AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 QUEJOSA Y RECURRENTE: *********** PONENTE: MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ SECRETARIA: MÓNICA CACHO MALDONADO En atención a lo dispuesto por el artículo 73, segundo párrafo, de la Ley de Amparo, así como la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”1, a continuación se hace público el fragmento del proyecto de sentencia del Amparo Directo en Revisión 5733/2015, en el cual se realiza el estudio de constitucionalidad respectivo: 1. Primera cuestión: ¿Es correcta la determinación de declarar ineficaces los conceptos de violación respecto a la inconstitucionalidad del artículo 2608 del Código Civil para el Distrito Federal, por vulneración al artículo 5° constitucional? 2. La respuesta a dicha cuestión es negativa, si se toma en cuenta que la parte quejosa sí precisó en sus conceptos de violación los motivos por los cuales atribuye al artículo 2608 del Código Civil para el Distrito Federal, ir en contra de lo previsto en el artículo 5° constitucional, pues se trata de los mismos motivos que adujo al señalar la contravención al principio de igualdad: que en la citada norma legal la acción de pago de honorarios a favor de una persona moral por la prestación de servicios profesionales se sujeta a la exhibición de la cédula profesional respectiva, a pesar de que dicha persona, por su naturaleza, no podría obtener ese documento. 1 Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, Página: 61. AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 3. De esa circunstancia, el quejoso derivó la violación al derecho a la justa retribución por su trabajo, el derecho a no verse privado del producto de su trabajo y a la libertad de trabajo o empresa previstos en el artículo 5° constitucional, ya que la acción de pago de honorarios de las personas morales indebidamente se condiciona a que se presente la cédula profesional, cuando ese tipo de personas se encuentra imposibilitada para cumplir ese requisito. 4. También del mismo argumento derivó la contravención al principio de igualdad, porque en su concepto, el precepto sólo regula la situación de personas físicas que prestan sus servicios, pero no cuando la prestación de los servicios proviene de una persona moral, para quien no cabe el mismo trato o exigencia de exhibir cédula profesional. 5. En ese sentido, el tribunal colegiado estaba en condiciones de analizar los conceptos de violación, tanto en lo relativo a la violación principio de igualdad, como en lo concerniente al artículo 5° constitucional. Sin embargo, se limitó a atender el primero y omitió el segundo, por lo cual, en ejercicio de la jurisdicción que corresponde a esta Sala en el recurso de revisión contra las sentencias de amparo directo, procede a su estudio de fondo, conforme al artículo 93 de la Ley de Amparo. 6. Segunda cuestión: ¿El artículo 2608 del Código Civil para el Distrito Federal vulnera el artículo 5° constitucional? 7. Esta Primera Sala estima que el citado precepto legal no atenta contra los derechos fundamentales contenidos en el artículo 5° constitucional, consistentes en la libertad de trabajo, el derecho a una justa retribución y el de no verse privado del producto del trabajo. 8. En efecto, el artículo 5° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece: 2 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 Artículo 5o. A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por resolución judicial. La Ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo. Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123. En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de los cargos concejiles y los de elección popular, directa o indirecta. Las funciones electorales y censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero serán retribuidas aquéllas que se realicen profesionalmente en los términos de esta Constitución y las leyes correspondientes. Los servicios profesionales de índole social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley y con las excepciones que ésta señale. El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona por cualquier causa. Tampoco puede admitirse convenio en que la persona pacte su proscripción o destierro, o en que renuncie temporal o permanentemente a ejercer determinada profesión, industria o comercio. El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por el tiempo que fije la ley, sin poder exceder de un año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en ningún caso, a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera de los derechos políticos o civiles. La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo obligará a éste a la correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso pueda hacerse coacción sobre su persona. 3 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 9. Este precepto prevé un derecho de libertad de las personas (sean físicas o morales), para dedicarse a una actividad productiva que les provea la satisfacción de sus necesidades, sea industrial, de comercio, profesional o de trabajo; así como también el derecho de apropiarse y aprovechar para sí el producto de esa actividad, en el que la persona ha aplicado su ingenio, su creatividad, su intelecto, su destreza, sus habilidades, conocimientos o su esfuerzo físico. 10. La limitación impuesta a esa libertad es la licitud de la actividad, es decir, que ésta no sea contraria a las leyes de orden público o a las buenas costumbres, por lo cual no se reconoce derecho alguno a quien se dedique a alguna de carácter ilícito en sí misma, como la trata de personas o la producción y comercio de drogas, por ejemplo. 11. Asimismo, el ejercicio de una actividad, aunque lícita, puede llegar a vedarse cuando afecte derechos de tercero, previo juicio en el que se emita una resolución judicial que así lo determine, por ejemplo, cuando el horno de una panadería se construye sobre una barda medianera en perjuicio del predio contiguo, o cuando se impone como pena a un delito cometido en ejercicio de una profesión. 12. La veda de una actividad lícita también puede provenir de una resolución gubernativa de carácter administrativo, emitida en términos de las leyes, cuando con su ejercicio se afecten derechos de la sociedad, como el establecimiento de una fábrica o bodega de explosivos en un lugar densamente poblado, sin las suficientes medidas de seguridad. 13. De igual forma, la privación del producto del trabajo sólo se justifica si proviene de una resolución emitida en el contexto de un procedimiento judicial, para la protección de derechos preferentes, como el de alimentos, o los derechos de terceros. En el caso de los salarios, debe 4 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 atenderse a las disposiciones contenidas en las fracciones VIII y VI, de los apartados A y B, respectivamente, del artículo 123 constitucional, conforme a los cuales, el salario mínimo queda exceptuado de embargo, compensación o descuento; y los salarios percibidos por los trabajadores de los Poderes de la Unión y del Gobierno del Distrito Federal pueden ser objeto de deducciones, retenciones, descuentos o embargos, sólo en los casos permitidos en la ley. 14. En ese mismo sentido, en el precepto constitucional analizado se prohíbe obligar a alguien a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. 15. Disposición consecuente con el derecho de libertad, en que sólo por el consentimiento de una persona podría permitirse su sacrificio para prestar un servicio sin retribución a cambio. Consentimiento el cual debe ser prestado de manera plena, es decir, sin vicios como el error, dolo, engaño o violencia, y que se mantiene vigente mientras esa voluntad no se revoque y quien la prestó no se niegue a realizar o continuar el trabajo o servicio sin retribución. 16. Así, el derecho a la retribución está determinado por la realización de un trabajo personal a favor de otro u otros, a menos que expresamente se haya consentido, sin vicios de la voluntad, en no recibir contraprestación alguna. 17. Lo dicho no tiene aplicabilidad en las actividades o servicios que por disposición constitucional deben prestarse sin retribución a cambio, como ciertos servicios públicos (funciones electorales y censales con excepción de los profesionales) o las que se imponen como pena en una sentencia judicial. 18. Ahora bien, cuando el trabajo o actividad realizada tenga lugar en ejercicio de una profesión, el propio precepto constitucional establece 5 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 que la ley de cada Estado determinará cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo. 19. En la Ley Reglamentaria del Artículo 5° Constitucional, relativo al Ejercicio de las Profesiones en el Distrito Federal, el título profesional es definido como el documento expedido por instituciones del Estado o descentralizadas, y por instituciones particulares que tengan reconocimiento de validez oficial de estudios, a favor de la persona que haya concluido los estudios correspondientes o demostrado tener los conocimientos necesarios de conformidad con la misma ley y otras disposiciones aplicables (artículo 1°). 20. Sólo las instituciones que impartan educación profesional están autorizadas para expedir dichos títulos (artículo 11), los cuales deben registrarse ante la Secretaría de Educación Pública (artículos 9° y 12), y ésta expide al interesado la cédula correspondiente, con efectos de patente para el ejercicio profesional y para su identidad en todas sus actividades profesionales (artículo 23, fracción IV). 21. La misma ley señala que necesitan título para su ejercicio, entre otras, las profesiones de Licenciado en Derecho y Contador. 22. De acuerdo con lo anterior, la Constitución impone una condición o requisito a la libertad de trabajo, en el sentido de que cuando la actividad elegida implica el ejercicio de cierta profesión para la cual la ley exija título, primero debe obtenerse ese documento. Como consecuencia necesaria de lo anterior, también está condicionado al mismo requisito el derecho inherente de obtener la retribución correspondiente, o de apropiarse del producto del trabajo realizado; pues como se dijo, la libertad de trabajo incluye el derecho a recibir la 6 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 contraprestación respectiva o la apropiación del producto de la actividad, salvo las excepciones que han quedado señaladas. 23. Así, quien ejerce una actividad profesional sin contar con el título exigido en la ley, está actuando fuera de los límites de la libertad de trabajo tutelado en la Constitución, por lo cual no estaría amparado en el derecho a la justa retribución ni a apropiarse del producto de su trabajo. 24. En ese sentido, el precepto impugnado se ajusta plenamente a la disposición constitucional, en cuanto establece: “Artículo 2608. Los que sin tener el título correspondiente ejerzan profesiones para cuyo ejercicio le ley exija título, además de incurrir en las penas respectivas, no tendrán derecho de cobrar retribución por los servicios profesionales que hayan prestado.” 25. Como puede apreciarse de la disposición sujeta a escrutinio, si la libertad de trabajo está limitada en la propia Constitución a la obtención de un título para el ejercicio de profesiones que, conforme a la ley, así lo requieren, válidamente se establece como consecuencia del incumplimiento a dicha condición la pérdida del derecho inherente a recibir la contraprestación respectiva. 26. Ahora bien, dicha disposición se encuentra prevista en el contexto de la regulación del contrato de prestación de servicios profesionales, que constituye uno de los actos jurídicos a través de los cuales tiene lugar la actividad profesional. 27. Quienes participan en ese contrato se denominan “profesor” o “profesionista” (el que presta el servicio) y el “cliente” (quien recibe el servicio). La capacidad para celebrar este contrato se rige por las reglas generales a que se encuentran sujetas todas las personas, pero 7 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 en cuanto al profesor sí se requiere contar con el título o calificación respectiva. 28. Evidentemente que quien puede obtener un título profesional es una persona física, pero eso no constituye un obstáculo para que también las personas morales puedan celebrar el citado contrato, en carácter de profesionista o profesores. 29. En efecto, si bien las personas morales tienen capacidad jurídica propia e independiente de las personas físicas que la forman en las relaciones y actos jurídicos que entablan con otros, es innegable que las personas físicas constituyen su base sustantiva, como sujetos que forman la voluntad del ente. 30. En ese sentido, no hay limitación para que tanto las personas físicas como las personas morales puedan celebrar este tipo de contrato, en el carácter de profesor o profesionista, si se atiende a las reglas generales sobre la capacidad de las personas morales, en los artículos 26 a 28 del Código Civil para el Distrito Federal, según los cuales, las personas morales pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto de su institución; se rigen por las leyes correspondientes, por su escritura constitutiva y por sus estatutos; así como también obran y se obligan por medio de los órganos que las representan, sea por disposición de la ley o conforme a las disposiciones relativas de sus escrituras constitutivas y sus estatutos. 31. Lo anterior, aunado al artículo 2688 del mismo ordenamiento, en que se prevé el contrato de sociedad entre diversos socios para la realización de un fin común, de carácter preponderantemente económico pero que no constituya una especulación comercial. 8 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 32. Tales disposiciones ponen de manifiesto que las personas morales conformadas por una sociedad civil pueden llegar a tener como objeto o fin común la prestación de servicios profesionales, si así lo acuerdan los socios, en cuanto se trata de una actividad lícita y no hay impedimento jurídico ni material para ello, si se toma en cuenta que actúan a través de personas físicas que las representan, sean los socios, o bien, empleados o dependientes contratados por la sociedad para cumplir su objeto. 33. Por tanto, la condición necesaria para que dichas personas presten servicios profesionales a otros radica en que los sujetos físicos a través de los cuales realizan dicha actividad, cuenten con el título profesional respectivo o, en su caso, la preparación técnica necesaria, conforme a ley reglamentaria del artículo 5° constitucional de cada Estado. 34. De ahí que el artículo impugnado debe ser entendido en el sentido de que cuando la prestación de los servicios profesionales corre a cargo de una persona moral, ésta debe demostrar que las personas físicas a través de las cuales prestó los servicios tienen título en la profesión correspondiente; o de lo contrario, no justificarán su derecho a la retribución pactada. 35. Así, en la acción de pago de honorarios derivados de un contrato de prestación de servicios profesionales, cuando quien se obliga a ellos es una persona moral, ésta tiene la carga de demostrar esa calidad especial requerida para dicho acuerdo de voluntades, en las personas físicas que actúan por ella en la ejecución material de los servicios. 36. De lo dicho puede apreciarse cómo la disposición legal analizada no contraviene la libertad de trabajo en los términos en que se encuentra regulada en el artículo 5° constitucional, pues al igual que lo hace este 9 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 precepto constitucional, limita ese derecho, con el inherente a la contraprestación, a la exigencia de un título en el caso del ejercicio de ciertas profesiones, según lo determine la ley local respectiva. 37. Sin que haga diferencia alguna cuando la prestación de los servicios proviene de una persona moral, porque se entiende que las personas físicas a través de las cuales presta tales servicios, debe contar con el título respectivo, cuando la ley así lo exija. 38. Por tanto, contrariamente a lo que alega la quejosa, no podría estimarse que en la acción de pago de honorarios promovida por una persona moral, baste probar la existencia del contrato y la prestación de los servicios a satisfacción del cliente, sino que también se requiere demostrar la capacidad especial de quienes actuaron por ella, con el documento respectivo. 39. Tercera cuestión: ¿El artículo 2608 del Código Civil para el Distrito Federal contraviene el derecho de igualdad? 40. Esta Sala considera que el citado precepto legal tampoco transgrede el principio de igualdad. 41. La razón por la cual la quejosa estima que el citado artículo resulta violatorio del derecho de igualdad consiste en que indebidamente condiciona el pago de la contraprestación a los servicios profesionales, a que se tenga título profesional, cuando las personas morales no pueden cumplir ese requisito, dada su naturaleza. 42. De ahí que considere que la disposición legal debería dar un trato diferenciado a dichas personas y no exigirles ese requisito, porque en los términos en que se encuentra previsto, prohíbe a las personas morales constituirse en prestadoras de servicios profesionales, dada su imposibilidad para contar con un título. 10 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 43. Dicho planteamiento es incorrecto, porque como se dejó establecido al resolver la pregunta anterior, el artículo 2608 del Código Civil no impide a las personas morales dedicarse a la prestación de servicios profesionales, sino que atendiendo a las reglas generales sobre la capacidad de las personas, no hay impedimento para considerar que puedan hacerlo, sin que esto signifique quedar exentas de cumplir el requisito de capacidad especial señalado en el precepto impugnado, porque se entiende que no es la persona moral, como ficción jurídica, la que ha de contar con algún título profesional, sino las personas físicas por medio de las cuales cumple su objeto social, para garantizar a sus clientes la prestación de servicios con el carácter de profesionales. 44. En consecuencia, no podría considerarse, como pretende la quejosa, que en la acción de pago de honorarios promovida por una persona moral a ésta no le sea exigible la demostración de haber prestado los servicios profesionales a través de personas físicas que contaran con el título respectivo; sino que tienen la carga de acreditar ese hecho. 45. Ahora, asiste razón a la recurrente en que la interpretación efectuada por el tribunal colegiado falla en establecer que son los socios quienes deben contar con el título profesional correspondiente a los servicios prestados por la persona moral. Lo anterior, pues como se dejó establecido, las personas físicas profesionales a través de las cuales una persona moral puede prestar servicios de esa naturaleza, pueden ser los socios, o bien, empleados o dependientes contratados por la sociedad para cumplir su objeto social, o ambos. 46. Sin embargo, esto no conduce a considerar inconstitucional el precepto, pues aunque no sean los socios precisamente quienes deban contar con el título profesional atinente a los servicios que 11 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 presta la sociedad, de cualquier modo ésta tendría la carga de probar la prestación de los servicios a través de personas tituladas, si la profesión así lo requiere o, en su caso, la capacitación técnica que corresponda. 47. Al respecto, debe señalarse que, contrariamente a lo alegado por la recurrente, la sociedad no se encontraría en imposibilidad material para ofrecer como prueba la cédula profesional de sus socios, empleados o contratistas, por el hecho de que el título o la cédula no sea suyo propio sino de las personas físicas. El ofrecimiento de esa prueba no es difícil o imposible de cumplir, ya que supone una selección o comprobación previa de que los sujetos contratados cumplen los requisitos correspondientes; además de que, bien se trate de los socios o de empleados los que prestan los servicios por la persona moral, se trata de sujetos ligados u obligados hacia ésta, de suerte que deben coadyuvar en el cumplimiento de las cargas de la persona jurídica. En todo caso, la persona jurídica está en posibilidad de acudir a los instrumentos probatorios previstos en las leyes procesales, como los medios preparatorios a juicio, o el ofrecimiento de documentos en poder de otras personas para allegar al juez el citado documento. 48. Como consecuencia de lo anterior, debe estimarse que el precepto impugnado no presenta deficiencia alguna en cuanto a la regulación de la prestación de servicios profesionales por parte de las personas morales, porque la sanción de la pérdida del derecho a la retribución derivada de que tales servicios sean prestados por personas carentes de título en la profesión correspondiente es aplicable tanto a las personas físicas, como a las personas morales que se constituyan como profesores en un contrato de esa naturaleza. En ese sentido, estas últimas no requieren un trato regulatorio diferente. 12 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 49. Cuarta cuestión: ¿Es admisible la interpretación conforme propuesta por la recurrente? 50. La recurrente aduce que el tribunal colegiado debió llevar a cabo una interpretación conforme de la disposición cuestionada, para entender que la condición relativa a contar con título profesional para tener derecho a la retribución correspondiente solamente es aplicable a contratos de prestación de servicios profesionales celebrados por personas físicas como profesores o profesionistas, pero no cuando el contrato es celebrado en ese carácter por personas morales, debido a que por su naturaleza, no pueden contar con ese documento, de manera que para tener derecho a la contraprestación respectiva solamente tendrían la carga de probar la existencia del contrato y la prestación de los servicios a satisfacción del cliente. 51. La interpretación propuesta por la recurrente es incorrecta porque se entiende que la prestación de servicios profesionales a cargo de personas morales, se ejecutan a través de personas físicas, sean los socios o sujetos empleados por la sociedad para cumplir su objeto, quienes deben contar con el título correspondiente a la profesión para la cual se exige ese documento. Por tanto, también las personas morales deben demostrar, al promover la acción de pago de honorarios o contraprestación a los servicios profesionales, no solamente la existencia del contrato y la prestación de los servicios, sino también que los sujetos o personas físicas a través de las cuales se prestaron los servicios sí cuentan con el título correspondiente, cuando la ley así lo exija. 52. En ese sentido, es incorrecta la apreciación de la recurrente, cuando señala que la comprobación del título sólo debe ser hacia la persona moral que emplea o contrata a ciertos profesionistas, sino que también la persona moral se obliga hacia sus clientes a prestar servicios a 13 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 través de personas que cuenten con el título mencionado; lo cual no solamente redunda en la excepción relativa a la lex artis, sino también en la pérdida al derecho a la retribución, señalada en el precepto impugnado, en correspondencia con la limitación impuesta a la libertad de trabajo establecida en el artículo 5° constitucional. 53. Ahora bien, la recurrente considera que el cumplimiento de la carga de la prueba sobre ese hecho, dentro del juicio promovido sobre pago de honorarios, debe poder llevarse a cabo no solamente con la exhibición de las cédulas profesionales correspondientes a las personas físicas que materialmente prestaron el servicio a nombre o representación de la persona moral, sino también a través de otros elementos probatorios, como la indicación del número de cédula y su consulta en la página web de la Secretaría de Educación Pública, entendida ésta como hecho notorio. Y en ese sentido, considera inaplicable al caso la tesis de Jurisprudencia de la Primera Sala, titulada: HONORARIOS. LA ACCIÓN DE PAGO DERIVADA DE UN CONTRATO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS PROFESIONALES, REQUIERE PARA SU PROCEDENCIA QUE EL ACTOR EXHIBA LA CÉDULA PROFESIONAL QUE ACREDITE SU CALIDAD DE LICENCIADO EN DERECHO2. 54. Asimismo, alegó que si bien en el caso se opuso la excepción de lex artis, la demandada no la demostró con alguna prueba pericial ni se quejó de la falta de exhibición de la cédula profesional. 55. De igual forma, menciona que la excepción de falta de cumplimiento de la obligación de que los asuntos fueran atendidos por Licenciado en Derecho, quedó desestimada con el testimonio de dos abogados, de los cuales obra en autos su número de cédula profesional. 2 Tesis 1ª./J. 16/2005, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXI, abril de 2005, pág. 290. 14 AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015 56. Sin embargo, tales argumentos deben estimarse inoperantes porque corresponden más bien con los aspectos de legalidad relativos a si el supuesto al cual se refiere la Jurisprudencia se ajusta al caso concreto, si la valoración de pruebas llevada a cabo por la responsable es correcta o no, según si se considera que los elementos allegados al proceso son insuficientes o suficientes para generar convicción de que los servicios se prestaron a través de personas con el título profesional respectivo; o si las excepciones opuestas son insuficientes para negar el derecho al pago de honorarios. 57. Esto es, dicho argumento exigiría la determinación de si los elementos de prueba exhibidos en el caso son suficientes para demostrar la calidad de profesionistas titulados de las personas físicas por medio de las cuales se prestaron los servicios cuyos honorarios se reclamaron en el juicio de origen. Aspectos que resultan ajenos a la disposición sustantiva que se analiza y, por ende, exceden la materia de este recurso, que se circunscribe a las cuestiones propiamente constitucionales. 15