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APLICACIÓN DE LA LEY DE PROTECCIÓN DE DATOS
EN LOS JUZGADOS Y TRIBUNALES.
AUTORES:
-
Dª Gloria Herráez Martín Secretaria Judicial.
D. Evaristo José García Sánchez, Secretario Judicial.
D. Jesús Olarte Madero, Secretario Judicial.
D. Salvador Camarena Grau, Magistrado .
D. Jesús Ángel Bonilla Correa, Secretario Judicial.
D. Fernando Carceller Fabregat, Secretario Judicial.(director del trabajo)
1
RESUMEN:
Este trabajo obedece a la iniciativa tomada en virtud de la Resolución, de 29 de
Noviembre de 2011, de la Dirección del Centro de Estudios Jurídicos por la que se
convocan plazas de directores de cursos y actividades formativas dentro del Plan De
Formación Continua 2012 Del Cuerpo Superior Jurídico De Secretarios Judiciales. En
cuya oferta aparecía la formación de un grupo de trabajo para abordar el tema
“APLICACIÓN DE LA LEY DE PROTECCIÓN DE DATOS EN LOS JUZGADOS Y
TRIBUNALES”.
Creado el grupo, hemos estudiado la normativa existente sobre la protección de
datos de carácter personal, así como la jurisprudencia y doctrina que trata esta
materia, para analizar su aplicación e incidencia en la actividad de los Juzgados y
tribunales. Actividad ésta, que por ser la que desarrolla la potestad jurisdiccional, y
estar envuelta por el ejercicio de derechos fundamentales, siendo uno de ellos y el más
característico el derecho de defensa, la hacen merecedora de un tratamiento
singularizado. No en vano, el Consejo General del Poder Judicial señala que la
singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses que en ella subyacen, exigen
una limitación y modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos, entre ellos
el derecho y garantía a la protección de datos de carácter personal.
Verá, pues, el lector de este trabajo un estudio de la protección de datos de
carácter personal centrado en el quehacer cotidiano de los Juzgados y Tribunales, y
más concretamente en la función realizada por el Secretario Judicial. Así, se analiza el
derecho a la protección de datos de carácter personal, pero afectado por el derecho de
defensa de las partes, por la publicidad de las actuaciones reconocida en la Ley y en la
Constitución, por el concepto de “tercero interesado”, por la trasparencia de la
actividad jurisdiccional y el derecho a la información, y por la especial organización
administrativa del poder judicial, donde el Consejo General del Poder Judicial aparece
como órgano de gobierno del mismo.
Tal es la peculiaridad y evolución de esta materia, que al cierre del presente,
tuvimos conocimiento de la creación de un grupo de trabajo, en el seno de una
Comisión del Consejo General del Poder Judicial, para la elaboración de un estudio
que delimite las competencias del Consejo General del Poder Judicial y de la Agencia
Española de Protección de Datos , y para la reforma del Reglamento de aspectos
accesorios que regula esta materia. Todo ello motivado por una sentencia del Tribunal
Supremo de 2/12/2011, que deja fuera del ámbito competencial de la Agencia de
Protección de Datos la actividad desarrollada por los órganos judiciales, bien sea esta
jurisdiccional o no.
Al final del trabajo hemos incluido cuestiones prácticas que se pueden dar en el
actuar cotidiano de un juzgado. Y propuestas de mejora para la regulación de esta
materia.
2
Quiero agradecer a la Dirección del Centro de Estudios Jurídicos, la
posibilidad de haber podido participar en la elaboración de este trabajo, y en especial,
a todos los integrantes del grupo de trabajo, por su valor humano y profesional, así
como por el interés y la motivación que han mostrado.
(El director del grupo de trabajo)
3
1.- INTRODUCCION.
1.1.-LA PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL.
1.2.- CONCEPTOS.
1.2.1.- Los datos.
1.2.2.- Los ficheros.
1.2.3.- Tratamiento de datos.
1.2.4.- Los responsables.
1.2.5.- El afectado o interesado.
1.2.6.- El encargado del tratamiento.
1.2.7.- Las autoridades de control.
2.- DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Y LAS PARTES PERSONADAS EN
EL PROCESO.
2.1.- ACCESO AL PROCEDIMIENTO EN TRÁMITE POR LAS PARTES
PERSONADAS.
2.1.1.- Cuestiones generales.
2.1.2.- Declaración del secreto de las actuaciones para las partes.
2.1.3.-Declaracion de secreto en las causas de Jurisdicción de
Menores.
2.1.4.- Protección de testigos.
2.1.5.- Resolución para dar traslado a las partes de las actuaciones de
un proceso todavía no terminado.
2.1.6- Recurso contra las anteriores resoluciones.
2.1.7.- Entrega de documentación a un tercero para hacer una
notificación a una parte.
2.1.8.- Comunicación por edictos.
2.1.9.-Datos personales susceptibles de especial protección. Menores.
2.1.10.-Proceso penal de menores.
2.2.-ACCESO POR UNA PARTE AL PROCEDIMIENTEO YA
ARCHIVADO.
2.3.- CONSENTIMIENTO DE LA PARTE COMO INTERESADO.
2.4.-EL DEBER DE SECRETO.
2.5.- DERECHO DE RECTIFICACION Y CANCELACIÓN DE UNA PARTE
RESPECTO DE SUS DATOS.
3.- EL ACCESO POR TERCEROS AL EXPEDIENTE Y ARCHIVOS
JUDICIALES.
3.1.- DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO.
3.2.- REGULACION.
3.3.- FUNDAMENTO DEL ACCESO.
3.4.- DEL CONCEPTO DE INTERESADO.
3.4.1.- Concreción del concepto de interesado.
3.5.- LIMITACIONES DE ACCESO A LOS INTERESADOS.
3.5.1. Causa declarada secreta.
3.5.2. Protección de testigos y peritos.
3.5.3. Reserva por resolución judicial.
3.5.5. Límites objetivos: datos especialmente protegidos.
3.5.6. Especial referencia a los datos referentes a la salud.
4
3.6. PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LAS ACTUACIONES.
3.6.1. El Secretario Judicial y el control de acceso.
3.6.1.1. El secretario Judicial como titular exclusivo del control
de acceso.
3.6.1.2. El Secretario Judicial y la competencia funcional.
3.6.2. Forma y requisitos de la solicitud.
3.6.3. Forma de la resolución del Secretario Judicial.
3.6.4. Recursos contra la decisión del secretario judicial
3.7.- CONCLUSIONES.
4.- EL ACCESO A LA INFORMACION JUDICIAL POR PARTE DE LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
4.1.- TRANSPARENCIA JUDICIAL, DERECHO A LA INFORMACION Y
PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL
4.1.1.- Derecho a la intimidad vs. derecho a la información.
4.1.1.2.- El acceso de los medios de comunicación a las
actuaciones judiciales.
4.1.1.3.- La información en el proceso penal.
4.1.2.- Instrumentos normativos particulares4.1.2.1-. El protocolo de comunicación de la justicia.
4.1.2.1.1.- Los Gabinetes de Comunicación de los
Tribunales Superiores de Justicia.
4.1.2.1.2.- La información que se facilita.
4.1.2.1.3.- ¿Quién facilita la información a los Gabinetes
de Comunicación?
4.1.2.2.- El papel de los Secretarios Judiciales. Protocolos e
instrucciones de los Secretarios de Gobierno.
5.- PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS
5.1.- INTRODUCCIÓN: PROCESO Y SENTENCIA.
5.2.- FUNDAMENTO.
5.2.1 -Proceso e imparcialidad.
5.2.2.- Proceso y verdad.
5.3.- SITUACIÓN ACTUAL.
5.4.- REGULACIÓN BÁSICA.
5.4.1.- Convenio de Derechos Humanos y Tribunal de Derechos
Humanos.
5.4.2.- Tribunal de Justicia de las Comunidades Europea.
5.4.3.- Constitución Española y Tribunal Constitucional.
5.4.4.- Ley Orgánica del Poder Judicial.
5.4.5 - Ley de de enjuiciamiento criminal.
5.4.6.- Ley reguladora de la jurisdicción social
5.4.7.- Ley enjuiciamiento civil
5.4.8.- Consejo General del Poder Judicial.
5.5.- ANONIMIZACIÓN DE DATOS EN LA SENTENCIA.
5.6.- LA REGULACIÓN DEL ACCESO A LAS SENTENCIAS.
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5.6.1.- El Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre de 2005 de los
aspectos accesorios de las actuaciones judiciales.
5.6.2.- Protocolo del Consejo General del Poder Judicial.
5.6.3.- Tribunal Supremo Sala de lo contencioso-administrativo.
5.7.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y ÓRGANOS
JURISDICCIONALES.
5.8.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y TERCEROS QUE
COLOCAN SENTENCIAS EN PÁGINAS WEB.
5.9. LECTURA/EXHIBICIÓN.
6.-COLABORADORES CON LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
6.1.-INTRODUCCION.
6.2.- PERITOS.
6.2.1.- Regulación aplicable.
6.2.1.1.- Resoluciones de la Agencia estatal de Protección de
Datos.
6.2.1.1.1.- Resolución de 12 noviembre de 2007 del
Director de la A.P.D.
6.2.1.1.2.- Resolución de 18 septiembre de 2009 del
Director de la A.P.D.
6.2.1.1.3.- Resolución de 21 septiembre de 2007 del
Director de la A.P.D.
6.3.- ESTUDIOS CIENTÍFICOS, HISTORICOS O ESTADISTICOS.
6.3.1.- Legislación aplicable.
6.3.2.- Tipos de estudio.
6.3.2.1.- Estudio estadístico.
6.3.2.2.- Estudio científico.
6.3.2.3.- Estudio sobre el patrimonio histórico.
6.4.- CONTRATOS PARA LA ENAJENACION Y DESTRUCCION DE
EXPEDIENTES JUDICIALES.
6.4.1.- Legislación aplicable.
6.4.2. Procedimiento.
6.5.- SUBASTAS JUDICIALES.
6.6.- OFICINAS DE ASISTENCIA A LAS VÍCTIMAS.
6.6.1.- Legislación aplicable.
6.6.2.- Funcionamiento.
6.7.- UNIVERSITARIOS, PRACTICUM Y FUNCIONARIOS EN
PRÁCTICAS.
6.8.-TRADUCTORES.
6.9.- PERSONAS QUE PRESTAN SERVICIOS DE MANTENIMIENTO Y
LIMPIEZA.
7.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA LA PROTECCION DE LOS DATOS
DE CARÁCTER PERSONAL.
7.1.- LA SEGURIDAD
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7.1.1.- Los niveles de seguridad.
7.1.2.- El documento de seguridad.
7.2.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS
AUTOMATIZADOS.
7.2.1.- Nivel básico.
7.2.2.- Nivel medio.
7.2.3.- Nivel alto.
7.3.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS NO
AUTOMATIZADOS.
7.3.1.- Nivel básico.
7.3.2.- Nivel medio.
7.3.3.- Nivel alto.
7.4.- LA SEGURIDAD DE LOS FICHEROS JURISDICCIONALES.
7.4.1.- El Real Decreto de modernización de archivos judiciales
(RDMAJ).
7.4.2.- El Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas
informáticos al servicio de la Administración de Justicia.
7.4.3.- Los Criterios generales de seguridad en los sistemas de
información al servicio de la Administración de Justicia.
7.4.3.1.- Medias técnicas.
7.4.3.2.- Medidas Organizativas.
7.4.4.- La seguridad en el expediente judicial electrónico.
7.5.- CONCLUSION.
8.- LA RESPONSABILIDAD DE LOS OPERADORES DE DATOS.
8.1.- RESPONSABILIDAD CIVIL.
8.1.1.- Naturaleza.
8.1.2.- Las personas responsables.
8.1.3.- El derecho de repetición.
8.2.- RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
8.2.1.- La tipicidad.
8.2.2.- La culpabilidad.
8.3.- RESPONSABILIDAD PENAL.
9.- CUESTIONES PRÁCTICAS.
10.-PROPUESTAS DE MEJORA.
AUTORES:
D. Evaristo José García Sánchez, Secretario Judicial. ( números 1,7 y 8 del índice ).
D. Fernando Carceller Fabregat, Secretario Judicial ( número 2 del índice).
D. Jesús Ángel Bonilla Correa, Secretario Judicial. ( número 3 del índice).
D. Jesús Olarte Madero, Secretario Judicial. (número 4 del índice).
D. Salvador Camarena Grau, Magistrado . (número 5 del índice).
Dª Gloria Herráez Martín Secretaria Judicial. ( número 6 del índice ).
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1.- INTRODUCCION
1.1.- LA PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL
“Toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que la conciernan.
Estos datos se tratarán de modo leal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento de la persona
afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la ley. Toda persona tiene derecho a
acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación. El respeto de estas normas quedará
sujeto al control de una autoridad independiente”.
Con estos términos, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea
(Niza, 8 diciembre 2000) afronta uno de los grandes problemas o peligros de la
sociedad actual: la facilidad para acumular y tratar cantidades extraordinarias de
información de todo tipo, sobre todas las personas, y sobre todos y cada uno de los
momentos y aspectos de la vida de éstas. La revolución tecnológica que estamos
conociendo está dando lugar a una nueva era: la de la información, la comunicación, el
conocimiento... Aún tendrán que pasar bastantes años para que se admita y consolide
una denominación definitiva, pero hay algo que resulta común a cualquiera de ellas, y
es que todas giran en torno a la idea del dato. Almacenamos datos, gestionamos datos,
comunicamos datos, intercambiamos datos. Desarrollar cualquier actividad precisa tener
datos, y poseerlos en cuantía y calidad superior a los demás equivale a disponer de
poder sobre los demás. Los datos tienen valor económico, y gran parte de las más
importantes transacciones comerciales se basan en datos. Al mismo tiempo, la
transparencia en el funcionamiento de los poderes públicos, o el derecho a recibir
información, se han constituido en valores fundamentales del sistema democrático. Pero
también, del conocimiento por otros de los datos propios, o de la exactitud de los
mismos, sobre todo los relativos a los aspectos que conforman la personalidad, pueden
derivarse situaciones no admisibles en un estado de derecho.
La Carta de Derechos Fundamentales y la Constitución de 1978, así como
distintas normas de ámbito supranacional, estatal y de las Comunidades Autónomas,
contemplan la obligación de proteger los datos personales como una de las
manifestaciones (no la única) del derecho a una eficaz protección de la vida personal y
familiar, derecho que se materializa en la atribución de una serie de facultades
consistentes en el poder imponer a terceros la realización y omisión de determinados
comportamientos establecidos en la ley, con el fin de (en palabras del Tribunal
Constitucional) garantizar a esa persona un poder de control sobre sus datos personales,
sobre su uso y destino, con el propósito de impedir su tráfico ilícito y lesivo para la
dignidad y derecho del afectado.
El Estado español ha asumido esta obligación de velar por el ejercicio efectivo
de este derecho, y lo hizo con la promulgación de la Ley Orgánica 5/1992, de 29 de
octubre, de Regulación del tratamiento automatizado de los datos de carácter personal,
así como con la creación, en ella, de la Agencia de Protección de Datos. Actualmente
este órgano y esa Ley, han sido sustituidas por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de
diciembre, de protección de datos (LOPD), y por la Agencia Española de Protección de
Datos (AEPD).
La LOPD tiene vocación de universalidad: contempla en su ámbito todos los
datos personales, registrados en todos los soportes, en todos los ámbitos, tanto públicos
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como privados, a todas las modalidades de tratamiento… Las excepciones, que
constituyen un numerus clausus, son cuantitativamente insignificantes. También la
jurisdicción inspectora de la AEPD tiene la misma vocación. Ahora bien, la aplicación
de una, y la actividad de la otra, no resulta sencilla cuando intentan conjugase con la
legislación orgánica y procesal que rigen la estructura y funcionamiento de la
Administración de Justicia, cuando intentan aplicarse en los órganos y procedimientos
judiciales. Esta realidad es reconocida por el propio Consejo General Del Poder Judicial
(CGPJ) cuando, en el Acuerdo de creación de los “Ficheros de carácter personal
dependientes de los órganos judiciales”, después de admitir que el fichero judicial está
sujeto a la LOPD, advierte de “la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses
generales que en ella subyacen, llegando a concluir que éstos exigen, en ocasiones, una limitación o
modulación de los derechos y garantías de los ciudadanos”.
En este trabajo vamos a tratar de analizar los aspectos esenciales de esta realidad
jurídica pero también práctica, con la finalidad de ofrecer una herramienta de utilidad
especialmente para los Secretarios Judiciales, en cuanto, como se verá, son uno de los
principales actores en esta clase de procesos, con trascendentes responsabilidades en el
ejercicio de los derechos de afectados o interesados y en su protección frente a
intromisiones de terceros. Intentaremos ofrecer soluciones razonadas a los principales
problemas y situaciones que se plantean en la actividad diaria de juzgados y tribunales,
pero con el convencimiento de que estas soluciones no son las soluciones. Para ello,
empezaremos por el principio: conociendo los conceptos y los individuos implicados en
la protección de datos de carácter personal, y lo haremos a partir de las definiciones que
contiene el artículo 3 de la LOPD, tratando de identificar sus correspondencias en la
Administración de Justicia.
1.2.- CONCEPTOS
1.2.1.- Los datos
Datos de carácter personal: cualquier información concerniente a personas
físicas identificadas o identificables.
El Reglamento que desarrolla la LOPD profundiza en la definición para incluir,
de forma muy amplia, cualquier clase de información: numérica, alfabética, gráfica,
fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo, siempre que se conozca la persona a la que
pertenezca el dato (persona identificada), o se pueda averiguar a quien pertenece sin
muchos esfuerzos (persona identificable).
1.2.2.- Los ficheros
Todo conjunto organizado de datos de carácter personal, cualquiera que fuere
la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y acceso.
La LOPD, y en general toda la normativa reguladora de la materia, define el
fichero con tendencia a la generalidad. No limita el concepto al soporte físico en el que
están almacenados los datos de carácter personal. Tampoco excluye del concepto
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ningún tipo de soporte (físicos o informáticos). Ni deja de considerar tal al que es de
imposible automatización. Lo relevante para concluir que nos encontramos ante un
fichero sujeto a la LOPD es la nota o elemento de organización o estructuración
conforme a criterios específicos relativos a personas físicas que permitan acceder, sin
esfuerzos desproporcionados, a sus datos personales. Por el contrario, no constituye un
fichero la mera acumulación de datos que comporta una difícil búsqueda, acceso e
identificación.
La creación del fichero implica una serie de decisiones: sobre los datos que se
van a incorporar al mismo, los responsables, cesiones y transferencias, encargados del
tratamiento…
Los órganos judiciales, para el ejercicio de su función jurisdiccional, disponen
de dos ficheros creados por el CGPJ mediante Acuerdo de 20 de septiembre de 2006
con las denominaciones “Asuntos Jurisdiccionales” y “Registro de Asuntos”.
1.2.3.- Tratamiento de datos
Operaciones y procedimientos técnicos de carácter automatizado o no, que
permitan la recogida, grabación, conservación, elaboración, modificación, bloqueo y
cancelación, así como las cesiones de datos que resulten de comunicaciones, consultas,
interconexiones y transferencias.
Se trata de un concepto esencial para el Secretario Judicial dada su condición de
responsable del mismo (más adelante desarrollaremos este aspecto).
El tratamiento comprende casi cualquier operación que puede recaer sobre los
datos, como la recogida, grabación, conservación, modificación, consulta, utilización,
cancelación, bloqueo, supresión, cesión…
La regla general es que el tratamiento está sometido al consentimiento del
interesado, definido como la manifestación de voluntad, libre, inequívoca, específica e
informada, mediante la que el interesado consienta el tratamiento de datos personales
que le conciernen. Sin embargo, para la incorporación de datos en los ficheros
jurisdiccionales no es preciso obtener tal consentimiento, al estar amparados en la
excepción, prevista en la LOPD, de ser recogido para el ejercicio de las funciones
propias de una administración pública en el ámbito de sus competencias.
Una de las formas de tratamiento es la cesión o comunicación de datos: toda
revelación de datos realizada a una persona distinta del interesado.
La cesión de datos exige la previa autorización del interesado, en los términos
que se han dicho antes, y sólo se puede prescindir de ella en los supuestos enumerados
en el artículo 11 de la LOPD. De éstas, nos pueden resultar más aplicables: las previstas
en una ley; las que tengan por destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o
los Jueces o Tribunales o el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que
tiene atribuidas; las que se produzca entre Administraciones públicas y tengan por
objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o
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científicos.
1.2.4.- Los responsables.
Responsable del fichero o tratamiento: persona física o jurídica, de naturaleza
pública o privada, u órgano administrativo, que decida sobre la finalidad, contenido y
uso del tratamiento.
Aunque de la definición legal pueda parecer que se trata de una sola persona,
que responsable del fichero es figura sinónima o equivalente al responsable del
tratamiento, no es así: se trata de dos responsables, diferentes, cuyo poder decisión
recae, bien sobre el propio fichero, bien sobre el tratamiento de los datos contenidos en
él.
El responsable del fichero es quien decide la creación del fichero y su
aplicación, su finalidad, contenido y uso. Es decir, quien tiene capacidad de decisión
sobre la totalidad de los datos registrados en dicho fichero. En la Administración de
Justicia esta condición la ostenta el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Y el responsable del tratamiento es quien determina los fines y los medios del
tratamiento de datos personales: quien tiene el poder de decisión sobre la finalidad,
contenido y uso del tratamiento. El responsable del tratamiento de los ficheros
jurisdiccionales es el Secretario Judicial, bien directamente (fichero “Registro de
asuntos”), bien en representación del órgano judicial (fichero “Asuntos
jurisdiccionales”).
1.2.5.- El afectado o interesado.
Persona física titular de los datos que sean objeto del tratamiento a que se
refiere el apartado c) del presente artículo.
El interesado es titular de los derechos “ARCO”: acceso, rectificación,
cancelación y oposición. Estos le permiten dirigirse al responsable para solicitarle
información sobre si sus propios datos están siendo objeto de tratamiento, a que sean
corregidos los que consten de forma inexacta, incompleta, inadecuada o excesiva, a que
se cancelen y se eliminen definitivamente del fichero, y a que se dejen de tratar en
determinados supuestos.
Como veremos, el ejercicio de estos derechos tiene importantes limitaciones en
el ámbito de los ficheros jurisdiccionales.
1.2.6.- El encargado del tratamiento.
La persona física o jurídica, autoridad pública, servicio o cualquier otro
organismo que, sólo o conjuntamente con otros, trate datos personales por cuenta del
responsable del tratamiento.
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Es el que tiene acceso a los datos de carácter personal, como consecuencia de la
prestación de alguna clase de servicio al responsable del fichero o del tratamiento.
Entran en esta definición, entre otros, los encargados de la gestión y mantenimiento de
los equipos y programas informáticos, o de las dependencias en las que se encuentran
los ficheros, y tienen tal consideración tanto los que se encomienda directamente esta
actividad, como aquéllos que la llevan a efecto por encargo, autorizado por el
responsable, de éstos.
La actuación del encargado del tratamiento es muy limitada: está sujeta a las
instrucciones del responsable del tratamiento, no puede utilizar los datos con finalidad
diferente a la señalada, ni comunicar en ningún caso los datos a otras personas, o debe
implementar las medidas de seguridad que se le indiquen.
El encargado del tratamiento de los ficheros jurisdiccionales del Tribunal
Supremo es el Ministerio de Justicia en coordinación con el Gabinete Técnico de
Información. El de los ficheros del resto de los órganos judiciales es la Administración
Pública competente en la dotación de medios materiales, en su respectivo ámbito
territorial (Ministerio de Justicia o Comunidad Autónoma).
1.2.7.- Las autoridades de control.
Como se dijo al principio, la Carta Europea de los Derechos Fundamentales
impone la existencia de una autoridad independiente encargada de controlar el respeto a
las normas de protección de datos. En España, esta función corresponde a la Agencia
Española de Protección de Datos, configurada en la LOPD como ente de derecho
público, con personalidad jurídica propia y plena capacidad pública y privada, que actúa
con plena independencia de las Administraciones Públicas en sus funciones tuitivas del
sistema legal de protección de datos. La LOPD no excluye ningún fichero a la
competencia de la AEPD, de forma que, en principio, los ficheros dependientes de los
órganos judiciales estarían sometidos las facultades inspectoras de la Agencia.
Sin embargo, una reciente Sentencia del Tribunal Supremo (TS) (Sala 3ª,
2/12/2011), partiendo de que la AEPD no deja de ser una Administración Pública que se
inserta en el Poder Ejecutivo, que los principios de unidad e independencia de la
organización judicial a que se refiere el art. 104 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
(LOPJ) impiden cualquier tipo de intromisión o ingerencia por parte de una autoridad
administrativa, y que la Constitución Española ha establecido un órgano, el CGPJ, que
tiene atribuido, entre otros, el control en exclusiva de la actividad no jurisdiccional de
los Jueces y Magistrados, concluye que “es pues el Consejo General del Poder Judicial al que la
LOPJ encarga de la función tuitiva en esta materia no solo por razón del apoderamiento reglamentario al
que el art. 230 hace referencia, sino también por tener atribuidas con carácter exclusivo las potestades
precisas para el necesario control de la observancia de derechos y garantías, pues solo al órgano de
gobierno judicial corresponde la inspección de Juzgados y Tribunales (art. 107.3 LOPJ )”.
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2.- DATOS DE CARÁCTER PERSONAL Y LAS PARTES PERSONADAS EN
EL PROCESO
2.1.- ACCESO AL PROCEDIMIENTO EN TRÁMITE
PERSONADAS
POR LAS PARTES
2.1.1.- Cuestiones generales.
Según el art. 10 de la ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) serán considerados
partes legítimas quienes comparezcan y actúen en juicio como titulares de la relación
jurídica u objeto litigioso. Se exceptúan los casos en que por ley se atribuya
legitimación a persona distinta del titular. Y por el art 538 LEC, son parte en el
proceso de ejecución la persona o personas que piden y obtienen el despacho de la
ejecución y la persona o personas frente a las que ésta se despacha.
De forma que, una vez admitida su personación en el proceso como tal , bien
como parte, bien como litisconsorte, adquiere su status de parte , con todos los derechos
inherentes a esta condición, entre ellos los derivados del art 24 de la Constitución
Española (CONST).
La Agencia Estatal de Protección de Datos (AEPD), en resolución de 18 de
enero de 2012 señaló, respecto a los documentos que conforman un expediente judicial,
que habrá que estar a las normas específicas procesales que regulan el acceso a dichos
documentos1.
El art 234-2 de la LOPJ, establece que las partes y quien acredite un interés
legítimo, tendrán derecho a obtener copias simples de escritos y documentos que
consten en los autos, no declarados secretos ni reservados.
Señala el Artículo 7. Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización
de los archivos judiciales, que “quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o sean
titulares de un interés legítimo, podrán acceder a la documentación conservada en los Archivos Judiciales
de Gestión, salvo cuando tenga carácter reservado. Corresponde al Secretario del Juzgado o Tribunal
respectivo, facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales”.
El conocimiento de las actuaciones afecta de distinta forma a quienes son parte
en el proceso y a quienes no lo son. Para quienes son parte en el proceso, las
actuaciones han de ser públicas, lo que se concreta, en la posibilidad de acceder a los
autos. Y esto tiene que ver con los principios de contradicción y audiencia bilateral, en
definitiva con la proscripción de la indefensión. De forma que, las partes, en el ejercicio
de su derecho de defensa, van a tener el derecho de acceso al proceso, tanto para
conocerlo íntegramente, como para poder ejercitar sus acciones dentro del mismo, sin
conocimiento íntegro del proceso, no se podría hablar de ejercicio del derecho de
defensa, por lo que se configura este derecho de acceso al proceso, como instrumento
del derecho de defensa. Así pues, incluso cuando se trata de actuaciones no públicas,
1
Procedimiento Nº: TD/01395/2011
13
como sería la fase de instrucción en penal, las partes podrán tomar conocimiento de las
actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento
Según la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECRIM) en su art artículo 301.
“Las diligencias del sumario serán secretas hasta que se abra el juicio oral, con las excepciones
determinadas en la presente Ley. El Abogado o Procurador de cualquiera de las partes que revelare
indebidamente el secreto del sumario, será corregido con multa de 250 a 2.500 pesetas.
En la misma multa incurrirá cualquier otra persona que no siendo funcionario público cometa la
misma falta. El funcionario público, en el caso de los párrafos anteriores, incurrirá en la responsabilidad
que el Código Penal señale en su lugar respectivo”.
Y en su art artículo 302. “Las partes personadas podrán tomar conocimiento de las
actuaciones e intervenir en todas las diligencias del procedimiento”.
Las partes pueden tener acceso a las actuaciones procesales, pueden
examinarlas, les han de ser notificadas las resoluciones judiciales, deben serles
trasladados los documentos, han de tener acceso completo a los actos procesales
documentados por el Secretario Judicial , y pueden pedir y obtener las copias y
testimonios que precisen, sin necesidad de acreditar otro interés legítimo que el carácter
de parte.
Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal Constitucional (TC) (SSTC
118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) respecto a que
el artículo 24 de la CONST , en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial
efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios
de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en
defensa de derechos e intereses legítimos. Así, el Tribunal Constitucional, en la
sentencia ( STC) 76/19992, ha señalado que el art. 24 de la Const., incluye entre sus
garantías la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído ,y a disponer
de todas las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría
ocasionando una situación de indefensión, susceptible de amparo constitucional. En este
sentido, este Tribunal, ha dicho reiteradamente, que el derecho reconocido en el art.
24.1 de la Constitución, significa que ha de respetarse el principio de contradicción, que
garantiza el acceso al proceso en defensa de los derechos e intereses legítimos.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en sentencia de 12/03/20033,
reconoció que si la parte no pudo acceder directamente al procedimiento hasta un estado
muy avanzado del proceso, esto tuvo efectos restrictivos en los derechos de la defensa.
Diciendo que "El conjunto de estas dificultades tuvo un efecto global tan restrictivo en los derechos de
defensa, que el principio del proceso equitativo, enunciado en el artículo 6, ha sido vulnerado".
Tal es la relación entre el acceso a las actuaciones y el derecho de defensa, que
el art 280 de la LEC establece que si se denunciare que la copia entregada a un litigante
2
Fecha: 26/04/1999,Marginal: STC 76/1999,Publicación: 01/06/1999, Constitucional Ponente: María Emilia Casas
Baamonde Sala: Primera Supuesto de Hecho: Recurso de amparo 1598/1996
3
Fecha: 12/03/2003 Marginal: Ocalan Origen: Tribunal Europeo de Derechos Humanos Tipo Resolución: Sentencia
14
no se corresponde con el original, el tribunal, oídas las demás partes, declarará la
nulidad de lo actuado a partir de la entrega de la copia, si su inexactitud hubiera podido
afectar a la defensa de la parte, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurra quien
presentare la copia inexacta. El tribunal, al declarar la nulidad, dispondrá la entrega de
copia conforme al original, a los efectos que procedan en cada caso.
Por lo tanto, admitida la personación de una parte en un proceso, no va a poder,
el Secretario Judicial, denegarle el acceso a ningún documento o dato que conste en las
actuaciones. Salvo que se haya acordado la reserva para ello, por la declaración del
secreto de las actuaciones o por la protección de un testigo.
2.1.2.- Declaración del secreto de las actuaciones para las partes.
Puede ocurrir, que las actuaciones o determinados datos de la causa, hayan sido
declaradas secretas y no susceptibles de ser conocidas para las partes.
Si bien esta medida no se reconoce en la LEC salvo en el art 355. para el
reconocimiento de personas cuando señala que : “1. El reconocimiento judicial de una persona
se practicará a través de un interrogatorio realizado por el tribunal, que se adaptará a las necesidades de
cada caso concreto. En dicho interrogatorio, que podrá practicarse, si las circunstancias lo aconsejaren, a
puerta cerrada o fuera de la sede del tribunal, podrán intervenir las partes siempre que el tribunal no lo
considere perturbador para el buen fin de la diligencia.
2. En todo caso, en la práctica del reconocimiento judicial se garantizará el respeto a la dignidad
e intimidad de la persona”.
Y en el art 364. LEC para la declaración domiciliaria del testigo: “2. Cuando,
atendidas las circunstancias, el tribunal considere prudente no permitir a las partes y a sus Abogados que
concurran a la declaración domiciliaria, se dará a las partes vista de las respuestas obtenidas para que
puedan solicitar, dentro del tercer día, que se formulen al testigo nuevas preguntas complementarias o que
se le pidan las aclaraciones oportunas, conforme a lo prevenido en el artículo 372”.
Sí que aparece en la LECRIM, su art 302 permite que las partes personadas
puedan tomar conocimiento de las actuaciones e intervenir en todas las diligencias del
procedimiento. Sin embargo, si el delito fuere público, podrá el Juez de instrucción, a
propuesta del Ministerio Fiscal, de cualquiera de las partes personadas o de oficio,
declararlo, mediante auto, total o parcialmente secreto para todas las partes personadas,
por tiempo no superior a un mes y debiendo alzarse necesariamente el secreto con diez
días de antelación a la conclusión del sumario.
Señala la STC 100/2002
4
,que en todo caso, conviene recordar que “cuando el
Juez de instrucción declara el secreto del sumario de conformidad con el art. 302 Lecrim, no está
acordando una medida en sí misma limitativa de un derecho fundamental, del derecho al proceso público,
al que no afecta, sino que tan sólo está adoptando una decisión con base en la cual se pospone el momento
en que las partes pueden tomar conocimiento de las actuaciones y se impide que puedan intervenir en las
diligencias sumariales que se lleven a cabo en el período en el que el sumario permanece secreto”.
4
Fecha: 06/05/2002 Marginal: STC 100/2002Boletín: Página web ww.tribunalconstitucional.es Ponente: Pablo
Cachón Villar Origen: Tribunal Constitucional
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Se impide el conocimiento e intervención de las partes a las actuaciones
judiciales, salvo al Ministerio Fiscal, evitando que pueda dar ocasión a interferencias o
manipulaciones dirigidas a obstaculizar la investigación, en su objetivo de averiguación
de la verdad de los hechos y constituye una limitación del derecho de defensa, que no
implica indefensión, en cuanto que no impide a la parte ejercitarlo plenamente, cuando
se deja sin efecto el secreto por haber satisfecho su finalidad.
De forma, que declarado el secreto de las actuaciones por resolución judicial
motivada, el Secretario Judicial, impedirá el acceso de las partes a las actuaciones,
dándoles traslado de todo lo actuado una vez finalice el periodo para el cual se acordó el
secreto.
Pese al secreto de las actuaciones, al Ministerio Fiscal se le seguirá permitiendo
el acceso a las actuaciones, pues las funciones que ejerce así le legitimarían para ello.
Así, el Auto del Tribunal Supremo de fecha 16/07/19995, fundamentó que la Ley de
Enjuiciamiento Criminal establece, como un recurso de investigación en la fase
instructora, la posibilidad de decretar el secreto de las actuaciones en la forma, modo y
condiciones establecidas en el artículo 302 de dicho cuerpo legal, sin que ello afecte al
Ministerio Fiscal, que no es parte personada, sino Órgano Constitucional del Estado .
2.1.3.-Declaracion de secreto en las causas de Jurisdicción de Menores
Está previsto en el art. 24 de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero,
reguladora de la responsabilidad penal de los menores (LORPM): “El Juez de Menores, a
solicitud del Ministerio Fiscal, del menor o de su familia, o de quien ejercite la acción penal, podrá
decretar mediante auto motivado el secreto del expediente, en su totalidad o parcialmente, durante toda la
instrucción o durante un período limitado de ésta. No obstante, el letrado del menor y quien ejercite la
acción penal deberán, en todo caso, conocer en su integridad el expediente al evacuar el trámite de
alegaciones. Este incidente se tramitará por el Juzgado en pieza separada”.
No obstante, el letrado del menor deberá, en todo caso, conocer en su integridad
el expediente al evacuar el trámite de alegaciones. Debido a lo previsto en el art 31
LORPM: “Recibido el escrito de alegaciones con el expediente, las piezas de convicción, los efectos y
demás elementos relevantes para el proceso remitidos por el Ministerio Fiscal, el secretario del Juzgado
de Menores los incorporará a las diligencias, y el Juez de Menores procederá a abrir el trámite de
audiencia, para lo cual el secretario judicial dará traslado simultáneamente a quienes ejerciten la acción
penal y la civil para que en un plazo común de cinco días hábiles formulen sus respectivos escritos de
alegaciones y propongan las pruebas que consideren pertinentes. Evacuado este trámite, el secretario
judicial dará traslado de todo lo actuado al letrado del menor y, en su caso, a los responsables civiles, para
que en un plazo de cinco días hábiles formule a su vez escrito de alegaciones y proponga la prueba que
considere pertinente”.
Este secreto de las actuaciones, previsto en el art. 24 LORPM, es similar al del
5
Fecha: 16/07/2009,Jurisdicción: Penal, Ponente: Francisco Monterde Ferrer ,Origen: Tribunal Supremo, Tipo
Resolución: Auto Cabecera: Caso Gürtel. Causa Especial.- Art. 302 LECrim. Prolongación del secreto del sumario de las
actuaciones. Fundamento.
16
art. 302 de la LECRIM, sin que le sean aplicables los plazos allí previstos, ya que la
LORPM señala expresamente que el secreto podrá decretarse “durante toda la
instrucción o durante un período limitado de ésta”.
2.1.4.- Protección de testigos.
Otro supuesto de denegación de acceso de las partes a datos del proceso, lo
tendríamos cuando se acuerda, por resolución judicial motivada, la protección de un
testigo, acordando que no consten en la causa los datos del mismo. Ello conforme a la
Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de protección a testigos y peritos en causas
criminales:
“Artículo 1: 1. Las medidas de protección previstas en esta Ley son aplicables a quienes en
calidad de testigos o peritos intervengan en procesos penales.
2. Para que sean de aplicación las disposiciones de la presente Ley será necesario que la
autoridad judicial aprecie racionalmente un peligro grave para la persona, libertad o bienes de quien
pretenda ampararse en ella, su cónyuge o persona a quien se halle ligado por análoga relación de
afectividad o sus ascendientes, descendientes o hermanos.
Artículo 2. Apreciada la circunstancia prevista en el artículo anterior, el Juez instructor acordará
motivadamente, de oficio o a instancia de parte, cuando lo estime necesario en atención al grado de riesgo
o peligro, las medidas necesarias para preservar la identidad de los testigos y peritos, su domicilio,
profesión y lugar de trabajo, sin perjuicio de la acción de contradicción que asiste a la defensa del
procesado, pudiendo adoptar las siguientes decisiones:
a) Que no consten en las diligencias que se practiquen su nombre, apellidos, domicilio, lugar de
trabajo y profesión, ni cualquier otro dato que pudiera servir para la identificación de los mismos,
pudiéndose utilizar para ésta un número o cualquier otra clave.
b) Que comparezcan para la práctica de cualquier diligencia utilizando cualquier procedimiento
que imposibilite su identificación visual normal.
c) Que se fije como domicilio, a efectos de citaciones y notificaciones, la sede del órgano
judicial interviniente, el cual las hará llegar reservadamente a su destinatario.”
Y salvo que el Juez o Tribunal que haya de entender la causa, en el mismo auto
en el que declare la pertinencia de la prueba propuesta, facilite el nombre y los apellidos
de los testigos y peritos, los Secretarios Judiciales en ningún caso facilitaran los datos
de los testigos protegidos a las partes:
Artículo 4, Ley Orgánica 19/199: “1. Recibidas las actuaciones, el órgano judicial
competente para el enjuiciamiento de los hechos se pronunciará motivadamente sobre la procedencia de
mantener, modificar o suprimir todas o algunas de las medidas de protección de los testigos y peritos
adoptadas por el Juez de Instrucción, así como si procede la adopción de otras nuevas, previa ponderación
de los bienes jurídicos constitucionalmente protegidos, de los derechos fundamentales en conflicto y de
las circunstancias concurrentes en los testigos y peritos en relación con el proceso penal de que se trate.
2. Las medidas adoptadas podrán ser objeto de recurso de reforma o súplica.
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3. Sin perjuicio de lo anterior, si cualquiera de las partes solicitase motivadamente en su escrito
de calificación provisional, acusación o defensa, el conocimiento de la identidad de los testigos o peritos
propuestos, cuya declaración o informe sea estimado pertinente, el Juez o Tribunal que haya de entender
la causa, en el mismo auto en el que declare la pertinencia de la prueba propuesta, deberá facilitar el
nombre y los apellidos de los testigos y peritos, respetando las restantes garantías reconocidas a los
mismos en esta Ley.
En tal caso, el plazo para la recusación de peritos a que se refiere el artículo 662 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal se computará a partir del momento en que se notifique a las partes la identidad
de los mismos.
En los cinco días siguientes a la notificación a las partes de la identidad de los testigos,
cualquiera de ellos podrá proponer nueva prueba tendente a acreditar alguna circunstancia que pueda
influir en el valor probatorio de su testimonio”.
2.1.5.- Resolución para dar traslado a las partes de las actuaciones de un proceso
todavía no terminado
El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos
judiciales dice, en su art 7: “quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o sean titulares
de un interés legítimo, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica 6/1985, de
1 de julio, del Poder Judicial, podrán acceder a la documentación conservada en los Archivos Judiciales
de Gestión. Corresponde al Secretario del Juzgado o Tribunal respectivo facilitar a los interesados el
acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos o procedan de éstos, en la forma y con los
requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo
General del Poder Judicial”.
Este precepto puede llevar a engaño si entendemos aplicable para el traslado y
acceso de las partes el Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del
Poder Judicial. Hoy derogado y sustituido por el Acuerdo de 15 de septiembre de 2005,
del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, por el que se aprueba el Reglamento
1/2005, de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales.
Señala el art 4 del Reglamento 1/2005: “Corresponde a los Secretarios de la Oficina
judicial facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales a que se refieren los dos artículos
anteriores. ..Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de procedimiento, el acuerdo denegatorio del
Secretario judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del interesado, que lo deberá solicitar
en el plazo de tres días desde la correspondiente notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud,
no hubiere recaído acuerdo expreso del Secretario, ni se hubiere expedido el testimonio o certificación
solicitados, ni realizada tampoco la exhibición de que se trate, se entenderá que la petición ha sido
denegada y, en su consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de
revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente se podrán interponer los
recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de los órganos de Gobierno de
Tribunales”.
De la lectura de este precepto, se deduce, que el mismo sólo es aplicable al
traslado de documentos a terceros interesados no personados en la causa. Pues habla de
justificar su interés y valorar la existencia de derechos fundamentales en juego.
Aspectos que, como regla general, no se va a plantear el Secretario Judicial respecto de
las partes personadas, según lo ya visto en los apartados anteriores.
Para lo que sí nos sirve el art 7 El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de
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modernización de los archivos judiciales es para determinar la competencia del
Secretario Judicial a la hora de dar traslado de las actuaciones a las partes.
No en vano, el art Artículo 454 LOPJ, señala que “los Secretarios Judiciales facilitarán
a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la información
que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, no declaradas secretas ni reservadas” .
El Artículo 453 LOPJ, atribuye a los Secretarios Judiciales, con exclusividad y
plenitud, el ejercicio de la fe pública judicial.
Y el Real Decreto 1608/2005, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el
Reglamento Orgánico del Cuerpo de Secretarios Judiciales, en su art 5 dice que
“corresponde a los Secretarios Judiciales el ejercicio de la fe pública judicial. En el ejercicio de esta
función: Expedirán certificaciones o testimonios de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni
reservadas a las partes, con expresión de su destinatario y el fin para el cual se solicitan”. Y en su art
11, que “facilitarán a las partes interesadas…información que soliciten sobre el estado de las
actuaciones judiciales no declaradas secretas ni reservadas”. Texto reiterado en el art 145 de la
LEC.
El Tribunal Supremo (TS), en Sentencia (ST) de 29 de abril de 20116 expone en
sus razonamientos que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y
por consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias... es una función
que corresponde al Secretario Judicial, pues (en cuanto función de certificar) forma
parte del ejercicio de la fe pública judicial, atribuida por el artículo 473.1 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial a los Secretarios Judiciales. El ejercicio de esta función por
el Secretario Judicial se produce en íntima relación con la tramitación del proceso
correspondiente, por lo que participa de la potestad jurisdiccional. La solicitud de
recibir copia de documentos, referida a un procedimiento judicial en curso, y
formalizada por quien es parte procesal en el mismo, es de notoria naturaleza
jurisdiccional, no gubernativa ni administrativa, como también ostenta dicha naturaleza
jurisdiccional la resolución que decida esta petición.
La ST del TS de fecha 01/12/19987,recogiendo el criterio que ya se encuentra
expresado en el acuerdo de la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional de 22 de
mayo de 1.995, acuerdo que el Pleno del Consejo General del Poder Judicial confirma.
Entiende, que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y por
consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias, es una función que
corresponde al Secretario Judicial. El ejercicio de esta función por el Secretario Judicial,
se produce en íntima relación con la tramitación del proceso correspondiente, por lo que
participa de la potestad jurisdiccional. Y reconoce que ni la Sala de Gobierno de la
Audiencia Nacional, ni el Pleno del Consejo General del Poder Judicial, órganos de
carácter administrativo, tenían potestad para resolver la cuestión de naturaleza
6
Fecha: 29/04/2011,Marginal: 28079130082011100028,Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente: JOSE
MANUEL SIEIRA MIGUEZ Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: Tercera Sección: Octava
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Fecha: 01/12/1998 Marginal: 28079130071998100192 Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente:
MANUEL GODED MIRANDA Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: Tercera
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jurisdiccional planteada, lo que debió dar lugar a la inadmisión del recurso gubernativo
interpuesto.
Pues, siendo, que ha de ser una resolución del Secretario Judicial, dictada dentro
de sus competencias en un proceso, la misma no puede ser si no más que una
Diligencia de Ordenación.
El art 244 LEC señala: “Las resoluciones de los Secretarios Judiciales se denominarán
diligencias y decretos. Cuando la ley no exprese la clase de resolución que haya de emplearse, se
observarán las siguientes reglas:
1. ª Se dictará diligencia de ordenación cuando la resolución tenga por objeto dar a los autos el
curso que la ley establezca.
2.ª Se dictará decreto cuando se admita a trámite la demanda, cuando se ponga término al
procedimiento del que el Secretario tuviera atribuida competencia exclusiva y, en cualquier clase de
procedimiento, cuando fuere preciso o conveniente razonar lo resuelto”.
No encontramos en ningún precepto legal la regulación específica sobre la
tramitación de entregar testimonio o copias de las actuaciones a las partes, ni la
resolución a adoptar y sus recursos.
Visto todo lo anterior las posibilidades son varias:
A- El Secretario Judicial ante la solicitud verbal de una de las partes de
acceder a la causa realizada por él personalmente. O por medio de su representante
procesal: Su Procurador, hace en la Oficina Judicial una solicitud verbal de poder ver
las actuaciones en las que están personados. Según lo visto, lo hace legítimamente y en
el ejercicio de su derecho de defensa, no parece que haya ningún problema el facilitarle
el acceso sin mediar ningún tipo de resolución del Secretario Judicial. Así lo parece
indicar el art 454 LOPJ, al decir que los Secretarios Judiciales facilitarán a las partes
interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la
información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales no declaradas
secretas ni reservadas.
B- Cuando se trate de nuevas actuaciones o documentos aportados al
proceso y admitidos por el Juzgado o Tribunal y decida el Secretario dar traslado de los
mismos al resto de las partes
Como es el caso del Artículo 274 LEC. “Traslado por el tribunal de las copias a las otras
partes interesadas, cuando no intervengan Procuradores. Cuando las partes no actúen representadas por
Procurador, firmarán las copias de los escritos y documentos que presenten, respondiendo de su exactitud,
y dichas copias se entregarán por el Secretario Judicial a la parte o partes contrarias. La presentación y el
traslado de las copias podrán realizarse por los medios y con el resguardo acreditativo de su recepción a
que se refiere el apartado 5 del artículo 135 de esta Ley, cuando se cumplan los presupuestos y requisitos
que establece”
Cuando la parte solicita la entrega de copias por escrito. Pues conforme al
Artículo 279 LEC: “No se entregarán a las partes los autos originales, sin perjuicio de que puedan
obtener, a su costa, copias de algún escrito o documento”.
O la ley marca, en un momento procesal, el traslado de las actuaciones a
alguna de las partes. P. Ej. Artículo 627. Lecrim: “Transcurrido dicho término, el Secretario
20
judicial pasará los autos para instrucción por otro, que no bajará de tres días ni excederá de diez, según el
volumen del proceso, al Ministerio Fiscal, si la causa versa sobre delito en que deba tener intervención,
después al Procurador del querellante, si se hubiere personado, y por último a la defensa del procesado o
procesados. O Artículo 784. LECRIM 1. Abierto el juicio oral, el Secretario judicial emplazará al
imputado, con entrega de copia de los escritos de acusación”.
Si la decisión es la de dar traslado de las actuaciones bastaría con acordarlo por
Diligencia de Ordenación.
C- Cuando el Secretario Judicial debe denegar el acceso de las actuaciones a una
de las partes, que sería en casos como el secreto de actuaciones o pieza con datos de
testigo protegido, lo oportuno sería dictar una Diligencia de ordenación , pues está
ejecutando una decisión ya previa que ha acordado el secreto de las actuaciones.
En todo caso es necesario resolver la petición, pues como responsables del
tratamiento tenemos esa obligación. El artículo 25 del Reglamento de la LOPD,
determina que el responsable del tratamiento deberá contestar la solicitud que se le
dirija en todo caso, por eso la AEPD en resolución de 29 de marzo de 20118 dictaminó
que la obligación general del responsable del fichero para el ejercicio de cualquier
derecho es contestar expresamente a la solicitud recibida, estimando o desestimando la
petición. Esta obligación de contestación expresa, procede incluso cuando no existan
datos registrados relativos al solicitante, debiendo el responsable informar
específicamente de la inexistencia de datos referentes al interesado en sus ficheros.
2.1.6- Recurso contra las anteriores resoluciones
Estas resoluciones del Secretario Judicial serán recurribles conforme al art 451
LEC : “ Contra las diligencias de ordenación y decretos no definitivos cabrá recurso de reposición ante
el Secretario judicial que dictó la resolución recurrida, excepto en los casos en que la ley prevea recurso
directo de revisión”. Y conforme al art 454 bis LEC: “Contra el decreto resolutivo de la
reposición no se dará recurso alguno, sin perjuicio de reproducir la cuestión, necesariamente, en la
primera audiencia ante el tribunal tras la toma de la decisión y, si no fuera posible por el estado de los
autos, se podrá solicitar mediante escrito antes de que se dicte la resolución definitiva para que se
solvente en ella.
Cabrá recurso directo de revisión contra los decretos por los que se ponga fin al procedimiento o
impidan su continuación. Dicho recurso carecerá de efectos suspensivos sin que, en ningún caso, proceda
actuar en sentido contrario a lo que se hubiese resuelto. Cabrá interponer igualmente recurso directo de
revisión contra los decretos en aquellos casos en que expresamente se prevea”.
En los mismos términos se prevé en la LECRIM, art 238 bis: “Contra todas las
diligencias de ordenación dictadas por los Secretarios judiciales podrá ejercitarse ante ellos mismos
recurso de reposición. También podrá interponerse recurso de reposición contra los decretos de los
Secretarios judiciales, excepto en aquellos supuestos en que proceda la interposición directa de recurso de
revisión por así preverlo expresamente la Ley”.
8
Expediente Nº: TD/01435/2010
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No estando regulado en la ley expresamente el recurso directo de revisión para
las resoluciones del anterior apartado, la cuestión quedaría terminada con un recurso de
reposición ante el Secretario Judicial.
2.1.7.- Entrega de documentación a un tercero para hacer una notificación a una
parte
A ello obliga el art 161 LEC, al señalar, que “si el domicilio donde se pretende
practicar la comunicación fuere el lugar en el que el destinatario tenga su domicilio según el padrón
municipal, o a efectos fiscales, o según registro oficial o publicaciones de colegios profesionales, o fuere
la vivienda o local arrendado al demandado, y no se encontrare allí dicho destinatario, podrá efectuarse la
entrega a cualquier empleado, familiar o persona con la que conviva, mayor de 14 años, que se encuentre
en ese lugar, o al conserje de la finca, si lo tuviere, advirtiendo al receptor que está obligado a entregar la
copia de la resolución o la cédula al destinatario de ésta, o a darle aviso, si sabe su paradero.
Si la comunicación se dirigiere al lugar de trabajo no ocasional del destinatario, en ausencia de
éste, la entrega se efectuará a persona que manifieste conocer a aquél o, si existiere dependencia
encargada de recibir documentos u objetos, a quien estuviere a cargo de ella.
En la diligencia se hará constar el nombre de la persona destinataria de la comunicación y la
fecha y la hora en la que fue buscada y no encontrada en su domicilio, así como el nombre de la persona
que recibe la copia de la resolución o la cédula y la relación de dicha persona con el destinatario,
produciendo todos sus efectos la comunicación así realizada”.
De forma, que por disposición legal se debe hacer entrega de documentación a
un tercero, que deberá hacerla llegar a la parte. Pudiendo la ley tal como dice la STC
292/20009 y sólo la Ley, la que puede fijar los límites a un derecho fundamental. Los
derechos fundamentales pueden ceder, desde luego, ante bienes, e incluso intereses
constitucionalmente relevantes, siempre que el recorte que experimenten sea necesario
para lograr el fin legítimo previsto, proporcionado para alcanzarlo y, en todo caso, sea
respetuoso con el contenido esencial del derecho fundamental restringido.
Este tercero se convierte de esta forma en colaborador de la administración por
disposición de la ley. Y no estaría de más, que la propia ley estableciera la obligación
del mismo de no difundir a terceros los datos de carácter personal que se le suministran.
Así lo señala la STC 292/200010 al decir que: “Es el legislador quien debe determinar cuándo
concurre ese bien o derecho que justifica la restricción del derecho a la protección de datos personales y
en qué circunstancias puede limitarse y, además, es él quien debe hacerlo mediante reglas precisas que
hagan previsible al interesado la imposición de tal limitación y sus consecuencias. Pues en otro caso el
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STC 292/2000 de 30de noviembre del 20000 El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Pedro Cruz
Villalón, Presidente, don Carles Viver Pi-Sunyer, don Rafael de Mendizábal Allende, don Julio Diego González Campos, don
Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, don Tomás S. Vives Antón, don Pablo García Manzano, don Pablo Cachón Villar, don
Fernando Garrido Falla, don Vicente Conde Martín de Hijas, don Guillermo Jiménez Sánchez y doña María Emilia Casas
Baamonde, Magistrados
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STC 292/2000 de 30de noviembre del 20000 El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Pedro Cruz
Villalón, Presidente, don Carles Viver Pi-Sunyer, don Rafael de Mendizábal Allende, don Julio Diego González Campos, don
Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, don Tomás S. Vives Antón, don Pablo García Manzano, don Pablo Cachón Villar, don
Fernando Garrido Falla, don Vicente Conde Martín de Hijas, don Guillermo Jiménez Sánchez y doña María Emilia Casas
Baamonde, Magistrados
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legislador habría trasladado a la Administración el desempeño de una función que sólo a él compete en
materia de derechos fundamentales en virtud de la reserva de Ley del art. 53.1 CE, esto es, establecer
claramente el límite y su regulación” .Ante la ausencia de regulación especial sobre el modo
de entrega de esa documentación, sería recomendable, que esa documentación, se
entregara al tercero en sobre cerrado y haciéndole saber de su obligación de entregársela
a la parte, no pudiendo difundirla a un tercero al contener datos de carácter personal.
Advirtiéndolo del deber de secreto tal y como lo hemos estudiado anteriormente.
2.1.8.- Comunicación por edictos
Según el art, 156 LEC: “1. En los casos en que el demandante manifestare que le es
imposible designar un domicilio o residencia del demandado, a efectos de su personación, se utilizarán
por el Secretario judicial los medios oportunos para averiguar esas circunstancias, pudiendo dirigirse, en
su caso, a los Registros, organismos, Colegios profesionales, entidades y empresas a que se refiere el
apartado 3 del artículo 155.
Al recibir estas comunicaciones, los Registros y organismos públicos procederán conforme a las
disposiciones que regulen su actividad.
2. En ningún caso se considerará imposible la designación de domicilio a efectos de actos de
comunicación si dicho domicilio constara en archivos o registros públicos, a los que pudiere tenerse
acceso.
3. Si de las averiguaciones a que se refiere el apartado 1 resultare el conocimiento de un
domicilio o lugar de residencia, se practicará la comunicación de la segunda forma establecida en el
apartado 2 del artículo 152, siendo de aplicación, en su caso, lo previsto en el artículo 158.
4. Si estas averiguaciones resultaren infructuosas, el Secretario judicial ordenará que la
comunicación se lleve a cabo mediante edictos”.
Señala el Artículo 164 LEC que “cuando, practicadas, en su caso, las averiguaciones a
que se refiere el artículo 156, no pudiere conocerse el domicilio del destinatario de la comunicación, o
cuando no pudiere hallársele ni efectuarse la comunicación con todos sus efectos, conforme a lo
establecido en los artículos anteriores, o cuando así se acuerde en el caso a que se refiere el apartado 2 del
artículo 157, el Secretario judicial, consignadas estas circunstancias, mandará que se haga la
comunicación fijando la copia de la resolución o la cédula en el tablón de anuncios de la Oficina judicial,
salvaguardando en todo caso los derechos e intereses de menores, así como otros derechos y libertades
que pudieran verse afectados por la publicidad de los mismos. Tal publicidad podrá ser sustituida, en los
términos que reglamentariamente se determinen, por la utilización de medios telemáticos, informáticos o
electrónicos, conforme a lo previsto en el artículo 236 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Sólo a instancia de parte, y a su costa, se publicará en el "Boletín Oficial" de la provincia, de la
Comunidad Autónoma, en el "Boletín Oficial del Estado" o en un diario de difusión nacional o provincial
En todo caso, en la comunicación o publicación a que se refieren los párrafos anteriores, en
atención al superior interés de los menores y para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos
personales, nombres y apellidos, domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o
indirectamente pudiera permitir su identificación”.
Hay que señalar tal como establece la ley, y así se ha reiterado en la
jurisprudencia, que la publicación es la última ratio y sólo está justificada cuando
existen problemas graves o imposibilidad de notificación personal o por tercero.
23
Mientras que otros supuestos de publicación, están claramente destinados a alcanzar un
interés público que reclama mayor transparencia administrativa —como es el caso de
los procedimientos de concurrencia competitiva, supuesto de anuncio de subastas—,
esta publicación sólo tiene la finalidad de notificación al interesado para garantizar la
eficacia jurídica del acto procesal, por lo que debe limitarse a los supuestos
estrictamente necesarios.
Vemos pues que se omitirán en los edictos los datos personales de los menores, y
otros datos para salvaguardar otros derechos o libertades afectados por la publicación.
La supresión de los datos de los menores parece clara, pero, ¿cuándo se
suprimirán otro tipo de datos para salvaguardar los derechos o libertades afectados por
la publicación?
Aunque, referido a una publicación de una sentencia, el auto de TC. 516/200411
nos puede dar alguna luz, sobre los datos a los que se les puede dar publicidad, cuando
la ley marca la publicidad de una actuación procesal:
“En primer lugar, no debe incluirse en los actos de comunicación ningún dato personal que no
resulte estrictamente necesario para alcanzar su fin.
En segundo lugar, como ya indica la norma, no debe incluirse datos de los menores, al objeto de
respetar la intimidad de los menores, de conformidad con el art. 8 de las Reglas mínimas de las Naciones
Unidas para la administración de justicia de menores (Reglas de Beijing), incluidas en la Resolución de la
Asamblea General 40/33, de 29 de noviembre de 1985 (SSTC 114/1997, de 16 de junio; 288/2000, de 27
de noviembre, FJ 1; 94/2003, de 19 de mayo, FJ 7; y 127/2003, de 30 de junio).
En tercer lugar, situaciones tendentes a preservar la intimidad de quien demanda por estar
vulnerado su derecho a la intimidad, por su innecesaria identificación en un medio de comunicación como
víctima de un delito contra la libertad sexual. Que se podrán extender a otras situaciones, como en los
pleitos contra el honor, o para determinación de la filiación.”.
No deberá atenderse sin más motivos generales de seguridad personal, de
prestigio o dignidad personal y profesional. Ninguno de ellos, dice este auto, resultan
con la entidad suficiente como para desvirtuar el principio general de publicidad que
preside las actuaciones judiciales. Pues, si los motivos de seguridad, no tienen su origen
directo o indirecto en el procedimiento, si no, por ejemplo: En la posible actuación de
terceros ajenos al procedimiento judicial, derivados de su actividad profesional, cuando
la notificación que se publica, no indica la localización de la persona o que los hechos
enjuiciados no tengan que ver directamente con el prestigio de la persona con su
dignidad profesional. Estos motivos así planteados genéricamente no podrían dar lugar
a una supresión de datos en la notificación edictal.
Y evidentemente, que estos últimos motivos, de ser atendidos, necesitarían ser
alegados para poder ser valorados por el Secretario Judicial.
11
Auto:516/2004,Fecha:20/12/2004, Sala:Sala Primera,Magistrados:Excms. Srs. Casas Baamonde, Delgado Barrio,
García-Calvo y Montiel, Rodríguez-Zapata Pérez y Pérez Tremps, Núm. registro:24-2002., Asunto:Recurso de amparo promovido
por don Ricardo Magaz Álvarez.
24
La STC 114/200612 indica que cuando la publicidad que se ha de dar, por
disposición de la ley, incluye datos de identificación de las partes y la publicidad de
tales circunstancias sea necesario para dar cumplimiento al fin de la norma, parece
adecuado proceder a tal publicidad. Respetando siempre el principio de calidad en el
tratamiento de los datos de carácter personal, que nos obliga a publicar los datos
indispensables a la finalidad perseguida con la ley.
La doctrina, al respecto, opina que no sería necesario siempre poner en los
edictos el DNI., o la edad de la persona o fecha de nacimiento, bastando con el nombre
y apellidos. Con carácter general, la publicación de notificaciones en boletines oficiales
deberá contener únicamente los datos necesarios para el cumplimiento de la finalidad, lo
que incluye el nombre y apellidos u otro dato, como el DNI si estos fueran de uso
común, el número del expediente administrativo y el lugar electrónico o físico donde los
interesados pueden tener conocimiento íntegro del acto. Esto es especialmente aplicable
a las notificaciones en procedimientos sancionadores, no debiendo publicarse el tipo de
infracción cometida o la sanción impuesta.13
La forma de dar publicidad a los edictos la determina el art 236 LOPJ, al señalar
que “la publicidad de los edictos se entenderá cumplida mediante la inserción, según proceda, en los
Boletines Oficiales que señalen las leyes procesales. Cuando expresamente así se prevea, tal publicidad y
comunicaciones podrán sustituirse, en los términos que reglamentariamente se determinen, por la
utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos. La publicación en cualquier otro medio se
podrá acordar a petición y a costa de la parte que lo solicite”.
Sobre la publicidad en un boletín oficial, la LEC, como hemos visto (“Sólo a
instancia de parte, y a su costa, se publicará en el "Boletín Oficial" de la provincia, de la Comunidad
Autónoma, en el "Boletín Oficial del Estado" o en un diario de difusión nacional o provincial”), lo
supedita a la petición de la parte, sin más limitación. Cuando sí que debería valorarse la
necesidad de ello y debería justificarse así por la parte que lo pide. La publicación de
una información personal en un boletín oficial, supone el más elevado nivel de
intromisión en el derecho fundamental a la protección de datos personales, porque
atribuye a ésta el carácter de fuente accesible al público.
El principio de calidad, establece que los “datos personales serán cancelados cuando
hayan dejado de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual hubieran sido recabados o
registrados. No serán conservados en forma que permita la identificación del interesado, durante un
periodo superior al necesario para los fines en virtud de los cuales hubieran sido recabados o registrados”
(art. 4.5 Lopd). No respeta, el principio de proporcionalidad, la publicación eterna de
determinados datos personales cuando ésta haya dejado de ser necesaria. El hecho de
que la publicación sea legítima, no exime de la obligación de cancelación de la
12
23 Sala Primera. Sentencia 114/2006, de 5 de abril de 2006La Sala Primera del Tribunal Constitucional, compuesta por
doña María Emilia Casas Baamonde, Presidenta, don Javier Delgado Barrio, don Roberto García-Calvo y Montiel, don Jorge
Rodríguez-Zapata Pérez, don Manuel Aragón Reyes y don Pablo Pérez Tremps, Magistrados
13
Troncoso Reigada, Antonio, "LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. EN BUSCA DEL EQUILIBRIO", Ed.
Tirant lo blanch, Valencia, 2010
25
información. La publicación en Internet de esta información, por medio de los boletines
oficiales, que es accesible a través de los distintos buscadores, hace que todo el pasado
permanezca siempre como presente.
La integridad e inalterabilidad de los boletines oficiales, afecta al principio de
calidad como obligación de exactitud de la información, cuando la publicación en la
versión electrónica es inexacta (art. 4.3). Así, la detección de un error en una resolución
que aparece publicada en un Boletín Oficial del Estado, conlleva la publicación de una
corrección de errores en otro número —pero no la revisión de la edición original, que
sigue estando igualmente accesible de manera errónea en la versión electrónica—.
2.1.9.-Datos personales susceptibles de especial protección. Menores
El art. 140 LEC sobre. Información sobre las actuaciones. Dice: “1. Los Secretarios
Judiciales y personal competente al servicio de los tribunales facilitarán a cualesquiera personas que
acrediten un interés legítimo cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales,
que podrán examinar y conocer. También podrán pedir aquéllas, a su costa la obtención de copias simples
de escritos y documentos que consten en los autos.
2. A petición de las personas a que se refiere el apartado anterior, y a su costa, se expedirán por
el Secretario Judicial los testimonios que soliciten, con expresión de su destinatario.
3. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, los tribunales por medio de auto podrán
atribuir carácter reservado a la totalidad o a parte de los autos cuando tal medida resulte justificada en
atención a las circunstancias expresadas por el apartado 2 del artículo 138.
Las actuaciones de carácter reservado sólo podrán ser conocidas por las partes y por sus
representantes y defensores, sin perjuicio de lo previsto respecto de hechos y datos con relevancia penal,
tributaria o de otra índole”.
Y el art. 141. sobre acceso a libros, archivos y registros judiciales: “Las personas
que acrediten un interés legítimo podrán acceder a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan
carácter reservado y obtener, a su costa, testimonio o certificación de los extremos que indiquen”.
El art 141 bis. Lec señala que “en los casos previstos en los dos artículos anteriores, en las
copias simples, testimonios y certificaciones que expidan los Secretarios Judiciales, cualquiera que sea el
soporte que se utilice para ello, cuando sea necesario para proteger el superior interés de los menores y
para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos personales, imágenes, nombres y apellidos,
domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su
identificación.”
Los arts. 140 y 141 de la LEC., no hacen mención al traslado de documentación
a las partes, sino a terceros interesados, por lo que podemos decir que a las partes sí se
les deberá facilitar los datos personales de los menores en virtud del derecho de defensa
y de lo analizado en apartados anteriores.
2.1.10.-Proceso penal de menores
El secreto del expediente para sujetos exteriores al proceso, viene dado por lo
dispuesto en el art. 40.2.vii) de la Convención de Derechos del Niño de la ONU de 20
de noviembre de 1989, el cual dispone que se respetará plenamente la vida privada del
26
niño en todas las fases del procedimiento, precepto que debe completarse con los arts.
301, 322 y 789.4 de la LECRIM., aplicables conforme a la disposición final primera de
la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los
menores (“Tendrán el carácter de normas supletorias, para lo no previsto expresamente en esta Ley
Orgánica, en el ámbito sustantivo, el Código Penal y las leyes penales especiales y, en el ámbito del
procedimiento, la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en particular lo dispuesto para los trámites del
procedimiento abreviado regulado en el Titulo III del Libro IV de las misma”)
Señala la Lecrim Art. 301 “Las diligencias del sumario serán secretas hasta que se abra el
juicio oral, con las excepciones determinadas en la presente Ley.
El Abogado o Procurador de cualquiera de las partes que revelare indebidamente el secreto del
sumario, será corregido con multa de 250 a 2.500 pesetas.
En la misma multa incurrirá cualquier otra persona que no siendo funcionario público cometa la
misma falta.
El funcionario público, en el caso de los párrafos anteriores, incurrirá en la responsabilidad que el
Código Penal señale en su lugar respectivo”.
Art. 322 LECRIM: “Las diligencias del sumario que hayan de practicarse fuera de la
circunscripción del Juez de instrucción o del término del Juez municipal que las ordenaren tendrán lugar
en la forma que determina el Título VIII del Libro I, y serán reservadas para todos los que no deban
intervenir en ellas”.
Art 789 LECRIM: “4. El Secretario judicial notificará la sentencia por escrito a los ofendidos y
perjudicados por el delito, aunque no se hayan mostrado parte en la causa”
Sin embargo la LORPM señala en el art 4 que “el Ministerio Fiscal y el Juez de Menores
velarán en todo momento por la protección de los derechos de las víctimas y de los perjudicados por las
infracciones cometidas por los menores. De manera inmediata se les instruirá de las medidas de asistencia
a las víctimas que prevé la legislación vigente. Las víctimas y los perjudicados tendrán derecho a
personarse y ser parte en el expediente que se incoe al efecto, para lo cual el Secretario Judicial les
informará en los términos previstos en los artículos 109 y 110 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
instruyéndoles de su derecho a nombrar abogado o instar el nombramiento de abogado de oficio en caso
de ser titulares del derecho a la asistencia jurídica gratuita. Asimismo, les informará de que, de no
personarse en el expediente y no hacer renuncia ni reserva de acciones civiles, el Ministerio Fiscal las
ejercitará si correspondiere”.
Los que se personaren podrán desde entonces tomar conocimiento de lo actuado e
instar la práctica de diligencias y cuanto a su derecho convenga. Incluso los informes
del Equipo Técnico que haga sobre el menor han de ser trasladados al Fiscal, el Juez y
la defensa del menor, y, tras la reforma operada en el año 2006, también la acusación
particular puede conocerlo.
Sin perjuicio de lo anterior, el Secretario Judicial deberá comunicar a las víctimas y
perjudicados, se hayan o no personado, todas aquellas resoluciones que se adopten tanto
por el Ministerio Fiscal como por el Juez de Menores, que puedan afectar a sus
intereses.
En especial, cuando el Ministerio Fiscal, en aplicación de lo dispuesto en el
artículo 18 de esta Ley, desista de la incoación del expediente deberá inmediatamente
ponerlo en conocimiento de las víctimas y perjudicados haciéndoles saber su derecho a
ejercitar las acciones civiles que les asisten ante la jurisdicción civil.
27
Del mismo modo, el Secretario Judicial notificará por escrito la sentencia que se
dicte a las víctimas y perjudicados por la infracción penal, aunque no se hayan mostrado
parte en el expediente. Y ello por disponerlo la ley y pese a que las sentencias
contendrán datos que afectan a la intimidad del menor, pues según el art 39 LORPM:
“La sentencia contendrá todos los requisitos previstos en la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial y en
ella, valorando las pruebas practicadas, las razones expuestas por el Ministerio Fiscal, por las partes
personadas y por el letrado del menor, lo manifestado en su caso por éste, tomando en consideración las
circunstancias y gravedad de los hechos, así como todos los datos debatidos sobre la personalidad,
situación, necesidades y entorno familiar y social del menor, la edad de éste en el momento de dictar la
sentencia, y la circunstancia de que el menor hubiera cometido o no con anterioridad otros hechos de la
misma naturaleza, resolverá sobre la medida o medidas propuestas, con indicación expresa de su
contenido, duración y objetivos a alcanzar con las mismas”.
2.2.-ACCESO POR UNA PARTE AL PROCEDIMIENTEO YA ARCHIVADO.
Dice el art 5 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los
archivos judiciales, que “los procedimientos con sentencia firme o cualquier otra resolución que
ponga fin a éstos, podrán ser remitidos para su conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial,
transcurrido un año desde la firmeza de la resolución. La decisión de remitir los documentos anteriores,
corresponderá al responsable del Archivo Judicial de Gestión donde se hallasen los documentos
judiciales”.
El art. 12 dice que “de conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica
6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, quienes hubieran sido parte en los procesos judiciales o sean
titulares de un interés legítimo, podrán acceder a los documentos judiciales que se encuentren en el
Archivo Territorial o Central , mediante solicitud al Secretario Judicial responsable del archivo de que se
trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos,
en la forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de
junio, del Consejo General del Poder Judicial.
En el caso de que el Secretario Judicial denegase el acceso a los documentos, el acuerdo
denegatorio será revisable por el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la
documentación, de acuerdo con lo prevenido en el apartado tercero del artículo 4 del Reglamento 5/1995,
de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”. (Reglamento 5/1995 hoy sustituido por el
Reglamento 1/2005)
Vemos, pues que cuando el proceso ya está terminado por resolución definitiva,
o pasados 5 años desde la última resolución, si la parte pide acceder a los documentos
de su procedimiento, la resolución a adoptar será la de acuerdo gubernativo recurrible
ante el Juez.
El Secretario Judicial competente será el del órgano judicial donde se tramitó el
procedimiento o el del responsable del archivo Territorial o central. Así, el art 12, señala
que “la documentación conservada en los Archivos Judiciales Territoriales y en el Central estará en todo
momento a disposición del órgano judicial al que pertenezca.
El órgano judicial de donde proceda el documento, mediante solicitud de su Secretario, podrá
requerir del Archivo Judicial Territorial o Central que le sea facilitado su original, una copia o
certificación expedida por el responsable del archivo, así como cualquier información que considere
necesaria. Si se facilitasen originales de documentos, éstos habrán de ser reenviados al Archivo Judicial
Territorial o Central en cuanto desaparezca la causa que motivó la petición”.
Y la parte también podrá solicitar “acceder a los documentos judiciales que se
encuentren en el Archivo Territorial o Central, mediante solicitud al Secretario Judicial responsable del
28
archivo (territorial o central) de que se trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los
documentos judiciales que consten en sus archivos.”
La solicitud, si es de quien fue parte, entendemos que debe ser atendida, ya no
en virtud del derecho de defensa, pues el proceso está terminado, si no en virtud de su
cualidad de interesado sobre el asunto.
La decisión que adopte bien el Secretario Judicial responsable del Archivo
Territorial o Central o del el Órgano Jurisdiccional que tramitó el asunto será recurrible
conforme al art 4 del Reglamento 1/2005: “Corresponde a los Secretarios de la Oficina judicial
facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales a que se refieren los dos artículos
anteriores. ..Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de procedimiento, el acuerdo denegatorio del
Secretario judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del interesado, que lo deberá solicitar
en el plazo de tres días desde la correspondiente notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud,
no hubiere recaído acuerdo expreso del Secretario, ni se hubiere expedido el testimonio o certificación
solicitados, ni realizada tampoco la exhibición de que se trate, se entenderá que la petición ha sido
denegada y, en su consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de
revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente se podrán interponer los
recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de los órganos de Gobierno de
Tribunales”. Siendo el Juez o Presidente competente, el del Órgano Jurisdiccional que
tramitó el asunto, según el art 12 del Reglamento de modernización de los archivos
judiciales antes visto.
2.3.- CONSENTIMIENTO DE LA PARTE COMO INTERESADO.
El Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de los archivos
judiciales entiende por archivo judicial, tanto el conjunto orgánico de documentos
judiciales, como el lugar en el que quedan debidamente custodiados y clasificados los
documentos judiciales. Y por documentos judiciales, tanto las actuaciones procesales,
como aquellos que hayan sido aportados por las partes o por terceros al proceso, por
escrito o por medios electrónicos o telemáticos, con independencia de cuál sea el
soporte material en que se encuentren recogidos (art. 1).
La propia Ley Orgánica 15/1999 de protección de datos carácter personal,
reconoce, que no será preciso el consentimiento del interesado para recoger sus datos
personales, cuando éstos se recojan para el ejercicio de las funciones propias de las
Administraciones públicas en el ámbito de sus competencias (art 6). Son las leyes
procesales las que autorizan la recogida de datos de carácter personal, tanto de las pates
como de terceros. Así ha establecido la Lec, por ejemplo, en la fase de trámite, en el
art 328,que cada parte podrá solicitar de las demás la exhibición de documentos que no
se hallen a disposición de ella y que se refieran al objeto del proceso o a la eficacia de
los medios de prueba. O en el art 330, que, salvo lo dispuesto en esta Ley en materia de
diligencias preliminares, sólo se requerirá a los terceros no litigantes la exhibición de
documentos de su propiedad cuando, pedida por una de las partes, el tribunal entienda
que su conocimiento resulta trascendente a los fines de dictar sentencia.
Y en la fase de ejecución , el art 591 LEC ,señala que “todas las personas y entidades
públicas y privadas están obligadas a prestar su colaboración en las actuaciones de ejecución y a entregar
al Secretario judicial encargado de la ejecución o al procurador del ejecutante, cuando así lo solicite su
representado y a su costa, cuantos documentos y datos tengan en su poder, y cuya entrega haya sido
29
acordada por el Secretario judicial, sin más limitaciones que los que imponen el respeto a los derechos
fundamentales o a los límites que, para casos determinados, expresamente impongan las leyes. Cuando
dichas personas o entidades, alegaran razones legales o de respeto a los derechos fundamentales, para no
realizar la entrega dejando sin atender la colaboración que les hubiera sido requerida, el Secretario
judicial dará cuenta al Tribunal para que éste acuerde lo procedente”. O el art 589, al prever que
“salvo que el ejecutante señale bienes cuyo embargo estime suficiente para el fin de la ejecución, el
Secretario judicial requerirá, mediante diligencia de ordenación, de oficio al ejecutado para que
manifieste relacionadamente bienes y derechos suficientes para cubrir la cuantía de la ejecución, con
expresión, en su caso, de cargas y gravámenes, así como, en el caso de inmuebles, si están ocupados, por
qué personas y con qué título. El Secretario judicial podrá también, mediante decreto, imponer multas
coercitivas periódicas al ejecutado que no respondiere debidamente al requerimiento”.
Y tampoco será necesario el consentimiento del titular para ceder sus datos
personales a un tercero, cuando la cesión está autorizada en una ley (art. 7 LOPD).
Siendo las leyes procesales, las que prevén esa cesión y acceso a los datos del archivo
judicial al resto de las partes como ya hemos visto
Así por ejemplo Art. 367 LEC: “1. El tribunal preguntará inicialmente a cada testigo, en
todo caso:
1º. Por su nombre, apellidos, edad, estado, profesión y domicilio.
2º. Si ha sido o es cónyuge, pariente por consanguinidad o afinidad, y en qué grado, de alguno de
los litigantes, sus Abogados o Procuradores o se halla ligado a éstos por vínculos de adopción, tutela o
análogos.
3º. Si es o ha sido dependiente o está o ha estado al servicio de la parte que lo haya propuesto o
de su Procurador o Abogado o ha tenido o tiene con ellos alguna relación susceptible de provocar
intereses comunes o contrapuestos.
4º. Si tiene interés directo o indirecto en el asunto o en otro semejante.
5º. Si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes o de sus Procuradores o Abogados.
6º. Si ha sido condenado alguna vez por falso testimonio.
2. En vista de las respuestas del testigo a las preguntas del apartado anterior, las partes podrán
manifestar al tribunal la existencia de circunstancias relativas a su imparcialidad.
El tribunal podrá interrogar al testigo sobre esas circunstancias y hará que preguntas y respuestas se
consignen en acta para la debida valoración de las declaraciones al dictar sentencia”.
Y en otros casos será esa misma ley procesal la que autorizará la cesión de datos
de las partes a terceros interesados , como sería el caso de un exhorto o una inhibición
por cuestión de competencia, o traslado de datos al Ministerio Fiscal.
Así el ACUERDO de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General
del Poder Judicial, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los
órganos judiciales entiende como Cesiones y transferencias admitidas a:
1. Órgano judicial, por aplicación de las normas de cooperación jurisdiccional, o
de competencia territorial, objetiva o funcional, que determinen la atribución del
conocimiento del asunto o procedimiento, de alguna de sus incidencias, o la realización
de actuaciones determinadas,
a un órgano judicial distinto.
2. Defensor del Pueblo, Ministerio Fiscal o el Tribunal de Cuentas, en el
ejercicio de las funciones que tiene atribuidas.
3. Las derivadas de Convenios internacionales ratificados por España, así como
de normas comunitarias de cooperación judicial.
4. Consejo General del Poder Judicial, en el ejercicio de las funciones que tiene
atribuidas.
30
2.4.-EL DEBER DE SECRETO
Es interesante destacar lo previsto en el Artículo 10 de la Ley Orgánica
15/1999. Sobre el deber de secreto establece: “El responsable del fichero y quienes intervengan
en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal están obligados al secreto profesional
respecto de los mismos y al deber de guardarlos, obligaciones que subsistirán aun después de finalizar sus
relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”.
Obligación que pesa, no solo para el Secretario Judicial, sino también al resto de
operadores jurídicos que por su función lleguen a colaborar en el tratamiento de los
datos personales de las partes.
El “deber de secreto” profesional, que incumbe a los responsables de los ficheros
y a todos aquellos que intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de
carácter personal, recogido en el artículo 10 de la LOPD, comporta su obligación de no
revelar ni dar a conocer su contenido, así como “deber de guardarlos”. Continúa dicho
artículo añadiendo: “obligaciones que subsistirán aún después de finalizar sus relaciones con el titular
del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo”". Este deber es una exigencia elemental
a que se refiere la STC 292/2000, de 30 de noviembre.
Y, según Troncoso Reigada14, este deber de secreto no hay que confundirlo con
la cesión de datos. El hecho de que en las cesiones, la revelación de datos personales se
produzca a través de un tratamiento de datos personales, no puede llevar a afirmar, que
cualquier acceso a una documentación administrativa, donde se encuentren datos
personales, sea una comunicación o cesión de datos personales. Para que pueda
afirmarse la existencia de una cesión de datos personales y aplicar la legislación de
protección de datos personales, no es suficiente que en una documentación
administrativa, que se dé a un tercero, exista algún dato personal, se precisaría de la
cesión de un fichero-estructurado y, por tanto, de un tratamiento manual estructurado.
Para hablar de cesión de datos es necesario que la información personal se encuentre
estructurada de conformidad con personas de manera que sea posible su localización y
acceso sin esfuerzos desproporcionados.
2.5.- DERECHO DE RECTIFICACION Y CANCELACIÓN DE UNA PARTE
RESPECTO DE SUS DATOS
El Artículo 16. LOPD , sobre el derecho de rectificación y cancelación, señala,
que “el responsable del tratamiento tendrá la obligación de hacer efectivo el derecho de rectificación o
cancelación del interesado en el plazo de diez días. Serán rectificados o cancelados, en su caso, los datos
de carácter personal cuyo tratamiento no se ajuste a lo dispuesto en la presente Ley y, en particular,
cuando tales datos resulten inexactos o incompletos”.
14
Troncoso Reigada, Antonio, "LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. EN BUSCA DEL EQUILIBRIO", Ed.
Tirant lo blanch, Valencia, 2010
31
Una vez más, debemos hacer cita de lo dispuesto en el acuerdo de 20 de
septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial, de creación de
ficheros de carácter personal dependientes de los órganos judiciales. Dice, que el
responsable del tratamiento es el órgano judicial que conozca el procedimiento,
quedando su funcionamiento bajo la dependencia directa del Secretario Judicial. Y que
es en la sede del órgano judicial que conozca del procedimiento, el lugar donde se
ejercerán los derechos, en el caso estudiado, el derecho de cancelación y rectificación.
Según este mismo acuerdo, el fichero judicial se haya sujeto a la Ley Orgánica
de Protección de Datos de Carácter Personal, convirtiéndose así dicha ley en punto de
referencia de los niveles de protección aplicables a aquéllos. No obstante, debe
advertirse la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses generales que en
ella subyacen, que exigen, en ocasiones, una limitación o modulación de los derechos y
garantías de los ciudadanos.
Sabemos, que la recogida de datos personales en un procedimiento, es una
materia regulada por leyes procesales. Serán éstas las que indicarán los datos que son
recogidos y su finalidad, datos de identificación, pruebas admitidas etc.
El Artículo 88. Del Reglamento 1/2005 del CGPJ, señala, que “los datos de
carácter personal que hayan de incorporarse a los ficheros de datos jurisdiccionales, se recogerán de los
documentos o escritos que obren en el procedimiento o asunto, o de las actuaciones que, con sujeción a
las normas procedimentales, se realicen en ellos”.
El art. 89 del mismo que “los datos de carácter personal incorporados se conservarán en
tanto su supresión no sea ordenada por una decisión judicial”.
Y el art. 93 que “los derechos de acceso, rectificación y cancelación podrán ejercerse por el
afectado en la sede del órgano judicial titular del fichero y ante el responsable del mismo” (según el art
91 el Secretario Judicial). “Los datos que reflejen hechos constatados en un procedimiento
jurisdiccional, no podrán ser modificados o cancelados mediante el ejercicio de los derechos a los que se
refiere este artículo”.
Por lo tanto, todos los datos recogidos y constatados en un procedimiento
judicial, según este reglamento, no podrán ser objeto de cancelación o modificación por
el solo ejercicio del derecho de cancelación o rectificación reconocido en el art 16
LOPD. Sólo una decisión judicial, en el ámbito del proceso y de acuerdo con las leyes
procesales, daría lugar a una modificación o supresión de un dato recogido en el
procedimiento.
Por ejemplo, pensemos en que un detenido da el nombre de su
hermano y se incoa un procedimiento penal contra el hermano. Éste, para evitar el error,
no le bastará con solicitar la rectificación del nombre o su supresión del mismo del
procedimiento, será necesario practicar diligencias en el sumario que permitan acreditar
el error de identificación.
Otra cosa será la recogida de datos en un fichero, que no consten en el
procedimiento judicial, o que consten de forma errónea a como aparecen en el
procedimiento. Por ejemplo, en un registro de asuntos consta el nombre de una parte de
forma incorrecta o consta como parte alguien que no lo es.
32
Conforme al art Artículo 94 del Reglamento 1/2005 del CGPJ , contra las
resoluciones expresas o presuntas, del responsable de los ficheros, denegatorias de
rectificación o cancelación, el afectado, podrá interponer los recursos previstos en el
artículo 4.3 de este Reglamento. Por lo tanto, tal como reza el art. 4.3, el acuerdo
denegatorio del Secretario Judicial será revisable por el Juez o Presidente a petición del
interesado, que lo deberá solicitar en el plazo de tres días desde la correspondiente
notificación. Si, transcurridos dos días desde la solicitud, no hubiere recaído acuerdo
expreso del Secretario, se entenderá que la petición ha sido denegada y, en su
consecuencia, el interesado podrá ejercitar ante el Juez o Presidente el derecho de
revisión mencionado anteriormente. Contra el acuerdo del Juez o Presidente, se podrán
interponer los recursos establecidos en el Reglamento número 1/2000, de 26 de julio, de
los órganos de Gobierno de Tribunales.
33
3.- EL ACCESO POR TERCEROS AL EXPEDIENTE Y ARCHIVOS
JUDICIALES
3.1.- DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
El acceso a las actuaciones judiciales tiene varias vertientes. La primera de ellas
como manifestación del principio de publicidad del propio proceso, es decir, de las
actuaciones que se desarrollan en lo que se denomina la audiencia pública. La segunda,
como el derecho a conocer la información que existe en el expediente judicial. Se trata
de dos vertientes diferentes con una finalidad y sometidas a unos principios
completamente distintos. Así, la primera manifestación guarda una relación directa con
el control democrático de la justicia, con el sometimiento de las decisiones judiciales a
la crítica pública; con la transparencia de las actuaciones judiciales se fortalece la
confianza de los ciudadanos en la administración de justicia, pues con esta publicidad se
logra que los ciudadanos juzguen el trabajo que se realiza en los procesos judiciales.
Sin embargo, las actuaciones judiciales se van documentando, materializando en
un expediente. A él llegan una cantidad de documentos y datos con los que se va
conformando, datos relativos a todas las personas que intervienen o que tienen algún
tipo de participación; son las denuncias, atestados, demandas, querellas, declaraciones,
comparecencias, requerimientos, informes periciales, partes de lesiones, autopsias, etc.
En todos ellos, además del propio contenido que pudiera tener la propia declaración,
comparecencia o informe, también existen datos identificativos respecto a las personas
que intervienen. En consecuencia, con el desarrollo del procedimiento judicial, el
expediente va acumulando una variedad de información y acaba siendo una fuente
documental de información de contenido muy especial, por cuanto en el mismo
aparecen una serie de datos de transcendencia intima y personal no sólo de las partes
sino también de terceros intervinientes, testigos, peritos, etc.
En esta parte del trabajo se analizará lo relativo al acceso a los expedientes y
archivos judiciales15, dejando fuera del mismo el acceso a las actuaciones que se
desarrollan de manera oral en los distintos procedimientos, es decir, la presencia de
terceros en la práctica de diligencias en la condición de público. Es más, no todo acceso
a los expedientes será objeto de análisis, sino el estudio del acceso por quienes no son
parte en el proceso. También se debe limitar lo que es objeto de estudio desde el punto
15
Con carácter general, se pueden consultar: ESCUDERO MORATALLA, JOSÉ FRANCISCO y FRIGOLA VALLINA, JOAQUÍN:
“La nueva facultad atribuida al Secretario Judicial de dictar acuerdos en materia de derecho de acceso de los interesados a libros,
archivos y registros judiciales”. Revista de Derecho Procesal, Nº 3. 1997. Págs. 745-758. MORENO CATENA, VÍCTOR: “La fe
pública y la publicidad en la LOPJ”. Revista de Derecho Procesal, N´º 1. 1987, págs 73 a 86. CALDERÓN CUADRADO, MARÍA PÍA: “El
acceso a libros, registros y archivos judiciales (publicidad de las actuaciones concluido el proceso)”. Boletín de Información del
Ministerio de Justicia. Año 2000. Boletín núm. 1872. Edit. Ministerio de Justicia. Madrid. Págs. 2159-2188. CABEZUDO
RODRÍGUEZ, NICOLÁS: “Documentación judicial y protección de datos personales”. Publicado en La responsabilidad jurídica y
social de los archiveros, bibliotecarios y documentalistas en la sociedad del conocimiento. Edit. Lefis. Vol. 6, Nº 6. 2008. Págs.
109-132. CENDEJAS JÁUREGUI, MARIANA: “Poder Judicial y derecho a la información en España. Aproximación al tema”. Derecho
Comparado de la Información. Nº 7. 2006. Págs. 23-53. GÓMEZ LOECHES, LUIS: “El acceso a la documentación de las actuaciones
judiciales”. Jornadas Españolas de Documentación. Valencia, 1998. Vol. I. Págs. 391-406. Disponible en www.enj.org
34
de vista objetivo, es decir, recaerá sobre lo que se denominan el expediente judicial, y lo
componen los distintos documentos judiciales que se van sumando conformando los
autos. En este sentido, el Art. 1.4 del Real Decreto de Modernización de los Archivos
Judiciales, Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, dispone: “Se consideran documentos
judiciales tanto las actuaciones procesales como aquellos que hayan sido aportados por las partes o por
terceros al proceso por escrito o por medios electrónicos o telemáticos, con independencia de cuál sea el
sin que dicho precepto limite su concepto a
los meros efectos del citado reglamento. Como última precisión, se excluye del estudio
el acceso al texto de las sentencias en la medida en que es abordado de manera
específica en otro trabajo del conjunto del que éste forma parte.
soporte material en que se encuentren recogidos”,
Concluyendo, de lo que se trata ahora es determinar quién puede tener acceso a
la información que aparece en los expedientes judiciales y los límites, en su caso. Para
ello se distinguirá en atención a distintos criterios.
En primer lugar, entre los que son parte implicadas en los procedimientos de
aquellas otras personas que pudieran acudir a pedir información sin tener ninguna
relación con el proceso en cuestión; es el criterio subjetivo. También se distinguirá en
atención a la propia fase del procedimiento y estado que puedan tener las actuaciones.
Existen fases del procedimiento en las cuales se da una restricción a la publicidad de las
actuaciones judiciales, así por ejemplo en los procedimientos penales y durante la fase
instructora; sin embargo, y una vez finalizada la fase intermedia, el juicio oral es
público. Si bien esto es cierto con carácter general, existen una serie de excepciones a la
publicidad de los juicios, tanto en materia penal como en materia civil. Otra restricción
que puede existir obedece a la existencia de una resolución que declare la causa secreta
en todo o en parte. Por último, y aunque la causa no esté declarada secreta, existe la
posibilidad de que determinados datos no aparezcan reflejados en la causa incluso para
las partes.
3.2.- REGULACION
El acceso a las actuaciones de carácter judicial tiene un régimen prolijo y
disperso. En primer término, la normativa constitucional, que afecta tanto al derecho a
la información como a la publicidad de las actuaciones judiciales.
Además, de manera específica:
Lo dispuesto en la LOPJ en el Capítulo I del Título III del libro III “De la
oralidad, publicidad y lengua oficial”, en especial los artículos 234 y 235.
Lo establecido en le Ley de Enjuiciamiento Civil, artículos 140, 141 y 141 bis.
Lo dispuesto reglamentariamente en, de un lado, el Reglamento 1/2005 del 15 de
septiembre del C.G.P.J., de los Aspectos Accesorios de las Actuaciones Judiciales
35
(RAAAJ), en concreto el capítulo I del Titulo I , relativo a “La publicidad de las
actuaciones judiciales y la publicación de las resoluciones judiciales” y de manera
especial la Sección primera que lleva por epígrafe “La publicidad de las actuaciones
judiciales”; y, de otro, el Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de Modernización de
los Archivos Judiciales (RMAJ).
De manera genérica, la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter
Personal (LOPD), que podría entenderse de aplicación; lo dispuesto con carácter
general para las Administraciones Públicas en los arts. 35 y 37 de la L. 30/92 de 26 de
noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común (LRJAPPA).
A todo ello hay que añadir lo dispuesto en las leyes procesales, así como de
manera específica en la Ley Orgánica 19/1994, de 23 de diciembre, de Protección a
Testigos y Peritos en causas criminales.
3.3.- FUNDAMENTO DEL ACCESO
Como decía en el planteamiento, y respecto únicamente de los terceros que no
han sido parte en el procedimiento, se debe buscar un principio o criterio que sirva de
argumento, que les faculte para tener acceso a las actuaciones judiciales en un
expediente judicial en el cual no han intervenido. Desde este punto de vista, el primer
argumento para fundamentar el acceso al expediente se podría buscar en el derecho a un
proceso público, de tal forma que la limitación de acceso podría afectar a este derecho.
Sin embargo, a mi juicio, no se debe confundir esta publicidad de las actuaciones
judiciales que se efectúa de manera oral, que afectaría al derecho a un proceso público,
con la publicidad del expediente judicial, que afecta al derecho de información. No se
trata, por tanto, de un control democrático que realizan los ciudadanos en relación a la
justicia, sino precisamente de lo contrario, de proteger el contenido del expediente de
todas aquellas personas que no tienen ninguna relación con el procedimiento en la
medida en que el contenido es un contenido sensible, que afecta a la intimidad de las
personas y a los datos de carácter personal. De ahí que tampoco se pueda hablar de
opacidad o secretismo en la dispensación de la justicia cuando un ciudadano, que no ha
intervenido para nada en el procedimiento, se le niegue el acceso al expediente o
procedimiento; en este caso, de lo que se trata es de preservar todo el contenido e
información que figura en el expediente respecto de las personas que para nada les
afecta. Pensemos en un ciudadano que desea acceder a un expediente penal que se ha
archivado por no quedar acreditada la perpetración de un delito, o por no existir pruebas
bastantes como para entender que ha participado en el mismo. ¿Cualquier ciudadano
tendría derecho a acceder al expediente por el solo hecho de estar archivado? O, en el
caso de existir sentencia ¿cualquier ciudadano tendría acceso a la totalidad del
expediente, cuando durante la tramitación ese acceso se le ha denegado?
36
Estoy de acuerdo con que la publicidad de las actuaciones judiciales, el derecho
a un proceso público, supone la materialización del control de los ciudadanos en el
funcionamiento de la administración de justicia, pero este proceso público, y con ello
esta democratización de la justicia en cuanto al control se refiere, se lleva a efecto de
forma diferente de lo que es el acceso al expediente. Con carácter general, se recoge
como las actuaciones serán públicas, es en ese momento cuando se materializa el
control de los ciudadanos sobre la administración de justicia, y que se reduce al acto de
celebración de juicio. Incluso, esta publicidad de las actuaciones puede limitarse en
determinados supuestos, como puede ser por razones de orden público. La publicidad de
las actuaciones no puede ir más allá bajo la excusa de entender que de lo contrario sería
insuficiente, que con la asistencia a los juicios resulta limitado este principio si no se
faculta el acceso al expediente completo para poder examinar sin limitaciones de ningún
tipo todo cuanto se ha aportado de una manera u otra al expediente. A mi juicio esto
sería excesivo y desproporcionado en atención al resto de los derechos a los que puede
afectar, intimidad y protección de tatos. En este sentido se decantan nuestros tribunales,
por cierto ya desde hace años, así, nuestro Tribunal Constitucional, STC, Sala 1ª, de 4
de octubre de 1988, nº de sentencia 176/1988, dice:
“De acuerdo con la doctrina establecida en la STC 62/1982, de 15 de octubre, al alcance y
contenido del derecho a un proceso público garantizado por el art. 24.2 de la Constitución, debe
determinarse a partir del art. 10.2 de la propia Constitución, en virtud del cual los derechos fundamentales
y las libertades políticas se insertan en un contexto internacional que impone interpretar sus normas de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos
internacionales sobre la materia ratificados por España.
En este sentido debemos nuevamente recordar que el derecho a un proceso público en materia
penal se encuentra reconocido en los arts. 11 de dicha Declaración Universal, 14 del Pacto Internacional
de Nueva York, de 19 de diciembre de 1966, y 6 del Convenio de Roma, de 4 de noviembre de 1950.
Estos textos, y especialmente el último citado, en la interpretación realizada por las Sentencias del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, dictadas en los casos Pretto y otros y Axen el 8 de diciembre de
1983 y Sutter el 22 de febrero de 1984, permiten afirmar que desde su perspectiva de garantía de los
justiciables contra una justicia secreta que escape a la fiscalización del público, el principio de publicidad
no es aplicable a todas las fases del proceso penal, sino tan sólo al acto oral que lo culmina y al
pronunciamiento de la subsiguiente Sentencia, pues así lo abonan los términos en que vienen redactados
los citados arts. 14 del Pacto y 6 del Convenio, y así bien explícitamente lo declara la última de las
mencionadas Sentencias, en la cual, después de constatar la diversidad que presenta dicho principio en los
sistemas legislativos y prácticas judiciales de los Estados miembros del Consejo de Europa, hace
referencia exclusiva a la celebración de las vistas y el pronunciamiento de los fallos”.
Precisamente a esta sentencia del TC se remite la de la SAP de Barcelona,
Sección 3ª, de 27 de diciembre de 2010. Nº de Sentencia 26/2011, Fundamento Jurídico
2º, que añade:
“Pero dicho esto, no es menos cierto que la publicidad de las sentencias se orienta a la difusión
de la doctrina legal permitiéndose así el control público del poder judicial, lo que ha de cumplirse sin
necesidad de lesionar la intimidad de las personas. Y los propios arts. 14 del PIDCP y 6 del CEDH, antes
citados, prevén excepciones a la publicación de las sentencias, entre ellas, por el interés de los menores de
37
edad. También lo hace el art. 266 de nuestra LOPJ, en su redacción dada por la Ley Orgánica 19/2003, de
23 de diciembre”.
Por ello, es completamente distinto el acceso al expediente en la medida en que
el procedimiento se nutre de una serie información sensible que pueden afectar, de un
lado, a la intimidad y a la dignidad del propio individuo, sobre todo si dichos datos
trascienden, o, de otro, a la protección de datos de carácter personal. En consecuencia,
podrán existir dos tipos de restricciones, en atención a la protección a la intimidad de las
personas y en atención a la protección de los datos personales. Por esta última razón,
entiendo que las restricciones que se señalan como criterios en la Ley Orgánica de
Protección de Datos de Carácter personal deben seguir sirviendo como criterio
interpretativo a la hora de modular el derecho de información de los ciudadanos en
general. Que nos encontremos en un expediente judicial no hace, per se, perder unos
derechos reconocidos con carácter general para todos. Es más, nuestra legislación,
prolija donde las haya, nunca habla de “tercero” o “ciudadano”, sino que siempre hace
mención a “interesado”, y ese será el caballo de batalla en toda esta cuestión, el
concepto de interesado.
El segundo argumento que justificaría el acceso a la información contenida en el
expediente judicial se basaría en el genérico derecho de información, en lo que se
denomina “cultura de la información”, entendida como un interés y derecho genérico
que tienen los ciudadanos a recibir información sobre todo tipo de hechos que
consideren relevantes y que tienen lugar en nuestra sociedad16. Y digo genérico en la
medida en que nos estamos refiriendo a terceros y no a las propias partes, pues en este
último caso sí que podría afectar al derecho fundamental de defensa. Precisamente por
este derecho genérico a la información y la sensibilidad de los datos que obran en un
expediente judicial es por lo que se deben adoptar una serie de cautelas para el acceso
de los terceros que no han sido parte en el procedimiento.
En consecuencia, y partiendo que nos encontramos ante un conflicto entre varios
derechos, debemos buscar una modulación, un equilibrio que permita, en la medida de
lo posible, la conjugación de unos y otros derechos17. A mi juicio, en estos casos la
publicidad no debe ser la regla general y la excepción el secreto18; al contrario, la regla
general es una prohibición de acceso, y sólo aquellos que acrediten un determinado
interés podrán acceder al expediente judicial. En contra de esta opinión tanto PÍA
19
CALDERON
como MORENO CATENA20, para quienes el control democrático de la
16
17
CENDEJAS JÁUREGUI, M.: “Poder Judicial y derecho a…”. Op. cit., pág. 23.
GÓMEZ LOECHES, L.: “El acceso a la documentación…”. Op. cit., pág. 391.
18
AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro
Prado. En igual sentido SAN, Contencioso-Administrativo, Sección Primera, de 6 de abril de 2006. Nº de Recurso 3695/2004.
Fundamento de derecho tercero, que dice: “…, la publicidad de las actuaciones judiciales no significa que los datos contendidos en
un procedimiento judicial que se halla en fase de ejecución puedan ser examinados y se encuentren a disposición del público en
general de forma totalmente libre e indiscriminada, sino que dicha publicidad está restringida salvo aquellas actuaciones que se
celebren en audiencia pública a los que ostenten la condición de interesados, a la que apela el artículo 234 LOPJ”.
19
CALDERÓN CUADRADO, M. P.: “El acceso a libros, registros…”. Op. cit., pág. 2164.
38
sociedad en la Administración de Justicia no se debe limitar al momento en que las
actuaciones judiciales se realizan, sino que subsiste con posterioridad y sin límite de
tiempo alguno. Sobre esta base, ambos autores entienden que el acceso al expediente es
la regla general, y no sólo eso sino que cualquier ciudadano, salvo que se le limite el
mismo, puede acceder al citado expediente. De esta manera, con un acceso a los
expediente sin ningún tipo de limitación, según estos partidarios, nos encontraríamos
ante una sociedad más plural, más libre y más rica.
Con todo, la cuestión más trascendente es determinar qué es lo que debe
entenderse por “interesado”. Pero con esto no queda definitivamente resuelta la
cuestión, sino que una vez acreditada la condición de interesado, que faculta un acceso
genérico al expediente, hay que ver si los documentos a los que se pide el acceso no
contienen datos especialmente sensibles, pues de haberlos deben ser protegidos, es en esta
segunda parte en la que debe operar la LOPD.
3.4.- DEL CONCEPTO DE INTERESADO
Nuestras leyes, a la hora de permitir el acceso al expediente, hablan de “interés
legítimo” o de “interesado”; no se refieren ni a “partes del proceso”, lo que está
regulado en las leyes procesales, ni tampoco a “terceros” en general. Nuestro legislador
podía haber optado por otras denominaciones, como terceros, partes, afectados; sin
embargo, utiliza, para referirse a quien tiene derecho al acceso al expediente, la dicción
“interesado”. Es más, en alguna legislación se distingue entre afectado, parte e
interesado; este es el caso del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de Modernización
de los Archivos Judiciales, que distingue entre el acceso del interesado, del propio
afectado por sus datos y de quienes hubiesen sido parte en el propio proceso (artículos
1.1, 1.2 y 7.3 respectivamente); nuestro legislador era consciente, por tanto, de cada uno
de los significados, y lo que con ello quería decir. Sobre esta base debe distinguirse a
distintos sujetos que tendrán también distinto interés en el procedimiento lo que servirá
para discriminar el acceso, sin que tampoco exista un nivel de acceso homogéneo para
todos aquellos que tengan esta condición. Existirán, en consecuencia, una serie de
limitaciones, unas que obedecen a razones subjetivas y otras de carácter objetivo.
3.4.1.- Concreción del concepto de interesado.
Los Tribunales han ido delimitando los distintos conceptos para llegar a
distinguir entre parte procesal, tercero e interesado. Las partes procesales no tienen
limitado el acceso al procedimiento una vez finalizado el mismo, salvo que una
20
MORENO CATENA, V.: “La fe pública…”. Op. cit., pág. 92
39
resolución judicial así lo haya establecido21. En cuanto a los terceros, se puede
distinguir tres tipos de terceros, el primero de ellos que no ha tenido ningún tipo de
relación ni con la causa ni con las actuaciones procesales por no asistir a las mismas
como público. Respecto de este tercero, en atención a la inexistencia de interés que
exige la Ley, el acceso a las actuaciones judiciales debe tenerlo vedado.
En segundo lugar nos encontramos con aquel tercero que, como público, ha
estado asistiendo a las actuaciones judiciales cuando se trataba de actuaciones que se
celebraban en audiencia pública, es el caso de todos aquellos ciudadanos que deciden
asistir como público a la celebración de los juicios; nos hallamos no con simples
terceros sino que parece que, por lo menos, tienen derecho a una información de cómo
se ha resultado el juicio o proceso que como público asistieron. Pero fuera de esa
concreta información no deben tener acceso al expediente.
Por último, nos aparece el denominado interesado, es decir aquella persona que
tiene una relación concreta, interés, con el procedimiento y que quiere acceder a alguna
resolución o documentación que obre en el mismo. En este último caso, es donde existe
una legitimación de acceso; sin embargo, habrá que matizar la forma en la cual esa
persona ejercerá el derecho de acceso así como qué es lo que puede ser objeto de
acceso. Los límites, en este caso, son los denominados objetivos.
De todos modos conviene tener presente que es lo que se debe entender como
“interés”, en la medida en que sobre tal concepto pivota lo relativo al acceso. Insisto,
nuestras leyes no dan carta blanca al ciudadano para permitir el acceso a los libros y
expedientes judiciales, al contrario restringe el acceso al denominado interés legítimo, y
lo restringe por el conflicto de intereses que hay en juego. No es suficiente decir que
todo ciudadano tiene un genérico o abstracto derecho de acceso en la medida en que
todos los ciudadanos, de una manera u otra están interesados en tener una información
de las actividades que se desarrollan en la vida pública, y la administración de justicia
es una actividad que tiene efectos en la vida pública. Hay autores que entienden que
“una sociedad es más rica, más plural, más libre, cuando está mejor informada, de toda
clase de actividades, ya sean políticas, sociales o económicas. De las judiciales
también”. Al contrario, con independencia de este derecho de información, que es
importante en toda sociedad democrática, y que queda satisfecho con la asistencia a la
práctica de las diligencias judiciales, las vistas, el legítimo interés debe entenderse de
una manera concreta bien relacionado con el objeto del proceso, bien con algún acto
concreto del mismo.
21
Así se desprende del art. 11.3 del Reglamento de Modernización de Archivos, que distingue claramente del acceso a la
documentación del Archivo Judicial Territorial o Central entre quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales y los que son
titulares de un interés legítimo.
40
El Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, en su informe de 5 de febrero de
1996, concreta qué debe entenderse por interesado: “la persona concernida o a la que se
refieran los datos existentes en los ficheros de datos jurisdiccionales de los tribunales”.
Es decir, parece que por interesado debe entenderse la persona afectada por los propios
datos. Junto al concepto de interesado contrapone la figura del “tercero”, y la define
como “toda persona física o jurídica ajena a esos datos”. Abundando en lo anterior,
conforme a nuestra jurisprudencia, se debe exigir una conexión de carácter concreto,
específico con el objeto del proceso para que se tenga acceso al expediente.
Es más, pese a existir este condicionamiento prima facie, se exige, que no afecte
a derechos fundamentales de las partes procesales de quienes de algún modo hayan
intervenido en el proceso, para salvaguardar su privacidad, este segundo elemento será
el límite objetivo en cuanto al acceso.
Nuestro Tribunal Supremo, en Sentencia de 3 de marzo de 1995, establece tres
niveles de afección que condicionan al derecho de acceso; así, en su Fundamento
Jurídico cuarto y quinto, establece:
“Cuarto: Del examen tanto de la citada Ley Orgánica del Poder Judicial, recogiendo el principio
del art. 120 del texto constitucional, como de las leyes procesales, se desprende que, el derecho y
correlativo deber de conocimiento y acceso al texto de las resoluciones judiciales se gradúa en función de
tres diversos ámbitos o esferas de afectación, regida cada una por diversos criterios, a saber: a) una de
máxima amplitud o de afectación generalizada, que comprende al público o los ciudadanos en general, sin
cualificación específica y que corresponde a la publicidad de las actuaciones judiciales desarrolladas en
toda clase de procesos, que permite a aquellos acudir a la práctica de diligencias que han de tener lugar
"en audiencia pública", salvo la declaración de reserva que motivadamente acuerde el órgano
jurisdiccional, principio de publicidad constitucionalizado, como se ha dicho, en el art. 120.1 de la Norma
fundamental y que recoge el art. 232.1 de la referida Ley Orgánica; principio éste de publicidad que, si
bien hunde sus raíces en que por emanar la justicia del pueblo (art. 117.1 de la Constitución), éste no
puede quedar de espaldas a su administración por los jueces, eliminándose así el secretismo y la opacidad
en la dispensación de la justicia, no es el que cabe invocar para amparar el derecho de acceso al texto de
las sentencias una vez éstas dictadas y depositadas en las Secretarías de Juzgados y Tribunales, en la
forma pretendida por la Entidad recurrente, porque aquí ya se trata de un proceso cerrado o finalizado
mediante la más solemne y decisiva de las resoluciones judiciales, y que respecto a los terceros se
corresponde no con el principio de publicidad en la práctica y desarrollo de las actuaciones judiciales, que
a su través produce un control o garantía de éstas, sino con el derecho a la información de textos
judiciales ya producidos y con los que se cierra un proceso al menos en su fase declarativa, dejando aparte
la ejecución, para los cuales el legislador ha reservado y diseñado otro ámbito de afectación distinto y al
que llama a sujetos concretos y determinados, no a los ciudadanos o al público en general; b) en el
extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento de las decisiones judiciales, se hallan
los actos de notificación y comunicación de éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte
procesal en virtud de las leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y
correlativo deber de los Jueces y Tribunales a su conocimiento mediante el acto instrumental de
notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende "a quienes se refieran o puedan parar
perjuicios" cuando así lo disponga expresamente la propia resolución judicial, lo que no es,
evidentemente, el caso en examen, ya que Grupo Interpres, S.A. no invoca su condición de parte procesal
para acceder al texto de las sentencias; y, finalmente, c) ocupando una posición intermedia, que sitúa la
cuestión en ámbito más impreciso lo que explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las
actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias, integradas en libros, archivos o registros
41
judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la LOPJ determina que: "Los interesados
tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las
formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley", señalando el art. 266.1, por
relación a las sentencias, que "Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el Juez o por todos los
Magistrados que las hubieran dictado, serán depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal y se
permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas"; es la delimitación de este concepto
jurídico indeterminado de "interesado" el que constituye la clave para resolver el pleito, pues sólo una
adecuada delimitación de su alcance y el de si corresponde atribuirlo a la Entidad mercantil demandante
servirá para acceder o no a la pretensión por ésta ejercitada.
Quinto: La publicidad procesal, en su vertiente de derecho a la información y de acceso a las
sentencias ya depositadas, requiere, como hemos anticipado, por parte de quien la invoca y ejercita, la
concurrencia de la condición de "interesado", sin que, hemos también de apresurarnos a esta precisión, la
expresión "cualquier interesado" empleada por el art. 266.1 respecto a las sentencias, añada matiz alguno
ampliatorio al básico concepto de interesado, por tratarse de mera enunciación reduplicativa y quizás
dirigida a no constreñirla a quienes han sido partes o intervenido de cualquier forma (testigos, peritos,
etc.) en el proceso al que la sentencia o sentencias han puesto fin. Pues bien, el interés legítimo que es
exigible en el caso, solo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita, al
menos "prima facie", ante el órgano judicial, una conexión de carácter concreto y singular bien con el
objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo finalizó en la instancia-, bien con alguno de
los actos procesales a través de los que aquel se ha desarrollado y que están documentados en autos,
conexión que, por otra parte, se halla sujeta a dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos
fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para
salvaguardar esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar, el honor y el
derecho a la propia imagen que eventualmente pudiera afectar a aquellas personas; y b) que si la
información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o intereses de terceras
personas, y en consecuencia adquiere, como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por
relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del Ordenamiento jurídico
y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o
colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función
jurisdiccional. Desde esta perspectiva, pues, ha de examinarse si el interés de la Entidad mercantil
recurrente en obtener acceso al texto de las sentencias dictadas en procesos civiles se incardina en los
límites descritos y que configuran el derecho a la información debatido”.
La doctrina establecida en dicha sentencia ha sido reiterada en las Sentencias del
TS, Sala de lo Contencioso-Administrativo de 22 de mayo de 1996 y 6 de abril de 2001.
En consecuencia, para nuestro T S no sólo se exige este interés sino que además,
acreditado el interés, no debe afectar a los derechos fundamentales de las partes
procesales o de quienes de algún modo han intervenido en el proceso. Abundando en el
concepto de interés, y fuera de este precepto el TS mantiene que “… ostentan interés
legítimo en un caso quienes se encuentran en una situación jurídica individualizada, distinta de la
situación jurídica que otros ciudadanos pueden tener respecto de la misma cuestión… El beneficio o
perjuicio debe ser cierto y efectivo, pero no es necesario que sea inmediato”.
Por tanto, ha de
partirse de una situación perfectamente individualizada, concreta, específica, que
permita diferenciarse respecto del resto de los ciudadanos, que el no acceso le pueda
deparar un perjuicio concreto, no genérico, a la persona que intente el acceso. Cuando
se acredite la condición de interesado habrá legitimación, pero ello no supone el acceso
inmediato, sino que habrá de valorarse, igualmente, si ese acceso no produce una lesión
42
de derechos fundamentales relativos a la vida privada, intimidad familiar, honor y el
derecho a la propia imagen, o el derecho a la protección de datos de carácter personal.
Esta visión del año 95 es la que se ha ido abriendo camino en nuestra legislación
de tal manera que la cautela y las restricciones de acceso al expediente judicial se han
ido consolidando frente a esa postura de flexibilidad y libertad de acceso bajo el
argumento del derecho genérico a la información, o una extensión desmedida de la
publicidad de las actuaciones. Y digo esto porque el desarrollo reglamentario a través
del Acuerdo del Consejo del año 2005 sobre el acceso ha sido muy concretado. Así, en
primer lugar, al denominado interés se le añaden dos calificativos, personal y directo, y,
en segundo lugar, se define lo que se quiere proteger a la hora de adoptar toda esta serie
de cautelas, el derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen
de los afectados, son los límites objetivos.
De esta forma, con el interés personal y directo se exige que lo que se solicita
sea para uno mismo, eso es el interés personal, que el documento o expediente tenga
alguna consecuencia en la esfera personal o patrimonial de la persona que le solicita.
Con el interés directo se le está añadiendo un plus a esta afectación, de manera que no
se trata de una trascendencia genérica en los derechos, como pudiera ser en un derecho
genérico de información, o en una participación en la administración de justicia, o en su
transparencia. Al contrario, con estos calificativos se está demandando al solicitante que
su relación con el expediente o documento sea de naturaleza concreta. A estos dos
calificativos ha de añadirse, a mi juicio, otro, que el interés sea actual, no futuro o
futurible. E insisto, es al interesado al que, además, afectan unos límites objetivos.
3.5.- LIMITACIONES DE ACCESO A LOS INTERESADOS
3.5.1.- Causa declarada secreta
La primera limitación a la que debemos atender es la relativa a una previa
limitación procesal en que se encuentre el propio procedimiento. Me estoy refiriendo a
todos aquellos casos que por resolución judicial se ha declarado el secreto de todas o
algunas actuaciones judiciales.
La declaración de carácter secreto por resolución judicial de las actuaciones
judiciales constituye el primer límite de acceso a las mismas. En este sentido, tanto el
art. 234 LOPJ como el artículo 2.2 del Reglamento de Aspectos accesorios de la
Actuaciones Judiciales establece “el carácter reservado de las mismas cuando sean o
hayan sido declaradas secretas…”. Sin embargo, pese a que no se establece ninguna
excepción, parece que esta limitación debe ser matizada.
43
En primer término, cuando unas diligencias en materia penal se declaran secretas
por motivos de no entorpecer las investigaciones22, una vez que las mismas han dejado
de tener la condición de secretas no existe razón alguna, con independencia de que el
expediente esté archivado, para que se pueda tener acceso a la mismas, no sólo por las
partes sino también por aquellas otras personas que acrediten el interés a que se refiere
la LOPJ y el Reglamento de Aspectos Accesorios. Sin embargo, como decía, esto queda
condicionado a que el procedimiento se haya resuelto y no sólo a que las actuaciones
hayan dejado de tener la condición de secretas. Es decir, en todos aquellos casos en que
el procedimiento sea archivado por autor desconocido el haber sido declaradas secretas
unas actuaciones, aunque las mismas ya no tengan dicha condición por haber sido
archivadas, impedirán a cualquier persona el acceso a las mismas. No obstante, lo
correcto en estos casos sería archivar la causa provisionalmente teniendo la misma la
condición de secreta. Corolario de lo anterior, pese a que en algún momento de su
tramitación la causa pudo estar declarada secreta, una vez resuelta la misma, y
encontrándose archivado el expediente, no veo inconveniente alguno en que el
interesado vea limitado su derecho de acceso a la causa, sin perjuicio de las
correspondientes cautelas a la hora de perfilar este acceso. De esta forma se intenta
salvaguardar, en todo caso, una posible investigación futura, fundamento del secreto de
las actuaciones, para negar ese acceso cuando el archivo del expediente no es definitivo.
3.5.2.- Protección de testigos y peritos
El segundo de los supuestos lo constituye el caso en que exista un interés en
proteger a determinadas personas por la aplicación de la Ley Orgánica 19/1994, de 23
de diciembre, de Protección a Testigos y Peritos en causas criminales. En este caso,
mientras no exista una resolución que revoque la previa que haya declarado la
protección de uno o varios sujetos, el acceso a los datos identificativos de dichas
personas estará limitado para todo el mundo, tanto partes como terceros con
independencia del interés; así como con independencia de si la causa sigue en trámite o
se encuentra ya en el archivo. Se busca un equilibrio entre el derecho a un proceso con
todas las garantías y la tutela de los derechos fundamentales de los propios testigos o
sus familiares, y a estos derechos no se les puede establecer una limitación temporal, ni
condicionar la seguridad de los mismos a que la causa se encuentre o no archivada.
22
Sobre el objetivo del secreto sumaria se puede consultar la STC, Sala 1ª, de 4 de octubre de 1988. Nº de Sentencia
176/1988. Ponente: Eugenio Díaz Eimil. En su Fundamento de Derecho Tercero dice: “ En un nivel mayor de concreción, el secreto
sumarial tiene por objeto impedir que el conocimiento e intervención del acusado en las actuaciones judiciales pueda dar ocasión a
interferencias o manipulaciones dirigidas a obstaculizar la investigación en su objetivo de averiguación de la verdad de los hechos y
constituye una limitación del derecho de defensa, que no implica indefensión, en cuanto que no impide a la parte ejercitarlo
plenamente, cuando se deja sin efecto el secreto por haber satisfecho su finalidad”.
44
3.5.3.- Reserva por resolución judicial
Un tercer supuesto del carácter reservado de alguna de las actuaciones obedece a
que por resolución judicial se haya declarado que en la causa se han de omitir
determinados datos o contenido por no tener una relevancia especial para la causa y
entender que se deben proteger otros intereses. En materia criminal, esta discriminación
aparece clara cuando de intervenciones telefónicas o de correspondencia postal
hablamos. De igual manera, cuando nos referimos a menores con carácter general y en
aplicación no sólo de la legislación española sino también de la internacional se puede
acordar la supresión de datos relativos a la identidad de los mismos. Este precisamente
fue el supuesto contemplado por la SAP de Barcelona, Sección 3ª, de 27 de diciembre
de 2010. En la misma, vía recurso de apelación, el padre del menor, víctima del intento
de hurto enjuiciado, impugnaba que el nombre de su hija apareciese en la sentencia. La
Sala decide estimar el recurso, acordando suprimir la referencia al nombre de la menor
victima de los hechos, tanto del texto original como en el introducido en el sistema
informático. Parte de la premisa de entender que el hecho de aparecer en la sentencia el
nombre de la menor, víctima de un ilícito penal, afecta a su intimidad. Además señala el
contenido de la publicidad de los actos procesales y la limitación de la publicidad de las
actuaciones judiciales, para acabar diciendo que “debe protegerse la intimidad de la víctima
menor de edad, pues este derecho podría quedar conculcado según qué persona tuviera acceso a las
actuaciones judiciales, concretamente a la sentencia”.
Por último, y como fundamento jurídico que sirve de base a este carácter
reservado, el art. 140.3 LEC establece como “los tribunales por medio de auto podrán atribuir
carácter reservado a la totalidad o a parte de los autos cuando tal medida resulte justificada en atención a
las circunstancias por el apartado 2 del art. 138”.
Precepto que es de aplicación subsidiaria
respecto del resto de las leyes procesales.
3.5.4.- Limitaciones genéricas establecidas por la legislación
Hasta ahora nos hemos estado refiriendo al carácter reservado que puedan tener
las actuaciones judiciales al haber sido declaradas secretas o de carácter reservado por
resolución judicial, ya sea con carácter genérico o de manera especial. Sin embargo,
también hay limitaciones genéricas mencionadas en la legislación que deben ser objeto
de mención. Este es el caso del art. 141 LEC y el art. 2.2 Reglamento de Aspectos
Accesorios. En estos casos el Secretario Judicial actuará sin que exista una previa
resolución judicial, sino que será la propia resolución del Secretario Judicial la que así
lo establezca.
La LEC habla en su art. 141 bis, redacción dada por la Ley 54/2007, de 28 de
diciembre, de Adopción Internacional, de protección del superior interés de los menores
y preservación de su intimidad, dice: “En los casos previstos en los dos artículos anteriores, en las
45
copias simples, testimonios y certificaciones que expidan los Secretarios Judiciales, cualquiera que sea el
soporte que se utilice para ello, cuando sea necesario para proteger el superior interés de los menores y
para preservar su intimidad, deberán omitirse los datos personales, imágenes, nombres y apellidos,
domicilio, o cualquier otro dato o circunstancia que directa o indirectamente pudiera permitir su
El art. 2.2 del citado Reglamento de Aspectos Accesorios alude a otra
causa sobre la cual se puede basar el carácter reservado, la relativa como “… aquellas otras
causas cuya publicidad pudiera afectar a derechos, principios y valores constitucionales”.
identificación”.
Partiendo de la premisa que es factible hablar de determinadas zonas grises en
las cuales se puede dudar o poner en tela de juicio la existencia de este derecho de
acceso, a mi juicio es aquí donde debemos entender la existencia de un reenvío de la
Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal relativa tanto a lo que son
datos de carácter personal como a lo que debe entenderse por un acceso público, así
como a circunstancias que se basan en el respeto a la intimidad y privacidad de las
personas que nos servirán para ponderar el derecho de información y la protección de
los intereses afectados por el acceso al expediente.
3.5.5.- Límites objetivos: datos especialmente protegidos
Como decía al principio del trabajo, no existe un acceso indiscriminado a la
documentación judicial, sino que la sensibilidad de los datos y el contenido de la misma
hacen del control del acceso una cuestión de especial transcendencia. Esta especial
relevancia ha motivado una regulación específica tanto en el Reglamento de Aspectos
Accesorios como en el de Modernización de Archivos Judiciales. Así, el primero de
ellos dedica parte del Tit. I a la publicidad de las actuaciones judiciales; y en el
segundo, el art. 1.5 dispone: “La finalidad de este real decreto es la implantación de un sistema de
gestión de los archivos judiciales que permita la realización de los fines de la Justicia, así como garantizar
el acceso a la documentación por quien tenga interés en ello, con las garantías y limitaciones legalmente
exigibles”.
Es, por tanto, trascendental distinguir entre lo que debe entenderse por
interesado, que faculta en principio el acceso a las actuaciones y, de otro lado, los
límites que este interesado puede encontrar por colisionar su derecho con otros derechos
en juego y que merezcan ser protegidos.
En este sentido el art. 4.2 del Reglamento de Aspectos Accesorios dispone que
“… será el Secretario de la unidad…, quien deberá valorar si el solicitante justifica su interés, la
existencia de derechos fundamentales en juego, y la necesidad de tratar los documentos a exhibir o de
omitir datos de carácter personal en los testimonios o certificaciones a expedir, en caso de que el
solicitante no justifique un interés personal y directo, de manera que se salvaguarde el derecho a la
intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen de los afectados por la resolución judicial”.
Destaco la referencia a derechos fundamentales.
46
A este precepto se debe añadir lo dispuesto en el art. 7.2 del Reglamento de
Aspectos Accesorios como en el de Modernización de Archivos Judiciales, inciso
segundo, que, en lo relativo al acceso de documento que tienen carácter personal,
dispone que “si el acceso a documentos que contuvieran datos de carácter personal fuese solicitado por
quien no hubiera sido parte en el procedimiento, sólo será concedido cuando el procedimiento hubiera
concluido y exclusivamente en los supuestos previstos por el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/1999, de
13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, o cuando el interesado hubiera prestado su
consentimiento a dicho acceso”.
En consecuencia, serán la necesidad de proteger datos relativos a la intimidad
personal, honor o propia imagen así como a datos de carácter sensible, los que sirvan de
referencia para limitar o modular el acceso a los interesados a expedientes judiciales. Al
Secretario Judicial se le ha atribuido la salvaguarda de la confidencialidad, privacidad y
protección de los datos personales. En la medida en que los datos obrantes en los
ficheros y archivos judiciales, en los expedientes, en la mayoría de las ocasiones tendrán
la consideración de datos sensibles, y que, por tanto, son merecedores de una especial
protección, por el mero hecho de constar en un expediente judicial no deben dejar de
tener la protección que le brinda la LOPD. A ello se debe añadir la imposibilidad de los
propios afectados para poder ejercitar todos los derechos que le brinda la LOPD en
cuanto a la autotutela de los mismos o su cancelación. Este tipo de limitación de los
titulares de los datos hace que la cesión a terceros merezca un especial cuidado por
quien ha sido designado por la ley para su custodia.
Abundando en lo anterior, el art. 7.2 establece una doble limitación, en primer
término que el procedimiento hubiera concluido y, en segundo lugar, sólo en los
supuestos previstos en el art. 11.2 LOPD. Este último precepto dice: “El consentimiento
exigido en el apartado anterior no será preciso: a) Cuando la cesión está autorizada en una ley. b) Cuando
se trate de datos recogidos de fuentes accesibles al público. c) Cuando el tratamiento responda a la libre y
legítima aceptación de una relación jurídica cuyo desarrollo, cumplimiento y control implique
necesariamente la conexión de dicho tratamiento con ficheros de terceros. En este caso la comunicación
sólo será legítima en cuanto se limite a la finalidad que la justifique. d) Cuando la comunicación que deba
efectuarse tenga por destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o los Jueces o Tribunales o
el Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas. Tampoco será preciso el
consentimiento cuando la comunicación tenga como destinatario a instituciones autonómicas con
funciones análogas al Defensor del Pueblo o al Tribunal de Cuentas. e) Cuando la cesión se produzca
entre Administraciones públicas y tenga por objeto el tratamiento posterior de los datos con fines
históricos, estadísticos o científicos. f) Cuando la cesión de datos de carácter personal relativos a la salud
sea necesaria para solucionar una urgencia que requiera acceder a un fichero o para realizar los estudios
epidemiológicos en los términos establecidos en la legislación sobre sanidad estatal o autonómica”.
Fuera de todas estas excepciones, el Secretario Judicial debe velar por la
protección de los datos que figuren en el expediente. Y esta protección, debe ser la
misma que la protección de los derechos fundamentales relativos a la intimidad, honor o
a la vida privada, en la medida en que la protección de datos es un derecho fundamental,
independiente de los derechos fundamentales al honor, intimidad personal o la propia
imagen; y como derecho fundamental, vincula a todos los poderes públicos. De ahí que
47
el Secretario Judicial deba tener presente el derecho a la protección de datos de carácter
personal a la hora de permitir el acceso al expediente por los interesados, pues se trata
de un derecho fundamental que limita las posibilidades de acceso. Es especialmente
ilustrativa la sentencia del Tribunal Supremo de 18 de septiembre de 2006 en la que se
alude a como el derecho a la protección de datos de carácter personal rige también
respecto de los ficheros, registros y archivos de los órganos judiciales23.
3.5.6.- Especial referencia a los datos referentes a la salud
En ocasiones los denominados interesados fundamentan su pretensión de acceso
en la posibilidad racional, pero futura, de intentar evitar un proceso o para realizar una
consignación. Este es el caso de las compañías de seguros a la hora de acceder a un
parte de lesiones en un procedimiento que se encuentra archivado por falta de denuncia,
y, al amparo del argumento de la consignación, solicitan el acceso a lo actuado (que es
el parte de lesiones y la resolución de archivo por falta de denuncia), incluso en
ocasiones intentando personarse en la causa. Respecto de esta cuestión decir:
En lo relativo a la personación como parte en el proceso penal, no procede
conforme a lo dispuesto en el art. 764.3 LECRIM., que establece que “la entidad
responsable del seguro obligatorio no podrá en tal concepto ser parte del proceso, sin perjuicio de su
derecho de defensa en relación con la obligación de afianzar, a cuyo efecto se le admitirá el escrito que
23
STS, Contencioso-Administrativo, Sección 3ª, de 19 de septiembre de 2006. Nº de Recurso: 274/2002. Ponente: Pablo
María Lucas Murillo de la Cueva. En su Fundamento de derecho cuarto, dice: “Para ello, antes de entrar en el examen
pormenorizado de la demanda, conviene precisar el alcance de lo que se discute en este proceso. En realidad, lo que el recurrente
pretendía es que por el Juzgado Decano se le comunicaran unos datos de carácter personal contenidos en los registros de dicho
órgano jurisdiccional. Según el artículo 3 a) de la Ley Orgánica 15/1999 así han de ser calificados los pedidos por el Sr. Armando.
Y la protección de los datos de ese carácter es el objeto de un derecho fundamental autónomo, fundamentado en el artículo 18.4 de
la Constitución y distinto de los que enuncia su apartado primero. Derecho fundamental que se proyecta también sobre aquellas
informaciones que no forman parte del honor, la intimidad personal o familiar o la propia imagen. Y la protección que comporta
descansa, entre otros principios básicos, en la exigencia del consentimiento del interesado para ceder o comunicar sus datos a
terceros, salvo que lo autorice la ley o se dé alguno de los supuestos enunciados en el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/1999 . El
Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de perfilar los rasgos de este derecho fundamental en sus Sentencias 292 y 290, ambas de
30 de noviembre de 2000. Y no está de más recordar que también ha sido enunciado con autonomía respecto del derecho a la vida
privada por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y por el Tratado por el que se establece una Constitución
para Europa.
Así, pues, lo primero que debe señalarse es que en tanto está en juego un derecho fundamental, vincula a todos los
poderes públicos, incluidos los Juzgados y Tribunales. Precisamente, por eso, el artículo 230.5 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
recuerda que las garantías y derechos que protegen los datos de carácter personal han de ser observados también ante los ficheros
automatizados de los órganos jurisdiccionales. Eso quiere decir, en lo que ahora importa, que no estamos ante un simple principio
que se contrapone al de publicidad de las actuaciones judiciales, sino frente a un derecho fundamental que limita las posibilidades de
acceso por parte de terceros a datos personales ajenos y obliga a los órganos que los custodian a no facilitarlo a quienes no cuentan
con el consentimiento del afectado o no se hallan en alguna de las posiciones en que la Ley Orgánica 15/1999 lo autoriza.
Es preciso observar, por otra parte, que los registros de los Juzgados no son fuentes accesibles al público en el sentido en
que los define el artículo 3 j) de la Ley Orgánica 15/1999. Y que la Ley Orgánica del Poder Judicial explícitamente erige en límite al
acceso a las actuaciones judiciales la protección de los derechos y libertades y, en todo caso, requiere la condición de interesado
para acceder a los libros, archivos y registros (artículo 235).
48
presentase, resolviéndose sobre su pretensión en la pieza correspondiente”.
Este es el criterio
24
seguido de manera uniforme por los tribunales .
Sentado que no es necesaria la personación en la causa, sobre la segunda
cuestión, el acceso a las actuaciones, de una manera explícita se pronuncia
favorablemente la Audiencia Provincial de Pontevedra, en Auto de 2 de diciembre de
200925, cuando La Compañía Aseguradora Seguros Catalana Occidente interpone
Recurso de Apelación, intentada previamente la reforma, contra la resolución del
Juzgado de Instrucción que deniega las copias o información solicitada, invocando su
derecho a tener tal información dada su cualidad de interesado al amparo de lo
dispuesto en los arts 234 y 235 de la LOPJ . En este sentido, establece:
“… aun admitiendo las restricciones procesales de las Compañías Aseguradoras, como
responsables civiles impuestas por el art 764 de la LECrim que expresamente dispone que "la entidad
responsable del seguro obligatorio no podrá, en tal concepto, ser parte en el proceso", estableciendo el art
24
AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón
Barreiro Prado. Ante el recurso de la Cia de seguros Mapfre que apela la resolución de la Juzgadora a quo que mantiene la decisión
de negarle la cualidad de parte en diligencias incoadas por accidente de circulación y de no darle otra intervención que, en el
momento procesal oportuno, la prevista en el artículo 764.3 de la L.E.Cr. La recurrente reivindica, por un lado su derecho a que se la
tenga como parte en el proceso al tratarse de un responsable civil, por otro y en todo caso el derecho a obtener copias e información
de las actuaciones, dada cuando menos su cualidad de interesado al amparo de la regulación contenida en los artículos 234 y 235
LOPJ. Respecto de la condición de parte, establece:
La aseguradora responsable civil carece de legitimación para ejercitar la acción penal, limitándose su
intervención a afianzar y a defenderse respecto a las pretensiones civiles por razón del contrato de seguro.
El artículo 117 del Código Penal confiere a las compañías de seguros que hubieran asumido el riesgo de las
responsabilidades pecuniarias derivadas del uso o explotación de cualquier bien, empresa, industria o actividad, la condición de
responsables civiles directos.
El artículo 764.3 de la L.E.Cr establece que "la entidad responsable del seguro obligatorio no podrá en tal
concepto, ser parte del proceso, sin perjuicio de su derecho de defensa en relación con la obligación de afianzar, a cuyo efecto se le
admitirá el escrito que presentare, resolviéndose sobre su pretensión en la pieza correspondiente".
La imposibilidad que el precepto legal establece, de personarse las compañías aseguradoras como parte en el
proceso penal, no vulnera, sea cual fuere el tipo de procedimiento, su derecho fundamental a una tutela judicial efectiva, tal como
tiene reiterado el TC; por todas: SSTC 23-05-1994; 25-06-1996; 26-02-2001 ; STC 19/2002 de 28 de enero etc.
En la misma línea les niega esa condición la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Así la S.T.S de 17-101991, en relación con la legitimación de la compañía de seguros para recurrir la condena penal en el recurso de casación (también de
apelación) dice que: <.. el recurrente carece de legitimación procesal para formular el motivo en examen en tanto que el tema de
la responsabilidad penal es ajeno a la pretensión indemnizatoria ejercitada contra la compañía de seguros recurrente, según doctrina
muy consolidada y declarada por el Tribunal Constitucional (sentencias 13 mayo 1988 ) como por esta Sala, tanto más que el
procesado y condenado en la instancia se ha aquietado con la sentencia ( sentencias 6 y 19 abril 1989 entre las recientes). > Así
lo reitera la más reciente S.T.S de 4-02-2005 REC 2167/2003.
Ha de confirmarse pues la decisión del instructor que inadmite su personamiento en calidad de parte,
reservándole no obstante la intervención que previene el artículo 764.3 LECrim y por las exigencias del principio de defensa
conforme a las cuales nadie puede ser condenado sin ser oído, su citación al eventual juicio oral”.En idéntico sentido el AAP de
Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid Guede.
También de una forma específica, sobre la exigencia de personación en las actuaciones penal, la Junta de
Jueces de Córdoba exigió por acuerdo la necesidad de personación para que los abogados pudieran tomar conocimiento de las
misma, acuerdo que fue mantenido por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en resolución de 14 de
junio de 1991. Desestimado el recurso por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el Colegio Oficial de Abogados de
Córdoba interpuso recurso de casación, resolviéndose por el Tribunal Supremo en STS, Sala 3ª, de 11 de noviembre de 1997.
Ponente: Juan Antonio Xiol Ríos. En la citada sentencia se declara la no necesidad de personación para tomar conocimiento de las
actuaciones cuando se tenga derecho a ello.
25
AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 2 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 487/2009. Ponente: María Nelida Cid Guede.
49
117 del CP que serán responsables civiles directos hasta el límite de la indemnización legalmente
establecida o convencionalmente pactada, no cabe duda del interés de que estas gozan en cuanto
obligadas al pago, responsables por mandato legal o por contrato en virtud de la relación surgida del
seguro obligatorio, sin perjuicio de la entidad menor de los derechos controvertidos y la necesidad de
agilizar el procedimiento, por ello, sin discutir cual es la función de la Cia Aseguradora, recogida ya en la
STC 19/02 de 28 de enero , se estima, no obstante, que la misma tiene interés legítimo a efectos de
obtener la información solicitada, debiendo, en tal sentido estimarse el Recurso interpuesto”.
Lo cierto y verdad es que no es la única resolución que se ha encontrado, pues,
obiter dicta, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra26, en cuanto
al acceso a las actuaciones y la condición de interesado, en su Fundamento de Derecho
Segundo establece:
En cuanto al derecho de acceso a las actuaciones de conformidad con los
artículos 234 y 235 LOPJ: Constituye esta cuestión la queja fundamental del recurso. El
instructor deniega dicho acceso con base en la normativa de protección de datos
personales, en relación con el artículo 301 de la LECRIM.
La LOPJ, permite a quien ostente la condición de « i n t e re s a d o » obtener
información sobre el estado de las actuaciones judiciales, examinarlas y conocer su
contenido ( art. 234 ); obtener copias certificaciones o testimonios de ellas ( art. 279 );
acceder a los libros archivos y registros judiciales ( art. 235 ); y, finalmente, acceder al
texto de las sentencias que, una vez pronunciadas, se encuentren depositadas en la
Secretaría del Juzgado o Tribunal ( art. 266 ).
Ahora bien, frente al interés de acceder a los archivos judiciales que pueda
ostentarse, existen límites contemplados en el ordenamiento jurídico, por lo que no
basta cualquier interés sino que en cada caso habrán de ponderarse los intereses en
juego a fin de adoptar la solución oportuna.
Ello lleva de inicio a afirmar la inexistencia de un acceso libre e indiscriminado
a la documentación judicial (con el que además se infringirían aquellas normas de
protección de datos personales específicamente contempladas en relación con diversos
Archivos o Registros en los que obraran esos mismos datos cuya conocimiento hubiera
sido denegado conforme a su normativa) y la consiguiente exigencia de que las
solicitudes se hagan respecto a extremos determinados.
En principio habrá de estimarse la existencia de la cualidad de interesado, a
quienes la precisen para hacer valer sus derechos e intereses legítimos ante los
Tribunales, pues de otro modo verían afectado su derecho fundamental a obtener la
tutela de aquéllos sin indefensión.
26
AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro
Prado.
50
Claro está, que toda esta cuestión proviene de la obligación de las compañías de
seguros de indemnizar o consignar a efectos de evitar los intereses del art. 20 de la
Ley del Contrato de Seguro (LCS).
Sin embargo, esta postura no es la única alternativa, pues el art. 20 LCS supone
una ventaja para el perjudicado en la medida que el retraso a la compañía aseguradora
en su obligación de consignar que hace que a la cantidad a indemnizar deba sumársele
un determinado tipo de interés más gravoso para la compañía. Esa ventaja legal hace
que se le pueda exigir una colaboración por parte del perjudicado. En consecuencia no
habría ningún inconveniente en que la compañía de seguros, con intención de consignar
o abonar una determinada cantidad en concepto de indemnización, pueda requerir al
lesionado para que o bien le aporte cuantos partes de lesiones tenga en su poder o bien
le autorice para el acceso a los partes de lesiones que puedan encontrarse no sólo en los
expedientes judiciales sino incluso también en los respectivos hospitales por, además de
existir un parte de urgencia, exista una continuación del tratamiento médico. Se podría
entender que es menos lesivo, desde el punto de vista de sopesar los derechos en juego,
pedir esos partes de lesiones al perjudicado que sí tiene un derecho de acceso a esa
causa, que permitir el acceso de la compañía de seguros a un parte de lesiones que
puede afectar a la intimidad de las personas.
Es más, conforme a lo dispuesto en el art. 7 LOPD, son datos especialmente
protegidos “los datos de carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida
sexual que sólo podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo
disponga una ley o el afectado consienta expresamente”.
En consecuencia, una segunda alternativa, y por los motivos expuestos es que,
en la medida en que el parte de lesiones contiene datos referidos a la salud del
lesionado, se le pueda limitar el acceso al interesado, y, en todo caso, modular.
Si ya se ven dificultades en el acceso a un parte de lesiones, más se verán en un
informe de autopsia en el que las compañías de seguros piden una copia de la misma. Al
igual que sucedía con respecto al parte de lesiones, parece que quien tiene la condición
de interesado de manera directa es el propio familiar que hace la reclamación a la
compañía de seguros, y que, por tanto, será quien podrá, en su caso autorizar a la
compañía de seguros a obtener una copia.
3.6.- PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LAS ACTUACIONES27
27
Sobre esta cuestión se puede consultar la Instrucción sobre información acerca del estado o contenido de
procedimientos judiciales, dictado por el Ilmo. Sr. Secretario de Gobierno de la Comunidad Valenciana en el Expediente
Gubernativo 52/07, de 18 de junio de 2007.
51
Tan importante es la legitimación para acceder al expediente como las formas de
hacerlo, pues de esta manera se lleva a cabo la salvaguarda de ese derecho a la
intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen así como el derecho a la
protección de los datos de carácter personal. Las Leyes y los Reglamentos hablan de
tres formas mediante las cuales se puede tener conocimiento: testimonio, certificación y
exhibición. La cuestión es cuándo procede una y otra y el trámite, con unas garantías
suficientes, que se debe seguir para el control de acceso.
De ahí que en la primera formulación que debamos hacernos es quién y cómo se
controla el acceso legítimo a los expedientes judiciales.
El trámite para obtener el acceso a las actuaciones es un trámite de naturaleza
gubernativa, no tiene naturaleza procesal, no se realiza en el marco del proceso judicial,
sino ante la Secretaría del juzgado correspondiente28, en un procedimiento
independiente.
Es precisamente sobre esta materia sobre la que existen una serie de lagunas
insalvables por vía de la interpretación, por lo que hubiese sido más acertado especificar
los trámites que deberán seguirse para facilitar o rechazar el acceso29.
3.6.1.- El Secretario Judicial y el control de acceso
La LOPJ y seguida por las distintas leyes procesales y una serie de reglamentos,
el reglamento 1/2005 de los Aspectos accesorios de las actuaciones judiciales y el R. D.
937/ 2003, de 18 de julio, de Modernización de los archivos judiciales, atribuye al
Secretario Judicial esta competencia. La primera de las leyes nombradas la LOPJ en su
art. 234 establece que “serán los secretarios y funcionarios competentes de la oficina judicial, las
personas con capacidad para facilitar a los interesados que tengan la correspondiente legitimación la
información que solicite sobre el estado de las actuaciones, además quien acredite ese interés también
tendrá derecho a obtener copias simples de escritos y documentos que consten en autos, siempre y cuando
no estén declarados secretos”.
En términos muy similares, la LEC en el art. 140.1, se designan a los Secretarios
Judiciales y personal competente como los funcionarios con capacidad para facilitar la
información a quienes tengan ese interés.
28
Así parece desprenderse del AAP de Pontevedra, Sección 1ª, Auto Nº 126/2008. Ponente: Francisco Javier Menéndez
Estebanez.
29
Sobre el procedimiento: CALDERÓN CUADRADO, M. P.: “El acceso a libros, registros…”. Op. cit., pág. 2185-2188,
tramitación que ya califica en su epígrafe de “defectuosa”.
52
El desarrollo de todos estos preceptos se encuentra en el art. 4 del Reglamento
de los aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, estableciéndose como
“corresponde a los secretarios de la oficina judicial, facilitar a los interesados, el acceso a los documentos
judiciales a que se refieren los dos artículos anteriores”, para, a renglón seguido, establecer el
procedimiento. Y el art. 5 del citado reglamento establece que “los Secretarios y funcionarios
competentes de la Oficina judicial facilitarán a las partes interesadas y a cuantos manifiesten y justifiquen
un interés legítimo y directo, cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales,
que podrán examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido declaradas secretas conforme a la Ley”.
Por último, el art. 7 del Real Decreto de Modernización de los archivos
judiciales, otorga también al Secretario del Juzgado o Tribunal la competencia para
decidir sobre el acceso a las actuaciones a los interesados, en los siguientes términos:
“Corresponde al secretario del juzgado o tribunal respectivo facilitar a los interesados el acceso a los
documentos judiciales que consten en sus archivos o procedan de éstos, en la forma y con los requisitos
establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del
Poder Judicial”.
En atención a toda esta normativa, en la actualidad es el Secretario judicial a
quien se atribuye la competencia para valorar y decidir el acceso a los expedientes y la
forma de hacerlo, tanto en atención a que exista una resolución judicial que haya
declarado la reserva o el secreto como si no la hay. Decisión que habrá adoptarse en el
marco de un procedimiento con una serie de recursos.
La primera de las conclusiones es que, tras un largo periodo de vacío legal en el
cual no existía trámite alguno que regulase el acceso a las actuaciones, se atribuye al
Secretario Judicial esta competencia de manera exclusiva e independiente30. El
fundamento a la hora de otorgar la misma ha sido que el Secretario Judicial es, de un
lado, el único competente para dar fe pública con plenitud de efectos, así como el
responsable de la función de documentación y custodia de autos y expedientes31. La
custodia no sólo debe entenderse en sentido material sino también intelectual, y ese ha
sido el argumento para otorgar a quien se le atribuye la función de la formación de
documentos y custodia de los mismos, la competencia para decidir quién tiene o no
tiene acceso, quien está legitimado y valorar si se da ese interés del que hablan las leyes,
y ponderar los derechos en conflicto.
La normativa específica sobre esa materia se encuentra al referirse a las distintas
competencias que la LOPJ atribuye al cuerpo de Secretarios Judiciales en su capítulo II
del Título II, del Libro V, que lleva por epígrafe “De las funciones de los Secretarios
30
AAP de Pontevedra, Sección 2ª, de 21 de diciembre de 2009. Nº de Auto: 535/2009. Ponente: Juan Ramón Barreiro
Prado. En idéntico sentido el AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid
Guede.
31
En este sentido el AAP de Pontevedra, Sección 4ª, de 4 de enero de 2010. Nº de Auto 4/2010. Ponente: María Nelida Cid
Guede.
53
Judiciales. Concretamente, el art. 454.1 establece como “los Secretarios Judiciales son
responsables de la función de documentación que les es propia, así como de la formación de los autos y
expedientes, dejando constancia de las resoluciones que dicten los jueces y magistrados, o ellos mismos
cuando así lo autorice la Ley”. En ese mismo precepto, en el apartado cuarto establece como
“facilitarán a las partes interesadas y a cuanto manifiesten y justifiquen un interés legítimo y directo, la
información que soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales no declaradas secretas ni
reservadas”.
Por último, el art. 458 atribuye al Secretario judicial la responsabilidad del
Archivo Judicial de Gestión.
3.6.1.1-. El secretario Judicial como titular exclusivo del control de acceso
La primera cuestión que debe ser objeto de análisis es si, además del Secretario
Judicial, existe algún otro funcionario en las oficinas judiciales con competencia para el
control de acceso. La LOPJ y la LEC hablan de Secretario Judicial y personal
competente, por lo que en principio debe ser una Ley o Reglamento la que concrete o
atribuya competencia a ese funcionario que, en principio, se encuentra indeterminado en
esas leyes. Si acudimos a los distintos reglamentos que han servido de desarrollo a estas
leyes nos encontramos, en primer término, con el Reglamento de Actuaciones
Judiciales, de él se desprende que debe distinguirse entre dos tipos de publicidad, la
publicidad de las actuaciones que se realizan a lo largo del proceso, sobre las que el
Reglamento se remite a la LOPJ, y las actuaciones incorporadas a un libro, registro o
archivo, que sí es objeto de regulación atribuyendo la competencia de control de acceso
al Secretario Judicial, conforme al art. 4.1 del citado reglamento.
Además del propio reglamento de Aspectos Accesorios, el Real decreto de 18 de
julio, de Modernización de los archivos judiciales, dictado para, según su preámbulo,
“fijar un sistema de gestión y custodia de la documentación judicial por el que se descongestionen los
diferentes juzgados y tribunales otorgando a cada uno de ellos su propio archivo en el que clasificar y
custodia todos aquellos expedientes que se encuentren en tramitación”,
al regular el acceso a la
documentación del Archivo Judicial de Gestión en el art. 7, atribuye al Secretario
Judicial en exclusiva la competencia para facilitar a los interesados el acceso a los
documentos judiciales que consten en sus archivos de gestión.
Sentado que no existe desde el punto de vista legal más funcionario que el
Secretario Judicial, es preciso determinar si al referirse a personal competente de la
oficina judicial se está haciendo alusión a un funcionario o funcionarios designado por
el propio Secretario Judicial. Es esta la interpretación de la que soy partidario, por
entender que es el propio Secretario Judicial, en el ámbito de las funciones que le son
propias y que son de su exclusiva competencia (respecto del Juez o Magistrado
respectivo), quien podrá dictar las órdenes e instrucciones para el acceso por interesados
al expediente judicial. Así se desprende de los artículos 454 y 457 LOPJ.
54
3.6.1.2.- El Secretario Judicial y la competencia funcional
Establecido que corresponde al Secretario Judicial la competencia sobre el
control de acceso, es menester determinar a qué concreto Secretario Judicial
corresponde, para de esta manera saber a quién debe dirigirse la solicitud. La regulación
se encuentra en el artículo 4 del Reglamento de Aspectos accesorios de las actuaciones
judiciales. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta lo dispuesto en el Real Decreto de
Modernización de los Archivos Judiciales, en la medida en que éste implanta un sistema
de gestión de archivos judiciales, clasificando los archivos en: Archivos judiciales de
Gestión, Archivos Judiciales Territoriales y Archivo Judicial Central.
Conforme al art. 4 del Reglamento de aspectos accesorios, la solicitud debe
hacerse presentarse en la Secretaría del Órgano Judicial, siendo el Secretario Judicial de
la oficina en que se encuentre el documento el competente para decidir sobre la
solicitud32.
A partir de aquí hemos de acudir al Reglamento de Modernización de los
Archivos Judiciales y distinguir en qué archivo, de los que allí se establecen, se
encuentra el expediente o documento.
En primer término, si el documento se encuentra en el Archivo Judicial de
Gestión, corresponde al Secretario Judicial de ese Archivo la decisión, con
independencia de que su gestión se haya podido atribuir a un Servicio Común33. Es
decir, corresponde en exclusiva al Secretario Judicial de la Oficina Judicial a la que
pertenece el documento.
En segundo término, si los expedientes han sido remitidos al Archivo Judicial
Territorial34, la petición de acceso se dirigirá o bien al Secretario Judicial designado al
efecto para la ordenación, custodia y conservación de ese Archivo, o bien al Secretario
32
Art. 4.2 RAA: “Quienes estén interesados en acceder a los documentos a que hacen referencia los dos artículos
anteriores, presentarán la solicitud por escrito en la Secretaría del órgano judicial, precisando el documento o documentos cuyo
conocimiento se solicita y exponiendo la causa que justifica su interés. La solicitud será resuelta en el plazo de dos días mediante
acuerdo del Secretario de la unidad de la Oficina judicial en que se encuentre la documentación interesada…”.
33
Conforme al art. 5.2, párrafo segundo: “Asimismo, para una mejor gestión y teniendo en cuenta las circunstancias
concurrentes en cada caso, podrá encomendarse a un Servicio Común que atienda los Archivos Judiciales de Gestión de diferentes
salas o secciones de uno o más tribunales, o de varios juzgados”.
34
En cuanto a la remisión de los procedimientos o expedientes al Archivo Territorial, conforme al art. 5.2 del Reglamento
de Modernización, “Transcurridos cinco años desde la incoación de los procedimientos o expedientes gubernativos, aquellos asuntos
que no estuvieren pendientes de actuación procesal alguna, tanto en fase declarativa como de ejecución, podrán ser remitidos para su
conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial que le corresponda, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 15.
Excepcionalmente, el plazo anterior podrá ser reducido cuando el espacio disponible aconsejara que el período de
permanencia en el Archivo Judicial de Gestión fuera menor.
Los procedimientos con sentencia firme o cualquier otra resolución que ponga fin a éstos podrán ser remitidos para su
conservación y custodia al Archivo Judicial Territorial transcurrido un año desde la firmeza de la resolución, salvo que deba
procederse conforme a lo dispuesto en el artículo 15”.
55
Judicial al que corresponde la documentación archivada. En el primer supuesto el
Secretario Judicial Territorial decidirá conforme a la normativa35, mientras que si la
solicitud viniese autorizada por el Secretario Judicial al que corresponde la
documentación, el Secretario del Archivo Judicial Territorial se limitará a facilitar la
información de que se trate mediante exhibición, entrega de testimonio o de la
certificación autorizada, conforme al art. 11.4. Es decir la competencia para decidir la
tienen en este caso ambos secretarios, el Secretario Judicial del Archivo Territorial y el
Secretario Judicial de la Oficina Judicial a la que pertenece el documento o expediente.
La competencia viene determinada por el solicitante a la hora de presentar la solicitud,
quien podrá optar por una u otra sin ningún tipo de condicionamiento.
Por último, si la documentación archivada se encuentra en el Archivo Judicial
Central, la petición de acceso se dirigirá o bien al Secretario Judicial designado al efecto
para la ordenación, custodia y conservación del Archivo Central, o bien al Secretario
Judicial al que corresponde la documentación archivada, con iguales efectos y
condiciones que veíamos para los casos en que la documentación se encontrase en el
Archivo Territorial.
3.6.2.- Forma y requisitos de la solicitud
Hay que acudir al Reglamento de Actuaciones Judiciales, ya que es éste, de
forma exclusiva, el que hace referencia a esta cuestión; ni la LOPJ, ni las leyes
procesales o el Reglamento de Modernización se refieren a ello.
La solicitud, conforme al citado Reglamento, deberá presentarse por escrito,
directamente por el interesado o a través de persona intermedia, sin necesidad de
exigírsele la participación de abogado y procurador.
En cuanto a los requisitos que se deben hacer constar en el escrito son, de un
lado, la identificación completa de la persona que solicita el documento así como la
justificación del interés concreto que motive su solicitud, de igual manera expondrá de
una manera también precisa el documento o documentos que solicite. De lo dicho se
desprende que no basta una petición genérica sino que se debe buscar algo concreto del
expediente, y todo ello con independencia de la naturaleza del procedimiento, civil,
penal, contencioso, laboral, etc. La finalidad es valorar si existe o no existe ese interés
del que habla la ley.
35
El art. 11.3 RMAJ, establece: “De conformidad con lo dispuesto en el artículo 235 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de
julio, del Poder Judicial, quienes hubieran sido parte en los procesos judiciales o sean titulares de un interés legítimo podrán acceder
a los documentos judiciales que se encuentren en el Archivo Territorial o Central mediante solicitud al secretario responsable del
archivo de que se trate, quien facilitará a los interesados el acceso a los documentos judiciales que consten en sus archivos, en la
forma y con los requisitos establecidos en el capítulo I del título I del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del
Poder Judicial”.
56
Dicha solicitud deberá ser resuelta por el Secretario Judicial, teniendo un plazo
de dos días para ello. No obstante, si existe algún defecto de forma o se precisa alguna
aclaración para resolver, nada impide para que el Secretario Judicial requiera al
solicitante para que subsane o aclare tal extremo. La resolución deberá no sólo resolver
sobre el acceso en cuestión, sino también la forma en que procede, exhibición, copia,
certificación, etc. Se puede denegar la entrega de una copia por contener determinados
datos que han de ser tratados y que no tienen nada que ver con la petición, pero sí
conceder la información solicitada.
El solicitante, transcurridos dos días sin haber recibido comunicación alguna,
podrá entender que su solicitud ha sido denegada. Se trata de un silencio de carácter
negativo, lo cual no significa que si pasado este plazo no se ha resuelto por el Secretario
Judicial el solicitante no pueda reiterar su petición en vez de acudir directamente a la vía
del recurso, sino que se le permite entender que su solicitud ha sido rechazada. Pero esto
no significa que el Secretario Judicial, pasados dos días no pueda resolver, su obligación
persiste.
3.6.3.- Forma de la resolución del Secretario Judicial.
La resolución del Secretario Judicial adoptará la forma de “Acuerdo”. En primer
término, se trata de una cuestión de carácter administrativa y no de carácter procesal. De
ahí que el régimen para resolverse las mismas sea distinto. No obstante, y respecto de
las decisiones que adopten los Secretarios Judiciales en el ejercicio de sus competencias
la Ley Orgánica del Poder Judicial establece las diligencias de ordenación y los decretos
como únicas resoluciones que pueda dictar. Sin embargo, lo bien cierto es que dichas
resoluciones se contemplan dentro del artículo 456 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, dentro de las funciones de los Secretarios Judiciales relativas al impulso del
proceso. Así el encabezamiento de dicho precepto reza: “El Secretario Judicial
impulsará el proceso en los términos que establezcan las leyes procesales”.
Los reglamentos respectivos utilizan la expresión “acuerdo”; así el Reglamento
sobre Aspectos Accesorios, en el Art. 4.3 dice: “Sin perjuicio de lo establecido en las leyes de
procedimiento, el acuerdo denegatorio del Secretario Judicial…”.
Dado que la resolución que se adopta queda fuera del proceso, debe adoptar la
forma de “acuerdo”36, para diferenciar dicha resolución de carácter administrativo de
las resoluciones adoptadas en el marco de un proceso. En cuanto a la estructura del
36
En este sentido, ESCUDERO MORATALLA, J. F. y FRIGOLA VALLINA, J.: “La nueva facultad atribuida…”. Op. Cit. Pág.
757.
57
acuerdo, máxime cuando se deniegue o limite de alguna forma el acceso deberá ser
motivado.
3.6.4.- Recursos contra la decisión del secretario judicial
Sólo los Reglamentos aluden a esta cuestión, aunque el decisivo es el
Reglamento de Aspectos accesorios en la medida en que en el de Modernización, pese a
que hace referencia, se remite al primero de ellos en lo relativo a la forma y los
requisitos.
Frente a la resolución del Secretario Judicial cabe interponer recurso de revisión.
Resuelta la solicitud de manera negativa, si optase por la vía del recurso, el mismo debe
interponerse en el plazo de tres días a contar desde el momento en que se le haya
notificado la denegación a su petición. El órgano competente para resolverla es el Juez o
Presidente del Tribunal de la oficina judicial al que corresponda la documentación, con
independencia de que la decisión la haya adoptado el Secretario Judicial del Archivo
Judicial de Gestión, del Archivo Judicial Territorial o del Archivo Judicial Central. Es
decir, sólo hay, al contrario de lo que ocurría con el Secretario Judicial, un Juez con
competencia para resolver, el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la
documentación37. La explicación hay que buscarla en que, al contrario de lo que sucede
en cada oficina judicial de gestión en la que hay un Juez o Presidente, en los Archivos
Territoriales y Centrales, el encargado de la ordenación, custodia y conservación será un
Secretario Judicial, sin que en los mismos exista la figura del Juez.
Pese a que nada se dice referente al órgano ante el que se dirige el recurso,
entiendo que debe interponerse ante el Secretario Judicial que dictó la resolución
recurrida, quien remitirá todo lo actuado al Juez o Presidente del Tribunal del órgano
judicial al que corresponda la documentación para que resuelva.
En este caso, la Juez o Presidente del Tribunal adoptará la forma de acuerdo, con
una estructura similar a la de los “autos”.
Contra la resolución del Juez o Presidente se podrá interponer recurso de alzada
ante el Consejo General del Poder Judicial.
En los casos en que se decida definitivamente respecto de una solicitud, es decir,
una vez analizados si reúnen todos los requisitos, frente a la decisión denegatoria se
37
El art. 12.3, in fine, establece: “En el caso de que el secretario judicial denegase el acceso a los documentos, el acuerdo
denegatorio será revisable por el juez o presidente del órgano judicial al que corresponda la documentación, de acuerdo con lo
prevenido en el apartado tercero del artículo 4 del Reglamento 5/1995, de 7 de junio, del Consejo General del Poder Judicial”.
58
deberá emplear la vía del recurso y pasados los plazos establecidos dicha decisión
obtendrá la condición y carácter de firme si en tiempo no se ha interpuesto el preceptivo
recurso. Sin embargo, es posible que la denegación sea motivada por motivos de forma.
En este supuesto la petición podrá reiterarse con posterioridad, en la medida en que la
decisión adoptada no entrara a conocer del fondo de la petición. Así, por ejemplo, en el
caso en que la petición se haya solicitado en nombre de otra persona sin llegar a
acreditar que se actuaba en nombre de ese tercero, o bien cuando no se haya aportado el
documento justificativo en que basa su causa38.
3.7.- CONCLUSIONES
•
•
•
•
•
38
Nuestro legislador distingue claramente entre la publicidad de las
actuaciones, del acceso al expediente y registros judiciales. En la primera
es donde se realiza el control democrático de la justicia por parte de los
ciudadanos y está limitada al acto de celebración del juicio y la lectura de
la sentencia. Por el contrario, el acceso a las actuaciones judiciales se
encuentra limitado, de un lado a las partes, y de otro lado a los
interesados, sin que en ningún caso exista un acceso indiscriminado a las
actuaciones judiciales.
El motivo de la limitación del acceso a las actuaciones judiciales se
encuentra en la información sensible que aparece o puede aparecer en los
expedientes judiciales. Esta información puede llegar a afectar, de un
lado al Derecho al honor, intimidad personal y familiar y propia imagen,
y de otro, al Derecho Fundamental de protección de datos de carácter
personal. Ha sido reciente la consideración de manera autónoma por
parte del Tribunal Constitucional del derecho a la protección de los datos
de carácter personal como un Derecho Fundamental y distinto a los
derechos fundamentales relativos al honor, intimidad y propia imagen.
Para la protección de estos derechos se ha establecido un control de
acceso a los expedientes. En ese control de acceso es fundamental la
figura del Secretario Judicial a quien se le atribuye la custodia no sólo
material de los expedientes sino del contenido intelectual de los mismos.
El Secretario Judicial, de manera autónoma e independiente, deberá
valorar, en primer término, si la persona que solicita el acceso tiene un
interés personal, directo y concreto sobre el objeto del proceso o el
documento al que se refiere el acceso. Con ello verifica si la persona que
solicita el acceso está legitimada para el mismo.
La segunda de las valoraciones a efectuar por el Secretario Judicial será
si, a la hora de permitir ese acceso por una persona que esté legitimada,
se podrían vulnerar dos tipos de derechos fundamentales, en primer
Así parece desprenderse del AAP de Pontevedra, Sección 1ª, Auto Nº 126/2008. Ponente: Francisco Javier Menéndez
Estebanez.
59
•
•
término los relativos a la intimidad personal y familiar, el honor y la
propia imagen, y, en segundo lugar, el derecho a la protección de datos
de carácter personal.
El Secretario Judicial velará con especial cuidado la protección de estos
derechos fundamentales que deben ser tenidos en cuenta por todas
Administración Pública en el ejercicio de sus funciones. Esto supone una
especial cautela en sus decisiones.
En materia de acceso a las actuaciones, el Secretario Judicial podrá dictar
las oportunas instrucciones que servirán de directrices a los funcionarios
destinados en la oficina judicial a su cargo para la materialización de la
forma de acceso.
60
4.- EL ACCESO A LA INFORMACION JUDICIAL POR PARTE DE LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
4.1.- TRANSPARENCIA JUDICIAL, DERECHO A LA INFORMACION Y
PROTECCION DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL
Un Juzgado de Instrucción, que investiga un fraude alimentario, ordena la
detención de un importante empresario, el registro de la sede social de la empresa y la
incautación de los productos de determinada marca comercial. Una Audiencia
Provincial condena al autor de varios homicidios cometidos en el transcurso de un
atraco a un banco con rehenes. Un Juzgado de Familia concede la adopción de un
menor a una pareja de famosos actores. Un Juzgado de lo Social desestima la demanda
de despido improcedente de un alto directivo de una entidad bancaria, que reclamaba
una indemnización millonaria. Un Juzgado de lo contencioso administrativo ordena la
demolición de un inmueble propiedad de quien fue alcalde de la población donde se
encuentra. Un Juzgado Mercantil admite la declaración de concurso de una empresa
constructora con cientos de promociones en marcha en todo el territorio nacional…
Todas estas historias (no reales) podrían ser noticias que, por distintas razones,
interesarían a determinados sectores de la sociedad. Pero, ¿tienen derecho a conocerlas?,
¿tiene la prensa derecho a informar sobre ellas?. Y en el caso de respuesta afirmativa,
¿dónde están los límites de estos derechos?
4.1.1.- Derecho a la intimidad vs. derecho a la información.
La Constitución Española recoge: en el artículo 18, el derecho a la protección de
los datos de carácter personal; en el artículo 20, el derecho a la libertado de prensa; y en
el artículo 120, el principio de publicidad de las actuaciones judiciales. Tres derechos y
principios de difícil conciliación: los procedimientos judiciales, sobre todo los penales
pero no sólo, tienen un especial interés para la población (es impensable un programa
informativo o un periódico en el que no aparezcan varias referencias a procedimientos
judiciales), pero la difusión de esta información puede provocar efectos indeseables,
como el sometimiento a juicios paralelos en los que no se respetan derechos tan básicos
como la presunción de inocencia, la intromisión en la intimidad de las personas, o la
difusión de datos de carácter personal protegidos legalmente.
En efecto, la protección de datos se ha convertido en un derecho fundamental
recogido en las Constituciones más modernas de Europa, en el Convenio Europeo de
Derechos Humanos, en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, etc.
La jurisprudencia de los distintos tribunales ha contribuido a agilizar y actualizar la
protección de datos al escenario cada vez más dominado por las nuevas tecnologías.
El desarrollo legislativo y jurisprudencial se centra fundamentalmente en la
protección de datos de las personas frente a la administración, en su sentido más amplio.
¿Cuando se pueden intervenir comunicaciones telemáticas? ¿A que datos puede tener
61
acceso la administración? ¿Cuanto tiempo puede conservarlos? ¿Como se garantiza su
destrucción…?
Evidentemente, el tráfico de información sobre los particulares supone un riesgo
en la protección de otros derechos fundamentales más directamente relacionados con la
labor informativa.
Cuando el Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre el artículo 18 de la
CONST ha puesto de manifiesto que la protección de datos no es ilimitada. En
definitiva ha indicado que como en el caso de la restricción de derechos fundamentales
deberán ponderarse otros factores. Así se argumenta que “la constitucionalidad de
cualquier medida restrictiva de derechos fundamentales viene determinada por la
estricta observancia del principio de proporcionalidad”.
En la sentencia 14/2003, el Tribunal Constitucional otorga amparo a un
demandante por violación del artículo 18.4 (aunque planteó que se vulneró el 18.1)
porque la Jefatura Provincial de la Policía de Valladolid difundió a diversos medios de
comunicación la fotografía que le fue tomada el día de su detención en las dependencias
policiales con destino a su ficha policial. Entre otras cosas porque no existía una razón
que resultara proporcional a la restricción de la protección de archivos informáticos en
manos de la policía. Es decir, no existía un interés superior. La lectura, como siempre
que se producen colisiones de los derechos fundamentales, está dominada por los
criterios de proporcionalidad. Y es especialmente favorable al derecho a la información.
También hace referencia a ese criterio de proporcionalidad la sentencia del
Juzgado de lo Penal nº 16 de Madrid, de 18 de diciembre de 2.009, que condenó a dos
periodistas de la Cadena SER por considerarlos autores del delito de revelación de
secretos con la atenuante de obrar en ejercicio de un derecho, el de informar. Los
hechos considerados probados consisten en que, en cuanto director y subdirector de la
Cadena SER, cedieron a la sociedad SER los nombres y apellidos, domicilio y afiliación
política al Partido Popular de 78 vecinos del municipio de Villaviciosa de Odón, datos
obtenidos de personas que no quisieron identificar en virtud de su derecho al secreto
profesional. La citada relación era de uso exclusivo del partido y los afectados no
consintieron el uso que le dieron los condenados. La sentencia se extiende sobre el
contenido del derecho fundamental a la protección de datos personales y cita la
sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 6 de junio de 2.006 (caso
Segerstedt-Wiberg y otros contra Suecia) según la cual el almacenamiento de
información sobre la afiliación y las actividades políticas constituye una interferencia en
el derecho a la vida privada. Seguidamente subsume en el artículo 197 del Código Penal
los hechos antes mencionados y concluye que unos profesionales de la información
experimentados como los condenados no pueden desconocer que hay datos personales a
los que, por su naturaleza, no tienen derecho a acceder ni a publicar o ceder para su
publicación. Y si bien constata que no se propusieron perjudicar a los afectados,
terminaron aceptando ese resultado. Acoge la sentencia la tesis del Ministerio Fiscal
para el que debía apreciarse la eximente incompleta de obrar en el ejercicio de un
derecho y dice que las posibles irregularidades en la afiliación al partido y su relación
con la corrupción urbanística, siendo ciertamente un hecho noticiable, aporta un
principio de justificación. Ahora bien, no es plena porque para ello hubiera sido
necesario que la publicación de la identidad de las personas afectadas hubiera sido
62
imprescindible para informar a la opinión pública. Pero esa necesidad no se daba en este
caso.
Uno de los últimos ejemplos respecto de lo expuesto lo constituye la sentencia
547/2011, de 20 de julio, del Tribunal Supremo cuyo ponente fue el Magistrado Juan
Antonio Xiol Ríos. La Sala Primera resolvió en ella un recurso de casación en materia
de derechos fundamentales. Los hechos objeto de enjuiciamiento parten de la demanda
interpuesta por un particular contra el diario La Región, S.A., por la publicación los días
5 y 18 de noviembre de 2004 de dos artículos referentes al demandante como implicado
en un procedimiento penal por maltrato familiar, al incluir una fotografía del
demandante el día del juicio en la puerta de la sala de vistas y publicar su nombre,
apellidos y edad. Esta demanda fue desestimada en Primera Instancia, siendo
confirmada por la Audiencia Provincial. El fallo del Tribunal Supremo desestima el
recurso de casación interpuesto por el particular. En la resolución se parte de la
prevalencia de la libertad de información en un Estado democrático de Derecho,
indicando que esa prevalencia ha de mantenerse en el caso concreto al haberse
ejercitado dicho derecho de forma legítima por ser la noticia veraz y de relevante interés
público. Se reitera la doctrina de la Sala relativa a que, cuando los delitos tienen
extraordinaria importancia y trascendencia social, está justificado no sólo el interés
público especial de la información, sino incluso el que se expresen los datos de
identidad de los detenidos, en lugar de las simples letras iniciales de su nombre y
apellidos, considerando la Sala que los actos de maltrato físico y psicológico son una
cuestión socialmente relevante y de interés para la comunidad.
Ordóñez Solís, tras analizar la ley de protección de datos, las garantías al
derecho fundamental del que se ocupa, la jurisprudencia de distintos tribunales, desde el
Tribunal de Estrasburgo hasta el Tribunal Supremo español, pasando por el Tribunal de
Luxemburgo y el Tribunal Constitucional español, entiende que, en efecto, el derecho a
la protección de datos no tiene carácter absoluto, como acabamos de ver en el ejemplo
citado, y “debe ponderarse su aplicación en relación con otros derechos fundamentales y
otras exigencias de una sociedad democrática”.
De hecho, la historia más reciente ha evidenciado como ciertamente un derecho
fundamental como la restricción del derecho a la protección de datos ha sido amparada
por un interés superior. Así ha sido tras los atentados de Nueva York, de Madrid y de
Londres en lo que se refiere a la conservación de datos en la prestación de servicios de
comunicaciones electrónicas. De igual modo ha sucedido en la lucha contra los delitos
de los derechos de propiedad intelectual, en lo que a las descargas ilegales a través de
Internet se refiere. Es decir, algunos Estados sacrifican el derecho a la protección de
datos atendiendo a la proporcionalidad de otros derechos a proteger. Uno de los
ejemplos a citar es la información que se facilita en una vista pública sobre el acusado
(identidad concreta, DNI, en ocasiones números de teléfono, cuentas bancarias,
afiliación a la seguridad social, inversiones…). La publicidad que exige la Constitución
Española sobre las vistas públicas así como sucesivos acuerdos de Salas de Gobierno y
el Protocolo de Comunicación del Consejo General del Poder Judicial favorecen el
derecho a la información frente otros derechos personales, incluido el que queda
recogido en la Ley Orgánica de Protección de Datos.
63
Los principios de la ilustración son los que dominan el cambio de los sistemas
judiciales en los dos últimos siglos. Es el cambio de la inquisición (una justicia oscura,
de puerta cerrada y sin intervención del pueblo) a un poder del Estado sujeto, como el
resto, al control por parte del pueblo. La Carta de Derechos del Hombre y del
Ciudadano (Francia, 1789) recogía en su artículo 11: “La libre comunicación de
pensamiento y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; todo
ciudadano podrá hablar, escribir, imprimir libremente, sin perjuicios del abuso de esta
libertad en los casos determinados por la ley”. Entonces era una defensa de un derecho
personal. La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) recogió: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a
causa de opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación
de fronteras por cualquier medio de expresión”.
Kant, Konrad Hesse o Norberto Bobbio son
algunos de los que han desarrollado completos análisis sobre la importancia de la
transmisión de información como elemento fundamental para asentar los sistemas
democráticos.
El artículo 9.3 de la CONST es, según varios autores, como Vicente J. Navarro
Marchante en El derecho a la información audiovisual en los juicios, una referencia
indudable de que los poderes públicos deben atender a los mecanismos preferentes que
tienen los ciudadanos para obtener información y conocer las opiniones de los demás.
Y, como el mismo autor señala, “el principal instrumento para influir en la opinión
pública son los medios de comunicación de masas”.
La colisión entre libertad de información y derecho a la protección de datos
personales es frecuente, pues entra en la lógica de las relaciones jurídicas que surgen del
ejercicio de los derechos que reconoce el ordenamiento jurídico. La Directiva 95/46
dedica su artículo 9 a esta cuestión, indicando que “en lo referente al tratamiento de datos
personales con fines exclusivamente periodísticos o de expresión artística o literaria, los Estados
miembros establecerán, respecto de los disposiciones del presente capítulo, del capítulo IV y del capítulo
VI, exenciones y excepciones sólo en la medida en que resulten necesarias para conciliar el derecho a la
intimidad con las normas que rigen la libertad de expresión”.
El Tribunal Constitucional, como resolvió en la sentencia 6/1981, insiste en que
las libertades informativas, además de ser un derecho fundamental, tienen la
imprescindible función de garantizar la existencia de una opinión pública libre como
sustento del sistema democrático.
¿Cuándo el derecho a la información está por encima de otros derechos
fundamentales como los recogidos en el artículo 18 de la CE? La respuesta es el interés
general. Pero, ¿qué se entiende por interés general? La jurisprudencia del Tribunal
Constitucional ha fijado que el derecho a la información, por ser elemento
imprescindible para la existencia de una opinión pública libre que es base del sistema
democrático, tiene cierta prevalencia sobre los derechos de la personalidad, siempre que
se trate de información veraz y sea de interés general o interés público, en el sentido de
ser relevante para la comunidad.
64
En relación a la veracidad de la información hay que indicar que la libertad de
información, cuando comporta la transmisión de noticias que redundan en descrédito de
la persona, para que pueda prevalecer sobre el derecho al honor exige que la
información cumpla ese requisito de veracidad, a diferencia de lo que sucede con la
libertad de expresión, que protege la emisión de opiniones y no se presta a una
demostración de exactitud (STC 50/2010 de 4 de octubre). Por veracidad debe
entenderse el resultado de una razonable diligencia por parte del informador para
contrastar la noticia de acuerdo con pautas profesionales ajustándose a las
circunstancias del caso, aun cuando la información, con el transcurso del tiempo, pueda
más adelante ser desmentida o no resultar confirmada (SSTC 139/2007, 29/2009).
Información veraz significa pues información debidamente contrastada o comprobada,
según los cánones de la profesionalidad informativa, excluyendo invenciones, rumores
o meras insidias (SSTS 19 de julio de 2.004, 18 de octubre de 2.005 y 9 de marzo de
2.006) No se exige una veracidad absoluta o plena, ya que si, por un lado caben errores
o desviaciones que no alteren la verdad esencial de la afirmación (SSTS de 25 de enero
de 2.002 y 19 de julio de 2.004), porque la veracidad exigible no es sinónima de verdad
objetiva e incontestable y no equivale a realidad incontrovertible de los hechos, por otro
lado, es suficiente que la información obtenida y difundida sea el resultado de una
búsqueda que asegure la seriedad del esfuerzo informativo (SSTS 6 y 9 de julio y 2 de
septiembre de 2.004, 18 de octubre de 2.005 y 9 de marzo de 2.006), lo que exige que la
fuente sea fidedigna, seria o fiable (STS de 22 de julio de 2.004). Por tanto es necesario
que concurra un específico deber de diligencia en la comprobación de los hechos que
debe ser proporcionado a la trascendencia de la información, para no defraudar el
derecho de todos a recibir una información veraz (STC 139/2007). Para valorar la
veracidad de la información debe ponderarse el respeto a la presunción de inocencia, a
la que no se opone la difusión de una información relativa a la apertura de una
investigación policial y judicial contra el autor de un presunto delito que puede afectar
al interés público (STC 129/2009 y SSTS de 16 de marzo de 2.002 y 12 de noviembre
de 2.008).
Por interés general se entienden aquellas informaciones o datos trascendentes
para influir en la opinión pública. De esta máxima se desprende que aquellas
informaciones que no son de interés general no serán protegidas si vulneran otros
derechos. El Tribunal Constitucional ha señalado que son de interés general, por
ejemplo, el mal funcionamiento de organismos públicos, la seguridad del tráfico,
actividades terroristas que afectan al sistema democrático, acontecimientos de interés
general (como el Campeonato Mundial de Fútbol), el origen y la evolución de un mal
como el SIDA, enfrentamientos entre particulares por cuestiones como el nudismo, la
homosexualidad, la violencia sobre la mujer, el abuso de menores; abusos en los
derechos laborales, de extranjería, violaciones de las libertades sexuales,
discriminaciones, delitos como el tráfico de drogas, estafas, homicidios, incendios,
robos…
Pero no sólo el fondo, sobre el que cabrían muchas otras materias a reseñar, es
importante para determinar el interés público. También lo es el sujeto interviniente:
personaje público o persona con notoriedad pública. Se considera personaje público
aquel cuya conducta, imagen y/o opiniones están sometidas al escrutinio de los
ciudadanos, que tienen interés legítimo, garantizado por el derecho a recibir
información del artículo 20.1.d de la CONST.
65
Por lo tanto, al plantearnos la colisión entre el derecho a la intimidad y el
derecho a la información, para proclamar la prevalencia de éste se requiere que la
noticia publicada, además de veraz, verse sobre hechos de interés general, con
trascendencia política, social o económica. En la ponderación de los hechos, a estos
efectos, son circunstancias relevantes la materia de la información, su interés público, su
capacidad de contribuir a la formación de una opinión pública libre, el carácter público
o privado de la persona objeto de la información, así como el medio de información, es
decir, si se ha difundido a través de medio de comunicación social. Lo informado debe
resultar de interés público, pues sólo entonces puede exigirse de aquellos a quienes
afecta o perturba el contenido de la información que, pese a ella, la soporten, en aras,
precisamente, del conocimiento general y difusión de hechos y situaciones que interesen
a la comunidad.
En este sentido el Tribunal Supremo tiene establecido (entre otras STC
167/1987, reiterada en SSTC 105/1990 y 176/1995 entre otras) que la técnica de
ponderación exige valorar el peso en abstracto de los respectivos derechos
fundamentales que entran en colisión, precisando que la protección constitucional de las
libertades de información y de expresión alcanza un máximo nivel cuando la libertad es
ejercitada por los profesionales de la información a través del vehículo
institucionalizado de formación de la opinión pública que es la prensa, entendida en su
más amplia acepción. Con esta afirmación obviamente no se quiso decir que los
profesionales de la información tuvieran un derecho fundamental reforzado respecto de
los demás ciudadanos, sino sólo que, al hallarse sometidos a mayores riesgos en el
ejercicio de sus libertades de expresión e información, precisaban y gozaban de una
protección específica. Protección que enlaza directamente con el reconocimiento a
aquellos profesionales del derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional
para asegurar el modo de ejercicio de su fundamental libertad de información (STC
6/1981).
Actuar en nombre del interés general no se concreta en un articulado. Por tanto,
en muchísimas ocasiones, debe defenderse expresamente ese interés general. El
Tribunal Constitucional ha hecho esfuerzos para establecer unos mínimos comunes.
Entiende que las libertades informativas, para ser protegidas en los casos de colisión
con otros derechos fundamentales, deben respetar el límite interno de la veracidad y
tener interés público. En la veracidad, por ejemplo en las informaciones del ámbito
judicial, cumplen un papel fundamental los Gabinetes de Comunicación. En cualquier
caso, no puede cumplir con esa encomienda sin la colaboración de jueces y secretarios
judiciales.
Navarro Marchante considera que “esta garantía del derecho del público a recibir
información es la que justifica la intervención del Estado en el proceso de comunicación
y la imposición de ciertas restricciones al medio de comunicación”. Con ello, se refiere,
por ejemplo, a la obligación legal de rectificación impuesta a los medios, la protección
al profesional de la información frente a su propia empresa en casos de cambio editorial,
la limitación de concentración de empresas a favor de la pluralidad, la obligación a las
televisiones privadas a emitir espacios informativos…
66
Por tanto, queda claro que el sistema democrático español impulsa, defiende y
protege el derecho a la información sobre los poderes del Estado y los servicios
públicos. Que la justicia es un poder del Estado no ofrece duda. Que es un servicio
público, tampoco.
Es en ese escenario, el de la necesidad y obligación de informar sobre la
actividad judicial y los sujetos que protagonizan los hechos de los que se ocupan los
tribunales, donde se produce, en muchas ocasiones, la discusión sobre qué información
facilitar, cómo, desde dónde y hasta dónde. Esa colisión es múltiple, básicamente
concentrada en el concepto de secreto de las actuaciones, de los límites de la publicidad
de las vistas y de la protección de datos que asiste a los ciudadanos.
4.1.1.2.- El acceso de los medios de comunicación a las actuaciones judiciales.
Queda claro que el artículo 20.1.d de la CONST defiende el acceso de los
medios de comunicación a las vistas públicas. Sin embargo, debe ponerse en relación
con el artículo 24 de la CONST y con el 120 de la CONST. Guzmán Fluja considera
que la libertad de información, en su vertiente pasiva, “derecho a recibir información”,
incluye el derecho del ciudadano a ser informado también respecto a la actividad de
jueces y magistrados y sobre el estado de la Administración de Justicia. Por tanto,
concluye, “la justicia no sólo puede sino que debe ser objeto de consideración y atención por parte de
los medios de comunicación social, ya que se trata del ejercicio de un poder del Estado, que emana del
pueblo y no puede escapar a su control”. La publicidad, la transparencia, fortalece la confianza
en el funcionamiento del Poder Judicial y aumenta la responsabilidad de los órganos de
la Administración de Justicia al sentirse vigilados por la opinión pública.
A pesar de los conflictos, es evidente que los ciudadanos, a través de los medios
de comunicación, tienen derecho a conocer el desarrollo de las vistas públicas. Otra
cosa, con referencia posterior, es la cobertura mediática durante el proceso judicial en
sus trámites previos a la celebración de juicio. Navarro Marchante y Rodríguez Borges
consideran que “la actuación judicial debe ser necesariamente pública para poder trasladar a la
comunidad que el conflicto está resuelto, los derechos conculcados han sido restituidos y la paz social
recuperada”. Sánchez de Diego Fernández de la Riva añade a esa reflexión que “la
publicidad en la administración de justicia tiene complementariamente un efecto pedagógico y
ejemplarizante, por cuanto sirve al propósito de aleccionar a la ciudadanía sobre las consecuencias
indeseables de transgredir las normas”.
No ofrece discusión que el procedimiento se convierte en público (para terceros,
es decir, medios de comunicación) desde el momento en el que el juez estima que la
investigación ha concluido (artículo 649 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Los
límites a esa publicidad están recogidos en distintos tratados y convenios
internacionales, a los que la CONST reconoce como referentes válidos, y deben ser
argumentados con auto motivado (razones de seguridad nacional, menores, seguridad
para testigos o víctimas) siguiendo el artículo 680 de la LECRIM.
En resumen, los juicios son públicos salvo que el juez o tribunal argumente en
auto las razones por las que las vistas han de celebrarse a puerta cerrada. La
Constitución ampara la difusión, completa, de los datos y hechos que se exponen en una
vista pública. Es cierto que la vista puede ser pública sólo en parte, que puede
67
modificarse la decisión inicial del tribunal de que se celebre a puerta cerrada, y que el
juez o tribunal puede, también motivadamente, solicitar determinada protección por
parte de los medios de comunicación a la identidad o declaraciones de testigos y peritos
si entiende que existe algún riesgo para ellos.
La publicidad de las vistas orales se ha visto sucesivamente amparada por el TC
en sentencias 56/2004, 57/2004 y 159/2005. Así mismo, por el Reglamento del CGPJ
1/2000 (en el que se regula la existencia de Gabinetes de Comunicación en los distintos
TSJ); acuerdo de 30 de junio de 2004, en el que se aprueba un protocolo de
comunicación; y acuerdo de 15 de septiembre de 2005, Reglamento 1/2005 sobre
aspectos accesorios de las actuaciones judiciales. Además, la instrucción 5/2005 del
Ministerio Público (en la que se indica que el fiscal no debe oponerse a la presencia de
cámaras en las vistas públicas salvo los casos cuya excepcionalidad recoge la ley).
El ordenamiento español dispone que, salvo excepciones que deben ser
motivadas y que están en directa relación con la protección de menores y víctimas en
situación especialmente vulnerable, y por razones de seguridad, los juicios son públicos,
la información que ellos se vierte también y debe, además, estar a disposición de los
medios de comunicación, incluidos los audiovisuales. Como no existe prohibición
expresa, se interpreta que el derecho, en positivo, es general. Por tanto, debe ser el juez
o tribunal quien motive alguna restricción. Y esta publicidad gana, por la naturaleza
pública del acto, a los derechos fundamentales que protege la ley de protección de
datos, por ejemplo. Como gana, igualmente, al derecho al honor, a la propia imagen…
Del artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950 resulta
que la publicidad de las actuaciones judiciales sólo es exigible en las fases de juicio oral
y en el pronunciamiento de la sentencia, y que la garantía de la libertad de información
admite restricciones con el fin de proteger la reputación de derecho a ajenos, impedir la
divulgación de informaciones confidenciales o garantizar la autoridad e imparcialidad
del poder judicial.
Sin embargo, no parece realista la pretensión de limitar la información judicial a
esos momentos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha reconocido que el
público demanda conocer a través de la prensa el funcionamiento de la justicia, y que
tiene un interés legítimo en ser informado e informarse sobre los procesos en materia
penal.
La Recomendación (2003) 13 del Comité de Ministros del Consejo de Europa,
sobre la provisión de información a través de los medios de comunicación en relación
con el proceso penal (adoptada por el Comité de Ministros el 10 de julio 2003), tiene
como principio el derecho del público a recibir información sobre la actividad de las
autoridades judiciales a través de los medios de comunicación. Para ello, los periodistas
deben poder informar libremente y hacer comentarios sobre el funcionamiento del
sistema judicial penal, respetando el principio de presunción de inocencia como parte
integral del derecho a un juicio justo. Las autoridades judiciales deben facilitar
información precisa acerca de sus actos principales, a todos los periodistas, sin ninguna
clase de discriminación, y cuando sea posible a través de comunicados o conferencias
de prensa, por los funcionarios autorizados. En todo caso, al facilitar la información se
68
ha de respetar el derecho a la intimidad, y ofrecer una protección especial a personas
menores de edad, otros especialmente vulnerables, víctimas… También incluye
recomendaciones sobre acceso de los periodistas a los actos judiciales, reportajes en
vivo y grabaciones, o apoyo a los medios de comunicación.
Descendiendo a la regulación positiva nacional, la LOPJ proclama el principio
general de publicidad de las actuaciones judiciales en su artículo 232:
1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las
Leyes de procedimiento.
2. Excepcionalmente, por razones de orden público y de protección de los
derechos y libertades, los jueces y tribunales, mediante resolución motivada, podrán
limitar el ámbito de la publicidad y acordar el carácter secreto de todas o parte de las
actuaciones.
La Carta de Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia, aprobada el 22 de abril
de 2002 por el Pleno del Congreso de los Diputados incluye, entre otros derechos de los
ciudadanos el de recibir información general y actualizada sobre el funcionamiento de
los juzgados y tribunales, y a recibir información transparente sobre el estado, la
actividad y los asuntos tramitados y pendientes de todos los órganos jurisdiccionales de
España. Ahora bien, estos derechos no están reconocidos legalmente (la Carta se aprobó
como Proposición no de ley), y además el alcance concreto de los transcritos abarca
únicamente a aspectos generales sobre el funcionamiento del sistema judicial español.
Posteriormente, el Plan de Transparencia Judicial (PTJ), aprobado por el
Consejo de Ministros de 21 de octubre de 2005, da un paso más, e incluye, como una
las razones que justifican su aprobación, la necesidad de publicar en tiempo real el
resultado de todos los litigios, permitiendo, de esta manera, que las Administraciones
afectadas y los ciudadanos en general puedan conocer eficazmente el funcionamiento de
nuestros Tribunales, así como la evaluación del funcionamiento de las normas legales y
su capacidad de resolver los conflictos sociales. El PTJ se plantea el conflicto entre
derecho a la información y los derechos personales del justiciable, concluyendo que,
reconociendo que la justicia pública es una garantía de los ciudadanos y un medio para
mantener la confianza en los tribunales, es real el peligro de caer en los juicios paralelos
ante la inexistencia de protección legal específica frente a ellos, pero se limita a confiar
en la autorregulación de los medios de comunicación para la evitación de tal indeseable
consecuencia.
Conviene hacer mención a este respecto a los denominados “libros de estilo”. En
ellos se recogen desde los distintos géneros periodísticos que trabajan en el medio, hasta
los errores gramaticales más comunes, como transcribir cifras o cuales son y cómo se
abrevian los tratamientos protocolarios. Pues bien, en la mayoría de esos manuales se
recoge que se usarán las iniciales para identificar a los detenidos por casos de abusos
sexuales o cuando sean menores de edad. En general las agencias de comunicación van
más allá y trabajan con iniciales habitualmente, salvo en el caso de que los detenidos,
acusados o condenados sean cargos públicos o personas de notoria importancia. La
salvedad viene dada en asuntos especialmente relevantes, como los de terrorismo o
casos de evidente trascendencia y publicidad, como los de El Dioni o El Solitario.
69
También es digna de citar la iniciativa surgida en 1998, impulsado desde el
Consejo Audiovisual de Cataluña y posteriormente acogida por el CGPJ y la Federación
de Asociaciones de la Prensa en España, en el que se proponía la aprobación de un
Código de autorregulación periodística. Entre sus principales recomendaciones
elaboradas destacamos:
Que peritos y testigos no aparezcan en programas de televisión mientras se
prolongue el juicio oral.
Que las televisiones no difundan la imagen o la voz de los testigos en sus
intervenciones en el juicio oral, salvo que éstos lo autoricen.
Que no se difundan nombre, voz, imagen o datos que permitan la identificación
de las personas menores de edad involucrados en un juicio.
La advertencia expresa de que se trata de una ficción, en los supuestos de
reconstrucción televisiva de hechos juzgados.
La prohibición de que los miembros de un Jurado aparezcan en televisión, hasta
la publicación de la sentencia.
Que las retransmisiones de los juicios se hagan obligatoriamente en plano
general.
Una iniciativa particular reciente, en esta misma línea, se ha producido el pasado
3 de mayo de 2012 con la firma de un protocolo de colaboración que pretende mejorar
la calidad de la información judicial y las relaciones entre los medios de comunicación
y los tribunales de justicia por parte del Presidente del Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía, la presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, y el presidente de la
Comisión Gestora del Colegio de Periodistas de Andalucía. Este protocolo contempla
cuatro grandes objetivos: satisfacer el principio constitucional de información y de
publicidad de la justicia desde el rigor, la calidad y el respeto a otros derechos y
libertades constitucionales; dar a conocer los principios y características del sistema
judicial como poder independiente para la resolución de conflictos; mejorar la imagen
de la Justicia haciendo su función más transparente y accesible; y abrir un cauce de
diálogo permanente que, desde el respeto absoluto a la legislación vigente y a la
deontología periodística, contribuya a resolver las trabas que dificulten la necesaria
relación entre los profesionales de la justicia y del periodismo y a prevenir la reiteración
de los problemas observados en el cumplimiento de la misión de informar de los
procesos judiciales.
Estos principios se concretan en una serie de obligaciones para la
Administración de Justicia:
Poner al alcance de los periodistas, a través del Gabinete de Comunicación del
TSJA, toda la información necesaria para que puedan realizar su trabajo con la máxima
previsión y rigor posible.
70
Garantizar el acceso igualitario de todos los medios informativos a los actos
institucionales y a las salas de vista, procurando ofrecerles unas adecuadas condiciones
de trabajo.
Preservar, con carácter general, el acceso de todos los medios a las salas de
vistas durante la celebración de juicios públicos. Para evitar conflictos derivados de la
existencia de juicios mediáticos, en los que el número de medios acreditados puedan
afectar el desarrollo de los juicios, estiman necesaria la aprobación de una guía de
buenas prácticas dirigidas a jueces y periodistas que definan las condiciones de acceso a
los recintos judiciales y a la información.
Impulsar la autorregulación de los medios de comunicación, promoviendo la
adopción de códigos deontológicos que mejoren la calidad de la información sobre
procesos judiciales y contribuyan a armonizar las libertades y derechos constitucionales
en la obtención y tratamiento de la información. Su elaboración queda encomendada al
Consejo Audiovisual de Andalucía.
El Consejo Audiovisual de Andalucía emitirá los informes y dictámenes
pertinentes para garantizar que los medios de comunicación no fomenten juicios
paralelos y dediquen la atención especial que en la difusión de información merecen las
víctimas, los menores de edad y los testigos.
Finalmente, el artículo 6 del Reglamento del Pleno del CGPJ 1/2005, de los
aspectos accesorios de las actuaciones judiciales, permite con carácter general, el acceso
de los medios de comunicación acreditados a los actos procesales celebrados en
audiencia pública, excepto en los supuestos en que pueda verse afectados valores y
derechos constitucionales, en los que el Juez o Presidente del Tribunal podrá denegar
dicho acceso mediante resolución motivada, pero no establece ningún tipo de regla
específica respecto al acceso, por parte de estos medios, al contenido de las resoluciones
judiciales y procesales.
4.1.1.3.- La información en el proceso penal.
Las previsiones que hemos expuesto, que tienen un marcado carácter aperturista
hacia la información, chocan con previsiones procesales como la contenida en el
artículo 301 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que establece de forma absoluta el
secreto de todas las diligencias sumariales (hasta la apertura del juicio oral), sanciona
administrativamente a los abogados, procuradores y demás personas no funcionarios
que revelaren tal secreto, y se remite a la normativa penal para el caso de que sea
cometido por funcionario (si bien el Código Penal vigente sólo tipifica los casos de
actuaciones declaradas secretas). Ahora bien, esta limitación de la publicidad procesal,
reconocida por el Tribunal Constitucional en su Sentencia 13/85, de 31 de enero, puede
pensarse que han sido derogadas, al menos en cuanto a su respeto (subsisten las
investigaciones ante filtraciones), por el desuso. No hace falta citar ejemplos: se trata de
un hecho notorio.
Nos centraremos ahora en el procedimiento penal por ser el que mayor interés
despierta por parte de los medios de comunicación. En términos generales, y salvo las
71
referencias a los artículos precisos que recogen las protecciones propias de cada
jurisdicción, y haciendo especial excepción de la materia de familia e incapaces, las
consideraciones pueden entenderse extendidas a los procedimientos civiles.
Juan Carlos Orenes Ruiz, en Libertad de Información y Proceso Penal. Los
límites, desarrolla un profundo análisis sobre la publicidad en el proceso penal,
directamente relacionado con la protección de derechos fundamentales. Por tanto,
relacionado con la protección de datos que asiste a los ciudadanos.
Aparentemente, los límites están claros: las diligencias de investigación
(urgentes, previas, jurado) son secretas porque así lo recoge el ordenamiento jurídico.
Pero la evolución del derecho y de la sociedad, y la práctica diaria, demuestran, como
recogen Orenes Ruiz o Latorre Latorre, evidencian que la frontera no está ni mucho
menos clara.
La razón parece estar en el escaso encaje que tiene el secreto. Distintos teóricos
señalan que la regulación sobre el secreto es confusa, empezando por la distinción entre
secreto interno y secreto externo, y que muestra de ello es la inaplicación de las
sanciones que recoge el ordenamiento por revelación de información sujeta a secreto.
Como explica Orenes Ruiz, el secreto del sumario tiene su origen en el proceso
inquisitorial, basado en el secreto y el carácter escrito. Fue así en toda Europa, excepto
en Inglaterra. En España, es la Ley de Enjuiciamiento Criminal (1882) la que incluye el
principio acusatorio formal, superando así el sistema inquisitorial, basado en el secreto
absoluto incluso para los acusados durante toda la investigación. Con ello, se daba un
paso de armonización del derecho de la sociedad a castigar y del acusado a defenderse.
El proceso penal tiene, aparentemente pues, dos fases: una primera de
instrucción y una segunda de juicio oral. Pero ni eso está claro. Hay quienes hablan de
una tercera, una fase intermedia que transcurre entre el final de la instrucción y la
celebración de juicio. La pervivencia del sistema esencial descrito que recoge la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, no modificado en las distintas reformas, es precisamente
objeto de múltiples cuestionamientos, que afectan a la publicidad, por entender, como lo
expresa Ramos Méndez, y a ello se refiere Orenes Ruiz, de falta de encaje tras la
aprobación de la Constitución.
El secreto de sumario se encuentra recogido en los artículos 301 y 302 de la
LECRIM. De su redacción se deducen los dos secretos aparentemente existentes: uno
que afectaría a terceros mientras se investiga y el que afectaría incluso a las partes del
proceso, por expresa decisión mediante auto del juez o magistrado instructor. El secreto
externo es el que afecta directamente al derecho a la información. El Tribunal
Constitucional, en sentencia 13/1985, se pronunció sobre la constitucionalidad o no del
secreto de sumario. Y lo hizo poniéndolo en relación con el artículo 120 de la CONST,
que recoge precisamente la publicidad del proceso. Latorre Latorre, citado por Orenes
Ruiz, afirma: “El secreto es contrario a un proceso público sin que quepa entender por proceso
únicamente el juicio oral; el concepto de proceso debe extenderse a todo el conjunto de actuaciones
preparatorios y decisorias, sin que sea admisible la existencia de una zona exenta del control público,
como es la fase sumarial”. Es cierto que la Fiscalía General del Estado, en su instrucción
72
3/1993, la publicidad sólo rige, con fundamento en los artículos 24.2 y 120 de la
CONST a partir del momento de la apertura del juicio oral.
Hay más elementos que ayudan al conflicto entre secreto y publicidad, más allá
de los que se señalan también respecto al derecho a la defensa. Y es el siguiente: ¿Qué
está secreto? ¿Las diligencias sumariales? Y, ¿a qué se hace referencia exactamente con
ello? El Tribunal Supremo, en sentencia 1020/1995 aclara, precisa, que debe entenderse
por diligencias sumariales “el contenido de las declaraciones de los imputados y testigos,
documentadas en los folios correspondientes, así como a los dictámenes periciales y demás documentos
que se aportan a la causa”. El Supremo “excluye de tal concepto a las resoluciones interlocutorias o de
fondo que resuelven cuestiones relativas a la situación personal de los inculpados o a aquellas
relacionadas con las responsabilidades civiles”. Y agrega en ese fallo que “también carecen de esa
consideración sumarial los autos de inhibición o los informes y exposiciones elevadas a la superioridad
para solventar los pertinentes recursos”.
Es decir, que toda esa información sí sería objeto de publicidad. Es, como
desarrollaremos en otro punto de este trabajo, parte de la argumentación que sostiene el
CGPJ en su protocolo de comunicación, en el que detalla qué información se puede
facilitar de los procedimientos estando en fase de instrucción.
El ordenamiento recoge distintas sanciones sobre la revelación de secretos
(como los artículos 417 y 466 del Código Penal). No incluye sanción alguna para el
profesional de la comunicación, al que la CONST le otorga poder acogerse al secreto
sobre sus fuentes.
Lo cierto es que según la sentencia del Tribunal Constitucional, la 13/1985, el
secreto de sumario es una restricción que afecta al acceso a las fuentes de la noticia.
Analistas del fallo, como Del Moral García y Santos Vijande, sostienen que de esta
sentencia del Constitucional se deriva que la resolución que restrinja un derecho
fundamental ha de estar motivada; sólo afecta a las diligencias que lo constituyan; no
crea una materia reservada o sustraída a la información, no cabe entender que quede
excluido del objeto de información de los medios los hechos que se investigan, no se
trata de sustraer a la opinión pública, lo que existe antes y al margen del sumario. El
Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha pronunciado en distintas ocasiones
afirmando que el secreto sumarial de la fase de instrucción no puede constituir una
prohibición absoluta de informar sobre los procesos.
Hay un aparente respaldo al secreto sumarial que no se corresponde con la
persecución por la revelación de secretos. Existe coincidencia en defender el sentido del
secreto sumarial como herramienta para velar por la presunción de inocencia y, sobre
todo, por el buen fin de la investigación. Sin embargo, no existe en lo que se refiere a
entenderlo como un límite claro, definitivo e infranqueable a la libertad de información.
Por ello, la práctica demuestra algo bien distinto a lo que recoge el ordenamiento e
incluso a lo que recoge la sentencia del Tribunal Constitucional antes citada. Cada día,
los medios de comunicación abordan múltiples informaciones referidas a asuntos que se
están investigando en los tribunales españoles. Esas informaciones tenían hasta hace
unos años su fuente de información en una de las partes, indiscutiblemente. Esa realidad
ha causado importantes perjuicios a la información recibida por parte de los ciudadanos
sobre la labor judicial. ¿Por qué? Porque generalmente, era parcial. Desde hace algunos
años, desde que los Gabinetes de Comunicación han extendido su funcionamiento a
73
todos los territorios, la realidad va cambiando, con mejor o peor suerte, dependiendo, en
buena medida, de la colaboración de los jueces y magistrados.
Partimos de la base de que el Tribunal Constitucional sí ha dejado claro que: el
secreto de sumario no es sinónimo de materia reservada y ha amparado incluso, como
en la sentencia 244/2007, la facilitación de identificación de detenidos en rueda de
prensa. Pero además, la Justicia es un poder del Estado y está sometido al control del
pueblo; la Fiscalía General del Estado, en la misma instrucción 3/1993, reconoce la
positiva labor que puede realizar la prensa corrigiendo y aún previniendo posibles
errores judiciales; el Consejo de Europa insiste, según Orenes Ruiz, en la necesidad de
que las autoridades judiciales y los servicios policiales mantengan informados a los
medios de comunicación durante el transcurso de las investigaciones penales, siempre
que no perjudique al secreto de las investigaciones o dificulte el resultado de los
procedimientos; …
4.1.2.- Instrumentos normativos particulares
Como se puede ver, a pesar de la trascendencia de los derechos e intereses, tanto
individuales como colectivos, en juego, existen grandes sombras en la regulación
orgánica y procesal sobre el acceso de los medios de comunicación a las resoluciones
judiciales, sus límites o sobre tratamiento informativo de las actuaciones judiciales.
Ante este déficit normativo, se han abierto dos líneas, convergentes, con el fin de
dar una solución ordenada al necesario flujo de información desde los órganos
judiciales a los medios de comunicación social. El primero parte del CGPJ. El segundo,
de los Secretarios de Gobierno de los Tribunales de Justicia.
4.1.2.1-. El protocolo de comunicación de la justicia
El 7 de julio de 2004, el Pleno del CGPJ dio el visto bueno al Protocolo de
Comunicación de la Justicia (en adelante, el Protocolo), texto aprobado por la Comisión
de Comunicación del CGPJ el 30 de junio anterior.
Se parte de la constatación de la percepción que tiene la ciudadanía sobre el
funcionamiento y actividad de los órganos judiciales, motivada por la oscuridad y
fragmentación de la información que de ellos reciben, así como de las dificultades que
tienen los profesionales de los medios de comunicación para obtener datos fiables sobre
los procedimientos judiciales a través de canales convencionales. Reconociendo que la
imagen de la Justicia en España es negativa, y el poder de la opinión pública, declara la
voluntad de reforzar el principio de publicidad de la Justicia como garantía esencial del
funcionamiento del Poder Judicial en una sociedad democrática como la nuestra, no
sólo porque fortalece la confianza pública en la Justicia sino también porque fomenta la
responsabilidad de los órganos de la Administración de Justicia.
El mecanismo para lograr este fin son los Gabinetes de Comunicación.
74
4.1.2.1.1.- Los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia.
Los Gabinetes de Comunicación de los Tribunales Superiores de Justicia tienen
su origen legal en el art. 54.3 del Acuerdo de 26 de julio de 2000, del Pleno del CGPJ,
por el que se aprueba el Reglamento 1/2000, de los Órganos de Gobierno de Tribunales:
Corresponderá a las Oficinas de Prensa de los Tribunales Superiores de Justicia, con la asistencia técnica
pertinente y bajo la dirección de su Presidente, el desarrollo de las actividades informativas y de relación
con los medios de comunicación que procedan en el ejercicio de las competencias atribuidas a los órganos
de gobierno de cada Tribunal Superior, así como para una mejor atención de los medios informativos y de
los profesionales de la información en sus relaciones con la Administración de Justicia dentro de dicho
ámbito.
El CGPJ confía en los Gabinetes de Comunicación la misión de transformar la
imagen y la reputación corporativa de la Justicia española. Para ello declara su
integración en la estructura judicial y les impone el principio de transparencia
informativa y la colaboración completa con los medios de comunicación (obviamente,
con los límites establecidos en las leyes). Se trata, principalmente, de ofrecer a los
profesionales de los medios de comunicación una fuente natural de información fiable,
puntual, contrastada e igualitaria, capaz de explicar y divulgar las resoluciones
judiciales, y con el fin último de evitar que se puedan crear en la ciudadanía estados de
opinión erróneos.
4.1.2.1.2.- La información que se facilita.
El Protocolo admite que son los procesos penales los que tienen más interés
periodístico, y reconoce las limitaciones de la previsión legal de secreto de las
actuaciones sumariales. Aún así, entiende que existe determinada información cuyo
conocimiento y difusión pública es admisible, y lo hace (aún a título de ejemplo)
enumerando algunos supuestos aunque con la prevención de que no comprometa la
investigación y cuente con la autorización del juez de instrucción:
-
Durante la fase de instrucción: el número y la identidad de los imputados y/o
detenidos que han prestado declaración ante el juez y los motivos de la
detención, con una sucinta descripción de los hechos o de los indicios del
delito; situación personal acordada; los presuntos delitos por los que se abre
la causa; el número de testigos que han declarado; qué pruebas periciales se
han realizado; qué diligencias de investigación se han practicado; la
evolución en las distintas fases procesales; los autos dictados en la fase de
instrucción como los de admisión o inadmisión a trámite, prisión, estimación
de pruebas, procesamiento, informes periciales forenses así como
resoluciones sobre recusaciones y recursos.
-
Terminada la instrucción, el auto de apertura del juicio oral y los escritos de
calificación del Ministerio Fiscal.
-
Dictada y firmada la sentencia, firmado, estas se convierten en documentos
públicos y se facilitarán en su totalidad a los medios de comunicación, una
vez que ya estén a disposición de las partes. Por excepción, en las sentencias
75
referidas a menores o a las relaciones familiares se han de eliminar los datos
personales de los afectados y los que puedan identificarlos.
4.1.2.1.3.- ¿Quién facilita la información a los Gabinetes de Comunicación?
A partir del artículo 54.1g del Reglamento 1/2000, el Protocolo parte de la
consideración de los Presidentes (de Tribunales Superiores, de sus Salas y de las
Audiencias Provinciales) y Jueces decanos como portavoces naturales en sus
respectivos ámbitos, estableciendo que los Gabinetes de Comunicación son
instrumentos de los que pueden hacer uso cuando precisen divulgar información, y
siempre bajo la dirección y supervisión del Presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Se trata de una previsión para la información que se puede calificar como institucional.
Respecto a la información sobre procedimientos y resoluciones judiciales, los
Presidentes de las Salas han de designar a las personas que han de aportar
semanalmente al Gabinete las resoluciones dictadas (después de ser notificadas) y los
señalamientos de vistas (indicando aquellos que, por su trascendencia pública, precisen
una organización previa, de la que se encarga el propio Gabinete). Tal y como se decía
antes, la finalidad del Gabinete es ofrecer información puntual (la noticia de hoy
envuelve el pescado de mañana). Por eso la comunicación semanal de resoluciones no
excluye la conveniencia, e incluso necesidad, de que las resoluciones dictadas en
asuntos de especial interés o atención para los medios sean trasladadas a los Gabinetes
en el momento inmediatamente posterior a la notificación a las partes.
Esta misma previsión se establece para los Jueces de lo Penal, pero limitada en
el caso de las sentencias a las que resulten de interés. Para el resto de jurisdicciones se
pueden aplicar los mismos criterios.
Un supuesto especial es el de los Jueces de Instrucción: en estos casos, aún
cuando se parte de la obligación de derivar a los periodistas hacia el Gabinete de Prensa,
se admite la posibilidad de que los propios jueces opten por mantener contacto con los
periodistas, si bien en tal caso, para preservar el derecho de los medios a obtener
información en condiciones de igualdad, debe informar al Gabinete del contenido de
este contacto y la información facilitada. Además, cuando se trate de casos de atención
preferente para los medios, el Gabinete asistirá personalmente al Juez de Instrucción
para canalizar la demanda informativa.
4.1.2.2.- El papel de los Secretarios Judiciales. Protocolos e instrucciones de
los Secretarios de Gobierno.
Los Secretario de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia, en
su reunión anual de 2007, trataron la necesidad de aprobar una “Guía de buenas
Prácticas Oficinas Judiciales y Medios de Comunicación”: un instrumento que permita
optimizar las relaciones de las Oficinas Judiciales con los Gabinetes de Comunicación
de los Tribunales Superiores de Justicia en el marco del art. 234 LOPJ y del Plan de
Transparencia Judicial, y que se concretó en un borrador de Instrucción sobre las
relaciones de las Oficinas Judiciales con los medios de comunicación.
76
Se parte de la asunción de la relevancia del papel a desempeñar por los
Secretarios Judiciales en el desarrollo de políticas de comunicación que conduzcan a
una adecuada percepción social del sistema judicial, y el convencimiento de la
necesidad de arbitrar fórmulas que conduzcan a una adecuada aplicación, por parte de
los Secretarios Judiciales. Según este documento, el Secretario Judicial queda orgánica
y funcionalmente obligado a garantizar el adecuado desarrollo del derecho de acceso a
la información judicial, no solo de la denominada publicidad o información procesal,
(partes e interesados), sino también de la extraprocesal, (genérica o difusa). En este
sentido, entiende que el interesado al que se refiere el artículo 234 de la LOPJ incluiría
al periodista o profesional de la información.
El Borrador de Instrucción concreta las siguientes obligaciones para los
Secretarios Judiciales:
-
Impulsar una política abierta y transparente, atendiendo a la Carta de
Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia y en el marco del Plan de
Transparencia Judicial.
-
Canalizar hacia el Gabinete de Comunicación del TSJ el ejercicio del
derecho al acceso a la información judicial por parte de profesionales de la
información acreditados.
-
Cuidar el régimen de acceso más adecuado a la información y
documentación que precise el Jefe de Prensa del TSJ, especialmente en lo
que se refiere a resoluciones y vistas.
-
Facilitar, en el ámbito del proceso penal, cuanta información y
documentación solicite el Jefe de Prensa del Tribunal Superior atendiendo a
los criterios contenidos en el Protocolo de Comunicación de la Justicia del
CGPJ.
-
Proporcionar información aséptica y objetiva, con respeto a la dignidad de
las personas, y sin entrar en polémicas con los órganos jurisdiccionales, con
las partes o con los medios de comunicación.
-
Informar de la forma más rápida posible al Gabinete de Comunicación de
cuantas situaciones se puedan conducir a la producción de juicios paralelos,
absteniéndose de intervenir o de colaborar en publicaciones o programas que
puedan derivar en ellos.
-
Prohibición de que puedan oponerse a la grabación audiovisual de los juicios
orales por los medios de comunicación de los actos procesales celebrados en
audiencia pública.
-
Cuidar ,que los profesionales de los medios, queden informados de la
existencia o inexistencia de resoluciones del Juez o Presidente denegando su
acceso a actos que hayan de celebrarse en audiencia pública, así como
77
notificarles en su caso la resolución dictada, de forma fehaciente y en tiempo
para que se pueda interponer recurso.
-
Colaborar con el Jefe de Prensa del TSJ para preservar los derechos a la
intimidad e imagen de los menores y las víctimas, especialmente en casos de
delitos contra la libertad sexual, y de los testigos y peritos.
Como consecuencia de este Borrador, y en términos básicamente coincidentes
con éste, se han dictado sendas Instrucciones por los Secretarios de Gobierno de los
Tribunales Superiores de Justicia de Cataluña y Murcia.
78
5.- PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS
5.1.- INTRODUCCIÓN: PROCESO Y SENTENCIA.
El sistema de derechos fundamentales39, que el proceso español no puede
desconocer al fijar su estatus epistémico, tiene que tomar en consideración, junto con
los derechos fundamentales que podríamos llamar sustantivos (vida, inviolabilidad
del domicilio, libertad deambulatoria, etc) cuya problemática mas habitual es el de la
prueba constitucionalmente ilícita y la que de ella deriva, también los derechos
fundamentales llamados procedimentales que se recogen -fundamentalmente, en lo
que aquí interesa- en el art 24 CONST. Así, la regulación de proceso, en especial el
penal (y la interpretación de esa regulación) debe pretender establecer un estatus
epistémico que encaje con las reglas del proceso justo que se decanta del art 24 de la
Constitución.
Dice el artículo 24 CONST (Derecho a la tutela judicial efectiva):
“1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el
ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y a la
asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin
dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su
defensa, a no declarar contra sí mismo, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.
La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará
obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.”
Como se puede observar la Constitución en su artículo 24.2 se refiere a un
proceso público y con todas las garantías, y debe ponerse en relación con el artículo
120 de la Constitución: 1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que
prevean las leyes de procedimiento. 2. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en
materia criminal. 3. Las sentencias serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública”.
Debe tenerse en cuenta que si bien el artículo 24.2 recoge una serie de
garantías que se originaron en el proceso penal, la jurisprudencia constitucional las
considera exigibles en todo proceso (sea civil, social, contencioso-administrativo y
militar)40. Y es que la publicidad constituye la máxima garantía de transparencia del
proceso, y, por consiguiente, de su regularidad y de la posibilidad de someterlo a
crítica. Téngase en cuenta que la publicidad de los procesos no es solo un derecho
fundamental proclamado por el artículo 24.2, sino también una norma constitucional
sobre organización y funcionamiento del Poder Judicial y, por tanto, de la
administración a su servicio (artículo 120.2 CE), algo que en numerosas ocasiones
quizás no se tiene suficientemente en cuenta. De hecho, el legislador no es libre para
establecer excepciones a ello, no solo deben recogerse expresamente en las leyes
39
40
CAMARENA-ORTEGA, Procedimiento penal abreviado Vol I, editorial Foro Jurídico, Valencia, 2010.
DIEZ-PICAZO Luis María,” Sistema de derechos fundamentales”, Thomson-Civitas, Madrid, 2003 página
375
79
procesales, sino que no pueden ser caprichosas o arbitrarias (STC 30/1982 y STEDH
Serre c Francia 29.9.1999 y Guisset c Francia 26.9.2000). Por tanto, en cualquier
caso, habrán de ser excepciones, no la regla general.
No otra cosa dice el Convenio para la protección de los derechos y de las
libertades fundamentales (artículo 10 de la Constitución) que en su artículo 6
(Derecho a un proceso equitativo) recoge: “1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea
oída equitativa, públicamente (…). La sentencia debe ser pronunciada públicamente (…)”. Es
importante indicar que el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) y el
desarrollo que del mismo hace el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH),
establecen, en materia de derechos fundamentales, los mínimos que permiten
garantizar una especie de espacio común europeo41. En ese sentido, el artículo 53 del
Convenio recoge que:
“Ninguna de las disposiciones del presente Convenio será interpretada en el sentido de limitar
o perjudicar aquellos derechos humanos y libertades fundamentales que podrían ser reconocidos
conforme a las leyes de cualquier Alta Parte Contratante o en cualquier otro convenio en el que ésta
sea parte.”
Y es que, no es baladí que “proceso público y sentencia pública” se hallen
recogidos en el corazón de los textos básicos que fundamentan nuestra estructura
política, pues afectan a la legitimación de las propias instituciones que componen esa
estructura.
5.2.- FUNDAMENTO.
5.2.1 -Proceso e imparcialidad.
El sentido de esos textos básicos tiene que ver con que vamos a tener que
afrontar42 una situación en la cual hemos de convivir personas que posiblemente no
compartamos, ni tengamos en común, nada o casi nada. Esa situación puede
ocasionar importantes problemas de legitimidad referidos a la estructura política que
permite nuestra convivencia y consecuentemente al proceso en general y
especialmente al proceso penal pues es donde se ventilan asuntos que afectan al
núcleo mas duro de nuestros derechos fundamentales.
Nagel43 dice: “Una causa de esta situación se encuentra en el conflicto que se da entre
sistemas de valores tan opuestos que los partidarios de cada uno piensan no solamente que los otros
están completamente equivocados sino que, sin traicionarse a si mismos, no pueden estar de acuerdo
en que los otros puedan actuar libremente con sus respectivos valores”, pone ejemplos, como el
aborto o el conflicto palestino-israelí y señala después, que el problema es mas
importante cuando los valores o las condiciones en conflicto tienen implicaciones
directas sobre las condiciones básicas para un orden político justo, así: “En el mundo
41
Sobre esta materia puede verse QUERALT Jimenez Argelia, “La interpretación de los derechos: del
Tribunal de Estrasburgo al Tribunal Constitucional”, Centro de Estudios Politicos y Constitucionales, Madrid 2008,
páginas 97 y ss.
42
43
CAMARENA-ORTEGA, Procedimiento penal abreviado Vol I, editorial Foro Jurídico, Valencia, 2010.
NAGEL Thomas - Igualdad y parcialidad, Barcelona, Paidos 2006.
80
considerado globalmente hay comunidades culturales y nacionales que representan valores tan
radicalmente diferentes que no parece posible construir ninguna concepción de un orden político
legitimo en el que pudieran vivir todos -un sistema legal respaldado por la fuerza cuya estructura
básica fuese aceptable para todos-. Desgraciadamente esto puede ocurrir también dentro de las
fronteras de un Estado...”. Quizás, al menos se podría buscar una base de carácter
procedimental44. En ese sentido Stuart Hampshire45 afirma que “existe un principio
moral primordial que cualquier ciudadano tiene buenas razones para aceptar y respetar en la practica
es el principio de imparcialidad institucional en los procedimientos para resolver conflictos. Estos
procedimientos imparciales, políticos y legales, constituyen el cemento que mantiene unido al Estado y
proporcionan un terreno común de lealtad compartida por los ciudadanos que reconocen este vinculo
institucional: normalmente es emocionalmente más débil que el vinculo de toda un visión moral
compartida, o que los vínculos de parentesco, pero sigue siendo un vinculo que se deja sentir.”
En cualquier caso, además de otras consideraciones46, a lo que no deberíamos
renunciar es a esos procedimientos imparciales. Esa exigencia estructural de
imparcialidad en la toma de decisiones en el proceso, en el caso del proceso penal es
coherente, también, con el cambio de distribución de poder en el establecimiento de
la verdad en el mismo, cambio que se dio mediante el paso de la inquisitio al sistema
acusatorio, y, además, con la clase de “verdad” que es posible establecer en él, pues,
a lo que nos enfrentamos básicamente en el proceso penal, es a la aportación de
determinados datos y narraciones, y, a argumentaciones a partir de los mismos, y
puede afirmarse, que una valoración imparcial de las mismas es inherente a la propia
44
RAWLS John, en “El liberalismo político”, Critica, Barcelona 1996, en páginas 225 y 226, dice que la
justicia como equidad no es neutral procedimentalmente, pues “sus principios de justicia son sustantivos y por lo tanto
expresan mucho mas que valores procedimentales; y los mismo vale para sus concepciones políticas de la sociedad y de la
persona que están representadas en la posición original (II $$ 4-6). Como concepción política trata de convertirse en el
foco de consenso entrecruzado. Es decir, el conjunto de la concepción aspira a articular una base pública de justificación
para la estructura básica de un régimen constitucional”. Previamente indicaba: “la neutralidad puede definirse de modos
bastante diferentes. Procedimentalmente, por ejemplo, haciendo referencia a una procedimiento que pueda ser justificado,
o legitimado, sin necesidad de apelar a valor moral alguno. O bien, si esto parece imposible (pues justificar algo parece
implicar siempre la apelación a algunos valores), se puede buscar un procedimiento neutral, un procedimiento que se
justifica apelando a valores neutrales, es decir, a valores tales como la imparcialidad, la consistencia en la aplicación de
los principios generales a todos los casos razonablemente similares (comparase con: los casos similares en aspectos
relevantes deben ser tratados de forma similar) y la igualdad de oportunidades a la hora de presentar las partes sus
alegaciones. Se trata de valores que regulan los procedimientos equitativos que habrían de dirimir las exigencias de las
partes en conflicto. La determinación de un procedimiento neutral también puede apoyarse en valores insitos en los
principios de discusión libre y racional entre personas razonables plenamente capaces de pensamiento y de juicio, y
preocupadas por descubrir la verdad y por alcanzar un acuerdo razonable fundado en la mejor información disponible”. Si
bien las referencias bibliográficas sobre John Rawls o Jürgen Habermas son innumerables, una discusión entre las
posiciones de Rawls y Habermas puede verse en Jürgen Habermas/John Rawls Debate sobre el liberalismo político Paidós
I.C.E./U.A.B. Pensamiento contemporáneo 45 Barcelona 1998, y un análisis de la obra de John Rawls puede verse en un
artículo de VIVES ANTÓN T.S. Sobre la Teoría de la Justicia, una aproximación crítica a la propuesta de Rawls, que
forma parte del proyecto de investigación “La libertad como proyecto de convivencia: fundamentación y crisis” (SEJ 20050380) concedido por el Ministerio de Educación y Ciencia en 2005 dirigido por T.S. Vives. Una discusión puede verse
también en RORTY Richard, “Filosofía y futuro” Gedisa, Barcelona 2002, págs79 y ss, en el capitulo titulado “la justicia
como lealtad ampliada”, en el que acaba entendiendo como aconsejable abandonar el racionalismo que aún nos queda como
herencia de la Ilustración, obra que incluye también un capitulo en el que se ofrece una mirada romántica a su evolución
filosófica “Trotsky y las orquídeas salvajes”, y un interesante análisis de las posiciones de RORTY, puede verse en
HABERMAS Jürgen, “Verdad y Justificación” Trotta Madrid 2002, páginas 223 y ss. Una defensa de a Ilustración se
realiza en NAGEL Thomas, “Otras mentes” Gedisa.
45
Tomado de Vives Antón, Tomas S., Sobre la imparcialidad del Juez y la dirección de la investigación
oficial del delito, en Teoría & Derecho 1/2007 (junio-diciembre). En la que analiza la investigación penal y su atribución a
un juez o al ministerio fiscal.
46
Como señala Nagel “Debemos acordar restringirnos a la hora de limitar la libertad personal por acción del
Estado en el nombre de valores que en cierta manera quedan excluidos radicalmente de esa intervención del Estado”.
Igualdad y parcialidad, Barcelona, Paidos 2006.
81
justicia de la decisión que se adopte. Esa imparcialidad necesariamente (en cuanto se
ejercita un poder público) es de modo fundamental pública, máxime en una situación,
en la que, tal como se ha indicado, hemos de convivir personas que posiblemente no
compartamos, ni tengamos en común, nada o casi nada; por ello no puede
establecerse “privadamente”, lo cual afectaría al propio mecanismo de toma de
decisiones y su necesidad de sujeción a “reglas”. Ese es uno de los motivos por los
que la necesidad de proceso público y sentencia pública se torne inexorable, máxime
si se acepta el pluralismo como rasgo definitorio de las comunidades humanas y, de
una manera específica, de las sociedades democráticas contemporáneas.
5.2.2.- Proceso y verdad.
En nuestro entorno cultural47, el diseño de condiciones racionalmente
aceptables
de convivencia supone desde una perspectiva individual el
reconocimiento de determinados derechos48 y la necesidad de seguridad. En ese
reconocimiento se debe ser especialmente cuidadoso, ya que está en juego la
legitimidad del sistema político49. Respecto de seguridad puede contemplarse desde
distintas perspectivas. Así, seguridad sería la persona no puede verse privada de esos
derechos sino por causas previamente definidas y conocidas50; pero, seguridad, desde
otro punto de vista, también puede verse como la obligación del Estado de
proporcionar un espacio de convivencia en el que, el ejercicio de esos derechos sea
realmente efectivo, para lo cual, paradójicamente, debe en ocasiones limitar su
ejercicio.
Para el caso del proceso penal, para la efectividad de lo expuesto no es
bastante que las causas de privación de derechos sean previamente definidas y
conocidas, sino que es imprescindible la exigencia de certeza en la concurrencia del
supuesto fáctico que implica esa privación y que esa certeza se alcance en un
47
Sobre esta cuestión ver CAMARENA Grau S. La detención, Teoria&Derecho Tirant lo Blanch. Valencia.
NAGEL Thomas, Igualdad y Parcialidad, Paidós. Debiendo también establecerse mecanismos frente al poder del
Estado y la conducta de particulares.
48
49
John Rawls señala que “Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que incluso el bienestar de la
sociedad como un todo no puede atropellar” Teoría de la Justicia, página 20, Fondo de Cultura económica, Madrid
1978, y, podríamos añadir también, que ello supone para la persona una posición en los sistemas que lo reconocen de
la que carece en aquellos que no. Tom Campbell en «La Justicia” Gedisa Barcelona 2002, página 147, recoge críticas
al modelo utilitarista de Posner: “Como han señalado muchas críticas, esto representa una base bastante inestable
para la defensa de los derechos, ya que podría resultar que, por ejemplo, alguna forma de esclavitud fuese en algunas
circunstancias el sistema más eficiente de creación de riqueza. Además como sucede con todas las justificaciones
utilitaristas ad hoc de los derechos, este enfoque parece alcanzar la respuesta correcta por razones equivocadas, en el
sentido de que nuestras objeciones a la esclavitud están basadas en consideraciones distintas de la falta de utilidad.
Pocas personas estarían de acuerdo con Posner en que el apartheid está mal simplemente porque es “improbable que
el ostracismo, la expulsión o la segregación de un grupo productivo incremente realmente la riqueza de la sociedad”».
50
No es objeto de este trabajo la cuestión apuntada por NAGEL Thomas en Igualdad y Parcialidad, Paidós, relativa al
análisis de las posiciones de Hobbes, que distinguía entre derechos exclusivos y no exclusivos, entendiendo que los
derechos exclusivos –derechos que excluyen a otros de interferir directamente con su disfrute o ejercicio, y que, para
él, solo pueden surgir a través del abandono por parte de los individuos que entran en la sociedad civil, de amplios
fragmentos de los derechos no exclusivos que poseen en el estado de naturaleza-, y las de Locke, que consideraba los
derechos exclusivos como derechos naturales y presociales; tan solo indicar que, es difícil hablar de derechos sin otros
seres humanos, y, por tanto, un cierto asociacionismo (hay cierta similitud con el argumento contra el lenguaje privado
que toma su base en Wittgenstein), realmente, en otro caso, el ser humano posiblemente no sería tal como ahora lo
concebimos.
82
procedimiento constitucionalmente legítimo. Esta concepción, para el proceso penal,
ha sido recogida por nuestro Tribunal Constitucional, así la STC 81/1998, señala que
la presunción de inocencia, en su vertiente de regla de juicio opera, en el ámbito de la
jurisdicción ordinaria, como el derecho del acusado a no sufrir una condena a menos
que la culpabilidad haya quedado establecida más allá de toda duda razonable, en
virtud de pruebas que puedan considerarse de cargo y obtenidas con todas las
garantías.
Por otra parte si el principio de legalidad en materia penal se corresponde con la
idea democrática del derecho, según la cual la legislación le corresponde al pueblo,
no puede privarse a ese pueblo de la posibilidad de comprobar que se ejerce
correctamente el poder que la legislación otorga. Por eso, el juicio penal es un juicio
público, en el que el público debe conocer su objeto (lectura de los escritos de
acusación y defensa), la prueba debe ser la que se practique en ese juicio, no otra, y
debe poder comprobar cual es el resultado del mismo.
Si bien, en el campo del derecho existe una institución que tiene el monopolio
de la interpretación autoritativa o última del mismo, que establece cuando se ha
seguido una regla y cuando se ha contravenido; y esa institución son los tribunales,
también hay que tener en cuenta que el poder que se administra en el proceso penal es
público y público debe poder ser también su control.
Hay que tener en cuenta que en el proceso penal lo que se hace es una
reconstrucción del pasado de acuerdo con reglas (no es el prerreflexivo “habérselas
bien con el mundo” de la acción, que es el que decide si una creencia funciona o cae
en el torbellino de la problematización –Habermas-). En ese sentido si creencia
verdadera (Vives) es creencia racionalmente justificada el problema de la verdad se
desplaza al de la justificación: ya no es una correspondencia con ninguna clase de
realidad “absoluta”, sino una garantía argumental.
De este modo, Habermas51 señala: “El arduo problema de la relación entre verdad y
justificación hace que sea comprensible el intento de distinguir “verdad” de “aceptabilidad racional”
mediante una idealización de las condiciones de justificación. En virtud de ello un enunciado
justificado sobre la base de “nuestros” criterios se diferencia de un enunciado verdadero de la misma
forma que un enunciado justificado en el contexto correspondiente de aquel que podría justificarse en
todos los contextos. Llamaremos “verdadero” a un enunciado que podría justificarse bajo condiciones
epistemológicas ideales (Putnam), o que, en una situación ideal de habla (Habermas) –o en una
comunidad ideal de comunicación (Apel)- encontraría un acuerdo alcanzado por medios
argumentativos. Verdadero es aquello que puede ser racionalmente aceptado bajo condiciones ideales”.
51
HABERMAS Jürgen, Verdad y Justificación, Trotta, Madrid 2002, página 246, donde también da cuenta de las
objeciones que se han hecho, algunas se dirigen a las dificultades conceptuales relacionadas con el supuesto escenario ideal;
otras muestran que una idealización de las condiciones de justificación no puede satisfacer su objetivo, ya que tal
idealización o bien separa demasiado la verdad de la aseverabilidad justificada o las separa demasiado poco.
83
Tanto Habermas como Putnam han ido introduciendo variaciones o
matizaciones a su posición en esta cuestión, pero considero que la cita cumple como
ilustración de la cuestión que se examina. Ahora bien, el proceso penal tiene una
estructura particular y existen determinadas normas que regulan como se puede llegar
a establecer si un relato está probado o no cortando a medida la discusión (además
entre las condiciones del discurso racional no puede institucionalizarse la obligación
de exigir veracidad a todos los participantes, pues sería incompatible con el sistema
de derechos fundamentales –Vives-). En este caso, podría decirse que el relato estaría
probado si a partir de las reglas propias del proceso penal, bajo las exigentes
condiciones de un discurso racional, puede resistir todos los intentos de refutación.
Así las cosas, es fundamental la publicidad y la participación ciudadana, pues
esa posibilidad de publicidad forma parte de ese escenario ideal (dando un nuevo
matiz a la distinción entre condena razonable y condena mas allá de cualquier duda
razonable) en el que los ciudadanos pueden controlar también si las reglas son
adecuadas o no, como se aplican y si la conclusión es correcta. Para ello entendemos
imprescindible que los juicios sean públicos, que la prueba determinante de la
decisión se practique en el mismo (ya en Barberà, Messegué y Jabardo contra
España el TEDH en la sentencia de 6 de diciembre de 1988 se refería al “hecho de
que elementos de prueba muy importantes no fueran adecuadamente aducidos y
discutidos en el juicio, en presencia de los acusados y bajo la vigilante mirada del
público”) y que el fallo pueda ser conocido.
Juicio público y fallo público se convierten así en piezas angulares del
sistema, tanto desde una perspectiva política (a la que en el sentido expuesto
podríamos denominar principio democrático) como epistemológica.
Desde esa perspectiva es evidente el sentido de los preceptos de nuestra
Constitución y del Convenio Europeo de Derechos Humanos, y por ello, se debe ser
en extremo cuidadoso a la hora de aplicar la legislación de protección de datos en
determinadas fases de los procedimientos judiciales.
Cuestión distinta es que debería revisarse la legislación sobre confección
de las sentencias, para suprimir datos innecesarios que sean incompatibles con una
adecuada protección de datos a la que nos estamos refiriendo.
5.3.- SITUACIÓN ACTUAL.
A nadie se le escapa la situación actual en nuestro país. Es perfectamente posible que
si un ciudadano entra a una sala de vistas que no se le informe del objeto del juicio,
84
en numerosas ocasiones parte de la prueba que se va a tener en cuenta para decidir no
la va a conocer (por ejemplo, la prueba documental) y es en extremo difícil que pueda
acceder al resultado del juicio, ya sea mediante la lectura de la sentencia o acceso a la
misma. En ese sentido se ha dicho52: “En la jurisdicción ordinaria, sobre todo en los últimos
años y, en particular, desde la modificación del art. 266.1 LOPJ, arriba citado, por la Ley Orgánica
19/2003, de 23 de diciembre, el mandato constitucional que constituye la regla general ha sido
convertido primero por la ley y, luego, entusiásticamente por los Tribunales ordinarios y por su
organismo regulador, el Consejo General del Poder Judicial (en adelante, CGPJ), en excepción. Entre
todos han conseguido el colapso de la regla y que la excepción ocupe su lugar. El daño que la
jurisprudencia se causa a sí misma es grande, al igual que lo es la merma de su valor como precedente.
Cómo comparar un caso con otro si se censura con frecuencia la información sobre datos relevantes,
sino esenciales, para diferenciar un caso de otro”. y “ Muchas otras críticas podrían dirigirse contra el
trato legal, jurisprudencial y hasta reglamentario que ha merecido en nuestro país el principio de
publicidad de las sentencias y resoluciones judiciales. A las más obvias, -violación del principio
general de publicidad íntegra y material, y devaluación del valor de la jurisprudencia-, cabe añadir, de
momento, otra consideración, esto es, que la dualidad de estándares aplicados en la práctica en nuestro
sistema jurídico nos pinta el panorama desolador de un ordenamiento dislocado: la jurisprudencia de
los Tribunales ordinarios aparece sistemáticamente mutilada, pero la del Tribunal Constitucional
permanece intacta. Esto quiere decir que en los recursos de amparo se producirá, además, el resultado,
entre hilarante y patético, de que las distintas sentencias y resoluciones sobre un mismo caso
aparecerán modificadas en primera y segunda instancia, así como en casación, pero reaflorarán
íntegras si alguna de las partes recurre en amparo y lleva el caso ante el Tribunal Constitucional.”
Pero claro está, lo anterior será para el caso de que el afortunado ciudadano
haya podido conocer, aunque de forma mutilada el resultado de un procedimiento,
pues esas consideraciones parecen más referidas al acceso a través de bases de datos
comerciales o a través del Centro de Documentación Judicial del CGPJ (CENDOJ).
5.4.- REGULACIÓN BÁSICA.
5.4.1.- Convenio de Derechos Humanos y Tribunal de Derechos Humanos.
Rige la regla de publicidad integra de las sentencias por parte del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.
Así, el art. 33 del Reglamento del TEDH, de 4 de noviembre de 1998,
establece el principio de publicidad de los documentos del Tribunal y, en particular,
respecto de las decisiones y resoluciones establece que: “Son accesibles al público (...)”.
Asimismo, su art. 66 recoge el principio de publicidad de las actuaciones judiciales:
“La audiencia es pública, a menos que, conforme al apartado 2º del presente artículo, el Tribunal
decida lo contrario por razón de las circunstancias excepcionales del caso (...)”.
52
Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo titulado: “Las
Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006
85
El Convenio para la protección de los derechos y de las libertades
fundamentales en su artículo 6 (Derecho a un proceso equitativo) recoge que: “1. Toda
persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente (…). La sentencia debe ser
pronunciada públicamente (…)”.
La trascendencia de la publicidad es evidente, la justicia no puede ser
“secreta”. Así, la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Estrasburgo
(Sección 2), de 15 julio 2003 De Biagi contra San Marino señala que: “el derecho del
acusado a una vista pública no representa sólo una garantía más de los esfuerzos que se van a hacer
para probar la verdad: contribuye igualmente a convencer al acusado de que su causa ha sido oída por
un tribunal cuya independencia y imparcialidad podrá controlar. La publicidad del proceso de los
órganos judiciales protege a los justiciables contra una justicia secreta que escapa al control del
público; así mismo, constituye uno de los motivos para preservar la confianza en los tribunales. Por la
transparencia que da a la administración de la justicia, ayuda a alcanzar la finalidad del artículo 6.1: el
proceso justo, cuya garantía figura entre los principios de toda sociedad democrática en el sentido del
Convenio”.
En lo que ahora interesa y respecto de ese “mínimo” en la publicidad de las
sentencias, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (así en Sentencia, de 3 marzo
2009 Caso Bacanu y SC "R" SA contra Rumania, Pretto y otros contra Italia,
Sentencia de 8 diciembre 1983, Axen contra Alemania, Sentencia de 8 diciembre
1983, y Ernst y otros contra Bélgica, de 15 julio 2003) indica que numerosos
Estados miembros del Consejo de Europa desde hace mucho tiempo, junto con la
lectura en voz alta, utilizan otros medios para hacer públicas las sentencias de sus
jurisdicciones, por ejemplo, depositándolas en Secretaría accesible al público. El
Tribunal dice que la finalidad perseguida por el artículo 6.1, a saber asegurar el
control del poder judicial por el público, no se lleva a cabo peor por el depósito en
Secretaría que por la lectura en vista pública de una decisión.
Por ello, podemos concluir que la publicidad de las sentencias está vinculada
directamente al control por los ciudadanos del ejercicio de la potestad jurisdiccional
que efectúan los jueces, y que lo relevante, más allá de la forma en que se efectúe, es
que sea efectiva53.
El Convenio y la jurisprudencia del TEDH es especialmente relevante, pues
de acuerdo con el articulo 10.2 CE: “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las
libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal
de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados
por España”.
53
CAMARENA Grau Salvador, en 84 cuestiones sobre la dirección y publicidad del juicio oral, Consejo General del
Poder Judicial, cuestión 30, BOE, Madrid 2011.
86
Piénsese que el TEDH llegó a considerar54 en su sentencia 13/1997, de 25 de
febrero, sobre publicación de una sentencia de apelación, dictada por un tribunal
finlandés, que había mencionado que la recurrente era portadora del virus del VIH y
que la divulgación de tal información sólo podía tener lugar transcurrido un plazo de
10 años, se pronuncia a favor del principio de publicidad de las resoluciones
judiciales:
“[E]xiste un interés general en garantizar la transparencia de los procesos
judiciales para preservar la confianza pública en la justicia (...) cuya relevancia
implica que no necesariamente deba ceder en caso de entrar en conflicto con el
derecho a la intimidad, incluso en relación con un aspecto tan sensible como es la
protección de la confidencialidad de los datos médicos”
Ahora bien la identidad de los demandantes de un proceso seguido ante el
TEDH también puede omitirse en casos excepcionales y debidamente justificados, de
acuerdo con lo que establece el art. 47.3 del Reglamento del TEDH, según la
redacción dada por las modificaciones de 17 de junio y 8 de julio de 2002: “Los
demandantes que no deseen que su identidad sea revelada públicamente deberán solicitarlo y exponer
las razones que justifiquen la excepción del principio general de publicidad del procedimiento ante el
Tribunal. El Presidente de la Sala sólo podrá autorizar el anonimato en casos excepcionales y
debidamente justificados”.
En este sentido, el TEDH accedió a la petición del demandante de que su
nombre no fuera revelado, conforme al art. 47.3:
a.- en un caso en el que se le había denegado la deducción fiscal por la
pensión abonada a la madre de su hija por el hecho de ser padre soltero (STEDH
75/2005, de 19 de julio),
b.- en otro en el que siendo menor de edad se le había privado de libertad en
régimen de “vigilancia educativa” sin que mediara cargo o condena (STEDH
26/2002, de 16 de mayo); y,
c.- en otro en el que un anciano con demencia senil había sido internado en
una residencia porque las condiciones de vida e higiene, así como los cuidados
médicos en su domicilio, eran insuficientes (STEDH 9/2002, de 26 de febrero).
5.4.2.- Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas
54
Tomado de Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo
titulado: “ Las Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006
87
También rige el principio de publicidad en las sentencias del Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas. Así, el art. 63 del Reglamento de
Procedimiento del TJCE, señala que: “La sentencia contendrá (…) [l]a designación de las
partes”, además, el art. 64.1 dispone que: “La sentencia será pronunciada en audiencia pública
(...)” y por último, el art. 68 establece que: “El Secretario se encargará de que se publique una
Recopilación de la jurisprudencia del Tribunal [cuyo último fascículo anual incluye, entre otros, un
índice alfabético de las partes]”.
5.4.3.- Constitución Española y Tribunal Constitucional
La regulación se halla en el artículo 120 CONST: : “1. Las actuaciones judiciales
serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. 2. El procedimiento será
predominantemente oral, sobre todo en materia criminal. 3. Las sentencias serán siempre motivadas y
se pronunciarán en audiencia pública”. Respecto del TC el artículo 164.1 CONST señala:
“Las sentencias del Tribunal Constitucional se publicarán en el boletín oficial del Estado con los votos
particulares, si los hubiere. Tienen el valor de cosa juzgada a partir del día siguiente de su publicación
(...)”, en relación con el artículo 86.2 LOTC: “Las sentencias y las declaraciones a que se
refiere el título VI de esta Ley se publicarán en el Boletín Oficial del Estado dentro de los treinta días
siguientes a la fecha del fallo” y su art. 99.2 “Corresponde igualmente a la Secretaría General la
recopilación, clasificación y publicación de la doctrina constitucional del Tribunal”.
El TC señala (STC 114/2006) que las previsiones establecidas en la
Constitución son, por un lado, el art. 120 CE, en cuyos apartados primero y tercero se
establece, respectivamente, el principio general de que «[l]as actuaciones judiciales serán
públicas, con las excepciones que prevean las Leyes de procedimiento», y que «[l]as sentencias serán
siempre motivadas»;
Establecido el principio general de máxima difusión y publicidad del
contenido íntegro de las resoluciones jurisdiccionales y puesto en línea con la
jurisprudencia del TEDH, el Tribunal Constitucional recuerda también las
excepciones a la regla general por razón de otros derechos o intereses constitucionales
concurrentes en el caso. En particular, el Tribunal considera que los arts. 266.1 LOPJ
y 6.4 LOPD, aunque de aplicación supletoria a sus resoluciones, “puede[n] servir de
elemento de referencia tanto (...) para [hacer] una ponderación individualizada de los intereses (...) en
conflicto, como [para] poner de manifiesto cuáles son los intereses (...) [preponderantes]”
(Fundamento Jurídico 7º):
Art. 266.1 LOPJ (según redacción dada por la Ley Orgánica 19/2003, de 23 de
diciembre):
“El acceso al texto de las sentencias podrá ser restringido cuando el mismo pudiera afectar al derecho a
la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela o a la garantía del
anonimato de las víctimas o perjudicados, cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar
que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes”.
Art. 6.4 LOPD:
“En los casos en los que no sea necesario el consentimiento del afectado para el tratamiento de los
datos de carácter personal, y siempre que una ley no disponga lo contrario, éste podrá oponerse a su
tratamiento cuando existan motivos fundados y legítimos relativos a una concreta situación personal”.
88
Así, por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha considerado legítimo omitir en
sus sentencias:
1.- la identificación de las víctimas de delitos sexuales (véanse las SSTC
185/2002, de 14 de octubre, y 127/2003, de 30 de junio),
2.- de los menores en procesos relativos a la filiación, custodia, desamparo o
adopción (véanse, por el mismo orden, las SSTC 7/1994, de 17 de enero; 144/2003,
de 14 de julio; 221/2002, de 25 de noviembre; 94/2003, de 19 de mayo)
3.- y de los menores autores de delitos (véanse las SSTC 288/2000, de 27 de
noviembre y 30/2005, de 14 de febrero).
5.4.4.- Ley Orgánica del Poder Judicial
Artículo 232. [Publicidad de actuaciones judiciales]
1. Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento.
2. Excepcionalmente, por razones de orden público y de protección de los derechos y
libertades, los Jueces y Tribunales, mediante resolución motivada, podrán limitar el ámbito de la
publicidad y acordar el carácter secreto de todas o parte de las actuaciones.
Artículo 233. [Secreto de actuaciones judiciales]
Las deliberaciones de los Tribunales son secretas. También lo será el resultado de las
votaciones, sin perjuicio de lo dispuesto en esta Ley sobre la publicación de los votos particulares.
Artículo 234. [Información de actuaciones judiciales]
1. Los secretarios y funcionarios competentes de la Oficina judicial facilitarán a los
interesados cuanta información soliciten sobre el estado de las actuaciones judiciales, que podrán
examinar y conocer, salvo que sean o hubieren sido declaradas secretas conforme a la Ley. También
expedirán los testimonios en los términos previstos en esta Ley.
2. Asimismo las partes y cualquier persona que acredite un interés legítimo tendrán derecho a
obtener copias simples de escritos y documentos que consten en los autos, no declarados secretos ni
reservados.
Artículo 235. [Acceso a libros y registros judiciales]
Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan
carácter reservado, mediante las formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la ley
Artículo 266
1. Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el juez o por todos los Magistrados que
las hubieren dictado, serán depositadas en la Oficina judicial y se permitirá a cualquier interesado el
acceso al texto de las mismas.
El acceso al texto de las sentencias, o a determinados extremos de las mismas, podrá quedar
restringido cuando el mismo pudiera afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas
que requieran un especial deber de tutelaoala garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados,
89
cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con
fines contrarios a las leyes.
2. Los secretarios pondrán en los autos certificación literal de la sentencia.
5.4.5 - Ley de de enjuiciamiento criminal.
Artículo 142. [Sentencias. Redacción]
Las Sentencias se redactarán con sujeción a las reglas siguientes:
1ª Se principiarán expresando: el lugar y la fecha en que se dictaren, los hechos que hubieren
dado lugar a la formación de la causa, los nombres y apellidos de los actores particulares, si los
hubiere, y de los procesados los sobrenombres o apodos con que sean conocidos, su edad, estado,
naturaleza, domicilio, oficio o profesión, y en su defecto, todas las demás circunstancias con que
hubieren figurado en la causa, y además el nombre y apellido del Magistrado ponente.
2ª Se consignarán en Resultandos numerados los hechos que estuvieren enlazados con las
cuestiones que hayan de resolverse en el fallo, haciendo declaración expresa y terminante de los que se
estimen probados.
3ª Se consignarán las conclusiones definitivas de la acusación y de la defensa y la que en su
caso hubiese propuesto el Tribunal, en virtud de lo dispuesto en el artículo 733.
4ª Se consignarán también en párrafos numerados, que empezarán con la palabra
Considerando:
Primero.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se
hubiesen estimado probados.
Segundo.-Los fundamentos doctrinales y legales determinantes de la participación que en los
referidos hechos hubiese tenido cada uno de los procesados.
Tercero.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de las circunstancias
atenuantes, agravantes o eximentes de responsabilidad criminal, en caso de haber concurrido.
Cuarto.-Los fundamentos doctrinales y legales de la calificación de los hechos que se
hubiesen estimado probados con relación a la responsabilidad civil en que hubiesen incurrido los
procesados o las personas sujetas a ella a quienes se hubiere oído en la causa, y los correspondientes a
las resoluciones que hubieren de dictarse sobre costas y, en su caso a la declaración de querella
calumniosa.
Quinto.-La cita de las disposiciones legales que se consideren aplicables, pronunciándose por
último el fallo, en el que se condenará o absolverá, no sólo por el delito principal y sus conexos, sino
también por las faltas incidentales de que se hubiere conocido en la causa, reputándose faltas
incidentales las que los procesados hubiesen cometido antes, al tiempo o después del delito como
medio de perpetrarlo o encubrirlo.
También se resolverán en la sentencia todas las cuestiones referentes a la responsabilidad civil
que hubieren sido objeto del juicio, y se declarará calumniosa la querella cuando procediere.
Artículo 159. [Libro de sentencias, autos y votos particulares]
En cada Juzgado o Tribunal, bajo la responsabilidad y custodia del Secretario judicial, se
llevará un libro de sentencias, en el cual se incluirán firmadas todas las definitivas, autos de igual
carácter, así como los votos particulares que se hubieren formulado, que serán ordenados
correlativamente según su fecha de publicación.
90
Artículo 160. [Lectura y notificación de las sentencias y autos]
Las sentencias definitivas se leerán y notificarán a las partes y a sus Procuradores en todo
juicio oral el mismo día en que se firmen, o a lo más en el siguiente.
Si por cualquier circunstancia o accidente no se encontrare a las partes al ir a hacerles la
notificación, se hará constar por diligencia, y bastará, en tal caso, con la notificación hecha a sus
Procuradores.
Los autos que resuelvan incidentes se notificarán únicamente a los Procuradores.
Cuando la instrucción de la causa hubiera correspondido a un Juzgado de Violencia sobre la
Mujer la sentencia será remitida al mismo por testimonio de forma inmediata, con indicación de si la
misma es o no firme.
Artículo 787. [Conformidad del acusado]
6. La sentencia de conformidad se dictará oralmente y documentará conforme a lo previsto en
el apartado 2 del afrtículo 789, sin perjuicio de su ulterior redacción. Si el fiscal y las partes, conocido
el fallo, expresaran su decisión de no recurrir, el juez, en el mismo acto, declarará oralmente la firmeza
de la sentencia, y se pronunciará, previa audiencia de las partes, sobre la suspensión o la sustitución de
la pena impuesta.
Artículo 789. [Sentencia]
1. La sentencia se dictará dentro de los cinco días siguientes a la finalización del juicio oral.
2. El Juez de lo Penal podrá dictar sentencia oralmente en el acto del juicio, documentándose
en el acta con expresión del fallo y una sucinta motivación, sin perjuicio de la ulterior redacción de
aquélla. Si el Fiscal y las partes, conocido el fallo, expresasen su decisión de no recurrir, el Juez, en el
mismo acto, declarará firmeza de la sentencia, y se pronunciará, previa audiencia de las partes, sobre la
suspensión o la sustitución de la pena impuesta.
5.4.6.- Ley reguladora de la jurisdicción social
Artículo 47. Custodia del expediente y acceso al mismo.
1. Los autos permanecerán en la oficina judicial bajo la custodia del secretario,
donde podrán ser examinados por los interesados que acrediten interés legítimo, a quienes deberán
entregárseles testimonios, certificaciones o copias simples cuando lo soliciten, todo ello en los soportes
y con los medios técnicos de los que se disponga.
2. Todo interesado podrá tener acceso al libro de sentencias y al libro de decretos a que se
refieren, respectivamente, los artículos 213 y 213 bis de la Ley de Enjuiciamiento Civil, en la forma y
con los medios técnicos disponibles en la oficina judicial.
Artículo 50. Sentencias orales.
1. El juez, en el momento de terminar el juicio, y salvo cuando por razón de la
materia o de la cuantía proceda recurso de suplicación, podrá pronunciar sentencia de viva voz, con el
contenido y los requisitos establecidos en el apartado 2 del artículo 97. En este supuesto, las partes
podrán solicitar que se les entregue documento que contenga la transcripción por escrito de la
sentencia.
Igualmente podrá aprobar mediante sentencia de viva voz, cualquiera que sea la
materia y la cuantía, el allanamiento total efectuado, así como, en su caso, los términos de ejecución de
la sentencia que le sean propuestos de común acuerdo por las partes, siempre que, de proceder recurso,
manifestaran éstas su decisión de no recurrir.
91
2. También podrá el juez limitarse a pronunciar el fallo, cualquiera que sea la cuantía o la
materia, con motivación sucinta del mismo, sin perjuicio de la redacción posterior de la sentencia
dentro del plazo y en la forma legalmente previstos.
3. Las partes quedarán notificadas de las sentencias dictadas oralmente. Si, conocida la
sentencia de viva voz o el fallo anticipado, las partes expresaran su decisión de no recurrir, el juez en
el mismo acto declarará la firmeza de la sentencia.
4. Si alguna de las partes no hubiera comparecido se le hará la oportuna notificación.
Artículo 51. Autos orales.
En las mismas condiciones establecidas en el artículo anterior el juez o tribunal podrá dictar
verbalmente autos al término de la comparecencia celebrada en cualquier incidente suscitado durante
el proceso.
5.4.7.- Ley enjuiciamiento civil.
Artículo 209. Reglas especiales sobre forma y contenido de las sentencias
Las sentencias se formularán conforme a lo dispuesto en el artículo anterior y con sujeción,
además, a las siguientes reglas:
1ª En el encabezamiento deberán expresarse los nombres de las partes y, cuando sea
necesario, la legitimación y representación en virtud de las cuales actúen, así como los nombres de los
abogados y procuradores y el objeto del juicio.
2ª En los antecedentes de hecho se consignarán, con la claridad y la concisión posibles y en
párrafos separados y numerados, las pretensiones de las partes o interesados, los hechos en que las
funden, que hubieren sido alegados oportunamente y tengan relación con las cuestiones que hayan de
resolverse, las pruebas que se hubiesen propuesto y practicado y los hechos probados, en su caso.
3ª En los fundamentos de derecho se expresarán, en párrafos separados y numerados, los
puntos de hecho y de derecho fijados por las partes y los que ofrezcan las cuestiones controvertidas,
dando las razones y fundamentos legales del fallo que haya de dictarse, con expresión concreta de las
normas jurídicas aplicables al caso.
4ª El fallo, que se acomodará a lo previsto en los artículos 216 y siguientes, contendrá,
numerados, los pronunciamientos correspondientes a las pretensiones de las partes, aunque la
estimación o desestimación de todas o algunas de dichas pretensiones pudiera deducirse de los
fundamentos jurídicos, así como el pronunciamiento sobre las costas. También determinará, en su
caso, la cantidad objeto de la condena, sin que pueda reservarse su determinación para la ejecución de
la sentencia, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 219 de esta Ley.
Artículo 210. Resoluciones orales
1. Salvo que la ley permita diferir el pronunciamiento, las resoluciones que deban dictarse en
la celebración de una vista, audiencia o comparecencia ante el Tribunal o Secretario judicial se
pronunciarán oralmente en el mismo acto, documentándose éste con expresión del fallo y motivación
sucinta de aquellas resoluciones.
2. Pronunciada oralmente una resolución, si todas las personas que fueren parte en el proceso
estuvieren presentes en el acto, por sí o debidamente representadas, y expresaren su decisión de no
recurrir, se declarará, en el mismo acto, la firmeza de la resolución.
Fuera de este caso, el plazo para recurrir comenzará a contar desde la notificación de la
resolución debidamente redactada.
92
3. En ningún caso se dictarán oralmente sentencias en procesos civiles.
Artículo 212. Publicación y archivo de las sentencias
1. Las sentencias y demás resoluciones definitivas, una vez extendidas y firmadas por quienes
las hubieran dictado, serán publicadas y depositadas en la Oficina judicial, ordenándose por el
Secretario judicial su notificación y archivo, dándoseles publicidad en la forma permitida u ordenada
en la Constitución y las leyes.
2. Se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las sentencias o a determinados
extremos de las mismas. Este acceso podrá quedar restringido cuando el mismo pueda afectar al
derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela, a la
garantía del anonimato de los perjudicados, cuando proceda, así como, con carácter general, para evitar
que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios a las leyes.
3. Las sentencias que se dicten en los procedimientos sobre la aplicación de los artículos 81 y
82 del Tratado de la Comunidad Europea o los artículos 1 y 2 de la Ley de Defensa de la Competencia
se comunicarán por el Secretario judicial a la Comisión Nacional de la Competencia.
4. Los Secretarios judiciales pondrán en los autos certificación literal de las sentencias y
demás resoluciones definitivas.
Artículo 213. Libro de sentencias
En cada tribunal se llevará, bajo la custodia del Secretario Judicial, un libro de sentencias, en
el que se incluirán firmadas todas las definitivas, autos de igual carácter, así como los votos
particulares que se hubieren formulado, que serán ordenados correlativamente según su fecha.
Artículo 213 bis. Libro de Decretos
En cada Tribunal se llevará, bajo la responsabilidad y custodia del Secretario judicial, un libro
de decretos, en el que se incluirán firmados todos los definitivos, que serán ordenados
cronológicamente.
Artículo 4. Carácter supletorio de la Ley de Enjuiciamiento Civil
En defecto de disposiciones en las leyes que regulan los procesos penales, contenciosoadministrativos, laborales y militares, serán de aplicación, a todos ellos, los preceptos de la presente
Ley.
5.4.8.- Consejo General del Poder Judicial.
El CGPJ55 especifica en su página web (www.poderjudicial.es), en el apartado
Concursos públicos, Concurso para la contratación del servicio de tratamiento de las
resoluciones judiciales, Anexos del Pliego de Prescripciones técnicas del servicio de
55
Tomado de Pablo Salvador Coderch, Sonia Ramos González, Marian Gili Saldaña y Rosa Milà Rafael en un articulo
titulado: “ Las Sentencias del Tribunal Constitucional deben publicarse íntegras” Revista InDret Barcelona Julio de 2006
93
tratamiento de las resoluciones judiciales del CENDOJ, la información que debe ser
sustituida u ocultada:
Anexo 4
“En términos generales, la ocultación de información sensible de carácter personal persigue
eliminar de las resoluciones aquellos datos que permitan identificar a las personas físicas directamente
mediante su nombre u otros datos de identificación o indirectamente mediante su dirección u otros
datos relacionados”.
1.1 Identificación Individuos
Individuos Implicados
Los individuos cuya información debe ser sustituida u ocultada en las resoluciones judiciales
son las personas físicas implicadas en el procedimiento judicial o que están citadas en él (...).
Personas Jurídicas
De la definición de información sensible de carácter personal se está excluyendo aquella que
es relativa a las personas jurídicas (...) Puede haber datos de una persona jurídica que estén también
relacionados con personas físicas como las acciones numeradas de una empresa. En este caso, debería
prevalecer el carácter personal de este dato (...) Otro caso en el que debe ocultarse la información de
personas jurídicas es aquel en el que se ofrece algún dato de una entidad que no está implicada en el
caso con el objeto de identificar a una persona física (...).
Apodos
(...) [E]ste dato también será objeto de ocultación.
Números de Identificación
(...) DNI, CIF, NIF, pasaporte, número de filiación a la Seguridad Social, número de agente,
número de colegiados profesionales. (...) deben ser también ocultados.
1.2 Datos Relacionados
También se consideran como información sensible de carácter personal (...):
- La dirección postal y las direcciones electrónicas (…).
- Datos de identificación de elementos que, por pertenecer o estar relacionados con ellos, permiten la
identificación de los individuos como números de cuentas corrientes, matrículas o números de bastidor
de vehículos (…), propiedades (…), datos registrales (…) o notariales (…), números de liquidaciones o
números de expedientes.
Datos de Individuos y Datos de los Hechos
(...) Cuando la información relativa a los hechos pueda servir para identificar a los individuos,
entonces deberá prevalecer la ocultación de la información (…).
Direcciones
94
En las direcciones se ocultan las partes específicas (…), dejando los términos genéricos "calle"
y "número". No se ocultan en ningún caso las poblaciones ni ninguna de las entidades de carácter
superior (provincias, comunidades autónomas, países, etc.) (...) También debe ocultarse el nombre del
partido judicial al que pertenece un operador jurídico cuando éste aparezca como implicado en el caso
(...)
5.5.- ANONIMIZACIÓN DE DATOS EN LA SENTENCIA.
Para HERNANDEZ GARCIA56: “La cuestión, sin duda, entraña una particular
complejidad. La misma puede desdoblarse en dos planos. Uno, el de la propia confección de la
sentencia. Otro, el del régimen de publicidad de la misma. En cuanto al primero, y sin perjuicio de que
en efecto no se contengan en la sentencia datos que, afectando al derecho a la intimidad de las personas
concernidas, resulten innecesarios para la adecuada fijación del hecho probado y la justificación
probatoria de la misma, parece una consecuencia necesaria del principio de motivación y de integridad
de la misma ex artículos 24 y 120, ambos, CE, que consten en el texto de la sentencia datos personales
de los concernidos. Además, ello constituye una garantía específica del principio de transparencia
como medio para obtener la confianza de la sociedad en la justicia -vid. STEDH, caso Z c. Finlandia,
de 25 de febrero de 1995 y SSTC 114/2006, 144/2003, 127/2003 y 185/2002- Ahora bien, el principio
de íntegra motivación no implica que atendiendo a circunstancias excepcionales muy vinculadas con el
derecho a la intimidad y a la protección de determinados colectivos vulnerables, la publicad de la
sentencia pueda limitarse respecto a los datos personales, declarándolos reservados, y sustituyendo la
identidad de las personas afectadas por sus iniciales. Dicha posibilidad se decanta de forma implícita
de lo previsto en los artículos 232 y 266 LOPJ, 140.2 LEC y del artículo 906 LECrim, en su redacción
dada por la reforma operada por la Ley 13/2009.”
En ese sentido el TEDH, en su sentencia, caso C.C c. España, de 6 de enero de
2010, declaró vulnerado el artículo 8 CEDH por la negativa del juez a anonimizar la
identidad del demandante.
5.6.- LA REGULACIÓN DEL ACCESO A LAS SENTENCIAS.
5.6.1.- El Reglamento 1/2005, de 15 de septiembre de 2005 de los aspectos
accesorios de las actuaciones judiciales.
En lo que se refiere a la publicidad de las actuaciones judiciales que se producen
en el curso de un proceso se remite a lo previsto al respecto en la Ley Orgánica del
Poder Judicial y en las correspondientes Leyes de procedimiento, sin perjuicio de la
información que puede facilitarse a las partes y a quienes justifiquen un interés
legítimo y directo sobre el estado de las actuaciones. Respecto de las actuaciones
realizadas e incorporadas a un libro, archivo o registro, el Reglamento regula el
procedimiento al que los interesados habrán de someterse para tener acceso a los
libros, archivos y registros, recogiendo (artículo 4 y siguientes) la atribución que al
Secretario de la Oficina Judicial otorga la Ley Orgánica del Poder Judicial a efectos
56
84 cuestiones sobre publicidad y dirección del juicio oral, CGPJ, BOE, Madrid 2011.
95
de facilitar a los interesados el acceso a los documentos judiciales obrantes en libros,
archivos y registros, así como al texto de las sentencias, una vez extendidas, firmada
y depositadas en la Oficina Judicial.
En esencia el artículo 3 del Reglamento dice que de acuerdo con el artículo 266
LOPJ pueden acceder los interesados al texto de las sentencias, una vez extendidas y
firmadas, depositadas y registradas, sin perjuicio de las restricciones derivadas del
derecho a la intimidad, a derechos de las personas dignos de especial tutela o a la
garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados, cuando proceda, y, con
carácter general, para evitar que las sentencias puedan ser usadas con fines contrarios
a las leyes.
5.6.2.- Protocolo del Consejo General del Poder Judicial
El texto fue aprobado por la Comisión de Comunicación del CGPJ el 30.6.2004
con el visto bueno del Pleno del CGPJ el 7.7.2004 afirma que una vez las sentencias
se han dictado se convierten en documentos públicos y se facilitaran en su totalidad a
los medios de comunicación una vez estén ya a disposición de las partes. Si bien la
regla general tiene su excepción en algunos casos, como las sentencias referidas a
menores y a las relaciones familiares, de los que se eliminaran los datos personales de
los afectados y aquellos otros que puedan identificarlos antes de facilitarlas a la
prensa.
5.6.3.- Tribunal Supremo Sala de lo contencioso-administrativo.
La Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo,
Sección 1), de 3 marzo 1995 delimita el concepto de interesado y distingue tres
ámbitos o esferas de protección respecto del acceso a las resoluciones judiciales57:
57
“CUARTO.- Del examen tanto de la citada Ley Orgánica del Poder Judicial, recogiendo el principio del art. 120 del
texto constitucional, como de las leyes procesales, se desprende que, el derecho y correlativo deber de conocimiento y acceso al
texto de las resoluciones judiciales se gradúa en función de tres diversos ámbitos o esferas de afectación, regida cada una por
diversos criterios, a saber: a) una de máxima amplitud o de afectación generalizada, que comprende al público o los ciudadanos
en general, sin cualificación específica y que corresponde a la publicidad de las actuaciones judiciales desarrolladas en toda clase
de procesos, que permite a aquéllos acudir a la práctica de diligencias que han de tener lugar «en audiencia pública», salvo la
declaración de reserva que motivadamente acuerde el órgano jurisdiccional, principio de publicidad constitucionalizado, como se
ha dicho, en el art. 120.1 de la Norma Fundamental y que recoge el art. 232.1 de la referida Ley Orgánica; principio este de
publicidad que, si bien hunde sus raíces en que por emanar la justicia del pueblo (art. 117.1 de la Constitución), éste no puede
quedar de espaldas a su administración por los Jueces, eliminándose así el secretismo y la opacidad en la dispensación de la
justicia, no es el que cabe invocar para amparar el derecho de acceso al texto de las sentencias una vez éstas dictadas y
depositadas en las Secretarías de Juzgados y Tribunales, en la forma pretendida por la entidad recurrente, porque aquí ya se trata
de un proceso cerrado o finalizado mediante la más solemne y decisiva de las resoluciones judiciales, y que respecto a los
terceros se corresponde no con el principio de publicidad en la práctica y desarrollo de las actuaciones judiciales, que a su través
produce un control o garantía de éstas, sino con el derecho a la información de textos judiciales ya producidos y con los que se
cierra un proceso al menos en su fase declarativa, dejando aparte la ejecución, para los cuales el legislador ha reservado y
diseñado otro ámbito de afectación distinto y al que llama a sujetos concretos y determinados, no a los ciudadanos o al público
en general; b) en el extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento de las decisiones judiciales, se hallan
los actos de notificación y comunicación de éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte procesal en virtud de
las leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y correlativo deber de los Jueces y Tribunales
a su conocimiento mediante el acto instrumental de notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende «a
quienes se refieran o puedan parar perjuicios» cuando así lo disponga expresamente la propia resolución judicial, lo que no es,
evidentemente, el caso en examen, ya que «Grupo Interpres, SA» no invoca su condición de parte procesal para acceder al texto
de las sentencias; y, finalmente c) ocupando una posición intermedia, que sitúa la cuestión en ámbito más impreciso lo que
explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias,
integradas en libros, archivos o registros judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la LOPJ determina que:
96
1.- Un primer ámbito de de máxima amplitud o de afectación generalizada, que
comprende al público o los ciudadanos en general y se corresponde con la previsión
del artículo 120 CE.
2.- En el extremo opuesto, de máxima restricción del ámbito de conocimiento
de las decisiones judiciales, se hallan los actos de notificación y comunicación de
éstas, dirigidos sólo a quienes revisten la condición de parte procesal en virtud de las
leyes de procedimiento, y que en cuanto a las sentencias determinan el derecho y
correlativo deber de los Jueces y Tribunales a su conocimiento mediante el acto
instrumental de notificación, según prescribe el art. 270 de la LOPJ que lo extiende «a
quienes se refieran o puedan parar perjuicios» cuando así lo disponga expresamente la
propia resolución judicial.
3.- Ocupando una posición intermedia, que sitúa la cuestión en ámbito más
impreciso lo que explica la evolución interpretativa del Consejo, se hallan las
actuaciones procesales ya finalizadas, incluidas las sentencias, integradas en libros,
archivos o registros judiciales, y respecto a las cuales, de una parte, el art. 235 de la
LOPJ determina que: «Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y
registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las formas de
exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley», señalando el art. 266.1,
por relación a las sentencias, que «Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por
el Juez o por todos los Magistrados que las hubieran dictado, serán depositadas en la
Secretaría del Juzgado o Tribunal y se permitirá a cualquier interesado el acceso al
texto de las mismas»; es la delimitación de este concepto jurídico indeterminado de
«interesado».
Concepto que delimita entendiendo que el interés legítimo que es exigible en el
caso, sólo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita,
«Los interesados tendrán acceso a los libros, archivos y registros judiciales que no tengan carácter reservado, mediante las
formas de exhibición, testimonio o certificación que establezca la Ley», señalando el art. 266.1, por relación a las sentencias, que
«Las sentencias, una vez extendidas y firmadas por el Juez o por todos los Magistrados que las hubieran dictado, serán
depositadas en la Secretaría del Juzgado o Tribunal y se permitirá a cualquier interesado el acceso al texto de las mismas»; es la
delimitación de este concepto jurídico indeterminado de «interesado» el que constituye la clave para resolver el pleito, pues sólo
una adecuada delimitación de su alcance y el de si corresponde atribuirlo a la entidad mercantil demandante servirá para acceder
o
no
a
la
pretensión
por
ésta
ejercitada.
QUINTO.- La publicidad procesal, en su vertiente de derecho a la información y de acceso a las sentencias ya
depositadas, requiere, como hemos anticipado, por parte de quien la invoca y ejercita, la concurrencia de la condición de
«interesado», sin que, hemos también de apresurarnos a esta precisión, la expresión «cualquier interesado» empleada por el art.
266.1 respecto a las sentencias, añada matiz alguno ampliatorio al básico concepto de interesado, por tratarse de mera
enunciación reduplicativa y quizás dirigida a no constreñirla a quienes han sido partes o intervenido de cualquier forma (testigos,
peritos, etc.) en el proceso al que la sentencia o sentencias han puesto fin. Pues bien, el interés legítimo que es exigible en el
caso, sólo puede reconocerse en quien, persona física o jurídica, manifiesta y acredita, al menos «prima facie», ante el órgano
judicial, una conexión de carácter concreto y singular bien con el objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo
finalizó en la instancia-, bien con alguno de los actos procesales a través de los que aquél se ha desarrollado y que están
documentados en autos, conexión que, por otra parte, se halla sujeta a dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos
fundamentales de las partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para salvaguardar
esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar, el honor y el derecho a la propia imagen que
eventualmente pudiera afectar a aquellas personas; y b) que si la información es utilizada, como actividad mediadora, para
satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia adquiere, como es el caso, un aspecto de globalidad o
generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del ordenamiento jurídico y de sus
aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas
o actividades que, por muy lícitas que sean, extravasan su función jurisdiccional. Desde esta perspectiva, pues, ha de examinarse
si el interés de la entidad mercantil recurrente en obtener acceso al texto de las sentencias dictadas en procesos civiles se
incardina en los límites descritos y que configuran el derecho a la información debatido.”
97
al menos «prima facie», ante el órgano judicial, una conexión de carácter concreto y
singular bien con el objeto mismo del proceso -y, por ende, de la sentencia que lo
finalizó en la instancia-, bien con alguno de los actos procesales a través de los que
aquél se ha desarrollado y que están documentados en autos.
Con dos condicionamientos: a) que no afecte a derechos fundamentales de las
partes procesales o de quienes de algún modo hayan intervenido en el proceso, para
salvaguardar esencialmente el derecho a la privacidad e intimidad personal y familiar,
el honor y el derecho a la propia imagen que eventualmente pudiera afectar a aquellas
personas; y b) que si la información es utilizada, como actividad mediadora, para
satisfacer derechos o intereses de terceras personas, y en consecuencia adquiere,
como es el caso, un aspecto de globalidad o generalidad por relación no a un concreto
proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del ordenamiento jurídico y de
sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como hacer
partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas
que sean, extravasan su función jurisdiccional.
El problema es que de no darse acceso al contenido de las sentencias cuando se
dictan, la aplicación sin matices de esta doctrina va a suponer precisamente aquello
que la propia sentencia dice que no puede suceder y es una justicia secreta.
En EEUU como señalan Jacobs/Larrauri58, el derecho a la publicidad del
juicio pertenece al acusado y también a todos los ciudadanos59, incluidos los medios
de comunicación. Los ciudadanos no sólo tienen derecho a asistir a los juicios, sino
también a examinar y copiar los documentos de los mismos, incluyendo expedientes,
sentencias, certificados, e informes de los abogados. Los jueces estadounidenses, los
politólogos y los juristas consideran que la transparencia judicial es condición sine
qua non de un gobierno democrático. En los EE.UU, el peticionario al que se refiere
la sentencia del TS transcrita hubiesen podido leer y/o copiar cualquier sentencia en
el juzgado donde se dictó. Del mismo modo indican respecto de la STS, 3ª, 6.4.2001
(un periodista pide a un tribunal militar una copia de una sentencia militar de 1973
que ha impuesto una pena de muerte) que si ese caso se hubiese suscitado en
EE.UU.el periodista no hubiese tenido ningún problema para obtener tal información,
pues un periodista, o cualquier otra persona, pueden ver y copiar todos los
documentos judiciales relacionados con un caso penal, y que también juristas
examinan regularmente los casos y debaten sobre la imparcialidad y la fiabilidad de
los procedimientos y sobre las pruebas alegadas (los casos con condena de pena de
muerte suelen ser objeto incluso de un examen más exhaustivo).
5.7.- AGENCIA DE
JURISDICCIONALES.
PROTECCIÓN
DE
DATOS
Y
ÓRGANOS
58
InDret 4/2010 James B. Jacobs/Elena Larrauri “¿Son las sentencias públicas? ¿Son los antecedentes penales privados?
Una comparación de la cultura jurídica de Estados Unidos y España”
59
Press-Enterprise Co. v. Superior Court, 478 U.S. 1, 7 (1986) (“El derecho a un juicio público es un derecho
compartido entre el acusado y los ciudadanos, cuyo interés común es la garantía de la justicia”), Waller v. Georgia, 467 U.S. 39, 46
(1984) (sostiene que el derecho a juicio público de la Sexta Enmienda se aplica también en el caso en que se supriman audiencias).
98
La STS 6.12.2011 realiza un análisis pormenorizado sobre la génesis de la
Agencia Española de Protección de Datos y las razones por las que se decidió, desde
las instituciones internacionales, crear organismos independientes y con facultades
sancionadoras para la protección de los datos de carácter personal. Se trata de una
institución que ejerce funciones de carácter preventivo y tuitivo. Ahora bien, la AEPD
no deja de ser una Administración Pública más que se inserta orgánica y
funcionalmente dentro del Ejecutivo, aunque con independencia. En todo caso, las
Administraciones Públicas quedan excluidas de la imposición de sanciones pero no
de la declaración de infracción, de que se impongan correcciones o de que se
promueva responsabilidad disciplinaria de los funcionarios públicos que aparezcan
como responsables de la infracción. La AEPD carece de competencias para hacer una
declaración de infracción, y menos aún para sancionar, al titular de un Juzgado o
Tribunal de Justicia. El control de la actividad no jurisdiccional de Jueces está
reservado exclusivamente al CGPJ, ya que los principios de unidad e independencia
no sólo se predican del ejercicio de la potestad jurisdiccional, sino también de su
organización; la LOPJ ordena a las autoridades civiles y militares que se abstengan de
intimar a los Jueces y Magistrados. Sólo el CGPJ ostenta la función tuitiva en materia
de protección de datos, por ser un órgano constitucional y por ser independiente del
Ejecutivo.
5.8.- AGENCIA DE PROTECCIÓN DE DATOS Y TERCEROS QUE COLOCAN
SENTENCIAS EN PÁGINAS WEB.
En ocasiones se plantea si es posible la creación de páginas web no oficiales de
los órganos jurisdiccionales que recojan el contenido de las sentencias.
Ello no es posible. La resolución R/02426/2011 de la Agencia de Protección de
datos señala:
“Esta posibilidad de difundir dicha información a terceros se encuentra relacionada con la
Recomendación nº R (95)11 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, adoptada el 11 de
septiembre de 1995, relativa a la selección, tratamiento, presentación y archivo de las Resoluciones
judiciales en los sistemas de documentación jurídica automatizados. En ella se afirma que “el pleno
conocimiento de la jurisprudencia de todas las jurisdicciones es una de las condiciones esenciales para
la aplicación equitativa del derecho”, así como que “ el público en general y las profesiones jurídicas
en particular deben tener acceso a esos nuevos métodos de información”; añadiendo el apartado IV.5
del Anexo a la recomendación que “cualquier cuestión de vida privada y protección de datos
personales que se plantee en los sistemas de información jurídica se debe resolver de acuerdo con el
derecho nacional de conformidad con los principios del Convenio para la Protección de las Personas
con respecto al Tratamiento Automatizado de Datos de Carácter Personal ( Convenio nº 108 de la serie
de Tratados Europeos) y de sus textos subsidiarios”.
“En relación con el tratamiento de datos personales en Internet, la Agencia de forma reiterada ha
sancionado dicha actuación, siendo criterio de la Audiencia Nacional, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Primera sobre dichos hechos, el recogido en su sentencia de 20/04/2009
Recurso 561/2007, Fundamento Tercero
“…La Ley Orgánica-15/1999, de 13 diciembre,-de Protección de Datos de Carácter Personal
(LOPD), ha venido a dar una nueva regulación al derecho fundamental regulado por el art. 18,4 CE
aún más garantista que el recogido en la Directiva Comunitaria 95/46/CE que pretendía transponer. En
este sentido la LOPD amplía su protección más allá de la mera protección del derecho a la intimidad
99
personal y familiar para consagrar el denominado derecho a la "autodeterminación informativa", por lo
que es objeto de la Ley la protección de cualesquiera derechos fundamentales y libertades públicas de
las personas físicas frente al tratamiento automatizado o no de sus datos de carácter personal. Quiere
ello decir, prima facie, que no son aceptables interpretaciones restrictivas como la aquí pretendida, que
tratan de limitar el contenido del derecho por razón del mayor o menor número de destinatarios de la
información realizada, información que concierne a datos de carácter personal de determinados
trabajadores.
En cuanto a la consideración de la Intranet como fichero de datos de carácter personal, este
Tribunal ha tenido ocasión de pronunciarse sobre la naturaleza de los ficheros de los sitios Web a los
efectos del art. 3, apartado b) de la LOPD (SAN de 17 de marzo de 2006, Rec. 621/2004), doctrina que
reiteramos a continuación.
La Directiva 95/46/CE define el fichero en su artículo 2 como todo conjunto estructurado de
datos personales, accesibles con arreglo a criterios determinados, ya sea centralizado, descentralizado o
repartido de forma funcional o geográfica.
Nuestra Ley lo define en su artículo 3 como “b) Fichero: todo conjunto organizado de datos de carácter
personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento, organización y
acceso."
Así, todo fichero de datos exige para tener esta consideración una estructura u organización con
arreglo a criterios determinados. El mero cúmulo de datos sin criterio alguno no podrá tener la
consideración de fichero a los efectos de la ley.
Íntimamente vinculado al concepto de fichero está el de tratamiento de datos. La Directiva nos dice
sobre esta cuestión que el concepto de "tratamiento” no puede depender de la técnica utilizada para el
manejo de los datos, de ahí que incluya tanto el tratamiento automatizado como el manual
(considerando 27 de su Preámbulo). Así, lo relevante para que estemos ante un “tratamiento de datos
personales" es la realización de determinadas actuaciones en relación con los mismos, actuaciones que
en su descripción son muy amplias y variadas.
Desarrollando este principio el artículo 2 de la Directiva describe las actuaciones que aplicadas
a los datos personales constituyen “tratamiento”: “cualquier operación o conjunto de operaciones,
efectuadas o no mediante procedimientos automatizados, y aplicadas a datos personales, como la
recogida, registro, organización, conservación, elaboración o modificación, extracción, consulta,
utilización, comunicación por transmisión, difusión o cualquier otra forma que facilite el acceso a los
mismos, cotejo o interconexión, así como su bloqueo, supresión o destrucción".
Nuestra ley lo define de forma muy similar en el art. 3.c) de la Ley Orgánica 15/1999:
“c) Tratamiento de datos: operaciones y procedimientos técnicos de carácter automatizado o no, que
permitan la recogida, grabación, conservación, elaboración, modificación, bloqueo y cancelación, así
como las cesiones de datos que resulten de comunicaciones, consultas, interconexiones y
transferencias."
No basta sin embargo, la realización de una de estas actuaciones en relación con datos
personales para que la ley despliegue sus efectos protectores y sus garantías y derechos del afectado.
Es preciso algo más: que las actuaciones de recogida grabación, conservación, etc. se realicen de forma
automatizada o bien, si se realizan de forma manual, que los datos personales estén contenidos o
destinados a un fichero.
La Directiva fija en su artículo 3 que sus disposiciones se aplicarán al tratamiento total o
parcialmente automatizado de datos personales, así como al tratamiento no automatizado de datos
personales contenidos o destinados a ser incluidos en un fichero.
La ley Orgánica 15/1999, por su parte, describe en su artículo 2 su ámbito de aplicación
mediante una descripción general positiva más genérica que la de la Directiva- será de aplicación a los
datos de carácter personal registrados en soporte físico, que los haga susceptibles de tratamiento, y a
toda modalidad de uso posterior de estos datos por los sectores público y privado.
Pues bien, un sitio Web exige siempre cualquiera que sea su finalidad una organización o
estructura que permita el acceso a la información en él contenida por terceros.
Cumpliría así la primera de las exigencias de un fichero, la estructural u organizativa. Pero es
que además, y esto es obvio, la Intranet de la empresa contuvo datos de carácter personal, precisamente
los referidos a los denunciantes, que fueron difundidos a través de dicho sitio, lo que supone
tratamiento en el sentido antes expresado.
Si hubo tratamiento de datos de carácter personal consistente en la incorporación y difusión de
éstos desde una estructura organizada (fichero) como era el sitio Web, es indudable que el régimen de
protección contenido en la Ley Orgánica 15/1999 es plenamente aplicable, sin que altere la anterior
100
conclusión el hecho de los datos tratados se refieran a trabajadores de la propia empresa o que el
acceso a dichos datos sólo pudieran realizarlo trabajadores de la misma.
Finalmente, y para agotar esta materia, el propio Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en la
sentencia de 6 de noviembre de 2003 (caso Lindqvist. Asunto C-101/01) abordó la cuestión que
estamos tratando, señalando lo siguiente:
"El concepto de «datos personales» que emplea el artículo 3, apartado 1 de la Directiva 95/46
comprende, con arreglo a la definición que figura en el artículo 2, letra a), de dicha Directiva «toda
información sobre una persona física identificada o identificable». Este concepto incluye, sin duda el
nombre de una persona junto a su número de teléfono o a otra información relativa a sus condiciones
de trabajo o a sus aficiones.
En cuanto al concepto de «tratamiento» de dichos datos que utiliza el artículo 3 apartado 1, de la
Directiva 95/46, éste comprende, con arreglo a la definición del artículo 2, letra b), de dicha Directiva,
«cualquier operación o conjunto de operaciones, efectuadas o no mediante procedimientos
automatizados, y aplicadas a datos personales». Esta última disposición enumera varios ejemplos de
tales operaciones entre las que figura la comunicación por transmisión, la difusión o cualquier otra
forma que facilite el acceso a todos datos. De ello se deriva que la conducta que consiste en hacer
referencia, en una página web, a datos personales debe considerarse un tratamiento de esta índole.
Queda por determinar si dicho tratamiento está «parcial o totalmente automatizado». A este respecto,
es preciso observar que difundir información en una página web implica, de acuerdo con los
procedimientos técnicos e informáticos que se aplican actualmente publicar dicha página en un
servidor, así como realizar las operaciones necesarias para que resulte accesible a las personas que
están conectas a Internet. Estas operaciones se efectúan, al menos en parte, de manera automatizada.
Por tanto procede responder a la primera cuestión que la conducta que consiste en hacer referencia, en
una página web, a diversas personas y en identificarlas por su nombre o por otros medios, como su
número de teléfono o información relativa a sus condiciones de trabajo y a sus aficiones constituye un
«tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales» en el sentido del artículo 3,
apartado 1, de la Directiva 95/46.”
5.9. LECTURA/EXHIBICIÓN
Si bien la Constitución se refiere a la lectura de la sentencia, no parece haber
inconveniente en que esa información se de mediante la exhibición de la misma o por
otro medio que sea igualmente efectivo. Y es que el Convenio para la protección de
los derechos y de las libertades fundamentales (en relación con el artículo 10 de la
Constitución) en su artículo 6 (Derecho a un proceso equitativo) también recoge que:
“1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente
(…). La sentencia debe ser pronunciada públicamente (…)” y en su aplicación el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (así en Sentencia, de 3 marzo 2009 Caso
Bacanu y SC "R" SA contra Rumania, Pretto y otros contra Italia, Sentencia de 8
diciembre 1983, Axen contra Alemania, Sentencia de 8 diciembre 1983, y Ernst y
otros contra Bélgica, de 15 julio 2003) indica que numerosos Estados miembros del
Consejo de Europa desde hace mucho tiempo, junto con la lectura en voz alta, utilizan
otros medios para hacer públicas las sentencias de sus jurisdicciones, por ejemplo,
depositándolas en Secretaría accesible al público. El Tribunal dice que la finalidad
perseguida por el artículo 6.1, a saber asegurar el control del poder judicial por el
público, no se lleva a cabo peor por el depósito en Secretaría que por la lectura en
vista pública de una decisión.
De hecho si bien el artículo 160 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal señala
que (Lectura y notificación de las sentencias y autos): “Las sentencias definitivas se leerán
y notificarán a las partes y a sus Procuradores en todo juicio oral el mismo día en que se firmen, o a lo
más en el siguiente”, el artículo 212 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (Publicación y
archivo de las sentencias) recoge que: “ 1. Las sentencias y demás resoluciones definitivas, una
101
vez extendidas y firmadas por quienes las hubieran dictado, serán publicadas y depositadas en la
Oficina judicial, ordenándose por el Secretario judicial su notificación y archivo, dándoseles
publicidad en la forma permitida u ordenada en la Constitución y las leyes.”, por ello no pueden
excluirse otra formas de publicidad además de la lectura. Entiendo además que es
razonable que ello sea así, lo trascendente es que los ciudadanos puedan conocer su
contenido, y ese conocimiento puede incluso conseguirse mejor mediante la lectura
por el propio ciudadano (puede releer algún párrafo para una mejor comprensión,
puede no entender algunas palabras cuando se lee, etc), además desde una perspectiva
global de funcionamiento del sistema judicial permite una mejor optimización de
recursos.
Como podemos ver, es evidente que la publicación de la sentencia puede
revestir múltiples modalidades, realmente, lo relevante, es que sea efectiva, de hecho
cabría plantearse que la publicación se efectuarse de modo que llegara la máximo
número de ciudadanos como una mejor realización del mandato constitucional
previsto en el artículo 9 de la Constitución, en la medida que es obligación de los
poderes públicos facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida
política60.
60
Un análisis de la necesidad de conciliar transparencia y protección de datos puede verse en GUICHOT REINA
Emilio Transparencia y acceso a la información pública en España: análisis y propuestas legislativas , Documento de trabajo
170/2011, Laboratorio de Alternativas. Por su interés se reproduce su decálogo de propuestas:
“1. Existen razones de peso para seguir la tendencia más generalizada en el Derecho comparado de regular de forma
autónoma la transparencia y acceso a la información que poseen el poder legislativo y el poder judicial.
2. El derecho de acceso a la información se considera un derecho fundamental, vinculado a la libertad de información
o autónomo. Por la peculiar distinción entre categorías de derechos propia de nuestra Constitución y la ubicación del artículo
105, el tratamiento en nuestro Derecho ha sido el de un derecho autónomo que puede regularse por ley ordinaria y no
susceptible de amparo, si bien la interpretación del derecho fundamental a la libertad de información a la luz del Convenio
permitiría abordar una nueva perspectiva, que sería en todo caso la idónea si se pretende extender su ámbito subjetivo a todos los
poderes públicos de cualquier ámbito territorial, y dotarlo de la mayor garantía que supone la reserva de ley orgánica y el recurso
de amparo. Caben, a nuestro juicio, en nuestra Constitución y su interpretación a la luz del Convenio, ambas posibilidades.
3. Una nueva regulación de la transparencia y el acceso a la información debe referir el objeto del derecho bien a la
información, poniendo límites de concreción, o bien a los documentos, entendidos en el sentido más amplio, que incluyen la
información obrante en bases de datos que pueda obtenerse con tratamientos sencillos, debiendo articularse la configuración de
las bases de datos de forma que puedan dar respuesta a las peticiones de información más reiteradas o destacadas, incluir
cualquier información o documentación, final o preparatoria, sin perjuicio de la posible aplicación de límites para preservar la
efectividad del proceso de toma de decisiones, y referir el derecho a cualquier información o documentación en poder de los
sujetos obligados, haya sido o no generada por estos.
4. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debería reconocer el derecho a cualquier persona, sin
limitación en razón de la nacionalidad o la residencia ni necesidad de acreditar interés alguno ni de motivar obligatoriamente su
petición, en el caso de la información previa solicitud.
5. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debería incluir en su ámbito de aplicación a las
autoridades administrativas, incluidos los gobiernos, a los órganos legislativos y judiciales, en la medida en que llevan a cabo
funciones admi-nistrativas, y a las personas físicas o jurídicas privadas en la medida en que ejercen autoridad administrativa, y a
las personas privadas físicas y jurídicas en la medida en que ejerzan funciones públicas o funcionen gracias a fondos públicos.
Ello obliga, por lo demás, a diseñar un procedimiento completo de acceso, dado que algunos de estos sujetos no se rigen por la
Ley de Procedimiento Administrativo.
6. Es necesario regular en una futura Ley de Transparencia y Acceso a la Información una lista cerrada de
excepciones, de aplicación restrictiva, en línea con las comunes al Derecho comparado y europeo, pues comunes son las
necesidades de compatibilizar transparencia y protección de intereses públicos y privados en cualquier sistema jurídico. Debería,
además, armonizarse la regulación de las relaciones entre protección del interés público en la seguridad y la defensa y
transparencia en dicha Ley y en la ley que regule los secretos oficiales, que debería reformarse para adecuarla a los estándares
europeos modernos, sin que sea necesario –aunque no descartable– incluir en un mismo texto normativo ambas regulaciones. En
lo que hace a las relaciones entre publicidad y privacidad, deben acogerse una serie de principios: preferencia de la normativa
sobre transparencia y acceso cuando el solicitante es distinto del sujeto afectado, prevalencia de la privacidad cuando están en
juego datos íntimos y de la publicidad cuando se trate de datos relacionados con la organización, el funcionamiento o los gastos
públicos y normas de procedimiento que permitan ponderar correctamente los intereses en juego en casos límite.
7. Es preciso diseñar un procedimiento simple, ágil y económicamente asequible para todos los ciudadanos, pues está
en juego precisamente su participación efectiva en la vida democrática. Además, debe darse respuesta a temas como el contenido
de las decisiones sobre las solicitudes, las modalidades de acceso o el coste del ejercicio del derecho –que puede llegar a originar
diversas tareas–, como la búsqueda, revisión, reproducción y/o el envío, con mínimas formalidades para la presentación de
solicitudes, que pueden hacerse por medios electrónicos, auxiliando al ciudadano para el ejercicio de su derecho, sin exigir en
casi ningún caso la expresión de motivación alguna y con previsión de mecanismos que permitan el traslado de las solicitudes a
102
6.-COLABORADORES CON LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
6.1.-INTRODUCCION
La garantía y protección en lo que concierne al tratamiento de los datos
personales y la afectación que proyecta tanto al terreno de las libertades públicas como
al resto de los derechos fundamentales de las personas físicas en la Administración de
Justicia, debe entenderse en un sentido amplio. Precisamente, como consecuencia de la
complejidad derivada de lo que supone la tarea de administrar justicia y con el único fin
de obtener resultados acordes con tal final, es necesario que de una manera u otra,
intervengan personas ajenas al proceso, sin interés personal o legítimo, pero que por
diversos motivos tienen que cumplir una función y, en consecuencia, acceden a los
datos personales merecedores de protección que se contienen tanto en los registros
informáticos y libros de registro como en los procedimientos que se siguen en los
órganos judiciales.
A diario vemos entrar y salir personas de los Juzgados, Tribunales y Oficinas
Judiciales: algunas para el ejercicio de su profesión, otras ni siquiera todavía tienen una
profesión; hay quienes pretenden obtener un beneficio determinado y quienes prestan un
servicio concreto, o bien a la Administración o bien a un particular; hay diversidad de
situaciones en que el común denominador es su servicio a la Administración de Justicia.
los órganos que poseen la información. Las solicitudes deben resol-verse con prontitud, con plazos máximos que se sitúan
mayoritariamente en una banda entre los veinte y treinta días, más inclinados hacia la primera. Cuando haya terceros afectados,
debe dárseles entrada en el procedimiento para mejor ponderar, sin por ello otorgarles un derecho de veto. El silencio debe tener
valor negativo. Los solicitantes deben poder escoger la modalidad de acceso, siempre que sea razonable y el coste del acceso no
sea disuasorio, siendo la regla la gratuidad del acceso en dependencias públicas y de pago exclusivo de los costes de
reproducción cuando los hay.
8. Al margen de la garantía judicial última y de la posibilidad de queja ante el defensor del pueblo, una nueva Ley de
Transparencia y Acceso a la Información debería prever la creación de una institución que permita una respuesta independiente,
rápida y eficaz a las reclamaciones de los ciudadanos. En nuestro actual sistema institucional y en nuestro modelo político
descentralizado, nos parece la mejor fórmula la creación en el ámbito estatal de una institución colegiada de nombramiento
parlamentario de acceso a la información, dejando a las comunidades autónomas la decisión, en el ejercicio de sus competencias
de autoorganización, sobre el modelo más adecuado en su ámbito, en el que podría funcionar de forma económica y
jurídicamente muy eficaz la fusión de sus competencias con las de protección de datos.
9. Es preciso dotar al derecho de acceso de eficacia, y eso pasa por una buena regulación y práctica de la gestión
documental –acabando con la anomalía de la aproximación “cultural” a la información y documentación administrativa–, la
formación y especialización de las autoridades y funcionarios responsables de gestionar las decisiones sobre publicidad de la
información, la previsión de sanciones disciplinarias para los que obstaculicen la aplicación de la ley, la creación de guías
ciudadanas que hagan accesible a los ciudadanos el entendimiento de alcance del derecho y su ejercicio, unidos al auxilio
personal a quien lo requiera, o la llevanza y publicidad electrónica de registros de documentos que permitan búsquedas con
criterios sencillos.
10. Una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información debe ser necesariamente una Ley adaptada a la
actual sociedad de la información, que dé el salto cualitativo de la publicidad pasiva a la activa, y que establezca disposiciones
todo lo precisas posible que obliguen a poner a disposición de todos los ciudadanos en Internet la principal información que les
permita participar, controlar y con ello contribuir a una gestión pública más eficaz y transparente. Buena parte de esta
información ya es objeto de publicidad oficial; se trata, sobre todo, de centralizarla y ponerla en formatos que permitan su fácil
localización y, en su caso, su posterior tratamiento.”
103
Nuestra misión es identificar a estas personas y una vez analizada la actividad
encomendada, delimitar hasta dónde se extiende su participación, su actuación o su
conocimiento de la actividad desarrollada en el Órgano Judicial.
Hablamos de:
- Peritos, pueden ser traídos por las partes o por el Juez o Tribunal, su actuación
viene regulada por ley, su finalidad es la elaboración del informe o dictamen
encomendado en cada caso y como consecuencia de ello, deberán acceder a la
totalidad o parte de las actuaciones que contienen datos personales.
- Personas que pretenden les sean proporcionados datos de carácter estadístico,
histórico o científico y solicitan acceso a los registros y procedimientos. La
cuestión es que los datos recabados serán objeto de publicación. Es necesario
determinar en qué situaciones es posible ceder los datos solicitados.
- Empresas que han sido contratadas para enajenar o destruir expedientes
judiciales; es necesario saber en qué supuestos y condiciones deben actuar. La
información a la que pueden acceder puede ser indiscriminada y por ello, sería
necesario un control y unas garantías concretas.
- Personas que pretender participar en una subasta judicial; pretenderán obtener el
más amplio conocimiento de todo lo relacionado con el bien o derecho por el
que van a pujar. Veremos a qué datos pueden tener acceso.
- Oficinas de asistencia a la víctima del delito, del acreedor y aquéllas que actúan
en colaboración de los Juzgados y Tribunales y a los que, para el cumplimiento
de sus funciones, es necesario permitir el acceso a determinados datos de las
víctimas, acreedores, etc. y normalmente, nos exigen celeridad.
- Estudiantes universitarios y no universitarios que a veces aparecen en las salas
de vistas para ver juicios por su propia voluntad o también, previo concierto con
la Universidad u otros Centros Educativos ; acceden a la propia Oficina Judicial
para ver su funcionamiento con fines formativos, lo que implica acceso a
determinados documentos que podrían tener datos personales. Hay que tener en
cuenta que esas personas no son funcionarios públicos y deberemos tener claro
hasta donde puede ser autorizada su intervención.
- Profesionales en prácticas como abogados o funcionarios que acuden también a
los Juzgados o funcionarios en periodo de prácticas para adquirir la experiencia
necesaria para acceder a su puesto de trabajo.
- Traductores, al igual que los anteriores pueden ser traídos al proceso en las
mismas condiciones, actúan en virtud de contrato y por su propia función
también tendrán conocimiento y acceso a datos de carácter personal. Veremos
en qué condiciones y qué limites les afectan.
104
- Personal de limpieza, seguridad y mantenimiento, se trata de personal externo y
hay que unir a ello la agravante de que suelen actuar cuando no existe persona
alguna responsable en la sede judicial, veremos cuál es su control.
Como se puede apreciar a primera vista, hay un sinfín de personas físicas y
hasta jurídicas que mantienen una relación directa o indirecta con la Administración de
Justicia; es imposible que cada día no tengamos contacto con cualquiera de ellos en la
Oficina Judicial. Esta diversidad hace necesario un análisis pormenorizado de cada
supuesto que pueda plantearse y será, precisamente el responsable del tratamiento del
fichero, el Secretario Judicial, quien decide sobre la finalidad, contenido y uso del
tratamiento de los datos de carácter personal.
En estos términos se recoge en la Ley Orgánica,15/1999, de 13 de diciembre,
de Protección de Datos (LOPD) y, trasladado al ámbito de la Administración de Justicia
hace que nos replanteemos muchas de las situaciones en que, bien por desconocimiento,
bien por falta de regulación expresa, no hemos sabido abordar o hemos sufrido cierta
vacilación a la hora de resolverlas pues no es tan sencillo determinar quienes pueden
tener acceso a los registros, libros y procedimientos y quienes no lo tienen. Esto, unido
a la falta de afianzamiento de normas de actuación en la Administración de Justicia
junto con la inexistencia de protocolos específicos así como a ciertas prácticas de uso
forense ineficaces y poco precisas, hace que se vengan otorgando accesos a
determinados datos del proceso de forma más que dudosa y en cierto modo,
cuestionables.
Veamos las claves que nos ayudarán a adoptar una decisión acertada a la hora
de procurar el acceso o la denegación de determinadas personas físicas o jurídicas a los
datos personales a nuestro cargo.
6.2.- PERITOS
6.2.1.- Regulación aplicable.
Los peritos acuden a diario a los Juzgados y Tribunales como consecuencia de
un llamamiento efectuado en virtud de resolución judicial, entran a la sede judicial o se
acercan al mostrador y, lo primero que demandan literalmente, son los autos. De ellos
extraerán las instrucciones que les son encomendadas para emitir el oportuno informe
o dictamen. Su acceso a las actuaciones es amplio ya que se pone a su disposición toda
la documentación que compone un pleito, recaban datos referidos a un tercero, hacen
fotocopias y hasta por algunos se les permite llevarse las actuaciones. ¿Es correcto?
105
En todas las leyes procesales que regulan las distintas jurisdicciones, sin
excepción, aparece regulada de forma específica la figura del perito, y su función
aparece definida de forma precisa en el artículo 335 LEC: “Cuando sean necesarios
conocimientos científicos, artísticos, técnicos o prácticos para valorar hechos o circunstancias relevantes
en el asunto o adquirir certeza sobre ellos, las partes podrán aportar al proceso el dictamen de peritos que
posean los conocimientos correspondientes o solicitar, en los casos previstos en esta ley, que se emita
dictamen por perito designado por el tribunal”.
La finalidad del informe pericial cualquiera que sea la materia sobre la que verse
es garantizar la defensa de los derechos de las partes, hasta tal punto que en el apartado
2 del artículo 336 del mismo texto legal se recoge que “Los dictámenes se formularán por
escrito, acompañados, en su caso, de los demás documentos, instrumentos o materiales adecuados para
exponer el parecer del perito sobre lo que haya sido objeto de la pericia. Si no fuese posible o conveniente
aportar estos materiales e instrumentos, el escrito de dictamen contendrá sobre ellos las indicaciones
suficientes. Podrán, asimismo, acompañarse al dictamen los documentos que se estimen adecuados para
su más acertada valoración”.
Es evidente que la intención del legislador es dotar a dichos profesionales de una
serie facultades dentro del proceso pues, si su misión es suplir la falta de conocimientos
que el juzgador tenga sobre una determinada materia y, además, tienen que ser garantes
de los derechos de cada una de las partes, está claro que sus posibilidades de
intervención son bastantes amplias. Podrían surgir ciertas dudas en orden a delimitar
las potestades de las que parece que los peritos están investidos en orden a salvaguardar
los datos personales de las partes que van a llegar a su conocimiento de forma
irremediable con motivo de su expresa habilitación legal.
La LOPD cuando se refiere a la seguridad de los datos considera en su artículo 9
que “1. El responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento deberán adoptar las
medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter
personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de
la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que estén expuestos, ya provengan de
y además en el artículo 10 a reglón seguido
regula el deber de secreto que afecta al responsable del fichero y quienes intervengan en
cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal pues considera que “están
la acción humana o del medio físico o natural”
obligados al secreto profesional respecto de los mismos y al deber de guardarlos, obligaciones que
subsistirán aun después de finalizar sus relaciones con el titular del fichero o, en su caso, con el
responsable del mismo”.
El Secretario Judicial por lo tanto, como responsable del fichero sería el que
tiene la última palabra a la hora de comunicar los datos objeto del tratamiento y así, el
artículo 11 determina que sólo podrán ser comunicados a un tercero, en este caso, al
perito para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones
106
legítimas del cedente y del cesionario con el previo consentimiento del interesado salvo
para aquellos casos en que la cesión esté autorizada en una ley.
En la línea de lo hasta ahora visto, son de interés varias resoluciones de la
Agencia Estatal de Protección de datos que se refieren expresamente a la intervención
de los peritos judiciales y porqué su intervención a pesar de acceder a datos de carácter
personal no puede considerarse constitutiva de infracción. Transcribiremos las partes
significativas que nos dan la solución a esta cuestión.
6.2.1.1.- Resoluciones de la Agencia estatal de Protección de Datos.
6.2.1.1.1.- Resolución de 12 noviembre de 2007 del Director de la A.P.D.
Veamos cómo, con motivo del acceso de un perito judicial designado en un
procedimiento judicial a una resonancia magnética, el paciente en cuestión denuncia al
perito por una supuesta infracción en materia de protección de datos. La Agencia de
Protección de Datos (APD) dicta una resolución por la que archiva las actuaciones al
considerar que en su actuación, el perito se encuentra habilitado por el artículo 336,2 de
la LEC “toda vez que la extensión del mandato judicial para la emisión del preceptivo Dictamen
abarca ... los demás documentos, instrumentos o materiales adecuados para exponer el parecer del
perito sobre lo que haya sido objeto de la pericia” , adecuación que hace referencia al criterio del
perito designado. “Por lo tanto, procede el archivo de las presentes actuaciones, toda vez que no consta
en la conducta denunciada……. ni en la del citado perito Judicial, existencia de indicios suficientes que
permitan acreditar infracción en materia de protección de datos, al encontrarse dicha conducta habilitada
por Ley”.
6.2.1.1.2.- Resolución de 18 septiembre de 2009 del Director de la A.P.D.
“….De lo anterior se colige que, en la aportación de la documentación con la que el
correspondiente perito ha elaborado su informe, tanto a la demandante, como a los tribunales, existiría
una habilitación legal para la comunicación de datos sin consentimiento, en base a la aplicabilidad del
artículo 11.2 de la LOPD, como de la LEC.
Además, hemos de recordar la aplicabilidad del principio del derecho a la tutela judicial efectiva
y a la utilización por las partes de los medios de prueba que estimen oportunos, que se encuentra recogido
en la propia constitución y que jurisprudencialmente ha recibido una valoración que determina su
prevalencia sobre el derecho a la protección de datos de carácter personal. Así, la Audiencia Nacional en
sentencias como la dictada el 26 noviembre 2008 (JUR 2008\387592) ha consagrado los
posicionamientos sostenidos en la resolución recurrida, en torno a la preponderancia del derecho a la
defensa y a la tutela judicial efectiva sobre el derecho a la protección de datos de carácter personal.
Y, por lo que se refiere a la aportación de los datos del recurrente al pleito seguido ante la
Audiencia Provincial de Madrid, considera que "A la vista de estos preceptos, el legislador ha creado un
sistema en que el derecho a la protección de datos de carácter personal cede en aquellos supuestos en que
107
el propio legislador (constitucional u ordinario) haya considerado la existencia de motivos razonados y
fundados que justifiquen la necesidad del tratamiento de los datos, incorporando dichos supuestos a
normas de, al menos, el mismo rango que la que regula la materia protegida.
En efecto, la exigibilidad del consentimiento del oponente para el tratamiento de sus datos
supondría dejar a disposición de aquél el almacenamiento de la información necesaria para que el
denunciante pueda ejercer, en plenitud, su derecho a la tutela judicial efectiva Así, la falta de estos datos o
su comunicación a la contraparte, puede implicar, lógicamente, una merma en la posibilidad de aportación
por el interesado de "los medios de prueba pertinentes para su defensa", vulnerándose otra de las garantías
derivadas del citado derecho a la tutela efectiva y coartándose la posibilidad de obtener el pleno
desenvolvimiento de este derecho.
En consecuencia, la comunicación de los datos del denunciante al citado Tribunal se encontraba
amparada por el citado artículo 11.2.d) de la LOPD ( RCL 1999, 3058)”.
6.2.1.1.3.- Resolución de 21 septiembre de 2007 del Director de la A.P.D.
“……el legislador ha creado un sistema en que el derecho a la protección de datos de carácter personal
cede en aquellos supuestos en que el propio legislador (constitucional u ordinario) haya considerado la
existencia de motivos razonados y fundados que justifiquen la necesidad del tratamiento de los datos,
incorporando dichos supuestos a normas de, al menos, el mismo rango que la que regula la materia
protegida.
En efecto, la exigibilidad del consentimiento del oponente para el tratamiento de sus datos
supondría dejar a disposición de aquél el almacenamiento de la información necesaria para que la otra
parte pueda ejercer, en plenitud, su derecho a la tutela judicial efectiva. Así, la falta de estos datos o su
comunicación a la contraparte, puede implicar, lógicamente, una merma en la posibilidad de aportación
por el interesado de "los medios de prueba pertinentes para su defensa", vulnerándose otra de las garantías
derivadas del citado derecho a la tutela efectiva y coartándose la posibilidad de obtener el pleno
desenvolvimiento de este derecho.
Tal y como sostiene reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional (por todas, Sentencia
186/2000, de 10 de julio) "el derecho a la intimidad no es absoluto, como no lo es ninguno de los
derechos fundamentales, pudiendo ceder ante intereses constitucionalmente relevantes, siempre que el
recorte que aquél haya de experimentar se revele como necesario para lograr el fin legítimo previsto,
proporcionado para alcanzarlo y, en todo caso, sea respetuoso con el contenido esencial del derecho".
6.3.- ESTUDIOS CIENTÍFICOS, HISTORICOS O ESTADISTICOS.
6.3.1.- Legislación aplicable.
De forma ocasional puede que nos hayamos encontrado con que una o varias
personas, de normal acreditadas, no siempre (de ahí el problema), solicitan hablar con
el Secretario Judicial para obtener el acceso a los libros registro, a los registros
108
informáticos o incluso a los propios autos con el objeto de obtener información o datos
para elaborar una estadística, para hacer un estudio sobre una determinada materia o
acaso, un profesor universitario que pretende hacer una tesis doctoral, por ejemplo.
La solución a este problema no debería ofrecer mayor dificultad para el Secretario
Judicial a cargo de una secretaría u oficina judicial determinada por cuanto que por lo
general, existirá una comunicación previa remitida por el Secretario de Gobierno de la
Comunidad Autónoma o del Secretario Coordinador Provincial en el que se
determinarían los limites y las previsiones necesarias para el acceso a los datos y
normalmente, el estudio abarcaría varios órganos judiciales o todos los incluidos en una
jurisdicción determinada con lo cual, no deberíamos ser nosotros los que adoptáramos la
última decisión acerca del tema.
No obstante, podemos hacer un análisis de la legislación que ampara el acceso
de determinados profesionales relacionados con distintas áreas ajenas al ámbito judicial
para el supuesto de que pese a lo anterior, nos encontremos con la situación descrita y
debamos solventar algunas cuestiones desde nuestro puesto de trabajo.
De nuevo nos encontramos con el artículo 11 de la LOPD, por lo que, cuando una
ley expresamente lo autoriza, no es necesario el consentimiento del titular para
comunicación de sus datos a un tercero. Veremos si para el caso que estamos
analizando en este apartado nos encontramos con el marco legal exigido y además,
habrá que tener en cuenta en este apartado un concepto que introduce el artículo 3 y
que se refiere al procedimiento de disociación; consiste en un tratar el dato personal en
cuestión de modo que la información que se obtenga no pueda asociarse a persona
identificada o identificable.
El supuesto que vamos a estudiar seguidamente, contempla la interrelación entre
dos intervinientes distintos: la comunicación de datos entre la Administración de
Justicia (que es la que tiene los datos) y otra Administración Pública (que es la que los
pretende para elaborar el estudio a partir de esos datos); así el artículo 21 de la LOPD
en la redacción resultante de la Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000, de 30
de noviembre, dice que “Los datos de carácter personal recogidos o elaborados por las
Administraciones públicas para el desempeño de sus atribuciones no serán comunicados a otras
Administraciones públicas para el ejercicio de competencias diferentes o de competencias que versen
sobre materias distintas, salvo cuando la comunicación hubiere sido prevista … por disposición de
superior rango que regule su uso, o cuando la comunicación tenga por objeto el tratamiento posterior de
los datos con fines históricos, estadísticos o científicos”.
En desarrollo del artículo 21 antes mencionado, el Reglamento 1720/2007, en lo
que se refiere al tratamiento de los datos de carácter personal con fines históricos,
109
estadísticos o científicos establece que hay que estar a la legislación que en cada caso
resulte aplicable y, en particular, a lo dispuesto en:
- Ley 12/1989, de 9 de mayo, Reguladora de la Función Estadística Pública
- Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio histórico español
- Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
A estas leyes hay que añadir sus respectivas disposiciones de desarrollo, así como a la
normativa autonómica en estas materia y, además, por vía de excepción, la Agencia
Española de Protección de Datos o, en su caso, las autoridades de control de las
comunidades autónomas podrán, previa solicitud del responsable del tratamiento
acordar el mantenimiento íntegro de determinados datos, atendidos sus valores
históricos, estadísticos o científicos.
Para cada supuesto en concreto, la legislación es distinta y veremos que varía si
se trata por ejemplo, de la realización de una estadística, un estudio universitario, la
consulta de un fichero histórico, un estudio sociológico o un estudio científico.
6.3.2.- Tipos de estudio.
6.3.2.1.- Estudio estadístico.
Para el caso de que lo pretendido sea un estudio estadístico elaborado con los
datos recogidos en los registros tanto informáticos como aquéllos que se encuentran en
los autos, la regulación es diversa y así, vemos que el Real Decreto 95/2009, de 6 de
febrero, por el que se regula el Sistema de Registros Administrativo de apoyo a la
Administración de Justicia aborda directamente esta cuestión y se refiere expresamente
a la posibilidad de elaborar estadísticas en materia de justicia dentro del marco de la
protección de datos y con apoyo en la LOPD; el artículo 27 dice “La Administración General
del Estado y las comunidades autónomas con competencias en materia de justicia, en el marco del Plan de
Transparencia Judicial, podrán elaborar estadísticas de los datos contenidos en los Registros Centrales,
eludiendo toda referencia personal en la información y teniendo en cuenta lo dispuesto en la LOPD y sus
disposiciones complementarias. En particular, el Registro para la Protección de las Victimas de Violencia
Domestica proporcionará a la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género la información
necesaria para permitir el adecuado conocimiento, análisis y evaluación de la violencia de género, con
excepción de los datos de carácter personal de los intervinientes en los procedimientos judiciales. Los
datos estadísticos deberán seguir los criterios que establezca la Comisión Nacional de Estadística
Judicial”. Tratándose de datos que no solo van a ser objeto de cesión sino que, además van a ser
objeto de publicidad a terceros, será necesario un proceso de disociación de aquellos que, por
su carácter personal, puedan lugar que el dueño de los mismos sea identificado o identificable”.
110
Un informe de la Agencia Estatal de Datos (379/2009) aborda precisamente esta
cuestión y considera como cesión de datos de carácter personal “Toda revelación de
datos efectuada a persona distinta del interesado” y, a partir de este concepto y
centrándose en la excepción que supone la comunicación que tiene por objeto el
tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos, dice la
Agencia de Protección de Datos, que la utilización de los datos sólo sería posible en el
caso de que el estudio estadístico estuviera previsto en las normas reguladoras de los
planes estadísticos correspondientes a la Administración territorial en cuyo ámbito se
realizase el estudio.
En este sentido, se ha venido entendiendo que la comunicación amparada por la
LOPD en relación con el ejercicio de actividades estadísticas se encuentra vinculada al
deber de comunicación impuesto a las Administraciones Públicas de facilitar la
información relevante para su realización en los supuestos que la legislación impone
esta obligación.
Dicho esto, en el ámbito estatal, el artículo 7 de la Ley 12/1989, de 9 de mayo,
reguladora de la Función Estadística Pública, establece que, “se establecerán por ley las
estadísticas para cuya elaboración se exijan datos de carácter obligatorio”.
Esta disposición fue desarrollada por la Disposición Adicional Cuarta de la Ley
4/1990, de 29 de junio, de Presupuestos Generales del Estado para 1990, cuyo apartado
y), incluido por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 13/1996, de 30 de
Diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, indica que serán
de cumplimentación obligatoria “las estadísticas que formen parte del Plan Estadístico Nacional y
específicamente según el artículo 45.2 de la Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística
Pública, aquéllas cuya realización resulte obligatoria para el Estado español por exigencia de la normativa
de la Unión Europea. Asimismo, las estadísticas que pudieran realizarse al amparo del artículo 8.3 de la
citada ley”.
6.3.2.2.- Estudio científico.
Analizando la siguiente posibilidad y para entender que es a lo que nos referimos
cuando hablamos de “estudio científico”, debemos acudir a la literalidad del término y
llegar a la definición de "ciencia" que sería básicamente un conjunto de conocimientos
sistemáticamente estructurados. Estos surgen mediante la observación de patrones
regulares para que, a través de un determinado proceso, se lleguen construir hipótesis,
principios así como elaborar leyes generales.
El mundo de la ciencia es un entorno casi infinito que supone a su vez una
posibilidad casi infinita de conexión de cualquier tratamiento de datos con una rama de
la ciencia, así, por ejemplo, en el ámbito de la Administración de Justicia un estudio
sobre delincuencia, sobre causas de despidos, sobre divorcios, sobre aumento de la
111
litigiosidad, etc, podría tener conexión con una especialidad o rama de conocimiento
desde las ciencias económicas, sociales, de la información, psicología…
La regulación a nivel nacional es muy reciente ya que la Ley 14/2011, de 1 de
junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación prevé la creación de un Consejo
concebido como órgano de coordinación general adscrito al Ministerio de Ciencia e
Innovación entre cuyas funciones se encuentra la de aprobar los criterios de intercambio
de información entre la Administración General del Estado y las Comunidades
Autónomas, en el marco del Sistema de Información sobre Ciencia, Tecnología e
Innovación, respetando siempre el ámbito competencial de las distintas
Administraciones y la normativa sobre confidencialidad y privacidad de la información.
Estos criterios se establecerán de acuerdo con los generalmente aceptados en el
ámbito internacional, y su determinación garantizará la correcta recogida, tratamiento y
difusión de datos. Además, se tendrá en cuenta la necesidad de minimizar la carga
administrativa que pudiera suponer para los agentes suministrar la información
requerida, por lo que se deberá optimizar a estos efectos la utilización de la información
ya disponible en fuentes públicas. Tanto la Administración General del Estado como las
Comunidades Autónomas podrán consultar la información procedente de dicho Sistema.
De tal manera que según la propia Agencia de Protección de datos con motivo
de una consulta efectuada en el año 2002 considera que para los casos en que la cesión
de datos amparada en el artículo 11.2 e) de la LOPD, a que continuamente nos estamos
refiriendo, es preciso que exista una adecuación subjetiva del supuesto de hecho al que
se pretenda aplicar. Ello implicaría que tanto el cedente como el cesionario tuviesen
encaje en el concepto jurídico de Administración Pública.
Parece en consecuencia lógica que la interpretación auténtica de tal precepto
deba efectuarse desde su subordinación a los principios de calidad de los datos y de
proporcionalidad que establece la LOPD. Así el artículo 4 de la misma establece en su
apartado primero que "Los datos de carácter personal sólo se podrán recoger para su tratamiento, así
como someterlos a dicho tratamiento, cuando sean adecuados, pertinentes y no excesivos en relación con
el ámbito y las finalidades determinadas, explícitas y legítimas para las que se hayan obtenido".
Así visto, es necesario hacer una interpretación exhaustiva de los artículos 21. 1
y 11. 2 e) de la LOPD de acuerdo con lo que antes hemos dicho con aplicación de la
Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000, que considera la protección de datos
como un auténtico derecho fundamental con las salvedades referidas con anterioridad.
Si como se dice en la Sentencia se realizan operaciones con los datos personales
fuera de la estricta observancia de las normas que lo regulan, se vulneraría el derecho a
la protección de datos, pues se le imponen límites constitucionalmente ilegítimos. Si,
además, añadimos el que, como en el caso de la LOPD es el propio legislador el que
está expresamente excluyendo el consentimiento del titular de los datos, hemos de
112
sentar una serie de principios orientadores a nivel práctico de manera imprescindible
sobre todo cuando se ceden los datos personales por el responsable del tratamiento
como podría hacerlo en este caso el Secretario Judicial.
Ya hemos visto que el ámbito científico es extenso y variado y si queremos
impedir una posible extralimitación consecuencia de una superficial e inexacta
concepción de lo que es en realidad un estudio o un proyecto científico, a la hora de
ceder los datos , ante la falta de precisión del legislador cuando se refiere en el artículo
11.2 de la LOPD a lo que es un estudio científico, tendremos que remontarnos al origen
o en su caso, averiguar quién es la entidad de quien depende el estudio o proyecto de
investigación, si existe una normativa sobre ese estudio y, lo fundamental si se trata de
un particular, una empresa o una Administración.
En otro informe emitido por la misma Agencia (73/20109) a modo de
complemento de lo dicho hasta ahora, vemos como una petición de datos no puede venir
amparada genéricamente por un fin de investigación o por un último fin científico pues
además de que cedente y cesionario deban ser una Administración Pública o por lo
menos tuvieran encaje en dicho concepto deberá especificarse si se trata de una
universidad pública o privada o si la tesis o el estudio en cuestión se encuentra
financiado por el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación,
esto es, hay que conocer si el cesionario, encargado de realizar el estudio, va a
desarrollarlo a titulo personal o, si por el contrario, se trata de un proyecto institucional
a realizar en el marco de algún programa de investigación concreto incluido en dicho
Plan Nacional .
En definitiva, si el estudio se desarrolla por un investigador o profesor a título
institucional y en el marco de un proyecto de investigación concreto, resultará de
aplicación el artículo 21. 1 (y 11.2 e) de la LOPD, cuando los datos se soliciten de una
universidad pública. Y cuando se solicitaran por universidad privada, la cesión se
incardinaría en el articulo 11.2 a), que excepciona de la necesidad del consentimiento en
los supuestos en que una Ley así lo contemple, en este caso el artículo 40 de la Ley
Orgánica 6/2001.
Este último precepto considera la investigación como un derecho y un deber del
personal docente e investigador de las Universidades, de acuerdo con los fines generales
de la Universidad, y dentro de los límites establecidos por el ordenamiento jurídico. Por
este motivo, la Universidad tienen que apoyar y promover la investigación del personal
lo que incluye la compatibilidad de la actividad que se desarrolle en cada caso con la
actividad investigadora.
Por el contrario, en el supuesto de que el trabajo de investigación se desarrollase
a título personal por el docente universitario, resultaría de aplicación lo dispuesto por el
artículo 11.1 de la LOPD. Esto es, el Secretario Judicial, en ningún caso podrá
113
proporcionar el acceso solicitado a cualquier dato de carácter personal porque el
solicitante no estaría amparado por una ley ya que sólo sería posible si se recabara el
consentimiento del interesado que, dada la naturaleza de los ficheros a nuestro cargo,
vendría a ser del todo improcedente.
En consecuencia, y continuando ahora con el informe de 2010, en términos
generales, la cesión de datos personales y la utilización de los mismos por parte de los
cesionarios deberá limitarse a aquélla finalidad que directamente se desprende de lo que
el Titulo VII de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre de Universidades
establece, esto es, a la realización por los profesores, a título institucional, de un
proyecto de investigación concreto, sin perjuicio del posible consentimiento del
interesado en relación con cualquier otra finalidad.
En definitiva en el caso de los estudios de investigación provenientes de
Universidades Privadas, faltando en éstas la condición de “Administración Pública”
habrá que analizar caso por caso el interés del solicitante, el cual, deberá estar
debidamente justificado. Así, en el Consejo General del Poder Judicial expresamente
determina en uno de sus acuerdos que para que un interés investigador se considere
legítimo se exige que “se halle debidamente justificado, pues no cualquier persona que se limite a
esgrimir estar realizando una labor investigadora puede tener acceso sin límites a las actuaciones
judiciales. Consecuentemente, ante una petición efectuada a un Tribunal, éste deberá ponderar la
justificación del interés esgrimido por el solicitante. A tal fin habrá de valorarse, entre otros elementos, el
tipo de investigación que se esté realizando, la importancia o entidad del trabajo investigado, pudiendo
incluso presentarse un borrador del proyecto de investigación…”
A efectos prácticos parece dificultoso para el Secretario Judicial tener que hacer
ese tipo de valoración por lo que a falta de instrucciones concretas de la Superioridad
por lo menos, debería fijarse en los siguientes aspectos a la hora de valorar la
posibilidad del acceso de un investigador de una Universidad Privada:
- la persona acreditará debidamente su pertenencia a la universidad de que se
trate y su condición
presentará una solicitud proveniente de dicha universidad o del
correspondiente departamento que vaya a efectuar la investigación
se identificará debidamente el proyecto de investigación con las debidas
referencias administrativas
-
la financiación será de la propia universidad
una manifestación expresa y escrita del solicitante de que se compromete a
no hacer uso de los datos personales contenidos en la actuaciones a que acceda ni
durante la investigación ni una vez finalizada la misma.
La estricta exigencia de los requisitos antes referidos respecto de aquéllos que
114
pretenden ejercitar su derecho de acceso a las actuaciones por expreso designio de la ley
se recoge en una Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de marzo de 1995 en que al
referirse a uno de los condicionamientos necesarios para el acceso a las actuaciones
determina: “si la información es utilizada, como actividad mediadora, para satisfacer derechos o
intereses de terceras personas, y en consecuencia, adquiere como es el caso, un aspecto de globalidad o
generalidad por relación no a un concreto proceso, tal interés se mantenga en el propio ámbito del
ordenamiento jurídico y de sus aplicadores, con carácter generalizado, pues otra cosa sería tanto como
hacer partícipe o colaborador al órgano judicial en tareas o actividades que, por muy lícitas que sean,
extravasan su función jurisdiccional”.
6.3.2.3.- Estudio sobre el patrimonio histórico.
Respecto a los documentos judiciales que hayan adquirido la condición de
patrimonio histórico artístico, solo haremos una breve referencia ya que pese a que es
cierto que existe gran número y algunos de gran interés, lo cierto es que no están a
nuestro cargo.
En la ley 16/1985, de 25 de junio reguladora del Patrimonio Histórico Español y
del Patrimonio Histórico Artístico al definir en el artículo 49 qué documentos pueden
ser considerados como tales, hemos de entender que los judiciales se encuentran dentro
de este acerbo por cuanto han sido generados, conservados o reunidos en el ejercicio de
su función por la Administración de Justicia (entidad de carácter público) siendo que
según el artículo 57 la consulta de los documentos constitutivos del Patrimonio
documental Español a que se refiere el artículo 49. 2 se atendrá a las siguientes reglas:...
“b) los documentos que contengan datos personales de carácter policial, procesal, clínico, o de cualquier
otra índole que puedan afectar a la seguridad de las personas, a su honor, a la intimidad de su vida privada
y familiar y a su propia imagen, no podrán ser públicamente consultados sin que medie consentimiento
expreso de los afectados o hasta que haya transcurrido un plazo de 25 años desde su muerte si su fecha es
conocida o, en otro caso, de 50 años a partir de la fecha de los documentos”.
En concreto y según informe jurídico de la Agencia Española de Protección de
Datos 78/08 tratando la cuestión de los ficheros históricos dice que “..A la vista de los
preceptos citados, y siempre que se cumplan los requisitos de plazo que los mismos establecen, sería
posible la consulta, en la forma que determinen las normas reguladoras del acceso a los Registros y
Archivos que los custodien.
Por último y atendiendo a la consulta planteada, si podemos destacar la existencia de un régimen
especialmente protector para los datos previstos en el artículo 7 de la LOPD, que señala “3.Los datos de
carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser
recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo disponga una Ley o el
afectado consienta expresamente”.
115
6.4.- CONTRATOS PARA
EXPEDIENTES JUDICIALES
LA
ENAJENACION
Y
DESTRUCCION
DE
6.4.1.- Legislación aplicable.
La protección de los datos personales debe extenderse en el tiempo y en el
espacio pues teniendo en cuenta que en el ámbito de la Administración de Justicia "todo
queda escrito", una de las consecuencias principales es que su voluminosa e incesante
actividad produce toneladas de expedientes judiciales que cada año se amontonan en los
archivos de gestión y en los territoriales aunque bien es cierto que desde hace un tiempo
existen otros tipos de soportes que ocupan menos espacios, a día de hoy, no es lo
normal (veremos qué nos depara el futuro a este respecto).
Como decíamos, se trata de archivos de asuntos judiciales finalizados y, si en
principio podrían ser eliminados en términos generales, tal afirmación es precipitada e
imprecisa ya que es fácil imaginar la cantidad de datos que se incluyen y que afectan a
personas o la variedad de documentos privados que han sido aportados en los procesos
y que continúan depositados en el seno de la Administración de Justicia.
El legislador ha dispuesto qué es lo que se debe hacer con todos estos
expedientes procesales, cualquier tipo de soporte que los contenga, es decir, establecer
los criterios de valoración que determinen cuales deben ser conservados y cuáles deben
ser eliminados así como el destino de los primeros, claro está, velando a su vez por la
necesaria protección de los datos personales que precisamente, es lo que nos preocupa
en nuestro estudio.
Las cuestiones que a continuación van a ser tratadas no pueden ser confundidas
con la comunicación de datos a que se refiere el artículo 11 de la LOPD ya que
precisamente el artículo 12 excluye de la comunicación de datos el supuesto en que
estos datos vayan a parar a un tercero pero con la única finalidad de proporcionar
determinada prestación al responsable del tratamiento.
La figura del encargado del tratamiento que el artículo 3 de la LOPD define
como “la persona física o jurídica, autoridad pública, servicio o cualquier otro organismo que, sólo o
conjuntamente con otros, trate datos personales por cuenta del responsable del tratamiento” responde a
la necesidad de dar respuesta a fenómenos como la externalización de servicios por
parte de las empresas y otras entidades, de manera que en aquellos supuestos en que el
responsable del tratamiento encomiende a un tercero la prestación de un servicio que
requiera el acceso a datos de carácter personal por éste, dicho acceso no pueda
considerarse como una cesión de datos. Es así que el artículo 12.1 de la LOPD establece
que “no se considerará comunicación de datos el acceso de un tercero a los datos cuando dicho acceso
sea necesario para la prestación de un servicio al responsable del tratamiento”.
116
En este sentido, tal y como viene a decir el informe de la Agencia de Protección
de Datos de 27 de julio de 2006, que tiene por costumbre y norma general considerar los
casos de forma individual, es decir, analizar cada caso concreto que se plantee por
separado, llega a la conclusión de que, para diferenciar si nos encontramos con una
comunicación de datos personales del artículo 11 o una prestación de servicios al
responsable del tratamiento del artículo 12 dependerá de que el que recibe los datos del
decente los utilice para sus fines propios y adopte decisiones sobre ellos en torno a su
objeto y fin o, por el contrario, nos encontraremos ante el segundo supuesto cuando el
receptor de los datos efectúa a modo de orden o encargo del cedente determinadas y
prefijadas actividades sin tomar decisiones sobre el finalidad sino solo las encaminadas
a ejecutar dicho encargo.
De hecho, prueba de que el encargado del tratamiento no puede ser confundido
con un cesionario de datos al uso, que el punto 4 del artículo 12 de la LOPD prevé la
responsabilidad personal por las posibles infracciones cometidas por el encargado del
tratamiento que destine los datos a otra finalidad, los comunique o los utilice
incumpliendo las estipulaciones del contrato convirtiéndose por ello en responsable del
tratamiento como consecuencia de su acción ilícita.
6.4.2. Procedimiento.
Se trata de un proceso algo complejo y duradero en el tiempo que en principio
no tiene porqué ofrecer mayor dificultad que la de seguir las pautas marcadas en la
legislación, la cuestión es que nos introducimos en un ámbito que excede de la
Administración de Justicia como nosotros la entendemos y veremos cómo nos
encontramos inmersos en un proceso de carácter administrativo.
Este se caracteriza, en primer lugar, por encomendar la tarea a un grupo de
personas que forman parte de la Administración de Justicia como son un secretario
judicial, un magistrado y un fiscal pero a su vez, tenemos a otro grupo de personas que,
sin embargo, no tienen nada que ver en absoluto con dicha Administración: un gerente
territorial del Ministerio de Justicia, un técnico superior especialista en archivos, un
titulado superior de la administración superior, y eso sin contar con la empresa que se
encargará de la eliminación física de los archivos. Así lo recoge de forma más
pormenorizada el artículo 14 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, sobre
Modernización de los Archivos Judiciales cuando define lo que es la Junta de Expurgo.
En segundo lugar, la normativa aplicable es de carácter administrativo al 100%,
tal es la Ley 30/1992, de 30 de diciembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, además del propio Real Decreto
937/2003. Por último y, en tercer lugar y, aunque pueda resultar curioso, es necesario
formalizar una serie de contratos y, en otros casos, convenios con empresas o
administraciones que se encargarán de dar un destino concreto a toda la documentación,
117
tanto a la que no se destruirá como a la que se eliminará convirtiéndose en papel
reciclado
El Real Decreto antes reseñado es un claro reflejo de la LOPD y sigue
escrupulosamente el patrón marcado por dicho texto legal hasta llegar a la literalidad,
así:
- cuando dice en uno de sus artículos que las Juntas de Expurgo tratarán la
información contenida en la documentación judicial con el fin expreso
determinado por el mismo RD sin destinar los datos a ninguna otra finalidad
distinta y solo podrán ser transmitidos a la Administración competente, es una
expresa referencia al artículo 11 de la LOPD cuando trata la cesión de datos.
-
alude expresamente al artículo 12 de la misma ley a la hora de indicar en qué
modo debe redactarse el contrato de enajenación, además, el encargado del
tratamiento de los datos deberá seguir las instrucciones del responsable de
tratamiento y no podrá utilizarlos para fines distintos.
-
también se refiere al deber de secreto del artículo 10 de la LOPD cuando
respecto a la redacción del contrato de enajenación al que nos acabamos de
referir, prevé que el adquirente no podrá divulgar el contenido de los
expedientes judiciales ni, bajo ninguna circunstancia, permitir el acceso de
terceros a ellos.
Para el caso de que se trate de un convenio entre administraciones, las clausulas
que hemos enumerado para el contrato deben ser contenidas en su redacción. Los
expedientes que hayan sido enajenados deberán ser destinados por el adquirente
exclusivamente para su reciclado y su reutilización como papel.
Del traslado de los documentos en cuestión se encarga el Secretario de la Junta
de Expurgo que es quien autoriza su entrega una vez se ha formalizado el convenio de
colaboración o el contrato administrativo de que se trate.
Por último, los contratos menores que se celebren con los mismos fines que los
anteriormente referidos tienen que incorporar obligatoriamente en el contrato escrito la
obligación de contratista de no divulgar el contenido de los expedientes judiciales ni,
bajo ninguna circunstancia, permitir el acceso de terceros a éstos, así como el respeto
por el contratista de las restantes obligaciones establecidas en el artículo 12 de la LOPD.
6.5.- SUBASTAS JUDICIALES.
Aquellas personas que pretenden participar en una subasta judicial si bien no
pueden ser considerados como colaboradores con la Administración de Justicia, al
menos si pueden serlo como intervinientes necesarios en determinados procedimientos,
118
en concreto, en la ejecución. No son interesados legítimos en los términos recogidos en
el artículo 234 de la LOPJ pese a que normalmente, su insistencia precisamente se
fundamenta en un “interés”, aunque de otro tipo: el económico. En ocasiones, suelen
acudir con tremenda insistencia solicitando del Secretario Judicial acceso a la totalidad
de las actuaciones pues según consideran, si no conocen los datos que precisan, pueden
sufrir graves perjuicios de carácter financiero.
La LEC en varios de sus preceptos se refiere a la publicidad de las subastas, es
decir, determina de forma precisa qué datos de los que contienen los procedimientos
pueden trascender a terceros sin que pueda ser considerada cesión no consentida de
dichos datos pues existe habilitación legal. En el caso de bienes muebles, el artículo 645
dice que la publicidad de la subasta se efectuará por medio de edictos y, en el artículo
siguiente, se establece que el edicto contendrá las condiciones de la subasta, los datos y
aquellas circunstancias relevantes para garantizar el éxito de la misma. Para el caso de
que se trate de bienes inmuebles en el artículo 668 se establece la necesidad añadida de
incluir la descripción del bien inmueble así como la valoración inicial. En el artículo
661 figura la obligación de incluir en el edicto la situación posesoria del inmueble o
que, por el contrario, se encuentra desocupado. Además es posible que los futuros
postores tengan acceso en la secretaría de la certificación registral y, en su caso, la
titulación del inmueble.
Si ha sido el propio legislador quien ha delimitado la intervención de los
posibles postores en la subasta de un bien o derecho restringiendo su acceso
exclusivamente a la información que pueda hacer llegar a buen fin la adquisición, no
existe excusa o razonamiento posible que nos lleve a proporcionar información a un
tercero que exceda de la indicada en el párrafo anterior.
Es la propia LEC, por lo tanto, la que restringe la extensión del conocimiento
que de las actuaciones pueden tener los futuros participantes de una subasta pues, ni
siquiera con la excusa de comprobar cualquier tipo de dato podrá acceder: ni para
comprobar si se han realizado las notificaciones a los titulares de derechos que figuren
en la certificación de cargas ni para obtener datos del ejecutado que consten en los
autos.
Apelar de forma genérica a la publicidad de las actuaciones judiciales no se
refiere a la posibilidad de un acceso indiscriminado con la excusa de encontrarnos en
fase de ejecución. Los futuros postores deberás ceñirse a los parámetros que la ley
determina porque no nos hallaremos en audiencia pública hasta la celebración de la
subasta ni su interés puede ser considerado como legítimo en los términos del artículo
234 de la LOPJ.
Podemos incluso topar con intereses de determinadas personas (sociedades)
cuyas conductas lindantes con el fraude y el engaño y que bajo la falsa apariencia de
posible postor en una subasta pretendan recopilar datos que van más allá de la
119
certificación de cargas o titulación. Su fin espurio de confección y comercialización de
los datos con fines lucrativos exceden claramente del ámbito de la subasta judicial y de
fin general de publicidad procesal.
6.6.- OFICINAS DE ASISTENCIA A LAS VÍCTIMAS.
6.6.1.- Legislación aplicable.
Las Oficinas de Asistencia a las Víctimas de Delitos fueron creadas como un
servicio público y gratuito implantado por el Ministerio de Justicia de acuerdo con la
ley 35/1995, de 11 de Diciembre, de ayudas y asistencia a las víctimas de delitos
violentos y contra la libertad sexual (BOE 12 de diciembre de 1995).
Entre sus funciones de información y apoyo a las víctimas, se encuentra la de
acompañamiento a aquéllas que lo soliciten a las diligencias judiciales. Su actuación
supone una orientación general, información jurídica específica a lo largo del proceso
penal, apoyo en las intervenciones necesarias y seguimiento a lo largo del proceso
penal. Estas oficinas se encuentran ubicadas en todas las Comunidades Autónomas y en
todas las provincias.
Desde el 2004 se regula por Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, el derecho de este tipo de
víctimas a una asistencia social integral que incluye lo que denomina “atención
multidisciplinar” que incluye prestaciones provenientes de diversos profesionales. En lo
que a nosotros se refiere, de todas ellas, nos interesa la asistencia de tipo jurídico que
el estatus de víctima conlleva.
La Orden de fecha 1 de febrero de 2012 dictada por la Subdirectora General de
la Subdirección General de Organización y Coordinación Territorial de la
Administración de Justicia de la Dirección General de Relaciones con la Administración
de Justicia del Ministerio con el objeto de coordinar los recursos por parte de los
poderes públicos para prevenir los hechos penales y aplicar en su caso la sanción
correspondiente, señala en su artículo 6º que la comunicación al Registro Central de
datos relativos a procedimientos penales en tramitación, medidas cautelares y órdenes
de protección son función de los secretarios judiciales. Igualmente, para facilitar la
inmediata comunicación a la policía de las medidas cautelares y órdenes de protección,
los secretarios judiciales remiten simultáneamente a la policía copia de la nota del
registro de medidas cautelares y órdenes de protección.
6.6.2.- Funcionamiento
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Las Oficinas de asistencia a las víctimas tienen un papel en la protección a las
víctimas de violencia de género de carácter proactivo, es por esto que los secretarios
judiciales facilitarán la inmediata comunicación a las oficinas de asistencia a las
víctimas, la preceptiva información sobre las medidas cautelares y órdenes de
protección, para proceder al seguimiento de las medidas y los datos relativos a las
órdenes de protección impuestas y facilitar de esta forma el apoyo jurídicos y
psicosocial a las víctimas.
Precisamente por la propia naturaleza de este tipo de oficinas de asistencia, si se
da el caso de que éstas comunican a la Autoridad Judicial la existencia de un posible
acto de violencia de género o de malos tratos del que hayan tenido conocimiento por
razón de su objeto, no se entenderá infringida la LOPD, ya que pese a que en si misma
supone cesión de datos de las comprendidas en el artículo 11 del mismo texto legal y
por lo tanto, con consentimiento necesario del titular de los datos recabado por el
responsable del fichero, será un acto atípico ya que el consentimiento se exime al traer
causa la cesión en una norma con rango de ley como es la Ley de Enjuiciamiento
Criminal (LECr). De este modo, expresamente contiene en su articulado la obligación
de denunciar un delito público aquél que lo presenciare (artículo 259 LECr) y
especialmente aquél que lo presenciare por razón de su cargo (artículo 262 LECr).
Sólo podrán tener acceso al Registro Central para la Protección de las Victimas
de la Violencia Doméstica aquellas personas que respondan al perfil establecido para
ello y solamente, respecto de aquellos recursos precisos para desarrollar las funciones
que les competen.
El artículo 7 del Real Decreto 95/2009, de 6 de febrero, por el que se regula el
sistema de registros administrativos de apoyo a la Administración de Justicia, prevé
expresamente quien puede acceder a la información contenida en dicho registro
estableciendo lo siguiente: “No todos las personas que respondan al perfil señalado en el artículo
anteriormente transcrito tendrán acceso al fichero a que se viene haciendo referencia, sino solamente
aquellas a quien se califique como usuarios en el documento de seguridad correspondiente. Estas personas
deberán acceder con su contraseña, que como ya se ha señalado debe ser personal y secreta sin que sean
admisibles las contraseñas genéricas”.
La Disposición Adicional Primera atribuye al Secretario Judicial como
responsable del tratamiento del fichero, la función de comunicación de las órdenes de
protección de las víctimas de violencia doméstica. En este caso es una disposición legal
el que otorga para este caso concreto el poder de decisión sobre la finalidad, contenido y
uso del tratamiento de los datos que se contienen en el Registro.
“Los secretarios de los juzgados y tribunales comunicarán las órdenes de protección de las
víctimas de violencia doméstica que se adopten y sus respectivas solicitudes, mediante testimonio íntegro,
121
a aquel o aquellos puntos de coordinación designados por la comunidad autónoma correspondiente, que
constituirán el canal único de notificación de estas resoluciones a centros, unidades, organismos e
instituciones competentes en materia de protección social en relación con estas víctimas, de acuerdo con
lo establecido en el apartado 8 del articulo 544 ter de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
La comunicación del secretario judicial se remitirá en un plazo nunca superior a 24 horas desde
su adopción, por vía telemática o electrónica o, en su defecto, por medio de fax o correo urgente.”
Como ya hemos repetido hasta la saciedad y conforme al artículo 11 de la
LOPD, no será necesario el consentimiento de la víctima en este caso de la violencia de
género y siendo que los destinatarios de los datos personales contenidos en los mismos
son otras Administraciones Públicas (Comunidades Autónomas y Delegación de
Gobierno). Estas Administraciones son el único canal permitido para la notificación de
dichas órdenes pues son las competentes para protegerlas. La comunicación del
secretario judicial se remitirá en un plazo nunca superior a 24 horas desde su adopción,
por vía telemática o, en su caso, el modelo correspondiente aprobado.
El Consejo General del Poder Judicial como responsable de la creación del
fichero mantendrá una relación actualizada de los puntos de coordinación designados,
remitirá tal identificación en su integridad y sus modificaciones o actualizaciones a los
Ministerios de Justicia, de Igualdad y del Interior, así como a la Fiscalía General del
Estado y al Tribunal Superior de Justicia, Decanatos y Juzgados de instrucción del
ámbito autonómico correspondiente.
Normalmente la Oficina de Asistencia a las Víctimas mantiene una base de datos
en la que se registrarán todas las órdenes de protección que dicte el Juez así como sus
incidencias. En ella constarán los datos del Juzgado autor de la orden, procedimiento,
datos de la víctima, datos del imputado, medidas impuestas y vigencia de las mismas.
Esta base de datos se coordinará y compatibilizará con otras bases relacionadas. La
distribución de los datos por los distintos canales será telemáticas por cuestiones de
rapidez y seguridad de los datos manejados.
Con el fin de mantener informada a la víctima en todo momento de la situación
procesal del imputado, así como del alcance y vigencia de las medidas adoptadas por el
Juez, se establecerán mecanismos fluidos de información y coordinación con los
Órganos Judiciales y con la Administración penitenciaria. De la misma forma, se
informará a la víctima con la antelación suficiente del final del plazo de las medidas
adoptadas por el Juez.
A través de estas oficinas pueden emitirse informes periciales o técnicos para
análisis del comportamiento humano, circunstancias personales, familiares y sociales.
Servirá de asesoramiento al Juez aunque no de manera vinculante y pueden realizarse a
su instancia a estas oficinas. Ante dicha posibilidad, cabe concluir pues, la consecuencia
lógica que conlleva el que, la persona que tenga que emitir dicho informe pericial o
122
técnico acceda a los datos personales que sean precisos. A la hora de emitir su parecer
y por lo tanto, para llegar a elaborar el mismo, la situación de estos profesionales ha de
equipararse a la que hemos descrito en el punto primero cuando hablamos de los peritos
y su acceso a los ficheros judiciales y demás actuaciones.
6.7.- UNIVERSITARIOS, PRACTICUM Y FUNCIONARIOS EN PRÁCTICAS.
Suele ser práctica habitual la firma de Convenios entre la Universidad y el Ministerio de
Justicia o el Consejo General del Poder Judicial con la finalidad de formar a titulados
superiores en cursos de masters o formación especializada. Suelen aparecer en las salas
de vistas en grupos de personas que presencian las vistas, hacen preguntas y suelen
querer ver los autos y presenciar otro tipo de actuaciones procesales.
Los Convenios firmados incluyen en su redacción una clausula que obliga a los
alumnos como a los profesores como terceros ajenos a la Administración de Justicia
para que guarden secreto de las actuaciones judiciales de las que tengan conocimiento
por razón de las prácticas que realicen estando por ello, sujetos al código deontológico
de su profesión.
Ya nos hemos referido en otro apartado a la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de
diciembre, de Universidades para aclarar que tratándose de un derecho y un deber la
investigación de acuerdo con los fines de la Universidad siendo que dicho derecho debe
ejercitarse dentro de los límites del ordenamiento jurídico, habrá que ver cómo se
articula dentro del ámbito de la Administración de Justicia y cómo conectarlo con la
protección de datos personales que nos ocupa.
Otro tipo convenios se celebran entre las mismas partes mencionadas en materia
de practicums de Universidades públicas o privadas. Participan alumnos que están
estudiando la carrera de Derecho, normalmente, últimos cursos y el Ministerio de
Justicia o el Consejo General del Poder Judicial en su caso, se comprometen a colaborar
para facilitar el acceso de los alumnos a las oficinas judiciales Se incluye la posibilidad
de asistir a las actuaciones judiciales que por su naturaleza tengan el carácter de
públicas y a aquellas otras que el Juez o Magistrado, en el ejercicio de su actividad
docente considere oportunas y que en ningún caso, podrán menoscabar su función
jurisdiccional.
Después de leer varios de los convenios firmados con universidades, no da la
impresión de que, salvo por la mención que se hace al deber de secreto, haya previsión
acerca de las cuestiones que estamos abordando a lo largo de este estudio. Por dicho
motivo, no estaría de más que, en lo sucesivo, se incluyera una clausula por la que el
123
universitario o titulado superior que pretenda acceder a los Juzgados y Tribunales para
recibir o completar su formación se comprometa a acatar las instrucciones que por el
Secretario Judicial en su calidad de responsable del tratamiento de los ficheros se
impartan en materia de protección de datos respecto de los ficheros a los que pudiera
tener acceso incluyendo la posibilidad de prohibir o restringir el acceso a aquellos
practicums o titulados que no respeten la normas básicas para evitar así cualquier
infracción de la legalidad en esta materia.
Para el caso de funcionarios en prácticas, que siempre pertenecerá a la rama de
la Administración de Justicia, en principio, su tratamiento legal y reglamentario hace
que este tipo de profesionales a los que no se les ha asignado una plaza en titularidad, en
principio, se les asimila a los funcionarios titulares tanto en derechos y obligaciones.
Pese a ello, dada su escasa experiencia práctica, no precisamente teórica, hace que deba
si no ser aleccionado, si sería más que conveniente recordarle ciertas normas relativas a
la protección de datos por parte del Secretario Judicial, como responsable de
tratamiento, independientemente del cuerpo o carrera a la que pertenezca el funcionario
en prácticas en cuestión.
6.8.-TRADUCTORES.
Al igual que los peritos, los traductores son profesionales traídos al proceso, bien
por las partes, bien por el propio órgano judicial; en cualquier caso, existe una
habilitación legal que legitima su actuación amparada en el artículo 11 de la LOPD y
hace que, en principio, no ofrezca más problemas que cuidar que su actuación se ajuste
a la normativa pues, como ya apuntamos antes, claudica el derecho de protección de los
datos personales frente al principio de tutela judicial efectiva.
No obstante, la diferente forma en que son traídos los traductores al proceso
respecto a los peritos varía, pues su intervención requiere una previa relación
contractual, bien con el Estado, bien con la Comunidad Autónoma con competencia
para ello. Es necesaria la adjudicación de un contrato por concurso público para la
prestación de asistencia técnica cuyo objeto es la realización del servicio de traducción e
interpretación en los órganos judiciales. En el contrato se especificarán los servicios a
prestar que, normalmente, incluirán interpretación de declaraciones orales de personas,
traducción escrita y transcripciones de CD, DVD o cintas de audio grabadas. Incluye
igualmente servicios para lenguajes especiales para personas discapacitadas.
Estas personas en el ejercicio de su función tendrán acceso a diversas
actuaciones judiciales incluidas en el proceso pues asistirán a acusados, imputados,
penados, testigos, personas que tengan concedido el derecho de asistencia jurídica
124
gratuita y tendrán acceso a grabaciones en CD, DVD o cintas de audio grabadas que se
encuentren en poder de las Unidades Judiciales.
Por este motivo, este grupo debe ser advertido por el responsable del
tratamiento que es el Secretario Judicial de su obligación de secreto profesional
contenida en el artículo 10 LOPD respecto a aquellos datos personales de las partes a
los que accedan con motivo del ejercicio de su función incluso una vez finalizada la
misma. Esta medida que podrá adoptarse al margen del contenido del contrato firmado
con la institución puede plasmarse en cada procedimiento por el Secretario judicial,
incluso de forma expresa e impresa en el procedimiento en que participe el traductor
designado.
6.9.- PERSONAS QUE PRESTAN SERVICIOS DE MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA.
Estas personas que prestan estos servicios, normalmente, cuando el órgano no
está en funcionamiento o por tanto sin coincidencia física con el encargado de los datos,
acceden a oficinas y despachos en cumplimiento de sus servicios. Los posibles
quebrantamientos del deber de confidencialidad o las vulneraciones del derecho de
secreto que les vincula por contrato y por la especialidad del lugar donde desarrollan su
labor hace que la responsabilidad no pueda recaer en ningún caso en el secretario
judicial encargado del tratamiento del fichero ni en el órgano judicial sino en la
Administración Estatal o Autónoma que provea de recursos humanos y materiales a la
Administración de Justicia.
Se entiende que el contrato deberá incluir una clausula expresa que incluya el
deber de confidencialidad respecto a la documentación que gestiona el órgano judicial y
el trabajador debe ser informado expresamente del contenido de dicho deber.
Es evidente que la actuación del Secretario judicial frente a la actuación de estos
trabajadores no puede ser documentada en ningún procedimiento como era el caso de la
de otros profesionales como los peritos incluso aquéllos que se encontraban sometidos a
una relación contractual como los traductores. No obsta para que, si se tuviera
verdadera constancia de cualquier actuación irregular relacionada con la materia
concerniente a la protección de datos, el Secretario judicial ponga los hechos
inmediatamente en conocimiento de la Administración contratante a los efectos
oportunos.
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7.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA LA PROTECCION DE LOS DATOS
DE CARÁCTER PERSONAL
Llegados a este punto, resulta una obviedad hablar de la trascendencia de la
acumulación de datos relativos a las personas, los peligros que pueden derivarse del
acceso y tratamiento de éstos, y que, consecuentemente, uno de los principios básicos e
ineludibles en la protección de datos de carácter personal sea la seguridad. Las
Directrices de la Organización de Naciones Unidas para la regulación de los archivos de
datos personales informatizados, adoptadas mediante resolución 45/95 de la Asamblea
General, de 14 de diciembre de 1990, ya lo reconocieron al incluir, entre los principios
relativos a las garantías mínimas que deben prever las legislaciones nacionales, el
Principio de seguridad: Deben adoptarse medidas adecuadas para proteger los
archivos tanto contra peligros naturales, como la pérdida o destrucción accidental,
como humanos, como el acceso no autorizado, el uso fraudulento de los datos o la
contaminación mediante virus informáticos (Directriz 7).
La LOPD recoge este principio en su artículo 9:
El responsable del fichero, y, en su caso, el encargado del tratamiento, deberán adoptar las
medidas de índole técnica y organizativas necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter
personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado, habida cuenta del estado de
la tecnología, la naturaleza de los datos almacenados y los riesgos a que están expuestos, ya provengan de
la acción humana o del medio físico o natural.
No se registrarán datos de carácter personal en ficheros que no reúnan las condiciones que se
determinen por vía reglamentaria con respecto a su integridad y seguridad y a las de los centros de
tratamiento, locales, equipos, sistemas y programas.
Reglamentariamente se establecerán los requisitos y condiciones que deban reunir los ficheros y
las personas que intervengan en el tratamiento de los datos a que se refiere el artículo 7 de esta Ley.
En este apartado trataremos sobre los instrumentos que deben establecer, o de
los que deben disponer, los sujetos responsables de tratar datos de carácter personal.
7.1.- LA SEGURIDAD
Los responsables han de adoptar las medidas necesarias para garantizar que los
datos personales que constan en los ficheros no puedan alterarse, perderse, o ser
conocidas por personas no autorizadas a acceder a ellos. Aunque al oír la expresión
medidas de seguridad el primer pensamiento nos lleva a medios o mecanismos técnicos,
no se comprenden sólo éstos sino también los organizativos. Y precisamente, en el
ámbito de obligaciones (y como veremos, de responsabilidades) de los Secretarios
Judiciales en la condición de responsables del tratamiento respecto de los ficheros
jurisdiccionales, son éstos últimos los que deben contemplarse con especial atención.
No todos los ficheros precisan las mismas medidas de seguridad. Ya el artículo 9
de la LOPD, en su primer apartado, se refiere a la naturaleza de los datos almacenados,
como uno de los elementos a tener en cuenta por los responsables en el momento de
establecer las medidas para sus ficheros: no va a requerir medidas de la misma
intensidad un fichero que contenga datos sobre la salud, que el de inscripción en una
126
competición deportiva.
El Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el
Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de
protección de datos de carácter personal (RPD), por la remisión contenida en el tercer
párrafo, dedica todo el título VII a las medidas de seguridad en el tratamiento de datos
de carácter personal. Los responsables deben implantar las medidas de seguridad con
arreglo a lo dispuesto en ese Título, y con independencia de su sistema de tratamiento
(automatizado o no).
7.1.1.- Los niveles de seguridad.
Como he dicho antes, las medidas de seguridad que se habrán de implantar viene
determinada por la naturaleza de los datos que van a incluirse en el fichero,
distinguiendo el RPD tres niveles: básico, medio y alto.
- Nivel básico: comprende todo fichero por el mero hecho de constar datos
personales.
- Nivel medio: cuando, además de datos personales, contengan otros relativos a
infracciones administrativas o penales, información sobre solvencia patrimonial y
crédito, ejercicio de potestades tributarias y de la Seguridad Social, prestación de
servicios financieros por entidades de esta naturaleza, o cuando el fichero contenga un
conjunto de datos de carácter personal que ofrezcan una definición de las características
o de la personalidad de los ciudadanos y que permitan evaluar determinados aspectos de
la personalidad o del comportamiento de los mismos.
- Nivel alto: los que incluyan datos sobre ideología, afiliación sindical, religión o
creencias, origen racial, salud o vida sexual, datos recabados para fines policiales sin
consentimiento de los afectados, o lo que contengan algunos derivados de actos de
violencia de género.
La asignación del nivel de seguridad a un fichero, que se realiza en el momento
de su creación, determina las medidas de seguridad que habrán de implantarse. Pero los
niveles de seguridad antes descritos tienen la consideración de mínimos: el responsable
del fichero puede implantar las medidas correspondientes al nivel que comprende la
clase de datos contenida en el fichero concreto, o bien las medidas de un nivel superior.
En particular, y para lo que a nosotros nos interesa, con carácter general (con alguna
excepción) los ficheros jurisdiccionales podrían tener la calificación de “nivel de
seguridad medio” según la descripción anterior. Sin embargo, el Acuerdo de 20 de
Septiembre de 2006 del Pleno del Consejo General del Poder Judicial que los crea
determina que su nivel de seguridad sea, para todos, el “alto”.
La concreción de las medidas de seguridad del fichero se realiza en el
documento de seguridad.
7.1.2.- El documento de seguridad.
127
Según el RPD, el responsable del fichero o del tratamiento ha de elaborar el
documento de seguridad. También puede recaer esta obligación en el encargado del
tratamiento: cuando los datos personales de un fichero o tratamiento se incorporen y
traten de modo exclusivo en los sistemas del encargado, el responsable puede delegar
su llevanza en el encargado, indicándolo expresamente en el contrato celebrado.
El documento de seguridad es un documento interno de la organización que
establece medidas técnicas y organizativas dirigidas a preservar los datos de carácter
personal que contiene el fichero, de obligado cumplimiento para el personal con acceso
a los datos. Es exigible para toda clase de ficheros, tanto para los automatizados como
para los no automatizados.
Puede ser único para todos los ficheros de una organización pero, según las
circunstancias particulares del supuesto, pueden establecerse documentos específicos
para cada fichero, cada tratamiento, o para grupos de ficheros o tratamientos,
atendiendo a los criterios organizativos acordados por el responsable.
No se trata de un catálogo estático y cerrado de medidas. Además del deber
genérico de adecuarse en todo momento a las disposiciones vigentes en materia de
seguridad de datos, debe revisarse y actualizarse en función del resultado de los
controles periódicos, cuando se produzcan cambios relevantes en los sistemas de
información, en el sistema de tratamiento, o en el contenido de la información incluida
en los ficheros o tratamientos.
El documento debe contener necesariamente los siguientes aspectos:
- Ámbito de aplicación del documento con especificación detallada de los
recursos protegidos.
- Medidas, normas, procedimientos de actuación, reglas y estándares
encaminados a garantizar el nivel de seguridad exigido en este reglamento.
- Funciones y obligaciones del personal en relación con el tratamiento de los
datos de carácter personal incluidos en los ficheros.
- Estructura de los ficheros con datos de carácter personal y descripción de los
sistemas de información que los tratan.
- Procedimiento de notificación, gestión y respuesta ante las incidencias.
- Los procedimientos de realización de copias de respaldo y de recuperación de
los datos en los ficheros o tratamientos automatizados.
- Las medidas que sea necesario adoptar para el transporte de soportes y
documentos, así como para la destrucción de los documentos y soportes, o en su caso, la
reutilización de estos últimos.
En el caso de ficheros calificados como de nivel de seguridad medio o alto, se
128
añaden dos más:
- La identificación del responsable o responsables de seguridad.
- Los controles periódicos que se deban realizar para verificar el cumplimiento
de lo dispuesto en el propio documento.
Se decía al principio de este apartado que la elaboración del documento de
seguridad es una obligación del responsable del fichero o tratamiento, y en
determinados supuestos, del encargado. Habitualmente, las condiciones de estos dos
responsables recaen en la misma persona, y es ésta quien elige o designa al encargado.
Esto no sucede en el ámbito de los ficheros jurisdiccionales, donde el responsable del
fichero es el Consejo General del Poder Judicial, el responsable del tratamiento es el
Organo Judicial o el Secretario Judicial, y el encargado del tratamiento no es
seleccionado, contratado o designado por ninguno de éstos sino que viene determinado
por las leyes: la LOPJ, las Leyes Orgánicas que aprueban los Estatutos de Autonomía de
las Comunidades Autónomas, y los Reales Decretos de transferencia de competencias
del Estado a éstas. Por su parte, las “instrucciones” al encargado del tratamiento están
también predeterminadas normativamente.
El artículo 230.5 de la LOPJ atribuye al CGPJ competencias reglamentarias para
la determinación de los requisitos y condiciones del establecimiento y gestión de los
ficheros automatizados de los órganos judiciales, y para asegurar el cumplimiento de las
garantías y derechos establecidos en la LPD. En el desarrollo de ellas, el CGPJ ha
aprobado:
- La Instrucción 2/2003, de 26 de febrero, sobre “Código de conducta para
usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de
Justicia”.
- El Acuerdo del Pleno de 13 de septiembre de 2007, que aprueba los “Criterios
generales de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración
de Justicia” (en adelante, los Criterios)
- Y no directamente relacionado con los Ficheros Jurisdiccionales, pero sí con
otros cuyos datos son objeto de tratamiento desde los órganos judiciales, el Acuerdo del
Pleno, de 26 de febrero de 2009, por el que se establece el “Protocolo a seguir ante el
uso indebido de las consultas accesibles desde el punto neutro judicial”.
Volviendo al documento de seguridad, los Criterios no constituyen tal
documento pero sí contiene un catálogo de las fundamentales que se deben implantar
por las Administraciones Públicas competentes en la dotación de medios materiales, en
sus respectivos ámbitos territoriales, homogeneizando el nivel de seguridad de los
sistema informáticos de gestión procesal. Con esta finalidad, los Criterios quedan
incorporados al Test de Compatibilidad de los Sistemas Informáticos de Gestión
Procesal, de obligado cumplimiento por todos los sistemas de gestión procesal
implantados.
Los Criterios establecen un plazo (finalizó en Diciembre de 2007) para que
129
comunicaran a la Comisión de Informática Judicial la designación del Responsable de
Seguridad, y otro (enero de 2008) para que hicieran lo propio respecto al documento de
seguridad. También acordó la elaboración y ejecución, por aquéllas, de un Plan de
acción de las medidas a adoptar para dar cumplimiento al documento de seguridad. Al
día de la fecha no se ha aprobado ningún documento de seguridad.
7.2.- LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LOS FICHEROS AUTOMATIZADOS
Como dijimos antes, el RPD da distinto tratamiento a los ficheros automatizados
respecto a los que no lo están. La razón estriba en que las posibilidades que ofrecen los
primeros, y por lo tanto también los peligros derivados de un acceso indebido, son muy
superiores a las de los segundos.
El RPD dedica a la seguridad de los ficheros automatizados los artículos 89 a
104, describiendo las medidas que han de disponer los ficheros de nivel básico, medio y
algo, y lo hace de forma cumulativa de forma que el nivel superior supone la adición de
medidas respecto de los inferiores.
7.2.1.- Nivel básico.
La regulación del nivel de seguridad básico consiste, fundamentalmente, en una
serie de principios elementales en materia de seguridad:
- Conocimiento. Todos los usuarios tienen que tener perfectamente definidas sus
funciones y obligaciones, ya sea individualmente, ya por pertenecer o estar incluidos en
determinado perfil. Esta definición se documenta en el documento de seguridad, y
constituye una obligación del responsable que tales usuarios conozcan las medidas de
seguridad que afectan al desarrollo de sus funciones y las consecuencias en que
incurrirían en caso de incumplimiento.
- Control de accesos. Los usuarios, cuando acceden al sistema, deben estar
perfectamente identificados y autenticados. Si lo hacen a través de un sistema de
contraseñas debe garantizarse la confidencialidad e integridad en su asignación,
distribución y almacenamiento, y periódicamente (mínimo, anualmente), habrán de ser
cambiadas.
Además, mediante mecanismos que eviten que puedan acceder a otros distintos
a los autorizados (a partir de una relación de usuarios y perfiles, y los accesos
autorizados a cada uno de ellos), los usuarios sólo pueden hacerlo a los datos o recursos
imprescindibles para el desarrollo de sus funciones.
- Gestión documental. Los documentos, y los soportes que los contienen, deben
ser identificados, catalogados e inventariados; su salida de los locales del responsable ha
de ser autorizada, adoptándose las medidas necesarias para evitar la sustracción, pérdida
o acceso indebido a la información durante su transporte; los documentos que hayan de
desecharse serán destruidos o borrados, asegurando la imposibilidad de recuperación
posterior.
130
Para evitar la pérdida o destrucción de los ficheros habrán de realizarse copias
de respaldo, al menos semanalmente (salvo que no se haya modificado el fichero desde
la creación de la última copia), y se establecerá el procedimiento que garanticen la
reconstrucción del fichero al estado que se encontraban al tiempo de producirse la
incidencia que provocara la alteración, pérdida o destrucción.
- Control de incidencias. Mediante un registro en el que se harán constar las
incidencias que afecten a los datos de carácter personal, que incluya el tipo de
incidencia, momento en que se haya producido o detectado, personal que realiza la
notificación, a quien se comunica, efectos derivados y medidas correctoras aplicadas.
7.2.2.- Nivel medio.
Supone la adopción de las mismas medidas que en el nivel básico, en algunos
casos incrementada en su intensidad, y la adición de otras:
- La observación de la seguridad. Mediante la designación de un responsable, y
la realización de auditorías.
Los ficheros de nivel medio han de disponer de uno o varios responsables de
seguridad, designados en el documento de seguridad, encargados de coordinar un
controlar las medidas de seguridad. Este responsable puede ser único, pero también
pueden designarse varios, distribuyéndose su responsabilidad según los sistemas de
tratamiento utilizados. Por ejemplo, puede existir un responsable de seguridad
tecnológica y un responsable de seguridad funcional: el primero encargado de establecer
los mecanismos de seguridad tecnológicos aplicables a equipos, sistemas, locales… y el
segundo de los relativos a los usuarios del sistema y los procedimientos de acceso.
La adecuación a las medidas de seguridad exigidas por el RPD y el
cumplimiento de éstas deben ser auditados al menos cada dos años, y además siempre
que se realicen modificaciones sustanciales en el fichero. A partir del informe de la
auditoría, el responsable de seguridad ha de elaborar unas conclusiones con el fin de que
el responsable del fichero o tratamiento adopte medidas correctoras.
- Control de accesos. Se incrementa el control en dos niveles diferentes: por un
lado, el acceso físico a los lugares donde estén instalados los equipos se limita a las
personas autorizadas; por otro, se protege el acceso al sistema informático frente a
intentos reiterados no autorizados (brute force).
- Gestión documental. El registro de entrada y salida de soportes debe permitir
conocer el tipo de documento o soporte, la fecha y hora, el emisor o destinatario, el
número de documentos o soportes incluidos en el envío, el tipo de información que
contienen, la forma de envío y la persona responsable de la recepción o entrega que
deberá estar debidamente autorizada.
- Control de incidencias. Se incrementa para los supuestos de recuperación de
datos, de forma que, además de estar autorizarla el responsable del fichero, han de
131
registrarse los procedimientos realizados de recuperación de los datos, la persona que
ejecutó el proceso, los datos restaurados y, en su caso, qué datos ha sido necesario
grabar manualmente en el proceso de recuperación.
7.2.3.- Nivel alto.
Por último, en los ficheros de nivel alto se suman las siguientes medidas:
- Gestión documental. Se centra en la utilización de técnicas de cifrado que
impidan o dificulten el acceso a los datos por parte de personas no autorizadas. Así,
deben cifrarse los datos personales cuando se encuentren en dispositivos portátiles, o
también las etiquetas que identifican los soportes de forma que sólo los usuarios
autorizados pueden identificar el contenido de éstos a partir de ellas.
También deben cifrarse, o emplear otro mecanismo que garantice que la
información no sea inteligible ni manipulada por terceros, cuando se transmitan los
datos a través de redes públicas o redes inalámbricas de comunicaciones electrónicas.
Para garantizar la permanencia de los datos, una copia de respaldo de los datos y
de los procedimientos de recuperación de los mismos ha de conservarse en lugar
diferente a aquel donde se encuentran los equipos informáticos, lugar que ha de
disponer de las mismas medidas de seguridad exigidas para un fichero de nivel alto.
- Control de accesos. El control de accesos es muy estricto: debe registrarse cada
intento de acceso, identificando el usuario, la fecha y hora en que se realizó, el fichero
accedido, el tipo de acceso y si ha sido denegado o autorizado, y en este caso, la
información que permita identificar el registro accedido. Estos datos se han de
conservar, como mínimo, durante dos años.
Además, el responsable de seguridad debe revisar mensualmente, al menos, el
registro de control, elaborando un informe de las revisiones realizadas y problemas
detectados.
7.3.- LAS MEDIDAS
AUTOMATIZADOS
DE
SEGURIDAD
DE
LOS
FICHEROS
NO
La regulación que contiene el RPD para las medidas de seguridad de que han de
dotarse los ficheros no automatizados es más parca que la establecida para los
automatizados.
7.3.1.- Nivel básico.
No hay previsión específica alguna para los ficheros de nivel básico, limitándose
a una declaración genérica de aplicabilidad de lo establecido para los automatizados del
mismo nivel en lo relativo a funciones y obligaciones del personal, registro de
incidencias, control de acceso y gestión de soportes.
132
Tan sólo se añaden previsiones, muy genéricas también, respecto a:
- La ordenación del archivo, para remitirse a los criterios establecidos por la
legislación aplicable según el archivo de que se trate.
- Control de accesos, para exigir la existencia de mecanismos que “dificulten” la
apertura de los dispositivos de almacenamiento de estos datos o, alternativamente, el
establecimiento de medidas que impidan el acceso de personas no autorizadas.
- Custodia de los soportes, de forma que cuando la documentación con datos de
carácter personal no se encuentre archivada (por ejemplo, porque está siendo objeto de
tramitación), la persona que se encuentre al cargo de la misma debe custodiarla e
impedir en todo momento que pueda ser accedida por persona no autorizada.
7.3.2.- Nivel medio.
A las medidas del nivel básico se adiciona la designación de un responsable de
seguridad y la previsión de auditorías periódicas, al menos de carácter bianual.
7.3.3.- Nivel alto.
Además de las descritas antes, estos ficheros han de implantar medidas dirigidas
a impedir, que personas no autorizadas puedan llegar a tener contacto con los soportes
que contienen los datos, y que puedan generarse copias de estos soportes que puedan
llegar a personas no autorizadas.
- Custodia de los soportes. Se exige que armarios, cajones, archivadores… se
encuentren en áreas en las que el acceso esté protegido con puertas que siempre se
encontrarán cerradas y dotadas de sistemas de apertura mediante llave o dispositivo
equivalente. Si la documentación tuviera que ser trasladada se habrá de adoptar medidas
dirigidas a impedir su acceso o manipulación.
- Gestión documental. Sólo bajo el control del personal autorizado en el
documento de seguridad se pueden generar copias o reproducir documentos, y debe
procederse a la destrucción de las que sean desechadas, evitando el acceso a la
información contenida en las mismas o su recuperación posterior.
- Control de accesos. Sólo el personal autorizado puede acceder a los
documentos, y cuando se trate de documentos que pueden ser utilizados por múltiples
usuarios, deben establecerse mecanismos que permitan identificar los accesos
realizados.
7.4.- LA SEGURIDAD DE LOS FICHEROS JURISDICCIONALES.
Como hemos visto antes, por lo que se refiere a los ficheros de los órganos
133
judiciales que tienen relación con los procedimientos que en ellos se tramitan (ficheros
jurisdiccionales) sólo se han establecido formalmente dos: el de asuntos jurisdiccionales
y el de registro de asuntos. Ambos han sido calificados como de nivel alto y, por lo
tanto, se les deberían de aplicar todas y cada una de las medidas de seguridad que se han
descrito en los apartados precedentes según se trate de ficheros informáticos
(automatizados) o en papel (no automatizados). Ello implicaría la existencia de una
normativa de seguridad, el documento de seguridad, que abarcaría unos y otros, que
concretaría las obligaciones y restricciones de todos quienes prestamos servicio en los
juzgados y tribunales, y que definiría las disposiciones técnicas y organizativas dirigidas
a preservar los datos de carácter personal de que disponen los órganos judiciales.
Hasta la fecha no se han aprobado dichos documentos de seguridad, por lo que
los únicos parámetros de que disponemos son los que nos ofrecen el Real Decreto
937/2003, de de 18 de julio, de modernización de los archivos judiciales, el Código de
Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la
Administración de Justicia (Instrucción CGPJ 2/2003, de 26 de febrero) y el Acuerdo
del Pleno de 13 de septiembre de 2007, que aprueba los “Criterios generales de
seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de Justicia”.
7.4.1.- El Real Decreto de modernización de archivos judiciales (RDMAJ).
El RDMAJ incluye en su ámbito de aplicación todos los documentos judiciales
existentes en los distintos juzgados y tribunales de todos los órdenes jurisdiccionales,
que sean consecuencia de la actividad judicial, comprendiendo en el concepto
documento judicial tanto los generados por el órgano judicial como los que son
aportados por las partes o terceros. Por exclusión, no extiende su ámbito a los libros de
sentencias, de registro y demás de obligatoria llevanza. En definitiva, y en la
terminología forense, se aplica a los autos, tanto si se encuentran en tramitación
(archivo de gestión), como si no están pendientes de actuación procesal alguna (archivo
territorial y central). La ordenación, custodia y conservación de todos estos archivos se
atribuyen al Secretario Judicial
El texto apenas dedica un par de referencias a la seguridad de los archivos
judiciales:
- Respecto a los contratos menores que se tramiten para la destrucción de los
expedientes judiciales, para prever el compromiso escrito del contratista de no divulgar
el contenido de los expedientes judiciales, ni permitir el acceso de terceros a éstos, y
cumplir las obligaciones establecidas en el artículo 12 de la LOPD.
- Y bajo el epígrafe “Medidas de seguridad, la D.A. 11ª se limita a declarar
aplicable, a los tratamientos automatizados de datos relacionados con la documentación
judicial, las medidas establecidas en el Real Decreto 994/1999, de 11 de junio, por el
que se aprueba el Reglamento de medidas de seguridad de los ficheros automatizados
que contengan datos de carácter personal, Real Decreto actualmente derogado y cuya
remisión habrá de entenderse al RPD (Real Decreto 1720/2007).
134
7.4.2.- El Código de Conducta para usuarios de equipos y sistemas informáticos al
servicio de la Administración de Justicia.
El Pleno del Consejo General del Poder Judicial, en su reunión de día 26 de
febrero de 2003, aprobó la presente Instrucción 2/2003, sobre Código de Conducta para
usuarios de equipos y sistemas informáticos al servicio de la Administración de Justicia.
Entre sus objetivos (no el único, pero sí el primero en orden de exposición) está el de
concienciar a los usuarios sobre la seguridad en los equipos informáticos y de las
comunicaciones, tanto dentro como fuera de las instalaciones judiciales. En el concepto
de usuario se comprenden todos los profesionales que prestan sus servicios en los
órganos judiciales, entendido en sentido amplio.
Como principios o aspectos principales contenidos en el Código, en esta materia,
encontramos:
- Utilización exclusivamente para fines profesionales de los equipos y programas
puestos a disposición de los usuarios. Solo se permite el uso particular o
extraprofesional en los supuestos que la administración competente establezca
reglamentariamente.
- Prohibición de alterar los equipos. No se permite la modificación de cualquier
parte de los equipos informáticos, ni tampoco conectarlos a otros, salvo autorización
expresa del Servicio de Soporte competente.
- Obligación de cumplir estrictamente las medidas de seguridad diseñadas por la
Administración Pública competente, por el administrador, o por el responsable del
Sistema. En concreto, y respecto a la información confidencial y los archivos que
contengan datos personales, incluye una previsión genérica de extremar las
precauciones para evitar cualquier salida de información de los mismos que pueda
hacer a la Administración y/o usuario incurrir en algún tipo de responsabilidad, y la
obligación de tener en cuenta las medidas que consten en el documento de seguridad.
- Protección de la privacidad. Nuevamente, mediante una declaración genérica:
Por los Secretarios Judiciales, o por quienes en cada momento tengan competencia, se
tomarán las medidas internas precisas para que la información integrada en las
aplicaciones informáticas de gestión procesal obedezca a los requisitos de autenticidad,
integridad y privacidad, utilizando o haciendo utilizar los mecanismos de seguridad de
que estén dotadas tales aplicaciones.
- Identificación y autenticación. Se prohíbe el acceso a los sistemas informáticos
utilizando la identificación de otro usuario, si bien se admite puntualmente, previa
autorización expresa “con arreglo a la Ley” de la Administración competente o del
usuario del ordenador. Esta excepción, que se repite en la Instrucción en al menos dos
ocasiones, entendemos que debe tomarse como inexistente al no existir Ley que
contemple esta posibilidad, sino más bien la contraria.
Se prevé la caducidad de las contraseñas.
En el momento en que finaliza la relación profesional, además de cancelarse el
135
acceso, el usuario ha de devolver todos los soportes que conserve.
7.4.3.- Los Criterios generales de seguridad en los sistemas de información al
servicio de la Administración de Justicia
El 13 de septiembre de 2007, el Pleno del Consejo General del Poder Judicial,
adoptó el siguiente acuerdo: Aprobar el documento denominado “Criterios generales
de seguridad en los sistemas de información al servicio de la Administración de
Justicia”, que se incorporará como Anexo al “Test de Compatibilidad de los Sistemas
Informáticos de Gestión Procesal”, aprobado por el Pleno en su sesión celebrada el 12
de abril de 2007. Con este documento, el CGPJ pretende mejorar y homogeneizar el
nivel de seguridad de los sistemas de gestión procesal estableciendo los requerimientos
fundamentales de seguridad que han de cumplir estos sistemas, que han de desarrollarse
y ejecutarse por las Administraciones Públicas competentes en la provisión de recursos
y medios materiales (Ministerio de Justicia y Comunidades Autónomas con
competencias recibidas).
Se parte de la elaboración, por las Administraciones Públicas competentes, de un
Documento de seguridad que describe las medidas de seguridad organizativas y técnicas
implantadas, y que es de obligado cumplimiento para todo el personal que tenga acceso
a datos de carácter personal de los sistemas informáticos de gestión procesal.
Según los Criterios, este documento ha de incluir los aspectos exigidos por el
RPD para los ficheros automatizados de nivel medio (la referencia es a los artículos 8.2
y 15 del Reglamento derogado). Además, se ha de elaborar un plan de acción con
medidas para asegurar la ejecución los propios Criterios.
Se reserva al Secretario Judicial velar, en el marco de las competencias
contempladas en el artículo 454 de la LOPJ, por la observancia en las oficinas judiciales
de los criterios generales de seguridad establecidos en el documento. Como veremos al
describir las medidas, la realidad es que son pocas las posibilidades que tiene el
Secretario Judicial de cumplir esta obligación. Más bien, estas competencias deberán ser
ejercidas por el Responsable de seguridad, designado por la Administración competente
y también previsto en los Criterios.
7.4.3.1-. Medias técnicas.
Aunque van dirigidas especialmente a los encargados de diseñar los sistemas
informáticos, hemos creído interesante hacer una somera relación con el fin de dar a
conocer las razones de algunas prácticas que, desde el punto de vista del usuario final,
en muchas ocasiones se representan caprichosas.
- Configuración de infraestructura tecnológica: relativas a la ubicación de los
servidores y plataformas, separación respecto a otra áreas (otros departamentos de la
misma Administración), registros de cambios…
- Identificación y autenticación: para prevenir accesos no autorizados se
136
establece la obligación de utilización de usuario y contraseña, o certificado digital
emitido por la Administración pública competente, o sistemas biométricos,
prohibiéndose con carácter general los usuarios genéricos (no asignados a personas
concretas y determinadas). Los sistemas basados en usuario y contraseña han de cumplir
condiciones de calidad (reglas de complejidad), cambio periódico (incluida la inicial
pre-expirada y la prevención de reutilización) y seguridad (encriptación en el
almacenamiento). Además han de incluir un sistema de bloqueo tras un número
determinado de intentos fallidos, acceso fuera del intervalo de validez de un usuario, o
no acceso en determinado periodo de tiempo.
- Control de acceso: mediante un sistema de perfiles y roles que sobre la base de
las necesidades de los usuarios determinan las funcionalidades a las que pueden acceder
y los datos a los que pueden tener acceso. Para evitar posibles suplantaciones en
momentos en los que el equipo no está atendido se prevé un mecanismo de bloqueo por
inactividad.
- Registro de accesos: de forma que quede constancia de la identificación del
usuario, la fecha y hora en la que se realizó el acceso, el tipo de acceso y si ha sido
autorizado o denegado.
- Redes y comunicaciones: dirigidas a proteger las redes frente a intromisiones
no autorizadas.
7.4.3.2.- Medidas Organizativas.
Dirigidas a la ejecución de las anteriores, son relativas a la organización de la
seguridad, ubicación física de servidores y equipos, formación y concienciación de
usuarios, seguimiento de accesos, copias de respaldo, contratos de prestación de
servicios, y revisiones periódicas.
Dentro de estas medidas organizativas, creemos conveniente separar las
dirigidas al usuario final:
- Han de establecerse canales para la comunicación de incidencias y solicitudes
de mejoras (mantenimiento evolutivo). Estas deben ser registradas y deber realizarse un
seguimiento de su resolución o cierre.
- La posibilidad de instalar programas diferentes a los previstos (definidos)
queda restringida a los administradores autorizados, que deben seguir en todo caso las
previsiones del Documento de seguridad. Y en ningún caso se permitirá la creación de
ficheros de carácter personal distintos a los declarados atendiendo a los requerimientos
de la Ley Orgánica de Protección de Datos.
7.4.4.- La seguridad en el expediente judicial electrónico.
La implantación del expediente judicial electrónico va a suponer un salto
cuantitativo y cualitativo en las posibilidades de acceso, por parte de los ciudadanos y
137
profesionales, al contenido de los documentos que forman parte del expediente judicial.
Todos los documentos que forman parte del expediente judicial se crearán y
conservarán en formato electrónico. Cualquier ciudadano o profesional podrá, desde
cualquier parte del mundo en la que disponga de acceso a una red de comunicación
(Internet), acceder al expediente judicial para conocer el estado de tramitación de los
procedimientos en los que sea parte procesal legítima, y obtener copias electrónicas de
los documentos electrónicos que formen parte de procedimientos en los que tenga la
condición de parte o respecto de los que acredite un interés legitimo. Todo ello obligará
a la multiplicación de los esfuerzos para dotar el sistema de las medidas de seguridad
necesarias para garantizar la integridad, autenticidad e inmodificabilidad de estos
documentos, así como para impedir el acceso indiscriminado a ellos.
También el escenario competencial que se acaba de exponer, en el que el CGPJ
ha asumido la función homogeneizar o estandarizar las medidas de seguridad de que
deben dotarse los sistemas informáticos de gestión procesal, va a cambiar: la Ley
18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de la información y la
comunicación en la Administración de Justicia, lo atribuye al “Comité técnico estatal de
la Administración judicial electrónica”, órgano integrado por representantes del CGPJ,
del Ministerio de Justicia, de cada una de las Comunidades Autónomas con
competencias en la materia y de la Fiscalía General del Estado. El instrumento para ello,
es el “Esquema judicial de interoperabilidad y seguridad” (EJIS), un documento que
incluye criterios y recomendaciones en materia de seguridad, conservación,
normalización y volcado de datos de la información, política de seguridad…
Según la D.A. 2ª de la Ley 18/2011, en julio de 2016 todos los sistemas de
gestión procesal deberán permitan la tramitación electrónica de los procedimientos
judiciales.
7.5.- CONCLUSION.
Lo expuesto, y de su comparación con la realidad cotidiana, nos lleva a concluir
que, en el momento actual, el nivel de cumplimiento de la LOPD y su Reglamento en la
Administración de Justicia es bastante deficiente.
De la reglamentación específica analizada, sólo los Criterios contienen alguna
aproximación a lo que debe ser la normativa de seguridad de los ficheros de datos
personales de los órganos judiciales, si bien muy limitada a los informáticos o
automatizados. Ahora bien, tampoco el desarrollo natural de estos Criterios parece que
sea el proyectado: se preveían una serie de obligaciones y unos plazos para cumplirlas.
No parece que se hayan respetado y el resultado es que, al día de la fecha, no se dispone
de un instrumento básico y esencial, cual es el Documento de seguridad.
También se refiere a este documento el Plan de Transparencia Judicial
(aprobado mediante Acuerdo de Consejo de Ministros de 21 de octubre de 2005), si
bien con una fórmula meramente programática: En todo caso deberá contarse con un
documento de seguridad que asegure al ciudadano y a la Administración que los
procedimientos telemáticos reúnen las características necesarias para cumplir la
138
normativa vigente en cada momento en lo relativo a la protección de datos de carácter
personal.
Entre el personal que presta servicio en los órganos judiciales es generalizado el
desconocimiento de la normativa en materia de protección de datos, y en concreto de las
medidas de seguridad que deberían aplicarse. Ahora bien, este déficit es, en parte,
consecuencia de una legislación específica difícilmente compatible y conciliable con la
normativa orgánica y procesal vigente.
La aplicabilidad de la LOPD y su Reglamento en la Administración de Justicia
no es una cuestión pacífica. Se ha defendido que la Administración de Justicia debería
haber quedado fuera del ámbito de la LOPD, como ocurre de forma absoluta con las
materias clasificadas y los ficheros sobre terrorismo, o que sólo se fuera aplicable
supletoriamente, como al régimen electoral, registro civil, o registros de penados y
rebeldes. El propio CGPJ, refiriéndose a la LOPD y a los derechos que reconoce,
advierte de la singularidad de la actividad jurisdiccional y los intereses generales que
en ella subyacen, que exigen, en ocasiones, una limitación o modulación de los
derechos y garantías de los ciudadanos.
En definitiva y como conclusión: la aprobación de una normativa integral y
específica sobre la protección de datos de carácter personal en la Administración de
Justicia es una necesidad perentoria e ineludible, necesaria para el desarrollo y
aplicación real a los ciudadanos de este derecho constitucional, e imprescindible para
dotar de la necesaria seguridad jurídica en su actuación a sus servidores.
139
8.- LA RESPONSABILIDAD DE LOS OPERADORES DE DATOS.
En los epígrafes anteriores hemos puesto de manifiesto la importancia de los
datos de carácter personal, su valor económico, las consecuencias de su difusión o de su
simple y puntual conocimiento; hemos definido los individuos encargados de establecer
las medidas para proteger estos datos, para velar porque las mismas sean cumplidas y
los criterios que han de cumplir en su actuación; y hemos descrito las medidas de
seguridad, técnicas y organizativas, que han de implantarse para evitar el acceso
indebido a estos datos. El cumplimiento de todas estas previsiones legales constituyen
una obligación. Y de su incumplimiento, obviamente, deriva responsabilidad: civil,
administrativa, y en los supuestos más graves, penal.
En todo caso, hay que tener en cuenta que un principio básico en materia de
responsabilidad es que sólo puede exigirse de quien tiene capacidad de decisión sobre la
conducta de la que deriva el acto dañoso. Ello obliga a distinguir la que corresponde al
responsable del fichero, como persona que decide la finalidad, contenido y uso del
fichero y que se constreñirá a las infracciones consecuencia de estas elecciones
iniciales: la del responsable del tratamiento, al que serán imputables las decisiones
concretas sobre un determinado tratamiento; y la de aquellas personas que, bajo la
dependencia del responsable, acceden a los datos para el cumplimiento de sus
funciones, respecto de la que a la responsabilidad propia hay que añadir la de aquellos
que deben vigilar el cumplimiento por éstos de sus obligaciones.
En este epígrafe trataremos de dar respuesta a todas estas cuestiones.
8.1.- RESPONSABILIDAD CIVIL
El artículo 19 de la LOPD prevé la responsabilidad civil consecuencia de las
infracciones de la propia Ley:
1. Los interesados que, como consecuencia del incumplimiento de lo dispuesto en la presente
Ley por el responsable o el encargado del tratamiento, sufran daño o lesión en sus bienes o derechos
tendrán derecho a ser indemnizados.
2. Cuando se trate de ficheros de titularidad pública, la responsabilidad se exigirá de acuerdo con
la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones públicas.
Este precepto constituye la transposición del artículo 23.1 de la Directiva
95/46/CE:
Los Estados miembros dispondrán que toda persona que sufra un perjuicio como consecuencia
de un tratamiento ilícito o de una acción incompatible con las disposiciones nacionales adoptadas en
aplicación de la presente Directiva, tenga derecho a obtener del responsable del tratamiento la reparación
del perjuicio sufrido. [...]
8.1.1.- Naturaleza.
140
Se ha discutido sobre naturaleza de la responsabilidad civil derivada de la
infracción de la LOPD: si tiene naturaleza contractual o extracontractual, y este último
caso, si se trata de una responsabilidad objetiva.
Sobre la primera cuestión, aún cuando la incorporación de los datos personales
al fichero sea consecuencia de una relación contractual, la infracción generadora de
responsabilidad no lo sería un incumplimiento contractual, sino la omisión de una
obligación derivada directamente de la ley. Nos encontraríamos, por tanto, ante una
obligación extracontractual.
En el ámbito de la responsabilidad derivada de los ficheros judiciales esta
discusión no tiene mucho sentido al no existir tal relación contractual, salvo por las
derivaciones de la naturaleza de la obligación en orden a determinar el plazo en que el
derecho a la indemnización puede ejercitarse: si se trata de una obligación derivada del
cumplimiento de los contratos tendría un plazo de prescripción de quince años; si es
extracontractual, es sólo de un año.
La segunda cuestión es si ha de existir, y demostrarse, culpa o negligencia del
responsable para que exista la obligación de indemnizar, o si se trata de un supuesto de
responsabilidad objetiva. Nada aporta el artículo 19 de la LOPD, por lo que para
resolver la cuestión hay que acudir a la Directiva 95/46/CE, y en concreto a su artículo
23.2:
2. El responsable del tratamiento podrá ser eximido parcial o totalmente de
dicha responsabilidad si demuestra que no se le puede imputar el hecho que ha
provocado el daño.
De la literalidad de apartado, sólo aparece una causa de elusión de la
responsabilidad: que no se pueda imputar al responsable del tratamiento el hecho que ha
provocado el daño. Al no poder el responsable alegar su diligencia para excluir la
obligación de indemnizar, sino únicamente que el hecho es consecuencia de fuerza
mayor o que es imputable a un tercero, hay que concluir que nos encontramos ante una
responsabilidad objetiva.
8.1.2.- Las personas responsables.
El artículo 19.2 de la LOPD, que se ha transcrito al inicio de esta sección, remite
a la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones
públicas para determinar la forma su exigencia cuando la titularidad del fichero es
pública, lo que aparece como una remisión a lo establecido en los artículos 139 y
siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de diciembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJAPPAC).
Resultaría, por tanto, la responsabilidad de la “Administración Pública
correspondiente”.
Como ya se ha dicho en este trabajo, son tres administraciones las que tienen
alguna clase de responsabilidad en cuanto a la protección de datos de los ficheros de los
órganos judiciales. A saber: el Consejo General del Poder Judicial, en cuanto
141
responsable del fichero; el Ministerio de Justicia, al ser los Secretarios Judiciales, bajo
su dependencia, responsables del tratamiento de los datos del fichero Registro de
asuntos, y por estar bajo la dependencia directa de ellos el tratamiento de los del fichero
Asuntos jurisdiccionales; y también el Ministerio de Justicia, o la Comunidad
Autónoma en el caso de que le haya sido transferida la competencia para la dotación de
medios materiales, dada su condición de encargado del tratamiento. Pero ¿sobre cuál de
ellas recae la obligación de indemnizar?.
Para responder a esta pregunta, es necesario determinar si el hecho generador de
tal obligación es el funcionamiento anormal de un servicio público, o nos encontramos
ante un supuesto de funcionamiento anormal de la Administración de Justicia.
La Constitución Española recoge en el art. 106.2 el principio general de
responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento de los servicios públicos,
y también contempla en el art. 121, de manera específica, el derecho a ser indemnizado
en los daños causados por error judicial o como consecuencia del funcionamiento
anormal de la Administración de Justicia. Son, por tanto, dos instituciones diferentes, a
pesar de que compartan una misma razón de ser.
Podría entenderse que la prevista en el art. 121 se referiría exclusivamente a
actos derivados de la función judicial en sentido estricto, de forma que los daños que
tienen su origen en actuaciones de la Administración de Justicia periféricas a dicha
función no tendrían cabida en este precepto y sí en el 106.2. Pero el Tribunal
Constitucional ya descartó esta posibilidad en la STC 56/1990, argumentando que
tampoco es cierto que el art. 121 de la Constitución contraponga función judicial y
Administración de Justicia. El precepto se refiere específicamente a uno de los
supuestos de acciones que pueden provocar responsabilidad: El error judicial.
Posteriormente añade una referencia genérica a los demás supuestos que se resumen
en el funcionamiento anormal de la Administración de Justicia. Y dentro de esta
previsión general caben tanto acciones u omisiones encuadrables en la función judicial
como en aquellas otras funciones que sirven de soporte a ésta.
Los Ficheros jurisdiccionales formarían parte de estas funciones que sirven de
soporte a la función judicial, en tanto contienen un conjunto organizado de datos
obtenidos como consecuencia del ejercicio de la potestad jurisdiccional que corresponde
exclusivamente a los jueces y tribunales y cuyo responsable del tratamiento es el propio
órgano judicial (según la exposición del Acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del
Pleno del CGPJ, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los
órganos judiciales), y en cuanto justificó la atribución al órgano de gobierno del Poder
Judicial la competencia para determinar reglamentariamente los requisitos y demás
condiciones que afecten al establecimiento y gestión de tales ficheros (art. 230.5 LOPJ).
Sentado que los incumplimientos de la normativa de protección de datos en el
ámbito que venimos tratando constituye funcionamiento anormal de la Administración
de Justicia, ¿quien ha de responder por los daños producidos?.
El artículo 121 de la Constitución hace responsable de estos daños al Estado.
Ahora bien, el término Estado puede entenderse, bien como el conjunto de instituciones
centrales, en oposición a las Comunidades Autónomas, bien como equivalente al
142
conjunto de los poderes públicos. Reconociendo este doble significado, la STC 56/1990
opta por la segunda de estas posibilidades, dado que la propia ubicación del art. 121
explica que se trate de un precepto cuya finalidad está lejos de ser la de delimitar
competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas o, incluso, la de delimitar
la titularidad concreta de una responsabilidad. Es un precepto que reconoce un
derecho y que expresamente se remite a la ley para concretar los aspectos específicos
de su ejercicio.
Puede, por tanto, defenderse que la obligación de indemnizar corresponderá a la
Administración Pública bajo cuyo ámbito de decisión de haya generado el hecho
dañoso, aunque teniendo en cuenta que todos los Reales Decretos dictados hasta la
fecha para el traspaso de funciones y servicios de la Administración del Estado
Comunidades Autónomas en materia de provisión de medios personales, materiales y
económicos para el funcionamiento de la Administración de Justicia, han establecido
que permanezcan en la Administración General del Estado y que sigan siendo
desempeñadas por el Ministerio de Justicia las funciones relativas a la responsabilidad
patrimonial por error judicial y como consecuencia del funcionamiento anormal de la
Administración de Justicia.
8.1.3.- El derecho de repetición.
El art. 296 de la Ley Orgánica del Poder Judicial autoriza al Estado a repetir
contra Jueces y Magistrados por los daños que produzcan éstos por dolo o culpa grave,
por los cauces del proceso declarativo que corresponda ante el Tribunal competente. No
existe previsión expresa similar en la LOPJ (tampoco en el Reglamento Orgánico) sobre
una posible repetición frente a Secretarios Judiciales.
Sí lo hace la LRJAPPAC. En su artículo 145.2 prevé, para los casos en los que
como consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos se
hubiera generado una responsabilidad patrimonial de la Administración y ésta hubiera
indemnizado a los lesionados, la posibilidad de exigir, de oficio, de sus autoridades y
demás personal a su servicio la responsabilidad en que hubieran incurrido por dolo, o
culpa o negligencia graves. Esta repetición se verifica a través de un procedimiento
administrativo.
Ante esta omisión cabría plantearse si es admisible jurídicamente la repetición
contra los Secretarios Judiciales por los daños indemnizados por el Estado como
consecuencia de actos dolosos o gravemente culposos de éstos, y, en caso afirmativo,
cual sería el procedimiento para ello.
La DGRAJ, en un expediente sobre responsabilidad patrimonial del Estado por
funcionamiento de la Administración de Justicia defendió que aunque este precepto (el
art. 296 de la LOPJ) no incluye a los Secretarios judiciales, resulta aplicable a los
mismos por analogía y por aplicación de lo dispuesto en el artículo 1.904 del Código
Civil, que dispone que el que paga el daño causado por sus dependientes puede repetir
de éstos lo que hubiere satisfecho, y concluía formulando propuesta de resolución en el
sentido de estimar parcialmente la reclamación, y remitir el expediente a la Dirección
143
General del Servicio Jurídico del Estado para que ejerza ante el Tribunal competente la
acción de repetición contra el secretario judicial y los magistrados aludidos.
8.2.- RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
Los responsables de los ficheros y los encargados de los tratamientos estarán sujetos al régimen
sancionador establecido en la presente Ley.
Cuando se trate de ficheros de titularidad pública se estará, en cuanto al procedimiento y a las
sanciones, a lo dispuesto en los artículos 46 y 48 de la presente Ley.
Cuando las infracciones a que se refiere el artículo 44 fuesen cometidas en ficheros de titularidad
pública o en relación con tratamientos cuyos responsables lo serían de ficheros de dicha naturaleza, el
órgano sancionador dictará una resolución estableciendo las medidas que procede adoptar para que cesen
o se corrijan los efectos de la infracción. Esta resolución se notificará al responsable del fichero, al órgano
del que dependa jerárquicamente y a los afectados si los hubiera.
El órgano sancionador podrá proponer también la iniciación de actuaciones disciplinarias, si
procedieran. El procedimiento y las sanciones a aplicar serán las establecidas en la legislación sobre
régimen disciplinario de las Administraciones Públicas.
Estos párrafos de la LOPD resumen el régimen de responsabilidad disciplinaria a
la que están sometidos quienes tienen alguna clase de intervención respecto a los
ficheros de titularidad pública.
Lo primero que se puede destacar es que, a diferencia de lo que ocurre con los
ficheros privados, los órganos de la APD carecen de cualquier clase de potestad para
sancionar a funcionarios públicos. Respecto a los ficheros públicos (en general) tan sólo
ostenta facultades de inspección, pudiendo constatar, calificar y declarar la existencia de
infracciones a la normativa de protección de datos (LOPD y RPD) para, a continuación
trasladar a la Administración competente (aquélla de la que dependa orgánicamente la
autoridad o funcionario) la propuesta (no vinculante) de inicio de un procedimiento
disciplinario contra quien estimara que fue responsable de la infracción.
Sobre los ficheros jurisdiccionales las facultades de la APD son aún menores: ya
se ha citado en la introducción de este trabajo la reciente sentencia del Tribunal
Supremo (Sala 3ª, 2/12/2011), que ha declarado que la inspección de juzgados y
tribunales queda extramuros del ámbito competencial de la APD. Pero ello no significa
que no se pueda derivar responsabilidad disciplinaria de la actuación sobre los ficheros
jurisdiccionales. A continuación examinaremos algunos elementos de la responsabilidad
disciplinaria por infracción de la normativa de protección de datos.
8.2.1.- La tipicidad.
La LOPD tipifica una serie de conductas, calificándolas como leves, graves o
muy graves. De éstas, y dado el régimen de distribución competencial vigente en la
Administración de Justicia (que ya se ha mencionado), y especialmente las atribuciones
que legal y reglamentariamente corresponden a los Secretarios Judiciales, sólo algunas
pueden tener como sujeto activo a este funcionario. Vamos a ver cuáles.
144
Entre las infracciones leves (artículo 44.2 LOPD), la del apartado c):
c) El incumplimiento del deber de información al afectado acerca del tratamiento de sus datos de
carácter personal cuando los datos sean recabados del propio interesado.
De las graves (artículo 44.3 LOPD):
c) Tratar datos de carácter personal o usarlos posteriormente con conculcación de los principios
y garantías establecidos en el artículo 4 de la presente Ley y las disposiciones que lo desarrollan, salvo
cuando sea constitutivo de infracción muy grave.
d) La vulneración del deber de guardar secreto acerca del tratamiento de los datos de carácter
personal al que se refiere el artículo 10 de la presente Ley.
e) El impedimento o la obstaculización del ejercicio de los derechos de acceso, rectificación,
cancelación y oposición.
f) El incumplimiento del deber de información al afectado acerca del tratamiento de sus datos de
carácter personal cuando los datos no hayan sido recabados del propio interesado.
g) El incumplimiento de los restantes deberes de notificación o requerimiento al afectado
impuestos por esta Ley y sus disposiciones de desarrollo.
k) La comunicación o cesión de los datos de carácter personal sin contar con legitimación para
ello en los términos previstos en esta Ley y sus disposiciones reglamentarias de desarrollo, salvo que la
misma sea constitutiva de infracción muy grave.
Y finalmente, entre las muy graves:
a) La recogida de datos en forma engañosa o fraudulenta.
b) Ceder los datos de carácter personal a los que se refieren los apartados 2, 3 y 5 del artículo 7
de esta Ley salvo en los supuestos en que la misma lo autoriza (datos especialmente protegidos: religión,
ideología, salud….).
Respecto al resto, difícilmente podrá entenderse que puedan ser cometidas por
los Secretarios Judiciales, bien por las características de los ficheros responsabilidad de
los órganos judiciales y la función a la que sirven (por ejemplo, las relativas al
consentimiento para tratar datos), bien porque se refieran a actuaciones responsabilidad
de otros órganos (creación de ficheros, mantenimiento de medidas de seguridad…).
Un Secretario Judicial (o el miembro de un Cuerpo de Funcionarios al Servicio
de la Administración de Justicia), puede realizar alguna de estas conductas típicas, pero
ello no significará que tal hecho pueda ser sancionable disciplinariamente: sólo lo será
si tal actuación coincida con alguna de las descritas en el artículo 536 de la LOPJ. En
éste existen varias relacionadas con la materia objeto de este estudio. Así, y a título de
ejemplo, se consideran faltas muy graves la utilización inadecuada de los medios
informáticos y materiales empleados en el ejercicio de sus funciones y el
incumplimiento de las instrucciones facilitadas para su utilización, así como la indebida
utilización de las claves de acceso a los sistemas informáticos, la utilización indebida de
la documentación o información a que tengan o hayan tenido acceso por razón de su
cargo o función, o la negligencia en la custodia de documentos que dé lugar a su
difusión o conocimiento indebidos.
145
8.2.2.- La culpabilidad.
Algunas Resoluciones de la APD (dictadas antes de la Sentencia del Tribunal
Supremo que excluye de su competencia la inspección en juzgados y tribunales) han
causado alarma, o al menos inquietud, en los órganos judiciales en tanto en cuanto
declaraba que un determinado órgano había incurrido en infracción de la LOPD, que tal
infracción era grave (o muy grave), que requería al responsable para corregir
determinadas prácticas… De la contundencia de estas resoluciones parecía que la
consecuencia era clara: la exigencia (ineludible) de responsabilidad disciplinaria para el
Secretario Judicial en su condición de responsable del tratamiento (o de director de la
Oficina Judicial) según el Acuerdo de creación de los ficheros jurisdiccionales.
Es un principio general en materia de responsabilidad disciplinaria que sólo
pueden ser sancionados por hechos constitutivos de infracción administrativa los
responsables de los mismos, aún a título de simple inobservancia. Pero este principio no
puede identificarse como la admisión de una clase de responsabilidad objetiva: según el
Tribunal Constitucional, en materia de infracciones administrativas sigue rigiendo el
principio de culpabilidad (por dolo, culpa o negligencia grave y culpa o negligencia leve
o simple negligencia), principio que excluye la imposición de sanciones por el mero
resultado y sin atender a la conducta diligente. Y también para el Tribunal Supremo, no
pude estimarse cometida una infracción administrativa si no concurre el elemento
subjetivo de la culpabilidad: la conducta típicamente constitutiva de infracción
administrativa ha de ser imputable a título de dolo o culpa.
En definitiva, constatada una violación de la normativa sobre protección de
datos (en los términos indicados en el apartado anterior) en los ficheros responsabilidad
de los órganos judiciales, no corresponderá, sin más, la imposición de una sanción al
responsable, ni siquiera la incoación de un expediente disciplinario. Esta sólo procederá
cuando inicialmente se aprecien indicios de que la vulneración ha sido cometida de
forma dolosa o negligente, y aquélla únicamente resultará tras la acreditación de que ha
existido alguna de estas formas de culpabilidad.
Lo dicho no excluye la responsabilidad disciplinaria de los superiores que
consienten, inducen o encubren los actos sancionables de los inferiores: el artículo 524
de la LOPJ recoge de forma genérica esta responsabilidad cuando de tales actos se
derivan graves daños para la Administración o los ciudadanos, y el art. 536.A.12 prevé,
como falta grave, dejar de promover la exigencia de la responsabilidad disciplinaria
que proceda al personal que integre su oficina, cuando conocieran o debieran conocer
el incumplimiento grave por los mismos de los deberes que les correspondan.
En este punto creo conveniente recordar la Circular 6/2009 de la Secretaría
General de la Administración de Justicia, sobre acuerdos adoptados en relación con las
consultas realizadas a través del Punto Neutro Judicial (que reproduce el Acuerdo del
Pleno del Consejo General de Poder Judicial de 26 de febrero de 2009 que aprueba el
Protocolo a seguir ante el uso indebido de las consultas accesibles desde el punto
neutro judicial), en la que, después de calificar de indebidas todas las consultas que se
realicen a través de las aplicaciones disponibles en el PNJ sin estar autorizadas por
146
resolución judicial, establece que estos accesos se pongan en conocimiento de los
Secretarios Judiciales respectivos para que, si lo consideran conveniente, den de baja al
funcionario correspondiente como usuario de la aplicación de consulta, remitan
comunicación a la Administración disciplinariamente competente cuando se derive la
comisión de falta (cuando se trate de información relativa a ex cónyuges, familiares o
terceras personas, físicas o jurídicas, que guarden cualquier relación con cónyuges o
familiares de los usuarios), e incluso trasladen testimonio al Juzgado de Guardia cuando
los hechos pudieran ser constitutivos de delito.
8.3.- RESPONSABILIDAD PENAL
Para completar el sistema de responsabilidad, es conveniente hacer una
referencia, aún somera, a las conductas tipificadas en el Código Penal relacionadas con
la protección de datos de carácter personal. Esta clase de responsabilidad, que sólo está
prevista para los supuestos más graves, únicamente es exigible por actos propios
cometidos a título de dolo (no están tipificadas las formas imprudentes).
Es el artículo 197 del Código Penal, en sus apartados 2 y 3, el que contiene la
descripción de estos hechos:
2. El que, sin estar autorizado, se apodere, utilice o modifique, en perjuicio de tercero, datos
reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros o soportes
informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o registro público o privado.
Iguales penas se impondrán a quien, sin estar autorizado, acceda por cualquier medio a los mismos y a
quien los altere o utilice en perjuicio del titular de los datos o de un tercero.
3. El que por cualquier medio o procedimiento y vulnerando las medidas de seguridad
establecidas para impedirlo, acceda sin autorización a datos o programas informáticos contenidos en un
sistema informático o en parte del mismo o se mantenga dentro del mismo en contra de la voluntad de
quien tenga el legítimo derecho a excluirlo.
Las penas previstas para estos delitos, cuando el autor es autoridad o funcionario
público, son de prisión e inhabilitación absoluta.
147
9.- CUESTIONES PRÁCTICAS.
- Se pide copia de las actuaciones por una parte y no funcionan los sistemas de
copias o de remisión telemática de actuaciones. O con los mismos no se pude hacer
una copia por el tipo de formato del documento que consta en las actuaciones.
Ante esta situación el Secretario Judicial, por afectar a su derecho de defensa,
debe facilitarle el acceso a la causa con los medios de que disponga, aunque sólo se le
puedan exhibir los autos. Y como puede afectar al ejercicio de defensa en un trámite
procesal, como por ejemplo, contestación a un recurso, se debería hacer constar en las
actuaciones esta circunstancia, a los efectos de la posible suspensión de un plazo
procesal o de una posible alegación de nulidad de actuaciones.
Señala el Artículo 7. Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización
de los archivos judiciales, que quienes hubiesen sido parte en los procesos judiciales o
sean titulares de un interés legítimo, podrán acceder a la documentación conservada en
los Archivos Judiciales de Gestión, salvo cuando tenga carácter reservado. Corresponde
al Secretario del Juzgado o Tribunal respectivo, facilitar a los interesados el acceso a los
documentos judiciales.
Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal Constitucional (SSTC
118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) respecto a que
el artículo 24 de la Constitución, en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial
efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios
de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en
defensa de derechos e intereses legítimos. Así, el Tribunal Constitucional, en la
sentencia 76/1999, ha señalado que el art. 24 de la Const., incluye entre sus garantías
la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído ,y a disponer de todas
las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría
ocasionando una situación de indefensión, susceptible de amparo constitucional.
La Audiencia Provincial de Cádiz en auto de fecha 17/07/200161 estimó un
recurso ante la negativa del Instructor de un Sumario a conceder copia de unos planos
de las actuaciones a una parte debidamente personada. Señala que la cuestión surge en
61
Fecha: 17/07/2001,Publicación: 17/07/2001, Ponente: MANUEL ZAMBRANO BALLESTER, Origen: Audiencia
Provincial de Cádiz , Tipo Resolución: Auto, Sección: Cuarta, Supuesto de Hecho: Negativa del Instructor de un Sumario a
conceder testimonio de las actuaciones a una parte debidamente personada.
148
aquellos casos en que, bien porque durante el examen y conocimiento de las actuaciones
aparezcan fotografías, planos u otros extremos difíciles de describir mediante notas o
informes o declaraciones complejas y de interés a contrastar con diligencias de
investigación en curso o a solicitar. O bien porque el letrado que ha asumido la
dirección y defensa de alguna de las partes personadas, resida en lugar distinto y alejado
de donde se encuentra la causa y, se soliciten testimonios o fotocopias para su
conservación, contraste y estudio detallado. Se ha de convenir en que en dichos casos el
respeto a los derechos constitucionales de defensa y de tutela judicial efectiva que a
todos interesa, abonan la tesis que el apelante sostiene en el recurso, es decir la
vulneración de su derecho de defensa si se le niegan esas copias.
- Una causa penal se sobresee por auto del juez en base a una documentación, la
defensa que la aporta solicita que no se dé a conocer esa información a la
acusación, alega que afecta a su intimidad. La acusación solicita que se le dé copia
de esa documentación que justifica el sobreseimiento de la causa.
Si efectivamente la documentación justifica el archivo de la causa, es un
documento probatorio esencial para las partes y su negativa a ser conocido por una de
las partes, le impide rebatir el criterio del juez en vía de recurso.
El art. 24 de la CONST incluye, entre sus garantías, la protección del derecho
de todo litigante o encausado a ser oído y a disponer de todas las posibilidades de
oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le estaría ocasionando una situación de
indefensión susceptible de amparo constitucional, al no gozar la parte impedida y
obstaculizada de los mismos derechos que la contraria. En este sentido, este Tribunal ha
dicho reiteradamente que el derecho reconocido en el art. 24.1 de la CONST significa
que ha de respetarse el principio de contradicción, que garantiza el acceso al proceso en
defensa de los derechos e intereses legítimos y, dentro de éste, el ejercicio de las
facultades de alegar, probar e intervenir en la prueba ajena para controlar su correcta
práctica y contradecirla (STC 76/199962).
De forma que, salvo que exista una resolución judicial previa al respecto, el
Secretario Judicial deberá facilitar el acceso a la acusación a esa documentación. La
forma para resolver sería por diligencia de ordenación, con recurso de reposición ante
el mismo (art 238 bis LECRIM.).
En ningún caso, por afectar al derecho de acceso a proceso, podría resolverse por
62
Fecha: 26/04/1999 , Marginal: STC 76/1999, Publicación: 01/06/1999, Jurisdicción: Constitucional, Ponente: María
Emilia Casas Baamonde, Origen: Tribunal Constitucional,Tipo Resolución: Sentencia,. Sala: Primera, Supuesto de Hecho:
Recurso de amparo 1598/1996
149
acuerdo del Secretario Judicial, según el art 4 del reglamento 1/2005 del CGPJ.
El Tribunal Supremo, en Sentencia de 29 de abril de 201163 expone en sus
razonamientos que la función de expedir testimonio de las actuaciones judiciales, y por
consiguiente, su simplificación a través de la entrega de fotocopias , es una función que
corresponde al Secretario Judicial ,pues (en cuanto función de certificar) forma parte del
ejercicio de la fe pública judicial, atribuida por el artículo 473.1 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial a los Secretarios Judiciales. El ejercicio de esta función por el Secretario
Judicial se produce en íntima relación con la tramitación del proceso correspondiente,
por lo que participa de la potestad jurisdiccional. La solicitud de recibir copia de
documentos, referida a un procedimiento judicial en curso, y formalizada por quien es
parte procesal en el mismo, es de notoria naturaleza jurisdiccional, no gubernativa ni
administrativa, como también ostenta dicha naturaleza jurisdiccional la resolución que
decida esta petición.
- Puede publicarse en la web de un juzgado un edicto o una sentencia.
Algunos Secretarios Judiciales han decidido proporcionar información a los
usuarios de la administración de justicia a través de la creación de páginas webs o blogs
, con la finalidad de dar un mejor servicio de la administración de justicia.
Si publicamos en esa web o blog una sentencia o edicto estaríamos en un
supuesto de la publicación de unos datos personales, a los que se podrá acceder a
través de una fuente de acceso público en los términos del artículo 3 de la LOPD .
Y tal como señalo la AEPD en su Resolución: R/00403/201164,podría decirse
que esta actuación al no derivar del ejercicio de potestades administrativas, ya que no
se prevé ni legal, ni reglamentariamente, ni por instrucción, este cometido para el
Secretario Judicial, cabría admitir que ese tratamiento de los datos personales se
encontrara enmarcado fuera del ámbito del actuar público-administrativo. Los hechos
denunciados no están relacionados con las funciones públicas ejercidas y por tanto, los
hechos denunciados se podrían entender realizados dentro del ámbito privado
63
Fecha: 29/04/2011,Marginal: 28079130082011100028,Jurisdicción: Contencioso-Administrativo Ponente: JOSE
MANUEL SIEIRA MIGUEZ Origen: Tribunal Supremo Tipo Resolución: Sentencia Sala: TerceraSección: Octava
64
Analiza el supuesto de la publicidad de una sentencia condenatoria en un expediente sancionador por un colegio
profesional, por ser de interés para sus colegiados . Citando la Sentencia del Tribunal Supremo de 26/11/1998, que indica
claramente que los mismos desarrollan, a la par, una serie de actividades propias de un ámbito de derecho público, de servicio
público e interés general, y otras de orden privado restringidas a su relación interna con los integrantes de las corporaciones y que
carecen de toda eficacia externa o pública y concluye que “en los temas que versen, entre otros, sobre defensa de la corporación,
constitución de sus órganos, régimen electoral, decisiones sobre colegiación y disciplina, por su evidente matiz de derecho público,
(los Colegios) están sujetos al control jurisdiccional del orden contencioso-administrativo”. En otras materias se estará en un
ámbito privado.
150
Se vulneraría el artículo 6 de la LOPD, por la recogida de los datos personales
contenidos en la sentencia o edicto , y por someter dicho documento a un tratamiento
automatizado, convirtiéndolo en un archivo informático, para insertarlo finalmente en la
página web o blog .
El tratamiento de datos de carácter personal tiene que contar con el
consentimiento del afectado o, en su defecto, debe acreditarse que los datos provienen
de fuentes accesibles al público, que existe una Ley que ampara ese tratamiento, o una
relación contractual o negocial entre el titular de los datos y el responsable del
tratamiento.
Esta interpretación coincide con la mantenida por el Tribunal de Justicia de las
Comunidades Europeas en sentencia de 6 de noviembre de 2003, dictada en el asunto C101/01,Caso Lindqvist, en el que se examina la aplicación de la Directiva 95/46/CE a
un tratamiento consistente en publicar datos personales en Internet. Esta Sentencia, en
sus apartados 25 y siguientes, señala: “ En cuanto al concepto de “tratamiento” de dichos datos
que utiliza el artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46, éste comprende, con arreglo a la definición del
artículo 2, letra b), de dicha Directiva, “cualquier operación o conjunto de operaciones, efectuadas o no
mediante procedimientos automatizados, y aplicadas a datos personales”. Esta última disposición
enumera varios ejemplos de tales operaciones, entre las que figura la comunicación por transmisión, la
difusión o cualquier otra forma que facilite el acceso a los datos. De ello se deriva que la conducta que
consiste en hacer referencia, en una página web, a datos personales debe considerarse un tratamiento de
esta índole.
A este respecto, es preciso observar que difundir información en una página web implica, de acuerdo con
los procedimientos técnicos e informáticos que se aplican actualmente, publicar dicha página en un
servidor, así como realizar las operaciones necesarias para que resulte accesible a las personas que están
conectadas a Internet. Estas operaciones se efectúan, al menos en parte, de manera automatizada.
Por tanto, hacer referencia, en una página web, a diversas personas y en identificarlas por su nombre o
por otros medios, constituye un “tratamiento total o parcialmente automatizado de datos personales” en
el sentido del artículo 3, apartado 1, de la Directiva 95/46”.
Debiendo recordar lo previsto en la instrucción 2/2003 del CGPJ 65sobre
Creación de páginas web.-En el supuesto de que algún usuario proyectase la creación de
una página web de contenido jurídico, sirviéndose para ello de los medios y
herramientas aportadas por la Administración de Justicia, deberá ponerlo previamente
en conocimiento de la correspondiente Sala de Gobierno, con aportación del proyecto
elaborado, la que, tras recabar los asesoramientos que estime pertinentes, incluidos el de
los correspondientes órganos de la Administración Pública competente, elevará un
informe a la Comisión de Informática Judicial para que por ésta se acuerde lo
procedente. Si el usuario proyectase, con fondos privados, la creación de una página
web que incida en la Administración de Justicia, estará obligado, igualmente, a ponerlo
en conocimiento de la respectiva Sala de Gobierno.
65
BOE número 59 de 10/3/2003
151
Hay un desconocimiento entre los bloques normativos relativos al acceso y
protección de datos (véase el Convenio 205 del Consejo de Europa sobre mínimo
común europeo de acceso a documentos públicos, en general se considera que el
acceso y la difusión de información administrativa son condiciones para la
profundización de una democracia efectiva, esto es, presupuesto necesario para
garantizar la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y la
transparencia en el ejercicio del poder público). No existe en España una ley de
transparencia, ni una previsión especifica en el ámbito judicial que ampare dicha
práctica de publicar sentencias en una página web (resolución R/02426/2011 de la
Agencia de Protección de datos), por ello se estima que en estos momentos no es posible
Sin embargo, es imprescindible que se regule adecuadamente esta opción. En
materia de acceso a la información y transparencia internet es simple y llanamente
fundamental.
- En una causa penal se solicita conocer el domicilio de la víctima por el imputado
o acusado, el denunciante o por el condenado.
Debe darse al imputado o acusado, es un dato que debe constar en el expediente y
que es factible que su conocimiento afecte al derecho de defensa, piénsese en la prueba
en una causa por quebrantamiento de una orden de alejamiento respecto a ese
domicilio. Reiterando la doctrina del Tribunal Constitucional (SSTC 118/1984,
27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989, 135/1989) que el artículo 24 de la
Constitución, en cuanto reconoce los derechos a la tutela judicial efectiva, con
interdicción de la indefensión, ha consagrado, entre otros, los principios de
contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de las partes al proceso en
defensa de derechos e intereses legítimos
Sin embargo señala el punto 5º de la Circular 7/2009 del Secretario General de la
Administración de Justicia, sobre aspectos prácticos de la aplicación integrada del
Registro Central de Medidas Cautelares, Requisitorias y Sentencias no Firmes y del
Registro Central para Protección de las Víctimas de la Violencia Doméstica. Que el
denunciante no tendrá acceso a los datos de la víctima, conforme al art 5.2 66 del Real
Decreto 95/2009, de 6 de febrero, por el que se regula el Sistema de registros
administrativos de apoyo a la Administración de Justicia. Salvo, habría que añadir, que
su condición de denunciante cambiara a la de parte, por su personación en la causa.
Si lo pide el condenado, al ser parte procesal en la ejecución, dicho dato se le
deberá ofrecer. Piénsese que el cumplimiento de algunas condenas supone el
66
En cualquier caso, los interesados, acreditando su identidad, tendrán derecho a solicitar el acceso, mediante
exhibición, únicamente a los datos relativos a su persona contenidos en cualquiera de los Registros a los que se refiere este real
decreto.
152
conocimiento del domicilio de la víctima, cuando se refieren las penas a la prohibición
de acercarse al mismo.
- Se decide por el Juez o Magistrado librar testimonio de actuaciones de una
causa a Fiscalía para que se valore perseguir un delito. El Secretario, al no
especificar nada el Juez o Magistrado, decide mandar testimonio de toda la
causa y en la misma aparecen datos de salud de las partes y además datos sobre la
vida sexual y la ideología de las mismas. ¿Es correcta su actuación?
Dice el art 7.3 LOPD, sobre datos especialmente protegidos que los datos de
carácter personal que hagan referencia al origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo
podrán ser recabados, tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo
disponga una ley o el afectado consienta expresamente. Los datos de carácter personal
relativos a la comisión de infracciones penales o administrativas, sólo podrán ser
incluidos en ficheros de las Administraciones públicas competentes en los supuestos
previstos en las respectivas normas reguladoras
Y el art. 11-2 LOPD que cuando la comunicación que deba efectuarse tenga por
destinatario al Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal o los Jueces o Tribunales o el
Tribunal de Cuentas, en el ejercicio de las funciones que tiene atribuidas, no será
preciso el consentimiento del interesado.
En base a estos artículos podríamos concluir que la comunicación de datos a
Fiscalía estaría amparada por una ley (art. 105 LECRIM. ). Pero puede ocurrir que
esos datos, especialmente protegidos, no tuvieran relación alguna con la posible
infracción penal apreciada por el Juez o Magistrado.
El Tribunal Supremo en sentencia 8497/2011 de 2/12/2011 67, señaló que
cuando el artículo 11.2 de la Ley Orgánica 15/99 autoriza la cesión de los datos
reclamados por Jueces y Tribunales o por el Ministerio Fiscal , se está refiriendo a
aquellos datos que están directamente relacionados con su función y no otros.
Por lo tanto, de no ser necesarios estos datos de especial protección para la
persecución del delito, en caso de ser comunicados al Ministerio Fiscal, podría
constituir una infracción del deber de secreto del art 10 Lopd.
La forma correcta de actuar, por lo tanto, por parte del Juez o Magistrado es la
de indicar en concreto lo que debe testimoniarse. El Secretario Judicial debería librar
testimonio de lo especificado por el Juez o Magistrado. En caso de no hacerlo el Juez o
67
Roj: STS 8497/2011, Id Cendoj: 28079130062011101054, Órgano: Tribunal Supremo. Sala de lo Contencioso , Sección:
6, Nº de Recurso: 2706/2008, Procedimiento: RECURSO CASACIÓN Ponente: JUAN CARLOS TRILLO ALONSO
153
Magistrado, lo procedente, entendemos, es dar cumplimiento a la resolución del Juez o
Magistrado y librar testimonio de todo lo actuado.
- Una parte penal solicita testimonio de todo lo actuado en un proceso penal ya
terminado para iniciar una acción civil.
Según el art 12 del Real Decreto 937/2003, de 18 de julio, de modernización de
los archivos judiciales, cuando el proceso ya está terminado por resolución definitiva o
pasados 5 años desde la última resolución, si la parte pide acceder a los documentos de
su procedimiento, la resolución a adoptar será la de acuerdo gubernativo recurrible ante
el Juez.
Y según lo visto anteriormente y analizado el interés de la parte, que ya no
invoca un derecho de defensa en la causa penal concreta, pues está terminada. Habrá
que decidir si se le da ese testimonio. Y de estimar el interés de la parte, decidir qué es
lo que necesita para entablar la acción civil.
- Un Juez o Magistrado civil solicita al Secretario Judicial de un Órgano
Jurisdiccional penal testimonio de todo lo actuado en un procedimiento.
Ya existe una resolución judicial, que en base a la LEC., habrá admitido esta
prueba en el proceso civil, por lo tanto al estar amparada la actuación en una norma
legal y en base a una orden de de un tribunal (art 11-2 LOPD) , habría que facilitar ese
testimonio.
La forma de remitirlo sería por cooperación jurisdiccional, nunca entregarlos a
una persona ,que no reúna el carácter de interesado, para que esta lo aporte al otro
órgano jurisdiccional . La Agencia de Protección de Datos68, entiende que sin perjuicio
de que los certificados se dieran para aportarlos a un Juzgado, lo cierto es que la
persona a quien se entregaron las certificaciones fue un particular, sin perjuicio del
posterior uso que hiciese de las mismas. La Audiencia Nacional en sentencia de
10/11/0069, entiende que esta interpretación de la Agencia de Protección de Datos es la
adecuada. Y ello porque, en caso contrario bastaría alegar por cualquier persona que el
destinatario último de la certificación es cualquiera de los sujetos indicados en el art
11.2 lopd. En efecto, la norma habla de que el "destinatario" sea el Juez o Tribunal "en
el ejercicio de las funciones que tienen atribuidas". Solo es, por lo tanto, posible la
cesión cuando el dato vaya dirigido o destinado al Juez o Tribunal, y este lo exija o
68
Resolución del Director de la Agencia de Protección de Datos, de fecha 24 de marzo de 1999
69
Roj: SAN 6880/2000,. Id Cendoj: 28079230012000100712, Órgano: Audiencia Nacional. Sala de lo Contencioso,
Sección: 1, Nº de Recurso: 385/1999, Procedimiento: Recurso contencioso-administrativo, Ponente: MANUEL FERNANDEZLOMANA GARCIA
154
solicite en el ejercicio de sus funciones. Funciones que solo pueden tener su origen en la
oportuna habilitación legal.
- ¿Se puede atender, por el Secretario Judicial, la petición de que una parte no
pueda conocer datos que obran en la causa judicial, respecto de la otra parte o de
los testigos?
En el Seminario del CGPJ la protección de los datos personales en el ámbito
del proceso penal celebrado en Madrid, del 16 al 18 de abril de 2008 se debatió la
cuestión siguiente: sin aplicar la Ley de Protección de Peritos y Testigos, ¿se puede
justificar que una parte no pueda conocer datos que obran en la causa judicial respecto
de la otra parte o de los testigos?
Se consideró que sería deseable que se articularan los mecanismos legales
precisos para que las partes de un proceso y los testigos fueran identificados en los
atestados policiales y en la documentación de las actuaciones judiciales por medio de
datos como nombre y apellidos y DNI, constando el resto de datos (domicilio, teléfono,
email, etc.) en un archivo a disposición exclusivamente del órgano jurisdiccional.
Ahora bien, si la defensa del imputado solicitara y razonara que el conocimiento de esos
otros datos es necesario para el ejercicio del derecho de defensa, el Juez debería decidir
al efecto en resolución motivada.
Precisamente por no estar regulado en la ley y salvo que se disponga por
resolución judicial, no puede ocultarse a ninguna de las partes los nombres y datos de
testigos y de las demás partes. Ello en virtud del derecho de defensa de las partes y del
derecho de estas de acceso al proceso, que obliga que puedan conocer íntegramente
todo el procedimiento. Siendo constante y reiterada la doctrina del Tribunal
Constitucional (SSTC 118/1984, 27/1985, 109/1985, 109/1987, 155/1988 y 66/1989,
135/1989) respecto a que el artículo 24 de la Constitución, en cuanto reconoce los
derechos a la tutela judicial efectiva, con interdicción de la indefensión, ha consagrado,
entre otros, los principios de contradicción e igualdad, garantizando el libre acceso de
las partes al proceso en defensa de derechos e intereses legítimos
- Si el imputado penal es un policía, basta para su identificación su número de
carnet profesional.
Los arts. 436 y 762 LECRIM establecen que cuando se trate de declaración de
agentes de la autoridad, como testigos, bastará la reseña del número de carnet
profesional. Pero no se regula esa especialidad cuando declaren como imputados, en
este caso lo que el art 374 LECRIM prevé es que el Juez hará constar, con la
minuciosidad posible, las señas personales del procesado, a fin de que la diligencia
pueda servir de prueba de su identidad.
Por lo tanto para el caso de ser imputado en una causa penal, desde ese momento
deberá hacerse constar la totalidad de datos de identificación del policía imputado.
155
- ¿Puede el Secretario de un Juzgado o Decanato crear una base de datos en un
programa informático como Excel o Access, con nombres de partes, testigos,
profesionales y demás datos de las causas? El tema se ha planteado para registrar
cooperaciones de auxilio judicial internacional, pues los programas informáticos
oficiales no los registran con el detalle necesario para ser consultadas.
El art 230 LOPJ dice que los Juzgados y Tribunales podrán utilizar cualesquiera
medios técnicos, electrónicos, informáticos y telemáticos, para el desarrollo de su
actividad y ejercicio de sus funciones, con las limitaciones que a la utilización de tales
medios establece la Ley Orgánica 5/1992, de 29 de octubre, y demás leyes que resulten
de aplicación.
El art 87-1 del Rto 1/2005 del CGPJ por «ficheros jurisdiccionales» deberán
entenderse aquellos que contienen un conjunto organizado de datos de carácter
personal, cualquiera que fuere la forma o modalidad de su creación, almacenamiento,
organización y acceso, que se han obtenido como consecuencia del ejercicio de la
potestad jurisdiccional que corresponde exclusivamente a los jueces y tribunales
determinados en las Leyes y en los tratados internacionales. El artículo 95.1 del
expresado Reglamento previene que la creación de tales ficheros de carácter personal
tendrá lugar mediante acuerdo del Consejo General del Poder Judicial, que se publicará
en el Boletín Oficial del Estado y en los diarios oficiales de las Comunidades
Autónomas.
El Acuerdo de 20 de septiembre de 2006, del Pleno del Consejo General del
Poder Judicial, de creación de ficheros de carácter personal dependientes de los órganos
judiciales, crea el Fichero: Registro de Asuntos señalando .
a) Finalidad y usos previstos: Gestión, consulta y emisión de documentos
relativos a los asuntos registrados y la información sobre el órgano judicial que conoce
de los mismos.
b) Personas de las que se obtendrán datos:
1. Demandantes, demandados y promotores de los procesos civiles en los
que ha de intervenir el Ministerio Fiscal en defensa de la legalidad, de los
derechos fundamentales y del interés público tutelado por la ley.
2. Denunciante, querellante, denunciado, querellado, perjudicado y
responsable civil.
3. Profesionales a los que se encomiende la defensa o representación
procesal de las partes.
c) Procedimiento de recogida de datos: Documentos, grabaciones, escritos
procedentes de las partes, de organismos o terceros requeridos por los órganos
judiciales.
d) Estructura básica del fichero y tipos de datos:
1. Los que en atención a lo dispuesto en las leyes procesales sean
necesarios para el registro e identificación del procedimiento con el que se
relacionan.
2. Los que sean necesarios para la identificación y localización de
quienes pudieran tener derecho a intervenir como parte.
3. Los que sean necesarios para la identificación de quienes asuman las
labores de defensa o representación procesal o intervengan en cualquier otra
calidad en el procedimiento.
156
En principio el Secretario Judicial podría usar cualquier medio técnico que le
fuera suministrado por la administración, siempre que el fichero creado tuviera la
finalidad y contenido previsto en el Rto. 1/2005 y acuerdo de 20 de septiembre de
2006, del Pleno del Consejo General del Poder Judicial.
Sin embargo la Instrucción 2/2003 del CGPJ, obliga a usar las aplicaciones
informáticas que fueran facilitadas y aprobadas por el CGPJ. Establece que será
obligatoria la utilización de las aplicaciones informáticas de gestión procesal para el
registro de todos los asuntos o expedientes judiciales que entren en los distintos órganos
judiciales, conforme a las normas que establezca el Consejo General del Poder Judicial,
manteniendo siempre la referencia común al NIG (Número de Identificación General)
asignado en su primera presentación o arrastrado a lo largo de su íter procesal. Y dice
que a fin de estructurar dicha colaboración, los Secretarios Judiciales de cada órgano
judicial, o quienes en cada momento tengan competencia, después de que se haya
intentado sin éxito solucionarlas por todos los medios existentes a su alcance, remitirán
en los cinco primeros días de cada mes natural a sus respectivas Salas de Gobierno una
relación de cuantas incidencias o deficiencias, así como de las mejoras objetivas que,
respectivamente, se hayan detectado o considerado objetivamente convenientes, se
refieran unas u otras, tanto al funcionamiento de la aplicación informática, cuanto al
juego de documentos que ella contenga. La finalidad es que por las Salas de Gobierno o,
en su caso, a través de la Comisión Mixta correspondiente, se efectúe el pertinente
seguimiento y se inste de inmediato la corrección de tales incidencias o deficiencias, o
se solicite la inserción de dichas mejoras objetivas, por la Administración Pública
competente en la instalación, desarrollo, explotación y/o mantenimiento de la aplicación
informática instalada en el órgano judicial de que en cada caso se trate.
Por lo que la creación de ese fichero necesario o útil, de ser así, se debería
comunicar a la Sala de Gobierno para la mejora de la aplicación informática aprobada
por el CGPJ. Pero no podría crearlo el Secretario Judicial. Pudiendo crear el CGPJ un
fichero con un soporte informático con esta finalidad , que respete el sistema de
compatibilidad.
-¿Cuál es el órgano competente para conocer de la petición de acceso a un
expediente judicial por un tercero.
Será siempre el Secretario Judicial. Con independencia de a quien vaya dirigido,
el único competente es el Secretario Judicial. Por ello, pese a que pueda ir dirigido al
Juez o Presidente del Tribunal, la competencia la tiene el Secretario. Se debe acabar con
la práctica de resolver cuestiones de este tipo por el Juez.
-¿Qué Secretario Judicial tendrá competencia funcional
petición de acceso a un expediente judicial por un tercero?
para conocer de la
La existencia de una pluralidad en cuanto a clases de Archivos (de Gestión,
Territorial o Central), hace que se deba distinguir según el expediente o documento se
157
encuentre en uno u otro archivo. Para el supuesto de que el expediente se encuentre en
el Archivo de gestión, el único competente será el Secretario Judicial de la oficina
judicial del Archivo de Gestión. Sin embargo, en los casos en que el expediente haya
sido remitido al Archivo Territorial o Central, la solicitud podrá presentarse y resolverse
tanto ante el Secretario Judicial del Archivo de Gestión al que corresponde el
expediente, como ante el Secretario Judicial del Archivo Territorial o Central en que se
encuentra el documento o expediente cuyo acceso se solicita.
En cuanto a la resolución de la solicitud
Se resolverá por el Secretario Judicial, y cuando lo hiciera negativamente,
deberá expresar con claridad y precisión los motivos en virtud de los cuales deniega el
acceso, con indicación del recurso.
Plazo para resolver
El Reglamento de Aspectos Accesorios de las Actuaciones Judiciales establece
en el artículo 4 un plazo de dos días para resolver. Sin embargo, el propio reglamento
concede la posibilidad al solicitante de transcurrido dicho plazo, entender que su
solicitud ha sido denegada, pudiendo a partir de entonces interponer el correspondiente
recurso.
Esto significa que el Secretario Judicial sigue teniendo la obligación de resolver
de manera expresa y por escrito.
Forma que ha de adoptar la resolución del Secretario Judicial
Adoptará la forma de “acuerdo” con una estructura similar, sobre todo en caso
de que se deniegue el acceso, a la que se recoge para el “decreto”.
Recurso que cabe frente a la denegación por parte del secretario Judicial
ante la petición de acceso a un expediente judicial por un tercero
Cabe el recurso de revisión ante el Juez o Presidente del Tribunal del al que
corresponda la documentación solicitada.
Plazo para interponer el anterior recurso.
Dos días desde la notificación de la denegación
Órgano ante el que se interpone la revisión
Se interpondrá la revisión ante el Secretario Judicial que haya dictado el acuerdo
denegatorio, quien remitirá, sin más trámite, al Juez o Presidente del Tribunal para la
resolución del mismo.
Forma que ha de adoptar la resolución del Juez ó Presidente
158
Al igual que la del Secretario Judicial, adoptará la forma de acuerdo con una
estructura similar a la de los Autos.
-Motivos por los cuales puede ser denegado el acceso a las actuaciones procesales a
un tercero interesado.
En primer término por entender que la persona que lo solicita no tiene la
condición de interesado, para lo cual se valorará la existencia de un interés concreto,
personal, directo y actual en relación ya sea al objeto del procedimiento, ya sea al
contenido del documento. En cuanto a interesado, “ostentan interés legítimo en un caso
quienes se encuentran en una situación jurídica individualizada, distinta de la situación
jurídica que otros ciudadanos pueden tener respecto de la misma cuestión… El
beneficio o perjuicio debe ser cierto y efectivo, pero no es necesario que sea inmediato”
Asimismo, deberá acreditarse esa legitimación, para lo cual se podrá requerir al
solicitante que aclare o justifique los extremos en virtud de los cuales está solicitando el
acceso.
-Forma de la solicitud del tercero interesado respecto a las actuaciones procesales.
Nuestra legislación establece que será por escrito. Esta forma facilita la
constancia de las personas que han tenido acceso al expediente, por lo que podrá existir
un control respecto de quién ha accedido. De ahí que sería recomendable que toda
solicitud verbal fuese atendida mediante comparecencia que, para el caso de acceder a
lo solicitado, pudiera quedar constancia.
No es necesario que el mismo lleve firma de Abogado ni estar representado por
medio de Procurador. Este requisito lo único que haría es encarecer al ciudadano el
acceso a los expedientes. Por ello se debe facilitar las cuestiones de forma, lo que
conduce a que el escrito pueda presentarse por sí o a través de persona intermedia, pero
eso sí, con un mínimo de garantías en cuanto a la certeza.
-Requisitos de fondo de la anterior solicitud
Debe atenderse al caso concreto, ver el documento o expediente que se solicita y
examinados los requisitos de forma, cuando el Secretario Judicial entienda que existe
esa legitimación subjetiva, entrará a resolver sobre la segunda cuestión, el fondo del
asunto. En este caso, se podrá denegar el acceso o modular el mismo, tanto por afectar a
derechos fundamentales como por tener carácter reservado, ya de manera general por
causas recogidas en nuestra legislación, ya de manera concreta al existir una resolución
judicial que haya declarado el carácter reservado de un documento, de parte de las
159
actuaciones o de todo el expediente. Si la negativa se basa en el carácter reservado que
tenga la causa, declarado en virtud de resolución judicial expresa, el recurso que pudiera
interponerse sería frente a esa resolución, para lo que no hay legitimación en la medida
en que no se es parte.
Se prestará especial atención a las causas en las que estén implicados menores o
incapacitados, sean materia familia o causas penales.
-¿Se puede limitar el acceso al tercero interesado al expediente judicial para
proteger Derechos Fundamentales?
Sí y esta limitación puede ser de dos tipos: en primer término, por afectar al
Derecho a la intimidad personal y familiar, al honor y a la propia imagen.
En segundo lugar, por afectar al Derecho fundamental de protección de una
persona a sus datos personales.
En ambos casos, en la medida en que el propio afectado por los datos y
contenido del expediente o del documento no tiene participación alguna en la
tramitación de la solicitud, el Secretario Judicial será especialmente cauteloso a la hora
de resolver la solicitud.
De ahí, que tampoco vea ningún inconveniente que, en los casos en que al
Secretario Judicial se le genere algún tipo de duda, con carecer previo a resolver, el
Secretario pueda oír al propio afectado.
-¿Podrá el Secretario Judicial modular en su resolución la forma de acceso del
tercero interesado al expediente judicial?
Por último, el Secretario Judicial podrá modular en su resolución la forma de
acceso al expediente. Podrá optar por una certificación en la que únicamente consten los
datos que se solicitan, pese a que en la solicitud se haya instando copia del documento o
la exhibición del expediente, si con ello quedan satisfechos los intereses del solicitante y
se respetan los derechos fundamentales de los afectados.
-¿Cómo puede hacerse el registro de la solicitud de un tercero interesado para
acceder al expediente judicial?
Toda solicitud de acceso deberá dar lugar a la incoación de un Expediente
Gubernativo. De esta manera se vislumbra mejor el trámite administrativo al que aluden
las leyes y reglamentos. No obstante, de toda decisión que se adopte en el Expediente
160
Gubernativo se llevará copia al expediente judicial al que se refieran para que las partes
puedan tener constancia de los accesos que se han solicitado en relación al expediente.
-¿Puede un Secretario Judicial entregar a un perito de parte o judicial los autos
para su consulta de modo que tenga acceso a todos los datos que se contienen en
ellos?
La respuesta sin lugar a dudas es sí, pues la ineludible necesidad de suplir la
falta de determinados conocimientos del Juez o Tribunal, hace que el único medio
posible para conseguir una certeza o la valoración necesaria de los hechos que deban ser
enjuiciados, sea el acudir a determinados profesionales especialistas en la materia de
que se trate. Para que esta premisa no quede vacía de contenido indiscutiblemente el
perito debe contar con todos los elementos necesarios para elaborar su informe y ello
supone que deban conocer todos aquellos datos incluidos los de carácter personal que
atañan a las personas que como parten intervienen en el proceso de que se trate. El
derecho a la protección de datos no es ilimitado y los límites se encuentran en otros
derechos constitucionales como es el de tutela judicial efectiva.
Huelga decir que el acceso y consulta de los autos será en la propia sede del
órgano judicial ya que en ningún caso podrá sacarlos de dicho recinto con la excusa de
hacer fotocopias o de tiempo empleado en su lectura.
- ¿Es posible que el perito pida a través del Juzgado que se le proporcione
determinados datos de carácter personal para elaborar su informe incluso de la
parte a quien pueda perjudicarle el contenido del mismo?
Hasta tal punto es así que no es dable que cualquiera de las partes se oponga a
trasladar a la otra cualquier dato de carácter personal pues el derecho a la protección de
datos personales cede ante otro derecho de carácter constitucional como es el derecho a
aportar todos los medios de prueba a su alcance en el proceso de que se trate. Es la
única manera de poder hacer real la tutela judicial efectiva de forma plena, pues de otra
manera el ejercicio de tal derecho quedaría en manos de la parte contraria y, ello
obviamente, no es concebible en nuestro sistema judicial.
- ¿Es necesario realizar algún apercibimiento al perito de forma previa a
concederle el acceso a determinada información?
Estos profesionales están obligados al secreto profesional por su propio estatuto
y además por la propia LOPD. Por este motivo, no estaría de más que el Secretario
Judicial se dirija al perito previo al inicio de su actuación con el objeto de comunicarle o
recordarle tal obligación, incluso documentándolo en los autos, si se considera
161
oportuno, que firmará en prueba de su conocimiento. También se le hará saber que el
acceso a los datos personales presupone una obligación de secreto perdurará en el
tiempo durante el periodo que dure el proceso e incluso después de haber finalizado su
actuación.
-¿Tiene un Secretario Judicial que dar acceso a los registros, libros y autos si lo
piden con motivo de la realización de estudio estadístico?
Lo más prudente sería contactar con Secretaría de Gobierno o con la Oficina del
Secretario Coordinador Provincial para el caso de que, de forma anticipada no
hubiéramos recibido instrucciones detalladas a este respecto pues de normal el cauce
apropiado es a través de la superioridad. Para el caso de que por cualquier
circunstancias no sea posible lo anterior, lo que hay que comprobar es si el estudio
estadístico pretendido está o no incluido entre los contenidos en el correspondiente
Programa Estadístico Nacional o Anual o en la legislación estadística de la Comunidad
Autónoma. De no ser así, sería necesario el consentimiento previo del interesado y, solo
si previamente se ha procedido a disociar los datos para que no se pueda reconocer a la
persona a que se refieren.
- ¿Es igual para el caso de que el estudio sea de carácter científico?
Si la intención de la persona en cuestión es realizar una investigación, la
cuestión es más delicada porque no es posible considerar ampliamente el concepto de
estudio científico ni somos nosotros quienes deberíamos hacer ese tipo de valoración.
Por dicho motivo, si se trata de un particular, aunque nos acredite su titulación o
condición de profesor universitario, si es a título personal, en ningún caso podrá tener
el acceso a los datos personales contenidos en los ficheros; si por el contrario viene
avalada por título institucional, es decir, si la persona en cuestión efectúa su
investigación o estudio por encargo de un ente de carácter público como pueda ser una
Universidad pública , debería considerarse adecuado dicho acceso al tratarse de un
trasvase de datos entre Administraciones Públicas.
- ¿ Si el estudio o investigación proviene de una universidad privada?
En este caso, el amparo viene dado expresamente en por una ley (LO 6/2001),
con lo cual, también sería posible su actuación, no obstante, previamente deberemos
constatar los siguientes extremos para cerciorarnos del carácter institucional y no
privado del estudio: que la persona acredite su pertenencia a la universidad de que se
trate y su condición acompañando una solicitud de la propia universidad en la que se
identifique el proyecto a realizar, que exista una financiación del mismo y además,
162
recogeremos su manifestación por escrito de que no va a hacer uso de los datos
personales a los que tenga acceso ni durante ni después de finalizado el estudio o
investigación.
- ¿Qué pasa cuando los datos se refieren a víctimas de la violencia de género?
Más controvertida es la cuestión referente a los datos contenidos en los Registros
Centrales a que se refiere el RD 95/2009, de 6 de Febrero pues deberá eludirse toda
referencia personal en la información de los datos contenidos en dichos registros, las
estadísticas que se realicen en este exclusivo ámbito deberán atenerse a lo previsto en la
LOPD y los datos deberán ser recogidos de acuerdo con las normas previstas por la
Comisión Nacional de Estadística Judicial. De otra manera no es posible en ningún caso
el acceso a los datos contenidos en los registros más que los expresamente autorizados
para ello que se recogen en el RD, en concreto, en su
- ¿ Qué tipo de obligaciones tienen las empresas que se encargan del transporte de
los expedientes judiciales a otras sedes judiciales o archivos judiciales o para su
destrucción?
Las empresas con las que contrate la Administración estatal o autonómica
deberán ser especializadas bien para el transporte de los expedientes judiciales o para la
recogida de papel desechado. Deberá incluirse en el contrato que se celebre para dicho
transporte, la adopción de las medidas necesarias dirigidas a evitar la sustracción,
pérdida o acceso indebidos a la documentación durante su transporte.
- ¿Para qué sirven los contenedores de papel en nuestro lugar de trabajo?
Todos los órganos jurisdiccionales, sin excepción, tienen que estar dotados de
contenedores para el papel y, es muy probable que en el futuro para soportes que no
sean papel, cuyo destino sea la destrucción de datos de carácter personal cuya
confidencialidad deba preservarse. Hasta tal punto es así que, en puridad, no sería
correcto arrojar en las papeleras que de normal se encuentran al lado de las mesas de
trabajo de la oficina y los despachos, las copias de más que han salido de la impresora
de algún asunto en el que estamos trabajando ya que no tenemos constancia de que el
personal de limpieza vacíe dichas papeleras en los contendores destinados a ello. Es
más, deberíamos instruir a todos las personas que trabajan en la oficina judicial para que
sepan que la finalidad de los contenedores no es solo ecológica como la mayoría suele
pensar sino que principalmente es la de preservar los datos personales que aparezcan
documentados en ese papel que vamos a desechar.
163
- ¿Estamos cediendo datos con la exhibición de los autos en su totalidad a los
posibles postores de una subasta?
No hay razón alguna para consentir la consulta de los procedimientos a aquellas
personas que pretendan participar en una subasta, su conocimiento debe ceñirse única y
exclusivamente a los previstos en las leyes procesales; aquellos datos que figuran en los
edictos sobre las partes, procuradores, abogados y los referidos al bien a subastar son
considerados suficientes por el legislador y el Secretario no puede ampliar los límites
marcados de esta manera y así se hará saber a aquellas personas que nos repliquen en
este sentido.
- ¿Supone una cesión de datos no consentida la comunicación de las ordenes de
protección realizadas por el Juzgado a las Oficinas de asistencia a las víctimas?
En absoluto, teniendo en cuenta que están legitimadas por vía legal y atendidas
las múltiples funciones que tienen asignadas respecto a las víctimas es obligación del
Secretario Judicial proporcionar a la menor brevedad y dentro del plazo establecido los
datos contenidos en las órdenes dictadas por el Juez por vía telemática para iniciar los
protocolos fijados por este tipo de oficinas para prestar las ayudas previstas en la ley a
la mayor brevedad posible y con la mayor eficacia.
- ¿Pueden las Oficinas ceder los datos a su vez a terceros?
Solo el Registro para la Protección de las Víctimas de Violencia Domestica
proporcionará a la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género la información
necesaria para permitir el adecuado conocimiento, análisis y evaluación de la violencia
de género, con excepción de los datos de carácter personal de los intervinientes en los
procedimientos judiciales.
Es posible que están oficinas cedan datos a una serie de organismos de carácter
estatal o autonómico creados para recopilación de datos estadísticos pero en cualquier
caso los datos que se proporcionen deberán haber sido disociados para que no pueda
identificarse el caso con la víctima concreta.
- ¿Los alumnos de una asignatura practica de la universidad pueden tener acceso
a los datos contenidos en los registros, libros y autos?
Es importante estar al tanto del contenido del Convenio con al Universidad por
el cual se adscriban los alumnos ya que la extensión no es la misma en cada uno de ellos
y no es lo mismo un convenio para que se limite a incluir autorizar la entrada de
alumnos únicamente en actuaciones públicas que aquéllos que además autoricen acceso
164
a diligencias que no tengan precisamente el carácter de público o incluyan acceso a los
autos.
- ¿Cuales son los límites de acceso a los registros y autos por parte de estos
estudiantes universitarios?
En este caso, la previsión legal ampara igualmente a este tipo de intervinientes
que deberán ser conscientes de la responsabilidad que supone al acceso de los datos
contenidos en las causas sin que en ningún caso les puedan ser exhibidas aquéllas que
por resolución judicial hayan sido declaradas secretas y restringiendo por decisión del
Juez o Secretario su intervención en aquéllos casos que se pueda ver menoscabada la
función jurisdiccional por el tipo de diligencia y acto de que se trate.
- ¿ Qué pasa si los alumnos no están bajo la tutela del Secretario Judicial sino del
Juez o Magistrado o de alguno de los funcionarios?
El Secretario Judicial como responsable del tratamiento del fichero será
responsable de todas las personas que por cualquier causa puedan tener acceso a los
datos personales y, aunque se de el caso de que por un Convenio determinado
consecuencia de una habilitación legal sea así, no obvia, para que tenga que comunicar
o recordar el deber de secreto que les obliga a no divulgar los datos incluso cuando
hayan finalizado su estancia en la sede del órgano judicial. No es anormal ver cómo en
una sala de vistas, entre juicio y juicio se deja consultar a los practicums o alumnos
universitarios el contenido de los autos que contienen gran cantidad de datos personales
a los que no deberían tener acceso de acuerdo con la normativa que hemos visto.
- ¿Los funcionarios en prácticas qué condición tienen?
Teniendo en cuenta que tienen, a efectos disciplinarios, el carácter de función o
servicio público tanto los jueces, secretarios judiciales como el resto de personal
funcionario al servicio de la Administración Pública como se recoge
reglamentariamente para cada uno de estos cuerpos, es fácil deducir que son asimilables
a los funcionarios titulares, con lo cual, los deberes que les incumben a éstos son
trasladables a aquéllos; en definitiva, el acceso sería posible pero con todas las
limitaciones que hemos ido viendo a lo largo de toda la exposición.
- ¿Los traductores tienen el mismo régimen los traductores que los peritos?
165
En principio, quizá el acceso tan amplio como tienen los peritos no sea necesario
pues la finalidad se limita a interpretaciones orales, traducción escrita de los textos al
idioma o lengua que se trate o transcripción de CD, DVD o cintas de audio o incluso,
lenguajes especiales para discapacitados. Lo que si tienen en común es que no tienen
restricción respecto al conocimiento de los datos personales que como consecuencia de
su propia función puedan acceder pues prima el derecho de defensa y tutela judicial
frente al de protección de datos como ocurría en el caso de los peritos.
- ¿Qué tipo de responsabilidad atañe a estos profesionales?
Por supuesto que, en todo contrato firmado por la Administración con
competencia para ello (estatal o autonómica) debe existir una cláusula en el contrato en
que se determine que los que presten sus servicios de traducción se comprometen,
además de a reproducir fielmente e íntegramente el contenido de las declaraciones
orales que hayan de interpretar y el contenido de los escritos que hayan de traducir,
deberán guardar secreto profesional del trabajo efectuado incluso después de haber
finalizado su intervención en el procedimiento de que se trate.
- ¿Es necesario que el Secretario Judicial le haga alguna advertencia a este
respecto?
Precisamente con motivo de la responsabilidad que atañe a estos profesionales y
teniendo en cuenta que no son funcionarios, a la hora de recibir juramento o promesa al
profesional en cuestión conforme al precepto legal que exija el mismo, no estaría de
más poner en su conocimiento que como cesionario de determinados datos de carácter
personal deberá guardar secreto en los términos que se establecen en el artículo de la
LOPD; los Secretarios Judiciales como responsables del tratamiento del fichero que
contiene dichos datos será el encargado de dicha comunicación. No sería excesivo
incluso plasmar dicha información por escrito para que, después de su lectura por el
mismo, se firme para su unión a autos. Se trata de una medida consecuencia del
principio de seguridad que obliga a adoptar las medidas organizativas que garanticen la
seguridad de los datos de carácter personal y eviten un tratamiento o acceso no
autorizado de los datos personales que puedan llegar al conocimiento del traductor en el
momento de su actuación asignada.
- ¿Qué actuación tiene el Secretario Judicial de cara a los
mantenimiento y limpieza?
profesionales de
Se trata de personal que coinciden en nuestro centro de trabajo en el espacio
pero no en el tiempo y además están vinculados por un contrato que incluye una
166
clausula de confidencialidad. El Secretario Judicial, obviamente, no responderá de su
actuación. No obstante, si es conveniente que efectúe una serie de indicaciones al
personal a su cargo dirigidas a impedir el acceso indebido que pudiera producirse fuera
de horas de trabajo tales como que los procedimientos queden custodiados en los
armarios cerrados y, como es inevitable que queden encima de las mesas pendientes de
firma o de trámite , deberá cerrarse la dependencia judicial una vez termine la jornada
laboral, los ordenadores también deben ser apagados y los contenedores de papel no
deben encontrarse en lugares de acceso al público. Son medidas de carácter precautorio
pero útiles para los fines perseguidos.
- ¿Es imprescindible que la sentencia sea leída?
No, lo realmente relevante es que sea dada a conocer. El Tribunal de Derechos
Humanos indica que numerosos Estados miembros del Consejo de Europa desde hace
mucho tiempo, junto con la lectura en voz alta, utilizan otros medios para hacer
públicas las sentencias de sus jurisdicciones, por ejemplo, depositándolas en
Secretaría accesible al público. El Tribunal dice que la finalidad perseguida por el
artículo 6.1, a saber asegurar el control del poder judicial por el público, no se lleva a
cabo peor por el depósito en Secretaría que por la lectura en vista pública de una
decisión.
- ¿Puede la Agencia de Protección de datos efectuar una declaración de
infracción en el ámbito judicial?
No. La AEPD carece de competencias para hacer una declaración de infracción.
En el caso de los jueces el control de la actividad no jurisdiccional de Jueces está
reservado exclusivamente al CGPJ, ya que los principios de unidad e independencia
no sólo se predican del ejercicio de la potestad jurisdiccional, sino también de su
organización.
- ¿El artículo 266 LOPJ impide la publicidad de las sentencias?
No. Es evidente que la Ley Orgánica del Poder Judicial no puede derogar la
Constitución, es más, al contrario, debe ser interpretada de un modo que sea
compatible con ella (artículo 5), por otra parte, la publicidad es una exigencia
impuesta también por el Convenio de Derechos Humanos (art 10 CE).
10.-PROPUESTAS DE MEJORA.
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-APLICACIÓN DE LA LOPD.
Sería recomendable que la propia LOPD regulara las particularidades de los
ficheros jurisdiccionales, y en todo caso que se señalara la referencia a lo que
especialmente se dispusiera en las leyes procesales, o en otras normas con rango
normativo de ley de especial aplicación. Así, por ejemplo, el consentimiento del
interesado y la información al mismo para la recogida de sus datos, la regulación de la
publicidad de las actuaciones y el derecho de rectificación y cancelación.
La Sentencia del Tribunal Constitucional 292/2000 citada en este trabajo , señala
que no es la administración por vía de normas o actos la que puede establecer la
garantía del derecho a la protección de datos, sólo lo puede hacer el legislador por
imperativo del art. 18-4 de la CONST. , al señalar este que la ley limitará el usos de la
informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos
y el pleno el ejercicio de sus derechos.
-ACCESO AL PROCEDIMIENTO POR LAS PARTES.
Sería recomendable que se regulara especialmente en una norma de naturaleza
procesal el acceso de las partes al proceso, lo que como hemos señalado en el estudio
afecta al derecho de defensa. Por ello, la resolución que se dicte participa del ejercicio
de la potestad jurisdiccional, por lo que lo lógico sería que además se regulara qué
decisión que debe adoptar el Secretario Judicial y el recurso que cupiera ante la misma.
Éstos deberían ser de reposición o si se estimara más adecuado el de revisión directo
ante el juez, si así lo aconseja la naturaleza de la decisión a adoptar, que afectaría al
derecho de defensa y participaría por ello de la función jurisdiccional.
-ENTREGA DE DOCUMENTACION A UN TERCERO PARA HACER UNA
NOTIFICACIÓN A UNA PARTE.
Debería estar regulada la figura de este tercero, en sentido parecido a como se
establecen obligaciones para los testigos en la ley. Para este tercero, que recibe la
documentación a remitir a la parte, conforme al art 161 LEC , se le deberían señalar
cuáles son sus obligaciones de secreto, conforme vienen reguladas en el art. 10 LOPD,.
Y debería también regularse la forma de practicar esta notificación para salvaguardar el
derecho a la intimidad. Derecho a la intimidad, y no tanto de protección de datos
personales, pues no se cede un fichero, pero si se pueden dar a conocer datos que
afecten a la intimidad de las personas. Por afectar a un derecho fundamental debería
regularse por una ley.
-COMUNICACIÓN POR EDICTOS
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La supresión de los datos de los menores parece clara en la ley, pero, ¿cuándo se
suprimirán otros tipo de datos para salvaguardar los derechos o libertades afectados
por la publicación? Debería la ley especificar los supuestos tal como lo ha hecho con los
menores. Así, en pleitos contra el honor o para determinación de la filiación. O en
causas por determinados delitos como los que atentan a la libertad sexual o contra la
seguridad de las personas.
La forma de dar publicidad a los edictos en los Boletines Oficiales, debería
evitarse. Sería conveniente que tal publicidad y comunicaciones se sustituyeran, en los
términos que reglamentariamente se determinen (conforme al art 236 LOPJ), por la
utilización de medios telemáticos, informáticos o electrónicos. Podrían establecerse
páginas web de los juzgados para cumplir esta finalidad, en las cuales la supresión de
datos o su corrección es factible.
La Ley 18/11: Ley 18/11 de 5 julio reguladora del uso de las tecnologías de la
comunicación y la información en la Administración de Justicia, señala que las sedes
judiciales electrónicas dispondrán, al menos, de los siguientes servicios a disposición de
los ciudadanos y profesionales: f) Publicación electrónica, cuando proceda, de
resoluciones y comunicaciones que deban publicarse en tablón de anuncios o edictos.
El principio de calidad, establece que los “datos personales serán cancelados
cuando hayan dejado de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual
hubieran sido recabados o registrados. No respeta el principio de proporcionalidad la
publicación eterna de determinados datos personales, cuando ésta haya dejado de ser
necesaria. La publicación en Internet de esta información, por medio de los boletines
oficiales, que es accesible a través de los distintos buscadores, hace que todo el pasado
permanezca siempre como presente.
La integridad e inalterabilidad de los boletines oficiales, afecta al principio de
calidad como obligación de exactitud de la información, cuando la publicación en la
versión electrónica es inexacta. Así, la detección de un error en una resolución que
aparece publicada en un Boletín Oficial del Estado, conlleva la publicación de una
corrección de errores en otro número —pero no la revisión de la edición original, que
sigue estando igualmente accesible de manera errónea en la versión electrónica—.
La AEPD en RESOLUCIÓN: R/00705/2011 ha señalado que la cesión de los
datos de una persona a Boletines Oficiales debería ser considerada especialmente, por
cuanto se van a poner a disposición con carácter general de terceros, posibilitando a
través de los medios tecnológicos actuales la consulta por cualquiera en cualquier
momento y lugar, incluso después de haberse cumplido la finalidad de dicha
publicación una serie de datos. Se ha de tener especial cuidado y extremar la diligencia
al publicar o mandar publicar actos en diarios oficiales, revisar y contrastar procesos
para que lo que se envíe a este diario sea correcto, fidedigno y actual. Cabe recordar que
los diarios oficiales en su versión digital pueden ser vistos fácilmente en Internet, lo
cual puede suponer una carga que el ciudadano en algunos casos no tenga el deber de
soportar si no se ha empleado alguna diligencia, pues sus datos, tecleando en un
buscador nombre y apellidos, o en el mismo buscador del Boletín, van a aparecer
ligados a un hecho no cierto, no veraz, y en algunas ocasiones producto de error o falta
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de diligencia. Señala que nada obsta a la publicación de datos como medio de
notificación, si la publicación se atiene a datos correctos, excepto su permanencia con
posterioridad a haberse cumplido el fin de la misma. Sin embargo, en los casos en que
se producen errores, la indefensión es aún mayor.
La AEPD recomienda, en la citada resolución, a la administración, en relación a
la aparición de datos en Boletines Oficiales como el que aquí se analiza, que se debiera
implantar algún mecanismo corrector para que el dato de la notificación que adolece de
calidad y fue en este caso extemporáneo, pueda desaparecer del Boletín Oficial, máxime
cuando ya se ha cumplido su finalidad o hubiera podido deberse a un error. El artículo
4.4 de la LOPD señala: “Si los datos de carácter personal registrados resultaran ser
inexactos, en todo o en parte, o incompletos, serán cancelados y sustituidos de oficio
por los correspondientes datos rectificados o completados, sin perjuicio de las
facultades que a los afectados reconoce el artículo 16”, a fin de evitar que a través de
consultas mediante nombre y apellidos en los buscadores de la web, resulten los datos
del denunciante, según aparecen en el Boletín Oficial de la Provincia.
-PROPUESTAS RESPECTO AL ACCESO POR TERCEROS INTERSADOS
La legislación en materia de expedientes judiciales, tanto a datos referidos a las
partes como de terceros intervinientes debe armonizarse con la legislación existente en
materia de protección de datos. Por ello es necesario abordar todo lo relativo a los datos
que se deben hacer constar tanto en los registros como en el expediente por medio de
Ley, máxime si se tiene en cuenta la inminente entrada del denominado “expediente
digital”. Siendo a destacar…
El reglamento de Aspectos accesorios debe regular de manera precisa el
procedimiento para materializar el acceso a las actuaciones.
Al afectado por la información solicitada debe dársele la posibilidad de ser oído,
sobre todo cuando el contenido de la información afecte a derechos fundamentales.
En materia de recursos: el recurso contra el acuerdo denegatorio del Secretario
Judicial, lo deseable es que fuera resuelto por el Secretario Coordinador Provincial en
alzada, con la finalidad de mantener un criterio uniforme en el ámbito provincial; y
frente a la resolución que adopte el Secretario Coordinador se abriría la vía
jurisdiccional contencioso-administrativa.
- PROPUESTAS RESPECTO A LA PUBLICIDAD DE LAS SENTENCIAS.
Es razonable la opción del Anteproyecto de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
de 2011, el cual en su artículo 115 indicaba:
“1. La sentencia recaída en el proceso penal es pública desde que sea depositada en la oficina
judicial, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 266 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
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El acceso al texto de la sentencia, o a determinados extremos de la misma podrá quedar
restringido por decisión del tribunal sentenciador cuando afecte al derecho a la intimidad, a los
derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela, a la garantía del anonimato de las
víctimas o a la seguridad pública.
2. Atendiendo a la trascendencia pública del proceso, se remitirá copia de la sentencia a la
oficina de prensa del Tribunal Superior de Justicia, donde quedará a disposición de los medios de
comunicación, respetando las restricciones de acceso a su contenido fijadas por el tribunal
sentenciador.
No obstante, cuando el tribunal lo considere necesario en atención a la trascendencia del
proceso, podrá proceder por sí mismo a la lectura de la sentencia en audiencia pública, convocando a
tal efecto a las partes, a los acusados y a los medios de comunicación.
3. Cuando resulte justificado por la difusión pública que haya tenido el proceso en los medios de
comunicación, el tribunal sentenciador podrá disponer que la sentencia absolutoria firme se divulgue
íntegramente o por extracto en los principales medios.”
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