FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FAMILIA DE LOS VICIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FAMILIA DE LOS VICIANA (Estudios histórico-críticos) por D. Vicente Forner Tichell ABOGADO VALENCIA IMPRENTA HIJO F. VIVES MORA Hernán Cortés, 8 1922 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. Es propiedad del autor. Queda registrada esta obra y efectuado el depósito que perpetúa la ley FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. OFICIO Y CERTIFICADO (1) ALCALDÍA CONSTITUCIONAL DE LA CIUDAD DE BURRIANA Negociado 1º Num. 461 El Ayuntamiento que tengo el honor de presidir, en sesión ordinaria del día 11 de Febrero último, adoptó el acuerdo que, copiado a la letra, dice así: «Acto seguido se da cuenta de una instancia suscrita por las representaciones de los elementos sociales activos de la localidad y distinguidas personalidades de ella, redactada en los términos siguientes:=«Los que suscriben, vecinos de esta Ciudad, al magnífico Ayuntamiento de la misma exponen:=Que nuestro prestigioso paisano el Abogado D. Vicente Forner Tichell, ha escrito, con la galanura que le caracteriza y con la severidad de la más exigente crítica, diez folletos tratando interesantes puntos bio-bibliográficos del burrianense insigne, D. Rafael Martín de Viciana, «historiador ilustre y sabio apologista de nuestra lengua»; como pregona Lo Rat-Penat, sociedad de amadores de las glorias valencianas. =E1 hecho escueto de ensalzar la memoria de aquél que en el siglo XVI tantos lauros conquistó con su celebérrima «Crónica del Reino de Valencia», la mejor de las publicadas hasta nuestros días, es ya digno de orgullo y loa para los que de burrianenses nos preciamos; pero cuando esta apología se hace aportando muchísimos datos nuevos, debidamente documentados, refutando (1) Previos, una manifestación y un ruego. La manifestación: Inclúyense, ambos documentos, a explícitos y repetidos deseos—para el autor de la Obra, mandatos—de Varios de los concejales, particulares y sociedades que suscriben la solicitud luego copiada. El ruego: Antes de la lectuisa del Libro, interesa, y hasta estímase indispensable, se le rectifique debidamente, siquiera sea en lápiz, con arreglo a las Enmiendas, Correcciones y Adiciones insertas al final. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. VI errores en que algunos biógrafos han incurrido y deshaciendo leyendas referentes a Viciana y su época, como.de una manera cumplida lo consigue el Sr. Forner, su trabajo es mucho más meritorio, y el prestigio que para nuestra querida patria chica se conquista, se avalora con méritos más preeminentes,=Por otra parte, a través de la obra de D. Vicente Forner aparece la Burria-na de la décima sexta centuria historiada con una verdad y belleza que bien necesitamos conocer todos los que nos envanecemos de las glorias de nuestro pueblo.=Ahora bien, terminada la obra hay que imprimirla para popularizarla; y como algunas personas, enteradas de su valía, han hecho indicaciones más o menos oficiosas para que se encargue de su publicación, a sus costas, alguna entidad que no es Burriana, y esto, en sentir de los firmantes resulta depresivo para esta Ciudad, los que suscriben:=Suplican al magnífico Ayuntamiento de la misma, que velando por los prestigios que tanta fama le han dado, imprima por su cuenta, si lo tiene por conveniente, los diez folletos de que consta la obra escrita por el Abogado D. Vicente Forner Tichell, relativa a la familia de Viciana..=Gra-cia que esperan merecer de los dignísimos señores componentes de este magnífico Ayuntamiento, cuya vida guarde Dios muchos 'años. = Burriana 5 de Febrero de 1921 .= \Juan B. Luis Pérez, Obispo de Dorilea (1). =Salvador Domingo, Párroco(2) .=Ramón Llopis, Abogado y Juez Municipal.=B Claramoníe, Presidente del Sindicato de Policía Rural. =José Vicent Real, Presidente del Sindicato de Riegos.= Ramón Daudí, Presidente del Círculo de la Agricultura.=Antonio Manrique, Médico y Presidente del Casino Burrianense.=Modesto Ma- (1) Hoy, electo de Oviedo. (2) En la solicitud original, y por lo tanto en la que hasta aquí se transcribe, omítese, a continuación de lo copiado, la totalidad de las profesiones y cargos, de los demás firmantes. Nos permitimos suplir ahora el olvido, al efecto de acreditar la importancia y carácter general de la petición, favorablemente acogida y acordada por el Ayuntamiento. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. VII rin, Agente de Aduanas. = Ramón García, Presidente del Círculo Frutero.=Manuel Ca-pella, Presidente de la Unión Comercial Burria-nense.= Vicente Sales, Abogado y Presidente de la Unión Patronal.=Iidefonso Valle Calzada, Abogado, Notario y Vicepresidente de la Sociedad Filarmónica Burrianense.= Vicente Fuentes, Presidente de la Sociedad de Embarcadores Fuentes. =Juan Sanmartín, Presidente del Centro de Sociedades Obreras. — Vicente Gómez, Presidente del grupo de Embarcadores Gómez. =Benjamín González, Diputado Provincial. = Joaquín Daudí, Presbítero.=Manuel Muedra, Abogado.= Víctor González, Propietario agricultor. —Luis Barbera, Médico y Presidente de la Cruz Roja.—Bautista Soriano, Presidente del Centro Republicano.=Bautista Soler, Presidente de la Sección de embarque del Círculo Frutero. = Vicente Castelló, Presidente de la Unión Obrera.—Pedro Lizandra,Farmacéutico. =Isidro Ríus, Presidente del Círculo Católico. =Bautista Font, Presidente de la Sociedad Tiro de Pichón.=Francisco Roca, Maestro Nacional. =Manael Ramón Tejedo, Presidente del Casino de Labradores.—Fernando Cátala, Abogado y Notario. =Jose Moros, Abogado, =José Felis, del Comercio.=Rafael Muedra, Abogado.= Juan B. Almela, Abogado y Secretario de la Unión Patronal. = Enrique Peris, Abogado.= Domingo Claramonte, Presbítero. = Antonio Rives, ?Aéd\co,=Ernesto Barbera, Abogado.— José Dandi, Abogado.=Manuel Peris, Abogado. =Antonio Almela, Abogado. =Juan Peris, Diputado Provincial. = Teodoro Monfort, Farmacéutico. =José Almela, Médico. = Vicente Fuentes Tonda, Ingeniero Industrial-Electricis-ia.=José M.a Sabater, Perito Agrícola. =José Perucho, fcte de Teléfonos.—Fermín Lapuen-te, Vista de Aduanas. =Manuel Enrique, Ingeniero Industrial.^Antonio Santandreu, Farmacéutico. =Jose' González Meló, Abogado. = Jesús Laborda, Jete de Telégrafos.=Jose María Bastillo, Administrador de Aduanas.=Francis-co García Collado, Maestro Nacional y Presi- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. VIII dente de la Asociación Provincial del Magisterio de Castellón.=Rubricados».=A continuación, y autorizado por la Presidencia, usa de la palabra el Sr. Peris Peyrat, manifestando que la meritoria labor del Abogado D. Vicente Forner, historiando minuciosa y concienzudamente la vida del esclarecido burrianense, D. Rafael Martin de Viciana, ha producido en el ánimo de la generalidad de sus convecinos un unánime impulso de admiración y vehemente simpatía».=Acto seguido, y después de ligeras manifestaciones hechas por varios Sres. Concejales en elogio de D. Vicente Forner Tichell, se acordó, por unanimidad, imprimir por cuenta del Ayuntamiento la interesante obra relativa a Viciana, escrita por dicho señor, para lo cual se fijará la necesaria consignación en el presupuesto ordinario municipal del próximo ejercicio económico; y que una Comisión compuesta por los Sres. Alcalde-Presidente, Granell y Daudí, juntamente con aquellos señores firmantes de la instancia, cuyo concurso se estime por éstos necesario utilizar, se encargue de desenvolver la gestión conducente a la realidad del acuerdo adoptado.» Y la Junta Municipal, en sesión del día 18del corriente mes, al discutir el presupuesto ordinario para el año económico de 1921-22, acordó, por unanimidad, consignar la cantidad de tres mil pesetas, para pago de lo que importe la edición de la obra escrita por usted sobre puntos biobibliográficos deD. Rafael Martín de Viciana. Lo que me es grato notificar a V. para su conocimiento, satisfacción y oportunos efectos. Dios guarde a V. muchos años. Burriana 21 de Marzo de 1921. El Alcalde accidental, Pascual Safont(1) Señor Don Vicente Forner Tichell. Presente (2). (1) Rubricado. (2) Hay un sello en tinta con las tres coronas del escudo de la Ciudad y una inscripción que dice: Alcaldía Constitucional de Burriana FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. IX Don Juan Bautista Tejedo Beltrán, Secretario del Ayuntamiento Constitucional de la Ciudad de Burriana. CERTIFICO: Que en el libro de actas de dicha Corporación correspondiente al año actual, hay una del día 25 de Marzo último, en la que entre otros particulares, se lee lo que sigue: «Acto seguido, yo el infrascrito Secretario, procedí a dar lectura íntegra de la comunicación, cuyo tenor literal dice así? «Tengo el honor de acusar a V. recibo de la comunicación, fecha 21 del corriente mes, participándome el acuerdo tomado por el Ayuntamiento en 11 de Febrero último (el cual amplía o completa otro de la Junta Municipal de 18 del mes que rige), a instancia de numerosos convecinos y la totalidad de las distintas Sociedades locales, disponiendo se imprima, por cuenta de la Corporación, mi Obra, comprensiva de diez estudios o folletos alusivos a la familia de los Viciana.=El acuerdo, su ampliación, y la enunciada instancia: fundamentado todo 'en cariñosos, por más que inmerecidos elogios a mi persona, hanme ocasionado impresión tan viva, tan intensa, que no sólo me siento confuso y hasta como anonadado, si que el penoso desasosiego perduraría, seguramente, de no transiiiitir, cuanto antes al Ayuntamiento, la expresión de mi cordial y eterna gratitud.=Pero... ¿y si, Magnífico Señor, mis buenos, aunque temerarios amigos, a pesar de su preeminente criterio, han visto con cristales de aumento agrandados los escasísimos méritos de semejantes estudios? ¿Y si por causa tal, u otra diversa, deja de ratificar, por completo, su noble y benévolo juicio, el severo, respetable y siempre temido público? ¿Y si, a consecuencia de tamañas circunstancias no guarda ya la debida relación, tampoco, el premio otorgado, con el valor o esfuerzo que suponen?=En cuanto a mí atañe, luego de cumplidos los expontáneos y resueltos propósitos que intentara, con buena voluntad, a conciencia, y en la medida de mis limitadas fuerzas, mejor que la esperanza de posibles y deleznables satisfacciones, mejor que las fugaces y perecederas vanidades, sirve, y aun sóbrame, para tranquilizar mis inquietudes, el FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. X maravilloso expectáculo, el imponente movimiento de opinión: admirable, consolador, y pocas veces, acaso, advertido, antes de ahora. Ha bastado la memoria, el recuerdo de la insigne familia de los Viciana; ha bastado la evocación de la patria querida, simbolizada por el excelso nombre de don Rafael Martín, el historiador ilustre, el eruditísimo filólogo, el trabajador tenaz y de varonil y firme espíritu, para que, cual efecto de secreto y movido resorte, cual impulso de invisible y mágico conjuro, pusiérase, de súbito, en pie la bondadosa población en masa; levantáranse, latiendo al unísono los corazones, y desaparecieran, siquiera momentáneamente, las sensibles rencillas locales que tanto endurecen y envenenan las almas.=¡Dicha, hermosa dicha sería, la continuación larga, perdurable, de este bendito y felicísimo estado!=Qracias mil de todas suertes, y... que la fortuna colme de venturosos dones a los iniciadores de la idea; que la felicidad acompañe a los firmantes de la solicitud y a quienes, por cualquiera circunstancia, no hayan podido efectuarla; que el Magnífico Ayuntamiento, cuyo nombre figura, desde tiempo ha, escrito al frente de los diez estudios o folletos míos, tenga, así como la Junta Municipal, próspera y dilatada existencia.=A mis conciudadanos, por su conducto: a todos, sin excepción, gracias mil.=Burriana 25 de Marzo de 1921.= Vicente Forner.=Rubricado.=Señor Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de esta Ciudad, =E1 Ayuntamiento acordó quedar enterado con satisfacción.» Corresponde bien y fielmente con su original a que me remito. Y para que conste y surta los efectos oportunos, firmo la presente que visa y sella el Señor Alcalde, en Burriana a treinta y uno de Mayo de mil novecientos veintiuno. V. B.° El Alcalde, PERIS JUAN B. TEJEDO(1). (1) Rubricados.= Hay un sello en tinta, con las tres coronas del escudo de la ciudad y una inscripción, que dice: Alcaldía Constitucional de Burriana. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XI Al Ayuntamiento de Burriana MAGNÍFICO SEÑOR: La ilustre familia de los Viciana, de origen o extirpe regia, ennoblecida por Don Juan II de Aragón y Don Carlos I de España, y colmada de honores y mercedes por éste y algún otro de los principales monarcas patrios, representa uno de los títulos de gloria más grandes y puros de nuestra querida Ciudad, en donde se estableció con carácter definitivo, después de su penosa toma por Don Jaime I el Conquistador. Entre las personalidades dignas de encomio que a su tiempo la integraron, destácanse, especialmente—aparte el preclaro cronista cuya historia y lápida conmemorativa pregonan sus múltiples y excelsas aptitudes—, cuatro Gobernadores del territorio que en los siglos XV y XVI comprendía, con escasa diferencia, nuestra Provincia; nombrados, todos, o casi todos, para el desempeño de su cometido, en circunstancias en sumo grado difíciles y azarosas. El primero de los cuatro, abuelo del aludido cronista, de igual modo que éste llamado, y, acaso, el superior en eminencia de la familia, fue, a la vez que filósofo e insigne literato, distinguido militar y hombre de Estado de capacidad tal, que uno de los más hábiles y políticos reyes de nuestra patria, Don Fernando el Católico, le nombró para su Consejo; en cuyo cargo, así como en el de Gobernador que desempeñara, debió prestar importantes y hasta excepcionales servicios al Reino, cuando el propio monarca le donó cierta finca urbana en Valencia, guardóle particularísimas atenciones, y encargó de de- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XII licados y nobles destinos, fuera y dentro de Palacio, a sus dos valerosos hijos, D. Rampston y D. Martín. También la exvilla en donde, sin duda, naciera, y en que, con seguridad, hubo de morir, contribuyó, con no pocas probabilidades, a recompensar los extraordinarios talentos de su hijo esclarecido, y en una notable, escritura de que muy luego trataremos, su otorgante, el enunciado abuelo del historiador, al ocuparse, con la debida distinción de origen, de los cuantiosos derechas e inmuebles con que dotó al memorable Beneficio de Santa Ana, refiere la procedencia de gran número de ellos, a la espléndida donación que a su favor efectuaron las principales y genuínas autoridades de Burríana, es decir: el Justicia, Jurados y Síndico, en el año mismo de la autorización del documento. Reunir datos nuevos para la historia de esta respetable y distinguida familia, o para las biografías de sus más preeminentes personalidades, y aclarar los que hasta cierto punto no se desconocen, es a nuestro entender, obra meritoria encaminada al enaltecimiento de los Viciana, de análoga suerte que al de la población, en donde por fortuna nacimos. Dignísimo representante de la misma, su Magnífico Ayuntamiento—a quien ya debemos consideraciones por su protección, aparte del actual, a otro trabajo nuestro anterior—, a él nos dirigimos, dedicándole los modestos estudios en el presente volumen inclusos, aun cuando lamentemos, que su único valor haya de quedar reducido, en sustancia, al esfuerzo que suponen y al fin patriótico a que tan sólo van encaminados. VICENTE FORNER TICHELL. Burriana 1 Enero 1920. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XIII A NUESTROS LECTORES Con motivo del homenaje dedicado al insigne historiador regional, D. Rafael Martín de Viciana, por la Sociedad valencianisia «Lo Rat Penat», publicamos, con el título de «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana», un diminuto folleto repartido entre los concurrentes al banquete celebrado en el hermoso jardín de Calatrava, propiedad entonces, de nuestro ya difunto amigo D. José María Sales (1) . Teníamos en preparación al tiempo de participársenos la grata noticia relativa a la visita de aquella entusiasta y celebrada Sociedad, el cotejo de determinado documento sobre asuntos del historiador con su original obrante en el Archivo de la Iglesia de esta Parroquia, y tan raro y fortuito hecho, unido a la práctica de la diligencia v al consiguiente examen del oportuno libro, motivó, por de pronto, el hallazgo de las Memorias y escritura, base del indicado trabajo, y más tarde, nuestra persistencia en el reconocimiento de la casi totalidad de los tomos y manuscritos sueltos que lo constituyen. (1)Celebróse el homenaje en 2 de Julio de 1911, y constituyéronle, de manera muy principal, las tres siguientes solemnidades: 1.a Sesión apologética, con discursos y lectura de trabajos alusivos a don Martín, en prosa y verso. 2.a Manifestación cívica, que, presidida por el Ayuntamiento, y con la bandera de «Lo Rat Penat» al frente, recorrió las plazas y calles de mayor importancia de Burriana. 3.a Acto de descubrir la lápida de bronce y mármol blanco, ofrenda de dicha Sociedad al cronista. Contiene esta lápida —que se colocó en la fachada de la Casa Capitular—, una inscripción que dice: AL FILL IL-LVSTRE DE ESTA CIVTAD RAFEL MARTI DE VICIANA HISTORIADOR INSIGNE Y SABI APOLOGISTE DE NOSTRA LLENGVA LO RAT PENAT MCMXI FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XIV De esta ímproba y difícil inspección—difícil e ímproba, no por su número, verdaderamente, exiguo, sino por el estado lamentable en que, su gran mayoría, aparece—, conseguimos por fortuna, obtener los copiosos, nuevos e interesantes datos, que a seguida, de extractada y sucesiva forma, se apuntan: Resumen de ¡a escritura de fundación del célebre Beneficio de Santa Ana, o de Viciana, y de los Cabreos en que se mencionan, o describen, los derechos, censos y numerosas fincas a él afectas, procedentes: unas, de la compra efectuada a Luis Coll, Ciudadano de Valencia, por el fundador del Beneficio, el primer D. Martín de aquel apellido(1); y las sobrantes, de la donación que al propio hicieron, el Justicia, Jurados y Síndico de la villa en premio a sus muchos y nada comunes merecimientos: singular detalle existente, en la aludida escritura, justificativo de haber sido dicho Viciana, el autor de una traducción al lemosín del Comentario en lengua latina, efectuado por Leonardo Aretino a la «Económica» de Aristóteles, o mejor, a los dos libros del gran filósofo que tratan del régimen o gobierno de la casa, etc., y otra traducción, también al lemosín, del «Libro de virtuosas costumbres» de Lucio Anneo Séneca; así como el autor del «Compéndium moralis philosophiae», y «Compéndium Ethi-corum Aristótelis»: cuántas modificaciones experimentó la institución: cuáles fueron los nombres de la mayor parte de los Beneficiados, y cuál el del que ha de servirnos para determinar los de la mujer y una de las hijas de D. Rampston de Viciana: institución religiosa fundada por el segundo D. Martín, y cuarto Gobernador de la Plana, de idéntico abolengo al de los tres anteriores de que se tenía noticia, con algunos documentos confirmatorios del desempeño de su cargo: primera señora del postrer mencionado apellido con el nombre de Ana, el más común y característico de la familia luego del otorgamiento de la escritura a que antes se hace referencia, y primera Isabel, asimismo, de la expresada familia: nombre y apellido de la madre del historiador, y relación, probable, del apellido de aquélla y de las amistades preferentes de los Viciana en la villa, con los estudios profesionales a que, en definitiva, se inclinó éste: primer libro conservado donde figura interviniendo, el cronista, con (1) De los conocidos hasta el día, ha de entenderse. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XV el carácter de notario, de data bastante anterior a la supuesta para el comienzo del ejercicio de su carrera: suspensión de sus trabajos en el preinserto libro a causa de la guerra de los Moriscos, en la que, según él propio nos cuenta, y veremos, tomó activa y peligrosa parte: notable y delicada declaración suya en un ruidoso juicio, demostrativa de su entereza y amor a la verdad: sus matrimonios, con el nombre y algunas particularidades de sus esposas: sus hijos hasta el presente desconocidos: cargo que ejerció su primo hermano don Cosme, o Cosme Agustín, relacionado, al parecer, con el origen de la cuestión de puro orden civil habida entre ambos: absoluta confianza de las autoridades locales y pueblo en Viciana, con posterioridad a la terminación del litigio: documentos que, en nuestro sentir', modifican el criterio admitido sobre su estado económico, en la última parte, señaladamente, de su vida: personas notables de la exvilla en su tiempo: lugar y fecha en que murió: emplazamiento de su casa del Arrabal de Valencia, uno de los históricos domicilios suyos, con abundantes y raros pormenores con ella relacionados: otros recientes y muy curiosos acerca de la tenida en concepto de Solar de sus mayores: actos y contratos/íntegros, en extracto o por simples alusiones conocidos, que de él se conservan o mencionan: individuo de la familia a quien correspondieron, a su defunción, los libros y documentos de su pertenencia: matrimonios de sus. hijos e hijas, con noticias que atañen a sus personas: nombres de las esposas y maridos respectivos de aquéllos y aquéllas, y demás circunstancias encontradas, relativas a dichas esposas y maridos, y a los hijos, nietos, y algunos biznietos de semejantes nupcias: pruebas completas, en crédito de la profesión ejercida por D. Mateo, y poblaciones en que actuó de notario: cuántas y quiénes fueron, con seguridad, sus diversas consortes, y cuántos y cuáles sus inmediatos descendientes: frecuentísima asistencia de aquél, en concepto de padrino o testigo, a bautizos y matrimonios; y de sus mujeres, en calidad de madrinas, al primero de los dos religiosos actos: importancia local del hijo del cronista, y cargos que desempeñó en la Villa: su intenso y hasta fanático cariño a Burriana, a pesar de su traslación a Valencia en la época postrera de su vida: primer acto de última voluntad sayo, íntegramente conservado: cláusula trascendental del segundo: lugar y data exacta de su otorgamiento, y verdadero notario FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XVI que lo autorizó: población donde hubo de terminar su vida, y año y mes, seguros, y día, muy probable, de la ocurrencia del consabido suceso: cuantiosos censos de su herencia inventariados al ocurrir su óbito: varias de las fincas urbanas y rústicas que le pertenecieron: noticias y curiosidades respecto a los cuatro litigios promovidos contra la Administración de sus bienes hereditarios. Y, por fin: Ultimo de los Viciana, en orden a su nacimiento, con derecho a ostentar en pretéritos días este noble y glorioso apellido. Como puede observarse, dando el oportuno desarrollo y enlace a los nuevos e interesantes datos que anteceden; a los, por distracción, 'omitidos; a los que, con posterioridad, logramos adquirir, y se encontraron en sitios distintos del Parroquial Archivo (algunos de ellos, útilísimos y trascendentales, en extremo), y a los escasos hasta el presente mentados por los autores regnícolas, acaso resultara posible escribir sucinta historia, aunque con lagunas, de la familia, cuya honorabilidad y valimiento son tan notorios; y si no ésto, una biografía más completa y de muchísima mayor extensión que las existentes de D. Rafael Martín de Viciana, en donde, a la par que el relato de su vida y hechos, se mostrase destacada su venerable persona, tal y según era, en medio de la modesta sociedad que le rodeaba. No llegan, empero, a tanto nuestros actuales intentos (si bien de parecidas historia y biografía tenga algo, en suma, lo que escribamos), ni nos proponemos al fin cosa diversa, que dar a conocer, en diferentes estudios, el conjunto de las importantes noticias halladas en el Archivo Parroquial y fuera de él, y el extracto de las que, con anticipación a su hallazgo, se conocían, discutidas y con el oportuno comento—éstas y aquéllas—en cuantos casos se estime necesario para que la verdad histórica resplandezca en su completa pureza. Con lo dicho, y con advertir desde luego que, aun cuando los trabajos de que se trata, por motivos en nota poco después expuestos, se publican en el tomo, coleccionados y con la posible sujeción a cronológico orden, debieron ver la luz pública en sucesivas épocas, y sin ningún acomodo a semejante método, damos por conclusas las anteriores indicaciones, indispensables para la comprensión del FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. XVII alcance de nuestros propósitos Y anticipado conocimiento de las muchas novedades en el libro contenidas(1). EL AUTOR. (1) Fueron nuestros prístinos deseos, verdaderamente, los últimos arriba advertidos, y con arreglo a ellos, comenzó, y en grandísima parte se compuso, el completo de estos laboriosos estudios. Mas como las circunstancias mandan, obrando, con arreglo a imprevisto destino, y con fuerza superior a la voluntad de los hombres, ha faltado, para el exacto cumplimiento de nuestro antiguo propuesto plan, su publicación inmediata, así que fueron concluyéndose a sus respectivos tiempos. ¿Cuáles imprevistos sucesos ocasionaron el anterior lamentable hecho? Suspensiones a última hora, bien por retrasos en la'remisión de algún documento de interés, bien por perentorios quehaceres, ya por causas de salud; y la guerra mundial, con sus consecuencias, en lo que, sobre todo, podían afectarnos. ¿Qué hacer, en su vista, de los varios inéditos trabajos, redactados con el mayor desorden cronológico, pero con el noble fin de no retrasar el público conocimiento de las grandes novedades consignadas en aquéllos, que, en primer término, se fueran acabando? ¿Prescindir de su publicación? Constituiría indubitable caso de conciencia, dada la importancia de las, hasta el instante, desconocidas noticias, la segura desaparición pronta de alguno de los textos originales—como efecto de su lamentable estado—, y la celebridad de D. Rafael Martín de Viciana, entre otras ilustres personalidades de su familia. ¿Dejar, aparte, lo escrito y emprender, con lo sustancial de ello, diverso estudio, ordenado, metódico y sometido a plan de mucho mayor alcance? Nuestros setenta y un años, y las molestias—no en corto número—a ellas consiguientes, védanos, en absoluto, el cumplimiento de semejantes propósitos. Sólo nos restaba, porJoJanto, una tercera solución, factible y, a seguido, con buena voluntad admitida, consistente en modificar los ya terminados trabajos en aquello que se estima necesario, al objeto de que, acomodándolos, en cuanto quepa, a orden cronológico, resulte eficaz su continuada lectura, sin fatigas ni confusiones de ninguna clase. Los primitivos, pues, cuyos títulos y orden de publicación hubieran sido —Lugar y fecha de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana—. Primer período de su vida, con su matrimonio primero, e hijos.—Una desconocida edición de la Segunda Parte de la Crónica—. Biografía de D. Mateo de Viciana: Segundo período de la vida del cronista: Casa en donde terminaron sus días: Tercer período de su vida, con su segundo matrimonio: Casa Solar de la Familia (segunda edición): Primeros Viciana conocidos: y, Descendientes de D. Rafael Martín de Viciana, serán compilados, en el volumen, con los títulos (poco más o menos), y según el orden que sigue: Primeros Viciana conocidos: Casa Solar de la Familia (segunda edición): Primer período de la vida de don Rafael Martín de Viciana, con su matrimonio primero, e hijos: Segundo período de la Vida de D. Rafael Martín de Viciana: Tercer período de la Vida de D. Rafael Martín de Viciana, con su segundo matrimonio: Lugar y fecha de su muerte: Su último domicilio: Una notable y desconocida edición de la Segunda Parte de la Crónica: Biografía de D. Mateo de Viciana: Otros muchos descendientes de D. Rafael Martín de Viciana. **• FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. PRIMEROS VICIANA CONOCIDOS FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I La noble familia de los Viciana, de procedencia inglesa, y regia extirpe, además, conforme manifiesta el historiador Don Martín en la Cuarta y última Parte de su Crónica y se indica en el principio de la dedicatoria del libro actual, establecióse definitivamente en la antigua Medina Alhadra sarracena y hoy rica y progresiva ciudad de Burriana, luego de su laboriosa y accidentada presa por Don Jaime I de Aragón, o acaso mejor, después de la total reconquista de nuestro hermoso reino Valenciano(1) (1)Vicente Ximeno, «Escrytores del Reyno de Valencia», t. I, fol.° 166.— Valencia.— Dos tomos en folio, 1747-1749. —Oficinas de Joseph Estevan, Im-pressor del Santo Oficio <a). No podemos acotar el folio de la Cuarta Parte en crédito de la procedencia y extirpe expuestas de la familia, por cuanto en los dos ejemplares examinados de este raro y Valioso volumen, existentes: uno, en la Biblioteca Universitaria de Valencia, y otro, en el Archivo municipal de la propia ciudad, les faltan, aparte de la Censura y Licencia del Santo Oficio, el Prólogo; en donde sin duda, se apuntarían ambas singularidades. Su segura consignación en el libro, debe tenerse, a pesar de ello, por indubitable, desde el momento que varios escritores regionales modernos lo afirman sin la protesta o expresa negativa de nadie; contándose, entre ellos, a D. José María Torres, cronista que fue de la misma capital, bibliotecario del repetido centro docente y encargado de dirigir la reimpresión última de la Segunda y Tercera Parte de la Crónica de Valencia, por Martín de Viciana (Sociedad Valenciana de Bibliófilos.-Dos tomos en folio.— Valencia.-MDCCCLXXXI y MDCCCLXXXII.— Imprenta de Manuel Alufre); el cual Sr. Torres, en cambio, niega en absoluto (a) Vicente Ximeno: Este eximio escritor regional, Presbítero, Doctor en Sagrada Teología y Beneficiado en la Santa Metropolitana de Valencia, su patria, nació y fue bautizado en la Parroquial de Santa Catalina Mártir. Estudió en el Colegio de San Pablo de la predicha Ciudad; obtuvo un Beneficio en el Hospital General, y escribió, entre otras obras, la notabilísima referida, impresa en el transcurso de catorce años de incesantes desvelos, y celebrada en España y fuera de ella. Acabaron sus días el 8 de Agosto de 1764. Menos de los contemporáneos, continuaremos suministrando sucintos datos biográficos acerca de los autores que se han ocupado de nuestro cronista o de sus obras; de algunos de los que con él sostuvieron relaciones amistosas, y de varios más, que, por motivos especiales, se estime de utilidad. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 4 Nada, en concreto, sabemos acerca de! apellido que correspondiera a su primer nacionalizado ascendiente en la patria de su la evidencia de lo que, según él, asevera nuestro D. Rafael Martín sobre el particular. El citado exbibliotecario, en efecto, sostiene en la pág. IX de su «Advertencia al Lector», inserta en la Segunda Parte, págs. VII a XXIX, ambas inclusive, que la familia consabida, y con ella su apellido, era oriunda de la antiquísima ciudad de Vich, o sea, del «Vicus ausonensis romano», y no de procedencia extranjera, ni mucho menos de la pretendida extirpe regia. Y aun cuando, con lo primero confunde el origen, por él supuesto, de la familia, y el de su apellido Viciana, con el Verdadero origen y apellido llevado, sin duda, en su nación primitiva; y de lo segundo, omite la prueba concreta, en su abono, limitándose a salir desenfadadamente del paso con la declaración de que, lo en su obra dicho por el cronista (cuyo carácter, según Torres, tendía a puntualizar cuantos pormenores pudieran favorecerle: Idem, pág. X) debe entenderse aducido con el exclusivo propósito de más enaltecer a su prosapia; los autores regnícolas modernos que le han copiado, o en sustancia le siguen, aceptan semejante caprichoso juicio sin oponerle reparo, ni fundamentada aclaración alguna. Es posible se estime puerilidad examinar, al presente, con detenimiento, un asunto, quizás calificable de baladí por su, en apariencias, secundaria importancia; pero si se repara que la inesperada y categórica afirmación del exbibliotecario Torres implica, por parte de D. Martín, no involuntario yerro —siempre disculpable-, sino espontáneo y manifiesto engaño, a sabiendas, cometido, parecerá muy justificado incluir la actual extensa nota, rectificando lo que, de resultar cierto, desvirtuaría los firmes intentos y anuncios de éste; así que en la última edición de la Segunda Parte de su Crónica, pág. 10, dice, y confirma a menudo, en distintos de sus parajes: «Solamente desseo que los lectores aduiertan a que mi principal intención ha sido brevemente y en las mas desnudas palabras que pude, contar la verdad entera y senzilla sin engaño ni cosa que la adorne para que mejor parezca». No cabe negar, en manera alguna, que nuestro distinguido historiador Viciana (y comenzamos por lo de su enaltecimiento), propicio a reproducir trascendentales cartas en sus documentados relatos, transcribe, al ocuparse de la rendición de Granada, por ejemplo, pero sin los comentarios honrosos, merecidos y dignos de serle agregados, la en extremo laudatoria heredada de su abuelo, el primer D. Martín, obrante en poder suyo, y remitida a su ascendiente por el Rey Católico Don Fernando, participándole la entrega de dicha ciudad y data de tal ocurrencia; es cierto que para acreditar tamaño parentesco, y el título en virtud del cual hubo de adquirir la preciosa misiva, habla de su padre, hijo del anterior D. Martín, recordando de pasada el cargo o servicio de paje en palacio y fuera de él prestado, por su antecesor inmediato, al monarca; es cierto, que con motivo, y como explicación justificativa de su dedicatoria de la Tercera Parte de la Crónica al Arzobispo de Zaragoza, Don Fernando de Aragón, hijo del Duque de Segorbe, D. Alonso de Aragón, y nieto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 5 1procedencia, ni de su relación, por lo tanto, con alguna de las familias inglesas históricas de la época; pues en lo que afecta al de aquel político Rey, nos recuerda que cuando ocurrió la muerte trágica de su enunciado padre en la Iglesia Parroquial de Alcañiz, desempeñaba, el interfecto, el empleo de Mayordomo del susodicho Arzobispo (causa por la cual le seguía entonces en su inexplicado viaje); y es cierto, por último, que al examinar con claridad la organización de las Cortes Valencianas y los respectivos sitios en donde se sentaban los diferentes Brazos del Reino, indica, en crédito de lo que escribe, haber asistido a tres de ellas, en representación de Villas Reales; pero éstas y otras parecidas manifestaciones, fundamentadas en hechos acreditados, inatacables y acordes, en absoluto, con lo que va relatando su autor, aunque contienen en el fondo mucho de honroso y hasta grato y halagador para él y su familia, no las menciona, seguramente, con el propósito de más enaltecerse o enaltecerla, si que por las singulares razones o particularidades indicadas al, antes, referirlas; ni pueden estimarse, en su vista, de significación bastante para en justicia atribuir a aquél, verdadero modo de ser vanidoso, expuestas como están con naturalidad y sin jactancias, y resultando, a mayor abundamiento, numerosos los explícitos pormenores que contradicen la errónea y mal calificada manifestación del apuntado exbibliotecario. Antes que oponer injustos reparos a los dos consabidos extremos; antes que negar en absoluto, la procedencia y extirpe regia de los Viciana según el cronista, debió el Sr. D. José María Torres admitirlas, sin dudas ni distingos, de proponerse proceder, con verdadera imparcialidad, con positiva consecuencia. Porque, si su vanidoso carácter; su natural engreído fue la única causa origen de las indicaciones últimas y otras análogas consignadas en su obra en exaltación—supongámoslo así—suya y de su familia, ¿en virtud de qué principio, de qué fundamento racional han de estimarse falsas las dos exclusivas Vanidosas que se le antojan, sin de antemano justificarlo en el modo y forma procedente; ya que la certeza de las restantes se opone a deducir, por analogía siquiera, la inexactitud de las repetidas dos? La presunción, a lo menos, por el contrario, tomando sólo en cuenta lo que antecede y se contrae a este ingenuo y sincero párrafo, hállase, o se hallaría, como es lógico, al lado de su indudable e inconcusa evidencia. No estimamos, sin embargo, oportuno demostrar aquí lo inexacto del inventado natural de D. Martín, anticipando nuestra opinión sobre su compleja y Verdadera personalidad, desde el instante que ha de estudiarse en mucho mejores condiciones, y con la amplitud conveniente, en posterjor trabajo parecido; pero el primero de ambos extremos hállase, a todas luces, tan en relación con la materia, base de la actual indispensable nota, que de seguro restáñanos incompleta al no recordar en ella algo de lo que omite el cronista, y tanto le enaltecía; y algo de cuanto con exageración se atribuye, y acaso rebaje su mérito: hechos los dos, en pugna abierta con el tópico de su atribuida, aunque no comprobada, vanidad. Viciana, en efecto (y por lo que atañe a la segunda y postrera de las dos indicadas singularidades), considérase, con sincera modestia, en los Prólogos FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 6 posterior apellido Viciana, ora se atienda al número de vocales comprendidas en la palabra, ora a su sonoridad y acabamiento significativo, bien puede considerársela, sin desconfianza, de pura cepa o composición española (1). Sólo nos consta de cierto, en lo, y Dedicatorias de su obra, el menor de los autores, el primero en insignificancia de los que escribieron trascendentales historias: una hormiguilla, entre ellos; reconoce su gran atrevimiento, al intentar la empresa, y la existencia de numerosos individuos, quienes, según él, hubiesen llenado con mayor perfección su cometido; recuerda a menudo la flaqueza de su ingenio y lo llano y humilde de su estilo; anuncia los continuos yerros que encontrarán en la Crónica sus lectores, a los cuales ruega súfranlos con cristiana resignación y se los manifiesten para su debida enmienda; confiesa, sin rodeos, su desconocimiento del idioma castellano pulcro, y las enormes dificultades encontradas al escribir en él menos correcto por él conocido, cuando nos asevera en el Libro de alabanzas de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana, haberle costado igual tiempo su redacción y la de sus restantes libros escritos en este postrer lenguaje, que el traducirlos al idioma de Castilla; e insiste, por fin, de continuo, en hacer notorios los trabajos a que se vio sometido a causa de su temerario empeño, y el número extraordinario de años que le ocupara su Crónica, en atención—claro está—al último y otros ya mencionados, y no mencionados, motivos. En lo concerniente a la primera de las dos referidas circunstancias; esto es: a las diversas omisiones reveladoras de su falta de Vanidad, observables en sus obras, una entre ellas bastaría, de considerarse preciso, para echar por completo, abajo los varios castillos en el aire levantados sobre supuestos contrarios, y todavía sin justificación. Viciana fue noble y de la más limpia y reconocida nobleza: Viciana dedicó entera la Segunda Parte de su Crónica a historiar, con detenimiento, la entonces existente en el Reino de Valencia; y a pesar de haber comprendido en su estudio a la que pudiera calificarse de alta, mediana y pequeña, no destina una línea siquiera del tomo a la con tanta gloria y gallardía adquirida por sus antecesores; limitándose a incluir al final de la Cuarta Parte, pero sin comentarios ni aclaraciones, el partteular escudo de armas que, de las restantes valencianas, distinguía a la suya. Terminaremos, pues, por ahora, la curiosa e interesante materia en cuestión, desechando, desde luego, el caprichoso fundamento en que se basa el criterio de D. José María Torres, al desconocer la extirpe regia extranjera de los Viciana; sin perjuicio de completar en el texto y en la primera de las siguientes notas, lo iniciado con respecto al origen y formación de la palabra Viciana. (1) Juzgamos este ilustre apellido formado, en parte, del «Vicus ausonensis romano», conforme da a sospechar o entender, aunque sin fundamentarlo, lo que manifiesta el Sr. Torres. Acaso explicara de modo satisfactorio su origen y vicisitudes, lo que en la Edad Media constituyó costumbre generalizada entre caballeros establecidos en Cataluña y Valencia: ya procediesen de fuera de España, ya de las restantes regiones de ésta. Durante, y luego también, de FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 7 1a la repetida y excelsa familia, concerniente, y por cuanto al propio D. Martín nos relata en la precitada Cuarta Parte de su obra, que al representante o jefe primero de toda ella llegado desde Ingla- terminar la guerra que emprendiera el Emperador Carlomagno contra los árabes de España, cuyo resultado fue la conquista de todos los territorios hasta el Ebro (y lo propio aconteció en tiempo y después de la del Reino de Valencia, por Don Jaime), muchos personajes de la indicada y respetable clase que hubiéronle de acompañar y recibieron de él heredamientos—y ampliada la costumbre, algunos que sin recibirlos adquirieron bienes por causas de índole diversa cambiaron sus apellidos, tomando los nuevos, de los nombres de aquellas poblaciones en donde radicaban semejantes bienes o fijaron su residencia. Y por ello (citando ejemplos de las dos conquistas), los primitivos e insignes de Folch y Saboya, procedentes del extranjero; y Timor, de indudable origen catalán, v. gr., fueron sustituidos con los de Cardona, Blanes y Aguiló, villas y castillos del Principado; de igual modo que reemplazaron los de Albatera, Castalia y Bétera, poblaciones valencianas, a los antiguos de Rocaftill, Lladró y Boyl (Crónica de Valencia por Martín de Viciana, Segunda Parte, págs. 14, 59, 69 y 124). Si, pues, el Caballero ascendiente de esta honorable familia, originario de Inglaterra, y venido a España con ocasión de las guerras de conquista promovidas por Don Jaime I (téngase en cuenta lo dicho en la nota primera y lo que se expone luego en el texto) antes de sumarse a los ejércitos del rey aragonés, se detuvo en la vieja población de Vic—en esta única forma aparece escrito su nombre en el libro del Repartimiento de Valencia —(a); si por resultarle de su agrado fincó en la misma, y pensó allí establecerse al término de su meritoria y espontánea resolución; y si para acomodarse a la costumbre establecida, o como comprobante del abandono de su antigua nacionalidad inclinóse, asimismo, a cambiar su apellido de la manera ordinaria en aquellos días empleada por muchos, según decíamos, de los de su respetable clase, es muy natural que de tener que optar para ello entre las diferentes poblaciones de Cataluña, hubiese elegido, sin vacilación, la preinserta ciudad histórica de Víc, ya en los otros conceptos preferida. Pero si después de unirse, el aludido Caballero, al ejército del Conquistador monarca, y seguirle en sus victoriosas empresas, se prendó, tal vez, a su acabamiento, del cielo, clima y fertilidad de los campos de Burriana, y modificando sus precedentes acuerdos, decidió quedarse, por fin, en esta villa para recibir en semejante sitio la recompensa de sus penosas campañas militares, no sería extraño tampoco que, sin alterar, en sustancia, la antigua costumbre generalizada, completase su breve y novísimo apellido, y añadiere, al nombre de Vic, la terminación iana de la Villa en que resultaba heredado; enlazando con ello, en su amplificado apellido, el recuerdo de las dos poblaciones primeras españolas, donde, en sucesivos tiempos, se hubo de haber establecido. (a) Acredítalo la obra titulada «(Colección de Documentos Inéditos del Archivo General de la Corona de Aragón, por Don Próspero de Bofarull Mascaró>. En el tomo XI contienese integro en él, dicho Repartimiento—figuran en las págs. 518, 522, 528, 530, 591 y 644, respective, los nombres de P. de Vic, Ar. de Vic, Br. de Vic, Gillem de Vic y Episcopo de Vic. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 8 terra para agregarse a las tropas del Valeroso rey Don Jaime, y establecido de modo irrevocable en Burriana, distinguiósele, al principio, y en los posteriores tiempos, con el extraño nombre de D. Rampston o Rampstón (1); quien, de dar fe a lo, por Ortiz de la Vega, escrito en su obra «Glorias Nacionales» (2), acompañó al monarca aragonés en el sitio y toma de la Villa y en la conquista de las restantes poblaciones y territorios del Reino (3) Todavía nos interesa añadir, en complemento necesario de estas someras e imperfectas indicaciones, que llevadas a feliz término las Vastas empresas guerreras del Rey Conquistador, e instalado para siempre, D. Rampston, en la referida antigua Villa de la Plana, recibió allí, al parecer, en premio a su admirable constancia y relevantes servicios militares; ora por conducto del noble señor D. Pedro Cornel, a quien comisionó Don Jaime para realizar la distribución de las fincas, tanto rústicas, cuanto urbanas, procedentes de los expulsados sarracenos; ora de las propias manos del (1) De marcado sabor inglés. El nombre debió darse con frecuencia a sus descendientes varones durante los siglos XIII, XIV y comienzos del XV en memoria del fundador de la familia en Burriana; pues aun en el intermedio de la postrer mitad del XV y parte del XVI, existió uno de los que lo llevaron, cual pronto veremos, con honor y para gloria de los Viciana. En lo sucesivo se escribirá el aludido nombre, de ambas maneras, o sea, con, o sin acento sobre la última vocal; aunque prefiriendo la segunda forma, que es la empleada por el cronista y otros escritores antiguos. Repetimos lo consignado en la primera de las notas, sin perjuicio de lo que se indica en las dos a seguido insertas. (2) Torno VI, pág. 1.027. (3) Idem. He aquí lo que ocurrió al anunciar Don Jaime I la guerra.de Valencia, según manifiesta Mosén Jaime Febrer en la siguiente de sus celebradas «Trobes»: Ab esta noticia de totes nacións Acudiren tants richs-homes de sa alcunya, Nobles, mesnaders, antichs infancóns, Homens de remensa e contribucións De Aragó e Navarra e de Catalunya Milórts de Bretanya e de Ingalaterra, Gentüs-homs de Italia e monslurs de Francia, Que es varen trobar pera aquesta guerra Seixanta mil homens de diferent térra; Uns per guanyar fama, e altres per ganancia Deis premis del Rey que eren de importancia. (Poesía del siglo XIII). FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 9 Rey Conquistador, donaciones adecuadas de ambas clases de inmuebles tales (1)Y si bien no se posee ni ha sido habido entero el Repartimiento que realizara el monarca, ni porción alguna del que efectuase el antedicho preclaro noble, ni en el de la ciudad de Valencia donde aparecen no pocos de los individuos heredados en varias de las poblaciones arrebatadas a los vencidos, se menciona, con este motivo, al primer D. Rampston; lo que se expone en nuestro trabajo sobre la Casa Pairal de los Viciana (2); lo que ocurrió con los Maestres de las Ordenes Militares, Caballeros y hasta con los soldados de fila, respecto del particular; y la circunstancia especial de haberse establecido dicho jefe o representante de la familia en Burriana, y perpetuado en la exvilla su descendencia, son razones y elementos suficientes para estimar lo supuesto ahora, cual realidad de lo en antaño acaecido. Ninguna otra noticia, por lo demás, aparte de las incompletas consignadas en los anteriores párrafos, nos transmite el historiador D. Martín o los escritores regnícolas que le fueron sucediendo, relacionadas con D. Rampston y los suyos, durante el intervalo aproximado de unos doscientos años; sin que supla, esta rara deficiencia, la documentación del Archivo Parroquial, en la que tampoco es factible encontrar antecedente o rastro alusivo a los Viciana nacidos en la exvilla durante aquel dilatado período. Únicamente al llegar al primer D. Martín del ilustre apellido (3), Gobernador de la Plana, y abuelo del autor de la Crónica, vuelve a reanudarse la historia de la familia para ya nunca jamás interrum- (1) Hubo, en su consecuencia, dos Repartimientos distintos: el del Rey, y el de D. Pedro Cornel. Don Jaime «Repartió, dice Viciana en la Parte Tercera de sn obra, págs, 324 y 325, en los Maestres del Hospital, y de los Templarios, los lugares de Seca y de Vinarragell y mucha parte del término: y al Maestre de Santiago el castillo y lugar de Fadrell y la Torre de Ucles: y al Maestre de Calatraua la torre con su heredamiento que hasta hoy posee Cala-traua: y a don Bernardo Guillém den Tença, la heredad que oy se nombra del palau, y la parada den Tenca, con el Palamarinar: y a Juan de Ager el lugar de Carabona: y a otros caualleros, y a vn hasta los menores dio casas y heredamientos...... Don Pedro Cornel fue comisionado por el Rey, en privilegio de 18 de Noviembre de 1233...» para repartir las casas y heredades de las huertas (no donadas, se entiende, por el monarca) entre los nuevos pobladores...» o habitantes de Burriana. Idem. (2) Primera edición (y se repetirá en la segunda). (3) De que se tenga hasta ahora noticia, se entiende, y volveremos a advertir. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 10 pirse mientras hubo subsistido; gracias, sobre todo, a los numerosos pormenores de reciente encontrados en los libros, escrituras y papeles sueltos del susodicho Archivo de la Parroquia, II No nos es posible aducir, a nuestro presente histórico estudio, prueba expresa y directa con respecto al lugar en que naciera aquel insigne y culto personaje, el de mayor eminencia, quizá, de los que compusieron su esclarecida y considerada familia (1); pero, en lo tocante a su fallecimiento, cabe aseguremos ocurriese en la misma población en donde por fin se instalara D. Rampston, si, anticipando lo que con alguna mayor amplitud se expondrá acerca del Altar de Santa Ana y lápida mortuoria de este primer Don Martín, cuando, ocupándonos con detenimiento de la villa en que hubo terminado la existencia de su nieto, el cronista, de parecido nombre, hagamos mención de lo, inmediato a dicha parte de la Iglesia, por nosotros visto u observado en tiempos de la adolescencia (2). Debió de haber nacido, no obstante, en la hoy privilegiada ciudad aludida, a pesar de no conservarse, según de lo que precede se colige, el acta de su bautismo ni el dato relacionado con idéntico documento, transcrito, sin duda alguna, en la mencionada lápida sepulcral; atendiendo a que, no sólo en la misma ciudad, de acuerdo con lo hace poco advertido, se establecieran con el carácter de permanencia sus antecesores, en ella fueron (1)Las actas de bautismo y defunción de éste y los restantes Viciana estudiados en el actual trabajo, no constarían, de haber nacido y muerto en Burriana, en el Archivo de la Parroquia, por corresponder las primeras de sus libros, a los días 28 de Enero de 1569 y 2 de Enero de 1599, respective; fechas, cual se verá, posteriores a la existencia de los aludidos. (2) Vimos, entonces, pues, que entre las lápidas de los principales individuos de los Viciana, fallecidos con posterioridad a las fundaciones del Altar y Beneficio de Santa Ana, existentes en las proximidades de esta histórica Capilla hasta antes de la última reforma del pavimento de la Iglesia Parroquial, se encontraba la del abuelo del cronista con la inscripción «Don Martín de Viciana, Gouernador de la Plana» (no debe confundírsele con su hijo del escrito nombre, muerto y enterrado, como se dirá, en Alcañiz); sin que conservásemos ningún otro detalle, de los diversos en la piedra esculpidos. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 11 heredados, y a ella sirvieron y amaron con verdadero entusiasmo; sino por otras concretas y personales circunstancias, entre las cuales merecen citarse las relativas a la construcción de la Capilla o Altar de Santa Ana, fundación del Beneficio de igual nombre al de la Santa, otorgamiento de escrituras ante notario de Burriana, compra de inmuebles en su término o derechos a ellos anejos, y extraordinario regalo a D. Martín efectuado por el Justicia, Jurados y Síndico locales (1); sin contar con lo anticipadamente expuesto, respectivo al sitio en que estuvo colocada, su Vista y ya no observable sepultura. Fue noble, y de la más limpia y calificada nobleza (2); y poseyó, en su natal y pequeña patria, abundantes y cuantiosos bienes inmuebles, en particular, de los comprendidos en la categoría o denominación de rústicos; heredados: unos, de sus próximos o remotos predecesores; y adquiridos, la inmensa mayoría de los otros, mediante la compra y grandiosa donación de referencia. Tan soberbia y bien alcanzada fortuna, junto a lo antiguo, respetable y distinguido de su linaje, facilitáronle, en sumo grado, numerosas y excelentes relaciones sociales fuera de su citada patria chica, y el rápido desarrollo de sus múltiples y extraordinarias facultades, hasta el punto de que, el perspicaz, hábil y católico monarca, Don Fernando, se apercibiese de sus talentos y condiciones de hombre de Estado, y le nombrara para su Consejo, y para cargo, asimismo, de tanto compromiso, a la sazón, como el de Lugarteniente de Por-tantveces de General Gobernador de la Plana (3), o mejor todavía de la Comarca, poco más o menos comprendida dentro del territorio en la actualidad de la Provincia (4). (1) Justicia, era el Juez ordinario de la villa en lo civil y criminal. Jurados, los que se encargaban de gobernarla, administrarla y regirla; y Síndico, su mandatario en cuantas ocasiones había necesidad de que se la representase. (2) Concediósela el Rey Don Jaime II de Aragón, y se la confirmó el Emperador Don Carlos V; conforme resulta de la información promovida por su biznieto, D. Mateo de Viciana, de que en su lugar trataremos. (3) Por el bandolerismo de que entonces se hallaba infestada. Véase su carta a D.a Damiata, luego resumida, y la Crónica, Tercera Parte, pág. 201. (4) De la extensión de esta parte del Reino Valenciano y del mentado cargo, dice Viciana, en el Tercer Libro de su Obra, pág. 345, que tiene (el territorio) sus límites desde el río de Uxó (ahora Belcaire o de San José), cabe Nules, hasta el río de la Acenia (Cenia), mojón de Cataluña, y hasta el mojón de Aragón; ejerciendo su autoridad (el lugarteniente) de acuerdo con el contenido de los fueros. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 12 Realizóse el nombramiento, y se posesionó del delicado segundo o último destino, no antes de 1440, en que figuraba al frente de la propia gobernación el noble hijo de Valencia D. Luis de Aguiló (1), ni después del 1482, en cuyo año, conforme luego se comprobará, hubo de otorgar, desempeñando ya aquella lugar-tenencia, la escritura de fundación del Beneficio de Santa Ana, ante el notario de la Villa, Jaime Martí, sino en data desconocida o incierta, pero inclusa en el intermedio de ambos años; habiendo demostrado D. Martín, en todo el largo tiempo de su dificultoso ejercicio, tanta diligencia y capacidad, y conquistádose en tal grado el afecto del monarca D. Fernando, que aparte de donarle, éste, cierta casa, sita en la calle de San Cristóbal de la capital Valentina (2), en el memorable día de la venturosa toma de Granada, y cuando quizás a ningún ausente se le había hecho partícipe de la grata nueva, escribióle aquella célebre y cariñosa carta, en que, a la par de su salutación al caro consejero, le comunicaba la noticia del grandioso suceso acontecido. He aquí la copia íntegra, del singular e histórico documento. LETRA REAL. Al magnífico y amado consejero nuestro don Martín de Uicia-na lugartiniente de portanuezes de nuestro general gouernador en el reyno de Ualencia della el rio de Uxo. El Rey. Gouernador fazemos vos saber que a plazido a nuestro señor después de muchos e grandes trabajos, gastos e fatigas de nuestros reynos, muertes, derramamientos de sangre de muchos de nuestros subditos e naturales dar bien auenturado fin a la guerra que hauemos tenido con el rey, moros e reyno de la ciudad de Granada enemigos de nuestra santa fe catholica. La qual tenida e ocupada por ellos por mas de dcc.Ixxx. años hoy segundo de Enero de este año de noventa y dos es Venida en nuestro poder e señorío. Y se nos entrego el Alfambra e la ciudad e las otras fuercas de ella con todos los otros castillos e fortalezas e pueblos que de este reyno nos quedatian por ganar. Lo qual acordamos de Vos escriuir, porque sabemos el plazer que de ello haureys. Y para que dedes (1) (2) Crónica, Parte Segunda, páginas 65 y 64. Crónica, Cuarta Parte, fol. 68, vto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 13 gracias a nuestro señor de tan gloriosa Victoria como le ha plazido darnos, a gloria y ensalsamiento suyo e de nuestra sancta fe catho-lica, honor e acrescentamiento de nuestros reynos e señoríos, e generalmente honra y reposo de nuestros subditos e naturales. Dada en la nuestra ciudad de Granada a. ij. de Enero del año. M.cccclxxxxij. YO EL REY. Coloma secretarius.(1) También el católico marido de la incomparable reina Doña Isabel, a instancia y suplicación de los habitantes de Olocau, pueblo enclavado en esta parte de! Reino de Valencia, y cuyo castillo fue detenido por los Jurados y Consejo de la villa de Morella, confióle su custodia, en vida, mediante Privilegio Real dado en MurViedro a 50 de Diciembre de 1482; conforme deducirse puede de su testimonio, al pie de la letra librado por el Baile General de dicho Reino (2)(2) a petición de D. Martín, y que casi en su totalidad transcrito, dice: «Nos don Fernando rey de Aragón, etc.—Attendiendo que en dias passados a supplíca de los habitantes del lugar de Olocau de este Reyno | encomendamos a vos Consejero nuestro Martin de Viciana | lugarteniente nuestro general de Gouernador de mas alia del rio Uxo para que este baxo vuestra especial custodia y libres de cualquier molestia. Attendiendo ademas que dicho castillo fue detenido por los Jurados y Consejo de la Villa de Morella | que acostumbraba recibir XV libras al año por la custodia de dicho castillo | por lo que prouehimos que se pagase dicho salario y damos y concedemos a vos Martin de Viciana las dichas XV libras (1) Idem, Tercera Parte, pág. 201. (2) Llamábase así el Magistrado o Jefe Superior del Real Patrimonio en el Reino, electo por el monarca, ante el que exclusivamente cabía recurrir contra sus resoluciones. Creó este cargo, Don Jaime I, recién conquistada Valencia, dotándole con muy amplias facultades. Nombraba los Bailes locales; ejercía la jurisdicción civil y criminal en los negocios de hacienda, y eran de su competencia, las causas contra moros y judíos, de moneda falsa, de asuntos relativos a aguas, pesca, naufragios, riberas, molinos y otras muchas materias de índole civil y administrativa. Para poner algún coto a las extraordinarias atribuciones del Baile, se estableció, a principios del siglo XV, el Maestre Racional; quien llevaba la contabilidad e intervenía y fiscalizaba el manejo de la hacienda pública. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 14 por custodia del castillo | mientra vivieres por salario de dicho oficio de lugarteniente. Dado en Murviedro a XXX de Diciembre de MCCCCIXXXIj» (1). Era el Gobernador, y primer D. Martín de la familia, durante la fecha en postrer término transcrita, como se Va a ver muy pronto acreditado, esposo de aquella recatada y muy distinguida dama, de nombre, D.a Damiata, de la cual apenas si se conservan otros recuerdos que los alusivos a su ilustración y preferencias por la Vida íntima de familia; gracias a que, luego de posesionado D. Martín de su cargo de Gobernador, y con motivo de encontrarse ausente, dicha señora, de la localidad donde lo desempeñaba, escribió y le remitió la pulquérrima y admirable carta lemosina, modelo de delicadeza y bien decir que comienza: Letra tramesa per lo noble Mossen Marti de Viciana, Gouernador en regne de Valencia a la noble Dona Damiata muler sua.....», y termina: «Scripta de la ma de aquell que les vostres besa» (2) En su conocido contexto, manifiesta, en sustancia, el esposo a su mujer, que al llegar a la capital de la comarca de su lugarte- (1) Cita y copia este documento Rodríguez Condesa, en la pág. 44 de su Memoria: (Rafél Martí de Viciana. Estudi bío-bibliográfich) per Joan Rodríguez Condesa.—Valencia. — Establiment Tipográfich de Francesch Vives Mora.—MCMXI); quien, según indica, lo tomó del Archivo General del Reino de Valencia.—Baylía, «Letras y Privilegios», t. 14 (años 1481 a 1484), fol. 170. Bailía (con referencia al Baile General) era el territorio comprendido dentro de su jurisdicción. Los libros de la Bailía se conservaban en su correspondiente Archivo y sólo podían salir de él para ser llevados a la casa del Baile o su Asesor, o de Abogado Patrimonial. (2) «Biblioteca Valenciana», por D. Justo Pastor Fuster, t. 1, pág. 130.— Valencia.—Dos tomos en folio (1827-1830): Imprentas y librerías, respective, de José Ximeno e Ildefonso Mompié. Nació D. Justo Pastor en Valencia el 9 de Agosto de 1761: fue modesto industrial (librero y encuadernador de libros) y ejemplo palmario de lo que pueden las disposiciones naturales, la ocasión para desarrollarlas y la constancia en el trabajo. Movido, exclusivamente, conforme el propio nos refiere, por su gran afición a las letras y literarios asuntos, inspiradora de su gusto a la lectura, y, por su innato cariño a la Bibliografía y a sus profesionales ocupaciones (junto con el examen, por su parte, de bibliotecas, así públicas como privadas, consultas a ilustres escritores, y utilización de datos por alguno de ellos facilitados), consiguió reunir, tras ímprobas tareas y muchos años de diligencias y pesquisas, los antecedentes necesarios para emprender y acabar su meritoria obra, intitulada «Biblioteca Valentina»: complemento y adición a FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 15 .nencia, eran muchos y dificultosos los trabajos y asuntos sometidos a su inmediato conocimiento, en especial, los concernientes a la persecución de bandoleros de que el país aparecía infestado; si bien robando algunos instantes a su ordinario descanso nocturno, podía dedicarlos a la discreta y ausente compañera que, dotada de singulares prendas, admitiría, sin duda, complacida, la traducción de la «Económica de Aristóteles», en cuyo contenido se comprenden excelentes reglas para el recto gobierno y ordenado régimen de la casa (1) Fué, D. Martín, militar Valeroso, y por lo que se deduce de cuanto con anticipación se expresa, distinguido literato lemosín(2), y traductor(3), aparte de la obra que se nombra de Aristóteles(4), del «Libro de virtuosas costumbres»(5), de Lucio Anneo Sé- . la ya conocida de Ximeno; y el «Breve vocabulario Valenciano y castellano de las voces más obscuras o anticuadas», incluido al final del primer tomo de su libro. Falleció en la predicha ciudad, el 31 de Enero de 1835. (1) O mejor, la traducción al lemosín de los Comentarios a dicha obra escritos en lengua latina por Leonardo Aretino. Figura, este célebre italiano, entre los sabios a quienes distinguiera el gran protector de las ciencias y letras, Don Alfonso V de Aragón (Crónica, Tercera Parte, pág. 167). Nació en Arrezzo en 1370, y murió en 1444. Sobrepujó a todos sus contemporáneos por la extensión de sus conocimientos en Jurisprudencia y Política, y fue Secretario de Inocencio VII. Aristóteles: Vino al mundo, este eximio filósofo, en Estagira (Grecia) 384 años antes de J. C.; fue hijo del médico Simaco, preceptor de Alejandro el Grande, y creó la escuela peripatética del Liceo. Discípulo de Platón, es respecto a él, el polo opuesto, aunque correlativo, de un mismo y único sistema. Fundador de la filosofía experimental, a su método y clasificaciones se ha acomodado hasta los tiempos modernos todo el trabajo filosófico y científico de la humanidad. Los Árabes dieron a conocer sus obras, por más que de modo imperfecto, durante la Edad Media; y sus fórmulas—sobre todo su lógica—, dominaron por completo la escolástica. Esta lógica desterrada de las ciencias por Bacón y Galileo, y expulsada de la filosofía por Descartes, ha sido primero, y, mediante seria crítica, reducida a su justo Valor por Hegel. Sus obras han llegado a nosotros llenas de alteraciones e interpolaciones; habiéndosele atribuido, además, muchas que no eran suyas. (2) «Muy dado a las letras, pero más diestro aún en las armas», escribe, Torres, en su trabajo y lugar de referencia. (3) También al idioma lemosín. (4) O de los comentarios de Aretino a ella escritos, en idioma del Lacio. (5) Es relativamente moderno el descubrimiento de las dos traducciones del primer D. Martín. El insigne valenciano, D. Francisco Pérez Bayer, estuvo comisionado por el Rey Don Carlos III, para el examen de los manuscritos FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 16 neca (1), pues, no obstante haber existido dudas, acerca de si las vertió al lemosín, el historiador (opinión de Pérez Bayer), o su 1 latinos, griegos y hebreos de la Biblioteca del Escorial, y formación de los necesarios catálogos. En el curso de las investigaciones, seguidas durante tres años, y cuyo resultado consignó, el laborioso escritor, en cinco tomos en folio de índices que se razonan (Pastor, obra citada, t. II, pág. 145), hubo de tropezar, con las interesantes e inesperadas carta y traducciones de que en el texto se habla; incluidas, éstas y aquéllas en un Códice con la marca o signatura III. D. 2. (Idem, t. I, pág. 130). El Sr. Pérez Bayer se apresuró a participar el hallazgo al notable bibliófilo, D. Francisco Cerda Rico, quien lo reprodujo en sus celebradas notas a «La Diana Enamorada de Gil Polo» (Rodríguez Condesa, obra referida, págs. 10 y 11), de donde hubo de tomarla D. Justo Pastor Fuster. La carta precede a la traducción de los comentarios a la Económica, o «Comentaris de Lleonart aretino a la Económica de Aristótel> (Pastor, Idem); y D. Vicente Castañeda, artículo sobre Manuscritos lemosines de la Biblioteca del Escorial, publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos correspondientes a los meses de Enero, Febrero, Marzo y Abril de 1916, página 460. Empieza la obra en la página 91 (Pastor, Idem), y termina en la 114 (Castañeda, artículo y lugar citados): sigue a ella, el Libro de virtuosas costumbres, o, «Llibre de virtuoses costumps compost per lo notable et elegant moraliste latino Lucio Anneo Séneca de Córdova» (Castañeda, Idem), que comienza en la página 116 (Pastor, Idem, pág. 131), y acaba en la 121 (Castañeda, Idem). Francisco Pérez Bayer.-Cuéntase entre los más preclaros Valencianos del siglo XVIII, tanto por su inmensa cultura, como por su piedad para con los pobres, a quienes instituyó sus herederos. Nació, este benemérito patricio, en Valencia el día 11 de Noviembre de 1711, y murió, en ella, el 27 de Enero de 1794. Fue Doctor en Teología, Bachiller en Artes y Derecho Civil, Preceptor de los Infantes, hijos de Carlos III, y Canónigo y Arcediano en la Catedral de dicha ciudad. Conocía a fondo el Hebreo, Griego y Árabe; habiendo desempeñado la Cátedra del primero de los tres idiomas en las Universidades de Valencia y Salamanca. Ejerció distinguidos cargos; se le confirieron importantes comisiones científicas, dentro y fuera de España, y legó, al primero de los dos referidos centros docentes, su magnífica Biblioteca. A su muerte, dejó escritas numerosas obras. Francisco Cerda Rico.—Vino al mundo en Castalia; hizo sus estudios de Jurisprudencia en la Universidad Valentina; distinguióse sobremanera en el ejercicio de la Abogacía; tuvo amistad con muchísimos literatos, y fue en extremo elogiado por los mayores sabios de Europa. Sin contar los particulares cargos que desempeñara, ni las diversas obras por él publicadas, dejemos consignado que reimprimió las de algunos autores españoles, y, entre ellas, la aludida; es decir: «La Diana Enamorada» de Gaspar Gil Polo. Finalizó su existencia en 5 de Enero de 1800. (1) Séneca. — Nació, en Córdoba, durante el segundo año de la Era Cristiana, y murió en el sesenta y ocho de ella, Hijo de Lucio Anneo Séneca, el Retórico, enseñó filosofía en Roma y fue desterrado por el emperador FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 17 abuelo (parecer de Torres), ambos con idéntico nombre de pila(1), decidiéronse al fin los vacilantes por el segundo de aquellos dos personajes, fundados en la particularidad de haber correspondido desempeñar, a quien las traducciones efectuara, el cargo de Gobernador de la Plana; y tamaña circunstancia, no en el cronista, sino en su abuelo, concurría. Es cierto que a semejante aceptado juicio era imposible atribuirle, entonces, el Valor de indiscutiblemente verdadero, desde el momento que el padre de nuestro mismo cronista, de nombre también D. Martín, rigió, en las diversas ocasiones, algo después aludidas, la mentada Lugartenencia o Gobernación en el Reino; pero cabe ya sostener, sin peligro a ser ahora desmentidos, la plena exactitud de lo, con anterioridad, sospechado, tenida en consideración la hermosa y correctísima carta inserta, por Vía de dedicatoria a D.a Damiata, en la primera de las dos traducciones indicadas, donde se declara autor de ellas al marido de esta señora, Gobernador en Reino de Valencia; pues, por lo que veremos al copiar parte del asiento de la página 2.821 del Apuntament(2), aquella respetable y esclarecida señora, era, en realidad, consorte del D. Martín de Viciana, padre de Don Rampston y del segundo D. Martín, y abuelo, en su consecuencia, de nuestro repetido historiador(3). Hubo de ser, por último, el cortés e ilustradísimo Gobernador Claudio. En el año 48 volvió a dicha ciudad, encargándose de la educación de Nerón; quien, después, y en pago de los beneficios recibidos, le acusó de conspirador y mandó fuesen abiertas sus venas. Acúsasele de haber predicado la pobreza, mientras gozaba de una fortuna inmensa, al igual que de haber hecho la apología del asesinato de Agripina, madre de su discípulo. Dejó escritos varios tratados filosóficos y morales. * (1) Aludimos, como es natural, de los dos del cronista, al que éste estampa como único, al frente de sus conservadas obras. (2) El título completo del notable libro eclesiástico, dice: «Apuntament de Les Justificacions de Les rentes de la Parroquial Iglesia de Burriana*. En diversos parajes de los presentes estudios, se suministran curiosas noticias sobre él y algunos otros, obrantes en el Archivo (3).Fray Guillermo Antolín, en su Catálogo de Manuscritos latinos de la Biblioteca del Escorial, publicado en Madrid el año 1910, tomo I, página 465, cita otros dos Tratados, atribuidos, por D. Francisco Pérez Bayer, al cronista; cuyos títulos son: «Compendium moralis philosophiae» y «Compendium Ethi-corum Aristótelis». Hállanse incluidos, cual los indicados lemosines, en el Códice —signatu- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 18 de la comarca, sincero y excelente católico, y quien fundara, además, el memorable Beneficio de Santa Ana, o de Viciana: ins- ra d.iij. 2—, a los folios 13 al 71 y 71 al 149, respective; y en la segunda hoja de guarda, léese, copiando, al pie de la letra: «a 19 Juny de 1555 yo rafel marti de Viciana hagui lo present libre de la s°ra dona ysabel pascual e de Viciana.» No obstante la respetable opinión del eximio Pérez Bayer, el hecho ya indiscutible de resultar autor de los dos manuscritos lemosines, el primer D. Martín, o sea, el por antonomasia llamado Gobernador de la Plana; la circunstancia de encontrarse los dos latinos en igual Códice que los dos anteriores; el carácter filosófico de ambos; el figurar poseedora del Libro de que habla el cronista, la referida Viciana, y su entrega a la persona de la familia más respetable y apropósito para conservarlo con religiosidad (detalles, estps dos últimos, cuyo sentido induce a sospechar se tratara de apreciado recuerdo de algún próximo pariente de la propia señora), incluíannos a prescindir de la opinión del sabio valenciano, y a tener, en concepto de verdadero autor de los manuscritos latinos, al que escribiese los otros lemosines. Analizando, en corroboración, la nota poco antes transcrita, e inquiriendo quién fuera la incógnita y nunca, en lo moderno, designada Isabel, aparece, como muy probable, si no segura, nuestra anterior categórica afirmación respectiva a que no debió escribirlos el Viciana, tercer D. Martín de -la familia; por cuanto, de constar o suponerse lo contrario, era natural los guardara éste, y en manera alguna los recibiera, en clase de singular regalo de otra distinta persona. Menos pudo serlo semejante aludida persona, o señora, dado su sexo, y consiguiente nombre de pila, desde el instante que en la hipótesis del eximio Pérez Bayer, y en la ahora por separado apuntado, se atribuye a su autor la calidad de Varón, y nombre no diverso de D. Martín de Viciana. Y, tampoco cabe, por fin, suponer tal, al padre del repetido cronista (asimismo, como es notorio, con idéntico nombre y apellido que su hijo), en atención a ignorarse o desconocerse, en absoluto, la existencia de libro o libros por él, con seguridad, escritos. Pero si no debieron o pudieron serlo los precedentes manifestados, Viciana, es posible en cambio, se estime su autor, al primer D. Martín de la familia, sobretodo, de acreditarse verdaderas relaciones directas o indirectas, muy próximas, de parentesco, entre éste y la D.R Isabel, capaces de explicar el paso de los dos Tratados latinos del primero de ambos á la segunda. Ahora bien: D.a Isabel Pascual y de Viciana, conforme se acreditará dentro de poco, estuvo casada con D. Jaime del postrer apellido, Gobernador, también, de la Plana; D. Jaime de Viciana, fue hijo de D. Rampston; y Don Rampston, a su Vez, descendiente inmediato y primogénito del primer U. Martín. Nada tan lógico, en su vista, que considerar al último, como autor de los dos manuscritos en cuestión, de quien los heredarían, por orden sucesivo, su hijo D. Rampston, y su nieto D. Jaime; pasando, luego de éste, a su nombrada y distinguida esposa. Acabaremos insistiendo, de nuevo, en que el cronista, aun descontando las razones alegadas, no debió escribir los manuscritos latinos de referencia, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 19 titución religiosa tan magna y poco conocida en la mayoría de sus detalles, y aun en cuanto constituyó su verdadera esencia, que consideramos de gran oportunidad comunicar a nuestros lectores los múltiples y completos datos acerca de ella adquiridos, principiando por el extracto de la escritura, en cuyas cláusulas se contiene todo lo fundamental del Beneficio, tomado del referido libro, sin la menor alteración en su fondo ni en su forma. Dice así: «Aixi mateix, Ay en dita Igla. vn Benifed Le obtiene Dn Marti de . fundad per Da Marti de Viciana Gouernador Dn Joaqn Viciana de la plana de Burriana, en el altar, y capella, Mei e inuocació de S.ta Ana de esta parroquial de Burriana, fabricada dita Capella, y Altar per lo dit D'T Marti de Viciana. y feu donació pera renta y peu tta (etcétera) al beneficiad de dit Benifed de el ters delme, y drets tta que dit D" Viciana tenia sobre la Alquería nomenada de Enfabra en lo terme de La present Vila de Burriana; lo qual ters delme com pra dit D" Marti de lluis Coll c.Ja (ciutadá) (1) de Valencia, segons acte rebut per lluis fe rrando not. en 15 de Octubre I479=m. Feu donació a dita capellanía tots los reddits, e trosos de térra, y Los drets de ells, que dit . D" Marti possehía en lo dit terme de Burríana, per donació, y transportado a aquell feta, per lo Justicia, Jurats y Sindihc de Burriana, segons consta per acte rebud per Jaume Mar ti not. de Burriana en 20 de Juny 1482=Y es retingué pera si y sa mullér lo Jus patro- habido en cuenta que, por lo conocido de sus obras, no se conceptuaría acertado calificarle de verdadero filósofo, y sí, de notable historiador y de filólogoerudito. Quien de la familia mostró, en realidad, conocimientos y aptitudes para la filosofía, fue el primer D. Martín de Viciana, el abuelo de nuestro cronista, el traductor de los Comentarios a la obra de Aristóteles y del Libro de Lucio Anneo Séneca, en próximos párrafos enunciados. (1) Considerábanse Ciudadanos, los que, no ejerciendo ningún oficio vil ni mecánico, se mantenían de sus rentas, sin necesidad del trabajo corporal. Gozaban de muchas exenciones y prerrogativas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 20 nal Doña Damiata=y después de els dies de dits conchuges, deixauen dit Jus patronal a D." Ramston de Viciana Son fill, y hereu, y después a sos filis llegitims, y naturals y descendets per masculina, y femenina linea, preferint La masculina á la femenina tt.a=y en cas de faltar filis, y hereus, y succesors descendents de el dit D.n Ramston de Viciana deixauen dit Jus patronal a frey Marti de Vi ciana fill de aquells de la orde de calatraua comanador de Burriana=y faltan dit frey Marti de Viciana, deixaua dit Jus patronal als mes proxims en Grau de parentela de dit D.'1 Mar ti de Viciana=y Volgué que el primer Benefi ciad fora M." Rafel Visent p.be=ydespues tt.a que sia qui auia de obtindre dit Benifed, Prebere, idoneus habitu, et actu, de bona fama, vida honesta, y de conuersació laudable á coneguda, y Voluntad de dit Patro=el qual Beneficiad tinga obligació de celebrar, y can tar en dita capella tt.a ó benifed missa, a lo menos des vegades en cada semana per A. s (Animes) de els dits D." Marti de Viciana y, Doña Damiata conchugues, sos pares y tots los fels difunts tt.a=dita fundado de Benifed fonnh rebuda per Jaume Marti not. de Burriana, en 3 de Juliol 1482» (1). Despréndese, pues, del preinserto y sustancioso resumen escriturario, que en la institución del Beneficio de Santa Ana o de Viciana, reserváronse, en Vida, su patronato, D. Martín y su esposa D.a Damiata; debiendo pasar, luego de finada su existencia, y por el orden sucesivo que sigue, a D. Rampston, hijos y descendientes legítimos y naturales—con preferencia los Varones a las hembras—, al segundo D. Martín, y, en defecto de éste, al de mayor proximidad suya, en grado de parentesco. A continuación de lo copiado, anótanse, brevemente las dos moflificaciones ya, con anterioridad a 1767, observables en el (1) «Apuntament», pág. 2.821. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 21 contenido principal de la escritura: una de ellas, relativa a la única carga señalada al Beneficiado propuesto; y otra, a la alteración o suspensión, siquiera fuese en caso concreto y exclusivo, de la manera de proveerse el Beneficio. Por la primera de las dos manifestadas alteraciones, y, «per Visites, obseruancias tt.a», se redujo a veintiséis el número de misas rezadas que en cada año había de celebrar el sacerdote favorecido con el nombramiento; por la segunda, el Sumo Pontífice, intervino de modo exclusivo, y de directa forma, en la designación de Beneficiado. Ocurrió este singularísimo suceso, en los idus(1) de Junio de 1765, con motivo de la resigna del cargo llevada a cabo por Mosén Antonio Mascó, presbítero, «coram S. S.° Patre cum pentiones 50 Ib», en el Doctor D. Gaspar Rovira, admitida por el Papa en Bula de 30 de Diciembre de 1761; ya que, a causa del indicado acto, escríbese en el repetido asiento, «Vaco dicho beneficio, y por quanto dicho resigna, no se hizo arreglándose a las qualidades que pide el fundador en su institución bolvio á Vacar dicho Beneficio hasiendose divoluto del qual hizo la gracia el Papa al D.1 Simeón Sales, Presbítero...... Tampoco, por las trazas, quedó cumplida la escritura en su porción concerniente a la persona señalada para desempeñar, por primera vez, el cargo de Beneficiado; pues, si bien al que favoreció el fundador, con él, se le designa en tal documento escriturario con el nombre de Mosén Rafél Visént; ora efecto de su prematuro óbito, ora consecuencia de otra desconocida causa, creemos, si acaso, dejaría de tomar posesión del Beneficio. Y nos fundamos para sospecharlo de esta suerte, no sólo en el silencio •sobre semejante sacerdote guardado en la copiada inscripción de referencia, sino, en lo que con sencillez se deduce de la lacónica, pero significativa nota inserta en la parte superior del margen derecho de aquélla. En este paraje, y según por necesidad se habrá debido advertir, inmediato a las primeras líneas, y frente al nombre de «D.n Marti de Viciana», escrito en el margen izquierdo a idéntica altura, se .apunta: «Lo obtiene D.n Joaq.n Mei»; y aunque la forma de presente empleada al utilizar el Verbo, parece darnos a entender que este señor fue Beneficiado en la fecha de la redac- (1) Dábase este nombre, por los romanos, a la última de las tres porciones en que dividían cada uno de los doce meses del año. Eran el día 13, excepto en los de Marzo, Mayo, Julio y Octubre que se celebraban el 15. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 22 ción del asiento (1724), y en modo alguno con anterioridad a ella, cómo en el propio año postrero—justifícase poco después—, desempeñaba, con absoluta certeza, el cargo Mosén Antonio Mascó, hemos de admitir, sin ningún género de duda, que la nota marginal ha de referirse, en lugar de a la data del extenso y notable asiento, a la del primer Beneficiado de la institución religiosa sometida a estudio. En cuanto a quién fuese el último favorecido con este importante cargo, electo conforme a lo consignado en la escritura de 3 de Julio de 1482—y cuya designación se efectúe en los tomos o documentos del Archivo — , todavía aparece otra nota, apuntada, desde los comienzos del siglo XIX, en la página 2.824 del libro del «Apuntament», en la cual se conserva escrito su nombre, el día en que tomó la posesión, y el nombre, también, del patrono. Hela aquí: 0 Ma Jph Man.1 Este Benef. es de Patronato y lo presentó a este su Abad Abad patrono Valentín Labrador y vecino de esta Villa=en el año 1811=Y tomó possesión el dho. en 24 de Oct.e de 1817. por letras de Colación de la Curia de Tortosa despachadas por el vic.° (vicario) gen.1 (general) D.u Fernando Castañer. En el intermedio de D. Rafael Visent—o D. Joaquín Mei— y D. José Manuel Abad, figuran, en clase de Beneficiados: Mosén Antonio Ciurana. . . . en 23 Julio de 1555(1). » Juan Tarrago. .... en 17 Enero de 1594(2). » Melchor Pérez. .... en 11 Julio de 1600 (3). » Damián Forner. . . . .en 9 Noviembre de 1621 (4). » Vicente Albiol. .... en 14 Septiembre de 1640(5). » Lucas Nostrort. .... en 13 Noviembre de 1655 (6). »Gaspar Taronger. . . . en 13 Enero de 1682 (7). (1)«Libro de Visitas de Obispos y Canónigos», pág. 355. (2).«Apuntament», pág. 2.838. (3).Idem, pág, 2.823 (4).Escritura de la citada fecha, existente en el Protocolo del notario de Burriana Fabián Lloréns de S. Esteve, años 1620 y 1621. (5). «Apuntament», pág. 2.919. (6).Idem, pág. 2.925. (7) Idem, pág. 3.007. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 23 Mosén Antonio Mascó, tomó posesión en 18 Agosto de 1709 1(1). » Gaspar Revira, la tomó después del 50 Diciembre de 1761(2). »Simeón Sales, posesionóse del cargo en 50 Marzo de 1766 (3). La dotación del Beneficio de Santa Ana hubo de ser, con certeza, extraordinaria, muy en especial por lo relacionado con el número y condiciones de los inmuebles rústicos; supuesto que, en cuanto atañe a los urbanos apenas si debieron incluirse en la oportuna escritura pública más que una casa "y parte menor de otra, sitas, ambas, en la antigua calle de Onda o del Portal de Onda, llamada, en nuestros días, de la Purísima. En la descripción de la totalidad de estos distintos inmuebles, invirtiéronse 300 paginas del Libro del «Apimtamenh; es decir: desde la 2.825 a la 5.125; procediendo los datos utilizados para el objeto, de cinco cuadernos Cabreos que autorizaron cuatro notarios, de nombre: el primero, Martín Benedito y de Viciana; el segundo, Pedro Sanchis; el tercero, Joaquín Chavari; y el cuarto y quinto, Francisco Bravo. Para la determinación, no obstante, del número de las fincas (1) Idem, pág. 2.821 y 2.822. (2) Idem. (3). Idem. A pesar de que en los Libros parroquiales, según indicábamos, no se habla de otro Beneficiado posterior a Mosén José-Manuel Abad, hemos conseguido averiguar—entre distintos particulares-el nombre de quién le sucedió, y ha de considerarse, con seguridad, último de los favorecidos con el cargo; en virtud de notas tomadas del pleito o causa beneficia! tramitada en la Curia Eclesiástica de Tortosa sobre adjudicación e institución del simple, perpetuo y eclesiástico Beneficio de Santa Ana. Y en efecto, dedúcese de estas notas: que, vacante por óbito del mentado presbítero, ocurrido en 15 de Abril de 1855, se mostró parte y pretendiente, Mosén José-Carlos Abad Puchol, oponiéndose a dicha vacante, jure propio, y en virtud de presentación, a su favor efectuada por D. Miguel Abad Agraít, patrono del Beneficio; que, acreditado lo necesario para su obtención, dictóse fallo en 19 de Octubre de 1860, declarándolo vacante y adjudicándolo al Mosén José-Carlos Abad Puchol, quien, luego de recibida la colación y canónica institución, continuó en su tranquilo disfrute hasta el 24 de Febrero de 1894, día de su muerte; y que, desde este momento, se le ha juzgado en definitiva extinguido por las múltiples y fundadas razones que en posterior nota se exponen (a), (a) Todavía, sin embargo, en nuestros tiempos, a las siete y inedia de la mañana del 26 de Julio de cada año (día de Santa Ana) se lleva a cabo la procesión, que, desde la primera época del Beneficio, se viene celebrando. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 24 rústicas, y de la medida superficial de cada una de ellas, resulta imposible aprovecharse, por de pronto, del completo de los cinco cuadernos o libros, sino, exclusivamente, de los comprendidos en los dos primeros lugares: bien, porque al final de la descripción de los respectivos inmuebles, llevada a cabo en los tres restantes tomos, se aluda, con claridad, a fincas ya deslindadas en los Cabreos de Benedito y de Sanchis; bien, porque, aun sin existir las expuestas alusiones, parece difícil, y hasta impracticable, averiguar, si dada la variación u omisión posterior de uno o diversos de sus principales lindes, pueden o no referirse los cambiados, a los que se señalan en las parecidas de los dos primitivos Cabreos. Todavía, por causas y circunstancias iguales o semejantes a las con antelación indicadas, habríase de prescindir, de análoga suerte, en estas obscuras y fatigosas investigaciones, del segundo de ambos citados libros; es decir: del intervenido por el notario Pedro Sanchis, a no ser porque las diversas fincas rústicas deslindadas que contiene, en partidas omitidas en el de Martín Benedito y de Viciana, sirven para suplir casi por completo el Vacío de cuantas hubieron de encontrarse descritas en las sesenta hojas en blanco, existentes en el Cabreo de dicho notario postrero. Despréndese, en su consecuencia, de las manifestaciones consignadas en el último y penúltimo párrafos, la dificultad, o mejor la imposibilidad de precisar con la debida garantía el número exacto de los distintos inmuebles rústicos, dotación del Beneficio, y la medida superficial verdadera asignable a cada uno en concreto. Pero aunque se tenga por muy poco práctico, o de difícil realización, obtener, cual fueran nuestros deseos, un resultado en absoluto satisfactorio de los antedichos minuciosos pormenores, es realizable, en cambio, utilizando los Cabreos de Benedito y Sanchis, la determinación del número mínimo a que pudiera reducirse el total de parecida clase de predios, con grandes probabilidades, insustituible por otro de orden inferior. Este mínimum, representativo de cuantos se comprenderían en la escritura de fundación del Beneficio, comprobado por sucesivos y escrupulosos recuentos, hace ascender a cuarenta y tres, el conjunto de las fincas rústicas (1), y a mil ochocientas nueve, las hanegadas en que se des- (1) Constituyen este número, tanto las que habían de producir metálicas pensiones al Beneficiado, como aquéllas en que sólo le pertenecía el tercio diezmo de sus frutos. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 25 componen (1); todas, o en su gran mayoría, con riego del Río Mijares, a propósito para la siembra o con plantaciones de árboles distintos, y cultivados ya durante el siglo XVI con no escaso esmero, conforme a lo que acerca del estado y producciones de la tierra laborable en su patria chica, escribe el historiador en su obra de mayor extensión y estima(2). Únicamente nos falta advertir aquí, para acabamiento de esta extensa e interesante materia, que si de las ciento cincuenta hectáreas antedichas—o sean mil ochocientas nueve hanegadas—se dedujesen las constitutivas de la titulada, en el libro del «Apunta-ment», Alquería de En Fabra(3)—casi con seguridad las setecientas noventa y cuatro hanegadas tenidas a tercio diezmo—(4)obtendríase, en resolución, una diferencia de mil quince hanegadas (5); número, éste, comprensivo de la espléndida y grandiosa donación efectuada al fundador del Beneficio por el Justicia, Jurados y Síndico de Burriana en recompensa a sus muchos y sobresalientes merecimientos(6). Dejó a su óbito,-el primer D. Martín de Viciana(7), sus dos (1) Equivalen a ciento cincuenta hectáreas. (2) Crónica, Tercera Parte, págs. de la 522 a la 531, ambas inclusive. (3) Véase el extracto de la escritura de fundación. (4) Equivalentes a sesenta y seis hectáreas. (5) Es decir, de unas ochenta y cuatro hectáreas. (6) Recuérdese lo que sobre la materia se dice en el transcrito extracto o resumen escriturario. No obstante el gran numero de inmuebles, en especial de la clase de rústicos, cuyo señorío útil correspondía al Beneficiado, en las diligencias instruidas para la adjudicación del cargo a Mosén José-Carlos Abad Pu-chol, se hace constar lo escaso de la cantidad rentada entonces, por aquéllas, sin duda, merced a la ilegal apropiación que de muchas efectuaron sus poseedores, apoyados en el extravío de los más modernos Cabreos, descuido en el cobro de las rentas o pensiones, confusión proviniente del aumento o disminución en la medida superficial de las fincas por ventas o compras del todo o parte de algunas, legales o ilegales, e Influencia y efectos de las leyes desamortizadoras. Así que, resultando incongruo, el Beneficio, Don Miguel Abad Agraít, su último patrono, hubo de redotarle— solamente para el caso de que se trata—en escritura de 24 de Junio de 1860; obligándose a poner a disposición del Beneficiado Mosén José-Carlos Abad—hijo suyo—, cada año, mientras viviera y no obtuviese prebenda colativa, la cantidad de cien libras, plata valenciana, en garantía de lo que hipotecó una casa de su propiedad, situada en la calle de la Purísima, de Burriana. (7) Ocurriría este acontecimiento, a últimos del siglo XV o antes del 18 de FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 26 tan conocidos hijos: D. Rampston y D. Martín, a quienes designa por idéntico orden en su Valenciana Crónica, el historiador(1), de igual manera que el padre de ambos hermanos, en el resumen de la escritura de fundación de su estudiado Beneficio; en donde, a mayor abundamiento, se añade, para que desaparezca toda duda respecto a cuál de los dos fuese su primogénito, la declaración de corresponder al primero, el verdadero calificativo de hereu (2) III D. Rampston de Viciana ha de suponerse naciera—sin embargo de faltar el oportuno documento comprobatorio—, en la repetida,exvilla, y hoy floreciente ciudad de Burriana; atendiendo a lo que muy poco atrás se manifestaba con motivo del establecimiento de sus antecesores en la misma, de haber sido allí heredados, de su continuada permanencia en ella e intenso cariño a la población, y de diferentes omitidas particularidades, bastantes, éstas y las otras, en junto, para acreditar el principio, base de nuestro lógico criterio, a saber: que en tesis general se ha de considerar a cualquier individuo de los Viciana nacido en la preinserta localidad, en defecto de prueba en contrario o de fundamentos racionales, cuanto menos, en abierta pugna con semejante suposición. Nombrado, D. Martín, Consejero del católico y hábil monarca Don Fernando, debió llevarse a D. Rampston a la capital de la unificada monarquía, en cuyo punto, y gracias a las influencias del padre sobre el marido de la primera reina Doña Isabel, consiguió, en seguida, para su hijo, uno de los más honoríficos y sin- Marzo de 1502; por cuanto su hijo D. Rampston, que le sucedió a su muerte (en tal sentido entendemos lo expuesto en la página 201 de'la Tercera Parte de la Crónica), lo desempeñaba, con certeza, en la segunda de las anteriores fechas. (1) Crónica, Tercera Parte, pág. 201. (2) «Apuntament», pág. 2,821. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 27 guiares destinos desempeñados dentro y fuera de palacio 1(1). Años después, al acontecer el fallecimiento del ilustre primer D. Martín, ejerciendo todavía la importante gobernación de la comarca, acabó D. Rampston de servir su honroso empleo, o cargo de confianza, si bien para reemplazar a su noble e inmediato ascendiente en la lugartenencia o gobierno susodicho; según se desprende de lo que da a entender el cronista, cuando refiriéndose al rey y a su esforzado tío, escribe: «A este le hizo (Don Fernando) merced e confirmo el officio de gouernador que tenia su padre» (2). Realizóse, con seguridad, el referido cambio o sustitución de ambos empleos, en el período que se comprende entre el 2 de Enero de 1492 y el 18 de Marzo de 1502, por cuanto en la primera de las dos consignadas fechas escribió y remitió, el católico monarca, la consabida carta a su Consejero y Gobernador de la Plana, conforme se recordará haberse advertido; y en la segunda, ya había principiado a intervenir, en esta importante gobernación, el sustituto e hijo de D. Martín, de acuerdo con lo deducible de una de las numerosas efemérides contenidas en la obra de Don Juan A. Balbas, «El Libro de la Provincia de Castellón»—justificativa a la vez de la religiosidad del nuevo Gobernador—que dice: «1502 (18 de Marzo).—D. Rampston de Viciana, portant-veces de general gobernador de este territorio y su asesor Micer (3)Bernat Gaseó dirigieron una súplica a los jurados de Castellón, para que concediesen a los frailes del convento de Jesús de Valencia la ermita de Santa Bárbara que estaba situada extramuros déla villa, para fundar un monasterio de Menores Observantes de San Francisco...... (4). En el ejercicio de las facultades anejas al difícil cargo que se le confiara en la hoy provincia de Castellón, demostró, con sin igual constancia, sus admirables condiciones de energía, actividad y obediencia absoluta a los mandatos del Rey Fernando, primero, (1) Escribe Viciana en la pág. 201 de la Tercera Parte: «E porque el rey tenia por criados en su palacio y en la guerra dos hijos del dicho don Martin dé Uicyana (el primero de este nombre): el Vno llamado Don Rampston que le seruia de la copa a la mesa....,» (2). Crónica, Tercera Parte, pág. 201. (3) Título o prenotado en el Reino, de los Licenciados y Doctores en Derecho. (4)..Pág. 455 y 456 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 28 y del Emperador Don Carlos y del Virrey, más tarde; muy singularmente, en tiempo de los dos últimos, y durante la grave y azarosa época de la insurrección o guerra de las Germanías 1(1). No nos corresponde penetrar, dada la índole del presente histórico trabajo, en el fondo del formidable movimiento regional, ni inquirir, en su consecuencia, su verdadero origen y las diversas causas de su ruidoso y sangriento fracaso; pero sí resulta oportuno se le estudie, como vamos a realizarlo a seguido, en su parte relacionada con la actitud respecto de él observada por Don Rampston, opuesto, de la propia forma que su familia, al triunfo de los agermanados, por motivo, entre otros, de su gratitud hacia los reyes, de quienes tantas y tantas mercedes recibieron. Al observarse (y comenzamos con ello, ya, nuestra verídica narración) el rápido desarrollo de la Germanía y la ineficacia de los medios pacíficos para contenerla, D. Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Mélito y Virrey en la totalidad del Reino valenciano(2), anunció su viaje a Murviedro, hoy Sagunto, y principa- (1) Esta palabra, según Danvila en la obra que luego se cita, significa, con referencia a dichos tiempos y sucesos, la hermandad o unión fraternal por, o bajo juramento, de los menestrales y labradores para defenderse de los moros y nobles. Propúsola, Juan Lorenzo, anciano peraire, y muy instruido y apasionado por el Gobierno de Genova; y la aceptaron las cofradías en Vista de la aparición de trece buques piratas—de acuerdo, acaso, sus ocupantes, con la morisma de tierra—en los días inoportunos en que abandonaron a Valencia, sus caballeros, ciudadanos y gente poderosa, poco queridos, por sus abusos, de dichos menestrales y labradores. En vísperas de los ruidosos sucesos motivados por las Gemianías, ocupábase, D. Rampston, de asuntos muy diferentes a éstos; pues, por lo que cuenta Viciana en la página 129 de la Tercera Parte de su Crónica, «,..el emperador don Carlos quinto año de. M.dxvüij. conuoco cortes a los Ualencianos para Sant Matheo. Las quales vi yo—añade— que fueron porrogadas dos Vezes por don Rampston de Uicyana gouernador de la Plana. Aunque no fueron continuadas por la passada que hizo el rey en Alemana». (2) He aquí los límites que le señaló el Rey Don Jaime, después de su conquista, cual constan en el libro «Fori Regni Valencia»», Impresi Imperial! priuilegio, Montissoni concesso, Anuo MDXLVII. folio II v.to, Rub. 1, Fuer. 1, existente en la Biblioteca de nuestro compañero y amigo D. Joaquín Peris. A Quests son los termes del Regne de Valencia: del Cañar de Ull de Cona, que es riba la mar, axi com va lo riu en sus, e passa p la Cenia: e hix a Benifaca: e román Benifaca el terme del regne de Valencia et Morella ab sos termens: axi com parteix ab Monroig, e hix al riu de les Truytes, que es prop la Glesiola: e aixi com va a Arcedo e a Ledo, los quals sons dins lo dit regne: e axi có va a la Mosquerola: e de la Mosquerola a Mora: e entenem Ruuiols el FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 29 les Villas de la Plana, a! efecto de desbaratar, con su presencia, los intentos de los comprometidos o próximos a comprometerse, y para consolarlas, o que se apercibieran a la guerra, caso de ser necesario. Imposibilitado D. Diego, sin embargo de cumplimentar sus manifiestos deseos, a causa de exigencias en contrario de los diferentes brazos en Cortes, confió tan espinoso encargo, por lo que a la región de la Plana afectaba, a su Gobernador don Rampston(1); quien, sumiso, y sin pérdida ninguna de tiempo, comenzó las necesarias visitas por la de su pequeña e histórica patria, a cuyos Jurados entregó una intencionada carta del Conde para los mismos escrita y remitida desde Játiva, el día 19 de Junio del año de 1520(2). En ella, el Conde de Mélito les recordaba su constancia y adhesión a los monarcas aragoneses durante las pretéritas guerras unionistas y en otras graves y numerosas ocasiones manifestadas; les encarecía la buena voluntad, en este sentido, para la debida recompensa a su tiempo, y les mandaba cumplimentasen lo que les propusiera el Gobernador de la Plana, comisionado de manera singular, al objeto de visitarles; puesto que dit regne: e de Mora axi con va a la font de la Babor: e axi com va al riu Dauentosa, e hix a la Macanera: pero della el riu es de Arago, e del riu enea del regne de Valencia: e aixi com va a la serra de Jaualambre: e de la serra de Jaualambre axi com hix a Castell Phabip, e Ademuc: e aquets dos castells son del regne de Valencia. Et de Ademuc axi com va al tenue q parteix Ares e a sancta Creu: e de alli axi com hix al terme de Toixa: e de Xelua, e hix a Senarques, e parteix terme ab Castella: e axi com hix a Xerelli, e a la serra de la Rúa: e feneix a Cabriol, e a! terme de Garamoxen, e a la font de la Figuera: e com hix a Burriaharon, e de alli Almizra, e al port de Biar, q parteix terme ab Villena: e axi com va la serra de Biar entro en la Mola e entro en la mar, q parteix ab Bussot e ab Aygues». Este territorio dividíase, en la época de Viciana, en cuatro Gobernaciones, a saber: la de Valencia, la de Orihuela—comprendido Alicante—la de Játiva y la de Castellón; hallándose a su frente, Gobernadores: subordinados, los de las dos postreras poblaciones, al de Valencia; y el de Orihuela, al Consejo Real. En Valencia existió, además, de mucho antes del historiador, y también en los años de su existencia, un Lugarteniente o Lugarteniente General, y después Virrey: inmediato representante de los monarcas, con poderes extraordinarios, en casos excepcionales nombrado, o para cuando estos jefes de la Nación lo estimaran oportuno. (Crónica, Tercera Parte, pág. 345, 575 y 379; Gaspar Escolarlo, «Décadas de la Historia de Valencia», t. I, pág. 546, y Manuel Danvila, «La Gemianía de Valencia», páginas 427 a 431). (1) Cuarta Parte, fol.° 47, 47 v.t°, 73 v.'° y 74. (2) Crónica, Cuarta Parte, fol.° 60 v.l° y 61. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 30 haciéndolo así, además de poner patente su leal obediencia, prestarían extraordinario servicio a su magestad, el rey. De parecida suerte, y con idéntica intención, escribió el Emperador Don Carlos, a los aludidos Jurados, desde Bruselas, otra cariñosa misiva, fechada en 3 de Julio del supradicho año (1), recomendando obediencia, aparte de al Virrey, «a D. Rampston de Viciana gouernador dessa Plana, que según por sus cartas de vosotros y de la calidad y fuerça dessa villa nos escriue y hace relacio, muestra quereros bien, y a nos place q vos procure toda horra, pues los buenos la merescen que se les haga: y le escriuimos que en toda cosa que cumpliese al bien, y conseruación dessa villa nos plazera hos haga por encomendados...... Estas y las restantes cartas y visitas a las villas y poblaciones del territorio, unido al respeto siempre guardado al Portant-veces de general gobernador, produjeron en seguida copiosos y excelentes frutos; pues conforme nos relata el tercer D. Martín, su sobrino, muchos pueblos dejaron de agermanarse, y algunos de los que lo estaban se contuvieron en la comisión de desmanes, en primer término, los sitos en el Verdadero territorio de la Plana, cuya gente—son sus palabras textuales—«es muy tractable» (2). Diez y siete días después de la última data anotada, o sea, en 20 de Julio de 1520, una comisión de los Trece(3), presidida por el apasionado Guilletn Sorolla, pasó, de Valencia a Castellón al efecto de avistarse con el repetido Gobernador de la comarca, quien por lo Visto sin ninguna clase de tardanza, les concedió su solicitada audiencia. En ella—muy breve, sin duda—pretextando considerar a la Germanía, defensora de los derechos de Don Carlos, expúsole con bastante audacia, el presidente de la (1) Idem, fol.° 66. (2). Idem, fol.° 67 vto. (3) A instancia de Juan Lorenzo se instituyó la Junta de los Trece para que representando a los oficios y labradores, llevase la dirección de la Ger-manía. Formóse en Valencia, y en las restantes poblaciones donde se hallaba constituida la Hermandad: se elegía por insaculación, y la primera de la valentina capital compusiéronla los siguientes individuos: Anthon Qarbi, peraire; Sebastián de Noha, o Molla, vellutero; Guillem Sorolla (aunque de apellido Castelví, le sustituyó por el de Sorolla, propio del tío y protector suyo, con quien Vivía en Valencia), tejedor; Vicente Majoli, labrador; Pedro Villes, tundidor; Pedro Baya, curtidor; Damián Isern, guantero; Alvaro Carmena, cordonero; Juan Hedo, bonetero; Jerónimo Cervera, velero; Onofre Periz, espartero; Juan Sancho, mesurador; y Juan Gómiz, pescador FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 31 comisión, sus quejas, porque D. Rampston calificaba de traidores a los agermanados de Castellón; porque, con sobrada solicitud exigía no se agermanasen las poblaciones del territorio, y renunciaren a ello las que, en realidad, lo estaban, mostrándoles, al objeto, cartas del Rey o del Virrey, que—irónicamente—añadía, «sabe Dios y V. S. de dode proceden.....»; porque se maltrataba, Vejaba y contrariaba a los agermanados en su jurisdicción, e impedía se suministrasen bastimentos a las galeotas que los oficios de Valencia utilizaban para guardar la marina; motivos, por los cuales hubo alboroto en dicha ciudad e intento de destruir su casa de la calle de San Cristóbal. Con extraordinaria serenidad, pero con gran energía y resolución, contestó a seguida, el Gobernador, que nunca acostumbraba a ofender o tildar de traidores a los amigos del interpelante, limitándose a infligir castigos, en justicia a los criminales, aun cuando se remitía a las cartas del Rey por lo que afectar pudiera a si era justo o no distinguirles con el primer duro calificativo; que había realizado, en verdad, trabajos con el propósito de contener el movimiento, cumpliendo los mandatos de S. M. y del Virrey en cartas, cuyas firmas y sellos conoce, y conocerán, alguna vez, quienes ahora las desobedezcan; que de parecido modo confirmaba se promovían procesos contra los agermanados, pero por hechos temerarios dignos de castigo: por impedir se administrase recta justicia; por acoger a gente extranjera y turbulenta, y apoyar a personas que con pleitos y bandos se proponen la realización de venganzas, y a revoltosos por sus únicas pasiones movidos: hechos, todos, agregaba, a propósito para confundir pronto a la Gemianía, aborrecida del Rey, según éste y el tiempo se lo darán a conocer, si aún no lo hubiese comprendido; que ni hubo creado obstáculos ni opuéstose jamás a la compra de bastimentos para la provisión de las galeotas, si bien negaríales su Venia a visitar la costa de Burriana con el fin de exigir a los habitantes de la población se los proporcionaren, siendo, como era, Villa real y fidelísima al monarca; y que, por último, no le apesadumbraba el posible derribo de su casa de Valencia, «porque el Rey Catholico por buenos servicios la dio a do Martin de Viciana mi padre: y el emperador mi señor me la mandara labrar y mejorada, que no esta...» (1). (1) Crónica, Cuarta Parte, fol.° 67 v.t°, 68 y 68 v.t° FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 32 El diálogo, principiado con Viveza, aunque sin interrupciones por ninguna de ambas partes, y seguídose hasta entonces con relativa tranquilidad, acabó de violento modo por motivo de insensata imprudencia de Sorolla; pues, al replicar a D, Rampston, alardeando de que los agermanados tenían de su parte al Rey y a cincuenta mil hombres de guerra, útiles; bastantes, añadió, para hacer olvidar, en absoluto, al Estado Militar «que vaya de caída», se despertó el contenido e impetuoso carácter del interpelado, quien levantándose con presteza de su asiento, pronunció, en iracunda forma, las siguientes amenazadoras y apremiantes palabras: «No se hable más, pues que ya tenéis respuesta, y dentro de tres horas salid de la Villa sin tornar más en ella» (1). (1) Idem, fol.°68v y 69. La admisión de la conferencia, y su contenido, autorizan a suponer que la Germanía fue reconocida por Don Carlos, y que todavía se consideraban vigentes las disposiciones, fundamento de su existencia. Y en efecto: en carta real de 25 de Noviembre de 1519, dirigida desde Molins de Rey a los Síndicos y Procuradores de la ciudad valentina, la autorizó, sin duda, el Emperador; supuesto que, de manera explícita facultaba a los distintos oficios locales para su unión y armamento, (Idem, fol.° 8, 8 v.t° y 9). Y aun cuando en nueva carta, fechada en 4 de Enero de 1520 remitida a los Mayorales'y Electos de los Oficios y Cofradías, desde dicha población (idem, fol.° 11 v.to y 12) impuso condiciones a lo reconocido, en una tercera misiva que escribió en Fraga a 31 de iguales mes y año, revocó o aclaró la anterior, dejando subsistente la primera de las tres mencionadas (Idem, fol.° 17 V.to y 18). En «Los Poderes e Instrucciones», no obstante, dadas por Don Carlos al Virrey, transmitidas de la Coruña en 4 de Mayo de 1520 (Crónica, Cuarta Parte, fol.o del 52 al 56, ambos inclusive, y Danvila en su obra, pág. 74 y 75) anunciaba, el Emperador, harto manifiesto, para lo sucesivo, propósitos muy diferentes a los indicados: ya que prevenía al Conde de Mélito contemporizase con los Caballeros y Oficios de la ciudad hasta poder dejar arregladas las cosas, según el orden y estilo en época del Rey Católico. Diez y seis días después de la última fecha, o sea, en 20 de Enero de 1520, la Junta de los Trece visitó, en su habitual residencia, a D. Diego Hurtado de Mendoza, al objeto de conseguir, entre diversas pretensiones, la conservación de la Germanía; pero el representante de Don Carlos, así que le hubo interpelado Sorolla, en tal sentido, contestóle—confirmando los resueltos designios reales—que no le era posible prometer para el porvenir su mantenimiento por cuanto «al Rey no le paresce bien la gemanía, ni los effectos della» (Crónica, Idem, fol.° 31 y 31 vto; y obra citada de Danvila, pág. 76). Por fin en 11 de Junio de 1520 remitía el gran monarca al Conde, otra carta escrita en Gante, anulando, además de varias concesiones, la autorización de la Germanía, y sin embargo de que creyó del caso, Don Carlos, advertir en la misiva que no se hiciera público lo dispuesto, sin la seguridad de ser por completo obedecido FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 33 El virrey, mientras tanto, aunque preocupado, mostrábase extraordinariamente activo; y desde Denia, en que a la sazón se encontraba, escribió y remitió cartas, despachos y correos en distintas direcciones; encareciendo a los leales, diligencia y cumplimiento exacto e inmediato de sus repetidos mandatos, sin olvidarse, por su parte, de cuanto fuera necesario, incluso el lamentable empleo del espionaje, para la consecución rápida y eficaz de sus premeditados fines (1). En la misiva dirigida a los Bailes, Justicias y Jurados, escrita en Denia el 20 de Agosto de 1520, mandaba se preparasen, desde luego, con la gente de pie y a caballo posible, y estuvieran apercibidos para acudir con armas al punto especial a que se les destinara; dando respuesta inmediata de lo en dicho sentido realizado, al Gobernador D. Rampston(2). Activo y resuelto éste, como siempre, Visitó de nuevo, con prontitud, las villas y poblaciones importantes, entregó cartas, habló con Jurados y recibió las respuestas, que, sin demora, hubo de remitir al Conde de Mélito. La de los Jurados de Burriana, lacónica y satisfactoria, hallábase contenida en la, por el Gobernador, enviada al Virrey en 4 de Septiembre de 1520; la cual, decía: «que siguiendo las pisadas de sus padres en el seruicio de los reyes...... en esta jornada seruiran con la mitad de la gente útil de guerra que tienen en la Villa, que pues la tierra es fuerte y apercibida, con la otra mitad la guardaran, pues tienen en la villa a mi hermano D. Martin de Viciana por caudillo y aquel les guarda y conserua siempre al seruicio del (Colección Salazar.-—A, 18, fol.° 156 y siguientes, y obra de Danvila, pág, 87), en circular de 5 de Julio de 1520, dirigida por el Rey a cuantas villas habían aceptado la Hermandad, hablando ya sin rodeos ni ambajes, prevínolas, bajo determinadas penas, que renunciasen a ella y entregaran las armas al Virrey y Capitán General. (Colección Salazar, fol.° 176 v.'° y pág. 89 de la obra de Danvila). Pudo, pues, el Gobernador admitir todavía la entrevista y expresarse, al igual que Sorolla (descontadas las amenazas de éste, causa de la enérgica contestación de aquél), en la forma que lo efectuó; desde el momento que, si bien por el último mandato quedó prohibida la Gemanía en las villas, la de la ciudad, no obstante su prohibición por el que precedió al postrero, necesitaba, para hacer de él partícipe al público, que hubiese de resultar obedecido, y, semejante secreta condición, por lo visto, no concurría, al parecer, en la fecha de la conferencia relacionada en el texto. (1). Cuarta Parte, fol.° 73 v.t°. (2) Idem, fol,° 74. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 34 Rey»; añadiéndose, a seguido, en la contestación, «que todo lo demás que se ha negociado en estas villas con particulares personas, lleua e un memorial aparte mi sobrino Martin de Viciana, y lleua orden mió que si se halla en algún aprieto co algunos ager-manados, que se guarde no le hallen el memorial por lo mucho que importa tenerlo secreto; y en tal caso de palabra hará la re-lacio a V. S. de todo lo contenido e aquel» (1). También pasó el Gobernador, por disposición del Conde de Mélito, a la marítima Villa de Benicarló; en donde, lo mismo que en Peñíscola y oirás localidades a ella próximas, tomaba el movimiento insurreccional inesperadas y alarmantes proporciones. Una (1) Crónica, Cuarta Parte, fols. 74, 74 v.'° y 75. Castellón se obligó a servir con 20 de a caballo y 100 hombres de a pie; Villarreal, con 50 de a pie; y Morella, con 200 de estos últimos, aumentados con otros 200, en caso de necesidad. Peñíscola, por su comprometida situación, no pudo ofrecer ninguno. De las restantes villas a donde se enviaron cartas idénticas, o que el propio Gobernador visitara, debió recibir éste, parecidas patrióticas contestaciones; excluyendo, únicamente, acaso, la de la agermanada Murviedro. En dicha histórica y antigua población, así que se tuvo noticia del reconocimiento de la Gemianía por el Emperador Don Carlos, adhirióse, a ella, la totalidad de sus habitantes, salvo los Oficiales reales, los Municipales, los Caballeros y algunos pocos vecinos acomodados. Por tamaño motivo no sorprenderá, que a las cartas del Conde de Mélito recibidas por D. Rampston y comunicadas luego a los Jurados de la localidad de referencia, contestaren los requeridos, excusándose de proponer a los principales agermanados desistiesen de su empeño; toda Vez que de realizarlo, según manifestaban, duraría su existencia tan sólo el tiempo necesario para ser leídas por las personas a quienes iban destinadas. El Gobernador, estimando, quizás la respuesta, mejor como acto de cobardía que como parecer verdadero del estado de Murviedro, con precipitación y temeridad, dirigióse allí para suplir lo incumplido; pero cuál sería el recibimiento, y cuántos los peligros en que debió verse envuelto, cuando en carta dirigida a D. Diego, datada en 4 de Septiembre de 1520, decíale, acerca de este asunto: «esta tal la Germania de Murviedro, que hube de salir de presto de entre ellos y ponerme en cobro». (Cuarta Parte, fol. 74 v.to, y Danvila, obra citada, pág. 96.) En cuanto al cumplimiento de la misión conferida a Viciana, dice éste: «A nueve de Setiembre llegue en Denia, con la carta la qual di al virey y explique la crehencia que trahia de que el Virey mostró tener mucho contento de la buena negociación. En este viage los trabaios y peligros que passe no fueron menores que si entrara a regonocer exercito de los enemigos, porque a cada passo topaua con hombres q preguntauan. Quien soys? y a donde vays: y assi fue bien necessario el fauor de Dios, y saber dissimular la respuesta para saluar la vida» FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 35 Vez en la villa, junto con D. Bernardo Despuig, Maestre de Mon-tesa, y D. Luís Bataller, capitán de una compañía procedente de Tortosa, desbarató los planes de los agermanados, reforzando, finido que fue esto, la guarnición del castillo de Peñíscola por mar, desde cuyo punto batió a los insurrectos, dueños hasta entonces de la Villa (1). En la susodicha de Benicarló, comenzóse a organizar, con rapidez, el primer ejército encargado de combatir a los de la Ger-manía en tal parte del Reino de Valencia; del que hubo de ser elegido Presidente, el primogénito del primer D. Martín, y Lugarteniente de Capitán General, D. Francisco Despuig, Comendador Mayor de Montesa(2); pero mientras se llenaba semejante comisión, este último Jefe de las tropas, D, Rampston y diversos Caballeros y Comendadores, en aquel paraje, al efecto congregados, tuvieron que dirigirse sin demora con fuerzas de Morella, Vinaroz y Traiguera a la villa de San Mateo, en donde habían acaecido sangrientos sucesos por causas relacionadas con la insurrección regional (3).Motivaron, en efecto, los hechos de referencia y la consiguiente rápida marcha de tan limitadas milicias, el que, al proponerse adherir al popuiar y ya importante movimiento algunos habitantes de la postrer citada Villa, sus regidores a la vez que procuraron desistiesen los levantiscos de sus peligrosos propósitos, hicieron partícipe de la grave situación de San Mateo al consabido Maestre de Montesa, D. Bernardo Despuig.(4) Enterado, éste, con (1)Crónica, Cuarta Parte, fol.° 102, 102 v to 103 y 103 v.t°. en la que se concertó la guerra. Cuarta Parte, fol.° 129 v.to y 130. (2) Precedió a ésto, cierta entrevista celebrada en Denia por D. Diego y D. Rampston, (3). Idem, fol.° 102 v t° y 135; Tercera Parte, pág. 131 (4) En el número de las Ordenes Militares—instituciones religioso-militares, cuyos individuos, adoptando ciertas reglas monásticas, se dedicaban en siglos pasados a la guerra contra los infieles —se encuentra !a de Montesa, fundada por el Papa Juan XXII en Bula de 10 de Junio de 1317, y constituida con freyles de la de Calatrava, a quienes se agregaron en 1400, los que, por entonces, componían la de San Jorge de Alfama. Para atender a los fines de su creación, se le adjudicaron los bienes, que de la extinguida Orden Militar de los Templarios, y también los de la Orden Militar de Calatrava, radicaban en Valencia; excepto, la casa e Iglesia que poseyó esta Orden en la mentada ciudad y el lugar de Torrente, con sus censos, rentas y emolumentos. Entre los cargos y dignidades principales de la de Montesa, merecen particular recuerdo, los siguientes: el Maestre, a quien correspondía la autoridad suprema; el Comendador Mayor que le reemplazaba en la jurisdicción espiri- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 36 minuciosos detalles de cuanto en la villa acontecía, y con el fin «de sossegar la gente alterada y poner paz en la tierra», según dice Viciana (1), resolvió entenderse con Sorolla, nacido, por lo que aquél asimismo nos indica, en la repetida revuelta villa; pero aun cuando se trasladó a ella con el aparente propósito de obtener lo deseado por Despuig, dióse tales mañas, y trabajó tanto en sentido contrario, que logró agermanar, si no a toda, a la inmensa mayoría de sus vecinos; provocando con esta falaz conducta, la exaltación de las pasiones, la muerte alevosa del Administrador del Maestre, D. Bernardo Zahera, la huida de los leales a Benicarló y el traslado de las fuerzas, en esta población organizadas, a San Mateo, en cuya rebelde Villa entraron, combatiendo, en 22 de Junio de 1521, e impusieron rápidos y ejemplares castigos (2). Algún tiempo después de tan deplorables acontecimientos, y Vencidos que fueron sucesivamente, por el Duque de Segorbe, los agermanados de Villarreal y Castellón, en sus respectivas Villas, tual durante sus ausencias y enfermedades, y, las Encomiendas, beneficios o prebendas del patrimonio de la Orden concedidos a los freyles Caballeros, con el deber de alimentar a otros Caballeros. En la primera época de su fundación, las poblaciones y bienes de su pertenencia se poseyeron y disfrutaron en común; pero luego, por circunstancias varias, se dividieron entre la totalidad de freyles que la componían. Lo que en el reparto se adjudicó al Maestre (cuya renta importaba en los días de Viciana doce mil ducados: Crónica, Tercera Parte, pág. 121], llamóse Maestrazgo, o Mesa Maestral; y componíanlo, por lo que atañe a la Provincia de Castellón, las villas y lugares de Cervera, San Mateo, Traiguera, La Jana, San Jorge, Cálig, Canet, Rosell y Chert. El Maestre, que de ordinario residía en su palacio de San Mateo, instituyó, para la gobernación de la Mesa Maestral, un Administrador o Gobernador, con su Corte. «Y le summetio—escribe el cronista—todas las causas de pleytos criminales y ceuiles, por apelación, recurso o euocacion...» (Idem, pág. 129). A la muerte de D. Pedro Luís Garcerán de Borja, último Maestre, fue declarado, por Breve de Sixto V — su data corresponde a 15 de Marzo de 1587—el Rey Don Felipe II (así como sus sucesores), Administrador perpetuo de la Orden. El Comendador de Montesa en Burriana, disfrutaba, en tiempo de Don Martín, la renta de quinientos ducados (Idem, pág. 121). (1) Crónica, Tercera Parte, fol.° 151. (2) Idem, fol.° 131; y Cuarta Parte, fol.° 155 y 155 V.to Por esta época, en la lugartenencia de la Plana, aparecían agermanadas, o con grupos de agermanados, además de las antedichas poblaciones, las de Onda, Villarreal, Castellón, Cabanes, Cervera, Forcall, Portell y Villafranca, Idem, pág. 100 y 101. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 37 y el ejército de Miguel Estellés, en Oropesa (1 ), reuniéronse, en la segunda de aquellas dos importantes poblaciones, el 8 de Julio de 1521, las fuerzas del Duque, las organizadas en Benicarló y las compañías o banderas de D. Jaime de Viciana, bajo la dirección del primero; saliendo de allí, el 9, para el Cuartel General, instalado en la próxima, y al efecto, bien situada Villa de Nules (2) E! 18 del mes y año a que acabamos de referirnos, y en el puesto «donde departe del Camino de Almenara al camino para la vall de segon» (Los Valles de Sagunto) se verificó el tremendo encuentro del ejército de D. Alonso de Aragón con las fuerzas de los agermanados, que en número demás de ocho mil, y mandadas por Jaime Ros, partieron de Valencia con la Bandera del Rat Penat a su frente (3). En la batalla, sangrienta y accidentada, triunfaron las tropas reales, luchando, durante ella, con gran denuedo y heroísmo, el gobernador D. Rampston, junto con respetable número de Caballeros; y D. Jaime de Viciana, que hacía lo propio con sus valerosas fuerzas de a pie (4) (1) Cuarta Parte, fol. 143 a 148. A últimos de Junio de 1521, salió de Valencia al frente de trescientos hombres el capitán Miguel Estellés con el encargo de apoderarse del castillo de Murviedro y seguir luego combatiendo al ejército organizado en Benicarló. Tomado el castillo, entró en Villarreal; envió desde allí cartas amenazadoras a Onda y Morella, y dirigióse después, con agermanados de Villarreal y Castellón, a Cuevas de Vinromá y Alcalá de Chisvert. Apoderóse, en seguida, del castillo llamado también de Chisvert, y retornó a Alcalá; desde cuyo punto, y con el ánimo de atacar al ejército de Benicarló, encaminóse hacia esta villa; pero enterado de que las fuerzas del Duque, enviadas para combatirle, eran dueñas de Villarreal y Castellón, desistió de sus propósitos, intentando volver a Valencia por la costa de Oropesa. Ya a la vista de la capital de la Plana, sorprendiéronle aquellas fuerzas, en 4 de Julio de 1521; le derrotaron y detuvieron (encontrósele encharcado en los marjales), y se le condujo a la postrer mentada villa, donde fue descuartizado. (2) Idem, fol. 148 vto Danvila en su obra citada, pág. 138 y Balbas en «El Libro de la Provincia de Castellón», pág. 606, dan para día de salida el 8, en lugar del 9. (3). Cuarta Parte, fol. 156 a 159; y Danvila y Balbas, en sus obras, páginas 139, 140, 141, y 624, respective. (4) Entre las banderas, que en concepto de coronel comandó D. Jaime, se hallaban las de Burriana, capitaneadas por Jerónimo Castelló: Crónica, Cuarta Parte, fol. 156. Danvila y Balbas en sus repetidas obras, y págs. respectivamente 138 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 38 En el lado de allá del territorio de la hoy provincia de Valencia y en las dos que la subsiguen de Alicante y Murcia, desarrolláronse los acontecimientos bélicos de manera menos satisfactoria para los deseos del Virrey; pues por más que las tropas reales obtuvieron—entre otras distintas Victorias—la ruda y memorable de Orihuela (30 Agosto de 1521)(1), los agermanados en cambio, alcanzaron antes de ésta, no pocas de verdadera importancia; mereciendo muy preferida mención, la ruidosa de Gandía (25 Julio de 1521)(2), causa del embarque en Denia del Virrey, con su mujer e hijos, para la fortificada Peñíscola(3); desde cuyo punto (dentro ya de la jurisdicción de D. Rampston, o de la Lugarte-nencia de la Plana) comenzó a organizar un fuerte ejército para unirlo al de Nules y reducir en breve tiempo a las siempre rebeldes poblaciones de Murviedro y Valencia (4). La derrota, empero, ocasionada por el Marqués de Zenete a Vicente Peris en las cercanías de dicha última ciudad, cuando se dirigía a Nules, con el intento, según pregonaba, de destruir allí las fuerzas que iban, con y 606, afirman que en Castellón se quedó, al salir el ejército para Nules, don Rampston, con el encargo de defender la villa y su término; lo cual supone qué este Viciana no se encontró en la batalla. El cronista, sin embargo, asegura lo contrario en los fols. 155 vto al 160 de la repetida Parte; por cuanto, así que anota la gente del ejército reunida en Almenara" (14 Julio 1521) cita a «Don Rampston de Viciana gobernador de la Plana presidente del exercito»; al proponerse demostrar la valentía con que pelearon los caballeros, aduce como prueba la Apología de Bautista Agnesio (a) quien manifiesta que, entre los de esta clase, se distinguieron, D. Jaime Ferrer, D. Rodríguez Muñoz, mosén Juan de Romani y D. Rampston de Viciana; y sobre todo, cuando deseando darnos cuenta de haberse enterado al Virrey del combate, copia una carta de aquel tío suyo, escrita en el mismo día de su ocurrencia, haciendo constar, en sustancia, lo, durante ella, acontecido, y la intervención directa de don Rampston en la lucha. El Duque, al día siguiente de la batalla, de acuerdo con su Consejo de guerra, dispuso asentar el Real en Nules: Cuarta Parte, fol. 159 (y no en Burriana cual indica Danvila en su obra referida, pág. 141) por hallarse bien situada y con buenos albergues para alojar la gente y tener a una legua la otra población en muy buenas condiciones para el aprovisionamiento. (1) Cuarta Parte, fol. 175 v.to. (2) Idem, fol. 164 y 165. (3) Idem, fol. 166. (4) Idem, fol. 169 vto (a) Testigo de vista. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 39 prontitud, acumulándose (1), hizo que se rindiera Murviedro con su castillo(2); pasase el Virrey a tomar de nuevo el mando de las que operaban al otro lado de la capital, y consiguiera (omitiendo algunos de sus felices triunfos), la ocupación de Játiva (5 Diciembre 1522), y poco después, la de Alcira(3): firme y definitivo baluarte de los vencidos insurrectos. La actividad, energía y dotes de gobierno del incansable Gobernador de la Plana, unidas al valor y audacia que en la batalla de Murviedro y diversos y peligrosos momentos de la guerra demostrara, ocasionaron que, sin contar con muy particulares honras del Conde de Mélito y hasta del Emperador Don Carlos(4), se le nombrase para la gobernación de la Villa y castillo de Murviedro, con derecho a retener la de la comarca, por entonces a él confiada(5), e hiciera público en elogio suyo, el mentado Virrey, D. Diego, «que si en el reyno huuiera otros dos gouernadores como el de la Plana, nunca la Qermania llegara a los términos que ha llegado»(6). En posesión el favorecido de su nuevo e importante cargo en Murviedro, ejerciólo, cual era natural, con análoga corrección y firmeza a la empleada en su lugartenencia o gobernación de la provincia, hasta dejar por completo pacífica la tierra(7); siendo probable, si no seguro, que desde el castillo de la hoy ciudad de Sagunto, pasase, con bastante frecuencia, sin séquito, o acompañado de su familia, a la' próxima ciudad valentina, en comisión de servicio, o por razones en absoluto distintas, y relacionadas, al parecer, con el matrimonio de una hija suya. (1) Idem, fol. 181 vto . y 182. (2) Idem, fol. 185 v.to (3) Idem, fol. 215 v.to , 216 y 217. (4) Las cartas de éste transmitidas al Virrey y Jurados, se ocupan, siempre, con elogio de él. A los fols. 177 v.to y 178 de la Colección Salazar, con-tiénense noticias de una, escrita a D. Rampston dándole las gracias por su conducta. Véase, también, Viciana, Cuarta Parte de la Crónica, fol. 218, y Ximeno, obra citada, t. I, fol. 166. (5) Crónica, Cuarta Parte, fols. 185 v.to y 186, y Ximeno, obra aludida, Idem. (6) Crónica, Cuarta Parte, fol. 186. (7) Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 40 IV En un documento de fecha 18 de Marzo de 1541, obrante en el Archivo Municipal de Valencia, visto y reconocido por el señor Rodríguez Condesa 1 (1), consígnase que los Jurados de la indicada ciudad aceptaron las fianzas ofrecidas, entre varios, por D.a Angela Viciana, mujer de! noble D. Juan Mascó, y D.a Isabel Viciana y de Pascual, viuda que fue de D. (en blanco el nombre) Viciana, Gobernador de la Plana, en garantía del impuesto de la sisa, arrendado por el noble D. Jaime Corbera(2). (1) Págs. 12, 13, 44 y 45 de su Memoria. (2) La porción final de! párrafo, en lo tocante a las nupcias contraídas por D.a Isabel Viciana, ha de entenderse en el sentido de que fueron dos: las primeras, con el Gobernador del citado apellido, cuyo nombre se omite; y las segundas—existentes en la fecha del documento—con caballero, de nombre Pascual (a). Que este apellido, con las partículas y, d, antepuestas, es, en el caso de ahora, el del último esposo, y no el de su mujer, acláralo e! ejemplo que sigue, con ligeras variantes, en la forma; pero idéntico, en el fondo, al que motiva la nota. «Magdalena Mata y de Llopis en primeres nupties, y, al pnt (present) ab Miquel Gumbau». Escritura de 7 de Febrero de 1632 ante el notario Fabián Lloréns, conservada en su Protocolo de dicho año. (Magdalena Mata tuvo por padres a Miguel Mata y Juana Pons: primer Libro de Sacramentos, fol. 66 v.to. Hubo de ser, por lo tanto, su Verdadero nombre, Magdalena Mata y Pons (b). Aunque la materia se insinúa de nuevo hacia la terminación del presente estudio, la prueba extensa de lo que se afirma, y cuanto con ello se relaciona, se suministrará en instante propicio; siendo suficiente, por ahora, el aducido ejemplo para dejar por completo claro el que se expone en el texto. (a) Como los Viciana y los Mascó, eran nobles, los Pascual: Crónica, Segunda Parte, página 181. Véase además en el Apéndice las listas de las familias valencianas de esta clase, a que He alude en el trabajo dedicado a una nueva y desconocida edición de dicha Parte. (b) El volumen de Sacramentos mentado, lleva escritas en su dorso las tres únicas siguientes palabras: «Libro de bautizos»; pero, como a !a par que actos de esta naturaleza comprende matrimonios y confirmaciones (acaso contuvo también, en otro tiempo, por lo que a su final se afirma, mortuorios), continuaremos aplicándole el titulo de primer Libro de Sacramentos (o con escasas alteraciones) o el de Quínque Libri: ambos de mayor amplitud en cuanto a su significado; si bien prefiriendo, de los dos nombres, aquél, al latino. Cosa parecida se efectuará, por lo relativo al título, cuando haya de mencionarse el segundo libro de similar índole, en cuyas páginas se abarcan, ya con seguridad, actos sacramentales de las cuatro precitadas clases. Aparte estas aclaraciones y otros pormenores que se expondrán en su debido sitio, alusivos a los dos volúmenes, se estudiará a fondo, y con minuciosidades, el primero de ambos, al ocuparnos en diverso trabajo del día eu que ocurrió la muerte del historia FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 41 Nada indica aquel apreciable escritor con relación a quién hubiese sido la tal D.a Angela, ni sobre si la otra señora apuntada debiera considerársela como madre o tía del burrianense cronista, fundándose para guardar silencio sobre este postrer e interesante extremo, en la confusión que proviene de haber existido dos Gobernadores de la Plana, D. Rampston y D. Martín, tío y padre, respectivamente, del susodicho preclaro Viciana (1). Conviene y hasta precisa, ante todo, para la mayor comprensión de lo que vayamos luego enarrando, tener en cuenta, y no confundir, conforme es racional, a la expresada D.a Isabel del documento, con otras de iguales nombres y apellidos, cuyos bautizos y matrimonios fueron muy posteriores a los de aquélla, como en su lugar y tiempo se habrá de advertir; ni detenerse en los actuales momentos discutiendo lo que en distinto trabajo será objeto de breve, pero necesario estudio con respecto a D.a Angela Viciana; es a saber: si esta distinguida señora resulta al fin, la propia mujer de parecido nombre que hubo de consignarse ya en la primera edición del trabajo relativo a la Casa Solar de los Viciana, y que en él figura en calidad de consorte del que se considera tercer D. Martín de la familia, Y una Vez descartadas estas dos necesarias o convenientes advertencias, Véase como utilizando y combinando los últimos datos encontrados en el Archivo Parroquial, cabe decidir, en nuestra humilde opinión, con bastante seguridad, previas dos nuevas recordaciones, cuáles sean los Viciana aludidos en el documento de que se trata, y quién el Gobernador cuyo nombre deje en él de anotarse. Comenzando por D.a Angela, primera de las dos honorables señoras, débese rememorar desde luego, que en el lacónico extracto efectuado del municipal documento en cuestión, a la vez que se la considera casada, y a su esposo incluso en la numerosa y respetable nobleza valenciana, designaste a éste con el nombre y distintivo de D. Juan Mascó. Tampoco ha de olvidarse bajo ningún concepto, el susodicho e importante detalle concerniente a encontrarse entre los favorecidos con el Beneficio de Santa Ana—cuya lista completa, o poco menos, dábamos, con anticipación, a conocer—inscrito, hacia algo (1). Y dos más, añadimos aquí: el primer D. Martín, y el Viciana de que muy pronto se tratará, primo hermano del cronista. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 42 después de su mitad, un Beneficiado, con el expuesto apellido de Mascó, a quien se adjudica el nombre de Antonio, El punto indispensable que solucionar, a seguida de estas dos próximas indicaciones, estriba, primera y señaladamente, en inquirir, si al mismo tiempo que igualdad de apellido, existe alguna relación de parentesco por línea recta entre D. Juan y D. Antonio Mascó, y entre éste y D.a Angela, mujer del primero. Porque de proceder, en realidad, el Beneficiado D. Antonio, de personas con derecho a ostentar; una: el apellido de Mascó, y el de Viciaría, otra, no sólo hubiéramos logrado cerciorarnos de aquellas sospechadas relaciones, sino que, deduciéndose, como se deduce, del detenido examen de los libros parroquiales, la imposibilidad de descubrir en sus páginas datos de diverso matrimonio celebrado por personas con sus respectivos apellidos primeros de Mascó y de Viciana, era consecuencia inmediata se supusiese, al preinserto Beneficiado, verdadero descendiente de las únicas nupcias en tales circunstancias realizadas. Y esto que para la aclaración del asunto, tan indispensable se considera, quedaría, en definitiva resuelto,' a satisfacción, de haberse exigido a cuantos aspiraron al Beneficio de Santa Ana el requisito preciso de formar parte de la familia del fundador D. Martín. Mas, por desgracia, deja de acontecer así; bastando al individuo, con oportunidad presentado, reuniese las condiciones de ser «prebere, idoneus habitu et actu, de bona fama,, vida honesta, y de conuersació laudable á coneguda, y voluntad del Patró». Muy diferente cosa sucedería, sin embargo, de que resultara en lugar del Beneficiado, el Patrono, quien llevase el apellido de Mascó; porque en este caso, ya se necesitaba, según la resumida escritura de fundación, para obtener el «Jus patronal», hallarse con certeza incluido entre las diversas personas de la antedicha familia, y en determinada línea de ella. Pues, Véase lo que, por casualidad o rarísima coincidencia, se manifiesta en el asiento del «Apuntament, donde se contiene en extracto aquel notable documento escriturario, al ocuparse del Beneficiado, D. Antonio Mascó: «...ai present es Beneficiad de dit Benifed D.n Antonio Mascó Cleregue fill de La ciutad de Valencia, y patró D. n Manuel Mascó p.bc Jermá del dit Mascó...» De forma que, con arreglo a cuanto con sencillez se afirma en el reducido trozo transcrito, al Patrono y al Beneficiado, aparte de asignárseles el propio apellido de Mascó, se les reconoce y declara de manera expresa y terminante, hermanos; y por lo FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 43 tanto, de manera tácita, comprensos entre la descendencia de doña Angela Viciaría y D. Juan Mascó. Ahora: si con el objeto de inquirir con rigurosa exactitud la Verdadera y concreta línea ascendente de D.a Angela, se advierte, que de conformidad con la escritura de fundación del Beneficio, el derecho de Patronato, a seguido de los fallecimientos del primer D. Martín, de D.a Datniata y de D. Rampston, correspondía a los hijos y sucesores de éste; y que, únicamente, luego de extinguida su línea pasaba a su hermano D. Martín, y a su óbito, al de mayor proximidad, a él, en grado de parentesco, llegamos a la indudable deducción de proceder la Viciana, a cuya ascendencia antes aludíamos, de la línea primogénita de! fundador, o sea, de don Rampston del repetido apellido, en gran parte estudiado en algunas de las páginas, con anterioridad escritas. Y era este último y no su otro hermano el indiscutible ascendiente en busca del cual caminábamos, desde el instante que de la información de nobleza solicitada por e! hijo del cronista, D. Mateo de Viciana, se desprende haber tenido e! hereu o hijo mayor del indicado primer don Martín, a quien transmitiré! «Jus patronal» cuando ocurrió su defunción: un hijo, de nombre, Cosme o Cosme Agustín; y porque, aun cuando no conociéramos semejante circunstancia, ni se conservara noticia de ningún hermano de éste, varón o hembra—que de ambas clases parece conservarse—, capaz de sustituirle a su muerte, dado su carácter sacerdotal, en el derecho de Patronato, deberíase admitir su existencia, si se atiende a que, en el referido asiento del Apuntament (anótanse en él las diferentes modificaciones de la escritura de fundación del Beneficio, sobre todo, hasta los próximos sucesores de los Mascó), nada se dice acerca del agotamiento de la línea preferida, y del paso de aquel derecho a la del segundo D. Martín de Viciana. Llégase de análoga manera a idéntico resultado, teniendo presente la inexistencia en la postrera expresada línea, de señora con quien.se pudiese confundir la consorte del noble Valenciano don Juan Mascó, a pesar del considerable número de nombres y detalles adquiridos sobre deudos próximos o remotos del que la iniciara. Solamente sé hace mérito, en ocasiones, hacia los comienzos del primitivo Libro de Sacramentos, y en otros varios lugares y libros, de bien acomodada mujer, de nombre asimismo Angela (1); (1) De ella, de su marido y de sus hijos, nos ocuparemos con oportunidad. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 44 pero esta honorable Viciana (de indiscutible descendencia del segundo D. Martín), a causa de resultar hija de hembra de la enunciada familia, llevaba el distinguido apellido a continuación del de Benedicto o Benedito, que le correspondía por parte o línea de su padre. Respecto a cuál fuera el verdadero parentesco existente entre D. Rampston y D a Angela de Viciana, lo que antecede, el aplomo, serenidad y número de años atribuíbles a ésta por su estado de casada y por la naturaleza y trascendencia del contrato: singularidades tan en harmonía con el carácter y edad entonces asignable al difunto hereu, unido a la conocida data del documento municipal, con sencillez grande nos dan a comprender que, dentro del calificado por la ley de línea recta, el exclusivo correspondiente ai último, era, el de cierto y legítimo padre de aquélla. Tenemos, pues, en conclusión: a) La D.a Angela, casada con D. Juan Mascó, perteneció a la familia de los Viciana, según el expreso apellido acompañado a su nombre. b) D. Manuel y D. Antonio Mascó fueron también de la propia familia, por haber sido el primero Patrono del Beneficio, y el segundo, hermano legítimo suyo. c) Débese incluir al D. Manuel y al D. Antonio Mascó entre los descendientes de D. Rampston, y en modo alguno entre los que pudieron serlo de D. Martín, su hermano—únicos grupos con derecho al Patronato del Beneficio—, en atención a que, correspondiendo a la primera línea, la preferencia; y habiendo dejado legítimos sucesores, o mejor hijos, D. Rampston, no consta por ningún conducto el agotamiento de dicha línea antes de llegar a la época de los dos hermanos Mascó. d) Proceden ambos hermanos por directa sucesión de D. Juan Mascó y de D.a Angela Viciana, tanto por el explícito apellido ostentado, como por el tácito que presupone el Patronato del Manuel y por la inexistencia de matrimonio distinto, pero de apellidos iguales, con el cual pudiera confundirse el de aquéllos. e) Ha de conceptuarse a D.a Angela, hija del primogénito don Rampston, y nunca de persona diversa de semejante línea, porque siendo, conforme a lo contenido en los cuatro hechos anteriores, de indiscutible descendencia suya, sería irregular atribuir a los dos apuntados Viciana, otra especie de parentesco; supuestas las Varias particularidades antes aludidas, incluso la del año en que se extendiera el documento aceptando las fianzas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 45 En lo tocante al segundo de los dos extremos desde el principio sometidos a examen, esto es, al concerniente a de qué Gobernador de la Plana fuera consorte, la D.a Isabel Viciana y de Pascual, ha de manifestarse por de pronto: que, prescindiendo del primer D. Martín del preclaro apellido, así por el tiempo en que gobernó la comarca, cuanto, por conocerse el indiscutible nombre de su recatada esposa; y prescindiendo, a la Vez, del segundo, es decir, del padre de nuestro cronista—casado, con señora cuyo nombre y honorable ascendencia se harán constar en trabajo y momento propicio—era natural se considerara, consorte de la D.a Isabel, a D. Rampston de Viciana, otro de los que desempeñaron el importante cargo. La existencia, empero, entre los individuos de la distinguida familia, de un cuarto Gobernador de la Plana, conocido con el nombre de D. Jaime(1), deja, a primera Vista, insegura, la antes mentada suposición. Mas, si, completando lo indicado, atendemos a que de tales cuatro Gobernadores en esta parte del Reino de Valencia, exclusivamente al que fundara el Beneficio, y, asimismo, aunque no tanto, a su hijo D. Rampston, se les designa, de ordinario, por antonomasia, mejor que utilizando su nombre, por su cargo; que al segundo D. Martín de Viciana, de efímera gobernación, se le da a conocer, casi siempre, con el calificativo de Comendador de Calatrava; que al D. Jaime del primer apellido, último de los cuatro, nunca le citan por su honorífico empleo, los autores, sino con el renombre de Capitán o Coronel de las Banderas de la Plana; y en especial, si se considera que éste, además de haber reemplazado en el destino a D. Rampston, en, o con alguna anterioridad a 1531; o sea, en días no lejanos a los del documento donde se trata del Gobernador difunto, contrajo nupcias con señora distinta de la Isabel precitada, cual se probará, en su sazón oportuna no hay otro remedio, en definitiva, que calificar a D. Rampston de primer marido, o uno de los maridos de D.a Isabel Viciana y de Pascual; y a D.a Isabel, en su vista, de tía de nuestro historiador D. Rafael Martín de Viciana. Con semejante fundada solución explícanse y se aclaran con suma facilidad, los datos tomados del documento de que se habla: las relaciones y parentesco de D.a Angela con D.a Isabel; la prestación de fianzas por parte de madre e hija, en garantía del consabido arrendamiento; y hasta el espacio en blanco, significad- (1) En páginas próximas se justifica FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 46 Va omisión y olvido sin subsanar, a consecuencia del extraño nombre que llevaba el primogénito del primer D. Martín. Por lo demás: del enérgico y activo Gobernador de la Plana, D. Rampston, consérvense todavía dos noticias que acreditan su existencia y el ejercicio de su provechosa gobernación, en fecha posterior a la guerra de las Germanías: una, sin reproducir, a pesar de dárnosla a conocer Viciana; y la otra, por completo desconocida hasta hace muy pocos años. Es la primera: que a solicitud de los vecinos de Benicarló, tan leales, en su mayoría, durante la temible insurrección popular, escribió cierta carta a Don Carlos, fechada en 14 de Septiembre de 1523, recomendando a ¡a localidad; poniendo de manifiesto su comportamiento, entonces; y, solicitando, en recompensa a sus sufrimientos, gastos y excelentes servicios, algunas singulares mercedes 1 (1). El Emperador, que con anticipación la había recomendado a la Lugarteniente General del Reino, D.a Germana, en el pleito sostenido con Peñíscola(2), concedióla el título de Villa, «decorándola... según que las otras Villas son decoradas, preuilegiadas, e favorecidas»(3), y otorgó licencia a sus habitantes para celebrar feria todos los años, después de la fiesta de San Bartolomé, y para sacar de Aragón y Cataluña mil cahíces de trigo, por más que fuese en especiales tiempos de veda (4). La segunda noticia de referencia, posterior en unos dos años a la de que acabamos de ocuparnos, tomárnosla de un extenso y notable artículo publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, por D. Vicente Castañeda y Alcober, sobre los Manuscritos lemosines de autores valencianos, o que hacen relación a Valencia, y se custodian en la Real Biblioteca de San Lorenzo del Escorial. Dícese, en este trabajo, al pie de la letra transcribiendo: «28. Foix, Reina doña Germana de Copia de una carta de la Lugarteniente General en el Reino de Valencia, comunicando a Don Rampston de Viciana, lugarteniente del emperador (Carlos V) allende el rio Uxon, ia derrota y prisión del rey de Francia, Francisco I...... «2 hojas útiles en (1) Crónica, Tercera Parte, pág. 145. (2) Idem. (3) Idem (4).Idem FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 47 Valenciano; la carta original, de la que es copia este manuscrito, es del año 1525...... «Registrado..... con la signat: D-III-2.— Fols. 7 y 8» (1). En la preinserta transcripción, como se ve, únicamente se determina, con certeza, el año del documento a que ella se refiere; pero, por la data asignable a la aludida batalla de Pavía (24 de Febrero de 1525), cabe deduzcamos haberse escrito la antedicha carta, con posterioridad al día y mes apuntados; y por lo tanto, luego de ia fecha aplicable al acabamiento de la insurrección regional(2), D.a Germana, segunda esposa de D. Fernando el Católico, conocedora, a ciencia cierta, de la extraordinaria estima y consideración tenidas por el rey al padre de D. Rampston, no quiso ser menos que su preclaro y real marido; y cuando hubo de presentársele ocasión oportuna para ello, dio muestras al hijo, de la especial deferencia que su esposo guardara para con el inmediato ascendiente de aquél (3) (1) Incluyese el artículo en dos números de la citada Revista, correspondientes: e! primero, a los meses de Marzo y Abril de 1916, y el segundo, a los de Mayo y Junio de igual año. (2) Terminó entre el último mes de 1522 y primeros meses de 1525, pero todavía en 1524 continuaban aplicándose castigos a los agermanados sorprendidos en Valencia y en otras partes. (3) Muertos de mala manera el popular Vicente Peris y otros varios, apuñalado «El Encubierto de Valencia», vengador, según él se decía, del primero, y supuesto hijo por añadidura del Príncipe Don Juan y Doña Margarita de Flandes; y, preso traidoramente y hecho cuartos Quillem Sorolla, aún aparecieron suplantadores del misterioso personaje que intentaron atizar el fuego de la, en apariencias, apagada rebelión. Para concluir, por completo, con estos peligrosos gérmenes, acudió el Emperador Don Carlos a los más violentos medios de gobierno, utilizando para su aplicación a D.a Germana, viuda ya del Católico monarca, e hija que fue de D. Juan de Foix, Vizconde de Narbona y de D.a María, hija de D.a Blanca de Navarra y de Don Juan II de Aragón. Al efecto, en 27 de Marzo de 1525 y 15 de Septiembre del propio año, nombró a la ex-reina y a su nuevo esposo D. Juan, Marqués de Brandemburgo, respective, Lugarteniente General del Reino de Valencia y Capitán General. Cumplida la deplorable misión de ambos en esta ciudad, y viuda, también, aquélla de D. Juan (falleció en el Palacio del Arzobispado el día 5 de Julio de 1525); contrajo (D.° Germana) terceras nupcias, con D. Fernando de Aragón, Duque de Calabria, quien, conforme advierte Viciana (Crónica, Segunda Parte, página 75), «vino a esta ciudad de Valencia con su Esclarecida mujer..... a XXViij de Nouiembre: año . M.D.XXvj..... con el cargo de Visorreyes..... y a. XV. de Octubre, año . M.D.XXXVj». falleció la Reina Germana en Villa de Liria; fue sepultada en Sant Miguel de los Reyes, como instauradora de aquella casa. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 48 Añadiremos para poner término a lo principal, tocante al primogénito del primer D, Martín (1) , que de D.a Angela, su hija, nada nuevo debemos agregar mientras no haya de aclararse, como dijimos, en trabajo distinto, si contrajo o dejó de contraer segundas nupcias con personalidad ya nombrada de los Viciana, y que de D. Cosme o Cosme Agustín, únicamente se conocen las cuatro curiosas particularidades a continuación anotadas: formó parte del clero parroquial de Burriana, fue su síndico y apoderado, sostuvo, conforme en su lugar se expondrá con amplitud, ruidosa contienda de orden civil ante los Tribunales de Valencia, con su primo hermano el cronista, y residió en esta ciudad, durante la sustanciación del pleito: con grandes probabilidades, junto con su madre, en la histórica, y tal vez, por él, heredada casa paterna, sita en la calle de San Cristóbal; de acuerdo con lo que se consigna en una de las diligencias que se extendió en la «que ell te e posseheix en la pre-sent ciu/tat de Valencia». V El menor y segundo hijo del Consejero de Don Fernando el Católico, llamóse, de acuerdo con lo en diferentes ocasiones y lugares consignado, D. Martín, como su padre; y es el único de los Viciana de importancia, del que se puede, acaso, suponer su nacimiento, y afirmarse, con seguridad su muerte, siquiera fuese por inesperada ocurrencia, en población diversa de la villa de Burriana. De convertirse en definitiva realidad, lo en forma absoluta aseverado por el señor Rodríguez Condesa en su consabida Memoria «Rafél Martí de Viciana», habría que referirse, el inquirido (1) Su muerte acontecería en el intermedio del 1525 (año de la carta de D.a Germana) al 1531 (primero, o uno de los primeros, según luego se justifica, del mando de su sucesor). Ocurrido el triste suceso, debió trasladarse de Castellón a Valencia, su viuda; instalándose en la casa de D. Rampston, y celebrando, a su tiempo, D.a Isabel, su último matrimonio con el Pascual de nombre ignorado. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 49 nacimiento del segundo D. Martín, a la también Villa, entonces, y hoy ciudad de Castellón, capital del territorio sometido al gobierno de su padre, y hacia los primeros años, quizás, de su largo y afortunado desempeño; de parecida suerte que en la antigua y aragonesa ciudad de Alcañiz, situada cerca de los límites de nuestro valenciano reino, deberá buscarse, a su vez, conforme para la generalidad es notorio, el sitio de su inesperada y trágica muerte 1 (1). No vaya, sin embargo, a creerse, que por las antedichas casuales circunstancias dejara de mostrar este Viciana, su predilecto e intenso cariño a la inolvidable Villa, cuna, según se acaba de repetir, de la inmensa mayoría de sus antepasados; supuesto que, en ella se estableció; en ella fundó determinada institución religiosa, de la cual, a seguida daremos documentales noticias, y en ella contrajo, por fin, su ya aludido matrimonio. Estimóle, en gran manera, e! afortunado y católico soberano, por consideración, particularmente, a los reconocidos méritos de su inolvidable padre, y tan pronto como hubo de firmar aquél, el nombramiento de éste para el cargo de Consejero, debió de conferir, asimismo al hijo, el señalado empleo de paje suyo, con servicio dentro y fuera de palacio. Le nombró, al propio tiempo, D. Fernando, Caballero de la (1) Confesamos, con sincera buena fe, habernos sido imposible tropezar con la documentación o libro del que se haya tomado el dato relativo a su nacimiento. El señor Rodríguez, en su citada Memoria, pág. 12, indica, sin detenerse en la prueba de su afirmación, que el padre de nuestro historiador «fon l'encarregát de la defensa de Castelló, la seua villa natal, contra les hostili-táts de la Gemanía»; pero, como por un lado, la villa, con certeza defendida, por el segundo D. Martín, fue Burriana y no Castellón (poco ha se justificaba mediante carta de D. Rampston al Virrey), aunque en pasajeras ocasiones sustituyese a su hermano en el gobierno de la capital y su territorio; y como, por otro, tampoco, a falta de documento u obra de autoridad publicada que se ocupe o confirme semejante detalle, es factible encontrarlo aclarado, ahora, en los correspondientes libros del Archivo Parroquial de la postrer exvilla referida (Castellón), a causa de haber sido destruidos por terrible y voraz incendio en 1542 (Balbas, «Castellonenses Ilustres», pág. 9); es decir: en fecha muy posterior al nacimiento y muerte del padre del cronista, vamos sospechando si habrá, en lo antes expuesto, algún involuntario yerro, por lo que afecta al nombre de la villa defendida, y en su consecuencia, al de la población en que Viera la luz primera, el segundo D. Martín: consistente en haberse escrito, por descuido, en el texto, la palabra Castellón, en vez de la de Burriana, patria de la casi totalidad de los individuos de esta familia. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 50 Orden Militar de Calatrava (1) y le hizo merced de la importante Encomienda de Burriana: dotada con las seguras y pingües rentas de lo que e! Rey Don Jaime donó a la Orden al conquistar la expresada villa, o sea, de la Torre de Calatrava, subsistente en la actualidad, y de su cultivado y regular heredamiento: grupo de inmuebles rústicos, en contacto con la población, de lo más bello y fértil de cuanto constituía y constituye su reducido, pero hermoso e incomparable término(2). Durante la apasionada guerra o insurrección de los agerma-nados, se le comisionó conforme advertimos, para la defensa de la burrianense Villa, y sustituyó a su hermano D. Rampston, en la lugartenencia y gobernación de la Plana, cuando por exigencias militares o por otros parecidos motivos tuvo necesidad el Gobernador de ausentarse de la capital del territorio de su mando(3) (1) Crónica, Tercera Parte, pág. 201. He aquí el origen de esta Orden Militar. Los Templarios (otra Orden de la enunciada clase), con autorización de Alfonso VII de Castilla, poseyeron, durante muchos años, la andaluza Villa de Calatrava con el objeto de defenderla de las peligrosas acometidas sarracenas. Envalentonados y orgullosos los infieles, con insistencia, la amenazaron y atacaron, poniendo en tales aprietos a sus defensores, que considerándose impotentes los Templarios para repeler a la morisma entregaron la plaza de nuevo al hijo de aquel rey, Sancho III. Era en dicho momento Abad del Monasterio de Santa María de Fitero, de la Orden de Cister, Frey Raimundo; quien instado por uno de los monjes, de nombre,. Frey Diego Velázquez, para que solicitara del monarca se le encargase de su defensa, así lo efectuó; obteniendo sin dificultad, lo que con interés pretendía. Acudieron, entonces, al lugar del peligro, número grandísimo de Caballeros; tomaron el hábito; organizóse la Orden, y se consiguió, con Valor y constancia, rechazar al enemigo. El Rey, agradecido a sus defensores, hizo donación de la villa a la Orden y freiles de Calatrava en privilegio de 1157; y el Papa Alejandro III, completando la obra, confirmó la regla y militar estatuto de ella en Bula Apostólica de 1164 (Idem, pág. 178 y 179 e Historia General de España, por el Padre Mariana, t. I, pág. 332 y 333.—Madrid.—1852). Al ocurrir la muerte de D. Garcí López de Padilla, último Maestre, «passo —dice Viciana—el maestrasgo por vía de administración en poder de los reyes Católicos. Y successivamente en poder del Catholico Emperador Don Carlos quinto nuestro rey y señor». (Crónica, Idem, pág. 181.) (2) Idem pág. 201. Linda, la porción que abarcaba: por Norte, con la villa; por Sur, con el Mediterráneo; por Este, con el Río Seco; y por Oeste, con el Camino Hondo, o de Juan Rodrigo; dividiéndose, toda ella, en tres secciones, denominadas Cuarts, Setenes y Novenes, según que los poseedores de las fincas quedaron obligados a pagar, la cuarta, séptima o novena parte de los frutos producidos. (3) Idem, Cuarta Parte, fol. 75, y obra mentada de Ximeno, t. 1, pág. 166. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 51 Fue sin duda, su nombramiento para la custodia de la repetida y antigua población de la Plana, en aquellos graves y azarosos instantes, acuerdo de extraordinario tacto y de consumada perspicacia política; pues a la par que con la expuesta medida, se evitaron probables desórdenes en su interior, consiguióse que ni uno de sus hombres útiles para la guerra mostrara simpatías, o se inclinase de ostensible manera a favor de los alzados en armas. Contrajo nupcias, este Viciana, con respetable señora de distinguida familia, cuyo nombre, como insinuábamos, se reserva hasta el sitio y momento de mayor conveniencia para aducir las abundantes y decisivas pruebas confirmatorias del hecho; y de la misma suerte que a la totalidad de las personas de su nobilísima familia, se le ha de considerar religioso, en sumo grado y católico de todas veras convencido; pudiendo mencionarse, en testimonio de esta categórica indicación, un peregrino documento escriturario obrante suelto en el Archivo Parroquial, del cual Vamos a ofrecer la siguiente copia exacta. Dice así: Ab carta publica de donacio feta en la Vila de Borjana a set del mes de octubre di (del) any día (de la) nat (natiuitat) de nre (nostre) Siñor Mill cinchcents y vint Llaborada e rebuda p (per) mj Rafel tarago p (per) auttor (auttoritaí) reyal not (notari) publich e aç de ppria (propria) ma scienter efe fahent Consta e app (appar) (sic) Com lo noble frare martj de Viciana Cauallr (Caualler) e comaMarti de viciana nador dla comanda de Calatraua situada en lo terComanador de Calatraua me de Ia pnt (present) Vila fa donacio e transporta do al vener (venerable) clero de la Sglesia de la dita Vila absent et. (etcétera) co (ço) es de tots aqlls (aquells) trenta sois (solids) censáis que en frances colom laurador de la vila D' (De) borjana ly Frances colom respon cascunany en la festa de sent francés Los qlls (quals) foren carregats sobre hunes cases dl (del) dit francés colom que afronté (afronten) ab cases de mre (mestre) saluador buch selurgia e ab cases de mre tallada fuster Les qlls (quals) se po den Unir e quitar p preu de (espacio en blanco) llres (lliures) mo (moneda) re (reyal) de va (Valencia) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 52 S. francés Sta Anna S* Bened Los Sants metges Sn Cosme, y Damia La qual donacio fa al dit clero ab tal pacte e condicio co es que les capellas (capellans) de la dita Sglesia e clero D' borjana ajen de dir e celebrar quatre festes cascun any ab ses vespres completes e misa de capes e diaca ço es en les festes diglorios Sent Francés Sentana Sent Benet e los gloriosos metges et (etcétera) los qlls trenta solds Vol le sien messes a despeses miees ppyes (propyes) la q11 (la qual) donado fa al dit clero de tots sos drets et Instituint et pa vendré et exceptáis et pmete (permeten) et e voll esser tengut de evictio et pmete (prometen) et obliga et testimois fore pnts (testimonis foren presents) en Domyngo piquer E Joha albiol lauradors D Borjana Segons totes les dites coses e altres en la dita Carta a la qual me refer son mes Largamet contengudes E p q (E per que) fe en lo pnt testimoni sia donada yo dit not pose tno sig-ne.—Signado. La muerte del respetable guardián de Burriana y Caballero y Comendador de Calatrava acaeció rodeada de incidencias, en realidad, extraordinarias en la primavera de 1522. La imponente insurrección de los agermanados, aunque nacida y desarrollada en sus comienzos dentro del territorio de nuestro valenciano país, trascendió, tiempo más tarde, fuera de sus límites; pasando a distintas poblaciones de los de Murcia, Mallorca, Cataluña, y, muy en particular, a una de las principales del reino de Aragón, en donde hubieron de notarse sus efectos de inesperada y dolorosa manera para el historiador y su familia. En la antigua e importante ciudad de Alcañiz, en efecto, y durante el día de la Ascensión de Cristo Jesús, promovióse espantoso y, al parecer, rápido motín, relacionado con los aludidos sucesos de Valencia, y del que fue, al decir del Cronista, causa inmediata la persona a quien designa con el título y nombre de mosén Diez (1). Encontrábase en semejante ocasión, por causa de su Ministerio, Encomienda o por otras desconocidas, en la histórica ciudad mencionada, el Ilustrísimo Arzobispo de Zaragoza D. Fernando (1) Crónica, Tercera Parte, pág. 5. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 53 de Aragón(1), acompañado de su Mayordomo, el segundo don Martín, y de varios de sus fieles servidores, cuando en el momento preciso de celebrarse la misa conventual, a la que todos ellos asistían, estalló, y tomó en el acto tales proporciones el ruidoso y alarmante alboroto popular, que penetrando los amotinados en la Iglesia, con Violencia y siniestros propósitos, arremetieron enfurecidos al Arzobispo y a sus otras auxiliares personas, matando sacrilegamente al pundonoroso padre de nuestro Viciana «por defender—escribe éste, aludiendo al Prelado—la real sangre de V. S. y amparar a sus criados»(2). En recuerdo y glorificación del digno y heroico proceder del Mayordomo D. Martín, dispúsose por su Ilustrísima el Arzobispo D. Fernando, la sepultura del egregio muerto en túmulo construido exprofeso en la Iglesia del castillo de la ciudad (3) Por lo demás, del Valeroso y malogrado padre de nuestro historiador, ocúpanse con alguna mayor frecuencia los libros y documentos del Archivo que de los tres restantes Gobernadores o Lugartenientes de la Plana, dándosele a conocer en los parajes donde se le menciona, con las expresivas frases «del comanador» o «Comendador Viciana»: solas, o acompañadas del aditamento «de la orde de calatraua»(4). (1) Era también, entonces, Comendador de Alcañiz, perteneciente a la Orden de Calatrava. Crónica, Tercera Parte, pág. 182 y Torres, «Advertencia al lector». (Segunda Parte de la Crónica, págs. IX y X.) (2) Crónica, Tercera Parte, pág. 5 (3) Idem. Con el fin de obtener la partida de mortuorio del difunto, y ampliar, caso de ser posible, las sucintas noticias del texto, escribimos al ilustrado Secretario Municipal, que era de Alcañiz, D. Víctor Navarro, rogándole nos transmitiese, junto con la nota o copia de aquel documento, lo que digno de mención, con referencia a dichos sucesos, constara en el Archivo Municipal y Parroquial de la ciudad; pero con gran extrañeza nuestra, nos contestó al poco tiempo (lo cual consignamos en agradecimiento) que, nada pertinente al asunto consiguióse hallar en ninguno de los dos registrados Archivos, a pesar de conservarse, en el segundo, y por lo que respecta a la partida de óbito, las actas de dicha naturaleza correspondientes al siglo XVI. (4) «Apuntament», págs. 949 y 2.821: «Llibre=. 2.= de calandaris, pág. 20, y «Llibre=. 3.= de calandaris, pág, 11 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 54 VI Aparte de quien fundara el Beneficio de Santa Ana y de sus dos descendientes inmediatos, hemos conseguido encontrar, entre los individuos de esta antiquísima familia, un cuarto Gobernador de la comarca, con el nombre—antes lo indicábamos—de D. Jaime; y dos, hasta el momento desconocidas señoras, llamadas, respective, Isabel y Ana. El primero, a quien cita ya nuestro cronista (aunque no en clase de Gobernador), al historiar la insurrección de las Gemanías (1)1; la segunda (Isabel), mentada, de igual forma por el propio D. Martín, cuando, en escritura pública de 3 de Julio de 1548, deslinda determinado urbano inmueble, sito intramuros de Burriana (2); y la tercera (Ana), otorgante de un documento análogo que autorizó Melchor Cluá en 19 de Octubre de 1565, alusivo a reconocimiento de cierto censo enfitéutico a favor del clero local(3). (1) Crónica, Cuarta Parte, fol. 156. (2) «Apuntament», págs. 2.347 y 2.348 (3) Cabreo de igual notario, fol. XL. En el censo enfitéutico, o enfiteusis, dividíase (y se divide) el pleno dominio de un inmueble, conforme por lo general es sabido, en dos porciones: la del censualista, dueño o señor directo, con la facultad de percibir la pensión y gozar de otros derechos, y la del censatario o enfiteuta, a quien se denominaba y denomina, de ordinario también, dueño o señor útil (en el Código Civil se suprime la palabra señor para ambas clases de dueños), por corresponderle el disfrute de la finca censida. Entre los derechos pertenecientes al censualista hallábase el de cabrevación; es decir: el que le asistía para obligar al enfiteuta a reconocer el gravamen, con todas sus consecuencias, mediante el indispensable documento escriturario. Puede, en su vista, considerarse el Cabreo, y sobre todo el del texto, como un libro o cuaderno manuscrito, en cuyas páginas, a instancia del Procurador del clero local, y en su presencia, se extendía el reconocimiento o confesión efectuada por el dueño útil del censo a que se encontraban afectas una o Varias fincas, con las obligaciones consiguientes, ante Notario, a la vez, Juez Delegado de dicho clero; el cual Juez Delegado condenaba al confesante al pago de la pensión y a satisfacer las otras prestaciones, ejecutando, caso de resultar necesario, la sentencia dictada. En el primero, en fecha, de los seis Cabreos de Viciana (total, este número, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 55 De esta última señora de la familia podemos afirmar, con seguridad absoluta, que estuvo en posesión de pequeñas, pero Valiosas fincas rústicas contiguas a la enunciada Villa; y que, en la fecha de la escritura, era viuda en primeras nupcias de Antonio San Juan, y en segundas, de Sebastián Martí(1): de Isabel Vi-ciana, que le perteneció, en la data de otro documento escriturario, un horno sugeto a censo de la clase indicada (2); y de don Jaime del postrer apellido, que figuraba, como se dijo en páginas anteriores, durante el año 1520 o 1521 en concepto de Coronel de las milicias o Banderas de la Plana y de su capital Castellón (3), y en el de 1531, en calidad de Portant-veces de General Gobernador en esta parte del Reino de Valencia (4). Acerca de quiénes fueron los inmediatos ascendientes de los tres indicados Viciana, ignorárnoslo, del todo, por lo tocante a las dos referidas señoras; pues, en lo que concierne al repetido Gobernador, D. Jaime, conoceríamos el nombre de su padre (5), si resultase, al fin, admisible la explícita y categórica manifestación de D. Juan A. Balbas, Este concienzudo y laborioso escritor regional, de quien ya hemos utilizado dos de sus Varias publicadas obras, consigna en la que intitula «El Libro de la Provincia de Castellón», una efeméride, correspondiente al 8 de Julio de 1521, cuyo contenido, en sustancia, viene a recordar que en esta fecha se juntaron en la capital del territorio, y salieron de ella para el campamento de Nules, el ejército del Duque de Segorbe y el organizado en la villa de Benicarló, a las órdenes, ambos, del Duque; quedándose, sin embargo, en Castellón el Lugarteniente o Gobernador D. Rampston. Y añade, en seguida: «El hijo de éste, de los suyos conocidos), anterior, de parecido modo que los demás, al de Cluá, la comparecencia se realiza a instancia del Procurador del Clero; pero en los cinco que siguen a aquél, a la del Beneficiado, o Beneficiado y Representante de los Patronos de algunos Beneficios eclesiásticos, prescindiéndose, siempre, en los seis, de la intervención del Juez Delegado. (1) Idem, fol. XXXX y XXXX v.to. (2) Apuntament, pág. 2.547 y 2.348. (3) Crónica, Cuarta Parte, fol. 156; y Ximeno, obra citada, t. I, pág. 166 (4) Después se acredita. (5) Se le cita, aunque sin probarlo, al ocuparnos por primera vez del Catálogo del P. Guillermo Antolín relativo a los manuscritos latinos de la Biblioteca del Escorial, y de los dos tratados en él inclusos, escritos por el primer Viciana de los que desempeñaron cargos de tal naturaleza. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 56 D. Jaime, levantó en esta villa una compañía de cien hombres bravos y escogidos, agregándose con su bandera a aquellas fuerzas»(1). Con lo cual, claramente hácenos comprender el autor a quien corresponde la cita, que el Verdadero padre de D. Jaime, ha de resultar por precisión, aunque no fundamenta o justifica su dicho, el propio Gobernador apuntado (2). Tiénese a D. Juan A. Balbas en días algo pasados cronista de Castellón, a la par que Jefe de su Biblioteca Provincial, en clase de serio y discreto publicista; y tanto, por aquellos dos característicos cargos, como por las últimas meritorias cualidades, hubo de serle empresa hasta cierto punto sencilla coleccionar abundantes datos, y de garantía, relacionados con asuntos históricos de la Provincia. Pero sucede en el caso de ahora para no admitir, sin algún reparo siquiera, su resuelta y concluyente afirmación, que, por extraña y fortuita ocurrencia, su predecesor en la Biblioteca Provincial, nombrado, D. José María Torres, Jefe, años después, según decíase, de la de Valencia, cronista, también, (1) Obra mentada, pág. 606. Asimismo se agregaron a D. Jaime las otras compañías o banderas de la Plana. (2). D. José Segura Barreda, en su obra «Morella y sus Aldeas», t. III, páginas 199, supone, como Balbas, tan próximo parentesco entre ambos Vicia-na; pero sin aducir tampoco, comprobante en su abono. Advirtamos, sin embargo, anticipándonos a lo que se tiene de exponer arriba, muy luego, la extraña circunstancia de que, en ninguna página de la Crónica se haga alusión a la clase de relaciones familiares que unieran a don Rampston y su titulado hijo D. Jaime; mientras se precisa en ella, o se deduce> sin dificultad, las que enlazaban al primero con los restantes personajes de la familia. Habla, por ejemplo, el cronista, de D. Rampston y de una de sus cartas al Virrey, y declara al segundo D. Martín hermano del D. Rampston, y a éste, tío suyo; es decir, del autor de la Crónica; recuerda al primer don Martín, y le considera su abuelo, y padre de D. Rampston y del segundo don Martín; y enuncia al postrero de ambos, o sea, al Comendador de Calatrava, y le señala autor de sus días. Sólo cuando en ocasión oportuna pudo referirse! o se refirió, a D. Jaime, deja de manifestar su parentesco con las diferentes personalidades de la familia, y por lo tanto, con su antedicho tío, no obstante aparecer juntos los nombres de uno y otro en los más adecuados momentos para que se hiciera mérito del curioso pormenor; es a saber: en el de la unión de las fuerzas del Duque de Segorbe, las organizadas en Benicarló y las dirigidas por D. Jaime, en la capital de la comarca donde residía el Gobernador, y en el de la batalla de Murviedro o Almenara, donde lucharon de consuno, frente a los envalentonados insurrectos valencianos. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 57 de esta ciudad, y, a mayor abundamiento, aficionado a estudios referentes a Viciana y su familia, ha venido, si no de forma directa, indirecta, a despertar desconfianzas sobre la certidumbre o Validez de lo, con firmeza, asegurado por Balbas. Aquel distinguido e ilustrado bibliotecario en su extensa y meritoria «Advertencia al Lector», inserta, cual con repetición se lleva expuesto en los comienzos de la Segunda Parte de la Crónica, trata, con escasa amplitud, aunque con la necesaria claridad, sin embargo, de interesante documental información instruida a instancia del hijo de Viciana, D. Mateo, en crédito de la calificada nobleza de éste y de su familia, a contar del que fundó el Beneficio de Santa Ana, su bisabuelo. En ella, conforme era racional, hubieron de aparecer anotados cuantos descendientes varones, por lo menos, se comprenderían desde el primer D. Martín de Viciana hasta el susodicho promovedor de las diligencias informativas; y, en su consecuencia, en el testimoniado contexto habrían de encontrarse escritos los nombres de los hijos del antiguo consejero del católico monarca: D. Rampston y D. Martín; los nombres de los consabidos nietos del padre de ambos, e hijos respective de éstos, D. Cosme y D. Martín de Viciana; y el del mentado hijo, al parecer, primogénito del último, llamado de nombre D. Mateo. Pero el Sr. D. José María Torres, no obstante haber visto y reconocido, por lo que nos cuenta en su trabajo, el testimonio del expediente en cuestión librado por el notario de la ciudad de Valencia, don Juan Daza, en 12 de Abril de 1601, al enumerar a los Viciana en semejante documento incluidos, cita, sí, a la totalidad de los que antes apuntábamos; mas no designa para nada al D. Jaime de Viciana, objeto de nuestras aclaratorias disquisiciones, a pesar de la importancia y trascendencia del inesperado descubrimiento. ¿Se omitió su nombre en la información? ¿Dejóse de escribir en el testimonio? ¿Se olvidó de copiarlo el Sr. Torres? ¿Era D. Jaime de diferente rama que los nombrados y adquirió su nobleza, pues resulta noble, por causas extrañas a las que originó la de aquéllos? Sea lo que fuere, y en la imposibilidad de cotejar nosotros las citas de ambos escritores regnícolas con los textos documentales que se testimoniaron, admitimos desde ahora, ya que únicamente cabe oponer dudas a la categórica afirmación del Sr. Balbas, su dicho: con tanto mayor motivo que, de acuerdo con la nota extendida por Viciana en la hoja segunda de guarda de los mencionados manuscritos latinos del Escorial, es indispensable considerar padre FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 58 de D. Jaime a D. Rampston, para explicarse de forma satisfactoria, como poco ha se demostraba la posesión y entrega de tales manuscritos por D.a Isabel Pascual al historiador (1). Fue D. Jaime de Viciana, aparte de Gobernador de esta porción del Reino Valenciano, Caballero, Noble e individuo del Consejo Real: hechos, los cuatro, por completo, acreditados, en virtud de escrito obrante en el procés (proceso) (2)relativo a la cuestión de naturaleza civil, seguida ante el Justicia de Burriana, entre Mosén Mateo Salvat, en concepto de Síndico y Procurador del Clero local, y D. Bernardo Saurina, sobre materia relativa a censos enfitéuticos y pensiones, de ellos, dimanantes. Ya algo adelantada esta contienda se promovió amplio y ruidoso debate (complétanse los datos a su tiempo) acerca de si debía admitirse un segundo interrogatorio de preguntas para nuevos testigos, propuesto por el señor Saurina: dentro, según él; y fuera, según su contrario, del término de prueba. En el asunto, además del Justicia, intervino, por interposición de recurso, el Tribunal Superior inmediato; esto es: el constituido en Castellón por el Gobernador y su Corte; y en el escrito en que Mosén Mateo Salvat comparecía fundamentando su alzada para ante el Tribunal expresado, apuntábanse las siguientes palabras, confirmatorias en un todo de los títulos que ostentaba al tenido en calidad de hijo legítimo de D. Rampston: «Dauant la presencia del noble e magni-fich den Jaume de Viciana, Caull (Caualler) e Consell (Conse-ller) de la Cessarea e real Mat. (Majestat) Loc. (Lochtinent) de Gouernador en lo present regne de Valencia e la Cort sua, com-parech personalmet (personalment) lo Vener (Venerable) mosen Matheu saluat preuere Sindich e procurador (esta palabra abreviada y algo confusa) del Vener Clero de la Vila de Borriana e p (per) scrit posa la scriptura seguent....» (1) Aclarando, lo en páginas precedentes expuesto, advertiremos ahora, que el paso en el Beneficio de Santa Ana, del «Jus patronal» a D.a Angela y su descendencia, supone, con arreglo al título de fundación, el fallecimiento, sin ella, de sus dos hermanos D. Cosme y D. Jaime; o de haberla tenido, que se hubiese agotado la línea masculina con anticipación, a la época de los Mascó, Mosén Antonio y Mosén Manuel. (2) La palabra procés (amplíase esta materia con oportunidad), aplicábase en tal época a juicios criminales, civiles y actos de jurisdicción voluntaria. De los dos últimos consérvense en el Archivo de la Parroquia Varios expedientes, calificados con el predicho nombre. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 59 Fuera de la interpuesta apelación por el presbítero Mosén Mateo Salvat y de los diversos documentos unidos a las diligencias civiles, respectivas a los despachos del Gobernador, al Justicia de Burriana y sentencia dictada, dejan de aparecer, en ellas, y en los libros, cuadernos o papeles sueltos que se conservan en el Archivo, nuevas y concretas noticias sobre este cuarto Lugarteniente o Gobernador de la Plana; a causa, quizás, de su residencia en Castellón durante gran parte del gobierno de su padre, matrimonio contraído, cual veremos, con dama de familia domiciliada en Valencia y reemplazo a D. Rampston en el respetable cargo de su desempeño. Diremos, no obstante lo preinserto, que su defunción hubo de ocurrir en el intermedio de 1531 (año del proceso Salvat-Saurina) al 19 de Junio de 1535 (fecha de la curiosa nota escrita por Vicia-na y ya conocida y examinada). Comprueba la realidad de tamaña circunstancia, así, como también su matrimonio con señora valenciana (1), el contexto déla supradicha nota, que, en breves términos vamos de nuevo a comentar. Advertíase, no hace mucho, con motivo de la inclusión en el Catálogo del Padre Guillermo Antolín relativo a manuscritos latinos obrantes en la Biblioteca del Escorial, que en la segunda hoja de guarda de dos de ellos, atribuidos, por el sabio escritor regnícola D. Francisco Pérez Bayer, al cronista, aparecía extendida con letra de éste y en el año en penúltimo lugar apuntado, una nota, manifestando, D. Martín, haberlos recibido de la señora D.a Isabel Pascual y de Viciana. El nombre de dicha mujer en la forma completa que se le escribe, es decir, con el de pila, dos apellidos, y antepuestas al segundo las partículas y, d(2), presuponen, conforme a las razones y copiosos ejemplos indicados en posteriores estudios; o, que (1) De la noble familia de los Pascual, o sea del segundo esposo de doña Isabel; y por lo tanto, emparentada con la de ésta, y con la otra noble y valenciana de los Mascó: una de cuyas personalidades (D. Juan) estuvo casado (antes se indica) con D." Angela, hija de D.a Isabel; según todo ello resulta en parte, y en parte se colige del documento municipal de referencia, y nota y subnota complementarias (2) La conjunción y, sustituyese a veces por e; y hasta en ocasiones—algo raras—se omiten ambas. En realidad, en la nota original copiada, se emplea la e en lugar de la y. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 60 estuvo casada con individuo, cuyo primer apellido era el de Viciana, o, que ella, formaba parte de la misma esclarecida y numerosa familia. Ahora bien: ¿el apellido segundo de la persona que nos ocupa, pertenecía al paterno, de quien pudiera conceptuarse su esposo, o era el de la madre de D.a Isabel Pascual? Con resolución contestamos, afirmando lo primero. Y constituye la indubitable base de nuestro convencimiento, en tal sentido, la imposibilidad lógica de que la repetida señora se encontrara inclusa en ninguna de las diversas ramas de los Viciana. Recuérdese, en comprobación, que la D.a Isabel del documento sobre fianzas, contrajo sus primeras nupcias con D. Rampston, Gobernador de la Plana; y las segundas, con caballero, cuyo paterno apellido Valenciano, respondía al de Pascual; único caso éste hasta aquí con certeza acreditado, en que figuran enlazadas las dos referidas familias. Sólo, en su consecuencia, resultando hija de las últimas nupcias, la D.a Isabel de la precitada nota, podría pertenecerle por apellido materno, el de Viciana. Pero tan hipotético supuesto no cabe, en modo alguno, se admita en el caso circunscrito de ahora, por cuanto se dice o consigna en los cuatro siguientes significativos extremos: Primero: D. Rampston de Viciana, continuaba Viviendo en 24 de Febrero de 1525, fecha de la batalla de Pavía; conforme justifica la carta del propio año, que recibiera de la reina D.a Germana, participándole la gloriosa victoria. Segundo: D.a Isabel del mentado apellido, era ya Viuda de don Rampston, en 18 de Marzo de 1541, según se infiere de lo inserto en el documento municipal de referencia. Tercero: Aun considerando difunto a este Gobernador de la Plana, antes de la terminación del año 1525, fuéle imposible a su viuda celebrar nuevo matrimonio con el caballero, de nombre Pascua!, sin que aproximadamente transcurriese un año desde el fallecimiento de aquél, por cuanto la ley se lo prohibía: ni posible, tampoco, que tuviera descendencia de las segundas nupcias, sin que, con aproximación pasara otro, porque la naturaleza se lo Vedaba. Cuarto: Suponiendo agregados al 1525, parte principal de la fecha en que aún Vivía el marido de las primeras nupcias, los dos años del anterior extremo, elévase e! primer número a 1527; y, descontando a seguido de 1535, año de la nota de D. Martín transcrita, el que le precede, o de 1527, queda en definitiva, el insignificante residuo a diferencia de ocho. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 61 De reputar, pues, a D.a Isabel Pascual, como Verdadera hija de D-a Isabel de Viciana, no cabría adjudicársele edad mayor, al ocurrir la entrega de los manuscritos, que la representada por el número 8; número de años ridículo para que el cronista calificase de Señora Doña a semejante niña, y le atribuyera la posesión y desprendimiento, cual precioso regalo, de libro; y, de libro conceptuado de filosófico. Luego, si es, con evidencia, ilógico atribuir a la primera dé las dos mujeres el carácter de verdadera hija legítima de la segunda; será, por el contrario, racional estimarla consorte de individuo apellidado Viciana, o más en concreto del D. Jaime de que se trata: exclusivo varón viviente, entre los de su familia, en condiciones, durante la época a que nos referimos, según en algunos nuevos trabajos se acreditará, de contraer matrimonio; y el único, además, indispensable para explicar la existencia de los manuscritos en poder de la Pascual, por sucesivo paso de ellos, del primer D. Martín, su autor, a D. Rampston, D. Jaime, y, después de muerto éste, a su repetida y Valenciana esposa. Añadamos, todavía, para la completa terminación de nuestro ya fatigoso trabajo, que no ha de confundirse al precedente Viciana con otro— del cual habrá de tratarse en momento propicio—, designado en los libros parroquiales con el nombre de Miguel-Jaime o Jaime, aún no nacido en la época durante la cual ya capitaneaba, aquél, contra las fuerzas de la Germanía, las Banderas del territorio(1), ni a la Ana Viciana de que en anteriores párrafos nos ocupábamos, primera señora de la familia así inscrita en la documentación del Archivo, con Varias de las mencionadas en sucesivos estudios: todas muy posteriores a la antedicha, faltándonos datos para afirmar, sin recelos, a pesar de la Villa, por lo común, primero y último domicilio de los Viciana, la identidad de nombre y apellido y la corta diferencia de años entre las efectuadas citas de las dos señoras, de nombre, Isabel, que la aludida por nuestro insigne cronista en su escritura de 1548, sea aquella ilustre consorte —antes de 1541—del Gobernador de la comarca, madre, al igual que éste, padre, de D. Cosme, D. Jaime y D.a Angela Viciana. (1)Ni con un tercer D. Jaime cuya aparición en el mundo acaeció muchos años después del fallecimiento del Gobernador: únicos, los tres, conocidos en los días de nuestro D. Martin. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. CASA SOLAR DE LA FAMILIA (SEGUNDA EDICIÓN) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. El POR QUÉ DE ESTA SEGUNDA EDICIÓN. Entre los distintos edificios que, al parecer, habitó D, Rafael Martín de Viciana en su pequeña e histórica patria, merecen preferente recuerdo, dos: el tenido en concepto de Solar de su Familia —supuesta morada de su nacimiento—y el sito en el Barrio, o, con mayor determinación, en la Calle del Barrio o Arrabal de Valencia; donde, asimismo, hubo de ocurrir, gran número de años después, transcendentalísimo e irreparable suceso para él. De esta postrera casa, desconocida en absoluto hasta el hallazgo de las cuatro Memorias relativas a los que confesaron y comulgaron durante las Cuaresmas de 1569, 1570, 1580 y 1581, logramos adquirir extraordinarias noticias, y en número suficiente para haber conseguido precisar, con inesperada exactitud, su verdadero emplazamiento, como apreciarán nuestros lectores en el especial trabajo que, con posterioridad, a ella dedicamos: de la otra, estudiada en la primera edición de este curioso folleto, con metódico, aunque quizás excesivo laconismo, a causa del motivo particular consignado en la breve nota inserta, conforme podrá, también, observarse, en las presentes aclaratorias indicaciones, volveremos a ocuparnos con alguna mayor ampliación e igual, o parecido ordenamiento, utilizando nuevos detalles complementarios y de tan apreciable Valor, no pocos, que de admitir en calidad de Casa Solar de los Viciana la comprendida, en la cita ya, en parte, a su tiempo examinada, y muy pronto en su totalidad transcrita, precisa se dé por plena y definitivamente justificada (del propio modo que sucede con la anterior), cuál sea el puesto seguro donde haya de encontrársela, después de su reedificación, asentada. Antes, sin embargo, de reproducir al pie de la letra el contenido íntegro de la cita de referencia y las razones fundamentales de la actual edición segunda, interésanos sea conocido y rectificado un yerro, que, si bien no afecta a la esencia de cuanto en la primera exponíamos, procede sea corregido, en debida forma, no sólo al objeto de que aparezca ahora la Verdad precisa, y en toda FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 66 su plenitud, sino para que sirva a la Vez su rectificación, de advertencia, a quienes, poseedores de nuestro primer predicho trabajo: ora, por olvido; ora, por otra causa distinta hayan dejado de percibir y enmendar la errata. Sabido es, al menos, por los que se dedican al esclarecimiento de asuntos regionales de naturaleza análoga, que de D. Rafael Martín de Viciana se han ocupado, aparte de autores de obras impresas, cuyos nombres constan: dos, que lo fueron de Volúmenes, o de Volumen y documento, anónimos manuscritos; redactados, por la traza: uno, a últimos del siglo XVI o primeros del XVII(1), y otro, a mediados del XVIII (2) De estos dos estimables e interesantes manuscritos, el de mayor antigüedad (su título corresponde al de «Fama postuma de San Luís Bertrán») contiene las cartas del historiador al P. Fr. Vicente Justiniano Antist(3); el segundo, o el de más próxima o moderna fecha, lleva anotada en su texto la situación de la Casa Pairal y el nombre de su propietario durante la época en que hubo de redactarse. Al aludir en la primera edición de este folleto—y aquí viene lo relacionado con el yerro—al autor del manuscrito anónimo que se ocupa de las dos expuestas circunstancias, en Vez de mencionar al del siglo XVIII, se designa al del XVI; trastocándose los volúmenes (o el volumen y documento) y las datas probables de sus respectivas composiciones (4). Y puesta ya en claro, y subsanada en términos generales la equivocación— que será corregida en concreto de nuevo en su correspondiente sitio—, véanse, ahora, las escasas, pero terminan- (1) D. José María Torres. «Advertencia al Lector»: inserta en la Segunda Parte de la Crónica de Valencia, por D. Martín de Viciana, edición de la Sociedad de Bibliófilos Valencianos, pág. XI. (2)Idem, Idem, pág. XII. (3)Capítulo VII, Noviembre y Diciembre 1581. El manuscrito procede de la librería del Monasterio de Predicadores de Valencia, y se conserva en la Biblioteca de su Universidad, Idem, Idem, pág. XI. De las cartas y de quien las recibiera se trata con suficiente mayor amplitud, en nuevo trabajo dedicado a la determinación del lugar y fecha del fallecimiento del cronista (4)La errata y el laconismo del folleto donde se encuentra, ocasionáronlos, el escasísimo tiempo de que se dispuso para redactar el estudio y conseguir darle término antes de la venida de los ratpenatistas a Burriana, con motivo del homenaje tributado a D. Rafael Martín. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 67 tes palabras incluidas en el manuscrito del siglo XVIII a propósito de la situación del consabido inmueble. Su ignoto autor, de acuerdo con lo indicado por los señores Cebrián y Cacho (1) y D. José María Torres (2) (los tres tuvieron ocasión de examinarlo), asegura: «que la Casa Solar de la familia de Viciana, es la que al presente (3) poseen los herederos de José Gosalbo y Soler, o sea, la primera a mano izquierda entrando por el portal de Valencia». Hacia el fin de nuestra enunciada edición primera, y luego de analizado el segundo de los dos extremos comprendidos en la sustanciosa cita preinserta, escríbese, como resumen de lo que justificaban las aludidas Memorias y tres notables escrituras, entre ellas, una de 15 de Noviembre de 1581, que la casa en cuestión habitábala, y pertenecía, en esta data, y también en años anteriores y posteriores a la misma, al más conocido hijo del historiador,. D. Mateo de Viciana. Hecho tan significativo, agregado a la forma enfática y expresiva con que el propio D. Mateo en toda ocasión la nombra, daba, en concepto nuestro, grandes Visos de certeza a lo, con seriedad, afirmado en el documento anónimo por la enterada persona que en el penúltimo siglo lo redactara. Nada manifestábamos, empero, en el folleto, sobre cuanto pudiera relacionarse con el primer inciso de la repetida transcripción; es decir, respecto a que resultaran poseedores del edificio o casa Pairal, a mediados del siglo XVIII, los herederos, entonces, de D. José Gosalbo Soler (no se halló hasta el año inmediato posterior a ser impreso, el extracto de la escritura probatoria); pero ahora que, aparte de contar con la copia exacta de este resumido documento, puédese deducir de su atento y concienzudo examen la justificación perfecta de su real e indiscutible importancia, juzgamos de extraordinario interés darlo a la publicidad en el actual trabajo, como único y Verdadero comprobante de lo que, acerca de los poseedores del inmueble, se indicaba por quien fuera autor del manuscrito anónimo precitado. (1) «Hijos Ilustres de la Provincia de Castellón», por D. L. Cebrián Mezquita y D. Vicente Cacho; obra inédita mentada por Rodríguez Condesa en su Memoria «Rafél Martí de Viciana» (Estudi bio-bibliográfich), pág. 21. (2) «Advertencia al Lector», pág. XII. (3) Fecha del manuscrito FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 68 No es, a pesar de ello, el yerro de título de los dos trascendentales manuscritos, junto con el descubrimiento del precioso extracto escriturario, las solas razones, causa de esta segunda edición del trabajo, sí que ha contribuido de idéntica manera a propósito tal el encuentro de otros varios rarísimos documentos públicos, donde ¡suceso inesperado! se nombran individuos, cuyo primer apellido no corresponde al de Viciana, aun cuando lo fuera acaso el segundo o uno de los dos de sus esposas, que habitaron, en calidad de dueños la urbana finca, en tiempos pretéritos a la posesión de D, Mateo. Y ya consignadas las dos causas fundamentales (las dimanantes del hallazgo de éstos y el otro documento) y la sola secundaria (el yerro o la equivocación consabida), motivo del nuevo y ampliado estudio complementario, terminamos las precisas o, al menos, convenientes advertencias que anteceden, manifestando, que en él, fuera de lo expuesto, y de una nota o lista de los propietarios de la Casa posteriores al hijo del historiador(1), se reproduce el contenido de cuanto figuró en la edición primera, con algunas pocas mudanzas de frases o sustituciones de palabras que, en nada afectan, en realidad, a su verdadera sustancia. vicente forner tichell. El feliz hallazgo en el Archivo Parroquial de Burriana de Varios documentos y de un notable tomo de escrituras autorizadas, en su mayoría, por D. Martín, y las demás, por distintos notarios de la propia ex-Villa— todo ello con referencia a la materia objeto del actual trabajo, y conocido ya en parte, desde que se hizo pública la primera edición del mismo—, ha motivado ulteriores estudios, cuyo efecto postrero se concreta, en el fondo, a la adquisición de novísimas e interesantes noticias acerca del exacto punto que ocupa la Casa Solar de los Viciana. Hoy cabe se afirme, de categórica suerte, y sin temor a impugnación alguna, en vista de lo revelado por los documentos y escrituras a que aludimos: Primero: Que D. Rafael Martín de Viciana no habitó en 1569, 1580 y 1581; ni, con muchas probabilidades, en 1570 y años sucesivos hasta 1580, el edificio donado por Don Jaime I de Aragón, (1) Y la ligera modificación del titulo FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 69 luego de la toma de Burriana, a D. Rampston de aquel apellido, antepasado de D. Martín. Segundo: Que si la Casa Solar «es la que al presente poseen los herederos de José Qosalbo y Soler, o sea la primera a mano izquierda entrando por el portal de Valencia»(1), según asegura el autor de un documento anónimo manuscrito, sin duda, de mediados del siglo XVIII(2), ningún otro que D. Mateo de Viciana, hijo de D. Rafael Martín, la poseyó, en concepto de dueño, y la habitó en 1580 y 1581; y, acaso, también, durante los de 1569, 1570 y siguientes, hasta 1580. Tercero: Que D.a Isabel Franch Conde, hijastra de D. Juan Bautista Gibernau e hija de D.a María Vicenta Conde, ambos difuntos, es, en la actualidad, y después de reedificada la finca urbana, su verdadera propietaria y poseedora. He aquí las pruebas: I JUSTIFICACIÓN DEL PRIMERO DE LOS TRES EXTREMOS. En el más antiguo Libro de Sacramentos que en el Archivo Parroquial se conserva(3), hacia su terminación, y en letra clara y nombres inteligibles, constan escritas cuatro originales Memorias comprensivas de los que confesaron y comulgaron en la Iglesia Parroquial durante las Cuaresmas de 1569, 1570, 1580 y 1581(4). De indudable autenticidad en todas sus partes, aunque incompletas y algo descuidadas en la forma, muy en particular las de 1569 (1) Croquis, número 1 (2) La frase «El autor de un documento anónimo manuscrito, sin duda, de mediados del siglo XVIII» sustituye a la equivocada (o al consabido yerro) de la pág. 6, líneas 14, 15, 16 y 17 de la primera edición del folleto, que dice: «El autor anónimo del volumen manuscrito, titulado Fama postuma de San Luís Bertrán (3) Contiene, según se dijo, salvo defunciones, los actos religiosos sacramentales celebrados del año 1569 al 1598, ambos incluidos (4) Primer Libro de Sacramentos, fol. del 114 repetido al 133 V.to los dos inclusos. Empleamos la palabra, repetido, porque del fol. 120 V.to se pasa de nuevo a un segundo que lleva, de igual modo, el número 114. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 70 y 1570, anótanse en ellas, formando grupos, los que de cada casa quedaron cumplidos en los cuatro indicados años con el religioso precepto pascual. Las de los dos últimos, singularmente, por su relativo esmero, y por el gran número de nombres de calles y pormenores que precisan, interesan, tanto para la historia local de aquella época, como para la aclaración de los puntos, en este momento sometidos a estudio. En la Memoria de 1569(1), su autor, que sólo menciona cuatro de las principales calles de la ex-Villa, comienza la relación por «lo raual de Valetia»(2); consignando, al número 12 de orden, precedidos de una cruz, los nombres de ? Martí de Viciana ? Angela . m . (muller)(3). La de 1570(4), no contiene designación de calles ni plazas; y los diversos grupos que la constituyen, resultan siempre separados entre sí por e! apellido de la primera persona apuntada, escrito en la parte superior de la agrupación. No figura bajo ningún concepto en la Memoria, nuestro historiador D. Martín: bien porque se hubiese hallado ausente en dicho año, bien por distinta causa todavía sin aclarar; pero en cambio, se incluyen los nombres de su esposa y de dos individuos—marido y mujer—, por el orden que a continuación se advierte: Visiana. ? Angela Visiana(5). ? mestre pere bosch. ? Arcissa, sa muller(6). (1) Abarca del fol. 114 al 116 repetido v.t°, los dos comprensos. (2) Croquis, número 20. (3) Fol. 114 (4) Aparece inserta del fol. 117 al 119, ambos inclusive. (5) Con este nombre y apellido se designa, a veces, en el indicado Libro Sacramental, a la segunda esposa de D. Martín de Viciana; como acredita, entre varios, el asiento del fol. 26, que dice: 359 cahtalina angela Llopis = A XXX de mars any sobredit (1578) fonch bateiada cahtalina angela filla de franses lopis copare uisent ages comare angela visiana muller de marti de visiana, (6) Fol. 119 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 71 Ignoramos si las dos personas anotadas a seguida de D.a Angela Viciana resultarían inquilinos de parte de la casa, huéspedes amigos, o, reunión equivocada de dos diferentes grupos(1). En la de 1580(2), más precisa, más completa que las dos anteriores, aparece, conforme se ha indicado, la designación de gran número de calles; observándose escrita encima de cada grupo la letra C, inicial de la palabra casa. Al llegar a la séptima (3)que se relaciona del «Arraual de Valentia», encuéntrase la entera y clara anotación que sigue: C. ? Don Martí de Viciana. ? Doña Angela, muller. ? María, criada, ? Joan, criat(4). Y en la de 1581(5), tan minuciosa y acabada cual figura serlo la susodicha inmediata, se insertan los nombres de las cuatro propias personas, y en análoga forma a la precedente, cuando se llega al edificio tercero de igual calle, que se inscribe(6). Resulta, en su consecuencia, de manera plena, acreditado, que D. Rafael Martín de Viciana habitó finca urbana, sita en el Barrio o Arrabal de Valencia en 1569, 1580, 1581, y, con muchas probabilidades", también, en 1570 y años sucesivos hasta 1580. Y puesto que el urbano inmueble donado por Don Jaime I de Aragón a D. Rampston de Viciana no cabe se hallara en el referido Barrio o Arrabal, a causa de haberse construido éste con posterio-dad a la existencia del Rey Conquistador, de la propia suerte como probado darse puede que, mientras vivió en tamaño punto D. Rafael Martín de Viciana, otro, y en calle distinta, ocuparía la Casa Pairal de sus mayores. (1) A última hora, y ya en prensa el libro, hemos comprobado que la Nar-cisa a que se refiere el texto, era, cual se justificará en su día, nieta del cronista y esposa de Pedro Bosch. (2) Compréndesela, del fol. 120 al 126 v.to uno y otro inclusos. (5) U octava. Imposible precisarlo con certeza. (3) U octava. Imposible precisarlo con certeza. (4) Fol. 125 v.to (5) Ocupa, desde el fol. 127 al 133 v.to los dos comprendidos. (6) Fol. 131 v.to FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 72 II JUSTIFICACIÓN DEL SEGUNDO EXTREMO, EN LO RESPECTIVO A QUE FUESE EL POSEEDOR Y DUEÑO DE DICHA CASA EN 1580, 1581, ETC. D. MATEO DE VICIANA. Para llevar a cabo, con facilidad, y mediante documentos iguales a los citados, y varios, de parecida garantía, la prueba al efecto necesaria, interesa se exponga, con anticipación, algo — muy poco—con respecto a las inmediaciones del expresado Barrio, en aquella ya bastante apartada época. La Puerta o Portal de Valencia de la ex-villa y ciudad ahora de Burriana(1), estuvo situado hacia el centro, en longitud, de la hoy calle de Cervantes, dicha del Medio hasta algunos años ha(2); y uníase, por una parte, a la porción de muralla (3)que existió entre los edificios propios, en el día, de D.a Isabel Franch y don Manuel Peris; y, por la otra opuesta, a la sección de igual muro (4)levantado en el intermedio de dos casas del dominio, al presente, de los herederos de D. Antonio de Brugada. En los tiempos de nuestro D. Rafael Martín, y aun en años después, o sea, mientras la consabida Vía no hubo tomado el calificativo de calle del Medio, el trozo de ella que arrancando del Portal (5)llegaba a la plaza Mayor(6), constituyó la primera y menos larga porción de la entonces, asimismo, llamada calle Mayor (7). Las Memorias Parroquiales suponen, en el lado izquierdo de este fragmento de calle, y (1) Croquis, núm. 1. (2) Idem, núm. 2. (3) Idem, núm. 23-23. (4) Idem, núm. 23-23. (5) Idem, núm. 1. (6) Idem, núm. 3. (7). Idem, núm. 2 y 4 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 73 antes de llegar a su homónima plaza, la existencia de una angosta vía designada con el nombre de «Carrero de Romero»(1); y toda vez que tal detalle estímase interesantísimo al fin que se persigue, aquí lo consignamos, dando con él término a las breves noticias cuyo conocimiento precisaba, para ocuparnos otra vez de las repetidas Memorias en todo lo que atañe a D. Mateo de Viciana. En la primera, es decir, en la de 1569, figura éste apuntado al final y fuera de los grupos comprensos en las cuatro únicas calles en ellas mencionadas, de la siguiente forma: Vissiano (2). ? Matheu de Vissiana(3). En la de 1570, por no hacerse mención de plaza ni calle alguna, figura su nombre aislado y escrito, además, sin el «de» que precede al apellido en el anterior compendioso asiento. Así: Vissiana. ? Matheu Vissiana(4). La detallada Memoria de 1580 comienza por el «Carrer Ma-jor»(5), y en la primera casa que se relaciona(6), anótase lo que a seguida se lee: C. ? Don mattheu Vissiana. ? Dona María, muller. ? Isabet Joan, criada, ? Jaume, criat. ? Arnau, criat(7). Y en la de 1581, por último, en el trozo corto de la propia calle Mayor, y primera casa, de parecido modo relacionada, se incluyen las diversas personas que siguen: (1) Idem, núm. 6 (2). Conforme se desprende de lo que sigue, equivócase el apellido y se escribe Vissiano, en lugar de Vissiana. (3) Libro citado, folio 116 repetido V.to (4) Idem, folio 118 (5) Croquis, núms. 2 y 4. (6) Idem, núms. 8, 9, 10, 11 y 12 (7) Idem, fol. 120. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 74 C. ? Don Mattheu Viciana. ? Dona María de Montoliu. ? Bernat Joan, criat. ? Raphel, criat. ? Isabel, criada(1). Despréndese de estas explícitas y terminantes inscripciones,que el hijo del cronista Vivió separado de su padre en 1569, 1570,1580 y 1581; y, acaso, también, en los años intermedios de! 1570al 1580. Pero como no hay seguridad completa de que las casascontenidas en las Memorias, luego de escribirse el nombre de lacalle, sean las primeras de ellas, supuesto que muy bien pudieronaparecer anotadas por el orden de presentación de los documentosjustificativos del cumplimiento pascual, obrando con cautela, seañade sólo, en estos instantes, a la resultancia expuesta, queD. Mateo de Viciana, con seguridad, en 1580 y 1581, y conmuchas probabilidades en 1569, 1570 y sucesivos años hasta 1580,habitó una casa sita en la sección corta de la calle Mayor, quizála primera o inmediata al Portal de Valencia, ora a un lado, oraa otro de la calle. ¿Hay medio, empero, de aclarar o resolver la duda, convirtiendo en evidencia tamaña probabilidad? Segurísimamente; y para acreditarlo de cumplida manera basta acudir a una de las escrituras del «Llibre de instruments de el R.` Clero de Burriana (2)», tan concreta, tan decisiva, que su contenido hace innecesario utilizar varias similares, obrantes en el notable indicado. libro (3) El precioso documento, cuya redacción, sin embargo, es en extremo defectuosa, otorgáronlo en esta ciudad D. Mateo de Viciana y Sebastián Mari en 15 de Noviembre de 1581, y lo autorizó el notario de la aludida exvilla Mossen Francisco Rafael de (1) Idem, fol. 127. (2) Fol. CCLVIIj. (3) Fol. del CCLXXXViiij al CCLXXXXiij, ambos inclusive. Fueron autorizadas estas escrituras por el notario Mossen Narciso Juan Albiol, en Burriana a 8 de Junio de 1583. La palabra Mossen era distintivo característico de los Caballeros en los reinos de Valencia, Aragón y Cataluña. Bas-Theatrum Jurisprudentiae, t. II, capítulo LVII: citado por D. Manuel Danvila en su obra «La Germanía de Valencia», pág. 465. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 75 Vicent. Trátase en é! de la constitución de determinado censo al que constan afectas dos fincas: una, urbana; y otra, rústica. La urbana, para los fines que se proponían los otorgantes, considérase dividida en dos porciones: la primera de las que, describe D. Mateo, con las palabras que siguen: ...... quoddam cellerio aixi com diu dalt a baix domus mei dicti Mathei de Viciana sito et pósito intra menia dicte ville in vico majori .....prout confrontatur ab uno latere et á tergo cum lo trull et oui/e dicte domus Inmiscuits cum dicto cellerio siue cum dicta domus. Et ab alio latere cum menia siue muro dicte ville et á fronte cum domo dicte ville Burriane olim presso de dita villa dicto vico majori medio.....» TRADUCCIÓN LITERAL ....un celero (parte de casa destinada a habitación) (1), así como se dice de arriba a bajo de mi casa, dicha de Mateo de Viciana (2), situada y puesta dentro de las fortificaciones de dicha villa(3), en la calle Mayor.,... (4)según que confronta, por un lado, y por detrás, con el lagar y corral de ganado de dicha casa(5), mezclados con dicho celero (6)o dicha casa(7), y por otro lado, con las fortificaciones o muro de dicha villa(8); y por delante, con la casa de dicha villa de Burríana, en tiempos anteriores prisión de dicha villa(9), dicha calle en medio......(10). Resulta, pues, indubitable, que la casa poseída y habitada por D. Mateo en la data de la escritura, o sea, en 15 de Noviembre de 1581, era una de las dos de la primera sección de la Calle Mayor, inmediatas al muro; y, por lo tanto, la primera a derecha o izquierda, entrando por la Puerta o Portal de Valencia. (1) Croquis, núms. 9 y 10. (2) Idem, núms. 8, 9, 10, 11 y 12. (3) Idem, núms. 23-23. (4) Idem, núm. 2 (primer trozo de la calle). (5) Idem, núms. 8, 11 y 12. (6) Idem, núms. 9 y 10. (7) Idem, núms. 8, 11 y 12, aparte de lo que se deslinda. (8) Idem, núms. 25-25 (9) Idem, núm. 17 (10) Idem, núm. 2. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 76 Pero, en definitiva—y después de resuelto a satisfacción este obscuro y discutido detalle—¿en cuál de ambos lados cabría con seguridad encontrarla? El propio hijo del cronista nos facilita los datos indispensables para decidirlo, al deslindar, en los términos que siguen, la segunda parte del consabido inmueble: <.....quoddam ouile domus mei dicti Mathei Viciana..... prout confrontatur ab uno latere cu dicta domus mei dicti Mathei de Viciana ab alio latere cum domo Thome romero et ouili Alfonsi martinez et á tergo cum menia siue muro dicte ville et á fronte cum domo Vicentij Matamoros vicunculo siue adzucaco medio...... TRADUCCIÓN LITERAL «.....un corral de ganado de mi casa, dicha de Mateo de Viciana.....(1), según que confronta, por un lado, con dicha mi casa dicha de Mateo de Viciana(2); por otro lado, con la casa de Tomás Romero (3)y corral de ganado de Alfonso Martínez(4); y por detrás con las fortificaciones o muro de dicha villa(5); y por delante, con la casa de Vicente Matamoros(6), callejón o azucat en medio......(7). Se deduce de lo con antelación traducido, que, a pesar de constituir un todo ambas partes del urbano inmueble, la segunda descrita, tenía su ingreso, no por la calle Mayor, cual la otra, si que por un callejón donde habitaban Tomás Romero y Vicente Matamoros. Ahora bien: en la Memoria de 1581, una vez inscritos la mayoría de los confesados y comulgados en el primer trozo de la Calle Mayor, y en la de 1580, a continuación de los comprendidos en la nombrada del «Oeller», apúntanse los del «Carrero de Romero»(8); entre los cuales se encuentran, en la primera Memo- (1) Idem, núms. 11 y 12 (2) Idem, núms. 8, 9 y 10 (descontando lo que se deslinda). (3) Idem, núm. 13. (4) dem, núms. 14 y 15. (5) Idem, nums. 23-23 (6) Idem, núm. 7 (7) Idem, núm. 6. La palabra valenciana azucat—latinizada— azucaco—no tiene equivalencia en el idioma nacional. Significa, callejón sin salida (8) Idem, núm. 6. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 77 ría, a Tomás Romero(1), y en la segunda, a éste y a Vicente Matamoros(2). Luego, tomando en consideración tamañas coincidencias y los lindes combinados de las dos partes del edificio, su totalidad, tendría: el frontis y entrada principal, en la porción primera de la Calle Mayor(3); su pared del lado derecho entrando, con puerta en ella abierta, en el Callejón de Romero(4); su pared lateral opuesta a la anterior, es decir, la de la izquierda entrando, en contacto con las fortificaciones o muro(5); y la de detrás, inmediata a la casa de Tomás Romero y corral de Alfonso Martínez(6). Queda, en su Vista, con exactitud, acreditado, que el inmueble urbano, cuya situación se trataba de determinar, era el primero a mano izquierda entrando por el Portal de Valencia, y su propietario, en las consabidas fechas, D. Mateo de Viciana. III JUSTIFICACIÓN DEL SEGUNDO EXTREMO, EN SU PARTE RELATIVA AL POSEEDOR DEL EDIFICIO A MEDIADOS DEL SIGLO XVIII. En el Cabreo de los censos a favor del Clero burrianense, autorizado por el notario, con Vecindad y residencia en la ex-Villa, Andrés Ballester(7), se extendió, en reconocimiento de uno de ellos, cierta confesión o declaración prestada por el censatario en 13 de Enero de 1724; declaración que en su contenido—copian- (1) Folio 127 del primer Libro de Sacramentos. (2) Folio 124 v.to, Idem. (5) Hoy de Cervantes. (3) Hoy de Cervantes (4) Ahora Callejón del Horno de la Villa. (5) Al presente casa de D. Manuel Peris y las de otros. (6) Croquis nums. 13, 14 y 15. En la actualidad Horno de la Villa. El corral de Martínez, sito a continuación de la finca urbana de Romero, debió rodear a ésta por detrás, antes de unirse a la de D. Mateo de Viciana, según da a entender lo transcrito y confirman restos antiguos (7) No se conserva el Cabreo primitivo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 78 do un trozo del extenso resumen inserto en la página 1.492 del Apuntament—se comprende, al pie de la letra, lo que sigue: Jusep Gosalbo de Soler. Francisco Gosalbo Jusep Gosalbo de Soler ciutada vehi de la present Vila de Burriana mai. (major) de 24 anys. en presencia y de expprés consentiment de f.co Gosaibo c.da (ciutada) Son Pare curador y administrador de sos bens y herencia de el Dr. Jusep Soler segons testament de este rebut p. (per) f.co brauo not. en 5 de maig 1707 rconegué (reconegué) a la Señoría de dit clero un corral (1)(que olim era corral y trull) annexo a la casa de sa propia habitado, tengud a directa Señoría de dit clero a sens de 10 sous (2)tots anys dia de nra (nostra) S.ra de Agost ab Iluisme y fatiga tt.a y dita casa comprehensiva de dit corral está situada dins los murs de La present Vila(3), y en lo carrer nomenad machor(4), segons, que tota dita casa confronta, de vn costat ab La muralla de esta Vila (5)y portal nomenad de Valencia(6), de altre ab casa de Lluis Gomes fuster(7), y corral de la casa de Catalina Palos, y de Serra V.da(8), darrere ab casa de Agustí Gomes fuster, eo f.co Gomes (9)llaurador, y forn de coure pa de la p.* Vila de Burriana(10), y per dauant ab cases de Pedro Lacassia, Jusep fasius ciruchá, Blay Valero, y miquel teixedo......(11). (1) Croquis, núms. 8, 11 y 12 (2) Dicha palabra en signo, o sea representada por una especie de Q manuscrita, a la cual atraviesa por su ojo superior un trazo algo horizontal. De ordinario sucede lo propio en cuantos casos hay necesidad de emplearlo (3) Croquis, núms. 23-23 (4) Idem, núms. 2 y 4 (5) Idem, núms. 23-23. (6) Idem, núm. 1 (7) Idem, núm. 7. (8) Idem. (9) Idem, núm. 16. (10) Idem, núms. 13, 14 y 15. (11) Idem, núm. 17. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 79 Según habrán comprendido nuestros lectores, en la extensa y minuciosa descripción de la anterior urbana finca, hácese indudable referencia a la casa poseída y habitada en 1580 y 1581 por el hijo del cronista. La propia calle para las dos; igual número de partes, en cuanto a sus principales elementos constitutivos; y la misma muralla hacia sus lados izquierdos, entrando. Y aun cuando al determinarse el linde correspondiente a la derecha del edificio de José Gosalbo(1), se omite, es cierto, separarlo de tal inmueble por el antiguo Callejón de Romero, citado en el documento de 1581(2), no lo es menos, en cambio, que para su parte de detrás se le señala, en lo transcrito uno, cuyo característico título(3), no sólo supone semejante separación y calleja, si que, además, hace inconfundible la consabida finca con cualquiera otra distinta de ella(4). Para quienes conozcan el terreno o tengan a la Vista su croquis, casa que, emplazada en la calle Mayor de pretéritos años y contigua a la que fue muralla y Portal de Valencia, linda, por su porción posterior, con el Horno llamado de la Vila, es imposible resulte, en manera alguna, predio urbano diferente del que habitó el hijo de D. Martín en 1580 y 1581(5). Pero si no bastara esta manifiesta y sencilla demostración; si (1) Casa de Luís Gómez y corral de la de Catalina Palos y de Serra, Viuda. (2) Como en nuestros días, en 1724, o mejor, desde la construcción del Horno, llámasele «Carrero del Forn de la Vila>. (3) ......Forn de coure pá de la pt. Vila de Burriana...... (4) Toda vez que al dar a la estrecha vía su nombre, quedó también fijado su sitio y el de la repetida finca. Y en efecto: de la escritura de 1581 y asiento que se copia, dedúcese que la casa de Tomás Romero, junto con la porción inmediata del corral de Alfonso Martínez, constituían en 1724 el Horno público de pan cocer; y que en el sobrante fragmento de dicho corral hallábase construido, en el citado año, el inmueble de Agustín o Francisco Gomes, tiempo después, agregado al horno. Luego es evidente que, levantándose las dos primeras edificaciones completas (casa de Romero y corral de Martínez) en el «Carrero de Romero» y detrás de la casa de Don Mateo (escritura de 1581); y debiendo figurar, por lo tanto, las dos segundas, que las reemplazaron (Horno de la Villa y casa de Gomes) en el «Carrero del Forn de la Vila» (sustitución de aquel título), con las palabras «Forn de la Vila, o de coure pá de la Vila», a la par que se suministró nuevo nombre a la calleja, se determinó, de modo tácito, o indirecto, su puesto, y el del inmueble en cuestión (5) En realidad hubo de pertenecerle hasta su fallecimiento, según se pro- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 80 se estimase necesario nueva, concreta y terminante prueba para dejar acreditada la identidad perfecta de las dos casas que antes se deslindan con arreglo a los documentos de 1581 y 1724, encon-traríase, sin ninguna clase de Violencia, acudiendo a lo consignado en el asiento del cual Venimos ocupándonos; donde, al relacionarse los propietarios de la última descrita en días anteriores al en que la poseyera D. José Qosalbo, se designa, entre Varios, a D. Mateo de Viciana; quien, de acuerdo con lo restante referido en dicho asiento, la cabrevó en el Cabreo de censos del notario de esta ex-villa, Mateo Naves, en 14 de Marzo de 1615. Acreditado, pues, que en 13 de Enero de 1724 era D. José Qosalbo de Soler, propietario y poseedor del inmueble en cuestión; que la notable finca urbana, por sus lindes y circunstancias características, representa o corresponde a la que habitó el hijo de Viciana en 15 de Noviembre de 1581; y que el dueño del tal edificio contaba, en la primera de las dos manifestadas fechas, más de veinticuatro años de edad, es a todas luces racional que dentro del período comprendido entre 1700 y 1800, y, con mayor precisión, hacia mediados del siglo XVIII —data probable del manuscrito anónimo en que del asunto se habla—, pudieron poseerlo los herederos de D. José Gosalbo de Soler, faltando después de esto, únicamente, para la completa justificación del extremo a estudio sometido, aportar al actual trabajo, conforme en nota se efectúa, el documento probatorio del día o fecha de la defunción del finado(1). . bará en el estudio «Biografía de Don Mateo de Viciana», uno de los de la serie contenidos en este libro. (1) He aquí, con la partida de óbito de D. José Gosalbo, la data exacta de su defunción, y convertido en positivo poseyéronlo, el hipotético pudieron poseerlo del texto: Joseph Gozalvo= Disapte a once de Mars de mil setcents cinquanta y huit fon sotarrat ab enterro General asistencia de tot este Reverent Clero, y la Comunitat de S.n Matheu de esta Vila en la sepultura del Altar del Jesús de esta Iglesia, Juseph Gosalvo marit de Theresa Ferrando. (Conservan el Patronato del Altar, los señores Barones de Terra-teig, sus descendientes o allegados). Morí el dia ans avent rebut tots los Sacraments de N.a S.a M. Igla. Fent FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 81 . IV JUSTIFICACIÓN DEL TERCER EXTREMO, O SEA DEL QUE CONCIERNE A LA ACTUAL DUEÑA Y POSEEDORA DE LA CASA Derívase, con facilidad, de sus lindes actuales, en parte ya conocidos. Véase, si no. Son estos lindes, comprendiendo la porción de muralla que se agregó, como luego se advierte, al urbano inmueble. Por la derecha, entrando, casa de D. Juan Peris, Callejón del Horno de la Villa, en medio(1); por la izquierda, la de D. Manuel . testament rebut per Vicent Portales Nott. y deixa cuatrecentes lliures pera be de la seua Anima. Libro de Defunciones, desde el año 1650 al 1766. (Tiene pocos folios numerados). Aunque en el acta anterior se omite el segundo apellido del difunto, cabe con suma sencillez deducirlo de la siguiente partida de matrimonio: Juseph Gosalbo Dumenge a onse de Janer del pt. any Mil sets sens fadri ab: Maria trenta y tres hauent presedit les tres Canoniques moniTeresa Ferrando sions per tres dies Colens (Colendos) hora et loco solitis donsella Ínter Missaru Solemnia et in pulpito huius Palis Eclecie de Borriana juxta S. C. T. D. (Sacri Consilii Tridentini Decretum) y no hauent aparegut impediment algu Yo M.° (Mosén) Juseph Barbera en presencia del Sr. Vicari desposi per verba de presentí y dia desat de Febrer de dit any doni la Missa y Benedicciona nupcials a Juseph Gosalbo fadri fill de fran.cu Gosalbo y de Jusepa María Soler Cong.8 (Cónyuges) de Una ab=Maria Teresa Ferrando filia de Gasinto ferrando y de Esperanca Bonet Cong.» tots parroquians n.s (nostres). En fe de lo qual son testimonis el Dr. Bonet, y el Dr. Christofol Barbera y M.° Juseph Ferrando p.re. Libro de Matrimonios del año 1626 al 1758 (Son escasos los folios numerados que contiene). (1) Croquis núms. 7 y 6. El antiguo callejón experimentó, sin duda, importantes modificaciones, en el transcurso de los siglos. Con muchas probabilidades su continuación, a partir del final de la casa de D. Mateo, o sea, del principio del Horno, se FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 82 .Peris y la de otros (parte exterior de la que fue muralla)(1), por su frente, las de los herederos de D. Antonio de Brugada y doña Teresa Canes(2), Calle de Cervantes, en medio(3); y por detrás, el Horno de pan cocer de la ex-villa(4). Ahora bien: en e! espacio que mediar debe entre las cuatro susodichas confrontaciones, sólo figura, en nuestros días, el urbano edificio perteneciente a D.a Isabel Franch Conde, heredera, en el repetido inmueble, de su madre, D.a María Vicenta Conde, esposa de D. Juan Bautista Gibernau, ambos cónyuges, difuntos. Luego la expresada D.a Isabel, y no persona diversa de ella, ha Venido a resultar, en definitiva, última dueña y poseedora del que, en siglos anteriores, habitara el hijo de mayor notoriedad de Viciana(5). En resumen: a) D. Mateo, de igual apellido, poseyó antes del año 1581, en éste y en muchos que le siguieron, según escrituras y documentos distintos, sus tres Veces deslindada casa. b) Durante la fecha precisada y las comprendidas en la alusión que se efectúa en el párrafo precedente, no la habitó su ilustre padre D. Rafael Martín de Viciana. . adaptaría a las líneas de sus lados y anchura que observamos en la porción primitiva, sin esenciales cambios, conservada; pero es casi indudable, que al edificarse el Horno, y con el objeto, quizás, de aumentar su profundidad, se tomara de la Calleja el trozo de ésta que limitaba a los inmuebles enfrontados y contiguos a la Casa Solar, retirándose o demoliéndose las fincas urbanas de la parte opuesta hasta dejar concluida la plazuela de nuestro tiempo. (1) Idem, núms. 24-24. (2) Idem, núm. 7. (3) Idem, núm. 2 (4) Idem, núms. 13, 14, 15 y 16. (5) El edificio fue incendiado, poco menos que en su conjunto, durante la primera guerra civil dinástica del siglo XIX. En semejante situación lo compró a uno de los señores Barones de Terrateig, D. Juan Bautista Gibernau, quien después de reedificarlo y construir un pequeño inmueble habitable con puerta al Callejón, en el trozo o parte del trozo que hubo de ser corral, lo estuvo ocupando con su señora, mientras duró su existencia. A la muerte del comprador heredólo su viuda D." María Vicenta Conde, y a la de ésta, su hija doña Isabel, hijastra de D. Juan Bautista. Entre las varias modificaciones en la finca introducidas por su actual poseedora, merecen citarse el aumento de su amplitud (hásele añadido, según se indicaba, la porción inmediata de la muralla: linde de su lado izquierdo) y la abertura de una puerta, con escalerilla en el Callejón, para el ascenso a los pisos superiores. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 83 c) Con posterioridad a las datas que suponen lo expuesto, o mejor todavía, a mediados del siglo XVIII, ocupáronla los herederos de D.José Qosalbo Soler; poseyéndola, en los tiempos que rigen, D.a Isabel Franch Conde. d) Corresponde su situación presente, con escasas variantes, a la que tenía el primer edificio, a mano izquierda, entrando por la Puerta de Valencia; cuando aún se conservaba dicha Puerta y todo, o parte, del muro antiguo. Por lo demás: esta casa es para nosotros, sin género alguno de duda, la Solar de los Viciana; y fundamentamos nuestra creencia, a la vez que en la autoridad de quien redactara el mencionado manuscrito anónimo, cuyo contenido respecto a la materia resulta probado en sus dos diversos extremos, en cuanto nos indica, con rara perseverancia, el propio hijo del cronista, al describirla o hablar de ella. Enfáticamente la enuncia como si quisiera darnos a entender que se trata de un edificio suyo, especial, predilecto; de un edificio que, por circunstancias o motivos extraordinarios, le pertenecía. Así, en las repetidas ocasiones que la nombra, no dice sencillamente en el latino lenguaje de la época: Domus mei sita et posita in vico Majoris, forma ordinaria de expresión refiriéndose a una cualquiera, sino Domus mei dicti Matthei de Viciana, cual si quisiera aludir con tal frase a la familiar, a la de sus antepasados, a la que, entre todas cuantas poseía, era por excelencia conocida con el nombre de la de D. Mateo de Viciana. Debió nacer en ella—decíamos, al acabamiento de la edición primera— D. Martín, su padre; ejercer allí el Notariado; escribir sus principales obras, y habitarla hasta que, antes de 1570, y luego acaso, de entregársela en donación a su consabido hijo con motivo de su próximo matrimonio con D.a Violante Llopis (celebróse en 28 de Agosto de 1570), se trasladara a la Casa del Arrabal de Valencia; mas esto que manifestábamos en el supradicho pasaje, fundados en deducciones racionales derivadas de la única porción de prueba, entonces, a nuestro alcance existente, es imposible sostenerlo en la actualidad, por entero, atendiendo a los minuciosos y significativos pormenores aclaratorios que hemos logrado adquirir y conservamos. Pudo, sí, el cronista nacer en el aludido urbano inmueble, comenzar en él su actuación notarial y ocuparse de los preliminares de su extensa y magnífica obra; pudo habitarla también en tiempos diferentes al 7 de Marzo de 1530 y 19 de Octubre de 1565, y donarla a D. Mateo, pasada esta última fecha y antes FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 84 de trasladarse al del Arrabal de Valencia; pero implicaría grave e indudable equivocación aseverar, y aun suponer, que en tamaño edificio escribiera los cuatro tomos de su Crónica de Valencia(1), ni que lo habitase, sin interrupción, hasta su traslado a la calle del repetido Barrio, por cuanto de acuerdo con los documentos que a seguido habremos de analizar, D. Rafael Martín de Viciana, vivió, con certeza, en las dos próximas datas del texto, en finca urbana distinta de la emplazada en el primer trozo de la calle Mayor. Estos desconocidos e inesperados documentos escriturarios, si nos atuviésemos, en absoluto, a la forma incompleta con que se nos comunica su existencia, deberíamos reducirlos a dos, aun siendo en mayor número; uno y otro citados, al consignar los exposeedores del inmueble, en el asiento de la página 1.492 del voluminoso libro del «Apuntament». En tan extensa y excepcional inscripción, en verdad, después de subdividirse el edificio Solar en parte habitable y partes con destino a variados usos, se añade, con respecto a su corral, lo que, copiado al pie de la letra, a continuación se lee: ...... y dit corral es lo mateix que a dita señoría reconegué Pere Dura en lo cabreu rebut per Rafel Martí de Viciana not. en 7 de Mars de 1530..... y francés morato cabreua en lo cabreu rebut p melchor Clua not. en 19 de Octubre de 1565...... Y a pesar de que en los preinsertos términos parece aludir, el copista o redactor del asiento, a propietario de la porción exclusiva de la finca urbana sujeta a canon, resultaría inexacto interpretar en este sentido el fragmento precedente, por cuanto en las escrituras originales a que se hace referencia, en tal asiento se declaran dueños y poseedores de toda ella, respective, a los individuos cuyos nombres y apellidos con anticipación enunciábamos(2). (1) Conforme se demostrará en el trabajo estudiando el primer período de la vida del historiador, principióla en 17 de Septiembre de 1517 y la terminó en 16 de Marzo de 1566. (2) El contenido de la cita anterior, sin embargo, hállase equivocado con respecto a Pedro Dura. Este, de acuerdo con lo transcrito luego, de las escrituras mentadas en el asiento, cabrevó, sí, dos porciones del edificio, pero, en modo alguno, su corral. Quien lo cabrevó, junto también con otras dos partes de la casa, según se verá, fue el segundo de los dos poseedores que se nombran; es decir, Francisco Morato. Ignórase si los dos señores que se indican llevaban por segundo apellido el primero de D. Martín o si fueron casados, al menos, con señoras de la familia FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 85 2Considérase dividido el edificio en semejantes documentos públicos, en seis porciones desiguales; dos: no sometidas a censo, ni a descripción o deslinde; y las cuatro que sobran, afectas al gravamen y deslindadas o descritas con la necesaria claridad y precisión. Por ello fueron cuatro, en vez de la mitad de este número, como podría suponerse, las escrituras que hubieron de otorgarse y constan en los Cabreos consabidos con motivo de las censales confesiones: dos, para las de Pedro Dura, fechadas en 7 de Marzo de 1530; y otras dos, para las relativas a Francisco Morató, con la data de 19 de Octubre de 1565, según se infiere de lo indispensable de cada una de ellas, a continuación, copiado. Primer reconocimiento o confesión de Pedro Dura en lo que atañe a la bodega y dos cuartos de encima. ......que tenia e possehia quant a la vtil senyoria del dit clero hun celler (bodega) e dos cambres (cuartos) sobre aq." (croquis, número 10) situat e posat dins los murs de la dita vila (Idem, 2 de los Viciana. Puédese afirmar, empero, que el hecho de incluirse en el asiento entre los ocupantes del inmueble antecesores de D. Mateo, sólo a aquellos dos personajes, no implica que el cronista hubiera de ser excluido del número de sus adquirentes, ya que las omisiones u olvidos en la relación de tamaños detalles históricos, abundan tanto en el libro del «Apuntament», que en reseña o inscripción similar motivada por gravamen que afectó a la casa del mismo cronista, sita en el Barrio de Valencia, conforme a su tiempo se acreditará, deja de mencionársele, no obstante haber sido con seguridad uno de sus propietarios, y, en su consecuencia, de los obligados a satisfacer al clero la correspondiente pensión anua. Más diremos: el tercer D. Martín de Viciana, sin embargo, de habérsele omitido en el asiento de la Pairal, debió constar, como en el otro, entre la serie de sus dueños y poseedores; en atención a que —aparte las razones expuestas en este estudio — en importante escritura por él autorizada en Burriana a 15 de Mayo de 1531 sobre «Alters ques poden regar de Borriana de tanda de nuiles», aunque no se la describe, de la propia, habla, sin duda, D. Martín, cuando, ocupándose de la que a la sazón habitaba, escribe «,....en Jaume morato lloctinent de batle de la predita vila de boriana e/ per lo dit nom Jutge e/ sequier Real entre les dites universitats e/ viles per sa mag.t (magestat) real e/ fet e/ deputat personalment constituit en la casa el abitacio del nott de sus escrit la qual te en lo carer maior.....» Consérvase el pergamino donde se contiene la primitiva escritura, en el Archivo Municipal de Nules; y nos facilitó su copia, el ilustrado médico de dicha población, D. Daniel Camarlench. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 86 Idem, 23-23) en lo carrer major de aquella (Idem, Idem, 1 y 2) confrontant de hun costat e a part detras ab cases dell dit confe-sant (Idem, Idem, 8, 9 y 11) jnmiscuides (mezcladas, comunicables y formando un solo edificio con lo que se va enunciando y describiendo) ab los dits celler y cambres, de altre costat ab lo dit mar (Idem, Idem, 23-23) e a part dauat (dauant) ab la preso comuna de la dita vila (Idem, Idem, 17). Lo dit carrer major en mig (Idem, Idem, 1 y 2).....»: Llibre primer de instruments de el R.t Clero de Burriana fol. XXXiij. Segunda confesión o reconocimiento del propio Pedro Dura, en cuanto afecta a la parte censida, inmediata al Callejón. Que.....«tenia e possehia quant a la vtil senyoria del dit clero hunes cases situades e posades dins los murs de la dita vila (croquis, núm. 23-23) confrontades d (de) dos costáts ab cases (Idem, Idem, 8 y 9) e corráls (Idem, Idem, 12) de ell dit confessant (por un lado, las casas; y por el otro, los corrales) jnmiscuides totes ab les prnts (presents) a part detras ab lo mur de la dita vila (Idem, Idem, 23-23) e a part dauant ab cases den Jaue (Jaume) morato carrero que no trau cap en mig (Idem, Idem, 7 y 6). (Libro mentado, folio XXXiij v.) Primera confesión o reconocimiento de Francisco Morato, rela cionada con la bodega y cuartos de encima. ......que detenia /e/ posseia quant a la vtil senyoria..... Primo hun celler /e/ dos cambres damut aquell (croquis, núm. 10) jnmiscuit sensit dins vnes cases dell dit confessant situat e posat dins los murs de la dita vila de burriana (Idem, Idem, 23 23) en lo Carrer major de aquella..... (Idem, Idem, 1 y 2) segons que affronte de vn costat ab cases dell dit confessant (Idem, Idem 9 y 8) de altre costat ab lo mur de la dita vila (Idem, Idem, 2323) /e/ a part detras ab corral censit.... (habían desaparecido ya las casitas del croquis número 11) (Idem, Idem, 11 y 12) e a part dauant ab les cases de la preso Comuna de la dita vila /e/ ab la scala ques munta al mur de la dita vila (Idem, Idem, 17 y 23-23) dit carrer maior en mig..... (Idem, Idem, 1 y 2). Cabreo de Melchor Cluá, fol. XXXI y XXXI v.) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 87 Segunda declaración o reconocimiento de Francisco Morató por lo que respecta al gran corral del edificio, inmediato a la pequeña vía. ......que detenía /e/ posseía quant a la vtil senyoría hun corra! estable/e/trull (croquis, núms. 11 y 12) jnmiscuit sensit dins les dites cases (lo restante del inmueble) dell dit confessant (Idem, Idem, 8, 9 y 10) situat /e/ posat dins los murs de la dita vila..... (Idem, Idem, 23-23) segons que affronte de vn costat ab cases dell dit confessát (Idem, Idem, 8, 9 y 10) /e/ de altre costat ab corral den antoni gil (Idem, Idem, 13) /e/ a part detras ab lo dit mur (Idem, Idem, 23-23) /e/ a part dauant ab cases y corráis de na Catalina morato y de matamoros viuda (Idem, Idem, 7) carrero 'que no trau cap en mig (Idem, Idem, 6). Obra citada, fol. xxxij y xxxij v.to. Si resumiendo ahora las confrontaciones consignadas por separado en las dos escrituras de Pedro Dura dedujéramos las aplicables al conjunto de la finca urbana, tendríamos como lindes verdaderos suyos: por la derecha, entrando, la consabida Calleja; por la izquierda, la muralla, y por delante, la prisión, en aquel entonces, de la Villa; sin que nos sea factible determinar el correspondiente a detrás, no mencionado en ambos documentos, a causa de excluirse el corral en la descripción de las dos porciones de casa. Y si efectuásemos lo propio con los lindes que le pertenecieron durante la época de su posesión por Francisco Morató, llegaríamos, con seguridad, a resultado parecido, desde el momento que dichos lindes, en junto, cabría reducirlos, entonces, a los siguientes: por la derecha, entrando, el Callejón sin salida; por la izquierda, la muralla; por delante, la prisión y la escalera utilizada para la subida al muro, y por detrás, el corral de Antonio Gil. Compárense ahora, si hay paciencia para ello, las confrontaciones del anterior párrafo y las del que le precede con las que se asignan a la Casa Solar, al describírsela en la escritura de 1581, asiento de 1724 y tiempos actuales, y se verá: que de análoga forma a las de 1530 y 1565, entre sí, coinciden, en lo fundamental, las tres restantes, o posteriores, con éstas dos de mayor antigüedad. Para concluir: ¿Procede modificar nuestro conocido criterio sobre la existen- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 88 cia, y el sitio ocupado por la Casa Pairal de los Viciaría, en vista del hallazgo y ligera confusión que originan algunas de las escrituras precitadas? No, seguramente. Aunque carezcamos en estos instantes de las pruebas necesarias para aclarar cómo y por qué Pedro Dura y Francisco Morató—probables allegados de D. Martín—fueron poseedores de la finca urbana de D. Mateo, mientras resulte sin justificarse, en debida forma, que la concordancia de cuanto asevera el autor del documento anónimo del siglo XVIII con el contenido de la escritura de 15 de Noviembre de 1581 y del asiento de 13 de Enero de 1724 obedece a pura casualidad, o es posible atribuirla a inmueble urbano distinto del tenido en concepto de Solar; mientras no se consiga, además, hacer extensiva la anterior casualidad y equivocada relación al hecho de coincidir la calle donde figura emplazado el tantas veces descrito edificio con la en que habitara el historiador en 19 de Mayo de 1531; y, sobre todo, mientras se deje de acreditar que la manera enfática y significativa empleada por el hijo de D. Martín en cuantas ocasiones nombra el suyo cabe explicarse, con fundamento, mediante causa diversa a la, en su lugar, referida, continuaremos creyendo, sin Vacilación alguna, que la casa sita en la antigua Calle Mayor—en años sucesivos del Medio y de Cervantes—propiedad ahora de D.a Isabel Franch Conde, es la que, sin las posteriores modificaciones, debió donar al primer D. Rampston de Viciana, nuestro gran monarca Don Jaime I el Conquistador. Añadamos, todavía, como definitivo final y complemento del presente trabajo de investigación, que, los propietarios y poseedores de esta finca urbana a partir de la época en que la ocupó don Mateo, con las fechas, por lo común, en todo, o parte completas y títulos conocidos, en virtud de los cuales la adquirieron, no difieren en nombre y número de cuantos, a seguida, y ordenadamente se anotan: D. Mateo de Viciana poseyóla, por tí tulo ignorado, desde la Cuaresma de. cuanto menos, hasta el día.. . . . 1580(1). 19 Marzo de 1621(2). (1) Memoria de 1580, en otro lugar citada. (2) Libro segundo de Sacramentos, fol. 98 repetido, y Segunda Parte de la Crónica y edición referida, pág. XII. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 89 La administración de su herencia, de ésta data a otra desconocida(1). D. José Diez, Notario de Valencia y D.a Dionisia Blanes, cónyuges, ad quiriéronla por «Venda de Cort» en fecha, también imposible de fijar, aunque anterior al. . . . . . . . . . . 21 Junio de 1642(2). D. Miguel Soler, por compra a los predichos consortes, en escritura auto rizada por el Notario de la referida Ciudad, D. Jaime Cap de Bou, en. . 21 Junio de 1642(3). D. Miguel Soler, hijo del anterior, pro pietario, por herencia de éste, con forme al testamento que autorizó el Notario D. Pedro Sanchis, en. . ...... 5 Noviembre de 1658(4). D. José Soler (Doctor), heredóla del precedente dueño, hermano suyo, en testamento de fecha y ante Notario, desconocidos, pero comprendida, aquélla, entre la de. . . . . . . . . . . . . . . 3 Noviembre de 1658. y la de. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Mayo de 1707(5). D. José Gosalbo de Soler la heredó de su abuelo—el último poseedor men tado—en testamento por el Notario de Burriana D. Francisco Bravo, de. 5 Mayo de 1707(6). Los Señores Barones de Terrateig (en tre cuyos apellidos se encuentra el de Gosalbo) la adquirieron, por títu lo desconocido, en el período que se abarca desde el fallecimiento del an terior, ocurrido en. . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Marzo de 1758 a. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. 25 Octubre de 1850 (7) (1) Idem Apuntament, pág. 1.492 (3) Idem (4) Idem (5) Idem (6) Idem (7) Documento indicado a continuación (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 90 D. Juan Bautista Gibernau, por com pra a uno de ellos, nombrado D. José María Eslava Belvis, en escritura que autorizó el Notario de Burriana don José Carlos Echeverría, en. . . . . . . . . . . D.a María Vicenta Conde, por herencia del Gibernau, su esposo, en escritu ra de partición ante el Notario de la misma ciudad D. Vicente Echeverría, en. . . . . . . . . . . Y D.a Isabel Franch Conde, su actual poseedora, por herencia de la que antecede, madre suya, en escritura, también, de partición, ante el Nota rio de igual ciudad, D. José Falomir, en. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Octubre de 1850. 31 Julio de 1880. 26 Junio de 1894. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. PRIMER PERIODO DE LA VIDA DE DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA CON SU MATRIMONIO PRIMERO E HIJOS FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. ADVERTENCIA Con el presente trabajo, uno de los cuatro principales y dos complementarios que habrán de destinarse, al mismo interesante asunto, damos comienzo al estudio biográfico de nuestro insigne historiador, D. Rafael Martín de Viciana. En él, comprensivo del período intermedio de su nacimiento al probable, o aproximado, de su matrimonio primero, incluyese cuanto en la Crónica de Valencia y su Reino nos dice acerca de la materia, su autor, lo poco que añaden los escritores regnícolas, y lo mucho encontrado en los libros, documentos y papeles sueltos del Archivo Parroquial de Burriana(1). De lo, en realidad, ajeno, y ya conocido, suministraremos exactas, y por lo general, suscintas noticias; si bien aclarando, en lo posible, sea en el texto, sea mediante las correspondientes notas (dos o tres de ellas, entre otras no cortas, muy extensas), cuanto, por motivo de los últimos datos a que nos referimos, haya de estimarse erróneo, dudoso o incompleto. De lo nuevo; es decir: de lo, hasta la fecha, ignorado, nos proponemos exponer uno por uno, y con la debida extensión y comento, los varios importantes hallazgos tras ímproba labor obtenidos; sin omitir clase ninguna de pormenores, sobre todo, de peligrar su desaparición por el mal estado del volumen o escrito auténtico en que se contengan, o de resultarnos útiles para el mejor esclarecimiento, o prueba, de extremos relativos a la larga y accidentada existencia de Viciana. (1) De los tres restantes estudios principales, el que sigue al de ahora, abarcará, desde este matrimonio a la defunción de su primera consorte; el otro, de tal ocurrencia al fallecimiento del cronista, y el cuarto, todo lo relativo al lugar y fecha del último suceso; destinándose los dos complementarios, respectivamente, a la determinación del sitio en donde estuvo la casa mortuoria, y al análisis minucioso de notable copia de la Segunda Parte: edición desconocida por los escritores regnícolas, y en su consecuencia, hasta el momento, en mucho, ni en poco estudiada FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 94 Con ello, esperamos contribuir, en la medida de nuestras limitadas fuerzas, al pleno y detallado estudio de la personalidad de este firme, activo e infatigable trabajador; cuyos días, por contar en su memorable obra principal la verdad entera y sin engaños, amargáronlos, a la par, nobles, ignorantes y envidiosos, y cuya imperecedera memoria por los mismos, sin tregua, combatida, ha sido al fin glorificada, en premio a sus incomparables talentos, constancia en el trabajo y amor a la patria y a su región. Las continuas persecuciones, en efecto, que experimentaron sus libros; los autos de fe, con gran número de los impresos, realizados; y su desaparición casi completa, a causa de tan lamentables acaecimientos(1), explican con claridad meridiana el Vacío que intentara y en parte consiguiese la nobleza alrededor del nombre de D. Martín, fuera de nuestro antiguo reino de Valencia: dentro de él, donde se conservaron, al parecer, pocos, o algunos de los pocos volúmenes salvados(2), pero muchos, o la casi tota- (1) Onofré Esquerdo, Manuscritos: Fr. José Rodríguez, Biblioteca Valentina, pág. 328: Vicente Ximeno, Escritores del Reyno de Valencia, t. I, página 167. Onofré Esquerdo: Ciudadano nacido en Valencia. Entre otros cargos hubo de desempeñar el de Juez de Contrafueros, y, dos veces, el de Jurado. Por sus aficiones históricas, registró con detención, los Archivos de la Ciudad y Reino; recogiendo, tanto de los libros impresos como sin imprimir, cuantas noticias pudo relativas a su patria. Hallóse en posesión de notable y selecta Biblioteca; fue admirador de D. Martín y sus obras; y dejó, a su muerte, ocurrida en dicha Ciudad el 17 de Agosto de 1699, varios manuscritos, entre los cuales, merece especial mención, su Viciana Resucitado. Fr. José Rodríguez: Nació en Valencia el día 18 de Agosto de 1650; estudió en su Universidad y profesó de Trinitario Calzado en el Real Convento de Nuestra Señora del Remedio, el 2 de Febrero de 1649. Hubo de desempeñar, •en su Religión, diferentes cargos; predicó con frecuencia, exornando sus sermones con datos y noticias históricas, y fue quien más trabajó hasta los principios del siglo XVIII en la historia literaria de nuestro reino; habiendo invertido veinte, o mayor número de años, en la recolección de copiosos manantiales para su Biblioteca Valentina. A su muerte ocurrida en 28 de Noviembre de 1703, en su Convento del Remedio, únicamente llevaba impresas de la citada obra, 468 páginas, y, de lo restante, manuscrito, se incautó el Maestro Fray Ignacio Saballs «del Orden de la S. S. Trinidad, Provincial y Chronista de la Provincia de Aragón». Fallecido, éste, en 5 de Noviembre de 1746, se completó en 1747, la impresión del libro con lo que retuvo dicho Maestro, y con menos de seis hojas que el propio Padre añadió. Dejó escritas—prescindiendo de la mentada—otras numerosas obras; por lo general, de carácter religioso. (2) Ximeno, obra, t. y pág. citadas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 95 lidad de las diversas copias o transcripciones(1), aunque no lograra en proporción parecida sus deseos, excepto los eruditos y curiosos, sus depositarios, tenaces guardadores de estos preciosos recuerdos, la generalidad de los demás habitantes, o no los conocieron, o les fue en sumo grado difícil enterarse, con detención, de su contenido. Sólo en la época moderna, y cuando por el renacimiento literario regional y consiguiente exaltación o rehabilitación de las glorias Valencianas, ha entrado en turno nuestro preclaro historiador, y sido reimpreso su diminuto Libro de alabanzas de las Lenguas, etc., y la Segunda y Tercera Parte de su Crónica (no la Cuarta, sin embargo, de su extraordinaria valía y del escasísimo número de ejemplares que de ella se conservan), hase dado el primer paso en la generalización del conocimiento de ambas obras —siquiera sea en raquíticas proporciones, por lo concerniente a la última—, y de los méritos, en su consecuencia, del más atropellado y original historiador, o cronista, de nuestra tierra. Precisa, no obstante, para el complemento oportuno de lo, en el párrafo anterior, expuesto, insistir, con decidido empeño, en cuanto tienda a popularizar, en especial, el segundo de sus dos enunciados libros, y a darnos a conocer circunstanciadamente su efectiva y verdadera importancia, con impugnación de lo que, sin fundamento serio, se haya escrito y pueda interpretarse en menoscabo de su respetable autor; sosteniendo, de un lado, la necesidad absoluta de una nueva, pero íntegra, numerosa y económica edición de tamaña obra(2), expurgada de los múltiples yerros de imprenta subsistentes en la incompleta postrera (el Ayuntamiento de Burriana debiera preocuparse de esta necesaria y perentoria impresión)(3); y de otro lado, demostrando la absoluta honorabilidad (1) Idem (2) O con mayor exactitud, de sus tres partes conocidas (3) Nos referimos, como es natural, al hablar de yerros tales, a la Segunda y Tercera Parte reimpresas por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, en la que dejan de rectificarse los notados en las ediciones primitivas al efecto utilizadas. En la Tercera Parte de estas ediciones, prometió D. Martín enmendarlos; pero pensando quizás, que el lector las corregiría sin esfuerzo, casi en su totalidad, apenas si lo efectuó con escasos, según por de pronto lo comprueba el siguiente, al azar, entre los innumerables elegido. Viciana hubo de conocer, sin duda, el nombre del pueblo de Ahín (Ayn, en sus días, conforme lo escribió el Justicia a continuación mencionado), y apun- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 96 del cronista, a pesar de las encubiertas suposiciones en contra que, tenidas, de ordinario, en concepto de verídicas, no deben ni podrán sostenerse ya en lo sucesivo. Porque es del caso tener presente, y dejar desde ahora bien consignado, que entre los escritores contemporáneos, algunos—por lo regular, los más benévolos y hasta entusiastas fervorosos suyos—, de buena fe; a causa de insuficiencia de datos a Veces, y de tiempo para sus trabajos, en ocasiones, admiten, o apuntan en inesperadas circunstancias, conceptos inexactos u obscuros, que, restándole respetabilidad, a nuestro juicio, contradicen o debilitan, de súbito, la habitual y sentida admiración a su persona. Quién, considerándole inmoderadamente vanidoso, asegura, sin reserva, que nunca omite en sus libros dato capital, ni aun secundario, capaz de redundar en pro de su elevación o enaltecimiento, siendo así, que autor del Segundo Libro de la Crónica, donde con minuciosos detalles historia gran parte de la numerosa nobleza Valenciana de todas clases y condiciones, no destina una línea siquiera del tomo a la adquirida con tanta gallardía por sus respetables y excelsos antepasados (1) . Quién, interpretando de torcida manera un conocido acuerdo del Consejo de Nules, estímalo necesitado hasta e! extremo de suponerle solicitando de la expresada Corporación socorros en los precisos momentos que, por extraña coincidencia, adquiría, a título oneroso, magníficos edificios en una de las espaciosas calles de la . tarlo, a menudo, en la forma usual antedicha. Sito en la lugartenencia o gobierno de la Plana; a relativa corta distancia de su pequeña patria, enclavado en la Sierra de Espadan, y en las proximidades del sitio en que, en definitiva, fueron vencidos los Moriscos por las fuerzas enviadas a combatirlos, en él debió entrar el cronista, así que lo realizaron las mismas (a las cuales iba agregado desde el principal período de la campaña), y verlo allí escrito en comunicaciones, y oirlo, con repetición; del propio modo que lo escribió, vio y oyó por necesidad, el Justicia Criminal de Valencia D. Francisco Benedito—testigo, como Viciana, de los hechos—por lo deducido luego de su interesante «Libro de Memorias». Pues bien: al insertarse en distintos parajes de la Crónica el precitado nombre, Ayn, transfórmanlo los impresores de la obra, en los cuatro diversos que siguen: «Vilahalin» (Segunda Parte, página 76), «Villaha-lit» (Idem, página 125), «Hayn» (Tercera Parte, página 90), y «Villa elin» (Idem, página 521). (1) . Sin embargo de lo que sé dirá a propósito de esta materia en el siguiente estudio, tratando del carácter de Viciana, recuérdese cuanto se expuso sobre el particular en el primero de los dos anteriores FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 97 villa, ensanchándolos y mejorándolos, en seguida, o, reducido tiempo después. Quién, proponiéndose averiguar el seguro motivo de su permanencia en Burriana, sin embargo de hallarse en posesión de diferentes bienes, y de los importantes cargos desempeñados por los de su familia, acude «al procés», que, a instancia de su primo D. Cosme Viciana, se le seguía con motivo de la rendición de ciertas cuentas (en el cual ya había intervenido el Justicia Civil valenciano) y se tramitaba entonces (1545), en la también valentina Audiencia; dando pie, con esta obscura o insuficiente explicación (ocasionada, al parecer, conforme suponíamos, por la premura o cortedad de tiempo dentro del que hubo de redactarse el estudio donde se consigna), y con la no aclaración del significado de la palabra «procés», en particular, para individuos exclusivamente conocedores de la forma restringida, en lo moderno, por lo común, aplicada; dando pie, repetimos, a la errónea sospecha de que, acaso, se envolviese en el asunto algo alusivo a procedimientos criminales dimanantes de lo actuado o expuesto ante el Justicia, o de cualquier otro motivo, y en ningún modo de una Vulgar u ordinaria cuestión de puro orden civil, como, con certeza, se trataba, entre los dos descendientes distinguidos del primer D. Martín de Viciana. Justo es, pues, en su consecuencia, que existiendo en los libros de nuestro burrianense historiador, y también fuera de ellos, elementos bastantes en número y categoría para desvirtuar éstas y parecidas inexactitudes, contribuyamos con firmeza a desvane cerlas, previo su amplio y detenido examen (1), en posteriores y análogos trabajos; limitándonos, con respecto al presente, a lo ya en el comienzo manifestado; es a saber: que en sus páginas se abarcarán las noticias relativas al intervalo consabido, bien sean desde antes de ahora conocidas, bien resulten en su totalidad o en alguna parte nuevas, con la aclaración o rectificación que proceda dé las primeras, caso de que, por ventura, lo exigieren los originales datos inclusos en las segundas. Con lo cual terminamos ésta, quizás demasiado larga, pero indispensable Advertencia, aun cuando añadiendo, que en defecto de una edición de las dos obras de Viciana, completa, numerosa, (1) Si no lo estuvieran todavía, o lo estuviesen en incompleta porción. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 98 económica y expurgada de cuantas equivocaciones alteran y afean las actuales, y muy en especial las de la Crónica, tantas veces como en nuestros distintos estudios se aluda a cualquiera de los susodichos libros, habrán de entenderse referidas las citas a las impresiones de 1881 (editada por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos), 1882 (Idem), 1566 (imprenta de Pablo Cortey), 1877 (Idem de Francisco Aguilar), respective, según que se trate de la Segunda, Tercera, Cuarta Parte de la Crónica de Valencia, o de Valencia y de su Reino, y Libro de alabanzas de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana. EL AUTOR. I Una de las personalidades más preeminentes de la familia de los Viciana, así por sus singulares aptitudes, talentos, incansable perseverancia en el trabajo y extraordinaria firmeza de su carácter, como por la novedad y mérito de sus conocidas y alabadas publicaciones, fue D. Rafael Martín de aquel apellido, historiador insigne, sabio apologista de la lengua valenciana y gloria de la región y ex-villa en donde hubo de ver la luz primera(1). Acaeció el anterior último suceso, conforme aseveran Ximeno en su obra «Escritores del Reyno de Valencia»(2), y el propio don Martín, o quien lo apuntase, sin su protesta, en los frontis de la Tercera Parte de su Crónica, en la antigua e histórica ex-villa de (1) Recuérdese la inscripción de su lápida conmemorativa, copiada al comienzo de este libro. Se le designa, a menudo —y él también lo efectúa, en ocasiones—, omitiendo el nombre de Rafael; y es el tercero de los cuatro «Martín de Viciana» que por ahora se conocen. Los señores Cebrián y Cacho en su inédita obra < Hijos ilustres de la Provincia de Castellón», copian la partida bautismal del postrero de los de dicha suerte llamados; vacilando, al comentarla, si ha de ser tenido por hijo o nieto de D, Mateo de Viciana. En otro posterior estudio, por completo dedicado a éste, nos ocuparemos del curioso asunto; resolviendo la duda, mediante prueba documental clarísima y de absoluta garantía. (2) Tomo 1, pág. 166. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 99 Burriana(1), y en año que, con seguridad, corresponde al segundode los del siglo XVI, si hemos de dar crédito a cuanto se consignaen las inscripciones colocadas sobre y debajo de la imperfectaefigie suya, que obra incluida en los comienzos de la Cuarta Partede su mismo libro(2). Por desgracia para el deseado logro de nuestros buenos pro* pósitos, nos es imposible, en absoluto, completar el segundo de los dos aludidos extremos en la porción de data relativa al día y mes en que naciera, utilizando para este fin la partida de su bautismo, por motivo de que, la inicial de las inscritas en los libros Sacramentales de la Parroquia, se remonta, únicamente, como dijimos, y es fácil de comprobar, al 28 de Enero de 1569; en cuya fecha, (1) Dícese, en el primero de los dos aludidos frontis: «Libro tercero de la Chronyca de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y d' su reyno: copílada por Martín de Vicyana natural d' la villa de Buriana del mismo reyno | dedicado al muy esclarescído y Reueredísímo señor do Fernando d Aragón dígníssímo Arzobispo d' Çaragosa su señor» (pág. 1). Léese, en el segundo: «Libro tercero de la Chronyca de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reyno: copílada por Martín de Vicyana natural d' la villa d' Buriana d' I mismo reyno dedicado al muy illustre do Gíner Rabaca de Perillos señor d' I castillo de Madrona y Varonía de Dos aguas». (Pag. 15). Nada se manifiesta, con relación a esta circunstancia, en los documentos parroquiales examinados; pero, a pesar de ello, y todavía descontando los tres justificantes que se aducen en el texto, los apellidos paterno y materno del cronista, la instalación de los Viciana en la ex-villa, a seguido de la conquista del reino, sus casi seguros heredamientos, el cariño manifiesto y comprobado de la familia a la población, y su constante permanencia en ella, serían causas más que suficientes para considerar a D. Martín—y a cualquier otro de idéntico apellido—, oriundo y muerto en Burriana, salvo prueba, o racionales y fundadísimos motivos, en contrario, según a su tiempo se manifestó en el trabajo a que se refiere una de las anteriores notas. (2) En la primera plana, y mitad inferior de la segunda hoja. Encima del retrato se «scribe: «Auctorís effigies Anno domini. 1565». (Efigie del autor en el año 1565 del señor); y bajo: «Etatisq; auctoris Anno. 6.3. ». (Y edad del autor 63 añosl. Luego si el retrato se efectuó en 1565; y si en igual año contaba Viciana 63 de su edad, deduciendo el postrer número del que le antecede inmediato, restan para año exacto de su nacimiento, el de 1502, o sea, el segundo del siglo XVI. La figura hállase invertida de manera tal, que mirándola de frente, su parte derecha aparece izquierda, y la izquierda, derecha. Es, por lo tanto, necesario para corregir el grave defecto, volver, si el papel se presta, la hoja que la contiene, y observarla entonces a la tras luz. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 100 atendiendo a lo expuesto en el indicado retrato suyo, frisaría ya nuestro insigne D. Martín, en los sesenta y siete años de su edad(1). Pero si no se encuentra en tomo o documento suelto del Ar chivo, acta o anotación semejante, ni otra, a la propia, más o menos parecida, capaz de subsanar en términos que basten la falta o deficiencia observada, contiénese, en cambio, en uno de aquellos tomos, cierta escritura e importante ítem aclarativo, o de la misma complementario, en donde figuran insertos el nombre y apellidos de su madre, hasta el presente ignorados o sin insertar en sus obras por los escritores que de su vida y hechos se ocuparon. Entre los diversos libros parroquiales, en efecto, de verdadera y superior trascendencia, merecen muy principalísima mención dos, titulados: el antiguo, «Cabreu del Clero, o de Cluá»; y él, con respecto a éste moderno, «Apuntament de Les Justificasións de Les rentes de la Parroquial Iglesia de Burriana»(2). De dimensiones reducidas, el antiguo, escrito en idioma Valenciano con sorprendente claridad, e intervenido por D. Melchor Cluá, notario de Castellón de la Plana, comprende numerosas escrituras que en 1565 se otorgaron por distintas personas en reconocimiento de censos a favor del Clero de la Villa; el posterior, anónimo, de descomunales proporciones (se numeran, en él, 5.328 páginas), redactado, también, en sencillo lenguaje regional, y de lectura fácil e inteligible contenido, ocúpase, a la par que de eclesiásticos beneficios, aniversarios e idénticos asuntos religiosos, de la descripción e historia de los bienes inmuebles locales sujetos a los citados gravámenes hasta la primera mitad del siglo XVIII; abarcando, en resumen, sobre cada una de tamañas materias, cuanto, con detalles, se apunta en los múltiples volúmenes de que con frecuencia se ha hecho, o se hará mención en estos trabajos. El primero de ambos referidos libros, es decir, el del concienzudo y pulcro fedatario castellonense D. Melchor Cluá, a más de los documentos por él autorizados, lleva a su final agregadas copias de dos notables y públicas escrituras, ajenas, en absoluto, a su intervención en calidad de notario, de las cuales: una—la úl- (1) No obstante lo que se consigna acerca del día y mes de su nacimiento, llamamos la atención sobre el hecho singular de celebrarse en 24 de Octubre las fiestas de los Santos Rafael y Martín, nombres de pila, ambos, del historiador (2) Se les menciona en los anteriores estudios FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 101 tima—, otorgada en Burriana, por el cronista y su primera consorte en 13 de Abril de 1551, recibida por D. Martín, y escrita en lengua latina: toda ella, de su puño y letra, trata de la renta o cesiones de censos que ambos esposos efectuaron al Clero de la Parroquia en pago de determinada cantidad que le adeudaban. Procedía el débito, cuyo verdadero importe era de escasísima significación—diez libras Valencianas cabales -, en modo alguno de comunes o usuales contratos de préstamo, sino del Valor de un perpetuo aniversario en sufragio del alma de la madre de Vicia-na, fundado, ora por ésta, en acto de postrera voluntad, ora por su hijo, en acto o contrato intervivos. En el documento donde aparecen tales pormenores, y otros de menos consideración omitidos, no se habla exclusivamente, cual habrá de presumirse, de la anterior indicada señora, en la forma Vaga e imprecisa advertida en el inmediato párrafo escrito; si que, aclarando y comentando mucho más los términos del contrato, tan pronto como en él se explica el origen de la deuda, causa del transpaso de los enunciados derechos reales, y se menciona la institución de índole religiosa antedicha, con las relaciones de parentesco entre el historiador y la difunta señora de referencia, desígnase asimismo a ésta, con sus Verdaderos nombre y primer apellido, diciendo: .......paula Vicet (vicent) quondam (1) matris dictij rafaelis martinij de Viciana..... * (Paula Vicent, difunta madre de dicho Rafael Martín de Viciana). Resúltanos, en su consecuencia, con la sucinta cuanto verídica exposición efectuada del contenido de la escritura, de clara y perfecta manera averiguados, y nada menos que mediante el propio y directo testimonio del hijo, el nombre y uno de los apellidos de su, hasta el momento, olvidada madre; y aun cuando en lo escrito de los tomos, cuadernos y papeles del Archivo, sólo se emplea, de ordinario para señalar y distinguir a las diversas personas de quienes se ocupan, el primero de los dos apellidos paternos, por rara casualidad, añádese, en el caso de ahora (2), a continuación del (1) En signo, esta palabra, o sea, representada por una q con la vocal o hacia la derecha y algo elevada; unidas ambas letras, por cierto trazo que, partiendo del extremo inferior del palo de la consonante, se dirige y alcanza la o, tocando, antes, en la mitad de dicho trazo. Como el adverbio latino quondam significa que fue, que existió, traducimos la abreviatura por el adjetivo difunto o difunta. (2) Y en algunos otros alusivos a la familia de los Viciana, sobre todo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 102 que se indica, el primero, también, de su madre, en el asiento o ítem incluso en la página 1.457 del importante y voluminoso libro del Apuntament. En esta reducida, aunque para nuestro objeto bastante anotación del tomo, en muy buen estado conservada (como la inmensa mayoría de las muchas en él comprendidas), y resumen o extracto sustancial, según se lleva expuesto, del documento escriturario de 1551, apúntase, al historiar con detalles los censos y las diferentes urbanas fincas, a ellos, de directa forma afectos, que la cesión origen del contrato se realizó «en pago de aquelles 10 lliu-res que dits conchuges (el cronista y su esposa) deuien al dit clero p (per) L. (Lo) A.ri (Aniuersari) celebrador al altre día de S.ta Anna p (per) A. (Anima) de na Paula Visent y de S.u Marti mare del dit Rafel Marti de Viciana not (notari)»... (1) Con cuyas explícitas y (1) A pesar de que las partículas «y, de», precediendo al segundo apellido, en apariencias, de una mujer casada, aluden, de ordinario (luego se amplia el propio extremo), mejor que al suyo, al primero de su esposo; conociéndose, con respecto a la madre del cronista, quién fuera su consorte, y cuál su apellido paterno, parécenos más acertado conceptuar los dos Vocablos «S.u Marti» del texto, de apellido materno de D.a Paula, con tanto mayor fundamento que, de haberse propuesto, su autor, aplicarlos a un segundo esposo de ella, después de lo transcrito, hubiese agregado la aclaración, entonces, de costumbre. A las mujeres casadas, en verdad, que habiendo perdido a sus maridos, conservábanse en estado de Viudez, se las solía distinguir, al designárselas por escrito; ya, añadiendo a su nombre y apellido paterno, o al apellido únicamente, las voces viuda o Viuda relicta; ya, escribiendo antes de la primera de las dos últimas, el apellido de su difunto esposo precedido de las partículas «y, de» (Cluá emplea en ocasiones, en lugar de la «y», la «e»); ora agregando, a esto, el calificativo «relicta» y el nombre y apellido paterno del finado; ejemplos: «María Manrica V.a (Primer libro de Sacramentos, Memoria de los confesados y comulgados en 1581, fol. 131 V.to); «Viuda na tarragona» (Idem, fol. 8 v.to); «Angela Benedicto viuda relicta» (Idem, fol. 44); «Gracia Vicent y de Garí Viuda» (Idem, fol. 136); «Catalina montellara e de Calbo Viuda relicta de francés Calbo» (Cabreo de Cluá, fol. XI). Cuando encontrándose en estado de viudez, una señora, contraía segundo matrimonio, se la daba a conocer—durante la Vida de su nuevo marido—, haciendo constar el nombre y apellido de ambos, y cuál era, por lo menos, el apellido paterno del difunto; verbigracia: «Magdalena Mata y de Llopis en pri-meres nupties y al pnt (present) ab Miquel Gumbau». (Escritura de 7 de Febrero de 1632, inserta en el protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve de dicho año.) Y si, por Ventura, después de celebrar la mujer viuda su segundo matrimonio quedábase de nuevo en idéntica situación a la que antes tenía, se mencionaban, al citársela, ambos enlaces y los nombres y defunciones de los dos FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 103 terminantes palabras, a la par de confirmarse, por completo, la porción principal de la escritura, y la veracidad y exactitud de lo que escribíamos acerca de la causa única de su otorgamiento, justifícase lo que en el preinserto párrafo se manifestaba con relación al nombre y segundo de los dos apellidos correspondientes a la repetida madre de nuestro biografiado D. Martín, Y nada de nuevo e interesante se consigna—aparte lo que se acaba de manifestar—, en el gran libro del Apuntament, ni en el resto de la documentación parroquial reconocida, por lo que atañer pueda al sitio del nacimiento y muerte de D.a Paula Vicent y a los hechos y actos con su Vida relacionados. Pero aunque asi, con certeza, ocurra, y no nos resulte factible, por lo tanto, aducir, con respecto a ella, otras noticias concretas y de naturaleza, en absoluto, indubitable, cabe sin embargo, considerársela, con muchas y fundadas probabilidades, originaria de Burriana y señora de seguro arraigo y valimiento; desde el instante que, los apellidos Vicent y S.11 Martí, algo usuales en aquella época, llevábanlos, en la localidad, individuos de la mayor ilustración y significado(1). Todavía, para complemento y término de lo, con anterioridad, expuesto, cabe ahora, se añada que el padre del historiador y marido de D.a Paula Vicent y de S." Martí, llamábase, también, como, por lo regular no se ignora, D, Martín; era el segundo de los cuatro individuos de la familia, designados con igual nombre de pila; y se le distinguía, casi siempre, con el característico aditamento de Comendador de Burriana. Que aquél, en realidad fuera, el indudable parentesco existente entre los dos ilustres personajes varones, acredítase, en defecto de partida bautismal, con la afirmación categórica de nuestro repetido biografiado, cuando, al hablar en la Crónica de Valencia y su Reino, del primer D. Martín de Viciana, su abuelo, dice, textualmente copiado: - esposos; ejemplo: «Ana Viciana y de martí viuda relicta en primeres nupcies den antoni sent joan /e/ en segones den sebastia Marti» (Cabreo de Cluá, fol. XXXX). (1) Menciónanse dos, en páginas posteriores. La Villa, aunque, a la sazón, pequeña, quedó luego de su conquista, repoblada con personal muy selecto. Viciana, dícenos en la pág. 325 de la Tercera Parte de la Crónica, que lo constituyeron,., «mil vecinos en los quales hauia muchos caualleros, artistas, y officiales manuales, y labradores todos bien heredados...». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 104 «E porque el rey tenia por criados en su palacio y en la guerra dos hijos del dicho don Martin de Vicyana: el uno llamado don Rampston que le seruia de la copa a la mesa. A este le hizo merced e confirmo el officio de gouernador que tenia su padre. El segundo hijo se nombraua don Martin de Vicyana que le seruia de paje. Al qual el rey hizo merced del habito de Calatraua juntamente con la encomienda de Burriana. Y porque soy hijo e factura de don Martin el segundo e euisto los priuilegios de las mercedes ante dichas lo scriuo» (1). II Ninguna noticia segura se conserva de cuanto relacionarse pueda con la educación procurada al historiador en los años que precedieron a su adolescencia; pero cabe suponer, tomando en cuenta los sentimientos religiosos y cultura de su padre y abuelo paterno, su ilustre prosapia (2)y lo no hace mucho advertido a propósito de su familia materna, que tanto su inteligencia como su voluntad debieron ser cultivadas por sus inmediatos ascendientes, solos, o auxiliados de otras personas, con cuidadoso esmero y solicitud. Su padre, además, el segundo D. Martín (al igual que el primero, su eminentísimo abuelo paterno, y varios de los Viciana (1) Tercera Parte, pág. 201. En la pág. 5 de la misma Parte, vuelve a repetir: «...Pues soy factura e hijo de don Martin dé Vícyana...> (alude al segundo de este nombre, o sea, al asesinado en la Iglesia de Alcañiz) (2) En la información promovida por su hijo D Mateo con el objeto de conseguir el reconocimiento de su nobleza, se declara al mismo comprendido entre los Generosos (nobles procedentes de limpia y antigua estirpe militar) por resultar biznieto del primer D. Martín de Viciana; a quien se la concedió el rey Don Juan II de Aragón en privilegio dado en Calatayud a 28 de Septiembre de 1461, confirmado por el monarca Don Carlos I de España en Monzón a 15 de idéntico mes de 1542 Con tales datos se complementa lo que, acerca de la materia, se manifestó, en el primer estudio de la serie. Constituyen las armas de la familia, dos serpientes enroscadas con la inscripción: «Estote prudentes sicut serpentes». Infiérese, ello, de su dibujo, obrante en la Cuarta Parte de la Crónica, y mitad inferior del anverso de su postrera hoja FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 105 de aquella asaz apartada época), prestó servicios al Estado en importantes y delicados cargos civiles y militares, y tan singular circunstancia, junto con la extraordinaria ilustración de su próximo predecesor, el aludido primer D. Martín, y el contexto del párrafo y nota que subsiguen, autorízanos a creer poseyese, entre libros de naturaleza distinta, selectas obras históricas, adquiridas, ya por sí, ya por herencia de su antedicho ascendiente, y utilizadas, a la Vez que para enseñanza suya, en su Vida político-militar, para la educación, no menos, de su distinguido hijo, el cronista. Ello es, que singulares facilidades hubo de tener el tercer don Martín, en lo relativo al estudio y obtención de tamaña clase de conocimientos, cuando desde su más tierna edad despertósele y mostró marcada y decidida afición a provechosas lecturas de índole semejante; complaciéndole, muy sobre manera, las narraciones contenidas en las múltiples historias de los esforzados, y siempre vencedores reyes de Aragón(1); y esta especial circunstancia, unida a la precocidad de su privilegiado ingenio, motivaron, a la par que la vaga concepción(2), el comienzo, apenas cumplidos sus quince años de aquella hoy incompleta, pero todavía digna de estudio obra suya, titulada Crónica de Valencia, o de Valencia y de su Reyrio, en cuatro extensas Partes o Libros dividida(3). (1) En la dedicatoria a D. Fernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza (página 5 de la Tercera Parte de su Crónica), escribe: «Desde el tiempo de mi tierna edad Illustrissimo señor tuve affición a la lición de la dulce hystoria, y especialmente a la que trata de las vidas y heroycos hechos de los invencibles reyes del bien afortunado Aragón...»; y en el «Prologo del Auctor de la Chro-nyca...» (pág. 7 y 21 de la misma Parte): «Desde mi infancia naturaleza me conuido a leer y entender en libros de aprovados scriptores, e vine por ello a aficionarme a la hystoria...». (2) A lo copiado en la nota precedente de la pág. 5, añade: :<De los quales acorde copilar un breve compendio...»; y a lo transcrito de la 7 y 21... «de la qual propuse tratar y hazer otra, con la cual pudiesse a todos aprovechar por la gracia que le cabe entre las escripturas, que siempre es la mas preciada y alabada de los sabios y grandes hombres». (3) En el fol. 224 de la Cuarta Parte, se lee: «Epilogo de toda la Crónica y espedicion del auctor: Para referir las deuidas gracias a nuestro Señor Dios, que me ha conseruado, y prorrogado los días de mi vida, con que llegasse al fin y cabo de la copilacion de la Crónica de Valencia, que a . X VII. de Setiembre Año del Nascimiento d nuestro Saluador Jesu Christo de . M, D . XVII. propuse continuar hasta en este dia de .XVI. d Março . M . D . LXVI. que se pone el finiquito de mi deuda. .». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 106 La importancia y trascendencia de tan inapreciable trabajo histórico, empero: el cúmulo de antecedentes, cuya adquisición le fue indispensable para llevarlo a cumplido término; las dificultades de la magna empresa a causa de la falta de obras similares en el tiempo que la compusiera, y la juventud del historiador, al emprenderla, han despertado dudas y desconfianzas, a primera Vista, algo fundadas, en lo concerniente a la postrera indicación expuesta, hasta ei punto de que, un ilustrado escritor contemporáneo(1), pregunte, si acaso no podría faltar una X en la cifra MDXVII empleada por el autor para darnos a conocer el año de su Verdadero principio. Hay que desechar, sin embargo, ésta y cualesquiera otras parecidas Vacilaciones, sobre la realidad del manifestado punto, y admitir, con plena confianza, el número de años atribuidos a Vi-ciana al comenzar sus históricos y regionales estudios; toda Vez que, en Parte o Libro distinto, de donde se desprende el consabido extraordinario detalle, Vuelve de nuevo a ocuparse de él suministrándonos, de pasada, datos indirectos, pero que bastan para la fácil y decisiva resolución de la duda. La extensa y notable Crónica de Valencia y de su Reino, efectivamente, inicióse, conforme a lo antes transcrito, en 17 de Septiembre de 1517, y se le dio real y definitivo término en 16 de Marzo de 1566; habiéndose efectuado, por lo tanto, su laborioso estudio y composición, con muy escasa diferencia, dentro del período de cuarenta y ocho años y medio. Si, pues, la Cuarta y última Parte de la obra, finalizó, cual se acaba de indicar, en 1566; si, la primera edición de la Segunda Parte, hubo de imprimirse, como se consigna en el frontis o portada del Libro, en 1564; es decir: dos años antes del en que se terminara el postrero de los volúmenes, el cronista, hasta el año de la impresión o publicación de dicha Segunda Parte, llevaría invertidos, con exactitud matemática, más de cuarenta y seis años del intervalo de los cuarenta y ocho y medio, dentro del cual se compuso el completo de su repetida histórica obra. Y, en Verdad, esta, a nuestro sentir, racional e inatacable consecuencia, confírmala, en absoluto, el mismo D. Rafael Martín, utilizando, para tal objeto, no números romanos, cual los consig- (1) Juan Rodríguez Condesa, «Rafél Martí de Viciana». (Estudi bio-biblio-gráfich), pág. 14. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 107 nados en la conocida y precitada nota, sino claras y terminantes palabras escritas; así que, habiéndonos de lo excesivo de sus penosos esfuerzos y de lo duradero de sus investigaciones históricas, advierte, al concluir el «Prologo del Autor al Lector», inserto en las páginas 9, 10 y 11, de la mencionada Segunda Parte: «Y aunque la fatiga y el trabajo hayan sido grandes assi en el cuerpo como en el spiritu, y con discurso de mas de quarenta seys años...» (1) . (1) La forma desusada y despectiva que con motivo del tiempo empleado por el cronista en el estudio y composición de su obra, y de su importancia y mérito, emplea uno; uno tan sólo que sepamos, de nuestros modernos escritores regnícolas, D. Juan Bautista Perales, continuador de las Décadas históricas de la citada ciudad, por D. Gaspar Escolano, muévenos a escribir la actual extensa, pero, en nuestro concepto, indispensable nota, en aclaración del primero de los dos mencionados extremos, sin perjuicio de analizar con la debida amplitud, el segundo, luego que llegue el instante oportuno para ello. Dice el referido escritor Valenciano (englobando, ahora, sus temerarias apreciaciones), en el prólogo «A nuestros lectores», inserto en el Tomo o Tercera Parte de la obra de Escolano continuada, págs. 7 y 706, que se resiste a creer iniciara D. Martín los trabajos de su Crónica (cuéntanlo, dice, sus biógrafos), en 27 de Diciembre de 1517; esto es, a los quince años de su edad —cuando le era imposible haber leído otros libros que los designados en los cursos académicos—y la acabase en 16 de Marzo de 1566, o sea, después de transcurridos cuarenta y ocho y medio, próximamente; no obstante de utilizar, a seguida, dicho largo período, interpretándolo a su antojo, para, con acritud fustigarle, porque, habiéndole sido factible componer, durante él, un trabajo sin duda, monumental, apenas si en parte determinada del efectuado, cabía encontrar punto alguno luminoso o de Verdadero interés para la historia de la región. Indícanos, de análogo modo, que las obras de semejante naturaleza habrán de ser tanto más aceptables, curiosas y meritorias, cuanto mayor número de pormenores desconocidos contengan; si bien deben omitirse en ellas, los de importancia secundaria, que, siendo estériles para la atracción exigible en tamaña clase de libros, absorberían un tiempo precioso en perjuicio del autor y sus habituales lectores. Añadiendo, luego de tales aseveraciones, con refinada ironía, y aplicando lo que expone al burrianense e ilustre historiador: «Así envidiamos a Martín de Viciana, nuestro antiguo cronista, cuando le vemos invertir cuarenta y ocho años y medio para ordenar la Historia de Valencia, de cuya obra no pueden sacarse grandes lecciones». Completa el anterior singular juicio —y con ello damos remate a su ya excesivo extracto—, el dato concerniente a la gran impresión de sorpresa notada en D. Juan Bautista Perales, al calificar, el concienzudo Ximeno, de famosa la Crónica, y reconocerle un mérito que, según el criterio de nuestro desdeñoso censor, pocos le conceden. Y preguntamos, a continuación del injustificado e inexplicable desahogo: FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 108 Los escepcionales talentos y aptitudes de nuestro insigne biografiado y su elevada y reconocida alcurnia, hubieron de mover . ¿Es creíble, que quién haya leído con detenimiento, quién haya examinado, a conciencia, el libro de D. Martín de Viciaría, se atreva, con serena tranquilidad, a emitir tan dura y desfavorable opinión sobre él? ¿Es creíble, que don Juan Bautista Perales, escritor culto y, de ordinario, correcto y ecuánime, desentendiéndose de la sencillez, verdad, carácter original, valía del Segundo y Cuarto Libro, y restantes condiciones estimables de la Crónica, se dejara dominar, al exponer su criterio, por raro y exagerado apasionamiento, hasta el extremo de encontrarla toda, o casi toda, defectuosa, y lo que es aún mucho peor, de despertarle dudas, y haber reducido a términos inexactos o incompletos lo que, en realidad, manifestó Viciana tocante a su principio, fin y duración? Dejando para su apropiado lugar—repetimos—lo que asevera Perales sobre el mérito y defectos de la obra, y reduciendo, al presente, nuestra impugnación a sus especiales indicaciones con referencia al tiempo, he aquí lo que estimamos de necesidad abarque su contenido sustancial. El continuador de las Décadas históricas de Gaspar Escolano, descontando, en absoluto, los precoces talentos y facultades del cronista, resístese, en primer término, a admitir, que éste pensase formalmente en la composición de obra de tanta importancia a los quince años, y cuando, por necesitar el tiempo para los estudios de su carrera literaria, no le era posible haber leído todavía libros diversos, de los señalados de texto en sus cursos académicos; siendo así, que nuestro serio y sincero D. Martín, además de asegurarnos de directa e indirecta manera, en la Cuarta y Segunda Parte, respective (llévase ya advertido), lo contrario de lo dudado o negado por Perales, alusivo a la mentada edad y data, nos confiesa en la Tercera, y en dos ocasiones distintas, con motivo de lo que iba estudiando e intentaba hacer, su apasionada afición, ya desde los años de su infancia, a la lectura de historias, en particular, de carácter regional, y sus irrevocables propósitos de escribir una de las de parecida circunscrita clase. El propio crítico escritor regnícola preocupado en su poco, hasta ahora discutido tema, e insistiendo con tenaz porfía en no reconocer talentos y facultades excepcionales al indicado historiador burrianense, acaba por asegurar, al fin, sin dudas ni vacilaciones, haber sido sus biógrafos (y en su vista, de ningún modo Viciana), quienes refirieron o participaron las fechas relacionadas con el comienzo y conclusión de la Crónica; a pesar de resultar notorio y desprenderse de lo arriba, en el texto apuntado, que lejos de inventarlas o suponerlas, sus biógrafos, los tomaron éstos, en realidad, de la Cuarta y terminal parte de la obra. Partiendo, por último, el contemporáneo y apasionado autor valenciano, de que los cuarenta y ocho años y medio, comprendidos entre el principio y acabamiento de la Crónica, representan la porción o número exacto, invertido en escribirla, reconviene a nuestro antiguo y respetable cronista, porque habiéndole sido factible componer durante el intervalo precedente, un trabajo por necesidad monumental, resulta inútil buscar ahora en el realizado, grandes y meritorias lecciones, ni siquiera punto alguno luminoso de verdadero interés FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 109 a sus celosos y Vigilantes padres en el sentido de adelantar la traslación del cronista a la Ciudad Valentina, al efecto de que, allí completase sus primeras y útiles enseñanzas con la ayuda de ex- . para la historia del Reino que estudia. Aparte lo atrevido, absurdo y arbitrario de la precitada conclusión, cuya injusticia e ineficacia resultarán, por completo, demostradas en posterior y parecido estudio, limitémonos, en los actuales instantes, a determinar cuántos fueron en realidad los anos, o si no, cuál fue el período aproximado que D. Martín dedicara a la composición de la Crónica de Valencia y su Reino. ¿Constituiría su número, los cuarenta y ocho y medio supuestos por D. Juan Bautista Perales y como él por varios escritores de la región, que sin malicias ni inculpaciones para el cronista se han ocupado, con escaso detenimiento, de tan poco discutido asunto? No, seguramente. Las palabras de Viciana, en nota copiadas, respectivas a la iniciación y completo término de su libro, mejor que indicar los años empleados en componerlo en idioma castellano, determinan los límites de un período mucho más largo, dentro del que se han de comprender, entre otros particulares, la obra redactada en valenciano y su traducción a la lengua nacional. Basta para convencerse de éste, en apariencia caprichoso enunciado, traer a cuento, en seguida, la manifestación del cronista en su Epístola del Autor, dedicando el Libro de alabanzas de las Lenguas al Senado de Valencia: manifestación, según la que, representó para él tanto trabajo; o sea: tanto tiempo traducir sus obras al habla española, cuanto redactar las primitivas, en idioma de la región. Ahora bien: si por lo que se desprende del contenido de la anterior extractada cita, los cuatro tomos que constituyen la obra histórica de Viciana, se escribieron, primero en Valenciano, y después en castellano, empleando en la una y la otra forma, igual o similar espacio de tiempo, es a todas luces ineludible para que no resulte consecuencia natural, el absurdo de haberse compuesto, ambas, en dos veces cuarenta y ocho años y medio, que en la propia cantidad, sencilla, y no doble, se llevara a cabo, tanto la redactada en idioma de Valencia, como la escrita en lenguaje español. Luego de proponernos investigar con suficiente aproximación, la parte del expresado tiempo completo, asignable a la primitiva de ambas composiciones regionales, deberíamos reducir, por de pronto, los cuarenta y ocho años y seis meses, a la mitad de unos y otros; o sea: a veinte y cuatro de los primeros y tres de los últimos. Y supuesto que el autor de la Crónica dedicó diferentes años, en Valencia, al estudio de su profesión de Notario, durante los cuales, salvo la época de vacaciones, atendería de manera exclusiva al objeto, motivo de su traslado a la ciudad, es lógico y justo se descontara, también, del preinserto número, el que equivaliese a la duración precisa o probable de sus adquiridas enseñanzas. Lo mismo cabría suponer, y efectuar, recordando la guerra de las Gemanias, en cuyo ruidoso acontecimiento anduvo, cual sabemos, metido; la insurrección de los Moriscos de Espadan, que con temerario valor, combatiera; su Libro de Nobleza-e Hidalguía, Armas y Blasones, escrito y publicado, con seguridad, antes de acabarse la Crónica (léase la página 122 de la Parte Segunda), y sobre todo, el ejercicio de su notarial carrera, utilizado por la FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 110 pertos e inteligentes profesores; y una vez llevada a cabo la idea, e instalado, Viciana en la capital del antiguo reino de Valencia(1), es lógico emprendiera sin tardanza, sus nuevos y académicos estudios, principiando y prosiguiendo, durante dilatados años, sin . inmensa mayoría de sus conciudadanos y seguido con admirable constancia, desde el tiempo de sus veinte y tres años hasta sus sesenta y cinco por lo menos. D. Martín, ciertamente, en consecuencia con la última y acreditable singularidad, y con lo que se habrá de exponer en páginas poco lejanas, mostró, en el largo período de sus profesionales trabajos—y antes, de igual manera —decidida vocación al Notariado; y su continua y dilatada práctica, sirvióle, así que de contento a su espíritu y de poderoso lenitivo en sus inmerecidos disgustos y contrariedades, de abundante manantial de lucrativos rendimientos (intervenía—y de ello se tratará en su lugar y tiempo —en asuntos ordinarios y en los especiales del Clero, en su Oficina; y trabajaba, a menudo en calidad de Escribano, ante los Jurados y Cortes o Tribunales del Justicia, Baile y Mus-tazaf), muy apropósito para ayudarle, por más que fuera desahogada su económica situación, a sobrellevar sus graves e inevitables atenciones; bien procediesen de sus abundantes viajes: bien de la impresión de sus obras, y en especial de la Crónica—por él sólo satisfecha—, o ya de penurias y necesidades observadas en alguno o algunos de sus inmediatos sucesores. Porque, siquiera anticipemos indicaciones, es a nuestro juicio oportuno hacer constar desde ahora, en comprobación de tan grave y delicada materia, que aparte su considerable número de hijos e hijas, dos o tres de las distintas, cuyos matrimonios resultarían poco afortunados, por lo visto (despréndese de notable escritura en lo necesario copiada en estudio posterior), hubieron de encontrarse necesitadas de parecido modo que sus descendientes, en extremo tal, que ni los naturales auxilios del cronista lograron evitar, años después de su fallecimiento, la inclusión, de varios de éstos, en la lista de los Viciana menesterosos, socorridos por la Administración de la herencia de D. Mateo. Resumiendo, pues, en una exclusiva cantidad, o número, el tiempo abarcado por las preinsertas racionales deducciones, derivadas, no de actos comunes e indispensables para la vida como el sustento, paseo, reposo, etc.; sino de hechos voluntarios y particularísimos, con exclusión de otras, quizás, en justicia, acumulables a ellas, y restándola de los cuarenta y ocho años y seis meses citados, llegaríase a la segura consecuencia de que, el exceso, es decir, el tiempo cierto invertido por el Cronista en la composición de su primitiva y valenciana obra histórica, representaría, además de un número en gran parte inferior al equivalente a la mitad del enunciado, la prueba palmaria de haber confundido Perales, y, los distintos escritores aludidos, el intervalo dentro del que escribió Viciana, su memorable libro, con el conjunto de años y meses por él empleados en redactarlo'primero en valenciano, traducirlo luego al idioma de Castilla, y atender a diferentes e importantes obligaciones. (1) Ximeno, obra y tomo citados, pág. 166 y 167 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 111 duda, los que se relacionasen con la entonces, nobilísima Ciencia del Derecho(1), señaladamente en su parte aprovechable para la (1) Comprueba su traslación a Valencia y la casi segura clase de estudios a que se dedicara, lo manifestado en la Segunda Parte de la Crónica, pág. 68, hablando del noble hijo de dicha Ciudad, D. Juan Aguiló Romea de Codináts «,....en las escuelas donde le conoscí, cuenta Viciana, ya se leuantaua con pensamientos altos y con un ásseo y ser de persona de mucha calidad...... (a) ¿A qué escuelas se refiere la cita? Vamos a verlo. Pocos ignoran que el investido con el título de Doctor o Licenciado en Jurisprudencia, por esta época, al tiempo que idóneo para optar a los superiores o mejor retribuidos cargos públicos, obtenía, de ordinario, la consideración de noble (b). Las leyes de Partidas, deferentes y hasta favorables para los hombres de ciencia, en general, confirieron (la 2.a, tit.° 21, P. 2.a) la calidad de Conde, a los Letrados que durante Veinte años hubiesen enseñado o sido catedráticos; y un privilegio otorgado al reino de Valencia por Don Alfonso III, desde Tortosa, a 15 de Marzo de 1420, concedía a los ciudadanos honrados (los que Vivían de sus rentas y no trabajaban ni habían trabajado de sus manos), a cuantos hubieron desempeñado, o desempeñasen, en lo sucesivo, los cargos de Justicia (Juez ordinario en asuntos civiles o civiles y crimínales), Jurado (quienes gobernaban, administraban y regían las poblaciones) y Mus-tazaf (el encargado de lo concerniente a pesos y medidas, venta de cosas falsas e higiene pública) y a los Doctores y Licenciados Jurisperitos, el derecho de participar de las prerrogativas militares o de hidalguía; es decir: de las exenciones y franquezas disfrutadas por los Caballeros (hidalgo de padre y abuelos hasta el cuarto grado, armados tales, y también los hidalgos y plebeyos, de privilegio o por concesión real, sin ceremonia ni formalidad de ninguna clase) y Hombres de Paraje (los que nacían antes de haber conseguido sus padres privilegio de Caballería); Privilegio XI de Don Alfonso III de Valencia. Vol. Priv. de Val., fol. 183. Las ventajas que reportaban, y la estima en que eran tenidos, el Docto-rado o Licenciatura en Derecho, y sobre todo, el primero de ambos títulos, hacía que, aun los individuos' de la clase noble con aficiones y aptitudes para el estudio, lejos de desdeñar la Jurisprudencia la conceptuasen, entre las Varias profesiones civiles, como la más apropiada a su preferente gerarquía y (a) Fue, D. Juan Aguiló, señor del Castillo y lugar de Petres a 29 kilómetros de Valencia — cuyo lugar poseyeron sus antecesores desde el año 1340-e hijo de D. Luís Aguiló Romeu de Codináts y de D.a Rafaela Sanchez.; descendiente: el padre, por linea recta, de D. Luís de Aguiló, heredado en Burriana. cuando la conquista del Reino, y de quien se habla después en cita de la Crónica. Fallecida la esposa del Emperador Don Carlos, y por mandato de éste, encargóse, D. Juan de la custodia del cadáver, desde Toledo a Granada, en cuya ciudad se efectuó su sepelio. Desempeñó importantes cargos, entre otros, el de Gobernador de la Plana, Portantveces de General Gobernador de Valencia y su Reino, y Baile General y Virrey del mismo. En el campo literario se le tuvo por distinguido e inspirado poeta conociéndose de sus varias composiciones, un soberbio soneto en castellano, impreso; y un poema histórico en lemosín, manuscrito. (b) Y se le distinguía además, de acuerdo con la legislación foral del Reino, con. el prenotado de Micer. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 112 notarial profesión (1), en centros docentes donde pronto debió acreditar aquella capacidad, constancia y amor al trabajo que tanto le caracterizaron en días posteriores de su vida. De vuelta a su patria natal en los períodos de vacaciones, o terminación de sus anuales estudios, y alternando con los entretenimientos adecuados a su carácter y edad, y con la plácida y dichosa vida de familia, insistiría, sin ninguna especie de duda, en obtener y ordenar materiales para su trascendental e histórica obra; ora estudiando con detención y cuidado los que de la indicada naturaleza poseyera su padre, o quizás, él propio adquiriese(2); . alta representación social. Alfonso de Borja—Calixto III—(Crónica, Segunda Parte, pág, 15), Jaime García de Aguilar (id., pág. 45), Damián de Andrés (Idem, pág. 77), Gaspar de Antist (id., pág. 78), Francisco de Artés (Idem, página 80), Marco Juan de Bas (id., pág. 86), Giner Rabasa (Tercera Parte, página 41) y otros muchos de la citada clase, fueron Doctores en ambos derechos, y Doctores, casi en su totalidad, de singular talento y reputación. Por semejante motivo, hemos de creer, que D. Juan Aguiló Romeu de Codináts, de pura y bien ganada nobleza, distinguido alumno, y condiscípulo de D. Martín, hubo de figurar, cual éste, en escuelas dedicadas a la enseñanza de la ciencia del Derecho; si bien por lo relativo al segundo, ejercieron, al fin, superior influjo, acaso, que las anteriores consideraciones (en lo que afecta al acabamiento y elección definitiva de su carrera), sus amistades íntimas con los Tarragó, recuerdos de la familia materna (amplíanse luego ambos extremos), y su verdadera y apasionada vocación al Notariado. (1) Única, según se dirá, que terminó, o practicó, al menos. Antes de la abolición de los fueros valencianos, constituía una profesión de importancia la de depositario de la fe pública, a quien asimismo se llamaba «Lletrat en la ciencia de Notaría», por cuanto, aparte del crédito y distinciones honoríficas de que disfrutaba en nuestro reino, exigíase, para la obtención de correspondiente titulo, gran moralidad, diversos años de estudios teóricos y prácticos de Derecho foral, y oposiciones públicas de latín entre los aspirantes a poseerlo. Págs. V y VI de la obra «Colección de formularios de escrituras», publicada por el Colegio de Notarios de Valencia.—Valencia: Imprenta de «El Valenciano», 1862. Dábase, a los de esta clase, en nuestro Reino, el título de «discret». (2) Entre los escritores, historiadores y obras que menciona, alude o estudió para redactar su Crónica, cuéntanse los siguientes, sin determinado orden, escritos: Antiguo y Nuevo Testamento, Homero, Herodoto, Tucídides, Platón, Aristóteles, Filostrato, Mario Catón, Cicerón, César, Pisón, Cátulo, Tito Livio, Plutarco, Trogo Pompeyo, Diodoro Siculo, Silio Itálico, Valerio Máximo, Séneca, Quintiliano, Alfonso X (las Partidas), Jaime I de Aragón (su Crónica), Ramón Muntaner, Pedro Tomic o Tomich, Juan de Viterbo, Campe-gio, Juan Boccaccio, Juan Luis Vivaldo, Roberto Gaguino, Bartolomé Cha-seneo, Vallerio, Bartholdo, Guillermo Benedicto, Baldo, Paulo Orosio, Blondo, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 113 ora revolviendo y examinando aquel admirable Archivo municipal de Burriana a que hace referencia en la Tercera Parte de su gran trabajo histórico, pasto de las llamas en la primera mitad del siglo XIX(1). . Luis Vives, Juan Bouchet de Aquitania, y otros muchos historiadores franceses, añade al nombrarlo, «cuyas obras hauemos leído», la «Crónica» de don Pedro de Castilla, las de Aragón, en particular, la de Gualberto, «La Crónica de Cataluña», por Miguel Carbonell, Lucio Siculo Marineo, Antonio Panor-mita, Pedro de Medina, San Antonino Arzobispo de Valencia, Jaime de Maguncia, Nauclero, Florián del Campo, Antonio Sibelico, Bartolomé de Fachs, Polidoro Virgilio, Pedro de Alcocer, Alvar Gómez, Fray Alonso Venero, Antonio de Guevara, Pedro Megía, Béuter y algunos que, como los anteriores, figuran anotados en distintos parajes de su Crónica, y dan fe de su Vastísima cultura y erudición histórica. (1) Págs, 324 y 326. Junto con Privilegios Reales y documentos de índole diversa, ajenos en absoluto al Clero local, contenía escrituras, notas y antecedentes de ellas, con dicha Corporación relacionados, según a menudo se hace constar en el libro del Apuntament. De los Privilegios Reales, Viciana, copia uno íntegro, y otro que lo completa, en parte muy reducida. El primero dice, al pie de la letra transcrito: PRIVILEGIO Nos don Pedro por la gracia de Dios Rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Cerdeña, de Córcega, Conde de Barcelona, de Rosellón y de Cer-daña. Tiniendo respecto como pocos dias ha los ciudadanos y moradores de la ciudad de Valencia, so color como a la primera vista parescia, de conseruar sus fueros, libertades y priuilegios pretendían entre si mismos hazer cierta vnion, que a nuestros derechos reales, y a nuestro real poderío mucho dero-gaua en lo qual no hatf procedido licitamente, sino que para que quajasse y se pusiesse en obra la dicha Vnion, han induzido y sobornado muchas villas y lugares del reyno de Valencia, y vecinos dellos: algunas que de su propio motivo consentían con ellos: otras con fuerças les han trahido a su voluntad. Digo que teniendo respecto a vosotros los moradores y vezinos y vniuersidad de la Villa de Burriana, existente en el nuestro reyno de Valencia, que haueys sido hombres de bien, teniendo siempre mucha cuenta de la devida fidelidad, y del her-uor de la verdadera affeccion que nos haueys tenido, y por el haueys pades-cido algunos peligros de vuestras personas, y muchas perdidas de bienes y muchos desassossiegos y persecuciones de enemigos. Por las quales cosas nunca jamas nos han podido ni por sobornos, ni por miedos apartar del derecho camino: ni hazeros mudar de la affeccion que nos teniades. Antes tiniendo por escudo de vuestra fe y lealtad la firmeza del acostumbrado derecho sin tener miedo de cosa alguna contraria, haueys menospreciado con grande animo la dicha vnion; y haneys conseruado con puridad de animo el derecho de la fidelidad antigua, acerca de nos y de nuestro real poderío, sin quebrantarle en la menor cosa del mundo. Por tanto, como se hos deua por esto de derecho co- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 114 Interrumpiéronse por desgracia, sin embargo, estas provechosas y hasta necesarias ocupaciones suyas, al estallar en 1521 la formidable rebelión de las Germanías, con tanta firmeza combatida por sus más próximos allegados (1), y en tiempo de la que: ora permaneciera en la plaza defendida por su padre, ora tomara . zona de justicia por el servicio que en estas cosas a la real corona haueys hecho: hos concedemos por vuestros meriscimientos, que podays tomar por seña y armas la corona, y honraros con ella, señaladamente para que vosotros y vuestros sticcessores perpetuamente se puedan alabar de semejante blasón de honra: y para los otros sea un exemplo que remeden. Con esta presente carta hos concedemos y queremos y ordenamos, que lavandera acostumbrada de dicha villa se acresciente por la parte de arriba, la qual añadidura este teñida de color Azul, del qual los antiguos reyes de Aragón nuestros antecessores ilustres solían sus vanderas vencedoras lleuar. Y mas que en la dicha añadidura del sobre dicho color, se sobrepongan, o entrexeran, o se pinten en linea recta se pongan o impriman tres coronas reales de color de oro, para que como señal de fidelidad (la cual como oro prouado por el fuego en seruicio de la dicha corona por obras notorias haueys demostrado) manifiestamente sea a todos conoscido. En testimonio de la qual cosa la presente carta nuestra mandamos hazer, y con el sello de nuestra magestad pendiente ornar, dada en Valencia a. xij. de Marco año de M.ccc.xxxxviij. Y despachada por Domingo de Buscarra escriuano del Rey (Tercera Parte, pág. 529). En el Privilegio Real—transcríbese un trozo corto—, dado en Monzón a 9 de Octubre de 1542, el emperador Carlos V, «dize: que pues fueron (los de Burriana) muy leales a la corona real en tiempo de la germania, pudiessen vsar de las tres coronas en los sellos, edificios, y otras cosas de la villa»; añadiendo el cronista: «En la bandera, por el priuilegio antiguo assentadas en recta línea: y por el priuilegio imperial, en los sellos y escudos assentadas, dos en la punta, y una en cief»; o, con mayor claridad, esto último: dos en linea recta y próximas a la punta inferior del escudo, que por vía de ejemplo presenta D. Martín; y la tercera, encima, y enmedio de ambas, cual, si formaran juntas, una especie de triángulo. (1) Aunque de este acontecimiento y de los Viciana que contra los de la Germaanía lucharon, hubo de tratarse con detenimiento en el trabajo primero del libro; recordemos, no obstante, sus nombres, su resuelta y viril conducta, y su intervención, siquiera en reducidísimos términos, en la sangrienta lucha. El tío del cronista, D. Rampston, entonces Portant-veces de General Gobernador de la Plana salió a operaciones tan pronto lo exigieron las circunstancias; y hubo de asistir, con la hueste organizada en Benicarló, a la batalla de Murviedro, o Almenara: (Cuarta Parte de la Crónica, fol. 61, 135 y 156). D. Martín, hermano de D. Rampston, y padre del historiador, tuvo el encargo especial de defender a Burriana: (Idem, fol. 74 v.to) Y D. Jaime, igualmente, distinguido individuo de la familia, intervino en la guerra, y figuró en la susodicha batalla, en calidad de caudillo de las Banderas FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 115 directa y activa parte en la contienda, se le confiaron delicadas y penosas comisiones (1); pero debió continuar, por lo visto, sus in- . de la Plana y de su capital Castellón: (Idem, fol. 156, y Ximeno, obra consabida, t. l.fol. 166). La actitud de los Viciana, opuesta, desde los primeros momentos de agitación a las pretensiones de los agermanados, provocó sus represalias, todavía antes de comenzar el verdadero movimiento insurreccional; pues en uno de los tumultos que la precedieron, intentaron, ya en odio al Gobernador de la Plana (cuéntalo D. Martín en el fol. 68 de la Cuarta Parte) destruir la casa por don Rampston poseída en Valencia en la, hoy, calle de la Cruz Nueva, junto al desaparecido convento de Monjas Canonesas de San Cristóbal. El tío del cronista, al enterarse de esta noticia, mediante la Comisión de los Trece que, presidida por Guillem Sorolla, se le presentó en la capital de su gobierno al efecto de exponerle quejas por su notoria hostilidad a los de la Germanía, aun no levantados en armas, contestóle, en enérgicos y despectivos términos, que el Rey Católico se la dio a su padre, el primer D. Martín, y el emperador Don Carlos se la reconstruiría de serle derribada, (Idem, fol. 68 v to). (1) A la reproducción extractada de lo, sobre el particular, expuesto en otra parte, se añaden complementarios detalles, y una nueva ocurrencia que, de resultar acreditada, aclararía las dos dudas del texto. Véase, en confirmación: El Virrey de Valencia, D. Diego Hurtado de Mendoza, al fijarse, como se advirtió, poco antes de estallar la insurrección, o mejor, la lucha cruenta, en el mal giro que tomaban ios sucesos, expidió cartas, desde Denia, donde se encontraba, a D. Rampston, para que, visitando las principales poblaciones, y haciendo entrega de algunas de estas misivas a sus Jurados, procurasen, de consuno, desbaratar los planes de los que se agermanaban, y poner sobre las armas a cuantos de a pie y a caballo pudieran utilizarse. Con presteza lo llevó a cabo, su subordinado; y al comunicar el Gobernador al Virrey la satisfactoria contestación de los Jurados de Burriana, en carta escrita desde la capital castellonense a 4 de Septiembre de 1520, añadióle este confidencial pormenor: ......Todo lo demás q se ha negociado en estas villas con particulares personas, lleva ¿ vn memorial aparte mi sobrino Martin de Viciana, y lleva ordc mió que si se halla en algún aprieto co algunos agermanados, que se guarde no le hallen el memorial por lo mucho que importa tenerlo secreto; y en tal caso de palabra hará la relacio a V. S. de todo lo contenido o aquel...... (Idem, fol. 74 v.to y 75). Sobre dicha comisión, escribe, el cronista: «A nueve de Setiembre llegue en Denia con la carta, la qual di al virrey y explique la crehencia que trahia, de que el Virey mostró tener mucho contento de la buena negociación. En este Viage los trabajos y peligros que passe no fueron menores que si entrara a regonocer exercito de los enemigos, porque a cada passo topaua con hombres q preguntauan, Quien soys? y a donde vays: y assi fue bien necessario el fauor de Dios, y saber dissimular la respuesta para saluar la vida...... (Idem, folio 75). D. Manuel Danvila, en la pág. 9 de su obra «La Germanía de Valencia», asegúranos que Viciana hubo de ser en su juventud paje de lanza del Duque FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 116 terrumpidos estudios profesionales; y darles digno y definitivo remate, algo después de vencida en 1522 la rebeldía (1); si se atiende a que, entre el preinserto año y el de 1526—correspondiente la de la insurrección morisca de Espadan—aparece actuando de . de Gandía, D. Juan de Borja (encargado de llevarla y servírsela, así que la necesitase); logrando por esta coyuntura ser scriptor de vista de la insurrección o guerra a que nos referimos. (Libro citado, pág. 9). Ya antes que Danvila, D. Vicente Boix, cronista que fue de Valencia y catedrático de Historia en su Instituto de San Pablo, tratando del palacio de los Borja, sito en la plaza de San Lorenzo de la misma ciudad, había consignado al pie de la pág. 23 de su novela histórica «El Encubierto de Valencia» (reimpresa en la propia capital —1921-Imprenta «El Mercantil Valenciano», el importante hecho real, para el autor, que sigue: «Este palacio, que sirve de fábrica de los señores Pujáis, fue comprado por el Papa Alejandro VI de Borja, hijo de Canals, y obispo de Valencia. En este palacio habitó San Francisco de Borja y el célebre Historiador Viciana, paje de esta familia». De confirmarse el singular detalle, desempeñaría el cargo, al parecer, algo después de cumplir la delicadísima misión que se acaba de mencionar. (1) ¿Cuáles fueron los que en realidad terminara? ¿Obtuvo con el título de Notario, el de Licenciado o Doctor en Jurisprudencia? No aparecen de completo acuerdo los escritores de la región acerca de este interesante punto; pues mientras unos, de conformidad con ciertas Relaciones—dice el padre Fray José Rodríguez en la pág. 327 de su Biblioteca Valentina—sostienen haber alcanzado el de Doctor in u/roque jure, otros muchos, atendiendo al silencio que sobre semejante extremo guarda Viciana en sus libros (Torres, obra citada, pág. X; y Rodríguez Condesa, en su referida Memoria, página 13 y 14), y a lo deducido del atento y minucioso examen de los tomos de actas de la Universidad de Valencia, existentes en el Archivo Municipal (último autor y obra, pág. 13), afirman no haberse propuesto alcanzar jamás dicho título, ni siquiera el de Licenciado. Nos adherimos, en absoluto, a la segunda de estas dos opiniones, con tanto mayor motivo que, tampoco en ninguno de los documentos y volúmenes obrantes en el de la Parroquia burrianense, hácese la menor alusión a carrera suya diversa de la única que los escritores del país, por unanimidad, le adjudican. Muy al revés de esto: derivada de la documentación reconocida, podemos añadir a las razones y fundamentos que aducen Torres y Rodríguez Condesa, una nueva y significativa circunstancia, a nuestro juicio, coadyuvante al sostenimiento de tamaño criterio; supuesto que, con muchas probabilidades, explican el hecho de su única y resuelta inclinación al Notariado. Hablando en páginas anteriores de D.a Paula Vicent y de San Martí, su madre, y del origen y respetabilidad de su persona, dijimos, que debía considerársela oriunda de Burriana y emparentada, a la vez, con individuos del mayor arraigo e ilustración. Pero se omitió añadir, en el mentado sitio, que los Vicent y los San Martí, cuyos apellidos ostentaba, llevábanlos, igualmente, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 117 notario en su pequeña patria natal, de acuerdo con lo consignado en el notabilísimo ítem o asiento inserto en la página 2.665 del Apuntament, cuyo contenido transcrito textualmente a continuación, dice: «En lo llibre primer de instruments de el R,' Clero de . respetables fedatarios, entre los cuales cabe se citen, desde luego, a Francisco Rafael de Vicent (se le nombra en la página 14 de nuestro «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana»), y a Juan de San Martí (mencionado en la página 2.333 del Apuntament). Tampoco se advirtió al tratar de la expresada señora, que en la antedicha población, y época del tercer D. Martín (algo luego también), era costumbre bastante admitida dedicar la clase selecta y acomodada a alguno o algunos de la familia, con aficiones al estudio, a la carrera del Notariado, lucrativa entonces a causa del extraordinario número de censos y movimiento de la propiedad, y tenida, por lo referido poco antes, en grandes miramientos y aprecio. Puédense aducir, en plena justificación de lo que se acaba de exponer, los diversos casos que siguen tomados de los primeros libros sacramentales y de varias escrituras del Archivo, bastantes a nuestro criterio, para el seguro logro del fin que nos proponemos. De la distinguida familia de los Tarrago, fueron notarios, dos: padre e hijo, ambos con el nombre de Rafael, y cuatro—cuyo parentesco, entre sí, y con los anteriores, no hemos conseguido precisar — , llamados Melchor, Miguel, Francisco y Blas; de la de Viciana, el cronista, su hijo Mateo y su nieto, Martín Benedito; de la de Balaguer—dos, por lo menos, de sus individuos, Justicias—, Vicente y Antonio; de la de Albiol—Señores del Palamarinar, y el segundo de los que a seguida designamos, Baile — , Juan, Narciso Juan, y José; de la de Roca, Bartolomé y Jaime; y de la de Lloréns de Sant Esteve, Fabián y Félix, padre e hijo, respective. Es cierto, que, en lo tocante a la familia materna del historiador no se encuentran en los libros parroquiales, fuera de los dos enunciados, otros individuos tenidos en concepto de notarios; pero esta particularidad, insuficiente a todas luces, para suponer su inexistencia, cabría muy bien imputarla al relativo corto número de Vicent y San Martí, anotados, con expresión de sus profesiones, en dichos volúmenes (en especial de los primeros). Por ello, y por tratarse de apellidos de indudable representación en la localidad (todavía prescindiendo de su parentesco con los Viciana, Francisco Rafael de Vicent, Justicia en 1582, y Juan de San Martí, Baile en 1578, y notario y escribano del Cabildo en 1564— Libro primero de Sacramentos, fol. 42 v.to y Tercera Parte de la Crónica, pág. 331—llevaban el título de mossen, peculiar de los Caballeros valencianos), juzgamos admisible, conforme a la costumbre generalizada en la villa, existiesen alguno o algunos nuevos fedatarios entre llas personalidades de ambas honorables familias. Añádase a esto, y- antes de legar a nuestra ulterior deducción, que los Viciana y Tarrago halláronse en íntimas relaciones de amistad y, también, de próximo parentesco, según lo dan a entender, de manera clara, la propuesta de mosén Juan Tarrago—hicié-ronla los primeros—para el cargo de Beneficiado en el grandioso Beneficio de Santa Ana o de Viciana; los extraordinarios elogios a los segundos dedica- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 118 Burriana, al folio 304. esta un cabreu de el Benifed instituit per Berenguer Quintana en lo Altar ma. (mayor) de esta Iglesia Parroquial, baix la inuocasió, y honorificencia de S." Salvador, rebud dit cabreu per Rafel Marti de Viciana not. en 17 de febrer de 1525. Y cabreua dit cabreu M." francés Vigosca p.be Beneficiad de dit Benifed etca, y en nom aixi mateix de procurador de els Jurats de La p.t (present) Vila Patrons de dit Benifed» (1). . dos por D. Martín en su Crónica, donde se complace en participarnos su origen e importancia; la probable actuación en común, de éste y de Rafael Tarrago hijo, en años de la última mitad del segundo período de la vida de aquél (coli-gese comparando varias escrituras de ambos, existentes en el «Llibre primer de instruments», etc., aludidas en el Apéndice final, y redactadas, (en la porción que no lo efectuaron dichos fedatarios, por un sólo amanuense), y el matrimonio de Viciana con señora de tan distinguida familia de la villa. Si el historiador, en su vista, por un lado, a causa de la intimidad de sus ascendientes con los Tarrago, estuvo en su infancia, y durante los primeros años de su juventud, en comunicación casi continua con varios de los indicados notarios de aquella familia; y si por otro, debió encontrarse, a la sazón, en mayor contacto con sus parientes maternos que con los paternos, según era muy natural dadas las ausencias anejas a los diversos servicios y cargos ejercidos por su padre, no resultará extraño ni infundado, relacionar, siquiera sea en su mayor parte, con estas particulares circunstancias, la causa de su estimación al Notariado, con preferencia a las demás carreras o profesiones. De todos modos, el cariño y hasta entusiasmo que, sin cesar, demostró a la elegida, comprobados quedan, ciertamente, considerando, que cuando hubo llegado la hora oportuna unió sus destinos a dignísima señora de familia de notarios, dedicó su hijo D. Mateo, y quizás inclinase, desde niño, a su nieto, Martín Benedito a idéntica clase de estudios, y ejercióla, él mismo con constancia y a despecho de contrariedades y abrumadoras ocupaciones, de los veinte y tres años de su edad, o acaso antes, a los setenta y cinco, cuanto menos. (1) Consérvase, en el Archivo, el tomo que se titula en lo copiado como se dice y, es sabido, «Llibre primer de instruments de el R.t Clero de Burriana» (llevaba cierta inscripción en el dorso; pero, por lo legible todavía de la misma, debióser muy diferente ésta, de aquélla), en el que, confundido con las copias de otros cinco Cabreos de Viciana, y abundantes escrituras suyas y de varios fedatarios locales, hemos logrado encontrar, a última hora, la del corto Cabreo del texto.-El tomo, con cubiertas de pergamino, estropeadas (consérvase legible> sin embargo, en todas, o casi todas sus partes) comprende CCCLV folios, escritos, y considerable número, en blanco, en especial, hacia su término. Conteniéndose, en el aludido Cabreo (incluyese entre los folios CCCiij y CCCX) los primeros documentos íntegros de que hasta el día se tenga noticia, autorizados por D. Martín, en calidad de notario, creemos del caso copiar, a seguido, el FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 119 Al principiar la ruidosa y apasionada guerra de los Moriscos, dejó suspensa en el Cabreo su actuación notarial, y lleno de fe y de ardiente celo religioso dirigióse al campo de batalla para com- . comienzo y fin del requerimiento a los enfiteutas, escrito—salvo su fecha— en idioma valenciano, y la autorización de esta diligencia y de las correspondientes confesiones de censos. Dicen, así: ( Die Veneris Xbij febroarij ¡ / anno predicto M°D0xxb° \ En nom de nostre Senyor deu Ihiesuxpit. e de la sacratissima e Intemerata humil verge maria mare sua Conexeran tots vniuersalment. Que en lo any de la natiuitat del dit Señor Mil cinchcents e víntycinch En la vila de borriana en presencia de mi Rafel Martí de Viciana notari publich de la dita vila e deis testimonis deius scrits Constituit psonalment (personalment) lo vener (venerable) moss.-(mossen) francesch Vijosca preuere..... e beneffetiat del benefici Instituit per en Berenguer quinta (na) difunt (esta palabra en signo) en la Sglesia parrochial de la mateixa vila en lo altar major..... sots Inuocatio e honorificencia del glorios Sanct Salvador y en cara co (com) a procurador dels honor (honorables) lurats..... patros (patrons) del dit benefici Segons que de la dita procura consta, ab acte rebut p (per) lo not.ri Deuall scrit en lo dia de despus-ahir tenint en aquella ple e bastant poder pera fer e fermar les coses deius scrites Dix e de paraula deduhi Que com..... Presents foren per testimonis /a les dites coses Los honor en antoni thoro /e franc. (francesch) bellmut (bellmunt) Lauradors Vehins /e habitadors de la dita vila de borriana». Siguen inmediatas, las confesiones o declaraciones de censos (las seis primeras de fecha igual a la del requerimiento); y termina el Cabreo, con lo que, a seguida, copiamos: «Attestor fidemq. fació ego rafael Martinus D'Viciana publicus Ville Borriana not.o me prejnstum (prejnsertum) capibrenij jnst (jnstrumentum) prout jacet in precedentibus sex papireijs pnty (presenty) comprehenso in se continens nouem coffessiones (conffessiones) et sex manifestacoes (manifestaciones) alieno cálamo ex haratu (ex haratum) recepisse et a prothocollo meo abstraxis-se nec no (non) cu (cum) eodem bene ac fideleter copbasse (comprobasse) Cui quidem capibreuio vt no parua vbiq. (vbique) adhibeaturfides hic meum solitum artis notarie appono sig-num». TRADUCCIÓN LITERAL «Atestiguo y doy fe, yo Rafael Martín de Viciana, notario público de la Villa de Borriana, que he recibido y sacado de mi protocolo, y he comprobado, además, bien y fielmente con el mismo, el preinserto instrumento del cabreo, escrito de mano ajena en los seis pliegos, folio, comprendido el presente; conteniendo en sí, nueve confesiones o manifestaciones. Al cual cabreo, para que FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 120 batir a los insurrectos en la extensa y quebradísima Sierra de Espadan (1). Allí, abstraído de sus variadas ocupaciones, y cumpliendo Valerosamente con lo que estimara deber suyo, luchó, con temeridad, en primer fila, durante el principal período activo de la campaña; por cuanto, según él mismo refiere en su Crónica, vio, en 26 de Julio de 1526, matar a su lado, en Ahín (2), a mossen Juan de Ciurana, Caballero y pundonoroso Capitán de !as entusiastas milicias de Morella (3). . se le preste no pequeña fe en todas partes, pongo aquí mi signo del arte notarial.» El signo que se omite, lleva, como es manifiesto, intercaladas las siete letras de su apellido. No fue, en su consecuencia, el requerimiento a los enfiteutas lo primero intervenido por Viciana en concepto de notario; pues a lo menos, hubo de preceder a este acto la escritura de poderes, otorgada, con dos días de antelación, por los Jurados de Burriana a favor de mosen Francisco Vijosca. (1) Tercera Parte de la Crónica, fol, 321. (2) Idem, fol. 321. En la obra se escribe, por error de caja, Villa Elin (3) Para la conquista de la Sierra se organizaron uno tras otro, dos ejércitos, mandados por el Duque de Segorbe, D. Alonso de Aragón: el primero, reunido en el Valí de Almonacid a fines del mes de Abril de 1526, fracasó de tal manera en su empeño, que hubo de disolverse, al poco tiempo; el segundo, al que es regular se agregara Viciana (componíanlo, entre diversas fuerzas, milicias de las Villas Reales— Burriana y Morella, lo eran—y gran número de Voluntarios), partió de Nules para Onda el día 13 de Julio; y en esta población permaneció estacionado hasta el 20 de igual mes en que se le juntaron sobre unos quinientos hombres procedentes de la enunciada villa de Morella. En la noche, precisa, de tal día, salió el ejército completo a operaciones; y a continuación de tomar un montículo ocupado por los rebeldes, frente a los lugares de Tales y Artesa, dirigióse, sin perder instante a Ahín, en cuyas proximidades se parapetaron los huidos, no en un solo punto, si que en siete distintos con anticipación fortificados. Alrededor de las aludidas formidables defensas se trabarían los combates en que resultó muerto el Valeroso Capitán Ciurana. (Resumen del extracto del «Libro de Memorias» del Justicia Criminal de Valencia, D. Francisco Benedito, testigo presencial de los hechos, en parte copiado por D. Pascual Boronat Barrachina, P.bro, en su obra «Los Moriscos Españoles y su expulsión», t. I, págs. 677 a la 683, las dos inclusive.) D. José Segura Barreda, en su obra «Morella y sus Aldeas», t. III, página 256, ampliando lo ocurrido, dice: «En la noche del 26 de Julio (1526), dispuso el duque de Segorbe, que algunas compañías avanzaran hasta la raíz de la montaña para dar la voz de alerta, o repeler las algaradas de los moros, que aprovechando las tinieblas, bajaban con audacia a molestar el campamento cristiano. El joven D. Juan Ciurana con su compañía, D. N. Aguayo, el joven FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 121 Sofocada casi por completo, la peligrosa aunque no muy duradera insurrección de los Moriscos(1), y satisfechos con el triunfo sus exaltados sentimientos religiosos, trasladóse de nuevo a la ex-villa de su natalicio con el intento de proseguir, al parecer, sus suspendidos estudios históricos y trabajos profesionales; pero sea por las preocupaciones que aún embargaban a las gentes y tenía paralizada toda actuación notarial, sea porque pensándolo mejor, hubiese creído oportuno, con preferencia a otro asunto, principiar el reconocimiento de Archivos civiles, parroquiales y particulares fuera de Burriana, si ya antes no lo hubiera comenzado(2); es lo cierto que, salvo tres reconocimientos de censos, datados, sucesivamente en 27 de Agosto y 29 de Octubre de 1526 y 31 de Marzo de 1529, hasta primeros de Enero de 1530, no Vuelven a figurar documentos escriturarios seguidos, numerosos, y por él autorizados, en los diversos Cabreos predichos y en el muy extenso libro parroquial del Apuntament(3). Al período, pues, intermedio de los dos últimos reconocimientos o.confesiones de censos; libre D. Martín, en absoluto, de compromisos por contiendas y civiles luchas; en el ejercicio regular de . D. Martín Viciana, después cronista del reino de Valencia y otros, recibieron el encargo de vigilar en la avanzada. Pero cuando se hallaban descuidados, un tropel de moros, que había bajado del monte, se arrojó sobre ellos con brusco ataque. D. Juan Ciurana empuña la espada, anima a sus soldados, cuando el alfanje de un moro cortó la cabeza a nuestro capitán, cayendo en tierra su tronco entre la sangre de sus soldados. La misma suerte cupo al capitán Aguayo, salvándose Despéns y Viciana para animar la tropa, que vuelta en sí, hizo retroceder a los enemigos». (1) Desenvolvióse, la de Espadan, en el tiempo que media entre los meses de Febrero y Octubre de 1526. (2) En la pág. 10 de la Segunda Parte, escribe, en garantía de lo en ella, y restantes, contenido, que «la scriptura va sacada de hystoriadores aprouados y de quadernos y libros peregrinos y de priuilegios y escripturas autenticas y verdaderas guardadas en poder de cuyos son y otras conseruadas en archivos de ciudades, castillos, Villas e yglesias». Para la redacción, no obstante, de la Cuarta Parte, conforme se tiene advertido, utilizó, en primer término, el Registro original de las cartas, provisiones y órdenes reservadas expedidas; puestos a su disposición, en virtud de mandato del Virrey D. Diego Hurtado de Mendoza, por el Secretario de éste, D. Francisco Selles, para que «con más Verdad, apunta, Viciana, yo pudiesse escriuir esta hystoria». Parte citada, pág. 75. (3) Llibre primer de instruments, etc., fol. CCCXXij, CCCXXij V.t°, CCCViij V.to, XVI y posteriores; y Apuntament, pág. 2.674 y siguientes. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 122 su carrera notarial; y tranquilo, por fin, su juvenil y enardecido espíritu, habrá de contraerse, casi con certeza, la celebración de su primero e interesantísimo matrimonio. III De su primero, interesantísimo y no único matrimonio, se insinúa o acábase de dar a entender, toda Vez que de los asientos o ítemes insertos en diversos parajes de la documentación parroquial, se infiere, sin ningún género de duda, haber contraído el burrianense historiador, aparte de las nupcias a que en el actual momento nos referimos, otras con señora cuyo nombre y apellido constan ya escritos en las páginas 8 y 9 de nuestro más antiguo y diminuto trabajo(1). Desaparecieron, es cierto, las anotaciones originales de éste y de aquél inadvertidos matrimonios, y ni tan siquiera se conoce el día preciso o aproximado en que ambos enlaces debieron de haberse celebrado; pero las dos singularidades y, en particular, la relativa a la inexistencia de las correspondientes nupciales actas, nada tienen de extraordinario, y mucho menos de incomprensible, recordando, lo que se consigna al ocuparnos del bautizo de don Martín, con relación a la fecha de los primitivos Libros de Sacramentos. Pero si, por la expuesta y alegada causa, se desconocen las inscripciones, y con ellas el dato, o datos, que en la actualidad nos interesan, hallánse, en cambio, en un protocolo de los de Fabián Lloréns de S.1 Esteve, en el «Llibre= . 3 . = de calandaris», en el Apuntament, en el Cabreo de Cluá y en uno de los Libros Sacramentales, detalles suficientes para la fácil averiguación del nombre y apellido paternos de las dos mujeres del historiador. Sin omitir uno siquiera de los pocos en los cinco volúmenes encontrados, y concretándonos, por de pronto, a los que afectar, puedan a la consorte de sus primeras nupcias, comencemos la enumeración y breve análisis, por los contenidos en la escritura (1) «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana». (Edición primera.) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 123 de 13 de Abril de 1551, citada en otro lugar e inserta en el Cabreo del indicado notario castellonense. Este importante documento escriturario, al que, hubo de dar origen, como se dijo, determinada cesión de derechos al clero en pago de una reducida cantidad que se le adeudaba, no le otorgó, de exclusiva suerte, el historiador; sino, él, junto con su todavía desconocida esposa. Y si bien al principio o en el encabezamiento de semejante escritura pública, muéstranse, con claridad, apuntados el nombre, o mejor, el nombre y apellido paterno del marido, por lo que afecta a la señora conceptuada de verdadera consorte suya, tan sólo se menciona el que se le adjudicó en e! solemne acto de su bautizo; dejándonos, en su consecuencia, a obscuras, acerca de cuál fuese el apellido que, por su padre, le correspondiera. Principia el documento, en efecto—copiando al pie de la letra—: «Die Xiij mensis apprillis ano MDLi». (Día 13 del mes de Abril, año .1551). «Nos Rafael martinus de Viciana not. ville Burriane hab.01(habitador) et narcisa cojugues (conjuges)... («Nosotros, Rafael Martín de Viciana, notario, vecino de la villa de Bu-rriana y Narcisa, cónyuges...»); sin que, a continuación de lo transcrito, se exprese o aclare de directa o indirecta manera, el ignoto apellido que se omite. Y aun cuando al final de la escritura, y en el instante de renunciar, esta señora a ciertos derechos derivados de su condición de casada, añade: «...ego dicta narcisa de Viciana...» (...yo dicha Narcisa de Viciana...), ni la palabra postrera corresponde, con exactitud, a la buscada, ni mediante el aditamento al nombre de Narcisa cabe tampoco determinar o deducir cosa alguna de provecho para la solución decisiva del asunto. Las mujeres casadas, de ordinario, en el largo intervalo de tiempo a que se contraen los presentes estudios históricos, daban a conocer—en Burriana—su Verdadero estado de tales, bien añadiendo el primer apellido de su esposo, al suyo, precedido de las partículas y (o, e), «de»(1), bien sustituyendo al paterno propio, el de aquél, anteponiéndole la preposición «de», únicamente. Por eso, al escribirse en los cuadernos y Volúmenes archivados, verbigracia, Jerónima Pancrudo y de Tarrago, Úrsula Melet y de Alvarado, y Magdalena Escuder y de Albiol, se alude, con absoluta certeza, a las consortes de los tres notarios, cuyos apellidos pater- (1) Recuérdese lo que se indica en anterior nota con respecto a este particular. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 124 nos son iguales por completo, respective, a los tres postreros que se apuntan (1), así como también se hace referencia a los apellidos de sus esposos, cuando se consigna en la propia documentación, los de ciertas señoras conocidas por Quiteria de San Climent, Catalina de Roselló y, algunas otras que, de estimarse indispensable, se podrían añadir(2). La frase, pues, Narcisa de Viciana, en un todo idéntica en forma, a la de cualquiera de los dos últimos ejemplos, parece, en realidad,, expresar, mejor que el nombre y apellido de la mujer del cronista, el nombre de aquélla y el apellido que correspondía a éste. Parecida suposición, sin embargo, no disponiendo de prueba completa en su abono, acaso se considere exagerada, o algo insuficiente, a lo menos, tomada en cuenta la posibilidad de que, en circunstancias excepcionales, apellidos escritos de los expresados modos, resulten, a la postre, de las mujeres, y nunca de quienes fueron sus esposos (3). Pero tan singulares irregularidades, todavía teniendo real y positiva existencia, conforme la tienen, en nada pueden desvirtuar las primitivas afirmaciones efectuadas; pues el Volumen en que se relacionan las rentas del clero, el protocolo de Fabián y el Llibre = .3. = de calandaris, acaban al fin, acreditando lo contrario de lo que la indicada objeción implica. Quienes redactaron, en efecto, el consabido y comentado ítem de la página 1.457 del Apuntament, advierten, al resumir la es- (1) Primer libro de Sacramentos, fol. 35 v.to, 61 y 65. En las actas, se escribe a continuación de los apellidos Tarrago, Alvarado y Albiol, la sílaba not. (notari), justificativa de ser estos apellidos de los maridos de las tres mujeres mentadas Llamábanse los dos primeros, Melchor, de nombre, y Narciso Juan, el tercero. (2) San Climent y Roselló fueron, a no dudarlo, los respectivos apellidos de los esposos de Quiteria y Catalina, puesto que de acuerdo con io anotado en el más antiguo Libro Sacramental, fol. 57 v.to, la primera, llamábase, Quiteria Sebaté o Sabater, y la segunda (se demostrará en posterior estudio), Catalina Viciana (3) Téngase presente lo que se lleva indicado, sobre el segundo apellido de la madre del historiador, y muy en especial, acerca de la seguridad de encontrar en la familia del mismo, casos idénticos; v. gr.: Ursula, Eugenia, Benedito y de Viciana, Angela Benedito y de Viciana, etc. (asi conocidas de ordinario), ambas casadas e hijas de Martín Benedito y Ana Viciana, ésta, y de Miguel Benedito y Úrsula Viciana, aquélla. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 125 critura del año 1551, que hubieron de ser sus otorgantes «Rafael Martí de Viciaría y Narcisa Tarrago conchuges». Y si bien es verdad que a esta categórica y concluyente afirmación cabría oponer, hasta cierto punto, serios reparos, por de pronto, atendiendo a que, en ningún paraje del documento escriturario en el antedicho ítem extractado, se añade al nombre de la consorte el apellido primero de su padre, un nuevo y explícito asiento, existente en el Libro = .3. = de calandaris (1), Viene a confirmar la porción del Apuntament copiada; por cuanto, en el resumen de la escritura, causa de dicho complementario asiento en los libros, y con motivo de fundación religiosa con posterioridad referida, se designa, con palabras breves, pero concretas y terminantes, a «la muller de Marti Viciana, Arcisa Tarrago». También, al igual de lo que acontece con el nombre y apellido de D.a Paula Vicent y de San Martí, averiguados, utilizando manifestaciones indubitables de su propio hijo, el cronista, seríanos fácil alcanzar, en el caso de que en el presente momento se trata, garantía similar a la adquirida en el de la preinserta postrer indicación, acudiendo a las cláusulas de los dos testamentos de don Mateo, obrantes: una, en los protocolos de Fabián Lloréns (2), y otra, en el llibre = . 2 . = de calendaris (3); en cuyas semejantes cláusulas, quien los otorgara, al instituir diversos aniversarios perpetuos en sufragio de las almas de próximos parientes y servidores suyos, y luego de consignado el que, con preferencia, dedica a su inmediato antecesor, menciona el de su madre, diciendo, en la disposición citada del primero, «p (per) lanima de ma mare Doña Paula Arcisa Tarrago»; y, por «Doña paula tarrago y de Viciana», en !a del segundo (4). Y ya bastante justificado, y puesto en claro, este interesante y hasta hoy desconocido extremo, fáltanos añadir a continuación, con referencia a esta distinguida y honorable señora, que de su persona, o de particularidades con su vida relacionadas, nos ha sido imposible encontrar, en el cúmulo de documentos parroquiales, otra noticia digna de ser transmitida a nuestros lectores; (1) Pag. 79. (2) Correspondientes a los años 1617 y 1618, pág. 215 a 222 (3) Pag. 41. (4) Se la designa, en su vista, con los nombres de Narcisa, Paula Narcisa o Paula. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 126 excepción hecha de la concerniente a la dala de su fallecimiento, ocurrido, antes del día 2 de Septiembre de 1560, Apoyémonos, para afirmar y admitir, sin Vacilación, el categórico juicio anterior, en el asiento mentado de la página 79 del Llibre = . 3 . = de calandaris, cuyo texto original íntegro, copiando al pie de la letra, dice: «Tomas Mijauila deu sous p lo ari de la muller de Martí de Viciana, Arcisa Tarrago, a 2 de setembre. Acte p Melchor Clua not. a 2 de setembre 1560». Si pues, conforme al contenido de la precedente limitada anotación, hubo de celebrarse, por necesidad, cada año, y durante el día 2 de Septiembre, el aniversario de la difunta D.!l Narcisa Paula o Paula Narcisa Tarrago; y si por lo que se desprende de la fecha de! acto público autorizado por D. Melchor Cluá, se celebró, por primera Vez, la solemnidad religiosa que nos ocupa en el día, mes y año del otorgamiento de aquella escritura, es a todas luces incuestionable, que aparte de quedar probada nuestra opinión, con respecto a este concreto punto, se justifica, asimismo, aunque de manera tácita, haber acaecido la muerte de D.n Paula Narcisa, con anterioridad, en un año, al 2 de Septiembre de 1560. Sólo nos resta advertir, en complemento a lo escrito sobre la primera consorte de D. Rafael Martín de Viciana, que si no de ella, ocúpanse, con suma frecuencia, los volúmenes y papeles sueltos del parroquial Archivo, de otros distintos individuos que ostentan honrosamente el apellido Tarrago; entre los cuales sobresalen, y merecen singular distinción, mosén Juan, uno de los favorecidos con el memorable Beneficio de Santa Ana, y los notarios, Rafael—padre e hijo—Melchor, Francisco, Miguel y Blas: los cinco primeros actuando al propio tiempo, o con corta diferencia, en vida del cronista, y algo después, el sexto(1). También el marido de D.a Paula Narcisa, Paula o Narcisa Tarrago, en la Segunda Parte de su Crónica valenciana, y a seguida de laudatorias frases dedicadas a la predicha familia de su esposa, habla de su procedencia e importancia, y del origen de su apellido, cuando, ocupándose de D. Guillem de Aguiló, escribe: ......y de lo que el rey le daua, repartía con sus amigos y seruido- (1) De los cuatro últimos, se ocupan, sobre todo, los Libros Sacramentales primero y segundo; de los dos restantes, el «Llibre primer de instruments de el R.'Clero de Burriana». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 127 res, especialmente dio a ciertos hombres del campo de Tarragona buena parte de las cient yugadas que el rey le hauia dado en el campo de Burriana los quales alli quedaron; y tomaron apellido de Tarrago y fueron y han sido siempre de los principales moradores de Burriana: y a vn hasta agora ay del apellido de Tarrago en la mesma Villa»(1). IV Los autores que de nuestro historiador se ocupan, desentendiéndose, en absoluto, de éste y de su otro posterior matrimonio, por la carencia, claro está, de datos Verdaderos' a tal asunto respectivos, hanse limitado exclusivamente a señalar como hijo, y aun como único hijo suyo, al D. Mateo de Viciana, que en varios lugares se nombra; pero la posterior y segunda parte de su lacónica indicación, debe ser por completo rectificada, ya que del recto y racional análisis de dos importantísimas cláusulas testamentarias, se desprende ser, no a uno, si que a varios, a quienes corresponde el calificativo de hijos legítimos de D. Martín. En un muy reducido volumen manuscrito, cuyo título se omite en lo inserto del actual histórico trabajo (correspóndele el de «Llibre = .2. = de calandaris»)(2), su autor, copiando cierta notable disposición del segundo y Válido testamento de D. Mateo, consigna, al enunciar diversos aniversarios, por el testador, instituidos, lo que, en su totalidad, al pie de la letra, transcribimos: Aris (aniuersaris) per Don mattheu de Visiana. P° (Primo) aniuersari per anima de Don Marti de Visiana mon pare, m (mes) Doña Paula Tarrago.y de Visiana mare y per la mehua anima. m (») per anima de mon germa Jaume Visiana. m (») p (per) anima de Damia Visiana mon germa. m (») p anima de isabet Visiana ma germana. (1) Segunda Parte, pág. 61. (2) Se le cita, a pesar de ello, en el primer estudio de este libro. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 128 m m m m m m m (mes) (») (») (») (») (») (») p anima de Catharina Visiana ma germana. p ana Visiana. p Usóla Visiana. p... primera muller mía(1). p... segona muller. p... tercera muller. p criats y criades(2). Lo transcrito, exceptuando el encabezamiento y alguna o algunas palabras omitidas: ora, de intencionado propósito por nosotros; ora, por descuido o distracción de su redactor, debe ser copia exacta de cláusula de la última y definitiva Volunlad de don Mateo; supuesto que es él mismo, quien en lo aludido habla o dispone, y quien parece, en su consecuencia, dictarlo; saltando a la vista, después de su lectura, que el otorgante del testamentario acto se propuso juntar, de modo muy especial, en distintos significativos grupos, a las personas de mayor proximidad a él en parentesco, y a otras que, si, en verdad, dejaban de reunir tamaña circunstancia, debieron permanecer durante numerosos años en su compañía. Y quiso, a la Vez, resultaran, tan claros y ordenados sus intentos, que lejos de colocar en forma confusa y arbitraria, semejantes agrupaciones, hizo que figurasen a continuación de la constituida por sus padres, él y seis personas de igual apellido: cuatro, de expresa manera calificadas, con respecto al testador, de hermanos; a seguida, sus tres sucesivas mujeres, y en la final de todas, individuos cuyos nombres y número olvida, pero que en período largo de años, según insinuábamos, hubieron de estar a su servicio. Por las breves consideraciones anteriores, por el apellido que ostentan Ana y Úrsula Viciana, y por el grupo en que aparecen ambas inclusas, estimamos, desde ahora—sin atender a diversas y poderosas razones con posterioridad apuntadas—, suposición mucho más que probable, la de considerar, a una y otra señora, tan verdaderamente hermanas de D. Mateo, cual a las restantes personas a quienes en la agrupación se aplica el propio parentesco; atribuyendo el silencio sobre este extremo guardado, al nombrarlas, (1) Reservamos para mejor ocasión su nombre y el de las dos mujeres que siguen, según y conforme las designa, D. Mateo. (2) Llibre = . 2 . = de calandaris, pág. 41 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 129 mejor que a actos Voluntarios de! testador, a distracciones o abandono, como se dijo, del notario autorizante, o del amanuense que utilizara para la extensión o copia del documento. Abona, desde luego, el valor y eficacia de nuestra expresada hipótesis, en lo tocante al parentesco que unía a D. Mateo y a Ana y Úrsula Viciana, el primero de los dos actos o disposiciones testamentarias del repetido hijo de D. Martín, donde, entre las Varias y minuciosas cláusulas que lo constituyen, se encuentra una, cuyos términos resultan de gran semejanza a los empleados en la poco antes transcrita (en cuanto se relaciona con la agrupación consabida)(1); ya que en ella, D. Mateo, instituye, así como a lo realizado en la del segundo de ambos testamentos, perpetuos aniversarios en sufragio de las almas de Jaime y Damián Viciana, de Catalina Reselló Viciana (sustituida en la cláusula del definitivo y válido, por su madre Catalina Viciana), y de Isabel, Ana y Úrsula Viciana. Nada se indica, es verdad, en esta porción del antiguo o primero de los dos actos de última voluntad sobre el parentesco que enlazase a las distintas personas mencionadas, ni por lo tanto, se resuelve precisa y decisivamente el particular sometido a estudio; pero si no se aclara en la cláusula el, hasta cierto punto, discutible extremo, su estructura y materia contenida robustecen nuestro juicio, al coincidir, en lo sustancial, con lo copiado de la segunda de dichas testamentarias disposiciones, o sea, en la reproducción (salvo en un explicable caso) de iguales nombres y apellidos en una muy análoga cláusula, para fines religiosos de idéntica naturaleza. Resultaría, sin embargo, mucho mejor reforzada la anterior probabilísima hipótesis, si a los breves razonamientos empleados, se añadieran a continuación, como oportuno complemento, múltiples y expresivas particularidades derivadas de la intimidad de relaciones, entre Ana y Úrsula Viciana, por una parte, y el cronista, D. Mateo y diferentes personajes de la familia, por otra; pues, conforme se desprende del primer Libro de Sacramentos, fueron estas mutuas relaciones tales, y según se debían sospechar, refiriéndose a parentescos de la proximidad expuesta. (1) A las dos se alude, cuando se estudia y precisa el nombre de la madre del historiador. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 130 El historiador, en efecto, asiste en concepto de testigo o padrino, en 1 de Enero de 1578, al acto matrimonial de Martín Benedito de Viciana, hijo de la enunciada Ana(l); D.a Angela, segunda consorte del que escribió la Crónica de Valencia, figura en calidad de madrina, al bautizar, en 29 de Julio de 1580 a Francisco Antonio Benedito, hijo del anterior Martín Benedito(2); este mismo Martín, inmediato descendiente, cual manifestamos, de Ana Viciana, años después de ocurrido el fallecimiento del cronista, se declara, en solemne y público documento, propietario o señor útil de sus libros y papeles(3); y D. Mateo y su padre, junto con la repetida Ana, intervienen por fin, en dos bautizos fechados en 21 de Febrero de 1576 (4)y 24 o 25 de Marzo de 1575, respective(5). Por lo concerniente a Úrsula Viciana, en escasas ocasiones nombrada en los Volúmenes y documentos parroquiales, tuvo también sucesores próximos apadrinados en sus bautizos, entre otras personas importantes de la familia, por la segunda esposa de don Mateo; Verbigracia: Miguel Damián Simó Benedito, bautizado en 23 de Marzo de 1590 (6)y nieto de la propia Úrsula Viciana: aquel hijo del historiador, en el primer-acto de su postrera voluntad, distingue, de modo muy singular, a Eugenia y Esperanza Benedito, hijas de la consabida Úrsula, y a los inmediatos descendientes de Eugenia(7); y la Administración de la herencia de D. Mateo(8), se consideró obligada a atender, con donativos y gratificaciones, a necesidades de la susodicha Eugenia Benedito, y de Isabel Simó, hija, ésta, de Esperanza Benedito, y nieta de Úrsula Viciana(9). (l) Primer Libro de Sacramentos, fol. 75 (2) Idem, fol. 54 v.to y núm. 444 de orden. (3) Copia de una escritura que autorizó Narciso Juan Albiol, librada por Adriano Rey; ambos notarios de Burriana. Lleva la fecha de 30 de Enero de 1600, y el núm. 35 de la documentación suelta (se la transcribe en el último de estos estudios). (4) Primer Libro de Sacramentos, fol. 18, núm. 251 de orden. (5) Idem, fol. 14 V.to, núm. 216. (6) Idem, fol. 98 v.to (7) Con legados (8) Fundó, la que hubo de subsistir a su muerte, en su segundo acto testamentario. (9) Escritura de 7 de Febrero de 1632, otorgada por los Administradores ante el notario Fabián Lloréns de S. Esteve, obrante en su protocolo del mentado año. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. . 131 Obsérvese, además, que aparte las múltiples y significativas circunstancias expuestas, tanto Ana, cuanto Úrsula Viciana, contrajeron sus respectivos matrimonios en fecha bástame anticipada a la del principio del Libro Sacramental de mayor antigüedad, o sea, al de 1569; por cuanto en Enero de este año conocíase a las dos señoras descendencia (1), y de edad suficiente—un hijo, al menos, de la primera—para que en 1570, constara incluso dentro de! número de los, en tiempo de la Cuaresma, cumplidos con el precepto pascual (2). Ahora bien: en los días a que racionalmente pudiesen referirse los nacimientos de ambas indicadas Viciana, sólo se conocían, o habitaban, a lo sumo, en la pintoresca y burrianense villa, los cinco Varones de igual apellido a continuación expresados: D, Martín S. el historiador, sus hijos, Jaime, Damián, D. Mateo, y, acaso, el tío de tales tres hijos, D. Cosme o D. Cosme Agustín (3). Prescindiendo, conforme es regular, del preinserto Viciana postrero, a causa de su profesión o carácter sacerdotal; y descartando a D. Mateo, cuyas aludidas nupcias corresponden, según se verá, en ulterior trabajo, a datas posteriores al 1569, quédanos limitado el número de los cinco anteriores Viciana, al cronista y sus dos inmediatos descendientes Jaime y Damián. Pero ni a éste, ni al hermano que le precede en orden, cabe en buena lógica atribuir la paternidad de las dos distinguidas señoras, por motivo de lo escrito acerca de ellas con ocasión de las épocas probables de sus respectivos matrimonios; debiéndose reconocer, en su vista, como acertado y terminante acabamiento del asunto, que el verdadero padre de Ana y Úrsula Viciana, hubo de ser, por precisión, el ter- (1) Libro Sacramental primero, fol. 2 (bajando del 7; esto es, del de mayor proximidad que se conserva escrito), núms. de orden, respective 6 y 7. (2) Idem, Sección destinada a las Memorias de confesados y comulgados, folio 118 v.t° repetido (3) De los cuatro Viciana restantes que se nombran en este trabajo, o sea, del primer D. Martín, D. Rampston, segundo D. Martín y D. Jaime, Coronel de las Banderas de la Plana, los tres primeros fallecieron, respectivamente, hacia el fin del siglo XV o comienzos del XVI, entre los años 25 y 31 del XVI, y en 1522, siendo casados, y dejando viudas e hijos conocidos; y el cuarto, que acabó sus días durante, o, en los años inmediatos y consecutivos al 1531, vivió, desde su juventud, fuera de Burriana, contrajo matrimonio con señora de la capital valentina, y hubo de desempeñar un importante cargo, sin duda, hasta su fallecimiento, en villa distinta de la antes citada, según todo ello se tiene ya justificado FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 132 cero de los llamados, D. Martín; única de las cinco personas, en condiciones de trasmitir, a ambas mujeres, su paterno e ilustre apellido. Es verdad, sin embargo, que en el primero de los antedichos testamentos de D. Mateo, se comprende el aniversario de Catalina Roselló y de Viciana, hija de la hermana de aquél, nombrada, asimismo Catalina; es cierto, que la existencia de una hija de la última señora, en la cláusula testamentaria de referencia, faculta para creer en la posibilidad de que figurasen en ella, hijo o hijos de alguno de los tres hermanos Varones; pero semejante concebible supuesto, resulta a todas luces injustificado, por lo relativo al caso en cuestión, si atendemos a que mientras Catalina Roselló tuvo su nacimiento en Enero de 1571 (1), Ana y Úrsula Viciana, eran, a la sazón, ya madres; y madres, de bien justificada, y no muy reciente descendencia (2). Todavía, luego de admitidas las dos precedentes señoras, en calidad de hijas seguras de nuestro biografiado cronista, debe completarse el número de sus abundantes e inmediatos sucesores, con otra respetable Viciana, cuyo nombre corresponde al de Magdalena; casada en segundas nupcias, el 6 de Marzo de 1570 (3), y con una hija de comunión, en la Cuaresma de 1580 (4). Para convencernos de la realidad, a nuestro juicio, de lo afirmado, y conocer en sustancia, la base racional, fundamento de nuestra aseveración, procede retornar de nuevo a la cláusula del más antiguo acto testamentario de D. Mateo, e inferir, de su íntegra y completa lectura, cuántas y cuáles sean en definitiva las personas con el apellido de Viciana a quienes corresponda la circunstancia de ser hijos legítimos del historiador. Porque, si bien es evidente, que cuando hubimos de tratar a la ligera, del indicado testamento primero, dejó de mencionarse en absoluto a la enunciada nueva hija (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 4 v.to (descendiendo del 7, o sea, del menos lejano.de los numerados que se conservan). En el acta resulta ilegible el día, por aparecer destrozada, en gran parte, la hoja donde se incluye, y las pocas que le preceden, las cuales, quizá, hubiesen servido para deducirlo (2) De ella se hablará a su tiempo con la necesaria amplitud (3) Idem, fol. 70. Sin perjuicio de ocuparnos en diferente trabajo de sus dos matrimonios, conviene hacer constar, por ahora, que el marido del primero, llamábase Esteve, y el del segundo, Mitjavila o Migavila (4) Idem, fol. 123 v.to. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 133 del tercer D. Martín, no lo es menos, que de su Verdadero nombre con exactitud escrito en la cláusula luego del de Ana y antes de apuntarse el de Úrsula, se hizo entonces caso omiso en evitación de obscuridades y confusiones fáciles de producirse, de habernos determinado a justificar, a una, el total número de hermanos anotados en el extenso e importante documento de que se trata. Claro está: que adjudicando en el actual momento a la antepenúltima de las tres anteriores e inmediatas señoras, el calificativo de hija legítima de D. Rafael Martín, no se efectúa, en realidad, cosa diversa de interpretar en forma adecuada, el recto sentido de la consabida cláusula (1); desde el momento que conociendo los Varios Viciana Varones, existentes en la época de las otras dos; e inclusa Magdalena, en el grupo de los restantes hermanos y con idéntico apellido paterno al que llevan asignado, parecería irregular se le adjudicase diferente especie de parentesco con ellos, del que, a todos éstos, entre sí, enlazara. Y por más que el hijo de mayor representación del cronista, por razones imposibles de precisar, con acierto, deja de escribir su nombre y apellido en el segundo de sus actos de última voluntad al fundar aniversarios y reconocerá la mayoría de los que califica de Verdaderos hermanos suyos, tan rara e inexplicable omisión (2), queda, en exceso compensada, observando las estrechísimas relaciones que entre aquél, D. Martín y Magdalena implican los siguientes expresivos y acreditados hechos: Viciana interviene, en calidad de padrino o testigo, en el segundo matrimonio de ésta, celebrado—antes se indica—en 6 de Marzo de 1570 (3): D.a Angela, su esposa en las postreras nupcias, apadrina, en 30 de Marzo de 1578 (4), el bautizo de Catalina (1) Hela aquí, prescindiendo de cuanto se dice con respecto al testador, sus padres, esposas y criados: «Primo per lanima de miquel Jaume Viziana. ítem per lanima Damia Viziana. ítem p lanima de Cathalina Rosello y de Viziana. ítem p lanima de Elisabet Viziana y de Pons. ítem per lanima de anna Viziana y de benedito altre per madalena Viziana y de Stene... altre per lanima de ursola Viziana y de benedito...» (2) No obstante, tampoco funda aniversario en favor de su hermana Catalina, en el primero de sus actos de postrera volundad; y ni en éste, ni en el segundo, lo instituye por D.a Angela Viciana (madrastra suya), con quien, sin duda, se avenía perfectamente. (3) Véase lo, con anticipación inserto, en el texto y en la nota complementaria. (4) ) Primer Libro de Sacramentos, fol. 26, núm. 359 de orden FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 134 * Angela Llopis, nieta de Magdalena: la segunda consorte de don Mateo, en 4 de Noviembre (escríbese por equivocación, Diciembre) de 1591(1) , y 23 de Febrero de 1593 (2), hace cosa análoga con Ursula-María y Francisco Matías Llopis, asimismo nietos de la tal Magdalena: la propia repetida esposa de D. Mateo, junto con éste, intervienen en concepto de padrinos, en 17 de Mayo de 1596, en el bautizo de Juan Monserrate Llopis (3), otro de los nietos de aquélla; y de la Administración, por fin, de la herencia de dicho hijo del cronista, se prestan en 1632, las posibles gratificaciones o auxilios al Monserrate, entonces en adversa y precaria situación (4). Para concluir: D. Martín tuvo sus ocho inmediatos descendientes nombrados, de sus nupcias con D.a Narcisa, Paula o PaulaNarcisa Tarrago, conforme se colige de lo advertido con relación al año del fallecimiento de dicha señora; de lo que asegura, don Mateo, en la cláusula copiada de su segundo testamento, alusiva a su parentesco con la difunta y la mayoría de los Viciana en ella inscritos, y de lo expuesto, y que, sobre todo, se dirá, concerniente a la data en la cual ya eran padres aquellos hijos del historiador (4); sin que aparezca entre los volúmenes y documentos parroquiales rastro alguno indiscutible de la existencia de otros, a quienes pudiera atribuirse semejante paternidad. Tan sólo en una transcripción o asiento que se anota en las páginas 555 y 556 del Apuntament, donde se detallan, con muchos pormenores, los aniversarios, en tantas ocasiones mencionados, incluyese, entre el de Jaime y el de Damián Viciana, un tercero, relativo a cierto individuo a quien se designa con el nombre de Daniel Viciana; pero tan extraña y original inclusión, hállase, con certeza, equivocada, a la vez que, por no aparecer comprendida en el testamento—de una de (1) ) Idem, fol. 106 v.'°. ) Idem, fol. 111. (5) Idem, fol. 154 vto (3) Escritura mencionada de 7 de Febrero de 1652, que autorizó D. Fabián Lloréns de S.t Esteve, y obra en su protocolo de este año (4) Menos D. Mateo, los demás, dentro de los doce años posteriores a la defunción de D.° Narcisa. Supone, tamaño detalle, que los otros siete Viciana nacieron antes de morir la enunciada señora; y que, siendo hermanos de don Mateo, y éste—según expresa indicación suya—hijo de las primeras nupcias de D. Martín, o sea, hijo de la propia D.a Narcisa, por necesidad, han de resultar hermanos de doble vínculo los ocho, e indisputables inmediatos descendientes de aquélla. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 135 cuyas cláusulas procede el ítem—, por no repetirse ambos nombre y apellido, en el margen de lo transcrito, como se efectúa con las demás personas que en igual inserción se citan. Cabe, pues, en definitiva, afirmar, y afirmar con la necesaria garantía, que los verdaderos y legítimos hijos de D. Rafael Martín de Viciana y D.a Narcisa, Paula o Paula-Narcisa Tarrago fueron — escritos sus nombres completos, cual en nuestro tiempo—: Mateo, Jaime o Miguel-Jaime, Damián, Catalina, Isabel, Ana, Magdalena y Úrsula Viciana Tarrago. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. SEGUNDO PERIODO DE LA VIDA DE DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 139 I D. Martín de Viciana dió comienzo al ejercicio de su carrera de Notario, según en tiempo oportuno se manifestó, pocos años antes de iniciarse la desesperada insurrección de los Moriscos de Espadan; si bien hubo de suspenderlo desde el principio al acabamiento de la misma, para continuarlo después de ocurrido lo último, hasta los setenta y cinco o más años de su edad, sin otras interrupciones que las ocasionadas, singularmente, por sus imprescindibles viajes de estudio. Los recuerdos de su ilustre familia; los cargos por algunos de ella desempeñados; la defensa de Burriana encomendada a su padre durante la sangrienta guerra de las Germanias, y la peligrosa intervención del cronista en sucesos con tal lucha relacionados y con la que motivaran los moriscos insurrectos, debieron aumentar su ya efectiva popularidad, e influir en el rápido desarrollo de su actuación en la villa; logrando, y sosteniendo, a partir del primitivo instante de dicha su segunda etapa profesional, a la par que numerosa, siempre creciente clientela. Así lo supone el sano juicio, y así lo acreditan, de tácito modo, los cien actos y contratos, poco más o menos, íntegros, en extracto o por referencias conocidos (en su mayor porción íntegros) que del ejercicio de su catrera, sólo, en los doce meses de 1530, se conservan entre los documentos, todavía obrantes en el Archivo Eclesiástico de la Parroquia. El Clero, las Autoridades civiles y los demás elementos de reconocida índole oficial, de idéntica suerte que la gran mayoría de las clases, acomodada y popular de Burriana, eligieron, en efecto, con preferencia, para los asuntos que requerían intervención de Notario, al que, con posterioridad, había de resultar insigne cronista y gloria legítima de la región valenciana. En cuanto a la Corporación Eclesiástica, en aquella época tan influyente, tan poderosa y tan rica en productivos censos (sus pensiones y los otros derechos a ellos anejos, daban, a la sazón, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 140 origen a documentos escriturarios bastantes en número e importancia, acaso, por lo que de lo salvado se desprende, para el decoroso sustento de algunos de los fedatarios locales), al abrir el primero de sus conservados Libros Cabreos, apresuróse a nombrarle Notario único para la autorización de los reconocimientos que de tamaños gravámenes otorgaran los enfiteutas o señores útiles de las fincas censidas; y lo propio realizaron los Beneficiados de los cinco Beneficios Eclesiásticos instituidos por Berenguer Quintana, Bernardo Berenguer, Domingo Boscá, D.a Bartolomé Moixa y Anto-ñeta Puigaycoli, cuyos respectivos Cabreos, de análoga manera que el anteriormente enunciado, insertanse completos hasta ciertas fechas en el Libro Primero de Instrumentos del Reverendo Clero, donde aún cabe ahora admirar la sencilla y lacónica descripción de los inmuebles rústicos y urbanos gravados, incluso la de dos de la penúltima clase, pertenecientes en señorío útil, al fedatario que la autorizaba (1). Las Autoridades, Corporaciones civiles y Funcionarios principales de la rica población indicada teníanlo también a su servicio, con carácter oficial en cuantas ocasiones necesitábase dar autenticidad a los distintos acuerdos que, por precisión, la exigían. Actuaba, por lo tanto, de Escribano ante los Jurados, y ejercía parecido cargo en presencia de las Cortes o Tribunales del Baile, (1) He aquí la de uno de los dos del cronista: (Prelibatis die et anno) (21 de Marzo de 1530) Yo Rafel Marti de Viciana not. vehi de la dita vila de Borriana en precia presencia) dels not. e testimonis dessus scrits jnterrogat p (per) lo dit mo.(mosen) frans (franses) vijosca en los dits noms confessi e otorgui /e manifesti a daquell present /e acseptant que tenia e possehia quant ala vtil senyoria del dit clero Dos fanecades de térra fetes e constituides a triodo de vela situa-des e posades en la orta de la predita Vila confrontades de dos costats /e apart damunt ab dos cequies del hul dels ortolans /e apart de dauall ab ort de mi dit confessant. E que p aqlles fas e fet e pagat o tengut quoscv (quoscvm) any al dit clero en la festa de sant miquel del mes de septebre (septembre) ciñen sol. (solits) mo. (moneda) re. (real) de va. (Valencia) de cens ab luistne e fatiga e tot altre píen dret emphitectic segons fur de va. De la qual confessio lo dit mo. frans. vijosca en los dits nos. (noms) requiri p mi dit /e desus scrit not. esser-lin rebuda carta publica p (per) memoria hauedora en lo deuenidor. La qualcosa fon feta vt sepp (suppra). Testes qui supp . Llibre primer de instruments de el R.t clero de Burriana, f.° XXXXiiij v.to FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 141 Justicia y Mustazaf; interviniendo, en concepto de Notario, aparte esto, en las escrituras y documentos de trascendencia que habían de ser otorgados por las propias Autoridades, Corporaciones y Funcionarios públicos a que se acaba de hacer alusión (1). Los actos, procesos (juicios civiles (2), criminales y expedientes no contenciosos) (3) y los varios escritos suyos, de que se guarda perfecta memoria, en virtud de datos que obran en el Archivo de esta Parroquia, del Municipio de Nules y del General del Reino valenciano—de muchos de los cuales habrá de darse cuenta en próximo y parecido estudio—y las magnas escrituras, mediante las que se terminaron, a satisfacción, batallonas cuestiones habidas entre la Villa y el Clero, y entre aquélla y el pueblo de Nules, testimonian su crédito, significado y la singular deferencia prestada a su persona por los repetidos elementos oficiales burria-nenses. Mencionaremos, por de pronto, en este oportuno sitio, una de las diversas de superior y delicada importancia relativa a las dos postreras localidades, cuya fecha, conforme Vamos a comprobar, corresponde a los comienzos de su segunda y última actuación profesional. Recordemos antes, empero—aunque resulte de sobra público y sabido para cuantos conocen la fecundidad del hermoso término de Burriana, estima en que tienen las aguas de riego, sus habitantes, y distribución de las que, procedentes del Río Mijares, utilizan para aquel objeto dicha Villa y la mentada población inmediata—, el sin número de cuestiones judiciales sostenidas por ambas con motivo de su uso y ordenado aprovechamiento. Quizás la que con preferencia, comprendida entre las de esta grave y discutida materia, produjo, desde muy pretéritos tiempos, mayores disgustos y enconos apasionados, fué la denominada dels alters (terrenos de riego, elevados) o mejor, dels alters que a los de Burriana correspondía regar en la que se llamaba, entonces, y también, ahora, Tanda de Nules. Pleiteóse sobre este grave e interesante tema, con tenaz porfía; ocasionáronse peligrosas discusiones y gastos extraordinarios; obtuviéronse, por lo visto, confusas y hasta contradictorias sentencias; pero nunca jamás se calmaron los airados ánimos, ni se extinguieron los múltiples litigios, a causa de que, aquéllas, en sus fallos, no facilitaban, en (1) Se acreditará el hecho en el sucesivo curso de nuestros trabajos Compréndanse, dentro de éstos, los administrativos. (3) O actos de Jurisdicción Voluntaria (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 142 absoluto, los medios de evitarlos en lo sucesivo. Cansadas las dos limítrofes poblaciones de estas inacabables contiendas y de tan continuadas e inútiles discordias, depusieron su actitud iracunda, y de buena voluntad, sin justicias, con la exclusiva mediación de personas de verdadera conciencia y nobles sentimientos, llegaron a franca y muy honrosa concordia, cuyo contenido se consignó en escritura de 19 de Mayo de 1531. Este trascendental y notabilísimo documento, notable y trascendental, aparte de su objeto, por expresarse en él, cuál fuese el domicilio, a la sazón, del Notario autorizante—por supuesto, D. Rafael Martín de Viciana—, consérvase entero en el Archivo Municipal de Nules, y otorgáronlo, en presencia del referido Notario, los Magníficos D. Pedro Mora-tó, D. Francisco Nicolau y D. Jaime Saurina, Jurados de la Villa de Burriana; y D. Francisco Verdejo, Farmacéutico, y D. Antonio Carceller, Jurados de Nules, con intervención del Magnífico don Jaime Morató, Lugarteniente de Baile de la primera Villa, y, «Jutge, sequier Real entre les dites vniversitats, e, viles per sa mag.t (magestat) real...»; habiéndose consignado en él, con admirable lucidez y precisión, lo que hubo de constituir su fundamento y originario objeto; es a saber: «fitar e determinar les dites terres de tal forma que tota questio de huy avant sece...». Por lo concerniente a su actuación de Notario, con respecto a la generalidad de sus laboriosos conciudadanos, si no bastaran las preinsertas particularidades para suponerla activísima y continuada, lo justificaría, sin ningún género de duda, el considerable número de documentos—unos doscientos—de distinta naturaleza, dentro de sus variadas funciones, que hemos logrado conocer, según decíamos para los cien antedichos, íntegros, en extracto o por meras referencias, no obstante la desaparición completa del Archivo Municipal, donde tanto, en realidad, abundaban, por lo que se desprende del «Apuntatnent», y la casi idéntica del de la Iglesia de la Parroquia, en que se contenían, con certeza, en proporción mucho mayor. Estas asiduas y continuadas ocupaciones, esta actuación profesional intensa, que tan bien se acomodaba a su decidida y espontánea afición al trabajo, sólo quedaban interrumpidas por la otra clase de labores del mismo modo indispensables, dedicadas al estudio y hallazgo de datos seguros, dentro y fuera, en particular, de la localidad, para la preparación y composición de la Crónica de Valencia y de su Reino. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 143 Prescindiendo, ante todo, por su evidencia, de lo provechoso y cómodo para él de sus investigaciones histórico-regionales en el primero de los dos últimos mencionados Archivos (el del Municipio), la circunstancia no ignorada de encontrarse ejerciendo en 1531, y aún luego, el cargo de Portantveces de General Gobernador de la Plana, persona de su familia—en época precedente lo desempeñaron, de parecida forma, según ya se indicó, Varios de su propio apellido—, facilitaríale, asimismo, el reconocimiento y examen de Archivos, Bibliotecas y centros por el estilo de cultura; tanto de las Villas y lugares de la comarca (1), como de los que existían en sitios enclavados más allá de los límites de ella. En su extensa y, en parte, conocida obra histórica, tantas veces en estos trabajos mencionada, habíanos en términos de ordinario concisos, pero en diferentes y apropiadas ocasiones, de sus incontables viajes de estudio a través del principado de Cataluña, y reinos de Aragón, Valencia y Andalucía; fijándose con singular complacencia en los emprendidos a menudo por el interior del territorio que regía el individuo de su respetable e ilustre parentela. En estos curiosos e instructivos viajes por fuera y dentro de la lugarte-nencia de la Plana, no se limitaba, de única manera, a examinar los documentos de importancia e interés para sus determinados propósitos; sino que, a falta, o en complemento de tamaños comprobantes, interpelaba a Jurados, Justicias, Rectores, Vicarios y demás personas de respetabilidad y conocimientos, capaces de suministrarle datos, a lo menos, acerca de aquellos extremos que, en concepto suyo, aparecía manca o incompleta la documentación consultada. Examinaba, por otro lado, en estas necesarias expediciones inquisitivas, de ordinario realizadas durante los períodos calurosos del verano, los sitios y terrenos dignos de verdadero examen y reconocimiento; ya por haber sido teatro de importantes sucesos históricos, cuya exacta correspondencia con lo sabido mediante tal documentación dejó consignada en su obra; ya por su naturaleza o fertilidad con respecto a determinadas producciones; ya para facilitar desconocidos antecedentes sobre materias parecidas que necesitasen tener averiguados, acaso, quienes desearan conocer lo que en semejantes parajes de verdadero interés se notase. El cronista, cuya patente y decidida afición (1) O casi Provincia actual. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 144 a las aves y su caza fuéle imposible ocultarnos en su libro u obra principal, relata en la voluminosa Tercera Parte de ella, lo que, respectivo a la materia, hubo de observar en los múltiples parajes y poblaciones visitadas, sin omitir la especie de pájaros, o animales objeto de la saludable y placentera distracción, ni las diferentes y extraordinarias ocurrencias que en algunas circunstancias le había sido factible presenciar (1). En uno de sus viajes estivales a Villas o pueblos limítrofes, o casi limítrofes de los dos Reinos de Valencia y Aragón, debió detenerse en los de Mosqueruela (aragonés), y Vistabella (Valenciano). En ellos, de idéntico modo que en los restantes lugares de sus largas y amenas correrías, visitó y reconoció, de los poblados y sus términos, lo que estimara digno de ser visto y reconocido; y al relacionar con detalles sus gratos recuerdos sobre este punto en la enunciada Tercera Parte de la Crónica (2), a la vez que advierte y elogia la frescura de sus aguas, el considerable número de sus fuentes y la abundancia de su, en extremo, variada caza, cuéntanos la de las codornices y otras avecillas, prevaliéndose de su terror a determinada especie de gavilán (moixeta, o moixa según así se la llamaba), con pormenores o circunstancias tales, que dudaríamos de la realidad de lo narrado, si fuera el que lo apuntase escritor diverso de nuestro sincero y honrado D. Martín; quien termina su minucioso y sorprendente relato con las expresivas palabras que siguen, prueba innegable de su real y sentida impresión en aquel acto y de sus manifiestas aficiones a la caza: «El lector que se picare de caçador le prometo que si halla fuese gozara de tierra fresca e de agua fria e de buenos mantenimientos, e tierra de sanidad e de caca muy graciosa, y aun de otras cacas de monte, si fuese largo caçador». . (1) Aunque no fue cazador utilizando halcones, por lo que se desprende de la página 5 de igual Parte, dícenos en las páginas citadas en la nota siguiente, haber sido testigo presencial de un caso asombroso de caza análoga (2) Págs. 150 y 151 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 145 II En Valencia, donde a principios de Septiembre de 1531 se encontraba en probable prosecución de uno de sus útilísimos viajes investigativos, enteróse de habérsele designado como testigo para declarar en cierro «procés», o asunto litigioso, promovido ante la Corte o Tribunal del Justicia burrianense. La trascendencia de su prestada declaración, atendidos sus sentimientos religiosos; la calidad de uno de los litigantes (sacerdote) y los conflictos y perjuicios que pudieron acarrearle sus manifestaciones; así como la inexistencia de otra u otras similares o diferentes a la enunciada, muévenos a extractar en reducidos términos la cuestión a que se contrae, y a reproducir la principal de las afirmaciones por el historiador sostenidas. Muy poco tiempo antes del mes y año en el penúltimo párrafo consignado, el presbítero mosén Mateo Salvat, en concepto de Síndico y Procurador del Clero de Burriana, instó importante reclamación judicial contra Bernardo Saurina, de respetable y distinguida familia, también de la antedicha ex-Villa, sobre asunto concerniente a censos enfitéuticos a favor del aludido Clero. La litigiosa cuestión, que desde su comienzo tomó proporciones desusadas, siguióse «Dauant la presencia del honorable en francesch bellmunt locht. (lochtinent) de justicia de la present Vila de Borriana...» y con posterioridad, en alzada, ante el «noble e magnifich en jaume de Viciana Cauallr (Caualler) e Conseílr (Conseller) de la cessárea e real ma.t (majestat) loc. (lochtinent) de gouernador en lo present regne de Valencia del Riu de vxo en sa A la mar»... Mientras su sustanciación, en extremo larga y laboriosa, promovióse apasionado incidente, por mosén Mateo Salvat, a causa de pretender se estintóse en definitiva nula o ineficaz la prueba testifical que se recibiera a Saurina; según él, fuera de término, y conforme éste, dentro todavía. Referíase, en sustancia, el verdadero y delicado asunto discutible, a si, aun dentro del periodo de prueba, habían convenido ambas partes, la suspensión o «sobreseyment» de las diligencias delante de conocidas personalidades, y ratificádose más tarde el convenio por la totalidad del FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 146 precitado clero local. Mosén Salvat, relataba el suceso en una forma; Bernardo Saurina, en otra distinta: el primero, interpretando lo que ocurriera, sostenía no haber recaído en el asunto decisivo consentimiento; el segundo, muy al contrario, considerábalo, en absoluto, resuelto; y apelada por mosén Salvat la providencia que dictara el Justicia admitiendo a Saurina la nueva prueba testifical ofrecida en justificación del grave extremo en litigio; desestimado el recurso por el Tribunal Superior y, devueltas al Inferior las diligencias, mandando se recibiese dentro del plazo de diez días las declaraciones de los testigos ofrecidos por Saurina, Viciana que hubo de ser uno de ellos; que desempeñó el papel de intermediario del demandante y demandado para el arreglo amistoso del negocio, y que asistió, por casualidad, o con la debida autorización, a las deliberaciones del Clero para ratificar o desautorizar lo convenido, fue llamado a la presencia del Justicia civil burrianense. Aunque no le hubiera sido difícil empresa sustraerse al duro y penoso trance en que se veía envuelto por sus particulares relaciones y significativo modo de pensar—doblemente, encontrándose, como se encontraba, por entonces, en la ciudad Valentina—, no lo intentó siquiera, y trasladándose a su país natal, dispúsose, sin demora, a comparecer ante la Corte de su honorable Justicia, Bell-munt. Y en 11 de Septiembre de 1531, día posterior inmediato al de su llegada a la consabida ex-Villa, a pesar de sus intensas inclinaciones religiosas, a pesar de su profundo acatamiento a los individuos de la clase sacerdotal, de cuyos.intereses, en realidad se trataba, y a pesar, por fin, de que en aquellos precisos instantes tenía a su cargo distintos Libros Cabreos de censos a favor del Clero y de Beneficios Eclesiásticos, haciendo sabia distinción entre personas y doctrina, y amigo de la verdad y de la justicia, sin reservas ni mistificaciones, declaró con sencillez y entereza, en contra de lo manifestado, o entendido por mosén Salvat, y de acuerdo con lo supuesto por Saurina; es decir, que sí que se «concorda ab tots los preueres que fos sobreseyt en dita causa» (1). Dos años después, poco más o menos, de prestada la franca y terminante declaración ante el Justicia, Vióse comprometido don Martín, en extraño y obscuro procedimiento ante el Tribunal del Gobernador de Valencia (2), no para testificar con respecto a (1) (2) Cuaderno del Archivo Parroquial señalado con el núm. 7. Intervenían los Gobernadores en numerosos asuntos civiles y criminales FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 147 hechos ajenos, sino para responder en calidad de demandado a inculpaciones que le efectuaba persona de elevadísima y egregia alcurnia. Nos referimos, con ello, a la cuestión interpuesta y seguida contra aquél por uno de los celebrados Cardona de su época, y de la cual apenas si se conservan noticias claras y fidedignas. Sólo se sabe, en concreto, que D. Sancho del predicho apellido, Almirante de Aragón y Marqués de Quadalest, logró obtener de la Corte o Tribunal de la Gobernación vaga o poco expresiva sentencia dictada en 21 de Noviembre de 1533, mandando a D. Martín de Viciana, señor, o que se titulaba Señor de Carabona, poblado sito en término, de Burriana, que no hiciese actos algunos concernientes a dicho lugar, según D. José María Torres (1), o que no tenga ni pueda ejecutar acto en aquel pueblo si no son los de mera señoría, de acuerdo con lo que expresa D. José Rodríguez Condesa (2). Aunque en sumo grado confusas e incompletas las indicaciones de ambos escritores regionales, cuyo cotejo y consiguiente aclaración nos ha sido imposible realizar, sin embargo de habérnoslo propuesto a su tiempo, parece que del fondo de su contenido cabe deducir la existencia anterior de seria litigiosa contienda habida entre aquellos dos distinguidos proceres, consecutiva a la división del pleno dominio de la heredad, o antiguo poblado de Carabona, en señorío directo y señorío útil. Es muy creíble y, hasta fundado, una Vez admitida semejante hipótesis, que tanto el noble Marqués de Guadalest, cuanto nuestro historiador D. Martín, se juzgaran señores directos del valioso inmueble rústico, y con las facultades anejas a tamaña clase de dominio; o que, no considerándose tal, el segundo de ambos, sino exclusivamente con el señorío útil, practicara actos, en concepto del primero ilegítimos, y en su consecuencia, con derecho indubitable a impedirlos, éste, desde luego. Puédese admitir, no obstante, las expuestas dudas, y sin temor a justificadas impugnaciones, que la extensa y codiciada heredad de Carabona, perteneció en dominio, restringido, o no restringido, a nuestro insigne y biografiado cronista, supuesto que en nota extendida en él «Llibre del Redelme»—año 1590—existente en el Archivo Municipal de la Villa de Nules, se lee que: «Ab acte de dente ex.' (executori) ab responcio de ynteres rebut p (1) (2) «Advertencia al lector», citada, pág. X. Memoria de igual suerte conocida, pág. 15. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 148 francés Mascarell nott. de Vilareal a 4 de julio 1548 martí de viciana se obliga y confesa deure a mre (mestre) Juan tuerta ci-rurgia de Onda 300 Ll. (Lliures) de preu(1) de la heretat de carabona... a responcio de ynteres de 1 sou (en signo esta palabra) iij (dines) p lliura que son 400 sous cascun any pagadors a 4 de març, y setembre migerament» (2). Obsérvese, ante todo, que la fecha del documento escriturario, en donde se consigna lo copiado, no alude, en realidad, a la data de la adquisición del inmueble por el historiador D. Martin, sí que a la del reconocimiento de la deuda derivada de la compra especial a que en el acto o escritura pública se menciona. Fueron éstas sobreentendidas enagenaciones, denominadas, en derecho patrio, ventas a debitorio, muy frecuentes durante el siglo XVI, y también algo después y, aun con anterioridad, a aquél; consistiendo, según los autores, en adquirir comprador la finca Vendida, conservar en su poder el precio para satisfacerlo en uno o diversos plazos, y abonar mientras tanto, a su época, la pensión (o el interés) estipulados en el contrato. Que procedía la cantidad adeudada de la inquirida clase de convenios, y en manera alguna de los de formas más usuales en lo moderno, acredítalo que, al suministrarse en la continuación de la nota transcrita diversos detalles alusivos a un nuevo cesionario del crédito contra el propio historiador, se dice, copiando al pie de la letra: «En apres dit debitori pertanygue a la herencia de Miq.1 Juan Verdejo...»; con cuyas palabras bien a las claras se da a comprender, que la parte de precio todavía debido por el tercer D. Martín(3)—300 libras—dimanaba, con certeza, de Venta; pero de venta de la clase y naturaleza enunciada. Hemos de admitir, cual hecho seguro, que nuestro honorable y repetido conciudadano adquiriría la importante heredad de Carabona en data algo anterior al comienzo de la reclamación del Marqués de Guadalest, atento a que de lo dicho y sentencia recaída cabe colegir se reputaba al Vencido, ya en la supuesta fecha, señor, hasta cierto punto, del inmueble rústico en cuestión, sin contar con que la circunstancia de haber obligado, Juan Tuerta, al (1) De parte del precio Debemos, tal nota, a la amabilidad del Médico de Nules (3) ) El precio supone casi siempre venta (2) Sr. D Daniel Camarlench, ilustrado FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 149 comprador a reconocer el manifestado débito, implica, en nuestro sentir, la antigüedad de éste, o que no fué aquel cirujano, el Verdadero vendedor de la finca, sino algún cesionario del crédito a quien lo transmitiría, quizá, otro cesionario, o el desconocido vendedor primitivo. Admitidas, pues, las necesarias explicaciones precedentes, sin las cuales resultaría imposible entender la consabida sentencia, lo expuesto por los dos escritores regnícolas y el sentido natural de la preinserta nota, procede preguntemos, si luego de demandado y notificado Viciana, se defendería con el tesón y actividad constitutivos de su modo de ser mientras no cupiera estimarse, con fundamento, como temerario, su empeño, y hemos de contestar en forma afirmativa a la indicada pregunta, sin embargo de la Valía y del importante papel que desempeñaban en España los descendientes de D. Ramón Folch, Venidos de Francia en tiempo de su tío Carlomagno (1); y en lo sucesivo, Vizcondes, Condes, Marqueses, Almirantes de Castilla, Grandes Condestables de Aragón y emparentados, a mayor abundamiento, con algunas familias reales de la Península. Pensaría mucho, D. Martín, antes de decidirse a enérgica resistencia; meditaría con cuidadosa seriedad acerca de la representación de los Cardona, y muy en particular, sobre su parentesco con D. Alonso de Aragón, Duque de Segorbe, a quien tanto hubieron de conocer y respetar, su padre y tío D. Rampston; pero el carácter, según veremos, independiente e indomable del historiador, y la firmeza de sus resoluciones, así que las apreciaba justas, indúcenos a pensar, que, todavía sin grandes esperanzas de éxito, batalló con vigorosa tenacidad hasta Ver agotadas, por completo, las pocas que le quedaran. No se deduce hecho semejante de las diligencias originales, perdidas, conforme indicábamos, en su inmensa mayoría, ni lo confirma el cronista en parte alguna de las obras conservadas que publicara; mas lo presuponen varios de sus actos y significativo modo de proceder, si es Verdad, según juzgamos, que para inquirir con acierto el pensamiento íntimo suyo, requiérese, en ocasiones, prestar cuidadosa atención a cuanto omite o calla, y a lo que, en incisos, y a la ligera expone, y desea nos fijemos. Nótanse en su conducta, en efecto, con referencia al asunto, base de nuestro actual y crí- (1) D. Ramón Folch era hijo de D. Julián, Conde de Anjou, y de Argencia, hija del gran Emperador FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 150 tico estudio, dos raras particularidades, a primera vista, casi imperceptibles; pero que, una vez advertidas, aclaran, de súbito, el indudable estado de su alma y la resuelta actitud tomada después de dictarse la sentencia por el Tribunal de la Gobernación Valenciano. Aunque no debió convencerle el fallo y tuvo que someterse al, en definitiva, recaído—ya él desfavorable—, corno protesta muda contra semejante desenlace, cual Verdadera prueba de su intenso y amargo disgusto, y para aminorar en días sucesivos el recuerdo doloroso de tamaño suceso, dejó de ocuparse en absoluto de la consabida finca y de su contrincante el poderoso noble, D. Sancho de Cardona. Al menos a tal conclusión nos inclina el hecho de haber enagenado la magnífica heredad consabida y el olvido que hubo guardado para con dicho personaje al hablar de las familias regionales de mayor distinción y prosapia. No se conserva, es cierto, en cuanto afectar puede a lo primero, la escritura de venta que el historiador otorgara, ni se sabe el nombre del nuevo poseedor del inmueble, ni tampoco en qué fecha se autorizase el público instrumento; pero resulta de todo punto incuestionable que la finca rústica de Carabona Vendióla nuestro biografiado D. Martín, y que la inmediata Villa de Nules consiguió adquirirla a título de compra —se desconoce, con evidencia, de quién—, en 5 de Noviembre de 1558, conforme lo demuestra la escritura de la propia data autorizada por el fedatario, Francisco Juan Inglés (1). Manifestemos, ahora, para la mejor aclaración de este interesante extremo, que D. Martín de Viciana, con independencia de la feraz heredad repetida, era dueño de bienes rústicos y urbanos en número suficiente para atender, con holgura, a su decorosa subsistencia. Todavía en la primera edad juvenil y en los instantes de su máxima actuación notarial, conservaría, casi por entero, los distintos heredados de sus ricos y preclaros antecesores, con tanto mayor motivo que, su consorte, de la bien acomodada familia de los Tarrago, debió aportarlos de valor al contraer con él matrimonio. Y si bien en los Libros Parroquiales del Archivo se mencionan o describen, escasos de los que pertenecieron a los dos acomodados esposos, nada habrá de extrañar el, en apariencias, contradictorio pormenor, atendiendo a que, en los aludidos Volúmenes archivados, exclusivamente se relacionan, salvo, en raras excepciones, los afectos a censos del Clero, pero no los libres, o los que, en realidad, corres. (1) Libro y nota antes citados en el texto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 151 pendiesen a Señoríos directos de diversas entidades o personas. Dicho se está que en situación tan especialísima y satisfactoria, es ilógico admitir, ni suponer, siquiera, necesidades o exigencias capaces de obligar a D. Martín al desprendimiento de fincas urbanas o rústicas suyas, y mucho menos de la preciosa intitulada heredad de Carabona. A buen seguro que en el inacreditable caso de sentir o experimentar, Viciana, serias penurias, durante los principios del largo período historiado, hubiese prescindido, de semejante venta, para con urgencia, evitarlas, poseyendo, según se deduce de lo advertido y probaremos en su lugar, bienes diferentes de la mencionada rústica heredad; única, acaso, en el término que abarcaba poblado, y favorecida, a mayor abundamiento, en su riego, con amplia e importante vía fluvial, denominada en los actuales tiempos, cual antes, Acequia o Bras de Carabona (1). Es preciso, pues, reconocer, cual probable consecuencia, que el hecho exacto de la realizada Venta por el cronista, sólo cabe explicarlo de manera satisfactoria, en virtud de imperiosa necesidad moral nacida del sentimiento que despertase en su ánimo la Visión continua de las tierras, motivo originario de su pasado y sufrido contratiempo. En lo relativo al silencio que nuestro D. Martín—evitando recuerdos dolorosos—hubo de guardar en la memorable Crónica (1) Lejos de oponerse el debitorio a lo que consignábamos con respecto a la situación económica de Viciana, lo confirma; por cuanto, aquél, dimanaba de compra efectuada por éste, y, quien adquiere a título de tal, da siempre a entender, o que posee bienes superiores a las exigencias de la Vida, o que se halla en condiciones de cumplir los pactos estipulados en el contrato. Y aun cuando la adquisición del rústico inmueble llevóla a cabo el historiador reservándose el precio, pagando intereses y obligándose, por lo inferido de la nota, a satisfacerlo en plazos indudablemente largos, téngase, sin embargo, en cuenta, que la forma de enagenación a debitorio, era, en la época, costumbre generalizada en Burriana; y que la importancia y valor de la finca venían a justificar dicha clase de contrato, y explicaban a la vez, los plazos largos, supuestos, para la sucesiva y completa entrega del adeudado precio. Con tres anos de anticipación, además, a la fecha en que, según, a su tiempo, indicóse, retenía D. Martín, parte, o el resto del débito, creyó conveniente adquirir mediante título de compra inmuebles urbanos o derechos reales sobre ellos constituidos; acreditando, parecida circunstancia, que conservaba entonces una porción del precio total de la heredad, a causa, no de su estado económico lamentable, sino por encontrarse sin vencer el día, o pago del oportuno, y quizás, plazo postrero FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 152 de Valencia sobre su noble colitigante el Marqués de Guadalest, recordemos haber insinuado en precedente trabajo (y con insistencia se ampliará en el actual y diversos de los posteriores), que su incompleta y combatida Parte Segunda destinóla, el autor, a historiar la nobleza regnícola de todas clases y categorías. Al ocuparse, no obstante, en dicho segundo tomo de la insigne y poderosa familia de los Cardona (1), aunque persistiendo en el método seguido, en particular, con las de mayor prestigio y significado; tales como: las de Aragón, Borja, Perillos, Aguiló, Coloma, etc., estudia, en medio de grandes elogios y bastantes pormenores, su origen, desarrollo progresivo de su valía, matrimonios, descendientes, etc., mientras, en éstas termina el circunstanciado relato dándonos cuenta de varios de los individuos importantes de las mismas, por línea paterna, que en vida suya existieron (2), en lo respectivo al caso actual, después de citar a D.a Juana, consorte de don Alonso de Aragón, y al padre de ella, D, Fernando de Cardona, ambos sus coetáneos, deja de aludir a los otros conspicuos Cardo- (1) Págs. 74, 75, 76, 77, 124, 125 y 126. (2)Entre los personajes, que pudo conocer, o conoció, figuran: DE LA FAMILIA DE ARAGÓN D. Alonso y D.a Isabel, y los hijos de aquél, D.o Giomar, D.a Juana, doña Ana, D.a Isabel, D.a Francisca, D.a Beatriz, D.a Magdalena, D. Alonso y don Francisco. (Parte Segunda, págs. 75 y 74). DE LA DE BORJA D. Carlos, D. Juan, D. Alvaro, D. Hernando, D, Alonso, D Dorotea, (Idem, pág. 20). a Isabel, doña Juana y D.a DE LA DE PERILLOS D. Gíner 1.°, 2.° y 3.°, D. Francisco, D. Catalina, D.a Violante, D. Tris-tán y D. Melchor. (Parte Tercera, pág. 42) (a) DE LA DE AGUILÓ D. Juan (Parte Segunda, pág. 67), D. Luís (Idem, pág. 65) y los hijos de éste, D. Juan y D.a Juana. (Parte Segunda, págs. 67 y 68). DE LA DE COLOMA D. Juan, Secretario de los Reyes Católicos; su hijo del mismo nombre; y sus nietos D. Juan, D. Pedro y Da. Blanca, (Idem, pág. 112). (a) Menos los dos úllimos, los restantes llevaban, sin embargo, por primer apellido, Rabaza, y por segundo, Perillos, a consecuencia de lo que se dice en la pág. 41 de la Tercera Parte. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 153 nas (por dicha línea) de su tiempo (1), omitiendo, por de contado, a D. Sancho del propio apellido, o sea, a su colitigante en el antedicho enojoso asunto, y compañero, por cierto, suyo, en Cortes regionales de que muy luego vamos a ocuparnos .(2) Por lo demás, ni los sucesos originarios de esta obscura y casi ignorada contienda, ni la sentencia recaída a favor del precitado noble, menguaron en mucha o en poca parte la respetabilidad y valimiento de Viciaría, dentro y fuera de su inolvidable Villa; toda Vez que continuó actuando en los asuntos profesionales con análogo prestigio y aprovechamiento al de la anterior inmediata época, conforme se desprende de la porción de documentos subsistentes que autorizó en 1532 y años-ulteriores parecida a la de 1531, y de los. nuevos y muy distinguidos cargos para que fue elegido en representación de Villas Reales, al objeto de asistir a Cortes de los reinos de Valencia, Aragón y principado de Cataluña, y desempeñar en las mismas serias y delicadas comisiones. A tres Cortes de esta naturaleza concurrió llevando la apuntada representación, según el propio historiador nos lo cuenta en la Tercera Parte de la Crónica (3), aunque únicamente conozcamos del número precisado las celebradas en la Villa de Monzón durante el año 1542 (4), a las cuales asistió por extraña coinciden- (1) Excepto a D. Juan de Cardona, Capitán ya de diez galeras antes del 1503, es decir, cuando Viciana apenas si había nacido. (Segunda Parte, páginas 125 y 126). (2) Sin embargo, cuando historia la familia de los Coloma, por exigirlo el matrimonio de uno de los varios, habla de tres nuevos Cardona, por línea paterna, de su época: de Da. María y D.a Catalina, y de su padre D. Alonso, que lo fue también del repetido /). Sancho; a quien, para nada nombra, tampoco, en el aludido pasaje. (Segunda Parte, pág. 112.) D. Sancho tuvo por madre a D.a Isabel Ruiz de Lloris, y contrajo matrimonio con D. a María Colón Toledo, hija de D. Diego Colón Melo y nieta del descubridor de las Américas (3) Fol. 227 (4) Fori Regni Valentine. --Impressi Imperiali cum privilegio, Montissoni concessa Anno MDXLVII, t. 1, Segunda Parte, fol. CI v.to y Ciij Por más que de ordinario solían representar a las ciudades y villas de realengo, sus Síndicos, dispúsose en las mentadas Cortes, que si alguna de aquéllas, por evitar gastos u otras razones admitidas por S. M. no quisieran enviarlo «natural o domiciliat, o habitador de la dita ciutat, o Vila que puixa constituhir Sindich, a vn deis Sindichs de les altres ciutats, e viles Reals del dit regne. E que ningún Sindich de les dites ciutats, e viles reals puixa teñir FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 154 cia, como antes advertíamos, D. Sancho de Cardona, en calidad de uno de los representantes de la nobleza regional .(1) Nuestro respetable y culto D. Martín, aparece en la magna reunión de los tres Brazos, no cual simple y ordinaria figura decorativa, si que interviniendo de manera directa, y en el asunto, acaso, de mayor trascendencia, entonces, para los intereses de las sufridas y ya esquilmadas poblaciones del Reino. El Emperador D. Carlos, en efecto, con el propósito de atender a necesidades y obligaciones, derivadas de las dispendiosas guerras de Túnez, Italia y Francia, y a otras interiores, de grande interés para Valencia, suplicó, a los representantes en Cortes congregados en aquella villa aragonesa en su exposición o proposición (2), se le subvencionase urgentemente con la oportuna cantidad en metálico. Acordada la entrega, al irresistible y batallador monarca, de ciento diez mil libras valencianas (3), con la protesta de que restaban a salvo los fueros y privilegios de la región (4), se dispuso, al objeto de hacerlas efectivas, que su importe íntegro quedara cubierto «por vía de tacha universal destribuidora entre tots los singulars dels dits tres braços seruada tota igualtat entre aquells y per aquella millor Via, forma e manera q mes comoda-rnent pagar se pore, y ais tachadors seia ben Vist» (5). Hubo, por lo tanto, precisión de designar acto seguido tachadores de los tres consabidos Brazos, con el fin de que, agregados a los de carácter oficial, procedieran a las operaciones necesarias para la debida distribución del impuesto, conforme a lo que de expreso modo se dispuso o acordó en las Cortes, habiendo resultado electo- junto con otros—para esta delicada misión en calidad de Representante del Brazo Real, D. Martín de Viciana (6), a quien se incluyó, de igual suerte, en el pequeño grupo de los Clavarios . mes de dos Sindicáis, ço es vn de la seua ciutat, o vila, e lo altre de altra ciu-tat, o vila». Idem, fol. XCij y XCij V.to. Pudo, pues, Viciana representar a su Villa en Cortes posteriores a las dichas, siendo Síndico; y también a ésta y a otra población real, a la vez (1) Idem, fol Cij Vto. (2) En nuestros días llamada Discurso de la Corona, leído entonces, en lugar del monarca, por su Protonotario (3) Obra, Tomo y Parte citada, fol. Cij. (4) Idem (5) Idem, fol. Cij v.t°. (6) Idem, fol. Ciij FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 155 e rebedors qui tinguen, e reben, e conseruen, e exequeixquen les pecunies de la dita tacha», y dentro de los nombrados, con la especial designación de «rebedor deça lo riu Xuquer compresa la vila de Algezira» (Alcira) (1). III Con mucha proximidad a las fechas que acabamos de mencionar, sorprendió a nuestro distraído D. Rafael Martín, nueva y lamentable cuestión de Verdadera y exclusiva índole civil, origen, para él, como la seguida ante el Gobernador, de repetidos viajes a Valencia, donde se tramitó, y de los naturales gastos, molestias y disgustos. De ella, a pesar de los poquísimos datos suministrados por los escritores regnícolas, y de los muy escasos, que nos será factible añadir para, en algo, complementarlos, procuraremos hablara seguida con la oportuna claridad y detención. Aludimos, según habrán supuesto nuestros discretos lectores, al litigio entablado contra el cronista por su primo hermano don Cosme o Cosme Agustín, con motivo de determinada rendición de cuentas, y del que, algún autor contemporáneo ha pretendido deducir, sin fortuna, la supuesta angustiosa situación económica de aquél, y su forzada estancia en la histórica ex-Villa de su nacimiento. Ocasionaron, al parecer, esta sensible y poco conocida cuestión judicial, las necesarias y singulares relaciones mediadas entre ambos personajes de la familia sobre materias que afectaban a enfitéuticos censos de la pertenencia del Clero burrianense. Ya en diferente parte dejamos manifestado con la oportuna claridad, que nuestro historiador D. Martín, al principiar el ejercicio de su carrera notarial, encargóse de la dirección y autorización de cinco Libros Cabreos relativos a censos de semejante clase a favor de otros tantos Beneficios Eclesiásticos y del notabilísimo que, dedicado a los cuantiosos, propiedad del Clero, radicaban, y sus pensiones eran exigibles, en la Villa donde ejercía. La (1) Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 156 importancia de este postrer encargo, señaladamente, en el que el cronista, conforme decíamos, a más de la dirección, prestaba servicios en calidad de notario, autorizando las confesiones o reconocimientos de los consabidos gravámenes por los enfiteutas o señores útiles; la colecta o cobro de los cánones, y el concepto de Síndico Procurador del Clero que en D. Cosme concurría, de acuerdo con lo advertido en el documento público suelto de 22 de Agosto de 1530 autorizado por el susodicho fedatario (1), parecen explicarnos con bastantes probabilidades, el fundamento primero de lo acontecido respecto a tan poco examinado asunto. Era, racional, en verdad, que a consecuencia del cobro de pensiones, derechos del notario y representación conferida a D. Cosme, mediaran entre ios dos próximos parientes las naturales cuentas y liquidaciones, relacionadas con lo que hubiese percibido y entregado el historiador a su primo, o Viceversa; siendo en sumo grado fácil que de los reparos opuestos por uno y de la negativa del otro 1 a admitirlos, naciera a la postre el juicio, cuyo Verdadero o probable origen, tratamos ahora de averiguar. Y aun cuando las escasas e insignificantes noticias conservadas, y los incompletos documentos y diligencias donde se contienen, indúcenos a sospechar que el hijo de D. Rampston de Viciana, no compareció, al promoverla, en nombre y representación del Clero de la localidad (o dejó de mencionarlo cuanto menos en tamaño momento); esta contradictoria circunstancia, todavía suponiéndola exacta y en absoluto acreditada, cabría explicarla con extraordinaria sencillez, admitiendo que el demandante D. Cosme le hubiese subrogado o sustituido en sus derechos, para facilitar, quizás, el cobro de la cierta o supuesta deuda o para fines distintos, ahora, imposibles de conocer o inquirir. Si el primo hermano de D. Martín, por otra parte, luego de cesaren su cargo de Síndico y Procurador del Clero, avecindóse en la capital Valentina, y habitó el edificio donado por el Rey Católico a su padre, cual parece suponerlo una diligencia extendida en el «procés» de que al presente se trata y que se cita en trabajo parecido anterior, y si por razones fundadas, o por singularidades, en estos instantes inapreciables, pudo D. Cosme interponer su demanda eri la ciudad de Valencia, donde, en aquellos días se hallaba, con seguridad, residiendo, tendríamos de manera (1) Número 109 de los «Diuersorum FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 157 perfecta conocida la base o razón esencial del pleito y el motivo de haberse tramitado, desde un principio ante dos de los Tribunales valencianos. De todas maneras, nuestro enérgico y decidido historiador (1), desacostumbrado a sufrir con paciente resignación exigencias y atropellos sin fundamento, y considerando—a no dudarlo—cierto y eficaz el derecho que le asistía, dejóse demandar por su primo hermano D. Cosme, antes de someterse a sus particulares imposiciones; y, resuelto y tranquilo acudió, tan pronto hubo precisión, a la Autoridad judicial encargada de conocer en la materia. No debió de arrepentirse, por la traza, de su actitud, con firmeza sostenida, por cuanto el mismo que lo llevara al Tribunal del Justicia civil de Valencia; ora por proveído del propio desfavorable; ora por inhibición solicitada y admitida; bien por ambas diversas causas a la par, u otras distintas—que la indubitable aparece, por lo reducido de los datos, en nebulosidades envuelta —intentó sustraer, de la aludida Autoridad, el conocimiento del entablado negocio; presentando, según los datos obrantes en el Archivo General del Reino, el correspondiente escrito al Tribunal de la Real Audiencia Valentina, a fin de que «sie tractada, decisa y determinada» en ella, lo que constituía la materia objeto de su primera interpuesta demanda (2). Y por más que la sentencia en último término recaída en el litigio no ha llegado tampoco a nuestros días en su integridad, ni en extracto, siquiera, cabe suponer confiadamente, en vista de los precedentes significativos pormenores, que dejó de acomodarse a las pretensiones del demandante, o, si no así, que, al igual de lo observado en la cuestión instada por D. Sancho de Cardona, en nada hubo de perjudicar su contenido, a la estima y respetabilidad de la persona del cronista. Antes de proceder, empero, a la comprobación de la parte última del anterior afirmado, única, y sólo en forma indirecta justificable, insistamos de nuevo en lo que expone el referido escritor regional sobre tan abandonado tema, con el propósito de. intentar siquiera poner en claro sus confusas o imperfectas manifestaciones. (1) Nos ocuparemos, muy luego, de la prueba de ésta y otras manifestaciones de su carácter (2) Hemos examinado, en dicho Archivo, los expuestos datos, que cita y copia ya Rodríguez Condesa en su mentada obra, págs. 15, 16, 45, 46 y 47 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 158 En la Advertencia preliminar del trabajo tercero de los comprendidos en el actual extenso libro, relacionada con el primer período de la Vida del tercer D. Martín, consignábase que algunos de los escritores contemporáneos, acaso los más entusiastas y decididos en justos y fervorosos elogios al cronista; ya por falta de antecedentes, ya por ¡a premura en que debieron redactar sus estudios, apuntaban, de Vez en cuando, frases o conceptos contradictorios de semejantes alabanzas y fervores. Y añadíase que, entre los diversos, existía, quién, proponiéndose averiguar el seguro motivo de su permanencia en Burriana, sin embargo de hallarse en posesión de diferentes bienes, y de desempeñar, o haber desempeñado, importantes cargos algunos individuos de su ilustre familia, acude al procés que, a instancia de su primo "Cosme Viciana, se le seguía por la rendición de ciertas cuentas, en que ya había intervenido e! Justicia Civil Valenciano, y se tramitaba, entonces, en la Real Audiencia; dando pie con estos imprecisos y obscuros detalles, y, en particular con la no aclaración del significado de la palabra procés—sobre todo para quienes sólo sean conocedores de la manera restringida en que, por lo común, se aplica—, dando pie, repetimos, a la errónea sospecha, de si, quizá, se trataba, con ello, de algo relativo a procedimientos criminales dimanantes de lo actuado o expuesto ante el Justicia, o de cualquier motivo diferente, y no de una vulgar u ordinaria cuestión de puro orden civil, como con seguridad, se trataba, entre los dos sucesores distinguidos del primer D. Martín de Viciana. Sin penetrar en honduras acerca de la significación general o lata de la palabra proceso, y de la menos amplia, refiriéndola a lo jurídico, ni de sus semejanzas y diferencias en este caso con la tan conocida de causa, basta para nuestros fines indicar al presente, que en la época de Viciana, y lo propio en días anteriores y posteriores, aplicábanse sin distinción, uno y otro Vocablo, tanto a criminales como a civiles juicios, mientras que en lo moderno, o en días subsiguientes a los últimos precitados,, aludíase y se alude, si, con elios, a los de la primera enunciada naturaleza, pero, se han dejado de emplear los dos, tratándose de cuestiones del orden civil, para las que se usa o utiliza, aparte del término juicio—entre otras—. la palabra expresiva pleito. Hablábase, pues, en lo antiguo, indistintamente (y esto es cuanto por el momento nos interesa), de procesos civiles y procesos criminales, de causas civiles y de causas criminales, por más que los vocablos proceso y FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 159 causa, sin el oportuno calificativo, nombre, en ocasiones, del Tribunal que entendía en el asunto o examen de la materia, verdadero objeto de la infracción de ley, resultaran insuficientes para dar a conocer en concreto, cuál fuese, en realidad, el orden (de aquellos dos) a que correspondiere el negocio. En el que dió margen a las actuales disquisiciones inquisitivas, las diligencias existentes—en escaso número, y pésimo estado—acusan de continuo una cuestión, un juicio de indudable naturaleza civil. La primera de todas, fechada en 27 de Octubre de 1543, lleva escrito en su comienzo: «Procés del venerable mos-sen Cosme Viciana preuere / sobre reddicio de contes / contra / Lo honorable e discret en martí Viciana»; la segunda, asimismo de la propia data, luego de principiar consignando, que, «Entre mossen Cosme Viciana preuere agent de una / part / e marti de Viziana notari en cert nom de part / altra se tracta certa causa de reddicio de comptes—añádese—dauant lo Justicia en lo Ciuil de la present Ciutat de Valencia...»; y en la tercera, cuarta y quinta—de fecha 29, la tercera y quinta, y 30 la cuarta—, de los indicados mes y año, se hace alusión a la análoga naturaleza advertida del asunto, cuando refiriéndose al cargo del Doctor en ambos derechos, micer (omítese el nombre) se escribe «altre dels magnifichs ordinaris asses / sors del magnifich Justicia en lo Ciuil...» Fue, en su vista, sin ningún género de duda, el proceso o causa suscitada entre ambos ilustres parientes, de los calificables de puro orden civil, uno de tantos litigios o pleitos, según diríamos en nuestros días, nacidos y continuados por la diversa apreciación de las partes en lo que creen fundamento de su respectivo derecho, y que nunca, existiendo buena fe, afectan en manera alguna a su respetabilidad y aprecio, ni, mucho menos, demuestran su crítica o ruinosa situación económica. Que el resultado consiguiente a tan común u ordinaria contienda, lejos de disminuir, hizo aumentar, quizá, el prestigio y buen concepto público en que era tenido el historiador, compruébalo, de parecida forma a lo observado cuando consiguió sentencia favorable D. Sancho, su actuación en la doble calidad de notario y escribano durante el año 1543—al cual se contraen los supradichos documentos—, y la de los años inmediatos y sucesivos, en nada distinta de la observada en los próximos y anteriores al que se acaba de apuntar. Y si bien juzgamos inoportuno en estas precisas circunstancias transcribir a seguida la lista exacta de cuantos FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 160 en el Archivo Parroquial se mencionan, y en nuestro poder se conservan anotados, hemos de excepcionar, sin embargo, uno exclusivo entre los Varios, posterior en escasos años al que se cita de 1543, cuya significación y estima, para el objeto, equivale a tanto, si no nos engañamos, como la de los restantes que se coleccionan juntos. Lleva, según el asiento extendido en la página 1.081 del Apuntament, la data de 9 de Febrero de 1545, aunque los propios redactores del libro la aprecian algo insegura, por motivo de que, en su tiempo, hallábase ya «tot esgarrad, y fet a trosos...» (todo rasgado y hecho trozos) e ininteligible, además, en su sustancia y pormenores. Y evidentemente pudieron afirmar, sin recelo, su duda, quienes asentaran la breve anotación preinserta y comentada del tomo, en lo tocante a la fecha del documento, desde el momento que en los dos Libros de Calandaris, escritos en siglo que precedió al del curioso y amplio Apuntament, cuando todavía debiera encontrarse íntegro aquél, y en su consecuencia legible su contenido total, se le asigna sin Vacilaciones la de 5 de Septiembre de 1548. Prescindiendo—atendida su insignificancia—, del anterior minucioso detalle, que ni altera ni rectifica lo que de seguida habrá de manifestarse, por resultar las dos discutibles datas, siguientes y bastante aproximadas a la del litigio en estudio, interesa indiquemos, en vista de lo que se consigna o escribe en el mencionado último libro, y lo muy luego, amplificándolo, añadido, que el notable documento en cuestión (califícase de Concordia), otorgóse, con motivo de haberse puesto de unánime acuerdo el Clero local y las Autoridades de Burriana sobre el considerable número de censos que la Villa había de reconocer a favor del primero, y acerca del importe de las pensiones, y modo de pagarlas en los sucesivos años. Es indudable que si la honorabilidad de Viciana hubiese experimentado menoscabo, o colocádose, siquiera en entredicho, a consecuencia de la cuestión sostenida con su primo hermano don Cosme, ni el Clero, ni el Baile, ni los Jurados, ni el Justicia, ni el Consejo, juntos, o separadamente, habríanse Valido de sus servicios, en concepto de notario, existiendo, cual existían, distintos dignísimos y de reconocida fama, para la autorizacion.de un documento que en grado tan superior afectaba a los intereses generales de la Villa. Y, no obstante ello, en el Memorial presentado al Intendente del Ejército y Reino de Valencia que se menciona en ya conocido y similar trabajo, se indica, al referirse a la repetida Con- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 161 cordia, que la otorgaron «la Justicia, Jurados y Consejo de la Villa con intervención del Bayle que fue uno de los testigos en representación de todo el Común, el Vicario y Beneficiados Residentes, la que recibió Rafael Martín de Viciana a 3 de Setiembre de 1548»; es decir: la otorgaron, los selectos y genuinos representantes de Burriana; los más autorizados para juzgar, al mismo tiempo que de la aptitud de! cronista, de sus condiciones de moralidad y honradez. IV Esta desventurada y sensible contienda, desventurada y sensible, en especial, por la división que hubo de ocasionar en la familia de los Viciana; la otra que le precedió; el proceso que se le siguiera por el Tribunal del Santo Oficio (1); los cargos con que (1) Debemos a delicada atención de D. Jesús Gil Calpe, ilustrado bibliotecario de la Universidad valentina, los pocos datos que Vamos a suministrara nuestros lectores (por supuesto, sin su comento y aclaraciones, que son nuestros) acerca de este extraño y desconocido proceso. Con motivo de encontrarse el señor de referencia en el Archivo Histórico Nacional, buscando documentos, y recogiendo antecedentes para la composición de cierto trabajo suyo, dio pie, la casualidad, a que cayeran en sus manos las inesperadas e importantes diligencias relativas al particular. De su contenido dedujo, y de ello nos ha hecho partícipes, que la estupenda causa en cuestión fue motivada por haber propalado D. Martín, según suponíase, las virtudes milagrosas, para la curación de enfermedades, de las aguas del pozo de San Mateo, o de la Iglesia quizás, de igual nombre, existente, entonces, extramuros de la Villa, luego unida al convento de la Merced, y, próxima a la que aparecía un pozo—el supuesto, probablemente—. Pero, ni en las expresada? diligencias figura prueba concreta o vaga en crédito de la burda patraña, ni sus instructores intentaron, por lo Visto, con esperanzas o interés su justificación; ya que ni de ésto, ni de sentencia adversa o favorable encuéntrase, en lo que se tramitara, seguro y verdadero rastro. Hubo de ser, pues, en su consecuencia, el proceso de que se trata, asunto incoado en virtud de falsa o injustificada denuncia, y finido, en breves días, acaso, mediante el oportuno sobreseimiento. De este bochornoso enredo que en nada debió alterar la seriedad del historiador (defendió, no obstante, siempre, al Santo Oficio, como casi la totalidad de sus contemporáneos; ora por apasionadas creencias; ora en evitación de las perturbaciones religiosas a que tan abocada se hallaba la patria en su época, o ya por ambas causas a la par) apenas si se hablaría, a la sazón y en tiempos sucesivos, dentro y fuera de Burriana, a lo menos en desdoro del supuesto autor del hecho criminoso; por cuanto instruidas las diligencias con posterioridad, sin duda, al juicio FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 162 fue honrado; sus investigaciones históricas en Archivos oficiales y particulares; los asuntos de índole privada y los anejos a su profesión, obligáronle a realizar, conforme se insinuaba, diferentes viajes a la ciudad valentina, donde debió contraer numerosas y distinguidas amistades, algunas de las que, no nos son, en absoluto, desconocidas. Haciendo caso omiso de las consecutivas al ejercicio de su carrera notarial, a los cargos que desempeñó y a los asuntos judiciales, en que, para desgracia suya, vióse algunas veces envuelto; prescindiendo de las que hubieron de mediar entre él y el Virrey D. Diego Hurtado de Mendoza, y, su secretario, D. Francisco Selles (1), y descontando a muchas, de las que, según era recivil entre los dos primos hermanos D. Cosme y D. Martín, ha de considerarse comprendido, lo actuado, en el período preciso en que el Consejo de Nules reconocía, en cierta célebre sesión, la extraordinaria influencia de Viciana en su pequeña patria, y cuando Fray Miguel Carranza, representante del Santo Oficio, sin sequedad ni desagrado para con aquél, antes por el contrario, con cariñoso afecto, declaraba, en sus dictámenes, autorizando la publicación de la Segunda y Tercera Parte de la Crónica, los excelsos méritos de su autor al escribirla; méritos, cual hacía constar en el de la última de ambas Partes, dignos de premio, y de premio nada común. Volveremos a ocuparnos de esta materia, así que en páginas posteriores investiguemos el fundamento primero de éste y otros infortunios del cronista. : (1) D. Diego Hurtado de Mendoza, Virrey y Lugarteniente y Capitán General de Valencia, peleó en Italia a las órdenes de D. Gonzalo de Córdoba; distinguiéndose, de modo particular, en la conquista de Napóles. Fue hijo de la dama de D.a Isabel la Católica, D.a Mencia de Lemos; casó con D a Ana de la Cerda; honróle con el título de Conde de Mélito, el marido de aquella reina, D. Fernando; estuvo emparentado con ambos políticos monarcas, y el emperador D. Carlos, en prueba de consideración y aprecio, le designó para primer compañero suyo, en los célebres desafíos con los reyes de Inglaterra y Francia. Sea cual fuese el concepto que se forme de sus dotes militares y de hombre de gobierno por su actuación durante la guerra de las Gemianías, hay que reconocerle, en calidad de caballero, sentimientos nobles e hidalgos, demostrados al contestar a D. Carlos, cuando le propuso el castigo, sin piedad, de los vencidos insurrectos, con las admirables palabras: «Non he venido como verdugo, sino como soldado». Su larga vida estuvo coronada por una dichosa muerte, ocurrida en 1536, y prevista, de acuerdo con cierta historia eclesiástica y seglar de la ciudad de Guadalajara, por San Francisco de Paula. De D. Francisco Selles, únicamente sabemos, que sirvió de Secretario a D. Diego, en la época de su virreinato en Valencia y que intimó mucho con Viciana; a quien hubo de facilitar, por mandato del conde de Mélito, la docu mentación oficial completa, según se indicó, de la citada guerra, «porque con mas verdad, dice el cronista, yo pudiesse escriuir esta hystoria». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 163 guiar, entablaría con escritores y hombres de ciencia contemporáneos suyos; notorias son sus relaciones con el ilustre D. Juan Romeu de Codináts y su antigua y muy respetada familia, aquél, predilecto condiscípulo a quien en una ocasión cita como a tal, y deJ que, y de cuya parentela habla en su Segunda Parte de la Crónica, con sincera delectación; notorias son, asimismo, sus intimidades fraternales y absoluto acatamiento al eminente y sabio religioso, Fray Vicente Justiniano Antist, con el cual cruzó repetida correspon -dencia, y de la más completa confianza, al ocurrir la muerte del insigne e infatigable Maestro de Novicios San Luís Bertrán (1); notoria es su amistad y cariñoso respeto hacia este bienaventurado, a quien de igual suerte escribiera, en ocasiones, y del que conservó hasta su fallecimiento dos de sus bondadosas y admirables cartas (ignoramos su contexto: las conocidas de Fr. Justiniano, también dos, trataban de la deseada canonización del difunto y del logro, como recuerdo, de algún objeto de su pertenencia) (2); y sabido es, por último, de la generalidad, cuanto, afectando a la actual materia, procede deduzcamos de la precipitada publicación de su Tercera Parte de la Crónica al objeto de procurar coincidiese dicho importante suceso con el viaje de Don Felipe II a. Valencia. Ni eran tamaños sus intentos, ni, en verdad, resultábale fácil empresa terminar el histórico libro para el día de la entrada de aquél en la capital; pero instáronle con insistencia numerosos individuos de la nobleza a fin de que lo realizara y pudieran gozarse con su lectura, el Rey y los de su Corte y Reinos (3), y, complaciente, el autor, accedió a sus pretendidos deseos, aunque omitiendo algo de lo que, según su plan, hubiera de haber figurado en la nueva edición, ya en sus comienzos. Con cuyas respectivas instancias y manifestadas atenciones, bien a las claras Vínose a demostrar, que si fue considerable el grupo de los nobles regnícolas enemigos suyos, no debió serlo en número menor el de los que le admirasen y se complacieran con su distinguida y honrosa amistad. Nada, pues, tiene de singular, que forzado por las expuestas (1) A la mentada correspondencia se refiere lo que al principio del penúltimo estudio se dice, hablando del propio Padre. (2) De Fr. Vicente Justiniano y de San Luís se suministrarán datos biográficos y detalles respectivos a dichas misivas, en trabajo y momento de mayor coyuntura (3) ) Página 412 de dicha Parte. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 164 circunstancias a residir, a menudo, en la capital de la región Valenciana, adquiriese en arrendamiento, durante este período de su vida, para punto accidental de su morada—de no tenerla en el inmueble urbano poseído por su hijo D. Mateo en la calle de Murviedro—la alquería de Na Carcellera, sita en las inmediaciones de la ciudad y próxima al conocido Camino de Cuart (1). Allí, sin fatigas, sin molestias para nadie, y disfrutando con libertad completa del fresco y puro ambiente del campo, pudo muy bien aminorar, este carácter independiente y firme, sus presentes o pasados disgustos judiciales, mediante horas Venturosas e inolvidables, departiendo con sus amigos sobre asuntos de actualidad, o haciendo constar su enérgica protesta contra el movimiento antirregional que implicaba la iniciada sustitución del Valenciano por el ya generalizado armonioso lenguaje de Castilla. Firme e independiente carácter, decimos ahora, y hemos dicho antes, en diversos parajes del estudio, sí; y no somos nosotros quienes vana y caprichosamente lo aseguramos: es Viciana mismo, el que nos lo hace comprender con sus expresivas indicaciones, manifiesta conducta y repetidos e intencionados actos. Léanse, léanse en comprobación, sus prólogos y advertencias de la Crónica, y en particular la dedicatoria al muy noble Duque de Gandía, inserta en la página 5 de su Segunda Parte, y lo que escribe al principio del «Prologo del Auctor en el tractado de las Armas y en todo el libro de la cauallería...», página 51 de la indicada Parte: «Muchas vezes —dice en esta segunda y significativa cita — acontesce que las chronycas e hystorias scriptas de los poderosos reyes principes y notables caualleros son hauidas por sospechosas y por ende se les da poco crédito. Y esto procede porque el scriptor assento mas lo que dijo por aplazer y lisongear a las personas cuyas Vidas y hechos recita que a la cierta y clara verdad. De lo que esta mi chronyca esta muy apartada, porque en toda ella no hallo ni se persona a quien deua tener respecto, ni ninguno me mando que a su costa la scriuiesse ni la scriuo a otro fin sino es para... relatar «-verdades...». Y en la primera de las dos anteriores llamadas, condensando con mayor precisión su Verdadero modo de ser y forma de sentir—no obstante la ilustre personalidad a que se refiere—, sin ambages, sin rodeos de ninguna (1) Rodríguez Condesa, obra citada, pág. 17. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 165 naturaleza, declara, de la manera más sencilla, pero resuelta, que ofrece este curioso tomo de su obra, y busca persona que lo proteja y ampare, por continuar la costumbre observada, no porque deje de conceptuarse en absoluto o de «todo libre». Palabras, las de una y otra cita, cuya espontaneidad y sincera franqueza, ponen en evidencia, aparte de su firme y resuelto natural, el peculiar estado de su alma, sin dependencias capaces de cohibir sus actos, sin obligaciones forzadas o debidas que sirvieran de obstáculo ai libérrimo desenvolvimiento de su voluntad. Por eso, al proponerse llevar a término algo, conforme a su opinión, legítimo o justo, quiso y lo persiguió hasta conseguirlo, o a lo menos, empleó la totalidad de medios requeridos al efecto, con incomparable paciencia y recia tenacidad; y si al recorrer su camino tropezó con obstáculos, o encontróse en circunstancias que hicieron preciso sometiese aquellas cualidades a duro y peligroso contraste, sin vacilar, cumplió, de acuerdo con ellas, lo que de consuno el deber y la justicia le exigían. Era lógico y regular, en su vista; que, religioso por tradición de familia y convencimiento, lo fuera a machamartillo; que, constituido, por espontáneo impulso en trabajador asiduo, desde un principio, continuase siéndolo hasta los últimos años de su preciosa existencia; que enamorado de su notarial carrera, seguida, con manifiesta vocación, actuara en ella de los Veinte y tres años, o acaso antes, hasta los setenta y cuatro, o mejor setenta y cinco; y que obligado a litigar con D. Sancho de Cardona y D. Cosme de Viciana, procediese y practicara, durante, y luego, de los consabidos juicios, lo que en otro lugar expusimos en consonancia, entre otras causas, con su independencia de carácter y Viril firmeza de Voluntad. Por lo demás, recuérdese, a propósito de lo que se consigna relativo a circunstancias difíciles y embarazosas casi suficientes para obligarle a vacilar en sus temerarios empeños, lo poco ha manifestado tocante a su grave y delicada declaración en la contienda judicial Salvat-Saurina, y lo con insistencia escrito, y que se añadirá en diversos trabajos con respecto a la composición y acabamiento de su obra de mayor mérito e interés. D. Martín, en lo tocante al grave asunto litigioso sobre censos, hallábase, conforme advertíamos, fuera de su pequeña e histórica Burriana al tiempo de recibirse la comprometedora prueba en que había de ser interrogado acerca de Varios de los extremos propuestos por Saurina. Su clara inteligencia pudo facilitarle medios seguros FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 166 para zafarse del serio compromiso a que fatalmente le empujaba la casualidad; y, a pesar de sus firmes sentimientos religiosos, sus relaciones con el Clero, la preferencia y confianza que suponía su única intervención en los Cabreos del mismo, y los perjuicios a esta Corporación ocasionables, no vaciló un momento en volver a su idolatrada Villa para declarar en presencia del Justicia local opuestamente a lo que entendió sucedido y expuso en su absolución de posiciones, el actor y representante del Clero, mosén Mateo SalVat. Por cuanto relacionarse cabe con la concepción, desarrollo y fin de la Crónica de Valencia y de su Reino, nótese, que formó de ella, idea, en su infancia o primeros años de su adolescencia, la hubo de comenzar hacia los quince de su edad y la dejó terminada a los sesenta y tres y medio, o sesenta y cuatro, sin embargo de los incontables obstáculos y dificultades encontrados en su marcha durante el largo período comprendido entre uno y otro número de años. Constituyeron, en resumen, semejantes obstáculos y dificultades, descontando lo que supone la desaparición del Primer Libro de la Crónica (1), el expreso o tácito acuerdo tomado por una gran porción de la nobleza regional al objeto de impedir se publicara el Segundo, no obstante los repetidos trabajos y esfuerzos de nuestro historiador para bordear los escollos que de continuo se le iban presentando; el terco ahinco de la propia clase, al no lograrlo por completo, aunque sí de manera temporal (2), encaminado a impedir resultara estampada en toda su integridad (3); las atenciones inherentes a los distintos cargos que desempeñó, el ejercicio de su carrera y la preocupación por el estado económico lamentable de dos o tres de sus cinco hijas, a quienes debió de socorrer por las trazas; la falta de libros similares utilizables para escribir el suyo; su enorme sacrificio por conocer o ampliar el conocimiento del lenguaje castellano, casi desconocido, o apenas usado por él con el meritorio objeto de que le fuera factible la traducción de sus obras redactadas en idioma regional, y los gastos invertidos en sus imprescindibles viajes de estudio y en la impresión de su Libro de Nobleza e (1) De este punto se trata con extensión en el siguiente estudio Onofre Esquerdo asegura que a instancia de ella dictó proveído la Audiencia Valentina suspendiendo la publicación de este Segundo Libro. (3) Se amplía lo relativo a la materia en especial trabajo dedicado a una desconocida y notable edición de idéntica Parte (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 167 Hidalguía, Armas y Blasones (1), así como los cuantiosos motivados por la de su extensa e incompleta Crónica. Estas múltiples y complejas particularidades, con las interrupciones y suspensiones que, al enlazarse entre sí, producíanle en sus regionales trabajos históricos, constituyeron para él, un cúmulo de obstáculos tales, que sólo su fiera e indómita independencia, enemiga de cualquiera extraña coacción, y aquella intensa y firme voluntad, madre de la «esperanca de poder salir con ello que suele vencer todas las dificultades cuando las ay en las cosas», conforme indica en la página 10 de la expresada Parte Segunda, hizo el milagro, evitando su desaliento, de facilitarle el feliz y tan deseado término de sus importantes aludidos estudios (2). (1) ) Segunda Parte, pág. 122. Adúcese esta cita también en comprobación de que la obra indicada en el texto, según se repitirá más detalladamente, se publicó con anterioridad a la principal de Viciana (2) ) Junto a estos especiales atributos, poseía, D. Martín, otro, por entero transmitido, digámoslo así, a su hijo D. Mateo: la bondad Anunció, en efecto, que escribiría la Crónica de Valencia y de su Reino en forma sencilla y verdadera, y esto que hizo constar y hubo de cumplir con religiosa perseverancia no figura citado en exclusivo pasaje de sus libros, sino en numerosas ocasiones esparcidas en diferentes lugares de ellos; constituyendo, en su vista, esta sistemática línea de conducta, mejor que simple y pasajera ocurrencia, reproducción exacta y fidelísima del estado constante de su ánimo. Si observamos, ahora, que lo sencillo, o sin doblez, y lo verdadero o sin engaño, constituyen cualidades, en realidad, encarnadas o comprendidas en lo por bueno tenido, y muy en superior grado, de acompañarlas la modestia y el noble y desinteresado sacrificio en aras del prójimo; y si a la par que aquéllas, adornaban a Viciana los dos últimos atributos, según se colige de su mencionada obra regional, y veremos a seguida, habrá de convenirse por fuerza, en la certeza de nuestra anterior suposición, aun contando con su lenguaje severo y, hasta determinado punto áspero en asuntos que chocase» con su ardiente sentimiento religioso o con sus cariños hacia la realeza, de la cual tantos favores y distinciones recibieron diversos individuos de su fa-milia. Véase ahora, en comprobación de cuanto antecede, lo que, entre otras indicaciones parecidas en el fondo, se lee en Prólogos y sitios distintos de su-Crónica: «...mi principal intención ha sido (al escribir este libro) brevemente y en las más desnudas palabras que pude contar la verdad entera y senzilla sin engaño ni cosa que la adorne para que mejor paresca, y sin emboluer en ella las retóricas y vanidades que en otros de nuestro tiempo se ponen...» (Segunda Parte, pág. 10.) «...los que después de mi vinieren podrán añadir o apuntar, y aun también reheprender si en halgo huviere errado, para lo qual desde agora les doy licen- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 168 Acaso contribuyó, en no escasas proporciones, el natural entero y persistente suyo, a sus fervorosos cariños forales y al intenso desarrollo de sus explícitos sentimientos regionalistas; demostra- . cia y digo, que no solo no me pesara dello antes lo reputare a singular beneficio y gracia, con tal que lo que contra a mi dixeren sea fundado por escriptu-ras de autoridad, porque en otra manera parescería ser malicia» (Idem, Idem). «Solamente deuen tener respecto los que de esta obra se quisieren hazer juezes a ¡a voluntad con que se buscaron estas memorias que fue no para mas de porque las supiessen ellos y quitarles de otro tal trabajo...» (Idem, Idem). «...entre los humanos no se donde hallaremos vno que se contente de su propia forma y ser; e que no desee e quiera sobrepujar a todos los otros que le son... antepuestos. Y aun si con esto se conteníasse e no sacasse en placa lo que el otro no tiene tan bueno o por ventura secreto o por muy pocos sabido...» (Idem, pág. 5). «Las faltas que en todo huviere (alude a las de la Crónica) christianamente les pido sufran en paciencia...» (Tercera Parte, pág. 23). Y para terminar con esta clase de citas: de los caballeros tan poco atentos y considerados en ocasiones con él, dice cuando narra sus vidas (Segunda Parte, pág. 51), que lo realiza para el público conocimiento de sus hazañas, y para despertar entre ellos, dado su honor, gloria y fama respectivas, la emulación mutua, o según él más gráficamente dice, «la imbidia Virtuosa». Y en abono de los impresores de su obra, a quienes ningún agradecimiento debió por haberla plagado de ostensibles equivocaciones, y a quienes, no obstante, ya disculpa en la Tercera Parte, pág 23, escribe, también, en la Cuarta (luego de pedir perdón, en su interesante y sentido Epílogo, a Dios, a los Santos, Sumos Pontífices, Prelados, Eclesiásticos, Jefes de Estado, Caballeros y otros Varones por las ofensas que, acaso, les haya inferido en su Crónica, y de rectificar algunas erratas) «...las otras faltas— repetimos, escribe — que hallare... el benigno lector las enmiende, y no se enoje con el impresor que es hombre como él. No podemos concluir esta materia, sin la reproducción de dos hermosas sentencias suyas, parecidas en el fondo, y compendio de su bondad y alteza de miras. Dice, en la una: «A la cumbre del honor, que a todo preferimos, se sube por muchas Vías, y la mejor de todas, por la virtud». Segunda Parte, pág 36. Consigna en la otra: «La verdadera nobleza es la que a Dios aplaze, y con la virtud anda pareada» (Idem, pág. 42). Esta ostensible e innata bondad de D. Martín, característica, por lo regular, de los espíritus superiores, contribuyó, con certeza, a ocasionarle dificultades, y mejor que dificultades, serios contratiempos, a menudo, en la vida práctica. Sencillo, natural y sin ninguna segunda intención en sus actos y conducta, creía, por lo visto, que todos los restantes humanos pensaban y obraban de análoga forma a la suya; olvidando, que, entre ellos, sus enemigos —los tuvo como es sabido—podrían aprovecharse, cual sin duda, se aprovecharon, de los descuidos, hijos de su ingenuidad y buena fe,—torcida o pérfidamente interpretados—para inutilizarle, o producirle, siquiera, zozo- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 169 . dos, unos y otros, tanto en días pretéritos como en los posteriores a la realización de la unidad nacional. A él y a los demás habitantes del tan feraz y hermoso reino de Valencia, pertenecían, desde apartados años, sus fueros y privilegios; de él y de ellos eran la linda, dulce y expresiva lengua regional, ensalzada y glorificada por insignes prosistas y poetas, y, con arreglo al contenido de aquellos fueros y privilegios, y mediante el empleo de esta bella y tierna habla, debían, en justicia, y con sincera lealtad, ser, en lo venidero, gobernados, sin que ninguno de los regnícolas presentes y futuros, si se preciaba de buen Valenciano, hiciese dejación voluntaria de su disfrute, ni consintiera tampoco, con calma ; que, cayendo en desuso, acabaran, a la postre, por desaparecer del todo y para siempre. Amaba a los esforzados reyes de Aragón, hubiéranlo sido o no de Valencia, con delirio; y los amaba de tal modo, a la vez que por sus hazañas y venturosos hechos de armas, por sus continuadas concesiones de libertades, por su respeto a los fueros, por su carácter benigno y humano y por lo acertado y discreto de su gobernación. Historia, Verbigracia, la vida de D. Iñigo de Arista, primero que se llamó rey del susodicho país, y califícale, desde luego, de virtuoso, fundado en haber prometido conservar para siempre el fuero general relativo al Justicia del reino, admirable institución que, hasta cierto punto, elevaba al elegido sobre el monarca y su pueblo, al competirle «conoscer e determinar y . bras, quebrantos y perjuicios cuantiosos. Así, y no de distinta manera, cabe explicarse el origen del singular proceso, contra él seguido, por el Santo Oficio; su litigio sobre rendición de cuentas; acaso, también, el tramitado ante el Tribunal de la Gobernación de Valencia y muchos de sus numerosos disgustos con la turbulenta nobleza regnícola. Por lo demás; a pesar de lo dislocado del retrato de D. Rafael Martín (ha de ser visto, según se dijo, a la trasluz, para que la figura adquiera su posición natural) y de las notorias imperfecciones que lo afean y hacen imposible averiguar, con probabilidades, cuál o cuáles son entre sus variadas partes, las que pudiesen guardar semejanza mayor con las respectivas del original, nótanse, sin embargo, examinando con detención la figura, en algunas de ellas, los rasgos generales de su descrito y detallado carácter. Aquella fisonomía grave y serena, a la par; aquel rostro, en realidad, enjuto y huesoso; y aquella mirada intensa, penetrante, pero apacible y tranquila, esbozan, a nuestro juicio, la independencia, la firmeza y la bondad de su espíritu; comprobadas; ésta, antes; y las dos primeras, ea el texto, mediante hechos y demostraciones más concretas y positivas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 170 sentenciar entre el rey y el reino»; de igual suerte que trata de benignos a varios de sus sucesores en el cargo a causa del juramento prestado, al comienzo de sus respectivos gobiernos, de guardarlo y mandarlo guardar en todo tiempo (1). Alude con marcada complacencia, cuando habla del monarca Don Pedro I, al sinnúmero de fueros y privilegios concedidos por los reyes aragoneses a las diferentes poblaciones de su mando, y advierte, refiriéndose a lo escrito por cierto historiador o cronista de tal reino, «que Aragón hasta los Plebeyos, y Villanos, haze más nobles que los nobles más nobles de otras prouincias» (2). Ocúpase de su predilecto héroe Don Jaime I, «el bien afortunado, el conquistador, el vencedor y nunca vencido», y reconoce, con los autores de la época del valeroso monarca, que una de las mayores excelencias consistió en haber otorgado también muchísimas libertades a las ciudades, villas, y lugares de sus diversos reinos (3). Pero junto con estas explícitas afecciones a ambos países y con estos cariños a quienes concediéronle sus fueros y libertades, muestra, aunque de indirecta manera, su sincero y Vehemente sentido regionalista, cuando, después de anotar los años que Viviera el Rey Don Fernando el Católico, ocúpase de su notable y extenso testamento (4), y copia, tan sólo de él, por lo importante para sus fines, parte de una de sus cláusulas; aquélla en que instituye heredera a su hija Doña Juana,, y nombra a Don Carlos, nieto del Rey, Gobernador General de España, a causa de la incapacidad de la heredera, madre de! propio Don Carlos: «Al qual—manifiesta el testador, en parecido sitio— dezimos y amonestamos muy estrechamente... que no haga mudanca alguna para el gobierno e regimiento de los dichos reynos (Aragón, Valencia y principado de Cataluña) de las personas... que se fallaren proueydos por nos en todos los reynos de la corona de Aragón. Y mas, que no trate ni negocie las cosas de los dichos reynos sino con personas de los naturales dellos: ni ponga personas extrangeras en el consejo, ni en el govierno y otros officios sobredichos, que cierto satisfaze mucho, y para el bien de la negociación que la entienden (1) Parte Tercera, págs. 48 y 49. Idem, pág. 55 (3) Idem, pág. 70 (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 171 y tienen platica de ella: y con la naturaleza lo hazen con mas amor y cura, y aun es en gran manera a mucho contentamiento y descanso de los poblados, en los dichos reynos, quando se tratan los negocios y se goviernan por naturales de la misma tierra. Y esto entre las otras cosas tome de nos como de padre para en qualquier tiempo: que por cierto tenemos speriencia dello» (1). De modo que el hábil y político monarca, Don Fernando, en la anterior transcrita y notable parte de cláusula, aconsejaba a su nieto, Don Carlos (y D. Martín lo señala con piedra blanca), que para el gobierno de los reinos de Valencia y Aragón, y del principado de Cataluña observase lo propio que se venía, hasta el fin de su Vida, observando; esto es: que conservara las autoridades y funcionarios públicos de todas clases por él, a su tiempo nombrados, y que no se valiese de «personas extrangeras» para la gobernación de los tres países; respetando y reconociendo la importancia respectiva, en su consecuencia, de cada uno de los idiomas regionales; admitiendo, únicamente, para semejantes empleos, a quienes conociesen tales hablas, o sea, a personas nacidas en los referidos reinos y principado, con el fin de evitar se dificultase la inteligencia entre gobernantes y gobernados o se ocasionaren rozamientos, y con ellos, el desamor del pueblo; y procurando no contrariar aquel gran contento y descanso que en las localidades ocasionábanse cuando se las gobernaba y eran tratados sus negocios por los naturales del país, Mas, donde el cronista muestra con mayor vivacidad y energía su entusiasta y fervoroso regionalismo, es al percatarse de la invasión del idioma castellano en nuestro reino, y de su espontánea y tranquila admisión por literatos y particulares, con preferencia, y hasta, con olvido, del hermoso lenguaje valenciano. Ya nos ocuparemos, a su tiempo, en uno de los estudios posteriores, del hecho harto conocido de encontrarse a mediados del siglo XVI en indudable decadencia el postrero de los predichos idiomas, y de que, muchos escritores, entre ellos, Varios distinguidos de la época, principiaron a utilizar el habla de Castilla, en la capital, para la composición de sus luego publicadas obras. Pero mientras, digamos haber sido contra éstos, y cuantos lo admitieron en la conversación y vida ordinaria, contra quienes tronó, D. Martín, en su (1) Idem, pág. 209. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 172 diminuto Libro de alabanzas de las lenguas (1); procurando demostrarles el sensible desafuero que cometían, y la superioridad del valenciano sobre el castellano; lengua, aquélla, «polida, dulce y muy linda, que con brevedad moderada exprime los secretos, y profundos conceptos del alma, y despierta el ingenio a vivos primores» (2). En este pequeño, pero curioso e intencionado librito, da, con brío, la voz de alarma a los verdaderos admiradores de la región Valentina, e intenta despertar del amodorramiento e indiferencia a muchos de sus desapercibidos pobladores, a quienes dedica este sentido y vibrante párrafo, muestra exacta de su cariño hacia el símbolo principal del país: «Y porque Veo, que la Lengua Castellana se nos entra por las puertas de este Reino, y todos los Valencianos la entienden y muchos la hablan, olvidados de su propia Lengua; porque los no advertidos tornen sobre sí, y vuelvan a su Lengua natural, que con la teta mamaron, y no la dexen por otra del mundo...» (3). El historiador hubo de tener por ineficaz, sin embargo, su protesta, si, al efectuarla, omitía algo de lo que pudiera interesar a quien o quienes ejerciesen en aquellos instantes reconocido influjo sobre la opinión pública; y, obrando, con arreglo a este criterio, dedicó el lacónico libro «Al ilustre Seriado de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia» (4); es decir: a sus Jurados, Racional y Síndico; añadiendo, a continuación de la cita interrumpida: «...Hame parecido consagrar esta Obra a Vuestras Señorías, como a padres de la República Valenciana, a quien, por todo derecho favorecer y acrescentar la honra de la propia patria, pertenece» (5). Amó, pues, Viciana a su país, al igual que sus admirables fueros y libertades (6); y amó a éstos y a aquél de corazón, y sin (1) ) Escrito en valenciano, tuvo, sin embargo, que traducirlo, como sus restantes libros, al castellano, «por hacerlos comunicables a muchas otras Provincias». Pag. 18.— Francisco Aguilar, Valencia, 1877 (2) Obra citada, pág. 42. Las palabras entre comillas del texto, tomólas de la «Primera Parte de la Crónica general de toda España, y especialmente del Reyno de Valencia» por D. Pedro Antonio Béuter. (Véase su dedicatoria a los Jurados y al Consejo general de la Ciudad.) (3) Idern, pág. 18. (4) ) Idem, pág. 17 (5) Idem, pág. 18 (6) En todo tiempo, decíase antes FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 173 reservas, cual correspondía a su manera de ser vehemente y firme. Fue, por lo tanto, verdadero y apasionado regionalista, y lo fue en el más amplio, simpático y generoso sentido de la palabra: sin olvidar, ni ofender nunca jamás a la gran patria unificada por el matrimonio de los Reyes Católicos. Admiró esta unificación, y hasta ensalzó a Don Carlos I y Don Felipe II, a causa de su poderío, grandiosidad de sus actos y hechos, y asimismo por debida gratitud; pero, a pesar de sus entusiasmos, sin embargo de sus cariños a los dos batalladores monarcas, conservó en el fondo de su alma la amarga sospecha de que con la casa de Austria y otras extrangeras que le sucediesen, quedaba sin garantir aquella vida municipal, casi autónoma, que tanto respetaron los reyes aragoneses. D. Martín que, según hicimos notar a su tiempo, descubre en momentos dados, mediante frase escrita, y así como de pasada, o mediante tácita o indirecta manifestación lo que siente, le molesta o no estima oportuno especificar, emplea una de dichas frases, respecto a tan delicado asunto, bastante para darnos a conocer, mejor que con largos razonamientos, la evidencia de esta desilusionante sospecha. Habla en su Crónica del nacimiento de Don Fernando el Católico, de singulares señales y predicciones a él referentes, de su matrimonio primero, etc.; y cuando acaba de hacer constar que lo contrajo con Doña Isabel, reina y señora de los grandes reinos y señoríos de Castilla, interrumpe su narración, y añade luego, con amargura: «Aqui dexamos de proseguir en la línea de los reyes de la invencible casa de Aragón. Por quanto de este ínclito Don Fernando... por los pecados de los pueblos, se acabó la dinastía de los reyes de Aragón»(1). V Durante el gran número de años comprendidos en el período de que, hasta ahora, Venimos ocupándonos, el género de Vida observado por nuestro ilustre historiador en la villa de su nacimiento y muerte, aunque desconocido en muchos de sus pormenores, cabe se le suponga y hasta adivine, atendiendo a su peculiar (1) Parte Tercera, págs, 167, 168 y 169. En el libro, en lugar de dinastía aparece escrito debestia FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 174 modo de ser, gustos, sincero catolicismo y la actividad incesante a que le obligaban sus ocupaciones y extraordinaria afición al trabajo. Con el alba, abandonaría, invariablemente, el imprescindible y confortante lecho, para asistir, a continuación, con celo y devota fe, a la primera misa matinal ordinaria, o, a la propia, y a alguno de los distintos actos matrimoniales a que con frecuencia le rogaban concurriese, sus convecinos, en calidad o clase de presencial testigo. Dicho se está, que las aludidas asistencia e intervención, y en particular, la primera de las singularidades anotadas, referírnosla tan sólo a los días laborables, o no de precepto, que en los festivos y dominicales, con seguridad sustituiría a la misa aludida, la conventual o mayor; deseada, sin duda, por él, con ansia, tanto por sus acendrados sentimientos religiosos, cuanto por la precisión, tal vez, de consultar, discutir y resolver con el Clero reunido, extremos dudosos relacionados con los reconocimientos de censos, en aquella Sacristía, donde, en 1531, con tanto calor se tratara de la batallona cuestión habida entre mosén Salvat y Saurina. De vuelta a su agradable y espacioso domicilio, sito en la calle Mayor de la Villa, y en el puesto de su oficina notarial, o en diverso paraje a este objeto destinado, proseguiría, con calma y perseverancia, sus consabidos y serios trabajos históricos, suspendiéndolos en ocasiones, acaso, por reclamarlo exigencias profesionales concernientes a la autorización de actos o contratos que requerían su otorgamiento antes de principiarse las labores agrícolas diarias a que se hallaban dedicados la casi totalidad de sus hacendosos conciudadanos. A seguida del desayuno, o poco después de su primera alimentación cotidiana, encontraríasele, con certeza, en la Casa de la Universidad (de la Villa), o en los diversos lugares, donde por lo común oficiaran las varias autoridades locales; actuando de Escribano, ora en presencia de los Jurados y Consejo, ora ante las Cortes del Justicia, Baile o Mustazaf; e invirtiendo el sobrante tiempo de la mañana, en el detenido examen de escrituras, privilegios y cuanta documentación, para sus fines conveniente, contuviera el magnífico Archivo Municipal, instalado en la supradicha Casa, o estudiando, con detenimiento, en su propio domicilio, las notas y datos obtenidos en sus viajes de investigación histórica, si es que no dedicaba algo también de aquella parte del día, al disfrute de las afecciones de familia y a cumplir con sus numerosas y predilectas amistades. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 175 La siesta, en Verano, y el paseo, en invierno, luego de la principal comida diurna; e inmediata y sucesivamente, asistencia a los oficios divinos en los domingos y días de fiesta, y, en muchos de los ordinarios, a bautizos, para cuya clase de actos, veíase, de continuo, comprometido a intervenir, apadrinando al neófito; seguimiento de sus interesantes estudios históricos, nuevos paseos campestres, en estío, y nueva autorización de escrituras, motivada por los que de sus cotidianas y penosas faenas agrícolas iban retornando a la Villa. Y por la noche, una Ve'z terminada la cena y satisfechas sus usuales devociones religiosas, como descanso de sus múltiples trabajos matinales y Vespertinos; y cual conveniente y deseada expansión de su alma, abriría su histórica casa de la calle Mayor a lo que de respetable y distinguido en virtud, inteligencia o fortuna contuviera su nunca olvidada Burriana. Por tal domicilio hubieron de haber pasado, en ei período que nos ocupa, Micer Abella, Doctor en ambos derechos; Santmartí, el Baile; los Notarios Tarrago (tres o cuatro, al menos), Vicent, Torrent, AlVarado, Albiol, Balaguer; el Médico, Roca; el Cirujano, Artieda; Argües, el Farmacéutico; acaso los Maestros Nieto y Fabra; los Vicarios perpetuos o temporales y los simplemente Presbíteros Vijosca, Rossanes, Hiago, Bonifaci, Puigvert, Magaña, Aymerich o Esmerich, Ciu-rana, Soler, SalVat, Quimera Matamoros; y los grandes propietarios que en el tiempo de referencia fueron desempeñando los cargos de Justicia, Jurado, Síndico y demás de importancia en la localidad, llamados Bellmunt, Tarrago, Diez, Saurina, Morató, Albiol, Bonet, Balaguer, Qisbert, Palos, Matamoros, Toro, Valero, Mari, Nicolau, Benedito, San Juan, Roselló y tantos otros cuya enunciación completa resultaría fatigosa, y, hasta en realidad, innecesaria. Allí, en años sucesivos, debieron oir éstos, sus selectos y acomodados convecinos, durante las inacabables veladas de invierno, sobre todo, de labios del mismo D. Martín, narraciones históricas variadas de índole general relativas al Reino de Valencia, o particulares, a lejanas, y apenas por ellos visitadas ciudades, villas y pueblos; allí, hubieron de escuchar embelesados la lectura de los más curiosos e interesantes trabajos suyos, en época posterior incluidos en la primitiva y lemosina Crónica, y relaciones de sus diferentes correrías, con descripción detallada de parajes, usos, costumbres, etc., que, a la postre, también de ella debieron formar indispensable parte; allí hubo de explicar con claridad y detalles FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 176 oportunos sus entrevistas con la nobleza regnícola, y el motivo fundamental de las dificultades que de solapada forma iban preparándole bastantes de sus individuos para la prosecución y publicación de sus históricos estudios, todavía años antes de darles total y definitivo acabamiento; allí, por último, debió suministrar, asimismo, a los asistentes, noticias circunstanciadas de cuanto ocurriera en las Cortes a que habíasele convocado en concepto de Síndico y Representante de Reales Villas, con los asuntos discutidos, resoluciones o acuerdos principales que se tomaran, y particularidades de mayor relieve relacionadas con los excelsos y poderosos personajes de que, en éstas, fue respetado compañero. Era lógico, por lo demás, que su natural religiosísimo y su notoria y reconocida afición a los pájaros y a la caza, estimulados a mayor abundamiento, por sus inacabables viajes inquisitivos a través de montañas y llanos, despertasen en él inclinaciones manifiestas a la grata y saludable Vida del campo y a la admiración delicada de la madre naturaleza. Hay que leer con detenimiento, en su notable y repetida obra histórica, los relatos alusivos a semejantes correrías, y, deducir de lo que cuenta, el extraordinario y dulce placer que hubo de experimentar al encontrarse, en ocasiones, con lugares sorprendentemente bellos, favorecidos por la frescura de sus climas, aguas deliciosas y aves y caza abundantísima y variada(1). En su villa natal, sin embargo, ya que no de todas, a la par, resultábale fácil empresa, recrearse con muchas, o algunas de ellas, y otras parecidas delectaciones. Él, y varios de los que después de su muerte le heredaron, fueron poseedores, en respetable número, de importantes inmuebles rústicos, situados en las más próximas y mejores partidas de la ex-Villa. Casi tocándola, e inmediata a la Acequia de la Bosca, entre los Caminos de Valencia y Artana, tenía y cultivaba su hijo don Mateo, la preciosa Alquería o finca dels Salts, magnífica heredad comprensiva de Veintisiete cahizadas de tierra, con arbolado, viña, olivos, cereales y una renombrada almácera(2), cuyos antiguos e indubitables restos son fáciles de observar todavía. A la parte (1) Recuérdese lo que decíamos hablando de la caza por medio de una es-pecie de gavilán. Presenció la que aludimos, Viciana, durante el verano que Visitara el extenso llano de Vistabella, de clima muy fresco, cuajado, entonces de codornices, cogujadas, etc., y sito, frente a los colosales montes y pinos de Peñagolosa, rodeados de fuentes incomparables (2) Descríbese en posterior estudio. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 177 opuesta del postrer Camino, y en la actual finca rústica que se denomina Alquería del Hereu, poseía a título de dueño, considerable porción del terreno, por ella, abarcado, su descendiente Abdón Benedito de Víciana(1). Hacia la derecha de la referida Vía pública, en contacto con la misma y la Acequia que se nombra del Rovellat, y a doscientos metros apenas de estos dos valiosos inmuebles, figuraba otro, de nuestro D. Rafael Martín, sugeto a censo a favor del Beneficio Eclesiástico instituido por Domingo Boscá(2). En la partida dels Hortoláns, o sea, en sitios muy productivos y cercanos al poblado, existían, dos más del propio historiador: uno, que le correspondió en pleno dominio, y el otro, tan sólo en señorío útil(3). Y en la partida de les Arboledes, por último, para no dar excesiva amplitud a la lista de los que hemos conseguido coleccionar, radicaba extensa propiedad o finca de idéntica clase, que, dimanante, al parecer, también de D. Martín, poseía como a dueña y señora, su nieta D.a Angela Benedito y de Viciana(4). Creemos fundado y hasta seguro, por lo racional, que cuando el cronista en los días y horas libres, dedicadas a su expansión y recreo acostumbrado, tratase de visitar algún inmueble rústico suyo para el disfrute, a sus anchas, de la apacible Vida campestre, elegiría con singular preferencia el postrero de los con anterioridad referidos. Sito entre el espacioso Camino de la Cosa y las proximidades de la playa mediterránea, en partida fértil y rica, ya entonces, en árboles frutales, conforme su expresivo nombre pone de manifiesto; undante, en su porción occidental, con el Río Seco, y de él separada por antiguos y continuados cañaverales, hallábase comprendido dentro de la zona en que, a la sazón, aparecían de las mil especies diversas de pájaros existentes, o mejor, conocidas en el espacio de su corto pero fecundísimo término. En tan productivos y frondosos terrenos de cultivo repercutían a sus correspondientes épocas, los cantos de la codorniz, calandria, cogujada, alondra, verderón, jilguero, pajarel o pardillo Vulgar, etc.; en tal puesto teníase, en su consecuencia, por no difícil empeño, solazarse de continuo, oyendo a estas pequeñas y canoras aves, y aun, cazándolas, si a parecido extremo llegaban los pro- (1) Se cita también en su oportuno trabajo Llibre primer de instrumente de el R.t Clero de Burriana, fol.° CCCXXj (3) Idem, fol. XXXXiiij vto (4) Escritura de 5 de Mayo de 1604 ante el Notario Juan Bautista Valles (Su protocolo dé igual año). (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 178 pósitos, junto con otras de bastante mayor tamaño e importancia, como el chorlito, ave fría, avutarda menor, becada francesa o común; y, también (ya .en, o próximo a los estanques y lagunas inmediatas al, de ordinario, sosegado Mare Nostrum), los rasco-nes, pollas de agua, becasinas, fúlicas y patos; por aquellos apacibles y hermosos campos laborables, revoloteaban, amontonándose, los golosos estorninos y las tímidas golondrinas en sus anuales y siempre previstos pasos, o saltaban alegres y sin temores sobre las movedizas glebas, precediendo y jugueteando con las aguas de riego al esparcirse por el ardoroso suelo, la motacila(1), el pí-pí(2), pitirojo (3)y las diversas especies de pajarillos dotados de idéntico particular instinto; y allí, muy en especial, erguidos enlos ocultos ramajes de nispereros, rosales, y demás preferidos árboles y arbustos, elevaban, al igual que ahora, sus dulcísimos y onoros cantos, y construían sus nidos, los recelosos ruiseñores, apartados por los cañaverales del Río, de la molesta e importuna charla de las gentes. ¡Cuántas veces, quizá, Viciana, en horas del amanecer, o a la caída de la tarde, utilizando para asiento, durante días de la suave primavera, o de los comienzos del cálido verano, algún fresco y cómodo margen de su finca, oiría con especial delectación a los pequeños y divinos cantores dirigir al cielo sus inimitables gorjeos y trinos! ¡Cuántas veces, también, en las temporadas matinales de otoño, y por exclusivo recreo, tan sólo, acudiría presuroso a presenciar, con admiración y asombro, el rápido revuelo hacia las alturas de las vivaces y asustadizas alondras para saludar al sol naciente todavía no percibido por el limitado número de madrugadores o habitantes de la partida!¡Cuántas veces, acaso en las tardes más cálidas del estío, luego de colmado y satisfecho con varias de estas puras e inapreciables delicias, se trasladaría a la próxima playa marítima en busca de aires tónicos y refrigerantes y de tibias y tranquilas aguas para zambullirse en ellas y moderar el calor intenso de su desequilibrado y sudoroso cuerpo! ¿Y no constituirían, por ventura, gran parte de estos inefables y placenteros goces, algo, al menos, de cuanto, en esencia, contuvo su escrito y desaparecido libro«Recreación de los días calurosos de Julio»? (2) Idem, filet (3) Idem, papir oig o pit roig FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. TERCER PERIODO DE LA VIDA DE DON RAFAEL MARTIN DE VICIANA CON SU SEGUNDO MATRIMONIO FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I Fallecida D.a Narcisa, Paula, o Paula Narcisa Tarrago, primera consorte de D. Martín de Viciana, en 2 de Septiembre de 1559, contrajo, el historiador, segundo matrimonio, antes de la Cuaresma de 1569(1), con D.a Angela del último apellido, nombrada con repetición en nuestro primitivo «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana», y señora-de la que se ocupan, a más del Llibre =. 3. = de calandaris y tomo del Apuntament, el volumen de los actos sacramentales de mayor antigüedad; si bien con laconismo excesivo y exclusivamente en dos diversos lugares: en las Memorias de confesados y comulgados en 1569, 1570, 1580 y 1581, y en la Sección destinada por entero, a nacimientos o bautizos. Desígnasela, cuando se la nombra, con las expresiones «Angela vxor de Marti Viciana» y «Angela, o Angela visiana, muller de Marti Viciana o de Viciana»; así como, también, con el nombre y abreviatura de «Angela . m . > (muller), o con el nombre y apellido de «Angela Viciana»; escrito, este postrer vocablo, en forma ortográfica muy variada.. Las únicas noticias en realidad indubitables a ella correspondientes, encontradas en la documentación del Archivo Parroquial, redúcense en esencia, a que fue de parecida manera religiosa que los demás individuos de su familia; que asistió en calidad de madrina, a contar de 1574, a cinco bautizos, celebrados en 17 de Septiembre de 1575, 27 de Mayo de 1577, 30 de Marzo de 1578, 2 de Agosto de 1579 y 29 de Julio de 1580(2); y que se la consideraba dueña y poseedora de varias fincas urbanas, sitas en el poblado e intramuros de la Villa(3). (1) Véase, a seguido, el año de la primera Memoria que se cita, donde comienza a figurar, en concepto de casado por segunda vez. (2) Primer Libro de Sacramentos, fol. 16 v.t°, 23, 26, 50 y 34 v.t°; con los números de orden, respective, 236, 316, 359, 402 y 444. (3) Llibre = . 3 . = de calandaris, pág. 73 y Apuntament, pág. 931. El señor Rodríguez Condesa, en la pág. 13 de su mencionada Memoria, hace FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 182 En lo tocante a si este segundo matrimonio dejó o no dejó descendencia cuyos nombres se conserven escritos en los tomos o. papeles archivados, confesamos con ingenuidad, que de tenerla, no hemos conseguido tropezar con ella, sin embargo de nuestras minuciosas investigaciones relacionadas con el particular. Sólo sabemos, hasta ahora, que en el período comprendido en el primero y principal Libro de Sacramentos (1569-1598), sobre todo, cítanse con frecuencia, a dos Anas de la familia de nuestro insigne historiador, cuya paternidad, quizá, diera margen a sospechosa, aunque insegura creencia, en sentido afirmativo: una, casada en 8 de Abril de 1576 con Antonio Toro(1); y otra, con Pedro Gisbert, en data .que por completo se ignora(2). Aquélla, popularísima desde su matrimonio—si para admitirlo basta tomar en cuenta lo extraordinario de su intervención en actos religiosos bautismales—, falleció, sin descendencia conocida en fecha anterior a la Cuaresma de 1580, desde el momento que en la Memoria de confesados y comulgados de igual año encuéntrase inscrito su marido con el carácter de viudo(3); y la segunda, difunta también antes del 21 de Diciembre de 1600(4), dejó en hijos, a Vicente, Pedro, Esperanza, . indicación de cierta D.a Angela Viciana, consorte, en 18 de Marzo de 1541, del noble valenciano D. Juan Mascó (en el primer estudio, se trata, con amplitud, de tales nupcias). ¿Sería, por Ventura, la segunda esposa de D. Martín la misma que aparece como primera del expresado caballero? Fáltannos pruebas concretas, para con plena confianza decidirnos; pero la identidad del nombre y apellido de ambas, las épocas probables relativas al matrimonio de Mascó y al segundo de nuestro cronista, y el hecho de que en los libros parroquiales no se nombre, en ninguna ocasión, a Angela Viciana distinta de la mujer de D. Martín, no obstante hablarse, a veces, de descendientes seguros del antedicho noble con motivo de asuntos relacionados con la familia de su consorte (recuérdese lo sobre la materia expuesto en el aludido estudio, al ocuparnos del Beneficio de Santa Ana y de quiénes fueron los padres de semejante señora y quién su hermano eclesiástico); indúcenos a pensar en la probable existencia de nuevas nupcias, contraídas por la que consta, hasta ahora, esposa de D. Juan Mascó, con el viudo de la difunta D.a Narcisa, y en el creíble acabamiento, por tal enlace, de las discordias existentes entre Viciana y su primo hermano, D. Cosme, nietos del prime (1) Libro Sacramental primero, fol. 75. (2) Acreditan el matrimonio, en defecto de la partida correspondiente, las actas de los bautizos de sus hijos, a que después nos referimos (3) Libro citado, fol. 120 repetido. (4) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 69 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 183 Magdalena e Isabel, nacidos respective, en 5 de Julio de 1573(1), 10 de Enero de 1576(2), 12 de Febrero de 1578(3), y 13 de Octubre de 1579(4). Como, por una parte, en distintos actos religiosos de naturaleza sacramental concernientes a los cuatro bautizados que se acaban de mencionar, o a sus hijos o nietos, interviene D. Mateo y su segunda consorte D.a María de Montoliu, o Martín Benedito y de Viciana; y como por otro lado, durante el probable intervalo de años en que pudieron acaecer los nacimientos de ambas consabidas Anas, no se trata de diferentes individuos de la familia capaces de transmitir, en primer lugar, su apellido, que de nuestro historiador y sus dos hijos, Jaime o MiguelJaime y Damián(5), parece justificado atribuir, a alguno o algunos de los tres anteriores, la paternidad de aquellas señoras, con preferible fundamento a los dos postreros, en atención a que D. Martín (aun descontando la edad de D.a Angela al celebrar con él su matrimonio) era ya padre de una hija bautizada con el nombre de Ana, viviente en los días de la existencia de las otras que nos ocupan; y tal circunstancia la hubiera tomado en consideración el cronista, para no adjudicar el propio y exclusivo nombre, a nuevas hijas suyas, mientras permaneciera en el mundo la que, con anterioridad, lo ostentaba. En tiempos del referido segundo matrimonio, o con mayor exactitud, dentro de la primera parte del tercer período de la vida de Viciana, hubo de proseguir éste ejerciendo con provechoso fuero su profesión notarial en asuntos ordinarios y en los que atañían a los numerosos censos de la pertenencia del Clero, o formaban parte, o el completo, de ciertos eclesiásticos Beneficios; de análoga suerte que, en el mismo espacio de tiempo, continuaría actuando con infatigable asiduidad, de Notario o Escribano ante los Jurados y Tribunales, o Cortes, de su antigua originaria patria. Debemos creer también acertado, en vista de lo sabido y de sus lógicas y naturales deducciones, que luego de terminar los múl- (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 10 v.to, núm. 151 de orden. (2) Idem, fol. 17 v.to,núm. 246. (3) idem, fol.25v to, nº 353. (4) Idem, fol. 30 v.to (5) Prescindiendo de D. Cosme o Cosme Agustín, D. Mateo, D. Jaime, D. Rampston y primer D, Martín, por lo que se advierte en nuestro trabajo dedicado al primer período de la vida de D. Rafael, hablando de Úrsula Viciana y otra Ana de este apellido, hijas suyas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 184 tiples trabajos anejos a los susodichos importantes servicios, el modo de proceder en su privada existencia, se adaptaría de ordinario, a lo que en el período anterior se le atribuye; y aun debe-ríase sospechar, en consonancia con lo poco hace expuesto, que entre los diferentes cargos a la sazón por él ejercidos, se encontrase el de Síndico y Representante en Cortes por Burriana en una o dos de las tres sucesivas ocasiones, en que, según nos participa en su Crónica, hubo de intervenir en reuniones de la expresada naturaleza (1). Apenas puede afirmarse, con seguridad, dentro de lo mucho ignoto o casi sin estudiar de semejante época (apoyándonos en lo deducible de la extensa lista de documentos que autorizara o suscribiese íntegros, en extracto o por meras referencias conocidos), que si en la segundare las tres divisiones de su historia, se observan algunos—escasos—de los años en ella inclusos, sin uno o Varios de los enunciados documentos por motivo, en primer término, del mayor número de sus indispensables viajes, en los que actuó de la tercera, nótase marcada elevación proporcional en cuanto al grupo de años deficientes, comparándolos con los del anterior período, al parecer, por la necesidad de añadir a la suma de las consabidas excursiones, las que necesitó llevar a cabo para la impresión de sus obras; ora, en la próxima ciudad valentina, ora, en la mucha más distante catalana, capital del antiguo principado. Y ya iniciada, en el párrafo que se acaba de exponer, la interesante materia referente a sus distintos, aunque en parte perdidos libros, continuémosla sin dilación y califiquemos desde ahora, de incuestionable, con respecto a la Crónica de Valencia y de su Reino, que los continuos y cuantiosos gastos ocasionados a D. Martín por las impresiones y reimpresiones en vida suya de los cuatro tomos de que hubo de componerse, los satisfizo, en absoluto, su autor, con recursos procedentes de su único y exclusivo patrimonio, conforme en tres diversas circunstancias nos lo indica de manera enérgica y decidida: la primera y segunda en uno de Jos Prólogos de la Segunda Parte de la obra (2); y la que resta, en manifestación incidental inserta en el interesante y sentido Epílogo (1) Tercera Parte, pág. 227. En las Cortes de Monzón de 1542, figuró con este carácter, como se consigna en el trabajo respectivo al segundo período de su vida (2) Págs. 31 y 32. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 185 de la Cuarta (1). Únicamente, sin solicitarlo, y años después del completo acabamiento de su extensa y magna obra histórica, recibió de los Jurados, o mejor, del Consejo de la Ciudad de Valencia, reducida, pero espontánea subvención (la que, con certeza, agradeciera, aunque, con seguridad, no necesitara), al efecto de contribuir a cuanto editar costase, su último y diminuto libro escrito y, a la expresada Corporación, dedicado. En lo tocante al número preciso de sus varias obras y ediciones impresas, de que hasta el día se guarda segura noticia, sábese de sobra por todos, o la gran mayoría de nuestros benévolos lectores, que fueron: cuatro, las primeras, conforme D. Martín nos lo advierte(2), y bastantes las reimpresiones de la Segunda, de las tres conservadas Partes de la Crónica, y del Libro de alabanzas de las Lenguas; constando, asimismo, en lo que afecta al nombre y orden de publicación de sus libros, y orden y tiempo en que hubieran de ser reproducidos, con evidencia, el nombre; pero en forma incierta, a Veces, aunque segura, en ocasiones, las demás particularidades que se anotan. Llevan, las cuatro diversas obras de Viciana por título, respectivo: «Recreación de los días calurosos de Julio», «Libro de la Nobleza e Hidalguía, Armas y Blasones», «Crónica de Valencia o de Valencia y de su Reino» y «Libro de alabanzas de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana»; dadas a luz, según la sucesión en que se citan, resulta empero dudoso en cuanto concierne al de la primera o sea, por el inverso al en que las menciona Viciana, en su postrer libro apuntado(3). Se publicó en 1574, la de alabanzas de las Lenguas, etc.; la Crónica de Valencia y su Reino, en 1564 (Segunda y Tercera Parte: la Cuarta, en 1566); en año que precedió al de 1564, el Libro de Nobleza e Hidalguía, etc., atento a que aparece ya aludido en (1) Fol. 224 (2) En su dedicatoria del Libro de alabanzas de las Lenguas «Al ilustre Senado de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia», págs. 17 y 18. No se confirma sean del cronista la Historia de Gandía, citada por D. Juan Bautista Perales en su consabida obra, pág. 706, ni el manuscrito poseído por D. Miguel Martí, de Valencia, a que hace alusión Rodríguez Condesa en la página 51 de su Memoria, ni los otros dos manuscritos lemosines hallados en la Biblioteca del Escorial, por Pérez Bayer, ni tampoco los dos nuevos latinos de igual procedencia, incluidos en el Catálogo del Padre Guillermo Antolín. (3) Pág. 18. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 186 la Segunda de las precitadas Partes(1); y el de «Recreación de los días calurosos de Julio», en data acaso algo anterior al de Nobleza; basado este problemático supuesto, no en comprobaciones documentales directas o indirectas, cual las relativas a los otros supradichos libros, sino en la clase de materia o asunto, al parecer, que en él desarrollara; más propio de años próximos a la juventud, que de edades algún tanto lejanas a ella. De las obras de Recreación, Nobleza e Hidalguía, y Parte Primera de la Crónica Valenciana, por nadie leídas ni Vistas, en nuestra época, ignórase del todo, si se editaron una exclusiva Vez, o distintas, en años sucesivos; pero de la Segunda Parte de esta última, en particular, así como del Libro de alabanzas de las Lenguas, conócense, según se lleva ya expuesto, y ampliaremos en posterior trabajo, no insignificante número de impresiones, entre ellas, una de su obra principal— comprensiva de dos, de sus tres conservadas Partes — de moderna fecha, y en sumo grado interesante. Dividió, nuestro docto historiador, la Crónica de Valencia y de su Reino en cuatro extensos y voluminosos tomos (al menos por lo que atañe a los tres hasta ahora conocidos) denominados, respectivamente, Libro o Parte Primera, Segunda, Tercera y Cuarta. La Primera, esto es, la desaparecida, ocupábase de «La descripción de la Ciudad de Valencia desde el fundador e primer nombre y la conquista que della hizo el Venturoso rey Don Jaime, y todo lo bueno, y digno de saber della y los anuales de próspera y aduersa fortuna por mas de CCC. Años»(2); la Segunda, trata: «de todas las familias y linages militares de la ciudad y reyno por estilo moderno y muy Verdadero»(3); la Tercera, de «Phelippe (II) de Austria, y del patrimonio real que en este su reyno de Valencia possee»(4); o, con mayores pormenores, de los reyes de Aragón y Condes de Barcelona, reyes de Castilla, emperadores, archiduques de Austria y soberanos de Portugal y Francia, como ascendientes, unos y oíros, de Felipe II y D.a Isabel de Valois; de materias a aquel monarca relativas; de importantes fundaciones de Monasterios; de los orígenes y cargos de las Ordenes Militares de Caballería; orígenes de diferentes ciudades y villas, y (1) Pag. 122. (2) Cuarta Parte, fol. 224 (3) Portada de la Segunda Parte, (4) Tercera Parte, pág. 45 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 187 de copiosas singularidades, tocantes a poblados de esta última clase, y castillos y lugares reales del reino Valenciano; y la Cuarta, de «las discordias, y guerras y muertes causadas por la conjuración plebea nombrada germania por los inventores della. Y como fenes-cio, y fue el reino restituido en paz y sosiego......(1). Sin necesidad de insistir en nuevos detalles ampliatorios del contenido de las tres postreras Partes de la Crónica, que de realizarlo darían excesivas proporciones a nuestro actual trabajo histórico, manifestemos por cuanto sobre tamaño asunto pudiera relacionarse con la Primera, que descartando la referencia incluida acerca de ella en la susodicha transcrita cita, únicamente cabe sea ésta, complementada de sencillo y Verdadero modo, con lo deducible de las abundantes que siguen—y alguna otra, acaso, por distracción omitida—; las cuales, al pie de la letra se copian, del Segundo, Tercero y Cuarto volumen conservados. En la portada de la Segunda Parte, y a seguida del año en que hubo de ser impresa, dice su autor: «Con privilegio Real según se contiene en la primera parte desta Chronyca». Y hablando de diferentes familias de la nobleza Valenciana, y de sucesos y asuntos variados, hace constar: «Oeste apellido de Agüito, fue el XXVI Obispo de Barcelona, nombrado Ramón de Aguilo, del qual hauemos tratado en la primera parte(2). «Deste Berenguer de Codinats leemos que fue Varón prudente y sabio, y rico hombre, y señor de Albalat de Codinats, que agora se nombra Albalat de Sorell: y fue Señor de Benimamet y de lo poblado de Christianos de Mislata. De las virtudes y vida del qual hauemos tratado en la Primera Parte en capitulo de Sant Francisco: yo asseguro al lector que lo leyere, que no dexara de acu-dirle con vn. Requiescat iu pace»(3), «En MDxxxVj. fallescio la Reyna Germana en villa de Liria: fue sepultada en Sant Miguel de los Reyes como instauradora de aquella casa, según lo hauemos tratado en la primera parte»(4). D. Alonso de Aragón, Duque de Segorbe, fue lugarteniente (1) Portada de este Libro. Segunda Parte, pág. 59 (3) Idem, pág. 67. (4) Idem, pág. 73. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 188 general del Reino en 1559, y le llamó «el Rey a las cortes de Motsson por Presidente, y la muerte atajo su camino, que fenescio a xvj. de Octubre, año . m . d . Lxiij. en el monasterio de nuestra señora del Puig, donde tenia mucha deuocion; fue licuado a sepultar a Poblet, según lo hauemos tratado en la primera parte-»(1). La familia de Bellvis, con jurisdicción sobre Terrateig, procedía «del Rey Agareno de la ciudad de Valencia, nombrado en Arauigo Zeytabozeyt, del qual en la primera parte de esta Chro-nyca hauemos tratado»(2). El Duque de Maqueda, Virrey y Capitán General del Reino de Valencia en 1552. levantó muchas torres en la costa del mismo. «Y porque en la primera parte hauemos tratado de la fundación de dichas torres, el concierto y orden dellas, y del gran beneficio que ha resultado alla lo remitimos» (3) . «...hallamos en los annales de Valencia, que años de mil trezientos y veynte y vno en la primera elección de Jurados que entraron caualleros, fue Jaime Crespi: porque de alli atrás elegian para Jurados quatro honrados Ciudadanos según lo hauemos tratado en la primera parte de esta Chronyca»(4). «En la primera parte de la chronyca de Valencia, prometí que en la tercera parte de ella trataría de nuestro catholico rey Don Phelippe de Austria y el patrimonio real que en este su reyno de Valencia possee»(5). «Perdieron España los Christianos deuastaron y occuparonla los Agarenos como lo tenemos tratado en la primera parte: y también tomaron muchas tierras de Francia»(6). «Don Jaime rey de Aragón conde de Barcelona y señor de monpeller, fue llamado e! bien afortunado, el conquistador, el vencedor y nunca vencido, y venturoso porque todas las jornadas que emprendió de guerras le vinieron prosperas, como hauemos tratado en diuersos capítulos de la primera parte de esta chronyca, y en esta su hystoria lo trataremos»(7). (1) Idem, pág. 76. Idem, pág. 99. (3) . Idem, pág. 106 (4) Idem, pág. 115. (5) Tercera Parte, pág. 45. (6) Idem, pág. 57. (7) Idem, pág. 66. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 189 A <doña Teresa (Gil de Vidaura) en la casa de los baños que antes diximos (Don Jaime le dio las casas y huertas de los baños de las reinas agarenas) fundo vn monasterio de monjas, nombrado la Çaydia. Del qual en su propio capitulo en la primera parte lo hauemos tratado»(1). El cuarto abad del Monasterio de la Virgen María de Valdigna, llamado Arnaldo Saraño, compró al rey Don Pedro la Alquería llamada de Rascaña, y en ella «el abad fundo la yglesia casa y conuento que llamaron de sant Bernardo de la huerta de Ualencia, y de presente la nombramos sant Miguel de los reyes, como lo hauemos tratado en la primera parte en su propio capitulo»(2), Hablando de los Moros, escribe Viciana: «A los quales en toda esta chronyca como ya lo dixe en la primera parte les nombrare Agarenos por tener su origen de Ismael hijo de Agar la ancilla»(3). Después de hacer constar que Don Jaime, fundador de la Orden de Montesa, dio a su primer Maestre, Guillem de Erill, la villa de igual nombre en privilegio dado en Barcelona a 21 de Julio de 1319, añade: «E las otras casas, tierras, y heredamientos que los reyes dieron a la orden del Temple (los cuales pasaron a la de Montesa), no se ponen aquí por no reyterarlo, porque parte de ello se puso en la primera parte de esta chronyca, y parte dello assentaremos luego en este capitulo de Montesa»(4). «De este lugar (Sueca) fue natural el famoso doctor maestro Anthonio Bou canónigo de Ualencia, embaxador embiado por la yglesia de Ualencia a papa Calixto. De la qual embaxada hize mención en la primera parte»(5). «E porque también el maestre e los caualleros de la orden (de Calatrava) siruieron al siempre Vencedor rey don Jayme de Aragón en la jornada e presa de la ciudad de Ualencia, el rey don Jayme le dio (al maestre D. Juan González) para la orden siete pueblos y heredamientos en este reyno de Ualencia, como lo hauemos tratado en la primera parte de esta chronyca»(6). (1) Idem, pág. 73. (2) Idem, pág. 103 (3) Idem, pág. 106 (4) Idem, pág. 118 (5) Idem, pág. 138. (6) Idem, pág. 179 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 190 Tiene la Orden de Calatrava «en el reyno de Valencia las encomiendas y priorazgos, de los quales hauemos tratado en la primera parte de esta chronyca»(1). «También tiene la Orden (de Santiago) en este reyno de Ualencia, las encomiendas de Museros, de Enguera, de Orcheta, de Sagra y zenet (Sagra y Zanet), y de Fadrell. De estas cinco encomiendas hauemos tratado este estesamente en la primera parte»(2). «Don Pelay Peres Correa, fue maestre (de Santiago) 24. años, y en el año de . 1248 . venció vna batalla de los Agarenos en Estremadura, cabe santa Maria de Tudia... Este maestre con los caualleros de la orden favorescieron al venturoso rey don Jayme de Aragón, en la conquista y presa de la ciudad de Ualencia, según lo hauemos tratado en la primera parte de esta chronyca(3). «Otrosi año de . MccccLxxx .Pusieron (los Reyes Católicos) e assentaron el officio de la sancta inquisición contra los hereges y apostatas de la religión Christiana. Que fue y es el remate de nuestro bien en España donde la fe de christo y su cruz tienen puesto el fundamiento, según mas largamente de este sancto officio en la primera parte hauemos tratado»(4). Después de advertir, el cronista, que se ocupará del Patrimonio Real en este Reino por el orden en que conquistó Don Jaime sus poblaciones, antes de ganar Valencia, si bien dejando a ésta «porque della estensamente hauemos tratado en la primera parte: pas-saremos— añade—a tratar de las tierras que después de Ualencia el Victorioso rey gano...» a fin de «que no se entienda perjudicar en la precedencia a ninguna»(5). Ocupándose de Liria, dice, existir en ella, «Vna yglesia so titulo de nuestra señora, con rectoría, que al comiente de Porta-celi fue annexada, según lo hauemos tratado en la primera parte(6). «Y de la mesma ciudad de Ualencia hauemos tratado estensa-mente en la primera parte desta chronica(7). «Papa Calixto .III. antes nombrado Alfonso de Borja...., (1) Idem, pan 182, (2) Idem, pág. 189. (3) Idem, pág. 190, (4) Idem, pág. 199, (5) Idem, pág. 317. (6) Idem, pág. 360. (7) Idem, pág. 363 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 191 canonizo a San Uicente Ferrer Ualenciano, de que hauemos tratado en la primera parte (1). En la página primera de la segunda hoja, hacia la mitad superior, se encuentran las «Armas reales hotorgadas por los inuen-cibles Reyes de Aragón a la muy noble y coronada ciudad de Valencia por merescimientos de grande lealtad según dellas y dellos en la primera parte desta Crónica estensamente hauemos trac-tado»(2). «Por el numero de los hombres y de las jornadas sindicados conocemos que no vinieron todos los de un officio luego a concordar en la germania, porque cada officio hauia tres (tras ?) tanta gente que no se agermanaron según en la primera parte de esta crónica abiertamente se muestra, donde hizimos relación de las cofradías de los menestrales»(3). Cuando ocupándose de Játiva, extraña Viciana, su agermana-miento y falta de adhesión al monarca reinante, añade: ......poniendo en oluido la cotinua y antigua fidelidad que siempre han tenido a los reyes según en la primera y tercera parte dsta Chronica lo hauemos tractado»(4). Consigna -también, y como de pasada, así que ajude a los saguntinos: «de los quales en la primera y tercera parte dsta (desta) crónica hauemos tratado»(5). Al referir que los agermanados de Valencia «quisieron poner las manos en los derechos de la Iglesia y del rey y de la Ciudad», y averiguar «cuando, corno, por quien y porque causa se permitieron imponer y se consienten coger», exclama: «Pero miren en la primera parte desta chronica, donde hallaran todo lo que pre-tendian acercante los derechos siguiendo los annales, que alli yo escriui: y sabrá como cuando por quien y porque causa se impusieron»(6). Y hablando, por fin, del asesinato de dos muchachos por dos infieles, escribe, aludiendo a un histórico suceso acaecido: «El surrogado tuuo grande enfado y no menos trabajo en guardar los (1). Idem, pág 377. (2) Cuarta Parte, lugar citado en el texto (3) Idem, fol. 5. (4) Idem, fol. 62. (5) Idem, fol. 105. (6) Idem, fol. 109 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 192 agarenos de la ciudad, que biuen al toçal so saluaguarda real;porq peligrauan de otro tal daño como se les hizo en otro tiempo,del qual por hauer sido cosa muy notable, ñauemos tratado esten-samete en la primera parte desta crónica»(1). II La desaparición o pérdida de dicha Primera Parte de la obrafué de tal suerte completa y definitiva, que además de haber resul-tado estériles cuantas pesquisas se intentaron en épocas pasadaspara averiguar su paradero, no se menciona a uno siquiera de losantiguos o modernos escritores regionales que haya conseguidodarnos, mediante datos acreditados, la fecha exacta, siquiera, desu publicación o de la ciudad o imprenta en donde realmente seeditara(2). Desconociéronla, por lo tanto, conforme de lo dicho (1) Idem, fol. 125 V.to». (2) El Padre Fray José Rodríguez, sin embargo, ocupándose en el fol. 528de su Biblioteca Valentina, de tal Parte de la Crónica, consigna: «No la hevisto, y assi no puedo dar señas de Impresión ni de año. Quien la ha tenidomucho tiempo en su Estudio me ha suministrado el titulo (Fundación de laciudad de Valencia y Anales suyos de trescientos años), y me ha assegura-do, que es un Volumen en Folio». No se acepta como cierto, lo que indicó al padre Rodríguez, el personajeanónimo aludido; y ello, con fundadísimas razones. El inexacto o incompletotítulo dado al libro; el no constar que su poseedor lo exhibiera a ninguna per-sona en comprobación de su grave y trascendental aserto, y la desconfianzacon que, francamente aduce, Rodríguez, los datos por él adquiridos acerca dela Crónica de Viciana, al decir, «que lo estéril, y confuso, con que corre lanoticia de estos Libros; para quien no los ha visto todos; y ha de dar de ellos,vna, o otra explicación: no ha hecho poco, en no especificarlo, sin desorden»,son motivos sobrados para que se rechace la veracidad de tan seria y contradicha noticia. Y aun cuando Ximeno expone en el tomo 2, fol. 167 de sus •«Escritores del Reyno de Valencia» que se publicó, esta Primera Parte, enfolio, durante el año 1564, por el impresor Juan Navarro, hay que considerarefectuada tamaña escueta afirmación, atendiendo a lo por analogía sucedidocon la Segunda y Tercera, sobre los precedentes particulares, y no porquehubiese visto y examinado el tomo o se le hubieran referido semejantespormenores: ésto, por cuanto deja de afirmarlo en su estudio biográficodel cronista; y aquéllo, porque, con sinceridad confiesa, el regnícola escritor,que nunca le fué posible encontrar la Primera de ¡as cuatro repetidas Partes. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 193 en texto y nota se colige, sin contar al padre Fr. José Rodríguez y a Vicente Ximeno, los activos y diligentes escritores regnícolas, Gaspar Escolano(1), Onofre Esquerdo, Gregorio Mayáns, Francisco Cerda, Vicente Blasco(2), Xavier Borrull, Justo Pastor Fuster, etc.; habiéndose dado el caso de que: Mayáns, demostrando su interés por adquirirlo, se comprometiera a entregar Veinticinco doblones a quien se lo exhibiere o proporcionase(3): Cerda, luego de haberlo buscado con insistencia en las Bibliotecas españolas, y por conducto de intermediarios, en varias de las extranjeras, sin éxito, ofreciera reimprimirlo, si se le facilitaba(4); y Blasco, y otros escritores, fijándose por lo visto en la ineficacia de tan gran número de intentados esfuerzos, acabaron por negar su publicación, y aun redacción; suponiendo, éstos y aquél, respective, que Viciana consideró Parte Primera de su obra, bien el resumido relato histórico que precede al Aureum Opus, bien la Historia, o mejor, Crónica del Maestro Béuter(5): suposiciones a todas luces absurdas, desde el instante que, aun prescindiendo de las distintas referencias copiadas, confirmatorias de haber existido, nuestro mismo historiador confirma o ratifica su estampación, cuando disculpa y solicita con interés, perdones para el impresor por los yerros existentes en sus Cuatro diversos Libros; cuando se refiere de expreso modo, en los frontis del Segundo y Tercero, (1) Gaspar Escolano: Nació en Valencia y tuvo por padre a Gaspar Escolano, de los señores de Benitandux y Alfara. Estudió en la Universidad valentina; fue Licenciado en Teología; Cura de la Iglesia parroquial de San Esteban, desde el 28 de Febrero de 1595, hasta su defunción; Cronista del reino, Teólogo consultor del Patriarca Juan de Ribera, y Predicador de la Ciudad y su Consejo. Tomó parte activa en las sesiones de la Academia de los Nocturnos, donde se archivaron sus poesías y discursos; escribió un Epítome de los Sínodos celebrados de 1548 a 1616, y las Décadas históricas de Valencia, en dos tomos, impresos en 1610 y 1611, y, finaron sus días en esta ciudad el 20 de Febrero de año ignorado (2) Vicente Blasco, del hábito de Montesa, nació en Torrella el 13 de Marzo de 1755. Empezó la Filosofía en Valencia: obtuvo los grados de Bachiller y Doctor en Teología; fue Rector de la Universidad valentina; escribió varias obras, y murió, en la citada capital, el 16 de Abril de 1815. Su copiosa y selecta Biblioteca, la legó a la Universidad cuya Rectoría desempeñara. Los datos biográficos de los restantes escritores que se apuntan, o constan en precedentes trabajos, o se irán anotando en los sucesivos (3) Torres, «Advertencia al lector», pág. XIV. (4) Notas al «Canto del Turia de la Diana», de Gil Polo, pág. 500 (5) Torres, Advertencia y lugar mentados. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 194 a la tirada del Primero, con Privilegio Real; y así que, con perfecta claridad, y en distintos pasajes de su Crónica, distingue ésta, de la escrita por el consabido Maestro valenciano(1). Debió ocurrir la injustificada desaparición e insustituible pérdida del Volumen, tiempo después del fallecimiento de nuestro ilustre historiador, por cuanto nada expone o manifiesta, éste, sobre el particular, en los otros Libros o Partes de su Crónica, ni en la obrita y restantes escritos suyos posteriores; y resultaría, en verdad, hecho extraño y hasta inexplicable (supuesto lo enérgico y resuelto de su modo de ser), que hubiese guardado absoluto silencio en materia de tal naturaleza, de ocurrir el grave suceso durante los años de su vida, siguientes a la publicación del tomo desaparecido (2). (1) He aquí dos de estos pasajes: «Anthonio Beuter curioso scriptor de las cosas de Ualencia hizo de ello (habla del milagro de los corporales de Daroca) special memoria en la chronyca de España»: Tercera Parte, pág. 78. «Otrosí quiere maestro Anthonio Behuter en la chronyca que escriuio de España»: Idem, pág. 525. Pedro Antonio Beuter: nació en Valencia; graduóse de Doctor en Teología, en su Universidad, y obtuvo en este centro docente una cátedra de dicha ciencia (lo niega Pastor, pero lo asegura Ximeno) y otra de Hebreo. Fue Beneficiado en la Metropolitana y Capellán del Cardenal Erardo de Marca, Arzobispo de la propia ciudad. En 1540 acompañó a Roma al Cardenal D. Enrique de Borja, y el Pontífice, Paulo III, honróle con los empleos o cargos de Protonotario y Predicador Apostólico. Vuelto a su patria natal, continuó siendo apreciadísimo, sobre todo, de su Prelado, Santo Tomás de Villanueva. Escribió la citada obra, aunque solo publicó dos de las tres partes de que se debió componer: tituladas, «Primera Parte de la Crónica General de toda España, y especialmente del Reyno de Valencia...» y «Segunda Parte de la Crónica General de España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia».—Valencia—. Dos tomos, 1547-1551, por Juan Mey. Dejó manuscrita, además, una obra relacionada con los Judíos. (2) Viciana, lejos de anunciar su pérdida, demuestra, de forma indirecta y directa, lo contrario, en los otros que completan la Crónica; de manera indirecta, con sus referencias, en general, al Libro que precedió a éstos en tiempo, innecesarias y sin sentido, de resultar incotejabies; y directa, cuando en tres de dichas referencias, remite al lector a su lectura; según se observa, en la que, hablando de la vida y virtudes de Berenguer de Codinats, dice: «yo asseguro al lector que lo leyere (el capítulo de «Sent Francisco», inserto en la Primera Parte) que no dexara de acudirle con vn. Requiescat in pace»; en la alusiva al Duque de Maqueda, Virrey y Capitán General del Reino de Valencia, donde para comprobar sus indicaciones, escribe: «a//a lo remití- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 195 Con respecto a la causa verdadera, origen del desgraciado o censurable acontecimiento, por más que parece temerario empeño determinarla, de haber sido casual, cabe se prefije—considerándola intencionada—si no quiénes individualmente fuesen sus autores o inductores responsables, quiénes lo sean en grupo; acudiendo a la clase que estimó odiosa su obra, y cual consecuencia, su digna y considerada persona. Con muchísimas probabilidades, D. Martín, no se limitaría en su Libro o Parte extraviada, a relatar, con extensión, o en extracto, las ocurrencias de importancia e interés que afectasen a la próxima ciudad valentina, detalle acerca de cuyo contenido habrá de insistirse poco después; si que obrando con acierto, y según era natural sucediese, referiría, junto con las anteriores, las otras del país regional, en la porción indispensable de su historia, a lo menos, que se relacionase con la de la ín&lita ciudad mencionada. Uno de entre los variados e históricos sucesos acontecidos que sin ningún género de duda debieron ocupar con mayor y cuidadoso detenimiento al cronista en sus laboriosas investigaciones y estudios, tanto por la trascendencia y extraordinaria gravedad revestida, como por la valerosa y heroica actitud de su natal y pequeña patria, hubo de ser el que afectaba a las ruidosas guerras de la Unión y a los hechos, reclamaciones y privilegios especiales a ellas precedentes. Nuestro eximio biografiado, a pesar de su manifiesto y ardoroso amor a los fueros y concesiones reales por que se gobernaba el país, comprendería, desde el comienzo de su peculiar trabajo, que en el fondo de aquellas apasionadas y persistentes agitaciones y luchas, ventilábanse, mejor que los intereses y franquicias citadas, los propios de la perturbadora y siempre egoísta nobleza, y sincero devoto de la autoridad monárquica y del inestimable contenido de los consabidos fueros y privilegios, inclinóse, sin vacilar un momento, hacia los desacatados soberanos, de quienes tantas consideraciones y mercedes tenían recibidos sus respetables y excelsos antecesores. Mediaba, aparte de esta razón esencialísima, base de su acertada o explicable conducta, otra segunda de inmenso Valor y significado para él, que le compeliera mos»; y en la concerniente a la imposición de derechos a favor de la Iglesia, del Rey y de la ciudad—penúltima de las apuntadas en páginas anteriores— cuando exclama, suponiendo.contestar a los agermanados: «Pero miren en la primera parte desta chronica, donde hallaran todo lo que pretendían acerca de los derechos, etc.». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 196 fatal y definitivamente a seguir sumiso la enérgica y resuelta actitud tomada por sus reyes; cual era, la de lealtad a la persona y modo de proceder de éstos, que desde un principio adoptó, según decíamos, su originaria y nunca olvidada villa. Apuntados constan, siquiera en resumida forma, en libros de algunos escritores regnícolas, los sufrimientos y pérdidas experimentadas por Burriana a causa de su adhesión a los monarcas, en particular, durante las unionistas guerras contra el Ceremonioso Don Pedro; talas continuadas de sus hermosos y fértiles campos; saqueos incalificables de sus arrabales y abundantes alquerías o casas de labor, y consiguientes incendios en las mismas, y en edificios varios de aquéllos, etcétera; escrito, de parecida suerte, se encuentra cuanto relacionarse cabe con la noble acción del soberano al serle imposible prestar los debidos socorros a la villa, con desesperada ansiedad solicitados, facultando a sus sufridos habitantes para que, sin miedo a posteriores recriminaciones y castigos, antes por el contrario, con el anuncio de ofrecidas recompensas—al término de las guerras cumplidas—firmasen la postrera Unión organizada, y se adhiriesen al serio movimiento insurreccional con el fin de librarse de las odiosas y frenéticas iras de sus secuaces; y nunca olvidado quedar debiera la admirable y sublime respuesta suministrada por la representación del pueblo a la tierna misiva del monarca, persistiendo con altivez en su lealtad, negándose con delicado respeto a utilizarla, y disponiéndose, primero a morir, que a dar muestras de traidores en tamaño angustioso trance. Nuestro cronista, cuya natural satisfacción no deja de percibirse al comunicarnos las magnánimas manifestaciones del rey y de los generosos y entusiastas burrianenses, aunque promete ocuparse en la Cuarta Parte de la Crónica de estas últimas y sangrientas guerras, trata por de pronto con dureza, a los unionistas alzados en armas, de idéntica manera que lo efectuaría en la porción de la obra perdida o hecha desaparecer, al relatar la primera guerra civil, con los egoísmos de la nobleza, en detrimento, sobre todo, de la autoridad soberana. Habría, pues, de encontrarse según ello, el arranque originario de la malquerencia de dicha clase para con el historiador D. Martín, en las enérgicas censuras del mismo a los después titulados conservadores(1), sin perjuicio de reconocer como principal, posterior (1) Los magnates, directores o representantes de la Unión, o conforme se dice en la pág. 328 de la Tercera Parte, «los ductores y regidores». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 197 y notorio pretexto, la malicia de la expresada nobleza, interpretando de torcida forma las intenciones de aquél, o sea, atribuyéndole premeditadas preferencias al referir los timbres y gloriosos hechos de cada una de sus respectivas familias. Únanse a mayor abundamiento, a los motivos y razones enunciadas los inevitables rencores de los que se creyeron heridos en la Cuarta Parte de la obra, y el no escaso grupo,-sin duda, de individuos a quienes D. Martín y su principal admirador, Onofre Esquer-do, califican de gráfico modo, de envidiosos, y se tendrán explicados, a la Vez: los autos de fe a que se sometieron los libros de Viciana; la desaparición o destrucción de la Primera Parte de la Crónica, y la extraordinaria escasez de las otras tres restantes conservadas. Y ya emitido nuestro juicio sobre el lamentable, obscuro y trascendental suceso bibliográfico, hagamos constar a continuación, que de la Segunda Parte de la tan mencionada histórica obra se conocen—por la generalidad—diferentes impresiones o sus copias; cuyo número, conforme se indicó, y se repetirá, va aumentando por más que, con lentitud, de tiempo en tiempo. La primera de estas distintas ediciones, al igual que las restantes en años después encontradas o reimpresas, quedaron incompletas a pesar de los deseos y ofrecimientos del historiador, por las causas que ahora, y en precedentes estudios se exponen en parte; ampliadas y complementadas con pormenores de interés omitidos, en otro posterior similar. Aquella edición, la primera, lleva escrito en su frontis, cual año único de su publicación, el 1564; sin embargo de que hubo de comenzar a imprimirse con grandes y racionales probabilidades, durante el 1563, atendida la fecha del informe del Santo Oficio, autorizándola (6 Septiembre 1565) y lo que muy luego habrá de consignarse con respecto a la data verdadera o presumible de la, o las actuales conocidas de la Tercera. Y aun cuando nos faltan antecedentes bastantes para asegurar sin vacilaciones el nombre de quien la imprimiese y el lugar en donde se estampara el tomo, la mayoría de los autores regnícolas que de semejante problema se ocupan, dan, por descontado, haberlo sido en Valencia, y casa de Juan Navarro—mercader de librosjunto a la Iglesia de San Martín. En lo concerniente a la segunda edición de tamaña Parte de la Crónica de Valencia y de su Reino, es tanto, y resulta tan nuevo y de trascendencia lo que hayamos de participar a nues- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 198 tros lectores, y en especial a los eruditos e inteligentes bibliófilos, que de no equivocarnos, además de colmarles de Verdadero contento la sorpresa, nos habrán de agradecer destinemos un trabajo entero a su detallada exposición y comentario oportuno. Y como del contexto de cuanto deba manifestarse entonces, se inferirá la modificación esencial en lo, hasta la actualidad, tenido por incuestionable, con referencia al número, orden y fechas en que fueron publicándose las diversas ediciones de esta Segunda Parte, y aun del número de las familias en ellas historiadas por el autor, omitimos, al presente y dejamos para el nuevo e histórico estudio, la ampliación de lo que se ha logrado averiguar de cierto y probable en lo tocante a la anterior, o primera edición, y el completo de cuanto afecta a las que le siguieron, estampadas en Vida, o luego del fallecimiento de D. Martín(1). Del Libro o Parte Tercera de la repetida obra regional, contábanse hasta nuestros días, según Fray José Rodríguez (2)y don Vicente Ximeno(3), dos únicas ediciones (impresas entre principios de Septiembre de 1565 y 14 de Abril de 1564, por Juan Navarro); y una exclusiva, aunque con ligeras variantes, de acuerdo con lo que opina el exbibliotecario de la Universidad Valentina y excronista también de la propia ciudad, D. José María Torres(4). Fundábanse por lo visto, los dos primeros, y en particular, el susodicho Ximeno, para emitir su apuntado juicio, en lo que escribiera D. Martín, en el colofón de los volúmenes conocidos de esta Parte o Libro: pensaba de diferente forma, y persistía en su contrario criterio, el excronista, apoyándose en la parecida estructura de las dos supuestas o reales ediciones, sólo, en muy escasos extremos distintas. De tratarse de averiguar, ahora, por cuál de ambos opuestos pareceres convendría se optara, al efecto de proceder en el asunto con el mejor acierto posible, contestaríamos, con verdadera sinceridad, que, en absoluto, por ninguno de los dos: o si se quiere, por otro, que participase de ambos a la (1) El señor Torres en su trabajo citado, pág. XVI a XXVIII (tomándolo casi todo, en sustancia, según veremos, de Borrull), estudia las cuatro ediciones antiguas; compáralas, como éste, entre si, y muestra, en análisis singular suyo, sus semejanzas, diferencias y otras curiosidades (2) «Biblioteca Valentina», pág. 327 y siguientes. (3) «Escritores del Reyno de Valencia», pág. 168 (4) Crónica, Tercera Parte, págs. VII y VIII FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 199 par; es decir: por el de una edición calificable de ambigua, o al mismo tiempo, de primera y de segunda. D. Martín, en efecto, en el precitado colofón del extenso volumen tercero, luego de comunicarnos que hubo de dejarlo in-completo a solicitud de numerosos nobles o señores—cuyas pretensiones encaminadas a conseguir su publicación en 14 de Abril de 1564; esto es: en el día de la entrada en Valencia del poderoso monarca Don Felipe II, satisfizo —agrega, a seguida, que accedió a lo pretendido «porque ya la vuelve a imprimir (tal Parte) y en ella se añade todo lo que en esta primera impression falta, que cierto es mucho». Con cuyo explícito afirmado, bien manifiestamente nácenos comprender que, a más de encontrarse en aquellos precisos momentos escribiendo la segunda edición del tomo, sus propósitos iban encaminados a proseguirlos y darles total y definitivo acabamiento, por cuanto si en realidad califica de modo directo, en el colofón, de primera, a la reducida, por exigencias de la nobleza, y en el mismo pasaje nos anuncia, después de prestarse sin vacilar a ellas, que ya la vuelve a imprimir con muchas noticias omitidas en la anterior, es a no dudarlo claro y seguro, que sus resueltos y firmes intentos, al apuntar lo poco antes transcrito, en nada fueron diversos a la publicación íntegra de dos variadísimas impresiones; de las cuales, según se colige de la cita: una, hallábase en absoluto acabada, y la segunda en su verdadero comienzo todavía, pero, en algo ya de la otra diferente. El señor D. José María Torres, a pesar de lo copiado, y de ello, deducible, insiste y alega, en abono de su expuesta opinión, que salvo lo comprenso en los nueve primeros folios de ambas impresiones, en lo que resta, o sea, en lo constitutivo o principal de la materia historiada, incluso el colofón, ninguna diferencia se percibe en los libros, comparándolos con algún cuidado, entre sí(1). Aun admitiendo como cierto semejante categórico supuesto; aun aceptando que no se aparta de la realidad, en lo más mínimo, él dicho del exbibliotecario de la Universidad valentina, al consignar en su Advertencia al Lector las respetables observaciones que anteceden, siempre, y dígase cuanto se diga en contrario, habrá de resultar evidente que, con frontis y principio distinto, figuran algunos ejemplares, y que en concepto de primera y se- (1) Considera, pues, igual, en todos los Libros, y procedente de una sola y única tirada, lo posterior a dichos nueve folios primeros. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 200 gunda edición, y en tiempo y forma diferenciados se comenzaron y prosiguieron los trabajos; aunque se terminaran los relativos a la primera, y, por razones o motivos hasta el momento ignorados, apareciesen, a la postre, incumplidas sus promesas de añadir materias nuevas a lo inserto hasta los diez folios primeros de la segunda, que iban marcando Visibles y sustanciales distinciones entre los dos consabidos Volúmenes. Por lo respectivo a la Cuarta Parte de la Crónica de D. Martín, solamente se conoce una comprobada edición, impresa por cierto, fuera de la ciudad de Valencia (en Barcelona, por Pablo Cortey, 1566); a causa de las coacciones y amenazas anteriores de la nobleza al historiador y a quienes, acaso, él mismo pudiese encargar, en la capital, la estampación de semejante libro(1). Y supuesto que, con lo hasta aquí dicho y averiguado, queda perfectamente manifiesto cuanto se estima oportuno, por de pronto, relativo a las Cuatro Partes del trabajo principal de D. Martín, añadamos para terminar el estudio de sus dos únicas obras conservadas, lo que nos resta escribir todavía del Libro de alabanzas de las Lenguas y de sus diversas ediciones conocidas. Dedicólo, su autor, «Al ilustre Senado de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia», con el fin de que, «como a padres de la República valenciana», influyesen, con el mayor interés, en la opinión, para contener el alud de castellanismo escrito y hablado que incesantemente iba introduciéndose en el reino con detrimento y, también olvido, del bello idioma regional. Aceptólo muy gustoso, el respetable Consejo de referencia, y correspondiendo al delicado acto, y buenos deseos de su autor, acordó sin discrepancia, se le entregasen en calidad de subvención o ayuda para su tirada, veinte y cinco libras reales valencianas. Constituye tan diminuta y apenas conocida obrilla de Viciana, como supone su extenso y ya reproducido título, un entusiasta y erudito estudio comparativo de las cinco fundamentales lenguas que en ella se mencionan, con singular elogio, de la hablada por la generalidad de los habitantes de nuestra antigua región; lengua, (1) El viaje de Viciana a Barcelona de que habla Esquerdo en sus manuscritos, creemos se realizaría en este instante de la publicación de su Crónica. No es admisible que, sin poderoso motivo (cual debía resultar el mentado) se trasladase el cronista a la expresada ciudad catalana, sometiéndose voluntario, a las penalidades y gastos consecutivos, entonces, a tamaña empresa FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 201 ésta, según el sentir de quien la escribió (y de Béuter) «polida, dulce y muy linda, que con brevedad moderada exprime los secretos y profundos conceptos del alma y despierta el ingenio a vivos primores». Comienza el trabajo, que Ximeno califica,de poco cuerpo, pero muy curioso y con noticias apreciables(1), examinando y aduciendo textos Valiosos relativos al mérito de cada uno de los tres idiomas, Hebreo, Griego y Latino; y luego de dejar en sitio preferente al Hebreo—el de superior pureza, cortesía y honestidad, y el primero, conforme al Génesis, por los humanos utilizado—, afirma, en consonancia con lo expuesto en obras de selectos escritores, que el Griego es el sobre todos, claro, sonoro, bien compuesto, adornado y enseñador; y el Latino—fuente principal de los lenguajes castellano y valenciano—el, en particular, interpretador, extendido y empleado por los hombres de ciencia y de letras. Dice de análoga manera, que el primitivo idioma de la Humanidad, o sea el Hebreo, sin perjuicio de haber subsistido con el carácter de local en la Judea, dividióse, en tiempos de la famosa Torre de Babel, en setenta y dos lenguajes distintos; imposibilitando, desde luego, el expuesto hecho, la inteligencia entre los hombres que no los hablaban iguales; si bien con el transcurso de los siglos, los grupos o naciones próximas, acabando por entenderse, dieron ocasión, con la mixtura de palabras, a tan complejas y numerosas subdivisiones de aquéllos, que hácese imposible determinar, a cuál de los idiomas en la actualidad conocidos corresponde alguno de los setenta y dos antedichos. Ello no obstante, y después de consignar el cronista haber sido Túbal, hijo de Jafet, el primer poblador de nuestra España, añade—siempre con la autoridad de acreditados escritores—que trajo a ella, uno de los setenta y dos antiquísimos, cuyo lenguaje, bajo el nombre especial de Vascuence, se conservaba en sus días, de idéntico modo que se conserva ahora, en diferentes provincias septentrionales de la nación. Hácenos saber también, que cuando los romanos al final de continuadas y épicas luchas .se enseñorearon de la Península Ibérica, salvo en la Cantabria, en lo restante de esta Península, se adoptó la Lengua Romano-Latina; sustituida luego de la invasión y conquista de los sarracenos, por la que los propios utilizaban, menos en las montañas de Castilla y los Pirineos, donde subsistió el castellano—derivado del Romano-Latino corrompido; mas, con poste- (1) «Escrytores del Reyno de Valencia», t. I, pág. 168. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 202 rioridad, lengua «muy galana, cortesana y graciosa»—, y en las aludidas Provincias Vascongadas, el éuscaro, Vasco o Vascuence. En siglos sucesivos, o mejor, al tomar Don Jaime de Aragón, con el auxilio de gentes de nacionalidades distintas, la capital de nuestro reino valenciano (28 Septiembre de 1258), convirtióse la misma, en otra parecida e ininteligible Babel por motivo de la diferencia y consiguiente confusión de lenguajes empleados: «Empero, como el Rey, y los de su Casa, y Corte, y muchos de sus vasallos hablaban Lengua de Provenza..... como más común prevaleció; pero no sin gran mixtura de otras lenguas, y toda en junto fue nombrada Lengua Lemosina, con la cual tenemos escripto el libro de las Leyes Forales del Reino, y las obras de Ausias March, y muchos otros excelentes libros», cuyo idioma corregido y aumentado, mediante palabras hebreas, griegas y latinas, constituyó «una Lengua común para todo el Vecino, con la cual hablaron y hablan (los Valencianos) de presente». Dice también, que tanto en ésta, cuanto en la castellana y otras, hay tres modos de expresarse: el de los hombres de ciencia y letras, el de los caballeros, cortesanos y ciudadanos, y el de la gente Vulgar. Y agrega, por último, a todo lo referido, con ocasión de cierta singularísima Justa celebrada en presencia del Papa Alejandro VI, por los embajadores de España, Francia, Portugal y Toscana, acerca de cuál de los hablados en dichos cuatro países merecía la preferencia, atendida su mayor semejanza con el Latino que, reunidos en 1498, y día de la fiesta de San Pedro, ante el indicado Papa Alejandro, tales embajadores, algunos cardenales y «gente de gran doctrina», pronunció el representante de España un breve discurso encomiástico de la castellana—Viciana lo reproduce—repleto de vocablos tan semejantes a sus equivalentes latinos, que los de Francia y Portugal, diétonse al momento por vencidos; y el de Toscana, no encontrando medio de salvar el serio compromiso aceptado, solicitó, apoyándose en frivolo pretexto, la suspensión de la Justa, aun cuando se obligara a contestar lo oportuno en posterior día, que a pesar de ello, dejó sin determinar. Pero como por una parte el suspendido día no llegaba, y por otra el Papa, valenciano de origen, hubiérase gozado con la defensa del regional lenguaje mediante la intervención de cualquiera de los cardenales Vera, Serra, Lopiz y Loris, asistentes a la controversia, y naturales, también, de la capital, o de su Reino —lo que no realizaron, sin embargo, de tener la puerta abierta y de los tres mil, por lo menos, términos latinos contenidos en el FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 203 idioma del país —efectúalo en su lugar el cronista, valiéndose de hábil y breve discurso cuajado de palabras comunes al latín y Valenciano, previa original y sustanciosa exposición de méritos atribuíbles a la postrera de las dos anotadas lenguas. El historiador, sin embargo de su curiosa y apasionada defensa escrita, no da por resuelto el litigio a favor de la linda y dulcísima nuestra, sino que, en humorístico e ingenioso párrafo final, déjalo en suspenso hasta que un extraño Juez—el idioma Hebreo—dicte el procedente fallo definitivo, en vista de cuanto aleguen las partes— todos los lenguajes del universo—; a cuyo objeto, emplázalas para que dentro de un año y día, ellas, o sus representantes, comparezcan en la histórica y siempre santa ciudad de Jerusalén. Tal es en esencia, el contenido del limitado Libro de alabanzas délas Lenguas, del que, para acabar, diremos que se imprimieron cuatro ediciones—las cuatro en Valencia—: la primera, en 1574 por Juan Navarro(1); la segunda, en 1765 por Salvador Faulí; la tercera, en 1877 por Francisco Aguilar; y la cuarta, en 1880 por Pascual Aguilar: prescindiendo de la reproducción al fotograbado de la primera, que llevó a cabo en Madrid, según el señor Rodríguez Condesa, entre los años 1870 y 1875, D. José Sancho Rayón. III Una vez conocido el número de las obras escritas y publicadas por D. Martín, sus títulos, materia de que, en resumen, trata la Crónica de Valencia y de su Reino, y parte sustancial del Libro de alabanzas de las Lenguas, es llegada la ocasión oportuna de apreciar los méritos y defectos de las dos últimas, y, particularmente de la primera. Consignemos ante todo (aunque sea alterando el orden de su cita) lo que afectar pueda a la de Alabanzas, escrita con naturalidad y relativo ordenamiento, pero con difusión, en ocasiones, que su lenguaje y estilo, por más que algún tanto incorrectos (1) D. Pedro Salva y D. Salvador Cañete, en el Catálogo de la Biblioteca de Salva, y discurso pronunciado en la Academia Española en 1867, respective, califican esta edición de rarísima. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 204 y sencillos (si bien en su postrer párrafo impregnados de fino y delicado humorismo), hácenla todavía, a pesar de la diferencia de épocas y conocimientos, antes que fatigosa, algo agradable a la lectura. Redactada sin pretensiones literarias, de parecida forma que su otra obra principal, y de desarrollo y fundamentos probatorios insuficientes para llegar a conseguir de sus lectores la plena convicción de la superioridad del valenciano idioma, si no logró tampoco, con la enérgica protesta que representaba, paralizar el dominador avance castellanista que, con precipitación, se iba apoderando del reino, diónos a conocer en cambio, aparte de su cariño al lenguaje regional, su erudición y sus no escasos ni vulgares filológicos estudios, comprobados de seguro, con la exuberante colección de citas de autores y textos aducidos en abono de sus, en ellas, manifestadas opiniones(1). Y sin atrevernos a determinar la porción con certeza, verdadera, la problemática, y, la evidentemente errónea de su diminuto e intencionadísimo trabajo —punto, éste, de dificultosa solución por lo incompleto de los estudios comparativos sobre la materia en él tratada—es de justicia hagamos constar, en elogio del burrianense historiador, que no sólo nos transmitió resumido, cuanto a la sazón sobre el peculiar asunto se sabía, si que, adelantándose a la casi totalidad de los escritores de su tiempo, y a lo que sostienen en nuestros días los, en primer término, eruditos e inteligentes filólogos nacionales, coincidió con lo afirmado por Lucio Siculo Marineo; es a saber: que el lenguaje éuscaro, vasco o Vascuence de uso ordinario to- (1) He aquí muchos de los que nombra y aporta: Evangelio de San Lucas; texto latino de no enagenar, ni permutar las cosas Eclesiásticas; Leyes de los Digestos; Ciudad de Dios de San Agustín; Geminiano y otros Doctores; Alberico de Rósate, su Diccionario y Primera constitución de los Digestos; Budeo y su tratado de Asse; San Isidoro y sus Etimologías; Guillermo Durando, con su Racional de los Divinos Oficios; el Génesis; Nicolás de Lira y su Prólogo de la Epístola a los Hebreos; Sermón de Bernardino de Bush; Libro de Margarita Filosófica; Arnobio, acerca del salmo IV; el Venerable Beda; Siculo Marineo y diversos escritores que, con él. tratan del primer poblador de España; Séneca; Quintiliano; Lucano; Marcial; Trogo Pompeyo; Plutarco; Mena; Alfagano; Albumazar; Alguibicio; Abenaza-ra; Alphonso; Avicena; Aventuiz; Algazel; Arnaldo de Vilanova; Orosio; Prudenció; Leandro; Fulgencio; Dominico; San Vicente Ferrer; Antonio de Nebrissa o Nebrija, y su Gramática; Leyes Forales del Reino; Obras de Auxias March, etc FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 205 davía en diferentes provincias del Norte, fue—lo indicábamos hace poco—el primero de los conocidos y hablados en nuestra común patria española (1) Por lo que atañe a la crítica y avaloración de su famosa aun cuando incompleta Crónica regional, hase dedicado nulo o escasísimo tiempo y espacio, así por los escritores del país, como por los a él en absoluto extraños; exceptuando al señor Rodríguez Condesa, que en su consabida Memoria bio-bibliográfica de Vicia-na, habla del asunto con regular detenimiento y en nuestro sentir, con no poco afortunado acierto(2). Rodríguez y aquéllos, de todas suertes y sin reservas de naturaleza alguna (cuando le nombran o nombraron), han elogiado y contribuido con sus respectivos escritos al ensalzamiento de la obra y de su venerable autor; descontando a uno—¡a uno tan solo!—que sepamos, como con oportunidad se indicó en el tercero de los estudios del libro. Recordarán, seguramente, nuestros respetables e ilustrados lectores, que al investigar, en el trabajo relativo al primer período de la vida de D. Martín, el número de años que empleara éste, en la composición valenciana y traducción al castellano de su Crónica, dejóse manifiesto que D. Juan Bautista Perales, continuador de las Décadas Históricas de Valencia por D. Gaspar Escolano, fue el único, sin duda, y de manera desusada y despectiva, a quien debió el historiador y su obra, las más acres y punzantes ironías: tanto en lo que respecta al supradicho extremo del tiempo, cuanto a lo relacionado con el mérito y demérito de su libro. Confirmando, en corroboración, estas severas pero exactas indicaciones, dícenos el señor Perales, en su Prólogo: «A nuestros lectores», inserto al principio del tomo tercero de las Décadas continuadas, y en su página 706, además (reproduciendo aquí para mayor claridad el completo de sus entonces resumidos argumentos), que se resiste a creer iniciase, nuestro D. Martín, los trabajos de su Crónica Valenciana, conforme nos cuentan sus biógrafos, en 27 de Diciembre de 1517; es decir: a los quince años de su edad y cuando le era imposible haber leído otros (1) Sostiene, con tenacidad y talento, esta opinión, el catedrático de la Universidad Central, D. Julio Cejador, entre otros pasajes de sus obras, en la página 25 y siguientes, de la titulada «Historia de la Lengua y Literatura Castellana». (2) Páginas 22 a 29 inclusive. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 206 libros que los designados en los cursos académicos, y la acabase en 16 de Marzo de 1566, o sea, después de transcurridos, con aproximación, cuarenta y ocho años y medio; no obstante lo que, utiliza este muy largo período para, con acritud fustigarle, porque habiéndole sido.factible componer durante él, un trabajo, a todas luces monumental, apenas si en lo que escribiera cabe encontrar punto alguno de indiscutible Valía para la historia de la región. Adviértenos, al propio tiempo, que los libros de semejante naturaleza habían de ser tanto más aceptables, curiosos y dignos de loa, cuanto mayor número de pormenores desconocidos contuviesen, sin embargo de resultar preciso se omitan en ellos, los de importancia secundaria, estériles para el interés de la obra, y útiles acaso para absorber momentos preciosos al cronista y a sus habituales lectores. Añadiendo, luego de las expuestas enseñanzas, con refinada malicia, y aplicando lo que expone al burria-nense y preclaro historiador: «Así envidiamos a Martín de Viciana, nuestro antiguo cronista, cuando le vemos invertir cuarenta y ocho años para ordenar La Historia de Valencia, de cuya obra no pueden sacarse grandes lecciones». Completa tan singularísimo juicio—y con esto damos remate a su ya excesivo extracto—el dato referente a la gran impresión de sorpresa notada en D. Juan Bautista Perales al calificar el concienzudo Ximeno de famosa la Crónica y descubrir en ella un mérito que, según nuestro severo y despiadado crítico, pocos le conceden. Y preguntábamos a continuación del anterior inexplicable desahogo, ¿Es creible, que quién haya leído con detenimiento; quién haya examinado a conciencia, lo conocido de la obra de Viciana, se atreva, con serena tranquilidad, a emitir tan dura y desfavorable opinión sobre ella? ¿Es creible que D. Juan Bautista Perales, escritor fácil y de ordinario correcto y ecuánime, desentendiéndose de la sencillez, verdad, carácter original y demás condiciones meritorias de la Crónica, se dejara dominar al exponer su opinión, por raro e injustificado apasionamiento, hasta el extremo de encontrarla defectuosa casi en su conjunto, y, lo que es muchísimo peor, de despertarle dudas y haber reducido a términos inexactos o incompletos lo que, en realidad, manifestó Viciana relativo a su principio, fin y duración? Demostrado en su oportuno lugar y trabajo mediante manifestaciones explícitas y decisivas de su autor, que su obra histórico-regional comenzóse y hubo de ser terminada en las dos preinser- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 207` tas datas; demostrado que no son los biógrafos de D. Martín, sino éste mismo, quien relaciona su edad de quince años con la fecha precisa de su comienzo; y demostrado que los cuarenta y ocho años y medio comprendidos entre las que con anterioridad se apuntaron, representan únicamente, el intervalo de tiempo dentro del cual debió de llevarse a cabo la composición de sus Cuatro Partes en Valenciano e idioma de Castilla (descontando las otras Varias circunstancias que lo reducen), corresponde se impugnen ahora, las aseveraciones restantes del repetido señor Perales, con tanto mayor motivo que, de su breve pero adecuada contestación, habrá de desprenderse el trozo quizás, esencial, de nuestro modesto y desapasionado juicio crítico de la Crónica. Véase si no: Sostiene el antedicho escritor regnícola en lo hasta aquí todavía por discutir, y con pretensiones dignas de mejor ocasión y causa, que apenas si se encuentra en sus tres conservadas Partes punto alguno luminoso de Verdadero interés para la historia y capaz de utilizarse o servirnos de sana y provechosa enseñanza; sin embargo de que, no puntos luminosos, conforme es notorio y se inferirá de lo que diremos, sino Partes completas (la Segunda, Cuarta y una porción respetable de la Tercera, al menos), han constituido, constituyen y constituirán por lo original, exacto y variado de su contenido, elementos tan indispensables para escribir la accidentada historia de la región, que resultaría Vano o temerario empeño intentarlo, sin concienzuda lectura previa de la aludida magna obra en donde figuran. Da a entender de idéntico modo, pero con maliciosa e intencionada ironía, que D. Martín, en el notable y serio estudio histórico suyo, presta indebida atención a sucesos y pormenores que el crítico conceptúa de valor escaso, o por completo indiferentes; no obstante constituir los incalculables, minuciosos y precisos en él^contenidos la porción por excelencia hermosa, útil e interesante de la obra, según con facilidad comprobará quien quiera preste atención al grupo que, de entre los de mayor relieve, anotamos de seguida en extracto. Estados pertenecientes a distintos nobles, con su renta, número de las casas de sus vasallos y jurisdicción sobre éstos ejercida; bandos que en ocasiones dividían a la nobleza, con algu-nas de sus despiadadas luchas, y nombres de varios de los en ella comprendidos que desempeñaron los cargos de Virrey, Gober- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 208 nador o Portant-veces de General Gobernador en el Reino; fundaciones de celebrados Monasterios con sus pertenencias, rentas y nombres de muchos de sus Abades; Ordenes Militares del Temple, CalatraVa, Santiago y, sobre todo, de Montesa, en lo no poco que afectaban a nuestro país, con la resistencia de los Templarios e incidentes ocurridos en ella, al acordar fuese extinguida su Orden; designación de Maestres y otras Dignidades, por lo que respecta, en especial, a las tres postreras mentadas Órdenes; Mesa Maestral de la de Montesa y peculiar gobierno suyo; lugar de su instalación, renta de sus Maestres, Comendadores, Priores, etc.; Cartas Pueblas y Privilegios Reales, relacionados con la repoblación de muchas localidades conquistadas por Don Jaime I de Aragón; organización religiosa, política y judicial de diversos lugares y villas del país, sin omitir a menudo los nombres de los Justicias, Jurados, Almotacenes, Síndicos, etc., de la época en que se publicó la Tercera Parte; escuelas de latinidad y de letras latinas y griegas; hombres de ciencia —con sus profesiones—; personajes célebres y familias distinguidas; agricultura y ganadería, con determinación, en ocasiones varias, de los productos anuos en cada una de las principales cosechas, sin olvidar, cuando procedía, lo alusivo a la caza y pesca; industria, comercio y distintos innumerables detalles convenientes, así como los enunciados, para conocer a fondo la situación social, política, económica, etc., de esta parte de España; todo ello, claro está, aumentado con nuevas particularidades, curiosas e interesantes, abundantísimas en sus páginas, y de las cuales cabría se señalasen, por vía de ejemplo, la costumbre regional de cambiar, a veces, de apellido los nobles; los gastos que implicaban las copias de libros antes del aprovechamiento de la imprenta; el nombre de quien introdujo en la región las escuelas de griego, el de «en música de arpa hauido por Vnico en España»; la detallada manera de operar para extraer el azúcar de la caña del citado nombre, cuyo cultivo existía en diversas localidades del reino; el selecto personal con que se repobló alguna villa; la magnánima y sublime correspondencia cruzada entre las autoridades de Burriana y Don Pedro el Ceremonioso durante las últimas guerras de la Unión; el singular y largo proceso de cuatrocientos vecinos de Onda incluso su Baile, por desobediencia al Portant-veces del General Gobernador de la capital, D. Luis Cavanilles; el convenio o tratado de extradición entre Traiguera y Tortosa, poblaciones entonces, de FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 209 términos fronterizos, sitas, respective, en el Reino de Valencia y en el Principado de Cataluña, etc. Supone por fin, el continuador de las Décadas Históricas de Escolano, ser corto el número de los que conceden mérito real a las tres conocidas Partes de la Crónica, y grande, en su consecuencia, el de quienes creen o afirman lo contrario, cuando todavía descartando al Censor de la Obra, Fray Miguel Carranza, que la considera por excelencia curiosa y digna de estudio, y a Viciana con derecho a justo y merecido premio (1), y a lo que en abono del mismo y de su libro escribe D. Nicolás Antonio en su Biblioteca Nueva (2); prescindiendo de los ilustres literatos y poetas Gil Polo, Almodóvar o Almudévar y Oliver, que prodigaron, también, crecidos elogios a la Crónica y su autor (3); y descontando igualmente a los escritores y sociedades Valencianistas contemporáneas, sin excepción, afectas de parecido modo a su persona y libros, el es- (1) Fr. Miguel Alonso Carranza: Religioso Carmelita, nacido en Valencia en 1527. Conforme él nos participa en la censura y licencia para la impresión y venta de la Segunda Parte de la Crónica, fue Prior Provincial de los frailes y monjas de la Orden de Nuestra Señora del Carmen en los reinos de Aragón, Valencia y Navarra, Teólogo, y del Secreto del Santo Oficio de la Inquisición valentina. Fundó varios Colegios en España y Sicilia, y en «Los escritos sobre la Prima secundes, de Santo Tomás», pág. 200, dice con expresión de amargura: «Aunque de paso y de corrida quiero quejarme de mi infilicidad, de como mis escritos se han imprimido en nombre de otros varones doctos de España; y ellos se tienen la honra y el provecho y yo me quedo con solo mi trabajo». (2) Tomo 2, fol. 91: Nicolás Antonio: Bibliógrafo español, nacido en Sevilla durante el año 1617, y muerto en 1684. Estudió Gramática latina, Filosofía y Teología en el Colegio de Santo Tomás de la expresada ciudad, y Derecho en Salamanca. Escribió y publicó su Biblioteca hispana, y dejó manuscrita, su otra Biblioteca hispano-rabínica. (3) Gaspar Gil Polo: Vio la luz primera, tan ilustre poeta, en Valencia en 1516. Fue protegido de Felipe II y de sus ministros; desempeñó al principio el cargo de Escribano, y luego el de Coadjutor del Maestre Racional, no de la Ciudad, sí que de la Regia Corte en el Reino de Valencia, con derecho a renunciarlo a favor de sus hijos. Su poema pastoril conocido, de ordinario, con el nombre de «Diana Enamorada de Gil Polo» (lo intituló éste «Primera Parte de Diana Enamorada: cinco libros que prosiguen los siete de Jorge Mon-temayor»), valióle, al igual que sus canciones, sonetos y demás poesías, grandes elogios de Cervantes. Entre las diversas impresiones de la Diana, existe una, en octavo mayor, por D. Antonio Sancha (Madrid, 1778-1802), que FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 210 critor regnícola primero que del cronista se ocupa y se sirve, Gaspar Escolano (1), nómbralo con frecuencia en sus Décadas y utiliza la Cuarta Parte de la Crónica para escribir, en aquéllas, sobre las ruidosas Gemianías valencianas. Onofre Esquerdo que le sigue en turno, a la par que entusiasta fervoroso de D. Martín, hácenos saber, en sus expresados y conocidos manuscritos, cuando nos habla de los distintos libros de Viciana, y en especial de la Crónica, «que fueron muy estimados de los sabios y de los que nacieron con buena intención»; el Padre Fray José Rodríguez, posterior aproximado a Esquerdo, dedícales, de parecida forma que a su autor, el cronista, favorable e interesante artículo, en su celebrada Biblioteca Valentina (2), donde consigna, además, que «Escolano en las dos partes de su historia, y en particular, en la segunda, le cita mucho: El Regente Lorenco Mateu: «De Regimene» haze lo pro- cuidó y completó con notas muy eruditas D. Francisco Cerda. Gil Polo se encontraba en Barcelona, ocupado en el arreglo del Real Patrimonio, cuando le hubo de sorprender la muerte en el año 1591. Onofre Almodóvar o Almudévar: Distinguido literato y poeta regional, nacido antes de 1564, y muerto después de dicho año: supuesto que en la Segunda Parte de la Crónica— publicada en el repetido de 1564—aparece ya un soneto suyo en elogio de Viciana y de su obra No sólo publicó las propias, cual su «Instrucción para saber devotamente oir Misa», con una epístola proemial, si que imprimió las de otros notables escritores valencianos. Su prólogo al «Procés de les Olives» y a «Lo Sornni de Joan Joan» de mosén Bernardo Fenollar, en colaboración con. Juan Moreno, mossen Jaime Gazull y otros, y la «Brama deis llauradors» del postrero; así como los versos que insertó al principio de la edición de las obras de Jaime Roig, efectuada por Juan Arcos, dan fe de su inspiración, en concepto de poeta, y de su facilidad y correcto estilo, cual Verdadero prosista valenciano. Micer Miguel Gerónimo Oliver: Por razón idéntica al hablar de Almudé var, puede asegurarse que nació, este poeta, mucho antes de 1564, y murió luego del mismo año. Cerda advierte en sus notas a la Diana, pág. 584, que dicho Oliver es aquél a quien aluden los apuntamientos de Lorca, diciendo: «En 19 de Mayo, mandó la Ciudad que el clavario común, pagase al magnífico Misser Miguel Gerónimo Oliver, Doctor en ambos derechos, por el trabajo que tuvo en ordenar los versos que se pusieron en el arco triunfal que se erigió en el Mercado, y en las fachadas de las puertas de Serranos y del Real, para la entrada que hizo S. M. Don Felipe II, en 17 de Febrero de 1564». Su profesión, acto en que intervino, soneto dedicado a D. Carlos de Borja, Duque de Gandía, en alabanza de Viciana y su obra, y poesías suyas latinas y castellanas conservadas, supónenle persona ilustrada, y poeta nada Vulgar. (1) Manuel Danvila, «La Germanía de Valencia», pág. 9. (2) Pág. 327 y siguientes. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 211 pio(1). Garibay. Par. 1. lib. 1. cap. 5. fol. 14. y en otros de toda su Historia, le alaba(2); y también Valda: Fiestas de la Concepción, fol. 626(3). El autor de la Crítica, fol. 162. Y otros ya ex-trangeros, ya Naturales. Estevan de Corbera, en su Cataluña Ilustrada, lib. 5. cap. 18. folios. 374. y. 377. dize: A Martin de Viciana se le deVe la curiosidad, y diligencia, con que reconoció los Archivos para historiar las Grandezas de su Patria; no solo generales de toda la Nación (valenciana), sino también, las particulares, de las ciudades, y lugares, mas principales de ella»(4). El juicioso D. Vicente Ximeno, en sus «Escritores de) Reyno de (1) Lorenzo Matheu Sanz: Nació en Valencia, vivió en el siglo XVII, y cuéntase entre los jurisconsultos notables de su época. Fue Caballero de la Orden de Montesa, Juez de Causas civiles en su ciudad natal, Alcalde de Casa y Corte en Madrid e individuo del Consejo de Indias y del Consejo Supremo de Aragón. Entre sus obras impresas y manuscritas, se cuentan: de las segundas, la «Descripción de Murviedro»; y de las primeras, el «Tratado de la celebración de Cortes generales del reino de Valencia», y la indicada en el texto, cuyo título íntegro, dice: «De Regimene urbis ac regni Valentías;, sive selec-tarum interpretationum et principaliores foros ejusdem, Tractatus.» (Tratado del Régimen de la ciudad y reino de Valencia o de las interpretaciones selectas de sus principales fueros.) (2) Esteban de Garibay Zamalloa: Vino al mundo en Mondragón (Guipúzcoa) durante el año 1525, y murió en Valladolid en 1599. Fue desde su juventud aficionado a los estudios históricos, y conoció a fondo los idiomas griego y latino. De espíritu laborioso, no perdonó medio para descubrir hechos desconocidos u olvidados. Felipe II le nombró bibliotecario de Cámara y después cronista del reino. Aunque careció de crítica y copiló abundantes fábulas, debe tenérsele en calidad de verdadero sabio; habiendo utilizado sus trabajos, Mariana y otros historiadores. Dejó escritas varias obras, y tituló su historia «Los quarenta libros del compendio historial de la Chrónica y universal historia de todos los reinos de España». (3) Juan Bautista Válda Moya: Nació en Valencia, cual su hermano Pedro, también escritor. Dedicóse a la Jurisprudencia, y se distinguió como Abogado en su ciudad natal; habiendo sustituido al célebre Marco Antonio Ortí en la Secretaría de la misma, y sido electo para historiar las fiestas que después se indican. Escribió un discurso político, teológico y jurídico sobre la posibilidad de ejercer gobiernos y oficios públicos, los menores; el «Libre de les Assisten-cies dels senyors jurats de la ciutat de Valencia», etc. (Libro de las Asistencias de los señores jurados de la ciudad de Valencia, etc.); y el del texto, titulado: «Solemnes fiestas que celebró Valencia a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, por el Supremo Decreto de N.. SS. Pontífice Alejandro VII». (4) Esteban de Corbera: Historiador catalán, nacido en Barcelona. Publicó varias obras, entre las cuales, la del texto, y dejó manuscrita una Historia de Cataluña. Murió en 1635 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 212 Valencia»—tratado bio-bibliográfico modelo—en su laudatorio y excelente estudio acerca de Viciana, cuéntanos de los Varios libros de la Crónica «que salieron muchos de España por el aprecio que les tenían los Estrangeros»(1), y de similar manera que los precedentes, nombran o escriben de D. Martín y sus obras, con Verdadera complacencia, o como dignas de ser conocidas, los Mayáns, Sales, Pérez Bayer, Cerda, Blasco, Borrull, Pastor, Boix, Salva, Torres, Danvila, Llórente, Cebrián y Cacho, Rodríguez Condesa, Castañeda, Antolín, etc., sin que exista o conservemos en la memoria —fuera de quien continuara las Décadas de Escolano—escritor regnícola alguno, de reconocida significación, que haya intentado siquiera, empequeñecer o desvirtuar el recuerdo de D. Martín o sus libros(2). No se crea, sin embargo, que las Partes constitutivas, o mejor, conservadas, de tan fundamental estudio histórico se encuentran libres de indubitables defectos, no: en medio del inapreciable mérito que implica lo historiado en la Segunda y Cuarta; en medio de la riqueza de los detalles incluidos en la Tercera, contiénelos principalmente (aunque hasta cierto punto disculpables) con relación al lenguaje y a su sospechado plan y metódico desarrollo. Notorio es, por cuanto afecta al primero de los dos innegables deméritos, que durante el siglo XVI, en cuya época se escribieron los libros perdidos y los todavía subsistentes del historiador, hablábase en la ciudad de Valencia y su Reino, el, a la sazón, ya en decadencia, idioma del país; no obstante que muchos de los después admirados literatos de la culta capital valentina, emplearan de ordinario, hacia la mitad de la indicada centuria, el harmonioso lenguaje de Castilla para la redacción de sus obras. Aquellos sobresalientes escritores del siglo XIV, llamados en Ramón Muntaner, Mossen Jaime March, Micer Domingo Mascó, Pedro Juan Marto- (1) Tomo I, fol. 166. Ximeno da tanta importancia a semejante hecho, que, para explicar la desaparición casi completa de tales Volúmenes, cuando escribía su obra, equipáralo a las enconadas persecuciones a que estuvieron sometidos. (2) Para darse cuenta completa de la ligereza y precipitación con que los examinó Perales, basta añadir a lo escrito, sus tres nuevas afirmaciones siguientes: que la Segunda Parte de la Crónica únicamente se conserva, manuscrita; que la Primera, se publicó en Valencia, durante el año 1564, por Juan Navarro; y que el Libro de alabanzas de las Lenguas, fue estampado en 1594: Obra suya y lugar citados. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 213 rell y los no menos excelsos del XV, Auxias March, Jordi de San Jordi, Jaime Roig y Sor Isabel de Villena, tuvieron escaso número de sucesores que les reemplazaran, durante el subsiguiente siglo XVI, siquiera fuese de lejos, en importancia y en sus nobles y patrióticos empeños de sostener incólume el dulce y gracioso idioma Valenciano. Solamente Varios decididos y entusiastas enamorados de las grandes cosas de la región intentaron proseguir la meritoria empresa de redactar estimables libros en aquella descuidada lengua, tales como Andrés Martí de Pineda, Pedro Gerónimo Tarazona, Luis Sabater, Pedro Antonio Béuter, etc.; sin embargo de que, en definitiva, algunos de ellos—Béuter, por ejemplo— viérase obligado para facilitar la circulación de su obra histórica, a traducirla al generalizado lenguaje castellano. Fiel observante D. Martín de lo que atañer pudiese a recuerdos magnos de nuestro antiguo y hermoso reino, y resuelto guardador, por lo tanto, de su tierna y dulcísima habla, en ella se expresaba y en ella escribió la Crónica de Valencia y sus tres elucubraciones restantes (1) con ingenua y sencilla verdad (2); pero sin que resulte fácil, ni siquiera posible empresa, por lo inseguro, emitir juicio acertado respecto de su literario mérito, a causa de la desaparición de los trabajos primitivos suyos y del carácter de sus notariales documentos valencianos, puramente formularios, y escritos, en ocasiones, por amanuenses, salvo en la porción latina destinada a dar fe de su contenido. Mas el cronista, a pesar de lo dicho, pensando contribuir al rápido y eficaz enaltecimiento de nuestro país, si facilitaba la lectura señaladamente de su Crónica, a los habitantes de los otros en que se dividiera España, tradújola, cual Béuter la suya, del Valenciano al castellano, idioma por él apenas utilizado y de manera incompleta conocido (3); dando pie, semejante particularidad, (1) Libro de alabanzas de las Lenguas, pág. 18. (2) Colígese de las indicaciones inserías en la pág. 10 de la Segunda Parte, copiadas en nota posterior, y en otros lugares de estos estudios (3) Que apenas lo utilizó, infiérese del que hablaba y escribía de ordinario, si no siempre; conforme lo suponen sus documentos conservados y cuanto relativo a tal materia escribe en la Epístola del Libro de alabanzas, pág. 10. Que le era de incompleta suerte conocido, demuéstralo: de modo expreso, su confesión de ignorar el lenguaje castellano correcto (Tercera Parte, pág. 9); y de forma tácita, sus palabras concernientes a los esfuerzos, o tiempo empleado en la traducción a esta habla de sus obras: todas escritas en valenciano (página mentada del Libro de alabanzas); al igual de lo que expone en la pro- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 214 junto con las interrupciones frecuentes de sus trabajos históricos ocasionados por los múltiples Viajes y asuntos que le distraían, descuidos de los impresores y convencimiento propio de que lo indispensable en tan especialísima clase de libros consiste en relatar, sin veladas o encubiertas palabras, la Verdad entera y sencilla(1), dieron pie, repetimos, a la incorrección del lenguaje y desigualdad del estilo, afeados por el cúmulo de erratas sin rectificar (2)y al número considerable de años comprendidos entre el principio y fin de la Crónica. Por lo que respecta al plan y muy en particular a su desarrollo—segundo de los dos anotados defectos—la inexistencia en dicha época, de orientaciones prefijadas y de trabajos similares que las suplieran y le sirviesen de fidelísimo guía(3), explican con pia Tercera Parte y página: «E ya que yo no puedo vestir mi hystoria de otra hermosura, trabajare cierto, y assi lo prometo de escriuir verdades, contentándome con lo que acerca de Cicerón dice Catullo, que no es menester ser orador para escriuir hystoria, que basta no ser mentiroso». (1) Dice en la Segunda Parte, pág. 10 (reproduciendo lo ya copiado): «Solamente desseo que los lectores aduiertan a que mi principal intención ha sido breuemente y en las mas desnudas palabras que pude contar la verdad entera y senzilla...... (2) D. Martín, confiando que el lector enmendara, con facilidad, la gran mayoría de ellas (Tercera Parte, pág. 23, y final de la Cuarta), no corrige ninguna en la Segunda Parte; y escasas—por lo común respectivas a números o fechas—en las Tercera y Cuarta. Creímos que D. José María Torres, encargado de vigilar la reimpresión de las dos, editadas por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, dejaría de conformarse con el sensible proceder del cronista, con tanto mayor motivo que, tratando el mentado Torres, de justificar en su referida Advertencia, la sustitución de la letra llamada de Tortis, en que fue impresa la Segunda Parte, por la de tipos elzevirianos, aduce como fundamento, que dicha Sociedad se propuso la reimpresión, no la reproducción del Libro; pero nos equivocamos, desgraciadamente, al observar defraudadas sus afirmaciones en asunto tan trascendental por lo que afea, dificulta y obscurece en momentos lo narrado, cuando consintió la reproducción exacta de la extraña ortografía—corriente en tiempos de Viciana—y, sobre todo, de la inmensidad de erratas, sin rectificar o corregir. Gracias, al menos, que hacia el fin de la aludida Segunda Parte, y haciendo a medias lo que hubo de efectuarse completo, enmiéndase en notas (aunque a veces con poca fortuna) el nombre equivocado de diferentes personas y poblaciones. (3) Comprendiendo el cronista, las dificultades de su empresa, escribe en la pág. 10'de la Segunda Parte: «E aunque yo pudiera buenamente rehusar tan graue trabajo pues me faltaba ¡a ociosidad y los ductores mis naturales a quien siguiesse para entender en ello...... FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 215 claridad meridiana lo borroso de su trazado y despliegue, sabiéndose, según nadie ignora, que en lo, por primera vez proyectado o producido, ni es posible la deseada perfección, ni aquellas acertadas o definitivas combinaciones y desenvolvimientos que únicamente los continuos y rectificados ensayos acaban por modelar. Es cierto que a nuestro distinguido D. Martín precedióle, en escasos años, D. Pedro Antonio Béuter; es cierto que este elegante escritor(1), y culto Maestro, propúsose escribir una Crónica General de España y especial del Reino de Valencia, en tres diversas partes divididas; pero publicó exclusivamente dos de las tres anunciadas, conforme decíamos, historiando al mismo tiempo que el reino, la nación entera—sin citar a menudo los testimonios—y aunque algo ordenado en su desarrollo, aparecen plagadas sus páginas de aquella clase de fábulas y consejas, que de acuerdo con lo expresado por Ximeno, tenían pervertidas en extremo nuestras antiguas historias patrias. La obra del cronista, sin embargo de cuanto se iniciaba con motivo del segundo de los dos repetidos defectos, no adolece de tan obscuro o confuso plan—y consiguiente desenvolvimiento— que aun faltándonos el tomo perdido, dejen de vislumbrarse sus verdaderos propósitos, encaminados a estudiar, en los Cuatro Libros de ella, la historia íntegra de la región, conforme al método y orden que luego después diremos. Comprueba, en principio, el carácter general de su extenso trabajo, junto con el consabido título escrito al frente de las dos primeras Partes conservadas, «Crónica de Valencia y de su Reino», lo que a nuestro juicio, con evidencia inconcusa supone o quiere manifestarnos en el «Prólogo del Auctor al lector» inserto en los comienzos del Segundo Libro, cuando al recalcar la amplitud e importancia documental de sus trabajos históricos, nos participa que ninguna «de las naciones muy diligentes terna su relación mas entera ni Verdadera que la tendrán de si los valencianos»; aludiendo, sin duda, con estas significativas palabras, a todos los habitantes de la región, y no de única suerte a la nobleza Valenciana, de que, según es notorio, se ocupa el Volumen. ¿Persistió en sus advertidos intentos, o los modificó en mayor o menor escala, durante el curso de la publicación de su obra? (1) En idioma valenciano. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 216 Creemos aquéllo, si bien estimando arriesgado dar contestación definitiva a la pregunta, habido en cuenta la parte incompleta conocida de sus tomos. En el Libro primero, por de pronto, de los que se conservan, o sea, en el Segundo de los cuatro constitutivos de la Crónica, ocúpase, conforme en su lugar se dijo, de la Nobleza del Reino de Valencia; en el Tercero de la serie, del Patrimonio Real en la Región, o también, omitiendo diversos particulares, de las Villas de Realengo que en ella figuraban, reyes comunes a -Valencia y Aragón, etc.; y en el Cuarto y postrero, de la formidable insurrección o guerra regional de las Gemianías. Por lo que interesa al, quizás, ya desaparecido para siempre, o sea, al en realidad Primero de los Cuatro, no sólo debió comprender la Verdadera historia de Valencia desde su fundación hasta los días del cronista, si que también— conforme a los datos e indicios indubitables deducidos de cuanto se anota o insinúa en la lista de referencias a dicho Libro alusivas—, de sucesos o acontecimientos relacionados con la totalidad del país valenciano; tales, entre varios, como: los concernientes a la edificación de torres en sus costas(1); guerra de las Germanías (2)y heredamientos, priorazgos y encomiendas que, existiendo en el propio territorio, pertenecían a las Ordenes Militares de Montesa, Calaírava y Santiago (3).Es muy probable, por otro lado, que sin contar con estos o similares asuntos de índole o carácter regnícola, se historiaran en el expresado Libro, a lo menos múltiples y Variados hechos de interés que afectando, bien de directo, bien de indirecto modo a la populosa capital del reino, cabría referirlos, asimismo, al conjunto, o a una porción determinada de él. Era natural, ciertamente, que habiendo de repercutir, por necesidad, en sus villas, pueblos y lugares, los acaecimientos de regular trascendencia acontecidos en la aludida población, y viceversa, de semejantes hechos se ocupara con el necesario cuidado, D. Martín, así en lo que los primeros interesasen a ésta, cual, en lo que los segundos con aquéllos se relacionaran. Hay más: Nuestro insigne y sabio biografiado fue devoto fervoroso del Conquistador Don Jaime, a quien conceptuaba y tenía (1) Segunda Parte, pág. 106. (2) Cuarta Parte, fol. 5; 62, 109 y 125 v.t (3). Tercera Parte, págs. 118, 122, 182 y 189. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 217 por el de mayor excelsitud y perfección entre los reyes aragoneses; y de quien narró su toma de Valencia y distintas localidades agarenas del país. Y dicho se está que gozándose de lo que por cualquier concepto hubiese agrandado o enaltecido a su héroe incomparable, no omitiría en la extraviada Parte, relatarnos al detalle, o en extracto, además de lo respectivo a su conquista del Reino, las peregrinas innovaciones de naturaleza común por él introducidas en los diferentes ramos de la administración regional. Es, pues, a todas luces indiscutible, luego de los concretos comprobantes aportados, que en los cuatro extensos volúmenes de referencia comprensivos de la importantísima y Valenciana Cróni ca, se trataba de sucesos y materias relativas a la verídica y accidentada historia de nuestro hermoso y libérrimo reino. Pero de que tal se observase en lo acerca de la propia, en aquéllos escrito, no se desprende, en verdad, conforme a lógica y necesaria consecuencia, haber incluido el autor, ordenada o desordenadamente, en su grave y meritorio trabajo, el todo completo de los hechos que abarcar debiere, siquiera en resumen, o en resumen y por entero a la Vez. Acaso pudieron contenerse en su totalidad, ora en la una, ora en la otra indicada extensión; pudo quizás suceder cosa hasta cierto punto distinta; y este dudoso e irresoluto extremo, que de resultar factible su determinación suministraríanos, después de conseguida, la clave para emitir con muchas probabilidades el procedente juicio con respecto al plan de la obra y de su acertado o desacertado desenvolvimiento, nos resulta imposible ponerlo en claro, con certidumbre absoluta, no por falta de Voluntad, si que por la malaventurada desaparición de su Primera Parte; en donde acaso— repetimos—, se encontrase la historia completa del país en cualquiera de los dos enunciados procedimientos, y por la insuficiencia de datos y antecedentes supletorios de tamaña inoportuna circunstancia (1). (1) Sin embargo de lo expuesto, consideramos, más que probable, casi seguro, se incluyera en el perdido tomo semejante histórico estudio, desarrollado, a una, amplia y resumidamente. ¿Por cuáles razones? Porque así debe suponerse dado el natural tenaz del historiador y cuanto anuncia en el referido Prólogo (Segunda Parte, pág. 10), al decir, al pie de la letra, copiando: «Dado que en este caso no paresca posible hazerse todo ni dezirse todos los hechos, y principios y suscessos por entero: a lo menos yran aqui puestos los mas señalados y famosos que sepamos, y de los que no fueren tan eres- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 218 De no contenerse, pues, en el Libro Primero que se perdiera, la narración histórica íntegra de cuanto hasta el cronista, en nuestro país, hubiese acaecido, de amplio y extractado modo, al menos, debería calificarse el conjunto de la obra, dé libro incompleto, algo cidos siempre se dará cuenta sumaria para que nada quede por dezir de quanto a la historia conuenga...» Acaso se advierta, luego de leído el párrafo transcrito, que lo anunciado en él, por D. Martín, ha de aplicarse, sí, al Libro Segundo, y no a las narraciones históricas de las restantes Partes de la Crónica. Pero esto—de primera impresión—, lógico y bien fundamentado, pierde, a nuestro juicio, su valor y eficacia, examinando, con suficiente cuidado, la interesante materia del Prólogo, aplicable en ocasiones, al repetido Segundo Libro; inaplicable otras, y de natural y exacto acomodamiento, en circunstancias, ya al mismo, ya a la obra completa. He aquí las pruebas: En el Prólogo se apunta, aludiendo al contenido de la Segunda Parte, y no a la de tomo diverso, lo que sigue: «Bien sospecho yo los inconuenientes que de querer scriuir este libro se me pueden recrescer entre los imbidiosos, que jamas faltaron a tales obras.» Por el contrario, es imposible referir a la postrer Parte mentada, donde tan sólo se traía de la nobleza de nuestro reino, lo que al hacer hincapié en los sólidos fundamentos en que se basaron sus serios e importantes estudios, escribe Viciana: «...nadie de las naciones muy diligentes terna su relación mas entera y verdadera que la tendrán de si los valencianos en este libro»; ni pudo hacer referencia él autor tampoco, a los trabajos y composición de la indicada Parte, y sí a los de las tres primeras, cuando, en lugar del tiempo empleado, por tales motivos, en ella, cita el invertido desde el comienzo de todos sus estudios (1517) a la publicación del Libro Segundo (1564), y dice: «Y aunque la fatiga y el trabajo hayan sido grandes, assi en el cuerpo como en el spiritu y con discurso de mas de cuarenta y seys años...» Acomódase, por último, al completo de la Crónica y, por lo tanto, también, a su Libro Segundo, lo que se consigna en los cuatro pasajes que siguen: «Porque toda la scriptura va sacada de historiadores aprouados y de quader-nos y libros peregrinos y de preuilegios y escripturas autenticas y verdaderas...»; «Solamente desseo que los lectores aduiertan a que mi principal intención ha sido breuemente y en las mas desnudas palabras que pude contar la verdad entera y senzilla sin engaño...>; «E aunque yo pudiera buenamente reusar tan graue trabajo pues me falta la ociosidad, y los auctores mis naturales a quien siguiesse para entender en ello...>; «Mas a la fin los buenos desseos y el esperanga de poder salir con ello que suele vencer todas las dificultades quando las ay en las cosas: con la voluntad y gana que tenia de apro-uechar a mi nación me inclino a que tan sin armas entrasse en esta batallan Constituyendo las cuatro anteriores citas, con la copiada al principio de la presente nota—la cual se coloca en el Prólogo, después de la postrera inmediata transcrita—, las cinco poco antes prometidas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 219 incoherente, o de ordenación bastante arbitraria en su desarrollo, y falto, por lo tanto, de enlace y trabazón entre sus diversas partes constitutivas; mientras que de haber sucedido lo contrario, además de acreditadas las, en su lugar, supuestas intenciones del historiador al escribir la Crónica, resultábanos muchísimo mejor explicable y comprensivo su plan y metódico, o coordinado desarrollo, considerando, como complemento del primero, los tres restantes y conservados volúmenes; puesto que, con el de las Gemianías, continuábase la historia regional entera, abarcada por aquel otro (desde la fundación de Valencia hasta los tiempos de D. Martín), al estudiarse, con amplitud, el suceso más memorable ocurrido en vida de Viciana; y con el segundo y tercero, se Venía a completar el trabajo anterior, mediante el estudio, también, de los tres distintos brazos, en Cortes, del reino: el de la nobleza, al que dedicó el segundo en su integridad; el Real, o de las Villas Reales, historiado con gran extensión, en el tercero; y el Eclesiástico, o del Clero (con alusiones y pormenores referentes a los otros dos brazos), aunque en forma sucinta, en el repetido tercero(1). En suma: y cual ampliación y término de lo acerca del mérito y demérito de la Crónica, sentado en el actual y precedentes estudios: Son sus defectos: a) La incorrección del lenguaje—no exento, sin embargo, de (1) He aquí lo que, en resumen, dice Viciana de los tres brazos en las páginas 227 y 228 de dicho Libro: «El reyno de Ualencia tiene tres bracos: el vno, de los perlados, y eccle-siasticos en el qual braco concurren, el Arçobispo de Ualencia: el Maestre de Montesa: el Obispo de Segorbe, Cauildo de la yglesia de Ualencia: Abbad de Ualdigna: Prior de Ual de Cristo: Abbad de Poblet: Conmendador de la Merced: Obispo de Tortosa: Abbad de Benifaca: Conmendador de Torrent, por la orden de sant Joan: Conmendador de Museros: por la orden de Sanc-tiago: Prior de Calatraua de Ualencia: y el Abbad de Sant Bernardo. El segundo braco es de los grandes señores, Uarones, Nobles, Caualleros, y Generosos, y este se nombra, el estrenuo braco millitar, del qual en la segunda parte desta Cronyca ñauemos tratado extensamente. El tercero braco es: el Real, por ser el patrimonio del rey, del qual en esta tercera parte luego trataremos; y en este braco son por el rey llamadas a cortes las ciudades, y villas que se siguen. Las ciudades, de Ualencia, Xativa, Orihuela, y Alicante: y las villas de Morella, Algezira, Castello, Uila real, Fontinent, Alcoy, Buriana, Cullera, Lliria, Byar, Bocayrent, Alpont, Peniscola, Penaguila, Xerica, Sexo-na, Uilajoyosa, Capdet, Castell Fabbib, y Ademus». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 220 palabras y frases expresivas, gráficas y delicadas—y lo obscuro y difícil, en alguna que otra ocasión, de su estilo. b) El caprichoso y en cierta manera embrollado desarrollo de su plan; aceptada la improbable hipótesis de que la Primera Parte dejase de contener la historia completa de la región, bien en extracto, bien por extenso y en extracto, c) Lo incompleto de la Segunda(1). d) La dimensión excesiva de varias porciones, o capítulos de la Tercera. e) Su innegable parcialidad en la Cuarta, singularmente, al juzgar u ocuparse de las personas y conducta de los agermanados(2). Constituyen sus principales méritos: a) Lo extraordinario de su originalidad, no excedida ni tampoco igualada por ninguna obra de los historiadores valencianos de la época. b) Su grave, a la par que sencillo estilo, a menudo, fresco, fluido, agradable, y hasta elocuente, en circunstancias. c) El superior método narrativo en que se apoya, fundamentado en libros y documentación de la naturaleza que sigue: Obras de historiadores serios y selectos(3), Códices antiguos, Privilegios reales, Bulas, Escrituras de particulares o conservadas en Archivos de Ciudades, Castillos, Villas e Iglesias, con distinción de lo auténtico y dudoso(4); sin omitir, no obstante, siempre que le fue posible, el exacto reconocimiento personal de los sitios en donde se desarrollaron los hechos históricos; y únicamente sustituido (1) No por culpa suya, sí que por la actitud y conducta de la clase historiada. (2) Explicable, atendidos: el carácter nobiliario de la familia del autor, la gratitud de éste y parientes próximos a los soberanos, el concepto que tenía aquél formado de la autoridad real, la intervención directa de D. Rampston, segundo D. Martín y D. Jaime de Viciana, e indirecta (o no tan directa) del cronista, en las Germanías; y, ante todo, la muerte espantosa del padre del último a manos de los insurrectos (3) En el trabajo tocante al Segundo Período de la vida de Viciana, aparecen anotadas, páginas 112 y 113 del presente libro, muchas de ellas, o el nombre de quienes las escribieron, cual detalle justificativo de su cultura y erudición en este género de conocimientos (4) Para la redacción de la Cuarta Parte, no obstante, valióse Viciana, como se indicó, de los documentos oficiales que hubo de facilitarle D. Francisco Selles, Secretario del Virrey, Conde de Mélito, para que «con más verdad —dice—yo pudiesse escriuir esta hystoria»: Folio 75 de la mentada Parte. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 221 por declaraciones o dichos de testigos fidedignos, presenciales o conocedores por sus cargos u otros conductos de lo aseverado en su libro, cuando no consiguió hallar para acreditarlo, títulos escritos de indiscutible garantía, resultase o no realizable la inspección ocular a que antes se aludía. Tan racional y severísimo método —que siguen y seguirán quienes se propongan escribir historias útiles y dignas de ser leídas y estudiadas—hace exclamar al juicioso D. Vicente Ximeno, con sorpresa del desorientado Perales: «Assi deven escrivirse las Historias de este genero para que no salgan fabulosas» (1). d) El soberbio estudio sobre la insurrección o guerra de las Germanías, en que habrán de apoyarse, por necesidad, cuantos trabajos se encaminen a relatar con detención y orden, el discutible, pero extraordinario acontecimiento regional (2); y la no menos (1) Obra y tomo citados, pág. 167. (2) D. Manuel Danvila en su obra «La Germanía de Valencia», pág. 9, dice, tratando del asunto: «Muchos son los escritores valencianos que han narrado el suceso; pero entre ellos sobresalen como principales, y ejemplo Y norma que siguieron los oíros, el insigne Viciana y el eruditísimo Escolano. Mas, el último de los dos precedentes, redactó su abreviado bosquejo «teniendo a la vista la obra de Viciana y algunas Memorias de la época»; y por lo tanto, deberá calificarse la Cuarta Parte de la Crónica de libro modelo y base fundamental, en primer término, de los similares, con posterioridad escritos. El propio continuador de las Décadas de Escolano—caso extraño e inesperado—; el propio D. Juan Bautista Perales, sin embargo de su malquerencia y encono hacia nuestro historiador—contradiciendo su consabida opinión—acaba por reconocer, en sustancia, lo dicho o escrito por Danvila; supuesto que, después de consignar sus noticias e injusto juicio crítico con respecto a D. Martín y su libro, y hacer constar, irónicamente, que «otros escritores más activos» daban a la imprenta, por entonces, «notables trabajos de incuestionable importancia en esta materia»—citando a Béuter, testigo presencial de la lucha — , vuelve a tratar del libro, y de su ilustre autor, escapándosele, a pesar de los nulos o exiguos méritos que le atribuye, la sustanciosa declaración que se copia: «También los presenció Martín Viciana a quien siguió nuestro Gaspar Escolano y los cronistas de Aragón y del emperador Carlos V, Sayas, Sandoval y otros historiadores». Es verdad que no ha sido, el precedente, el único cambio de juicio de Perales, con referencia a su conocida crítica sobre D. Martín de Viciana; por cuanto ya en el prólogo «Al lector» inserto al comienzo del primer tomo de las Décadas, lo tenía con antelación efectuado, al escribir: «No desconocemos, sin embargo, la importancia de otras obras muy estimables, tales como las de Viciana, Béuter, Diago y otros valencianos ilustres que han inmortalizado su nombre en las narraciones históricas de los grandes hechos de su patria. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 222 notable historia de la Nobleza Valenciana, todavía resultando, en parte, incompleta, conforme insinuábamos, por las dificultades que sin razón justificada, creó al historiador, dicha turbulenta y desconsiderada clase. e) El cúmulo inmenso, por fin, de preciosos e interesantes pormenores que contiene, indispensables para conocer a fondo, el estado social, político, religioso, económico, etc., del antiguo reino de Valencia; mérito, éste y los demás que le anteceden, suficientes en número para dar un solemne mentís a las aseveraciones impugnadas de Perales, reconocer lo acertado de otras referidas alabanzas, y admitir, cual frase indubitable y gráfica, la escrita por Rodríguez Condesa, afirmando: «que assistim en aquést llibre al desenrroll de la regió valenciana y al derrollament de I' obra llegislativa del rey Conquistador» (1). IV Viciana, de acuerdo con lo que se exponía en anteriores páginas, y asimismo se deduce de diversos trabajos ya conocidos, continuó, en los principios del actual tercer período de su Vida, ejerciendo con fortuna el Notariado, y conservando y distinguiéndose con el carácter de fedatario señaladamente probo, culto y de inteligencia y clara perspicacia. Todavía después de desaparecida Mas estas obras de gran valor bibliográfico, sólo pueden servir como textos de consulta, y parécenos poco a propósito para divulgarlas entre la generalidad de los lectores». Esto en elogio, en primer término, de la totalidad de la Crónica de don Martín; que, tratando Perales, de explicarnos, lo sucinto de sus narraciones acerca de las Germanías, y guerra y toma de Túnez, vuelve a encomiarla, así que recomienda su lectura; diciendo, en lo que afecta a las Qermanías: «El lector puede consultar la relación de aquel movimiento en nuestro Escolano y también en la Crónica de Martín Viciana, contemporáneo de aquellos sucesos, de los que fue, como él dice, «scriptor de Vista>; t. III, nota de las págs. 572 y 573; y en cuanto atañe a la guerra y toma de Túnez: «Entre los infinitos autores nacionales y extranjeros que refieren detalladamente los hechos de esta campaña, puede consultarse, de nuestro reino, a Martín Viciana, contemporáneo de dichos sucesos»; t. citado, nota de la pág. 606. (1) «que asistimos en este libro al desarrollo de la región valenciana y al desenvolvimiento de la obra legislativa del rey Conquistador».. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 223 |a totalidad de sus protocolos comunes; de inutilizada la inmensa mayoría de los libros y papeles que formaron el antiguo Archivo Parroquial, donde se contenían numerosos documentos y escritos suyos; y del sensible y destructor incendio, que acabó con el, sin duda, no menos Valioso y completo del Municipio—de igual forma abundante en otros por él autorizados—, cabe presentar una extensa y curiosa lista de los sobrevivientes a estos acontecimientos, íntegros, en extracto o conocidos por simples alusiones, que basta para percatarse de la intensa labor realizada por nuestro incansable D. Martín en asuntos notariales o de escribanía, y de su continuada estancia y única actuación profesional, en su histórica y laboriosa ex-Villa(1). El primero de dichos curiosos documentos—escritura de poderes otorgada por los Jurados de Burriana a favor de su Vicario temporal mosén Francisco Vijosca—lleva la data de 15 de Febrero de 1525; y el postrero—documento de parecida suerte escriturario sobre censos, que otorgaron la hija del cronista, Ana Viciana y su nieto e hijo de ella, Martín Benedito—la de 13 de Septiembre de 1577. A once años antes de esta apuntada fecha se hace mérito, por distintos escritores regnícolas, al considerar o suponer angustiosa o precaria la situación económica del historiador. ¿Cuáles fundamentos y pruebas tuvieron para así creerlo y de tal manera asegurarlo? En nuestra opinión, una, de apariencias a lo sumo, dudosa; pero, con certeza, inexacta y de ninguna valía, por lo tanto. El Consejo de la Villa de Nules, localidad cercana, o mejor limítrofe, según es sabido, a la del nacimiento y muerte de nuestro biografiado, celebró extraordinaria sesión en 11 de Agosto de 1566 al objeto de resolver si se estimaba de conveniencia acordar algún modesto regalo para aquél, teniendo en cuenta las razones especiales que se indican en la oportuna acta a continuación copiada. Resuelto por unanimidad realizarlo de acuerdo con lo que propusiera el primero de los Jurados o Jurado en Cap; extendida la antedicha acta, y encontrada de reciente en el Archivo municipal de la inmediata población, sin otros datos que los en ella insertos—poco a propósito, a nuestro criterio, para fundamentar semejante sospecha—, ha venido dándosele, desde entonces, la extraña y hoy insostenible interpretación que en anteriores renglones exponíamos. (1) Incluyese la lista con esenciales detalles, en el Apéndice de la obra. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 224 He aquí el acta: Diae Xj . mensis augusti año dni M.D.LXVj. Los magchs en Johan ferrer Just. de la pnt vila de nules en lo pnt any Johan gil Johan font sebastia simo y monserrat mora Jurats Johan simo mustasaf Jaume blau cosme marti agosti Jorda Jaume betes miquel navarro fses Cardona fses gosalbo pe (pere) gaualda pe (pere) canos tots de la vila de nules aiustats e/ congregáis en la sala del consell de dita vila p (per) Veu de tropeta e/ crida feta publicament p Johan penya ministre + rit not Infra scripto p lo dit en Johan gil Jurat en cap fonch proposat com p lo discret en marti de Visiana not es feta certa coronica en la qual tracta de la Jermanía quey hague en lo pnt regne en la qual guerra la pnt vila de nules suporta molts grans treballs p teñir com tingue dita vila lo camp p hon lloha molt en gran manera la pnt Vila p ferho molt be en favor de la magt del Sr rey y per quant dit Visiana es fet not. deis Jurats de la vila de borriana y es psona (persona) de molía honra que treballara molt q haya pau entre la baronía e/ dita Vila de borriana p co sils pareixera que se li estrenas alguna cosa p los treballs que ha tengut en loar dita Vila y també p lo molt be que pot causarnos y aixi tot lo sobredit consell fonch de parer que se li estrene alguna cosa que sia honesta E aixi se obligue dit consell (1). Salta a la vista que la importante sesión del Consejo de la cercana Villa de Nules, y consiguiente y único acuerdo, motiváronla las instancias y pretensiones del Jurado en Cap—como decíase—, no los requerimientos o solicitudes del cronista, y el afán de conseguir la paz y tranquilidad de las dos contiguas Villas en asuntos de singular trascendencia, dentro de los cuales habría de figurar, en sitio preferente, el que por causa de las aguas de riego, daba origen a la constante tirantez de relaciones entre ambas. No se ignorará, recordando lo que en diversos momentos y lugares se lleva manifestado, que las colindantes villas de Burriana y Nules, han sostenido con insensata terquedad, y durante el transcurso de respetable número de años, ruidosas contiendas judiciales, terminadas varias de ellas, por de pronto, merced a Convenios (1) Como se ve constituía el Consejo, el Justicia, los Jurados, el Mustazaf y los prohombres de la Villa. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 225 o Concordias extendidas en públicos documentos, alguno de los que conocen, desde la publicación de otro anterior trabajo, nuestros ilustrados lectores. La mayor cantidad de las aguas comunes pertenecientes a Burriana; el derecho de administrarlas en su totalidad, reconocido, en lo antiguo a ésta; las extraordinarias prerrogativas disfrutadas por la misma en épocas de la llamada Tanda de Nules, y la Ventajosa circunstancia de atravesar la amplia acequia en su recorrido, el término de la primera, antes que el de la segunda población, colocaban fatalmente a la última en condiciones tan desfavorables para los casos de desavenencias y persistentes sequías, que le era preciso elegir, durante momentos tales, entre perder muchísima agua por múltiples y vanadas razones, o procurar entenderse, fuera conforme fuese, con su rival y favorecida ex-Villa. De manera que, aun cuando al disponer el Consejo nulense la honesta gratificación mencionada asienta en el acta, como uno de sus fundamentos, haberse ocupado Viciana, con singular benevolencia de Nules, no estribaba de modo principal en ello, el verdadero motivo del acuerdo, sino en lo otro que también enuncia; esto es, en que siendo el autor de la Crónica valenciana, notario de los Jurados burrianenses y «persona de mucha honra», creía de gran utilidad para su pueblo mostrarse con él deferente «p lo molt be que podia causarnos», dice el Jurado en Cap, trabajando con interés, para «que haya pau entre la baronía y dita vila (Burriana)». No admitimos, en términos generales, ni nadie aceptará tampoco, que el respeto y predicamento en que pueda ser tenido determinado individuo, basten en todas ocasiones, para estimarle en el pleno disfrute de abundantes bienes de fortuna; pero tratándose del caso actual, y conocidos los antecedentes respectivos a seguras riquezas de los más cercanos predecesores de Viciana, habría de ex-cepcionarse semejante caso de la regla enunciada, considerando la situación económica del último contraria en absoluto, a lo afirmado por alguno de los escritores regnícolas; con tanto mayor motivo que, los aludidos consejeros de Nules, insisten, según se ha Visto, de forma muy expresiva, en la importancia y poderoso' influjo del historiador en su repetida patria chica. En estas singulares y privilegiadas condiciones, parece razonable, y hasta cierto punto justificado, considerar en pugna el concepto de segura penuria, con el de manifiesto-ascendiente social; así como el de indiscutible riqueza, con el de reducido o insignificante prestigio y valimiento. Pero FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 226 prescindiendo de las expuestas indicaciones generales y juzgando necesario para la precisa refutación que sostenemos, otros mejor fundamentados argumentos, los datos y particularidades que con posterioridad se aportan, acomodándose a la susodicha exigencia, habrán de justificar la certeza de los aludidos asertos y la ineficacia del parecer contrario referente al acta con antelación copiada. Nuestro admirado historiador D. Martín, no experimentó en realidad, durante ningún momento de su existencia, notorias escaseces económicas, ni se vio obligado, por lo tanto, para atender a sus usuales necesidades, a utilizar peticiones ni súplicas de similar naturaleza a las advertidas. A pesar de que su excelso abuelo el primer D. Martín de Viciana conocido, desprendióse para la dotación del gran Beneficio de Santa Ana, según dijimos, de los cuantiosos bienes y rentas al propio cedidos por las distintas autoridades locales, celebróse el contrato, hallándose en el disfrute de las herencias de sus antepasados; de las donaciones de los Reyes Católicos, y de los ahorros consiguientes a los superiores y muy retribuidos cargos que desempeñó. Y si bien la inmensa mayoría del acumulado patrimonio pasaría a su fallecimiento a D. Rampston, hijo primogénito suyo, es casi indudable que el segundo D. Martín de la familia, hermano de éste y padre del cronista valenciano, hubo de disfrutar idénticamente, de posición económica considerable, a causa de los servicios prestados en palacio, Gobierno transitorio de la Plana, Mayordomía del Arzobispo de Zaragoza D. Fernando de Aragón, y rentas de su Encomienda de Calatrava (no contando todavía con la aportación matrimonial de su consorte, señora originaria de familia de la localidad en extremo selecta y acaudalada); cuya fortuna transmitiría íntegra al tercer D. Martín de Viciana, si tal hijo y heredero, por lo que parece desprenderse de los libros y documentos parroquiales, resultara a la postre, sin hermanos, que en parte, hubiesen ocasionado su merma. Viciana, por lo tanto, debió comenzar disfrutando, luego del fallecimiento de su madre y de la prematura y trágica de su heroico padre, de importantes bienes paternos aumentados con los que constituirían la herencia de D.a Paula Vicent y de San Martí, su inmediata ascendiente—de rica progenie también, cual consignábase—razones, con evidencia, bastantes, para explicarnos la adquisición por compra en plena juventud, de la extensa y soberbia heredad de Carabona, origen—consta probado—para él, de graves e inesperados disgustos, en los años FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 227 próximos posteriores al otorgamiento de la correspondiente escritura pública. Aigo debió disminuir en sucesivos días su situación desahogada, no obstante ello, el número de su familia, lo destinado a salvar las penurias de dos o tres de sus cinco hijas y los repetidos y costosos Viajes que realizara para escribir en debido modo su Crónica de Valencia; pero es probable suplirían con creces, estas imprescindibles e importantes deducciones, su práctica notarial y cargos desempeñados cerca de las autoridades locales, pues en años algo después; es decir: en 1551, adquiría de nuevo a título de compra—por escaso Valor, es verdad— casas, o derechos a ellas anejos, sitas en la Plazuela de les Parres, ahora nombrada de San Bernardo. Durante la época a que se refiere el acuerdo tomado 'por los Varios consejeros de la villa de Nules, tampoco debió experimentar el historiador, reales menoscabos en su fortuna considerable, sin embargo de haber sido costeada la tirada de su magna obra histórica con recursos provinientes de su único y exclusivo patrimonio, toda vez que, al rededor de la fecha perteneciente a la toma del repetido acuerdo, compraba distintas urbanas fincas, no sin importancia o de corta estimación, como las anteriores, sino de Verdadera y reconocida valía; y lo que es de mayor y más expresivo significado, practicaba en ellas obras de elevado coste, modificándolas y añadiéndolas terrenos públicos inmediatos. Desapareció, sin duda, el escriturario documento con arreglo al cual se realizaron las referidas adquisiciones; ignórase en su consecuencia, el día concreto y circunstanciado y el nombre del notario autorizante; empero, la certeza del hecho de que se trata y el año próximo al en que hubiera de efectuarse, quedarán de seguro acreditados, tan pronto se anticipen indicaciones relativas al particular que habrán de ampliarse en uno de nuestros posteriores estudios investigativos. Cuando nos propongamos inquirir, en efecto, en el segundo trabajo de los que siguen, cuál sea la situación de la casa o casas, del llamado Barrio o Arrabal de Valencia propias de D. Rafael Martín de Viciana, se verá anotada la aclaratoria singularidad de que su traslación de la casa Solar a las antedichas, se realizó luego del 17 de Octubre de 1565 y antes de la Cuaresma de 1569, supuesto que en la Memoria de confesados y comulgados del preinserto postrer año, figuraba el historiador habitando en las del Arrabal de Valencia, y en el documento o escritura de cabrevación, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 228 alusivo al que le precede en cita, se las reconocía adquiridas, y además ocupadas entonces, por el nombrado Jaime Balaguer, inmediato predecesor de aquél. Resulta, pues, incuestionable, según ello, que en el intervalo de los tres años y medio comprendidos entre las dos datas con anterioridad expuestas, dejó de habitar el cronista su domicilio antiguo de la Calle Mayor para trasladarse al de nueva y moderna adquisición, sito en la del espacioso Barrio o Arrabal de Valencia. Añádase a lo dicho en prueba de lo que, en el párrafo precedente, se manifiesta, y en crédito de las costosas modificaciones llevadas a cabo en los últimos inmuebles adquiridos, cuanto en su propicio instante y lugar habrá de consignarse; esto es: que el linde señalado a las casas compradas y poseídas por Jaime Balaguer, ocupábanlo a la sazón, otras de la pertenencia de Esperanza Fosses, con cierta calleja intermedia. Esta angosta e innominada Vía, o sea, el espacio de solar incluido entre los edificios de la Esperanza y los de Jaime Balaguer, fue precisamente el comprado o adquirido por D. Martín, luego de reemplazar a aquél en el dominio y posesión de las casas; agregándolo con posterioridad a ellas, y produciéndose, por tal motivo, los cuantiosos gastos a que en próximas líneas nos referíamos. ¿Pruebas justificativas de lo afirmado? No se conservan en parte alguna expresas y contenidas en documentos públicos escriturarios, pero las poseemos tácitas y derivadas de hechos en realidad indubitables; cuales son: los cambios experimentados en el consabido linde, en días anteriores—aunque muy próximos—y posteriores al de la ocupación de los edificios por el historiador, junto con las aclaraciones que, al apuntarlo, se observan en el título del adquirente que le reemplazó, y con los restos conservados del callejón añadido. Nombrábase el sustituto o inmediato sucesor del cronista Pedro-Juan-Pablo Avino (1); quien en la escritura de cabreVación de las fincas urbanas declara y confiesa hallarse afectas a un censo, en porción hasta cierto punto exigua; consignando, al describirlas, con amplio y minucioso cuidado, el linde de que Vamos ocupándonos, en la forma y términos nuevos que siguen: «Esperanza Fosses olim (en otro tiempo) carrero en mig». Es, pues, a todas luces manifiesto, que si dicho linde lateral se señalaba en días muy cercanos a la enagenación de los inmuebles por Balaguer, antecesor primero de Viciana, diciendo: «Esperanca fosses, carre- (1) Acredítase en el estudio que se dedica en su totalidad a estas casas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 229 ró en mig», frase confirmatoria de la existencia del callejón, y en los de la escritura de Avino, inmediato sustituto del Cronista, con las palabras «Esperanza fosses, olim, carrero en mig», justificativa de su desaparición, este original acontecimiento hubo de acaecer por necesidad, durante el transcurso de tiempo en que las poseyera a título de dueño, nuestro insigne y laborioso D. Martín(1). Y si bien no se colige de lo supradicho, a cuál de las dos referidas casas de los lados, se añadió el espacio que ocupaba la calleja; si bien no parece fácil empresa inferir de lo hasta ahora escrito, quién fuere de entre los posibles adquirentes el, a causa de semejante hecho, favorecido, un examen interno y a conciencia de los inmuebles urbanos de su linde derecho e izquierdo, demuestra, de manera absoluta, según veremos, que la nombrada calleja en cuestión, formó, y constituye, todavía, parte, al presente, de uno de los inmuebles de igual naturaleza, propiedad del historiador, después de desprenderse de ellos, Jaime Balaguer. Por lo demás, instalado, a su tiempo, Viciana, con D.a Angela, su esposa, en el extenso y hermoso domicilio, y recibido que fue el documento escriturario de 13 de Septiembre de 1577, donde aparecían como otorgantes, su hija D.a Ana y su nieto Martín Benedito, cerraría, quizás, nuestro cronista, el larguísimo ciclo de su actuación, así notarial, cuanto en concepto de escribano, dedicándose únicamente desde entonces, al disfrute de la deseada y apacible vida de familia y—dados sus arraigados sentimientos religiosos—a las serias meditaciones de ultratumba, también, en el propio recién adquirido y tranquilo edificio, rodeado en gran parte de huertos y jardines, y con un inmenso y espléndido horizonte a la vista. Porque es necesario consignar, en elogio a la constancia y consecuencia de D. Martín, que lejos de aminorársele estos sentimientos con el cansancio y falta de voluntad que los muchos años producen a veces, se le aumentaron si cabe, hacia los postreros de su vida; interviniendo cual en tiempos pasados en actos, sobre todo, sacramentales(2), dedicando un libro de su pertenencia a determinada asociación religiosa de Villarreal(3), y (1) Es posible que acostumbrado Balaguer a no pagar el canon, así que se le obligó a ello mediante el reconocimiento del censo, decidiera desprenderse de los inmuebles, y los vendiese, en su vista, al poco tiempo. (2) Se copian íntegras en el Apéndice las actas que los contienen. (3) A la Cofradía de la Virgen María. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 230 escribiendo ya en edad muy avanzada, aquellas dos ardientes y sentidísimas misivas dirigidas al padre Fray Vicente Justiniano Antist, con ocasión del fallecimiento de su excelso y bienaventurado amigo San Luis Bertrán(1). Puesta en serio peligro su Vida, por motivo de grave e ignorada dolencia física, y antes de remitir a su destino las dos memorables cartas que se indican, debió recobrar, en apariencia, su salud, en el fondo fuertemente amenazada; y desconocedor sin duda, de su comprometido y temeroso estado, consignó con inocencia y candidez en una de ellas, la ilusoria e irrealizable esperanza de alcanzar la canonización del santo, a pesar de su edad octogenaria. Ignoramos, a ciencia cierta, si en tan delicadas y comprometidas circunstancias, o en otras más tranquilas que las precedieran o siguiesen, otorgaría acto alguno de última Voluntud aclaratorio de extremos obscuros o dudosos, relativos a su persona, hijos y numerosa familia; pero, acaso, utilizando deducciones de hechos y dichos en diverso lugar reproducidos, de un individuo de su parentela y de varios de la propia, o, a ella, extraños, cabría decidir afirmativamente, y con la bastante confianza, el discutible pormenor apuntado. Su generoso y distinguido nieto, el notario Martín Benedito y de Viciana, en documento público que otorgó ante su compañero de profesión, Adriano Rey, en 30 de Enero de 1600 (se transcribirá íntegro en posterior y análogo estudio) declárase señor útil de sus libros y papeles o notas, y perdona al clero local, en virtud de los títulos que le asistían, todas las cantidades a la sazón adeudadas por motivo de derechos profesionales, al difunto fedatario D. Martín; y Juan Campa, su esposa Catalina Juliana y Ber-nardino Susies, en otra importante escritura, de idéntica forma resumida a su tiempo, autorizada por el notario Narciso Juan Albiol en 6 de Junio de 1583, oblíganse a afianzar y garantir con dos fincas de su propiedad, el aniversario perpetuo que había de celebrarse en sufragio del alma del mismo historiador; detalles, éste y aquél, probatorios, a nuestro entender, del otorgamiento de acto testamentario, en donde se legara el susodicho señorío o se instituyese el citado aniversario perpetuo. De todas suertes, y caso de existir en la actualidad, o de que existiera en pretéritos años el testamento de referencia, ni nadie (1) Extráctanse en el siguiente estudio FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 231 ha averiguado su paradero, ni tampoco conseguido enterarse del completo, o parte, de las disposiciones que contuviese. Y ya en vísperas de los últimos e interesantes momentos del período que veníamos historiando, ocurre se pregunte, en conclusión: ¿Recobró, siquiera por breve tiempo, su salud, D. Rafael Martín de Viciana? ¿Acabaron sus días a causa de la, sin duda, peligrosa enfermedad contraída? O más en concreto: ¿dónde y cuándo aconteció su fallecimiento? La importancia de los dos curiosos preguntados que anteceden, suponen tal cúmulo de minuciosas pruebas para contestarlos, en debido modo, que dadas las extensas proporciones del actual estudio, entendemos indispensable se le suspenda o termine, para exponerlas en el inmediato con el mayor detenimiento y claridad posibles. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. LUGAR Y FECHA DE LA MUERTE DE DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I Pocos escritores regionales han tratado de aclarar extremo, hasta la actualidad tan inseguro, cual el concerniente al sitio, de la defunción de D. Rafael Martín de Viciana; pues, en cuanto afecta a la fecha en que pudo acontecer tamaño acaecimiento, ni uno siquiera, que sepamos, ha suministrado dato ni aducido comprobante que, por completo, o en porción alguna, la determine(1). Onofre Esquerdo entre los antiguos y Rodríguez Condesa entre los modernos, únicos que han emitido opiniones propias relacionadas con el lugar de la muerte, coinciden, si bien por distintos motivos, en rechazar como admisible, el de la próspera e histórica ex-Villa, en donde ocurriera su nacimiento. El primero, en sus manuscritos, al ocuparse de las causas que motivaron la publicación incompleta de la Segunda Parte de la obra de mayor importancia del historiador, y a seguida de recordar las rivalidades y reclamaciones que precedieron al acuerdo de la Audiencia suspendiendo su impresión, añade: «Pasó Viciana a Barcelona, y así trató de bolVer a la impresión de su libro disponiéndole por las letras del Alfabético; pero lo impidió su muerte, con que éstos (2)y la embidia fueron parte de que este 2.° tomo de su Crónica, no se pueda hallar entera, sino algunos fragmentos». Con lo cual bien a las claras se da a entender, que en concepto del autor de la cita, no sólo dejó de imprimirse íntegra la susodicha Segunda Parte, si que el fallecimiento del tercer D. Martín hubo de ocurrir con certeza, en la preinserta ciudad catalana. Esquerdo, conforme indica el juicioso Vicente Ximeno, al biografiarlo, escribió sus manuscritos hacia la segunda mitad, o (1) Al estudiar con extensión este punto en la Segunda Parte del actual trabajo, impugnaremos lo muy poco, y débil, que acaso pudiera alegarse en contra (2) Los nobles. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 236 fines, del siglo XVII (1); y, aunque el Volumen del autor anónimo en que se contienen las cartas del cronista al Padre Fr. Vicente Justiniano Antist (2)se supone de fecha anterior (3), ni Esquerdo logró conocer el repetido volumen, ni mucho menos las Memorias de confesados y comulgados de reciente descubiertas en el Archivo parroquial (4). No es posible admitir que luego de justificada la existencia de nuestro insigne conciudadano en la Cuaresma de 1581 (5)y asimismo durante los postreros días del mes de Noviembre de igual año (6); es decir, cuando ya frisaba en los ochenta, hubiera persistido en sostener opinión tan aventurada como la expuesta. Por relativamente satisfactoria que fuera entonces su salud; por bien conservadas que todavía se encontraran sus facultades intelectuales, es inaceptable suponerle, en parecido instante de su vida, pensando en realizar viajes a la populosa ciudad de Barcelona, molestos e incómodos—habida en cuenta su distancia y medios de locomoción en aquellos tiempos disponibles—, y mucho menos, en contraer compromisos de publicaciones, cuya corrección, después de lo ocurrido con respecto a la Segunda Parte de su obra, implicaba un esmero, una fijeza hasta cierto punto en desacuerdo con su edad avanzadísima. El cronista, a mayor abundamiento, como el conjunto de su numerosa y distinguida familia de la época, era ante todo y sobre todo, eminentemente religioso. Quienes examinen el Libro Sacramental primero del Archivo y de la edad en que aún aparece figurando en alguno de los diversos actos o solemnidades allí relacionados, y del gran número de los asistidos por varios de sus hijos y (1) Vicente Ximeno, «Escritores del Reyno de Valencia», t. II, págs. 132, 133 y 134 (2) Religioso de la Orden de Predicadores; varón doctísimo; autor de numerosas obras, y discípulo de San Luis Bertrán, cuyas lecciones practicó toda su vida. Nació en Valencia el 3 de Septiembre de 1544; fue filósofo excelente; gran teólogo y Prior de su Convento en la Ciudad. Falleció en ella el 12 de Marzo de 1599. (3) Del último tercio del siglo XVI o primero del XVII: titúlase, cual se dijo, «Fama postuma de San Luis Bertrán». (4) Véase nuestro estudio acerca de la Casa Solar (primera edición) págs. 7 a la 12, y págs. 69 a 74, de este libro. (5) Primer libro de Sacramentos, fol. 131 v. (6) Las cartas de Viciana a Fr. Justiniano Antist, son dos; y hállanse fechadas: la primera, en 19 de Noviembre de 1581; y la segunda, en 25 de iguales mes y año FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 237 más próximos parientes, deduzca la extraordinaria intervención que debió tener en otras idénticas, durante años anteriores a los del libro referido (1); cuantos hayan hojeado u hojeen, su hoy incompleta, pero siempre interesante histórica obra, no podrán menos de advertir y admirar la firme constancia y extraordinaria fe en sus creencias que anidaba su alma. Esta religiosidad sincera, y en ocasiones rayana ya en lo candoroso, tan propia de aquel entonces en poblaciones pequeñas y apartadas de la Corte y de las grandes urbes, lejos de adormecerse con el abatimiento y cansancio que en los distintos órdenes de la vida produce una larga e intranquila existencia, fue, por el contrario, en progresivo aumento, hasta adquirir caracteres de exaltación apasionada, cuando, siendo ya octogenario, se enteró del fallecimiento en Valencia de su bondadoso y bienaventurado amigo San Luis Bertrán (2). Notorios son los términos de sus dos memorables misivas: Viciana, según el escritor anónimo, luego de consolado con el aumento seguro de un nuevo y, con pasión, querido santo, defensor con los dos Vicentes del religioso reino de Valencia, expone, en la primera, a Fr. Vicente Justiniano Antist, sus intensos deseos de conocer las singularidades del glorioso tránsito del difunto de esta Vida a la eternal; solicitando con ansia, informes exactos de lo ocurrido, y la remisión de algún objeto suyo para guardarlo cual santa reliquia, junto con las dos cartas que de él poseía, y en tanto estimaba: consigna en la segunda, las generales aspiraciones y Vivos entusiasmos de las gentes por la canonización del finado; cree que los portentos de su Vida y muerte abreviarán los trámites (1) Abarca, conforme en repetidas ocasiones se lleva expuesto, los actos sacramentales de 1569 a 1598, ambos inclusive (2) Nació en Valencia el 1 de Enero de 1526; estudió en su Universidad Gramática y Filosofía, y hubo de tomar estado de Religión en el Real Convento de Santo Domingo el 26 de Agosto de 1544; profesando en 27 de Agosto de 1545. Allí confiósele el cargo de Maestro de Novicios, y entre los discípulos que justifican sus virtudes y admirable enseñanza, se encuentra, cual se tiene advertido, Fr. Vicente Justiniano Antist. Más tarde, a instancias suyas, pasó a las Indias, donde hubo de convertir al catolicismo, en pocos años, sobre unos veinte mil idólatras; habiéndosele nombrado, al volver a su patria, primero: Prior de San Onofre, y, luego, de su Convento. Dejó escritas, a su muerte, ocurrida en 9 de Octubre de 1581, muchas obras de carácter especialmente religioso, y canonizósele, en unión de San Francisco de Borja, por Clemente X, en 12 de Abril de 1671. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 238 para la realización pronta de tamañas esperanzas, y lleno de ardientes ilusiones, aguarda confiado, Verle todavía en los altares a pesar de su edad octogenaria (1). ¿Es posible, después de semejante entusiasmo, de parecida explosión de afectos, que, quien tanto fervor religioso sentía, quien tanta inquietud y anhelo experimentaba por conocer lo sucedido, prestar, aún en vida, adoración al difunto y conseguir cualquiera objeto suyo, de encontrarse en condiciones de emprender el viaje a Valencia, no lo hubiera efectuado a la primera noticia del triste acontecimiento? ¿Cabe en lo humano se admita, que, quien de esta forma quería, de este modo deseaba la pronta canonización del religioso, permaneciera recluido en su originaria patria, y no se presentara, abandonándolo todo, en la antedicha ciudad, para postrarse de hinojos y colmar de besos el cadáver de su bienaventurado amigo? No lo realizó, no lo intentó siquiera, continuando, por lo visto, encerrado en su nueva casa del Arrabal de Valencia(2); luego fundada, y mejor que fundada, cierta ha de estimarse la deducción consistente en atribuir su, en apariencias extraña conducta, a contrariedades inevitables de puro orden personal, a achaques propios de su ya avanzada edad. Y si a Valencia, población hasta cierto punto próxima, le fue imposible comparecer en aquellas circunstancias para él memorabilísimas, ¿cómo pudo en los mismos o posteriores tiempos, trasladarse a Barcelona, ciudad a mayor lejanía situada, para fines ya fuera de sazón, y que a la postre habíanle ocasionado dispendios y sinsabores en abundancia? (1) Fr. Justiniano le remitió, por un mensajero, con la contestación a su primera epístola, un trozo de escapulario del Santo. En la misiva se excusaba de satisfacer, por entonces, los deseos de D. Martín; prometiéndole, empero, la próxima publicación de un libro en que se mostraría patente la Santidad de su difunto amigo. Escribió, en efecto, cumpliendo su palabra empeñada, la «Verdadera Relación de la vida y muerte del P. Fr. Luis Bertrán» (1582-1583); y algo más tarde (1584), «Testimonios de la Santidad y bienaventuranza del Padre Fr. Luis Bertrán,.dados por el P. Fr. Nicolás Factor, de la Orden de San Francisco». La primera de ambas obras se publicó en Valencia, según Ximeno, obra citada, t. I, pág. 209; y en Zaragoza, conforme a lo que dice D. Bernardo Sánchez Abadía, en la pág. 9 de su «Compendio Histórico de la Vida y Hechos de San Luis Bertrán».—Valencia 1910. Tipografía Moderna; si bien, añade, que el libro se reimprimió, con adiciones en Valencia, durante el año 1595. (2) La adquirió entre el 1565 y 1569, y su situación se determinará en el trabajo que sigue. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 239 El Sr. Rodríguez Condesa, sin embargo, muéstrase irresoluto ante la opinión de Onofre Esquerdo; duda, vacila, espera nuevos datos para decidirse; pero mientras, aventura una suya, no al efecto de concretar el sitio de la defunción, sino con el propósito de excluir, de entre los probables, aquél en que, de manera cierta, dejó de haber acontecido. En su meritorio y valenciano estudio dedicado a D. Rafael Martín de Viciana (1), al terminar las noticias biográficas de éste, y a continuación de extractadas en forma concisa las dos cartas de 19 y 25 de Noviembre de 1581, escribe: «Y res mes havém pogút trovar respecte a la Vida de nóstre tuografiát. No degué ferse esperar molt la segua mórt, que sabém segur no fon ocurrida en Burriana, perqué no se trova en la parroquial de ésta son mor-tuóri...» (2). De suerte que, conforme a la segunda y novísima opinión — fundamentada en hecho, sin género de duda verdadero—la simple falta o inexistencia del mencionado documento en el Archivo, habría de considerarse en el caso de ahora; motivo racional bastante para que se tuviera por inacontecida en aquella ciudad la muerte de nuestro insigne compatriota. Sin reparo, sin vacilación de ninguna clase cabría aceptarse, en defecto de prueba directa o afirmativa, el criterio del distinguido escritor regional, admitiendo y considerando como eficaz y decisivo el único dato en que lo basa, si se hallara medio realizable de anticipar, al expresado acto, justificación adecuada de que los aludidos documentos, o volúmenes en que figuran, aparte de comprender las defunciones locales ocurridas desde el 25 de Noviembre de 1581, fecha de la última carta de D. Martín, hallábanse libres de cualquiera omisión, y se conservaban, en su consecuencia, completos, señaladamente, en la parte relativa a actas o ítemes de la indicada naturaleza. Pero ¿abarcan, en realidad, libros y documentos tales, el conjunto de los acontecidos en los tiempos posteriores al anotado día? (1) Rafél Martí de Viciana.—Estudi bio-bibliográfich, per Joan Rodríguez Condesa. (2) Página 19. «Y nada más hemos podido encontrar respecto a la vida de nuestro biografiado. No debió hacerse esperar mucho su muerte, que sabemos seguro no hubo ocurrido en Burriana, porque no se encuentra en la parroquial de ésta su mortuorio. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 240 ¿Subsisten íntegros, o sin deterioros, en particular, los volúmenes, a la vez que aparecen insertos en sus numerosas páginas cuantas partidas de mortuorio debieron de encontrarse en ellas? El sucinto estudio analítico de algunos de los de mayor antigüedad, bajo los diferentes aspectos que en los actuales momentos nos interesan, Va a facilitarnos de seguida, la oportuna respuesta a las dos interrogaciones. Por de pronto, el primero y principal de los precitados Quinguee Libri parroquiales, comprensivo del período que media, según poco ha se manifestó, entre los años 1569 y 1598, ambos inclusos; es decir, del plazo de treinta de aquéllos cabales, aunque, además de diversas listas de confesados y comulgados, lleva inscritos en abundancia, bautizos y matrimonios, no hay manera de encontrar en él actas o ítemes en regla, ni siquiera con muchos o escasos detalles, referentes a fallecimientos (1). Las solemnidades de esta índole, con numerosas omisiones, por cierto, sólo hállanse extendidas en los volúmenes del eclesiástico Archivo, a partir del inmediato posterior al último de los dos enunciados años, o sea, desde 1599; y por lo tanto, para queViciana, nacido en 1502, tuviese en 1599 inscrita, con certeza, su defunción (2), era indispensable—apreciándola excluida de entrelas distintas olvidadas—que el doloroso suceso hubiera acaecido, contando por lo menos el cronista, noventa y'seis o noventa y siete años de vida. (1) A pesar de lo advertido, escríbese a su final: «Libre deis que son bategats dels que son sposats... que han pres benedictio dels que son confe-sats y... son morts en la iglesia parrochial de... Burriana...». Lo cual supone, en cuanto afecta a la sección de defunciones, que, o se equivocó el redactor de la nota, o se sustrajo del libro, el cuaderno concerniente a esta parte del mismo. En dicho Quinguee Libri, y de igual modo en el segundo, o que le sigue, se conservan escasos números de su primitiva y desordenada foliación. Para facilitar la compulsa de citas, conviene atender a la data del acto religioso, o a su número dé orden, si lo llevare, con preferencia al folio, en nota o texto, apuntado, muchas veces deducido de la numeración todavía existente comparada con la que debiera corresponder a tal folio. (2) El Libro segundo de Sacramentos, donde en efecto, se incluyen mortuorios, principia en 1599 y acaba en 1625. Sus inscripciones adolecen de exagerado laconismo; y muy a menudo, entre dos inmediatas, se notan espacios vacíos que debieron haber sido ocupados, por otras; cuyas minutas, acaso se extraviaron. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 241 Una existencia como la supuesta, una existencia cuya duración, entra de lleno en el límite último de lo extraordinario, sin contar con lo improbable (1), encontraríase en pugna con lo afirmado por el propio Rodríguez Condesa; toda vez que este moderno escritor, en lo antes aducido de su Memoria, pónenos de manifiesto su creencia de que luego de redactar nuestro tercer don Martín sus dos consabidas cartas; esto es: al comienzo de su edad octogenaria, «no degué ferse esperar molt la segua mort»(2). Por otro lado, los primeros y repetidos Libros de Sacramentos, con seguridad, o con muy grandes probabilidades, procedían de cuadernos aislados que desde épocas bastante lejanas se les fue poco a poco, reuniendo, hasta darse al conjunto, en años sucesivos, la configuración de tomos algún tanto voluminosos. Cada uno de los diversos cuadernos de referencia, abrazaba de ordinario actas sacramentales de idéntica naturaleza; y por más que verídicos en el fondo, en su redacción hubieron de intervenir personas de tan diverso aprecio a la exactitud, y de cultura tan diferente, que no sorprende encontrar, al examinarlos en la actualidad, espacios en blanco, anotaciones borradas, nombres equivo-cados y junto a un asiento de forma irreprochable, otro de estilo incorrectísimo. Mientras figuraron sueltas, mientras permanecieron separadas algunas o alguna de las distintas partes constitutivas de parecidos tomos, lejos de haberse procurado por no pocos de sus guardadores la conservación exacta de cuantas habían de componerlos, debieron ser tal su indiferencia y tal el número de las perdidas y deterioradas, mejor que por causas naturales, por aquella inexplicable y sensible incuria, que cierta mano piadosa hacia el fin de importante cuaderno de matrimonios, y antes de principiar uno incompleto o mutilado de confirmaciones, unido al libro de mayor antigüedad del Archivo (3), hubo de escribir, para recuerdo, de semejantes hechos, las siguientes breves, pero significativas palabras: «Esta carta y los quaders ques segueixen dels confermats anauen bolanderes y perqué nos perdessen del tot se han cosit assí» (4). (1) Transcurridos los noventa años del nacimiento de un ausente, se le considera muerto, con arreglo al art. 191 del Código Civil. (2) «No debió hacerse esperar mucho su muerte». (3) Fol. 90 v.to. (4) Complementa y agrava lo transcrito, el contenido de una nota inserta FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 242 Cabría citarse, ahora, en justificación plena de los extravíos de actas, omisión de asientos, por censurables olvidos, y de los demás defectos observados, casos precisos y de verdadera trascendencia; pero la facilidad de encontrarlos en abundante número, reconociendo, siquiera sea a la ligera, la antigua documentación pa- al final de la indicada Sección o grupo de Confirmaciones, que dice: «Los con-firmats Per D. Gaspar Punter en la última visita estaué en vns quaderns bo-landers en el llibre: furtárenlos». (Recuérdese, también, con referencia a dicho libro, lo expuesto en otra nota sobre su Sección de defunciones). Bien mirado, empero, sería erróneo atribuir únicamente a la naturaleza y descuido humano, la pérdida y deterioro de cuadernos, y también de gran parte de los primitivos libros 'parroquiales; causáronlos en mayores proporciones acaso los abusos con frecuencia cometidos durante nuestras numerosas y despiadadas civiles luchas. Por ello el Clero local, para justificar la desaparición de varios de los viejos títulos, fundamento de sus derechos a determinados censos, advertía a fines del siglo XVIII (reclamando el importe de crecidas pensiones de los mismos procedentes), que los agermanados se cuidábanla la vez que de la guerra, de «quemar todos los archivos y papeles que encontraran»; no siendo extraño, en su consecuencia, «que el clero por entonces no pudiese exhibir otros títulos y cargamentos originales» complementarios de cuantos hubieron de acompañar su instancia: «Copia del Memorial presentado al S.r Intendente del Exército y Reyno de Valencia para que mandase a la Villa de Burriana pagar al R. do Clero de ella las pensiones de los censos que le corresponde: presentado en Noviembre de 1769». Sin embargo de cuanto se copia, extracta y omite de la anterior extensa solicitud, si el clero local, por tradición, o por particular, pero vago recuerdo del texto de antiguo documento, creyó en la desaparición violenta de varios, justificativos de sus verdaderos derechos, el suceso fue imposible acaeciese en tiempo de las Germanías, cual supone; y tampoco durante las últimas sangrientas guerras de la Unión, peligrosas para la exvilla: lo primero, porque los agermanados nunca jamás entraron en ella, ni acaso se lo propusieran, defendida como se encontraba, por los Viciana, entusiastas y valerosos sostenedores de la autoridad real; lo segundo, porque aun cuando los unionistas en número de seis mil, capitaneados por Bernardo Canellas, se aproximaron a sus puertas, y hasta consiguieron penetrar en sus arrabales, el Gobernador de la Plaza y Jefe del Distrito, Guillem Bellera, supo y pudo impedir, por completo, el avance de los alzados en armas, teniendo que retirarse éstos luego de la tala de su hermosa vega, incendio de alquerías, o casas de labor, y saqueo de los arrabales de referencia. Mas, si no se conserva documento ni dato concreto, antiguo, confirmatorio de lo alegado por el Reverendo Clero, tenémosle de índole parecida, con relación a época muy moderna (demostrativo de la verosimilitud, o certeza, de acontecimientos análogos, en otras de mayor antigüedad), aludiendo a la destrucción del Archivo Municipal, y edificio en donde se hallaba instalado; supuesto que en otra solicitud impresa, obrante en nuestro poder, fechada en FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 243 rroquial, la extensión reducida de este inquisitivo trabajo, limitan nuestros intentos, a indicar tan sólo, que bautizos relativos a individuos de la familia de los Viciana, cuyas inscripciones constaron, o debieron constar por razón del tiempo, en los primitivos cuadernos, no se hallan anotados en ninguna parte de los tomos, donde, en la actual época, figuran incluidos los propios Viejísimos cuadernos (1). Ora, pues, por esta postrera circunstancia, ora por la fecha en que principiaron a apuntarse en los libros conservados las de- 12 de Abril de 1857, y dirigida a S. M. por el Ayuntamiento de Burriana, se hace constar el incendio dé la Casa de la Ciudad y del admirable Archivo allí existente (tan conocido y registrado por el historiador) en días de la primera y cruenta guerra civil dinástica del siglo XIX. (1) (1) En la imposibilidad, sin embargo, de resistir la tentación, ponemos en conocimiento del lector los siguientes ejemplos (sálennos al paso) de personas que tuvieron siempre sus domicilios en la exvilla: Magdalena Viciana, de cuyo próximo parentesco con el historiador nos ocupamos en nuestro tercer estudio, y nos ocuparemos, todavía, en el terminal, con la extensión debida, contrajo su segundo matrimonio con Sebastián Mitjavila o Migavila en 6 de Marzo de 1570 (Libro Sacramental primero, fol. 70). En las Memorias de 1580 y 1581, dos, de las cuatro mentadas en uno de nuestros anteriores estudios, existe un asiento, en ambas, de contenido, en su fondo, igual a lo que a continuación se copia: † Sebastiá Migavila. † Magdalena Muller. † Arcisa filia donzella. Idem (fol. 125 v.t° y 130) respective. Nacida la Narcisa en el período comprendido entre el matrimonio y la primera de las dos Memorias, hubo de aparecer inscrito su bautizo en el tomo de mayor antigüedad del Archivo, que, como se expuso, comienza en Enero de 1569 y termina en Diciembre de 1598; y a pesar de ello, resultaría labor inútil buscar en su Sección destinada a dicha clase de actos religiosos, o en diferente paraje de él, la anotación íntegra o extractada de la partida del bautismo de que se trata. Martín Benedito de Viciana, asimismo, cercano pariente del historiador, y notario, con seguridad, residente en Burriana desde primeros de 1546 a últimos de 1604, según a su tiempo se probará, tuvo, entre sus diversos hijos, a Ana y Vicenta Benedito, calificadas así en la relación de confirmados en 15 de Febrero de 1591, inserta en el antedicho tomo inmediato que se anota, pero antes del fol. 89. Las actas de sus bautizos tampoco se asientan en el repetido libro, aunque en él debieron figurar, por cuanto las nupcias de que procedían ambas, celebráronse en 1 de Enero de 1578 (Idem, fol. 75), o sea, varios años más tarde de iniciadas en el volumen, las inscripciones bautismales. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 244 funciones, carece de Valor real, para resolver el interesante asuntó de que se trata, la omisión o desaparición de la partida de mortuorio de D. Rafael Martín. No obstante el manifiesto resultado negativo de las anteriores examinadas opiniones, y de la falta de otras distintas que exponer y discutir, debe estimarse, con certeza, puesto en claro, después del hallazgo de dos pequeñísimos, pero interesantes libros parro-, quiales, el extremo respectivo al verdadero sitio cuya determinación con tanta insistencia buscamos. Ya mucho antes de adquirirse noticias de los datos sobre el particular, en ellos conservados, se indicaba al final de nuestro primer y conciso trabajo(1), que el punto aludido debíase referir, lógicamente, a Burriana, o mejor—concretando los términos—a la consabida Casa del Arrabal de Valencia, habitación de nuestro conciudadano en tiempo de las Memorias(2). ¿Cuáles fundamentos tuvimos para suponerlo? Ni se expusieron entonces, ni había para qué realizarlo, dados nuestros propósitos en aquellos momentos; pero no sólo existían, y en sustancia hallarse, también; ahora pueden, entre lo consignado al principio analizando la opinión de Esquerdo, si que su evidencia y enlace son de naturaleza tal, que resulta fácil empeño se les resuma y reduzca al presente a estos claros y sencillos términos. El cronista, durante la Cuaresma de 1581, vivía en Burriana, habitando su casa del Arrabal de Valencia. Continuaba residiendo en la misma población, ya entrado en la edad octogenaria; es decir, en 19 y 25 de Noviembre de igual año, sin que conste o exista causa fundamentada para suponer cambiara de domicilio en el intermedio de la Cuaresma a estas fechas. Por más que su religiosidad fue extraordinaria y ferviente su admiración a San Luis Bertrán, dejó de trasladarse a Valencia, al ocurrir, en las proximidades de la segunda de las tres anteriores fechas, el fallecimiento del Santo(3); sin embargo de sus ardientes deseos por conocer los Verídicos pormenores del lamentable su- (1) Como se da a entender en diversos lugares de este Libro, no forma parte de él, aunque sí, su segunda edición. (2) Véase dicho folleto, págs. 8, 9, 19 y 20, y su edición segunda, páginas 70, 71, 83 y 84 del actual volumen. (3) Murió a las 10 de la mañana del lunes 9 de Octubre de 1581. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 245 ceso, y conservar en clase de reliquia, cualquier objeto de su pertenencia. Detalle —este postrero —tan contradictorio de su carácter, amistad y devoción para con el difunto, parecería incomprensible si no lo explicara de modo harto satisfactorio la circunstancia de que, mientras su inteligencia se conservaba firme, su fatigado cuerpo desobedecía a la voluntad, siquiera fuese para emprender viajes, de seguro en espíritu queridos. Luego, partiendo de estas naturales y evidentes suposiciones, y teniendo en cuenta, a la vez, los motivos productores de tan serio y lamentable estado, es lógico se concluya afirmando, que ni hubo de existir antes, ni existe tampoco en los actuales tiempos, razón justificada para considerar ausente al historiador, en días posteriores al 25 de Noviembre de 1581, de su domicilio de Bu-rriana; ni fundamento positivo por lo tanto, para referir su óbito a punto diverso de esta histórica ciudad. Confirman, en absoluto, los preinsertos hechos y deducciones, nuevos datos o pormenores habidos, conforme se insinuaba, en dos pequeños y casi descompuestos, aun cuando muy valiosos manuscritos, citados en Varios estudios precedentes, con el título, respective, de «Llibre=. 2 . = de calandaris» y «Llibre= . 3 . = de calandaris». Como consecuencia deducible de lo que en uno y otro se lee, a lo manifestado en anteriores páginas impugnando el argumento alusivo a la falta de mortuorio, débese añadir ahora, que si bien .desapareció para siempre el tomo o cuaderno especial, con destino, en el período que se comprende entre 1568 y 1599, a inscripciones de idéntica naturaleza, habíanse encontrado, en cambio, aquellos dos diminutos volúmenes, escritos, es verdad, para fines distintos; pero en los que según se verá al examinarlos con ocasión de la fecha relativa a la muerte de nuestro historiador, aparte de contener detalles que de indirecto modo la determinan e implican el lugar de su ocurrencia, en uno de ambos libros—el primero— trátase directamente de aquel acontecimiento cual si hubiera ocurrido en Burriana; esto es: en forma análoga a la empleada para asientos de defunción en el segundo «Quinquoe Libri parroquial de la villa. Quienes redactaron los mencionados notables manuscritos, sacerdotes, a no dudarlo, hubieron de tener a la vista antecedentes y documentos de absoluta veracidad; ya que su contenido se refiere FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 246 a materias de indubitable importancia para el clero, respectivas a censos y pensiones, acreditados mediante escrituras, en cada caso mentadas, y constituidos en garantía de la celebración de aniversarios. Es cierto, que en el pasaje de los tan curiosos libros o cuadernos, donde se anotan el mes y el año del óbito, y de análoga suerte, en los que se consignan los datos indispensables para deducir el día probable, deja de precisarse de expresa manera, cuanto en la presente ocasión nos interesa, o sea, el nombre del pueblo o villa concreta en que debió de acontecer su fallecimiento; mas esta omitida singularidad, de consignarse en tales libros entonces, hubiese resultado, en extremo, redundante, tratándose, conforme se trataba, de Volúmenes, cuyo fondo era siempre alusivo a personas y solemnidades exclusivamente relacionadas con Burriana. De pretender convertir en eficaz argumento el advertido nimio pormenor, habríanse de considerar, asimismo, muertos en sitio diverso de l'a referida exvilla, a los numerosos individuos fallecidos que se nombran en ambos cuadernos por idénticas razones, a ninguno de los cuales se les señala, con preferencia particular, el pueblo o sitio de su muerte. Todavía, con independencia de los enunciados libros manuscritos y de su eficacia y fuerza probatoria, consérvase, original y extenso documento, porción reducida de cuyo contenido, basta para resolver sin esfuerzo, e) extremo de que con la necesaria o posible diligencia, Venimos ocupándonos. D. Mateo de Viciana, el hijo de mayor notoriedad y significación de nuestro cronista(1), otorgó el primero de sus testamentos en 20 de Mayo de 1618 ante el notario público local Fabián Lloréns de San Esteve (2). Aunque revocadas o anuladas todas sus disposiciones por otro similar posterior, queda sin embargo, subsistente de aquél, cierta trascendental afirmación (la parte reducida de referencia) inserta en la cláusula que destina al señalamiento de sepultura para su cadáver. Según dicha cláusula testamentaria, primera del largo y severo documento, el testador, a seguida de disponer su entierro «en lo Vas de la capella de la gloriosa S.ta Anna en la sglesia major de la dita vila de borriana», y de (1) Como se justificará en el trabajo especial a él dedicado. Existe, integro, cual se lleva repetido en su protocolo de los años 1617 y 1618, pág. de la 215 a la 222, ambas inclusive. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 247 fijar la situacfón de la capilla, diciendo «que está al costat del altar major de dita sglesia», añade, fundamentando o justificando su mandato, el oportuno y decisivo detalle que sigue: «ha hon están sepultáis mos pares y antecedents meus» (con perfecta distinción: éstos, de aquéllos) (1) Sea, pues, por la anterior expresa y concreta afirmación; sea por la consecuencia tácita que se desprende de los cuadernos, libros examinados y restantes singularidades expuestas, ha de señalarse como sitio seguro de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana, el postrer domicilio de su pequeña patria natal. II Y vamos a la fecha del acontecimiento, segundo, y último extremo de los dos, desde un principio a estudio sometidos. En defecto de juicios u opiniones ajenas que en parte o por entero, lo aclararan o resolviesen, creímos de oportunidad dar a conocer en reducidas palabras, y hacia el término del consabido folleto,-el resultado de una hipótesis nuestra; resultado según el que, este incógnito suceso, hubo de acontecer con muchas proba- (1) Y en efecto; en las inmediaciones do la antigua y repetida Capilla o Altar (insinuábase en el primero de estos estudios), existieron hasta la última renovación del pavimento de la Iglesia, varias de las diferentes lápidas puestas en pretéritos años sobre las sepulturas de las más respetables personalidades de la familia. Examinadas, por nosotros, en la época en que nuestra afición a esta clase de estudios encontrábase todavía dormida, guardamos cual lejano, pero seguro recuerdo de ellas, los nombres de Martín Viciana y Mateo Viciana, entre lo esculpido en sendas piedras a los dos difuntos dedicadas; y el de Martín Viciana, con el aditamento de Gobernador de la Plana, entre lo labrado en otra tercera que al mismo se destinó. Para aclarar con mayor número de detalles este importante asunto, consultárnosle con el años ha, Sacristán de la Parroquial, y ahora Agente de Aduanas, D. Manuel Romero; quien, sin vacilación de ninguna clase, evacuó nuestra consulta, manifestando que la lápida del historiador, única de que conservaba perfecta memoria, hallóse sita hacia la parte izquierda del Altar—hoy—, bajo el patrocinio de María Inmaculada, mirándolo de frente; es decir: cerca del trozo de pared en que se apoya el pulpito de mayor antigüedad de los dos levantados en el templo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 248 bilidades, dentro de la primera mitad del período que se comprende entre el 25 de Noviembre de 1581 y el 10 de Marzo de 1583 (1). Fundamentada en deducciones de todo punto racionales, no fue posible llegar a su alcance, sino luego de severo y minucioso examen de los actos religiosos de carácter sacramental intervenidos por la familia de los Viciana durante el período de los treinta años cabales que abraza el primero de los Quinquoe Libri conservados. En dicho incompleto y antiguo volumen eclesiástico—cuyos deterioros y mutilaciones resultan de incuestionable trascendencia, y con gran facilidad, perceptibles, así que se le abre—, obsérvase, no obstante ello, desde el principio de los años a que se contraen los asientos, que en bastante porción de éstos, relacionados, en particular, con bautizos y matrimonios, figuran, en concepto de padrinos o testigos, individuos de aquel apellido, y maridos o (1) Por la precipitación con que se redactó el aludido trabajo (se manifiesta el motivo en otro precedente), en lugar de emplearse allí para darla a conocer, la forma arriba indicada, exacta, y en un todo de acuerdo con las razones que la abonan, y a continuación, en el texto, se apuntan, díjose algo menos preciso, y a primera vista distinto, pero, en realidad, muy semejante en el fondo, a saber: que el suceso debió de ocurrir al acabamiento del año 1581 o en los comienzos de 1582. El ex-secretario del Juzgado Municipal de esta Ciudad D. Carlos Sarthou, se hizo eco de ella, después de impreso y repartido nuestro folleto—aunque deja de advertirlo— en entusiasta artículo dando cuenta del homenaje a don Martín, inserto en el número de la <Ilustració Catalana» que corresponde al 16 de Julio de 1911. Por un error de caja, sin embargo, se fija el 1551 o 1552 para la defunción, en Vez del 1581 o 1582. También D. Vicente Castañeda Alcober, en su discurso sobre los Cronistas Valencianos leído en la Real Academia de la Historia el 28 de Marzo de 1920 (día de su recepción en ella), escribe, al hacer constar los años del nacimiento y muerte de D. Martín, estos números: 1502-1582 (?), respective; el último de ambos, o sea el relativo a la muerte, en forma, según se ve, dudosa e incierta. ¿De dónde ha tomado semejante postrer dato el académico y distinguido escritor? Es en extremo sencillo y fácil colegirlo. Antes del 2 de Julio de 1911, como saben quienes son conocedores de la materia, y de la publicación y contenido de nuestro reducido primer trabajo acerca de la Casa Solar de los Viciana, ignorábase, en absoluto, cuál fuese el año seguro, o probable, de la ocurrencia del suceso; pues si bien dicho estudio—en donde ya figuraba la hipótesis que se relaciona con este detalle, y vamos a examinar en.el texto—aparece terminado en 21 de Junio del anterior último año, no se hizo público hasta el 2 de Julio del repetido 1911, día de la llegada de los ratpenatistas a Burriana con motivo del homenaje al cronista. El Sr. Castañeda, por lo tanto, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 249 mujeres de quienes lo llevaron. Al llegar, empero, a los postreros meses de 1581 y cuando precisamente por encontrarse entonces, el tomo, en relativo mejor estado, debían aparecer en mayor abundancia inscripciones con análoga particularidad; sin ningún dato o detalle aclaratorio, sin ninguna causa apreciable, de brusca e inopinada manera se interrumpe el hecho notado, y cesan, en absoluto, de intervenir los Viciana en los distintos y ya numerosos actos religiosos, de que, en reducida extensión, se ocupa. Apadrinan por última Vez, personas de la expresada ilustre familia, en cierto bautizo celebrado en 2 de Septiembre de 1581 (1); y desde la misma precisa y digna de recordarse data, no Vuelve a escribirse su apellido bajo concepto alguno, en lo que resta en el libro del propio ano, ni durante el 1582, ni tampoco en los dos primeros meses y comienzos del tercero de 1583. A partir, sin embargo, del día 10 de Marzo del referido último únicamente pudo encontrar el dato de referencia en el Archivo Parroquial bu-rrianense, aprovechado por nosotros para el objeto; en otra parte diversa, más ajena al estudio o trabajo de referencia, o, en tal estudio. No lo encontró en el Archivo, porque, de habérselo propuesto e intentado, todavía descontando las serias dificultades de la empresa, si disponía de escaso tiempo, hubiéramos tenido, con certeza, noticia de ello por conducto de quien había de enterarse. Tampoco debió hallarlo en punto distinto del que precede en cita, por cuanto el supuesto contrario iba a implicar la mayor de las casualidades; esto es, la de que utilizando el nuevo paraje de busca hubiera llegado, también, a la misma, y en esencia, exacta conclusión nuestra, por entonces; o sea, a la imposibilidad de obtener el número indubitable, representativo del año, aunque sí el señalamiento de uno concreto, pero inseguro o dudoso, precisamente, el 1582; es decir: el que con el 1581 limita el intervalo dentro del cual, conforme a la mentada hipótesis de nuestro lacónico folleto—hasta ahora aún sin justificar, o dudosa—hubo de ocurrir la muerte de Viciana; todo ello sin tener en cuenta que, perteneciendo D. Vicente Castañeda al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios; colaborando en su órgano en la prensa; y siendo, además, valenciano de origen, era natural, de corresponderle el hallazgo, se apresurase a poner en conocimiento del público, desde la aludida Revista, el sitio de la interesante adquisición, con cuantos pormenores afectasen al caso. Luego no habiendo ocurrido nada de lo indicado, ni procurádose el dato en el Archivo Parroquial de Burriana, procede se deduzca que el autor del discurso académico susodicho se valió para señalar el año probable del fallecimiento de D. Martín —aunque sin advertirlo ni justificar la preferencia del segundo de los dos dudosos o hipotéticos números referidos (1581-1582) sobre el primero—, de lo de expreso modo consignado en nuestro más antiguo y conciso estudio. (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 40 v.to. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 250 año, en que asistió con el carácter de madrina del bautizado la segunda consorte de D. Mateo de Viciana (1), iniciase de nuevo la intervención de la familia en solemnidades de parecida índole, para continuar aumentando de modo lento, pero progresivo, en varios de los primeros e inmediatos que siguen, hasta adquirir en definitiva, proporciones en sumo grado extraordinarias. Nótase, pues, sin motivo o causa ostensible justificativa, un Vacío, una solución de continuidad en la conducta religiosa observada, de ordinario, por los Viciana, que principia luego del 2 de Septiembre de 1581 y termina en el día antes del 10 de Marzo de 1583. ¿Cómo explicarlo? Atribuyéndolo a puro acaso, debiera parecer ilógico, y hasta arbitrario, admitido lo ordenado de su intervención en años anteriores y posteriores: fundamentándolo en acontecimientos relacionados con otra persona diversa de la familia de nuestro historiador, resultaba de igual suerte, explicación inadmisible, si se tenía en cuenta la imposibilidad de señalar en tamaña época, individuo de la misma con méritos propios bastantes para producir, entre los que la formaban, tan callada como significativa manifestación. Sólo un triste y doloroso suceso, al repetido cronista aplicable, podría darnos la clave de esta extraña aunque sospechosa circunstancia: su muerte. Viciana frisaba, por aquel entonces, en los ochenta o más de los ochenta años; hacía algunos que permanecía descansando en su renovada casa del Arrabal de Valencia, y aun cuando de voluntad firme, y al parecer, de recia constitución física, había trabajado y sufrido mucho en los días de su larga y accidentada existencia. Por su edad, representación social y ascendiente legítimo sobre sus numerosos hijos, nietos y demás familia, hallábase, sin duda, constituido en jefe y centro de toda ella, y sobre toda ella, por lo tanto debían, y hubieron de repercutir, con firmeza, los efectos del sensible e irreparable acaecimiento. Si, pues, las diferentes y justificadas consideraciones que acabamos de consignar, abonaban hasta cierto punto, la base fundamental de nuestra susodicha hipótesis, para inquirir con el debido tino la fecha probable de la consabida defunción, hacíase, desde luego, necesario, que sin perjuicio de respetar la segunda de las dos, con anterioridad enunciadas; es decir: la de 10 de (1) Idem, fol. 49 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 251 Marzo de 1583, se efectuase el traslado de la primera, o sea, la de 2 de Septiembre de 1581, al 25 de Noviembre de idéntico año; por cuanto, mediante la última de las cartas al Padre Fr. Vicente Justiniano Antist, sabíase con evidencia, que en la postrer data, todavía continuaba dando pruebas, el historiador, de sus inmensos entusiasmos religiosos. Ya determinado, con tan imprescindible corrección, el intermedio de los dos días en que hubo de ocurrir el triste y lamentable acontecimiento, era regular se asignase para el luto riguroso del difunto—prescindiendo de los usos y costumbres de la época, en lo tocante a su duración—, la mayor parte del tiempo comprendido entre ambas (1), y deducir, a seguida, como lógica o racional consecuencia, que su óbito ocurriría por necesidad, con mayor aproximación al 25 de Noviembre de 1581, que al 10 de Marzo de 1583. Y esto que en el fondo, se quiso hacer constar en nuestro primer repetido folleto, así que por accidente se trató del actual delicadísimo tema, hemos de ver, desde luego, si obtiene confirmación adecuada, utilizando los importantes datos documentales, hasta ahora desconocidos. La primera Vez que en los libros de la Iglesia Parroquial se apunta algo relacionado con la muerte de D. Rafael Martín, en términos categóricos y concretos, pero sin determinar el día de su ocurrencia, es en uno—por cierto, en muy mal estado de conservación—a que nos referíamos en páginas anteriores. Titúlase el libro, por su pequenez, cuaderno, «Llibre=. 2.== de calandaris»; se ocupa en particular, de aniversarios y pensiones de censos a aquéllos correspondientes; y si bien incompleto y algo borroso en varias de sus partes constitutivas, abarca entre las de muy fácil, o posible lectura, un ítem(2); cuya íntegra copia, dice, al pie de la letra copiando: Joan Campa.=Joan Campa per lo Aniuersari (3)de mo (mossen) (1) Abarca el período completo, 1 año, 3 meses y 14 días. Pag. 35. (3) Sustituye a la sílaba uer, en el ítem del libro, y casi siempre, cuando en lo sucesivo se apunta la palabra aniuersari, una b, a la que atraviesa oblicuamente determinada clase de s (parecida a f ) por el punto del trazo vertical en que se ensancha o agranda aquella letra. En ocasiones, no obstante, se escribe ari por aniuersari. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 252 rafel martí de Viciana ab acte rebut p (per) mo. Joan Albiol not. <notari) a vj de juny 1583..... XV sous. En otro libro o cuaderno reducido, cual resulta el precedente, con el título, conforme también se indicó, de «Llibre=3. = de calandaris», próximo a desaparecer por consunción, y comprensivo, en sus poco numerosas páginas, de materias respectivas a censos, pensiones y actos religiosos de la clase que nos ocupa, figura el anterior transcrito ítem, pero ampliado su contexto en forma igual a la que sigue (1): Juan Campa y Catalina Juliana coniuges y Bernardino Susíes Ab acte rebut p dit Albiol not. a 6 . de Juñy 1583. Juan Campa y Catalina Juliana, conjugues y Bernardino Susíes llauradors de Burriana se carregaren del clero 10 LI (Lliures) pen.° (pensió) 10 sous (sous en signo) pagadora a 6. de Juny sobre cases y corral censit al clero posades en lo raual. Y sobre 12 caf. (cafisades)de térra campa en la partida de la granja pcehiren (precehiren) del aTi del difunt Rafel Martí de Viciana not. hay llicen.a (llicencia) del Sr. directe. Y en el repetido libro tercero, por fin, que en último término se cita, al hablarse de las pensiones a favor del clero, exigibles en el mes de Mayo de diferentes años, se vuelve a reproducir lo consignado en el primer ítem, según y como, copiándolo del original, a continuación se expone: Juan Campa y Bernardi Susies per lo Ari de Rafel Marti de Viciana deu sous acte p Narcis J.0 (Joan) Albiol not, a 6 de Juñy de 1583 (2). A las tres diversas transcripciones indicadas, se acomodan, pues, los extractos reducidos de uno de los dos preciosos docu- (1) Página 19. Pag. 67. Advertimos a nuestros lectores, que la data apuntada corresponde a la del documento del notario Albiol; pero en manera alguna a la del día, mes y año de la muerte de D. Martin, ni de su aniversario. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 253 mentos, en donde primero, aunque de indirecto modo, se trata del óbito de nuestro cronista; extractos, los tres, que por su indiscutible trascendencia, y por la próxima inutilización de los libros en que se asientan, se ha creído de oportunidad copiar en este pasaje del estudio. De cuanto, en substancia, contienen, analizándolos, sácase, cual único resultado de interés para nuestros intentos, que Viciana en el día de la fundación del acto religioso; es decir: en 6 de Junio de 1583, era ya difunto. ¿Hacía mucho tiempo? ¿Hacía poco? No es posible averiguarlo mediante los textos o inserciones aportados; pero si de éstos en manera alguna se desprende, precísase con perfecta exactitud, en cambio(1), en clara y notable anotación de la mentada clase, parte muy breve de extenso y curioso documento incluido en el primero de los dos enunciados cuadernos o libros, con el título de «Memoria dels Aniuersaris de la parroquial de burriana contant per mesos feta en lo mes de Janer Del any. 1.5.8.3.» (2) Escrita esta, para nuestro objeto, valiosísima Memoria, con manifiesta, pero discreta concisión, conservada en suficiente buen estado y casi, en su totalidad, fiel copia de otra que le hubo de preceder(3), y existe también en el mencionado cuaderno(4), abraza, entre las inscripciones de los aniversarios de la segunda mujer de Pedro Bellmunt y de Bartolomé Roca, la última anotación consabida, cuyos primeros términos—sustituyendo de modo apropiado, un signo y dos abreviaturas—dicen así: «XV sous (sous, en signo) Aniuersari (la sílaba uer, abreviada) ppetual (perpetual) p aia (per ánima) de mo. Rafel Marti de Viciana...» (5) (1) Por lo que afecta al mes y año. (2) Llibre=. 2. = de calandaris, págs. 89 a 134, las dos inclusas. (3) Por las inserciones de varios actos religiosos, colígese que se escribiría en 1582. (4) A la página que se dirá. (5) Libro citado, pág. 107. Como el aniversario se fundó en 6 de Junio de 1583 y la Memoria fue redactada en el mes de Enero de este año, resulta, a primera vista incomprensible, que conste inscrita en la misma, la solemnidad religiosa referida. El hecho, sin embargo, se explica, con sencillez, atendiendo a que, si bien la Memoria se escribió en la apuntada data, hubo de completársela, más tarde, con las pocas nuevas fundaciones de 1583 y las instituidas en algunos de los años posteriores. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 254 Aun cuando por la simple lectura de los lacónicos y a primera vista Vagos detalles transcritos, parece incontrovertible que nada de provecho se añade a lo con antelación a ellos manifestado, un examen atento y juicioso de su contenido, encuéntrala pesar de todo, pormenores en sumo grado interesantes para el seguro logro del fin que se persigue. Si de las tres formas del ítem, verbigracia, aludiendo en concreto, al aniversario del cronista D. Martín, se infiere, con evidencia completa, que su muerte no acaeció luego del 6 de Junio de 1583, de la parte del próximo o inmediato copiado se desprende, que semejante doloroso acontecimiento, tampoco fue posible ocurriera en el corto período existente entre el postrer día de Enero y el 6 de Junio del propio año anterior; desde' el momento que la Memoria, comprensiva (descontando otros particulares), de lo escrito en el pequeño trozo de referencia, redactóse, de acuerdo con lo expuesto en su reproducido comienzo, durante el primer mes de 1583. Ahora bien; por una parte las cartas de Viciana al Padre Fr. Vicente Justiniano Antist, suponen, sin ningún género de duda, a aquél, viviendo en 25 de Noviembre de 1581; mientras que por otra, la Memoria justifica, asimismo, con certeza absoluta, haber ya fallecido al terminar el 31 de Enero de 1583: luego teniendo en cuenta ésta y la próxima fecha a ella antecedente, y recordando, a la par lo consignado poco ha, acerca de la ninguna asistencia de la familia del difunto a religiosos y sacramentales actos, se llega a la indubitable conclusión de que su fallecimiento hubo de acaecer en el intermedio de ambas, y dentro del plazo en que, según se advierte al tratar de nuestra hipótesis, cesó en efecto, de intervenir aquella familia en bautizos y matrimonios (1). Pero no es esto en realidad, lo único; más, muchísimo más, precisando la inquirida fecha, se deriva del interrumpido asiento en cuestión. Escrita la Memoria contant per mesas, o sea, redactada, incluyendo cada aniversario en su respectivo mes; figurando el del historiador entre los diversos anotados en Mayo; y no encontrándose otro del propio nombre, en el intervalo del 25 de Noviembre de 1581 al 10 de Marzo de 1583, que el tocante al año 1582, con seguridad, cabía afirmarse haber ocurrido en Mayo de este año (1) Del 2 de Septiembre de 1581 al 10 de Marzo de 1583. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 255 tercero, el acontecimiento origen de nuestras actuales disquisiciones. De parecido modo lo comprueba, en efecto, explícita y definitivamente, la segunda parte del poco ha truncado asiento, al añadir, a continuación del nombre de D. Martín, en frase concisa y del todo semejante a muchas de las primeras inscripciones de defunción: «morí en maig 1582»(1). Tales son las trascendentalísimas y hasta el momento ignoradas particularidades, en lo que afecta al importante y último extremo; y tal la justificación de cuanto en anteriores páginas se indicaba, al ocuparnos de los fundamentos y aclaraciones de nuestra hipótesis; es a saber: que la muerte del cronista ocurrió dentro del referido plazo; y además, en tiempo menos apartado del 25 de Noviembre de 1581 que del 10 de Marzo de 1583(2). Claro está, que si en la Memoria se fijaran día por día los de cada uno de los meses del año, o de dejarse de anotar en la enunciada manera, resultase igual el número de los aniversarios sucesivos y el de los días del mes en que se van inscribiendo, tendríamos con exactitud matemática averiguado, de expresa forma, en el primer caso, y tácita, en el segundo, el interesante detalle que nos faltaba. Mas, por desgracia, ocurre lo contrario; y ni por el orden o correspondencia que se observa en la Memoria, ni por especiales ítemes o singularidades notadas en la documentación parroquial, es fácil colegir con plena y satisfactoria confianza, el día, hasta ahora, en absoluto, desconocido (3). Obsérvese, sin embargo de tan firme y categórica negativa, (1) Luego de leídas las últimas palabras, acaso se consideren superfluas las escritas acerca del examinado tema; pero atendiendo a que, lejos de apuntarse aquéllas en la partida de mortuorio de Viciana, se insertan en el asiento de su aniversario, hemos creído del caso, por grande que sea nuestro respeto al trabajo en donde se comprende el expresado ítem, comprobarlas por medio de otro procedimiento; teniendo, conforme teníamos, en nuestro poder, elementos suficientes para conseguirlo. (2) Terminaba la primera mitad del plazo, en 18 de Julio de 1582. (3) Creímos, no obstante, encontrarlo, al fin, en un cuaderno, con el título de «Libre de les Administracions de Don Matev de Viciana y de Llvís Vicent cirugíá», o en la copia de la escritura de 6 de Junio de 1585, instituyendo el aniversario del cronista; hallada ya después de terminado el trabajo, en el «Llibre primer de instruments de el R.' Clero de Burriana». En el cuaderno se fijan, durante los años 1660, 1661, 1662 y 1663, los días de cada mes en que habían de cumplirse ciertas celebraciones en sufragio de las almas de D. Mateo y de sus próximos allegados. Pero luego de examinada FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 256 que acaso resulte factible determinarlo, sí no con aquella completa evidencia, con grandísimas probabilidades a la misma aproximadas; comparando lo inserto en la repetida Memoria de 1583, con lo que, en breves términos, a continuación, se asienta con respecto a dos nuevos documentos de similares nombres y contenido: uno completo y anterior a ella, y otro posterior, en parte únicamente conservado. La primera de estas dos curiosas relaciones o Memorias.(1), base fundamental de la segunda y de la, con anticipación, analizada, lleva en sus comienzos escrito: «Los aneuersaris ques celebre cascun any en la present Sglecia p messades son los segents...»; abarca los actos religiosos de la consabida naturaleza, fundados antes del año 1582, y varios de los que se instituyeron, en particular, durante este año (en él, conforme advertíamos, se compuso); no contiene todavía, el referente a D. Martín de Viciaría, y entre los distintos inscritos en Mayo, figura al final, el de la segunda consorte de Pedro Bellmunt. Tenemos por cosa segurísima haberse llevado a cabo el trabajo con celo y ninguna precipitación, si se considera que—aparte de constar inserto íntegro, en la Memoria posterior de 1583—; es decir: en la ya conocida, para su redacción, como dijimos del libro en donde se la menciona y reseña (Llibre=.2. =de calandaris)(2), debieron tenerse a a con detenimiento, la porción concerniente al mes de Mayo, llegamos a reconocer la imposibilidad de alcanzar el objeto de nuestras pesquisas; atento a que, en las diversas inscripciones extendidas con motivo de los precitados actos religiosos, sólo se empleaban frases iguales o con ligerísimas variantes, a las dos que siguen (concretas en lo que atañen al hijo de D. Martín; y vagas, por lo relativo a su parentela) «ari general per D. Mateu de Viciana y los seus», y, «misa de plagis ab miserere per D. Mateu de Viciana y los seus». En la copia de la escritura o escrituras (son cuatro las relacionadas con el aniversario del historiador, todas recibidas por Narciso J. Albiol en 6 de Junio de 1583) se trata del compromiso contraído por los otorgantes, dueños de las fincas que garantizan su celebración, y de varias circunstancias pertinentes al caso; mas al mencionar el acto religioso de donde arranca el contrato, se escribe, sí, el nombre del difunto D. Martín; pero, con una etcétera, se suspende la narración, omitiéndose el día en que ocurrió su muerte, o había de celebrarse tal acto, sin duda, anotado, en la escritura original. «Llibre primer de instruments de el R. 1 Clero de Burriana, fól. del CCLXXX al CCLXXXV». (1) Llibre = . 2 . = de calandaris, págs. 65 a 88, ambas incluidas. (2) Y de la propia suerte para la redacción del Llibre = . 3 . = de calandaris. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 257 vista los antecedentes y documentos escriturarios probatorios; y por más que en dicho trabajo no aparecen, con o sin ordenación, escritos, tampoco, los días de los respectivos meses, ni se observa la oportuna correspondencia entre el número de los comprendidos en cada uno de éstos y el de los abundantes aniversarios fundados o celebrables, es natural se admita, por lo menos, que el orden de colocación de los anteriores actos religiosos sería el verdadero, en el sentido de anteceder en tiempo los, en primer término, inclusos, a todos los demás que a continuación les siguen (1). Con respecto al segundo de los dos últimos documentos o Memorias (2)—en lo esencial copia de las de 1582 y 1583—exclusivamente ha de hacerse constar, desde ahora: que en su principio se escribe, por vía de título, «Reductio de aniuersaris antichs p la Visita feta p m (mosén) punter a XV de maig de 1588»; que contiene las fundaciones de los seis primeros meses del año; y que en ella, se suprimen muchas de las antiguas, se anotan algunas nuevas, y se consigna la de nuestro conciudadano, después de la relativa a la segunda mujer de Pedro Bellmunt y antes de la de Juana Arenelles, con la que en definitiva cierra o termina Mayo. Resulta, por lo tanto, de lo manifestado con referencia a los tres documentos, relaciones o Memorias; que: en la de 1582, donde es imposible encontrar en sus páginas el nombre de don Martín de Víciana, acaban los aniversarios del repetido mes, con el de la segunda mujer de Pedro Bellmunt; en la de 1583, sigue al de ésta, el de aquél, terminando Mayo con el de Bartolomé Roca; y en la de 1585, luego, asimismo, del aniversario de la propia señora—apuntado, como en las anteriores Memorias, en el mes de Mayo—, se inscribe el del cronista, al cual inmediatamente sucede el de Juana Arenelles. Parece, en su vista, que la colocación seguida de los nombres de la segunda mujer de Pedro Bellmunt y D. Martín de Viciana en los dos más modernos documentos o Memorias, a pesar de las inclusiones, exclusiones y mudanzas observadas en la última, o de 1585, debe atribuirse, mejor que a mero capricho o Vaga proxi- (1) Mientras no se colija lo contrario de la data asignada a los añadidos, con posterioridad, a la redacción de las Memorias. Esta no se conserva en muy buen estado; pero, sí, en lo necesario para que, sin esfuerzo, se consiga leerse las inserciones de Mayo, únicas que nos interesan. (2) Llibre = . 2 . — de calandaris, págs. 51 a 56, las dos inclusive. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 258 midad, a verdadera sucesión inmediata en cuanto a los días de los dos fallecimientos (1). Si tal fuera y hubiese medio de prefijar el exacto en. que aconteció el de aquella señora, o a lo menos, el indudable relacionado con la celebración de su aniversario, habríamos—después de Vencida alguna de las dos anteriores dificultades—, conseguido obtener de tácita manera el de la ocurrencia del óbito de nuestro D. Rafael Martín. Que los precedentes estimables pormenores existen y constan juntos, por cierto, en documento de innegable autenticidad, acredítalo el ítem de la primera en tiempo, de las tres Memorias; en cuyo ítem se relaciona al acabamiento del mes de Mayo, según manifestábase, la fundación que corresponde a la segunda consorte de Pedro Bellmunt. Este oportuno e interesante asiento, hasta el momento perfectamente conservado, puesto por-escrito en clara letra, y de fácil lectura, en su consecuencia, dice, sin omisiones: «A XX de maig Aniuersari ppetual (perpetual) p aia (anima) de la segona muller de pere bellmut morí a XX 1582» (2). De modo que el pulcro y escrupuloso redactor del reducido asiento o ítem postrero, a más de escribir en él, por separado, el día y mes de la celebración del acto religioso, para evitar cualquiera especie de duda en lo tocante a su correspondencia con los del fallecimiento de la expresada señora, agrega también la fecha del mismo suceso, suplido el mes, con anticipación enunciado, y que de no enunciarlo hubiera debido acertarse, supuesto el nombre del en que figura la anotación. Si, pues, en 20 de Mayo de 1582 acaeció la muerte de la segunda mujer de Pedro Bellmunt, y en idéntica data, por lo que respecta al día y mes, hállase señalada, conforme era natural, la celebración de sus sucesivos aniversarios; si la inmediata proximi- (1) No puede suponerse la muerte de ambos en igual día, porque, de haber ocurrido esto, las dos inserciones de sus aniversarios figurarían, como en todos los casos se observa, unidas, y algo separadas de las restantes. Al principio y margen izquierdo de la Memoria de 1583, en efecto, se escribe: «nota q (que) los aniuersaris (la sílaba uer abreviada) questan Junts se celebren en vn día >. (2) Llibre = . 2 . = de calandaris, pág. 74. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 259 dad del ítem en que se consignan los dos anteriores extremos al del cronista, implica, con certeza, la pequeña diferencia de un exclusivo día, apareciendo inscrito el acto religioso de aquélla antes que el de éste, habría de admitirse, por necesidad, en concepto de fecha completa y definitiva de la defunción tan buscada, el 21 de Mayo de 1582(1). En suma, y para complemento y fin de este trabajo. D. Rafael Martín de Viciana, cuya permanencia en su exvilla (1) Coincide con semejante resultado, y corrobora, en su vista, la sucesiva e inmediata celebración de los dos aniversarios de la segunda mujer de Pedro Bellmunt y de Viciana, cuanto parece desprenderse de los que, anotándose en las dos primeras Memorias a continuación de los últimos que debieron cerrar varios de sus meses, se han de suponer añadidos a ellas en tiempos futuros a su real y definitivo término. En la de 1582 cuéntanse de dichos aniversarios (sumando los aplicados a difuntos, no en grupo, si que individualmente), doce: todos, con el día de su celebración o fallecimiento del favorecido con el sufragio. En la de 1583, a seguido de copiada la de 1582, se adicionan, trece: ocho con la indicación de uno o de los dos expresados días; y cinco—incluyendo el del cronista—, sin mencionar ninguna de ambas particularidades. Ahora bien: ¿qué racionales y desconocidas causas pudieron originar tales omisiones, en materias para las cuales se requería el conocimiento preciso de la primera o segunda? En nuestro sentir, la falta de cuidado, o la certeza de haber correspondido aquellos días al siguiente del que se señala en las Memorias para el óbito o la celebración del aniversario anterior inmediato. Pero el descuido, en lo relativo a la muerte o al acto religioso de D. Martín, es en absoluto inaceptable, cual apropiada explicación del hecho; pues apuntándose en veinte casos de los veinte y cinco agregados (afectan, por supuesto, a individuos de diversas clases sociales), una de las dos circunstancias siquiera, resultaría, no extraño, sino absurdo, que los redactores de la segunda Memoria hubiesen desatendido hacer cosa igual, en éste, o no advirtieran y enmendaran la distracción—admitida su existencia—, tratándose de la personalidad mejor relacionada con el Clero y de más gran prestigio e importancia local, así como de un acontecimiento que, por lo emocionante y próximo a la época de la redacción de la Memoria, continuaría, sin duda, preocupando aún a las gentes. Luego procede admitir, en conclusión, y de acuerdo con la segunda parte de nuestro hipotético afirmado, que siguiendo inmediato, en la penúltima y la última, de las tres relaciones, o sea, en las de 1583 y 1585, el aniversario del historiador al de la segunda mujer de Pedro Bellmunt; y, constando haber acaecido el fallecimiento de la propia señora en 20 del mes de Mayo, al 21 del propio mes, y en manera alguna a día distinto, habrá de referirse (mientras no se pruebe lo contrario) el de la muerte, cuya determinación nos interesaba precisar. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 260 natal fue continua, o exclusivamente interrumpida por sus frecuentes viajes, en particular dedicados a la busca de noticias para la acertada composición de su Crónica, trasladóse en el intermedio de 1565 a 1569, de la casa en que a la sazón vivía, a su hermoso y bien situado edificio del Barrio o Arrabal de Valencia. Allí, entre huertos que en gran, o su mayor parte, lo circundaban, y con extenso y expléndido horizonte a la vista, todavía,dando muestras de su extraordinaria afición al trabajo, insistió,con resuelto ánimo, en el ejercicio de su querida y nunca olvidadaprofesión. Pero transcurridos unos cuantos años—ocho por lomenos—de su estancia en la amplia y agradable morada, achacosoe imposibilitado ya de seguro para continuar en su tenaz empeño,hubo de abandonarlo; entregándose desde entonces, casi en absoluto, al grato disfrute de los apacibles y dichosos goces defamilia (1). Sin otros afanes, sin otras preocupaciones, fuera éstas que las religiosas o de ultratumba (2), aun su voluntad enérgica y resisten- (1) La última escritura suya conservada en el Archivo, lleva, según sabemos, la fecha de 13 de Septiembre de 1577; y la otorgó—rara coincidencia—una de sus hijas, y un hijo de ella. (2) Infiérese de su piadoso carácter, sostenido y confirmado hasta las postrimerías de su existencia por sus dos apasionadas cartas al Padre Fr. Vicente .Justiniano Antist Lo acredita, de parecida forma, una dedicatoria—postrer recuerdo suyo escrito de su puño y letra—inserta en curiosa obra latina de 388 páginas, admirablemente editada, con encuademación o cubiertas de pergamino, caracteres góticos y tamaño entre cuarto mayor y holandesa. Publicóse en la ciudad de Lión (Francia); se terminó de imprimir en 17 de Mayo de 1498, y fue encontrada en la Biblioteca Provincial de Castellón de la Plana por D. Francisco Almarche Vázquez, mientras hubo de desempeñar el cargo de Jefe de dicho Centro. Léese en ella, a lo largo de su dorso, «Auctores Opusculorum»; y en la primera hoja impresa, ampliando el título, «Auctores octo opusculorum» (la sílaba rum en forma semejante a un 2 con especial trazo oblicuo hacia el ángulo inferior) cu (cum) comentarijs diligentissimas enmendati: vidilicet. Cathonis Theodoli. Faceti. Cartule: ais (alius) de cótéptu (contemptu) müdi (mundi) parabolarum (la letra final simula un 3) alami. Fabularum esopi et (signo parecido a un 7 con su extremidad inferior algo encorvada en dirección a la derecha) Fioreti. Debajo de lo expuesto consta la manuscrita dedicatoria, que copiada, con dos aclaraciones entre paréntesis, dice. «A xV (15) de nohembre any mdlxxx D. Rafel Marti de Viciana dona lo pnt (present) libre a la librería de la verge maria del roser de vilareal.» FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 261 te naturaleza, prestáronle los necesarios alientos para aguardar,con firmeza, sobre un lustro, los embates de la muerte. Mas ven-cido por los años y por larga sin duda dolencia física (1), a losochenta de su edad, acabó, al fin su vida en Mayo de 1582, y conmuchísimas probabilidades, durante el día 21. En ninguno de los libros, documentos o papeles sueltos reco-nocidos y coleccionados en el Archivo de la Parroquia, se guardarecuerdo escrito de la impresión ocasionada por el fallecimientodel laborioso y preclaro historiador en quienes fueron sus cons-tantes e inolvidables conciudadanos; pero el cariño que profeso asu natal e histórica exvilla, el prestigio de su nombre y la estima-ción de que, con seguridad fué objeto, dejan suponer lo sincero eintenso del sentimiento producido y lo grandioso de la manifesta-ción que motivara el traslado de su cadáver a la Iglesia Parroquialpara recibir cristiana sepultura en aquel Altar de la misma, donde,según su hijo D. Mateo, reposan, además de sus padres, sus otrosilustres antepasados. (1) Parece abonar la duración de su enfermedad, el período de tiempo com-prendido entre el día que, con su familia, cesó de intervenir en actos sacra-mentales y el de su fallecimiento; si bien no debió darse cuenta, al principio,de la gravedad de su estado, cuando en sus dos resumidas cartas, redactadas,por lo visto, en circunstancias de real o aparente alivio, confiaba, a pesar desu edad octogenaria, ver todavía en los altares, a su bienaventurado amigo,San Luís Bertrán. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. ULTIMO DOMICILIO DE DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I La determinación exacta del lugar en donde estuvo sita la casa habitada por D. Rafael Martín de Viciaría en el llamado Arrabal de Valencia, y la que, con seguridad, ocupe ahora su puesto, envuelve dificultades de naturaleza casi insuperable atendida la falta de documentos directos o indicaciones suficientes, originarias de garantidos escritores regionales que puedan servirnos de sólido y seguro guía (1). Si se conservara y hubiese llegado, además, a nuestras manos, el título escrito de su adquisición, o existiese alguna o algunas inscripciones a la misma relativas, insertas en cualquiera de los Cabreos de la época del historiador(2), sería, ya que no fácil, menos dificultoso que al presente, la busca y encuentro de (1) Formaban el Arrabal de Valencia, en vida del cronista, la Plaza y Calle de iguales nombres, mencionadas, a menudo, en las escrituras'que luego se citan; y otra Calle, en proyecto o construcción (a la que en la actualidad se denomina de «San Vicente>, o «de los Aliados»), según análogo documento de fecha 15 de Enero de 1530, inserto al folio XXX del Llibre primer de instru-ments de el R.t Clero de Burriana, comprensivo, como se indicó, de los Cabreos de Viciana y de algunas escrituras suyas y de otros diferentes notarios: Croquis núms. 19, 47, 20 y 26-26. En el extracto de este documento (página 1.735 del voluminoso libro del «Apuntament»), sitúase, aludiendo a la última Calle, el «corral ab una morera» que se describe, «en lo arraual de esta Vila (Burriana) apellad de Valencia, en lo carrer de dit arraual, que al eixir de el portal (alude al designado con el nombre de la última ciudad) a la dreta, va de vés onda». En posterior escritura datada en 19 de Octubre de 1565, e incluida en el Cabreo del Notario de Castellón de la Plana, Melchor Cluá, a los folios XXXViij vto, XXXViiij, XXXViiij v.to y XXXX, se consigna (a propósito de ciertos edificios, sitos en la Plaza de dicho barrio, pero de los que, uno, tenía su pared lateral derecha, entrando, en contacto, y formando línea con corrales del lado izquierdo de la Calle en construcción), que lindaban, por esta parte, «ab lo baluart /e/ portal de la dita Vila dit de Valencia Cami /o/ carrer en mig». (2) Eran, los aludidos Cabreos (a su tiempo se dijo), libros destinados a registrar o inscribir, íntegras, las escrituras otorgadas en reconocimientos de censos enfitéuticos a favor del Clero o de un Beneficio Eclesiástico. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 266 su domicilio del Arrabal durante los postreros años de su larga y accidentada existencia (1). Los cuatro diferentes lindes de todo conocido inmueble, apuntados, con pocas excepciones, en los documentos escriturarios de aquel entonces en forma bastante parecida a la, en la actualidad, observada(2), quizás hubieran servido, por sí solos —de realizarse el supuesto hallazgo—para solucionar completamente el problema mediante su comparación con los de cualquiera de las numerosas fincas urbanas que se historian en el libro, hasta cierta manera moderno, del Apuntament. Por desgracia para nuestros intentos, ni la primitiva escritura ha sido encontrada hasta ahora, ni se conservan extensas o reducidas anotaciones en el Archivo relacionadas de expreso modo con ella, ni contamos casi con otro directo dato, en cierta manera aclaratorio, que con los interesantísimos asientos de las Memorias de confesados y comulgados durante las Cuaresmas de 1569,1570, 1580 y 1581, unidas al primer Libro Sacramental que se conserva (3), Y decimos en cierta manera aclaratoria, por cuanto de las anotaciones a que acabamos de referirnos, se deducen, sí, probabilidades, mejor o peor fundamentadas; pero de ninguna suerte la certeza absoluta de corresponder, con exactitud, los nombres de los habitantes de casas inscritas en aquellas Memorias a continuación unas de otras, a los que tuvieran los vecinos o residentes próximos o inmediatos en domicilio. Pudieron apuntarse los edificios, con las personas que a su vez los ocupaban, siguiendo riguroso y perfecto orden con anticipación preparado: acaso fueren (1) En nuestro estudio acerca de la Casa Solar (ediciones 1.a y 2.a), se trata, aunque con brevedad, del edificio objeto del actual trabajo; y, también, en el anterior; es decir: en el titulado «Lugar y fecha de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana>. (2) Anotábanse, de'ordinario, estos cuatro lindes de las fincas, según que fueren urbanas o rústicas, por el orden y de la manera que respectivamente, a continuación, se expresa: ......de vn costat, de altre, a part detrás e a part dauant...... y, ......de vn costat, de altre, a part damunt, e a part dauall...... don relación, pues, a los lindes de ambos lados, no se precisaba, cuál era el derecho, y cuál el izquierdo; ni se suplía tamaña deficiencia, principiando siempre, por idéntico lado. En el próximo grupo de casas, por completo descrito en el texto, se comienza, su deslinde, por el derecho; y en el edificio que sigue a éstas, por el izquierdo. (3) Véase el citado estudio sobre la Casa Solar, sin perjuicio de lo que expondremos, acerca de estos documentos, en el trabajo presente. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 267 severos y escrupulosos, quienes dichos encargos recibieran; pero, quizás, nos equivocáramos en este supuesto, y presidiese, el capricho o el azar, las inscripciones de los cumplidos en el ánuo precepto pascual. Suponiendo, a pesar de ello, que para nada hubiera intervenido en los asientos el arbitrio o la pura casualidad, sino plan previamente meditado, no por eso dejarían de cesar los escrúpulos y dudas, sobre todo, en vías que mereciesen el calificativo de calles, acerca de si para la inscripción sucesiva de semejantes edificios, se tomaron primero, seguidos, los de uno de sus lados, y luego, los del opuesto; o, si fueron incluyéndose, aquéllos, alternando los de ambos lados, tal y conforme se numeran en nuestros actuales tiempos. Porque resulta de seguro indiscutible, que de haberse acudido a este segundo y probable procedimiento, las dos casas en apariencia próximas, o inmediatas, de acuerdo con las Memorias referidas, no se encontrarían, en realidad, en semejante engañosa situación, si que, muy por el contrario,.colocadas, la una, enfrente, o casi enfrente, de la otra; y sólo cuando se hubiera preferido o utilizado el primero de los dos órdenes o métodos de anotación; esto es: el continuo para cada lado, resultarían en contacto, cuantos, en tales Memorias, unos tras otros se asentasen. Sea como fuere, y aun considerando vencida la grave dificultad que entrañan las anteriores prolijas observaciones, juzgamos de todo punto evidente, que incurriría en Verdadero error, quien por resuelto diese en su complejidad el problema, sin el hallazgo previo de un sitio del Arrabal de Valencia tan fijo e inalterable, que el transcurso de los años no lo hubiere modificado, siquiera fuese en sustancia; y uno, o diversos documentos, además, cuyo contenido enlazara de directa o indirecta forma aquel lugar con, la situación de la casa buscada o de las de mayor cercanía a ella. ¿Se ha tropezado con la aludida base? ¿Existen en el Parroquial Archivo, documentos semejantes? Con seguridad completa; y al objeto de obtener el puesto fijo y la relación documental consabida, o sea, para la justificación posible, o plena del precedente categórico afirmado, precisa se suministren, desde luego, los datos indispensables para el conocimiento concreto del antiguo Barrio o Arrabal de Valencia; Barrio en donde, conforme poco ha aseverábamos, tuvo sito D. Martín su postrer y, hasta el día, desconocido domicilio. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 268 Saliendo, en 1565, de Burriana por la Puerta o Portal de Valencia (1), y situándose sobre el puente que cubría una pequeña parte del foso (de espaldas, por decontado, al interior de la villa)(2), se encontraba: Delante, el trozo superior de la parte noroeste de una larga y ancha extensión de terreno, denominada Plaza o Pla—entonces— y, Llano, también—mucho después—, del Arrabal de Valencia (3), unida a la calle de igual nombre (4), por un puente, bajo del cual discurría la Acequia del Ull de la Vila; ancha e importantísima vía fluvial que, aparte de servir de límite común a la calle y trozo de la plaza, atravesaba, al descubierto, lo largo de ésta en las proximidades de su lado contrario u opuesto a las viejas fortificaciones (5). (1) Estuvo levantado en la mitad de la calle, hoy, de Cervantes, y años atrás, del Medio. En tiempos del cronista, terminaba y cerraba uno de los extremos de la calle Mayor; larga vía, dividida, en dos desiguales porciones, por la plaza de igual nombre; véase nuestro consabido primer folleto, y Croquis, núms. 1, 2, 3 y 4. (2) Croquis núm. 18. Del foso hablamos, poco después, con respecto a lo que sobre él escribe Viciana. (3) Croquis núm. 19. Los nombres de Plaza y Pla, escritos en valenciano, usábanse ya, indistintamente, en la segunda mitad del siglo XVI; puesto que en escritura de 19 de Octubre de 1565, fols. XXXViij v.to, XXXViiij, XXXViiij vuelto y XXXX del Cabreo de Cluá, se dice, al deslindarse varias casas, en grupo, del barrio;... «e apart davant, ab la plaça (o) pla del dit raual....» el de Llano, comenzó a emplearse, en la documentación del Archivo, durante el primer cuarto del siglo XVIII, de acuerdo con lo que resulta del expediente iniciado en 12 de Enero de 1724, por el Alcalde ordinario de Burriana, D. José Pablo, en reconocimiento de censos a favor del Clero, fol. 13, donde, en la descripción de una casa del Arrabal, se consigna... «y por delante, con el Llano de Dho (Dicho) arraual...». Utilizaremos, con preferencia, en lo sucesivo, cualquiera de las dos palabras: Plaza o Pía; advirtiendo, que la posterior, en nuestros días, cual debió suceder en lo antiguo, es la de mayor uso en la conversación ordinaria. (4) Croquis núm. 20. A esta vía la denomina el cronista, calle Mayor del Arrabal, en documento público, que, en lo necesario, se copia muy luego, otorgado por Bartolomé Llácer, en 21 de Marzo de 1530, e inserto en el Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, fol. XXXXiiij. (5) Croquis núms. 21 y 22-22. Dejando para distinto lugar la comprobación de lo que afectar pueda a la Acequia, en sus relaciones con las vías inmediatas, hemos de hacer presente, por de pronto, que la situación de la Plaza, Pla o Llano, y su proximidad al Portal de Valencia, justifícanlas el emplazamiento de los edificios a que alude la escritura de Cluá, examinada en la primera de las notas. La unión de la Plaza y Calle, otro documento escriturario de 19 de Octu- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 269 A la derecha, pero avanzando en dirección a la Calle, uno de los trozos del Vall de la Vila (1), resto del foso cegado que circundaba las fortificaciones (2): un Camino y Calle, en construcción o bre de 1565, inscrito en el Cabreo del propio notario, a los fol. XXVij vuelto, XXViij y XXViij V.to; donde se apunta que la casa objeto de la escritura se hallaba «en lo raual de la dita vila (Burriana) vulgarmét (vulgarment) dit de valencia», y que tenía su linde «apart dauant, ab plaça y carrer del dit raual». La realidad de existir el puente sobre la vía fluvial para el paso del Pla a la Calle, y viceversa, si no la supusieran el buen sentido y las distintas escrituras que mentaremos, y colocan la Acequia entre las dos citadas vías, acredi-taríalo el calificativo de Camino Real de Valencia adjudicado, de expreso modo, al arroyo de la Calle (y de manera tácita o indirecta aplicable a su prolongación por la Plaza hasta llegar al Portal), en nueva escritura de fecha 19 de Octubre de 1565, obrante, asimismo en el Cabreo de Cluá, a los folios XVij v.to, XViij y XViij v.to; y la posición enfrontada de las dos últimas vías al Portal, lo que en los anteriores párrafos se expone sobre el sitio en que se encontraba (y encuentra) el Pla. su enlace con la Calle, y el nombre y puesto asignado al Camino antes dicho, que, partiendo desde aquella Puerta, transcurría por la Plaza, puente y arroyo de la restante vía. (1) Croquis, parte de los núms. 24-24. Sin contar con la escritura de Vicia-na, indicada en la primera de las notas de este trabajo; en la que, al corral descrito se le hace lindar «apart dauát, ab lo Vall de la predita vila», consér-vanse en el Cabreo del Notario Cluá dos idénticos documentos probatorios de tal extremo, con la data de 19 de Octubre de 1565, uno; y con la de 22 de igual mes y año, el segundo: inclusos, respectivamente en los folios XXXj, XXXj v.to, XXXij, XXXij v.to y xXXiij; y Lv v.to, Lvj y Lvj v.to. En el de mayor antigüedad, a «hun pati /e/ corral» propios de Francisco Morató (croquis núm. 32), sitos «en lo raual de la dita vila (Burriana) vulgarmet dit de Valencia», se le señala por linde «a part dauat (dauant) ab lo mur y Vall de la dita Vila /e/ ab cami ques va al abeurador /e/ portal de onda en mig»; y en el de fecha posterior, a «hun corral badinal» de la pertenencia de Bernardo Salses (croquis, núm. 31) que se emplaza, también, «en lo raual de aquella (Burriana) vulgarmct dit de valencia», nácesele lindar, como a los inmuebles preinsertos, «a part dauant ab lo mur y valí de la dita vila camí que va al portal de onda en mig». (2) Escribe, Viciana, respecto al muro y foso, en la página 323 de la Tercera Parte de la Crónica ......Esta villa (Burriana)..... está rodeada de muro y hecha en forma circular por espacio de . cc . Lxx . braçadas por el anden del muro: tiene quarenta torres térra plenas y dos gruessos baluartes, y barbacana, y fosso muy ancho y hondo, y tres puertas en el muro muy fortificadas. El fosso se acostumbra de henchir de agua, toda vez que quieren los del pueblo, donde se hace treyta palmos de hondo y ochenta de ancho, y conserua se largos días en plenitud de vna vez que le hinchan...... Obsérvese, que mientras Cluá, a mediados de Octubre de 1565, llama al foso, ya, Vall; Viciana le respeta todavía su nombre primitivo en 1564 (año de la impresión de esta FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 270 proyecto, anejo a dicho Arrabal(1): un grupo de casas delimitando el Pla, por su porción superior o del noroeste, casi formando ángulo recto con el Vall, Camino y Calle de referencia, en sus puntos de arranque (2), la Acequia del Ull de la Vila, con sus anchos cajeros de paso (3)y atravesada ésta y en definitivo término, el lado derecho de la Calle con nombre del Barrio, continuación de la línea de donde arrancaban el Vall, Camino, Calle en construcción y Grupo de edificios(4). Hacia la izquierda, y ocupando gran espacio de terreno, la Parte). Ello supone que la modificación comenzó a realizarse entre ambas datas. Croquis núms. 25-25 y 26-26. Véase la penúltima nota. De la Calle, no existía entonces otra casa que la pared del lado derecho, entrando, de la primera del grupo de las del Pía a continuación enunciadas en el texto-, y varios corrales, a línea de aquella pared. (Escritura de Cluá, referida en la nota precisando lo que constituyó el Arrabal de Valencia). La pared, los corrales y los edificios que les siguieron, junto con nueva línea de casas enfrontadas, formaron, en lo sucesivo, la Calle en cuestión; ahora, como decíamos, calle de «San Vicente» o «de los Aliados». (2) Croquis núms. 28, 29, 30, 25-25, 26-26 y 27. Pruébanlo dos escrituras más del repetido Cabreo de Cluá, fechadas ambas en 19 de Octubre de 1565; extendidas: una a los folios XXVij v.to, XXViij y XXViij v.to, y la restante, a los folios XXXViij v.to, XXXViiij, XXXViiij v.to y XXXX. Del contexto de ambas, se desprende, que la totalidad de los edificios—unidos a línea y situados en la Plaza — pertenecían sólo a tres distintos propietarios (Juan Climent, Monserrate Galiana y otro, cuyo nombre citaremos a su tiempo). Que su línea delantera formaba ángulo recto, o poco menos, con el Camino o Calle en construcción, y por lo tanto, también con el Valí o Foso, justifícalo el linde lateral derecho, entrando, del primero de los que constituían el Grupo, paralelo a los enunciados Vall y Camino; conforme se deduce de las palabras que siguen, copiadas de la última escritura: ......de altre costat (el mentado) ab lo baluart /e/ portal de la dita vila dit de valencia. Cami /o/ carrer en mig....... (3) Croquis núms. 22-22, 33 y 34. En anterior nota se manifiesta con respecto a tal vía, lo que en sazón oportuna habrá de acreditarse. (4) Croquis núms. 21 y 20, 24-24, 25-25, 26-26, 27-27, 28, 29 y 30. Sin necesidad de utilizar para justificarlo, los numerosos documentos públicos de que disponemos, basta, al objeto, tener en cuenta que, si con el Portal enfrontaban el fragmento de Plaza, el Puente sobre la Acequia y la calle: y si la porción derecha de la primera, hasta alcanzar la última indicada vía, la ocupaban el Vall, Camino y línea o Grupo de casas delimitando el Pla, es indudable que, por aparecer unidos (mediante la Acequia) dicho grupo y Calle, el punto del enlace de ambos, había de efectuarse, indispensablemente, por el lado derecho de la postrera. (1) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 271 parte complementaria del trozo de Pla visto de frente, separado de la muralla por otra sección del antiguo Foso o Vall de la Vila, y de los terrenos del lado opuesto en su gran mayoría sometidos a cultivo, por la vía fluvial, a que, con anterioridad, nos referíamos (1). Y más allá del Noroeste de la Plaza o Pla y de la Acequia del Ull de la Vila, en el extremo de la línea ideal por virtud de la que consideramos dividido aquél en dos trozos o porciones desiguales, el lado izquierdo de la Calle del barrio, cuya descripción nos proponíamos efectuar (2). (1) Croquis núms. 47, 25-25, 24-24, 48, 22-22. Descartando por su inoportunidad, aún, lo que concierne a la Acequia, compruébase lo demás, de la manera que sigue: La situación del Foso y Vall, por lo que, en nota, se copia de la Crónica. La existencia, extensión y sitio que tuvo el segundo trozo de Plaza, con el puesto señalado al primero; con la estrechez que de indirecta forma se supone a éste, limitado a la anchura del Portal de Valencia; y con lo contradictorio que resulta, comparar zona tan insignificante, con el sentido de los vocablos Plaza, Pla y Llano. Y la carencia de edificios habitables, en las inmediaciones de la sección segunda o mayor de la Plaza, con lo que se observa en el Apuntament, Cabreo de Cluá y restantes libros parroquiales; en los que, ni una vez siquiera, se advierte exista, por entonces, en semejante sitio, finca urbana destinada a habitación. Muy al contrario: la Memoria de 1569, inserta en el Libro de Sacramentos de mayor antigüedad, comprende, en la Plaza del Arrabal de Valencia, confesados y comulgados de tres distintos edificios,; pues si bien en la aludida relación o Memoria, aparecen juntas, todos los que del mismo Arrabal se encontraron en parecido caso, sin distinguir quiénes vivían en las Calles y quiénes en el Pía; tanto por no constar se hallaran todavía, en la fecha del documento, fincas urbanas habitadas en el Camino o vía urbana en proyecto (asi se desprende de la documentación parroquial), cuanto por el número de orden que ocuparon en la lista, la de Viciana y la de otro colindante; e, igualmente, por diversas circunstancias (las relacionadas con el redil luego citado), puede, con seguridad afirmarse, que de las quince incluidas en tal Barrio, las doce primeras, pertenecían a la otra Calle, o Calle Mayor, y las tres últimas al Pla. Si atendemos, ahora, a la religiosidad de la época, a las consecuencias graves que por semejante motivo podían ocasionarse a los incumplidos en el precepto pascual, y a la particularidad de existir, en 1565 (hace poco se manifestó) tres únicos propietarios, con viviendas en la porción menor de la Plaza y a línea del lado derecho de la Calle misma, habrá de convenirse que, las casas de tales propietarios, en 1565, además de figurar únicas, en dicho punto, debían ser, sin ningún género de duda, las habitadas después por los cumplidos en la obligación religiosa susodicha y las exclusivas, obrantes en la totalidad de la Plaza. (2) Croquis núms. 19, 47, 22-22, 49 y 20. Queda hasta el actual momento FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 272 Y ya descrito, con el necesario detenimiento, el Barrio o Arrabal de que_se trata, volvamos de seguida a nuestro primitivo e interesante suspenso tema, con el objeto de inquirir si ha sido, o no, posible encontrar la base fija necesaria para el hallazgo de la casa, motivo del actual trabajo. En una inscripción inserta en las páginas 1.543 y 1.544 del mencionado libro del Apuntament, en parte copia, y en parte extracto de determinada escritura de fecha 21 de Marzo de 1530, procedente del, en un principio, aludido Cabreo de Viciana, se lee lo que sigue, al pie de la letra transcrito: «... lo predit Bartholome Llazer, en lo sobredit cabreu de Viciana, cabreua unes cases en lo arraual de Valencia, confrontant vt ibi: de nn costat, ab casa de Pere Argües aladrer, sequía nomenada Vil de la Vila en mig, que al p.t (present) es casa de Esperansa Granches, y de torrent, vt fol. (espacio en blanco), de altre, ab casa de Esperansa fosses V.da , carrero en mig, darrere, ab hort de el otorgant annexo a dita casa y dauant, ab Pou publich de el dit arraual, y dit arraual, lo carrer en mig...»(1). demostrado que al trozo menor del Pía principiando por la izquierda, descendiendo, rodeábanlo sucesivamente su porción mayor, parte del Valí, la Puerta, otra parte del Valí, el Camino, la Calle en construcción, el Grupo de edificios (tres) que delimitaba la primera sección del Pía, la Acequia con sus cajeros de paso y la otra Calle Mayor. Luego si al Grupo de casas, prescindiendo de la Acequia y sus cajeros, seguía el lado derecho de la última vía urbana apuntada, como antes se dijo, la línea ideal divisoria de ambos trozos de Plaza—verdadero linde opuesto al repetido Grupo—continuaríala el lado izquierdo de la Calle Mayor. (1) Croquis núms. 55, 36, 41, 30, 22-22, 45, 42, 37, 38, 39, 40, 55 y 20. Incluímos en el texto el asiento del Apuntament y pasamos por alto el del Cabreo de Viciana, porque, en el primero se añade al linde antiguo de la derecha, entrando, el complementario de la época en que se escribió el libro; dato casi indispensable, a la par que para la justificación de haber llevado, también, el nombre de Llano, la Plaza o Pía del Arrabal de Valencia desde el primer cuarto del siglo XVIII, para el hallazgo de la consabida base fija y puntos de ella con que relacionar nuestros posteriores estudios. Sin embargo, copiamos, a continuación, lo conveniente del asiento de Viciana, datado en 21 de Marzo de 1530. Dice así: «Prefixis die et anno». ...... Berthomeu Lazer..... confesa atorga /e manifesta..... que tenía e pos-sehia quant /a la vtil Senyoria del dit clero, vnes cases, situades /e posades en lo raual de la predita Vila apellat de Va. (Valencia), confrontades de hun costat, ab cases de pe (pere) argües aladrer, cequia del Hull día (de la) Vila, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 273 Dedúcese, pues, de lo transcrito, que en 21 de Marzo de 1530 existían en el Arrabal de Valencia dos edificios junto a la Acequia del Ull de la Vila, que habitaban: el de un lado, Pedro Argües, y más tarde, Esperanza Qranches; y el de otro, Bartolomé Llázer: que frente al del último, hallábase un pozo, sin edificación inmediata, denominado, por entonces, del Arrabal de Valencia, con la calle de iguales nombres intermedia; que las fincas urbanas deslindadas, tenían adheridas, a su porción posterior, un huerto; y que, el Llázer y Esperanza Fosses resultaban, en la data del documento, colindantes en edificios, separados por un callejón sin nombre: hechos, todos, aclaratorios de diversos particulares con posterioridad discutidos o estudiados. Pero lo interesante, lo trascendental, bajo cierto aspecto, de la inscripción que comentamos, no estriba en las consecuencias o deducciones utilizables para la solución de puntos secundarios o de relativo aprecio, sino en la especialísima circunstancia concerniente a la Acequia del Ull de la Vila, merced a la que, y a muy pocas indicaciones complementarias, podremos dar por Vencida, a satisfacción, la dificultad parcial, que del problema íntegro, en primer término trátase de resolver. Sin precipitar la prueba, a pesar de ello, y limitándonos por el momento a la acumulación de importantes pormenores, sobre los urbanos inmuebles del Llázer, y materia con ellos relacionada, añadamos, a seguida, a cuantos hasta aquí se llevan consignados, que de las descritas fincas hablóse, con nuevos detalles, y mucho después del último documento aducido, en distintas escrituras públicas otorgadas por Jaime Balaguer, en 17 de Octubre de 1565 (1); Pedro-Juan-Pablo Avino en 17 de Octubre de 1614 (2); Catalina eir mig, de altre costat, ab cases de na Speransa Fosses, vidua, carrero, en mig, a part detrás, ab ort de ell dit confessant, jnmiscuit ab les mateixes cases, /e a part dauat, ab pon publitc, Lo correr mafor del dit raual en mig...» Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, fol. XXXXiiij. (1) Cabreo de Melchor Cluá, fol. XVij v.1»; y Apuntament, páginas 1.543 y 1.544. (2) Cabreo de Mateo Naves, mentado en el Apuntament, págs. 1.543 y 1.544. Aun cuando desapareció la partida de bautismo del otorgante, adjudicárnosle, los tres nombres, porque en el asiento del segundo libro se le designa, sin preferencia, con cualquiera de ellos. En el primer volumen del Archivo dedicado a actos sacramentales, aparece el bautizo de un hijo suyo a quien se puso por nombre Francisco-Juan. En el acta que con dicho motivo se extendió únicamente se aplica al padre, el de Pablo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 274 Lloscano, en 25 de Septiembre de 1646 (1); Vicenta Alonso en 10 de Marzo de 1685 (2), y algunos otros de que se da cumplida cuenta al acabamiento del actual estudio. En las escrituras anteriores, y en las demás omitidas, sin excepción, se nombra o incluye a los repetidos pozo y Acequia del Ull de la Vila, así que, al describirse las fincas urbanas de que hablamos, se dan a conocer los lindes respective de sas frontis y ano de sus lados; añadiéndose ya siempre, en todas ellas, para la fijación del primero de ambos: ora el nombre del dueño de determinado corral de ganado, construido junto, o en las inmediaciones del pozo (3); ora el de los propietarios de diversos edificios que sustituyeron, con posterioridad, a dicho redil (4). Nada se sabe, sin embargo, fuera de lo expuesto en el párrafo precedente, con relación al contenido de los documentos escriturarios o títulos de adquisición de los últimos inmuebles urbanos, ni tan siquiera del primitivo expresado corral sobre cuyo suelo se levantaron: singularidades, una y otra hasta cierto punto lamentables, por cuanto de haber acaecido lo contrario, tendríamos, acaso, a nuestro alcance los elementos y datos convenientes para responder o, a lo menos, avanzar mucho en la contestación a la primera de las dos consabidas interrogaciones. Pero, si bien nos ha sido imposible el logro de semejantes títulos -ducumentales, cabe afirmemos, desde ahora, con seguridad, casi absoluta, que entre los Varios lindes del precitado corral figurarían las casas de Jaime Balaguer, inmediato sucesor delLlázer en las suyas, y la Acequia del Ull de la Vila:. el primer linde, por tocar a las fincas urbanas de Balaguer, el corral, como confrontación delantera, de acuerdo con las escrituras del mismo y sucesivos propietarios; y el segundo, por los motivos y fundamentos que seguidamente Vamos a exponer. Al efectuarse, con lentitud, la edificación del trozo mayor de (1) Apuntament, pág. 567. Apuntament, págs. 1.545 y 1 544, con referencia al Cabreo de Joaquín Chavari. (3) Croquis núms. 50, 51, 52 y 53. Desconócese la situación de la puerta de entrada del cercado. El dueño llamábase, Diego Mari: Escritura respectiva a Jaime Balaguer. (4) Croquis núms. 54, 56, 57 y 58. Fueron estos edificios, según se probará, cuatro: tres, sitos en la Plaza; y uno, en la Calle. Sus primeros poseedores conocidos, se mencionan en su oportuno lugar. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 275 la Plaza, en años bastante posteriores a 1565 (y con ello, a la par que se da comienzo a lo alusivo al linde, iniciase la prueba de las suspendidas indicaciones complementarias a lo consignado acerca de la Vía fluvial, en Virtud del documento en trozo transcrito), se advertiría, sin duda, en las llevadas a cabo hacia las proximidades de la Acequia, que la línea de casas construidas iba resultando casi paralela a aquella vía, a lo largo de la Plaza, y al Vall o Foso; y perpendicular, en su consecuencia, a la denominada Calle Mayor del Barrio. Y claro está que, conforme a consecuencia natural y lógica, en los instrumentos públicos donde con motivo de los censos se describiese una concreta de ellas, señalaríase, tan pronto se hiciera constar su confrontación de la fachada, al Pía, con el intermedio de la propia Acequia. Pues, véase, convirtiendo en realidad lo que en términos afirmativos se acaba de suponer, la forma de que se vale el fedatario Pedro Sanchis para el deslinde de la siguiente, según escritura de cabrevación fechada en 1 de Septiembre de 1666 (1). «......de un costat y darrere, ab terres de m.n J.n marti p.be (mosén Juan marti prebere), de altre, ab casa de matheu perepey, que al present es casa de María perepey, muller de Chisostomo Subies, dauant ab lo pía, sequía del ull de la uila en mig....... » Este, para nuestros fines, en extremo Valioso inmueble, en la preinserta data de la pertenencia de Gabriel Vermell, existía en 1 de Julio de 1615, si no en forma de casa, en la de corral; toda Vez que, él, y dos más, propiedad: uno, de Mateo Perepey, y el sobrante, de Juan Bautista Navarro, se edificaron, sin saberse cuándo, aunque en día posterior al supradicho, en terreno del propio cercado (2). ¿Constituyeron un mismo y único corral, el que se acaba de citar y el anterior aludido, cuando se enuncia el linde delantero de (1) Apuntament, pág. 555. Croquis, núms. 57, 56 y 54. El redil debió ser mayor en los años precedentes, próximos al 1580 (según se verá); y para completarlo, hay que añadir, a lastres partes del texto, otra (croquis núm. 58), sita en la Calle. Procedía, el indicado corral, de D. Mateo de Viciana, quien lo vendió (descontada la última porción), ante el notario Bartolomé Roca, en escritura de 1 de Julio de 1615, a Tomás Forner, con su consorte Rafaela Setina, y a Vicente Forner; habiéndose adquirido, dicha porción cuarta, mediante título ignorado, pero anterior a 1580, por individuo, cuyo probable nombre luego se anota. Volveremos a ocuparnos del asunto. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 276 las casas de Jaime Balaguer, en tiempos pretéritos de Bartolomé Llázer, no obstante situarse las mentadas fincas urbanas en la Calle; y en la Plaza tres de las construidas sobre solar o terreno del otro cercado? Así, con pleno convencimiento, lo creemos. Y fundamentamos la creencia, en la clase parecida de ambos inmuebles; en el enlace de las dos vías por el lado de la Plaza contrario a la muralla; en la presunción derivada de considerar las primeras edificaciones de la parte mayor de la misma Plaza (las tres consabidas casas) inmediatas a las antiguas existentes en la Calle; en el contacto—confirmando la apuntada conjetura—de la con antelación descrita, hecha lindar por un lado, con una de las dos restantes (solas, repetimos, éstas y aquélla, de que hablan los libros en el referido sitio del Pla), y, por el opuesto, con terrenos todavía laborables; y sobre todo, en la certeza absoluta de haberse levantado las tres precitadas urbanas fincas en el redil primitivo, sin embargo de cuanto pudiera creerse en contra, atendida la situación de tales inmuebles; pues, resultando evidente, que, en 17 de Octubre de 1565, según se consigna en la escritura de Jaime Balaguer, sucesor de Llázer en sus edificios, tuvieron éstos, por su frente, el mencionado corral; que, en 25 de Septiembre de 1646, conforme a idéntico documento de la propia fecha, ante el notario Miguel Roca, con posterioridad, sujeto a análisis, había desaparecido ya el redil, y sustituídose, en parte, por cierto inmueble urbano, con puerta en la Plaza y su pared lateral en la Calle, y sitio, en donde mostró uno de sus lados, aquél; y que, en 1 de Septiembre de 1666, de acuerdo con la escritura, en trozo, poco antes transcrita, complementada, además, por otras contenidas en los volúmenes del Archivo, exclusivamente figuraban edificadas en la sección mayor de la Plaza, tres únicas y unidas casas: las tres sobre solar cercado de análoga clase, para no apreciar en cuatro su número total, habida en cuenta la en días anteriores existente con arreglo al documento de 1646, precisa suponer: o la desaparición de la postrera antes de 1666, hecho inadmisible, por cuanto se la describe también en asiento de data posterior, como veremos, o, haber constituido, ella, una de las tres de referencia, cual sucedió, a no dudarlo, levantada, con las dos sobrantes, en terreno del primitivo y repetido redil. Luego, ni existieron dos corrales distintos, sino uno exclusivo, ni las aludidas fincas urbanas, se construyeron en otro diverso del que, con insistencia, se considera o califica de primitivo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 277 Dicho se está, que si el último edificio deslindado y los dos a continuación inmediatos, casi paralelos a la Acequia y Vall o Foso, confrontaron, por delante con la Vía fluvial, formando a la Vez ángulo recto con la calle; si el Vértice del imaginario ángulo debió hallarse por necesidad en las cercanías de los edificios de Llázer y sucesivos poseedores, desde cuyo punto arrancaba, dentro del Barrio, la Acequia; y si el primero de los dos supuestos corrales nombrados—al fin uno solo— tuvo su emplazamiento cara a los aludidos edificios, y en el espacio que existir podía entre éstos y el extremo del descrito, y de mayor distancia de los tres levantados en la Plaza, es, en realidad indubitable, que la vía fluvial del Ull de la Vila, confrontación del postrer grupo de casas por la parte de su fachada, y de las consabidas pertenecientes al Llázer y sucesores por su lado derecho, debió lindar con una de las paredes del redil, o sea con la sita o que enfrontaba a la Plaza del Barrio o del Arrabal de Valencia (1). Colígese de todo cuanto hasta estos instantes se lleva dicho y probado, a partir desde la inserción del trozo de documento transcrito. Primero: La Acequia del Ull de la Vila, en tiempos de Viciana y posteriores, discurría inmediata a las casas de Bartolomé Llázer y sucesivos propietarios, de cuyo punto arrancaba para penetrar en el Barrio o Arrabal de Valencia. Segundo: Las tres únicas casas que aparecían en 1 de Septiembre de 1666 dentro de la Sección mayor de la Plaza o Pla en su parte opuesta y casi paralela a la muralla, se edificaron, entre el 1 de Julio de 1615 y la preinserta data, sobre solar de un redil; figurando, a su frontis, la repetida vía fluvial. Tercero: Este redil, era el que sirvió de límite a las casas de Jaime Balaguer, sucesor de Llázer en ellas, por su fachada, habiendo tenido, desde esta época, por linde a la Vez, de uno de sus lados, a la Plaza o Pla, con el intermedio de la Acequia del Ull de la Vila. Cuarto: El espacio existente entre las casas de Bartolomé Llázer y las que correspondían a su colindante, por el lado derecho de aquéllas, Pedro Argües, y en años posteriores, Esperanza Granches, atravesábalo la vía fluvial de que se trata. (1) A igual conclusión se llegaría admitiendo la existencia de dos distintos corrales, dados los lindes, hasta ahora conocidos, de ambos. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 278 Por lo demás, no consta, a ciencia cierta, aún, si el inmueble de los dos últimos individuos, confrontaba o no, en su totalidad, o en porción alguna de su cara, como los de Llázer, con el solar cercado; es decir, si tenía su emplazamiento en la calle, o encontrábase sin edificaciones anteriores, o mejor, sito ya en la Plaza; y por lo tanto, si la natural disposición del conjunto se acomodaba en absoluto a lo que ahora cabe se aprecie, examinando o reconociendo el terreno; aclaraciones, ambas, indispensables para la completa o exacta determinación de la base fija buscada. De hallarse, pues, algún medio seguro de acreditar, a satisfacción, lo, en el precedente párrafo, escrito; es decir, que el, o los inmuebles urbanos de la pertenencia de Pedro Argües, y luego de la propiedad de Esperanza Granches, a la vez que contiguos a la vía fluvial, figuraban sin edificaciones enfrontadas, o sitos en la Plaza, se habían acreditado, de análogo modo, las cuatro particularidades que siguen, determinativas de la base y puntos fijos, en contacto, o muy próximos a ella. Primera: La Acequia del Ull de la Vila separaba la Calle de la porción superior o noroeste del Pla o Plaza. Segunda: De los edificios de Bartolomé Llázer y sucesores, situados en la Calle, el inmediato a los de Argües y la Granches por la izquierda entrando a los de éstos, ocupaba, por necesidad, el primer lugar del lado derecho de dicha vía. Tercera: El pozo (1), el redil y parte, al menos, de los edificios que le sustituyeron, delanteros a los del Llázer, tenían también su emplazamiento en el primer sitio del lado izquierdo de la referida calle (1) Aunque desapareció hace años, nos contamos en el número de los que pudieron verle todavía; y de análoga forma a cuantos se hallan en parecido caso, cabe testimoniemos, sin vacilar, que estuvo sito, con gran aproximación, delante y hacia la línea divisoria de la primera y segunda actuales casas del lado derecho de la Calle, y unido a la pared lateral de un edificio del Pla, esquina al lado izquierdo de aquélla. De aspecto vetusto, cerrado por tres de sus partes y descubierta la fronteriza a la Plaza, cubríalo, desde moderada altura, ordinario cubertizo de cuyo interior pendía la indispensable polea con su cuerda; observándose, no sin extrañeza, en el medio de la piedra de su brocal, notable modificación exterior, y profunda hendidura por dentro, producidas, sin duda, a causa del continuo roce del cuerpo y de la soga durante el transcurso de los siglos en que hubo de ser utilizado. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 279 Cuarta: La forma y disposición del antiguo Arrabal coincidía en esencia, con las de ahora, salvo en lo de aparecer, en la actualidad, cubierta la Acequia, entonces, al descubierto. ¿Se conserva título escrito, completo o en extracto, alusivo a la finca urbana de Argües y de la Granches, en crédito de encontrarse sin edificaciones anteriores, o sita en el Pla o Plaza? Sí; dos, y ambos de la primera clase indicada: uno, obrante en el Cabreo de Viciana; y otro, en cuaderno donde se contiene especial expediente instruido, a instancia del Clero, en comprobación de la existencia de varios censos enfitéuticos a su favor. En el primero, relativo a la casa cuando la poseyó Argües, declara éste en fecha de 21 de Marzo de 1530: ......que tenia e possehía quat (quant) a la vtil senyoria del dit clero vnes cases situades e posades en lo raual de la dita vila apellat de va. (valencia) confrontades de hun costat e a part detrás ab cases e corral de na ysabel saurina Vidua, de altre costat ab cases de Berthomeu Lazer moliner cequia del Hall de la vila en mig /e a part dauat (daaant) ab la plassa del dit raual.....-»(1). En el segundo, concerniente a la finca urbana durante el tiempo de su posesión por Esperanza Granches, confiesa ésta, en data de 8 de Febrero de 1724: ......que poseía y tenia vna casa fuera de los muros de esta Villa sita en el arraual nombrado de Valencia..... que linda de vn lado con casa y corral de Joseph Solom, de otro con casa y corral de Joseph Cherta azequia nombrada vulgarm.te Ull de la Vila en medio (2), por espaldas corcel corral y casa de Miguel Aparisi, y por delante con el Llano de dho (dicho) arraual......(3). (1) Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, fol. XXViij vuelto. (2) José Cherta figura (a su debido tiempo se prueba), en concepto de propietario de una casa edificada en parte de la de Llázer menos lejana a la Acequia (3) Cuaderno de referencia, pág. 13. Hacia el final de esta declaración se consigna que (sin contar con Pedro Argües), fueron propietarios del edificio en años anteriores a los de la Granches «con los mismos cargos, y cualidades», Isidro Qranches, en 31 de Marzo de 1702 (Cabreo de Francisco Bravo); Carlos Puy o Depuy, en 11 de Abril de 1646 (Cabreo de Miguel Roca); y Vicente Sorli, en 17 de Octubre de 1614 (Cabreo de Mateo Naves). No existe al presente ninguno de los indicados Cabreos, ni los resúmenes de las mentadas declaraciones; pero obra en nuestro poder, en cambio, el texto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 280 II Conocida la base (Acequia) y puntos fijos en contacto, o próximos a ella (primeros edificios de ambos lados de la Calle), a cuya determinación se aspiraba, débese averiguar a seguida, conforme a lo manifestado en otro lugar, quiénes fueron las personas, habitantes en domicilios inmediatos o cercanos al del cronista, y cuáles los documentos que ponen en correspondencia, aquellos domicilios y el de éste, con la situación de las casas de Bartolomé Llázer, o posteriores propietarios, y con las, o la de enfrente. Ocúpanse con regular detenimiento del primero de ambos importantes extremos, las Memorias intercaladas en el Libro Sacramental de mayor antigüedad del Archivo. Son, según en diversos trabajos se advierte, en número de cuatro: comprenden los confesados y comulgados en 1569, 1570, 1580 y 1581; y en las dos últimas, en particular (las de mayor interés), se mencionan, junto con los nombres de los cumplidos con el precepto pascual, los de las Plazas y Calles, en donde radicaban sus urbanos inmuebles(1). Descartando la de 1570, por no figurar D. Martín en ella, aunque sí su esposa D.a Angela, y omitirse, en absoluto, las rotulaciones de ambas clases de vías públicas (2), haciendo imposible el consignado hecho, toda orientación segura, fijémonos en las tres restantes que se apuntan, analizándolas según orden inverso al de sus datas. La casa de Viciana en la de 1581(3), con expresión circunstanciada de las personas que, en la misma existentes, confesaron y comulgaron en época de la Cuaresma del citado año, anótase en el Arrabal de Valencia, entre la de Juan Arnau, que la precede, íntegro (del cual suministraremos varias noticias con oportunidad) de otra interesante manifestación similar, efectuada por un poseedor de la casa, omitido en el preinserto relato. (1) En la de 1569 se citan cuatro de estas últimas, entre ellas, la del Arrabal de Valencia. (2) Véase nuestro estudio acerca de la Casa Solar (edición 1a. o 2.a). (3) Primer Libro de Sacramentos, fol. 131 vuelto. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 281 y la de Francisco Garí, que la sigue; conforme comprueba, el trozo de la Memoria, a continuación, copiado: «ARRAUAL DE VALENTÍA † † † † † † † † † † C(1) Juan Arnau. Cathalina Marco. Miguel nofre fill. Cathalina filla. C D. Marti Visiana. D.ª Angela muller. Maria criada. Joan criat. C frances Gari. Graçia muller». No se observa cosa igual, al menos, con perfecta exactitud, en la Memoria de 1580, donde se inscribe, con anticipación al domicilio del historiador, el de Francisco Garí, y después del de aquél, el de la viuda Eximena, en la siguiente forma: † † † † † † † † (1) «ARRAUAL DE VALENSIA C frances Gari. Gracia Vicenta muller. C D. Martí de Viciana. D.ª Angela muller. Maria criada. Joan criat. C Eximena V.ª. Domingo eximeno. Casa. Indícase el nombre, con su letra inicial. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 282 † † Águeda muller. Jheroni criat» (1). Ni el nombre, por lo tanto, de Juan Arnau escrito en la primera de ambas Memorias, se repite en la segunda; ni el de la Viuda Eximena, mencionado en ésta, aparece para nada en aquélla: sólo el de Francisco Garí, con el de su esposa, figura inserto en las dos copiadas anotaciones; si bien precediendo al del cronista, en la Memoria de 1580, y siguiéndole, en la de 1581. Ambas postreras particularidades, quizás las únicas en el actual momento utilizables para el posible logro de nuestros propósitos, motivan se tome muy en cuenta lo concerniente al nombre, persona y familia de Garí; y se prescinda, por el contrario, del todo, de la parte de los asientos anteriores relacionada con el Arnau y la viuda Eximena. Porque la verdad es, que la colocación de la casa habitada por Francisco Garí en dos consecutivos años junto a la de don Rafael Martín de Viciaría, no parece deba considerarse cual acto caprichoso, o de mero acaso, sino mejor como designio deliberado, cuya razón de ser arranque de la segura proximidad del primero al segundo domicilio. Es cierto, que la situación asignada a los de Viciana y Garí en los propios referidos años, resulta, en realidad, algo diversa; es cierto, que el edificio de aquél, según decíamos, precede al de éste en la Memoria de 1581, y le sigue en la de 1580: pero tan pequeña diferencia, en ocasión distinta, tal Vez de relativa importancia, en nada puede modificar ahora nuestro irrevocable juicio, desde el momento que cabe explicarla de sencilla y satisfactoria forma considerando comenzadas las anotaciones por lados contrarios de la Calle en cada uno de los dos sucesivos años. Partiendo, en su vista, de ambos supuestos, o fundamentadas hipótesis, es decir, estimando por de pronto, enfrontados o inmediatos, los dos edificios del párrafo que antecede, hácese indispensable, para la deducción a su tiempo de racionales y exactas consecuencias, averiguar, de acuerdo con lo ha muy poco advertido, quién fuese, y en qué verdadero sitio habitara el Francisco Garí que se cita en las dos minuciosas Memorias. Justificantes de la existencia de particular individuo de idéntico nombre y apellido, en 1580 y 1581; y de un segundo, igual- (1) Libro primero de Sacramentos, fol. 125 vuelto. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 283 mente llamado a contar de 1587, se conservan, y los poseemos de Verdadera garantía. En 24 de Enero, en efecto, del tercer enunciado año, se bautiza, según acta extendida en el primer Libro Sacramental del Archivo, un recién nacido, hijo de Francisco Garí y de Gracia Vicent, su mujer, a quien se puso por nombre el propio de su progenitor (1). Existió, en su consecuencia, desde años bastante anteriores a 1580 y 1581, cierto individuo llamado Francisco Garí; y desde 1587, un hijo suyo y de Gracia Vicent, su consorte, de nombre también Francisco, como su padre; aquél, al que de manera única se alude después del año 1581, de Vago e indirecto modo, debió morir con anticipación a 1599; ya que, ni en este año—primero de las actas de mortuorio conservadas—ni en los restantes que le siguieron, desígnasele en los libros parroquiales a propósito de hacer constar su defunción y sepelio (2); el segundo, muchísimo mejor conocido, aparece en concepto de otorgante o, sólo apuntado en escrituras sin interés especial de los años 1628 (3), 1630 (4) y 1634 (5); nombrándosele asimismo, en las Varias partidas de nacimiento de sus hijos—una de las cuales mencionaremos—y en un curioso documento público que, autorizado en 1632 (6), justifica encontrarse, su domicilio, en el Arrabal de Valencia. A uno y otro, aunque de forma expresa al hijo, y tácita al padre, se hace referencia en trascendental escritura de 25 de Septiembre de 1646, así que, al describirse determinada finca urbana, de cuya situación Vamos a ocuparnos con algún detenimiento, se anota en su linde delantero, a los herederos de Francisco Garí, menor; puesto que la designación de este individuo con el calificativo complementario, supone la existencia, presente, o pasada, de otro de semejante (1) Fol. 62 v.to. He aquí el acta: «A. 24. de Jener. 1587. Yo Nicolau bonifaci V. (vicari) ppetuo (per Garí petuo) de la parrochial de Borriana é batejat á frances fill de frances frances Garí y de Gracia Vicent foren padrins Joan March é Usola Saurina donzella». (2) Concuerda el hecho con lo que luego se consigna en nota, acerca de las segundas nupcias de su viuda. (3) Protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve, años 1628 y 1629, fol. 64. (4) Idem, años 1630 y 1631, fol. 64. (5) Idem, años 1633 y 1634, fol. 180 v.t°. (6) Idem, año 1632, fol. 139 v.to y 140. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 284 nombre y apellido, a quien se distinguiría con el aditamento de mayor. Del último, sin ningún género de duda, se ocupan las Memorias, en los trozos que de las de 1580 y 1581 llevamos transcritos (1); a la vez que por dejar de encontrarse en ambos años, y aún en la época de tales documentos, antecedentes relacionados con nuevos o nuevo Francisco Garí, por la circunstancia singular de distinguirse a la esposa y madre respective de los dos conocidos, tanto en las Memorias—con la pequeña rectificación acreditada en nota—cuanto en las actas de bautizo de su hijo y de sus segundas nupcias, con los manifestados nombres de Gracia Vicent. Poseyó, pues, conforme se indica antes, y más tarde se comprueba, Garí menor, en el Arrabal de Valencia, una casa, habitada en la fecha de la escritura, por sus hasta aquí desconocidos herederos; y si dicha casa fuese en realidad la que ocupó su padre en años de las dos consabidas Memorias (1580 y 1581), a la par que el emplazamiento, quedaría determinada con extraordinaria evidencia su relación con la de Bartolomé Llázer, merced a la parte del asiento cuya copia literal transcribimos. «......y después en acte de establiment rebut per miquel roca not. en 25 de setembre de 1646 lo clero li establi a Catalina Lloscano y de Llorens V.da de Fabiá Llorens de San EsteVe not. una casa, eo pati, part derruit y part habitable en lo arraual dit de Valencia..... confrontant ut ibi: de vn costat ab casa y corral de la dita Catalina Lloscano, y de altre costat ab casa de Carlos Puy Racholer sequía nomenada Ull de la uila en mig..... darrere ab hort de Jaume Gosalbo C.da (ciutada) de Nules..... dauant ab cases de J.n (Juan) Abad y hereus de frances Gari mer. (menor) que (1) Conviene rectificar, aquí, en apoyo de lo, a seguida, consignado en el texto, algo de lo que se dice en la Memoria de 1580, con motivo del nombre de su mujer. Llámasela en ella, Gracia Vicenta (en la de 1581 Gracia); cuando, en verdad, debió haberse escrito Gracia Vicent. ¿Prueba? Una, muy satisfactoria: el contenido del acta de sus segundas nupcias (Libro primero de Sacramentos, fol. 136), en la cual, de parecida forma a lo que se manifiesta en la del bautizo de su hijo, ya copiada, desígnasela de este modo. Véase si no: «A . 29 . de Setembre 1596 . sposi yo Nicolau bonifacj a Pau Matrimoni Socies ferrer y Gracia Vicent y de Garí (forma usual de indicar los nombres de la mujer y el apellido del primer marido) V.a (Viuda) y doni la benedictio nuptial». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 285 al present (1724) son cases de els hereus de J.n Peris y de els hereus de Vicent Porcar, y ab lo pou publihc de dit arraual...» (1). Omitimos en la descripción de la urbana finca (o patio, parte derruido y parte habitable) poseída a su tiempo por Balaguer, en días anteriores, Llázer, y luego, varios más (2), junto con lo pertinente al gravamen a que se hallaba afecta, sus lindes durante el año en que fue extendido el asiento, salvo el señalado a su porción delantera; pero se conservan en toda su integridad, éste y los demás referidos a la data del documento escriturario, únicos de Verdadero interés para los fines a que aspiramos. Y hacemos sobre todo distinción especial del moderno de su fachada—en que, siguiendo orden sucesivo, se apuntan la finca urbana de los herederos de Juan Peris y la de los herederos de Vicente Porcar— por cuanto mediante él, quizás nos sea posible resolver un extremo ahora de sumo y verdadero interés: el relativo a cuál de las dos casas inclusas en la antigua confrontación de idéntica parte, se ha de adjudicar el primer sitio del lado izquierdo de la Calle del Barrio. Porque, aun cuando no parece dudoso que al inmueble urbano de Juan Abad y al de los herederos de Francisco Garí menor—lindes antiguos—hayan de corresponder, respectivamente, el de los herederos de Juan Peris y el de los herederos de Vicente Porcar—lindes modernos—(3); ya resulta de mayor empeño, decidir, (1) Croquis núms. 55, 36 y 41: 30 y 22-22 — : 37 : 54 y 58 : y 55. Apunta-ment, pág. 567. Al mismo asiento, y a Juan Peris aludíamos, al asegurar, en páginas precedentes, no haber desaparecido la entonces citada, en fecha previa a 25 de Septiembre de 1646. (2) Ténganse en cuenta los nombres de algunos de sus dueños, apuntados a su tiempo. Conviene se advierta, asimismo, como figuran comprendidos en el linde del frontis, dos casas, cual si se tratara de delimitarse no una, sino todas las que correspondían a los consabidos propietarios. Ello sucede, según es natural y lógico, por faltarle mucha anchura a la primera de aquellas dos para abarcar en su extensión la descrita. (3) Aparte de la correlación en que figuran escritos los cuatro nombres de los poseedores de ambas casas, comprueba lo afirmado, cuantas noticias conservamos de Vicente Porcar, y las que todavía nos restan aducir sobre Francisco Garí, menor. Por lo que a éste respecta, basta añadamos a lo sabido, que estuvo casado con Vicenta Sancho, de cuyo matrimonio dejó, entre otros hijos, a Vicenta Garí Sancho, bautizada en 8 de Diciembre de 1620 (Libro Sacramental de 1599 a 1625, fol. 60 v.to); la cual contrajo nupcias con Vicente Porcar. (Escrituras de 26 de Julio de 1663 y 28 de Marzo de 1668, insertas en FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 286 qué edificio, si el de Juan Abad o el de los herederos de Francisco Garí, tuvo su puesto en el primer lugar de los del lado izquierdo de la vía. Atendiendo a la falta de pruebas directas y concretas, y fijándonos, exclusivamente, en el orden de colocación y lectura observado en lo transcrito, parece regular se adjudique aquel sitio, al primero, en vez de a los segundos de dichos propietarios; pero teniendo en cuenta, como por necesidad ha de tenerse, lo que llevamos advertido, y conviene ahora agregar acerca del redil cuando en años pretéritos cesó de existir y hubo de ser reemplazado por construcciones habitables; a saber: que en el terreno en él comprendido, se levantaron cuatro edificios: uno, en la Calle y hacia la porción del solar de mayor lejanía a la Plaza o Pla, con anterioridad a la .Cuaresma de 1580 (Memorias de 1580 y 1581) (1); y tres en el último, luego del 1 de Julio de 1615 (Apuntament, página 555): si se considera, en su consecuencia, que el de los tres, sito (o con puerta principal) en la repetida Plaza o Pla, pero esquina a la Calle, era preciso tuviese, por fuerza, reducida a ciertos límites la longitud de su pared del lado derecho entrando, en esta vía (2), y que al término de la pared, debió hallarse, conforme se . el protocolo de Félix Lloréns de San Esteve, años 1664 a 1668, los dos inclusive). Si Vicente Porcar, pues, fue marido de Vicenta Garí, y ésta, hija de Francisco Garí, menor, no es arbitrario, sino muy racional, suponer correspondencia entre los herederos de Vicente Porcar y los herederos de Francisco Garí: nombres escritos, aunque en diferentes tiempos, en igual linde de la indicada urbana finca, y también—por deducción—en los otros dos colindantes entre sí, resultaran o no con parentesco. (1) Aun cuando se ignora, según se lleva indicado, el nombre y título mediante el cual adquirió el cuarto condueño su porción de redil, ya que las Memorias se limitan a designar al ocupante del edificio construido sobre ella: fuera (es lo probable), el primer adquirente, fuera, otro posterior; lo que se consigna en las dos inmediatas notas a propósito de lo ancho del cercado—linde de las conocidas casas de Balaguer y sucesores—y del número de edificios necesarios en aquella confrontación, para que, con exactitud lo sustituyeran, y cuanto se justifica después en el texto por documentos aducidos, o aun sin aducir, indirectos, pero fehacientes y relacionados con el asunto, antorízannos para considerar, tan indudable lo que se afirma acerca de la cuarta casa, como lo demás que se estima así en este capítulo del actual trabajo. (2) A causa de resultar indispensable su encuentro con la pared correspondiente a la fachada del edificio a continuación levantado en la misma, también, sobre solar del redil. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 287 acaba de indicar en nota, el cuarto construido en terreno del cercado, con su frontera y puerta de entrada en la propia Calle (1); y si atendemos, por fin, dados los preinsertos pormenores a que, a la primera de las dos casas incluidas en el linde en cuestión de la descrita; es decir, a la de Juan Abad, corresponde la pared lateral de la primera de la Plaza, y a la segunda de ambas, el inmueble que seguía a la de Abad, o sea, el de los herederos de Francisco Garí menor, habrá de convenirse, por precisión, en que, si bien la finca urbana de aquél aparece escrita en el asiento, para los fines de su deslinde, precediendo a la de éstos, únicamente a los herederos de Garí, y por lo tanto, a los de Vicente Porcar, perteneció el primer puesto o edificio del lado izquierdo con puerta principal o de entrada en la Calle (2). Nótese, a pesar de ello, que con el documento escriturario de la Lloscano, y datos conocidos a él anteriores, habremos logrado determinar, sí, con evidencia, el emplazamiento y la relación habidas, entre la casa de Francisco Garí, menor, las de Bartolomé Llázer y la Acequia, pero en manera alguna conseguido la justificación adecuada de que, el inmueble de aquel Garí fuese, con absoluta certeza, el mismo propiedad de Francisco Garí, mayor, su padre: circunstancia tanto más de lamentar, cuanto que, de haber acontecido lo contrario, resultábannos prefijadas las dos expuestas particularidades, y hasta averiguado el postrer domicilio de Viciana, al señalar para el propio, el de la consabida viuda Catalina Lloscano. Y resultábanos, con la enunciada designación, hallado, el último domicilio de nuestro insigne historiador, porque, ocupando, en semejante caso, el edificio de la nombrada señora y el de Garí el primer sitio del opuesto lado de la Calle, y debiendo preceder o seguir conforme a las respectivas Memorias de 1580 y 1581, el segundo de los dos, al de D. Martín, sólo la casa que se acaba de designar para éste, pudo anotarse, antes o después de la de Francisco Garí mayor, según que se llevaran a cabo las inscrip- (1) Supuesto que la pared lateral aludida, y la línea del frontis del cuarto edificio debían abarcar la anchura completa del redil: exclusivo linde delantero (aparte el pozo que no lo alteraba) de la casa y patio derruido de la Lloscano cuando los poseyó en 1565 Jaime Balaguer, de acuerdo con la escritura anotada, y a igual señor relativa. (2) Coincide, el resultado, con lo que se desprende de las conclusiones finales. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 288 ciones de los cumplidos en el precepto pascual, pasando de la primera del lado derecho a la primera del izquierdo, o viceversa, de la mencionada vía. Pero no resultando factible, en los actuales momentos, justificar por completo, la certeza del supuesto detalle de que, con anticipación, se partía, procede se suspenda todo juicio acerca de tan delicada materia; esperando a que el examen de la Memoria de 1569 y restantes documentos complementarios nos suministren los datos indispensables (de contenerlos) para decidir si son o dejan de ser, una exclusiva, las dos casas de los Garí, y cuál, en definitiva, fuere la del historiador D. Martín. III En la de mayor antigüedad de las cuatro importantes Memorias, encuéntrase inscrito, de parecida suerte que en las de 1580 y 1581, el domicilio de nuestro cronista en el mentado Arrabal de Valencia; incluyéndose en él, uno tras otro, su nombre y el de su esposa, precedidos y seguidos, respectivamente, de los de Antonio Bonet y Bartolomé García, con sus consortes, en esta forma: 11 † † 12 † † 13 † † «LO RAUAL DE VALETIA Anthoni Bonet. Violant. muller. Marti de Visiana. Angela. m. (muller). Berthomeu García. Isabet. m. (muller)»(1). Nada nuevo ni de importancia sabemos acerca de los antecedentes personales del referido Antonio Bonet, ni de las singularidades que relacionarse puedan con la situación de su finca urbana; pero se conserva, en cambio, en el antiguo Cabreo de Melchor Cluá, un muy notable documento escriturario de fecha 19 de Octubre de 1565 (2), en cuyo contenido, aunque dejan de comprenderse (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 114. Fols. XXVij v.to, XXViij y XXViij v.to Se le alude cuando se citaron, en nota, algunos de los poseedores del edificio de Esperanza Granches, aunque sin consignar su nombre. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 289 verdaderos pormenores de interés que conciernan a la persona del segundo colindante del cronista, Bartolomé García, concrétase, en cambio, el domicilio del último en términos tales, que acreditan ser el conocido de Esperanza Granches, y hallarse, por la Acequia, separado de los de Bartolomé Llázer, en años futuros, de Catalina Lloscano (1). En dicha escritura, quien la otorgara; esto es: el repetido Bartolomé García, confiesa, confirmando lo expuesto al reconocer cierto censo enfitéutico a favor del clero, que poseía en el Arrabal de Valencia (Plaza), «vnes cases y vn corral badinal», cuyos lindes eran «...... de vn costat, ab cases y corral den monserrat galiana, de altre costat, ab cases y corral de jaume Balaguer, cequia del Vil de la vila, en mig /e/, a part detras, ab corral franch den françes morato, e a part dauant ab placa......» Acreditan y aclaran con mayores detalles lo conveniente de la copiada inscripción, de igual forma que la identidad de las casas de Llázer, Lloscano y, colindante de Bartolomé García, Jaime Balaguer,por un lado; y por otro, las del mismo Bartolomé García y las de Esperanza Granches, un nuevo documento análogo (del que se dio a su tiempo cuenta) (2), otorgado, por el referido Balaguer, en 17 de Octubre de 1565, reconociendo otro censo sobre casas, con patios y corrales anejos, sitas en el propio Arrabal y deslindadas de Ja manera que sigue: ......de hun costat, ab cases den bertomeu garcía, cequia del vil de la vila en mig, a part detrás, ab ort tancat dell confessant /e/, a part dauat, ab corral de mestre Diego mari adroguer e pou de la dita vila e cami: real de va. (valencia)..... (3). Obsérvese desde luego, como las datas de las dos correlativas escrituras resultan tan próximas a la de la Memoria en postrer término examinada, que, no es razonable considerar distintos a los otorgantes de aquéllas y a otras personas de ésta que en sus inscripciones llevaren iguales nombres y apellidos. La Memoria comprende domicilios y hace alusión a individuos existentes en la (1) No se olvide que entre los varios propietarios de las casas de Llázer, se indica a la nombrada señora. (2) En el lugar a que se refiere la nota anterior. (3) Cabreo de Cluá, fol. XVij v.to, XViij y XViij v.to, Confirmando lo que a su sazón se indicó, en el linde de enfrente se habla por vez primera del corral—inmediato al pozo— y de su propietario. 19 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 290 Cuaresma de 1569, y los documentos, recién citados, designan edificios, y contienen los nombres de vecinos que hubieron de vivir hacia mediados de Octubre de 1565; resultando, en su consecuencia, separadas ambas fechas por un período algún tanto mayor de tres consecutivos años. Las dos públicas y originales escrituras, bien conservadas, e insertas, conforme decíase, en el expresado Cabreo de Melchor Cluá, suponen colindantes las casas de Bartolomé García y Jaime Balaguer, con el intermedio de la Acequia: las de García, asentadas en el primer lugar a ella inmediata, por la parte de la Plaza; las de Balaguer, en el lado opuesto de la vía fluvial, y en el primer sitio, igualmente, del lado derecho de la Calle; es decir, delante del pozo y de la finca urbana de los herederos de Francisco Garí, menor. Nos encontramos, pues, con dos trascendentales relaciones, derivadas: una, de los documentos escriturarios que en los anteriores párrafos se enuncian, no hipotética, sino real, entre el domicilio de Bartolomé García—más tarde de Esperanza Granches—y el de Bartolomé Llázer—luego de Jaime Balaguer—; y la segunda, deducida de la Memoria de 1569, posible, pero todavía no justificada en forma, entre el de Bartolomé García y el correspondiente a D. Rafael Martín de Viciana. ¿Qué falta, en su vista, para que la advertida posibilidad se convierta en absoluta evidencia, en una, las dos relaciones, y en uno, los edificios del cronista y Balaguer? ¿Cuál requisito complementario habrá de bastar a fin de que pueda estimarse Verdadera, en definitiva, la suposición o hipótesis, teniendo a las casas de los Garí, mayor y menor, en calidad de una sola, sita en el puesto primero del lado izquierdo de la Calle del Arrabal, y enfrontada, en vida del Garí, padre, a la del historiador D. Martín? Pues, sencillamente, que mediante título de Venta, por ejemplo, posterior a la escritura consabida de Jaime Balaguer, hubiesen pasado sus casas al dominio del cronista. ¿Otorgóse y se conservaren la actualidad, documento público de idéntica importancia? Ya se consignó en los comienzos del modesto trabajo actual, que, en cuanto a nosotros se relaciona, nos había sido imposible encontrarlo completo ni en extracto. Pero si desconocemos, si ignoramos su presente paradero—admitida su existencia y conservación hasta nuestros días—, obra en el libro voluminoso del Apuntament, cierto dato, cierto pormenor indirecto de tanto alcance y aprecio, que para la comprobación de su otorgamiento y resolución FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 291 segurísima del asunto, equivale, sin ningún género de duda, a la prueba directa de mayor valor y eficacia. Volvamos a indicar, empero, previo a su copia literal exacta, que los edificios de Jaime Balaguer, de parecido modo que la gran mayoría—o todos—de los ya mencionados en distintas ocasiones, hallábanse sujetos a censo enfitéutico, y bajo el señorío directo del Clero. Aunque a los poseedores o dueños de inmuebles con semejantes gravámenes, conforme de ordinario es notario, les pertenecía en primer término, sobre ellos, el llamado dominio útil; esto es: el derecho a percibir las diferentes clases de frutos producidos, les era lícito, además, disponer a su voluntad de las propias fincas, salvo en el preciso caso de venta, para la que necesitaban autorización expresa o tácita del dueño o señor directo. Efectuado en debida forma el traspaso del inmueble urbano o rústico censido, su nuevo poseedor, a la Vez que adquiría el dominio útil, con los derechos a él anejos, quedaba sujeto, entre distintas obligaciones, a la de abonar al señor directo el importe del canon que al constituirse, se estipulara. Ya tamaños preceptos legales, entonces, vigentes en todo el reino de Valencia, hubo de figurar, atenido Jaime Balaguer, por lo que respecta a sus casas, y cuantos debieron sucederle en su señorío útil hasta la desaparición del expresado gravamen o carga. El posterior conocido, inmediato a Balaguer (y de ello se habló en su oportuno sitio) fue, el llamado Juan Aviñó, a quien solía también designarse, en ocasiones, con el único nombre de Pedro, y, a veces, con el de Pablo (1). Estos dos nuevos adquirentes, de los apuntados inmuebles, satisfarían, con seguridad, en cada año, la pensión o canon a que, de antiguo, aparecían afectos; y si, entre ambos, y en Virtud del susodicho título traslativo de dominio, hubiese existido algún otro incógnito comprador de los mismos; o mejor, si de Balaguer, antes que a Aviñó, hubiesen pasado a Viciana, verbigracia, el cronista, habría de constar inscrito en la lista de las personas que pagaron al señor directo la pensión pactada. Ahora bien: en el inestimable libro del Apuntament, en aquel (1) No se olvide, en efecto, que al escribirse los de algunos de los dueños de las casas, propiedad de Bartolomé Llázer, anotábase en primer lugar a Balaguer; y en segundo, a Juan Aviñó, bajo sus tres diversos nombres, sin duda, de pila. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 292 voluminoso tomo, resumen fiel de muchos de los contenidos en el Archivo, cuyos redactores, individuos del clero local, y en su vista enterados al detalle de lo que concernía a los preinsertos gravámenes, encuéntranse dos interesantísimos asientos (1)—de los cuales ya en parte nos ocupamos—, relativos a las fincas urbanas de referencia (2). En uno y otro se consignan datos múltiples, y minuciosidades sobre aquéllas de gran valía para su determinación y conocimiento, digámoslo así, histórico; pero solamente en el inscrito en las páginas 1.543 y posteriores, se precisa de manera clara, aunque lacónica, lo adecuado al caso de ahora. Trátase en el segundo de ambos asientos del libro, junto con los precitados pormenores, de la aclaración de fundadas dudas, con respecto al importe completo del canon; y algo después de la mitad de su contenido, en línea aparte, y en forma de letra, con facilidad legible, se consignan, entre las personas que estuvieron obligadas a satisfacerlo en clase de señores o dueños útiles, tres nombres. Estos tres nombres, copiados ahora por el orden y de la forma exacta que allí aparecen escritos, son: «Jaime Balaguer, Rafael marti de Viciana not., Juan Auiño». En resumen: Primero. D. Rafael Martín de Viciana habitó, durante los postreros años de su vida, en casa de su propiedad, sita en el titulado Barrio o Arrabal de Valencia. Segundo. Formábanlo en 1565, la Plaza, Pla o Llano de aquellos nombres; la Calle o Calle Mayor, de igual suerte, llamada del Arrabal de Valencia, y otra análoga vía en proyecto, de la que prescindimos en lo sucesivo. Tercero. La Acequia del Ull de la Vila, discurría en el expresado año descubierta por la Plaza, en las proximidades de su parte contraria a las fortificaciones; y separaba, a la Calle, o Calle Mayor, del trozo superior o noroeste del Pla. Cuarto. En el primer sitio del lado derecho de la Calle, entrando por el Pla, tuvieron su puesto, en 1550, unas casas de la pertenencia de Bartolomé Llázer; lindantes, por su lado próximo a la Plaza, con el edificio de Pedro Argilés, Acequia nombrada, en (1) (2) Págs. 567 y 1.545 y posteriores inmediatas. Cuando dimos a conocer muchos de sus propietarios. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 293 medio; y por delante, con el pozo público del Barrio, única construcción, entonces, allí existente. Quinto. Sucedió a Llázer en la posesión de sus casas, en 1565, Jaime Balaguer, y en la de Pedro Argües, Bartolomé García; ocupando el frente de las fincas urbanas del segundo de los cuatro citados, además del consabido pozo, el corral de Diego Mari Adroguer. Sexto. Con posterioridad al 17 de Octubre de 1565, y antes de la Cuaresma de 1569, fue reemplazado Balaguer, en sus edificios, por D. Rafael Martín de Viciana; siguió ocupando, Bartolomé García, las casas de que, en años de Balaguer, era dueño, y pasaron a constituir el linde de enfrente del inmueble o inmuebles del cronista—comenzando por su porción de mayor distancia al Pla— la casa de Francisco Garí, padre, construida en el primer sitio del lado izquierdo de la Calle, y sobre terreno del anterior corral—el pozo y el mismo cercado reducido por la edificación de Garí. Séptimo. Ocupaba la casa de éste, el primer lugar a que nos referimos; porque, figurando en las Memorias de 1580 y 1581, a continuación, y con anterioridad, respective, a la del historiador, y poseyendo Viciana, la inmediata a la Acequia, o sea, la primera del lado derecho de la Calle, únicamente en el caso de tener el Garí, mayor, su casa en el sitio que se precisa, pudo (de haberse empleado el procedimiento alterno, o sea, el de pasar de una a otra línea de la Vía para las inscripciones en las Memorias, pero, por orden en el primer año, inverso al del segundo), aparecer unida a la de D. Martín, en el modo y manera indicados. Y como el pristino corral por delante, con el pozo en contacto o cercano, comprendió, en lo largo de su extensión, la totalidad del linde de que se trata, la existencia de un nuevo inmueble en tal parte implica, con segundad, se le edificara en espacio del terreno de paredes circuido. Octavo. Precedía a la casa de Francisco Garí, el resto del disminuido redil, con el pozo del Arrabal inmediato; porque, aun descontando el pozo, que en nada reducía ni modificaba la anchura de aquél, el edificio de dicho Garí, si bien sito en el primer lugar del lado izquierdo de la Calle, no constituyó, la primera, sino la segunda de las construcciones del preinserto lado de la Vía. Recuérdese en su comprobación, que a Francisco Garí, mayor, sustituyó, en el dominio de la casa, su homónimo, menor, y a éste, sus distintos herederos; y que, cuando en época algo remota al FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 294 cronista, poseyó, sus fincas urbanas, la Lloscano, tenían, las mismas, por confrontación delantera, además del inmueble de los Gari y el pozo, el edificio correspondiente al conocido por Juan Abad. Luego, sabiendo como sabemos, haber abarcado el corral de Diego Mari, en su amplitud, el completo del linde en cuestión, para que la finca de los Garí ocupara el primer sitio de la línea izquierda de la Calle, como se lleva ya advertido, precisaba que la de Juan Abad figurase con puerta principal en la Plaza, esquina a aquella vía, y hubiera reemplazado, también, al solar sobrante del redil, por su frente, contiguo al repetido pozo, realizada que fue la edificación de Francisco Garí, mayor. Debiéramos dar aquí por concluso nuestro largo y fatigoso estudio, de resultar único, y no modificado inmueble, lo adquirido por el historiador en el Arrabal de Valencia; pero atendiendo a que en las escrituras de Bartolomé Llázer y Jaime Balaguer, se habla de casas, y quizás en la del inmediato poseedor al postrero, dijerase algo semejante, creemos de oportunidad dedicar las últimas páginas del trabajo a la aclaración del, todavía, obscuro extremo, con tanto mayor motivo, cuanto que, con él, se relacionan los cambios en tales edificios, efectuados; ora, en su primitiva estructura, ora, en su disposición posterior, comparada con la en nuestros días tenida. Hagamos constar desde luego, que, ni mediante el reconocimiento de los libros, ni por el examen de las escrituras del Archivo Parroquial, hemos conseguido tampoco descubrir verdaderas y directas pruebas capaces de resolver a satisfacción aquella duda, a falta del extraviado título de pertenencia, donde, con certeza se aclararía. Sábese, sí, por deducción natural y lógica, que durante la vida de nuestro preclaro historiador se realizaron en los varios edificios de sus-antecesores, modificaciones de muy respetable coste, por motivo de habérsele añadido el callejón que los separaba del linde opuesto al del lado de la vía fluvial (1). Y nos fundamos para (1) De la descripción de los edificios, cuando los poseyó Bartolomé Llázer, se deduce que la estrecha vía hallábase situada entre el lado izquierdo de su casa, más distante a la Acequia, y el derecho de la de Esperanza Fosses; las cuales corresponden en la actualidad, respectivamente, a la que ocupa el Círculo Obrero, en otro tiempo Casino Burrianense,. y a la destinada, en especial, a Horno de pan cocer. La de la Fosses, en efecto, y las de Bartolomé Llázer, fueron desiguales en lo largo de su superficie; excediendo, con bastante FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 295 .aseverar el expuesto hecho, en que, si bien en los comienzos del asiento de la página 1.543 del Apuntament se habla de manera vaga e incompleta de la data de semejante agregación, cabe, en cambio colegir, de lo hacia su final escrito, que la afirmada reforma de los inmuebles hubo de efectuarse, a no dudarlo, en días del propio D. Martín; por cuanto, mientras su antecesor Balaguer, supone existente el callejón luego añadido, al describir, casi al término de poseerlo, las fincas urbanas que nos ocupan, su sucesor Aviñó, así . aproximación, las segundas a la primera, en tres metros; la última, es decir, la de la Fosses, tuvo su pared lateral derecha, entrando, desde su comienzo, no en clase de mediera, sino de propia, como correspondía a la que hubo de constituir uno de los dos lados de la calleja (no obstante, a su desaparición, adquirió aquélla el primer carácter, aunque sin perder su prístina forma, según todavía puede observarse). En el edificio inmediato al lado derecho de la pequeña vía, derribóse su pared del izquierdo para el ensanchamiento del anotado edificio; pero no sólo se conservó, y aún subsiste, su porción última en longitud igual a la diferencia que mediaba entre las dos colindantes casas (croquis núm. 43) sí que se han construido, de reciente, sobre los cimientos de la parte derribada y a continuación (hacia la calle) del trozo vetusto, tabiques y cocinas, con destino a las necesidades del antiguo Casino y hoy Círculo. Y puesto que la situación y lo largo del susodicho trozo Vetusto, supone el enfrontamiento del espacio lineal comprendido entre el punto posterior, límite de la pared del lado derecho del inmueble de la Fosses (croquis final del n.° 44) y el punto anterior, principio (Idem del 43) de la porción conservada del de Llázer, se ha creído oportuno inquirir la distancia del primer al segundo límite, con el objeto de comparar su medida con la que correspondió al callejón, en Vista de lo, acerca del particular, escrito en el asiento 1.543 del Apuntament; resultando del trabajo para tal fin realizado, que los trece palmos obtenidos ahora, concuerdan, en absoluto, con los que se consignan, tuvo antes, conforme al mentado libro. Añadamos, para completar la materia, que, aun cuando en el linde posterior de su casa, tenía, la Fosses, cierto huerto de su-pertenencia, en 1530 (Llibre primer de instruments de el Rt clero de Burriana, fol. CCCViiij), tiempo después, a causa del aumento de edificaciones habitables en la Calle del Arrabal, y en la que constituyendo ángulo recto con ella, se llama, al presente, de San José, abrióse nueva y parecida calleja—hasta enlazar con la ya existente—cuyo arroyo limitábanlo por un lado, la casa o edificios que fueron de Juan Mentida (libro citado, fol. CCCViiij) y el, o los de la Fosses (croquis núms. 46, 60 y 45); y por el contrario, la finca rústica enunciada (croquis núm. 37). Unidos ambos callejones, en forma, casi de ángulo recto; y teniendo, el segundo en fecha, frente a su sitio de enlace con el primero, los tres metros, aproximados, de la pared que se conserva en el inmueble, con destino a Sociedades recreativas, había de comprender, su ancho, como en realidad sucede, los trece palmos, o sea, la equivalencia análoga a la apuntada medida decimal. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 296 que en concreto alude al linde de la parte en donde la estrecha vía se encontraba, lejos de considerarlas separadas, por la calleja, declárala desaparecida, al decir ...... de altre costat ab casa de la V.da de Juan Pandos, que olim (en tiempo pasado) auia un carrero en mig......» Tan costosas modificaciones, de las cuales nos ocupamos ya, con detenimiento, cuando en trabajo distinto, se estudió la situación económica de Viciana, todavía habiendo sido importantes, no debieron llevarse a cabo, sin embargo, bajo la base de reducir a uno — de resultar diferentes — los adquiridos edificios; toda vez que en la porción del asiento respectivo a la casa de Juan Aviñó se manifiesta haberse cabrevado «...... vnes cases, patis eo corrals contiguos.....», y tan general forma de expresar el número de inmuebles, en nada difiere del empleado por Llázer y Balaguer en la descripción de sus fincas. Resulta, en su consecuencia, llana y racionalmente pensando, que si en la época de los inmediatos antecesores del cronista, fueron algunos, los edificios en cuestión, y diversos, de análoga suerte, en la de su sucesor Aviñó, varios hubieron de ser, por necesidad, durante el período del poseedor intermedio. Respecto del número exacto a que puede reducirse su conjunto, cabe afirmar, con absoluta confianza, que fueron dos. Al menos así parece comprobarlo la importante y repetida inserción, en la cual consta consignado, que Aviñó, la Lloscano y Vicenta Alfonso, propietarios sucesivos de dichas casas, figuraron en concepto de poseedores de las dos primeras del lado derecho de la Calle del Arrabal de Valencia. No obstante la satisfactoria aclaración que antecede, al pasar en años posteriores a Aviñó, las urbanas fincas de la Lloscano a la Alfonso; y luego, a nuevos conocidos adquirentes, subdividióse, también, en dos, la de mayor proximidad a la Acequia del Ull de la Vila. Conviene recordar, al efecto, aclarando y complementando lo afirmado, que en la descripción de la postrera, a su tiempo y lugar efectuada, a seguida de manifestarse que en 1646 se componía de parte habitable y parte ya derruida, hádasela lindar, por su lado izquierdo, entrando, con el otro edificio, propiedad de la Lloscano; y por el derecho, con el de Carlos Puy Racholer, Acequia nombrada, en medio. De las dos distintas casas, pues, del dominio de la última indicada señora, la que se acaba de enunciar, inmediata FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 297 a la vía fluvial, era la primera del lado derecho de la Calle (1); y la restante, la que a continuación la seguía y fue, como la otra, de la pertenencia de Llázer y sucesores; o sea; la del callejón agregado (2). Aquel edificio, de parecida suerte que algunos de los grandes y valiosos de la exvilla, componíase en realidad, de dos porciones desiguales, aunque en comunicación directa e íntimamente unidas (3); una, con destino a morada de su ilustre dueño, ancha, larga y de recia solidez (4); y otra, de relativa medida superficial y de construcción menos maciza, reservada, bien a bodega, bien a depósito de instrumentos agrícolas, ora a menesteres de idéntica naturaleza (5). Esta segunda sección del aludido inmueble—la derrumbada o derruida—pasó, en concepto de patio, en tal ruinoso estado, antes de 1685, a Vicenta Alfonso, y de ella, en dicho año, por Venta, a Mateo Cherta; de quien, después de su conversión en edificio independiente, lo heredó, en testamento de 20 de Diciembre de 1705, uno de sus hijos, de nombre, José (6). (1) Croquis núms. 35 y 36. Idem núm. 41. (3) En los libros del Archivo, al ocuparse de semejante clase de inmuebles, se emplea la significativa palabra «inmiscuits» (mezclados). Viciana en su Cabreo del Clero, lo usa para dar a entender la relación de las casas de Llázer con el huerto anexo (no se olvide lo que se dice en la parte de ellas transcrita); y el notario, mossen Francisco Rafael de Vicent, hace lo propio al mentar la que enlazaba las dos porciones constitutivas del edificio tenido en calidad de Solar de los Viciana. (Véase nuestro folleto sobre ella, primera y segunda edición). (4) Croquis núm. 36. (5) Idem núm. 35. (6) Apuntament, pág. 1.543. En el desaparecido Cabreo del Notario Andrés Ballester, según el asiento anterior, se extendió, con fecha del 14 de Enero de 1714, la declaración prestada por el repetido José Cherta, reconociendo el censo enfitéutico a que se hallaba afecta su casa; en cuya declaración hizo consignar, que la parte izquierda de la finca, en la anchura de trece palmos(unos tres metros), se encontraba libre de la carga, a causa de haber constituido, dicho espacio—entonces cuarto—un callejón que, en muy antiguos tiempos, existió. Por la latitud asignada a la angosta Vía—igual anchura que la perteneciente a la calleja, límite izquierdo de la casa de Viciana—, compréndese que se alude, en lo advertido, a ésta, y no, a otra distinta. Hay que desechar, sin embargo, el absurdo, supuesto por el declarante. Lo consignado en nota, acerca del verdadero emplazamiento del callejón; sus trozos y rastros todavía observables; la absoluta carencia de análogos signos o señales en el edificio de (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 298 .Queda, pues, luego de todo lo hasta aquí manifestado, cual definitiva conclusión de nuestro estudio, que de las dos casas, propiedad de D. Rafael Martín de Viciana—en el día convertidas en tres—la especial, la que le sirvió de habitación en los postreros años de su vida, fue la segunda—ahora—, y la primera—entonces—del lado derecho de la Calle del Arrabal de Valencia (1), entrando por el Pla (2). Y debió ser ésta, y no ninguna otra, porque prescindiendo de la reedificada sobre su porción derruida, cuyo destino, con anterioridad a su desplome, conocemos, únicamente aquélla reunía, además de las circunstancias comunes a las dos primitivas (la de tener, por delante, el pozo y casa de Francisco Garí, y por detrás, el consabido huerto) (3), la especialísima de . Cherta, y la imposibilidad material de que en la. superficie abarcada en la actualidad por la finca, cupieran - luego de separar los tres metros que corresponden a la estrecha vía, por un lado, y lo ancho del margen y Acequia a aquélla añadidos, por otro—los dos edificios del cronista, justifican, de modo evidente, lo fundado de nuestra afirmación. Pero si parecidas consideraciones no bastaran, suplirían, a buen seguro la falta, singularísimo detalle del asiento, tocante a la caída en comiso de la casa de Cherta. Por no satisfacer, sin duda, el canon, en el día al objeto estipulado, se instruyeron las oportunas diligencias para la devolución del inmueble, o de su porción censida, a su dueño o señor directo; y en la sentencia, a su debido tiempo dictada, en lugar de comprenderse en el comiso sólo el trozo del edificio sugeto al gravamen, de acuerdo con lo manifestado por Cherta, abarcó su totalidad; con lo cual, bien claramente se dio a entender que se hubo de confundir en el asunto, una casa con otra de las de Viciana, y que ni existía ni hubo existido, en la citada, fragmento libre de carga, ni la calleja en su vista, motivo de la pretendida franquicia. (1) Hoy, Calle de Rochera. (2) Al presente Plaza de San Fernando o de Wilson. (3) Este huerto, en 1724, de doce áreas y cuarenta y siete centiáreas (hanegada y media), poseíalo, en los comienzos de 1550 Catalina Carrasca (Apuntament, pág. 1.551), y en posteriores años Llázer y los tres subsiguientes propietarios de las casas a que fue unido. En tiempo de Catalina Lloscano (1646) hállasele disgregado de dichos urbanos inmuebles, y en poder de Jaime Gozalbo, vecino de Nules (véanse el deslinde del edificio de la Lloscano); aunque volvió a incorporarse más tarde a los primitivos, o mejor, al que habitó Viciana (página indicada del Apuntament) para continuar, hasta nuestra época, en semejante situación. Cuando lo poseyó Catalina Carrasca, encontrábase ya cercado de pared (Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, folio XViiij v.to) y sobre ella fueron apoyando la parte posterior de sus casas, cuantos edificaron en los lados de la Calle de San José y del Rosario, inmediatos a la misma. De estas paredes, sin embargo, apenas existen ahora sus antiquísimos cimientos, sobre los cuales han ido levantándose las modernas, a FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 299 lindar por su lado derecho, o sea, el contiguo a la Acequia del Ull de la Vila (1), con la que habitó Bartolomé García (2). Añadamos, para terminar, y como curioso dato, por de contado, que los nombres conocidos de cuantos fueron dueños del edificio o edificios, objeto del ya concluso trabajo, con expresión, en Varios casos, del año exacto en que los ocuparon, son los que, a continuación se anotan por orden sucesivo de fechas: Años Bartolomé Llázer. ................................... 1530 Jaime Balaguer. ............. ...................... 1565 Martín de Viciana. ............ ................... 1569 Pedro-Juan-Pablo Aviñó. .......... ........... 1614 . medida que la necesidad de su reconstrucción lo ha reclamado. El trozo de la que limitaba el huerto por su lado cercano a la Acequia, como las antedichas, ha desaparecido; si bien pueden observarse ahora sus cimientos, sitos a un metro de distancia de la vía fluvial. Encima del muro de contención de la vía, y con destino similar al de la primitiva pared, se edificó otra, conservada hasta el momento actual en bastante buen estado. (1) Las únicas modificaciones importantes de la vía fluvial, se han realizado en días, en realidad, modernos; y, redúcense, por lo que atañe al trozo comprendido en el Barrio, a la adición, de parte de ella y de su cajero derecho a la primera casa de la Calle; a la construcción, en la Plaza, de un edificio habitable sobre otra parte de la acequia y su ancho margen de paso izquierdo; a todo el cubrimiento de su descubierto cauce, y a su ligero desvío hacia la línea media del Pla. (2) El número, en la actualidad, de los propietarios de casas en el espacio de Pla comprendido entre la Calle de San Vicente o de los Aliados—en lo antiguo Camino o Calle en construcción o proyecto—y la que habitó o. sustituyó a la habitada por Viciana (prescindiendo de las dos que se levantaron sobre, y en ambos lados de la Acequia), redúcense a tres. Semejante número coincide con el de los propietarios de inmuebles urbanos que en vida del historiador ocuparon los de igual trayecto; por cuanto Bartolomé García, colindante del cronista en 1565 y 1569, y uno de los tres solos poseedores, y tres jefes de familia, allí existentes, durante ambos años, habitaba—hecho probado — el tercer y último domicilio del repetido espacio de Plaza, a contar desde la predicha Calle. Por lo demás: la casa del Arrabal de Valencia, habitación última de don Martín, la poseen actualmente, algo aumentada en longitud hacia el huerto, D.a Victoria Martí González, esposa de D. Manuel Comes e hija de la difunta D.a Elvira González Monsonís; la del lado derecho a ésta, D.a Isabel Miralles Franch, esposa de D. Benjamín González Monsonís, y la de la izquierda, el Centro Obrero; cuya Sociedad la ha adquirido, de reciente, por compra. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 300 Años Clero local.. ..............................................................1646(1) Catalina Lloscano. .......................................... .......1646 Félix Lloréns de S. Esteve, entre. ......... ...........1646 y1653 (2) Jerónimo Jimeno. ........................................................1653 (3) Vicenta Alfonso, entre ........................ ...........1653 y1685 Mateo Cherta (parte de uno de los edificios)...............1685 (4) José Cherta (Idem), entre .................... ...........1703 y1724 (5) Vicente Peset, en.. ....................................................1724 (6) Después de la posesión del Peset, resultaron propietarios de la casa, o casas, muy en especial, D. Pedro Monsonís; su hijo del propio nombre, y la hermana de éste, D.a Francisca Paula; don Pedro, D. Matías, D.a Francisca, D.a Victoria y D.a Paula, hijos del segundo D. Pedro; y los descendientes inmediatos de D.a Francisca: D.a Elvira y D. Benjamín González Monsonís; siendo en el año que rige, sus verdaderos dueños, como se lleva consignado en nota, determinada Sociedad obrera; una señora de la anterior familia de Monsonís, y otra, que no lo es. (1) Apuntament, pág. 567. Idem. (3) Idem. (4) Idem, pág. 1543. (5 Apuntament, pág. 1.543. (6) Idem, y pág. 1.551, además. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. UNA NOTABLE Y DESCONOCIDA EDICIÓN DE LA SEGUNDA PARTE DE LA CRÓNICA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I En manifestación consignada, a su tiempo, en el estudio que se dedica al tercer período de la Vida de D. Rafael Martín de Viciana (páginas 197 y 198 de este libro), se anunciaba, a sus admiradores, y a los eruditos, una sorpresa alusiva a la Segunda Parte de la «Crónica de Valencia y de su Reino», cuyo conocimiento e importancia, iba, con seguridad—o mucho nos engañábamos—, a colmarles de verdadera satisfacción. Sin ninguna demora ya en el plazo, y en cumplimiento y crédito de lo, allí, con sinceridad y gusto prometido, véase si corresponde al anuncio, el actual modesto trabajo, en esencia dedicado al hallazgo y examen de írascendentalísima copia, no de cualquiera de los tres últimos Libros originales de su historia, sí que de la innegable y desconocida segunda edición de la Segunda Parte, en extremo distinta, de la, tenida en concepto de tal, por el excelente jurisconsulto, D. Francisco Xavier Borrull Villanueva, y escritores que le sucedieron y copiaron (1). Antes, sin embargo, de aducir la prueba de lo que constituye modificación esencial en el número, orden y fondo de las conocidas, y las explicaciones adecuadas acerca del modo y manera como hayamos logrado inquirir su paradero, con los datos necesarios para sostener, confiadamente, lo que antecede, creemos de todo punto indispensable, al efecto de compararla con las diversas impresiones que de semejante Parte se guarda recuerdo, y para el (1) Nació, Borrull, en Valencia, el 3 de Diciembre de 1745; estudió Derecho en su Universidad (de la cual fue profesor de Instituía Civil), y obtuvo el Doctorado in utroque jure. Combatió, con tenaz empeño a Bonaparte; en Agosto de 1810 se le eligió Diputado para las Cortes de Cádiz, y, entre los distinguidos cargos judiciales que desempeñara, se encuentra el de Oidor de la Real Audiencia valentina. Estuvo, además, condecorado con el título de Académico de honor de las Academias de San Carlos, San Fernando y San Luis; poseyó una admirable Biblioteca de libros raros, ediciones antiguas impresas en Valencia, y manuscritos; dejó publicadas diferentes obras, y, finaron sus días, en la susodicha ciudad, el 29 de Mayo de 1838. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 304 debido conocimiento de la materia con que, a ciencia cierta, se relaciona, reproducir, ampliándolo, cuanto sobre dichas impresiones, y, su sañuda persecución llevamos expuesto, y nos cuentan, además, el historiador y algunos otros autores regionales. Quienes, por curiosidad o deseo de conocer a las más excelsas glorias Valencianas, hayan tenido a su alcance la magnífica obra del Doctor en Sagrada Teología, mosén Vicente Ximeno, titulada, «Escritores del Reyno de Valencia»; y, leído, con particular atención, el hermoso e interesante artículo relativo a nuestro compatriota, D. Rafael Martín de Viciana, recordarán, a buen seguro, que los libros impresos de este respetable y muy excelente cronista, eran, en los días de aquel juicioso escritor, en tan reducidísimo número, que la adquisición o encuentro de alguno de ellos cabía calificarse, casi al igual que ahora, de hecho, en realidad, extraordinario (1). Los que, entusiastas, apasionados de D. Martín, aspiraban, en la época de referencia, a conseguir alguna de sus distintas obras; o mejor todavía: la incompleta «Crónica de Valencia y de su Reino», o cualquiera de sus tres no desaparecidos tomos, en defecto de los que, en tiempos anteriores, hubieron de imprimirse, acudían al indispensable recurso de copiar u obtener copias manuscritas de su contexto, difícil y costosamente sacadas de los pocos originales, entonces, todavía conservados (2). Ocasionó la insólita y casi absoluta desaparición de la totalidad de estos singularísimos libros, y, en especial, de los que constituyeron .su memorable y precitada Crónica valenciana, la franqueza con que el historiador se proponía exponer, y expuso, sus sencillas e ingenuas narraciones, y las dificultades invencibles, o poco menos, de escribirla sin originar protestas y descontentos en diversas de las personas a quienes, por necesidad, había de aludir de directa o indirecta manera. De cuantos tomos, sin embargo, húbose de componer la regional y extensa historia antes nombrada; el, con mayor obstinación, perseguido, ya en vida suya; el que—circunstancia extraña— debió, cual parece, motivar recursos y resoluciones judiciales; y (1) Ximeno hácenos comprender su escasez, diciendo: «......al presente..... pueden contarse entre los más raros del mundo». Obra citada, t. I., pág. 167. (2) Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 305 el que, acaso, pudiera haber sido causa del completo y definitivo desaliento de D. Martín, de no asistirle complexión firme y en absoluto equilibrada, fue la Segunda, dirigida, conforme es notorio, a tratar en verdad y sin adornos de la numerosa nobleza de nuestro bello y antiguo reino de Valencia (1). Ya desde el primer momento en que se propuso componer el delicado y perseguido Volumen que nos ocupa, observó, en efecto, nuestro ilustre y perspicaz D. Martín, lo espinoso de su temerario empeño, cuando al comenzar el «Prologo del Auctor al lector» (2), consigna, con resignación marcada, «Bien sospecho yo los inconuenientes que de querer scriuir este libro se me pueden recrescer entre los imbidiosos que jamás faltaron a tales obras... (3) por tratar de cosas que de suyo e consigo trahen la contradic-tion...... » (4); y aclarando, mucho después, en el sustancioso «Prologo del Auctor en el tractado de las armas y en todo el libro de la cauailería......» (5) el fundamento principal de las sentidas y previsoras palabras expuestas, añade—entre inquietudes y preocupaciones—que de los diferentes nobles Valencianos, pretendían ser los preferidos, al enarrarse en el tomo sus meritorios títulos, tanto los originarios «......de sangres reales e de muy antiguos tiempos...... » (6), como los que se manifestaban descender «......de illustres e limpias sangres e que sus progenitores con Virtud y Valentia lo ganaron...... » (7) y aún, también, «......los modernos e nuevos caualleros......» (8) , para quienes—de acuerdo con sus alegadas razones — «......la verdadera nobleza consiste en la propia virtud por la qual alcancaron ellos la orden de caualleria...... » (9). Con el fin de acabar de una vez y para siempre, con estas y otras análogas contrariedades (10), decidió, el cronista, en último (1) Segunda Parte, pág. 10. (2) Idem, pág. 9. (3) Idem. (4) Idem, pág. 5: (Dedicatoria al Duque de Gandía), (5) Idem, pág. 31. (6) Idem. (7) Idem, págs. 31 y 32. (8) Idem, pág. 32. (9) Idem. (10) Idem, pág. 31. Viciana sustituye a las palabras del texto, las que siguen, «,....y por quitar mas debates y pretensiones....... » 20 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 306 extremo, y luego de largas dudas e inquietudes (1), escribir, de cada una de las familias regionales de referencia por «......el orden de la A. B . C .......» (2)—habido en cuenta sus linajes—y «......según de quien—dice— primero tome su hystoria...... » (3); procurando dar a conocer, con la mayor imparcialidad, sus títulos y merecimientos respectivos mediante investigaciones peculiares y directos antecedentes de las mismas, hasta con obstinación solicitados. Así se explica, de fácil modo, en lo que al postrer pormenor afecta, su advertencia y recordación a los distintos nobles valencianos sobre si «......de alguna familia hallaren poco scripto.....» (4), culpa sería de los individuos que la constituyeren, no de él; pues, además de que «......a mi propia costa—exclama—y con muchos trabajos a todos he procurado seruir...... » (5) «......muchas vezes solicité, rogué e importuné particularmente a todos los caualleros que me comunicassen lo que tenian digno de memoria de sus linages...... » (6), sin nunca jamás haber accedido ni dado cumplimiento (ellos), a su generoso y utilísimo encargo, antes por el contrario, si cosa de valía en su poder conservaban «......en sus casas se quedo..... » (7) según, con frase gráfica, nos manifiesta; agregando, además, para final de sus continuadas admoniciones y recuerdos, y en muestra de su inagotable paciencia y buena fe, la conminación—supuesto el caso de observarse incompleto el libro, luego de habérsele publicado — al objeto de que apercibiesen «......sus auctos y recaudos para la segunda impressión quando Dios fuere seruido que se haga y mejorarse han entonces sus hystorias...... » (8); conminación, cuyos resultados corrieron parejas con los aludidos recuerdo y advertencia, y que, en nada influyó, tampoco, para que dejaran de seguir hostilizándole con terca y despiadada saña. (1) Idem, pág. 51. En reemplazo a lo apuntado, expone: «......muchos días estuue suspenso y sin determinación acerca de la graduación que deuia dar a las familias militares.» (2) Idem, pág. 52. (4) Idem. (5) Idem. (6) Idem. (7) Idem. (8) Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 307 El número regular, en efecto, de ediciones del segundo volumen de la Crónica impresas durante el último período de la vida de D. Martín, sin colofón, todas; las muchísimas familias de la nobleza valenciana en el Libro omitidas, a pesar de los anuncios y ofrecimientos de nuestro formal y muy laborioso historiador; y la brevedad y espacios en blanco observados con frecuencia en distintas de sus narraciones biográficas, constituyen perdurable testimonio de las inmensas dificultades puestas a D. Martín por aquella encolerizada y anárquica clase, y de la presión sobre su ánimo y persona ejercida para impedir, con empeño, apareciese, o se publicara íntegro, al menos. Coinciden, en absoluto, con tan severas, razonables y positivas apreciaciones, el conjunto de las emitidas por los escritores regionales que, en sucesivos tiempos antiguos, en particular, de la indicada materia se ocuparon. Onofre Esquerdo, en sus manuscritos, y como justificante del encono violento mostrado contra el desdichado Libro o Segunda Parte de la obra, nos asegura, al pie de la letra copiando, que «...... no pudo salir en público entera; pues al tiempo que se imprimía (1), muchos pusieron querella por ver que anteponía Viciana unas familias a otras juzgando perdían su nobleza; por lo qual la Audiencia mandó suspender la impresión: y así faltan muchas familias de las antiguas. Pasó Viciana— continúa—a Barcelona, y así trató de bolber a la impresión de su libro disponiéndole por las letras del Alfabético (2); pero lo impidió su muerte, con que éstos (3) y la embidia fueron parte de que este 2.° tomo de su Crónica no se pueda hallar entera, sino algunos fragmentos (4). En realidad, si bien incurre Esquerdo, en el sustancioso y alguna vez reproducido párrafo precedente, en no pocos comprobados errores e inexactitudes, afirma, a pesar de ello, hechos, y (1) Con semejantes palabras se refiere, sin duda, a la primera de sus ediciones. (2) Poseyó, o creyó poseer, pues, Esquerdo, la edición tenida hasta ahora por segunda, o sea la única no alfabética, estimándola, con equivocación, primera. (3) Los nobles. (4) A cuyas graves noticias agrega otra, advirtiendo, que varios insensatos, con el fin de extinguir las obras del cronista, quemaron muchísimos de sus ejemplares. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 308 hace constar particularidades, sin disputa segurísimas, y acordes, por completo, con lo que en anteriores páginas se aseveraba. Encuéntrase acertado, por ejemplo, cuando sin ambajes ni rodeos denuncia las violentas persecuciones de que fue objeto esta Segunda Parte de la obra, previstas (se advirtió antes), por el historiador; acierta, de idéntica forma, al suponer omitidas gran número de familias valencianas de la más rancia y linajuda nobleza en sus imparciales y verídicas narraciones; y tiene, también, razón sobrada, en lo que, en concreto, atañe a la imposibilidad de hallar entero el tomo, no obstante la constancia y continuas tentativas de su autor para lograrlo (1); pero anda en verdad equivocado en sus dichos, señalando a Barcelona por lugar de su fallecimiento, según en ocasión propicia y anterior trabajo acreditamos (2); equivócase, de análoga manera, en cuanto nos viene a revelar entre líneas, por más que de comprensión harto clara e inteligible, acetca del número de las ediciones del Libro—que hubieron de ser varias, y no una, cual de lo transcrito se desprende (3)—y por fin, aparece trastocado, en lo que de tácita o indirecta suerte nos participa con relación a la suspendida—si lo fue—por mandato de la Audiencia, considerándola redactada en orden diverso del alfabético. Todavía, y por lo que respecta a las impresiones de la Segunda Parte de la Crónica, el propio escritor regional, en sumo grado afecto a nuestro D. Rafael Martín; entusiasta apasionado de su magna obra histórica, y con interés, por lo tanto, en su eficaz pro- (1) Aun cuando Esquerdo desconocía las tres ediciones siguientes a la primera, hubiera podido asegurar, de conocerlas, lo que se desprende de las dos postreras manifestaciones del texto; por cuanto de las trescientas familias, cuya historia se propuso escribir Viciana (página 14 de la primera edición y 11 de la segunda), no llegan de mucho, a la mitad, las relacionadas en el conjunto de las impresiones que hasta nuestro tiempo se suponían publicadas (sesenta y una, en la primera, cuarenta y nueve no mentadas, en la segunda; otras tres agregables, de la tercera; y dos nuevas que añadir de la cuarta; total: ciento quince). (2) En el que se titula «Lugar y fecha de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana». (3) Es extraño, dice el Sr. Torres en su Advertencia al Lector, pág. XXV, que obrando en poder de Esquerdo un tomo de la Segunda Parte, con hojas de la primera, segunda y tercera edición, no llegara a percatarse de la existencia de otras ediciones a ella ajenas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 309 paganda e indefinida conservación, trató de hacer revivir ai ilustre fallecido, intentando ordenar un libro, o con mayor exactitud, una nueva edición completada de semejante volumen de su Crónica, con el significativo título de «Viciana resucitado» (1); mas—como de ordinario es sabido—hubieron de malograrse, por desgracia, sus laudables y meritorios propósitos, o, resultaron en gran parte incumplidos; y no realizó de cuanto intentara diferente cosa, que añadir a un extenso y abultado manuscrito suyo con los capítulos de las familias comprendidas en las tres primeras impresiones del indicado segundo tomo (algunas en resumen) y el de uno de las principales incluidas en el tercero (alúdese al de Perellós), narraciones relativas a Varias (de ninguna forma a todas, según anunció en la Prefación) de las olvidadas por el historiador en sus relatos; sin agregar otras noticias a las que éste suministrase, ni diere cumplimiento, tampoco, al voluntario compromiso contraído de proseguir hasta sus días la descendencia de las familias que don Martín, en su libro, hubo de haber estudiado (2). Años después de ocurrida la defunción del docto, pero vanidoso escritor valenciano, Esquerdo (3), aparecieron dos nuevos, meritorios y útiles libros, en que sus autores, nacidos y muertos (1) De ella dice Ximeno en el t. II, pág. 134, de su nombrada obra, que: «Es un libro en folio de pocos cuadernos, en que a imitación de aquel Autor (Viciana) empezó a tratar de Linages nobles de familias valencianas, pero es obra muy incompleta. La tiene en su librería Joseph Rocafull, Notario del Santo Tribunal». D. José María Torres que la vio y pudo examinar, indícanos en su repetida Advertencia al Lector, pág. XXVIII, que la integraban un ejemplar de la Segunda Parte de la Crónica comprensivo de 56 folios, aumentado con 18 hojas manuscritas, de puño y letra de Esquerdo; aunque, añade, de modo confuso, que no era «tal volumen el de que se servía para su Viciana resucitado» (¿se servía o constituía?), sino otro manuscrito, que el mismo Esquerdo, también, adicionó, y cuya reseña se efectúa, a seguida, en el texto. (2) Torres, Advertencia citada, pág. XXIX. (3) Docto, en noticias históricas sobre Valencia. Los Jurados y Síndico de la ciudad confiaban tanto en su saber, que, al decir de Ximeno (Obra mentada, tomo II, fol. 133), en los sucesos extraordinarios y de solución urgente, le consultaban, gobernándose por sus informes. Vanidoso, en exceso: por cuanto para elevar de rango a su familia, en el capítulo manuscrito destinado a la noble de los Vives, en vez de escribir que la tercera hija de Francisco Vives contrajo matrimonio con Juan Visquer de Xávea, apuntó, con Juan Esquerdo de Xávea. Torres, Advertencia citada, página XXIV. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 310 en la ciudad de referencia, ocupábanse, análogamente, en interesantes artículos dedicados al historiador, de la injusta persecución experimentada por su Crónica y del número y contenido de sus, entonces, conocidas ediciones: una de aquellas obras del Padre Fray José Rodríguez, con el título, como es sabido, de «Biblioteca Valentina» (1); y la restante, del D. Vicente Ximeno, en varios lugares nombrado, con la inscripción también conocida y consignada al frontis, «Escrytores del Reyno de Valencia» (2). Y por más (1) Ximeno, obra mencionada, t. II, pág. 145. El artículo del Padre Fray José Rodríguez sobre Viciana, comienza en la página 327 de su bio-bibliográfica obra. En la pág. 328 de ella, consigna, el mismo Padre, a propósito de las persecuciones del Libro o Parte Segunda de la Crónica: «Lo ciertísimo es, que sea Impressa, sea M.S. (manuscrita) son raros, los Exemplares; por averies desaparecido (según voz, y dicho común) los que no sintieron bien, de la claridad de su Relación. Punto que ya le tocamos arriba, fol. 325 . col. 1 . y en otros». Y por lo que respecta a sus ediciones y contenido, luego de hacer constar que D. Nicolás Antonio en su Biblioteca Nueva, t. 2, fol. 91, col. 1, manifiesta que semejante libro (tamaño, folio) se publicó en Valencia por Juan Navarro, año de 1564, dice: «Parte Segunda. Familias y Linages Militares, de la Ciudad, y Reyno de Valencia. M.S. en Folio. He visto vn Exemplar con este Titulo: Libro Segundo de la Crónica, de la Inclyta, y Coronada Ciudad de Valencia, y de su Reyno. Copilada por Martin de Viciana. Endresada al Ilustrissimo Señor, D. Carlos de Borja, Duque de Gandía, Marqués de Llombay. En el qual son contenidas todas las Familias, o Linages Militares, de la Ciudad, y Reyno, por estilo moderno, y muy verdadero. Impresso en Valencia, con licencia de la Santa Inquisición, año de 1564. Con Privilegio Real, según se contiene en la primera parte de esta Crónica». Añadiendo, después, del conjunto de los tomos, en que dividió la obra, Viciana: «También he oído dezir, que dichas Quatro Partes, o Quatro Libros (para el caso, todo es vno) se imprimieron en Valencia, en 4. Si alguno les tuviere, y hallare diferencia, en la relación de los Títulos, y en lo consequente de los Números; no haga quexa, de que está defectuoso, lo escrito arriba; que lo estéril, y confuso, con que corre la noticia de estos libros; para quien no les ha visto todos; y hajie dar de ellos, vna, ó otra explicación; no ha echo poco, en no especificarlo, sin desorden». (2) Pastor, obra anotada, t. II, pág. 52. La Biografía de D. Rafael Martín, encuéntrase en las págs. 166 a 168 inclusives, del t. I de la obra de Ximeno que se indica en el texto. Acerca de las persecuciones de la Crónica, expone este escritor: «Pero aunque Viciana compuso la suya tan de despacio, y con tanta preme- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 311 .que los dos tenaces e ilustrados bio-bibliógrafos postreros, con motivo de sus antedichos trabajos históricos, y por lo tocante a las impresiones de cada libro, a seguida de indicar alguna o algunas de las publicadas, relacionaron, en las consabidas obras suyas, sus respectivos títulos, según se ha Visto, hubieron de efectuarlo en términos tan inexactos e incompletos, que ya el activo y laborioso don Francisco Cerda Rico (como Rodríguez y Ximeno sólo conoció de! Segundo Libro, la primera de sus ediciones, al menos hasta la publicación del trabajo que inmediatamente se nombra), en sus notas a la Diana Enamorada de Gil Polo, página 500, consideróse obligado a rectificar el estudio (1); de donde una vez corregido lo copió . ditacion, no se vio libre de los tiros de la embidía, ó ignorancia; porque sin embargo de aver sido bien recibida de los hombres eruditos, y curiosos; fue perseguida de otros muchos con enconado empeño. Hablava ingenuamente la verdad desnuda, y sencilla, en especial en la Segunda y Quarta Parte, 6 por lo que él avia visto, 6 por noticias que avia sacado de Escrituras publicas, Privilegios, Códices antiguos, y otros monumentos custodiados en Archivos públicos y casas particulares; y esta misma ingenuidad motivo tal persecución contra sus libros, que huvo sujetos que procuraron extinguirlos y quemaron, según se cree (tómalo de Esquerdo), muchísimos ejemplares......» En lo que afecta al número de ediciones de los cuatro tomos de la obra, escribe, el laborioso Ximeno: «Yo he Visto impressas la Tercera y Quarta Parte, la Segunda, como hasta la mitad, pero nunca he podido hallar la Primera». Agregando a lo apuntado, y por lo referente al título, contenido y detalles de la Segunda: «2. Libro Segundo de la Chronica de la ínclita, y Coronada Ciudad de Valencia, y de su Reyno. En Valencia por Juan Navarro 1564 . en fol. Trata de la Nobleza de esta Ciudad, y Reyno, y pone mas de trescientos linages Militares, con el origen, succession, y Escudo de Armas, que cada uno tiene por timbre. Le dedico á D. Carlos de Borja, Duque de Gandía, Pero este tomo no se halla entero, por aver impedido la Real Audiencia de esta Ciudad continuar su Impression por querellas que pusieron muchos Nobles que avian quedado descontentos, como dice Esquerdo en la referida Prefación de su Viciana Resucitado. De esta Segunda Parte, ay muchos traslados M. s . s . pero con mucha variación, y añadiduras». (1) Véase la rectificación, en lo que atañe al tomo segundo de la Crónica. «Segunda Parte. Siguen las armas de los Borjas. AI pie: «Libro Segundo de la Chronica de la Ínclita y Coronada Ciudad de Valencia y su Reyno, copilada por Martin de Viciana: y enderezada al ilustrissimo Señor D. Carlos de Borja, Duque de Gandia, Marqués de Lombay, etc., en el qual son contenidas todas las familias o linages militares de la ciudad y Reyno, por estilo moderno y muy verdadero. Impresa con licencia de la Santa Inquisición. Año de M.D.L.Xiiij. Con privilegio Real según se contiene en la primera parte de FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 312 .e insertó complementado, D. Justo Pastor Fuster, en su Biblioteca Valentina (1). Pero el que en materia de ediciones de la Segunda Parte de la Crónica, y a continuación de los, en párrafos anteriores, apuntados, hubo de analizar, con detenimiento, y a fondo, el mayor número de las conocidas hasta nuestra época; el que, con habilidad y talento las comparó entre sí para deducir sus diferencias, fechas y orden de su respectiva publicación, si no con absoluta fortuna, con bastante acierto, fue, el eximio jurisconsulto nombrado en el comienzo del actual estudio, D. Francisco Xavier Borrull, autor de las «Impressionés de la Segunda Parte de la Crónica de Valencia, escrita por Viciana»; las cuales encabeza con las palabras «Hasta ahora solo se conocía una impresión, y yo he descubierto otras», copiadas, sin alterar sílaba ni letra, por Pastor Fuster, en su referida «Biblioteca Valenciana» (2). Conforme a lo expuesto en semejante trabajo analítico por aquel discreto y concienzudo bibliógrafo regional, entusiasta, de parecido modo que Esquerdo, de D. Rafael Martín de Viciana, y coleccionador incansable de las diferentes ediciones de su Crónica, no pasaron de cuatro, las de que, con relación a la Segunda Parte, . esta Chronica». Sigue, fol. 2: la «Censura y licencia del Santo Oficio de la Inquisición de Valencia para imprimirse y venderse la presente obra: está firmado: Frater Michael Carranza Provincialis Carmelitarum». A la vuelta se halla el soneto de Almudevar que empieza: Armas, hechos. Folio 3: Dedicatoria al Duque de Gandía. Folio 4: soneto de Olivér, cuyo principio es: Viciana en sangre y letras escogido, etc. otro de Almudevar: El lustre de linages escogidos, al reverso el Prólogo del autor al lector. Folio 5: De la origen y sucesso de la indita familia de Borja. Quiso darle el primer lugar «por ser, como dice en la nota que precede, el Ilustrissimo Duque Señor del autor y de la obra, y por cuyo servicio se imprime». Folio XIV: «Prólogo del autor en el tractado de las armas, y en todo el libro de la Caballería, con el cual se escusa el autor, y da inteligencia al lector muy cumplida de toda la obra». Folio XX: Comienza el libro de todas las familias militares de la ciudad y Reyno de Valencia. En el processo de las cuales llevaremos el orden que prometimos en el Prólogo contenido á catorce hojas deste libro, según los apellidos de sus linages por el A. B. C; y aunque (no embargante que todos en la caballería son iguales) haya de unos ó otros alguna diferencia en sangre ó estados, no por esso anteponemos unos á otros en una mesma letra, sino que los assentaremos por orden, según de quien primero se tomó la historia». (1) Tomo I, págs. 131 a 134, las dos inclusas. (2) Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 313 tuvo noticia segura y guardaba ejemplares más o menos completos en su poder. Estas cuatro aludidas ediciones, o con mayor precisión, todavía, lo fundamental, en extracto, de lo, sobre cada una, escrito, por su autor, en el notable manifestado análisis, con algún pequeño y ampliatorio detalle, al presente añadido, abarca, en esencia, los datos distintivos y característicos que siguen: Primera edición: Impresa durante el año 1564 (llévalo transcrito en el frontis), y anterior, con seguridad, a las tres que luego se reseñan; lo último, no sólo porque en dichas tres se historian sucesos posteriores a los narrados en aquélla, si que también, por ser el insigne D. Martín, quien, según poco después veremos, de indirecta manera lo declara. Dedícala, su autor, al Duque de Gandía y Marqués de Llombay (1); principia, por especial distinción, con la familia de éste, a pesar de hallarse escrito el libro, en lo demás, observando orden alfabético; comprende, la que poseyó Borrull, 48 folios, y 56, la existente en la Biblioteca Nacional; y termina con la familia de Cervelló, cuya historia aparece, en gran parte, incompleta. Segunda edición: En ella, se relacionan las familias de la nobleza valenciana, sin orden determinado, o conforme se le fueron ocurriendo al cronista; contiene, la que obró en poder de don Francisco Xavier Borrull, 50 folios, faltándole el frontis y los 9 siguientes; es posterior a la antes reseñada, pues se habla, en la de ahora, de un privilegio concedido en 1568; principia con la familia de Aragón, y acaba con el título de la de Viudes, que queda por historiar. Tercera edición: Guárdase, en su contexto, verdadero orden alfabético, salvo en lo tocante a la preferida familia de los Borja; comprende 56 folios, con el frontis y los 16 que le siguen iguales a la de 1564; se distinguen, no obstante, ambas, por diferir, entre otras muchas particularidades, los títulos de los capítulos del Tratado de las Armas; resulta posterior a la de 1564, en atención a que se menciona en su contexto, el enunciado privilegio de 1568; y también, a la calificada de segunda, si ha de tomarse en cuenta la circunstancia de no encontrarse todavía en la que se acaba de hacer mérito, las familias de Alabiano, Alzamora y Albizu, incluí- (1) D. Carlos de Borja. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 314. das ya, en la tercera; comienza, con la de Aguilar y termina con la de Cervelló, que resta de nuevo incompleta. Cuarta edición: Es la que se acaba de resumir, aumentada en 26 folios, escritos con posterioridad a los 56 primitivos; termínase en el 57, la familia de Cervelló, y en el 82, y último, se historia la de Vives; compúsola, su desconocido autor, en vista de copias muy incorrectas, y fue impresa gran número de años después del fallecimiento de Viciana (1); afirmaciones, las dos, basadas en la repetida alteración de nombres de pueblos e individuos en sus relatos comprensos—defecto en que hubiese dejado de incurrir el cronista—y en el empleo de palabras escritas en forma diversa de la usual en tiempos de D. Martín; principia con la familia de los Borja, y finaliza, según antes se expuso, con la de Vives. Posteriormente a los precitados escritores regnícolas, se ocuparon de la importante y curiosa materia que examinamos, otros, entre los cuales merecen especial mención D. Pedro Salva—en su Catálogo de la Biblioteca, etc. (2)—, y D. José María Torres en su extensa «Advertencia al Lector», inserta, cual en otro lugar se dijo, al comienzo de la Segunda Parte de la Crónica publicada por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos en 1881 (3). Utilizóse para la nueva y notable edición quinta y última de las hasta el presente instante estudiadas, la tercera, con los veintiséis folios y una «Tabla de las Familias y Linajes qve contiene este Libro: y Segunda Parte de la Chronica de Valencia» (y (1) A últimos del siglo XVII o primeros del XVIII (2) Tomo II, pág. 560. Valencia, 1872. El título íntegro de la obra es: «Catálogo de la Biblioteca de Salva, escrito por D. Pedro Salva y Malleu, y enriquecido con la descripción de otras muchas obras, de sus ediciones, etc.». Entre lo que contiene, sin embargo, sobre el particular, no se encuentra nada nuevo que añadir, a lo ya consignado. (3) Págs. XVI a XXIX, las dos inclusas. Valencia. Imprenta de Manuel Alufre. (En 1882, publicó la propia Sociedad, igualmente en Valencia e imprenta indicada, una edición de la Tercera Parte.) En tan Interesante trabajo, Torres, a más de algunos datos biográficos respectivos a los principales individuos de la familia de los Viciana, y, en especial, a D. Martín, tomados de Ximeno, Borrull y otros autores regionales, reproduce, en esencia, lo por el último escrito, y hace poco extractado, acerca de las cuatro ediciones primeras de la Segunda Parte; precisa el orden seguido en cada una; especifica con minuciosos detalles sus diferencias, y añade varias singularidades sobre el Viciana Resucitado de Esquerdo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 315 también de las que en ella no constan) que se agregan de la cuarta; Varias «Notas» atribuidas por Torres a D. Juan Antonio Mayáns y D. Agustín Sales, y tres Apéndices de Familias que omite e! cronista en las suyas; contenidas: unas, en el Viciana Resucitado de Onofre Esquerdo; historiadas, otras, en manuscrito poseído por D. Gregorio Mayáns, y obrantes, las que restan, en cierto ejemplar perteneciente al repetido D. Agustín Sales (1). Por lo demás, figuran o figuraron en las cinco analizadas ediciones de la Crónica, dos importantísimos prólogos de D. Martín (alúdeseles al principio del presente trabajo), con los títulos: el primero, de «Prologo del Auctor al lector»; y el segundo, de «Prologo del Auctor en el tractado de las armas y en todo el libro de la caualleria...... (o con ligeras Variantes por lo que afecta al postrero); pues, aun cuando de los dos predichos, no aparece el del Auctor al lector en lo conservado y tenido cual impresión segunda del tomo, faltando a lo que de éste se conoce, los 9 folios de su comienzo, y hallándose inserto dicho último prólogo, en las tres ediciones restantes anteriores a la de los Bibliófilos Valencianos, dentro de los folios comprendidos en el consignado (1) Gregorio Mayáns Sisear: Tuvo su nacimiento en Oliva (Valencia) el día 9 de Mayo de 1699; estudió en la Universidad de la capital, Gramática, Retórica, Filosofía y Derecho, en el que hubo de doctorarse; y alcanzó por oposición, la cátedra del Código de Justiniano. En 25 de Agosto de 1742, fundó la Academia Valenciana para recoger e ilustrar las Memorias antiguas y modernas pertenecientes a las cosas de España; y a fuerza de cuantiosos gastos y sacrificios, pudo reunir y formar la notabilísima Biblioteca Mayansiana, llamada así de su apellido. Hombre de inmenso saber, y de saber enciclopédico, escribió numerosas obras, y fue objeto de admiración por parte de la Europa culta. Acabó su vida en Valencia, el viernes 21 de Diciembre de 1781, a los ochenta y dos años, siete meses y doce días. Juan Antonio Mayáns Sisear: Hermano del anterior, nació, asimismo, en Oliva el 23 de Marzo de 1718; estudió Lengua latina, Filosofía, Artes liberales y Ciencias, bajo la guía de su hermano; habiendo constituido, su principal afición, la Historia, tanto religiosa como secular; sobre todo, la de España. Fue Arcediano de Culla, Dignidad Eclesiástica de Tortosa y Canónigo de Valencia. Murió en esta ciudad, el Domingo de Ramos, 29 de Marzo de 1801, dejando escritas varias obras. Agustín Sales Alcalá: Natural de Valjunquera (Teruel), en donde nació el 21 de Diciembre de 1707. Hizo sus estudios en la Universidad valentina, graduóse de Teología en 7 de Mayo de 1731; fue Beneficiado en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, y Cronista de Valencia. Es autor de diferentes libros históricos y religiosos. Murió en Valencia el día.4 de Enero de 1772. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 316 número, hemos de creer, lógica o racionalmente pensando, que en la porción desaparecida del libro hubo de existir, sin ningún género de duda, el prólogo que en vano se intentaría encontrar, ahora, de reconocerse la parte de semejante tomo, por fortuna, todavía conservada. Partiendo, en su consecuencia, de lo advertido en el anterior y próximos párrafos que le anteceden, y concretando cuanto se lleva manifestado con detención, tocante al número y detalles de las Varias ediciones del segundo volumen, véase a seguido, y para los efectos que algo más tarde se enuncian, los datos, en su expresión mínima, indispensables, para poder apreciar, a primera vista, las diferencias más sencillas, entre las cinco distintas, hasta el momento actual, examinadas. Primera edición: Alfabética e impresa en 1564; concluye con la familia de Cervelló, cuya historia queda sin terminar. Segunda edición: No Alfabética y publicada en 1568, o con posterioridad, pero antes de la muerte del cronista: acaba con el título de la familia de Viudes. Tercera edición: Alfabética: asimismo de 1568, o después, aunque de data anterior al fallecimiento de Viciana; trátase en ella, y no en la que le antecede, de las familias de Alabiano, Alzamora y Albizu, y finaliza en la de Cervelló, que resulta todavía incompleta. Cuarta edición: Alfabética; compuesta y publicada en tiempos muy posteriores a la defunción de D. Martín (hacia el final del siglo XVII o primeros años del XVIII): termina con la familia de Vives. Quinta edición: Alfabética (de la C, sin embargo, vuelve a la A) e impresa en 1881: dale fin, la misma familia de Vives. ¿Constituyen las cinco referidas ediciones de la Segunda Parte de la obra, el completo exacto de las publicadas en vida del cronista, y luego de su óbito? No, seguramente. Ya del título de nuestro actual trabajo y de lo manifestado en uno de sus primeros párrafos, inferíase, que se había de agregar a las mencionadas, la verdadera Segunda edición de la Segunda Parte; y que, por lo tanto, ni el número, ni el orden conforme al cual se supone fueron apareciendo, acomodábase, con exactitud, a la realidad de los hechos. ¿Cómo justificarlo de plena manera, y con la mayor llaneza posible? Empleando procedimiento análogo al que acabamos de observar con las calificadas de antiguas; es decir: resumiendo, al FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 317 menos, el contenido de la nueva, y comparándolo, en lo necesario, luego, con el extracto de las que se han examinado, según vamos a ver, a continuación de los breves antecedentes explicativos del encuentro y análisis de aquella importante edición del Libro. II Llegó, hace años, a noticia nuestra, como rumor vago, si bien insistente, que determinado individuo a quien por sus estudios profesionales le precisaba habitar con periodicidad en Tortosa, suponía, en cuantas oportunidades se le iban presentando, que en la Biblioteca del Seminario de la expresada población, conservábase, copia manuscrita, nada menos, que de la Primera Parte de la Crónica de Valencia por D. Martín de Viciana. Lo extraordinario, lo estupendo de parecido dicho, las gestiones llevadas a cabo por los escritores valencianos, y en especial, por D. Gregorio Mayáns Sisear, D. Francisco Cerda Rico y D. Francisco Xavier Borrull VilanoVa, para el hallazgo del, con tanta inutilidad buscado tomo, y la significativa circunstancia de no presentar el tal individuo prueba ni dato alguno en crédito de su temeraria afirmación, pusiéronnos en el caso de descontarla, en absoluto, considerándola hija de fantasía, mejor que de serio y meditado juicio. Pero, transcurrido mucho tiempo, y hallándose descansando en Burriana, luego de largo y accidentado Viaje, un respetable amigo nuestro, de nombre, D. José-Ramón Nadal Beltrán, Canónigo ahora de la consabida Ciudad catalana, Rector de su Seminario y persona digna, y de afición decidida al estudio, nos honró con su visita, indicándonos—al darle a conocer parte de nuestros estudios acerca del ilustre historiador burrianense—que, en realidad, sí, se hallaba en la Biblioteca del propio centro de enseñanza religiosa, una copia, por él vista, no de la Primera, sino de la Segunda Parte de la Crónica valenciana por D. Martín. Y ya entonces, pudimos comprender, con facilidad, cuanto acaso, quiso participar el primitivo propalante de la confusa noticia (verdadera, luego que resultó rectificada o corregida en la expuesta forma); y, encontrando al ilustrado y modesto Canónigo propicio a satisfacer nuestras aspiraciones y deseos, suplicárnosle, que al trasladarse, FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 318 en su oportuna sazón, a la Ciudad catalana, se tomara la molestia (toda vez que a nosotros, por motivos de salud, nos resultaba imposible la realización del Viaje) de examinar el Libro, y proporcionarnos determinadas notas al efecto de compararlas con el texto de las diferentes ediciones publicadas, y, deducir, a sernos factible, a cuál de todas, quizá se refiriera. Así lo ha cumplido con suma amabilidad, presteza y notorio interés el discreto y afectuoso amigo, hasta el punto de que, mediante el análisis, oportuna comparación y atento y severo estudio del completo de las remitidas, aumentado con el examen de las muchas nuevas suministradas por el de idéntica manera, culto y cariñoso amigo, el Canónigo Doctoral de la propia Ciudad, don Juan Villar Domingo (1), parécenos ya, en extremo fácil empresa, resolver acerca del sitio de orden, a dicha edición, correspondiente entre las conocidas, y reducir los caracteres externos y particulares del volumen y el arreglo metódico, en extracto, de las materias que comprende (2), a los importantes y aclaratorios términos que siguen: Tamaño: Medio folio. Encuademación: Pergamino. Letra: Manuscrita, muy clara y de hermosa forma, probablemente de la segunda mitad del siglo XVIII (3). Folios que comprende: 392 (sin numerar) (4). (1) Este distinguido señor, tan espontáneo, tan sincero en ofrecérsenos para el cumplimiento del dificultoso encargo, no se ha limitado, exclusivamente, a facilitarnos numerosos datos, en fidelísima y minuciosa forma, si que, a virtud de observaciones nuestras, y gracias a su talento y perspicacia, ha conseguido encontrar pronto, no obstante la falta de foliación de la copia, el trastrueque de hojas que la hacían confusa en varias de sus partes. (2) Salvo uno de los Prólogos del Autor al Lector, inserto por razones especiales, luego mencionados, en su integridad. (3) Los puntos que en este ejemplar se colocan, en especial, sobre las íes, son fácilmente confundibles con la coma; pues el copista o amanuense, dales figura parecida a la espiral, si bien se distinguen unos de otras, por la intensidad del núcleo o arranque. (4) Por más que no lleve anotado el número de cada folio, supónese en el presente estudio lo contrario, comenzando a contárseles desde el grabado de que luego se habla, al cual se considera, en orden a la numeración, el primero. Como después se indica con alguna mayor amplitud, al coserse y encuadernarse el libro, se colocaron varios de sus pliegos, fuera de su debido FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 319 Estado de conservación: Procedencia: en donde se dice: Excelente. De Joseph Mar. Ortiz (1) . Folio 2.—Portada (2), lugar; dando motivo tamaño detalle, a que el número del folio salte hacia adelante, a veces, y retroceda en ocasiones (1) José Mar. (Mariano) Ortiz: Su cultura, estudios genealógicos y honradez demostrada por su vida y carácter de sus obras, garantizan la autenticidad del contenido de la copia; así como las tres mismas particularidades, junto con la estampa de Santo Tomás de Villanueva, luego citada, y leyenda en ella escrita, indúcennos a admitir la creencia de que la edición original existiera en el Archivo del Convento después citado, donde se conservan singulares tradiciones religiosas y personales del referido Santo. He aquí algunos datos biográficos de Ortiz: Nacido en Valencia, bautizado en la Parroquial de San Juan, en 29 de Noviembre de 1755, e hijo de José Ortiz y María Zaragoza, fue, como su padre, Escribano o Notario; habiendo puesto patentes desde la más temprana edad, sus aficiones al estudio, sobre todo, en sus relaciones con el Arte de la Notaría y con la Historia. Ávido de adquirir conocimientos, registró diferentes Archivos públicos y privados, y numerosos Protocolos antiguos; examinando papeles, documentos y manuscritos de donde deducir noticias de verdadera importancia e interés. Consecuencia de parecidos esfuerzos, y de lo logrado mediante ellos, llegó a figurar entre los especialistas en ciencia genealógica, y a ser requerido por muchísimos, para consultas de sus entronques, ascendencia y descendencia, y formación de Nobiliarios. Escribió varias obras profanas, relativas a Genealogía, Numismática, etc., y religiosas, concernientes a la fiesta y procesión del Corpus en Valencia, y a materias relacionadas con varios Conventos de la Ciudad. Era tan extremada su afición al estudio, que achacoso y, ya casi sin vista, continuaba aún, la busca de noticias, valiéndose de persona que supliera su imposibilidad de leer. Murió, dice un biógrafo suyo, en medio de sus amados libros, repentinamente, el 21 de Mayo de 1799. (2) Precédela, una correcta lámina adherida a una hoja de papel (fol. I)— cuyo cliché debió ser de metal—; representando a Santo Tomás de Villanueva en actitud de dar limosna a los pobres (reproducción de un cuadro de Espinosa), con esta leyenda: VERA EFFIS THOMAE UILLANOU(A) Bajo, y encuadrado en una cartelita que afecta la forma de un pequeño rollo de pergamino, se escribe lo siguiente: Despersit, dedit pauperibus; institia eius manat in sceculum saeculi. Psal. III Los Yllmos Ss Obispos de Tricomi y Segorbe concn 40 dias Indula cada uno rez° un Pae N° y Ave Ma con Q. P.». «Emel Bru Delit et sculpsit 8 d 17ô3. Extela depicta â Hya° Hyeroode Espinosa, et asservata in atrio ingressus ad Conm Bíeatae (Beatse) Ma de Succursu extra Moenia Civits Valentinae». (Verdadera efigie de Santo Tomás de Villanueva.—Distribuyó, dio a los FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 320 «Libro II de la choronica de la ínclita, y Coronada Ciudad de Valencia, y su Reyno recopilada por Martin de Viciana, y enderesada al III.mo. Sor Dn Carlos de Borja Duq.e de Gandía .&. En el qual son contenidas todas las familias ô linages Militares de la Ciudad, y Reyno pr estilo moderno, y muy verdadero». Al pie del mismo folio, se lee: «Impresa con licencia de la Santa Inquisición año 1565(1) Con Privilegio R1 según se contiene en la I pare» Folio 3.— «De la Chronyca de Valencia. Censura y licencia del Santo Oficio de la Inquisición de Valencia para imprimirse y venderse la presente obra». Principia: «Yo Fray Miquel de Carranca Prior Provincial de los Frayles y Monjas de la orden de Nuestra Señora del Carmen...». Termina: «En fe de lo qual hizé la presente cédula de mi mano, y la firme de mi nombre, en nuestro Convento del Carmen de Valencia, en seis dias del mes de Setiembre del año MDLXiíj. Frater Michael Carranza Provincialis Carmelitarum». Resulta pues, la anterior censura y licencia, idéntica, salvo algunas ligeras modificaciones ortográficas, a la que figura en la edición de los Bibliófilos Valencianos. Folio 3 v.t0.— «Onofre Almudevar, en alabancas de toda la Chronica modo de epilogo». Primer verso: «Armas, hechos, linages y edificios». Ultimo Verso: «de cosas tanto dignas de memoria». pobres; su justicia permanece de siglo en siglo. Salmo III. Los Ilustrísimos Señores Obispos de Tricomi y Segorbe conceden 40 días de Indulgencias cada uno, rezando un Padre Nuestro y Ave María, con Gloria al Padre.—Manuel Brú la delineó y grabó 8 Diciembre 17ô5.—De la tela pintada por Jacinto Jerónimo de Espinosa, y conservada en el atrio de ingreso al Convento de Santa María del Socorro extramuros de la Ciudad de Valencia). (1) Las dos primeras cifras de 1565 hállanse corroídas por la tinta; pero se adivinan fijándose en su recorte (debajo del que, mano desconocida las escribió en lápiz); y también, por las manchas de óxido de hierro que la tinta, al corroer el folio 2, dejó marcadas con claridad, en su correspondiente lugar de contacto con el foli FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 321 Es igual, en su Vista, al inserto en la aludida edición de los Bibliófilos. Folio 4.— (en blanco). Folio 5.— «Prologo del Autor al Letor (1). Muchas Vezes acontece que las Historias de los Reyes, Príncipes, y Cavalleros, son havidas, por sospechosas y assi se les da poco crédito; y esto procede por que el Escritor asento lo que dixo mas por aplacer, y lisongear á las personas, cuyas vidas, y echos recita, que á la cierta, y clara verdad; de lo que esta Historia esta muy agena, por que en toda ella no tiene respeto á persona alguna, ni alguno me mandó, que á su costa le escriviesse, ni lo escrivo á otro fin sino es para que todos sepan el ser de las familias de los Cavalleros de este Reyno, y de sus Estados, descendencias, sucesos, y hazañas, y de sus Armas y del blasón de ellos para que todos se conozcan, y por este retrato los unos, á los otros en la virtud, esfuerzo, animosidad, y destreza se tengan embidia virtuosa. Y con este presupuesto digo que relataré Verdades sacadas de Privilegios, Bullas y otras Escrituras, unas guardadas en poder de cuyas son, otras conservadas en Archivos de Ciudades, Villas, Castillos, y Universidades de las quales Escrituras digo, de las que habré Visto autenticas, haré mención, y fundamento sobre ellas, poniendo día mes, y año de su fecha siguiendo en esto los antiguos Escritores en lo que dixeron que el dar y asignar dia, mes y año es el anima de las Historias; y prometo, y afirmo, que de las Escri- (1) Copiase íntegro este Prólogo, por su gran importancia, y por no encontrarse en ninguna de las ediciones conocidas de la Segunda Parte de la Crónica. Si se le compara con el «Prologo del Autor en el tratado de las Armas é el Libro de la Cavalleria, etc.», y con el otro «Prologo del Autor al Letor», insertos también en la copia que nos ocupa, se notará: ser casi igual en su principio y fin, y muy parecido (salvo en dos hechos que aclara Viciana), en la porción intermedia, al primero de ambos; y distinto en todo, o poco menos, al segundo. Comparándolo con los dos de similares títulos, obrantes en la edición de los Bibliófilos, sucede lo propio; esto es: se observa igual, en su comienzo y término, aunque difiere algo en el intermedio, al «Prólogo del Auctor en el tractado de las armas, etc.»; y diverso, casi por completo, al del «Auctor al lector»: todo ello sin contar con las pequeñas desemejanzas entre los prólogos inclusos en la edición de los repetidos Bibliófilos Valencianos, y el, con ellos comparado, de la dertusense, por introducción o sustitución de palabras, y por alteraciones de ortografía. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 322 turas, que no viere con buen cumplimiento, no haré mención de ellas; y assi el Cavallero tendrá su Historia autorizada y, provechosa, por tener sus Escrituras Calendariadas. Muchos días estuve dudoso á cerca de la graduación que devia poner en las familias Militares, por que siendo tantas, y tan yllustres, por tan antiguas falta juicio humano para sentarlas en orden devido, en pero como Yo considerassé, que los Cavalleros de este Reyno, Grandes, Medianos y Menores, Hidalgos y generosos en el brazo Militar (digo brazo Militar, porque en este Reyno siempre le nombran estrenuo brazo Militar) donde se apuntan todos se asientan en Bancos iguales, y alli en los tratamientos el Sindico del brazo comete el primer voto á un Cavallero, y el segundo á otro, y assi hasta el postrero á su libre alvedrio no teniendo respeto de preferencia á persona alguna tanto que sea anciano, ô Mancebo, Rico ô Pobre. Otro si: tienen igualdad, en que si todos los del Ayuntamiento no concordaren en voto, no pueden concluir ni cerrar el negocio propuesto, que con solo uno diga no me parece se deVe hazer sin dar causa ô, razón, porque contradize vence á todo el brazo, desuerte que todos son uno, y uno es todos, y assi como iguales los asentaré en este Libro entre mezclados pues á ninguno pretendo dar precedencia, ni ellos la pretenden. Y al pie de la Historia de cada linage se asentará el Escudo de sus Armas, y en el Escudo, que no huviere Armas figuradas sera la causa por culpa del Señor de ellas, y no mió, por que muchas vezes rogué, y advertí á cada qual de ellos, que me diessen su Escudo, para que el Ympresor le pusiese, y pues ellos no me los dieron hace puesto el Escudo en blanco dejándolo para que lo figuren, y pinten, los que compraren los Libros conforme á lo que hallaren por mi escrito de las Armas hasta (1) que á mi costa pro-pria, y con mucho travajo á todos he procurado servir. Aqui se me ofrece advertir á los Letores dos cosas, la primera es que quando hallaren en, algunas Armas postura contraria á la orden, y regla de Armería, como si fuesse metal sobre metal, color sobre color, que es havido por Arma falsa, ô que se hallase Águila, puesta sobre espiga de trigo, ô, -cordero en la Mar, ô Pez en la tierra, que semejantes posturas no caven en proporción ni natural, razón por que tales Armas, son havidas por impropias, ô, algunos . (1) Debe ser, sin duda, abasta, como se escribe en la frase igual a la que dicha palabra da principio, inserta en la Segunda Parte, pág. 32 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 323 otros semejantes herrores, que no me lo atribuyan á mi por quales las escriví; tales las hallé, quales las llevan los posehedores de ellas. La segunda es, que en los blasones boy tratando de los nombres, y vocablos de Metales, Colores, divisas posturas, y oíros designios según los oficiales de Armas, y Armeristas lo tratan, lo que por parecer simple, y común no son entendidos, que los expertos en Armería, ó los que dessean entenderlo recurran al Libro, que compuse de Nobleza, y Hidalgia, Armas y Blasón de ellas (1) donde hallarán, y tendrán inteligencia entera para blasonar las Armas de qualquier Cavallero. Los Cavalleros de quien hemos de tratar, ó, son Cavalleros, ô varones con títulos de sus Estados de Sangre Illustre, ó son Cavalleros, que proceden de limpias sangres, y Linages antiguos, y aunque no tengan títulos, tienen rentas, y merecimientos, ô, son Hidalgos, y generosos que proceden de Sangres Militares, limpias y antiguas, y aunque de ellos hay algunos con poca hacienda empero no sin virtud, Valor, y honrra ó, son Cavalleros, que por haver ganado hacienda, ó, heredado aquella, ô, por haver echo algún acto heroyco, el Rey los decoró de la Orden de Cavalleria de manera, que todos los de estas calidades son Cavalleros y por la Cavalleria son ¡guales, los que son mayores en estados, y rentas, muy mayores parecerán teniendo á sus lados, á los que menos tienen, y tendrán Cavalleros de quienes se podrán servir de los quales siempre, y mas cierta es la fidelidad que de los bajos, y Plebeyos Estados; y assi havremos de tratar de todos, y no se haze injuria á otro, ni se da á nadie mas de lo suyo; y tendremos en este Libro mas de trecientas familias de Cavalleros con rentas, de mas de quatro cientos mil ducados, y con Sangre tan limpia, y continua fidelidad al Rey que por muchas partes les tendrán em-bidia, pues en Reyno tan chico, que á penas tiene cinco jornadas de longitud hallamos mas de quatro mil Cavalleros, Hidalgos, y generosos, no fuera razón, que de los unos escriviera, y de los otros me olvidara, pues todos lo merecen; Los Señores titulados, y Cavalleros Ricos, hiran en la Vanguardia, y Retaguardia, y por los Cornijales de la batalla de este Libro, y á ellos se les ayudará (1) Nueva prueba de haberse publicado este libro, con anterioridad, cuanto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 324 á hacer cuerpo de vátalla, el resto de los Cavalléros, Hidalgos y generosos, que aunque no tengan tanto de hacienda, no por esso valen menos de Cavalleros, pues ofrecen su vida en la Guerra tanto quanto otro Cavallero la ofreciere, y por esta causa he resuelto escrivir de todos, y de esta manera ninguno de los Militares, quedará con migo enojado, ni Yo por ellos haré mas de lo que antes dixé, y prometí escrivir de cada uno de ellos con verdad, y sin lisonja, su ser, y valer». Acaba, el Prólogo, al folio 9. Folio 9 v.to.— «Prologo del Autor en el Tratado de las Armas e el Libro de la Cavallería, en el qual se excusa el Autor, y da inteligencia al Letor muy cumplida de toda la obra». Comienza: «Muchas Veces acontece que las Coronicas é Historias escritas de los Poderosos Reyes, y Principes, y notables Cavalleros son havi-das por sospechosas, y por esso se las da poco crédito...» (1). Concluye al folio 25, diciendo: ......y prometí, que escrivire de cada uno de ellos con verdad y sin lisonja su ser y valer: vale» (2). Folio 25.— En el mismo folio y hacia su centro, se apunta: «Prologo del Autor al Letor». Empieza: «Ittem sospecho Yo los incombenientes que de querer Yo escrivir este libro se pueden recrecer entre los embidiosos que jamas faltaron á tales obras y los trabajos que tendré....... Termina en el folio 29, así: «......ante cuya (1) Continua de manera ordenada hasta llegar al principio de la palabra asiento, fol. 12 . v.to, de la cual sólo se escribe, en realidad, en la última línea del folio, las tres letras, así; saltando, a causa de haberse colocado mal las hojas, cuando se cosieron y encuadernó el tomo, al folio 25; donde se escribe el resto de la palabra, entos, para seguir en éste y los demás sucesivos—pero sin pasar del 52 v.to—lo que falta del Prólogo, y el otro «Prólogo del Autor al Letor». De dicho folio 32 v.to, retorna al 13; continúa regular la numeración posterior al mismo hasta el 22 v.to, del que se salta de nuevo al 35 para proseguir desde entonces, y sin interrupción, el debido orden numérico (2) Omítese, por ahora, la especie de interesantísima nota que sigue a continuación, de la cual daremos cuenta algo después FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. .325 grandeza y merecimiento qualquier cosa por magná nima, que sea se deshace vale». Folio 29.— En el propio folio, se dice: «Segunda Parte de la Coronica de la Ynclita, y Leal Ciudad de Valencia, y su Reyno re copilada por Martin de Viciaría año 1564». «Sigúese el Tratado de las Ynsig -nias, y Armas Militares». to Folio 29 v. .—«Tratado de las Ynsignias, y Armas Militares». Principia: «El estamento mas principal de los estamentos humanos es el. de los Cavalleros Militares...... Continúa hasta el final de todo el folio 32 Vuelto, y luego, conforme se ha dicho, vuelve el texto al principio del Folio 15.— A su mitad figura, y se desenvuelve el siguiente epígrafe: «De la Honrra» Folio 15.— Estotro epígrafe, después desarrollado: «Del Origen de las Ynsignias y Armas». Folio 16.— El epígrafe y estudio: «Quien puede Traer, y de la postura de Ellas». Folio 17.— Idem, Idem: «Como se han de tomar nuevas Armas». Folio 18.— Idem, Idem: «Como y en quien Pasan las Armas». Folio 19 v.t0.— Idem, Idem: «Quien puede Timbrar y que tal ha de ser el Timbre». t0 Folio 20v. .— Idem, Idem: «Los Metales Colores y Armas». Folio 21.— Idem, Idem: «Los Colores principales son quatro». Folio 22v.to.— Idem, Idem. «Como se han de asentar las Armas en el Escudo, y otras Partes».—Según se lleva consignado, al término de este folio 22 v.to, salta el texto al 33. to Folio 33 v. .— Idem, Idem. «Que significan las Armas, y como se han FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 326 asentar en todos los Lugares».—Aquí es, donde debajo del epígrafe, comienza a ocuparse de la materia a que el mismo se refiere. Empieza: «So las Armas, son mano drecha con todos los dedos denotan liveralidad. Si fueren mano izquierda, y los dedos cerrados denotan tenacidad. Si ojo, ú mano...... Acaba el folio 36, así: ...... en el Minero, hay oro, Plata, Hierro». Folio 36. —A seguida de lo apuntado, existe "el siguiente epí grafe: «Que cosa es Blasón y Blasonar». Principia: «Sepa todo cavallero...... » y Termina al principio del folio 39, diciendo: «lo que entre Oficiales de Armas se les nota por mucha simplicidad». Folio 39.— Debajo de las dos primeras líneas, se lee: «Fin de Armas».—A continuación y algo más arriba de la mitad del folio, léese también: «De la Familia de Aguilar». Comienza: «El Illustre Don Belenguer Martín torres de Aguilarcasó con Doña María de Moneada...... y Concluye al folio 52, lo referente a la propia familia. Luego, bajo de cada respectivo epígrafe, trátase, por orden alfabético, de las comprendidas entre la antedicha y la de Zaydía (se encuentran en el intermedio las de Alabiano, Alzamora y Albizu); postrera de las historiadas; dejando, al final de todas, grandes espacios en blanco (en especial), para poder reproducir sus correspondientes escudos (1) . (1) Como en el tercer Apéndice a la edición de los Bibliófilos Valencianos, procedente de un ejemplar que perteneció a D. Agustín Sales, se habla, asimismo, de la familia de Zaydía, acaso, deduciéndolo de semejante hecho, se tenga al consabido ejemplar, por el original de donde se sacó la copia manuscrita del Seminario de Tortosa; pero tamaña suposición, a primera vista no mal fundamentada, pierde en seguida su eficacia, tomando en cuenta que, aparte la inexistencia en esta copia de la familia de Jofré, estudiada en el Apéndice, los Zaydía en él inclusos, llevaban por cabeza o jefe a mosen Jerónimo (Segundo Libro, pág. 189), mientras que los de la edición dertusense, tenían en tal concepto, a mosen Miguel Juan, según cabe observarse en la transcripción siguiente, tomada al pie de la letra de la repetida copia: «Mosen Mig.1 Juan Zaydía Alguacil Real de esta ciu.d, y Reyno de Val.a fue armado Cavallero, por el Ex.mo S.°r D.n Fernando de Aragón, Duque de FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 327 En la familia que se acaba de citar, el espacio en blanco ocupa casi toda la vuelta del folio 391; y a continuación de ella, o sea, en el 392, último del libro, se inicia el índice de las historiadas, que principia con la de Aguilar y no pasa ya de la de Claramunt. Prescindiendo de las muchas singularidades de fondo y forma que tanto distinguen de los restantes a la actual desconocida y trascendentalísima edición de la Segunda Parte (algo después nos ocupamos, sin embargo, de dos de las principales: de las respectivas al número de familias que abarca comparado con el de las comprensas en cada una de las otras, y con las de todas juntas, aunque sin contar las repetidas), salta a la vista, por el detallado resumen anterior, que su contenido difiere del que corresponde a las cinco antiguas, singularmente en las tres circunstancias que siguen, con suma facilidad perceptibles. Primera: En la familia terminal de cada una; ya que la de 1564 finaliza con la de Cervelló—incompleta—; la que se califica de segunda; esto es: la no acomodada a orden alfabético, con la de Viudes, si bien deja en absoluto de historiarse; la tercera, base y fundamento de la reimpresa por los Bibliófilos Valencianos, también, con la de Cervelló— pero queda todavía sin acabar—; la cuarta, es decir, la posterior a la muerte de Viciana, y de autor ignorado, con la de Vives; la de los consabidos Bibliófilos, también, con la de Vives; y la que sirve de asunto para nuestro estudio, con la de Zavdía. Segunda: En el año de su impresión, toda Vez que la primera se dio a la estampa en 1564; la del Seminario de Tortosa, en 1565; las antiguas segunda y tercera, durante, o luego, de 1568, pero en vida de D. Martín; la en cuarto lugar colocada por Borrull, en data muy posterior a la defunción de aquél (últimos del siglo XVII o principios del XVIII); y la de los referidos Bibliófilos Valencianos, en 1881. Tercera: En el número de Prólogos contenidos en cada una; por cuanto, en la hasta ahora desconocida, figuran, como en el extracto de su contexto se expone, tres: el relativo al Tratado de las Armas del Libro de la Caballería, y los dos del Autor al lector; mientras que los incluidos en las demás impresiones, únicamente Calabria á 28 de Febrero de 1561. trabe por Armas, un Escudo en campo de Sinoble. torre de Plata obscura con Puertas, y Ventanas de Sabia, y por Timbre un Yelmo cerrado como se sigue». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 328 se reducen a dos: al primero, o sea, al del Libro de la Caballería y a uno de los del Autor al lector. En lo concerniente a las desemejanzas de fondo y forma a que poco ha se aludía entre la edición catalana y las cinco calificadas de antiguas; es decir: entre lo que afecta a los cambios esenciales y accidentales de los capítulos, títulos, noticias, etc., de aquélla y de las restantes; si bien cabe se averigüen, desde luego, en su inmensa mayoría, aunque no en su totalidad (por ser, al objeto de conseguir esto último, detalle indispensable, la directa y detenida inspección de la copia manuscrita, cosa imposible para nosotros), resulta innecesario se efectúe el fatigoso trabajo a los fines perseguidos (1); atento a que las tres importantes circunstancias expuestas bastan, sin duda—al menos a nuestro juicio— para establecer con ostensible evidencia su perfecta distinción; y porque, de no estimárselas en semejante concepto, o de apreciarlas todavía insuficientes, sería fácil se supliese la supuesta falta, con las diferencias que siguen; esto es: con las inferidas del número de familias examinadas en la del Seminario de Tortosa, comparado con el de cada una de las cinco primeras ediciones que hasta el día se conocían (2); y con el de las inclusas en la primera, aumentado con las nuevas de la segunda, tercera y cuarta: únicas que las contienen de idéntica clase. En la primera de las antiguas, llevando a efecto la comparación, se comprenden 61 familias valencianas nobles (3); 94 en la segunda (4); 67 en la tercera; 51 en la cuarta; en la quinta—suma de las contenidas en la tercera y cuarta, con una que se añade de la segunda (la de Ros)—, 119; y en la del enunciado Seminario catalán, 139: número éste, conforme se ve, bastante mayor del que corresponde a cada una de las cinco ediciones, antecedentes. Si, ahora, a las 61 de la primera, se añaden las 49 nuevas de la (1) Puede no obstante, realizarlo el lector, en la mencionada proporción, si con ello se contenta, comparando el consabido resumen de la dertusense, con el que llevara a cabo Torres, de cada una de las cuatro primeras, en su extensa Advertencia al Lector. (2) En el Apéndice final de la obra, se apuntan por separado, las familias de las cuatro primeras ediciones y las de la copia que, en particular, se estudia (3) De la de Aragón, exclusivamente se aprecia una, en ella y las cuatro que le siguen; aun cuando se la estudie en capítulos distintos (4) La familia de Cardona, en dicha edición, la cuarta y la de los Bibliófilos, se la toma en cuenta, por más que aparezca, en las tres, unida a la de Aragón FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 329 segunda (1), las tres de la tercera (2) y las 2 de la cuarta (3) (ninguna de la quinta por hallarse, según se advertía, comprendidas en su número, las de la tercera, cuarta y una de la segunda), se obtiene, en junto, el total de 115; cuando en la sexta, exclusiva, objeto especial del presente estudio y análisis comparativo, elévase el número postrero, de acuerdo con lo antes consignado, hasta el 139: conceptuables, todas, sin excepción, tan diversas entre sí, como las demás que se estiman de análogo modo, en cada una de las precitadas y repetidas cuatro ediciones (4). Pero no sólo se diferencia, la obrante en la Biblioteca del Seminario catalán, de las cinco poco ha calificadas de antiguas; (1) Torres anota 51, suponiendo nuevas las de Cárdenes y Claramunt, estudiadas, sin embargo, en la primera edición; y sustituye, al mismo tiempo, a la de Llansol, nueva, la de Llanos, inserta en la cuarta. He aquí las 49: Agramunt, Arciniaga, Azlor, Despéns y Cubells, Desprats, Doménech, Escrivá, Esplugues, Exarch, Fenollet, Ferrándis de Mesa, Gazón, Gómez de Villamaior, Grillet, Inse de Sant Juan, Irles, Llansol, Lucerga, Marcilla, Martínez de Vera, Matarredona, Miralles, Miró, Monsoriu, Ortis, Rojas y Sandoval, Roiz, Ros, Rosell, Ruíz de Asín, Rull, Sanct-Angel, Sanct-Ramón, Sarria, Sanz, Seva, Siurana, Soto, Suasola, Tallada, Tamarit, Tárrega, Tonda, Vado, Velasco, Venrell, Uhuart, Urrumbella y Viudes. (2) ) Alabiano, Albizu y Alzamora (3) Las de Albión y Vives. Torres considera, equivocadamente, nueva a la de Alegre; siendo así que figura en todas las ediciones. Excluyela, a pesar de ello, por razones que en nada se relacionan con la actual cuenta; dejando sólo, a las dos expresadas (4) En el primer Apéndice de la quinta edición, o de los Bibliófilos Valencianos, se escribe en su encabezamiento: «Familias o linages de que no habló Viciana, añadidas por Onofre Esquerdo»; en el segundo: «Familias que se añadieron al Manuscrito de esta Segunda Parte, que poseía D. Gregorio Mayáns, de las que tampoco habló Viciaría»; y en el tercero: «Familias de que se trata en un ejemplar que perteneció a D. Agustín Sales, y de las que no se habló en ninguna de las tres impresiones de esta Segunda Parte (supónese forman una sola, la tercera y cuarta). Esto, sin embargo, es tan trascendental el trastorno o cambio que ocasiona la edición del Seminario de Tortosa en los conocimientos hasta el momento admitidos cual ciertos, acerca de las impresiones del Segundo Libro de la Crónica, que en el caso concreto relativo a los predichos Apéndices, de las siete familias incluidas en el de Esquerdo (Carra, Sena, Pinos, CastellBlanch, Díaz, Milán y Esquerre o Esquerdo), se estudian ya en la dertusense, dos: Castell-Blanch y Díaz; en el de Mayáns, de diez que contiene (Ferrer, Mahiques, Masquefa, Pascual, Pertusa, Ram de Montoro, Valles, Vallebrera, Vidal y Zanoguera), todos, menos la de Vidal; y en el de Sales, de las once en él historiadas (Bodi, Covarrubias, Herrera, Jofré, Loaces, Moreno, Núñez, Pallares de Aragón, Queralt, Váida y Zaydía), todas, también, con exclusión única de la de Jofré. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 330 si que, prescindiendo de ello, y sin duda de ninguna especie, constituye aquélla — la dé Tortosa--, con respecto al orden y tiempo de las seis impresiones dadas a luz, o conocidas hasta ahora, la indubitable segunda edición de la Segunda Parte; de acuerdo con lo que es manifiesto y resulta del año 1565, escrito cuando se apunta la censura y licencia del Santo Oficio, posterior al 1564 de la primera impresión, y anterior al 1568, año del privilegio citado en las consideradas de segunda y tercera por Borrull y escritores que le copiaron. Y por más que el número 1.565 de la consabida y existente en el susodicho Seminario de la ciudad preinserta, obsérvase algún tanto recortado, tamaña circunstancia — conforme se lleva ya expuesto—, no impide para nada su lectura; aparte de conservarse otra explícita y rotundísima indicación del cronista, al caso concreto alusiva (suficiente para dejar probado, con independencia del detalle anterior, cuanto no ha mucho afirmábamos), en la que asegura, D. Martín, según nota que precede al postrero de los dos Prólogos del Autor al lector, inclusos en la novísima edición, la certeza del hecho que sigue: «He escrito este prologo duplicado para advertir que ha havido dos Impresiones» (1); de cuyas palabras, con claridad y evidencia se colige, que, siendo dos los Prólogos del Autor al lector, y dos las ediciones publicadas del tomo hasta entonces, por precisión, al desde antiguo conocido de aquéllos, ha de corresponder, como corresponde, el comprenso en la primera de ambas, o sea, en la de 1564; y el, hasta ahora ignorado, y antes transcrito, a la segunda; es decir: a la siguiente en fecha, donde se conserva original la copiada nota. Es, pues, indispensable modificar en parte, el número y orden señalado a las ediciones impresas del libro, conservando su puesto, a la primera; convirtiendo, la novísima, en segunda; la antes segunda, en tercera; y la tercera, cuarta y quinta de otra época, en cuarta, quinta y sexta respective. Bien mirado, sin embargo, ni siquiera cabe reducir, con plena confianza, a sucesión parecida, las seis ediciones de que se trata; porque, aun cuando con las transcritas fecha y nota de la del Seminario de Tortosa, se obtiene, desde luego, la última expuesta y ordenada serie, por cierto, al parecer, nimio pormenor, todavía no comentado o discutido, quedaría nuestra afirmación en (1) Tal era la nota cuya copia suspendimos, en el extracto, dejándola para ahora FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 332 de los eternos descontentos, debió, al fin, convencerse de la ineficacia de sus laudables y generosísimos esfuerzos, hubo de prescindir del orden «de la A, B, O, esperanza ilusoria suya, dando a ía estampa, sin reparar en quejas ni amenazas, la cuarta, de acuerdo con nuestra numeración, o segunda, de las del método antiguo (1). En suma, y como resumen: Las seis ediciones, hasta ahora conocidas, de la Segunda Parte de la Crónica de Valencia y de su Reino por D. Rafael Martín de Viciana, se publicaron, a nuestro entender, en el tiempo y por el orden que a continuación se dice: Primera: En 1564. (Primera asimismo, de las de Borrull.) Segunda: En 1565. (Desconocida o no estudiada antes de ahora.) Tercera: En 1568, lo más pronto. (Tercera, igualmente, de las de Borrull.) Cuarta: En tiempo posterior a la que precede, y anterior al fallecimiento de Viciana. (Segunda de las de Burrull.) Quinta: En data siguiente, en mucho, a la de la muerte del cronista, o sea, hacia el final del siglo XVII o comienzos del XVIII. (Cuarta de las de Borrull.) Sexta y última: En 1581. (Única de la Segunda Parte editada, por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos.) . (1) Coincide, con lo preinserto, el anómalo cambio que en general experimentan el orden bajo el cual se publicaron, y los nombres de las personas colocadas por cabeza de la familia de Aragón en las cuatro ediciones impresas durante la vida de Viciana (repetimos, tres alfabéticas y una que no lo es); ya se considere la no alfabética (segunda de Borrull), cuarta, ya tercera de las modernas. Despréndese, en corroboración de lo advertido en el párrafo origen de la presente nota, que si se aprecia cuarta, la última, las tres alfabéticas, anteceden en serie sucesiva, quedando, para final, la que deja de reunir tamaña circunstancia; y si tercera, a las dos primitivas de fechas 1564 y 1565, respective—ordenadas en aquella preferida forma— sigue, interrumpiendo el desarrollo metódico, dicha tercer^ escrita sin ordenación alguna, para terminar con la restante también alfabética. Acontece, cosa análoga, con el cambio de las personas inclusas al frente de la ilustre familia de Aragón; pues, calificando de cuarta a la edición de referencia, las tres anteriores llevan por cabeza a D. Alfonso, Duque de Segor-be, y la citada cuarta, a su hijo, el Duque D. Francisco; mientras que, si se la considera tercera, en las dos de 1564 y 1565 se encontrará, en primer término, al padre de éste; en la tercera, alterando el orden natural, al hijo, en lugar del padre; y en la cuarta, de nuevo a D. Alfonso, Duque de Segorbe FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. BIOGRAFÍA DE DON MATEO DE VICIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I D. Mateo de Viciana, de menos celebridad que su padre y los cuatro Gobernadores de la propia familia, merece a pesar de todo, lugar muy preferente en estos modestos estudios, tanto por haber sido el último de sus individuos en orden al tiempo en que muriera, cuyo primer apellido fuese Viciana (1), cuanto por su importancia real, bajo ciertos conceptos, y la necesaria rectificación de algunas fechas, y otros diversos pormenores al mismo respectivos. Sobre su Vida, poco estudiada hasta ahora, nos ha deparado la suerte el hallazgo de datos nuevos, curiosos y de confianza, bastantes en número para que, si no un relato completo de ella, de lo fundamental y aun de muchas de sus particularidades, podamos ya darnos cuenta. Precisa sin embargo, reconocer por de pronto, que no figura en la lista de los encontrados, entre Varios, el concerniente al año de su nacimiento, desconocido por completo a causa de no alcanzar los antiguos Quinquee Libri del Archivo la época en que hubo de efectuarse su bautizo, ni suplir los demás volúmenes parroquiales, de directa o indirecta manera, tamaña deficiencia. Nuestros conocimientos acerca del particular,, tan sólo limitados quedan a cuanto de modo expreso y concreto manifiesta D. Mateo en una de las cláusulas de su primera disposición testamentaria (2), o sea, a que el aludido incógnito suceso aconteció durante el día 22 del mes de Septiembre (3), sin que añada en dicho sitio, ni en distinta cláusula de igual documento, detalle apreciable encaminado a precisar el extremo justificativo de la porción de fecha omitida. Por lo tocante, pues, al curioso, pero obscuro asunto postrero, a la inversa de lo que sucede con D. Martín de Viciana, su padre, de (1) Como segundo, lleváronlo varios que, posteriores a él en nacimiento, le sobrevivieron (2) El testamento que la contiene, relaciónase luego, con gran amplitud (3) Entre los aniversarios que funda, el testador, incluyese el siguiente: «ítem altre p la mia anima (sigue un corto espacio carcomido de imposible lectura) dia com yo naixqui que fonch a 22 del mes de setembre». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 336 quien sólo se ha conseguido averiguar, con garantida seguridad, el año del nacimiento, pero no el día y mes de su ocurrencia, del hijo del cronista, conocemos con certeza los dos inmediatos o últimos detalles; mas de suerte alguna, el asignable al año en QUÉ debió de acaecer el hecho. Claro está, que si conforme indicábamos hace poco, por un lado los aludidos Libros de Sacramentos son posteriores en data a la en que vio la luz primera este noble y significado Viciana; y por otro, es imposible encontrar entre los restantes Volúmenes complementarios, particularidades parecidas a las que debieron de consignarse en el acta de su bautizo, procede confesemos también, nuestra carencia de documento suficiente, íntegro o extractado, para la plena comprobación del lugar concreto, donde en realidad hubo de haber nacido. La continuada estancia, sin embargo, de sus padres en Burria-na; su intenso cariño a la exvilla; las cláusulas de sus testamentos con relación a pobres e imposibilitados para el trabajo, a su entierro, a los favorecidos con mandas, y al altar de Santa Ana; así como no pocos de los principales actos de su vida, dan a entender, bien a las claras, que aquélla y no distinta población fue, sin ningún género de duda, su natal y verdadera patria. Todavía, prescindiendo de las consideraciones motivadas por la anterior fundamentada consecuencia, y en defecto de la partida de su bautismo o de escrito válido que de forma abreviada la contuviese, aclara a nuestro juicio lo necesario el punto objeto del actual inquisitivo estudio, una sucinta anotación inserta en el Voluminoso libro del Apuntament (1), en la que su enterado redactor, después de trascribir al pie de la letra del susodicho acto de última voluntad, las siguientes palabras: «Don matheu De uiciana Caua-ller habit. (habitador o vecino) De la ciutat De Valencia y De pnt attrobat en la vila De borriana», añade de cuenta propia, y en confirmación de lo antes supuesto, «De haon era fill. Unánimemente reconocen los escritores de la región, haber sido su padre, el D. Martín de Viciana, autor de la Crónica de Valencia; y aunque por las razones expuestas no sea factible aportar a este histórico trabajo la oportuna partida confirmatoria, el mismo D. Mateo se encarga en sus testamentos de destruir los (1) Pag. 555. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 337 efectos de su desaparición, cuando, al referirse a determinado aniversario perpetuo, en sufragio del alma de aquél, instituido, dice, en el primero, y con escasa variante en el segundo, «Per lanima de mon pare Don marti de Viziana». En lo relativo a su madre, acerca de la cual, según es notorio, y ya se expuso, han venido guardando continuo silencio los distintos o escritores regnícolas, el mentado D. Martín, en una interesante escritura, por él, y por su, entonces, esposa otorgada, y el hijo de ambos, en sus dos disposiciones testamentarias, nos la dan a conocer, designándola sin Variación, cada Vez que la mencionan, con el nombre de Narcisa, los padres; y con los de Paula, o Paula-Narcisa Tarrago y de Viciana, D, Mateo (1). Hubo de recibir, el inmediato descendiente del cronista, educación religiosa idéntica a la de su familia y de los tiempos remotos en que Viviera (2), e instrucción adecuada a cuanto suponían la cultura y relaciones sociales y políticas de sus antecesores, al igual que a la importancia de los cargos que los más próximos, de entre ellos, desempeñaron. • Fue notario, hecho apenas observado (3), y también Juez con delegación del Clero local para intervenir en cuestiones sobre (1) De D.a Narcisa, Paula o Paula-Narcisa; de la escritura; de otro documento aclaratorio, y de la porción al objeto interesante de los dos actos de última voluntad, hemos tratado en nuestro estudio sobre el primer período de la vida del historiador. Recordemos, no obstante, que en la escritura se adjudica a aquella señora el apellido de su marido, y se la llama Narcisa de Viciana; en el documento, Narcisa Tarrago; y en los actos testamentarios—tratando su hijo de la solemnidad religiosa para ella fundada— dice, en el primero: «per lanima de ma mare Doña paula arsisa tarrago y de Viziana», y, en el segundo, por «Doña Paula tarrago y de Viziana mare». (2) Confírmenlo, las consabidas Memorias de confesados y comulgados; lo que diremos de su asistencia, con el carácter de testigo o padrino, a matrimonios y bautizos, y el contenido de sus dos testamentos (3) Los señores D. Luís Cebrián y D. Vicente Cacho, en su inédita obra «Hijos Ilustres de la Provincia de Castellón», copian del primer Quinquee Libri, un item, donde se le atribuye la profesión notarial. Ni aquéllos, ni el señor Rodríguez Condesa, a pesar de lo dicho—que es quien designa la obra, y reproduce el item en la suya ; titulada «Rafél Martí de Viciana, etc.», págs. 9, 19 y 20—añaden a la noticia ninguna nueva particularidad; limitándose, el indicado Rodríguez, a llamar la atención acerca del contenido del mismo diciendo: «Ya es veu qu'era també notari». (Ya se ve que era también, notario). FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 338 censos (causes etnphitheoticals, dicen los libros) tan comunes y a veces ruidosas en aquel entonces (1). Comprueban su profesión de notario, las escrituras e ítem que poco después examinamos, y considerable número de bautizos—once a lo menos—en cuyas actas aparece siempre, a seguida de su nombre, la palabra «notari», o la sílaba «not.», abreviatura de aquel vocablo (2); y la ejerció, con absoluta certeza en la exvilla de su nacimiento y en el pequeño poblado de Bonrepós, inmediato a la ciudad de Valencia, antes de sus matrimonios, y en la mayor parte de los años comprendidos en el primero. Si no bastaran, en crédito de su actuación en Burriana, las diversas actas bautismales con anterioridad anotadas, probatorias de su permanencia en ella, en calidad de notario, durante el período comprendido entre el 10 de Diciembre de 1572 y el 13 de Noviembre de 1577, justificaríanlo, dos escrituras recibidas en 17 de Noviembre de 1595, por el funcionario de la enunciada clase, de (1) Basta hojear el gran libro del Apuntament para convencerse en el acto, de la enormidad de fincas afectas a tales gravámenes. Su número, según era natural, dio origen a diferentes juicios de índole civil: sobresaliendo, entre los conservados, por el tenaz empeño de los litigantes, y singularidades que le acompañaron, el promovido por mosén Mateo Salvat, en representación del Clero parroquial, contra D. Bernardo Saurina, de conocida y respetable familia Intervinieron en él, D. Rafael Martín de Viciana, y el cuarto Gobernador de Ja Plana del propio apellido: el Gobernador, para fallar cierto incidente apelado por mosén Salvat; el cronista, como testigo propuesto por Saurina. De todo ello se trató con el necesario detenimiento en anteriores estudios. (2) Helos aquí: 10 Diciembre 1572: Libro primero Sacramental, fol.° 8, n.° 155. 28 Octubre 1574: » » » fol.°12 v to y n.° 191. 20 Noviembre 1574: » » » fol.° 13, n.° 196. 2 Enero 1575: » » » fol.° 13 v.to, n.° 103 (debe ser 203). 3 Febrero 1575: » » » fol.° 14, n.° 107 repetido (le corresponde en realidad el 208). 11 Agosto 1575: » » » fol.° 15 vto n.° 230. 6 Septiembre 1575: » » » fol,° 16, n.° 233. 17 Septiembre 1575: » » » fol.° 16 vto n.° 236. 21 Febrero 1576: » » » fol.° 18 v.to, n.°251. 23 Diciembre 1576: » » » fol.° 21 v.to, n.° 294. 13 Noviembre 1577: » » » fol.° 24 vto, n.° 356. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 339 nombre Juan Bautista Valles, Vecino de igual población, existentes en su protocolo de los años 1593 y 1594 (1). En el primero de los dos anteriores documentos, su otorgante, Bartolomé Roca, compañero de profesión de Valles, en días que subsiguieron a los que se acaban de indicar, habla de ciertos codici-los respectivos a Esperanza Nicolau y de Roca, autorizados «per discretum Matheus viciaría olim notarium» (por el discreto Mateo Viciana en otro tiempo notario); y en el segundo—que otorgó Juana Roca y de Mari, mujer del honorable Sebastián Mari— a continuación de consignada su comparecencia en nombre propio, y cual legataria de su madre Isabel Nicolau y de Roca, añádese: según sus últimos codicilos, autorizados «per discretum Matheum vicianam olim notarium» (por el discreto Mateo Viciana en años pasados notario): unas y otras testamentarias disposiciones, hechas públicas a la defunción de Esperanza e Isabel Nicolau en datas en absoluto ignoradas. Y si bien deja de apuntarse en las dos precedentes y probatorias citas, el lugar en que ejerciera su carrera notarial el hijo de mayor importancia de D. Martín, débese enten-der, sin Vacilación, lo fuese en Burriana, por cuanto en ella actuaba de fedatario Juan Bautista Valles, y de allí eran Vecinos quienes intervinieron u otorgaron ambos actos de última voluntad y las escrituras en donde vagamente se les menciona; personas todas de Verdadera posición y arraigo, hasta el punto de que, el apellido Mari, peculiar del esposo de la Juana Roca, sirvió, y aún sirve, en la actual época, para distinguir de ordinario, el nombre de una de las antiguas calles de la exvilla (2). Tampoco cabe se deduzca de lo que, con anterioridad, se expone acerca de los dos curiosos e interesantes codicilos, el período exacto o aproximado dentro del cual actuó de notario D. Mateo, en la histórica población de su nacimiento; ya que en las referencias incluidas en las escrituras de 17 de Noviembre de 1593, bien por descuido, bien por ignorarse, acaso, aparecen en blanco los espacios destinados a las anotaciones de ¡os omitidos días, meses y años. Un documento de la misma postrera clase, no obstante, y un ítem complementario inserto en e! «Llibre = . 3. = de calan- (1) (2) No se halla paginado ni foliado Oficialmente se la denomina de San Francisco FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 340 daris» (1), danos por resuelta la dificultad, a la vez que justifica la actuación notarial, en el propio año, del padre y del hijo. En la escritura (otorgada en 22 de Enero de 1600, parte integrante de un grupo de parecida especie a los actos separados de los protocolos de Valles), se hace mérito de dos documentos más escriturarios, que alusivos a determinada confesión de deuda, autorizó: el primero, «.Mateum viciaría olim not. recepto sab die primo junij anni MDLXXVJ» (Mateo Viciana, en tiempo anterior, notario, recibido en el día primero de Junio del año 1576); y el segundo en fecha, también, «.dictum Mateum viciana olim not. recepto sub die primo mensis Augusti anni MDLXXVI» (dicho Mateo Viciana, en pretérita época del notariado, recibido en el día primero del mes de Agosto del año 1576). En el ítem complementario del Llibre = . 3 . = de calandaris, cuyo contenido abarca casi por entero, la cita y el resumen de dos nuevas escrituras otorgadas ante D. Martín y D. Mateo de Viciana, respective (la del segundo, confiriendo poderes; y la de aquél, ga rantizando determinada pensión a favor del clero), se insertan, de semejante forma, las datas completas de ambas, y el mes y año de un tercer documento de materia idéntica a la del que antecede, autorizado por el primero de los aludidos funcionarios públicos, según se colige de la copia de parte del ítem o asiento que, al pie de la letra, tomado de su original, a continuación insertamos: Ursula gosalbo Ab acte rebut p Rafel Marti de Viciana not. a 13 de Y jaume gosalbo mars 1570, Ursola Gosalbo muller de Jau.e y Jaume mars Gosalbo Gosalbo en nom ppi (propi) y com a pcuradora mars. (procuradora) de son marit en acte de pcura (procura) rebuda p Matheu de Viciana. Lo darrer de febrer del dit any (2) se carrega del clero 20 Ll. (lliures) pen.° (pensió) pagadora a 14 de mars.. . Les quals pcehiren (precehiren) del quitament de 20 Ll. que feu Joan Abella de semblant quant. (quantitat) acte de quitament rebut per lo sobredit Rafel Marti de Viciana not. en mars 1570(3). (1) Página 9 Primer documento conocido en que intervino como notario. Trece días después de tal fecha, aparecían, en concepto de testigos, en escritura autorizada por D. Martín «Mateus de Viciana not. et anthonius Toro». (Llibre primer de instrúments de el R. 1 Clero de Burriana, fól. CLXXXXVI v.to(3) Aunque el ítem y la indicada testificación, suponen a D. Mateo, viviendo (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 341 Además de haber ejercido el Notariado, D. Mateo, en la exvilla de su nacimiento, hemos hecho constar que efectuó cosa análoga en el pequeño pueblo o lugar de Bonrepós, inmediato a la ciudad de Valencia. Confirman la verdad de esta desconocida circunstancia, las primeras líneas de original escritura, por él otorgada en 18 de Enero de 1600—otra de las constitutivas del grupo suelto de documentos atribuidos a Valles— , donde, en idioma latino, se escribe lo que, textualmente, a seguida, vamos a reproducir: Predictis die et anno. Sit oibus (ómnibus) notum q (quod) Ego dominus mateus Vi- . y actuando de notario en su pequeña patria durante el año 1570, hemos conseguido, además, en nuevo examen de los libros y papeles archivados, dar al fin, con inesperado documento escriturario de carta de pago—casi bastante descompuesto, pero legible en parte, e íntegro—en el cual expresamente se consigna haberlo recibido el hijo del cronista en Burriana a 29 de Enero de 1575. Fueron sus otorgantes Antonio Balaguer, Pedro Albiol y Miguel Roselló, en nombre y como fiadores de Juan Rovira, y se relaciona con cierto depósito, obrante en poder del Justicia, Jaime Palos (Documento suelto sin número). He aquí su principio y acabamiento: Die vicessimo nono januarij. Anno M.D.L.xxiij. (Día veintinueve de Enero. Año M.D.L.XXIIJ.) Sia a tots cosa manifesta que nosaltres en aníhoni balaguer en pere albiol en miquel rosello laurados de la Vila de Burriana en no (nom) y co (com) a fermances de Juan rouira y..,.. Confesam..... que essení vos dit Jaume palos Just. (justicia) De dita Vila Deposa en poder v.tre (vostre) y de v.tra (vostra) cort..... Attestor fidem q (quod) fació ego matheus de Viciana not. publicus ville Burriane me prejnsertu (prejnsertum) apoce jstr (instrumentum) recepisse propia manu escrjpsisse a meo q prothocollo absíraxisse nec no (nom) cu (cum) eodem bene ac fidelr (fidelíter) comprobasse et quia vbiq (ubique) adhiberi Valeat fides hic meü (meum) appossuij Signum. TRADUCCIÓN Atestiguo y doy fe, yo Mateo de Viciana, notario público de la villa de Burriana, que he recibido, escrito de mi propia mano, sacado de mi protocolo, y comprobado, a la vez, bien y fielmente con el mismo, el preinserto instrumento de carta de pago, y para que pueda prestar fe en todas partes pongo aquí mi Signo. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 342 cíana miles olim not. loci de bonrepos orte v.e (Valentie) commo-rans burriane repertus. TRADUCCIÓN Día y año predicho Sea a todos notorio que Yo el Sr. Mateo de Viciana, militar (1), en otro tiempo notario del lugar de Bonrepos, de la huerta de Valencia, encontrándome morando casualmente en Burriana (2). En tan singularísimo documento, único para nuestro objeto utilizable, quien manifiesta haberlo otorgado, a más de darnos a conocer en explícitos y categóricos términos el otro pueblo en donde sin duda ejerciera su carrera, nos participa, asimismo, pero de modo general o impreciso, haber correspondido su actuación en Bonrepos a fecha, en realidad, lejana (olim) de la inclusa al principio del mencionado título escriturario. Acredita el último hecho; es decir: el apartamiento mutuo de las dos preinsertas datas, y también aclara y concreta en alguna manera la del ejercicio de su profesión en el expresado pueblo, lo que llevamos escrito sobre el casi seguro plazo dentro del cual comenzó y acabó de intervenir en los asuntos notariales de Burriana. Si por una parte, en efecto, del ítem transcrito que precede en copia a la del comienzo de la expresada escritura, de los dos precitados codicilos, y del instrumento público referido en nota, se infiere su indiscutible actuación en calidad de notario en la exvilla de su nacimiento dentro del período comprendido entre 1570 (1) Dedúcese de la Sentencia pronunciada con motivo de la información de nobleza a que en nota posterior se alude y en diferentes trabajos se cita, que era de linaje, parentela y prosapia de los Viciana; y por lo tanto, Caballero Generoso en sangre y descendencia militar. Viciana, en las págs. 32 y 33 de la Segunda Parte de su Crónica, al dar a conocer a los Caballeros de que va a ocuparse, incluye en dicha denominación, como dijimos, a las siguientes clases de nobles valencianos: ......señores o varones con títulos de sus estados y de sangres ilustres: los otros son caualleros que proceden de limpias sangres e linages antiguos, e aunque no tengan títulos tienen rentas e merescimientos: los otros son ydalgos e generosos que proceden de sangres militares limpias e antiguas e aunque de estos ay algunos con poca hazienda, empero no sin Virtud, valor y honra: los otros son caualleros que por hauer ganado hazienda o heredado aquella, o por hauer hecho algún acto eroyco el rey les decoro de la orden de caualleria». (2) O lo que es parecido: «con residencia accidental en Burriana». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 343 y 1577; y si por otra, es seguro que al finalizar el segundo de los dos antecedentes años ya no se le atribuye jamás carácter semejante en las actas bautismales del Libro Sacramental primero, ora pertenezcan a la época de su permanencia en Burriana, ora a la de su estancia en la ciudad valentina, o bien a la de sus ordinarios retornos desde ésta a aquélla, resulta natural y lógico admitir, que de sus trabajos profesionales en Bonrepós debió ocuparse en plazo, no posterior, sino anterior al en que, con seguridad, principió a actuar en su repetida patria. El hijo del cronista, todavía, con independencia de su carrera notarial, y con grandes probabilidades luego de poner fin a su ejercicio, desempeñó, según se tiene advertido, el respetable cargo de Juez Delegado del clero para entender en las frecuentes cuestiones locales relativas a censos, conforme resulta de la inscripción consignada en el libro del Apuntament (1), en su totalidad ahora, al pie de la letra reproducida: «En acte per Narcis Jn Albiol not. en 28 de maig 1591, consta com Dn Matheu de Viciaría Jutge delegat en les causes Emphiteoticals del clero de Burriana, en forsa de una Sentencia donada per lo dit Jutge, Escriua lo dit Albiol not. en 13 de febrer 1591. a requiriment de Mn Monserrat Galsera p.be beneficiat en dit clero, en nom de Sindihc, Ecónomo, y procurador de dit clero, lo posa en possessió al dit mn Galsera de la sobredita térra censida ais referits 8 sous (en signo) vt supra = está este acíe en lo referid cabreu de Rafel marti de Viciana not. que es en n. /.° y de dit cabreu al fol. 17. cusid en dit cabreu = (2).» (1) Pag. 1.483 Consérvase el testimonio de un acto por el estilo de fecha 12 de Marzo de 1593, librado, con relación a los protocolos de Narciso Juan Albiol, por el notario Andrés Rey. En el encabezamiento del aludido testimonio, se dice: «Noue-rint uniuersus quod Ego Dompnus Matheus de Visiana judex delegatus in ómnibus causis jmphiteoticijs Reuerendi cleri parrochialis ville borriane.» «Sea a todos notorio que Yo Don Mateo de Viciana Juez Delegado en todas las causas enfiteuticales (enfitéuticas o sobre enfiteusis) del Reverendo Clero Parroquial de la villa de Burriana.» Documento suelto, núm. 17. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 344 II D. Mateo de Viciana contrajo tres matrimonios (1): el de mayor antigüedad, con D.a Violante Llopis, señora de familia residente en Burriana, y bastante significada en aquel entonces. Del día de su celebración, sacerdote y testigos que intervinieron en el acto religioso, consérvase perfecto recuerdo en el conciso asiento, extendido en lengua latina, cuya fiel copia a continuación reproducimos (2): Die 28 mensis Augusti anny 1570 Ego BioloMatheo meus Rossanes coniunxi in matrimonium Matheum Viciana Vessiana et Violant Lopis testes fuerut (fuerunt) y Joannes senmarti Anthonius balaguer et Miq 1 adrouer Violant data fuit illis benedictio die 26 mensis nouebris (no-uembris) Llopis superius dicti. Matheo Viciana Y Violante Llopis TRADUCCIÓN (3) En el día 28 del mes de Agosto del año 1570. Yo Bartolomé Rossanes uní en matrimonio a Mateo Viciana y Violante Llopis: fueron testigos, Juan Sanmartí, Antonio Balaguer y Miguel Adrouer; fueles dada la bendición en el día 26 del mes de Noviembre del año más arriba dicho. Llamóse el primogénito de las anteriores nupcias, Martín, como su abuelo; se le bautizó, en 6 de Septiembre de 1575, y del ítem en (1) Sabíase esto, y que, a su defunción, no dejó descendencia; pero se ignoraban los nombres de sus mujeres (hacia el final, sin embargo, de nuestro primer diminuto folleto sobre la Casa Solar de los Viciana, se daba ya el de la primera1); los de los hijos habidos y muertos de ella y de la segunda—únicas que los tuvieron—, salvo lo después manifestado con relación al primogénito, y la casi totalidad de los otros pormenores, que en el texto se citan. (2) Primer Libro de Sacramentos, fol. 70 v.to (3) No obstante la forma sencilla y clara en que aparece redactada el acta, nos atrevemos a traducirla, por si a alguno de nuestros lectores le fuera en absoluto desconocido el idioma del Lacio FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 345 donde se relaciona el acto, dase cumplida cuenta en la siguiente transcripció n, con exactitud tomada de su defectuoso original (1). 233 Martj Viciana A VI de setebre (setembre) any ut supra (1575) batigi yo jaume poguert p.e (prebere) vicari temporal a martj de viciana fill de mateu de mateu deViciana not.fon copare (compare) lo .(2) m (3) (lo rector mesen) nadal maguanya p.e y comare isabet guali donsella filia de jaume gualij. Copiamos en toda su integridad el incorrecto e incompleto asiento precedente, no sólo por tratarse de uno de los distintos nietos del historiador, si que para desvanecer, también, las dudas originadas por la repetición de los términos de mateu de mateu, y para subsanar, a la vez, el olvido notado con respecto al nombre de la madre del primogénito (4). Los señores Cebrián y Cacho, en su inédita y citada obra (5), luego de reproducir, aunque con ligera variante (6) el ítem de que nos Vamos ocupando, preguntan, indecisos, con motivo de la advertida repetición, si acaso podría ser tenido, el precitado niño, por hijo, o, quizás, mejor, por nieto del D. Mateo, objeto del actual estudio. Es indudable, conforme a la sospecha de los dos distinguidos escritores, que únicamente al hijo del cronista cabe atribuir la paternidad o condición de abuelo del bautizado, desde el instante que, (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 16. La t y la r debieran ser las del siglo XVI: ésta, representa la primera sílaba abreviada de rector; aquélla, la segunda. (5) Abreviatura de mosén (3) Abreviatura de mosén (4) Son diversas las actas bautismales del Libro Sacramental más antiguo, en que se observan omisiones u olvidos de esta naturaleza (5) Véase la parte de la misma copiada en la Memoria del Sr. Rodríguez Condesa: «Rafél Martí de Viciana, etc.», págs. 19 y 20 (6) A continuación de la palabra copare escriben Rv en lugar de artículo lo. En Verdad el efecto producido por dicho lo, apenas legible, en medio de letras que se traslucen de la carilla opuesta de la hoja, simula, en cierto modo, la abreviatura Rv pero la duda originada a causa de tal coincidencia, queda, por completo desvanecida, si se considera que, cuando en alguna nueva acta se apuntan, en lugar de la palabra confusa y las dos inmediatas en signo o fórmula especial, las voces, con seguridad, verdaderas, sin omisión de letras, se escribe siempre «lo rector mosen ». (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 346 ni en los volúmenes parroquiales, ni en los documentos públicos o privados y papeles sueltos, con simples notas, se habla de diverso Mateo de Viciana, con o sin el carácter de notario; pero en lo tocante a la relación de parentesco entre el verdadero y único del susodicho nombre, y el nacido o apuntado en el asiento que nos ocupa, lejos de estimársela todavía dudosa, se la ha de considerar aclarada, en la acepción de ser aquél Viciana, padre y no abuelo del que figura, desde el hallazgo de su partida bautismal, como cuarto D. Martín de la familia. Confirman lo evidente de tan atrevido y categórico resultado, las fechas del matrimonio y bautizo, con anterioridad mencionadas; junto con la particular circunstancia de corresponder las nupcias de que se trata a las primeras de las tres que celebrara el hijo del historiador, conforme él mismo asevera, cuando al prevenir se llevasen a cabo los diferentes aniversarios instituidos en la consabida cláusula de su segundo testamento, incluye, en el número de los fundados, el relativo a «Violant Llopis primera muller mia». Porque, claro está, que si, en realidad, el tal matrimonio fue el primero de los tres por él contraídos, y su celebración hubo de efectuarse en 28 de Agosto de 1570, el que naciera en 6 de Septiembre de 1575; es decir, cinco años después de aquel acto religioso, no pudo, en manera alguna, ser nieto, sino hijo del indicado esposo de D.a Violante Llopis. Tampoco, atendiendo al contenido clarísimo de la inserción a seguida transcrita, cabe poner en tela de juicio el hecho concerniente a cuál de sus tres consortes debe atribuirse la maternidad del bautizado; ya que, habiendo tenido aún D. Mateo, un hijo de la expresada D.a Violante Llopis, en época posterior al nacimiento del Martín en cuestión, a igual señora, y de ninguna suertera una de las dos sucesivas esposas de aquél, ha de considerarse por necesidad madre del primogénito, cuyo nombre se acaba de escribir. Dice así, el asiento: Jaume viciana 381 a deu de noembre any 1578 batejaren a Jaume Viciana fill de mateu visiana y de Violant lopis compare mo. franses toro comare Egipciaca prado y de arguis (1). (1) Libro primero de Sacramentos, fol. 27 v.to FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 347 Ni del último, ni del otro discutido hijo del matrimonio primero, se conservan pormenores de interés relacionados con hechos de sus Vidas o con las datas de sus defunciones (1); de su madre, D.a Violante, sábese exclusivamente, que hubo de figurar en actos religiosos de carácter sacramental, y que su fallecimiento ocurrió, con seguridad, entre el 10 de Noviembre de 1578, día del bautizo de su hijo D. Jaime, y el 12 del citado mes de 1579, techa de la publicación del testamento que otorgó ante el notario de Burriana, Juan S< Martí, en 20 de Octubre de 1576 (2) . Contrajo el hijo del historiador, el segundo de sus matrimonios, con cierta señora de ilustre alcurnia, por las trazas, llamada D.a María de Montolíu (3); y aunque no se encuentra en los tomos (1) Debieron ser ambas datas, anteriores a las del Libro de Sacramentos, donde principiaron a inscribirse los óbitos (1599); y ocurrir éstos, dentro del período de la infancia de ambos hermanos: lo primero, porque no aparecen anotados sus nombres en la Sección de dicho Libro y de los sucesivos similares destinados a fallecimientos, ni tampoco en las que se reservan para bautizos y matrimonios, tan intervenidos por los individuos de su familia, y muy en particular, por su padre; y lo segundo, porque suponiéndoles muertos en distinta época de la referida, no cabría explicarse, cómo habiendo instituido D. Mateo en la ya transcrita cláusula de su postrer acto de última voluntad (a), aniversarios por las almas de sus padres, esposas, hermanos y hasta criados, dejara de efectuar cosa parecida por las de sus dos difuntos hijos (2) Menciónase el segundo dato en una escritura de 29 de Agosto de 1621, ante Fabián Lloréns, inserta en su protocolo de los años 1620y 1621, fol. 190v.to La última acta bautismal donde se califica de notario al marido de la difunta, corresponde al 13 de Noviembre de 1577, y en su consecuencia, resulta probado nuestro supuesto de que, hacia los postreros años de la existencia de D.a Violante, cesó aquél en el ejercicio de su profesión (3) A semejante circunstancia, y a la influencia que ejerciera dicha señora sobre el bondadoso D. Mateo, deberá atribuirse el solicitado y obtenido reconocimiento de la nobleza de su marido, su mejora de posición económica, al menos en gran parte, y su cambio de domicilio a la ciudad valentina, a pesar del vehemente cariño deltiijo de Viciana a su pequeña patria; hechos los tres muy luego amplificados para comunicar a nuestros lectores—en lo que afecta a los dos consortes, sobre todo-nuevos y muy curiosos detalles. Por lo demás, la mudanza de domicilio a Valencia, parece darnos a entender que de la misma debió ser oriunda, D.a María; y que allí, pudo conocerla D. Mateo, en uno de los numerosos viajes realizados desde Bonrepós a la capital, si no tuviera en ella su ordinaria habitación, cuando hubo de ejercer el notariado en aquel pueblo. (a) Se copia en el estudio dedicado al primer período de la vida del cronista FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 348 del eclesiástico Archivo, el asiento comprobatorio de la celebración del acto religioso, al parecer por haberse llevado a cabo fuera de la localidad, en la que era inútil se buscasen por aquel entonces apellidos iguales al de D.a María (1), se puede, con aproximación, determinar el plazo dentro del cual debió de efectuarse, tomando en cuenta lo consignado eu el supradicho párrafo y la data del siguiente ítem, obrante en el más antiguo Quinque Libri que se conserva (2). He aquí el ítem: don Nofre Viciana A 13 de octubre 1580: yo Nicolau Bonifaci Vicari perpetuo de la Igla parroquial de Borriana e bategat a Don Nofre Viziana y de Montoliu fill de Don Mat-theu Visiana caualler y de Doña Maria Montoliu íoren padrins Rafhel Tarrago viudo y Hyeronima Pancruda y de Tarrago not. No tardaría, tampoco, muchos años a ocurrir el óbito del nuevo hijo de D. Mateo, por cuanto de modo semejante a lo que acontece con los habidos de su primer matrimonio, deja de mencionársele en e1 libro inicial de las inscripciones de defunción, y en los restantes a que de continuo nos vamos refiriendo (3). Que las nupcias acabadas de indicar fueron con certeza las segundas por él contraídas, acredítalo de manera concluyente la cláusula, o parte de cláusula, de su acto definitivo de última voluntad, fundando aniversarios diversos, toda vez que, al enunciarse, allí, el instituido en sufragio del alma de su segunda esposa, lo efectúa, mediante frase lacónica y en absoluto igual a la, a continuación, copiada: «p (per) Doña María montoliu segona muller». (1) En un acta de bautismo, sin embargo, de 2(7 de Enero de 1594 (Libro Sacramental primero, fol. 114) figura, acompañando en el padrinazgo a «Don Matheu Visiana», «Doña Lloysa Montoliu donzella». Quizá fuera la anterior doncella hermana de la consorte de D. Mateo, por escaso tiempo trasladada a la villa; ya que para nada se la vuelve a nombrar en lo sucesivo. (2) Fol. 36 (3) Entiéndase reproducido aquí, lo que, al hablar de la muerte de sus otros dos hermanos, se consigna en nota, con respecto al período de su vida en que acaecería el suceso FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 349 En tiempo de dicho matrimonio solicitó y obtuvo, D. Mateo, el expreso reconocimiento de su nobleza, en calidad de descendiente del primer D. Martín de Viciana (1); desempeñó, conforme también con anticipación se acreditaba, funciones de Juez Delegado del Clero parroquial para entender en causas sobre enfi-teusis; y tuvo además, a su cargo, en 1594, la administración del importante tributo de la época conocido con el nombre de sisa (2). También, hacia el acabamiento de las repetidas segundas nupcias, dio término a su residencia habitual en Burriana, y trasladó su domicilio a la ciudad Valentina (3), de cuya ciudad retornaba, muy a menudo, a su nunca olvidada y pacífica villa (4). En uno de estos continuos y significativos viajes, realizado a los seis o siete años del cambio de residencia, acompañóle su esposa D.a María, con tan mala fortuna para ella, que allí la sorprendió la muerte, como se infiere del acta de su defunción, obrante en el segundo de los (1) Cebrián y Cacho, mentados por Rodríguez Condesa en su consabida Memoria, pág. 20. D. José María Torres, al ocuparse de idéntico asunto, manifiesta haber visto el testimonio de la información para tal fin promovida ante el Gobernador de Valencia, que libró en 12 de Abril de 1601, el notario de la citada ciudad, Juan Daza (Advertencia al Lector, pág. XII). (2) Escritura de 18 de Mayo de 1595, existente en el protocolo, sin foliación, de,Vallés, respectivo al apuntado año (3) Ténganse presentes las palabras de una de sus dos disposiciones testamentarias: «yo Don matheu de uisiana Caualler habit. de ¡a ciutat de Valencia y de pnt attrobat en la vila de borriana». La escritura de 18 de Enero de 1600, hablando de su actuación en Bonre-pós, en otra parte mentada, nos hace comprender que el traslado de domicilio se realizó en día anterior al de su otorgamiento, puesto que en ella no dice D. Mateo, ser entonces Vecino de la exvilla de su autorización, sino residente accidental (commorans). Pero, ¿en qué fecha? No se sabe a ciencia cierta; mas atendiendo a lo observado en el primero de los Libros Sacramentales, no resultaría atrevido asegurar se efectuase en 1598, durante cuyo año dejaron de asistir, del todo, los cónyuges, a actos religiosos bautismales; no obstante que, en cada uno de los diez u once años precedentes, en particular, intervinieron en tamaños actos, con mayor o menor frecuencia (4) El número extraordinario de tales retornos, cabe, hasta cierto punto, apreciarlo, en vista de la porción de los mismos que, mediante título escrito, nos es del todo fácil comprobar. Forman tan curioso grupo, aparte los originados por el primer testamento y escritura de 18 de Enero de 1600, los que siguen, colegidos de las veces que él, o sus dos últimas consortes—según el Libro Sacramental segundo— asistieron en calidad de padrinos, a bautizos FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 350 . Libros Sacramentales (1), extendida en forma tan abreviada y severa cual se acostumbraba, y, a seguido, se desprende de su copia: Primer dia de Janer 1605 sotarri a Dona María montoliu muller del noble Don Mattheu de Viciana. El cónyuge viudo celebró su tercero y último matrimonio con D.a Ana, o, Ana-María de Valencia, hija de D. Jaime de Valencia y de D.a Juana Castillo, personas, una y otra, de arraigo y vecinas de la ciudad de Játiva (2). No es, pues, de extrañar, dado el domicilio de su última mujer, que, por motivo análogo al expuesto, cuando se habla de sus anteriores segundas nupcias, deje de figu- . —y como testigo, D. Mateo, a matrimonios—en el intervalo de su traslado, a su muerte. 8 Agosto 1600-m. (matrimonio) 25 Abril 1610-b. 6 Abril 1604-b.(bautizo) 10 Junio 1610-b. 25 Octubre 1604-b. 29 Noviembre 1610-b. 3 Diciembre 1604—b. 4 Diciembre 1610-b. 3 Diciembre 1604-b. 13 Marzo 1611-b. 9 Marzo 1605—m. 7 Agosto 1611-b. 9 Noviembre 1607—b. 25 Septiembre 1611-b. 29 Junio 1608—b. 27 Septiembre 1611-m. 29 Junio 1608-b. 2 Noviembre 1611-b, 30 Junio 1608-b. 8 Enero 1612-m. 9 Enero 1609—b. 22 Julio 1612-m. 1 Febrero 1609-m. . 17 Noviembre 1612-b. 13Abril 1609-b. 9 Febrero 1613-b. 6 Mayo 1609-b. 7 Mayo 1613-b. 6 Diciembre 1609-b. 17 Marzo 1616-b. 29 Diciembre 1609-b . 29 Junio 1616-b. 10 Enero 1610-m. 5 Agosto 1618-b. 10 Abril 1610-b. 30 Enero 1620-b. (1) Folio 91 v.to. (2) ) Asiento de la pág. 2,103 y siguientes del Apuntament, y Cuaderno titulado «Viciana = . n . = 12». Sin embargo, tenían en la capital casa abierta, sita en la calle de Murvie-dro. D. Mateo, así que se trasladó, con su segunda consorte, a aquella ciudad, instalóse en su finca urbana, emplazada en la propia calle, donde conocería a su, más tarde, tercera esposa; toda vez que la casa perteneciente a los padres de D." Ana, primero, y luego de ella, enfrontaba, por casualidad (se justificará a su oportuno tiempo) con la habitada por el hijo de D. Martín y su co D.a María FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 351 rar, entre los tomos y documentos parroquiales, el acta probatoria de haberse celebrado las terceras, en la población en que naciese. Al contrario de lo sucedido con sus dos precitadas esposas, D.a Violante Llopis y D.a María de Montolíu, de quienes es imposible encontrar dato alguno relativo a sus respectivas aportaciones matrimoniales, de la que siguió, en fecha, a ambas, sabemos en Virtud de extractos de escrituras autorizadas en Valeucia por Juan Argüedes a 1 3; 22 de Febrero de 1605, haber ascendido su dote estimada a cinco mil libras, y a dos mil quinientas, el creix o donación nupcial de D. Mateo (1). Que éstas fueron las terceras nupcias contraídas por el hijo de D. Martín, justificábalo, si no lo supusiese cuanto, con antelación, se manifiesta acerca de las dos anteriores, su, en tantas ocasiones, repetido acto de última voluntad; en cuyo documento, al ocuparse del aniversario de su postrer consorte, dice, textualmente: «p D.a Ana-María Valencia tercera muller». Del preinserto matrimonio de D. Mateo, acaso el más digno de atención y examen de los tres que contrajera, no consta tuviese descendencia, ni mucho menos que la dejara a su óbito. La mujer, a quien en tiempo oportuno dedicaremos mayor espacio, debió entregar su alma a Dios en población diferente de la del nacimiento del esposo; y si bien por semejante circunstancia tampoco se conserva archivada la partida justificativa del hecho, ni se conoce la data precisa del término de sus días, puédese afirmar, con plena seguridad, que el suceso hubo de haber acaecido entre el 21 de (1) ) Asiento y Cuaderno mentados en la precedente nota. En el folio Cxxxiij v.to de la voluminosa obra «Fori Regni Valentiae Im-pressi Imperiali cum preuilegio Montissoni concesso Anno MDXLVII», se incluye una de tales disposiciones forales, que dice: «Idem rex» (en la anterior se escribe «Jacobus I. Rex») «qVant algu pendra muller segos la quantítat de exouar que pendra ab ella faxa creiximet a ella, o donacio per nupcies entro (hasta) a la meytat de aquelles coses que la muller aportara a ell». Y en la siguiente, se añade: «Alfonsus I. Rex. Anno M.cccxxiiij. Valentías»: «A Viuda que prenga marit no sia feyt creix». No obstante haber desaparecido del Reino de Valencia, con la abolición de sus Fueros por Felipe V en Decreto de 29 de Junio de 1707, subsiste vigente en el Derecho foral de Cataluña; y es «una donación que se debe a la mujer por razón de su virginidad». Benito Gutiérrez. «Códigos y Estudios fundamentales sobre el Derecho Civil Español», tomo 6,pág. 166. Madrid, 1874. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 352 Noviembre de 1625 y el 3 de Diciembre de igual año; desde el instante que, conforme se deduce del asiento inserto en la página 2.105 del Apuntament, en la primera de las dos fechas otorgó su testamento ante el referido notario de Valencia, Juan Argüedes, y en la segunda, hizo, el autorizante, públicas sus disposiciones, de la manera, a la sazón acostumbrada (1). III Nuestro biografiado, cual era consiguiente, supuesto el abolengo de que procedía, fue siempre muy querido, y objeto de especialísima consideración en Burriana (2). Las singulares proporciones que adquirieron tan sinceros y respetuosos cariños, en particular, desde el año que sigue al fallecimiento del tercer D. Martín, su padre, hasta el cambio de domicilio a la ciudad de Valencia, confírmannos en nuestra opinión de que, en la indicada época, debió de ocupar, en importancia local, el puesto alcanzado por algunos de sus antecesores en los días de su mayor prestigio y valimiento. Así, y no de diversa forma, cabe dar explicación satisfactoria al hecho significativo, ya nunca observado en el Libro de Sacramentos primero, referente al extraordinario número de actos religiosos de carácter bautismal celebrados con su asistencia, la de D.a María de Montolíu, o la de ambos esposos, a un tiempo, durante los quince o dieciséis años que (1) La ciudad en donde actuaba Argüedes, y los escasos días que mediaron entre el otorgamiento del acto y su publicación, nos impulsan a creer que la muerte ocurriría en Valencia (2) Recuérdense, por de pronto, los asientos aportados en crédito de la solicitud con que se buscaba su asistencia, sobre todo, a uno de los actos sacramentales. En varios de los ítemes a ellos concernientes: en los numerosos después insertos y en muchos de los que, por innecesarios para nuestros propósitos, omitimos, sus redactores, intérpretes del común sentir, y de lo distinguido de su familia y persona, anteponen, cuando los extienden, al nombre de pila, Mateo, las voces, en casos excepcionales, a la sazón, aplicadas, de Señor o Don; o las más encomiásticas, si cabe, de Mossen, Noble, Cauallero, Ilustre, Magnífico, o sus equivalentes en Valenciano. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 353 abraza el período comprendido dentro de los dos notables acontecimientos a que, con anterioridad, aludimos (1). Contribuyeron, en sumo grado, a tan continuada y distinguida atención y estima, además de lo ilustre de su apellido paterno, cuanto hace muy poco se exponía, con respecto a su carrera, cargos que desempeñó, su condición de noble, y muy en particular —añadimos ahora—su inmaculada honradez, grandeza de alma e ingénita bondad, de clara y notoria suerte exteriorizadas, en su primer testamento; en cuyas cláusulas, con incesante repetición, se asientan palabras o frases en extremo afectuosas, tiernas y de confianza sin límites, dirigidas a la cariñosa y discreta señora con quien por entonces se encontraba casado, y se consignan encargos o recuerdos generosos para las dos anteriores, parientes próximos y aun lejanos, impedidos, huérfanos y pobres de la ciudad, criados a su servicio y al de su padre, y hasta para los que debie- (1) He aquí la lista completa de las fechas de estos bautizos, formada en vista de los datos que se encuentran en el primero de los Quinguee Libri conservados: 10 Marzo 1533 (año siguiente al de la muerte de Viciana), 23 Junio 1584, 25 Diciembre 1584 (equivocadamente se apunta 1585), 17 Febrero 1585, 19 Febrero 1585, 22 Marzo 1585, 14 Septiembre 1585, 23 Febrero 1586, 30 Abril 1586, 11 Noviembre 1586, 11 Noviembre 1586; 28 Diciembre 1586, 24 Febrero 1887, 11 Agosto 1537, 12 Agosto 1587, 31 Agosto 1587, 1 Septiembre 1587, 18 Octubre 1587, 19 Octubre 1587, 15 Noviembre 1587, 3 Diciembre 1587, 6 Diciembre 1587, 29 Enero 1588, 5 Marzo 1588, 17 Junio 1588, 22 Junio 1588, 3 Julio 1588, 3 Agosto 1588, 20 Septiembre 1588, 25 Septiembre 1588, 29 Octubre 1588, 1 Noviembre 1588, 7 Mayo 1589, 16 Mayo 1589, 28 Julio 1589, 12 Octubre 1589, 25 Marzo 1590, 16 Julio 1590, 15 Diciembre 1590, 16 Febrero 1591, 7 Marzo 1591, 10 Marzo 1591, 16 Marzo 1591, 5 Abril 1591, 9 Septiembre 1591 •(?), 10 Septiembre 1591 (?), 10 Septiembre 1591, 17 Septiembre 1591, 22 Noviembre 1591, 4 Diciembre 1591, 29 Enero 1592, 19 Febrero 1592, 3 Marzo 1592, 29 Abril 1592, 30 Abril 1592, 19 Junio 1592, uno de fecha omitida, pero anotado inmediatamente después del 8 de Julio de 1592, 6 Agosto 1592, 17 Octubre 1592, 30 Octubre 1592, 12 Enero 1393, 18 Enero 1593, 18 Enero 1593, 16 Febrero 1593, 23 Febrero 1593, 18 Marzo 1593, 27 Abril 1593, 20 Mayo 1593, 3 Agosto 1593, 10 Noviembre 1593, 10 Noviembre 1593, 11 Noviembre 1593. 29 Noviembre 1593, 3 Diciembre 1593, 26 Enero 1594, 3 Abril 1594, 24 Mayo 1594, 4 Julio 1594, 8 Julio 1594, 25 Julio 1594, 28 Julio 1594, 6 Octubre1594. 12 Febrero 1595, 25 Marzo 1595, 8 Abril 1595, 6 Mayo 1595, 18 Junio1595. se omite el día, pero sigue a otro de esta fecha, 10 Septiembre 1595, 6 Noviembre 1595, 22 Noviembre 1595, 17 Mayo 1596, 23 Julio 1596, 14 Agosto1596. 16 Septiembre 1596, 21 Octubre 1596, 9 Enero 1597, 9 Febrero 1597, 10 Febrero 1597, 25 Febrero 1597, 3 Agosto 1597, 8 Septiembre 1597, 20 Sep- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 354 ron ser, o designa, siquiera, con los nombres de esclavos o esclavas suyos. Califica en este documento, por ejemplo, a su esposa doña AnaMaría de Valencia, al aludirla, de «molt amada muller y señora mia», y funda, las amplias facultades a la misma conferidas, en lo «molt, dice, que li dech, per lo bon trácte me a ffet mentres E uixcut en sa compañya», en «sa bona anima», y en la seguridad de que «es ella, tan bona christiana que o regirá y o administrara molt be». Si efectúa legados, en contemplación a los matrimonios que tal Vez contrajeran algunas de sus predilectas sobrinas, exige, como requisito indispensable para su eficacia o validez, «que casen ab homens virtuosos»; si se preocupa del caudal hereditario, o mejor todavía, de la inversión ulterior de sus frutos y rentas, dispone, para luego de cubiertas determinadas atenciones especiales, se destine, parte de su importe, a «casar algunes orfenes parentes mies o descendents de ma parentela si ni haura..... y si no ni tiaura, ais na turáis del poblé»; y cuando, por último recuerda las desventuras de los imposibilitados para el trabajo o las necesidades dé los verdaderos menesterosos, manda sean socorridos, a perpetuidad los basnits (1) en el día que sigue a Todos-Santos, o se dirige, tiembre 1597, y uno, cuya acta se inscribe entre el 18 y 21 de Diciembre de 1597. Para comprender el alcance de este gran número de datas, precisa tener presente que en los años 1587, 1588, 1591, 1592, 1593, 1594, 1595 y 1597 (descartamos los restantes) se celebraron respective, 46, 59, 65, 54, 62, 66, 51 y 43 bautizos. Si, conforme se desprende de la lista o relación general anterior, deben deducirse, como intervenidos por el matrimonio, 10 de los del año 1587, 10 de los del 1588, 11 de los del 1591, 10 de los del 1592, 14 de los del 1593, 8 de los del 1594, 8 de los del 1595 y 8 de los del 1597, se llega a la conclusión de que, el hijo del historiador, su consorte, o ambos a la vez, asistieron, aproximadamente, a la octava parte de los bautizos de 1594, a la sexta de los de 1588, 1591 y 1595, a la quinta de los de 1587, 1592 y 1597, y a la cuarta de los de 1593. Gon posterioridad a los anteriores actos religiosos, todavía intervino Don Mateo en otros—sólo, o junto, con su tercera consorte—que a su debido tiempo se detellaron, hablando de sus viajes desde Valencia a Burriana. (1) No hemos logrado averiguar el significado exacto de esta palabra, aun valiéndonos de personas competentes. Atendiendo, empero, a la totalidad de la cláusula que la contiene, considerárnosla equivalente, a la de impedidos, o, como se dice en el texto, imposibilitados para el trabajo FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 355 con viva recomendación a los administradores de su herencia «encarreganlos molt remedien los pobres del que poran». Influyó, asimismo, en el origen y desarrollo de semejante aprecio y respeto, su entusiasta e intenso cariño a la Villa en que naciera, a su inolvidable y querida Burriana, constantemente Visitada por él después de su traslado a la ciudad Valentina. En ella señaló su sepultura; allí quiso se le condujese cualquiera que fuere el lugar de su defunción; allí hubo de trasladarse para terminar sus días; y allí, por fin, con manifiesto fanatismo patrio, exigió, en su testamento segundo, se enterrara a los de su familia distinguidos con mandas o legados suyos; si ha de darse fe a lo que ordenaron sus sobrinas Úrsula y Esperanza Benedito en sus definitivas Voluntades, y en cláusulas análogas a la siguiente, copiada de la que otorgó la segunda: «Elegixch sepultura al meu cos e serli feta en la iglesia parrochial a hon lo mort (esta palabra en signo) don matheu de viciana, son oncle, li te designat; la qual dita mía sepultura vull sia segons esta dispost per dií Don matheu de Viciana, y esser sotarrada en lo uas de Sta anna, y si ens moris en la uall (de Uxó, en donde por entonces enconírábase) vull sia portada a la vila de borriana pera opservar (?) la ultima dis-posisio del dit Don mateu de uisiana» (1). A las anteriores excelentes condiciones reconocidas, en justicia, a nuestro biografiado, ha de añadirse, además, una nueva, im- (1) Testamento autorizado por Fabián Lloréns en 19 de Mayo de 1631, fol. 158 y 159 de su Protocolo, años 1630 y 1631. Esperanza y Úrsula Benedito resultan legatarias de su tío en el primero de sus testamentos; en el segundo, aunque no lo conocemos al detalle, se puede sospechar que también lo fueron. En el acto de ultima voluntad, en efecto, cuya es la cláusula transcrita, su otorgante, Esperanza Benedito, dispone la venta de los bienes necesarios para cumplimentar determinadas obras pías a que le obligó, en forma testamentaria, D. Mateo; y dicha carga, así como el mandato respectivo al sitio de su sepultura, suponen, en el ya irrevocable de tales actos, la existencia de alguna manda o legado en beneficio de la persona, objeto de las dos citadas disposiciones. En cuanto a Úrsula Benedito, en situación parecida a la de Esperanza, por lo que atañe al sepelio, puédese agregar, a lo expuesto con motivo de tal circunstancia, que en escritura de 8 de Febrero de 1630, inserta al folio 22 del indicado protocolo, confiesa recibir, de Francisco Morató, el importe de lo que dicho señor adeudaba al hijo del Cronista; cuyo importe, o crédito, adjudicaron a Úrsula, los administradores de la herencia, en pago, por lo visto, de lo a ella legado por su tío. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 356 portante, y muy a propósito—tomado en cuenta lo bondadoso de su carácter—para despertar en todo momento simpatías y gratitudes, cual es, la relacionada con su segura y sólida situación económica. Que el hijo del historiador poseyó con absoluta certeza bienes de fortuna en cantidad respetable (no en la primera porción de su vida, obligado a atender, en parte, por lo menos, a su subsistencia, utilizando el ejercicio de su carrera hasta en poblaciones de reducido vecindario, sino desde el final de su matrimonio con D.a Violante), acredítalo el abandono del notariado, lo adquirido con posterioridad por herencia paterna, las probables aportaciones matrimoniales de D.a María de Montolíu, en tiempo de la que adquirió su máxima representación, y se llevó a cabo el cambio de domicilio (1), la dote, y bienes independientes de los dótales, conocidos, de su tercera consorte, y cuantas noticias se conservan con relación a los derechos y algunos de los inmuebles de su dominio, cuya existencia hemos logrado comprobar con suficiente garantía. El mismo declara en su primera disposición testamentaria, autorizada con dos años de anticipación al de su muerte, ser poseedor, en el instante de su otorgamiento, de muebles, en el más amplio sentido de la palabra, y de «sitis, de cases, molí, oliuar, terres campes, morerals, olivars, vinyes, garroferals en la vila y termens de borriana y vilareal y en la ciut. (ciutat) de Valencia». De los numerosos bienes existentes a su defunción, se formó minucioso inventario en solemnes y públicos documentos, extendidos, al parecer, en separadas o distintas fechas, con asistencia del antedicho notario (2); y si bien de los que debieron com- (1) En los dos primeros años de estas nupcias tenía ya a su servicio, dos criados, para el cultivo o dirección de los trabajos agrícolas en sus tierras. La Memoria, en efecto, de los cumplidos con. el precepto pascual en 1581, suminístranos la noticia de que en el precitado año habitaban, la conceptuada de Casa Solar de sus mayores, + Don Mattheu Viciana. + Doña María de Montolíu. + Bernat Joan, criat. + Raphel, criat. + Isabet, criada . Primer Libro de Sacramentos, fol. 127 (2) Apuntament, pág. 555, y escritura citada en la primera nota que sigue FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 357 prenderse en las escrituras de referencia, sólo se conservan datos completos de abundantes y valiosos censos incluidos en la única habida de las que se otorgaron (1), nos ha sido factible conseguir, conforme en el penúltimo párrafo se apuntaba, pormenores ciertos e interesantes relativos a los inmuebles, cuya sucinta o extensa descripción, junto con el número exacto de los otros derechos reales, hacemos constar seguidamente: a) Ciento diez y seis censos de capital y pensión, Varios de ellos, muy respetables (2). b) Una Casa—la tenida en concepto de Solar de sus mayores-reseñada en nuestros trabajos a ella dedicados. c) Otra casa, sita en la ciudad de Valencia, calle de Murviedro, frente a la del Marqués de Quirra y a las de D.a Ana María de Valencia (3). d) La magnífica posesión, conocida con el nombre de Alquería deis Salts. inmediata al poblado de Burriana, compuesta de «lo molí olier (4) y Vint y set caffs (caffisades) de térra campa, more-rals y vinyes..... situat y situades en lo terme de la pnt Vila en la partida del cami de Valencia que afronten per entregre moli y terres de un costal ab oliuar de la dita administratio (alúdese a la de la herencia) y terres de Joan Valmoll y terres de llorens apa- (1) Escritura de 7 de Julio de 1621, fol. 81 al 90, ambos inclusive del Protocolo de Llorens, años 1620 y 1621 (2) Escritura y folios que en la nota anterior se citan (3) ) Se habla de dicho edificio en las escrituras de pago de dote y creix a su tercera esposa, extractadas en el cuaderno «Viciana = . n. = 12», y en el asiento del Apuntainent, pág. 2.105. En el asiento, si bien se la menciona en términos muy generales, anótase un detalle concreto, aclaratorio de su situación; conforme al cual, el edificio, parece correspondía a la «Casa, que al present (1724 o años próximos) es hospital de el rey (4) En estado ruinoso, habránlo visto todavía, muchos de los actuales Vivientes. Hallábase sito en una pequeña parcela de dos áreas y ocho centi-áreas, tierra cañar propiedad ahora de los herederos de Juan Bautista Tejedo Eusebia, inmediata a la margen derecha de la Acequia de la Bosca, descendiendo del Camino de Artana al de Valencia. De las dos piedras utilizadas en la molienda, la fija, la que sirvió de apoyo al eje del aparato, encontrábase no ha mucho dentro de la parcela, pero en contacto casi con aquella vía fluvial; la otra, es decir, la movible, fue comprada por el hoy difunto D. José Lila, y conducida a su finca del Campo Romero, donde se la empleó, durante varios años, en la pulverización de materias óseas. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 358 risi sequía (la Boscá) y Cami (de Artana) en mig de altre ab Ierres de frans (es) morato sequía en mig apart damunt ab la sequía major dita la tanda y apart dattall ab ierres de francés Benediio de Viciana cami de Va.a (Valencia) en mig (1). e) El inmueble plantado de olivos a que se refiere uno de los precedentes lindes, comprensivo de seis cahizadas y tres hane-gadas(2). f) Un inmueble rústico de desconocida medida superficial, lindante, por su parte Sur, con el que perteneció a Esperanza Betes (3). g) Otro inmueble deja propia clase, también de ignorada superficie, sito en la partida de la Granja, lindante, por uno de sus lados, con el de Juan Campa y de Catalina Juliana (4). h) Y un predio también rústico de cinco cahizadas, situado en término de Villarreai, que, pro indiviso poseía con sus parientes D. Rafael y mosén Juan Tarrago (5). Ningún nuevo dato se contiene en la documentación del Archivo examinada, respecto a fincas diversas de las que anteceden, cuya propiedad correspondiera a D. Mateo; ora se trate de las que radicasen en Valencia, ora de las poseídas en Burriana o Villarreal. D. José María Torres, sin embargo, al ocuparse en forma concisa de la administración fundada por el hijo de Viciana en su último acto testamentario, asegura que (6), aparte de la Casa Solar, Alquería deis Salís y un censo de mil libras (7), hallábase (1) Cuaderno «Viciana = . n. = 12». Menciónase, además, la finca en el Apuntament, pág. 2.103 (2) Se deduce-su extensión superficial de la diferencia entre la medida de la Alquería dels Salts y la de cierta finca de treinta y tres cahizadas y tres hanegadas; cuya descripción, según el cuaderno titulado «Diuersorum», demuestra abarcar la dels Salts y la de seis cahizadas y tres hanegadas olivar (3) Escritura de 50 de Octubre de 1600, existente en el Cabreo de Martín Benedito de Viciana: Apuntament, pág. 2.862. (4) Llibre primer de instruments de el R t Clero de Burriana, fol. CCLXXXj (5) Escritura de 2 de Octubre de 1593, citada en el Llibre =. 3. = de calandaris, pág. 29 (6) Al ocurrir su muerte, por supuesto (7) Respondía del capital, la Villa; y en realidad eran tres los censos que importaban las mil libras: de trescientas, el menor; y de trescientas cincuenta, cada uno de los que restan. Apuntament, pág. 2.103 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 359 comprendida, entre los cuantiosos bienes administrados, otra Alquería, con sus tierras (1). No hemos conseguido acreditar la existencia de semejante inmueble, de importancia, sin duda, cuando de modo especial lo menciona en su trabajo el indicado escritor. Se sabe, sí, con absoluta evidencia, que una hermosísima finca, compuesta de Alquería, torre, corral de ganado y veinte y cuatro cahizadas de tierra, sita en la partida de Seca, y junto al río Mijares, figuraba afecta a cierto censo que impusieron sobre ella sus dueños a favor de D. Mateo con motivo del capital en dinero o cantidad recibido por aquéllos de éste; pero ni en la inscripción donde se consigna parecido detalle (2), ni en ninguno de los libros parroquiales, hácese constar el hecho de que, en definitiva, adquiriese, el censualista, el completo o pleno dominio del aludido rústico inmueble. IV Otorgó D. Mateo, dos testamentos: el primero, autorizado en Burriana a 20 de Mayo de 1618, por Fabián Lloréns de S.t Esteve; y el segundo, en población, data, y ante fedatario que, por ahora, dejamos en suspenso; si bien, algo más tarde, procuraremos, con exactitud, precisar. En el contenido de aquel primer acto de su última voluntad, en todas sus cláusulas inserto, cual se advirtió, en las páginas 215 a 222, ambas inclusive, de! protocolo de dicho notario—años 1617 y 1618—, compréndense los nombres de sus padres, esposas, hermanos, y distintas personas de su familia; así como detalles sobre materias relacionadas con sus bienes y otros curiosos e interesantes asuntos. Por ello; por su semejanza indudable con el posterior, en su parte conocida; por lo que de manifiesto pone su exaltada piedad cristiana, su rectitud y bondadosa índole, y por lo difícil de su conservación, atendido el estado del tomo en que se (1) (2) ) Obra y lugar mentados Apuntament, pág. 1.024. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 360 incluye, juzgamos de conveniencia extractarlo, respetando el orden de su bastante confuso texto, en la amplia y Verídica forma que sigue: El testador, en él, luego de extensas consideracioses y protestas religiosas, comunes en la época de su redacción; luego de hacer presente que, sin embargo de residir, por el momento, en Burriana, era vecino de Valencia, y de encomendar su alma a Jesucristo, comienza a exponer su voluntad, designando para lugar de su sepultura «lo Vas» de la capilla de Santa Ana, situada al lado del Altar Mayor de la Iglesia Parroquial, en el que están enterrados sus padres y antecesores. Nombra, en seguida, por alba-ceas suyos a mosén Agustín Esteller, beneficiado de la mentada Iglesia, y a Juan Marcos Reselló, ciudadano: a los dos juntos, «y en cas de impediment de qualseuól», al restante, en compañía de otro sacerdote, por él elegido, de entre los pertenecientes al clero local; sustituyéndoles, si los dos faltaran—«lo que a Deu no plaua»—, dice, individuos del manifestado clero, con exclusión de los administradores infrascritos. Manda se paguen las deudas, que en contra suya existieren comprobadas «ab cartes albarans testi-monis sobre acó benignament obseruat». Quiere le «sia feta la sepultura tan general com se puga fer», con asistencia de los presbíteros que se encuentren en el día de su defunción, en las indicadas Iglesia y exvilla; de los frailes mercedarios del convento de San Mateo, en la última instalado; de los capellanes y cantores de la Parroquial «ab la creu y campanes majors de dita esglesia», y de doce pobres, cada uno con su correspondiente hacha; celebrándose, además, misa cantada, con sermón, letanía y los oficios, de modo particular, señalados. Dispone, que en cinco días seguidos, e inmediatos al de su muerte, por los presbíteros y cantores de la Iglesia, se celebren misas cantadas «de plajijs», y que, por los frailes agustinos del convento de Santa Mónica de Valencia, le sean dichas otras especiales, en número no superior a treinta. Deja a los frailes del mencionado convento de San Mateo cuarenta y seis libras para la celebración de un aniversario perpetual y doce treintenarios en el altar de San Juan de Letrán, éstos, en sufragio de las almas de los siguientes difuntos: Miguel-Jaime y Damián Viciana; Catalina Roselló y de Viciana, Isabel Viciana y de Pons; Ana Viciana y de Benedito; Magdalena Viciana y de Esteve; Domingo, su criado; Juan, criado de su padre; el esclavo o esclava suyos que mayor necesidad tuviese; aquella persona a quien resul- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 361 tare obligado; Úrsula Viciaría y de Benedito, y Violante Llopis y de Viciana. Manda que por la infrascrita heredera, su mujer, mientras viva, y después de fallecida, por los administradores, se adquiera cada año la Bula de la Santa Cruzada, y que, por los mismos, también, sean conservados dos cirios amarillos de una libra de peso cada uno, «ab dos canolobres de llauto pera damunt del altar» de su capilla de Santa Ana, al efecto de que ardan, a perpetuidad, durante las misas en semejante parte dichas. Quiere que por los clérigos de la Iglesia, únicamente, y en igual capilla, sean celebrados los aniversarios perpetuos que siguen: por su padre, D. Martín de Viciana; D.a Paula Narcisa Tarrago y de Viciana, su madre; su segunda mujer, D.a María Montolíu y de Viciana; D.a Ana Valencia de Viciana, su tercera mujer; el testador, en los días de su nacimiento—22 de Septiembre—; y, el de su óbito. Manda se le funde en el altar de Santa Ana, una dobla, bajo la invoca-crón de la Santa, «dientse primeres Vespres maitines prima tercia sexta misa cantada (si hubiere capilla de cantores), ab orgue sermo y nona». Dispone, de igual suerte, la fundación de otra misa cantada, con el carácter de perpetua, en el citado altar o capilla «lo endema de tots (sants) que es lo dia de diffunts... donant caritat a tots los basnits». Lega algunas cantidades a la Cofradía de la Purísima Sangre, instituida en Burriana; a la de San Blas, ai Hospital de esta ciudad, y al monasterio franciscano de Jerusalem, de Valencia. Nombra heredera universal de sus bienes muebles, semovientes, inmuebles, créditos, derechos, acciones y del Patronato de la repetida capilla (1), a su muy amada mujer y señora, D.a Ana Valencia y de Viciana, para mientras Viva, «ab pacte, añade, que si filis o, filies meus o mies li restaren o restar prenya-da puga testar de aquells de la manera que li parexera com yo reste tan confiat de ella de sa bona anima que fara lo que conuin-dra»; facultándola, caso de fallecer el testador, sin dejar hijos, para la venta de los bienes que posee en Burriana, Villarreal y Valencia, «fermant carregaments de cens ben assegurats...» y disfrutando de «les pentions y eníeressos de aquells de vida»; sin obligación de practicar inventario «ni memorial algu de mos bens Com confie que es ella tan bona christiana que o regira y o, (1) No hay que confundir el Patronato del Altar de Santa Ana, con el Patronato del Beneficio de Santa Ana FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 362 administrara molt be y si algu li posas enpaig o, contradictio alguna vull aquell tal sia desheretat en sinch sous y no puga teñir dret algu en mos bens». Quiere que si su esposa no dejase hijos, o de dejarlos, murieran dentro de los veinte años sin descendencia legítima (1), «per entegre sens demeriitio alguna La dita rnia herencia com tot allo que aquella dexara per entregue sia E per-uinga a la dita gloriosa y benauenturada S.ta anna». Manda que ocurrida la defunción de su consorte, y luego de satisfecho el salario asignado a cada administrador (seis libras anuales), se den, del sobrante, cincuenta libras, cuando contraigan matrimonio, y no antes, a los diferentes hijos e hijas de Eugenia Benedito y de Escrich, y a Úrsula Benedito y de S.1 Juan, hija de Martín Benedito y de Esperanza S.1 Juan, con la condición de que, en lo relativo a las mujeres favorecidas, contraigan sus matrimonios con hombres virtuosos. Y, de análogo modo, para después del fallecimiento de su indicada esposa, y tampoco antes, lega, en vida, a Narcisa Martí y de Benedito, veinticuatro libras de renta anuales, e impone a la primera de las dos, mientras dure su vida, la obligación de mantener a la segunda, con derecho, por parte de la postrera, si aquélla dejase de efectuarlo, a exigir, desde entonces, el pago de la pensión anual vitalicia que le tiene señalada. Lega a Narcisa Martí y de Benedito y Esperanza Benedito y de Simó, para atender a sus respectivos lutos, diez libras a cada una; y a Antonio Escrich, en concepto de legado de liberación, lo que a la muerte del testador le estare adeudando (2). Nombra, una vez fallecida su heredera, primeros administradores de su caudal, a mosén Nicolás Bonifaci, Vicario perpetuo de la Iglesia de la Parroquia, y al Regente mosén Miguel Saurina, de ella Beneficiado, y a sus defunciones, al Vicario perpetuo y al Capellán más antiguo; los cuales, «pagats dits llegáis y son saiarij», invertirán el resto en festejar y celebrar al Santísimo Sacramento durante los tres días de Carnaval; en fiestas a Nuestra Señora (Santa Ana), en la predicha Capilla; en (1) En el original, se dice: E per quant podia ser La dita muller y hereua mía moris sens filis meus Ilegitima y naturals lo que si algu o, alguns ne tingues apres obit de aquella y de aquells tais filis o, filies morint de menor etat de vint añys y sens filis llegitims y naturals..... vull en tal cas... (sigue en el texto el complemento y final de la cita (2) De quienes sean estos legatarios nos ocuparemos con la debida atención en el último de nuestros estudios FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 363 misas en su propio Altar, por los fieles difuntos allí sepultados, y en dotes para huérfanas de su familia o de los naturales del pueblo, si en aquélla no los hubiere; encargando mucho a los administradores, socorran en lo posible, tanto a los pobres de su parentela, como a los restantes de la localidad, y compren ornamentos para dicha Santa y su Altar. Manda que a seguida de su fallecimiento recojan los administradores la gran caja que posee, conserve cada uno de ellos, una llave, y coloquen dentro el libro Voluminoso y blanco de su pertenencia, con el acto de su última voluntad, cirios de parecido color y dos candeleros. Dispone la conducción de su cadáver, caso de ocurrir su muerte fuera de Burriana, a la misma Villa, para su sepelio en el consabido sitio; manda que, a expensas de los bienes administrados se funde la Cofradía de la Minerva; y termina, declarando, constituir lo dispuesto su postrera Voluntad, la cual quiere que Valga por derecho de último testamento o codi-cilo, o por el que derivar pueda de fuero, ley o decreto. V Además del anterior acto testamentario, existe o existió un segundo, como se advertía, cuyo contenido, por los datos de él conservados, debió parecerse, no poco, en sustancia, al que con suficiente amplitud se acaba de relacionar. En la determinación de la fecha de su otorgamiento y lugar de la residencia del notario autorizante, se ha incurrido en tales equivocaciones, que de proseguir, sin su rectificación, haría para siempre ilusoria la esperanza de su posible y útilísimo hallazgo. Quién lo supone otorgado en Valencia a 3 de Diciembre de 1625 ante el notario D. Miguel Alavés (1); quién, admitiendo la data precedente y el nombre de igual notario, señala por punto de su actuación, a Burriana, y no a la distinta ciudad apuntada (2). Claro está, que si los ilustrados escritores de quienes se trata (1) (2) Torres, obra citada, pág. XII Rodríguez Condesa, pág. 20 de su consabida Memoria FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 364 hubiesen tenido conocimiento de la fecha precisa, o siquiera, aproximada de la defunción del testador, habrían calificado de inadmisible, y aun de absurda, la señalada por ellos para la autorización de este segundo acto de última voluntad; por cuanto la muerte del hijo del cronista, conforme luego procuraremos demostrar, aconteció, sin disputa, varios años antes, de la que designan, ambos para el mismo. D. Mateo de Viciana otorgó, efectivamente, su postrero y definitivo testamento en presencia del notario Miguel Alavés, en el día y mes que llevamos mencionados, pero en ningún modo del año 1625, según se supone, sino con cinco cabales de anticipación a él, o lo que es lo mismo, en 5 de Diciembre de 1620. Nadie pudo, en efecto, estar mejor enterado de lo concerniente al contenido del acto que nos ocupa, que los marmesores o albaceas y los administradores de su herencia, obligados a utilizarlo de continuo en el desempeño de sus respectivos cargos; y unos y otros en distintos documentos públicos, al reproducir su data, anotan, para año concreto de su otorgamiento el segundo de los dos que, con anticipación, se indican. En cierta notable escritura latina sobre pago de la aportación matrimonial de D.a Ana María, autorizada en 4 de Abril de 1621, por el notario de Burriana, Bartolomé Roca, cuya primera copia aparece inclusa en el mencionado cuaderno «Viciana = . n . = 12», comparecen los administradores de la herencia ante el propio funcionario público, y dicen (traduciendo al castellano, y al pie de la letra, parte de lo que exponen): «Nos Agustin Esteller presbítero y Felipe Vicent también presbítero y regente la Vicaria perpetua de la Iglesia Parroquial de la presente Villa de Burriana administradores de todos los bienes y derechos que fueron del difunto D. Mateo de Viciana militar según que de la predicha administración consta por el ultimo testamento de dicho D. Mateo de Viciana que recibió el notario Miguel Alavés en el día fres de Diciembre del año próximo pretérito mil seiscientos veinte publicado después de su muerte por el infrascrito notario publico en el dia Veinte de Marzo próximo pretérito presente» (1621). En otra escritura de poderes—asimismo latina—conferidos por los administradores, en análoga fecha, y ante el propio notario, a D. Jaime de Valencia, padre de la D.a Ana María de idéntico apellido, derivan, de parecida manera, los otorgantes, sus facultades del «último testamento de dicho D. Mateo de Viciana, que.recibió FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 365 Miguel Alavés, notario de Valencia, en el día tres del mes de Diciembre del año próximo pretérito 1620; hecho público, después de su muerte por el infrascrito notario, en 20 de Marzo pasado del presente año» (1). Y por fin, en evitación de nuevas y semejantes citas y para dar oportuno acabamiento a este ya evidente extremo, en escritura alusiva a censos y créditos hereditarios de 8 de Enero de 1622, autorizada de la misma forma en Burriana por Fabián Lloréns de S.t Esteve, vuélvese a insistir y consignar en su principio «M.n Agosti Esteller p.be M.n Felip Adria V.t p.be Ecónomo etc., y J.n march roselló en nom de marmessors y administrador de els bens, y herencia de el referid D.n Matheu de Viciana, segons tes-tament de dit Viciana per Miguel Alanés not. de Valencia en 3 de Decembre de 1620, y publicad en 20 de mars 1621 (2). No se posee la copia, o el extracto entero de este segundo acto testamentario; y ni tan siquiera tiénese noticia, que sepamos, acerca de si se conserva el protocolo de Alavés en que por precisión radicó el documento original. Pero aun cuando por los precedentes motivos se desconozcan de modo completo y circunstanciado las disposiciones todas que comprendiera, hanse conseguido reunir, sin embargo, aparte la cláusula de mayor importancia para nuestros propósitos, cual es la relacionada con los nombres de su padre, madre, consortes y hermanos, pormenores conocidos, y, no pocos, todavía ignorados, sobre algunas de las restantes, en número que basta para apreciar su semejanza con las cláusulas de! primer acto de similar naturaleza, con la suficiente extensión resumido. Refiérese, la parte averiguada del segundo, y, hasta el día, . (1) He aquí el encabezamiento íntegro de dicha escritura, de donde traducimos la parte copiada: «Die iiij mensis aprillis anno a natt. (nattiuitate) dni (domini) MDCxxj = Nos Augustinus Estelles pbr (presbiter) et filiphus Vicent Etiam pbr ac Economus siue regens curam animarum Eglesie parro-chialis pntis (presentís) ville borriane administratores bonorum omnium que quodam fuerunt domni mathei de Viciana milites pvt (provt) de administracione predicta constat ultimo dicti domni mathei de Viciana testamento recepto p mi« chalem Alaues nott. valentinum die tercio mensis decembris anni pxime (proxi-me) preteriti MDCxx et post jllius obitum per nott. Infrascriptum publicato die vigessimo mensis marcij proxime preteriti presentís anni». Cuaderno «Viciana = . n . = 12». (2) Apuntament, pág. 1.024 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 366 perdido testamento, a ordenaciones o mandatos, bien con anterioridad expuestos, y sin necesaria reproducción y comprobación ahora (1), bien indicados, o no indicados todavía, pero que requieren justificarse, en el actual momento y lugar; cuales son: aquellos en que el testador preceptúa sea sepultado su cadáver en el Altar de Santa Ana (2), e instituye la Administración de su herencia (3), nombrando para el cargo de Administradores al Vicario de la Iglesia Parroquial y a otro presbítero de ella, beneficiado (4). Relaciónase, asimismo, con la inversión de respetable parte del caudal de la herencia en diferentes actos religiosos y Obras pías (5), y con legados de cantidad o de otras clases, a favor de diversas personas de su numerosa familia (6). Y refiérese por fin, a disposiciones incluidas de análogo modo, en el acto que le antecedió, ora instituyendo heredera de su alma a Santa Ana, ora mandando la conducción de su cadáver, en su caso, a la exvilla en que naciera para el correspondiente sepelio en el Altar de dicha Santa (7). Nada, en absoluto, nos es posible afirmar respecto a si en el (1) Recuérdese la notable cláusula sobre aniversarios, en especial a favor de sus hermanos, a que se acaba de aludir (2) Torres, Advertencia al Lector, pág. XII (3) Torres, Idem «Mateo de Viciana, dice, otorgó su segundo testamento en esta ciudad (Valencia) ante el notario Miguel Alavés, en 3 de Diciembre de 1625, instituyendo por heredera a Santa Ana de Burriana, y fundando una administración de más de mil libras valencianas (quince mil reales) de renta para diferentes celebraciones y Obras pías». Prescindiendo del error, en cuanto a la data del testamento, conviene se manifieste aquí, que la administración enunciada, debió exceder, sin duda, a la cantidad supradicha (constituiría la mayor parte, o la totalidad del caudal hereditario). Así, al menos, se desprende de las tres aducidas escrituras, cuando al determinar, en general, los bienes en la fundación comprendidos, se dice en la de 1622, de «els bens y herencia»; en la inmediata, y anterior a ésta, «de todos los bienes»; y en la primera de las tres, «bonorum omnium et jurium» (de todos los bienes y derechos). (4) Escritura de 8 de Enero de 1622; y Torres, Idem. (5) Llibre de les Administrasions de D. Matev de Viciana y de Llvis Vicent cirvgia; y Torres, Idem (6) Véase la nota en que se trata de las mandas a favor de Esperanza y Úrsula Benedito, y lo que se expondrá al ocuparnos de uno de los pleitos promovidos por Francisco o Abdón Benedito y de Viciana contra la Administración (7) Torres, Idem. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 367 testamento que nos ocupa nombró heredera usufructuaria de sus bienes a su esposa D.a Ana-María de Valencia, según lo tenía ordenado en el primero; pues, aunque por una parte, D. Mateo, no dejó a su muerte ascendencia ni tampoco descendencia (1), y por otra, resultaría temerario y hasta absurdo sostener que luego de otorgada su disposición testamentaria ante Lloréns, hubiesen ocurrido sucesos capaces de entibiar su respeto y cariñoso afecto a su tercera consorte (2), creemos inoportuno emitir definitiva opinión sobre este confuso y sospechoso extremo, atendiendo a que, en pugna con tamaños hechos, aparecen de expresa y plena forma comprobados los dos importantes particulares que siguen: Primero: La actitud de la viuda litigando con los administradores (3). Segundo: La intervención de éstos en los asuntos hereditarios durante la Vida de D.a Ana-María (4). Por lo demás, tiénese cual hecho indubitable, en Vista de documentos y escrituras de confianza, hallarse comprendida en el acto que ahora Vamos examinando aquella generosa y caritativa cláusula del anterior, disponiendo limosnas o asistencias para los pobres, y en particular para los de su larga y nunca olvidada parentela. D. Francisco, o Abdón Benedito y de Viciana (5), en efecto, inquieto y singular personaje de la familia, de quien muy luego volveremos a ocuparnos, reclamó de los administradores de la herencia, auxilios, considerados, por él, indispensables para atender, en aquel momento, a su difícil subsistencia. Denegada la petición, y seguídose por semejante motivo, largo (1) Dedúcese de lo que se consigna en el primer acto de última voluntad y de las escrituras en que intervinieron los albaceas y administradores para cumplir el segundo (2) Muy al revés: los cónyuges realizaron juntos, distintos viajes desde Valencia a Burriana en los años de sus nupcias, incluso en el del otorgamiento de su segundo acto testamentario; apadrinando, ambos a la par, o por separado, a varios recién nacidos en sus bautizos (3) Hacia el final del estudio se habla con detalles, de tales juicios. (4) Téngase presente el encabezamiento de las escrituras probatorias de la fecha en que se otorgó el testamento postrero; de igual manera que lo dispuesto en el anterior o primero, nombrando administradores, sólo, para después de la defunción de su tercer esposa. (5) En la sentencia definitiva de que luego se trata, llámasele Abdón Francisco FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 368 y delicado litigio, según veremos con más detalles, el Tribunal Eclesiástico, que en definitivo lugar intervino para resolverlo, fundándose precisamente, en la cláusula o cláusulas que antes se citan, sentenció, a su tiempo, el enojoso asunto, de acuerdo con lo solicitado desde un principio por el demandante (1). Confirman y justifican el fundamento y fallo de la anterior notable resolución, una pública y trascendental escritura (2), autorizada por el tan nombrado Fabián Lloréns de San Esteve, en 7 de Febrero de 1632 (3), relativa al repartimiento de los referidos auxilios o limosnas a los parientes pobres del testador durante el año que se acaba de mentar. En este importante documento escriturario, en cuyo texto, además del nombre de las personas favorecidas e importe del socorro suministrado, se expone el procedimiento seguido hasta llegar a su obtención, escríbese, tomándolo al pie de la letra de su comienzo, lo que entendemos de oportunidad copiar aquí: «Vsant (los administradores) de la facultat a nosaltres p dit testador consesa y donada y feta conuocatio Eo_publicatio en la trona de dita parroquial en lo primer de Janer pnt any pera que dins trenta dies compareguessen los parents aquells que tinguessen les calitats segons lo dit Don Matheu mana y com aquells siguen passats se repartix Eo es fa almoyna en los infrascrits de la rrenda del pnt any 1632 de dita administratio deduint...... Fueron los favorecidos: Úrsula Escrich, mujer de José Vis-cahino; Claudia Escrich, doncella; Magdalena Mata y de Llopis, casada en primeras nupcias con Francisco Llopis, y entonces, con Miguel Gumbau; Úrsula Beneditp, doncella; mosén Jacinto, Juan, Jaime y Catalina Rodrigo, hijos de Isabel Gisbert y de Rodrigo; Juan Llopis, cirujano e hijo de Francisco Llopis y de Claudia Es-teve; Isabel Simó y de Matut, consorte de Bartolomé Matut e hija de Esperanza Benedito; y por fin, Ana Vilana y de Ferrer, . (1) Documento suelto, incompleto, en parte pequeña de su principio Aclara la ascendencia de muchos individuos, pertenecientes a las familias paterna y materna del repetido hijo de D. Martín (3) Se conserva en su protocolo del propio año, como en otros lugares se advierte (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 369 VI Equivocaciones parecidas a las indicadas en ei presente y algunos otros trabajos, obsérvanse con respecto a la población y día del fallecimiento de D. Mateo. Los últimos autores regionales que de él nos han suministrado noticias, al reunir las escasas conocidas hasta el tiempo en que escribieron sus obras, particípannos haber ocurrido su muerte en la ciudad de Valencia; y sin expresar la fecha, exacta o siquiera aproximada del suceso (1), añaden a lo anterior, que desde allí se realizó la traslación de su cadáver a Burriana en cumplimiento de lo dispuesto en su segunda y definitiva voluntad (2). Un ítem o acta, empero, inscrito en la sección de defunciones del Libro Sacramenta!, comprensivo del año 1599 al 1625, los dos inclusive (3), combinado con documentos que en próximas páginas se citan y examinan, ponen por completo de manifiesto la inexactitud de una y otra de las preinsertas aseveraciones. He aquí el acta: Don Matheu de Viciaría A 19 S.a (Sepultura) de Don matheu de a 19 Mars de 1621 Viciana feu codicili rebut p berto (meu) roca a 18 de mar (mars) dit any dexa 12 aris (aniversaris) y una dobla complida lo dia de santa anna. Conforme habrán comprendido desde luego nuestros inteligentes y discretos lectores, la data, notario y clase de documento en que se supone extendida la última disposición testamentaria del difunto, hállanse, en absoluto equivocados; no sólo por lo que poco ha (1) Aun cuando habría de suponerse correspondiera al 3 de Diciembre de 1625 (o después), en que, los aludidos aseguran dejó otorgado su postrer acto testamentario (2) Torres y Rodríguez Condesa en sus citadas obras, páginas respective, XII y 20 (3) Folio 98 repetido FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 370 afirmaban administradores y albaceas en escrituras, sino porque, el mismo Bartolomé Roca, a quien se considera en lo trascrito, notario autorizante del inventado codicilo, impugna, en algunas de ellas, la arbitraria indicación, al publicar, en concepto de definitiva voluntad de D. Mateo, el testamento que decimos autorizara Alavés en 3 de Diciembre de 1620. Prescindiendo, pues, del craso y ya demostrado error, y ateniéndonos por entero a lo que en el actual instante se limita nuestro estudio; si para averiguar el punto y fecha precisa de su óbito únicamente se conociese, como documento probatorio, la imperfecta acta con antelación copiada; acaso se intentara sostener, fijándose en su exclusivo sentido literal, que en ella, en efecto, se trataba del día y lugar del entierro, mas en modo alguno de ambas referidas singularidades, en cuanto se relacionan con el fallecimiento, quizás distintas de las que aparecen escritas, o se coligen del Libro Sacramental consabido. Pero la sutil y vana objeción, a primera vista algo fundada, habrá de estimarse especiosa e ineficaz; así que, mediante los datos después aportados, se tomen en cuenta los hechos y consideraciones siguientes: Primero: La palabra sepultura, escrita en la partida de mortuorio, precedente y en muchas de la sección de defunciones del Libro segundo de Sacramentos, se entiende aplicada, mientras deje de expresarse lo contrario en las actas, a individuos fallecidos en la ciudad, antes Villa, a que se contrae el libro (1). Segundo: El cariño y consideración al difunto, por parte de los Vecinos de la aludida ciudad, hace pensar, con fundamento, que de haber acaecido su muerte en Valencia, hubiérase llevado a cabo, a la entrada de su cadáver en Burriana, extraordinaria manifestación de duelo; y tamaña circunstancia, según se acostumbraba ya en los primitivos volúmenes parroquiales al ocurrir hechos de (1) Lleva escrito en su comienzo, la sección, «Llibre deis que se son morts en esto parrochial comensant del any 1599». Aunque obscuro el título, creemos que las palabras «se son morts en esta parrochial», deben entenderse, «se han muerto en la jurisdicción de esta Parroquia», y no, «están muertos o enterrados en esta Iglesia Parroquial»; supuesto que, sin contar con la forma reflexiva del verbo, en la lista o relación de los numerosos difuntos inscritos, figuran, junto con los sepultados en aquella Iglesia, cuantos lo fueron en la del convento de San Mateo y en el cementerio local, es decir, en los tres lugares destinados a tan santo y piadoso fin. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 371 carácter nada común, habría dado motivo a la oportuna expresiva nota, dentro o fuera de la inscripción (1). Tercero: El fallecimiento del hijo de Viciana aconteció, sin género de duda, durante el día 19 de Marzo de 1621, o sea, en el día de su sepelio; y por ello resulta imposible, en términos racionales, admitir el supuesto de que su ocurrencia hubiese sucedido en la nombrada ciudad valentina. Comprueban la' inconcusa Verdad del hecho primero, si no bastara la advertencia complementaria en nota asentada, el sano juicio y la simple lectura de los primitivos Quinguee Libri; del (1) Referíanse dichas notas, a veces, a ocurrencias relacionadas con los libros: y en ocasiones, a acontecimientos que les eran del todo ajenos. De aquéllas, citamos en el trabajo «Lugar y fecha de la muerte de Don Rafael Martín de Viciana», dos ejemplos, cuando se examina el estado de la documentación del Archivo: de éstas, vamos a copiar tres: una, inserta en el volumen sacramental primero, fol. 41; la segunda, en el tomo de la propia índole que le subsigue, fol. 93 v.to; y la tercera, en el libro de Defunciones— años 1750 a 1766—, fol. 4 V.to. En el primero de los tres libros, y luego de cierta partida de bautismo datada en 16 de Septiembre de 1581, consígnase: «A 17 de setembre en la wt, plogue tant aygua en temporal, que vingue lo riu a 18. de tal manera crescut que vingue fins ais scalons de la Igla major de borriana; de la qual venguda sen entraren mes de cincuanta sitges, axi de blat com altres grans, y buydes, que foren causa que moltes cases se nan entrat y caygut, y les demés de la Vila cruyxides: esta venguda ab lo temporal de aygua que dura del 17 fins a 26 del dit ab trons, llams, pedra, vents y tempestats que a rroinant y posa a perill de perdres tota esta vila. Laudemus Dnum Deu ntrum (Dominum Deum nos-trum). Amen, fonch asso en lo any de la natiuitat del S (Señor) 1581». En la nota del segundo de los dos volúmenes, escrita después de un asiento de defunción, fechado en 12 de Agosto de 1607, se escribe: «A 30 de Agost 1607 mataren a Francés soler en vna punialada en la plasa de boriana durant la cort entre set buyt hores de la matinada». Y en el libro tercero de los citados, también a continuación de una partida de mortuorio, se extiende la detallada y curiosa nota que sigue: Un morísimo.—Disapte á vint y cuatre de Octubre de dit any (1750) morí un monstruo, que tenia dos caps de persona en dos cosos apegáis, en dos brasos, y dos carnes cada hu de ells, los quals eren dones; y fon bategat el un cap per la comare al nayxer (que nayxe en lo referit dia, mes y any) y el altre no; per haver nayxcut mort; el qual fon fill de Pascual Beltran, y de Francisca Torres cony (cónyuges), y per ser cosa extraordinaria pera el adelantament dels Meches sel emportaren al Hospital General pera fer anatomía, y dimecres, á vinty huit del referit, el tornaren, per no haver fet anatomía, y fon soterrat en lo fosar. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 372 segundo, la otra nota extensa y aclaratoria sobre sucesos raros que, de la propia suerte le acompaña; y del tercero, tres escrituras autorizadas por Bartolomé Roca en 5 de Abril de 1621; cuya copia o extracto se conserva en el cuaderno «Viciana = . n . = 12. En el primero de tales tres documentos, los administradores del caudal hereditario en devolución o pago de parte de las cinco mil libras a que ascendió la dote de D.a Ana-María de Valencia, adjudicante, los diversos censos, por ella incluidos, como de su pertenencia, en la escritura de su aportación matrimonial; en la segunda, los Varios administradores a que se alude, en pago igualmente, de parte de la apreciada dote, constituyen a favor de la antedicha señora, un censo, con pensión impuesta sobre la finca rústica dels Salts, y sobre la urbana, sita en la calle de Murviedro de Valencia; y en el que sigue al, segundo de los manifestados documentos, la administración de los repetidos bienes de la herencia, para satisfacer el importe de «lo creix», correspondiente asimismo a la tercera consorte de D. Mateo, consigna, a su nombre, nuevo y cuantioso censo en los importantes inmuebles, cuyo distintivo y emplazamiento, respective, acabamos de señalar. Ahora bien: separando para la mayor claridad de nuestra argumentación en dos diferentes grupos, el conjunto de los referidos censos; uno, comprensivo de los aportados en concepto de dote, por D.a AnaMaría, y que después se le entregaron en devolución o pago de parte de aquélla; y otro, de los que se constituyeron para pago también del resto de su aportación y creix, tendremos por de pronto, que las pensiones de los diversos incluidos en el segundo grupo, conforme se convino en la oportuna escritura pública, habíanse de satisfacer durante el día 19 de Marzo de 1622, es decir, al año cabal del entierro de nuestro biografiado. Coincidencia tan clara y significativa para los fines en la actualidad perseguidos, parece demostrar, si bien de indirecta manera, que en el expresado día del sepelio, y nunca en fecha anterior a la de semejante suceso, debió de ocurrir la defunción de D. Mateo; ya que resulta inadmisible creer existiera en aquella época, como tampoco existe al presente, la extraña costumbre de principiar plazos de análoga naturaleza, desde el día del entierro de una persona, sino en todo caso, desde el en que hubo de haber acontecido su fallecimiento. Mas, aun considerando dudosa esta lógica y racional deducción, y sin atribuir, en su consecuencia, a aquellos pormenores FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 373 del comienzo y fin de los plazos, distinto valor o alcance que el de un exclusivo principio de prueba, todavía quedaba por completo acreditada la parte esencial del tercero de los expuestos hechos, o sea, lo tocante a la defunción en 19 de Marzo de 1621, con lo que se advierte en el documento mayor en importancia de los tres expresados, con respecto a los diferentes censos comprendidos dentro del primer grupo; es decir, en la extensa escritura, donde con motivo de la devolución o pago de la dote, se especifican los que se incluyeron en la aportación matrimonial de D.a Ana-María (1). Tamaños censos, y los demás bienes que en su integridad la constituían, entrególos aquélla a su marido, en calidad de dótales estimados; y, por semejante causa, desde el momento en que se realizó el acto del traspaso, dejaron de pertenecer a su dominio para convertirse en exclusivos del hijo del historiador. Por ello, al designar los administradores, reseñando los títulos de su adquisición, quiénes figuraron en calidad de dueños conocidos de cada uno de los varios censos, anotan, aparte de la expresada señora, a D. Mateo, su esposo. Pero Véase en qué forma: no consignan solamente en la extensa narración, por lo relativo al postrer poseedor, único en el actual momento de interés, la data segura de cuando principió a considerársele verdadero propietario, sino que precisan también aquella en que, por razón de su muerte, hubo dejado de serlo. Y así, al ocuparse del censo en primer lugar comprendido en la principal de las escrituras, a seguida de explicada su adquisición por la tercera consorte del difunto, añaden, copiando al pie de la letra: «y en apres dit censal ab lo dit paga-ment pertanygae al dit Don Matheu..... fins (hasta) dit día de 19 de Mars propassat (de 1621). En el segundo de los historiados censos, una Vez descrito el título, mediante el cual lo adquiriera D.a Ana-María de Valencia, Vuelven a añadir los administradores, «y en apres ab lo dit acte de pagament pertanygue al dit Don Matheu de Viciana..... fins denea de dit mes de mars». Y por último, en el tercero—evitando la cita de otro u otros parecidos—a continuación de lo que se expone concerniente a la repetida señora, afirman de nuevo, aquéllos, «y en apres ab lo dit (1) Las escrituras relacionadas con tal aportación fueron dos, y autorizólas Juan Argüedes, en Valencia, a 1 de Febrero de 1605 y 22 de igual mes y año. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 374 pagament pertanygue al dit Don Matheu de Viciana..... fins dit dia de deneu de Mars>. Luego, en conclusión: si el hijo de D. Martín fue dueño de los censos, de acuerdo con la escritura enunciada, hasta el final del día 18 de Marzo de 1621—lo cual implica haber continuado viviendo durante el transcurso de dicho día—; y si, en el posterior inmediato, o sea, en el 19, se llevó, en realidad, a cabo el entierro de su cadáver, es lógico e ineludible se admita, que el día, y en su virtud, el sitio de su óbito, hubieron de ser, por necesidad, ¡guales a los correspondientes al acto de su sepelio. Claro está que, en cuanto afecta a la población de la ocurrencia, es ilógico forzar el reparo hasta el punto de estimarse posible en un mismo día, el fallecimiento en la ciudad valentina y la sepultura del cadáver en Burriana; porque este exagerado aserto entrañaría el absurdo, de que, debiendo de anteceder en el presente caso, al acto del traslado, trámites y diligencias practicables entre ciudades, cuya distancia impedía en aquel entonces, su cumplimiento dentro de veinticuatro horas, no sólo se realizaran todas, si que se consiguiera, luego de concluidas, conducir, además, al difunto, de la primera a la segunda de las dos citadas poblaciones, y efectuar, de idéntico modo, su sepelio. Resulta, pues, en nuestro sentir acreditado, con la suficiente justificación, tanto por el ítem transcrito de su óbito, como por lo expuesto cuando se examinan los censos constituidos de nuevo, y los que, con detenimiento, se relacionan en la expresada escritura de pago de dote, el hecho, conforme al cual, D. Mateo de Viciana falleció, y fue enterrado, en su pequeña e histórica patria, el día 19 de Marzo de 1621. VII Muerto que hubo, y héchose cargo de la administración de la herencia, las personas al efecto nombradas en su definitivo testamento, se procedió—en 7 de Julio de 1621—a la práctica del inventario de sus bienes, principiando desde entonces, para los aludidos individuos, una serie incalculable de disgustos, ocasionados por los diversos pleitos en que se vieron envueltos, y que, a la postre, acabaron por consumir una gran porción del caudal hereditario. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 375 El primero de todos, o de los que, por lo menos, se han adquirido seguras y bastante completas noticias, entablólo, Francisco Benedito de Viciana (aquél de quien, en páginas anteriores, nos ocupábamos), personaje de tan extraña y caprichosa conducta, que, en vez de utilizar, como verdadero nombre suyo, el de Francisco, único escrito en el acta de su bautizo, empleaba, casi siempre, el desusado de Abdón; y en lugar del apellido Oquendo o Doquendo, que le correspondía por su madre, adjudicábase, de ordinario, el de Viciana, segundo de los de su padre. En posesión de Valiosas y bien situadas fincas, a varias de las cuales habémo-nos referido al deslindar la magnífica Alquería dels Salts (1), pasó en muy escaso tiempo, de una existencia, sin apuros, a la más triste y extremada pobreza, para volver a adquirir suficiente bienestar, y la representación e importancia que en aquellos días llevaba consigo el desempeño de los cargos locales de Baile (2) y Juez Delegado del Clero en causas sobre enfitéuticos censos(3). Su tío D. Mateo, donóle (cuando, quizás todavía no apareciera desorientado, el sobrino), en contemplación de matrimonio, y en documento público de data incierta, pero autorizado por el notario de Burriana Juan Castillo, la cantidad de mil quinientos sueldos, abonables en seguida que ocurriese el fallecimiento del donante (4). Llegado que fue tal día, los administradores de los bienes hereditarios, cumplimentando lo dispuesto en el predicho docu- (1) Aparte de las aludidas, conocemos de su propiedad: tierras inmediatas a la población, con cinco edificios y un corral de ganado, en ellas construidos (Expediente de comprobación de censos a favor del clero, de fecha 12 de Enero de 1724, fol. 32 vto, 34 v.to, 35 v.to, 37 y 38); cierta viña comprada a Miguel Albalat (Escritura de 30 de Diciembre de 1629 ante Lloréns de S.t Esteve, fol. 83 de su protocolo correspondiente a los años 1628 y 1629); tierras en partida desconocida, dadas en arrendamiento (Escritura de 7 de Febrero de 1632 ante el preinserto notario, fol. 67 v.to de su protocolo mentado), y una casa, sita en la calle Mayor (Apuntament, pág. 3.245). (2) Llamábase, así, el Procurador o Administrador del Real Patrimonio en determinadas poblaciones del Reino, nombrado por el Baile General (3) Pleito, según se lleva indicado y se Verá, sostenido por la Administración; Escritura de 21 de Enero de 1634, autorizada por Lloréns; fol. 176 V.to de su protocolo, años 1633 y 1634, y Apuntament, pág. 3.220. (4) Escritura de 12 de Julio de 1621 por Fabián Lloréns, fol. 125 de su protocolo, años 1620 y 1621 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 376 mentó público, hiciéronle pago del importe de lo donado en cierto crédito a favor del hijo de Viciana, procedente de Venta a debito-río; obligándose también, aquéllos, a responder del saneamiento, en caso de evicción, con la totalidad de los bienes administrados (1). Pero el deudor a quien afectaba el crédito, en Vez de satisfacerlo, llanamente, así que se le exigió por Benedito, negóse con tenaz firmeza a efectuarlo; originando, con semejante conducta, una cuestión de orden civil, en la que, conforme era regular, aparecieron mezclados los administradores del caudal hereditario (2). Por fortuna para su tranquilidad, y para la conservación —siquiera fuese, por de pronto—de la mayoría de los bienes que lo constituían, llegaron a inesperada inteligencia los primeros interesados; y en escritura de 30 de Julio de 1621, recibida por el notario de Valencia Manuel Antonio Castillo, se aclararon los puntos dudosos, y dióse, por concluso, un litigio, que tantos sinsabores y quebrantos pudo ocasionar, atendido el carácter del actor, a la importante administración de que se trata (3). Siguió al peligroso, pero, en extremo corto juicio anterior, otro de muy graves y serios resultados, promovido por la tercera esposa de D. Mateo, ante la Curia Civil de la ciudad de Valencia, con motivo, al parecer, del incumplimiento de las distintas escrituras otorgadas para el pago de su aportación matrimonial (4). Fue consecuencia definitiva de parecidas importantes diligencias, la venta en pública subasta del magnífico inmueble «Alquería deis Salts», con el olivar contiguo, y su adquisición, a falta de postores, o de mejor postor, por la viuda D.a Ana-María, en 12 de Mayo de 1625 (5). Cuatro o cinco años después del anterior, instaba, el Benedito de Viciana del primer juicio, con el nombre de Abdón o Abdón- (1) Idem Idem (3) Cítase el documento, en otro análogo de 14 de Agosto del propio año, inserto en el protocolo de Lloréns—años 1620 y 1621—fol. 176. (4) Cuaderno «Diuersorum=Viciana=Intima extrajudicial». (5) Idem Consérvase en el diminuto cuaderno precitado, un documento comprensivo de varios antecedentes que, a causa de explicar la marcha de la ejecución, copiamos en su parte principal: «En 19 de deembre 1624 es despacha lletra de Cap lleuador per la Cort (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 377 Francisco, atrevida y ruidosa contienda legal con los representantes de los bienes hereditarios, y el litigio, consecuencia de la nueva entablada demanda, tramitado ante el Tribunal eclesiástico, dejó de ser, entonces, de duración corta, como lo había sido el que en pretéritos años transigiera; por cuanto demandante y demandada (1) siguiéronlo con pertinacia manifiesta—en particular el primero—, quien tenaz en sus interesados empeños, persistió en ellos hasta conseguirlos, siquiera resultase en términos algún tanto condicionales o restringidos. Amparándose Benedito en la cláusula testamentaria hace poco enunciada, disponiendo limosnas para los Verdaderos menesterosos de la localidad, y sobre todo para los de su larga parentela, reclamó, al encontrarse asediado por la miseria, auxilios de la administración, con el fin de atender a su subsistencia y a la de su familia. Rechazada la solicitud por mosén Pedro Juan Fabres, presbítero y Vicario Regente, y por moséri Jaime Roca, de parecida suerte, presbítero: ambos, en aquellos días, administradores del caudal de D. Mateo, interpuso la oportuna demanda Benedito, para ante la Curia Eclesiástica de la ciudad de Tortosa; y sustanciada que hubo sido, el Reverendo Señor Oficial y Vicario General de la Diócesis, dictó, a su tiempo, sentencia de acuerdo con la negativa de aquéllos; o sea, en contra de lo que reclamaba o pretendía el demandante. No se dio tampoco por Vencido el inquieto Abdón-Francisco Benedito, con la nueva y desfavorable resolución, y pronto a utilizar la instancia del Tribunal inmediatamente superior, interpuso . del Justicia siuil de Valensia instant Juan de Arguedes not. procurador de Dona Anna Maria Valensia y de Visiana contra mosen Felip Adria y mosen Jaume Roca Administradors dels bens de Don Matheu Viciana. r\ La responsiua del Justisia de Borriana qu'era Francés Micolau fon en 22 de deembre 1624 ———. r\ Lletres pera que es corregues La térra en 15 de Giner 1625. La responsiua en 22 de Giner 1625. r\ Lletres pera la estima en 28 de febrer 1625. responsiua en 21 de mars 1625 ———. r/ Lletra que se admeta a donar dita en paga de son deute 15. de Abril 1625. responsiua en 24 de Abril 1625 ——— . r\ Lletra que esfasa venta en 5. de maig 1625. responsiua que se ha fet venda en 12. de maig 1625» (1) La administración FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 378 el oportuno recurso para ante la Metropolitana de Tarragona; la que, en extensa y luminosa sentencia, dictada en 11 de Agosto de 1631, puso término al espinoso pleito tramitado revocando la del inferior, y accediendo a la pretensión del recurrente por todo el tiempo que permaneciere en la indigencia (1). El cuarto y postrer pleito seguido contra la desventurada administración de los bienes de D. Mateo, comenzóse muchos años después de ocurrir el fallecimiento de la viuda, D.a Ana María de Valencia. En el cuaderno a cuyo frente se escribe «Diuersorum=Vi-ciana = Intima extra judicial», luego de reseñados, en junto, los dos inmuebles, Alquería deis Salts y tierra olivar inmediata, y de hacerse constar la adquisición de ambos por la antedicha tercera consorte, se añade: «Y en apres hauentse transportat Les dites ierres por Los tenent causa de la dita D.a Ana María han perten-gut a mosén Felip Qranell, el qual es executat per La Cort de la Ballia de la pnt Ciut. (2) a Instancia de D.a Blanca de Cardona ab excutori impetrat per dita Cort en 16 de Mars 1656, en virtud de Un carregament de Censal fermat per Francés Morato Damiana March, coniuges, y altres, en fauor de Joan de St Marti, de pro-pietat de 125 Ll, ab acte per Rafel marti de Visiana difunt (en signo) (1) Documento consabido, donde se contiene la sentencia; escritura suelta «Viciana = n = 2» autorizada en 24 de Septiembre de 1631 por Lloréns de St Esteve; y otra escritura del propio notario, de fecha 7 de Febrero de 1652, obrante en su protocolo del mismo año. En la escritura suelta, mosén Pedro Juan Fabres, en concepto de administrador de la herencia, da y cede al favorecido por la resolución, determinadas acciones reales y personales «pro saluendis et pacandis vobis Abdonio Francisco Benedito de Viziana ómnibus illis Centum líbris monete Valentie causis et racionibus en quadá (quadam) declaratione siue sententia in vestri favorem in curia Metropolitana Tarraconem et contra me dicto nomine data et publi-cata certo sub calendario (para solventar y satisfacer a vos Abdón Benedito de Viziana todas aquellas cien libras, moneda de Valencia, por las causas y razones (contenidas) en una declaración o sentencia, dada y publicada bajo cierta fecha a vuestro favor y en contra mía, en dicho nombre, por la Curia Metropolitana de Tarragona). En la posterior de las dos escrituras, o sea la de 1652, mosén Pedro Juan Fabres y mosén Mateo Naves, administradores, señalan a Abdón Benedito de de Viciana, nuevos derechos y acciones en pago de su reconocida pensión o crédito (2) Valencia. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 379 not. en 17 de Janer 1567, La qual Causa de execusio es porta ab presopossií de que La dita Almasera y terres serien especial obligado de dit Censal.» Mosén Felipe Granell, sin embargo, aunque le precisó intervenir en las diligencias derivadas del apuntado gravamen de la finca, prevaliéndose del derecho que le asistía, citó, a su debido tiempo, de evicción, a D. Jaime de Próxita «com ha tenent causa, dice el mentado Cuaderno, de la hereua de la dita D.a Anna Ma-ria de Valencia que fonch qui Vene La damunt dita heretat y Alma-cera»; y D. Jaime de Próxita hizo, también, cosa semejante con la administración del caudal, de quien, en último resultado, procedían los dos susodichos inmuebles; Viéndose, en su consecuencia, comprometida aquélla, en otro ruinoso juicio, de cuyo curso hablan con poca claridad, los libros parroquiales del Archivo. Únicamente en el asiento, con necesaria repetición aducido, de la página 2.105 del Apuntament, se indica, con respecto a este complicado y enojoso asunto, que en 18 de Marzo de 1688, aun lo tenía en estudio, el Tribunal de la Gobernación de Valencia, y que, mosén Juan Bautista Camós, Vicario perpetuo, y mosén Jerónimo Cabrera, ambos administradores, por una parte, y por otra, D. Juan de Próxita y Serdá, Vecino de Játiva e hijo y heredero de D. Jaime de Próxita, llegaron por fin a una satisfactoria transacción que dio definitivo y completo acabamiento a la tan dilatada y ruidosa contienda (1). Ya finalizado el actual trabajo, y con motivo de la busca de antecedentes para la determinación precisa del sitio que ocupó la capilla o altar de Santa Ana, construida por encargo del primer D. Martín (2), facilitónos D. Salvador Domingo Musoles, digno Cura Párroco local, un notable volumen encontrado, no obstante la antigüedad de algunas de sus primitivas actas, junto a distintos de los . (1) En pago de dos mil doscientas cuarenta y dos libras, cuatro sueldos y once dineros que por virtud de la concordia había de percibir D. Juan de Próxita, le transfirieron, los administradores, veinticinco censos; tres de los cuales habían pertenecido a D.a María de Valencia. De eilos, y de los restantes cedidos, trátase, con minuciosidad, en el extenso asiento mencionado (2) Apuntament, pág. 2.821 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 380 de moderna fecha, comprensivo de las visitas parroquiales realizadas de 1555 a 1758. Titúlase, «Libro de visitas de Obispos y Canónigos»; se halla en excelente estado de conservación, y entre las numerosas especialidades que contiene, figura una—el extracto de parte del perdido segundo testamento (1)—, cuya novedad y trascendencia exige su inmediata copia, en defecto del original, si se conserva, como complemento aclaratorio de mucho de lo sobre el particular expuesto en su oportuno sitio. Hela aquí: «.... consta per dit testament que lo dit D. Mattheu Viciana dexá a D.a Anna Maria Valencia muller sua en Usufructuaria de Una casa en la ciutat de Valencia y de tots sos bens mobles que en dita casa y ha, y en Borriana, y q se li fassa pagamet de son dot, y q si tindra necessitat se Valga dels bens mobles, y que no la compelían a fer Inuentari sino que se contenten ab los bens mobles que trobaran despres de ella morta, y ordena tambe que sos administradors fassen luego Inuentari de sos bens mobles que trobaran despres de la mort de dita doña Maria y los Venan al publich encant, y lo preu que procehira de dits bens lo carreguen a censal sobre Uniuersitats y no en altra part (2), y dexa en Marmessors, y administradors perpetuos al Vicari perpetuo que per (1) Págs. 168 y 169. El trozo hasta aquí copiado aclara las dudas expuestas en páginas anteriores acerca del alcance de los derechos hereditarios transmitidos a la viuda, y del momento en que debía comenzar la actuación de los administradores. Reducido el usufructo de D.a Ana María a determinados bienes de la herencia, y absolutas las facultades conferidas a aquéllos por el testador, salvo en lo concerniente al derecho legado, pudieron los mismos, en lo restante, dar principio al ejercicio o desempeño de su cometido, a raiz de la muerte de don Mateo. Para explicar, sin embargo, la formación de inventarios de la totalidad de la herencia en los momentos posteriores próximos al expresado suceso (durante los cuales se llevaron a cabo, conforme se desprende de las escrituras de 6 de Mayo y 7 de Julio de 1621, ya citadas), y las manifestaciones de los administradores en documento idéntico de 4 de Abril del propio año (también a su debido tiempo indicados), extendiendo su intervención al conjunto de los bienes hereditarios, es indispensable admitir, en nuestra opinión,, supuesto lo prohibido por el testador, en cuanto atañe al usufructo de su esposa, la repudiación desemejante derecho; puesto que, una vez efectuada, resultaba innecesario, según se infiere del acto testamentario, se esparase al fallecí (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 381 temps sera de Borriana y a m.° Augusti esteller, y mort ell al bene-fíciat que notnenara lo clero mes honrat pera que Juntament los dos fassen lo que dispon en son testamení, y en cas de discordia entre lo clero per tercer (1), y pera que no y haja falta mana que en sa capella de Santa Anna (2) se diguen tretse aniuersaris per- miento de lalegataria, tanto para dejar inventariados los que lo constituían o, en dicho instante quedaban, como para incluir, tamaños bienes, en la actuación de los administradores (1) Hay notoria contradicción entre lo transcrito en el texto sobre dichos cargos y lo que se manifiesta en la escritura de 8 de Enero de 1622, aducida al comparar el postrer acto de última voluntad con él que le precedió; pues, mientras en el extracto de aquel testamento se designa para albaceas y administradores al Vicario perpetuo y mosén Agustín Esteller u otro beneficiado, y al clero para dirimir discordias, en la escritura, se añade, a los dos primeros: «Jn march resello*, extraño en absoluto a la apuntada Corporación (2) Los párrafos que seguidamente se copian del Libro de Visitas, suminís-trannos, a la par que ignorados datos, con relación al hijo de Viciana, elementos bastantes para la fijación del lugar de la capilla. Dicen así: a) «Altare snte (sánete) Anne. Visitauit dictum Altare I troba que lo señor de la Capella no hauia adobat Lo retaule segons se maná en la Vesita passada. Maná sa Señoría a Don Ma-theu de Viciana que estalla allíprnt (present) que dins sis mesos adobe dit retaule en les parís que esta descrostat oí fasa de nou». Acta de la visita de 9 de Abril de 1619, pág. 93. Acredítase mediante la anterior transcripción, el señorío de la Capilla o Altar a favor de D. Mateo, y uno de sus viajes de Valencia a Burriana dejados de incluir en la lista de los conocidos. b) «Altares. Halla su Ilsma haver en dha Iglesia onse altares, con el mayor, su titular, la Transfiguración del Señor. El Altar de Santo Xpo (Cristo) = el de nuestra señora de Misericordia=el de San Vicente Ferrer=el de San Francisco—el de las AImas=el de San Roque=el de San Joseph^el de nuestra señora del Rosario=el de Santa Ana=y el de nuestra señora de Gracia». Esta explícita lista, en la que por primera vez se apuntan, con ordenación, el total de los altares, aparece inserta en el acta de la Visita de 21 de Octubre de 1716, pág. 372. La identidad del Altar de Santa Ana, que antes se anota, con el de nuestros días, bajo la invocación de María Inmaculada, y el construido a expensas del primer D. Martín de Viciana, justifícenla los tres enunciados que siguen: Primero. En ninguna de las actas del Libro de Visitas, se habla de Capilla o Altar de Santa Ana, sito en lugar distinto del correspondiente al que se nombra en la copiada relación o lista. Segundo. El emplazamiento del histórico Altar cabe, con facilidad de- FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 382 petuos la Vespra de Santa Ana, completes, y maitines a les huit hores de la nit, o, comparega als marmessors, y en lo día de la festa, prima, tercia, sexta y nona ab misa cantada, sermo, y processo, y segons Vespres, y que lo beneficiat q succeira en la administra-cio Li diga missa perpetuament lo dia de Tots Sants, y estant ocu-pat, qui ell nomenara y pera major direccio mana que despres de sa mort porten certa caxa de dos tanques a dita capella, y que cada administrador tinga Una clau, y en dita caxa se pose Un llibre gran ont estiga son testament, y se porte compte de sa administrado, y Un drap de Vellut negre pera cobrir la tomba, y quatre ciris blanchs, y los ornaments que y haura pera dita capella y q se traga priui-legi de Anima pera dit altar, y que y haja llantia encesa totes les festiuitats del any, y que se li sia presa cada any Una bulla de defunts, y mana ques Venan tots sos bens despres de morta la dita sa muller, y que tota la renda que procehirá de sos bens aixi mobles com a inmobles Vol se gaste y distribuexca en la forma seguent. Lo primer any en fer tot lo q fos necessari de ornaments, o retable en dita capella = Lo segon en celebrar misses, y altres suffragis en dita capella per sa anima, y dels defunts sepul- ducirlo, si se considera que el número y orden de los mencionados, se acomoda, con exactitud, al número y orden de los incluidos en las sucesivas visitas reseñadas en el Libro; y aunque no se conservan datos escritos posteriores a 1757, confirmatorios de la propia especial coincidencia, sábese, por testimonio de algunos sobrevivientes a la última-gran reforma de la Iglesia, que al iniciarse las obras en 1860, seguían en pie todos los altares comprendidos en la transcrita lista, con la única variante de haber reemplazado al nombre de Santo Cristo, el de Jesús, y al de Nuestra Señora de Gracia, el de Nuestra Señora de la Asunción; así como continúan luego de terminada la expresada reforma, en el trozo de edificio perteneciente a la antigua Iglesia, descontando los dos altares desaparecidos por las causas que, a continuación se exponen. Véase si no: Altares anteriores a la reforma de la Iglesia, con las modificaciones subsiguientes (Lado del Evangelio descendiendo): Santo Cristo (dentro todavía del Mayor), en la actualidad de Jesús; Nuestra Señora de Misericordia; San Vicente; San Francisco, hoy, Nuestra Señora de los Dolores; y, añadido, Nuestra Señora del Rosario. (Pared de enfrente al Mayor). Las Almas (derribado con motivo de las obras). (Lado de la Epístola ascendiendo): San Roque, ahora, Corazón de Jesús; San José; antiguo de Nuestra Señora del Rosario (desaparecido por análoga causa a la expuesta, y aprove FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 383 tais en ella, y lo tercer any en subuenir sos parents pobres, y casar algunes horfenes com sien honráis, y honrades, y excluix als Juga-dors, y prohibeix que no casen pupilla ab Jugador, ni home de mala vida, y dexa en libre determinado de dits administradors los donen axi en casament, com en remediarles allo q conforme los poguessen dar, yls mana q en les festes de les Pasques, y tots sants remedien a sos parets de alguna cosa pera Vestir, y menjar, que en estes coses Vol que se distribuexca La renda de dita administrado, y en ajudar algún paret estudiant si lo y haura pera q acabe sos estudis, y concluix que ho dexa tot a la bona administrado dels administradors als quals dona son poder tan bastant com si elI ho fes sens authoritat de Jutge ni official algu, es a saber los dos conformes y no de altra manera Y añadix que en cas q no y haja que fer en dit altar, o capella najen los dits de subuenir a sos parents, y si ni haura algu en captiueri lo rescaten o aju-den en tot lo q puguen, y pera que los administradors sapien qui son sos parents los Va nomenant en lo testament.» Según se habrá advertido, en el interesante resumen que ante- chado, el espacio que ocupaba, para ingreso y salida de los fieles en el templo); Santa Ana (Inmaculada Concepción desde 1888), y Nuestra Señora de Gracia, al presente, Nuestra Señora de la Asunción (dentro ya del altar Mayor). Tercero. Tampoco se alteró el punto de la Capilla o Altar en los años precedentes al primitivo del Libro de Visitas, o sea, al 1555; pues si bien, en realidad no se guarda recuerdo de las modificaciones, acaso, en la Iglesia realizadas, en esa apartadísima época, el señorío de la Capilla, atribuido a D. Mateo en el acta de 1619 y el jus patronal sobre ella de que el mismo dispuso en su testamento ante Lloréns, demuestran, que la reconocida en presencia del hijo del cronista era la peculiar del primer D. Martín, de quien a la larga dimanaron los derechos por el biznieto adquiridos. Luego si antes, durante y después del período que abarca el indicado Libro, sólo se ha conocido una Capilla o Altar de Santa Ana; si semejante Capilla o Altar, fue por lo dicho, el del Patronato del aludido D. Martín; y si el espacio en donde se hallaba levantado hasta la postrera reforma del templo, coincide con el que existe ahora, entre el Altar de la Asunción, o mejor todavía, entre el Altar Mayor -en el interior del que se encuentra aquél—y la parte destinada a nuevo ingreso y salida de los católicos en la Iglesia, el actual, bajo el patrocinio de María Inmaculada, sito, precisamente dentro de dicho espacio, es, salvo las modernas alteraciones, el construido por el primer D. Martín de Viciana; el que se visitó en presencia de D. Mateo, y el que este personaje coloca al lado del Altar Mayor en su testamento ante D. Fabián Lloréns de San Esteve. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 384 cede, no se habla para nada del entierro, del lugar de la sepultura, de la traslación del cadáver, en su caso a Burriana, de los legados a Varios individuos de la familia, ni de otras diversas materias, a su debido tiempo tratadas, sin duda por estimarse, cuanto se omi-tió, de escaso o nulo ínteres para los fines, al redactarlo perseguidos. Pero si bajo este punto de vista queda manco o insuficiente el preinserto extracto, y nácese necesario por tal circunstancia, el hallazgo del documento que lo completa, se aclaran, con él, en cambio, las obscuridades tocantes al usufructo de la Viuda, a los pobres favorecidos, a los bienes en un principio inventariados, y a las facultades de los albaceas y administradores; así como se nos dan a conocer las tres nuevas especiales disposiciones relativas a redimir cautivos, a la exclusión de jugadores en los beneficios que se dispensan, y al suministro de socorros para el acabamiento de estudios, junto con aquel singular mandato, a los encargados de la administración del caudal hereditario, al objeto de que «en les festes de Pasques y tots sants remedien a sos paréis de alguna cosa pera Vestir y menjar»... FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. OTROS MUCHOS DESCENDIENTES DE D. RAFAEL MARTÍN DE VÍCIANA FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. I En uno de nuestros trabajos anteriores (1), dejóse comprobado que ios hijos de nuestro insigne historiador D. Martín, fueron ocho: Mateo, Jaime o Miguel-Jaime, Damián, Catalina, Isabel, Ana, Magdalena y Úrsula Viciana Tarrago (2). Constituyeron los elementos aportados en crédito de parecida afirmación, manifestaciones expresas y terminantes de uno de ellos, en cuanto respecta a los cinco que en lugar primero se enuncian, y actos indirectos, pero muy significativos del aludido y personas principales de su familia, por lo concerniente a los tres que siguen a los predichos cinco. Estudiado en el trabajo que antecede, con la debida amplitud D. Mateo, el más conocido, popular y prestigioso de todos, procede suministremos, sin tardanza, las diversas particularidades que sobre los restantes y sus próximos descendientes hanse logrado encontraren algunos de los libros y documentos del Archivo Parroquial. Helas aquí con relación a JAIME, o MIGUEL-JAIME Y DAMIÁN VICIANA TARRAGO Redúcense, en puridad, al contenido de trascendentalísima cláusula del postrer testamento de D. Mateo (3), donde ordenada y sucesivamemte, según dijimos (4), se incluye a sus varios citados hermanos, con excepción única de la designada con el nombre de Magdalena; a otra cláusula análoga del primer acto de última vo- (1) «Primer período de la vida de D. Rafael Martín de Viciana, con su matrimonio primero e hijos» (2) Al consignar el nombre completo de éstos y los demás Viciana que se historian en el actual trabajo, emplearemos: bien la forma del texto, o sea, la del día, bien la propia de la época en que vivieron; con preferencia la segunda para aquellos a quienes nunca, o casi nunca, deja de citárselos en los libros, con dos apellidos (3) Pag. 41 del «Llibre = . 2 . — de calandaris». (4) En nuestro trabajo en la nota primera mencionado FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 388 Juntad del propio hijo de nuestro cronista (1), en la cual se suple la referida deficiencia, mas se omite, en cambio, el nombre de su hermana Catalina; y a un asiento del extenso libro del «Apuntament», relativo, de análogo modo, que las antes indicadas cláusulas, a aniversarios perpetuos por las almas de los anotados hijos de D. Martín, difuntos ya en la fecha de la redacción del tomo (2). Tamaña insuficiencia, y aun casi absoluta falta de antecedentes utilizables, por desgracia, unida a la inesperada omisión de sus nombres en el Libro Sacramental de mayor antigüedad e interés del Archivo, motivan tantas y tales confusiones en cuanto con los mismos y su descendencia se relaciona, que sólo cabe admitir, en concepto de acreditado, el hecho que afecta al fallecimiento de uno y otro hijo de D. Martín en data anterior a la primera de las comprendidas en el libro (3); desde el instante que, de no prestarse completo asentimiento a la absoluta afirmación expuesta, se habría de estimar incomprensible, cómo figurando sus demás hermanos, parientes próximos y hasta allegados de bastante lejanía; ora en la: sección particular abarcada por las Memorias; ora en las alusivas a los diferentes actos religiosos en el tomo incluidos, dejaran de aparecer sus nombres, pocas o muchas veces escritos en aquélla, o estas partes del volumen de Sacramentos. Infiérese, en su consecuencia, de lo, en los dos inmediatos párrafos consignado, que únicamente de tácita o indirecta manera, o deduciendo y utilizando procederes racionales de parecida naturaleza al susodicho, podríase, en todo caso, llegar a la admisión de nuevas y Verosímiles suposiciones, y entre ellas, por ejemplo, a la de haber sido Jaime o Miguel-Jaime y Damián, casados, y a la de que no debió sobrevivirles, a lo sumo, otra descendencia probable, que la representada por dos muy distinguidas señoras, de nombres, Ana Viciana y de Qisbert, y Ana Viciana y de Toro; exclusivas mujeres de la familia, cuya paternidad— tenida en cuenta la época de su aparición en los libros—es imposible atribuir a individuo o individuos diversos de aquéllos. Los que hayan leído siquiera los primeros párrafos del quinto (1) Protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve, años 1617 y 1618, págs. déla 215 a la 222, ambas inclusive (2) Pag. 558 (3) 28 de Enero de 1569 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 389 trabajo de nuestra, con el presente, finalizada serie (1), recordarán, a no dudarlo, cómo al ocuparnos con la posible precisión acerca de si el historiador dejó legítimos descendientes inmediatos de su efectuado matrimonio segundo con D.a Angela Viciana, hubimos de hacer constar la especial circunstancia de que, no habiendo existido en tiempo de semejantes postreras nupcias, otros personajes Viciana capaces de transmitir su nobilísimo apellido que el cronista y sus dos indicados hijos (omitimos a D. Mateo, cuyo nombre es innecesario citar por lo expuesto al estudiarle con toda clase de minuciosos detalles), debía prescindirse por completo del primero de los cuatro que se nombran, en lo tocante a la paternidad de las dos enunciadas Anas; toda vez que, teniendo, conforme tenía D. Martín, una hija de idéntico nombre de pila proveniente de su matrimonio con D.a Narcisa, Paula, o Paula-Narcisa Tarrago, en plena vida durante los tiempos de aquellas repetidas señoras, resultaba, a todas luces, irregular, se le supusiera distinta descendencia inmediata con igual y único nombre de bautismo. Era natural, en su vista, se pensase para la aclaración de tan dudoso e interesante extremo, en dos de las tres personalidades que se omiten, o sea: en Jaime o Miguel-Jaime, y Damián; y aun en atribuir, añadiremos también ahora, la paternidad de una de las Anas, al primero; y la de la restante, a! segundo, y no las dos a cualquiera de ambos, por análoga causa a la que consta consignada con relación al historiador D. Martín. Todavía, en defecto de las correspondientes pruebas documentales, y ya en camino de las hipótesis aclaratorias, podríase avanzar bastante, en complementarias suposiciones, considerando a Ana Viciana y Gisbert, cual hija legítima de Miguel-Jaime, y como legítima hija de Damián, a Ana Viciana y de Toro; supuesto que a los dos, en primer término apuntados, habíaseles de reconocer lógicamente pensando, mayor edad que a los otros dos: en orden a los varones, porque en la lista metódica y conocida de los hijos de D. Martín, en cuantas ocasiones se les designa juntos, precede siempre al Damián, el nombre de Miguel-Jaime, su hermano; y con respecto a las mujeres, porque en la celebración de sus realizadas nupcias, las de la segunda (de Toro), hubieron de seguir en respetable número de años a las de la primera (de Gis- (1) O sea, el dedicado al tercer período de la vida de D. Martín FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 390 bert), habido en cuenta las datas del nacimiento de los hijos de ésta, y la imposibilidad de encontrar el acta justificativa de su matrimonio (consérvase, por el contrario, la de aquélla) en el precitado y notable Quiquoe Libri primero de la Parroquia. De todas suertes, y sea cual fuere el Valor real de las anteriores fundamentadas deducciones, es indubitable, que si no de sus hipotéticos e inseguros padres, conócense de cada una de las dos Viciana detalles curiosos y de manifiesta importancia, según se verá acreditan la mayoría de los que, a seguida, iremos consignando. ANA VICIANA Y DE GISBERT Contrajo nupcias con Pedro Gisbert en día anterior al 1 de Enero de 1569; pues, conforme se lleva advertido, ni en libros ni en documentos parroquiales de ninguna especie hállase el oportuno ítem matrimonial en su procedente paraje y tiempo anotado (1). Puédese comprobar, sin embargo de ello, la realidad de su efectuada celebración, si no medíante la directa o primitiva acta, con el no menos eficaz asiento que aportamos, copia fidedigna de la del matrimonio de uno de sus diferentes hijos. Vicent A 21 de dehembre 1600. Yo Nicolau Bonifaci Gisbert v. (vicari) pp° (perpetuo) de borriana e sposat á Vicent y Viciana Gisbert fill de Pere Gisbert y de Agna Viciana difunta (en signo) y A Agustina Cabedo la muíler del difunt (en signo) Jaume barbera filia de Sebastia Cabedo y Aluira vaqueno de Utiel de arago y rebere les benedictions nupcials (2). Fueron hijos del matrimonio de Pedro Gisbert con Ana Viciana, el antedicho Vicente, bautizado en 5 de Julio de 1573 (3). Pedro, en 10 de Enero de 1576 (4). Esperanza-Magdalena, en 12 de Febrero de 1578 (5). (1) El primer Libro de Sacramentos, en efecto, abarca, según se indica en varios lugares, los actos de esta clase a contar del expresado dia al ultimo de 1598, menos los que se relacio-nan con defunciones. (2) Segundo Libro de Sacramentos, comprensivo del año 1599 al 1625, ambos inclusive, fol.69. (3) Primer Libro de Sacramentos, fol. 10 v.to, núm. 151 de orden (4) Idem, fol.17 v.to, núm.246. (5) Idem, fol.25 v.to, núm.353. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 391 E Isabel, en 13 de Octubre de 1579 (1). El primero de los cuatro descendientes inmediatos que anteceden, además de sus consabidas nupcias con la viuda Agustina Cabedo, celebró otras con Isabel Torres; de las cuales se conoce una hija, de nombre Esperanza-Vicenta, nacida, o bautizada en 18 de Diciembre de 1610 (2). Murió Vicente Gisbert y de Viciana cuatro o cinco años después del bautizo de su primogénita, bajo el testamento otorgado en la exvilla por él habitada, el 22 de Febrero de 1613, ante el notario Juan Galí; conforme a lo que se desprende de la porción principal del ítem, a seguido, y al pie de la letra copiado: A 23 de Febrer 1615 sot. (sotarri) a Vicent Gisbert tes. (testament) per Jo. (Joan) Gali a 22 de febrer 1613... (3). No se conservan antecedentes documentales de absoluta garantía con referencia a Pedro Gisbert, hijo segundo de Ana Viciana; pero júzgase casi seguro que estuvo casado con Esperanza Peixó o Peiró, de cuyo matrimonio hubo de nacer en 14 de Julio de 1600, una hija, a quien se puso por nombre Angela-Esperanza, apadrinada en su bautizo por Martín Benedito y de Viciana (4). (1) Idem, fol. 50 v.to, sin número de orden, pero inserto entre el 410 y 411. Sobre lo escrito en el asiento aparecen rayas transversales como en muchos de los que se consideran repetidos; pero no encontrándose en el tomo, el que hubo de precederle, transcribimos aquél, cuyo texto, muy difícil de leer, interpretamos del modo que sigue: Guisabcth a XIII de Octubre batejaren (nombres ilegibles), filia de Pere Gisbert y de Agna Vesana o Visiana, conj. (conjuges) compare francesch Gisbert y Paula Toro comare conj. (2) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 50 v.to (3) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 98 v.to. Cerca de siete años más tarde (en 29 de Diciembre de 1619), su viuda, Isabel Torres, contrajo nuevo matrimonio con el francés Juan Nogers. Declara el hecho, cierta acta sacramental, obrante al fol. 85 del mismo libro (4) Idem, fol. 4 V.to. Existen cuanto menos, a la vez, tres personas con el mismo nombre y apellido de Pedro Gisbert: el marido de Ana Viciana; el segundo de sus hijos, y otro hijo de Francisco Gisbert y Ana Befiedito y de Viciana; de quien, al igual que de sus padres, en páginas posteriores nos ocupamos. A pesar de la confusión originada por semejante analogía de nombres y apellidos, nos atrevemos a dar, por muy probable, cuanto se lleva expuesto del segundo, en vista de lo manifestado sobre el primero; de lo que se dirá con relación al tercero, y del acta bautismal de la citada hija, que dice: FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 392 Tampoco hemos logrado adquirir noticias lo suficiente explícitas y garantidas al objeto de ser tomadas en consideración, sin reparo, en lo que atañe a las dos hijas del matrimonio de Ana: Esperanza-Magdalena e Isabel Gisbert. Sólo—y por lo que afectar pueda a la segunda de ambas desconocidas señoras—hablase en trascendentalísima escritura, con bastante repetición mencionada, de una Isabel Gisbert y de Rodrigo, madre de no escasa descendencia; y de pronto, con la otra Isabel confundible, si se la supone unida en matrimonio, al citársela, con esposo del anterior apellido segundo. Mas semejante categórica indicación, cuyo fundamento se cifra en la identidad de nombre y primer apellido, y en la manera de patentizar entonces su estado la mayoría de las mujeres casadas, pierde por completo su verdadero y eficaz valor, desde el momento que luego de lo, a continuación, escrito, cabe se afirme en términos definitivos la segura diferencia entre la primera y segunda de las dos Isabeles nombradas. En la escritura de 7 de Febrero de 1632—recuérdese si no—a que en el postrer párrafo nos referíamos, recibida por el notario Fabián Lloréns de S. EsteVe, desígnanse entre los socorridos con fondos de la Administración de la herencia de D. Mateo, en aquella fecha, a mosén Jacinto, Juan, Jaime y Catalina, hijos de Isabel Gisbert y de Rodrigo. Y aun cuando no se encuentra en parte alguna de los documentos parroquiales, el ítem relativo al matrimonio de la última señora, sábese, por los de bautizo de sus hijos, que estuvo casada con Gaspar del postrer apellido mentado, y que los nombres de sus inmediatos descendientes, todos, con exclusión de mosén Jacinto, cuya acta bautismal no consta inserta en el oportuno libro, fueron: Jaime o Jaime-José, Miguel-Gaspar, Catalina o Catalina-Andrea, Juan o Juan-Agustín, María Ana y JaimeLucas, nacidos, respective, en 26 de Marzo de 1585, 5 de Marzo de 1588, 29 de Noviembre de 1590, 31 de Agosto de 1593, 26 de Febrero de 1596 y 20 de Octubre de 1598 (1). Ahora bien: como por una parte, el mayor de los seis expresados hermanos . «Speransa Angela Gisbert = A. 14. de Juliol. 1600. Yo Nicolau bonifaci V. pp.° de boriana e batejat a Angela Speransa filia de Pere Qisbert y de Speransa Peiro padrins Marti benedito. nott. y Agueda beltran y de Raphael V.a» (Libro y lugar antes insertos ) (1) Libro primero de Sacramentos, fol. 57, 89 repetido, 102, 112 v.to, 134 y 141 v.to FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 393 nació en Marzo de 1585; y como por otra, la hija de Pedro Gisbert y Ana Viciana, también de nombre Isabel Gisbert, vio la luz primera en el antepenúltimo mes de 1579, no es posible, comparando las dos anteriores datas, atribuir a ésta la paternidad de ¡os hijos de aquélla; ni confundir, o mejor, considerar, a ambas mujeres, cual si fuesen una sola y única persona. ANA VICIANA Y DE TORO Figura en primer lugar apuntado el nombre de tan singular y simpática señora— cuyo segundo apellido aparente demuestra haber sido casada con individuo que en primer término lo llevase — en el acta de la celebración de sus nupcias. He aquí el lacónico asiento (1): Antoni Toro Ab Ana Viciana A VIII de Abril (1576) esposa m(mosen) iago (2)Vicahri perpetuo en presencia de antoni balaguer i ivan (Juan) toro en la esglesia de dita vila (Burriana). La distinguida mujer del matrimonio, cuya es el acta con anterioridad copiada, por su juventud, posición, bondad y hermosura, o por una o Varias de las privilegiadas condiciones que se citan, debió despertar en la villa simpatías tales, que en los tres años siguientes a sus contraídas nupcias— exclusivos ya de su brevísima existencia — no se menciona en el libro diversa persona calificada, que en dicho tiempo pueda equiparársele, en cuanto al número de bautizos apadrinados. El primero de los actos religiosos inscritos de idéntica naturaleza en donde aparecen insertos su nombre y apellido paterno, lleva la fecha de 17 de Abril de 1576 (3) — nueve días después de su matrimonio— ; así como la de 18 de Marzo de 1579 (4), el tenido, con fundamento, por postrero; toda vez que, a contar desde el efectuado en dicho día, cesa bruscamente su intervención en nuevas y análogas celebraciones, y deja en su consecuencia, de verse escrito su nombre en volúmenes sacramentales y en los restantes tomos o documentos archivados, salvo en un reducido (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 75 En el acta se escribe, por equivocación, «siango». (3) Primer Libro de Sacramentos, fol. 18 v.t», núm. 261 (4) Idem, fol. 29, núm. 398 (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 394 ítem del libro del Apuntament (1), cuyo contexto trata, en forma concreta, de ella, con motivo de la fundación de un aniversario perpetuo en sufragio de su alma. En la notable Memoria de 1580 (2), sin embargo, aparece relacionada de extraña suerte con dicha señora, cierta reducida e interesante inscripción, en la que, prescindiendo de tres distintos nombres de personas, se consignan entre otras particularidades una, bastante para dejar comprobado que su fallecimiento debió de ocurrir, por necesidad, en el período comprendido del 18 de Marzo de 1579, día último de su madrinazgo en actos religiosos, al primero de la Cuaresma de 1580. Esta corta y aclaratoria anotación, alusiva a los confesados y comulgados, habitantes en la casa cuarta inscrita en la calle Mayor de la exvilla, dice, bien y fielmente copiando: C. Antonio Toro viudo Catalina filia ama. Barbera criada (3), Según se habrá podido observar, desde luego, mediante el precedente asiento transcrito, a más de acreditarse de expresa manera el estado de viudez del esposo de Ana Víciana en- la Cuaresma de 1580, año de la Memoria, y de forma indirecta, la defunción de su mujer dentro del consabido período, justifícase de tácito modo —si bien en sumo grado perceptible—que para la ocurrencia de tamaños sucesos quizás hubiera influido el nacimiento de un hijo del matrimonip en cuestión; por cuanto, entre las tres personas cumplidas en el anuo precepto pascual, hállase una, a quien se atribuye la particular condición de nodriza. No figurando, empero, inscrito su bautizo en el sitio correspondiente del primer Libro Sacramental, ni haciéndose a él referencia en ningún documento complementario, ha de considerarse, como indudable que, o no (1) Pag. 1.869. Primer Libro de Sacramentos, fols. 120 al 126 inclusives (3) Idem, fol. 120. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 395 existió dicho desconocido hijo de las nupcias, o que se ha extraviado, en caso diferente, el acta probatoria de la hipotética indicación última. Antonio Toro, sin contar con el consabido, contrajo dos posteriores matrimonios: el primero, con señora a quien se adjudica el nombre de Úrsula Toro, o de Toro (1), y el segundo, con mujer designada con el de Josefa Sunyera y de Toro (2). Murió el marido de las tres, antedichas consortes, en 9 de Octubre de 1599; y la porción principal del ítem, en lo que concierne a su fallecimiento y sepelio, abarca, con exactitud, cuanto sigue: Antoni Toro morí a 9 de Octubre 1599. sep. en la Igla parrochial. tes. (testamento) per benedito not. a 21 de Abril.... (3). CATALINA VICIANA TARRAGO Al nombrar, D. Mateo, casi el completo de sus hermanos en el posterior acto de su definitiva voluntad, nombra, en primer término a Jaime o Miguel-Jaime, luego a Damián, y después a Catalina; pero en la cláusula del testamento que precedió al expresado, designando a los mismos hijos de D. Martín, cuando llega a la última de las tres indicadas personas, en vez de Catalina Viciana, coloca, sí, a otra de idéntico nombre de pila, pero llámala, junto con sus dos apellidos, Catalina Roselló y de Viciana. Tan inesperada circunstancia, junto con la igualdad del nombre primero de ambas y de los apellidos paterno de una y materno de la otra, despiertan en el ánimo fundada sospecha con respecto a la existencia de probable matrimonio entre Catalina Viciana y algún, hasta el momento, ignorado Roselló, padres de la Catalina Roselló y de Viciana. Y ciertamente: de acuerdo con semejante lógico y racional supuesto, consérvase en la Memoria de 1569 (4) un para nuestros propósitos, importante, y digno de ser analizado asiento; el que, en su totalidad transcrito, comprende, a la par que el nombre de especial individuo sin Valor ostensible para nuestros fines, los (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 39 v.to, núm. 491 Idem, fols. 106 y 117 v.to (3) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 86 vto (4) Primer Libro de Sacramentos, fol. 115 v.to. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 396 de dos, acaso de verdadera trascendencia, por coincidir sus nombres de pila y el apellido del varón, con los correspondientes al sospechado matrimonio de que se trata. Véase si no: GIL + Macia Gil viudo. + Miq1 (Miquel) Rosello. + Catarina m. (muller). También en la Memoria de confesados y comulgados de 1570 (1) figura análoga inscripción a la preinserta, aumentada, no obstante, con el nombre de un criado, y disminuida con el de la persona que en primer término en ella se escribe. Hela aquí copiada: ROSSELLO + Miquel Rossello. + Catarina sa muller. + bnat (bernat) criat. Aunque en la más próxima transcripción, y en la parecida que la antecede, se omite—conforme es costumbre en todas, o en su inmensa mayoría—el apellido paterno de la esposa de Miguel Reselló, no es posible dudar que el redactor de los dos documentos cuaresmales, al escribir la palabra «Catalina», solamente, quiso referirse a la hija de nuestro cronista D. Martín, y de ninguna forma a señora distinta de iguales nombre y apellido. Apoya y confirma esta categórica indicación (todavía descontando lo que se tiene ya expuesto tocante a la persona instituida por Catalina Rosello y de Viciana en el ítem) lo que, cual complemento, se advierte en los Varios hechos a seguido consignados: Primero: En las tres únicas partidas de nacimiento que se conservan íntegras, concernientes a los hijos del matrimonio, luego copiadas, intervienen, en calidad de padrinos de los neófitos, D.a Violante Llopis, primera consorte de D. Mateo, él propio, y Ana Viciana y de Toro; es decir: dos, entre las populares personalidades de la familia de los Viciana, y otra, de íntimo modo con ella relacionada. Segundo: D. Mateo de Viciana distinguió de manera muy . (1) Idem, fol. 117 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 397 singular a uno de los hijos de las nupcias en estudio—cuyo nacimiento no consta inscrito en los libros parroquiales por corresponder a data algo anterior al 1569—, hasta el punto de haberle elegido para el desempeño del cargo de albacea suyo, en el primero, a lo menos, de los dos otorgados actos de su última voluntad. Tercero: No se habla en las cuatro repetidas Memorias, ni en la complementaria documentación archivada, de nuevo Roselló a quien pueda aplicarse el carácter de esposo de la Catalina Viciana (1); por cuanto al único en los libros, encontrado, sin contar a los que antes se designan, dásele el nombre de Gabriel; el cual celebró su matrimonio con desconocida Agnés o Inés, a la que sólo se menciona en dos folios de las antiguas Memorias aludidas (2). Por lo demás, los nombres de los hijos del matrimonio con los datos o pormenores sobre ellos adquiridos y la casi totalidad de las (1) En la Memoria o relación de Aniversarios de 1582 (página 75 del Llibre = . 2 . = de calandaris) figura uno fundado a favor de «na torres muller de Miguel Resello». Como éste vivía en 1582, mientras el del texto era ya difunto, según se verá, en 1580, no es posible confundir a uno con el otro (2) Primer Libro de Sacramentos, fol. 114 v.to y 117 v.to, respectivamente. A pesar de ello, al fol. 24, núm. 555 del mismo libro, léese extraño asiento en donde aparece, en calidad de madrina, «catalina massiana muller de miquel róselo». Creemos escrita, por equivocación, la palabra «massiana» en lugar de «uissiana»; y lo creemos así, a causa de los cuatro fundamentales motivos que siguen: a\ El acta de que se trata contiene varias equivocaciones, dimanantes de la precipitación, sin duda, con que fue redactada b\ Aparte tales equivocaciones, quien hubo de extenderla, o era extraño a la localidad, o desconocía la forma más usual de escribirse, en semejante clase de ítemes del libro citado, los nombres de «Catarina ocathalina, miquel y rose-llo»; puesto que, en vez de ellos, empleó los de «catalina, miqel y róselo». c\ En lugar de la palabra Viciana apúntase en el precitado libro, muy a menudo «uisiana» o «uissiana»; teniendo, en el caso segundo, sus dos sílabas, o mejor sus seis letras finales, idénticas, por completo, a las del vocablo «massiana», y confundible, la primera m de ésta con la sílaba «ui» de aquéllos, si al extenderse la propia sílaba se omite el punto de la vocal segunda. Pudo, quien facilitara Verbalmente los datos para el asiento, pronunciar el apellido «uisiana» de manera obscura o confusa, dando pie a la equivocación; o, pudo, si los suministró en minuta, dejar escrito el ui, en forma de m, acumulando, entonces, tres consonantes ilegibles, y dando motivo, acaso, al copista, para la introducción de la letra a, al efecto de hacer fácil la lectura, y dar, a su manera, sentido a la palabra. d/ En ningún otro paraje de los libros hablase del matrimonio de «catalina massiana» con «miqel róselo», ni tampoco de aquélla, separada de éste. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 398 actas de sus bautizos, copiadas, según el estado de conservación de los originales, son: ANGELA -ESPERANZA ROSELLÓ VICIANA (4) Angela Sperasa Rosello. a xxx de giner (1573) fonch bategada Angela Spasa filla de miquel Rosello y de sa muller caRosello thalina foren padrins pe (pere) Riba y violant Llopis muller de matheu viciana (1). MÍGUEL-BLAS ROSELLÓ VICIANA 107 (2) miq 1 blay rosello A nj de febrer (1575) bategi yo jaume pugnert Pe Vicarj teporal a miq.1 blay fill dé miquel (3) rosello fon copare matheu de viciana not y comare beatriu llopis y de gil (4). MIGUEL-ANDRÉS ROSELLÓ VICIANA miqel andreu roselo 385 (5)a XXVIj (6) de noembre any 1578 batejaren miqel andreu fil de miqel róselo y de sa muller catalina copare Joan Saurina comare anna uissiana i de toro (7). Descartando las tres precitadas anotaciones, todavía en el segundo asiento del mes de Enero de 1571 (8), en gran parte destrozado, es posible leer las palabras que siguen alusivas a un cuarto descendiente inmediato de iguales nupcias. (1) Idem, fol. 8 v.to, núm. 141. El término que ocupa el sitio del punto primero, en el ítem, resulta ininteligible (2) El número 107 de orden se halla repetido, debiendo corresponder al propio ítem, el 108; supuesto que, luego de la serie 102,103,104,105, 106,107 y 107, se pasa al 109, 110, etc. (3) Se escribió por descuido Gabriel, pero rayóse enseguida, el nombre, sustituyéndolo por el de miquel (4) Libro citado, fol. 14, núm. 107 repetido (5) Entre el apellido y el núm. 385, se escribe en tinta y por mano, diversa, «Rosello», corrigiendo el vocablo antes inserto. (6) Incluyese, a continuación, en el original, el término «bateiaren», el cual suprimimos por repetirse, después, en su verdadero sitio (7) Idem, fol. 28, núm. 385. De los errores y alteraciones de nombres y apellidos, notados en el asiento, despréndese que su redactor debió ser el mismo que extendiera aquel otro, donde figura, cual madrina,' «catalina massiana». (8) Idem, fol. 4 v.to, descendiendo del 7; número menos distante al primero, de los ahora legibles FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 399 ........el mes de Jener del any MDLXXj se batega .......de miq.1 rosello compares foren mossen,...... maganya (1) y la muller del Doctor Ar....... (2). Aun cuando en la porción conservada del acta, cuyas son las palabras transcritas (hubo de corresponderle el número 71 de orden) no se contiene el nombre del hijo o hija del matrimonio, parece debió ser, con grandísimas probabilidades, el de la Catalina incluida en lugar de su madre, según advertido se tiene, entre los hermanos de D. Mateo, en trascendental cláusula de su segunda disposición testamentaria. Y nos apoyamos para opinar de esta suerte en que si bien existen—luego se justifica—, un quinto hijo de iguales nupcias incorporable a los cuatro manifestados, su nacimiento precedería, con seguridad, al de todos los restantes; desde el momento que no figura inscrito su bautizo en el Libro Sacramental primero, y es el único, por el contrario, de los cinco, incluso en las Memorias de cuantos confesaron y comulgaron durante el período de las consabidas Cuaresmas. Llamábase el hijo a que se acaba de hacer referencia, Juan, conforme se desprende del penúltimo de los documentos o Memorias conocidas, y Juan-Marcos, de acuerdo con la postrera de los cuatro existentes; apareciendo extendidos los asientos, donde se consignan uno y otro nombre, de la manera que, copiada, literalmente, a continuación se dice. En la penúltima Memoria, o sea en la de 1580(3): CARRER MAJOR + Cathalina de Reselló V.a (4) (Viuda). + Joan fill. + Joan criat. + Joan Gaseo criat. +Caudia criada. (1) Llamábase de nombre Natal A la sazón existían dos personas muy solicitadas para apadrinar dicha clase de actos, cuyo primer apellido comenzaba por la sílaba Ar.....: Argües (Vicente), Farmacéutico, y Artieda (Miguel), Cirujano. (3) ) Idem, fol. 122 v.to (4) Uno de los modos de aludir al apellido paterno del marido de Catalina. (Véase nuestro estudio, «Primer período de la vida de D. Rafael Martín de Viciana con su primer matrimonio, e hijos.») (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 400 En la cuarta Memoria, es decir: en la de 1581 (1). CARRER MAJOR + Rosellona Viuda (2) + Joan March fill. + Pere criat. + Caudia criada. Miguel Roselló fue Síndico de la Villa en 1569 y 1570 (3), y su fallecimiento acaecería, sin género de duda, por lo colegible de la primera de las dos enunciadas Memorias, antes de la Cuaresma de 1580. De su consorte Catalina habremos de añadir a las escasas noticias consabidas, que su posición en igual año—habido en cuenta el número de criados que se le asignan en el respectivo asiento—debió ser bastante desahogada. Y de sus hijos, exclusivamente hemos conseguido alcanzar tres datos, con relación al de nombre Juan o Juan-Marcos; a saber: cfue intervino en Varios actos religiosos sacramentales; que desempeñó o fue nombrado para el cargo de albacea de D. Mateo, y que de su,matrimonio con Úrsula Saurina tuvo por lo menos dos hijos: Úrsula-Catalina, bautizada en 29 de Abril de 1587 (4). Y Miguel-Juan, en 7 de Octubre de 1589 (5). ISABEL VICIANA TARRAGO Nómbrase a esta nueva hija del historiador D. Martín, como a sus otros diferentes hermanos sin el segundo apellido, en la cláusula del Llibre =. 2 . = de calandaris (6), en el asiento poco ha copiado del Apuntament (7), y en los dos notables actos testamentarios de D. Mateo (8). En el de mayor antigüedad de los posr treros documentos, al nombre de Isabel y al apellido de su padre, (1) Idem, fol. 128 v.to Otra forma de hacer alusión al primer apellido de su esposo. (Trabajo antes mencionado.) (3) Escritura de 11 de Mayo de 1570, ante Viciana, otorgada por mosén Juan Tarrago. (Documento suelto sin número.) (4) Libro citado, fol. 64. (5) Idem, fol 95 (6) Al principio mencionada (7) También aludido al comienzo del trabajo actual (8) Se habla de ellos con extensión, según es sabido, en nuestro estudio «Biografía de D. Mateo de Viciana». (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 401 añádese, en concepto de distintivo detalle, el característico «y de Pons», revelador del paterno también de la persona con quien hubo de figurar casada. La singularidad a primera Vista explícita, y de más remoto tiempo, en lo respectivo al posible esposo de D.a Isabel de Viciana, encuéntrase consignada en un acta bautismal de fecha 13 de Mayo de 1572, inserta en el primero e importante Libro de Sacramentos (1). Dice así: 17 Antoni joan Pons Brunet A XIII de mayo (1572) fue baptizado antoni Joan Antoni joan hijo de ramon pons brunet y de jisabet conjuges Brunet fueron padrinos miguel artieda cirujano y agna Xi-menes Viuda. Según se advierte en esta inscripción de bautismo, el recién nacido, a quien en el acto religioso se le puso por nombre Antonio-Juan, era hijo «de ramon pons brunet y de jisabet conjuges»; pero aquella persona, que, además de casada con la incierta Isabel, aparentaba apellidarse Pons, no era así de apellido, sino de nombre (2); y al igual que su consorte nada tenía de común con los Viciana, objeto de nuestro presente y detenido estudio. Demuestran las dos anteriores manifestaciones, los cuatro distintos hechos para su perfecta claridad apuntados, a seguida, y con separación. Primero: Las palabras Ramón Pons Brunet, es imposible constituyan el nombre y los dos apellidos del padre de Pedro-Juan, porque ni existe prueba, ni indicio alguno de que fuese apellido la segunda voz de las tres sucesivamente escritas, ni se acostumbró a realizar en el primer Libro de Sacramentos, la anotación del nombre de las personas en la manera completa al presente efectuada; esto, según a su tiempo se indicó, sólo acontecía en casos excepcionales; y entonces, o sea, cuando alterando la práctica establecida estimábase oportuno emplear a continuación del nombre de pila el de los dos Verdaderos apellidos, hacíanse preceder al materno, las tan conocidas partículas «y de» (3), inclusas en dicha parte, con (1) Fol. 7, núm. 117 de orden Poncio (3) Véase nuestro folleto, dedicado al primer período de la vida de don Martín (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 402 mayor frecuencia, para distinguir a las mujeres casadas y dar a conocer el apellido primero de sus esposos. Segundo: En una inserción existente en la Memoria de 1569(1), vuelve a mencionarse al indicado Brunet prescindiendo de la palabra Pons, y empleando, exclusive, aquel apellido y el nombre de Ramón, conforme se infiere de la copia literal de semejante asiento, que dice: -_ brunet. + Ramo Brunet. + Isabet m. Tercero: Obsérvase análoga omisión del vocable Pons, en el acta del bautismo de uno de sus hijos llamado Mateo-Jaime, cuya data corresponde a la de 24 de Septiembre de 1580 (2). Cuarto: Por más que hubiese resultado apellido la palabra Pons del Ramón Brunet, su esposa Isabel, no era la Yiciana hija del historiador, si que cierta señora ajena en absoluto a la ilustre familia; designada con el apellido Alegre en el acta de sus nupcias, extendida en 22 de Febrero de 1569 (3). Descontando, pues, en definitiva, al Pons o Poncio en cuestión, y siguiendo en nuestras comenzadas investigaciones, interesa nos ocupemos, también, ahora, de otro nuevo individuo llamado Pons, cuyo nombre, precedido del de Luis, asiéntase en la Sección del propio Libro dedicada a los confesados y comulgados durante las Cuaresmas de 1580 y 1581. En la Memoria, en efecto, correspondiente al año 1580, folio 125 de idéntico volumen, aparece un ítem—en su esencia reproducido en la de 1581—donde figuran apuntadas, en casa de la calle del Portal de Onda, las cuatro personas que siguen: + Llois Pons. + Isabet muller. + Leonor filia. + Jaume balaguer criat. No obstante, empero, la coincidencia existente entre el apellido Poncio del primer comulgado inscrito—éralo, sin duda, en el (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 116 repetido Idem, fol. 35, núm. 449 (3) Idem, fol. 69, núm. 6 (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 403 presente caso—y el del verdadero esposo de la Isabel Viciaría; y entre el nombre de ésta y el de la mujer de aquél, es indudable, que en anterior transcrito asiento no se trata, con seguridad completa, del matrimonio a estudio sometido, por cuanto la consorte de Luis Pons, de acuerdo con lo firmado en escritura de 7 de Mayo de 1600, autorizada por el notario Juan Bautista Valles (1), llamábase, en realidad, Isabel; mas en modo alguno Isabel Viciana o de Viciana, sino Isabel Coll. Pero si de este Luis Pons y del nombrado Ramón Pons Brunet debe prescindirse, sin reparo, para la consecución del fin que hasta aquí nos proponemos, no sucede lo mismo, siquiera a juicio nuestro, con el Pons a que se alude en notable documento escriturario inserto en los Protocolos del notario Valles, y extendido en el que corresponde al año 1604. Lleva la expresada escritura, fecha 10 de Enero del antedicho año; y en ella, desígnanse juntas a dos respetables mujeres, denominadas, según Veremos, Narcisa Pons y de Bosch, viuda de Pedro Bosch, y Juana Pons, esposa de Miguel Mata; instituidas, una y otra, universales herederas del difunto Miguel Pons en su testamento de 17 de Marzo de 1568, autorizado por D. Rafael Martín de Viciana. Fallecido su otorgante en día que precede al 20 de Octubre de igual año, supuesto que en la data postrera hubo de llevarse a cabo la publicación del acto de su última voluntad, resulta en absoluto innecesario se-acuda a investigaciones directas sobre el particular relacionadas con el difunto, en los volúmenes y demás manuscritos parroquiales, posteriores sin excepción—hablamos de los que se conservan íntegros y pueden servir de alguna utilidad—al 31 de Diciembre de 1568. Pero si no parece fácil, ni aun cabe obtener satisfactorios resultados con relación a este asunto, mediante procedimientos y análisis directos en los aludidos libros y papeles, es fácil llegar en cambio, a conclusiones admisibles y útiles en sumo grado, de modo indirecto; es decir: infiriéndolas de lo que, relativo a una de las dos indicadas señoras, se expone en escritura con repetición aducida. De haber sido en verdad, las Narcisa y Juana Pons de referencia, descendientes directas e inmediatas de la hija de D. Martín de Viciana, a aquéllas y sus hijos hubiera correspondido con certeza, el derecho a solicitar socorros, caso de necesitarlos, de la Administración de la herencia de D Mateo; de acuerdo con lo que se (1) Apuntament, pág. 1.869 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 404 colige del testamento de éste y de la escritura tocante a los suministrados durante el año 1632. Ahora bien: entre los diversos sucesores de la segunda de las dos preinsertas mujeres, cítase a una hija suya de nombre Magdalena; la cual, en época desconocida, contrajo primeras nupcias con individuo comprendido en la extensa familia de los Llopis. Luego, si dicha hija, verbigracia, figurase en el número de los auxiliados con bienes o rentas de la Administración consabida, habría positivos y racionales motivos para considerar a Miguel Pons, su abuelo, como marido de alguna Viciana, o con mayor exactitud, de la de nombre Isabel; atento a que no consta existiera en los días de su Vida diferente persona de apellido Pons a quien haya posibilidad de atribuir semejante circunstancia. Pues véase lo que se observa, examinando los nombres de cuantos fueron socorridos en el reparto de lo no poco entregado durante el último año en el párrafo postrero escrito. En la conocida lista que en su completa totalidad los abarca, a continuación de las dos hermanas Úrsula y Claudia Escrich, descendientes inmediatas de Eugenia Benedito y de Viciana, asiéntase el nombre de la indicada hija de Juana Pons (1), en la forma que sigue: «Magdalena Mata y de Llopis, en primeras nuptias y al pret (present) ab Miguel Gombau». Y ya puesta en claro la materia del interesante y algo confuso extremo examinado, detallemos acto seguido, las singularidades que se conservan sobre cada una de las dos repetidas hijas del matrimonio que nos ocupa. NARCISA PONS VICIANA Contrajo nupcias, como se da a entender en la escritura de, 1604, con Pedro Bosch; y aunque, de la inscripción en primer término fidedigna para comprobarlo ignoremos su paradero, al igual de lo acontecido con muchísimas, en particular, anteriores al 1569, suple la deficiencia, y confirma lo aseverado en la escritura, el ítem a que dio margen el bautizo de su segundo hijo, donde, en términos explícitos, se precisa fuese el recién nacido, «fill de Pere Bosch... y Arcisa Ponsa» (2). (1) (2) Contrajo matrimonio, la madre, según se ha dicho, y se ampliará, con Miguel Mata Forma femenina de expresar, en ocasiones, el apellido paterno FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 405 Dejó el matrimonio, en descendientes inmediatos, a Andrea, bautizada en 30 de Noviembre de 1577 (1), y Pedro, en 10 de Enero de 1580 (2). En 1570 tenían su habitación, Narcisa y su esposo, en la casa que ocupaba D.a Angela Viciana, segunda consorte del cronista; y este nuevo dato confirmativo, hasta cierto punto, de la opinión expuesta sobre su ascendencia, y aclaratorio de la duda que se consigna en la página 9 de la primera edición de nuestro «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana», acredítalo el especial asiento, con anticipación transcrito en la página 8 del propio trabajo (3): asiento que reproducimos a seguida, por su oportunidad, tomándolo de la Memoria de confesados y comulgados en dicho año. Dice asi: VISIANA + Angela visiana + mestre Pere Bosch + arcissa sa muller (4). Sobrevivió la última señora—ignórase en cuántos años—a su marido; ya que en la escritura de 1604 se manifiesta, haber otorgado, aquélla, poderes en 10 de Octubre de 1591, sin intervención de Pedro Bosch, a favor de Miguel Mata. JUANA PONS VICIANA Celebró matrimonio con el referido Miguel Mata en 2 de Marzo de 1570; hecho justificado por la partida del acto religioso, a continuación copiada: Miguel a déos (dos) de mars anj 1579 esposaren mimata qel mata ioana ponsa testimonis alfonso marab tines y franses alonso oiren misa de agost a ioana Pons xXij anj sobredit (5). (1) Primer Libro Sacramental, fol. 24 v.to, núm. 340. (2) ) Idem, fol. 31 v.to,núm. 421 (3) También se inserta en la segunda edición del mismo (4) Libro citado, fol. 119 repetido. Despréndese de la inserción, que don Martín hallaríase ausente de Burriana en tiempo de la Cuaresma de 1570. En la de 1580, habitaban, Pedro y Narcisa, casa situada en la calle de Montesa. Idem, fol. 124 (5) Idem, fol. 76 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 406 De los cónyuges, en 1580, habitantes en la Plazuela de les Parres (1), y en 1581, en la Calle de Pujolet (2), nacieron los siguientes hijos: Miguel-Juan, en 28 de Diciembre de 1579 (3). Isabel, en 23 de Agosto de 1581 (4). Vicente-Gregorio, en 9 de Septiembre de 1584 (5). Agueda-Magdalena, del 1 al 4 de Febrero, ambos inclusive, de 1588 (6). Catalina-Eugenia, en 16 de Febrero de 1591 (7). Mónica, en 6 de Febrero de 1594 (8). Miguel-Francisco, en 6 de Marzo de 1596 (9). Y nada más sabemos de los consortes, Isabel Viciana y Miguel Pons, de sus dos hijas, ni de la otra descendencia. ANA VICIANA TARRAGO Tampoco, de esta tercera hija del historiador, se conservan noticias concretas anteriores a sus nupcias con Martín Benedito (10). Tanto por la falta de la oportuna acta, cuanto por los detalles encontrados respecto a sus diversos hijos conocidos, es posible afirmar con suficiente garantía, que la fecha de la celebración de las indicadas nupcias hubo de anteceder, en algunos años, a la de la primera acta del Libro de Sacramentos de mayor antigüedad. Su nombre y apellido paterno es inútil buscarlos asociados en la documentación de la Parroquia hasta llegar a cierto ítem bautismal, cuya data corresponde a 24 o 25 de Enero de 1575 (11). Comienza, sin embargo, a aludírsela, en la primera Memoria de confesados y (1) Idem, fol. 124 v.t°. Idem, fol. 130 (3) Idem, fol. 31 vto, núm. 420 (4) Idem, fol. 40, núm. 496 (5) Idem, fol. 53 v.to. Después del fol. 41, no se anota el número de orden, en bautizos. (6) Idem, fol. 66 v.to. Hállase agujereado el sitio donde se apuntó el día. (7) Idem, fol. 103.. (8) Idem, fol. 114v.t°. (9) Idem, fol. 134 (10) En el testamento primero de D. Mateo se la designa con el nombre de Ana Viciana y de Benedito (11) Idem, fol. 14 v.to, núm. 216. Ni del examen del ítem, ni del lugar que ocupa (el precedente, féchase en el primero de ambos días; y en el segundo, el posterior) es posible deducir el día fijo del acto religioso (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 407 comulgados (1), donde junto al nombre y apellido de su consorte, agrégase el de pila suyo, y el de un individuo, a quien se califica de mozo, en la forma que sigue: benedito. + Marti benedito. + Agna m. + Joan moso. En nueva inscripción de bautismo, efectuada en 23 de Enero de 1574 (2)—primer documento justificativo de la muerte de su marido— interviene, en calidad de madrina, «la viada de marti benedicto»; y en otras dos anotaciones análogas, de fecha 19 de Septiembre de 1574 (3) y 22 de Octubre de 1575 (4), se la designa, respectivamente, con las frases «viuda benedicta relicta de marti benedicto», y, «señora Viuda de Marti benedito». En los distintos y posteriores ítemes de actos sacramentales de parecida naturaleza, llevados a efecto con su asistencia (5), se escribe ya siempre su nombre acompañado del apellido paterno y de la frase «y de benedito», completada, salvo en dos casos, por distracción sin duda, con el Vocablo viuda; apuntados, nombre, apellido y frase, de Variada manera ortográfica. Resultaron del propio matrimonio distintos hijos: algunos, nacidos en días anteriores al 1 de Enero de 1569; pues, aparte ¡de no constar inscritos sus bautizos, demuéstranlo así, especiales circunstancias con ellos relacionadas. El descendiente inmediato de más significación entre todos los habidos, y del que con mayor abundancia de datos se ocupan los Volúmenes del Archivo, llámase Martín, cual su padre y abuelo. En la primera Memoria, o sea, en la de 1569, deja de figurar todavía escrito su nombre, acaso por faltarle aún edad, en dicho (1) Idem, fol. 116 repetido Idem, fol. 10 v.t°, núm. 156 (3) Idem, fol. 12, núm. 186 (4) Idem, fol. 17, núm. 241 (5) Idem, fol. 18, núm. 251 (21 de Febrero de 1576). » » 26, núm. 558 (29 de Marzo de 1578). » » 31 v.t°, núm. 421 (10 de Enero de 1580). » » 32 V.to, núm. 427 (28 de Febrero de 1580). » » 35, núm. 446 (29 de Agosto de 1580). to » » 102 v. , sin número de orden (5 de Febrero de 1591). (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 408 año, para el debido cumplimiento del anuo precepto pascual; pero en la de 1570 (1), o segunda, se le incluye junto con sus padres, entre los confesados y comulgados del domicilio de los mismos; de acuerdo con la porción del asiento, que a seguida, y al pie de la letra, se copia: BENEDICTO + Marti benedicto. + Anna sa muller. + marti fill. Aparte el anterior indiscutible hijo del matrimonio, nació, o fue bautizado, en 12 de Marzo de 1569, una hija de 'nombre llamada Isabel, conforme comprueba la inserción defectuosa que incluimos copiada con exactitud, de la extendida en el Libro primero de la parroquia, con tantísima frecuencia aducido (2). 78 Isabet Benedito y Viciana A 12 de Mars 1569 fonch bategada Isabet .....nedito y Anna benedito y de Visiana padrins..... y Juana paula baranguera. De las dos porciones interrumpidas, que se notan en la susodicha incompleta transcripción, causadas por deterioros en el pliego donde se inserta, la última—de ninguna importancia por referirse al nombre del padrino—no es, ni será posible suplirla; mas sí resulta fácil intento realizarlo en cuanto atañe a la primera, utilizando, :a la par que antecedentes bien notorios, anotaciones parecidas próximas a la del libro; y suponiendo escrito, en vista de semejantes datos, en el espacio que se puntea, o sea, a continuación de la palabra «Isabet» la frase truncada «filia de marti be....... Acaso se considere, sin embargo, injustificado y hasta algún tanto arbitrario, incluir el término «marti» en el lugar del asiento sin palabras, y la aseveración consiguiente a haber sido la neófita hija de Martín Benedito; supuesto que a la tenida en el acta en concepto de esposa del padre de Isabel, lejos de denominársela Ana Viciana, se la llama Ana Benedito y de Viciana; pero parecida dificultad procedente de equivocación indubitable, queda de manera satisfactoria destruida haciendo constar la inexistencia en los (1) (2) Idem, fol. 118 v.to Idem, sin folio, núm. 6 de orden FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 409 libros de individuos Benedicto o Benedito casados con señoras apellidadas Viciana, salvo el enunciado Martín Benedito y su, al parecer, hermano, Miguel Benedito; marido, según se verá, de Úrsula, hermana a su vez, de Ana Viciana. Atribuir a la Úrsula que se cita la maternidad de la bautizada Isabel, había de estimarse indiscutible absurdo; tanto por sernos conocidos los diferentes hijos de aquélla, como por lo contenido en las dos observaciones que siguen: Primera: En el acta bautismal se da el nombre de Ana y no de Úrsula, a la habida en calidad de madre de la que ocasiona el religioso acto. Segunda: De considerarse bien aplicado a Ana el apellido Benedicto, llamaríase su hija, Isabel Benedicto y Benedicto, y nunca Isabel Benedicto o Benedito y Viciana, como se la designa en el margen del ítem, corrigiendo la equivocación. Errores de la propia naturaleza, con motivo, en particular, del puesto en donde debiera colocarse el último apellido mentado, se observan con bastante frecuencia en los documentos o volúmenes de que se trata. Podríanse aportar, desde luego, con el carácter de típicos ejemplos, dos, en especial, notabilísimos, antes que por comprender algo de extraordinario en su fondo con relación a otros similares, por aplicarse al mismo D. Martín de Viciana y a su nieto Martín Benedito y de Viciana, hijo de la hija de aquél, en estudio. A este Martín Benedito, en efecto, al copiarse de su Cabreo—en tiempo oportuno sometido a examen—el gran número de inmuebles con su titulación, afectos al memorable Beneficio de Santa Ana fundado por el abuelo del historiador, se le hace decir en el Apunta-ment (1), que en 9 de Mayo de 1591, y de análogo modo, con posterioridad al 1 de Enero de 1600, autorizó el cronista (en vez del autor del Cabreo) dos escrituras relacionadas con la expuesta fundación religiosa. Aun cuando desconociéramos el día exacto, o, a lo menos, muy aproximado, del fallecimiento de D. Martín de Viciana, deberíase reconocer, de repente, que en la apuntada cita iba envuelto manifiesto y seguro yerro, derivado de sustituir al apellido Benedito, el paterno de aquél y materno de su nieto; no sólo por hablarse en el tiempo de la referencia, de los documentos autorizados por Benedito, si que por lo inadmisible de la suposición, atribuyendo al historiador la posibilidad de que se hallara, todavía, en (1) Páginas 2.894 y 2.847 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 410 condiciones de ejercer el notariado a los ochenta y siete u ochenta y ocho años, en el primero de aquellos dos casos; y a los noventa y ocho cumplidos, en el segundo. Fue hija, asimismo, del matrimonio de Ana Viciana con Martín Benedito, otra Isabel nacida en 22 de Febrero de 1571, a quien se le puso, además del anterior, el nombre de Narcisa, según habrá de observarse en el ítem, que sin alteración de su original, contiene: a XXIj del mes de febrer del añy MDLXXj se batega..... 78 arcissa filia de marti benedito. n. conyuges padrins Alfonso Isabet martines y Speransa baranguer (1). Benedito Para dejar el imperfecto asiento que se copia en sus defectuosas partes corregido, necesítase, según es fácil colegir, ocupe por necesidad el espacio sin nombre, o con puntos suspensivos, ocasionado por el destrozo de la porción derecha del pliego en que figura escrito, la palabra Isabel inserta en el margen del lado izquierdo; y que a la letra n, comprendida entre los dos puntos, y representación del omitido nombre de la madre de la neófita—con certeza ignorado por quien lo redactase—la substituya, los de Ana Viciana; o sea: los de la consorte de Martín Benedito. Aparte los tres precedentes hijos, enunciados, todos, en los ítemes del Libro Sacramental primero, dase cuenta, en la Memoria, de 1581 (2), en forma algo obscura, de una nueva hija de iguales nupcias, si se analiza con detención las personas habitantes en la casa del hijo de Martín Benedito, sita en la Calle de Pujolet, confesadas y comulgadas durante el susodicho año. He aquí sus nombres: +Marti benedito not. + Andreua Loquendo muller. + Anna Benedicto V.a. + Pere Juan fill. + Hieroni criat. + Caudia criada. Casado el notario Benedito en 1.° de Enero de 1578—algo después se justifica—fuéle imposible ser padre del Pedro Juan (1) (2) Primer Libro de Sacramentos, fol. 4, núm. 78 Idem, fol. 130 vto FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 411 que comulgara, conforme a la transcrita relación; pues de estimarse lo contrario, llegaríase al absurdo supuesto de que un menor de tres años de edad, en la Cuaresma de 1581 (apenas si la alcanzaría entonces, de conceptuarlo hijo de Martín Benedito), apareciera incluso en la Memoria del citado año, donde únicamente se anotaban, cual en las restantes, los cumplidos con el religioso precepto pascual. Débese tener en su consecuencia, al Pedro-Juan del asiento, como hijo de la persona inmediata, pero antes, en él colocada, y a la que por su apellido paterno cabía calificar de pariente próxima probable, si no cierta, del expresado notario. Recuérdese para su debida justificación que, de conformidad con lo no ha mucho advertido, tan sólo se conocían, en tiempo de la precitada Memoria, dos individuos con el apellido Benedicto o Benedito, casados con señoras de la familia de Viciana, el Martín y el Miguel; y que los hijos del segundo—hacia el final del estudio se detallan sus nombres y singularidades sobre ellos adquiridas—nacieron, sin excepción, luego del 13 de Abril de 1569. Viuda, Ana Benedito, en la Cuaresma de 1581, y a la vez madre de un hijo comprendido entre los confesados y comulgados del postrer año, no es factible se la considere hija del Miguel y de su esposa Úrsula, sino de los consortes Martín y Ana, al presente, objeto de estudio. Es verdad que en la inscripción de que se trata omítese su segundo apellido; es Verdad, que nada en absoluto se manifiesta en la misma encaminado a esclarecer la importante mencionada duda; pero los pormenores que se exponen, unidos a la circunstancia de habitar madre e hijo en el domicilio del segundo Martín Benedito, hácennos comprender se trata en la investigación actual, de una pariente, según decíamos, muy próxima, o mejor de una hermana del indicado notario, e hija, por lo tanto, de la última Ana Viciana que se nombra (1). Todavía resulta indispensable admitir, a nuestro juicio, otra importante hija del matrimonio que hasta aquí nos Viene ocupando, a menudo designada en los libros con el nombre de Angela Benedito y de Viciana; por más que de idéntico modo a lo acontecido con la anterior reconocida, no dispongamos tampoco de justificante expreso y concreto, que a ciencia cierta acredite la expuesta aseveración. Indúcenos a creerlo así, a pesar de ello, sus dos apellidos, y lo que sobre los Viciana y Benedito de la época se lleva (1) De Ana Viciana, sábese también, que estuvo casada con Pedro Bell-munt. Apuntament, pág. 949 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 412 ya escrito; el haber celebrado sus nupcias antes del nacimiento del primer hijo de Úrsula Viciana, dato bastante para suponerla descendiente, en todo caso, de la hermana de ésta; y la existencia de particular escritura pública (fáltale número), acerca de privados y familiares intereses, datada en 23 de Abril de 1603, sin nombre legible de quien la autorizase, y que otorgó en unión del notario Martín Bene-dito y su hijo Francisco, o Abdón, según él, de ordinario se llamaba. El padre de los apuntados cinco hijos, por lo demás, apenas si intervino en actos sacramentales posteriores al año 1568; supuesto que exclusivamente se encuentra escrito su nombre en el libro de mayor antigüedad del Archivo, cuando se anota el bautizo, por él apadrinado, en día intermedio al 2 y 16 de Octubre de 1570 (1). Su fallecimiento hubo de acaecer, como con antelación se tiene advertido, en día, también inseguro, pero que precedió al 23 de Enero de 1574; y el de su esposa Ana Viciana, luego del 5 de Febrero de 1591, fecha del asiento último de su nombre en inscripciones de índole sacramental. En lo relativo a particularidades, dignas de ser conocidas, con respecto a cada uno de los diferentes hijos del matrimonio, véanse, las curiosas e interesantes, a continuación consignadas, en especial, acerca del nombrado MARTÍN BENEDITO Y DE VICIANA Alterando la costumbre generalizada en su época, se le designa, así que se le cita, con su nombre y dos apellidos, precedido, el segundo de ambos, de las características partículas y de. Contrajo su primer matrimonio, al comenzar ei año 1578, con Andrea Doquendo o Loquendo; y el acta donde se especifica su celebración, fecha, testigos, etc., dice, copiando de su original, lo que sigue: Martí Lo primer de Janer del anny 1578 Esposi a benedito marti benedito y Andteua Doquendo Donzella y Andreua presents y testimonis mo. (mossen) Rafel marti de Viciana not. y mo. Joan de Sen marti baile de dita villa oiren misa a VI de octubre anj sobredit (2). Nacieron de este matrimonio, (1) (2) Idem, fol. 4 vto, núm. 61 Idem, fol. 75 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 413 Francisco-Antonio, en 29 de Julio de 1580 (1). Ana, en data ignorada (2). Vicenta, también en fecha desconocida (3). Vicenta Petronila, en 10 de Marzo de 1591 (4). El primero de los cuatro anotados hijos, al que, conforme en distintos lugares se advierte, se le conoce de análogo modo con los nombres de Abdón, Abdón-Francisco o Francisco Benedito y de Viciana, es aquél, del cual nos ocupamos al tratar, en el oportuno trabajo, de los múltiples pleitos en que se vio envuelta la Administración de la herencia de D. Mateo. El mismo danos a entender quién fuera su distinguido ascendiente inmediato en el documento escriturario por él otorgado en 12 de Julio de 1621, ante Fabián Lloréns de S.1 EsteVe, cuando aludiendo a determinada entrega en pago de cantidad que le donara—por razón de matrimonio—su tío D. Mateo, afirma, en prueba de lo que Va exponiendo, haber autorizado este gratuito contrato, el difunto notario Martín Benedito, «pare del dit proposant» (5). Rico y pobre en intervalo corto, acudió durante su angustiosa penuria a la repetida Administración en demanda de socorros, fundado en la cláusula del testamento de su tío, a su debido tiempo mentada; pero se desatendieron en absoluto sus imprevistas pretensiones, considerando sin duda, los motivos sospechosos que ocasionaron su lamentable estado, y hubo de interponer la oportuna reclamación para ante la Curia Eclesiástica de Tortosa. Confirmado allí, lo por los Administradores resuelto, de nuevo acudió en alzada al Tribunal Superior o de la Metropolitana tarraconense, donde, más afortunado, consiguió se dictase fallo revocando, lo hasta entonces dispuesto, y accediendo en su vista, a lo que pretendía, para mientras permaneciera en la indigencia (6). Años después, en mejor situación económica, y modificada, al parecer, su imprudente o incorrecta conducta, recobró el respeto (1) Idem, fol. 34 V.to, núm. 444. Idem. Sección de confirmados por el Obispo D. Gaspar Punter en 15 de Febrero de 1591, agregada inmediatamente antes del folio 89, al Libro Sacramental primero. (3) Idem (4) Libro Sacramental primero, fol. 103 v.t°. (5) Existe en el protocolo del notario, Lloréns, años 1520-1521. Menciónase por primera vez la escritura, en el estudio «Biografía de Don Mateo de Viciana». (6) Se acota ya en su correspondiente sitio (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 414 y estima merecida por el apellido que ostentaba; desempeñando en 1634, el cargo de Baile local (1), y en 1635, el de Juez Delegado en las fundaciones beneficíales de «Berengerona Ferrús» (2) y «Pons Monsó» (3); en la segunda de las cuales debió acordar, y llevó a efecto, el comiso de cinco cahizadas de tierra olivar, en 5 de Febrero de este año (4). Estuvo casado en primeras nupcias, con Dorotea Blanes; puesto que en la lista de confirmados en 27 de Noviembre de 1614 (5) aparece una AnaMaría «filia de francés benedito y Dorotea Blanes»; padre e hija, padrinos en bautizo que se celebró en 28 de Febrero de 1622 (6). Fallecida Dorotea Blanes, en día incierto, contraería el viudo segundo matrimonio con Juana Prats, si atendemos a que en 24 de Abril de 1663, era la Juana, de acuerdo con lo consignado en el voluminoso Apuntament (7), viuda de Francisco Benedito; pudiendo añadirse, en vista de otra importante apuntación del aludido libro (8), que del segundo matrimonio de referencia, nació otro hijo varón, a quien se puso por nombre el propio de su padre; casado a su tiempo, con María Martínez, y difunto, con posterioridad al 4 de Marzo de 1716. De las dos hermanas de Francisco Benedito, Ana y Vicenta, nada conservamos en apuntes, digno de participar a nuestros lectores; y de la que se denomina Vicenta Petronila, solamente se ha logrado adquirir el insignificante detalle respectivo a que fue apadrinada, en el acto de su bautizo, por D.a María de Montoliu, segunda consorte, según con repetición se lleva dicho, del más estudiado y conocido hijo de nuestro cronista. El padre de los cuatro anteriores hermanos, Martín Benedito y de Viciana, fallecida su consorte Andrea Doquendo o Loquendo, contrajo; en data que no se precisa, segundo matrimonio con señora de nombre, Esperanza de San Juan; del cual nació Ursula- (1) Escritura de 21 de Enero de 1634: protocolo de Lloréns de S.1 Esteve, años 1633 y 1634. (2) Apuntament, pág. 2.805 (3) Idem, pág. 3.220 (4) Idem. (5) Segundo Libro de Sacramentos, Sección relativa a la misma clase de actos (hojas agregadas al libro entre los folios 67 y 68). (6) Idem, fol. 119 (7) Idem, pág. 3.245 (8) Idem, pág. 3.123 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 415 Rafaela, bautizada en 27 de Febrero de 1613 (1), mujer de Vicente Ferrer (2), y una de las escasas comprendidas entre los descendientes de Viciana, a quienes distinguió con mandas D. Mateo en su primer acto de última voluntad. Estudió, el repetido Martín Benedito, de acuerdo con lo que se infiere de las indicaciones manifestadas, el Notariado, y lo ejerció en su patria natal, con grandísimo aprovechamiento, habiendo sido el depositario o heredero y señor útil de cuantos libros, documentos y notas poseyera, su abuelo D. Martín. Así lo confirma su acto otorgado ante Narciso-Juan Albiol en 30 de Enero de 1600, demostrativo, además, de sus nobles sentimientos y del cariño y santo recuerdo hacia aquél, de cuyo acto libró copia el notario Adriano Rey, con relación al protocolo del propio Narciso, de la manera expresada en el documento suelto, «n. 35-35» del Archivo, y, a continuación transcrito: «n. 35 n.° 35 Die XXX Januarj Anno a na.e Dni MDC. Marti benedito not. de borriana habit (habitador) Gratis, etc. Per los respectes a ell benuists asci en Ion nom propi com encara en nom y com a señjor vtil deis actes e notes rebuts per lo difunt (en signo) en Rafel marti de visiana Absol diffimx Al clero De la Parrochial de la vila de borriana de qualse-uol sa Laris de actes a ell deguts axi rebuís Per ell com encara per lo dit rafel marti de viciana res-pectiue a pagar a dit clero i ates em Pero que sempre dit clero naja de menester trellat de algún acte o actes Lo dit clero naja de Pagar Lo jus scribendMantum y aso entes deis Actes rebuts fins Al pnt dia de huy y per so Absol y diffinix Al dit clero de qualseuol Actio Peíitio demanda e contrauersia que contra aquell e ais Successors puja posar etc. Posant a ell e ais seus suprapre-dictis silentium sempiternu. Actum borriana etc. (1) Segundo Libro de Sacramentos, fol, 36. Se la conoce, también con el nombre de Úrsula Benedito y de Sant Juan. (Primer testamento de D. Mateo). (2) Escritura de dote de 11 de Mayo de 1635, otorgada por la madre de Ursula-Rafaela, ante Natal Magaña: Protocolo de este Notario, año 1633 FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 416 Testes Nofre vicent fabra mestre de scola y vicent muntalar Laurador de La vila de borriana Habit (Habitador). Copia Prejnserti Justu provt jacet fuit abstracta a receptorio Narcissj Joannis Albiol (difunto, en signo) not. Illud receptoris per me Adriani Rey not. publicum libros et protocolo regentem Inquorum fidem hic meum Artis not.e appono signum (1). Intervino, Martín Benedito, en concepto de Notario, en uno de los libros Cabrees de censos a favor del Beneficio de Santa Ana, cual en su oportuno sitio se advirtiera, y hubo de actuar en calidad de Escribano, ante «les corts del batle del justicia y del mustacaf de Burriana »(2) . Como se observa en la mayoría de los personajes de su familia, hállase escrito, con frecuencia su nombre en actos religiosos que conciernen a bautizos y matrimonios, y aunque poseía y habitaba en 1580 y 1581 una casa de la Calle de Pujolet (3) adquirió y ocupó algún tiempo después, otra, situada en la Plaz.a Mayor, vendida por él, en 1 de Diciembre de 1599, a cierto Auzias de Latorre (4). De igual nieto del historiador se conservan, originales, extractados o simplemente conocidos en cuanto a su fecha, materia y persona (o, a una o dos, de lastres particularidades), cerca de ciento (1) Traducción literal de este postrer párrafo: «Copia del preinserto instrumento, fue sacada, según consta en el despacho de Narciso-Juan Albiol, difunto notario, por mí Adriano Rey, notario público, regente los libros y protocolo de aquel despacho. En fe de lo que pongo aquí-mi signo del Arte notarial (2) Rodríguez Condesa, obra citada, pág. 16 (3) Primer Libro de Sacramentos, fols. 123 v.to y 130 vto (4) Apuntament, págs. 2.212 y 2.213. Este edificio, cuya situación se determina con perfecta claridad en la pág. 1.626 del expuesto libro, corresponde al que, en nuestros días, ocupa el «Círculo de la Agricultura». En 21 de Junio de 1724, poseíalo «Miguel J.n de Coria, Apotecari»; quien, al cabrevarlo (encontrábase sujeto a censo), lo deslinda del siguiente modo: ...... de vn costat ab casa de els hereus de Jaume Ant.° Palos c.da (ahora de D. Víctor González)..... de altre ab casa de Antoni Armant, calle nombrada de el frare en mig (hoy, del que esto escribe, Calle del Salvador, en medio) darrere ab casa de els hereus de Jusep Domenech..... carrer nomenad de la camisería..... en mig (al presente de los herederos de José Ramón Mesado, calle de la Divina Pastora, en medio), y dauant ab dita Plasa (la Mayor) enfront de la iglesia mar. (mayor)». FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 417 cincuenta documentos públicos (1). Falleció en Abril de 1614, conteniendo el ítem donde se consigna la citada circunstancia—lacónico, y análogo a todos los extendidos en los Volúmenes sacramentales—, lo que se escribe a seguida, al pie de la letra copiando: Martí Benedito «A 12 de Abril (1614) sotarri a Marti Benedito. No feu testament» (2). ISABEL E ISABEL-NARCISA BENEDITO VICIANA Desconócense toda clase de antecedentes de naturaleza indubitable, con relación a ambas hijas de Ana Viciana. ANA BENEDITO VICTANA Casó con Pedro Bellmunt (3), y aparte, según se ha acreditado, de madre del Pedro-Juan con ella incluso en la Memoria de 1581, y de que, debió quedar Viuda con anticipación a la Cuaresma del citado año, cónstanos de igual modo, haber intervenido en 7 de Octubre de 1589, con el carácter de madrina, en el bautizo de Miguel-Juan Roselló, hijo de Juan Marcos Roselló y biznieto de Martín de Viciana (4). ANGELA BENEDITO Y DE VICIANA (5) Es la hija de Ana, del anterior segundo apellido, que, por aquellos tiempos más se la distinguió en la localidad, y de quien han llegado hasta nuestra época mayor número de noticias exactas. En las Memorias de 1580 y 1581, se la considera habitando, con su marido y criados, en el «Carrer damunt»; y el asiento en que semejante detalle se consigna, tomado del último de los dos documentos, dice, literalmente transcrito: CARRER DAMUNT + francés Gisbert. + Angela Benedito. (1) Anótanse en el Apéndice. Segundo Libro de Sacramentos, fol. 98. (3) Apuntament, pág. 949 (4) Primer Libro de Sacramentos, fol. 95 (5) Si bien por lo común, se la designa así, en varias ocasiones, sustituyese al apellido materno, la frase, «y de Gisbert», o «Chisbert», primero de su esposo. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 418 + Domingo Mascaros, criat. + Miquel, criat. + Pere franch, criat (1). A pesar de no manifestarse en la copiada inscripción, idéntica (omitiendo el penúltimo criado) a la de la Memoria de 1580, que el Francisco Gisbert en ella aludido, fuese consorte de la Angela Benedito; ni de ser posible tampoco el hallazgo, en el libro o documento restante de cuantos se conservan en el Archivo, del acta original, o en sustancia, de la celebración de sus nupcias, cabe afirmar sin vacilaciones, en virtud de lo que luego se añade en bautismal partida, haberse llevado, con seguridad a cabo el matrimonio, aunque en fecha por completo indeterminada. Resultaron hijos de él: Vicente, bautizado en 4 de Abril de 1569 (2). Pedro-Luis, en 6 de Febrero de 1571 (3). Sebastián Jerónimo, en 3 de Octubre de 1574 (4). Juan, en 8 de-Septiembre de 1577 (5). José-Pascual, en 19 de Abril de 1577 (6). Francisco-Vicente, en 15 de Marzo de 1582 (7). Quedó Angela, viuda, antes del nacimiento de su último hijo; atento a que en la inserción del bautizo de éste, empléanse las siguientes aclaratorias palabras: «fill de francés Gisbert difunt (en signo) y de Angela Benedicto viuda relicta». Por lo colegido del número de criados inscritos en la anotación que precede (tres según se habrá visto), y por los antecedentes o noticias guardadas sobre Varias de sus fincas rústicas y urbanas, debieron disfrutar los cónyuges, de posición económica desahogadísima. En uno de los numerosos asientos del Apuntament (8), en corroboración, consta consignado un censo a favor del clero, por «Angela Benedito y de Chisbert V.da y Pere Soriano», sobre cuarenta y cinco cahizadas de ambos, sitas en la partida del (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 129 Idem, núm. 7 de la primera hoja conservada (sin folio). (3) Idem, fol. 5, núm. 75 (4) Idem, fol. 12 v.to, núm. 188 (5) Idem, fol. 23 v.to,núm. 325 (6) Idem, fol. 29, núm. 400 (por equivocación se escribe 4 (7) Idem, fol. 44 (8) Pag. 50. (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 419 Marchalet; y en escritura de 5 de Mayo de 1604, ante el notario Juan Bautista Valles, se hace mención de otro rústico inmueble, situado en la partida de «les Arbolades», lindante, «ab terres de pere Gisbert (hijo del matrimonio) y ab terres de dita donadora (su madre) y ab lo riu de dita vila» (Burriana); de cuya finca entregó Angela Benedito, por vía de donación propter nupcias, a José (hijo asimismo del matrimonio), cuatro cahizadas. De igual forma, y sin contar con la casa que poseían los esposos en tiempo de las consabidas Memorias, fueron, ambos, propietarios de otros dos predios urbanos, aún; emplazados: uno, en la Calle de «les Empavesades» (2); y el otro, en la Plazuela de «en Bosch» (3). Tanto el marido como la mujer, pero en especial la segunda, hubieron de ser muy solicitados al objeto de apadrinar actos religiosos de las clases precitadas; desde el instante que sus dos nombres aparecen escritos con alguna repetición, para el aludido fin, en las inserciones del Libro Sacramental primero. Francisco Gisbert y Ana Benedito otorgaron actos de última Voluntad: aquél, ante Narciso Juan Albiol, en 19 de Julio de 1580, y ésta, en presencia del notario indicado en el penúltimo párrafo, el día 1 de Febrero de 1609: actos de postrera Voluntad, cuyas publicaciones se efectuaron por los dos fedatarios públicos, en 29 de Septiembre de 1581 y 11 de Marzo de 1610, respective (4). Es imposible determinar, con evidencia, el día de la muerte del esposo; si bien resulta sencillo deducir, por cuanto se acaba de exponer, que el suceso acontecería con escasa anticipación a la primera de las dos más próximas datas: el del fallecimiento de la esposa, o, por lo menos, el de su entierro, conocérnoslo con precisa exactitud, merced a lo legible en la parte siguiente de un ítem, tomada del que, en su totalidad, consta extendido, en el Segundo Libro de Sacramentos (5). Angela Benedito y de Gisbert (2) A 20 (Febrero) 1610 sotarri a Angela Benedito y de Gisbert v.a (viuda) tes. per Valles not....... Escritura de 18 de Enero de 1623, ante el notario de Castellón, Jaime Castellet, inserta en los Cabreos del Priorato de Montesa, de Burriana, fol. 58 (3) Otra escritura de los propios notario, data y Cabreos, fol. 55 v.t°. (4) Escrituras mencionadas en las dos anteriores notas (5) Fol. 96. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 420 A causa de graves discrepancias entre sus herederos, o debido a otras dificultades serias de índole ignorada ahora, debieron ser laboriosas, en extremo, las operaciones divisorias de las herencias, a los cónyuges correspondientes; pues, hasta el 18 de Enero de 1623, no consiguieron ponerse de acuerdo los interesados en ellas para otorgar la oportuna escritura pública, que, en idéntica, fecha, autorizó, el desde antes de ahora conocido notario de Castellón de la Plana, Jaime Castellet (1). Y aun cuando se han logrado obtener los detalles Variados, y de algún interés, como se ha visto, alusivos a los dos consortes de que en el actual momento se trata, son nulos, en número, los existentes en el Archivo de la Parroquia con relación a sus cuatro hijos, Vicente, Sebastián-Jerónimo, Juan y Francisco; y muy reducidos, los que afectar pueden a Pedro-Luis y José'Pascual; de ordinario, citados, con los nombres exclusivos de Pedro y José respective. Del Pedro, sabemos, con plena certeza, que contrajo dos veces matrimonio: la primera, con Jerónima Peixó o Peiró; y la segunda, con Úrsula Reula (2). De estas postreras nupcias parece qué no hubo descendencia: de aquéllas, nacieron cinco hijos, cuyos nombres y días de sus bautizos, son; Francisco-Ignacio, en 2 de Febrero de 1698 (3). Pedro-Juan, en 3 de Diciembre de 1604 (4). Águeda-Magdalena, en 6 de Febrero de 1607 (5). Sabina-Jerónima, en 1 de Abril de 1609 (6). (1) Documentos alusivos al Priorato de Montesa, en Burriana, que se citan en pasadas notas (2) Tomo de Cláusulas testamentarias, pág. 39; y testamento de Pedro, autorizado por Fabián Lloréns en 12 de Octubre de 1629, existente en su protocolo de los años 1627 y 1629, fol. 150. No obstante que en este acto de última voluntad, y en el tomo de Cláusulas testamentarias, donde se copia una del mismo—la antes citada—se denomina a la primera mujer Úrsula, creemos que ha de ser sustituido aquel nombre por el de Jerónima. Con el anterior se la designa en el testamento de su hija Magdalena, y en documento suelto señalado con el número 88, escrito y suscrito por el propio Pedro Gisbert en 23 de Diciembre de 1627. Pudo, también, denominarse, Jerónima-Ursula o Ursula-Jerónima. (3) Primer Libro de Sacramentos, fol. 139 vuelto (4) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 17 (5) Idem, fol. 21. (6) Idem, fol. 25 vto. FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 421 Úrsula, en 18 de Julio de 1615 (1). En 12 de Octubre de 1629, día del testamento otorgado por Pedro Gisbert, ante el notario Fabián Lloréns de S.t Esteve (2), sólo existían de los cinco mentados hijos, según se desprende de dicho acto de postrera Voluntad, la llamada Agueda-Magdalena, o simplemente Magdalena, mujer, a la sazón, de Antonio Moreno; y la de nombre Sabina, casada, también entonces, con Mateo Abella. El padre de las dos señoras, a quien se titula procer y conciliario en escritura autorizada por Valles en 6 de Marzo de 1610 (3), terminó su vida en Burriana el día 13 de Octubre de 1629 (4), es decir, al siguiente de haber otorgado su disposición testamentaria. De su hermano José Gisbert, cónstanos, con seguridad, que contrajo dos Veces matrimonio: una, con Angela Peixó o Peiró, en 17 de Mayo de 1604 (5), y otra, con Jerónima Gozalbo, en 2 de Octubre de 1611 (6). Al parecer, murió sin-descendencia de sus primeras nupcias con Angela; pero de las celebradas con Jerónima, nacieron, a lo menos, los cuatro hijos a continuación anotados con los dias de sus respectivos bautizos: María-Angela, en 6 de Septiembre de 1612 (7). Francisco-José, en 19 de Febrero de 1615 (8). Francisco-Vicente, en 14 de Enero de 1618 (9). Pedro-Buenaventura, en 14 de Julio de 1619 (10). MAGDALENA VICIANA TARRAGO Esta cuarta hija de D. Martín de Viciana, casó en 1570 con Sebastián MitjaVila, Migavila o Michavila; y en el asiento de la celebración del matrimonio figuran, en concepto de testigos, su padre y el Baile local, Juan Senmartí o de Sentmartí. (1) Idem, fol.37. Protocolo y tomo de cláusulas referidos, fol. 150 y pág. 29, respective (3) Su Protocolo en 1610, sin foliar (4) Tomo de Cláusulas testamentarias, pág. 39 (5) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 71 v.to. (6) Idem, fol. 77.v.to (7) Idem, fol. 34 v.to. (8) Idem, fol. 42 (9) Idem, fol. 51 v.to. (10) Idem, fol. 55 v.to (2) FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo de F. Vives Mora, 1922. 422 Véase el ítem, donde, en sustancia, todo ello, y más se consigna: migauila «Die eade (6 Marzo de 1570) Ego Bartolomeus rossanes vicarius perpetuus dicte eclesie con-junxi in matrimoniu Sebastianu mitjauila et magdalena Vissiana testes fuerut Magnificj Joannes senmarti et martinus de visiana die 17 Nouebris 1570 data fuit illis benedictio» (1). Del matrimonio, instalado en casa sita en la Calle de Pagolet o Pujolet, nació una hija a la que se puso por nombre, Narcisa; pues, aunque se desconoce el acta de su bautizo, quedan con facilidad comprobados su nacimiento y nombres, con la inserción que sigue, tomada de la Memoria de 1581 (2) parecida a la existente en la de 1580 (3): CARRER DE PUJOLET C + Sebastian Migauila + Magdalena muller. + Arcisa filia donzella (4). Sin contar con las indicadas nupcias, contrajo otras, Magdalena, en tiempo a ellas anteriores, acreditables, no por el acta de su celebración, ni por asiento de las consabidas Memorias, sí que por el contenido de un importante ítem, relacionado con bautizo, cuya fecha corresponde a la de 24 de Marzo de 1575. En dicho (1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 70, núm. 22 de la Sección de matrimonios. Aunque de facilísima comprensión el acta, traducírnosla, sin embargo, al pie de la letra por si alguno de los lectores desconociera, en absoluto, el idioma latino. «En el mismo día (6 Marzo de 1570). Yo Bartolomé Rossanes Vicario perpetuo de dicha Iglesia, uní en matrimonio a Sebastián Mitjavila y Magdalena Viciana; fueron testigos, el Magnífico Juan Senmarti y Martín de Viciana: en el día 17 de Noviembre les fue dada la bendición.» (2) Idem, fol. 130 (3) Idem, fol. 123 v.to (4) Trátase con extensión, algo después, de la paternidad de esta Narcisa FORN