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Instituto Gal Einai
La Dimensión Interior
B”H
VIDEO MEDITACIÓN DE LA SEMANA
PARASHAT BEHAR 5771 – “EN EL MONTE”
2. EL SÉPTIMO EL MÁS QUERIDO
En la parashá de esta semana, parashát Behar, la Torá nos ordena contar 7 años 7 veces, y
después de 49 años sigue el año 50 del jubileo. Esta es la continuación de lo que trató la
parashá anterior, que tenemos la mitzvá de contar 7 semanas. Cada semana tiene 7 días, y
contamos 7 semanas, eso es Sefirat Haomer, “la cuenta de Omer”, y el día 50 es la festividad
de Shavuot, “la entrega de la Torá”. Hay otros conteos en la Torá, por ejemplo, para
purificamos de las impurezas espirituales debemos contar 7 días, o la mujer debe contar 7 días
limpios, y luego ir a la mikva.
De esta manera vemos que en la Torá, con respecto al tiempo, opera y nos ordena pensar en
términos de 7, como ciclos de 7, ya sea 7 días a la semana, que es, en realidad como el mundo
fue creado: Hashem creo el mundo físico en 6 días, y luego descansó en el séptimo día, el de la
consumación. Entonces, el primer ciclo que vemos explicito en la Torá, son los 7 días del inicio
de la creación. Después los 7 días aparecen en muchas leyes de la Torá, como ya dijimos,
donde tenemos que contar 7 días. Luego tenemos esta mitzvá cada año, en la cual contamos 7
días 7 veces. Y la misma palabra semana, en hebreo, (‫שבוע‬, shavúa) viene de la palabra 7,
sheba, ‫שבע‬.
En resumen, contamos 7, en ciclos de 7, y eso es la cuenta del omer, sefirat haomer. Y en la
parashá de esta semana llegamos al clímax, al epítome, porque contamos 7 años. Cada 7 años
es un año shmitá, “sabático”, se le llama “el shabat de la tierra,” y contamos justo como en la
sefirat haomer 7 años 7 veces y luego después del año 49, llega el año 50, que es el año del
jubileo, cuando todo se libera. Liberamos a los esclavos, liberamos la tierra para que vuelva a
sus dueños originales.
Entonces, la meditación de esta semana es meditar en ciclos de 7. El tiempo en la Torá,
funciona, opera en ciclos de 7. En el Sefer Ietzirá, nos encontramos que existen 3 dimensiones
de la realidad, la manera en que Hashem creo al mundo, y lo creó en olam, shaná, nefesh, es
decir, mundos, años y almas, o, espacio, tiempo y almas: tres dimensiones diferentes de
creación.
Hashem creó el espacio, las dimensiones espaciales, y se considera todo una sola dimensión
general de la realidad, luego creó el tiempo, y luego creó almas. Y en realidad todas son
paralelas entre sí, todo lo que existe en el mundo, existe en el año, en el tiempo. Todo lo que
existe en el tiempo y en el mundo, existe en el alma. Son todos paralelos, y esta es la base de la
Cabalá. La palabra Cabalá significa ‫הקבלה‬, hakbalá, hacer un paralelo, comparar, todo es
paralelo.
La diferencia es que cada uno es un estado de consciencia diferente. El estado de conciencia de
los mundos es en realidad de 4, 4 mundos, las cuatro direcciones laterales del mundo espacial o
físico. Cuando pensamos acerca de los mundos, en realidad pensamos en términos de cuatros; 4
y después otro 4, y otro 4…
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Cuando la consciencia está en relación al tiempo, es una consciencia mucho más expandida,
mientras que los mundos, en relación con el tiempo es un estado de consciencia mucho más
condensado, el mundo del espacio. El tiempo expande nuestra consciencia, así que en lugar de
pensar en 4, añadimos otros 3, y pensamos en sietes, y esa es la enseñanza de la parashá de esta
semana: pensar en el sentido del tiempo en términos de 7.
Pero, cuando se trata de la consciencia máxima, la consciencia completa, se le conoce como
“consciencia del alma”, entonces pensamos en términos de 10, puesto que el alma posee 10
niveles, 10 poderes, atributos y facultades.
Entonces, una vez más, de 7 a 10 tenemos que añadir otros 3. Estos 3 estados de consciencia en
Cabalá se les denomina “preñez, lactancia y madurez,” “ibur, ieniká, mojín”. Pensar nuestra
consciencia sólo en términos de espacio, del espacio que me rodea, las 4 direcciones alrededor
mío que de alguna manera revela a los 4 mundos, esa es la consciencia de la preñez, no haber
nacido a la completa percepción de la realidad. Nacer a la realidad significa estar consciente del
paso del tiempo. Luego se añaden otros 3 niveles de estado de consciencia y se transforma en
ciclos de 7, tal como estamos estudiando en la parashá de esta semana.
Luego la madurez, que está por encima de la realidad física, pues, como dijimos al inicio, el
mundo físico fue creado en 6 días y el séptimo día fue Shabat. Entonces, para llegar a un nivel
de 10, al cual se le conoce como “asirí ihié kodesh laHashem”, “el décimo será sagrado para
Hashem”, eso precede y se eleva por encima de lo físico, es la esencia de madurez, que es el
poder mental que está por encima de los 7 atributos del corazón.
La consciencia de 4 corresponde en Cabalá a las 4 sefirot inferiores que son llamados “mutvá”,
los niveles instintivos del alma, los nombres de las sefirot son netzaj, hod, iesod y maljut, las
últimas 4 sefirot son toda una categoría aparte y posee una consciencia y una personalidad
conocida como “consciencia de los mundos” u “olam”. Pero luego, para alcanzar la consciencia
del tiempo, del ciclo completo del tiempo, el tiempo es un poco más maduro, es el haber
nacido, ser amamantado y no tan sólo estar en el útero. Y esa consciencia añade los atributos
emotivos esenciales a nuestro estado de consciencia que son jesed, guevura, tiferet, las otras
tres sefirot: “bondad”, “poder” o “temor” en presencia de Hashem, y “compasión”,
“misericordia”.
Pero luego, llegar al alma arriba nos lleva a un nivel de los 10. Y 10 es añadir los poderes
mentales esenciales que están por encima de la creación de la realidad física, y estos son jojmá,
biná y daat: “sabiduría”, “entendimiento” y “conocimiento”, cuyas experiencias interiores son
“bitul”-“autoanulación”, “simjá”-“alegría”, y “comprehender la Divinidad” y “conexión” y
ijud, unificación con Dios, esas son las 3 que nos llevan al 10.
Así que realmente el número 4 es muy especial. El Rambam, en su “Guía de los Perplejos” nos
dice que el número 4 es el más importante de todos los números, el número que abarca todo.
Todo se divide por 4, como un pastel lo podemos cortar en cuartos. Toda la realidad se divide
de a 4, es lo que el Rambam explica. Así este es en realidad el estado de consciencia básico,
fundamental, pero el más bajo, la consciencia de mundo, que refleja a los cuatro mundos.
Pero jazal, los sabios enseñan: “todos los séptimos son queridos”. Lo que hace querible al
séptimo es que es capaz de vivir en lo que llamamos “el ciclo del tiempo judío” y nos permite
completar el ciclo del tiempo judío.
Y entonces, como dijimos antes, hay un versículo que dice: “el décimo será sagrado para
Hashem”, el 10 es un número sagrado puesto que 10 representa agregarle otras tres sefirot, otro
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nivel, otro “piso” a tu consciencia y te lleva al epítome de la consciencia que es el
reconocimiento de la Divinidad.
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