TEMA: EXPRESIÓN DE AGRAVIOS. EXCEPCIÓN DE FALTA DE ACCIÓN. INDEMNIZACIÓN POR ACCIDENTE DE TRABAJO CON FUNDAMENTO EN LA ACCIÓN CIVIL. Acuerdo Nro. los 3 56 En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, a días del mes de Marzo del año dos mil once, se reunieron en Acuerdo los Sres. Vocales de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones en lo Laboral, Dr.Nicolás Jorge Rogelio Vitantonio, Dr. Enrique Girardini e integrada con la Dra. Lucía Aseff, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados “M. R. M. C/PROVINCIA DE SANTA FE S/COBRO DE PESOS - ACCIDENTE DE TRABAJO” EXPTE.N°129/10 Venidos para resolver recurso de nulidad y de apelación interpuestos contra el fallo dictado por el Juzgado de Primera Instancia en lo Laboral Nominación Nº9 de Rosario. Efectuado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: ¿ Es procedente el recurso de nulidad ? En su caso, ¿ resulta ajustada a derecho la sentencia apelada ? ¿ Qué pronunciamiento corresponde dictar ? Practicado el sorteo de ley, resultó el siguiente orden de votación: Dr. Vitantonio, Dr. Girardini y Dra. AseffA la primera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: El recurso de nulidad que fuera oportuna y temporalmente introducido por la demandada a fojas 156 no ha sido mantenido en esta instancia y no advirtiéndose vicios del procedimiento ni intrínsecos de la sentencia de anterior grado jurisdiccional (arg.art. 114 CPL) que ameriten un pronunciamiento oficioso de nulidad, corresponde declararlo desierto. Al interrogante planteado voto por la negativa. A la misma cuestión el Dr. Girardini dijo: Adhiero en los fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido. A la misma cuestión la Dra. Aseff dijo: Que habiendo tomado conocimiento de los autos y advirtiendo la existencia de dos votos totalmente coincidentes que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir opinión. 1 A la segunda cuestión el Dr. Vitantonio dijo: 1) Contra la sentencia de anterior grado jurisdiccional, cuyo testimonio luce agregado a fojas 145/151, que recepta la pretensión contenida en el escrito introductorio de la instancia, condena a la demandada al pago de sumas de dinero por daño material y moral, con más los intereses que determina en el fallo y le impone las costas, se alza la perdedora mediante el pertinente recurso de apelación que interpone en tiempo y forma y resulta concedido. Elevados los autos ante esta instancia revisora, la recurrente expresa sus agravios mediante el desarrollo de los argumentos que detalla en su pieza procesal de fojas 168/173 y que resultan contestados por la actora con los fundamentos de su memorial de fojas 177/183, dejando los presentes en estado de dictar resolución. 2) Los agravios de la demandada pueden sintetizarse, básicamente, en tres: a) el rechazo de la excepción de falta de acción, oportunamente opuesta al contestar la pretensión; b) la recepción del porcentaje incapacitante y, consecuencialmente, los importes de daño material y daño moral y c) la tasa de interés fijada por el a quo. Examinaré los agravios en el orden en que fueron expuestos por la recurrente. 3) Se agravia la demandada en cuanto el fallo de anterior instancia rechaza la excepción de falta de acción oportunamente introducida al contestar la demanda por no haber transitado el actor el trámite administrativo previo. Se ha dicho hasta el hartazgo, en jurisprudencia clara, pacífica, unánime y dominante, que no constituye técnicamente una expresión de agravios la mera repetición de argumentos utilizados durante la tramitación de la causa. Por el contrario la expresión de agravios, en cuanto constituye el acto procesal destinado a la fundamentación del remedio apelatorio y delimita las potestades decisorias del tribunal ad quem, debe contener una crítica razonada y concreta del fallo impugnado (art. 118 CPL), es decir, expresar en forma ordenada, coherente y concisa los motivos de por qué se considera que la sentencia de grado no resulta ajustada a derecho y, además, expresar de la forma más clara posible cuáles son los agravios, esto es, el perjuicio que la sentencia ocasiona. 2 En este contorno, el primer agravio de la demandada no puede considerarse un reproche propiamente dicho pues no hace sino repetir los mismos argumentos desarrollados en oportunidad de su responde, sin arrimar ningún argumento que desmorone el discurso jurídico de fallo apelado. Con todo dado que “…el examen de los agravios de segunda instancia debe abordarse con amplia actitud cognoscitiva: más hacia la justicia de la composición de la causa que al flanco estricto de su legalidad…” (sic), tal como lo tiene resuelto desde hace más de quince años nuestro máximo tribunal provincial en el precedente “Saucedo” (cf. C.S.J.S.F. in re “Saucedo, Miguel c/ Oscar Pellado SA” en A y S – Tº 110 – pág. 141/146 del 24.08.1994), me abocaré a su tratamiento, no sin antes adelantar que no le asiste razón a la quejosa. 4.a) En efecto, resulta sabido que en el contexto normativo de la ley 24.557 de Accidentes de Trabajo, la Provincia de Santa Fe es autoasegurada (arg.arts. 2 inciso 1.a y 3 inciso 2.a y b). Oportunamente, a los fines del tránsito del reclamo previo – asimilable en los dependientes privados a la instancia de las Comisiones Médicas – la Provincia de Santa Fe dictó el Decreto Número 1840, vigente al momento de los hechos y hoy derogado totalmente por el Decreto 1136/10. En aquel decreto se regulaba administrativamente la forma y modo en que los agentes públicos debían recurrir a las instancias previas, incluida las juntas médicas respectivas, a los fines de calificar el hecho como accidente de trabajo o enfermedad profesional, determinar el grado de incapacidad resultante y viabilizar el pago de las indemnizaciones que pudieren corresponder. El yerro de la recurrente se ancla en pretender que el decreto 1840/2006 resulta aplicable a los empleados dependientes del Poder Judicial. Así, la norma citada solamente se aplicaba “…a la calificación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y de reconocimiento y pago derivadas de los mismos en el ámbito de la Administración….Las contenidas en los distintos regímenes especiales que norman sobre el particular, continuarán rigiendo en las que no fueran modificadas por el presente….” ( sic – artículo 1 Decreto 1840/06 – el destacado me pertenece). De suyo, el texto citado no hace sino ratificar la Exposición de Motivos que ilustra sobre la teleología de la norma, en la medida que “…la 3 normativa reglamentaria tiende a superar las deficiencias apuntadas, uniformando y simplificando los procedimientos en la materia y sin perjuicio de la subsistencia de regímenes especiales que existen en la órbita del empleo público provincial…” (sic – Exposición de motivos – Considerando nº 3 – el destacado me pertenece). Por otra vertiente, en el artículo 6 del aludido decreto se imputaba jurisdicción a “…los señores Ministros, Secretarios de Estado y Fiscal de Estado ...para resolver respecto de las actuaciones en las áreas de su competencia…sobre a) calificación de accidentes de trabajo o la determinación del carácter profesional de las enfermedades; b) valoración final del porcentaje y carácter total o parcial, permanente o transitorio de la incapacidad resultante; c) liquidación de los montos a abonarse en concepto de indemnización por los infortunios con ajuste a las disposiciones de la ley 24557..” ( sic – art. 6) de lo que se sigue que todo el ámbito de reclamación previa estaba legislado para los empleados de la administración central, es decir, los dependientes del Poder Ejecutivo y encomendaba a las oficinas de personal de cada repartición el seguimiento de los expedientes (arts. 13 y 14 del decreto). 4.b) De suyo, el decreto contenía una inexplicable laguna normativa pues debe observarse que nada establecía respecto de los empleados dependientes de los otros poderes del estado (Poder Legislativo y Poder Judicial) y demás reparticiones autárquicas que posee la Provincia que, como en el caso de autos, seguían rigiéndose – en la medida de su aplicabilidad – por el Decreto 1919/89 de Licencias, Justificaciones y Franquicias, que en su Sección 5 regula lo atinente a los accidentes de trabajo. 4.c) Así, entonces, en su ámbito de actuación y jurisdicción, la Corte Suprema de Justicia de la provincia, en cuanto cabeza del Poder Judicial y con las debidas y constitucionales facultades de superintendencia (arg.art. 91 incisos 1 y 2 de la Constitución Provincial y artículo 19 y concordantes ley 10.160 Orgánica del Poder Judicial) formalizó – a partir de la denuncia del actor – el trámite administrativo previo, que en copia oficial se adjunta – dando así por satisfecha este requisito, calificando de “accidente de trabajo” el sufrido por el actor. 4 5) Lo expuesto, además de la evidente y clara finalidad del ya derogado decreto 1840/06, aventa cualquier posibilidad de receptar la pretendida excepción de falta de acción, toda vez que el actor actuó dentro de la órbita del Poder Judicial, del que era dependiente, y conforme las pautas administrativas derivadas de la Corte Suprema de Justicia, dando cumplimiento – así – al requisito previo. El agravio, entonces, debe desestimarse. 6) Sin embargo, acompaño a la recurrente en el segundo agravio, esto es, el referido a la recepción de los montos indemnizatorios con fundamento en la acción civil. En efecto, en reiterados pronunciamientos como Vocal de esta Sala, en su anterior y en su actual integración, tuve oportunidad de expresar que el principio iura novit curiae constituye la esencia misma de la actividad jurisdiccional de donde la actividad del juez la constituye, por lo mismo, la subsunción de las cuestiones fácticas a la norma jurídica aplicable.- La inexactitud en la aplicación de la norma constituye una típica causal de arbitrariedad de la sentencia por no constituir una aplicación razonada del derecho vigente, tal como ocurre con el fallo alzado que prescinde de la aplicación de normas sustanciales (arg. arts. 39.1: 49 y concordantes ley nacional 24.557) que resultan relevantes para el caso en examen y que cambian, diametralmente, la solución del mismo. En este sentido debe recordarse que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene determinado como doctrina judicial relevante que “conforme la regla iura novit curiae el juzgador tiene no sólo la facultad sino también el deber de dirimir los conflictos según el derecho aplicable, calificando la realidad autónomamente y subsumiéndola en las normas jurídicas, con prescindencia de los fundamentos que enuncien las partes” ( cf. CSJN en T y SS 1977-559; 1988-1102; 1991-111, entre tantos otros). En este contorno teórico, el actor fundamenta su reclamo y la sentencia recepta una pretensión claramente contraria a la normativa vigente. Me explico: 7) Durante ochenta años, desde 1915 – fecha de la sanción de la ley 9688 – hasta 1995, en que terminó la vigencia de la ley 24.028, todo el esquema reparatorio otorgó al trabajador lo que se llamó la opción del derecho 5 común, esto es, la posibilidad de accionar o bien por la vía tarifada, con fundamento en la responsabilidad objetiva y bien por la vía de la reparación del derecho civil, anclando el contenido pretensional en los elementos que constituyen la responsabilidad civil. La ley 24557 cambió diametralmente aquel esquema y prohibió – salvo los casos de responsabilidad previstos en el artículo 1072 del Código Civil, esto es, en caso de dolo del empleador – la opción del trabajador de reclamar por vía del derecho común, perfil legislativo que dio nacimiento al innumerable torrente – ya conocidos, por cierto – de críticas de la doctrina en forma unánime y de fallos jurisprudenciales declarando la inconstitucionalidad del sistema. Desde entonces, el trabajador que pretende una reparación integral con fundamento en las normas del derecho civil, debe acudir a la justicia reclamando la inconstitucionalidad del esquema sistémico diseñado por la ley y, recién después, reclamar con fundamento en el derecho común. 8) Sin embargo, el actor equivoca el tránsito de su pretensión. En efecto, en el esquema fundante de su demanda e, incluso al contestar los agravios ante esta instancia, afirma y ratifica que el fundamento jurídico de su reclamo lo constituyen el incumplimiento de las normas de seguridad por parte de su empleador (el Poder Judicial de Santa Fe, personalizado en la Corte Suprema) y que el anclaje normativo lo constituye el artículo 49 de la ley 24.557. Pero el artículo citado, justamente, elimina la posibilidad de reclamar por la vía del derecho común “directamente”. En efecto, el artículo citado reforma el artículo 75 de la ley de contrato de trabajo, modificación que se diseñó para que aquel artículo del régimen de contrato de trabajo estuviese en “línea” con la “ideología” jurídica del nuevo sistema. Así el inciso segundo del artículo 49, en lo que constituye la reforma al artículo 75 LCT citado establece que “…los daños que sufra el trabajador como consecuencia del incumplimiento de las obligaciones del aparatado anterior, se regirán por las normas que regulen la reparación de los daños provocados por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, dando lugar únicamente a las prestaciones en ellas establecidas” ( sic – art. 49 – ley 24557 modificatorio del art. 75 LCT – el destacado me pertenece). Es decir, que el incumplimiento por parte del empleador de las normas de higiene y seguridad y que derivan en daños en el trabajador, 6 solamente pueden reclamarse conforme las previsiones de la ley, es decir, el esquema sistémico de reparación objetiva y tarifada ( Capítulo IV – arts. 11 a 19 y Capítulo V – art. 20 de la ley). 9) Si el trabajador no está de acuerdo con la regulación jurídica establecida en la norma y las prestaciones en ella establecidas, debe reclamar la inconstitucionalidad del sistema para poder tener habilitada la vía de la reclamación integral del derecho común, ya que no resulta jurídicamente receptable la acción directa con aquel fundamento. El actor no lo hizo, por lo que su pretensión no resulta subsumible en el contenido normativo de la ley y, al receptarlo, el fallo de anterior instancia, lesionó de forma directa la aplicación y la consecuencia del derecho vigente. 10) Los argumentos expuestos me convencen de que el agravio de la demandada debe receptarse y, en consecuencia, revocarse en su totalidad la sentencia anterior instancia, en cuanto hace lugar a la demanda promovida por el actor, pretensión que debe desestimarse, con costas en ambas instancias a cargo del perdedor (art. 101 CPL). 11) En cuanto al agravio sobre los intereses, a tenor del contenido fundamente desarrollado al tratar el segundo agravio, resulta abstracto su examen. 12) Propongo, en definitiva, ser recepte el recurso de apelación interpuesto por la demandada y, en consecuencia, se revoque la sentencia de anterior instancia. En su lugar, se rechace la demanda interpuesta por el actor, con costas a su cargo en ambas instancias (art. 101 CPL). Al interrogante planteado voto por la negativa. A la misma cuestión el Dr.Girardini dijo: Adhiero a los fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido. A la misma cuestión la Dra. Aseff dijo: Que se abstiene al votar por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión. A la tercera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: corresponde: 1) Declarar desierto el recurso de nulidad interpuesto por la demandada. 2) Receptar el recurso de apelación introducido por la demandada y, en consecuencia, revocar 7 en su totalidad la sentencia apelada. En su lugar, se rechaza la pretensión contenida en la demanda. 3) Imponer las costas, en ambas instancias, a cargo del actor ( art. 101 CPL). Los honorarios de segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales. A la misma cuestión el Dr.Girardini dijo: Visto el resultado obtenido al votarse las cuestiones anteriores, corresponde dictar pronunciamiento en la forma propuesta por el Dr. Vitantonio. A la misma cuestión la Dra. Aseff dijo: Que se abstiene al votar por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión. A mérito del Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Laboral de Rosario, RESUELVE:corresponde: 1) Declarar desierto el recurso de nulidad interpuesto por la demandada. 2) Receptar el recurso de apelación introducido por la demandada y, en consecuencia, revocar en su totalidad la sentencia apelada. En su lugar, se rechaza la pretensión contenida en la demanda. 3) Imponer las costas, en ambas instancias, a cargo del actor ( art. 101 CPL). Los honorarios de segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales. Insértese, hágase saber, y bajen.- (Expte. 129/10) ASEFF GIRARDINI (ART.26 LOT) VALDES TIETJEN 8 VITANTONIO