Las reglas de interpretación de la Ley General de Arbitraje: Comentarios al artículo 6° del Decreto Legislativo N° 1076 Felipe Osterling Parodi Sumario: 1. Introducción. 2. Cambios introducidos por el artículo 6º de la Ley de Arbitraje. 3. Ventajas del artículo 6º de la LGA para el desarrollo del arbitraje en el Perú. 4. Consideraciones Finales. 1. Introducción La nueva Ley General de Arbitraje (en adelante, LGA) es la expresión de la decisión del Estado peruano de promover el arbitraje como mecanismo de solución de controversias en materia comercial. Para ello, la LGA presenta cambios significativos con la finalidad de proporcionar una justicia arbitral más eficaz, rápida, especializada y autónoma. Al respecto, Jorge Santistevan de Noriega y Carlos Alberto Soto Coaguila sostienen que la nueva regulación peruana sobre arbitraje representa tanto la importante experiencia acumulada en el Perú en materia arbitral, como la voluntad de los autores de la nueva norma de adoptar las modificaciones aprobadas a nivel internacional (sobre todo la Ley Modelo de Arbitraje Comercial Internacional de la Comisión de las Naciones Unidas para el desarrollo del Derecho Mercantil Internacional - por sus siglas en inglés, UNCITRAL -, actualizada en el 2006) y a nivel comparado (por ejemplo, en las leyes de arbitraje española, chilena, alemana, suiza y holandesa).1 Asimismo, ambos autores resaltan el hecho de que la nueva LGA tenga como objetivo armonizar el lenguaje utilizado en la ley y estandarizar las instituciones adoptadas en la versión 2006 de la Ley Modelo de la UNCITRAL.2 Como señala Fernando Cantuarias Salaverry: La legislación anterior había significado un importante avance, no sólo en la regulación normativa del arbitraje en el Perú, sino en sus efectos sobre la práctica efectiva. Sin embargo, la experiencia recogida en la última década, la sanción de nuevas y más modernas legislaciones comparadas (Alemania en Doctor en Derecho y abogado en ejercicio. Socio principal del Estudio Osterling S.C. Profesor principal de Obligaciones en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fue Presidente de la Comisión que tuvo a su cargo el Estudio y Revisión del Código Civil de 1936, que dio origen al Código Civil de 1984. En tal condición, fue ponente del Libro VI sobre Obligaciones. Ha sido Decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ministro de Estado en la cartera de Justicia. Senador y Presidente del Senado y del Congreso de la República y Decano del Colegio de Abogados de Lima. Ex Presidente de la Academia Peruana de Derecho y actual académico de número. Autor de numerosas obras y artículos de Derecho. 1 SANTISTEVAN DE NORIEGA, Jorge y Carlos Alberto SOTO COAGUILA. Presentación. p. VIII y IX. En: Revista Peruana de Arbitraje. N° 7/2008. Lima: Magna Ediciones. 2 Ibíd. p. IX. 1998, España en 2003, Austria en 2006) y la reciente actualización de la Ley Modelo de UNCITRAL (2006), estimularon al Perú a continuar el proceso de perfeccionamiento de sus normas sobre arbitraje, que había comenzado recién entrada la década del 90’, con la sanción de la Ley General de Arbitraje (LGA) N° 25935 en 1992 y que continuó con la LGA N° 26572 en 1996. Los autores de la LGA señalaron en la Exposición de Motivos que al haber asumido el Estado Peruano - en el Acuerdo de Promoción Comercial con Estados Unidos - el compromiso de promover y facilitar el desarrollo del arbitraje como mecanismo alternativo para la solución de controversias en materia arbitral, la LGA: (…) persigue justamente cumplir con lo establecido en el Acuerdo de Promoción Comercial, mejorando la regulación del arbitraje y, en particular, mejorando la regulación sobre el convenio arbitral y la ejecución de laudos arbitrales como su propio texto señala, ajustándose a los estándares internacionales contenidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958 y la Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional de 1975.3 De igual manera, en la Exposición de Motivos se afirma que la finalidad de la LGA es la promoción de la seguridad en el comercio y en las inversiones privadas y que, en ese sentido, se considera que las ventajas del arbitraje deben encontrarse reflejadas y protegidas por la legislación arbitral con el objetivo de lograr una solución de conflictos más rápida y un mayor control de las partes sobre las reglas del proceso “…en un entorno eficiente con una mayor autonomía privada y descargando al sistema judicial del conocimiento de determinadas materias…”. Así, debido a que el arbitraje requiere de un marco jurídico estable y facilitador de la resolución de controversias en un mercado global4, Perales Viscasillas destaca la naturaleza dispositiva de la LGA y afirma que esta nueva legislación arbitral establece la consagración del principio de la autonomía de la voluntad, tanto en relación con el convenio arbitral como con la organización del procedimiento arbitral.5 En la Exposición de Motivos se dice que así como el Perú se ha convertido en “…uno de los casos ejemplares en América Latina en esta materia, siendo el país que ha consolidado con más fuerza y claridad la institución del arbitraje en la región…”, se persigue que logre dicha consolidación en materia de arbitraje internacional, lo cual implica mejorar en la capacidad institucional para poder afrontar una mayor demanda de arbitrajes, no solo en número sino también en importancia y complejidad. En consecuencia, como sostienen sus autores, es importante que las características de la LGA sean reconocibles y 3 CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando y Roque J. CAIVANO. La Nueva Ley de Arbitraje Peruana: un nuevo salto a la modernidad. p. 44. En: Revista Peruana de Arbitraje. N° 7/2008. Lima: Magna Ediciones. 4 PERALES VISCASILLAS, María del Pilar. La globalización normativa del arbitraje comercial internacional: la labor de la CNUDMI/UNCITRAL. p. 695. En: Arbitraje comercial y arbitraje de inversión. El arbitraje en el Perú y en el Mundo. N° 1. 2008. Lima: Instituto Peruano de Arbitraje. 5 Ibíd. p. 695. 2 comprensibles para los inversionistas y comerciantes, nacionales y extranjeros, con la finalidad de que “…se genere confianza de que en el Perú se arbitra siguiendo las reglas y principios internacionalmente aceptados”. Por ello, según los autores de la LGA, los cambios propuestos tienen como objetivo aumentar la competitividad del Perú como sede arbitral con la finalidad que nuestro país: (…) pueda ser elegido en la región como lugar adecuado para arbitrar en razón a la existencia de un marco legal seguro y predecible, ajustado a estándares internacionales. (…) La experiencia nacional acumulada en los últimos años ha sido una guía constante en esta nueva regulación pero también el interés de aprovechar la experiencia comparada a nivel de tratados, leyes, reglamentos arbitrales, jurisprudencia y en general práctica arbitral internacional. De esta manera, para efectos de la elaboración de la LGA, sus autores realizaron una revisión de fuentes del Derecho internacional y comparado, tales como la versión 2006 de la Ley Modelo de la UNCITRAL (así como la revisión de los documentos de trabajo sobre su Reglamento de Arbitraje), las legislaciones arbitrales de España, Suecia, Bélgica, Alemania, Inglaterra, Suiza, Holanda, Francia y Estados Unidos y los reglamentos arbitrales de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), de la Asociación Americana de Arbitraje (AAA), de la Corte de Arbitraje Internacional de Londres (LCIA) y del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).6 Al respecto cabe señalar, como sostiene Fernando Cantuarias, que pese a que Latinoamérica ha sido tradicionalmente considerada como un subcontinente hostil al arbitraje en la medida que no contaba con buenas legislaciones arbitrales, a partir de la década pasada ello ha comenzado a cambiar.7 Así, es posible afirmar que en Latinoamérica y, específicamente, en el Perú, la institución del arbitraje es materia de constante estudio, revisión y análisis jurídico a fin de desarrollar un mecanismo idóneo para la solución de controversias. Dentro de este análisis, uno de los presupuestos que, según Cantuarias y Caivano, resulta esencial para un avance sólido y duradero del arbitraje es, precisamente, contar con “…una legislación que brinde confianza y seguridad jurídica”.8 Por consiguiente, los objetivos de la LGA deben ser proporcionar celeridad, simplicidad y acceso a una justicia que (i) responda a las 6 Asimismo, los recientes documentos de trabajo sobre la revisión del Reglamento de Arbitraje. Se han tenido en cuenta, adicionalmente, la Convención sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958 (Convención de Nueva York), la Convención Europea de Arbitraje Comercial Internacional de 1961 (Convención de Ginebra), la Convención Interamericana de Arbitraje Comercial Internacional de 1975 (Convención de Panamá) y la Convención sobre arreglo de diferencias relativas a inversiones entre Estados y nacionales de otros Estados de 1965 (Convención de Washington). 7 CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando. Arbitraje comercial y de las inversiones. Lima: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. 2007. p. 80. 8 CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando y Roque J. CAIVANO. Op. cit. p. 46. 3 necesidades del comercio y (ii) limite las interferencias judiciales a lo mínimo indispensable para tutelar derechos fundamentales.9 Como se sostiene en la Exposición de Motivos del Proyecto Modificatorio de la LGA10, uno de los elementos o principios que inspiraron la reforma era: (…) a. reforzar el carácter autónomo del arbitraje, tanto de la jurisdicción ordinaria como de las reglas procesales comunes, reconociéndolo como una institución que tiene sus propios principios y reglas. (…) b. Dar una mejor regulación que proteja a la institución arbitral de intervenciones indebidas por parte del Poder Judicial. Precisamente, como parte de dicha búsqueda de autonomía y de una mejor regulación que evite interferencias que afecten la continuidad del proceso arbitral, las reglas de interpretación de la LGA constituyen una de las modificaciones que trae la nueva ley y que responden al objetivo de armonizar el lenguaje a partir de estándares internacionales. Por ello precisa efectuarse un análisis del artículo 6 de la LGA referido a las reglas de interpretación. 2. Cambios introducidos por el artículo 6° de la Ley de Arbitraje Como hemos señalado, la Ley N° 26572, Ley General de Arbitraje, no contenía una disposición similar al actual artículo 6 de la LGA, por lo que la inclusión del mismo representa uno de los cambios de la nueva legislación. Así, el artículo 6° establece lo siguiente: Artículo 6°.- Reglas de interpretación Cuando una disposición de este Decreto Legislativo: a. Deje a las partes la facultad de decidir libremente sobre un asunto, esa facultad comprenderá la de autorizar a un tercero, incluida una institución arbitral, a que adopte esa decisión. b. Se refiera al convenio arbitral o a cualquier otro acuerdo entre las partes, se entenderá que integran su contenido las disposiciones del reglamento de arbitraje al que las partes se hayan sometido. c. Se refiera a un contrato, también se entenderá a un acto jurídico. d. Se refiera a la demanda, se aplicará también a la reconvención, y cuando se refiera a la contestación, se aplicará asimismo a la contestación a esa reconvención, excepto en los casos previstos en el inciso a) del artículo 46° y en el inciso a) del numeral 2 del artículo 60°. e. Se refiera a un tribunal arbitral, significa tanto un solo árbitro como una pluralidad de árbitros. f. Se refiere a laudo, significa entre otros, tanto un laudo parcial como el que resuelve de manera definitiva la controversia. Al respecto, el artículo 2° de la Ley Modelo de la UNCITRAL de 1985, con las enmiendas aprobadas en 2006, prescribe lo siguiente: 9 Ibíd. p. 46. Elaborado por la Comisión Técnica para la Revisión de la Ley N° 26572, conformada por Resolución Ministerial N° 027-2006-JUS. 10 4 Artículo 2. Definiciones y reglas de interpretación A los efectos de la presente Ley: a) “arbitraje” significa cualquier arbitraje con independencia de que sea o no una institución arbitral permanente la que haya de ejercitarlo; b) “tribunal arbitral” significa tanto un solo árbitro como una pluralidad de árbitros; c) “tribunal” significa un órgano del sistema judicial de un país; d) cuando una disposición de la presente Ley, excepto el artículo 28, deje a las partes la facultad de decidir libremente sobre un asunto, esa facultad entraña la de autorizar a un tercero, incluida una institución, a que adopte esa decisión; e) cuando una disposición de la presente Ley se refiera a un acuerdo que las partes hayan celebrado o que puedan celebrar o cuando, en cualquier otra forma, se refiera a un acuerdo entre las partes, se entenderán comprendidas en ese acuerdo todas las disposiciones del reglamento de arbitraje en él mencionado; f) cuando una disposición de la presente Ley, excepto el apartado a) del artículo 25 y el apartado a) del párrafo 2) del artículo 32, se refiera a una demanda, se aplicará también a una reconvención, y cuando se refiera a una contestación, se aplicará asimismo a la contestación a esa reconvención. Artículo 2 A. Origen internacional y principios generales (Aprobado por la Comisión en su 39º período de sesiones, celebrado en 2006) 1) En la interpretación de la presente Ley habrán de tenerse en cuenta su origen internacional y la necesidad de promover la uniformidad de su aplicación y la observancia de la buena fe. 2) Las cuestiones relativas a las materias que se rigen por la presente Ley que no estén expresamente resueltas en ella se dirimirán de conformidad con los principios generales en que se basa la presente Ley. De esta manera es posible comprobar cómo el artículo 6° de la LGA incorpora las disposiciones principales del artículo 2° de la Ley Modelo de la UNCITRAL y con ello se da reconocimiento a la importancia que las normas que regulan el proceso arbitral respondan a las exigencias de la práctica comercial nacional e internacional. Sobre este punto, la Resolución 61/33, aprobada por la Asamblea General [sobre la base del informe de la Sexta Comisión (A/61/453)]11, reconoció la necesidad de que las disposiciones de la Ley Modelo se ajustaran a las prácticas vigentes del comercio internacional y a los medios modernos de concertación de contratos con respecto a la forma del acuerdo de arbitraje. El propio Tribunal Constitucional peruano, en el Exp. N.° 6167-2005-PHC/TC (Fernando Cantuarias Salaverry), ha señalado respecto de la institución del arbitraje en el Perú que: 4. El desarrollo de esta institución en el derecho comparado ha sido enorme en los últimos años: es prácticamente el proceso más utilizado para resolver conflictos comerciales. La configuración de un nuevo orden económico internacional ha requerido del arbitraje como el prototipo de proceso de resolución 11 Sobre los Artículos revisados de la Ley Modelo de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional sobre Arbitraje Comercial Internacional y recomendación relativa a la interpretación del párrafo 2 del artículo II y el párrafo 1 del artículo VII de la Convención sobre el Reconocimiento y la Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras, hecha en Nueva York el 10 de junio de 1958 (18 de diciembre de 2006). 5 de conflictos entre particulares e incluso entre estos y los Estados, lo que le otorga una importancia significativa, formando parte integrante del modelo jurisdiccional ad hoc a la resolución de controversias, no sólo entre particulares, en el marco de la Constitución económica. En los Analytical commentary on draft text of a model law on international commercial arbitration: report of the Secretary – General (A/CN.9/264)12, realizados por la Comisión de Derecho Mercantil Internacional de las Naciones Unidas, se realizaron los siguientes comentarios del artículo 2 de la Ley Modelo de la UNCITRAL: a. Pese a que la definición de los términos “tribunal arbitral” y “tribunal” (o “corte”) puede ser considerada evidente y, por lo tanto, superflua, dichos términos han sido conservados por una cuestión terminológica, a fin de establecer una clara distinción entre los dos diferentes tipos de órganos de solución de controversias. b. Los primeros parágrafos, sin intención alguna de interferir en el sistema nacional de justicia, señalan que el término “tribunal” no se restringe a aquellos órganos realmente llamados “tribunales” en un determinado país, sino que incluiría también a cualquier otra “autoridad competente” (esta es la expresión utilizada en la Convención de Nueva York de 1958). Por otro lado, cuando se hace referencia al sistema judicial de “un país” (en lugar de un Estado), el propósito es evitar que en una situación de una federación de estados, estén comprendidos en la legislación los "tribunales estatales" mas no los "tribunales federales”. c. Los párrafos (d) y (e) han sido elaborados para prevenir una interpretación demasiado literal de las referencias en la Ley Modelo de la UNCITRAL a la libertad de las partes de determinar un asunto, así como a la libertad respecto del convenio que hubieren adoptado. Según la interpretación razonable establecida en el párrafo (d), tal libertad cubre la libertad de las partes no solo de decidir ellos mismos sobre un asunto, sino también de autorizar a una tercera persona o una institución para que tome la decisión sobre dicho asunto en su nombre. Los ejemplos prácticos de tales asuntos que se menciona en los comentarios son, por ejemplo, el número de árbitros, el lugar del arbitraje, así como otros aspectos procesales. d. El parágrafo (e) reconoce la práctica común de las partes de hacer referencia en el convenio a las reglas de arbitraje, en lugar de tener que negociar y elaborar un convenio arbitral totalmente original. Por ello, se consideró que era preferible introducir una regla general de interpretación que tener que incluir una clarificación en cada disposición de la Ley Modelo que lo requiriese. 12 Yearbook of the United Nations Commission on International Trade Law, 1985, Volume XVI. Part Two. International Commercial Arbitration. 6 El hecho de haberse adoptado varias de las disposiciones previstas en el artículo 2° de la Ley Modelo de la UNCITRAL en la LGA, implica también la adopción de los comentarios realizados por la Comisión de Derecho Mercantil Internacional de las Naciones Unidas. Así, la Comisión Técnica para la Revisión de la Ley N° 26572, sostuvo que la LGA tiene como objetivo ser reconocible y comprensible para los inversionistas y comerciantes, tanto nacionales como extranjeros, y que, por tal motivo, se ha buscado usar la Ley Modelo de UNCITRAL como un referente importante. Por ello se ha aprovechado la experiencia comparada a nivel de leyes, reglamentos, jurisprudencia y, en general, práctica arbitral internacional. De hecho, en más de cincuenta países a nivel mundial, se han promulgado leyes basadas en la Ley Modelo de la UNCITRAL13. Al respecto, los países en los que se han promulgado leyes basadas en la Ley Modelo de la CNUDMI sobre arbitraje comercial internacional, con las enmiendas aprobadas en el 2006, son: Irlanda (2008), Mauricio (2008), Nueva Zelandia (2007), Perú (2008) y Eslovenia (2008). A nivel comparado, la Ley de arbitraje española, Ley 60/2003, del 23 de diciembre de 2003, establece reglas de interpretación en su artículo 4°: Artículo 4.- Reglas de interpretación Cuando una disposición de esta ley: a) Deje a las partes la facultad de decidir libremente sobre un asunto, esa facultad comprenderá la de autorizar a un tercero, incluida una institución arbitral, a que adopte esa decisión, excepto en el caso previsto en el artículo 34.14 13 Armenia (2006), Alemania (1998), Australia (1991), Austria (2005), Azerbaiyán (1999), Bahrein (1994), Bangladesh (2001), Belarús (1999), Bulgaria (2002), Camboya (2006), Canadá (1986), Chile (2004), China: Hong Kong (1996) y Macao (1998), regiones administrativas especiales; Chipre, Croacia (2001), Dinamarca (2005), Egipto (1996), España (2003), Estonia (2006), la ex República Yugoslava de Macedonia (2006), la Federación de Rusia (1993), Filipinas (2004), Grecia (1999), Guatemala (1995), Hungría (1994), India (1996), Irán (República Islámica del) (1997), Irlanda (1998), Japón (2003), Jordania (2001), Kenia (1995), Lituania (1996), Madagascar (1998), Malta (1995), México (2005), Nicaragua (2005), Nigeria (1990), Noruega (2004), Nueva Zelanda (1996), Omán (1997), Paraguay (2002), Polonia (2005), la República de Corea (1999), el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte: Escocia (1990) y las Bermudas, territorio de ultramar, Serbia (2006), Singapur (2001), Sri Lanka (1995), Tailandia (2002), Túnez (1993), Turquía (2001), Ucrania (1994); los Estados Unidos de América: California (1996), Connecticut (2000), Illinois (1998), Louisiana, Oregón y Texas; Uganda (2000), Venezuela (República Bolivariana de) (1998), Zambia (2000) y Zimbabwe (1996). 14 Artículo 34.- Normas aplicables al fondo de la controversia. 1. Los árbitros solo decidirán en equidad si las partes les han autorizado expresamente para ello. 2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado anterior, cuando el arbitraje sea internacional, los árbitros decidirán la controversia de conformidad con las normas jurídicas elegidas por las partes. Se entenderá que toda indicación del derecho u ordenamiento jurídico de un Estado determinado se refiere, a menos que se exprese lo contrario, al derecho sustantivo de ese Estado y no a sus normas de conflicto de leyes. Si las partes no indican las normas jurídicas aplicables, los árbitros aplicarán las que estimen apropiadas. 3. En todo caso, los árbitros decidirán con arreglo a las estipulaciones del contrato y tendrán en cuenta los usos aplicables. 7 b) Se refiera al convenio arbitral o a cualquier otro acuerdo entre las partes, se entenderá que integran su contenido las disposiciones del reglamento de arbitraje al que las partes se hayan sometido. c) Se refiera a la demanda, se aplicará también a la reconvención, y cuando se refiera a la contestación, se aplicará asimismo a la contestación a esa reconvención, excepto en los casos previstos en el párrafo a) del artículo 31 y en el párrafo a) del apartado 2 del artículo 38.15 En relación con el citado artículo 4°, la Exposición de Motivos de la Ley de Arbitraje española señala que dicho precepto contiene una serie de reglas de interpretación, entre las cuales tienen especial relevancia aquellas que proveen de contenido a las normas legales dispositivas de esta ley mediante la remisión, por voluntad de las partes, a la voluntad de una institución arbitral o al contenido de un reglamento arbitral. De esta manera, la ley determina que debe haber una primacía de la autonomía de la voluntad de las partes. No obstante, también señala que dicha voluntad debe entenderse integrada por las decisiones que sean adoptadas por la institución administradora del arbitraje, o las que puedan adoptar los árbitros, en virtud del reglamento arbitral al que las partes se han sometido: Se produce, por tanto, una suerte de integración del contenido del contrato de arbitraje o convenio arbitral, que, por motivo de esta disposición, pasa a ser en tales casos un contrato normativo. De este modo, la autonomía privada en materia de arbitraje se puede manifestar tanto directamente, a través de declaraciones de voluntad de las partes, como indirectamente, mediante la declaración de voluntad de que el arbitraje sea administrado por una institución arbitral o se rija por un reglamento arbitral. En este sentido, la expresión institución arbitral hace referencia a cualquier entidad, centro u organización de las características previstas que tenga un reglamento de arbitraje y, conforme a él, se dedique a la administración de arbitrajes. Pero se precisa que las partes pueden someterse a un contrato reglamento sin encomendar la administración del arbitraje a una institución, en cuyo caso el reglamento arbitral también integra la voluntad de las partes. (el resaltado es nuestro). La Ley Española de Arbitraje señala que el inciso a) del artículo 4, establece una excepción en su artículo 34, el cual regula la determinación de las normas aplicables al fondo de la controversia. Así, en la legislación arbitral española, si las partes del convenio arbitral encomiendan a un tercero, incluida una institución arbitral, el ejercicio de facultades de decisión sobre un asunto, ello no comprende la facultad de decidir las normas aplicables al fondo de la disputa. En cambio, esta excepción no se encuentra establecida en la LGA peruana. Al respecto, en el artículo 34° de la LGA se reconoce, nuevamente, la 15 Artículo 31.- Salvo acuerdo en contrario de las partes, cuando, sin alegar causa suficiente a juicio de los árbitros a) El demandante no presente su demanda en plazo, los árbitros darán por terminadas las actuaciones, a menos que, oído el demandado, éste manifieste su voluntad de ejercitar alguna pretensión. Artículo 38.- Terminación de las actuaciones. 2. Los árbitros también ordenarán la terminación de las actuaciones cuando: a) El demandante desista de su demanda, a menos que el demandado se oponga a ello y los árbitros le reconozcan un interés legítimo en obtener una solución definitiva del litigio. 8 libertad de regulación de las partes, las cuales, según dicho artículo lo prescribe, podrán determinar libremente las reglas a las que se sujeta el tribunal arbitral en sus actuaciones y que, a falta de acuerdo o de un reglamento arbitral, será el propio tribunal el que decida las normas aplicables. Por otro lado, en el inciso c) del artículo 4°, la Ley Española de Arbitraje preceptúa que cuando una disposición de la Ley se refiera a la demanda, se aplicará también a la reconvención, y cuando se refiera a la contestación, se aplicará igualmente a la contestación a la reconvención. Una disposición equivalente se encuentra establecida en el inciso d) de la LGA y al igual que la legislación española, la ley peruana establece dos excepciones: (i) Aquella contenida en el artículo 46 a), el cual prevé que en el caso de que el demandante no presente su demanda en plazo, el tribunal arbitral dará por terminadas las actuaciones, a menos que oído el demandado éste manifieste su voluntad de ejercitar alguna pretensión. Como sostiene Hernández Burriel respecto de la legislación española, en ese supuesto no se darán por terminadas las actuaciones, sino que éstas continuarán, a fin de dar solución a la controversia planteada.16 (ii) La excepción contenida en el artículo 60 2.a), en la cual se establece que el tribunal arbitral ordenará la terminación de las actuaciones cuando el demandante se desista de su demanda, a menos que el demandado se oponga a ello y el tribunal arbitral le reconozca un interés legítimo en obtener una solución definitiva de la controversia. De igual manera, en este supuesto, como se sostiene para el caso español, y que es aplicable para el caso peruano, el procedimiento no concluye, sino que continúa respecto de la disputa planteada en los escritos de demanda y de contestación.17 La fuente inspiradora de la Ley de arbitraje española, como se señala en su Exposición de Motivos, fue también la Ley Modelo de la UNCITRAL. Sobre este aspecto, los redactores de la Exposición de Motivos de la Ley Española de Arbitraje señalaron lo siguiente: España se ha mostrado siempre sensible a los requerimientos de armonización del régimen jurídico del arbitraje, en particular del comercial internacional, para favorecer la difusión de su práctica y promover la unidad de criterios en su aplicación, en la convicción de que una mayor uniformidad en las leyes reguladoras del arbitraje ha de propiciar su mayor eficacia como medio de solución de controversias. Al respecto, en la Exposición de Motivos de la Ley de Arbitraje Española se hace referencia a dos temas que merecen comentario: la autonomía de la 16 HERNÁNDEZ BURRIEL, Jorge. Título I. Disposiciones generales. p. 48 En: Comentarios a la nueva ley de Arbitraje. Rafael HINOJOSA SEGOVIA (Coordinador) Barcelona. Grupo difusión. 2004. 17 Ibíd. p. 48. 9 voluntad de las partes y la integración del contenido del convenio arbitral (contrato normativo). Ello debido a que el arbitraje es una manifestación tanto de la autonomía de la voluntad como de la libertad contractual.18 Sobre la autonomía privada, como sostienen Diez-Picazo y Gullón, ésta consiste en: (…) el poder de dictarse uno a sí mismo la ley o el precepto, el poder de gobernarse uno a sí mismo. Podría también definirse como un poder de gobierno de la propia esfera jurídica, y como está formada por relaciones jurídicas, que son el cauce de realización de intereses, la autonomía privada puede igualmente conceptuarse como el poder de la persona para reglamentar y ordenar las relaciones jurídicas en las que es o ha de ser parte.19 Por consiguiente, tal y como señalan los citados autores, la autonomía privada no se reduce solamente a la libertad individual, sino que también implica una soberanía para dictar su propia ley en su esfera jurídica. Es decir, la autonomía privada proporciona “…un reconocimiento del valor jurídico de sus actos, que serán vinculantes y preceptivos”20 y constituye “…un poder de ordenación de la esfera privada de la persona,…aunque no se quiere decir con ello que el poder sea total o absoluto”.21 En ese sentido, señalan que desde un punto de vista institucional, la autonomía privada reviste el carácter de principio general del Derecho, debido a que es “…una de las ideas fundamentales que inspira toda la organización de nuestro Derecho privado”.22 Así, la delegación normativa implica una forma de descentralización para “…la configuración de un ordenamiento jurídico privado subordinado, coordinado y armonizado con el ordenamiento jurídico superior por su relación de complementariedad”.23 Ello es particularmente relevante para analizar las reglas de interpretación previstas en los artículos 2°, 4° y 6° de la Ley Modelo UNCITRAL, la Ley Española de Arbitraje y la LGA, respectivamente, debido a que el principio de autonomía de la voluntad constituye el fundamento de algunas de sus disposiciones. Al respecto, es necesario precisar que estas leyes recogen dicho principio de la manera como éste debe ser entendido. Sobre la autonomía privada, Luigi Ferri sostiene que ésta es estructural y sustancialmente limitada por cuanto crea “…normas que son realización de un derecho preexistente, es decir, de normas superiores (legales)”.24 Por consiguiente, no es una actividad creativa absolutamente libre y espontánea, sino que desarrolla o individualiza un 18 CANTUARIAS SALAVERRY, Fernando y Roque J. CAIVANO. Op. cit. p. 47. DÍEZ-PICAZO, Luis y Antonio GULLÓN. Sistema de Derecho Civil. Volumen I. Novena Edición. Madrid: Tecnos. 1998. p. 373. 20 Ibíd. p. 373. 21 Ibíd. p. 373. 22 Ibíd. p. 374. 23 FERRI, Luigi. Presentación realizada por Leysser L. León y Rómulo Morales Hervias. Lecciones sobre el contrato. Curso de Derecho Civil. Lima: Editora Jurídica Grijley. 2004.p. x. 24 Ibíd. p. iii-iv. 19 10 derecho preexistente; es decir, crea normas que, al insertarse en el ordenamiento, asumen las características de la juridicidad. Con ello se hace referencia a una “inserción del acto privado en el ordenamiento”. Este aspecto es recogido por el legislador en los artículos mencionados, al reconocer la autonomía privada de las partes pero señalar, al mismo tiempo, que dicha voluntad autónoma se integra con el ordenamiento objetivo preestablecido. Como sostuvo el Tribunal Constitucional en el Exp. N° 6167-2005-PHC/TC (Fernando Cantuarias Salaverry), deben efectuarse las siguientes precisiones respecto del arbitraje: 11. (…) no se trata del ejercicio de un poder sujeto exclusivamente al derecho privado, sino que forma parte esencial del orden público constitucional. La facultad de los árbitros para resolver un conflicto de intereses no se fundamenta en la autonomía de la voluntad de las partes del conflicto, prevista en el artículo 2º inciso 24 literal a de la Constitución, sino que tiene su origen y, en consecuencia, su límite, en el artículo 139º de la propia Constitución. De allí que el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues, aunque es fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los intereses de las partes, también tiene una dimensión objetiva, definida por el respeto a la supremacía normativa de la Constitución, dispuesta por el artículo 51º de la Carta Magna; ambas dimensiones (subjetiva y objetiva) son interdependientes y es necesario modularlas en la norma legal y/o jurisprudencia. Tensión en la cual el árbitro o tribunal arbitral aparece en primera instancia como un componedor jurisdiccional, sujeto, en consecuencia, a la jurisprudencia constitucional de este Colegiado. Así, la jurisdicción arbitral, que se configura con la instalación de un Tribunal Arbitral en virtud de la expresión de la voluntad de los contratantes expresada en el convenio arbitral, no se agota con las cláusulas contractuales ni con lo establecido por la Ley General de Arbitraje, sino que se convierte en sede jurisdiccional constitucionalmente consagrada, con plenos derechos de autonomía y obligada a respetar los derechos fundamentales. En relación con el sentido que debe otorgársele a términos como contrato, demanda, tribunal arbitral y laudo, la LGA ha decidido, siguiendo la tendencia de la legislación internacional y comparada, un criterio de interpretación más amplio a fin de que la legislación arbitral no sea un obstáculo para la continuidad y normal desarrollo de un proceso arbitral. Así, el objetivo de la LGA es la simplificación de los procesos y el establecimiento de estándares en el lenguaje utilizado. Además, el artículo 6° de la LGA contribuye de manera importante para la promoción del arbitraje internacional en el Perú. 3. Ventajas del artículo 6° de la LGA para el desarrollo del arbitraje en el Perú Luego de haber comentado los principales aspectos relativos al artículo 6°, podemos señalar que las reglas de interpretación previstas en dicho precepto presentan las siguientes ventajas: 11 1. Contribuyen a la consolidación de la autonomía del arbitraje, al proveer respuestas a posibles incertidumbres jurídicas y/o controversias que pudieran suscitarse durante los procesos en sede arbitral. 2. Facilitan la eficacia de la institución arbitral al establecer reglas que permitan el normal desarrollo del arbitraje. 3. Contribuyen a la uniformidad de términos establecidos en la ley, lo cual resulta idóneo para la solución de controversias de índole comercial en arbitrajes nacionales e internacionales. 4. Ofrecen un moderno conjunto de reglas de arbitraje, a partir de las normas de la Ley Modelo de la UNCITRAL, elaboradas con la asistencia de expertos de todas partes del mundo.25 5. Se logra una mayor transparencia en los estándares, así como certeza respecto de la connotación de los términos y de los alcances de la voluntad de las partes, lo cual contribuye a la autonomía de las mismas26 y también a la autonomía del proceso arbitral. 4. Consideraciones Finales La LGA constituye una herramienta que posee una vigorosa vocación para contribuir al desarrollo y perfeccionamiento de la institución arbitral en nuestro país y que está siendo, desde su entrada en vigencia, de gran utilidad para la eficacia de los procesos arbitrales. Asimismo, la LGA representa el esfuerzo de sus autores por incorporar en el derecho interno las decisiones, recomendaciones y normas elaboradas a nivel internacional y comparado, las cuales permiten una estandarización de los elementos del proceso arbitral. Dentro de dicho contexto, la incorporación de las reglas de interpretación en el artículo 6 permite proporcionar una mayor autonomía al proceso arbitral, así como afianzar los principios que dan sustento al arbitraje. En consecuencia, el artículo 6 establece las precisiones necesarias a fin de que la LGA sea un texto legislativo que permita un proceso que posea las características de eficacia, certeza y transparencia y en el que la autonomía de la voluntad de las partes sea debidamente interpretada y aplicada. Lima, abril del 2009 Artículo Ley Arbitraje.abr 09 25 SANDERS, Pieter. Procedures and Practices under the UNCITRAL Rules. En: The American Journal of Comparative Law. Vol. 27 N° 2/3, Unification of International Trade Law: UNCITRAL’s First Decade (Spring – Summer, 1979), p. 453. American Society of Comparative Law. 26 MARTÍNEZ-FRAGA, Pedro J. International Commercial Arbitration. United States Doctrinal Developments and American Style Discovery. Navarra: Editorial Aranzandi. 2008. p. 128. 12