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¿Cómo obtiene la rigidez la Ley General Del Ambiente frente a los embates de las
normas sectoriales anteriores y posteriores a su sanción?
Por Gastón Noguera Ramos
En materia de regulación del ambiente, el objeto es muy amplio, ya que posee una cantidad y
variedad de temas, que deben ser abordados por la disciplina desde normas sectoriales que
específicamente se ocupen de ellos.
En este punto tenemos que hacer referencia que gran parte de la doctrina entiende que los tres
grandes conjuntos que componen el Sistema Normativo Sectorial de protección del ambiente son: a) el
que incluye normas referidas a los Sistemas ambientales (agua, suelo, atmosfera, flora, fauna etc.) b) el
que incluye normas referidas a actividades que se desarrollan con el ambiente como soporte topográfico
(agricultura, ganadería, pesca, minería, etc. c) El que incluye normas referidas a instrumentos de
protección del ambiente (acceso a la información ambiental, participación, ordenamiento ambiental del
territorio, evaluación de impacto ambiental etc.).
Esta estructura formal legislativa, tendrá numerosos ámbitos susceptibles de regularse, por lo que
la horizontalidad de la disciplina nos obliga a pensar, que esos espacios particulares, tienen reglas que
serán aplicables para ellos, pero que luego deben ser tributarios de una formación general que desarrolle
los elementos básicos del Derecho Ambiental en el art 41 de la Constitución Nacional. Esta
transversalidad es la que obliga imperiosamente a que exista una reglamentación del derecho
fundamental desde una ley que se interprete entre las leyes sectoriales y el art 41 de la C.N. no en
jerarquía, sino en contenidos.
Pero la ley general puede sufrir constantes derogaciones parciales sobre todo si seguimos las
reglas de la hermenéutica de derogación tacita, la que manda a dar primacía a la ley especial sobre la
general.
Esta situación llevo al legislador a adoptar una técnica legislativa, para dotar de cierta rigidez
formal o material a la LGA 25675. Esta ha sido la intención del legislador al dictar la Ley General del
Ambiente, por lo que ha diseñado una serie de disposiciones que se presentan como normas de
importancia para el resto del esquema normativo, con fuente en su voluntad parlamentaria y sin base
constitucional alguna, lo que de alguna manera debilita el esquema y el espíritu de la Ley 25675
robusteciendo los principales obstáculos de la impermeabilidad de la misma con principios como el orden
jerárquico de las normas, principio contrarius actus o el de ley posterior deroga ley general anterior, lo
que implica que si la ley general no dispone lo contrario será de aplicación subsidiaria respecto a las leyes
especiales posteriores.
Entonces la pregunta es: ¿cómo se logra esa impermeabilidad de la ley general frente a las
derogaciones parciales de las leyes especiales tanto anteriores como posteriores?
Antes de intentar responder a este interrogante, debemos dejar en claro que esta
impermeabilidad no puede tener de ninguna manera fuente constitucional, ya que nuestro sistema
normativo no posee reglas de especificidad legislativa material o formal sobre la ley de protección del
ambiente a efectos de calificar a la LGA como ley reforzada, especial u orgánica, e impedir por regla de
competencia su derogación por ley ordinaria. Tampoco existe regla de jerarquía que coloque a la LGA por
encima de las leyes sectoriales, teniendo en cuenta que en la Argentina el concepto de ley es unitario y sin
gradación jerárquica.
Siguiendo el firme propósito de dotar de rigidez a la Ley General del Ambiente, Ley 25675 nos
atrevemos a decir, que en algunos casos pasa por la regla de la supletoriedad, y en otros casos por la
centralización de las normas de Hermenéutica ambientales en una suerte de ley general como ley de
interpretación y hermenéutica.
Regla de Supletoriedad: Leyes especiales anteriores a la ley 25675 Ley General del
Ambiente.
ART 3 LEY 25675: “La presente ley regirá en todo el territorio de la Nación, sus
disposiciones son de orden público, y se utilizaran para la interpretación y aplicación de la
legislación específica sobre la materia, la cual mantendrá su vigencia en cuento no se oponga a los
principios y disposiciones contenidas en esta”. ……..
Es decir estamos ante la mecanización del principio de Supletoriedad que establece la prioridad
de los contenidos de la Ley General del Ambiente (ley 25675) respecto a los de la legislación específica
en la materia, la que solo pervivirán en la medida que no se opongan a los principios y contenidos de la
ley marco.
La incorporación del art 3 de la ley general del ambiente (25675) mantiene vigente las leyes
anteriores, salvo abrogación expresa o manifiesta incompatibilidad, con esto dice presente la regla de la
supletoriedad que es la principal virtud de las leyes marco.
Normas Sectoriales Posteriores a la Ley General del Ambiente 25675.
En estos casos, el legislador creo, una técnica sui generis y decidió incluir en el cuerpo de la ley
una serie de artículos que son ni más ni menos reglas de hermenéutica ambiental que serán de
interpretación obligatoria, cada vez que se ejecute una ley de contenido ambiental, con una doble función
de interpretación y aplicación, me atrevería a decir que las disposiciones están contenidas en el art 3 de la
ley 25675, y son todas las normas contenidas en la ley general del ambiente que sirven para la
interpretación y aplicación de leyes sectoriales, y los principios que están establecidos en el art 4 de la ley
25675, sirven para la interpretación y aplicación del resto de la ley y de cualquier otra norma, de la cual se
ejecute política ambiental.
En este sentido los art 3 y 4 de la ley 25675 son normas de interpretación y aplicación es decir
tienen una doble naturaleza, en donde la aplicación es de efecto directo y la interpretación hace referencia
a toda la estructura ambiental como un manual de hermenéutica.
Estas normas de aplicación directa y de orden público, deben obligatoriamente, ser aplicadas por
jueces y autoridades públicas, pero en simultáneo cuando se dictan leyes sectoriales los mismos artículos
de aplicación directa pasa a ser de interpretación. En ese momento, la Ley General del Ambiente muta en
su dinámica y pasa a funcionar como pauta obligatoria de interpretación.
Por otro lado, nunca debemos de dejar de tener en cuenta, “principios” que al momento de
producirse estos conflictos, nos ayudan a dirimirlos con absoluta autoridad y convicción, tales como el
principio de la fundamentalidad, que exige que la ley General del Ambiente, se ocupe de lo esencial
referido a estructura y funcionamiento como la gestión sustentable del ambiente, la preservación y
protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sustentable.
Siguiendo este orden de ideas podemos y debemos hacer referencia al principio de Pro Homine,
que establece que ante el conflicto se debe aplicar la norma que protege más al derecho fundamental,
esto encuentra su base en los instrumentos internacionales, en donde la norma debe ser más amplia y de
interpretación extensiva, e inversamente la norma más restringida cuando se trata de limitar el ejercicio de
un derecho.
Tampoco debe dejar de lado el principio de no regresión, en donde se exige un cambio gradual y
armónico en pro del desarrollo y fundamentalmente pro ambiente y nunca contra el ambiente.
En conclusión la Ley General del Ambiente con respecto a las leyes pasadas, las mismas
seguirán vigentes, pero subordinadas a los nuevos contenidos de la ley.
Con respecto a las leyes sectoriales futuras, la Ley General del Ambiente debe mantenerse
incólume a las derogaciones parciales las que pueden enriquecer sus contenidos, pero no derogarlas,
nunca dejando fuera de la mira que las leyes sectoriales deben interpretarse desde las disposiciones y
principios de la Ley General del Ambiente.
Bibliografía:
ESAIN, José A., “Competencias ambientales”, p.108 y ss. Abeledo - Perrot, 2008. 1ª - ed.
CAFFERATTA, Néstor A., “Summa ambiental”, Competencias ambientales y federalismo. La complementariedad maximizante ha llegado a la
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QUIROGA LAVIE, Humberto – BENEDETTI, Miguel – CENICACELAYA, María de las Nieves, “Derecho Constitucional”…, cit., ps. 986 y
988.
Revista de Derecho Ambiental, Numero 36, Análisis del art. 41, CN., párr. 3. Competencia Legislativa. p. 27 y ss. Abeledo - Perrot, 2013.
SABSAY, Daniel, “El nuevo artículo 41 de la Constitución Nacional y la distribución de competencias Nación – Provincias “-, Doctrina judicial.
LA LEY, 1997- 2.
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