1 Octava Epoca Semanario Judicial de la Federación Instancia

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Octava Epoca
Semanario Judicial de la Federación
Instancia: Pleno
Epoca: OCTAVA EPOCA
Tomo: XIII, Junio de 1994
Tesis: P./J. 21/94
Página: 30
INVASION DE ESFERAS. EL IMPUESTO SOBRE NOMINAS PREVISTO EN UNA
LEY LOCAL, EN RELACION CON UNA INSTITUCION DE CREDITO, NO
INVADE LA ESFERA DE ATRIBUCIONES DE LA FEDERACION.
AMPARO EN REVISION 1642/93. BANCA SERFIN, S.A. ANTES S.N.C.
CONSIDERANDO:
CUARTO.-Este Tribunal Pleno considera que son fundados los agravios formulados por
la parte recurrente, por las razones que a continuación se exponen:
Con el objeto de contar con los elementos necesarios que permitan determinar el origen,
la evolución, los alcances y los límites de la facultad impositiva de la Federación
respecto de las instituciones de crédito, así como determinar si las entidades federativas
en algunos casos están facultadas para imponer gravámenes a dichas instituciones
crediticias, y así estar en condiciones de resolver si en esa materia específica existe una
invasión de la esfera federal por parte de la autoridad local, tal como lo sostiene la
quejosa en su primer concepto de violación y así lo estima el Juez de Distrito en la
sentencia que se revisa, o si por el contrario esa invasión de esferas no se da, tal como lo
sostiene en sus agravios la legislatura local recurrente, es conveniente profundizar en el
tema en los términos siguientes: La fracción X del artículo 72 de la Constitución
Política de la República Mexicana de 1857, en la reforma que sufrió el catorce de
diciembre de mil novecientos ochenta y tres, estableció como facultad del Congreso de
la Unión el legislar en toda la República en materia de comercio, comprendiendo en ésta
a las instituciones bancarias. Dicha fracción preceptuaba:
"El Congreso tiene facultad: ..."
"X. Para expedir códigos obligatorios en toda la República, de minería y comercio,
comprendiendo en este último las instituciones bancarias."
El constituyente de 1916, aprobó por unanimidad de ciento cincuenta votos la fracción
X del artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con la
siguiente redacción:
"El Congreso tiene facultad: ..."
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, comercio, instituciones de crédito
y para establecer el Banco Unico de Emisión, en los términos del artículo 28 de esta
Constitución;"
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El texto original que se presentó al Constituyente de 1916 como artículo 73, fracción X,
del proyecto de Constitución de Venustiano Carranza, establecía:
"El Congreso tiene facultad: ..."
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, comercio, instituciones de crédito
y trabajo;".
En la sesión celebrada el quince de enero de mil novecientos diecisiete, diversos
diputados presentaron una iniciativa para proponer al Congreso Constituyente la
siguiente redacción de la fracción X del precepto que se examina:
"X. Para legislar en toda la República sobre comercio e instituciones de crédito y para
adoptar el sistema bancario que se estime conveniente para los intereses nacionales,
atendiendo a las condiciones del país, ya sea en la forma de banco de Estado o de
cualquier otro, y para la creación y organización del crédito agrícola que favorezca
especialmente al pequeño propietario."
En vista de la anterior proposición se suspendió la discusión de la fracción,
reanudándose en la sesión del veintisiete de enero de mil novecientos diecisiete, en la
que la Segunda Comisión de Constitución presentó un dictamen señalando:
"Ciudadanos diputados: Al presentarse a discusión el artículo 73 del proyecto, fueron
retiradas las fracciones X, XVII y XIX, por creerse que las facultades en ellas
conferidas al Congreso General, podrían quedar afectadas por lo que estableciera el
artículo 27, que entonces todavía no era presentado a la consideración de esta Cámara."
"Como de dicho artículo 27 resulta que en nada se afectan las disposiciones de las
fracciones mencionadas, puede entrarse a discutirlas."
"Respecto a la fracción X del proyecto, la Comisión ha variado su redacción, para dar
cabida en ella a las modificaciones impuestas por la aprobación de los artículos 5o. y
28; el primero, porque las bases de él revisten carácter constitucional, y por tanto, el
Congreso de la Unión no tiene facultades para legislar sobre ellos, sino como parte del
poder constituyente; en cuanto al Distrito Federal, no es necesario hacer mención de
esta materia, porque la fracción VI del propio artículo le da facultad para legislar 'en
todo lo relativo al Distrito Federal y territorios'; el segundo, o sea el 28, influye sobre la
redacción de la fracción X, porque establecido en dicho artículo el monopolio de la
emisión de billetes por medio de un banco, debe darse en la parte correspondiente al
Poder Legislativo de la Federación, la facultad para legislar sobre dicho banco,
expidiendo las leyes de su organización y demás que fueren necesarias."
En la sesión permanente celebrada los días veintinueve, treinta y treinta y uno de enero
de mil novecientos diecisiete se puso a discusión la fracción X del artículo 73 con la
redacción con que fue aprobada, ya sin discusión alguna.
Por otra parte, en la exposición de motivos de la Ley de Instituciones de Crédito y
Establecimientos Bancarios publicada en el Diario Oficial de dieciséis de enero de mil
novecientos veinticinco, textualmente se señaló:
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"Ha cuidado la ley de proteger la industria bancaria , en lo relativo a las instituciones de
crédito de concesión federal, estableciendo claramente cuáles son los únicos impuestos
que tienen que pagar tales instituciones y prohibiendo que los Estados y Municipios las
graven con contribuciones distintas a las que la propia ley establece. Esta política no
obedece sólo a la conveniencia de proteger la industria del crédito y al propósito de que
ésta se encauce por el camino de la concesión federal; se propone, también, evitar que
los Estados y los Ayuntamientos puedan contrarrestar los propósitos de la legislación
federal por medio de una política fiscal y bancaria distinta de la que ha adoptado la
Federación. También tiene por objeto prevenir el peligro de que las entidades
federativas traten de atraer a las instituciones de crédito y por medio de sistemas
diferenciales de impuestos. Siendo tales instituciones del resorte del Gobierno Federal,
todo cuanto con ellas se relacione, debe ser gobernado por la ley federal también."
El artículo 110 de la Ley General de Instituciones de Crédito de mil novecientos
veinticinco, preceptuaba:
"ARTICULO 110. La facultad de decretar impuestos que graven el capital, las
operaciones o las utilidades de los establecimientos bancarios corresponde a la
Federación, con exclusión completa de los Estados y Municipios."
"Dichos establecimientos quedarán sujetos al pago de los impuestos que conforme a las
respectivas leyes locales de los Estados y del Distrito y Territorios Federales, causen los
bienes inmuebles de su propiedad, lo mismo que los que correspondan a servicios
municipales."
En las páginas 1095 a 1098 del Tomo XX, Segunda Parte, de la Quinta Epoca del
Semanario Judicial de la Federación, se publican la tesis y ejecutoria sostenidas por el
Pleno de la Suprema Corte, con motivo del amparo administrativo en revisión 3092/25,
promovido por el Banco Nacional de México, Sucursal Veracruz, en los términos
siguientes:
"INSTITUCIONES DE CREDITO.-Es facultad exclusiva del Congreso General,
legislar en toda la República, en materia de instituciones de crédito, lo que implica la
prohibición a las Legislaturas Locales, para legislar sobre la misma materia, puesto que,
conforme al artículo 124 de la Constitución, sólo se consideran concedidas a los
Estados, las facultades que no están expresamente reservadas a la Federación; y como
las contribuciones sólo pueden decretarse mediante una ley, y ya se ha dicho que en
materia de instituciones de crédito, sólo puede legislar el Congreso General, es
incuestionable que los impuestos a dichas instituciones, sólo pueden decretarse
mediante una ley federal."
"Primero: La Constitución Federal, en la fracción décima del artículo setenta y tres,
otorga al Congreso Federal la facultad de legislar en toda la República sobre
instituciones de crédito, disposición que implica la prohibición a las Legislaturas
Locales para ejercer sus funciones sobre la misma materia, puesto que de acuerdo con lo
dispuesto por el artículo ciento veinticuatro de la Carta Fundamental, solamente se
consideran concedidas a los Estados las facultades que no estén expresamente otorgadas
a los funcionarios federales, que, de acuerdo con el artículo cuarenta y uno del
ordenamiento de leyes mencionado, son a quienes corresponde ejercer la soberanía de
que el pueblo les ha investido en un caso como éste, que es de su competencia. Si la
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facultad de legislar sobre instituciones de crédito se encuentra reservada al Congreso
General y las contribuciones sólo pueden decretarse mediante una ley, es evidente que la
Legislatura del Estado de Veracruz careció de ese derecho para establecer el impuesto
de patente sobre bancos e instituciones de crédito, pues siendo una materia netamente
federal, su reglamentación se expidió por esta autoridad mediante la Ley de
Instituciones de Crédito de mil ochocientos noventa y siete, y la de veinticuatro de
diciembre de mil novecientos veinticuatro, aclarada por la circular número doscientos
tres de la Secretaría de Hacienda, de cinco de agosto de mil novecientos veinticinco, y
por Decreto del presidente de la República de fecha once del mismo mes y año, en las
cuales se fijan los impuestos que corresponde pagar a esa clase de instituciones, y se
contienen disposiciones terminantes acerca de que ni la Federación ni los Estados las
podrán gravar con otro alguno. Como el cobro que se hace por la Tesorería Municipal,
por la cantidad de nueve mil seiscientos siete pesos, cincuenta centavos, se refiere al
impuesto fijo de patente en el tiempo transcurrido de enero de mil novecientos veintidós
al tercer bimestre de mil novecientos veinticinco, y esta contribución fue impuesta por
una ley local, es evidente que se han violado en perjuicio de la sociedad quejosa las
garantías que consagran los artículos catorce y dieciséis constitucionales, porque se trata
de aplicar leyes que no son aplicables al caso y se dejan de tomar en cuenta las
disposiciones de los artículos ciento veintiséis de la Ley de Instituciones de Crédito de
mil ochocientos noventa y siete, y setenta y cinco, setenta y ocho y ciento diez de la
vigente. Por tanto, deben declararse improcedentes los agravios reclamados por la
autoridad responsable y confirmarse la sentencia recurrida."
Desde el año de mil novecientos veintisiete, en el que se dictó la ejecutoria transcrita, el
Pleno de la Suprema Corte determinó que las contribuciones sobre instituciones de
crédito sólo pueden decretarse mediante una ley federal, pues las mismas deben
contenerse en la ley y es facultad exclusiva del Congreso de la Unión legislar en materia
de instituciones de crédito.
La fracción X del artículo 73 constitucional sufrió reformas en los años de mil
novecientos veintinueve, mil novecientos treinta y tres, mil novecientos treinta y cuatro,
mil novecientos treinta y cinco, mil novecientos cuarenta, y mil novecientos cuarenta y
dos, en las que se conservó la facultad del Congreso de la Unión para legislar en toda la
República sobre instituciones de crédito. Las reformas obedecieron a la necesidad de
establecer y regular como facultad del Congreso de la Unión el expedir las leyes del
trabajo reglamentarias del artículo 123 de la Constitución, así como el legislar en
materia de energía eléctrica e industria cinematográfica, estableciendo que los Estados y
Municipios participarían de los rendimientos de los impuestos por energía eléctrica,
según deriva de la lectura de cada una de esas reformas:
1929:
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, comercio e instituciones de
crédito; para establecer el Banco de Emisión Unico, en los términos del artículo 28 de
esta Constitución, para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123 de la
propia Constitución. La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades
de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de asuntos
relativos a ferrocarriles y demás empresas de transportes amparadas por concesión
federal, minería e hidrocarburos y, por último los trabajos ejecutados en el mar y en las
zonas marítimas, en la forma y términos que fijen las disposiciones reglametarias."
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1933:
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, comercio e instituciones de
crédito; para establecer el Banco Unico de Emisión en los términos del artículo 28 de
esta Constitución, y para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123 de
la propia Constitución. La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las
autoridades de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de
asuntos relativos a la industria textil, ferrocarriles y demás empresas de transporte
amparadas por concesión federal, minería e hidrocarburos y, por último los trabajos
ejecutados en el mar y en las zonas marítimas, en la forma y términos que fijen las
disposiciones reglamentarias."
1934:
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, comercio, instituciones de crédito
y energía eléctrica; para establecer el Banco de Emisión Unico, en los términos del
artículo 28 de esta Constitución, y para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del
artículo 123 de la propia Constitución. La aplicación de las leyes del trabajo
corresponde a las autoridades de los Estados, en sus respectivas jurisdicciones, excepto
cuando se trate de asuntos relativos a la industria textil, ferrocarriles y demás empresas
de transporte amparadas por concesión federal, minería, e hidrocarburos, los trabajos
ejecutados en el mar y en las zonas marítimas, y, por último, las obligaciones que en
materia educativa corresponde a los patrones, en la forma y términos que fijen las
disposiciones reglamentarias. En el rendimiento de los impuestos que el Congreso
Federal establezca sobre energía eléctrica en uso de las facultades que en materia de
legislación le concede esta fracción, participarán los Estados y Municipios en la
proporción que las autoridades federales y locales respectivas acuerden."
1935:
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, industria cinematográfica,
comercio, instituciones de crédito, y energía eléctrica; para establecer el Banco de
Emisión Unico en los términos del artículo 28 de esta Constitución, y para expedir las
leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123 de la propia Constitución. La
aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades de los Estados, en sus
respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de asuntos relativos a la industria
textil, ferrocarriles y demás empresas de transporte amparadas por concesión federal,
minería o hidrocarburos, los trabajos ejecutados en el mar y en las zonas marítimas y,
por último, las obligaciones que en materia educativa corresponden a los patrones, en la
forma y términos que fijen las disposiciones reglamentarias. En el rendimiento de los
impuestos que el Congreso Federal establezca sobre energía eléctrica en uso de las
facultades que en materia de legislación le concede esta fracción, participarán los
Estados y los Municipios en la proporción que las autoridades federales y locales
respectivas acuerden."
1940:
"X. ...La aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades de los Estados,
en sus respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de asuntos relativos a las
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industrias textil y eléctrica, ferrocarriles y demás empresas de transporte amparadas por
concesión federal, minería e hidrocarburos, los trabajos ejecutados en el mar y en las
zonas marítimas y, por último, las obligaciones que en materia educativa corresponden a
los patrones en la forma y términos que fijen las disposiciones reglamentarias."
1942:
"X. Para legislar en toda la República sobre minería, industria cinematográfica,
comercio, instituciones de crédito y energía eléctrica; para establecer el Banco de
Emisión Unico en los términos del artículo 28 de esta Constitución, y para expedir las
leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123 de la propia Constitución. La
aplicación de las leyes del trabajo corresponde a las autoridades de los Estados, en sus
respectivas jurisdicciones, excepto cuando se trate de asuntos relativos a las industrias
textil, eléctrica, ferrocarriles y demás empresas de transporte amparadas por concesión
federal, minería e hidrocarburos, los trabajos ejecutados en el mar y en las zonas
marítimas, y, por último, las obligaciones que en materia educativa corresponden a los
patrones, en la forma y términos que fijen las disposiciones reglamentarias."
Los artículos 248, 251 y 292 de la Ley General de Instituciones de Crédito de 1926,
establecían:
"Artículo 248. Las instituciones de crédito estarán sujetas únicamente al pago de los
impuestos siguientes y de acuerdo con las respectivas leyes en vigor:"
"I. Predial que se causa sobre los edificios de su propiedad;"
"II. Impuestos y derechos de carácter municipal que causen dichos edificios y en razón
de pavimentos, atarjeas y limpia, por su frente a la vía pública, y por el agua potable de
que disfruten, en las mismas condiciones que deban pagarlos los demás causantes;"
"III. Impuesto sobre utilidades líquidas anuales, según los balances aprobados por la
asamblea general de accionistas."
"Artículo 251. Ni la Federación, ni los Estados, ni los Municipios, podrán gravar con
otros impuestos el capital de las instituciones de crédito, ni las operaciones propias de
su objeto que practiquen, con excepción de los préstamos hipotecarios, refaccionarios o
de habilitación o avío, en los cuales el monto del impuesto no excederá de un cuarto por
ciento sobre el importe de la operación, por una vez, como derecho de inscripción en el
registro, sea de hipoteca o de comercio. La cancelación de las inscripciones no causará
derecho alguno. Para los efectos de este artículo, el Distrito y los Territorios Federales
se equiparan a los Estados."
"Cuando la operación haya de inscribirse en varias entidades federativas, los derechos
respectivos se dividirán entre dichas entidades en la proporción que corresponda
atendiendo al valor fiscal de los bienes situados en cada una de ellas, y sin que nunca la
suma de lo pagado exceda del cuarto por ciento del importe de la operación."
"Artículo 292. La facultad de decretar impuestos que graven el capital, las operaciones o
las utilidades de los establecimientos bancarios, corresponde a la Federación, con
exclusión completa de los Estados y Municipios."
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"Dichos establecimientos quedarán sujetos al pago de los impuestos que conforme a las
respectivas leyes locales de los Estados y del Distrito y Territorios Federales, causen los
bienes inmuebles de su propiedad, lo mismo que los que correspondan a servicios
municipales, conforme a la fracción II del artículo 248."
La Ley General de Instituciones de Crédito de 1932, preceptuó en sus artículos 227 y
230 lo siguiente:
"ARTICULO 227. La instituciones de crédito, las que formen parte de los sistemas de
instituciones nacionales, las auxiliares que tengan concesión y las sucursales, estarán
sujetas únicamente al pago de los impuestos siguientes, de acuerdo con las leyes
respectivas:"
"I. Predial, que se cause sobre los edificios de su propiedad, en las mismas condiciones
en que se cause por los demás obligados;"
"II. Impuestos y derechos de carácter municipal que causen dichos edificios, en razón de
pavimentos, atarjeas y limpia, por su frente a la vía pública y por el agua potable de que
disfruten, en las mismas condiciones en que deban pagarlos los demás causantes;"
"III. Impuesto sobre las utilidades líquidas anuales que acusen los balances aprobados
por la Comisión Nacional Bancaria."
"Los impuestos o derechos que hayan de ser pagados por las sucursales de instituciones
extrajeras con motivo de su capital, se calcularán sobre el capital que conforme
SEGUNDA PARTE
a la ley conserven en la República dichas sucursales y no sobre el capital total que tenga
la institución matriz."
"ARTICULO 230. Ni la Federación, ni los Estados, ni los Municipios, podrán gravar
con otros impuestos el capital de las instituciones a que se refiere el artículo 227, ni las
operaciones propias de su objeto que dichas instituciones practiquen, con excepción de
los créditos hipotecarios, refaccionarios o de habilitación o avío, en los cuales el monto
del impuesto no excederá de 0.25% sobre el importe de la operación, por una vez, como
derecho de inscripción en el registro, sea de la propiedad, de hipotecas, de comercio o
de crédito. La cancelación de las inscripciones no causará derecho alguno. Para los
efectos de este artículo, el Distrito y los Territorios Federales se equiparan a los
Estados."
"Cuando la operación haya de inscribirse en varias entidades federativas, los derechos
se dividirán entre dichas entidades en la proporción que corresponda, atendiendo al
valor fiscal de los bienes situados en cada una de ellas, y sin que nunca la suma de lo
pagado exceda de la cuota señalada antes."
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"Lo dispuesto en este artículo, aprovechará lo mismo a las instituciones, que a las
personas que con ellas contraten. Los derechos de registro que en él se autorizan,
deberán ser cubiertos por quien solicite la inscripción."
A la luz de lo establecido por la fracción X del artículo 73 constitucional y de los
preceptos de las leyes secundarias transcritos, a la Segunda Sala de esta Suprema Corte
de Justicia de la Nación, estableció la siguiente jurisprudencia, publicada con el número
1025 en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917- 1988, Segunda Parte,
Volumen IV, página 1645:
"INSTITUCIONES DE CREDITO. SOLO LA FEDERACION PUEDE GRAVARLAS
CON IMPUESTOS.-Sólo la Federación puede legislar en lo tocante al establecimiento
de impuestos a las instituciones de crédito, y, por lo mismo, cualquier impuesto que se
exija a dichas instituciones, ya por los Estados o por los Municipios, con apoyo en una
ley local, viola en perjuicio de la institución afectada las garantías de los artículos 14 y
16 constitucionales."
Para determinar el alcance de la jurisprudencia reproducida, debe transcribirse la parte
relativa de las consideraciones de las ejecutorias que la integran:
1. Amparo en revisión 1634/28, promovido por Comisión Monetaria, Sociedad
Anónima, resuelto por unanimidad de cuatro votos el veinticuatro de agosto de mil
novecientos treinta y uno. Ejecutoria publicada en las páginas 2021 a 2024 del Tomo
XXXII de la Quinta Epoca del Semanario Judicial de la Federación:
"Cuarto: El tercero de los agravios expuestos resulta también infundado. En efecto,
aunque es verdad que el artículo 251 de la Ley General de Instituciones de Crédito no
prohíbe expresamente el cobro de impuestos sobre traslación de dominio, que tratan de
hacer efectivo las autoridades responsables a la reclamante, en cambio, esa disposición
legal no puede entenderse desvinculada de la contenida en el artículo 248 del mismo
ordenamiento citado, que señala en forma limitativa cuáles son los únicos impuestos
que las instituciones de crédito están obligadas a pagar, entre los que no se encuentra el
de traslación de dominio, cuyo cobro se discute en el presente juicio de garantías. En tal
concepto, deben interpretarse ambas disposiciones legales, en una forma armoniosa, y
de esa disposición resulta infundado el cobro que se le exige a la sociedad reclamante."
"Quinto: El agravio mencionado en cuarto lugar, carece también de consistencia
jurídica, toda vez que de la sentencia del inferior no puede colegirse que se haya
limitado la soberanía del Estado de Coahuila para dictar sus propias leyes, en atención a
que la soberanía de las entidades de la Federación se encuentra limitada por las
estipulaciones de la ley constitucional; en la especie, sólo el Congreso de la Unión tiene
facultades para legislar sobre instituciones de crédito, según lo establece el artículo 73,
fracción X, del Pacto Federal aludido, y en esa virtud, las autoridades responsables no
han estado capacitadas para cobrar a la quejosa el impuesto mencionado."
"Por lo expuesto y con fundamento, además, en lo que disponen los artículos 86, 87 y
115 a 120 de la ley reglamentaria del juicio de garantías, desechándose los agravios
expuestos por la recurrente y confirmándose la sentencia del inferior, es de fallarse y se
falla:"
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"Primero.-La Justicia de la Unión ampara y protege a la Comisión Monetaria, Sociedad
Anónima en Liquidación, contra los actos atribuidos al Juez de Hacienda de San Pedro
de las Colonias, Coahuila, y al Tesorero Municipal, consistentes en el cobro de la
cantidad de tres mil cuatrocientos cuarenta y tres pesos, veinticuatro centavos, por
concepto de contribuciones municipales sobre traslación de dominio, con motivo de
haber adquirido del señor Alfredo Brecedad, a título de dación en pago, los predios
rústicos denominados "Buena Vista" y "Patrocinio", así como en todas las demás
consecuencias del procedimiento económico-coactivo seguido para hacer efectivo dicho
cobro."
En la ejecutoria transcrita se sostiene sustancialmente: a) que de la interpretación
armónica de los artículos 248 y 251 de la Ley General de Instituciones de Crédito de
1926 se sigue que el impuesto sobre traslación de dominio que se exige a la quejosa no
está entre los que de manera limitativa se consignan como los que deben cubrir las
instituciones de crédito; y b) que es la propia Constitución la que limita la soberanía de
los Estados para dictar sus propias leyes al consignar que sólo el Congreso de la Unión
está facultado para legislar sobre dichas instituciones.
2. Amparo en revisión 1814/27, promovido por Banco de México, Sociedad Anónima,
resuelto por unanimidad de cuatro votos el veintiocho de agosto de mil novecientos
treinta y uno. Ejecutoria publicada en las páginas 2176 a 2180 del Tomo XXXII de la
Quinta Epoca del Semanario Judicial de la Federación:
"Primero: La existencia del acto reclamado, consiste: en el cobro de la suma de un mil
pesos que el Tesorero Municipal del Puerto de Guaymas, Estado de Sonora, hace al
Banco de México, S. A., sucursal en la ciudad de Nogales, como impuesto municipal
sobre la cantidad de cuarenta mil pesos en que fincó en favor del aludido banco el
remate de una finca urbana perteneciente a la quiebra de la sucesión de la señora Celsa
P. de Maytorena, se halla acreditada con el informe de la autoridad señalada como
responsable, y con la constancia de depósito de dicha cantidad de un mil pesos, exhibida
con la demanda de amparo."
"Segundo: Ciertamente, de conformidad con el artículo 248 de la Ley General de
Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios, de fecha treinta y uno de agosto
de mil novecientos veintiséis, las instituciones de crédito sólo están sujetas al pago de
los siguientes impuestos: I. Predial sobre los edificios de su propiedad; II. Impuestos y
derechos de carácter municipal que causen dichos edificios en razón de pavimentos,
atarjeas y limpia, por su frente a la vía pública, y por el agua potable de que disfruten,
en las mismas condiciones que deban pagarlos los demás causantes; y III. Impuestos
sobre utilidades líquidas anuales, según los balances aprobados por la asamblea general
de accionistas; el artículo 251 de la misma ley agrega: que ni la Federación, ni los
Estados, ni los Municipios, podrán gravar con otros impuestos el capital de las
instituciones de crédito, ni las operaciones propias de su objeto que practiquen, con
excepción de los préstamos hipotecarios, refaccionarios o de habilitación o avío; y el
artículo 292 de la propia Ley de Instituciones de Crédito, que invoca en su apoyo la
autoridad responsable en su escrito de revisión, establece, por su parte, que la facultad
de decretar impuestos que graven el capital, las operaciones o las utilidades de los
establecimientos bancarios, corresponde a la Federación, con exclusión completa de los
Estados y Municipios; pero que, sin embargo dichos establecimientos están sujetos al
pago de los impuestos que conforme a las respectivas leyes locales de los Estados y del
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Distrito y Territorios Federales, causen los bienes inmuebles de su propiedad, lo mismo
que los que correspondan a servicios municipales, conforme a la fracción II del artículo
248. Ahora bien, apoyándose en esta última disposición legal, en el artículo 248,
también ya relacionado, y en los artículos 99 y 100 del Presupuesto de Ingresos y
Egresos de la municipalidad de Guaymas, para el año de mil novecientos veintiséis la
autoridad responsable pretende que es legítimo el cobro de que se queja el Banco de
México, S.A., sucursal en Nogales, por estimar, equivocadamente por cierto, que se
trata de un impuesto causado por el predio que adquirió en remate público dicha
institución; pero, como los invocados preceptos de la Ley de Ingresos de la
municipalidad de Guaymas, en que fundamentalmente se apoya dicho cobro, establecen
que corresponde al erario municipal el dos por ciento sobre el valor de los remates que
se verifiquen en la municipalidad, de cualquiera clase que sean, con excepción de los
que se hagan por cuenta de la Hacienda Pública, es evidente que el impuesto establecido
en esos preceptos, que es el que se trata de cobrar al Banco de México, S.A., sucursal en
Nogales, no es en modo alguno el predial, pago al que sí están obligadas las
instituciones de crédito, en los términos de la ley relativa, sino un impuesto creado por
una ley local de ingresos, en favor del erario municipal de Guaymas, por los remates
que se verifiquen en la municipalidad, y pago al que por lo mismo, no está obligado el
aludido Banco de México, S.A., sucursal en Nogales, por el remate que fincó en su
favor de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 248, 251 y 292 de la citada Ley
General de Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios, en cuanto tales
preceptos establecen los impuestos a que únicamente están sujetas las instituciones de
crédito, entre los que no se encuentra el de que se trata; que dichas instituciones no
pueden ser gravadas con otros impuestos, con las excepciones contenidas en el artículo
251, entre las que tampoco se encuentra el caso a estudio; y que la facultad de decretar
impuestos que graven el capital, las operaciones o las utilidades de los establecimientos
bancarios, corresponde exclusivamente a la Federación. Por tanto, al exigirse a la parte
quejosa el impuesto de que se ha venido hablando, en contra de lo prevenido en esas
disposiciones legales, se violan en su perjuicio las garantías individuales a que se
refiere, puesto que se le infieren molestias indebidas, sin fundamento legal alguno, por
lo que debe concedérsele la protección federal solicitada, confirmándose la sentencia a
revisión."
"Por lo expuesto, se resuelve:"
"Primero.-Se confirma la sentencia de primera instancia dictada en el juicio de amparo a
que este toca se refiere."
"Segundo.-La Justicia de la Unión ampara y protege al Banco de México, S.A., sucursal
en Nogales, representado en este juicio por su gerente Carlos González Arias, contra
actos del Tesorero Municipal del Puerto de Guaymas, Estado de Sonora, consistentes en
el cobro de la suma de un mil pesos, como impuesto municipal sobre la cantidad de
cuarenta mil pesos en que fincó en favor del banco el remate judicial de una finca
urbana perteneciente a la quiebra de la sucesión de la señora Celsa P. de Maytorena."
Se sostiene básicamente en el fallo reproducido: a) que el impuesto municipal por el
remate de la finca no es el predial ni ningún otro de los autorizados por los artículos 248
y 251 de la Ley General de Instituciones de Crédito de 1926, únicos que están obligados
a cubrir las instituciones de crédito; y b) que la facultad de decretar impuestos que
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graven el capital, las operaciones o las utilidades de los establecimientos bancarios
corresponde exclusivamente a la Federación conforme al artículo 292 de la ley citada.
3. Amparo en revisión 5574/33, promovido por Banco de Montreal, resuelto por
unanimidad de cinco votos, al diecisiete de julio de mil novecientos treinta y cinco. La
ejecutoria aparece publicada en las páginas 951 a 961 del Tomo XLV de la Quinta
Epoca del Semanario Judicial de la Federación:
"...Todas estas constancias demuestran, hasta la evidencia, que el banco acreedor
realmente consintió en pagar y pagó en dos ocasiones el impuesto señalado por el
artículo 1o. de la ley número cuarenta y seis, de dieciséis de enero de mil novecientos
veintinueve, que gravaba con el diez al millar anual el importe total de toda operación
de hipoteca, cesión o abrogación de acciones hipotecarias, en tanto no fuera registrada
su cancelación, pero no obstante ello, procede hacer las siguientes consideraciones: los
efectos de esta ley se prolongaron hasta el treinta de junio de mil novecientos
veintinueve, por disposición expresa del artículo 4o., transitorio, de la ley número
ochenta y ocho, que sustituyó a aquélla, publicada el diez de mayo de ese año. Esta ley
número ochenta y ocho también estableció, en sus dos primeros artículos, el mismo
impuesto de diez al millar anual sobre el importe total de toda operación hipotecaria,
cesión o abrogación de acciones hipotecarias, pero el artículo 3o., estableció: 'En el caso
de los préstamos con garantía hipotecaria que otorguen las instituciones de crédito
establecidas conforme a la ley federal relativa y que funcionen de acuerdo con ella, se
causará como impuesto el que la misma determina'. Esta disposición, que constituye una
excepción para los acreedores hipotecarios, cuando se trata de instituciones de crédito,
se encuentra en consonancia con lo que disponían los artículos 248, 251 y 292 de la Ley
General de Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios, de treinta y uno de
agosto de mil novecientos veintiséis y lo que dispone el artículo 230 de la actual ley de
esa misma materia. En efecto, todas estas disposiciones señalan los impuestos a los que
únicamente están sujetas las instituciones de crédito y previenen que ni la Federación, ni
los Estados, ni los Municipios podrán gravar con otros impuestos el capital de las
instituciones de crédito, ni las operaciones propias de su objeto que practiquen, con
excepción de los préstamos hipotecarios, refaccionarios o de habilitación o avío, en los
cuales el monto del impuesto no excederá de un cuarto por ciento sobre el importe de la
operación, por una vez, como derecho de inscripción en el registro, sea de la propiedad,
de hipoteca, de comercio o de crédito. En el presente caso, el Banco de Montreal,
institución de crédito, autorizada por la concesión respectiva, dada por la Secretaría de
Hacienda para operar en crédito y banca, como consecuencia del contrato de mutuo
celebrado con The Motzorongo Company, obtuvo, como garantía de la operación, la
hipoteca de los bienes de la sociedad deudora, y, por esa circunstancia, no estaba sujeto
el acreedor hipotecario a más impuestos que los señalados por las leyes generales de
instituciones de crédito y establecimientos bancarios, en los términos que han quedado
expresados, por lo que la contribución de diez al millar anual que ha pretendido
cobrársele al banco acreedor, es ilegal, tanto por las disposiciones de las citadas leyes de
instituciones de crédito, como porque la ley número ochenta y ocho, vigente en el
momento de pretender hacerse el cobro de los impuestos y en el que se causaron la
mayor parte de los mismos que pretendían cobrarse, establece, de manera expresa, la
excepción de pago del mencionado impuesto de diez al millar, cuando se trate de
instituciones de crédito establecidas conforme a la ley federal relativa, pues determina,
en su artículo tercero, que el impuesto se causará de acuerdo con lo que sobre el
particular determine la ley federal, la que, como se ha dicho, autoriza tan sólo el cobro
12
de un cuarto por ciento sobre el importe de la operación y por una sola vez. De todo lo
anterior, se desprende que la situación jurídica de conformidad que guardó el banco
quejoso durante la vigencia de la ley cuarenta y seis, cambió al ponerse en vigor la
número ochenta y ocho, y en consecuencia, aun cuando el banco haya consentido en
hacer un pago al que no estaba obligado, no por ello ya debe estimarse que había
mostrado su anuencia para continuar haciendo esos pagos, aun en el caso de cambio de
legislación, por lo que no puede estimarse jurídicamente que se trate de actos
consentidos, que sean bastantes para fundar un sobreseimiento, como lo estimó el
inferior; por lo que procede revocar la sentencia que se revisa y entrar al estudio del
fondo del negocio."
"Cuarto: Las mismas consideraciones anteriores que sirvieron para llegar a la
conclusión de que no debía estimarse que el banco quejoso había consentido, los actos
reclamados en el amparo y que por ello no procedía el sobreseimiento, han servido, a la
vez, para demostrar lo indebido del cobro que ha pretendido hacerse al Banco de
Montreal, del impuesto de diez al millar sobre el crédito hipotecario que reportan los
bienes de The Motzorongo Company, porque, se repite, siendo el acreedor hipotecario
una institución de crédito por disposición expresa de la ley especial para esas
instituciones y la excepción contenida en la ley número ochenta y ocho del Estado de
Veracruz, no estaba obligado el banco a pagar más de un cuarto por ciento sobre el
capital, por una sola vez, y, por lo mismo, el cobro que ha pretendido hacérsele y los
procedimientos seguidos para lograrlo, violan, en perjuicio de la institución quejosa, sus
garantías individuales, consignadas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal,
por inexacta aplicación de la ley y porque no ha existido un mandamiento que funde y
motive la causa legal del procedimiento. Por tanto, debe otorgarse al banco quejoso la
protección de la Justicia Federal que solicita."
Sostiene la ejecutoria transcrita: a) que conforme a los artículos 248, 251 y 292 de la
Ley General de Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios de 1926 y 230 de
la General de Instituciones de Crédito de 1932, las instituciones de crédito sólo están
obligadas a pagar los impuestos en esas leyes especificados, sin que la Federación,
Estados o Municipios puedan gravar con otros impuestos el capital o las operaciones
propias del objeto de esas instituciones; y b) que el cobro del impuesto de diez al millar
sobre hipotecas viola las garantías protegidas por los artículos 14 y 16 constitucionales
porque conforme a las disposiciones citadas y a la excepción contenida en la ley número
ochenta y ocho del Estado de Veracruz, la quejosa no estaba obligada a pagar más de un
cuarto por ciento sobre el capital, por una sola vez.
4. Amparo en revisión 172/24, promovido por Caja de Préstamos para Obras de
Irrigación y Fomento de la Agricultura, Sociedad Anónima, resuelto por unanimidad de
cinco votos el seis de julio de mil novecientos treinta y ocho. Ejecutoria publicada en
las páginas 133 a 136 del Tomo LVII de la Quinta Epoca del Semanario Judicial de la
Federación:
"Segundo: La cuestión básica que se debate en este juicio, que fue planteada por la
quejosa, en su demanda al referirse a los conceptos de violación, consiste en determinar
si el Estado de México puede cobrar impuestos sobre los capitales invertidos dentro de
su jurisdicción por la sociedad.
13
"Tercero: Esta cuestión debe resolverse en términos favorables a la parte quejosa, o sea,
en el sentido de que sólo la autoridad federal puede imponer contribuciones en relación
con las actividades de las instituciones de crédito, ya que el artículo 73, en su fracción
X, faculta al Congreso de la Unión para legislar en toda la República sobre minería,
industria cinematográfica, comercio, instituciones de crédito y energía eléctrica, razón
por la que deben entenderse estas facultades reservadas al Congreso aludido y no a los
de
TERCERA PARTE
los Estados, ya que a éstos corresponden las que no están expresamente concedidas por
la Constitución a los funcionarios federales, de acuerdo con el artículo 124 del citado
cuerpo de leyes. Aun cuando no se dice expresamente en el artículo 73, fracción X, que
nos ocupa, como lo expresa la autoridad recurrente, que está prohibido a las soberanías
locales que establezcan impuestos a las instituciones de crédito, tal prohibición no es
necesaria, atento lo dispuesto por el artículo 124 citado; y el hecho de que en las
facultades para legislar en la materia que nos ocupa, otorgadas al Congreso de la Unión,
no está incluida la de fijar impuestos; esto lo ponen de manifiesto las diversas leyes
secundarias que se refieren a tributaciones, entre las que pueden citarse la de impuestos
a la minería, que sólo otorga a los Estados una participación en el impuesto federal, la
del impuesto sobre producción del petróleo, que contiene disposiciones semejantes, y la
ley misma de Instituciones de Crédito, que en su artículo 230 previene que ni la
Federación, ni los Estados, ni los Municipios, podrán gravar con otros impuestos el
capital de las instituciones a que se refiere el artículo 227, que enumera dichos
impuestos, y entre los que no se encuentran los que pretende cobrar el administrador de
rentas de Chalco. Es verdad que las leyes antes citadas son posteriores al cobro que se
reclama, pero eso no obstante, vienen a poner de manifiesto el alcance que da el
legislador a la fracción X del artículo 73 constitucional."
"Por lo expuesto, siendo infundado el agravio que se analiza, y no siendo del caso
analizar los que se refieren a la validez de la exención de impuestos concedida a la
quejosa por el Gobierno Federal, en relación con el artículo 28 constitucional, ya que en
cualquiera forma que se resuelva tal cuestión, el Estado de México está incapacitado
para cobrar a la caja de préstamos los impuestos que pretende, procede confirmar la
resolución que concedió el amparo."
En la ejecutoria transcrita se sostiene, básicamente: a) que sólo la autoridad federal
puede imponer contribuciones a las instituciones de crédito, pues el artículo 73, fracción
X, constitucional, faculta al Congreso de la Unión para legislar en materia de
instituciones de créditos, facultad reservada a dicho Congreso, ya que a los Estados les
corresponde las no concedidas expresamente a los funcionarios federales de acuerdo
con el artículo 124 de la Constitución, lo que ponen de manifiesto las diversas leyes
secundarias, entre ellas el artículo 230 de la Ley General de Instituciones de Crédito de
1932, que en su artículo 230 establece que no se puede gravar el capital de dichas
instituciones con gravámenes diversos a los específicamente previstos por el artículo
227 de la misma ley; y b) que dentro de estos gravámenes no se encuentra el impuesto
sobre capitales invertidos dentro de la jurisdicción del Estado de México y, por ende, es
violatorio de garantías el cobro de dicho impuesto.
14
5. Amparo en revisión 5199/41, promovido por Banco Nacional de Crédito Agrícola,
Sociedad Anónima, resuelto por unanimidad de cuatro votos el veintidós de enero de
mil novecientos cuarenta y dos. Ejecutoria publicada en las páginas 1159 a 1165 del
Tomo LXXI de la Quinta Epoca del Semanario Judicial de la Federación:
"Segundo: Los artículos 227 y 230 de la Ley General de Instituciones de Crédito
estatuyen: que las de esta naturaleza, las auxiliares que tengan concesión y las
sucursales, estarán sujetas al pago de los impuestos siguientes, de acuerdo con las leyes
respectivas: I. Predial, sobre los edificios de su propiedad; II. Impuestos y derechos de
carácter municipal que causen dichos edificios, en razón de pavimentos, atarjeas y
limpia y por el agua potable de que disfruten, y III. Impuestos sobre las utilidades
líquidas anuales que causen los balances aprobados por la Comisión Nacional Bancaria;
y que ni la Federación, ni los Estados, ni los Municipios podrán gravar con otros
impuestos el capital de las instituciones a que se refiere el artículo 227, ni las
operaciones propias del objeto que dichas instituciones practiquen con excepción de los
créditos hipotecarios, refaccionarios o de habilitación o avío, en los cuales el monto del
impuesto no excederá de cero veinticinco por ciento sobre el importe de la operación,
por una vez, como derecho de inscripción en el registro, sea de la propiedad, de
hipoteca, de comercio o de crédito; y como, en la especie, aparece que las responsables
tratan de exigir al banco quejoso contribuciones de carácter anual por concepto de
patente sanitaria, que no están expresamente contenidas en las clases de impuestos a que
se contrae de un modo limitativo el citado artículo 227, es claro que la exacción viola
este precepto, lo mismo que el artículo 230, que prohíbe imponer a las instituciones de
crédito otro gravamen o tributación que no sea de los previstos por la ley que rige su
funcionamiento, y los artículos 120 y 133 de la Constitución General de la República,
que obligan a cumplir las leyes federales y a arreglarse a la Constitución, las leyes del
Congreso de la Unión, como suprema ley, ya que la Ley General de Instituciones de
Crédito tiene el carácter de una ley federal, de observancia obligatoria, y el banco
quejoso es una institución regida en sus funciones por la mencionada ley; sin que pueda
admitirse como válida la excusa sobre que no se grava su capital, sino se le obliga al
pago de compensaciones por servicios sanitarios, toda vez que, claramente, el gravamen
incide sobre el capital, pues no se comprende cómo pueda pagarlo de otro modo,
excluido expresamente de exacciones que no sean de las previstas por la ley que en
materia sanitaria solamente permite gravar a la quejosa con impuestos municipales de
atarjeas, pavimentos, limpia y agua potable, y los que se cobran, ni son municipales ni
comprenden estos servicios. Por otra parte, la ejecutoria que cita la responsable
recurrente no es aplicable al caso, porque en dicha ejecutoria se resolvió sobre una
controversia propuesta por una sociedad cooperativa, que claramente no está regida por
la Ley General de Instituciones de Crédito, y, en cambio, la Suprema Corte en el toca al
juicio de amparo número 1138-38- 2a., promovido por el Banco Nacional de México,
S.A., aplicó la tesis que la presente ejecutoria sostiene sobre la ilegalidad del cobro de
cuotas de patente sanitaria a dicha institución, que le exigían las autoridades fiscales del
Estado de Veracruz. Infundados los agravios expresados, debe confirmarse la sentencia
recurrida."
Sostiene sustancialmente, la ejecutoria transcrita: a) que conforme a los artículos 227 y
230 de la Ley General de Instituciones de Crédito de 1932, estas instituciones sólo están
obligadas a cubrir los impuestos ahí especificados y ningún otro que grave su capital o
las operaciones propias de su objeto; b) que la contribución anual por patente sanitaria
que se exige a la quejosa no se encuentra entre las expresamente consignadas por la ley
15
citada y, por ende, resulta violatoria de garantías; y c) que la contribución señalada
incide sobre el capital de la institución de crédito quejosa, pues no se comprende cómo
pueda pagarlo de otro modo.
Del examen de las cinco ejecutorias que integran la jurisprudencia de la Segunda Sala
de esta Suprema Corte se sigue que lo determinado en dicha jurisprudencia respecto a
que "sólo la Federación puede legislar en lo tocante al establecimiento de impuestos a
las instituciones de crédito", derivó del examen de lo establecido por la fracción X del
artículo 73 constitucional y los artículos 248, 251 y 292 de la Ley General de
Instituciones de Crédito y Establecimientos Bancarios de 1926, y 227 y 230 de la Ley
General de Instituciones de Crédito de 1932, en las sentencias pronunciadas en los
amparos en revisión 1634/28 y 172/24, y en el resto de las ejecutorias transcritas sólo se
examinaron las leyes secundarias.
En las cinco ejecutorias transcritas se consideró que el cobro de los impuestos locales a
las instituciones de crédito quejosas resultaba violatorio de garantías porque ninguno de
esos impuestos se encontraba entre los que expresamente autorizaban las leyes federales
secundarias, las que además prohibían el cobro de cualquier tributo diverso de los
previstos que gravaran el capital o las operaciones propias del objeto de dichas
instituciones, y aun cuando sólo en la última ejecutoria transcrita se examinó si el
impuesto local exigido a la quejosa recaía sobre su capital, se entiende que en el resto de
las resoluciones implícitamente se consideró que los diversos tributos exigidos gravaban
el capital o las operaciones propias del objeto de las instituciones de crédito quejosas,
pues si en ellas se razona que no podían gravarse estos conceptos con impuestos
diversos de los expresamente consignados, dentro de los cuales no se encontraban los
exigidos a las agraviadas, y que por ello su cobro resultaba violatorio de garantías, se
sigue que dichos cobros lo eran sobre tributos que recaían en el capital o en las
operaciones propias del objeto de las instituciones de crédito, no autorizados por la ley.
En consecuencia, el alcance que debe darse a la jurisprudencia que se examina en
cuanto establece que "cualquier impuesto que se exija a dichas instituciones, ya por los
Estados o por los Municipios, con apoyo en una ley local, viola en perjuicio de la
institución afectada las garantías de los artículos 14 y 16 constitucionales", es la de que
tal violación se produce cuando el impuesto local o municipal que se exige a la
institución de crédito grava su capital o las operaciones propias de su objeto, sin estar
expresamente autorizado por la ley federal, ello desde un punto de vista estrictamente de
legalidad mas no de constitucionalidad, pues como se hizo notar con anterioridad, en
tres de las ejecutorias que integran la jurisprudencia no se examina el problema a la luz
de las disposiciones de la Carta Magna, sino únicamente atendiendo a lo preceptuado
por las normas secundarias.
Debe precisarse que el alcance que en el párrafo precedente se da a la jurisprudencia de
la Segunda Sala de esta Suprema Corte, coincide plenamente con el criterio que el
Tribunal Pleno estableció al fallar el amparo administrativo en revisión 3092/25 en el
año de mil novecientos veintisiete, pues lo que sostuvo es que siendo facultad exclusiva
del Congreso de la Unión legislar en materia de instituciones de crédito en términos de
la fracción X del artículo 73 constitucional, los impuestos a dichas instituciones sólo
pueden decretarse mediante una ley federal, lo que se hizo en las leyes de Instituciones
de Crédito de 1897 y 1924, las que fijaban los impuestos que debían cubrir las
instituciones, prohibiendo además que se les gravara con algún otro tributo diverso y,
por ende, el impuesto de patente sobre bancos e instituciones de crédito establecido por
16
la legislatura del Estado de Veracruz resultaba inconstitucional. Es decir, el Pleno
consideró violatorio de garantías el impuesto de patente sobre bancos e instituciones por
haberlo decretado una legislatura local sobre una materia reservada al Congreso de la
Unión, como lo es la de instituciones de crédito, lógicamente porque dicho impuesto
recaía sobre las actividades de estas instituciones, y ello sólo podía gravarse mediante
ley federal. La ejecutoria que se examina no establece, ni puede derivarse de lo que en
ellas se sostiene, el que cualquier tributo local que se cobre a una institución de crédito
sea violatorio de garantías, sino aquellos establecidos en ley local sobre la materia de
instituciones de crédito, es decir, sobre el capital o las operaciones propias del objeto de
estas instituciones.
La Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares de 1941,
estableció en sus artículos 154 a 159, lo siguiente:
"ARTICULO 154. Las instituciones de crédito, las que legalmente formen parte de los
sistemas de instituciones nacionales, las organizaciones auxiliares y las sucursales
estarán sujetas únicamente al pago de los impuestos siguientes de acuerdo con las leyes
respectivas:"
"I. Predial, que se cause sobre los inmuebles de su propiedad, en las mismas
condiciones en que se cause por los demás obligados al pago de este impuesto;"
"II. Impuestos y derechos de carácter municipal que causen dichos inmuebles, en razón
de pavimentos, atarjeas y limpia por su frente a la vía pública y por el agua potable de
que disfruten, en las mismas condiciones en que deban pagarlo los demás causantes;"
"III. Impuestos sobre las utilidades líquidas anuales que causen los balances aprobados
por la Comisión Nacional Bancaria, después de hechas las deducciones
correspondientes a castigos directos o al establecimiento de fondos o reservas para
castigos para fluctuaciones o para otras previsiones similares que la propia comisión
nacional apruebe, o que establezca esta ley;"
"IV. El impuesto de la renta sobre el super provecho, en los términos de la ley
respectiva;"
"Los impuestos o derechos que hayan de ser pagados por las sucursales de instituciones
extranjeras con motivo de su capital, se calcularán sobre el capital que conforme a la ley
conserven en la República dichas sucursales y no sobre el capital total que tenga la
institución matriz."
"Ni la Federación, ni los Estados, ni el Distrito y Territorio Federales, ni los Municipios,
podrán gravar con otros impuestos que los previstos en esta ley, ni el capital ni las
operaciones propias del objeto de las instituciones y organizaciones auxiliares de
crédito."
"ARTICULO 155. No causan el impuesto del timbre los libros de contabilidad de las
instituciones a que se refiere el artículo anterior, ni los contratos que ellas celebren, ni
los títulos o documentos que ellas expidan cualquiera que sea su carácter y siempre que
tales contratos, títulos o documentos sean propios del objeto de la institución o se
celebren o expidan con motivo de los servicios que la institución esté autorizada a
17
prestar. La exención anterior comprende a todas las partes que intervengan en los
contratos, títulos o documentos para los que la misma se concede."
"ARTICULO 156. En el caso de operaciones de fideicomiso o de comisiones o
mandatos conferidos a instituciones autorizadas para actuar como fiduciarias, el acto
constitutivo del fideicomiso o el documento en que conste la comisión o el mandato,
quedarán comprendidos en la exención que el artículo anterior establece; pero los actos,
contratos y documentos que deben ejecutarse u otorgarse para la realización del
fideicomiso o para el desempeño del mandato o de la comisión, causarán el impuesto
que corresponda como si tales actos, contratos o documentos hubieran sido ejecutados u
otorgados por el fideicomitente, mandante o comitente."
"ARTICULO 157. Los créditos hipotecarios, refaccionarios o de habilitación o avío no
podrán devengar como impuesto o derecho de inscripción en el registro, sea de la
propiedad, de hipotecas, o de comercio, o de crédito, cantidad que exceda del 0.25%
sobre el importe de la operación, por una vez. La cancelación de las inscripciones no
causará derecho alguno. Para los efectos de este artículo el Distrito y los Territorios
Federales se equipararán a los Estados."
"Cuando la operación haya de inscribirse en varias entidades federativas, los impuestos
o derechos se dividirán entre dichas entidades en la proporción que corresponda,
atendiendo al valor fiscal de los bienes situados en cada una de ellas y sin que nunca la
suma de lo pagado exceda de la cuota antes señalada."
"Lo dispuesto en este artículo aprovechará lo mismo a las instituciones que a las
personas que con ellas contraten. Los impuestos o derechos de registro que en él se
autorizan deberán ser cubiertos por quien solicite la inscripción."
"ARTICULO 158. Igualmente aprovechará lo que el artículo 155 dispone, a los agentes
y corredores de bolsa a que se refiere la fracción II del artículo 69, por lo que hace a los
libros de contabilidad que están obligados legalmente a llevar a los contratos u
operaciones que celebren en bolsa y a los títulos o documentos que expidan con motivo
de esas operaciones."
"ARTICULO 159. Las excepciones o limitaciones de impuestos de que hablan los
artículos anteriores, durarán treinta años contados desde el 24 de diciembre de 1924."
En el Diario Oficial de la Federación de veinticuatro de octubre de mil novecientos
cuarenta y dos, se publicó la adición de la fracción XXIX al artículo 73 constitucional,
para establecer como facultad del Congreso de la Unión la de establecer contribuciones,
entre otras materias, en la de instituciones de crédito. En el Diario de Debates de
veintiocho de agosto de mil novecientos cuarenta se lee, de la defensa que del dictamen
de la Comisión efectuó el diputado José Hernández Delgado, lo siguiente:
"...Sin embargo, no es ésta la única modificación que proponemos. Hemos pensado que,
de limitarse la adición a las 'contribuciones especiales' sobre tabacos labrados, gasolina
y otros productos derivados del petróleo, cerillos y fósforos, aguamieles y otros
productos de su fermentación, explotación forestal, podría crearse un delicado problema
en orden a la interpretación de nuestros textos constitucionales."
18
"Ocurre que la Constitución -como manifestaba a ustedes hace un instante-, tan sólo se
ocupa expresamente de reservar a la Federación los impuestos arancelarios y el de
energía eléctrica. No obstante, algunas leyes secundarias, como la del petróleo, la de
minas, la de vías generales de comunicación, la de instituciones de crédito, la de
sociedades de seguros, preceptúan que los impuestos sobre el aprovechamiento y
explotación de los recursos naturales, sobre instituciones de crédito, sociedades de
seguros y servicios públicos concesionados o explotados directamente por la
Federación, están reservados exclusivamente a ésta y sustraen las anteriores materias al
régimen tributario de las entidades locales. Ello ha originado que algunos Estados
aleguen, apoyándose en el artículo 124 de la Carta Magna Fundamental, que esas
disposiciones son inconstitucionales, pues las facultades que no están expresamente
concedidas a la Federación, se entienden reservadas a la entidad de la Unión, y la
Constitución sólo se refiere de modo categórico a los impuestos aduanales y al de
energía eléctrica."
"La jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha orientado
ciertamente en el sentido de declarar que son exclusivamente federales los impuestos
sobre petróleo, minas, sal gema, aguas, instituciones de crédito, sociedades de seguros y
servicios públicos concesionados o explotados directamente por la Federación. Pero, la
Comisión dictaminadora alentó el temor de que, circunscribiendo la adición
constitucional a las 'contribuciones especiales' sobre tabacos, labrados, gasolina, cerillos
y fósforos, aguamieles y productos de explotación forestal, se eche por tierra el
argumento invocado por nuestro más Alto Tribunal para fundar su jurisprudencia. Ese
argumento no ha sido otro que el de que, estando facultado el Congreso de la Unión
para legislar sobre minas, petróleo, aguas, vías generales de comunicación e
instituciones de crédito, implícitamente tiene potestad tributaria sobre esas materias, con
exclusión de los Estados. Ahora bien, como las 'contribuciones especiales' a que vengo
haciendo mérito, son verdaderos impuestos al comercio y a la industria, y el artículo 73
constitucional capacita al Congreso Federal para legislar en la rama mercantil, hemos
creído que, de limitar la adición a esas contribuciones especiales, colocaríamos al
intérprete de la Carta Fundamental en la siguiente disyuntiva: declarar que la
modificación que proponemos fue innecesaria, en rigor, porque la facultad para legislar
en materia mercantil lleva acompañada la potestad exclusiva de regular su régimen
tributario; o modificar su
CUARTA PARTE
jurisprudencia en el sentido de decidir que sólo son federales los impuestos
mencionados expresamente por la Constitución, o sean: los aduanales, el de energía
eléctrica y las contribuciones especiales sobre tabacos labrados, gasolina, cerillos y
fósforos, aguamieles y explotación forestal. Es más, dentro del primer extremo del
dilema, todavía sería posible que la Corte declarara federales los impuestos sobre el
comercio y la industria que graven otros productos distintos de los citados."
"La Comisión dictaminadora consideró conveniente, en consecuencia, proponer que la
adición al artículo 73 constitucional se amplíe en orden a declarar expresamente
federales los impuestos sobre los recursos naturales mencionados por los párrafos cuarto
y quinto del artículo 27 de la Constitución, sobre instituciones de crédito y sociedades
de seguros y sobre los servicios públicos concesionados o explotados directamente por
19
la Federación. Adoptando ese camino, la Comisión creyó eludir las desventajas antes
apuntadas, e instaurar un sistema hoy por hoy modesto, pero congruente y susceptible
de desenvolverse en el futuro: el de mención expresa, en los textos constitucionales, de
los impuestos reservados a la Federación. De aprobarse la reforma constitucional, en los
términos que sugerimos, nos aventuramos a predecir que no encontrará resistencia
alguna en las legislaturas locales, como que al establecerse la federalidad de
determinados impuestos, lo único que se hace es consagrar el statu quo existente."
"La Comisión considera saludable, recomendar en el dictamen, como lo hace ahora, por
mi conducto, que se apruebe la iniciativa del Ejecutivo, -adicionada por la propia
Comisión en los términos que ustedes acaban de escuchar- como un primer paso
encaminado a conseguir una reforma de fondo a nuestro sistema tributario. La
modificación que proponemos, a pesar de tener mayor amplitud que la que sugiere el
Ejecutivo, tiene, ciertamente un corto alcance. Pero, así y todo, creemos que permitirá
enmarcar en la Constitución, en un futuro más o menos próximo, las bases
indispensables para resolver todos los problemas conexos a la necesidad de establecer
un régimen tributario uniforme en la República. La reforma de fondo a nuestro sistema
fiscal, tendrá que hacerse delimitando las competencias tributarias de los Estados y la
Federación: determinando la participación de los Estados en los impuestos federales así
como los arbitrios con que hayan de contar los Municipios; reduciendo el número de
oficinas exactoras, simplificando, en una palabra, los complejos y viciosos
procedimientos en vigor. Estamos seguros de que algún día tendrá que hacerse una
reforma de esa naturaleza. Hoy, por hoy, no estamos en aptitud de acometerla, ni
recomendarla. De ahí nuestra abstención. De ahí que circunscribamos nuestro dictamen
a una adición al artículo 73 constitucional de una fracción, en la que se mencionen como
expresamente reservados a la Federación, los siguientes impuestos:"
"Primero: Los arancelarios. Esta norma la contiene ya la Constitución en su artículo 73,
fracción IX. Lo único que proponemos es agruparla con otras reglas sobre materia
tributaria, de que se ocupará la fracción XXIX del propio artículo 73."
"Segundo: Sugerimos, después, que solo el Congreso de la Unión quede facultado para
establecer impuestos sobre los recursos naturales que especifican los párrafos cuarto y
quinto del artículo 27 constitucional, y que son del dominio de la nación: aguas de
jurisdicción federal, minerales, petróleo, sal gema, etcétera."
"Tercero: Proponemos en seguida, que las actividades de las instituciones bancarias y de
las empresas de seguros, queden sometidas exclusivamente al régimen tributario de la
Federación. Esta regla no es nueva: se contiene ya en la legislación secundaria. Es más,
conviene agregar que, hasta la fecha, los Estados se han abstenido de gravar las
actividades de las instituciones de crédito y de seguros."
Deriva de la anterior transcripción que el propósito del Constituyente Permanente, al
adicionar la fracción XXIX del artículo 73 de la Constitución, fue la de consignar la
facultad del Congreso de la Unión para establecer contribuciones sobre las materias ahí
establecidas, entre ellas, la de instituciones de crédito, avalando el criterio ya
establecido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto al carácter federal de
los impuestos sobre petróleos, minas, sal gema, aguas, instituciones de crédito,
sociedades de seguros y servicios públicos concesionados o explotados directamente
por la Federación, así como reconociendo el statu quo existente en virtud de que las
20
entidades federativas se habían abstenido de gravar las materias señaladas, en respeto a
las leyes secundarias que las regulaban y que expresamente reservaban a la Federación
los impuestos relativos. Asimismo, se desprende que al establecerse la facultad del
Congreso de la Unión para decretar contribuciones a las instituciones de crédito en el
punto 3o. de la fracción y artículo de la Constitución citados, el Constituyente
Permanente se refiere a la materia de instituciones de crédito y no a éstas como sujetos
de contribuciones; tan es así que en el dictamen reproducido se propone adicionar la
fracción en comento para que, entre otros supuestos, las actividades de las instituciones
bancarias queden sometidas exclusivamente al régimen tributario federal.
En los Diarios Oficiales de dieciocho de noviembre de mil novecientos cuarenta y dos y
veintinueve de diciembre de mil novecientos cuarenta y siete, se publicaron reformas a
la fracción X del artículo 73 constitucional, que en nada modificaron la facultad ahí
concedida al Congreso de la Unión para legislar en toda la República sobre instituciones
de crédito.
Asimismo, la Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares de
mil novecientos cuarenta y uno, sufrió diversas reformas a sus artículos 154 a 159,
estableciendo en todas ellas los impuestos que debían cubrir las instituciones de crédito,
enumerándolos en el artículo 154 y regulando excepciones y limitaciones en los otros
numerales; resultando relevante la reforma al artículo 154, publicada en el Diario
Oficial de la Federación de veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta y ocho,
en cuanto ya no se refiere a la Federación como entidad limitada para gravar a las
instituciones de crédito con impuestos que recayendo en el capital o en las operaciones
propias del objeto de las instituciones de crédito fueran diversos a los expresamente
autorizados por esa ley, sino que únicamente consigna que "Los Estados, el Distrito
Federal y los Municipios, sólo podrán gravar a las instituciones de crédito, las que
legalmente forman parte de los sistemas de instituciones nacionales, las organizaciones
auxiliares y las sucursales, con los siguientes impuestos: '... Asimismo, es de destacarse
la reforma al artículo 157 publicada en el Diario Oficial de la Federación de veintisiete
de diciembre de mil novecientos setenta y ocho, en cuanto especifica nuevas
contribuciones que deben cubrir las instituciones de crédito; el precepto reformado
señala:
"Artículo 157. Las instituciones de crédito y organizaciones auxiliares estarán sujetas al
pago de impuestos y derechos, cooperaciones y gravámenes referidos a la mejoría
específica de la propiedad raíz a consecuencia de la realización de obras públicas, o para
la ejecución, conservación o mantenimiento de este tipo de obras, así como de todos los
derechos que correspondan por la prestación de servicios públicos, de la Federación, de
los Estados y de los Municipios, en las mismas condiciones en que deban pagarlos los
demás causantes. Sin embargo, los créditos hipotecarios, refaccionarios o de
habilitación o avío, así como las afectaciones en garantía a favor de instituciones de
fianzas, no podrán devengar como impuestos o derechos de inscripción en el registro,
sea de la propiedad, de hipotecas, o de comercio, o de crédito, cantidad que exceda del
0.25% sobre el importe de la operación, por una vez. La cancelación de las
inscripciones no causará derecho alguno. Para los efectos de este artículo el Distrito
Federal se equiparará a los Estados."
"Cuando la operación haya de inscribirse en varias entidades federativas, los impuestos
o derechos se dividirán entre dichas entidades en la proporción que corresponda,
21
atendiendo al valor fiscal de los bienes efectuados en cada una de ellas, y sin que nunca
la suma de lo pagado exceda de la cuota antes señalada."
"Lo dispuesto en este artículo aprovechará lo mismo a las instituciones que a las
personas que con ellas contraten. Los impuestos o derechos de registro que en él se
autorizan deberán ser cubiertos por quien solicite la inscripción."
En las páginas 27 y 55-56 del Volumen 49 de le Séptima Epoca del Semanario Judicial
de la Federación, se publican las siguientes tesis:
"INSTITUCIONES DE CREDITO Y ORGANIZACIONES AUXILIARES DE
SEGUROS Y DE FIANZAS. INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTICULO 264,
FRACCION VIII, DE LA LEY DE HACIENDA DEL ESTADO DE SONORA.Conforme al artículo 264, fracción VIII, de la Ley de Hacienda del Estado de Sonora,
están exentos del impuesto general al comercio e industria los ingresos que provengan
de operaciones efectuadas por instituciones de crédito y organizaciones auxiliares de
seguros y de fianzas, que sean propias de su objeto directo. El mismo precepto es
inconstitucional, en virtud de que el legislador del Estado de Sonora pretende distinguir,
para los efectos fiscales dentro de su jurisdicción, una ley expedida por el Congreso
Federal referente a una materia sobre la cual el propio Congreso es el único facultado
para legislar, en los términos del artículo 73, fracciones X y XXIX, tercer párrafo, de la
Carta Magna. Como consecuencia, resulta que se invade la esfera de la autoridad federal
con la ley ordinaria reclamada, que pretende distinguir entre objeto directo y objeto
indirecto de las instituciones de crédito y organizaciones auxiliares, de seguros y de
fianzas."
"INSTITUCIONES DE CREDITO Y ORGANIZACIONES AUXILIARES, REGIMEN
FISCAL A QUE ESTAN SUJETAS LAS.- En los términos del artículo 73, fracción X,
de la Carta Magna, el Congreso Federal es el único que puede legislar en toda la
República sobre instituciones de crédito; y en los términos de la fracción XXIX, tercer
párrafo, del mismo estatuto constitucional, es el único facultado para establecer
contribuciones sobre instituciones de crédito y sociedades de seguros; por ello, las
instituciones de crédito y sociedades de seguros, en los términos de los artículos 86 y
157, fracción III, segundo párrafo, de la Ley General de Instituciones de Crédito, los
únicos impuestos que están obligadas a pagar son: el impuesto predial causado por
inmuebles de su propiedad; los impuestos municipales como pavimentos, atarjeas y
limpia por el frente a la vía pública y por el agua potable; impuesto federal sobre las
utilidades líquidas anuales y el impuesto del timbre."
Las tesis transcritas fueron sustentadas por este Tribunal Pleno al fallar el amparo en
revisión 3683/70, promovido por Unión de Crédito Agrícola de Hermosillo, Sociedad
Anónima de Capital Variable, el nueve de enero de mil novecientos setenta y tres. La
ejecutoria aparece publicada en las páginas 28 a 55 del Volumen 49 de la Séptima Epoca
del Semanario Judicial de la Federación, en los términos siguientes, por lo que a la
materia que se examina se refiere:
"SEXTO.-Como se expresó en el considerando anterior el problema fundamental
propuesto en este juicio, consiste en decidir si el artículo 264 fracción VIII de la Ley de
Hacienda reclamada, invade la esfera de la autoridad federal, en tanto que, dice la
quejosa, pretende clasificar en directo e indirecto el objeto de las instituciones de crédito
22
y de organizaciones auxiliares, para los efectos de la procedencia y cobro del impuesto
general al comercio y a la industria, en relación con determinadas actividades que
realiza la Unión de Crédito quejosa, como organización auxiliar."
"El a quo consideró inconstitucional la ley, porque en su concepto el Congreso del
Estado de Sonora legisló sobre una materia que se encuentra reservada de manera
exclusiva a la Federación; y que ésta, a través del Congreso de la Unión, en ninguno de
los preceptos que integran la Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones
Auxiliares hizo la distinción de que el objeto de las mismas fuera o pudiera ser directo o
indirecto."
"Los agravios tercero y cuarto, que se refieren a esa cuestión, no son fundados como a
continuación se demostrará."
"En primer término debe puntualizarse que no está a discusión que las uniones de
crédito sean organismos auxiliares de crédito, ni es posible que se suscite ningún
problema al respecto ya que así las considera la Ley de Instituciones de Crédito y
Organizaciones Auxiliares. También debe aceptarse que por tal motivo se encuentran
sujetas a un régimen fiscal especial pues así lo establece la invocada Ley General de
Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares."
"Las autoridades recurrentes pretenden establecer que de las actividades que tienen por
objeto las uniones de crédito, especificadas en el artículo 86 de la ley que se acaba de
nombrar, las que se comprenden en las fracciones I, II, III, IV, V y VI, corresponden a
las propias de las instituciones de crédito porque coinciden con las que señala el artículo
2o. de la propia ley; que para su constitución y funcionamiento se requiere que el
Gobierno Federal les otorgue una concesión; que respecto de aquellas operaciones no
puede establecerse ningún impuesto o carga fiscal distinto de los que señala el artículo
154 y por último que ello no sucede tratándose de las demás actividades señaladas en
las fracciones VII a XII del aludido artículo 86, ya que, dice, no pueden gozar del
régimen fiscal privilegiado que rige las operaciones bancarias y financieras, porque esas
actividades son esencialmente distintas de las de banca y crédito."
"Ahora bien, tales argumentaciones no son correctas porque el artículo 2o., cuarto
párrafo de la ley en consulta dispone textualmente: 'Las sociedades para las que haya
sido otorgada concesión en los términos de las fracciones anteriores, serán instituciones
de crédito.' Esto es, conforme al aludido precepto legal, son instituciones de crédito,
propiamente dichas, las sociedades que, previa la concesión Estatal respectiva, llevan a
cabo alguna de las operaciones que se enumeran a lo largo de las VII fracciones que
contiene el mismo precepto. A su vez, el artículo 3o., fracción IV, considera como
organizaciones auxiliares de crédito, entre otros, a las uniones de crédito. El artículo 86,
en sus doce fracciones determina el objeto de las uniones de crédito. El artículo 86 dice:
..." (lo reproduce).
"Por último, el artículo 154 estatuye lo siguiente: ..." (lo reproduce).
"Del texto de los preceptos legales acabados de citar se derivan las siguientes
conclusiones:"
23
"1. Las instituciones de crédito propiamente dichas, realizan operaciones esencialmente
de banca y crédito, pudiendo agruparlas en las diversas fracciones a que se refiere el
artículo 2o. de la Ley General de Instituciones de Crédito y de Organizaciones
Auxiliares."
"2. Las uniones de crédito son organizaciones auxiliares de crédito."
"3. Los objetos de las uniones de crédito, se encuentran enumerados en el artículo 86 de
la ley de la materia, sin que el legislador federal haya distinguido entre objeto directo o
indirecto, es decir, las diversas operaciones que el mismo dispositivo legal señala,
constituyen el objeto de las uniones de crédito y,"
"4. Las operaciones propias del objeto de las organizaciones auxiliares de crédito, como
la unión quejosa, no pueden ser gravadas por los Estados, Distrito y territorios federales,
ni los Municipios y sólo están obligados a cubrir: a) Impuesto predial causado por
inmuebles de su propiedad; b) Impuestos de carácter municipal, como pavimentos,
atarjeas y limpia por su frente a la vía pública y por el agua potable; c) Impuestos
federales sobre las utilidades líquidas anuales y el del timbre."
"Lo expuesto basta para advertir lo infundado del agravio de que se trata, ya que sin
base alguna las recurrentes pretenden interpretar para los efectos fiscales dentro de su
jurisdicción, una ley expedida por el Congreso Federal referente a una materia sobre la
cual, el propio Congreso, es el único facultado para legislar, en los términos del artículo
73 fracciones X y XXIX párrafo tercero de la Constitución Federal. Por otra parte, aun
cuando algunas de las actividades que pueden tener por objeto las uniones de crédito
sean distintas de las de banca y crédito, esto no basta para decir que su objeto puede ser
directo o indirecto, y por ende, sus operaciones no pueden ser gravadas por las
autoridades fiscales locales por tres razones, una, el legislador federal que previó tales
actividades como propias del objeto de tales uniones, no hizo la distinción de que se
trata; otra, las uniones de crédito no pueden realizar totalmente las mismas operaciones
de banca y crédito a que alude el diverso artículo 2o. de la ley que se viene
mencionando, ya que no se les consideraría como uniones de crédito, reguladas como
organizaciones auxiliares de crédito con distinta regulación legal, atendiendo
principalmente, a la naturaleza de la función y actividades que realiza. Y por último, la
fijación expresa de los impuestos que deben pagar las instituciones de crédito y las
organizaciones auxiliares no se hizo separando las diferentes operaciones que realizan,
sino en términos generales, globalmente."
"Por último, en cuanto a que las organizaciones auxiliares de crédito (uniones, entre
ellas) no puedan gozar del régimen fiscal especial que les concede la Ley General de
Instituciones de Crédito, debe decirse que relacionando los artículos 86 y 154 fracción
III segundo párrafo, surte efectos tal régimen, cuando se lleven al cabo algunas de las
operaciones a que alude el propio artículo 86. En otras palabras, las uniones de crédito,
como organizaciones auxiliares, sólo están obligadas a cubrir el impuesto predial que se
cause sobre los inmuebles de su propiedad; impuestos de carácter municipal que
generen esos inmuebles por pavimentos, atarjeas y limpia por su frente a la vía pública y
por el agua potable, en las mismas condiciones en que deban cubrirlos los demás
causantes; el impuesto federal sobre las utilidades líquidas anuales que causen los
balances aprobados por la Comisión Nacional Bancaria y el del timbre pero ni los
Estados, ni el Distrito y territorios federales, ni los Municipios, podrán gravar con otros
24
impuestos distintos, las operaciones propias del objeto de las instituciones de crédito y
de organizaciones auxiliares en general, y en especial, a las uniones de crédito."
Del fallo transcrito deriva que en él básicamente se sostiene que: a) en términos del
artículo 73, fracciones X y XXIX, punto tercero, constitucional, el Congreso de la
Unión es el único facultado para establecer contribuciones sobre instituciones de
crédito; b) la Ley de Instituciones de Crédito vigente en la fecha del fallo establece en
su artículo 154 los impuestos que deben cubrir las instituciones de crédito, así como que
las operaciones propias de su objeto no pueden gravarse por los Estados, Distrito
Federal y Municipios con impuestos diversos de los ahí consignados; c) en la misma ley
se establece el objeto de las uniones de crédito, sin distinguirse entre objeto directo o
indirecto de las mismas; y d) la ley local reclamada, al distinguir entre objeto directo e
indirecto a fin de gravar a las instituciones de crédito, invade la esfera de la autoridad
federal.
Es importante destacar que aun cuando en la tesis redactada y publicada con motivo de
la ejecutoria que se examina, se enumeran cuatro impuestos como los únicos que están
obligadas a
QUINTA PARTE
cubrir las instituciones de crédito, al alcance de esta tesis, a la luz de las consideraciones
de la sentencia relativa, es el de que las instituciones mencionadas deben pagar las
contribuciones expresamente consignadas en la ley federal y ningún otro tributo local o
municipal que grave el capital o las actividades propias de su objeto, determinado en
dicha ley; es decir, que en la sentencia se considera que tanto las disposiciones
constitucionales como las secundarias se refieren a la materia de instituciones de crédito
y no a éstas como sujetos.
En el Diario Oficial de la Federación de diecisiete de noviembre de mil novecientos
ochenta y dos se publicó una reforma a la fracción X del artículo 73 constitucional, en la
que se hablaba de "servicios de banca y crédito" en lugar de "instituciones de crédito".
La fracción reformada, que conservó su redacción hasta el veinte de agosto de mil
novecientos noventa y tres, es decir, con posterioridad a la iniciación de la vigencia de
la ley reclamada y de la fecha en que se produjo el acto concreto de su aplicación,
establecía:
"ARTICULO 73. El Congreso tiene facultad: ..."
"X. Para legislar en toda la República sobre hidrocarburos, minería, industria
cinematográfica, comercio, juegos con apuestas y sorteos, servicios de banca y crédito,
energía eléctrica y nuclear, para establecer el Banco de Emisión Unico en los términos
del artículo 28 y para expedir leyes del trabajo reglamentario del artículo 123;..."
La reforma anterior fue resultado de la nacionalización de la banca decretada por el
Ejecutivo Federal el primero de septiembre de mil novecientos ochenta y dos, pues
paralelamente se adicionó el artículo 28 constitucional para establecer, como facultad
exclusiva del Estado, la prestación del servicio público de banca y crédito.
25
Los artículos tercero y cuarto transitorios de la Ley Reglamentaria del Servicio Público
de Banca y Crédito de mil novecientos ochenta y dos, establecieron: "Las instituciones
que al 31 de agosto de 1982 tenían el carácter de instituciones nacionales de crédito
conforme al artículo 1o. de la Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones
Auxiliares, incluido el Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, S.A.; el
Banco Obrero, S.A., y las sucursales en concesión del Gobierno Federal, continuarán
rigiéndose por las disposiciones conforme a las cuales vienen operando" y "Se
continuará aplicando a las organizaciones auxiliares de crédito el régimen previsto para
ellas en la Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares. Las
instituciones de fianzas seguirán rigiéndose por la Ley Federal de Instituciones de
Fianzas.".
La Ley General de Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares de mil
novecientos cuarenta y uno fue expresamente derogada por el artículo segundo
transitorio de la Ley Reglamentaria del Servicio de Banca y Crédito de mil novecientos
ochenta y cinco, mismo precepto que también deroga la ley mencionada en el párrafo
precedente.
La Ley de Instituciones de Crédito, publicada en el Diario Oficial de la Federación de
dieciocho de julio de mil novecientos noventa, en su artículo 98, preceptúa:
"ARTICULO 98. Las operaciones de banca y crédito que realicen las instituciones de
crédito y demás integrantes del Sistema Bancario Mexicano, así como los ingresos y
utilidades que por los mismos conceptos obtengan no podrán ser gravados en forma
alguna por el Distrito Federal, los Estados o Municipios."
De todo lo razonado se sigue que la Constitución al establecer en las fracciones X, texto
vigente hasta el veinte de agosto de mil novecientos noventa y tres, y XXIX, punto
tercero, del artículo 73, que el Congreso de la Unión tiene facultad para legislar en toda
la República sobre servicios de banca y crédito y para establecer contribuciones sobre
instituciones de crédito, reserva a la Federación el legislar y decretar contribuciones en
la materia de banca y crédito, de instituciones de crédito. La Constitución no se refiere a
las instituciones de crédito como sujetos sino a la materia misma, de suerte tal que no
basta que alguna autoridad local o municipal exija a dichas instituciones algún tributo
local o municipal, con base en una ley de la misma naturaleza, para de ahí concluir que
invaden la esfera reservada constitucionalmente a la Federación, sino que es necesario
que el tributo que exijan recaiga en los servicios de banca y crédito, en las actividades
relativas al objeto propio de la materia de instituciones de banca y crédito, o bien, en los
ingresos o utilidades derivados de esas actividades, que es lo que constitucionalmente se
reserva a la Federación. El que sean las instituciones de crédito las personas morales
que realizan las actividades y el objeto propio de la materia de banca y crédito y, por
ello, se encuentren sujetas a un régimen tributario federal en ese aspecto, no basta para
concluir que al cubrir algún tributo local o municipal; lógicamente con su capital, aun
cuando tal tributo no recaiga específicamente en lo que pueda considerarse como el
objeto o las actividades propias de banca y crédito, ingresos, rendimientos o utilidades
derivados del ejercicio de dichas actividades, necesariamente repercuta en la materia de
banca y crédito por afectarse el capital de las instituciones de crédito que deben
cubrirlo, en virtud de que la reserva de la materia relativa a las autoridades federales
obedece a la importancia de esa materia y de las actividades propias de la misma para el
desarrollo y la política bancaria del país, así como para la protección del público, lo que
26
no podría verse afectado por el hecho de cubrirse contribuciones que no afecten lo que
específicamente está reservado a las autoridades federales. Así lo ha considerado este
Tribunal Pleno también en otras materias, como deriva de las siguientes tesis:
"INDUSTRIA ELECTRICA. LAS ENTIDADES FEDERATIVAS INVADEN LA
ESFERA DE LA UNION CUANDO GRAVAN LOS ACTOS RELACIONADOS CON
EL OBJETO SOCIAL DE LAS EMPRESAS GENERADORAS O IMPORTADORAS
DE ENERGIA ELECTRICA.-De acuerdo con lo establecido en el artículo 16 de la Ley
del Impuesto sobre Producción e Introducción de Energía Eléctrica los Estados están
impedidos para imponer contribuciones de cualquier especie, sobre los actos realizados
por las empresas dedicadas a generar e importar energía eléctrica, cuando tales actos
estén relacionados con el desarrollo de su objeto social, como ocurre cuando una de
tales negociaciones expide acciones para hacer el pago de la transmisión de los bienes
de otras empresas que anteriormente realizaban las mismas actividades, incluyendo las
concesiones relativas, de tal manera que ese aumento del capital social está destinado al
incremento de las operaciones eléctricas. Esto es así, porque de acuerdo con lo
establecido por el artículo 73 fracción XXIX, párrafo 5o., inciso a) de la Ley Suprema,
corresponde a la Federación legislar sobre la industria eléctrica, con el propósito de
evitar que una multiplicidad de gravámenes se produzca en perjuicio de la prestación
del servicio público que realizan las empresas correspondientes, concediéndose a los
Estados respectivos una participación del 40% del tributo que establece la citada ley
fiscal federal, en los términos de su artículo 15. Por otra parte, el artículo 17 del citado
ordenamiento federal solamente reservó a la entidades federativas el impuesto a la
propiedad rústica y urbana de los bienes de las empresas eléctricas, es decir, el impuesto
predial, debiendo excluirse de la competencia local cualquier otro gravamen, aun
cuando afecte a la propiedad raíz.". Amparo en revisión 4939/962. Compañía Eléctrica
Mexicana del Centro, S.A. Informe Pleno de 1963. Página 183.
"INVASION DE ESFERAS. LA LEY DE HACIENDA DE BAJA CALIFORNIA NO
INVADE LA ESFERA DE LA FEDERACION AL ESTABLECER LA OBLIGACION
DE PAGO, SIN DISTINCION, A CARGO DE LOS BENEFICIARIOS DE LOS
SERVICIOS QUE PRESTA EL GOBIERNO, AUNQUE DICHOS BENEFICIARIOS
SEAN ORGANISMOS PUBLICOS DESCENTRALIZADOS SUJETOS A UN
REGIMEN FISCAL ESPECIAL.-Si bien es cierto que de conformidad con lo dispuesto
en los artículos 73, fracciones X y XXIX, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 9o., de la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en el
ramo del petróleo, a contrario sensu, las legislaturas de los Estados no pueden legislar
sobre petróleo e hidrocarburos e imponer contribuciones sobre los mismos, también es
verdad que la Ley de Hacienda de Baja California, al establecer en su artículo 157 que:
'Los servicios que presta el Gobierno del Estado en forma directa o a través de sus
organismos descentralizados o concesionarios obliga a quien los reciba, a excepción
hecha de la beneficencia pública, al pago total de su importe', no está gravando ningún
aspecto de los que comprende la industria petrolera, pues ésta abarca: I. La exploración,
la explotación, la refinación y las ventas de primera mano del petróleo, el gas y los
productos que se obtengan de la refinación de éstos. II. La elaboración, el
almacenamiento, el transporte, la distribución y las ventas de primera mano del gas
artificial. III. La elaboración, el almacenamiento, el transporte, la distribución y las
ventas de primera mano de aquellos derivados del petróleo que sean susceptibles de
servir como materias primas industriales básicas. Por tanto, la legislación hacendaria
invocada al establecer sólo la obligación a cargo de los beneficiarios de los servicios
27
que presta el gobierno a su pago total, entre los que se encuentre un organismo público
descentralizado sujeto a su régimen fiscal especial, no invade la esfera de la Federación,
pues no impone ninguna contribución sobre aspectos que son exclusivos de ésta, ya que
únicamente los obliga a pagar los derechos por dichos servicios.". Amparo en revisión
383/90. Petróleos Mexicanos. 18 de abril de 1991. Mayoría de doce votos. Ponente:
Salvador Rocha Díaz. Secretario: Abraham Calderón Díaz. (Tesis XLV/91 del Tribunal
Pleno).
El legislador federal ha considerado que la reserva constitucional al Congreso Federal
para legislar y establecer contribuciones sobre instituciones de crédito y servicios de
banca y crédito se refiere a la materia y no a los sujetos, pues en las diversas leyes sobre
instituciones de crédito que ha expedido ha determinado no sólo el objeto de esas
instituciones y las actividades que pueden realizar, sino además, las contribuciones que
recayendo en ese objeto y actividades, o bien, en el capital, rendimientos o utilidades de
las instituciones de crédito, éstas deben cubrir, precisando que el Distrito Federal, los
Estados o los Municipios no pueden exigir ningún tributo diverso de los expresamente
autorizados que graven el capital, las operaciones propias del objeto de las instituciones
mencionadas, o los ingresos, utilidades o rendimientos derivados de esas operaciones.
La misma interpretación a la reserva constitucional que se comenta ha dado esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación en las diversas ejecutorias en las que ha
examinado el tema, según se estableció con anterioridad al determinarse el alcance de
dichas ejecutorias.
En el presente asunto, debe precisarse que en autos no existe constancia alguna de que
la sociedad quejosa haya combatido en amparo y, mucho menos, que en sentencia firme
haya obtenido la protección constitucional en contra de los diversos preceptos de las
leyes de instituciones de crédito que se han mencionado, en los que expresamente se
estableció que se prohibía a los Estados, Municipios y el Distrito Federal, gravar las
operaciones propias de las instituciones de crédito, ni los que establecen los diversos
gravámenes que dichas entidades podían exigir a esas instituciones, específicamente, el
artículo 98 de la ley vigente en la fecha en que se expidió la ley reclamada y se aplicó a
la agraviada, que preceptúa que únicamente las operaciones de banca y crédito que
realicen las instituciones de crédito y demás integrantes del sistema bancario, así como
los ingresos y utilidades que por esos conceptos obtengan, no podrán ser gravados por el
Distrito Federal, los Estados o Municipios. Tampoco en el presente juicio de amparo se
reclamaron los dispositivos de referencia.
Ahora bien, sentado que las instituciones de crédito están sujetas a un régimen tributario
federal sólo respecto de las actividades propias de su objeto, así como en relación con
los ingresos o utilidades derivados de las mismas, se concluye que los legislativos
locales o municipales no pueden establecer tributo alguno que recaiga sobre la materia
antes especificada, ni las autoridades de los Estados o Municipios pueden exigir a las
instituciones de crédito, con base en leyes locales o municipales, contribución alguna
sobre dicha materia, pues de lo contrario sus actos resultarían inconstitucionales por
invadir la esfera competencial reservada a la Federación.
Los artículos 28 a 31, comprendidos en el capítulo IV, denominado del impuesto sobre
nóminas, de la Ley de Hacienda del Estado de Campeche que se reclama, en vigor a
28
partir del primero de enero de mil novecientos noventa y tres, son del tenor literal
siguiente:
"ARTICULO 28. Son objeto de este impuesto, las erogaciones en efectivo o en especie
por concepto de remuneraciones al trabajo personal, prestado dentro del territorio del
Estado, bajo la dirección y dependencia de un patrón o terceros."
"Para los efectos de este impuesto, quedan comprendidas entre las erogaciones
mencionadas anteriormente, aquellas que se realicen por concepto de prestaciones o
contraprestaciones cualquiera que sea el nombre con el que se le designe, ya sean
ordinarias o extraordinarias, incluyendo comisiones a trabajadores, premios,
gratificaciones, rendimientos, indemnizaciones derivadas de la rescisión de las
relaciones laborales, primas vacacionales, dominicales, por antigüedad y previsión
social, así como cualquier otra erogación en beneficio de los trabajadores en forma
personal."
"Son también objeto de este impuesto, las erogaciones por pagos realizados a los
administradores, comisarios o miembros de los consejos directivos y de vigilancia en
toda clase de sociedades y asociaciones."
"ARTICULO 29. Son sujetos de este impuesto, las personas físicas, morales o unidades
económicas que realicen las erogaciones a que se refiere el artículo anterior."
"ARTICULO 30. Es base del impuesto sobre nóminas el monto total de las erogaciones
realizadas por concepto de remuneraciones al trabajo personal subordinado."
"ARTICULO 31. El presente impuesto se causará y pagará a razón del 2% sobre la base
señalada en el artículo anterior."
Los artículos 32 a 35 de la mencionada ley, determinan los plazos y la forma de pago
del impuesto reclamado, así como las hipótesis de exención del mismo y su estimación.
De los preceptos legales que han quedado transcritos se desprende que el impuesto
sobre nóminas referido grava las erogaciones, en efectivo o en especie, por concepto de
remuneraciones al trabajo personal que se preste bajo la dirección y dependencia de un
patrón o terceros, dentro del territorio del Estado de Campeche; así como que son
sujetos de este tributo las personas físicas, morales o unidades económicas que realicen
las mencionadas erogaciones.
Al establecerse y regularse en los preceptos reclamados el impuesto sobre nóminas, las
autoridades responsables del Estado de Campeche, no invaden la esfera de atribuciones
reservada al Congreso de la Unión por las fracciones X, en su texto vigente hasta el
veinte de agosto de mil novecientos noventa y tres, y XXIX, punto 3o., del artículo 73
de la Constitución, en virtud de que no están legislando en materia de servicios de banca
y crédito, ni estableciendo contribución alguna sobre instituciones de crédito, sino
únicamente gravando las erogaciones, en efectivo o en especie, por concepto de
remuneraciones al trabajo personal prestado, bajo la dirección y dependencia de un
patrón o terceros, dentro del territorio del citado Estado.
29
La Ley de Instituciones de Crédito, publicada en el Diario Oficial de la Federación de
dieciocho de julio de mil novecientos noventa, en vigor a partir del día siguiente al de su
publicación, según lo preceptuado por su artículo primero transitorio, establece en su
artículo 46 las operaciones de banca y crédito que pueden realizar las instituciones de
crédito, como son:
"I. Recibir depósitos bancarios de dinero:"
"a) A la vista;"
"b) Retirables en días preestablecidos;"
"c) De ahorro, y"
"d) A plazo o con previo aviso;"
"II. Aceptar préstamos y créditos;"
"III. Emitir bonos bancarios;"
"IV. Emitir obligaciones subordinadas;"
"V. Constituir depósitos en instituciones de crédito y entidades financieras del exterior;"
"VI. Efectuar descuentos y otorgar préstamos o créditos;"
"VII. Expedir tarjetas de crédito con base en contratos de apertura de crédito en cuenta
corriente;"
"VIII. Asumir obligaciones por cuenta de terceros, con base en créditos concedidos, a
través del otorgamiento de aceptaciones, endoso o aval de títulos de crédito, así como de
la expedición de cartas de crédito;"
"IX. Operar con valores en los términos de las disposiciones de la presente ley y de la
Ley del Mercado de Valores;"
"X Promover la organización y transformación de toda clase de empresas o sociedades
mercantiles y suscribir y conservar acciones o partes de interés en las mismas, en los
términos de esta ley;"
"XI. Operar con documentos mercantiles por cuenta propia;"
"XII. Llevar a cabo por cuenta propia o de terceros operaciones con oro, plata y divisas,
incluyendo reportes sobre estas últimas;"
"XIII. Prestar servicio de cajas de seguridad;"
"XIV. Expedir cartas de crédito previa recepción de su importe, hacer efectivos créditos
y realizar pagos por cuenta de clientes;"
30
"XV. Practicar las operaciones de fideicomiso a que se refiere la Ley General de Títulos
y Operaciones de Crédito, y llevar a cabo mandatos y comisiones;"
"XVI. Recibir depósitos en administración o custodia, o en garantía por cuenta de
terceros, de títulos o valores y en general de documentos mercantiles;"
"XVII. Actuar como representante común de los tenedores de títulos de crédito;"
"XVIII. Hacer servicio de caja y tesorería relativos a títulos de crédito, por cuenta de las
emisoras;"
"XIX. Llevar la contabilidad y los libros de actas y de registro de sociedades y
empresas;"
"XX. Desempeñar el cargo de albacea;"
"XXI. Desempeñar la sindicatura o encargarse de la liquidación judicial o extrajudicial
de negociaciones, establecimientos, concursos o herencias;"
"XXII. Encargarse de hacer avalúos que tendrán la misma fuerza probatoria que las
leyes asignan a los hechos por corredor público o perito;"
"XXIII. Adquirir los bienes muebles e inmuebles necesarios para la realización de su
objeto y enajenarlos cuando corresponda, y"
"XXIV. Las análogas y conexas que autorice la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, oyendo la opinión del Banco de México y de la Comisión Nacional Bancaria."
Asimismo, el artículo 98 de la Ley de Instituciones de Crédito, acorde con lo
preceptuado por la fracción XXIX punto 3o. del artículo 73 constitucional, vigente en la
fecha en que se expidió la ley reclamada y se aplicó a la quejosa, dispone que las
operaciones de banca y crédito que realicen las instituciones de crédito y demás
integrantes del sistema bancario, así como los ingresos y utilidades que por esos
conceptos obtengan, no podrán ser gravados por el Distrito Federal, los Estados o
Municipios.
Al establecerse y regularse el impuesto sobre nóminas no se legisla sobre ninguno de
los transcritos servicios de banca y crédito, ni se grava alguno de estos servicios o
alguna operación que realicen las instituciones de crédito y mucho menos los ingresos o
utilidades que éstas perciban con motivo de dichos servicios y operaciones y, por
SEXTA PARTE
ende, las autoridades responsables al expedir, promulgar, refrendar y publicar los
preceptos reclamados, no invaden la esfera de atribuciones reservada
constitucionalmente al Congreso de la Unión, pues para ello sería necesario que el
impuesto combatido gravara las operaciones de banca y crédito o los ingresos o
utilidades percibidos por las instituciones de crédito derivadas de las operaciones y
31
servicios que prestan, ya que ello implicaría legislar y establecer contribuciones en la
materia de la reserva constitucional.
En las relatadas circunstancias, habiendo resultado fundados los agravios hechos valer,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 91, fracción I, de la Ley de Amparo, este
Tribunal Pleno se avoca a analizar los conceptos de violación cuyo estudio omitió el
Juez de Distrito, los cuales quedaron transcritos dentro de las consideraciones de la
sentencia recurrida, que se reprodujeron en el considerando segundo de la presente
resolución.
QUINTO.-En el segundo concepto de violación la quejosa sostiene, en síntesis, que el
impuesto reclamado viola los artículos 14, 16 y 133 de la Constitución Federal, 2o. de la
Ley de Coordinación Fiscal y 41 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, porque
contraviene la regla de jerarquía normativa conforme a la cual la Constitución y las
leyes federales son "preferentes" a las locales, así como el sistema de coordinación
fiscal cuyo propósito es evitar la duplicidad impositiva por parte de la Federación y de
los Estados. En el primer caso porque dicho impuesto fue establecido en una ley local
de jerarquía normativa "inferior" a la de las leyes federales; y en el segundo caso porque
el Estado de Campeche está adherido al sistema indicado y por ello participa en el total
de los impuestos federales, entre los cuales se encuentra el impuesto del 1% sobre
erogaciones por remuneración al trabajo personal prestado bajo la dirección y
dependencia de un patrón, de lo que resulta antijurídico y antieconómico que la entidad
federativa mencionada grave nuevamente la misma fuente tributaria sobre la que ya
obtiene rendimientos.
Es infundado el concepto de violación antes resumido, porque constitucionalmente no
existe impedimento alguno para que la legislatura local responsable pueda legislar en
materia de Impuesto sobre Nóminas, dado que la misma no se encuentra expresamente
reservada a la Federación y de acuerdo con lo ordenado por el artículo 124 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las facultades que no están
expresamente concedidas por ésta a los funcionarios federales se entienden reservadas a
los Estados, de tal manera que si no existe en la Carta Magna una reserva expresa para
que el Congreso de la Unión, imponga contribuciones que graven las erogaciones por
concepto de remuneración al trabajo personal, debe considerarse que las entidades
federativas pueden concurrir con la Federación en la imposición de una contribución
que grave tal objeto.
Por otro lado, el hecho de que la concurrencia en el ejercicio de esta facultad implique
una doble tributación, es irrelevante para efectos de determinar la inconstitucionalidad
del impuesto sobre nóminas en cuestión, en virtud de que la doble tributación no está
prohibida por la Constitución General de la República y, por tanto, en sí misma no es
inconstitucional, siendo infundado lo argumentado por la quejosa, en el sentido de que
es antijurídico y antieconómico que la legislatura del Estado de Campeche grave la
misma fuente tributaria, cuando ésta ya participa de los ingresos provenientes del
impuesto federal sobre erogaciones por remuneración al trabajo personal prestado bajo
la dirección y dependencia de un patrón, dado que en ocasiones la doble tributación es
conscientemente buscada por el legislador para lograr diversos fines, como lo sería el
graduar la imposición o hacerla más fuerte a través de dos gravámenes que se
complementen, en lugar de aumentar las cuotas del primeramente establecido, buscar un
fin social extrafiscal, u otros más, motivo por el cual el hecho de que el Estado de
32
Campeche participe de los ingresos recaudados a través del impuesto federal
mencionado, no puede llevar a considerar, por ese solo hecho, inconstitucional la doble
tributación, sino que ello derivaría, en todo caso, de que ésta pusiera en peligro la
existencia de la fuente impositiva a la cual se aplica, circunstancia que requiere su
acreditamiento mediante pruebas idóneas que la quejosa no aportó.
Son aplicables, al respecto, las tesis de jurisprudencia números 7 y 8, publicadas en las
páginas 802-7 a 802-10, primera parte, del Informe de Labores correspondiente al año
de mil novecientos ochenta y ocho, cuyos textos, respectivamente, son los siguientes:
"DOBLE TRIBUTACION. EN SI MISMA NO ES INCONSTITUCIONAL.- Es
tendencia de la política fiscal en la mayoría de los países, entre ellos el nuestro, evitar la
doble tributación con el objeto de realizar una efectiva justicia fiscal; sin embargo, este
fenómeno impositivo no está prohibido por ningún artículo de la Constitución Federal
de tal suerte que en sí mismo no es inconstitucional. Lo que la Carta Magna prohíbe en
su artículo 31, fracción IV, entre otros supuestos, es que los tributos sean
desproporcionados, que no estén establecidos por ley o que no se destinen para los
gastos públicos; pero no que haya doble tributación."
"DOBLE TRIBUTACION. PRUEBA DE SU DESPROPORCIONALIDAD E
INEQUIDAD.-La doble tributación se justifica si la obligación de aportar la
contribución establecida en la ley reclamada no destruye la fuente que le da origen.
Teniendo la fuente del impuesto siempre un contenido económico, pues se basa, entre
otros supuestos, en el rendimiento del capital, del trabajo, de la combinación de ambos o
del conjunto de bienes que integran el patrimonio del contribuyente, es necesario que
los particulares promoventes de los juicios de amparo en los que se reclaman leyes que
permiten la multigravación, demuestren con pruebas idóneas que la doble tributación es
desproporcional en relación con la fuente impositiva a la cual se aplica y que podría
poner en peligro la existencia de la misma, produciéndose, por ende, una violación al
artículo 31, fracción IV, constitucional; por el contrario, la falta de acreditamiento de
esos extremos provoca la imposibilidad de declarar la inconstitucionalidad de la figura
en análisis."
Asimismo, tiene aplicación al caso, la primera tesis relacionada con la jurisprudencia
número 17, publicada en las páginas 49 y 50, primera parte, del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación de 1917 a 1985, cuyo texto es el siguiente:
"DOBLE TRIBUTACION. CONSTITUCIONALIDAD DE LA.-Es tendencia de la
política fiscal de la mayoría de los países, entre ellos el nuestro, evitar la doble
tributación precisamente para realizar la justicia fiscal; para lograrlo infinidad de países
han celebrado convenciones, convenios y modus vivendi, y existen normas de derecho
tendientes a evitar la doble tributación. Sin embargo, en ocasiones, la doble tributación
es conscientemente buscada por el legislador para lograr diversos fines, como lo son:
guardar la imposición o para hacerla más fuerte a través de dos gravámenes que se
complementen, en lugar de aumentar las cuotas del primeramente establecido; buscar un
fin social extra-fiscal; lograr una mayor equidad en la imposición tomando en cuenta la
distinta capacidad contributiva de los sujetos pasivos, y aun tratar de captar un aumento
en el ingreso con mayor comodidad para la administración pública. En nuestra propia
legislación positiva existen normas que tratan de evitar la doble tributación y otras que
claramente dan lugar a ella. Sin embargo, no puede decirse que por el solo hecho de que
33
un determinado impuesto dé lugar a una doble tributación, por ello sea inconstitucional.
Podrá contravenir una sana política tributaria o principios de buena administración
fiscal, pero no existe disposición constitucional que la prohíba. Lo que la norma
constitucional prohíbe, en su artículo 31, fracción IV, es que los tributos sean
exorbitantes o ruinosos, que no estén establecidos por ley o que no se destinen para los
gastos públicos; pero no que haya doble tributación. En resumen, una misma fuente de
ingresos puede estar gravada por uno o más tributos, sin contradecir por ello la
Constitución; lo que podría violar la Carta Magna es que con diversos tributos se rompa
la proporcionalidad y equidad que deben satisfacer."
En lo demás, debe señalarse que no existe violación alguna al artículo 133
constitucional, puesto que, contrariamente a lo afirmado por la quejosa, dicho precepto
no establece ninguna relación de jerarquía entre las legislaciones federal y local, sino
que en el caso de una aparente contradicción ésta se supera conociéndose cuál es el
órgano competente para expedir la ley aplicable, de acuerdo con lo señalado en el
artículo 124 de la Constitución Federal, lo que se traduce en un problema de
competencia para regular determinada materia, mas no de jerarquía, como sin
fundamento lo sostiene la quejosa.
Resulta aplicable, sobre el particular, la tesis de jurisprudencia número 10/91,
sustentada por la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada
en la página 47, del número 39 de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
cuyo texto es el siguiente:
"LEGISLACIONES FEDERAL Y LOCAL. ENTRE ELLAS NO EXISTE RELACION
JERARQUICA,
SINO
COMPETENCIA
DETERMINADA
POR
LA
CONSTITUCION.-El artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos no establece ninguna relación de jerarquía entre las legislaciones federal y
local, sino que en el caso de una aparente contradicción entre las legislaciones
mencionadas, ésta se debe resolver atendiendo a qué órgano es competente para expedir
esa ley de acuerdo con el sistema de competencia que la norma fundamental establece
en su artículo 124. Esta interpretación se refuerza con los artículos 16 y 103 de la propia
Constitución: el primero al señalar que la actuación por autoridad competente es una
garantía individual, y el segundo, al establecer la procedencia del juicio de amparo si la
autoridad local o federal actúa más allá de su competencia constitucional."
También es aplicable al caso, por igualdad de razón, dado que la naturaleza jurídica del
impuesto al que se refiere es esencialmente similar al que se reclama en el presente
juicio, la jurisprudencia número 1/91, sustentada por la Tercera Sala de este Alto
Tribunal, publicada en las páginas 13 y 14, del número 38 de la Gaceta invocada, cuyo
texto es el siguiente:
"NOMINAS. IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL NO SON
VIOLATORIOS DEL ARTICULO 133 CONSTITUCIONAL.-Si la recurrente alega en
sus agravios que existe contradicción entre la Ley de Coordinación Fiscal y la Ley de
Hacienda del Departamento del Distrito Federal, publicada en el Diario Oficial de la
Federación el treinta y uno de diciembre de mil novecientos ochenta y siete,
concretamente los artículos 45-G a 45-I que establecen el impuesto sobre nóminas, y
que de acuerdo con el artículo 133 constitucional debe prevalecer la primera de las leyes
34
citadas, ya que la ley federal es jerárquicamente superior a la local hace un
planteamiento erróneo debido a que el citado artículo 133 no establece ninguna
jerarquía entre las legislaciones federal y local, sino que en el supuesto de la aparente
contradicción, ésta se supera conociéndose cuál es el órgano competente para expedir
esa ley de acuerdo con lo señalado en el artículo 124 de la Constitución Federal. Es
decir: el problema planteado no es de jerarquía de leyes sino de competencia. En
consecuencia, la recurrente en esa hipótesis realmente intenta cuestionar la
constitucionalidad de la Ley de Coordinación Fiscal, lo que no puede examinarse si no
fue señalada como acto reclamado en el asunto respectivo."
Por las mismas razones es infundado el cuarto concepto de violación, en la parte que
reitera los argumentos que han quedado desvirtuados en este considerando.
SEXTO.-En el tercer concepto de violación la quejosa sostiene, en esencia, que el
impuesto reclamado no se ajusta al mandato contenido en el artículo 31, fracción IV,
constitucional, por carecer de proporcionalidad y equidad al no tener en cuenta la
capacidad contributiva de los causantes, lo que es violatorio de garantías, toda vez que
no recae sobre un hecho que revele capacidad contributiva, pues del cumplimiento de
una obligación como es pagar salarios no se desprende que el contribuyente tenga
utilidades o ganancias, o que de alguna manera su situación económica le permita cubrir
el impuesto, olvidándose que algunos contribuyentes pueden tener ganancias y otros
pérdidas, no obstante lo cual en el tributo impugnado se les trata por igual,
desentendiéndose de las diferentes situaciones económicas en las que se puedan
encontrar.
Es infundado el concepto de violación antes indicado, en atención a que del contenido
de los preceptos que establecen el Impuesto sobre Nóminas que quedaron transcritos en
el considerando cuarto de esta ejecutoria, se desprende que el mismo grava las
erogaciones, en efectivo o en especie, por concepto de remuneraciones al trabajo
personal que se preste bajo la dirección y dependencia de un patrón o terceros,
efectuadas por las personas físicas, morales o unidades económicas, dentro del territorio
del Estado de Campeche, por tanto, el objeto del tributo no lo constituye ningún ingreso
del patrón, ni los rendimientos o utilidades derivados de su actividad, sino los pagos por
concepto de salarios y prestaciones laborales que otorga a sus trabajadores con motivo
de la existencia de una relación laboral, sin embargo no por ello resulta inconstitucional
el impuesto.
En efecto, dentro de las actividades que desarrolla el Estado se encuentra la encaminada
a la realización de los servicios públicos y a la satisfacción de las necesidades generales,
lo cual tiene como consecuencia, lógicamente, que la administración del Estado debe
allegarse y utilizar medios y recursos personales, materiales y jurídicos para lograr el
cumplimiento de esos fines.
Dentro de los medios que el Estado utiliza para allegarse recursos económicos que le
permitan cumplir con su responsabilidad como encargado del orden, la justicia y el bien
común de la sociedad que le está encomendada, se encuentra la participación equitativa
y proporcional de los miembros de la sociedad, participación cuya medida no podrá ser
siempre la misma, pues dependerá de las circunstancias históricas y sociales. En cada
época habrá que determinarse de qué forma y en qué medida las personas y los grupos
deberán participar en el logro del bien común de la sociedad a la que pertenecen.
35
Además, debe considerarse la naturaleza específica de la contribución de que se trate,
pues resulta claro que no pueden aplicarse los mismos criterios a las diferentes clases de
impuestos y demás contribuciones, como derechos, aportaciones de seguridad o
contribuciones de mejoras, dado que existen diferencias básicas entre los diversos
hechos que generan cada tributo.
De ahí que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sólo se
consignen las bases fundamentales que siempre deberán salvaguardarse para el debido
mantenimiento del estado de derecho, a fin de que los órganos que representan al
Estado, en el ejercicio de sus funciones, invariablemente respeten el orden jurídico que,
en cada época, encarne los valores de justicia y seguridad en los que reposa la
comunidad a la cual sirven.
En materia impositiva, las bases generales establecidas por el Constituyente de 1917
son, por una parte, la obligación de los mexicanos de contribuir a los gastos públicos y,
por la otra, el derecho de los mexicanos a que esta contribución sea de la manera
proporcional y equitativa que dispongan las leyes ordinarias, tanto federales como
locales. Es decir, el Constituyente dejó al legislador ordinario, sea federal o local, la
facultad de determinar cómo y en qué forma deben los mexicanos contribuir al gasto
público, es éste quien debe definir las contribuciones que en cada momento existirán de
acuerdo con las circunstancias sociales y económicas, con la evolución de la
administración pública, con las responsabilidades que el Estado vaya asumiendo en la
prestación y mantenimiento de servicios públicos que aseguren el desarrollo integral de
los individuos que componen la sociedad.
En este orden de ideas, el legislador ordinario tiene plenas facultades para seleccionar el
hecho imponible a efecto de integrar un sistema impositivo que satisfaga los principios
señalados por la Constitución, es decir ésta deja en libertad a aquél para gravar
cualquier hecho que considere indicador de una capacidad contributiva, siempre y
cuando cumpla con los requisitos tributarios de proporcionalidad, equidad, legalidad y
destino a un gasto público y no infrinja ninguna otra garantía individual.
Precisado lo anterior, cabe destacar que no sólo los ingresos, utilidades o rendimientos
constituyen indicadores de una capacidad contributiva, sino que existen múltiples
indicadores más. El Estado al establecer las contribuciones está gravando la riqueza
misma que conforme a la técnica fiscal puede manifestarse a través de la obtención de
ingresos, de la propiedad de un patrimonio o capital, o de la realización de gastos o
erogaciones destinados a adquirir bienes o servicios, indicadores todos de capacidad
contributiva.
La imposición sobre los ingresos se origina en el momento en el que se forma la
riqueza, tratándose de las personas físicas cuando éstas obtienen ingresos, ya sea en
efectivo, bienes o crédito, y en el caso de las personas morales cuando éstas obtienen
utilidades. La imposición sobre el patrimonio o capital grava la riqueza ya adquirida por
los contribuyentes, como ejemplo de éstos son el impuesto predial y el impuesto sobre
tenencia o uso de vehículos. Y por último, la imposición al gasto o erogaciones se
produce en forma diferente, pues ésta acontece una vez que las personas obtienen y
poseen la riqueza y hacen uso de ella para adquirir los bienes y los servicios que les son
necesarios para su subsistencia y pleno desarrollo como seres humanos (personas
36
físicas), o, en su caso, utilizarlos como satisfactores que requieren para producir nuevos
bienes y servicios (personas morales).
El objeto, la base y el sujeto pasivo son diversos en cada una de las tres especies de
impuestos a que se ha hecho referencia. En el primer caso el objeto del impuesto lo
constituye el hecho o acto de obtener ingresos en dinero o en especie, la base son los
ingresos percibidos menos las deducciones permitidas por la ley, y el sujeto pasivo lo
son las personas físicas o morales que obtienen dichos ingresos.
En los impuestos al capital o al patrimonio el objeto lo constituye la circunstancia de ser
poseedor o propietario de algún bien mueble o inmueble, la base es el valor del capital o
del patrimonio, y el sujeto pasivo lo son las personas poseedoras o propietarias de
dichos bienes.
Por último, tratándose de la imposición al gasto, el objeto del tributo es la realización de
una erogación, la base se conforma por el total del gasto efectuado, y el sujeto pasivo
los son las personas que realizan esos gastos o erogaciones.
Las anteriores consideraciones tienen como finalidad aclarar el sistema que poseen las
tres categorías impositivas para gravar la riqueza, ya que no resulta lo mismo gravar los
ingresos o la propiedad de un patrimonio o un capital, o los gastos o erogaciones de los
particulares, en virtud de los elementos tributarios propios de cada forma de imposición.
Los impuestos sobre ingresos y la propiedad de un patrimonio o capital, son los clásicos
impuestos directos, pues recaen sobre las personas que perciben los primeros, o son
propietarias o poseedoras del
SEPTIMA PARTE
patrimonio o capital, y reciben esa denominación porque para efectos de la imposición,
la capacidad contributiva se evidencia de manera directa. Por su parte, los impuestos al
gasto o consumo, constituyen los denominados indirectos, ya que son aquellos que
gravan el uso de la riqueza, en la medida que su utilización a través del gasto o
erogación refleja la capacidad contributiva indirectamente.
Así las cosas, cuando el Estado grava los ingresos o el capital o el patrimonio es fácil
determinar la capacidad contributiva, porque ésta se evidencia de manera directa, pero
también tratándose del impuesto sobre erogaciones o gasto puede determinarse dicha
capacidad para contribuir, en virtud de que la circunstancia de efectuar erogaciones
demuestra la capacidad contributiva, porque es lógico que solamente las personas que la
poseen tienen la posibilidad de realizar los gastos o erogaciones para adquirir los bienes
y servicios que requieran, pues el fundamento en esta especie de imposición es el hecho
de que existe una proporcionalidad entre los gastos de los contribuyentes y la capacidad
contributiva de la que son titulares, dado que sólo quien obtuvo los ingresos suficientes
para poder formarla puede llevar a cabo las erogaciones, de tal suerte que los individuos
que más gastos realicen tendrán mayor capacidad contributiva, para efectos del
impuesto sobre el gasto o erogación.
37
Consecuentemente, es infundado el concepto de violación en estudio, en el que la
quejosa sostiene que el impuesto sobre las erogaciones por concepto de remuneraciones
al trabajo personal subordinado no revela capacidad contributiva del sujeto pasivo y, por
ende, el impuesto sobre nóminas reclamado es inconstitucional.
Efectivamente, como ha quedado apuntado, la Constitución Federal no exige como
requisito que los gravámenes se impongan únicamente sobre los ingresos y la propiedad
de un patrimonio o capital, sino respecto de cualquier situación que permita advertir la
capacidad contributiva de los causantes, como acontece con las erogaciones por
concepto de remuneraciones al trabajo personal subordinado, las cuales son
indudablemente manifestaciones de la riqueza de los patrones, por el hecho de realizar
los pagos relativos, lo que permite que sean objeto de imposición por parte del Estado,
ya que resulta suficiente para determinar la capacidad contributiva de las personas el
monto de los gastos efectuados. De ahí que los gastos así realizados pueden gravarse
mediante impuestos indirectos, en los que se aprecia, como quedó apuntado con
antelación, la existencia de la capacidad contributiva del sujeto que lleva a cabo las
erogaciones correspondientes.
Ciertamente, el objeto del impuesto sobre nóminas reclamado lo constituyen las
erogaciones, en dinero o en especie, que por concepto de remuneraciones al trabajo
personal subordinado tiene que efectuar el patrón, lo que significa que el legislador al
fijarlo en la ley respectiva no tuvo en consideración la riqueza de manera directa, es
decir, los ingresos o la propiedad del patrimonio o del capital del sujeto pasivo del
impuesto, ya que en el tipo de imposición sobre el gasto, resultan irrelevantes, en virtud
de que lo que realmente importa es el hecho de pagar las remuneraciones, puesto que se
trata de un impuesto indirecto, en el que los pagos realizados por ese concepto reflejan
en forma mediata la existencia de la capacidad contributiva por parte de los patrones
que emplean trabajadores.
El mismo criterio, en relación con un impuesto cuya naturaleza jurídica es
sustancialmente idéntica al que en este juicio se reclama, sustentó este Tribunal Pleno
en la tesis de jurisprudencia número 10, publicada en las páginas 567 a 569, Primera
Parte, del Informe de Labores correspondiente a mil novecientos ochenta y nueve, de
aplicación al presente caso por igualdad de razón, cuyo texto es el siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL, NO VIOLAN EL
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA, PUESTO QUE SU OBJETO
ES INDICATIVO DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA DEL SUJETO DEL
IMPUESTO.-Los artículos 45-G a 45-I de la Ley de Hacienda del Distrito Federal,
publicado en el Diario Oficial de la Federación de treinta y uno de diciembre de mil
novecientos ochenta y siete, que establecen el impuesto sobre nóminas, no violan el
principio de proporcionalidad tributaria exigido por el artículo 31, fracción IV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha sostenido que dicho principio consiste en que los sujetos pasivos de un
tributo deben contribuir a los gastos públicos en función de su respectiva capacidad
contributiva, esto es, para que un gravamen sea proporcional debe existir congruencia
entre el impuesto creado por el Estado y la capacidad contributiva de los causantes.
Ahora bien, esa congruencia existe en el impuesto sobre nóminas mencionado, toda vez
que su objeto consistente en las erogaciones en dinero o en especie que se realizan como
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contraprestación por el trabajo personal subordinado, es indicativo de capacidad
contributiva de los causantes, puesto que tales erogaciones son manifestaciones de
riqueza de quienes las efectúan."
SEPTIMO.-El argumento que aduce la quejosa, tanto en el tercero como en el cuarto
conceptos de violación, respecto de la falta de equidad y proporcionalidad del impuesto
reclamado, resulta infundado.
En efecto, este Alto Tribunal ha definido los principios mencionados en las tesis
jurisprudenciales números 57 y 98, publicadas en las páginas 112-113 y 190-191,
respectivamente, Primera Parte, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación de
1917 a 1985, cuyos textos son los siguientes:
"IMPUESTOS, VALIDEZ CONSTITUCIONAL DE LOS.-De acuerdo con el artículo
31, fracción IV, de la Carta Magna, para la validez constitucional de un impuesto se
requiere la satisfacción de tres requisitos fundamentales; primero, que sea establecido
por ley; segundo, que sea proporcional y equitativo, y tercero, que se destine al pago de
los gastos públicos. Si falta alguno de estos tres requisitos, necesariamente el impuesto
será contrario a lo estatuido por la Constitución General. Ahora bien, aun cuando
respecto de los requisitos de proporcionalidad y equidad, este Tribunal Pleno no ha
precisado un fórmula general para determinar cuándo un impuesto cumple dichos
requisitos, que traducidos de manera breve quieren decir de justicia tributaria, en
cambio, de algunas de las tesis que ha sustentado, pueden desprenderse ciertos criterios.
Así se ha sostenido, que, si bien el artículo 31 de la Constitución, que establece los
requisitos de proporcionalidad y equidad como derecho de todo contribuyente, no está
en el capítulo relativo a las garantías individuales, la lesión de este derecho sí es una
violación de garantías cuando los tributos que decreta el Poder Legislativo son
notoriamente exorbitantes y ruinosos. También este Tribunal Pleno ha considerado que
la equidad exige que se respete el principio de igualdad, determinando que es norma de
equidad la de que se encuentren obligados a determinada situación los que se hallen
dentro de lo establecido por la ley y que no se encuentren en esa misma obligación los
que están en situación jurídica diferente o sea, tratar a los iguales de manera igual. Es
decir, este Tribunal Pleno ha estimado que se vulnera el derecho del contribuyente a que
los tributos sean proporcionales y equitativos, cuando el gravamen es exorbitante y
ruinoso y que la equidad exige que se respete el principio de igualdad."
"PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD TRIBUTARIAS ESTABLECIDAS EN EL
ARTICULO 31, FRACCION IV, CONSTITUCIONAL.-El artículo 31, fracción IV, de
la Constitución, establece los principios de proporcionalidad y equidad en los tributos.
La proporcionalidad radica medularmente en que los sujetos pasivos deben contribuir a
los gastos públicos en función de su respectiva capacidad económica, debiendo aportar
una parte justa y adecuada de sus ingresos, utilidades o rendimientos. Conforme a este
principio, los gravámenes deben fijarse de acuerdo con la capacidad económica de cada
sujeto pasivo, de manera que las personas que obtengan ingresos elevados tributen en
forma cualitativa superior a los de medianos y reducidos recursos. El cumplimiento de
este principio se realiza a través de tarifas progresivas, pues mediante ellas se consigue
que cubran un impuesto en monto superior los contribuyentes de más elevados recursos.
Expresado en otros términos, la proporcionalidad se encuentra vinculada con la
capacidad económica de los contribuyentes que debe ser gravada diferencialmente,
conforme a tarifas progresivas, para que en cada caso el impacto sea distinto, no sólo en
39
cantidad, sino en lo tocante al mayor o menor sacrificio reflejado cualitativamente en la
disminución patrimonial que proceda, y que debe encontrarse en proporción a los
ingresos obtenidos. El principio de equidad radica medularmente en la igualdad ante la
misma ley tributaria de todos los sujetos pasivos de un mismo tributo, los que en tales
condiciones deben recibir un tratamiento idéntico en lo concerniente a hipótesis de
causación, acumulación de ingresos gravables, deducciones permitidas, plazos de pago,
etcétera, debiendo únicamente variar las tarifas tributarias aplicables, de acuerdo con la
capacidad económica de cada contribuyente, para respetar el principio de
proporcionalidad antes mencionado. La equidad tributaria significa, en consecuencia,
que los contribuyentes de un mismo impuesto deben guardar una situación de igualdad
frente a la norma jurídica que lo establece y regula."
Establecen las tesis transcritas que el principio de proporcionalidad consiste en que cada
causante contribuya a los gastos públicos en función de su respectiva capacidad
económica, aportando una parte justa y adecuada de sus ingresos, utilidades o
rendimientos, y añade que ese objetivo se cumple mediante las tasas progresivas.
Debe advertirse que la jurisprudencia de referencia y sus tesis relacionadas, por una
parte, se constituyeron al resolverse asuntos relativos exclusivamente al impuesto sobre
la renta en el que se contemplaban sólo las utilidades gravables de los contribuyentes y,
por otra, no fueron redactadas circunscribiéndolas al problema fiscal al que se refirieron.
Se señaló en el considerando precedente la libertad que otorga la Carta Magna al
legislador ordinario, para seleccionar el hecho imponible indicador de una capacidad
contributiva, se hizo referencia a las diferencias existentes entre los impuestos que
gravan los ingresos, rendimientos o utilidades, los que recaen sobre la posesión o
propiedad de capitales o bienes y aquellos cuyo objeto lo constituye un gasto o
erogación, por último se mencionaron los límites que la propia Constitución impone a la
facultad impositiva del Estado, concretamente en su artículo 31, fracción IV.
Se sigue de lo anterior que los criterios establecidos en la jurisprudencia transcrita,
consistentes en que los causantes deben aportar una parte justa y adecuada de sus
ingresos, utilidades o rendimientos para contribuir a los gastos públicos en función de
su respectiva capacidad contributiva y en que la fijación de tasas progresivas cumple
con el objetivo anterior, son valederos respecto del impuesto específico cuya
constitucionalidad fue motivo de examen en las ejecutorias respectivas pero que
tratándose de tributos cuya naturaleza y características especiales sean diversos, no
pueden regir iguales criterios. Es decir, la proporcionalidad y la equidad exigida por el
artículo 31, fracción IV, constitucional, debe determinarse analizando en particular cada
tributo porque cada uno de ellos tiene una naturaleza propia y características especiales.
Consecuentemente, la sola fijación de la tasa progresiva o de la proporcional no
determina la constitucionalidad o inconstitucionalidad de un tributo por respetar o violar
el principio de proporcionalidad, sino que el respeto al mismo por la norma legal deberá
ser examinado en relación a si la tasa establecida para el gravamen específico de que se
trate, considera la capacidad contributiva del sujeto pasivo del mismo, en relación,
también, con los demás contribuyentes y con la naturaleza específica de la contribución.
Ahora bien, por lo que se refiere al impuesto sobre nóminas reclamado, esta Suprema
Corte considera que la tasa fija del 2% no viola el requisito de proporcionalidad
40
tributaria. Efectivamente, el gravamen mencionado no grava el ingreso, el capital o
patrimonio de las personas, sino que recae sobre el gasto o el egreso efectuado por los
patrones por concepto de remuneraciones al trabajo personal subordinado, por lo que
debe atenderse a la capacidad que tiene el sujeto para realizar esa erogación o gasto, ya
que conforme a la técnica tributaria que rige este tipo de impuestos debe suponerse una
riqueza de las personas mayor, igual o menor según efectúen más, iguales o menores
gastos por concepto de remuneraciones a los trabajadores. No se trata, en consecuencia,
de determinar, la riqueza total del contribuyente o su capacidad contributiva absoluta,
sino que se busca gravar una manifestación de una capacidad contributiva y un aspecto
de la riqueza que posee el contribuyente. Por consiguiente, es lógico que a una
manifestación de mayor capacidad contributiva reflejada en un mayor gasto corresponda
un tributo mayor.
Consecuentemente, como la capacidad contributiva deberá medirse sólo en relación con
los gastos o erogaciones que realice el contribuyente, al establecerse en el artículo 31 de
la Ley de Hacienda del Estado de Campeche, la tasa fija del dos por ciento sobre el total
de las erogaciones para la determinación del monto del tributo, el impuesto resulta
proporcional, toda vez que no está gravando sino el aspecto o proporción de riqueza o
capacidad contributiva que se revela a través del monto de la erogación.
Esto es así, porque el objeto o hecho generador del impuesto sobre nóminas lo
constituyen las erogaciones en dinero o en especie que realicen los patrones por
concepto de remuneración al trabajo personal subordinado, tomando como base el
monto total de las erogaciones realizadas por este concepto, estableciéndose una tasa
fija del dos por ciento sobre el monto total de las mismas, esto es, que el contribuyente
de tal impuesto que realice más erogaciones, tendrá que pagar más, en relación con otro
causante que efectúe menos erogaciones, y asimismo, pagarán igual cantidad quienes
realicen similares gastos.
De esta congruencia, entre el objeto y la base imponible debe inferirse la capacidad
contributiva en el impuesto que se analiza, toda vez que la capacidad económica
gravable o capacidad tributaria no es total, genérica o absoluta, sino relativa y referida al
objeto del gravamen específico.
Es aplicable al caso, por igualdad de razón, dado que se refiere a un impuesto cuya
naturaleza jurídica es esencialmente igual al que en este juicio se reclama, la
jurisprudencia número 7, publicada en las páginas 560 a 562, primera parte, del Informe
de Labores correspondiente a mil novecientos ochenta y nueve, cuyo texto es el
siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LA TASA FIJA DEL 2% PREVISTA EN EL
ARTICULO 45-H DE LA LEY DE HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL
DISTRITO FEDERAL NO VIOLA EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
TRIBUTARIA.-La tasa fija del dos por ciento sobre el total de las erogaciones para el
cálculo del monto del impuesto sobre nóminas, establecida por el artículo 45-H de la
Ley de Hacienda del Departamento del Distrito Federal, publicada en el Diario Oficial
de la Federación de treinta y uno de diciembre de mil novecientos ochenta y siete,
cumple con el requisito de proporcionalidad tributaria, toda vez que la capacidad
contributiva de los causantes del impuesto sobre nóminas a la que atiende este
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gravamen, está en relación directa con los gastos o erogaciones que realicen por
concepto de remuneración al trabajo personal subordinado."
Conforme a lo manifestado, resulta claro que el impuesto que se examina no es
desproporcional, porque, como ya se señaló, el mismo considera la capacidad
contributiva de los sujetos pasivos reflejada o manifestada precisamente en el monto del
gasto que cada uno de ellos efectúe al retribuir el trabajo personal subordinado. No
puede sostenerse que se deje de considerar la capacidad contributiva porque deba
cubrirse el gravamen independientemente de los ingresos del patrón o de las utilidades
resultantes de su actividad profesional, industrial o comercial, y aun cuando no existan
dichos ingresos y utilidades, porque éstos no constituyen el objeto gravado por el
impuesto reclamado, sino las erogaciones por salarios y prestaciones laborales, a cuyo
monto debe atenderse para determinar la capacidad contributiva de los sujetos obligados
a su pago, de la misma manera que el tributo que recaiga o grave los ingresos y
utilidades mencionados considerará en todo caso la cuantía de éstos como manifestación
de la capacidad contributiva de quien los obtiene, después de efectuadas las deducciones
procedentes.
Asimismo, el mayor o menor número de trabajadores que tenga un patrón, los
requerimientos de mano de obra que posea según el tipo de industria o comercio que
maneje, o el grado de modernización o mecanización que haya alcanzado, si bien
pueden repercutir al final del proceso económico o productivo en la situación
económica del sujeto y reflejarla en su conjunto, el impuesto sobre nóminas no grava,
como ya se dijo, el ingreso o utilidad obtenida como resultado de la actividad del
contribuyente, después de efectuadas las deducciones procedentes, sino las erogaciones
por remuneraciones al trabajo personal subordinado, manifestación concreta y
específica de una riqueza y, por tanto, de la capacidad económica para efectuarlas.
Por otro lado, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que la equidad
en los impuestos exige que se respete el principio de igualdad, esto es, que se
encuentren obligados a determinada situación los que se hallen dentro de lo establecido
por la ley y que no se encuentren en esa misma obligación los que están en situación
jurídica diferente, esto es, tratar a los iguales de manera igual.
Ahora bien, si la equidad tributaria radica en la igualdad ante la misma ley de todos los
sujetos pasivos de un mismo impuesto, los que en esas circunstancias deben recibir un
trato idéntico en lo concerniente a hipótesis de causación, debe entenderse que en la
misma especie se cumple con tal requisito, toda vez que el artículo 28 de la Ley de
Hacienda del Estado de Campeche, señala que el objeto del impuesto sobre nóminas lo
constituyen las erogaciones, en efectivo o en especie, por concepto de remuneraciones
al trabajo personal subordinado, y que los sujetos pasivos del tributo son todas las
personas físicas, morales o unidades económicas que, en el Estado de Campeche,
realicen esas erogaciones. En otras palabras, es sujeto pasivo del mencionado tributo
toda persona que esté en los siguientes supuestos: 1) Que efectúe las erogaciones
descritas; y 2) que las mismas las lleve a cabo en el Estado de Campeche.
Consecuentemente, todas las personas que se ubiquen en la hipótesis de causación
citada, son causantes del impuesto, motivo por el cual existe igualdad en la aplicación
del gravamen, dado que en el precepto invocado hay universalidad y generalidad
respecto de los sujetos que se sitúen en los supuestos indicados.
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Es aplicable al caso, por igualdad de razón, dado que se refiere a un impuesto cuya
naturaleza jurídica es sustancialmente igual al que en este juicio se reclama, la
jurisprudencia número 8, sustentada por este órgano colegiado, publicada en las páginas
562 a 565, Primera Parte, del Informe de Labores correspondiente a mil novecientos
ochenta y nueve, cuyo texto es el
OCTAVA PARTE
siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL NO VIOLAN EL
PRINCIPIO DE EQUIDAD TRIBUTARIA, PUESTO QUE COLOCAN EN PLANO
DE IGUALDAD A TODOS LOS SUJETOS PASIVOS DEL IMPUESTO.-Los artículos
45-G a 45-I de la Ley de Hacienda del Departamento del Distrito Federal, publicada en
el Diario Oficial de la Federación de treinta y uno de diciembre de mil novecientos
ochenta y siete, que establecen el impuesto sobre nóminas, cumplen con el principio de
equidad tributaria exigido por el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos. El artículo 45-G, antes indicado, señala que el objeto de
dicho gravamen lo constituyen las erogaciones en dinero o en especie por concepto de
remuneración al trabajo personal subordinado e igualmente, establece que los sujetos
pasivos del tributo son las personas físicas y morales que, en el Distrito Federal,
efectúen esas erogaciones. Esta Suprema Corte ha sostenido que la equidad tributaria
consiste en la igualdad ante la misma ley de todos los sujetos pasivos de un mismo
impuesto, los que, en esas circunstancias, deben recibir un tratamiento idéntico en lo
concerniente a la hipótesis de causación. El artículo 45-G mencionado, cumple con tal
requisito, toda vez que señala como sujeto del impuesto sobre nóminas a las personas
físicas o morales que, en el Distrito Federal, realicen erogaciones en dinero o en especie
por concepto de remuneración al trabajo personal subordinado. Por tanto, todas las
personas que efectúen tales erogaciones en el Distrito Federal son sujetos pasivos del
mencionado impuesto sobre nóminas, razón por la cual el citado artículo 45-G satisface
los requisitos de universalidad y generalidad respecto de quienes se ubiquen en la
hipótesis de dicho gravamen."
OCTAVO.-Es infundado el argumento que se hace valer en el cuarto concepto de
violación, relativo a que el objeto o hecho imponible del impuesto reclamado no está
debidamente precisado y, por ello, tampoco lo está la base gravable de las prestaciones
respectivas, ya que de los términos "vagos" como está redactado el precepto que
establece el impuesto impugnado, no se sabe si quedan o no comprendidas las
prestaciones de seguridad social, las cuotas del Seguro Social, las del "ISSSTE" u otras,
porque la ley que se reclama no lo precisa, ni tampoco la forma cómo deben valuarse las
erogaciones en especie, lo que genera una incertidumbre para el contribuyente.
En primer lugar, debe reiterarse que el artículo 28 de la ley reclamada, al establecer que
el impuesto sobre nóminas grava las erogaciones, en efectivo o en especie, por concepto
de remuneraciones al trabajo personal prestado bajo la dirección y dependencia de un
patrón o terceros, dentro del territorio del Estado de Campeche, fija con claridad el
objeto del tributo, que lo constituyen precisamente las erogaciones antes especificadas.
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Tiene aplicación en este asunto, por igualdad de razón, por referirse a un impuesto cuya
naturaleza jurídica es esencialmente igual a la del que se reclama en este juicio, la
jurisprudencia número 9, sustentada por este Tribunal Pleno, publicada en las páginas
565 a 567, Primera Parte, del Informe de Labores correspondiente a mil novecientos
ochenta y nueve, cuyo texto es el siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL, NO VIOLAN EL
PRINCIPIO DE LEGALIDAD TRIBUTARIA PORQUE SI DEFINEN EL OBJETO
DEL IMPUESTO.-Los artículos 45-G a 45-I de la Ley de Hacienda del Departamento
del Distrito Federal, publicada en el Diario Oficial de la Federación de treinta y uno de
diciembre de mil novecientos ochenta y siete, no violan el principio de legalidad
tributaria establecido por el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, toda vez que el objeto del impuesto se encuentra claramente
definido en el artículo 45- G, el cual determina que el hecho gravable consiste en las
erogaciones en dinero o en especie que se realicen para remunerar el trabajo
subordinado de una persona como contraprestación por sus servicios, la cual se
encuentra prevista por los artículos 82 y 84 de la Ley Federal del Trabajo."
Asimismo es aplicable al caso, por igualdad de razón en los términos antes indicados, la
jurisprudencia número 41, sustentada por este órgano colegiado, publicada en las
páginas 37 y 38, del número 25 de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
correspondiente al mes de enero de mil novecientos noventa, cuyo texto es el siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL, NO VIOLAN EL
PRINCIPIO DE LEGALIDAD TRIBUTARIA POR GRAVAR EROGACIONES EN
ESPECIE.-Los artículos 45-G a 45-I de la Ley de Hacienda del Departamento del
Distrito Federal, publicado en el Diario Oficial de la Federación de treinta y uno de
diciembre de mil novecientos ochenta y siete, no violan el principio de legalidad
tributaria establecido por el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, al gravar las erogaciones en especie que se hagan como
contraprestación al trabajo personal subordinado, porque ello no ocasiona
indeterminación en el objeto del impuesto, toda vez que las mismas tienen un valor
determinado y son cuantificables en dinero. El patrón que otorga a sus trabajadores
estos beneficios, como prestaciones de carácter laboral, conoce su valor, aun cuando
éste varíe por diversas circunstancias en el transcurso del tiempo; y es precisamente, el
patrón, quien, en última instancia, cubre el monto de las prestaciones que otorga."
Por otro lado, el argumento relativo a cuáles son las prestaciones laborales, y cómo se
determinan, que componen la base gravable a que alude la quejosa, no constituye un
problema de constitucionalidad que se dé en este asunto, sino tan sólo se trata de un
problema de interpretación de la ley, que, en su caso, tendría que examinarse cuando se
planteara de manera concreta que el patrón, en un caso específico, no hubiera
considerado dentro de la base gravable determinadas prestaciones laborales y la
autoridad le liquidara diferencias por tal razón, problema que, sin embargo, sería de
mera legalidad, esto es, referido a la interpretación que debe darse al precepto en
cuestión.
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Es aplicable al caso, por igualdad de razón en los términos que han quedado precisados,
la jurisprudencia número 47, sustentada por este Alto Tribunal, publicada en las páginas
13 y 14, del número 32 de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
correspondiente al mes de agosto de mil novecientos noventa, cuyo texto es el siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LA INCLUSION EN SU OBJETO Y EN SU BASE
DE LAS APORTACIONES AL INFONAVIT Y AL INSTITUTO MEXICANO DEL
SEGURO SOCIAL NO ES UN PROBLEMA DE CONSTITUCIONALIDAD SINO
DE LEGALIDAD.-El artículo 45-G, segundo párrafo, de la Ley de Hacienda del
Departamento del Distrito Federal, establece que, para los efectos del impuesto sobre
nóminas, se consideran erogaciones destinadas a remunerar al trabajo personal
subordinado, los salarios y demás prestaciones que se deriven de una relación laboral,
sin que en ésta o en otra disposición se incluyan, expresamente, en el objeto ni en la
base del impuesto, las cuotas que deben cubrirse al Instituto Mexicano del Seguro
Social y al Instituto Nacional del Fondo para la Vivienda de los Trabajadores.
Consecuentemente, si tales aportaciones deben o no quedar incluidas en el objeto y en la
base de este impuesto no constituye un problema de constitucionalidad de la ley, sino de
legalidad, puesto que la solución radica en interpretar la disposición señalada."
NOVENO.-En el quinto y último concepto de violación que formula la quejosa,
sostiene que el impuesto reclamado viola los artículos 25, 123 y 133 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque la ley originaria que lo crea no está
acorde con la Constitución, al establecer un gravamen sobre la creación de empleos y el
pago de salarios, cuando es una obligación constitucional del Estado fomentar el
empleo, mas no desalentarlo.
Es infundado el concepto anterior porque el impuesto reclamado no tiene como objeto
gravar la "creación de empleos" o desalentar su creación, como sin razón lo aduce la
quejosa, sino sólo gravar las erogaciones por concepto de remuneraciones al trabajo
personal subordinado, lo cual no viola el artículo 25 constitucional, en virtud de que
éste establece esencialmente la rectoría económica del Estado para garantizar el
crecimiento económico del país, misma que se cumple en los términos que prevé el
mencionado precepto constitucional, es decir, cuando el Estado alienta la producción,
concede subsidios, otorga facilidades a empresas de nueva creación, estimula la
exportación de sus productos, o concede facilidades para la importación de materias
primas, entre otras acciones, rectoría que no se ve interferida o menoscabada por la
imposición de un tributo como el reclamado, que tiene su razón de ser en lo dispuesto
en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución General de la República, lo que
evidencia que no vulnera los preceptos constitucionales que al efecto invoca la quejosa,
dado que no se dirige ni se opone en forma alguna a la creación de empleos ni a la
rectoría económica del Estado.
Resulta aplicable al caso, por igualdad de razón en los términos que han quedado
apuntados, la jurisprudencia número 12/92, sustentada por este Tribunal Pleno,
publicada en las páginas 13 y 14 del número 51 de la Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación, correspondiente al mes de marzo de mil novecientos noventa y dos, cuyo
texto es el siguiente:
"NOMINAS, IMPUESTO SOBRE. LOS ARTICULOS 45-G A 45-I DE LA LEY DE
HACIENDA DEL DEPARTAMENTO DEL DISTRITO FEDERAL NO VIOLAN EL
45
ARTICULO 25 CONSTITUCIONAL.-Los artículos 45-G a 45-I de la Ley de Hacienda
del Departamento del Distrito Federal que establecen el impuesto sobre nóminas, no
violan el artículo 25 constitucional, en tanto que este último precepto establece
fundamentalmente la rectoría económica del Estado para garantizar el crecimiento
económico del país, la cual se cumple en los términos previstos en el propio dispositivo
constitucional, cuando el Estado alienta la producción, concede subsidios, otorga
facilidades a empresas de nueva creación, estimula la exportación de sus productos, o
concede facilidades para la importación de materias primas, entre otras acciones, pero
no se ve menoscabada por circunstancias ajenas, como es la legislación del tributo
denominado 'impuesto sobre nóminas', que tiene su fundamento en el artículo 31,
fracción IV, constitucional."
DECIMO.-Por último, cabe precisar que en virtud de que los actos reclamados que se
hicieron consistir en la Ley de Ingresos del Estado de Campeche para el ejercicio del
año de mil novecientos noventa y tres y el acto concreto de aplicación, no se reclaman
por vicios propios, sino que su inconstitucionalidad se hizo depender de la del impuesto
sobre nóminas que se contiene en la Ley de Hacienda del mencionado Estado, por lo
que al haber resultado éste constitucional aquéllos siguen su misma suerte y, por tanto,
resultan también constitucionales.
De conformidad con todo lo manifestado y en atención a que los agravios resultaron
fundados y los conceptos de violación estudiados han resultado infundados, lo
procedente es revocar la sentencia recurrida y negar el amparo y la protección de la
Justicia Federal a la quejosa.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo, además, en los artículos 90 y 91 de la Ley de
Amparo, se resuelve:
PRIMERO.-Se revoca la sentencia sujeta a revisión.
SEGUNDO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Banca Serfín, sociedad
anónima, antes sociedad nacional de crédito, contra las autoridades y por los actos que
se especifican en el primer resultando de esta ejecutoria.
Notifíquese; con testimonio de la presente resolución vuelvan los autos al juzgado de su
origen y, en su oportunidad, archívese el toca.
Así lo resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando en Pleno, por
mayoría de dieciséis votos de los señores Ministros: de Silva Nava, Lanz Cárdenas,
Castañón León, López Contreras, Fernández Doblado, Llanos Duarte, Adato Green, Gil
de Lester, González Martínez, Villagordoa Lozano, Moreno Flores, García Vázquez,
Azuela Güitrón, Díaz Romero, Chapital Gutiérrez y presidente Schmill Ordóñez; los
señores Ministros Sempé Minvielle y Cal y Mayor Gutiérrez votaron en contra. Durante
la votación de este asunto estuvieron ausentes los señores Ministros Magaña Cárdenas y
Alba Leyva. Fue ponente el señor Ministro Mariano Azuela Güitrón. Firman los CC.
Presidente y Ministro ponente, con el secretario general de Acuerdos que da fe.
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