CAPITULO 1 MASCULINIDAD Y FEMINIDAD: DEL ORDEN

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CAPITULO 1
MASCULINIDAD Y FEMINIDAD:
DEL ORDEN BIOLOGICO AL ORDEN CULTURAL
1.1 EL ORDEN BIOLOGICO
El hombre, a la hora de conocerse, no puede renunciar ni
al reptil inconsciente que hace parte de su lejana génesis,
ni a la complejidad presente de sus estructuras celulares,
ni a su fantástica posibilidad de construir su devenir
gracias al sueño que lo habita desde que se reconoció como
hombre. En este sentido, ningún problema que atañe a su
historia podrá resolverse exhaustivamente eludiendo uno
de estos órdenes: el biológico y el cultural. Estas dos
instancias, lejos de ser antagónicas y de presentarse como
una falsa oposición que repite incansablemente las viejas
querellas que nos alimentaron en la universidad a
propósito de los conceptos de Naturaleza y Cultura, de
Adquirido e Innato, etc., deben revelar su compleja
dinamica interrelacional.
Así como nos es posible renunciar a la apasionante
aventura filo-ontogenética, aventura casi "ciega" de
nuestra larga caminata hacia la palabra y la conciencia que
nos permitió irrumpir en el "mundo humano", lo es
también renunciar a mirar esta otra, mucho más corta por
cierto —sólo algunos millones de años —, que abarca
nuestra historia desde que somos capaces de transformar,
de inventar, de construir todo, de llenar todo de
significaciones, de representaciones y de jugar con nuestra
asombrosa posibilidad de soñar y desear para interpretar
el mundo.
Aventura filo-ontológica, aventura cultural, nada de lo
humano puede escapar a ellas.
19
En ese sentido, y a pesar de los riesgos que eso
representa y de los cuales somos conscientes, hemos
querido en un primer tiempo, y antes de ahondar en el
orden cultural. ubicar la Masculinidad y la Feminidad en
el orden biológico, ya que esta problemática constituye
justamente la materia sobre la cual —en un sentido u otro,
ya sea desde un punto de vista exclusivamente
"biologizante" o exclusivamente "ideologizante-cultural",
desde el Génesis hasta Freud— se han cometido más
abusos y más fallas de rigor científico. Y si bien nuestro
propósito inicial, dictado directamente por una formación
psicológica era ante todo "sociologizante", a medida que
remontábamos en la historia —o "aventura" como la
llamamos— de la Masculinidad y la Feminidad,
encontrábamos datos imposibles de desconocer o eludir
para situar con más lucidez nuestro propósito.
Sí, es seguramente en lo que se refiere a lo Femenino y
por consiguiente a su corolario indispensable, lo
Masculino, donde se encuentran, con más evidencia y
arrogancia, los sistemas más cerrados de explicaciones, las
cegueras más profundas, las justificaciones y racionalizaciones más inoperantes y las paradojas más vivas de la
ciencia, que no son ni cegueras, ni inoperantes, ni
paradojas, sino todo lo contrario, desde un punto de vista
ideológico.
Es así como encontramos sistemas de explicaciones
totalmente —o casi— determinados por la famosa
Naturaleza, que parecían entonces suficientes para dar
cuenta del puesto ocupado por las mujeres y los hombres
en la sociedad —y por consiguiente para definir la
Feminidad y la Masculinidad. Pensemos sólo un momento
en la bendita evocación de nuestra "sacro-santa" función
materna, siempre acompañada del intocable instinto
materno, así como en las eternas referencias a nuestra
fisiología tan mal conocida y sin verdadero afán de conocer
durante siglos, porque lo que se sabía o se quería saber era
suficiente para justificar un estado de cosas. Recordemos a
este propósito que el saber, siempre ligado al poder, nunca
escapa a las ideologías dominantes ni se constituye
independientemente de ellas. Entendemos que era
problemático descubrir el óvulo en las hembras de los
mamíferos, hecho que se realiza sólo al final del siglo
XVII, y así establecer una estrecha complementariedad
entre los testículos y los ovarios: revelación radical del
papel de la mujer en la concepción, descubrimiento que
obligaba a reconocer que la mujer ya no era sólo un recep20
táculo pasivo para el esperma masculino, única semilla de
vida. Mucho más problemático todavía mencionar el
clítoris —solo se le mencionará hasta principios de nuestro
siglo—, pequeño órgano, exclusivamente femenino, que no
tiene función ni papel en la reproducción sino sólo y
exclusivamente en el placer, el gratuito y "peligroso"
placer de la mujer.
Lógicamente —más que lógicamente—, como respuesta
a esos abusos, la sociología de las mujeres, acompañada de
la reflexión feminista, se caracterizó en estas últimas
décadas por un comprensible afán de ruptura con el
pasado y tomó la forma de rechazo total a cualquier
referencia a los conceptos de finalidad de la naturalezal o
naturaleza, los cuales habían sido tan abusivamente
utilizados para generar valores que aseguraban la
dominación masculina y encubrir explicaciones exclusivamente ideológicas.
Tanto el llamado a la Naturaleza como el llamado a la
Ideología, representan sistemas unívocos, cerrados, que en
nuestra problemática particular son terriblemente frágiles.
En este sentido estamos convencidas de que, sólo dejando
un poco nuestra tranquilidad "segurizante" de especialistas de un solo sistema de explicación —hace diez años
aproximadamente que nos preocupamos únicamente por
los aspectos sociales e ideológicos de la problemática
femenina—, podremos entender con mayor precisión, el
peso, la importancia y la ubicación de nuestra
investigación por los caminos de la cultura y la ideología.
Creemos que es el momento —sobre todo cuando se
quiere trabajar con temáticas tan llenas de sofismas como
la nuestra— de que las ciencias sociales hagan preguntas
sin temor a las ciencias biológicas y que éstas enfrenten
honestamente las implicaciones sociales de sus investigaciones y de sus descubrimientos.
1.1.1 La diferenciación filogenética de los sexos: de la
reproducción asexual a la reproducción sexual
Ante todo queremos señalar que lo que nos lleva a
adentramos en los caminos de nuestra herencia biológica
es más una preocupación de comprehensión que de
descripción exacta de los fenómenos. Sin ser biólogas,
somos curiosas y, antes que describir el fenómeno, hemos
querido más bien, buscar su significación, entender cómo y
por qué pudo ocurrir, por qué desapareció o por qué se
21
desarrolló, y cuáles posibles manifestaciones explícitas o
implícitas puede revestir en cuanto al cómo llegamos a ser
lo que somos hoy, en qué y por qué nos diferenciamos,
como una manera de entender más integralmente la
Masculinidad y la Feminidad.
Así como no existen dos robles, ni siquiera dos caballos
idénticos, mucho menos todavía existen dos hombres o
dos mujeres idénticas; y si bien tenemos una cierta idea de
la Masculinidad y de la Feminidad, sabemos que no
existen dos hombres que asuman de la misma manera su
masculinidad o su "ser y sentirse hombre", ni dos mujeres
que asuman de la misma manera su condición.
Ese ser hombre o ser mujer y expresarlo a todo nivel en
una práctica cotidiana original y específica para cada uno
de nosotros, es el resultado de una larga historia evolutiva,
la cual, a partir del horno sapiens se complica con un nuevo
determinismo, una nueva historia, un nuevo orden para
integrar: el orden cultural. Sin embargo, y antes de tratar
de entender cómo se tejió poco a poco esa compleja red de
interrelaciones entre factores biológicos y factores
sociales, remontémonos brevemente al amanecer de la vida
y tratemos de captar el momento en que ese principio vital
se va a constituir en Macho y Hembra, antes de devenir
Masculino y Femenino.
Tal hecho, tenemos que ubicarlo en torno a los
problemas de la reproducción, que de acuerdo a los
principios evolutivos, es el único medio natural de
perpetuarse y mejorarse que poseen las especies. Es a este
nivel como podemos apreciar la importancia de la
aparición de la diferenciación de dos seres distintos
llamados macho y hembra y de la reproducción sexual
—sexo del latín secare que significa separar—, tipo de
reproducción que sin duda va a representar un progreso
incomparable en cuanto a la posibilidad de diversificación
y de mejoramiento evolutivo.
Esta reproducción sexual, con todas las implicaciones
que conlleva a nivel de bisexualismo y por consiguiente en
relación a la génesis de un dimorfismo y de la
diferenciación sexual que nos interesa, no es sin embargo
la única posible biológicamente. Sabemos que existe un
largo período —probablemente antes del Terciario— en
que la única reproducción de la vida era "asexual" o
uniparental, período que representaría un poco la
paleontología de la reproducción.
22
No existía entonces diformismo, ni bisexualismo, no
existía este comportamiento del dos para uno, principio
masculino y principio femenino juntándose para permitir
el uno nuevo. Y a pesar de que nos parece difícil hoy
imaginar que la vida no se inició así, por la misma fuerza
con la cual ese principio dual de su génesis se impregnó de
contenidos mitológicos y filosóficos, durante un largo
período de nuestra historia filogenética, la reproducción se
hizo por simple división celular, fisión o división
uniparental, asexual. Este tipo de reproducción que aún se
observa en los seres inferiores y organismos unicelulares
como las bacterias y algunas algas, prestó al gran servicio
de una rápida multiplicación para poblar vastos territorios
y para resistir a toda clase de cataclismos, desde el
momento en que la tierra apenas estrenaba la vida.
Citamos sólo a título de ejemplo las dos modalidades
principales de la reproducción asexual que se llamará
también agámica o producción sin gametos: por gemación
y por esporas. Por gemación en algunos vegetales y
animales cuando los nuevos seres surgen de las yemas o
protuberancias que salen del cuerpo del organismo
progenitor. Una vez formados, suelen separarse y
comenzar una vida independiente; no obstante a veces
siguen unidos al tronco original y constituyen entonces
unas colonias múltiples de individuos como en el caso de
los celentéreos y espongiarios. Por esporas, cuando la
espora, célula con membrana protectora resistente que
evita la desecación citoplasmática, es engendrada
asexualmente, o sea sin fecundación, en los esporangios, y
se difunde y dispersa luego por el aire o el agua.
Esta forma de reproducción, por su gran sencillez y
rapidez no permite sino la repetición a n ejemplares del
mismo génoma, siempre el mismo, sin posibilidad alguna
de evolución, pero sí con una impresionante versatilidad
adaptiva gracias a grandes posibilidades de mutación que
permitieron a esos organismos resistir millones y millones
de años, pues la expresión de su patrimonio puede variar
casi instantáneamente en función del medio, como es el
caso de las bacterias.
Por el contrario en la reproducción sexual o biparental,
que se llama también reproducción singámica, hay mezcla
por fusión de dos gametos: el gameto paterno y el gameto
materno, fusión que va a permitir, gracias a la
multiplicidad prácticamente infinita de combinaciones
23
entre genes, asegurar por medio de una máxima
diversificación, la evolución de las especies hasta el
hombre.
En general, la reproducción sexual significa que el
individuo hijo procede de un cigoto de 2n cromosomas o
huevo fecundado, o sea de la célula formada por los
gametos paterno y materno unidos, sabiendo que cada
gameto contiene un número n de cromosomas. Empezamos a ver entonces cómo —de una manera u otra— la
introducción de un principio de diformismo o bisexualismo
en la naturaleza, que llamamos ahora macho y hembra, va
a representar un progreso fundamental que a nivel de lo
humano y después de un largo recorrido, cobrará más de
una significación.
Sin embargo, si bien con la especie humana el
dimorfismo o diferenciación sexual llega a su apogeo por
presentarse a nivel anatómico, fisiológico y neurológico, en
la naturaleza, según los reinos —vegetales o animales— y
las especies, las modalidades de esta reproducción son
muy diversas. Encontramos particularmente la metagénesis, el hermafroditismo y la fecundación propiamente
dicha.
La metagénesis, forma intermedia entre reproducción
asexual y sexual, se encuentra en algunos animales como
los pólipos y medusas, y más frecuentemente en los vegetales tales como los helechos y musgos; en ella alternan,
cuando las circunstancias lo exigen, fases asexuales y
sexuales de la reproducción.
El hermafroditismo, o existencia en un mismo individuo
de los dos sexos —se llama también individuo monóico —
que intervienen fecundándose mutuamente, se encuentra
en muchas flores y en algunos animales como las lombrices
y los moluscos.
Finalmente, la fecundación que es la unión de los
gametos masculino y femenino ubicados en los órganos
masculinos y en los órganos femeninos en individuos
diferentes — individuos dióicos— , es la reproducción
sexual propiamente dicha o singámica. Esta unión de los
gametos masculino y femenino, dará nacimiento a un
huevo o cigoto que recibirá el nombre de embrión que a su
vez atravesará distintas fases —ontogénesis— hasta el
nacimiento del nuevo ser. Esta reproducción es propia de
numerosos animales y particularmente de los vertebrados.
24
Cuadro 1
Reproducción asexual y reproducción sexual
Características principales
REPRODUCCION ASEXUAL
UNIPARENTAL - AGAMICA
- Un solo progenitor.
- Reproducción por fisión.
- Una célula reproductora:
Génoma (que es todo el
organismo).
- División simple, binaria o
múltiple.
- Reproducción por gemación, esporulación, regeneración.
- En algunos vegetales y
animales inferiores.
- Siempre en organismos pequeños y muy versátiles.
- Gran fuerza adaptiva por
Mutación
- Ninguna posibilidad evolutiva. Repetición a n ejemplares del mismo génoma.
- Ejemplo: bacterias y virus
entre otros.
REPRODUCCION SEXUAL
BIPARENTAL a - SINGAMICA
- Dimorfismo.
- Dos progenitores.
(Macho-Hembra
- Gran capacidad evolutiva
gracias a la variabilidad
Individuos dióicos.
genética.
- Reproducción por fusión.
- Dos células reproductoras - Permitió la evolución de las
especies hasta el hombre.
o gametos: espermatozoiNecesidad de nuevas actide y óvulo.
- Dos gónadas: testículos y vidades: Búsqueda y selección de la pareja.
ovarios
- Reproducción por fecundación principalmente o unión
del óvulo y del espermatozoide del cual resulta el cigoto o huevo.
a Excepción: en el hermafroditismo.
25
Para entender mejor la noción de Dimorfismo en una
perspectiva evolutiva, presentamos un segundo cuadro
resumiendo los diferentes dimorfismos que se pueden dar
según las especies, llegando a encontrarse todos sólo a
partir de los mamíferos; este cuadro, además nos
permitirá establecer la relación entre lo filogenético y lo
ontogenético (Cuadro 2) (1).
Podemos apreciar así, que en los mamíferos y
particularmente en la especie humana, encontramos:
- Dimorfismo de los cromosomas,
- dimorfismo de los gametos,
- dimorfismo de los órganos sexuales,
- dimorfismo de los individuos.
Lo masculino y lo femenino resultan por consiguiente,
de una diferenciación a nivel del SEXO GENETICO, a
nivel del SEXO GONADICO y a nivel del SEXO
CORPORAL. Es a partir de estos primeros determinismos
que se producirá la inicial diferenciación, en el momento
del nacimiento, del sexo — estado civil y sobre el cual
empezará otra historia, otra diferenciación, otro relativo
determinismo, que llamaremos el SEXO SOCIAL.
Sin embargo, para tener plena claridad en lo que
respecta al llegar a ser hombre o mujer, se debe ahora,
después de haber recorrido esquemáticamente los millones
de años de nuestra herencia filogenétic,a, recorrer un
camino, si bien mucho más corto, no por ello más sencillo,
de nuestra historia ontogenética.
1.1.2 Génesis de la diferenciación sexual en el hombre u
ontogénesis de las diferencias sexuales
Cómo se produce biológicamente ese dimorfismo
máximo en el humano? Se señala primero, que en vista de
la complejidad de tal pregunta, despejaremos sólo algunos
de los ejes más directamente relacionados con el problema
de la ontogénesis de nuestra masculinidad y feminidad.
Efectivamente, en la actualidad existen miles de
investigaciones y todavía más pregunta que respuestas
(1) Este cuadro es una síntesis de unos comentarios de Odette
Thibault en "La différencia don des sexes au cours de l'évolution des
especes", en "Le fait féminin" p 31
26
Cuadro 2
Niveles de Diferenciación de los Sexos
NIVELES DE
DIFERENCIACION
1. CROMOSOMAS (Heterocromosomía)
Un cromosoma masculino XY
Un cromosoma femenino XX
En la especie humana el cromosoma diferente está en el
hombre; en las aves, por
ejemplo, la hembra es la que
tiene el cromosoma diferente.
2. GAMETOS (Células
Sexuales)
Un gameto paterno:
espermatozoide
Un gameto materno:
óvulo
En algunas especies existe
una diferenciación de gametos sin diferenciación de cromosomas y el sexo de los gametos es determinado por
un factor químico.
3. ORGANOS portadores de
Estos órganos sexuales puegametos (gónodas)
Morfológicamente defini- den encontrarse en un solo
dos: testículos y ovarios. individuo (monoico) hermafrodita, o en individuos diferentes (dioicos), lo que representa la re?la en los vertebrados mas evolucionados.
4. INDIVIDUOS
Diferencia en los órganos
sexuales externos y en los
caracteres corporales secundarios.
Se encuentra en las especies
más evolucionadas, particularmente en los mamíferos,
de los cuales la especie humana hace parte.
27
definitivas alrededor de este apasionante tema, hecho que
dificulta una síntesis aunque sea momentánea. Todo lo
que se adelanta en este campo es parcial y én cierta medida
relativo.
Hoy en día todo parece indicar que el Hombre y la
Mujer —antes de ellos el Macho y la Hembra—, la
Masculinidad y la Feminidad, representan las dos caras de
una misma moneda. Este dimorfismo presente en todos los
niveles —anatómico, fisiológico y neurológico—, caracteriza a la especie humana: dos genes principalmente están
implicados, determinando en un primer momento las
manifestaciones de estas numerosas diferencias sexuales.
Esto quiere decir que es primero el mecanismo
cromosómico el que determina el sexo y origina hombres-XY y mujeres XX (2).
Sin embargo, si bien esta primera diferencia a nivel del
sexo genético es fundamental en la génesis de nuestra
diferenciación sexual, ella no actúa sino como principio
inductor de los muchos otros acontecimientos que le
siguen. Entre este estadio inicial y el de adulto normal
hombre o mujer, se producen una serie de eventos in útero,
durante la infancia, la adolescencia, la pubertad y, de
hecho, durante todo el proceso vital humano.
Veamos ahora algunas de las etapas más importantes de
este proceso. Los hombres-XY (y mamíferos machos)
poseen todos los genes presentes en la mujer-XX, siendo
ellos además los que aportan los genes del cromosoma Y.
Dicho así, entendemos entonces que el programa
embrionario básico en la especie humana (y mamíferos) es
orientado en el sentido de producir mujeres (hembras) o
sea que el genotipo básico en los mamíferos y humanos, es
femenino, hecho descubierto en 1950 por el endocrinólogo
francés A. Jost, a propósito de los inductores de :a
diferenciación sexual primaria, descubriendo que conocerá
una historia tumultuosa y distorsionada por ser casi
12) Queremos recordar que los genes son corpúsculos submicroscópicos que contienen los caracteres potencialmente transmisibles. Así, el
gene se define como la unidad de material hereditario. Los genes, a su
vez, están incluidos en los cromosomas y tienen una estructura química
que consiste en una molécula de ácido nucleico en cadena, cuyos
eslabones son cuatro nucleótidos distintos. Se llama genotipo al
conjunto de genes de un individuo o a la suma de factores hereditarios
del mismo, y fenotipo a la manifestación externa de los caracteres
específicos que cada uno de estos genes van a determinar.
28
siempre interpretada fuera de contexto. Efectivamente, de
la misma manera como se puede interpretar por
consiguiente que "por naturaleza" los hombres son el
"segundo sexo", se podría también utilizar este
descubrimiento para demostrar que un hombre es igual a
una mujer más "algo" (h = m+ ?), o que el hombre añade
las características específicas de su masculinidad a las del
sexó básico femenino, como lo menciona E. Sullerot en un
comentario a este hecho. En realidad, se puede decir lo que
se quiera —según la ideología— como cada vez que los
hechos se aislan para juzgar su significación.
Es sólo siguiendo el desarrollo de los acontecimientos
que entendemos que el hecho de ser el sexo básico no hace
al individuo ni superior, ni inferior, puesto que
evidentemente no es a este nivel (sexo cromosómico) que
puede nacer una noción de superioridad o inferioridad,
noción que no tiene sentido alguno en el nivel ontogenético.
A pesar de esta diferencia —XX o XY— desde la
fecundación del óvulo por el espermatozoide, los
embriones masculinos y femeninos son muy indiferenciados hasta la décima semana, momento en el cual el papel
del cromosoma Y —cuando se trata de una fórmula XY—
es el desviar la tendencia espontánea de la gónada
embrionaria indiferenciada a organizar un ovario, para
forzarlo a organizar un testículo. Vemos así, cómo el papel
de Y es el de inducir el testículo en vez de permitir que se
desarrolle espontáneamente el ovario.
Las diferentes células del testículo empezarán entonces
a desarrollar sus funciones especializadas, siendo las más
importantes las relativas a la producción de una hormona
masculina —la testosterona—, hormona que va a provocar
el desarrollo masculino total en el feto. Podemos adelantar
así que el hecho principal de la diferenciación sexual es,
por consiguiente, la formación del testículo a partir de un
bosquejo indiferenciado de la glándula sexual. Vemos que
la programación femenina básica debe ser contrarrestada a
un estadio precoz del bosquejo y es la presencia del
cromosoma Y la que impone esta masculinización
temprana; de lo contrario, la estructura original sigue
avanzando hacia el tipo ovario. En este sentido creemos
que es ante todo esta diferenciación gonádica y sus
implicaciones hormonales las que nos permiten hablar de
masculinización y feminización y nos parecería más exacto
29
científicamente hablar de un programa femenino neutro
durante las diez primeras semanas (3).
Es importante anotar también que estas intervenciones
se producen en momentos determinados llamados fases
críticas, las cuales ocurren en forma sucesiva durante el
desarrollo sexual. Efectivamente un momento crítico en
que las hormonas deben empezar a actuar sobre todo ese
complejo proceso; si ellas no actúan a tiempo, la
estructura uro-genital original será femenina para la vida,
aún si el sexo genético era masculino.
Vemos así cómo el eje explicativo fundamental para la
diferenciación sexual propuesto por la biología se sintetiza
en la siguiente secuencia:
sexo cromosómico
>sexo gonádico
Estos datos están resumidos en la Figura 1, que
presenta las principales etapas de la diferenciación sexual
en la mujer y en el hombre.
Ahora bien, las secreciones hormonales se intensifican
en la pubertad y siguen en la edad adulta, determinando,
según el sexo, la mayoría de las grandes funciones
biológicas comunes al hombre y la mujer. Sin embargo, es
interesante anotar que esta producción preponderante de
hormonas sexuales en cada uno de los dos sexos, conlleva
a procesos bioquímicos que se expresan finalmente en
diferencias fisiológicas y anatómicas. Los andrógenos y
los estrógenos tiene, según el caso, un papel en el
desarrollo muscular, textura de la piel, disposición de las
partes adiposas del cuerpo, etc., y tienen también, al
parecer, un efecto diferente en la homeostasis mineral, la
síntesis de la hemoglobina, etc. Además, las gónadas,
siendo glándulas endocrinas, vierten sus secreciones
directamente en la corriente sanguínea, siendo así
transportadas por la sangre a través de todo el organismo;
(3) Esta última anotación la hacemos en relación con muchos
escritos feministas que interpretaron los descubrimientos de A. Jost
precipitadamente. Nos parece de todas maneras mucho más importante
descubrir que no existe en Biología ni" primero" ni "segundo" en el
sentido de "primer sexo" y "segundo sexo", "superior" e "inferior",
sino estrategias evolutivas para las cuales lo masculino y lo femenino
son las dos caras de una misma realidad.
30
FIGURA 1
Etapas de diferenciación sexual en la mujer y en el hombre
HOMBRE
MUJER
Bosquejo sexual indiferenciado
Bosquejo sexual indiferenciado
XX
XX
FECUNDACION
SEXO GENETICO
SEXO GENETICO
SEXO GONADICO
OVARIOS
10 semanas
'
SEXO GONADICO
TESTICULOS
Hormonas femeninas
Hormonas masculinas
Organos
internos
Características
sexuales corporales
secundarias
órganos genitales externos
SEXO - ESTADO CIVIL
MUJER
Organos
internos
Características
sexuales corporales
secundarios
órganos genitales externos
SEXO - ESTADO CIVIL
HOMBRE
de esta manera las hormonas sexuales van a impregnar a
su vez las estructuras nerviosas, las cuales, neutras•
sexualmente en su origen, van a ser "seivalizadas" por
tales secreciones en un sentido masculino o femenino.
En cuanto al funcionamiento fisiológico, se sabe que la
actividad de las gónadas en relación a su secreción, está
dirigida por una glándula endocrina que es la que comanda
todo el Sistema Endocrino: la hipófisis que estimula el
funcionamiento de las gónada gracias a unas hormonas
específicas. Existe entre la hipófisis y las gónadas un
juego de retróalimentación que asegura la regulación
automática de la cantidad de hormonas sexuales
circulantes. Sin embargo, la hipófisis es neutra en los dos
sexos; lo que es "sexualizado" es la estructura nerviosa
vecina a la hipófisis: el hipotálamo, el cual regula a su vez,
por un segundo juego de retroalimentación, la función
gonadotropo-hipofisiaria, por medio de otras neurohormonas. Es en este sentido que se habla del eje
hipotálamo-hipofisiario. Así, si el hipotálamo es "sexualizado" por las hormonas masculinas, hará funcionar el
sistema en el sentido masculino, es decir, de manera
estable, asegurando una cantidad relativamente constante
de testosterona circulante. Si no es sexualizado por
hormonas masculinas, funcionará en el sentido femenino,
es decir cíclico, con dos tipos de hormonas femeninas
(estrógenos y progesterona) las cuales son secretadas de
manera discontinua y alternadas en el curso de las dos
fases del ciclo femenino que son separadas por la
ovulación. Con el fin de entender mejor estos fenomenos
neuroendocrinianos y su compleja regulación por el eje
hipotálamo-hipofisiario, intentamos visualizarlo con una
figura que ilustra los diferentes "niveles" que participan
en tal regulación (Figura 2).
Hay que anotar además la presencia de hormonas
femeninas en el hombre y hormonas masculinas en la
mujer, pero evidentemente en cantidad muy inferior a lo
observado para la hormona específica del sexo.
Biológicamente se cree que esta presencia bilateralmente
recíproca de las hormonas esteroides en los dos sexos,
puede ser interpretada como una consecuencia de los
mecanismos muy similares de síntesis al nivel glandular,
que no pueden ser completamente exclusivos por razones
químicas, hecho que puede tener un papel importante en la
diferenciación, el desarrollo y el control de muchá
funciones fisiológicas.
32
Figura 2
Los diferentes niveles de la regulación endocrina
Estímulos externos
Estímulos externos
POTALAMO
Hormonas hipotalámicas o
release factor
HIPOFISIS
o
c
49
4
Hormonas gonadotrópicas
F.S.H. - L.H.
c
CC%
LL
GONADA
HORMONAS
1 (andrógenos y estrógenos)
Receptores específicos
ORGAN S
Tejidos periféricos
33
Finalmente, para actuar al nivel de las células reguladas
por las hormonas, existe en ellas una estructura receptora
capaz de reconocer un mensaje hormonal. En ausencia de
receptores específicos, no hay efecto de una hormona sobre
una célula. Fisiológicamente se encuentran entonces en los
órganos sexuales los receptores específicos correspondientes a las hormonas homólogas, por ejemplo en el útero
para la mujer y en la próstata para el hombre. Aquí
también existen receptores de los andrógenos en muchas
de las células del organismo femenino y viceversa, lo cual
relativiza un poco la noción de diferenciación sexual
integral, y muestra que en todos los niveles de tal
diferenciación encontramos un cierto grado de ambiguadad y por lo tanto no puede considerarse que los
problemas han terminado de ser planteados, mostrando sí
que esta especie de determinismo no es tan rígido como
podría suponerse después de leer esta presentación
esquemática del problema. Hoy en día y en cada etapa del
proceso que hemos tratado de describir, surgen miles de
problemas nuevos que muestran a veces no sólo
ambiguedades sino también, y todavía, mucha confusión.
A manera de conclusión de esta parte, la Figura 3
resume las diferentes etapas de la diferenciación sexual de
un hombre, del sexo genético al sexo social.
1.1.3 A manera de Síntesis
Ahora que entendemos con más claridad cómo la
diferenciación sexual es el resultado de un largo proceso
filogenético, que se repite en un corto proceso ontogenético
iniciado en el momento de la fecundación para
desarrollarse durante toda la vida del individuo a través de
una programación biológica minuciosa, y antes de abordar
este otro orden que la especie humana crea e inaugura —el
orden cultural—, nos referiremos a algunos hechos que se
desprenden de lo esbozado arriba y que se consideran
sobresalientes en relación a nuestro tema de trabajo.
Al observar cómo procedió la vida filogenéticamente
para perpetuarse, nos damos cuenta de dos grandes maneras de relacionarse en el medio: la primera consiste en organizarse de tal manera que los cambios exteriores puedan
asimilarse rápidamente en el interior del organismo por
medio de veloces mutaciones, equipando así a este
organismo de un patrimonio genético ultraversátil que le
permite mantenerse vivo en un medio de gran
34
Figura 3
Etapas de la diferenciación sexual para un hombre
PRIMER
DETERMINISMO
GENETICO
SEGUNDO
DETERMINISMO
QUIMICO
PROGRAMA FEMENINO BASICO
NEUTRO O INDIFERENCIADO
10 SEMANAS
S CROMOSOMA Y: INDUCTOR MASCULINIZADO
DESARROLLO DE GONADAS MASCULINAS
TESTICULOS
HORMONAS MASCULINAS
"SEXUALIZACION" DE LAS
ESTRUCTURAS GENITALES
EN EL SENTIDO MASCULINO
SEXO
GENETICO
SEXO
GONADICO
"SEXUALIZACION" DE LAS
ESTRUCTURAS NERVIOSAS
EN EL SENTIDO MASCULINO
HIPOTALAMO
?
SEXO SOMATICO - MANERA DE ASUMIRSE
COMO HOMBRE - MASCULINIDAD
TERCER DETERMINISMO
PSICO-SOCIO-CULTURAL
SEXO
SOMATICO
SOCIAL
inestabilidad físico-química. Esta modalidad se encuentra
en seres sumamente pequeños del orden de 10-7 cros. que
se multiplican asexualmente por fisión, duplicándose en
copias de gran versatilidad adaptativa. Muestra de esa
fuerza adaptativa son las bacterias que resistieron
millones y millones de años.
Otra forma filogenéticamente más tardía, procedió a
partir de una "re-combinación" genética, gracias a la
aparición del dimorfismo y de la reproducción por fusión,
unica capaz, juntando dos juegos distintos de cromosomas, de comenzar a girar las ruedas de la evolución,
permitiendo de una cierta manera multiplicar las pieles y
crear toda clase de tejidos, órganos y sistemas, que poco a
poco servirían para adaptarse a las variaciones
ambientales dando respuestas cada vez más pertinentes,
cada vez más sofisticadas hasta llegar al Sistema Nervioso
Cordado y a la especie humana.
El hombre a su vez, en su proceso ontogenético repite en
nueve meses esos millones de años de evolución
reproduciendo aproximadamente a la décima semana
embriológica, su primera característica sexual para seguir
desarrollando a todo nivel una estructura cada vez más
diferenciada que al nacimiento, se llamará Hombre o
Mujer. Todo indica entonces (filogénesis-ontogénesis) que
la evolución pasa por los caminos de la diferenciación.
El hecho de que nos hayamos diferenciado en Macho y
Hembra primero, en Hombre y Mujer finalmente,
representa un logro, una victoria evolutiva que no siempre
ha sabido interpretarse. Esta diferenciación significa, a la
luz de la biología y de manera transparente, los dos polos
de una misma realidad, las dos caras de una misma
moneda y aunque adquiera más de una implicación
comportamental y a medida que se desarrollan estructuras
nerviosas nuevas, no da lugar nunca y en ningún momento
a interpretaciones en términos de superioridad-inferioridad o relaciones de poder, simplemente por carecer de
sentido a este nivel, como se tratara de mostrar
posteriormente a través del examen de algunas de las
principales consecuencias e implicaciones de esta
diferenciación sexual en Macho y Hembra, Hombre y
Mujer.
Con el dimorfismo, surgen nuevas actividades. Una de
las primeras consecuencias lógicas del dimorfismo se
36
expresa en la necesidad de desarrollar nuevas actividades
para conseguir la unión más eficiente de los dos gametos, o
sea en la introducción de un factor de relación sexual que
fortifica y refuerza la selección natural provocando una
nueva lucha: la lucha por la conquista del cónyuge. Estas
actividades: búsqueda, comunicación y selección principalmente, van a exigir cada vez mecanismos más finos y
complejos a medida que evoluciona la eficacia adaptativa
hasta culminar en un Sistema Nervioso de integración
total neocortical, capaz de ofrecer una muy amplia gama
de opciones de respuestas siempre más alejadas del rígido
determinismo biológico e inaugurando un nuevo orden de
adaptación cultural a este postrer mamífero hominizado.
Sin embargo, muchas investigaciones en relación con
estas actividades de detección y selección están
empezando a despejar, particularmente en los mamíferos,
hechos hasta ahora mal conocidos que no dejan de
iluminar un poco nuestra herencia comportamental,
mostrándonos cómo —una vez más— se había
distorsionado la verdadera significación de los comportamientos observados con el fin de reafirmar la considerada
superioridad natural de los machos y la respectiva
inferioridad-pasividad de las hembras. Se hará referencia
sólo a algunos de estos hechos, por estar más directamente
ligados a lo que es el centro de interés de este trabajo.
Con la aparición de la fecundación interna, la evolución
seleccionó el morfo hembra como lugar privilegiado para la
nidación del huevo fecundado hasta el nacimiento. Es así
como el organismo productor de óvulos se volvió
organismo de concepción y gestación. La consecuencia
lógica de esta especialización es que el organismo hembra
se va a ver implicado en esta preocupación prolongada
hacia el embrión en desarrollo. La hembra, con su medio
uterino apropiado al desarrollo embriológico, se vuelve el
claustro indispensable para la vida. Este hecho a su vez,
tiene, implicaciones que tan solo ahora empezamos a saber
interpretar. La primera que destacaremos se relaciona con
las actividades de selección de la pareja. Todos los
especialistas en comportamientos animales, particularmente comportamientos de apareamiento en especies muy
evolucionadas, están de acuerdo hoy en decir que en
general las hembras son más discriminadoras en cuanto a
la selección de la pareja. En otras palabras, la amplísima
gama de comportamientos exhibicionistas espectaculares
que los machos desarrollan como sistema de señales de
37
aproximación copulatoria durante el juego previo a la
unión sexual, está perdiendo hoy el viejo significado de
supremacía masculina —puesto que era en torno a esas
actividades en las que se había basado tal concepto— si
tenemos en cuenta el hecho fundamental de que son las
hembras las que finalmente hacen la escogencia del macho
para culminar todo el proceso.
Analizando con mayor amplitud todo el complejo de
actividades tendientes a conseguir la óptima recombinación genética para obtener cada vez hijos mejor dotados
para sobrevivir, tenemos que la selección natural opera en
los machos eliminando los más débiles, si no de la vida sí
de la posibilidad de ser progenitores, al no poder ofrecer a
las hembras toda la complejidad comportamental de
fuerza y habilidades que debe ser —muy seguramente —
"captado" por ellas a través de las señales amorosas del
mejor macho. Pero es la hembra la que selecciona dentro
de los mejores emisores de señales al que ha de acoplarse
con ella, dejando de lado a los machos que ella "considera"
no son aptos. Incluso se puede afirmar, que a medida que
aumenta la selectividad de las hembras haciéndose más
exigentes en el proceso de escogencia de la pareja,
aumentan también los comportamientos de rivalidad y
competencia de los machos y por consiguiente los
atributos de esa rivalidad y competencia.
Lo anterior podría también llevarse a la interpretación
en términos de "superioridad" de las hembras sobre los
machos dado que, al fin y al cabo, son ellas las que ponen a
su servicio todo el proceso de selección. No obstante, este
"poner a su servicio" también pierde significación de
supremacía por cuanto lo que se consigue con ello no es un
mejoramiento de las hembras únicamente sino de la
totalidad de la especie, incluidos también los hijos machos.
Parece entonces mucho más lógico interpretar tales hechos
como estrategias de seleccion natural dentro de una
perspectiva evolucionista, en la cual, reafirmamos, no cabe
la noción de "superior" ni de "inferior", sino la de procesos
complejos, en los cuales el macho y la hembra son dos
elementos indispensables de un mismo todo, dos polos de
una misma realidad que podríamos resumir en términos de
selección y adaptación.
Se piensa además que estos procesos, estas estrategias
complejas puestas al servicio de la vida no desaparecen del
todo con el hombre, sino que al tener que integrarse a ese
38
nuevo orden del saber —el orden cultural— por medio de
intrincados sistemas de representaciones, valores y
actitudes, se complejizan de tal manera que se opacan casi
totalmente.
El compromiso de las hembras en los procesos vitales:
El concepto de Inversión Parental Pero volvamos al tema
de nuestra herencia biológica próxima. La temprana
especialización del morfo femenino para que en él ocurra la
gestación, implica una solución de continuidad fisiológica
aún después del nacimiento. No solamente el organismo
materno dispone su fisiología para suministrar al huevo
fecundado la totalidad de elementos necesarios para su
desarrollo intrauterino, sino que, llegado el alumbramiento, especialmente en los mamíferos superiores, ese
organismo sigue dispuesto para continuar con la
alimentación del hijo, que nace con una gran dependencia,
puesto que su formación no se ha complementado aún.
Tal parecería que la evolución entrega a la vida de
relación un ser somáticamente inacabado, para que el
medio extrauterino le dé los toques finales. Sin embargo,
ese terminar su desarrollo somático fuera del medio
exclusivamente anatomofisiológico introduce —de una
manera u otra pero indefectible— elementos de relación
intra-animal, puesto que es en este medio donde se
continúa. Ya hay un tercero en la relación macho-hembra:
una "madre" no preñada y refractaria durante un cierto
período a una nueva cópula, con su organismo
comprometido en una actividad de lactancia y en un
comportamiento de "crianza", y un macho sin compromiso sexual, que en muchas especies no se aleja
completamente sino que permanece cercano a este
definitivo cambio de orden del nuevo ser. Tal es el caso de
la especie humana, complicado aún más por la presencia de
hermanos cuyo desarrollo, si bien debe estar más
avanzado que el del nuevo ser, no está definitivamente
terminado ya que un período de completo alistamiento
para una vida autónoma se superpone con el de otros
embarazos.
Todos estos hechos comenzaron a interpretarse en una
perspectiva evolucionista y a cobrar un nuevo sentido
hacia los años setenta, cuando Trivers (1971) acuñó el
39
concepto de Inversión Parental (4): "Toda inversión de un
progenitor sobre un solo hijo, hecho que incrementa las
posibilidades de supervivencia de éste (y por consiguiente
su futuro éxito reproductivo) en detrimento de las
capacidades de inversión de este progenitor hacia otros
descendientes" (p. 139).
Frente a este gran compromiso de múltiples actividades
que se hacen necesarias paulatinamente en el proceso de la
crianza, no era económico (evolutivamente hablando) el
ocupar de tiempo completo los dos progenitores en la
misma tarea puesto que la combinación de sus esfuerzos
no doblaba de ninguna manera el beneficio de la presencia
de un solo progenitor:
"...cada vez que el rendimiento optimal de
una inversión total dada puede ser obtenida por una participación desigual de los
dos progenitores, la selección favorecerá la
especialización de uno de los sexos en
cuanto a actividades parentales" (Bischof,
N., citado por Sullerot, E., 1981, p. 43).
Este concepto de Inversión Parental permite además,
por vía de consecuencias, integrar el fenómeno de mayor
discriminación y selección de las hembras en relación a los
machos. Las hembras que no pueden transmitir su
material genético en la generación siguiente sino a algunos
herederos por encontrarse plenamente comprometidas en
esta inversión parental, tienen todo el interés de escoger
minuciosamente a su pareja. Todos estos hechos tales
como múltiples comportamientos de rivalidad entre
machos, mayor selectividad para la escogencia del macho
por parte de la hembra, inversión parental, etc., tienen el
fin de asegurar el éxito reproductivo y con él, el principio
de selección natural impuesto por la violencia del medio.
Ahora bien, además de lo anterior, es regla general que
en los mamíferos el aparato perceptivo esta especialmente
equipado para estas funciones gracias a mecanismos de
detección heredados que se vuelven sensibles a ciertas
(4) En francés inuestissement parental; en inglés parental
o sea inversión en español, con un sentido
financiero-bursátil de rendimiento, de lo empleado en... lo colocado en
función de...
investment,
40
señales o despliegues informativos en momentos
determinados.
Las hembras necesitan cada vez más estabilidad - Se
vuelve necesario "retener el macho" - Desaparece el ciclo
de celo - Aparecen el deseo y el placer. A medida que
avanzamos en el desarrollo filogenético y que llegamos a
las fronteras de la hominización, cada vez más elementos
vienen a transformar el esquema; entre otros, el desarrollo
del cerebro y la aparición del neo-córtex, la inmadurez del
niño humano a su nacimiento y la duración del período de
maduración post-natal. Estos elementos van a hacer
necesario un ambiente de desarrollo que reemplace el
medio uterino hasta que el nuevo individuo llegue al logro
de su autonomía completa, prolongándose de esta manera
y muy significativamente la llamada Inversión Parental
por parte de las hembras, hecho que plantea además
nuevos y múltiples problemas. Efectivamente, todos los
mecanismos encontrados hasta ahora en los mamíferos
para responder de la mejor forma posible a esta inversión
parental, entran ahora en un orden cognitivo superior y se
transforman cualitativamente al encontrarse en un nuevo
orden psicosocial.
Se plantean ahora, y para responder a esta inmadurez
del recién nacido, problemas por una parte en relación con
la composición de este medio parental y figuras
parentales, destinados a reemplazar y a prolongar el medio
uterino, pero también y por consiguiente en relación a la
búsqueda por parte de las hembras de un mínimo de
seguridad y estabilidad para poder llevar a cabo
exitosamente las actividades no sólo de preñez y lactancia
—que ya estaban en los mamíferos— sino de protección,
de estrategias de supervivencia y de aprendizajes
múltiples ahora posibles gracias a la presencia del
neo-córtex, que se madurará durante aproximadamente
los siete primeros años de vida.
Este mínimo de estabilidad y cohesión social no lo
podían lograr las hembras-mujeres sino "reteniendo" al
macho-hombre (no se ha introducido aún una frontera
nítida en la hominización) el cual, menos condicionado
biológicamente, desarrollaba su tendencia nómada y
competitiva. Para ello, retener el macho y sedentarizar un
poco al grupo, el sexo tenía que abandonar un tanto su
función exclusivamente reproductivo-copulatoria para
cobrar una significación más social, la de una interacción
41
social placentera (5). Es así como para responder a esas
nuevas necesidades, se pierde paulatinamente el ciclo del
zelo, como determinante principal del potencial de
actividades copulatorias en las especies inferiores,
apareciendo y liberándose en la especie humana el deseo
—y por consiguiente la posibilidad de establecimiento de
lazos de afecto— y con él, nuevas señales de disponibilidad y excitabilidad, puesto que ya no son tan solo los
determinismos biológicos primarios los que inducen
ciegamente al sexo en determinados momentos programados por ellos. Disponibilidad-excitabilidad-liberación del
deseo están, es obvio, relacionados estrechamente con
conceptos tales como Masculinidad y Feminidad,
imágenes de identificación y atracción sexual.
De otra parte, y para volver a retomar el concepto de
Inversión Paren tal, es lógico pensar que esta inversión
—la cual no dejó de complicarse y prolongarse a medida
que se prolongaba a su vez. el estado de inmadurez del
recién nacido— se realizó primordialmente por las
hembras mujeres. Ellas debieron entonces marcar
paulatinamente, de una manera u otra, el carácter
femenino en el sentido de un condicionamiento profundo
del desarrollo emocional de la mujer, la representación de
lo femenino y su integración social. La mujer se ve ligada
por un largo período al mundo infantil (nueve meses, más
siete, nueve y a veces quince años!) por medio de procesos
afectivo-emocionales y comportamentales, mientras que el
hombre se desenvuelve en un mundo casi exclusivamente
adulto.
Sin embargo, y habiendo llegado a esta frontera de la
hominización, es necesario pensar que no puede seguirse
hablando de las múltiples implicaciones del dimorfismo
sexual sin introducir ahora un nuevo elemento de análisis,
el cual viene a transformar definitiva y radicalmente esta
especie de profunda estructura biológica que es la nuestra.
En efecto, sobre todo ese fondo filogenético, esa geología
del ser, se va a imponer un nuevo saber, un nuevo orden de
integración de origen cultural.
(5) De hecho, muchas observaciones empiezan a mostrar hoy en día
que la sexualidad parece ser un agente importantísimo de interacción
social entre los primates tal como ocurre entre los hombres. Sobre este
apasionante problema se puede consultar los artículos de Jane B.
Lancaster y Richard Alexander en "La sexualidad humana, un estudio
comparativo de su evolución" de Katchadourian (1983).
42
Ese nuevo orden cultural, es decir, esa nueva evolución
social que se impone a la evolución orgánica, cambia casi
totalmente las estrategias evolutivas que venían
funcionando en el orden biológico, puesto que a la sola
conservación de la especie, basada en el principio de la
selección natural, aparece una nueva inquietud, un nuevo
propósito: el del desarrollo cualitativo.
El hombre se vuelve entonces responsable de su historia
a través de la transformación de la naturaleza, de las
relaciones que establece con los otros y de la creación del
futuro.
1.2 EL ORDEN CULTURAL
Dejando atrás este camino lleno de posibilidades
perdidas y peligros evitados, que nos llevó de los
organismos unicelulares a los mamíferos superiores por
medio de un fantástico juego de "azar y necesidad" como
lo llama J. Monod (1981), llegamos ahora a la frontera de
la hominización frente a nuevas elecciones y nuevas
estrategias selectivas que de una manera u otra van a
transformar todo. Este mamífero hominizado recién
erguido sobre sus dos piernas inaugurando así la
verticalidad de tiempo completo, mira con asombro sus
dos manos ahora liberadas para la fabricación de utensilios
portadores de significados que no existían hasta ahora en
la naturaleza, haciendo necesario a su vez el lenguaje
articulado, único capaz de nombrar estos nuevos objetos
—símbolos por medio de un campo semántico que la
señal —propia de la comunicación animal— no podía
transportar. Con el primer sílex tallado, surge el primer
pensamiento, la primera palabra, el primer sueño tal vez.
El hombre entra entonces definitivamente y para
siempre, a ser parte integrante de un nuevo medio, de un
nuevo orden creado por él mismo: el orden cultural, y
tendrá que someterse desde ahora a dos tipos de
asimilacion —asimilación orgánica y asimilación psicosocial— hecho fundamental puesto que nuestra especie es
la única a construirse antropohistóricamente franqueando
así umbrales diferenciales de suma importancia en relación
con sus parientes cercanos, los primates.
El hombre se vuelve así una síntesis tan perfecta de
factores biológicos y factores socio-culturales por medio de
procesos de integración tan complejos, que se hace
43
imposible aislar totalmente y de manera "pura" uno de
estos dos órdenes porque él, por naturaleza, es un animal
cultural (6).
Pero volvamos a lo que nos interesa ahora: la génesis de
este nuevo saber, de este nuevo orden que se instala
paulatinamente en la naturaleza permitiendo al hombre,
por medio de una relación específica con su entorno, que él
mismo llenó de significaciones que no existían antes,
construirse históricamente. Ese día del amanecer
neolítico, cuando un cazador humedeció sus dedos en un
polvo vegetal ocre para representar sobre las paredes de su
choza las escenas de sus luchas diarias con los
depredadores; ese cazador estaba haciendo sin saberlo
todavía, mucho más que representar y grabar de una
cierta manera algunas escenas de una práctica social con el
mundo, de sus quehaceres cotidianos, estaba también
liberando el pensamiento, creando nuevos signos, íconos,
afirmando de manera distinta que era el único ser conocido
de la creación capaz de transmitir por medio de nuevos
sistemas de comunicación su visión del mundo, abriendo
así las puertas a la magia, a la ciencia y al arte. Así, el
hombre por medio del trabajo primero y del arte un poco
más tarde, va a diferenciarse definitivamente del animal.
Cuando empieza a trabajar, aún con una herramienta
rudimentaria, proyecta ya el fin de su trabajo antes de que
exista. Ese proyecto, esa anticipación, es el pensamiento.
Esta representación y conceptualización del mundo por
medio del pensamiento, del lenguaje y de otros sistemas
sémicos, es lo que especifica justamente el mundo humano
en relación al mundo animal, el cual no es sino un mundo
perceptivo. Sabemos que ciertos animales reaccionan a
determinados olores, otros a frecuencias sonoras, otros a
colores, movimientos, formas, y encontramos grandes
variantes biológicas según las especies —en los
mamíferos, específicamente los primates, la dominante es
visual y es principalmente la visión la que ordena su
mundo—; es a través de los sentidos y sólo a través de
ellos que pueden conocer su mundo y habitarlo. Pero el
hombre introduce una nueva manera de conocer su
entorno, ya no sólo sensorial-perceptualmente, sino
(6) Lo que no significa que no tengamos derecho de privilegiar por
razones metodológicas evidentes uno de los dos, escogiendo niveles de
análisis específicos para trabajar.
44
conceptualmente por medio del lenguaje. De la visión pasa
a la dicción —puede decir, nombrar las cosás que ve— y,
algo fundamental, por medio de la retención y la
reproducción, puede nombrar las cosas que no ve, que no
están, y se vuelve así capaz —gracias a los símbolos
articulados— de representar cualquier categoría. Existe
ahora un espacio entre él y el mundo, el espacio
linguís tico: "...el concepto, pues, desde muy temprano,
tuvo la posibilidad de romper los límites de la
representación basada en una continuidad espacial nutrida
factualmente por el orden de la visión". (Lorite Mena,
1982, p. 35).
El mundo es ahora mediatizado por una nueva
coherencia que es la de una sintaxis linguistica puesto que
el lenguaje nos da cuenta del mundo como una
prolongación de nuestros sentidos.
Sin embargo, y por la misma discontinuidad que
introduce, este nuevo sistema que nos permite conocer el
mundo de una manera particular, es ante todo
interpretativo en el sentido de que el hombre adquiere con
él la posibilidad de proyectarse en el mundo. Y a pesar de
que esta capacidad de decir las cosas, aún en su ausencia,
se identifique muy a menudo con la verdad, o haya
adquirido poco a poco valor de objetividad, nuestra
manera de conocer el mundo siempre será interpretativa,
siempre reflejará de una manera u otra nuestros intereses,
nuestros deseos, nuestros sueños, porque el lenguaje no
puede reflejar otra cosa que nuestra práctica social o nuestro modo de actuar y de relacionarnos con el mundo.
Entendemos ahora cómo de un orden exclusivamente
biológico sensorial, llegamos a un orden ideológico y representado por esta discontinuidad que se instala entre el
mundo y su conocimiento; discontinuidad que podemos
definir como un espacio de múltiples posibilidades
interpretativas en las cuales caben la reconstrucción, la
deformación, la manipulación, la distorsión; pero también,
y mediante otras sintaxis derivadas de los mismos
orígenes del lenguaje, el sueño, el orden poético, el arte,
etc., como maneras posibles de decir las cosas que vemos,
que recordamos, que realizamos, que creamos. Ese mundo
humano es por consiguiente un mundo ideado pasado ahor
por un tamiz, ya no exclusivamente biológico, sino
conceptual-ideológico, instaurando así un nuevo saber;
saber que ha debido buscar un frágil compromiso entre esa
45
necesidad de reflejar lo más exactamente posible la
realidad (en el sentido de reflejar analogías) y el hecho de
pasar por un código conceptual representado por la sintaxis linguistica para poder decir las cosas inteligiblemente para todos. Un saber que a partir del momento en
que es mediatizado por el lenguaje y condicionado por la
ideología, no puede expresar otra cosa que nuestra praxis
social, conservadora dentro de los límites del poder,
ocultando el otro saber, aquel que carece de vehículo
comunicante explícito, pero que evoca la necesidad de una
nueva realidad más de acuerdo con las imágenes
primigenias de la fantasía que es intuida en el arte pero
que no puede expresar su ansia liberadora sino por medio
de gritos y suspiros, por fuera de los mecanismos
racionalizantes propios del lenguaje.
Como vemos, el concepto, la palabra, al mismo tiempo
que debían desalienar al hombre permitiéndole tomar
distancia en relación a los determinismos biológicos
primarios, los esquemas comportamentales montados y
las rígidas señales evocadoras, confrontándolo a nuevas
estrategias creadas esta vez por él mismo, lo iban a sumir
(pero esta vez con un pretexto de conciencia —el hombre
es el único a "saber que sabe"— ) en otros determinismos
pertenecientes al orden ideológico, que son, a pesar de lo
que se cree, mucho más difíciles de transformar. (Ha sido
más factible crear leches en polvo o anticonceptivos
manipulando factores orgánicos y químicos que cambiar la
actitud de los hombres frente a su virilidad!).
La Masculinidad y la Feminidad, así como cualquier
hecho surgido en los límites de este mundo humano se
inscriben por consiguiente en este orden interpretativo que
es el orden cultural, el cual alejándonos definitivamente de
nuestros antepasados los mamíferos y con ellos los
primates, nos alejó también, de una cierta manera, del
orden natural y de sus determinantes bio-ecológicos como
único marco explicativo a todos los procesos vitales.
Efectivamente, eil el mundo animal hablábamos de
macho y hembra, de sexo, de actividad copulatoria, de
ciclo de celo, de apareamiento, de señales evocadoras, de
prole, etc. De repente (en realidad no tan de repente!)
hablamos de hombre y mujer, sexualidad, deseo, lenguaje,
símbolos, placer, orgasmos, hijos, familia, etc. Evidentemente pasó algo, como si estuviéramos pisando otro
terreno y que otra clave fuera necesaria para interpretar
46
los hechos. Ya con la sola base biológica que nos ayudó a
entender la diferenciación sexual en macho y hembra y
los comportamientos ligados a esta diferenciación, no
podemos explicar la complejidad de conceptos tales como
Masculinidad y Feminidad, conceptos íntimamente
ligados a este nuevo orden y en él, al paso del sexo a la
sexualidad, de las señales evocadoras al lenguaje
articulado gracias al cual aparecen nuevos factores
determinantes de la sexualidad como son el afecto, el deseo
y el placer, transformando así las actividades de
reproducción en actividades eminentemente sociales. Ese
paso del sexo a la sexualidad por medio de la pérdida
paulatina del ciclo de celo que ordenaba casi totalmente la
actividad sexual, significa también el paso de una
disponibilidad cíclica a una disponibilidad crónica, hecho
fundamental en cuanto a lo que nos interesa, puesto que
lógicamente se han debido transformar también las
señales evocadoras de excitabilidad y atracción. Estas
señales se llenan ahora de símbolos, indicadores de un
nuevo orden de interpretación, delimitando poco a poco
conceptos tales como Masculinidad y Femenidad.
La Masculinidad y la Feminidad son conceptos
inseparables de ese proceso de reducción del instinto y de
disminución de la rigidez de las estructuras comportamentales y, por consiguiente, de nuevos procesos no
instintivos que se integran en un nuevo mundo de
representación y de control consciente, acompañado de
una nueva posibilidad de manipulación, culturización y
socialización de esa representación.
La Masculinidad y la Feminidad se inscriben en el orden
ideológico.
1.2.1 Reproducción social e ideología
Acabamos de distinguir brevemente el mundo humano
del mundo animal resaltando que el mundo humano es un
mundo de ideas que conforman un nuevo saber. Un saber
filtrado por las ideas, los conceptos, el lenguaje y otros
sistemas sígnicos. A diferencia del animal, el hombre sabe
que sabe y gracias a esa toma de conciencia puede ahora
construir, reconstruir, inventar, crear, soñar, desear, o sea
proyectar. Es el único ser de la creación que puede volver a
su pasado, proyectar un futuro, y que tiene un devenir.
Vive en un mundo de símbolos y ya no solo en un mundo
de cosas solo posibles de conocer por los sentidos. Tomó
47
distancia en relación a tales cosas, a la Naturaleza,
creando una nueva manera de ser en el mundo.
Sin embargo, a medida que nace el lenguaje, el
pensamiento y con ellos la conciencia, nace también la
historia. Esa historia del hombre de la cual no conocemos
sino una mínima parte, puesto que lo que llamamos
corrientemente "nuestra historia" aparece apenas hace
10.000 años con los primeros documentos escritos que
conocemos hasta ahora; pero el hombre pensante,
responsable de su historia y de la transformación de la
naturaleza, llevaba millones de años casi totalmente
perdidos para nosotros. Y hasta donde sabemos,
particularmente desde que existen documentos significativos y legibles, existen también y paralelamente a esta
conscientización e historicidad del mundo humano,
mecanismos sociales e históricos integrados en este nuevo
mundo para asegurar su reproducción y su desarrollo ;
mecanismos que de hecho no nos deben sorprender puesto
que hacen parte de esas estrategias evolutivas, sin las
cuales ningún organismo, y mucho menos un organismo
social puede tener éxito evolutivo. A partir del momento
en que el hombre tuvo que aprender a vivir con su propia
especie en comunidades cada vez más numerosas, entendió
que un grado mínimo de unidad del grupo —y ya no más el
interés propio— era la clave de la evolución. Y desde ya y
para tal fin, inventó mecanismos que aseguraban esa
unión mínima, factor de cohesión social y unidad,
mecanismos que debían por consiguiente asegurar la
reproducción social no tanto para "dominar" el mundo
físico, sino ante todo como instrumento de esa cohesión
social y como respuesta a preguntas nuevas.
Podríamos citar miles de esos mecanismos sociales, más
o menos universales, más o menos institucionalizados, que
se concretaron por ejemplo en la magia, la aparición del
mito y las prácticas religiosas, que no solo representaban
un pensamiento teórico o teológico no práctico, sino que se
convirtieron, en relación directa a su eficacia, en prácticas
sociales tales que entrarían a legislar y normatizar toda la
cotidianidad de millones de hombres durante largos siglos.
A partir de ese momento realmente no hay nada que
escape, que no pertenezca a la reproducción social. Se
quiere decir con esto que todo lo humano es ahora
producido por la práctica social, todo es histórico; ningún
objeto, cualquiera que sea su orden o tipo de existencia
48
podrá escapar a ese marco socio-histórico, cualquier
discurso y pensamiento serán formas o aspectos de esa
historia.
La Masculinidad y la Feminidad, como conceptos del
orden humano, se inscriben como ya lo habíamos
mencionado, en este mundo de las ideas, y nos parece
imposible acercarnos a ellos sin aclarar antes algunos de
los mecanismos de esta reproducción social que en gran
parte los determinan, dándoles una función racionalizante
específica. Y si bien la filosofía, como "ciencia de las
ideas" por excelencia, nos podría guiar, pensamos que, a
diferencia de la ciencia, único saber capaz de romper con
los obstáculos epistemológicos interpuestos justamente
por estos mecanismos de reproducción, particularmente la
ideología, ella no ha escapado a "interpretaciones
ideológicas" de las ideas. En este sentido nos basaremos
sobre el único discurso, que a nuestro modo de ver, ha sido
capaz de analizar tales mecanismos y sus articulaciones en
relación a una formación social determinada, a saber el
Materialismo Histórico, que nos servirá de marco de
referencia para hacer algunas aclaraciones que consideramos importantes para ubicar los conceptos de
Masculinidad y Feminidad.
Toda formación social, o totalidad orgánica, como la
llama Marx, necesita crear los mecanismos para
reproducirse —lo que llamaríamos en otra perspectiva,
"estrategias evolutivas".—, o sea mecanismos de
reproducción social. Tales mecanismos de reproducción se
van a organizar lógicamente alrededor de las actividades
de los hombres que podemos resumir en producción,
cambio y consumo. Efectivamente como lo hemos visto,
los hombres ahora organizados en bandas, tribus, grupos,
comunidades, formaciones, etc., necesitan producir cosas
para la subsistencia del grupo, aprendiendo a explotar el
ambiente cada vez mejor; necesitan organizar esta
producción, o sea cambiar e intercambiar lo producido por
medio de la circulación y de la distribución con el fin de
hacer llegar los productos-objetos a todos los del Irupo y,
finalmente, necesitan consumir, como principio basico de
reproducción de sus fuerzas.
Hasta este momento no estaríamos muy lejanos del
mundo animal (el cual también de una cierta manera
produce energía, intercambia con el medio y consume) si
no especificamos que estas actividades humanas propias
de la reproducción social no se concentran solo a nivel de
49
los bienes materiales-físicos (logrando efectos orgánicos-fisiólogicos) sino que estas actividades se organizan
también en relación a los bienes culturales puesto que
como lo indicamos anteriormente, el hombre inventó no
solo el construir objetos y transformar su entorno sino
que, y al mismo tiempo, el pensar, soñar, desear —razón,
arte y locura— y es un gran productor de ideas las cuales
también van a organizarse, circular y consumirse.
Ahora bien, estas actividades básicas para la
reproducción del grupo no se hacen espontáneamente en
virtud de una buena voluntad humana, sino que van a
depender a su vez de lo que podemos llamar modalidades
de producción, modalidades que encontramos concretadas
por la organización de las fuerzas productivas (toda
formación social organiza sus fuerzas productivas...aún
una colmena) de la cuales dependerán el sitio que ocupará
cada hombre en esta organización de las fuerzas
productivas.
Otra modalidad de reproducción del grupo ya no
directamente ligada a lo económico-productivo, es la que
se va a encargar de organizar paralelamente las
actividades de producción, cambio y consumo de las
actividades culturales, y que encontramos en la
superestructura caracterizada por la ideología y concretada en las instituciones ideológicas, encargadas
principalmente de producir y organizar el consenso en
cuanto a cogniciones, actitudes, valores, sentimientos,
etc., a traves de las actividades artísticas, literarias,
científicas, religiosas, políticas, educativas. Sería falso
pensar que estas dos modalidades organizativas del
consenso, fuerzas productivas e ideología, funcionan
completamente independientes. Exite evidentemente un
juego de retroalimentaciones complejas entre las dos, que
hace que el circulo entre estructura y superestructura se
cierre y se renueve constantemente.
Es en este momento cuando entendemos mejor lo que
significa el orden ideológico, la ideología. La ideología es el
factor organizador de las actividades humanas en un
sentido de consenso; una especie de lente por el cual
pasarán todas nuestras actividades, determinando así una
visión específica del mundo por medio de mecanismos de
racionalización y reproduccion de la realidad. "Lente de
contacto" interpuesto entre el mundo y mi explicación, mi
construcción, mi comprehensión de él, génesis de mi
manera de conocer este mundo y ubicarme en él. Lente
50
creado en sí mismo por la estructura socio-económica (o
modalidades de producción de una determinada formación
social), volviéndose principio interpretativo, explicativo y
racionalizan te de tales modalidades de producción; filtro
de la realidad, nadie ni nada de lo humano escapará a sus
efectos y es probablemente el "resorte" más importante de
la reproducción social. Entendemos así cómo nuestra
visión del mundo, nuestra comprehensión del mundo, está
básicamente viciada, distorsionada y podemos afirmar que
la ideología sirve para que la conciencia que tengamos del
mundo sea una falsa conciencia.
Es evidente que presentamos aqui una de las múltiples
definiciones del concepto de ideología, probablemente
porque nosotros tampoco podemos escapar a considerar el
concepto de ideología a través de un filtro ideológico. Es
imposible no hablar ideológicamente de la ideología. Sin
embargo lo que nos tranquiliza es que, según los autores
que se acercaron últimamente a un ensayo de definición
del concepto a través de sus usos relevantes, existen dos
significados dominantes en los cuales se reubican
fácilmente todos los otros, 11 en total según Rossi-Landi
(1980), a saber: la ideología como falso pensamiento, y la
ideología como visión del mundo; concepciones además no
excluyentes sino más bien complementarias que podríamos reunir diciendo que la ideología consiste en una visión
falseada del mundo, visión que no entenderemos bien si
nos quedamos a un nivel puramente descriptivo y
clasificatorio de términos en vez de, como tratamos de
esbozarlo, comprender su génesis, desarrollo y funcionalidad como una de las estrategias evolutivas de una
formación social.
Ahora, si entendemos mejor en qué consiste la ideología.
no vemos muy bien todavía cómo funciona, cómo se
operacionaliza y se concreta a nivel de las actividades
humanas. La ideología efectivamente "funciona" tanto
que, como todo lo que funciona socialmente, se
institucionalizó a través de instituciones ideológicas
haciendo posible así su interiorización a nivel individual a
través de cogniciones, actitudes, valores, etc. Estas
instituciones ideológicas —a veces llamadas sociedades
civiles como las escuelas, las iglesias, los periódicos, etc., y
sociedades políticas como el gobierno, la policía, las
fuerzas armadas, etc. (Gramci, 1975) — , a veces llamadas
más corrientemente aparatos ideológicos del Estado y
aparatos represivos del Estado (Althusser, 1971), de hecho
5]
representan todas mecanismos creados por la misma
formación social para asegurar su reproducción. Sin
embargo, todas esas actividades indispensables a la
reproducción de cualquier formación social, y particularmente las que podemos llamar en general las actividaes
ideológicas, no podrían realizarse y actualizarse sin la
actividad simbólica, mediante la utilización de sistemas
sígnicos, elementos mediadores, soportes materiales y
vehículos de todas ellas. Así, la ideología, a través de los
sistemas sígnicos, dinamiza todas las instituciones
ideológicas. Estos sistemas sígnicos son por consiguiente
los codificadores de la ideología y se vuelven productores y
organizadores de este consenso social. Lo que queremos
decir es que el lenguaje, entre otros sistemas sígnicos el
más importante, reflejará las modalidades de producción,
justificándolas desde las instituciones ideológicas. La
ideología no tiene otra posibilidad de funcionar, o sea de
reproducirse, de transportarse y de hacerse consumir, que
la de depositarse en los sistemas sígnicos. Y cuando se
utiliza la expresión sistemas sígnicos se alude a los
sistemas verbales como las lenguas, el lenguaje en general
o sistemas paralinguísticos, y sistemas no verbales cuyos
códigos están construidos con material diferente del
sonido articulado y de su transcripción gráfica. Estos
últimos pueden ser subdivididos como lo propone
Jakobson (1970), en objetuales y orgánicos. Los sistemas
sígnicos objetuales son en los que el hombre actúa con algo
que es extraño a su propio organismo, algo construido, ya
que emplea objetos encontrados en la naturaleza o
productos objetados por su propio trabajo, por ejemplo el
mercado económico. En el segundo caso, el hombre actúa
con su propio cuerpo, como por ejemplo la danza que es en
este sentido un sistema sígnico corporal u órganico. En
ambos casos vemos que el código no esta conformado por
sonidos articulados ni por la escritura. Estos sistemas
sígnicos en general son los codificadores de la ideología.
Entendemos así cómo los discursos organizados como lo
pueden ser por ejemplo los de los Mass Media, que
representan hoy día probablemente una de las instituciones ideológicas más sofisticadas y eficaces, no pueden
ser entendidos por fuera de los mecanismos de
reproducción social, o sea de la ideología, la cual, mediante
sistemas sígnicos variados, vehicula verdaderos sistemas
coherentes de valores en los cuales encontramos entre
otros la Masculinidad y la Feminidad. Estos conceptos,
sobre todo si los observamos y analizamos a partir de
52
algunos discursos de los Mass Media como nos lo
proponemos en este trabajo, participan de- este afán de
restablecer una coherencia a todo nivel en este espacio
interpretativo que existe entre el mundo y mi captación de
él, coherencia contruída a partir de los logros de la
ideología. La ideología, como lo destacó Marx, es ante
todo alienadora, mistificadora y reificadora, y si tiene
estas tres funciones es porque necesita intentar borrar sus
huellas y "debe tratar de negarse a sí misma como
ideología buscando una base de validación universal que la
legitime" (Echeverría, 1973, p. 36).
Así y a través de esta alienación que produce, por medio
de la creación de mitos y la suspensión del pensamiento
crítico y dinámico, la ideología impone una especie de
coherencia y de naturalidad a este mundo, coherencia y
naturalidad que "no se discute" y que necesita toda
formación social para reproducirse.
1.2.2 Los Mass Media como Instituciones Ideológicas
Vimos cómo era característica esencial del hombre la de
vivir en un medio que él mismo creó; medio artificial por
consiguiente que se llenó de objetos, de ideas, de símbolos,
de representaciones que se organizaron poco a poco por
medio de procesos históricos complejos en sistemas más o
menos coherentes y cuya huella dejada en cada hombre es
lo que podríamos llamar, de manera sumamente general,
cultura.
Esa cultura o suma de bienes culturales resultado de la
práctica social de los hombres, en ningún momento es
estática ni universal puesto que, como lo tratamos de
esbozar anteriormente, viene a ser como el reflejo de las
modalidades de organización socio-económica y política de
los hombres. Posee pues una dinámica específica para cada
formación social y cada momento. No puede olvidarse que
los principios y sistemas de valores que en cada época y
para cada formación social se van manifestando, vienen
determinados por los hombres que en ese momento viven,
por sus necesidades, por las relaciones que establecen con
el medio y los demás hombres y sobre todo, por el modo de
producción y las relaciones de producción correspondientes que constituyen la base material de su existencia.
Numerosos procesos, numerosos mecanismos, están
implicados en la manera de interiorizar y exteriorizar esa
53
cultura, mediatizados y reflejados en su mayoría por lo
que definimos anteriormente como instituciones ideológicas, instituciones que constituyen el pilar fundamental
sobre el cual se edifica nuestra endoculturación en general
y nuestra socialización en particular. Lo que queremos
decir con esto, y en relacion con nuestra preocupación
central, es que, nuestra manera de sentirnos hombre o
mujer, de identificamos con un modelo de masculinidad o
feminidad, en fin, de asumirnos plenamente en todas las
etapas de nuestra vida y en todas nuestras actuaciones
sociales, participan de esos mecanismos y procesos previstos y organizados por las principales instituciones ideológicas como la familia, la escuela, la iglesia, etc., que han
asumido tradicionalmente esa función. Es suficiente
detenerse críticamente un rato en los libros de lectura, de
educación cívica e incluso de ciencias de nuestros hijos,
particularmente los textos escolares de educación
primaria, para percibir la enorme carga ideológica en
relación con diferentes sistemas de valores que circulan en
tales textos. Entre esas instituciones ideológicas,
encontramos hoy día, y como la de más reciente aparición
—aproximadamente 50 años—, los Medios Masivos de
Comunicación o Mass Media, que realizan posiblemente
una de las más esenciales relaciones entre el individuo y el
medio.
Y siendo ellos, los Mass Media, uno de los ejes
principales de nuestra presente reflexión, nos parece
importante observar, en relación a su aparición, que si bien
podríamos explicarlos por algunos descubrimientos
tecnológicos importantes, sabemos también que ninguna
práctica técnica surge del azar y espontáneamente. La
técnica y la ideología se encuentran en continuidad., y en
general la técnica depende directamente de los problemas
planteados a nivel de práctica social, problemas que se
convierten en una demanda social que induce a cada
práctica técnica a plantearse sus propias preguntas
respecto a lo real. Quiere decirse de esta manera, que si la
primera etapa de comunicación moderna podemos
remontarla a Gutemberg en 1450 y la segunda hacia
finales del siglo XIX y principios del XX con Samuel
Morse (telégrafo), Alexander Graham Bell (teléfono),
Edison (grabación del sonido y vistas en movimiento) y
De Forest (bulbo al vacío), quienes inauguraron el mundo
de la radio y la televisión, esos adelantos cobran su plena
significaciaón solo cuando los interpretamos como
respuestas a problemas surgidos por las diferentes
54
prácticas sociales de los hombres en momentos y épocas
determinadas.
No es casual, como lo señala Wilber Schramm (en
Steinberg y Bluem, 1972), que la muestra de impresión
más antigua de que se tiene noticia sea una indulgencia
papal fechada en 1454, y que el primer libro impreso fue
aparentemente la Biblia, de la cual se cree que fue
realizada por el mismo Johann Gutemberg: "Al momento
de nacer, el nuevo arte quedó al servicio del centro del
poder más importante de la época: La Iglesia" (Schramm,
en Steinberg y Bluem, 1972, p. 48). No habrá de ahora en
adelante posibilidad de separar para su tratamiento los
problemas del conocimiento y del saber, de su circulación,
difusión y producción, de las implicaciones a nivel de
democratización y educación pública, de los problemas de
su control y utilización, o sea de su relación directa con el
poder y las instituciones ideológicas. A dondequiera que
fue la imprenta y con ella más tarde la prensa y mucho
después la radio y la televisión, siempre fueron mezcladas
con las cuestiones que exaltaban, estimulaban o
preocupaban al hombre en relación con sus principales
actividades —de pensamiento, arte, artesanía y magia. —
y a medida que ayudaban a producir y crear pensamientos,
también y paralelamente, se veían de manera implícita
más controladas y vigiladas. Al tiempo que se descubría
su fantástico poder gracias a la circulación y la difusión del
conocimiento que estas nuevas máquinas permitían, se
hizo necesario un control cada vez más sutil 'para
convertirlas en nuevas instituciones ideológicas encargadas de reforzar, estabilizar y consolidar ese consenso
social ya determinado por las otras instituciones
ideológicas tales como la educación pública, la iglesia, la
familia, etc.
En cada época, desde la imprenta, la clase dominante
supo reconocer la eficacia y el poder de esas nuevas
"máquinas de comunicación", tanto que siempre se
apoderó de ellas como de cualquier otro medio de
producción. Además, como lo indicamos anteriormente,
esas "máquinas de comunicar" tenían que responder cada
vez mejor a las demandas específicas de cada época. Es así
como, a medida que la revolución industrial primero y
después la sociedad industrial y post-industrial hacían
surgir nuevas demandas sociales, inducían —en relación
con lo que se viene planteando— nuevos desarrollos
tecnológicos en el campo de la comunicación, que se
55
concreta en Colombia en la gran prensa (principios de
siglo), la radio (1930) y la T.V. (1953), todos ligados
estrechamente a la publicidad. En efecto, y Colombia no es
una excepción en ese sentido, la aparición de los modernos
medios de comunicación masiva —particularmente
prensa, radio, T.V. y cine —, corresponde al desarrollo
industrial y tecnológico, específico y avanzado de una
formación social que, en consecuencia directa a ese
desarrollo, empieza a requerir medios más amplios de
información y comunicación para moldear un hombre
capaz de responder a los intereses de las grandes empresas
necesitadas de desarrollar su mercado, adaptando por
medio de un juego complejo de interacciones y
retroalimentaciones el mercado al hombre y el hombre al
mercado.
En este sentido, se trató de crear un hombre lo más
unidimensional posible llenándolo, por medio de una
racionalidad tecnológica, de falsos pensamientos, falsas
necesidades, indispensables al mantenimiento y desarrollo
de esa sociedad. En Colombia ese hecho es tan claro que
los industriales o poseedores de medios de producción
industrial más importantes son también los dueños de la
casi totalidad de la información, como se mostrará más
adelante ( 7).
Es así como hoy día, lo que incorpora e interioriza el
individio en la textura de sus cogniciones y que va a
marcar todas sus actuaciones sociales con un sello
específico, le llega en gran parte por esa nueva esfera de los
mensajes difundidos por múltiples canales cada vez más
potentes en relación con sus posibilidades de circulación y
diversificación. Con eso no queremos decir que los Mass
Media están suplantando totalmente el proceso racional de
la educación, proceso además más ordenado y más
metódico, sino que, según muchos autores, parecería que
estos últimos tienen una eficacia y un poder distintos
que con seguridad se ejercen a un nivel menos racional
(por lo menos superficialmente) pero mucho más
(7) A título de simple ejemplo por ahora, citaremos el caso del grupo
financiero Postobón Lux (Ardila Lulle): como las bebidas gaseosas
requieren una amplia publicidad, ese grupo resolvió comprar una cadena
de emisoras e invertir en una programadora de T.V. (RCN-RTI), además
de controlar totalmente en la actualidad la industria Sonolux S.A., La
principal fábrica de discos del país.
56
universalmente en el sentido de su omnipresencia en
cualquer etapa de nuestra vida. Al fin y al cabo la escuela
y la educación formal no se ejerce sino durante un tiempo
bastante restringido de la vida. En nuestra formación
social específica, esta etapa es a menudo reducida a seis,
cuatro o dos años cuando no lo es totalmente; mientras
esos mensajes que circulan particularmente por la radio
por ejemplo, pero también por la prensa y la T.V., nos
alcanza, querámoslo o no, en cualquier parte, a cualquier
momento y en cualquier etapa de nuestra vida. Desde
cuando el niño descubre las tiras cómicas o los comerciales
en televisión, mucho antes de leer bien, hasta su edad
adulta y su muerte, los Mass Media lo acompañarán
siempre de una manera u otra. En este sentido la escuela
de la vida de la cual hacen parte integrante los discursos
de los Mass Media, se volvió mucho más determinanté que
la escuela misma. Y es ahí donde hemos querido situarnos
para realizar este trabajo: en estos nuevos aparatos
significantes, los cuales, mediante sistemas sígnicos
específicos, vehiculan enormes cargas ideológicas que
tienen un papel importante en esa "propuesta" de
imágenes, representaciones y cogniciones a las cuales nos
referimos lo más a menudo inconscientemente en todos los
aspectos de nuestra práctica social.
Y así, esos aparatos significantes que vehiculan
ideologías, o sea sistemas de representaciones que tienen
por principal efecto lograr un consenso social a partir de
una falsa conciencia del mundo permiten, gracias a
algunos mecanismos reductores o veladores de esta
realidad — tales como por ejemplo la elaboración de mitos
destinados justamente a polarizar la efectividad social
—por ejemplo, los mitos de la Masculinidad y de la
Feminidad—, una especie de parálisis del pensamiento
crítico que termina por considerar que el estado actual de
la sociedad corresponde a la naturaleza, a la vocación, al
destino de la humanidad. Ese famoso "es así" que es el
núcleo de ese consenso social.
Sin embargo queremos insistir a este propósito que si
bien es cierto los discursos de los Mass Media vehiculan
tal carga ideológica cuya función alienadora es evidente,
por lo menos a partir de una lectura crítica de sus
contenidos, no es por una especie de Deus ex-máquina
maquiavélico manejando pobres títeres, los cuales por su
ubicación en el sistema social total no pueden ser sino
ciegos, pasivos y obedientes, sino porque, como lo
57
tratamos de mostrar anteriormente, las instituciones
ideológicas no pueden reflejar otra cosa que la estructura
específica producida por el modo de producción y las
relaciones de producción de tal formación social; es esa
SU función, una función de racionalización por medio de
procesos de encubrimiento y reducción a veces muy
sutiles, tan sutiles por lo menos que en lo general
permanecen ocultos a nuestro diario acontecer. Toda
institución ideológica participa por definición de ese
consenso social que necesita cualquier formación social
para justificarse, sobrevivir y reproducirse. En ese sentido
sería suficiente considerar algunos datos en relación a la
organización de los Mass Media en Colombia para
entenderlo.
Efectivamente, y según datos proporcionados por
autores que se acercaron a ese problema en nuestro país,
no parece exagerado decir que aproximadamente 20
familias colombianas controlan la mayor parte del flujo de
la información y el control de la publicidad a través de la
posesión de las más importantes rotativas, cadenas
radiales y cadenas televisivas; familias todas también
tradicionalmente ligadas al poder político, financiero,
industrial y comercial. Pensamos entre otras en las
familias Ospina, Gómez, Santos, Cano, Lloreda, Londoño,
Retrepo, Sanz de Santamaría, López Michelsen, Navas,
etc. En cuanto al señor Ardila Lulle, dueño de Postobón,
Lux, Peldar, Avianca y Coltejer, se apoderó de la cadena
RCN, además de importantes paquetes de acciones en los
diarios El Siglo, La República, El Colombiano, e intentó
comprar El Espectador en 1974. El afán del gran capital
para controlar los órganos de expresión que orientan la
opinión pública es suficientemente evidente en Colombia
para no asistir. Además, y sobre eso sí queremos insistir,
no se puede desvincular la producción ideológica de los
Mass Media, de la producción social de la ideología en
general, haciendo creer que existen intenciones explícitas
de los dueños de tales medios de comunicación masiva
(dueños de rotativas, dueños de cadenas, etc.► o sea, no
podemos desvincular la producción específica de los Mass
Media del modo de producción global de la sociedad,
tratando así de quitarle un poco de ese "fatalismo" que
viene como a aplastar a los individuos como puros
consumidores pasivos e indefensos, sin posibilidad
alguna en cuanto a posibles cambios frente a esta
estructura económica de los Mass Media y sus contenidos.
58
Pensamos, y este trabajo resulta de eso, que cada vez
que existe una reflexión crítica sobre nuestra cotidianidad,
se produce una pequeña sacudida de ese inmovilismo al
cual nos acostumbramos a veces confortablemente.
Pensamos que, cada vez que se hace el esfuerzo de remover
algunos de los obstáculos interpuestos por la ideología por
medio de un análisis crítico, develando así numerosos
mecanismos que nos alejan de nuestra verdadera práctica
social, dejamos de ser sujetos pasivos y participamos, aún
si es mínimamente, aún si es desde nuestra cotidianidad,
en el surgimiento de otros "posibles" que a veces saben a
utopias pero que dependen al fin y al cabo de nosotros para
que dejen de saber a utopía. Ninguna ideología es
inmutable.
Además, y ahí nos identificamos con Abraham Mole
(1967), creemos que ese conjunto de ideas, de productos
difundidos por los Media no son estáticos sino que
cambian, se transforman a cada rato: elemento ya viejos
se borran y son reemplazados por nuevos, nuevas
relaciones se establecen entre estos elementos, nuevas
ideas se integran a este enorme mosaico cultural que es
vehiculado y difundido por los Mass Media. Y es en este
mismo proceso que cada individuo participa, regresando
en el circuito su particular manera de expresar lo recibido,
lo interiorizado, y así de una manera u otra se vuelve
también agente creador del medio social en el cual vive. Es
precisamente lo que Abraham Mole (1967) llama el ciclo
socio-cultural que se establece entre los individuos y su
cultura y que es el fundamento de una dinámica de la
cultura.
En este sentido nosotros pensamos que es necesario
relativizar de una cierta manera la influencia aplastante de
los Mass Media hablando por ejemplo como lo hemos leído
y oído a veces de la dictadura de los Mass Media. Sería
considerar solo un aspecto del problema, privilegiando
solamente y exclusivamente la relación Sujetos-Media,
olvidando que esta relación que el sujeto establece pasa
por su medio particular, por la sociedad particular en la
cual vive y que si bien, como lo tratamos de mostrar, el
peso de la información que le llega hoy día a través de los
Mass Media es de una enorme importancia, no por eso
podemos olvidar su relación directa con la realidad, sus
gustos, intereses, motivaciones y deseos que se han
formado poco a poco desde su práctica social directa con
esa realidad, su ubicación en ese medio, su lucha particular
59
diaria con la vida, etc. Sería olvidar también que la misma
percepción del sujeto, como proceso, se hace desde unas
instancias mediadoras, instancias históricas producidas
por el conjunto de relaciones que se dan en una sociedad
determinada.
Lo que queremos expresar es que la información que
recibe un sujeto mediante los Mass Media, no es sino
interpretación de la realidad que él vive, bajo la forma de
racionalizaciones, justificaciones, etc.; esa información
"segunda", podríamos decir, llega a un indiViduo provisto
de ideas, de representaciones, de defensas particulares, de
vulnerabilidad y de deseos, que constituyen la base sobre
la cual se integra, se asimila y se procesa ese otro material
cultural que circula vehiculado por los Mass Media. El
discurso de los Mass Media no hace sino aumentar la
vulnerabilidad de los sujetos, los incapacita a partir de los
múltiples mecanismos racionalizantes y reductores de la
realidad que utilizan y los desarma en relación con su
contacto directo con lo real, dejándolos indefensos.
Es en ese flujo de mensajes aparentemente inofensivos y
desordenados, donde nos ubicaremos para tratar de captar
las connotaciones de conceptos tales como Masculinidad y
Feminidad; entenderemos con más claridad lo que tales
mensajes nos propronen, cuáles imágenes de identificación
en relación a un actuar-pensar-sentir como mujer o como
hombre, cómo quieren que seamos, que luzcamos, que
actuemos, que sintamos, que pensemos, que hablemos,
según seamos hombres o mujeres. Es alrededor de esos
ejes que centraremos nuestra reflexión a partir de lo que
circula en tales discursos.
1.2.3 A manera de conclusión: La Masculinidad y la
Feminidad en el orden cultural.
Pensamos que ha llegado el momento de precisar con
más elementos nuestras categorías de Masculinidad y
Feminidad, categorías que guían todo nuestro trabajo.
Esperamos, después de esta larga introducción alrededor
del orden biológico y del orden cultural, se haya
evidenciado que para nosotros la Masculinidad y la
Feminidad serán entendidos como resultantes de estas dos
instancias: la biológica y la cultural.
La Masculinidad y la Feminidad de la cual hablamos y
que trataremos de detectar y de precisar a partir de los
60
sistemas sígnicos particulares de los Mass Media, es
efectivamente la combinación particular de un sexo
genérico, él mismo resultado de un complejo proceso
genético-hormonal que determinará las características
físicas particulares y específicas a nuestro sexo, con un
sexo cultural-ideológico, resultante a su vez de un largo
proceso de construcción a partir de instancias simbólicas,
de representaciones, de afectos y comportamientos
particulares. En este sentido, entendemos la Masculinidad
y la Feminidad como una elaboración, o construcción
particular llena de valoraciones constituidas a partir de
representaciones, mitos y fantasmas propios de nuestra
cultura y transportados por ella. Efectivamente y como
tratamos de mostrarlo en nuestra primera parte, no caben
valoraciones en el orden biológico; no existen bien y mal,
superior e inferior, amo y esclavo, sino solo estrategias
adaptativas y evolutivas. Pero a partir del momento en
que aparece el orden cultural, el sexo se vuelve más
simbólico que real, fenómeno común a todas las culturas.
Y de la misma manera que nuestro sexo biológico hace que
seamos Hombre o Mujer, nuestro sexo social, la
Masculinidad y la Feminidad, tiene también, de una cierta
manera su anatomía —el vestido por ejemplo— y su
fisiología —"los hombres no deben llorar", las mujeres son
más "débiles", o "menos activas" que los hombres, etc.
anatomía y fisiología esta vez "construidas", siendo
justamente este aspecto el que nos interesa tratar de
precisar en este trabajo, ubicándonos —como ya lo
señalamos— a nivel de los sistemas sígnicos particulares
de los Mass Media en un contexto específico, el
colombiano. Esos discursos de los Medios Masivos de
Comunicación vehiculan, como acabamos de esbozarlo,
enormes cargas ideológicas en relación con sistemas de
representacion del mundo, y nos proponemos, a partir de
esa cosmoideovisión detectar la particular manera como
han llenado esas categorías de Masculinidad y Feminidad,
y qué propuesta tienen en lo que se refiere a nuestra
manera de asumir un ser hombre y un ser mujer en
relación con su pensar, sentir y actuar. Es esta preposición
la que queremos describir y analizar y sobre la cual
trabajaremos ahora a través de algunos discursos
particulares de la Prensa, de la Radio y de la Televisión.
61
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