31/5/2000 Tradición y cuenta nueva Considerada por algunos la mayor cantante del Brasil después de Elis Regina, la carioca Marisa Monte es una especie de gran activista musical en su triple condición de intérprete, compositora y productora, tanto de trabajos propios como ajenos, en un arco que va del pop más sofisticado a los viejos sambas de la tradicional Escola da Portela. <br /><br />Su carrera recorre poco más de diez años. El primero de sus cinco discos, de 1989, se llamó Marisa Monte; el último acaba de ser editado con el nombre de Memorias, crónicas y declaraciones de amor, y forma el material básico de su próxima gira, que comenzará la semana que viene en Curitiba y seguirá por varias ciudades de Brasil, España, Italia, Francia, Londres y Estados Unidos, y que tal vez llegue hasta Buenos Aires en abril de 2001. La cantante recibe a Clarín en medio de uno de sus ensayos diarios en un viejo galpón de Santo Cristo, popular barrio carioca. <br /><br />Su repertorio incluye temas propios y ajenos. ¿Cómo elige estos últimos? <br /><br />Oigo mucha música y tengo mi gusto personal. La elección de una pieza es un gran compromiso, una bandera que uno lleva para siempre; quedo asociada con eso para el resto de la vida, así que me tiene que gustar mucho. Algunas cosas son contemporáneas, tanto de Brasil como de afuera. Otras son antiguas y forman parte de mis investigaciones personales, de cosas que yo busco en los negocios de usado. <br /><br />¿Qué orienta la composición de sus propios temas, el texto o la música? <br /><br />No es un proceso fijo o estable. A veces es una cosa y a veces otra. Yo soy cantora, mi instrumento es melódico y tengo una facilidad muy grande para la improvisación, para crear melodías encima de armonías. Pero a veces tomo un texto que me gusta y después hago la música. <br /><br />¿Se siente continuadora de alguna tradición en particular? <br /><br />Casi la totalidad de mi repertorio es brasileño, es lo que mejor hago. Y si hablamos de música brasileña, hablamos de variedad. ¿Cuál es la música brasileña? Es difícil decir. Lo que sí puedo decir es que tengo cierto compromiso con la música y con el arte y que sé que muchos otros artistas antes que yo tuvieron ese tipo de postura. Pero no sé si eso tiene que ver con una tradición. Creo que es una cuestión de principios y de compromisos. <br /><br />Hablemos de cantantes. <br /><br />De Brasil, Carmen Miranda, Elizeth Cardoso, Elis Regina, Rita Lee, Gal Costa, Bethania, Alcione, Adriana Calcanhoto... De afuera, comenzaría por Maria Callas, Janis Joplin, Lotte Lenya, Edith Piaf... <br /><br />Comenzó por Callas. ¿Le gusta la ópera? <br /><br />Yo estudié ópera de los 14 a los 19 años, cuatro años en Brasil y uno en Italia. <br /><br />¿Llegó a hacer algún papel? <br /><br />No, sólo estudié. La opción de la ópera significaba permanecer fuera de Brasil, donde no hay una producción lírica importante. Yo tenía que vivir en Itaia o en Alemania y abdicar de todo un sustrato y una información de música popular muy fuerte para mí. A mí me interesaban las expresiones contemporáneas y coloquiales, y la ópera, si bien me gustaba, no me daba nada de eso. <br /><br />Sus discos no son meros soportes de canciones sino objetos muy ciudados, con mucha información, incluso con la armonía de los temas, y con una producción fotográfica que suele realizar usted misma; excepto uno, Barulinho bom, que en lugar de fotos incluye dibujos eróticos. ¿Qué la llevó a poner esa historieta erótica? <br /><br />Esos cuadritos pertenecen a Alcides Caminha, un artista brasileño de los años 50, que ocultaba su verdadero nombre por el de Carlos Zéfiro. Produjo durante unos quince años, hasta la llegada de la dictadura. Un buen día él se presentó en una bienal de arte de Brasil, donde se exponían sus historias: tenía 75 años; había sido un funcionario público que firmaba con seudónimo por miedo a perder su empleo. Fue muy popular y llegó a hacer más de 800 libritos diferentes. Era carioca, pero se vendía en todo Brasil. Para mí es símbolo de algo muy popular, muy brasileño, que es lo que yo quería hacer en el disco. Es simple, blanco sobre negro, muy ingenuo. <br /><br />Permítame sugerirle que en el contexto de un disco suyo tal vez eso no resulte tan ingenuo. <br /><br />Puede ser. Es fuerte, porque juega con la fantasía, no por lo que muestra sino por lo que provoca. Y eso es importante para un artista. Soy muy cuidadosa con mi trabajo gráfico, pero quería aproximarlo con algo popular, no con una sofisticación colorida. <br /><br />Usted acaba de producir un disco con los músicos de la Portela. ¿Cómo fue eso? <br /><br />Desde el 91 vengo trabajando con la Portela. Sabía que había un material muy rico y que no tenía registro. Esos músicos forman una verdadera academia. Si muere alguno, lo suplantará otro elegido por todos los demás, como una especie de consejo de sabios. Ellos representan un momento en la historia del samba, un momento muy próximo de la comunidad, que ya no existe más, pues las escolas crecieron mucho y se transformaron en industrias. Entonces yo les propuse a ellos hacer una investigación y un trabajo. Seleccionamos un puñado de canciones de los años 50, 54, 48, algunas más nuevas. Yo lo produje; canto nada más que en una banda, lo mismo que Paulinho da Viola. <br /><br />En usted la producción no parece menos importante que la creación. <br /><br />Para mí no hay mucha distinción entre cantar, componer, producir. Todo forma parte de la misma curiosidad, de la misma voluntad. En este caso, yo articulé algo que tal vez no se hubiera producido sin una fuerza externa. Propuse a ellos una estética, un concepto: vamos a grabar un disco de músicas antiguas, cuyo valor es precisamente ése. No vamos a llamar a grandes invitados. Y ya estamos pensando en un show en Portugal. <br /><br />¿Una Portela Social Club? <br /><br />Bueno, nos faltarían muchas cosas para eso, empezando por Win Wenders. De cualquier manera, creo que estos músicos tienen un potencial como para presentarse fuera de Brasil, en festivales europeos. Ellos tienen algo muy fuerte y muy puro. <br /><br />¿Qué es ser carioca, musicalmente? <br /><br />Es una proximidad física entre el samba de morro y una cosa más urbana. Río es una ciudad grande y moderna como otras, y personalmente yo estoy influida por la música que llega a esas ciudades, Los Beatles, Rolling Stones, Santana. Pero en los grupos locales se siente un diálogo entre la música pop internacional y la música tradicional local. Y eso es interesante. En mi caso particular, yo creo que hay algo más de soul que de rock; mi música tiene una cosa más black. <br /><br />En el caso de Abololo, la pieza que usted canta en su último disco con el piano de Joao Donato, ¿se podría hablar de una black bossa? <br /><br />Sí. No debemos olvidar que finalmente la bossa es un samba cool. <br /><br /><br />Discos Crítica <br />Expresión que no sobreactúa <br />Memorias, Crónicas y Declaraciones de Amor es su nuevo CD. <br />Muy Bueno <br /><br />El nuevo disco de Marisa Monte, Memorias, Crónicas y Declaraciones de Amor, reúne trece piezas, varias de las cuales ella firma junto con sus habituales colaboradores, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown, este último autor también de algunos arreglos para una poderosa batería de percusión. Hay también una pieza de Caetano Veloso (Sou Seu Sabiá), otra de Jorge Ben (Cinco Minutos) y no faltan los sambas más clásicos, uno de Nelson Cavaquinho y Guilherme de Brito, Gotas de Luar (acompa±ada en guitarra por Romero Lumbado), y otro de Paulino da Viola, Para Ver As Meninas, que cuenta con Jaques Morelembaum en violonchelo y es desde todo punto de vista una de las mejores bandas del disco. <br /><br />Memorias, crónicas y... reafirma la posición de Marisa Monte entre los mayores intérpretes de la escena brasile±a actual. En monte hay algo muy particular, que no radica sólo en la belleza de su voz o en su técnica vocal, por cierto muy desarrollada. <br /><br />Se trata de un nuevo tipo expresivo que no sobreactúa, ni para el lado de la cantante con swing (a la manera de Lenny Andrade), ni para el lado del melodrama, como solía ocurrir en la generación de Gal Costa y Bethania. <br /><br />En Marisa monte hay un tono ligeramente irónico, distante, no por ello inexpresivo. Este tono, que seguramente recorre el total de los discos, cristaliza a veces de una manera especialmente feliz. En Abololo, por ejemplo, una pieza que ella firma con Lucas Santana y que canta con el formidable acompa±amiento de Joao Donato (este pianista es sin duda otra de las grandes adquisiciones del nuevo disco de monte). La pieza se oye como una bossa sorda, filtrada, o bien- para retomar una grandiosa fórmula astronómica de Paulinho da Viola- como "un samba sobre o infinito". <br /><br />Intimidad <br /><br />Los preparativos musicales y escénicos de su próximo show se llevan a cabo diariamente entre las siete de la tarde y la medianoche en su viejo y extra±o galpón, mezcla de depósito de materiales y laboratorio fotográfico ubicado en el corazón de Santo Cristo, a metros de la sórdida terminal de Río de Janeiro. <br /><br />Los ensayos están en sus comienzos. Falta ajustar el sonido y tomar algunas decisiones, por ejemplo la transición entre la pieza de Gainsbourg Yo te amo, yo tampoco, que funciona como introducción instrumental, y la primera canción del disco, Amor I Love You, firmada por Marisa Monte y Carlinhos Brown. <br /><br />La primera hora de ensayo se va en esa transición. La cantante toma todas las decisiones. Es intérprete y, de algún modo, arregladora y técnica de sonido. Aun cuando no sepa cómo lograrlo. Parece saber exactamente lo que quiere. Primero decide llevar a ocho los cuatro compases de ese pasaje: es evidente que busca un efecto de transición, de manera que el corte resulte eficaz pero no arbitrario. Pide cuatro compases con percusión y cuatro sólo con la base armónica. Rápidamente se da cuenta de que los cuatro últimos compases desinflan la tensión creada por los primeros. Finalmente encuentra el equilibrio: entonada y exacta, su voz entrará en el compás número seis para recorrer de un tirón una quincena de canciones . <br /><br />