amparo directo en revisión 2029/2011

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN
5733/2015
QUEJOSA Y RECURRENTE: ***********
PONENTE: MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ
SECRETARIA: MÓNICA CACHO MALDONADO
En atención a lo dispuesto por el artículo 73, segundo párrafo, de la
Ley de Amparo, así como la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS
DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE
ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD
DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA
INTERPRETACIÓN
DIRECTA
DE
UN
PRECEPTO
CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”1, a continuación se hace
público el fragmento del proyecto de sentencia del Amparo Directo en
Revisión 5733/2015, en el cual se realiza el estudio de
constitucionalidad respectivo:
1.
Primera cuestión: ¿Es correcta la determinación de declarar
ineficaces
los
conceptos
de
violación
respecto
a
la
inconstitucionalidad del artículo 2608 del Código Civil para el
Distrito Federal, por vulneración al artículo 5° constitucional?
2.
La respuesta a dicha cuestión es negativa, si se toma en cuenta que la
parte quejosa sí precisó en sus conceptos de violación los motivos por
los cuales atribuye al artículo 2608 del Código Civil para el Distrito
Federal, ir en contra de lo previsto en el artículo 5° constitucional, pues
se trata de los mismos motivos que adujo al señalar la contravención
al principio de igualdad: que en la citada norma legal la acción de pago
de honorarios a favor de una persona moral por la prestación de
servicios profesionales se sujeta a la exhibición de la cédula
profesional respectiva, a pesar de que dicha persona, por su
naturaleza, no podría obtener ese documento.
1
Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, Página: 61.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
3.
De esa circunstancia, el quejoso derivó la violación al derecho a la
justa retribución por su trabajo, el derecho a no verse privado del
producto de su trabajo y a la libertad de trabajo o empresa previstos
en el artículo 5° constitucional, ya que la acción de pago de honorarios
de las personas morales indebidamente se condiciona a que se
presente la cédula profesional, cuando ese tipo de personas se
encuentra imposibilitada para cumplir ese requisito.
4.
También del mismo argumento derivó la contravención al principio de
igualdad, porque en su concepto, el precepto sólo regula la situación
de personas físicas que prestan sus servicios, pero no cuando la
prestación de los servicios proviene de una persona moral, para quien
no cabe el mismo trato o exigencia de exhibir cédula profesional.
5.
En ese sentido, el tribunal colegiado estaba en condiciones de analizar
los conceptos de violación, tanto en lo relativo a la violación principio
de igualdad, como en lo concerniente al artículo 5° constitucional. Sin
embargo, se limitó a atender el primero y omitió el segundo, por lo
cual, en ejercicio de la jurisdicción que corresponde a esta Sala en el
recurso de revisión contra las sentencias de amparo directo, procede a
su estudio de fondo, conforme al artículo 93 de la Ley de Amparo.
6.
Segunda cuestión: ¿El artículo 2608 del Código Civil para el
Distrito Federal vulnera el artículo 5° constitucional?
7.
Esta Primera Sala estima que el citado precepto legal no atenta contra
los derechos fundamentales contenidos en el artículo 5° constitucional,
consistentes en la libertad de trabajo, el derecho a una justa
retribución y el de no verse privado del producto del trabajo.
8.
En efecto, el artículo 5° de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos establece:
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
Artículo 5o. A ninguna persona podrá impedirse que se
dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá
vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los
derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada en
los términos que marque la ley, cuando se ofendan los
derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto
de su trabajo, sino por resolución judicial.
La Ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones
que necesitan título para su ejercicio, las condiciones que
deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de
expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la
justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo
impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se
ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123.
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios,
en los términos que establezcan las leyes respectivas, el de las
armas y los jurados, así como el desempeño de los cargos
concejiles y los de elección popular, directa o indirecta. Las
funciones electorales y censales tendrán carácter obligatorio y
gratuito, pero serán retribuidas aquéllas que se realicen
profesionalmente en los términos de esta Constitución y las
leyes correspondientes. Los servicios profesionales de índole
social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley y
con las excepciones que ésta señale.
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún
contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo,
la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona
por cualquier causa.
Tampoco puede admitirse convenio en que la persona pacte su
proscripción o destierro, o en que renuncie temporal o
permanentemente a ejercer determinada profesión, industria o
comercio.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio
convenido por el tiempo que fije la ley, sin poder exceder de un
año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en
ningún caso, a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera
de los derechos políticos o civiles.
La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta
al trabajador, sólo obligará a éste a la correspondiente
responsabilidad civil, sin que en ningún caso pueda hacerse
coacción sobre su persona.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
9.
Este precepto prevé un derecho de libertad de las personas (sean
físicas o morales), para dedicarse a una actividad productiva que les
provea la satisfacción de sus necesidades, sea industrial, de comercio,
profesional o de trabajo; así como también el derecho de apropiarse y
aprovechar para sí el producto de esa actividad, en el que la persona
ha aplicado su ingenio, su creatividad, su intelecto, su destreza, sus
habilidades, conocimientos o su esfuerzo físico.
10. La limitación impuesta a esa libertad es la licitud de la actividad, es
decir, que ésta no sea contraria a las leyes de orden público o a las
buenas costumbres, por lo cual no se reconoce derecho alguno a
quien se dedique a alguna de carácter ilícito en sí misma, como la
trata de personas o la producción y comercio de drogas, por ejemplo.
11. Asimismo, el ejercicio de una actividad, aunque lícita, puede llegar a
vedarse cuando afecte derechos de tercero, previo juicio en el que se
emita una resolución judicial que así lo determine, por ejemplo, cuando
el horno de una panadería se construye sobre una barda medianera
en perjuicio del predio contiguo, o cuando se impone como pena a un
delito cometido en ejercicio de una profesión.
12. La veda de una actividad lícita también puede provenir de una
resolución gubernativa de carácter administrativo, emitida en términos
de las leyes, cuando con su ejercicio se afecten derechos de la
sociedad, como el establecimiento de una fábrica o bodega de
explosivos en un lugar densamente poblado, sin las suficientes
medidas de seguridad.
13. De igual forma, la privación del producto del trabajo sólo se justifica si
proviene de una resolución emitida en el contexto de un procedimiento
judicial, para la protección de derechos preferentes, como el de
alimentos, o los derechos de terceros. En el caso de los salarios, debe
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atenderse a las disposiciones contenidas en las fracciones VIII y VI, de
los apartados A y B, respectivamente, del artículo 123 constitucional,
conforme a los cuales, el salario mínimo queda exceptuado de
embargo, compensación o descuento; y los salarios percibidos por los
trabajadores de los Poderes de la Unión y del Gobierno del Distrito
Federal pueden ser objeto de deducciones, retenciones, descuentos o
embargos, sólo en los casos permitidos en la ley.
14. En ese mismo sentido, en el precepto constitucional analizado se
prohíbe obligar a alguien a prestar trabajos personales sin la justa
retribución y sin su pleno consentimiento.
15. Disposición consecuente con el derecho de libertad, en que sólo por el
consentimiento de una persona podría permitirse su sacrificio para
prestar un servicio sin retribución a cambio. Consentimiento el cual
debe ser prestado de manera plena, es decir, sin vicios como el error,
dolo, engaño o violencia, y que se mantiene vigente mientras esa
voluntad no se revoque y quien la prestó no se niegue a realizar o
continuar el trabajo o servicio sin retribución.
16. Así, el derecho a la retribución está determinado por la realización de
un trabajo personal a favor de otro u otros, a menos que
expresamente se haya consentido, sin vicios de la voluntad, en no
recibir contraprestación alguna.
17. Lo dicho no tiene aplicabilidad en las actividades o servicios que por
disposición constitucional deben prestarse sin retribución a cambio,
como ciertos servicios públicos (funciones electorales y censales con
excepción de los profesionales) o las que se imponen como pena en
una sentencia judicial.
18. Ahora bien, cuando el trabajo o actividad realizada tenga lugar en
ejercicio de una profesión, el propio precepto constitucional establece
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
que la ley de cada Estado determinará cuáles son las profesiones que
necesitan título para su ejercicio, las condiciones que deban llenarse
para obtenerlo y las autoridades que han de expedirlo.
19. En la Ley Reglamentaria del Artículo 5° Constitucional, relativo al
Ejercicio de las Profesiones en el Distrito Federal, el título profesional
es definido como el documento expedido por instituciones del Estado o
descentralizadas,
y
por
instituciones
particulares
que
tengan
reconocimiento de validez oficial de estudios, a favor de la persona
que haya concluido los estudios correspondientes o demostrado tener
los conocimientos necesarios de conformidad con la misma ley y otras
disposiciones aplicables (artículo 1°).
20. Sólo las instituciones que impartan educación profesional están
autorizadas para expedir dichos títulos (artículo 11), los cuales deben
registrarse ante la Secretaría de Educación Pública (artículos 9° y 12),
y ésta expide al interesado la cédula correspondiente, con efectos de
patente para el ejercicio profesional y para su identidad en todas sus
actividades profesionales (artículo 23, fracción IV).
21. La misma ley señala que necesitan título para su ejercicio, entre otras,
las profesiones de Licenciado en Derecho y Contador.
22. De acuerdo con lo anterior, la Constitución impone una condición o
requisito a la libertad de trabajo, en el sentido de que cuando la
actividad elegida implica el ejercicio de cierta profesión para la cual la
ley exija título, primero debe obtenerse ese documento. Como
consecuencia necesaria de lo anterior, también está condicionado al
mismo requisito el derecho inherente de obtener la retribución
correspondiente, o de apropiarse del producto del trabajo realizado;
pues como se dijo, la libertad de trabajo incluye el derecho a recibir la
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
contraprestación respectiva o la apropiación del producto de la
actividad, salvo las excepciones que han quedado señaladas.
23. Así, quien ejerce una actividad profesional sin contar con el título
exigido en la ley, está actuando fuera de los límites de la libertad de
trabajo tutelado en la Constitución, por lo cual no estaría amparado en
el derecho a la justa retribución ni a apropiarse del producto de su
trabajo.
24. En ese sentido, el precepto impugnado se ajusta plenamente a la
disposición constitucional, en cuanto establece:
“Artículo 2608. Los que sin tener el título correspondiente ejerzan
profesiones para cuyo ejercicio le ley exija título, además de
incurrir en las penas respectivas, no tendrán derecho de cobrar
retribución por los servicios profesionales que hayan prestado.”
25. Como puede apreciarse de la disposición sujeta a escrutinio, si la
libertad de trabajo está limitada en la propia Constitución a la
obtención de un título para el ejercicio de profesiones que, conforme a
la ley, así lo requieren, válidamente se establece como consecuencia
del incumplimiento a dicha condición la pérdida del derecho inherente
a recibir la contraprestación respectiva.
26. Ahora bien, dicha disposición se encuentra prevista en el contexto de
la regulación del contrato de prestación de servicios profesionales, que
constituye uno de los actos jurídicos a través de los cuales tiene lugar
la actividad profesional.
27. Quienes participan en ese contrato se denominan “profesor” o
“profesionista” (el que presta el servicio) y el “cliente” (quien recibe el
servicio). La capacidad para celebrar este contrato se rige por las
reglas generales a que se encuentran sujetas todas las personas, pero
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
en cuanto al profesor sí se requiere contar con el título o calificación
respectiva.
28. Evidentemente que quien puede obtener un título profesional es una
persona física, pero eso no constituye un obstáculo para que también
las personas morales puedan celebrar el citado contrato, en carácter
de profesionista o profesores.
29. En efecto, si bien las personas morales tienen capacidad jurídica
propia e independiente de las personas físicas que la forman en las
relaciones y actos jurídicos que entablan con otros, es innegable que
las personas físicas constituyen su base sustantiva, como sujetos que
forman la voluntad del ente.
30. En ese sentido, no hay limitación para que tanto las personas físicas
como las personas morales puedan celebrar este tipo de contrato, en
el carácter de profesor o profesionista, si se atiende a las reglas
generales sobre la capacidad de las personas morales, en los artículos
26 a 28 del Código Civil para el Distrito Federal, según los cuales, las
personas morales pueden ejercitar todos los derechos que sean
necesarios para realizar el objeto de su institución; se rigen por las
leyes correspondientes, por su escritura constitutiva y por sus
estatutos; así como también obran y se obligan por medio de los
órganos que las representan, sea por disposición de la ley o conforme
a las disposiciones relativas de sus escrituras constitutivas y sus
estatutos.
31. Lo anterior, aunado al artículo 2688 del mismo ordenamiento, en que
se prevé el contrato de sociedad entre diversos socios para la
realización de un fin común, de carácter preponderantemente
económico pero que no constituya una especulación comercial.
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32. Tales disposiciones ponen de manifiesto que las personas morales
conformadas por una sociedad civil pueden llegar a tener como objeto
o fin común la prestación de servicios profesionales, si así lo acuerdan
los socios, en cuanto se trata de una actividad lícita y no hay
impedimento jurídico ni material para ello, si se toma en cuenta que
actúan a través de personas físicas que las representan, sean los
socios, o bien, empleados o dependientes contratados por la sociedad
para cumplir su objeto.
33. Por tanto, la condición necesaria para que dichas personas presten
servicios profesionales a otros radica en que los sujetos físicos a
través de los cuales realizan dicha actividad, cuenten con el título
profesional respectivo o, en su caso, la preparación técnica necesaria,
conforme a ley reglamentaria del artículo 5° constitucional de cada
Estado.
34. De ahí que el artículo impugnado debe ser entendido en el sentido de
que cuando la prestación de los servicios profesionales corre a cargo
de una persona moral, ésta debe demostrar que las personas físicas a
través de las cuales prestó los servicios tienen título en la profesión
correspondiente; o de lo contrario, no justificarán su derecho a la
retribución pactada.
35. Así, en la acción de pago de honorarios derivados de un contrato de
prestación de servicios profesionales, cuando quien se obliga a ellos
es una persona moral, ésta tiene la carga de demostrar esa calidad
especial requerida para dicho acuerdo de voluntades, en las personas
físicas que actúan por ella en la ejecución material de los servicios.
36. De lo dicho puede apreciarse cómo la disposición legal analizada no
contraviene la libertad de trabajo en los términos en que se encuentra
regulada en el artículo 5° constitucional, pues al igual que lo hace este
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
precepto constitucional, limita ese derecho, con el inherente a la
contraprestación, a la exigencia de un título en el caso del ejercicio de
ciertas profesiones, según lo determine la ley local respectiva.
37. Sin que haga diferencia alguna cuando la prestación de los servicios
proviene de una persona moral, porque se entiende que las personas
físicas a través de las cuales presta tales servicios, debe contar con el
título respectivo, cuando la ley así lo exija.
38. Por tanto, contrariamente a lo que alega la quejosa, no podría
estimarse que en la acción de pago de honorarios promovida por una
persona moral, baste probar la existencia del contrato y la prestación
de los servicios a satisfacción del cliente, sino que también se requiere
demostrar la capacidad especial de quienes actuaron por ella, con el
documento respectivo.
39. Tercera cuestión: ¿El artículo 2608 del Código Civil para el
Distrito Federal contraviene el derecho de igualdad?
40. Esta Sala considera que el citado precepto legal tampoco transgrede
el principio de igualdad.
41. La razón por la cual la quejosa estima que el citado artículo resulta
violatorio del derecho de igualdad consiste en que indebidamente
condiciona el pago de la contraprestación a los servicios profesionales,
a que se tenga título profesional, cuando las personas morales no
pueden cumplir ese requisito, dada su naturaleza.
42. De ahí que considere que la disposición legal debería dar un trato
diferenciado a dichas personas y no exigirles ese requisito, porque en
los términos en que se encuentra previsto, prohíbe a las personas
morales constituirse en prestadoras de servicios profesionales, dada
su imposibilidad para contar con un título.
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43. Dicho planteamiento es incorrecto, porque como se dejó establecido al
resolver la pregunta anterior, el artículo 2608 del Código Civil no
impide a las personas morales dedicarse a la prestación de servicios
profesionales, sino que atendiendo a las reglas generales sobre la
capacidad de las personas, no hay impedimento para considerar que
puedan hacerlo, sin que esto signifique quedar exentas de cumplir el
requisito de capacidad especial señalado en el precepto impugnado,
porque se entiende que no es la persona moral, como ficción jurídica,
la que ha de contar con algún título profesional, sino las personas
físicas por medio de las cuales cumple su objeto social, para
garantizar a sus clientes la prestación de servicios con el carácter de
profesionales.
44. En consecuencia, no podría considerarse, como pretende la quejosa,
que en la acción de pago de honorarios promovida por una persona
moral a ésta no le sea exigible la demostración de haber prestado los
servicios profesionales a través de personas físicas que contaran con
el título respectivo; sino que tienen la carga de acreditar ese hecho.
45. Ahora, asiste razón a la recurrente en que la interpretación efectuada
por el tribunal colegiado falla en establecer que son los socios quienes
deben contar con el título profesional correspondiente a los servicios
prestados por la persona moral. Lo anterior, pues como se dejó
establecido, las personas físicas profesionales a través de las cuales
una persona moral puede prestar servicios de esa naturaleza, pueden
ser los socios, o bien, empleados o dependientes contratados por la
sociedad para cumplir su objeto social, o ambos.
46. Sin embargo, esto no conduce a considerar inconstitucional el
precepto, pues aunque no sean los socios precisamente quienes
deban contar con el título profesional atinente a los servicios que
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
presta la sociedad, de cualquier modo ésta tendría la carga de probar
la prestación de los servicios a través de personas tituladas, si la
profesión así lo requiere o, en su caso, la capacitación técnica que
corresponda.
47. Al respecto, debe señalarse que, contrariamente a lo alegado por la
recurrente, la sociedad no se encontraría en imposibilidad material
para ofrecer como prueba la cédula profesional de sus socios,
empleados o contratistas, por el hecho de que el título o la cédula no
sea suyo propio sino de las personas físicas. El ofrecimiento de esa
prueba no es difícil o imposible de cumplir, ya que supone una
selección o comprobación previa de que los sujetos contratados
cumplen los requisitos correspondientes; además de que, bien se trate
de los socios o de empleados los que prestan los servicios por la
persona moral, se trata de sujetos ligados u obligados hacia ésta, de
suerte que deben coadyuvar en el cumplimiento de las cargas de la
persona jurídica. En todo caso, la persona jurídica está en posibilidad
de acudir a los instrumentos probatorios previstos en las leyes
procesales, como los medios preparatorios a juicio, o el ofrecimiento
de documentos en poder de otras personas para allegar al juez el
citado documento.
48. Como consecuencia de lo anterior, debe estimarse que el precepto
impugnado no presenta deficiencia alguna en cuanto a la regulación
de la prestación de servicios profesionales por parte de las personas
morales, porque la sanción de la pérdida del derecho a la retribución
derivada de que tales servicios sean prestados por personas carentes
de título en la profesión correspondiente es aplicable tanto a las
personas físicas, como a las personas morales que se constituyan
como profesores en un contrato de esa naturaleza. En ese sentido,
estas últimas no requieren un trato regulatorio diferente.
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
49. Cuarta cuestión: ¿Es admisible la interpretación conforme
propuesta por la recurrente?
50. La recurrente aduce que el tribunal colegiado debió llevar a cabo una
interpretación conforme de la disposición cuestionada, para entender
que la condición relativa a contar con título profesional para tener
derecho a la retribución correspondiente solamente es aplicable a
contratos de prestación de servicios profesionales celebrados por
personas físicas como profesores o profesionistas, pero no cuando el
contrato es celebrado en ese carácter por personas morales, debido a
que por su naturaleza, no pueden contar con ese documento, de
manera que para tener derecho a la contraprestación respectiva
solamente tendrían la carga de probar la existencia del contrato y la
prestación de los servicios a satisfacción del cliente.
51. La interpretación propuesta por la recurrente es incorrecta porque se
entiende que la prestación de servicios profesionales a cargo de
personas morales, se ejecutan a través de personas físicas, sean los
socios o sujetos empleados por la sociedad para cumplir su objeto,
quienes deben contar con el título correspondiente a la profesión para
la cual se exige ese documento. Por tanto, también las personas
morales deben demostrar, al promover la acción de pago de
honorarios o contraprestación a los servicios profesionales, no
solamente la existencia del contrato y la prestación de los servicios,
sino también que los sujetos o personas físicas a través de las cuales
se prestaron los servicios sí cuentan con el título correspondiente,
cuando la ley así lo exija.
52. En ese sentido, es incorrecta la apreciación de la recurrente, cuando
señala que la comprobación del título sólo debe ser hacia la persona
moral que emplea o contrata a ciertos profesionistas, sino que también
la persona moral se obliga hacia sus clientes a prestar servicios a
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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5733/2015
través de personas que cuenten con el título mencionado; lo cual no
solamente redunda en la excepción relativa a la lex artis, sino también
en la pérdida al derecho a la retribución, señalada en el precepto
impugnado, en correspondencia con la limitación impuesta a la libertad
de trabajo establecida en el artículo 5° constitucional.
53. Ahora bien, la recurrente considera que el cumplimiento de la carga de
la prueba sobre ese hecho, dentro del juicio promovido sobre pago de
honorarios, debe poder llevarse a cabo no solamente con la exhibición
de las cédulas profesionales correspondientes a las personas físicas
que materialmente prestaron el servicio a nombre o representación de
la persona moral, sino también a través de otros elementos
probatorios, como la indicación del número de cédula y su consulta en
la página web de la Secretaría de Educación Pública, entendida ésta
como hecho notorio. Y en ese sentido, considera inaplicable al caso la
tesis de Jurisprudencia de la Primera Sala, titulada: HONORARIOS.
LA ACCIÓN DE PAGO DERIVADA DE UN CONTRATO DE
PRESTACIÓN DE SERVICIOS PROFESIONALES, REQUIERE PARA
SU PROCEDENCIA QUE EL ACTOR EXHIBA LA CÉDULA
PROFESIONAL QUE ACREDITE SU CALIDAD DE LICENCIADO EN
DERECHO2.
54. Asimismo, alegó que si bien en el caso se opuso la excepción de lex
artis, la demandada no la demostró con alguna prueba pericial ni se
quejó de la falta de exhibición de la cédula profesional.
55. De igual forma, menciona que la excepción de falta de cumplimiento
de la obligación de que los asuntos fueran atendidos por Licenciado en
Derecho, quedó desestimada con el testimonio de dos abogados, de
los cuales obra en autos su número de cédula profesional.
2
Tesis 1ª./J. 16/2005, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXI, abril de 2005, pág. 290.
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56. Sin embargo, tales argumentos deben estimarse inoperantes porque
corresponden más bien con los aspectos de legalidad relativos a si el
supuesto al cual se refiere la Jurisprudencia se ajusta al caso
concreto, si la valoración de pruebas llevada a cabo por la responsable
es correcta o no, según si se considera que los elementos allegados al
proceso son insuficientes o suficientes para generar convicción de que
los servicios se prestaron a través de personas con el título profesional
respectivo; o si las excepciones opuestas son insuficientes para negar
el derecho al pago de honorarios.
57. Esto es, dicho argumento exigiría la determinación de si los elementos
de prueba exhibidos en el caso son suficientes para demostrar la
calidad de profesionistas titulados de las personas físicas por medio
de las cuales se prestaron los servicios cuyos honorarios se
reclamaron en el juicio de origen. Aspectos que resultan ajenos a la
disposición sustantiva que se analiza y, por ende, exceden la materia
de este recurso, que se circunscribe a las cuestiones propiamente
constitucionales.
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