente sobre la procedencia de mantener, modificar o suprimir todas o algunas de las medidas de protección de los testigos y peritos adoptadas por el Juez de Instrucción, así como si procede la adopción de otras nuevas, previa ponderación de los bienes jurídicos constitucionalmente protegidos, de los derechos fundamentales en conflicto y de las circunstancias concurrentes en los testigos y peritos en relación con el proceso penal de que se trate. 2. Las medidas adoptadas podrán ser objeto de recurso de reforma o súplica. 17 3. Sin perjuicio de lo anterior, si cualquiera de las partes solicitase motivadamente en su escrito de calificación provisional, acusación o defensa, el conocimiento de la identidad de los testigos o peritos propuestos, cuya declaración o informe sea estimado pertinente, el Juez o Tribunal que haya de entender la causa, en el mismo auto en el que declare la pertinencia de la prueba propuesta, deberá facilitar el nombre y los apellidos de los testigos y peritos, respetando las restantes garantías reconocidas a los mismos en esta Ley. En tal caso, el plazo para la recusación de peritos a que se refiere el artículo 662 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal se computará a partir del momento en que se notifique a las partes la identidad de los mismos. En los cinco días siguientes a la notificación a las partes de la identidad de los testigos, cualquiera de ellos podrá proponer nueva prueba tendente a acreditar alguna circunstancia que pueda influir en el valor probatorio de su testimonio”. 2.1.5.- Resolución para dar traslado a las partes de las actuaciones de un proceso todavía no terminado El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales dice, en su art 7: “quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, podrán acceder a la documentación conservada en los Archivos Judiciales de Gestión. Corresponde al Secretario del Juzgado o Tribunal respectivo facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos o procedan de éstos, en la forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. Este precepto puede llevar a engaño si entendemos aplicable para el traslado y acceso de las partes el Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial. Hoy derogado y sustituido por el Acuerdo de 15 de septiembre de 2005, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, por el que se aprueba el Reglamento 1/2005, de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. Señala el art 4 del Reglamento 1/2005: “Corresponde a los Secretarios de la Oficina judicial facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales a que se refieren los dos artículos anteriores. ..Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de procedimiento, el acuerdo denegatorio del Secretario judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del interesado, que lo deberá solicitar en el plazo de tres días desde la correspondiente notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud, no hubiere recaído acuerdo expreso del Secretario, ni se hubiere expedido el testimonio o certificación solicitados, ni realizada tampoco la exhibición de que se trate, se entenderá que la petición ha sido denegada y, en su consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente se podrán interponer los recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de los órganos de Gobierno de Tribunales”. De la lectura de este precepto, se deduce, que el mismo sólo es aplicable al traslado de documentos a terceros interesados no personados en la causa. Pues habla de justificar su interés y valorar la existencia de derechos fundamentales en juego. Aspectos que, como regla general, no se va a plantear el Secretario Judicial respecto de las partes personadas, según lo ya visto en los apartados anteriores. Para lo que sí nos sirve el art 7 El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de 18 modernización de los archivos judiciales es para determinar la competencia del Secretario Judicial a la hora de dar traslado de las actuaciones a las partes. No en vano, el art Artículo 454 LOPJ, señala que “los Secretarios Judiciales facilitarán a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, no declaradas secretas ni reservadas” . El Artículo 453 LOPJ, atribuye a los Secretarios Judiciales, con exclusividad y plenitud, el ejercicio de la fe pública judicial. Y el Real Decreto 1608/2005, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico del Cuerpo de Secretarios Judiciales, en su art 5 dice que “corresponde a los Secretarios Judiciales el ejercicio de la fe pública judicial. En el ejercicio de esta función: Expedirán certificaciones o testimonios de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas a las partes, con expresión de su destinatario y el fin para el cual se solicitan”. Y en su art 11, que “facilitarán a las partes interesadas…información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas”. Texto reiterado en el art 145 de la LEC. El Tribunal Supremo (TS), en Sentencia (ST) de 29 de abril de 20116 expone en sus razonamientos que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y por consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias... es una función que corresponde al Secretario Judicial, pues (en cuanto función de certificar) forma parte del ejercicio de la fe pública judicial, atribuida por el artículo 473.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial a los Secretarios Judiciales. El ejercicio de esta función por el Secretario Judicial se produce en íntima relación con la tramitación del proceso correspondiente, por lo que participa de la potestad jurisdiccional. La solicitud de recibir copia de documentos, referida a un procedimiento judicial en curso, y formalizada por quien es parte procesal en el mismo, es de notoria naturaleza jurisdiccional, no gubernativa ni administrativa, como también ostenta dicha naturaleza jurisdiccional la resolución que decida esta petición. La ST del TS de fecha 01/12/19987,recogiendo el criterio que ya se encuentra expresado en el acuerdo de la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional de 22 de mayo de 1.995, acuerdo que el Pleno del Consejo General del Poder Judicial confirma. Entiende, que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y por consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias, es una función que corresponde al Secretario Judicial. El ejercicio de esta función por el Secretario Judicial, se produce en íntima relación con la tramitación del proceso correspondiente, por lo que participa de la potestad jurisdiccional. Y reconoce que ni la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional, ni el Pleno del Consejo General del Poder Judicial, órganos de carácter administrativo, tenían potestad para resolver la cuestión de naturaleza 6 Fecha: 29/04/2011,Marginal: 28079130082011100028,Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente: JOSE MANUEL SIEIRA MIGUEZ Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: Tercera Sección: Octava 7 Fecha: 01/12/1998 Marginal: 28079130071998100192 Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente: MANUEL GODED MIRANDA Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: Tercera 19 jurisdiccional planteada, lo que debió dar lugar a la inadmisión del recurso gubernativo interpuesto. Pues, siendo, que ha de ser una resolución del Secretario Judicial, dictada dentro de sus competencias en un proceso, la misma no puede ser si no más que una Diligencia de Ordenación. El art 244 LEC señala: “Las resoluciones de los Secretarios Judiciales se denominarán diligencias y decretos. Cuando la ley no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se observarán las siguientes reglas: 1. ª Se dictará diligencia de ordenación cuando la resolución tenga por objeto dar a los autos el curso que la ley establezca. 2.ª Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se ponga término al procedimiento del que el Secretario tuviera atribuida competencia exclusiva y, en cualquier clase de procedimiento, cuando fuere preciso o conveniente razonar lo resuelto”. No encontramos en ningún precepto legal la regulación específica sobre la tramitación de entregar testimonio o copias de las actuaciones a las partes, ni la resolución a adoptar y sus recursos. Visto todo lo anterior las posibilidades son varias: A- El Secretario Judicial ante la solicitud verbal de una de las partes de acceder a la causa realizada por él personalmente. O por medio de su representante procesal: Su Procurador, hace en la Oficina Judicial una solicitud verbal de poder ver las actuaciones en las que están personados. Según lo visto, lo hace legítimamente y en el ejercicio de su derecho de defensa, no parece que haya ningún problema el facilitarle el acceso sin mediar ningún tipo de resolución del Secretario Judicial. Así lo parece indicar el art 454 LOPJ, al decir que los Secretarios Judiciales facilitarán a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas. B- Cuando se trate de nuevas actuaciones o documentos aportados al proceso y admitidos por el Juzgado o Tribunal y decida el Secretario dar traslado de los mismos al resto de las partes Como es el caso del Artículo 274 LEC. “Traslado por el tribunal de las copias a las otras partes interesadas, cuando no intervengan Procuradores. Cuando las partes no actúen representadas por Procurador, firmarán las copias de los escritos y documentos que presenten, respondiendo de su exactitud, y dichas copias se entregarán por el Secretario Judicial a la parte o partes contrarias. La presentación y el traslado de las copias podrán realizarse por los medios y con el resguardo acreditativo de su recepción a que se refiere el apartado 5 del artículo 135 de esta Ley, cuando se cumplan los presupuestos y requisitos que establece” Cuando la parte solicita la entrega de copias por escrito. Pues conforme al Artículo 279 LEC: “No se entregarán a las partes los autos originales, sin perjuicio de que puedan obtener, a su costa, copias de algún escrito o documento”. O la ley marca, en un momento procesal, el traslado de las actuaciones a alguna de las partes. P. Ej. Artículo 627. Lecrim: “Transcurrido dicho término, el Secretario 20 judicial pasará los autos para instrucción por otro, que no bajará de tres días ni excederá de diez, según el volumen del proceso, al Ministerio Fiscal, si la causa versa sobre delito en que deba tener intervención, después al Procurador del querellante, si se hubiere personado, y por último a la defensa del procesado o procesados. O Artículo 784. LECRIM 1. Abierto el juicio oral, el Secretario judicial emplazará al imputado, con entrega de copia de los escritos de acusación”. Si la decisión es la de dar traslado de las actuaciones bastaría con acordarlo por Diligencia de Ordenación. C- Cuando el Secretario Judicial debe denegar el acceso de las actuaciones a una de las partes, que sería en casos como el secreto de actuaciones o pieza con datos de testigo protegido, lo oportuno sería dictar una Diligencia de ordenación , pues está ejecutando una decisión ya previa que ha acordado el secreto de las actuaciones. En todo caso es necesario resolver la petición, pues como responsables del tratamiento tenemos esa obligación. El artículo 25 del Reglamento de la LOPD, determina que el responsable del tratamiento deberá contestar la solicitud que se le dirija en todo caso, por eso la AEPD en resolución de 29 de marzo de 20118 dictaminó que la obligación general del responsable del fichero para el ejercicio de cualquier derecho es contestar expresamente a la solicitud recibida, estimando o desestimando la petición. Esta obligación de contestación expresa, procede incluso cuando no existan datos registrados relativos al solicitante, debiendo el responsable informar específicamente de la inexistencia de datos referentes al interesado en sus ficheros. 2.1.6- Recurso contra las anteriores resoluciones Estas resoluciones del Secretario Judicial serán recurribles conforme al art 451 LEC : “ Contra las diligencias de ordenación y decretos no definitivos cabrá recurso de reposición ante el Secretario judicial que dictó la resolución recurrida, excepto en los casos en que la ley prevea recurso directo de revisión”. Y conforme al art 454 bis LEC: “Contra el decreto resolutivo de la reposición no se dará recurso alguno, sin perjuicio de reproducir la cuestión, necesariamente, en la primera audiencia ante el tribunal tras la toma de la decisión y, si no fuera posible por el estado de los autos, se podrá solicitar mediante escrito antes de que se dicte la resolución definitiva para que se solvente en ella. Cabrá recurso directo de revisión contra los decretos por los que se ponga fin al procedimiento o impidan su continuación. Dicho recurso carecerá de efectos suspensivos sin que, en ningún caso, proceda actuar en sentido contrario a lo que se hubiese resuelto. Cabrá interponer igualmente recurso directo de revisión contra los decretos en aquellos casos en que expresamente se prevea”. En los mismos términos se prevé en la LECRIM, art 238 bis: “Contra todas las diligencias de ordenación dictadas por los Secretarios judiciales podrá ejercitarse ante ellos mismos recurso de reposición. También podrá interponerse recurso de reposición contra los decretos de los Secretarios judiciales, excepto en aquellos supuestos en que proceda la interposición directa de recurso de revisión por así preverlo expresamente la Ley”. 8 Expediente Nº: TD/01435/2010 21 No estando regulado en la ley expresamente el recurso directo de revisión para las resoluciones del anterior apartado, la cuestión quedaría terminada con un recurso de reposición ante el Secretario Judicial. 2.1.7.- Entrega de documentación a un tercero para hacer una notificación a una parte A ello obliga el art 161 LEC, al señalar, que “si el domicilio donde se pretende practicar la comunicación fuere el lugar en el que el destinatario tenga su domicilio según el padrón municipal, o a efectos fiscales, o según registro oficial o publicaciones de colegios profesionales, o fuere la vivienda o local arrendado al demandado, y no se encontrare allí dicho destinatario, podrá efectuarse la entrega a cualquier empleado, familiar o persona con la que conviva, mayor de 14 años, que se encuentre en ese lugar, o al conserje de la finca, si lo tuviere, advirtiendo al receptor que está obligado a entregar la copia de la resolución o la cédula al destinatario de ésta, o a darle aviso, si sabe su paradero. Si la comunicación se dirigiere al lugar de trabajo no ocasional del destinatario, en ausencia de éste, la entrega se efectuará a persona que manifieste conocer a aquél o, si existiere dependencia encargada de recibir documentos u objetos, a quien estuviere a cargo de ella. En la diligencia se hará constar el nombre de la persona destinataria de la comunicación y la fecha y la hora en la que fue buscada y no encontrada en su domicilio, así como el nombre de la persona que recibe la copia de la resolución o la cédula y la relación de dicha persona con el destinatario, produciendo todos sus efectos la comunicación así realizada”. De forma, que por disposición legal se debe hacer entrega de documentación a un tercero, que deberá hacerla llegar a la parte. Pudiendo la ley tal como dice la STC 292/20009 y sólo la Ley, la que puede fijar los límites a un derecho fundamental. Los derechos fundamentales pueden ceder, desde luego, ante bienes, e incluso intereses constitucionalmente relevantes, siempre que el recorte que experimenten sea necesario para lograr el fin legítimo previsto, proporcionado para alcanzarlo y, en todo caso, sea respetuoso con el contenido esencial del derecho fundamental restringido. Este tercero se convierte de esta forma en colaborador de la administración por disposición de la ley. Y no estaría de más, que la propia ley estableciera la obligación del mismo de no difundir a terceros los datos de carácter personal que se le suministran. Así lo señala la STC 292/200010 al decir que: “Es el legislador quien debe determinar cuándo concurre ese bien o derecho que justifica la restricción del derecho a la protección de datos personales y en qué circunstancias puede limitarse y, además, es él quien debe hacerlo mediante reglas precisas que hagan previsible al interesado la imposición de tal limitación y sus consecuencias. Pues en otro caso el 9 STC 292/2000 de 30de noviembre del 20000 El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Pedro Cruz Villalón, Presidente, don Carles Viver Pi-Sunyer, don Rafael de Mendizábal Allende, don Julio Diego González Campos, don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, don Tomás S. Vives Antón, don Pablo García Manzano, don Pablo Cachón Villar, don Fernando Garrido Falla, don Vicente Conde Martín de Hijas, don Guillermo Jiménez Sánchez y doña María Emilia Casas Baamonde, Magistrados 10 STC 292/2000 de 30de noviembre del 20000 El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Pedro Cruz Villalón, Presidente, don Carles Viver Pi-Sunyer, don Rafael de Mendizábal Allende, don Julio Diego González Campos, don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, don Tomás S. Vives Antón, don Pablo García Manzano, don Pablo Cachón Villar, don Fernando Garrido Falla, don Vicente Conde Martín de Hijas, don Guillermo Jiménez Sánchez y doña María Emilia Casas Baamonde, Magistrados 22 legislador habría trasladado a la Administración el desempeño de una función que sólo a él compete en materia de derechos fundamentales en virtud de la reserva de Ley del art. 53.1 CE, esto es, establecer claramente el límite y su regulación” .Ante la ausencia de regulación especial sobre el modo de entrega de esa documentación, sería recomendable, que esa documentación, se entregara al tercero en sobre cerrado y haciéndole saber de su obligación de entregársela a la parte, no pudiendo difundirla a un tercero al contener datos de carácter personal. Advirtiéndolo del deber de secreto tal y como lo hemos estudiado anteriormente. 2.1.8.- Comunicación por edictos Según el art, 156 LEC: “1. En los casos en que el demandante manifestare que le es imposible designar un domicilio o residencia del demandado, a efectos de su personación, se utilizarán por el Secretario judicial los medios oportunos para averiguar esas circunstancias, pudiendo dirigirse, en su caso, a los Registros, organismos, Colegios profesionales, entidades y empresas a que se refiere el apartado 3 del artículo 155. Al recibir estas comunicaciones, los Registros y organismos públicos procederán conforme a las disposiciones que regulen su actividad. 2. En ningún caso se considerará imposible la designación de domicilio a efectos de actos de comunicación si dicho domicilio constara en archivos o registros públicos, a los que pudiere tenerse acceso. 3. Si de las averiguaciones a que se refiere el apartado 1 resultare el conocimiento de un domicilio o lugar de residencia, se practicará la comunicación de la segunda forma establecida en el apartado 2 del artículo 152, siendo de aplicación, en su caso, lo previsto en el artículo 158. 4. Si estas averiguaciones resultaren infructuosas, el Secretario judicial ordenará que la comunicación se lleve a cabo mediante edictos”. Señala el Artículo 164 LEC que “cuando, practicadas, en su caso, las averiguaciones a que se refiere el artículo 156, no pudiere conocerse el domicilio del destinatario de la comunicación, o cuando no pudiere hallársele ni efectuarse la comunicación con todos sus efectos, conforme a lo establecido en los artículos anteriores, o cuando así se acuerde en el caso a que se refiere el apartado 2 del artículo 157, el Secretario judicial, consignadas estas circunstancias, mandará que se haga la comunicación fijando la copia de la resolución o la cédula en el tablón de anuncios de la Oficina judicial, salvaguardando en todo caso los derechos e intereses de menores, así como otros derechos y libertades que pudieran verse afectados por la publicidad de los mismos. Tal publicidad podrá ser sustituida, en los términos que reglamentariamente se determinen, por la utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos, conforme a lo previsto en el artículo 236 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Sólo a instancia de parte, y a su costa, se publicará en el "Boletín Oficial" de la provincia, de la Comunidad Autónoma, en el "Boletín Oficial del Estado" o en un diario de difusión nacional o provincial En todo caso, en la comunicación o publicación a que se refieren los párrafos anteriores, en atención al superior interés de los menores y para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos personales, nombres y apellidos, domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su identificación”. Hay que señalar tal como establece la ley, y así se ha reiterado en la jurisprudencia, que la publicación es la última ratio y sólo está justificada cuando existen problemas graves o imposibilidad de notificación personal o por tercero. 23 Mientras que otros supuestos de publicación, están claramente destinados a alcanzar un interés público que reclama mayor transparencia administrativa —como es el caso de los procedimientos de concurrencia competitiva, supuesto de anuncio de subastas—, esta publicación sólo tiene la finalidad de notificación al interesado para garantizar la eficacia jurídica del acto procesal, por lo que debe limitarse a los supuestos estrictamente necesarios. Vemos pues que se omitirán en los edictos los datos personales de los menores, y otros datos para salvaguardar otros derechos o libertades afectados por la publicación. La supresión de los datos de los menores parece clara, pero, ¿cuándo se suprimirán otro tipo de datos para salvaguardar los derechos o libertades afectados por la publicación? Aunque, referido a una publicación de una sentencia, el auto de TC. 516/200411 nos puede dar alguna luz, sobre los datos a los que se les puede dar publicidad, cuando la ley marca la publicidad de una actuación procesal: “En primer lugar, no debe incluirse en los actos de comunicación ningún dato personal que no resulte estrictamente necesario para alcanzar su fin. En segundo lugar, como ya indica la norma, no debe incluirse datos de los menores, al objeto de respetar la intimidad de los menores, de conformidad con el art. 8 de las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de justicia de menores (Reglas de Beijing), incluidas en la Resolución de la Asamblea General 40/33, de 29 de noviembre de 1985 (SSTC 114/1997, de 16 de junio; 288/2000, de 27 de noviembre, FJ 1; 94/2003, de 19 de mayo, FJ 7; y 127/2003, de 30 de junio). En tercer lugar, situaciones tendentes a preservar la intimidad de quien demanda por estar vulnerado su derecho a la intimidad, por su innecesaria identificación en un medio de comunicación como víctima de un delito contra la libertad sexual. Que se podrán extender a otras situaciones, como en los pleitos contra el honor, o para determinación de la filiación.”. No deberá atenderse sin más motivos generales de seguridad personal, de prestigio o dignidad personal y profesional. Ninguno de ellos, dice este auto, resultan con la entidad suficiente como para desvirtuar el principio general de publicidad que preside las actuaciones judiciales. Pues, si los motivos de seguridad, no tienen su origen directo o indirecto en el procedimiento, si no, por ejemplo: En la posible actuación de terceros ajenos al procedimiento judicial, derivados de su actividad profesional, cuando la notificación que se publica, no indica la localización de la persona o que los hechos enjuiciados no tengan que ver directamente con el prestigio de la persona con su dignidad profesional. Estos motivos así planteados genéricamente no podrían dar lugar a una supresión de datos en la notificación edictal. Y evidentemente, que estos últimos motivos, de ser atendidos, necesitarían ser alegados para poder ser valorados por el Secretario Judicial. 11 Auto:516/2004,Fecha:20/12/2004, Sala:Sala Primera,Magistrados:Excms. Srs. Casas Baamonde, Delgado Barrio, García-Calvo y Montiel, Rodríguez-Zapata Pérez y Pérez Tremps, Núm. registro:24-2002., Asunto:Recurso de amparo promovido por don Ricardo Magaz Álvarez. 24 La STC 114/200612 indica que cuando la publicidad que se ha de dar, por disposición de la ley, incluye datos de identificación de las partes y la publicidad de tales circunstancias sea necesario para dar cumplimiento al fin de la norma, parece adecuado proceder a tal publicidad. Respetando siempre el principio de calidad en el tratamiento de los datos de carácter personal, que nos obliga a publicar los datos indispensables a la finalidad perseguida con la ley. La doctrina, al respecto, opina que no sería necesario siempre poner en los edictos el DNI., o la edad de la persona o fecha de nacimiento, bastando con el nombre y apellidos. Con carácter general, la publicación de notificaciones en boletines oficiales deberá contener únicamente los datos necesarios para el cumplimiento de la finalidad, lo que incluye el nombre y apellidos u otro dato, como el DNI si estos fueran de uso común, el número del expediente administrativo y el lugar electrónico o físico donde los interesados pueden tener conocimiento íntegro del acto. Esto es especialmente aplicable a las notificaciones en procedimientos sancionadores, no debiendo publicarse el tipo de infracción cometida o la sanción impuesta.13 La forma de dar publicidad a los edictos la determina el art 236 LOPJ, al señalar que “la publicidad de los edictos se entenderá cumplida mediante la inserción, según proceda, en los Boletines Oficiales que señalen las leyes procesales. Cuando expresamente así se prevea, tal publicidad y comunicaciones podrán sustituirse, en los términos que reglamentariamente se determinen, por la utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos. La publicación en cualquier otro medio se podrá acordar a petición y a costa de la parte que lo solicite”. Sobre la publicidad en un boletín oficial, la LEC, como hemos visto (“Sólo a instancia de parte, y a su costa, se publicará en el "Boletín Oficial" de la provincia, de la Comunidad Autónoma, en el "Boletín Oficial del Estado" o en un diario de difusión nacional o provincial”), lo supedita a la petición de la parte, sin más limitación. Cuando sí que debería valorarse la necesidad de ello y debería justificarse así por la parte que lo pide. La publicación de una información personal en un boletín oficial, supone el más elevado nivel de intromisión en el derecho fundamental a la protección de datos personales, porque atribuye a ésta el carácter de fuente accesible al público. El principio de calidad, establece que los “datos personales serán cancelados cuando hayan dejado de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual hubieran sido recabados o registrados. No serán conservados en forma que permita la identificación del interesado, durante un periodo superior al necesario para los fines en virtud de los cuales hubieran sido recabados o registrados” (art. 4.5 Lopd). No respeta, el principio de proporcionalidad, la publicación eterna de determinados datos personales cuando ésta haya dejado de ser necesaria. El hecho de que la publicación sea legítima, no exime de la obligación de cancelación de la 12 23 Sala Primera. Sentencia 114/2006, de 5 de abril de 2006La Sala Primera del Tribunal Constitucional, compuesta por doña María Emilia Casas Baamonde, Presidenta, don Javier Delgado Barrio, don Roberto García-Calvo y Montiel, don Jorge Rodríguez-Zapata Pérez, don Manuel Aragón Reyes y don Pablo Pérez Tremps, Magistrados 13 Troncoso Reigada, Antonio, "LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. EN BUSCA DEL EQUILIBRIO", Ed. Tirant lo blanch, Valencia, 2010 25 información. La publicación en Internet de esta información, por medio de los boletines oficiales, que es accesible a través de los distintos buscadores, hace que todo el pasado permanezca siempre como presente. La integridad e inalterabilidad de los boletines oficiales, afecta al principio de calidad como obligación de exactitud de la información, cuando la publicación en la versión electrónica es inexacta (art. 4.3). Así, la detección de un error en una resolución que aparece publicada en un Boletín Oficial del Estado, conlleva la publicación de una corrección de errores en otro número —pero no la revisión de la edición original, que sigue estando igualmente accesible de manera errónea en la versión electrónica—. 2.1.9.-Datos personales susceptibles de especial protección. Menores El art. 140 LEC sobre. Información sobre las actuaciones. Dice: “1. Los Secretarios Judiciales y personal competente al servicio de los tribunales facilitarán a cualesquiera personas que acrediten un interés legítimo cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, que podrán examinar y conocer. También podrán pedir aquéllas, a su costa la obtención de copias simples de escritos y documentos que consten en los autos. 2. A petición de las personas a que se refiere el apartado anterior, y a su costa, se expedirán por el Secretario Judicial los testimonios que soliciten, con expresión de su destinatario. 3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, los tribunales por medio de auto podrán atribuir carácter reservado a la totalidad o a parte de los autos cuando tal medida resulte justificada en atención a las circunstancias expresadas por el apartado 2 del artículo 138. Las actuaciones de carácter reservado sólo podrán ser conocidas por las partes y por sus representantes y defensores, sin perjuicio de lo previsto respecto de hechos y datos con relevancia penal, tributaria o de otra índole”. Y el art. 141. sobre acceso a libros, archivos y registros judiciales: “Las personas que acrediten un interés legítimo podrán acceder a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado y obtener, a su costa, testimonio o certificación de los extremos que indiquen”. El art 141 bis. Lec señala que “en los casos previstos en los dos artículos anteriores, en las copias simples, testimonios y certificaciones que expidan los Secretarios Judiciales, cualquiera que sea el soporte que se utilice para ello, cuando sea necesario para proteger el superior interés de los menores y para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos personales, imágenes, nombres y apellidos, domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su identificación.” Los arts. 140 y 141 de la LEC., no hacen mención al traslado de documentación a las partes, sino a terceros interesados, por lo que podemos decir que a las partes sí se les deberá facilitar los datos personales de los menores en virtud del derecho de defensa y de lo analizado en apartados anteriores. 2.1.10.-Proceso penal de menores El secreto del expediente para sujetos exteriores al proceso, viene dado por lo dispuesto en el art. 40.2.vii) de la Convención de Derechos del Niño de la ONU de 20 de noviembre de 1989, el cual dispone que se respetará plenamente la vida privada del 26 niño en todas las fases del procedimiento, precepto que debe completarse con los arts. 301, 322 y 789.4 de la LECRIM., aplicables conforme a la disposición final primera de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores (“Tendrán el carácter de normas supletorias, para lo no previsto expresamente en esta Ley Orgánica, en el ámbito sustantivo, el Código Penal y las leyes penales especiales y, en el ámbito del procedimiento, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en particular lo dispuesto para los trámites del procedimiento abreviado regulado en el Titulo III del Libro IV de las misma”) Señala la Lecrim Art. 301 “Las diligencias del sumario serán secretas hasta que se abra el juicio oral, con las excepciones determinadas en la presente Ley. El Abogado o Procurador de cualquiera de las partes que revelare indebidamente el secreto del sumario, será corregido con multa de 250 a 2.500 pesetas. En la misma multa incurrirá cualquier otra persona que no siendo funcionario público cometa la misma falta. El funcionario público, en el caso de los párrafos anteriores, incurrirá en la responsabilidad que el Código Penal señale en su lugar respectivo”. Art. 322 LECRIM: “Las diligencias del sumario que hayan de practicarse fuera de la circunscripción del Juez de instrucción o del término del Juez municipal que las ordenaren tendrán lugar en la forma que determina el Título VIII del Libro I, y serán reservadas para todos los que no deban intervenir en ellas”. Art 789 LECRIM: “4. El Secretario judicial notificará la sentencia por escrito a los ofendidos y perjudicados por el delito, aunque no se hayan mostrado parte en la causa” Sin embargo la LORPM señala en el art 4 que “el Ministerio Fiscal y el Juez de Menores velarán en todo momento por la protección de los derechos de las víctimas y de los perjudicados por las infracciones cometidas por los menores. De manera inmediata se les instruirá de las medidas de asistencia a las víctimas que prevé la legislación vigente. Las víctimas y los perjudicados tendrán derecho a personarse y ser parte en el expediente que se incoe al efecto, para lo cual el Secretario Judicial les informará en los términos previstos en los artículos 109 y 110 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, instruyéndoles de su derecho a nombrar abogado o instar el nombramiento de abogado de oficio en caso de ser titulares del derecho a la asistencia jurídica gratuita. Asimismo, les informará de que, de no personarse en el expediente y no hacer renuncia ni reserva de acciones civiles, el Ministerio Fiscal las ejercitará si correspondiere”. Los que se personaren podrán desde entonces tomar conocimiento de lo actuado e instar la práctica de diligencias y cuanto a su derecho convenga. Incluso los informes del Equipo Técnico que haga sobre el menor han de ser trasladados al Fiscal, el Juez y la defensa del menor, y, tras la reforma operada en el año 2006, también la acusación particular puede conocerlo. Sin perjuicio de lo anterior, el Secretario Judicial deberá comunicar a las víctimas y perjudicados, se hayan o no personado, todas aquellas resoluciones que se adopten tanto por el Ministerio Fiscal como por el Juez de Menores, que puedan afectar a sus intereses. En especial, cuando el Ministerio Fiscal, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 18 de esta Ley, desista de la incoación del expediente deberá inmediatamente ponerlo en conocimiento de las víctimas y perjudicados haciéndoles saber su derecho a ejercitar las acciones civiles que les asisten ante la jurisdicción civil. 27 Del mismo modo, el Secretario Judicial notificará por escrito la sentencia que se dicte a las víctimas y perjudicados por la infracción penal, aunque no se hayan mostrado parte en el expediente. Y ello por disponerlo la ley y pese a que las sentencias contendrán datos que afectan a la intimidad del menor, pues según el art 39 LORPM: “La sentencia contendrá todos los requisitos previstos en la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial y en ella, valorando las pruebas practicadas, las razones expuestas por el Ministerio Fiscal, por las partes personadas y por el letrado del menor, lo manifestado en su caso por éste, tomando en consideración las circunstancias y gravedad de los hechos, así como todos los datos debatidos sobre la personalidad, situación, necesidades y entorno familiar y social del menor, la edad de éste en el momento de dictar la sentencia, y la circunstancia de que el menor hubiera cometido o no con anterioridad otros hechos de la misma naturaleza, resolverá sobre la medida o medidas propuestas, con indicación expresa de su contenido, duración y objetivos a alcanzar con las mismas”. 2.2.-ACCESO POR UNA PARTE AL PROCEDIMIENTEO YA ARCHIVADO. Dice el art 5 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, que “los procedimientos con sentencia firme o cualquier otra resolución que ponga fin a éstos, podrán ser remitidos para su conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial, transcurrido un año desde la firmeza de la resolución. La decisión de remitir los documentos anteriores, corresponderá al responsable del Archivo Judicial de Gestión donde se hallasen los documentos judiciales”. El art. 12 dice que “de conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, quienes hubieran sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo, podrán acceder a los documentos judiciales que se encuentren en el Archivo Territorial o Central , mediante solicitud al Secretario Judicial responsable del archivo de que se trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos, en la forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial. En el caso de que el Secretario Judicial denegase el acceso a los documentos, el acuerdo denegatorio será revisable por el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la documentación, de acuerdo con lo prevenido en el apartado tercero del artículo 4 del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. (Reglamento 5/1995 hoy sustituido por el Reglamento 1/2005) Vemos, pues que cuando el proceso ya está terminado por resolución definitiva, o pasados 5 años desde la última resolución, si la parte pide acceder a los documentos de su procedimiento, la resolución a adoptar será la de acuerdo gubernativo recurrible ante el Juez. El Secretario Judicial competente será el del órgano judicial donde se tramitó el procedimiento o el del responsable del archivo Territorial o central. Así, el art 12, señala que “la documentación conservada en los Archivos Judiciales Territoriales y en el Central estará en todo momento a disposición del órgano judicial al que pertenezca. El órgano judicial de donde proceda el documento, mediante solicitud de su Secretario, podrá requerir del Archivo Judicial Territorial o Central que le sea facilitado su original, una copia o certificación expedida por el responsable del archivo, así como cualquier información que considere necesaria. Si se facilitasen originales de documentos, éstos habrán de ser reenviados al Archivo Judicial Territorial o Central en cuanto desaparezca la causa que motivó la petición”. Y la parte también podrá solicitar “acceder a los documentos judiciales que se encuentren en el Archivo Territorial o Central, mediante solicitud al Secretario Judicial responsable del 28 archivo (territorial o central) de que se trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos.” La solicitud, si es de quien fue parte, entendemos que debe ser atendida, ya no en virtud del derecho de defensa, pues el proceso está terminado, si no en virtud de su cualidad de interesado sobre el asunto. La decisión que adopte bien el Secretario Judicial responsable del Archivo Territorial o Central o del el Órgano Jurisdiccional que tramitó el asunto será recurrible conforme al art 4 del Reglamento 1/2005: “Corresponde a los Secretarios de la Oficina judicial facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales a que se refieren los dos artículos anteriores. ..Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de procedimiento, el acuerdo denegatorio del Secretario judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del interesado, que lo deberá solicitar en el plazo de tres días desde la correspondiente notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud, no hubiere recaído acuerdo expreso del Secretario, ni se hubiere expedido el testimonio o certificación solicitados, ni realizada tampoco la exhibición de que se trate, se entenderá que la petición ha sido denegada y, en su consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente se podrán interponer los recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de los órganos de Gobierno de Tribunales”. Siendo el Juez o Presidente competente, el del Órgano Jurisdiccional que tramitó el asunto, según el art 12 del Reglamento de modernización de los archivos judiciales antes visto. 2.3.- CONSENTIMIENTO DE LA PARTE COMO INTERESADO. El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales entiende por archivo judicial, tanto el conjunto orgánico de documentos judiciales, como el lugar en el que quedan debidamente custodiados y clasificados los documentos judiciales. Y por documentos judiciales, tanto las actuaciones procesales, como aquellos que hayan sido aportados por las partes o por terceros al proceso, por escrito o por medios electrónicos o telemáticos, con independencia de cuál sea el soporte material en que se encuentren recogidos (art. 1). La propia Ley Orgánica 15/1999 de protección de datos carácter personal, reconoce, que no será preciso el consentimiento del interesado para recoger sus datos personales, cuando éstos se recojan para el ejercicio de las funciones propias de las Administraciones públicas en el ámbito de sus competencias (art 6). Son las leyes procesales las que autorizan la recogida de datos de carácter personal, tanto de las pates como de terceros. Así ha establecido la Lec, por ejemplo, en la fase de trámite, en el art 328,que cada parte podrá solicitar de las demás la exhibición de documentos que no se hallen a disposición de ella y que se refieran al objeto del proceso o a la eficacia de los medios de prueba. O en el art 330, que, salvo lo dispuesto en esta Ley en materia de diligencias preliminares, sólo se requerirá a los terceros no litigantes la exhibición de documentos de su propiedad cuando, pedida por una de las partes, el tribunal entienda que su conocimiento resulta trascendente a los fines de dictar sentencia. Y en la fase de ejecución , el art 591 LEC ,señala que “todas las personas y entidades públicas y privadas están obligadas a prestar su colaboración en las actuaciones de ejecución y a entregar al Secretario judicial encargado de la ejecución o al procurador del ejecutante, cuando así lo solicite su representado y a su costa, cuantos documentos y datos tengan en su poder, y cuya entrega haya sido 29 acordada por el Secretario judicial, sin más limitaciones que los que imponen el respeto a los derechos fundamentales o a los límites que, para casos determinados, expresamente impongan las leyes. Cuando dichas personas o entidades, alegaran razones legales o de respeto a los derechos fundamentales, para no realizar la entrega dejando sin atender la colaboración que les hubiera sido requerida, el Secretario judicial dará cuenta al Tribunal para que éste acuerde lo procedente”. O el art 589, al prever que “salvo que el ejecutante señale bienes cuyo embargo estime suficiente para el fin de la ejecución, el Secretario judicial requerirá, mediante diligencia de ordenación, de oficio al ejecutado para que manifieste relacionadamente bienes y derechos suficientes para cubrir la cuantía de la ejecución, con expresión, en su caso, de cargas y gravámenes, así como, en el caso de inmuebles, si están ocupados, por qué personas y con qué título. El Secretario judicial podrá también, mediante decreto, imponer multas coercitivas periódicas al ejecutado que no respondiere debidamente al requerimiento”. Y tampoco será necesario el consentimiento del titular para ceder sus datos personales a un tercero, cuando la cesión está autorizada en una ley (art. 7 LOPD). Siendo las leyes procesales, las que prevén esa cesión y acceso a los datos del archivo judicial al resto de las partes como ya hemos visto Así por ejemplo Art. 367 LEC: “1. El tribunal preguntará inicialmente a cada testigo, en todo caso: 1º. Por su nombre, apellidos, edad, estado, profesión y domicilio. 2º. Si ha sido o es cónyuge, pariente por consanguinidad o afinidad, y en qué grado, de alguno de los litigantes, sus Abogados o Procuradores o se halla ligado a éstos por vínculos de adopción, tutela o análogos. 3º. Si es o ha sido dependiente o está o ha estado al servicio de la parte que lo haya propuesto o de su Procurador o Abogado o ha tenido o tiene con ellos alguna relación susceptible de provocar intereses comunes o contrapuestos. 4º. Si tiene interés directo o indirecto en el asunto o en otro semejante. 5º. Si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes o de sus Procuradores o Abogados. 6º. Si ha sido condenado alguna vez por falso testimonio. 2. En vista de las respuestas del testigo a las preguntas del apartado anterior, las partes podrán manifestar al tribunal la existencia de circunstancias relativas a su imparcialidad. El tribunal podrá interrogar al testigo sobre esas circunstancias y hará que preguntas y respuestas se consignen en acta para la debida valoración de las declaraciones al dictar sentencia”. Y en otros casos será esa misma ley procesal la que autorizará la cesión de datos de las partes a terceros interesados , como sería el caso de un exhorto o una inhibición por cuestión de competencia, o traslado de datos al Ministerio Fiscal. Así el ACUERDO de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales entiende como Cesiones y transferencias admitidas a: 1. Órgano judicial, por aplicación de las normas de cooperación jurisdiccional, o de competencia territorial, objetiva o funcional, que determinen la atribución del conocimiento del asunto o procedimiento, de alguna de sus incidencias, o la realización de actuaciones determinadas, a un órgano judicial distinto. 2. Defensor del Pueblo, Ministerio Fiscal o el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas. 3. Las derivadas de Convenios internacionales ratificados por España, así como de normas comunitarias de cooperación judicial. 4. Consejo General del Poder Judicial, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas. 30 2.4.-EL DEBER DE SECRETO Es interesante destacar lo previsto en el Artículo 10 de la Ley Orgánica 15/1999. Sobre el deber de secreto establece: “El responsable del fichero y quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal están obligados al secreto profesional respecto de los mismos y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aun después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”. Obligación que pesa, no solo para el Secretario Judicial, sino también al resto de operadores jurídicos que por su función lleguen a colaborar en el tratamiento de los datos personales de las partes. El “deber de secreto” profesional, que incumbe a los responsables de los ficheros y a todos aquellos que intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal, recogido en el artículo 10 de la LOPD, comporta su obligación de no revelar ni dar a conocer su contenido, así como “deber de guardarlos”. Continúa dicho artículo añadiendo: “obligaciones que subsistirán aún después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”". Este deber es una exigencia elemental a que se refiere la STC 292/2000, de 30 de noviembre. Y, según Troncoso Reigada14, este deber de secreto no hay que confundirlo con la cesión de datos. El hecho de que en las cesiones, la revelación de datos personales se produzca a través de un tratamiento de datos personales, no puede llevar a afirmar, que cualquier acceso a una documentación administrativa, donde se encuentren datos personales, sea una comunicación o cesión de datos personales. Para que pueda afirmarse la existencia de una cesión de datos personales y aplicar la legislación de protección de datos personales, no es suficiente que en una documentación administrativa, que se dé a un tercero, exista algún dato personal, se precisaría de la cesión de un fichero-estructurado y, por tanto, de un tratamiento manual estructurado. Para hablar de cesión de datos es necesario que la información personal se encuentre estructurada de conformidad con personas de manera que sea posible su localización y acceso sin esfuerzos desproporcionados. 2.5.- DERECHO DE RECTIFICACION Y CANCELACIÓN DE UNA PARTE RESPECTO DE SUS DATOS El Artículo 16. LOPD , sobre el derecho de rectificación y cancelación, señala, que “el responsable del tratamiento tendrá la obligación de hacer efectivo el derecho de rectificación o cancelación del interesado en el plazo de diez días. Serán rectificados o cancelados, en su caso, los datos de carácter personal cuyo tratamiento no se ajuste a lo dispuesto en la presente Ley y, en particular, cuando tales datos resulten inexactos o incompletos”. 14 Troncoso Reigada, Antonio, "LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. EN BUSCA DEL EQUILIBRIO", Ed. Tirant lo blanch, Valencia, 2010 31 Una vez más, debemos hacer cita de lo dispuesto en el acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales. Dice, que el responsable del tratamiento es el órgano judicial que conozca el procedimiento, quedando su funcionamiento bajo la dependencia directa del Secretario Judicial. Y que es en la sede del órgano judicial que conozca del procedimiento, el lugar donde se ejercerán los derechos, en el caso estudiado, el derecho de cancelación y rectificación. Según este mismo acuerdo, el fichero judicial se haya sujeto a la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal, convirtiéndose así dicha ley en punto de referencia de los niveles de protección aplicables a aquéllos. No obstante, debe advertirse la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses generales que en ella subyacen, que exigen, en ocasiones, una limitación o modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos. Sabemos, que la recogida de datos personales en un procedimiento, es una materia regulada por leyes procesales. Serán éstas las que indicarán los datos que son recogidos y su finalidad, datos de identificación, pruebas admitidas etc. El Artículo 88. Del Reglamento 1/2005 del CGPJ, señala, que “los datos de carácter personal que hayan de incorporarse a los ficheros de datos jurisdiccionales, se recogerán de los documentos o escritos que obren en el procedimiento o asunto, o de las actuaciones que, con sujeción a las normas procedimentales, se realicen en ellos”. El art. 89 del mismo que “los datos de carácter personal incorporados se conservarán en tanto su supresión no sea ordenada por una decisión judicial”. Y el art. 93 que “los derechos de acceso, rectificación y cancelación podrán ejercerse por el afectado en la sede del órgano judicial titular del fichero y ante el responsable del mismo” (según el art 91 el Secretario Judicial). “Los datos que reflejen hechos constatados en un procedimiento jurisdiccional, no podrán ser modificados o cancelados mediante el ejercicio de los derechos a los que se refiere este artículo”. Por lo tanto, todos los datos recogidos y constatados en un procedimiento judicial, según este reglamento, no podrán ser objeto de cancelación o modificación por el solo ejercicio del derecho de cancelación o rectificación reconocido en el art 16 LOPD. Sólo una decisión judicial, en el ámbito del proceso y de acuerdo con las leyes procesales, daría lugar a una modificación o supresión de un dato recogido en el procedimiento. Por ejemplo, pensemos en que un detenido da el nombre de su hermano y se incoa un procedimiento penal contra el hermano. Éste, para evitar el error, no le bastará con solicitar la rectificación del nombre o su supresión del mismo del procedimiento, será necesario practicar diligencias en el sumario que permitan acreditar el error de identificación. Otra cosa será la recogida de datos en un fichero, que no consten en el procedimiento judicial, o que consten de forma errónea a como aparecen en el procedimiento. Por ejemplo, en un registro de asuntos consta el nombre de una parte de forma incorrecta o consta como parte alguien que no lo es. 32 Conforme al art Artículo 94 del Reglamento 1/2005 del CGPJ , contra las resoluciones expresas o presuntas, del responsable de los ficheros, denegatorias de rectificación o cancelación, el afectado, podrá interponer los recursos previstos en el artículo 4.3 de este Reglamento. Por lo tanto, tal como reza el art. 4.3, el acuerdo denegatorio del Secretario Judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del interesado, que lo deberá solicitar en el plazo de tres días desde la correspondiente notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud, no hubiere recaído acuerdo expreso del Secretario, se entenderá que la petición ha sido denegada y, en su consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente, se podrán interponer los recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de los órganos de Gobierno de Tribunales. 33 3.- EL ACCESO POR TERCEROS AL EXPEDIENTE Y ARCHIVOS JUDICIALES 3.1.- DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO El acceso a las actuaciones judiciales tiene varias vertientes. La primera de ellas como manifestación del principio de publicidad del propio proceso, es decir, de las actuaciones que se desarrollan en lo que se denomina la audiencia pública. La segunda, como el derecho a conocer la información que existe en el expediente judicial. Se trata de dos vertientes diferentes con una finalidad y sometidas a unos principios completamente distintos. Así, la primera manifestación guarda una relación directa con el control democrático de la justicia, con el sometimiento de las decisiones judiciales a la crítica pública; con la transparencia de las actuaciones judiciales se fortalece la confianza de los ciudadanos en la administración de justicia, pues con esta publicidad se logra que los ciudadanos juzguen el trabajo que se realiza en los procesos judiciales. Sin embargo, las actuaciones judiciales se van documentando, materializando en un expediente. A él llegan una cantidad de documentos y datos con los que se va conformando, datos relativos a todas las personas que intervienen o que tienen algún tipo de participación; son las denuncias, atestados, demandas, querellas, declaraciones, comparecencias, requerimientos, informes periciales, partes de lesiones, autopsias, etc. En todos ellos, además del propio contenido que pudiera tener la propia declaración, comparecencia o informe, también existen datos identificativos respecto a las personas que intervienen. En consecuencia, con el desarrollo del procedimiento judicial, el expediente va acumulando una variedad de información y acaba siendo una fuente documental de información de contenido muy especial, por cuanto en el mismo aparecen una serie de datos de transcendencia intima y personal no sólo de las partes sino también de terceros intervinientes, testigos, peritos, etc. En esta parte del trabajo se analizará lo relativo al acceso a los expedientes y archivos judiciales15, dejando fuera del mismo el acceso a las actuaciones que se desarrollan de manera oral en los distintos procedimientos, es decir, la presencia de terceros en la práctica de diligencias en la condición de público. Es más, no todo acceso a los expedientes será objeto de análisis, sino el estudio del acceso por quienes no son parte en el proceso. También se debe limitar lo que es objeto de estudio desde el punto 15 Con carácter general, se pueden consultar: ESCUDERO MORATALLA, JOSÉ FRANCISCO y FRIGOLA VALLINA, JOAQUÍN: “La nueva facultad atribuida al Secretario Judicial de dictar acuerdos en materia de derecho de acceso de los interesados a libros, archivos y registros judiciales”. Revista de Derecho Procesal, Nº 3. 1997. Págs. 745-758. MORENO CATENA, VÍCTOR: “La fe pública y la publicidad en la LOPJ”. Revista de Derecho Procesal, N´º 1. 1987, págs 73 a 86. CALDERÓN CUADRADO, MARÍA PÍA: “El acceso a libros, registros y archivos judiciales (publicidad de las actuaciones concluido el proceso)”. Boletín de Información del Ministerio de Justicia. Año 2000. Boletín núm. 1872. Edit. Ministerio de Justicia. Madrid. Págs. 2159-2188. CABEZUDO RODRÍGUEZ, NICOLÁS: “Documentación judicial y protección de datos personales”. Publicado en La responsabilidad jurídica y social de los archiveros, bibliotecarios y documentalistas en la sociedad del conocimiento. Edit. Lefis. Vol. 6, Nº 6. 2008. Págs. 109-132. CENDEJAS JÁUREGUI, MARIANA: “Poder Judicial y derecho a la información en España. Aproximación al tema”. Derecho Comparado de la Información. Nº 7. 2006. Págs. 23-53. GÓMEZ LOECHES, LUIS: “El acceso a la documentación de las actuaciones judiciales”. Jornadas Españolas de Documentación. Valencia, 1998. Vol. I. Págs. 391-406. Disponible en www.enj.org 34 de vista objetivo, es decir, recaerá sobre lo que se denominan el expediente judicial, y lo componen los distintos documentos judiciales que se van sumando conformando los autos. En este sentido, el Art. 1.4 del Real Decreto de Modernización de los Archivos Judiciales, Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, dispone: “Se consideran documentos judiciales tanto las actuaciones procesales como aquellos que hayan sido aportados por las partes o por terceros al proceso por escrito o por medios electrónicos o telemáticos, con independencia de cuál sea el sin que dicho precepto limite su concepto a los meros efectos del citado reglamento. Como última precisión, se excluye del estudio el acceso al texto de las sentencias en la medida en que es abordado de manera específica en otro trabajo del conjunto del que éste forma parte. soporte material en que se encuentren recogidos”, Concluyendo, de lo que se trata ahora es determinar quién puede tener acceso a la información que aparece en los expedientes judiciales y los límites, en su caso. Para ello se distinguirá en atención a distintos criterios. En primer lugar, entre los que son parte implicadas en los procedimientos de aquellas otras personas que pudieran acudir a pedir información sin tener ninguna relación con el proceso en cuestión; es el criterio subjetivo. También se distinguirá en atención a la propia fase del procedimiento y estado que puedan tener las actuaciones. Existen fases del procedimiento en las cuales se da una restricción a la publicidad de las actuaciones judiciales, así por ejemplo en los procedimientos penales y durante la fase instructora; sin embargo, y una vez finalizada la fase intermedia, el juicio oral es público. Si bien esto es cierto con carácter general, existen una serie de excepciones a la publicidad de los juicios, tanto en materia penal como en materia civil. Otra restricción que puede existir obedece a la existencia de una resolución que declare la causa secreta en todo o en parte. Por último, y aunque la causa no esté declarada secreta, existe la posibilidad de que determinados datos no aparezcan reflejados en la causa incluso para las partes. 3.2.- REGULACION El acceso a las actuaciones de carácter judicial tiene un régimen prolijo y disperso. En primer término, la normativa constitucional, que afecta tanto al derecho a la información como a la publicidad de las actuaciones judiciales. Además, de manera específica: Lo dispuesto en la LOPJ en el Capítulo I del Título III del libro III “De la oralidad, publicidad y lengua oficial”, en especial los artículos 234 y 235. Lo establecido en le Ley de Enjuiciamiento Civil, artículos 140, 141 y 141 bis. Lo dispuesto reglamentariamente en, de un lado, el Reglamento 1/2005 del 15 de septiembre del C.G.P.J., de los Aspectos Accesorios de las Actuaciones Judiciales 35 (RAAAJ), en concreto el capítulo I del Titulo I , relativo a “La publicidad de las actuaciones judiciales y la publicación de las resoluciones judiciales” y de manera especial la Sección primera que lleva por epígrafe “La publicidad de las actuaciones judiciales”; y, de otro, el Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de Modernización de los Archivos Judiciales (RMAJ). De manera genérica, la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), que podría entenderse de aplicación; lo dispuesto con carácter general para las Administraciones Públicas en los arts. 35 y 37 de la L. 30/92 de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJAPPA). A todo ello hay que añadir lo dispuesto en las leyes procesales, así como de manera específica en la Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de Protección a Testigos y Peritos en causas criminales. 3.3.- FUNDAMENTO DEL ACCESO Como decía en el planteamiento, y respecto únicamente de los terceros que no han sido parte en el procedimiento, se debe buscar un principio o criterio que sirva de argumento, que les faculte para tener acceso a las actuaciones judiciales en un expediente judicial en el cual no han intervenido. Desde este punto de vista, el primer argumento para fundamentar el acceso al expediente se podría buscar en el derecho a un proceso público, de tal forma que la limitación de acceso podría afectar a este derecho. Sin embargo, a mi juicio, no se debe confundir esta publicidad de las actuaciones judiciales que se efectúa de manera oral, que afectaría al derecho a un proceso público, con la publicidad del expediente judicial, que afecta al derecho de información. No se trata, por tanto, de un control democrático que realizan los ciudadanos en relación a la justicia, sino precisamente de lo contrario, de proteger el contenido del expediente de todas aquellas personas que no tienen ninguna relación con el procedimiento en la medida en que el contenido es un contenido sensible, que afecta a la intimidad de las personas y a los datos de carácter personal. De ahí que tampoco se pueda hablar de opacidad o secretismo en la dispensación de la justicia cuando un ciudadano, que no ha intervenido para nada en el procedimiento, se le niegue el acceso al expediente o procedimiento; en este caso, de lo que se trata es de preservar todo el contenido e información que figura en el expediente respecto de las personas que para nada les afecta. Pensemos en un ciudadano que desea acceder a un expediente penal que se ha archivado por no quedar acreditada la perpetración de un delito, o por no existir pruebas bastantes como para entender que ha participado en el mismo. ¿Cualquier ciudadano tendría derecho a acceder al expediente por el solo hecho de estar archivado? O, en el caso de existir sentencia ¿cualquier ciudadano tendría acceso a la totalidad del expediente, cuando durante la tramitación ese acceso se le ha denegado? 36 Estoy de acuerdo con que la publicidad de las actuaciones judiciales, el derecho a un proceso público, supone la materialización del control de los ciudadanos en el funcionamiento de la administración de justicia, pero este proceso público, y con ello esta democratización de la justicia en cuanto al control se refiere, se lleva a efecto de forma diferente de lo que es el acceso al expediente. Con carácter general, se recoge como las actuaciones serán públicas, es en ese momento cuando se materializa el control de los ciudadanos sobre la administración de justicia, y que se reduce al acto de celebración de juicio. Incluso, esta publicidad de las actuaciones puede limitarse en determinados supuestos, como puede ser por razones de orden público. La publicidad de las actuaciones no puede ir más allá bajo la excusa de entender que de lo contrario sería insuficiente, que con la asistencia a los juicios resulta limitado este principio si no se faculta el acceso al expediente completo para poder examinar sin limitaciones de ningún tipo todo cuanto se ha aportado de una manera u otra al expediente. A mi juicio esto sería excesivo y desproporcionado en atención al resto de los derechos a los que puede afectar, intimidad y protección de tatos. En este sentido se decantan nuestros tribunales, por cierto ya desde hace años, así, nuestro Tribunal Constitucional, STC, Sala 1ª, de 4 de octubre de 1988, nº de sentencia 176/1988, dice: “De acuerdo con la doctrina establecida en la STC 62/1982, de 15 de octubre, al alcance y contenido del derecho a un proceso público garantizado por el art. 24.2 de la Constitución, debe determinarse a partir del art. 10.2 de la propia Constitución, en virtud del cual los derechos fundamentales y las libertades políticas se insertan en un contexto internacional que impone interpretar sus normas de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre la materia ratificados por España. En este sentido debemos nuevamente recordar que el derecho a un proceso público en materia penal se encuentra reconocido en los arts. 11 de dicha Declaración Universal, 14 del Pacto Internacional de Nueva York, de 19 de diciembre de 1966, y 6 del Convenio de Roma, de 4 de noviembre de 1950. Estos textos, y especialmente el último citado, en la interpretación realizada por las Sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, dictadas en los casos Pretto y otros y Axen el 8 de diciembre de 1983 y Sutter el 22 de febrero de 1984, permiten afirmar que desde su perspectiva de garantía de los justiciables contra una justicia secreta que escape a la fiscalización del público, el principio de publicidad no es aplicable a todas las fases del proceso penal, sino tan sólo al acto oral que lo culmina y al pronunciamiento de la subsiguiente Sentencia, pues así lo abonan los términos en que vienen redactados los citados arts. 14 del Pacto y 6 del Convenio, y así bien explícitamente lo declara la última de las mencionadas Sentencias, en la cual, después de constatar la diversidad que presenta dicho principio en los sistemas legislativos y prácticas judiciales de los Estados miembros del Consejo de Europa, hace referencia exclusiva a la celebración de las vistas y el pronunciamiento de los fallos”. Precisamente a esta sentencia del TC se remite la de la SAP de Barcelona, Sección 3ª, de 27 de diciembre de 2010. Nº de Sentencia 26/2011, Fundamento Jurídico 2º, que añade: “Pero dicho esto, no es menos cierto que la publicidad de las sentencias se orienta a la difusión de la doctrina legal permitiéndose así el control público del poder judicial, lo que ha de cumplirse sin necesidad de lesionar la intimidad de las personas. Y los propios arts. 14 del PIDCP y 6 del CEDH, antes citados, prevén excepciones a la publicación de las sentencias, entre ellas, por el interés de los menores de 37 edad. También lo hace el art. 266 de nuestra LOPJ, en su redacción dada por la Ley Orgánica 19/2003, de 23 de diciembre”. Por ello, es completamente distinto el acceso al expediente en la medida en que el procedimiento se nutre de una serie información sensible que pueden afectar, de un lado, a la intimidad y a la dignidad del propio individuo, sobre todo si dichos datos trascienden, o, de otro, a la protección de datos de carácter personal. En consecuencia, podrán existir dos tipos de restricciones, en atención a la protección a la intimidad de las personas y en atención a la protección de los datos personales. Por esta última razón, entiendo que las restricciones que se señalan como criterios en la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter personal deben seguir sirviendo como criterio interpretativo a la hora de modular el derecho de información de los ciudadanos en general. Que nos encontremos en un expediente judicial no hace, per se, perder unos derechos reconocidos con carácter general para todos. Es más, nuestra legislación, prolija donde las haya, nunca habla de “tercero” o “ciudadano”, sino que siempre hace mención a “interesado”, y ese será el caballo de batalla en toda esta cuestión, el concepto de interesado. El segundo argumento que justificaría el acceso a la información contenida en el expediente judicial se basaría en el genérico derecho de información, en lo que se denomina “cultura de la información”, entendida como un interés y derecho genérico que tienen los ciudadanos a recibir información sobre todo tipo de hechos que consideren relevantes y que tienen lugar en nuestra sociedad16. Y digo genérico en la medida en que nos estamos refiriendo a terceros y no a las propias partes, pues en este último caso sí que podría afectar al derecho fundamental de defensa. Precisamente por este derecho genérico a la información y la sensibilidad de los datos que obran en un expediente judicial es por lo que se deben adoptar una serie de cautelas para el acceso de los terceros que no han sido parte en el procedimiento. En consecuencia, y partiendo que nos encontramos ante un conflicto entre varios derechos, debemos buscar una modulación, un equilibrio que permita, en la medida de lo posible, la conjugación de unos y otros derechos17. A mi juicio, en estos casos la publicidad no debe ser la regla general y la excepción el secreto18; al contrario, la regla general es una prohibición de acceso, y sólo aquellos que acrediten un determinado interés podrán acceder al expediente judicial. En contra de esta opinión tanto PÍA 19 CALDERON como MORENO CATENA20, para quienes el control democrático de la 16 17 CENDEJAS JÁUREGUI, M.: “Poder Judicial y derecho a…”. Op. cit., pág. 23. GÓMEZ LOECHES, L.: “El acceso a la documentación…”. Op. cit., pág. 391. 18 AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro Prado. En igual sentido SAN, Contencioso-Administrativo, Sección Primera, de 6 de abril de 2006. Nº de Recurso 3695/2004. Fundamento de derecho tercero, que dice: “…, la publicidad de las actuaciones judiciales no significa que los datos contendidos en un procedimiento judicial que se halla en fase de ejecución puedan ser examinados y se encuentren a disposición del público en general de forma totalmente libre e indiscriminada, sino que dicha publicidad está restringida salvo aquellas actuaciones que se celebren en audiencia pública a los que ostenten la condición de interesados, a la que apela el artículo 234 LOPJ”. 19 CALDERÓN CUADRADO, M. P.: “El acceso a libros, registros…”. Op. cit., pág. 2164. 38 sociedad en la Administración de Justicia no se debe limitar al momento en que las actuaciones judiciales se realizan, sino que subsiste con posterioridad y sin límite de tiempo alguno. Sobre esta base, ambos autores entienden que el acceso al expediente es la regla general, y no sólo eso sino que cualquier ciudadano, salvo que se le limite el mismo, puede acceder al citado expediente. De esta manera, con un acceso a los expediente sin ningún tipo de limitación, según estos partidarios, nos encontraríamos ante una sociedad más plural, más libre y más rica. Con todo, la cuestión más trascendente es determinar qué es lo que debe entenderse por “interesado”. Pero con esto no queda definitivamente resuelta la cuestión, sino que una vez acreditada la condición de interesado, que faculta un acceso genérico al expediente, hay que ver si los documentos a los que se pide el acceso no contienen datos especialmente sensibles, pues de haberlos deben ser protegidos, es en esta segunda parte en la que debe operar la LOPD. 3.4.- DEL CONCEPTO DE INTERESADO Nuestras leyes, a la hora de permitir el acceso al expediente, hablan de “interés legítimo” o de “interesado”; no se refieren ni a “partes del proceso”, lo que está regulado en las leyes procesales, ni tampoco a “terceros” en general. Nuestro legislador podía haber optado por otras denominaciones, como terceros, partes, afectados; sin embargo, utiliza, para referirse a quien tiene derecho al acceso al expediente, la dicción “interesado”. Es más, en alguna legislación se distingue entre afectado, parte e interesado; este es el caso del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de Modernización de los Archivos Judiciales, que distingue entre el acceso del interesado, del propio afectado por sus datos y de quienes hubiesen sido parte en el propio proceso (artículos 1.1, 1.2 y 7.3 respectivamente); nuestro legislador era consciente, por tanto, de cada uno de los significados, y lo que con ello quería decir. Sobre esta base debe distinguirse a distintos sujetos que tendrán también distinto interés en el procedimiento lo que servirá para discriminar el acceso, sin que tampoco exista un nivel de acceso homogéneo para todos aquellos que tengan esta condición. Existirán, en consecuencia, una serie de limitaciones, unas que obedecen a razones subjetivas y otras de carácter objetivo. 3.4.1.- Concreción del concepto de interesado. Los Tribunales han ido delimitando los distintos conceptos para llegar a distinguir entre parte procesal, tercero e interesado. Las partes procesales no tienen limitado el acceso al procedimiento una vez finalizado el mismo, salvo que una 20 MORENO CATENA, V.: “La fe pública…”. Op. cit., pág. 92 39 resolución judicial así lo haya establecido21. En cuanto a los terceros, se puede distinguir tres tipos de terceros, el primero de ellos que no ha tenido ningún tipo de relación ni con la causa ni con las actuaciones procesales por no asistir a las mismas como público. Respecto de este tercero, en atención a la inexistencia de interés que exige la Ley, el acceso a las actuaciones judiciales debe tenerlo vedado. En segundo lugar nos encontramos con aquel tercero que, como público, ha estado asistiendo a las actuaciones judiciales cuando se trataba de actuaciones que se celebraban en audiencia pública, es el caso de todos aquellos ciudadanos que deciden asistir como público a la celebración de los juicios; nos hallamos no con simples terceros sino que parece que, por lo menos, tienen derecho a una información de cómo se ha resultado el juicio o proceso que como público asistieron. Pero fuera de esa concreta información no deben tener acceso al expediente. Por último, nos aparece el denominado interesado, es decir aquella persona que tiene una relación concreta, interés, con el procedimiento y que quiere acceder a alguna resolución o documentación que obre en el mismo. En este último caso, es donde existe una legitimación de acceso; sin embargo, habrá que matizar la forma en la cual esa persona ejercerá el derecho de acceso así como qué es lo que puede ser objeto de acceso. Los límites, en este caso, son los denominados objetivos. De todos modos conviene tener presente que es lo que se debe entender como “interés”, en la medida en que sobre tal concepto pivota lo relativo al acceso. Insisto, nuestras leyes no dan carta blanca al ciudadano para permitir el acceso a los libros y expedientes judiciales, al contrario restringe el acceso al denominado interés legítimo, y lo restringe por el conflicto de intereses que hay en juego. No es suficiente decir que todo ciudadano tiene un genérico o abstracto derecho de acceso en la medida en que todos los ciudadanos, de una manera u otra están interesados en tener una información de las actividades que se desarrollan en la vida pública, y la administración de justicia es una actividad que tiene efectos en la vida pública. Hay autores que entienden que “una sociedad es más rica, más plural, más libre, cuando está mejor informada, de toda clase de actividades, ya sean políticas, sociales o económicas. De las judiciales también”. Al contrario, con independencia de este derecho de información, que es importante en toda sociedad democrática, y que queda satisfecho con la asistencia a la práctica de las diligencias judiciales, las vistas, el legítimo interés debe entenderse de una manera concreta bien relacionado con el objeto del proceso, bien con algún acto concreto del mismo. 21 Así se desprende del art. 11.3 del Reglamento de Modernización de Archivos, que distingue claramente del acceso a la documentación del Archivo Judicial Territorial o Central entre quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales y los que son titulares de un interés legítimo. 40 El Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, en su informe de 5 de febrero de 1996, concreta qué debe entenderse por interesado: “la persona concernida o a la que se refieran los datos existentes en los ficheros de datos jurisdiccionales de los tribunales”. Es decir, parece que por interesado debe entenderse la persona afectada por los propios datos. Junto al concepto de interesado contrapone la figura del “tercero”, y la define como “toda persona física o jurídica ajena a esos datos”. Abundando en lo anterior, conforme a nuestra jurisprudencia, se debe exigir una conexión de carácter concreto, específico con el objeto del proceso para que se tenga acceso al expediente. Es más, pese a existir este condicionamiento prima facie, se exige, que no afecte a derechos fundamentales de las partes procesales de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para salvaguardar su privacidad, este segundo elemento será el límite objetivo en cuanto al acceso. Nuestro Tribunal Supremo, en Sentencia de 3 de marzo de 1995, establece tres niveles de afección que condicionan al derecho de acceso; así, en su Fundamento Jurídico cuarto y quinto, establece: “Cuarto: Del examen tanto de la citada Ley Orgánica del Poder Judicial, recogiendo el principio del art. 120 del texto constitucional, como de las leyes procesales, se desprende que, el derecho y correlativo deber de conocimiento y acceso al texto de las resoluciones judiciales se gradúa en función de tres diversos ámbitos o esferas de afectación, regida cada una por diversos criterios, a saber: a) una de máxima amplitud o de afectación generalizada, que comprende al público o los ciudadanos en general, sin cualificación específica y que corresponde a la publicidad de las actuaciones judiciales desarrolladas en toda clase de procesos, que permite a aquellos acudir a la práctica de diligencias que han de tener lugar "en audiencia pública", salvo la declaración de reserva que motivadamente acuerde el órgano jurisdiccional, principio de publicidad constitucionalizado, como se ha dicho, en el art. 120.1 de la Norma fundamental y que recoge el art. 232.1 de la referida Ley Orgánica; principio éste de publicidad que, si bien hunde sus raíces en que por emanar la justicia del pueblo (art. 117.1 de la Constitución), éste no puede quedar de espaldas a su administración por los jueces, eliminándose así el secretismo y la opacidad en la dispensación de la justicia, no es el que cabe invocar para amparar el derecho de acceso al texto de las sentencias una vez éstas dictadas y depositadas en las Secretarías de Juzgados y Tribunales, en la forma pretendida por la Entidad recurrente, porque aquí ya se trata de un proceso cerrado o finalizado mediante la más solemne y decisiva de las resoluciones judiciales, y que respecto a los terceros se corresponde no con el principio de publicidad en la práctica y desarrollo de las actuaciones judiciales, que a su través produce un control o garantía de éstas, sino con el derecho a la información de textos judiciales ya producidos y con los que se cierra un proceso al menos en su fase declarativa, dejando aparte la ejecución, para los cuales el legislador ha reservado y diseñado otro ámbito de afectación distinto y al que llama a sujetos concretos y determinados, no a los ciudadanos o al público en general; b) en el extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento de las decisiones judiciales, se hallan los actos de notificación y comunicación de éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte procesal en virtud de las leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y correlativo deber de los Jueces y Tribunales a su conocimiento mediante el acto instrumental de notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende "a quienes se refieran o puedan parar perjuicios" cuando así lo disponga expresamente la propia resolución judicial, lo que no es, evidentemente, el caso en examen, ya que Grupo Interpres, S.A. no invoca su condición de parte procesal para acceder al texto de las sentencias; y, finalmente, c) ocupando una posición intermedia, que sitúa la cuestión en ámbito más impreciso lo que explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias, integradas en libros, archivos o registros 41 judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la LOPJ determina que: "Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley", señalando el art. 266.1, por relación a las sentencias, que "Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el Juez o por todos los Magistrados que las hubieran dictado, serán depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal y se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas"; es la delimitación de este concepto jurídico indeterminado de "interesado" el que constituye la clave para resolver el pleito, pues sólo una adecuada delimitación de su alcance y el de si corresponde atribuirlo a la Entidad mercantil demandante servirá para acceder o no a la pretensión por ésta ejercitada. Quinto: La publicidad procesal, en su vertiente de derecho a la información y de acceso a las sentencias ya depositadas, requiere, como hemos anticipado, por parte de quien la invoca y ejercita, la concurrencia de la condición de "interesado", sin que, hemos también de apresurarnos a esta precisión, la expresión "cualquier interesado" empleada por el art. 266.1 respecto a las sentencias, añada matiz alguno ampliatorio al básico concepto de interesado, por tratarse de mera enunciación reduplicativa y quizás dirigida a no constreñirla a quienes han sido partes o intervenido de cualquier forma (testigos, peritos, etc.) en el proceso al que la sentencia o sentencias han puesto fin. Pues bien, el interés legítimo que es exigible en el caso, solo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita, al menos "prima facie", ante el órgano judicial, una conexión de carácter concreto y singular bien con el objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo finalizó en la instancia-, bien con alguno de los actos procesales a través de los que aquel se ha desarrollado y que están documentados en autos, conexión que, por otra parte, se halla sujeta a dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para salvaguardar esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar, el honor y el derecho a la propia imagen que eventualmente pudiera afectar a aquellas personas; y b) que si la información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia adquiere, como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del Ordenamiento jurídico y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función jurisdiccional. Desde esta perspectiva, pues, ha de examinarse si el interés de la Entidad mercantil recurrente en obtener acceso al texto de las sentencias dictadas en procesos civiles se incardina en los límites descritos y que configuran el derecho a la información debatido”. La doctrina establecida en dicha sentencia ha sido reiterada en las Sentencias del TS, Sala de lo Contencioso-Administrativo de 22 de mayo de 1996 y 6 de abril de 2001. En consecuencia, para nuestro T S no sólo se exige este interés sino que además, acreditado el interés, no debe afectar a los derechos fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo han intervenido en el proceso. Abundando en el concepto de interés, y fuera de este precepto el TS mantiene que “… ostentan interés legítimo en un caso quienes se encuentran en una situación jurídica individualizada, distinta de la situación jurídica que otros ciudadanos pueden tener respecto de la misma cuestión… El beneficio o perjuicio debe ser cierto y efectivo, pero no es necesario que sea inmediato”. Por tanto, ha de partirse de una situación perfectamente individualizada, concreta, específica, que permita diferenciarse respecto del resto de los ciudadanos, que el no acceso le pueda deparar un perjuicio concreto, no genérico, a la persona que intente el acceso. Cuando se acredite la condición de interesado habrá legitimación, pero ello no supone el acceso inmediato, sino que habrá de valorarse, igualmente, si ese acceso no produce una lesión 42 de derechos fundamentales relativos a la vida privada, intimidad familiar, honor y el derecho a la propia imagen, o el derecho a la protección de datos de carácter personal. Esta visión del año 95 es la que se ha ido abriendo camino en nuestra legislación de tal manera que la cautela y las restricciones de acceso al expediente judicial se han ido consolidando frente a esa postura de flexibilidad y libertad de acceso bajo el argumento del derecho genérico a la información, o una extensión desmedida de la publicidad de las actuaciones. Y digo esto porque el desarrollo reglamentario a través del Acuerdo del Consejo del año 2005 sobre el acceso ha sido muy concretado. Así, en primer lugar, al denominado interés se le añaden dos calificativos, personal y directo, y, en segundo lugar, se define lo que se quiere proteger a la hora de adoptar toda esta serie de cautelas, el derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen de los afectados, son los límites objetivos. De esta forma, con el interés personal y directo se exige que lo que se solicita sea para uno mismo, eso es el interés personal, que el documento o expediente tenga alguna consecuencia en la esfera personal o patrimonial de la persona que le solicita. Con el interés directo se le está añadiendo un plus a esta afectación, de manera que no se trata de una trascendencia genérica en los derechos, como pudiera ser en un derecho genérico de información, o en una participación en la administración de justicia, o en su transparencia. Al contrario, con estos calificativos se está demandando al solicitante que su relación con el expediente o documento sea de naturaleza concreta. A estos dos calificativos ha de añadirse, a mi juicio, otro, que el interés sea actual, no futuro o futurible. E insisto, es al interesado al que, además, afectan unos límites objetivos. 3.5.- LIMITACIONES DE ACCESO A LOS INTERESADOS 3.5.1.- Causa declarada secreta La primera limitación a la que debemos atender es la relativa a una previa limitación procesal en que se encuentre el propio procedimiento. Me estoy refiriendo a todos aquellos casos que por resolución judicial se ha declarado el secreto de todas o algunas actuaciones judiciales. La declaración de carácter secreto por resolución judicial de las actuaciones judiciales constituye el primer límite de acceso a las mismas. En este sentido, tanto el art. 234 LOPJ como el artículo 2.2 del Reglamento de Aspectos accesorios de la Actuaciones Judiciales establece “el carácter reservado de las mismas cuando sean o hayan sido declaradas secretas…”. Sin embargo, pese a que no se establece ninguna excepción, parece que esta limitación debe ser matizada. 43 En primer término, cuando unas diligencias en materia penal se declaran secretas por motivos de no entorpecer las investigaciones22, una vez que las mismas han dejado de tener la condición de secretas no existe razón alguna, con independencia de que el expediente esté archivado, para que se pueda tener acceso a la mismas, no sólo por las partes sino también por aquellas otras personas que acrediten el interés a que se refiere la LOPJ y el Reglamento de Aspectos Accesorios. Sin embargo, como decía, esto queda condicionado a que el procedimiento se haya resuelto y no sólo a que las actuaciones hayan dejado de tener la condición de secretas. Es decir, en todos aquellos casos en que el procedimiento sea archivado por autor desconocido el haber sido declaradas secretas unas actuaciones, aunque las mismas ya no tengan dicha condición por haber sido archivadas, impedirán a cualquier persona el acceso a las mismas. No obstante, lo correcto en estos casos sería archivar la causa provisionalmente teniendo la misma la condición de secreta. Corolario de lo anterior, pese a que en algún momento de su tramitación la causa pudo estar declarada secreta, una vez resuelta la misma, y encontrándose archivado el expediente, no veo inconveniente alguno en que el interesado vea limitado su derecho de acceso a la causa, sin perjuicio de las correspondientes cautelas a la hora de perfilar este acceso. De esta forma se intenta salvaguardar, en todo caso, una posible investigación futura, fundamento del secreto de las actuaciones, para negar ese acceso cuando el archivo del expediente no es definitivo. 3.5.2.- Protección de testigos y peritos El segundo de los supuestos lo constituye el caso en que exista un interés en proteger a determinadas personas por la aplicación de la Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de Protección a Testigos y Peritos en causas criminales. En este caso, mientras no exista una resolución que revoque la previa que haya declarado la protección de uno o varios sujetos, el acceso a los datos identificativos de dichas personas estará limitado para todo el mundo, tanto partes como terceros con independencia del interés; así como con independencia de si la causa sigue en trámite o se encuentra ya en el archivo. Se busca un equilibrio entre el derecho a un proceso con todas las garantías y la tutela de los derechos fundamentales de los propios testigos o sus familiares, y a estos derechos no se les puede establecer una limitación temporal, ni condicionar la seguridad de los mismos a que la causa se encuentre o no archivada. 22 Sobre el objetivo del secreto sumaria se puede consultar la STC, Sala 1ª, de 4 de octubre de 1988. Nº de Sentencia 176/1988. Ponente: Eugenio Díaz Eimil. En su Fundamento de Derecho Tercero dice: “ En un nivel mayor de concreción, el secreto sumarial tiene por objeto impedir que el conocimiento e intervención del acusado en las actuaciones judiciales pueda dar ocasión a interferencias o manipulaciones dirigidas a obstaculizar la investigación en su objetivo de averiguación de la verdad de los hechos y constituye una limitación del derecho de defensa, que no implica indefensión, en cuanto que no impide a la parte ejercitarlo plenamente, cuando se deja sin efecto el secreto por haber satisfecho su finalidad”. 44 3.5.3.- Reserva por resolución judicial Un tercer supuesto del carácter reservado de alguna de las actuaciones obedece a que por resolución judicial se haya declarado que en la causa se han de omitir determinados datos o contenido por no tener una relevancia especial para la causa y entender que se deben proteger otros intereses. En materia criminal, esta discriminación aparece clara cuando de intervenciones telefónicas o de correspondencia postal hablamos. De igual manera, cuando nos referimos a menores con carácter general y en aplicación no sólo de la legislación española sino también de la internacional se puede acordar la supresión de datos relativos a la identidad de los mismos. Este precisamente fue el supuesto contemplado por la SAP de Barcelona, Sección 3ª, de 27 de diciembre de 2010. En la misma, vía recurso de apelación, el padre del menor, víctima del intento de hurto enjuiciado, impugnaba que el nombre de su hija apareciese en la sentencia. La Sala decide estimar el recurso, acordando suprimir la referencia al nombre de la menor victima de los hechos, tanto del texto original como en el introducido en el sistema informático. Parte de la premisa de entender que el hecho de aparecer en la sentencia el nombre de la menor, víctima de un ilícito penal, afecta a su intimidad. Además señala el contenido de la publicidad de los actos procesales y la limitación de la publicidad de las actuaciones judiciales, para acabar diciendo que “debe protegerse la intimidad de la víctima menor de edad, pues este derecho podría quedar conculcado según qué persona tuviera acceso a las actuaciones judiciales, concretamente a la sentencia”. Por último, y como fundamento jurídico que sirve de base a este carácter reservado, el art. 140.3 LEC establece como “los tribunales por medio de auto podrán atribuir carácter reservado a la totalidad o a parte de los autos cuando tal medida resulte justificada en atención a las circunstancias por el apartado 2 del art. 138”. Precepto que es de aplicación subsidiaria respecto del resto de las leyes procesales. 3.5.4.- Limitaciones genéricas establecidas por la legislación Hasta ahora nos hemos estado refiriendo al carácter reservado que puedan tener las actuaciones judiciales al haber sido declaradas secretas o de carácter reservado por resolución judicial, ya sea con carácter genérico o de manera especial. Sin embargo, también hay limitaciones genéricas mencionadas en la legislación que deben ser objeto de mención. Este es el caso del art. 141 LEC y el art. 2.2 Reglamento de Aspectos Accesorios. En estos casos el Secretario Judicial actuará sin que exista una previa resolución judicial, sino que será la propia resolución del Secretario Judicial la que así lo establezca. La LEC habla en su art. 141 bis, redacción dada por la Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional, de protección del superior interés de los menores y preservación de su intimidad, dice: “En los casos previstos en los dos artículos anteriores, en las 45 copias simples, testimonios y certificaciones que expidan los Secretarios Judiciales, cualquiera que sea el soporte que se utilice para ello, cuando sea necesario para proteger el superior interés de los menores y para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos personales, imágenes, nombres y apellidos, domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su El art. 2.2 del citado Reglamento de Aspectos Accesorios alude a otra causa sobre la cual se puede basar el carácter reservado, la relativa como “… aquellas otras causas cuya publicidad pudiera afectar a derechos, principios y valores constitucionales”. identificación”. Partiendo de la premisa que es factible hablar de determinadas zonas grises en las cuales se puede dudar o poner en tela de juicio la existencia de este derecho de acceso, a mi juicio es aquí donde debemos entender la existencia de un reenvío de la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal relativa tanto a lo que son datos de carácter personal como a lo que debe entenderse por un acceso público, así como a circunstancias que se basan en el respeto a la intimidad y privacidad de las personas que nos servirán para ponderar el derecho de información y la protección de los intereses afectados por el acceso al expediente. 3.5.5.- Límites objetivos: datos especialmente protegidos Como decía al principio del trabajo, no existe un acceso indiscriminado a la documentación judicial, sino que la sensibilidad de los datos y el contenido de la misma hacen del control del acceso una cuestión de especial transcendencia. Esta especial relevancia ha motivado una regulación específica tanto en el Reglamento de Aspectos Accesorios como en el de Modernización de Archivos Judiciales. Así, el primero de ellos dedica parte del Tit. I a la publicidad de las actuaciones judiciales; y en el segundo, el art. 1.5 dispone: “La finalidad de este real decreto es la implantación de un sistema de gestión de los archivos judiciales que permita la realización de los fines de la Justicia, así como garantizar el acceso a la documentación por quien tenga interés en ello, con las garantías y limitaciones legalmente exigibles”. Es, por tanto, trascendental distinguir entre lo que debe entenderse por interesado, que faculta en principio el acceso a las actuaciones y, de otro lado, los límites que este interesado puede encontrar por colisionar su derecho con otros derechos en juego y que merezcan ser protegidos. En este sentido el art. 4.2 del Reglamento de Aspectos Accesorios dispone que “… será el Secretario de la unidad…, quien deberá valorar si el solicitante justifica su interés, la existencia de derechos fundamentales en juego, y la necesidad de tratar los documentos a exhibir o de omitir datos de carácter personal en los testimonios o certificaciones a expedir, en caso de que el solicitante no justifique un interés personal y directo, de manera que se salvaguarde el derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen de los afectados por la resolución judicial”. Destaco la referencia a derechos fundamentales. 46 A este precepto se debe añadir lo dispuesto en el art. 7.2 del Reglamento de Aspectos Accesorios como en el de Modernización de Archivos Judiciales, inciso segundo, que, en lo relativo al acceso de documento que tienen carácter personal, dispone que “si el acceso a documentos que contuvieran datos de carácter personal fuese solicitado por quien no hubiera sido parte en el procedimiento, sólo será concedido cuando el procedimiento hubiera concluido y exclusivamente en los supuestos previstos por el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, o cuando el interesado hubiera prestado su consentimiento a dicho acceso”. En consecuencia, serán la necesidad de proteger datos relativos a la intimidad personal, honor o propia imagen así como a datos de carácter sensible, los que sirvan de referencia para limitar o modular el acceso a los interesados a expedientes judiciales. Al Secretario Judicial se le ha atribuido la salvaguarda de la confidencialidad, privacidad y protección de los datos personales. En la medida en que los datos obrantes en los ficheros y archivos judiciales, en los expedientes, en la mayoría de las ocasiones tendrán la consideración de datos sensibles, y que, por tanto, son merecedores de una especial protección, por el mero hecho de constar en un expediente judicial no deben dejar de tener la protección que le brinda la LOPD. A ello se debe añadir la imposibilidad de los propios afectados para poder ejercitar todos los derechos que le brinda la LOPD en cuanto a la autotutela de los mismos o su cancelación. Este tipo de limitación de los titulares de los datos hace que la cesión a terceros merezca un especial cuidado por quien ha sido designado por la ley para su custodia. Abundando en lo anterior, el art. 7.2 establece una doble limitación, en primer término que el procedimiento hubiera concluido y, en segundo lugar, sólo en los supuestos previstos en el art. 11.2 LOPD. Este último precepto dice: “El consentimiento exigido en el apartado anterior no será preciso: a) Cuando la cesión está autorizada en una ley. b) Cuando se trate de datos recogidos de fuentes accesibles al público. c) Cuando el tratamiento responda a la libre y legítima aceptación de una relación jurídica cuyo desarrollo, cumplimiento y control implique necesariamente la conexión de dicho tratamiento con ficheros de terceros. En este caso la comunicación sólo será legítima en cuanto se limite a la finalidad que la justifique. d) Cuando la comunicación que deba efectuarse tenga por destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o los Jueces o Tribunales o el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas. Tampoco será preciso el consentimiento cuando la comunicación tenga como destinatario a instituciones autonómicas con funciones análogas al Defensor del Pueblo o al Tribunal de Cuentas. e) Cuando la cesión se produzca entre Administraciones públicas y tenga por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos. f) Cuando la cesión de datos de carácter personal relativos a la salud sea necesaria para solucionar una urgencia que requiera acceder a un fichero o para realizar los estudios epidemiológicos en los términos establecidos en la legislación sobre sanidad estatal o autonómica”. Fuera de todas estas excepciones, el Secretario Judicial debe velar por la protección de los datos que figuren en el expediente. Y esta protección, debe ser la misma que la protección de los derechos fundamentales relativos a la intimidad, honor o a la vida privada, en la medida en que la protección de datos es un derecho fundamental, independiente de los derechos fundamentales al honor, intimidad personal o la propia imagen; y como derecho fundamental, vincula a todos los poderes públicos. De ahí que 47 el Secretario Judicial deba tener presente el derecho a la protección de datos de carácter personal a la hora de permitir el acceso al expediente por los interesados, pues se trata de un derecho fundamental que limita las posibilidades de acceso. Es especialmente ilustrativa la sentencia del Tribunal Supremo de 18 de septiembre de 2006 en la que se alude a como el derecho a la protección de datos de carácter personal rige también respecto de los ficheros, registros y archivos de los órganos judiciales23. 3.5.6.- Especial referencia a los datos referentes a la salud En ocasiones los denominados interesados fundamentan su pretensión de acceso en la posibilidad racional, pero futura, de intentar evitar un proceso o para realizar una consignación. Este es el caso de las compañías de seguros a la hora de acceder a un parte de lesiones en un procedimiento que se encuentra archivado por falta de denuncia, y, al amparo del argumento de la consignación, solicitan el acceso a lo actuado (que es el parte de lesiones y la resolución de archivo por falta de denuncia), incluso en ocasiones intentando personarse en la causa. Respecto de esta cuestión decir: En lo relativo a la personación como parte en el proceso penal, no procede conforme a lo dispuesto en el art. 764.3 LECRIM., que establece que “la entidad responsable del seguro obligatorio no podrá en tal concepto ser parte del proceso, sin perjuicio de su derecho de defensa en relación con la obligación de afianzar, a cuyo efecto se le admitirá el escrito que 23 STS, Contencioso-Administrativo, Sección 3ª, de 19 de septiembre de 2006. Nº de Recurso: 274/2002. Ponente: Pablo María Lucas Murillo de la Cueva. En su Fundamento de derecho cuarto, dice: “Para ello, antes de entrar en el examen pormenorizado de la demanda, conviene precisar el alcance de lo que se discute en este proceso. En realidad, lo que el recurrente pretendía es que por el Juzgado Decano se le comunicaran unos datos de carácter personal contenidos en los registros de dicho órgano jurisdiccional. Según el artículo 3 a) de la Ley Orgánica 15/1999 así han de ser calificados los pedidos por el Sr. Armando. Y la protección de los datos de ese carácter es el objeto de un derecho fundamental autónomo, fundamentado en el artículo 18.4 de la Constitución y distinto de los que enuncia su apartado primero. Derecho fundamental que se proyecta también sobre aquellas informaciones que no forman parte del honor, la intimidad personal o familiar o la propia imagen. Y la protección que comporta descansa, entre otros principios básicos, en la exigencia del consentimiento del interesado para ceder o comunicar sus datos a terceros, salvo que lo autorice la ley o se dé alguno de los supuestos enunciados en el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/1999 . El Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de perfilar los rasgos de este derecho fundamental en sus Sentencias 292 y 290, ambas de 30 de noviembre de 2000. Y no está de más recordar que también ha sido enunciado con autonomía respecto del derecho a la vida privada por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y por el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. Así, pues, lo primero que debe señalarse es que en tanto está en juego un derecho fundamental, vincula a todos los poderes públicos, incluidos los Juzgados y Tribunales. Precisamente, por eso, el artículo 230.5 de la Ley Orgánica del Poder Judicial recuerda que las garantías y derechos que protegen los datos de carácter personal han de ser observados también ante los ficheros automatizados de los órganos jurisdiccionales. Eso quiere decir, en lo que ahora importa, que no estamos ante un simple principio que se contrapone al de publicidad de las actuaciones judiciales, sino frente a un derecho fundamental que limita las posibilidades de acceso por parte de terceros a datos personales ajenos y obliga a los órganos que los custodian a no facilitarlo a quienes no cuentan con el consentimiento del afectado o no se hallan en alguna de las posiciones en que la Ley Orgánica 15/1999 lo autoriza. Es preciso observar, por otra parte, que los registros de los Juzgados no son fuentes accesibles al público en el sentido en que los define el artículo 3 j) de la Ley Orgánica 15/1999. Y que la Ley Orgánica del Poder Judicial explícitamente erige en límite al acceso a las actuaciones judiciales la protección de los derechos y libertades y, en todo caso, requiere la condición de interesado para acceder a los libros, archivos y registros (artículo 235). 48 presentase, resolviéndose sobre su pretensión en la pieza correspondiente”. Este es el criterio 24 seguido de manera uniforme por los tribunales . Sentado que no es necesaria la personación en la causa, sobre la segunda cuestión, el acceso a las actuaciones, de una manera explícita se pronuncia favorablemente la Audiencia Provincial de Pontevedra, en Auto de 2 de diciembre de 200925, cuando La Compañía Aseguradora Seguros Catalana Occidente interpone Recurso de Apelación, intentada previamente la reforma, contra la resolución del Juzgado de Instrucción que deniega las copias o información solicitada, invocando su derecho a tener tal información dada su cualidad de interesado al amparo de lo dispuesto en los arts 234 y 235 de la LOPJ . En este sentido, establece: “… aun admitiendo las restricciones procesales de las Compañías Aseguradoras, como responsables civiles impuestas por el art 764 de la LECrim que expresamente dispone que "la entidad responsable del seguro obligatorio no podrá, en tal concepto, ser parte en el proceso", estableciendo el art 24 AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro Prado. Ante el recurso de la Cia de seguros Mapfre que apela la resolución de la Juzgadora a quo que mantiene la decisión de negarle la cualidad de parte en diligencias incoadas por accidente de circulación y de no darle otra intervención que, en el momento procesal oportuno, la prevista en el artículo 764.3 de la L.E.Cr. La recurrente reivindica, por un lado su derecho a que se la tenga como parte en el proceso al tratarse de un responsable civil, por otro y en todo caso el derecho a obtener copias e información de las actuaciones, dada cuando menos su cualidad de interesado al amparo de la regulación contenida en los artículos 234 y 235 LOPJ. Respecto de la condición de parte, establece: La aseguradora responsable civil carece de legitimación para ejercitar la acción penal, limitándose su intervención a afianzar y a defenderse respecto a las pretensiones civiles por razón del contrato de seguro. El artículo 117 del Código Penal confiere a las compañías de seguros que hubieran asumido el riesgo de las responsabilidades pecuniarias derivadas del uso o explotación de cualquier bien, empresa, industria o actividad, la condición de responsables civiles directos. El artículo 764.3 de la L.E.Cr establece que "la entidad responsable del seguro obligatorio no podrá en tal concepto, ser parte del proceso, sin perjuicio de su derecho de defensa en relación con la obligación de afianzar, a cuyo efecto se le admitirá el escrito que presentare, resolviéndose sobre su pretensión en la pieza correspondiente". La imposibilidad que el precepto legal establece, de personarse las compañías aseguradoras como parte en el proceso penal, no vulnera, sea cual fuere el tipo de procedimiento, su derecho fundamental a una tutela judicial efectiva, tal como tiene reiterado el TC; por todas: SSTC 23-05-1994; 25-06-1996; 26-02-2001 ; STC 19/2002 de 28 de enero etc. En la misma línea les niega esa condición la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Así la S.T.S de 17-101991, en relación con la legitimación de la compañía de seguros para recurrir la condena penal en el recurso de casación (también de apelación) dice que: <.. el recurrente carece de legitimación procesal para formular el motivo en examen en tanto que el tema de la responsabilidad penal es ajeno a la pretensión indemnizatoria ejercitada contra la compañía de seguros recurrente, según doctrina muy consolidada y declarada por el Tribunal Constitucional (sentencias 13 mayo 1988 ) como por esta Sala, tanto más que el procesado y condenado en la instancia se ha aquietado con la sentencia ( sentencias 6 y 19 abril 1989 entre las recientes). > Así lo reitera la más reciente S.T.S de 4-02-2005 REC 2167/2003. Ha de confirmarse pues la decisión del instructor que inadmite su personamiento en calidad de parte, reservándole no obstante la intervención que previene el artículo 764.3 LECrim y por las exigencias del principio de defensa conforme a las cuales nadie puede ser condenado sin ser oído, su citación al eventual juicio oral”.En idéntico sentido el AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid Guede. También de una forma específica, sobre la exigencia de personación en las actuaciones penal, la Junta de Jueces de Córdoba exigió por acuerdo la necesidad de personación para que los abogados pudieran tomar conocimiento de las misma, acuerdo que fue mantenido por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en resolución de 14 de junio de 1991. Desestimado el recurso por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el Colegio Oficial de Abogados de Córdoba interpuso recurso de casación, resolviéndose por el Tribunal Supremo en STS, Sala 3ª, de 11 de noviembre de 1997. Ponente: Juan Antonio Xiol Ríos. En la citada sentencia se declara la no necesidad de personación para tomar conocimiento de las actuaciones cuando se tenga derecho a ello. 25 AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 2 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 487/2009. Ponente: María Nelida Cid Guede. 49 117 del CP que serán responsables civiles directos hasta el límite de la indemnización legalmente establecida o convencionalmente pactada, no cabe duda del interés de que estas gozan en cuanto obligadas al pago, responsables por mandato legal o por contrato en virtud de la relación surgida del seguro obligatorio, sin perjuicio de la entidad menor de los derechos controvertidos y la necesidad de agilizar el procedimiento, por ello, sin discutir cual es la función de la Cia Aseguradora, recogida ya en la STC 19/02 de 28 de enero , se estima, no obstante, que la misma tiene interés legítimo a efectos de obtener la información solicitada, debiendo, en tal sentido estimarse el Recurso interpuesto”. Lo cierto y verdad es que no es la única resolución que se ha encontrado, pues, obiter dicta, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra26, en cuanto al acceso a las actuaciones y la condición de interesado, en su Fundamento de Derecho Segundo establece: En cuanto al derecho de acceso a las actuaciones de conformidad con los artículos 234 y 235 LOPJ: Constituye esta cuestión la queja fundamental del recurso. El instructor deniega dicho acceso con base en la normativa de protección de datos personales, en relación con el artículo 301 de la LECRIM. La LOPJ, permite a quien ostente la condición de « i n t e re s a d o » obtener información sobre el estado de las actuaciones judiciales, examinarlas y conocer su contenido ( art. 234 ); obtener copias certificaciones o testimonios de ellas ( art. 279 ); acceder a los libros archivos y registros judiciales ( art. 235 ); y, finalmente, acceder al texto de las sentencias que, una vez pronunciadas, se encuentren depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal ( art. 266 ). Ahora bien, frente al interés de acceder a los archivos judiciales que pueda ostentarse, existen límites contemplados en el ordenamiento jurídico, por lo que no basta cualquier interés sino que en cada caso habrán de ponderarse los intereses en juego a fin de adoptar la solución oportuna. Ello lleva de inicio a afirmar la inexistencia de un acceso libre e indiscriminado a la documentación judicial (con el que además se infringirían aquellas normas de protección de datos personales específicamente contempladas en relación con diversos Archivos o Registros en los que obraran esos mismos datos cuya conocimiento hubiera sido denegado conforme a su normativa) y la consiguiente exigencia de que las solicitudes se hagan respecto a extremos determinados. En principio habrá de estimarse la existencia de la cualidad de interesado, a quienes la precisen para hacer valer sus derechos e intereses legítimos ante los Tribunales, pues de otro modo verían afectado su derecho fundamental a obtener la tutela de aquéllos sin indefensión. 26 AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro Prado. 50 Claro está, que toda esta cuestión proviene de la obligación de las compañías de seguros de indemnizar o consignar a efectos de evitar los intereses del art. 20 de la Ley del Contrato de Seguro (LCS). Sin embargo, esta postura no es la única alternativa, pues el art. 20 LCS supone una ventaja para el perjudicado en la medida que el retraso a la compañía aseguradora en su obligación de consignar que hace que a la cantidad a indemnizar deba sumársele un determinado tipo de interés más gravoso para la compañía. Esa ventaja legal hace que se le pueda exigir una colaboración por parte del perjudicado. En consecuencia no habría ningún inconveniente en que la compañía de seguros, con intención de consignar o abonar una determinada cantidad en concepto de indemnización, pueda requerir al lesionado para que o bien le aporte cuantos partes de lesiones tenga en su poder o bien le autorice para el acceso a los partes de lesiones que puedan encontrarse no sólo en los expedientes judiciales sino incluso también en los respectivos hospitales por, además de existir un parte de urgencia, exista una continuación del tratamiento médico. Se podría entender que es menos lesivo, desde el punto de vista de sopesar los derechos en juego, pedir esos partes de lesiones al perjudicado que sí tiene un derecho de acceso a esa causa, que permitir el acceso de la compañía de seguros a un parte de lesiones que puede afectar a la intimidad de las personas. Es más, conforme a lo dispuesto en el art. 7 LOPD, son datos especialmente protegidos “los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual que sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una ley o el afectado consienta expresamente”. En consecuencia, una segunda alternativa, y por los motivos expuestos es que, en la medida en que el parte de lesiones contiene datos referidos a la salud del lesionado, se le pueda limitar el acceso al interesado, y, en todo caso, modular. Si ya se ven dificultades en el acceso a un parte de lesiones, más se verán en un informe de autopsia en el que las compañías de seguros piden una copia de la misma. Al igual que sucedía con respecto al parte de lesiones, parece que quien tiene la condición de interesado de manera directa es el propio familiar que hace la reclamación a la compañía de seguros, y que, por tanto, será quien podrá, en su caso autorizar a la compañía de seguros a obtener una copia. 3.6.- PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LAS ACTUACIONES27 27 Sobre esta cuestión se puede consultar la Instrucción sobre información acerca del estado o contenido de procedimientos judiciales, dictado por el Ilmo. Sr. Secretario de Gobierno de la Comunidad Valenciana en el Expediente Gubernativo 52/07, de 18 de junio de 2007. 51 Tan importante es la legitimación para acceder al expediente como las formas de hacerlo, pues de esta manera se lleva a cabo la salvaguarda de ese derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen así como el derecho a la protección de los datos de carácter personal. Las Leyes y los Reglamentos hablan de tres formas mediante las cuales se puede tener conocimiento: testimonio, certificación y exhibición. La cuestión es cuándo procede una y otra y el trámite, con unas garantías suficientes, que se debe seguir para el control de acceso. De ahí que en la primera formulación que debamos hacernos es quién y cómo se controla el acceso legítimo a los expedientes judiciales. El trámite para obtener el acceso a las actuaciones es un trámite de naturaleza gubernativa, no tiene naturaleza procesal, no se realiza en el marco del proceso judicial, sino ante la Secretaría del juzgado correspondiente28, en un procedimiento independiente. Es precisamente sobre esta materia sobre la que existen una serie de lagunas insalvables por vía de la interpretación, por lo que hubiese sido más acertado especificar los trámites que deberán seguirse para facilitar o rechazar el acceso29. 3.6.1.- El Secretario Judicial y el control de acceso La LOPJ y seguida por las distintas leyes procesales y una serie de reglamentos, el reglamento 1/2005 de los Aspectos accesorios de las actuaciones judiciales y el R. D. 937/ 2003, de 18 de julio, de Modernización de los archivos judiciales, atribuye al Secretario Judicial esta competencia. La primera de las leyes nombradas la LOPJ en su art. 234 establece que “serán los secretarios y funcionarios competentes de la oficina judicial, las personas con capacidad para facilitar a los interesados que tengan la correspondiente legitimación la información que solicite sobre el estado de las actuaciones, además quien acredite ese interés también tendrá derecho a obtener copias simples de escritos y documentos que consten en autos, siempre y cuando no estén declarados secretos”. En términos muy similares, la LEC en el art. 140.1, se designan a los Secretarios Judiciales y personal competente como los funcionarios con capacidad para facilitar la información a quienes tengan ese interés. 28 Así parece desprenderse del AAP de Pontevedra, Sección 1ª, Auto Nº 126/2008. Ponente: Francisco Javier Menéndez Estebanez. 29 Sobre el procedimiento: CALDERÓN CUADRADO, M. P.: “El acceso a libros, registros…”. Op. cit., pág. 2185-2188, tramitación que ya califica en su epígrafe de “defectuosa”. 52 El desarrollo de todos estos preceptos se encuentra en el art. 4 del Reglamento de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, estableciéndose como “corresponde a los secretarios de la oficina judicial, facilitar a los interesados, el acceso a los documentos judiciales a que se refieren los dos artículos anteriores”, para, a renglón seguido, establecer el procedimiento. Y el art. 5 del citado reglamento establece que “los Secretarios y funcionarios competentes de la Oficina judicial facilitarán a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, que podrán examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido declaradas secretas conforme a la Ley”. Por último, el art. 7 del Real Decreto de Modernización de los archivos judiciales, otorga también al Secretario del Juzgado o Tribunal la competencia para decidir sobre el acceso a las actuaciones a los interesados, en los siguientes términos: “Corresponde al secretario del juzgado o tribunal respectivo facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos o procedan de éstos, en la forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. En atención a toda esta normativa, en la actualidad es el Secretario judicial a quien se atribuye la competencia para valorar y decidir el acceso a los expedientes y la forma de hacerlo, tanto en atención a que exista una resolución judicial que haya declarado la reserva o el secreto como si no la hay. Decisión que habrá adoptarse en el marco de un procedimiento con una serie de recursos. La primera de las conclusiones es que, tras un largo periodo de vacío legal en el cual no existía trámite alguno que regulase el acceso a las actuaciones, se atribuye al Secretario Judicial esta competencia de manera exclusiva e independiente30. El fundamento a la hora de otorgar la misma ha sido que el Secretario Judicial es, de un lado, el único competente para dar fe pública con plenitud de efectos, así como el responsable de la función de documentación y custodia de autos y expedientes31. La custodia no sólo debe entenderse en sentido material sino también intelectual, y ese ha sido el argumento para otorgar a quien se le atribuye la función de la formación de documentos y custodia de los mismos, la competencia para decidir quién tiene o no tiene acceso, quien está legitimado y valorar si se da ese interés del que hablan las leyes, y ponderar los derechos en conflicto. La normativa específica sobre esa materia se encuentra al referirse a las distintas competencias que la LOPJ atribuye al cuerpo de Secretarios Judiciales en su capítulo II del Título II, del Libro V, que lleva por epígrafe “De las funciones de los Secretarios 30 AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro Prado. En idéntico sentido el AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid Guede. 31 En este sentido el AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid Guede. 53 Judiciales. Concretamente, el art. 454.1 establece como “los Secretarios Judiciales son responsables de la función de documentación que les es propia, así como de la formación de los autos y expedientes, dejando constancia de las resoluciones que dicten los jueces y magistrados, o ellos mismos cuando así lo autorice la Ley”. En ese mismo precepto, en el apartado cuarto establece como “facilitarán a las partes interesadas y a cuanto manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas”. Por último, el art. 458 atribuye al Secretario judicial la responsabilidad del Archivo Judicial de Gestión. 3.6.1.1-. El secretario Judicial como titular exclusivo del control de acceso La primera cuestión que debe ser objeto de análisis es si, además del Secretario Judicial, existe algún otro funcionario en las oficinas judiciales con competencia para el control de acceso. La LOPJ y la LEC hablan de Secretario Judicial y personal competente, por lo que en principio debe ser una Ley o Reglamento la que concrete o atribuya competencia a ese funcionario que, en principio, se encuentra indeterminado en esas leyes. Si acudimos a los distintos reglamentos que han servido de desarrollo a estas leyes nos encontramos, en primer término, con el Reglamento de Actuaciones Judiciales, de él se desprende que debe distinguirse entre dos tipos de publicidad, la publicidad de las actuaciones que se realizan a lo largo del proceso, sobre las que el Reglamento se remite a la LOPJ, y las actuaciones incorporadas a un libro, registro o archivo, que sí es objeto de regulación atribuyendo la competencia de control de acceso al Secretario Judicial, conforme al art. 4.1 del citado reglamento. Además del propio reglamento de Aspectos Accesorios, el Real decreto de 18 de julio, de Modernización de los archivos judiciales, dictado para, según su preámbulo, “fijar un sistema de gestión y custodia de la documentación judicial por el que se descongestionen los diferentes juzgados y tribunales otorgando a cada uno de ellos su propio archivo en el que clasificar y custodia todos aquellos expedientes que se encuentren en tramitación”, al regular el acceso a la documentación del Archivo Judicial de Gestión en el art. 7, atribuye al Secretario Judicial en exclusiva la competencia para facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos de gestión. Sentado que no existe desde el punto de vista legal más funcionario que el Secretario Judicial, es preciso determinar si al referirse a personal competente de la oficina judicial se está haciendo alusión a un funcionario o funcionarios designado por el propio Secretario Judicial. Es esta la interpretación de la que soy partidario, por entender que es el propio Secretario Judicial, en el ámbito de las funciones que le son propias y que son de su exclusiva competencia (respecto del Juez o Magistrado respectivo), quien podrá dictar las órdenes e instrucciones para el acceso por interesados al expediente judicial. Así se desprende de los artículos 454 y 457 LOPJ. 54 3.6.1.2.- El Secretario Judicial y la competencia funcional Establecido que corresponde al Secretario Judicial la competencia sobre el control de acceso, es menester determinar a qué concreto Secretario Judicial corresponde, para de esta manera saber a quién debe dirigirse la solicitud. La regulación se encuentra en el artículo 4 del Reglamento de Aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta lo dispuesto en el Real Decreto de Modernización de los Archivos Judiciales, en la medida en que éste implanta un sistema de gestión de archivos judiciales, clasificando los archivos en: Archivos judiciales de Gestión, Archivos Judiciales Territoriales y Archivo Judicial Central. Conforme al art. 4 del Reglamento de aspectos accesorios, la solicitud debe hacerse presentarse en la Secretaría del Órgano Judicial, siendo el Secretario Judicial de la oficina en que se encuentre el documento el competente para decidir sobre la solicitud32. A partir de aquí hemos de acudir al Reglamento de Modernización de los Archivos Judiciales y distinguir en qué archivo, de los que allí se establecen, se encuentra el expediente o documento. En primer término, si el documento se encuentra en el Archivo Judicial de Gestión, corresponde al Secretario Judicial de ese Archivo la decisión, con independencia de que su gestión se haya podido atribuir a un Servicio Común33. Es decir, corresponde en exclusiva al Secretario Judicial de la Oficina Judicial a la que pertenece el documento. En segundo término, si los expedientes han sido remitidos al Archivo Judicial Territorial34, la petición de acceso se dirigirá o bien al Secretario Judicial designado al efecto para la ordenación, custodia y conservación de ese Archivo, o bien al Secretario 32 Art. 4.2 RAA: “Quienes estén interesados en acceder a los documentos a que hacen referencia los dos artículos anteriores, presentarán la solicitud por escrito en la Secretaría del órgano judicial, precisando el documento o documentos cuyo conocimiento se solicita y exponiendo la causa que justifica su interés. La solicitud será resuelta en el plazo de dos días mediante acuerdo del Secretario de la unidad de la Oficina judicial en que se encuentre la documentación interesada…”. 33 Conforme al art. 5.2, párrafo segundo: “Asimismo, para una mejor gestión y teniendo en cuenta las circunstancias concurrentes en cada caso, podrá encomendarse a un Servicio Común que atienda los Archivos Judiciales de Gestión de diferentes salas o secciones de uno o más tribunales, o de varios juzgados”. 34 En cuanto a la remisión de los procedimientos o expedientes al Archivo Territorial, conforme al art. 5.2 del Reglamento de Modernización, “Transcurridos cinco años desde la incoación de los procedimientos o expedientes gubernativos, aquellos asuntos que no estuvieren pendientes de actuación procesal alguna, tanto en fase declarativa como de ejecución, podrán ser remitidos para su conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial que le corresponda, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 15. Excepcionalmente, el plazo anterior podrá ser reducido cuando el espacio disponible aconsejara que el período de permanencia en el Archivo Judicial de Gestión fuera menor. Los procedimientos con sentencia firme o cualquier otra resolución que ponga fin a éstos podrán ser remitidos para su conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial transcurrido un año desde la firmeza de la resolución, salvo que deba procederse conforme a lo dispuesto en el artículo 15”. 55 Judicial al que corresponde la documentación archivada. En el primer supuesto el Secretario Judicial Territorial decidirá conforme a la normativa35, mientras que si la solicitud viniese autorizada por el Secretario Judicial al que corresponde la documentación, el Secretario del Archivo Judicial Territorial se limitará a facilitar la información de que se trate mediante exhibición, entrega de testimonio o de la certificación autorizada, conforme al art. 11.4. Es decir la competencia para decidir la tienen en este caso ambos secretarios, el Secretario Judicial del Archivo Territorial y el Secretario Judicial de la Oficina Judicial a la que pertenece el documento o expediente. La competencia viene determinada por el solicitante a la hora de presentar la solicitud, quien podrá optar por una u otra sin ningún tipo de condicionamiento. Por último, si la documentación archivada se encuentra en el Archivo Judicial Central, la petición de acceso se dirigirá o bien al Secretario Judicial designado al efecto para la ordenación, custodia y conservación del Archivo Central, o bien al Secretario Judicial al que corresponde la documentación archivada, con iguales efectos y condiciones que veíamos para los casos en que la documentación se encontrase en el Archivo Territorial. 3.6.2.- Forma y requisitos de la solicitud Hay que acudir al Reglamento de Actuaciones Judiciales, ya que es éste, de forma exclusiva, el que hace referencia a esta cuestión; ni la LOPJ, ni las leyes procesales o el Reglamento de Modernización se refieren a ello. La solicitud, conforme al citado Reglamento, deberá presentarse por escrito, directamente por el interesado o a través de persona intermedia, sin necesidad de exigírsele la participación de abogado y procurador. En cuanto a los requisitos que se deben hacer constar en el escrito son, de un lado, la identificación completa de la persona que solicita el documento así como la justificación del interés concreto que motive su solicitud, de igual manera expondrá de una manera también precisa el documento o documentos que solicite. De lo dicho se desprende que no basta una petición genérica sino que se debe buscar algo concreto del expediente, y todo ello con independencia de la naturaleza del procedimiento, civil, penal, contencioso, laboral, etc. La finalidad es valorar si existe o no existe ese interés del que habla la ley. 35 El art. 11.3 RMAJ, establece: “De conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, quienes hubieran sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo podrán acceder a los documentos judiciales que se encuentren en el Archivo Territorial o Central mediante solicitud al secretario responsable del archivo de que se trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos, en la forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. 56 Dicha solicitud deberá ser resuelta por el Secretario Judicial, teniendo un plazo de dos días para ello. No obstante, si existe algún defecto de forma o se precisa alguna aclaración para resolver, nada impide para que el Secretario Judicial requiera al solicitante para que subsane o aclare tal extremo. La resolución deberá no sólo resolver sobre el acceso en cuestión, sino también la forma en que procede, exhibición, copia, certificación, etc. Se puede denegar la entrega de una copia por contener determinados datos que han de ser tratados y que no tienen nada que ver con la petición, pero sí conceder la información solicitada. El solicitante, transcurridos dos días sin haber recibido comunicación alguna, podrá entender que su solicitud ha sido denegada. Se trata de un silencio de carácter negativo, lo cual no significa que si pasado este plazo no se ha resuelto por el Secretario Judicial el solicitante no pueda reiterar su petición en vez de acudir directamente a la vía del recurso, sino que se le permite entender que su solicitud ha sido rechazada. Pero esto no significa que el Secretario Judicial, pasados dos días no pueda resolver, su obligación persiste. 3.6.3.- Forma de la resolución del Secretario Judicial. La resolución del Secretario Judicial adoptará la forma de “Acuerdo”. En primer término, se trata de una cuestión de carácter administrativa y no de carácter procesal. De ahí que el régimen para resolverse las mismas sea distinto. No obstante, y respecto de las decisiones que adopten los Secretarios Judiciales en el ejercicio de sus competencias la Ley Orgánica del Poder Judicial establece las diligencias de ordenación y los decretos como únicas resoluciones que pueda dictar. Sin embargo, lo bien cierto es que dichas resoluciones se contemplan dentro del artículo 456 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dentro de las funciones de los Secretarios Judiciales relativas al impulso del proceso. Así el encabezamiento de dicho precepto reza: “El Secretario Judicial impulsará el proceso en los términos que establezcan las leyes procesales”. Los reglamentos respectivos utilizan la expresión “acuerdo”; así el Reglamento sobre Aspectos Accesorios, en el Art. 4.3 dice: “Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de procedimiento, el acuerdo denegatorio del Secretario Judicial…”. Dado que la resolución que se adopta queda fuera del proceso, debe adoptar la forma de “acuerdo”36, para diferenciar dicha resolución de carácter administrativo de las resoluciones adoptadas en el marco de un proceso. En cuanto a la estructura del 36 En este sentido, ESCUDERO MORATALLA, J. F. y FRIGOLA VALLINA, J.: “La nueva facultad atribuida…”. Op. Cit. Pág. 757. 57 acuerdo, máxime cuando se deniegue o limite de alguna forma el acceso deberá ser motivado. 3.6.4.- Recursos contra la decisión del secretario judicial Sólo los Reglamentos aluden a esta cuestión, aunque el decisivo es el Reglamento de Aspectos accesorios en la medida en que en el de Modernización, pese a que hace referencia, se remite al primero de ellos en lo relativo a la forma y los requisitos. Frente a la resolución del Secretario Judicial cabe interponer recurso de revisión. Resuelta la solicitud de manera negativa, si optase por la vía del recurso, el mismo debe interponerse en el plazo de tres días a contar desde el momento en que se le haya notificado la denegación a su petición. El órgano competente para resolverla es el Juez o Presidente del Tribunal de la oficina judicial al que corresponda la documentación, con independencia de que la decisión la haya adoptado el Secretario Judicial del Archivo Judicial de Gestión, del Archivo Judicial Territorial o del Archivo Judicial Central. Es decir, sólo hay, al contrario de lo que ocurría con el Secretario Judicial, un Juez con competencia para resolver, el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la documentación37. La explicación hay que buscarla en que, al contrario de lo que sucede en cada oficina judicial de gestión en la que hay un Juez o Presidente, en los Archivos Territoriales y Centrales, el encargado de la ordenación, custodia y conservación será un Secretario Judicial, sin que en los mismos exista la figura del Juez. Pese a que nada se dice referente al órgano ante el que se dirige el recurso, entiendo que debe interponerse ante el Secretario Judicial que dictó la resolución recurrida, quien remitirá todo lo actuado al Juez o Presidente del Tribunal del órgano judicial al que corresponda la documentación para que resuelva. En este caso, la Juez o Presidente del Tribunal adoptará la forma de acuerdo, con una estructura similar a la de los “autos”. Contra la resolución del Juez o Presidente se podrá interponer recurso de alzada ante el Consejo General del Poder Judicial. En los casos en que se decida definitivamente respecto de una solicitud, es decir, una vez analizados si reúnen todos los requisitos, frente a la decisión denegatoria se 37 El art. 12.3, in fine, establece: “En el caso de que el secretario judicial denegase el acceso a los documentos, el acuerdo denegatorio será revisable por el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la documentación, de acuerdo con lo prevenido en el apartado tercero del artículo 4 del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. 58 deberá emplear la vía del recurso y pasados los plazos establecidos dicha decisión obtendrá la condición y carácter de firme si en tiempo no se ha interpuesto el preceptivo recurso. Sin embargo, es posible que la denegación sea motivada por motivos de forma. En este supuesto la petición podrá reiterarse con posterioridad, en la medida en que la decisión adoptada no entrara a conocer del fondo de la petición. Así, por ejemplo, en el caso en que la petición se haya solicitado en nombre de otra persona sin llegar a acreditar que se actuaba en nombre de ese tercero, o bien cuando no se haya aportado el documento justificativo en que basa su causa38. 3.7.- CONCLUSIONES • • • • • 38 Nuestro legislador distingue claramente entre la publicidad de las actuaciones, del acceso al expediente y registros judiciales. En la primera es donde se realiza el control democrático de la justicia por parte de los ciudadanos y está limitada al acto de celebración del juicio y la lectura de la sentencia. Por el contrario, el acceso a las actuaciones judiciales se encuentra limitado, de un lado a las partes, y de otro lado a los interesados, sin que en ningún caso exista un acceso indiscriminado a las actuaciones judiciales. El motivo de la limitación del acceso a las actuaciones judiciales se encuentra en la información sensible que aparece o puede aparecer en los expedientes judiciales. Esta información puede llegar a afectar, de un lado al Derecho al honor, intimidad personal y familiar y propia imagen, y de otro, al Derecho Fundamental de protección de datos de carácter personal. Ha sido reciente la consideración de manera autónoma por parte del Tribunal Constitucional del derecho a la protección de los datos de carácter personal como un Derecho Fundamental y distinto a los derechos fundamentales relativos al honor, intimidad y propia imagen. Para la protección de estos derechos se ha establecido un control de acceso a los expedientes. En ese control de acceso es fundamental la figura del Secretario Judicial a quien se le atribuye la custodia no sólo material de los expedientes sino del contenido intelectual de los mismos. El Secretario Judicial, de manera autónoma e independiente, deberá valorar, en primer término, si la persona que solicita el acceso tiene un interés personal, directo y concreto sobre el objeto del proceso o el documento al que se refiere el acceso. Con ello verifica si la persona que solicita el acceso está legitimada para el mismo. La segunda de las valoraciones a efectuar por el Secretario Judicial será si, a la hora de permitir ese acceso por una persona que esté legitimada, se podrían vulnerar dos tipos de derechos fundamentales, en primer Así parece desprenderse del AAP de Pontevedra, Sección 1ª, Auto Nº 126/2008. Ponente: Francisco Javier Menéndez Estebanez. 59 • • término los relativos a la intimidad personal y familiar, el honor y la propia imagen, y, en segundo lugar, el derecho a la protección de datos de carácter personal. El Secretario Judicial velará con especial cuidado la protección de estos derechos fundamentales que deben ser tenidos en cuenta por todas Administración Pública en el ejercicio de sus funciones. Esto supone una especial cautela en sus decisiones. En materia de acceso a las actuaciones, el Secretario Judicial podrá dictar las oportunas instrucciones que servirán de directrices a los funcionarios destinados en la oficina judicial a su cargo para la materialización de la forma de acceso. 60 4.- EL ACCESO A LA INFORMACION JUDICIAL POR PARTE DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL 4.1.- TRANSPARENCIA JUDICIAL, DERECHO A LA INFORMACION Y PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Un Juzgado de Instrucción, que investiga un fraude alimentario, ordena la detención de un importante empresario, el registro de la sede social de la empresa y la incautación de los productos de determinada marca comercial. Una Audiencia Provincial condena al autor de varios homicidios cometidos en el transcurso de un atraco a un banco con rehenes. Un Juzgado de Familia concede la adopción de un menor a una pareja de famosos actores. Un Juzgado de lo Social desestima la demanda de despido improcedente de un alto directivo de una entidad bancaria, que reclamaba una indemnización millonaria. Un Juzgado de lo contencioso administrativo ordena la demolición de un inmueble propiedad de quien fue alcalde de la población donde se encuentra. Un Juzgado Mercantil admite la declaración de concurso de una empresa constructora con cientos de promociones en marcha en todo el territorio nacional… Todas estas historias (no reales) podrían ser noticias que, por distintas razones, interesarían a determinados sectores de la sociedad. Pero, ¿tienen derecho a conocerlas?, ¿tiene la prensa derecho a informar sobre ellas?. Y en el caso de respuesta afirmativa, ¿dónde están los límites de estos derechos? 4.1.1.- Derecho a la intimidad vs. derecho a la información. La Constitución Española recoge: en el artículo 18, el derecho a la protección de los datos de carácter personal; en el artículo 20, el derecho a la libertado de prensa; y en el artículo 120, el principio de publicidad de las actuaciones judiciales. Tres derechos y principios de difícil conciliación: los procedimientos judiciales, sobre todo los penales pero no sólo, tienen un especial interés para la población (es impensable un programa informativo o un periódico en el que no aparezcan varias referencias a procedimientos judiciales), pero la difusión de esta información puede provocar efectos indeseables, como el sometimiento a juicios paralelos en los que no se respetan derechos tan básicos como la presunción de inocencia, la intromisión en la intimidad de las personas, o la difusión de datos de carácter personal protegidos legalmente. En efecto, la protección de datos se ha convertido en un derecho fundamental recogido en las Constituciones más modernas de Europa, en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, etc. La jurisprudencia de los distintos tribunales ha contribuido a agilizar y actualizar la protección de datos al escenario cada vez más dominado por las nuevas tecnologías. El desarrollo legislativo y jurisprudencial se centra fundamentalmente en la protección de datos de las personas frente a la administración, en su sentido más amplio. ¿Cuando se pueden intervenir comunicaciones telemáticas? ¿A que datos puede tener 61 acceso la administración? ¿Cuanto tiempo puede conservarlos? ¿Como se garantiza su destrucción…? Evidentemente, el tráfico de información sobre los particulares supone un riesgo en la protección de otros derechos fundamentales más directamente relacionados con la labor informativa. Cuando el Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre el artículo 18 de la CONST ha puesto de manifiesto que la protección de datos no es ilimitada. En definitiva ha indicado que como en el caso de la restricción de derechos fundamentales deberán ponderarse otros factores. Así se argumenta que “la constitucionalidad de cualquier medida restrictiva de derechos fundamentales viene determinada por la estricta observancia del principio de proporcionalidad”. En la sentencia 14/2003, el Tribunal Constitucional otorga amparo a un demandante por violación del artículo 18.4 (aunque planteó que se vulneró el 18.1) porque la Jefatura Provincial de la Policía de Valladolid difundió a diversos medios de comunicación la fotografía que le fue tomada el día de su detención en las dependencias policiales con destino a su ficha policial. Entre otras cosas porque no existía una razón que resultara proporcional a la restricción de la protección de archivos informáticos en manos de la policía. Es decir, no existía un interés superior. La lectura, como siempre que se producen colisiones de los derechos fundamentales, está dominada por los criterios de proporcionalidad. Y es especialmente favorable al derecho a la información. También hace referencia a ese criterio de proporcionalidad la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 16 de Madrid, de 18 de diciembre de 2.009, que condenó a dos periodistas de la Cadena SER por considerarlos autores del delito de revelación de secretos con la atenuante de obrar en ejercicio de un derecho, el de informar. Los hechos considerados probados consisten en que, en cuanto director y subdirector de la Cadena SER, cedieron a la sociedad SER los nombres y apellidos, domicilio y afiliación política al Partido Popular de 78 vecinos del municipio de Villaviciosa de Odón, datos obtenidos de personas que no quisieron identificar en virtud de su derecho al secreto profesional. La citada relación era de uso exclusivo del partido y los afectados no consintieron el uso que le dieron los condenados. La sentencia se extiende sobre el contenido del derecho fundamental a la protección de datos personales y cita la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 6 de junio de 2.006 (caso Segerstedt-Wiberg y otros contra Suecia) según la cual el almacenamiento de información sobre la afiliación y las actividades políticas constituye una interferencia en el derecho a la vida privada. Seguidamente subsume en el artículo 197 del Código Penal los hechos antes mencionados y concluye que unos profesionales de la información experimentados como los condenados no pueden desconocer que hay datos personales a los que, por su naturaleza, no tienen derecho a acceder ni a publicar o ceder para su publicación. Y si bien constata que no se propusieron perjudicar a los afectados, terminaron aceptando ese resultado. Acoge la sentencia la tesis del Ministerio Fiscal para el que debía apreciarse la eximente incompleta de obrar en el ejercicio de un derecho y dice que las posibles irregularidades en la afiliación al partido y su relación con la corrupción urbanística, siendo ciertamente un hecho noticiable, aporta un principio de justificación. Ahora bien, no es plena porque para ello hubiera sido necesario que la publicación de la identidad de las personas afectadas hubiera sido 62 imprescindible para informar a la opinión pública. Pero esa necesidad no se daba en este caso. Uno de los últimos ejemplos respecto de lo expuesto lo constituye la sentencia 547/2011, de 20 de julio, del Tribunal Supremo cuyo ponente fue el Magistrado Juan Antonio Xiol Ríos. La Sala Primera resolvió en ella un recurso de casación en materia de derechos fundamentales. Los hechos objeto de enjuiciamiento parten de la demanda interpuesta por un particular contra el diario La Región, S.A., por la publicación los días 5 y 18 de noviembre de 2004 de dos artículos referentes al demandante como implicado en un procedimiento penal por maltrato familiar, al incluir una fotografía del demandante el día del juicio en la puerta de la sala de vistas y publicar su nombre, apellidos y edad. Esta demanda fue desestimada en Primera Instancia, siendo confirmada por la Audiencia Provincial. El fallo del Tribunal Supremo desestima el recurso de casación interpuesto por el particular. En la resolución se parte de la prevalencia de la libertad de información en un Estado democrático de Derecho, indicando que esa prevalencia ha de mantenerse en el caso concreto al haberse ejercitado dicho derecho de forma legítima por ser la noticia veraz y de relevante interés público. Se reitera la doctrina de la Sala relativa a que, cuando los delitos tienen extraordinaria importancia y trascendencia social, está justificado no sólo el interés público especial de la información, sino incluso el que se expresen los datos de identidad de los detenidos, en lugar de las simples letras iniciales de su nombre y apellidos, considerando la Sala que los actos de maltrato físico y psicológico son una cuestión socialmente relevante y de interés para la comunidad. Ordóñez Solís, tras analizar la ley de protección de datos, las garantías al derecho fundamental del que se ocupa, la jurisprudencia de distintos tribunales, desde el Tribunal de Estrasburgo hasta el Tribunal Supremo español, pasando por el Tribunal de Luxemburgo y el Tribunal Constitucional español, entiende que, en efecto, el derecho a la protección de datos no tiene carácter absoluto, como acabamos de ver en el ejemplo citado, y “debe ponderarse su aplicación en relación con otros derechos fundamentales y otras exigencias de una sociedad democrática”. De hecho, la historia más reciente ha evidenciado como ciertamente un derecho fundamental como la restricción del derecho a la protección de datos ha sido amparada por un interés superior. Así ha sido tras los atentados de Nueva York, de Madrid y de Londres en lo que se refiere a la conservación de datos en la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas. De igual modo ha sucedido en la lucha contra los delitos de los derechos de propiedad intelectual, en lo que a las descargas ilegales a través de Internet se refiere. Es decir, algunos Estados sacrifican el derecho a la protección de datos atendiendo a la proporcionalidad de otros derechos a proteger. Uno de los ejemplos a citar es la información que se facilita en una vista pública sobre el acusado (identidad concreta, DNI, en ocasiones números de teléfono, cuentas bancarias, afiliación a la seguridad social, inversiones…). La publicidad que exige la Constitución Española sobre las vistas públicas así como sucesivos acuerdos de Salas de Gobierno y el Protocolo de Comunicación del Consejo General del Poder Judicial favorecen el derecho a la información frente otros derechos personales, incluido el que queda recogido en la Ley Orgánica de Protección de Datos. 63 Los principios de la ilustración son los que dominan el cambio de los sistemas judiciales en los dos últimos siglos. Es el cambio de la inquisición (una justicia oscura, de puerta cerrada y sin intervención del pueblo) a un poder del Estado sujeto, como el resto, al control por parte del pueblo. La Carta de Derechos del Hombre y del Ciudadano (Francia, 1789) recogía en su artículo 11: “La libre comunicación de pensamiento y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; todo ciudadano podrá hablar, escribir, imprimir libremente, sin perjuicios del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley”. Entonces era una defensa de un derecho personal. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) recogió: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión”. Kant, Konrad Hesse o Norberto Bobbio son algunos de los que han desarrollado completos análisis sobre la importancia de la transmisión de información como elemento fundamental para asentar los sistemas democráticos. El artículo 9.3 de la CONST es, según varios autores, como Vicente J. Navarro Marchante en El derecho a la información audiovisual en los juicios, una referencia indudable de que los poderes públicos deben atender a los mecanismos preferentes que tienen los ciudadanos para obtener información y conocer las opiniones de los demás. Y, como el mismo autor señala, “el principal instrumento para influir en la opinión pública son los medios de comunicación de masas”. La colisión entre libertad de información y derecho a la protección de datos personales es frecuente, pues entra en la lógica de las relaciones jurídicas que surgen del ejercicio de los derechos que reconoce el ordenamiento jurídico. La Directiva 95/46 dedica su artículo 9 a esta cuestión, indicando que “en lo referente al tratamiento de datos personales con fines exclusivamente periodísticos o de expresión artística o literaria, los Estados miembros establecerán, respecto de los disposiciones del presente capítulo, del capítulo IV y del capítulo VI, exenciones y excepciones sólo en la medida en que resulten necesarias para conciliar el derecho a la intimidad con las normas que rigen la libertad de expresión”. El Tribunal Constitucional, como resolvió en la sentencia 6/1981, insiste en que las libertades informativas, además de ser un derecho fundamental, tienen la imprescindible función de garantizar la existencia de una opinión pública libre como sustento del sistema democrático. ¿Cuándo el derecho a la información está por encima de otros derechos fundamentales como los recogidos en el artículo 18 de la CE? La respuesta es el interés general. Pero, ¿qué se entiende por interés general? La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha fijado que el derecho a la información, por ser elemento imprescindible para la existencia de una opinión pública libre que es base del sistema democrático, tiene cierta prevalencia sobre los derechos de la personalidad, siempre que se trate de información veraz y sea de interés general o interés público, en el sentido de ser relevante para la comunidad. 64 En relación a la veracidad de la información hay que indicar que la libertad de información, cuando comporta la transmisión de noticias que redundan en descrédito de la persona, para que pueda prevalecer sobre el derecho al honor exige que la información cumpla ese requisito de veracidad, a diferencia de lo que sucede con la libertad de expresión, que protege la emisión de opiniones y no se presta a una demostración de exactitud (STC 50/2010 de 4 de octubre). Por veracidad debe entenderse el resultado de una razonable diligencia por parte del informador para contrastar la noticia de acuerdo con pautas profesionales ajustándose a las circunstancias del caso, aun cuando la información, con el transcurso del tiempo, pueda más adelante ser desmentida o no resultar confirmada (SSTC 139/2007, 29/2009). Información veraz significa pues información debidamente contrastada o comprobada, según los cánones de la profesionalidad informativa, excluyendo invenciones, rumores o meras insidias (SSTS 19 de julio de 2.004, 18 de octubre de 2.005 y 9 de marzo de 2.006) No se exige una veracidad absoluta o plena, ya que si, por un lado caben errores o desviaciones que no alteren la verdad esencial de la afirmación (SSTS de 25 de enero de 2.002 y 19 de julio de 2.004), porque la veracidad exigible no es sinónima de verdad objetiva e incontestable y no equivale a realidad incontrovertible de los hechos, por otro lado, es suficiente que la información obtenida y difundida sea el resultado de una búsqueda que asegure la seriedad del esfuerzo informativo (SSTS 6 y 9 de julio y 2 de septiembre de 2.004, 18 de octubre de 2.005 y 9 de marzo de 2.006), lo que exige que la fuente sea fidedigna, seria o fiable (STS de 22 de julio de 2.004). Por tanto es necesario que concurra un específico deber de diligencia en la comprobación de los hechos que debe ser proporcionado a la trascendencia de la información, para no defraudar el derecho de todos a recibir una información veraz (STC 139/2007). Para valorar la veracidad de la información debe ponderarse el respeto a la presunción de inocencia, a la que no se opone la difusión de una información relativa a la apertura de una investigación policial y judicial contra el autor de un presunto delito que puede afectar al interés público (STC 129/2009 y SSTS de 16 de marzo de 2.002 y 12 de noviembre de 2.008). Por interés general se entienden aquellas informaciones o datos trascendentes para influir en la opinión pública. De esta máxima se desprende que aquellas informaciones que no son de interés general no serán protegidas si vulneran otros derechos. El Tribunal Constitucional ha señalado que son de interés general, por ejemplo, el mal funcionamiento de organismos públicos, la seguridad del tráfico, actividades terroristas que afectan al sistema democrático, acontecimientos de interés general (como el Campeonato Mundial de Fútbol), el origen y la evolución de un mal como el SIDA, enfrentamientos entre particulares por cuestiones como el nudismo, la homosexualidad, la violencia sobre la mujer, el abuso de menores; abusos en los derechos laborales, de extranjería, violaciones de las libertades sexuales, discriminaciones, delitos como el tráfico de drogas, estafas, homicidios, incendios, robos… Pero no sólo el fondo, sobre el que cabrían muchas otras materias a reseñar, es importante para determinar el interés público. También lo es el sujeto interviniente: personaje público o persona con notoriedad pública. Se considera personaje público aquel cuya conducta, imagen y/o opiniones están sometidas al escrutinio de los ciudadanos, que tienen interés legítimo, garantizado por el derecho a recibir información del artículo 20.1.d de la CONST. 65 Por lo tanto, al plantearnos la colisión entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información, para proclamar la prevalencia de éste se requiere que la noticia publicada, además de veraz, verse sobre hechos de interés general, con trascendencia política, social o económica. En la ponderación de los hechos, a estos efectos, son circunstancias relevantes la materia de la información, su interés público, su capacidad de contribuir a la formación de una opinión pública libre, el carácter público o privado de la persona objeto de la información, así como el medio de información, es decir, si se ha difundido a través de medio de comunicación social. Lo informado debe resultar de interés público, pues sólo entonces puede exigirse de aquellos a quienes afecta o perturba el contenido de la información que, pese a ella, la soporten, en aras, precisamente, del conocimiento general y difusión de hechos y situaciones que interesen a la comunidad. En este sentido el Tribunal Supremo tiene establecido (entre otras STC 167/1987, reiterada en SSTC 105/1990 y 176/1995 entre otras) que la técnica de ponderación exige valorar el peso en abstracto de los respectivos derechos fundamentales que entran en colisión, precisando que la protección constitucional de las libertades de información y de expresión alcanza un máximo nivel cuando la libertad es ejercitada por los profesionales de la información a través del vehículo institucionalizado de formación de la opinión pública que es la prensa, entendida en su más amplia acepción. Con esta afirmación obviamente no se quiso decir que los profesionales de la información tuvieran un derecho fundamental reforzado respecto de los demás ciudadanos, sino sólo que, al hallarse sometidos a mayores riesgos en el ejercicio de sus libertades de expresión e información, precisaban y gozaban de una protección específica. Protección que enlaza directamente con el reconocimiento a aquellos profesionales del derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional para asegurar el modo de ejercicio de su fundamental libertad de información (STC 6/1981). Actuar en nombre del interés general no se concreta en un articulado. Por tanto, en muchísimas ocasiones, debe defenderse expresamente ese interés general. El Tribunal Constitucional ha hecho esfuerzos para establecer unos mínimos comunes. Entiende que las libertades informativas, para ser protegidas en los casos de colisión con otros derechos fundamentales, deben respetar el límite interno de la veracidad y tener interés público. En la veracidad, por ejemplo en las informaciones del ámbito judicial, cumplen un papel fundamental los Gabinetes de Comunicación. En cualquier caso, no puede cumplir con esa encomienda sin la colaboración de jueces y secretarios judiciales. Navarro Marchante considera que “esta garantía del derecho del público a recibir información es la que justifica la intervención del Estado en el proceso de comunicación y la imposición de ciertas restricciones al medio de comunicación”. Con ello, se refiere, por ejemplo, a la obligación legal de rectificación impuesta a los medios, la protección al profesional de la información frente a su propia empresa en casos de cambio editorial, la limitación de concentración de empresas a favor de la pluralidad, la obligación a las televisiones privadas a emitir espacios informativos… 66 Por tanto, queda claro que el sistema democrático español impulsa, defiende y protege el derecho a la información sobre los poderes del Estado y los servicios públicos. Que la justicia es un poder del Estado no ofrece duda. Que es un servicio público, tampoco. Es en ese escenario, el de la necesidad y obligación de informar sobre la actividad judicial y los sujetos que protagonizan los hechos de los que se ocupan los tribunales, donde se produce, en muchas ocasiones, la discusión sobre qué información facilitar, cómo, desde dónde y hasta dónde. Esa colisión es múltiple, básicamente concentrada en el concepto de secreto de las actuaciones, de los límites de la publicidad de las vistas y de la protección de datos que asiste a los ciudadanos. 4.1.1.2.- El acceso de los medios de comunicación a las actuaciones judiciales. Queda claro que el artículo 20.1.d de la CONST defiende el acceso de los medios de comunicación a las vistas públicas. Sin embargo, debe ponerse en relación con el artículo 24 de la CONST y con el 120 de la CONST. Guzmán Fluja considera que la libertad de información, en su vertiente pasiva, “derecho a recibir información”, incluye el derecho del ciudadano a ser informado también respecto a la actividad de jueces y magistrados y sobre el estado de la Administración de Justicia. Por tanto, concluye, “la justicia no sólo puede sino que debe ser objeto de consideración y atención por parte de los medios de comunicación social, ya que se trata del ejercicio de un poder del Estado, que emana del pueblo y no puede escapar a su control”. La publicidad, la transparencia, fortalece la confianza en el funcionamiento del Poder Judicial y aumenta la responsabilidad de los órganos de la Administración de Justicia al sentirse vigilados por la opinión pública. A pesar de los conflictos, es evidente que los ciudadanos, a través de los medios de comunicación, tienen derecho a conocer el desarrollo de las vistas públicas. Otra cosa, con referencia posterior, es la cobertura mediática durante el proceso judicial en sus trámites previos a la celebración de juicio. Navarro Marchante y Rodríguez Borges consideran que “la actuación judicial debe ser necesariamente pública para poder trasladar a la comunidad que el conflicto está resuelto, los derechos conculcados han sido restituidos y la paz social recuperada”. Sánchez de Diego Fernández de la Riva añade a esa reflexión que “la publicidad en la administración de justicia tiene complementariamente un efecto pedagógico y ejemplarizante, por cuanto sirve al propósito de aleccionar a la ciudadanía sobre las consecuencias indeseables de transgredir las normas”. No ofrece discusión que el procedimiento se convierte en público (para terceros, es decir, medios de comunicación) desde el momento en el que el juez estima que la investigación ha concluido (artículo 649 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Los límites a esa publicidad están recogidos en distintos tratados y convenios internacionales, a los que la CONST reconoce como referentes válidos, y deben ser argumentados con auto motivado (razones de seguridad nacional, menores, seguridad para testigos o víctimas) siguiendo el artículo 680 de la LECRIM. En resumen, los juicios son públicos salvo que el juez o tribunal argumente en auto las razones por las que las vistas han de celebrarse a puerta cerrada. La Constitución ampara la difusión, completa, de los datos y hechos que se exponen en una vista pública. Es cierto que la vista puede ser pública sólo en parte, que puede 67 modificarse la decisión inicial del tribunal de que se celebre a puerta cerrada, y que el juez o tribunal puede, también motivadamente, solicitar determinada protección por parte de los medios de comunicación a la identidad o declaraciones de testigos y peritos si entiende que existe algún riesgo para ellos. La publicidad de las vistas orales se ha visto sucesivamente amparada por el TC en sentencias 56/2004, 57/2004 y 159/2005. Así mismo, por el Reglamento del CGPJ 1/2000 (en el que se regula la existencia de Gabinetes de Comunicación en los distintos TSJ); acuerdo de 30 de junio de 2004, en el que se aprueba un protocolo de comunicación; y acuerdo de 15 de septiembre de 2005, Reglamento 1/2005 sobre aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. Además, la instrucción 5/2005 del Ministerio Público (en la que se indica que el fiscal no debe oponerse a la presencia de cámaras en las vistas públicas salvo los casos cuya excepcionalidad recoge la ley). El ordenamiento español dispone que, salvo excepciones que deben ser motivadas y que están en directa relación con la protección de menores y víctimas en situación especialmente vulnerable, y por razones de seguridad, los juicios son públicos, la información que ellos se vierte también y debe, además, estar a disposición de los medios de comunicación, incluidos los audiovisuales. Como no existe prohibición expresa, se interpreta que el derecho, en positivo, es general. Por tanto, debe ser el juez o tribunal quien motive alguna restricción. Y esta publicidad gana, por la naturaleza pública del acto, a los derechos fundamentales que protege la ley de protección de datos, por ejemplo. Como gana, igualmente, al derecho al honor, a la propia imagen… Del artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950 resulta que la publicidad de las actuaciones judiciales sólo es exigible en las fases de juicio oral y en el pronunciamiento de la sentencia, y que la garantía de la libertad de información admite restricciones con el fin de proteger la reputación de derecho a ajenos, impedir la divulgación de informaciones confidenciales o garantizar la autoridad e imparcialidad del poder judicial. Sin embargo, no parece realista la pretensión de limitar la información judicial a esos momentos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha reconocido que el público demanda conocer a través de la prensa el funcionamiento de la justicia, y que tiene un interés legítimo en ser informado e informarse sobre los procesos en materia penal. La Recomendación (2003) 13 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, sobre la provisión de información a través de los medios de comunicación en relación con el proceso penal (adoptada por el Comité de Ministros el 10 de julio 2003), tiene como principio el derecho del público a recibir información sobre la actividad de las autoridades judiciales a través de los medios de comunicación. Para ello, los periodistas deben poder informar libremente y hacer comentarios sobre el funcionamiento del sistema judicial penal, respetando el principio de presunción de inocencia como parte integral del derecho a un juicio justo. Las autoridades judiciales deben facilitar información precisa acerca de sus actos principales, a todos los periodistas, sin ninguna clase de discriminación, y cuando sea posible a través de comunicados o conferencias de prensa, por los funcionarios autorizados. En todo caso, al facilitar la información se 68 ha de respetar el derecho a la intimidad, y ofrecer una protección especial a personas menores de edad, otros especialmente vulnerables, víctimas… También incluye recomendaciones sobre acceso de los periodistas a los actos judiciales, reportajes en vivo y grabaciones, o apoyo a los medios de comunicación. Descendiendo a la regulación positiva nacional, la LOPJ proclama el principio general de publicidad de las actuaciones judiciales en su artículo 232: 1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las Leyes de procedimiento. 2. Excepcionalmente, por razones de orden público y de protección de los derechos y libertades, los jueces y tribunales, mediante resolución motivada, podrán limitar el ámbito de la publicidad y acordar el carácter secreto de todas o parte de las actuaciones. La Carta de Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia, aprobada el 22 de abril de 2002 por el Pleno del Congreso de los Diputados incluye, entre otros derechos de los ciudadanos el de recibir información general y actualizada sobre el funcionamiento de los juzgados y tribunales, y a recibir información transparente sobre el estado, la actividad y los asuntos tramitados y pendientes de todos los órganos jurisdiccionales de España. Ahora bien, estos derechos no están reconocidos legalmente (la Carta se aprobó como Proposición no de ley), y además el alcance concreto de los transcritos abarca únicamente a aspectos generales sobre el funcionamiento del sistema judicial español. Posteriormente, el Plan de Transparencia Judicial (PTJ), aprobado por el Consejo de Ministros de 21 de octubre de 2005, da un paso más, e incluye, como una las razones que justifican su aprobación, la necesidad de publicar en tiempo real el resultado de todos los litigios, permitiendo, de esta manera, que las Administraciones afectadas y los ciudadanos en general puedan conocer eficazmente el funcionamiento de nuestros Tribunales, así como la evaluación del funcionamiento de las normas legales y su capacidad de resolver los conflictos sociales. El PTJ se plantea el conflicto entre derecho a la información y los derechos personales del justiciable, concluyendo que, reconociendo que la justicia pública es una garantía de los ciudadanos y un medio para mantener la confianza en los tribunales, es real el peligro de caer en los juicios paralelos ante la inexistencia de protección legal específica frente a ellos, pero se limita a confiar en la autorregulación de los medios de comunicación para la evitación de tal indeseable consecuencia. Conviene hacer mención a este respecto a los denominados “libros de estilo”. En ellos se recogen desde los distintos géneros periodísticos que trabajan en el medio, hasta los errores gramaticales más comunes, como transcribir cifras o cuales son y cómo se abrevian los tratamientos protocolarios. Pues bien, en la mayoría de esos manuales se recoge que se usarán las iniciales para identificar a los detenidos por casos de abusos sexuales o cuando sean menores de edad. En general las agencias de comunicación van más allá y trabajan con iniciales habitualmente, salvo en el caso de que los detenidos, acusados o condenados sean cargos públicos o personas de notoria importancia. La salvedad viene dada en asuntos especialmente relevantes, como los de terrorismo o casos de evidente trascendencia y publicidad, como los de El Dioni o El Solitario. 69 También es digna de citar la iniciativa surgida en 1998, impulsado desde el Consejo Audiovisual de Cataluña y posteriormente acogida por el CGPJ y la Federación de Asociaciones de la Prensa en España, en el que se proponía la aprobación de un Código de autorregulación periodística. Entre sus principales recomendaciones elaboradas destacamos: Que peritos y testigos no aparezcan en programas de televisión mientras se prolongue el juicio oral. Que las televisiones no difundan la imagen o la voz de los testigos en sus intervenciones en el juicio oral, salvo que éstos lo autoricen. Que no se difundan nombre, voz, imagen o datos que permitan la identificación de las personas menores de edad involucrados en un juicio. La advertencia expresa de que se trata de una ficción, en los supuestos de reconstrucción televisiva de hechos juzgados. La prohibición de que los miembros de un Jurado aparezcan en televisión, hasta la publicación de la sentencia. Que las retransmisiones de los juicios se hagan obligatoriamente en plano general. Una iniciativa particular reciente, en esta misma línea, se ha producido el pasado 3 de mayo de 2012 con la firma de un protocolo de colaboración que pretende mejorar la calidad de la información judicial y las relaciones entre los medios de comunicación y los tribunales de justicia por parte del Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, la presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, y el presidente de la Comisión Gestora del Colegio de Periodistas de Andalucía. Este protocolo contempla cuatro grandes objetivos: satisfacer el principio constitucional de información y de publicidad de la justicia desde el rigor, la calidad y el respeto a otros derechos y libertades constitucionales; dar a conocer los principios y características del sistema judicial como poder independiente para la resolución de conflictos; mejorar la imagen de la Justicia haciendo su función más transparente y accesible; y abrir un cauce de diálogo permanente que, desde el respeto absoluto a la legislación vigente y a la deontología periodística, contribuya a resolver las trabas que dificulten la necesaria relación entre los profesionales de la justicia y del periodismo y a prevenir la reiteración de los problemas observados en el cumplimiento de la misión de informar de los procesos judiciales. Estos principios se concretan en una serie de obligaciones para la Administración de Justicia: Poner al alcance de los periodistas, a través del Gabinete de Comunicación del TSJA, toda la información necesaria para que puedan realizar su trabajo con la máxima previsión y rigor posible. 70 Garantizar el acceso igualitario de todos los medios informativos a los actos institucionales y a las salas de vista, procurando ofrecerles unas adecuadas condiciones de trabajo. Preservar, con carácter general, el acceso de todos los medios a las salas de vistas durante la celebración de juicios públicos. Para evitar conflictos derivados de la existencia de juicios mediáticos, en los que el número de medios acreditados puedan afectar el desarrollo de los juicios, estiman necesaria la aprobación de una guía de buenas prácticas dirigidas a jueces y periodistas que definan las condiciones de acceso a los recintos judiciales y a la información. Impulsar la autorregulación de los medios de comunicación, promoviendo la adopción de códigos deontológicos que mejoren la calidad de la información sobre procesos judiciales y contribuyan a armonizar las libertades y derechos constitucionales en la obtención y tratamiento de la información. Su elaboración queda encomendada al Consejo Audiovisual de Andalucía. El Consejo Audiovisual de Andalucía emitirá los informes y dictámenes pertinentes para garantizar que los medios de comunicación no fomenten juicios paralelos y dediquen la atención especial que en la difusión de información merecen las víctimas, los menores de edad y los testigos. Finalmente, el artículo 6 del Reglamento del Pleno del CGPJ 1/2005, de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, permite con carácter general, el acceso de los medios de comunicación acreditados a los actos procesales celebrados en audiencia pública, excepto en los supuestos en que pueda verse afectados valores y derechos constitucionales, en los que el Juez o Presidente del Tribunal podrá denegar dicho acceso mediante resolución motivada, pero no establece ningún tipo de regla específica respecto al acceso, por parte de estos medios, al contenido de las resoluciones judiciales y procesales. 4.1.1.3.- La información en el proceso penal. Las previsiones que hemos expuesto, que tienen un marcado carácter aperturista hacia la información, chocan con previsiones procesales como la contenida en el artículo 301 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que establece de forma absoluta el secreto de todas las diligencias sumariales (hasta la apertura del juicio oral), sanciona administrativamente a los abogados, procuradores y demás personas no funcionarios que revelaren tal secreto, y se remite a la normativa penal para el caso de que sea cometido por funcionario (si bien el Código Penal vigente sólo tipifica los casos de actuaciones declaradas secretas). Ahora bien, esta limitación de la publicidad procesal, reconocida por el Tribunal Constitucional en su Sentencia 13/85, de 31 de enero, puede pensarse que han sido derogadas, al menos en cuanto a su respeto (subsisten las investigaciones ante filtraciones), por el desuso. No hace falta citar ejemplos: se trata de un hecho notorio. Nos centraremos ahora en el procedimiento penal por ser el que mayor interés despierta por parte de los medios de comunicación. En términos generales, y salvo las 71 referencias a los artículos precisos que recogen las protecciones propias de cada jurisdicción, y haciendo especial excepción de la materia de familia e incapaces, las consideraciones pueden entenderse extendidas a los procedimientos civiles. Juan Carlos Orenes Ruiz, en Libertad de Información y Proceso Penal. Los límites, desarrolla un profundo análisis sobre la publicidad en el proceso penal, directamente relacionado con la protección de derechos fundamentales. Por tanto, relacionado con la protección de datos que asiste a los ciudadanos. Aparentemente, los límites están claros: las diligencias de investigación (urgentes, previas, jurado) son secretas porque así lo recoge el ordenamiento jurídico. Pero la evolución del derecho y de la sociedad, y la práctica diaria, demuestran, como recogen Orenes Ruiz o Latorre Latorre, evidencian que la frontera no está ni mucho menos clara. La razón parece estar en el escaso encaje que tiene el secreto. Distintos teóricos señalan que la regulación sobre el secreto es confusa, empezando por la distinción entre secreto interno y secreto externo, y que muestra de ello es la inaplicación de las sanciones que recoge el ordenamiento por revelación de información sujeta a secreto. Como explica Orenes Ruiz, el secreto del sumario tiene su origen en el proceso inquisitorial, basado en el secreto y el carácter escrito. Fue así en toda Europa, excepto en Inglaterra. En España, es la Ley de Enjuiciamiento Criminal (1882) la que incluye el principio acusatorio formal, superando así el sistema inquisitorial, basado en el secreto absoluto incluso para los acusados durante toda la investigación. Con ello, se daba un paso de armonización del derecho de la sociedad a castigar y del acusado a defenderse. El proceso penal tiene, aparentemente pues, dos fases: una primera de instrucción y una segunda de juicio oral. Pero ni eso está claro. Hay quienes hablan de una tercera, una fase intermedia que transcurre entre el final de la instrucción y la celebración de juicio. La pervivencia del sistema esencial descrito que recoge la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no modificado en las distintas reformas, es precisamente objeto de múltiples cuestionamientos, que afectan a la publicidad, por entender, como lo expresa Ramos Méndez, y a ello se refiere Orenes Ruiz, de falta de encaje tras la aprobación de la Constitución. El secreto de sumario se encuentra recogido en los artículos 301 y 302 de la LECRIM. De su redacción se deducen los dos secretos aparentemente existentes: uno que afectaría a terceros mientras se investiga y el que afectaría incluso a las partes del proceso, por expresa decisión mediante auto del juez o magistrado instructor. El secreto externo es el que afecta directamente al derecho a la información. El Tribunal Constitucional, en sentencia 13/1985, se pronunció sobre la constitucionalidad o no del secreto de sumario. Y lo hizo poniéndolo en relación con el artículo 120 de la CONST, que recoge precisamente la publicidad del proceso. Latorre Latorre, citado por Orenes Ruiz, afirma: “El secreto es contrario a un proceso público sin que quepa entender por proceso únicamente el juicio oral; el concepto de proceso debe extenderse a todo el conjunto de actuaciones preparatorios y decisorias, sin que sea admisible la existencia de una zona exenta del control público, como es la fase sumarial”. Es cierto que la Fiscalía General del Estado, en su instrucción 72 3/1993, la publicidad sólo rige, con fundamento en los artículos 24.2 y 120 de la CONST a partir del momento de la apertura del juicio oral. Hay más elementos que ayudan al conflicto entre secreto y publicidad, más allá de los que se señalan también respecto al derecho a la defensa. Y es el siguiente: ¿Qué está secreto? ¿Las diligencias sumariales? Y, ¿a qué se hace referencia exactamente con ello? El Tribunal Supremo, en sentencia 1020/1995 aclara, precisa, que debe entenderse por diligencias sumariales “el contenido de las declaraciones de los imputados y testigos, documentadas en los folios correspondientes, así como a los dictámenes periciales y demás documentos que se aportan a la causa”. El Supremo “excluye de tal concepto a las resoluciones interlocutorias o de fondo que resuelven cuestiones relativas a la situación personal de los inculpados o a aquellas relacionadas con las responsabilidades civiles”. Y agrega en ese fallo que “también carecen de esa consideración sumarial los autos de inhibición o los informes y exposiciones elevadas a la superioridad para solventar los pertinentes recursos”. Es decir, que toda esa información sí sería objeto de publicidad. Es, como desarrollaremos en otro punto de este trabajo, parte de la argumentación que sostiene el CGPJ en su protocolo de comunicación, en el que detalla qué información se puede facilitar de los procedimientos estando en fase de instrucción. El ordenamiento recoge distintas sanciones sobre la revelación de secretos (como los artículos 417 y 466 del Código Penal). No incluye sanción alguna para el profesional de la comunicación, al que la CONST le otorga poder acogerse al secreto sobre sus fuentes. Lo cierto es que según la sentencia del Tribunal Constitucional, la 13/1985, el secreto de sumario es una restricción que afecta al acceso a las fuentes de la noticia. Analistas del fallo, como Del Moral García y Santos Vijande, sostienen que de esta sentencia del Constitucional se deriva que la resolución que restrinja un derecho fundamental ha de estar motivada; sólo afecta a las diligencias que lo constituyan; no crea una materia reservada o sustraída a la información, no cabe entender que quede excluido del objeto de información de los medios los hechos que se investigan, no se trata de sustraer a la opinión pública, lo que existe antes y al margen del sumario. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha pronunciado en distintas ocasiones afirmando que el secreto sumarial de la fase de instrucción no puede constituir una prohibición absoluta de informar sobre los procesos. Hay un aparente respaldo al secreto sumarial que no se corresponde con la persecución por la revelación de secretos. Existe coincidencia en defender el sentido del secreto sumarial como herramienta para velar por la presunción de inocencia y, sobre todo, por el buen fin de la investigación. Sin embargo, no existe en lo que se refiere a entenderlo como un límite claro, definitivo e infranqueable a la libertad de información. Por ello, la práctica demuestra algo bien distinto a lo que recoge el ordenamiento e incluso a lo que recoge la sentencia del Tribunal Constitucional antes citada. Cada día, los medios de comunicación abordan múltiples informaciones referidas a asuntos que se están investigando en los tribunales españoles. Esas informaciones tenían hasta hace unos años su fuente de información en una de las partes, indiscutiblemente. Esa realidad ha causado importantes perjuicios a la información recibida por parte de los ciudadanos sobre la labor judicial. ¿Por qué? Porque generalmente, era parcial. Desde hace algunos años, desde que los Gabinetes de Comunicación han extendido su funcionamiento a 73 todos los territorios, la realidad va cambiando, con mejor o peor suerte, dependiendo, en buena medida, de la colaboración de los jueces y magistrados. Partimos de la base de que el Tribunal Constitucional sí ha dejado claro que: el secreto de sumario no es sinónimo de materia reservada y ha amparado incluso, como en la sentencia 244/2007, la facilitación de identificación de detenidos en rueda de prensa. Pero además, la Justicia es un poder del Estado y está sometido al control del pueblo; la Fiscalía General del Estado, en la misma instrucción 3/1993, reconoce la positiva labor que puede realizar la prensa corrigiendo y aún previniendo posibles errores judiciales; el Consejo de Europa insiste, según Orenes Ruiz, en la necesidad de que las autoridades judiciales y los servicios policiales mantengan informados a los medios de comunicación durante el transcurso de las investigaciones penales, siempre que no perjudique al secreto de las investigaciones o dificulte el resultado de los procedimientos; … 4.1.2.- Instrumentos normativos particulares Como se puede ver, a pesar de la trascendencia de los derechos e intereses, tanto individuales como colectivos, en juego, existen grandes sombras en la regulación orgánica y procesal sobre el acceso de los medios de comunicación a las resoluciones judiciales, sus límites o sobre tratamiento informativo de las actuaciones judiciales. Ante este déficit normativo, se han abierto dos líneas, convergentes, con el fin de dar una solución ordenada al necesario flujo de información desde los órganos judiciales a los medios de comunicación social. El primero parte del CGPJ. El segundo, de los Secretarios de Gobierno de los Tribunales de Justicia. 4.1.2.1-. El protocolo de comunicación de la justicia El 7 de julio de 2004, el Pleno del CGPJ dio el visto bueno al Protocolo de Comunicación de la Justicia (en adelante, el Protocolo), texto aprobado por la Comisión de Comunicación del CGPJ el 30 de junio anterior. Se parte de la constatación de la percepción que tiene la ciudadanía sobre el funcionamiento y actividad de los órganos judiciales, motivada por la oscuridad y fragmentación de la información que de ellos reciben, así como de las dificultades que tienen los profesionales de los medios de comunicación para obtener datos fiables sobre los procedimientos judiciales a través de canales convencionales. Reconociendo que la imagen de la Justicia en España es negativa, y el poder de la opinión pública, declara la voluntad de reforzar el principio de publicidad de la Justicia como garantía esencial del funcionamiento del Poder Judicial en una sociedad democrática como la nuestra, no sólo porque fortalece la confianza pública en la Justicia sino también porque fomenta la responsabilidad de los órganos de la Administración de Justicia. El mecanismo para lograr este fin son los Gabinetes de Comunicación. 74 4.1.2.1.1.- Los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia. Los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia tienen su origen legal en el art. 54.3 del Acuerdo de 26 de julio de 2000, del Pleno del CGPJ, por el que se aprueba el Reglamento 1/2000, de los Órganos de Gobierno de Tribunales: Corresponderá a las Oficinas de Prensa de los Tribunales Superiores de Justicia, con la asistencia técnica pertinente y bajo la dirección de su Presidente, el desarrollo de las actividades informativas y de relación con los medios de comunicación que procedan en el ejercicio de las competencias atribuidas a los órganos de gobierno de cada Tribunal Superior, así como para una mejor atención de los medios informativos y de los profesionales de la información en sus relaciones con la Administración de Justicia dentro de dicho ámbito. El CGPJ confía en los Gabinetes de Comunicación la misión de transformar la imagen y la reputación corporativa de la Justicia española. Para ello declara su integración en la estructura judicial y les impone el principio de transparencia informativa y la colaboración completa con los medios de comunicación (obviamente, con los límites establecidos en las leyes). Se trata, principalmente, de ofrecer a los profesionales de los medios de comunicación una fuente natural de información fiable, puntual, contrastada e igualitaria, capaz de explicar y divulgar las resoluciones judiciales, y con el fin último de evitar que se puedan crear en la ciudadanía estados de opinión erróneos. 4.1.2.1.2.- La información que se facilita. El Protocolo admite que son los procesos penales los que tienen más interés periodístico, y reconoce las limitaciones de la previsión legal de secreto de las actuaciones sumariales. Aún así, entiende que existe determinada información cuyo conocimiento y difusión pública es admisible, y lo hace (aún a título de ejemplo) enumerando algunos supuestos aunque con la prevención de que no comprometa la investigación y cuente con la autorización del juez de instrucción: - Durante la fase de instrucción: el número y la identidad de los imputados y/o detenidos que han prestado declaración ante el juez y los motivos de la detención, con una sucinta descripción de los hechos o de los indicios del delito; situación personal acordada; los presuntos delitos por los que se abre la causa; el número de testigos que han declarado; qué pruebas periciales se han realizado; qué diligencias de investigación se han practicado; la evolución en las distintas fases procesales; los autos dictados en la fase de instrucción como los de admisión o inadmisión a trámite, prisión, estimación de pruebas, procesamiento, informes periciales forenses así como resoluciones sobre recusaciones y recursos. - Terminada la instrucción, el auto de apertura del juicio oral y los escritos de calificación del Ministerio Fiscal. - Dictada y firmada la sentencia, firmado, estas se convierten en documentos públicos y se facilitarán en su totalidad a los medios de comunicación, una vez que ya estén a disposición de las partes. Por excepción, en las sentencias 75 referidas a menores o a las relaciones familiares se han de eliminar los datos personales de los afectados y los que puedan identificarlos. 4.1.2.1.3.- ¿Quién facilita la información a los Gabinetes de Comunicación? A partir del artículo 54.1g del Reglamento 1/2000, el Protocolo parte de la consideración de los Presidentes (de Tribunales Superiores, de sus Salas y de las Audiencias Provinciales) y Jueces decanos como portavoces naturales en sus respectivos ámbitos, estableciendo que los Gabinetes de Comunicación son instrumentos de los que pueden hacer uso cuando precisen divulgar información, y siempre bajo la dirección y supervisión del Presidente del Tribunal Superior de Justicia. Se trata de una previsión para la información que se puede calificar como institucional. Respecto a la información sobre procedimientos y resoluciones judiciales, los Presidentes de las Salas han de designar a las personas que han de aportar semanalmente al Gabinete las resoluciones dictadas (después de ser notificadas) y los señalamientos de vistas (indicando aquellos que, por su trascendencia pública, precisen una organización previa, de la que se encarga el propio Gabinete). Tal y como se decía antes, la finalidad del Gabinete es ofrecer información puntual (la noticia de hoy envuelve el pescado de mañana). Por eso la comunicación semanal de resoluciones no excluye la conveniencia, e incluso necesidad, de que las resoluciones dictadas en asuntos de especial interés o atención para los medios sean trasladadas a los Gabinetes en el momento inmediatamente posterior a la notificación a las partes. Esta misma previsión se establece para los Jueces de lo Penal, pero limitada en el caso de las sentencias a las que resulten de interés. Para el resto de jurisdicciones se pueden aplicar los mismos criterios. Un supuesto especial es el de los Jueces de Instrucción: en estos casos, aún cuando se parte de la obligación de derivar a los periodistas hacia el Gabinete de Prensa, se admite la posibilidad de que los propios jueces opten por mantener contacto con los periodistas, si bien en tal caso, para preservar el derecho de los medios a obtener información en condiciones de igualdad, debe informar al Gabinete del contenido de este contacto y la información facilitada. Además, cuando se trate de casos de atención preferente para los medios, el Gabinete asistirá personalmente al Juez de Instrucción para canalizar la demanda informativa. 4.1.2.2.- El papel de los Secretarios Judiciales. Protocolos e instrucciones de los Secretarios de Gobierno. Los Secretario de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia, en su reunión anual de 2007, trataron la necesidad de aprobar una “Guía de buenas Prácticas Oficinas Judiciales y Medios de Comunicación”: un instrumento que permita optimizar las relaciones de las Oficinas Judiciales con los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia en el marco del art. 234 LOPJ y del Plan de Transparencia Judicial, y que se concretó en un borrador de Instrucción sobre las relaciones de las Oficinas Judiciales con los medios de comunicación. 76 Se parte de la asunción de la relevancia del papel a desempeñar por los Secretarios Judiciales en el desarrollo de políticas de comunicación que conduzcan a una adecuada percepción social del sistema judicial, y el convencimiento de la necesidad de arbitrar fórmulas que conduzcan a una adecuada aplicación, por parte de los Secretarios Judiciales. Según este documento, el Secretario Judicial queda orgánica y funcionalmente obligado a garantizar el adecuado desarrollo del derecho de acceso a la información judicial, no solo de la denominada publicidad o información procesal, (partes e interesados), sino también de la extraprocesal, (genérica o difusa). En este sentido, entiende que el interesado al que se refiere el artículo 234 de la LOPJ incluiría al periodista o profesional de la información. El Borrador de Instrucción concreta las siguientes obligaciones para los Secretarios Judiciales: - Impulsar una política abierta y transparente, atendiendo a la Carta de Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia y en el marco del Plan de Transparencia Judicial. - Canalizar hacia el Gabinete de Comunicación del TSJ el ejercicio del derecho al acceso a la información judicial por parte de profesionales de la información acreditados. - Cuidar el régimen de acceso más adecuado a la información y documentación que precise el Jefe de Prensa del TSJ, especialmente en lo que se refiere a resoluciones y vistas. - Facilitar, en el ámbito del proceso penal, cuanta información y documentación solicite el Jefe de Prensa del Tribunal Superior atendiendo a los criterios contenidos en el Protocolo de Comunicación de la Justicia del CGPJ. - Proporcionar información aséptica y objetiva, con respeto a la dignidad de las personas, y sin entrar en polémicas con los órganos jurisdiccionales, con las partes o con los medios de comunicación. - Informar de la forma más rápida posible al Gabinete de Comunicación de cuantas situaciones se puedan conducir a la producción de juicios paralelos, absteniéndose de intervenir o de colaborar en publicaciones o programas que puedan derivar en ellos. - Prohibición de que puedan oponerse a la grabación audiovisual de los juicios orales por los medios de comunicación de los actos procesales celebrados en audiencia pública. - Cuidar ,que los profesionales de los medios, queden informados de la existencia o inexistencia de resoluciones del Juez o Presidente denegando su acceso a actos que hayan de celebrarse en audiencia pública, así como 77 notificarles en su caso la resolución dictada, de forma fehaciente y en tiempo para que se pueda interponer recurso. - Colaborar con el Jefe de Prensa del TSJ para preservar los derechos a la intimidad e imagen de los menores y las víctimas, especialmente en casos de delitos contra la libertad sexual, y de los testigos y peritos. Como consecuencia de este Borrador, y en términos básicamente coincidentes con éste, se han dictado sendas Instrucciones por los Secretarios de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia de Cataluña y Murcia. 78 5.- PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS 5.1.- INTRODUCCIÓN: PROCESO Y SENTENCIA. El sistema de derechos fundamentales39, que el proceso español no puede desconocer al fijar su estatus epistémico, tiene que tomar en consideración, junto con los derechos fundamentales que podríamos llamar sustantivos (vida, inviolabilidad del domicilio, libertad deambulatoria, etc) cuya problemática mas habitual es el de la prueba constitucionalmente ilícita y la que de ella deriva, también los derechos fundamentales llamados procedimentales que se recogen -fundamentalmente, en lo que aquí interesa- en el art 24 CONST. Así, la regulación de proceso, en especial el penal (y la interpretación de esa regulación) debe pretender establecer un estatus epistémico que encaje con las reglas del proceso justo que se decanta del art 24 de la Constitución. Dice el artículo 24 CONST (Derecho a la tutela judicial efectiva): “1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión. 2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismo, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.” Como se puede observar la Constitución en su artículo 24.2 se refiere a un proceso público y con todas las garantías, y debe ponerse en relación con el artículo 120 de la Constitución: 1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. 2. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal. 3. Las sentencias serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública”. Debe tenerse en cuenta que si bien el artículo 24.2 recoge una serie de garantías que se originaron en el proceso penal, la jurisprudencia constitucional las considera exigibles en todo proceso (sea civil, social, contencioso-administrativo y militar)40. Y es que la publicidad constituye la máxima garantía de transparencia del proceso, y, por consiguiente, de su regularidad y de la posibilidad de someterlo a crítica. Téngase en cuenta que la publicidad de los procesos no es solo un derecho fundamental proclamado por el artículo 24.2, sino también una norma constitucional sobre organización y funcionamiento del Poder Judicial y, por tanto, de la administración a su servicio (artículo 120.2 CE), algo que en numerosas ocasiones quizás no se tiene suficientemente en cuenta. De hecho, el legislador no es libre para establecer excepciones a ello, no solo deben recogerse expresamente en las leyes 39 40 CAMARENA-ORTEGA, Procedimiento penal abreviado Vol I, editorial Foro Jurídico, Valencia, 2010. DIEZ-PICAZO Luis María,” Sistema de derechos fundamentales”, Thomson-Civitas, Madrid, 2003 página 375 79 procesales, sino que no pueden ser caprichosas o arbitrarias (STC 30/1982 y STEDH Serre c Francia 29.9.1999 y Guisset c Francia 26.9.2000). Por tanto, en cualquier caso, habrán de ser excepciones, no la regla general. No otra cosa dice el Convenio para la protección de los derechos y de las libertades fundamentales (artículo 10 de la Constitución) que en su artículo 6 (Derecho a un proceso equitativo) recoge: “1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente (…). La sentencia debe ser pronunciada públicamente (…)”. Es importante indicar que el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) y el desarrollo que del mismo hace el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), establecen, en materia de derechos fundamentales, los mínimos que permiten garantizar una especie de espacio común europeo41. En ese sentido, el artículo 53 del Convenio recoge que: “Ninguna de las disposiciones del presente Convenio será interpretada en el sentido de limitar o perjudicar aquellos derechos humanos y libertades fundamentales que podrían ser reconocidos conforme a las leyes de cualquier Alta Parte Contratante o en cualquier otro convenio en el que ésta sea parte.” Y es que, no es baladí que “proceso público y sentencia pública” se hallen recogidos en el corazón de los textos básicos que fundamentan nuestra estructura política, pues afectan a la legitimación de las propias instituciones que componen esa estructura. 5.2.- FUNDAMENTO. 5.2.1 -Proceso e imparcialidad. El sentido de esos textos básicos tiene que ver con que vamos a tener que afrontar42 una situación en la cual hemos de convivir personas que posiblemente no compartamos, ni tengamos en común, nada o casi nada. Esa situación puede ocasionar importantes problemas de legitimidad referidos a la estructura política que permite nuestra convivencia y consecuentemente al proceso en general y especialmente al proceso penal pues es donde se ventilan asuntos que afectan al núcleo mas duro de nuestros derechos fundamentales. Nagel43 dice: “Una causa de esta situación se encuentra en el conflicto que se da entre sistemas de valores tan opuestos que los partidarios de cada uno piensan no solamente que los otros están completamente equivocados sino que, sin traicionarse a si mismos, no pueden estar de acuerdo en que los otros puedan actuar libremente con sus respectivos valores”, pone ejemplos, como el aborto o el conflicto palestino-israelí y señala después, que el problema es mas importante cuando los valores o las condiciones en conflicto tienen implicaciones directas sobre las condiciones básicas para un orden político justo, así: “En el mundo 41 Sobre esta materia puede verse QUERALT Jimenez Argelia, “La interpretación de los derechos: del Tribunal de Estrasburgo al Tribunal Constitucional”, Centro de Estudios Politicos y Constitucionales, Madrid 2008, páginas 97 y ss. 42 43 CAMARENA-ORTEGA, Procedimiento penal abreviado Vol I, editorial Foro Jurídico, Valencia, 2010. NAGEL Thomas - Igualdad y parcialidad, Barcelona, Paidos 2006. 80 considerado globalmente hay comunidades culturales y nacionales que representan valores tan radicalmente diferentes que no parece posible construir ninguna concepción de un orden político legitimo en el que pudieran vivir todos -un sistema legal respaldado por la fuerza cuya estructura básica fuese aceptable para todos-. Desgraciadamente esto puede ocurrir también dentro de las fronteras de un Estado...”. Quizás, al menos se podría buscar una base de carácter procedimental44. En ese sentido Stuart Hampshire45 afirma que “existe un principio moral primordial que cualquier ciudadano tiene buenas razones para aceptar y respetar en la practica es el principio de imparcialidad institucional en los procedimientos para resolver conflictos. Estos procedimientos imparciales, políticos y legales, constituyen el cemento que mantiene unido al Estado y proporcionan un terreno común de lealtad compartida por los ciudadanos que reconocen este vinculo institucional: normalmente es emocionalmente más débil que el vinculo de toda un visión moral compartida, o que los vínculos de parentesco, pero sigue siendo un vinculo que se deja sentir.” En cualquier caso, además de otras consideraciones46, a lo que no deberíamos renunciar es a esos procedimientos imparciales. Esa exigencia estructural de imparcialidad en la toma de decisiones en el proceso, en el caso del proceso penal es coherente, también, con el cambio de distribución de poder en el establecimiento de la verdad en el mismo, cambio que se dio mediante el paso de la inquisitio al sistema acusatorio, y, además, con la clase de “verdad” que es posible establecer en él, pues, a lo que nos enfrentamos básicamente en el proceso penal, es a la aportación de determinados datos y narraciones, y, a argumentaciones a partir de los mismos, y puede afirmarse, que una valoración imparcial de las mismas es inherente a la propia 44 RAWLS John, en “El liberalismo político”, Critica, Barcelona 1996, en páginas 225 y 226, dice que la justicia como equidad no es neutral procedimentalmente, pues “sus principios de justicia son sustantivos y por lo tanto expresan mucho mas que valores procedimentales; y los mismo vale para sus concepciones políticas de la sociedad y de la persona que están representadas en la posición original (II $$ 4-6). Como concepción política trata de convertirse en el foco de consenso entrecruzado. Es decir, el conjunto de la concepción aspira a articular una base pública de justificación para la estructura básica de un régimen constitucional”. Previamente indicaba: “la neutralidad puede definirse de modos bastante diferentes. Procedimentalmente, por ejemplo, haciendo referencia a una procedimiento que pueda ser justificado, o legitimado, sin necesidad de apelar a valor moral alguno. O bien, si esto parece imposible (pues justificar algo parece implicar siempre la apelación a algunos valores), se puede buscar un procedimiento neutral, un procedimiento que se justifica apelando a valores neutrales, es decir, a valores tales como la imparcialidad, la consistencia en la aplicación de los principios generales a todos los casos razonablemente similares (comparase con: los casos similares en aspectos relevantes deben ser tratados de forma similar) y la igualdad de oportunidades a la hora de presentar las partes sus alegaciones. Se trata de valores que regulan los procedimientos equitativos que habrían de dirimir las exigencias de las partes en conflicto. La determinación de un procedimiento neutral también puede apoyarse en valores insitos en los principios de discusión libre y racional entre personas razonables plenamente capaces de pensamiento y de juicio, y preocupadas por descubrir la verdad y por alcanzar un acuerdo razonable fundado en la mejor información disponible”. Si bien las referencias bibliográficas sobre John Rawls o Jürgen Habermas son innumerables, una discusión entre las posiciones de Rawls y Habermas puede verse en Jürgen Habermas/John Rawls Debate sobre el liberalismo político Paidós I.C.E./U.A.B. Pensamiento contemporáneo 45 Barcelona 1998, y un análisis de la obra de John Rawls puede verse en un artículo de VIVES ANTÓN T.S. Sobre la Teoría de la Justicia, una aproximación crítica a la propuesta de Rawls, que forma parte del proyecto de investigación “La libertad como proyecto de convivencia: fundamentación y crisis” (SEJ 20050380) concedido por el Ministerio de Educación y Ciencia en 2005 dirigido por T.S. Vives. Una discusión puede verse también en RORTY Richard, “Filosofía y futuro” Gedisa, Barcelona 2002, págs79 y ss, en el capitulo titulado “la justicia como lealtad ampliada”, en el que acaba entendiendo como aconsejable abandonar el racionalismo que aún nos queda como herencia de la Ilustración, obra que incluye también un capitulo en el que se ofrece una mirada romántica a su evolución filosófica “Trotsky y las orquídeas salvajes”, y un interesante análisis de las posiciones de RORTY, puede verse en HABERMAS Jürgen, “Verdad y Justificación” Trotta Madrid 2002, páginas 223 y ss. Una defensa de a Ilustración se realiza en NAGEL Thomas, “Otras mentes” Gedisa. 45 Tomado de Vives Antón, Tomas S., Sobre la imparcialidad del Juez y la dirección de la investigación oficial del delito, en Teoría & Derecho 1/2007 (junio-diciembre). En la que analiza la investigación penal y su atribución a un juez o al ministerio fiscal. 46 Como señala Nagel “Debemos acordar restringirnos a la hora de limitar la libertad personal por acción del Estado en el nombre de valores que en cierta manera quedan excluidos radicalmente de esa intervención del Estado”. Igualdad y parcialidad, Barcelona, Paidos 2006. 81 justicia de la decisión que se adopte. Esa imparcialidad necesariamente (en cuanto se ejercita un poder público) es de modo fundamental pública, máxime en una situación, en la que, tal como se ha indicado, hemos de convivir personas que posiblemente no compartamos, ni tengamos en común, nada o casi nada; por ello no puede establecerse “privadamente”, lo cual afectaría al propio mecanismo de toma de decisiones y su necesidad de sujeción a “reglas”. Ese es uno de los motivos por los que la necesidad de proceso público y sentencia pública se torne inexorable, máxime si se acepta el pluralismo como rasgo definitorio de las comunidades humanas y, de una manera específica, de las sociedades democráticas contemporáneas. 5.2.2.- Proceso y verdad. En nuestro entorno cultural47, el diseño de condiciones racionalmente aceptables de convivencia supone desde una perspectiva individual el reconocimiento de determinados derechos48 y la necesidad de seguridad. En ese reconocimiento se debe ser especialmente cuidadoso, ya que está en juego la legitimidad del sistema político49. Respecto de seguridad puede contemplarse desde distintas perspectivas. Así, seguridad sería la persona no puede verse privada de esos derechos sino por causas previamente definidas y conocidas50; pero, seguridad, desde otro punto de vista, también puede verse como la obligación del Estado de proporcionar un espacio de convivencia en el que, el ejercicio de esos derechos sea realmente efectivo, para lo cual, paradójicamente, debe en ocasiones limitar su ejercicio. Para el caso del proceso penal, para la efectividad de lo expuesto no es bastante que las causas de privación de derechos sean previamente definidas y conocidas, sino que es imprescindible la exigencia de certeza en la concurrencia del supuesto fáctico que implica esa privación y que esa certeza se alcance en un 47 Sobre esta cuestión ver CAMARENA Grau S. La detención, Teoria&Derecho Tirant lo Blanch. Valencia. NAGEL Thomas, Igualdad y Parcialidad, Paidós. Debiendo también establecerse mecanismos frente al poder del Estado y la conducta de particulares. 48 49 John Rawls señala que “Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que incluso el bienestar de la sociedad como un todo no puede atropellar” Teoría de la Justicia, página 20, Fondo de Cultura económica, Madrid 1978, y, podríamos añadir también, que ello supone para la persona una posición en los sistemas que lo reconocen de la que carece en aquellos que no. Tom Campbell en «La Justicia” Gedisa Barcelona 2002, página 147, recoge críticas al modelo utilitarista de Posner: “Como han señalado muchas críticas, esto representa una base bastante inestable para la defensa de los derechos, ya que podría resultar que, por ejemplo, alguna forma de esclavitud fuese en algunas circunstancias el sistema más eficiente de creación de riqueza. Además como sucede con todas las justificaciones utilitaristas ad hoc de los derechos, este enfoque parece alcanzar la respuesta correcta por razones equivocadas, en el sentido de que nuestras objeciones a la esclavitud están basadas en consideraciones distintas de la falta de utilidad. Pocas personas estarían de acuerdo con Posner en que el apartheid está mal simplemente porque es “improbable que el ostracismo, la expulsión o la segregación de un grupo productivo incremente realmente la riqueza de la sociedad”». 50 No es objeto de este trabajo la cuestión apuntada por NAGEL Thomas en Igualdad y Parcialidad, Paidós, relativa al análisis de las posiciones de Hobbes, que distinguía entre derechos exclusivos y no exclusivos, entendiendo que los derechos exclusivos –derechos que excluyen a otros de interferir directamente con su disfrute o ejercicio, y que, para él, solo pueden surgir a través del abandono por parte de los individuos que entran en la sociedad civil, de amplios fragmentos de los derechos no exclusivos que poseen en el estado de naturaleza-, y las de Locke, que consideraba los derechos exclusivos como derechos naturales y presociales; tan solo indicar que, es difícil hablar de derechos sin otros seres humanos, y, por tanto, un cierto asociacionismo (hay cierta similitud con el argumento contra el lenguaje privado que toma su base en Wittgenstein), realmente, en otro caso, el ser humano posiblemente no sería tal como ahora lo concebimos. 82 procedimiento constitucionalmente legítimo. Esta concepción, para el proceso penal, ha sido recogida por nuestro Tribunal Constitucional, así la STC 81/1998, señala que la presunción de inocencia, en su vertiente de regla de juicio opera, en el ámbito de la jurisdicción ordinaria, como el derecho del acusado a no sufrir una condena a menos que la culpabilidad haya quedado establecida más allá de toda duda razonable, en virtud de pruebas que puedan considerarse de cargo y obtenidas con todas las garantías. Por otra parte si el principio de legalidad en materia penal se corresponde con la idea democrática del derecho, según la cual la legislación le corresponde al pueblo, no puede privarse a ese pueblo de la posibilidad de comprobar que se ejerce correctamente el poder que la legislación otorga. Por eso, el juicio penal es un juicio público, en el que el público debe conocer su objeto (lectura de los escritos de acusación y defensa), la prueba debe ser la que se practique en ese juicio, no otra, y debe poder comprobar cual es el resultado del mismo. Si bien, en el campo del derecho existe una institución que tiene el monopolio de la interpretación autoritativa o última del mismo, que establece cuando se ha seguido una regla y cuando se ha contravenido; y esa institución son los tribunales, también hay que tener en cuenta que el poder que se administra en el proceso penal es público y público debe poder ser también su control. Hay que tener en cuenta que en el proceso penal lo que se hace es una reconstrucción del pasado de acuerdo con reglas (no es el prerreflexivo “habérselas bien con el mundo” de la acción, que es el que decide si una creencia funciona o cae en el torbellino de la problematización –Habermas-). En ese sentido si creencia verdadera (Vives) es creencia racionalmente justificada el problema de la verdad se desplaza al de la justificación: ya no es una correspondencia con ninguna clase de realidad “absoluta”, sino una garantía argumental. De este modo, Habermas51 señala: “El arduo problema de la relación entre verdad y justificación hace que sea comprensible el intento de distinguir “verdad” de “aceptabilidad racional” mediante una idealización de las condiciones de justificación. En virtud de ello un enunciado justificado sobre la base de “nuestros” criterios se diferencia de un enunciado verdadero de la misma forma que un enunciado justificado en el contexto correspondiente de aquel que podría justificarse en todos los contextos. Llamaremos “verdadero” a un enunciado que podría justificarse bajo condiciones epistemológicas ideales (Putnam), o que, en una situación ideal de habla (Habermas) –o en una comunidad ideal de comunicación (Apel)- encontraría un acuerdo alcanzado por medios argumentativos. Verdadero es aquello que puede ser racionalmente aceptado bajo condiciones ideales”. 51 HABERMAS Jürgen, Verdad y Justificación, Trotta, Madrid 2002, página 246, donde también da cuenta de las objeciones que se han hecho, algunas se dirigen a las dificultades conceptuales relacionadas con el supuesto escenario ideal; otras muestran que una idealización de las condiciones de justificación no puede satisfacer su objetivo, ya que tal idealización o bien separa demasiado la verdad de la aseverabilidad justificada o las separa demasiado poco. 83 Tanto Habermas como Putnam han ido introduciendo variaciones o matizaciones a su posición en esta cuestión, pero considero que la cita cumple como ilustración de la cuestión que se examina. Ahora bien, el proceso penal tiene una estructura particular y existen determinadas normas que regulan como se puede llegar a establecer si un relato está probado o no cortando a medida la discusión (además entre las condiciones del discurso racional no puede institucionalizarse la obligación de exigir veracidad a todos los participantes, pues sería incompatible con el sistema de derechos fundamentales –Vives-). En este caso, podría decirse que el relato estaría probado si a partir de las reglas propias del proceso penal, bajo las exigentes condiciones de un discurso racional, puede resistir todos los intentos de refutación. Así las cosas, es fundamental la publicidad y la participación ciudadana, pues esa posibilidad de publicidad forma parte de ese escenario ideal (dando un nuevo matiz a la distinción entre condena razonable y condena mas allá de cualquier duda razonable) en el que los ciudadanos pueden controlar también si las reglas son adecuadas o no, como se aplican y si la conclusión es correcta. Para ello entendemos imprescindible que los juicios sean públicos, que la prueba determinante de la decisión se practique en el mismo (ya en Barberà, Messegué y Jabardo contra España el TEDH en la sentencia de 6 de diciembre de 1988 se refería al “hecho de que elementos de prueba muy importantes no fueran adecuadamente aducidos y discutidos en el juicio, en presencia de los acusados y bajo la vigilante mirada del público”) y que el fallo pueda ser conocido. Juicio público y fallo público se convierten así en piezas angulares del sistema, tanto desde una perspectiva política (a la que en el sentido expuesto podríamos denominar principio democrático) como epistemológica. Desde esa perspectiva es evidente el sentido de los preceptos de nuestra Constitución y del Convenio Europeo de Derechos Humanos, y por ello, se debe ser en extremo cuidadoso a la hora de aplicar la legislación de protección de datos en determinadas fases de los procedimientos judiciales. Cuestión distinta es que debería revisarse la legislación sobre confección de las sentencias, para suprimir datos innecesarios que sean incompatibles con una adecuada protección de datos a la que nos estamos refiriendo. 5.3.- SITUACIÓN ACTUAL. A nadie se le escapa la situación actual en nuestro país. Es perfectamente posible que si un ciudadano entra a una sala de vistas que no se le informe del objeto del juicio, 84 en numerosas ocasiones parte de la prueba que se va a tener en cuenta para decidir no la va a conocer (por ejemplo, la prueba documental) y es en extremo difícil que pueda acceder al resultado del juicio, ya sea mediante la lectura de la sentencia o acceso a la misma. En ese sentido se ha dicho52: “En la jurisdicción ordinaria, sobre todo en los últimos años y, en particular, desde la modificación del art. 266.1 LOPJ, arriba citado, por la Ley Orgánica 19/2003, de 23 de diciembre, el mandato constitucional que constituye la regla general ha sido convertido primero por la ley y, luego, entusiásticamente por los Tribunales ordinarios y por su organismo regulador, el Consejo General del Poder Judicial (en adelante, CGPJ), en excepción. Entre todos han conseguido el colapso de la regla y que la excepción ocupe su lugar. El daño que la jurisprudencia se causa a sí misma es grande, al igual que lo es la merma de su valor como precedente. Cómo comparar un caso con otro si se censura con frecuencia la información sobre datos relevantes, sino esenciales, para diferenciar un caso de otro”. y “ Muchas otras críticas podrían dirigirse contra el trato legal, jurisprudencial y hasta reglamentario que ha merecido en nuestro país el principio de publicidad de las sentencias y resoluciones judiciales. A las más obvias, -violación del principio general de publicidad íntegra y material, y devaluación del valor de la jurisprudencia-, cabe añadir, de momento, otra consideración, esto es, que la dualidad de estándares aplicados en la práctica en nuestro sistema jurídico nos pinta el panorama desolador de un ordenamiento dislocado: la jurisprudencia de los Tribunales ordinarios aparece sistemáticamente mutilada, pero la del Tribunal Constitucional permanece intacta. Esto quiere decir que en los recursos de amparo se producirá, además, el resultado, entre hilarante y patético, de que las distintas sentencias y resoluciones sobre un mismo caso aparecerán modificadas en primera y segunda instancia, así como en casación, pero reaflorarán íntegras si alguna de las partes recurre en amparo y lleva el caso ante el Tribunal Constitucional.” Pero claro está, lo anterior será para el caso de que el afortunado ciudadano haya podido conocer, aunque de forma mutilada el resultado de un procedimiento, pues esas consideraciones parecen más referidas al acceso a través de bases de datos comerciales o a través del Centro de Documentación Judicial del CGPJ (CENDOJ). 5.4.- REGULACIÓN BÁSICA. 5.4.1.- Convenio de Derechos Humanos y Tribunal de Derechos Humanos. Rige la regla de publicidad integra de las sentencias por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Así, el art. 33 del Reglamento del TEDH, de 4 de noviembre de 1998, establece el principio de publicidad de los documentos del Tribunal y, en particular, respecto de las decisiones y resoluciones establece que: “Son accesibles al público (...)”. Asimismo, su art. 66 recoge el principio de publicidad de las actuaciones judiciales: “La audiencia es pública, a menos que, conforme al apartado 2º del presente artículo, el Tribunal decida lo contrario por razón de las circunstancias excepcionales del caso (...)”. 52 Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo titulado: “Las Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006 85 El Convenio para la protección de los derechos y de las libertades fundamentales en su artículo 6 (Derecho a un proceso equitativo) recoge que: “1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente (…). La sentencia debe ser pronunciada públicamente (…)”. La trascendencia de la publicidad es evidente, la justicia no puede ser “secreta”. Así, la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Estrasburgo (Sección 2), de 15 julio 2003 De Biagi contra San Marino señala que: “el derecho del acusado a una vista pública no representa sólo una garantía más de los esfuerzos que se van a hacer para probar la verdad: contribuye igualmente a convencer al acusado de que su causa ha sido oída por un tribunal cuya independencia y imparcialidad podrá controlar. La publicidad del proceso de los órganos judiciales protege a los justiciables contra una justicia secreta que escapa al control del público; así mismo, constituye uno de los motivos para preservar la confianza en los tribunales. Por la transparencia que da a la administración de la justicia, ayuda a alcanzar la finalidad del artículo 6.1: el proceso justo, cuya garantía figura entre los principios de toda sociedad democrática en el sentido del Convenio”. En lo que ahora interesa y respecto de ese “mínimo” en la publicidad de las sentencias, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (así en Sentencia, de 3 marzo 2009 Caso Bacanu y SC "R" SA contra Rumania, Pretto y otros contra Italia, Sentencia de 8 diciembre 1983, Axen contra Alemania, Sentencia de 8 diciembre 1983, y Ernst y otros contra Bélgica, de 15 julio 2003) indica que numerosos Estados miembros del Consejo de Europa desde hace mucho tiempo, junto con la lectura en voz alta, utilizan otros medios para hacer públicas las sentencias de sus jurisdicciones, por ejemplo, depositándolas en Secretaría accesible al público. El Tribunal dice que la finalidad perseguida por el artículo 6.1, a saber asegurar el control del poder judicial por el público, no se lleva a cabo peor por el depósito en Secretaría que por la lectura en vista pública de una decisión. Por ello, podemos concluir que la publicidad de las sentencias está vinculada directamente al control por los ciudadanos del ejercicio de la potestad jurisdiccional que efectúan los jueces, y que lo relevante, más allá de la forma en que se efectúe, es que sea efectiva53. El Convenio y la jurisprudencia del TEDH es especialmente relevante, pues de acuerdo con el articulo 10.2 CE: “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”. 53 CAMARENA Grau Salvador, en 84 cuestiones sobre la dirección y publicidad del juicio oral, Consejo General del Poder Judicial, cuestión 30, BOE, Madrid 2011. 86 Piénsese que el TEDH llegó a considerar54 en su sentencia 13/1997, de 25 de febrero, sobre publicación de una sentencia de apelación, dictada por un tribunal finlandés, que había mencionado que la recurrente era portadora del virus del VIH y que la divulgación de tal información sólo podía tener lugar transcurrido un plazo de 10 años, se pronuncia a favor del principio de publicidad de las resoluciones judiciales: “[E]xiste un interés general en garantizar la transparencia de los procesos judiciales para preservar la confianza pública en la justicia (...) cuya relevancia implica que no necesariamente deba ceder en caso de entrar en conflicto con el derecho a la intimidad, incluso en relación con un aspecto tan sensible como es la protección de la confidencialidad de los datos médicos” Ahora bien la identidad de los demandantes de un proceso seguido ante el TEDH también puede omitirse en casos excepcionales y debidamente justificados, de acuerdo con lo que establece el art. 47.3 del Reglamento del TEDH, según la redacción dada por las modificaciones de 17 de junio y 8 de julio de 2002: “Los demandantes que no deseen que su identidad sea revelada públicamente deberán solicitarlo y exponer las razones que justifiquen la excepción del principio general de publicidad del procedimiento ante el Tribunal. El Presidente de la Sala sólo podrá autorizar el anonimato en casos excepcionales y debidamente justificados”. En este sentido, el TEDH accedió a la petición del demandante de que su nombre no fuera revelado, conforme al art. 47.3: a.- en un caso en el que se le había denegado la deducción fiscal por la pensión abonada a la madre de su hija por el hecho de ser padre soltero (STEDH 75/2005, de 19 de julio), b.- en otro en el que siendo menor de edad se le había privado de libertad en régimen de “vigilancia educativa” sin que mediara cargo o condena (STEDH 26/2002, de 16 de mayo); y, c.- en otro en el que un anciano con demencia senil había sido internado en una residencia porque las condiciones de vida e higiene, así como los cuidados médicos en su domicilio, eran insuficientes (STEDH 9/2002, de 26 de febrero). 5.4.2.- Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas 54 Tomado de Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo titulado: “ Las Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006 87 También rige el principio de publicidad en las sentencias del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Así, el art. 63 del Reglamento de Procedimiento del TJCE, señala que: “La sentencia contendrá (…) [l]a designación de las partes”, además, el art. 64.1 dispone que: “La sentencia será pronunciada en audiencia pública (...)” y por último, el art. 68 establece que: “El Secretario se encargará de que se publique una Recopilación de la jurisprudencia del Tribunal [cuyo último fascículo anual incluye, entre otros, un índice alfabético de las partes]”. 5.4.3.- Constitución Española y Tribunal Constitucional La regulación se halla en el artículo 120 CONST: : “1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. 2. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal. 3. Las sentencias serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública”. Respecto del TC el artículo 164.1 CONST señala: “Las sentencias del Tribunal Constitucional se publicarán en el boletín oficial del Estado con los votos particulares, si los hubiere. Tienen el valor de cosa juzgada a partir del día siguiente de su publicación (...)”, en relación con el artículo 86.2 LOTC: “Las sentencias y las declaraciones a que se refiere el título VI de esta Ley se publicarán en el Boletín Oficial del Estado dentro de los treinta días siguientes a la fecha del fallo” y su art. 99.2 “Corresponde igualmente a la Secretaría General la recopilación, clasificación y publicación de la doctrina constitucional del Tribunal”. El TC señala (STC 114/2006) que las previsiones establecidas en la Constitución son, por un lado, el art. 120 CE, en cuyos apartados primero y tercero se establece, respectivamente, el principio general de que «[l]as actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las Leyes de procedimiento», y que «[l]as sentencias serán siempre motivadas»; Establecido el principio general de máxima difusión y publicidad del contenido íntegro de las resoluciones jurisdiccionales y puesto en línea con la jurisprudencia del TEDH, el Tribunal Constitucional recuerda también las excepciones a la regla general por razón de otros derechos o intereses constitucionales concurrentes en el caso. En particular, el Tribunal considera que los arts. 266.1 LOPJ y 6.4 LOPD, aunque de aplicación supletoria a sus resoluciones, “puede[n] servir de elemento de referencia tanto (...) para [hacer] una ponderación individualizada de los intereses (...) en conflicto, como [para] poner de manifiesto cuáles son los intereses (...) [preponderantes]” (Fundamento Jurídico 7º): Art. 266.1 LOPJ (según redacción dada por la Ley Orgánica 19/2003, de 23 de diciembre): “El acceso al texto de las sentencias podrá ser restringido cuando el mismo pudiera afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela o a la garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados, cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes”. Art. 6.4 LOPD: “En los casos en los que no sea necesario el consentimiento del afectado para el tratamiento de los datos de carácter personal, y siempre que una ley no disponga lo contrario, éste podrá oponerse a su tratamiento cuando existan motivos fundados y legítimos relativos a una concreta situación personal”. 88 Así, por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha considerado legítimo omitir en sus sentencias: 1.- la identificación de las víctimas de delitos sexuales (véanse las SSTC 185/2002, de 14 de octubre, y 127/2003, de 30 de junio), 2.- de los menores en procesos relativos a la filiación, custodia, desamparo o adopción (véanse, por el mismo orden, las SSTC 7/1994, de 17 de enero; 144/2003, de 14 de julio; 221/2002, de 25 de noviembre; 94/2003, de 19 de mayo) 3.- y de los menores autores de delitos (véanse las SSTC 288/2000, de 27 de noviembre y 30/2005, de 14 de febrero). 5.4.4.- Ley Orgánica del Poder Judicial Artículo 232. [Publicidad de actuaciones judiciales] 1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. 2. Excepcionalmente, por razones de orden público y de protección de los derechos y libertades, los Jueces y Tribunales, mediante resolución motivada, podrán limitar el ámbito de la publicidad y acordar el carácter secreto de todas o parte de las actuaciones. Artículo 233. [Secreto de actuaciones judiciales] Las deliberaciones de los Tribunales son secretas. También lo será el resultado de las votaciones, sin perjuicio de lo dispuesto en esta Ley sobre la publicación de los votos particulares. Artículo 234. [Información de actuaciones judiciales] 1. Los secretarios y funcionarios competentes de la Oficina judicial facilitarán a los interesados cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, que podrán examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido declaradas secretas conforme a la Ley. También expedirán los testimonios en los términos previstos en esta Ley. 2. Asimismo las partes y cualquier persona que acredite un interés legítimo tendrán derecho a obtener copias simples de escritos y documentos que consten en los autos, no declarados secretos ni reservados. Artículo 235. [Acceso a libros y registros judiciales] Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la ley Artículo 266 1. Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el juez o por todos los Magistrados que las hubieren dictado, serán depositadas en la Oficina judicial y se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas. El acceso al texto de las sentencias, o a determinados extremos de las mismas, podrá quedar restringido cuando el mismo pudiera afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutelaoala garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados, 89 cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes. 2. Los secretarios pondrán en los autos certificación literal de la sentencia. 5.4.5 - Ley de de enjuiciamiento criminal. Artículo 142. [Sentencias. Redacción] Las Sentencias se redactarán con sujeción a las reglas siguientes: 1ª Se principiarán expresando: el lugar y la fecha en que se dictaren, los hechos que hubieren dado lugar a la formación de la causa, los nombres y apellidos de los actores particulares, si los hubiere, y de los procesados los sobrenombres o apodos con que sean conocidos, su edad, estado, naturaleza, domicilio, oficio o profesión, y en su defecto, todas las demás circunstancias con que hubieren figurado en la causa, y además el nombre y apellido del Magistrado ponente. 2ª Se consignarán en Resultandos numerados los hechos que estuvieren enlazados con las cuestiones que hayan de resolverse en el fallo, haciendo declaración expresa y terminante de los que se estimen probados. 3ª Se consignarán las conclusiones definitivas de la acusación y de la defensa y la que en su caso hubiese propuesto el Tribunal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 733. 4ª Se consignarán también en párrafos numerados, que empezarán con la palabra Considerando: Primero.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se hubiesen estimado probados. Segundo.-Los fundamentos doctrinales y legales determinantes de la participación que en los referidos hechos hubiese tenido cada uno de los procesados. Tercero.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de las circunstancias atenuantes, agravantes o eximentes de responsabilidad criminal, en caso de haber concurrido. Cuarto.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se hubiesen estimado probados con relación a la responsabilidad civil en que hubiesen incurrido los procesados o las personas sujetas a ella a quienes se hubiere oído en la causa, y los correspondientes a las resoluciones que hubieren de dictarse sobre costas y, en su caso a la declaración de querella calumniosa. Quinto.-La cita de las disposiciones legales que se consideren aplicables, pronunciándose por último el fallo, en el que se condenará o absolverá, no sólo por el delito principal y sus conexos, sino también por las faltas incidentales de que se hubiere conocido en la causa, reputándose faltas incidentales las que los procesados hubiesen cometido antes, al tiempo o después del delito como medio de perpetrarlo o encubrirlo. También se resolverán en la sentencia todas las cuestiones referentes a la responsabilidad civil que hubieren sido objeto del juicio, y se declarará calumniosa la querella cuando procediere. Artículo 159. [Libro de sentencias, autos y votos particulares] En cada Juzgado o Tribunal, bajo la responsabilidad y custodia del Secretario judicial, se llevará un libro de sentencias, en el cual se incluirán firmadas todas las definitivas, autos de igual carácter, así como los votos particulares que se hubieren formulado, que serán ordenados correlativamente según su fecha de publicación. 90 Artículo 160. [Lectura y notificación de las sentencias y autos] Las sentencias definitivas se leerán y notificarán a las partes y a sus Procuradores en todo juicio oral el mismo día en que se firmen, o a lo más en el siguiente. Si por cualquier circunstancia o accidente no se encontrare a las partes al ir a hacerles la notificación, se hará constar por diligencia, y bastará, en tal caso, con la notificación hecha a sus Procuradores. Los autos que resuelvan incidentes se notificarán únicamente a los Procuradores. Cuando la instrucción de la causa hubiera correspondido a un Juzgado de Violencia sobre la Mujer la sentencia será remitida al mismo por testimonio de forma inmediata, con indicación de si la misma es o no firme. Artículo 787. [Conformidad del acusado] 6. La sentencia de conformidad se dictará oralmente y documentará conforme a lo previsto en el apartado 2 del afrtículo 789, sin perjuicio de su ulterior redacción. Si el fiscal y las partes, conocido el fallo, expresaran su decisión de no recurrir, el juez, en el mismo acto, declarará oralmente la firmeza de la sentencia, y se pronunciará, previa audiencia de las partes, sobre la suspensión o la sustitución de la pena impuesta. Artículo 789. [Sentencia] 1. La sentencia se dictará dentro de los cinco días siguientes a la finalización del juicio oral. 2. El Juez de lo Penal podrá dictar sentencia oralmente en el acto del juicio, documentándose en el acta con expresión del fallo y una sucinta motivación, sin perjuicio de la ulterior redacción de aquélla. Si el Fiscal y las partes, conocido el fallo, expresasen su decisión de no recurrir, el Juez, en el mismo acto, declarará firmeza de la sentencia, y se pronunciará, previa audiencia de las partes, sobre la suspensión o la sustitución de la pena impuesta. 5.4.6.- Ley reguladora de la jurisdicción social Artículo 47. Custodia del expediente y acceso al mismo. 1. Los autos permanecerán en la oficina judicial bajo la custodia del secretario, donde podrán ser examinados por los interesados que acrediten interés legítimo, a quienes deberán entregárseles testimonios, certificaciones o copias simples cuando lo soliciten, todo ello en los soportes y con los medios técnicos de los que se disponga. 2. Todo interesado podrá tener acceso al libro de sentencias y al libro de decretos a que se refieren, respectivamente, los artículos 213 y 213 bis de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en la forma y con los medios técnicos disponibles en la oficina judicial. Artículo 50. Sentencias orales. 1. El juez, en el momento de terminar el juicio, y salvo cuando por razón de la materia o de la cuantía proceda recurso de suplicación, podrá pronunciar sentencia de viva voz, con el contenido y los requisitos establecidos en el apartado 2 del artículo 97. En este supuesto, las partes podrán solicitar que se les entregue documento que contenga la transcripción por escrito de la sentencia. Igualmente podrá aprobar mediante sentencia de viva voz, cualquiera que sea la materia y la cuantía, el allanamiento total efectuado, así como, en su caso, los términos de ejecución de la sentencia que le sean propuestos de común acuerdo por las partes, siempre que, de proceder recurso, manifestaran éstas su decisión de no recurrir. 91 2. También podrá el juez limitarse a pronunciar el fallo, cualquiera que sea la cuantía o la materia, con motivación sucinta del mismo, sin perjuicio de la redacción posterior de la sentencia dentro del plazo y en la forma legalmente previstos. 3. Las partes quedarán notificadas de las sentencias dictadas oralmente. Si, conocida la sentencia de viva voz o el fallo anticipado, las partes expresaran su decisión de no recurrir, el juez en el mismo acto declarará la firmeza de la sentencia. 4. Si alguna de las partes no hubiera comparecido se le hará la oportuna notificación. Artículo 51. Autos orales. En las mismas condiciones establecidas en el artículo anterior el juez o tribunal podrá dictar verbalmente autos al término de la comparecencia celebrada en cualquier incidente suscitado durante el proceso. 5.4.7.- Ley enjuiciamiento civil. Artículo 209. Reglas especiales sobre forma y contenido de las sentencias Las sentencias se formularán conforme a lo dispuesto en el artículo anterior y con sujeción, además, a las siguientes reglas: 1ª En el encabezamiento deberán expresarse los nombres de las partes y, cuando sea necesario, la legitimación y representación en virtud de las cuales actúen, así como los nombres de los abogados y procuradores y el objeto del juicio. 2ª En los antecedentes de hecho se consignarán, con la claridad y la concisión posibles y en párrafos separados y numerados, las pretensiones de las partes o interesados, los hechos en que las funden, que hubieren sido alegados oportunamente y tengan relación con las cuestiones que hayan de resolverse, las pruebas que se hubiesen propuesto y practicado y los hechos probados, en su caso. 3ª En los fundamentos de derecho se expresarán, en párrafos separados y numerados, los puntos de hecho y de derecho fijados por las partes y los que ofrezcan las cuestiones controvertidas, dando las razones y fundamentos legales del fallo que haya de dictarse, con expresión concreta de las normas jurídicas aplicables al caso. 4ª El fallo, que se acomodará a lo previsto en los artículos 216 y siguientes, contendrá, numerados, los pronunciamientos correspondientes a las pretensiones de las partes, aunque la estimación o desestimación de todas o algunas de dichas pretensiones pudiera deducirse de los fundamentos jurídicos, así como el pronunciamiento sobre las costas. También determinará, en su caso, la cantidad objeto de la condena, sin que pueda reservarse su determinación para la ejecución de la sentencia, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 219 de esta Ley. Artículo 210. Resoluciones orales 1. Salvo que la ley permita diferir el pronunciamiento, las resoluciones que deban dictarse en la celebración de una vista, audiencia o comparecencia ante el Tribunal o Secretario judicial se pronunciarán oralmente en el mismo acto, documentándose éste con expresión del fallo y motivación sucinta de aquellas resoluciones. 2. Pronunciada oralmente una resolución, si todas las personas que fueren parte en el proceso estuvieren presentes en el acto, por sí o debidamente representadas, y expresaren su decisión de no recurrir, se declarará, en el mismo acto, la firmeza de la resolución. Fuera de este caso, el plazo para recurrir comenzará a contar desde la notificación de la resolución debidamente redactada. 92 3. En ningún caso se dictarán oralmente sentencias en procesos civiles. Artículo 212. Publicación y archivo de las sentencias 1. Las sentencias y demás resoluciones definitivas, una vez extendidas y firmadas por quienes las hubieran dictado, serán publicadas y depositadas en la Oficina judicial, ordenándose por el Secretario judicial su notificación y archivo, dándoseles publicidad en la forma permitida u ordenada en la Constitución y las leyes. 2. Se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las sentencias o a determinados extremos de las mismas. Este acceso podrá quedar restringido cuando el mismo pueda afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela, a la garantía del anonimato de los perjudicados, cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes. 3. Las sentencias que se dicten en los procedimientos sobre la aplicación de los artículos 81 y 82 del Tratado de la Comunidad Europea o los artículos 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia se comunicarán por el Secretario judicial a la Comisión Nacional de la Competencia. 4. Los Secretarios judiciales pondrán en los autos certificación literal de las sentencias y demás resoluciones definitivas. Artículo 213. Libro de sentencias En cada tribunal se llevará, bajo la custodia del Secretario Judicial, un libro de sentencias, en el que se incluirán firmadas todas las definitivas, autos de igual carácter, así como los votos particulares que se hubieren formulado, que serán ordenados correlativamente según su fecha. Artículo 213 bis. Libro de Decretos En cada Tribunal se llevará, bajo la responsabilidad y custodia del Secretario judicial, un libro de decretos, en el que se incluirán firmados todos los definitivos, que serán ordenados cronológicamente. Artículo 4. Carácter supletorio de la Ley de Enjuiciamiento Civil En defecto de disposiciones en las leyes que regulan los procesos penales, contenciosoadministrativos, laborales y militares, serán de aplicación, a todos ellos, los preceptos de la presente Ley. 5.4.8.- Consejo General del Poder Judicial. El CGPJ55 especifica en su página web (www.poderjudicial.es), en el apartado Concursos públicos, Concurso para la contratación del servicio de tratamiento de las resoluciones judiciales, Anexos del Pliego de Prescripciones técnicas del servicio de 55 Tomado de Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo titulado: “ Las Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006 93 tratamiento de las resoluciones judiciales del CENDOJ, la información que debe ser sustituida u ocultada: Anexo 4 “En términos generales, la ocultación de información sensible de carácter personal persigue eliminar de las resoluciones aquellos datos que permitan identificar a las personas físicas directamente mediante su nombre u otros datos de identificación o indirectamente mediante su dirección u otros datos relacionados”. 1.1 Identificación Individuos Individuos Implicados Los individuos cuya información debe ser sustituida u ocultada en las resoluciones judiciales son las personas físicas implicadas en el procedimiento judicial o que están citadas en él (...). Personas Jurídicas De la definición de información sensible de carácter personal se está excluyendo aquella que es relativa a las personas jurídicas (...) Puede haber datos de una persona jurídica que estén también relacionados con personas físicas como las acciones numeradas de una empresa. En este caso, debería prevalecer el carácter personal de este dato (...) Otro caso en el que debe ocultarse la información de personas jurídicas es aquel en el que se ofrece algún dato de una entidad que no está implicada en el caso con el objeto de identificar a una persona física (...). Apodos (...) [E]ste dato también será objeto de ocultación. Números de Identificación (...) DNI, CIF, NIF, pasaporte, número de filiación a la Seguridad Social, número de agente, número de colegiados profesionales. (...) deben ser también ocultados. 1.2 Datos Relacionados También se consideran como información sensible de carácter personal (...): - La dirección postal y las direcciones electrónicas (…). - Datos de identificación de elementos que, por pertenecer o estar relacionados con ellos, permiten la identificación de los individuos como números de cuentas corrientes, matrículas o números de bastidor de vehículos (…), propiedades (…), datos registrales (…) o notariales (…), números de liquidaciones o números de expedientes. Datos de Individuos y Datos de los Hechos (...) Cuando la información relativa a los hechos pueda servir para identificar a los individuos, entonces deberá prevalecer la ocultación de la información (…). Direcciones 94 En las direcciones se ocultan las partes específicas (…), dejando los términos genéricos "calle" y "número". No se ocultan en ningún caso las poblaciones ni ninguna de las entidades de carácter superior (provincias, comunidades autónomas, países, etc.) (...) También debe ocultarse el nombre del partido judicial al que pertenece un operador jurídico cuando éste aparezca como implicado en el caso (...) 5.5.- ANONIMIZACIÓN DE DATOS EN LA SENTENCIA. Para HERNANDEZ GARCIA56: “La cuestión, sin duda, entraña una particular complejidad. La misma puede desdoblarse en dos planos. Uno, el de la propia confección de la sentencia. Otro, el del régimen de publicidad de la misma. En cuanto al primero, y sin perjuicio de que en efecto no se contengan en la sentencia datos que, afectando al derecho a la intimidad de las personas concernidas, resulten innecesarios para la adecuada fijación del hecho probado y la justificación probatoria de la misma, parece una consecuencia necesaria del principio de motivación y de integridad de la misma ex artículos 24 y 120, ambos, CE, que consten en el texto de la sentencia datos personales de los concernidos. Además, ello constituye una garantía específica del principio de transparencia como medio para obtener la confianza de la sociedad en la justicia -vid. STEDH, caso Z c. Finlandia, de 25 de febrero de 1995 y SSTC 114/2006, 144/2003, 127/2003 y 185/2002- Ahora bien, el principio de íntegra motivación no implica que atendiendo a circunstancias excepcionales muy vinculadas con el derecho a la intimidad y a la protección de determinados colectivos vulnerables, la publicad de la sentencia pueda limitarse respecto a los datos personales, declarándolos reservados, y sustituyendo la identidad de las personas afectadas por sus iniciales. Dicha posibilidad se decanta de forma implícita de lo previsto en los artículos 232 y 266 LOPJ, 140.2 LEC y del artículo 906 LECrim, en su redacción dada por la reforma operada por la Ley 13/2009.” En ese sentido el TEDH, en su sentencia, caso C.C c. España, de 6 de enero de 2010, declaró vulnerado el artículo 8 CEDH por la negativa del juez a anonimizar la identidad del demandante. 5.6.- LA REGULACIÓN DEL ACCESO A LAS SENTENCIAS. 5.6.1.- El Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre de 2005 de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. En lo que se refiere a la publicidad de las actuaciones judiciales que se producen en el curso de un proceso se remite a lo previsto al respecto en la Ley Orgánica del Poder Judicial y en las correspondientes Leyes de procedimiento, sin perjuicio de la información que puede facilitarse a las partes y a quienes justifiquen un interés legítimo y directo sobre el estado de las actuaciones. Respecto de las actuaciones realizadas e incorporadas a un libro, archivo o registro, el Reglamento regula el procedimiento al que los interesados habrán de someterse para tener acceso a los libros, archivos y registros, recogiendo (artículo 4 y siguientes) la atribución que al Secretario de la Oficina Judicial otorga la Ley Orgánica del Poder Judicial a efectos 56 84 cuestiones sobre publicidad y dirección del juicio oral, CGPJ, BOE, Madrid 2011. 95 de facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales obrantes en libros, archivos y registros, así como al texto de las sentencias, una vez extendidas, firmada y depositadas en la Oficina Judicial. En esencia el artículo 3 del Reglamento dice que de acuerdo con el artículo 266 LOPJ pueden acceder los interesados al texto de las sentencias, una vez extendidas y firmadas, depositadas y registradas, sin perjuicio de las restricciones derivadas del derecho a la intimidad, a derechos de las personas dignos de especial tutela o a la garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados, cuando proceda, y, con carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes. 5.6.2.- Protocolo del Consejo General del Poder Judicial El texto fue aprobado por la Comisión de Comunicación del CGPJ el 30.6.2004 con el visto bueno del Pleno del CGPJ el 7.7.2004 afirma que una vez las sentencias se han dictado se convierten en documentos públicos y se facilitaran en su totalidad a los medios de comunicación una vez estén ya a disposición de las partes. Si bien la regla general tiene su excepción en algunos casos, como las sentencias referidas a menores y a las relaciones familiares, de los que se eliminaran los datos personales de los afectados y aquellos otros que puedan identificarlos antes de facilitarlas a la prensa. 5.6.3.- Tribunal Supremo Sala de lo contencioso-administrativo. La Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 1), de 3 marzo 1995 delimita el concepto de interesado y distingue tres ámbitos o esferas de protección respecto del acceso a las resoluciones judiciales57: 57 “CUARTO.- Del examen tanto de la citada Ley Orgánica del Poder Judicial, recogiendo el principio del art. 120 del texto constitucional, como de las leyes procesales, se desprende que, el derecho y correlativo deber de conocimiento y acceso al texto de las resoluciones judiciales se gradúa en función de tres diversos ámbitos o esferas de afectación, regida cada una por diversos criterios, a saber: a) una de máxima amplitud o de afectación generalizada, que comprende al público o los ciudadanos en general, sin cualificación específica y que corresponde a la publicidad de las actuaciones judiciales desarrolladas en toda clase de procesos, que permite a aquéllos acudir a la práctica de diligencias que han de tener lugar «en audiencia pública», salvo la declaración de reserva que motivadamente acuerde el órgano jurisdiccional, principio de publicidad constitucionalizado, como se ha dicho, en el art. 120.1 de la Norma Fundamental y que recoge el art. 232.1 de la referida Ley Orgánica; principio este de publicidad que, si bien hunde sus raíces en que por emanar la justicia del pueblo (art. 117.1 de la Constitución), éste no puede quedar de espaldas a su administración por los Jueces, eliminándose así el secretismo y la opacidad en la dispensación de la justicia, no es el que cabe invocar para amparar el derecho de acceso al texto de las sentencias una vez éstas dictadas y depositadas en las Secretarías de Juzgados y Tribunales, en la forma pretendida por la entidad recurrente, porque aquí ya se trata de un proceso cerrado o finalizado mediante la más solemne y decisiva de las resoluciones judiciales, y que respecto a los terceros se corresponde no con el principio de publicidad en la práctica y desarrollo de las actuaciones judiciales, que a su través produce un control o garantía de éstas, sino con el derecho a la información de textos judiciales ya producidos y con los que se cierra un proceso al menos en su fase declarativa, dejando aparte la ejecución, para los cuales el legislador ha reservado y diseñado otro ámbito de afectación distinto y al que llama a sujetos concretos y determinados, no a los ciudadanos o al público en general; b) en el extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento de las decisiones judiciales, se hallan los actos de notificación y comunicación de éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte procesal en virtud de las leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y correlativo deber de los Jueces y Tribunales a su conocimiento mediante el acto instrumental de notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende «a quienes se refieran o puedan parar perjuicios» cuando así lo disponga expresamente la propia resolución judicial, lo que no es, evidentemente, el caso en examen, ya que «Grupo Interpres, SA» no invoca su condición de parte procesal para acceder al texto de las sentencias; y, finalmente c) ocupando una posición intermedia, que sitúa la cuestión en ámbito más impreciso lo que explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias, integradas en libros, archivos o registros judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la LOPJ determina que: 96 1.- Un primer ámbito de de máxima amplitud o de afectación generalizada, que comprende al público o los ciudadanos en general y se corresponde con la previsión del artículo 120 CE. 2.- En el extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento de las decisiones judiciales, se hallan los actos de notificación y comunicación de éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte procesal en virtud de las leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y correlativo deber de los Jueces y Tribunales a su conocimiento mediante el acto instrumental de notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende «a quienes se refieran o puedan parar perjuicios» cuando así lo disponga expresamente la propia resolución judicial. 3.- Ocupando una posición intermedia, que sitúa la cuestión en ámbito más impreciso lo que explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias, integradas en libros, archivos o registros judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la LOPJ determina que: «Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley», señalando el art. 266.1, por relación a las sentencias, que «Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el Juez o por todos los Magistrados que las hubieran dictado, serán depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal y se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas»; es la delimitación de este concepto jurídico indeterminado de «interesado». Concepto que delimita entendiendo que el interés legítimo que es exigible en el caso, sólo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita, «Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley», señalando el art. 266.1, por relación a las sentencias, que «Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el Juez o por todos los Magistrados que las hubieran dictado, serán depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal y se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas»; es la delimitación de este concepto jurídico indeterminado de «interesado» el que constituye la clave para resolver el pleito, pues sólo una adecuada delimitación de su alcance y el de si corresponde atribuirlo a la entidad mercantil demandante servirá para acceder o no a la pretensión por ésta ejercitada. QUINTO.- La publicidad procesal, en su vertiente de derecho a la información y de acceso a las sentencias ya depositadas, requiere, como hemos anticipado, por parte de quien la invoca y ejercita, la concurrencia de la condición de «interesado», sin que, hemos también de apresurarnos a esta precisión, la expresión «cualquier interesado» empleada por el art. 266.1 respecto a las sentencias, añada matiz alguno ampliatorio al básico concepto de interesado, por tratarse de mera enunciación reduplicativa y quizás dirigida a no constreñirla a quienes han sido partes o intervenido de cualquier forma (testigos, peritos, etc.) en el proceso al que la sentencia o sentencias han puesto fin. Pues bien, el interés legítimo que es exigible en el caso, sólo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita, al menos «prima facie», ante el órgano judicial, una conexión de carácter concreto y singular bien con el objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo finalizó en la instancia-, bien con alguno de los actos procesales a través de los que aquél se ha desarrollado y que están documentados en autos, conexión que, por otra parte, se halla sujeta a dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para salvaguardar esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar, el honor y el derecho a la propia imagen que eventualmente pudiera afectar a aquellas personas; y b) que si la información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia adquiere, como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del ordenamiento jurídico y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función jurisdiccional. Desde esta perspectiva, pues, ha de examinarse si el interés de la entidad mercantil recurrente en obtener acceso al texto de las sentencias dictadas en procesos civiles se incardina en los límites descritos y que configuran el derecho a la información debatido.” 97 al menos «prima facie», ante el órgano judicial, una conexión de carácter concreto y singular bien con el objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo finalizó en la instancia-, bien con alguno de los actos procesales a través de los que aquél se ha desarrollado y que están documentados en autos. Con dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para salvaguardar esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar, el honor y el derecho a la propia imagen que eventualmente pudiera afectar a aquellas personas; y b) que si la información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia adquiere, como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del ordenamiento jurídico y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función jurisdiccional. El problema es que de no darse acceso al contenido de las sentencias cuando se dictan, la aplicación sin matices de esta doctrina va a suponer precisamente aquello que la propia sentencia dice que no puede suceder y es una justicia secreta. En EEUU como señalan Jacobs/Larrauri58, el derecho a la publicidad del juicio pertenece al acusado y también a todos los ciudadanos59, incluidos los medios de comunicación. Los ciudadanos no sólo tienen derecho a asistir a los juicios, sino también a examinar y copiar los documentos de los mismos, incluyendo expedientes, sentencias, certificados, e informes de los abogados. Los jueces estadounidenses, los politólogos y los juristas consideran que la transparencia judicial es condición sine qua non de un gobierno democrático. En los EE.UU, el peticionario al que se refiere la sentencia del TS transcrita hubiesen podido leer y/o copiar cualquier sentencia en el juzgado donde se dictó. Del mismo modo indican respecto de la STS, 3ª, 6.4.2001 (un periodista pide a un tribunal militar una copia de una sentencia militar de 1973 que ha impuesto una pena de muerte) que si ese caso se hubiese suscitado en EE.UU.el periodista no hubiese tenido ningún problema para obtener tal información, pues un periodista, o cualquier otra persona, pueden ver y copiar todos los documentos judiciales relacionados con un caso penal, y que también juristas examinan regularmente los casos y debaten sobre la imparcialidad y la fiabilidad de los procedimientos y sobre las pruebas alegadas (los casos con condena de pena de muerte suelen ser objeto incluso de un examen más exhaustivo). 5.7.- AGENCIA DE JURISDICCIONALES. PROTECCIÓN DE DATOS Y ÓRGANOS 58 InDret 4/2010 James B. Jacobs/Elena Larrauri “¿Son las sentencias públicas? ¿Son los antecedentes penales privados? Una comparación de la cultura jurídica de Estados Unidos y España” 59 Press-Enterprise Co. v. Superior Court, 478 U.S. 1, 7 (1986) (“El derecho a un juicio público es un derecho compartido entre el acusado y los ciudadanos, cuyo interés común es la garantía de la justicia”), Waller v. Georgia, 467 U.S. 39, 46 (1984) (sostiene que el derecho a juicio público de la Sexta Enmienda se aplica también en el caso en que se supriman audiencias). 98 La STS 6.12.2011 realiza un análisis pormenorizado sobre la génesis de la Agencia Española de Protección de Datos y las razones por las que se decidió, desde las instituciones internacionales, crear organismos independientes y con facultades sancionadoras para la protección de los datos de carácter personal. Se trata de una institución que ejerce funciones de carácter preventivo y tuitivo. Ahora bien, la AEPD no deja de ser una Administración Pública más que se inserta orgánica y funcionalmente dentro del Ejecutivo, aunque con independencia. En todo caso, las Administraciones Públicas quedan excluidas de la imposición de sanciones pero no de la declaración de infracción, de que se impongan correcciones o de que se promueva responsabilidad disciplinaria de los funcionarios públicos que aparezcan como responsables de la infracción. La AEPD carece de competencias para hacer una declaración de infracción, y menos aún para sancionar, al titular de un Juzgado o Tribunal de Justicia. El control de la actividad no jurisdiccional de Jueces está reservado exclusivamente al CGPJ, ya que los principios de unidad e independencia no sólo se predican del ejercicio de la potestad jurisdiccional, sino también de su organización; la LOPJ ordena a las autoridades civiles y militares que se abstengan de intimar a los Jueces y Magistrados. Sólo el CGPJ ostenta la función tuitiva en materia de protección de datos, por ser un órgano constitucional y por ser independiente del Ejecutivo. 5.8.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y TERCEROS QUE COLOCAN SENTENCIAS EN PÁGINAS WEB. En ocasiones se plantea si es posible la creación de páginas web no oficiales de los órganos jurisdiccionales que recojan el contenido de las sentencias. Ello no es posible. La resolución R/02426/2011 de la Agencia de Protección de datos señala: “Esta posibilidad de difundir dicha información a terceros se encuentra relacionada con la Recomendación nº R (95)11 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, adoptada el 11 de septiembre de 1995, relativa a la selección, tratamiento, presentación y archivo de las Resoluciones judiciales en los sistemas de documentación jurídica automatizados. En ella se afirma que “el pleno conocimiento de la jurisprudencia de todas las jurisdicciones es una de las condiciones esenciales para la aplicación equitativa del derecho”, así como que “ el público en general y las profesiones jurídicas en particular deben tener acceso a esos nuevos métodos de información”; añadiendo el apartado IV.5 del Anexo a la recomendación que “cualquier cuestión de vida privada y protección de datos personales que se plantee en los sistemas de información jurídica se debe resolver de acuerdo con el derecho nacional de conformidad con los principios del Convenio para la Protección de las Personas con respecto al Tratamiento Automatizado de Datos de Carácter Personal ( Convenio nº 108 de la serie de Tratados Europeos) y de sus textos subsidiarios”. “En relación con el tratamiento de datos personales en Internet, la Agencia de forma reiterada ha sancionado dicha actuación, siendo criterio de la Audiencia Nacional, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera sobre dichos hechos, el recogido en su sentencia de 20/04/2009 Recurso 561/2007, Fundamento Tercero “…La Ley Orgánica-15/1999, de 13 diciembre,-de Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD), ha venido a dar una nueva regulación al derecho fundamental regulado por el art. 18,4 CE aún más garantista que el recogido en la Directiva Comunitaria 95/46/CE que pretendía transponer. En este sentido la LOPD amplía su protección más allá de la mera protección del derecho a la intimidad 99 personal y familiar para consagrar el denominado derecho a la "autodeterminación informativa", por lo que es objeto de la Ley la protección de cualesquiera derechos fundamentales y libertades públicas de las personas físicas frente al tratamiento automatizado o no de sus datos de carácter personal. Quiere ello decir, prima facie, que no son aceptables interpretaciones restrictivas como la aquí pretendida, que tratan de limitar el contenido del derecho por razón del mayor o menor número de destinatarios de la información realizada, información que concierne a datos de carácter personal de determinados trabajadores. En cuanto a la consideración de la Intranet como fichero de datos de carácter personal, este Tribunal ha tenido ocasión de pronunciarse sobre la naturaleza de los ficheros de los sitios Web a los efectos del art. 3, apartado b) de la LOPD (SAN de 17 de marzo de 2006, Rec. 621/2004), doctrina que reiteramos a continuación. La Directiva 95/46/CE define el fichero en su artículo 2 como todo conjunto estructurado de datos personales, accesibles con arreglo a criterios determinados, ya sea centralizado, descentralizado o repartido de forma funcional o geográfica. Nuestra Ley lo define en su artículo 3 como “b) Fichero: todo conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso." Así, todo fichero de datos exige para tener esta consideración una estructura u organización con arreglo a criterios determinados. El mero cúmulo de datos sin criterio alguno no podrá tener la consideración de fichero a los efectos de la ley. Íntimamente vinculado al concepto de fichero está el de tratamiento de datos. La Directiva nos dice sobre esta cuestión que el concepto de "tratamiento” no puede depender de la técnica utilizada para el manejo de los datos, de ahí que incluya tanto el tratamiento automatizado como el manual (considerando 27 de su Preámbulo). Así, lo relevante para que estemos ante un “tratamiento de datos personales" es la realización de determinadas actuaciones en relación con los mismos, actuaciones que en su descripción son muy amplias y variadas. Desarrollando este principio el artículo 2 de la Directiva describe las actuaciones que aplicadas a los datos personales constituyen “tratamiento”: “cualquier operación o conjunto de operaciones, efectuadas o no mediante procedimientos automatizados, y aplicadas a datos personales, como la recogida, registro, organización, conservación, elaboración o modificación, extracción, consulta, utilización, comunicación por transmisión, difusión o cualquier otra forma que facilite el acceso a los mismos, cotejo o interconexión, así como su bloqueo, supresión o destrucción". Nuestra ley lo define de forma muy similar en el art. 3.c) de la Ley Orgánica 15/1999: “c) Tratamiento de datos: operaciones y procedimientos técnicos de carácter automatizado o no, que permitan la recogida, grabación, conservación, elaboración, modificación, bloqueo y cancelación, así como las cesiones de datos que resulten de comunicaciones, consultas, interconexiones y transferencias." No basta sin embargo, la realización de una de estas actuaciones en relación con datos personales para que la ley despliegue sus efectos protectores y sus garantías y derechos del afectado. Es preciso algo más: que las actuaciones de recogida grabación, conservación, etc. se realicen de forma automatizada o bien, si se realizan de forma manual, que los datos personales estén contenidos o destinados a un fichero. La Directiva fija en su artículo 3 que sus disposiciones se aplicarán al tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales, así como al tratamiento no automatizado de datos personales contenidos o destinados a ser incluidos en un fichero. La ley Orgánica 15/1999, por su parte, describe en su artículo 2 su ámbito de aplicación mediante una descripción general positiva más genérica que la de la Directiva- será de aplicación a los datos de carácter personal registrados en soporte físico, que los haga susceptibles de tratamiento, y a toda modalidad de uso posterior de estos datos por los sectores público y privado. Pues bien, un sitio Web exige siempre cualquiera que sea su finalidad una organización o estructura que permita el acceso a la información en él contenida por terceros. Cumpliría así la primera de las exigencias de un fichero, la estructural u organizativa. Pero es que además, y esto es obvio, la Intranet de la empresa contuvo datos de carácter personal, precisamente los referidos a los denunciantes, que fueron difundidos a través de dicho sitio, lo que supone tratamiento en el sentido antes expresado. Si hubo tratamiento de datos de carácter personal consistente en la incorporación y difusión de éstos desde una estructura organizada (fichero) como era el sitio Web, es indudable que el régimen de protección contenido en la Ley Orgánica 15/1999 es plenamente aplicable, sin que altere la anterior 100 conclusión el hecho de los datos tratados se refieran a trabajadores de la propia empresa o que el acceso a dichos datos sólo pudieran realizarlo trabajadores de la misma. Finalmente, y para agotar esta materia, el propio Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en la sentencia de 6 de noviembre de 2003 (caso Lindqvist. Asunto C-101/01) abordó la cuestión que estamos tratando, señalando lo siguiente: "El concepto de «datos personales» que emplea el artículo 3, apartado 1 de la Directiva 95/46 comprende, con arreglo a la definición que figura en el artículo 2, letra a), de dicha Directiva «toda información sobre una persona física identificada o identificable». Este concepto incluye, sin duda el nombre de una persona junto a su número de teléfono o a otra información relativa a sus condiciones de trabajo o a sus aficiones. En cuanto al concepto de «tratamiento» de dichos datos que utiliza el artículo 3 apartado 1, de la Directiva 95/46, éste comprende, con arreglo a la definición del artículo 2, letra b), de dicha Directiva, «cualquier operación o conjunto de operaciones, efectuadas o no mediante procedimientos automatizados, y aplicadas a datos personales». Esta última disposición enumera varios ejemplos de tales operaciones entre las que figura la comunicación por transmisión, la difusión o cualquier otra forma que facilite el acceso a todos datos. De ello se deriva que la conducta que consiste en hacer referencia, en una página web, a datos personales debe considerarse un tratamiento de esta índole. Queda por determinar si dicho tratamiento está «parcial o totalmente automatizado». A este respecto, es preciso observar que difundir información en una página web implica, de acuerdo con los procedimientos técnicos e informáticos que se aplican actualmente publicar dicha página en un servidor, así como realizar las operaciones necesarias para que resulte accesible a las personas que están conectas a Internet. Estas operaciones se efectúan, al menos en parte, de manera automatizada. Por tanto procede responder a la primera cuestión que la conducta que consiste en hacer referencia, en una página web, a diversas personas y en identificarlas por su nombre o por otros medios, como su número de teléfono o información relativa a sus condiciones de trabajo y a sus aficiones constituye un «tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales» en el sentido del artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46.” 5.9. LECTURA/EXHIBICIÓN Si bien la Constitución se refiere a la lectura de la sentencia, no parece haber inconveniente en que esa información se de mediante la exhibición de la misma o por otro medio que sea igualmente efectivo. Y es que el Convenio para la protección de los derechos y de las libertades fundamentales (en relación con el artículo 10 de la Constitución) en su artículo 6 (Derecho a un proceso equitativo) también recoge que: “1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente (…). La sentencia debe ser pronunciada públicamente (…)” y en su aplicación el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (así en Sentencia, de 3 marzo 2009 Caso Bacanu y SC "R" SA contra Rumania, Pretto y otros contra Italia, Sentencia de 8 diciembre 1983, Axen contra Alemania, Sentencia de 8 diciembre 1983, y Ernst y otros contra Bélgica, de 15 julio 2003) indica que numerosos Estados miembros del Consejo de Europa desde hace mucho tiempo, junto con la lectura en voz alta, utilizan otros medios para hacer públicas las sentencias de sus jurisdicciones, por ejemplo, depositándolas en Secretaría accesible al público. El Tribunal dice que la finalidad perseguida por el artículo 6.1, a saber asegurar el control del poder judicial por el público, no se lleva a cabo peor por el depósito en Secretaría que por la lectura en vista pública de una decisión. De hecho si bien el artículo 160 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal señala que (Lectura y notificación de las sentencias y autos): “Las sentencias definitivas se leerán y notificarán a las partes y a sus Procuradores en todo juicio oral el mismo día en que se firmen, o a lo más en el siguiente”, el artículo 212 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (Publicación y archivo de las sentencias) recoge que: “ 1. Las sentencias y demás resoluciones definitivas, una 101 vez extendidas y firmadas por quienes las hubieran dictado, serán publicadas y depositadas en la Oficina judicial, ordenándose por el Secretario judicial su notificación y archivo, dándoseles publicidad en la forma permitida u ordenada en la Constitución y las leyes.”, por ello no pueden excluirse otra formas de publicidad además de la lectura. Entiendo además que es razonable que ello sea así, lo trascendente es que los ciudadanos puedan conocer su contenido, y ese conocimiento puede incluso conseguirse mejor mediante la lectura por el propio ciudadano (puede releer algún párrafo para una mejor comprensión, puede no entender algunas palabras cuando se lee, etc), además desde una perspectiva global de funcionamiento del sistema judicial permite una mejor optimización de recursos. Como podemos ver, es evidente que la publicación de la sentencia puede revestir múltiples modalidades, realmente, lo relevante, es que sea efectiva, de hecho cabría plantearse que la publicación se efectuarse de modo que llegara la máximo número de ciudadanos como una mejor realización del mandato constitucional previsto en el artículo 9 de la Constitución, en la medida que es obligación de los poderes públicos facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política60. 60 Un análisis de la necesidad de conciliar transparencia y protección de datos puede verse en GUICHOT REINA Emilio Transparencia y acceso a la información pública en España: análisis y propuestas legislativas , Documento de trabajo 170/2011, Laboratorio de Alternativas. Por su interés se reproduce su decálogo de propuestas: “1. Existen razones de peso para seguir la tendencia más generalizada en el Derecho comparado de regular de forma autónoma la transparencia y acceso a la información que poseen el poder legislativo y el poder judicial. 2. El derecho de acceso a la información se considera un derecho fundamental, vinculado a la libertad de información o autónomo. Por la peculiar distinción entre categorías de derechos propia de nuestra Constitución y la ubicación del artículo 105, el tratamiento en nuestro Derecho ha sido el de un derecho autónomo que puede regularse por ley ordinaria y no susceptible de amparo, si bien la interpretación del derecho fundamental a la libertad de información a la luz del Convenio permitiría abordar una nueva perspectiva, que sería en todo caso la idónea si se pretende extender su ámbito subjetivo a todos los poderes públicos de cualquier ámbito territorial, y dotarlo de la mayor garantía que supone la reserva de ley orgánica y el recurso de amparo. Caben, a nuestro juicio, en nuestra Constitución y su interpretación a la luz del Convenio, ambas posibilidades. 3. Una nueva regulación de la transparencia y el acceso a la información debe referir el objeto del derecho bien a la información, poniendo límites de concreción, o bien a los documentos, entendidos en el sentido más amplio, que incluyen la información obrante en bases de datos que pueda obtenerse con tratamientos sencillos, debiendo articularse la configuración de las bases de datos de forma que puedan dar respuesta a las peticiones de información más reiteradas o destacadas, incluir cualquier información o documentación, final o preparatoria, sin perjuicio de la posible aplicación de límites para preservar la efectividad del proceso de toma de decisiones, y referir el derecho a cualquier información o documentación en poder de los sujetos obligados, haya sido o no generada por estos. 4. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debería reconocer el derecho a cualquier persona, sin limitación en razón de la nacionalidad o la residencia ni necesidad de acreditar interés alguno ni de motivar obligatoriamente su petición, en el caso de la información previa solicitud. 5. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debería incluir en su ámbito de aplicación a las autoridades administrativas, incluidos los gobiernos, a los órganos legislativos y judiciales, en la medida en que llevan a cabo funciones admi-nistrativas, y a las personas físicas o jurídicas privadas en la medida en que ejercen autoridad administrativa, y a las personas privadas físicas y jurídicas en la medida en que ejerzan funciones públicas o funcionen gracias a fondos públicos. Ello obliga, por lo demás, a diseñar un procedimiento completo de acceso, dado que algunos de estos sujetos no se rigen por la Ley de Procedimiento Administrativo. 6. Es necesario regular en una futura Ley de Transparencia y Acceso a la Información una lista cerrada de excepciones, de aplicación restrictiva, en línea con las comunes al Derecho comparado y europeo, pues comunes son las necesidades de compatibilizar transparencia y protección de intereses públicos y privados en cualquier sistema jurídico. Debería, además, armonizarse la regulación de las relaciones entre protección del interés público en la seguridad y la defensa y transparencia en dicha Ley y en la ley que regule los secretos oficiales, que debería reformarse para adecuarla a los estándares europeos modernos, sin que sea necesario –aunque no descartable– incluir en un mismo texto normativo ambas regulaciones. En lo que hace a las relaciones entre publicidad y privacidad, deben acogerse una serie de principios: preferencia de la normativa sobre transparencia y acceso cuando el solicitante es distinto del sujeto afectado, prevalencia de la privacidad cuando están en juego datos íntimos y de la publicidad cuando se trate de datos relacionados con la organización, el funcionamiento o los gastos públicos y normas de procedimiento que permitan ponderar correctamente los intereses en juego en casos límite. 7. Es preciso diseñar un procedimiento simple, ágil y económicamente asequible para todos los ciudadanos, pues está en juego precisamente su participación efectiva en la vida democrática. Además, debe darse respuesta a temas como el contenido de las decisiones sobre las solicitudes, las modalidades de acceso o el coste del ejercicio del derecho –que puede llegar a originar diversas tareas–, como la búsqueda, revisión, reproducción y/o el envío, con mínimas formalidades para la presentación de solicitudes, que pueden hacerse por medios electrónicos, auxiliando al ciudadano para el ejercicio de su derecho, sin exigir en casi ningún caso la expresión de motivación alguna y con previsión de mecanismos que permitan el traslado de las solicitudes a 102 6.-COLABORADORES CON LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA 6.1.-INTRODUCCION La garantía y protección en lo que concierne al tratamiento de los datos personales y la afectación que proyecta tanto al terreno de las libertades públicas como al resto de los derechos fundamentales de las personas físicas en la Administración de Justicia, debe entenderse en un sentido amplio. Precisamente, como consecuencia de la complejidad derivada de lo que supone la tarea de administrar justicia y con el único fin de obtener resultados acordes con tal final, es necesario que de una manera u otra, intervengan personas ajenas al proceso, sin interés personal o legítimo, pero que por diversos motivos tienen que cumplir una función y, en consecuencia, acceden a los datos personales merecedores de protección que se contienen tanto en los registros informáticos y libros de registro como en los procedimientos que se siguen en los órganos judiciales. A diario vemos entrar y salir personas de los Juzgados, Tribunales y Oficinas Judiciales: algunas para el ejercicio de su profesión, otras ni siquiera todavía tienen una profesión; hay quienes pretenden obtener un beneficio determinado y quienes prestan un servicio concreto, o bien a la Administración o bien a un particular; hay diversidad de situaciones en que el común denominador es su servicio a la Administración de Justicia. los órganos que poseen la información. Las solicitudes deben resol-verse con prontitud, con plazos máximos que se sitúan mayoritariamente en una banda entre los veinte y treinta días, más inclinados hacia la primera. Cuando haya terceros afectados, debe dárseles entrada en el procedimiento para mejor ponderar, sin por ello otorgarles un derecho de veto. El silencio debe tener valor negativo. Los solicitantes deben poder escoger la modalidad de acceso, siempre que sea razonable y el coste del acceso no sea disuasorio, siendo la regla la gratuidad del acceso en dependencias públicas y de pago exclusivo de los costes de reproducción cuando los hay. 8. Al margen de la garantía judicial última y de la posibilidad de queja ante el defensor del pueblo, una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debería prever la creación de una institución que permita una respuesta independiente, rápida y eficaz a las reclamaciones de los ciudadanos. En nuestro actual sistema institucional y en nuestro modelo político descentralizado, nos parece la mejor fórmula la creación en el ámbito estatal de una institución colegiada de nombramiento parlamentario de acceso a la información, dejando a las comunidades autónomas la decisión, en el ejercicio de sus competencias de autoorganización, sobre el modelo más adecuado en su ámbito, en el que podría funcionar de forma económica y jurídicamente muy eficaz la fusión de sus competencias con las de protección de datos. 9. Es preciso dotar al derecho de acceso de eficacia, y eso pasa por una buena regulación y práctica de la gestión documental –acabando con la anomalía de la aproximación “cultural” a la información y documentación administrativa–, la formación y especialización de las autoridades y funcionarios responsables de gestionar las decisiones sobre publicidad de la información, la previsión de sanciones disciplinarias para los que obstaculicen la aplicación de la ley, la creación de guías ciudadanas que hagan accesible a los ciudadanos el entendimiento de alcance del derecho y su ejercicio, unidos al auxilio personal a quien lo requiera, o la llevanza y publicidad electrónica de registros de documentos que permitan búsquedas con criterios sencillos. 10. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debe ser necesariamente una Ley adaptada a la actual sociedad de la información, que dé el salto cualitativo de la publicidad pasiva a la activa, y que establezca disposiciones todo lo precisas posible que obliguen a poner a disposición de todos los ciudadanos en Internet la principal información que les permita participar, controlar y con ello contribuir a una gestión pública más eficaz y transparente. Buena parte de esta información ya es objeto de publicidad oficial; se trata, sobre todo, de centralizarla y ponerla en formatos que permitan su fácil localización y, en su caso, su posterior tratamiento.” 103 Nuestra misión es identificar a estas personas y una vez analizada la actividad encomendada, delimitar hasta dónde se extiende su participación, su actuación o su conocimiento de la actividad desarrollada en el Órgano Judicial. Hablamos de: - Peritos, pueden ser traídos por las partes o por el Juez o Tribunal, su actuación viene regulada por ley, su finalidad es la elaboración del informe o dictamen encomendado en cada caso y como consecuencia de ello, deberán acceder a la totalidad o parte de las actuaciones que contienen datos personales. - Personas que pretenden les sean proporcionados datos de carácter estadístico, histórico o científico y solicitan acceso a los registros y procedimientos. La cuestión es que los datos recabados serán objeto de publicación. Es necesario determinar en qué situaciones es posible ceder los datos solicitados. - Empresas que han sido contratadas para enajenar o destruir expedientes judiciales; es necesario saber en qué supuestos y condiciones deben actuar. La información a la que pueden acceder puede ser indiscriminada y por ello, sería necesario un control y unas garantías concretas. - Personas que pretender participar en una subasta judicial; pretenderán obtener el más amplio conocimiento de todo lo relacionado con el bien o derecho por el que van a pujar. Veremos a qué datos pueden tener acceso. - Oficinas de asistencia a la víctima del delito, del acreedor y aquéllas que actúan en colaboración de los Juzgados y Tribunales y a los que, para el cumplimiento de sus funciones, es necesario permitir el acceso a determinados datos de las víctimas, acreedores, etc. y normalmente, nos exigen celeridad. - Estudiantes universitarios y no universitarios que a veces aparecen en las salas de vistas para ver juicios por su propia voluntad o también, previo concierto con la Universidad u otros Centros Educativos ; acceden a la propia Oficina Judicial para ver su funcionamiento con fines formativos, lo que implica acceso a determinados documentos que podrían tener datos personales. Hay que tener en cuenta que esas personas no son funcionarios públicos y deberemos tener claro hasta donde puede ser autorizada su intervención. - Profesionales en prácticas como abogados o funcionarios que acuden también a los Juzgados o funcionarios en periodo de prácticas para adquirir la experiencia necesaria para acceder a su puesto de trabajo. - Traductores, al igual que los anteriores pueden ser traídos al proceso en las mismas condiciones, actúan en virtud de contrato y por su propia función también tendrán conocimiento y acceso a datos de carácter personal. Veremos en qué condiciones y qué limites les afectan. 104 - Personal de limpieza, seguridad y mantenimiento, se trata de personal externo y hay que unir a ello la agravante de que suelen actuar cuando no existe persona alguna responsable en la sede judicial, veremos cuál es su control. Como se puede apreciar a primera vista, hay un sinfín de personas físicas y hasta jurídicas que mantienen una relación directa o indirecta con la Administración de Justicia; es imposible que cada día no tengamos contacto con cualquiera de ellos en la Oficina Judicial. Esta diversidad hace necesario un análisis pormenorizado de cada supuesto que pueda plantearse y será, precisamente el responsable del tratamiento del fichero, el Secretario Judicial, quien decide sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento de los datos de carácter personal. En estos términos se recoge en la Ley Orgánica,15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos (LOPD) y, trasladado al ámbito de la Administración de Justicia hace que nos replanteemos muchas de las situaciones en que, bien por desconocimiento, bien por falta de regulación expresa, no hemos sabido abordar o hemos sufrido cierta vacilación a la hora de resolverlas pues no es tan sencillo determinar quienes pueden tener acceso a los registros, libros y procedimientos y quienes no lo tienen. Esto, unido a la falta de afianzamiento de normas de actuación en la Administración de Justicia junto con la inexistencia de protocolos específicos así como a ciertas prácticas de uso forense ineficaces y poco precisas, hace que se vengan otorgando accesos a determinados datos del proceso de forma más que dudosa y en cierto modo, cuestionables. Veamos las claves que nos ayudarán a adoptar una decisión acertada a la hora de procurar el acceso o la denegación de determinadas personas físicas o jurídicas a los datos personales a nuestro cargo. 6.2.- PERITOS 6.2.1.- Regulación aplicable. Los peritos acuden a diario a los Juzgados y Tribunales como consecuencia de un llamamiento efectuado en virtud de resolución judicial, entran a la sede judicial o se acercan al mostrador y, lo primero que demandan literalmente, son los autos. De ellos extraerán las instrucciones que les son encomendadas para emitir el oportuno informe o dictamen. Su acceso a las actuaciones es amplio ya que se pone a su disposición toda la documentación que compone un pleito, recaban datos referidos a un tercero, hacen fotocopias y hasta por algunos se les permite llevarse las actuaciones. ¿Es correcto? 105 En todas las leyes procesales que regulan las distintas jurisdicciones, sin excepción, aparece regulada de forma específica la figura del perito, y su función aparece definida de forma precisa en el artículo 335 LEC: “Cuando sean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos para valorar hechos o circunstancias relevantes en el asunto o adquirir certeza sobre ellos, las partes podrán aportar al proceso el dictamen de peritos que posean los conocimientos correspondientes o solicitar, en los casos previstos en esta ley, que se emita dictamen por perito designado por el tribunal”. La finalidad del informe pericial cualquiera que sea la materia sobre la que verse es garantizar la defensa de los derechos de las partes, hasta tal punto que en el apartado 2 del artículo 336 del mismo texto legal se recoge que “Los dictámenes se formularán por escrito, acompañados, en su caso, de los demás documentos, instrumentos o materiales adecuados para exponer el parecer del perito sobre lo que haya sido objeto de la pericia. Si no fuese posible o conveniente aportar estos materiales e instrumentos, el escrito de dictamen contendrá sobre ellos las indicaciones suficientes. Podrán, asimismo, acompañarse al dictamen los documentos que se estimen adecuados para su más acertada valoración”. Es evidente que la intención del legislador es dotar a dichos profesionales de una serie facultades dentro del proceso pues, si su misión es suplir la falta de conocimientos que el juzgador tenga sobre una determinada materia y, además, tienen que ser garantes de los derechos de cada una de las partes, está claro que sus posibilidades de intervención son bastantes amplias. Podrían surgir ciertas dudas en orden a delimitar las potestades de las que parece que los peritos están investidos en orden a salvaguardar los datos personales de las partes que van a llegar a su conocimiento de forma irremediable con motivo de su expresa habilitación legal. La LOPD cuando se refiere a la seguridad de los datos considera en su artículo 9 que “1. El responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento deberán adoptar las medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que estén expuestos, ya provengan de y además en el artículo 10 a reglón seguido regula el deber de secreto que afecta al responsable del fichero y quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal pues considera que “están la acción humana o del medio físico o natural” obligados al secreto profesional respecto de los mismos y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aun después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”. El Secretario Judicial por lo tanto, como responsable del fichero sería el que tiene la última palabra a la hora de comunicar los datos objeto del tratamiento y así, el artículo 11 determina que sólo podrán ser comunicados a un tercero, en este caso, al perito para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones 106 legítimas del cedente y del cesionario con el previo consentimiento del interesado salvo para aquellos casos en que la cesión esté autorizada en una ley. En la línea de lo hasta ahora visto, son de interés varias resoluciones de la Agencia Estatal de Protección de datos que se refieren expresamente a la intervención de los peritos judiciales y porqué su intervención a pesar de acceder a datos de carácter personal no puede considerarse constitutiva de infracción. Transcribiremos las partes significativas que nos dan la solución a esta cuestión. 6.2.1.1.- Resoluciones de la Agencia estatal de Protección de Datos. 6.2.1.1.1.- Resolución de 12 noviembre de 2007 del Director de la A.P.D. Veamos cómo, con motivo del acceso de un perito judicial designado en un procedimiento judicial a una resonancia magnética, el paciente en cuestión denuncia al perito por una supuesta infracción en materia de protección de datos. La Agencia de Protección de Datos (APD) dicta una resolución por la que archiva las actuaciones al considerar que en su actuación, el perito se encuentra habilitado por el artículo 336,2 de la LEC “toda vez que la extensión del mandato judicial para la emisión del preceptivo Dictamen abarca ... los demás documentos, instrumentos o materiales adecuados para exponer el parecer del perito sobre lo que haya sido objeto de la pericia” , adecuación que hace referencia al criterio del perito designado. “Por lo tanto, procede el archivo de las presentes actuaciones, toda vez que no consta en la conducta denunciada……. ni en la del citado perito Judicial, existencia de indicios suficientes que permitan acreditar infracción en materia de protección de datos, al encontrarse dicha conducta habilitada por Ley”. 6.2.1.1.2.- Resolución de 18 septiembre de 2009 del Director de la A.P.D. “….De lo anterior se colige que, en la aportación de la documentación con la que el correspondiente perito ha elaborado su informe, tanto a la demandante, como a los tribunales, existiría una habilitación legal para la comunicación de datos sin consentimiento, en base a la aplicabilidad del artículo 11.2 de la LOPD, como de la LEC. Además, hemos de recordar la aplicabilidad del principio del derecho a la tutela judicial efectiva y a la utilización por las partes de los medios de prueba que estimen oportunos, que se encuentra recogido en la propia constitución y que jurisprudencialmente ha recibido una valoración que determina su prevalencia sobre el derecho a la protección de datos de carácter personal. Así, la Audiencia Nacional en sentencias como la dictada el 26 noviembre 2008 (JUR 2008\387592) ha consagrado los posicionamientos sostenidos en la resolución recurrida, en torno a la preponderancia del derecho a la defensa y a la tutela judicial efectiva sobre el derecho a la protección de datos de carácter personal. Y, por lo que se refiere a la aportación de los datos del recurrente al pleito seguido ante la Audiencia Provincial de Madrid, considera que "A la vista de estos preceptos, el legislador ha creado un sistema en que el derecho a la protección de datos de carácter personal cede en aquellos supuestos en que 107 el propio legislador (constitucional u ordinario) haya considerado la existencia de motivos razonados y fundados que justifiquen la necesidad del tratamiento de los datos, incorporando dichos supuestos a normas de, al menos, el mismo rango que la que regula la materia protegida. En efecto, la exigibilidad del consentimiento del oponente para el tratamiento de sus datos supondría dejar a disposición de aquél el almacenamiento de la información necesaria para que el denunciante pueda ejercer, en plenitud, su derecho a la tutela judicial efectiva Así, la falta de estos datos o su comunicación a la contraparte, puede implicar, lógicamente, una merma en la posibilidad de aportación por el interesado de "los medios de prueba pertinentes para su defensa", vulnerándose otra de las garantías derivadas del citado derecho a la tutela efectiva y coartándose la posibilidad de obtener el pleno desenvolvimiento de este derecho. En consecuencia, la comunicación de los datos del denunciante al citado Tribunal se encontraba amparada por el citado artículo 11.2.d) de la LOPD ( RCL 1999, 3058)”. 6.2.1.1.3.- Resolución de 21 septiembre de 2007 del Director de la A.P.D. “……el legislador ha creado un sistema en que el derecho a la protección de datos de carácter personal cede en aquellos supuestos en que el propio legislador (constitucional u ordinario) haya considerado la existencia de motivos razonados y fundados que justifiquen la necesidad del tratamiento de los datos, incorporando dichos supuestos a normas de, al menos, el mismo rango que la que regula la materia protegida. En efecto, la exigibilidad del consentimiento del oponente para el tratamiento de sus datos supondría dejar a disposición de aquél el almacenamiento de la información necesaria para que la otra parte pueda ejercer, en plenitud, su derecho a la tutela judicial efectiva. Así, la falta de estos datos o su comunicación a la contraparte, puede implicar, lógicamente, una merma en la posibilidad de aportación por el interesado de "los medios de prueba pertinentes para su defensa", vulnerándose otra de las garantías derivadas del citado derecho a la tutela efectiva y coartándose la posibilidad de obtener el pleno desenvolvimiento de este derecho. Tal y como sostiene reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional (por todas, Sentencia 186/2000, de 10 de julio) "el derecho a la intimidad no es absoluto, como no lo es ninguno de los derechos fundamentales, pudiendo ceder ante intereses constitucionalmente relevantes, siempre que el recorte que aquél haya de experimentar se revele como necesario para lograr el fin legítimo previsto, proporcionado para alcanzarlo y, en todo caso, sea respetuoso con el contenido esencial del derecho". 6.3.- ESTUDIOS CIENTÍFICOS, HISTORICOS O ESTADISTICOS. 6.3.1.- Legislación aplicable. De forma ocasional puede que nos hayamos encontrado con que una o varias personas, de normal acreditadas, no siempre (de ahí el problema), solicitan hablar con el Secretario Judicial para obtener el acceso a los libros registro, a los registros 108 informáticos o incluso a los propios autos con el objeto de obtener información o datos para elaborar una estadística, para hacer un estudio sobre una determinada materia o acaso, un profesor universitario que pretende hacer una tesis doctoral, por ejemplo. La solución a este problema no debería ofrecer mayor dificultad para el Secretario Judicial a cargo de una secretaría u oficina judicial determinada por cuanto que por lo general, existirá una comunicación previa remitida por el Secretario de Gobierno de la Comunidad Autónoma o del Secretario Coordinador Provincial en el que se determinarían los limites y las previsiones necesarias para el acceso a los datos y normalmente, el estudio abarcaría varios órganos judiciales o todos los incluidos en una jurisdicción determinada con lo cual, no deberíamos ser nosotros los que adoptáramos la última decisión acerca del tema. No obstante, podemos hacer un análisis de la legislación que ampara el acceso de determinados profesionales relacionados con distintas áreas ajenas al ámbito judicial para el supuesto de que pese a lo anterior, nos encontremos con la situación descrita y debamos solventar algunas cuestiones desde nuestro puesto de trabajo. De nuevo nos encontramos con el artículo 11 de la LOPD, por lo que, cuando una ley expresamente lo autoriza, no es necesario el consentimiento del titular para comunicación de sus datos a un tercero. Veremos si para el caso que estamos analizando en este apartado nos encontramos con el marco legal exigido y además, habrá que tener en cuenta en este apartado un concepto que introduce el artículo 3 y que se refiere al procedimiento de disociación; consiste en un tratar el dato personal en cuestión de modo que la información que se obtenga no pueda asociarse a persona identificada o identificable. El supuesto que vamos a estudiar seguidamente, contempla la interrelación entre dos intervinientes distintos: la comunicación de datos entre la Administración de Justicia (que es la que tiene los datos) y otra Administración Pública (que es la que los pretende para elaborar el estudio a partir de esos datos); así el artículo 21 de la LOPD en la redacción resultante de la Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000, de 30 de noviembre, dice que “Los datos de carácter personal recogidos o elaborados por las Administraciones públicas para el desempeño de sus atribuciones no serán comunicados a otras Administraciones públicas para el ejercicio de competencias diferentes o de competencias que versen sobre materias distintas, salvo cuando la comunicación hubiere sido prevista … por disposición de superior rango que regule su uso, o cuando la comunicación tenga por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos”. En desarrollo del artículo 21 antes mencionado, el Reglamento 1720/2007, en lo que se refiere al tratamiento de los datos de carácter personal con fines históricos, 109 estadísticos o científicos establece que hay que estar a la legislación que en cada caso resulte aplicable y, en particular, a lo dispuesto en: - Ley 12/1989, de 9 de mayo, Reguladora de la Función Estadística Pública - Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio histórico español - Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. A estas leyes hay que añadir sus respectivas disposiciones de desarrollo, así como a la normativa autonómica en estas materia y, además, por vía de excepción, la Agencia Española de Protección de Datos o, en su caso, las autoridades de control de las comunidades autónomas podrán, previa solicitud del responsable del tratamiento acordar el mantenimiento íntegro de determinados datos, atendidos sus valores históricos, estadísticos o científicos. Para cada supuesto en concreto, la legislación es distinta y veremos que varía si se trata por ejemplo, de la realización de una estadística, un estudio universitario, la consulta de un fichero histórico, un estudio sociológico o un estudio científico. 6.3.2.- Tipos de estudio. 6.3.2.1.- Estudio estadístico. Para el caso de que lo pretendido sea un estudio estadístico elaborado con los datos recogidos en los registros tanto informáticos como aquéllos que se encuentran en los autos, la regulación es diversa y así, vemos que el Real Decreto 95/2009, de 6 de febrero, por el que se regula el Sistema de Registros Administrativo de apoyo a la Administración de Justicia aborda directamente esta cuestión y se refiere expresamente a la posibilidad de elaborar estadísticas en materia de justicia dentro del marco de la protección de datos y con apoyo en la LOPD; el artículo 27 dice “La Administración General del Estado y las comunidades autónomas con competencias en materia de justicia, en el marco del Plan de Transparencia Judicial, podrán elaborar estadísticas de los datos contenidos en los Registros Centrales, eludiendo toda referencia personal en la información y teniendo en cuenta lo dispuesto en la LOPD y sus disposiciones complementarias. En particular, el Registro para la Protección de las Victimas de Violencia Domestica proporcionará a la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género la información necesaria para permitir el adecuado conocimiento, análisis y evaluación de la violencia de género, con excepción de los datos de carácter personal de los intervinientes en los procedimientos judiciales. Los datos estadísticos deberán seguir los criterios que establezca la Comisión Nacional de Estadística Judicial”. Tratándose de datos que no solo van a ser objeto de cesión sino que, además van a ser objeto de publicidad a terceros, será necesario un proceso de disociación de aquellos que, por su carácter personal, puedan lugar que el dueño de los mismos sea identificado o identificable”. 110 Un informe de la Agencia Estatal de Datos (379/2009) aborda precisamente esta cuestión y considera como cesión de datos de carácter personal “Toda revelación de datos efectuada a persona distinta del interesado” y, a partir de este concepto y centrándose en la excepción que supone la comunicación que tiene por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos, dice la Agencia de Protección de Datos, que la utilización de los datos sólo sería posible en el caso de que el estudio estadístico estuviera previsto en las normas reguladoras de los planes estadísticos correspondientes a la Administración territorial en cuyo ámbito se realizase el estudio. En este sentido, se ha venido entendiendo que la comunicación amparada por la LOPD en relación con el ejercicio de actividades estadísticas se encuentra vinculada al deber de comunicación impuesto a las Administraciones Públicas de facilitar la información relevante para su realización en los supuestos que la legislación impone esta obligación. Dicho esto, en el ámbito estatal, el artículo 7 de la Ley 12/1989, de 9 de mayo, reguladora de la Función Estadística Pública, establece que, “se establecerán por ley las estadísticas para cuya elaboración se exijan datos de carácter obligatorio”. Esta disposición fue desarrollada por la Disposición Adicional Cuarta de la Ley 4/1990, de 29 de junio, de Presupuestos Generales del Estado para 1990, cuyo apartado y), incluido por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 13/1996, de 30 de Diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, indica que serán de cumplimentación obligatoria “las estadísticas que formen parte del Plan Estadístico Nacional y específicamente según el artículo 45.2 de la Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística Pública, aquéllas cuya realización resulte obligatoria para el Estado español por exigencia de la normativa de la Unión Europea. Asimismo, las estadísticas que pudieran realizarse al amparo del artículo 8.3 de la citada ley”. 6.3.2.2.- Estudio científico. Analizando la siguiente posibilidad y para entender que es a lo que nos referimos cuando hablamos de “estudio científico”, debemos acudir a la literalidad del término y llegar a la definición de "ciencia" que sería básicamente un conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados. Estos surgen mediante la observación de patrones regulares para que, a través de un determinado proceso, se lleguen construir hipótesis, principios así como elaborar leyes generales. El mundo de la ciencia es un entorno casi infinito que supone a su vez una posibilidad casi infinita de conexión de cualquier tratamiento de datos con una rama de la ciencia, así, por ejemplo, en el ámbito de la Administración de Justicia un estudio sobre delincuencia, sobre causas de despidos, sobre divorcios, sobre aumento de la 111 litigiosidad, etc, podría tener conexión con una especialidad o rama de conocimiento desde las ciencias económicas, sociales, de la información, psicología… La regulación a nivel nacional es muy reciente ya que la Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación prevé la creación de un Consejo concebido como órgano de coordinación general adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación entre cuyas funciones se encuentra la de aprobar los criterios de intercambio de información entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas, en el marco del Sistema de Información sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, respetando siempre el ámbito competencial de las distintas Administraciones y la normativa sobre confidencialidad y privacidad de la información. Estos criterios se establecerán de acuerdo con los generalmente aceptados en el ámbito internacional, y su determinación garantizará la correcta recogida, tratamiento y difusión de datos. Además, se tendrá en cuenta la necesidad de minimizar la carga administrativa que pudiera suponer para los agentes suministrar la información requerida, por lo que se deberá optimizar a estos efectos la utilización de la información ya disponible en fuentes públicas. Tanto la Administración General del Estado como las Comunidades Autónomas podrán consultar la información procedente de dicho Sistema. De tal manera que según la propia Agencia de Protección de datos con motivo de una consulta efectuada en el año 2002 considera que para los casos en que la cesión de datos amparada en el artículo 11.2 e) de la LOPD, a que continuamente nos estamos refiriendo, es preciso que exista una adecuación subjetiva del supuesto de hecho al que se pretenda aplicar. Ello implicaría que tanto el cedente como el cesionario tuviesen encaje en el concepto jurídico de Administración Pública. Parece en consecuencia lógica que la interpretación auténtica de tal precepto deba efectuarse desde su subordinación a los principios de calidad de los datos y de proporcionalidad que establece la LOPD. Así el artículo 4 de la misma establece en su apartado primero que "Los datos de carácter personal sólo se podrán recoger para su tratamiento, así como someterlos a dicho tratamiento, cuando sean adecuados, pertinentes y no excesivos en relación con el ámbito y las finalidades determinadas, explícitas y legítimas para las que se hayan obtenido". Así visto, es necesario hacer una interpretación exhaustiva de los artículos 21. 1 y 11. 2 e) de la LOPD de acuerdo con lo que antes hemos dicho con aplicación de la Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000, que considera la protección de datos como un auténtico derecho fundamental con las salvedades referidas con anterioridad. Si como se dice en la Sentencia se realizan operaciones con los datos personales fuera de la estricta observancia de las normas que lo regulan, se vulneraría el derecho a la protección de datos, pues se le imponen límites constitucionalmente ilegítimos. Si, además, añadimos el que, como en el caso de la LOPD es el propio legislador el que está expresamente excluyendo el consentimiento del titular de los datos, hemos de 112 sentar una serie de principios orientadores a nivel práctico de manera imprescindible sobre todo cuando se ceden los datos personales por el responsable del tratamiento como podría hacerlo en este caso el Secretario Judicial. Ya hemos visto que el ámbito científico es extenso y variado y si queremos impedir una posible extralimitación consecuencia de una superficial e inexacta concepción de lo que es en realidad un estudio o un proyecto científico, a la hora de ceder los datos , ante la falta de precisión del legislador cuando se refiere en el artículo 11.2 de la LOPD a lo que es un estudio científico, tendremos que remontarnos al origen o en su caso, averiguar quién es la entidad de quien depende el estudio o proyecto de investigación, si existe una normativa sobre ese estudio y, lo fundamental si se trata de un particular, una empresa o una Administración. En otro informe emitido por la misma Agencia (73/20109) a modo de complemento de lo dicho hasta ahora, vemos como una petición de datos no puede venir amparada genéricamente por un fin de investigación o por un último fin científico pues además de que cedente y cesionario deban ser una Administración Pública o por lo menos tuvieran encaje en dicho concepto deberá especificarse si se trata de una universidad pública o privada o si la tesis o el estudio en cuestión se encuentra financiado por el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación, esto es, hay que conocer si el cesionario, encargado de realizar el estudio, va a desarrollarlo a titulo personal o, si por el contrario, se trata de un proyecto institucional a realizar en el marco de algún programa de investigación concreto incluido en dicho Plan Nacional . En definitiva, si el estudio se desarrolla por un investigador o profesor a título institucional y en el marco de un proyecto de investigación concreto, resultará de aplicación el artículo 21. 1 (y 11.2 e) de la LOPD, cuando los datos se soliciten de una universidad pública. Y cuando se solicitaran por universidad privada, la cesión se incardinaría en el articulo 11.2 a), que excepciona de la necesidad del consentimiento en los supuestos en que una Ley así lo contemple, en este caso el artículo 40 de la Ley Orgánica 6/2001. Este último precepto considera la investigación como un derecho y un deber del personal docente e investigador de las Universidades, de acuerdo con los fines generales de la Universidad, y dentro de los límites establecidos por el ordenamiento jurídico. Por este motivo, la Universidad tienen que apoyar y promover la investigación del personal lo que incluye la compatibilidad de la actividad que se desarrolle en cada caso con la actividad investigadora. Por el contrario, en el supuesto de que el trabajo de investigación se desarrollase a título personal por el docente universitario, resultaría de aplicación lo dispuesto por el artículo 11.1 de la LOPD. Esto es, el Secretario Judicial, en ningún caso podrá 113 proporcionar el acceso solicitado a cualquier dato de carácter personal porque el solicitante no estaría amparado por una ley ya que sólo sería posible si se recabara el consentimiento del interesado que, dada la naturaleza de los ficheros a nuestro cargo, vendría a ser del todo improcedente. En consecuencia, y continuando ahora con el informe de 2010, en términos generales, la cesión de datos personales y la utilización de los mismos por parte de los cesionarios deberá limitarse a aquélla finalidad que directamente se desprende de lo que el Titulo VII de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre de Universidades establece, esto es, a la realización por los profesores, a título institucional, de un proyecto de investigación concreto, sin perjuicio del posible consentimiento del interesado en relación con cualquier otra finalidad. En definitiva en el caso de los estudios de investigación provenientes de Universidades Privadas, faltando en éstas la condición de “Administración Pública” habrá que analizar caso por caso el interés del solicitante, el cual, deberá estar debidamente justificado. Así, en el Consejo General del Poder Judicial expresamente determina en uno de sus acuerdos que para que un interés investigador se considere legítimo se exige que “se halle debidamente justificado, pues no cualquier persona que se limite a esgrimir estar realizando una labor investigadora puede tener acceso sin límites a las actuaciones judiciales. Consecuentemente, ante una petición efectuada a un Tribunal, éste deberá ponderar la justificación del interés esgrimido por el solicitante. A tal fin habrá de valorarse, entre otros elementos, el tipo de investigación que se esté realizando, la importancia o entidad del trabajo investigado, pudiendo incluso presentarse un borrador del proyecto de investigación…” A efectos prácticos parece dificultoso para el Secretario Judicial tener que hacer ese tipo de valoración por lo que a falta de instrucciones concretas de la Superioridad por lo menos, debería fijarse en los siguientes aspectos a la hora de valorar la posibilidad del acceso de un investigador de una Universidad Privada: - la persona acreditará debidamente su pertenencia a la universidad de que se trate y su condición presentará una solicitud proveniente de dicha universidad o del correspondiente departamento que vaya a efectuar la investigación se identificará debidamente el proyecto de investigación con las debidas referencias administrativas - la financiación será de la propia universidad una manifestación expresa y escrita del solicitante de que se compromete a no hacer uso de los datos personales contenidos en la actuaciones a que acceda ni durante la investigación ni una vez finalizada la misma. La estricta exigencia de los requisitos antes referidos respecto de aquéllos que 114 pretenden ejercitar su derecho de acceso a las actuaciones por expreso designio de la ley se recoge en una Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de marzo de 1995 en que al referirse a uno de los condicionamientos necesarios para el acceso a las actuaciones determina: “si la información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia, adquiere como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del ordenamiento jurídico y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función jurisdiccional”. 6.3.2.3.- Estudio sobre el patrimonio histórico. Respecto a los documentos judiciales que hayan adquirido la condición de patrimonio histórico artístico, solo haremos una breve referencia ya que pese a que es cierto que existe gran número y algunos de gran interés, lo cierto es que no están a nuestro cargo. En la ley 16/1985, de 25 de junio reguladora del Patrimonio Histórico Español y del Patrimonio Histórico Artístico al definir en el artículo 49 qué documentos pueden ser considerados como tales, hemos de entender que los judiciales se encuentran dentro de este acerbo por cuanto han sido generados, conservados o reunidos en el ejercicio de su función por la Administración de Justicia (entidad de carácter público) siendo que según el artículo 57 la consulta de los documentos constitutivos del Patrimonio documental Español a que se refiere el artículo 49. 2 se atendrá a las siguientes reglas:... “b) los documentos que contengan datos personales de carácter policial, procesal, clínico, o de cualquier otra índole que puedan afectar a la seguridad de las personas, a su honor, a la intimidad de su vida privada y familiar y a su propia imagen, no podrán ser públicamente consultados sin que medie consentimiento expreso de los afectados o hasta que haya transcurrido un plazo de 25 años desde su muerte si su fecha es conocida o, en otro caso, de 50 años a partir de la fecha de los documentos”. En concreto y según informe jurídico de la Agencia Española de Protección de Datos 78/08 tratando la cuestión de los ficheros históricos dice que “..A la vista de los preceptos citados, y siempre que se cumplan los requisitos de plazo que los mismos establecen, sería posible la consulta, en la forma que determinen las normas reguladoras del acceso a los Registros y Archivos que los custodien. Por último y atendiendo a la consulta planteada, si podemos destacar la existencia de un régimen especialmente protector para los datos previstos en el artículo 7 de la LOPD, que señala “3.Los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una Ley o el afectado consienta expresamente”. 115 6.4.- CONTRATOS PARA EXPEDIENTES JUDICIALES LA ENAJENACION Y DESTRUCCION DE 6.4.1.- Legislación aplicable. La protección de los datos personales debe extenderse en el tiempo y en el espacio pues teniendo en cuenta que en el ámbito de la Administración de Justicia "todo queda escrito", una de las consecuencias principales es que su voluminosa e incesante actividad produce toneladas de expedientes judiciales que cada año se amontonan en los archivos de gestión y en los territoriales aunque bien es cierto que desde hace un tiempo existen otros tipos de soportes que ocupan menos espacios, a día de hoy, no es lo normal (veremos qué nos depara el futuro a este respecto). Como decíamos, se trata de archivos de asuntos judiciales finalizados y, si en principio podrían ser eliminados en términos generales, tal afirmación es precipitada e imprecisa ya que es fácil imaginar la cantidad de datos que se incluyen y que afectan a personas o la variedad de documentos privados que han sido aportados en los procesos y que continúan depositados en el seno de la Administración de Justicia. El legislador ha dispuesto qué es lo que se debe hacer con todos estos expedientes procesales, cualquier tipo de soporte que los contenga, es decir, establecer los criterios de valoración que determinen cuales deben ser conservados y cuáles deben ser eliminados así como el destino de los primeros, claro está, velando a su vez por la necesaria protección de los datos personales que precisamente, es lo que nos preocupa en nuestro estudio. Las cuestiones que a continuación van a ser tratadas no pueden ser confundidas con la comunicación de datos a que se refiere el artículo 11 de la LOPD ya que precisamente el artículo 12 excluye de la comunicación de datos el supuesto en que estos datos vayan a parar a un tercero pero con la única finalidad de proporcionar determinada prestación al responsable del tratamiento. La figura del encargado del tratamiento que el artículo 3 de la LOPD define como “la persona física o jurídica, autoridad pública, servicio o cualquier otro organismo que, sólo o conjuntamente con otros, trate datos personales por cuenta del responsable del tratamiento” responde a la necesidad de dar respuesta a fenómenos como la externalización de servicios por parte de las empresas y otras entidades, de manera que en aquellos supuestos en que el responsable del tratamiento encomiende a un tercero la prestación de un servicio que requiera el acceso a datos de carácter personal por éste, dicho acceso no pueda considerarse como una cesión de datos. Es así que el artículo 12.1 de la LOPD establece que “no se considerará comunicación de datos el acceso de un tercero a los datos cuando dicho acceso sea necesario para la prestación de un servicio al responsable del tratamiento”. 116 En este sentido, tal y como viene a decir el informe de la Agencia de Protección de Datos de 27 de julio de 2006, que tiene por costumbre y norma general considerar los casos de forma individual, es decir, analizar cada caso concreto que se plantee por separado, llega a la conclusión de que, para diferenciar si nos encontramos con una comunicación de datos personales del artículo 11 o una prestación de servicios al responsable del tratamiento del artículo 12 dependerá de que el que recibe los datos del decente los utilice para sus fines propios y adopte decisiones sobre ellos en torno a su objeto y fin o, por el contrario, nos encontraremos ante el segundo supuesto cuando el receptor de los datos efectúa a modo de orden o encargo del cedente determinadas y prefijadas actividades sin tomar decisiones sobre el finalidad sino solo las encaminadas a ejecutar dicho encargo. De hecho, prueba de que el encargado del tratamiento no puede ser confundido con un cesionario de datos al uso, que el punto 4 del artículo 12 de la LOPD prevé la responsabilidad personal por las posibles infracciones cometidas por el encargado del tratamiento que destine los datos a otra finalidad, los comunique o los utilice incumpliendo las estipulaciones del contrato convirtiéndose por ello en responsable del tratamiento como consecuencia de su acción ilícita. 6.4.2. Procedimiento. Se trata de un proceso algo complejo y duradero en el tiempo que en principio no tiene porqué ofrecer mayor dificultad que la de seguir las pautas marcadas en la legislación, la cuestión es que nos introducimos en un ámbito que excede de la Administración de Justicia como nosotros la entendemos y veremos cómo nos encontramos inmersos en un proceso de carácter administrativo. Este se caracteriza, en primer lugar, por encomendar la tarea a un grupo de personas que forman parte de la Administración de Justicia como son un secretario judicial, un magistrado y un fiscal pero a su vez, tenemos a otro grupo de personas que, sin embargo, no tienen nada que ver en absoluto con dicha Administración: un gerente territorial del Ministerio de Justicia, un técnico superior especialista en archivos, un titulado superior de la administración superior, y eso sin contar con la empresa que se encargará de la eliminación física de los archivos. Así lo recoge de forma más pormenorizada el artículo 14 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, sobre Modernización de los Archivos Judiciales cuando define lo que es la Junta de Expurgo. En segundo lugar, la normativa aplicable es de carácter administrativo al 100%, tal es la Ley 30/1992, de 30 de diciembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, además del propio Real Decreto 937/2003. Por último y, en tercer lugar y, aunque pueda resultar curioso, es necesario formalizar una serie de contratos y, en otros casos, convenios con empresas o administraciones que se encargarán de dar un destino concreto a toda la documentación, 117 tanto a la que no se destruirá como a la que se eliminará convirtiéndose en papel reciclado El Real Decreto antes reseñado es un claro reflejo de la LOPD y sigue escrupulosamente el patrón marcado por dicho texto legal hasta llegar a la literalidad, así: - cuando dice en uno de sus artículos que las Juntas de Expurgo tratarán la información contenida en la documentación judicial con el fin expreso determinado por el mismo RD sin destinar los datos a ninguna otra finalidad distinta y solo podrán ser transmitidos a la Administración competente, es una expresa referencia al artículo 11 de la LOPD cuando trata la cesión de datos. - alude expresamente al artículo 12 de la misma ley a la hora de indicar en qué modo debe redactarse el contrato de enajenación, además, el encargado del tratamiento de los datos deberá seguir las instrucciones del responsable de tratamiento y no podrá utilizarlos para fines distintos. - también se refiere al deber de secreto del artículo 10 de la LOPD cuando respecto a la redacción del contrato de enajenación al que nos acabamos de referir, prevé que el adquirente no podrá divulgar el contenido de los expedientes judiciales ni, bajo ninguna circunstancia, permitir el acceso de terceros a ellos. Para el caso de que se trate de un convenio entre administraciones, las clausulas que hemos enumerado para el contrato deben ser contenidas en su redacción. Los expedientes que hayan sido enajenados deberán ser destinados por el adquirente exclusivamente para su reciclado y su reutilización como papel. Del traslado de los documentos en cuestión se encarga el Secretario de la Junta de Expurgo que es quien autoriza su entrega una vez se ha formalizado el convenio de colaboración o el contrato administrativo de que se trate. Por último, los contratos menores que se celebren con los mismos fines que los anteriormente referidos tienen que incorporar obligatoriamente en el contrato escrito la obligación de contratista de no divulgar el contenido de los expedientes judiciales ni, bajo ninguna circunstancia, permitir el acceso de terceros a éstos, así como el respeto por el contratista de las restantes obligaciones establecidas en el artículo 12 de la LOPD. 6.5.- SUBASTAS JUDICIALES. Aquellas personas que pretenden participar en una subasta judicial si bien no pueden ser considerados como colaboradores con la Administración de Justicia, al menos si pueden serlo como intervinientes necesarios en determinados procedimientos, 118 en concreto, en la ejecución. No son interesados legítimos en los términos recogidos en el artículo 234 de la LOPJ pese a que normalmente, su insistencia precisamente se fundamenta en un “interés”, aunque de otro tipo: el económico. En ocasiones, suelen acudir con tremenda insistencia solicitando del Secretario Judicial acceso a la totalidad de las actuaciones pues según consideran, si no conocen los datos que precisan, pueden sufrir graves perjuicios de carácter financiero. La LEC en varios de sus preceptos se refiere a la publicidad de las subastas, es decir, determina de forma precisa qué datos de los que contienen los procedimientos pueden trascender a terceros sin que pueda ser considerada cesión no consentida de dichos datos pues existe habilitación legal. En el caso de bienes muebles, el artículo 645 dice que la publicidad de la subasta se efectuará por medio de edictos y, en el artículo siguiente, se establece que el edicto contendrá las condiciones de la subasta, los datos y aquellas circunstancias relevantes para garantizar el éxito de la misma. Para el caso de que se trate de bienes inmuebles en el artículo 668 se establece la necesidad añadida de incluir la descripción del bien inmueble así como la valoración inicial. En el artículo 661 figura la obligación de incluir en el edicto la situación posesoria del inmueble o que, por el contrario, se encuentra desocupado. Además es posible que los futuros postores tengan acceso en la secretaría de la certificación registral y, en su caso, la titulación del inmueble. Si ha sido el propio legislador quien ha delimitado la intervención de los posibles postores en la subasta de un bien o derecho restringiendo su acceso exclusivamente a la información que pueda hacer llegar a buen fin la adquisición, no existe excusa o razonamiento posible que nos lleve a proporcionar información a un tercero que exceda de la indicada en el párrafo anterior. Es la propia LEC, por lo tanto, la que restringe la extensión del conocimiento que de las actuaciones pueden tener los futuros participantes de una subasta pues, ni siquiera con la excusa de comprobar cualquier tipo de dato podrá acceder: ni para comprobar si se han realizado las notificaciones a los titulares de derechos que figuren en la certificación de cargas ni para obtener datos del ejecutado que consten en los autos. Apelar de forma genérica a la publicidad de las actuaciones judiciales no se refiere a la posibilidad de un acceso indiscriminado con la excusa de encontrarnos en fase de ejecución. Los futuros postores deberás ceñirse a los parámetros que la ley determina porque no nos hallaremos en audiencia pública hasta la celebración de la subasta ni su interés puede ser considerado como legítimo en los términos del artículo 234 de la LOPJ. Podemos incluso topar con intereses de determinadas personas (sociedades) cuyas conductas lindantes con el fraude y el engaño y que bajo la falsa apariencia de posible postor en una subasta pretendan recopilar datos que van más allá de la 119 certificación de cargas o titulación. Su fin espurio de confección y comercialización de los datos con fines lucrativos exceden claramente del ámbito de la subasta judicial y de fin general de publicidad procesal. 6.6.- OFICINAS DE ASISTENCIA A LAS VÍCTIMAS. 6.6.1.- Legislación aplicable. Las Oficinas de Asistencia a las Víctimas de Delitos fueron creadas como un servicio público y gratuito implantado por el Ministerio de Justicia de acuerdo con la ley 35/1995, de 11 de Diciembre, de ayudas y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual (BOE 12 de diciembre de 1995). Entre sus funciones de información y apoyo a las víctimas, se encuentra la de acompañamiento a aquéllas que lo soliciten a las diligencias judiciales. Su actuación supone una orientación general, información jurídica específica a lo largo del proceso penal, apoyo en las intervenciones necesarias y seguimiento a lo largo del proceso penal. Estas oficinas se encuentran ubicadas en todas las Comunidades Autónomas y en todas las provincias. Desde el 2004 se regula por Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, el derecho de este tipo de víctimas a una asistencia social integral que incluye lo que denomina “atención multidisciplinar” que incluye prestaciones provenientes de diversos profesionales. En lo que a nosotros se refiere, de todas ellas, nos interesa la asistencia de tipo jurídico que el estatus de víctima conlleva. La Orden de fecha 1 de febrero de 2012 dictada por la Subdirectora General de la Subdirección General de Organización y Coordinación Territorial de la Administración de Justicia de la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia del Ministerio con el objeto de coordinar los recursos por parte de los poderes públicos para prevenir los hechos penales y aplicar en su caso la sanción correspondiente, señala en su artículo 6º que la comunicación al Registro Central de datos relativos a procedimientos penales en tramitación, medidas cautelares y órdenes de protección son función de los secretarios judiciales. Igualmente, para facilitar la inmediata comunicación a la policía de las medidas cautelares y órdenes de protección, los secretarios judiciales remiten simultáneamente a la policía copia de la nota del registro de medidas cautelares y órdenes de protección. 6.6.2.- Funcionamiento 120 Las Oficinas de asistencia a las víctimas tienen un papel en la protección a las víctimas de violencia de género de carácter proactivo, es por esto que los secretarios judiciales facilitarán la inmediata comunicación a las oficinas de asistencia a las víctimas, la preceptiva información sobre las medidas cautelares y órdenes de protección, para proceder al seguimiento de las medidas y los datos relativos a las órdenes de protección impuestas y facilitar de esta forma el apoyo jurídicos y psicosocial a las víctimas. Precisamente por la propia naturaleza de este tipo de oficinas de asistencia, si se da el caso de que éstas comunican a la Autoridad Judicial la existencia de un posible acto de violencia de género o de malos tratos del que hayan tenido conocimiento por razón de su objeto, no se entenderá infringida la LOPD, ya que pese a que en si misma supone cesión de datos de las comprendidas en el artículo 11 del mismo texto legal y por lo tanto, con consentimiento necesario del titular de los datos recabado por el responsable del fichero, será un acto atípico ya que el consentimiento se exime al traer causa la cesión en una norma con rango de ley como es la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECr). De este modo, expresamente contiene en su articulado la obligación de denunciar un delito público aquél que lo presenciare (artículo 259 LECr) y especialmente aquél que lo presenciare por razón de su cargo (artículo 262 LECr). Sólo podrán tener acceso al Registro Central para la Protección de las Victimas de la Violencia Doméstica aquellas personas que respondan al perfil establecido para ello y solamente, respecto de aquellos recursos precisos para desarrollar las funciones que les competen. El artículo 7 del Real Decreto 95/2009, de 6 de febrero, por el que se regula el sistema de registros administrativos de apoyo a la Administración de Justicia, prevé expresamente quien puede acceder a la información contenida en dicho registro estableciendo lo siguiente: “No todos las personas que respondan al perfil señalado en el artículo anteriormente transcrito tendrán acceso al fichero a que se viene haciendo referencia, sino solamente aquellas a quien se califique como usuarios en el documento de seguridad correspondiente. Estas personas deberán acceder con su contraseña, que como ya se ha señalado debe ser personal y secreta sin que sean admisibles las contraseñas genéricas”. La Disposición Adicional Primera atribuye al Secretario Judicial como responsable del tratamiento del fichero, la función de comunicación de las órdenes de protección de las víctimas de violencia doméstica. En este caso es una disposición legal el que otorga para este caso concreto el poder de decisión sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento de los datos que se contienen en el Registro. “Los secretarios de los juzgados y tribunales comunicarán las órdenes de protección de las víctimas de violencia doméstica que se adopten y sus respectivas solicitudes, mediante testimonio íntegro, 121 a aquel o aquellos puntos de coordinación designados por la comunidad autónoma correspondiente, que constituirán el canal único de notificación de estas resoluciones a centros, unidades, organismos e instituciones competentes en materia de protección social en relación con estas víctimas, de acuerdo con lo establecido en el apartado 8 del articulo 544 ter de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. La comunicación del secretario judicial se remitirá en un plazo nunca superior a 24 horas desde su adopción, por vía telemática o electrónica o, en su defecto, por medio de fax o correo urgente.” Como ya hemos repetido hasta la saciedad y conforme al artículo 11 de la LOPD, no será necesario el consentimiento de la víctima en este caso de la violencia de género y siendo que los destinatarios de los datos personales contenidos en los mismos son otras Administraciones Públicas (Comunidades Autónomas y Delegación de Gobierno). Estas Administraciones son el único canal permitido para la notificación de dichas órdenes pues son las competentes para protegerlas. La comunicación del secretario judicial se remitirá en un plazo nunca superior a 24 horas desde su adopción, por vía telemática o, en su caso, el modelo correspondiente aprobado. El Consejo General del Poder Judicial como responsable de la creación del fichero mantendrá una relación actualizada de los puntos de coordinación designados, remitirá tal identificación en su integridad y sus modificaciones o actualizaciones a los Ministerios de Justicia, de Igualdad y del Interior, así como a la Fiscalía General del Estado y al Tribunal Superior de Justicia, Decanatos y Juzgados de instrucción del ámbito autonómico correspondiente. Normalmente la Oficina de Asistencia a las Víctimas mantiene una base de datos en la que se registrarán todas las órdenes de protección que dicte el Juez así como sus incidencias. En ella constarán los datos del Juzgado autor de la orden, procedimiento, datos de la víctima, datos del imputado, medidas impuestas y vigencia de las mismas. Esta base de datos se coordinará y compatibilizará con otras bases relacionadas. La distribución de los datos por los distintos canales será telemáticas por cuestiones de rapidez y seguridad de los datos manejados. Con el fin de mantener informada a la víctima en todo momento de la situación procesal del imputado, así como del alcance y vigencia de las medidas adoptadas por el Juez, se establecerán mecanismos fluidos de información y coordinación con los Órganos Judiciales y con la Administración penitenciaria. De la misma forma, se informará a la víctima con la antelación suficiente del final del plazo de las medidas adoptadas por el Juez. A través de estas oficinas pueden emitirse informes periciales o técnicos para análisis del comportamiento humano, circunstancias personales, familiares y sociales. Servirá de asesoramiento al Juez aunque no de manera vinculante y pueden realizarse a su instancia a estas oficinas. Ante dicha posibilidad, cabe concluir pues, la consecuencia lógica que conlleva el que, la persona que tenga que emitir dicho informe pericial o 122 técnico acceda a los datos personales que sean precisos. A la hora de emitir su parecer y por lo tanto, para llegar a elaborar el mismo, la situación de estos profesionales ha de equipararse a la que hemos descrito en el punto primero cuando hablamos de los peritos y su acceso a los ficheros judiciales y demás actuaciones. 6.7.- UNIVERSITARIOS, PRACTICUM Y FUNCIONARIOS EN PRÁCTICAS. Suele ser práctica habitual la firma de Convenios entre la Universidad y el Ministerio de Justicia o el Consejo General del Poder Judicial con la finalidad de formar a titulados superiores en cursos de masters o formación especializada. Suelen aparecer en las salas de vistas en grupos de personas que presencian las vistas, hacen preguntas y suelen querer ver los autos y presenciar otro tipo de actuaciones procesales. Los Convenios firmados incluyen en su redacción una clausula que obliga a los alumnos como a los profesores como terceros ajenos a la Administración de Justicia para que guarden secreto de las actuaciones judiciales de las que tengan conocimiento por razón de las prácticas que realicen estando por ello, sujetos al código deontológico de su profesión. Ya nos hemos referido en otro apartado a la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades para aclarar que tratándose de un derecho y un deber la investigación de acuerdo con los fines de la Universidad siendo que dicho derecho debe ejercitarse dentro de los límites del ordenamiento jurídico, habrá que ver cómo se articula dentro del ámbito de la Administración de Justicia y cómo conectarlo con la protección de datos personales que nos ocupa. Otro tipo convenios se celebran entre las mismas partes mencionadas en materia de practicums de Universidades públicas o privadas. Participan alumnos que están estudiando la carrera de Derecho, normalmente, últimos cursos y el Ministerio de Justicia o el Consejo General del Poder Judicial en su caso, se comprometen a colaborar para facilitar el acceso de los alumnos a las oficinas judiciales Se incluye la posibilidad de asistir a las actuaciones judiciales que por su naturaleza tengan el carácter de públicas y a aquellas otras que el Juez o Magistrado, en el ejercicio de su actividad docente considere oportunas y que en ningún caso, podrán menoscabar su función jurisdiccional. Después de leer varios de los convenios firmados con universidades, no da la impresión de que, salvo por la mención que se hace al deber de secreto, haya previsión acerca de las cuestiones que estamos abordando a lo largo de este estudio. Por dicho motivo, no estaría de más que, en lo sucesivo, se incluyera una clausula por la que el 123 universitario o titulado superior que pretenda acceder a los Juzgados y Tribunales para recibir o completar su formación se comprometa a acatar las instrucciones que por el Secretario Judicial en su calidad de responsable del tratamiento de los ficheros se impartan en materia de protección de datos respecto de los ficheros a los que pudiera tener acceso incluyendo la posibilidad de prohibir o restringir el acceso a aquellos practicums o titulados que no respeten la normas básicas para evitar así cualquier infracción de la legalidad en esta materia. Para el caso de funcionarios en prácticas, que siempre pertenecerá a la rama de la Administración de Justicia, en principio, su tratamiento legal y reglamentario hace que este tipo de profesionales a los que no se les ha asignado una plaza en titularidad, en principio, se les asimila a los funcionarios titulares tanto en derechos y obligaciones. Pese a ello, dada su escasa experiencia práctica, no precisamente teórica, hace que deba si no ser aleccionado, si sería más que conveniente recordarle ciertas normas relativas a la protección de datos por parte del Secretario Judicial, como responsable de tratamiento, independientemente del cuerpo o carrera a la que pertenezca el funcionario en prácticas en cuestión. 6.8.-TRADUCTORES. Al igual que los peritos, los traductores son profesionales traídos al proceso, bien por las partes, bien por el propio órgano judicial; en cualquier caso, existe una habilitación legal que legitima su actuación amparada en el artículo 11 de la LOPD y hace que, en principio, no ofrezca más problemas que cuidar que su actuación se ajuste a la normativa pues, como ya apuntamos antes, claudica el derecho de protección de los datos personales frente al principio de tutela judicial efectiva. No obstante, la diferente forma en que son traídos los traductores al proceso respecto a los peritos varía, pues su intervención requiere una previa relación contractual, bien con el Estado, bien con la Comunidad Autónoma con competencia para ello. Es necesaria la adjudicación de un contrato por concurso público para la prestación de asistencia técnica cuyo objeto es la realización del servicio de traducción e interpretación en los órganos judiciales. En el contrato se especificarán los servicios a prestar que, normalmente, incluirán interpretación de declaraciones orales de personas, traducción escrita y transcripciones de CD, DVD o cintas de audio grabadas. Incluye igualmente servicios para lenguajes especiales para personas discapacitadas. Estas personas en el ejercicio de su función tendrán acceso a diversas actuaciones judiciales incluidas en el proceso pues asistirán a acusados, imputados, penados, testigos, personas que tengan concedido el derecho de asistencia jurídica 124 gratuita y tendrán acceso a grabaciones en CD, DVD o cintas de audio grabadas que se encuentren en poder de las Unidades Judiciales. Por este motivo, este grupo debe ser advertido por el responsable del tratamiento que es el Secretario Judicial de su obligación de secreto profesional contenida en el artículo 10 LOPD respecto a aquellos datos personales de las partes a los que accedan con motivo del ejercicio de su función incluso una vez finalizada la misma. Esta medida que podrá adoptarse al margen del contenido del contrato firmado con la institución puede plasmarse en cada procedimiento por el Secretario judicial, incluso de forma expresa e impresa en el procedimiento en que participe el traductor designado. 6.9.- PERSONAS QUE PRESTAN SERVICIOS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA. Estas personas que prestan estos servicios, normalmente, cuando el órgano no está en funcionamiento o por tanto sin coincidencia física con el encargado de los datos, acceden a oficinas y despachos en cumplimiento de sus servicios. Los posibles quebrantamientos del deber de confidencialidad o las vulneraciones del derecho de secreto que les vincula por contrato y por la especialidad del lugar donde desarrollan su labor hace que la responsabilidad no pueda recaer en ningún caso en el secretario judicial encargado del tratamiento del fichero ni en el órgano judicial sino en la Administración Estatal o Autónoma que provea de recursos humanos y materiales a la Administración de Justicia. Se entiende que el contrato deberá incluir una clausula expresa que incluya el deber de confidencialidad respecto a la documentación que gestiona el órgano judicial y el trabajador debe ser informado expresamente del contenido de dicho deber. Es evidente que la actuación del Secretario judicial frente a la actuación de estos trabajadores no puede ser documentada en ningún procedimiento como era el caso de la de otros profesionales como los peritos incluso aquéllos que se encontraban sometidos a una relación contractual como los traductores. No obsta para que, si se tuviera verdadera constancia de cualquier actuación irregular relacionada con la materia concerniente a la protección de datos, el Secretario judicial ponga los hechos inmediatamente en conocimiento de la Administración contratante a los efectos oportunos. 125 7.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA LA PROTECCION DE LOS DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Llegados a este punto, resulta una obviedad hablar de la trascendencia de la acumulación de datos relativos a las personas, los peligros que pueden derivarse del acceso y tratamiento de éstos, y que, consecuentemente, uno de los principios básicos e ineludibles en la protección de datos de carácter personal sea la seguridad. Las Directrices de la Organización de Naciones Unidas para la regulación de los archivos de datos personales informatizados, adoptadas mediante resolución 45/95 de la Asamblea General, de 14 de diciembre de 1990, ya lo reconocieron al incluir, entre los principios relativos a las garantías mínimas que deben prever las legislaciones nacionales, el Principio de seguridad: Deben adoptarse medidas adecuadas para proteger los archivos tanto contra peligros naturales, como la pérdida o destrucción accidental, como humanos, como el acceso no autorizado, el uso fraudulento de los datos o la contaminación mediante virus informáticos (Directriz 7). La LOPD recoge este principio en su artículo 9: El responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento, deberán adoptar las medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que están expuestos, ya provengan de la acción humana o del medio físico o natural. No se registrarán datos de carácter personal en ficheros que no reúnan las condiciones que se determinen por vía reglamentaria con respecto a su integridad y seguridad y a las de los centros de tratamiento, locales, equipos, sistemas y programas. Reglamentariamente se establecerán los requisitos y condiciones que deban reunir los ficheros y las personas que intervengan en el tratamiento de los datos a que se refiere el artículo 7 de esta Ley. En este apartado trataremos sobre los instrumentos que deben establecer, o de los que deben disponer, los sujetos responsables de tratar datos de carácter personal. 7.1.- LA SEGURIDAD Los responsables han de adoptar las medidas necesarias para garantizar que los datos personales que constan en los ficheros no puedan alterarse, perderse, o ser conocidas por personas no autorizadas a acceder a ellos. Aunque al oír la expresión medidas de seguridad el primer pensamiento nos lleva a medios o mecanismos técnicos, no se comprenden sólo éstos sino también los organizativos. Y precisamente, en el ámbito de obligaciones (y como veremos, de responsabilidades) de los Secretarios Judiciales en la condición de responsables del tratamiento respecto de los ficheros jurisdiccionales, son éstos últimos los que deben contemplarse con especial atención. No todos los ficheros precisan las mismas medidas de seguridad. Ya el artículo 9 de la LOPD, en su primer apartado, se refiere a la naturaleza de los datos almacenados, como uno de los elementos a tener en cuenta por los responsables en el momento de establecer las medidas para sus ficheros: no va a requerir medidas de la misma intensidad un fichero que contenga datos sobre la salud, que el de inscripción en una 126 competición deportiva. El Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal (RPD), por la remisión contenida en el tercer párrafo, dedica todo el título VII a las medidas de seguridad en el tratamiento de datos de carácter personal. Los responsables deben implantar las medidas de seguridad con arreglo a lo dispuesto en ese Título, y con independencia de su sistema de tratamiento (automatizado o no). 7.1.1.- Los niveles de seguridad. Como he dicho antes, las medidas de seguridad que se habrán de implantar viene determinada por la naturaleza de los datos que van a incluirse en el fichero, distinguiendo el RPD tres niveles: básico, medio y alto. - Nivel básico: comprende todo fichero por el mero hecho de constar datos personales. - Nivel medio: cuando, además de datos personales, contengan otros relativos a infracciones administrativas o penales, información sobre solvencia patrimonial y crédito, ejercicio de potestades tributarias y de la Seguridad Social, prestación de servicios financieros por entidades de esta naturaleza, o cuando el fichero contenga un conjunto de datos de carácter personal que ofrezcan una definición de las características o de la personalidad de los ciudadanos y que permitan evaluar determinados aspectos de la personalidad o del comportamiento de los mismos. - Nivel alto: los que incluyan datos sobre ideología, afiliación sindical, religión o creencias, origen racial, salud o vida sexual, datos recabados para fines policiales sin consentimiento de los afectados, o lo que contengan algunos derivados de actos de violencia de género. La asignación del nivel de seguridad a un fichero, que se realiza en el momento de su creación, determina las medidas de seguridad que habrán de implantarse. Pero los niveles de seguridad antes descritos tienen la consideración de mínimos: el responsable del fichero puede implantar las medidas correspondientes al nivel que comprende la clase de datos contenida en el fichero concreto, o bien las medidas de un nivel superior. En particular, y para lo que a nosotros nos interesa, con carácter general (con alguna excepción) los ficheros jurisdiccionales podrían tener la calificación de “nivel de seguridad medio” según la descripción anterior. Sin embargo, el Acuerdo de 20 de Septiembre de 2006 del Pleno del Consejo General del Poder Judicial que los crea determina que su nivel de seguridad sea, para todos, el “alto”. La concreción de las medidas de seguridad del fichero se realiza en el documento de seguridad. 7.1.2.- El documento de seguridad. 127 Según el RPD, el responsable del fichero o del tratamiento ha de elaborar el documento de seguridad. También puede recaer esta obligación en el encargado del tratamiento: cuando los datos personales de un fichero o tratamiento se incorporen y traten de modo exclusivo en los sistemas del encargado, el responsable puede delegar su llevanza en el encargado, indicándolo expresamente en el contrato celebrado. El documento de seguridad es un documento interno de la organización que establece medidas técnicas y organizativas dirigidas a preservar los datos de carácter personal que contiene el fichero, de obligado cumplimiento para el personal con acceso a los datos. Es exigible para toda clase de ficheros, tanto para los automatizados como para los no automatizados. Puede ser único para todos los ficheros de una organización pero, según las circunstancias particulares del supuesto, pueden establecerse documentos específicos para cada fichero, cada tratamiento, o para grupos de ficheros o tratamientos, atendiendo a los criterios organizativos acordados por el responsable. No se trata de un catálogo estático y cerrado de medidas. Además del deber genérico de adecuarse en todo momento a las disposiciones vigentes en materia de seguridad de datos, debe revisarse y actualizarse en función del resultado de los controles periódicos, cuando se produzcan cambios relevantes en los sistemas de información, en el sistema de tratamiento, o en el contenido de la información incluida en los ficheros o tratamientos. El documento debe contener necesariamente los siguientes aspectos: - Ámbito de aplicación del documento con especificación detallada de los recursos protegidos. - Medidas, normas, procedimientos de actuación, reglas y estándares encaminados a garantizar el nivel de seguridad exigido en este reglamento. - Funciones y obligaciones del personal en relación con el tratamiento de los datos de carácter personal incluidos en los ficheros. - Estructura de los ficheros con datos de carácter personal y descripción de los sistemas de información que los tratan. - Procedimiento de notificación, gestión y respuesta ante las incidencias. - Los procedimientos de realización de copias de respaldo y de recuperación de los datos en los ficheros o tratamientos automatizados. - Las medidas que sea necesario adoptar para el transporte de soportes y documentos, así como para la destrucción de los documentos y soportes, o en su caso, la reutilización de estos últimos. En el caso de ficheros calificados como de nivel de seguridad medio o alto, se 128 añaden dos más: - La identificación del responsable o responsables de seguridad. - Los controles periódicos que se deban realizar para verificar el cumplimiento de lo dispuesto en el propio documento. Se decía al principio de este apartado que la elaboración del documento de seguridad es una obligación del responsable del fichero o tratamiento, y en determinados supuestos, del encargado. Habitualmente, las condiciones de estos dos responsables recaen en la misma persona, y es ésta quien elige o designa al encargado. Esto no sucede en el ámbito de los ficheros jurisdiccionales, donde el responsable del fichero es el Consejo General del Poder Judicial, el responsable del tratamiento es el Organo Judicial o el Secretario Judicial, y el encargado del tratamiento no es seleccionado, contratado o designado por ninguno de éstos sino que viene determinado por las leyes: la LOPJ, las Leyes Orgánicas que aprueban los Estatutos de Autonomía de las Comunidades Autónomas, y los Reales Decretos de transferencia de competencias del Estado a éstas. Por su parte, las “instrucciones” al encargado del tratamiento están también predeterminadas normativamente. El artículo 230.5 de la LOPJ atribuye al CGPJ competencias reglamentarias para la determinación de los requisitos y condiciones del establecimiento y gestión de los ficheros automatizados de los órganos judiciales, y para asegurar el cumplimiento de las garantías y derechos establecidos en la LPD. En el desarrollo de ellas, el CGPJ ha aprobado: - La Instrucción 2/2003, de 26 de febrero, sobre “Código de conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia”. - El Acuerdo del Pleno de 13 de septiembre de 2007, que aprueba los “Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia” (en adelante, los Criterios) - Y no directamente relacionado con los Ficheros Jurisdiccionales, pero sí con otros cuyos datos son objeto de tratamiento desde los órganos judiciales, el Acuerdo del Pleno, de 26 de febrero de 2009, por el que se establece el “Protocolo a seguir ante el uso indebido de las consultas accesibles desde el punto neutro judicial”. Volviendo al documento de seguridad, los Criterios no constituyen tal documento pero sí contiene un catálogo de las fundamentales que se deben implantar por las Administraciones Públicas competentes en la dotación de medios materiales, en sus respectivos ámbitos territoriales, homogeneizando el nivel de seguridad de los sistema informáticos de gestión procesal. Con esta finalidad, los Criterios quedan incorporados al Test de Compatibilidad de los Sistemas Informáticos de Gestión Procesal, de obligado cumplimiento por todos los sistemas de gestión procesal implantados. Los Criterios establecen un plazo (finalizó en Diciembre de 2007) para que 129 comunicaran a la Comisión de Informática Judicial la designación del Responsable de Seguridad, y otro (enero de 2008) para que hicieran lo propio respecto al documento de seguridad. También acordó la elaboración y ejecución, por aquéllas, de un Plan de acción de las medidas a adoptar para dar cumplimiento al documento de seguridad. Al día de la fecha no se ha aprobado ningún documento de seguridad. 7.2.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS AUTOMATIZADOS Como dijimos antes, el RPD da distinto tratamiento a los ficheros automatizados respecto a los que no lo están. La razón estriba en que las posibilidades que ofrecen los primeros, y por lo tanto también los peligros derivados de un acceso indebido, son muy superiores a las de los segundos. El RPD dedica a la seguridad de los ficheros automatizados los artículos 89 a 104, describiendo las medidas que han de disponer los ficheros de nivel básico, medio y algo, y lo hace de forma cumulativa de forma que el nivel superior supone la adición de medidas respecto de los inferiores. 7.2.1.- Nivel básico. La regulación del nivel de seguridad básico consiste, fundamentalmente, en una serie de principios elementales en materia de seguridad: - Conocimiento. Todos los usuarios tienen que tener perfectamente definidas sus funciones y obligaciones, ya sea individualmente, ya por pertenecer o estar incluidos en determinado perfil. Esta definición se documenta en el documento de seguridad, y constituye una obligación del responsable que tales usuarios conozcan las medidas de seguridad que afectan al desarrollo de sus funciones y las consecuencias en que incurrirían en caso de incumplimiento. - Control de accesos. Los usuarios, cuando acceden al sistema, deben estar perfectamente identificados y autenticados. Si lo hacen a través de un sistema de contraseñas debe garantizarse la confidencialidad e integridad en su asignación, distribución y almacenamiento, y periódicamente (mínimo, anualmente), habrán de ser cambiadas. Además, mediante mecanismos que eviten que puedan acceder a otros distintos a los autorizados (a partir de una relación de usuarios y perfiles, y los accesos autorizados a cada uno de ellos), los usuarios sólo pueden hacerlo a los datos o recursos imprescindibles para el desarrollo de sus funciones. - Gestión documental. Los documentos, y los soportes que los contienen, deben ser identificados, catalogados e inventariados; su salida de los locales del responsable ha de ser autorizada, adoptándose las medidas necesarias para evitar la sustracción, pérdida o acceso indebido a la información durante su transporte; los documentos que hayan de desecharse serán destruidos o borrados, asegurando la imposibilidad de recuperación posterior. 130 Para evitar la pérdida o destrucción de los ficheros habrán de realizarse copias de respaldo, al menos semanalmente (salvo que no se haya modificado el fichero desde la creación de la última copia), y se establecerá el procedimiento que garanticen la reconstrucción del fichero al estado que se encontraban al tiempo de producirse la incidencia que provocara la alteración, pérdida o destrucción. - Control de incidencias. Mediante un registro en el que se harán constar las incidencias que afecten a los datos de carácter personal, que incluya el tipo de incidencia, momento en que se haya producido o detectado, personal que realiza la notificación, a quien se comunica, efectos derivados y medidas correctoras aplicadas. 7.2.2.- Nivel medio. Supone la adopción de las mismas medidas que en el nivel básico, en algunos casos incrementada en su intensidad, y la adición de otras: - La observación de la seguridad. Mediante la designación de un responsable, y la realización de auditorías. Los ficheros de nivel medio han de disponer de uno o varios responsables de seguridad, designados en el documento de seguridad, encargados de coordinar un controlar las medidas de seguridad. Este responsable puede ser único, pero también pueden designarse varios, distribuyéndose su responsabilidad según los sistemas de tratamiento utilizados. Por ejemplo, puede existir un responsable de seguridad tecnológica y un responsable de seguridad funcional: el primero encargado de establecer los mecanismos de seguridad tecnológicos aplicables a equipos, sistemas, locales… y el segundo de los relativos a los usuarios del sistema y los procedimientos de acceso. La adecuación a las medidas de seguridad exigidas por el RPD y el cumplimiento de éstas deben ser auditados al menos cada dos años, y además siempre que se realicen modificaciones sustanciales en el fichero. A partir del informe de la auditoría, el responsable de seguridad ha de elaborar unas conclusiones con el fin de que el responsable del fichero o tratamiento adopte medidas correctoras. - Control de accesos. Se incrementa el control en dos niveles diferentes: por un lado, el acceso físico a los lugares donde estén instalados los equipos se limita a las personas autorizadas; por otro, se protege el acceso al sistema informático frente a intentos reiterados no autorizados (brute force). - Gestión documental. El registro de entrada y salida de soportes debe permitir conocer el tipo de documento o soporte, la fecha y hora, el emisor o destinatario, el número de documentos o soportes incluidos en el envío, el tipo de información que contienen, la forma de envío y la persona responsable de la recepción o entrega que deberá estar debidamente autorizada. - Control de incidencias. Se incrementa para los supuestos de recuperación de datos, de forma que, además de estar autorizarla el responsable del fichero, han de 131 registrarse los procedimientos realizados de recuperación de los datos, la persona que ejecutó el proceso, los datos restaurados y, en su caso, qué datos ha sido necesario grabar manualmente en el proceso de recuperación. 7.2.3.- Nivel alto. Por último, en los ficheros de nivel alto se suman las siguientes medidas: - Gestión documental. Se centra en la utilización de técnicas de cifrado que impidan o dificulten el acceso a los datos por parte de personas no autorizadas. Así, deben cifrarse los datos personales cuando se encuentren en dispositivos portátiles, o también las etiquetas que identifican los soportes de forma que sólo los usuarios autorizados pueden identificar el contenido de éstos a partir de ellas. También deben cifrarse, o emplear otro mecanismo que garantice que la información no sea inteligible ni manipulada por terceros, cuando se transmitan los datos a través de redes públicas o redes inalámbricas de comunicaciones electrónicas. Para garantizar la permanencia de los datos, una copia de respaldo de los datos y de los procedimientos de recuperación de los mismos ha de conservarse en lugar diferente a aquel donde se encuentran los equipos informáticos, lugar que ha de disponer de las mismas medidas de seguridad exigidas para un fichero de nivel alto. - Control de accesos. El control de accesos es muy estricto: debe registrarse cada intento de acceso, identificando el usuario, la fecha y hora en que se realizó, el fichero accedido, el tipo de acceso y si ha sido denegado o autorizado, y en este caso, la información que permita identificar el registro accedido. Estos datos se han de conservar, como mínimo, durante dos años. Además, el responsable de seguridad debe revisar mensualmente, al menos, el registro de control, elaborando un informe de las revisiones realizadas y problemas detectados. 7.3.- LAS MEDIDAS AUTOMATIZADOS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS NO La regulación que contiene el RPD para las medidas de seguridad de que han de dotarse los ficheros no automatizados es más parca que la establecida para los automatizados. 7.3.1.- Nivel básico. No hay previsión específica alguna para los ficheros de nivel básico, limitándose a una declaración genérica de aplicabilidad de lo establecido para los automatizados del mismo nivel en lo relativo a funciones y obligaciones del personal, registro de incidencias, control de acceso y gestión de soportes. 132 Tan sólo se añaden previsiones, muy genéricas también, respecto a: - La ordenación del archivo, para remitirse a los criterios establecidos por la legislación aplicable según el archivo de que se trate. - Control de accesos, para exigir la existencia de mecanismos que “dificulten” la apertura de los dispositivos de almacenamiento de estos datos o, alternativamente, el establecimiento de medidas que impidan el acceso de personas no autorizadas. - Custodia de los soportes, de forma que cuando la documentación con datos de carácter personal no se encuentre archivada (por ejemplo, porque está siendo objeto de tramitación), la persona que se encuentre al cargo de la misma debe custodiarla e impedir en todo momento que pueda ser accedida por persona no autorizada. 7.3.2.- Nivel medio. A las medidas del nivel básico se adiciona la designación de un responsable de seguridad y la previsión de auditorías periódicas, al menos de carácter bianual. 7.3.3.- Nivel alto. Además de las descritas antes, estos ficheros han de implantar medidas dirigidas a impedir, que personas no autorizadas puedan llegar a tener contacto con los soportes que contienen los datos, y que puedan generarse copias de estos soportes que puedan llegar a personas no autorizadas. - Custodia de los soportes. Se exige que armarios, cajones, archivadores… se encuentren en áreas en las que el acceso esté protegido con puertas que siempre se encontrarán cerradas y dotadas de sistemas de apertura mediante llave o dispositivo equivalente. Si la documentación tuviera que ser trasladada se habrá de adoptar medidas dirigidas a impedir su acceso o manipulación. - Gestión documental. Sólo bajo el control del personal autorizado en el documento de seguridad se pueden generar copias o reproducir documentos, y debe procederse a la destrucción de las que sean desechadas, evitando el acceso a la información contenida en las mismas o su recuperación posterior. - Control de accesos. Sólo el personal autorizado puede acceder a los documentos, y cuando se trate de documentos que pueden ser utilizados por múltiples usuarios, deben establecerse mecanismos que permitan identificar los accesos realizados. 7.4.- LA SEGURIDAD DE LOS FICHEROS JURISDICCIONALES. Como hemos visto antes, por lo que se refiere a los ficheros de los órganos 133 judiciales que tienen relación con los procedimientos que en ellos se tramitan (ficheros jurisdiccionales) sólo se han establecido formalmente dos: el de asuntos jurisdiccionales y el de registro de asuntos. Ambos han sido calificados como de nivel alto y, por lo tanto, se les deberían de aplicar todas y cada una de las medidas de seguridad que se han descrito en los apartados precedentes según se trate de ficheros informáticos (automatizados) o en papel (no automatizados). Ello implicaría la existencia de una normativa de seguridad, el documento de seguridad, que abarcaría unos y otros, que concretaría las obligaciones y restricciones de todos quienes prestamos servicio en los juzgados y tribunales, y que definiría las disposiciones técnicas y organizativas dirigidas a preservar los datos de carácter personal de que disponen los órganos judiciales. Hasta la fecha no se han aprobado dichos documentos de seguridad, por lo que los únicos parámetros de que disponemos son los que nos ofrecen el Real Decreto 937/2003, de de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, el Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia (Instrucción CGPJ 2/2003, de 26 de febrero) y el Acuerdo del Pleno de 13 de septiembre de 2007, que aprueba los “Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia”. 7.4.1.- El Real Decreto de modernización de archivos judiciales (RDMAJ). El RDMAJ incluye en su ámbito de aplicación todos los documentos judiciales existentes en los distintos juzgados y tribunales de todos los órdenes jurisdiccionales, que sean consecuencia de la actividad judicial, comprendiendo en el concepto documento judicial tanto los generados por el órgano judicial como los que son aportados por las partes o terceros. Por exclusión, no extiende su ámbito a los libros de sentencias, de registro y demás de obligatoria llevanza. En definitiva, y en la terminología forense, se aplica a los autos, tanto si se encuentran en tramitación (archivo de gestión), como si no están pendientes de actuación procesal alguna (archivo territorial y central). La ordenación, custodia y conservación de todos estos archivos se atribuyen al Secretario Judicial El texto apenas dedica un par de referencias a la seguridad de los archivos judiciales: - Respecto a los contratos menores que se tramiten para la destrucción de los expedientes judiciales, para prever el compromiso escrito del contratista de no divulgar el contenido de los expedientes judiciales, ni permitir el acceso de terceros a éstos, y cumplir las obligaciones establecidas en el artículo 12 de la LOPD. - Y bajo el epígrafe “Medidas de seguridad, la D.A. 11ª se limita a declarar aplicable, a los tratamientos automatizados de datos relacionados con la documentación judicial, las medidas establecidas en el Real Decreto 994/1999, de 11 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de medidas de seguridad de los ficheros automatizados que contengan datos de carácter personal, Real Decreto actualmente derogado y cuya remisión habrá de entenderse al RPD (Real Decreto 1720/2007). 134 7.4.2.- El Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia. El Pleno del Consejo General del Poder Judicial, en su reunión de día 26 de febrero de 2003, aprobó la presente Instrucción 2/2003, sobre Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia. Entre sus objetivos (no el único, pero sí el primero en orden de exposición) está el de concienciar a los usuarios sobre la seguridad en los equipos informáticos y de las comunicaciones, tanto dentro como fuera de las instalaciones judiciales. En el concepto de usuario se comprenden todos los profesionales que prestan sus servicios en los órganos judiciales, entendido en sentido amplio. Como principios o aspectos principales contenidos en el Código, en esta materia, encontramos: - Utilización exclusivamente para fines profesionales de los equipos y programas puestos a disposición de los usuarios. Solo se permite el uso particular o extraprofesional en los supuestos que la administración competente establezca reglamentariamente. - Prohibición de alterar los equipos. No se permite la modificación de cualquier parte de los equipos informáticos, ni tampoco conectarlos a otros, salvo autorización expresa del Servicio de Soporte competente. - Obligación de cumplir estrictamente las medidas de seguridad diseñadas por la Administración Pública competente, por el administrador, o por el responsable del Sistema. En concreto, y respecto a la información confidencial y los archivos que contengan datos personales, incluye una previsión genérica de extremar las precauciones para evitar cualquier salida de información de los mismos que pueda hacer a la Administración y/o usuario incurrir en algún tipo de responsabilidad, y la obligación de tener en cuenta las medidas que consten en el documento de seguridad. - Protección de la privacidad. Nuevamente, mediante una declaración genérica: Por los Secretarios Judiciales, o por quienes en cada momento tengan competencia, se tomarán las medidas internas precisas para que la información integrada en las aplicaciones informáticas de gestión procesal obedezca a los requisitos de autenticidad, integridad y privacidad, utilizando o haciendo utilizar los mecanismos de seguridad de que estén dotadas tales aplicaciones. - Identificación y autenticación. Se prohíbe el acceso a los sistemas informáticos utilizando la identificación de otro usuario, si bien se admite puntualmente, previa autorización expresa “con arreglo a la Ley” de la Administración competente o del usuario del ordenador. Esta excepción, que se repite en la Instrucción en al menos dos ocasiones, entendemos que debe tomarse como inexistente al no existir Ley que contemple esta posibilidad, sino más bien la contraria. Se prevé la caducidad de las contraseñas. En el momento en que finaliza la relación profesional, además de cancelarse el 135 acceso, el usuario ha de devolver todos los soportes que conserve. 7.4.3.- Los Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia El 13 de septiembre de 2007, el Pleno del Consejo General del Poder Judicial, adoptó el siguiente acuerdo: Aprobar el documento denominado “Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia”, que se incorporará como Anexo al “Test de Compatibilidad de los Sistemas Informáticos de Gestión Procesal”, aprobado por el Pleno en su sesión celebrada el 12 de abril de 2007. Con este documento, el CGPJ pretende mejorar y homogeneizar el nivel de seguridad de los sistemas de gestión procesal estableciendo los requerimientos fundamentales de seguridad que han de cumplir estos sistemas, que han de desarrollarse y ejecutarse por las Administraciones Públicas competentes en la provisión de recursos y medios materiales (Ministerio de Justicia y Comunidades Autónomas con competencias recibidas). Se parte de la elaboración, por las Administraciones Públicas competentes, de un Documento de seguridad que describe las medidas de seguridad organizativas y técnicas implantadas, y que es de obligado cumplimiento para todo el personal que tenga acceso a datos de carácter personal de los sistemas informáticos de gestión procesal. Según los Criterios, este documento ha de incluir los aspectos exigidos por el RPD para los ficheros automatizados de nivel medio (la referencia es a los artículos 8.2 y 15 del Reglamento derogado). Además, se ha de elaborar un plan de acción con medidas para asegurar la ejecución los propios Criterios. Se reserva al Secretario Judicial velar, en el marco de las competencias contempladas en el artículo 454 de la LOPJ, por la observancia en las oficinas judiciales de los criterios generales de seguridad establecidos en el documento. Como veremos al describir las medidas, la realidad es que son pocas las posibilidades que tiene el Secretario Judicial de cumplir esta obligación. Más bien, estas competencias deberán ser ejercidas por el Responsable de seguridad, designado por la Administración competente y también previsto en los Criterios. 7.4.3.1-. Medias técnicas. Aunque van dirigidas especialmente a los encargados de diseñar los sistemas informáticos, hemos creído interesante hacer una somera relación con el fin de dar a conocer las razones de algunas prácticas que, desde el punto de vista del usuario final, en muchas ocasiones se representan caprichosas. - Configuración de infraestructura tecnológica: relativas a la ubicación de los servidores y plataformas, separación respecto a otra áreas (otros departamentos de la misma Administración), registros de cambios… - Identificación y autenticación: para prevenir accesos no autorizados se 136 establece la obligación de utilización de usuario y contraseña, o certificado digital emitido por la Administración pública competente, o sistemas biométricos, prohibiéndose con carácter general los usuarios genéricos (no asignados a personas concretas y determinadas). Los sistemas basados en usuario y contraseña han de cumplir condiciones de calidad (reglas de complejidad), cambio periódico (incluida la inicial pre-expirada y la prevención de reutilización) y seguridad (encriptación en el almacenamiento). Además han de incluir un sistema de bloqueo tras un número determinado de intentos fallidos, acceso fuera del intervalo de validez de un usuario, o no acceso en determinado periodo de tiempo. - Control de acceso: mediante un sistema de perfiles y roles que sobre la base de las necesidades de los usuarios determinan las funcionalidades a las que pueden acceder y los datos a los que pueden tener acceso. Para evitar posibles suplantaciones en momentos en los que el equipo no está atendido se prevé un mecanismo de bloqueo por inactividad. - Registro de accesos: de forma que quede constancia de la identificación del usuario, la fecha y hora en la que se realizó el acceso, el tipo de acceso y si ha sido autorizado o denegado. - Redes y comunicaciones: dirigidas a proteger las redes frente a intromisiones no autorizadas. 7.4.3.2.- Medidas Organizativas. Dirigidas a la ejecución de las anteriores, son relativas a la organización de la seguridad, ubicación física de servidores y equipos, formación y concienciación de usuarios, seguimiento de accesos, copias de respaldo, contratos de prestación de servicios, y revisiones periódicas. Dentro de estas medidas organizativas, creemos conveniente separar las dirigidas al usuario final: - Han de establecerse canales para la comunicación de incidencias y solicitudes de mejoras (mantenimiento evolutivo). Estas deben ser registradas y deber realizarse un seguimiento de su resolución o cierre. - La posibilidad de instalar programas diferentes a los previstos (definidos) queda restringida a los administradores autorizados, que deben seguir en todo caso las previsiones del Documento de seguridad. Y en ningún caso se permitirá la creación de ficheros de carácter personal distintos a los declarados atendiendo a los requerimientos de la Ley Orgánica de Protección de Datos. 7.4.4.- La seguridad en el expediente judicial electrónico. La implantación del expediente judicial electrónico va a suponer un salto cuantitativo y cualitativo en las posibilidades de acceso, por parte de los ciudadanos y 137 profesionales, al contenido de los documentos que forman parte del expediente judicial. Todos los documentos que forman parte del expediente judicial se crearán y conservarán en formato electrónico. Cualquier ciudadano o profesional podrá, desde cualquier parte del mundo en la que disponga de acceso a una red de comunicación (Internet), acceder al expediente judicial para conocer el estado de tramitación de los procedimientos en los que sea parte procesal legítima, y obtener copias electrónicas de los documentos electrónicos que formen parte de procedimientos en los que tenga la condición de parte o respecto de los que acredite un interés legitimo. Todo ello obligará a la multiplicación de los esfuerzos para dotar el sistema de las medidas de seguridad necesarias para garantizar la integridad, autenticidad e inmodificabilidad de estos documentos, así como para impedir el acceso indiscriminado a ellos. También el escenario competencial que se acaba de exponer, en el que el CGPJ ha asumido la función homogeneizar o estandarizar las medidas de seguridad de que deben dotarse los sistemas informáticos de gestión procesal, va a cambiar: la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la Administración de Justicia, lo atribuye al “Comité técnico estatal de la Administración judicial electrónica”, órgano integrado por representantes del CGPJ, del Ministerio de Justicia, de cada una de las Comunidades Autónomas con competencias en la materia y de la Fiscalía General del Estado. El instrumento para ello, es el “Esquema judicial de interoperabilidad y seguridad” (EJIS), un documento que incluye criterios y recomendaciones en materia de seguridad, conservación, normalización y volcado de datos de la información, política de seguridad… Según la D.A. 2ª de la Ley 18/2011, en julio de 2016 todos los sistemas de gestión procesal deberán permitan la tramitación electrónica de los procedimientos judiciales. 7.5.- CONCLUSION. Lo expuesto, y de su comparación con la realidad cotidiana, nos lleva a concluir que, en el momento actual, el nivel de cumplimiento de la LOPD y su Reglamento en la Administración de Justicia es bastante deficiente. De la reglamentación específica analizada, sólo los Criterios contienen alguna aproximación a lo que debe ser la normativa de seguridad de los ficheros de datos personales de los órganos judiciales, si bien muy limitada a los informáticos o automatizados. Ahora bien, tampoco el desarrollo natural de estos Criterios parece que sea el proyectado: se preveían una serie de obligaciones y unos plazos para cumplirlas. No parece que se hayan respetado y el resultado es que, al día de la fecha, no se dispone de un instrumento básico y esencial, cual es el Documento de seguridad. También se refiere a este documento el Plan de Transparencia Judicial (aprobado mediante Acuerdo de Consejo de Ministros de 21 de octubre de 2005), si bien con una fórmula meramente programática: En todo caso deberá contarse con un documento de seguridad que asegure al ciudadano y a la Administración que los procedimientos telemáticos reúnen las características necesarias para cumplir la 138 normativa vigente en cada momento en lo relativo a la protección de datos de carácter personal. Entre el personal que presta servicio en los órganos judiciales es generalizado el desconocimiento de la normativa en materia de protección de datos, y en concreto de las medidas de seguridad que deberían aplicarse. Ahora bien, este déficit es, en parte, consecuencia de una legislación específica difícilmente compatible y conciliable con la normativa orgánica y procesal vigente. La aplicabilidad de la LOPD y su Reglamento en la Administración de Justicia no es una cuestión pacífica. Se ha defendido que la Administración de Justicia debería haber quedado fuera del ámbito de la LOPD, como ocurre de forma absoluta con las materias clasificadas y los ficheros sobre terrorismo, o que sólo se fuera aplicable supletoriamente, como al régimen electoral, registro civil, o registros de penados y rebeldes. El propio CGPJ, refiriéndose a la LOPD y a los derechos que reconoce, advierte de la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses generales que en ella subyacen, que exigen, en ocasiones, una limitación o modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos. En definitiva y como conclusión: la aprobación de una normativa integral y específica sobre la protección de datos de carácter personal en la Administración de Justicia es una necesidad perentoria e ineludible, necesaria para el desarrollo y aplicación real a los ciudadanos de este derecho constitucional, e imprescindible para dotar de la necesaria seguridad jurídica en su actuación a sus servidores. 139 8.- LA RESPONSABILIDAD DE LOS OPERADORES DE DATOS. En los epígrafes anteriores hemos puesto de manifiesto la importancia de los datos de carácter personal, su valor económico, las consecuencias de su difusión o de su simple y puntual conocimiento; hemos definido los individuos encargados de establecer las medidas para proteger estos datos, para velar porque las mismas sean cumplidas y los criterios que han de cumplir en su actuación; y hemos descrito las medidas de seguridad, técnicas y organizativas, que han de implantarse para evitar el acceso indebido a estos datos. El cumplimiento de todas estas previsiones legales constituyen una obligación. Y de su incumplimiento, obviamente, deriva responsabilidad: civil, administrativa, y en los supuestos más graves, penal. En todo caso, hay que tener en cuenta que un principio básico en materia de responsabilidad es que sólo puede exigirse de quien tiene capacidad de decisión sobre la conducta de la que deriva el acto dañoso. Ello obliga a distinguir la que corresponde al responsable del fichero, como persona que decide la finalidad, contenido y uso del fichero y que se constreñirá a las infracciones consecuencia de estas elecciones iniciales: la del responsable del tratamiento, al que serán imputables las decisiones concretas sobre un determinado tratamiento; y la de aquellas personas que, bajo la dependencia del responsable, acceden a los datos para el cumplimiento de sus funciones, respecto de la que a la responsabilidad propia hay que añadir la de aquellos que deben vigilar el cumplimiento por éstos de sus obligaciones. En este epígrafe trataremos de dar respuesta a todas estas cuestiones. 8.1.- RESPONSABILIDAD CIVIL El artículo 19 de la LOPD prevé la responsabilidad civil consecuencia de las infracciones de la propia Ley: 1. Los interesados que, como consecuencia del incumplimiento de lo dispuesto en la presente Ley por el responsable o el encargado del tratamiento, sufran daño o lesión en sus bienes o derechos tendrán derecho a ser indemnizados. 2. Cuando se trate de ficheros de titularidad pública, la responsabilidad se exigirá de acuerdo con la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones públicas. Este precepto constituye la transposición del artículo 23.1 de la Directiva 95/46/CE: Los Estados miembros dispondrán que toda persona que sufra un perjuicio como consecuencia de un tratamiento ilícito o de una acción incompatible con las disposiciones nacionales adoptadas en aplicación de la presente Directiva, tenga derecho a obtener del responsable del tratamiento la reparación del perjuicio sufrido. [...] 8.1.1.- Naturaleza. 140 Se ha discutido sobre naturaleza de la responsabilidad civil derivada de la infracción de la LOPD: si tiene naturaleza contractual o extracontractual, y este último caso, si se trata de una responsabilidad objetiva. Sobre la primera cuestión, aún cuando la incorporación de los datos personales al fichero sea consecuencia de una relación contractual, la infracción generadora de responsabilidad no lo sería un incumplimiento contractual, sino la omisión de una obligación derivada directamente de la ley. Nos encontraríamos, por tanto, ante una obligación extracontractual. En el ámbito de la responsabilidad derivada de los ficheros judiciales esta discusión no tiene mucho sentido al no existir tal relación contractual, salvo por las derivaciones de la naturaleza de la obligación en orden a determinar el plazo en que el derecho a la indemnización puede ejercitarse: si se trata de una obligación derivada del cumplimiento de los contratos tendría un plazo de prescripción de quince años; si es extracontractual, es sólo de un año. La segunda cuestión es si ha de existir, y demostrarse, culpa o negligencia del responsable para que exista la obligación de indemnizar, o si se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva. Nada aporta el artículo 19 de la LOPD, por lo que para resolver la cuestión hay que acudir a la Directiva 95/46/CE, y en concreto a su artículo 23.2: 2. El responsable del tratamiento podrá ser eximido parcial o totalmente de dicha responsabilidad si demuestra que no se le puede imputar el hecho que ha provocado el daño. De la literalidad de apartado, sólo aparece una causa de elusión de la responsabilidad: que no se pueda imputar al responsable del tratamiento el hecho que ha provocado el daño. Al no poder el responsable alegar su diligencia para excluir la obligación de indemnizar, sino únicamente que el hecho es consecuencia de fuerza mayor o que es imputable a un tercero, hay que concluir que nos encontramos ante una responsabilidad objetiva. 8.1.2.- Las personas responsables. El artículo 19.2 de la LOPD, que se ha transcrito al inicio de esta sección, remite a la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones públicas para determinar la forma su exigencia cuando la titularidad del fichero es pública, lo que aparece como una remisión a lo establecido en los artículos 139 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de diciembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJAPPAC). Resultaría, por tanto, la responsabilidad de la “Administración Pública correspondiente”. Como ya se ha dicho en este trabajo, son tres administraciones las que tienen alguna clase de responsabilidad en cuanto a la protección de datos de los ficheros de los órganos judiciales. A saber: el Consejo General del Poder Judicial, en cuanto 141 responsable del fichero; el Ministerio de Justicia, al ser los Secretarios Judiciales, bajo su dependencia, responsables del tratamiento de los datos del fichero Registro de asuntos, y por estar bajo la dependencia directa de ellos el tratamiento de los del fichero Asuntos jurisdiccionales; y también el Ministerio de Justicia, o la Comunidad Autónoma en el caso de que le haya sido transferida la competencia para la dotación de medios materiales, dada su condición de encargado del tratamiento. Pero ¿sobre cuál de ellas recae la obligación de indemnizar?. Para responder a esta pregunta, es necesario determinar si el hecho generador de tal obligación es el funcionamiento anormal de un servicio público, o nos encontramos ante un supuesto de funcionamiento anormal de la Administración de Justicia. La Constitución Española recoge en el art. 106.2 el principio general de responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento de los servicios públicos, y también contempla en el art. 121, de manera específica, el derecho a ser indemnizado en los daños causados por error judicial o como consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia. Son, por tanto, dos instituciones diferentes, a pesar de que compartan una misma razón de ser. Podría entenderse que la prevista en el art. 121 se referiría exclusivamente a actos derivados de la función judicial en sentido estricto, de forma que los daños que tienen su origen en actuaciones de la Administración de Justicia periféricas a dicha función no tendrían cabida en este precepto y sí en el 106.2. Pero el Tribunal Constitucional ya descartó esta posibilidad en la STC 56/1990, argumentando que tampoco es cierto que el art. 121 de la Constitución contraponga función judicial y Administración de Justicia. El precepto se refiere específicamente a uno de los supuestos de acciones que pueden provocar responsabilidad: El error judicial. Posteriormente añade una referencia genérica a los demás supuestos que se resumen en el funcionamiento anormal de la Administración de Justicia. Y dentro de esta previsión general caben tanto acciones u omisiones encuadrables en la función judicial como en aquellas otras funciones que sirven de soporte a ésta. Los Ficheros jurisdiccionales formarían parte de estas funciones que sirven de soporte a la función judicial, en tanto contienen un conjunto organizado de datos obtenidos como consecuencia del ejercicio de la potestad jurisdiccional que corresponde exclusivamente a los jueces y tribunales y cuyo responsable del tratamiento es el propio órgano judicial (según la exposición del Acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del CGPJ, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales), y en cuanto justificó la atribución al órgano de gobierno del Poder Judicial la competencia para determinar reglamentariamente los requisitos y demás condiciones que afecten al establecimiento y gestión de tales ficheros (art. 230.5 LOPJ). Sentado que los incumplimientos de la normativa de protección de datos en el ámbito que venimos tratando constituye funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, ¿quien ha de responder por los daños producidos?. El artículo 121 de la Constitución hace responsable de estos daños al Estado. Ahora bien, el término Estado puede entenderse, bien como el conjunto de instituciones centrales, en oposición a las Comunidades Autónomas, bien como equivalente al 142 conjunto de los poderes públicos. Reconociendo este doble significado, la STC 56/1990 opta por la segunda de estas posibilidades, dado que la propia ubicación del art. 121 explica que se trate de un precepto cuya finalidad está lejos de ser la de delimitar competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas o, incluso, la de delimitar la titularidad concreta de una responsabilidad. Es un precepto que reconoce un derecho y que expresamente se remite a la ley para concretar los aspectos específicos de su ejercicio. Puede, por tanto, defenderse que la obligación de indemnizar corresponderá a la Administración Pública bajo cuyo ámbito de decisión de haya generado el hecho dañoso, aunque teniendo en cuenta que todos los Reales Decretos dictados hasta la fecha para el traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado Comunidades Autónomas en materia de provisión de medios personales, materiales y económicos para el funcionamiento de la Administración de Justicia, han establecido que permanezcan en la Administración General del Estado y que sigan siendo desempeñadas por el Ministerio de Justicia las funciones relativas a la responsabilidad patrimonial por error judicial y como consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia. 8.1.3.- El derecho de repetición. El art. 296 de la Ley Orgánica del Poder Judicial autoriza al Estado a repetir contra Jueces y Magistrados por los daños que produzcan éstos por dolo o culpa grave, por los cauces del proceso declarativo que corresponda ante el Tribunal competente. No existe previsión expresa similar en la LOPJ (tampoco en el Reglamento Orgánico) sobre una posible repetición frente a Secretarios Judiciales. Sí lo hace la LRJAPPAC. En su artículo 145.2 prevé, para los casos en los que como consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos se hubiera generado una responsabilidad patrimonial de la Administración y ésta hubiera indemnizado a los lesionados, la posibilidad de exigir, de oficio, de sus autoridades y demás personal a su servicio la responsabilidad en que hubieran incurrido por dolo, o culpa o negligencia graves. Esta repetición se verifica a través de un procedimiento administrativo. Ante esta omisión cabría plantearse si es admisible jurídicamente la repetición contra los Secretarios Judiciales por los daños indemnizados por el Estado como consecuencia de actos dolosos o gravemente culposos de éstos, y, en caso afirmativo, cual sería el procedimiento para ello. La DGRAJ, en un expediente sobre responsabilidad patrimonial del Estado por funcionamiento de la Administración de Justicia defendió que aunque este precepto (el art. 296 de la LOPJ) no incluye a los Secretarios judiciales, resulta aplicable a los mismos por analogía y por aplicación de lo dispuesto en el artículo 1.904 del Código Civil, que dispone que el que paga el daño causado por sus dependientes puede repetir de éstos lo que hubiere satisfecho, y concluía formulando propuesta de resolución en el sentido de estimar parcialmente la reclamación, y remitir el expediente a la Dirección 143 General del Servicio Jurídico del Estado para que ejerza ante el Tribunal competente la acción de repetición contra el secretario judicial y los magistrados aludidos. 8.2.- RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA Los responsables de los ficheros y los encargados de los tratamientos estarán sujetos al régimen sancionador establecido en la presente Ley. Cuando se trate de ficheros de titularidad pública se estará, en cuanto al procedimiento y a las sanciones, a lo dispuesto en los artículos 46 y 48 de la presente Ley. Cuando las infracciones a que se refiere el artículo 44 fuesen cometidas en ficheros de titularidad pública o en relación con tratamientos cuyos responsables lo serían de ficheros de dicha naturaleza, el órgano sancionador dictará una resolución estableciendo las medidas que procede adoptar para que cesen o se corrijan los efectos de la infracción. Esta resolución se notificará al responsable del fichero, al órgano del que dependa jerárquicamente y a los afectados si los hubiera. El órgano sancionador podrá proponer también la iniciación de actuaciones disciplinarias, si procedieran. El procedimiento y las sanciones a aplicar serán las establecidas en la legislación sobre régimen disciplinario de las Administraciones Públicas. Estos párrafos de la LOPD resumen el régimen de responsabilidad disciplinaria a la que están sometidos quienes tienen alguna clase de intervención respecto a los ficheros de titularidad pública. Lo primero que se puede destacar es que, a diferencia de lo que ocurre con los ficheros privados, los órganos de la APD carecen de cualquier clase de potestad para sancionar a funcionarios públicos. Respecto a los ficheros públicos (en general) tan sólo ostenta facultades de inspección, pudiendo constatar, calificar y declarar la existencia de infracciones a la normativa de protección de datos (LOPD y RPD) para, a continuación trasladar a la Administración competente (aquélla de la que dependa orgánicamente la autoridad o funcionario) la propuesta (no vinculante) de inicio de un procedimiento disciplinario contra quien estimara que fue responsable de la infracción. Sobre los ficheros jurisdiccionales las facultades de la APD son aún menores: ya se ha citado en la introducción de este trabajo la reciente sentencia del Tribunal Supremo (Sala 3ª, 2/12/2011), que ha declarado que la inspección de juzgados y tribunales queda extramuros del ámbito competencial de la APD. Pero ello no significa que no se pueda derivar responsabilidad disciplinaria de la actuación sobre los ficheros jurisdiccionales. A continuación examinaremos algunos elementos de la responsabilidad disciplinaria por infracción de la normativa de protección de datos. 8.2.1.- La tipicidad. La LOPD tipifica una serie de conductas, calificándolas como leves, graves o muy graves. De éstas, y dado el régimen de distribución competencial vigente en la Administración de Justicia (que ya se ha mencionado), y especialmente las atribuciones que legal y reglamentariamente corresponden a los Secretarios Judiciales, sólo algunas pueden tener como sujeto activo a este funcionario. Vamos a ver cuáles. 144 Entre las infracciones leves (artículo 44.2 LOPD), la del apartado c): c) El incumplimiento del deber de información al afectado acerca del tratamiento de sus datos de carácter personal cuando los datos sean recabados del propio interesado. De las graves (artículo 44.3 LOPD): c) Tratar datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios y garantías establecidos en el artículo 4 de la presente Ley y las disposiciones que lo desarrollan, salvo cuando sea constitutivo de infracción muy grave. d) La vulneración del deber de guardar secreto acerca del tratamiento de los datos de carácter personal al que se refiere el artículo 10 de la presente Ley. e) El impedimento o la obstaculización del ejercicio de los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición. f) El incumplimiento del deber de información al afectado acerca del tratamiento de sus datos de carácter personal cuando los datos no hayan sido recabados del propio interesado. g) El incumplimiento de los restantes deberes de notificación o requerimiento al afectado impuestos por esta Ley y sus disposiciones de desarrollo. k) La comunicación o cesión de los datos de carácter personal sin contar con legitimación para ello en los términos previstos en esta Ley y sus disposiciones reglamentarias de desarrollo, salvo que la misma sea constitutiva de infracción muy grave. Y finalmente, entre las muy graves: a) La recogida de datos en forma engañosa o fraudulenta. b) Ceder los datos de carácter personal a los que se refieren los apartados 2, 3 y 5 del artículo 7 de esta Ley salvo en los supuestos en que la misma lo autoriza (datos especialmente protegidos: religión, ideología, salud….). Respecto al resto, difícilmente podrá entenderse que puedan ser cometidas por los Secretarios Judiciales, bien por las características de los ficheros responsabilidad de los órganos judiciales y la función a la que sirven (por ejemplo, las relativas al consentimiento para tratar datos), bien porque se refieran a actuaciones responsabilidad de otros órganos (creación de ficheros, mantenimiento de medidas de seguridad…). Un Secretario Judicial (o el miembro de un Cuerpo de Funcionarios al Servicio de la Administración de Justicia), puede realizar alguna de estas conductas típicas, pero ello no significará que tal hecho pueda ser sancionable disciplinariamente: sólo lo será si tal actuación coincida con alguna de las descritas en el artículo 536 de la LOPJ. En éste existen varias relacionadas con la materia objeto de este estudio. Así, y a título de ejemplo, se consideran faltas muy graves la utilización inadecuada de los medios informáticos y materiales empleados en el ejercicio de sus funciones y el incumplimiento de las instrucciones facilitadas para su utilización, así como la indebida utilización de las claves de acceso a los sistemas informáticos, la utilización indebida de la documentación o información a que tengan o hayan tenido acceso por razón de su cargo o función, o la negligencia en la custodia de documentos que dé lugar a su difusión o conocimiento indebidos. 145 8.2.2.- La culpabilidad. Algunas Resoluciones de la APD (dictadas antes de la Sentencia del Tribunal Supremo que excluye de su competencia la inspección en juzgados y tribunales) han causado alarma, o al menos inquietud, en los órganos judiciales en tanto en cuanto declaraba que un determinado órgano había incurrido en infracción de la LOPD, que tal infracción era grave (o muy grave), que requería al responsable para corregir determinadas prácticas… De la contundencia de estas resoluciones parecía que la consecuencia era clara: la exigencia (ineludible) de responsabilidad disciplinaria para el Secretario Judicial en su condición de responsable del tratamiento (o de director de la Oficina Judicial) según el Acuerdo de creación de los ficheros jurisdiccionales. Es un principio general en materia de responsabilidad disciplinaria que sólo pueden ser sancionados por hechos constitutivos de infracción administrativa los responsables de los mismos, aún a título de simple inobservancia. Pero este principio no puede identificarse como la admisión de una clase de responsabilidad objetiva: según el Tribunal Constitucional, en materia de infracciones administrativas sigue rigiendo el principio de culpabilidad (por dolo, culpa o negligencia grave y culpa o negligencia leve o simple negligencia), principio que excluye la imposición de sanciones por el mero resultado y sin atender a la conducta diligente. Y también para el Tribunal Supremo, no pude estimarse cometida una infracción administrativa si no concurre el elemento subjetivo de la culpabilidad: la conducta típicamente constitutiva de infracción administrativa ha de ser imputable a título de dolo o culpa. En definitiva, constatada una violación de la normativa sobre protección de datos (en los términos indicados en el apartado anterior) en los ficheros responsabilidad de los órganos judiciales, no corresponderá, sin más, la imposición de una sanción al responsable, ni siquiera la incoación de un expediente disciplinario. Esta sólo procederá cuando inicialmente se aprecien indicios de que la vulneración ha sido cometida de forma dolosa o negligente, y aquélla únicamente resultará tras la acreditación de que ha existido alguna de estas formas de culpabilidad. Lo dicho no excluye la responsabilidad disciplinaria de los superiores que consienten, inducen o encubren los actos sancionables de los inferiores: el artículo 524 de la LOPJ recoge de forma genérica esta responsabilidad cuando de tales actos se derivan graves daños para la Administración o los ciudadanos, y el art. 536.A.12 prevé, como falta grave, dejar de promover la exigencia de la responsabilidad disciplinaria que proceda al personal que integre su oficina, cuando conocieran o debieran conocer el incumplimiento grave por los mismos de los deberes que les correspondan. En este punto creo conveniente recordar la Circular 6/2009 de la Secretaría General de la Administración de Justicia, sobre acuerdos adoptados en relación con las consultas realizadas a través del Punto Neutro Judicial (que reproduce el Acuerdo del Pleno del Consejo General de Poder Judicial de 26 de febrero de 2009 que aprueba el Protocolo a seguir ante el uso indebido de las consultas accesibles desde el punto neutro judicial), en la que, después de calificar de indebidas todas las consultas que se realicen a través de las aplicaciones disponibles en el PNJ sin estar autorizadas por 146 resolución judicial, establece que estos accesos se pongan en conocimiento de los Secretarios Judiciales respectivos para que, si lo consideran conveniente, den de baja al funcionario correspondiente como usuario de la aplicación de consulta, remitan comunicación a la Administración disciplinariamente competente cuando se derive la comisión de falta (cuando se trate de información relativa a ex cónyuges, familiares o terceras personas, físicas o jurídicas, que guarden cualquier relación con cónyuges o familiares de los usuarios), e incluso trasladen testimonio al Juzgado de Guardia cuando los hechos pudieran ser constitutivos de delito. 8.3.- RESPONSABILIDAD PENAL Para completar el sistema de responsabilidad, es conveniente hacer una referencia, aún somera, a las conductas tipificadas en el Código Penal relacionadas con la protección de datos de carácter personal. Esta clase de responsabilidad, que sólo está prevista para los supuestos más graves, únicamente es exigible por actos propios cometidos a título de dolo (no están tipificadas las formas imprudentes). Es el artículo 197 del Código Penal, en sus apartados 2 y 3, el que contiene la descripción de estos hechos: 2. El que, sin estar autorizado, se apodere, utilice o modifique, en perjuicio de tercero, datos reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o registro público o privado. Iguales penas se impondrán a quien, sin estar autorizado, acceda por cualquier medio a los mismos y a quien los altere o utilice en perjuicio del titular de los datos o de un tercero. 3. El que por cualquier medio o procedimiento y vulnerando las medidas de seguridad establecidas para impedirlo, acceda sin autorización a datos o programas informáticos contenidos en un sistema informático o en parte del mismo o se mantenga dentro del mismo en contra de la voluntad de quien tenga el legítimo derecho a excluirlo. Las penas previstas para estos delitos, cuando el autor es autoridad o funcionario público, son de prisión e inhabilitación absoluta. 147 9.- CUESTIONES PRÁCTICAS. - Se pide copia de las actuaciones por una parte y no funcionan los sistemas de copias o de remisión telemática de actuaciones. O con los mismos no se pude hacer una copia por el tipo de formato del documento que consta en las actuaciones. Ante esta situación el Secretario Judicial, por afectar a su derecho de defensa, debe facilitarle el acceso a la causa con los medios de que disponga, aunque sólo se le puedan exhibir los autos. Y como puede afectar al ejercicio de defensa en un trámite procesal, como por ejemplo, contestación a un recurso, se debería hacer constar en las actuaciones esta circunstancia, a los efectos de la posible suspensión de un plazo procesal o de una posible alegación de nulidad de actuaciones. Señala el Artículo 7. Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, que quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo, podrán acceder a la documentación conservada en los Archivos Judiciales de Gestión, salvo cuando tenga carácter reservado. Corresponde al Secretario del Juzgado o Tribunal respectivo, facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales. Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal Constitucional (SSTC 118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) respecto a que el artículo 24 de la Constitución, en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en defensa de derechos e intereses legítimos. Así, el Tribunal Constitucional, en la sentencia 76/1999, ha señalado que el art. 24 de la Const., incluye entre sus garantías la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído ,y a disponer de todas las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría ocasionando una situación de indefensión, susceptible de amparo constitucional. La Audiencia Provincial de Cádiz en auto de fecha 17/07/200161 estimó un recurso ante la negativa del Instructor de un Sumario a conceder copia de unos planos de las actuaciones a una parte debidamente personada. Señala que la cuestión surge en 61 Fecha: 17/07/2001,Publicación: 17/07/2001, Ponente: MANUEL ZAMBRANO BALLESTER, Origen: Audiencia Provincial de Cádiz , Tipo Resolución: Auto, Sección: Cuarta, Supuesto de Hecho: Negativa del Instructor de un Sumario a conceder testimonio de las actuaciones a una parte debidamente personada. 148 aquellos casos en que, bien porque durante el examen y conocimiento de las actuaciones aparezcan fotografías, planos u otros extremos difíciles de describir mediante notas o informes o declaraciones complejas y de interés a contrastar con diligencias de investigación en curso o a solicitar. O bien porque el letrado que ha asumido la dirección y defensa de alguna de las partes personadas, resida en lugar distinto y alejado de donde se encuentra la causa y, se soliciten testimonios o fotocopias para su conservación, contraste y estudio detallado. Se ha de convenir en que en dichos casos el respeto a los derechos constitucionales de defensa y de tutela judicial efectiva que a todos interesa, abonan la tesis que el apelante sostiene en el recurso, es decir la vulneración de su derecho de defensa si se le niegan esas copias. - Una causa penal se sobresee por auto del juez en base a una documentación, la defensa que la aporta solicita que no se dé a conocer esa información a la acusación, alega que afecta a su intimidad. La acusación solicita que se le dé copia de esa documentación que justifica el sobreseimiento de la causa. Si efectivamente la documentación justifica el archivo de la causa, es un documento probatorio esencial para las partes y su negativa a ser conocido por una de las partes, le impide rebatir el criterio del juez en vía de recurso. El art. 24 de la CONST incluye, entre sus garantías, la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído y a disponer de todas las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría ocasionando una situación de indefensión susceptible de amparo constitucional, al no gozar la parte impedida y obstaculizada de los mismos derechos que la contraria. En este sentido, este Tribunal ha dicho reiteradamente que el derecho reconocido en el art. 24.1 de la CONST significa que ha de respetarse el principio de contradicción, que garantiza el acceso al proceso en defensa de los derechos e intereses legítimos y, dentro de éste, el ejercicio de las facultades de alegar, probar e intervenir en la prueba ajena para controlar su correcta práctica y contradecirla (STC 76/199962). De forma que, salvo que exista una resolución judicial previa al respecto, el Secretario Judicial deberá facilitar el acceso a la acusación a esa documentación. La forma para resolver sería por diligencia de ordenación, con recurso de reposición ante el mismo (art 238 bis LECRIM.). En ningún caso, por afectar al derecho de acceso a proceso, podría resolverse por 62 Fecha: 26/04/1999 , Marginal: STC 76/1999, Publicación: 01/06/1999, Jurisdicción: Constitucional, Ponente: María Emilia Casas Baamonde, Origen: Tribunal Constitucional,Tipo Resolución: Sentencia,. Sala: Primera, Supuesto de Hecho: Recurso de amparo 1598/1996 149 acuerdo del Secretario Judicial, según el art 4 del reglamento 1/2005 del CGPJ. El Tribunal Supremo, en Sentencia de 29 de abril de 201163 expone en sus razonamientos que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y por consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias , es una función que corresponde al Secretario Judicial ,pues (en cuanto función de certificar) forma parte del ejercicio de la fe pública judicial, atribuida por el artículo 473.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial a los Secretarios Judiciales. El ejercicio de esta función por el Secretario Judicial se produce en íntima relación con la tramitación del proceso correspondiente, por lo que participa de la potestad jurisdiccional. La solicitud de recibir copia de documentos, referida a un procedimiento judicial en curso, y formalizada por quien es parte procesal en el mismo, es de notoria naturaleza jurisdiccional, no gubernativa ni administrativa, como también ostenta dicha naturaleza jurisdiccional la resolución que decida esta petición. - Puede publicarse en la web de un juzgado un edicto o una sentencia. Algunos Secretarios Judiciales han decidido proporcionar información a los usuarios de la administración de justicia a través de la creación de páginas webs o blogs , con la finalidad de dar un mejor servicio de la administración de justicia. Si publicamos en esa web o blog una sentencia o edicto estaríamos en un supuesto de la publicación de unos datos personales, a los que se podrá acceder a través de una fuente de acceso público en los términos del artículo 3 de la LOPD . Y tal como señalo la AEPD en su Resolución: R/00403/201164,podría decirse que esta actuación al no derivar del ejercicio de potestades administrativas, ya que no se prevé ni legal, ni reglamentariamente, ni por instrucción, este cometido para el Secretario Judicial, cabría admitir que ese tratamiento de los datos personales se encontrara enmarcado fuera del ámbito del actuar público-administrativo. Los hechos denunciados no están relacionados con las funciones públicas ejercidas y por tanto, los hechos denunciados se podrían entender realizados dentro del ámbito privado 63 Fecha: 29/04/2011,Marginal: 28079130082011100028,Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente: JOSE MANUEL SIEIRA MIGUEZ Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: TerceraSección: Octava 64 Analiza el supuesto de la publicidad de una sentencia condenatoria en un expediente sancionador por un colegio profesional, por ser de interés para sus colegiados . Citando la Sentencia del Tribunal Supremo de 26/11/1998, que indica claramente que los mismos desarrollan, a la par, una serie de actividades propias de un ámbito de derecho público, de servicio público e interés general, y otras de orden privado restringidas a su relación interna con los integrantes de las corporaciones y que carecen de toda eficacia externa o pública y concluye que “en los temas que versen, entre otros, sobre defensa de la corporación, constitución de sus órganos, régimen electoral, decisiones sobre colegiación y disciplina, por su evidente matiz de derecho público, (los Colegios) están sujetos al control jurisdiccional del orden contencioso-administrativo”. En otras materias se estará en un ámbito privado. 150 Se vulneraría el artículo 6 de la LOPD, por la recogida de los datos personales contenidos en la sentencia o edicto , y por someter dicho documento a un tratamiento automatizado, convirtiéndolo en un archivo informático, para insertarlo finalmente en la página web o blog . El tratamiento de datos de carácter personal tiene que contar con el consentimiento del afectado o, en su defecto, debe acreditarse que los datos provienen de fuentes accesibles al público, que existe una Ley que ampara ese tratamiento, o una relación contractual o negocial entre el titular de los datos y el responsable del tratamiento. Esta interpretación coincide con la mantenida por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en sentencia de 6 de noviembre de 2003, dictada en el asunto C101/01,Caso Lindqvist, en el que se examina la aplicación de la Directiva 95/46/CE a un tratamiento consistente en publicar datos personales en Internet. Esta Sentencia, en sus apartados 25 y siguientes, señala: “ En cuanto al concepto de “tratamiento” de dichos datos que utiliza el artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46, éste comprende, con arreglo a la definición del artículo 2, letra b), de dicha Directiva, “cualquier operación o conjunto de operaciones, efectuadas o no mediante procedimientos automatizados, y aplicadas a datos personales”. Esta última disposición enumera varios ejemplos de tales operaciones, entre las que figura la comunicación por transmisión, la difusión o cualquier otra forma que facilite el acceso a los datos. De ello se deriva que la conducta que consiste en hacer referencia, en una página web, a datos personales debe considerarse un tratamiento de esta índole. A este respecto, es preciso observar que difundir información en una página web implica, de acuerdo con los procedimientos técnicos e informáticos que se aplican actualmente, publicar dicha página en un servidor, así como realizar las operaciones necesarias para que resulte accesible a las personas que están conectadas a Internet. Estas operaciones se efectúan, al menos en parte, de manera automatizada. Por tanto, hacer referencia, en una página web, a diversas personas y en identificarlas por su nombre o por otros medios, constituye un “tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales” en el sentido del artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46”. Debiendo recordar lo previsto en la instrucción 2/2003 del CGPJ 65sobre Creación de páginas web.-En el supuesto de que algún usuario proyectase la creación de una página web de contenido jurídico, sirviéndose para ello de los medios y herramientas aportadas por la Administración de Justicia, deberá ponerlo previamente en conocimiento de la correspondiente Sala de Gobierno, con aportación del proyecto elaborado, la que, tras recabar los asesoramientos que estime pertinentes, incluidos el de los correspondientes órganos de la Administración Pública competente, elevará un informe a la Comisión de Informática Judicial para que por ésta se acuerde lo procedente. Si el usuario proyectase, con fondos privados, la creación de una página web que incida en la Administración de Justicia, estará obligado, igualmente, a ponerlo en conocimiento de la respectiva Sala de Gobierno. 65 BOE número 59 de 10/3/2003 151 Hay un desconocimiento entre los bloques normativos relativos al acceso y protección de datos (véase el Convenio 205 del Consejo de Europa sobre mínimo común europeo de acceso a documentos públicos, en general se considera que el acceso y la difusión de información administrativa son condiciones para la profundización de una democracia efectiva, esto es, presupuesto necesario para garantizar la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y la transparencia en el ejercicio del poder público). No existe en España una ley de transparencia, ni una previsión especifica en el ámbito judicial que ampare dicha práctica de publicar sentencias en una página web (resolución R/02426/2011 de la Agencia de Protección de datos), por ello se estima que en estos momentos no es posible Sin embargo, es imprescindible que se regule adecuadamente esta opción. En materia de acceso a la información y transparencia internet es simple y llanamente fundamental. - En una causa penal se solicita conocer el domicilio de la víctima por el imputado o acusado, el denunciante o por el condenado. Debe darse al imputado o acusado, es un dato que debe constar en el expediente y que es factible que su conocimiento afecte al derecho de defensa, piénsese en la prueba en una causa por quebrantamiento de una orden de alejamiento respecto a ese domicilio. Reiterando la doctrina del Tribunal Constitucional (SSTC 118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) que el artículo 24 de la Constitución, en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en defensa de derechos e intereses legítimos Sin embargo señala el punto 5º de la Circular 7/2009 del Secretario General de la Administración de Justicia, sobre aspectos prácticos de la aplicación integrada del Registro Central de Medidas Cautelares, Requisitorias y Sentencias no Firmes y del Registro Central para Protección de las Víctimas de la Violencia Doméstica. Que el denunciante no tendrá acceso a los datos de la víctima, conforme al art 5.2 66 del Real Decreto 95/2009, de 6 de febrero, por el que se regula el Sistema de registros administrativos de apoyo a la Administración de Justicia. Salvo, habría que añadir, que su condición de denunciante cambiara a la de parte, por su personación en la causa. Si lo pide el condenado, al ser parte procesal en la ejecución, dicho dato se le deberá ofrecer. Piénsese que el cumplimiento de algunas condenas supone el 66 En cualquier caso, los interesados, acreditando su identidad, tendrán derecho a solicitar el acceso, mediante exhibición, únicamente a los datos relativos a su persona contenidos en cualquiera de los Registros a los que se refiere este real decreto. 152 conocimiento del domicilio de la víctima, cuando se refieren las penas a la prohibición de acercarse al mismo. - Se decide por el Juez o Magistrado librar testimonio de actuaciones de una causa a Fiscalía para que se valore perseguir un delito. El Secretario, al no especificar nada el Juez o Magistrado, decide mandar testimonio de toda la causa y en la misma aparecen datos de salud de las partes y además datos sobre la vida sexual y la ideología de las mismas. ¿Es correcta su actuación? Dice el art 7.3 LOPD, sobre datos especialmente protegidos que los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una ley o el afectado consienta expresamente. Los datos de carácter personal relativos a la comisión de infracciones penales o administrativas, sólo podrán ser incluidos en ficheros de las Administraciones públicas competentes en los supuestos previstos en las respectivas normas reguladoras Y el art. 11-2 LOPD que cuando la comunicación que deba efectuarse tenga por destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o los Jueces o Tribunales o el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas, no será preciso el consentimiento del interesado. En base a estos artículos podríamos concluir que la comunicación de datos a Fiscalía estaría amparada por una ley (art. 105 LECRIM. ). Pero puede ocurrir que esos datos, especialmente protegidos, no tuvieran relación alguna con la posible infracción penal apreciada por el Juez o Magistrado. El Tribunal Supremo en sentencia 8497/2011 de 2/12/2011 67, señaló que cuando el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/99 autoriza la cesión de los datos reclamados por Jueces y Tribunales o por el Ministerio Fiscal , se está refiriendo a aquellos datos que están directamente relacionados con su función y no otros. Por lo tanto, de no ser necesarios estos datos de especial protección para la persecución del delito, en caso de ser comunicados al Ministerio Fiscal, podría constituir una infracción del deber de secreto del art 10 Lopd. La forma correcta de actuar, por lo tanto, por parte del Juez o Magistrado es la de indicar en concreto lo que debe testimoniarse. El Secretario Judicial debería librar testimonio de lo especificado por el Juez o Magistrado. En caso de no hacerlo el Juez o 67 Roj: STS 8497/2011, Id Cendoj: 28079130062011101054, Órgano: Tribunal Supremo. Sala de lo Contencioso , Sección: 6, Nº de Recurso: 2706/2008, Procedimiento: RECURSO CASACIÓN Ponente: JUAN CARLOS TRILLO ALONSO 153 Magistrado, lo procedente, entendemos, es dar cumplimiento a la resolución del Juez o Magistrado y librar testimonio de todo lo actuado. - Una parte penal solicita testimonio de todo lo actuado en un proceso penal ya terminado para iniciar una acción civil. Según el art 12 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, cuando el proceso ya está terminado por resolución definitiva o pasados 5 años desde la última resolución, si la parte pide acceder a los documentos de su procedimiento, la resolución a adoptar será la de acuerdo gubernativo recurrible ante el Juez. Y según lo visto anteriormente y analizado el interés de la parte, que ya no invoca un derecho de defensa en la causa penal concreta, pues está terminada. Habrá que decidir si se le da ese testimonio. Y de estimar el interés de la parte, decidir qué es lo que necesita para entablar la acción civil. - Un Juez o Magistrado civil solicita al Secretario Judicial de un Órgano Jurisdiccional penal testimonio de todo lo actuado en un procedimiento. Ya existe una resolución judicial, que en base a la LEC., habrá admitido esta prueba en el proceso civil, por lo tanto al estar amparada la actuación en una norma legal y en base a una orden de de un tribunal (art 11-2 LOPD) , habría que facilitar ese testimonio. La forma de remitirlo sería por cooperación jurisdiccional, nunca entregarlos a una persona ,que no reúna el carácter de interesado, para que esta lo aporte al otro órgano jurisdiccional . La Agencia de Protección de Datos68, entiende que sin perjuicio de que los certificados se dieran para aportarlos a un Juzgado, lo cierto es que la persona a quien se entregaron las certificaciones fue un particular, sin perjuicio del posterior uso que hiciese de las mismas. La Audiencia Nacional en sentencia de 10/11/0069, entiende que esta interpretación de la Agencia de Protección de Datos es la adecuada. Y ello porque, en caso contrario bastaría alegar por cualquier persona que el destinatario último de la certificación es cualquiera de los sujetos indicados en el art 11.2 lopd. En efecto, la norma habla de que el "destinatario" sea el Juez o Tribunal "en el ejercicio de las funciones que tienen atribuidas". Solo es, por lo tanto, posible la cesión cuando el dato vaya dirigido o destinado al Juez o Tribunal, y este lo exija o 68 Resolución del Director de la Agencia de Protección de Datos, de fecha 24 de marzo de 1999 69 Roj: SAN 6880/2000,. Id Cendoj: 28079230012000100712, Órgano: Audiencia Nacional. Sala de lo Contencioso, Sección: 1, Nº de Recurso: 385/1999, Procedimiento: Recurso contencioso-administrativo, Ponente: MANUEL FERNANDEZLOMANA GARCIA 154 solicite en el ejercicio de sus funciones. Funciones que solo pueden tener su origen en la oportuna habilitación legal. - ¿Se puede atender, por el Secretario Judicial, la petición de que una parte no pueda conocer datos que obran en la causa judicial, respecto de la otra parte o de los testigos? En el Seminario del CGPJ la protección de los datos personales en el ámbito del proceso penal celebrado en Madrid, del 16 al 18 de abril de 2008 se debatió la cuestión siguiente: sin aplicar la Ley de Protección de Peritos y Testigos, ¿se puede justificar que una parte no pueda conocer datos que obran en la causa judicial respecto de la otra parte o de los testigos? Se consideró que sería deseable que se articularan los mecanismos legales precisos para que las partes de un proceso y los testigos fueran identificados en los atestados policiales y en la documentación de las actuaciones judiciales por medio de datos como nombre y apellidos y DNI, constando el resto de datos (domicilio, teléfono, email, etc.) en un archivo a disposición exclusivamente del órgano jurisdiccional. Ahora bien, si la defensa del imputado solicitara y razonara que el conocimiento de esos otros datos es necesario para el ejercicio del derecho de defensa, el Juez debería decidir al efecto en resolución motivada. Precisamente por no estar regulado en la ley y salvo que se disponga por resolución judicial, no puede ocultarse a ninguna de las partes los nombres y datos de testigos y de las demás partes. Ello en virtud del derecho de defensa de las partes y del derecho de estas de acceso al proceso, que obliga que puedan conocer íntegramente todo el procedimiento. Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal Constitucional (SSTC 118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) respecto a que el artículo 24 de la Constitución, en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en defensa de derechos e intereses legítimos - Si el imputado penal es un policía, basta para su identificación su número de carnet profesional. Los arts. 436 y 762 LECRIM establecen que cuando se trate de declaración de agentes de la autoridad, como testigos, bastará la reseña del número de carnet profesional. Pero no se regula esa especialidad cuando declaren como imputados, en este caso lo que el art 374 LECRIM prevé es que el Juez hará constar, con la minuciosidad posible, las señas personales del procesado, a fin de que la diligencia pueda servir de prueba de su identidad. Por lo tanto para el caso de ser imputado en una causa penal, desde ese momento deberá hacerse constar la totalidad de datos de identificación del policía imputado. 155 - ¿Puede el Secretario de un Juzgado o Decanato crear una base de datos en un programa informático como Excel o Access, con nombres de partes, testigos, profesionales y demás datos de las causas? El tema se ha planteado para registrar cooperaciones de auxilio judicial internacional, pues los programas informáticos oficiales no los registran con el detalle necesario para ser consultadas. El art 230 LOPJ dice que los Juzgados y Tribunales podrán utilizar cualesquiera medios técnicos, electrónicos, informáticos y telemáticos, para el desarrollo de su actividad y ejercicio de sus funciones, con las limitaciones que a la utilización de tales medios establece la Ley Orgánica 5/1992, de 29 de octubre, y demás leyes que resulten de aplicación. El art 87-1 del Rto 1/2005 del CGPJ por «ficheros jurisdiccionales» deberán entenderse aquellos que contienen un conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso, que se han obtenido como consecuencia del ejercicio de la potestad jurisdiccional que corresponde exclusivamente a los jueces y tribunales determinados en las Leyes y en los tratados internacionales. El artículo 95.1 del expresado Reglamento previene que la creación de tales ficheros de carácter personal tendrá lugar mediante acuerdo del Consejo General del Poder Judicial, que se publicará en el Boletín Oficial del Estado y en los diarios oficiales de las Comunidades Autónomas. El Acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales, crea el Fichero: Registro de Asuntos señalando . a) Finalidad y usos previstos: Gestión, consulta y emisión de documentos relativos a los asuntos registrados y la información sobre el órgano judicial que conoce de los mismos. b) Personas de las que se obtendrán datos: 1. Demandantes, demandados y promotores de los procesos civiles en los que ha de intervenir el Ministerio Fiscal en defensa de la legalidad, de los derechos fundamentales y del interés público tutelado por la ley. 2. Denunciante, querellante, denunciado, querellado, perjudicado y responsable civil. 3. Profesionales a los que se encomiende la defensa o representación procesal de las partes. c) Procedimiento de recogida de datos: Documentos, grabaciones, escritos procedentes de las partes, de organismos o terceros requeridos por los órganos judiciales. d) Estructura básica del fichero y tipos de datos: 1. Los que en atención a lo dispuesto en las leyes procesales sean necesarios para el registro e identificación del procedimiento con el que se relacionan. 2. Los que sean necesarios para la identificación y localización de quienes pudieran tener derecho a intervenir como parte. 3. Los que sean necesarios para la identificación de quienes asuman las labores de defensa o representación procesal o intervengan en cualquier otra calidad en el procedimiento. 156 En principio el Secretario Judicial podría usar cualquier medio técnico que le fuera suministrado por la administración, siempre que el fichero creado tuviera la finalidad y contenido previsto en el Rto. 1/2005 y acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo la Instrucción 2/2003 del CGPJ, obliga a usar las aplicaciones informáticas que fueran facilitadas y aprobadas por el CGPJ. Establece que será obligatoria la utilización de las aplicaciones informáticas de gestión procesal para el registro de todos los asuntos o expedientes judiciales que entren en los distintos órganos judiciales, conforme a las normas que establezca el Consejo General del Poder Judicial, manteniendo siempre la referencia común al NIG (Número de Identificación General) asignado en su primera presentación o arrastrado a lo largo de su íter procesal. Y dice que a fin de estructurar dicha colaboración, los Secretarios Judiciales de cada órgano judicial, o quienes en cada momento tengan competencia, después de que se haya intentado sin éxito solucionarlas por todos los medios existentes a su alcance, remitirán en los cinco primeros días de cada mes natural a sus respectivas Salas de Gobierno una relación de cuantas incidencias o deficiencias, así como de las mejoras objetivas que, respectivamente, se hayan detectado o considerado objetivamente convenientes, se refieran unas u otras, tanto al funcionamiento de la aplicación informática, cuanto al juego de documentos que ella contenga. La finalidad es que por las Salas de Gobierno o, en su caso, a través de la Comisión Mixta correspondiente, se efectúe el pertinente seguimiento y se inste de inmediato la corrección de tales incidencias o deficiencias, o se solicite la inserción de dichas mejoras objetivas, por la Administración Pública competente en la instalación, desarrollo, explotación y/o mantenimiento de la aplicación informática instalada en el órgano judicial de que en cada caso se trate. Por lo que la creación de ese fichero necesario o útil, de ser así, se debería comunicar a la Sala de Gobierno para la mejora de la aplicación informática aprobada por el CGPJ. Pero no podría crearlo el Secretario Judicial. Pudiendo crear el CGPJ un fichero con un soporte informático con esta finalidad , que respete el sistema de compatibilidad. -¿Cuál es el órgano competente para conocer de la petición de acceso a un expediente judicial por un tercero. Será siempre el Secretario Judicial. Con independencia de a quien vaya dirigido, el único competente es el Secretario Judicial. Por ello, pese a que pueda ir dirigido al Juez o Presidente del Tribunal, la competencia la tiene el Secretario. Se debe acabar con la práctica de resolver cuestiones de este tipo por el Juez. -¿Qué Secretario Judicial tendrá competencia funcional petición de acceso a un expediente judicial por un tercero? para conocer de la La existencia de una pluralidad en cuanto a clases de Archivos (de Gestión, Territorial o Central), hace que se deba distinguir según el expediente o documento se 157 encuentre en uno u otro archivo. Para el supuesto de que el expediente se encuentre en el Archivo de gestión, el único competente será el Secretario Judicial de la oficina judicial del Archivo de Gestión. Sin embargo, en los casos en que el expediente haya sido remitido al Archivo Territorial o Central, la solicitud podrá presentarse y resolverse tanto ante el Secretario Judicial del Archivo de Gestión al que corresponde el expediente, como ante el Secretario Judicial del Archivo Territorial o Central en que se encuentra el documento o expediente cuyo acceso se solicita. En cuanto a la resolución de la solicitud Se resolverá por el Secretario Judicial, y cuando lo hiciera negativamente, deberá expresar con claridad y precisión los motivos en virtud de los cuales deniega el acceso, con indicación del recurso. Plazo para resolver El Reglamento de Aspectos Accesorios de las Actuaciones Judiciales establece en el artículo 4 un plazo de dos días para resolver. Sin embargo, el propio reglamento concede la posibilidad al solicitante de transcurrido dicho plazo, entender que su solicitud ha sido denegada, pudiendo a partir de entonces interponer el correspondiente recurso. Esto significa que el Secretario Judicial sigue teniendo la obligación de resolver de manera expresa y por escrito. Forma que ha de adoptar la resolución del Secretario Judicial Adoptará la forma de “acuerdo” con una estructura similar, sobre todo en caso de que se deniegue el acceso, a la que se recoge para el “decreto”. Recurso que cabe frente a la denegación por parte del secretario Judicial ante la petición de acceso a un expediente judicial por un tercero Cabe el recurso de revisión ante el Juez o Presidente del Tribunal del al que corresponda la documentación solicitada. Plazo para interponer el anterior recurso. Dos días desde la notificación de la denegación Órgano ante el que se interpone la revisión Se interpondrá la revisión ante el Secretario Judicial que haya dictado el acuerdo denegatorio, quien remitirá, sin más trámite, al Juez o Presidente del Tribunal para la resolución del mismo. Forma que ha de adoptar la resolución del Juez ó Presidente 158 Al igual que la del Secretario Judicial, adoptará la forma de acuerdo con una estructura similar a la de los Autos. -Motivos por los cuales puede ser denegado el acceso a las actuaciones procesales a un tercero interesado. En primer término por entender que la persona que lo solicita no tiene la condición de interesado, para lo cual se valorará la existencia de un interés concreto, personal, directo y actual en relación ya sea al objeto del procedimiento, ya sea al contenido del documento. En cuanto a interesado, “ostentan interés legítimo en un caso quienes se encuentran en una situación jurídica individualizada, distinta de la situación jurídica que otros ciudadanos pueden tener respecto de la misma cuestión… El beneficio o perjuicio debe ser cierto y efectivo, pero no es necesario que sea inmediato” Asimismo, deberá acreditarse esa legitimación, para lo cual se podrá requerir al solicitante que aclare o justifique los extremos en virtud de los cuales está solicitando el acceso. -Forma de la solicitud del tercero interesado respecto a las actuaciones procesales. Nuestra legislación establece que será por escrito. Esta forma facilita la constancia de las personas que han tenido acceso al expediente, por lo que podrá existir un control respecto de quién ha accedido. De ahí que sería recomendable que toda solicitud verbal fuese atendida mediante comparecencia que, para el caso de acceder a lo solicitado, pudiera quedar constancia. No es necesario que el mismo lleve firma de Abogado ni estar representado por medio de Procurador. Este requisito lo único que haría es encarecer al ciudadano el acceso a los expedientes. Por ello se debe facilitar las cuestiones de forma, lo que conduce a que el escrito pueda presentarse por sí o a través de persona intermedia, pero eso sí, con un mínimo de garantías en cuanto a la certeza. -Requisitos de fondo de la anterior solicitud Debe atenderse al caso concreto, ver el documento o expediente que se solicita y examinados los requisitos de forma, cuando el Secretario Judicial entienda que existe esa legitimación subjetiva, entrará a resolver sobre la segunda cuestión, el fondo del asunto. En este caso, se podrá denegar el acceso o modular el mismo, tanto por afectar a derechos fundamentales como por tener carácter reservado, ya de manera general por causas recogidas en nuestra legislación, ya de manera concreta al existir una resolución judicial que haya declarado el carácter reservado de un documento, de parte de las 159 actuaciones o de todo el expediente. Si la negativa se basa en el carácter reservado que tenga la causa, declarado en virtud de resolución judicial expresa, el recurso que pudiera interponerse sería frente a esa resolución, para lo que no hay legitimación en la medida en que no se es parte. Se prestará especial atención a las causas en las que estén implicados menores o incapacitados, sean materia familia o causas penales. -¿Se puede limitar el acceso al tercero interesado al expediente judicial para proteger Derechos Fundamentales? Sí y esta limitación puede ser de dos tipos: en primer término, por afectar al Derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen. En segundo lugar, por afectar al Derecho fundamental de protección de una persona a sus datos personales. En ambos casos, en la medida en que el propio afectado por los datos y contenido del expediente o del documento no tiene participación alguna en la tramitación de la solicitud, el Secretario Judicial será especialmente cauteloso a la hora de resolver la solicitud. De ahí, que tampoco vea ningún inconveniente que, en los casos en que al Secretario Judicial se le genere algún tipo de duda, con carecer previo a resolver, el Secretario pueda oír al propio afectado. -¿Podrá el Secretario Judicial modular en su resolución la forma de acceso del tercero interesado al expediente judicial? Por último, el Secretario Judicial podrá modular en su resolución la forma de acceso al expediente. Podrá optar por una certificación en la que únicamente consten los datos que se solicitan, pese a que en la solicitud se haya instando copia del documento o la exhibición del expediente, si con ello quedan satisfechos los intereses del solicitante y se respetan los derechos fundamentales de los afectados. -¿Cómo puede hacerse el registro de la solicitud de un tercero interesado para acceder al expediente judicial? Toda solicitud de acceso deberá dar lugar a la incoación de un Expediente Gubernativo. De esta manera se vislumbra mejor el trámite administrativo al que aluden las leyes y reglamentos. No obstante, de toda decisión que se adopte en el Expediente 160 Gubernativo se llevará copia al expediente judicial al que se refieran para que las partes puedan tener constancia de los accesos que se han solicitado en relación al expediente. -¿Puede un Secretario Judicial entregar a un perito de parte o judicial los autos para su consulta de modo que tenga acceso a todos los datos que se contienen en ellos? La respuesta sin lugar a dudas es sí, pues la ineludible necesidad de suplir la falta de determinados conocimientos del Juez o Tribunal, hace que el único medio posible para conseguir una certeza o la valoración necesaria de los hechos que deban ser enjuiciados, sea el acudir a determinados profesionales especialistas en la materia de que se trate. Para que esta premisa no quede vacía de contenido indiscutiblemente el perito debe contar con todos los elementos necesarios para elaborar su informe y ello supone que deban conocer todos aquellos datos incluidos los de carácter personal que atañan a las personas que como parten intervienen en el proceso de que se trate. El derecho a la protección de datos no es ilimitado y los límites se encuentran en otros derechos constitucionales como es el de tutela judicial efectiva. Huelga decir que el acceso y consulta de los autos será en la propia sede del órgano judicial ya que en ningún caso podrá sacarlos de dicho recinto con la excusa de hacer fotocopias o de tiempo empleado en su lectura. - ¿Es posible que el perito pida a través del Juzgado que se le proporcione determinados datos de carácter personal para elaborar su informe incluso de la parte a quien pueda perjudicarle el contenido del mismo? Hasta tal punto es así que no es dable que cualquiera de las partes se oponga a trasladar a la otra cualquier dato de carácter personal pues el derecho a la protección de datos personales cede ante otro derecho de carácter constitucional como es el derecho a aportar todos los medios de prueba a su alcance en el proceso de que se trate. Es la única manera de poder hacer real la tutela judicial efectiva de forma plena, pues de otra manera el ejercicio de tal derecho quedaría en manos de la parte contraria y, ello obviamente, no es concebible en nuestro sistema judicial. - ¿Es necesario realizar algún apercibimiento al perito de forma previa a concederle el acceso a determinada información? Estos profesionales están obligados al secreto profesional por su propio estatuto y además por la propia LOPD. Por este motivo, no estaría de más que el Secretario Judicial se dirija al perito previo al inicio de su actuación con el objeto de comunicarle o recordarle tal obligación, incluso documentándolo en los autos, si se considera 161 oportuno, que firmará en prueba de su conocimiento. También se le hará saber que el acceso a los datos personales presupone una obligación de secreto perdurará en el tiempo durante el periodo que dure el proceso e incluso después de haber finalizado su actuación. -¿Tiene un Secretario Judicial que dar acceso a los registros, libros y autos si lo piden con motivo de la realización de estudio estadístico? Lo más prudente sería contactar con Secretaría de Gobierno o con la Oficina del Secretario Coordinador Provincial para el caso de que, de forma anticipada no hubiéramos recibido instrucciones detalladas a este respecto pues de normal el cauce apropiado es a través de la superioridad. Para el caso de que por cualquier circunstancias no sea posible lo anterior, lo que hay que comprobar es si el estudio estadístico pretendido está o no incluido entre los contenidos en el correspondiente Programa Estadístico Nacional o Anual o en la legislación estadística de la Comunidad Autónoma. De no ser así, sería necesario el consentimiento previo del interesado y, solo si previamente se ha procedido a disociar los datos para que no se pueda reconocer a la persona a que se refieren. - ¿Es igual para el caso de que el estudio sea de carácter científico? Si la intención de la persona en cuestión es realizar una investigación, la cuestión es más delicada porque no es posible considerar ampliamente el concepto de estudio científico ni somos nosotros quienes deberíamos hacer ese tipo de valoración. Por dicho motivo, si se trata de un particular, aunque nos acredite su titulación o condición de profesor universitario, si es a título personal, en ningún caso podrá tener el acceso a los datos personales contenidos en los ficheros; si por el contrario viene avalada por título institucional, es decir, si la persona en cuestión efectúa su investigación o estudio por encargo de un ente de carácter público como pueda ser una Universidad pública , debería considerarse adecuado dicho acceso al tratarse de un trasvase de datos entre Administraciones Públicas. - ¿ Si el estudio o investigación proviene de una universidad privada? En este caso, el amparo viene dado expresamente en por una ley (LO 6/2001), con lo cual, también sería posible su actuación, no obstante, previamente deberemos constatar los siguientes extremos para cerciorarnos del carácter institucional y no privado del estudio: que la persona acredite su pertenencia a la universidad de que se trate y su condición acompañando una solicitud de la propia universidad en la que se identifique el proyecto a realizar, que exista una financiación del mismo y además, 162 recogeremos su manifestación por escrito de que no va a hacer uso de los datos personales a los que tenga acceso ni durante ni después de finalizado el estudio o investigación. - ¿Qué pasa cuando los datos se refieren a víctimas de la violencia de género? Más controvertida es la cuestión referente a los datos contenidos en los Registros Centrales a que se refiere el RD 95/2009, de 6 de Febrero pues deberá eludirse toda referencia personal en la información de los datos contenidos en dichos registros, las estadísticas que se realicen en este exclusivo ámbito deberán atenerse a lo previsto en la LOPD y los datos deberán ser recogidos de acuerdo con las normas previstas por la Comisión Nacional de Estadística Judicial. De otra manera no es posible en ningún caso el acceso a los datos contenidos en los registros más que los expresamente autorizados para ello que se recogen en el RD, en concreto, en su - ¿ Qué tipo de obligaciones tienen las empresas que se encargan del transporte de los expedientes judiciales a otras sedes judiciales o archivos judiciales o para su destrucción? Las empresas con las que contrate la Administración estatal o autonómica deberán ser especializadas bien para el transporte de los expedientes judiciales o para la recogida de papel desechado. Deberá incluirse en el contrato que se celebre para dicho transporte, la adopción de las medidas necesarias dirigidas a evitar la sustracción, pérdida o acceso indebidos a la documentación durante su transporte. - ¿Para qué sirven los contenedores de papel en nuestro lugar de trabajo? Todos los órganos jurisdiccionales, sin excepción, tienen que estar dotados de contenedores para el papel y, es muy probable que en el futuro para soportes que no sean papel, cuyo destino sea la destrucción de datos de carácter personal cuya confidencialidad deba preservarse. Hasta tal punto es así que, en puridad, no sería correcto arrojar en las papeleras que de normal se encuentran al lado de las mesas de trabajo de la oficina y los despachos, las copias de más que han salido de la impresora de algún asunto en el que estamos trabajando ya que no tenemos constancia de que el personal de limpieza vacíe dichas papeleras en los contendores destinados a ello. Es más, deberíamos instruir a todos las personas que trabajan en la oficina judicial para que sepan que la finalidad de los contenedores no es solo ecológica como la mayoría suele pensar sino que principalmente es la de preservar los datos personales que aparezcan documentados en ese papel que vamos a desechar. 163 - ¿Estamos cediendo datos con la exhibición de los autos en su totalidad a los posibles postores de una subasta? No hay razón alguna para consentir la consulta de los procedimientos a aquellas personas que pretendan participar en una subasta, su conocimiento debe ceñirse única y exclusivamente a los previstos en las leyes procesales; aquellos datos que figuran en los edictos sobre las partes, procuradores, abogados y los referidos al bien a subastar son considerados suficientes por el legislador y el Secretario no puede ampliar los límites marcados de esta manera y así se hará saber a aquellas personas que nos repliquen en este sentido. - ¿Supone una cesión de datos no consentida la comunicación de las ordenes de protección realizadas por el Juzgado a las Oficinas de asistencia a las víctimas? En absoluto, teniendo en cuenta que están legitimadas por vía legal y atendidas las múltiples funciones que tienen asignadas respecto a las víctimas es obligación del Secretario Judicial proporcionar a la menor brevedad y dentro del plazo establecido los datos contenidos en las órdenes dictadas por el Juez por vía telemática para iniciar los protocolos fijados por este tipo de oficinas para prestar las ayudas previstas en la ley a la mayor brevedad posible y con la mayor eficacia. - ¿Pueden las Oficinas ceder los datos a su vez a terceros? Solo el Registro para la Protección de las Víctimas de Violencia Domestica proporcionará a la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género la información necesaria para permitir el adecuado conocimiento, análisis y evaluación de la violencia de género, con excepción de los datos de carácter personal de los intervinientes en los procedimientos judiciales. Es posible que están oficinas cedan datos a una serie de organismos de carácter estatal o autonómico creados para recopilación de datos estadísticos pero en cualquier caso los datos que se proporcionen deberán haber sido disociados para que no pueda identificarse el caso con la víctima concreta. - ¿Los alumnos de una asignatura practica de la universidad pueden tener acceso a los datos contenidos en los registros, libros y autos? Es importante estar al tanto del contenido del Convenio con al Universidad por el cual se adscriban los alumnos ya que la extensión no es la misma en cada uno de ellos y no es lo mismo un convenio para que se limite a incluir autorizar la entrada de alumnos únicamente en actuaciones públicas que aquéllos que además autoricen acceso 164 a diligencias que no tengan precisamente el carácter de público o incluyan acceso a los autos. - ¿Cuales son los límites de acceso a los registros y autos por parte de estos estudiantes universitarios? En este caso, la previsión legal ampara igualmente a este tipo de intervinientes que deberán ser conscientes de la responsabilidad que supone al acceso de los datos contenidos en las causas sin que en ningún caso les puedan ser exhibidas aquéllas que por resolución judicial hayan sido declaradas secretas y restringiendo por decisión del Juez o Secretario su intervención en aquéllos casos que se pueda ver menoscabada la función jurisdiccional por el tipo de diligencia y acto de que se trate. - ¿ Qué pasa si los alumnos no están bajo la tutela del Secretario Judicial sino del Juez o Magistrado o de alguno de los funcionarios? El Secretario Judicial como responsable del tratamiento del fichero será responsable de todas las personas que por cualquier causa puedan tener acceso a los datos personales y, aunque se de el caso de que por un Convenio determinado consecuencia de una habilitación legal sea así, no obvia, para que tenga que comunicar o recordar el deber de secreto que les obliga a no divulgar los datos incluso cuando hayan finalizado su estancia en la sede del órgano judicial. No es anormal ver cómo en una sala de vistas, entre juicio y juicio se deja consultar a los practicums o alumnos universitarios el contenido de los autos que contienen gran cantidad de datos personales a los que no deberían tener acceso de acuerdo con la normativa que hemos visto. - ¿Los funcionarios en prácticas qué condición tienen? Teniendo en cuenta que tienen, a efectos disciplinarios, el carácter de función o servicio público tanto los jueces, secretarios judiciales como el resto de personal funcionario al servicio de la Administración Pública como se recoge reglamentariamente para cada uno de estos cuerpos, es fácil deducir que son asimilables a los funcionarios titulares, con lo cual, los deberes que les incumben a éstos son trasladables a aquéllos; en definitiva, el acceso sería posible pero con todas las limitaciones que hemos ido viendo a lo largo de toda la exposición. - ¿Los traductores tienen el mismo régimen los traductores que los peritos? 165 En principio, quizá el acceso tan amplio como tienen los peritos no sea necesario pues la finalidad se limita a interpretaciones orales, traducción escrita de los textos al idioma o lengua que se trate o transcripción de CD, DVD o cintas de audio o incluso, lenguajes especiales para discapacitados. Lo que si tienen en común es que no tienen restricción respecto al conocimiento de los datos personales que como consecuencia de su propia función puedan acceder pues prima el derecho de defensa y tutela judicial frente al de protección de datos como ocurría en el caso de los peritos. - ¿Qué tipo de responsabilidad atañe a estos profesionales? Por supuesto que, en todo contrato firmado por la Administración con competencia para ello (estatal o autonómica) debe existir una cláusula en el contrato en que se determine que los que presten sus servicios de traducción se comprometen, además de a reproducir fielmente e íntegramente el contenido de las declaraciones orales que hayan de interpretar y el contenido de los escritos que hayan de traducir, deberán guardar secreto profesional del trabajo efectuado incluso después de haber finalizado su intervención en el procedimiento de que se trate. - ¿Es necesario que el Secretario Judicial le haga alguna advertencia a este respecto? Precisamente con motivo de la responsabilidad que atañe a estos profesionales y teniendo en cuenta que no son funcionarios, a la hora de recibir juramento o promesa al profesional en cuestión conforme al precepto legal que exija el mismo, no estaría de más poner en su conocimiento que como cesionario de determinados datos de carácter personal deberá guardar secreto en los términos que se establecen en el artículo de la LOPD; los Secretarios Judiciales como responsables del tratamiento del fichero que contiene dichos datos será el encargado de dicha comunicación. No sería excesivo incluso plasmar dicha información por escrito para que, después de su lectura por el mismo, se firme para su unión a autos. Se trata de una medida consecuencia del principio de seguridad que obliga a adoptar las medidas organizativas que garanticen la seguridad de los datos de carácter personal y eviten un tratamiento o acceso no autorizado de los datos personales que puedan llegar al conocimiento del traductor en el momento de su actuación asignada. - ¿Qué actuación tiene el Secretario Judicial de cara a los mantenimiento y limpieza? profesionales de Se trata de personal que coinciden en nuestro centro de trabajo en el espacio pero no en el tiempo y además están vinculados por un contrato que incluye una 166 clausula de confidencialidad. El Secretario Judicial, obviamente, no responderá de su actuación. No obstante, si es conveniente que efectúe una serie de indicaciones al personal a su cargo dirigidas a impedir el acceso indebido que pudiera producirse fuera de horas de trabajo tales como que los procedimientos queden custodiados en los armarios cerrados y, como es inevitable que queden encima de las mesas pendientes de firma o de trámite , deberá cerrarse la dependencia judicial una vez termine la jornada laboral, los ordenadores también deben ser apagados y los contenedores de papel no deben encontrarse en lugares de acceso al público. Son medidas de carácter precautorio pero útiles para los fines perseguidos. - ¿Es imprescindible que la sentencia sea leída? No, lo realmente relevante es que sea dada a conocer. El Tribunal de Derechos Humanos indica que numerosos Estados miembros del Consejo de Europa desde hace mucho tiempo, junto con la lectura en voz alta, utilizan otros medios para hacer públicas las sentencias de sus jurisdicciones, por ejemplo, depositándolas en Secretaría accesible al público. El Tribunal dice que la finalidad perseguida por el artículo 6.1, a saber asegurar el control del poder judicial por el público, no se lleva a cabo peor por el depósito en Secretaría que por la lectura en vista pública de una decisión. - ¿Puede la Agencia de Protección de datos efectuar una declaración de infracción en el ámbito judicial? No. La AEPD carece de competencias para hacer una declaración de infracción. En el caso de los jueces el control de la actividad no jurisdiccional de Jueces está reservado exclusivamente al CGPJ, ya que los principios de unidad e independencia no sólo se predican del ejercicio de la potestad jurisdiccional, sino también de su organización. - ¿El artículo 266 LOPJ impide la publicidad de las sentencias? No. Es evidente que la Ley Orgánica del Poder Judicial no puede derogar la Constitución, es más, al contrario, debe ser interpretada de un modo que sea compatible con ella (artículo 5), por otra parte, la publicidad es una exigencia impuesta también por el Convenio de Derechos Humanos (art 10 CE). 10.-PROPUESTAS DE MEJORA. 167 -APLICACIÓN DE LA LOPD. Sería recomendable que la propia LOPD regulara las particularidades de los ficheros jurisdiccionales, y en todo caso que se señalara la referencia a lo que especialmente se dispusiera en las leyes procesales, o en otras normas con rango normativo de ley de especial aplicación. Así, por ejemplo, el consentimiento del interesado y la información al mismo para la recogida de sus datos, la regulación de la publicidad de las actuaciones y el derecho de rectificación y cancelación. La Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000 citada en este trabajo , señala que no es la administración por vía de normas o actos la que puede establecer la garantía del derecho a la protección de datos, sólo lo puede hacer el legislador por imperativo del art. 18-4 de la CONST. , al señalar este que la ley limitará el usos de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno el ejercicio de sus derechos. -ACCESO AL PROCEDIMIENTO POR LAS PARTES. Sería recomendable que se regulara especialmente en una norma de naturaleza procesal el acceso de las partes al proceso, lo que como hemos señalado en el estudio afecta al derecho de defensa. Por ello, la resolución que se dicte participa del ejercicio de la potestad jurisdiccional, por lo que lo lógico sería que además se regulara qué decisión que debe adoptar el Secretario Judicial y el recurso que cupiera ante la misma. Éstos deberían ser de reposición o si se estimara más adecuado el de revisión directo ante el juez, si así lo aconseja la naturaleza de la decisión a adoptar, que afectaría al derecho de defensa y participaría por ello de la función jurisdiccional. -ENTREGA DE DOCUMENTACION A UN TERCERO PARA HACER UNA NOTIFICACIÓN A UNA PARTE. Debería estar regulada la figura de este tercero, en sentido parecido a como se establecen obligaciones para los testigos en la ley. Para este tercero, que recibe la documentación a remitir a la parte, conforme al art 161 LEC , se le deberían señalar cuáles son sus obligaciones de secreto, conforme vienen reguladas en el art. 10 LOPD,. Y debería también regularse la forma de practicar esta notificación para salvaguardar el derecho a la intimidad. Derecho a la intimidad, y no tanto de protección de datos personales, pues no se cede un fichero, pero si se pueden dar a conocer datos que afecten a la intimidad de las personas. Por afectar a un derecho fundamental debería regularse por una ley. -COMUNICACIÓN POR EDICTOS 168 La supresión de los datos de los menores parece clara en la ley, pero, ¿cuándo se suprimirán otros tipo de datos para salvaguardar los derechos o libertades afectados por la publicación? Debería la ley especificar los supuestos tal como lo ha hecho con los menores. Así, en pleitos contra el honor o para determinación de la filiación. O en causas por determinados delitos como los que atentan a la libertad sexual o contra la seguridad de las personas. La forma de dar publicidad a los edictos en los Boletines Oficiales, debería evitarse. Sería conveniente que tal publicidad y comunicaciones se sustituyeran, en los términos que reglamentariamente se determinen (conforme al art 236 LOPJ), por la utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos. Podrían establecerse páginas web de los juzgados para cumplir esta finalidad, en las cuales la supresión de datos o su corrección es factible. La Ley 18/11: Ley 18/11 de 5 julio reguladora del uso de las tecnologías de la comunicación y la información en la Administración de Justicia, señala que las sedes judiciales electrónicas dispondrán, al menos, de los siguientes servicios a disposición de los ciudadanos y profesionales: f) Publicación electrónica, cuando proceda, de resoluciones y comunicaciones que deban publicarse en tablón de anuncios o edictos. El principio de calidad, establece que los “datos personales serán cancelados cuando hayan dejado de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual hubieran sido recabados o registrados. No respeta el principio de proporcionalidad la publicación eterna de determinados datos personales, cuando ésta haya dejado de ser necesaria. La publicación en Internet de esta información, por medio de los boletines oficiales, que es accesible a través de los distintos buscadores, hace que todo el pasado permanezca siempre como presente. La integridad e inalterabilidad de los boletines oficiales, afecta al principio de calidad como obligación de exactitud de la información, cuando la publicación en la versión electrónica es inexacta. Así, la detección de un error en una resolución que aparece publicada en un Boletín Oficial del Estado, conlleva la publicación de una corrección de errores en otro número —pero no la revisión de la edición original, que sigue estando igualmente accesible de manera errónea en la versión electrónica—. La AEPD en RESOLUCIÓN: R/00705/2011 ha señalado que la cesión de los datos de una persona a Boletines Oficiales debería ser considerada especialmente, por cuanto se van a poner a disposición con carácter general de terceros, posibilitando a través de los medios tecnológicos actuales la consulta por cualquiera en cualquier momento y lugar, incluso después de haberse cumplido la finalidad de dicha publicación una serie de datos. Se ha de tener especial cuidado y extremar la diligencia al publicar o mandar publicar actos en diarios oficiales, revisar y contrastar procesos para que lo que se envíe a este diario sea correcto, fidedigno y actual. Cabe recordar que los diarios oficiales en su versión digital pueden ser vistos fácilmente en Internet, lo cual puede suponer una carga que el ciudadano en algunos casos no tenga el deber de soportar si no se ha empleado alguna diligencia, pues sus datos, tecleando en un buscador nombre y apellidos, o en el mismo buscador del Boletín, van a aparecer ligados a un hecho no cierto, no veraz, y en algunas ocasiones producto de error o falta 169 de diligencia. Señala que nada obsta a la publicación de datos como medio de notificación, si la publicación se atiene a datos correctos, excepto su permanencia con posterioridad a haberse cumplido el fin de la misma. Sin embargo, en los casos en que se producen errores, la indefensión es aún mayor. La AEPD recomienda, en la citada resolución, a la administración, en relación a la aparición de datos en Boletines Oficiales como el que aquí se analiza, que se debiera implantar algún mecanismo corrector para que el dato de la notificación que adolece de calidad y fue en este caso extemporáneo, pueda desaparecer del Boletín Oficial, máxime cuando ya se ha cumplido su finalidad o hubiera podido deberse a un error. El artículo 4.4 de la LOPD señala: “Si los datos de carácter personal registrados resultaran ser inexactos, en todo o en parte, o incompletos, serán cancelados y sustituidos de oficio por los correspondientes datos rectificados o completados, sin perjuicio de las facultades que a los afectados reconoce el artículo 16”, a fin de evitar que a través de consultas mediante nombre y apellidos en los buscadores de la web, resulten los datos del denunciante, según aparecen en el Boletín Oficial de la Provincia. -PROPUESTAS RESPECTO AL ACCESO POR TERCEROS INTERSADOS La legislación en materia de expedientes judiciales, tanto a datos referidos a las partes como de terceros intervinientes debe armonizarse con la legislación existente en materia de protección de datos. Por ello es necesario abordar todo lo relativo a los datos que se deben hacer constar tanto en los registros como en el expediente por medio de Ley, máxime si se tiene en cuenta la inminente entrada del denominado “expediente digital”. Siendo a destacar… El reglamento de Aspectos accesorios debe regular de manera precisa el procedimiento para materializar el acceso a las actuaciones. Al afectado por la información solicitada debe dársele la posibilidad de ser oído, sobre todo cuando el contenido de la información afecte a derechos fundamentales. En materia de recursos: el recurso contra el acuerdo denegatorio del Secretario Judicial, lo deseable es que fuera resuelto por el Secretario Coordinador Provincial en alzada, con la finalidad de mantener un criterio uniforme en el ámbito provincial; y frente a la resolución que adopte el Secretario Coordinador se abriría la vía jurisdiccional contencioso-administrativa. - PROPUESTAS RESPECTO A LA PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS. Es razonable la opción del Anteproyecto de la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 2011, el cual en su artículo 115 indicaba: “1. La sentencia recaída en el proceso penal es pública desde que sea depositada en la oficina judicial, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 266 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. 170 El acceso al texto de la sentencia, o a determinados extremos de la misma podrá quedar restringido por decisión del tribunal sentenciador cuando afecte al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela, a la garantía del anonimato de las víctimas o a la seguridad pública. 2. Atendiendo a la trascendencia pública del proceso, se remitirá copia de la sentencia a la oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia, donde quedará a disposición de los medios de comunicación, respetando las restricciones de acceso a su contenido fijadas por el tribunal sentenciador. No obstante, cuando el tribunal lo considere necesario en atención a la trascendencia del proceso, podrá proceder por sí mismo a la lectura de la sentencia en audiencia pública, convocando a tal efecto a las partes, a los acusados y a los medios de comunicación. 3. Cuando resulte justificado por la difusión pública que haya tenido el proceso en los medios de comunicación, el tribunal sentenciador podrá disponer que la sentencia absolutoria firme se divulgue íntegramente o por extracto en los principales medios.” 171