La realidad que intenta explicar la Extensión, cuando ésta adquiere una dimensión teórica, es compleja, porque en ella se mezclan lo técnico y lo social. Podemos encontrarnos trabajos donde se manejan, al mismo tiempo, la informática y la teoría de la acción comunicativa de Habermas (Leeuwis, 1993), o la agroecología y el concepto sociológico de participación (Pretty, 1995). Cecilia Waldenstróm propone cuatro grandes áreas de estudio para la Extensión: genera..ión y desarroilo de tecnologías, desarrollo rural, educación, e historia de la praxis extensionista. Con ésta u otra división, los teóricos de la Extensión, y los que sin saberlo (a veces, sin quererlo o reconocerlo), trabajan en las cuestiones que le interesan a esta disciplina, deberían repartirse la faena. La acumulación de estudios empíricos y teóricos ya no permite la realización de compilaciones como las de Rogers o Brown, llevadas a cabo por una sola persona. Vanclay y Lawrence (1995) ha intentado hacerlo sin obtener conclusiones claras. Habrá que ir hacia redes de intercambio de ideas y experiencias (socializar el conocimiento, que diría mi alumno y profesor Eros Mussoi) que permitan el avance de la que vamos a atrevernos a llamar aquí: Ciencia de la Extensión, y lo hacemos sin temor, porque, para nosotros, ciencia no es sino una manera de explicar la realidad. I. SOBRE EL CONCEPTO DE PARADIGMA Y SU APLICACION A LA TEORIA DEL DESARROLLO Y EXTENSIONISTA Se puéden elegir distintos criterios para sistematizar la teoría en un campo de estudio de cara al análisis de su evolución y estado actual. Uno de ellos, de gran fertilidad en el campo de la Extensión, es dividir las teorías en las que tienen un enfoque «de arriba a abajo» («top-down») y las que tienen un enfoque «de abajo a arriba» («bottom-up»)1. Otro criterio podría ser el ^ Este enfoque direccional fue empleado en: SÁNCHEZ DE PUERTA, F. (1988): «Una clasificación de perspectivas en Extensión Rural». Ponencia presentada en el /nternational Cycle of Papers on Rural Extension. Sección de Extensión Rural. Universidad de Évora, 10 al 14 de Enero de 1989. (mimeo). 234 tiempo, que ya fue empleado por Róling (1988:22) en el análisis de la «Ciencia de la Extensión», para llegar a la conclusión de que la teoría en ese campo evoluciona cíclicamente, pasándose de uno a otro enfoque a medida que los problemas a resolver adquieren mayor complejidad (tecnología, gestión económica, medioambiente,...). Incluso, se podría utilizar el espacio como sistematizador de teorías y hablar de diferentes escuelas situadas en Estados Unidos (Michigan, Iowa, Illinois, Berkeley, etc.), Europa (Wageningen, Reading, París, etc.), Israel (Rehovot), Latinoamérica, etc.. Nosotros vamos a utilizar una combinación de criterios, ya que heremos uso del concepto de «paradigma» kuhniano, y éste puede ser definido como el conjunto de creencias, valores, técnicas, etc.; compartidos por una comunidad de científicos, es decir, un grupo de personas situadas en un lugar y en un momento histórico. No obstante, antes de pasar a aplicar este criterio múltiple de sistematización teórica a la Extensión, creemos que hay que hacer algunas aclaraciones respecto a su significado y su uso, incluso consideramos necesario proponer una acepción metateórica para este vapuleado concepto. La idea de que la ciencia evoluciona unilinealmente a través de un proceso de cambios sucesivos en las teorías fundamentales, no parece un lugar muy apropiado para colocar las ciencias sociales. Realmente, algunos autores han intentado hacerlo y no han tenido mucho éxito2. Otros teóricos de la ciencia social rechazan o no consideran la posibilidad de llevar a cabo en su campo la tarea que Kuhn realizara para la Física y prefieren utilizar otros conceptos basados consciente o inconscientemente en el de «paradigma». Así, Giner (1974) definió dos «estructuras latentes» (funcionalismo/conflictivismo) para analizar el progreso de la teoría sociológica; Havens (1972) definió dos enfoques («approaches» definidos como «unit-ideas, broad camps or models») (equilibrio/conflicto) para la teoría del desarrollo; Long (1984) ha definido dos «teorías» (liberal/radical) para analizar las distintas formas de concebir teóricamente el 2 Veasé: FRIEDRICHS, R. (1970): Sociología de !a sociología. Buenos Aires. Amorrortu. 235 desarrollo rural; y Sevilla Guzmán (1995) ha acuñado, recientemente, los términos «pensamiento científico convencional» y «pensamiento alternativo» para denominar los dos grandes conjuntos de elaboraciones teóricas que él distingue sobre el desarrollo rural sostenible. Si nos detenemos a analizar los trabajos mencionados podemos darnos cuenta de que, en realidad, todos los términos y conceptos empleados responden a una idea común: diferentes paradigmas de la ciéncia soeial coexistiendo en el mismo contexto histórico3. En nuestra opinión, estas dicotomías de estructuras científicas evocan la idea de los dos «estilos de investigación» (I/II), acuñada para la sociología por Gon- 3 Existen numerosos trabajos donde ha sido aplicado el concepto de paradigina kuhniano u otros similares, admitiendo la existencia de distintos paradigmas coexistiendo en el mismo período histórico, a distintas disciplinas dentro de las Ciencias Sociales. Así, para la Sociología tenemos: GINER, S. (1974): El progreso de la conciencia sociológica. Barcelona. Península, o con un enfoque distinto y con una visión menos ambiciosa, NISBET, R.A. (1966): The Sociological Tradition. New York. Basis Books, del cual hay versión castellana [NISBET, R.A. (1969): La formación del pensamiento sociológico. Buenos Aires. Amorrortu]. Para la Economía: NAREDO, J.M. (1987): La economía en evolución. Madrid. Siglo XXI y Ministerio de Economía y Hacienda. También se han publicado varios trabajos intentando aplicar el método de análisis de Giner a la sociología rural, o, de una manera más amplia, al pensamiento social. Puede verse GINER, S. y SEVILLA GUZMÁN, E. (1980): «The Demise of the Peasant: some Reflections on Ideological Inroads into Social Theory» en Sociologia Ruralis, Vol. XX, N° 1/2, pp. 13-27. Respecto a otras disciplinas sociales tenemos: para la Pedagogía, TORRES, C.A. (1983): «Enfoques en Educación de Adultos. Apuntes para una clasificación» en Revista de Ciencias de la Educación, N° 115, Jul.-Sep.; para la Sociología del Desarrollo, HAVENS, E.A. (1972): «Methodological issues in the study of development» en Sociologia Ruralis, Proceedings of the Third World Congress for Rural Sociology. Baton Rouge, Louisiana, 22-27 agosto, pp. 253-272. Y, finalmente, para la Extensión en concreto puede verse: SÁNCHEZ DE PUERTA, F. y SEVILLA GUZMÁN, E. (1.988): «A Tentative Framework for the Study of Extension in the Agrarian Social Thought». Comunicación presentada al 7th World Congress for Rural Sociology, Bolonia (Italia), 25-30 junio, así como un trabajo, en el que se contempla la diferencia de matiz dada por Kuhn a su concepto de paradigma: SÁNCHEZ DE PUERTA, F. (1989): «Theoretical Issues in the Study of Extension» en ANDERSSON, M. y NITSCH, U. (eds): The Role of Agricultura[ Extension. The Swedish University of Agricultural Sciences. Uppsala. 1990. pp. 268-304. 236 zález Casanova4, que tiene mucho que ver con la de las dos «perspectivas metodológicas fundamentales» ( dialéctica/analítica) definidas por Ortís. El concepto de «paradigma», tal como fue definido inicialmente por Thomas Khun, es polisémico, aunque ello no tenga por qué significar que sea ambiguo, como intentara demostrar Masterman, entre otrosb. Lo anterior ha dado lugar a que dicho concepto haya sido empleado en más de un sentido, y una muestra de ello son algunos de los trabajos que serán referidos en este capítulo. Nosotros vamos a atender a las recomendaciones que dio Khun -en respuesta a las críticas de ambigiiedad ya mencionadas- para su uso diferenciado, y haremos una distinción adicional en vista del campo de estudio en el que nos vamos a centrar: la Extensión como parcela de las teorías sobre el desarrollo. La idea mantenida por diversos autores de que el esquema unilineal de evolución de la ciencia -propuesto por Thomas Khun para la Física en 1962- no es aplicable a las ciencias sociales se basa en la acepción más amplia del concepto de «paradigma» distinguida por Khun en la «Postdata: 1969» de «La Estructura de las Revoluciones Científicas». En efecto, si consideramos esa acepción más amplia de paradigma, denominada «matriz disciplinar» y definida como: «la completa constelación de creencias, valores, técnicas, y así sucesivamente, compartidos por los miembros de una comunidad (científica) dada», podemos estar de acuerdo con que, en las ciencias sociales no se producen 4 Véase: GONZÁLEZ CASANOVA, P. (1970): Las categorías del desarrollo económico y la investigación social en [as ciencias sociales. Buenos Aires. Nueva Visión. 5 Véase el genial cuadro resume ❑ donde se recogen estas perspectivas, realizado por Alfonso Ortí, en la página 190 de: ORTÍ, A. (1986): «La apertura y el enfoque cualitativo o estructural: la entrevista abierta y la discusión de grupo» en GARCÍA FERRANDO, M.; IBAÑEZ, J. y ALVIRA, F. (eds): E[ análisis de la realidad socia[. Método y técnicas de investigación. Madrid. Alianza Universidad, pp. 171-203. 6 Masterman llegó a acusar a Khun de haber utilizado el término «paradigma» en 21 acepciones distintas en el transcurso de «La Estructura de las Revoluciones Científicas». Los trabajos donde aparecen las críticas al concepto de paradigma tal como fue definido inicialmente están citados en la nota 3 de la «Postdata: 1969» de la redición del libro de Khun. 237 permutaciones de paradigmas, sino que éstos coexisten en el mismo período histórico con científicos adscritos a uno u otro. Sin embargo, si tomamos la acepción más concreta de paradigma, denominada «ejemplar» y definida como: «...una especie de elemento en tal constelación, las soluciones enigmas concretas que empleadas como modelos o ejemplos, puede reemplazar a reglas explícitas como base para la solución de los enigmas restantes de la ciencia normab>^, podemos admitir que en los últimos cincuenta años se han producido cambios de paradigma en las ciencias sociales. Por citar un ejemplo tomado del Pensamiento Social Agrario, diremos que si aceptamos que el «continuum rural-urbano» de Sorokin y Zimmermann es un paradigma, entendido como ejemplar de la Sociología Rural, debemos aceptar que como tal ha sido superado por otras ideas del mismo rango articuladas en torno a la de «producción simple de mercancías» de Friedmann por la Sociología de la Agricultura8. Igualmente, en el caso de la Extensión -que es la parcela del Pensamiento Social Agrario que nos ocupará- se ha pasado de las «categorías de adoptantes» a los «dominios de conocimiento agrario», como ejemplares de esa disciplina. La mayoría de los autores admiten que se ha dado un cambio de paradigma en la Extensión, pasándose del de «transferencia de tecnología» (TDT)9 -términos con los que se designa unánimemente a la teoría y praxis extensionistas superadas- al paradigma «sustentable», «político», «agroecológico», «ecosocial», o como quiera que se nombren las nuevas corrientes teóricas y enfoques prácticos. Lo anterior no significa, sin embargo, que no sigan coexistiendo las matrices disciplinares «de equilibrio» y de «conflicto» que matizan tal cambio. Entiéndanse esas matrices disciplinares ^ Cf. KUHN, T.S. (1975): La Estructura de las Revoluciones Científicas. Madrid. Fondo de Cultura Económica, pp. 269. $ Véase: BUTTEL, F.H.; LARSON, O.F. y GILLESPIE, G.W. (1990): The Sociology of Agricu[ture. New York. Greenwood Press. 9Estos son los términos con los que la mayoría de los autores denominan a las teorías clásicas sobre adopción-difusión de innovaciones agrarias y lo que subyace a éstas ( la teoría de la modernización). En inglés sería paradigma «TOT» ( «transference of technology»). 238 como los dos paradigmas hegemónicos en la ciencia social, cuyo parentesco, respectivo, con los ya mencionados estilos de investigación «I» y«II» de González Casanova o las perspectivas «analítica» y«dialéctica» de Ortí es en línea directa. Hemos señalado que existe una forma de sistematizar las teorías sobre el desarrollo que permite, no sólo obsevar su diversidad -como hace la propuesta de Havens (1972)-, sino analizar la evolución del conjunto de las teorías y las formas en que cada una es implementada: la taxonomía que utiliza el concepto de «paradigma» de Thomas Kuhnl^ adaptado a las ciencias sociales. Hemos visto cómo la adopción del concepto de paradigma revisado implica asumir que, a diferencia de las ciencias naturales (como la Física, para la que Kuhn elaboró su concepto), en las ciencias sociales los paradigmas no se suceden, en su acepción de matrices disciplinares, sino que coexisten, y que ésto se debe a que diferentes paradigmas explican y resuelven distintos aspectos de la misma realidad social. Antes de seguir adelante, queremos rendir un homenaje a Thomas Kuhn, desaparecido en estos días, revalorizando su aportación conceptual al estudio de la evolución de las ideas. Sin que su interés central radicara en la influencia de lo social sobre la formación de teoríasll, Kuhn nos ha dejado un concepto con suficientes grados de libertad para que podamos realzar esa dimensión, huyendo de una historia de las ideas, que analice la evolución de éstas sin considerar el contexto social, económico y político en el que se elaboran y cobran peso. El concepto de paradigma kuhniano va más allá de una sociología del conocimiento, como la compilada por Abercrombie (1982), en la que to Vid. KUHN, T.S. (1971): La Estructura de las Revo[uciones Científicas. Madrid. Fondo de Cultura Económica. tt Además de los problemas de ambigiiedad en el uso del término «paradigma», planteados por Masterman, tenemos la cuestión social de la palabra «disciplinar» con que Kuhn adjetivo a la «matriz», que debería sustituir la denominación de su controvertido concepto de paradigma. Los sociólogos de la ciencia han acusado a Kuhn de no prestar demasiada atención a los factores sociológicos que explican los períodos de ciencia normal y revolución (Lamo de Espinosa, González G. y Torres A., 1994:506-513). Pensamos que éste no fue el objetivo central de la obra de Kuhn, ni las ciencias sociales eran el terreno más conocido por nuestro autor. 239 los aspectos sociales se colocan sobre los factores puramente científicos. Igualmente, nos evita caer en una sociología «neomarxista» del conocimiento, como la que proponen Michael Gibbons y su colegas (1995), suponiendo que estamos asistiendo a la transición a un «nuevo modo de producción de conocimiento» («Modo 2»), que sustituye al «Modo 1». Estamos del todo de acuerdo con que se dé una integración de paradigmas como la que propone Ritzer para la sociología, Harris y col. (1995) para la sociología rural, Vandergeest (1988) y Long, junto a van der Ploeg (1988 y 1989), para la sociología del desarrollo rural, y nosotros para la Extensión (1996c), pero mientras llega ésta, necesitaremos un concepto que nos permita ver que existen teorías alternativas. De otro modo, podemos estar avocados a la dictadura científica, y por su aplicación, política, de las teorías hegemónicas por razones extracientíficas, o, en el mejor de los casos al postmodernista «todo vale». Ahora iremos más allá en nuestra adaptación del concepto kuhniano a la teoría social sobre el desarrollo, definiendo, para el tratamiento específico de estos marcos teóricos, junto a las acepciones teóricas restringida y amplia de paradigma, es decir, el «ejemplar» y la «matriz disciplinar» (m.d.) (distinguidas por Kuhn a partir de las críticas a su trabajo original), una nueva acepción de paradigma de carácter metateórico que vamos a llamar «noción». Mientras que un «ejemplar» es el resultado de la labor científica dentro de una «matriz disciplinar», cuyo éxito supone que sea utilizado por la entera comunidad, una «noción» -a la que, como veremos a continuación, subyace una «metáfora»debe ser entendida como el detonante para la construcción de ejemplares y/o matrices disciplinares. Adelantaremos que los dos paradigmas, en el sentido metateórico de «noción» propuesto, que detectamos hasta hoy, dentro de los estudios sobre el desarro11o^2, son el de la «evolución»13 y el de la «sustentabi1z También podríamos hablar de un paradigma «occidental» y otro «oriental» , basándonos en los aspectos religiosos y culturales que subyacen a estos posicionamientos meta-teóricos sobre el desarrollo. 13 Vid. NISBET, R.A. (1976): Cambio socia[ e historia. Aspectos de la teoría occidental del desarrollo. Barcelona. Editorial Hispano Europea. 240 lidad»14. Los dos paradigmas hegemónicos y coexistentes en el Pensamiento Social, en la acepción de «matriz disciplinar», de acuerdo con otros autores, serían los del «consenso» y del «conflicto». Paradigmas, como «ejemplares», hay muchos como veremos al ejemplificar lo dicho hasta aquí de forma genérica. Veamos ahora dos ejemplos de lo anterior para la teoría extensionista. La «curva de adopción de innovaciones» por los agricutores y las «categorías de adoptantes» de Everett M. Rogers constituyen (para los investigadores que las aplican o las han aplicado) un ejemplar de la matriz disciplinar de consenso basada en la noción de progreso de la Agricultura, o, dicho de otro modo, el gráfico con forma de U invertida que dibujó Rogers para caracterizar la velocidad a la que los agricultores adoptan las mejoras técnicas que se les proponen ha sido empleado y contrastado en cientos de tesis doctorales. Esta curva es un producto intelectual de la asunción de que la ciencia agraria desarrolla tecnologías para mejorar el bienestar de los agricultores y ha sido obtenida a través de numerosas encuestas. Los que trabajan en Difusión de Innovaciones parten de la idea «optimista-tecnológica» de que el hombre puede dominar la naturaleza a través de la ciencia. La idea del «conocimiento local» de los agricultores es (para un buen grupo de investigadores) un ejemplar de la matriz disciplinar de conflicto basada en la noción de sustentabilidad de la Agricultura, o, dicho de otro modo, la asunción de que en ciertas comunidades rurales existe un corpus teórico diferente y, a veces, superior al conocimiento científico de la Agricultura ha dado lugar a numerosos estudios realizados utilizando la observaciónparticipante como técnica de investigación social. Lo anterior es asumido después de constatar relaciones conflictivas de dependencia entre las dos formas de conocimiento citadas. Los que tra14 Escobar, sin aclarar el sentido en el que utiliza el concepto de paradigma, ha distinguido tres paradigmas en la teoría del desarrollo basada en la idea de sustentabilidad: El liberal, el marxista y el ecosocialista, que serían, en el cuadro con el que ilustramos este punto en el texto, las dos casillas de la izquierda, la de arriba-derecha y la de abajo-izquierda, respectivamente. Vid. ESCOBAR, A. (1995): «EI desarrollo sostenible: Diálogo de discursos» en Ecología Po[ítica, N° 9, pp. 8-25. 241 bajan sobre el conocimiento local agrario parten de la idea de que el hombre y la naturaleza han coevolucionado en determinadas comunidades rurales y que esto ha dado lugar a formas de conocimiento y agriculturas superiores a las científicas desde la perspectiva de la sustentabilidad. Como vimos en el capítulo introductorio, el desarrollo es un tema de estudio complejo, difícil de aprehender. Ello ha determinado que los intelectuales hayan rec^ ^rridn al uso de métaforas; como se hace frecuentemente en todas las ramas de la ciencia. Podemos observar como las ciencias naturales, en general, han pasado de la metáfora de la «máquina» a la del «ser vivo», para entender la naturalezals. Si antes se pensaba que los elementos de la naturaleza eran separables, y se podía actuar aisladamente sobre ellos sin que ocurriera nada en el resto de aquella, ahora, cualquier científico natural admite que los elementos de la naturaleza están interrelacionados y que las acciones sobre ellos influyen en el todo. Las metáforas o analogías suelen ser empleadas con fines heurísticos, para hacer más adsequibles nociones complejas y abstractas. Este uso es del todo legítimo y se muestra fértil. El problema se produce cuando la metáfora sustituye a la noción, simplificando y distorsionando su significado, como ya advirtiera Nisbet (1967:VIII-XI)16. Lo anterior es lo que ha ocurrido con el tema del desarrollo: la «metáfora orgánica» (Sztompka, 1995:125-27) sustituyó a la noción de progreso tanto en la teoría social funcionalista (matriz disciplinar de consenso) como en la marxista (matriz disciplinar de conflicto). Y este tipo de situaciones vuelve a repetirse con la noción de sustentabilidad. En ^S También se han utilizado metáforas «sociales» en las ciencias naturales, como la de una «economía de la naturaleza» (con productores, consumidores y descomponedores) utilizada por la Ecología. 16 Robert A. Nisbet (1976) ha definido la «metáfora» como: «una forma de saber -una de las más antiguas, de más hondo arraigo, e incluso indispensable, en la historia del conocimiento reflexivo humano. Es en su más simple expresión, un modo de avanzar desde lo conocido hasta lo desconocido» (p. viii). Sobre ella nos advierte que «es peligrosa cuando desde la visión comprimida y representativa inicial de algo distante, o deconocible en la terminología característica del análisis, se empieza a extraer corolarios de significación cada vez más literal y empírica» (p. xi). 242 efecto, recientemente, podemos observar como la «metáfora sistémica» está sustituyendo a la noción de sustentabilidad (Ramos y Romero, 1995) en parte de la teoría social consensual que se ocupa del desarrollo rurall^. Algo parecido podría ocurrir con el «centón coevolucionario» («coevolutionary patchwork quilt») propuesto por Richard Norgaard como metáfora de la sustentabilidad en su «Desarrollo Delatado» (1994), concediéndole demasiada centralidad a la idea de «coevolución», que nosotros consideramos un ejemplar de la matriz disciplinar de conflicto cuando ésta se basa en la noción de sustentabilidad18. Robert A. Nisbet dedicó su «Cambio Social e Historia» a analizar la noción de cambio social a través de las metáforas en las que se basó, mostrando cómo durante dos mil quinientos años, las metáforas orgánicas -ciclo, épica y progreso- han estado con nosotros, a pesar de algunas reacciones aisladas19. El hecho de que el trabajo de Nisbet se dedicara al estudio de las «Teorías Occidentales del Desarrollo» y fuera concluido a mediados de los setenta no permitió que detectase la aparición de la noción de ecodesarrollo (término acuñado por Sachs) (Leff; 1994:315) o sustentabilidad -como nosotros vamos a llamarla-, cuya evolución reciente ha sido analizada por Enrique Leff, y que se basa en la que vamos a denominar «metáfora ecosistémica» 20. 17 Corremos el riesgo de sustituir el «homo economicus» por el «homo sistematicus» como nos ha advertido recientemente Ivan Illich. Vid la voz «needs» en: SACHS, W. (ed) (1995): The Development Dictionary. A Guide to Knowledge as Power. Johannersburg. Witwatersrand University Press, pp. 88-101. ^g Pensamos que Norgaard no es consciente de que su centón coevolucionario puede ser útil a las teorías liberales y marxistas, incluso podría ser una buena imagen para las teorías postmodernistas. En su libro plantea un paso de la idea de progreso a la de coevolución, sin observar que ambos conceptos han sido y van a ser utilizados por las dos matrices disciplinares hegemónicas en la ciencia social a que nos hemos referido. 19 Dice Nisbet: «de la metáfora (del progreso) surgió la noción de cambio como un proceso natural ... de este conjunto de presunciones (sobre el cambio) emergió la teoría que conocemos como desarrollo social o evolución social» (1976:220). 20 Sobre este punto existe una compilación bibliográfica en el anexo final del vocablo «Environment» escrito por el propio autor del libro: SACHS, W. (ed) (1995): The Development Dictionary. A Guide to Knowledge as Power. Johannersburg. Witwatersrand University Press, pp. 36-37. 243 La metáfora ecosistémica, fácilmente aprehendible a través del concepto de «ecosfera», incluso visualizable en la foto de la tierra en su totalidad tomada desde un satélite, debe ser acompañada del slogan «pensar globalmente, actuar localmente» para comprender la manera en que la teoría que subyace a aquélla debe ser llevada a la práctica. El citado slogan reúne dos ideas fundamentales. Por un lado, la de adoptar una perspectiva holística, integrada para explicar la realidad. Por otro, la de mantener la diversidad biológica, cognitiva, cultural, a la hora de intervenir sobre dicha realidad o, dicho de otro modo, no sólo tener en cuenta las condiciones locales, sino potenciarlas. La noción de sustentabilidad no es nueva, y la aplicación al desarrollo agrario que Chayanov hizo de ella a principios de siglo lo prueba claramente. Tampoco la metáfora ecosistémica es algo novedoso, ya que es parte ancestral de las culturas orientales. Lo que sí puede ser de nuevo cuño es la consideración socio-natural (holística) del desarrollo, aunque, si revisamos la obra de Max Weber o Karl Marx, nos daremos cuenta de que no somos demasiado originales. Lo que sí puede que seamos es más afortunados -o, más bien, desafortunados- que Marx, Chayanov y Weber al percibir los efectos negativos del desarrollo, basado en la noción de evolución, derivada de la metáfora de progreso, y que nos sintamos obligados, por ello, a buscar teorías alternativas. Lo dicho en el párrafo anterior no significa, como ya hemos adelantado, que se esté dando una integración paradigmática en el nivel de las matrices disciplinares hegemónicas. En nuestra opinión éstas siguen coexistiendo de forma separada, a pesar del cambio de noción para acercarse al estudio del desarrollo. Enrique Leff las ha denominado «los paradigmas del ecodesarrollo» (1994:314-365), adjudicando a la matriz de consenso la «refuncionalización de la economía», y exigiéndole un mayor esfuerzo teórico a la matriz de conflicto, para llegar a un «ecomarxismo» que incorpore «no sólo las bases y condiciones ecológicas a la racionalidad capitalista de producción, sino también los valores culturales (procesos de simbolización y significación social) y los principios cualitativos (calidad de vida) que intervienen en la reorganización ambiental de la sociedad y en sus prácticas productivas»; Arturo Escobar las llama «los discursos sobre el desa- 244 rrollo sostenible»: «liberal» (m.d. consenso); «ecosocialista» (m.d. conflicto); y«culturalista», que sitúa entre ambos, suponiendo, de forma optimista, que se produce un «diálogo» entre ellos. Nosotros vamos a denominar a las dos grandes corrientes teóricas sobre el desarrollo basadas en la noción de sustentabilidad: «paradigma del desarrollo sostenible» (m.d. consenso) y «paradigma ecosocial» (m.d. conflicto). El primer nombre lo adoptamos en honor a Brundland, el segundo lo tomamos de otros autores del campo del desarrollo (Leff) y de la extensión agraria (Rivera), y lo hacemos nuestro, tanto por sus estética lingtiística como por su reflejo de lo social y lo ecológico, sus connotaciones holísticas, y por nuestra adscripción a tal forma de concebir teóricamente el desarrollo. El cuadro que sigue supone un intento de aclarar lo expuesto hasta aquí. Los asteriscos serían los paradigmas entendidos como ejemplares. CUADRO 1: EJEMPLARES EN LAS CORRIENTES TEÓRICAS SOBRE EL DESARROLLO Matriz disciplinar/ Metáfora-noción Orgánica EVOLUCION Ecosistémica SUSTENTABILIDAD Consenso Confticto Crecimiento económico (ROSTOW) • Las 5 etapas • El logro Dependencia y subdesanollo (FRANK) • Términos intercambio • Centro/periferia Desanollo sostenible (BRUNDTLAND) • Externalidades • Sustentabilidad débil Ecódesarrollo y agroecología (SACHS) • Coevolución. • Etnodiversidad. La Extensión ha sido afectada, naturalmente, por el cambio de paradigma en la teoria del desarrollo, aunque ello no se ha debido tan sólo a factores puramente científicos, sino también a 245 la estrecha relación entre teoría y praxis, que se da en mayor medida en ésta que en otras disciplinas. Sobre este punto debemos aclarar que, al igual que la teoría social sobre el desarrollo, la Extensión tiene varias dimensiones. Así, ésta es tanto un campo de estudio como una tecnología social (conjunto de reglas para la acción), y también una práctica, y que las acciones, reglas para llevarlas a cabo y teoría para comprenderlas se dan, en muchos casos, por ese orden. El análisis que vamos a llevar a cabo sobre la Extensión como disciplina no implica la reivindicación del carácter de ciencia -y, menos aún, autonomía- para este campo de estudio del pensamiento social. Simplemente se trata de acotar una parcela de dicho pensamiento para analizar su evolución. Recordemos aquí a Weber y sus ideas sobre el empobrecimiento que supone para el pensamiento social su compartimentación para el análisis de la realidad21. No vamos a entrar aquí a discutir si la Extensión es una ciencia o no lo es, o si podría o debería serlo, ya que la aceptación de la idea de paradigma no implica -para nosotros- la aceptación de que éste sea el único criterio de demarcación para distinguir ciencia de no-ciencia. Tampoco vamos a discutir si se trata de una disciplina independiente del resto de la Sociología, de una tecnología multidisciplinar o de una rama de la Sociología Rural, ya que veremos que ha sido -y es- todas estas cosas. Simplemente, vamos a aceptar que existe, desde hace varias décadas, un campo de estudio que analiza una parcela concreta de la realidad social conectada al conocimiento e información agrarios, en el Zl Paul Honigsheim, uno de los discípulos de Weber más cercanos a él, resume las ideas de su maestro sobre este punto de la siguiente manera: «Dentro de ellas (las ciencias sociales) se debe tratar el pluralismo de los factores causales; los fenómenos individuales que deben investigarse han de ser analizados en función de todos los «componentes constitutivos» que entran en el asunto. Es un error creer, por el contrario, que un determinado factor, tal como por ejemplo el económico en el sistema marxista, es siempre el más importante o aun el único determinante». Cf. HONIGSHEIM, P. (1977): Max Weber. Apuntes sobre una trayectoria inte[ectual. Buenos Aires. Paidos, pp. 106. Weber utilizó el concepto de «economía agraria», precisamente, para elaborar un ejemplo de esa idea. Veasé: WEBER, M. (1973): Ensayos sobre metodología sociológica. Buenos Aires. Amorrortu, pp. 97-98. 246 que trabaja una comunidad de individuos situados en un contexto histórico, desarrollando ideas para explicar y-en algunos casos, transformar- dicha realidad. Y a esto lo vamos a llamar Extensión. El objeto de este capítulo de nuestro estudio es el análisis del proceso de evolución de la Extensión durante las últimas cinco décadas. Dicho proceso será analizado dividiéndolo en las fases distinguidas por Khun en la evolución de la ciencia, que se corresponderán aquí con sucesivos epígrafes. Así, comenzaremos hablando del período de «ciencia normal» (1943-76) -en el que domina el paradigma de la transferencia de tecnología- para, a continuación, referirnos al período de «crisis» (1977-87), en el que surgen anomalías en ese paradigma -hegemónico durante más de treinta años-, concluyendo con el análisis del período de «revolución» científica -que va desde 1988 hasta la actualidadde formación de nuevos paradi^ mas extensionistas. Analizar el «estado de la cuestión» en una disciplina requiere estudiar sus precedentes. Si nos remontáramos a los orígenes de la Extensión, tendríamos que rescatar los trabajos de los autores en los que Chayanov se basó22 para escribir su tesis doctoral sobre el «Límite meridional de la difusión de la rotación cuatrienal eñ las tierras campesinas rusas» (1910) y su libro sobre las «Ideas fundamentales y métodos de trabajo de la Agronomía Social» (1918) -que es como se denominaba a esa disciplina en Rusia. Sin embargo, no emprenderemos esta tarea, ya que podemos decir que esos trabajos -probablemente, debido a la pérdida de Chayanov y la ocultación parcial de su obra- no han influido sobre la evolución de las teorías extensionistas hasta ZZ De acuerdo con Chayanov, a quien podemos considerar uno de los precursores de la Extensión, «en el inicio del siglo XX salen a la luz los primeros intentos de generalización teórica (en la Extensión) con los trabajos de Cuprov ( fundador de la estadística en Rusia), Fortunatov, Prjanisnikov, Vladimirskij, Maceevic, De Wuyst, Bizzozzero y de diversos autores, viéndose así como se crea la primera base teórica de la obra agronómico-social» Cf. CHAYANOV, A.V. (1988): LHeconomia di Lavoro. Scritti Sce[ti. (Traducción y comentarios de F. Sperotto). Milán. Franco Angeli, pp. 177. Hay que señalar que, desafortunadamente, Chayanov no volvió a referirse a esa base teórica en su manual de Extensión: «Osnovnye idei i metody raboty obscestvennoj agronomii». 247 recientemente, cuando la Extensión chayanoviana ha sido redescubierta23. No nos detendremos en este capítulo a analizar el período de «preciencia» de la Extensión, que se resume en el trabajo de Chayanov de 1918. Sí diremos que mantenemos la hipótesis de que el origen de la Extensión como problema a estudiar debe ser buscado en la Revolución Agrícola del siglo XVIII y sus efectos desestabilizadores sobre los sistemas preductlvo5 a^rarloS (difusién dP cultivos con sus plagas y enfermedades), así como en el pensamiento de la Ilustración respecto a la Agricultura como «ciencia útil». II. CIENCIA NORMAL: LA HEGEMONIA MUNDIAL DEL PARADIGMA DE LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA Desde que Ryan y Gross analizara la difusión del maíz híbrido en Iowa en 1943 hasta que Rogers reconociera «El paso del paradigma dominante» -refiriéndose al suyo- en 1976, las «categorías de adoptantes» de innovaciones agrarias han sido el «ejemplar» dominante de la Extensión24. Este ejemplar ha dado lugar a lo que denominamos paradigma de la transferencia de tecnología. EI paradigma de la transferencia de tecnología agraria tuvo su origen en las universidades americanas que rodean el lago Michigan (Iowa, Wisconsin y Michigan). Su consolidación y exportación a Europa y otras partes del mundo tiene mucho que ver con la exportación del modelo USA de Extensión Agraria, que se dio como veremos en el capítulo cuarto- durante los años cincuenta y sesenta, y que llevó consigo la creación de una serie de centros de formación para los prácticos y departamentos de investigación para los teóricos de esta disciplina. Deseamos subrayar la importancia de este hecho para la evolución de la teoría extensionista. z3 Un estudio de la aportación de Chayanov a la Extensión se encuentra en: SÁNCHEZ DE PUERTA, F. (1994): «Chayanov and Russian Social Agronomy (1918)» en European Journal of Agricultural Education and Extension, Vol. 1, Num. 3, pp. 15-34. 24 Un excelente -a la vez que sintético- análisis de este período de preciencia y ciencia normal se encuentra en: FONTE, M. (1988): «Nuove tendenze nella sociologia rurale USA» en La Questione Agraria. N° 29. pp. 103-143. 248