Imaginar, pensar y razonar: ¿Qué tienen en común? Tulio Olmos Gil Instituto de Filosofía-UCV Imaginar es una actividad mental que evoca condiciones ideales, reales o irreales que pueden entrar en contradicción con la realidad, con el sentido común o con la lógica. Pensar es otra de las actividades mentales que implica un esfuerzo consciente por generar ciertas condiciones cognitivas que pueden involucrar a la imaginación pero con cierta dosis de racionalidad. De alguna manera pensar es una forma de modelar la realidad a la medida del hombre. Por consiguiente, razonar podría ser concebido como una forma de modelar la realidad a la medida de la(s) lógica(s) existentes. Para imaginar y para pensar seguimos reglas elementales fundamentales porque dependen de nuestro sistema de creencias y de nuestra concepción del mundo. Primero que todo, imaginamos desde algún elemento de la realidad, sólo Dios creo el mundo de la nada, los humanos pintamos y diseñamos nuestras realidades desde los retazos de nuestra consciencia y esa consciencia está constituida en gran medida por lo que a diario y durante años acumulamos en nuestro repertorio mental. Imaginamos mundos y en ellos creamos realidades, círculos cuadrados, unicornios azules, catedrales de sal, cantos de sirena, metáforas que ensamblamos con elementos de la naturaleza y de nuestra consciencia para tranquilizar nuestra natural tendencia a postular mundos en los que algunas de las coordenadas nos permiten deshacernos de nuestras responsabilidades o de nuestras frustraciones. Concebimos las ideas para realizarlas, no para abandonarlas en el basurero de la sensata realidad. La importancia de pensar radica en el valor que hay que tener para atreverse a modelar una realidad que aplasta pero a la que se puede transformar no solo para controlarla sino para preservarla, que nos beneficie a todos y nos permita construir un mundo para todos sin daño a segundos ni a terceros. Palabras clave: Imaginación- Pensamiento- Razonamiento