Politización de un mito: el caso de Hércules

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TRABAJO FIN DE GRADO
Título
Politización de un mito: el caso de Hércules
Autor/es
Isabel San Martín Ayllón
Director/es
María Josefa Castillo Pascual
Facultad
Facultad de Letras y de la Educación
Titulación
Grado en Geografía e Historia
Departamento
Curso Académico
2014-2015
Politización de un mito: el caso de Hércules, trabajo fin de grado
de Isabel San Martín Ayllón, dirigido por María Josefa Castillo Pascual (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los
titulares del copyright.
©
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El autor
Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2016
publicaciones.unirioja.es
E-mail: [email protected]
Resumen:
El mito de Hércules es una de las leyendas griegas con mayor difusión e importancia
que ha sobrevivido a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestros días. Hércules, desde
sus orígenes, fue siempre sinónimo de fuerza y brutalidad hasta la Edad Media, donde
sufre un proceso de reinterpretación, en el cual el héroe se convirtió en un ejemplo
inquebrantable de fe y virtud moral semejante a la imagen de Cristo. Pero será durante
el reinado de Carlos V cuando la figura del héroe comience a evolucionar dentro del
ámbito político, como padre fundador de la casa de Austria hasta ser un elemento
fundamental dentro del programa propagandístico puesto al servicio de la monarquía de
Felipe IV. La presencia de Hércules en el reinado de Felipe IV estará ligado tanto a la
producción pictórica como a la política, en el que héroe será representado en numerosas
obras de arte como un símbolo de fuerza, virtud, e inteligencia, con el fin de glorificar
los valores políticos y religiosos de la monarquía hispánica, frente a las monarquías
vecinas.
Abstract:
The myth of Hercules is one of the greatest Greek legends, having the visibility and
importance for its survival over the centuries until nowadays. Hercules originated as a
symbol of force and brutality. But in the Middle Ages, he underwent a process of
reinterpretation. Thus, the hero became a role model of faith and moral virtue, similar to
the image of Christ. But it will be during the reign of Charles V when the hero began to
develop an important role in the political area. He went from a founding father of the
house of Austria to a basic element in the political propaganda of the king Philip IV.
The presence of Hercules in the era of Philip IV will be linked both to the pictorial
production and to the politics of the time. The hero will be shown in numerous works of
art as a symbol of the strength, the virtue, and the intelligence of the Spanish monarchy.
That way, the monarchy’s religious and political valous are glorified, especially against
neighboring monarchies.
1
Índice
PÁG
1. INTRODUCCIÓN…………………………………………………...... 3
2. CONTEXTO HISTÓRICO
2.1. Hércules clásico……………………………………………….…... 5
2.2. Hércules: del Medievo al Renacimiento……………………..…..... 8
3. HÉRCULES Y LOS AUSTRIAS
3.1. Hércules en la corte de los Austrias……………………………….10
3.2. Felipe IV y su política propagandística……………………………11
3.3. Hércules en el Casón del Buen Retiro………………………….…14
4. REPRESENTACIONES DE UN NUEVO HÉRCULES. ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO……………………………………………………. 16
5. CONCLUSIONES…………………………………………………….26
6. BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………..28
7. ANEXO …………………………………………………………….…29
2
1. INTRODUCCIÓN.
Cuando mencionamos la figura de Hércules siempre hacemos referencia a su historia y
a las doce duras pruebas que este tuvo que realizar por mandato de su primo Euristeo. A
ello hay que añadir las cualidades físicas de este héroe que han pasado a la actualidad
como sinónimo de fuerza y lucha.
No obstante, hay que señalar que los atributos que definen a Hércules son muy
variados y realmente interesantes, ya que este no es el típico héroe cuyo rasgo principal
sea la fuerza, sino que es poseedor de diversos significados (religiosos, políticos, etc);
Hércules es, por tanto, un personaje con diversas facetas, las cuales fueron explotadas
durante el reinado de Felipe IV a través de un rico y denso programa iconográfico
puesto al servicio político del monarca y su valido el Conde-Duque de Olivares, por lo
que este programa pictórico será el objetivo de este trabajo académico, en el que
estableceremos y daremos mayor relevancia a las relaciones políticas, religiosas y
sociales existentes entre el héroe griego y el rey Felipe IV durante el siglo XVII.Tras
establecer el tema que se va a desarrollar a lo largo de este trabajo, mencionar que la
bibliografía sobre el mismo es extensa, por lo que ha sido necesario hacer una selección
de las obras más importantes. Mencionar también, que dada la extensión limitada de
este trabajo, nos hemos visto obligados a realizar una tarea de síntesis. De esta manera,
nos hemos centrado en los aspectos que, a nuestro juicio, son fundamentales para
aproximarnos al uso propagandístico de la figura de Hércules.
El punto de partido ha sido la lectura de dos obras fundamentales sobre la vida
cultural en la época de Felipe IV, nos referimos a las monografías de Alcalá Zamora,
Felipe IV: el hombre y el reinado, y Jonathan Brown y J.H Elliot, Felipe IV: el hombre
y el reinado y un palacio para el rey: el buen Retiro y la corte de Felipe IV. La primera
es una obra colectiva que recoge aportaciones de diferentes autores, entre ellos Carmen
Sanz Ayán y la de Alfonso Pérez Sánchez, que nos ofrecen una visión bastante acertada
sobre los gustos artísticos y culturales del monarca que los uso como medio de
exaltación política. La segunda monografía mencionada, nos acerca mucho más al
nucleo de este trabajo, ya que hace una alusión directa a la política propagandística
ejercida por Felipe IV dentro de la pintura, y, en concreto, a la construcción de uno de
los palacios más icónicos de este periodo, el Palacio del Buen Retiro, palacio que
3
albergó una de las series pictóricas más famosas de Hércules, hoy expuestas en el
Museo del Prado.
Otra obra fundamental es, sin duda, La mitología en la pintura española en el
Siglo de Oro de Rosa López Torrijos, en la que encontramos un amplio estudio de todas
las obras de arte en las que aparece nuestro héroe griego. Y, por supuesto, la obra de
Robert Graves, un gran clásico en lo referente a la mitología griega, y el Diccionario de
mitología griega y romana de Pierre Grimmal, que sigue siendo una obra de obligada
consulta.
4
2. CONTEXTO HISTÓRICO
2.1. Hércules clásico
Hércules es uno de las figuras más importantes de la mitología clásica, cuyas hazañas
han sobrevivido a lo largo de la Historia porque han sido una y otra vez
‘resemantizadas’ por escultores, pintores, libretistas, guionistas, etc.
Este héroe, del que algunos mitógrafos sostienen que su verdadero nombre era
Alcides o Alceo, como su abuelo paterno, es hijo de Zeus y Alcmena, la esposa de
Anfitrión, el que luego será el padre adoptivo de Hércules. Cuando Hera se enteró de la
nueva infidelidad de su marido, decide castigar tanto a la madre como al hijo fruto de
este adulterio.
Hera, tras enterarse de la infidelidad de Zeus con la mortal Alcmena, decidió
castigar y depositar toda su furia en el hijo que esta tuviera con Zeus, por lo que queda
patente desde el principio el odio de Hera hacia Hércules, pero a pesar de esto, muchos
fueron las víctimas de este odio, como fue el caso de Alcmena, madre de Hércules, que
experimentó el rencor de la diosa cuando Hera ralentizó el parto de Alcmena con el fin
de que Euristeo naciera antes que Hércules, siendo este primero el futuro rey de la
Argólida y no Hércules como había afirmado Zeus.
Por otra parte, será Hércules el gran perdedor dentro de esta historia, ya que,
como hemos visto, Hera odiaba a Hércules de forma desproporcionada. Por esa razón
intenta acabar con su vida desde su más tierna infancia, como bien se puede ver en el
episodio de las serpientes en la cuna del héroe, el cual con una fuerza sobre humana las
termina matando.
Pero es sin duda el infanticidio que comete el héroe, por culpa de Hera, en el que
mejor se puede observar el odio absoluto de la diosa hacia él. En esta ocasión, la esposa
de Zeus le envía tal ataque de locura, que Hércules cometerá crueles asesinatos. Con
todo, su sufrimiento será sólo el principio de una larga cadena de sucesos que le
pondrán a prueba, ya que una vez repuesto del ataque de cólera y al ver sus actos, lleno
de vergüenza, decide ir al oráculo de Delfos, que le predecirá trabajar para su primo
Euristeo, el rey de Tebas.
5
A pesar del odio de la diosa y de las dificultades por las que esta le hizo pasar, hay
que reconocer que Hércules siempre fue un individuo temperamental, rebelde e
indisciplinado, pero con una fuerza sobrenatural, como queda patente en la muerte de su
maestro Lino, al que mató con una lira. Sin embargo, también destacó por su arrojo y
valentía, que se ven, por ejemplo, en la matanza del león de Citerón, o en los doce
trabajos que le encargó Euristeo.
Estos doce trabajos de Hércules son, sin ninguna duda, el conjunto de hazañas
heroicas más famosas de toda la mitología clásica que ha pervivido hasta nuestros días.
Estos trabajos fueron realizados por encargo de su primo Euristeo, bajo cuyas órdenes
tuvo que ponerse siguiendo la sentencia del oráculo de Delfos. Y así, durante doce años
el héroe griego tuvo que mostrar su fuerza bruta, pero también su inteligencia, si quería
nuevamente conseguir su libertad. Pero en ocasiones no le fue muy fácil salir victorioso,
pues los monstruos a los que tuvo que enfrentarse habían sido criados y protegidos por
la mismísima Hera, quien, como ya hemos dicho antes, sentía una terrible aversión por
el héroe. Los trabajos, por orden de ejecución, son los siguientes:1
-
La captura del león de Nemea, al que le quita la piel con las garras del propio
león.
-
La muerte de la hidra del lago de Lerna, a la que le cortar sus cabezas y cauteriza
las heridas para que no le vuelvan a salir.
-
La captura del terrible jabalí de Erimanto.
-
La captura de la cierva de Cerinea, que estaba bajo la protección de la diosa
Artemisa.
-
Limpiar los establos de Augias en un día, desviando los ríos Alfeo y Peneo.
-
Matar a los pájaros del lago Estinfalo, asustándolos con el sonido de unos
crótalos para que estos remontaran el vuelo y poder eliminarlos con sus flechas.
-
Capturar el toro de Creta
-
Robar las yeguas de Diomedes, que amansó matando a Diomedes y dándoselo a
las yeguas con el fin de tranquilizarlas.
-
Robar el cinturón de la amazona Hipólita
-
Robar el ganado a Gerión, un monstruo de tres cabezas que habitaba en los
confines del mundo conocido.
Una relación de los doce trabajos la encontramos en las Fábulas de Higino (64 a. C. – 17 d. C.), liberto
de Augusto, vid. Hig. Fab.29.
1
6
-
Robar las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.
-
Capturar al can Cerbero
Aunque las primeras manifestaciones del héroe comenzaron en Grecia, no será
hasta los siglos VII y VI a. C cuando en Roma se empiece a divinizar a este brillante
personaje, aun así hay que destacar que Hércules es un ser un tanto especial debido en
parte a sus orígenes mortales (hay que recordar que su madre Alcmena era mortal) por
lo que este, tras sus victorias en las doce pruebas, es considerado como un héroe y no
como un dios.
Pero en Roma nuestro héroe formará parte del imaginario colectivo favorecido, en
parte, por su presencia en las fuentes escritas, como es el caso de la Ilíada de Homero.
Aquí el héroe aparece representado en del escudo de Aquiles, gracias al cual aparecen
los principales rasgos definitorios que en este momento serán tanto su fuerza física
como su valentía.
Pero sin duda el Ara Máxima dedicada a Hércules Invicto, será el máximo
exponente en este cambio. Este antiguo altar del s. V a. C., situado en el Foro Boario de
Roma, es el testimonio más antiguo del culto a este héroe como una divinidad.
Su presencia, por lo tanto, en la literatura y en el imaginario colectivo, hizo que
Hércules comenzara a poseer un estatus similar al de los dioses olímpicos siendo en los
siglos antes citados el momento en el que Hércules asciende al rango de dios, y al igual
que el resto de dioses, este también poseerá elementos definitorios que se fijarán en
pleno siglo V a. C, la época del Clasicismo.
Es en este siglo cuando se define la iconografía del Hércules que perdurará hasta
nuestros días. Todo ello gracias a escultores como Policleto o Mirón, que se encargaron
de convertir el mito en una representación gráfica, en la que nos Hércules es reconocible
gracias a su maza y a la piel de león, el león de Nemea, que recubre parcialmente su
cuerpo. Poco a poco su figura y personalidad ganará elementos más humanos, pero para
ello hay que esperar al Renacimiento, momento en el que Carracci pinta su Hércules en
la encrucijada (1596).
2.2. Hércules: del Medievo al Renacimiento
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente y ya en época paleocristiana, nuestro
personaje sufre una reinterpretación de su significado original para convertirse en un
7
ejemplo más de carácter religioso, como se puede ver en los frescos de temática
funeraria de las catacumbas de la Vía Latina. Además, también va a ser asociado a la
constelación de Leo, que hace referencia a su primer trabajo y a su victoria sobre el león
de Nemea.
Para que todo esto continúe y la transmisión del personaje de Hércules fuera
efectiva, fueron fundamentales las obras de los autores latinos que divulgaron los mitos
de la Antigüedad Clásica, como el de Hércules. Fue así como los mitos paganos se
difundieron durante la Edad Media.
En esta labor de transmisión de la figura de Hércules, la General Storia de
Alfonso X el Sabio desempeñó un importante papel, pues fue en esta obra donde quedó
establecida la importancia del héroe dentro de la historia de nuestro país. 2 El rey sabio
dedica cuarenta y dos capítulos al héroe griego, un héroe “que fizo muchas maravillas
por el mundo e sennaladamientre en Espanna (…)”.3
Gracias al rey Alfonso X, Hércules se convertirá en un figura clave dentro de la
historia de España, debido tanto a su presencia en nuestras fronteras, como a las hazañas
realizadas aquí, recordemos, por ejemplo el robo de los bueyes a Gerión, o la creación
de las famosas columnas de Hércules en Cádiz.
En la General Storia el rey de Castilla intentó escribir una historia que recogiera
todos los acontecimientos cumbre de España desde el inicio de la Humanidad hasta su
reinado. Se trata de una obra de carácter universal, en la que la historia de Hércules
tiene tanta fuerza y notoriedad que es equiparable a cualquier otro acontecimiento digno
de mención.
Va a ser dentro de estos capítulos donde encontramos el porqué y la importancia
de que tuvo nuestro héroe para el sabio Alfonso: la vinculación de Hércules como
antepasado de toda la estirpe real y, por tanto, el uso de este ser mitológico para la
exaltación de la figura del monarca y de la monarquía como institución. Tanto para
Alfonso X como más tarde para Carlos V, el reconocimiento del poder real por parte de
Ya antes que Alfonso X, el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada introduce en su Historia de
los hechos de España (s. XIII), recoge la vida y obra de Hércules. Señalar, además, que esta obra será una
de las principales fuentes que utilizará el Alfonso X.
3
Alfonso X el Sabio, Estoria de España, Madrid, 1906, 7.
2
8
las monarquías vecinas, e incluso de sus propios súbditos, era de vital importancia para
imponer su poder y valía como rey.
Ya en plena Edad Media es cuando la figura de nuestro héroe se mimetiza con el
entorno y es bien acogida por la religión católica, que cristianizó el mito pagano de
Hércules, elaborando una imagen parecida a la de Cristo, ya que en ambos casos
comparten la defensa y, por tanto, el triunfo entre el bien y el mal.
Ejemplos de ello tenemos en obras emblemáticas del Románico, como ocurre en
la catedral de Jaca, concretamente en uno de los capiteles que adornan las columnas de
la nave central, donde aparece representada la captura del león de Nemea. También nos
encontramos representaciones escultóricas de nuestro héroe en el pórtico de la iglesia de
San Bartolomé en Guadalajara, en el que se puede ver a Hércules dando muerte a las
serpientes que Hera le mandó para matarlo. Ya fuera de nuestro país, es destacable el
trono de madera de la cátedra de San Pedro (a. 875), con la representación en relieve de
algunos de los trabajos del héroe.4
Sin embargo, es a partir del siglo XV y principalmente a lo largo del siglo XVI,
cuando las representaciones del héroe griego van a ser más numerosas, sobre todo en la
escultura, tanto religiosa como civil. Su presencia en las iglesias es notoria,
principalmente en las fachadas y en las sillerías de los coros, donde solo es posible una
la lectura moral.
Esta interpretación moral de Hércules, que se va a consolidar en el Renacimiento,
aparece también en la pintura. Un ejemplo claro es el Hércules en la encrucijada de
Annibale Carracci (1596), en el que el héroe, representado con sus atributos
tradicionales, la maza y la piel del león de Nemea, se debate entre seguir el sendero de
la virtud o el de la lujuria, personificados ambos en dos mujeres. La virtud es aquí el
esfuerzo y el trabajo como fin para obtener la inmortalidad; la lujuria, por el contrario,
es la vida fácil y el pecado. El héroe ante este dilema toma la decisión de seguir el
camino de la virtud, y debido a esta elección nuestro protagonista será considerado
como un modelo inquebrantable de fe y virtud.
Pero será en el ámbito de la política donde Hércules se consolidará y ganará
fuerza en el seno de nuestra cultura, porque va a ser aquí donde más popularidad
4
Para una breve descripción de estos relieves, vid. SENRA GABRIEL Y GALÁN, 2002, 277.
9
alcanzará, ya que si el emperador Cómodo (161-192) se representó como un autentico
Hércules, y Alfonso X el Sabio lo utilizó para sus propios fines socio-políticos los
monarcas de la España Moderna, no se van a quedar atrás, y mucho menos los Austrias
(1506- 1700), que no dudaron en convertir a Hércules en el fundador de la casa real de
los Habsburgo.
3. HÉRCULES Y LOS AUSTRIAS
Tras la muerte de los Reyes Católicos (Isabel en 1504 y Fernando en 1516) y la fallida
política matrimonial creada por ellos con el fin de fortalecer sus alianzas con los países
vecinos y así aumentar sus dominios, a lo que hay que añadir la inestabilidad mental de
la heredera Juana, llega al trono el príncipe Carlos, futuro rey de España y emperador
bajo el nombre de Carlos I (1516-1556), que gobernará los vastos territorios heredados
por sus abuelos, tanto paternos como maternos, y que instaurará una de las monarquías
más importantes de la Edad Moderna, la dinastía de los Austrias.
En los siguientes apartados, nos centraremos en el objetivo fundamental de
nuestra exposición: el porqué de la elección del personaje mítico de Hércules y su
función bajo el reinado de Felipe IV (1621-1665). Además, analizaremos algunas de las
manifestaciones artísticas en las que aparece nuestro héroe, que, por otra parte, fueron
muy numerosas durante esta época.
3.1. Hércules en la corte de los Austrias
La utilización de los recursos mitológicos fue, como ya hemos mencionado, una
práctica muy extendida por toda Europa pero también en España, donde el uso de
elementos y personajes míticos servía como medio de fortalecimiento de la estirpe,
atribuyéndose un pasado glorioso.
Este es el mecanismo que utilizaron muchas monarquías para engrandecer a sus
respectivos monarcas, y es que, a falta de los elementos audiovisuales que poseemos
hoy en día, los artistas utilizaron los medios que tenían a su disposición para transmitir
una determinada imagen del rey, vinculándolo a un elemento mitológico, ya fuera en
cuadros, monedas, esculturas, etc. De esta manera, nos encontramos una imagen
deificada de ellos, un perfil utópico que era fácilmente reconocible para sus vasallos.
10
Era un mecanismo, por lo tanto, para consolidar su poder, no solo en su país, sino
también frente a las monarquías vecinas.5
A pesar de que la utilización de estos elementos propagandísticos con temas
mitológicos floreció durante el siglo XVII, muchas monarquías los utilizaron para
exhibir sus orígenes dinásticos, claro ejemplo de ello es la monarquía de los Austrias y
de Carlos I.
La explicación del origen de la casa de Austria se construye bajo el reinado de
Carlos I, y gracias a la figura de Hércules y de una de sus más épicas hazañas que tuvo
lugar en el territorio español: el robo del ganado del monstruo Gerion.6 Por lo tanto,
estamos ante la búsqueda de un personaje mítico de fama gloriosa para poder consolidar
una casa dinástica recién implantada en España.
No tardó mucho el nuevo monarca y emperador en identificarse con nuestro
héroe, hasta el punto de autoproclamarse como un nuevo Hércules garante de las
libertades y de la defensa de la Cristiandad frente a embates de turcos y musulmanes, es
decir, el bien de la moral cristiana frente a los heréticos musulmanes considerados como
el “mal” que había que eliminar, creando una mitificación de sí mismo de carácter
religioso que seguirían en mayor o menor medida sus descendientes, entre los que
destacará Felipe IV, que profesaría una mayor devoción hacia el personaje mítico,
aunque por motivos más políticos que religiosos.
3.2. Felipe IV y su política propagandística
Tras la muerte de Felipe III en 1621, accedió al trono un jovencísimo Felipe IV que
pronto tuvo que enfrentarse a los problemas existentes, como la grave crisis financiera
por la que estaba pasando el reino, que derivó a una bancarrota, a la que hay que añadir
la desafortunada gestión del valido del rey, el duque de Lerma, y la de un monarca muy
joven que parecía poco dispuesto a tomar decisiones trascendentales y que pasaría a la
DE LA TORRE GARCIA, 2000, 13-30 passim.
En esta décima prueba, Hércules tuvo que capturar el rebaño de bueyes de Gerion que se encontraba en
Eriria protegido por el pastor Euritión y el perro bicéfalo Ortro, a los que el héroe mató junto a Gerion,
que también falleció en el combate contra Hércules. La conexión entre esta hazaña y España es la
creencia extendida de que el rebaño de bueyes se encontraba ubicado en la actual Cádiz, lejos de las
columnas de Hércules, en el peñón de Gibraltar que él mismo construyó al crear el estrecho de Gibraltar,
vid. GRAVES, 1991, 123-127.
5
6
11
historia por su desinterés en los asuntos de gobierno, por eso se apoyó
incondicionalmente en su favorito.7
Con todo ello, y a pesar de su juventud y una vez situado en el trono, Felipe IV
pronto encontró inspiración para ser un buen rey en sus antecesores, fundamentalmente
su bisabuelo Carlos I y su abuelo Felipe II, aunque la situación interna y externa que
estaba viviendo España no era favorable para grandes cambios, y mucho menos para las
muchas decisiones que tomaría el monarca y el valido de este, el conde-duque de
Olivares, que a la larga acarrearían graves problemas.
Cuando en 1622 Olivares se hizo cargo de los asuntos de gobierno en calidad de
valido, la situación de España era desoladora. Había una aguda crisis económica y
social, las malas cosechas y los continuos brotes de peste, además de la expulsión de los
moriscos, hicieron que la población disminuyera de forma evidente, lo que generó otro
factor de riego para la monarquía, la crisis demográfica. Por otra parte, dentro de este
periodo de inestabilidad, hay que hablar de la situación de las finanzas de la corona, que
se encontraban en un momento precario, agudizado por los continuos despilfarros de la
corona. Además, se habían perdido los viejos valores morales, la población estaba
fuertemente dividida entre ricos (nobles) y pobres (campesinos), no había líderes
políticos de calidad, la administración era ineficaz y corrupta, la monarquía débil. Por
esta razón, el gobierno de Olivares se caracterizó por el autoritarismo y la centralización
de todos los organismos estatales dentro de la monarquía; se pretendía una integración
de todos los reinos en un solo Estado, regido por las mismas leyes, instituciones, etc.
Así es como quería el valido salvar la monarquía española. Con esta idea de salvación,
la imagen que se debía proyectar del actual monarca, Felipe IV, convenía que cambiara
de forma radical, alejándolo de sus antepasados más recientes, como su padre Felipe III,
y acercándolo más a la imagen de poder que emanaban tanto de su abuelo Felipe II,
como de su bisabuelo Carlos V. Pero las continuas revueltas internas y guerras con el
exterior hicieron fracasar el intento de Olivares.
Sin embargo, a pesar de la inestabilidad política y económica que caracterizó a
este periodo, las artes y las letras castellanas vivieron un momento de gran apogeo,
gracias al mecenazgo de Felipe IV.
7
Sobre el papel desempeñado por el Duque de Lerma, vid. FEIROS, 2002, 201-244.
12
Serían el teatro y fundamentalmente la pintura las encargadas del deleite del
monarca y de los nobles, y las elegidas para difundir una serie de ideas que ayudarían al
rey a mejorar su imagen dentro de la sociedad. Tras esta política propagandística a
través de las letras y de las artes estaba la figura del conde-duque de Olivares y, por
supuesto, la del propio rey.
El teatro, uno de los mayores pasatiempos de Felipe IV, estaba al alcance de todos
los públicos sin excepción, de manera que no tardó en convertirse en uno de los canales
favoritos de la monarquía para la transmisión de mensajes políticos, que fácilmente se
difundían por todas las capas sociales. Dramaturgos como Lope de Vega (1562-1635),
Calderón dela Barca (1600-1681), Tirso de Molina (1579-1648) fueron los encargados
de transmitir en sus obras y montajes teatrales las enseñas de una propaganda política
cuyo principal objetivo era alabar y ensalzar al monarca y su reinado. Ellos fueron los
defensores del sistema monárquico y de su mantenimiento.
En este sentido, durante el gobierno de Felipe IV las representaciones teatrales
fueron muy eficaces para mostrar al monarca como un elegido de dios y, por tanto,
reafirmar su condición divina. Era el virrey de dios en la tierra y de él se destacaba su
condición humana, resaltando sus virtudes positivas, pero también las negativas, de tal
forma que si el monarca no rectificaba sus errores, podía ser condenado a muerte sobre
la escena teatral.8
Pero no sólo los asuntos políticos eran temas de representación en las obras de
teatro, también había cabida para cuestiones religiosas. Estas últimas ya habían hecho
su aparición en aquellas representaciones pictóricas de Hércules en las que se aludía a la
victoria de la fe y a la de la virtud sobre al pecado.
No obstante, las representaciones mucho más elaboradas y refinadas nos las
encontramos dentro de los palacios y de la vida cortesana, tradición que ya existía
incluso en tiempos de los Reyes Católicos y que se extendió con Carlos I y Felipe II.
Bajo el reinado de Felipe IV el palacio del Real Alcázar de Madrid será uno de los sitios
predilectos para estas representaciones, pero tras la construcción del Palacio del Buen
Retiro (1629 – 1640), será este el lugar favorito para dignificar al monarca a través de
las artes y de las letras. El conocido como Salón de Reinos del nuevo palacio se
Para una relación de las obras de teatro en las que aparece el rey representado como personaje, vid.
SANZ AYÁN, 2005, 171-172.
8
13
convertiría en la sala más famosa del todo el reino debido al número de obras de arte
pictórico alojadas entre sus cuatro paredes. Es aquí donde encontramos los cuadros de
Hércules realizados por Zurbarán.
3.3. Hércules en el Casón del Buen Retiro
Sin lugar a dudas, uno de los canales de propaganda más habituales durante el Barroco
fue la pintura. Por esa razón, hemos limitado nuestro estudio de la figura de Hércules
bajo el reinado de Felipe IV al ámbito de las representaciones pictóricas.
Tanto Felipe IV como su valido el conde-duque de Olivares optaron por la
construcción de un nueva residencia, el palacio del Buen Retiro, en cuyo interior no
solo se daba cabida al divertimento (representaciones teatrales, bailes, corridas de toros,
etc.), sino que también fue una gran pinacoteca, en la que destaca el salón de reinos que
albergó cuadros de los pintores más famosos de la época, como Rubens, Velázquez,
Zurbarán, etc.9
La construcción del palacio del Buen Retiro se inició aproximadamente en el año
1630, cerca del convento de San Jerónimo. La idea de la edificación de este palacio,
según los historiadores, fue de Olivares, que concedió numerosos terrenos para expandir
el proyecto arquitectónico.10
Este nuevo palacio se extendía en una amplia superficie y contaba con diferentes
estancias, entre las que destacaban las que se encontraban en el ala norte del palacio,
como las tres salas o salones principales: el salón de Colomba, el Salón de Reinos y el
salón del Cuerpo de Guardia. De todas ellas, la más importante y de la que poseemos
más información es el Salón de Reinos. Este destacaba frente al resto de salones porque
estaba reservado al palco real para el disfrute de los distintos acontecimientos festivos,
pero más tarde sus funciones cambiaron para alojar el salón del trono donde el rey
presidia los actos y ceremonias de la corte. Sin embargo, su fama y belleza residía en las
numerosas pinturas que lo decoraban.
Este salón recibió el título de Salón de Reinos debido a que en él se encontraban
los veinticuatro escudos que conformaban los reinos de la monarquía española, todos
De la existencia de estos cuadros en el Buen Retiro tenemos constancia gracias a extensos inventarios y
descripciones, cartas de pago, etc. Sobre esta cuestión, vid. LÓPEZ TORRIJOS, 1985, 139.
10
Una relación de los historiadores que citan dicha edificación como idea de Olivares en TORRIJOS
LÓPEZ, 1985, 137-138.
9
14
ellos distribuidos a lo largo de la enorme sala de casi 350 m2, con una altura de paredes
de ocho metros. Toda la sala estaba rodeada de una balconada de hierro dorado a la que
se accedía por las escaleras colocadas en los cuatro ángulos de la misma. A este
conjunto hay que añadir las veinte ventanas distribuidas por la habitación, entre las que
se enmarcaban los doce cuadros de batallas que representaban las victorias de Felipe IV,
más los diez cuadros que Zurbarán pintó sobre los trabajos de Hércules.11
La finalidad de esta sala tan majestuosa era, por tanto, transmitir a las otras
monarquías la superioridad de la española, en unos momentos críticos para su
permanencia dentro de Europa y en América. Además, glorificaba el pasado histórico
de España y de su imperio.
Es en este contexto donde el héroe griego Hércules se convierte en el responsable
de gran parte de esta propaganda de glorificación, y Zurbarán en el pintor elegido por el
rey para llevar a cabo esta empresa.
El primer dato que tenemos de dicho encargo data de 1634, año en que a Zurbarán
se le encarga pintar los doce trabajos de Hércules. Sin embargo, el artista solo realizó
diez cuadros, que fueron colocados sobre las diez ventanas que rodeaban la sala.
Estas pinturas sobre la vida de Hércules tenían como objetivo señalar la
asociación del monarca con el héroe, una asociación muy razonable si tenemos en
cuenta que Carlos V había elegido la figura de este personaje mitológico como padre
fundador de la casa de los Austrias. Visto así, los descendientes del rey se encontrarían
vinculados al héroe por derecho propio. Por otra parte, Hércules seguía siendo
representado con las mismas virtudes que le caracterizaron en la Edad Media
Con todo, hay que añadir nuevas formas de representación que Zurbarán plasmó a
la perfección en sus cuadros de forma extremadamente clara: como un símbolo de la
apoteosis, ligado a la inmortalidad, y como un vencedor de la discordia, personificada
en un monstruo al que había que eliminar.
Así pues, la presencia del héroe en este salón estaría fuertemente vinculada a la
historia de España y a la grandeza de su monarquía, que no solo residía en las fuerzas
armadas, sino también en la fuerza moral de la que esta hacía gala, una fuerza moral
basada en el ejercicio del bien (Cristiandad) y la victoria sobre el mal (Herejía). Con
11
Más información sobre la decoración del salón y su disposición en BROWN Y ELLIOT, 1980, 150.
15
todo ello se ensalzaba a la figura de Felipe IV, el nuevo Hércules que luchaba contra la
propagación de las corrientes heréticas en Europa, como el Calvinismo o el
Anabaptismo, que ponían en peligro los cimientos de la monarquía y de la Cristiandad.
4.
REPRESENTACIONES
DE
UN
NUEVO
HÉRCULES:
ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO
Siguiendo con lo mencionado anteriormente, donde hemos puesto de manifiesto el
objetivo último de las obras de Zurbarán, comenzaremos este apartado con el análisis de
estos diez lienzos con el fin de respaldar nuestra teoría con los ejemplos artísticos de
este autor.
La serie de los trabajos de Hércules, que como hemos citado en líneas anteriores,
se encontraban dentro de la Sala de Reinos, y suponen las únicas obras de carácter no
histórico presentes en todo el salón que se intercalan con el resto de frescos que plasman
las diversas batallas y victorias de la monarquía hispánica de Felipe IV (fig. 1).
Este ciclo hercúleo, lo podemos dividir en tres grupos claramente diferenciados
que encajan perfectamente dentro de las principales directrices de la política
desarrollada por Felipe IV.12
El primero de estos grupos corresponde a dos de los trabajos de Hércules que
hacen una clara alusión a su presencia en nuestras fronteras: Hércules vence a Gerión
(fig. 2) y Hércules separa los montes Calpe y Abyla (fig. 3). La obra Hércules vence
Gerion pertenece, como bien sabemos, al decimo de sus trabajos, en el que el héroe
derrota al rey Gerión y le roba su rebaño de bueyes. Teniendo en cuenta las fuentes
clásicas que narran este trabajo, la descripción del rey de Gerión corresponde a la de un
rey tirano que vivía en la actual Cádiz y cuyo aspecto se asemejaba a la de un monstruo
de tres cuerpos.13 Gerión aparece aquí representado como un individuo semejante a
nuestro semidiós, con el que lucha para defender sus territorios y sus propiedades. Esta
antropomorfización del rey tirano corresponde claramente al colectivo español que
racionalizó el mito con el fin de poder usarlo como medio de difusión y consolidación
de la monarquía hispánica, formando parte por tanto de la historia de España.
Para una explicación más detallada sobre la división de los lienzos de Zurbarán, vid. BROWN Y
ELLIOT, 1980, 163.
13
La descripción de Gerión aparece en la obra Fábulas de Higino (64 a. C. – 17 d. C.), liberto de
Augusto, vid. Hig. Fab.29.
12
16
La obra Hércules separa los montes Cape y Abyla representa el decimo trabajo
del héroe, que alude directamente a la creación del estrecho de Gibraltar tras ser
separados los montes Calpe y Abyla. Este episodio no forma parte de las hazañas
hercúleas que nos han llegado hasta nuestros días, por ese motivo muchas obras clásicas
no lo recogen, aunque sí es mencionado por Séneca en su obra Hércules Furens.14
La composición de este cuadro siempre ha suscitado cierta discusión y debate
debido a la postura en la que es representado Hércules, ya que muchos eruditos
sostienen que su actitud es claramente de fractura de los montes, aunque los estudios
más recientes, mantienen que la tensión que se ve reflejada en los músculos del héroe
reproduce un gesto de estrechamiento de ambos peñones con el fin de poder afinar el
paso del mar.15
El segundo bloque es, sin lugar a dudas, el nucleo fundamental de este ciclo
mitológico. Está compuesto por siete lienzos, en los que se reproducen las hazañas más
importantes realizadas por Hércules, y en las que subyace un valor político que
Zurbarán supo plasmar de manera formidable. Las obras Hércules y el toro de Creta
(fig. 4), Lucha de Hércules con el león de Nemea (fig. 5) , Lucha de Hércules con el
jabalí de Erimanto (fig. 6) o Hércules detiene el curso del río Alfeo (fig. 7) nos ofrecen
una visión clásica de uno de los rasgos definitorios de la conducta de nuestro héroe, y
que, en la actualidad, es la más extendida: su fuerza y como este la usa con el objetivo
de vencer a sus enemigos y triunfar sobre el mal y la discordia que estos son capaces de
generar.
Pero no sólo Hércules es sinónimo de fuerza, también lo es de astucia e
inteligencia, rasgos que son fundamentales para realizar una correcta interpretación de
los lienzos Lucha de Hércules con la hidra de Lerna (fig. 8), Lucha de Hércules con
Anteo (fig. 9), o bien Hércules y el cancerbero (fig. 10.), en los que el héroe deberá
meditar sus movimientos para poder controlar y someter a sus enemigos.
Este grupo, por tanto, pone cierto énfasis en cuáles deben ser las cualidades que
un monarca, en este caso a Felipe IV, tiene que poseer y practicar: la fuerza combinada
con el uso de la razón para poder vencer a sus enemigos.
Sen, Herc. Fur., 235 - 238 “Cuando se le mando que penetrara en las regiones del sol estival y en los
tostados reinos que arasa el mediodía, desvió las montañas dejándolas a uno y otro lado, y rota esta
barrera abrió un ancho camino por donde se precipito el océano˝
15
Para más información sobre este debate, vid. TORRIJOS, 142 – 143.
14
17
En este sentido, este grupo pictórico refleja perfectamente un contexto político
muy claro que solo podemos entender si tenemos en cuenta la política exterior en la que
estaba imbuido Felipe IV. Nos referimos, por tanto, a las constantes luchas con
Inglaterra, Francia y Holanda porque adoptaron tendencias religiosas que se alejaban de
la doctrina realmente importante, la católica.
Esto explica que Zurbarán pintase esta serie de luchas de Hércules contra sus
enemigos mitológicos, aunque el objetivo no era representar un mito, sino identificar a
Felipe IV con Hércules. De esta manera, en estos lienzos no se plasmaban las victorias
de Hércules, sino las victorias de Felipe IV sobre los países protestantes que cada vez
eran más poderosos y por eso era necesario derrotar.
Finalmente, nos encontramos con el fresco que hace referencia a la muerte de
nuestro héroe, Hércules abrasado por la túnica del centauro Neso (fig. 11), que supone
una alegoría moral clara y concisa entre el mito clásico y su equivalencia cristiana.16 En
esta obra, Hércules, tras ponerse la túnica que su esposa Deyanira le entrega, comienza
arder, ya que la túnica poseía un potente veneno que en contacto con la piel entraba en
combustión, se inicia así la agonía del héroe que alcanza la muerte y su posterior
apoteosis entrando al Olimpo. La alegoría moral que se pone de manifiesto es la
purificación del alma exigida al cristiano como fórmula de poder ascender al reino de
los cielos y a la gloria, ademas de aportar un significado dinástico donde el fuego crea
un elemento ritual para el descendiente y futuro rey español, es decir, tras la muerte del
monarca se procede a su glorificación y ensalzamiento de su persona además de
glorificar a su descendiente y futuro rey.17
En conclusión, este programa pictórico es, sin duda, un programa claramente
pensado y orquestado por la monarquía, en concreto por el Conde-Duque de Olivares,
con el que este quería respaldar y subrayar la supremacía de la monarquía hispánica y,
al mismo tiempo, ensalzar la figura de Felipe IV como un monarca que luchaba por y
para su patria; un monarca que, al igual que Hércules, se enfrentaba a sus enemigos
venciéndolos en la batalla, y que era un modelo inquebrantable de la defensa de la
moral y fe católicas.
Aquí, al igual que ocurre con el cuadro Hércules separa los montes Calpe y Abyla ( vid. fig. 3), no se
encuentra dentro de las narraciones clásicas grecolatinas, pero que Zurbarán recoge como colofón a su
obra dotándola de un significado religioso.
17
BROWN Y ELLIOT, 1980, 164.
16
18
Este ciclo hercúleo fue encargado a Zurbarán, que en esos momentos estaba
experimentando un gran éxito gracias a sus obras religiosas. Como bien sabemos,
Zurbarán era un excepcional pintor de cuadros religiosos, en los que plasmaba la vida y
obras de santos, cuadros a los que el pintor extremeño dotaba de una gran sensibilidad y
misticismo gracias a la austeridad y calma con las que representaba a sus figuras. En el
caso de este encargo real, muchas veces las escenas de Hércules no son reconocidas por
el espectador como obras realizadas por este excelente pintor, aunque a esto hay que
añadir que el ciclo de la vida de Hércules no es de lo más espectacular de su
producción, motivo por el cual son poco conocidas y admiradas.
En cuanto a la estética con la que se ejecutan estos lienzo, esta posee un fuerte
carácter tenebrista debido a la aplicación constante de la técnica de claroscuro que
evidencia las carencias del pintor en esta serie de retratos, carencias que se pueden ver
en el tratamiento fisionómico del héroe, ya que Zurbarán no está acostumbrado a pintar
desnudos integrales, por lo que las figuras hercúleas son muy toscas, rudas y poco
idealizadas. No obstante esta tosquedad favorecía la fácil legibilidad de las obras,
siendo estas fácilmente comprendidas por el público que identificaba a Hércules con el
monarca Felipe IV. En cuanto a los paisajes, estos forman un telón de fondo muy
oscuro, sin apenas perspectiva con el fin de que el espectador se centre en la imagen
central en la que aparece nuestro héroe18.
Para la realización de estos cuadros, Zurbarán buscó inspiración en los numerosos
bocetos y grabados del momento, que resultaron ser en algunos casos una copia fiel de
estos, un ejemplo claro de ello es el grabado de Hans Sebald Beham (s. XVI) en el que
se reproduce la lucha entre Hércules y Anteo (fig. 12), dicho grabado pudo ser elegido
como modelo para reproducir Lucha de Hércules con Anteo (fig. 9).
Siguiendo con el análisis de otros ejemplos pictóricos en los que aparece reflejado
nuestro héroe, encontramos en la Casa de Pilatos un buen modelo para continuar nuestra
labor investigadora. La Casa de Pilatos es considerada como un modelo perfecto de
palacio andaluz, y en la actualidad se encuentra dentro del patrimonio monumental
español, siendo en 1994 declarada como Bien de Interés Cultural y como Patrimonio
Para más información sobre el arte de Zurbarán y el análisis de este, vid. SANCHEZ QUEVEDO,
2000, 22 – 25.
18
19
histórico de España, por su mezcla de estilos, mudéjar y renacentista, que la hacen única
e incomparable en su género.
Esta residencia alberga en su interior obras de de exquisita belleza, pero, sin duda,
destacan los frescos situados en el techo del torreón palacial, denominado Camarín
Grande, que fue construido, junto con otras estancias, para Fernando Afán Enríquez de
Ribera y Téllez-Girón, tercer duque de Alcalá. El duque procedía de una de las estirpes
nobles más importantes de Andalucía, los Enríquez de Ribera, que pronto tomarían a
Hércules como padre fundador de su linaje nobiliario, dotándole a este de una mayor
distinción, peso político y social dentro de los sectores aristocráticos.
La decoración de la cubierta fue encargada a Francisco Pacheco en 1603, quien en
esos momentos gozaba de gran popularidad entre los sectores más acomodados de la
sociedad, no en vano era considerado como uno de los mejores artistas andaluces de
este siglo. Tras la finalización de la obra en 1604, la techumbre de dicho salón (20 x 5
m.), albergaba numerosos cuadros con diversas composiciones y temas (fig. 13), entre
los que destacaban fundamentalmente siete frescos de carácter mitológico, que serán el
eje principal de esta obra.
De estos siete frescos, destaca el lienzo central (fig. 14), de mayor tamaño y
contorno mixtilíneo, en el que aparece representado en un fuerte escorzo Hércules
alzando su maza con el brazo izquierdo, mientras reposa sobre la piel del león de
Nemea. Completan la escena el resto de dioses del Olimpo, que rodean al héroe y portan
cada uno sus atributos característicos, lo que nos ayuda a identificarlos. Esta escena
aparece descrita en las Metamorfosis de Ovidio. Se trata de la ascensión de Hércules al
Olimpo, como un nuevo dios, ante la atenta mirada de los demás dioses.19 Con esta
ascensión, Hércules, disfrutará de la inmortalidad que él mismo había logrado gracias a
sus propios sacrificios y a su virtud heroica.
Las seis tablas restantes también narran mitos clásicos, están divididos en dos
grupos de tres lienzos cada uno, y ubicados en los extremos opuestos del salón. El
primer grupo se encuentra situado a los pies del padre de los dioses, Zeus (fig. 15), en él
Ovidio narra cómo Zeus, tras la trágica muerte de la parte mortal de Hércules a causa del veneno de la
túnica de Neso, se enorgullece de la entrada al Olimpo de su vástago, que le da acceso a la inmortalidad
(Ovid. Met. 9.240-272).
19
20
destaca el cuadro de mayor tamaño que representa el mito clásico de Dédalo e Ícaro.20 A
continuación, se encuentran dos paneles menores del mismo tamaño en el que aparecen
retratados a la izquierda Astrea, diosa de la Justicia, con balanza y lanza; a la derecha,
Ganímedes elevado al cielo por un ave.
En el lado opuesto de la techumbre, bajo los pies de Poseidón (fig. 16), se
encuentran otros tres lienzos de tamaño similar a los anteriormente descritos. En el
mayor de ellos aparece representado el mito de la caída de Faetón, 21 acompañado por
dos tablas más pequeñas, en la de izquierda están Perseo sobre Pegaso y en la de la
derecha una anciana alada, que representa la envidia.
Todo el conjunto conforma una visión realmente interesante, donde la lectura y el
significado real no deben detenerse en el conocimiento puro del mito, sino que debe de
entenderse como una alegoría moral y didáctica destinada al duque de Alcalá, quien, al
igual que Hércules, si quería alcanzar la gloria debía elegir una vida virtuosa y llena de
sacrificios.
El mensaje es claro, las hazañas y el ejercicio continuado de la virtud han
proporcionado al héroe griego la inmortalidad, pero esta, a su vez, debe estar
acompañado por la actuación de la justicia (Astrea y Ganímedes) y debe evitar
conflictos con la envidia (anciana alada) o la desobediencia (Dédalo e Ícaro).
La composición y descripción estética de esta obra se encuentra en el libro Arte de
la pintura,22 escrito por el propio Pacheco. El autor explica que la técnica al temple fue
la elegida para la realización de las pinturas y, además, reconoce la dificultad técnica a
la hora de componer semejante conjunto. Ciertamente, la obra, descrita desde un punto
de vista estético, es bastante recatada y tímida en ciertos aspectos que ponían de
manifiesto la poca soltura y conocimiento anatómico del pintor a la hora de realizar
semidesnudos, que fueron plasmados a través de claroscuros y veladuras que ejecutó
con cierta timidez.
En esta fabula, Dédalo e Ícaro para salir del laberinto del que estaban presos ingeniaron unas alas de
cera con el fin de ascender volando al cielo. Dédalo indicó a su hijo que no se acercara demasiado al sol
para que la cera no se derritiera, pero este no hizo caso a su padre, se acercó demasiado al astro y se
precipita al suelo, encontrando así la muerte (Ovid. Met. 8.215 - 230).
21
El hijo de Helios que al conducir el carruaje de su padre murió ahogado en el rio Erídano (Ovid. Met. 2.
310 - 320
22
En el libro tercero de Arte de la pintura se realiza un estudio detallado de las técnicas pictóricas
utilizadas para la decoración del techo del camarín, junto con algunas descripciones de determinados
lienzos, como son los de Dédalo e Ícaro o Faetón, vid. PACHECO, 1649, 346 – 352.
20
21
Por otra parte, la obra posee demasiada acción y movimiento (vid. fig.15), lo que
requería cierta potencia y dramatismo que Pacheco intento reproducir a base de fuertes
escorzos que muchas veces daban a la figura cierto aspecto torpe, llegando incluso a la
sensación de que estas se encontraban en otro contexto alejadas del original.23
Tras la descripción de este bello ejemplo, continuamos con la reseña de otra
representación que nos muestra una vez más la magnificencia de la corte de los
Austrias, y por supuesto de Hércules.
La Casa de la Panadería comienza a construirse en Madrid a finales del siglo XVI
y fue terminada en 1612, esta edificación fue ideada en un inicio como distribuidora de
pan, aunque poseía también la función de alojamiento de reyes y nobles durante su
estancia en Madrid para poder observar los festejos que se realizaban en la plaza mayor.
Tras el devastador incendio de 1672, la Casa de Panadería tuvo que ser intervenida y
reformada, en dicha reconstrucción participaron los artistas Claudio Coello y José
Ximenez Donoso que decoraron la techumbre de una de las salas del primer piso (fig.
17), denominada también como Salón de Reyes y en el que se encuentran algunos de los
trabajos de Hércules que mencionaremos más adelante.
La decoración de esta sala se centra fundamentalmente en el techo donde
encontramos, en el centro de la cubierta el escudo de la dinastía de los Austrias
sostenido por pequeños angelotes o amorcillos (fig. 18).24 La sala cuenta también con
una decoración pictórica que finge las estructuras arquitectónicas que dan cobijo a
diversos los lunetos y medallones en los que aparecen representados los trabajos de
Hércules. Todo este conjunto nos ofrece una clara lectura política, ya que la presencia
de los elementos heráldicos de los Austrias se mezcla con las escenas de Hércules
mostrando, una vez más el gran poder que poseían los monarcas de la dinastía de
Austria.
Las escenas de Hércules, fueron creadas por los artistas Claudio Coello y José
Ximenez Donoso, quienes se basaron en los grabados de Carlo Casio (fig. 19) como
Para una descripción más amplia de toda la obra consultar, vid. TORRIJOS ROSA, 1995, 136 – 137: o
Fundación de Medinaceli (http://www.fundacionmedinaceli.org/monumentos/pilatos/index.aspx).
24
La decoración de esta sala es mucho más densa y rica debido a la presencia de numerosos elementos
heráldicos más pequeños que hacen referencia a la dinastía de la casa de Austria (LOPEZ TORRIJOS,
1995, 147)
23
22
bien se puede apreciar en la escena recreada por Donoso en Hércules con el dragón
(fig.20). En ambas el tratamiento de las figuras y los paisajes son prácticamente iguales.
Por último, y para cerrar este bloque destinado al análisis pictórico de las obras de
Hércules, debemos mencionar y analizar algunas de las obras cumbre creadas por
artistas internacionales que fueron elegidos por los monarcas españoles Felipe IV y
Carlos II con el fin de decorar su entorno palacial, en cuyas obras aparece representado
nuestro protagonista Hércules.
Como hemos visto a lo largo de este trabajo, Felipe IV siempre mostró el papel
fundamental de Hércules como padre fundador de la dinastía de los Austrias, y la
importancia que tuvo este para el desarrollo de su programa político y propagandístico
con el fin de imponer y consolidar su poder sobre las monarquías vecinas
proclamándose como un nuevo Hércules.
A pesar de esto, las representaciones y alegorías del semidiós griego no sólo se
encuentran en las residencias oficiales de los monarcas, sino que también las hallamos
en sus zonas de recreo y descanso, como en la Torre de la Parada, ubicada a las afueras
de Madrid.
Esta edificación fue uno de los muchos pabellones de caza que estaba destinado
para el descanso del monarca tras las actividades de cacería a las que era muy
aficionado.
Este pabellón, construido a mediados del siglo XV, fue modificado por Juan
Gómez de Mora bajo las órdenes de Felipe IV con el objetivo de ampliarlo. En cuanto a
la decoración, el monarca no dudó en elegir a los mejores artistas europeos con el
objetivo de engalanar las paredes de dicha edificación, al igual que imponer su
preeminencia y su importancia como monarca a través de las pinturas mitológicas que
se colgaron en sus paredes, y entre los que se encuentran algunas de las hazañas de
Hércules.
Se establece de nuevo una conexión Felipe IV – Hércules semejante a los
ejemplos antes descritos.
De los artistas que participaron en la decoración de este pabellón, debemos
destacar la densa obra mitológica que realizo Rubens, en la que aparecen reflejados
23
algunos de los trabajos realizados por Hércules, que en la actualidad se encuentran en el
museo del Prado. Hay que mencionar que muchos de estos cuadros no fueron
ejecutados por el propio pintor alemán, sino por sus ayudantes usaron los bocetos
originales creados por este para llevar a cabo la labor de creación de los lienzos. A pesar
de esto, e indistintamente de quien realizó los cuadros, hay que destacar las obras de
Hércules luchando con el dragón en el jardín de las hespérides (fig.21) o Hércules y el
cancerbero (fig.22), que se encuentran actualmente en el Museo del Prado25.
Aunque la intención de este punto consistía en el análisis de los ejemplos
pictóricos en los que nuestro héroe aparecía retratado bajo el gobierno de Felipe IV,
merece una especial atención la obra Alegoría del Toisón de Oro de Luca de Giordano
(1634- 1705) que se encuentra en una de las bóvedas del palacio del Buen Retiro, en
concreto en la sala de embajadores.
El encargo de esta obra se dio bajo el reinado de Carlos II (1661 – 1700), hijo de
Felipe IV, y el elegido para esta empresa fue Luca de Giordano que poseía una amplia
experiencia en decoración de grandes murales. La alegoría del toisón de oro (fig.23), de
dimensiones considerables (20 x 12 m.) y culmen del barroco español, pretendía
ensalzar las virtudes de todos los monarcas de la casa de Austria, dinastía que en ese
momento estaba pasando por un momento de crisis, debido a la incapacidad del
monarca Carlos II para dar un heredero al trono y, de este modo, perpetuar su linaje.
Esta alegoría al toisón narra la historia de la creación del mundo a través del mito de las
edades, donde los personajes ficticios (héroes, musas, etc.) se mezclan con los todos los
monarcas españoles, desde Carlos V hasta Carlos II, creando una obra contundente y
compleja que requiere un conocimiento previo tanto de la dinastía de los Austrias, como
también de cultura clásica.
Centrándonos en las escenas en las que aparece nuestro protagonista nos
encontramos que su peso e influencia sigue estando vigente, ya que aparece dentro de la
obra como padre fundador de la dinastía y como símbolo también de fuerza y virtud
(fig. 24). Esa idea es clara en la escena en la que el héroe entrega el Vellocino de oro a
Felipe II. en ella Hércules aparece representado con sus atributos típicos, la piel de león
Para la realización de este ejemplo la página web del Museo del Prado nos ofrece una descripción
detallada de la Torre de la Parada y de las numerosas pinturas que albergaron su paredes (cuadros
mitológicos, retratos) realizados por Rubens. /www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-online/voz/torre-de-la-parada
25
24
de Nemea y la maza, pero a sus pies aparece la figura de una criatura (la hidra de Lerna
o el dragón) que simboliza la discordia, la cual se encuentra sometida por el héroe, y por
tanto también por los monarcas españoles.26
No obstante, la presencia de Hércules no sólo se encontraba en este ejemplo que
hemos citado, sino que nuestro héroe fue retratado en numerosas ocasiones realizando
cada uno de sus trabajos, los cuales ofrecían una lectura política y moral destinada al
rey Carlos II. El sucesor de Felipe IV aparece como un nuevo héroe garante de las
libertades.27
Por último, solo mencionar que esta magnífica obra y culmen del barroco español
fue restaurada en numerosas ocasiones, pero no siempre con el mejor resultado, de
manera que partes importantes de la obra han perdido calidad estética.
La ficha artística de esta obra se encuentra dentro de la página web del Museo del Prado, en la que se
encuentra todo el programa iconográfico muy bien detallado: www.museodelprado.es/coleccion/afondo/la-boveda-del-cason-del-buen-retiro-luca-giordano/programa-iconografico.
27
Para ver todos los trabajos de Hércules que se representan en esta obra, vid. TORRIJOS LOPEZ, 1995,
177.
26
25
5. CONCLUSIONES.
Cuando pensamos en mitos clásicos y en héroes, siempre destacamos la figura de
Hércules que es, sin duda, una de las más atractivas del mundo griego, la cual ha sabido
mantenerse y difundirse dentro del imaginario colectivo gracias a su capacidad de
adaptación del devenir histórico.
Hércules siempre ha sido considerado como sinónimo de fuerza física y moral,
cualidades que ya habían sido fijadas en sus orígenes griegos, pero que serán
consolidadas y difundidas durante la Edad Media como un modelo perfecto de virtud
cristiana. Es entonces cuando nace la semejanza entre el héroe y Cristo, porque ambos
comparten la visión de defensa del Bien y de su triunfo sobre el Mal.
Pero el tratamiento de este personaje mitológico no solo reside en aspectos
puramente religiosos, Hércules destacó fundamentalmente dentro del ámbito político
como fundador de diversas ciudades españolas, y como origen de una de las dinastías
más importantes entre los siglos XVI y XVIII, los Austrias.
Pero realmente, quien más utilizó la figura del héroe fue Felipe IV, quien puso
en marcha una política propagandística, en la que la pintura de carácter mitológico
quedaba supeditada al poder regio.
Los retratos del Hércules bajo el reinado de Felipe IV fueron numerosos y los
encontramos en muchos de los palacios y residencias reales, expuestos a la vista de los
visitantes. Este era el caso del Salón de Reinos, en el que las obras hercúleas de
Zurbarán tenían como objetivo la exaltación de la dinastía de los Austrias. En ellas el
monarca Felipe IV aparece representado como un nuevo Hércules defensor de las
libertades cristianas y como un victorioso guerrero que lucha contra el mal.
En conclusión, los mitos siempre han sido una fuente inagotable de recursos
artísticos puestos al servicio de la monarquía, en la que los artistas creaban una serie de
alegorías en torno a unos determinados personajes míticos, con el fin de poder
establecer una determinada imagen del monarca
más o menos inteligible para el
espectador.
El caso de Hércules no es una excepción, ya que como hemos visto a lo largo de
este trabajo, su imagen ha estado muy vinculada a la difusión de diversos aspectos tanto
26
religiosos como políticos durante el reinado de Felipe IV, los cuales fueron plasmados
en una ingente cantidad de cuadros, que afortunadamente podemos visitar en museos o
en el propio monumento in situ, como por ejemplo la apoteosis de Hércules en la casa
de Pilatos.
Por último, mencionar que la politización que se hizo de Hércules durante todo
este periodo de la Edad Moderna, podría ayudar a futuros historiadores a tener una
visión mucho más amplia de la política desarrollada y ejercida por los monarcas de la
Casa de Austria, aunque se podría extrapolar al resto de dinastías europeas, porque las
imágenes propagandísticas nos ofrecen una información más amplia y directa sobre
aspectos culturales, religiosos, políticos, etc.
27
6. BIBLIOGRAFÍA:
BROWN, J – ELLIOT, J. 2003. Un palacio para el rey: el buen retiro y la corte de
Felipe IV, Madrid: Taurus
DE GEA, B. R. 2007: “El mito de Hércules y Alfonso X el Sabio en dos escritos
barrocos: Saavedra Fajardo y Juan de Mariana”: Res publica: revista de filosofía
política 17, 187 – 200.
DE LA TORRE GARCIA, E. 2000:”Los Austrias y el poder: la imagen en el siglo
XVII”: Historia y comunicación social 5, 13 – 19.
ELVIRA BARBA, M. A. 2008. Arte y mito: manual de iconografía clásica, Madrid:
Sílex.
FEROS, A. 2000. El Duque de Lerma: realeza y privanza en la España de Felipe III,
Madrid: Marcial Pons.
GRAVES, R. 1985. Los mitos griegos, Madrid: Alianza Editorial
GRIMAL, P. 2008. Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona: Paidós
Ibérica.
LOPEZ TORRIJOS, R. 1995. La mitología en la pintura del siglo de oro, Madrid:
Cátedra.
QUEVEDO SANCHEZ, I. 2000. Zurbarán, Madrid, Akal.
PÉREZ SÁNCHEZ, F, 2005. “La pintura: Velázquez pintor del rey” en Alcalá Zamora,
Felipe IV, El hombre y el reinado, Madrid: Centro de Estudios Europea Histórica, pp.
291 – 311.
SANZ AYAN, C, 2005. “Felipe IV y el teatro” en Alcalá Zamora, Felipe IV, El hombre
y el reinado, Madrid: Centro de Estudios Europea Histórica, pp. 269 – 291.
SENRA GABRIEL Y GALAN, J. L. 2002. “¿Hércules vs Cristo? Una posible simbiosis
iconográfica en el románico Hispano”: Quintana 1, 276 – 283.
Páginas web consultadas.
Fundación Medinaceli (www.fundacionmedinaceli.org) visitada el día
15/05/2015Museo del prado (www.museodelprado.es) visitada el día 19/06/2015Museo
de bellas artes de San Francisco, (www.famsf.org) visitada el día 20/06/2015
28
7. ANEXO FOTOGRÁFICO:
Figura 1: Distribución de las pinturas de Zurbarán en el Salón de Reinos. Vid, BROWN, J – ELLIOT, J,
2003, pp. 152 – 153.
Figura 2: Figura 2: Zurbarán, F. (1634). Hércules vence a Gerión. Museo del Prado, Madrid (España).
Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/hercules-vence-alrey-gerion.
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Figura 3: Zurbarán, F. (1634). Hércules separa los montes Calpe y Abyla. Museo del Prado, Madrid
(España). Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/herculessepara-los-montes-calpe-y-abyla.
Figura 4: Zurbarán, F. (1634). Hércules y el toro de Creta. Museo del Prado, Madrid (España).
Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/hercules-luchacontra-el-toro-de-creta.
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Figura 5: Zurbarán, F. (1634). Lucha de Hércules con el león de Nemea. Museo del Prado, Madrid
(España). Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/lucha-dehercules-con-el-leon-de-nemea.
Figura 6: Zurbarán, F. (1634). Lucha de Hércules con el jabalí de Erimanto. Museo del Prado, Madrid
(España). Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/lucha-dehercules-con-el-jabali-de-erimanto.
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Figura 7: Zurbarán, F. (1634). Hércules detiene el curso del río Alfeo. Museo del Prado, Madrid
(España). Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/herculesdesvia-el-curso-del-rio-alfeo.
Figura 8: Zurbarán, F. (1634), Hércules con la hidra de Lerna. Museo del Prado, Madrid (España).
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Figura9: Lucha de Hércules con Anteo. Museo del Prado, Madrid (España). Recuperado de
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Figura 10: Zurbarán, F. (1634). Hércules y el cancerbero. Museo del Prado, Madrid (España).
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Figura11: Zurbarán, F. (1634). Hércules abrasado por la túnica del centauro Neso. Museo del Prado,
Madrid (España). Recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-online/obra/muerte-de-hercules-abrasado-por-la-tunica-del-centauro-neso.
Figura 12: Sebald Beham, H. (siglo XVI). Hércules y Anteo. Grabado. Recuperado de
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Figura 13: Pacheco, F. (1604). La apoteosis de Hércules. Casa de Pilatos, Madrid (España). Recuperado
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Figura 14: Detalle de la cubierta de la Casa de Pilatos, de pacheco, en ella se narra la ascensión de
Hércules al Olimpo. Recuperado
dehttp://www.fundacionmedinaceli.org/coleccion/fichaobra.aspx?id=614 .
Figura 15: Detalle de la cubierta de la Casa de Pilatos, de Pacheco, en la que se narra el mito de Dédalo e
Ícaro. Recuperado de http://www.fundacionmedinaceli.org/coleccion/fichaafondo.aspx?id=la-apoteosisde-hercules.
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Figura 16: Detalle de la cubierta de la casa de Pilatos, de Pacheco, en donde se narra la caída de Faetón.
Recuperado de http://www.fundacionmedinaceli.org/coleccion/fichaafondo.aspx?id=la-apoteosis-dehercules.
Figura 17: Coello, C. y Ximenez Donoso, J. (1674). Techo de la casa de la Panadería. Madrid (España).
Recuperado de https://investigart.wordpress.com/2014/07/11/la-quadratura-un-genero-casi-perdido-enmadrid/casa-de-la-panaderia.
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Figura 18: detalle del escudo de la dinastía de los Austrias, de Carlos Coello y José Ximenez Donoso en
la Casa de la Panadería, Madrid (España). Recuperado de
https://investigart.wordpress.com/2014/07/11/la-quadratura-un-genero-casi-perdido-en-madrid/casa-dela-panaderia.
Figura 19: Celsio, C. (siglo XVII). Hércules luchando contra el dragón. Museo de bellas artes de san
francisco (estados unidos). Recuperado dehttps://art.famsf.org/carlo-cesio-or-carlo-cesius/herculesfighting-dragon-farnese-gallery-panels-after-annibale-carracci.
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Figura 20: Coello, C, y Ximenez Donoso, J, () Hércules con el dragón. Casa de la Panadería, Madrid
(España). Recuperado de: https://investigart.wordpress.com/2014/07/11/la-quadratura-un-genero-casiperdido-en-madrid/casa-de-la-panaderia.
Figura 21: Rubens, P. (1640). Hércules luchando con el dragón en el jardín de las hespérides. Museo del
Prado, Madrid (España), recuperado de https://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeriaon-line/obra/hercules-matando-al-dragon-del-jardin-de-las-hesperides.
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Figura 22: Rubens, P. (1637). Hércules y el cancerbero. Museo del Prado, Madrid (España), recuperado
de https://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/hercules-y-elcancerbero.
Figura 23: Giordano, L. (1694) Alegoría del toisón de oro. Casón del Buen Retiro. Madrid
(España).Recuperado de https://www.museodelprado.es/la-institucion/historia-del-museo/centro-estudioscason/alegoria-del-toison-de-giordano.
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Figura 24: Detalle de la cubierta del Casón del Buen Retiro de Luca de Giordano, en él Hércules entrega
el vellocino de oro a Felipe III, recuperado de www.museodelprado.es/coleccion/a-fondo/la-boveda-delcason-del-buen-retiro-luca-giordano/programa-iconografico/la-fundacion-de-la-orden-del-toison-de-oro.
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