el soberbio dictamen proc CSJN cosa juzgada irrita

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E. 61. XXXVIII.
RECURSO DE HECHO
El Soberbio S.A. s/ concurso preventivo s/
incidente
de
verificación
de
crédito
verificado.
Procuración General de la Nación
S u p r e m a
C o r t e :
- I -
El Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de
Misiones, resolvió a fs.378/392 de los autos principales (folios a los que referiré de ahora en más) hacer lugar al recurso de inaplicabilidad de ley e inconstitucionalidad planteado por el Banco de la Provincia de Misiones y rechazar el
incidente de rectificación de crédito verificado promovido por
la concursada "El Soberbio S.A.".
Para así decidir el tribunal y en lo que aquí interesa, señaló que la sentencia impugnada receptaba el fallo de
primera instancia para admitir el trámite del presente incidente, y al hacerlo omitió la aplicación del artículo 38 de la
ley 19.551 (hoy 37 de la ley 24.522), norma de orden público,
que
dispone
que
la
resolución
que
declara
verificado el
crédito hace cosa juzgada salvo dolo.
Expresó luego que por la razón indicada todos los
fundamentos que sustentaban la resolución atacada violaban la
garantía constitucional de la seguridad jurídica, por cuanto
el incidentista no hizo el planteo oportunamente, ni utilizó
los medios de impugnación legales pertinentes para revisar el
crédito y su monto, tales como la impugnación, la revisión, la
apelación
o
la
nulidad,
consintiendo
la
verificación
de
créditos;
pretende en realidad -indicó-, revivir el debate de
cuestiones litigiosas pasadas en autoridad de cosa juzgada
mediante el referido incidente.
Destaca que el tribunal de la anterior instancia ha
admitido la existencia de la preclusión procesal y no obstante
ello subsana los actos propios del incidentista que hizo
renuncia tácita de sus derechos no sólo en el procedimiento
concursal, sino en el procedimiento de la ejecución hipotecaria, sin invocar la existencia de mala fe, no obstante que la
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ley de concursos establece literalmente que hay cosa juzgada
salvo dolo, extremo que el propio tribunal desestima al señalar que se trata de un error aritmético.
Agrega que en el caso se configura un apartamiento
del texto expreso de la ley, por cuanto la razón admitida por
la legislación, para afectar la existencia de cosa juzgada, no
es la buena fe, sino por el contrario que haya mediado mala
fe.
Pone de relieve que la alzada incurre en incongruencia violentando el principio de igualdad de las partes en
el
proceso,
eximiendo
al
actuar
del
incidentista
de
los
efectos preclusivos y de la existencia de la cosa juzgada, no
obstante que medió consentimiento de las partes, del síndico y
del juez respecto del crédito verificado.
Expresa por otra parte que existe una errónea aplicación al caso de los artículos 166 inciso 11 y 591 del Código
Procesal al incidente de rectificación de crédito verificado,
porque no cae en la jurisdicción del juez del concurso el
trámite de la ejecución hipotecaria, que no admite entonces la
invocación de los artículos 278 y 280 de la ley 24.522.
Por último observa el sentenciador que el daño invocado por el concursado es atribuible a su conducta, a sus
propios actos de acción y omisión, que se halla desvirtuada la
afirmación de enriquecimiento sin causa por la existencia del
crédito hipotecario y porque la deuda fue cancelada con motivo
de la compra en subasta hasta la concurrencia del monto del
crédito verificado.
Finalmente dice que el incidente no puede prosperar
sin que se avasalle la normativa legal vigente y que el principio de equidad es un elemento valioso e imprescindible para
la interpretación de las normas, pero que no se lo puede invocar para soslayar la previsión contenida expresamente en la
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ley.
- II Contra dicho pronunciamiento la concursada dedujo a
fs. 402/430 recurso extraordinario por arbitrariedad de sentencia y violación de derechos constitucionales, el que desestimado a fs.464/472, da lugar a esta presentación directa.
Señala el recurrente que la sentencia impugnada
incurre en error, al aplicar lisa y llanamente el artículo 38
de la ley de concursos para desestimar la pretensión del incidentista, descalificando con ello el artículo 166 del Código
Procesal que es complementario de la ley de fondo, ya que
mediante el incidente no se modifica el monto real de los
demás créditos o su privilegio, sino que la corrección pretendida sólo alcanza al error en que incurre la sindicatura
respecto del crédito del acreedor hipotecario, cuando el determinar el total adeudado, sumo dos veces el capital de origen e incrementó en exceso el interés punitorio, circunstancia
que fue reconocida por dicho funcionario y por el perito
designado en el marco de una corrección aritmética autorizada
por la ley procesal.
Agrega que además el fallo se asienta en un hecho
inexistente, no probado, ni fáctica ni jurídicamente, cual es
la cancelación del crédito, hecho negado por el propio acreedor que al agraviarse de la sentencia de primera instancia
manifestó que en la causa no existía prueba alguna de la extinción de las obligaciones emergentes del mutuo hipotecario,
porque para ello se requiere declaración judicial de la existencia del pago.
Destaca además, que en la ejecución hipotecaria no
existe liquidación definitiva aprobada para determinar el
monto del crédito, ni admisión de la solicitud de compensación
judicial con el monto por el cual resulta comprador en la
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subasta el Banco acreedor por las sumas fijadas como base, las
que fueron establecidas por la misma entidad en una liquidación estimativa, hecha sobre la base del error en que se
incurre en la verificación, ya que tales decisiones se encontraban sujetas a la suspensión de las actuaciones decretada
hasta tanto se dictara sentencia en este incidente.
Manifiesta que también es arbitraria la decisión al
desestimar el planteo incidental con fundamento en que el juez
del concurso no tiene jurisdicción sobre el juicio hipotecario, porque el tribunal de alzada se limitó a estudiar la
procedencia o no de la corrección del crédito verificado.
Pone de relieve que es arbitrario negar la existencia de perjuicio, lo que claramente se encuentra acreditado,
porque en caso de no ser revocada la sentencia del Superior
Tribunal Provincial se permitirá a la entidad bancaria acrecentar su crédito indebidamente.
- III Cabe señalar de inicio, que si bien V. E. tiene
dicho que lo atinente a la existencia o no de cosa juzgada, es
un problema de hecho y de derecho procesal extraño a la
instancia del artículo 14 de la ley 48, ello no impide al Alto
Tribunal conocer en un planteo de esa naturaleza, cuando su
examen por los tribunales de la causa extienden su valor
formal mas allá de los límites razonables y prescinden de una
adecuada ponderación de las constancias relevantes del expediente, lo cual redunda en evidente menoscabo de las garantías
consagradas en el artículo 18 de la Constitución Nacional (v.
Fallos: 308:281; 312:163 y otros).
Es del caso señalar que no obstante ser cierto, como
lo sostiene el tribunal apelado, el incidentista no recurrió a
los mecanismos procésales establecidos en la ley de concursos
a los fines de objetar oportunamente la cuantía del crédito
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incidente
de
verificación
de
crédito
verificado.
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verificado en autos, lo que trae aparejado la existencia de
una decisión jurisdiccional al que la ley le otorga fuerza de
cosa juzgada, no es menos cierto que la aplicación de dicha
institución procesal y los loables motivos que inspiran el
principio de inmutabilidad de las sentencias no son absolutos
y deben ceder frente a la necesidad de afirmar el valor
jurídico y objetivo constitucional de afianzar la justicia,
entendiendo a esta como una virtud al servicio de la verdad
sustancial, lo cual se expresa a través de una decisión
judicial que conduzca a consagrarla y al reconocimiento de los
derechos
que
surgen
evidenciados
de
las
constancias
del
proceso.
También ha sostenido V. E. que la existencia de
resoluciones que formalmente se apartan de lo dispuesto en una
sentencia firme, lejos de menoscabar la autoridad de la cosa
juzgada, la preservan, porque salvaguardan su justicia, sin lo
cual el más íntimo sentido de dicha autoridad, que es su
sentido moral, no es concebible (Fallos:310:1797;311:133 y
otros).
En ese sentido cabe poner de resalto, que en el caso
el acreedor que obtuvo la verificación de su crédito, no ha
negado la existencia del error que invocó el incidentista en
el cálculo aritmético de su crédito (el que duplica el monto
del capital verificado), error que además fue reconocido por
el síndico que debía efectuar y controlar dicho crédito y se
halla probado mediante la pericial contable producida en los
autos. No obstante ello el acreedor pretende ampararse en el
vencimiento
de
plazos
y
pérdida
de
las
oportunidades
procésales previstas para su objeción, para beneficiarse con
un resultado, que acrecentaría indebidamente su pretensión. en
perjuicio
indudable
de
los
intereses
y
derechos
de
los
terceros involucrados en el proceso universal (v. fs. 38;
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108/111).
Al respecto el Alto Tribunal ha sostenido que el
cumplimiento de una sentencia informada por errores aritméticos o de cálculo, lejos de preservar, conspira y destruye la
institución de la cosa juzgada de inequívoca raigambre constitucional (Fallos: 313:1024).
También ha dicho que el exceso en los límites de
razonabilidad para aplicar el principio de la cosa juzgada,
podría considerarse configurado cuando se pretende extender el
resultado de una sentencia obtenido sobre la base de operaciones matemáticamente equivocadas, a pesar de encontrarse
dicha situación evidenciada en el juicio (Fallos: 310:302).
Corresponde destacar por último que de no admitirse
la corrección aritmética del monto verificado, más allá de la
oportunidad procesal en que se realiza, ello sólo generaría un
beneficio para el acreedor hipotecario con sustento en un
error, pero que tiene como consecuencia necesaria, producir un
perjuicio no sólo al concursado con quien mantiene la disputa,
sino
a
los
terceros,
quienes
por
la
equivocación
del
funcionario encargado de velar por los intereses del conjunto
de los acreedores, verían disminuido el activo que constituye
la garantía del pago de sus créditos, lo que sin dudas les
genera una concreta afectación a su derecho de propiedad y de
igualdad de trato, principios liminares que sostienen el procedimiento concursal.
Por todo ello, opino que V. E. debe hacer lugar a la
presente queja, conceder el recurso extraordinario, revocar el
fallo apelado y mandar se dicte uno nuevo ajustado a derecho.
Buenos Aires, 16 de diciembre de 2003.
NICOLAS EDUARDO BECERRA
ES COPIA
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