sindicatos, en las demandas de trabajo en representacion de sus

366896. . Cuarta Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo CIII, Pág. 1873.
SINDICATOS, EN LAS DEMANDAS DE TRABAJO EN REPRESENTACION DE SUS
AGREMIADOS, DEBEN EXPRESAR LOS NOMBRES DE ESTOS Y NO PUEDEN
EJERCITAR LAS ACCIONES DE CARACTER INDIVIDUAL DE LOS MISMOS. No
basta que exista un derecho, para que la acción que se ejercita reclamándolo, prospere, sino
que es necesario que aquel corresponda precisamente al que lo hace valer, o sea que se de la
legitimación activa en la causa. Ahora bien, conforme al artículo 460 de la Ley Federal del
Trabajo, los sindicatos de obreros pueden comparecer ante las Juntas como actores y
demandados, en defensa de sus derechos colectivos y de los derechos individuales que
corresponden a sus miembros, en calidad de asociados, sin perjuicio del derecho de éstos para
obrar directamente o intervenir en la controversia; pero esto no significa que, cuando se está
en el caso de ejercitar acciones individuales, el sindicato pueda promover en juicio sin
mencionar el nombre de sus agremiados que representa como titulares del derecho
reclamado, pues si lo hace así debe entenderse que ejercita la acción en nombre propio, es
decir, en su calidad de persona moral y no como representante de sus miembros, y como tal,
carece de legitimación, pues el derecho que hace valer no es de la organización o asociación
profesional como tal, sino de determinados trabajadores. Como en el caso, el derecho a que el
patrón proporcione alimentos a los trabajadores mozos de cocina en virtud de una costumbre
establecida al respecto en la empresa, es a todas luces de naturaleza individual y no sindical,
y consecuentemente, el ejercicio de la acción relativa no puede ser innominado ni
corresponde al Sindicato, la Junta debió decidirlo así y fallar absolviendo, y al no hacerlo,
violó el artículo 460 de la Ley Federal de Trabajo y las garantías individuales invocadas por
el quejoso.
Amparo directo en materia de trabajo 7511/48. Chambonet Juan. 23 de febrero de 1950.
Unanimidad de cuatro votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.
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