El transporte marítimo en Mazatlán, siglo XIX Rigoberto Arturo Román Alarcón1 La precaria situación comercial de Sinaloa durante la Colonia tenía su origen, principalmente, en la falta de comunicaciones marítimas que conectaran las regiones productivas de la entidad con los mercados de nuestro propio país y con los del extranjero. El carácter monopólico de la actividad naviera hacía aún más crítica la situación en esta época, por lo que se propuso, entonces, crear la infraestructura necesaria para que el puerto de Mazatlán se convirtiera en el polo de desarrollo de comercio marítimo en toda la entidad. Mazatlán, desde la etapa prehispánica, fue un lugar de tránsito de aborígenes como se deduce por los hallazgos en sus playas de vasijas diferentes a las producidas en la región. Después, en la etapa colonial, fue refugio de piratas y contrabandistas. Y no fue sino hasta fines del siglo XVIII cuando inició su actividad como puerto comercial propiamente dicho y, por lo tanto, cuando comienza el desarrollo del transporte marítimo. El presente artículo tiene como finalidad hacer una revisión general del transporte marítimo por el puerto mazatleco durante el siglo decimonoveno, analizando la infraestructura portuaria, el movimiento marítimo y los propietarios de las compañías de navegación. Infraestructura Portuaria En el siglo XIX, la ineficacia de las rutas terrestres y el comercio casi exclusivo con Europa, permitieron que la navegación fuera la base del intercambio internacional. En este contexto, la incorporación de Mazatlán como puerto de altura, en 1822, significó su despegue como centro mercantil. Mazatlán era uno de los lugares de Sinaloa que presentaba ventajas geográficas: una península rodeada de ensenadas y una bahía protegida por mantos rocosos que proporcionaban cierta facilidad para el tráfico de mercancías; sin embargo, también tenía limitantes naturales, como la falta de agua potable, la existencia de un fondo rocoso y el azolvamiento de sus ensenadas, que no permitían anclar fuera de ellas, exponiendo las embarcaciones a fuertes vientos. –––––––––––––– 1 Profesor e Investigador de la Facultad de Historia-UAS. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 Esto hace de Mazatlán uno de los peores puertos bajo el aspecto marítimo, pero su posición geográfica lo constituye la llave de la entrada del golfo, dueño de su comercio y punto de escala en las costas del pacífico...2 Los otros dos puertos de Sinaloa que se dedicaron a los intercambios también tuvieron ventajas geográficas, pero fueron de menor importancia por tener una región adyacente con menor crecimiento. Altata, con una bahía formada por la península de Lucernilla, con una extensión de 75 kilómetros de largo, en la barra de entrada se iniciaban los canales que permitían el acceso de barcos de 800 a 1 mil toneladas que atracaban en la playa a través de una tabla tendida desde la embarcación. Topolobampo era considerado desde aquella época como el mejor puerto de Sinaloa con fondo suficiente, acantilados y grandes cantidades de agua potable. Retomando a Mazatlán, en sus inicios tuvo como punto de descarga lo que actualmente se conoce como Playa Norte, denominada primero como bahía de San Félix y después como Puerto Viejo. Posteriormente, en 1828, el fondeadero se cambió a la ensenada sur, llamada al principio Puerto Ortigoza en memoria de Vicente Ortigoza, comerciante de El Rosario que influyó en su cambio; para mediados del siglo XIX en este lugar existía ya una aduana marítima asentada en un edificio de 80 varas (0.83 m por vara) de extensión por 12 varas de ancho y un muelle de piedra. Las condiciones de los puertos sinaloenses cambiaron poco durante el siglo XIX, debido a la incapacidad gubernamental para realizar obras portuarias. Para el caso de Mazatlán, desde 1869 se realizó un estudio técnico a cargo del ingeniero Rosalío Banda, que propuso en su informe la realización de las obras siguientes: Un dique al sureste de la bahía, dos diques en las bocanas del Vigía y del Crestón; el desazolve de la bahía; un dique en Olas Altas; un faro y un muelle de madera. El importe total se calculó en 407,987 pesos,... aunque el gasto fue aprobado no se llegaron a emprender los trabajos.3 Por ello, la mala situación del sistema portuario mazatleco prosiguió como se deduce de una nota publicada en el Correo de la Tarde en 1893. Del fondeadero a lo que hoy se llama muelle y donde sólo pueden atracar botes pequeños, hay de dos a tres millas y distancias que se recorre con buen tiempo, en media hora a cuatro remos y tres cuartos de hora a dos remos. La carga tiene que –––––––––––––– 2 Eustaquio Buelna, Compendio histórico, geográfico y estadístico, Sinaloa 1877, Culiacán, 1978, p. 50. 3 Francisco R. Calderón, “La República restaurada, la vida económica” en Historia Moderna de México, México, Hermes, 1989, p. 533. 40 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 hacer la misma evolución y recibe por consiguiente varias manipulaciones del buque al pango, y del pango a la grúa y de esta a la plataforma del carril de la aduana. Con un muelle, sería de buque a la plataforma, economizándose tiempo, percances y dinero.4 A principios del siglo XX continuaban las mismas condiciones desfavorables del puerto, como se refleja en la carta enviada por la Cámara Comercio de Mazatlán al administrador de la Aduana Marítima. Las deplorables condiciones en que se encuentra el único muelle fiscal de este puerto lo hacen inútil y aun peligroso para el embarque y desembarque porque la madera que forma su cubierta no presta ninguna seguridad.5 No obstante lo anterior, Mazatlán fue el puerto comercial más importante del Pacífico mexicano debido a su posición geográfica, al establecimiento de comerciantes extranjeros y a la existencia de una región integrada por importantes centros mineros en Sinaloa y estados vecinos. Movimiento Marítimo El desarrollo comercial de Mazatlán durante el siglo XIX fue sustentado en el transporte marítimo y se realizó por medio de embarcaciones de vela y de vapor. Entre las de vela estaban la balandra, el pailebot y el bergantín (corbeta y goleta), que funcionaron durante todo el siglo y no fue sino hasta la segunda mitad del mismo cuando surgió el buque de vapor. El análisis del transporte marítimo realizado por Mazatlán en el siglo XIX lo haremos en dos niveles. El primero relacionado con el tráfico de mercancías y pasajeros hacia el exterior y el segundo en las costas mexicanas. El tráfico hacia el exterior o de altura, cuando se enfocaba hacia la costa este de Estados Unidos o hacia Europa, se hacía vía Cabo de Hornos, rodeando el continente americano o a través del Istmo de Panamá, que para 1852 ya contaba con el ferrocarril interoceánico. Con la utilización de estas vías, las embarcaciones de vela hacían por lo regular un viaje al año con travesías de cuatro a seis meses, arribando a Mazatlán entre los meses de noviembre a mayo. Posteriormente, con el auge de los buques de vapor, los recorridos se hicieron más rápidos y estas naves realizaron dos viajes en el caso de los procedentes de Europa y hasta 18 viajes procedentes de Estados Unidos (ver anexo 1). –––––––––––––– 4 5 El Correo de la Tarde, Mazatlán, 30 mayo de 1893, p. 2. Ibid, 22 de junio de 1901, p. 2. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 41 El tráfico de mercancías y pasajeros de cabotaje se llevó a cabo a través de una navegación costera que recorría todos los puertos del pacífico mexicano desde Guaymas, Sonora, hasta San Benito, Chiapas, y el tiempo de la travesía variaba de acuerdo con el tipo de embarcación utilizada; los buques de vapor la realizaban en una semana. Así tenemos que en los años 1895-1896 algunos de ellos efectuaron hasta 30 viajes redondos (ver anexo 2). Tomando como base los datos de las embarcaciones que ingresaron al puerto de Mazatlán, en el movimiento portuario de altura observamos que el número total de ingresos pasó de nueve embarcaciones en 1827 a 110 en 18951896, un incremento superior al 1 mil cien por ciento. En relación a la capacidad de las embarcaciones, de 1 mil 927 toneladas en 1827 (un promedio de 214 toneladas por barco) aumentó a 38 mil 748 toneladas (un promedio de 352 toneladas por barco) casi el 2 mil por ciento. Asimismo, durante la primera mitad del siglo XIX hay un predominio de la flota inglesa y alemana y luego de la norteamericana. La participación de la inglesa descendió entre 1827 y 1896 de un 33.5 por ciento a un 4 por ciento. En cambio, la norteamericana partió de cero, en 1827, al 89 por ciento en 1895-1896 (ver cuadro 1). La explicación de esta situación fue el activo comercio que existía entre San Francisco y los puertos del pacífico mexicano y también ... se debió a que los barcos de procedencia europea regresaban casi vacíos y era más conveniente para los comerciantes alquilar barcos norteamericanos que a su regreso pasaban por puertos de Estados Unidos y volvían con una carga completa a Europa.6 Igualmente se reflejan las variaciones producidas entre el origen de las importaciones y destino de las exportaciones. Durante buena parte del siglo XIX los intercambios se realizaron principalmente con Europa: en 1856 más del 90 por ciento de las importaciones y en 1873-1874 el 75 por ciento de las exportaciones. Sin embargo, la situación cambió en 1900, ya que el 48 por ciento de las importaciones se originaron en los Estados Unidos, y en relación a las exportaciones, la Cámara de Comercio de Mazatlán comentaba, en 1897: Se han limitado como desde varios años a los productos de las minas siendo de poca importancia los demás artículos que se exportaron, casi todo el mineral de piedra y la mayor parte de la plata pasta se remiten a Estados Unidos.7 –––––––––––––– 6 Brígida Von Mentz, et al, Los Pioneros del Imperialismo Alemán en México, México, La Chata, 1982, p. 76. 7 El Correo de la tarde, Mazatlán, 26 de febrero de 1897, p. 1. 42 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 Cuadro 1 Procedencia de los barcos de altura que ingresaron a Mazatlán durante los años de 1827, 1854 y 1895/96. 1827 (1) 1854 (2) 1895/96 (3) PAIS ENTRADAS % ENTRADAS % ENTRADAS % INGLATERRA 3 33.5 12 25.0 3 3.0 ALEMANIA 15 31.0 4 4.0 CHILE 6 12.5 DINAMARCA 5 10.5 3 3.0 ESTADO UNIDOS 3 6.0 98 89.0 PERÚ 3 6.0 ITALIA 1 11.0 3 6.0 1 0.5 FRANCIA 3 33.5 1 3.0 1 0.5 MÉXICO 2 22.0 TOTAL 9 100.0 48 100.0 110 100.0 FUENTE: (1) Inés Herrera Canales, Estadísticas del Comercio Exterior de México, México, SEPINAH, 1986 , PP. 258-259. (2) Luis M. Servo, “Apuntes Estadísticos 1854” en Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadísticas. Tomo VII, México, 1859, p. 331. (3) David Urrea, Directorio mercantil, industrial, profesional y fabril de Mazatlán, Mazatlán, Sin., Retes y Cía. 1897, pp. 79-81. Referente al tipo de embarcaciones que ingresaron al puerto mazatleco, ante la falta de información precisa es de suponer que predominaron las de vela en los años analizados excepto para 1895-1896, que del total de 33 embarcaciones de altura, 16 eran impulsadas por vela (48.5 por ciento) y 17 por vapor (51.5 por ciento), lo cual reflejó el cambio tecnológico en la fuerza motriz (ver anexo 1). En el caso del tráfico de cabotaje, antes de la introducción de los ferrocarriles en Sinaloa y debido a lo intransitable de los caminos durante la época de lluvia, la navegación costera fue el medio de comunicación más barato y expedito. Para conocer la navegación de cabotaje efectuado por Mazatlán, nos sustentaremos en la realizada en los años de 1854 y 1895-1896. Durante el primer año arribaron a este puerto 49 embarcaciones impulsadas por vela con un peso total de 4 mil 339 toneladas y predominaron los bergantines-goletas y los pailebots (73 por ciento). Para 1895-1896 el número de buques se incrementó un 22 por ciento, entre los cuales aparecen 11 vapores con una capacidad de 2 mil 049.2 toneladas, es decir, 42.6 por ciento del total (ver cuadro 2). Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 43 Cuadro 2 Buques de cabotaje que arribaron a Mazatlán durante los años 1854 y 1895/96. 1854 (1) 1895/96 (2) TIPO NÚMERO TONELAJE NÚMERO TONELAJE 484 453 1410 183 1894 110 - 1 1 1 33 13 11 246 408 168.5 1292.1 271.1 2049.2 TOTAL 49 4534 FUENTE: (1) Servo, “Apuntes estadísticos…”, p. 132. (2) Urrea, Directorio mercantil…, pp. 79-80. 60 4434.2 BARCAS BERGANTINES BERGANTINES-GOLETAS GOLETAS PAILEBOTS BALANDRAS VAPOR 2 3 17 4 19 4 - Asimismo, del análisis del cuadro anterior se infiere también que los buques de vapor surgen hasta la segunda mitad del siglo XIX, y a fines de éste representan sólo el 18.3 por ciento del total de embarcaciones dedicadas al cabotaje. Acerca del tipo de productos que transportaban los buques que navegaban hacia el exterior, éstos se integraban por los de importación, como textiles, vinos, licores, muebles, abarrotes, etc., que hasta 1872-1873 representaron más del 80 por ciento del total; composición que a principios del siglo XX se modificó, cuando la maquinaria e insumos industriales formaron parte del 60 por ciento de las importaciones.8 Por otro lado, las exportaciones se formaban en su mayor parte por los metales preciosos (plata y oro), que participaron desde un 72 por ciento en 1854 hasta un 99 por ciento en 1895-1896; sin embargo, hubo años que otros productos tuvieron una aportación relevante, como el palo de brasil y los cueros, que en 1854 integraron el 24 y el 4 por ciento respectivamente.9 El tráfico de cabotaje transportaba asimismo productos importados (que habían pagado los impuestos requeridos) y productos nacionales, como agropecuarios: maíz, frijol, arroz, trigo, carne, etc.; agroindustriales: azúcar, cigarros, harina mezcal, etc.; minerales: mineral en piedra, sal, cal azogue, etcétera.10 –––––––––––––– 8 R. Arturo Román Alarcón, El comercio en Sinaloa, S. XIX, (en prensa) pp. 48-49. Ibid, p. 47. 10 Ibid, p. 97. 9 44 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 El tráfico marítimo efectuado a través de Mazatlán no sólo fue de mercancías, sino también de pasajeros, porque esta vía era más rápida y segura que la terrestre. Por eso hubo embarcaciones que además de transportar mercancías traían pasajeros. Pero también hubo algunas que transportaban exclusivamente pasajeros, por ejemplo, la Vandervil Nicaragua Line, que a mediados del siglo XIX tuvo tres barcos de 1 mil a 1 mil 500 toneladas con capacidad de hasta 400 pasajeros que recorrían en trece días los principales puertos del pacífico desde Panamá hasta San Francisco.11 A la llegada de los buques de altura y cabotaje al puerto de Mazatlán, como no podían desembarcar directamente en el muelle, se anclaban en la bahía y desembarcaban las mercancías y pasajeros en los llamados “panzones” que los llevaban al muelle, donde las mercancías eran revisadas por la aduana marítima. Este servicio de traslado de mercancías de los barcos al muelle, en Mazatlán lo realizó en el último tercio del siglo XIX la empresa Hidalgo, Careaga y Cía. (1881), que se disolvió en 1894 para reconstruirse como Careaga Hnos. y Cía., sociedad que aparte del almacén especializado en artículos navieros (madera, carbón de piedra, sal, clavos, etc.) tuvo 29 lanchas para la descarga de las embarcaciones, en las que laboraban 200 alijadores, dos remolcadores de vapor y tres buques de vela.12 Propietarios y Navieros Las embarcaciones que realizaban la navegación de altura durante el siglo XIX siempre estuvieron en manos de extranjeros que alquilaban sus barcos a los comerciantes residentes en Mazatlán para realizar el intercambio externo de mercancías. La relación existente entre los propietarios o capitanes de los barcos con los comerciantes extranjeros de Mazatlán era muy estrecha, porque estos últimos eran los que otorgaban las fianzas por concepto de nacionalización, matrícula, pasavante, patente y buen uso de la bandera nacional. Por ejemplo, la casa Melchers otorgó en 1868 una fianza para el buen uso de la bandera nacional a las embarcaciones Rápido e India,13 esta última a la cual se le atribuyó un famoso contrabando en 1854. A partir de la República restaurada y con el objeto de impulsar la navegación por los puertos del Pacífico mexicano, el gobierno otorgó –––––––––––––– 11 Francisco López Cámara, La Estructura Económica y Social de México en la Época de la Reforma, México, Siglo XXI, 1981, p. 162. 12 Román Alarcón, El comercio…, p. 62. 13 Luis A. Martínez Peña, “Historia del Comercio en Mazatlán, 1821-1876”, Tesis de Maestría en Historia Regional, Culiacán, Facultad de Historia, UAS, 1990, p. 93. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 45 exoneración en el pago de los derechos de tonelaje, pilotaje, anclaje y faros a los buques que transportaran mercancías y pasajeros por esta costa. Esta medida no fue lo suficientemente estimulante para incrementar la navegación, por lo que el gobierno concedió subvenciones monetarias. De esa manera, en 1872, el gobierno celebró dos contratos navieros para comunicar los puertos del Pacífico mexicano: uno con la compañía norteamericana subsidiaria de la empresa Ferrocarril de Panamá, a la cual le concedió la cantidad de 2 mil 500 pesos por cada viaje mensual que realizara desde Panamá a Acapulco, pasando por Tonalá, Soconusco, Salina Cruz y Puerto Ángel; el segundo, con Vapores Correo del Pacífico, otorgándosele un subsidio de 2 mil pesos mensuales, siempre y cuando sus buques arribaran dos veces al mes a los puertos de Acapulco, Manzanillo, Mazatlán y Cabo San Lucas. Con estos contratos el gobierno federal, además de promover la transportación marítima, se favoreció porque pagaba la mitad del pasaje en la movilización de las fuerzas armadas y tenía un nuevo ingreso en el ramo de correos.14 Los contratos anteriores tuvieron vigencia hasta 1875 debido a que el gobierno federal no cumplió con las subvenciones acordadas. Sin embargo, a partir de ese año se celebró un nuevo contrato con la compañía que resultó de la fusión de Vapores Correo y la del Ferrocarril de Panamá, reduciendo la subvención mensual a 2 mil 500 pesos para ambas.15 Algunas veces las compañías navieras extranjeras tuvieron la autorización de realizar el tráfico de cabotaje, compitiendo con las navieras nacionales, o a la inversa. Es decir, las del país compitieron con las primeras en el tráfico de mercancías y pasajeros en el exterior, como la competencia suscitada por el vapor Alejandro, propiedad del comerciante mexicano Joaquín Redo, que extendió su viaje hasta San Francisco, afectando al vapor Newbean que a su vez no estaba facultado para el transporte en el Golfo de California, por lo que, para competir, tuvo que rebajar el costo del flete de carga a veinte pesos por tonelada de San Francisco a los puertos mexicanos.16 Entre las empresas navieras que negociaban en el litoral Mazatleco durante el último tercio del siglo XIX estuvo la Pacific Mail Steamship Co., empresa norteamericana conocida comúnmente como La Mala del Pacífico, propietaria de los vapores Acapulco (1 mil 759 ton), Aztec (5 mil ton), City of Panamá (1 mil 496 ton), City of Sidney (3 mil 016 ton), Colón (1 mil 499 ton), Colombia (2 mil 337 ton), San Blas (1 mil 496 ton), San José (1 mil 538 ton), –––––––––––––– 14 Calderón, “La República…”, pp. 550-551. Ibid., p. 552. 16 Ibid., p. 779. 15 46 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 San Juan (1 mil 496 ton) y Zealandia (1 mil 713 ton). Esta compañía realizaba un intenso tráfico de mercancías, correo y pasajeros entre los puertos del Pacífico mexicano con San Francisco, lugar donde se podía hacer conexión con Asia, Panamá, Nueva York y Europa. Los agentes en Mazatlán de esta naviera fueron los comerciantes de la sociedad Hernández, Mendía y Cía., que controlaban los seis buques que llegaban a este puerto.17 Otra empresa naviera fue la Pacific Coast Steamship Co., empresa norteamericana propietaria de los vapores Newbean, Villamette Valley (776 ton), Orizaba (776 ton) y Curaçao, que operaron sucesivamente por la costa del Pacífico recorriendo mensualmente la ruta San FranciscoEnsenada-Bahía Magdalena-San José del Cabo-Mazatlán-Altata-La PazSanta Rosalía-Guaymas. Sus agentes en Sinaloa fueron la casa comercial y naviera Careaga Hnos. en Mazatlán y el comisionista Federico del Río, en Altata. La tercera empresa naviera fue la línea de vapores alemanes Cosmos, que inició sus actividades a partir de 1899 con tres vapores; Tanes (5 mil ton), Valumnia (5 mil ton) y Amon (6 mil 800 ton). Luego, en 1901, aumentó su flota a 26 buques que cubrieron el tráfico entre HamburgoLondres-Bremen-Havre-Costa oriental de Sudamérica-Cabo de HornosCosta Occidental de Sudamérica y Centroamérica-Acapulco-San BlasMazatlán-San Francisco-Vancouver. A Mazatlán llegaban de dos a tres vapores al mes y su agente fue Melchers Sucs.18 El tráfico de cabotaje fue realizado en navíos propiedad de mexicanos o extranjeros residentes en Mazatlán. Desde el despegue comercial de este puerto, el señor Fletes, comerciante de El Rosario, tenía embarcaciones que realizaban travesías costeras. En El Rosario hay comerciantes que, sin haber salido de estos contornos, tienen buques nacionales, y reciben cargamentos de efectos extrangeros (sic) en grande y extención (sic), todos bajo pedidos.19 Posteriormente, varios de los comerciantes extranjeros establecidos en Mazatlán realizaron compraventas de veleros; por ejemplo, en 1843 el comerciante alemán Gustavo Uhde vendió la goleta Federico, de 150 ton, en 2 –––––––––––––– 17 El Correo de la Tarde, Mazatlán, 9 de marzo de 1904, p. 4. Ibid., 14 de mayo de 1891, p. 7; 5 de enero de 1893, p. 2; 22 de septiembre 1895, p. 2 y 9 de marzo de 1904, p. 4. 19 Juan M. Riesgo y Antonio J. Valdés, “Memoria Estadística del Estado de Occidente” en Sergio Ortega y Edgardo López Mañón, Sinaloa Textos de su Historia, vol. I, México, DIFOCUR Instituto Mora, p. 101. 18 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 47 mil 700 pesos a Francisca de India, y en 1855 la Sociedad Alzua, Durn y Cía. compró a Cayetana de Irigoyen el pailebot Brisa en 2 mil 700 pesos.20 Algunas de estas embarcaciones fueron construidas en Mazatlán, como la que construyó en La Puntilla un comerciante de San Sebastián, Concordia, en 1821, y a la que bautizó como Luisa. A fines de siglo la Fundición de Sinaloa construyó calderas y máquinas de vapor para estas embarcaciones, fue el primer buque mazatleco y lo capitaneó un marino de nombre Juan Gómez,21 cuyos propietarios se asociaron como empresas navieras. La primera empresa naviera se integró por la flotilla de naves que prestaba el servicio de cabotaje propiedad del Ferrocarril Occidental de México, sociedad establecida en 1883 por R. R. Symon y Sebastián Camano y administrada por George R. Douglas. Esta empresa tuvo dentro de su flota los siguientes buques de vapor: Manzanillo (476 ton), Guaymas (437 ton), Altata (111 ton) y Porfirio Díaz (80 ton).22 Estas embarcaciones pasaron a ser propiedad, en 1901, de la Línea de Navegación del Pacífico, S.A., cuyo capital ascendió a 400 mil pesos.23 Por otro lado, en 1898 se constituyó la Compañía de Transporte Marítimo, S.A., con un capital de 125 mil pesos aportado por José H. Rico, Miguel González, Careaga Hermanos, Francisco Álvarez, general Ángel Martínez, Elorza Lejarza y Cía. y Somellera Hermanos. Su flota se formaba por los vapores Río Yaqui, (41 ton, anteriormente propiedad de Luis A. Martínez y Cía. de Culiacán), Carmen (127 ton.) y Alamos (159 ton.).24 Posteriormente, en 1902, las dos últimas líneas de transporte marítimo mencionadas se fusionaron y constituyeron la Compañía Naviera del Pacífico, S.A., con un capital de 1 millón 84 mil pesos aportado por los comerciantes Genaro García, Maximino Rivera, José Somellera, Marcelino Herrerías, Bernardo Huthoff y Emilio Philippi. La flota de esta empresa se integró por los vapores Manuel Herrerías, San Benito, Manzanillo, Altata, Porfirio Díaz (propiedad de la Línea de Navegación del Pacífico, S.A.), Álamos, Unión, Carmen, Yaqui, Limantour (propiedad de la Compañía de Transportes –––––––––––––– 20 Martínez Peña, “Historia del Comercio…”, p. 46. Jesús Lazcano Ochoa, Agenda Cívica Escolar Sinaloense, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1968, p. 114. 22 J. R. Southworth, Sinaloa Ilustrado, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1982, p. 75. 23 Archivo General de Notarías, Mazatlán, Francisco C. Alcalor, 13 de octubre de 1901, f. 53. 24 AGNES, Mazatlán, Francisco C. Alcadio, 30 de noviembre de 1898, f. 293, v. 21 48 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 Marítimos, S.A.); además, 29 pangas y los remolcadores Rosales y Ramón Corral.25 Las tarifas que cobraban las navieras en los puertos del pacífico mexicano en 1882 era la siguiente: el costo del flete para mercancías oscilaba entre 7 pesos por tonelada de Mazatlán a San Blas y 38 pesos por tonelada de Guaymas a San Benito. En el caso de pasajeros, el precio estaba entre 12 pesos (primera clase) y 6 pesos (segunda clase) de Mazatlán a San Blas y de 115 pesos (primera clase) y 95 pesos (segunda clase) de Guaymas a San Benito (ver anexo 3). Conclusiones De lo anteriormente expuesto se puede inferir que, efectivamente, ante la ineficacia del transporte terrestre, el transporte marítimo fue el medio que vino a solucionar los problemas suscitados en los intercambios y en el traslado de las personas. Asimismo, que fue el puerto de Mazatlán (a pesar de la falta de muelles adecuados) con su desarrollo comercial, el principal punto de utilización de dicho transporte, situación que se observa en los incrementos del número de embarcaciones que ingresaron tanto en el tráfico de altura como en el de cabotaje. El transporte marítimo de altura estuvo en manos de extranjeros que eran los que tenían el suficiente capital y los contactos necesarios para desarrollar esa actividad, predominando en la primera mitad del siglo XIX los de origen europeo y posteriormente los norteamericanos, reflejo de las mismas condiciones de los intercambios. En cambio, el tráfico de cabotaje fue dominado por mexicanos o extranjeros residentes que después se nacionalizaron. También es importante señalar el cambio tecnológico observado en la fuerza motriz de las embarcaciones, donde a partir de la segunda mitad del siglo XIX tiende a predominar la utilización de la máquina de vapor, que produce modificaciones en cuanto al tiempo de las travesías y el costo del flete. Igualmente, en sus inicios los barcos de altura y cabotaje eran propiedad de particulares que a partir de la segunda mitad del siglo se agrupan en empresas navieras, que en el caso de las de cabotaje, culminan a principios del siglo XX en una sola: la Compañía Naviera del Pacífico, S.A., observándose una concentración del capital naviero. Por último, hay un predominio del traslado por mar durante el siglo XIX, y los medios de transporte terrestres no fueron una competencia real, tal es el –––––––––––––– 25 Ibid., 18 de septiembre de 1902, f. 77. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 49 caso de la primera línea ferroviaria de Sinaloa, el Ferrocarril Occidental de México, S.A., que fue más un complemento que una competencia. Esta situación cambió con la llegada a Mazatlán del Ferrocarril Sud Pacífico en 1909, que redujo la importancia de la comunicación marítima por la mayor inserción de la economía sinaloense al mercado del suroeste de Estados Unidos. 50 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 Nombre Antigone Baldur Mimi Martha Bockhalm Pallas Pasma Georg schwalbe Leodore Lorton Czar John N. Ingalls Moonligth Rebeca Bolante Martha W. Puff Gleen Vapores de la mala del pacífico Acapulco Aztec City of Panama City of Para City of Sidney Colon Colombia San Blas San José San Juan Zealandia Vapores del Golfo Coos Bay Orizaba Villamentte Valley Vapor de Guerra Alert Cristoforo Colombo Filibustero sta. Anexo 1 Buques Mercantes Extranjeros Nac. Tipo Ton. 1895-1896 No. De viajes redondos 1 Alemania De vela 1,423 1 Alemania De vela 693 1 Alemania De vela 789 1 Alemania De vela 726 1 Alemania De vela 597 1 Danesa De vela 638 2 Danesa De vela 501 1 Inglesa De vela 1,586 2 Inglesa De vela 2,380 3 E.u.a. Pailebot 137 2 E.u.a. Pailebot 90 1 E.u.a. Pailebot 68 2 E.u.a. Pailebot 152 1 E.u.a. Goleta 98 1 E.u.a. De vela 164 1 E.u.a. De vela 121 E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. E.u.a. Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor Vapor 1,756 5,000 1,496 2,504 3,016 1,494 2,337 1,496 1,538 1,496 1,713 7 5 5 2 6 8 1 6 5 7 2 E.u.a. E.u.a. E.u.a. Vapor Vapor Vapor 402 776 776 8 6 18 1,020 1 2,757 7 1 1 39,747 111 E.u.a. Italiano N.d. Nombre de capitan J. H.C. Hocckelman J. Mohrsch Tadt F. Fiedken E. Menichf C. Kuchen S. Huirichsen N.J. Pedersen H. Dagwell Ch. Archer P. Hulman Chs. Reel J.R. Spencer M. Jorgensen M. Danewig C.E. Olsen N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. N.d. Fuente: Urrea, Directorio mercantil…., pp. 79-81. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 51 Anexo 2 Embarcaciones que realizaron el comercio de cabotaje en Mazatlán 1895-1896 Embarcaciones Tipo Toneladas No. de viajes redondos Capitan Fortuna N.D. Vapor 7.2 N.D. Gral. Rosales N.D. Vapor 6.8 N.D. Korrigan N.D. Vapor 111.8 N.D. Mazatlán E. Gutiérrez Vapor 242.4 30 Porfirio Díaz E. Herrera Vapor 52.0 21 Rose Ville D. Cordiviola Vapor 51.0 10 Altata Joaquín Arano Vapor 62.0 30 Diego Mateo Parra Vapor 456.0 19 Guaymas F. M. Miranda Vapor 495.0 6 Romero Rubio M. Bengoechea Vapor 89.0 15 1 Manzanillo Laurence Casinie Vapor 476.0 3 América J. Castro Balandra 18.0 N.D Ana María Jose Pañino Balandra 28.2 4 Alondra N. Bercovich Balandra 12.0 2 Arneida S. Canett Balandra 21.0 N.D Brillante N.d. Balandra 14.7 2 Bilbao José Ma. Molina Balandra 29.0 N.D. Calipso Pedro Guillén Balandra 24.1 2 Colorada B. Johnson Balandra 19.0 N.D. Catarina N.D. Balandra 22.4 N.D. Josefa Sofía Trinidad Mereaux Balandra 34.5 5 Victoria Eduardo senes Balandra 29.0 N.D. Vizcaina N.D. Balandra 14.2 1 Toji A. Rodríguez Balandra 5.0 1 Helene Carlos Robinson Bergantín 408.0 1 Martha R. Ulaiksen Barca 246.0 5 Tlaloc G. Morales Goleta 168.5 5 Albina Luis Michel Pailebot 38.7 11 Alfonso Eligio Leyva Pailebot 35.9 7 Adán G. Rodríguez Pailebot 30.8 1 California Amado Castillo Pailebot 29.0 N.D. Cautivo N.D. Pailebot 14.2 4 Churruca Pailebot 44.2 7 Euphemia Pailebot 34.4 7 Guadalupe Pailebot 29.0 10 Garibaldi Pailebot 86.0 2 Josefina Pailebot 58.0 2 Occidental Pailebot 37.6 N.D. Ocean Bird Pailebot 89.7 N.D. Arturo Pailebot 5.7 7 Pescador Pailebot 5.0 N.D. Santa Rosa Pailebot n.d. 4 San Blas Pailebot 36.4 12 Santiago Desiderio Romero Pailebot 38.8 52 Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 San Pedro El Sol San Antonio La Francisca Consuelo Cometa Corsario Dawn Dorado Los Amigos Nelson Mercedes Perla Rambler Salvatierra Sonorense Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot Pailebot 21.7 22.4 82.6 75.0 22.0 84.0 31.0 13.0 28.0 13.0 28.0 89.0 23.0 31.0 92.0 23.0 6 N.D. 2 6 N.D. 8 4 1 1 1 3 4 1 5 10 1 Narciso Romero Antonio Quevedo Severiano Huppertz Cimon Durán Emilio Vallejo S. Oñederra R. Berkovch Cruz Peña M. Legoarec S. Muñoz Antonio Ravena Severiano Peláez P. Valenzuela M. Gastélum M. Soberanes P. Valenzuela Fuente: Ibid., pp. 62,79-80. Especificaciones: Balandra, velero pequeño con cubierta y un solo palo y dos velas. Bergantín, Barco de dos palos y vela cuadrada o redonda. Goleta, Barco pequeño de dos o tres palos y una vela cangrejera en cada uno. Pailebot, Goleta pequeña sin gabias muy bajas y finas. Anexo 3 Tarifas cobradas en el comercio de mercancías y de pasajeros en los puertos del Pacífico Mexicano en 1882 Distancia Tonelada pasajero 1a clase 2a clase Guaymas-Agiabampo $ 8.00 $ 15.00 $ 10.00 Agiabampo-Topolobampo 8.00 15.00 10.00 Topolobampo-Altata 10.00 17.00 12.00 Altata-Mazatlán 12.00 20.00 14.00 Mazatlán-San Blas 7.00 12.00 6.00 San Blas-Manzanillo 12.00 20.00 12.00 Manzanillo-Acapulco 15.00 30.00 20.00 Acapulco-Puerto Ángel 15.00 30.00 20.00 Salina Cruz-San Benito 15.00 30.00 20.00 Guaymas-San Benito 38.00 155.00 95.00 Fuente: ESOOG, Culiacán, Sin., 17 de febrero de 1882. Clío, 2004, Nueva Época, vol. 3, núm. 31 53