SINDICATOS, ACTOS DE DOMINIO REALIZADOS POR LOS

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805913. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XCVI, Pág. 335.
SINDICATOS, ACTOS DE DOMINIO REALIZADOS POR LOS, SOBRE BIENES DE
SUS AGREMIADOS. Para determinar las facultades de un sindicato, en la ejecución de actos
de dominio sobre bienes de sus miembros, deben aplicarse las normas que establece el
Código Civil, dado que en la Ley Federal del Trabajo no existe disposición alguna que les
conceda esas facultades. En efecto, aun cuando el artículo 251 de esta ley establece que la
directiva es responsable, en los mismos términos en que lo son los mandatarios, de ahí no se
desprende que tenga las facultades de un mandatario, y menos aún las especiales para realizar
actos de dominio sobre los bienes de los agremiados; y si bien el artículo 232 de la misma ley
faculta al sindicato para obrar en defensa y beneficio de los intereses de sus miembros, de
esto tampoco se sigue que esté autorizado para vender bienes de los agremiados, ya que tal
venta no puede implicar un acto de defensa, ni tampoco de mejoramiento común. No obsta a
lo anterior que se trate de bienes adquiridos por los miembros del sindicato, representados por
éste, en un juicio laboral, porque de tal hecho no se desprende que la representación jurídica
del sindicato en la defensa de los intereses litigiosos de sus miembros, continúe para realizar
actos de dominio en relación con los bienes adquiridos con motivo del juicio, actos estos
últimos que implican situaciones jurídicas totalmente desvinculadas de la defensa de los
intereses comunes durante el juicio. Por otra parte, el acuerdo tomado por la asamblea del
sindicato, autorizando la venta de los bienes adjudicados a los trabajadores en el juicio
laboral, por la mayoría de las dos terceras partes de los agremiados, no implica un mandato,
en los términos regulados por el Código Civil, que establece determinadas formalidades para
el otorgamiento y reducción del mandato general o especial para actos de dominio. Los
trabajadores a quienes se adjudicaron los bienes en el juicio, adquirieron estos pro indiviso,
es decir, en forma de copropiedad, de manera que deben aplicarse las reglas establecidas para
la validez de los actos de dominio, en relación con los bienes objeto de copropiedad. A este
respecto, la doctrina es uniforme al concluir que se requiere del acuerdo unánime de todos los
copropietarios en la ejecución de actos de dominio sobre los bienes comunes. Como cada
copropietario tiene una parte alícuota sobre dichos bienes, es evidente que la enajenación
acordada por la mayoría, implicaría un acto dispositivo sobre las partes alícuotas ajenas de
aquéllos copropietarios que no hubiesen manifestado su conformidad en la venta. Por último,
cabe agregar que no habiendo habido mandato, a los trabajadores adjudicatarios no se le
puede oponer la venta concertada, respecto a los bienes que adquirieron, por un tercerista que
carecía de representación jurídica. En tal virtud, dicho acto no puede surtir efectos en
perjuicio de los propios adjudicatarios, quienes tienen expedito su derecho para interponer
una tercería excluyente de dominio, en relación con el juicio en que se hubieren embargado
los bienes que les fueron adjudicados, y por la misma razón, sin tener que intentar una acción
de nulidad, pueden hacer valer el dominio que les pertenece, formulando la demanda de
tercería excluyente.
Amparo civil directo 9370/46. Perdomo González Juan. 12 de abril de 1948. Unanimidad de
cuatro votos. El Ministro Carlos I. Meléndez no intervino en este asunto por las razones que
constan en el acta del día. Ponente: Vicente Santos Guajardo.
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