1 - Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico

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FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FAMILIA
DE LOS
VICIANA
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FAMILIA
DE LOS
VICIANA
(Estudios histórico-críticos)
por
D. Vicente Forner Tichell
ABOGADO
VALENCIA
IMPRENTA HIJO F. VIVES MORA
Hernán Cortés, 8
1922
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
Es propiedad del autor. Queda registrada esta obra y efectuado el depósito
que perpetúa la ley
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
OFICIO Y CERTIFICADO (1)
ALCALDÍA
CONSTITUCIONAL
DE LA CIUDAD DE
BURRIANA
Negociado 1º
Num. 461
El Ayuntamiento que tengo el honor de presidir, en sesión ordinaria del día 11 de Febrero
último, adoptó el acuerdo que, copiado a la letra,
dice así:
«Acto seguido se da cuenta de una instancia
suscrita por las representaciones de los elementos
sociales activos de la localidad y distinguidas
personalidades de ella, redactada en los términos
siguientes:=«Los que suscriben, vecinos de esta
Ciudad, al magnífico Ayuntamiento de la misma
exponen:=Que nuestro prestigioso paisano el
Abogado D. Vicente Forner Tichell, ha escrito, con
la galanura que le caracteriza y con la severidad de
la más exigente crítica, diez folletos tratando
interesantes
puntos
bio-bibliográficos
del
burrianense insigne, D. Rafael Martín de Viciana,
«historiador ilustre y sabio apologista de nuestra
lengua»; como pregona Lo Rat-Penat, sociedad de
amadores de las glorias valencianas. =E1 hecho
escueto de ensalzar la memoria de aquél que en el
siglo XVI tantos lauros conquistó con su
celebérrima «Crónica del Reino de Valencia», la
mejor de las publicadas hasta nuestros días, es ya
digno de orgullo y loa para los que de burrianenses
nos preciamos; pero cuando esta apología se hace
aportando muchísimos datos nuevos, debidamente
documentados, refutando
(1) Previos, una manifestación y un ruego.
La manifestación: Inclúyense, ambos documentos, a explícitos y repetidos deseos—para el autor de la
Obra, mandatos—de Varios de los concejales, particulares y sociedades que suscriben la solicitud luego
copiada.
El ruego: Antes de la lectuisa del Libro, interesa, y hasta estímase indispensable, se le rectifique
debidamente, siquiera sea en lápiz, con arreglo a las Enmiendas, Correcciones y Adiciones insertas al final.
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de F. Vives Mora, 1922.
VI
errores en que algunos biógrafos han incurrido y
deshaciendo leyendas referentes a Viciana y su
época, como.de una manera cumplida lo consigue el
Sr. Forner, su trabajo es mucho más meritorio, y el
prestigio que para nuestra querida patria chica se
conquista, se avalora con méritos más
preeminentes,=Por otra parte, a través de la obra de
D. Vicente Forner aparece la Burria-na de la décima
sexta centuria historiada con una verdad y belleza
que bien necesitamos conocer todos los que nos
envanecemos de las glorias de nuestro
pueblo.=Ahora bien, terminada la obra hay que
imprimirla para popularizarla; y como algunas
personas, enteradas de su valía, han hecho
indicaciones más o menos oficiosas para que se
encargue de su publicación, a sus costas, alguna
entidad que no es Burriana, y esto, en sentir de los
firmantes resulta depresivo para esta Ciudad, los
que
suscriben:=Suplican
al
magnífico
Ayuntamiento de la misma, que velando por los
prestigios que tanta fama le han dado, imprima por
su cuenta, si lo tiene por conveniente, los diez
folletos de que consta la obra escrita por el Abogado
D. Vicente Forner Tichell, relativa a la familia de
Viciana..=Gra-cia que esperan merecer de los
dignísimos señores componentes de este magnífico
Ayuntamiento, cuya vida guarde Dios muchos
'años. = Burriana 5 de Febrero de 1921 .= \Juan B.
Luis Pérez, Obispo de Dorilea (1). =Salvador Domingo, Párroco(2) .=Ramón Llopis, Abogado y Juez
Municipal.=B Claramoníe, Presidente del Sindicato
de Policía Rural. =José Vicent Real, Presidente del
Sindicato de Riegos.= Ramón Daudí, Presidente del
Círculo de la Agricultura.=Antonio Manrique,
Médico
y
Presidente
del
Casino
Burrianense.=Modesto Ma-
(1) Hoy, electo de Oviedo.
(2) En la solicitud original, y por lo tanto en la que hasta aquí se transcribe, omítese, a continuación de lo
copiado, la totalidad de las profesiones y cargos, de los demás firmantes. Nos permitimos suplir ahora el olvido,
al efecto de acreditar la importancia y carácter general de la petición, favorablemente acogida y acordada por el
Ayuntamiento.
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de F. Vives Mora, 1922.
VII
rin, Agente de Aduanas. = Ramón García,
Presidente del Círculo Frutero.=Manuel Ca-pella,
Presidente de la Unión Comercial Burria-nense.=
Vicente Sales, Abogado y Presidente de la Unión
Patronal.=Iidefonso Valle Calzada, Abogado,
Notario y Vicepresidente de la Sociedad
Filarmónica Burrianense.= Vicente Fuentes,
Presidente de la Sociedad de Embarcadores Fuentes.
=Juan Sanmartín, Presidente del Centro de
Sociedades Obreras. — Vicente Gómez, Presidente
del grupo de Embarcadores Gómez. =Benjamín
González, Diputado Provincial. = Joaquín Daudí,
Presbítero.=Manuel Muedra, Abogado.= Víctor
González, Propietario agricultor. —Luis Barbera,
Médico y Presidente de la Cruz Roja.—Bautista
Soriano,
Presidente
del
Centro
Republicano.=Bautista Soler, Presidente de la
Sección de embarque del Círculo Frutero. = Vicente
Castelló, Presidente de la Unión Obrera.—Pedro
Lizandra,Farmacéutico. =Isidro Ríus, Presidente
del Círculo Católico. =Bautista Font, Presidente de
la Sociedad Tiro de Pichón.=Francisco Roca,
Maestro Nacional. =Manael Ramón Tejedo,
Presidente del Casino de Labradores.—Fernando
Cátala, Abogado y Notario. =Jose Moros, Abogado,
=José Felis, del Comercio.=Rafael Muedra,
Abogado.= Juan B. Almela, Abogado y Secretario
de la Unión Patronal. = Enrique Peris, Abogado.=
Domingo Claramonte, Presbítero. = Antonio Rives,
?Aéd\co,=Ernesto Barbera, Abogado.— José
Dandi, Abogado.=Manuel Peris, Abogado.
=Antonio Almela, Abogado. =Juan Peris, Diputado
Provincial. = Teodoro Monfort, Farmacéutico.
=José Almela, Médico. = Vicente Fuentes Tonda,
Ingeniero
Industrial-Electricis-ia.=José
M.a
Sabater, Perito Agrícola. =José Perucho, fcte de
Teléfonos.—Fermín Lapuen-te, Vista de Aduanas.
=Manuel Enrique, Ingeniero Industrial.^Antonio
Santandreu, Farmacéutico. =Jose' González Meló,
Abogado.
=
Jesús
Laborda,
Jete
de
Telégrafos.=Jose María Bastillo, Administrador de
Aduanas.=Francis-co García Collado, Maestro
Nacional y Presi-
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de F. Vives Mora, 1922.
VIII
dente de la Asociación Provincial del Magisterio de
Castellón.=Rubricados».=A
continuación,
y
autorizado por la Presidencia, usa de la palabra el
Sr. Peris Peyrat, manifestando que la meritoria labor
del Abogado D. Vicente Forner, historiando
minuciosa y concienzudamente la vida del
esclarecido burrianense, D. Rafael Martin de
Viciana, ha producido en el ánimo de la generalidad
de sus convecinos un unánime impulso de
admiración y vehemente simpatía».=Acto seguido,
y después de ligeras manifestaciones hechas por
varios Sres. Concejales en elogio de D. Vicente
Forner Tichell, se acordó, por unanimidad, imprimir
por cuenta del Ayuntamiento la interesante obra
relativa a Viciana, escrita por dicho señor, para lo
cual se fijará la necesaria consignación en el
presupuesto ordinario municipal del próximo
ejercicio económico; y que una Comisión
compuesta por los Sres. Alcalde-Presidente, Granell
y Daudí, juntamente con aquellos señores firmantes
de la instancia, cuyo concurso se estime por éstos
necesario utilizar, se encargue de desenvolver la
gestión conducente a la realidad del acuerdo
adoptado.»
Y la Junta Municipal, en sesión del día 18del
corriente mes, al discutir el presupuesto ordinario
para el año económico de 1921-22, acordó, por
unanimidad, consignar la cantidad de tres mil
pesetas, para pago de lo que importe la edición de la
obra escrita por usted sobre puntos biobibliográficos deD. Rafael Martín de Viciana.
Lo que me es grato notificar a V. para su
conocimiento, satisfacción y oportunos efectos.
Dios guarde a V. muchos años.
Burriana 21 de Marzo de 1921.
El Alcalde accidental,
Pascual Safont(1)
Señor Don Vicente Forner Tichell.
Presente (2).
(1) Rubricado.
(2) Hay un sello en tinta con las tres coronas del escudo de la Ciudad y una inscripción que dice: Alcaldía
Constitucional de Burriana
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IX
Don Juan Bautista Tejedo Beltrán, Secretario del Ayuntamiento
Constitucional de la Ciudad de Burriana.
CERTIFICO: Que en el libro de actas de dicha Corporación correspondiente al
año actual, hay una del día 25 de Marzo último, en la que entre otros particulares, se
lee lo que sigue:
«Acto seguido, yo el infrascrito Secretario, procedí a dar lectura íntegra de la
comunicación, cuyo tenor literal dice así? «Tengo el honor de acusar a V. recibo de
la comunicación, fecha 21 del corriente mes, participándome el acuerdo tomado
por el Ayuntamiento en 11 de Febrero último (el cual amplía o completa otro de la
Junta Municipal de 18 del mes que rige), a instancia de numerosos convecinos y la
totalidad de las distintas Sociedades locales, disponiendo se imprima, por cuenta de
la Corporación, mi Obra, comprensiva de diez estudios o folletos alusivos a la
familia de los Viciana.=El acuerdo, su ampliación, y la enunciada instancia:
fundamentado todo 'en cariñosos, por más que inmerecidos elogios a mi persona,
hanme ocasionado impresión tan viva, tan intensa, que no sólo me siento confuso y
hasta como anonadado, si que el penoso desasosiego perduraría, seguramente, de no
transiiiitir, cuanto antes al Ayuntamiento, la expresión de mi cordial y eterna
gratitud.=Pero... ¿y si, Magnífico Señor, mis buenos, aunque temerarios amigos, a
pesar de su preeminente criterio, han visto con cristales de aumento agrandados los
escasísimos méritos de semejantes estudios? ¿Y si por causa tal, u otra diversa, deja
de ratificar, por completo, su noble y benévolo juicio, el severo, respetable y siempre
temido público? ¿Y si, a consecuencia de tamañas circunstancias no guarda ya la
debida relación, tampoco, el premio otorgado, con el valor o esfuerzo que
suponen?=En cuanto a mí atañe, luego de cumplidos los expontáneos y resueltos
propósitos que intentara, con buena voluntad, a conciencia, y en la medida de mis
limitadas fuerzas, mejor que la esperanza de posibles y deleznables satisfacciones,
mejor que las fugaces y perecederas vanidades, sirve, y aun sóbrame, para
tranquilizar mis inquietudes, el
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
X
maravilloso expectáculo, el imponente movimiento de opinión: admirable,
consolador, y pocas veces, acaso, advertido, antes de ahora. Ha bastado la memoria,
el recuerdo de la insigne familia de los Viciana; ha bastado la evocación de la patria
querida, simbolizada por el excelso nombre de don Rafael Martín, el historiador
ilustre, el eruditísimo filólogo, el trabajador tenaz y de varonil y firme espíritu, para
que, cual efecto de secreto y movido resorte, cual impulso de invisible y mágico
conjuro, pusiérase, de súbito, en pie la bondadosa población en masa; levantáranse,
latiendo al unísono los corazones, y desaparecieran, siquiera momentáneamente, las
sensibles rencillas locales que tanto endurecen y envenenan las almas.=¡Dicha,
hermosa dicha sería, la continuación larga, perdurable, de este bendito y felicísimo
estado!=Qracias mil de todas suertes, y... que la fortuna colme de venturosos dones a
los iniciadores de la idea; que la felicidad acompañe a los firmantes de la solicitud y
a quienes, por cualquiera circunstancia, no hayan podido efectuarla; que el
Magnífico Ayuntamiento, cuyo nombre figura, desde tiempo ha, escrito al frente de
los diez estudios o folletos míos, tenga, así como la Junta Municipal, próspera y
dilatada existencia.=A mis conciudadanos, por su conducto: a todos, sin excepción,
gracias mil.=Burriana 25 de Marzo de 1921.= Vicente Forner.=Rubricado.=Señor
Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de esta Ciudad, =E1 Ayuntamiento acordó
quedar enterado con satisfacción.»
Corresponde bien y fielmente con su original a que me remito. Y para que conste
y surta los efectos oportunos, firmo la presente que visa y sella el Señor Alcalde, en
Burriana a treinta y uno de Mayo de mil novecientos veintiuno.
V. B.°
El Alcalde,
PERIS
JUAN B. TEJEDO(1).
(1) Rubricados.= Hay un sello en tinta, con las tres coronas del escudo de la ciudad y una inscripción, que dice:
Alcaldía Constitucional de Burriana.
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de F. Vives Mora, 1922.
XI
Al Ayuntamiento de Burriana
MAGNÍFICO SEÑOR:
La ilustre familia de los Viciana, de origen o extirpe regia, ennoblecida
por Don Juan II de Aragón y Don Carlos I de España, y colmada de honores y
mercedes por éste y algún otro de los principales monarcas patrios,
representa uno de los títulos de gloria más grandes y puros de nuestra querida
Ciudad, en donde se estableció con carácter definitivo, después de su penosa
toma por Don Jaime I el Conquistador.
Entre las personalidades dignas de encomio que a su tiempo la
integraron, destácanse, especialmente—aparte el preclaro cronista cuya
historia y lápida conmemorativa pregonan sus múltiples y excelsas
aptitudes—, cuatro Gobernadores del territorio que en los siglos XV y XVI
comprendía, con escasa diferencia, nuestra Provincia; nombrados, todos, o
casi todos, para el desempeño de su cometido, en circunstancias en sumo
grado difíciles y azarosas.
El primero de los cuatro, abuelo del aludido cronista, de igual modo que
éste llamado, y, acaso, el superior en eminencia de la familia, fue, a la vez que
filósofo e insigne literato, distinguido militar y hombre de Estado de
capacidad tal, que uno de los más hábiles y políticos reyes de nuestra patria,
Don Fernando el Católico, le nombró para su Consejo; en cuyo cargo, así
como en el de Gobernador que desempeñara, debió prestar importantes y
hasta excepcionales servicios al Reino, cuando el propio monarca le donó
cierta finca urbana en Valencia, guardóle particularísimas atenciones, y
encargó de de-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XII
licados y nobles destinos, fuera y dentro de Palacio, a sus dos valerosos hijos,
D. Rampston y D. Martín.
También la exvilla en donde, sin duda, naciera, y en que, con seguridad,
hubo de morir, contribuyó, con no pocas probabilidades, a recompensar los
extraordinarios talentos de su hijo esclarecido, y en una notable, escritura de
que muy luego trataremos, su otorgante, el enunciado abuelo del historiador,
al ocuparse, con la debida distinción de origen, de los cuantiosos derechas e
inmuebles con que dotó al memorable Beneficio de Santa Ana, refiere la
procedencia de gran número de ellos, a la espléndida donación que a su favor
efectuaron las principales y genuínas autoridades de Burríana, es decir: el
Justicia, Jurados y Síndico, en el año mismo de la autorización del
documento.
Reunir datos nuevos para la historia de esta respetable y distinguida
familia, o para las biografías de sus más preeminentes personalidades, y
aclarar los que hasta cierto punto no se desconocen, es a nuestro entender,
obra meritoria encaminada al enaltecimiento de los Viciana, de análoga
suerte que al de la población, en donde por fortuna nacimos.
Dignísimo representante de la misma, su Magnífico Ayuntamiento—a
quien ya debemos consideraciones por su protección, aparte del actual, a otro
trabajo nuestro anterior—, a él nos dirigimos, dedicándole los modestos
estudios en el presente volumen inclusos, aun cuando lamentemos, que su
único valor haya de quedar reducido, en sustancia, al esfuerzo que suponen y
al fin patriótico a que tan sólo van encaminados.
VICENTE FORNER TICHELL.
Burriana 1 Enero 1920.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XIII
A NUESTROS LECTORES
Con motivo del homenaje dedicado al insigne historiador regional, D.
Rafael Martín de Viciana, por la Sociedad valencianisia «Lo Rat Penat»,
publicamos, con el título de «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana»,
un diminuto folleto repartido entre los concurrentes al banquete celebrado en
el hermoso jardín de Calatrava, propiedad entonces, de nuestro ya difunto
amigo D. José María Sales (1) .
Teníamos en preparación al tiempo de participársenos la grata noticia
relativa a la visita de aquella entusiasta y celebrada Sociedad, el cotejo de
determinado documento sobre asuntos del historiador con su original obrante
en el Archivo de la Iglesia de esta Parroquia, y tan raro y fortuito hecho,
unido a la práctica de la diligencia v al consiguiente examen del oportuno
libro, motivó, por de pronto, el hallazgo de las Memorias y escritura, base del
indicado trabajo, y más tarde, nuestra persistencia en el reconocimiento de la
casi totalidad de los tomos y manuscritos sueltos que lo constituyen.
(1)Celebróse el homenaje en 2 de Julio de 1911, y constituyéronle, de manera muy principal, las tres
siguientes solemnidades:
1.a Sesión apologética, con discursos y lectura de trabajos alusivos a don Martín, en prosa y verso.
2.a Manifestación cívica, que, presidida por el Ayuntamiento, y con la bandera de «Lo Rat Penat» al
frente, recorrió las plazas y calles de mayor importancia de Burriana.
3.a Acto de descubrir la lápida de bronce y mármol blanco, ofrenda de dicha Sociedad al cronista.
Contiene esta lápida —que se colocó en la fachada de la Casa Capitular—, una inscripción que dice:
AL FILL IL-LVSTRE DE ESTA CIVTAD
RAFEL MARTI DE VICIANA
HISTORIADOR INSIGNE Y SABI APOLOGISTE
DE NOSTRA LLENGVA
LO RAT PENAT
MCMXI
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XIV
De esta ímproba y difícil inspección—difícil e ímproba, no por su número,
verdaderamente, exiguo, sino por el estado lamentable en que, su gran
mayoría, aparece—, conseguimos por fortuna, obtener los copiosos, nuevos e
interesantes datos, que a seguida, de extractada y sucesiva forma, se apuntan:
Resumen de ¡a escritura de fundación del célebre Beneficio de Santa Ana,
o de Viciana, y de los Cabreos en que se mencionan, o describen, los
derechos, censos y numerosas fincas a él afectas, procedentes: unas, de la
compra efectuada a Luis Coll, Ciudadano de Valencia, por el fundador del
Beneficio, el primer D. Martín de aquel apellido(1); y las sobrantes, de la
donación que al propio hicieron, el Justicia, Jurados y Síndico de la villa en
premio a sus muchos y nada comunes merecimientos: singular detalle
existente, en la aludida escritura, justificativo de haber sido dicho Viciana, el
autor de una traducción al lemosín del Comentario en lengua latina,
efectuado por Leonardo Aretino a la «Económica» de Aristóteles, o mejor, a
los dos libros del gran filósofo que tratan del régimen o gobierno de la casa,
etc., y otra traducción, también al lemosín, del «Libro de virtuosas
costumbres» de Lucio Anneo Séneca; así como el autor del «Compéndium
moralis philosophiae», y «Compéndium Ethi-corum Aristótelis»: cuántas
modificaciones experimentó la institución: cuáles fueron los nombres de la
mayor parte de los Beneficiados, y cuál el del que ha de servirnos para
determinar los de la mujer y una de las hijas de D. Rampston de Viciana:
institución religiosa fundada por el segundo D. Martín, y cuarto Gobernador
de la Plana, de idéntico abolengo al de los tres anteriores de que se tenía
noticia, con algunos documentos confirmatorios del desempeño de su cargo:
primera señora del postrer mencionado apellido con el nombre de Ana, el más
común y característico de la familia luego del otorgamiento de la escritura a
que antes se hace referencia, y primera Isabel, asimismo, de la expresada
familia: nombre y apellido de la madre del historiador, y relación, probable,
del apellido de aquélla y de las amistades preferentes de los Viciana en la
villa, con los estudios profesionales a que, en definitiva, se inclinó éste:
primer libro conservado donde figura interviniendo, el cronista, con
(1) De los conocidos hasta el día, ha de entenderse.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XV
el carácter de notario, de data bastante anterior a la supuesta para el
comienzo del ejercicio de su carrera: suspensión de sus trabajos en el
preinserto libro a causa de la guerra de los Moriscos, en la que, según él
propio nos cuenta, y veremos, tomó activa y peligrosa parte: notable y
delicada declaración suya en un ruidoso juicio, demostrativa de su entereza y
amor a la verdad: sus matrimonios, con el nombre y algunas particularidades
de sus esposas: sus hijos hasta el presente desconocidos: cargo que ejerció su
primo hermano don Cosme, o Cosme Agustín, relacionado, al parecer, con el
origen de la cuestión de puro orden civil habida entre ambos: absoluta confianza de las autoridades locales y pueblo en Viciana, con posterioridad a la
terminación del litigio: documentos que, en nuestro sentir', modifican el
criterio admitido sobre su estado económico, en la última parte,
señaladamente, de su vida: personas notables de la exvilla en su tiempo: lugar
y fecha en que murió: emplazamiento de su casa del Arrabal de Valencia, uno
de los históricos domicilios suyos, con abundantes y raros pormenores con
ella relacionados: otros recientes y muy curiosos acerca de la tenida en
concepto de Solar de sus mayores: actos y contratos/íntegros, en extracto o
por simples alusiones conocidos, que de él se conservan o mencionan:
individuo de la familia a quien correspondieron, a su defunción, los libros y
documentos de su pertenencia: matrimonios de sus. hijos e hijas, con noticias
que atañen a sus personas: nombres de las esposas y maridos respectivos de
aquéllos y aquéllas, y demás circunstancias encontradas, relativas a dichas
esposas y maridos, y a los hijos, nietos, y algunos biznietos de semejantes
nupcias: pruebas completas, en crédito de la profesión ejercida por D. Mateo,
y poblaciones en que actuó de notario: cuántas y quiénes fueron, con
seguridad, sus diversas consortes, y cuántos y cuáles sus inmediatos descendientes: frecuentísima asistencia de aquél, en concepto de padrino o testigo, a
bautizos y matrimonios; y de sus mujeres, en calidad de madrinas, al primero
de los dos religiosos actos: importancia local del hijo del cronista, y cargos
que desempeñó en la Villa: su intenso y hasta fanático cariño a Burriana, a
pesar de su traslación a Valencia en la época postrera de su vida: primer acto
de última voluntad sayo, íntegramente conservado: cláusula trascendental del
segundo: lugar y data exacta de su otorgamiento, y verdadero notario
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XVI
que lo autorizó: población donde hubo de terminar su vida, y año y mes,
seguros, y día, muy probable, de la ocurrencia del consabido suceso:
cuantiosos censos de su herencia inventariados al ocurrir su óbito: varias de
las fincas urbanas y rústicas que le pertenecieron: noticias y curiosidades
respecto a los cuatro litigios promovidos contra la Administración de sus
bienes hereditarios.
Y, por fin:
Ultimo de los Viciana, en orden a su nacimiento, con derecho a ostentar
en pretéritos días este noble y glorioso apellido.
Como puede observarse, dando el oportuno desarrollo y enlace a los
nuevos e interesantes datos que anteceden; a los, por distracción, 'omitidos; a
los que, con posterioridad, logramos adquirir, y se encontraron en sitios
distintos del Parroquial Archivo (algunos de ellos, útilísimos y
trascendentales, en extremo), y a los escasos hasta el presente mentados por
los autores regnícolas, acaso resultara posible escribir sucinta historia,
aunque con lagunas, de la familia, cuya honorabilidad y valimiento son tan
notorios; y si no ésto, una biografía más completa y de muchísima mayor
extensión que las existentes de D. Rafael Martín de Viciana, en donde, a la
par que el relato de su vida y hechos, se mostrase destacada su venerable
persona, tal y según era, en medio de la modesta sociedad que le rodeaba.
No llegan, empero, a tanto nuestros actuales intentos (si bien de parecidas
historia y biografía tenga algo, en suma, lo que escribamos), ni nos
proponemos al fin cosa diversa, que dar a conocer, en diferentes estudios, el
conjunto de las importantes noticias halladas en el Archivo Parroquial y fuera
de él, y el extracto de las que, con anticipación a su hallazgo, se conocían,
discutidas y con el oportuno comento—éstas y aquéllas—en cuantos casos se
estime necesario para que la verdad histórica resplandezca en su completa
pureza.
Con lo dicho, y con advertir desde luego que, aun cuando los trabajos de
que se trata, por motivos en nota poco después expuestos, se publican en el
tomo, coleccionados y con la posible sujeción a cronológico orden, debieron
ver la luz pública en sucesivas épocas, y sin ningún acomodo a semejante
método, damos por conclusas las anteriores indicaciones, indispensables para
la comprensión del
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
XVII
alcance de nuestros propósitos Y anticipado conocimiento de las muchas
novedades en el libro contenidas(1).
EL AUTOR.
(1) Fueron nuestros prístinos deseos, verdaderamente, los últimos arriba advertidos, y con
arreglo a ellos, comenzó, y en grandísima parte se compuso, el completo de estos laboriosos
estudios. Mas como las circunstancias mandan, obrando, con arreglo a imprevisto destino, y
con fuerza superior a la voluntad de los hombres, ha faltado, para el exacto cumplimiento de
nuestro antiguo propuesto plan, su publicación inmediata, así que fueron concluyéndose a sus
respectivos tiempos. ¿Cuáles imprevistos sucesos ocasionaron el anterior lamentable hecho?
Suspensiones a última hora, bien por retrasos en la'remisión de algún documento de interés,
bien por perentorios quehaceres, ya por causas de salud; y la guerra mundial, con sus
consecuencias, en lo que, sobre todo, podían afectarnos. ¿Qué hacer, en su vista, de los varios
inéditos trabajos, redactados con el mayor desorden cronológico, pero con el noble fin de no
retrasar el público conocimiento de las grandes novedades consignadas en aquéllos, que, en
primer término, se fueran acabando? ¿Prescindir de su publicación? Constituiría indubitable
caso de conciencia, dada la importancia de las, hasta el instante, desconocidas noticias, la
segura desaparición pronta de alguno de los textos originales—como efecto de su lamentable
estado—, y la celebridad de D. Rafael Martín de Viciana, entre otras ilustres personalidades de
su familia. ¿Dejar, aparte, lo escrito y emprender, con lo sustancial de ello, diverso estudio,
ordenado, metódico y sometido a plan de mucho mayor alcance? Nuestros setenta y un años, y
las molestias—no en corto número—a ellas consiguientes, védanos, en absoluto, el
cumplimiento de semejantes propósitos. Sólo nos restaba, porJoJanto, una tercera solución,
factible y, a seguido, con buena voluntad admitida, consistente en modificar los ya terminados
trabajos en aquello que se estima necesario, al objeto de que, acomodándolos, en cuanto
quepa, a orden cronológico, resulte eficaz su continuada lectura, sin fatigas ni confusiones de
ninguna clase.
Los primitivos, pues, cuyos títulos y orden de publicación hubieran sido —Lugar y fecha
de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana—. Primer período de su vida, con su matrimonio
primero, e hijos.—Una desconocida edición de la Segunda Parte de la Crónica—. Biografía de
D. Mateo de Viciana: Segundo período de la vida del cronista: Casa en donde terminaron sus
días: Tercer período de su vida, con su segundo matrimonio: Casa Solar de la Familia
(segunda edición): Primeros Viciana conocidos: y, Descendientes de D. Rafael Martín de
Viciana, serán compilados, en el volumen, con los títulos (poco más o menos), y según el
orden que sigue: Primeros Viciana conocidos: Casa Solar de la Familia (segunda edición):
Primer período de la vida de don Rafael Martín de Viciana, con su matrimonio primero, e
hijos: Segundo período de la Vida de D. Rafael Martín de Viciana: Tercer período de la Vida
de D. Rafael Martín de Viciana, con su segundo matrimonio: Lugar y fecha de su muerte: Su
último domicilio: Una notable y desconocida edición de la Segunda Parte de la Crónica:
Biografía de D. Mateo de Viciana: Otros muchos descendientes de D. Rafael Martín de
Viciana.
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FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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de F. Vives Mora, 1922.
PRIMEROS VICIANA
CONOCIDOS
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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I
La noble familia de los Viciana, de procedencia inglesa, y regia extirpe,
además, conforme manifiesta el historiador Don Martín en la Cuarta y
última Parte de su Crónica y se indica en el principio de la dedicatoria del
libro actual, establecióse definitivamente en la antigua Medina Alhadra
sarracena y hoy rica y progresiva ciudad de Burriana, luego de su laboriosa
y accidentada presa por Don Jaime I de Aragón, o acaso mejor, después de
la total reconquista de nuestro hermoso reino Valenciano(1)
(1)Vicente Ximeno, «Escrytores del Reyno de Valencia», t. I, fol.° 166.— Valencia.—
Dos tomos en folio, 1747-1749. —Oficinas de Joseph Estevan, Im-pressor del Santo Oficio
<a).
No podemos acotar el folio de la Cuarta Parte en crédito de la procedencia y extirpe
expuestas de la familia, por cuanto en los dos ejemplares examinados de este raro y
Valioso volumen, existentes: uno, en la Biblioteca Universitaria de Valencia, y otro, en el
Archivo municipal de la propia ciudad, les faltan, aparte de la Censura y Licencia del
Santo Oficio, el Prólogo; en donde sin duda, se apuntarían ambas singularidades. Su segura
consignación en el libro, debe tenerse, a pesar de ello, por indubitable, desde el momento
que varios escritores regionales modernos lo afirman sin la protesta o expresa negativa de
nadie; contándose, entre ellos, a D. José María Torres, cronista que fue de la misma capital,
bibliotecario del repetido centro docente y encargado de dirigir la reimpresión última de la
Segunda y Tercera Parte de la Crónica de Valencia, por Martín de Viciana (Sociedad
Valenciana de Bibliófilos.-Dos tomos en folio.— Valencia.-MDCCCLXXXI y
MDCCCLXXXII.— Imprenta de Manuel Alufre); el cual Sr. Torres, en cambio, niega en
absoluto
(a) Vicente Ximeno: Este eximio escritor regional, Presbítero, Doctor en Sagrada Teología y Beneficiado en la Santa Metropolitana de Valencia, su patria, nació y fue bautizado
en la Parroquial de Santa Catalina Mártir. Estudió en el Colegio de San Pablo de la predicha Ciudad; obtuvo un Beneficio en el Hospital General, y escribió, entre otras obras, la
notabilísima referida, impresa en el transcurso de catorce años de incesantes desvelos, y
celebrada en España y fuera de ella. Acabaron sus días el 8 de Agosto de 1764.
Menos de los contemporáneos, continuaremos suministrando sucintos datos biográficos
acerca de los autores que se han ocupado de nuestro cronista o de sus obras; de algunos de
los que con él sostuvieron relaciones amistosas, y de varios más, que, por motivos especiales, se estime de utilidad.
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Nada, en concreto, sabemos acerca de! apellido que correspondiera a
su primer nacionalizado ascendiente en la patria de su
la evidencia de lo que, según él, asevera nuestro D. Rafael Martín sobre el particular.
El citado exbibliotecario, en efecto, sostiene en la pág. IX de su «Advertencia al
Lector», inserta en la Segunda Parte, págs. VII a XXIX, ambas inclusive, que la familia
consabida, y con ella su apellido, era oriunda de la antiquísima ciudad de Vich, o sea, del
«Vicus ausonensis romano», y no de procedencia extranjera, ni mucho menos de la
pretendida extirpe regia. Y aun cuando, con lo primero confunde el origen, por él supuesto,
de la familia, y el de su apellido Viciana, con el Verdadero origen y apellido llevado, sin
duda, en su nación primitiva; y de lo segundo, omite la prueba concreta, en su abono,
limitándose a salir desenfadadamente del paso con la declaración de que, lo en su obra
dicho por el cronista (cuyo carácter, según Torres, tendía a puntualizar cuantos pormenores
pudieran favorecerle: Idem, pág. X) debe entenderse aducido con el exclusivo propósito de
más enaltecer a su prosapia; los autores regnícolas modernos que le han copiado, o en
sustancia le siguen, aceptan semejante caprichoso juicio sin oponerle reparo, ni
fundamentada aclaración alguna.
Es posible se estime puerilidad examinar, al presente, con detenimiento, un asunto,
quizás calificable de baladí por su, en apariencias, secundaria importancia; pero si se
repara que la inesperada y categórica afirmación del exbibliotecario Torres implica, por
parte de D. Martín, no involuntario yerro —siempre disculpable-, sino espontáneo y
manifiesto engaño, a sabiendas, cometido, parecerá muy justificado incluir la actual
extensa nota, rectificando lo que, de resultar cierto, desvirtuaría los firmes intentos y
anuncios de éste; así que en la última edición de la Segunda Parte de su Crónica, pág. 10,
dice, y confirma a menudo, en distintos de sus parajes: «Solamente desseo que los lectores
aduiertan a que mi principal intención ha sido brevemente y en las mas desnudas palabras
que pude, contar la verdad entera y senzilla sin engaño ni cosa que la adorne para que
mejor parezca».
No cabe negar, en manera alguna, que nuestro distinguido historiador Viciana (y
comenzamos por lo de su enaltecimiento), propicio a reproducir trascendentales cartas en
sus documentados relatos, transcribe, al ocuparse de la rendición de Granada, por ejemplo,
pero sin los comentarios honrosos, merecidos y dignos de serle agregados, la en extremo
laudatoria heredada de su abuelo, el primer D. Martín, obrante en poder suyo, y remitida a
su ascendiente por el Rey Católico Don Fernando, participándole la entrega de dicha
ciudad y data de tal ocurrencia; es cierto que para acreditar tamaño parentesco, y el título
en virtud del cual hubo de adquirir la preciosa misiva, habla de su padre, hijo del anterior
D. Martín, recordando de pasada el cargo o servicio de paje en palacio y fuera de él
prestado, por su antecesor inmediato, al monarca; es cierto, que con motivo, y como
explicación justificativa de su dedicatoria de la Tercera Parte de la Crónica al Arzobispo de
Zaragoza, Don Fernando de Aragón, hijo del Duque de Segorbe, D. Alonso de Aragón, y
nieto
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1procedencia, ni de su relación, por lo tanto, con alguna de las familias
inglesas históricas de la época; pues en lo que afecta al
de aquel político Rey, nos recuerda que cuando ocurrió la muerte trágica de su enunciado
padre en la Iglesia Parroquial de Alcañiz, desempeñaba, el interfecto, el empleo de
Mayordomo del susodicho Arzobispo (causa por la cual le seguía entonces en su
inexplicado viaje); y es cierto, por último, que al examinar con claridad la organización de
las Cortes Valencianas y los respectivos sitios en donde se sentaban los diferentes Brazos
del Reino, indica, en crédito de lo que escribe, haber asistido a tres de ellas, en
representación de Villas Reales; pero éstas y otras parecidas manifestaciones,
fundamentadas en hechos acreditados, inatacables y acordes, en absoluto, con lo que va
relatando su autor, aunque contienen en el fondo mucho de honroso y hasta grato y
halagador para él y su familia, no las menciona, seguramente, con el propósito de más
enaltecerse o enaltecerla, si que por las singulares razones o particularidades indicadas al,
antes, referirlas; ni pueden estimarse, en su vista, de significación bastante para en justicia
atribuir a aquél, verdadero modo de ser vanidoso, expuestas como están con naturalidad y
sin jactancias, y resultando, a mayor abundamiento, numerosos los explícitos pormenores
que contradicen la errónea y mal calificada manifestación del apuntado exbibliotecario.
Antes que oponer injustos reparos a los dos consabidos extremos; antes que negar en
absoluto, la procedencia y extirpe regia de los Viciana según el cronista, debió el Sr. D.
José María Torres admitirlas, sin dudas ni distingos, de proponerse proceder, con
verdadera imparcialidad, con positiva consecuencia. Porque, si su vanidoso carácter; su
natural engreído fue la única causa origen de las indicaciones últimas y otras análogas
consignadas en su obra en exaltación—supongámoslo así—suya y de su familia, ¿en virtud
de qué principio, de qué fundamento racional han de estimarse falsas las dos exclusivas
Vanidosas que se le antojan, sin de antemano justificarlo en el modo y forma procedente;
ya que la certeza de las restantes se opone a deducir, por analogía siquiera, la inexactitud
de las repetidas dos? La presunción, a lo menos, por el contrario, tomando sólo en cuenta
lo que antecede y se contrae a este ingenuo y sincero párrafo, hállase, o se hallaría, como
es lógico, al lado de su indudable e inconcusa evidencia.
No estimamos, sin embargo, oportuno demostrar aquí lo inexacto del inventado natural
de D. Martín, anticipando nuestra opinión sobre su compleja y Verdadera personalidad,
desde el instante que ha de estudiarse en mucho mejores condiciones, y con la amplitud
conveniente, en posterjor trabajo parecido; pero el primero de ambos extremos hállase, a
todas luces, tan en relación con la materia, base de la actual indispensable nota, que de
seguro restáñanos incompleta al no recordar en ella algo de lo que omite el cronista, y tanto
le enaltecía; y algo de cuanto con exageración se atribuye, y acaso rebaje su mérito: hechos
los dos, en pugna abierta con el tópico de su atribuida, aunque no comprobada, vanidad.
Viciana, en efecto (y por lo que atañe a la segunda y postrera de las dos indicadas
singularidades), considérase, con sincera modestia, en los Prólogos
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posterior apellido Viciana, ora se atienda al número de vocales
comprendidas en la palabra, ora a su sonoridad y acabamiento significativo,
bien puede considerársela, sin desconfianza, de pura cepa o composición
española (1). Sólo nos consta de cierto, en lo,
y Dedicatorias de su obra, el menor de los autores, el primero en insignificancia de los que
escribieron trascendentales historias: una hormiguilla, entre ellos; reconoce su gran
atrevimiento, al intentar la empresa, y la existencia de numerosos individuos, quienes,
según él, hubiesen llenado con mayor perfección su cometido; recuerda a menudo la
flaqueza de su ingenio y lo llano y humilde de su estilo; anuncia los continuos yerros que
encontrarán en la Crónica sus lectores, a los cuales ruega súfranlos con cristiana
resignación y se los manifiesten para su debida enmienda; confiesa, sin rodeos, su
desconocimiento del idioma castellano pulcro, y las enormes dificultades encontradas al
escribir en él menos correcto por él conocido, cuando nos asevera en el Libro de alabanzas
de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana, haberle costado igual
tiempo su redacción y la de sus restantes libros escritos en este postrer lenguaje, que el
traducirlos al idioma de Castilla; e insiste, por fin, de continuo, en hacer notorios los
trabajos a que se vio sometido a causa de su temerario empeño, y el número extraordinario
de años que le ocupara su Crónica, en atención—claro está—al último y otros ya
mencionados, y no mencionados, motivos.
En lo concerniente a la primera de las dos referidas circunstancias; esto es: a las
diversas omisiones reveladoras de su falta de Vanidad, observables en sus obras, una entre
ellas bastaría, de considerarse preciso, para echar por completo, abajo los varios castillos
en el aire levantados sobre supuestos contrarios, y todavía sin justificación. Viciana fue
noble y de la más limpia y reconocida nobleza: Viciana dedicó entera la Segunda Parte de
su Crónica a historiar, con detenimiento, la entonces existente en el Reino de Valencia; y a
pesar de haber comprendido en su estudio a la que pudiera calificarse de alta, mediana y
pequeña, no destina una línea siquiera del tomo a la con tanta gloria y gallardía adquirida
por sus antecesores; limitándose a incluir al final de la Cuarta Parte, pero sin comentarios
ni aclaraciones, el partteular escudo de armas que, de las restantes valencianas, distinguía a
la suya.
Terminaremos, pues, por ahora, la curiosa e interesante materia en cuestión,
desechando, desde luego, el caprichoso fundamento en que se basa el criterio de D. José
María Torres, al desconocer la extirpe regia extranjera de los Viciana; sin perjuicio de
completar en el texto y en la primera de las siguientes notas, lo iniciado con respecto al
origen y formación de la palabra Viciana.
(1) Juzgamos este ilustre apellido formado, en parte, del «Vicus ausonensis romano»,
conforme da a sospechar o entender, aunque sin fundamentarlo, lo que manifiesta el Sr.
Torres. Acaso explicara de modo satisfactorio su origen y vicisitudes, lo que en la Edad
Media constituyó costumbre generalizada entre caballeros establecidos en Cataluña y
Valencia: ya procediesen de fuera de España, ya de las restantes regiones de ésta. Durante,
y luego también, de
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1a la repetida y excelsa familia, concerniente, y por cuanto al propio D.
Martín nos relata en la precitada Cuarta Parte de su obra, que al
representante o jefe primero de toda ella llegado desde Ingla-
terminar la guerra que emprendiera el Emperador Carlomagno contra los árabes de España,
cuyo resultado fue la conquista de todos los territorios hasta el Ebro (y lo propio aconteció
en tiempo y después de la del Reino de Valencia, por Don Jaime), muchos personajes de la
indicada y respetable clase que hubiéronle de acompañar y recibieron de él
heredamientos—y ampliada la costumbre, algunos que sin recibirlos adquirieron bienes
por causas de índole diversa cambiaron sus apellidos, tomando los nuevos, de los nombres
de aquellas poblaciones en donde radicaban semejantes bienes o fijaron su residencia. Y
por ello (citando ejemplos de las dos conquistas), los primitivos e insignes de Folch y
Saboya, procedentes del extranjero; y Timor, de indudable origen catalán, v. gr., fueron
sustituidos con los de Cardona, Blanes y Aguiló, villas y castillos del Principado; de igual
modo que reemplazaron los de Albatera, Castalia y Bétera, poblaciones valencianas, a los
antiguos de Rocaftill, Lladró y Boyl (Crónica de Valencia por Martín de Viciana, Segunda
Parte, págs. 14, 59, 69 y 124).
Si, pues, el Caballero ascendiente de esta honorable familia, originario de Inglaterra, y
venido a España con ocasión de las guerras de conquista promovidas por Don Jaime I
(téngase en cuenta lo dicho en la nota primera y lo que se expone luego en el texto) antes
de sumarse a los ejércitos del rey aragonés, se detuvo en la vieja población de Vic—en esta
única forma aparece escrito su nombre en el libro del Repartimiento de Valencia —(a); si
por resultarle de su agrado fincó en la misma, y pensó allí establecerse al término de su
meritoria y espontánea resolución; y si para acomodarse a la costumbre establecida, o
como comprobante del abandono de su antigua nacionalidad inclinóse, asimismo, a
cambiar su apellido de la manera ordinaria en aquellos días empleada por muchos, según
decíamos, de los de su respetable clase, es muy natural que de tener que optar para ello
entre las diferentes poblaciones de Cataluña, hubiese elegido, sin vacilación, la preinserta
ciudad histórica de Víc, ya en los otros conceptos preferida.
Pero si después de unirse, el aludido Caballero, al ejército del Conquistador monarca, y
seguirle en sus victoriosas empresas, se prendó, tal vez, a su acabamiento, del cielo, clima
y fertilidad de los campos de Burriana, y modificando sus precedentes acuerdos, decidió
quedarse, por fin, en esta villa para recibir en semejante sitio la recompensa de sus penosas
campañas militares, no sería extraño tampoco que, sin alterar, en sustancia, la antigua
costumbre generalizada, completase su breve y novísimo apellido, y añadiere, al nombre
de Vic, la terminación iana de la Villa en que resultaba heredado; enlazando con ello, en su
amplificado apellido, el recuerdo de las dos poblaciones primeras españolas, donde, en
sucesivos tiempos, se hubo de haber establecido.
(a) Acredítalo la obra titulada «(Colección de Documentos Inéditos del Archivo General
de la Corona de Aragón, por Don Próspero de Bofarull Mascaró>. En el tomo XI contienese integro en él, dicho Repartimiento—figuran en las págs. 518, 522, 528, 530, 591 y 644,
respective, los nombres de P. de Vic, Ar. de Vic, Br. de Vic, Gillem de Vic y Episcopo de
Vic.
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terra para agregarse a las tropas del Valeroso rey Don Jaime, y establecido
de modo irrevocable en Burriana, distinguiósele, al principio, y en los
posteriores tiempos, con el extraño nombre de D. Rampston o Rampstón
(1); quien, de dar fe a lo, por Ortiz de la Vega, escrito en su obra «Glorias
Nacionales» (2), acompañó al monarca aragonés en el sitio y toma de la
Villa y en la conquista de las restantes poblaciones y territorios del Reino
(3)
Todavía nos interesa añadir, en complemento necesario de estas
someras e imperfectas indicaciones, que llevadas a feliz término las Vastas
empresas guerreras del Rey Conquistador, e instalado para siempre, D.
Rampston, en la referida antigua Villa de la Plana, recibió allí, al parecer,
en premio a su admirable constancia y relevantes servicios militares; ora
por conducto del noble señor D. Pedro Cornel, a quien comisionó Don
Jaime para realizar la distribución de las fincas, tanto rústicas, cuanto
urbanas, procedentes de los expulsados sarracenos; ora de las propias
manos del
(1) De marcado sabor inglés. El nombre debió darse con frecuencia a sus descendientes
varones durante los siglos XIII, XIV y comienzos del XV en memoria del fundador de la
familia en Burriana; pues aun en el intermedio de la postrer mitad del XV y parte del XVI,
existió uno de los que lo llevaron, cual pronto veremos, con honor y para gloria de los
Viciana. En lo sucesivo se escribirá el aludido nombre, de ambas maneras, o sea, con, o sin
acento sobre la última vocal; aunque prefiriendo la segunda forma, que es la empleada por
el cronista y otros escritores antiguos. Repetimos lo consignado en la primera de las notas,
sin perjuicio de lo que se indica en las dos a seguido insertas.
(2) Torno VI, pág. 1.027.
(3) Idem. He aquí lo que ocurrió al anunciar Don Jaime I la guerra.de Valencia, según
manifiesta Mosén Jaime Febrer en la siguiente de sus celebradas «Trobes»:
Ab esta noticia de totes nacións
Acudiren tants richs-homes de sa alcunya,
Nobles, mesnaders, antichs infancóns,
Homens de remensa e contribucións
De Aragó e Navarra e de Catalunya
Milórts de Bretanya e de Ingalaterra,
Gentüs-homs de Italia e monslurs de Francia,
Que es varen trobar pera aquesta guerra
Seixanta mil homens de diferent térra;
Uns per guanyar fama, e altres per ganancia
Deis premis del Rey que eren de
importancia.
(Poesía del siglo XIII).
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Rey Conquistador, donaciones adecuadas de ambas clases de inmuebles
tales (1)Y si bien no se posee ni ha sido habido entero el Repartimiento que
realizara el monarca, ni porción alguna del que efectuase el antedicho
preclaro noble, ni en el de la ciudad de Valencia donde aparecen no pocos
de los individuos heredados en varias de las poblaciones arrebatadas a los
vencidos, se menciona, con este motivo, al primer D. Rampston; lo que se
expone en nuestro trabajo sobre la Casa Pairal de los Viciana (2); lo que
ocurrió con los Maestres de las Ordenes Militares, Caballeros y hasta con
los soldados de fila, respecto del particular; y la circunstancia especial de
haberse establecido dicho jefe o representante de la familia en Burriana, y
perpetuado en la exvilla su descendencia, son razones y elementos
suficientes para estimar lo supuesto ahora, cual realidad de lo en antaño
acaecido.
Ninguna otra noticia, por lo demás, aparte de las incompletas
consignadas en los anteriores párrafos, nos transmite el historiador D.
Martín o los escritores regnícolas que le fueron sucediendo, relacionadas
con D. Rampston y los suyos, durante el intervalo aproximado de unos
doscientos años; sin que supla, esta rara deficiencia, la documentación del
Archivo Parroquial, en la que tampoco es factible encontrar antecedente o
rastro alusivo a los Viciana nacidos en la exvilla durante aquel dilatado
período. Únicamente al llegar al primer D. Martín del ilustre apellido (3),
Gobernador de la Plana, y abuelo del autor de la Crónica, vuelve a
reanudarse la historia de la familia para ya nunca jamás interrum-
(1) Hubo, en su consecuencia, dos Repartimientos distintos: el del Rey, y el de D. Pedro
Cornel. Don Jaime «Repartió, dice Viciana en la Parte Tercera de sn obra, págs, 324 y
325, en los Maestres del Hospital, y de los Templarios, los lugares de Seca y de
Vinarragell y mucha parte del término: y al Maestre de Santiago el castillo y lugar de
Fadrell y la Torre de Ucles: y al Maestre de Calatraua la torre con su heredamiento que
hasta hoy posee Cala-traua: y a don Bernardo Guillém den Tença, la heredad que oy se
nombra del palau, y la parada den Tenca, con el Palamarinar: y a Juan de Ager el lugar de
Carabona: y a otros caualleros, y a vn hasta los menores dio casas y heredamientos......
Don Pedro Cornel fue comisionado por el Rey, en privilegio de 18 de Noviembre de
1233...» para repartir las casas y heredades de las huertas (no donadas, se entiende, por el
monarca) entre los nuevos pobladores...» o habitantes de Burriana. Idem.
(2) Primera edición (y se repetirá en la segunda).
(3) De que se tenga hasta ahora noticia, se entiende, y volveremos a advertir.
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pirse mientras hubo subsistido; gracias, sobre todo, a los numerosos
pormenores de reciente encontrados en los libros, escrituras y papeles
sueltos del susodicho Archivo de la Parroquia,
II
No nos es posible aducir, a nuestro presente histórico estudio, prueba
expresa y directa con respecto al lugar en que naciera aquel insigne y culto
personaje, el de mayor eminencia, quizá, de los que compusieron su
esclarecida y considerada familia (1); pero, en lo tocante a su fallecimiento,
cabe aseguremos ocurriese en la misma población en donde por fin se
instalara D. Rampston, si, anticipando lo que con alguna mayor amplitud se
expondrá acerca del Altar de Santa Ana y lápida mortuoria de este primer
Don Martín, cuando, ocupándonos con detenimiento de la villa en que hubo
terminado la existencia de su nieto, el cronista, de parecido nombre,
hagamos mención de lo, inmediato a dicha parte de la Iglesia, por nosotros
visto u observado en tiempos de la adolescencia (2).
Debió de haber nacido, no obstante, en la hoy privilegiada ciudad
aludida, a pesar de no conservarse, según de lo que precede se colige, el
acta de su bautismo ni el dato relacionado con idéntico documento,
transcrito, sin duda alguna, en la mencionada lápida sepulcral; atendiendo a
que, no sólo en la misma ciudad, de acuerdo con lo hace poco advertido, se
establecieran con el carácter de permanencia sus antecesores, en ella fueron
(1)Las actas de bautismo y defunción de éste y los restantes Viciana estudiados en el
actual trabajo, no constarían, de haber nacido y muerto en Burriana, en el Archivo de la
Parroquia, por corresponder las primeras de sus libros, a los días 28 de Enero de 1569 y 2
de Enero de 1599, respective; fechas, cual se verá, posteriores a la existencia de los
aludidos.
(2) Vimos, entonces, pues, que entre las lápidas de los principales individuos de los
Viciana, fallecidos con posterioridad a las fundaciones del Altar y Beneficio de Santa Ana,
existentes en las proximidades de esta histórica Capilla hasta antes de la última reforma del
pavimento de la Iglesia Parroquial, se encontraba la del abuelo del cronista con la
inscripción «Don Martín de Viciana, Gouernador de la Plana» (no debe confundírsele con
su hijo del escrito nombre, muerto y enterrado, como se dirá, en Alcañiz); sin que conservásemos ningún otro detalle, de los diversos en la piedra esculpidos.
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heredados, y a ella sirvieron y amaron con verdadero entusiasmo; sino por
otras concretas y personales circunstancias, entre las cuales merecen citarse
las relativas a la construcción de la Capilla o Altar de Santa Ana, fundación
del Beneficio de igual nombre al de la Santa, otorgamiento de escrituras
ante notario de Burriana, compra de inmuebles en su término o derechos a
ellos anejos, y extraordinario regalo a D. Martín efectuado por el Justicia,
Jurados y Síndico locales (1); sin contar con lo anticipadamente expuesto,
respectivo al sitio en que estuvo colocada, su Vista y ya no observable
sepultura.
Fue noble, y de la más limpia y calificada nobleza (2); y poseyó, en su
natal y pequeña patria, abundantes y cuantiosos bienes inmuebles, en
particular, de los comprendidos en la categoría o denominación de rústicos;
heredados: unos, de sus próximos o remotos predecesores; y adquiridos, la
inmensa mayoría de los otros, mediante la compra y grandiosa donación de
referencia. Tan soberbia y bien alcanzada fortuna, junto a lo antiguo,
respetable y distinguido de su linaje, facilitáronle, en sumo grado,
numerosas y excelentes relaciones sociales fuera de su citada patria chica, y
el rápido desarrollo de sus múltiples y extraordinarias facultades, hasta el
punto de que, el perspicaz, hábil y católico monarca, Don Fernando, se
apercibiese de sus talentos y condiciones de hombre de Estado, y le
nombrara para su Consejo, y para cargo, asimismo, de tanto compromiso, a
la sazón, como el de Lugarteniente de Por-tantveces de General Gobernador
de la Plana (3), o mejor todavía de la Comarca, poco más o menos
comprendida dentro del territorio en la actualidad de la Provincia (4).
(1) Justicia, era el Juez ordinario de la villa en lo civil y criminal. Jurados, los que se
encargaban de gobernarla, administrarla y regirla; y Síndico, su mandatario en cuantas
ocasiones había necesidad de que se la representase.
(2) Concediósela el Rey Don Jaime II de Aragón, y se la confirmó el Emperador Don
Carlos V; conforme resulta de la información promovida por su biznieto, D. Mateo de
Viciana, de que en su lugar trataremos.
(3) Por el bandolerismo de que entonces se hallaba infestada. Véase su carta a D.a
Damiata, luego resumida, y la Crónica, Tercera Parte, pág. 201.
(4) De la extensión de esta parte del Reino Valenciano y del mentado cargo, dice
Viciana, en el Tercer Libro de su Obra, pág. 345, que tiene (el territorio) sus límites desde
el río de Uxó (ahora Belcaire o de San José), cabe Nules, hasta el río de la Acenia (Cenia),
mojón de Cataluña, y hasta el mojón de Aragón; ejerciendo su autoridad (el lugarteniente)
de acuerdo con el contenido de los fueros.
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Realizóse el nombramiento, y se posesionó del delicado segundo o
último destino, no antes de 1440, en que figuraba al frente de la propia
gobernación el noble hijo de Valencia D. Luis de Aguiló (1), ni después del
1482, en cuyo año, conforme luego se comprobará, hubo de otorgar,
desempeñando ya aquella lugar-tenencia, la escritura de fundación del
Beneficio de Santa Ana, ante el notario de la Villa, Jaime Martí, sino en
data desconocida o incierta, pero inclusa en el intermedio de ambos años;
habiendo demostrado D. Martín, en todo el largo tiempo de su dificultoso
ejercicio, tanta diligencia y capacidad, y conquistádose en tal grado el
afecto del monarca D. Fernando, que aparte de donarle, éste, cierta casa,
sita en la calle de San Cristóbal de la capital Valentina (2), en el memorable
día de la venturosa toma de Granada, y cuando quizás a ningún ausente se
le había hecho partícipe de la grata nueva, escribióle aquella célebre y
cariñosa carta, en que, a la par de su salutación al caro consejero, le
comunicaba la noticia del grandioso suceso acontecido.
He aquí la copia íntegra, del singular e histórico documento.
LETRA REAL.
Al magnífico y amado consejero nuestro don Martín de Uicia-na
lugartiniente de portanuezes de nuestro general gouernador en el reyno de
Ualencia della el rio de Uxo.
El Rey.
Gouernador fazemos vos saber que a plazido a nuestro señor después
de muchos e grandes trabajos, gastos e fatigas de nuestros reynos, muertes,
derramamientos de sangre de muchos de nuestros subditos e naturales dar
bien auenturado fin a la guerra que hauemos tenido con el rey, moros e
reyno de la ciudad de Granada enemigos de nuestra santa fe catholica. La
qual tenida e ocupada por ellos por mas de dcc.Ixxx. años hoy segundo de
Enero de este año de noventa y dos es Venida en nuestro poder e señorío. Y
se nos entrego el Alfambra e la ciudad e las otras fuercas de ella con todos
los otros castillos e fortalezas e pueblos que de este reyno nos quedatian por
ganar. Lo qual acordamos de Vos escriuir, porque sabemos el plazer que de
ello haureys. Y para que dedes
(1)
(2)
Crónica, Parte Segunda, páginas 65 y 64.
Crónica, Cuarta Parte, fol. 68, vto
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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gracias a nuestro señor de tan gloriosa Victoria como le ha plazido darnos, a
gloria y ensalsamiento suyo e de nuestra sancta fe catho-lica, honor e
acrescentamiento de nuestros reynos e señoríos, e generalmente honra y
reposo de nuestros subditos e naturales. Dada en la nuestra ciudad de
Granada a. ij. de Enero del año. M.cccclxxxxij.
YO EL REY.
Coloma secretarius.(1)
También el católico marido de la incomparable reina Doña Isabel, a
instancia y suplicación de los habitantes de Olocau, pueblo enclavado en
esta parte de! Reino de Valencia, y cuyo castillo fue detenido por los
Jurados y Consejo de la villa de Morella, confióle su custodia, en vida,
mediante Privilegio Real dado en MurViedro a 50 de Diciembre de 1482;
conforme deducirse puede de su testimonio, al pie de la letra librado por el
Baile General de dicho Reino (2)(2) a petición de D. Martín, y que casi en
su totalidad transcrito, dice:
«Nos don Fernando rey de Aragón, etc.—Attendiendo que en dias
passados a supplíca de los habitantes del lugar de Olocau de este Reyno |
encomendamos a vos Consejero nuestro Martin de Viciana | lugarteniente
nuestro general de Gouernador de mas alia del rio Uxo para que este baxo
vuestra especial custodia y libres de cualquier molestia. Attendiendo
ademas que dicho castillo fue detenido por los Jurados y Consejo de la
Villa de Morella | que acostumbraba recibir XV libras al año por la custodia
de dicho castillo | por lo que prouehimos que se pagase dicho salario y
damos y concedemos a vos Martin de Viciana las dichas XV libras
(1) Idem, Tercera Parte, pág. 201.
(2) Llamábase así el Magistrado o Jefe Superior del Real Patrimonio en el Reino, electo
por el monarca, ante el que exclusivamente cabía recurrir contra sus resoluciones. Creó
este cargo, Don Jaime I, recién conquistada Valencia, dotándole con muy amplias
facultades. Nombraba los Bailes locales; ejercía la jurisdicción civil y criminal en los
negocios de hacienda, y eran de su competencia, las causas contra moros y judíos, de
moneda falsa, de asuntos relativos a aguas, pesca, naufragios, riberas, molinos y otras
muchas materias de índole civil y administrativa. Para poner algún coto a las
extraordinarias atribuciones del Baile, se estableció, a principios del siglo XV, el Maestre
Racional; quien llevaba la contabilidad e intervenía y fiscalizaba el manejo de la hacienda
pública.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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por custodia del castillo | mientra vivieres por salario de dicho oficio de
lugarteniente. Dado en Murviedro a XXX de Diciembre de
MCCCCIXXXIj» (1).
Era el Gobernador, y primer D. Martín de la familia, durante la fecha
en postrer término transcrita, como se Va a ver muy pronto acreditado,
esposo de aquella recatada y muy distinguida dama, de nombre, D.a
Damiata, de la cual apenas si se conservan otros recuerdos que los alusivos
a su ilustración y preferencias por la Vida íntima de familia; gracias a que,
luego de posesionado D. Martín de su cargo de Gobernador, y con motivo
de encontrarse ausente, dicha señora, de la localidad donde lo
desempeñaba, escribió y le remitió la pulquérrima y admirable carta
lemosina, modelo de delicadeza y bien decir que comienza: Letra tramesa
per lo noble Mossen Marti de Viciana, Gouernador en regne de Valencia a
la noble Dona Damiata muler sua.....», y termina: «Scripta de la ma de
aquell que les vostres besa» (2)
En su conocido contexto, manifiesta, en sustancia, el esposo a su mujer,
que al llegar a la capital de la comarca de su lugarte-
(1) Cita y copia este documento Rodríguez Condesa, en la pág. 44 de su Memoria: (Rafél
Martí de Viciana. Estudi bío-bibliográfich) per Joan Rodríguez Condesa.—Valencia. —
Establiment Tipográfich de Francesch Vives Mora.—MCMXI); quien, según indica, lo
tomó del Archivo General del Reino de Valencia.—Baylía, «Letras y Privilegios», t. 14
(años 1481 a 1484), fol. 170.
Bailía (con referencia al Baile General) era el territorio comprendido dentro de su
jurisdicción.
Los libros de la Bailía se conservaban en su correspondiente Archivo y sólo podían salir de
él para ser llevados a la casa del Baile o su Asesor, o de Abogado Patrimonial.
(2) «Biblioteca Valenciana», por D. Justo Pastor Fuster, t. 1, pág. 130.— Valencia.—Dos
tomos en folio (1827-1830): Imprentas y librerías, respective, de José Ximeno e Ildefonso
Mompié.
Nació D. Justo Pastor en Valencia el 9 de Agosto de 1761: fue modesto industrial (librero
y encuadernador de libros) y ejemplo palmario de lo que pueden las disposiciones
naturales, la ocasión para desarrollarlas y la constancia en el trabajo. Movido,
exclusivamente, conforme el propio nos refiere, por su gran afición a las letras y literarios
asuntos, inspiradora de su gusto a la lectura, y, por su innato cariño a la Bibliografía y a sus
profesionales ocupaciones (junto con el examen, por su parte, de bibliotecas, así públicas
como privadas, consultas a ilustres escritores, y utilización de datos por alguno de ellos
facilitados), consiguió reunir, tras ímprobas tareas y muchos años de diligencias y
pesquisas, los antecedentes necesarios para emprender y acabar su meritoria obra,
intitulada «Biblioteca Valentina»: complemento y adición a
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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.nencia, eran muchos y dificultosos los trabajos y asuntos sometidos a su
inmediato conocimiento, en especial, los concernientes a la persecución de
bandoleros de que el país aparecía infestado; si bien robando algunos
instantes a su ordinario descanso nocturno, podía dedicarlos a la discreta y
ausente compañera que, dotada de singulares prendas, admitiría, sin duda,
complacida, la traducción de la «Económica de Aristóteles», en cuyo
contenido se comprenden excelentes reglas para el recto gobierno y
ordenado régimen de la casa (1)
Fué, D. Martín, militar Valeroso, y por lo que se deduce de cuanto con
anticipación se expresa, distinguido literato lemosín(2), y traductor(3),
aparte de la obra que se nombra de Aristóteles(4), del «Libro de virtuosas
costumbres»(5), de Lucio Anneo Sé-
.
la ya conocida de Ximeno; y el «Breve vocabulario Valenciano y castellano de las voces
más obscuras o anticuadas», incluido al final del primer tomo de su libro. Falleció en la
predicha ciudad, el 31 de Enero de 1835.
(1) O mejor, la traducción al lemosín de los Comentarios a dicha obra escritos en
lengua latina por Leonardo Aretino. Figura, este célebre italiano, entre los sabios a quienes
distinguiera el gran protector de las ciencias y letras, Don Alfonso V de Aragón (Crónica,
Tercera Parte, pág. 167). Nació en Arrezzo en 1370, y murió en 1444. Sobrepujó a todos
sus contemporáneos por la extensión de sus conocimientos en Jurisprudencia y Política, y
fue Secretario de Inocencio
VII. Aristóteles: Vino al mundo, este eximio filósofo, en Estagira (Grecia) 384 años
antes de J. C.; fue hijo del médico Simaco, preceptor de Alejandro el Grande, y creó la
escuela peripatética del Liceo. Discípulo de Platón, es respecto a él, el polo opuesto,
aunque correlativo, de un mismo y único sistema. Fundador de la filosofía experimental, a
su método y clasificaciones se ha acomodado hasta los tiempos modernos todo el trabajo
filosófico y científico de la humanidad. Los Árabes dieron a conocer sus obras, por más
que de modo imperfecto, durante la Edad Media; y sus fórmulas—sobre todo su lógica—,
dominaron por completo la escolástica. Esta lógica desterrada de las ciencias por Bacón y
Galileo, y expulsada de la filosofía por Descartes, ha sido primero, y, mediante seria
crítica, reducida a su justo Valor por Hegel. Sus obras han llegado a nosotros llenas de
alteraciones e interpolaciones; habiéndosele atribuido, además, muchas que no eran suyas.
(2) «Muy dado a las letras, pero más diestro aún en las armas», escribe, Torres, en su
trabajo y lugar de referencia.
(3) También al idioma lemosín.
(4) O de los comentarios de Aretino a ella escritos, en idioma del Lacio.
(5) Es relativamente moderno el descubrimiento de las dos traducciones del primer D.
Martín. El insigne valenciano, D. Francisco Pérez Bayer, estuvo comisionado por el Rey
Don Carlos III, para el examen de los manuscritos
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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neca (1), pues, no obstante haber existido dudas, acerca de si las vertió al
lemosín, el historiador (opinión de Pérez Bayer), o su
1
latinos, griegos y hebreos de la Biblioteca del Escorial, y formación de los necesarios
catálogos. En el curso de las investigaciones, seguidas durante tres años, y cuyo resultado
consignó, el laborioso escritor, en cinco tomos en folio de índices que se razonan (Pastor,
obra citada, t. II, pág. 145), hubo de tropezar, con las interesantes e inesperadas carta y
traducciones de que en el texto se habla; incluidas, éstas y aquéllas en un Códice con la
marca o signatura III. D. 2. (Idem, t. I, pág. 130). El Sr. Pérez Bayer se apresuró a
participar el hallazgo al notable bibliófilo, D. Francisco Cerda Rico, quien lo reprodujo en
sus celebradas notas a «La Diana Enamorada de Gil Polo» (Rodríguez Condesa, obra
referida, págs. 10 y 11), de donde hubo de tomarla D. Justo Pastor Fuster. La carta precede
a la traducción de los comentarios a la Económica, o «Comentaris de Lleonart aretino a la
Económica de Aristótel> (Pastor, Idem); y D. Vicente Castañeda, artículo sobre
Manuscritos lemosines de la Biblioteca del Escorial, publicado en la Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos correspondientes a los meses de Enero, Febrero, Marzo y Abril de
1916, página 460. Empieza la obra en la página 91 (Pastor, Idem), y termina en la 114
(Castañeda, artículo y lugar citados): sigue a ella, el Libro de virtuosas costumbres, o,
«Llibre de virtuoses costumps compost per lo notable et elegant moraliste latino Lucio
Anneo Séneca de Córdova» (Castañeda, Idem), que comienza en la página 116 (Pastor,
Idem, pág. 131), y acaba en la 121 (Castañeda, Idem).
Francisco Pérez Bayer.-Cuéntase entre los más preclaros Valencianos del siglo XVIII,
tanto por su inmensa cultura, como por su piedad para con los pobres, a quienes instituyó
sus herederos. Nació, este benemérito patricio, en Valencia el día 11 de Noviembre de
1711, y murió, en ella, el 27 de Enero de 1794. Fue Doctor en Teología, Bachiller en Artes
y Derecho Civil, Preceptor de los Infantes, hijos de Carlos III, y Canónigo y Arcediano en
la Catedral de dicha ciudad. Conocía a fondo el Hebreo, Griego y Árabe; habiendo desempeñado la Cátedra del primero de los tres idiomas en las Universidades de Valencia y
Salamanca. Ejerció distinguidos cargos; se le confirieron importantes comisiones
científicas, dentro y fuera de España, y legó, al primero de los dos referidos centros
docentes, su magnífica Biblioteca. A su muerte, dejó escritas numerosas obras.
Francisco Cerda Rico.—Vino al mundo en Castalia; hizo sus estudios de Jurisprudencia en
la Universidad Valentina; distinguióse sobremanera en el ejercicio de la Abogacía; tuvo
amistad con muchísimos literatos, y fue en extremo elogiado por los mayores sabios de
Europa. Sin contar los particulares cargos que desempeñara, ni las diversas obras por él
publicadas, dejemos consignado que reimprimió las de algunos autores españoles, y, entre
ellas, la aludida; es decir: «La Diana Enamorada» de Gaspar Gil Polo. Finalizó su existencia en 5 de Enero de 1800.
(1) Séneca. — Nació, en Córdoba, durante el segundo año de la Era Cristiana, y murió en
el sesenta y ocho de ella, Hijo de Lucio Anneo Séneca, el Retórico, enseñó filosofía en
Roma y fue desterrado por el emperador
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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abuelo (parecer de Torres), ambos con idéntico nombre de pila(1),
decidiéronse al fin los vacilantes por el segundo de aquellos dos personajes,
fundados en la particularidad de haber correspondido desempeñar, a quien
las traducciones efectuara, el cargo de Gobernador de la Plana; y tamaña
circunstancia, no en el cronista, sino en su abuelo, concurría. Es cierto que a
semejante aceptado juicio era imposible atribuirle, entonces, el Valor de
indiscutiblemente verdadero, desde el momento que el padre de nuestro
mismo cronista, de nombre también D. Martín, rigió, en las diversas
ocasiones, algo después aludidas, la mentada Lugartenencia o Gobernación
en el Reino; pero cabe ya sostener, sin peligro a ser ahora desmentidos, la
plena exactitud de lo, con anterioridad, sospechado, tenida en consideración
la hermosa y correctísima carta inserta, por Vía de dedicatoria a D.a
Damiata, en la primera de las dos traducciones indicadas, donde se declara
autor de ellas al marido de esta señora, Gobernador en Reino de Valencia;
pues, por lo que veremos al copiar parte del asiento de la página 2.821 del
Apuntament(2), aquella respetable y esclarecida señora, era, en realidad,
consorte del D. Martín de Viciana, padre de Don Rampston y del segundo
D. Martín, y abuelo, en su consecuencia, de nuestro repetido historiador(3).
Hubo de ser, por último, el cortés e ilustradísimo Gobernador
Claudio. En el año 48 volvió a dicha ciudad, encargándose de la educación de Nerón;
quien, después, y en pago de los beneficios recibidos, le acusó de conspirador y mandó
fuesen abiertas sus venas. Acúsasele de haber predicado la pobreza, mientras gozaba de
una fortuna inmensa, al igual que de haber hecho la apología del asesinato de Agripina,
madre de su discípulo. Dejó escritos varios tratados filosóficos y morales. *
(1) Aludimos, como es natural, de los dos del cronista, al que éste estampa como único,
al frente de sus conservadas obras.
(2) El título completo del notable libro eclesiástico, dice: «Apuntament de Les
Justificacions de Les rentes de la Parroquial Iglesia de Burriana*. En diversos parajes de
los presentes estudios, se suministran curiosas noticias sobre él y algunos otros, obrantes
en el Archivo
(3).Fray Guillermo Antolín, en su Catálogo de Manuscritos latinos de la Biblioteca del
Escorial, publicado en Madrid el año 1910, tomo I, página 465, cita otros dos Tratados,
atribuidos, por D. Francisco Pérez Bayer, al cronista; cuyos títulos son: «Compendium
moralis philosophiae» y «Compendium Ethi-corum Aristótelis».
Hállanse incluidos, cual los indicados lemosines, en el Códice —signatu-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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de la comarca, sincero y excelente católico, y quien fundara, además, el
memorable Beneficio de Santa Ana, o de Viciana: ins-
ra d.iij. 2—, a los folios 13 al 71 y 71 al 149, respective; y en la segunda hoja de guarda,
léese, copiando, al pie de la letra:
«a 19 Juny de 1555 yo rafel marti de Viciana hagui lo present libre de la s°ra dona ysabel
pascual e de Viciana.»
No obstante la respetable opinión del eximio Pérez Bayer, el hecho ya indiscutible de
resultar autor de los dos manuscritos lemosines, el primer D. Martín, o sea, el por
antonomasia llamado Gobernador de la Plana; la circunstancia de encontrarse los dos
latinos en igual Códice que los dos anteriores; el carácter filosófico de ambos; el figurar
poseedora del Libro de que habla el cronista, la referida Viciana, y su entrega a la persona
de la familia más respetable y apropósito para conservarlo con religiosidad (detalles, estps
dos últimos, cuyo sentido induce a sospechar se tratara de apreciado recuerdo de algún
próximo pariente de la propia señora), incluíannos a prescindir de la opinión del sabio
valenciano, y a tener, en concepto de verdadero autor de los manuscritos latinos, al que
escribiese los otros lemosines.
Analizando, en corroboración, la nota poco antes transcrita, e inquiriendo quién fuera la
incógnita y nunca, en lo moderno, designada Isabel, aparece, como muy probable, si no
segura, nuestra anterior categórica afirmación respectiva a que no debió escribirlos el
Viciana, tercer D. Martín de -la familia; por cuanto, de constar o suponerse lo contrario,
era natural los guardara éste, y en manera alguna los recibiera, en clase de singular regalo
de otra distinta persona. Menos pudo serlo semejante aludida persona, o señora, dado su
sexo, y consiguiente nombre de pila, desde el instante que en la hipótesis del eximio Pérez
Bayer, y en la ahora por separado apuntado, se atribuye a su autor la calidad de Varón, y
nombre no diverso de D. Martín de Viciana. Y, tampoco cabe, por fin, suponer tal, al padre
del repetido cronista (asimismo, como es notorio, con idéntico nombre y apellido que su
hijo), en atención a ignorarse o desconocerse, en absoluto, la existencia de libro o libros
por él, con seguridad, escritos.
Pero si no debieron o pudieron serlo los precedentes manifestados, Viciana, es posible en
cambio, se estime su autor, al primer D. Martín de la familia, sobretodo, de acreditarse
verdaderas relaciones directas o indirectas, muy próximas, de parentesco, entre éste y la
D.R Isabel, capaces de explicar el paso de los dos Tratados latinos del primero de ambos á
la segunda.
Ahora bien: D.a Isabel Pascual y de Viciana, conforme se acreditará dentro de poco, estuvo
casada con D. Jaime del postrer apellido, Gobernador, también, de la Plana; D. Jaime de
Viciana, fue hijo de D. Rampston; y Don Rampston, a su Vez, descendiente inmediato y
primogénito del primer U. Martín. Nada tan lógico, en su vista, que considerar al último,
como autor de los dos manuscritos en cuestión, de quien los heredarían, por orden
sucesivo, su hijo D. Rampston, y su nieto D. Jaime; pasando, luego de éste, a su nombrada
y distinguida esposa.
Acabaremos insistiendo, de nuevo, en que el cronista, aun descontando las razones
alegadas, no debió escribir los manuscritos latinos de referencia,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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titución religiosa tan magna y poco conocida en la mayoría de sus detalles,
y aun en cuanto constituyó su verdadera esencia, que consideramos de gran
oportunidad comunicar a nuestros lectores los múltiples y completos datos
acerca de ella adquiridos, principiando por el extracto de la escritura, en
cuyas cláusulas se contiene todo lo fundamental del Beneficio, tomado del
referido libro, sin la menor alteración en su fondo ni en su forma.
Dice así:
«Aixi mateix, Ay en dita Igla. vn Benifed
Le obtiene
Dn Marti de
. fundad per Da Marti de Viciana Gouernador Dn Joaqn
Viciana
de la plana de Burriana, en el altar, y capella,
Mei
e inuocació de S.ta Ana de esta parroquial de
Burriana, fabricada dita Capella, y Altar per
lo dit D'T Marti de Viciana. y feu donació
pera renta y peu tta (etcétera) al beneficiad
de dit Benifed de el ters delme, y drets tta
que dit D" Viciana tenia sobre la Alquería
nomenada de Enfabra en lo terme de La present Vila de Burriana; lo qual ters delme com
pra dit D" Marti de lluis Coll c.Ja (ciutadá) (1)
de Valencia, segons acte rebut per lluis fe
rrando not. en 15 de Octubre I479=m. Feu
donació a dita capellanía tots los reddits, e
trosos de térra, y Los drets de ells, que dit
. D" Marti possehía en lo dit terme de Burríana, per donació, y transportado a aquell feta,
per lo Justicia, Jurats y Sindihc de Burriana,
segons consta per acte rebud per Jaume Mar
ti not. de Burriana en 20 de Juny 1482=Y
es retingué pera si y sa mullér lo Jus patro-
habido en cuenta que, por lo conocido de sus obras, no se conceptuaría acertado calificarle
de verdadero filósofo, y sí, de notable historiador y de filólogoerudito. Quien de la familia
mostró, en realidad, conocimientos y aptitudes para la filosofía, fue el primer D. Martín de
Viciana, el abuelo de nuestro cronista, el traductor de los Comentarios a la obra de
Aristóteles y del Libro de Lucio Anneo Séneca, en próximos párrafos enunciados.
(1) Considerábanse Ciudadanos, los que, no ejerciendo ningún oficio vil ni mecánico, se
mantenían de sus rentas, sin necesidad del trabajo corporal. Gozaban de muchas
exenciones y prerrogativas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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nal Doña Damiata=y después de els dies de
dits conchuges, deixauen dit Jus patronal a
D." Ramston de Viciana Son fill, y hereu, y
después a sos filis llegitims, y naturals y descendets per masculina, y femenina linea,
preferint La masculina á la femenina tt.a=y
en cas de faltar filis, y hereus, y succesors
descendents de el dit D.n Ramston de Viciana
deixauen dit Jus patronal a frey Marti de Vi
ciana fill de aquells de la orde de calatraua
comanador de Burriana=y faltan dit frey Marti
de Viciana, deixaua dit Jus patronal als
mes proxims en Grau de parentela de dit D.'1 Mar
ti de Viciana=y Volgué que el primer Benefi
ciad fora M." Rafel Visent p.be=ydespues tt.a
que sia qui auia de obtindre dit Benifed, Prebere, idoneus habitu, et actu, de bona fama,
vida honesta, y de conuersació laudable á
coneguda, y Voluntad de dit Patro=el qual
Beneficiad tinga obligació de celebrar, y can
tar en dita capella tt.a ó benifed missa, a lo
menos des vegades en cada semana per A. s
(Animes) de els dits D." Marti de Viciana y,
Doña Damiata conchugues, sos pares y tots
los fels difunts tt.a=dita fundado de Benifed
fonnh rebuda per Jaume Marti not. de Burriana, en 3 de Juliol 1482» (1).
Despréndese, pues, del preinserto y sustancioso resumen escriturario,
que en la institución del Beneficio de Santa Ana o de Viciana, reserváronse,
en Vida, su patronato, D. Martín y su esposa D.a Damiata; debiendo pasar,
luego de finada su existencia, y por el orden sucesivo que sigue, a D.
Rampston, hijos y descendientes legítimos y naturales—con preferencia los
Varones a las hembras—, al segundo D. Martín, y, en defecto de éste, al de
mayor proximidad suya, en grado de parentesco.
A continuación de lo copiado, anótanse, brevemente las dos moflificaciones
ya, con anterioridad a 1767, observables en el
(1) «Apuntament», pág. 2.821.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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contenido principal de la escritura: una de ellas, relativa a la única carga
señalada al Beneficiado propuesto; y otra, a la alteración o suspensión,
siquiera fuese en caso concreto y exclusivo, de la manera de proveerse el
Beneficio. Por la primera de las dos manifestadas alteraciones, y, «per
Visites, obseruancias tt.a», se redujo a veintiséis el número de misas
rezadas que en cada año había de celebrar el sacerdote favorecido con el
nombramiento; por la segunda, el Sumo Pontífice, intervino de modo
exclusivo, y de directa forma, en la designación de Beneficiado. Ocurrió
este singularísimo suceso, en los idus(1) de Junio de 1765, con motivo de la
resigna del cargo llevada a cabo por Mosén Antonio Mascó, presbítero,
«coram S. S.° Patre cum pentiones 50 Ib», en el Doctor D. Gaspar Rovira,
admitida por el Papa en Bula de 30 de Diciembre de 1761; ya que, a causa
del indicado acto, escríbese en el repetido asiento, «Vaco dicho beneficio, y
por quanto dicho resigna, no se hizo arreglándose a las qualidades que pide
el fundador en su institución bolvio á Vacar dicho Beneficio hasiendose
divoluto del qual hizo la gracia el Papa al D.1 Simeón Sales, Presbítero......
Tampoco, por las trazas, quedó cumplida la escritura en su porción
concerniente a la persona señalada para desempeñar, por primera vez, el
cargo de Beneficiado; pues, si bien al que favoreció el fundador, con él, se
le designa en tal documento escriturario con el nombre de Mosén Rafél
Visént; ora efecto de su prematuro óbito, ora consecuencia de otra
desconocida causa, creemos, si acaso, dejaría de tomar posesión del
Beneficio. Y nos fundamos para sospecharlo de esta suerte, no sólo en el
silencio •sobre semejante sacerdote guardado en la copiada inscripción de
referencia, sino, en lo que con sencillez se deduce de la lacónica, pero
significativa nota inserta en la parte superior del margen derecho de aquélla.
En este paraje, y según por necesidad se habrá debido advertir, inmediato a
las primeras líneas, y frente al nombre de «D.n Marti de Viciana», escrito
en el margen izquierdo a idéntica altura, se .apunta: «Lo obtiene D.n Joaq.n
Mei»; y aunque la forma de presente empleada al utilizar el Verbo, parece
darnos a entender que este señor fue Beneficiado en la fecha de la redac-
(1) Dábase este nombre, por los romanos, a la última de las tres porciones en que dividían
cada uno de los doce meses del año. Eran el día 13, excepto en los de Marzo, Mayo, Julio y
Octubre que se celebraban el 15.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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ción del asiento (1724), y en modo alguno con anterioridad a ella, cómo en
el propio año postrero—justifícase poco después—, desempeñaba, con
absoluta certeza, el cargo Mosén Antonio Mascó, hemos de admitir, sin
ningún género de duda, que la nota marginal ha de referirse, en lugar de a la
data del extenso y notable asiento, a la del primer Beneficiado de la
institución religiosa sometida a estudio.
En cuanto a quién fuese el último favorecido con este importante cargo,
electo conforme a lo consignado en la escritura de 3 de Julio de 1482—y
cuya designación se efectúe en los tomos o documentos del Archivo — ,
todavía aparece otra nota, apuntada, desde los comienzos del siglo XIX, en
la página 2.824 del libro del «Apuntament», en la cual se conserva escrito
su nombre, el día en que tomó la posesión, y el nombre, también, del
patrono.
Hela aquí:
0
Ma Jph Man.1 Este Benef. es de Patronato y lo presentó a este su
Abad
Abad patrono Valentín Labrador y vecino de esta
Villa=en el año 1811=Y tomó possesión el dho. en
24 de Oct.e de 1817. por letras de Colación de la
Curia de Tortosa despachadas por el vic.° (vicario)
gen.1 (general) D.u Fernando Castañer.
En el intermedio de D. Rafael Visent—o D. Joaquín Mei— y D. José
Manuel Abad, figuran, en clase de Beneficiados:
Mosén Antonio Ciurana. . . .
en 23 Julio de 1555(1).
»
Juan Tarrago. ....
en 17 Enero de 1594(2).
»
Melchor Pérez. ....
en 11 Julio de 1600 (3).
»
Damián Forner. . . . .en 9 Noviembre de 1621 (4).
»
Vicente Albiol. ....
en 14 Septiembre de 1640(5).
»
Lucas Nostrort. ....
en 13 Noviembre de 1655 (6).
»Gaspar Taronger. . . .
en 13 Enero de 1682 (7).
(1)«Libro de Visitas de Obispos y Canónigos», pág. 355.
(2).«Apuntament», pág. 2.838.
(3).Idem, pág, 2.823
(4).Escritura de la citada fecha, existente en el Protocolo del notario de Burriana Fabián
Lloréns de S. Esteve, años 1620 y 1621.
(5). «Apuntament», pág. 2.919.
(6).Idem, pág. 2.925.
(7) Idem, pág. 3.007.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
23
Mosén Antonio Mascó, tomó posesión en 18 Agosto de 1709 1(1).
» Gaspar Revira, la tomó después del 50 Diciembre de 1761(2).
»Simeón Sales, posesionóse del cargo en 50 Marzo de 1766 (3).
La dotación del Beneficio de Santa Ana hubo de ser, con certeza,
extraordinaria, muy en especial por lo relacionado con el número y
condiciones de los inmuebles rústicos; supuesto que, en cuanto atañe a los
urbanos apenas si debieron incluirse en la oportuna escritura pública más
que una casa "y parte menor de otra, sitas, ambas, en la antigua calle de
Onda o del Portal de Onda, llamada, en nuestros días, de la Purísima.
En la descripción de la totalidad de estos distintos inmuebles,
invirtiéronse 300 paginas del Libro del «Apimtamenh; es decir: desde la
2.825 a la 5.125; procediendo los datos utilizados para el objeto, de cinco
cuadernos Cabreos que autorizaron cuatro notarios, de nombre: el primero,
Martín Benedito y de Viciana; el segundo, Pedro Sanchis; el tercero,
Joaquín Chavari; y el cuarto y quinto, Francisco Bravo.
Para la determinación, no obstante, del número de las fincas
(1) Idem, pág. 2.821 y 2.822.
(2) Idem.
(3). Idem.
A pesar de que en los Libros parroquiales, según indicábamos, no se habla de otro
Beneficiado posterior a Mosén José-Manuel Abad, hemos conseguido averiguar—entre
distintos particulares-el nombre de quién le sucedió, y ha de considerarse, con seguridad,
último de los favorecidos con el cargo; en virtud de notas tomadas del pleito o causa
beneficia! tramitada en la Curia Eclesiástica de Tortosa sobre adjudicación e institución del
simple, perpetuo y eclesiástico Beneficio de Santa Ana. Y en efecto, dedúcese de estas
notas: que, vacante por óbito del mentado presbítero, ocurrido en 15 de Abril de 1855, se
mostró parte y pretendiente, Mosén José-Carlos Abad Puchol, oponiéndose a dicha
vacante, jure propio, y en virtud de presentación, a su favor efectuada por D. Miguel Abad
Agraít, patrono del Beneficio; que, acreditado lo necesario para su obtención, dictóse fallo
en 19 de Octubre de 1860, declarándolo vacante y adjudicándolo al Mosén José-Carlos
Abad Puchol, quien, luego de recibida la colación y canónica institución, continuó en su
tranquilo disfrute hasta el 24 de Febrero de 1894, día de su muerte; y que, desde este
momento, se le ha juzgado en definitiva extinguido por las múltiples y fundadas razones
que en posterior nota se exponen (a),
(a) Todavía, sin embargo, en nuestros tiempos, a las siete y inedia de la mañana del 26 de
Julio de cada año (día de Santa Ana) se lleva a cabo la procesión, que, desde la primera
época del Beneficio, se viene celebrando.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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rústicas, y de la medida superficial de cada una de ellas, resulta imposible
aprovecharse, por de pronto, del completo de los cinco cuadernos o libros,
sino, exclusivamente, de los comprendidos en los dos primeros lugares:
bien, porque al final de la descripción de los respectivos inmuebles, llevada
a cabo en los tres restantes tomos, se aluda, con claridad, a fincas ya
deslindadas en los Cabreos de Benedito y de Sanchis; bien, porque, aun sin
existir las expuestas alusiones, parece difícil, y hasta impracticable, averiguar, si dada la variación u omisión posterior de uno o diversos de sus
principales lindes, pueden o no referirse los cambiados, a los que se señalan
en las parecidas de los dos primitivos Cabreos.
Todavía, por causas y circunstancias iguales o semejantes a las con
antelación indicadas, habríase de prescindir, de análoga suerte, en estas
obscuras y fatigosas investigaciones, del segundo de ambos citados libros;
es decir: del intervenido por el notario Pedro Sanchis, a no ser porque las
diversas fincas rústicas deslindadas que contiene, en partidas omitidas en el
de Martín Benedito y de Viciana, sirven para suplir casi por completo el
Vacío de cuantas hubieron de encontrarse descritas en las sesenta hojas en
blanco, existentes en el Cabreo de dicho notario postrero.
Despréndese, en su consecuencia, de las manifestaciones consignadas en el
último y penúltimo párrafos, la dificultad, o mejor la imposibilidad de
precisar con la debida garantía el número exacto de los distintos inmuebles
rústicos, dotación del Beneficio, y la medida superficial verdadera
asignable a cada uno en concreto. Pero aunque se tenga por muy poco
práctico, o de difícil realización, obtener, cual fueran nuestros deseos, un
resultado en absoluto satisfactorio de los antedichos minuciosos
pormenores, es realizable, en cambio, utilizando los Cabreos de Benedito y
Sanchis, la determinación del número mínimo a que pudiera reducirse el
total de parecida clase de predios, con grandes probabilidades, insustituible
por otro de orden inferior. Este mínimum, representativo de cuantos se
comprenderían en la escritura de fundación del Beneficio, comprobado por
sucesivos y escrupulosos recuentos, hace ascender a cuarenta y tres, el
conjunto de las fincas rústicas (1), y a mil ochocientas nueve, las hanegadas
en que se des-
(1) Constituyen este número, tanto las que habían de producir metálicas pensiones al
Beneficiado, como aquéllas en que sólo le pertenecía el tercio diezmo de sus frutos.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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componen (1); todas, o en su gran mayoría, con riego del Río Mijares, a
propósito para la siembra o con plantaciones de árboles distintos, y
cultivados ya durante el siglo XVI con no escaso esmero, conforme a lo que
acerca del estado y producciones de la tierra laborable en su patria chica,
escribe el historiador en su obra de mayor extensión y estima(2).
Únicamente nos falta advertir aquí, para acabamiento de esta extensa e
interesante materia, que si de las ciento cincuenta hectáreas antedichas—o
sean mil ochocientas nueve hanegadas—se dedujesen las constitutivas de la
titulada, en el libro del «Apunta-ment», Alquería de En Fabra(3)—casi con
seguridad las setecientas noventa y cuatro hanegadas tenidas a tercio
diezmo—(4)obtendríase, en resolución, una diferencia de mil quince
hanegadas (5); número, éste, comprensivo de la espléndida y grandiosa
donación efectuada al fundador del Beneficio por el Justicia, Jurados y
Síndico de Burriana en recompensa a sus muchos y sobresalientes
merecimientos(6).
Dejó a su óbito,-el primer D. Martín de Viciana(7), sus dos
(1) Equivalen a ciento cincuenta hectáreas.
(2) Crónica, Tercera Parte, págs. de la 522 a la 531, ambas inclusive.
(3) Véase el extracto de la escritura de fundación.
(4) Equivalentes a sesenta y seis hectáreas.
(5) Es decir, de unas ochenta y cuatro hectáreas.
(6) Recuérdese lo que sobre la materia se dice en el transcrito extracto o resumen
escriturario.
No obstante el gran numero de inmuebles, en especial de la clase de rústicos, cuyo señorío
útil correspondía al Beneficiado, en las diligencias instruidas para la adjudicación del cargo
a Mosén José-Carlos Abad Pu-chol, se hace constar lo escaso de la cantidad rentada
entonces, por aquéllas, sin duda, merced a la ilegal apropiación que de muchas efectuaron
sus poseedores, apoyados en el extravío de los más modernos Cabreos, descuido en el
cobro de las rentas o pensiones, confusión proviniente del aumento o disminución en la
medida superficial de las fincas por ventas o compras del todo o parte de algunas, legales o
ilegales, e Influencia y efectos de las leyes desamortizadoras. Así que, resultando
incongruo, el Beneficio, Don Miguel Abad Agraít, su último patrono, hubo de redotarle—
solamente para el caso de que se trata—en escritura de 24 de Junio de 1860; obligándose a
poner a disposición del Beneficiado Mosén José-Carlos Abad—hijo suyo—, cada año,
mientras viviera y no obtuviese prebenda colativa, la cantidad de cien libras, plata
valenciana, en garantía de lo que hipotecó una casa de su propiedad, situada en la calle de
la Purísima, de Burriana.
(7) Ocurriría este acontecimiento, a últimos del siglo XV o antes del 18 de
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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tan conocidos hijos: D. Rampston y D. Martín, a quienes designa por
idéntico orden en su Valenciana Crónica, el historiador(1), de igual manera
que el padre de ambos hermanos, en el resumen de la escritura de fundación
de su estudiado Beneficio; en donde, a mayor abundamiento, se añade, para
que desaparezca toda duda respecto a cuál de los dos fuese su primogénito,
la declaración de corresponder al primero, el verdadero calificativo de
hereu (2)
III
D. Rampston de Viciana ha de suponerse naciera—sin embargo de faltar
el oportuno documento comprobatorio—, en la repetida,exvilla, y hoy
floreciente ciudad de Burriana; atendiendo a lo que muy poco atrás se
manifestaba con motivo del establecimiento de sus antecesores en la
misma, de haber sido allí heredados, de su continuada permanencia en ella e
intenso cariño a la población, y de diferentes omitidas particularidades,
bastantes, éstas y las otras, en junto, para acreditar el principio, base de
nuestro lógico criterio, a saber: que en tesis general se ha de considerar a
cualquier individuo de los Viciana nacido en la preinserta localidad, en
defecto de prueba en contrario o de fundamentos racionales, cuanto menos,
en abierta pugna con semejante suposición.
Nombrado, D. Martín, Consejero del católico y hábil monarca Don
Fernando, debió llevarse a D. Rampston a la capital de la unificada
monarquía, en cuyo punto, y gracias a las influencias del padre sobre el
marido de la primera reina Doña Isabel, consiguió, en seguida, para su hijo,
uno de los más honoríficos y sin-
Marzo de 1502; por cuanto su hijo D. Rampston, que le sucedió a su muerte (en tal sentido
entendemos lo expuesto en la página 201 de'la Tercera Parte de la Crónica), lo
desempeñaba, con certeza, en la segunda de las anteriores fechas.
(1) Crónica, Tercera Parte, pág. 201.
(2) «Apuntament», pág. 2,821.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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guiares destinos desempeñados dentro y fuera de palacio 1(1). Años
después, al acontecer el fallecimiento del ilustre primer D. Martín,
ejerciendo todavía la importante gobernación de la comarca, acabó D.
Rampston de servir su honroso empleo, o cargo de confianza, si bien para
reemplazar a su noble e inmediato ascendiente en la lugartenencia o
gobierno susodicho; según se desprende de lo que da a entender el cronista,
cuando refiriéndose al rey y a su esforzado tío, escribe: «A este le hizo
(Don Fernando) merced e confirmo el officio de gouernador que tenia su
padre» (2).
Realizóse, con seguridad, el referido cambio o sustitución de ambos
empleos, en el período que se comprende entre el 2 de Enero de 1492 y el
18 de Marzo de 1502, por cuanto en la primera de las dos consignadas
fechas escribió y remitió, el católico monarca, la consabida carta a su
Consejero y Gobernador de la Plana, conforme se recordará haberse
advertido; y en la segunda, ya había principiado a intervenir, en esta
importante gobernación, el sustituto e hijo de D. Martín, de acuerdo con lo
deducible de una de las numerosas efemérides contenidas en la obra de Don
Juan A. Balbas, «El Libro de la Provincia de Castellón»—justificativa a la
vez de la religiosidad del nuevo Gobernador—que dice: «1502 (18 de
Marzo).—D. Rampston de Viciana, portant-veces de general gobernador de
este territorio y su asesor Micer (3)Bernat Gaseó dirigieron una súplica a
los jurados de Castellón, para que concediesen a los frailes del convento de
Jesús de Valencia la ermita de Santa Bárbara que estaba situada extramuros
déla villa, para fundar un monasterio de Menores Observantes de San
Francisco...... (4).
En el ejercicio de las facultades anejas al difícil cargo que se le confiara
en la hoy provincia de Castellón, demostró, con sin igual constancia, sus
admirables condiciones de energía, actividad y obediencia absoluta a los
mandatos del Rey Fernando, primero,
(1) Escribe Viciana en la pág. 201 de la Tercera Parte: «E porque el rey tenia por criados
en su palacio y en la guerra dos hijos del dicho don Martin dé Uicyana (el primero de este
nombre): el Vno llamado Don Rampston que le seruia de la copa a la mesa....,»
(2). Crónica, Tercera Parte, pág. 201.
(3) Título o prenotado en el Reino, de los Licenciados y Doctores en Derecho.
(4)..Pág. 455 y 456
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y del Emperador Don Carlos y del Virrey, más tarde; muy singularmente, en
tiempo de los dos últimos, y durante la grave y azarosa época de la
insurrección o guerra de las Germanías 1(1).
No nos corresponde penetrar, dada la índole del presente histórico
trabajo, en el fondo del formidable movimiento regional, ni inquirir, en su
consecuencia, su verdadero origen y las diversas causas de su ruidoso y
sangriento fracaso; pero sí resulta oportuno se le estudie, como vamos a
realizarlo a seguido, en su parte relacionada con la actitud respecto de él
observada por Don Rampston, opuesto, de la propia forma que su familia,
al triunfo de los agermanados, por motivo, entre otros, de su gratitud hacia
los reyes, de quienes tantas y tantas mercedes recibieron.
Al observarse (y comenzamos con ello, ya, nuestra verídica narración) el
rápido desarrollo de la Germanía y la ineficacia de los medios pacíficos
para contenerla, D. Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Mélito y Virrey
en la totalidad del Reino valenciano(2), anunció su viaje a Murviedro, hoy
Sagunto, y principa-
(1) Esta palabra, según Danvila en la obra que luego se cita, significa, con referencia a
dichos tiempos y sucesos, la hermandad o unión fraternal por, o bajo juramento, de los
menestrales y labradores para defenderse de los moros y nobles. Propúsola, Juan Lorenzo,
anciano peraire, y muy instruido y apasionado por el Gobierno de Genova; y la aceptaron
las cofradías en Vista de la aparición de trece buques piratas—de acuerdo, acaso, sus
ocupantes, con la morisma de tierra—en los días inoportunos en que abandonaron a
Valencia, sus caballeros, ciudadanos y gente poderosa, poco queridos, por sus abusos, de
dichos menestrales y labradores.
En vísperas de los ruidosos sucesos motivados por las Gemianías, ocupábase, D.
Rampston, de asuntos muy diferentes a éstos; pues, por lo que cuenta Viciana en la página
129 de la Tercera Parte de su Crónica, «,..el emperador don Carlos quinto año de.
M.dxvüij. conuoco cortes a los Ualencianos para Sant Matheo. Las quales vi yo—añade—
que fueron porrogadas dos Vezes por don Rampston de Uicyana gouernador de la Plana.
Aunque no fueron continuadas por la passada que hizo el rey en Alemana».
(2)
He aquí los límites que le señaló el Rey Don Jaime, después de su conquista, cual
constan en el libro «Fori Regni Valencia»», Impresi Imperial! priuilegio, Montissoni
concesso, Anuo MDXLVII. folio II v.to, Rub. 1, Fuer. 1, existente en la Biblioteca de
nuestro compañero y amigo D. Joaquín Peris.
A Quests son los termes del Regne de Valencia: del Cañar de Ull de Cona, que es riba la
mar, axi com va lo riu en sus, e passa p la Cenia: e hix a Benifaca: e román Benifaca el
terme del regne de Valencia et Morella ab sos termens: axi com parteix ab Monroig, e hix
al riu de les Truytes, que es prop la Glesiola: e aixi com va a Arcedo e a Ledo, los quals
sons dins lo dit regne: e axi có va a la Mosquerola: e de la Mosquerola a Mora: e entenem
Ruuiols el
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de F. Vives Mora, 1922.
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les Villas de la Plana, a! efecto de desbaratar, con su presencia, los intentos
de los comprometidos o próximos a comprometerse, y para consolarlas, o
que se apercibieran a la guerra, caso de ser necesario. Imposibilitado D.
Diego, sin embargo de cumplimentar sus manifiestos deseos, a causa de
exigencias en contrario de los diferentes brazos en Cortes, confió tan
espinoso encargo, por lo que a la región de la Plana afectaba, a su
Gobernador don Rampston(1); quien, sumiso, y sin pérdida ninguna de
tiempo, comenzó las necesarias visitas por la de su pequeña e histórica
patria, a cuyos Jurados entregó una intencionada carta del Conde para los
mismos escrita y remitida desde Játiva, el día 19 de Junio del año de
1520(2). En ella, el Conde de Mélito les recordaba su constancia y adhesión
a los monarcas aragoneses durante las pretéritas guerras unionistas y en
otras graves y numerosas ocasiones manifestadas; les encarecía la buena
voluntad, en este sentido, para la debida recompensa a su tiempo, y les
mandaba cumplimentasen lo que les propusiera el Gobernador de la Plana,
comisionado de manera singular, al objeto de visitarles; puesto que
dit regne: e de Mora axi con va a la font de la Babor: e axi com va al riu Dauentosa, e hix a
la Macanera: pero della el riu es de Arago, e del riu enea del regne de Valencia: e aixi com
va a la serra de Jaualambre: e de la serra de Jaualambre axi com hix a Castell Phabip, e
Ademuc: e aquets dos castells son del regne de Valencia. Et de Ademuc axi com va al
tenue q parteix Ares e a sancta Creu: e de alli axi com hix al terme de Toixa: e de Xelua, e
hix a Senarques, e parteix terme ab Castella: e axi com hix a Xerelli, e a la serra de la Rúa:
e feneix a Cabriol, e a! terme de Garamoxen, e a la font de la Figuera: e com hix a
Burriaharon, e de alli Almizra, e al port de Biar, q parteix terme ab Villena: e axi com va la
serra de Biar entro en la Mola e entro en la mar, q parteix ab Bussot e ab Aygues».
Este territorio dividíase, en la época de Viciana, en cuatro Gobernaciones, a saber: la
de Valencia, la de Orihuela—comprendido Alicante—la de Játiva y la de Castellón;
hallándose a su frente, Gobernadores: subordinados, los de las dos postreras poblaciones,
al de Valencia; y el de Orihuela, al Consejo Real. En Valencia existió, además, de mucho
antes del historiador, y también en los años de su existencia, un Lugarteniente o
Lugarteniente General, y después Virrey: inmediato representante de los monarcas, con
poderes extraordinarios, en casos excepcionales nombrado, o para cuando estos jefes de la
Nación lo estimaran oportuno. (Crónica, Tercera Parte, pág. 345, 575 y 379; Gaspar
Escolarlo, «Décadas de la Historia de Valencia», t. I, pág. 546, y Manuel Danvila, «La
Gemianía de Valencia», páginas 427 a 431).
(1) Cuarta Parte, fol.° 47, 47 v.t°, 73 v.'° y 74.
(2) Crónica, Cuarta Parte, fol.° 60 v.l° y 61.
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haciéndolo así, además de poner patente su leal obediencia, prestarían
extraordinario servicio a su magestad, el rey.
De parecida suerte, y con idéntica intención, escribió el Emperador Don
Carlos, a los aludidos Jurados, desde Bruselas, otra cariñosa misiva,
fechada en 3 de Julio del supradicho año (1), recomendando obediencia,
aparte de al Virrey, «a D. Rampston de Viciana gouernador dessa Plana,
que según por sus cartas de vosotros y de la calidad y fuerça dessa villa nos
escriue y hace relacio, muestra quereros bien, y a nos place q vos procure
toda horra, pues los buenos la merescen que se les haga: y le escriuimos que
en toda cosa que cumpliese al bien, y conseruación dessa villa nos plazera
hos haga por encomendados......
Estas y las restantes cartas y visitas a las villas y poblaciones del
territorio, unido al respeto siempre guardado al Portant-veces de general
gobernador, produjeron en seguida copiosos y excelentes frutos; pues
conforme nos relata el tercer D. Martín, su sobrino, muchos pueblos dejaron
de agermanarse, y algunos de los que lo estaban se contuvieron en la
comisión de desmanes, en primer término, los sitos en el Verdadero
territorio de la Plana, cuya gente—son sus palabras textuales—«es muy
tractable» (2).
Diez y siete días después de la última data anotada, o sea, en 20 de Julio
de 1520, una comisión de los Trece(3), presidida por el apasionado Guilletn
Sorolla, pasó, de Valencia a Castellón al efecto de avistarse con el repetido
Gobernador de la comarca, quien por lo Visto sin ninguna clase de
tardanza, les concedió su solicitada audiencia. En ella—muy breve, sin
duda—pretextando considerar a la Germanía, defensora de los derechos de
Don Carlos, expúsole con bastante audacia, el presidente de la
(1) Idem, fol.° 66.
(2). Idem, fol.° 67 vto.
(3) A instancia de Juan Lorenzo se instituyó la Junta de los Trece para que representando a
los oficios y labradores, llevase la dirección de la Ger-manía. Formóse en Valencia, y en
las restantes poblaciones donde se hallaba constituida la Hermandad: se elegía por
insaculación, y la primera de la valentina capital compusiéronla los siguientes individuos:
Anthon Qarbi, peraire; Sebastián de Noha, o Molla, vellutero; Guillem Sorolla (aunque de
apellido Castelví, le sustituyó por el de Sorolla, propio del tío y protector suyo, con quien
Vivía en Valencia), tejedor; Vicente Majoli, labrador; Pedro Villes, tundidor; Pedro Baya,
curtidor; Damián Isern, guantero; Alvaro Carmena, cordonero; Juan Hedo, bonetero;
Jerónimo Cervera, velero; Onofre Periz, espartero; Juan Sancho, mesurador; y Juan Gómiz,
pescador
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comisión, sus quejas, porque D. Rampston calificaba de traidores a los
agermanados de Castellón; porque, con sobrada solicitud exigía no se
agermanasen las poblaciones del territorio, y renunciaren a ello las que, en
realidad, lo estaban, mostrándoles, al objeto, cartas del Rey o del Virrey,
que—irónicamente—añadía, «sabe Dios y V. S. de dode proceden.....»;
porque se maltrataba, Vejaba y contrariaba a los agermanados en su
jurisdicción, e impedía se suministrasen bastimentos a las galeotas que los
oficios de Valencia utilizaban para guardar la marina; motivos, por los
cuales hubo alboroto en dicha ciudad e intento de destruir su casa de la calle
de San Cristóbal.
Con extraordinaria serenidad, pero con gran energía y resolución,
contestó a seguida, el Gobernador, que nunca acostumbraba a ofender o
tildar de traidores a los amigos del interpelante, limitándose a infligir
castigos, en justicia a los criminales, aun cuando se remitía a las cartas del
Rey por lo que afectar pudiera a si era justo o no distinguirles con el primer
duro calificativo; que había realizado, en verdad, trabajos con el propósito
de contener el movimiento, cumpliendo los mandatos de S. M. y del Virrey
en cartas, cuyas firmas y sellos conoce, y conocerán, alguna vez, quienes
ahora las desobedezcan; que de parecido modo confirmaba se promovían
procesos contra los agermanados, pero por hechos temerarios dignos de
castigo: por impedir se administrase recta justicia; por acoger a gente
extranjera y turbulenta, y apoyar a personas que con pleitos y bandos se
proponen la realización de venganzas, y a revoltosos por sus únicas
pasiones movidos: hechos, todos, agregaba, a propósito para confundir
pronto a la Gemianía, aborrecida del Rey, según éste y el tiempo se lo darán
a conocer, si aún no lo hubiese comprendido; que ni hubo creado obstáculos
ni opuéstose jamás a la compra de bastimentos para la provisión de las
galeotas, si bien negaríales su Venia a visitar la costa de Burriana con el fin
de exigir a los habitantes de la población se los proporcionaren, siendo,
como era, Villa real y fidelísima al monarca; y que, por último, no le apesadumbraba el posible derribo de su casa de Valencia, «porque el Rey
Catholico por buenos servicios la dio a do Martin de Viciana mi padre: y el
emperador mi señor me la mandara labrar y mejorada, que no esta...» (1).
(1) Crónica, Cuarta Parte, fol.° 67 v.t°, 68 y 68 v.t°
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El diálogo, principiado con Viveza, aunque sin interrupciones por
ninguna de ambas partes, y seguídose hasta entonces con relativa
tranquilidad, acabó de violento modo por motivo de insensata imprudencia
de Sorolla; pues, al replicar a D, Rampston, alardeando de que los
agermanados tenían de su parte al Rey y a cincuenta mil hombres de guerra,
útiles; bastantes, añadió, para hacer olvidar, en absoluto, al Estado Militar
«que vaya de caída», se despertó el contenido e impetuoso carácter del
interpelado, quien levantándose con presteza de su asiento, pronunció, en
iracunda forma, las siguientes amenazadoras y apremiantes palabras: «No
se hable más, pues que ya tenéis respuesta, y dentro de tres horas salid de la
Villa sin tornar más en ella» (1).
(1) Idem, fol.°68v y 69.
La admisión de la conferencia, y su contenido, autorizan a suponer que la Germanía fue
reconocida por Don Carlos, y que todavía se consideraban vigentes las disposiciones,
fundamento de su existencia. Y en efecto: en carta real de 25 de Noviembre de 1519,
dirigida desde Molins de Rey a los Síndicos y Procuradores de la ciudad valentina, la
autorizó, sin duda, el Emperador; supuesto que, de manera explícita facultaba a los
distintos oficios locales para su unión y armamento, (Idem, fol.° 8, 8 v.t° y 9). Y aun
cuando en nueva carta, fechada en 4 de Enero de 1520 remitida a los Mayorales'y Electos
de los Oficios y Cofradías, desde dicha población (idem, fol.° 11 v.to y 12) impuso
condiciones a lo reconocido, en una tercera misiva que escribió en Fraga a 31 de iguales
mes y año, revocó o aclaró la anterior, dejando subsistente la primera de las tres
mencionadas (Idem, fol.° 17 V.to y 18).
En «Los Poderes e Instrucciones», no obstante, dadas por Don Carlos al Virrey,
transmitidas de la Coruña en 4 de Mayo de 1520 (Crónica, Cuarta Parte, fol.o del 52 al 56,
ambos inclusive, y Danvila en su obra, pág. 74 y 75) anunciaba, el Emperador, harto
manifiesto, para lo sucesivo, propósitos muy diferentes a los indicados: ya que prevenía al
Conde de Mélito contemporizase con los Caballeros y Oficios de la ciudad hasta poder
dejar arregladas las cosas, según el orden y estilo en época del Rey Católico.
Diez y seis días después de la última fecha, o sea, en 20 de Enero de 1520, la Junta de los
Trece visitó, en su habitual residencia, a D. Diego Hurtado de Mendoza, al objeto de
conseguir, entre diversas pretensiones, la conservación de la Germanía; pero el
representante de Don Carlos, así que le hubo interpelado Sorolla, en tal sentido,
contestóle—confirmando los resueltos designios reales—que no le era posible prometer
para el porvenir su mantenimiento por cuanto «al Rey no le paresce bien la gemanía, ni los
effectos della» (Crónica, Idem, fol.° 31 y 31 vto; y obra citada de Danvila, pág. 76). Por fin
en 11 de Junio de 1520 remitía el gran monarca al Conde, otra carta escrita en Gante,
anulando, además de varias concesiones, la autorización de la Germanía, y sin embargo de
que creyó del caso, Don Carlos, advertir en la misiva que no se hiciera público lo
dispuesto, sin la seguridad de ser por completo obedecido
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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33
El virrey, mientras tanto, aunque preocupado, mostrábase
extraordinariamente activo; y desde Denia, en que a la sazón se encontraba,
escribió y remitió cartas, despachos y correos en distintas direcciones;
encareciendo a los leales, diligencia y cumplimiento exacto e inmediato de
sus repetidos mandatos, sin olvidarse, por su parte, de cuanto fuera
necesario, incluso el lamentable empleo del espionaje, para la consecución
rápida y eficaz de sus premeditados fines (1).
En la misiva dirigida a los Bailes, Justicias y Jurados, escrita en Denia
el 20 de Agosto de 1520, mandaba se preparasen, desde luego, con la gente
de pie y a caballo posible, y estuvieran apercibidos para acudir con armas al
punto especial a que se les destinara; dando respuesta inmediata de lo en
dicho sentido realizado, al Gobernador D. Rampston(2). Activo y resuelto
éste, como siempre, Visitó de nuevo, con prontitud, las villas y poblaciones
importantes, entregó cartas, habló con Jurados y recibió las respuestas, que,
sin demora, hubo de remitir al Conde de Mélito. La de los Jurados de
Burriana, lacónica y satisfactoria, hallábase contenida en la, por el
Gobernador, enviada al Virrey en 4 de Septiembre de 1520; la cual, decía:
«que siguiendo las pisadas de sus padres en el seruicio de los reyes...... en
esta jornada seruiran con la mitad de la gente útil de guerra que tienen en la
Villa, que pues la tierra es fuerte y apercibida, con la otra mitad la guardaran, pues tienen en la villa a mi hermano D. Martin de Viciana por
caudillo y aquel les guarda y conserua siempre al seruicio del
(Colección Salazar.-—A, 18, fol.° 156 y siguientes, y obra de Danvila, pág, 87), en circular
de 5 de Julio de 1520, dirigida por el Rey a cuantas villas habían aceptado la Hermandad,
hablando ya sin rodeos ni ambajes, prevínolas, bajo determinadas penas, que renunciasen a
ella y entregaran las armas al Virrey y Capitán General. (Colección Salazar, fol.° 176 v.'° y
pág. 89 de la obra de Danvila).
Pudo, pues, el Gobernador admitir todavía la entrevista y expresarse, al igual que
Sorolla (descontadas las amenazas de éste, causa de la enérgica contestación de aquél), en
la forma que lo efectuó; desde el momento que, si bien por el último mandato quedó
prohibida la Gemanía en las villas, la de la ciudad, no obstante su prohibición por el que
precedió al postrero, necesitaba, para hacer de él partícipe al público, que hubiese de
resultar obedecido, y, semejante secreta condición, por lo visto, no concurría, al parecer,
en la fecha de la conferencia relacionada en el texto.
(1). Cuarta Parte, fol.° 73 v.t°.
(2) Idem, fol,° 74.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
34
Rey»; añadiéndose, a seguido, en la contestación, «que todo lo demás que
se ha negociado en estas villas con particulares personas, lleua e un
memorial aparte mi sobrino Martin de Viciana, y lleua orden mió que si se
halla en algún aprieto co algunos ager-manados, que se guarde no le hallen
el memorial por lo mucho que importa tenerlo secreto; y en tal caso de
palabra hará la re-lacio a V. S. de todo lo contenido e aquel» (1).
También pasó el Gobernador, por disposición del Conde de Mélito, a la
marítima Villa de Benicarló; en donde, lo mismo que en Peñíscola y oirás
localidades a ella próximas, tomaba el movimiento insurreccional
inesperadas y alarmantes proporciones. Una
(1) Crónica, Cuarta Parte, fols. 74, 74 v.'° y 75. Castellón se obligó a servir con 20 de a
caballo y 100 hombres de a pie; Villarreal, con 50 de a pie; y Morella, con 200 de estos
últimos, aumentados con otros 200, en caso de necesidad. Peñíscola, por su comprometida
situación, no pudo ofrecer ninguno.
De las restantes villas a donde se enviaron cartas idénticas, o que el propio Gobernador
visitara, debió recibir éste, parecidas patrióticas contestaciones; excluyendo, únicamente,
acaso, la de la agermanada Murviedro. En dicha histórica y antigua población, así que se
tuvo noticia del reconocimiento de la Gemianía por el Emperador Don Carlos, adhirióse, a
ella, la totalidad de sus habitantes, salvo los Oficiales reales, los Municipales, los
Caballeros y algunos pocos vecinos acomodados. Por tamaño motivo no sorprenderá, que a
las cartas del Conde de Mélito recibidas por D. Rampston y comunicadas luego a los
Jurados de la localidad de referencia, contestaren los requeridos, excusándose de proponer
a los principales agermanados desistiesen de su empeño; toda Vez que de realizarlo, según
manifestaban, duraría su existencia tan sólo el tiempo necesario para ser leídas por las
personas a quienes iban destinadas. El Gobernador, estimando, quizás la respuesta, mejor
como acto de cobardía que como parecer verdadero del estado de Murviedro, con
precipitación y temeridad, dirigióse allí para suplir lo incumplido; pero cuál sería el recibimiento, y cuántos los peligros en que debió verse envuelto, cuando en carta dirigida a D.
Diego, datada en 4 de Septiembre de 1520, decíale, acerca de este asunto: «esta tal la
Germania de Murviedro, que hube de salir de presto de entre ellos y ponerme en cobro».
(Cuarta Parte, fol. 74 v.to, y Danvila, obra citada, pág. 96.)
En cuanto al cumplimiento de la misión conferida a Viciana, dice éste: «A nueve de
Setiembre llegue en Denia, con la carta la qual di al virey y explique la crehencia que
trahia de que el Virey mostró tener mucho contento de la buena negociación. En este viage
los trabaios y peligros que passe no fueron menores que si entrara a regonocer exercito de
los enemigos, porque a cada passo topaua con hombres q preguntauan. Quien soys? y a
donde vays: y assi fue bien necessario el fauor de Dios, y saber dissimular la respuesta para
saluar la vida»
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
35
Vez en la villa, junto con D. Bernardo Despuig, Maestre de Mon-tesa, y D.
Luís Bataller, capitán de una compañía procedente de Tortosa, desbarató los
planes de los agermanados, reforzando, finido que fue esto, la guarnición
del castillo de Peñíscola por mar, desde cuyo punto batió a los insurrectos,
dueños hasta entonces de la Villa (1).
En la susodicha de Benicarló, comenzóse a organizar, con rapidez, el
primer ejército encargado de combatir a los de la Ger-manía en tal parte del
Reino de Valencia; del que hubo de ser elegido Presidente, el primogénito
del primer D. Martín, y Lugarteniente de Capitán General, D. Francisco
Despuig, Comendador Mayor de Montesa(2); pero mientras se llenaba
semejante comisión, este último Jefe de las tropas, D, Rampston y diversos
Caballeros y Comendadores, en aquel paraje, al efecto congregados,
tuvieron que dirigirse sin demora con fuerzas de Morella, Vinaroz y
Traiguera a la villa de San Mateo, en donde habían acaecido sangrientos
sucesos por causas relacionadas con la insurrección regional (3).Motivaron,
en efecto, los hechos de referencia y la consiguiente rápida marcha de tan
limitadas milicias, el que, al proponerse adherir al popuiar y ya importante
movimiento algunos habitantes de la postrer citada Villa, sus regidores a la
vez que procuraron desistiesen los levantiscos de sus peligrosos propósitos,
hicieron partícipe de la grave situación de San Mateo al consabido Maestre
de Montesa, D. Bernardo Despuig.(4) Enterado, éste, con
(1)Crónica, Cuarta Parte, fol.° 102, 102 v to 103 y 103 v.t°.
en la que se concertó la guerra. Cuarta Parte, fol.° 129 v.to y 130.
(2) Precedió a ésto, cierta entrevista celebrada en Denia por D. Diego y D. Rampston,
(3). Idem, fol.° 102 v t° y 135; Tercera Parte, pág. 131
(4) En el número de las Ordenes Militares—instituciones religioso-militares, cuyos
individuos, adoptando ciertas reglas monásticas, se dedicaban en siglos pasados a la guerra
contra los infieles —se encuentra !a de Montesa, fundada por el Papa Juan XXII en Bula
de 10 de Junio de 1317, y constituida con freyles de la de Calatrava, a quienes se agregaron
en 1400, los que, por entonces, componían la de San Jorge de Alfama. Para atender a los
fines de su creación, se le adjudicaron los bienes, que de la extinguida Orden Militar de los
Templarios, y también los de la Orden Militar de Calatrava, radicaban en Valencia;
excepto, la casa e Iglesia que poseyó esta Orden en la mentada ciudad y el lugar de
Torrente, con sus censos, rentas y emolumentos.
Entre los cargos y dignidades principales de la de Montesa, merecen particular recuerdo,
los siguientes: el Maestre, a quien correspondía la autoridad suprema; el Comendador
Mayor que le reemplazaba en la jurisdicción espiri-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
36
minuciosos detalles de cuanto en la villa acontecía, y con el fin «de sossegar
la gente alterada y poner paz en la tierra», según dice Viciana (1), resolvió
entenderse con Sorolla, nacido, por lo que aquél asimismo nos indica, en la
repetida revuelta villa; pero aun cuando se trasladó a ella con el aparente
propósito de obtener lo deseado por Despuig, dióse tales mañas, y trabajó
tanto en sentido contrario, que logró agermanar, si no a toda, a la inmensa
mayoría de sus vecinos; provocando con esta falaz conducta, la exaltación
de las pasiones, la muerte alevosa del Administrador del Maestre, D.
Bernardo Zahera, la huida de los leales a Benicarló y el traslado de las
fuerzas, en esta población organizadas, a San Mateo, en cuya rebelde Villa
entraron, combatiendo, en 22 de Junio de 1521, e impusieron rápidos y
ejemplares castigos (2).
Algún tiempo después de tan deplorables acontecimientos, y Vencidos
que fueron sucesivamente, por el Duque de Segorbe, los agermanados de
Villarreal y Castellón, en sus respectivas Villas,
tual durante sus ausencias y enfermedades, y, las Encomiendas, beneficios o prebendas del
patrimonio de la Orden concedidos a los freyles Caballeros, con el deber de alimentar a
otros Caballeros.
En la primera época de su fundación, las poblaciones y bienes de su pertenencia se
poseyeron y disfrutaron en común; pero luego, por circunstancias varias, se dividieron
entre la totalidad de freyles que la componían. Lo que en el reparto se adjudicó al Maestre
(cuya renta importaba en los días de Viciana doce mil ducados: Crónica, Tercera Parte,
pág. 121], llamóse Maestrazgo, o Mesa Maestral; y componíanlo, por lo que atañe a la
Provincia de Castellón, las villas y lugares de Cervera, San Mateo, Traiguera, La Jana, San
Jorge, Cálig, Canet, Rosell y Chert. El Maestre, que de ordinario residía en su palacio de
San Mateo, instituyó, para la gobernación de la Mesa Maestral, un Administrador o
Gobernador, con su Corte. «Y le summetio—escribe el cronista—todas las causas de
pleytos criminales y ceuiles, por apelación, recurso o euocacion...» (Idem, pág. 129).
A la muerte de D. Pedro Luís Garcerán de Borja, último Maestre, fue declarado, por Breve
de Sixto V — su data corresponde a 15 de Marzo de 1587—el Rey Don Felipe II (así como
sus sucesores), Administrador perpetuo de la Orden.
El Comendador de Montesa en Burriana, disfrutaba, en tiempo de Don Martín, la renta de
quinientos ducados (Idem, pág. 121).
(1) Crónica, Tercera Parte, fol.° 151.
(2) Idem, fol.° 131; y Cuarta Parte, fol.° 155 y 155 V.to Por esta época, en la lugartenencia
de la Plana, aparecían agermanadas, o con grupos de agermanados, además de las
antedichas poblaciones, las de Onda, Villarreal, Castellón, Cabanes, Cervera, Forcall,
Portell y Villafranca, Idem, pág. 100 y 101.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
37
y el ejército de Miguel Estellés, en Oropesa (1 ), reuniéronse, en la segunda
de aquellas dos importantes poblaciones, el 8 de Julio de 1521, las fuerzas
del Duque, las organizadas en Benicarló y las compañías o banderas de D.
Jaime de Viciana, bajo la dirección del primero; saliendo de allí, el 9, para
el Cuartel General, instalado en la próxima, y al efecto, bien situada Villa
de Nules (2)
E! 18 del mes y año a que acabamos de referirnos, y en el puesto
«donde departe del Camino de Almenara al camino para la vall de segon»
(Los Valles de Sagunto) se verificó el tremendo encuentro del ejército de D.
Alonso de Aragón con las fuerzas de los agermanados, que en número
demás de ocho mil, y mandadas por Jaime Ros, partieron de Valencia con
la Bandera del Rat Penat a su frente (3).
En la batalla, sangrienta y accidentada, triunfaron las tropas reales,
luchando, durante ella, con gran denuedo y heroísmo, el gobernador D.
Rampston, junto con respetable número de Caballeros; y D. Jaime de
Viciana, que hacía lo propio con sus valerosas fuerzas de a pie (4)
(1) Cuarta Parte, fol. 143 a 148. A últimos de Junio de 1521, salió de Valencia al frente
de trescientos hombres el capitán Miguel Estellés con el encargo de apoderarse del castillo
de Murviedro y seguir luego combatiendo al ejército organizado en Benicarló. Tomado el
castillo, entró en Villarreal; envió desde allí cartas amenazadoras a Onda y Morella, y
dirigióse después, con agermanados de Villarreal y Castellón, a Cuevas de Vinromá y
Alcalá de Chisvert. Apoderóse, en seguida, del castillo llamado también de Chisvert, y
retornó a Alcalá; desde cuyo punto, y con el ánimo de atacar al ejército de Benicarló,
encaminóse hacia esta villa; pero enterado de que las fuerzas del Duque, enviadas para
combatirle, eran dueñas de Villarreal y Castellón, desistió de sus propósitos, intentando
volver a Valencia por la costa de Oropesa. Ya a la vista de la capital de la Plana,
sorprendiéronle aquellas fuerzas, en 4 de Julio de 1521; le derrotaron y detuvieron
(encontrósele encharcado en los marjales), y se le condujo a la postrer mentada villa, donde
fue descuartizado.
(2) Idem, fol. 148 vto Danvila en su obra citada, pág. 138 y Balbas en «El Libro de la
Provincia de Castellón», pág. 606, dan para día de salida el 8, en lugar del 9.
(3). Cuarta Parte, fol. 156 a 159; y Danvila y Balbas, en sus obras, páginas 139, 140, 141,
y 624, respective.
(4) Entre las banderas, que en concepto de coronel comandó D. Jaime, se hallaban las de
Burriana, capitaneadas por Jerónimo Castelló: Crónica, Cuarta Parte, fol. 156.
Danvila y Balbas en sus repetidas obras, y págs. respectivamente 138
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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En el lado de allá del territorio de la hoy provincia de Valencia y en las
dos que la subsiguen de Alicante y Murcia, desarrolláronse los
acontecimientos bélicos de manera menos satisfactoria para los deseos del
Virrey; pues por más que las tropas reales obtuvieron—entre otras distintas
Victorias—la ruda y memorable de Orihuela (30 Agosto de 1521)(1), los
agermanados en cambio, alcanzaron antes de ésta, no pocas de verdadera
importancia; mereciendo muy preferida mención, la ruidosa de Gandía (25
Julio de 1521)(2), causa del embarque en Denia del Virrey, con su mujer e
hijos, para la fortificada Peñíscola(3); desde cuyo punto (dentro ya de la
jurisdicción de D. Rampston, o de la Lugarte-nencia de la Plana) comenzó a
organizar un fuerte ejército para unirlo al de Nules y reducir en breve
tiempo a las siempre rebeldes poblaciones de Murviedro y Valencia (4). La
derrota, empero, ocasionada por el Marqués de Zenete a Vicente Peris en
las cercanías de dicha última ciudad, cuando se dirigía a Nules, con el
intento, según pregonaba, de destruir allí las fuerzas que iban, con
y 606, afirman que en Castellón se quedó, al salir el ejército para Nules, don Rampston,
con el encargo de defender la villa y su término; lo cual supone qué este Viciana no se
encontró en la batalla. El cronista, sin embargo, asegura lo contrario en los fols. 155 vto al
160 de la repetida Parte; por cuanto, así que anota la gente del ejército reunida en
Almenara" (14 Julio 1521) cita a «Don Rampston de Viciana gobernador de la Plana
presidente del exercito»; al proponerse demostrar la valentía con que pelearon los
caballeros, aduce como prueba la Apología de Bautista Agnesio (a) quien manifiesta que,
entre los de esta clase, se distinguieron, D. Jaime Ferrer, D. Rodríguez Muñoz, mosén Juan
de Romani y D. Rampston de Viciana; y sobre todo, cuando deseando darnos cuenta de
haberse enterado al Virrey del combate, copia una carta de aquel tío suyo, escrita en el
mismo día de su ocurrencia, haciendo constar, en sustancia, lo, durante ella, acontecido, y
la intervención directa de don Rampston en la lucha.
El Duque, al día siguiente de la batalla, de acuerdo con su Consejo de guerra, dispuso
asentar el Real en Nules: Cuarta Parte, fol. 159 (y no en Burriana cual indica Danvila en su
obra referida, pág. 141) por hallarse bien situada y con buenos albergues para alojar la
gente y tener a una legua la otra población en muy buenas condiciones para el
aprovisionamiento.
(1) Cuarta Parte, fol. 175 v.to.
(2) Idem, fol. 164 y 165.
(3) Idem, fol. 166.
(4) Idem, fol. 169 vto
(a) Testigo de vista.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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prontitud, acumulándose (1), hizo que se rindiera Murviedro con su
castillo(2); pasase el Virrey a tomar de nuevo el mando de las que operaban
al otro lado de la capital, y consiguiera (omitiendo algunos de sus felices
triunfos), la ocupación de Játiva (5 Diciembre 1522), y poco después, la de
Alcira(3): firme y definitivo baluarte de los vencidos insurrectos.
La actividad, energía y dotes de gobierno del incansable Gobernador de
la Plana, unidas al valor y audacia que en la batalla de Murviedro y diversos
y peligrosos momentos de la guerra demostrara, ocasionaron que, sin contar
con muy particulares honras del Conde de Mélito y hasta del Emperador
Don Carlos(4), se le nombrase para la gobernación de la Villa y castillo de
Murviedro, con derecho a retener la de la comarca, por entonces a él
confiada(5), e hiciera público en elogio suyo, el mentado Virrey, D. Diego,
«que si en el reyno huuiera otros dos gouernadores como el de la Plana,
nunca la Qermania llegara a los términos que ha llegado»(6).
En posesión el favorecido de su nuevo e importante cargo en Murviedro,
ejerciólo, cual era natural, con análoga corrección y firmeza a la empleada
en su lugartenencia o gobernación de la provincia, hasta dejar por completo
pacífica la tierra(7); siendo probable, si no seguro, que desde el castillo de
la hoy ciudad de Sagunto, pasase, con bastante frecuencia, sin séquito, o
acompañado de su familia, a la' próxima ciudad valentina, en comisión de
servicio, o por razones en absoluto distintas, y relacionadas, al parecer, con
el matrimonio de una hija suya.
(1) Idem, fol. 181 vto . y 182.
(2) Idem, fol. 185 v.to
(3) Idem, fol. 215 v.to , 216 y 217.
(4) Las cartas de éste transmitidas al Virrey y Jurados, se ocupan, siempre, con elogio de
él. A los fols. 177 v.to y 178 de la Colección Salazar, con-tiénense noticias de una, escrita
a D. Rampston dándole las gracias por su conducta. Véase, también, Viciana, Cuarta Parte
de la Crónica, fol. 218, y Ximeno, obra citada, t. I, fol. 166.
(5) Crónica, Cuarta Parte, fols. 185 v.to y 186, y Ximeno, obra aludida, Idem.
(6) Crónica, Cuarta Parte, fol. 186.
(7) Idem.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
40
IV
En un documento de fecha 18 de Marzo de 1541, obrante en el Archivo
Municipal de Valencia, visto y reconocido por el señor Rodríguez Condesa
1 (1), consígnase que los Jurados de la indicada ciudad aceptaron las
fianzas ofrecidas, entre varios, por D.a Angela Viciana, mujer de! noble D.
Juan Mascó, y D.a Isabel Viciana y de Pascual, viuda que fue de D. (en
blanco el nombre) Viciana, Gobernador de la Plana, en garantía del
impuesto de la sisa, arrendado por el noble D. Jaime Corbera(2).
(1) Págs. 12, 13, 44 y 45 de su Memoria.
(2) La porción final de! párrafo, en lo tocante a las nupcias contraídas por D.a Isabel
Viciana, ha de entenderse en el sentido de que fueron dos: las primeras, con el Gobernador
del citado apellido, cuyo nombre se omite; y las segundas—existentes en la fecha del
documento—con caballero, de nombre Pascual (a). Que este apellido, con las partículas y,
d, antepuestas, es, en el caso de ahora, el del último esposo, y no el de su mujer, acláralo e!
ejemplo que sigue, con ligeras variantes, en la forma; pero idéntico, en el fondo, al que
motiva la nota. «Magdalena Mata y de Llopis en primeres nupties, y, al pnt (present) ab
Miquel Gumbau». Escritura de 7 de Febrero de 1632 ante el notario Fabián Lloréns,
conservada en su Protocolo de dicho año. (Magdalena Mata tuvo por padres a Miguel
Mata y Juana Pons: primer Libro de Sacramentos, fol. 66 v.to. Hubo de ser, por lo tanto, su
Verdadero nombre, Magdalena Mata y Pons (b).
Aunque la materia se insinúa de nuevo hacia la terminación del presente estudio, la prueba
extensa de lo que se afirma, y cuanto con ello se relaciona, se suministrará en instante
propicio; siendo suficiente, por ahora, el aducido ejemplo para dejar por completo claro el
que se expone en el texto.
(a) Como los Viciana y los Mascó, eran nobles, los Pascual: Crónica, Segunda Parte,
página 181. Véase además en el Apéndice las listas de las familias valencianas de esta
clase, a que He alude en el trabajo dedicado a una nueva y desconocida edición de dicha
Parte.
(b) El volumen de Sacramentos mentado, lleva escritas en su dorso las tres únicas siguientes palabras: «Libro de bautizos»; pero, como a !a par que actos de esta naturaleza
comprende matrimonios y confirmaciones (acaso contuvo también, en otro tiempo, por lo
que a su final se afirma, mortuorios), continuaremos aplicándole el titulo de primer Libro
de Sacramentos (o con escasas alteraciones) o el de Quínque Libri: ambos de mayor
amplitud en cuanto a su significado; si bien prefiriendo, de los dos nombres, aquél, al
latino. Cosa parecida se efectuará, por lo relativo al título, cuando haya de mencionarse el
segundo libro de similar índole, en cuyas páginas se abarcan, ya con seguridad, actos
sacramentales de las cuatro precitadas clases.
Aparte estas aclaraciones y otros pormenores que se expondrán en su debido sitio, alusivos
a los dos volúmenes, se estudiará a fondo, y con minuciosidades, el primero de ambos, al
ocuparnos en diverso trabajo del día eu que ocurrió la muerte del historia
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
41
Nada indica aquel apreciable escritor con relación a quién hubiese sido
la tal D.a Angela, ni sobre si la otra señora apuntada debiera considerársela
como madre o tía del burrianense cronista, fundándose para guardar
silencio sobre este postrer e interesante extremo, en la confusión que
proviene de haber existido dos Gobernadores de la Plana, D. Rampston y D.
Martín, tío y padre, respectivamente, del susodicho preclaro Viciana (1).
Conviene y hasta precisa, ante todo, para la mayor comprensión de lo
que vayamos luego enarrando, tener en cuenta, y no confundir, conforme es
racional, a la expresada D.a Isabel del documento, con otras de iguales
nombres y apellidos, cuyos bautizos y matrimonios fueron muy posteriores
a los de aquélla, como en su lugar y tiempo se habrá de advertir; ni
detenerse en los actuales momentos discutiendo lo que en distinto trabajo
será objeto de breve, pero necesario estudio con respecto a D.a Angela
Viciana; es a saber: si esta distinguida señora resulta al fin, la propia mujer
de parecido nombre que hubo de consignarse ya en la primera edición del
trabajo relativo a la Casa Solar de los Viciana, y que en él figura en calidad
de consorte del que se considera tercer D. Martín de la familia,
Y una Vez descartadas estas dos necesarias o convenientes
advertencias, Véase como utilizando y combinando los últimos datos
encontrados en el Archivo Parroquial, cabe decidir, en nuestra humilde
opinión, con bastante seguridad, previas dos nuevas recordaciones, cuáles
sean los Viciana aludidos en el documento de que se trata, y quién el
Gobernador cuyo nombre deje en él de anotarse.
Comenzando por D.a Angela, primera de las dos honorables señoras,
débese rememorar desde luego, que en el lacónico extracto efectuado del
municipal documento en cuestión, a la vez que se la considera casada, y a
su esposo incluso en la numerosa y respetable nobleza valenciana,
designaste a éste con el nombre y distintivo de D. Juan Mascó.
Tampoco ha de olvidarse bajo ningún concepto, el susodicho e
importante detalle concerniente a encontrarse entre los favorecidos con el
Beneficio de Santa Ana—cuya lista completa, o poco menos, dábamos, con
anticipación, a conocer—inscrito, hacia algo
(1). Y dos más, añadimos aquí: el primer D. Martín, y el Viciana de que muy pronto se
tratará, primo hermano del cronista.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
42
después de su mitad, un Beneficiado, con el expuesto apellido de Mascó, a
quien se adjudica el nombre de Antonio,
El punto indispensable que solucionar, a seguida de estas dos próximas
indicaciones, estriba, primera y señaladamente, en inquirir, si al mismo
tiempo que igualdad de apellido, existe alguna relación de parentesco por
línea recta entre D. Juan y D. Antonio Mascó, y entre éste y D.a Angela,
mujer del primero. Porque de proceder, en realidad, el Beneficiado D.
Antonio, de personas con derecho a ostentar; una: el apellido de Mascó, y el
de Viciaría, otra, no sólo hubiéramos logrado cerciorarnos de aquellas sospechadas relaciones, sino que, deduciéndose, como se deduce, del detenido
examen de los libros parroquiales, la imposibilidad de descubrir en sus
páginas datos de diverso matrimonio celebrado por personas con sus
respectivos apellidos primeros de Mascó y de Viciana, era consecuencia
inmediata se supusiese, al preinserto Beneficiado, verdadero descendiente
de las únicas nupcias en tales circunstancias realizadas. Y esto que para la
aclaración del asunto, tan indispensable se considera, quedaría, en definitiva
resuelto,' a satisfacción, de haberse exigido a cuantos aspiraron al Beneficio
de Santa Ana el requisito preciso de formar parte de la familia del fundador
D. Martín. Mas, por desgracia, deja de acontecer así; bastando al individuo,
con oportunidad presentado, reuniese las condiciones de ser «prebere,
idoneus habitu et actu, de bona fama,, vida honesta, y de conuersació
laudable á coneguda, y voluntad del Patró». Muy diferente cosa sucedería,
sin embargo, de que resultara en lugar del Beneficiado, el Patrono, quien
llevase el apellido de Mascó; porque en este caso, ya se necesitaba, según la
resumida escritura de fundación, para obtener el «Jus patronal», hallarse
con certeza incluido entre las diversas personas de la antedicha familia, y en
determinada línea de ella. Pues, Véase lo que, por casualidad o rarísima
coincidencia, se manifiesta en el asiento del «Apuntament, donde se
contiene en extracto aquel notable documento escriturario, al ocuparse del
Beneficiado, D. Antonio Mascó: «...ai present es Beneficiad de dit Benifed
D.n Antonio Mascó Cleregue fill de La ciutad de Valencia, y patró D. n
Manuel Mascó p.bc Jermá del dit Mascó...» De forma que, con arreglo a
cuanto con sencillez se afirma en el reducido trozo transcrito, al Patrono y
al Beneficiado, aparte de asignárseles el propio apellido de Mascó, se les
reconoce y declara de manera expresa y terminante, hermanos; y por lo
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
43
tanto, de manera tácita, comprensos entre la descendencia de doña Angela
Viciaría y D. Juan Mascó.
Ahora: si con el objeto de inquirir con rigurosa exactitud la Verdadera y
concreta línea ascendente de D.a Angela, se advierte, que de conformidad
con la escritura de fundación del Beneficio, el derecho de Patronato, a
seguido de los fallecimientos del primer D. Martín, de D.a Datniata y de D.
Rampston, correspondía a los hijos y sucesores de éste; y que, únicamente,
luego de extinguida su línea pasaba a su hermano D. Martín, y a su óbito, al
de mayor proximidad, a él, en grado de parentesco, llegamos a la indudable
deducción de proceder la Viciana, a cuya ascendencia antes aludíamos, de
la línea primogénita de! fundador, o sea, de don Rampston del repetido
apellido, en gran parte estudiado en algunas de las páginas, con anterioridad
escritas. Y era este último y no su otro hermano el indiscutible ascendiente
en busca del cual caminábamos, desde el instante que de la información de
nobleza solicitada por e! hijo del cronista, D. Mateo de Viciana, se desprende haber tenido e! hereu o hijo mayor del indicado primer don Martín,
a quien transmitiré! «Jus patronal» cuando ocurrió su defunción: un hijo, de
nombre, Cosme o Cosme Agustín; y porque, aun cuando no conociéramos
semejante circunstancia, ni se conservara noticia de ningún hermano de
éste, varón o hembra—que de ambas clases parece conservarse—, capaz de
sustituirle a su muerte, dado su carácter sacerdotal, en el derecho de
Patronato, deberíase admitir su existencia, si se atiende a que, en el referido
asiento del Apuntament (anótanse en él las diferentes modificaciones de la
escritura de fundación del Beneficio, sobre todo, hasta los próximos
sucesores de los Mascó), nada se dice acerca del agotamiento de la línea
preferida, y del paso de aquel derecho a la del segundo D. Martín de
Viciana.
Llégase de análoga manera a idéntico resultado, teniendo presente la
inexistencia en la postrera expresada línea, de señora con quien.se pudiese
confundir la consorte del noble Valenciano don Juan Mascó, a pesar del
considerable número de nombres y detalles adquiridos sobre deudos
próximos o remotos del que la iniciara. Solamente sé hace mérito, en
ocasiones, hacia los comienzos del primitivo Libro de Sacramentos, y en
otros varios lugares y libros, de bien acomodada mujer, de nombre
asimismo Angela (1);
(1) De ella, de su marido y de sus hijos, nos ocuparemos con oportunidad.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
44
pero esta honorable Viciana (de indiscutible descendencia del segundo D.
Martín), a causa de resultar hija de hembra de la enunciada familia, llevaba
el distinguido apellido a continuación del de Benedicto o Benedito, que le
correspondía por parte o línea de su padre.
Respecto a cuál fuera el verdadero parentesco existente entre D.
Rampston y D a Angela de Viciana, lo que antecede, el aplomo, serenidad y
número de años atribuíbles a ésta por su estado de casada y por la
naturaleza y trascendencia del contrato: singularidades tan en harmonía con
el carácter y edad entonces asignable al difunto hereu, unido a la conocida
data del documento municipal, con sencillez grande nos dan a comprender
que, dentro del calificado por la ley de línea recta, el exclusivo
correspondiente ai último, era, el de cierto y legítimo padre de aquélla.
Tenemos, pues, en conclusión:
a) La D.a Angela, casada con D. Juan Mascó, perteneció a la familia de
los Viciana, según el expreso apellido acompañado a su nombre.
b) D. Manuel y D. Antonio Mascó fueron también de la propia familia,
por haber sido el primero Patrono del Beneficio, y el segundo, hermano
legítimo suyo.
c) Débese incluir al D. Manuel y al D. Antonio Mascó entre los
descendientes de D. Rampston, y en modo alguno entre los que pudieron
serlo de D. Martín, su hermano—únicos grupos con derecho al Patronato
del Beneficio—, en atención a que, correspondiendo a la primera línea, la
preferencia; y habiendo dejado legítimos sucesores, o mejor hijos, D.
Rampston, no consta por ningún conducto el agotamiento de dicha línea
antes de llegar a la época de los dos hermanos Mascó.
d) Proceden ambos hermanos por directa sucesión de D. Juan Mascó y
de D.a Angela Viciana, tanto por el explícito apellido ostentado, como por
el tácito que presupone el Patronato del Manuel y por la inexistencia de
matrimonio distinto, pero de apellidos iguales, con el cual pudiera
confundirse el de aquéllos.
e) Ha de conceptuarse a D.a Angela, hija del primogénito don Rampston,
y nunca de persona diversa de semejante línea, porque siendo, conforme a
lo contenido en los cuatro hechos anteriores, de indiscutible descendencia
suya, sería irregular atribuir a los dos apuntados Viciana, otra especie de
parentesco; supuestas las Varias particularidades antes aludidas, incluso la
del año en que se extendiera el documento aceptando las fianzas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
45
En lo tocante al segundo de los dos extremos desde el principio
sometidos a examen, esto es, al concerniente a de qué Gobernador de la
Plana fuera consorte, la D.a Isabel Viciana y de Pascual, ha de manifestarse
por de pronto: que, prescindiendo del primer D. Martín del preclaro
apellido, así por el tiempo en que gobernó la comarca, cuanto, por
conocerse el indiscutible nombre de su recatada esposa; y prescindiendo, a
la Vez, del segundo, es decir, del padre de nuestro cronista—casado, con
señora cuyo nombre y honorable ascendencia se harán constar en trabajo y
momento propicio—era natural se considerara, consorte de la D.a Isabel, a
D. Rampston de Viciana, otro de los que desempeñaron el importante
cargo. La existencia, empero, entre los individuos de la distinguida familia,
de un cuarto Gobernador de la Plana, conocido con el nombre de D.
Jaime(1), deja, a primera Vista, insegura, la antes mentada suposición. Mas,
si, completando lo indicado, atendemos a que de tales cuatro Gobernadores
en esta parte del Reino de Valencia, exclusivamente al que fundara el
Beneficio, y, asimismo, aunque no tanto, a su hijo D. Rampston, se les
designa, de ordinario, por antonomasia, mejor que utilizando su nombre,
por su cargo; que al segundo D. Martín de Viciana, de efímera gobernación,
se le da a conocer, casi siempre, con el calificativo de Comendador de
Calatrava; que al D. Jaime del primer apellido, último de los cuatro, nunca
le citan por su honorífico empleo, los autores, sino con el renombre de
Capitán o Coronel de las Banderas de la Plana; y en especial, si se
considera que éste, además de haber reemplazado en el destino a D.
Rampston, en, o con alguna anterioridad a 1531; o sea, en días no lejanos a
los del documento donde se trata del Gobernador difunto, contrajo nupcias
con señora distinta de la Isabel precitada, cual se probará, en su sazón
oportuna no hay otro remedio, en definitiva, que calificar a D. Rampston de
primer marido, o uno de los maridos de D.a Isabel Viciana y de Pascual; y a
D.a Isabel, en su vista, de tía de nuestro historiador D. Rafael Martín de
Viciana.
Con semejante fundada solución explícanse y se aclaran con suma
facilidad, los datos tomados del documento de que se habla: las relaciones y
parentesco de D.a Angela con D.a Isabel; la prestación de fianzas por parte
de madre e hija, en garantía del consabido arrendamiento; y hasta el espacio
en blanco, significad-
(1)
En páginas próximas se justifica
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
46
Va omisión y olvido sin subsanar, a consecuencia del extraño nombre que
llevaba el primogénito del primer D. Martín.
Por lo demás: del enérgico y activo Gobernador de la Plana, D.
Rampston, consérvense todavía dos noticias que acreditan su existencia y el
ejercicio de su provechosa gobernación, en fecha posterior a la guerra de las
Germanías: una, sin reproducir, a pesar de dárnosla a conocer Viciana; y la
otra, por completo desconocida hasta hace muy pocos años. Es la primera:
que a solicitud de los vecinos de Benicarló, tan leales, en su mayoría,
durante la temible insurrección popular, escribió cierta carta a Don Carlos,
fechada en 14 de Septiembre de 1523, recomendando a ¡a localidad;
poniendo de manifiesto su comportamiento, entonces; y, solicitando, en
recompensa a sus sufrimientos, gastos y excelentes servicios, algunas
singulares mercedes 1 (1). El Emperador, que con anticipación la había
recomendado a la Lugarteniente General del Reino, D.a Germana, en el
pleito sostenido con Peñíscola(2), concedióla el título de Villa,
«decorándola... según que las otras Villas son decoradas, preuilegiadas, e
favorecidas»(3), y otorgó licencia a sus habitantes para celebrar feria todos
los años, después de la fiesta de San Bartolomé, y para sacar de Aragón y
Cataluña mil cahíces de trigo, por más que fuese en especiales tiempos de
veda (4).
La segunda noticia de referencia, posterior en unos dos años a la de que
acabamos de ocuparnos, tomárnosla de un extenso y notable artículo
publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, por D. Vicente
Castañeda y Alcober, sobre los Manuscritos lemosines de autores
valencianos, o que hacen relación a Valencia, y se custodian en la Real
Biblioteca de San Lorenzo del Escorial.
Dícese, en este trabajo, al pie de la letra transcribiendo:
«28. Foix, Reina doña Germana de
Copia de una carta de la Lugarteniente General en el Reino de Valencia,
comunicando a Don Rampston de Viciana, lugarteniente del emperador
(Carlos V) allende el rio Uxon, ia derrota y prisión del rey de Francia,
Francisco I...... «2 hojas útiles en
(1)
Crónica, Tercera Parte, pág. 145.
(2)
Idem.
(3)
Idem
(4).Idem
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
47
Valenciano; la carta original, de la que es copia este manuscrito, es del año
1525...... «Registrado..... con la signat: D-III-2.—
Fols. 7 y 8» (1).
En la preinserta transcripción, como se ve, únicamente se determina,
con certeza, el año del documento a que ella se refiere; pero, por la data
asignable a la aludida batalla de Pavía (24 de Febrero de 1525), cabe
deduzcamos haberse escrito la antedicha carta, con posterioridad al día y
mes apuntados; y por lo tanto, luego de ia fecha aplicable al acabamiento de
la insurrección regional(2), D.a Germana, segunda esposa de D. Fernando
el Católico, conocedora, a ciencia cierta, de la extraordinaria estima y
consideración tenidas por el rey al padre de D. Rampston, no quiso ser
menos que su preclaro y real marido; y cuando hubo de presentársele
ocasión oportuna para ello, dio muestras al hijo, de la especial deferencia
que su esposo guardara para con el inmediato ascendiente de aquél (3)
(1) Incluyese el artículo en dos números de la citada Revista, correspondientes: e!
primero, a los meses de Marzo y Abril de 1916, y el segundo, a los de Mayo y Junio de
igual año.
(2) Terminó entre el último mes de 1522 y primeros meses de 1525, pero todavía en
1524 continuaban aplicándose castigos a los agermanados sorprendidos en Valencia y en
otras partes.
(3) Muertos de mala manera el popular Vicente Peris y otros varios, apuñalado «El
Encubierto de Valencia», vengador, según él se decía, del primero, y supuesto hijo por
añadidura del Príncipe Don Juan y Doña Margarita de Flandes; y, preso traidoramente y
hecho cuartos Quillem Sorolla, aún aparecieron suplantadores del misterioso personaje que
intentaron atizar el fuego de la, en apariencias, apagada rebelión. Para concluir, por
completo, con estos peligrosos gérmenes, acudió el Emperador Don Carlos a los más
violentos medios de gobierno, utilizando para su aplicación a D.a Germana, viuda ya del
Católico monarca, e hija que fue de D. Juan de Foix, Vizconde de Narbona y de D.a María,
hija de D.a Blanca de Navarra y de Don Juan II de Aragón. Al efecto, en 27 de Marzo de
1525 y 15 de Septiembre del propio año, nombró a la ex-reina y a su nuevo esposo D.
Juan, Marqués de Brandemburgo, respective, Lugarteniente General del Reino de Valencia
y Capitán General. Cumplida la deplorable misión de ambos en esta ciudad, y viuda,
también, aquélla de D. Juan (falleció en el Palacio del Arzobispado el día 5 de Julio de
1525); contrajo (D.° Germana) terceras nupcias, con D. Fernando de Aragón, Duque de
Calabria, quien, conforme advierte Viciana (Crónica, Segunda Parte, página 75), «vino a
esta ciudad de Valencia con su Esclarecida mujer..... a XXViij de Nouiembre: año .
M.D.XXvj..... con el cargo de Visorreyes..... y a. XV. de Octubre, año . M.D.XXXVj».
falleció la Reina Germana en Villa de Liria; fue sepultada en Sant Miguel de los Reyes,
como instauradora de aquella casa.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
48
Añadiremos para poner término a lo principal, tocante al primogénito del
primer D, Martín (1) , que de D.a Angela, su hija, nada nuevo debemos
agregar mientras no haya de aclararse, como dijimos, en trabajo distinto, si
contrajo o dejó de contraer segundas nupcias con personalidad ya nombrada
de los Viciana, y que de D. Cosme o Cosme Agustín, únicamente se
conocen las cuatro curiosas particularidades a continuación anotadas: formó
parte del clero parroquial de Burriana, fue su síndico y apoderado, sostuvo,
conforme en su lugar se expondrá con amplitud, ruidosa contienda de orden
civil ante los Tribunales de Valencia, con su primo hermano el cronista, y
residió en esta ciudad, durante la sustanciación del pleito: con grandes
probabilidades, junto con su madre, en la histórica, y tal vez, por él,
heredada casa paterna, sita en la calle de San Cristóbal; de acuerdo con lo
que se consigna en una de las diligencias que se extendió en la «que ell te e
posseheix en la pre-sent ciu/tat de Valencia».
V
El menor y segundo hijo del Consejero de Don Fernando el Católico,
llamóse, de acuerdo con lo en diferentes ocasiones y lugares consignado, D.
Martín, como su padre; y es el único de los Viciana de importancia, del que
se puede, acaso, suponer su nacimiento, y afirmarse, con seguridad su
muerte, siquiera fuese por inesperada ocurrencia, en población diversa de la
villa de Burriana.
De convertirse en definitiva realidad, lo en forma absoluta aseverado por el
señor Rodríguez Condesa en su consabida Memoria «Rafél Martí de
Viciana», habría que referirse, el inquirido
(1) Su muerte acontecería en el intermedio del 1525 (año de la carta de D.a Germana) al
1531 (primero, o uno de los primeros, según luego se justifica, del mando de su sucesor).
Ocurrido el triste suceso, debió trasladarse de Castellón a Valencia, su viuda; instalándose
en la casa de D. Rampston, y celebrando, a su tiempo, D.a Isabel, su último matrimonio
con el Pascual de nombre ignorado.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
49
nacimiento del segundo D. Martín, a la también Villa, entonces, y hoy
ciudad de Castellón, capital del territorio sometido al gobierno de su padre,
y hacia los primeros años, quizás, de su largo y afortunado desempeño; de
parecida suerte que en la antigua y aragonesa ciudad de Alcañiz, situada
cerca de los límites de nuestro valenciano reino, deberá buscarse, a su vez,
conforme para la generalidad es notorio, el sitio de su inesperada y trágica
muerte 1 (1).
No vaya, sin embargo, a creerse, que por las antedichas casuales
circunstancias dejara de mostrar este Viciana, su predilecto e intenso cariño
a la inolvidable Villa, cuna, según se acaba de repetir, de la inmensa
mayoría de sus antepasados; supuesto que, en ella se estableció; en ella
fundó determinada institución religiosa, de la cual, a seguida daremos
documentales noticias, y en ella contrajo, por fin, su ya aludido matrimonio.
Estimóle, en gran manera, e! afortunado y católico soberano, por
consideración, particularmente, a los reconocidos méritos de su inolvidable
padre, y tan pronto como hubo de firmar aquél, el nombramiento de éste
para el cargo de Consejero, debió de conferir, asimismo al hijo, el señalado
empleo de paje suyo, con servicio dentro y fuera de palacio.
Le nombró, al propio tiempo, D. Fernando, Caballero de la
(1) Confesamos, con sincera buena fe, habernos sido imposible tropezar con la
documentación o libro del que se haya tomado el dato relativo a su nacimiento. El señor
Rodríguez, en su citada Memoria, pág. 12, indica, sin detenerse en la prueba de su
afirmación, que el padre de nuestro historiador «fon l'encarregát de la defensa de Castelló,
la seua villa natal, contra les hostili-táts de la Gemanía»; pero, como por un lado, la villa,
con certeza defendida, por el segundo D. Martín, fue Burriana y no Castellón (poco ha se
justificaba mediante carta de D. Rampston al Virrey), aunque en pasajeras ocasiones
sustituyese a su hermano en el gobierno de la capital y su territorio; y como, por otro,
tampoco, a falta de documento u obra de autoridad publicada que se ocupe o confirme
semejante detalle, es factible encontrarlo aclarado, ahora, en los correspondientes libros del
Archivo Parroquial de la postrer exvilla referida (Castellón), a causa de haber sido
destruidos por terrible y voraz incendio en 1542 (Balbas, «Castellonenses Ilustres», pág.
9); es decir: en fecha muy posterior al nacimiento y muerte del padre del cronista, vamos
sospechando si habrá, en lo antes expuesto, algún involuntario yerro, por lo que afecta al
nombre de la villa defendida, y en su consecuencia, al de la población en que Viera la luz
primera, el segundo D. Martín: consistente en haberse escrito, por descuido, en el texto, la
palabra Castellón, en vez de la de Burriana, patria de la casi totalidad de los individuos de
esta familia.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
50
Orden Militar de Calatrava (1) y le hizo merced de la importante
Encomienda de Burriana: dotada con las seguras y pingües rentas de lo que
e! Rey Don Jaime donó a la Orden al conquistar la expresada villa, o sea, de
la Torre de Calatrava, subsistente en la actualidad, y de su cultivado y
regular heredamiento: grupo de inmuebles rústicos, en contacto con la
población, de lo más bello y fértil de cuanto constituía y constituye su
reducido, pero hermoso e incomparable término(2).
Durante la apasionada guerra o insurrección de los agerma-nados, se le
comisionó conforme advertimos, para la defensa de la burrianense Villa, y
sustituyó a su hermano D. Rampston, en la lugartenencia y gobernación de
la Plana, cuando por exigencias militares o por otros parecidos motivos
tuvo necesidad el Gobernador de ausentarse de la capital del territorio de su
mando(3)
(1) Crónica, Tercera Parte, pág. 201.
He aquí el origen de esta Orden Militar. Los Templarios (otra Orden de la enunciada
clase), con autorización de Alfonso VII de Castilla, poseyeron, durante muchos años, la
andaluza Villa de Calatrava con el objeto de defenderla de las peligrosas acometidas
sarracenas. Envalentonados y orgullosos los infieles, con insistencia, la amenazaron y
atacaron, poniendo en tales aprietos a sus defensores, que considerándose impotentes los
Templarios para repeler a la morisma entregaron la plaza de nuevo al hijo de aquel rey,
Sancho III. Era en dicho momento Abad del Monasterio de Santa María de Fitero, de la
Orden de Cister, Frey Raimundo; quien instado por uno de los monjes, de nombre,. Frey
Diego Velázquez, para que solicitara del monarca se le encargase de su defensa, así lo
efectuó; obteniendo sin dificultad, lo que con interés pretendía. Acudieron, entonces, al
lugar del peligro, número grandísimo de Caballeros; tomaron el hábito; organizóse la
Orden, y se consiguió, con Valor y constancia, rechazar al enemigo. El Rey, agradecido a
sus defensores, hizo donación de la villa a la Orden y freiles de Calatrava en privilegio de
1157; y el Papa Alejandro III, completando la obra, confirmó la regla y militar estatuto de
ella en Bula Apostólica de 1164 (Idem, pág. 178 y 179 e Historia General de España, por el
Padre Mariana, t. I, pág. 332 y 333.—Madrid.—1852). Al ocurrir la muerte de D. Garcí
López de Padilla, último Maestre, «passo —dice Viciana—el maestrasgo por vía de
administración en poder de los reyes Católicos. Y successivamente en poder del Catholico
Emperador Don Carlos quinto nuestro rey y señor». (Crónica, Idem, pág. 181.)
(2) Idem pág. 201.
Linda, la porción que abarcaba: por Norte, con la villa; por Sur, con el Mediterráneo; por
Este, con el Río Seco; y por Oeste, con el Camino Hondo, o de Juan Rodrigo;
dividiéndose, toda ella, en tres secciones, denominadas Cuarts, Setenes y Novenes, según
que los poseedores de las fincas quedaron obligados a pagar, la cuarta, séptima o novena
parte de los frutos producidos.
(3) Idem, Cuarta Parte, fol. 75, y obra mentada de Ximeno, t. 1, pág. 166.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
51
Fue sin duda, su nombramiento para la custodia de la repetida y antigua
población de la Plana, en aquellos graves y azarosos instantes, acuerdo de
extraordinario tacto y de consumada perspicacia política; pues a la par que con
la expuesta medida, se evitaron probables desórdenes en su interior,
consiguióse que ni uno de sus hombres útiles para la guerra mostrara
simpatías, o se inclinase de ostensible manera a favor de los alzados en armas.
Contrajo nupcias, este Viciana, con respetable señora de distinguida
familia, cuyo nombre, como insinuábamos, se reserva hasta el sitio y momento
de mayor conveniencia para aducir las abundantes y decisivas pruebas
confirmatorias del hecho; y de la misma suerte que a la totalidad de las
personas de su nobilísima familia, se le ha de considerar religioso, en sumo
grado y católico de todas veras convencido; pudiendo mencionarse, en
testimonio de esta categórica indicación, un peregrino documento escriturario
obrante suelto en el Archivo Parroquial, del cual Vamos a ofrecer la siguiente
copia exacta.
Dice así:
Ab carta publica de donacio feta en la Vila de
Borjana a set del mes de octubre di (del) any
día (de la) nat (natiuitat) de nre (nostre) Siñor Mill
cinchcents y vint Llaborada e rebuda p (per) mj
Rafel tarago p (per) auttor (auttoritaí) reyal not
(notari) publich e aç de ppria (propria) ma scienter
efe fahent Consta e app (appar) (sic) Com lo noble
frare martj de Viciana Cauallr (Caualler) e comaMarti de viciana
nador dla comanda de Calatraua situada en lo terComanador de
Calatraua
me de Ia pnt (present) Vila fa donacio e transporta
do al vener (venerable) clero de la Sglesia de la
dita Vila absent et. (etcétera) co (ço) es de tots
aqlls (aquells) trenta sois (solids) censáis que en
frances colom laurador de la vila D' (De) borjana ly
Frances colom
respon cascunany en la festa de sent francés Los
qlls (quals) foren carregats sobre hunes cases
dl (del) dit francés colom que afronté (afronten) ab
cases de mre (mestre) saluador buch selurgia e ab
cases de mre tallada fuster Les qlls (quals) se po
den Unir e quitar p preu de (espacio en blanco)
llres (lliures) mo (moneda) re (reyal) de va (Valencia)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
52
S. francés
Sta Anna
S* Bened
Los Sants metges
Sn Cosme, y
Damia
La qual donacio fa al dit clero ab tal pacte e condicio co es que les capellas (capellans) de la dita
Sglesia e clero D' borjana ajen de dir e celebrar
quatre festes cascun any ab ses vespres completes
e misa de capes e diaca ço es en les festes diglorios Sent Francés Sentana Sent Benet e los gloriosos metges et (etcétera) los qlls trenta solds Vol le
sien messes a despeses miees ppyes (propyes) la
q11 (la qual) donado fa al dit clero de tots sos drets
et Instituint et pa vendré et exceptáis et pmete
(permeten) et e voll esser tengut de evictio et pmete
(prometen) et obliga et testimois fore pnts (testimonis foren presents) en Domyngo piquer E Joha
albiol lauradors D Borjana Segons totes les dites
coses e altres en la dita Carta a la qual me refer
son mes Largamet contengudes E p q (E per que)
fe en lo pnt testimoni sia donada yo dit not pose tno
sig-ne.—Signado.
La muerte del respetable guardián de Burriana y Caballero y
Comendador de Calatrava acaeció rodeada de incidencias, en realidad,
extraordinarias en la primavera de 1522. La imponente insurrección de los
agermanados, aunque nacida y desarrollada en sus comienzos dentro del
territorio de nuestro valenciano país, trascendió, tiempo más tarde, fuera de
sus límites; pasando a distintas poblaciones de los de Murcia, Mallorca,
Cataluña, y, muy en particular, a una de las principales del reino de Aragón,
en donde hubieron de notarse sus efectos de inesperada y dolorosa manera
para el historiador y su familia. En la antigua e importante ciudad de
Alcañiz, en efecto, y durante el día de la Ascensión de Cristo Jesús,
promovióse espantoso y, al parecer, rápido motín, relacionado con los
aludidos sucesos de Valencia, y del que fue, al decir del Cronista, causa
inmediata la persona a quien designa con el título y nombre de mosén Diez
(1).
Encontrábase en semejante ocasión, por causa de su Ministerio,
Encomienda o por otras desconocidas, en la histórica ciudad mencionada, el
Ilustrísimo Arzobispo de Zaragoza D. Fernando
(1)
Crónica, Tercera Parte, pág. 5.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
53
de Aragón(1), acompañado de su Mayordomo, el segundo don Martín, y de
varios de sus fieles servidores, cuando en el momento preciso de celebrarse
la misa conventual, a la que todos ellos asistían, estalló, y tomó en el acto
tales proporciones el ruidoso y alarmante alboroto popular, que penetrando
los amotinados en la Iglesia, con Violencia y siniestros propósitos,
arremetieron enfurecidos al Arzobispo y a sus otras auxiliares personas,
matando sacrilegamente al pundonoroso padre de nuestro Viciana «por
defender—escribe éste, aludiendo al Prelado—la real sangre de V. S. y
amparar a sus criados»(2).
En recuerdo y glorificación del digno y heroico proceder del
Mayordomo D. Martín, dispúsose por su Ilustrísima el Arzobispo D.
Fernando, la sepultura del egregio muerto en túmulo construido exprofeso
en la Iglesia del castillo de la ciudad (3)
Por lo demás, del Valeroso y malogrado padre de nuestro historiador,
ocúpanse con alguna mayor frecuencia los libros y documentos del Archivo
que de los tres restantes Gobernadores o Lugartenientes de la Plana,
dándosele a conocer en los parajes donde se le menciona, con las expresivas
frases «del comanador» o «Comendador Viciana»: solas, o acompañadas
del aditamento «de la orde de calatraua»(4).
(1) Era también, entonces, Comendador de Alcañiz, perteneciente a la Orden de
Calatrava. Crónica, Tercera Parte, pág. 182 y Torres, «Advertencia al lector». (Segunda
Parte de la Crónica, págs. IX y X.)
(2) Crónica, Tercera Parte, pág. 5
(3) Idem.
Con el fin de obtener la partida de mortuorio del difunto, y ampliar, caso de ser posible, las
sucintas noticias del texto, escribimos al ilustrado Secretario Municipal, que era de
Alcañiz, D. Víctor Navarro, rogándole nos transmitiese, junto con la nota o copia de aquel
documento, lo que digno de mención, con referencia a dichos sucesos, constara en el
Archivo Municipal y Parroquial de la ciudad; pero con gran extrañeza nuestra, nos contestó
al poco tiempo (lo cual consignamos en agradecimiento) que, nada pertinente al asunto
consiguióse hallar en ninguno de los dos registrados Archivos, a pesar de conservarse, en
el segundo, y por lo que respecta a la partida de óbito, las actas de dicha naturaleza
correspondientes al siglo XVI.
(4) «Apuntament», págs. 949 y 2.821: «Llibre=. 2.= de calandaris, pág. 20, y
«Llibre=. 3.= de calandaris, pág, 11
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
54
VI
Aparte de quien fundara el Beneficio de Santa Ana y de sus dos
descendientes inmediatos, hemos conseguido encontrar, entre los
individuos de esta antiquísima familia, un cuarto Gobernador de la
comarca, con el nombre—antes lo indicábamos—de D. Jaime; y dos, hasta
el momento desconocidas señoras, llamadas, respective, Isabel y Ana. El
primero, a quien cita ya nuestro cronista (aunque no en clase de
Gobernador), al historiar la insurrección de las Gemanías (1)1; la segunda
(Isabel), mentada, de igual forma por el propio D. Martín, cuando, en
escritura pública de 3 de Julio de 1548, deslinda determinado urbano
inmueble, sito intramuros de Burriana (2); y la tercera (Ana), otorgante de
un documento análogo que autorizó Melchor Cluá en 19 de Octubre de
1565, alusivo a reconocimiento de cierto censo enfitéutico a favor del clero
local(3).
(1) Crónica, Cuarta Parte, fol. 156.
(2) «Apuntament», págs. 2.347 y 2.348
(3) Cabreo de igual notario, fol. XL.
En el censo enfitéutico, o enfiteusis, dividíase (y se divide) el pleno dominio de un
inmueble, conforme por lo general es sabido, en dos porciones: la del censualista, dueño o
señor directo, con la facultad de percibir la pensión y gozar de otros derechos, y la del
censatario o enfiteuta, a quien se denominaba y denomina, de ordinario también, dueño o
señor útil (en el Código Civil se suprime la palabra señor para ambas clases de dueños),
por corresponderle el disfrute de la finca censida. Entre los derechos pertenecientes al
censualista hallábase el de cabrevación; es decir: el que le asistía para obligar al enfiteuta a
reconocer el gravamen, con todas sus consecuencias, mediante el indispensable documento
escriturario. Puede, en su vista, considerarse el Cabreo, y sobre todo el del texto, como un
libro o cuaderno manuscrito, en cuyas páginas, a instancia del Procurador del clero local, y
en su presencia, se extendía el reconocimiento o confesión efectuada por el dueño útil del
censo a que se encontraban afectas una o Varias fincas, con las obligaciones consiguientes,
ante Notario, a la vez, Juez Delegado de dicho clero; el cual Juez Delegado condenaba al
confesante al pago de la pensión y a satisfacer las otras prestaciones, ejecutando, caso de
resultar necesario, la sentencia dictada. En el primero, en fecha, de los seis Cabreos de
Viciana (total, este número,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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De esta última señora de la familia podemos afirmar, con seguridad
absoluta, que estuvo en posesión de pequeñas, pero Valiosas fincas rústicas
contiguas a la enunciada Villa; y que, en la fecha de la escritura, era viuda
en primeras nupcias de Antonio San Juan, y en segundas, de Sebastián
Martí(1): de Isabel Vi-ciana, que le perteneció, en la data de otro
documento escriturario, un horno sugeto a censo de la clase indicada (2); y
de don Jaime del postrer apellido, que figuraba, como se dijo en páginas
anteriores, durante el año 1520 o 1521 en concepto de Coronel de las
milicias o Banderas de la Plana y de su capital Castellón (3), y en el de
1531, en calidad de Portant-veces de General Gobernador en esta parte del
Reino de Valencia (4).
Acerca de quiénes fueron los inmediatos ascendientes de los tres
indicados Viciana, ignorárnoslo, del todo, por lo tocante a las dos referidas
señoras; pues, en lo que concierne al repetido Gobernador, D. Jaime,
conoceríamos el nombre de su padre (5), si resultase, al fin, admisible la
explícita y categórica manifestación de D. Juan A. Balbas, Este
concienzudo y laborioso escritor regional, de quien ya hemos utilizado dos
de sus Varias publicadas obras, consigna en la que intitula «El Libro de la
Provincia de Castellón», una efeméride, correspondiente al 8 de Julio de
1521, cuyo contenido, en sustancia, viene a recordar que en esta fecha se
juntaron en la capital del territorio, y salieron de ella para el campamento de
Nules, el ejército del Duque de Segorbe y el organizado en la villa de
Benicarló, a las órdenes, ambos, del Duque; quedándose, sin embargo, en
Castellón el Lugarteniente o Gobernador D. Rampston. Y añade, en
seguida: «El hijo de éste,
de los suyos conocidos), anterior, de parecido modo que los demás, al de Cluá, la
comparecencia se realiza a instancia del Procurador del Clero; pero en los cinco que siguen
a aquél, a la del Beneficiado, o Beneficiado y Representante de los Patronos de algunos
Beneficios eclesiásticos, prescindiéndose, siempre, en los seis, de la intervención del Juez
Delegado.
(1) Idem, fol. XXXX y XXXX v.to.
(2) Apuntament, pág. 2.547 y 2.348.
(3) Crónica, Cuarta Parte, fol. 156; y Ximeno, obra citada, t. I, pág. 166
(4) Después se acredita.
(5) Se le cita, aunque sin probarlo, al ocuparnos por primera vez del Catálogo del P.
Guillermo Antolín relativo a los manuscritos latinos de la Biblioteca del Escorial, y de los
dos tratados en él inclusos, escritos por el primer Viciana de los que desempeñaron cargos
de tal naturaleza.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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D. Jaime, levantó en esta villa una compañía de cien hombres bravos y
escogidos, agregándose con su bandera a aquellas fuerzas»(1).
Con lo cual, claramente hácenos comprender el autor a quien corresponde
la cita, que el Verdadero padre de D. Jaime, ha de resultar por precisión,
aunque no fundamenta o justifica su dicho, el propio Gobernador apuntado
(2).
Tiénese a D. Juan A. Balbas en días algo pasados cronista de Castellón, a la
par que Jefe de su Biblioteca Provincial, en clase de serio y discreto
publicista; y tanto, por aquellos dos característicos cargos, como por las
últimas meritorias cualidades, hubo de serle empresa hasta cierto punto
sencilla coleccionar abundantes datos, y de garantía, relacionados con
asuntos históricos de la Provincia. Pero sucede en el caso de ahora para no
admitir, sin algún reparo siquiera, su resuelta y concluyente afirmación,
que, por extraña y fortuita ocurrencia, su predecesor en la Biblioteca
Provincial, nombrado, D. José María Torres, Jefe, años después, según
decíase, de la de Valencia, cronista, también,
(1) Obra mentada, pág. 606. Asimismo se agregaron a D. Jaime las otras compañías o
banderas de la Plana.
(2). D. José Segura Barreda, en su obra «Morella y sus Aldeas», t. III, páginas 199, supone,
como Balbas, tan próximo parentesco entre ambos Vicia-na; pero sin aducir tampoco,
comprobante en su abono.
Advirtamos, sin embargo, anticipándonos a lo que se tiene de exponer arriba, muy luego, la
extraña circunstancia de que, en ninguna página de la Crónica se haga alusión a la clase de
relaciones familiares que unieran a don Rampston y su titulado hijo D. Jaime; mientras se
precisa en ella, o se deduce> sin dificultad, las que enlazaban al primero con los restantes
personajes de la familia. Habla, por ejemplo, el cronista, de D. Rampston y de una de sus
cartas al Virrey, y declara al segundo D. Martín hermano del D. Rampston, y a éste, tío
suyo; es decir, del autor de la Crónica; recuerda al primer don Martín, y le considera su
abuelo, y padre de D. Rampston y del segundo don Martín; y enuncia al postrero de ambos,
o sea, al Comendador de Calatrava, y le señala autor de sus días. Sólo cuando en ocasión
oportuna pudo referirse! o se refirió, a D. Jaime, deja de manifestar su parentesco con las
diferentes personalidades de la familia, y por lo tanto, con su antedicho tío, no obstante
aparecer juntos los nombres de uno y otro en los más adecuados momentos para que se
hiciera mérito del curioso pormenor; es a saber: en el de la unión de las fuerzas del Duque
de Segorbe, las organizadas en Benicarló y las dirigidas por D. Jaime, en la capital de la
comarca donde residía el Gobernador, y en el de la batalla de Murviedro o Almenara,
donde lucharon de consuno, frente a los envalentonados insurrectos valencianos.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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de esta ciudad, y, a mayor abundamiento, aficionado a estudios referentes a
Viciana y su familia, ha venido, si no de forma directa, indirecta, a
despertar desconfianzas sobre la certidumbre o Validez de lo, con firmeza,
asegurado por Balbas.
Aquel distinguido e ilustrado bibliotecario en su extensa y meritoria
«Advertencia al Lector», inserta, cual con repetición se lleva expuesto en
los comienzos de la Segunda Parte de la Crónica, trata, con escasa
amplitud, aunque con la necesaria claridad, sin embargo, de interesante
documental información instruida a instancia del hijo de Viciana, D. Mateo,
en crédito de la calificada nobleza de éste y de su familia, a contar del que
fundó el Beneficio de Santa Ana, su bisabuelo. En ella, conforme era
racional, hubieron de aparecer anotados cuantos descendientes varones, por
lo menos, se comprenderían desde el primer D. Martín de Viciana hasta el
susodicho promovedor de las diligencias informativas; y, en su
consecuencia, en el testimoniado contexto habrían de encontrarse escritos
los nombres de los hijos del antiguo consejero del católico monarca: D.
Rampston y D. Martín; los nombres de los consabidos nietos del padre de
ambos, e hijos respective de éstos, D. Cosme y D. Martín de Viciana; y el
del mentado hijo, al parecer, primogénito del último, llamado de nombre D.
Mateo. Pero el Sr. D. José María Torres, no obstante haber visto y
reconocido, por lo que nos cuenta en su trabajo, el testimonio del
expediente en cuestión librado por el notario de la ciudad de Valencia, don
Juan Daza, en 12 de Abril de 1601, al enumerar a los Viciana en semejante
documento incluidos, cita, sí, a la totalidad de los que antes apuntábamos;
mas no designa para nada al D. Jaime de Viciana, objeto de nuestras
aclaratorias disquisiciones, a pesar de la importancia y trascendencia del
inesperado descubrimiento. ¿Se omitió su nombre en la información?
¿Dejóse de escribir en el testimonio? ¿Se olvidó de copiarlo el Sr. Torres?
¿Era D. Jaime de diferente rama que los nombrados y adquirió su nobleza,
pues resulta noble, por causas extrañas a las que originó la de aquéllos? Sea
lo que fuere, y en la imposibilidad de cotejar nosotros las citas de ambos
escritores regnícolas con los textos documentales que se testimoniaron,
admitimos desde ahora, ya que únicamente cabe oponer dudas a la
categórica afirmación del Sr. Balbas, su dicho: con tanto mayor motivo que,
de acuerdo con la nota extendida por Viciana en la hoja segunda de guarda
de los mencionados manuscritos latinos del Escorial, es indispensable
considerar padre
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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de D. Jaime a D. Rampston, para explicarse de forma satisfactoria, como
poco ha se demostraba la posesión y entrega de tales manuscritos por D.a
Isabel Pascual al historiador (1).
Fue D. Jaime de Viciana, aparte de Gobernador de esta porción del Reino
Valenciano, Caballero, Noble e individuo del Consejo Real: hechos, los
cuatro, por completo, acreditados, en virtud de escrito obrante en el procés
(proceso) (2)relativo a la cuestión de naturaleza civil, seguida ante el
Justicia de Burriana, entre Mosén Mateo Salvat, en concepto de Síndico y
Procurador del Clero local, y D. Bernardo Saurina, sobre materia relativa a
censos enfitéuticos y pensiones, de ellos, dimanantes.
Ya algo adelantada esta contienda se promovió amplio y ruidoso debate
(complétanse los datos a su tiempo) acerca de si debía admitirse un segundo
interrogatorio de preguntas para nuevos testigos, propuesto por el señor
Saurina: dentro, según él; y fuera, según su contrario, del término de
prueba. En el asunto, además del Justicia, intervino, por interposición de
recurso, el Tribunal Superior inmediato; esto es: el constituido en Castellón
por el Gobernador y su Corte; y en el escrito en que Mosén Mateo Salvat
comparecía fundamentando su alzada para ante el Tribunal expresado,
apuntábanse las siguientes palabras, confirmatorias en un todo de los títulos
que ostentaba al tenido en calidad de hijo legítimo de D. Rampston:
«Dauant la presencia del noble e magni-fich den Jaume de Viciana, Caull
(Caualler) e Consell (Conse-ller) de la Cessarea e real Mat. (Majestat) Loc.
(Lochtinent) de Gouernador en lo present regne de Valencia e la Cort sua,
com-parech personalmet (personalment) lo Vener (Venerable) mosen
Matheu saluat preuere Sindich e procurador (esta palabra abreviada y algo
confusa) del Vener Clero de la Vila de Borriana e p (per) scrit posa la
scriptura seguent....»
(1) Aclarando, lo en páginas precedentes expuesto, advertiremos ahora, que el paso en el
Beneficio de Santa Ana, del «Jus patronal» a D.a Angela y su descendencia, supone, con
arreglo al título de fundación, el fallecimiento, sin ella, de sus dos hermanos D. Cosme y
D. Jaime; o de haberla tenido, que se hubiese agotado la línea masculina con anticipación,
a la época de los Mascó, Mosén Antonio y Mosén Manuel.
(2) La palabra procés (amplíase esta materia con oportunidad), aplicábase en tal época a
juicios criminales, civiles y actos de jurisdicción voluntaria. De los dos últimos
consérvense en el Archivo de la Parroquia Varios expedientes, calificados con el predicho
nombre.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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Fuera de la interpuesta apelación por el presbítero Mosén Mateo Salvat
y de los diversos documentos unidos a las diligencias civiles, respectivas a
los despachos del Gobernador, al Justicia de Burriana y sentencia dictada,
dejan de aparecer, en ellas, y en los libros, cuadernos o papeles sueltos que
se conservan en el Archivo, nuevas y concretas noticias sobre este cuarto
Lugarteniente o Gobernador de la Plana; a causa, quizás, de su residencia
en Castellón durante gran parte del gobierno de su padre, matrimonio
contraído, cual veremos, con dama de familia domiciliada en Valencia y
reemplazo a D. Rampston en el respetable cargo de su desempeño.
Diremos, no obstante lo preinserto, que su defunción hubo de ocurrir en
el intermedio de 1531 (año del proceso Salvat-Saurina) al 19 de Junio de
1535 (fecha de la curiosa nota escrita por Vicia-na y ya conocida y
examinada).
Comprueba la realidad de tamaña circunstancia, así, como también su
matrimonio con señora valenciana (1), el contexto déla supradicha nota,
que, en breves términos vamos de nuevo a comentar.
Advertíase, no hace mucho, con motivo de la inclusión en el Catálogo
del Padre Guillermo Antolín relativo a manuscritos latinos obrantes en la
Biblioteca del Escorial, que en la segunda hoja de guarda de dos de ellos,
atribuidos, por el sabio escritor regnícola D. Francisco Pérez Bayer, al
cronista, aparecía extendida con letra de éste y en el año en penúltimo lugar
apuntado, una nota, manifestando, D. Martín, haberlos recibido de la señora
D.a Isabel Pascual y de Viciana.
El nombre de dicha mujer en la forma completa que se le escribe, es
decir, con el de pila, dos apellidos, y antepuestas al segundo las partículas y,
d(2), presuponen, conforme a las razones y copiosos ejemplos indicados en
posteriores estudios; o, que
(1) De la noble familia de los Pascual, o sea del segundo esposo de doña Isabel; y por lo
tanto, emparentada con la de ésta, y con la otra noble y valenciana de los Mascó: una de
cuyas personalidades (D. Juan) estuvo casado (antes se indica) con D." Angela, hija de D.a
Isabel; según todo ello resulta en parte, y en parte se colige del documento municipal de
referencia, y nota y subnota complementarias
(2) La conjunción y, sustituyese a veces por e; y hasta en ocasiones—algo raras—se
omiten ambas. En realidad, en la nota original copiada, se emplea la e en lugar de la y.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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estuvo casada con individuo, cuyo primer apellido era el de Viciana, o, que
ella, formaba parte de la misma esclarecida y numerosa familia. Ahora
bien: ¿el apellido segundo de la persona que nos ocupa, pertenecía al
paterno, de quien pudiera conceptuarse su esposo, o era el de la madre de
D.a Isabel Pascual? Con resolución contestamos, afirmando lo primero. Y
constituye la indubitable base de nuestro convencimiento, en tal sentido, la
imposibilidad lógica de que la repetida señora se encontrara inclusa en
ninguna de las diversas ramas de los Viciana. Recuérdese, en comprobación, que la D.a Isabel del documento sobre fianzas, contrajo sus primeras
nupcias con D. Rampston, Gobernador de la Plana; y las segundas, con
caballero, cuyo paterno apellido Valenciano, respondía al de Pascual; único
caso éste hasta aquí con certeza acreditado, en que figuran enlazadas las dos
referidas familias. Sólo, en su consecuencia, resultando hija de las últimas
nupcias, la D.a Isabel de la precitada nota, podría pertenecerle por apellido
materno, el de Viciana. Pero tan hipotético supuesto no cabe, en modo alguno, se admita en el caso circunscrito de ahora, por cuanto se dice o
consigna en los cuatro siguientes significativos extremos:
Primero: D. Rampston de Viciana, continuaba Viviendo en 24 de
Febrero de 1525, fecha de la batalla de Pavía; conforme justifica la carta del
propio año, que recibiera de la reina D.a Germana, participándole la
gloriosa victoria.
Segundo: D.a Isabel del mentado apellido, era ya Viuda de don
Rampston, en 18 de Marzo de 1541, según se infiere de lo inserto en el
documento municipal de referencia.
Tercero: Aun considerando difunto a este Gobernador de la Plana, antes
de la terminación del año 1525, fuéle imposible a su viuda celebrar nuevo
matrimonio con el caballero, de nombre Pascua!, sin que aproximadamente
transcurriese un año desde el fallecimiento de aquél, por cuanto la ley se lo
prohibía: ni posible, tampoco, que tuviera descendencia de las segundas
nupcias, sin que, con aproximación pasara otro, porque la naturaleza se lo
Vedaba.
Cuarto: Suponiendo agregados al 1525, parte principal de la fecha en que
aún Vivía el marido de las primeras nupcias, los dos años del anterior
extremo, elévase e! primer número a 1527; y, descontando a seguido de
1535, año de la nota de D. Martín transcrita, el que le precede, o de 1527,
queda en definitiva, el insignificante residuo a diferencia de ocho.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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De reputar, pues, a D.a Isabel Pascual, como Verdadera hija de D-a
Isabel de Viciana, no cabría adjudicársele edad mayor, al ocurrir la entrega
de los manuscritos, que la representada por el número 8; número de años
ridículo para que el cronista calificase de Señora Doña a semejante niña, y
le atribuyera la posesión y desprendimiento, cual precioso regalo, de libro;
y, de libro conceptuado de filosófico.
Luego, si es, con evidencia, ilógico atribuir a la primera dé las dos
mujeres el carácter de verdadera hija legítima de la segunda; será, por el
contrario, racional estimarla consorte de individuo apellidado Viciana, o
más en concreto del D. Jaime de que se trata: exclusivo varón viviente,
entre los de su familia, en condiciones, durante la época a que nos
referimos, según en algunos nuevos trabajos se acreditará, de contraer
matrimonio; y el único, además, indispensable para explicar la existencia de
los manuscritos en poder de la Pascual, por sucesivo paso de ellos, del
primer D. Martín, su autor, a D. Rampston, D. Jaime, y, después de muerto
éste, a su repetida y Valenciana esposa.
Añadamos, todavía, para la completa terminación de nuestro ya
fatigoso trabajo, que no ha de confundirse al precedente Viciana con otro—
del cual habrá de tratarse en momento propicio—, designado en los libros
parroquiales con el nombre de Miguel-Jaime o Jaime, aún no nacido en la
época durante la cual ya capitaneaba, aquél, contra las fuerzas de la
Germanía, las Banderas del territorio(1), ni a la Ana Viciana de que en
anteriores párrafos nos ocupábamos, primera señora de la familia así
inscrita en la documentación del Archivo, con Varias de las mencionadas en
sucesivos estudios: todas muy posteriores a la antedicha, faltándonos datos
para afirmar, sin recelos, a pesar de la Villa, por lo común, primero y último
domicilio de los Viciana, la identidad de nombre y apellido y la corta
diferencia de años entre las efectuadas citas de las dos señoras, de nombre,
Isabel, que la aludida por nuestro insigne cronista en su escritura de 1548,
sea aquella ilustre consorte —antes de 1541—del Gobernador de la
comarca, madre, al igual que éste, padre, de D. Cosme, D. Jaime y D.a
Angela Viciana.
(1)Ni con un tercer D. Jaime cuya aparición en el mundo acaeció muchos años después
del fallecimiento del Gobernador: únicos, los tres, conocidos en los días de nuestro D.
Martin.
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CASA SOLAR DE LA FAMILIA
(SEGUNDA EDICIÓN)
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El POR QUÉ DE ESTA SEGUNDA EDICIÓN.
Entre los distintos edificios que, al parecer, habitó D, Rafael Martín de
Viciana en su pequeña e histórica patria, merecen preferente recuerdo, dos: el
tenido en concepto de Solar de su Familia —supuesta morada de su
nacimiento—y el sito en el Barrio, o, con mayor determinación, en la Calle del
Barrio o Arrabal de Valencia; donde, asimismo, hubo de ocurrir, gran número
de años después, transcendentalísimo e irreparable suceso para él.
De esta postrera casa, desconocida en absoluto hasta el hallazgo de las
cuatro Memorias relativas a los que confesaron y comulgaron durante las
Cuaresmas de 1569, 1570, 1580 y 1581, logramos adquirir extraordinarias
noticias, y en número suficiente para haber conseguido precisar, con
inesperada exactitud, su verdadero emplazamiento, como apreciarán nuestros
lectores en el especial trabajo que, con posterioridad, a ella dedicamos: de la
otra, estudiada en la primera edición de este curioso folleto, con metódico,
aunque quizás excesivo laconismo, a causa del motivo particular consignado
en la breve nota inserta, conforme podrá, también, observarse, en las presentes
aclaratorias indicaciones, volveremos a ocuparnos con alguna mayor
ampliación e igual, o parecido ordenamiento, utilizando nuevos detalles
complementarios y de tan apreciable Valor, no pocos, que de admitir en
calidad de Casa Solar de los Viciana la comprendida, en la cita ya, en parte, a
su tiempo examinada, y muy pronto en su totalidad transcrita, precisa se dé por
plena y definitivamente justificada (del propio modo que sucede con la
anterior), cuál sea el puesto seguro donde haya de encontrársela, después de su
reedificación, asentada.
Antes, sin embargo, de reproducir al pie de la letra el contenido íntegro de
la cita de referencia y las razones fundamentales de la actual edición segunda,
interésanos sea conocido y rectificado un yerro, que, si bien no afecta a la
esencia de cuanto en la primera exponíamos, procede sea corregido, en debida
forma, no sólo al objeto de que aparezca ahora la Verdad precisa, y en toda
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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su plenitud, sino para que sirva a la Vez su rectificación, de advertencia, a
quienes, poseedores de nuestro primer predicho trabajo: ora, por olvido;
ora, por otra causa distinta hayan dejado de percibir y enmendar la errata.
Sabido es, al menos, por los que se dedican al esclarecimiento de asuntos
regionales de naturaleza análoga, que de D. Rafael Martín de Viciana se
han ocupado, aparte de autores de obras impresas, cuyos nombres constan:
dos, que lo fueron de Volúmenes, o de Volumen y documento, anónimos
manuscritos; redactados, por la traza: uno, a últimos del siglo XVI o
primeros del XVII(1), y otro, a mediados del XVIII (2)
De estos dos estimables e interesantes manuscritos, el de mayor antigüedad
(su título corresponde al de «Fama postuma de San Luís Bertrán») contiene
las cartas del historiador al P. Fr. Vicente Justiniano Antist(3); el segundo,
o el de más próxima o moderna fecha, lleva anotada en su texto la situación
de la Casa Pairal y el nombre de su propietario durante la época en que
hubo de redactarse. Al aludir en la primera edición de este folleto—y aquí
viene lo relacionado con el yerro—al autor del manuscrito anónimo que se
ocupa de las dos expuestas circunstancias, en Vez de mencionar al del siglo
XVIII, se designa al del XVI; trastocándose los volúmenes (o el volumen y
documento) y las datas probables de sus respectivas composiciones (4).
Y puesta ya en claro, y subsanada en términos generales la equivocación—
que será corregida en concreto de nuevo en su correspondiente sitio—,
véanse, ahora, las escasas, pero terminan-
(1) D. José María Torres. «Advertencia al Lector»: inserta en la Segunda Parte de la
Crónica de Valencia, por D. Martín de Viciana, edición de la Sociedad de Bibliófilos
Valencianos, pág. XI.
(2)Idem, Idem, pág. XII.
(3)Capítulo VII, Noviembre y Diciembre 1581. El manuscrito procede de la librería del
Monasterio de Predicadores de Valencia, y se conserva en la Biblioteca de su Universidad,
Idem, Idem, pág. XI.
De las cartas y de quien las recibiera se trata con suficiente mayor amplitud, en nuevo
trabajo dedicado a la determinación del lugar y fecha del fallecimiento del cronista
(4)La errata y el laconismo del folleto donde se encuentra, ocasionáronlos, el escasísimo
tiempo de que se dispuso para redactar el estudio y conseguir darle término antes de la
venida de los ratpenatistas a Burriana, con motivo del homenaje tributado a D. Rafael
Martín.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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tes palabras incluidas en el manuscrito del siglo XVIII a propósito de la
situación del consabido inmueble.
Su ignoto autor, de acuerdo con lo indicado por los señores Cebrián y
Cacho (1) y D. José María Torres (2) (los tres tuvieron ocasión de
examinarlo), asegura: «que la Casa Solar de la familia de Viciana, es la que
al presente (3) poseen los herederos de José Gosalbo y Soler, o sea, la
primera a mano izquierda entrando por el portal de Valencia».
Hacia el fin de nuestra enunciada edición primera, y luego de analizado
el segundo de los dos extremos comprendidos en la sustanciosa cita
preinserta, escríbese, como resumen de lo que justificaban las aludidas
Memorias y tres notables escrituras, entre ellas, una de 15 de Noviembre de
1581, que la casa en cuestión habitábala, y pertenecía, en esta data, y
también en años anteriores y posteriores a la misma, al más conocido hijo
del historiador,. D. Mateo de Viciana.
Hecho tan significativo, agregado a la forma enfática y expresiva con
que el propio D. Mateo en toda ocasión la nombra, daba, en concepto
nuestro, grandes Visos de certeza a lo, con seriedad, afirmado en el
documento anónimo por la enterada persona que en el penúltimo siglo lo
redactara.
Nada manifestábamos, empero, en el folleto, sobre cuanto pudiera
relacionarse con el primer inciso de la repetida transcripción; es decir,
respecto a que resultaran poseedores del edificio o casa Pairal, a mediados
del siglo XVIII, los herederos, entonces, de D. José Gosalbo Soler (no se
halló hasta el año inmediato posterior a ser impreso, el extracto de la
escritura probatoria); pero ahora que, aparte de contar con la copia exacta
de este resumido documento, puédese deducir de su atento y concienzudo
examen la justificación perfecta de su real e indiscutible importancia, juzgamos de extraordinario interés darlo a la publicidad en el actual trabajo,
como único y Verdadero comprobante de lo que, acerca de los poseedores
del inmueble, se indicaba por quien fuera autor del manuscrito anónimo
precitado.
(1) «Hijos Ilustres de la Provincia de Castellón», por D. L. Cebrián Mezquita y D. Vicente
Cacho; obra inédita mentada por Rodríguez Condesa en su Memoria «Rafél Martí de
Viciana» (Estudi bio-bibliográfich), pág. 21.
(2) «Advertencia al Lector», pág. XII.
(3) Fecha del manuscrito
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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No es, a pesar de ello, el yerro de título de los dos trascendentales
manuscritos, junto con el descubrimiento del precioso extracto escriturario,
las solas razones, causa de esta segunda edición del trabajo, sí que ha
contribuido de idéntica manera a propósito tal el encuentro de otros varios
rarísimos documentos públicos, donde ¡suceso inesperado! se nombran
individuos, cuyo primer apellido no corresponde al de Viciana, aun cuando
lo fuera acaso el segundo o uno de los dos de sus esposas, que habitaron, en
calidad de dueños la urbana finca, en tiempos pretéritos a la posesión de D,
Mateo.
Y ya consignadas las dos causas fundamentales (las dimanantes del
hallazgo de éstos y el otro documento) y la sola secundaria (el yerro o la
equivocación consabida), motivo del nuevo y ampliado estudio
complementario, terminamos las precisas o, al menos, convenientes
advertencias que anteceden, manifestando, que en él, fuera de lo expuesto,
y de una nota o lista de los propietarios de la Casa posteriores al hijo del
historiador(1), se reproduce el contenido de cuanto figuró en la edición
primera, con algunas pocas mudanzas de frases o sustituciones de palabras
que, en nada afectan, en realidad, a su verdadera sustancia.
vicente forner tichell.
El feliz hallazgo en el Archivo Parroquial de Burriana de Varios
documentos y de un notable tomo de escrituras autorizadas, en su mayoría,
por D. Martín, y las demás, por distintos notarios de la propia ex-Villa—
todo ello con referencia a la materia objeto del actual trabajo, y conocido ya
en parte, desde que se hizo pública la primera edición del mismo—, ha
motivado ulteriores estudios, cuyo efecto postrero se concreta, en el fondo,
a la adquisición de novísimas e interesantes noticias acerca del exacto punto
que ocupa la Casa Solar de los Viciana.
Hoy cabe se afirme, de categórica suerte, y sin temor a impugnación
alguna, en vista de lo revelado por los documentos y escrituras a que
aludimos:
Primero: Que D. Rafael Martín de Viciana no habitó en 1569, 1580 y
1581; ni, con muchas probabilidades, en 1570 y años sucesivos hasta 1580,
el edificio donado por Don Jaime I de Aragón,
(1)
Y la ligera modificación del titulo
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
69
luego de la toma de Burriana, a D. Rampston de aquel apellido, antepasado
de D. Martín.
Segundo: Que si la Casa Solar «es la que al presente poseen los
herederos de José Qosalbo y Soler, o sea la primera a mano izquierda
entrando por el portal de Valencia»(1), según asegura el autor de un
documento anónimo manuscrito, sin duda, de mediados del siglo XVIII(2),
ningún otro que D. Mateo de Viciana, hijo de D. Rafael Martín, la poseyó,
en concepto de dueño, y la habitó en 1580 y 1581; y, acaso, también,
durante los de 1569, 1570 y siguientes, hasta 1580.
Tercero: Que D.a Isabel Franch Conde, hijastra de D. Juan Bautista
Gibernau e hija de D.a María Vicenta Conde, ambos difuntos, es, en la
actualidad, y después de reedificada la finca urbana, su verdadera
propietaria y poseedora.
He aquí las pruebas:
I
JUSTIFICACIÓN DEL PRIMERO DE LOS TRES EXTREMOS.
En el más antiguo Libro de Sacramentos que en el Archivo Parroquial
se conserva(3), hacia su terminación, y en letra clara y nombres inteligibles,
constan escritas cuatro originales Memorias comprensivas de los que
confesaron y comulgaron en la Iglesia Parroquial durante las Cuaresmas de
1569, 1570, 1580 y 1581(4). De indudable autenticidad en todas sus partes,
aunque incompletas y algo descuidadas en la forma, muy en particular las
de 1569
(1) Croquis, número 1
(2) La frase «El autor de un documento anónimo manuscrito, sin duda, de mediados del
siglo XVIII» sustituye a la equivocada (o al consabido yerro) de la pág. 6, líneas 14, 15, 16
y 17 de la primera edición del folleto, que dice: «El autor anónimo del volumen
manuscrito, titulado Fama postuma de San Luís Bertrán
(3) Contiene, según se dijo, salvo defunciones, los actos religiosos sacramentales
celebrados del año 1569 al 1598, ambos incluidos
(4) Primer Libro de Sacramentos, fol. del 114 repetido al 133 V.to los dos inclusos.
Empleamos la palabra, repetido, porque del fol. 120 V.to se pasa de nuevo a un segundo
que lleva, de igual modo, el número 114.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
70
y 1570, anótanse en ellas, formando grupos, los que de cada casa quedaron
cumplidos en los cuatro indicados años con el religioso precepto pascual.
Las de los dos últimos, singularmente, por su relativo esmero, y por el gran
número de nombres de calles y pormenores que precisan, interesan, tanto
para la historia local de aquella época, como para la aclaración de los
puntos, en este momento sometidos a estudio.
En la Memoria de 1569(1), su autor, que sólo menciona cuatro de las
principales calles de la ex-Villa, comienza la relación por «lo raual de
Valetia»(2); consignando, al número 12 de orden, precedidos de una cruz,
los nombres de
? Martí de Viciana
? Angela . m . (muller)(3).
La de 1570(4), no contiene designación de calles ni plazas; y los
diversos grupos que la constituyen, resultan siempre separados entre sí por
e! apellido de la primera persona apuntada, escrito en la parte superior de la
agrupación. No figura bajo ningún concepto en la Memoria, nuestro
historiador D. Martín: bien porque se hubiese hallado ausente en dicho año,
bien por distinta causa todavía sin aclarar; pero en cambio, se incluyen los
nombres de su esposa y de dos individuos—marido y mujer—, por el orden
que a continuación se advierte:
Visiana.
? Angela Visiana(5).
? mestre pere bosch.
? Arcissa, sa muller(6).
(1) Abarca del fol. 114 al 116 repetido v.t°, los dos comprensos.
(2) Croquis, número 20.
(3) Fol. 114
(4) Aparece inserta del fol. 117 al 119, ambos inclusive.
(5) Con este nombre y apellido se designa, a veces, en el indicado Libro Sacramental, a la
segunda esposa de D. Martín de Viciana; como acredita, entre varios, el asiento del fol. 26,
que dice:
359
cahtalina angela Llopis = A XXX de mars any sobredit (1578) fonch bateiada
cahtalina angela filla de franses lopis copare uisent
ages comare angela visiana muller de marti de visiana,
(6) Fol. 119
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
71
Ignoramos si las dos personas anotadas a seguida de D.a Angela
Viciana resultarían inquilinos de parte de la casa, huéspedes amigos, o,
reunión equivocada de dos diferentes grupos(1).
En la de 1580(2), más precisa, más completa que las dos anteriores,
aparece, conforme se ha indicado, la designación de gran número de calles;
observándose escrita encima de cada grupo la letra C, inicial de la palabra
casa. Al llegar a la séptima (3)que se relaciona del «Arraual de Valentia»,
encuéntrase la entera y clara anotación que sigue:
C.
? Don Martí de Viciana.
? Doña Angela, muller.
? María, criada,
? Joan, criat(4).
Y en la de 1581(5), tan minuciosa y acabada cual figura serlo la
susodicha inmediata, se insertan los nombres de las cuatro propias personas,
y en análoga forma a la precedente, cuando se llega al edificio tercero de
igual calle, que se inscribe(6).
Resulta, en su consecuencia, de manera plena, acreditado, que D.
Rafael Martín de Viciana habitó finca urbana, sita en el Barrio o Arrabal de
Valencia en 1569, 1580, 1581, y, con muchas probabilidades", también, en
1570 y años sucesivos hasta 1580. Y puesto que el urbano inmueble donado
por Don Jaime I de Aragón a D. Rampston de Viciana no cabe se hallara en
el referido Barrio o Arrabal, a causa de haberse construido éste con
posterio-dad a la existencia del Rey Conquistador, de la propia suerte como
probado darse puede que, mientras vivió en tamaño punto D. Rafael Martín
de Viciana, otro, y en calle distinta, ocuparía la Casa Pairal de sus mayores.
(1) A última hora, y ya en prensa el libro, hemos comprobado que la Nar-cisa a que se
refiere el texto, era, cual se justificará en su día, nieta del cronista y esposa de Pedro
Bosch.
(2) Compréndesela, del fol. 120 al 126 v.to uno y otro inclusos. (5) U octava. Imposible
precisarlo con certeza.
(3) U octava. Imposible precisarlo con certeza.
(4) Fol. 125 v.to
(5) Ocupa, desde el fol. 127 al 133 v.to los dos comprendidos.
(6) Fol. 131 v.to
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
72
II
JUSTIFICACIÓN DEL SEGUNDO EXTREMO, EN LO
RESPECTIVO A QUE FUESE EL POSEEDOR Y
DUEÑO DE DICHA CASA EN 1580, 1581, ETC.
D. MATEO DE VICIANA.
Para llevar a cabo, con facilidad, y mediante documentos iguales a los
citados, y varios, de parecida garantía, la prueba al efecto necesaria, interesa
se exponga, con anticipación, algo — muy poco—con respecto a las
inmediaciones del expresado Barrio, en aquella ya bastante apartada época.
La Puerta o Portal de Valencia de la ex-villa y ciudad ahora de
Burriana(1), estuvo situado hacia el centro, en longitud, de la hoy calle de
Cervantes, dicha del Medio hasta algunos años ha(2); y uníase, por una
parte, a la porción de muralla (3)que existió entre los edificios propios, en
el día, de D.a Isabel Franch y don Manuel Peris; y, por la otra opuesta, a la
sección de igual muro (4)levantado en el intermedio de dos casas del
dominio, al presente, de los herederos de D. Antonio de Brugada. En los
tiempos de nuestro D. Rafael Martín, y aun en años después, o sea, mientras
la consabida Vía no hubo tomado el calificativo de calle del Medio, el trozo
de ella que arrancando del Portal (5)llegaba a la plaza Mayor(6), constituyó
la primera y menos larga porción de la entonces, asimismo, llamada calle
Mayor (7). Las Memorias Parroquiales suponen, en el lado izquierdo de
este fragmento de calle, y
(1) Croquis, núm. 1.
(2) Idem, núm. 2.
(3) Idem, núm. 23-23.
(4) Idem, núm. 23-23.
(5) Idem, núm. 1.
(6) Idem, núm. 3.
(7). Idem, núm. 2 y 4
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
73
antes de llegar a su homónima plaza, la existencia de una angosta vía
designada con el nombre de «Carrero de Romero»(1); y toda vez que tal
detalle estímase interesantísimo al fin que se persigue, aquí lo consignamos,
dando con él término a las breves noticias cuyo conocimiento precisaba,
para ocuparnos otra vez de las repetidas Memorias en todo lo que atañe a D.
Mateo de Viciana.
En la primera, es decir, en la de 1569, figura éste apuntado al final y
fuera de los grupos comprensos en las cuatro únicas calles en ellas
mencionadas, de la siguiente forma:
Vissiano (2).
? Matheu de Vissiana(3).
En la de 1570, por no hacerse mención de plaza ni calle alguna, figura
su nombre aislado y escrito, además, sin el «de» que precede al apellido en
el anterior compendioso asiento. Así:
Vissiana.
? Matheu Vissiana(4).
La detallada Memoria de 1580 comienza por el «Carrer Ma-jor»(5), y
en la primera casa que se relaciona(6), anótase lo que a seguida se lee:
C.
? Don mattheu Vissiana.
? Dona María, muller.
? Isabet Joan, criada,
? Jaume, criat.
? Arnau, criat(7).
Y en la de 1581, por último, en el trozo corto de la propia calle Mayor,
y primera casa, de parecido modo relacionada, se incluyen las diversas
personas que siguen:
(1) Idem, núm. 6
(2). Conforme se desprende de lo que sigue, equivócase el apellido y se
escribe Vissiano, en lugar de Vissiana.
(3) Libro citado, folio 116 repetido V.to
(4) Idem, folio 118
(5) Croquis, núms. 2 y 4.
(6) Idem, núms. 8, 9, 10, 11 y 12
(7) Idem, fol. 120.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
74
C.
? Don Mattheu Viciana.
? Dona María de Montoliu.
? Bernat Joan, criat.
? Raphel, criat.
? Isabel, criada(1).
Despréndese de estas explícitas y terminantes inscripciones,que el hijo
del cronista Vivió separado de su padre en 1569, 1570,1580 y 1581; y,
acaso, también, en los años intermedios de! 1570al 1580. Pero como no hay
seguridad completa de que las casascontenidas en las Memorias, luego de
escribirse el nombre de lacalle, sean las primeras de ellas, supuesto que
muy bien pudieronaparecer anotadas por el orden de presentación de los
documentosjustificativos del cumplimiento pascual, obrando con cautela,
seañade sólo, en estos instantes, a la resultancia expuesta, queD. Mateo de
Viciana, con seguridad, en 1580 y 1581, y conmuchas probabilidades en
1569, 1570 y sucesivos años hasta 1580,habitó una casa sita en la sección
corta de la calle Mayor, quizála primera o inmediata al Portal de Valencia,
ora a un lado, oraa otro de la calle.
¿Hay medio, empero, de aclarar o resolver la duda, convirtiendo en
evidencia tamaña probabilidad? Segurísimamente; y para acreditarlo de
cumplida manera basta acudir a una de las escrituras del «Llibre de
instruments de el R.` Clero de Burriana (2)», tan concreta, tan decisiva, que
su contenido hace innecesario utilizar varias similares, obrantes en el
notable indicado. libro (3)
El precioso documento, cuya redacción, sin embargo, es en extremo
defectuosa, otorgáronlo en esta ciudad D. Mateo de Viciana y Sebastián
Mari en 15 de Noviembre de 1581, y lo autorizó el notario de la aludida exvilla Mossen Francisco Rafael de
(1) Idem, fol. 127.
(2) Fol. CCLVIIj.
(3) Fol. del CCLXXXViiij al CCLXXXXiij, ambos inclusive. Fueron autorizadas estas
escrituras por el notario Mossen Narciso Juan Albiol, en Burriana a 8 de Junio de 1583.
La palabra Mossen era distintivo característico de los Caballeros en los reinos de Valencia,
Aragón y Cataluña. Bas-Theatrum Jurisprudentiae, t. II, capítulo LVII: citado por D.
Manuel Danvila en su obra «La Germanía de Valencia», pág. 465.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
75
Vicent. Trátase en é! de la constitución de determinado censo al que
constan afectas dos fincas: una, urbana; y otra, rústica. La urbana, para los
fines que se proponían los otorgantes, considérase dividida en dos
porciones: la primera de las que, describe D. Mateo, con las palabras que
siguen:
...... quoddam cellerio aixi com diu dalt a baix domus mei
dicti Mathei de Viciana sito et pósito intra menia dicte ville in vico majori
.....prout confrontatur ab uno latere et á tergo cum
lo trull et oui/e dicte domus Inmiscuits cum dicto cellerio siue cum dicta
domus. Et ab alio latere cum menia siue muro dicte ville et á fronte cum
domo dicte ville Burriane olim presso de dita villa dicto vico majori
medio.....»
TRADUCCIÓN LITERAL
....un celero (parte de casa destinada a habitación) (1), así como se
dice de arriba a bajo de mi casa, dicha de Mateo de Viciana (2), situada y
puesta dentro de las fortificaciones de dicha villa(3), en la calle Mayor.,...
(4)según que confronta, por un lado, y por detrás, con el lagar y corral de
ganado de dicha casa(5), mezclados con dicho celero (6)o dicha casa(7), y
por otro lado, con las fortificaciones o muro de dicha villa(8); y por
delante, con la casa de dicha villa de Burríana, en tiempos anteriores
prisión de dicha villa(9), dicha calle en medio......(10).
Resulta, pues, indubitable, que la casa poseída y habitada por D. Mateo
en la data de la escritura, o sea, en 15 de Noviembre de 1581, era una de las
dos de la primera sección de la Calle Mayor, inmediatas al muro; y, por lo
tanto, la primera a derecha o izquierda, entrando por la Puerta o Portal de
Valencia.
(1) Croquis, núms. 9 y 10.
(2) Idem, núms. 8, 9, 10, 11 y 12.
(3) Idem, núms. 23-23.
(4) Idem, núm. 2 (primer trozo de la calle).
(5) Idem, núms. 8, 11 y 12.
(6) Idem, núms. 9 y 10.
(7) Idem, núms. 8, 11 y 12, aparte de lo que se deslinda.
(8) Idem, núms. 25-25
(9) Idem, núm. 17
(10) Idem, núm. 2.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
76
Pero, en definitiva—y después de resuelto a satisfacción este obscuro y
discutido detalle—¿en cuál de ambos lados cabría con seguridad
encontrarla? El propio hijo del cronista nos facilita los datos indispensables
para decidirlo, al deslindar, en los términos que siguen, la segunda parte del
consabido inmueble:
<.....quoddam ouile domus mei dicti Mathei Viciana..... prout
confrontatur ab uno latere cu dicta domus mei dicti Mathei de Viciana ab
alio latere cum domo Thome romero et ouili Alfonsi martinez et á tergo
cum menia siue muro dicte ville et á fronte cum domo Vicentij Matamoros
vicunculo siue adzucaco medio......
TRADUCCIÓN LITERAL
«.....un corral de ganado de mi casa, dicha de Mateo de Viciana.....(1),
según que confronta, por un lado, con dicha mi casa dicha de Mateo de
Viciana(2); por otro lado, con la casa de Tomás Romero (3)y corral de
ganado de Alfonso Martínez(4); y por detrás con las fortificaciones o muro
de dicha villa(5); y por delante, con la casa de Vicente Matamoros(6),
callejón o azucat en medio......(7).
Se deduce de lo con antelación traducido, que, a pesar de constituir un
todo ambas partes del urbano inmueble, la segunda descrita, tenía su
ingreso, no por la calle Mayor, cual la otra, si que por un callejón donde
habitaban Tomás Romero y Vicente Matamoros. Ahora bien: en la
Memoria de 1581, una vez inscritos la mayoría de los confesados y
comulgados en el primer trozo de la Calle Mayor, y en la de 1580, a
continuación de los comprendidos en la nombrada del «Oeller», apúntanse
los del «Carrero de Romero»(8); entre los cuales se encuentran, en la
primera Memo-
(1) Idem, núms. 11 y 12
(2) Idem, núms. 8, 9 y 10 (descontando lo que se deslinda).
(3) Idem, núm. 13.
(4) dem, núms. 14 y 15.
(5) Idem, nums. 23-23
(6) Idem, núm. 7
(7) Idem, núm. 6. La palabra valenciana azucat—latinizada— azucaco—no
tiene equivalencia en el idioma nacional. Significa, callejón sin salida
(8) Idem, núm. 6.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
77
ría, a Tomás Romero(1), y en la segunda, a éste y a Vicente Matamoros(2).
Luego, tomando en consideración tamañas coincidencias y los lindes
combinados de las dos partes del edificio, su totalidad, tendría: el frontis y
entrada principal, en la porción primera de la Calle Mayor(3); su pared del
lado derecho entrando, con puerta en ella abierta, en el Callejón de
Romero(4); su pared lateral opuesta a la anterior, es decir, la de la izquierda
entrando, en contacto con las fortificaciones o muro(5); y la de detrás, inmediata a la casa de Tomás Romero y corral de Alfonso Martínez(6).
Queda, en su Vista, con exactitud, acreditado, que el inmueble urbano,
cuya situación se trataba de determinar, era el primero a mano izquierda
entrando por el Portal de Valencia, y su propietario, en las consabidas
fechas, D. Mateo de Viciana.
III
JUSTIFICACIÓN DEL SEGUNDO EXTREMO, EN SU PARTE RELATIVA
AL POSEEDOR DEL EDIFICIO A MEDIADOS DEL SIGLO XVIII.
En el Cabreo de los censos a favor del Clero burrianense, autorizado
por el notario, con Vecindad y residencia en la ex-Villa, Andrés
Ballester(7), se extendió, en reconocimiento de uno de ellos, cierta
confesión o declaración prestada por el censatario en 13 de Enero de 1724;
declaración que en su contenido—copian-
(1) Folio 127 del primer Libro de Sacramentos.
(2) Folio 124 v.to, Idem. (5) Hoy de Cervantes.
(3) Hoy de Cervantes
(4) Ahora Callejón del Horno de la Villa.
(5) Al presente casa de D. Manuel Peris y las de otros.
(6) Croquis nums. 13, 14 y 15. En la actualidad Horno de la Villa.
El corral de Martínez, sito a continuación de la finca urbana de Romero, debió rodear a
ésta por detrás, antes de unirse a la de D. Mateo de Viciana, según da a entender lo
transcrito y confirman restos antiguos
(7) No se conserva el Cabreo primitivo.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
78
do un trozo del extenso resumen inserto en la página 1.492 del
Apuntament—se comprende, al pie de la letra, lo que sigue:
Jusep Gosalbo
de Soler.
Francisco Gosalbo
Jusep Gosalbo de Soler ciutada vehi de la
present Vila de Burriana mai. (major) de 24
anys. en presencia y de expprés
consentiment de f.co Gosaibo c.da (ciutada)
Son Pare curador y administrador de sos
bens y herencia de el Dr. Jusep Soler segons
testament de este rebut p. (per) f.co brauo
not. en 5 de maig 1707 rconegué (reconegué) a la Señoría de dit clero un corral
(1)(que olim era corral y trull) annexo a la
casa de sa propia habitado, tengud a directa
Señoría de dit clero a sens de 10 sous (2)tots
anys dia de nra (nostra) S.ra de Agost ab
Iluisme y fatiga tt.a y dita casa
comprehensiva de dit corral está situada
dins los murs de La present Vila(3), y en lo
carrer nomenad machor(4), segons, que tota
dita casa confronta, de vn costat ab La
muralla de esta Vila (5)y portal nomenad de
Valencia(6), de altre ab casa de Lluis Gomes
fuster(7), y corral de la casa de Catalina
Palos, y de Serra V.da(8), darrere ab casa de
Agustí Gomes fuster, eo f.co Gomes
(9)llaurador, y forn de coure pa de la p.*
Vila de Burriana(10), y per dauant ab cases
de Pedro Lacassia, Jusep fasius ciruchá, Blay
Valero, y miquel teixedo......(11).
(1) Croquis, núms. 8, 11 y 12
(2) Dicha palabra en signo, o sea representada por una especie de Q manuscrita, a la cual
atraviesa por su ojo superior un trazo algo horizontal. De ordinario sucede lo propio en
cuantos casos hay necesidad de emplearlo
(3) Croquis, núms. 23-23
(4) Idem, núms. 2 y 4
(5) Idem, núms. 23-23.
(6) Idem, núm. 1
(7) Idem, núm. 7.
(8) Idem.
(9) Idem, núm. 16.
(10) Idem, núms. 13, 14 y 15.
(11) Idem, núm. 17.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
79
Según habrán comprendido nuestros lectores, en la extensa y minuciosa
descripción de la anterior urbana finca, hácese indudable referencia a la
casa poseída y habitada en 1580 y 1581 por el hijo del cronista. La propia
calle para las dos; igual número de partes, en cuanto a sus principales
elementos constitutivos; y la misma muralla hacia sus lados izquierdos,
entrando. Y aun cuando al determinarse el linde correspondiente a la
derecha del edificio de José Gosalbo(1), se omite, es cierto, separarlo de tal
inmueble por el antiguo Callejón de Romero, citado en el documento de
1581(2), no lo es menos, en cambio, que para su parte de detrás se le señala,
en lo transcrito uno, cuyo característico título(3), no sólo supone semejante
separación y calleja, si que, además, hace inconfundible la consabida finca
con cualquiera otra distinta de ella(4).
Para quienes conozcan el terreno o tengan a la Vista su croquis, casa
que, emplazada en la calle Mayor de pretéritos años y contigua a la que fue
muralla y Portal de Valencia, linda, por su porción posterior, con el Horno
llamado de la Vila, es imposible resulte, en manera alguna, predio urbano
diferente del que habitó el hijo de D. Martín en 1580 y 1581(5).
Pero si no bastara esta manifiesta y sencilla demostración; si
(1) Casa de Luís Gómez y corral de la de Catalina Palos y de Serra, Viuda.
(2) Como en nuestros días, en 1724, o mejor, desde la construcción del Horno, llámasele
«Carrero del Forn de la Vila>.
(3) ......Forn de coure pá de la pt. Vila de Burriana......
(4) Toda vez que al dar a la estrecha vía su nombre, quedó también fijado su sitio y el de la
repetida finca. Y en efecto: de la escritura de 1581 y asiento que se copia, dedúcese que la
casa de Tomás Romero, junto con la porción inmediata del corral de Alfonso Martínez,
constituían en 1724 el Horno público de pan cocer; y que en el sobrante fragmento de
dicho corral hallábase construido, en el citado año, el inmueble de Agustín o Francisco
Gomes, tiempo después, agregado al horno. Luego es evidente que, levantándose las dos
primeras edificaciones completas (casa de Romero y corral de Martínez) en el «Carrero de
Romero» y detrás de la casa de Don Mateo (escritura de 1581); y debiendo figurar, por lo
tanto, las dos segundas, que las reemplazaron (Horno de la Villa y casa de Gomes) en el
«Carrero del Forn de la Vila» (sustitución de aquel título), con las palabras «Forn de la
Vila, o de coure pá de la Vila», a la par que se suministró nuevo nombre a la calleja, se
determinó, de modo tácito, o indirecto, su puesto, y el del inmueble en cuestión
(5) En realidad hubo de pertenecerle hasta su fallecimiento, según se pro-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
80
se estimase necesario nueva, concreta y terminante prueba para dejar
acreditada la identidad perfecta de las dos casas que antes se deslindan con
arreglo a los documentos de 1581 y 1724, encon-traríase, sin ninguna clase
de Violencia, acudiendo a lo consignado en el asiento del cual Venimos
ocupándonos; donde, al relacionarse los propietarios de la última descrita
en días anteriores al en que la poseyera D. José Qosalbo, se designa, entre
Varios, a D. Mateo de Viciana; quien, de acuerdo con lo restante referido en
dicho asiento, la cabrevó en el Cabreo de censos del notario de esta ex-villa,
Mateo Naves, en 14 de Marzo de 1615.
Acreditado, pues, que en 13 de Enero de 1724 era D. José Qosalbo de
Soler, propietario y poseedor del inmueble en cuestión; que la notable finca
urbana, por sus lindes y circunstancias características, representa o
corresponde a la que habitó el hijo de Viciana en 15 de Noviembre de 1581;
y que el dueño del tal edificio contaba, en la primera de las dos
manifestadas fechas, más de veinticuatro años de edad, es a todas luces
racional que dentro del período comprendido entre 1700 y 1800, y, con
mayor precisión, hacia mediados del siglo XVIII —data probable del manuscrito anónimo en que del asunto se habla—, pudieron poseerlo los
herederos de D. José Gosalbo de Soler, faltando después de esto,
únicamente, para la completa justificación del extremo a estudio sometido,
aportar al actual trabajo, conforme en nota se efectúa, el documento
probatorio del día o fecha de la defunción del finado(1).
. bará en el estudio «Biografía de Don Mateo de Viciana», uno de los de la serie
contenidos en este libro.
(1) He aquí, con la partida de óbito de D. José Gosalbo, la data exacta de su defunción, y
convertido en positivo poseyéronlo, el hipotético pudieron poseerlo del texto:
Joseph Gozalvo= Disapte a once de Mars de mil setcents cinquanta y huit fon sotarrat ab
enterro General asistencia de tot este Reverent Clero, y la Comunitat de S.n Matheu de esta
Vila en la sepultura del Altar del Jesús de esta Iglesia, Juseph Gosalvo marit de Theresa
Ferrando. (Conservan el Patronato del Altar, los señores Barones de Terra-teig, sus
descendientes o allegados). Morí el dia ans avent rebut tots los Sacraments de N.a S.a M.
Igla. Fent
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
81
. IV
JUSTIFICACIÓN DEL TERCER EXTREMO, O SEA DEL QUE CONCIERNE
A LA ACTUAL DUEÑA Y POSEEDORA DE LA CASA
Derívase, con facilidad, de sus lindes actuales, en parte ya conocidos.
Véase, si no.
Son estos lindes, comprendiendo la porción de muralla que se agregó,
como luego se advierte, al urbano inmueble.
Por la derecha, entrando, casa de D. Juan Peris, Callejón del Horno de
la Villa, en medio(1); por la izquierda, la de D. Manuel
. testament rebut per Vicent Portales Nott. y deixa cuatrecentes lliures pera be de la seua Anima.
Libro de Defunciones, desde el año 1650 al 1766.
(Tiene pocos folios numerados).
Aunque en el acta anterior se omite el segundo apellido del difunto, cabe con suma
sencillez deducirlo de la siguiente partida de matrimonio:
Juseph Gosalbo
Dumenge a onse de Janer del pt. any Mil sets sens
fadri ab: Maria
trenta y tres hauent presedit les tres Canoniques moniTeresa Ferrando
sions per tres dies Colens (Colendos) hora et loco solitis
donsella
Ínter Missaru Solemnia et in pulpito huius Palis Eclecie de
Borriana juxta S. C. T. D. (Sacri Consilii Tridentini
Decretum) y no hauent aparegut impediment algu Yo M.°
(Mosén) Juseph Barbera en presencia del Sr. Vicari desposi
per verba de presentí y dia desat de Febrer de dit any
doni la Missa y Benedicciona nupcials a Juseph Gosalbo
fadri fill de fran.cu Gosalbo y de Jusepa María Soler
Cong.8 (Cónyuges) de Una ab=Maria Teresa Ferrando
filia de Gasinto ferrando y de Esperanca Bonet Cong.» tots
parroquians n.s (nostres). En fe de lo qual son testimonis
el Dr. Bonet, y el Dr. Christofol Barbera y M.° Juseph
Ferrando p.re.
Libro de Matrimonios del año 1626 al 1758 (Son
escasos los folios numerados que contiene).
(1) Croquis núms. 7 y 6.
El antiguo callejón experimentó, sin duda, importantes modificaciones, en el transcurso de
los siglos. Con muchas probabilidades su continuación, a partir del final de la casa de D.
Mateo, o sea, del principio del Horno, se
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de F. Vives Mora, 1922.
82
.Peris y la de otros (parte exterior de la que fue muralla)(1), por su frente,
las de los herederos de D. Antonio de Brugada y doña Teresa Canes(2),
Calle de Cervantes, en medio(3); y por detrás, el Horno de pan cocer de la
ex-villa(4).
Ahora bien: en e! espacio que mediar debe entre las cuatro susodichas
confrontaciones, sólo figura, en nuestros días, el urbano edificio
perteneciente a D.a Isabel Franch Conde, heredera, en el repetido inmueble,
de su madre, D.a María Vicenta Conde, esposa de D. Juan Bautista
Gibernau, ambos cónyuges, difuntos. Luego la expresada D.a Isabel, y no
persona diversa de ella, ha Venido a resultar, en definitiva, última dueña y
poseedora del que, en siglos anteriores, habitara el hijo de mayor notoriedad
de Viciana(5).
En resumen:
a) D. Mateo, de igual apellido, poseyó antes del año 1581, en éste y en
muchos que le siguieron, según escrituras y documentos distintos, sus tres
Veces deslindada casa.
b) Durante la fecha precisada y las comprendidas en la alusión que se
efectúa en el párrafo precedente, no la habitó su ilustre padre D. Rafael
Martín de Viciana.
. adaptaría a las líneas de sus lados y anchura que observamos en la porción primitiva, sin
esenciales cambios, conservada; pero es casi indudable, que al edificarse el Horno, y con el
objeto, quizás, de aumentar su profundidad, se tomara de la Calleja el trozo de ésta que
limitaba a los inmuebles enfrontados y contiguos a la Casa Solar, retirándose o
demoliéndose las fincas urbanas de la parte opuesta hasta dejar concluida la plazuela de
nuestro tiempo.
(1) Idem, núms. 24-24.
(2) Idem, núm. 7.
(3) Idem, núm. 2
(4) Idem, núms. 13, 14, 15 y 16.
(5) El edificio fue incendiado, poco menos que en su conjunto, durante la primera guerra
civil dinástica del siglo XIX. En semejante situación lo compró a uno de los señores
Barones de Terrateig, D. Juan Bautista Gibernau, quien después de reedificarlo y construir
un pequeño inmueble habitable con puerta al Callejón, en el trozo o parte del trozo que
hubo de ser corral, lo estuvo ocupando con su señora, mientras duró su existencia. A la
muerte del comprador heredólo su viuda D." María Vicenta Conde, y a la de ésta, su hija
doña Isabel, hijastra de D. Juan Bautista. Entre las varias modificaciones en la finca
introducidas por su actual poseedora, merecen citarse el aumento de su amplitud (hásele
añadido, según se indicaba, la porción inmediata de la muralla: linde de su lado izquierdo)
y la abertura de una puerta, con escalerilla en el Callejón, para el ascenso a los pisos
superiores.
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c) Con posterioridad a las datas que suponen lo expuesto, o mejor
todavía, a mediados del siglo XVIII, ocupáronla los herederos de D.José
Qosalbo Soler; poseyéndola, en los tiempos que rigen, D.a Isabel Franch
Conde.
d) Corresponde su situación presente, con escasas variantes, a la que tenía
el primer edificio, a mano izquierda, entrando por la Puerta de Valencia;
cuando aún se conservaba dicha Puerta y todo, o parte, del muro antiguo.
Por lo demás: esta casa es para nosotros, sin género alguno de duda, la
Solar de los Viciana; y fundamentamos nuestra creencia, a la vez que en la
autoridad de quien redactara el mencionado manuscrito anónimo, cuyo
contenido respecto a la materia resulta probado en sus dos diversos
extremos, en cuanto nos indica, con rara perseverancia, el propio hijo del
cronista, al describirla o hablar de ella. Enfáticamente la enuncia como si
quisiera darnos a entender que se trata de un edificio suyo, especial,
predilecto; de un edificio que, por circunstancias o motivos extraordinarios,
le pertenecía. Así, en las repetidas ocasiones que la nombra, no dice
sencillamente en el latino lenguaje de la época: Domus mei sita et posita in
vico Majoris, forma ordinaria de expresión refiriéndose a una cualquiera,
sino Domus mei dicti Matthei de Viciana, cual si quisiera aludir con tal
frase a la familiar, a la de sus antepasados, a la que, entre todas cuantas
poseía, era por excelencia conocida con el nombre de la de D. Mateo de
Viciana.
Debió nacer en ella—decíamos, al acabamiento de la edición primera—
D. Martín, su padre; ejercer allí el Notariado; escribir sus principales obras,
y habitarla hasta que, antes de 1570, y luego acaso, de entregársela en
donación a su consabido hijo con motivo de su próximo matrimonio con
D.a Violante Llopis (celebróse en 28 de Agosto de 1570), se trasladara a la
Casa del Arrabal de Valencia; mas esto que manifestábamos en el
supradicho pasaje, fundados en deducciones racionales derivadas de la
única porción de prueba, entonces, a nuestro alcance existente, es imposible
sostenerlo en la actualidad, por entero, atendiendo a los minuciosos y
significativos pormenores aclaratorios que hemos logrado adquirir y
conservamos. Pudo, sí, el cronista nacer en el aludido urbano inmueble,
comenzar en él su actuación notarial y ocuparse de los preliminares de su
extensa y magnífica obra; pudo habitarla también en tiempos diferentes al 7
de Marzo de 1530 y 19 de Octubre de 1565, y donarla a D. Mateo, pasada
esta última fecha y antes
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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de trasladarse al del Arrabal de Valencia; pero implicaría grave e indudable
equivocación aseverar, y aun suponer, que en tamaño edificio escribiera los
cuatro tomos de su Crónica de Valencia(1), ni que lo habitase, sin
interrupción, hasta su traslado a la calle del repetido Barrio, por cuanto de
acuerdo con los documentos que a seguido habremos de analizar, D. Rafael
Martín de Viciana, vivió, con certeza, en las dos próximas datas del texto,
en finca urbana distinta de la emplazada en el primer trozo de la calle
Mayor.
Estos desconocidos e inesperados documentos escriturarios, si nos
atuviésemos, en absoluto, a la forma incompleta con que se nos comunica
su existencia, deberíamos reducirlos a dos, aun siendo en mayor número;
uno y otro citados, al consignar los exposeedores del inmueble, en el
asiento de la página 1.492 del voluminoso libro del «Apuntament».
En tan extensa y excepcional inscripción, en verdad, después de
subdividirse el edificio Solar en parte habitable y partes con destino a
variados usos, se añade, con respecto a su corral, lo que, copiado al pie de
la letra, a continuación se lee:
...... y dit corral es lo mateix que a dita señoría reconegué
Pere Dura en lo cabreu rebut per Rafel Martí de Viciana not. en 7 de Mars
de 1530..... y francés morato cabreua en lo cabreu rebut p melchor Clua not.
en 19 de Octubre de 1565...... Y a pesar de que en los preinsertos términos
parece aludir, el copista o redactor del asiento, a propietario de la porción
exclusiva de la finca urbana sujeta a canon, resultaría inexacto interpretar
en este sentido el fragmento precedente, por cuanto en las escrituras
originales a que se hace referencia, en tal asiento se declaran dueños y
poseedores de toda ella, respective, a los individuos cuyos nombres y
apellidos con anticipación enunciábamos(2).
(1)
Conforme se demostrará en el trabajo estudiando el primer período de la vida del
historiador, principióla en 17 de Septiembre de 1517 y la terminó en 16 de Marzo de 1566.
(2)
El contenido de la cita anterior, sin embargo, hállase equivocado con respecto a Pedro
Dura. Este, de acuerdo con lo transcrito luego, de las escrituras mentadas en el asiento,
cabrevó, sí, dos porciones del edificio, pero, en modo alguno, su corral. Quien lo cabrevó,
junto también con otras dos partes de la casa, según se verá, fue el segundo de los dos
poseedores que se nombran; es decir, Francisco Morato.
Ignórase si los dos señores que se indican llevaban por segundo apellido el primero de D.
Martín o si fueron casados, al menos, con señoras de la familia
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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85
2Considérase dividido el edificio en semejantes documentos públicos,
en seis porciones desiguales; dos: no sometidas a censo, ni a descripción o
deslinde; y las cuatro que sobran, afectas al gravamen y deslindadas o
descritas con la necesaria claridad y precisión.
Por ello fueron cuatro, en vez de la mitad de este número, como podría
suponerse, las escrituras que hubieron de otorgarse y constan en los
Cabreos consabidos con motivo de las censales confesiones: dos, para las
de Pedro Dura, fechadas en 7 de Marzo de 1530; y otras dos, para las
relativas a Francisco Morató, con la data de 19 de Octubre de 1565, según
se infiere de lo indispensable de cada una de ellas, a continuación, copiado.
Primer reconocimiento o confesión de Pedro Dura en lo que
atañe a la bodega y dos cuartos de encima.
......que tenia e possehia quant a la vtil senyoria del dit clero hun celler
(bodega) e dos cambres (cuartos) sobre aq." (croquis, número 10) situat e
posat dins los murs de la dita vila (Idem,
2
de los Viciana. Puédese afirmar, empero, que el hecho de incluirse en el asiento entre los
ocupantes del inmueble antecesores de D. Mateo, sólo a aquellos dos personajes, no
implica que el cronista hubiera de ser excluido del número de sus adquirentes, ya que las
omisiones u olvidos en la relación de tamaños detalles históricos, abundan tanto en el libro
del «Apuntament», que en reseña o inscripción similar motivada por gravamen que afectó
a la casa del mismo cronista, sita en el Barrio de Valencia, conforme a su tiempo se
acreditará, deja de mencionársele, no obstante haber sido con seguridad uno de sus propietarios, y, en su consecuencia, de los obligados a satisfacer al clero la correspondiente
pensión anua. Más diremos: el tercer D. Martín de Viciana, sin embargo, de habérsele
omitido en el asiento de la Pairal, debió constar, como en el otro, entre la serie de sus
dueños y poseedores; en atención a que —aparte las razones expuestas en este estudio —
en importante escritura por él autorizada en Burriana a 15 de Mayo de 1531 sobre «Alters
ques poden regar de Borriana de tanda de nuiles», aunque no se la describe, de la propia,
habla, sin duda, D. Martín, cuando, ocupándose de la que a la sazón habitaba, escribe
«,....en Jaume morato lloctinent de batle de la predita vila de boriana e/ per lo dit nom Jutge
e/ sequier Real entre les dites universitats e/ viles per sa mag.t (magestat) real e/ fet e/
deputat personalment constituit en la casa el abitacio del nott de sus escrit la qual te en lo
carer maior.....»
Consérvase el pergamino donde se contiene la primitiva escritura, en el Archivo
Municipal de Nules; y nos facilitó su copia, el ilustrado médico de dicha población, D.
Daniel Camarlench.
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Idem, 23-23) en lo carrer major de aquella (Idem, Idem, 1 y 2) confrontant
de hun costat e a part detras ab cases dell dit confe-sant (Idem, Idem, 8, 9 y
11) jnmiscuides (mezcladas, comunicables y formando un solo edificio con
lo que se va enunciando y describiendo) ab los dits celler y cambres, de
altre costat ab lo dit mar (Idem, Idem, 23-23) e a part dauat (dauant) ab la
preso comuna de la dita vila (Idem, Idem, 17). Lo dit carrer major en mig
(Idem, Idem, 1 y 2).....»: Llibre primer de instruments de el R.t Clero de
Burriana fol. XXXiij.
Segunda confesión o reconocimiento del propio Pedro Dura, en cuanto
afecta a la parte censida, inmediata al Callejón.
Que.....«tenia e possehia quant a la vtil senyoria del dit clero hunes cases
situades e posades dins los murs de la dita vila (croquis, núm. 23-23)
confrontades d (de) dos costáts ab cases (Idem, Idem, 8 y 9) e corráls
(Idem, Idem, 12) de ell dit confessant (por un lado, las casas; y por el otro,
los corrales) jnmiscuides totes ab les prnts (presents) a part detras ab lo mur
de la dita vila (Idem, Idem, 23-23) e a part dauant ab cases den Jaue
(Jaume) morato carrero que no trau cap en mig (Idem, Idem, 7 y 6). (Libro
mentado, folio XXXiij v.)
Primera confesión o reconocimiento de Francisco Morato, rela
cionada con la bodega y cuartos de encima.
......que detenia /e/ posseia quant a la vtil senyoria..... Primo hun celler /e/
dos cambres damut aquell (croquis, núm. 10) jnmiscuit sensit dins vnes
cases dell dit confessant situat e posat dins los murs de la dita vila de
burriana (Idem, Idem, 23 23) en lo Carrer major de aquella..... (Idem,
Idem, 1 y 2) segons que affronte de vn costat ab cases dell dit confessant
(Idem, Idem 9 y 8) de altre costat ab lo mur de la dita vila (Idem, Idem, 2323) /e/ a part detras ab corral censit.... (habían desaparecido ya las casitas
del croquis número 11) (Idem, Idem, 11 y 12) e a part dauant ab les cases
de la preso Comuna de la dita vila /e/ ab la scala ques munta al mur de la
dita vila (Idem, Idem, 17 y 23-23) dit carrer maior en mig..... (Idem, Idem,
1 y 2). Cabreo de Melchor Cluá, fol. XXXI y XXXI v.)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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Segunda declaración o reconocimiento de Francisco Morató por lo que
respecta al gran corral del edificio, inmediato a la pequeña vía.
......que detenía /e/ posseía quant a la vtil senyoría hun corra! estable/e/trull
(croquis, núms. 11 y 12) jnmiscuit sensit dins les dites cases (lo restante del
inmueble) dell dit confessant (Idem, Idem, 8, 9 y 10) situat /e/ posat dins los
murs de la dita vila..... (Idem, Idem, 23-23) segons que affronte de vn costat
ab cases dell dit confessát (Idem, Idem, 8, 9 y 10) /e/ de altre costat ab
corral den antoni gil (Idem, Idem, 13) /e/ a part detras ab lo dit mur (Idem,
Idem, 23-23) /e/ a part dauant ab cases y corráis de na Catalina morato y de
matamoros viuda (Idem, Idem, 7) carrero 'que no trau cap en mig (Idem,
Idem, 6). Obra citada, fol. xxxij y xxxij v.to.
Si resumiendo ahora las confrontaciones consignadas por separado en
las dos escrituras de Pedro Dura dedujéramos las aplicables al conjunto de
la finca urbana, tendríamos como lindes verdaderos suyos: por la derecha,
entrando, la consabida Calleja; por la izquierda, la muralla, y por delante, la
prisión, en aquel entonces, de la Villa; sin que nos sea factible determinar el
correspondiente a detrás, no mencionado en ambos documentos, a causa de
excluirse el corral en la descripción de las dos porciones de casa.
Y si efectuásemos lo propio con los lindes que le pertenecieron durante
la época de su posesión por Francisco Morató, llegaríamos, con seguridad, a
resultado parecido, desde el momento que dichos lindes, en junto, cabría
reducirlos, entonces, a los siguientes: por la derecha, entrando, el Callejón
sin salida; por la izquierda, la muralla; por delante, la prisión y la escalera
utilizada para la subida al muro, y por detrás, el corral de Antonio Gil.
Compárense ahora, si hay paciencia para ello, las confrontaciones del
anterior párrafo y las del que le precede con las que se asignan a la Casa
Solar, al describírsela en la escritura de 1581, asiento de 1724 y tiempos
actuales, y se verá: que de análoga forma a las de 1530 y 1565, entre sí,
coinciden, en lo fundamental, las tres restantes, o posteriores, con éstas dos
de mayor antigüedad.
Para concluir:
¿Procede modificar nuestro conocido criterio sobre la existen-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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cia, y el sitio ocupado por la Casa Pairal de los Viciaría, en vista del
hallazgo y ligera confusión que originan algunas de las escrituras
precitadas? No, seguramente. Aunque carezcamos en estos instantes de las
pruebas necesarias para aclarar cómo y por qué Pedro Dura y Francisco
Morató—probables allegados de D. Martín—fueron poseedores de la finca
urbana de D. Mateo, mientras resulte sin justificarse, en debida forma, que
la concordancia de cuanto asevera el autor del documento anónimo del
siglo XVIII con el contenido de la escritura de 15 de Noviembre de 1581 y
del asiento de 13 de Enero de 1724 obedece a pura casualidad, o es posible
atribuirla a inmueble urbano distinto del tenido en concepto de Solar;
mientras no se consiga, además, hacer extensiva la anterior casualidad y
equivocada relación al hecho de coincidir la calle donde figura emplazado
el tantas veces descrito edificio con la en que habitara el historiador en 19
de Mayo de 1531; y, sobre todo, mientras se deje de acreditar que la manera
enfática y significativa empleada por el hijo de D. Martín en cuantas
ocasiones nombra el suyo cabe explicarse, con fundamento, mediante causa
diversa a la, en su lugar, referida, continuaremos creyendo, sin Vacilación
alguna, que la casa sita en la antigua Calle Mayor—en años sucesivos del
Medio y de Cervantes—propiedad ahora de D.a Isabel Franch Conde, es la
que, sin las posteriores modificaciones, debió donar al primer D. Rampston
de Viciana, nuestro gran monarca Don Jaime I el Conquistador.
Añadamos, todavía, como definitivo final y complemento del presente
trabajo de investigación, que, los propietarios y poseedores de esta finca
urbana a partir de la época en que la ocupó don Mateo, con las fechas, por
lo común, en todo, o parte completas y títulos conocidos, en virtud de los
cuales la adquirieron, no difieren en nombre y número de cuantos, a
seguida, y ordenadamente se anotan:
D. Mateo de Viciana poseyóla, por tí
tulo ignorado, desde la Cuaresma de.
cuanto menos, hasta el día.. . . .
1580(1).
19 Marzo de 1621(2).
(1) Memoria de 1580, en otro lugar citada.
(2) Libro segundo de Sacramentos, fol. 98 repetido, y Segunda Parte de la Crónica y
edición referida, pág. XII.
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89
La administración de su herencia, de
ésta data a otra desconocida(1).
D. José Diez, Notario de Valencia y
D.a Dionisia Blanes, cónyuges, ad
quiriéronla por «Venda de Cort» en
fecha, también imposible de fijar,
aunque anterior al. . . . . . . . . . .
21 Junio de 1642(2).
D. Miguel Soler, por compra a los predichos consortes, en escritura auto
rizada por el Notario de la referida
Ciudad, D. Jaime Cap de Bou, en. .
21 Junio de 1642(3).
D. Miguel Soler, hijo del anterior, pro
pietario, por herencia de éste, con
forme al testamento que autorizó el
Notario D. Pedro Sanchis, en. . ...... 5 Noviembre de 1658(4).
D. José Soler (Doctor), heredóla del
precedente dueño, hermano suyo, en
testamento de fecha y ante Notario,
desconocidos, pero comprendida,
aquélla, entre la de. . . . . . . . . . . . . . . 3 Noviembre de 1658.
y la de. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Mayo de 1707(5).
D. José Gosalbo de Soler la heredó de
su abuelo—el último poseedor men
tado—en testamento por el Notario
de Burriana D. Francisco Bravo, de.
5 Mayo de 1707(6).
Los Señores Barones de Terrateig (en
tre cuyos apellidos se encuentra el
de Gosalbo) la adquirieron, por títu
lo desconocido, en el período que se
abarca desde el fallecimiento del an
terior, ocurrido en. . . . . . . . . . . . . . . . . .
10 Marzo de 1758
a. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. 25 Octubre de 1850 (7)
(1)
Idem
Apuntament, pág. 1.492
(3)
Idem
(4)
Idem
(5)
Idem
(6)
Idem
(7)
Documento indicado a continuación
(2)
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de F. Vives Mora, 1922.
90
D. Juan Bautista Gibernau, por com
pra a uno de ellos, nombrado D. José
María Eslava Belvis, en escritura que
autorizó el Notario de Burriana don
José Carlos Echeverría, en. . . . . . . . . . .
D.a María Vicenta Conde, por herencia
del Gibernau, su esposo, en escritu
ra de partición ante el Notario de la
misma ciudad D. Vicente Echeverría,
en. . . . . . . . . . .
Y D.a Isabel Franch Conde, su actual
poseedora, por herencia de la que
antecede, madre suya, en escritura,
también, de partición, ante el Nota
rio de igual ciudad, D. José Falomir,
en. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
25 Octubre de 1850.
31 Julio de 1880.
26 Junio de 1894.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
PRIMER PERIODO DE LA VIDA
DE
DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA
CON SU MATRIMONIO PRIMERO E HIJOS
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ADVERTENCIA
Con el presente trabajo, uno de los cuatro principales y dos
complementarios que habrán de destinarse, al mismo interesante asunto,
damos comienzo al estudio biográfico de nuestro insigne historiador, D.
Rafael Martín de Viciana. En él, comprensivo del período intermedio de
su nacimiento al probable, o aproximado, de su matrimonio primero,
incluyese cuanto en la Crónica de Valencia y su Reino nos dice acerca de
la materia, su autor, lo poco que añaden los escritores regnícolas, y lo
mucho encontrado en los libros, documentos y papeles sueltos del
Archivo Parroquial de Burriana(1).
De lo, en realidad, ajeno, y ya conocido, suministraremos exactas, y
por lo general, suscintas noticias; si bien aclarando, en lo posible, sea en
el texto, sea mediante las correspondientes notas (dos o tres de ellas, entre
otras no cortas, muy extensas), cuanto, por motivo de los últimos datos a
que nos referimos, haya de estimarse erróneo, dudoso o incompleto.
De lo nuevo; es decir: de lo, hasta la fecha, ignorado, nos proponemos
exponer uno por uno, y con la debida extensión y comento, los varios
importantes hallazgos tras ímproba labor obtenidos; sin omitir clase
ninguna de pormenores, sobre todo, de peligrar su desaparición por el mal
estado del volumen o escrito auténtico en que se contengan, o de
resultarnos útiles para el mejor esclarecimiento, o prueba, de extremos
relativos a la larga y accidentada existencia de Viciana.
(1) De los tres restantes estudios principales, el que sigue al de ahora, abarcará, desde este
matrimonio a la defunción de su primera consorte; el otro, de tal ocurrencia al
fallecimiento del cronista, y el cuarto, todo lo relativo al lugar y fecha del último suceso;
destinándose los dos complementarios, respectivamente, a la determinación del sitio en
donde estuvo la casa mortuoria, y al análisis minucioso de notable copia de la Segunda
Parte: edición desconocida por los escritores regnícolas, y en su consecuencia, hasta el
momento, en mucho, ni en poco estudiada
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
94
Con ello, esperamos contribuir, en la medida de nuestras limitadas fuerzas,
al pleno y detallado estudio de la personalidad de este firme, activo e
infatigable trabajador; cuyos días, por contar en su memorable obra
principal la verdad entera y sin engaños, amargáronlos, a la par, nobles,
ignorantes y envidiosos, y cuya imperecedera memoria por los mismos, sin
tregua, combatida, ha sido al fin glorificada, en premio a sus incomparables
talentos, constancia en el trabajo y amor a la patria y a su región.
Las continuas persecuciones, en efecto, que experimentaron sus libros; los
autos de fe, con gran número de los impresos, realizados; y su desaparición
casi completa, a causa de tan lamentables acaecimientos(1), explican con
claridad meridiana el Vacío que intentara y en parte consiguiese la nobleza
alrededor del nombre de D. Martín, fuera de nuestro antiguo reino de
Valencia: dentro de él, donde se conservaron, al parecer, pocos, o algunos
de los pocos volúmenes salvados(2), pero muchos, o la casi tota-
(1) Onofré Esquerdo, Manuscritos: Fr. José Rodríguez, Biblioteca Valentina, pág. 328:
Vicente Ximeno, Escritores del Reyno de Valencia, t. I, página 167.
Onofré Esquerdo: Ciudadano nacido en Valencia. Entre otros cargos hubo de desempeñar
el de Juez de Contrafueros, y, dos veces, el de Jurado. Por sus aficiones históricas, registró
con detención, los Archivos de la Ciudad y Reino; recogiendo, tanto de los libros impresos
como sin imprimir, cuantas noticias pudo relativas a su patria. Hallóse en posesión de
notable y selecta Biblioteca; fue admirador de D. Martín y sus obras; y dejó, a su muerte,
ocurrida en dicha Ciudad el 17 de Agosto de 1699, varios manuscritos, entre los cuales,
merece especial mención, su Viciana Resucitado.
Fr. José Rodríguez: Nació en Valencia el día 18 de Agosto de 1650; estudió en su
Universidad y profesó de Trinitario Calzado en el Real Convento de Nuestra Señora del
Remedio, el 2 de Febrero de 1649. Hubo de desempeñar, •en su Religión, diferentes
cargos; predicó con frecuencia, exornando sus sermones con datos y noticias históricas, y
fue quien más trabajó hasta los principios del siglo XVIII en la historia literaria de nuestro
reino; habiendo invertido veinte, o mayor número de años, en la recolección de copiosos
manantiales para su Biblioteca Valentina. A su muerte ocurrida en 28 de Noviembre de
1703, en su Convento del Remedio, únicamente llevaba impresas de la citada obra, 468
páginas, y, de lo restante, manuscrito, se incautó el Maestro Fray Ignacio Saballs «del
Orden de la S. S. Trinidad, Provincial y Chronista de la Provincia de Aragón». Fallecido,
éste, en 5 de Noviembre de 1746, se completó en 1747, la impresión del libro con lo que
retuvo dicho Maestro, y con menos de seis hojas que el propio Padre añadió. Dejó
escritas—prescindiendo de la mentada—otras numerosas obras; por lo general, de carácter
religioso.
(2) Ximeno, obra, t. y pág. citadas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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lidad de las diversas copias o transcripciones(1), aunque no lograra en
proporción parecida sus deseos, excepto los eruditos y curiosos, sus
depositarios, tenaces guardadores de estos preciosos recuerdos, la
generalidad de los demás habitantes, o no los conocieron, o les fue en sumo
grado difícil enterarse, con detención, de su contenido.
Sólo en la época moderna, y cuando por el renacimiento literario
regional y consiguiente exaltación o rehabilitación de las glorias
Valencianas, ha entrado en turno nuestro preclaro historiador, y sido
reimpreso su diminuto Libro de alabanzas de las Lenguas, etc., y la Segunda
y Tercera Parte de su Crónica (no la Cuarta, sin embargo, de su
extraordinaria valía y del escasísimo número de ejemplares que de ella se
conservan), hase dado el primer paso en la generalización del conocimiento
de ambas obras —siquiera sea en raquíticas proporciones, por lo
concerniente a la última—, y de los méritos, en su consecuencia, del más
atropellado y original historiador, o cronista, de nuestra tierra.
Precisa, no obstante, para el complemento oportuno de lo, en el párrafo
anterior, expuesto, insistir, con decidido empeño, en cuanto tienda a
popularizar, en especial, el segundo de sus dos enunciados libros, y a darnos
a conocer circunstanciadamente su efectiva y verdadera importancia, con
impugnación de lo que, sin fundamento serio, se haya escrito y pueda
interpretarse en menoscabo de su respetable autor; sosteniendo, de un lado,
la necesidad absoluta de una nueva, pero íntegra, numerosa y económica
edición de tamaña obra(2), expurgada de los múltiples yerros de imprenta
subsistentes en la incompleta postrera (el Ayuntamiento de Burriana debiera
preocuparse de esta necesaria y perentoria impresión)(3); y de otro lado,
demostrando la absoluta honorabilidad
(1) Idem
(2) O con mayor exactitud, de sus tres partes conocidas
(3) Nos referimos, como es natural, al hablar de yerros tales, a la Segunda y Tercera Parte
reimpresas por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, en la que dejan de rectificarse los
notados en las ediciones primitivas al efecto utilizadas. En la Tercera Parte de estas
ediciones, prometió D. Martín enmendarlos; pero pensando quizás, que el lector las
corregiría sin esfuerzo, casi en su totalidad, apenas si lo efectuó con escasos, según por de
pronto lo comprueba el siguiente, al azar, entre los innumerables elegido.
Viciana hubo de conocer, sin duda, el nombre del pueblo de Ahín (Ayn, en sus días,
conforme lo escribió el Justicia a continuación mencionado), y apun-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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del cronista, a pesar de las encubiertas suposiciones en contra que, tenidas,
de ordinario, en concepto de verídicas, no deben ni podrán sostenerse ya en
lo sucesivo. Porque es del caso tener presente, y dejar desde ahora bien
consignado, que entre los escritores contemporáneos, algunos—por lo
regular, los más benévolos y hasta entusiastas fervorosos suyos—, de buena
fe; a causa de insuficiencia de datos a Veces, y de tiempo para sus trabajos,
en ocasiones, admiten, o apuntan en inesperadas circunstancias, conceptos
inexactos u obscuros, que, restándole respetabilidad, a nuestro juicio,
contradicen o debilitan, de súbito, la habitual y sentida admiración a su
persona.
Quién, considerándole inmoderadamente vanidoso, asegura, sin reserva, que
nunca omite en sus libros dato capital, ni aun secundario, capaz de redundar
en pro de su elevación o enaltecimiento, siendo así, que autor del Segundo
Libro de la Crónica, donde con minuciosos detalles historia gran parte de la
numerosa nobleza Valenciana de todas clases y condiciones, no destina una
línea siquiera del tomo a la adquirida con tanta gallardía por sus respetables
y excelsos antepasados (1) .
Quién, interpretando de torcida manera un conocido acuerdo del Consejo de
Nules, estímalo necesitado hasta e! extremo de suponerle solicitando de la
expresada Corporación socorros en los precisos momentos que, por extraña
coincidencia, adquiría, a título oneroso, magníficos edificios en una de las
espaciosas calles de la
. tarlo, a menudo, en la forma usual antedicha. Sito en la lugartenencia o gobierno de la
Plana; a relativa corta distancia de su pequeña patria, enclavado en la Sierra de Espadan, y
en las proximidades del sitio en que, en definitiva, fueron vencidos los Moriscos por las
fuerzas enviadas a combatirlos, en él debió entrar el cronista, así que lo realizaron las
mismas (a las cuales iba agregado desde el principal período de la campaña), y verlo allí
escrito en comunicaciones, y oirlo, con repetición; del propio modo que lo escribió, vio y
oyó por necesidad, el Justicia Criminal de Valencia D. Francisco Benedito—testigo, como
Viciana, de los hechos—por lo deducido luego de su interesante «Libro de Memorias».
Pues bien: al insertarse en distintos parajes de la Crónica el precitado nombre, Ayn,
transfórmanlo los impresores de la obra, en los cuatro diversos que siguen: «Vilahalin»
(Segunda Parte, página 76), «Villaha-lit» (Idem, página 125), «Hayn» (Tercera Parte,
página 90), y «Villa elin» (Idem, página 521).
(1) . Sin embargo de lo que sé dirá a propósito de esta materia en el siguiente estudio,
tratando del carácter de Viciana, recuérdese cuanto se expuso sobre el particular en el
primero de los dos anteriores
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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villa, ensanchándolos y mejorándolos, en seguida, o, reducido tiempo
después.
Quién, proponiéndose averiguar el seguro motivo de su permanencia en
Burriana, sin embargo de hallarse en posesión de diferentes bienes, y de los
importantes cargos desempeñados por los de su familia, acude «al procés»,
que, a instancia de su primo D. Cosme Viciana, se le seguía con motivo de
la rendición de ciertas cuentas (en el cual ya había intervenido el Justicia
Civil valenciano) y se tramitaba entonces (1545), en la también valentina
Audiencia; dando pie, con esta obscura o insuficiente explicación
(ocasionada, al parecer, conforme suponíamos, por la premura o cortedad de
tiempo dentro del que hubo de redactarse el estudio donde se consigna), y
con la no aclaración del significado de la palabra «procés», en particular,
para individuos exclusivamente conocedores de la forma restringida, en lo
moderno, por lo común, aplicada; dando pie, repetimos, a la errónea
sospecha de que, acaso, se envolviese en el asunto algo alusivo a procedimientos criminales dimanantes de lo actuado o expuesto ante el Justicia, o
de cualquier otro motivo, y en ningún modo de una Vulgar u ordinaria
cuestión de puro orden civil, como, con certeza, se trataba, entre los dos
descendientes distinguidos del primer D. Martín de Viciana.
Justo es, pues, en su consecuencia, que existiendo en los libros de nuestro
burrianense historiador, y también fuera de ellos, elementos bastantes en
número y categoría para desvirtuar éstas y parecidas inexactitudes,
contribuyamos con firmeza a desvane cerlas, previo su amplio y detenido
examen (1), en posteriores y análogos trabajos; limitándonos, con respecto
al presente, a lo ya en el comienzo manifestado; es a saber: que en sus
páginas se abarcarán las noticias relativas al intervalo consabido, bien sean
desde antes de ahora conocidas, bien resulten en su totalidad o en alguna
parte nuevas, con la aclaración o rectificación que proceda dé las primeras,
caso de que, por ventura, lo exigieren los originales datos inclusos en las
segundas.
Con lo cual terminamos ésta, quizás demasiado larga, pero indispensable
Advertencia, aun cuando añadiendo, que en defecto de una edición de las
dos obras de Viciana, completa, numerosa,
(1) Si no lo estuvieran todavía, o lo estuviesen en incompleta porción.
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económica y expurgada de cuantas equivocaciones alteran y afean las actuales, y
muy en especial las de la Crónica, tantas veces como en nuestros distintos
estudios se aluda a cualquiera de los susodichos libros, habrán de entenderse
referidas las citas a las impresiones de 1881 (editada por la Sociedad Valenciana
de Bibliófilos), 1882 (Idem), 1566 (imprenta de Pablo Cortey), 1877 (Idem de
Francisco Aguilar), respective, según que se trate de la Segunda, Tercera, Cuarta
Parte de la Crónica de Valencia, o de Valencia y de su Reino, y Libro de
alabanzas de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina, Castellana y Valenciana.
EL AUTOR.
I
Una de las personalidades más preeminentes de la familia de los Viciana, así por
sus singulares aptitudes, talentos, incansable perseverancia en el trabajo y
extraordinaria firmeza de su carácter, como por la novedad y mérito de sus
conocidas y alabadas publicaciones, fue D. Rafael Martín de aquel apellido,
historiador insigne, sabio apologista de la lengua valenciana y gloria de la región y
ex-villa en donde hubo de ver la luz primera(1).
Acaeció el anterior último suceso, conforme aseveran Ximeno en su obra
«Escritores del Reyno de Valencia»(2), y el propio don Martín, o quien lo
apuntase, sin su protesta, en los frontis de la Tercera Parte de su Crónica, en la
antigua e histórica ex-villa de
(1) Recuérdese la inscripción de su lápida conmemorativa, copiada al comienzo de este
libro. Se le designa, a menudo —y él también lo efectúa, en ocasiones—, omitiendo el
nombre de Rafael; y es el tercero de los cuatro «Martín de Viciana» que por ahora se
conocen. Los señores Cebrián y Cacho en su inédita obra < Hijos ilustres de la Provincia
de Castellón», copian la partida bautismal del postrero de los de dicha suerte llamados;
vacilando, al comentarla, si ha de ser tenido por hijo o nieto de D, Mateo de Viciana. En
otro posterior estudio, por completo dedicado a éste, nos ocuparemos del curioso asunto;
resolviendo la duda, mediante prueba documental clarísima y de absoluta garantía.
(2) Tomo 1, pág. 166.
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Burriana(1), y en año que, con seguridad, corresponde al segundode los
del siglo XVI, si hemos de dar crédito a cuanto se consignaen las
inscripciones colocadas sobre y debajo de la imperfectaefigie suya, que obra
incluida en los comienzos de la Cuarta Partede su mismo libro(2).
Por desgracia para el deseado logro de nuestros buenos pro* pósitos, nos
es imposible, en absoluto, completar el segundo de los dos aludidos
extremos en la porción de data relativa al día y mes en que naciera,
utilizando para este fin la partida de su bautismo, por motivo de que, la
inicial de las inscritas en los libros Sacramentales de la Parroquia, se
remonta, únicamente, como dijimos, y es fácil de comprobar, al 28 de Enero
de 1569; en cuya fecha,
(1) Dícese, en el primero de los dos aludidos frontis: «Libro tercero de la Chronyca de la
ínclita y coronada ciudad de Valencia y d' su reyno: copílada por Martín de Vicyana
natural d' la villa de Buriana del mismo reyno | dedicado al muy esclarescído y
Reueredísímo señor do Fernando d Aragón dígníssímo Arzobispo d' Çaragosa su señor»
(pág. 1).
Léese, en el segundo: «Libro tercero de la Chronyca de la ínclita y coronada ciudad de
Valencia y de su reyno: copílada por Martín de Vicyana natural d' la villa d' Buriana d' I
mismo reyno dedicado al muy illustre do Gíner Rabaca de Perillos señor d' I castillo de
Madrona y Varonía de Dos aguas». (Pag. 15).
Nada se manifiesta, con relación a esta circunstancia, en los documentos parroquiales
examinados; pero, a pesar de ello, y todavía descontando los tres justificantes que se
aducen en el texto, los apellidos paterno y materno del cronista, la instalación de los
Viciana en la ex-villa, a seguido de la conquista del reino, sus casi seguros heredamientos,
el cariño manifiesto y comprobado de la familia a la población, y su constante permanencia
en ella, serían causas más que suficientes para considerar a D. Martín—y a cualquier otro
de idéntico apellido—, oriundo y muerto en Burriana, salvo prueba, o racionales y
fundadísimos motivos, en contrario, según a su tiempo se manifestó en el trabajo a que se
refiere una de las anteriores notas.
(2) En la primera plana, y mitad inferior de la segunda hoja.
Encima del retrato se «scribe: «Auctorís effigies Anno domini. 1565». (Efigie del autor
en el año 1565 del señor); y bajo: «Etatisq; auctoris Anno. 6.3. ». (Y edad del autor 63
añosl. Luego si el retrato se efectuó en 1565; y si en igual año contaba Viciana 63 de su
edad, deduciendo el postrer número del que le antecede inmediato, restan para año exacto
de su nacimiento, el de 1502, o sea, el segundo del siglo XVI.
La figura hállase invertida de manera tal, que mirándola de frente, su parte derecha aparece
izquierda, y la izquierda, derecha. Es, por lo tanto, necesario para corregir el grave defecto,
volver, si el papel se presta, la hoja que la contiene, y observarla entonces a la tras luz.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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atendiendo a lo expuesto en el indicado retrato suyo, frisaría ya nuestro
insigne D. Martín, en los sesenta y siete años de su edad(1).
Pero si no se encuentra en tomo o documento suelto del Ar chivo, acta o
anotación semejante, ni otra, a la propia, más o menos parecida, capaz de
subsanar en términos que basten la falta o deficiencia observada, contiénese,
en cambio, en uno de aquellos tomos, cierta escritura e importante ítem
aclarativo, o de la misma complementario, en donde figuran insertos el
nombre y apellidos de su madre, hasta el presente ignorados o sin insertar en
sus obras por los escritores que de su vida y hechos se ocuparon.
Entre los diversos libros parroquiales, en efecto, de verdadera y superior
trascendencia, merecen muy principalísima mención dos, titulados: el
antiguo, «Cabreu del Clero, o de Cluá»; y él, con respecto a éste moderno,
«Apuntament de Les Justificasións de Les rentes de la Parroquial Iglesia de
Burriana»(2). De dimensiones reducidas, el antiguo, escrito en idioma
Valenciano con sorprendente claridad, e intervenido por D. Melchor Cluá,
notario de Castellón de la Plana, comprende numerosas escrituras que en
1565 se otorgaron por distintas personas en reconocimiento de censos a
favor del Clero de la Villa; el posterior, anónimo, de descomunales
proporciones (se numeran, en él, 5.328 páginas), redactado, también, en
sencillo lenguaje regional, y de lectura fácil e inteligible contenido, ocúpase,
a la par que de eclesiásticos beneficios, aniversarios e idénticos asuntos
religiosos, de la descripción e historia de los bienes inmuebles locales
sujetos a los citados gravámenes hasta la primera mitad del siglo XVIII;
abarcando, en resumen, sobre cada una de tamañas materias, cuanto, con
detalles, se apunta en los múltiples volúmenes de que con frecuencia se ha
hecho, o se hará mención en estos trabajos.
El primero de ambos referidos libros, es decir, el del concienzudo y pulcro
fedatario castellonense D. Melchor Cluá, a más de los documentos por él
autorizados, lleva a su final agregadas copias de dos notables y públicas
escrituras, ajenas, en absoluto, a su intervención en calidad de notario, de las
cuales: una—la úl-
(1) No obstante lo que se consigna acerca del día y mes de su nacimiento, llamamos la
atención sobre el hecho singular de celebrarse en 24 de Octubre las fiestas de los Santos
Rafael y Martín, nombres de pila, ambos, del historiador
(2) Se les menciona en los anteriores estudios
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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tima—, otorgada en Burriana, por el cronista y su primera consorte en 13
de Abril de 1551, recibida por D. Martín, y escrita en lengua latina: toda
ella, de su puño y letra, trata de la renta o cesiones de censos que ambos
esposos efectuaron al Clero de la Parroquia en pago de determinada cantidad
que le adeudaban.
Procedía el débito, cuyo verdadero importe era de escasísima
significación—diez libras Valencianas cabales -, en modo alguno de
comunes o usuales contratos de préstamo, sino del Valor de un perpetuo
aniversario en sufragio del alma de la madre de Vicia-na, fundado, ora por
ésta, en acto de postrera voluntad, ora por su hijo, en acto o contrato
intervivos.
En el documento donde aparecen tales pormenores, y otros de menos
consideración omitidos, no se habla exclusivamente, cual habrá de
presumirse, de la anterior indicada señora, en la forma Vaga e imprecisa
advertida en el inmediato párrafo escrito; si que, aclarando y comentando
mucho más los términos del contrato, tan pronto como en él se explica el
origen de la deuda, causa del transpaso de los enunciados derechos reales, y
se menciona la institución de índole religiosa antedicha, con las relaciones
de parentesco entre el historiador y la difunta señora de referencia,
desígnase asimismo a ésta, con sus Verdaderos nombre y primer apellido,
diciendo: .......paula Vicet (vicent) quondam (1) matris dictij rafaelis
martinij de Viciana..... * (Paula Vicent, difunta madre de dicho Rafael
Martín de Viciana).
Resúltanos, en su consecuencia, con la sucinta cuanto verídica exposición
efectuada del contenido de la escritura, de clara y perfecta manera
averiguados, y nada menos que mediante el propio y directo testimonio del
hijo, el nombre y uno de los apellidos de su, hasta el momento, olvidada
madre; y aun cuando en lo escrito de los tomos, cuadernos y papeles del
Archivo, sólo se emplea, de ordinario para señalar y distinguir a las diversas
personas de quienes se ocupan, el primero de los dos apellidos paternos, por
rara casualidad, añádese, en el caso de ahora (2), a continuación del
(1) En signo, esta palabra, o sea, representada por una q con la vocal o hacia la derecha y
algo elevada; unidas ambas letras, por cierto trazo que, partiendo del extremo inferior del
palo de la consonante, se dirige y alcanza la o, tocando, antes, en la mitad de dicho trazo.
Como el adverbio latino quondam significa que fue, que existió, traducimos la abreviatura
por el adjetivo difunto o difunta.
(2) Y en algunos otros alusivos a la familia de los Viciana, sobre todo.
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que se indica, el primero, también, de su madre, en el asiento o ítem incluso
en la página 1.457 del importante y voluminoso libro del Apuntament.
En esta reducida, aunque para nuestro objeto bastante anotación del tomo, en
muy buen estado conservada (como la inmensa mayoría de las muchas en él
comprendidas), y resumen o extracto sustancial, según se lleva expuesto, del
documento escriturario de 1551, apúntase, al historiar con detalles los censos
y las diferentes urbanas fincas, a ellos, de directa forma afectos, que la
cesión origen del contrato se realizó «en pago de aquelles 10 lliu-res que dits
conchuges (el cronista y su esposa) deuien al dit clero p (per) L. (Lo) A.ri
(Aniuersari) celebrador al altre día de S.ta Anna p (per) A. (Anima) de na
Paula Visent y de S.u Marti mare del dit Rafel Marti de Viciana not
(notari)»... (1) Con cuyas explícitas y
(1) A pesar de que las partículas «y, de», precediendo al segundo apellido, en apariencias,
de una mujer casada, aluden, de ordinario (luego se amplia el propio extremo), mejor que
al suyo, al primero de su esposo; conociéndose, con respecto a la madre del cronista, quién
fuera su consorte, y cuál su apellido paterno, parécenos más acertado conceptuar los dos
Vocablos «S.u Marti» del texto, de apellido materno de D.a Paula, con tanto mayor
fundamento que, de haberse propuesto, su autor, aplicarlos a un segundo esposo de ella,
después de lo transcrito, hubiese agregado la aclaración, entonces, de costumbre.
A las mujeres casadas, en verdad, que habiendo perdido a sus maridos, conservábanse
en estado de Viudez, se las solía distinguir, al designárselas por escrito; ya, añadiendo a su
nombre y apellido paterno, o al apellido únicamente, las voces viuda o Viuda relicta; ya,
escribiendo antes de la primera de las dos últimas, el apellido de su difunto esposo
precedido de las partículas «y, de» (Cluá emplea en ocasiones, en lugar de la «y», la «e»);
ora agregando, a esto, el calificativo «relicta» y el nombre y apellido paterno del finado;
ejemplos: «María Manrica V.a (Primer libro de Sacramentos, Memoria de los confesados y
comulgados en 1581, fol. 131 V.to); «Viuda na tarragona» (Idem, fol. 8 v.to); «Angela
Benedicto viuda relicta» (Idem, fol. 44); «Gracia Vicent y de Garí Viuda» (Idem, fol. 136);
«Catalina montellara e de Calbo Viuda relicta de francés Calbo» (Cabreo de Cluá, fol. XI).
Cuando encontrándose en estado de viudez, una señora, contraía segundo matrimonio,
se la daba a conocer—durante la Vida de su nuevo marido—, haciendo constar el nombre y
apellido de ambos, y cuál era, por lo menos, el apellido paterno del difunto; verbigracia:
«Magdalena Mata y de Llopis en pri-meres nupties y al pnt (present) ab Miquel Gumbau».
(Escritura de 7 de Febrero de 1632, inserta en el protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve
de dicho año.)
Y si, por Ventura, después de celebrar la mujer viuda su segundo matrimonio
quedábase de nuevo en idéntica situación a la que antes tenía, se mencionaban, al citársela,
ambos enlaces y los nombres y defunciones de los dos
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terminantes palabras, a la par de confirmarse, por completo, la porción
principal de la escritura, y la veracidad y exactitud de lo que escribíamos
acerca de la causa única de su otorgamiento, justifícase lo que en el
preinserto párrafo se manifestaba con relación al nombre y segundo de los
dos apellidos correspondientes a la repetida madre de nuestro biografiado D.
Martín,
Y nada de nuevo e interesante se consigna—aparte lo que se acaba de
manifestar—, en el gran libro del Apuntament, ni en el resto de la
documentación parroquial reconocida, por lo que atañer pueda al sitio del
nacimiento y muerte de D.a Paula Vicent y a los hechos y actos con su Vida
relacionados. Pero aunque asi, con certeza, ocurra, y no nos resulte factible,
por lo tanto, aducir, con respecto a ella, otras noticias concretas y de
naturaleza, en absoluto, indubitable, cabe sin embargo, considerársela, con
muchas y fundadas probabilidades, originaria de Burriana y señora de
seguro arraigo y valimiento; desde el instante que, los apellidos Vicent y
S.11 Martí, algo usuales en aquella época, llevábanlos, en la localidad,
individuos de la mayor ilustración y significado(1).
Todavía, para complemento y término de lo, con anterioridad, expuesto,
cabe ahora, se añada que el padre del historiador y marido de D.a Paula
Vicent y de S." Martí, llamábase, también, como, por lo regular no se
ignora, D, Martín; era el segundo de los cuatro individuos de la familia,
designados con igual nombre de pila; y se le distinguía, casi siempre, con el
característico aditamento de Comendador de Burriana.
Que aquél, en realidad fuera, el indudable parentesco existente entre los
dos ilustres personajes varones, acredítase, en defecto de partida bautismal,
con la afirmación categórica de nuestro repetido biografiado, cuando, al
hablar en la Crónica de Valencia y su Reino, del primer D. Martín de
Viciana, su abuelo, dice, textualmente copiado:
- esposos; ejemplo: «Ana Viciana y de martí viuda relicta en primeres nupcies den antoni
sent joan /e/ en segones den sebastia Marti» (Cabreo de Cluá, fol. XXXX).
(1) Menciónanse dos, en páginas posteriores.
La Villa, aunque, a la sazón, pequeña, quedó luego de su conquista, repoblada con personal
muy selecto. Viciana, dícenos en la pág. 325 de la Tercera Parte de la Crónica, que lo
constituyeron,., «mil vecinos en los quales hauia muchos caualleros, artistas, y officiales
manuales, y labradores todos bien heredados...».
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«E porque el rey tenia por criados en su palacio y en la guerra dos hijos del dicho
don Martin de Vicyana: el uno llamado don Rampston que le seruia de la copa a la
mesa. A este le hizo merced e confirmo el officio de gouernador que tenia su padre.
El segundo hijo se nombraua don Martin de Vicyana que le seruia de paje. Al qual el
rey hizo merced del habito de Calatraua juntamente con la encomienda de Burriana.
Y porque soy hijo e factura de don Martin el segundo e euisto los priuilegios de las
mercedes ante dichas lo scriuo» (1).
II
Ninguna noticia segura se conserva de cuanto relacionarse pueda con la
educación procurada al historiador en los años que precedieron a su adolescencia;
pero cabe suponer, tomando en cuenta los sentimientos religiosos y cultura de su
padre y abuelo paterno, su ilustre prosapia (2)y lo no hace mucho advertido a
propósito de su familia materna, que tanto su inteligencia como su voluntad debieron
ser cultivadas por sus inmediatos ascendientes, solos, o auxiliados de otras personas,
con cuidadoso esmero y solicitud.
Su padre, además, el segundo D. Martín (al igual que el primero, su
eminentísimo abuelo paterno, y varios de los Viciana
(1) Tercera Parte, pág. 201. En la pág. 5 de la misma Parte, vuelve a repetir: «...Pues soy
factura e hijo de don Martin dé Vícyana...> (alude al segundo de este nombre, o sea, al
asesinado en la Iglesia de Alcañiz)
(2) En la información promovida por su hijo D Mateo con el objeto de conseguir el
reconocimiento de su nobleza, se declara al mismo comprendido entre los Generosos
(nobles procedentes de limpia y antigua estirpe militar) por resultar biznieto del primer D.
Martín de Viciana; a quien se la concedió el rey Don Juan II de Aragón en privilegio dado
en Calatayud a 28 de Septiembre de 1461, confirmado por el monarca Don Carlos I de
España en Monzón a 15 de idéntico mes de 1542 Con tales datos se complementa lo que,
acerca de la materia, se manifestó, en el primer estudio de la serie.
Constituyen las armas de la familia, dos serpientes enroscadas con la inscripción: «Estote
prudentes sicut serpentes». Infiérese, ello, de su dibujo, obrante en la Cuarta Parte de la
Crónica, y mitad inferior del anverso de su postrera hoja
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de aquella asaz apartada época), prestó servicios al Estado en importantes y delicados cargos civiles y militares, y tan singular circunstancia,
junto con la extraordinaria ilustración de su próximo predecesor, el aludido
primer D. Martín, y el contexto del párrafo y nota que subsiguen,
autorízanos a creer poseyese, entre libros de naturaleza distinta, selectas
obras históricas, adquiridas, ya por sí, ya por herencia de su antedicho
ascendiente, y utilizadas, a la Vez que para enseñanza suya, en su Vida
político-militar, para la educación, no menos, de su distinguido hijo, el
cronista.
Ello es, que singulares facilidades hubo de tener el tercer don Martín, en
lo relativo al estudio y obtención de tamaña clase de conocimientos, cuando
desde su más tierna edad despertósele y mostró marcada y decidida afición
a provechosas lecturas de índole semejante; complaciéndole, muy sobre
manera, las narraciones contenidas en las múltiples historias de los
esforzados, y siempre vencedores reyes de Aragón(1); y esta especial
circunstancia, unida a la precocidad de su privilegiado ingenio, motivaron, a
la par que la vaga concepción(2), el comienzo, apenas cumplidos sus quince
años de aquella hoy incompleta, pero todavía digna de estudio obra suya,
titulada Crónica de Valencia, o de Valencia y de su Reyrio, en cuatro
extensas Partes o Libros dividida(3).
(1) En la dedicatoria a D. Fernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza (página 5 de
la Tercera Parte de su Crónica), escribe: «Desde el tiempo de mi tierna edad Illustrissimo
señor tuve affición a la lición de la dulce hystoria, y especialmente a la que trata de las
vidas y heroycos hechos de los invencibles reyes del bien afortunado Aragón...»; y en el
«Prologo del Auctor de la Chro-nyca...» (pág. 7 y 21 de la misma Parte): «Desde mi
infancia naturaleza me conuido a leer y entender en libros de aprovados scriptores, e vine
por ello a aficionarme a la hystoria...».
(2) A lo copiado en la nota precedente de la pág. 5, añade: :<De los quales acorde
copilar un breve compendio...»; y a lo transcrito de la 7 y 21... «de la qual propuse tratar y
hazer otra, con la cual pudiesse a todos aprovechar por la gracia que le cabe entre las
escripturas, que siempre es la mas preciada y alabada de los sabios y grandes hombres».
(3) En el fol. 224 de la Cuarta Parte, se lee: «Epilogo de toda la Crónica y espedicion
del auctor: Para referir las deuidas gracias a nuestro Señor Dios, que me ha conseruado, y
prorrogado los días de mi vida, con que llegasse al fin y cabo de la copilacion de la
Crónica de Valencia, que a . X VII. de Setiembre Año del Nascimiento d nuestro Saluador
Jesu Christo de . M, D . XVII. propuse continuar hasta en este dia de .XVI. d Março . M . D
. LXVI. que se pone el finiquito de mi deuda. .».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
106
La importancia y trascendencia de tan inapreciable trabajo histórico,
empero: el cúmulo de antecedentes, cuya adquisición le fue indispensable
para llevarlo a cumplido término; las dificultades de la magna empresa a
causa de la falta de obras similares en el tiempo que la compusiera, y la
juventud del historiador, al emprenderla, han despertado dudas y
desconfianzas, a primera Vista, algo fundadas, en lo concerniente a la
postrera indicación expuesta, hasta ei punto de que, un ilustrado escritor
contemporáneo(1), pregunte, si acaso no podría faltar una X en la cifra
MDXVII empleada por el autor para darnos a conocer el año de su
Verdadero principio.
Hay que desechar, sin embargo, ésta y cualesquiera otras parecidas
Vacilaciones, sobre la realidad del manifestado punto, y admitir, con plena
confianza, el número de años atribuidos a Vi-ciana al comenzar sus
históricos y regionales estudios; toda Vez que, en Parte o Libro distinto, de
donde se desprende el consabido extraordinario detalle, Vuelve de nuevo a
ocuparse de él suministrándonos, de pasada, datos indirectos, pero que
bastan para la fácil y decisiva resolución de la duda.
La extensa y notable Crónica de Valencia y de su Reino, efectivamente,
inicióse, conforme a lo antes transcrito, en 17 de Septiembre de 1517, y se le
dio real y definitivo término en 16 de Marzo de 1566; habiéndose efectuado,
por lo tanto, su laborioso estudio y composición, con muy escasa diferencia,
dentro del período de cuarenta y ocho años y medio.
Si, pues, la Cuarta y última Parte de la obra, finalizó, cual se acaba de
indicar, en 1566; si, la primera edición de la Segunda Parte, hubo de
imprimirse, como se consigna en el frontis o portada del Libro, en 1564; es
decir: dos años antes del en que se terminara el postrero de los volúmenes, el
cronista, hasta el año de la impresión o publicación de dicha Segunda Parte,
llevaría invertidos, con exactitud matemática, más de cuarenta y seis años
del intervalo de los cuarenta y ocho y medio, dentro del cual se compuso el
completo de su repetida histórica obra.
Y, en Verdad, esta, a nuestro sentir, racional e inatacable consecuencia,
confírmala, en absoluto, el mismo D. Rafael Martín, utilizando, para tal
objeto, no números romanos, cual los consig-
(1) Juan Rodríguez Condesa, «Rafél Martí de Viciana». (Estudi bio-biblio-gráfich), pág.
14.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
107
nados en la conocida y precitada nota, sino claras y terminantes palabras
escritas; así que, habiéndonos de lo excesivo de sus penosos esfuerzos y de
lo duradero de sus investigaciones históricas, advierte, al concluir el
«Prologo del Autor al Lector», inserto en las páginas 9, 10 y 11, de la
mencionada Segunda Parte: «Y aunque la fatiga y el trabajo hayan sido
grandes assi en el cuerpo como en el spiritu, y con discurso de mas de
quarenta seys años...» (1) .
(1) La forma desusada y despectiva que con motivo del tiempo empleado por el cronista
en el estudio y composición de su obra, y de su importancia y mérito, emplea uno; uno tan
sólo que sepamos, de nuestros modernos escritores regnícolas, D. Juan Bautista Perales,
continuador de las Décadas históricas de la citada ciudad, por D. Gaspar Escolano,
muévenos a escribir la actual extensa, pero, en nuestro concepto, indispensable nota, en
aclaración del primero de los dos mencionados extremos, sin perjuicio de analizar con la
debida amplitud, el segundo, luego que llegue el instante oportuno para ello.
Dice el referido escritor Valenciano (englobando, ahora, sus temerarias apreciaciones),
en el prólogo «A nuestros lectores», inserto en el Tomo o Tercera Parte de la obra de
Escolano continuada, págs. 7 y 706, que se resiste a creer iniciara D. Martín los trabajos de
su Crónica (cuéntanlo, dice, sus biógrafos), en 27 de Diciembre de 1517; esto es, a los
quince años de su edad —cuando le era imposible haber leído otros libros que los
designados en los cursos académicos—y la acabase en 16 de Marzo de 1566, o sea,
después de transcurridos cuarenta y ocho y medio, próximamente; no obstante de utilizar, a
seguida, dicho largo período, interpretándolo a su antojo, para, con acritud fustigarle,
porque, habiéndole sido factible componer, durante él, un trabajo sin duda, monumental,
apenas si en parte determinada del efectuado, cabía encontrar punto alguno luminoso o de
Verdadero interés para la historia de la región. Indícanos, de análogo modo, que las obras
de semejante naturaleza habrán de ser tanto más aceptables, curiosas y meritorias, cuanto
mayor número de pormenores desconocidos contengan; si bien deben omitirse en ellas, los
de importancia secundaria, que, siendo estériles para la atracción exigible en tamaña clase
de libros, absorberían un tiempo precioso en perjuicio del autor y sus habituales lectores.
Añadiendo, luego de tales aseveraciones, con refinada ironía, y aplicando lo que expone al
burrianense e ilustre historiador: «Así envidiamos a Martín de Viciana, nuestro antiguo
cronista, cuando le vemos invertir cuarenta y ocho años y medio para ordenar la Historia
de Valencia, de cuya obra no pueden sacarse grandes lecciones». Completa el anterior
singular juicio —y con ello damos remate a su ya excesivo extracto—, el dato concerniente
a la gran impresión de sorpresa notada en D. Juan Bautista Perales, al calificar, el
concienzudo Ximeno, de famosa la Crónica, y reconocerle un mérito que, según el criterio
de nuestro desdeñoso censor, pocos le conceden.
Y preguntamos, a continuación del injustificado e inexplicable desahogo:
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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Los escepcionales talentos y aptitudes de nuestro insigne biografiado y su
elevada y reconocida alcurnia, hubieron de mover
. ¿Es creíble, que quién haya leído con detenimiento, quién haya examinado, a conciencia,
el libro de D. Martín de Viciaría, se atreva, con serena tranquilidad, a emitir tan dura y
desfavorable opinión sobre él? ¿Es creíble, que don Juan Bautista Perales, escritor culto y,
de ordinario, correcto y ecuánime, desentendiéndose de la sencillez, verdad, carácter
original, valía del Segundo y Cuarto Libro, y restantes condiciones estimables de la
Crónica, se dejara dominar, al exponer su criterio, por raro y exagerado apasionamiento,
hasta el extremo de encontrarla toda, o casi toda, defectuosa, y lo que es aún mucho peor,
de despertarle dudas, y haber reducido a términos inexactos o incompletos lo que, en
realidad, manifestó Viciana tocante a su principio, fin y duración?
Dejando para su apropiado lugar—repetimos—lo que asevera Perales sobre el mérito y
defectos de la obra, y reduciendo, al presente, nuestra impugnación a sus especiales
indicaciones con referencia al tiempo, he aquí lo que estimamos de necesidad abarque su
contenido sustancial.
El continuador de las Décadas históricas de Gaspar Escolano, descontando, en
absoluto, los precoces talentos y facultades del cronista, resístese, en primer término, a
admitir, que éste pensase formalmente en la composición de obra de tanta importancia a
los quince años, y cuando, por necesitar el tiempo para los estudios de su carrera literaria,
no le era posible haber leído todavía libros diversos, de los señalados de texto en sus cursos
académicos; siendo así, que nuestro serio y sincero D. Martín, además de asegurarnos de
directa e indirecta manera, en la Cuarta y Segunda Parte, respective (llévase ya advertido),
lo contrario de lo dudado o negado por Perales, alusivo a la mentada edad y data, nos
confiesa en la Tercera, y en dos ocasiones distintas, con motivo de lo que iba estudiando e
intentaba hacer, su apasionada afición, ya desde los años de su infancia, a la lectura de
historias, en particular, de carácter regional, y sus irrevocables propósitos de escribir una
de las de parecida circunscrita clase.
El propio crítico escritor regnícola preocupado en su poco, hasta ahora discutido tema, e
insistiendo con tenaz porfía en no reconocer talentos y facultades excepcionales al indicado
historiador burrianense, acaba por asegurar, al fin, sin dudas ni vacilaciones, haber sido sus
biógrafos (y en su vista, de ningún modo Viciana), quienes refirieron o participaron las
fechas relacionadas con el comienzo y conclusión de la Crónica; a pesar de resultar notorio
y desprenderse de lo arriba, en el texto apuntado, que lejos de inventarlas o suponerlas, sus
biógrafos, los tomaron éstos, en realidad, de la Cuarta y terminal parte de la obra.
Partiendo, por último, el contemporáneo y apasionado autor valenciano, de que los
cuarenta y ocho años y medio, comprendidos entre el principio y acabamiento de la
Crónica, representan la porción o número exacto, invertido en escribirla, reconviene a
nuestro antiguo y respetable cronista, porque habiéndole sido factible componer durante el
intervalo precedente, un trabajo por necesidad monumental, resulta inútil buscar ahora en
el realizado, grandes y meritorias lecciones, ni siquiera punto alguno luminoso de
verdadero interés
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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a sus celosos y Vigilantes padres en el sentido de adelantar la traslación del
cronista a la Ciudad Valentina, al efecto de que, allí completase sus
primeras y útiles enseñanzas con la ayuda de ex-
. para la historia del Reino que estudia. Aparte lo atrevido, absurdo y arbitrario de la
precitada conclusión, cuya injusticia e ineficacia resultarán, por completo, demostradas en
posterior y parecido estudio, limitémonos, en los actuales instantes, a determinar cuántos
fueron en realidad los anos, o si no, cuál fue el período aproximado que D. Martín dedicara
a la composición de la Crónica de Valencia y su Reino. ¿Constituiría su número, los
cuarenta y ocho y medio supuestos por D. Juan Bautista Perales y como él por varios
escritores de la región, que sin malicias ni inculpaciones para el cronista se han ocupado,
con escaso detenimiento, de tan poco discutido asunto? No, seguramente. Las palabras de
Viciana, en nota copiadas, respectivas a la iniciación y completo término de su libro, mejor
que indicar los años empleados en componerlo en idioma castellano, determinan los límites
de un período mucho más largo, dentro del que se han de comprender, entre otros
particulares, la obra redactada en valenciano y su traducción a la lengua nacional. Basta
para convencerse de éste, en apariencia caprichoso enunciado, traer a cuento, en seguida, la
manifestación del cronista en su Epístola del Autor, dedicando el Libro de alabanzas de las
Lenguas al Senado de Valencia: manifestación, según la que, representó para él tanto
trabajo; o sea: tanto tiempo traducir sus obras al habla española, cuanto redactar las
primitivas, en idioma de la región. Ahora bien: si por lo que se desprende del contenido de
la anterior extractada cita, los cuatro tomos que constituyen la obra histórica de Viciana, se
escribieron, primero en Valenciano, y después en castellano, empleando en la una y la otra
forma, igual o similar espacio de tiempo, es a todas luces ineludible para que no resulte
consecuencia natural, el absurdo de haberse compuesto, ambas, en dos veces cuarenta y
ocho años y medio, que en la propia cantidad, sencilla, y no doble, se llevara a cabo, tanto
la redactada en idioma de Valencia, como la escrita en lenguaje español. Luego de proponernos investigar con suficiente aproximación, la parte del expresado tiempo completo,
asignable a la primitiva de ambas composiciones regionales, deberíamos reducir, por de
pronto, los cuarenta y ocho años y seis meses, a la mitad de unos y otros; o sea: a veinte y
cuatro de los primeros y tres de los últimos. Y supuesto que el autor de la Crónica dedicó
diferentes años, en Valencia, al estudio de su profesión de Notario, durante los cuales,
salvo la época de vacaciones, atendería de manera exclusiva al objeto, motivo de su
traslado a la ciudad, es lógico y justo se descontara, también, del preinserto número, el que
equivaliese a la duración precisa o probable de sus adquiridas enseñanzas. Lo mismo
cabría suponer, y efectuar, recordando la guerra de las Gemanias, en cuyo ruidoso
acontecimiento anduvo, cual sabemos, metido; la insurrección de los Moriscos de Espadan,
que con temerario valor, combatiera; su Libro de Nobleza-e Hidalguía, Armas y Blasones,
escrito y publicado, con seguridad, antes de acabarse la Crónica (léase la página 122 de la
Parte Segunda), y sobre todo, el ejercicio de su notarial carrera, utilizado por la
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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pertos e inteligentes profesores; y una vez llevada a cabo la idea, e instalado,
Viciana en la capital del antiguo reino de Valencia(1), es lógico emprendiera
sin tardanza, sus nuevos y académicos estudios, principiando y
prosiguiendo, durante dilatados años, sin
. inmensa mayoría de sus conciudadanos y seguido con admirable constancia, desde el
tiempo de sus veinte y tres años hasta sus sesenta y cinco por lo menos.
D. Martín, ciertamente, en consecuencia con la última y acreditable singularidad, y con lo
que se habrá de exponer en páginas poco lejanas, mostró, en el largo período de sus
profesionales trabajos—y antes, de igual manera —decidida vocación al Notariado; y su
continua y dilatada práctica, sirvióle, así que de contento a su espíritu y de poderoso
lenitivo en sus inmerecidos disgustos y contrariedades, de abundante manantial de
lucrativos rendimientos (intervenía—y de ello se tratará en su lugar y tiempo —en asuntos
ordinarios y en los especiales del Clero, en su Oficina; y trabajaba, a menudo en calidad de
Escribano, ante los Jurados y Cortes o Tribunales del Justicia, Baile y Mus-tazaf), muy
apropósito para ayudarle, por más que fuera desahogada su económica situación, a
sobrellevar sus graves e inevitables atenciones; bien procediesen de sus abundantes viajes:
bien de la impresión de sus obras, y en especial de la Crónica—por él sólo satisfecha—, o
ya de penurias y necesidades observadas en alguno o algunos de sus inmediatos sucesores.
Porque, siquiera anticipemos indicaciones, es a nuestro juicio oportuno hacer constar desde
ahora, en comprobación de tan grave y delicada materia, que aparte su considerable
número de hijos e hijas, dos o tres de las distintas, cuyos matrimonios resultarían poco
afortunados, por lo visto (despréndese de notable escritura en lo necesario copiada en
estudio posterior), hubieron de encontrarse necesitadas de parecido modo que sus
descendientes, en extremo tal, que ni los naturales auxilios del cronista lograron evitar,
años después de su fallecimiento, la inclusión, de varios de éstos, en la lista de los Viciana
menesterosos, socorridos por la Administración de la herencia de D. Mateo.
Resumiendo, pues, en una exclusiva cantidad, o número, el tiempo abarcado por las
preinsertas racionales deducciones, derivadas, no de actos comunes e indispensables para
la vida como el sustento, paseo, reposo, etc.; sino de hechos voluntarios y particularísimos,
con exclusión de otras, quizás, en justicia, acumulables a ellas, y restándola de los cuarenta
y ocho años y seis meses citados, llegaríase a la segura consecuencia de que, el exceso, es
decir, el tiempo cierto invertido por el Cronista en la composición de su primitiva y
valenciana obra histórica, representaría, además de un número en gran parte inferior al
equivalente a la mitad del enunciado, la prueba palmaria de haber confundido Perales, y,
los distintos escritores aludidos, el intervalo dentro del que escribió Viciana, su memorable
libro, con el conjunto de años y meses por él empleados en redactarlo'primero en
valenciano, traducirlo luego al idioma de Castilla, y atender a diferentes e importantes
obligaciones.
(1) Ximeno, obra y tomo citados, pág. 166 y 167
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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duda, los que se relacionasen con la entonces, nobilísima Ciencia del
Derecho(1), señaladamente en su parte aprovechable para la
(1) Comprueba su traslación a Valencia y la casi segura clase de estudios a que se
dedicara, lo manifestado en la Segunda Parte de la Crónica, pág. 68, hablando del noble
hijo de dicha Ciudad, D. Juan Aguiló Romea de Codináts «,....en las escuelas donde le
conoscí, cuenta Viciana, ya se leuantaua con
pensamientos altos y con un ásseo y ser de persona de mucha calidad...... (a)
¿A qué escuelas se refiere la cita? Vamos a verlo.
Pocos ignoran que el investido con el título de Doctor o Licenciado en Jurisprudencia,
por esta época, al tiempo que idóneo para optar a los superiores o mejor retribuidos cargos
públicos, obtenía, de ordinario, la consideración de noble (b). Las leyes de Partidas,
deferentes y hasta favorables para los hombres de ciencia, en general, confirieron (la 2.a,
tit.° 21, P. 2.a) la calidad de Conde, a los Letrados que durante Veinte años hubiesen
enseñado o sido catedráticos; y un privilegio otorgado al reino de Valencia por Don
Alfonso III, desde Tortosa, a 15 de Marzo de 1420, concedía a los ciudadanos honrados
(los que Vivían de sus rentas y no trabajaban ni habían trabajado de sus manos), a cuantos
hubieron desempeñado, o desempeñasen, en lo sucesivo, los cargos de Justicia (Juez
ordinario en asuntos civiles o civiles y crimínales), Jurado (quienes gobernaban,
administraban y regían las poblaciones) y Mus-tazaf (el encargado de lo concerniente a
pesos y medidas, venta de cosas falsas e higiene pública) y a los Doctores y Licenciados
Jurisperitos, el derecho de participar de las prerrogativas militares o de hidalguía; es decir:
de las exenciones y franquezas disfrutadas por los Caballeros (hidalgo de padre y abuelos
hasta el cuarto grado, armados tales, y también los hidalgos y plebeyos, de privilegio o por
concesión real, sin ceremonia ni formalidad de ninguna clase) y Hombres de Paraje (los
que nacían antes de haber conseguido sus padres privilegio de Caballería); Privilegio XI de
Don Alfonso III de Valencia. Vol. Priv. de Val., fol. 183.
Las ventajas que reportaban, y la estima en que eran tenidos, el Docto-rado o
Licenciatura en Derecho, y sobre todo, el primero de ambos títulos, hacía que, aun los
individuos' de la clase noble con aficiones y aptitudes para el estudio, lejos de desdeñar la
Jurisprudencia la conceptuasen, entre las Varias profesiones civiles, como la más
apropiada a su preferente gerarquía y
(a) Fue, D. Juan Aguiló, señor del Castillo y lugar de Petres a 29 kilómetros de Valencia
— cuyo lugar poseyeron sus antecesores desde el año 1340-e hijo de D. Luís Aguiló
Romeu de Codináts y de D.a Rafaela Sanchez.; descendiente: el padre, por linea recta, de
D. Luís de Aguiló, heredado en Burriana. cuando la conquista del Reino, y de quien se
habla después en cita de la Crónica. Fallecida la esposa del Emperador Don Carlos, y por
mandato de éste, encargóse, D. Juan de la custodia del cadáver, desde Toledo a Granada,
en cuya ciudad se efectuó su sepelio. Desempeñó importantes cargos, entre otros, el de
Gobernador de la Plana, Portantveces de General Gobernador de Valencia y su Reino, y
Baile General y Virrey del mismo. En el campo literario se le tuvo por distinguido e
inspirado poeta conociéndose de sus varias composiciones, un soberbio soneto en
castellano, impreso; y un poema histórico en lemosín, manuscrito.
(b) Y se le distinguía además, de acuerdo con la legislación foral del Reino, con. el prenotado de Micer.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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notarial profesión (1), en centros docentes donde pronto debió acreditar
aquella capacidad, constancia y amor al trabajo que tanto le caracterizaron
en días posteriores de su vida.
De vuelta a su patria natal en los períodos de vacaciones, o terminación
de sus anuales estudios, y alternando con los entretenimientos adecuados a
su carácter y edad, y con la plácida y dichosa vida de familia, insistiría, sin
ninguna especie de duda, en obtener y ordenar materiales para su
trascendental e histórica obra; ora estudiando con detención y cuidado los
que de la indicada naturaleza poseyera su padre, o quizás, él propio
adquiriese(2);
. alta representación social. Alfonso de Borja—Calixto III—(Crónica, Segunda Parte, pág,
15), Jaime García de Aguilar (id., pág. 45), Damián de Andrés (Idem, pág. 77), Gaspar de
Antist (id., pág. 78), Francisco de Artés (Idem, página 80), Marco Juan de Bas (id., pág.
86), Giner Rabasa (Tercera Parte, página 41) y otros muchos de la citada clase, fueron
Doctores en ambos derechos, y Doctores, casi en su totalidad, de singular talento y
reputación. Por semejante motivo, hemos de creer, que D. Juan Aguiló Romeu de
Codináts, de pura y bien ganada nobleza, distinguido alumno, y condiscípulo de D. Martín,
hubo de figurar, cual éste, en escuelas dedicadas a la enseñanza de la ciencia del Derecho;
si bien por lo relativo al segundo, ejercieron, al fin, superior influjo, acaso, que las
anteriores consideraciones (en lo que afecta al acabamiento y elección definitiva de su
carrera), sus amistades íntimas con los Tarragó, recuerdos de la familia materna (amplíanse
luego ambos extremos), y su verdadera y apasionada vocación al Notariado.
(1) Única, según se dirá, que terminó, o practicó, al menos.
Antes de la abolición de los fueros valencianos, constituía una profesión de importancia la
de depositario de la fe pública, a quien asimismo se llamaba «Lletrat en la ciencia de
Notaría», por cuanto, aparte del crédito y distinciones honoríficas de que disfrutaba en
nuestro reino, exigíase, para la obtención de correspondiente titulo, gran moralidad,
diversos años de estudios teóricos y prácticos de Derecho foral, y oposiciones públicas de
latín entre los aspirantes a poseerlo. Págs. V y VI de la obra «Colección de formularios de
escrituras», publicada por el Colegio de Notarios de Valencia.—Valencia: Imprenta de «El
Valenciano», 1862.
Dábase, a los de esta clase, en nuestro Reino, el título de «discret».
(2) Entre los escritores, historiadores y obras que menciona, alude o estudió para
redactar su Crónica, cuéntanse los siguientes, sin determinado orden, escritos: Antiguo y
Nuevo Testamento, Homero, Herodoto, Tucídides, Platón, Aristóteles, Filostrato, Mario
Catón, Cicerón, César, Pisón, Cátulo, Tito Livio, Plutarco, Trogo Pompeyo, Diodoro
Siculo, Silio Itálico, Valerio Máximo, Séneca, Quintiliano, Alfonso X (las Partidas), Jaime
I de Aragón (su Crónica), Ramón Muntaner, Pedro Tomic o Tomich, Juan de Viterbo,
Campe-gio, Juan Boccaccio, Juan Luis Vivaldo, Roberto Gaguino, Bartolomé Cha-seneo,
Vallerio, Bartholdo, Guillermo Benedicto, Baldo, Paulo Orosio, Blondo,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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ora revolviendo y examinando aquel admirable Archivo municipal de
Burriana a que hace referencia en la Tercera Parte de su gran trabajo
histórico, pasto de las llamas en la primera mitad del siglo XIX(1).
.
Luis Vives, Juan Bouchet de Aquitania, y otros muchos historiadores franceses, añade al
nombrarlo, «cuyas obras hauemos leído», la «Crónica» de don Pedro de Castilla, las de
Aragón, en particular, la de Gualberto, «La Crónica de Cataluña», por Miguel Carbonell,
Lucio Siculo Marineo, Antonio Panor-mita, Pedro de Medina, San Antonino Arzobispo de
Valencia, Jaime de Maguncia, Nauclero, Florián del Campo, Antonio Sibelico, Bartolomé
de Fachs, Polidoro Virgilio, Pedro de Alcocer, Alvar Gómez, Fray Alonso Venero,
Antonio de Guevara, Pedro Megía, Béuter y algunos que, como los anteriores, figuran
anotados en distintos parajes de su Crónica, y dan fe de su Vastísima cultura y erudición
histórica.
(1)
Págs, 324 y 326. Junto con Privilegios Reales y documentos de índole diversa, ajenos
en absoluto al Clero local, contenía escrituras, notas y antecedentes de ellas, con dicha
Corporación relacionados, según a menudo se hace constar en el libro del Apuntament.
De los Privilegios Reales, Viciana, copia uno íntegro, y otro que lo completa, en parte
muy reducida. El primero dice, al pie de la letra transcrito:
PRIVILEGIO
Nos don Pedro por la gracia de Dios Rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de
Cerdeña, de Córcega, Conde de Barcelona, de Rosellón y de Cer-daña. Tiniendo respecto
como pocos dias ha los ciudadanos y moradores de la ciudad de Valencia, so color como a
la primera vista parescia, de conseruar sus fueros, libertades y priuilegios pretendían entre
si mismos hazer cierta vnion, que a nuestros derechos reales, y a nuestro real poderío
mucho dero-gaua en lo qual no hatf procedido licitamente, sino que para que quajasse y se
pusiesse en obra la dicha Vnion, han induzido y sobornado muchas villas y lugares del
reyno de Valencia, y vecinos dellos: algunas que de su propio motivo consentían con ellos:
otras con fuerças les han trahido a su voluntad. Digo que teniendo respecto a vosotros los
moradores y vezinos y vniuersidad de la Villa de Burriana, existente en el nuestro reyno de
Valencia, que haueys sido hombres de bien, teniendo siempre mucha cuenta de la devida
fidelidad, y del her-uor de la verdadera affeccion que nos haueys tenido, y por el haueys
pades-cido algunos peligros de vuestras personas, y muchas perdidas de bienes y muchos
desassossiegos y persecuciones de enemigos. Por las quales cosas nunca jamas nos han
podido ni por sobornos, ni por miedos apartar del derecho camino: ni hazeros mudar de la
affeccion que nos teniades. Antes tiniendo por escudo de vuestra fe y lealtad la firmeza del
acostumbrado derecho sin tener miedo de cosa alguna contraria, haueys menospreciado
con grande animo la dicha vnion; y haneys conseruado con puridad de animo el derecho de
la fidelidad antigua, acerca de nos y de nuestro real poderío, sin quebrantarle en la menor
cosa del mundo. Por tanto, como se hos deua por esto de derecho co-
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Interrumpiéronse por desgracia, sin embargo, estas provechosas y hasta
necesarias ocupaciones suyas, al estallar en 1521 la formidable rebelión de
las Germanías, con tanta firmeza combatida por sus más próximos allegados
(1), y en tiempo de la que: ora permaneciera en la plaza defendida por su
padre, ora tomara
. zona de justicia por el servicio que en estas cosas a la real corona haueys hecho: hos
concedemos por vuestros meriscimientos, que podays tomar por seña y armas la corona, y
honraros con ella, señaladamente para que vosotros y vuestros sticcessores perpetuamente
se puedan alabar de semejante blasón de honra: y para los otros sea un exemplo que
remeden. Con esta presente carta hos concedemos y queremos y ordenamos, que lavandera
acostumbrada de dicha villa se acresciente por la parte de arriba, la qual añadidura este
teñida de color Azul, del qual los antiguos reyes de Aragón nuestros antecessores ilustres
solían sus vanderas vencedoras lleuar. Y mas que en la dicha añadidura del sobre dicho
color, se sobrepongan, o entrexeran, o se pinten en linea recta se pongan o impriman tres
coronas reales de color de oro, para que como señal de fidelidad (la cual como oro prouado
por el fuego en seruicio de la dicha corona por obras notorias haueys demostrado)
manifiestamente sea a todos conoscido. En testimonio de la qual cosa la presente carta
nuestra mandamos hazer, y con el sello de nuestra magestad pendiente ornar, dada en
Valencia a. xij. de Marco año de M.ccc.xxxxviij. Y despachada por Domingo de Buscarra
escriuano del Rey (Tercera Parte, pág. 529).
En el Privilegio Real—transcríbese un trozo corto—, dado en Monzón a 9 de Octubre
de 1542, el emperador Carlos V, «dize: que pues fueron (los de Burriana) muy leales a la
corona real en tiempo de la germania, pudiessen vsar de las tres coronas en los sellos,
edificios, y otras cosas de la villa»; añadiendo el cronista: «En la bandera, por el priuilegio
antiguo assentadas en recta línea: y por el priuilegio imperial, en los sellos y escudos
assentadas, dos en la punta, y una en cief»; o, con mayor claridad, esto último: dos en linea
recta y próximas a la punta inferior del escudo, que por vía de ejemplo presenta D. Martín;
y la tercera, encima, y enmedio de ambas, cual, si formaran juntas, una especie de
triángulo.
(1) Aunque de este acontecimiento y de los Viciana que contra los de la Germaanía
lucharon, hubo de tratarse con detenimiento en el trabajo primero del libro; recordemos, no
obstante, sus nombres, su resuelta y viril conducta, y su intervención, siquiera en
reducidísimos términos, en la sangrienta lucha.
El tío del cronista, D. Rampston, entonces Portant-veces de General Gobernador de la
Plana salió a operaciones tan pronto lo exigieron las circunstancias; y hubo de asistir, con
la hueste organizada en Benicarló, a la batalla de Murviedro, o Almenara: (Cuarta Parte de
la Crónica, fol. 61, 135 y 156).
D. Martín, hermano de D. Rampston, y padre del historiador, tuvo el encargo especial de
defender a Burriana: (Idem, fol. 74 v.to)
Y D. Jaime, igualmente, distinguido individuo de la familia, intervino en la guerra, y figuró
en la susodicha batalla, en calidad de caudillo de las Banderas
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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directa y activa parte en la contienda, se le confiaron delicadas y penosas
comisiones (1); pero debió continuar, por lo visto, sus in-
.
de la Plana y de su capital Castellón: (Idem, fol. 156, y Ximeno, obra consabida, t. l.fol.
166).
La actitud de los Viciana, opuesta, desde los primeros momentos de agitación a las
pretensiones de los agermanados, provocó sus represalias, todavía antes de comenzar el
verdadero movimiento insurreccional; pues en uno de los tumultos que la precedieron,
intentaron, ya en odio al Gobernador de la Plana (cuéntalo D. Martín en el fol. 68 de la
Cuarta Parte) destruir la casa por don Rampston poseída en Valencia en la, hoy, calle de la
Cruz Nueva, junto al desaparecido convento de Monjas Canonesas de San Cristóbal. El tío
del cronista, al enterarse de esta noticia, mediante la Comisión de los Trece que, presidida
por Guillem Sorolla, se le presentó en la capital de su gobierno al efecto de exponerle
quejas por su notoria hostilidad a los de la Germanía, aun no levantados en armas,
contestóle, en enérgicos y despectivos términos, que el Rey Católico se la dio a su padre, el
primer D. Martín, y el emperador Don Carlos se la reconstruiría de serle derribada, (Idem,
fol. 68 v to).
(1)
A la reproducción extractada de lo, sobre el particular, expuesto en otra parte, se
añaden complementarios detalles, y una nueva ocurrencia que, de resultar acreditada,
aclararía las dos dudas del texto. Véase, en confirmación:
El Virrey de Valencia, D. Diego Hurtado de Mendoza, al fijarse, como se advirtió,
poco antes de estallar la insurrección, o mejor, la lucha cruenta, en el mal giro que tomaban
ios sucesos, expidió cartas, desde Denia, donde se encontraba, a D. Rampston, para que,
visitando las principales poblaciones, y haciendo entrega de algunas de estas misivas a sus
Jurados, procurasen, de consuno, desbaratar los planes de los que se agermanaban, y poner
sobre las armas a cuantos de a pie y a caballo pudieran utilizarse. Con presteza lo llevó a
cabo, su subordinado; y al comunicar el Gobernador al Virrey la satisfactoria contestación
de los Jurados de Burriana, en carta escrita desde la capital castellonense a 4 de Septiembre
de 1520, añadióle este confidencial pormenor: ......Todo lo
demás q se ha negociado en estas villas con particulares personas, lleva ¿ vn memorial
aparte mi sobrino Martin de Viciana, y lleva ordc mió que si se halla en algún aprieto co
algunos agermanados, que se guarde no le hallen el memorial por lo mucho que importa
tenerlo secreto; y en tal caso de palabra hará la relacio a V. S. de todo lo contenido o
aquel...... (Idem, fol. 74 v.to y 75).
Sobre dicha comisión, escribe, el cronista: «A nueve de Setiembre llegue en Denia con
la carta, la qual di al virrey y explique la crehencia que trahia, de que el Virey mostró tener
mucho contento de la buena negociación. En este Viage los trabajos y peligros que passe
no fueron menores que si entrara a regonocer exercito de los enemigos, porque a cada
passo topaua con hombres q preguntauan, Quien soys? y a donde vays: y assi fue bien
necessario el fauor de Dios, y saber dissimular la respuesta para saluar la vida...... (Idem,
folio 75).
D. Manuel Danvila, en la pág. 9 de su obra «La Germanía de Valencia», asegúranos
que Viciana hubo de ser en su juventud paje de lanza del Duque
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
de F. Vives Mora, 1922.
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terrumpidos estudios profesionales; y darles digno y definitivo remate, algo
después de vencida en 1522 la rebeldía (1); si se atiende a que, entre el
preinserto año y el de 1526—correspondiente la de la insurrección morisca
de Espadan—aparece actuando de
. de Gandía, D. Juan de Borja (encargado de llevarla y servírsela, así que la necesitase);
logrando por esta coyuntura ser scriptor de vista de la insurrección o guerra a que nos
referimos. (Libro citado, pág. 9).
Ya antes que Danvila, D. Vicente Boix, cronista que fue de Valencia y catedrático de
Historia en su Instituto de San Pablo, tratando del palacio de los Borja, sito en la plaza de
San Lorenzo de la misma ciudad, había consignado al pie de la pág. 23 de su novela
histórica «El Encubierto de Valencia» (reimpresa en la propia capital —1921-Imprenta «El
Mercantil Valenciano», el importante hecho real, para el autor, que sigue: «Este palacio,
que sirve de fábrica de los señores Pujáis, fue comprado por el Papa Alejandro VI de
Borja, hijo de Canals, y obispo de Valencia. En este palacio habitó San Francisco de Borja
y el célebre Historiador Viciana, paje de esta familia».
De confirmarse el singular detalle, desempeñaría el cargo, al parecer, algo después de
cumplir la delicadísima misión que se acaba de mencionar.
(1) ¿Cuáles fueron los que en realidad terminara? ¿Obtuvo con el título de Notario, el
de Licenciado o Doctor en Jurisprudencia? No aparecen de completo acuerdo los escritores
de la región acerca de este interesante punto; pues mientras unos, de conformidad con
ciertas Relaciones—dice el padre Fray José Rodríguez en la pág. 327 de su Biblioteca
Valentina—sostienen haber alcanzado el de Doctor in u/roque jure, otros muchos,
atendiendo al silencio que sobre semejante extremo guarda Viciana en sus libros (Torres,
obra citada, pág. X; y Rodríguez Condesa, en su referida Memoria, página 13 y 14), y a lo
deducido del atento y minucioso examen de los tomos de actas de la Universidad de
Valencia, existentes en el Archivo Municipal (último autor y obra, pág. 13), afirman no
haberse propuesto alcanzar jamás dicho título, ni siquiera el de Licenciado. Nos adherimos,
en absoluto, a la segunda de estas dos opiniones, con tanto mayor motivo que, tampoco en
ninguno de los documentos y volúmenes obrantes en el de la Parroquia burrianense, hácese
la menor alusión a carrera suya diversa de la única que los escritores del país, por
unanimidad, le adjudican. Muy al revés de esto: derivada de la documentación reconocida,
podemos añadir a las razones y fundamentos que aducen Torres y Rodríguez Condesa, una
nueva y significativa circunstancia, a nuestro juicio, coadyuvante al sostenimiento de
tamaño criterio; supuesto que, con muchas probabilidades, explican el hecho de su única y
resuelta inclinación al Notariado.
Hablando en páginas anteriores de D.a Paula Vicent y de San Martí, su madre, y del origen
y respetabilidad de su persona, dijimos, que debía considerársela oriunda de Burriana y
emparentada, a la vez, con individuos del mayor arraigo e ilustración. Pero se omitió
añadir, en el mentado sitio, que los Vicent y los San Martí, cuyos apellidos ostentaba,
llevábanlos, igualmente,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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notario en su pequeña patria natal, de acuerdo con lo consignado en el
notabilísimo ítem o asiento inserto en la página 2.665 del Apuntament, cuyo
contenido transcrito textualmente a continuación, dice: «En lo llibre primer
de instruments de el R,' Clero de
. respetables fedatarios, entre los cuales cabe se citen, desde luego, a Francisco Rafael de
Vicent (se le nombra en la página 14 de nuestro «Estudio acerca de la Casa Solar de los
Viciana»), y a Juan de San Martí (mencionado en la página 2.333 del Apuntament).
Tampoco se advirtió al tratar de la expresada señora, que en la antedicha población, y
época del tercer D. Martín (algo luego también), era costumbre bastante admitida dedicar
la clase selecta y acomodada a alguno o algunos de la familia, con aficiones al estudio, a la
carrera del Notariado, lucrativa entonces a causa del extraordinario número de censos y
movimiento de la propiedad, y tenida, por lo referido poco antes, en grandes miramientos y
aprecio. Puédense aducir, en plena justificación de lo que se acaba de exponer, los diversos
casos que siguen tomados de los primeros libros sacramentales y de varias escrituras del
Archivo, bastantes a nuestro criterio, para el seguro logro del fin que nos proponemos. De
la distinguida familia de los Tarrago, fueron notarios, dos: padre e hijo, ambos con el nombre de Rafael, y cuatro—cuyo parentesco, entre sí, y con los anteriores, no hemos
conseguido precisar — , llamados Melchor, Miguel, Francisco y Blas; de la de Viciana, el
cronista, su hijo Mateo y su nieto, Martín Benedito; de la de Balaguer—dos, por lo menos,
de sus individuos, Justicias—, Vicente y Antonio; de la de Albiol—Señores del
Palamarinar, y el segundo de los que a seguida designamos, Baile — , Juan, Narciso Juan,
y José; de la de Roca, Bartolomé y Jaime; y de la de Lloréns de Sant Esteve, Fabián y
Félix, padre e hijo, respective. Es cierto, que, en lo tocante a la familia materna del
historiador no se encuentran en los libros parroquiales, fuera de los dos enunciados, otros
individuos tenidos en concepto de notarios; pero esta particularidad, insuficiente a todas
luces, para suponer su inexistencia, cabría muy bien imputarla al relativo corto número de
Vicent y San Martí, anotados, con expresión de sus profesiones, en dichos volúmenes (en
especial de los primeros). Por ello, y por tratarse de apellidos de indudable representación
en la localidad (todavía prescindiendo de su parentesco con los Viciana, Francisco Rafael
de Vicent, Justicia en 1582, y Juan de San Martí, Baile en 1578, y notario y escribano del
Cabildo en 1564— Libro primero de Sacramentos, fol. 42 v.to y Tercera Parte de la
Crónica, pág. 331—llevaban el título de mossen, peculiar de los Caballeros valencianos),
juzgamos admisible, conforme a la costumbre generalizada en la villa, existiesen alguno o
algunos nuevos fedatarios entre llas personalidades de ambas honorables familias. Añádase
a esto, y- antes de legar a nuestra ulterior deducción, que los Viciana y Tarrago halláronse
en íntimas relaciones de amistad y, también, de próximo parentesco, según lo dan a
entender, de manera clara, la propuesta de mosén Juan Tarrago—hicié-ronla los
primeros—para el cargo de Beneficiado en el grandioso Beneficio de Santa Ana o de
Viciana; los extraordinarios elogios a los segundos dedica-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia, Hijo
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Burriana, al folio 304. esta un cabreu de el Benifed instituit per Berenguer
Quintana en lo Altar ma. (mayor) de esta Iglesia Parroquial, baix la
inuocasió, y honorificencia de S." Salvador, rebud dit cabreu per Rafel Marti
de Viciana not. en 17 de febrer de 1525. Y cabreua dit cabreu M." francés
Vigosca p.be Beneficiad de dit Benifed etca, y en nom aixi mateix de
procurador de els Jurats de La p.t (present) Vila Patrons de dit Benifed» (1).
. dos por D. Martín en su Crónica, donde se complace en participarnos su origen e
importancia; la probable actuación en común, de éste y de Rafael Tarrago hijo, en años de
la última mitad del segundo período de la vida de aquél (coli-gese comparando varias
escrituras de ambos, existentes en el «Llibre primer de instruments», etc., aludidas en el
Apéndice final, y redactadas, (en la porción que no lo efectuaron dichos fedatarios, por un
sólo amanuense), y el matrimonio de Viciana con señora de tan distinguida familia de la
villa.
Si el historiador, en su vista, por un lado, a causa de la intimidad de sus ascendientes con
los Tarrago, estuvo en su infancia, y durante los primeros años de su juventud, en
comunicación casi continua con varios de los indicados notarios de aquella familia; y si por
otro, debió encontrarse, a la sazón, en mayor contacto con sus parientes maternos que con
los paternos, según era muy natural dadas las ausencias anejas a los diversos servicios y
cargos ejercidos por su padre, no resultará extraño ni infundado, relacionar, siquiera sea en
su mayor parte, con estas particulares circunstancias, la causa de su estimación al
Notariado, con preferencia a las demás carreras o profesiones.
De todos modos, el cariño y hasta entusiasmo que, sin cesar, demostró a la elegida,
comprobados quedan, ciertamente, considerando, que cuando hubo llegado la hora
oportuna unió sus destinos a dignísima señora de familia de notarios, dedicó su hijo D.
Mateo, y quizás inclinase, desde niño, a su nieto, Martín Benedito a idéntica clase de
estudios, y ejercióla, él mismo con constancia y a despecho de contrariedades y
abrumadoras ocupaciones, de los veinte y tres años de su edad, o acaso antes, a los setenta
y cinco, cuanto menos.
(1) Consérvase, en el Archivo, el tomo que se titula en lo copiado como se dice y, es
sabido, «Llibre primer de instruments de el R.t Clero de Burriana» (llevaba cierta
inscripción en el dorso; pero, por lo legible todavía de la misma, debióser muy diferente
ésta, de aquélla), en el que, confundido con las copias de otros cinco Cabreos de Viciana, y
abundantes escrituras suyas y de varios fedatarios locales, hemos logrado encontrar, a
última hora, la del corto Cabreo del texto.-El tomo, con cubiertas de pergamino,
estropeadas (consérvase legible> sin embargo, en todas, o casi todas sus partes) comprende
CCCLV folios, escritos, y considerable número, en blanco, en especial, hacia su término.
Conteniéndose, en el aludido Cabreo (incluyese entre los folios CCCiij y CCCX) los
primeros documentos íntegros de que hasta el día se tenga noticia, autorizados por D.
Martín, en calidad de notario, creemos del caso copiar, a seguido, el
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Al principiar la ruidosa y apasionada guerra de los Moriscos, dejó
suspensa en el Cabreo su actuación notarial, y lleno de fe y de ardiente
celo religioso dirigióse al campo de batalla para com-
.
comienzo y fin del requerimiento a los enfiteutas, escrito—salvo su fecha— en idioma
valenciano, y la autorización de esta diligencia y de las correspondientes confesiones de
censos.
Dicen, así:
( Die Veneris Xbij febroarij ¡
/ anno predicto M°D0xxb° \
En nom de nostre Senyor deu Ihiesuxpit. e de la sacratissima e Intemerata humil
verge maria mare sua Conexeran tots vniuersalment. Que en lo any de la natiuitat del dit
Señor Mil cinchcents e víntycinch En la vila de borriana en presencia de mi Rafel Martí
de Viciana notari publich de la dita vila e deis testimonis deius scrits Constituit
psonalment (personalment) lo vener (venerable) moss.-(mossen) francesch Vijosca
preuere..... e beneffetiat del benefici Instituit per en Berenguer quinta (na) difunt (esta
palabra en signo) en la Sglesia parrochial de la mateixa vila en lo altar major..... sots
Inuocatio e honorificencia del glorios Sanct Salvador y en cara co (com) a procurador
dels honor (honorables) lurats..... patros (patrons) del dit benefici Segons que de la dita
procura consta, ab acte rebut p (per) lo not.ri Deuall scrit en lo dia de despus-ahir tenint
en aquella ple e bastant poder pera fer e fermar les coses deius scrites Dix e de paraula
deduhi Que com.....
Presents foren per testimonis /a les dites coses Los honor en antoni thoro /e franc.
(francesch) bellmut (bellmunt) Lauradors Vehins /e habitadors de la dita vila de
borriana».
Siguen inmediatas, las confesiones o declaraciones de censos (las seis primeras de
fecha igual a la del requerimiento); y termina el Cabreo, con lo que, a seguida,
copiamos:
«Attestor fidemq. fació ego rafael Martinus D'Viciana publicus Ville Borriana not.o
me prejnstum (prejnsertum) capibrenij jnst (jnstrumentum) prout jacet in precedentibus
sex papireijs pnty (presenty) comprehenso in se continens nouem coffessiones
(conffessiones) et sex manifestacoes (manifestaciones) alieno cálamo ex haratu (ex
haratum) recepisse et a prothocollo meo abstraxis-se nec no (non) cu (cum) eodem bene
ac fideleter copbasse (comprobasse) Cui quidem capibreuio vt no parua vbiq. (vbique)
adhibeaturfides hic meum solitum artis notarie appono sig-num».
TRADUCCIÓN LITERAL
«Atestiguo y doy fe, yo Rafael Martín de Viciana, notario público de la Villa de
Borriana, que he recibido y sacado de mi protocolo, y he comprobado, además, bien y
fielmente con el mismo, el preinserto instrumento del cabreo, escrito de mano ajena en
los seis pliegos, folio, comprendido el presente; conteniendo en sí, nueve confesiones o
manifestaciones. Al cual cabreo, para que
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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batir a los insurrectos en la extensa y quebradísima Sierra de Espadan (1).
Allí, abstraído de sus variadas ocupaciones, y cumpliendo Valerosamente
con lo que estimara deber suyo, luchó, con temeridad, en primer fila,
durante el principal período activo de la campaña; por cuanto, según él
mismo refiere en su Crónica, vio, en 26 de Julio de 1526, matar a su lado,
en Ahín (2), a mossen Juan de Ciurana, Caballero y pundonoroso Capitán
de !as entusiastas milicias de Morella (3).
. se le preste no pequeña fe en todas partes, pongo aquí mi signo del arte notarial.»
El signo que se omite, lleva, como es manifiesto, intercaladas las siete letras de su
apellido.
No fue, en su consecuencia, el requerimiento a los enfiteutas lo primero intervenido
por Viciana en concepto de notario; pues a lo menos, hubo de preceder a este acto la
escritura de poderes, otorgada, con dos días de antelación, por los Jurados de Burriana a
favor de mosen Francisco Vijosca.
(1) Tercera Parte de la Crónica, fol, 321.
(2) Idem, fol. 321. En la obra se escribe, por error de caja, Villa Elin
(3) Para la conquista de la Sierra se organizaron uno tras otro, dos ejércitos,
mandados por el Duque de Segorbe, D. Alonso de Aragón: el primero, reunido en el
Valí de Almonacid a fines del mes de Abril de 1526, fracasó de tal manera en su
empeño, que hubo de disolverse, al poco tiempo; el segundo, al que es regular se
agregara Viciana (componíanlo, entre diversas fuerzas, milicias de las Villas Reales—
Burriana y Morella, lo eran—y gran número de Voluntarios), partió de Nules para Onda
el día 13 de Julio; y en esta población permaneció estacionado hasta el 20 de igual mes
en que se le juntaron sobre unos quinientos hombres procedentes de la enunciada villa
de Morella. En la noche, precisa, de tal día, salió el ejército completo a operaciones; y a
continuación de tomar un montículo ocupado por los rebeldes, frente a los lugares de
Tales y Artesa, dirigióse, sin perder instante a Ahín, en cuyas proximidades se
parapetaron los huidos, no en un solo punto, si que en siete distintos con anticipación
fortificados. Alrededor de las aludidas formidables defensas se trabarían los combates
en que resultó muerto el Valeroso Capitán Ciurana. (Resumen del extracto del «Libro
de Memorias» del Justicia Criminal de Valencia, D. Francisco Benedito, testigo
presencial de los hechos, en parte copiado por D. Pascual Boronat Barrachina, P.bro, en
su obra «Los Moriscos Españoles y su expulsión», t. I, págs. 677 a la 683, las dos
inclusive.)
D. José Segura Barreda, en su obra «Morella y sus Aldeas», t. III, página 256,
ampliando lo ocurrido, dice: «En la noche del 26 de Julio (1526), dispuso el duque de
Segorbe, que algunas compañías avanzaran hasta la raíz de la montaña para dar la voz
de alerta, o repeler las algaradas de los moros, que aprovechando las tinieblas, bajaban
con audacia a molestar el campamento cristiano. El joven D. Juan Ciurana con su
compañía, D. N. Aguayo, el joven
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Sofocada casi por completo, la peligrosa aunque no muy duradera
insurrección de los Moriscos(1), y satisfechos con el triunfo sus exaltados
sentimientos religiosos, trasladóse de nuevo a la ex-villa de su natalicio
con el intento de proseguir, al parecer, sus suspendidos estudios
históricos y trabajos profesionales; pero sea por las preocupaciones que
aún embargaban a las gentes y tenía paralizada toda actuación notarial,
sea porque pensándolo mejor, hubiese creído oportuno, con preferencia a
otro asunto, principiar el reconocimiento de Archivos civiles,
parroquiales y particulares fuera de Burriana, si ya antes no lo hubiera
comenzado(2); es lo cierto que, salvo tres reconocimientos de censos,
datados, sucesivamente en 27 de Agosto y 29 de Octubre de 1526 y 31 de
Marzo de 1529, hasta primeros de Enero de 1530, no Vuelven a figurar
documentos escriturarios seguidos, numerosos, y por él autorizados, en
los diversos Cabreos predichos y en el muy extenso libro parroquial del
Apuntament(3).
Al período, pues, intermedio de los dos últimos reconocimientos
o.confesiones de censos; libre D. Martín, en absoluto, de compromisos
por contiendas y civiles luchas; en el ejercicio regular de
. D. Martín Viciana, después cronista del reino de Valencia y otros, recibieron el
encargo de vigilar en la avanzada. Pero cuando se hallaban descuidados, un tropel de
moros, que había bajado del monte, se arrojó sobre ellos con brusco ataque. D. Juan
Ciurana empuña la espada, anima a sus soldados, cuando el alfanje de un moro cortó la
cabeza a nuestro capitán, cayendo en tierra su tronco entre la sangre de sus soldados. La
misma suerte cupo al capitán Aguayo, salvándose Despéns y Viciana para animar la
tropa, que vuelta en sí, hizo retroceder a los enemigos».
(1) Desenvolvióse, la de Espadan, en el tiempo que media entre los meses de Febrero y
Octubre de 1526.
(2) En la pág. 10 de la Segunda Parte, escribe, en garantía de lo en ella, y restantes,
contenido, que «la scriptura va sacada de hystoriadores aprouados y de quadernos y
libros peregrinos y de priuilegios y escripturas autenticas y verdaderas guardadas en
poder de cuyos son y otras conseruadas en archivos de ciudades, castillos, Villas e
yglesias». Para la redacción, no obstante, de la Cuarta Parte, conforme se tiene
advertido, utilizó, en primer término, el Registro original de las cartas, provisiones y
órdenes reservadas expedidas; puestos a su disposición, en virtud de mandato del Virrey
D. Diego Hurtado de Mendoza, por el Secretario de éste, D. Francisco Selles, para que
«con más Verdad, apunta, Viciana, yo pudiesse escriuir esta hystoria». Parte citada,
pág. 75.
(3) Llibre primer de instruments, etc., fol. CCCXXij, CCCXXij V.t°, CCCViij V.to,
XVI y posteriores; y Apuntament, pág. 2.674 y siguientes.
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su carrera notarial; y tranquilo, por fin, su juvenil y enardecido
espíritu, habrá de contraerse, casi con certeza, la celebración de su
primero e interesantísimo matrimonio.
III
De su primero, interesantísimo y no único matrimonio, se insinúa o
acábase de dar a entender, toda Vez que de los asientos o ítemes
insertos en diversos parajes de la documentación parroquial, se infiere,
sin ningún género de duda, haber contraído el burrianense historiador,
aparte de las nupcias a que en el actual momento nos referimos, otras
con señora cuyo nombre y apellido constan ya escritos en las páginas 8
y 9 de nuestro más antiguo y diminuto trabajo(1).
Desaparecieron, es cierto, las anotaciones originales de éste y de
aquél inadvertidos matrimonios, y ni tan siquiera se conoce el día
preciso o aproximado en que ambos enlaces debieron de haberse
celebrado; pero las dos singularidades y, en particular, la relativa a la
inexistencia de las correspondientes nupciales actas, nada tienen de
extraordinario, y mucho menos de incomprensible, recordando, lo que
se consigna al ocuparnos del bautizo de don Martín, con relación a la
fecha de los primitivos Libros de Sacramentos.
Pero si, por la expuesta y alegada causa, se desconocen las
inscripciones, y con ellas el dato, o datos, que en la actualidad nos
interesan, hallánse, en cambio, en un protocolo de los de Fabián
Lloréns de S.1 Esteve, en el «Llibre= . 3 . = de calandaris», en el
Apuntament, en el Cabreo de Cluá y en uno de los Libros
Sacramentales, detalles suficientes para la fácil averiguación del
nombre y apellido paternos de las dos mujeres del historiador.
Sin omitir uno siquiera de los pocos en los cinco volúmenes
encontrados, y concretándonos, por de pronto, a los que afectar, puedan
a la consorte de sus primeras nupcias, comencemos la enumeración y
breve análisis, por los contenidos en la escritura
(1) «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana». (Edición primera.)
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de 13 de Abril de 1551, citada en otro lugar e inserta en el Cabreo del
indicado notario castellonense.
Este importante documento escriturario, al que, hubo de dar origen,
como se dijo, determinada cesión de derechos al clero en pago de una
reducida cantidad que se le adeudaba, no le otorgó, de exclusiva suerte, el
historiador; sino, él, junto con su todavía desconocida esposa. Y si bien al
principio o en el encabezamiento de semejante escritura pública,
muéstranse, con claridad, apuntados el nombre, o mejor, el nombre y
apellido paterno del marido, por lo que afecta a la señora conceptuada de
verdadera consorte suya, tan sólo se menciona el que se le adjudicó en e!
solemne acto de su bautizo; dejándonos, en su consecuencia, a obscuras,
acerca de cuál fuese el apellido que, por su padre, le correspondiera.
Principia el documento, en efecto—copiando al pie de la letra—:
«Die Xiij mensis apprillis ano MDLi». (Día 13 del mes de Abril, año
.1551). «Nos Rafael martinus de Viciana not. ville Burriane
hab.01(habitador) et narcisa cojugues (conjuges)... («Nosotros, Rafael
Martín de Viciana, notario, vecino de la villa de Bu-rriana y Narcisa,
cónyuges...»); sin que, a continuación de lo transcrito, se exprese o aclare
de directa o indirecta manera, el ignoto apellido que se omite. Y aun
cuando al final de la escritura, y en el instante de renunciar, esta señora a
ciertos derechos derivados de su condición de casada, añade: «...ego dicta
narcisa de Viciana...» (...yo dicha Narcisa de Viciana...), ni la palabra
postrera corresponde, con exactitud, a la buscada, ni mediante el
aditamento al nombre de Narcisa cabe tampoco determinar o deducir cosa
alguna de provecho para la solución decisiva del asunto.
Las mujeres casadas, de ordinario, en el largo intervalo de tiempo a
que se contraen los presentes estudios históricos, daban a conocer—en
Burriana—su Verdadero estado de tales, bien añadiendo el primer
apellido de su esposo, al suyo, precedido de las partículas y (o, e),
«de»(1), bien sustituyendo al paterno propio, el de aquél, anteponiéndole
la preposición «de», únicamente. Por eso, al escribirse en los cuadernos y
Volúmenes archivados, verbigracia, Jerónima Pancrudo y de Tarrago,
Úrsula Melet y de Alvarado, y Magdalena Escuder y de Albiol, se alude,
con absoluta certeza, a las consortes de los tres notarios, cuyos apellidos
pater-
(1) Recuérdese lo que se indica en anterior nota con respecto a este particular.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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nos son iguales por completo, respective, a los tres postreros que se
apuntan (1), así como también se hace referencia a los apellidos de sus
esposos, cuando se consigna en la propia documentación, los de ciertas
señoras conocidas por Quiteria de San Climent, Catalina de Roselló y,
algunas otras que, de estimarse indispensable, se podrían añadir(2).
La frase, pues, Narcisa de Viciana, en un todo idéntica en forma, a la
de cualquiera de los dos últimos ejemplos, parece, en realidad,, expresar,
mejor que el nombre y apellido de la mujer del cronista, el nombre de
aquélla y el apellido que correspondía a éste.
Parecida suposición, sin embargo, no disponiendo de prueba completa
en su abono, acaso se considere exagerada, o algo insuficiente, a lo
menos, tomada en cuenta la posibilidad de que, en circunstancias
excepcionales, apellidos escritos de los expresados modos, resulten, a la
postre, de las mujeres, y nunca de quienes fueron sus esposos (3). Pero
tan singulares irregularidades, todavía teniendo real y positiva existencia,
conforme la tienen, en nada pueden desvirtuar las primitivas afirmaciones
efectuadas; pues el Volumen en que se relacionan las rentas del clero, el
protocolo de Fabián y el Llibre = .3. = de calandaris, acaban al fin,
acreditando lo contrario de lo que la indicada objeción implica.
Quienes redactaron, en efecto, el consabido y comentado ítem de la
página 1.457 del Apuntament, advierten, al resumir la es-
(1) Primer libro de Sacramentos, fol. 35 v.to, 61 y 65.
En las actas, se escribe a continuación de los apellidos Tarrago, Alvarado y Albiol, la
sílaba not. (notari), justificativa de ser estos apellidos de los maridos de las tres mujeres
mentadas Llamábanse los dos primeros, Melchor, de nombre, y Narciso Juan, el tercero.
(2) San Climent y Roselló fueron, a no dudarlo, los respectivos apellidos de los esposos
de Quiteria y Catalina, puesto que de acuerdo con io anotado en el más antiguo Libro
Sacramental, fol. 57 v.to, la primera, llamábase, Quiteria Sebaté o Sabater, y la segunda
(se demostrará en posterior estudio), Catalina Viciana
(3) Téngase presente lo que se lleva indicado, sobre el segundo apellido de la madre del
historiador, y muy en especial, acerca de la seguridad de encontrar en la familia del
mismo, casos idénticos; v. gr.: Ursula, Eugenia, Benedito y de Viciana, Angela
Benedito y de Viciana, etc. (asi conocidas de ordinario), ambas casadas e hijas de
Martín Benedito y Ana Viciana, ésta, y de Miguel Benedito y Úrsula Viciana, aquélla.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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critura del año 1551, que hubieron de ser sus otorgantes «Rafael Martí de
Viciaría y Narcisa Tarrago conchuges». Y si bien es verdad que a esta
categórica y concluyente afirmación cabría oponer, hasta cierto punto,
serios reparos, por de pronto, atendiendo a que, en ningún paraje del
documento escriturario en el antedicho ítem extractado, se añade al
nombre de la consorte el apellido primero de su padre, un nuevo y
explícito asiento, existente en el Libro = .3. = de calandaris (1), Viene a
confirmar la porción del Apuntament copiada; por cuanto, en el resumen
de la escritura, causa de dicho complementario asiento en los libros, y
con motivo de fundación religiosa con posterioridad referida, se designa,
con palabras breves, pero concretas y terminantes, a «la muller de Marti
Viciana, Arcisa Tarrago».
También, al igual de lo que acontece con el nombre y apellido de D.a
Paula Vicent y de San Martí, averiguados, utilizando manifestaciones
indubitables de su propio hijo, el cronista, seríanos fácil alcanzar, en el
caso de que en el presente momento se trata, garantía similar a la
adquirida en el de la preinserta postrer indicación, acudiendo a las
cláusulas de los dos testamentos de don Mateo, obrantes: una, en los
protocolos de Fabián Lloréns (2), y otra, en el llibre = . 2 . = de calendaris
(3); en cuyas semejantes cláusulas, quien los otorgara, al instituir diversos
aniversarios perpetuos en sufragio de las almas de próximos parientes y
servidores suyos, y luego de consignado el que, con preferencia, dedica a
su inmediato antecesor, menciona el de su madre, diciendo, en la
disposición citada del primero, «p (per) lanima de ma mare Doña Paula
Arcisa Tarrago»; y, por «Doña paula tarrago y de Viciana», en !a del
segundo (4).
Y ya bastante justificado, y puesto en claro, este interesante y hasta hoy
desconocido extremo, fáltanos añadir a continuación, con referencia a
esta distinguida y honorable señora, que de su persona, o de
particularidades con su vida relacionadas, nos ha sido imposible
encontrar, en el cúmulo de documentos parroquiales, otra noticia digna de
ser transmitida a nuestros lectores;
(1) Pag. 79.
(2) Correspondientes a los años 1617 y 1618, pág. 215 a 222
(3) Pag. 41.
(4) Se la designa, en su vista, con los nombres de Narcisa, Paula Narcisa o Paula.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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excepción hecha de la concerniente a la dala de su fallecimiento,
ocurrido, antes del día 2 de Septiembre de 1560,
Apoyémonos, para afirmar y admitir, sin Vacilación, el categórico
juicio anterior, en el asiento mentado de la página 79 del Llibre = . 3 . =
de calandaris, cuyo texto original íntegro, copiando al pie de la letra,
dice:
«Tomas Mijauila deu sous p lo ari de la muller de Martí de Viciana,
Arcisa Tarrago, a 2 de setembre. Acte p Melchor Clua not. a 2 de
setembre 1560».
Si pues, conforme al contenido de la precedente limitada anotación,
hubo de celebrarse, por necesidad, cada año, y durante el día 2 de
Septiembre, el aniversario de la difunta D.!l Narcisa Paula o Paula
Narcisa Tarrago; y si por lo que se desprende de la fecha de! acto público
autorizado por D. Melchor Cluá, se celebró, por primera Vez, la
solemnidad religiosa que nos ocupa en el día, mes y año del otorgamiento
de aquella escritura, es a todas luces incuestionable, que aparte de quedar
probada nuestra opinión, con respecto a este concreto punto, se justifica,
asimismo, aunque de manera tácita, haber acaecido la muerte de D.n
Paula Narcisa, con anterioridad, en un año, al 2 de Septiembre de 1560.
Sólo nos resta advertir, en complemento a lo escrito sobre la primera
consorte de D. Rafael Martín de Viciana, que si no de ella, ocúpanse, con
suma frecuencia, los volúmenes y papeles sueltos del parroquial Archivo,
de otros distintos individuos que ostentan honrosamente el apellido
Tarrago; entre los cuales sobresalen, y merecen singular distinción,
mosén Juan, uno de los favorecidos con el memorable Beneficio de Santa
Ana, y los notarios, Rafael—padre e hijo—Melchor, Francisco, Miguel y
Blas: los cinco primeros actuando al propio tiempo, o con corta
diferencia, en vida del cronista, y algo después, el sexto(1).
También el marido de D.a Paula Narcisa, Paula o Narcisa Tarrago, en
la Segunda Parte de su Crónica valenciana, y a seguida de laudatorias
frases dedicadas a la predicha familia de su esposa, habla de su
procedencia e importancia, y del origen de su apellido, cuando,
ocupándose de D. Guillem de Aguiló, escribe: ......y de lo que el rey le
daua, repartía con sus amigos y seruido-
(1) De los cuatro últimos, se ocupan, sobre todo, los Libros Sacramentales primero y
segundo; de los dos restantes, el «Llibre primer de instruments de el R.'Clero de Burriana».
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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res, especialmente dio a ciertos hombres del campo de Tarragona buena
parte de las cient yugadas que el rey le hauia dado en el campo de
Burriana los quales alli quedaron; y tomaron apellido de Tarrago y fueron
y han sido siempre de los principales moradores de Burriana: y a vn hasta
agora ay del apellido de Tarrago en la mesma Villa»(1).
IV
Los autores que de nuestro historiador se ocupan, desentendiéndose,
en absoluto, de éste y de su otro posterior matrimonio, por la carencia,
claro está, de datos Verdaderos' a tal asunto respectivos, hanse limitado
exclusivamente a señalar como hijo, y aun como único hijo suyo, al D.
Mateo de Viciana, que en varios lugares se nombra; pero la posterior y
segunda parte de su lacónica indicación, debe ser por completo
rectificada, ya que del recto y racional análisis de dos importantísimas
cláusulas testamentarias, se desprende ser, no a uno, si que a varios, a
quienes corresponde el calificativo de hijos legítimos de D. Martín.
En un muy reducido volumen manuscrito, cuyo título se omite en lo
inserto del actual histórico trabajo (correspóndele el de «Llibre = .2. = de
calandaris»)(2), su autor, copiando cierta notable disposición del segundo
y Válido testamento de D. Mateo, consigna, al enunciar diversos
aniversarios, por el testador, instituidos, lo que, en su totalidad, al pie de
la letra, transcribimos:
Aris (aniuersaris) per Don mattheu de Visiana.
P° (Primo) aniuersari per anima de Don Marti de Visiana
mon pare,
m (mes) Doña Paula Tarrago.y de Visiana mare y per la
mehua anima.
m
(»)
per anima de mon germa Jaume Visiana.
m
(»)
p (per) anima de Damia Visiana mon germa.
m
(»)
p anima de isabet Visiana ma germana.
(1) Segunda Parte, pág. 61.
(2) Se le cita, a pesar de ello, en el primer estudio de este libro.
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m
m
m
m
m
m
m
(mes)
(»)
(»)
(»)
(»)
(»)
(»)
p anima de Catharina Visiana ma germana.
p ana Visiana.
p Usóla Visiana.
p... primera muller mía(1).
p... segona muller.
p... tercera muller.
p criats y criades(2).
Lo transcrito, exceptuando el encabezamiento y alguna o algunas
palabras omitidas: ora, de intencionado propósito por nosotros; ora, por
descuido o distracción de su redactor, debe ser copia exacta de cláusula
de la última y definitiva Volunlad de don Mateo; supuesto que es él
mismo, quien en lo aludido habla o dispone, y quien parece, en su
consecuencia, dictarlo; saltando a la vista, después de su lectura, que el
otorgante del testamentario acto se propuso juntar, de modo muy especial,
en distintos significativos grupos, a las personas de mayor proximidad a
él en parentesco, y a otras que, si, en verdad, dejaban de reunir tamaña
circunstancia, debieron permanecer durante numerosos años en su
compañía. Y quiso, a la Vez, resultaran, tan claros y ordenados sus
intentos, que lejos de colocar en forma confusa y arbitraria, semejantes
agrupaciones, hizo que figurasen a continuación de la constituida por sus
padres, él y seis personas de igual apellido: cuatro, de expresa manera
calificadas, con respecto al testador, de hermanos; a seguida, sus tres
sucesivas mujeres, y en la final de todas, individuos cuyos nombres y
número olvida, pero que en período largo de años, según insinuábamos,
hubieron de estar a su servicio.
Por las breves consideraciones anteriores, por el apellido que ostentan
Ana y Úrsula Viciana, y por el grupo en que aparecen ambas inclusas,
estimamos, desde ahora—sin atender a diversas y poderosas razones con
posterioridad apuntadas—, suposición mucho más que probable, la de
considerar, a una y otra señora, tan verdaderamente hermanas de D.
Mateo, cual a las restantes personas a quienes en la agrupación se aplica
el propio parentesco; atribuyendo el silencio sobre este extremo
guardado, al nombrarlas,
(1) Reservamos para mejor ocasión su nombre y el de las dos mujeres que siguen, según
y conforme las designa, D. Mateo.
(2) Llibre = . 2 . = de calandaris, pág. 41
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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mejor que a actos Voluntarios de! testador, a distracciones o abandono,
como se dijo, del notario autorizante, o del amanuense que utilizara para
la extensión o copia del documento.
Abona, desde luego, el valor y eficacia de nuestra expresada
hipótesis, en lo tocante al parentesco que unía a D. Mateo y a Ana y
Úrsula Viciana, el primero de los dos actos o disposiciones testamentarias
del repetido hijo de D. Martín, donde, entre las Varias y minuciosas
cláusulas que lo constituyen, se encuentra una, cuyos términos resultan de
gran semejanza a los empleados en la poco antes transcrita (en cuanto se
relaciona con la agrupación consabida)(1); ya que en ella, D. Mateo,
instituye, así como a lo realizado en la del segundo de ambos
testamentos, perpetuos aniversarios en sufragio de las almas de Jaime y
Damián Viciana, de Catalina Reselló Viciana (sustituida en la cláusula
del definitivo y válido, por su madre Catalina Viciana), y de Isabel, Ana y
Úrsula Viciana.
Nada se indica, es verdad, en esta porción del antiguo o primero de
los dos actos de última voluntad sobre el parentesco que enlazase a las
distintas personas mencionadas, ni por lo tanto, se resuelve precisa y
decisivamente el particular sometido a estudio; pero si no se aclara en la
cláusula el, hasta cierto punto, discutible extremo, su estructura y materia
contenida robustecen nuestro juicio, al coincidir, en lo sustancial, con lo
copiado de la segunda de dichas testamentarias disposiciones, o sea, en la
reproducción (salvo en un explicable caso) de iguales nombres y
apellidos en una muy análoga cláusula, para fines religiosos de idéntica
naturaleza.
Resultaría, sin embargo, mucho mejor reforzada la anterior
probabilísima hipótesis, si a los breves razonamientos empleados, se
añadieran a continuación, como oportuno complemento, múltiples y
expresivas particularidades derivadas de la intimidad de relaciones, entre
Ana y Úrsula Viciana, por una parte, y el cronista, D. Mateo y diferentes
personajes de la familia, por otra; pues, conforme se desprende del primer
Libro de Sacramentos, fueron estas mutuas relaciones tales, y según se
debían sospechar, refiriéndose a parentescos de la proximidad expuesta.
(1) A las dos se alude, cuando se estudia y precisa el nombre de la madre del
historiador.
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130
El historiador, en efecto, asiste en concepto de testigo o padrino, en 1 de
Enero de 1578, al acto matrimonial de Martín Benedito de Viciana, hijo
de la enunciada Ana(l); D.a Angela, segunda consorte del que escribió la
Crónica de Valencia, figura en calidad de madrina, al bautizar, en 29 de
Julio de 1580 a Francisco Antonio Benedito, hijo del anterior Martín
Benedito(2); este mismo Martín, inmediato descendiente, cual
manifestamos, de Ana Viciana, años después de ocurrido el fallecimiento
del cronista, se declara, en solemne y público documento, propietario o
señor útil de sus libros y papeles(3); y D. Mateo y su padre, junto con la
repetida Ana, intervienen por fin, en dos bautizos fechados en 21 de
Febrero de 1576 (4)y 24 o 25 de Marzo de 1575, respective(5).
Por lo concerniente a Úrsula Viciana, en escasas ocasiones nombrada
en los Volúmenes y documentos parroquiales, tuvo también sucesores
próximos apadrinados en sus bautizos, entre otras personas importantes
de la familia, por la segunda esposa de don Mateo; Verbigracia: Miguel
Damián Simó Benedito, bautizado en 23 de Marzo de 1590 (6)y nieto de
la propia Úrsula Viciana: aquel hijo del historiador, en el primer-acto de
su postrera voluntad, distingue, de modo muy singular, a Eugenia y
Esperanza Benedito, hijas de la consabida Úrsula, y a los inmediatos
descendientes de Eugenia(7); y la Administración de la herencia de D.
Mateo(8), se consideró obligada a atender, con donativos y
gratificaciones, a necesidades de la susodicha Eugenia Benedito, y de
Isabel Simó, hija, ésta, de Esperanza Benedito, y nieta de Úrsula
Viciana(9).
(l) Primer Libro de Sacramentos, fol. 75
(2) Idem, fol. 54 v.to y núm. 444 de orden.
(3) Copia de una escritura que autorizó Narciso Juan Albiol, librada por Adriano Rey;
ambos notarios de Burriana. Lleva la fecha de 30 de Enero de 1600, y el núm. 35 de la
documentación suelta (se la transcribe en el último de estos estudios).
(4) Primer Libro de Sacramentos, fol. 18, núm. 251 de orden.
(5) Idem, fol. 14 V.to, núm. 216.
(6) Idem, fol. 98 v.to
(7) Con legados
(8) Fundó, la que hubo de subsistir a su muerte, en su segundo acto testamentario.
(9) Escritura de 7 de Febrero de 1632, otorgada por los Administradores ante el notario
Fabián Lloréns de S. Esteve, obrante en su protocolo del mentado año.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
. 131
Obsérvese, además, que aparte las múltiples y significativas
circunstancias expuestas, tanto Ana, cuanto Úrsula Viciana, contrajeron sus
respectivos matrimonios en fecha bástame anticipada a la del principio del
Libro Sacramental de mayor antigüedad, o sea, al de 1569; por cuanto en
Enero de este año conocíase a las dos señoras descendencia (1), y de edad
suficiente—un hijo, al menos, de la primera—para que en 1570, constara
incluso dentro de! número de los, en tiempo de la Cuaresma, cumplidos con
el precepto pascual (2).
Ahora bien: en los días a que racionalmente pudiesen referirse los
nacimientos de ambas indicadas Viciana, sólo se conocían, o habitaban, a lo
sumo, en la pintoresca y burrianense villa, los cinco Varones de igual
apellido a continuación expresados: D, Martín S. el historiador, sus hijos,
Jaime, Damián, D. Mateo, y, acaso, el tío de tales tres hijos, D. Cosme o D.
Cosme Agustín (3).
Prescindiendo, conforme es regular, del preinserto Viciana postrero, a
causa de su profesión o carácter sacerdotal; y descartando a D. Mateo, cuyas
aludidas nupcias corresponden, según se verá, en ulterior trabajo, a datas
posteriores al 1569, quédanos limitado el número de los cinco anteriores
Viciana, al cronista y sus dos inmediatos descendientes Jaime y Damián.
Pero ni a éste, ni al hermano que le precede en orden, cabe en buena lógica
atribuir la paternidad de las dos distinguidas señoras, por motivo de lo escrito acerca de ellas con ocasión de las épocas probables de sus respectivos
matrimonios; debiéndose reconocer, en su vista, como acertado y terminante
acabamiento del asunto, que el verdadero padre de Ana y Úrsula Viciana,
hubo de ser, por precisión, el ter-
(1)
Libro Sacramental primero, fol. 2 (bajando del 7; esto es, del de mayor proximidad que se
conserva escrito), núms. de orden, respective 6 y 7.
(2)
Idem, Sección destinada a las Memorias de confesados y comulgados, folio 118 v.t° repetido
(3)
De los cuatro Viciana restantes que se nombran en este trabajo, o sea, del primer D. Martín, D.
Rampston, segundo D. Martín y D. Jaime, Coronel de las Banderas de la Plana, los tres primeros
fallecieron, respectivamente, hacia el fin del siglo XV o comienzos del XVI, entre los años 25 y
31 del XVI, y en 1522, siendo casados, y dejando viudas e hijos conocidos; y el cuarto, que acabó
sus días durante, o, en los años inmediatos y consecutivos al 1531, vivió, desde su juventud, fuera
de Burriana, contrajo matrimonio con señora de la capital valentina, y hubo de desempeñar un
importante cargo, sin duda, hasta su fallecimiento, en villa distinta de la antes citada, según todo
ello se tiene ya justificado
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
132
cero de los llamados, D. Martín; única de las cinco personas, en
condiciones de trasmitir, a ambas mujeres, su paterno e ilustre apellido.
Es verdad, sin embargo, que en el primero de los antedichos
testamentos de D. Mateo, se comprende el aniversario de Catalina
Roselló y de Viciana, hija de la hermana de aquél, nombrada, asimismo
Catalina; es cierto, que la existencia de una hija de la última señora, en la
cláusula testamentaria de referencia, faculta para creer en la posibilidad
de que figurasen en ella, hijo o hijos de alguno de los tres hermanos
Varones; pero semejante concebible supuesto, resulta a todas luces
injustificado, por lo relativo al caso en cuestión, si atendemos a que
mientras Catalina Roselló tuvo su nacimiento en Enero de 1571 (1), Ana
y Úrsula Viciana, eran, a la sazón, ya madres; y madres, de bien
justificada, y no muy reciente descendencia (2).
Todavía, luego de admitidas las dos precedentes señoras, en calidad de
hijas seguras de nuestro biografiado cronista, debe completarse el número
de sus abundantes e inmediatos sucesores, con otra respetable Viciana,
cuyo nombre corresponde al de Magdalena; casada en segundas nupcias,
el 6 de Marzo de 1570 (3), y con una hija de comunión, en la Cuaresma
de 1580 (4). Para convencernos de la realidad, a nuestro juicio, de lo
afirmado, y conocer en sustancia, la base racional, fundamento de nuestra
aseveración, procede retornar de nuevo a la cláusula del más antiguo acto
testamentario de D. Mateo, e inferir, de su íntegra y completa lectura,
cuántas y cuáles sean en definitiva las personas con el apellido de Viciana
a quienes corresponda la circunstancia de ser hijos legítimos del
historiador. Porque, si bien es evidente, que cuando hubimos de tratar a la
ligera, del indicado testamento primero, dejó de mencionarse en absoluto
a la enunciada nueva hija
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 4 v.to (descendiendo del 7, o sea, del menos
lejano.de los numerados que se conservan). En el acta resulta ilegible el día, por
aparecer destrozada, en gran parte, la hoja donde se incluye, y las pocas que le preceden,
las cuales, quizá, hubiesen servido para deducirlo
(2)
De ella se hablará a su tiempo con la necesaria amplitud
(3)
Idem, fol. 70. Sin perjuicio de ocuparnos en diferente trabajo de sus dos matrimonios,
conviene hacer constar, por ahora, que el marido del primero, llamábase Esteve, y el del
segundo, Mitjavila o Migavila
(4)
Idem, fol. 123 v.to.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
133
del tercer D. Martín, no lo es menos, que de su Verdadero nombre con
exactitud escrito en la cláusula luego del de Ana y antes de apuntarse el de
Úrsula, se hizo entonces caso omiso en evitación de obscuridades y
confusiones fáciles de producirse, de habernos determinado a justificar, a
una, el total número de hermanos anotados en el extenso e importante
documento de que se trata.
Claro está: que adjudicando en el actual momento a la antepenúltima de
las tres anteriores e inmediatas señoras, el calificativo de hija legítima de
D. Rafael Martín, no se efectúa, en realidad, cosa diversa de interpretar en
forma adecuada, el recto sentido de la consabida cláusula (1); desde el
momento que conociendo los Varios Viciana Varones, existentes en la
época de las otras dos; e inclusa Magdalena, en el grupo de los restantes
hermanos y con idéntico apellido paterno al que llevan asignado, parecería
irregular se le adjudicase diferente especie de parentesco con ellos, del
que, a todos éstos, entre sí, enlazara. Y por más que el hijo de mayor
representación del cronista, por razones imposibles de precisar, con
acierto, deja de escribir su nombre y apellido en el segundo de sus actos de
última voluntad al fundar aniversarios y reconocerá la mayoría de los que
califica de Verdaderos hermanos suyos, tan rara e inexplicable omisión
(2), queda, en exceso compensada, observando las estrechísimas relaciones
que entre aquél, D. Martín y Magdalena implican los siguientes expresivos
y acreditados hechos:
Viciana interviene, en calidad de padrino o testigo, en el segundo
matrimonio de ésta, celebrado—antes se indica—en 6 de Marzo de 1570
(3): D.a Angela, su esposa en las postreras nupcias, apadrina, en 30 de
Marzo de 1578 (4), el bautizo de Catalina
(1)
Hela aquí, prescindiendo de cuanto se dice con respecto al testador, sus padres, esposas y
criados:
«Primo per lanima de miquel Jaume Viziana. ítem per lanima Damia Viziana. ítem p lanima de
Cathalina Rosello y de Viziana. ítem p lanima de Elisabet Viziana y de Pons. ítem per lanima de
anna Viziana y de benedito altre per madalena Viziana y de Stene... altre per lanima de ursola
Viziana y de benedito...»
(2)
No obstante, tampoco funda aniversario en favor de su hermana Catalina, en el primero de sus actos de postrera volundad; y ni en éste, ni en el
segundo, lo instituye por D.a Angela Viciana (madrastra suya), con quien,
sin duda, se avenía perfectamente.
(3)
Véase lo, con anticipación inserto, en el texto y en la nota complementaria.
(4)
) Primer Libro de Sacramentos, fol. 26, núm. 359 de orden
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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134
*
Angela Llopis, nieta de Magdalena: la segunda consorte de don Mateo,
en 4 de Noviembre (escríbese por equivocación, Diciembre) de 1591(1) , y
23 de Febrero de 1593 (2), hace cosa análoga con Ursula-María y
Francisco Matías Llopis, asimismo nietos de la tal Magdalena: la propia
repetida esposa de D. Mateo, junto con éste, intervienen en concepto de
padrinos, en 17 de Mayo de 1596, en el bautizo de Juan Monserrate
Llopis (3), otro de los nietos de aquélla; y de la Administración, por fin, de
la herencia de dicho hijo del cronista, se prestan en 1632, las posibles
gratificaciones o auxilios al Monserrate, entonces en adversa y precaria
situación (4). Para concluir: D. Martín tuvo sus ocho inmediatos descendientes nombrados, de sus nupcias con D.a Narcisa, Paula o PaulaNarcisa Tarrago, conforme se colige de lo advertido con relación al año
del fallecimiento de dicha señora; de lo que asegura, don Mateo, en la
cláusula copiada de su segundo testamento, alusiva a su parentesco con la
difunta y la mayoría de los Viciana en ella inscritos, y de lo expuesto, y
que, sobre todo, se dirá, concerniente a la data en la cual ya eran padres
aquellos hijos del historiador (4); sin que aparezca entre los volúmenes y
documentos parroquiales rastro alguno indiscutible de la existencia de
otros, a quienes pudiera atribuirse semejante paternidad. Tan sólo en una
transcripción o asiento que se anota en las páginas 555 y 556 del
Apuntament, donde se detallan, con muchos pormenores, los aniversarios, en tantas ocasiones mencionados, incluyese, entre el de Jaime y
el de Damián Viciana, un tercero, relativo a cierto individuo a quien se
designa con el nombre de Daniel Viciana; pero tan extraña y original
inclusión, hállase, con certeza, equivocada, a la vez que, por no aparecer
comprendida en el testamento—de una de
(1)
) Idem, fol. 106 v.'°.
) Idem, fol. 111. (5) Idem, fol. 154 vto
(3)
Escritura mencionada de 7 de Febrero de 1652, que autorizó D. Fabián Lloréns de S.t Esteve, y
obra en su protocolo de este año
(4)
Menos D. Mateo, los demás, dentro de los doce años posteriores a la defunción de D.° Narcisa.
Supone, tamaño detalle, que los otros siete Viciana nacieron antes de morir la enunciada señora; y
que, siendo hermanos de don Mateo, y éste—según expresa indicación suya—hijo de las primeras
nupcias de D. Martín, o sea, hijo de la propia D.a Narcisa, por necesidad, han de resultar hermanos
de doble vínculo los ocho, e indisputables inmediatos descendientes de aquélla.
(2)
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
135
cuyas cláusulas procede el ítem—, por no repetirse ambos nombre y
apellido, en el margen de lo transcrito, como se efectúa con las demás
personas que en igual inserción se citan.
Cabe, pues, en definitiva, afirmar, y afirmar con la necesaria
garantía, que los verdaderos y legítimos hijos de D. Rafael Martín de
Viciana y D.a Narcisa, Paula o Paula-Narcisa Tarrago fueron — escritos
sus nombres completos, cual en nuestro tiempo—: Mateo, Jaime o
Miguel-Jaime, Damián, Catalina, Isabel, Ana, Magdalena y Úrsula
Viciana Tarrago.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
SEGUNDO PERIODO DE LA VIDA
DE
DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
139
I
D. Martín de Viciana dió comienzo al ejercicio de su carrera de
Notario, según en tiempo oportuno se manifestó, pocos años antes de
iniciarse la desesperada insurrección de los Moriscos de Espadan; si bien
hubo de suspenderlo desde el principio al acabamiento de la misma, para
continuarlo después de ocurrido lo último, hasta los setenta y cinco o más
años de su edad, sin otras interrupciones que las ocasionadas,
singularmente, por sus imprescindibles viajes de estudio.
Los recuerdos de su ilustre familia; los cargos por algunos de ella
desempeñados; la defensa de Burriana encomendada a su padre durante
la sangrienta guerra de las Germanias, y la peligrosa intervención del
cronista en sucesos con tal lucha relacionados y con la que motivaran los
moriscos insurrectos, debieron aumentar su ya efectiva popularidad, e
influir en el rápido desarrollo de su actuación en la villa; logrando, y
sosteniendo, a partir del primitivo instante de dicha su segunda etapa
profesional, a la par que numerosa, siempre creciente clientela. Así lo
supone el sano juicio, y así lo acreditan, de tácito modo, los cien actos y
contratos, poco más o menos, íntegros, en extracto o por referencias
conocidos (en su mayor porción íntegros) que del ejercicio de su catrera,
sólo, en los doce meses de 1530, se conservan entre los documentos,
todavía obrantes en el Archivo Eclesiástico de la Parroquia.
El Clero, las Autoridades civiles y los demás elementos de
reconocida índole oficial, de idéntica suerte que la gran mayoría de las
clases, acomodada y popular de Burriana, eligieron, en efecto, con
preferencia, para los asuntos que requerían intervención de Notario, al
que, con posterioridad, había de resultar insigne cronista y gloria legítima
de la región valenciana.
En cuanto a la Corporación Eclesiástica, en aquella época tan
influyente, tan poderosa y tan rica en productivos censos (sus pensiones y
los otros derechos a ellos anejos, daban, a la sazón,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
140
origen a documentos escriturarios bastantes en número e importancia,
acaso, por lo que de lo salvado se desprende, para el decoroso sustento de
algunos de los fedatarios locales), al abrir el primero de sus conservados
Libros Cabreos, apresuróse a nombrarle Notario único para la
autorización de los reconocimientos que de tamaños gravámenes
otorgaran los enfiteutas o señores útiles de las fincas censidas; y lo propio
realizaron los Beneficiados de los cinco Beneficios Eclesiásticos
instituidos por Berenguer Quintana, Bernardo Berenguer, Domingo
Boscá, D.a Bartolomé Moixa y Anto-ñeta Puigaycoli, cuyos respectivos
Cabreos, de análoga manera que el anteriormente enunciado, insertanse
completos hasta ciertas fechas en el Libro Primero de Instrumentos del
Reverendo Clero, donde aún cabe ahora admirar la sencilla y lacónica
descripción de los inmuebles rústicos y urbanos gravados, incluso la de
dos de la penúltima clase, pertenecientes en señorío útil, al fedatario que
la autorizaba (1).
Las Autoridades, Corporaciones civiles y Funcionarios principales de la
rica población indicada teníanlo también a su servicio, con carácter
oficial en cuantas ocasiones necesitábase dar autenticidad a los distintos
acuerdos que, por precisión, la exigían. Actuaba, por lo tanto, de
Escribano ante los Jurados, y ejercía parecido cargo en presencia de las
Cortes o Tribunales del Baile,
(1)
He aquí la de uno de los dos del cronista:
(Prelibatis die et anno)
(21 de Marzo de 1530)
Yo Rafel Marti de Viciana not. vehi de la dita vila de Borriana en precia presencia) dels not.
e testimonis dessus scrits jnterrogat p (per) lo dit mo.(mosen) frans (franses) vijosca en los dits
noms confessi e otorgui /e manifesti a daquell present /e acseptant que tenia e possehia quant ala
vtil senyoria del dit clero Dos fanecades de térra fetes e constituides a triodo de vela situa-des e
posades en la orta de la predita Vila confrontades de dos costats /e apart damunt ab dos cequies
del hul dels ortolans /e apart de dauall ab ort de mi dit confessant. E que p aqlles fas e fet e pagat
o tengut quoscv (quoscvm) any al dit clero en la festa de sant miquel del mes de septebre
(septembre) ciñen sol. (solits) mo. (moneda) re. (real) de va. (Valencia) de cens ab luistne e fatiga
e tot altre píen dret emphitectic segons fur de va. De la qual confessio lo dit mo. frans. vijosca en
los dits nos. (noms) requiri p mi dit /e desus scrit not. esser-lin rebuda carta publica p (per)
memoria hauedora en lo deuenidor. La qualcosa fon feta vt sepp (suppra).
Testes qui supp
. Llibre primer de instruments de el R.t clero de Burriana, f.° XXXXiiij v.to
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
141
Justicia y Mustazaf; interviniendo, en concepto de Notario, aparte
esto, en las escrituras y documentos de trascendencia que habían de ser
otorgados por las propias Autoridades, Corporaciones y Funcionarios
públicos a que se acaba de hacer alusión (1).
Los actos, procesos (juicios civiles (2), criminales y expedientes no
contenciosos) (3) y los varios escritos suyos, de que se guarda perfecta
memoria, en virtud de datos que obran en el Archivo de esta Parroquia,
del Municipio de Nules y del General del Reino valenciano—de muchos
de los cuales habrá de darse cuenta en próximo y parecido estudio—y las
magnas escrituras, mediante las que se terminaron, a satisfacción,
batallonas cuestiones habidas entre la Villa y el Clero, y entre aquélla y el
pueblo de Nules, testimonian su crédito, significado y la singular
deferencia prestada a su persona por los repetidos elementos oficiales
burria-nenses. Mencionaremos, por de pronto, en este oportuno sitio, una
de las diversas de superior y delicada importancia relativa a las dos
postreras localidades, cuya fecha, conforme Vamos a comprobar,
corresponde a los comienzos de su segunda y última actuación
profesional. Recordemos antes, empero—aunque resulte de sobra público
y sabido para cuantos conocen la fecundidad del hermoso término de
Burriana, estima en que tienen las aguas de riego, sus habitantes, y
distribución de las que, procedentes del Río Mijares, utilizan para aquel
objeto dicha Villa y la mentada población inmediata—, el sin número de
cuestiones judiciales sostenidas por ambas con motivo de su uso y
ordenado aprovechamiento. Quizás la que con preferencia, comprendida
entre las de esta grave y discutida materia, produjo, desde muy pretéritos
tiempos, mayores disgustos y enconos apasionados, fué la denominada
dels alters (terrenos de riego, elevados) o mejor, dels alters que a los de
Burriana correspondía regar en la que se llamaba, entonces, y también,
ahora, Tanda de Nules. Pleiteóse sobre este grave e interesante tema, con
tenaz porfía; ocasionáronse peligrosas discusiones y gastos
extraordinarios; obtuviéronse, por lo visto, confusas y hasta
contradictorias sentencias; pero nunca jamás se calmaron los airados
ánimos, ni se extinguieron los múltiples litigios, a causa de que, aquéllas,
en sus fallos, no facilitaban, en
(1)
Se acreditará el hecho en el sucesivo curso de nuestros trabajos
Compréndanse, dentro de éstos, los administrativos.
(3)
O actos de Jurisdicción Voluntaria
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
142
absoluto, los medios de evitarlos en lo sucesivo. Cansadas las dos
limítrofes poblaciones de estas inacabables contiendas y de tan
continuadas e inútiles discordias, depusieron su actitud iracunda, y de
buena voluntad, sin justicias, con la exclusiva mediación de personas de
verdadera conciencia y nobles sentimientos, llegaron a franca y muy
honrosa concordia, cuyo contenido se consignó en escritura de 19 de
Mayo de 1531. Este trascendental y notabilísimo documento, notable y
trascendental, aparte de su objeto, por expresarse en él, cuál fuese el
domicilio, a la sazón, del Notario autorizante—por supuesto, D. Rafael
Martín de Viciana—, consérvase entero en el Archivo Municipal de
Nules, y otorgáronlo, en presencia del referido Notario, los Magníficos D.
Pedro Mora-tó, D. Francisco Nicolau y D. Jaime Saurina, Jurados de la
Villa de Burriana; y D. Francisco Verdejo, Farmacéutico, y D. Antonio
Carceller, Jurados de Nules, con intervención del Magnífico don Jaime
Morató, Lugarteniente de Baile de la primera Villa, y, «Jutge, sequier
Real entre les dites vniversitats, e, viles per sa mag.t (magestat) real...»;
habiéndose consignado en él, con admirable lucidez y precisión, lo que
hubo de constituir su fundamento y originario objeto; es a saber: «fitar e
determinar les dites terres de tal forma que tota questio de huy avant
sece...».
Por lo concerniente a su actuación de Notario, con respecto a la
generalidad de sus laboriosos conciudadanos, si no bastaran las
preinsertas particularidades para suponerla activísima y continuada, lo
justificaría, sin ningún género de duda, el considerable número de
documentos—unos doscientos—de distinta naturaleza, dentro de sus
variadas funciones, que hemos logrado conocer, según decíamos para los
cien antedichos, íntegros, en extracto o por meras referencias, no obstante
la desaparición completa del Archivo Municipal, donde tanto, en
realidad, abundaban, por lo que se desprende del «Apuntatnent», y la casi
idéntica del de la Iglesia de la Parroquia, en que se contenían, con
certeza, en proporción mucho mayor.
Estas asiduas y continuadas ocupaciones, esta actuación profesional
intensa, que tan bien se acomodaba a su decidida y espontánea afición al
trabajo, sólo quedaban interrumpidas por la otra clase de labores del
mismo modo indispensables, dedicadas al estudio y hallazgo de datos
seguros, dentro y fuera, en particular, de la localidad, para la preparación
y composición de la Crónica de Valencia y de su Reino.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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143
Prescindiendo, ante todo, por su evidencia, de lo provechoso y
cómodo para él de sus investigaciones histórico-regionales en el primero
de los dos últimos mencionados Archivos (el del Municipio), la
circunstancia no ignorada de encontrarse ejerciendo en 1531, y aún luego,
el cargo de Portantveces de General Gobernador de la Plana, persona de
su familia—en época precedente lo desempeñaron, de parecida forma,
según ya se indicó, Varios de su propio apellido—, facilitaríale,
asimismo, el reconocimiento y examen de Archivos, Bibliotecas y centros
por el estilo de cultura; tanto de las Villas y lugares de la comarca (1),
como de los que existían en sitios enclavados más allá de los límites de
ella. En su extensa y, en parte, conocida obra histórica, tantas veces en
estos trabajos mencionada, habíanos en términos de ordinario concisos,
pero en diferentes y apropiadas ocasiones, de sus incontables viajes de
estudio a través del principado de Cataluña, y reinos de Aragón, Valencia
y Andalucía; fijándose con singular complacencia en los emprendidos a
menudo por el interior del territorio que regía el individuo de su
respetable e ilustre parentela. En estos curiosos e instructivos viajes por
fuera y dentro de la lugarte-nencia de la Plana, no se limitaba, de única
manera, a examinar los documentos de importancia e interés para sus
determinados propósitos; sino que, a falta, o en complemento de tamaños
comprobantes, interpelaba a Jurados, Justicias, Rectores, Vicarios y
demás personas de respetabilidad y conocimientos, capaces de
suministrarle datos, a lo menos, acerca de aquellos extremos que, en
concepto suyo, aparecía manca o incompleta la documentación
consultada. Examinaba, por otro lado, en estas necesarias expediciones
inquisitivas, de ordinario realizadas durante los períodos calurosos del
verano, los sitios y terrenos dignos de verdadero examen y
reconocimiento; ya por haber sido teatro de importantes sucesos
históricos, cuya exacta correspondencia con lo sabido mediante tal
documentación dejó consignada en su obra; ya por su naturaleza o
fertilidad con respecto a determinadas producciones; ya para facilitar
desconocidos antecedentes sobre materias parecidas que necesitasen tener
averiguados, acaso, quienes desearan conocer lo que en semejantes
parajes de verdadero interés se notase. El cronista, cuya patente y
decidida afición
(1)
O casi Provincia actual.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
144
a las aves y su caza fuéle imposible ocultarnos en su libro u obra
principal, relata en la voluminosa Tercera Parte de ella, lo que, respectivo
a la materia, hubo de observar en los múltiples parajes y poblaciones
visitadas, sin omitir la especie de pájaros, o animales objeto de la
saludable y placentera distracción, ni las diferentes y extraordinarias
ocurrencias que en algunas circunstancias le había sido factible presenciar
(1). En uno de sus viajes estivales a Villas o pueblos limítrofes, o casi
limítrofes de los dos Reinos de Valencia y Aragón, debió detenerse en los
de Mosqueruela (aragonés), y Vistabella (Valenciano). En ellos, de
idéntico modo que en los restantes lugares de sus largas y amenas
correrías, visitó y reconoció, de los poblados y sus términos, lo que
estimara digno de ser visto y reconocido; y al relacionar con detalles sus
gratos recuerdos sobre este punto en la enunciada Tercera Parte de la
Crónica (2), a la vez que advierte y elogia la frescura de sus aguas, el
considerable número de sus fuentes y la abundancia de su, en extremo,
variada caza, cuéntanos la de las codornices y otras avecillas,
prevaliéndose de su terror a determinada especie de gavilán (moixeta, o
moixa según así se la llamaba), con pormenores o circunstancias tales,
que dudaríamos de la realidad de lo narrado, si fuera el que lo apuntase
escritor diverso de nuestro sincero y honrado D. Martín; quien termina su
minucioso y sorprendente relato con las expresivas palabras que siguen,
prueba innegable de su real y sentida impresión en aquel acto y de sus
manifiestas aficiones a la caza: «El lector que se picare de caçador le
prometo que si halla fuese gozara de tierra fresca e de agua fria e de
buenos mantenimientos, e tierra de sanidad e de caca muy graciosa, y aun
de otras cacas de monte, si fuese largo caçador».
.
(1)
Aunque no fue cazador utilizando halcones, por lo que se desprende de la página 5 de
igual Parte, dícenos en las páginas citadas en la nota siguiente, haber sido testigo
presencial de un caso asombroso de caza análoga
(2)
Págs. 150 y 151
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
145
II
En Valencia, donde a principios de Septiembre de 1531 se
encontraba en probable prosecución de uno de sus útilísimos viajes
investigativos, enteróse de habérsele designado como testigo para
declarar en cierro «procés», o asunto litigioso, promovido ante la Corte o
Tribunal del Justicia burrianense.
La trascendencia de su prestada declaración, atendidos sus
sentimientos religiosos; la calidad de uno de los litigantes (sacerdote) y
los conflictos y perjuicios que pudieron acarrearle sus manifestaciones;
así como la inexistencia de otra u otras similares o diferentes a la
enunciada, muévenos a extractar en reducidos términos la cuestión a que
se contrae, y a reproducir la principal de las afirmaciones por el
historiador sostenidas.
Muy poco tiempo antes del mes y año en el penúltimo párrafo
consignado, el presbítero mosén Mateo Salvat, en concepto de Síndico y
Procurador del Clero de Burriana, instó importante reclamación judicial
contra Bernardo Saurina, de respetable y distinguida familia, también de
la antedicha ex-Villa, sobre asunto concerniente a censos enfitéuticos a
favor del aludido Clero.
La litigiosa cuestión, que desde su comienzo tomó proporciones
desusadas, siguióse «Dauant la presencia del honorable en francesch
bellmunt locht. (lochtinent) de justicia de la present Vila de Borriana...» y
con posterioridad, en alzada, ante el «noble e magnifich en jaume de
Viciana Cauallr (Caualler) e Conseílr (Conseller) de la cessárea e real
ma.t (majestat) loc. (lochtinent) de gouernador en lo present regne de
Valencia del Riu de vxo en sa A la mar»... Mientras su sustanciación, en
extremo larga y laboriosa, promovióse apasionado incidente, por mosén
Mateo Salvat, a causa de pretender se estintóse en definitiva nula o
ineficaz la prueba testifical que se recibiera a Saurina; según él, fuera de
término, y conforme éste, dentro todavía. Referíase, en sustancia, el
verdadero y delicado asunto discutible, a si, aun dentro del periodo de
prueba, habían convenido ambas partes, la suspensión o «sobreseyment»
de las diligencias delante de conocidas personalidades, y ratificádose más
tarde el convenio por la totalidad del
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
146
precitado clero local. Mosén Salvat, relataba el suceso en una forma;
Bernardo Saurina, en otra distinta: el primero, interpretando lo que
ocurriera, sostenía no haber recaído en el asunto decisivo consentimiento;
el segundo, muy al contrario, considerábalo, en absoluto, resuelto; y
apelada por mosén Salvat la providencia que dictara el Justicia
admitiendo a Saurina la nueva prueba testifical ofrecida en justificación
del grave extremo en litigio; desestimado el recurso por el Tribunal
Superior y, devueltas al Inferior las diligencias, mandando se recibiese
dentro del plazo de diez días las declaraciones de los testigos ofrecidos
por Saurina, Viciana que hubo de ser uno de ellos; que desempeñó el
papel de intermediario del demandante y demandado para el arreglo
amistoso del negocio, y que asistió, por casualidad, o con la debida
autorización, a las deliberaciones del Clero para ratificar o desautorizar lo
convenido, fue llamado a la presencia del Justicia civil burrianense.
Aunque no le hubiera sido difícil empresa sustraerse al duro y penoso
trance en que se veía envuelto por sus particulares relaciones y
significativo modo de pensar—doblemente, encontrándose, como se
encontraba, por entonces, en la ciudad Valentina—, no lo intentó
siquiera, y trasladándose a su país natal, dispúsose, sin demora, a
comparecer ante la Corte de su honorable Justicia, Bell-munt. Y en 11 de
Septiembre de 1531, día posterior inmediato al de su llegada a la
consabida ex-Villa, a pesar de sus intensas inclinaciones religiosas, a
pesar de su profundo acatamiento a los individuos de la clase sacerdotal,
de cuyos.intereses, en realidad se trataba, y a pesar, por fin, de que en
aquellos precisos instantes tenía a su cargo distintos Libros Cabreos de
censos a favor del Clero y de Beneficios Eclesiásticos, haciendo sabia
distinción entre personas y doctrina, y amigo de la verdad y de la justicia,
sin reservas ni mistificaciones, declaró con sencillez y entereza, en contra
de lo manifestado, o entendido por mosén Salvat, y de acuerdo con lo
supuesto por Saurina; es decir, que sí que se «concorda ab tots los
preueres que fos sobreseyt en dita causa» (1).
Dos años después, poco más o menos, de prestada la franca y
terminante declaración ante el Justicia, Vióse comprometido don Martín,
en extraño y obscuro procedimiento ante el Tribunal del Gobernador de
Valencia (2), no para testificar con respecto a
(1)
(2)
Cuaderno del Archivo Parroquial señalado con el núm. 7.
Intervenían los Gobernadores en numerosos asuntos civiles y criminales
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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hechos ajenos, sino para responder en calidad de demandado a
inculpaciones que le efectuaba persona de elevadísima y egregia alcurnia.
Nos referimos, con ello, a la cuestión interpuesta y seguida contra aquél
por uno de los celebrados Cardona de su época, y de la cual apenas si se
conservan noticias claras y fidedignas. Sólo se sabe, en concreto, que D.
Sancho del predicho apellido, Almirante de Aragón y Marqués de
Quadalest, logró obtener de la Corte o Tribunal de la Gobernación vaga o
poco expresiva sentencia dictada en 21 de Noviembre de 1533, mandando
a D. Martín de Viciana, señor, o que se titulaba Señor de Carabona,
poblado sito en término, de Burriana, que no hiciese actos algunos
concernientes a dicho lugar, según D. José María Torres (1), o que no
tenga ni pueda ejecutar acto en aquel pueblo si no son los de mera
señoría, de acuerdo con lo que expresa D. José Rodríguez Condesa (2).
Aunque en sumo grado confusas e incompletas las indicaciones de
ambos escritores regionales, cuyo cotejo y consiguiente aclaración nos ha
sido imposible realizar, sin embargo de habérnoslo propuesto a su
tiempo, parece que del fondo de su contenido cabe deducir la existencia
anterior de seria litigiosa contienda habida entre aquellos dos distinguidos
proceres, consecutiva a la división del pleno dominio de la heredad, o
antiguo poblado de Carabona, en señorío directo y señorío útil. Es muy
creíble y, hasta fundado, una Vez admitida semejante hipótesis, que tanto
el noble Marqués de Guadalest, cuanto nuestro historiador D. Martín, se
juzgaran señores directos del valioso inmueble rústico, y con las
facultades anejas a tamaña clase de dominio; o que, no considerándose
tal, el segundo de ambos, sino exclusivamente con el señorío útil,
practicara actos, en concepto del primero ilegítimos, y en su
consecuencia, con derecho indubitable a impedirlos, éste, desde luego.
Puédese admitir, no obstante, las expuestas dudas, y sin temor a
justificadas impugnaciones, que la extensa y codiciada heredad de
Carabona, perteneció en dominio, restringido, o no restringido, a nuestro
insigne y biografiado cronista, supuesto que en nota extendida en él
«Llibre del Redelme»—año 1590—existente en el Archivo Municipal de
la Villa de Nules, se lee que: «Ab acte de dente ex.' (executori) ab
responcio de ynteres rebut p
(1)
(2)
«Advertencia al lector», citada, pág. X.
Memoria de igual suerte conocida, pág. 15.
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francés Mascarell nott. de Vilareal a 4 de julio 1548 martí de viciana
se obliga y confesa deure a mre (mestre) Juan tuerta ci-rurgia de Onda
300 Ll. (Lliures) de preu(1) de la heretat de carabona... a responcio de
ynteres de 1 sou (en signo esta palabra) iij (dines) p lliura que son 400
sous cascun any pagadors a 4 de març, y setembre migerament» (2).
Obsérvese, ante todo, que la fecha del documento escriturario, en
donde se consigna lo copiado, no alude, en realidad, a la data de la
adquisición del inmueble por el historiador D. Martin, sí que a la del
reconocimiento de la deuda derivada de la compra especial a que en el
acto o escritura pública se menciona. Fueron éstas sobreentendidas
enagenaciones, denominadas, en derecho patrio, ventas a debitorio, muy
frecuentes durante el siglo XVI, y también algo después y, aun con
anterioridad, a aquél; consistiendo, según los autores, en adquirir
comprador la finca Vendida, conservar en su poder el precio para
satisfacerlo en uno o diversos plazos, y abonar mientras tanto, a su época,
la pensión (o el interés) estipulados en el contrato.
Que procedía la cantidad adeudada de la inquirida clase de convenios,
y en manera alguna de los de formas más usuales en lo moderno,
acredítalo que, al suministrarse en la continuación de la nota transcrita
diversos detalles alusivos a un nuevo cesionario del crédito contra el
propio historiador, se dice, copiando al pie de la letra: «En apres dit
debitori pertanygue a la herencia de Miq.1 Juan Verdejo...»; con cuyas
palabras bien a las claras se da a comprender, que la parte de precio
todavía debido por el tercer D. Martín(3)—300 libras—dimanaba, con
certeza, de Venta; pero de venta de la clase y naturaleza enunciada.
Hemos de admitir, cual hecho seguro, que nuestro honorable y
repetido conciudadano adquiriría la importante heredad de Carabona en
data algo anterior al comienzo de la reclamación del Marqués de
Guadalest, atento a que de lo dicho y sentencia recaída cabe colegir se
reputaba al Vencido, ya en la supuesta fecha, señor, hasta cierto punto,
del inmueble rústico en cuestión, sin contar con que la circunstancia de
haber obligado, Juan Tuerta, al
(1)
De parte del precio
Debemos, tal nota, a la amabilidad del
Médico de Nules
(3)
) El precio supone casi siempre venta
(2)
Sr. D
Daniel
Camarlench, ilustrado
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comprador a reconocer el manifestado débito, implica, en nuestro
sentir, la antigüedad de éste, o que no fué aquel cirujano, el Verdadero
vendedor de la finca, sino algún cesionario del crédito a quien lo
transmitiría, quizá, otro cesionario, o el desconocido vendedor primitivo.
Admitidas, pues, las necesarias explicaciones precedentes, sin las
cuales resultaría imposible entender la consabida sentencia, lo expuesto
por los dos escritores regnícolas y el sentido natural de la preinserta nota,
procede preguntemos, si luego de demandado y notificado Viciana, se
defendería con el tesón y actividad constitutivos de su modo de ser
mientras no cupiera estimarse, con fundamento, como temerario, su
empeño, y hemos de contestar en forma afirmativa a la indicada pregunta,
sin embargo de la Valía y del importante papel que desempeñaban en
España los descendientes de D. Ramón Folch, Venidos de Francia en
tiempo de su tío Carlomagno (1); y en lo sucesivo, Vizcondes, Condes,
Marqueses, Almirantes de Castilla, Grandes Condestables de Aragón y
emparentados, a mayor abundamiento, con algunas familias reales de la
Península. Pensaría mucho, D. Martín, antes de decidirse a enérgica
resistencia; meditaría con cuidadosa seriedad acerca de la representación
de los Cardona, y muy en particular, sobre su parentesco con D. Alonso
de Aragón, Duque de Segorbe, a quien tanto hubieron de conocer y
respetar, su padre y tío D. Rampston; pero el carácter, según veremos,
independiente e indomable del historiador, y la firmeza de sus resoluciones, así que las apreciaba justas, indúcenos a pensar, que, todavía sin
grandes esperanzas de éxito, batalló con vigorosa tenacidad hasta Ver
agotadas, por completo, las pocas que le quedaran. No se deduce hecho
semejante de las diligencias originales, perdidas, conforme indicábamos,
en su inmensa mayoría, ni lo confirma el cronista en parte alguna de las
obras conservadas que publicara; mas lo presuponen varios de sus actos y
significativo modo de proceder, si es Verdad, según juzgamos, que para
inquirir con acierto el pensamiento íntimo suyo, requiérese, en ocasiones,
prestar cuidadosa atención a cuanto omite o calla, y a lo que, en incisos, y
a la ligera expone, y desea nos fijemos. Nótanse en su conducta, en
efecto, con referencia al asunto, base de nuestro actual y crí-
(1) D. Ramón Folch era hijo de D. Julián, Conde de Anjou, y de Argencia, hija del gran
Emperador
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tico estudio, dos raras particularidades, a primera vista, casi imperceptibles; pero que, una vez advertidas, aclaran, de súbito, el indudable
estado de su alma y la resuelta actitud tomada después de dictarse la
sentencia por el Tribunal de la Gobernación Valenciano. Aunque no debió
convencerle el fallo y tuvo que someterse al, en definitiva, recaído—ya él
desfavorable—, corno protesta muda contra semejante desenlace, cual
Verdadera prueba de su intenso y amargo disgusto, y para aminorar en días
sucesivos el recuerdo doloroso de tamaño suceso, dejó de ocuparse en
absoluto de la consabida finca y de su contrincante el poderoso noble, D.
Sancho de Cardona. Al menos a tal conclusión nos inclina el hecho de haber
enagenado la magnífica heredad consabida y el olvido que hubo guardado
para con dicho personaje al hablar de las familias regionales de mayor
distinción y prosapia. No se conserva, es cierto, en cuanto afectar puede a lo
primero, la escritura de venta que el historiador otorgara, ni se sabe el
nombre del nuevo poseedor del inmueble, ni tampoco en qué fecha se
autorizase el público instrumento; pero resulta de todo punto incuestionable
que la finca rústica de Carabona Vendióla nuestro biografiado D. Martín, y
que la inmediata Villa de Nules consiguió adquirirla a título de compra —se
desconoce, con evidencia, de quién—, en 5 de Noviembre de 1558,
conforme lo demuestra la escritura de la propia data autorizada por el
fedatario, Francisco Juan Inglés (1). Manifestemos, ahora, para la mejor
aclaración de este interesante extremo, que D. Martín de Viciana, con
independencia de la feraz heredad repetida, era dueño de bienes rústicos y
urbanos en número suficiente para atender, con holgura, a su decorosa
subsistencia. Todavía en la primera edad juvenil y en los instantes de su
máxima actuación notarial, conservaría, casi por entero, los distintos
heredados de sus ricos y preclaros antecesores, con tanto mayor motivo que,
su consorte, de la bien acomodada familia de los Tarrago, debió aportarlos
de valor al contraer con él matrimonio. Y si bien en los Libros Parroquiales
del Archivo se mencionan o describen, escasos de los que pertenecieron a
los dos acomodados esposos, nada habrá de extrañar el, en apariencias,
contradictorio pormenor, atendiendo a que, en los aludidos Volúmenes
archivados, exclusivamente se relacionan, salvo, en raras excepciones, los
afectos a censos del Clero, pero no los libres, o los que, en realidad, corres.
(1)
Libro y nota antes citados en el texto
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
151
pendiesen a Señoríos directos de diversas entidades o personas. Dicho se
está que en situación tan especialísima y satisfactoria, es ilógico admitir,
ni suponer, siquiera, necesidades o exigencias capaces de obligar a D.
Martín al desprendimiento de fincas urbanas o rústicas suyas, y mucho
menos de la preciosa intitulada heredad de Carabona. A buen seguro que
en el inacreditable caso de sentir o experimentar, Viciana, serias penurias,
durante los principios del largo período historiado, hubiese prescindido,
de semejante venta, para con urgencia, evitarlas, poseyendo, según se
deduce de lo advertido y probaremos en su lugar, bienes diferentes de la
mencionada rústica heredad; única, acaso, en el término que abarcaba
poblado, y favorecida, a mayor abundamiento, en su riego, con amplia e
importante vía fluvial, denominada en los actuales tiempos, cual antes,
Acequia o Bras de Carabona (1).
Es preciso, pues, reconocer, cual probable consecuencia, que el
hecho exacto de la realizada Venta por el cronista, sólo cabe explicarlo de
manera satisfactoria, en virtud de imperiosa necesidad moral nacida del
sentimiento que despertase en su ánimo la Visión continua de las tierras,
motivo originario de su pasado y sufrido contratiempo.
En lo relativo al silencio que nuestro D. Martín—evitando recuerdos
dolorosos—hubo de guardar en la memorable Crónica
(1) Lejos de oponerse el debitorio a lo que consignábamos con respecto a la situación
económica de Viciana, lo confirma; por cuanto, aquél, dimanaba de compra efectuada
por éste, y, quien adquiere a título de tal, da siempre a entender, o que posee bienes
superiores a las exigencias de la Vida, o que se halla en condiciones de cumplir los
pactos estipulados en el contrato. Y aun cuando la adquisición del rústico inmueble
llevóla a cabo el historiador reservándose el precio, pagando intereses y obligándose,
por lo inferido de la nota, a satisfacerlo en plazos indudablemente largos, téngase, sin
embargo, en cuenta, que la forma de enagenación a debitorio, era, en la época,
costumbre generalizada en Burriana; y que la importancia y valor de la finca venían a
justificar dicha clase de contrato, y explicaban a la vez, los plazos largos, supuestos,
para la sucesiva y completa entrega del adeudado precio. Con tres anos de anticipación,
además, a la fecha en que, según, a su tiempo, indicóse, retenía D. Martín, parte, o el
resto del débito, creyó conveniente adquirir mediante título de compra inmuebles
urbanos o derechos reales sobre ellos constituidos; acreditando, parecida circunstancia,
que conservaba entonces una porción del precio total de la heredad, a causa, no de su
estado económico lamentable, sino por encontrarse sin vencer el día, o pago del
oportuno, y quizás, plazo postrero
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
152
de Valencia sobre su noble colitigante el Marqués de Guadalest,
recordemos haber insinuado en precedente trabajo (y con insistencia se
ampliará en el actual y diversos de los posteriores), que su incompleta y
combatida Parte Segunda destinóla, el autor, a historiar la nobleza
regnícola de todas clases y categorías. Al ocuparse, no obstante, en dicho
segundo tomo de la insigne y poderosa familia de los Cardona (1),
aunque persistiendo en el método seguido, en particular, con las de
mayor prestigio y significado; tales como: las de Aragón, Borja, Perillos,
Aguiló, Coloma, etc., estudia, en medio de grandes elogios y bastantes
pormenores, su origen, desarrollo progresivo de su valía, matrimonios,
descendientes, etc., mientras, en éstas termina el circunstanciado relato
dándonos cuenta de varios de los individuos importantes de las mismas,
por línea paterna, que en vida suya existieron (2), en lo respectivo al caso
actual, después de citar a D.a Juana, consorte de don Alonso de Aragón,
y al padre de ella, D, Fernando de Cardona, ambos sus coetáneos, deja de
aludir a los otros conspicuos Cardo-
(1) Págs. 74, 75, 76, 77, 124, 125 y 126.
(2)Entre los personajes, que pudo conocer, o conoció, figuran:
DE LA FAMILIA DE ARAGÓN
D. Alonso y D.a Isabel, y los hijos de aquél, D.o Giomar, D.a Juana, doña Ana, D.a Isabel,
D.a Francisca, D.a Beatriz, D.a Magdalena, D. Alonso y don Francisco. (Parte Segunda,
págs. 75 y 74).
DE LA DE BORJA
D. Carlos, D. Juan, D. Alvaro, D. Hernando, D, Alonso, D
Dorotea, (Idem, pág. 20).
a
Isabel, doña Juana y D.a
DE LA DE PERILLOS
D. Gíner 1.°, 2.° y 3.°, D. Francisco, D. Catalina, D.a Violante, D. Tris-tán y D. Melchor.
(Parte Tercera, pág. 42) (a)
DE LA DE AGUILÓ
D. Juan (Parte Segunda, pág. 67), D. Luís (Idem, pág. 65) y los hijos de éste, D. Juan y D.a
Juana. (Parte Segunda, págs. 67 y 68).
DE LA DE COLOMA
D. Juan, Secretario de los Reyes Católicos; su hijo del mismo nombre; y sus nietos D.
Juan, D. Pedro y Da. Blanca, (Idem, pág. 112).
(a) Menos los dos úllimos, los restantes llevaban, sin embargo, por primer apellido,
Rabaza, y por segundo, Perillos, a consecuencia de lo que se dice en la pág. 41 de la
Tercera Parte.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
153
nas (por dicha línea) de su tiempo (1), omitiendo, por de contado, a D.
Sancho del propio apellido, o sea, a su colitigante en el antedicho
enojoso asunto, y compañero, por cierto, suyo, en Cortes regionales de
que muy luego vamos a ocuparnos .(2)
Por lo demás, ni los sucesos originarios de esta obscura y casi
ignorada contienda, ni la sentencia recaída a favor del precitado noble,
menguaron en mucha o en poca parte la respetabilidad y valimiento de
Viciaría, dentro y fuera de su inolvidable Villa; toda Vez que continuó
actuando en los asuntos profesionales con análogo prestigio y
aprovechamiento al de la anterior inmediata época, conforme se
desprende de la porción de documentos subsistentes que autorizó en 1532
y años-ulteriores parecida a la de 1531, y de los. nuevos y muy
distinguidos cargos para que fue elegido en representación de Villas
Reales, al objeto de asistir a Cortes de los reinos de Valencia, Aragón y
principado de Cataluña, y desempeñar en las mismas serias y delicadas
comisiones.
A tres Cortes de esta naturaleza concurrió llevando la apuntada
representación, según el propio historiador nos lo cuenta en la Tercera
Parte de la Crónica (3), aunque únicamente conozcamos del número
precisado las celebradas en la Villa de Monzón durante el año 1542 (4), a
las cuales asistió por extraña coinciden-
(1) Excepto a D. Juan de Cardona, Capitán ya de diez galeras antes del 1503, es decir,
cuando Viciana apenas si había nacido. (Segunda Parte, páginas 125 y 126).
(2) Sin embargo, cuando historia la familia de los Coloma, por exigirlo el matrimonio
de uno de los varios, habla de tres nuevos Cardona, por línea paterna, de su época: de
Da. María y D.a Catalina, y de su padre D. Alonso, que lo fue también del repetido /).
Sancho; a quien, para nada nombra, tampoco, en el aludido pasaje. (Segunda Parte,
pág. 112.)
D. Sancho tuvo por madre a D.a Isabel Ruiz de Lloris, y contrajo matrimonio con
D. a María Colón Toledo, hija de D. Diego Colón Melo y nieta del descubridor de las
Américas
(3) Fol. 227
(4) Fori Regni Valentine. --Impressi Imperiali cum privilegio, Montissoni concessa
Anno MDXLVII, t. 1, Segunda Parte, fol. CI v.to y Ciij
Por más que de ordinario solían representar a las ciudades y villas de realengo, sus
Síndicos, dispúsose en las mentadas Cortes, que si alguna de aquéllas, por evitar gastos
u otras razones admitidas por S. M. no quisieran enviarlo «natural o domiciliat, o
habitador de la dita ciutat, o Vila que puixa constituhir Sindich, a vn deis Sindichs de
les altres ciutats, e viles Reals del dit regne. E que ningún Sindich de les dites ciutats, e
viles reals puixa teñir
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
154
cia, como antes advertíamos, D. Sancho de Cardona, en calidad de uno
de los representantes de la nobleza regional .(1)
Nuestro respetable y culto D. Martín, aparece en la magna reunión de
los tres Brazos, no cual simple y ordinaria figura decorativa, si que
interviniendo de manera directa, y en el asunto, acaso, de mayor
trascendencia, entonces, para los intereses de las sufridas y ya
esquilmadas poblaciones del Reino.
El Emperador D. Carlos, en efecto, con el propósito de atender a
necesidades y obligaciones, derivadas de las dispendiosas guerras de
Túnez, Italia y Francia, y a otras interiores, de grande interés para
Valencia, suplicó, a los representantes en Cortes congregados en aquella
villa aragonesa en su exposición o proposición (2), se le subvencionase
urgentemente con la oportuna cantidad en metálico. Acordada la entrega,
al irresistible y batallador monarca, de ciento diez mil libras valencianas
(3), con la protesta de que restaban a salvo los fueros y privilegios de la
región (4), se dispuso, al objeto de hacerlas efectivas, que su importe
íntegro quedara cubierto «por vía de tacha universal destribuidora entre
tots los singulars dels dits tres braços seruada tota igualtat entre aquells y
per aquella millor Via, forma e manera q mes comoda-rnent pagar se
pore, y ais tachadors seia ben Vist» (5).
Hubo, por lo tanto, precisión de designar acto seguido tachadores de
los tres consabidos Brazos, con el fin de que, agregados a los de carácter
oficial, procedieran a las operaciones necesarias para la debida
distribución del impuesto, conforme a lo que de expreso modo se dispuso
o acordó en las Cortes, habiendo resultado electo- junto con otros—para
esta delicada misión en calidad de Representante del Brazo Real, D.
Martín de Viciana (6), a quien se incluyó, de igual suerte, en el pequeño
grupo de los Clavarios
.
mes de dos Sindicáis, ço es vn de la seua ciutat, o vila, e lo altre de altra ciu-tat, o
vila». Idem, fol. XCij y XCij V.to. Pudo, pues, Viciana representar a su Villa en Cortes
posteriores a las dichas, siendo Síndico; y también a ésta y a otra población real, a la vez
(1) Idem, fol Cij Vto.
(2) En nuestros días llamada Discurso de la Corona, leído entonces, en lugar del
monarca, por su Protonotario
(3) Obra, Tomo y Parte citada, fol. Cij.
(4) Idem
(5) Idem, fol. Cij v.t°.
(6) Idem, fol. Ciij
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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e rebedors qui tinguen, e reben, e conseruen, e exequeixquen les pecunies
de la dita tacha», y dentro de los nombrados, con la especial designación
de «rebedor deça lo riu Xuquer compresa la vila de Algezira» (Alcira)
(1).
III
Con mucha proximidad a las fechas que acabamos de mencionar,
sorprendió a nuestro distraído D. Rafael Martín, nueva y lamentable
cuestión de Verdadera y exclusiva índole civil, origen, para él, como la
seguida ante el Gobernador, de repetidos viajes a Valencia, donde se
tramitó, y de los naturales gastos, molestias y disgustos. De ella, a pesar
de los poquísimos datos suministrados por los escritores regnícolas, y de
los muy escasos, que nos será factible añadir para, en algo,
complementarlos, procuraremos hablara seguida con la oportuna claridad
y detención.
Aludimos, según habrán supuesto nuestros discretos lectores, al
litigio entablado contra el cronista por su primo hermano don Cosme o
Cosme Agustín, con motivo de determinada rendición de cuentas, y del
que, algún autor contemporáneo ha pretendido deducir, sin fortuna, la
supuesta angustiosa situación económica de aquél, y su forzada estancia
en la histórica ex-Villa de su nacimiento.
Ocasionaron, al parecer, esta sensible y poco conocida cuestión
judicial, las necesarias y singulares relaciones mediadas entre ambos
personajes de la familia sobre materias que afectaban a enfitéuticos
censos de la pertenencia del Clero burrianense.
Ya en diferente parte dejamos manifestado con la oportuna claridad,
que nuestro historiador D. Martín, al principiar el ejercicio de su carrera
notarial, encargóse de la dirección y autorización de cinco Libros
Cabreos relativos a censos de semejante clase a favor de otros tantos
Beneficios Eclesiásticos y del notabilísimo que, dedicado a los
cuantiosos, propiedad del Clero, radicaban, y sus pensiones eran
exigibles, en la Villa donde ejercía. La
(1)
Idem.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
156
importancia de este postrer encargo, señaladamente, en el que el
cronista, conforme decíamos, a más de la dirección, prestaba servicios en
calidad de notario, autorizando las confesiones o reconocimientos de los
consabidos gravámenes por los enfiteutas o señores útiles; la colecta o
cobro de los cánones, y el concepto de Síndico Procurador del Clero que
en D. Cosme concurría, de acuerdo con lo advertido en el documento
público suelto de 22 de Agosto de 1530 autorizado por el susodicho
fedatario (1), parecen explicarnos con bastantes probabilidades, el
fundamento primero de lo acontecido respecto a tan poco examinado
asunto. Era, racional, en verdad, que a consecuencia del cobro de
pensiones, derechos del notario y representación conferida a D. Cosme,
mediaran entre ios dos próximos parientes las naturales cuentas y
liquidaciones, relacionadas con lo que hubiese percibido y entregado el
historiador a su primo, o Viceversa; siendo en sumo grado fácil que de
los reparos opuestos por uno y de la negativa del otro 1 a admitirlos,
naciera a la postre el juicio, cuyo Verdadero o probable origen, tratamos
ahora de averiguar.
Y aun cuando las escasas e insignificantes noticias conservadas, y los
incompletos documentos y diligencias donde se contienen, indúcenos a
sospechar que el hijo de D. Rampston de Viciana, no compareció, al
promoverla, en nombre y representación del Clero de la localidad (o dejó
de mencionarlo cuanto menos en tamaño momento); esta contradictoria
circunstancia, todavía suponiéndola exacta y en absoluto acreditada,
cabría explicarla con extraordinaria sencillez, admitiendo que el
demandante D. Cosme le hubiese subrogado o sustituido en sus derechos,
para facilitar, quizás, el cobro de la cierta o supuesta deuda o para fines
distintos, ahora, imposibles de conocer o inquirir.
Si el primo hermano de D. Martín, por otra parte, luego de cesaren su
cargo de Síndico y Procurador del Clero, avecindóse en la capital
Valentina, y habitó el edificio donado por el Rey Católico a su padre, cual
parece suponerlo una diligencia extendida en el «procés» de que al
presente se trata y que se cita en trabajo parecido anterior, y si por
razones fundadas, o por singularidades, en estos instantes inapreciables,
pudo D. Cosme interponer su demanda eri la ciudad de Valencia, donde,
en aquellos días se hallaba, con seguridad, residiendo, tendríamos de
manera
(1)
Número 109 de los «Diuersorum
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
157
perfecta conocida la base o razón esencial del pleito y el motivo de
haberse tramitado, desde un principio ante dos de los Tribunales
valencianos.
De todas maneras, nuestro enérgico y decidido historiador (1),
desacostumbrado a sufrir con paciente resignación exigencias y atropellos
sin fundamento, y considerando—a no dudarlo—cierto y eficaz el
derecho que le asistía, dejóse demandar por su primo hermano D. Cosme,
antes de someterse a sus particulares imposiciones; y, resuelto y tranquilo
acudió, tan pronto hubo precisión, a la Autoridad judicial encargada de
conocer en la materia. No debió de arrepentirse, por la traza, de su
actitud, con firmeza sostenida, por cuanto el mismo que lo llevara al
Tribunal del Justicia civil de Valencia; ora por proveído del propio
desfavorable; ora por inhibición solicitada y admitida; bien por ambas
diversas causas a la par, u otras distintas—que la indubitable aparece, por
lo reducido de los datos, en nebulosidades envuelta —intentó sustraer, de
la aludida Autoridad, el conocimiento del entablado negocio;
presentando, según los datos obrantes en el Archivo General del Reino, el
correspondiente escrito al Tribunal de la Real Audiencia Valentina, a fin
de que «sie tractada, decisa y determinada» en ella, lo que constituía la
materia objeto de su primera interpuesta demanda (2).
Y por más que la sentencia en último término recaída en el litigio no ha
llegado tampoco a nuestros días en su integridad, ni en extracto, siquiera,
cabe suponer confiadamente, en vista de los precedentes significativos
pormenores, que dejó de acomodarse a las pretensiones del demandante,
o, si no así, que, al igual de lo observado en la cuestión instada por D.
Sancho de Cardona, en nada hubo de perjudicar su contenido, a la estima
y respetabilidad de la persona del cronista.
Antes de proceder, empero, a la comprobación de la parte última del
anterior afirmado, única, y sólo en forma indirecta justificable, insistamos
de nuevo en lo que expone el referido escritor regional sobre tan
abandonado tema, con el propósito de. intentar siquiera poner en claro sus
confusas o imperfectas manifestaciones.
(1)
Nos ocuparemos, muy luego, de la prueba de ésta y otras manifestaciones de su
carácter
(2)
Hemos examinado, en dicho Archivo, los expuestos datos, que cita y copia ya
Rodríguez Condesa en su mentada obra, págs. 15, 16, 45, 46 y 47
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
158
En la Advertencia preliminar del trabajo tercero de los comprendidos
en el actual extenso libro, relacionada con el primer período de la Vida
del tercer D. Martín, consignábase que algunos de los escritores
contemporáneos, acaso los más entusiastas y decididos en justos y
fervorosos elogios al cronista; ya por falta de antecedentes, ya por ¡a
premura en que debieron redactar sus estudios, apuntaban, de Vez en
cuando, frases o conceptos contradictorios de semejantes alabanzas y
fervores. Y añadíase que, entre los diversos, existía, quién, proponiéndose
averiguar el seguro motivo de su permanencia en Burriana, sin embargo
de hallarse en posesión de diferentes bienes, y de desempeñar, o haber
desempeñado, importantes cargos algunos individuos de su ilustre
familia, acude al procés que, a instancia de su primo "Cosme Viciana, se
le seguía por la rendición de ciertas cuentas, en que ya había intervenido
e! Justicia Civil Valenciano, y se tramitaba, entonces, en la Real
Audiencia; dando pie con estos imprecisos y obscuros detalles, y, en
particular con la no aclaración del significado de la palabra procés—sobre
todo para quienes sólo sean conocedores de la manera restringida en que,
por lo común, se aplica—, dando pie, repetimos, a la errónea sospecha, de
si, quizá, se trataba, con ello, de algo relativo a procedimientos criminales
dimanantes de lo actuado o expuesto ante el Justicia, o de cualquier
motivo diferente, y no de una vulgar u ordinaria cuestión de puro orden
civil, como con seguridad, se trataba, entre los dos sucesores distinguidos
del primer D. Martín de Viciana.
Sin penetrar en honduras acerca de la significación general o lata de la
palabra proceso, y de la menos amplia, refiriéndola a lo jurídico, ni de sus
semejanzas y diferencias en este caso con la tan conocida de causa, basta
para nuestros fines indicar al presente, que en la época de Viciana, y lo
propio en días anteriores y posteriores, aplicábanse sin distinción, uno y
otro Vocablo, tanto a criminales como a civiles juicios, mientras que en
lo moderno, o en días subsiguientes a los últimos precitados,, aludíase y
se alude, si, con elios, a los de la primera enunciada naturaleza, pero, se
han dejado de emplear los dos, tratándose de cuestiones del orden civil,
para las que se usa o utiliza, aparte del término juicio—entre otras—. la
palabra expresiva pleito. Hablábase, pues, en lo antiguo, indistintamente
(y esto es cuanto por el momento nos interesa), de procesos civiles y
procesos criminales, de causas civiles y de causas criminales, por más
que los vocablos proceso y
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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causa, sin el oportuno calificativo, nombre, en ocasiones, del Tribunal
que entendía en el asunto o examen de la materia, verdadero objeto de la
infracción de ley, resultaran insuficientes para dar a conocer en concreto,
cuál fuese, en realidad, el orden (de aquellos dos) a que correspondiere el
negocio.
En el que dió margen a las actuales disquisiciones inquisitivas, las
diligencias existentes—en escaso número, y pésimo estado—acusan de
continuo una cuestión, un juicio de indudable naturaleza civil. La primera
de todas, fechada en 27 de Octubre de 1543, lleva escrito en su comienzo:
«Procés del venerable mos-sen Cosme Viciana preuere / sobre reddicio
de contes / contra / Lo honorable e discret en martí Viciana»; la segunda,
asimismo de la propia data, luego de principiar consignando, que, «Entre
mossen Cosme Viciana preuere agent de una / part / e marti de Viziana
notari en cert nom de part / altra se tracta certa causa de reddicio de
comptes—añádese—dauant lo Justicia en lo Ciuil de la present Ciutat de
Valencia...»; y en la tercera, cuarta y quinta—de fecha 29, la tercera y
quinta, y 30 la cuarta—, de los indicados mes y año, se hace alusión a la
análoga naturaleza advertida del asunto, cuando refiriéndose al cargo del
Doctor en ambos derechos, micer (omítese el nombre) se escribe «altre
dels magnifichs ordinaris asses / sors del magnifich Justicia en lo
Ciuil...»
Fue, en su vista, sin ningún género de duda, el proceso o causa
suscitada entre ambos ilustres parientes, de los calificables de puro orden
civil, uno de tantos litigios o pleitos, según diríamos en nuestros días,
nacidos y continuados por la diversa apreciación de las partes en lo que
creen fundamento de su respectivo derecho, y que nunca, existiendo
buena fe, afectan en manera alguna a su respetabilidad y aprecio, ni,
mucho menos, demuestran su crítica o ruinosa situación económica.
Que el resultado consiguiente a tan común u ordinaria contienda,
lejos de disminuir, hizo aumentar, quizá, el prestigio y buen concepto
público en que era tenido el historiador, compruébalo, de parecida forma
a lo observado cuando consiguió sentencia favorable D. Sancho, su
actuación en la doble calidad de notario y escribano durante el año
1543—al cual se contraen los supradichos documentos—, y la de los años
inmediatos y sucesivos, en nada distinta de la observada en los próximos
y anteriores al que se acaba de apuntar. Y si bien juzgamos inoportuno en
estas precisas circunstancias transcribir a seguida la lista exacta de
cuantos
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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en el Archivo Parroquial se mencionan, y en nuestro poder se conservan anotados, hemos de excepcionar, sin embargo, uno exclusivo entre
los Varios, posterior en escasos años al que se cita de 1543, cuya
significación y estima, para el objeto, equivale a tanto, si no nos
engañamos, como la de los restantes que se coleccionan juntos.
Lleva, según el asiento extendido en la página 1.081 del Apuntament,
la data de 9 de Febrero de 1545, aunque los propios redactores del libro la
aprecian algo insegura, por motivo de que, en su tiempo, hallábase ya «tot
esgarrad, y fet a trosos...» (todo rasgado y hecho trozos) e ininteligible,
además, en su sustancia y pormenores. Y evidentemente pudieron
afirmar, sin recelo, su duda, quienes asentaran la breve anotación
preinserta y comentada del tomo, en lo tocante a la fecha del documento,
desde el momento que en los dos Libros de Calandaris, escritos en siglo
que precedió al del curioso y amplio Apuntament, cuando todavía debiera
encontrarse íntegro aquél, y en su consecuencia legible su contenido total,
se le asigna sin Vacilaciones la de 5 de Septiembre de 1548.
Prescindiendo—atendida su insignificancia—, del anterior minucioso
detalle, que ni altera ni rectifica lo que de seguida habrá de manifestarse,
por resultar las dos discutibles datas, siguientes y bastante aproximadas a
la del litigio en estudio, interesa indiquemos, en vista de lo que se
consigna o escribe en el mencionado último libro, y lo muy luego,
amplificándolo, añadido, que el notable documento en cuestión
(califícase de Concordia), otorgóse, con motivo de haberse puesto de
unánime acuerdo el Clero local y las Autoridades de Burriana sobre el
considerable número de censos que la Villa había de reconocer a favor
del primero, y acerca del importe de las pensiones, y modo de pagarlas en
los sucesivos años.
Es indudable que si la honorabilidad de Viciana hubiese experimentado menoscabo, o colocádose, siquiera en entredicho, a
consecuencia de la cuestión sostenida con su primo hermano don Cosme,
ni el Clero, ni el Baile, ni los Jurados, ni el Justicia, ni el Consejo, juntos,
o separadamente, habríanse Valido de sus servicios, en concepto de
notario, existiendo, cual existían, distintos dignísimos y de reconocida
fama, para la autorizacion.de un documento que en grado tan superior
afectaba a los intereses generales de la Villa. Y, no obstante ello, en el
Memorial presentado al Intendente del Ejército y Reino de Valencia que
se menciona en ya conocido y similar trabajo, se indica, al referirse a la
repetida Con-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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cordia, que la otorgaron «la Justicia, Jurados y Consejo de la Villa
con intervención del Bayle que fue uno de los testigos en representación
de todo el Común, el Vicario y Beneficiados Residentes, la que recibió
Rafael Martín de Viciana a 3 de Setiembre de 1548»; es decir: la
otorgaron, los selectos y genuinos representantes de Burriana; los más
autorizados para juzgar, al mismo tiempo que de la aptitud de! cronista,
de sus condiciones de moralidad y honradez.
IV
Esta desventurada y sensible contienda, desventurada y sensible, en
especial, por la división que hubo de ocasionar en la familia de los
Viciana; la otra que le precedió; el proceso que se le siguiera por el
Tribunal del Santo Oficio (1); los cargos con que
(1)
Debemos a delicada atención de D. Jesús Gil Calpe, ilustrado bibliotecario de la
Universidad valentina, los pocos datos que Vamos a suministrara nuestros lectores (por
supuesto, sin su comento y aclaraciones, que son nuestros) acerca de este extraño y
desconocido proceso. Con motivo de encontrarse el señor de referencia en el Archivo
Histórico Nacional, buscando documentos, y recogiendo antecedentes para la
composición de cierto trabajo suyo, dio pie, la casualidad, a que cayeran en sus manos
las inesperadas e importantes diligencias relativas al particular. De su contenido dedujo,
y de ello nos ha hecho partícipes, que la estupenda causa en cuestión fue motivada por
haber propalado D. Martín, según suponíase, las virtudes milagrosas, para la curación
de enfermedades, de las aguas del pozo de San Mateo, o de la Iglesia quizás, de igual
nombre, existente, entonces, extramuros de la Villa, luego unida al convento de la
Merced, y, próxima a la que aparecía un pozo—el supuesto, probablemente—. Pero, ni
en las expresada? diligencias figura prueba concreta o vaga en crédito de la burda
patraña, ni sus instructores intentaron, por lo Visto, con esperanzas o interés su
justificación; ya que ni de ésto, ni de sentencia adversa o favorable encuéntrase, en lo
que se tramitara, seguro y verdadero rastro. Hubo de ser, pues, en su consecuencia, el
proceso de que se trata, asunto incoado en virtud de falsa o injustificada denuncia, y
finido, en breves días, acaso, mediante el oportuno sobreseimiento. De este bochornoso
enredo que en nada debió alterar la seriedad del historiador (defendió, no obstante,
siempre, al Santo Oficio, como casi la totalidad de sus contemporáneos; ora por
apasionadas creencias; ora en evitación de las perturbaciones religiosas a que tan
abocada se hallaba la patria en su época, o ya por ambas causas a la par) apenas si se
hablaría, a la sazón y en tiempos sucesivos, dentro y fuera de Burriana, a lo menos en
desdoro del supuesto autor del hecho criminoso; por cuanto instruidas las diligencias
con posterioridad, sin duda, al juicio
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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fue honrado; sus investigaciones históricas en Archivos oficiales y
particulares; los asuntos de índole privada y los anejos a su profesión,
obligáronle a realizar, conforme se insinuaba, diferentes viajes a la ciudad
valentina, donde debió contraer numerosas y distinguidas amistades,
algunas de las que, no nos son, en absoluto, desconocidas.
Haciendo caso omiso de las consecutivas al ejercicio de su carrera
notarial, a los cargos que desempeñó y a los asuntos judiciales, en que,
para desgracia suya, vióse algunas veces envuelto; prescindiendo de las
que hubieron de mediar entre él y el Virrey D. Diego Hurtado de
Mendoza, y, su secretario, D. Francisco Selles (1), y descontando a
muchas, de las que, según era recivil entre los dos primos hermanos D. Cosme y D. Martín, ha de
considerarse comprendido, lo actuado, en el período preciso en que el
Consejo de Nules reconocía, en cierta célebre sesión, la extraordinaria
influencia de Viciana en su pequeña patria, y cuando Fray Miguel
Carranza, representante del Santo Oficio, sin sequedad ni desagrado para
con aquél, antes por el contrario, con cariñoso afecto, declaraba, en sus
dictámenes, autorizando la publicación de la Segunda y Tercera Parte de
la Crónica, los excelsos méritos de su autor al escribirla; méritos, cual
hacía constar en el de la última de ambas Partes, dignos de premio, y de
premio nada común. Volveremos a ocuparnos de esta materia, así que en
páginas posteriores investiguemos el fundamento primero de éste y otros
infortunios del cronista.
:
(1)
D. Diego Hurtado de Mendoza, Virrey y Lugarteniente y Capitán General de
Valencia, peleó en Italia a las órdenes de D. Gonzalo de Córdoba; distinguiéndose, de
modo particular, en la conquista de Napóles. Fue hijo de la dama de D.a Isabel la
Católica, D.a Mencia de Lemos; casó con D a Ana de la Cerda; honróle con el título de
Conde de Mélito, el marido de aquella reina, D. Fernando; estuvo emparentado con
ambos políticos monarcas, y el emperador D. Carlos, en prueba de consideración y
aprecio, le designó para primer compañero suyo, en los célebres desafíos con los reyes
de Inglaterra y Francia. Sea cual fuese el concepto que se forme de sus dotes militares y
de hombre de gobierno por su actuación durante la guerra de las Gemianías, hay que
reconocerle, en calidad de caballero, sentimientos nobles e hidalgos, demostrados al
contestar a D. Carlos, cuando le propuso el castigo, sin piedad, de los vencidos
insurrectos, con las admirables palabras: «Non he venido como verdugo, sino como
soldado». Su larga vida estuvo coronada por una dichosa muerte, ocurrida en 1536, y
prevista, de acuerdo con cierta historia eclesiástica y seglar de la ciudad de Guadalajara,
por San Francisco de Paula. De D. Francisco Selles, únicamente sabemos, que sirvió de
Secretario a D. Diego, en la época de su virreinato en Valencia y que intimó mucho con
Viciana; a quien hubo de facilitar, por mandato del conde de Mélito, la docu mentación
oficial completa, según se indicó, de la citada guerra, «porque con mas verdad, dice el
cronista, yo pudiesse escriuir esta hystoria».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
163
guiar, entablaría con escritores y hombres de ciencia contemporáneos
suyos; notorias son sus relaciones con el ilustre D. Juan Romeu de
Codináts y su antigua y muy respetada familia, aquél, predilecto
condiscípulo a quien en una ocasión cita como a tal, y deJ que, y de cuya
parentela habla en su Segunda Parte de la Crónica, con sincera
delectación; notorias son, asimismo, sus intimidades fraternales y
absoluto acatamiento al eminente y sabio religioso, Fray Vicente
Justiniano Antist, con el cual cruzó repetida correspon -dencia, y de la
más completa confianza, al ocurrir la muerte del insigne e infatigable
Maestro de Novicios San Luís Bertrán (1); notoria es su amistad y
cariñoso respeto hacia este bienaventurado, a quien de igual suerte
escribiera, en ocasiones, y del que conservó hasta su fallecimiento dos de
sus bondadosas y admirables cartas (ignoramos su contexto: las
conocidas de Fr. Justiniano, también dos, trataban de la deseada
canonización del difunto y del logro, como recuerdo, de algún objeto de
su pertenencia) (2); y sabido es, por último, de la generalidad, cuanto,
afectando a la actual materia, procede deduzcamos de la precipitada
publicación de su Tercera Parte de la Crónica al objeto de procurar
coincidiese dicho importante suceso con el viaje de Don Felipe II a.
Valencia. Ni eran tamaños sus intentos, ni, en verdad, resultábale fácil
empresa terminar el histórico libro para el día de la entrada de aquél en la
capital; pero instáronle con insistencia numerosos individuos de la
nobleza a fin de que lo realizara y pudieran gozarse con su lectura, el Rey
y los de su Corte y Reinos (3), y, complaciente, el autor, accedió a sus
pretendidos deseos, aunque omitiendo algo de lo que, según su plan,
hubiera de haber figurado en la nueva edición, ya en sus comienzos. Con
cuyas respectivas instancias y manifestadas atenciones, bien a las claras
Vínose a demostrar, que si fue considerable el grupo de los nobles
regnícolas enemigos suyos, no debió serlo en número menor el de los que
le admirasen y se complacieran con su distinguida y honrosa amistad.
Nada, pues, tiene de singular, que forzado por las expuestas
(1)
A la mentada correspondencia se refiere lo que al principio del penúltimo estudio se
dice, hablando del propio Padre.
(2)
De Fr. Vicente Justiniano y de San Luís se suministrarán datos biográficos y detalles
respectivos a dichas misivas, en trabajo y momento de mayor coyuntura
(3)
) Página 412 de dicha Parte.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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circunstancias a residir, a menudo, en la capital de la región Valenciana,
adquiriese en arrendamiento, durante este período de su vida, para punto
accidental de su morada—de no tenerla en el inmueble urbano poseído
por su hijo D. Mateo en la calle de Murviedro—la alquería de Na
Carcellera, sita en las inmediaciones de la ciudad y próxima al conocido
Camino de Cuart (1). Allí, sin fatigas, sin molestias para nadie, y
disfrutando con libertad completa del fresco y puro ambiente del campo,
pudo muy bien aminorar, este carácter independiente y firme, sus
presentes o pasados disgustos judiciales, mediante horas Venturosas e
inolvidables, departiendo con sus amigos sobre asuntos de actualidad, o
haciendo constar su enérgica protesta contra el movimiento antirregional
que implicaba la iniciada sustitución del Valenciano por el ya generalizado armonioso lenguaje de Castilla.
Firme e independiente carácter, decimos ahora, y hemos dicho antes,
en diversos parajes del estudio, sí; y no somos nosotros quienes vana y
caprichosamente lo aseguramos: es Viciana mismo, el que nos lo hace
comprender con sus expresivas indicaciones, manifiesta conducta y
repetidos e intencionados actos. Léanse, léanse en comprobación, sus
prólogos y advertencias de la Crónica, y en particular la dedicatoria al
muy noble Duque de Gandía, inserta en la página 5 de su Segunda Parte,
y lo que escribe al principio del «Prologo del Auctor en el tractado de las
Armas y en todo el libro de la cauallería...», página 51 de la indicada
Parte: «Muchas vezes —dice en esta segunda y significativa cita —
acontesce que las chronycas e hystorias scriptas de los poderosos reyes
principes y notables caualleros son hauidas por sospechosas y por ende se
les da poco crédito. Y esto procede porque el scriptor assento mas lo que
dijo por aplazer y lisongear a las personas cuyas Vidas y hechos recita
que a la cierta y clara verdad. De lo que esta mi chronyca esta muy
apartada, porque en toda ella no hallo ni se persona a quien deua tener
respecto, ni ninguno me mando que a su costa la scriuiesse ni la scriuo a
otro fin sino es para... relatar «-verdades...». Y en la primera de las dos
anteriores llamadas, condensando con mayor precisión su Verdadero
modo de ser y forma de sentir—no obstante la ilustre personalidad a que
se refiere—, sin ambages, sin rodeos de ninguna
(1)
Rodríguez Condesa, obra citada, pág. 17.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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naturaleza, declara, de la manera más sencilla, pero resuelta, que
ofrece este curioso tomo de su obra, y busca persona que lo proteja y
ampare, por continuar la costumbre observada, no porque deje de
conceptuarse en absoluto o de «todo libre». Palabras, las de una y otra
cita, cuya espontaneidad y sincera franqueza, ponen en evidencia, aparte
de su firme y resuelto natural, el peculiar estado de su alma, sin
dependencias capaces de cohibir sus actos, sin obligaciones forzadas o
debidas que sirvieran de obstáculo ai libérrimo desenvolvimiento de su
voluntad. Por eso, al proponerse llevar a término algo, conforme a su
opinión, legítimo o justo, quiso y lo persiguió hasta conseguirlo, o a lo
menos, empleó la totalidad de medios requeridos al efecto, con
incomparable paciencia y recia tenacidad; y si al recorrer su camino
tropezó con obstáculos, o encontróse en circunstancias que hicieron
preciso sometiese aquellas cualidades a duro y peligroso contraste, sin
vacilar, cumplió, de acuerdo con ellas, lo que de consuno el deber y la
justicia le exigían. Era lógico y regular, en su vista; que, religioso por
tradición de familia y convencimiento, lo fuera a machamartillo; que,
constituido, por espontáneo impulso en trabajador asiduo, desde un
principio, continuase siéndolo hasta los últimos años de su preciosa
existencia; que enamorado de su notarial carrera, seguida, con manifiesta
vocación, actuara en ella de los Veinte y tres años, o acaso antes, hasta
los setenta y cuatro, o mejor setenta y cinco; y que obligado a litigar con
D. Sancho de Cardona y D. Cosme de Viciana, procediese y practicara,
durante, y luego, de los consabidos juicios, lo que en otro lugar
expusimos en consonancia, entre otras causas, con su independencia de
carácter y Viril firmeza de Voluntad.
Por lo demás, recuérdese, a propósito de lo que se consigna relativo a
circunstancias difíciles y embarazosas casi suficientes para obligarle a
vacilar en sus temerarios empeños, lo poco ha manifestado tocante a su
grave y delicada declaración en la contienda judicial Salvat-Saurina, y lo
con insistencia escrito, y que se añadirá en diversos trabajos con respecto
a la composición y acabamiento de su obra de mayor mérito e interés.
D. Martín, en lo tocante al grave asunto litigioso sobre censos,
hallábase, conforme advertíamos, fuera de su pequeña e histórica
Burriana al tiempo de recibirse la comprometedora prueba en que había
de ser interrogado acerca de Varios de los extremos propuestos por
Saurina. Su clara inteligencia pudo facilitarle medios seguros
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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para zafarse del serio compromiso a que fatalmente le empujaba la
casualidad; y, a pesar de sus firmes sentimientos religiosos, sus relaciones
con el Clero, la preferencia y confianza que suponía su única intervención
en los Cabreos del mismo, y los perjuicios a esta Corporación
ocasionables, no vaciló un momento en volver a su idolatrada Villa para
declarar en presencia del Justicia local opuestamente a lo que entendió
sucedido y expuso en su absolución de posiciones, el actor y
representante del Clero, mosén Mateo SalVat.
Por cuanto relacionarse cabe con la concepción, desarrollo y fin de la
Crónica de Valencia y de su Reino, nótese, que formó de ella, idea, en su
infancia o primeros años de su adolescencia, la hubo de comenzar hacia
los quince de su edad y la dejó terminada a los sesenta y tres y medio, o
sesenta y cuatro, sin embargo de los incontables obstáculos y dificultades
encontrados en su marcha durante el largo período comprendido entre
uno y otro número de años. Constituyeron, en resumen, semejantes
obstáculos y dificultades, descontando lo que supone la desaparición del
Primer Libro de la Crónica (1), el expreso o tácito acuerdo tomado por
una gran porción de la nobleza regional al objeto de impedir se publicara
el Segundo, no obstante los repetidos trabajos y esfuerzos de nuestro
historiador para bordear los escollos que de continuo se le iban
presentando; el terco ahinco de la propia clase, al no lograrlo por
completo, aunque sí de manera temporal (2), encaminado a impedir
resultara estampada en toda su integridad (3); las atenciones inherentes a
los distintos cargos que desempeñó, el ejercicio de su carrera y la
preocupación por el estado económico lamentable de dos o tres de sus
cinco hijas, a quienes debió de socorrer por las trazas; la falta de libros
similares utilizables para escribir el suyo; su enorme sacrificio por
conocer o ampliar el conocimiento del lenguaje castellano, casi
desconocido, o apenas usado por él con el meritorio objeto de que le
fuera factible la traducción de sus obras redactadas en idioma regional, y
los gastos invertidos en sus imprescindibles viajes de estudio y en la
impresión de su Libro de Nobleza e
(1)
De este punto se trata con extensión en el siguiente estudio
Onofre Esquerdo asegura que a instancia de ella dictó proveído la Audiencia
Valentina suspendiendo la publicación de este Segundo Libro.
(3)
Se amplía lo relativo a la materia en especial trabajo dedicado a una desconocida y
notable edición de idéntica Parte
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
167
Hidalguía, Armas y Blasones (1), así como los cuantiosos motivados
por la de su extensa e incompleta Crónica. Estas múltiples y complejas
particularidades, con las interrupciones y suspensiones que, al enlazarse
entre sí, producíanle en sus regionales trabajos históricos, constituyeron
para él, un cúmulo de obstáculos tales, que sólo su fiera e indómita
independencia, enemiga de cualquiera extraña coacción, y aquella intensa
y firme voluntad, madre de la «esperanca de poder salir con ello que
suele vencer todas las dificultades cuando las ay en las cosas», conforme
indica en la página 10 de la expresada Parte Segunda, hizo el milagro,
evitando su desaliento, de facilitarle el feliz y tan deseado término de sus
importantes aludidos estudios (2).
(1)
) Segunda Parte, pág. 122. Adúcese esta cita también en comprobación de que la obra
indicada en el texto, según se repitirá más detalladamente, se publicó con anterioridad a
la principal de Viciana
(2)
) Junto a estos especiales atributos, poseía, D. Martín, otro, por entero transmitido,
digámoslo así, a su hijo D. Mateo: la bondad
Anunció, en efecto, que escribiría la Crónica de Valencia y de su Reino en forma
sencilla y verdadera, y esto que hizo constar y hubo de cumplir con religiosa
perseverancia no figura citado en exclusivo pasaje de sus libros, sino en numerosas
ocasiones esparcidas en diferentes lugares de ellos; constituyendo, en su vista, esta
sistemática línea de conducta, mejor que simple y pasajera ocurrencia, reproducción
exacta y fidelísima del estado constante de su ánimo. Si observamos, ahora, que lo
sencillo, o sin doblez, y lo verdadero o sin engaño, constituyen cualidades, en realidad,
encarnadas o comprendidas en lo por bueno tenido, y muy en superior grado, de
acompañarlas la modestia y el noble y desinteresado sacrificio en aras del prójimo; y si
a la par que aquéllas, adornaban a Viciana los dos últimos atributos, según se colige de
su mencionada obra regional, y veremos a seguida, habrá de convenirse por fuerza, en la
certeza de nuestra anterior suposición, aun contando con su lenguaje severo y, hasta
determinado punto áspero en asuntos que chocase» con su ardiente sentimiento religioso
o con sus cariños hacia la realeza, de la cual tantos favores y distinciones recibieron
diversos individuos de su fa-milia.
Véase ahora, en comprobación de cuanto antecede, lo que, entre otras indicaciones
parecidas en el fondo, se lee en Prólogos y sitios distintos de su-Crónica:
«...mi principal intención ha sido (al escribir este libro) brevemente y en las más
desnudas palabras que pude contar la verdad entera y senzilla sin engaño ni cosa que la
adorne para que mejor paresca, y sin emboluer en ella las retóricas y vanidades que en
otros de nuestro tiempo se ponen...» (Segunda Parte, pág. 10.)
«...los que después de mi vinieren podrán añadir o apuntar, y aun también reheprender
si en halgo huviere errado, para lo qual desde agora les doy licen-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
168
Acaso contribuyó, en no escasas proporciones, el natural entero y
persistente suyo, a sus fervorosos cariños forales y al intenso desarrollo
de sus explícitos sentimientos regionalistas; demostra-
.
cia y digo, que no solo no me pesara dello antes lo reputare a singular beneficio y
gracia, con tal que lo que contra a mi dixeren sea fundado por escriptu-ras de autoridad,
porque en otra manera parescería ser malicia» (Idem, Idem).
«Solamente deuen tener respecto los que de esta obra se quisieren hazer juezes a ¡a
voluntad con que se buscaron estas memorias que fue no para mas de porque las
supiessen ellos y quitarles de otro tal trabajo...» (Idem, Idem).
«...entre los humanos no se donde hallaremos vno que se contente de su propia
forma y ser; e que no desee e quiera sobrepujar a todos los otros que le son...
antepuestos. Y aun si con esto se conteníasse e no sacasse en placa lo que el otro no
tiene tan bueno o por ventura secreto o por muy pocos sabido...» (Idem, pág. 5).
«Las faltas que en todo huviere (alude a las de la Crónica) christianamente les pido
sufran en paciencia...» (Tercera Parte, pág. 23).
Y para terminar con esta clase de citas: de los caballeros tan poco atentos y
considerados en ocasiones con él, dice cuando narra sus vidas (Segunda Parte, pág. 51),
que lo realiza para el público conocimiento de sus hazañas, y para despertar entre ellos,
dado su honor, gloria y fama respectivas, la emulación mutua, o según él más
gráficamente dice, «la imbidia Virtuosa».
Y en abono de los impresores de su obra, a quienes ningún agradecimiento debió
por haberla plagado de ostensibles equivocaciones, y a quienes, no obstante, ya disculpa
en la Tercera Parte, pág 23, escribe, también, en la Cuarta (luego de pedir perdón, en su
interesante y sentido Epílogo, a Dios, a los Santos, Sumos Pontífices, Prelados,
Eclesiásticos, Jefes de Estado, Caballeros y otros Varones por las ofensas que, acaso, les
haya inferido en su Crónica, y de rectificar algunas erratas) «...las otras faltas—
repetimos, escribe — que hallare... el benigno lector las enmiende, y no se enoje con el
impresor que es hombre como él.
No podemos concluir esta materia, sin la reproducción de dos hermosas sentencias
suyas, parecidas en el fondo, y compendio de su bondad y alteza de miras.
Dice, en la una: «A la cumbre del honor, que a todo preferimos, se sube por
muchas Vías, y la mejor de todas, por la virtud». Segunda Parte, pág 36.
Consigna en la otra: «La verdadera nobleza es la que a Dios aplaze, y con la virtud
anda pareada» (Idem, pág. 42).
Esta ostensible e innata bondad de D. Martín, característica, por lo regular, de los
espíritus superiores, contribuyó, con certeza, a ocasionarle dificultades, y mejor que
dificultades, serios contratiempos, a menudo, en la vida práctica. Sencillo, natural y sin
ninguna segunda intención en sus actos y conducta, creía, por lo visto, que todos los
restantes humanos pensaban y obraban de análoga forma a la suya; olvidando, que,
entre ellos, sus enemigos —los tuvo como es sabido—podrían aprovecharse, cual sin
duda, se aprovecharon, de los descuidos, hijos de su ingenuidad y buena fe,—torcida o
pérfidamente interpretados—para inutilizarle, o producirle, siquiera, zozo-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
169
.
dos, unos y otros, tanto en días pretéritos como en los posteriores a
la realización de la unidad nacional.
A él y a los demás habitantes del tan feraz y hermoso reino de
Valencia, pertenecían, desde apartados años, sus fueros y privilegios; de
él y de ellos eran la linda, dulce y expresiva lengua regional, ensalzada y
glorificada por insignes prosistas y poetas, y, con arreglo al contenido de
aquellos fueros y privilegios, y mediante el empleo de esta bella y tierna
habla, debían, en justicia, y con sincera lealtad, ser, en lo venidero,
gobernados, sin que ninguno de los regnícolas presentes y futuros, si se
preciaba de buen Valenciano, hiciese dejación voluntaria de su disfrute,
ni consintiera tampoco, con calma ; que, cayendo en desuso, acabaran, a la
postre, por desaparecer del todo y para siempre.
Amaba a los esforzados reyes de Aragón, hubiéranlo sido o no de
Valencia, con delirio; y los amaba de tal modo, a la vez que por sus
hazañas y venturosos hechos de armas, por sus continuadas concesiones
de libertades, por su respeto a los fueros, por su carácter benigno y
humano y por lo acertado y discreto de su gobernación. Historia,
Verbigracia, la vida de D. Iñigo de Arista, primero que se llamó rey del
susodicho país, y califícale, desde luego, de virtuoso, fundado en haber
prometido conservar para siempre el fuero general relativo al Justicia del
reino, admirable institución que, hasta cierto punto, elevaba al elegido
sobre el monarca y su pueblo, al competirle «conoscer e determinar y
.
bras, quebrantos y perjuicios cuantiosos. Así, y no de distinta manera, cabe
explicarse el origen del singular proceso, contra él seguido, por el Santo Oficio; su
litigio sobre rendición de cuentas; acaso, también, el tramitado ante el Tribunal de la
Gobernación de Valencia y muchos de sus numerosos disgustos con la turbulenta
nobleza regnícola.
Por lo demás; a pesar de lo dislocado del retrato de D. Rafael Martín (ha de ser
visto, según se dijo, a la trasluz, para que la figura adquiera su posición natural) y de las
notorias imperfecciones que lo afean y hacen imposible averiguar, con probabilidades,
cuál o cuáles son entre sus variadas partes, las que pudiesen guardar semejanza mayor
con las respectivas del original, nótanse, sin embargo, examinando con detención la
figura, en algunas de ellas, los rasgos generales de su descrito y detallado carácter.
Aquella fisonomía grave y serena, a la par; aquel rostro, en realidad, enjuto y huesoso; y
aquella mirada intensa, penetrante, pero apacible y tranquila, esbozan, a nuestro juicio,
la independencia, la firmeza y la bondad de su espíritu; comprobadas; ésta, antes; y las
dos primeras, ea el texto, mediante hechos y demostraciones más concretas y positivas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
170
sentenciar entre el rey y el reino»; de igual suerte que trata de
benignos a varios de sus sucesores en el cargo a causa del juramento
prestado, al comienzo de sus respectivos gobiernos, de guardarlo y
mandarlo guardar en todo tiempo (1). Alude con marcada complacencia,
cuando habla del monarca Don Pedro I, al sinnúmero de fueros y
privilegios concedidos por los reyes aragoneses a las diferentes
poblaciones de su mando, y advierte, refiriéndose a lo escrito por cierto
historiador o cronista de tal reino, «que Aragón hasta los Plebeyos, y
Villanos, haze más nobles que los nobles más nobles de otras prouincias»
(2). Ocúpase de su predilecto héroe Don Jaime I, «el bien afortunado, el
conquistador, el vencedor y nunca vencido», y reconoce, con los autores
de la época del valeroso monarca, que una de las mayores excelencias
consistió en haber otorgado también muchísimas libertades a las
ciudades, villas, y lugares de sus diversos reinos (3). Pero junto con estas
explícitas afecciones a ambos países y con estos cariños a quienes
concediéronle sus fueros y libertades, muestra, aunque de indirecta
manera, su sincero y Vehemente sentido regionalista, cuando, después de
anotar los años que Viviera el Rey Don Fernando el Católico, ocúpase de
su notable y extenso testamento (4), y copia, tan sólo de él, por lo
importante para sus fines, parte de una de sus cláusulas; aquélla en que
instituye heredera a su hija Doña Juana,, y nombra a Don Carlos, nieto
del Rey, Gobernador General de España, a causa de la incapacidad de la
heredera, madre de! propio Don Carlos: «Al qual—manifiesta el testador,
en parecido sitio— dezimos y amonestamos muy estrechamente... que no
haga mudanca alguna para el gobierno e regimiento de los dichos reynos
(Aragón, Valencia y principado de Cataluña) de las personas... que se
fallaren proueydos por nos en todos los reynos de la corona de Aragón. Y
mas, que no trate ni negocie las cosas de los dichos reynos sino con
personas de los naturales dellos: ni ponga personas extrangeras en el
consejo, ni en el govierno y otros officios sobredichos, que cierto satisfaze mucho, y para el bien de la negociación que la entienden
(1)
Parte Tercera, págs. 48 y 49.
Idem, pág. 55
(3)
Idem, pág. 70
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
171
y tienen platica de ella: y con la naturaleza lo hazen con mas amor y
cura, y aun es en gran manera a mucho contentamiento y descanso de los
poblados, en los dichos reynos, quando se tratan los negocios y se
goviernan por naturales de la misma tierra. Y esto entre las otras cosas
tome de nos como de padre para en qualquier tiempo: que por cierto
tenemos speriencia dello» (1).
De modo que el hábil y político monarca, Don Fernando, en la anterior
transcrita y notable parte de cláusula, aconsejaba a su nieto, Don Carlos (y
D. Martín lo señala con piedra blanca), que para el gobierno de los reinos de
Valencia y Aragón, y del principado de Cataluña observase lo propio que se
venía, hasta el fin de su Vida, observando; esto es: que conservara las
autoridades y funcionarios públicos de todas clases por él, a su tiempo
nombrados, y que no se valiese de «personas extrangeras» para la gobernación de los tres países; respetando y reconociendo la importancia respectiva,
en su consecuencia, de cada uno de los idiomas regionales; admitiendo,
únicamente, para semejantes empleos, a quienes conociesen tales hablas, o
sea, a personas nacidas en los referidos reinos y principado, con el fin de
evitar se dificultase la inteligencia entre gobernantes y gobernados o se
ocasionaren rozamientos, y con ellos, el desamor del pueblo; y procurando
no contrariar aquel gran contento y descanso que en las localidades ocasionábanse cuando se las gobernaba y eran tratados sus negocios por los
naturales del país,
Mas, donde el cronista muestra con mayor vivacidad y energía su
entusiasta y fervoroso regionalismo, es al percatarse de la invasión del
idioma castellano en nuestro reino, y de su espontánea y tranquila admisión
por literatos y particulares, con preferencia, y hasta, con olvido, del hermoso
lenguaje valenciano. Ya nos ocuparemos, a su tiempo, en uno de los
estudios posteriores, del hecho harto conocido de encontrarse a mediados
del siglo XVI en indudable decadencia el postrero de los predichos idiomas,
y de que, muchos escritores, entre ellos, Varios distinguidos de la época,
principiaron a utilizar el habla de Castilla, en la capital, para la composición
de sus luego publicadas obras. Pero mientras, digamos haber sido contra
éstos, y cuantos lo admitieron en la conversación y vida ordinaria, contra
quienes tronó, D. Martín, en su
(1)
Idem, pág. 209.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
172
diminuto Libro de alabanzas de las lenguas (1); procurando demostrarles el
sensible desafuero que cometían, y la superioridad del valenciano sobre el
castellano; lengua, aquélla, «polida, dulce y muy linda, que con brevedad
moderada exprime los secretos, y profundos conceptos del alma, y despierta
el ingenio a vivos primores» (2).
En este pequeño, pero curioso e intencionado librito, da, con brío, la
voz de alarma a los verdaderos admiradores de la región Valentina, e intenta
despertar del amodorramiento e indiferencia a muchos de sus desapercibidos
pobladores, a quienes dedica este sentido y vibrante párrafo, muestra exacta
de su cariño hacia el símbolo principal del país: «Y porque Veo, que la
Lengua Castellana se nos entra por las puertas de este Reino, y todos los Valencianos la entienden y muchos la hablan, olvidados de su propia Lengua;
porque los no advertidos tornen sobre sí, y vuelvan a su Lengua natural, que
con la teta mamaron, y no la dexen por otra del mundo...» (3).
El historiador hubo de tener por ineficaz, sin embargo, su protesta, si, al
efectuarla, omitía algo de lo que pudiera interesar a quien o quienes
ejerciesen en aquellos instantes reconocido influjo sobre la opinión pública;
y, obrando, con arreglo a este criterio, dedicó el lacónico libro «Al ilustre
Seriado de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia» (4); es decir: a sus
Jurados, Racional y Síndico; añadiendo, a continuación de la cita
interrumpida: «...Hame parecido consagrar esta Obra a Vuestras Señorías,
como a padres de la República Valenciana, a quien, por todo derecho
favorecer y acrescentar la honra de la propia patria, pertenece» (5).
Amó, pues, Viciana a su país, al igual que sus admirables fueros y
libertades (6); y amó a éstos y a aquél de corazón, y sin
(1)
) Escrito en valenciano, tuvo, sin embargo, que traducirlo, como sus restantes libros,
al castellano, «por hacerlos comunicables a muchas otras Provincias». Pag. 18.—
Francisco Aguilar, Valencia, 1877
(2)
Obra citada, pág. 42. Las palabras entre comillas del texto, tomólas de la «Primera
Parte de la Crónica general de toda España, y especialmente del Reyno de Valencia»
por D. Pedro Antonio Béuter. (Véase su dedicatoria a los Jurados y al Consejo general
de la Ciudad.)
(3)
Idern, pág. 18.
(4)
) Idem, pág. 17
(5)
Idem, pág. 18
(6)
En todo tiempo, decíase antes
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
173
reservas, cual correspondía a su manera de ser vehemente y firme. Fue, por
lo tanto, verdadero y apasionado regionalista, y lo fue en el más amplio,
simpático y generoso sentido de la palabra: sin olvidar, ni ofender nunca
jamás a la gran patria unificada por el matrimonio de los Reyes Católicos.
Admiró esta unificación, y hasta ensalzó a Don Carlos I y Don Felipe II, a
causa de su poderío, grandiosidad de sus actos y hechos, y asimismo por
debida gratitud; pero, a pesar de sus entusiasmos, sin embargo de sus
cariños a los dos batalladores monarcas, conservó en el fondo de su alma la
amarga sospecha de que con la casa de Austria y otras extrangeras que le
sucediesen, quedaba sin garantir aquella vida municipal, casi autónoma, que
tanto respetaron los reyes aragoneses.
D. Martín que, según hicimos notar a su tiempo, descubre en momentos
dados, mediante frase escrita, y así como de pasada, o mediante tácita o
indirecta manifestación lo que siente, le molesta o no estima oportuno
especificar, emplea una de dichas frases, respecto a tan delicado asunto,
bastante para darnos a conocer, mejor que con largos razonamientos, la
evidencia de esta desilusionante sospecha. Habla en su Crónica del
nacimiento de Don Fernando el Católico, de singulares señales y
predicciones a él referentes, de su matrimonio primero, etc.; y cuando acaba
de hacer constar que lo contrajo con Doña Isabel, reina y señora de los
grandes reinos y señoríos de Castilla, interrumpe su narración, y añade
luego, con amargura: «Aqui dexamos de proseguir en la línea de los reyes
de la invencible casa de Aragón. Por quanto de este ínclito Don Fernando...
por los pecados de los pueblos, se acabó la dinastía de los reyes de
Aragón»(1).
V
Durante el gran número de años comprendidos en el período de que,
hasta ahora, Venimos ocupándonos, el género de Vida observado por
nuestro ilustre historiador en la villa de su nacimiento y muerte, aunque
desconocido en muchos de sus pormenores, cabe se le suponga y hasta
adivine, atendiendo a su peculiar
(1) Parte Tercera, págs, 167, 168 y 169. En el libro, en lugar de dinastía aparece escrito
debestia
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
174
modo de ser, gustos, sincero catolicismo y la actividad incesante a que le
obligaban sus ocupaciones y extraordinaria afición al trabajo.
Con el alba, abandonaría, invariablemente, el imprescindible y
confortante lecho, para asistir, a continuación, con celo y devota fe, a la
primera misa matinal ordinaria, o, a la propia, y a alguno de los distintos
actos matrimoniales a que con frecuencia le rogaban concurriese, sus
convecinos, en calidad o clase de presencial testigo. Dicho se está, que
las aludidas asistencia e intervención, y en particular, la primera de las
singularidades anotadas, referírnosla tan sólo a los días laborables, o no
de precepto, que en los festivos y dominicales, con seguridad sustituiría a
la misa aludida, la conventual o mayor; deseada, sin duda, por él, con
ansia, tanto por sus acendrados sentimientos religiosos, cuanto por la
precisión, tal vez, de consultar, discutir y resolver con el Clero reunido,
extremos dudosos relacionados con los reconocimientos de censos, en
aquella Sacristía, donde, en 1531, con tanto calor se tratara de la
batallona cuestión habida entre mosén Salvat y Saurina.
De vuelta a su agradable y espacioso domicilio, sito en la calle Mayor
de la Villa, y en el puesto de su oficina notarial, o en diverso paraje a este
objeto destinado, proseguiría, con calma y perseverancia, sus consabidos
y serios trabajos históricos, suspendiéndolos en ocasiones, acaso, por
reclamarlo exigencias profesionales concernientes a la autorización de
actos o contratos que requerían su otorgamiento antes de principiarse las
labores agrícolas diarias a que se hallaban dedicados la casi totalidad de
sus hacendosos conciudadanos. A seguida del desayuno, o poco después
de su primera alimentación cotidiana, encontraríasele, con certeza, en la
Casa de la Universidad (de la Villa), o en los diversos lugares, donde por
lo común oficiaran las varias autoridades locales; actuando de Escribano,
ora en presencia de los Jurados y Consejo, ora ante las Cortes del
Justicia, Baile o Mustazaf; e invirtiendo el sobrante tiempo de la mañana,
en el detenido examen de escrituras, privilegios y cuanta documentación,
para sus fines conveniente, contuviera el magnífico Archivo Municipal,
instalado en la supradicha Casa, o estudiando, con detenimiento, en su
propio domicilio, las notas y datos obtenidos en sus viajes de investigación histórica, si es que no dedicaba algo también de aquella parte del
día, al disfrute de las afecciones de familia y a cumplir con sus
numerosas y predilectas amistades.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
175
La siesta, en Verano, y el paseo, en invierno, luego de la principal
comida diurna; e inmediata y sucesivamente, asistencia a los oficios
divinos en los domingos y días de fiesta, y, en muchos de los ordinarios,
a bautizos, para cuya clase de actos, veíase, de continuo, comprometido a
intervenir, apadrinando al neófito; seguimiento de sus interesantes
estudios históricos, nuevos paseos campestres, en estío, y nueva
autorización de escrituras, motivada por los que de sus cotidianas y
penosas faenas agrícolas iban retornando a la Villa.
Y por la noche, una Ve'z terminada la cena y satisfechas sus usuales
devociones religiosas, como descanso de sus múltiples trabajos matinales
y Vespertinos; y cual conveniente y deseada expansión de su alma,
abriría su histórica casa de la calle Mayor a lo que de respetable y
distinguido en virtud, inteligencia o fortuna contuviera su nunca olvidada
Burriana. Por tal domicilio hubieron de haber pasado, en ei período que
nos ocupa, Micer Abella, Doctor en ambos derechos; Santmartí, el Baile;
los Notarios Tarrago (tres o cuatro, al menos), Vicent, Torrent,
AlVarado, Albiol, Balaguer; el Médico, Roca; el Cirujano, Artieda;
Argües, el Farmacéutico; acaso los Maestros Nieto y Fabra; los Vicarios
perpetuos o temporales y los simplemente Presbíteros Vijosca, Rossanes,
Hiago, Bonifaci, Puigvert, Magaña, Aymerich o Esmerich, Ciu-rana,
Soler, SalVat, Quimera Matamoros; y los grandes propietarios que en el
tiempo de referencia fueron desempeñando los cargos de Justicia, Jurado,
Síndico y demás de importancia en la localidad, llamados Bellmunt,
Tarrago, Diez, Saurina, Morató, Albiol, Bonet, Balaguer, Qisbert, Palos,
Matamoros, Toro, Valero, Mari, Nicolau, Benedito, San Juan, Roselló y
tantos otros cuya enunciación completa resultaría fatigosa, y, hasta en
realidad, innecesaria. Allí, en años sucesivos, debieron oir éstos, sus
selectos y acomodados convecinos, durante las inacabables veladas de invierno, sobre todo, de labios del mismo D. Martín, narraciones históricas
variadas de índole general relativas al Reino de Valencia, o particulares,
a lejanas, y apenas por ellos visitadas ciudades, villas y pueblos; allí,
hubieron de escuchar embelesados la lectura de los más curiosos e
interesantes trabajos suyos, en época posterior incluidos en la primitiva y
lemosina Crónica, y relaciones de sus diferentes correrías, con
descripción detallada de parajes, usos, costumbres, etc., que, a la postre,
también de ella debieron formar indispensable parte; allí hubo de explicar
con claridad y detalles
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
176
oportunos sus entrevistas con la nobleza regnícola, y el motivo fundamental
de las dificultades que de solapada forma iban preparándole bastantes de sus
individuos para la prosecución y publicación de sus históricos estudios, todavía
años antes de darles total y definitivo acabamiento; allí, por último, debió
suministrar, asimismo, a los asistentes, noticias circunstanciadas de cuanto ocurriera en las Cortes a que habíasele convocado en concepto de Síndico y
Representante de Reales Villas, con los asuntos discutidos, resoluciones o
acuerdos principales que se tomaran, y particularidades de mayor relieve
relacionadas con los excelsos y poderosos personajes de que, en éstas, fue
respetado compañero.
Era lógico, por lo demás, que su natural religiosísimo y su notoria y
reconocida afición a los pájaros y a la caza, estimulados a mayor
abundamiento, por sus inacabables viajes inquisitivos a través de montañas y
llanos, despertasen en él inclinaciones manifiestas a la grata y saludable Vida
del campo y a la admiración delicada de la madre naturaleza. Hay que leer
con detenimiento, en su notable y repetida obra histórica, los relatos alusivos a
semejantes correrías, y, deducir de lo que cuenta, el extraordinario y dulce
placer que hubo de experimentar al encontrarse, en ocasiones, con lugares
sorprendentemente bellos, favorecidos por la frescura de sus climas, aguas
deliciosas y aves y caza abundantísima y variada(1). En su villa natal, sin
embargo, ya que no de todas, a la par, resultábale fácil empresa, recrearse con
muchas, o algunas de ellas, y otras parecidas delectaciones. Él, y varios de los
que después de su muerte le heredaron, fueron poseedores, en respetable número,
de importantes inmuebles rústicos, situados en las más próximas y mejores
partidas de la ex-Villa.
Casi tocándola, e inmediata a la Acequia de la Bosca, entre los Caminos de
Valencia y Artana, tenía y cultivaba su hijo don Mateo, la preciosa Alquería o
finca dels Salts, magnífica heredad comprensiva de Veintisiete cahizadas de
tierra, con arbolado, viña, olivos, cereales y una renombrada almácera(2),
cuyos antiguos e indubitables restos son fáciles de observar todavía. A la
parte
(1)
Recuérdese lo que decíamos hablando de la caza por medio de una es-pecie de
gavilán. Presenció la que aludimos, Viciana, durante el verano que Visitara el extenso
llano de Vistabella, de clima muy fresco, cuajado, entonces de codornices, cogujadas,
etc., y sito, frente a los colosales montes y pinos de Peñagolosa, rodeados de fuentes
incomparables
(2)
Descríbese en posterior estudio.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
177
opuesta del postrer Camino, y en la actual finca rústica que se denomina
Alquería del Hereu, poseía a título de dueño, considerable porción del
terreno, por ella, abarcado, su descendiente Abdón Benedito de
Víciana(1). Hacia la derecha de la referida Vía pública, en contacto con
la misma y la Acequia que se nombra del Rovellat, y a doscientos metros
apenas de estos dos valiosos inmuebles, figuraba otro, de nuestro D.
Rafael Martín, sugeto a censo a favor del Beneficio Eclesiástico
instituido por Domingo Boscá(2). En la partida dels Hortoláns, o sea, en
sitios muy productivos y cercanos al poblado, existían, dos más del
propio historiador: uno, que le correspondió en pleno dominio, y el otro,
tan sólo en señorío útil(3). Y en la partida de les Arboledes, por último,
para no dar excesiva amplitud a la lista de los que hemos conseguido
coleccionar, radicaba extensa propiedad o finca de idéntica clase, que,
dimanante, al parecer, también de D. Martín, poseía como a dueña y
señora, su nieta D.a Angela Benedito y de Viciana(4). Creemos fundado
y hasta seguro, por lo racional, que cuando el cronista en los días y horas
libres, dedicadas a su expansión y recreo acostumbrado, tratase de visitar
algún inmueble rústico suyo para el disfrute, a sus anchas, de la apacible
Vida campestre, elegiría con singular preferencia el postrero de los con
anterioridad referidos. Sito entre el espacioso Camino de la Cosa y las
proximidades de la playa mediterránea, en partida fértil y rica, ya entonces, en árboles frutales, conforme su expresivo nombre pone de
manifiesto; undante, en su porción occidental, con el Río Seco, y de él
separada por antiguos y continuados cañaverales, hallábase comprendido
dentro de la zona en que, a la sazón, aparecían de las mil especies
diversas de pájaros existentes, o mejor, conocidas en el espacio de su
corto pero fecundísimo término.
En tan productivos y frondosos terrenos de cultivo repercutían a sus
correspondientes épocas, los cantos de la codorniz, calandria, cogujada,
alondra, verderón, jilguero, pajarel o pardillo Vulgar, etc.; en tal puesto
teníase, en su consecuencia, por no difícil empeño, solazarse de continuo,
oyendo a estas pequeñas y canoras aves, y aun, cazándolas, si a parecido
extremo llegaban los pro-
(1)
Se cita también en su oportuno trabajo
Llibre primer de instrumente de el R.t Clero de Burriana, fol.° CCCXXj
(3)
Idem, fol. XXXXiiij vto
(4)
Escritura de 5 de Mayo de 1604 ante el Notario Juan Bautista Valles (Su protocolo
dé igual año).
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
178
pósitos, junto con otras de bastante mayor tamaño e importancia, como el
chorlito, ave fría, avutarda menor, becada francesa o común; y, también
(ya .en, o próximo a los estanques y lagunas inmediatas al, de ordinario,
sosegado Mare Nostrum), los rasco-nes, pollas de agua, becasinas, fúlicas
y patos; por aquellos apacibles y hermosos campos laborables,
revoloteaban, amontonándose, los golosos estorninos y las tímidas
golondrinas en sus anuales y siempre previstos pasos, o saltaban alegres y
sin temores sobre las movedizas glebas, precediendo y jugueteando con
las aguas de riego al esparcirse por el ardoroso suelo, la motacila(1), el
pí-pí(2), pitirojo (3)y las diversas especies de pajarillos dotados de idéntico
particular instinto; y allí, muy en especial, erguidos enlos ocultos ramajes
de nispereros, rosales, y demás preferidos árboles y arbustos, elevaban, al
igual que ahora, sus dulcísimos y onoros cantos, y construían sus nidos,
los recelosos ruiseñores, apartados por los cañaverales del Río, de la
molesta e importuna charla de las gentes. ¡Cuántas veces, quizá, Viciana,
en horas del amanecer, o a la caída de la tarde, utilizando para asiento,
durante días de la suave primavera, o de los comienzos del cálido verano,
algún fresco y cómodo margen de su finca, oiría con especial delectación
a los pequeños y divinos cantores dirigir al cielo sus inimitables gorjeos y
trinos! ¡Cuántas veces, también, en las temporadas matinales de otoño, y
por exclusivo recreo, tan sólo, acudiría presuroso a presenciar, con
admiración y asombro, el rápido revuelo hacia las alturas de las vivaces y
asustadizas alondras para saludar al sol naciente todavía no percibido por
el limitado número de madrugadores o habitantes de la partida!¡Cuántas
veces, acaso en las tardes más cálidas del estío, luego de colmado y
satisfecho con varias de estas puras e inapreciables delicias, se trasladaría
a la próxima playa marítima en busca de aires tónicos y refrigerantes y de
tibias y tranquilas aguas para zambullirse en ellas y moderar el calor
intenso de su desequilibrado y sudoroso cuerpo! ¿Y no constituirían, por
ventura, gran parte de estos inefables y placenteros goces, algo, al menos,
de cuanto, en esencia, contuvo su escrito y desaparecido
libro«Recreación de los días calurosos de Julio»?
(2) Idem, filet
(3) Idem, papir oig o pit roig
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
TERCER PERIODO DE LA VIDA
DE
DON RAFAEL MARTIN DE VICIANA
CON SU SEGUNDO MATRIMONIO
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
Fallecida D.a Narcisa, Paula, o Paula Narcisa Tarrago, primera
consorte de D. Martín de Viciana, en 2 de Septiembre de 1559, contrajo,
el historiador, segundo matrimonio, antes de la Cuaresma de 1569(1), con
D.a Angela del último apellido, nombrada con repetición en nuestro
primitivo «Estudio acerca de la Casa Solar de los Viciana», y señora-de la
que se ocupan, a más del Llibre =. 3. = de calandaris y tomo del
Apuntament, el volumen de los actos sacramentales de mayor antigüedad;
si bien con laconismo excesivo y exclusivamente en dos diversos lugares:
en las Memorias de confesados y comulgados en 1569, 1570, 1580 y
1581, y en la Sección destinada por entero, a nacimientos o bautizos.
Desígnasela, cuando se la nombra, con las expresiones «Angela vxor
de Marti Viciana» y «Angela, o Angela visiana, muller de Marti Viciana
o de Viciana»; así como, también, con el nombre y abreviatura de
«Angela . m . > (muller), o con el nombre y apellido de «Angela
Viciana»; escrito, este postrer vocablo, en forma ortográfica muy
variada..
Las únicas noticias en realidad indubitables a ella correspondientes,
encontradas en la documentación del Archivo Parroquial, redúcense en
esencia, a que fue de parecida manera religiosa que los demás individuos
de su familia; que asistió en calidad de madrina, a contar de 1574, a cinco
bautizos, celebrados en 17 de Septiembre de 1575, 27 de Mayo de 1577,
30 de Marzo de 1578, 2 de Agosto de 1579 y 29 de Julio de 1580(2); y
que se la consideraba dueña y poseedora de varias fincas urbanas, sitas en
el poblado e intramuros de la Villa(3).
(1)
Véase, a seguido, el año de la primera Memoria que se cita, donde comienza a
figurar, en concepto de casado por segunda vez.
(2)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 16 v.t°, 23, 26, 50 y 34 v.t°; con los números de
orden, respective, 236, 316, 359, 402 y 444.
(3)
Llibre = . 3 . = de calandaris, pág. 73 y Apuntament, pág. 931. El señor Rodríguez
Condesa, en la pág. 13 de su mencionada Memoria, hace
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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En lo tocante a si este segundo matrimonio dejó o no dejó descendencia
cuyos nombres se conserven escritos en los tomos o. papeles archivados,
confesamos con ingenuidad, que de tenerla, no hemos conseguido
tropezar con ella, sin embargo de nuestras minuciosas investigaciones
relacionadas con el particular. Sólo sabemos, hasta ahora, que en el
período comprendido en el primero y principal Libro de Sacramentos
(1569-1598), sobre todo, cítanse con frecuencia, a dos Anas de la familia
de nuestro insigne historiador, cuya paternidad, quizá, diera margen a
sospechosa, aunque insegura creencia, en sentido afirmativo: una, casada
en 8 de Abril de 1576 con Antonio Toro(1); y otra, con Pedro Gisbert, en
data .que por completo se ignora(2). Aquélla, popularísima desde su
matrimonio—si para admitirlo basta tomar en cuenta lo extraordinario de
su intervención en actos religiosos bautismales—, falleció, sin
descendencia conocida en fecha anterior a la Cuaresma de 1580, desde el
momento que en la Memoria de confesados y comulgados de igual año
encuéntrase inscrito su marido con el carácter de viudo(3); y la segunda,
difunta también antes del 21 de Diciembre de 1600(4), dejó en hijos, a
Vicente, Pedro, Esperanza,
. indicación de cierta D.a Angela Viciana, consorte, en 18 de Marzo de 1541, del noble
valenciano D. Juan Mascó (en el primer estudio, se trata, con amplitud, de tales
nupcias). ¿Sería, por Ventura, la segunda esposa de D. Martín la misma que aparece
como primera del expresado caballero? Fáltannos pruebas concretas, para con plena
confianza decidirnos; pero la identidad del nombre y apellido de ambas, las épocas
probables relativas al matrimonio de Mascó y al segundo de nuestro cronista, y el hecho
de que en los libros parroquiales no se nombre, en ninguna ocasión, a Angela Viciana
distinta de la mujer de D. Martín, no obstante hablarse, a veces, de descendientes
seguros del antedicho noble con motivo de asuntos relacionados con la familia de su
consorte (recuérdese lo sobre la materia expuesto en el aludido estudio, al ocuparnos del
Beneficio de Santa Ana y de quiénes fueron los padres de semejante señora y quién su
hermano eclesiástico); indúcenos a pensar en la probable existencia de nuevas nupcias,
contraídas por la que consta, hasta ahora, esposa de D. Juan Mascó, con el viudo de la
difunta D.a Narcisa, y en el creíble acabamiento, por tal enlace, de las discordias
existentes entre Viciana y su primo hermano, D. Cosme, nietos del prime
(1) Libro Sacramental primero, fol. 75.
(2) Acreditan el matrimonio, en defecto de la partida correspondiente, las actas de los
bautizos de sus hijos, a que después nos referimos
(3) Libro citado, fol. 120 repetido.
(4) Segundo Libro de Sacramentos, fol. 69
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Magdalena e Isabel, nacidos respective, en 5 de Julio de 1573(1), 10 de
Enero de 1576(2), 12 de Febrero de 1578(3), y 13 de Octubre de 1579(4).
Como, por una parte, en distintos actos religiosos de naturaleza
sacramental concernientes a los cuatro bautizados que se acaban de
mencionar, o a sus hijos o nietos, interviene D. Mateo y su segunda
consorte D.a María de Montoliu, o Martín Benedito y de Viciana; y como
por otro lado, durante el probable intervalo de años en que pudieron
acaecer los nacimientos de ambas consabidas Anas, no se trata de
diferentes individuos de la familia capaces de transmitir, en primer lugar,
su apellido, que de nuestro historiador y sus dos hijos, Jaime o MiguelJaime y Damián(5), parece justificado atribuir, a alguno o algunos de los
tres anteriores, la paternidad de aquellas señoras, con preferible
fundamento a los dos postreros, en atención a que D. Martín (aun
descontando la edad de D.a Angela al celebrar con él su matrimonio) era
ya padre de una hija bautizada con el nombre de Ana, viviente en los días
de la existencia de las otras que nos ocupan; y tal circunstancia la hubiera
tomado en consideración el cronista, para no adjudicar el propio y
exclusivo nombre, a nuevas hijas suyas, mientras permaneciera en el
mundo la que, con anterioridad, lo ostentaba.
En tiempos del referido segundo matrimonio, o con mayor exactitud,
dentro de la primera parte del tercer período de la vida de Viciana, hubo
de proseguir éste ejerciendo con provechoso fuero su profesión notarial
en asuntos ordinarios y en los que atañían a los numerosos censos de la
pertenencia del Clero, o formaban parte, o el completo, de ciertos
eclesiásticos Beneficios; de análoga suerte que, en el mismo espacio de
tiempo, continuaría actuando con infatigable asiduidad, de Notario o
Escribano ante los Jurados y Tribunales, o Cortes, de su antigua
originaria patria. Debemos creer también acertado, en vista de lo sabido y
de sus lógicas y naturales deducciones, que luego de terminar los múl-
(1) Primer Libro de Sacramentos, fol. 10 v.to, núm. 151 de orden.
(2) Idem, fol. 17 v.to,núm. 246.
(3) idem, fol.25v to, nº 353.
(4) Idem, fol. 30 v.to
(5) Prescindiendo de D. Cosme o Cosme Agustín, D. Mateo, D. Jaime, D. Rampston y
primer D, Martín, por lo que se advierte en nuestro trabajo dedicado al primer período
de la vida de D. Rafael, hablando de Úrsula Viciana y otra Ana de este apellido, hijas
suyas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
184
tiples trabajos anejos a los susodichos importantes servicios, el modo de
proceder en su privada existencia, se adaptaría de ordinario, a lo que en el
período anterior se le atribuye; y aun debe-ríase sospechar, en
consonancia con lo poco hace expuesto, que entre los diferentes cargos a
la sazón por él ejercidos, se encontrase el de Síndico y Representante en
Cortes por Burriana en una o dos de las tres sucesivas ocasiones, en que,
según nos participa en su Crónica, hubo de intervenir en reuniones de la
expresada naturaleza (1).
Apenas puede afirmarse, con seguridad, dentro de lo mucho ignoto o casi
sin estudiar de semejante época (apoyándonos en lo deducible de la
extensa lista de documentos que autorizara o suscribiese íntegros, en
extracto o por meras referencias conocidos), que si en la segundare las
tres divisiones de su historia, se observan algunos—escasos—de los años
en ella inclusos, sin uno o Varios de los enunciados documentos por
motivo, en primer término, del mayor número de sus indispensables
viajes, en los que actuó de la tercera, nótase marcada elevación
proporcional en cuanto al grupo de años deficientes, comparándolos con
los del anterior período, al parecer, por la necesidad de añadir a la suma
de las consabidas excursiones, las que necesitó llevar a cabo para la
impresión de sus obras; ora, en la próxima ciudad valentina, ora, en la
mucha más distante catalana, capital del antiguo principado.
Y ya iniciada, en el párrafo que se acaba de exponer, la interesante
materia referente a sus distintos, aunque en parte perdidos libros,
continuémosla sin dilación y califiquemos desde ahora, de
incuestionable, con respecto a la Crónica de Valencia y de su Reino, que
los continuos y cuantiosos gastos ocasionados a D. Martín por las
impresiones y reimpresiones en vida suya de los cuatro tomos de que
hubo de componerse, los satisfizo, en absoluto, su autor, con recursos
procedentes de su único y exclusivo patrimonio, conforme en tres
diversas circunstancias nos lo indica de manera enérgica y decidida: la
primera y segunda en uno de Jos Prólogos de la Segunda Parte de la obra
(2); y la que resta, en manifestación incidental inserta en el interesante y
sentido Epílogo
(1) Tercera Parte, pág. 227. En las Cortes de Monzón de 1542, figuró con este carácter,
como se consigna en el trabajo respectivo al segundo período de su vida
(2) Págs. 31 y 32.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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de la Cuarta (1). Únicamente, sin solicitarlo, y años después del completo
acabamiento de su extensa y magna obra histórica, recibió de los Jurados,
o mejor, del Consejo de la Ciudad de Valencia, reducida, pero espontánea
subvención (la que, con certeza, agradeciera, aunque, con seguridad, no
necesitara), al efecto de contribuir a cuanto editar costase, su último y
diminuto libro escrito y, a la expresada Corporación, dedicado.
En lo tocante al número preciso de sus varias obras y ediciones
impresas, de que hasta el día se guarda segura noticia, sábese de sobra
por todos, o la gran mayoría de nuestros benévolos lectores, que fueron:
cuatro, las primeras, conforme D. Martín nos lo advierte(2), y bastantes
las reimpresiones de la Segunda, de las tres conservadas Partes de la
Crónica, y del Libro de alabanzas de las Lenguas; constando, asimismo,
en lo que afecta al nombre y orden de publicación de sus libros, y orden y
tiempo en que hubieran de ser reproducidos, con evidencia, el nombre;
pero en forma incierta, a Veces, aunque segura, en ocasiones, las demás
particularidades que se anotan.
Llevan, las cuatro diversas obras de Viciana por título, respectivo:
«Recreación de los días calurosos de Julio», «Libro de la Nobleza e
Hidalguía, Armas y Blasones», «Crónica de Valencia o de Valencia y de
su Reino» y «Libro de alabanzas de las Lenguas Hebrea, Griega, Latina,
Castellana y Valenciana»; dadas a luz, según la sucesión en que se citan,
resulta empero dudoso en cuanto concierne al de la primera o sea, por el
inverso al en que las menciona Viciana, en su postrer libro apuntado(3).
Se publicó en 1574, la de alabanzas de las Lenguas, etc.; la Crónica de
Valencia y su Reino, en 1564 (Segunda y Tercera Parte: la Cuarta, en
1566); en año que precedió al de 1564, el Libro de Nobleza e Hidalguía,
etc., atento a que aparece ya aludido en
(1) Fol. 224
(2) En su dedicatoria del Libro de alabanzas de las Lenguas «Al ilustre Senado de la
ínclita y coronada Ciudad de Valencia», págs. 17 y 18.
No se confirma sean del cronista la Historia de Gandía, citada por D. Juan Bautista
Perales en su consabida obra, pág. 706, ni el manuscrito poseído por D. Miguel Martí,
de Valencia, a que hace alusión Rodríguez Condesa en la página 51 de su Memoria, ni
los otros dos manuscritos lemosines hallados en la Biblioteca del Escorial, por Pérez
Bayer, ni tampoco los dos nuevos latinos de igual procedencia, incluidos en el Catálogo
del Padre Guillermo Antolín.
(3) Pág. 18.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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la Segunda de las precitadas Partes(1); y el de «Recreación de los días
calurosos de Julio», en data acaso algo anterior al de Nobleza; basado
este problemático supuesto, no en comprobaciones documentales directas
o indirectas, cual las relativas a los otros supradichos libros, sino en la
clase de materia o asunto, al parecer, que en él desarrollara; más propio
de años próximos a la juventud, que de edades algún tanto lejanas a ella.
De las obras de Recreación, Nobleza e Hidalguía, y Parte Primera de la
Crónica Valenciana, por nadie leídas ni Vistas, en nuestra época,
ignórase del todo, si se editaron una exclusiva Vez, o distintas, en años
sucesivos; pero de la Segunda Parte de esta última, en particular, así
como del Libro de alabanzas de las Lenguas, conócense, según se lleva
ya expuesto, y ampliaremos en posterior trabajo, no insignificante
número de impresiones, entre ellas, una de su obra principal—
comprensiva de dos, de sus tres conservadas Partes — de moderna fecha,
y en sumo grado interesante.
Dividió, nuestro docto historiador, la Crónica de Valencia y de su Reino
en cuatro extensos y voluminosos tomos (al menos por lo que atañe a los
tres hasta ahora conocidos) denominados, respectivamente, Libro o Parte
Primera, Segunda, Tercera y Cuarta. La Primera, esto es, la desaparecida,
ocupábase de «La descripción de la Ciudad de Valencia desde el
fundador e primer nombre y la conquista que della hizo el Venturoso rey
Don Jaime, y todo lo bueno, y digno de saber della y los anuales de
próspera y aduersa fortuna por mas de CCC. Años»(2); la Segunda, trata:
«de todas las familias y linages militares de la ciudad y reyno por estilo
moderno y muy Verdadero»(3); la Tercera, de «Phelippe (II) de Austria,
y del patrimonio real que en este su reyno de Valencia possee»(4); o, con
mayores pormenores, de los reyes de Aragón y Condes de Barcelona,
reyes de Castilla, emperadores, archiduques de Austria y soberanos de
Portugal y Francia, como ascendientes, unos y oíros, de Felipe II y D.a
Isabel de Valois; de materias a aquel monarca relativas; de importantes
fundaciones de Monasterios; de los orígenes y cargos de las Ordenes
Militares de Caballería; orígenes de diferentes ciudades y villas, y
(1) Pag. 122.
(2) Cuarta Parte, fol. 224
(3) Portada de la Segunda Parte,
(4) Tercera Parte, pág. 45
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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de copiosas singularidades, tocantes a poblados de esta última clase, y
castillos y lugares reales del reino Valenciano; y la Cuarta, de «las
discordias, y guerras y muertes causadas por la conjuración plebea
nombrada germania por los inventores della. Y como fenes-cio, y fue el
reino restituido en paz y sosiego......(1).
Sin necesidad de insistir en nuevos detalles ampliatorios del
contenido de las tres postreras Partes de la Crónica, que de realizarlo
darían excesivas proporciones a nuestro actual trabajo histórico,
manifestemos por cuanto sobre tamaño asunto pudiera relacionarse con la
Primera, que descartando la referencia incluida acerca de ella en la
susodicha transcrita cita, únicamente cabe sea ésta, complementada de
sencillo y Verdadero modo, con lo deducible de las abundantes que
siguen—y alguna otra, acaso, por distracción omitida—; las cuales, al pie
de la letra se copian, del Segundo, Tercero y Cuarto volumen
conservados.
En la portada de la Segunda Parte, y a seguida del año en que hubo
de ser impresa, dice su autor:
«Con privilegio Real según se contiene en la primera parte desta
Chronyca».
Y hablando de diferentes familias de la nobleza Valenciana, y de
sucesos y asuntos variados, hace constar:
«Oeste apellido de Agüito, fue el XXVI Obispo de Barcelona,
nombrado Ramón de Aguilo, del qual hauemos tratado en la primera
parte(2).
«Deste Berenguer de Codinats leemos que fue Varón prudente y
sabio, y rico hombre, y señor de Albalat de Codinats, que agora se
nombra Albalat de Sorell: y fue Señor de Benimamet y de lo poblado de
Christianos de Mislata. De las virtudes y vida del qual hauemos tratado
en la Primera Parte en capitulo de Sant Francisco: yo asseguro al lector
que lo leyere, que no dexara de acu-dirle con vn. Requiescat iu pace»(3),
«En MDxxxVj. fallescio la Reyna Germana en villa de Liria: fue
sepultada en Sant Miguel de los Reyes como instauradora de aquella
casa, según lo hauemos tratado en la primera parte»(4).
D. Alonso de Aragón, Duque de Segorbe, fue lugarteniente
(1)
Portada de este Libro.
Segunda Parte, pág. 59
(3)
Idem, pág. 67.
(4)
Idem, pág. 73.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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general del Reino en 1559, y le llamó «el Rey a las cortes de Motsson por
Presidente, y la muerte atajo su camino, que fenescio a xvj. de Octubre,
año . m . d . Lxiij. en el monasterio de nuestra señora del Puig, donde
tenia mucha deuocion; fue licuado a sepultar a Poblet, según lo hauemos
tratado en la primera parte-»(1).
La familia de Bellvis, con jurisdicción sobre Terrateig, procedía «del
Rey Agareno de la ciudad de Valencia, nombrado en Arauigo
Zeytabozeyt, del qual en la primera parte de esta Chro-nyca hauemos
tratado»(2).
El Duque de Maqueda, Virrey y Capitán General del Reino de
Valencia en 1552. levantó muchas torres en la costa del mismo. «Y
porque en la primera parte hauemos tratado de la fundación de dichas
torres, el concierto y orden dellas, y del gran beneficio que ha resultado
alla lo remitimos» (3) .
«...hallamos en los annales de Valencia, que años de mil trezientos y
veynte y vno en la primera elección de Jurados que entraron caualleros,
fue Jaime Crespi: porque de alli atrás elegian para Jurados quatro
honrados Ciudadanos según lo hauemos tratado en la primera parte de
esta Chronyca»(4).
«En la primera parte de la chronyca de Valencia, prometí que en la
tercera parte de ella trataría de nuestro catholico rey Don Phelippe de
Austria y el patrimonio real que en este su reyno de Valencia possee»(5).
«Perdieron España los Christianos deuastaron y occuparonla los
Agarenos como lo tenemos tratado en la primera parte: y también
tomaron muchas tierras de Francia»(6).
«Don Jaime rey de Aragón conde de Barcelona y señor de monpeller,
fue llamado e! bien afortunado, el conquistador, el vencedor y nunca
vencido, y venturoso porque todas las jornadas que emprendió de guerras
le vinieron prosperas, como hauemos tratado en diuersos capítulos de la
primera parte de esta chronyca, y en esta su hystoria lo trataremos»(7).
(1)
Idem, pág. 76.
Idem, pág. 99.
(3) .
Idem, pág. 106
(4)
Idem, pág. 115.
(5)
Tercera Parte, pág. 45.
(6)
Idem, pág. 57.
(7)
Idem, pág. 66.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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A <doña Teresa (Gil de Vidaura) en la casa de los baños que antes
diximos (Don Jaime le dio las casas y huertas de los baños de las reinas
agarenas) fundo vn monasterio de monjas, nombrado la Çaydia. Del qual
en su propio capitulo en la primera parte lo hauemos tratado»(1).
El cuarto abad del Monasterio de la Virgen María de Valdigna,
llamado Arnaldo Saraño, compró al rey Don Pedro la Alquería llamada
de Rascaña, y en ella «el abad fundo la yglesia casa y conuento que
llamaron de sant Bernardo de la huerta de Ualencia, y de presente la
nombramos sant Miguel de los reyes, como lo hauemos tratado en la
primera parte en su propio capitulo»(2),
Hablando de los Moros, escribe Viciana: «A los quales en toda esta
chronyca como ya lo dixe en la primera parte les nombrare Agarenos por
tener su origen de Ismael hijo de Agar la ancilla»(3).
Después de hacer constar que Don Jaime, fundador de la Orden de
Montesa, dio a su primer Maestre, Guillem de Erill, la villa de igual
nombre en privilegio dado en Barcelona a 21 de Julio de 1319, añade: «E
las otras casas, tierras, y heredamientos que los reyes dieron a la orden
del Temple (los cuales pasaron a la de Montesa), no se ponen aquí por
no reyterarlo, porque parte de ello se puso en la primera parte de esta
chronyca, y parte dello assentaremos luego en este capitulo de
Montesa»(4).
«De este lugar (Sueca) fue natural el famoso doctor maestro
Anthonio Bou canónigo de Ualencia, embaxador embiado por la yglesia
de Ualencia a papa Calixto. De la qual embaxada hize mención en la
primera parte»(5).
«E porque también el maestre e los caualleros de la orden (de
Calatrava) siruieron al siempre Vencedor rey don Jayme de Aragón en la
jornada e presa de la ciudad de Ualencia, el rey don Jayme le dio (al
maestre D. Juan González) para la orden siete pueblos y heredamientos
en este reyno de Ualencia, como lo hauemos tratado en la primera parte
de esta chronyca»(6).
(1) Idem, pág. 73.
(2) Idem, pág. 103
(3) Idem, pág. 106
(4) Idem, pág. 118
(5) Idem, pág. 138.
(6) Idem, pág. 179
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Tiene la Orden de Calatrava «en el reyno de Valencia las encomiendas y
priorazgos, de los quales hauemos tratado en la primera parte de esta
chronyca»(1).
«También tiene la Orden (de Santiago) en este reyno de Ualencia, las
encomiendas de Museros, de Enguera, de Orcheta, de Sagra y zenet
(Sagra y Zanet), y de Fadrell. De estas cinco encomiendas hauemos
tratado este estesamente en la primera parte»(2).
«Don Pelay Peres Correa, fue maestre (de Santiago) 24. años, y en el año
de . 1248 . venció vna batalla de los Agarenos en Estremadura, cabe santa
Maria de Tudia... Este maestre con los caualleros de la orden
favorescieron al venturoso rey don Jayme de Aragón, en la conquista y
presa de la ciudad de Ualencia, según lo hauemos tratado en la primera
parte de esta chronyca(3).
«Otrosi año de . MccccLxxx .Pusieron (los Reyes Católicos) e assentaron
el officio de la sancta inquisición contra los hereges y apostatas de la
religión Christiana. Que fue y es el remate de nuestro bien en España
donde la fe de christo y su cruz tienen puesto el fundamiento, según mas
largamente de este sancto officio en la primera parte hauemos
tratado»(4).
Después de advertir, el cronista, que se ocupará del Patrimonio Real en
este Reino por el orden en que conquistó Don Jaime sus poblaciones,
antes de ganar Valencia, si bien dejando a ésta «porque della
estensamente hauemos tratado en la primera parte: pas-saremos—
añade—a tratar de las tierras que después de Ualencia el Victorioso rey
gano...» a fin de «que no se entienda perjudicar en la precedencia a
ninguna»(5).
Ocupándose de Liria, dice, existir en ella, «Vna yglesia so titulo de
nuestra señora, con rectoría, que al comiente de Porta-celi fue annexada,
según lo hauemos tratado en la primera parte(6).
«Y de la mesma ciudad de Ualencia hauemos tratado estensa-mente en la
primera parte desta chronica(7).
«Papa Calixto .III. antes nombrado Alfonso de Borja....,
(1) Idem, pan 182,
(2) Idem, pág. 189.
(3) Idem, pág. 190,
(4) Idem, pág. 199,
(5) Idem, pág. 317.
(6) Idem, pág. 360.
(7) Idem, pág. 363
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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canonizo a San Uicente Ferrer Ualenciano, de que hauemos tratado en la
primera parte (1).
En la página primera de la segunda hoja, hacia la mitad superior, se
encuentran las «Armas reales hotorgadas por los inuen-cibles Reyes de
Aragón a la muy noble y coronada ciudad de Valencia por
merescimientos de grande lealtad según dellas y dellos en la primera
parte desta Crónica estensamente hauemos trac-tado»(2).
«Por el numero de los hombres y de las jornadas sindicados
conocemos que no vinieron todos los de un officio luego a concordar en
la germania, porque cada officio hauia tres (tras ?) tanta gente que no se
agermanaron según en la primera parte de esta crónica abiertamente se
muestra, donde hizimos relación de las cofradías de los menestrales»(3).
Cuando ocupándose de Játiva, extraña Viciana, su agermana-miento
y falta de adhesión al monarca reinante, añade: ......poniendo en oluido la
cotinua y antigua fidelidad que siempre han tenido a los reyes según en la
primera y tercera parte dsta Chronica lo hauemos tractado»(4).
Consigna -también, y como de pasada, así que ajude a los
saguntinos: «de los quales en la primera y tercera parte dsta (desta)
crónica hauemos tratado»(5).
Al referir que los agermanados de Valencia «quisieron poner las
manos en los derechos de la Iglesia y del rey y de la Ciudad», y averiguar
«cuando, corno, por quien y porque causa se permitieron imponer y se
consienten coger», exclama: «Pero miren en la primera parte desta
chronica, donde hallaran todo lo que pre-tendian acercante los derechos
siguiendo los annales, que alli yo escriui: y sabrá como cuando por quien
y porque causa se impusieron»(6).
Y hablando, por fin, del asesinato de dos muchachos por dos infieles,
escribe, aludiendo a un histórico suceso acaecido: «El surrogado tuuo
grande enfado y no menos trabajo en guardar los
(1). Idem, pág 377.
(2) Cuarta Parte, lugar citado en el texto
(3) Idem, fol. 5.
(4) Idem, fol. 62.
(5) Idem, fol. 105.
(6) Idem, fol. 109
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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agarenos de la ciudad, que biuen al toçal so saluaguarda real;porq
peligrauan de otro tal daño como se les hizo en otro tiempo,del qual por
hauer sido cosa muy notable, ñauemos tratado esten-samete en la primera
parte desta crónica»(1).
II
La desaparición o pérdida de dicha Primera Parte de la obrafué de tal
suerte completa y definitiva, que además de haber resul-tado estériles
cuantas pesquisas se intentaron en épocas pasadaspara averiguar su
paradero, no se menciona a uno siquiera de losantiguos o modernos
escritores regionales que haya conseguidodarnos, mediante datos
acreditados, la fecha exacta, siquiera, desu publicación o de la ciudad o
imprenta en donde realmente seeditara(2). Desconociéronla, por lo tanto,
conforme de lo dicho
(1) Idem, fol. 125 V.to».
(2) El Padre Fray José Rodríguez, sin embargo, ocupándose en el fol. 528de su
Biblioteca Valentina, de tal Parte de la Crónica, consigna: «No la hevisto, y assi no
puedo dar señas de Impresión ni de año. Quien la ha tenidomucho tiempo en su Estudio
me ha suministrado el titulo (Fundación de laciudad de Valencia y Anales suyos de
trescientos años), y me ha assegura-do, que es un Volumen en Folio».
No se acepta como cierto, lo que indicó al padre Rodríguez, el personajeanónimo
aludido; y ello, con fundadísimas razones. El inexacto o incompletotítulo dado al libro;
el no constar que su poseedor lo exhibiera a ninguna per-sona en comprobación de su
grave y trascendental aserto, y la desconfianzacon que, francamente aduce, Rodríguez,
los datos por él adquiridos acerca dela Crónica de Viciana, al decir, «que lo estéril, y
confuso, con que corre lanoticia de estos Libros; para quien no los ha visto todos; y ha
de dar de ellos,vna, o otra explicación: no ha hecho poco, en no especificarlo, sin
desorden»,son motivos sobrados para que se rechace la veracidad de tan seria y contradicha noticia. Y aun cuando Ximeno expone en el tomo 2, fol. 167 de sus •«Escritores
del Reyno de Valencia» que se publicó, esta Primera Parte, enfolio, durante el año 1564,
por el impresor Juan Navarro, hay que considerarefectuada tamaña escueta afirmación,
atendiendo a lo por analogía sucedidocon la Segunda y Tercera, sobre los precedentes
particulares, y no porquehubiese visto y examinado el tomo o se le hubieran referido
semejantespormenores: ésto, por cuanto deja de afirmarlo en su estudio biográficodel
cronista; y aquéllo, porque, con sinceridad confiesa, el regnícola escritor,que nunca le
fué posible encontrar la Primera de ¡as cuatro repetidas Partes.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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en texto y nota se colige, sin contar al padre Fr. José Rodríguez y a
Vicente Ximeno, los activos y diligentes escritores regnícolas, Gaspar
Escolano(1), Onofre Esquerdo, Gregorio Mayáns, Francisco Cerda,
Vicente Blasco(2), Xavier Borrull, Justo Pastor Fuster, etc.; habiéndose
dado el caso de que: Mayáns, demostrando su interés por adquirirlo, se
comprometiera a entregar Veinticinco doblones a quien se lo exhibiere o
proporcionase(3): Cerda, luego de haberlo buscado con insistencia en las
Bibliotecas españolas, y por conducto de intermediarios, en varias de las
extranjeras, sin éxito, ofreciera reimprimirlo, si se le facilitaba(4); y
Blasco, y otros escritores, fijándose por lo visto en la ineficacia de tan
gran número de intentados esfuerzos, acabaron por negar su publicación,
y aun redacción; suponiendo, éstos y aquél, respective, que Viciana
consideró Parte Primera de su obra, bien el resumido relato histórico que
precede al Aureum Opus, bien la Historia, o mejor, Crónica del Maestro
Béuter(5): suposiciones a todas luces absurdas, desde el instante que, aun
prescindiendo de las distintas referencias copiadas, confirmatorias de
haber existido, nuestro mismo historiador confirma o ratifica su
estampación, cuando disculpa y solicita con interés, perdones para el
impresor por los yerros existentes en sus Cuatro diversos Libros; cuando
se refiere de expreso modo, en los frontis del Segundo y Tercero,
(1) Gaspar Escolano: Nació en Valencia y tuvo por padre a Gaspar Escolano, de los
señores de Benitandux y Alfara. Estudió en la Universidad valentina; fue Licenciado en
Teología; Cura de la Iglesia parroquial de San Esteban, desde el 28 de Febrero de 1595,
hasta su defunción; Cronista del reino, Teólogo consultor del Patriarca Juan de Ribera, y
Predicador de la Ciudad y su Consejo. Tomó parte activa en las sesiones de la Academia
de los Nocturnos, donde se archivaron sus poesías y discursos; escribió un Epítome de
los Sínodos celebrados de 1548 a 1616, y las Décadas históricas de Valencia, en dos
tomos, impresos en 1610 y 1611, y, finaron sus días en esta ciudad el 20 de Febrero de
año ignorado
(2) Vicente Blasco, del hábito de Montesa, nació en Torrella el 13 de Marzo de 1755.
Empezó la Filosofía en Valencia: obtuvo los grados de Bachiller y Doctor en Teología;
fue Rector de la Universidad valentina; escribió varias obras, y murió, en la citada
capital, el 16 de Abril de 1815. Su copiosa y selecta Biblioteca, la legó a la Universidad
cuya Rectoría desempeñara.
Los datos biográficos de los restantes escritores que se apuntan, o constan en
precedentes trabajos, o se irán anotando en los sucesivos
(3) Torres, «Advertencia al lector», pág. XIV.
(4) Notas al «Canto del Turia de la Diana», de Gil Polo, pág. 500
(5) Torres, Advertencia y lugar mentados.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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a la tirada del Primero, con Privilegio Real; y así que, con perfecta
claridad, y en distintos pasajes de su Crónica, distingue ésta, de la escrita
por el consabido Maestro valenciano(1).
Debió ocurrir la injustificada desaparición e insustituible pérdida del
Volumen, tiempo después del fallecimiento de nuestro ilustre historiador,
por cuanto nada expone o manifiesta, éste, sobre el particular, en los
otros Libros o Partes de su Crónica, ni en la obrita y restantes escritos
suyos posteriores; y resultaría, en verdad, hecho extraño y hasta
inexplicable (supuesto lo enérgico y resuelto de su modo de ser), que
hubiese guardado absoluto silencio en materia de tal naturaleza, de
ocurrir el grave suceso durante los años de su vida, siguientes a la
publicación del tomo desaparecido (2).
(1) He aquí dos de estos pasajes:
«Anthonio Beuter curioso scriptor de las cosas de Ualencia hizo de ello (habla del
milagro de los corporales de Daroca) special memoria en la chronyca de España»:
Tercera Parte, pág. 78.
«Otrosí quiere maestro Anthonio Behuter en la chronyca que escriuio de España»:
Idem, pág. 525.
Pedro Antonio Beuter: nació en Valencia; graduóse de Doctor en Teología, en su
Universidad, y obtuvo en este centro docente una cátedra de dicha ciencia (lo niega
Pastor, pero lo asegura Ximeno) y otra de Hebreo. Fue Beneficiado en la Metropolitana
y Capellán del Cardenal Erardo de Marca, Arzobispo de la propia ciudad. En 1540
acompañó a Roma al Cardenal D. Enrique de Borja, y el Pontífice, Paulo III, honróle
con los empleos o cargos de Protonotario y Predicador Apostólico. Vuelto a su patria
natal, continuó siendo apreciadísimo, sobre todo, de su Prelado, Santo Tomás de
Villanueva. Escribió la citada obra, aunque solo publicó dos de las tres partes de que se
debió componer: tituladas, «Primera Parte de la Crónica General de toda España, y
especialmente del Reyno de Valencia...» y «Segunda Parte de la Crónica General de
España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia».—Valencia—. Dos tomos,
1547-1551, por Juan Mey.
Dejó manuscrita, además, una obra relacionada con los Judíos.
(2) Viciana, lejos de anunciar su pérdida, demuestra, de forma indirecta y directa, lo
contrario, en los otros que completan la Crónica; de manera indirecta, con sus
referencias, en general, al Libro que precedió a éstos en tiempo, innecesarias y sin
sentido, de resultar incotejabies; y directa, cuando en tres de dichas referencias, remite
al lector a su lectura; según se observa, en la que, hablando de la vida y virtudes de
Berenguer de Codinats, dice: «yo asseguro al lector que lo leyere (el capítulo de «Sent
Francisco», inserto en la Primera Parte) que no dexara de acudirle con vn. Requiescat in
pace»; en la alusiva al Duque de Maqueda, Virrey y Capitán General del Reino de
Valencia, donde para comprobar sus indicaciones, escribe: «a//a lo remití-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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Con respecto a la causa verdadera, origen del desgraciado o
censurable acontecimiento, por más que parece temerario empeño
determinarla, de haber sido casual, cabe se prefije—considerándola
intencionada—si no quiénes individualmente fuesen sus autores o
inductores responsables, quiénes lo sean en grupo; acudiendo a la clase
que estimó odiosa su obra, y cual consecuencia, su digna y considerada
persona. Con muchísimas probabilidades, D. Martín, no se limitaría en su
Libro o Parte extraviada, a relatar, con extensión, o en extracto, las
ocurrencias de importancia e interés que afectasen a la próxima ciudad
valentina, detalle acerca de cuyo contenido habrá de insistirse poco
después; si que obrando con acierto, y según era natural sucediese,
referiría, junto con las anteriores, las otras del país regional, en la porción
indispensable de su historia, a lo menos, que se relacionase con la de la
ín&lita ciudad mencionada. Uno de entre los variados e históricos
sucesos acontecidos que sin ningún género de duda debieron ocupar con
mayor y cuidadoso detenimiento al cronista en sus laboriosas
investigaciones y estudios, tanto por la trascendencia y extraordinaria
gravedad revestida, como por la valerosa y heroica actitud de su natal y
pequeña patria, hubo de ser el que afectaba a las ruidosas guerras de la
Unión y a los hechos, reclamaciones y privilegios especiales a ellas
precedentes. Nuestro eximio biografiado, a pesar de su manifiesto y
ardoroso amor a los fueros y concesiones reales por que se gobernaba el
país, comprendería, desde el comienzo de su peculiar trabajo, que en el
fondo de aquellas apasionadas y persistentes agitaciones y luchas,
ventilábanse, mejor que los intereses y franquicias citadas, los propios de
la perturbadora y siempre egoísta nobleza, y sincero devoto de la
autoridad monárquica y del inestimable contenido de los consabidos
fueros y privilegios, inclinóse, sin vacilar un momento, hacia los
desacatados soberanos, de quienes tantas consideraciones y mercedes
tenían recibidos sus respetables y excelsos antecesores. Mediaba, aparte
de esta razón esencialísima, base de su acertada o explicable conducta,
otra segunda de inmenso Valor y significado para él, que le compeliera
mos»; y en la concerniente a la imposición de derechos a favor de la Iglesia, del Rey y
de la ciudad—penúltima de las apuntadas en páginas anteriores— cuando exclama,
suponiendo.contestar a los agermanados: «Pero miren en la primera parte desta
chronica, donde hallaran todo lo que pretendían acerca de los derechos, etc.».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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fatal y definitivamente a seguir sumiso la enérgica y resuelta actitud
tomada por sus reyes; cual era, la de lealtad a la persona y modo de
proceder de éstos, que desde un principio adoptó, según decíamos, su
originaria y nunca olvidada villa. Apuntados constan, siquiera en
resumida forma, en libros de algunos escritores regnícolas, los
sufrimientos y pérdidas experimentadas por Burriana a causa de su
adhesión a los monarcas, en particular, durante las unionistas guerras
contra el Ceremonioso Don Pedro; talas continuadas de sus hermosos y
fértiles campos; saqueos incalificables de sus arrabales y abundantes
alquerías o casas de labor, y consiguientes incendios en las mismas, y en
edificios varios de aquéllos, etcétera; escrito, de parecida suerte, se
encuentra cuanto relacionarse cabe con la noble acción del soberano al
serle imposible prestar los debidos socorros a la villa, con desesperada
ansiedad solicitados, facultando a sus sufridos habitantes para que, sin
miedo a posteriores recriminaciones y castigos, antes por el contrario,
con el anuncio de ofrecidas recompensas—al término de las guerras
cumplidas—firmasen la postrera Unión organizada, y se adhiriesen al
serio movimiento insurreccional con el fin de librarse de las odiosas y
frenéticas iras de sus secuaces; y nunca olvidado quedar debiera la
admirable y sublime respuesta suministrada por la representación del
pueblo a la tierna misiva del monarca, persistiendo con altivez en su
lealtad, negándose con delicado respeto a utilizarla, y disponiéndose,
primero a morir, que a dar muestras de traidores en tamaño angustioso
trance. Nuestro cronista, cuya natural satisfacción no deja de percibirse al
comunicarnos las magnánimas manifestaciones del rey y de los
generosos y entusiastas burrianenses, aunque promete ocuparse en la
Cuarta Parte de la Crónica de estas últimas y sangrientas guerras, trata
por de pronto con dureza, a los unionistas alzados en armas, de idéntica
manera que lo efectuaría en la porción de la obra perdida o hecha desaparecer, al relatar la primera guerra civil, con los egoísmos de la nobleza, en
detrimento, sobre todo, de la autoridad soberana. Habría, pues, de
encontrarse según ello, el arranque originario de la malquerencia de dicha
clase para con el historiador D. Martín, en las enérgicas censuras del
mismo a los después titulados conservadores(1), sin perjuicio de
reconocer como principal, posterior
(1) Los magnates, directores o representantes de la Unión, o conforme se dice en la
pág. 328 de la Tercera Parte, «los ductores y regidores».
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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y notorio pretexto, la malicia de la expresada nobleza, interpretando de
torcida forma las intenciones de aquél, o sea, atribuyéndole premeditadas
preferencias al referir los timbres y gloriosos hechos de cada una de sus
respectivas familias.
Únanse a mayor abundamiento, a los motivos y razones enunciadas
los inevitables rencores de los que se creyeron heridos en la Cuarta Parte
de la obra, y el no escaso grupo,-sin duda, de individuos a quienes D.
Martín y su principal admirador, Onofre Esquer-do, califican de gráfico
modo, de envidiosos, y se tendrán explicados, a la Vez: los autos de fe a
que se sometieron los libros de Viciana; la desaparición o destrucción de
la Primera Parte de la Crónica, y la extraordinaria escasez de las otras tres
restantes conservadas.
Y ya emitido nuestro juicio sobre el lamentable, obscuro y
trascendental suceso bibliográfico, hagamos constar a continuación, que
de la Segunda Parte de la tan mencionada histórica obra se conocen—por
la generalidad—diferentes impresiones o sus copias; cuyo número,
conforme se indicó, y se repetirá, va aumentando por más que, con
lentitud, de tiempo en tiempo. La primera de estas distintas ediciones, al
igual que las restantes en años después encontradas o reimpresas,
quedaron incompletas a pesar de los deseos y ofrecimientos del
historiador, por las causas que ahora, y en precedentes estudios se
exponen en parte; ampliadas y complementadas con pormenores de
interés omitidos, en otro posterior similar. Aquella edición, la primera,
lleva escrito en su frontis, cual año único de su publicación, el 1564; sin
embargo de que hubo de comenzar a imprimirse con grandes y racionales
probabilidades, durante el 1563, atendida la fecha del informe del Santo
Oficio, autorizándola (6 Septiembre 1565) y lo que muy luego habrá de
consignarse con respecto a la data verdadera o presumible de la, o las
actuales conocidas de la Tercera. Y aun cuando nos faltan antecedentes
bastantes para asegurar sin vacilaciones el nombre de quien la imprimiese
y el lugar en donde se estampara el tomo, la mayoría de los autores
regnícolas que de semejante problema se ocupan, dan, por descontado,
haberlo sido en Valencia, y casa de Juan Navarro—mercader de librosjunto a la Iglesia de San Martín.
En lo concerniente a la segunda edición de tamaña Parte de la
Crónica de Valencia y de su Reino, es tanto, y resulta tan nuevo y de
trascendencia lo que hayamos de participar a nues-
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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tros lectores, y en especial a los eruditos e inteligentes bibliófilos, que de
no equivocarnos, además de colmarles de Verdadero contento la
sorpresa, nos habrán de agradecer destinemos un trabajo entero a su
detallada exposición y comentario oportuno. Y como del contexto de
cuanto deba manifestarse entonces, se inferirá la modificación esencial en
lo, hasta la actualidad, tenido por incuestionable, con referencia al
número, orden y fechas en que fueron publicándose las diversas
ediciones de esta Segunda Parte, y aun del número de las familias en ellas
historiadas por el autor, omitimos, al presente y dejamos para el nuevo e
histórico estudio, la ampliación de lo que se ha logrado averiguar de
cierto y probable en lo tocante a la anterior, o primera edición, y el
completo de cuanto afecta a las que le siguieron, estampadas en Vida, o
luego del fallecimiento de D. Martín(1).
Del Libro o Parte Tercera de la repetida obra regional, contábanse
hasta nuestros días, según Fray José Rodríguez (2)y don Vicente
Ximeno(3), dos únicas ediciones (impresas entre principios de
Septiembre de 1565 y 14 de Abril de 1564, por Juan Navarro); y una
exclusiva, aunque con ligeras variantes, de acuerdo con lo que opina el
exbibliotecario de la Universidad Valentina y excronista también de la
propia ciudad, D. José María Torres(4). Fundábanse por lo visto, los dos
primeros, y en particular, el susodicho Ximeno, para emitir su apuntado
juicio, en lo que escribiera D. Martín, en el colofón de los volúmenes
conocidos de esta Parte o Libro: pensaba de diferente forma, y persistía
en su contrario criterio, el excronista, apoyándose en la parecida
estructura de las dos supuestas o reales ediciones, sólo, en muy escasos
extremos distintas. De tratarse de averiguar, ahora, por cuál de ambos
opuestos pareceres convendría se optara, al efecto de proceder en el
asunto con el mejor acierto posible, contestaríamos, con verdadera
sinceridad, que, en absoluto, por ninguno de los dos: o si se quiere, por
otro, que participase de ambos a la
(1) El señor Torres en su trabajo citado, pág. XVI a XXVIII (tomándolo casi todo, en
sustancia, según veremos, de Borrull), estudia las cuatro ediciones antiguas; compáralas,
como éste, entre si, y muestra, en análisis singular suyo, sus semejanzas, diferencias y otras
curiosidades
(2) «Biblioteca Valentina», pág. 327 y siguientes.
(3) «Escritores del Reyno de Valencia», pág. 168
(4) Crónica, Tercera Parte, págs. VII y VIII
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par; es decir: por el de una edición calificable de ambigua, o al mismo
tiempo, de primera y de segunda.
D. Martín, en efecto, en el precitado colofón del extenso volumen
tercero, luego de comunicarnos que hubo de dejarlo in-completo a
solicitud de numerosos nobles o señores—cuyas pretensiones
encaminadas a conseguir su publicación en 14 de Abril de 1564; esto es:
en el día de la entrada en Valencia del poderoso monarca Don Felipe II,
satisfizo —agrega, a seguida, que accedió a lo pretendido «porque ya la
vuelve a imprimir (tal Parte) y en ella se añade todo lo que en esta
primera impression falta, que cierto es mucho». Con cuyo explícito
afirmado, bien manifiestamente nácenos comprender que, a más de
encontrarse en aquellos precisos momentos escribiendo la segunda
edición del tomo, sus propósitos iban encaminados a proseguirlos y darles total y definitivo acabamiento, por cuanto si en realidad califica de
modo directo, en el colofón, de primera, a la reducida, por exigencias de
la nobleza, y en el mismo pasaje nos anuncia, después de prestarse sin
vacilar a ellas, que ya la vuelve a imprimir con muchas noticias omitidas
en la anterior, es a no dudarlo claro y seguro, que sus resueltos y firmes
intentos, al apuntar lo poco antes transcrito, en nada fueron diversos a la
publicación íntegra de dos variadísimas impresiones; de las cuales, según
se colige de la cita: una, hallábase en absoluto acabada, y la segunda en
su verdadero comienzo todavía, pero, en algo ya de la otra diferente. El
señor D. José María Torres, a pesar de lo copiado, y de ello, deducible,
insiste y alega, en abono de su expuesta opinión, que salvo lo comprenso
en los nueve primeros folios de ambas impresiones, en lo que resta, o sea,
en lo constitutivo o principal de la materia historiada, incluso el colofón,
ninguna diferencia se percibe en los libros, comparándolos con algún
cuidado, entre sí(1). Aun admitiendo como cierto semejante categórico
supuesto; aun aceptando que no se aparta de la realidad, en lo más mínimo, él dicho del exbibliotecario de la Universidad valentina, al consignar
en su Advertencia al Lector las respetables observaciones que anteceden,
siempre, y dígase cuanto se diga en contrario, habrá de resultar evidente
que, con frontis y principio distinto, figuran algunos ejemplares, y que en
concepto de primera y se-
(1) Considera, pues, igual, en todos los Libros, y procedente de una sola y única tirada, lo
posterior a dichos nueve folios primeros.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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gunda edición, y en tiempo y forma diferenciados se comenzaron y
prosiguieron los trabajos; aunque se terminaran los relativos a la primera,
y, por razones o motivos hasta el momento ignorados, apareciesen, a la
postre, incumplidas sus promesas de añadir materias nuevas a lo inserto
hasta los diez folios primeros de la segunda, que iban marcando Visibles
y sustanciales distinciones entre los dos consabidos Volúmenes.
Por lo respectivo a la Cuarta Parte de la Crónica de D. Martín,
solamente se conoce una comprobada edición, impresa por cierto, fuera
de la ciudad de Valencia (en Barcelona, por Pablo Cortey, 1566); a causa
de las coacciones y amenazas anteriores de la nobleza al historiador y a
quienes, acaso, él mismo pudiese encargar, en la capital, la estampación
de semejante libro(1).
Y supuesto que, con lo hasta aquí dicho y averiguado, queda
perfectamente manifiesto cuanto se estima oportuno, por de pronto,
relativo a las Cuatro Partes del trabajo principal de D. Martín, añadamos
para terminar el estudio de sus dos únicas obras conservadas, lo que nos
resta escribir todavía del Libro de alabanzas de las Lenguas y de sus
diversas ediciones conocidas.
Dedicólo, su autor, «Al ilustre Senado de la ínclita y coronada Ciudad
de Valencia», con el fin de que, «como a padres de la República
valenciana», influyesen, con el mayor interés, en la opinión, para
contener el alud de castellanismo escrito y hablado que incesantemente
iba introduciéndose en el reino con detrimento y, también olvido, del
bello idioma regional. Aceptólo muy gustoso, el respetable Consejo de
referencia, y correspondiendo al delicado acto, y buenos deseos de su
autor, acordó sin discrepancia, se le entregasen en calidad de subvención
o ayuda para su tirada, veinte y cinco libras reales valencianas.
Constituye tan diminuta y apenas conocida obrilla de Viciana, como
supone su extenso y ya reproducido título, un entusiasta y erudito estudio
comparativo de las cinco fundamentales lenguas que en ella se
mencionan, con singular elogio, de la hablada por la generalidad de los
habitantes de nuestra antigua región; lengua,
(1) El viaje de Viciana a Barcelona de que habla Esquerdo en sus manuscritos, creemos
se realizaría en este instante de la publicación de su Crónica. No es admisible que, sin
poderoso motivo (cual debía resultar el mentado) se trasladase el cronista a la expresada
ciudad catalana, sometiéndose voluntario, a las penalidades y gastos consecutivos,
entonces, a tamaña empresa
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ésta, según el sentir de quien la escribió (y de Béuter) «polida, dulce y
muy linda, que con brevedad moderada exprime los secretos y profundos
conceptos del alma y despierta el ingenio a vivos primores». Comienza el
trabajo, que Ximeno califica,de poco cuerpo, pero muy curioso y con
noticias apreciables(1), examinando y aduciendo textos Valiosos relativos
al mérito de cada uno de los tres idiomas, Hebreo, Griego y Latino; y
luego de dejar en sitio preferente al Hebreo—el de superior pureza,
cortesía y honestidad, y el primero, conforme al Génesis, por los
humanos utilizado—, afirma, en consonancia con lo expuesto en obras de
selectos escritores, que el Griego es el sobre todos, claro, sonoro, bien
compuesto, adornado y enseñador; y el Latino—fuente principal de los
lenguajes castellano y valenciano—el, en particular, interpretador,
extendido y empleado por los hombres de ciencia y de letras. Dice de
análoga manera, que el primitivo idioma de la Humanidad, o sea el
Hebreo, sin perjuicio de haber subsistido con el carácter de local en la
Judea, dividióse, en tiempos de la famosa Torre de Babel, en setenta y
dos lenguajes distintos; imposibilitando, desde luego, el expuesto hecho,
la inteligencia entre los hombres que no los hablaban iguales; si bien con
el transcurso de los siglos, los grupos o naciones próximas, acabando por
entenderse, dieron ocasión, con la mixtura de palabras, a tan complejas y
numerosas subdivisiones de aquéllos, que hácese imposible determinar, a
cuál de los idiomas en la actualidad conocidos corresponde alguno de los
setenta y dos antedichos. Ello no obstante, y después de consignar el
cronista haber sido Túbal, hijo de Jafet, el primer poblador de nuestra
España, añade—siempre con la autoridad de acreditados escritores—que
trajo a ella, uno de los setenta y dos antiquísimos, cuyo lenguaje, bajo el
nombre especial de Vascuence, se conservaba en sus días, de idéntico
modo que se conserva ahora, en diferentes provincias septentrionales de
la nación. Hácenos saber también, que cuando los romanos al final de
continuadas y épicas luchas .se enseñorearon de la Península Ibérica,
salvo en la Cantabria, en lo restante de esta Península, se adoptó la
Lengua Romano-Latina; sustituida luego de la invasión y conquista de los
sarracenos, por la que los propios utilizaban, menos en las montañas de
Castilla y los Pirineos, donde subsistió el castellano—derivado del
Romano-Latino corrompido; mas, con poste-
(1) «Escrytores del Reyno de Valencia», t. I, pág. 168.
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rioridad, lengua «muy galana, cortesana y graciosa»—, y en las aludidas
Provincias Vascongadas, el éuscaro, Vasco o Vascuence. En siglos
sucesivos, o mejor, al tomar Don Jaime de Aragón, con el auxilio de
gentes de nacionalidades distintas, la capital de nuestro reino valenciano
(28 Septiembre de 1258), convirtióse la misma, en otra parecida e
ininteligible Babel por motivo de la diferencia y consiguiente confusión
de lenguajes empleados: «Empero, como el Rey, y los de su Casa, y
Corte, y muchos de sus vasallos hablaban Lengua de Provenza..... como
más común prevaleció; pero no sin gran mixtura de otras lenguas, y toda
en junto fue nombrada Lengua Lemosina, con la cual tenemos escripto el
libro de las Leyes Forales del Reino, y las obras de Ausias March, y
muchos otros excelentes libros», cuyo idioma corregido y aumentado,
mediante palabras hebreas, griegas y latinas, constituyó «una Lengua
común para todo el Vecino, con la cual hablaron y hablan (los Valencianos) de presente». Dice también, que tanto en ésta, cuanto en la
castellana y otras, hay tres modos de expresarse: el de los hombres de
ciencia y letras, el de los caballeros, cortesanos y ciudadanos, y el de la
gente Vulgar. Y agrega, por último, a todo lo referido, con ocasión de
cierta singularísima Justa celebrada en presencia del Papa Alejandro VI,
por los embajadores de España, Francia, Portugal y Toscana, acerca de
cuál de los hablados en dichos cuatro países merecía la preferencia,
atendida su mayor semejanza con el Latino que, reunidos en 1498, y día
de la fiesta de San Pedro, ante el indicado Papa Alejandro, tales
embajadores, algunos cardenales y «gente de gran doctrina», pronunció el
representante de España un breve discurso encomiástico de la castellana—Viciana lo reproduce—repleto de vocablos tan semejantes a sus
equivalentes latinos, que los de Francia y Portugal, diétonse al momento
por vencidos; y el de Toscana, no encontrando medio de salvar el serio
compromiso aceptado, solicitó, apoyándose en frivolo pretexto, la
suspensión de la Justa, aun cuando se obligara a contestar lo oportuno en
posterior día, que a pesar de ello, dejó sin determinar. Pero como por una
parte el suspendido día no llegaba, y por otra el Papa, valenciano de
origen, hubiérase gozado con la defensa del regional lenguaje mediante la
intervención de cualquiera de los cardenales Vera, Serra, Lopiz y Loris,
asistentes a la controversia, y naturales, también, de la capital, o de su
Reino —lo que no realizaron, sin embargo, de tener la puerta abierta y de
los tres mil, por lo menos, términos latinos contenidos en el
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idioma del país —efectúalo en su lugar el cronista, valiéndose de hábil y
breve discurso cuajado de palabras comunes al latín y Valenciano, previa
original y sustanciosa exposición de méritos atribuíbles a la postrera de
las dos anotadas lenguas. El historiador, sin embargo de su curiosa y
apasionada defensa escrita, no da por resuelto el litigio a favor de la linda
y dulcísima nuestra, sino que, en humorístico e ingenioso párrafo final,
déjalo en suspenso hasta que un extraño Juez—el idioma Hebreo—dicte
el procedente fallo definitivo, en vista de cuanto aleguen las partes—
todos los lenguajes del universo—; a cuyo objeto, emplázalas para que
dentro de un año y día, ellas, o sus representantes, comparezcan en la
histórica y siempre santa ciudad de Jerusalén.
Tal es en esencia, el contenido del limitado Libro de alabanzas délas
Lenguas, del que, para acabar, diremos que se imprimieron cuatro
ediciones—las cuatro en Valencia—: la primera, en 1574 por Juan
Navarro(1); la segunda, en 1765 por Salvador Faulí; la tercera, en 1877
por Francisco Aguilar; y la cuarta, en 1880 por Pascual Aguilar:
prescindiendo de la reproducción al fotograbado de la primera, que llevó
a cabo en Madrid, según el señor Rodríguez Condesa, entre los años 1870
y 1875, D. José Sancho Rayón.
III
Una vez conocido el número de las obras escritas y publicadas por D.
Martín, sus títulos, materia de que, en resumen, trata la Crónica de
Valencia y de su Reino, y parte sustancial del Libro de alabanzas de las
Lenguas, es llegada la ocasión oportuna de apreciar los méritos y defectos
de las dos últimas, y, particularmente de la primera. Consignemos ante
todo (aunque sea alterando el orden de su cita) lo que afectar pueda a la
de Alabanzas, escrita con naturalidad y relativo ordenamiento, pero con
difusión, en ocasiones, que su lenguaje y estilo, por más que algún tanto
incorrectos
(1) D. Pedro Salva y D. Salvador Cañete, en el Catálogo de la Biblioteca de Salva, y
discurso pronunciado en la Academia Española en 1867, respective, califican esta
edición de rarísima.
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y sencillos (si bien en su postrer párrafo impregnados de fino y delicado
humorismo), hácenla todavía, a pesar de la diferencia de épocas y
conocimientos, antes que fatigosa, algo agradable a la lectura. Redactada
sin pretensiones literarias, de parecida forma que su otra obra principal, y
de desarrollo y fundamentos probatorios insuficientes para llegar a
conseguir de sus lectores la plena convicción de la superioridad del
valenciano idioma, si no logró tampoco, con la enérgica protesta que
representaba, paralizar el dominador avance castellanista que, con
precipitación, se iba apoderando del reino, diónos a conocer en cambio,
aparte de su cariño al lenguaje regional, su erudición y sus no escasos ni
vulgares filológicos estudios, comprobados de seguro, con la exuberante
colección de citas de autores y textos aducidos en abono de sus, en ellas,
manifestadas opiniones(1). Y sin atrevernos a determinar la porción con
certeza, verdadera, la problemática, y, la evidentemente errónea de su
diminuto e intencionadísimo trabajo —punto, éste, de dificultosa solución
por lo incompleto de los estudios comparativos sobre la materia en él
tratada—es de justicia hagamos constar, en elogio del burrianense
historiador, que no sólo nos transmitió resumido, cuanto a la sazón sobre
el peculiar asunto se sabía, si que, adelantándose a la casi totalidad de los
escritores de su tiempo, y a lo que sostienen en nuestros días los, en
primer término, eruditos e inteligentes filólogos nacionales, coincidió con
lo afirmado por Lucio Siculo Marineo; es a saber: que el lenguaje
éuscaro, vasco o Vascuence de uso ordinario to-
(1) He aquí muchos de los que nombra y aporta:
Evangelio de San Lucas; texto latino de no enagenar, ni permutar las cosas
Eclesiásticas; Leyes de los Digestos; Ciudad de Dios de San Agustín; Geminiano y otros
Doctores; Alberico de Rósate, su Diccionario y Primera constitución de los Digestos;
Budeo y su tratado de Asse; San Isidoro y sus Etimologías; Guillermo Durando, con su
Racional de los Divinos Oficios; el Génesis; Nicolás de Lira y su Prólogo de la Epístola
a los Hebreos; Sermón de Bernardino de Bush; Libro de Margarita Filosófica; Arnobio,
acerca del salmo IV; el Venerable Beda; Siculo Marineo y diversos escritores que, con
él. tratan del primer poblador de España; Séneca; Quintiliano; Lucano; Marcial; Trogo
Pompeyo; Plutarco; Mena; Alfagano; Albumazar; Alguibicio; Abenaza-ra; Alphonso;
Avicena; Aventuiz; Algazel; Arnaldo de Vilanova; Orosio; Prudenció; Leandro;
Fulgencio; Dominico; San Vicente Ferrer; Antonio de Nebrissa o Nebrija, y su
Gramática; Leyes Forales del Reino; Obras de Auxias March, etc
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davía en diferentes provincias del Norte, fue—lo indicábamos hace
poco—el primero de los conocidos y hablados en nuestra común patria
española (1)
Por lo que atañe a la crítica y avaloración de su famosa aun cuando
incompleta Crónica regional, hase dedicado nulo o escasísimo tiempo y
espacio, así por los escritores del país, como por los a él en absoluto
extraños; exceptuando al señor Rodríguez Condesa, que en su consabida
Memoria bio-bibliográfica de Vicia-na, habla del asunto con regular
detenimiento y en nuestro sentir, con no poco afortunado acierto(2).
Rodríguez y aquéllos, de todas suertes y sin reservas de naturaleza alguna
(cuando le nombran o nombraron), han elogiado y contribuido con sus
respectivos escritos al ensalzamiento de la obra y de su venerable autor;
descontando a uno—¡a uno tan solo!—que sepamos, como con oportunidad se indicó en el tercero de los estudios del libro.
Recordarán, seguramente, nuestros respetables e ilustrados lectores,
que al investigar, en el trabajo relativo al primer período de la vida de D.
Martín, el número de años que empleara éste, en la composición
valenciana y traducción al castellano de su Crónica, dejóse manifiesto
que D. Juan Bautista Perales, continuador de las Décadas Históricas de
Valencia por D. Gaspar Escolano, fue el único, sin duda, y de manera
desusada y despectiva, a quien debió el historiador y su obra, las más
acres y punzantes ironías: tanto en lo que respecta al supradicho extremo
del tiempo, cuanto a lo relacionado con el mérito y demérito de su libro.
Confirmando, en corroboración, estas severas pero exactas
indicaciones, dícenos el señor Perales, en su Prólogo: «A nuestros
lectores», inserto al principio del tomo tercero de las Décadas
continuadas, y en su página 706, además (reproduciendo aquí para mayor
claridad el completo de sus entonces resumidos argumentos), que se
resiste a creer iniciase, nuestro D. Martín, los trabajos de su Crónica
Valenciana, conforme nos cuentan sus biógrafos, en 27 de Diciembre de
1517; es decir: a los quince años de su edad y cuando le era imposible
haber leído otros
(1) Sostiene, con tenacidad y talento, esta opinión, el catedrático de la Universidad
Central, D. Julio Cejador, entre otros pasajes de sus obras, en la página 25 y siguientes,
de la titulada «Historia de la Lengua y Literatura Castellana».
(2) Páginas 22 a 29 inclusive.
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libros que los designados en los cursos académicos, y la acabase en 16 de
Marzo de 1566, o sea, después de transcurridos, con aproximación,
cuarenta y ocho años y medio; no obstante lo que, utiliza este muy largo
período para, con acritud fustigarle, porque habiéndole sido.factible
componer durante él, un trabajo, a todas luces monumental, apenas si en
lo que escribiera cabe encontrar punto alguno de indiscutible Valía para
la historia de la región. Adviértenos, al propio tiempo, que los libros de
semejante naturaleza habían de ser tanto más aceptables, curiosos y
dignos de loa, cuanto mayor número de pormenores desconocidos
contuviesen, sin embargo de resultar preciso se omitan en ellos, los de
importancia secundaria, estériles para el interés de la obra, y útiles acaso
para absorber momentos preciosos al cronista y a sus habituales lectores.
Añadiendo, luego de las expuestas enseñanzas, con refinada malicia, y
aplicando lo que expone al burria-nense y preclaro historiador: «Así
envidiamos a Martín de Viciana, nuestro antiguo cronista, cuando le
vemos invertir cuarenta y ocho años para ordenar La Historia de
Valencia, de cuya obra no pueden sacarse grandes lecciones». Completa
tan singularísimo juicio—y con esto damos remate a su ya excesivo
extracto—el dato referente a la gran impresión de sorpresa notada en D.
Juan Bautista Perales al calificar el concienzudo Ximeno de famosa la
Crónica y descubrir en ella un mérito que, según nuestro severo y
despiadado crítico, pocos le conceden.
Y preguntábamos a continuación del anterior inexplicable desahogo, ¿Es
creible, que quién haya leído con detenimiento; quién haya examinado a
conciencia, lo conocido de la obra de Viciana, se atreva, con serena
tranquilidad, a emitir tan dura y desfavorable opinión sobre ella? ¿Es
creible que D. Juan Bautista Perales, escritor fácil y de ordinario correcto
y ecuánime, desentendiéndose de la sencillez, verdad, carácter original y
demás condiciones meritorias de la Crónica, se dejara dominar al exponer
su opinión, por raro e injustificado apasionamiento, hasta el extremo de
encontrarla defectuosa casi en su conjunto, y, lo que es muchísimo peor,
de despertarle dudas y haber reducido a términos inexactos o incompletos
lo que, en realidad, manifestó Viciana relativo a su principio, fin y
duración?
Demostrado en su oportuno lugar y trabajo mediante manifestaciones
explícitas y decisivas de su autor, que su obra histórico-regional
comenzóse y hubo de ser terminada en las dos preinser-
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tas datas; demostrado que no son los biógrafos de D. Martín, sino éste
mismo, quien relaciona su edad de quince años con la fecha precisa de su
comienzo; y demostrado que los cuarenta y ocho años y medio
comprendidos entre las que con anterioridad se apuntaron, representan
únicamente, el intervalo de tiempo dentro del cual debió de llevarse a
cabo la composición de sus Cuatro Partes en Valenciano e idioma de
Castilla (descontando las otras Varias circunstancias que lo reducen),
corresponde se impugnen ahora, las aseveraciones restantes del repetido
señor Perales, con tanto mayor motivo que, de su breve pero adecuada
contestación, habrá de desprenderse el trozo quizás, esencial, de nuestro
modesto y desapasionado juicio crítico de la Crónica.
Véase si no:
Sostiene el antedicho escritor regnícola en lo hasta aquí todavía por
discutir, y con pretensiones dignas de mejor ocasión y causa, que apenas
si se encuentra en sus tres conservadas Partes punto alguno luminoso de
Verdadero interés para la historia y capaz de utilizarse o servirnos de sana
y provechosa enseñanza; sin embargo de que, no puntos luminosos,
conforme es notorio y se inferirá de lo que diremos, sino Partes completas
(la Segunda, Cuarta y una porción respetable de la Tercera, al menos),
han constituido, constituyen y constituirán por lo original, exacto y
variado de su contenido, elementos tan indispensables para escribir la
accidentada historia de la región, que resultaría Vano o temerario empeño
intentarlo, sin concienzuda lectura previa de la aludida magna obra en
donde figuran.
Da a entender de idéntico modo, pero con maliciosa e intencionada
ironía, que D. Martín, en el notable y serio estudio histórico suyo, presta
indebida atención a sucesos y pormenores que el crítico conceptúa de
valor escaso, o por completo indiferentes; no obstante constituir los
incalculables, minuciosos y precisos en él^contenidos la porción por
excelencia hermosa, útil e interesante de la obra, según con facilidad
comprobará quien quiera preste atención al grupo que, de entre los de
mayor relieve, anotamos de seguida en extracto.
Estados pertenecientes a distintos nobles, con su renta, número de las
casas de sus vasallos y jurisdicción sobre éstos ejercida; bandos que en
ocasiones dividían a la nobleza, con algu-nas de sus despiadadas luchas, y
nombres de varios de los en ella comprendidos que desempeñaron los
cargos de Virrey, Gober-
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nador o Portant-veces de General Gobernador en el Reino; fundaciones
de celebrados Monasterios con sus pertenencias, rentas y nombres de
muchos de sus Abades; Ordenes Militares del Temple, CalatraVa,
Santiago y, sobre todo, de Montesa, en lo no poco que afectaban a
nuestro país, con la resistencia de los Templarios e incidentes ocurridos
en ella, al acordar fuese extinguida su Orden; designación de Maestres y
otras Dignidades, por lo que respecta, en especial, a las tres postreras
mentadas Órdenes; Mesa Maestral de la de Montesa y peculiar gobierno
suyo; lugar de su instalación, renta de sus Maestres, Comendadores,
Priores, etc.; Cartas Pueblas y Privilegios Reales, relacionados con la
repoblación de muchas localidades conquistadas por Don Jaime I de
Aragón; organización religiosa, política y judicial de diversos lugares y
villas del país, sin omitir a menudo los nombres de los Justicias, Jurados,
Almotacenes, Síndicos, etc., de la época en que se publicó la Tercera
Parte; escuelas de latinidad y de letras latinas y griegas; hombres de
ciencia —con sus profesiones—; personajes célebres y familias
distinguidas; agricultura y ganadería, con determinación, en ocasiones
varias, de los productos anuos en cada una de las principales cosechas,
sin olvidar, cuando procedía, lo alusivo a la caza y pesca; industria,
comercio y distintos innumerables detalles convenientes, así como los
enunciados, para conocer a fondo la situación social, política, económica,
etc., de esta parte de España; todo ello, claro está, aumentado con nuevas
particularidades, curiosas e interesantes, abundantísimas en sus páginas,
y de las cuales cabría se señalasen, por vía de ejemplo, la costumbre
regional de cambiar, a veces, de apellido los nobles; los gastos que
implicaban las copias de libros antes del aprovechamiento de la imprenta;
el nombre de quien introdujo en la región las escuelas de griego, el de
«en música de arpa hauido por Vnico en España»; la detallada manera de
operar para extraer el azúcar de la caña del citado nombre, cuyo cultivo
existía en diversas localidades del reino; el selecto personal con que se
repobló alguna villa; la magnánima y sublime correspondencia cruzada
entre las autoridades de Burriana y Don Pedro el Ceremonioso durante
las últimas guerras de la Unión; el singular y largo proceso de
cuatrocientos vecinos de Onda incluso su Baile, por desobediencia al
Portant-veces del General Gobernador de la capital, D. Luis Cavanilles;
el convenio o tratado de extradición entre Traiguera y Tortosa,
poblaciones entonces, de
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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términos fronterizos, sitas, respective, en el Reino de Valencia y en el
Principado de Cataluña, etc.
Supone por fin, el continuador de las Décadas Históricas de
Escolano, ser corto el número de los que conceden mérito real a las tres
conocidas Partes de la Crónica, y grande, en su consecuencia, el de
quienes creen o afirman lo contrario, cuando todavía descartando al
Censor de la Obra, Fray Miguel Carranza, que la considera por
excelencia curiosa y digna de estudio, y a Viciana con derecho a justo y
merecido premio (1), y a lo que en abono del mismo y de su libro escribe
D. Nicolás Antonio en su Biblioteca Nueva (2); prescindiendo de los
ilustres literatos y poetas Gil Polo, Almodóvar o Almudévar y Oliver,
que prodigaron, también, crecidos elogios a la Crónica y su autor (3); y
descontando igualmente a los escritores y sociedades Valencianistas
contemporáneas, sin excepción, afectas de parecido modo a su persona y
libros, el es-
(1) Fr. Miguel Alonso Carranza: Religioso Carmelita, nacido en Valencia en 1527.
Conforme él nos participa en la censura y licencia para la impresión y venta de la
Segunda Parte de la Crónica, fue Prior Provincial de los frailes y monjas de la Orden de
Nuestra Señora del Carmen en los reinos de Aragón, Valencia y Navarra, Teólogo, y del
Secreto del Santo Oficio de la Inquisición valentina. Fundó varios Colegios en España y
Sicilia, y en «Los escritos sobre la Prima secundes, de Santo Tomás», pág. 200, dice
con expresión de amargura: «Aunque de paso y de corrida quiero quejarme de mi
infilicidad, de como mis escritos se han imprimido en nombre de otros varones doctos
de España; y ellos se tienen la honra y el provecho y yo me quedo con solo mi trabajo».
(2) Tomo 2, fol. 91:
Nicolás Antonio: Bibliógrafo español, nacido en Sevilla durante el año 1617, y muerto
en 1684. Estudió Gramática latina, Filosofía y Teología en el Colegio de Santo Tomás
de la expresada ciudad, y Derecho en Salamanca. Escribió y publicó su Biblioteca
hispana, y dejó manuscrita, su otra Biblioteca hispano-rabínica.
(3) Gaspar Gil Polo: Vio la luz primera, tan ilustre poeta, en Valencia en 1516. Fue
protegido de Felipe II y de sus ministros; desempeñó al principio el cargo de Escribano,
y luego el de Coadjutor del Maestre Racional, no de la Ciudad, sí que de la Regia Corte
en el Reino de Valencia, con derecho a renunciarlo a favor de sus hijos. Su poema
pastoril conocido, de ordinario, con el nombre de «Diana Enamorada de Gil Polo» (lo
intituló éste «Primera Parte de Diana Enamorada: cinco libros que prosiguen los siete de
Jorge Mon-temayor»), valióle, al igual que sus canciones, sonetos y demás poesías,
grandes elogios de Cervantes. Entre las diversas impresiones de la Diana, existe una, en
octavo mayor, por D. Antonio Sancha (Madrid, 1778-1802), que
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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critor regnícola primero que del cronista se ocupa y se sirve, Gaspar
Escolano (1), nómbralo con frecuencia en sus Décadas y utiliza la Cuarta
Parte de la Crónica para escribir, en aquéllas, sobre las ruidosas Gemianías
valencianas. Onofre Esquerdo que le sigue en turno, a la par que
entusiasta fervoroso de D. Martín, hácenos saber, en sus expresados y
conocidos manuscritos, cuando nos habla de los distintos libros de Viciana,
y en especial de la Crónica, «que fueron muy estimados de los sabios y de los
que nacieron con buena intención»; el Padre Fray José Rodríguez, posterior
aproximado a Esquerdo, dedícales, de parecida forma que a su autor, el
cronista, favorable e interesante artículo, en su celebrada Biblioteca
Valentina (2), donde consigna, además, que «Escolano en las dos partes de
su historia, y en particular, en la segunda, le cita mucho: El Regente
Lorenco Mateu: «De Regimene» haze lo pro-
cuidó y completó con notas muy eruditas D. Francisco Cerda. Gil Polo se encontraba en
Barcelona, ocupado en el arreglo del Real Patrimonio, cuando le hubo de sorprender la
muerte en el año 1591.
Onofre Almodóvar o Almudévar: Distinguido literato y poeta regional, nacido antes de
1564, y muerto después de dicho año: supuesto que en la Segunda Parte de la Crónica—
publicada en el repetido de 1564—aparece ya un soneto suyo en elogio de Viciana y de
su obra No sólo publicó las propias, cual su «Instrucción para saber devotamente oir
Misa», con una epístola proemial, si que imprimió las de otros notables escritores
valencianos. Su prólogo al «Procés de les Olives» y a «Lo Sornni de Joan Joan» de
mosén Bernardo Fenollar, en colaboración con. Juan Moreno, mossen Jaime Gazull y
otros, y la «Brama deis llauradors» del postrero; así como los versos que insertó al
principio de la edición de las obras de Jaime Roig, efectuada por Juan Arcos, dan fe de
su inspiración, en concepto de poeta, y de su facilidad y correcto estilo, cual Verdadero
prosista valenciano.
Micer Miguel Gerónimo Oliver: Por razón idéntica al hablar de Almudé var, puede
asegurarse que nació, este poeta, mucho antes de 1564, y murió luego del mismo año.
Cerda advierte en sus notas a la Diana, pág. 584, que dicho Oliver es aquél a quien
aluden los apuntamientos de Lorca, diciendo: «En 19 de Mayo, mandó la Ciudad que el
clavario común, pagase al magnífico Misser Miguel Gerónimo Oliver, Doctor en ambos
derechos, por el trabajo que tuvo en ordenar los versos que se pusieron en el arco
triunfal que se erigió en el Mercado, y en las fachadas de las puertas de Serranos y del
Real, para la entrada que hizo S. M. Don Felipe II, en 17 de Febrero de 1564». Su
profesión, acto en que intervino, soneto dedicado a D. Carlos de Borja, Duque de
Gandía, en alabanza de Viciana y su obra, y poesías suyas latinas y castellanas
conservadas, supónenle persona ilustrada, y poeta nada Vulgar.
(1) Manuel Danvila, «La Germanía de Valencia», pág. 9.
(2) Pág. 327 y siguientes.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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pio(1). Garibay. Par. 1. lib. 1. cap. 5. fol. 14. y en otros de toda su
Historia, le alaba(2); y también Valda: Fiestas de la Concepción, fol.
626(3). El autor de la Crítica, fol. 162. Y otros ya ex-trangeros, ya
Naturales. Estevan de Corbera, en su Cataluña Ilustrada, lib. 5. cap. 18.
folios. 374. y. 377. dize: A Martin de Viciana se le deVe la curiosidad, y
diligencia, con que reconoció los Archivos para historiar las Grandezas
de su Patria; no solo generales de toda la Nación (valenciana), sino
también, las particulares, de las ciudades, y lugares, mas principales de
ella»(4). El juicioso D. Vicente Ximeno, en sus «Escritores de) Reyno de
(1) Lorenzo Matheu Sanz: Nació en Valencia, vivió en el siglo XVII, y cuéntase entre
los jurisconsultos notables de su época. Fue Caballero de la Orden de Montesa, Juez de
Causas civiles en su ciudad natal, Alcalde de Casa y Corte en Madrid e individuo del
Consejo de Indias y del Consejo Supremo de Aragón. Entre sus obras impresas y
manuscritas, se cuentan: de las segundas, la «Descripción de Murviedro»; y de las
primeras, el «Tratado de la celebración de Cortes generales del reino de Valencia», y la
indicada en el texto, cuyo título íntegro, dice: «De Regimene urbis ac regni Valentías;,
sive selec-tarum interpretationum et principaliores foros ejusdem, Tractatus.» (Tratado
del Régimen de la ciudad y reino de Valencia o de las interpretaciones selectas de sus
principales fueros.)
(2) Esteban de Garibay Zamalloa: Vino al mundo en Mondragón (Guipúzcoa) durante
el año 1525, y murió en Valladolid en 1599. Fue desde su juventud aficionado a los
estudios históricos, y conoció a fondo los idiomas griego y latino. De espíritu laborioso,
no perdonó medio para descubrir hechos desconocidos u olvidados. Felipe II le nombró
bibliotecario de Cámara y después cronista del reino. Aunque careció de crítica y copiló
abundantes fábulas, debe tenérsele en calidad de verdadero sabio; habiendo utilizado sus
trabajos, Mariana y otros historiadores. Dejó escritas varias obras, y tituló su historia
«Los quarenta libros del compendio historial de la Chrónica y universal historia de
todos los reinos de España».
(3) Juan Bautista Válda Moya: Nació en Valencia, cual su hermano Pedro, también
escritor. Dedicóse a la Jurisprudencia, y se distinguió como Abogado en su ciudad natal;
habiendo sustituido al célebre Marco Antonio Ortí en la Secretaría de la misma, y sido
electo para historiar las fiestas que después se indican. Escribió un discurso político,
teológico y jurídico sobre la posibilidad de ejercer gobiernos y oficios públicos, los
menores; el «Libre de les Assisten-cies dels senyors jurats de la ciutat de Valencia», etc.
(Libro de las Asistencias de los señores jurados de la ciudad de Valencia, etc.); y el del
texto, titulado: «Solemnes fiestas que celebró Valencia a la Inmaculada Concepción de
la Virgen María, por el Supremo Decreto de N.. SS. Pontífice Alejandro VII».
(4) Esteban de Corbera: Historiador catalán, nacido en Barcelona. Publicó varias obras,
entre las cuales, la del texto, y dejó manuscrita una Historia de Cataluña. Murió en 1635
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Valencia»—tratado bio-bibliográfico modelo—en su laudatorio y excelente estudio acerca de Viciana, cuéntanos de los Varios libros de la
Crónica «que salieron muchos de España por el aprecio que les tenían los
Estrangeros»(1), y de similar manera que los precedentes, nombran o
escriben de D. Martín y sus obras, con Verdadera complacencia, o como
dignas de ser conocidas, los Mayáns, Sales, Pérez Bayer, Cerda, Blasco,
Borrull, Pastor, Boix, Salva, Torres, Danvila, Llórente, Cebrián y Cacho,
Rodríguez Condesa, Castañeda, Antolín, etc., sin que exista o
conservemos en la memoria —fuera de quien continuara las Décadas de
Escolano—escritor regnícola alguno, de reconocida significación, que
haya intentado siquiera, empequeñecer o desvirtuar el recuerdo de D.
Martín o sus libros(2).
No se crea, sin embargo, que las Partes constitutivas, o mejor,
conservadas, de tan fundamental estudio histórico se encuentran libres de
indubitables defectos, no: en medio del inapreciable mérito que implica
lo historiado en la Segunda y Cuarta; en medio de la riqueza de los
detalles incluidos en la Tercera, contiénelos principalmente (aunque hasta
cierto punto disculpables) con relación al lenguaje y a su sospechado plan
y metódico desarrollo.
Notorio es, por cuanto afecta al primero de los dos innegables deméritos,
que durante el siglo XVI, en cuya época se escribieron los libros perdidos
y los todavía subsistentes del historiador, hablábase en la ciudad de
Valencia y su Reino, el, a la sazón, ya en decadencia, idioma del país; no
obstante que muchos de los después admirados literatos de la culta
capital valentina, emplearan de ordinario, hacia la mitad de la indicada
centuria, el harmonioso lenguaje de Castilla para la redacción de sus
obras. Aquellos sobresalientes escritores del siglo XIV, llamados en
Ramón Muntaner, Mossen Jaime March, Micer Domingo Mascó, Pedro
Juan Marto-
(1) Tomo I, fol. 166. Ximeno da tanta importancia a semejante hecho, que, para explicar
la desaparición casi completa de tales Volúmenes, cuando escribía su obra, equipáralo a
las enconadas persecuciones a que estuvieron sometidos.
(2) Para darse cuenta completa de la ligereza y precipitación con que los examinó
Perales, basta añadir a lo escrito, sus tres nuevas afirmaciones siguientes: que la
Segunda Parte de la Crónica únicamente se conserva, manuscrita; que la Primera, se
publicó en Valencia, durante el año 1564, por Juan Navarro; y que el Libro de alabanzas
de las Lenguas, fue estampado en 1594: Obra suya y lugar citados.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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rell y los no menos excelsos del XV, Auxias March, Jordi de San Jordi,
Jaime Roig y Sor Isabel de Villena, tuvieron escaso número de sucesores
que les reemplazaran, durante el subsiguiente siglo XVI, siquiera fuese
de lejos, en importancia y en sus nobles y patrióticos empeños de
sostener incólume el dulce y gracioso idioma Valenciano. Solamente
Varios decididos y entusiastas enamorados de las grandes cosas de la
región intentaron proseguir la meritoria empresa de redactar estimables
libros en aquella descuidada lengua, tales como Andrés Martí de Pineda,
Pedro Gerónimo Tarazona, Luis Sabater, Pedro Antonio Béuter, etc.; sin
embargo de que, en definitiva, algunos de ellos—Béuter, por ejemplo—
viérase obligado para facilitar la circulación de su obra histórica, a
traducirla al generalizado lenguaje castellano. Fiel observante D. Martín
de lo que atañer pudiese a recuerdos magnos de nuestro antiguo y
hermoso reino, y resuelto guardador, por lo tanto, de su tierna y
dulcísima habla, en ella se expresaba y en ella escribió la Crónica de
Valencia y sus tres elucubraciones restantes (1) con ingenua y sencilla
verdad (2); pero sin que resulte fácil, ni siquiera posible empresa, por lo
inseguro, emitir juicio acertado respecto de su literario mérito, a causa de
la desaparición de los trabajos primitivos suyos y del carácter de sus
notariales documentos valencianos, puramente formularios, y escritos, en
ocasiones, por amanuenses, salvo en la porción latina destinada a dar fe
de su contenido. Mas el cronista, a pesar de lo dicho, pensando contribuir
al rápido y eficaz enaltecimiento de nuestro país, si facilitaba la lectura
señaladamente de su Crónica, a los habitantes de los otros en que se
dividiera España, tradújola, cual Béuter la suya, del Valenciano al
castellano, idioma por él apenas utilizado y de manera incompleta
conocido (3); dando pie, semejante particularidad,
(1) Libro de alabanzas de las Lenguas, pág. 18.
(2) Colígese de las indicaciones inserías en la pág. 10 de la Segunda Parte, copiadas en
nota posterior, y en otros lugares de estos estudios
(3) Que apenas lo utilizó, infiérese del que hablaba y escribía de ordinario, si no
siempre; conforme lo suponen sus documentos conservados y cuanto relativo a tal
materia escribe en la Epístola del Libro de alabanzas, pág. 10. Que le era de incompleta
suerte conocido, demuéstralo: de modo expreso, su confesión de ignorar el lenguaje
castellano correcto (Tercera Parte, pág. 9); y de forma tácita, sus palabras concernientes
a los esfuerzos, o tiempo empleado en la traducción a esta habla de sus obras: todas
escritas en valenciano (página mentada del Libro de alabanzas); al igual de lo que
expone en la pro-
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junto con las interrupciones frecuentes de sus trabajos históricos
ocasionados por los múltiples Viajes y asuntos que le distraían, descuidos
de los impresores y convencimiento propio de que lo indispensable en tan
especialísima clase de libros consiste en relatar, sin veladas o encubiertas
palabras, la Verdad entera y sencilla(1), dieron pie, repetimos, a la
incorrección del lenguaje y desigualdad del estilo, afeados por el cúmulo
de erratas sin rectificar (2)y al número considerable de años
comprendidos entre el principio y fin de la Crónica.
Por lo que respecta al plan y muy en particular a su desarrollo—segundo
de los dos anotados defectos—la inexistencia en dicha época, de
orientaciones prefijadas y de trabajos similares que las suplieran y le
sirviesen de fidelísimo guía(3), explican con
pia Tercera Parte y página: «E ya que yo no puedo vestir mi hystoria de otra hermosura,
trabajare cierto, y assi lo prometo de escriuir verdades, contentándome con lo que acerca
de Cicerón dice Catullo, que no es menester ser orador para escriuir hystoria, que basta
no ser mentiroso».
(1) Dice en la Segunda Parte, pág. 10 (reproduciendo lo ya copiado): «Solamente desseo
que los lectores aduiertan a que mi principal intención ha sido breuemente y en las mas
desnudas palabras que pude contar la verdad entera y senzilla......
(2) D. Martín, confiando que el lector enmendara, con facilidad, la gran mayoría de ellas
(Tercera Parte, pág. 23, y final de la Cuarta), no corrige ninguna en la Segunda Parte; y
escasas—por lo común respectivas a números o fechas—en las Tercera y Cuarta.
Creímos que D. José María Torres, encargado de vigilar la reimpresión de las dos,
editadas por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, dejaría de conformarse con el
sensible proceder del cronista, con tanto mayor motivo que, tratando el mentado Torres,
de justificar en su referida Advertencia, la sustitución de la letra llamada de Tortis, en
que fue impresa la Segunda Parte, por la de tipos elzevirianos, aduce como fundamento,
que dicha Sociedad se propuso la reimpresión, no la reproducción del Libro; pero nos
equivocamos, desgraciadamente, al observar defraudadas sus afirmaciones en asunto tan
trascendental por lo que afea, dificulta y obscurece en momentos lo narrado, cuando
consintió la reproducción exacta de la extraña ortografía—corriente en tiempos de
Viciana—y, sobre todo, de la inmensidad de erratas, sin rectificar o corregir. Gracias, al
menos, que hacia el fin de la aludida Segunda Parte, y haciendo a medias lo que hubo de
efectuarse completo, enmiéndase en notas (aunque a veces con poca fortuna) el nombre
equivocado de diferentes personas y poblaciones.
(3) Comprendiendo el cronista, las dificultades de su empresa, escribe en la pág. 10'de
la Segunda Parte: «E aunque yo pudiera buenamente rehusar tan graue trabajo pues me
faltaba ¡a ociosidad y los ductores mis naturales a quien siguiesse para entender en
ello......
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claridad meridiana lo borroso de su trazado y despliegue, sabiéndose,
según nadie ignora, que en lo, por primera vez proyectado o producido,
ni es posible la deseada perfección, ni aquellas acertadas o definitivas
combinaciones y desenvolvimientos que únicamente los continuos y
rectificados ensayos acaban por modelar.
Es cierto que a nuestro distinguido D. Martín precedióle, en escasos
años, D. Pedro Antonio Béuter; es cierto que este elegante escritor(1), y
culto Maestro, propúsose escribir una Crónica General de España y
especial del Reino de Valencia, en tres diversas partes divididas; pero
publicó exclusivamente dos de las tres anunciadas, conforme decíamos,
historiando al mismo tiempo que el reino, la nación entera—sin citar a
menudo los testimonios—y aunque algo ordenado en su desarrollo,
aparecen plagadas sus páginas de aquella clase de fábulas y consejas, que
de acuerdo con lo expresado por Ximeno, tenían pervertidas en extremo
nuestras antiguas historias patrias.
La obra del cronista, sin embargo de cuanto se iniciaba con motivo
del segundo de los dos repetidos defectos, no adolece de tan obscuro o
confuso plan—y consiguiente desenvolvimiento— que aun faltándonos
el tomo perdido, dejen de vislumbrarse sus verdaderos propósitos,
encaminados a estudiar, en los Cuatro Libros de ella, la historia íntegra
de la región, conforme al método y orden que luego después diremos.
Comprueba, en principio, el carácter general de su extenso trabajo,
junto con el consabido título escrito al frente de las dos primeras Partes
conservadas, «Crónica de Valencia y de su Reino», lo que a nuestro
juicio, con evidencia inconcusa supone o quiere manifestarnos en el
«Prólogo del Auctor al lector» inserto en los comienzos del Segundo
Libro, cuando al recalcar la amplitud e importancia documental de sus
trabajos históricos, nos participa que ninguna «de las naciones muy
diligentes terna su relación mas entera ni Verdadera que la tendrán de si
los valencianos»; aludiendo, sin duda, con estas significativas palabras, a
todos los habitantes de la región, y no de única suerte a la nobleza
Valenciana, de que, según es notorio, se ocupa el Volumen.
¿Persistió en sus advertidos intentos, o los modificó en mayor o
menor escala, durante el curso de la publicación de su obra?
(1) En idioma valenciano.
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Creemos aquéllo, si bien estimando arriesgado dar contestación definitiva
a la pregunta, habido en cuenta la parte incompleta conocida de sus
tomos.
En el Libro primero, por de pronto, de los que se conservan, o sea, en el
Segundo de los cuatro constitutivos de la Crónica, ocúpase, conforme en
su lugar se dijo, de la Nobleza del Reino de Valencia; en el Tercero de la
serie, del Patrimonio Real en la Región, o también, omitiendo diversos
particulares, de las Villas de Realengo que en ella figuraban, reyes
comunes a -Valencia y Aragón, etc.; y en el Cuarto y postrero, de la
formidable insurrección o guerra regional de las Gemianías. Por lo que
interesa al, quizás, ya desaparecido para siempre, o sea, al en realidad
Primero de los Cuatro, no sólo debió comprender la Verdadera historia de
Valencia desde su fundación hasta los días del cronista, si que también—
conforme a los datos e indicios indubitables deducidos de cuanto se anota
o insinúa en la lista de referencias a dicho Libro alusivas—, de sucesos o
acontecimientos relacionados con la totalidad del país valenciano; tales,
entre varios, como: los concernientes a la edificación de torres en sus
costas(1); guerra de las Germanías (2)y heredamientos, priorazgos y
encomiendas que, existiendo en el propio territorio, pertenecían a las
Ordenes Militares de Montesa, Calaírava y Santiago (3).Es muy
probable, por otro lado, que sin contar con estos o similares asuntos de
índole o carácter regnícola, se historiaran en el expresado Libro, a lo
menos múltiples y Variados hechos de interés que afectando, bien de
directo, bien de indirecto modo a la populosa capital del reino, cabría
referirlos, asimismo, al conjunto, o a una porción determinada de él.
Era natural, ciertamente, que habiendo de repercutir, por necesidad, en
sus villas, pueblos y lugares, los acaecimientos de regular trascendencia
acontecidos en la aludida población, y viceversa, de semejantes hechos se
ocupara con el necesario cuidado, D. Martín, así en lo que los primeros
interesasen a ésta, cual, en lo que los segundos con aquéllos se
relacionaran.
Hay más: Nuestro insigne y sabio biografiado fue devoto fervoroso del
Conquistador Don Jaime, a quien conceptuaba y tenía
(1) Segunda Parte, pág. 106.
(2) Cuarta Parte, fol. 5; 62, 109 y 125 v.t
(3). Tercera Parte, págs. 118, 122, 182 y 189.
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por el de mayor excelsitud y perfección entre los reyes aragoneses; y de
quien narró su toma de Valencia y distintas localidades agarenas del país.
Y dicho se está que gozándose de lo que por cualquier concepto hubiese
agrandado o enaltecido a su héroe incomparable, no omitiría en la
extraviada Parte, relatarnos al detalle, o en extracto, además de lo
respectivo a su conquista del Reino, las peregrinas innovaciones de
naturaleza común por él introducidas en los diferentes ramos de la
administración regional. Es, pues, a todas luces indiscutible, luego de los
concretos comprobantes aportados, que en los cuatro extensos volúmenes
de referencia comprensivos de la importantísima y Valenciana Cróni ca,
se trataba de sucesos y materias relativas a la verídica y accidentada
historia de nuestro hermoso y libérrimo reino. Pero de que tal se
observase en lo acerca de la propia, en aquéllos escrito, no se desprende,
en verdad, conforme a lógica y necesaria consecuencia, haber incluido el
autor, ordenada o desordenadamente, en su grave y meritorio trabajo, el
todo completo de los hechos que abarcar debiere, siquiera en resumen, o
en resumen y por entero a la Vez. Acaso pudieron contenerse en su
totalidad, ora en la una, ora en la otra indicada extensión; pudo quizás
suceder cosa hasta cierto punto distinta; y este dudoso e irresoluto
extremo, que de resultar factible su determinación suministraríanos,
después de conseguida, la clave para emitir con muchas probabilidades el
procedente juicio con respecto al plan de la obra y de su acertado o
desacertado desenvolvimiento, nos resulta imposible ponerlo en claro,
con certidumbre absoluta, no por falta de Voluntad, si que por la
malaventurada desaparición de su Primera Parte; en donde acaso—
repetimos—, se encontrase la historia completa del país en cualquiera de
los dos enunciados procedimientos, y por la insuficiencia de datos y
antecedentes supletorios de tamaña inoportuna circunstancia (1).
(1) Sin embargo de lo expuesto, consideramos, más que probable, casi seguro, se
incluyera en el perdido tomo semejante histórico estudio, desarrollado, a una, amplia y
resumidamente. ¿Por cuáles razones? Porque así debe suponerse dado el natural tenaz
del historiador y cuanto anuncia en el referido Prólogo (Segunda Parte, pág. 10), al
decir, al pie de la letra, copiando:
«Dado que en este caso no paresca posible hazerse todo ni dezirse todos los hechos, y
principios y suscessos por entero: a lo menos yran aqui puestos los mas señalados y
famosos que sepamos, y de los que no fueren tan eres-
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De no contenerse, pues, en el Libro Primero que se perdiera, la narración
histórica íntegra de cuanto hasta el cronista, en nuestro país, hubiese
acaecido, de amplio y extractado modo, al menos, debería calificarse el
conjunto de la obra, dé libro incompleto, algo
cidos siempre se dará cuenta sumaria para que nada quede por dezir de quanto a la
historia conuenga...»
Acaso se advierta, luego de leído el párrafo transcrito, que lo anunciado en él, por D.
Martín, ha de aplicarse, sí, al Libro Segundo, y no a las narraciones históricas de las
restantes Partes de la Crónica. Pero esto—de primera impresión—, lógico y bien
fundamentado, pierde, a nuestro juicio, su valor y eficacia, examinando, con suficiente
cuidado, la interesante materia del Prólogo, aplicable en ocasiones, al repetido Segundo
Libro; inaplicable otras, y de natural y exacto acomodamiento, en circunstancias, ya al
mismo, ya a la obra completa.
He aquí las pruebas:
En el Prólogo se apunta, aludiendo al contenido de la Segunda Parte, y no a la de
tomo diverso, lo que sigue: «Bien sospecho yo los inconuenientes que de querer scriuir
este libro se me pueden recrescer entre los imbidiosos, que jamas faltaron a tales obras.»
Por el contrario, es imposible referir a la postrer Parte mentada, donde tan sólo se traía
de la nobleza de nuestro reino, lo que al hacer hincapié en los sólidos fundamentos en
que se basaron sus serios e importantes estudios, escribe Viciana: «...nadie de las
naciones muy diligentes terna su relación mas entera y verdadera que la tendrán de si los
valencianos en este libro»; ni pudo hacer referencia él autor tampoco, a los trabajos y
composición de la indicada Parte, y sí a los de las tres primeras, cuando, en lugar del
tiempo empleado, por tales motivos, en ella, cita el invertido desde el comienzo de todos
sus estudios (1517) a la publicación del Libro Segundo (1564), y dice: «Y aunque la
fatiga y el trabajo hayan sido grandes, assi en el cuerpo como en el spiritu y con
discurso de mas de cuarenta y seys años...»
Acomódase, por último, al completo de la Crónica y, por lo tanto, también, a su
Libro Segundo, lo que se consigna en los cuatro pasajes que siguen: «Porque toda la
scriptura va sacada de historiadores aprouados y de quader-nos y libros peregrinos y de
preuilegios y escripturas autenticas y verdaderas...»; «Solamente desseo que los lectores
aduiertan a que mi principal intención ha sido breuemente y en las mas desnudas
palabras que pude contar la verdad entera y senzilla sin engaño...>; «E aunque yo
pudiera buenamente reusar tan graue trabajo pues me falta la ociosidad, y los auctores
mis naturales a quien siguiesse para entender en ello...>; «Mas a la fin los buenos
desseos y el esperanga de poder salir con ello que suele vencer todas las dificultades
quando las ay en las cosas: con la voluntad y gana que tenia de apro-uechar a mi nación
me inclino a que tan sin armas entrasse en esta batallan Constituyendo las cuatro
anteriores citas, con la copiada al principio de la presente nota—la cual se coloca en el
Prólogo, después de la postrera inmediata transcrita—, las cinco poco antes prometidas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
219
incoherente, o de ordenación bastante arbitraria en su desarrollo, y falto,
por lo tanto, de enlace y trabazón entre sus diversas partes constitutivas;
mientras que de haber sucedido lo contrario, además de acreditadas las,
en su lugar, supuestas intenciones del historiador al escribir la Crónica,
resultábanos muchísimo mejor explicable y comprensivo su plan y
metódico, o coordinado desarrollo, considerando, como complemento del
primero, los tres restantes y conservados volúmenes; puesto que, con el
de las Gemianías, continuábase la historia regional entera, abarcada por
aquel otro (desde la fundación de Valencia hasta los tiempos de D.
Martín), al estudiarse, con amplitud, el suceso más memorable ocurrido
en vida de Viciana; y con el segundo y tercero, se Venía a completar el
trabajo anterior, mediante el estudio, también, de los tres distintos brazos,
en Cortes, del reino: el de la nobleza, al que dedicó el segundo en su
integridad; el Real, o de las Villas Reales, historiado con gran extensión,
en el tercero; y el Eclesiástico, o del Clero (con alusiones y pormenores
referentes a los otros dos brazos), aunque en forma sucinta, en el repetido
tercero(1).
En suma: y cual ampliación y término de lo acerca del mérito y
demérito de la Crónica, sentado en el actual y precedentes estudios:
Son sus defectos: a) La incorrección del lenguaje—no exento, sin
embargo, de
(1) He aquí lo que, en resumen, dice Viciana de los tres brazos en las páginas 227 y
228 de dicho Libro:
«El reyno de Ualencia tiene tres bracos: el vno, de los perlados, y eccle-siasticos en el
qual braco concurren, el Arçobispo de Ualencia: el Maestre de Montesa: el Obispo de
Segorbe, Cauildo de la yglesia de Ualencia: Abbad de Ualdigna: Prior de Ual de Cristo:
Abbad de Poblet: Conmendador de la Merced: Obispo de Tortosa: Abbad de Benifaca:
Conmendador de Torrent, por la orden de sant Joan: Conmendador de Museros: por la
orden de Sanc-tiago: Prior de Calatraua de Ualencia: y el Abbad de Sant Bernardo. El
segundo braco es de los grandes señores, Uarones, Nobles, Caualleros, y Generosos, y
este se nombra, el estrenuo braco millitar, del qual en la segunda parte desta Cronyca
ñauemos tratado extensamente. El tercero braco es: el Real, por ser el patrimonio del
rey, del qual en esta tercera parte luego trataremos; y en este braco son por el rey
llamadas a cortes las ciudades, y villas que se siguen. Las ciudades, de Ualencia, Xativa,
Orihuela, y Alicante: y las villas de Morella, Algezira, Castello, Uila real, Fontinent,
Alcoy, Buriana, Cullera, Lliria, Byar, Bocayrent, Alpont, Peniscola, Penaguila, Xerica,
Sexo-na, Uilajoyosa, Capdet, Castell Fabbib, y Ademus».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
220
palabras y frases expresivas, gráficas y delicadas—y lo obscuro y difícil,
en alguna que otra ocasión, de su estilo.
b) El caprichoso y en cierta manera embrollado desarrollo de su plan;
aceptada la improbable hipótesis de que la Primera Parte dejase de
contener la historia completa de la región, bien en extracto, bien por
extenso y en extracto,
c) Lo incompleto de la Segunda(1).
d) La dimensión excesiva de varias porciones, o capítulos de la
Tercera.
e) Su innegable parcialidad en la Cuarta, singularmente, al juzgar u
ocuparse de las personas y conducta de los agermanados(2).
Constituyen sus principales méritos:
a) Lo extraordinario de su originalidad, no excedida ni tampoco
igualada por ninguna obra de los historiadores valencianos de la época.
b) Su grave, a la par que sencillo estilo, a menudo, fresco, fluido,
agradable, y hasta elocuente, en circunstancias.
c) El superior método narrativo en que se apoya, fundamentado en
libros y documentación de la naturaleza que sigue: Obras de historiadores
serios y selectos(3), Códices antiguos, Privilegios reales, Bulas,
Escrituras de particulares o conservadas en Archivos de Ciudades,
Castillos, Villas e Iglesias, con distinción de lo auténtico y dudoso(4); sin
omitir, no obstante, siempre que le fue posible, el exacto reconocimiento
personal de los sitios en donde se desarrollaron los hechos históricos; y
únicamente sustituido
(1) No por culpa suya, sí que por la actitud y conducta de la clase historiada.
(2) Explicable, atendidos: el carácter nobiliario de la familia del autor, la gratitud de éste
y parientes próximos a los soberanos, el concepto que tenía aquél formado de la
autoridad real, la intervención directa de D. Rampston, segundo D. Martín y D. Jaime de
Viciana, e indirecta (o no tan directa) del cronista, en las Germanías; y, ante todo, la
muerte espantosa del padre del último a manos de los insurrectos
(3) En el trabajo tocante al Segundo Período de la vida de Viciana, aparecen anotadas,
páginas 112 y 113 del presente libro, muchas de ellas, o el nombre de quienes las
escribieron, cual detalle justificativo de su cultura y erudición en este género de
conocimientos
(4) Para la redacción de la Cuarta Parte, no obstante, valióse Viciana, como se indicó, de
los documentos oficiales que hubo de facilitarle D. Francisco Selles, Secretario del
Virrey, Conde de Mélito, para que «con más verdad —dice—yo pudiesse escriuir esta
hystoria»: Folio 75 de la mentada Parte.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
221
por declaraciones o dichos de testigos fidedignos, presenciales o
conocedores por sus cargos u otros conductos de lo aseverado en su libro,
cuando no consiguió hallar para acreditarlo, títulos escritos de
indiscutible garantía, resultase o no realizable la inspección ocular a que
antes se aludía. Tan racional y severísimo método —que siguen y
seguirán quienes se propongan escribir historias útiles y dignas de ser
leídas y estudiadas—hace exclamar al juicioso D. Vicente Ximeno, con
sorpresa del desorientado Perales: «Assi deven escrivirse las Historias de
este genero para que no salgan fabulosas» (1).
d) El soberbio estudio sobre la insurrección o guerra de las Germanías,
en que habrán de apoyarse, por necesidad, cuantos trabajos se encaminen
a relatar con detención y orden, el discutible, pero extraordinario
acontecimiento regional (2); y la no menos
(1) Obra y tomo citados, pág. 167.
(2) D. Manuel Danvila en su obra «La Germanía de Valencia», pág. 9, dice, tratando
del asunto: «Muchos son los escritores valencianos que han narrado el suceso; pero
entre ellos sobresalen como principales, y ejemplo Y norma que siguieron los oíros, el
insigne Viciana y el eruditísimo Escolano. Mas, el último de los dos precedentes,
redactó su abreviado bosquejo «teniendo a la vista la obra de Viciana y algunas
Memorias de la época»; y por lo tanto, deberá calificarse la Cuarta Parte de la Crónica
de libro modelo y base fundamental, en primer término, de los similares, con
posterioridad escritos. El propio continuador de las Décadas de Escolano—caso extraño
e inesperado—; el propio D. Juan Bautista Perales, sin embargo de su malquerencia y
encono hacia nuestro historiador—contradiciendo su consabida opinión—acaba por
reconocer, en sustancia, lo dicho o escrito por Danvila; supuesto que, después de
consignar sus noticias e injusto juicio crítico con respecto a D. Martín y su libro, y hacer
constar, irónicamente, que «otros escritores más activos» daban a la imprenta, por
entonces, «notables trabajos de incuestionable importancia en esta materia»—citando a
Béuter, testigo presencial de la lucha — , vuelve a tratar del libro, y de su ilustre autor,
escapándosele, a pesar de los nulos o exiguos méritos que le atribuye, la sustanciosa
declaración que se copia: «También los presenció Martín Viciana a quien siguió nuestro
Gaspar Escolano y los cronistas de Aragón y del emperador Carlos V, Sayas, Sandoval
y otros historiadores».
Es verdad que no ha sido, el precedente, el único cambio de juicio de Perales, con
referencia a su conocida crítica sobre D. Martín de Viciana; por cuanto ya en el prólogo
«Al lector» inserto al comienzo del primer tomo de las Décadas, lo tenía con antelación
efectuado, al escribir: «No desconocemos, sin embargo, la importancia de otras obras
muy estimables, tales como las de Viciana, Béuter, Diago y otros valencianos ilustres
que han inmortalizado su nombre en las narraciones históricas de los grandes hechos de
su patria.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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notable historia de la Nobleza Valenciana, todavía resultando, en parte,
incompleta, conforme insinuábamos, por las dificultades que sin razón
justificada, creó al historiador, dicha turbulenta y desconsiderada clase.
e) El cúmulo inmenso, por fin, de preciosos e interesantes pormenores
que contiene, indispensables para conocer a fondo, el estado social,
político, religioso, económico, etc., del antiguo reino de Valencia; mérito,
éste y los demás que le anteceden, suficientes en número para dar un
solemne mentís a las aseveraciones impugnadas de Perales, reconocer lo
acertado de otras referidas alabanzas, y admitir, cual frase indubitable y
gráfica, la escrita por Rodríguez Condesa, afirmando: «que assistim en
aquést llibre al desenrroll de la regió valenciana y al derrollament de I'
obra llegislativa del rey Conquistador» (1).
IV
Viciana, de acuerdo con lo que se exponía en anteriores páginas, y
asimismo se deduce de diversos trabajos ya conocidos, continuó, en los
principios del actual tercer período de su Vida, ejerciendo con fortuna el
Notariado, y conservando y distinguiéndose con el carácter de fedatario
señaladamente probo, culto y de inteligencia y clara perspicacia. Todavía
después de desaparecida
Mas estas obras de gran valor bibliográfico, sólo pueden servir como textos de consulta,
y parécenos poco a propósito para divulgarlas entre la generalidad de los lectores».
Esto en elogio, en primer término, de la totalidad de la Crónica de don Martín; que,
tratando Perales, de explicarnos, lo sucinto de sus narraciones acerca de las Germanías,
y guerra y toma de Túnez, vuelve a encomiarla, así que recomienda su lectura; diciendo,
en lo que afecta a las Qermanías: «El lector puede consultar la relación de aquel
movimiento en nuestro Escolano y también en la Crónica de Martín Viciana,
contemporáneo de aquellos sucesos, de los que fue, como él dice, «scriptor de Vista>; t.
III, nota de las págs. 572 y 573; y en cuanto atañe a la guerra y toma de Túnez: «Entre
los infinitos autores nacionales y extranjeros que refieren detalladamente los hechos de
esta campaña, puede consultarse, de nuestro reino, a Martín Viciana, contemporáneo de
dichos sucesos»; t. citado, nota de la pág. 606.
(1) «que asistimos en este libro al desarrollo de la región valenciana y al
desenvolvimiento de la obra legislativa del rey Conquistador»..
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
223
|a totalidad de sus protocolos comunes; de inutilizada la inmensa mayoría
de los libros y papeles que formaron el antiguo Archivo Parroquial, donde
se contenían numerosos documentos y escritos suyos; y del sensible y
destructor incendio, que acabó con el, sin duda, no menos Valioso y
completo del Municipio—de igual forma abundante en otros por él
autorizados—, cabe presentar una extensa y curiosa lista de los
sobrevivientes a estos acontecimientos, íntegros, en extracto o conocidos
por simples alusiones, que basta para percatarse de la intensa labor
realizada por nuestro incansable D. Martín en asuntos notariales o de
escribanía, y de su continuada estancia y única actuación profesional, en
su histórica y laboriosa ex-Villa(1).
El primero de dichos curiosos documentos—escritura de poderes
otorgada por los Jurados de Burriana a favor de su Vicario temporal
mosén Francisco Vijosca—lleva la data de 15 de Febrero de 1525; y el
postrero—documento de parecida suerte escriturario sobre censos, que
otorgaron la hija del cronista, Ana Viciana y su nieto e hijo de ella,
Martín Benedito—la de 13 de Septiembre de 1577. A once años antes de
esta apuntada fecha se hace mérito, por distintos escritores regnícolas, al
considerar o suponer angustiosa o precaria la situación económica del
historiador. ¿Cuáles fundamentos y pruebas tuvieron para así creerlo y de
tal manera asegurarlo? En nuestra opinión, una, de apariencias a lo sumo,
dudosa; pero, con certeza, inexacta y de ninguna valía, por lo tanto. El
Consejo de la Villa de Nules, localidad cercana, o mejor limítrofe, según
es sabido, a la del nacimiento y muerte de nuestro biografiado, celebró
extraordinaria sesión en 11 de Agosto de 1566 al objeto de resolver si se
estimaba de conveniencia acordar algún modesto regalo para aquél,
teniendo en cuenta las razones especiales que se indican en la oportuna
acta a continuación copiada. Resuelto por unanimidad realizarlo de
acuerdo con lo que propusiera el primero de los Jurados o Jurado en Cap;
extendida la antedicha acta, y encontrada de reciente en el Archivo
municipal de la inmediata población, sin otros datos que los en ella
insertos—poco a propósito, a nuestro criterio, para fundamentar
semejante sospecha—, ha venido dándosele, desde entonces, la extraña y
hoy insostenible interpretación que en anteriores renglones exponíamos.
(1) Incluyese la lista con esenciales detalles, en el Apéndice de la obra.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
224
He aquí el acta:
Diae Xj . mensis augusti
año dni M.D.LXVj.
Los magchs en Johan ferrer Just. de la pnt vila de nules en lo pnt any
Johan gil Johan font sebastia simo y monserrat mora Jurats Johan simo
mustasaf Jaume blau cosme marti agosti Jorda Jaume betes miquel
navarro fses Cardona fses gosalbo pe (pere) gaualda pe (pere) canos tots
de la vila de nules aiustats e/ congregáis en la sala del consell de dita vila
p (per) Veu de tropeta e/ crida feta publicament p Johan penya ministre +
rit not Infra scripto p lo dit en Johan gil Jurat en cap fonch proposat com
p lo discret en marti de Visiana not es feta certa coronica en la qual tracta
de la Jermanía quey hague en lo pnt regne en la qual guerra la pnt vila de
nules suporta molts grans treballs p teñir com tingue dita vila lo camp p
hon lloha molt en gran manera la pnt Vila p ferho molt be en favor de la
magt del Sr rey y per quant dit Visiana es fet not. deis Jurats de la vila de
borriana y es psona (persona) de molía honra que treballara molt q haya
pau entre la baronía e/ dita Vila de borriana p co sils pareixera que se li
estrenas alguna cosa p los treballs que ha tengut en loar dita Vila y també
p lo molt be que pot causarnos y aixi tot lo sobredit consell fonch de
parer que se li estrene alguna cosa que sia honesta E aixi se obligue dit
consell (1).
Salta a la vista que la importante sesión del Consejo de la cercana
Villa de Nules, y consiguiente y único acuerdo, motiváronla las
instancias y pretensiones del Jurado en Cap—como decíase—, no los
requerimientos o solicitudes del cronista, y el afán de conseguir la paz y
tranquilidad de las dos contiguas Villas en asuntos de singular
trascendencia, dentro de los cuales habría de figurar, en sitio preferente,
el que por causa de las aguas de riego, daba origen a la constante tirantez
de relaciones entre ambas.
No se ignorará, recordando lo que en diversos momentos y lugares se
lleva manifestado, que las colindantes villas de Burriana y Nules, han
sostenido con insensata terquedad, y durante el transcurso de respetable
número de años, ruidosas contiendas judiciales, terminadas varias de
ellas, por de pronto, merced a Convenios
(1) Como se ve constituía el Consejo, el Justicia, los Jurados, el Mustazaf y los
prohombres de la Villa.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
225
o Concordias extendidas en públicos documentos, alguno de los que
conocen, desde la publicación de otro anterior trabajo, nuestros ilustrados
lectores.
La mayor cantidad de las aguas comunes pertenecientes a Burriana;
el derecho de administrarlas en su totalidad, reconocido, en lo antiguo a
ésta; las extraordinarias prerrogativas disfrutadas por la misma en épocas
de la llamada Tanda de Nules, y la Ventajosa circunstancia de atravesar la
amplia acequia en su recorrido, el término de la primera, antes que el de
la segunda población, colocaban fatalmente a la última en condiciones tan
desfavorables para los casos de desavenencias y persistentes sequías, que
le era preciso elegir, durante momentos tales, entre perder muchísima
agua por múltiples y vanadas razones, o procurar entenderse, fuera
conforme fuese, con su rival y favorecida ex-Villa. De manera que, aun
cuando al disponer el Consejo nulense la honesta gratificación
mencionada asienta en el acta, como uno de sus fundamentos, haberse
ocupado Viciana, con singular benevolencia de Nules, no estribaba de
modo principal en ello, el verdadero motivo del acuerdo, sino en lo otro
que también enuncia; esto es, en que siendo el autor de la Crónica
valenciana, notario de los Jurados burrianenses y «persona de mucha
honra», creía de gran utilidad para su pueblo mostrarse con él deferente
«p lo molt be que podia causarnos», dice el Jurado en Cap, trabajando
con interés, para «que haya pau entre la baronía y dita vila (Burriana)».
No admitimos, en términos generales, ni nadie aceptará tampoco, que el
respeto y predicamento en que pueda ser tenido determinado individuo,
basten en todas ocasiones, para estimarle en el pleno disfrute de
abundantes bienes de fortuna; pero tratándose del caso actual, y
conocidos los antecedentes respectivos a seguras riquezas de los más
cercanos predecesores de Viciana, habría de ex-cepcionarse semejante
caso de la regla enunciada, considerando la situación económica del
último contraria en absoluto, a lo afirmado por alguno de los escritores
regnícolas; con tanto mayor motivo que, los aludidos consejeros de
Nules, insisten, según se ha Visto, de forma muy expresiva, en la
importancia y poderoso' influjo del historiador en su repetida patria chica.
En estas singulares y privilegiadas condiciones, parece razonable, y hasta
cierto punto justificado, considerar en pugna el concepto de segura
penuria, con el de manifiesto-ascendiente social; así como el de
indiscutible riqueza, con el de reducido o insignificante prestigio y
valimiento. Pero
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
226
prescindiendo de las expuestas indicaciones generales y juzgando
necesario para la precisa refutación que sostenemos, otros mejor
fundamentados argumentos, los datos y particularidades que con
posterioridad se aportan, acomodándose a la susodicha exigencia, habrán
de justificar la certeza de los aludidos asertos y la ineficacia del parecer
contrario referente al acta con antelación copiada. Nuestro admirado
historiador D. Martín, no experimentó en realidad, durante ningún
momento de su existencia, notorias escaseces económicas, ni se vio
obligado, por lo tanto, para atender a sus usuales necesidades, a utilizar
peticiones ni súplicas de similar naturaleza a las advertidas. A pesar de
que su excelso abuelo el primer D. Martín de Viciana conocido,
desprendióse para la dotación del gran Beneficio de Santa Ana, según
dijimos, de los cuantiosos bienes y rentas al propio cedidos por las distintas autoridades locales, celebróse el contrato, hallándose en el disfrute de
las herencias de sus antepasados; de las donaciones de los Reyes
Católicos, y de los ahorros consiguientes a los superiores y muy
retribuidos cargos que desempeñó. Y si bien la inmensa mayoría del
acumulado patrimonio pasaría a su fallecimiento a D. Rampston, hijo
primogénito suyo, es casi indudable que el segundo D. Martín de la
familia, hermano de éste y padre del cronista valenciano, hubo de
disfrutar idénticamente, de posición económica considerable, a causa de
los servicios prestados en palacio, Gobierno transitorio de la Plana,
Mayordomía del Arzobispo de Zaragoza D. Fernando de Aragón, y rentas
de su Encomienda de Calatrava (no contando todavía con la aportación
matrimonial de su consorte, señora originaria de familia de la localidad
en extremo selecta y acaudalada); cuya fortuna transmitiría íntegra al
tercer D. Martín de Viciana, si tal hijo y heredero, por lo que parece
desprenderse de los libros y documentos parroquiales, resultara a la
postre, sin hermanos, que en parte, hubiesen ocasionado su merma.
Viciana, por lo tanto, debió comenzar disfrutando, luego del
fallecimiento de su madre y de la prematura y trágica de su heroico
padre, de importantes bienes paternos aumentados con los que
constituirían la herencia de D.a Paula Vicent y de San Martí, su inmediata
ascendiente—de rica progenie también, cual consignábase—razones, con
evidencia, bastantes, para explicarnos la adquisición por compra en plena
juventud, de la extensa y soberbia heredad de Carabona, origen—consta
probado—para él, de graves e inesperados disgustos, en los años
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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próximos posteriores al otorgamiento de la correspondiente escritura
pública.
Aigo debió disminuir en sucesivos días su situación desahogada, no
obstante ello, el número de su familia, lo destinado a salvar las penurias
de dos o tres de sus cinco hijas y los repetidos y costosos Viajes que
realizara para escribir en debido modo su Crónica de Valencia; pero es
probable suplirían con creces, estas imprescindibles e importantes
deducciones, su práctica notarial y cargos desempeñados cerca de las
autoridades locales, pues en años algo después; es decir: en 1551,
adquiría de nuevo a título de compra—por escaso Valor, es verdad—
casas, o derechos a ellas anejos, sitas en la Plazuela de les Parres, ahora
nombrada de San Bernardo.
Durante la época a que se refiere el acuerdo tomado 'por los Varios
consejeros de la villa de Nules, tampoco debió experimentar el
historiador, reales menoscabos en su fortuna considerable, sin embargo
de haber sido costeada la tirada de su magna obra histórica con recursos
provinientes de su único y exclusivo patrimonio, toda vez que, al rededor
de la fecha perteneciente a la toma del repetido acuerdo, compraba
distintas urbanas fincas, no sin importancia o de corta estimación, como
las anteriores, sino de Verdadera y reconocida valía; y lo que es de mayor
y más expresivo significado, practicaba en ellas obras de elevado coste,
modificándolas y añadiéndolas terrenos públicos inmediatos.
Desapareció, sin duda, el escriturario documento con arreglo al cual se
realizaron las referidas adquisiciones; ignórase en su consecuencia, el día
concreto y circunstanciado y el nombre del notario autorizante; empero,
la certeza del hecho de que se trata y el año próximo al en que hubiera de
efectuarse, quedarán de seguro acreditados, tan pronto se anticipen
indicaciones relativas al particular que habrán de ampliarse en uno de
nuestros posteriores estudios investigativos.
Cuando nos propongamos inquirir, en efecto, en el segundo trabajo
de los que siguen, cuál sea la situación de la casa o casas, del llamado
Barrio o Arrabal de Valencia propias de D. Rafael Martín de Viciana, se
verá anotada la aclaratoria singularidad de que su traslación de la casa
Solar a las antedichas, se realizó luego del 17 de Octubre de 1565 y antes
de la Cuaresma de 1569, supuesto que en la Memoria de confesados y
comulgados del preinserto postrer año, figuraba el historiador habitando
en las del Arrabal de Valencia, y en el documento o escritura de
cabrevación,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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alusivo al que le precede en cita, se las reconocía adquiridas, y además
ocupadas entonces, por el nombrado Jaime Balaguer, inmediato predecesor
de aquél. Resulta, pues, incuestionable, según ello, que en el intervalo de
los tres años y medio comprendidos entre las dos datas con anterioridad
expuestas, dejó de habitar el cronista su domicilio antiguo de la Calle
Mayor para trasladarse al de nueva y moderna adquisición, sito en la del
espacioso Barrio o Arrabal de Valencia. Añádase a lo dicho en prueba de lo
que, en el párrafo precedente, se manifiesta, y en crédito de las costosas
modificaciones llevadas a cabo en los últimos inmuebles adquiridos, cuanto en
su propicio instante y lugar habrá de consignarse; esto es: que el linde
señalado a las casas compradas y poseídas por Jaime Balaguer, ocupábanlo
a la sazón, otras de la pertenencia de Esperanza Fosses, con cierta calleja
intermedia. Esta angosta e innominada Vía, o sea, el espacio de solar
incluido entre los edificios de la Esperanza y los de Jaime Balaguer, fue
precisamente el comprado o adquirido por D. Martín, luego de reemplazar a
aquél en el dominio y posesión de las casas; agregándolo con posterioridad
a ellas, y produciéndose, por tal motivo, los cuantiosos gastos a que en
próximas líneas nos referíamos. ¿Pruebas justificativas de lo afirmado? No se
conservan en parte alguna expresas y contenidas en documentos públicos
escriturarios, pero las poseemos tácitas y derivadas de hechos en realidad
indubitables; cuales son: los cambios experimentados en el consabido
linde, en días anteriores—aunque muy próximos—y posteriores al de la
ocupación de los edificios por el historiador, junto con las aclaraciones
que, al apuntarlo, se observan en el título del adquirente que le reemplazó,
y con los restos conservados del callejón añadido. Nombrábase el sustituto
o inmediato sucesor del cronista Pedro-Juan-Pablo Avino (1); quien en la
escritura de cabreVación de las fincas urbanas declara y confiesa hallarse
afectas a un censo, en porción hasta cierto punto exigua; consignando, al
describirlas, con amplio y minucioso cuidado, el linde de que Vamos
ocupándonos, en la forma y términos nuevos que siguen: «Esperanza
Fosses olim (en otro tiempo) carrero en mig». Es, pues, a todas luces
manifiesto, que si dicho linde lateral se señalaba en días muy cercanos a la
enagenación de los inmuebles por Balaguer, antecesor primero de Viciana,
diciendo: «Esperanca fosses, carre-
(1) Acredítase en el estudio que se dedica en su totalidad a estas casas.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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ró en mig», frase confirmatoria de la existencia del callejón, y en los de la
escritura de Avino, inmediato sustituto del Cronista, con las palabras
«Esperanza fosses, olim, carrero en mig», justificativa de su desaparición,
este original acontecimiento hubo de acaecer por necesidad, durante el
transcurso de tiempo en que las poseyera a título de dueño, nuestro
insigne y laborioso D. Martín(1). Y si bien no se colige de lo supradicho,
a cuál de las dos referidas casas de los lados, se añadió el espacio que
ocupaba la calleja; si bien no parece fácil empresa inferir de lo hasta
ahora escrito, quién fuere de entre los posibles adquirentes el, a causa de
semejante hecho, favorecido, un examen interno y a conciencia de los
inmuebles urbanos de su linde derecho e izquierdo, demuestra, de manera
absoluta, según veremos, que la nombrada calleja en cuestión, formó, y
constituye, todavía, parte, al presente, de uno de los inmuebles de igual
naturaleza, propiedad del historiador, después de desprenderse de ellos,
Jaime Balaguer.
Por lo demás, instalado, a su tiempo, Viciana, con D.a Angela, su
esposa, en el extenso y hermoso domicilio, y recibido que fue el
documento escriturario de 13 de Septiembre de 1577, donde aparecían
como otorgantes, su hija D.a Ana y su nieto Martín Benedito, cerraría,
quizás, nuestro cronista, el larguísimo ciclo de su actuación, así notarial,
cuanto en concepto de escribano, dedicándose únicamente desde
entonces, al disfrute de la deseada y apacible vida de familia y—dados
sus arraigados sentimientos religiosos—a las serias meditaciones de
ultratumba, también, en el propio recién adquirido y tranquilo edificio,
rodeado en gran parte de huertos y jardines, y con un inmenso y
espléndido horizonte a la vista. Porque es necesario consignar, en elogio a
la constancia y consecuencia de D. Martín, que lejos de aminorársele
estos sentimientos con el cansancio y falta de voluntad que los muchos
años producen a veces, se le aumentaron si cabe, hacia los postreros de su
vida; interviniendo cual en tiempos pasados en actos, sobre todo,
sacramentales(2), dedicando un libro de su pertenencia a determinada
asociación religiosa de Villarreal(3), y
(1) Es posible que acostumbrado Balaguer a no pagar el canon, así que se le obligó a
ello mediante el reconocimiento del censo, decidiera desprenderse de los inmuebles, y
los vendiese, en su vista, al poco tiempo.
(2) Se copian íntegras en el Apéndice las actas que los contienen.
(3) A la Cofradía de la Virgen María.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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escribiendo ya en edad muy avanzada, aquellas dos ardientes y sentidísimas misivas dirigidas al padre Fray Vicente Justiniano Antist, con
ocasión del fallecimiento de su excelso y bienaventurado amigo San Luis
Bertrán(1).
Puesta en serio peligro su Vida, por motivo de grave e ignorada
dolencia física, y antes de remitir a su destino las dos memorables cartas
que se indican, debió recobrar, en apariencia, su salud, en el fondo
fuertemente amenazada; y desconocedor sin duda, de su comprometido y
temeroso estado, consignó con inocencia y candidez en una de ellas, la
ilusoria e irrealizable esperanza de alcanzar la canonización del santo, a
pesar de su edad octogenaria.
Ignoramos, a ciencia cierta, si en tan delicadas y comprometidas
circunstancias, o en otras más tranquilas que las precedieran o siguiesen,
otorgaría acto alguno de última Voluntud aclaratorio de extremos
obscuros o dudosos, relativos a su persona, hijos y numerosa familia;
pero, acaso, utilizando deducciones de hechos y dichos en diverso lugar
reproducidos, de un individuo de su parentela y de varios de la propia, o,
a ella, extraños, cabría decidir afirmativamente, y con la bastante
confianza, el discutible pormenor apuntado. Su generoso y distinguido
nieto, el notario Martín Benedito y de Viciana, en documento público que
otorgó ante su compañero de profesión, Adriano Rey, en 30 de Enero de
1600 (se transcribirá íntegro en posterior y análogo estudio) declárase
señor útil de sus libros y papeles o notas, y perdona al clero local, en virtud de los títulos que le asistían, todas las cantidades a la sazón adeudadas
por motivo de derechos profesionales, al difunto fedatario D. Martín; y
Juan Campa, su esposa Catalina Juliana y Ber-nardino Susies, en otra
importante escritura, de idéntica forma resumida a su tiempo, autorizada
por el notario Narciso Juan Albiol en 6 de Junio de 1583, oblíganse a
afianzar y garantir con dos fincas de su propiedad, el aniversario perpetuo
que había de celebrarse en sufragio del alma del mismo historiador;
detalles, éste y aquél, probatorios, a nuestro entender, del otorgamiento
de acto testamentario, en donde se legara el susodicho señorío o se
instituyese el citado aniversario perpetuo.
De todas suertes, y caso de existir en la actualidad, o de que existiera
en pretéritos años el testamento de referencia, ni nadie
(1) Extráctanse en el siguiente estudio
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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ha averiguado su paradero, ni tampoco conseguido enterarse del
completo, o parte, de las disposiciones que contuviese.
Y ya en vísperas de los últimos e interesantes momentos del período
que veníamos historiando, ocurre se pregunte, en conclusión: ¿Recobró,
siquiera por breve tiempo, su salud, D. Rafael Martín de Viciana?
¿Acabaron sus días a causa de la, sin duda, peligrosa enfermedad
contraída? O más en concreto: ¿dónde y cuándo aconteció su
fallecimiento? La importancia de los dos curiosos preguntados que
anteceden, suponen tal cúmulo de minuciosas pruebas para contestarlos,
en debido modo, que dadas las extensas proporciones del actual estudio,
entendemos indispensable se le suspenda o termine, para exponerlas en el
inmediato con el mayor detenimiento y claridad posibles.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
LUGAR Y FECHA DE LA MUERTE
DE
DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
Pocos escritores regionales han tratado de aclarar extremo, hasta la
actualidad tan inseguro, cual el concerniente al sitio, de la defunción de
D. Rafael Martín de Viciana; pues, en cuanto afecta a la fecha en que
pudo acontecer tamaño acaecimiento, ni uno siquiera, que sepamos, ha
suministrado dato ni aducido comprobante que, por completo, o en
porción alguna, la determine(1).
Onofre Esquerdo entre los antiguos y Rodríguez Condesa entre los
modernos, únicos que han emitido opiniones propias relacionadas con el
lugar de la muerte, coinciden, si bien por distintos motivos, en rechazar
como admisible, el de la próspera e histórica ex-Villa, en donde ocurriera
su nacimiento.
El primero, en sus manuscritos, al ocuparse de las causas que
motivaron la publicación incompleta de la Segunda Parte de la obra de
mayor importancia del historiador, y a seguida de recordar las rivalidades
y reclamaciones que precedieron al acuerdo de la Audiencia
suspendiendo su impresión, añade: «Pasó Viciana a Barcelona, y así trató
de bolVer a la impresión de su libro disponiéndole por las letras del
Alfabético; pero lo impidió su muerte, con que éstos (2)y la embidia
fueron parte de que este 2.° tomo de su Crónica, no se pueda hallar
entera, sino algunos fragmentos». Con lo cual bien a las claras se da a
entender, que en concepto del autor de la cita, no sólo dejó de imprimirse
íntegra la susodicha Segunda Parte, si que el fallecimiento del tercer D.
Martín hubo de ocurrir con certeza, en la preinserta ciudad catalana.
Esquerdo, conforme indica el juicioso Vicente Ximeno, al
biografiarlo, escribió sus manuscritos hacia la segunda mitad, o
(1)
Al estudiar con extensión este punto en la Segunda Parte del actual trabajo,
impugnaremos lo muy poco, y débil, que acaso pudiera alegarse en contra
(2)
Los nobles.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
236
fines, del siglo XVII (1); y, aunque el Volumen del autor anónimo en que
se contienen las cartas del cronista al Padre Fr. Vicente Justiniano Antist
(2)se supone de fecha anterior (3), ni Esquerdo logró conocer el repetido
volumen, ni mucho menos las Memorias de confesados y comulgados de
reciente descubiertas en el Archivo parroquial (4). No es posible admitir
que luego de justificada la existencia de nuestro insigne conciudadano en
la Cuaresma de 1581 (5)y asimismo durante los postreros días del mes de
Noviembre de igual año (6); es decir, cuando ya frisaba en los ochenta,
hubiera persistido en sostener opinión tan aventurada como la expuesta.
Por relativamente satisfactoria que fuera entonces su salud; por bien
conservadas que todavía se encontraran sus facultades intelectuales, es
inaceptable suponerle, en parecido instante de su vida, pensando en
realizar viajes a la populosa ciudad de Barcelona, molestos e
incómodos—habida en cuenta su distancia y medios de locomoción en
aquellos tiempos disponibles—, y mucho menos, en contraer
compromisos de publicaciones, cuya corrección, después de lo ocurrido
con respecto a la Segunda Parte de su obra, implicaba un esmero, una
fijeza hasta cierto punto en desacuerdo con su edad avanzadísima.
El cronista, a mayor abundamiento, como el conjunto de su numerosa y
distinguida familia de la época, era ante todo y sobre todo,
eminentemente religioso. Quienes examinen el Libro Sacramental
primero del Archivo y de la edad en que aún aparece figurando en alguno
de los diversos actos o solemnidades allí relacionados, y del gran número
de los asistidos por varios de sus hijos y
(1) Vicente Ximeno, «Escritores del Reyno de Valencia», t. II, págs. 132, 133 y 134
(2) Religioso de la Orden de Predicadores; varón doctísimo; autor de numerosas obras,
y discípulo de San Luis Bertrán, cuyas lecciones practicó toda su vida. Nació en
Valencia el 3 de Septiembre de 1544; fue filósofo excelente; gran teólogo y Prior de su
Convento en la Ciudad. Falleció en ella el 12 de Marzo de 1599.
(3) Del último tercio del siglo XVI o primero del XVII: titúlase, cual se dijo, «Fama
postuma de San Luis Bertrán».
(4) Véase nuestro estudio acerca de la Casa Solar (primera edición) págs. 7 a la 12, y
págs. 69 a 74, de este libro.
(5) Primer libro de Sacramentos, fol. 131 v.
(6) Las cartas de Viciana a Fr. Justiniano Antist, son dos; y hállanse fechadas: la
primera, en 19 de Noviembre de 1581; y la segunda, en 25 de iguales mes y año
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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más próximos parientes, deduzca la extraordinaria intervención que debió
tener en otras idénticas, durante años anteriores a los del libro referido
(1); cuantos hayan hojeado u hojeen, su hoy incompleta, pero siempre
interesante histórica obra, no podrán menos de advertir y admirar la firme
constancia y extraordinaria fe en sus creencias que anidaba su alma. Esta
religiosidad sincera, y en ocasiones rayana ya en lo candoroso, tan propia
de aquel entonces en poblaciones pequeñas y apartadas de la Corte y de
las grandes urbes, lejos de adormecerse con el abatimiento y cansancio
que en los distintos órdenes de la vida produce una larga e intranquila
existencia, fue, por el contrario, en progresivo aumento, hasta adquirir
caracteres de exaltación apasionada, cuando, siendo ya octogenario, se
enteró del fallecimiento en Valencia de su bondadoso y bienaventurado
amigo San Luis Bertrán (2).
Notorios son los términos de sus dos memorables misivas: Viciana,
según el escritor anónimo, luego de consolado con el aumento seguro de
un nuevo y, con pasión, querido santo, defensor con los dos Vicentes del
religioso reino de Valencia, expone, en la primera, a Fr. Vicente
Justiniano Antist, sus intensos deseos de conocer las singularidades del
glorioso tránsito del difunto de esta Vida a la eternal; solicitando con
ansia, informes exactos de lo ocurrido, y la remisión de algún objeto suyo
para guardarlo cual santa reliquia, junto con las dos cartas que de él
poseía, y en tanto estimaba: consigna en la segunda, las generales
aspiraciones y Vivos entusiasmos de las gentes por la canonización del
finado; cree que los portentos de su Vida y muerte abreviarán los trámites
(1) Abarca, conforme en repetidas ocasiones se lleva expuesto, los actos sacramentales
de 1569 a 1598, ambos inclusive
(2) Nació en Valencia el 1 de Enero de 1526; estudió en su Universidad Gramática y
Filosofía, y hubo de tomar estado de Religión en el Real Convento de Santo Domingo el
26 de Agosto de 1544; profesando en 27 de Agosto de 1545. Allí confiósele el cargo de
Maestro de Novicios, y entre los discípulos que justifican sus virtudes y admirable
enseñanza, se encuentra, cual se tiene advertido, Fr. Vicente Justiniano Antist. Más
tarde, a instancias suyas, pasó a las Indias, donde hubo de convertir al catolicismo, en
pocos años, sobre unos veinte mil idólatras; habiéndosele nombrado, al volver a su
patria, primero: Prior de San Onofre, y, luego, de su Convento. Dejó escritas, a su
muerte, ocurrida en 9 de Octubre de 1581, muchas obras de carácter especialmente
religioso, y canonizósele, en unión de San Francisco de Borja, por Clemente X, en 12 de
Abril de 1671.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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para la realización pronta de tamañas esperanzas, y lleno de ardientes
ilusiones, aguarda confiado, Verle todavía en los altares a pesar de su
edad octogenaria (1).
¿Es posible, después de semejante entusiasmo, de parecida explosión
de afectos, que, quien tanto fervor religioso sentía, quien tanta inquietud
y anhelo experimentaba por conocer lo sucedido, prestar, aún en vida,
adoración al difunto y conseguir cualquiera objeto suyo, de encontrarse
en condiciones de emprender el viaje a Valencia, no lo hubiera efectuado
a la primera noticia del triste acontecimiento? ¿Cabe en lo humano se
admita, que, quien de esta forma quería, de este modo deseaba la pronta
canonización del religioso, permaneciera recluido en su originaria patria,
y no se presentara, abandonándolo todo, en la antedicha ciudad, para postrarse de hinojos y colmar de besos el cadáver de su bienaventurado
amigo? No lo realizó, no lo intentó siquiera, continuando, por lo visto,
encerrado en su nueva casa del Arrabal de Valencia(2); luego fundada, y
mejor que fundada, cierta ha de estimarse la deducción consistente en
atribuir su, en apariencias extraña conducta, a contrariedades inevitables
de puro orden personal, a achaques propios de su ya avanzada edad. Y si
a Valencia, población hasta cierto punto próxima, le fue imposible
comparecer en aquellas circunstancias para él memorabilísimas, ¿cómo
pudo en los mismos o posteriores tiempos, trasladarse a Barcelona,
ciudad a mayor lejanía situada, para fines ya fuera de sazón, y que a la
postre habíanle ocasionado dispendios y sinsabores en abundancia?
(1) Fr. Justiniano le remitió, por un mensajero, con la contestación a su primera epístola,
un trozo de escapulario del Santo. En la misiva se excusaba de satisfacer, por entonces,
los deseos de D. Martín; prometiéndole, empero, la próxima publicación de un libro en
que se mostraría patente la Santidad de su difunto amigo. Escribió, en efecto,
cumpliendo su palabra empeñada, la «Verdadera Relación de la vida y muerte del P. Fr.
Luis Bertrán» (1582-1583); y algo más tarde (1584), «Testimonios de la Santidad y
bienaventuranza del Padre Fr. Luis Bertrán,.dados por el P. Fr. Nicolás Factor, de la
Orden de San Francisco».
La primera de ambas obras se publicó en Valencia, según Ximeno, obra citada, t. I, pág.
209; y en Zaragoza, conforme a lo que dice D. Bernardo Sánchez Abadía, en la pág. 9
de su «Compendio Histórico de la Vida y Hechos de San Luis Bertrán».—Valencia
1910. Tipografía Moderna; si bien, añade, que el libro se reimprimió, con adiciones en
Valencia, durante el año 1595.
(2) La adquirió entre el 1565 y 1569, y su situación se determinará en el trabajo que
sigue.
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El Sr. Rodríguez Condesa, sin embargo, muéstrase irresoluto ante la
opinión de Onofre Esquerdo; duda, vacila, espera nuevos datos para
decidirse; pero mientras, aventura una suya, no al efecto de concretar el
sitio de la defunción, sino con el propósito de excluir, de entre los
probables, aquél en que, de manera cierta, dejó de haber acontecido.
En su meritorio y valenciano estudio dedicado a D. Rafael Martín de
Viciana (1), al terminar las noticias biográficas de éste, y a continuación
de extractadas en forma concisa las dos cartas de 19 y 25 de Noviembre
de 1581, escribe: «Y res mes havém pogút trovar respecte a la Vida de
nóstre tuografiát. No degué ferse esperar molt la segua mórt, que sabém
segur no fon ocurrida en Burriana, perqué no se trova en la parroquial de
ésta son mor-tuóri...» (2).
De suerte que, conforme a la segunda y novísima opinión —
fundamentada en hecho, sin género de duda verdadero—la simple falta o
inexistencia del mencionado documento en el Archivo, habría de
considerarse en el caso de ahora; motivo racional bastante para que se
tuviera por inacontecida en aquella ciudad la muerte de nuestro insigne
compatriota.
Sin reparo, sin vacilación de ninguna clase cabría aceptarse, en
defecto de prueba directa o afirmativa, el criterio del distinguido escritor
regional, admitiendo y considerando como eficaz y decisivo el único dato
en que lo basa, si se hallara medio realizable de anticipar, al expresado
acto, justificación adecuada de que los aludidos documentos, o
volúmenes en que figuran, aparte de comprender las defunciones locales
ocurridas desde el 25 de Noviembre de 1581, fecha de la última carta de
D. Martín, hallábanse libres de cualquiera omisión, y se conservaban, en
su consecuencia, completos, señaladamente, en la parte relativa a actas o
ítemes de la indicada naturaleza.
Pero ¿abarcan, en realidad, libros y documentos tales, el conjunto de
los acontecidos en los tiempos posteriores al anotado día?
(1) Rafél Martí de Viciana.—Estudi bio-bibliográfich, per Joan Rodríguez Condesa.
(2) Página 19. «Y nada más hemos podido encontrar respecto a la vida de nuestro
biografiado. No debió hacerse esperar mucho su muerte, que sabemos seguro no hubo
ocurrido en Burriana, porque no se encuentra en la parroquial de ésta su mortuorio.
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¿Subsisten íntegros, o sin deterioros, en particular, los volúmenes, a la vez que
aparecen insertos en sus numerosas páginas cuantas partidas de mortuorio
debieron de encontrarse en ellas?
El sucinto estudio analítico de algunos de los de mayor antigüedad, bajo
los diferentes aspectos que en los actuales momentos nos interesan, Va a
facilitarnos de seguida, la oportuna respuesta a las dos interrogaciones.
Por de pronto, el primero y principal de los precitados Quinguee Libri
parroquiales, comprensivo del período que media, según poco ha se manifestó,
entre los años 1569 y 1598, ambos inclusos; es decir, del plazo de treinta de
aquéllos cabales, aunque, además de diversas listas de confesados y
comulgados, lleva inscritos en abundancia, bautizos y matrimonios, no hay
manera de encontrar en él actas o ítemes en regla, ni siquiera con muchos o
escasos detalles, referentes a fallecimientos (1).
Las solemnidades de esta índole, con numerosas omisiones, por cierto,
sólo hállanse extendidas en los volúmenes del eclesiástico Archivo, a partir del
inmediato posterior al último de los dos enunciados años, o sea, desde 1599;
y por lo tanto, para queViciana, nacido en 1502, tuviese en 1599 inscrita, con
certeza, su defunción (2), era indispensable—apreciándola excluida de
entrelas distintas olvidadas—que el doloroso suceso hubiera acaecido,
contando por lo menos el cronista, noventa y'seis o noventa y siete años de
vida.
(1) A pesar de lo advertido, escríbese a su final: «Libre deis que son bategats dels que
son sposats... que han pres benedictio dels que son confe-sats y... son morts en la iglesia
parrochial de... Burriana...». Lo cual supone, en cuanto afecta a la sección de
defunciones, que, o se equivocó el redactor de la nota, o se sustrajo del libro, el
cuaderno concerniente a esta parte del mismo.
En dicho Quinguee Libri, y de igual modo en el segundo, o que le sigue, se conservan
escasos números de su primitiva y desordenada foliación. Para facilitar la compulsa de
citas, conviene atender a la data del acto religioso, o a su número dé orden, si lo llevare,
con preferencia al folio, en nota o texto, apuntado, muchas veces deducido de la
numeración todavía existente comparada con la que debiera corresponder a tal folio.
(2) El Libro segundo de Sacramentos, donde en efecto, se incluyen mortuorios,
principia en 1599 y acaba en 1625. Sus inscripciones adolecen de exagerado laconismo;
y muy a menudo, entre dos inmediatas, se notan espacios vacíos que debieron haber sido
ocupados, por otras; cuyas minutas, acaso se extraviaron.
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Una existencia como la supuesta, una existencia cuya duración, entra
de lleno en el límite último de lo extraordinario, sin contar con lo
improbable (1), encontraríase en pugna con lo afirmado por el propio
Rodríguez Condesa; toda vez que este moderno escritor, en lo antes
aducido de su Memoria, pónenos de manifiesto su creencia de que luego
de redactar nuestro tercer don Martín sus dos consabidas cartas; esto es:
al comienzo de su edad octogenaria, «no degué ferse esperar molt la
segua mort»(2).
Por otro lado, los primeros y repetidos Libros de Sacramentos, con
seguridad, o con muy grandes probabilidades, procedían de cuadernos
aislados que desde épocas bastante lejanas se les fue poco a poco,
reuniendo, hasta darse al conjunto, en años sucesivos, la configuración de
tomos algún tanto voluminosos.
Cada uno de los diversos cuadernos de referencia, abrazaba de
ordinario actas sacramentales de idéntica naturaleza; y por más que
verídicos en el fondo, en su redacción hubieron de intervenir personas de
tan diverso aprecio a la exactitud, y de cultura tan diferente, que no
sorprende encontrar, al examinarlos en la actualidad, espacios en blanco,
anotaciones borradas, nombres equivo-cados y junto a un asiento de
forma irreprochable, otro de estilo incorrectísimo.
Mientras figuraron sueltas, mientras permanecieron separadas
algunas o alguna de las distintas partes constitutivas de parecidos tomos,
lejos de haberse procurado por no pocos de sus guardadores la
conservación exacta de cuantas habían de componerlos, debieron ser tal
su indiferencia y tal el número de las perdidas y deterioradas, mejor que
por causas naturales, por aquella inexplicable y sensible incuria, que
cierta mano piadosa hacia el fin de importante cuaderno de matrimonios,
y antes de principiar uno incompleto o mutilado de confirmaciones, unido
al libro de mayor antigüedad del Archivo (3), hubo de escribir, para
recuerdo, de semejantes hechos, las siguientes breves, pero significativas
palabras: «Esta carta y los quaders ques segueixen dels confermats
anauen bolanderes y perqué nos perdessen del tot se han cosit assí» (4).
(1) Transcurridos los noventa años del nacimiento de un ausente, se le considera
muerto, con arreglo al art. 191 del Código Civil.
(2) «No debió hacerse esperar mucho su muerte».
(3) Fol. 90 v.to.
(4) Complementa y agrava lo transcrito, el contenido de una nota inserta
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Cabría citarse, ahora, en justificación plena de los extravíos de actas,
omisión de asientos, por censurables olvidos, y de los demás defectos
observados, casos precisos y de verdadera trascendencia; pero la facilidad
de encontrarlos en abundante número, reconociendo, siquiera sea a la
ligera, la antigua documentación pa-
al final de la indicada Sección o grupo de Confirmaciones, que dice: «Los con-firmats
Per D. Gaspar Punter en la última visita estaué en vns quaderns bo-landers en el llibre:
furtárenlos». (Recuérdese, también, con referencia a dicho libro, lo expuesto en otra
nota sobre su Sección de defunciones).
Bien mirado, empero, sería erróneo atribuir únicamente a la naturaleza y descuido
humano, la pérdida y deterioro de cuadernos, y también de gran parte de los primitivos
libros 'parroquiales; causáronlos en mayores proporciones acaso los abusos con
frecuencia cometidos durante nuestras numerosas y despiadadas civiles luchas. Por ello
el Clero local, para justificar la desaparición de varios de los viejos títulos, fundamento
de sus derechos a determinados censos, advertía a fines del siglo XVIII (reclamando el
importe de crecidas pensiones de los mismos procedentes), que los agermanados se
cuidábanla la vez que de la guerra, de «quemar todos los archivos y papeles que
encontraran»; no siendo extraño, en su consecuencia, «que el clero por entonces no
pudiese exhibir otros títulos y cargamentos originales» complementarios de cuantos
hubieron de acompañar su instancia: «Copia del Memorial presentado al S.r Intendente
del Exército y Reyno de Valencia para que mandase a la Villa de Burriana pagar al R. do
Clero de ella las pensiones de los censos que le corresponde: presentado en Noviembre
de 1769».
Sin embargo de cuanto se copia, extracta y omite de la anterior extensa solicitud, si
el clero local, por tradición, o por particular, pero vago recuerdo del texto de antiguo
documento, creyó en la desaparición violenta de varios, justificativos de sus verdaderos
derechos, el suceso fue imposible acaeciese en tiempo de las Germanías, cual supone; y
tampoco durante las últimas sangrientas guerras de la Unión, peligrosas para la exvilla:
lo primero, porque los agermanados nunca jamás entraron en ella, ni acaso se lo
propusieran, defendida como se encontraba, por los Viciana, entusiastas y valerosos
sostenedores de la autoridad real; lo segundo, porque aun cuando los unionistas en
número de seis mil, capitaneados por Bernardo Canellas, se aproximaron a sus puertas,
y hasta consiguieron penetrar en sus arrabales, el Gobernador de la Plaza y Jefe del
Distrito, Guillem Bellera, supo y pudo impedir, por completo, el avance de los alzados
en armas, teniendo que retirarse éstos luego de la tala de su hermosa vega, incendio de
alquerías, o casas de labor, y saqueo de los arrabales de referencia.
Mas, si no se conserva documento ni dato concreto, antiguo, confirmatorio de lo
alegado por el Reverendo Clero, tenémosle de índole parecida, con relación a época
muy moderna (demostrativo de la verosimilitud, o certeza, de acontecimientos análogos,
en otras de mayor antigüedad), aludiendo a la destrucción del Archivo Municipal, y
edificio en donde se hallaba instalado; supuesto que en otra solicitud impresa, obrante
en nuestro poder, fechada en
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rroquial, la extensión reducida de este inquisitivo trabajo, limitan
nuestros intentos, a indicar tan sólo, que bautizos relativos a individuos
de la familia de los Viciana, cuyas inscripciones constaron, o debieron
constar por razón del tiempo, en los primitivos cuadernos, no se hallan
anotados en ninguna parte de los tomos, donde, en la actual época,
figuran incluidos los propios Viejísimos cuadernos (1).
Ora, pues, por esta postrera circunstancia, ora por la fecha en que
principiaron a apuntarse en los libros conservados las de-
12 de Abril de 1857, y dirigida a S. M. por el Ayuntamiento de Burriana, se hace
constar el incendio dé la Casa de la Ciudad y del admirable Archivo allí existente (tan
conocido y registrado por el historiador) en días de la primera y cruenta guerra civil
dinástica del siglo XIX.
(1)
(1) En la imposibilidad, sin embargo, de resistir la tentación, ponemos en
conocimiento del lector los siguientes ejemplos (sálennos al paso) de personas que
tuvieron siempre sus domicilios en la exvilla: Magdalena Viciana, de cuyo próximo
parentesco con el historiador nos ocupamos en nuestro tercer estudio, y nos
ocuparemos, todavía, en el terminal, con la extensión debida, contrajo su segundo
matrimonio con Sebastián Mitjavila o Migavila en 6 de Marzo de 1570 (Libro
Sacramental primero, fol. 70).
En las Memorias de 1580 y 1581, dos, de las cuatro mentadas en uno de nuestros
anteriores estudios, existe un asiento, en ambas, de contenido, en su fondo, igual a lo
que a continuación se copia:
† Sebastiá Migavila.
† Magdalena Muller.
† Arcisa filia donzella. Idem (fol. 125 v.t° y 130)
respective.
Nacida la Narcisa en el período comprendido entre el matrimonio y la primera de
las dos Memorias, hubo de aparecer inscrito su bautizo en el tomo de mayor antigüedad
del Archivo, que, como se expuso, comienza en Enero de 1569 y termina en Diciembre
de 1598; y a pesar de ello, resultaría labor inútil buscar en su Sección destinada a dicha
clase de actos religiosos, o en diferente paraje de él, la anotación íntegra o extractada de
la partida del bautismo de que se trata.
Martín Benedito de Viciana, asimismo, cercano pariente del historiador, y notario, con
seguridad, residente en Burriana desde primeros de 1546 a últimos de 1604, según a su
tiempo se probará, tuvo, entre sus diversos hijos, a Ana y Vicenta Benedito, calificadas
así en la relación de confirmados en 15 de Febrero de 1591, inserta en el antedicho tomo
inmediato que se anota, pero antes del fol. 89. Las actas de sus bautizos tampoco se
asientan en el repetido libro, aunque en él debieron figurar, por cuanto las nupcias de
que procedían ambas, celebráronse en 1 de Enero de 1578 (Idem, fol. 75), o sea, varios
años más tarde de iniciadas en el volumen, las inscripciones bautismales.
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funciones, carece de Valor real, para resolver el interesante asuntó de que
se trata, la omisión o desaparición de la partida de mortuorio de D. Rafael
Martín.
No obstante el manifiesto resultado negativo de las anteriores
examinadas opiniones, y de la falta de otras distintas que exponer y
discutir, debe estimarse, con certeza, puesto en claro, después del
hallazgo de dos pequeñísimos, pero interesantes libros parro-, quiales, el
extremo respectivo al verdadero sitio cuya determinación con tanta
insistencia buscamos.
Ya mucho antes de adquirirse noticias de los datos sobre el
particular, en ellos conservados, se indicaba al final de nuestro primer y
conciso trabajo(1), que el punto aludido debíase referir, lógicamente, a
Burriana, o mejor—concretando los términos—a la consabida Casa del
Arrabal de Valencia, habitación de nuestro conciudadano en tiempo de
las Memorias(2).
¿Cuáles fundamentos tuvimos para suponerlo? Ni se expusieron
entonces, ni había para qué realizarlo, dados nuestros propósitos en
aquellos momentos; pero no sólo existían, y en sustancia hallarse,
también; ahora pueden, entre lo consignado al principio analizando la
opinión de Esquerdo, si que su evidencia y enlace son de naturaleza tal,
que resulta fácil empeño se les resuma y reduzca al presente a estos
claros y sencillos términos.
El cronista, durante la Cuaresma de 1581, vivía en Burriana,
habitando su casa del Arrabal de Valencia.
Continuaba residiendo en la misma población, ya entrado en la edad
octogenaria; es decir, en 19 y 25 de Noviembre de igual año, sin que
conste o exista causa fundamentada para suponer cambiara de domicilio
en el intermedio de la Cuaresma a estas fechas.
Por más que su religiosidad fue extraordinaria y ferviente su
admiración a San Luis Bertrán, dejó de trasladarse a Valencia, al ocurrir,
en las proximidades de la segunda de las tres anteriores fechas, el
fallecimiento del Santo(3); sin embargo de sus ardientes deseos por
conocer los Verídicos pormenores del lamentable su-
(1)
Como se da a entender en diversos lugares de este Libro, no forma parte de él,
aunque sí, su segunda edición.
(2)
Véase dicho folleto, págs. 8, 9, 19 y 20, y su edición segunda, páginas 70, 71, 83 y 84
del actual volumen.
(3)
Murió a las 10 de la mañana del lunes 9 de Octubre de 1581.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
245
ceso, y conservar en clase de reliquia, cualquier objeto de su pertenencia.
Detalle —este postrero —tan contradictorio de su carácter, amistad y
devoción para con el difunto, parecería incomprensible si no lo explicara
de modo harto satisfactorio la circunstancia de que, mientras su
inteligencia se conservaba firme, su fatigado cuerpo desobedecía a la
voluntad, siquiera fuese para emprender viajes, de seguro en espíritu
queridos.
Luego, partiendo de estas naturales y evidentes suposiciones, y
teniendo en cuenta, a la vez, los motivos productores de tan serio y
lamentable estado, es lógico se concluya afirmando, que ni hubo de
existir antes, ni existe tampoco en los actuales tiempos, razón justificada
para considerar ausente al historiador, en días posteriores al 25 de
Noviembre de 1581, de su domicilio de Bu-rriana; ni fundamento
positivo por lo tanto, para referir su óbito a punto diverso de esta
histórica ciudad.
Confirman, en absoluto, los preinsertos hechos y deducciones,
nuevos datos o pormenores habidos, conforme se insinuaba, en dos
pequeños y casi descompuestos, aun cuando muy valiosos manuscritos,
citados en Varios estudios precedentes, con el título, respective, de
«Llibre=. 2 . = de calandaris» y «Llibre= . 3 . = de calandaris».
Como consecuencia deducible de lo que en uno y otro se lee, a lo
manifestado en anteriores páginas impugnando el argumento alusivo a la
falta de mortuorio, débese añadir ahora, que si bien .desapareció para
siempre el tomo o cuaderno especial, con destino, en el período que se
comprende entre 1568 y 1599, a inscripciones de idéntica naturaleza,
habíanse encontrado, en cambio, aquellos dos diminutos volúmenes,
escritos, es verdad, para fines distintos; pero en los que según se verá al
examinarlos con ocasión de la fecha relativa a la muerte de nuestro
historiador, aparte de contener detalles que de indirecto modo la
determinan e implican el lugar de su ocurrencia, en uno de ambos
libros—el primero— trátase directamente de aquel acontecimiento cual
si hubiera ocurrido en Burriana; esto es: en forma análoga a la
empleada para asientos de defunción en el segundo «Quinquoe Libri
parroquial de la villa.
Quienes redactaron los mencionados notables manuscritos, sacerdotes, a no dudarlo, hubieron de tener a la vista antecedentes y
documentos de absoluta veracidad; ya que su contenido se refiere
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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a materias de indubitable importancia para el clero, respectivas a censos
y pensiones, acreditados mediante escrituras, en cada caso mentadas, y
constituidos en garantía de la celebración de aniversarios.
Es cierto, que en el pasaje de los tan curiosos libros o cuadernos,
donde se anotan el mes y el año del óbito, y de análoga suerte, en los que
se consignan los datos indispensables para deducir el día probable, deja
de precisarse de expresa manera, cuanto en la presente ocasión nos
interesa, o sea, el nombre del pueblo o villa concreta en que debió de
acontecer su fallecimiento; mas esta omitida singularidad, de consignarse
en tales libros entonces, hubiese resultado, en extremo, redundante,
tratándose, conforme se trataba, de Volúmenes, cuyo fondo era siempre
alusivo a personas y solemnidades exclusivamente relacionadas con
Burriana.
De pretender convertir en eficaz argumento el advertido nimio
pormenor, habríanse de considerar, asimismo, muertos en sitio diverso de
l'a referida exvilla, a los numerosos individuos fallecidos que se nombran
en ambos cuadernos por idénticas razones, a ninguno de los cuales se les
señala, con preferencia particular, el pueblo o sitio de su muerte.
Todavía, con independencia de los enunciados libros manuscritos y
de su eficacia y fuerza probatoria, consérvase, original y extenso
documento, porción reducida de cuyo contenido, basta para resolver sin
esfuerzo, e) extremo de que con la necesaria o posible diligencia,
Venimos ocupándonos.
D. Mateo de Viciana, el hijo de mayor notoriedad y significación de
nuestro cronista(1), otorgó el primero de sus testamentos en 20 de Mayo
de 1618 ante el notario público local Fabián Lloréns de San Esteve (2).
Aunque revocadas o anuladas todas sus disposiciones por otro similar
posterior, queda sin embargo, subsistente de aquél, cierta trascendental
afirmación (la parte reducida de referencia) inserta en la cláusula que
destina al señalamiento de sepultura para su cadáver. Según dicha
cláusula testamentaria, primera del largo y severo documento, el testador,
a seguida de disponer su entierro «en lo Vas de la capella de la gloriosa
S.ta Anna en la sglesia major de la dita vila de borriana», y de
(1)
Como se justificará en el trabajo especial a él dedicado.
Existe, integro, cual se lleva repetido en su protocolo de los años 1617 y 1618, pág.
de la 215 a la 222, ambas inclusive.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
247
fijar la situacfón de la capilla, diciendo «que está al costat del altar major
de dita sglesia», añade, fundamentando o justificando su mandato, el
oportuno y decisivo detalle que sigue: «ha hon están sepultáis mos pares
y antecedents meus» (con perfecta distinción: éstos, de aquéllos) (1)
Sea, pues, por la anterior expresa y concreta afirmación; sea por la
consecuencia tácita que se desprende de los cuadernos, libros
examinados y restantes singularidades expuestas, ha de señalarse como
sitio seguro de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana, el postrer
domicilio de su pequeña patria natal.
II
Y vamos a la fecha del acontecimiento, segundo, y último extremo
de los dos, desde un principio a estudio sometidos.
En defecto de juicios u opiniones ajenas que en parte o por entero, lo
aclararan o resolviesen, creímos de oportunidad dar a conocer en
reducidas palabras, y hacia el término del consabido folleto,-el resultado
de una hipótesis nuestra; resultado según el que, este incógnito suceso,
hubo de acontecer con muchas proba-
(1)
Y en efecto; en las inmediaciones do la antigua y repetida Capilla o Altar
(insinuábase en el primero de estos estudios), existieron hasta la última renovación del
pavimento de la Iglesia, varias de las diferentes lápidas puestas en pretéritos años sobre
las sepulturas de las más respetables personalidades de la familia. Examinadas, por
nosotros, en la época en que nuestra afición a esta clase de estudios encontrábase
todavía dormida, guardamos cual lejano, pero seguro recuerdo de ellas, los nombres de
Martín Viciana y Mateo Viciana, entre lo esculpido en sendas piedras a los dos difuntos
dedicadas; y el de Martín Viciana, con el aditamento de Gobernador de la Plana, entre
lo labrado en otra tercera que al mismo se destinó. Para aclarar con mayor número de
detalles este importante asunto, consultárnosle con el años ha, Sacristán de la
Parroquial, y ahora Agente de Aduanas, D. Manuel Romero; quien, sin vacilación de
ninguna clase, evacuó nuestra consulta, manifestando que la lápida del historiador,
única de que conservaba perfecta memoria, hallóse sita hacia la parte izquierda del
Altar—hoy—, bajo el patrocinio de María Inmaculada, mirándolo de frente; es decir:
cerca del trozo de pared en que se apoya el pulpito de mayor antigüedad de los dos
levantados en el templo.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
248
bilidades, dentro de la primera mitad del período que se comprende entre
el 25 de Noviembre de 1581 y el 10 de Marzo de 1583 (1).
Fundamentada en deducciones de todo punto racionales, no fue
posible llegar a su alcance, sino luego de severo y minucioso examen de
los actos religiosos de carácter sacramental intervenidos por la familia de
los Viciana durante el período de los treinta años cabales que abraza el
primero de los Quinquoe Libri conservados.
En dicho incompleto y antiguo volumen eclesiástico—cuyos
deterioros y mutilaciones resultan de incuestionable trascendencia, y con
gran facilidad, perceptibles, así que se le abre—, obsérvase, no obstante
ello, desde el principio de los años a que se contraen los asientos, que en
bastante porción de éstos, relacionados, en particular, con bautizos y
matrimonios, figuran, en concepto de padrinos o testigos, individuos de
aquel apellido, y maridos o
(1)
Por la precipitación con que se redactó el aludido trabajo (se manifiesta el motivo
en otro precedente), en lugar de emplearse allí para darla a conocer, la forma arriba
indicada, exacta, y en un todo de acuerdo con las razones que la abonan, y a
continuación, en el texto, se apuntan, díjose algo menos preciso, y a primera vista
distinto, pero, en realidad, muy semejante en el fondo, a saber: que el suceso debió de
ocurrir al acabamiento del año 1581 o en los comienzos de 1582.
El ex-secretario del Juzgado Municipal de esta Ciudad D. Carlos Sarthou, se hizo
eco de ella, después de impreso y repartido nuestro folleto—aunque deja de advertirlo—
en entusiasta artículo dando cuenta del homenaje a don Martín, inserto en el número de
la <Ilustració Catalana» que corresponde al 16 de Julio de 1911. Por un error de caja,
sin embargo, se fija el 1551 o 1552 para la defunción, en Vez del 1581 o 1582.
También D. Vicente Castañeda Alcober, en su discurso sobre los Cronistas Valencianos
leído en la Real Academia de la Historia el 28 de Marzo de 1920 (día de su recepción en
ella), escribe, al hacer constar los años del nacimiento y muerte de D. Martín, estos
números: 1502-1582 (?), respective; el último de ambos, o sea el relativo a la muerte, en
forma, según se ve, dudosa e incierta. ¿De dónde ha tomado semejante postrer dato el
académico y distinguido escritor? Es en extremo sencillo y fácil colegirlo. Antes del 2
de Julio de 1911, como saben quienes son conocedores de la materia, y de la publicación y contenido de nuestro reducido primer trabajo acerca de la Casa Solar de los
Viciana, ignorábase, en absoluto, cuál fuese el año seguro, o probable, de la ocurrencia
del suceso; pues si bien dicho estudio—en donde ya figuraba la hipótesis que se
relaciona con este detalle, y vamos a examinar en.el texto—aparece terminado en 21 de
Junio del anterior último año, no se hizo público hasta el 2 de Julio del repetido 1911,
día de la llegada de los ratpenatistas a Burriana con motivo del homenaje al cronista. El
Sr. Castañeda, por lo tanto,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
249
mujeres de quienes lo llevaron. Al llegar, empero, a los postreros meses
de 1581 y cuando precisamente por encontrarse entonces, el tomo, en
relativo mejor estado, debían aparecer en mayor abundancia
inscripciones con análoga particularidad; sin ningún dato o detalle
aclaratorio, sin ninguna causa apreciable, de brusca e inopinada manera
se interrumpe el hecho notado, y cesan, en absoluto, de intervenir los
Viciana en los distintos y ya numerosos actos religiosos, de que, en
reducida extensión, se ocupa.
Apadrinan por última Vez, personas de la expresada ilustre familia,
en cierto bautizo celebrado en 2 de Septiembre de 1581 (1); y desde la
misma precisa y digna de recordarse data, no Vuelve a escribirse su
apellido bajo concepto alguno, en lo que resta en el libro del propio ano,
ni durante el 1582, ni tampoco en los dos primeros meses y comienzos
del tercero de 1583.
A partir, sin embargo, del día 10 de Marzo del referido último
únicamente pudo encontrar el dato de referencia en el Archivo Parroquial bu-rrianense,
aprovechado por nosotros para el objeto; en otra parte diversa, más ajena al estudio o
trabajo de referencia, o, en tal estudio. No lo encontró en el Archivo, porque, de
habérselo propuesto e intentado, todavía descontando las serias dificultades de la
empresa, si disponía de escaso tiempo, hubiéramos tenido, con certeza, noticia de ello
por conducto de quien había de enterarse. Tampoco debió hallarlo en punto distinto del
que precede en cita, por cuanto el supuesto contrario iba a implicar la mayor de las
casualidades; esto es, la de que utilizando el nuevo paraje de busca hubiera llegado,
también, a la misma, y en esencia, exacta conclusión nuestra, por entonces; o sea, a la
imposibilidad de obtener el número indubitable, representativo del año, aunque sí el
señalamiento de uno concreto, pero inseguro o dudoso, precisamente, el 1582; es decir:
el que con el 1581 limita el intervalo dentro del cual, conforme a la mentada hipótesis
de nuestro lacónico folleto—hasta ahora aún sin justificar, o dudosa—hubo de ocurrir la
muerte de Viciana; todo ello sin tener en cuenta que, perteneciendo D. Vicente
Castañeda al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios; colaborando en su órgano en la
prensa; y siendo, además, valenciano de origen, era natural, de corresponderle el
hallazgo, se apresurase a poner en conocimiento del público, desde la aludida Revista,
el sitio de la interesante adquisición, con cuantos pormenores afectasen al caso. Luego
no habiendo ocurrido nada de lo indicado, ni procurádose el dato en el Archivo
Parroquial de Burriana, procede se deduzca que el autor del discurso académico susodicho se valió para señalar el año probable del fallecimiento de D. Martín —aunque sin
advertirlo ni justificar la preferencia del segundo de los dos dudosos o hipotéticos
números referidos (1581-1582) sobre el primero—, de lo de expreso modo consignado
en nuestro más antiguo y conciso estudio.
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 40 v.to.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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año, en que asistió con el carácter de madrina del bautizado la segunda
consorte de D. Mateo de Viciana (1), iniciase de nuevo la intervención de
la familia en solemnidades de parecida índole, para continuar
aumentando de modo lento, pero progresivo, en varios de los primeros e
inmediatos que siguen, hasta adquirir en definitiva, proporciones en sumo
grado extraordinarias.
Nótase, pues, sin motivo o causa ostensible justificativa, un Vacío,
una solución de continuidad en la conducta religiosa observada, de
ordinario, por los Viciana, que principia luego del 2 de Septiembre de
1581 y termina en el día antes del 10 de Marzo de 1583. ¿Cómo
explicarlo? Atribuyéndolo a puro acaso, debiera parecer ilógico, y hasta
arbitrario, admitido lo ordenado de su intervención en años anteriores y
posteriores: fundamentándolo en acontecimientos relacionados con otra
persona diversa de la familia de nuestro historiador, resultaba de igual
suerte, explicación inadmisible, si se tenía en cuenta la imposibilidad de
señalar en tamaña época, individuo de la misma con méritos propios
bastantes para producir, entre los que la formaban, tan callada como
significativa manifestación. Sólo un triste y doloroso suceso, al repetido
cronista aplicable, podría darnos la clave de esta extraña aunque
sospechosa circunstancia: su muerte. Viciana frisaba, por aquel entonces,
en los ochenta o más de los ochenta años; hacía algunos que permanecía
descansando en su renovada casa del Arrabal de Valencia, y aun cuando
de voluntad firme, y al parecer, de recia constitución física, había
trabajado y sufrido mucho en los días de su larga y accidentada
existencia. Por su edad, representación social y ascendiente legítimo
sobre sus numerosos hijos, nietos y demás familia, hallábase, sin duda,
constituido en jefe y centro de toda ella, y sobre toda ella, por lo tanto
debían, y hubieron de repercutir, con firmeza, los efectos del sensible e
irreparable acaecimiento.
Si, pues, las diferentes y justificadas consideraciones que acabamos
de consignar, abonaban hasta cierto punto, la base fundamental de
nuestra susodicha hipótesis, para inquirir con el debido tino la fecha
probable de la consabida defunción, hacíase, desde luego, necesario, que
sin perjuicio de respetar la segunda de las dos, con anterioridad
enunciadas; es decir: la de 10 de
(1)
Idem, fol. 49
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
251
Marzo de 1583, se efectuase el traslado de la primera, o sea, la de 2 de
Septiembre de 1581, al 25 de Noviembre de idéntico año; por cuanto,
mediante la última de las cartas al Padre Fr. Vicente Justiniano Antist,
sabíase con evidencia, que en la postrer data, todavía continuaba dando
pruebas, el historiador, de sus inmensos entusiasmos religiosos.
Ya determinado, con tan imprescindible corrección, el intermedio de
los dos días en que hubo de ocurrir el triste y lamentable acontecimiento,
era regular se asignase para el luto riguroso del difunto—prescindiendo
de los usos y costumbres de la época, en lo tocante a su duración—, la
mayor parte del tiempo comprendido entre ambas (1), y deducir, a
seguida, como lógica o racional consecuencia, que su óbito ocurriría por
necesidad, con mayor aproximación al 25 de Noviembre de 1581, que al
10 de Marzo de 1583.
Y esto que en el fondo, se quiso hacer constar en nuestro primer
repetido folleto, así que por accidente se trató del actual delicadísimo
tema, hemos de ver, desde luego, si obtiene confirmación adecuada,
utilizando los importantes datos documentales, hasta ahora desconocidos.
La primera Vez que en los libros de la Iglesia Parroquial se apunta
algo relacionado con la muerte de D. Rafael Martín, en términos
categóricos y concretos, pero sin determinar el día de su ocurrencia, es en
uno—por cierto, en muy mal estado de conservación—a que nos
referíamos en páginas anteriores. Titúlase el libro, por su pequenez,
cuaderno, «Llibre=. 2.== de calandaris»; se ocupa en particular, de
aniversarios y pensiones de censos a aquéllos correspondientes; y si bien
incompleto y algo borroso en varias de sus partes constitutivas, abarca
entre las de muy fácil, o posible lectura, un ítem(2); cuya íntegra copia,
dice, al pie de la letra copiando:
Joan Campa.=Joan Campa per lo Aniuersari (3)de mo (mossen)
(1)
Abarca el período completo, 1 año, 3 meses y 14 días.
Pag. 35.
(3)
Sustituye a la sílaba uer, en el ítem del libro, y casi siempre, cuando en lo sucesivo se
apunta la palabra aniuersari, una b, a la que atraviesa oblicuamente determinada clase
de s (parecida a f ) por el punto del trazo vertical en que se ensancha o agranda aquella
letra. En ocasiones, no obstante, se escribe ari por aniuersari.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
252
rafel martí de Viciana ab acte rebut p (per)
mo. Joan Albiol not. <notari) a vj de juny
1583..... XV sous.
En otro libro o cuaderno reducido, cual resulta el precedente, con el
título, conforme también se indicó, de «Llibre=3. = de calandaris»,
próximo a desaparecer por consunción, y comprensivo, en sus poco
numerosas páginas, de materias respectivas a censos, pensiones y actos
religiosos de la clase que nos ocupa, figura el anterior transcrito ítem,
pero ampliado su contexto en forma igual a la que sigue (1):
Juan Campa y Catalina
Juliana coniuges y
Bernardino Susíes
Ab acte rebut p dit Albiol not. a 6 .
de Juñy 1583. Juan Campa y
Catalina Juliana, conjugues y
Bernardino Susíes llauradors de
Burriana se carregaren del clero 10
LI (Lliures) pen.° (pensió) 10 sous
(sous en signo) pagadora a 6. de
Juny sobre cases y corral censit al
clero posades en lo raual. Y sobre
12 caf. (cafisades)de térra campa
en la partida de la granja pcehiren
(precehiren) del aTi del difunt
Rafel Martí de Viciana not. hay
llicen.a (llicencia) del Sr. directe.
Y en el repetido libro tercero, por fin, que en último término se cita,
al hablarse de las pensiones a favor del clero, exigibles en el mes de
Mayo de diferentes años, se vuelve a reproducir lo consignado en el
primer ítem, según y como, copiándolo del original, a continuación se
expone:
Juan Campa y Bernardi Susies per lo Ari de Rafel Marti
de Viciana deu sous acte p Narcis J.0 (Joan) Albiol not, a
6 de Juñy de 1583 (2).
A las tres diversas transcripciones indicadas, se acomodan, pues, los
extractos reducidos de uno de los dos preciosos docu-
(1)
Página 19.
Pag. 67. Advertimos a nuestros lectores, que la data apuntada corresponde a la del
documento del notario Albiol; pero en manera alguna a la del día, mes y año de la
muerte de D. Martin, ni de su aniversario.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
253
mentos, en donde primero, aunque de indirecto modo, se trata del óbito
de nuestro cronista; extractos, los tres, que por su indiscutible
trascendencia, y por la próxima inutilización de los libros en que se
asientan, se ha creído de oportunidad copiar en este pasaje del estudio.
De cuanto, en substancia, contienen, analizándolos, sácase, cual
único resultado de interés para nuestros intentos, que Viciana en el día de
la fundación del acto religioso; es decir: en 6 de Junio de 1583, era ya
difunto.
¿Hacía mucho tiempo? ¿Hacía poco? No es posible averiguarlo
mediante los textos o inserciones aportados; pero si de éstos en manera
alguna se desprende, precísase con perfecta exactitud, en cambio(1), en
clara y notable anotación de la mentada clase, parte muy breve de
extenso y curioso documento incluido en el primero de los dos
enunciados cuadernos o libros, con el título de «Memoria dels
Aniuersaris de la parroquial de burriana contant per mesos feta en lo mes
de Janer Del any. 1.5.8.3.» (2)
Escrita esta, para nuestro objeto, valiosísima Memoria, con
manifiesta, pero discreta concisión, conservada en suficiente buen estado
y casi, en su totalidad, fiel copia de otra que le hubo de preceder(3), y
existe también en el mencionado cuaderno(4), abraza, entre las
inscripciones de los aniversarios de la segunda mujer de Pedro Bellmunt
y de Bartolomé Roca, la última anotación consabida, cuyos primeros
términos—sustituyendo de modo apropiado, un signo y dos
abreviaturas—dicen así:
«XV sous (sous, en signo) Aniuersari (la sílaba uer, abreviada)
ppetual (perpetual) p aia (per ánima) de mo. Rafel Marti de Viciana...»
(5)
(1) Por lo que afecta al mes y año.
(2) Llibre=. 2. = de calandaris, págs. 89 a 134, las dos inclusas.
(3) Por las inserciones de varios actos religiosos, colígese que se escribiría en 1582.
(4) A la página que se dirá.
(5) Libro citado, pág. 107.
Como el aniversario se fundó en 6 de Junio de 1583 y la Memoria fue redactada en el
mes de Enero de este año, resulta, a primera vista incomprensible, que conste inscrita en
la misma, la solemnidad religiosa referida. El hecho, sin embargo, se explica, con
sencillez, atendiendo a que, si bien la Memoria se escribió en la apuntada data, hubo de
completársela, más tarde, con las pocas nuevas fundaciones de 1583 y las instituidas en
algunos de los años posteriores.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
254
Aun cuando por la simple lectura de los lacónicos y a primera vista
Vagos detalles transcritos, parece incontrovertible que nada de provecho
se añade a lo con antelación a ellos manifestado, un examen atento y
juicioso de su contenido, encuéntrala pesar de todo, pormenores en sumo
grado interesantes para el seguro logro del fin que se persigue.
Si de las tres formas del ítem, verbigracia, aludiendo en concreto, al
aniversario del cronista D. Martín, se infiere, con evidencia completa,
que su muerte no acaeció luego del 6 de Junio de 1583, de la parte del
próximo o inmediato copiado se desprende, que semejante doloroso
acontecimiento, tampoco fue posible ocurriera en el corto período
existente entre el postrer día de Enero y el 6 de Junio del propio año
anterior; desde' el momento que la Memoria, comprensiva (descontando
otros particulares), de lo escrito en el pequeño trozo de referencia,
redactóse, de acuerdo con lo expuesto en su reproducido comienzo,
durante el primer mes de 1583.
Ahora bien; por una parte las cartas de Viciana al Padre Fr. Vicente
Justiniano Antist, suponen, sin ningún género de duda, a aquél, viviendo
en 25 de Noviembre de 1581; mientras que por otra, la Memoria justifica,
asimismo, con certeza absoluta, haber ya fallecido al terminar el 31 de
Enero de 1583: luego teniendo en cuenta ésta y la próxima fecha a ella
antecedente, y recordando, a la par lo consignado poco ha, acerca de la
ninguna asistencia de la familia del difunto a religiosos y sacramentales
actos, se llega a la indubitable conclusión de que su fallecimiento hubo
de acaecer en el intermedio de ambas, y dentro del plazo en que, según se
advierte al tratar de nuestra hipótesis, cesó en efecto, de intervenir
aquella familia en bautizos y matrimonios (1).
Pero no es esto en realidad, lo único; más, muchísimo más,
precisando la inquirida fecha, se deriva del interrumpido asiento en
cuestión.
Escrita la Memoria contant per mesas, o sea, redactada, incluyendo
cada aniversario en su respectivo mes; figurando el del historiador entre
los diversos anotados en Mayo; y no encontrándose otro del propio
nombre, en el intervalo del 25 de Noviembre de 1581 al 10 de Marzo de
1583, que el tocante al año 1582, con seguridad, cabía afirmarse haber
ocurrido en Mayo de este año
(1)
Del 2 de Septiembre de 1581 al 10 de Marzo de 1583.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
255
tercero, el acontecimiento origen de nuestras actuales disquisiciones. De
parecido modo lo comprueba, en efecto, explícita y definitivamente, la
segunda parte del poco ha truncado asiento, al añadir, a continuación del
nombre de D. Martín, en frase concisa y del todo semejante a muchas de
las primeras inscripciones de defunción: «morí en maig 1582»(1).
Tales son las trascendentalísimas y hasta el momento ignoradas
particularidades, en lo que afecta al importante y último extremo; y tal la
justificación de cuanto en anteriores páginas se indicaba, al ocuparnos de
los fundamentos y aclaraciones de nuestra hipótesis; es a saber: que la
muerte del cronista ocurrió dentro del referido plazo; y además, en
tiempo menos apartado del 25 de Noviembre de 1581 que del 10 de
Marzo de 1583(2).
Claro está, que si en la Memoria se fijaran día por día los de cada
uno de los meses del año, o de dejarse de anotar en la enunciada manera,
resultase igual el número de los aniversarios sucesivos y el de los días del
mes en que se van inscribiendo, tendríamos con exactitud matemática
averiguado, de expresa forma, en el primer caso, y tácita, en el segundo,
el interesante detalle que nos faltaba. Mas, por desgracia, ocurre lo
contrario; y ni por el orden o correspondencia que se observa en la
Memoria, ni por especiales ítemes o singularidades notadas en la
documentación parroquial, es fácil colegir con plena y satisfactoria
confianza, el día, hasta ahora, en absoluto, desconocido (3).
Obsérvese, sin embargo de tan firme y categórica negativa,
(1)
Luego de leídas las últimas palabras, acaso se consideren superfluas las escritas
acerca del examinado tema; pero atendiendo a que, lejos de apuntarse aquéllas en la
partida de mortuorio de Viciana, se insertan en el asiento de su aniversario, hemos
creído del caso, por grande que sea nuestro respeto al trabajo en donde se comprende el
expresado ítem, comprobarlas por medio de otro procedimiento; teniendo, conforme
teníamos, en nuestro poder, elementos suficientes para conseguirlo.
(2)
Terminaba la primera mitad del plazo, en 18 de Julio de 1582.
(3)
Creímos, no obstante, encontrarlo, al fin, en un cuaderno, con el título de «Libre de
les Administracions de Don Matev de Viciana y de Llvís Vicent cirugíá», o en la copia
de la escritura de 6 de Junio de 1585, instituyendo el aniversario del cronista; hallada ya
después de terminado el trabajo, en el «Llibre primer de instruments de el R.' Clero de
Burriana».
En el cuaderno se fijan, durante los años 1660, 1661, 1662 y 1663, los días de cada mes
en que habían de cumplirse ciertas celebraciones en sufragio de las almas de D. Mateo y
de sus próximos allegados. Pero luego de examinada
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
256
que acaso resulte factible determinarlo, sí no con aquella completa
evidencia, con grandísimas probabilidades a la misma aproximadas;
comparando lo inserto en la repetida Memoria de 1583, con lo que, en
breves términos, a continuación, se asienta con respecto a dos nuevos
documentos de similares nombres y contenido: uno completo y anterior a
ella, y otro posterior, en parte únicamente conservado.
La primera de estas dos curiosas relaciones o Memorias.(1), base
fundamental de la segunda y de la, con anticipación, analizada, lleva en
sus comienzos escrito: «Los aneuersaris ques celebre cascun any en la
present Sglecia p messades son los segents...»; abarca los actos religiosos
de la consabida naturaleza, fundados antes del año 1582, y varios de los
que se instituyeron, en particular, durante este año (en él, conforme
advertíamos, se compuso); no contiene todavía, el referente a D. Martín
de Viciaría, y entre los distintos inscritos en Mayo, figura al final, el de la
segunda consorte de Pedro Bellmunt. Tenemos por cosa segurísima
haberse llevado a cabo el trabajo con celo y ninguna precipitación, si se
considera que—aparte de constar inserto íntegro, en la Memoria posterior
de 1583—; es decir: en la ya conocida, para su redacción, como dijimos
del libro en donde se la menciona y reseña (Llibre=.2. =de calandaris)(2),
debieron tenerse a a
con detenimiento, la porción concerniente al mes de Mayo, llegamos a reconocer la
imposibilidad de alcanzar el objeto de nuestras pesquisas; atento a que, en las diversas
inscripciones extendidas con motivo de los precitados actos religiosos, sólo se
empleaban frases iguales o con ligerísimas variantes, a las dos que siguen (concretas en
lo que atañen al hijo de D. Martín; y vagas, por lo relativo a su parentela) «ari general
per D. Mateu de Viciana y los seus», y, «misa de plagis ab miserere per D. Mateu de
Viciana y los seus».
En la copia de la escritura o escrituras (son cuatro las relacionadas con el
aniversario del historiador, todas recibidas por Narciso J. Albiol en 6 de Junio de 1583)
se trata del compromiso contraído por los otorgantes, dueños de las fincas que
garantizan su celebración, y de varias circunstancias pertinentes al caso; mas al
mencionar el acto religioso de donde arranca el contrato, se escribe, sí, el nombre del
difunto D. Martín; pero, con una etcétera, se suspende la narración, omitiéndose el día
en que ocurrió su muerte, o había de celebrarse tal acto, sin duda, anotado, en la
escritura original. «Llibre primer de instruments de el R. 1 Clero de Burriana, fól. del
CCLXXX al CCLXXXV».
(1)
Llibre = . 2 . = de calandaris, págs. 65 a 88, ambas incluidas.
(2)
Y de la propia suerte para la redacción del Llibre = . 3 . = de calandaris.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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vista los antecedentes y documentos escriturarios probatorios; y por más
que en dicho trabajo no aparecen, con o sin ordenación, escritos,
tampoco, los días de los respectivos meses, ni se observa la oportuna
correspondencia entre el número de los comprendidos en cada uno de
éstos y el de los abundantes aniversarios fundados o celebrables, es
natural se admita, por lo menos, que el orden de colocación de los
anteriores actos religiosos sería el verdadero, en el sentido de anteceder
en tiempo los, en primer término, inclusos, a todos los demás que a
continuación les siguen (1).
Con respecto al segundo de los dos últimos documentos o Memorias
(2)—en lo esencial copia de las de 1582 y 1583—exclusivamente ha de
hacerse constar, desde ahora: que en su principio se escribe, por vía de
título, «Reductio de aniuersaris antichs p la Visita feta p m (mosén)
punter a XV de maig de 1588»; que contiene las fundaciones de los seis
primeros meses del año; y que en ella, se suprimen muchas de las
antiguas, se anotan algunas nuevas, y se consigna la de nuestro
conciudadano, después de la relativa a la segunda mujer de Pedro
Bellmunt y antes de la de Juana Arenelles, con la que en definitiva cierra
o termina Mayo.
Resulta, por lo tanto, de lo manifestado con referencia a los tres
documentos, relaciones o Memorias; que: en la de 1582, donde es
imposible encontrar en sus páginas el nombre de don Martín de Víciana,
acaban los aniversarios del repetido mes, con el de la segunda mujer de
Pedro Bellmunt; en la de 1583, sigue al de ésta, el de aquél, terminando
Mayo con el de Bartolomé Roca; y en la de 1585, luego, asimismo, del
aniversario de la propia señora—apuntado, como en las anteriores
Memorias, en el mes de Mayo—, se inscribe el del cronista, al cual
inmediatamente sucede el de Juana Arenelles.
Parece, en su vista, que la colocación seguida de los nombres de la
segunda mujer de Pedro Bellmunt y D. Martín de Viciana en los dos más
modernos documentos o Memorias, a pesar de las inclusiones,
exclusiones y mudanzas observadas en la última, o de 1585, debe
atribuirse, mejor que a mero capricho o Vaga proxi-
(1)
Mientras no se colija lo contrario de la data asignada a los añadidos, con
posterioridad, a la redacción de las Memorias. Esta no se conserva en muy buen estado;
pero, sí, en lo necesario para que, sin esfuerzo, se consiga leerse las inserciones de
Mayo, únicas que nos interesan.
(2)
Llibre = . 2 . — de calandaris, págs. 51 a 56, las dos inclusive.
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258
midad, a verdadera sucesión inmediata en cuanto a los días de los dos
fallecimientos (1).
Si tal fuera y hubiese medio de prefijar el exacto en. que aconteció el
de aquella señora, o a lo menos, el indudable relacionado con la
celebración de su aniversario, habríamos—después de Vencida alguna de
las dos anteriores dificultades—, conseguido obtener de tácita manera el
de la ocurrencia del óbito de nuestro D. Rafael Martín.
Que los precedentes estimables pormenores existen y constan juntos,
por cierto, en documento de innegable autenticidad, acredítalo el ítem de
la primera en tiempo, de las tres Memorias; en cuyo ítem se relaciona al
acabamiento del mes de Mayo, según manifestábase, la fundación que
corresponde a la segunda consorte de Pedro Bellmunt.
Este oportuno e interesante asiento, hasta el momento perfectamente
conservado, puesto por-escrito en clara letra, y de fácil lectura, en su
consecuencia, dice, sin omisiones:
«A XX de maig Aniuersari ppetual (perpetual) p aia
(anima) de la segona muller de pere bellmut morí a XX
1582» (2).
De modo que el pulcro y escrupuloso redactor del reducido asiento o
ítem postrero, a más de escribir en él, por separado, el día y mes de la
celebración del acto religioso, para evitar cualquiera especie de duda en
lo tocante a su correspondencia con los del fallecimiento de la expresada
señora, agrega también la fecha del mismo suceso, suplido el mes, con
anticipación enunciado, y que de no enunciarlo hubiera debido acertarse,
supuesto el nombre del en que figura la anotación.
Si, pues, en 20 de Mayo de 1582 acaeció la muerte de la segunda
mujer de Pedro Bellmunt, y en idéntica data, por lo que respecta al día y
mes, hállase señalada, conforme era natural, la celebración de sus
sucesivos aniversarios; si la inmediata proximi-
(1)
No puede suponerse la muerte de ambos en igual día, porque, de haber ocurrido esto, las dos inserciones de sus aniversarios
figurarían, como en todos los casos se observa, unidas, y algo separadas de las restantes. Al principio y margen izquierdo de la
Memoria de 1583, en efecto, se escribe: «nota q (que) los aniuersaris (la sílaba uer abreviada) questan Junts se celebren en vn
día >.
(2)
Llibre = . 2 . = de calandaris, pág. 74.
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dad del ítem en que se consignan los dos anteriores extremos al del
cronista, implica, con certeza, la pequeña diferencia de un exclusivo día,
apareciendo inscrito el acto religioso de aquélla antes que el de éste,
habría de admitirse, por necesidad, en concepto de fecha completa y
definitiva de la defunción tan buscada, el 21 de Mayo de 1582(1).
En suma, y para complemento y fin de este trabajo.
D. Rafael Martín de Viciana, cuya permanencia en su exvilla
(1) Coincide con semejante resultado, y corrobora, en su vista, la sucesiva e inmediata
celebración de los dos aniversarios de la segunda mujer de Pedro Bellmunt y de
Viciana, cuanto parece desprenderse de los que, anotándose en las dos primeras
Memorias a continuación de los últimos que debieron cerrar varios de sus meses, se han
de suponer añadidos a ellas en tiempos futuros a su real y definitivo término.
En la de 1582 cuéntanse de dichos aniversarios (sumando los aplicados a difuntos,
no en grupo, si que individualmente), doce: todos, con el día de su celebración o
fallecimiento del favorecido con el sufragio.
En la de 1583, a seguido de copiada la de 1582, se adicionan, trece: ocho con la
indicación de uno o de los dos expresados días; y cinco—incluyendo el del cronista—,
sin mencionar ninguna de ambas particularidades.
Ahora bien: ¿qué racionales y desconocidas causas pudieron originar tales
omisiones, en materias para las cuales se requería el conocimiento preciso de la primera
o segunda? En nuestro sentir, la falta de cuidado, o la certeza de haber correspondido
aquellos días al siguiente del que se señala en las Memorias para el óbito o la
celebración del aniversario anterior inmediato. Pero el descuido, en lo relativo a la
muerte o al acto religioso de D. Martín, es en absoluto inaceptable, cual apropiada
explicación del hecho; pues apuntándose en veinte casos de los veinte y cinco agregados
(afectan, por supuesto, a individuos de diversas clases sociales), una de las dos
circunstancias siquiera, resultaría, no extraño, sino absurdo, que los redactores de la
segunda Memoria hubiesen desatendido hacer cosa igual, en éste, o no advirtieran y
enmendaran la distracción—admitida su existencia—, tratándose de la personalidad
mejor relacionada con el Clero y de más gran prestigio e importancia local, así como de
un acontecimiento que, por lo emocionante y próximo a la época de la redacción de la
Memoria, continuaría, sin duda, preocupando aún a las gentes.
Luego procede admitir, en conclusión, y de acuerdo con la segunda parte de nuestro
hipotético afirmado, que siguiendo inmediato, en la penúltima y la última, de las tres
relaciones, o sea, en las de 1583 y 1585, el aniversario del historiador al de la segunda
mujer de Pedro Bellmunt; y, constando haber acaecido el fallecimiento de la propia
señora en 20 del mes de Mayo, al 21 del propio mes, y en manera alguna a día distinto,
habrá de referirse (mientras no se pruebe lo contrario) el de la muerte, cuya
determinación nos interesaba precisar.
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natal fue continua, o exclusivamente interrumpida por sus frecuentes
viajes, en particular dedicados a la busca de noticias para la acertada
composición de su Crónica, trasladóse en el intermedio de 1565 a 1569,
de la casa en que a la sazón vivía, a su hermoso y bien situado edificio
del Barrio o Arrabal de Valencia.
Allí, entre huertos que en gran, o su mayor parte, lo circundaban, y
con extenso y expléndido horizonte a la vista, todavía,dando muestras de
su extraordinaria afición al trabajo, insistió,con resuelto ánimo, en el
ejercicio de su querida y nunca olvidadaprofesión. Pero transcurridos
unos cuantos años—ocho por lomenos—de su estancia en la amplia y
agradable morada, achacosoe imposibilitado ya de seguro para continuar
en su tenaz empeño,hubo de abandonarlo; entregándose desde entonces,
casi en absoluto, al grato disfrute de los apacibles y dichosos goces
defamilia (1).
Sin otros afanes, sin otras preocupaciones, fuera éstas que las
religiosas o de ultratumba (2), aun su voluntad enérgica y resisten-
(1)
La última escritura suya conservada en el Archivo, lleva, según sabemos, la fecha de
13 de Septiembre de 1577; y la otorgó—rara coincidencia—una de sus hijas, y un hijo
de ella.
(2)
Infiérese de su piadoso carácter, sostenido y confirmado hasta las postrimerías de
su existencia por sus dos apasionadas cartas al Padre Fr. Vicente .Justiniano Antist
Lo acredita, de parecida forma, una dedicatoria—postrer recuerdo suyo escrito de
su puño y letra—inserta en curiosa obra latina de 388 páginas, admirablemente editada,
con encuademación o cubiertas de pergamino, caracteres góticos y tamaño entre cuarto
mayor y holandesa. Publicóse en la ciudad de Lión (Francia); se terminó de imprimir en
17 de Mayo de 1498, y fue encontrada en la Biblioteca Provincial de Castellón de la
Plana por D. Francisco Almarche Vázquez, mientras hubo de desempeñar el cargo de
Jefe de dicho Centro. Léese en ella, a lo largo de su dorso, «Auctores Opusculorum»; y
en la primera hoja impresa, ampliando el título, «Auctores octo opusculorum» (la sílaba
rum en forma semejante a un 2 con especial trazo oblicuo hacia el ángulo inferior) cu
(cum) comentarijs diligentissimas enmendati: vidilicet. Cathonis Theodoli. Faceti.
Cartule: ais (alius) de cótéptu (contemptu) müdi (mundi) parabolarum (la letra final
simula un 3) alami. Fabularum esopi et (signo parecido a un 7 con su extremidad
inferior algo encorvada en dirección a la derecha) Fioreti.
Debajo de lo expuesto consta la manuscrita dedicatoria, que copiada, con dos
aclaraciones entre paréntesis, dice.
«A xV (15) de nohembre any mdlxxx D. Rafel Marti de Viciana dona lo pnt (present)
libre a la librería de la verge maria del roser de vilareal.»
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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te naturaleza, prestáronle los necesarios alientos para aguardar,con
firmeza, sobre un lustro, los embates de la muerte. Mas ven-cido por los
años y por larga sin duda dolencia física (1), a losochenta de su edad,
acabó, al fin su vida en Mayo de 1582, y conmuchísimas probabilidades,
durante el día 21.
En ninguno de los libros, documentos o papeles sueltos reco-nocidos
y coleccionados en el Archivo de la Parroquia, se guardarecuerdo escrito
de la impresión ocasionada por el fallecimientodel laborioso y preclaro
historiador en quienes fueron sus cons-tantes e inolvidables
conciudadanos; pero el cariño que profeso asu natal e histórica exvilla, el
prestigio de su nombre y la estima-ción de que, con seguridad fué objeto,
dejan suponer lo sincero eintenso del sentimiento producido y lo
grandioso de la manifesta-ción que motivara el traslado de su cadáver a
la Iglesia Parroquialpara recibir cristiana sepultura en aquel Altar de la
misma, donde,según su hijo D. Mateo, reposan, además de sus padres,
sus otrosilustres antepasados.
(1)
Parece abonar la duración de su enfermedad, el período de tiempo com-prendido
entre el día que, con su familia, cesó de intervenir en actos sacra-mentales y el de su
fallecimiento; si bien no debió darse cuenta, al principio,de la gravedad de su estado,
cuando en sus dos resumidas cartas, redactadas,por lo visto, en circunstancias de real o
aparente alivio, confiaba, a pesar desu edad octogenaria, ver todavía en los altares, a su
bienaventurado amigo,San Luís Bertrán.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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ULTIMO DOMICILIO
DE
DON RAFAEL MARTÍN DE VICIANA
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FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
La determinación exacta del lugar en donde estuvo sita la casa
habitada por D. Rafael Martín de Viciaría en el llamado Arrabal de
Valencia, y la que, con seguridad, ocupe ahora su puesto, envuelve
dificultades de naturaleza casi insuperable atendida la falta de
documentos directos o indicaciones suficientes, originarias de garantidos
escritores regionales que puedan servirnos de sólido y seguro guía (1).
Si se conservara y hubiese llegado, además, a nuestras manos, el
título escrito de su adquisición, o existiese alguna o algunas inscripciones
a la misma relativas, insertas en cualquiera de los Cabreos de la época del
historiador(2), sería, ya que no fácil, menos dificultoso que al presente, la
busca y encuentro de
(1) Formaban el Arrabal de Valencia, en vida del cronista, la Plaza y Calle de iguales
nombres, mencionadas, a menudo, en las escrituras'que luego se citan; y otra Calle, en
proyecto o construcción (a la que en la actualidad se denomina de «San Vicente>, o «de
los Aliados»), según análogo documento de fecha 15 de Enero de 1530, inserto al folio
XXX del Llibre primer de instru-ments de el R.t Clero de Burriana, comprensivo, como
se indicó, de los Cabreos de Viciana y de algunas escrituras suyas y de otros diferentes
notarios: Croquis núms. 19, 47, 20 y 26-26.
En el extracto de este documento (página 1.735 del voluminoso libro del
«Apuntament»), sitúase, aludiendo a la última Calle, el «corral ab una morera» que se
describe, «en lo arraual de esta Vila (Burriana) apellad de Valencia, en lo carrer de dit
arraual, que al eixir de el portal (alude al designado con el nombre de la última ciudad)
a la dreta, va de vés onda». En posterior escritura datada en 19 de Octubre de 1565, e
incluida en el Cabreo del Notario de Castellón de la Plana, Melchor Cluá, a los folios
XXXViij vto, XXXViiij, XXXViiij v.to y XXXX, se consigna (a propósito de ciertos
edificios, sitos en la Plaza de dicho barrio, pero de los que, uno, tenía su pared lateral
derecha, entrando, en contacto, y formando línea con corrales del lado izquierdo de la
Calle en construcción), que lindaban, por esta parte, «ab lo baluart /e/ portal de la dita
Vila dit de Valencia Cami /o/ carrer en mig».
(2) Eran, los aludidos Cabreos (a su tiempo se dijo), libros destinados a registrar o
inscribir, íntegras, las escrituras otorgadas en reconocimientos de censos enfitéuticos a
favor del Clero o de un Beneficio Eclesiástico.
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su domicilio del Arrabal durante los postreros años de su larga y
accidentada existencia (1).
Los cuatro diferentes lindes de todo conocido inmueble, apuntados,
con pocas excepciones, en los documentos escriturarios de aquel
entonces en forma bastante parecida a la, en la actualidad, observada(2),
quizás hubieran servido, por sí solos —de realizarse el supuesto
hallazgo—para solucionar completamente el problema mediante su
comparación con los de cualquiera de las numerosas fincas urbanas que
se historian en el libro, hasta cierta manera moderno, del Apuntament.
Por desgracia para nuestros intentos, ni la primitiva escritura ha sido
encontrada hasta ahora, ni se conservan extensas o reducidas anotaciones
en el Archivo relacionadas de expreso modo con ella, ni contamos casi
con otro directo dato, en cierta manera aclaratorio, que con los
interesantísimos asientos de las Memorias de confesados y comulgados
durante las Cuaresmas de 1569,1570, 1580 y 1581, unidas al primer
Libro Sacramental que se conserva (3), Y decimos en cierta manera
aclaratoria, por cuanto de las anotaciones a que acabamos de referirnos,
se deducen, sí, probabilidades, mejor o peor fundamentadas; pero de
ninguna suerte la certeza absoluta de corresponder, con exactitud, los
nombres de los habitantes de casas inscritas en aquellas Memorias a
continuación unas de otras, a los que tuvieran los vecinos o residentes
próximos o inmediatos en domicilio. Pudieron apuntarse los edificios,
con las personas que a su vez los ocupaban, siguiendo riguroso y perfecto
orden con anticipación preparado: acaso fueren
(1) En nuestro estudio acerca de la Casa Solar (ediciones 1.a y 2.a), se trata, aunque con
brevedad, del edificio objeto del actual trabajo; y, también, en el anterior; es decir: en el
titulado «Lugar y fecha de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana>.
(2)
Anotábanse, de'ordinario, estos cuatro lindes de las fincas, según que fueren
urbanas o rústicas, por el orden y de la manera que respectivamente, a continuación, se
expresa: ......de vn costat, de altre, a part detrás e a part
dauant...... y, ......de vn costat, de altre, a part damunt, e a part dauall......
don relación, pues, a los lindes de ambos lados, no se precisaba, cuál era el derecho, y
cuál el izquierdo; ni se suplía tamaña deficiencia, principiando siempre, por idéntico
lado. En el próximo grupo de casas, por completo descrito en el texto, se comienza, su
deslinde, por el derecho; y en el edificio que sigue a éstas, por el izquierdo.
(3) Véase el citado estudio sobre la Casa Solar, sin perjuicio de lo que expondremos,
acerca de estos documentos, en el trabajo presente.
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severos y escrupulosos, quienes dichos encargos recibieran; pero, quizás,
nos equivocáramos en este supuesto, y presidiese, el capricho o el azar,
las inscripciones de los cumplidos en el ánuo precepto pascual.
Suponiendo, a pesar de ello, que para nada hubiera intervenido en los
asientos el arbitrio o la pura casualidad, sino plan previamente meditado,
no por eso dejarían de cesar los escrúpulos y dudas, sobre todo, en vías
que mereciesen el calificativo de calles, acerca de si para la inscripción
sucesiva de semejantes edificios, se tomaron primero, seguidos, los de
uno de sus lados, y luego, los del opuesto; o, si fueron incluyéndose,
aquéllos, alternando los de ambos lados, tal y conforme se numeran en
nuestros actuales tiempos.
Porque resulta de seguro indiscutible, que de haberse acudido a este
segundo y probable procedimiento, las dos casas en apariencia próximas,
o inmediatas, de acuerdo con las Memorias referidas, no se encontrarían,
en realidad, en semejante engañosa situación, si que, muy por el
contrario,.colocadas, la una, enfrente, o casi enfrente, de la otra; y sólo
cuando se hubiera preferido o utilizado el primero de los dos órdenes o
métodos de anotación; esto es: el continuo para cada lado, resultarían en
contacto, cuantos, en tales Memorias, unos tras otros se asentasen.
Sea como fuere, y aun considerando vencida la grave dificultad que
entrañan las anteriores prolijas observaciones, juzgamos de todo punto
evidente, que incurriría en Verdadero error, quien por resuelto diese en su
complejidad el problema, sin el hallazgo previo de un sitio del Arrabal de
Valencia tan fijo e inalterable, que el transcurso de los años no lo hubiere
modificado, siquiera fuese en sustancia; y uno, o diversos documentos,
además, cuyo contenido enlazara de directa o indirecta forma aquel lugar
con, la situación de la casa buscada o de las de mayor cercanía a ella. ¿Se
ha tropezado con la aludida base? ¿Existen en el Parroquial Archivo,
documentos semejantes? Con seguridad completa; y al objeto de obtener
el puesto fijo y la relación documental consabida, o sea, para la
justificación posible, o plena del precedente categórico afirmado, precisa
se suministren, desde luego, los datos indispensables para el
conocimiento concreto del antiguo Barrio o Arrabal de Valencia; Barrio
en donde, conforme poco ha aseverábamos, tuvo sito D. Martín su
postrer y, hasta el día, desconocido domicilio.
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Saliendo, en 1565, de Burriana por la Puerta o Portal de Valencia
(1), y situándose sobre el puente que cubría una pequeña parte del foso
(de espaldas, por decontado, al interior de la villa)(2), se encontraba:
Delante, el trozo superior de la parte noroeste de una larga y ancha
extensión de terreno, denominada Plaza o Pla—entonces— y, Llano,
también—mucho después—, del Arrabal de Valencia (3), unida a la calle
de igual nombre (4), por un puente, bajo del cual discurría la Acequia del
Ull de la Vila; ancha e importantísima vía fluvial que, aparte de servir de
límite común a la calle y trozo de la plaza, atravesaba, al descubierto, lo
largo de ésta en las proximidades de su lado contrario u opuesto a las
viejas fortificaciones (5).
(1) Estuvo levantado en la mitad de la calle, hoy, de Cervantes, y años atrás, del Medio.
En tiempos del cronista, terminaba y cerraba uno de los extremos de la calle Mayor;
larga vía, dividida, en dos desiguales porciones, por la plaza de igual nombre; véase
nuestro consabido primer folleto, y Croquis, núms. 1, 2, 3 y 4.
(2) Croquis núm. 18. Del foso hablamos, poco después, con respecto a lo que sobre él
escribe Viciana.
(3) Croquis núm. 19. Los nombres de Plaza y Pla, escritos en valenciano, usábanse ya,
indistintamente, en la segunda mitad del siglo XVI; puesto que en escritura de 19 de
Octubre de 1565, fols. XXXViij v.to, XXXViiij, XXXViiij vuelto y XXXX del Cabreo
de Cluá, se dice, al deslindarse varias casas, en grupo, del barrio;... «e apart davant, ab
la plaça (o) pla del dit raual....» el de Llano, comenzó a emplearse, en la documentación
del Archivo, durante el primer cuarto del siglo XVIII, de acuerdo con lo que resulta del
expediente iniciado en 12 de Enero de 1724, por el Alcalde ordinario de Burriana, D.
José Pablo, en reconocimiento de censos a favor del Clero, fol. 13, donde, en la
descripción de una casa del Arrabal, se consigna... «y por delante, con el Llano de Dho
(Dicho) arraual...». Utilizaremos, con preferencia, en lo sucesivo, cualquiera de las dos
palabras: Plaza o Pía; advirtiendo, que la posterior, en nuestros días, cual debió suceder
en lo antiguo, es la de mayor uso en la conversación ordinaria.
(4) Croquis núm. 20. A esta vía la denomina el cronista, calle Mayor del Arrabal, en
documento público, que, en lo necesario, se copia muy luego, otorgado por Bartolomé
Llácer, en 21 de Marzo de 1530, e inserto en el Llibre primer de instruments de el R. t
Clero de Burriana, fol. XXXXiiij.
(5) Croquis núms. 21 y 22-22. Dejando para distinto lugar la comprobación de lo que
afectar pueda a la Acequia, en sus relaciones con las vías inmediatas, hemos de hacer
presente, por de pronto, que la situación de la Plaza, Pla o Llano, y su proximidad al
Portal de Valencia, justifícanlas el emplazamiento de los edificios a que alude la
escritura de Cluá, examinada en la primera de las notas.
La unión de la Plaza y Calle, otro documento escriturario de 19 de Octu-
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A la derecha, pero avanzando en dirección a la Calle, uno de los
trozos del Vall de la Vila (1), resto del foso cegado que circundaba las
fortificaciones (2): un Camino y Calle, en construcción o
bre de 1565, inscrito en el Cabreo del propio notario, a los fol. XXVij vuelto, XXViij y
XXViij V.to; donde se apunta que la casa objeto de la escritura se hallaba «en lo raual de
la dita vila (Burriana) vulgarmét (vulgarment) dit de valencia», y que tenía su linde
«apart dauant, ab plaça y carrer del dit raual». La realidad de existir el puente sobre la
vía fluvial para el paso del Pla a la Calle, y viceversa, si no la supusieran el buen sentido
y las distintas escrituras que mentaremos, y colocan la Acequia entre las dos citadas
vías, acredi-taríalo el calificativo de Camino Real de Valencia adjudicado, de expreso
modo, al arroyo de la Calle (y de manera tácita o indirecta aplicable a su prolongación
por la Plaza hasta llegar al Portal), en nueva escritura de fecha 19 de Octubre de 1565,
obrante, asimismo en el Cabreo de Cluá, a los folios XVij v.to, XViij y XViij v.to; y la
posición enfrontada de las dos últimas vías al Portal, lo que en los anteriores párrafos se
expone sobre el sitio en que se encontraba (y encuentra) el Pla. su enlace con la Calle, y
el nombre y puesto asignado al Camino antes dicho, que, partiendo desde aquella
Puerta, transcurría por la Plaza, puente y arroyo de la restante vía.
(1) Croquis, parte de los núms. 24-24. Sin contar con la escritura de Vicia-na, indicada
en la primera de las notas de este trabajo; en la que, al corral descrito se le hace lindar
«apart dauát, ab lo Vall de la predita vila», consér-vanse en el Cabreo del Notario Cluá
dos idénticos documentos probatorios de tal extremo, con la data de 19 de Octubre de
1565, uno; y con la de 22 de igual mes y año, el segundo: inclusos, respectivamente en
los folios XXXj, XXXj v.to, XXXij, XXXij v.to y xXXiij; y Lv v.to, Lvj y Lvj v.to. En
el de mayor antigüedad, a «hun pati /e/ corral» propios de Francisco Morató (croquis
núm. 32), sitos «en lo raual de la dita vila (Burriana) vulgarmet dit de Valencia», se le
señala por linde «a part dauat (dauant) ab lo mur y Vall de la dita Vila /e/ ab cami ques
va al abeurador /e/ portal de onda en mig»; y en el de fecha posterior, a «hun corral
badinal» de la pertenencia de Bernardo Salses (croquis, núm. 31) que se emplaza,
también, «en lo raual de aquella (Burriana) vulgarmct dit de valencia», nácesele lindar,
como a los inmuebles preinsertos, «a part dauant ab lo mur y valí de la dita vila camí
que va al portal de onda en mig».
(2) Escribe, Viciana, respecto al muro y foso, en la página 323 de la Tercera Parte de la
Crónica ......Esta villa (Burriana)..... está rodeada de muro y
hecha en forma circular por espacio de . cc . Lxx . braçadas por el anden del muro: tiene
quarenta torres térra plenas y dos gruessos baluartes, y barbacana, y fosso muy ancho y
hondo, y tres puertas en el muro muy fortificadas. El fosso se acostumbra de henchir de
agua, toda vez que quieren los del pueblo, donde se hace treyta palmos de hondo y
ochenta de ancho, y conserua se largos días en plenitud de vna vez que le hinchan......
Obsérvese, que mientras Cluá, a mediados de Octubre de 1565, llama al foso, ya, Vall;
Viciana le respeta todavía su nombre primitivo en 1564 (año de la impresión de esta
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
270
proyecto, anejo a dicho Arrabal(1): un grupo de casas delimitando el Pla,
por su porción superior o del noroeste, casi formando ángulo recto con el
Vall, Camino y Calle de referencia, en sus puntos de arranque (2), la
Acequia del Ull de la Vila, con sus anchos cajeros de paso (3)y
atravesada ésta y en definitivo término, el lado derecho de la Calle con
nombre del Barrio, continuación de la línea de donde arrancaban el Vall,
Camino, Calle en construcción y Grupo de edificios(4).
Hacia la izquierda, y ocupando gran espacio de terreno, la
Parte). Ello supone que la modificación comenzó a realizarse entre ambas datas.
Croquis núms. 25-25 y 26-26. Véase la penúltima nota. De la Calle, no existía
entonces otra casa que la pared del lado derecho, entrando, de la primera del grupo de
las del Pía a continuación enunciadas en el texto-, y varios corrales, a línea de aquella
pared. (Escritura de Cluá, referida en la nota precisando lo que constituyó el Arrabal de
Valencia). La pared, los corrales y los edificios que les siguieron, junto con nueva línea
de casas enfrontadas, formaron, en lo sucesivo, la Calle en cuestión; ahora, como
decíamos, calle de «San Vicente» o «de los Aliados».
(2)
Croquis núms. 28, 29, 30, 25-25, 26-26 y 27. Pruébanlo dos escrituras más del
repetido Cabreo de Cluá, fechadas ambas en 19 de Octubre de 1565; extendidas: una a
los folios XXVij v.to, XXViij y XXViij v.to, y la restante, a los folios XXXViij v.to,
XXXViiij, XXXViiij v.to y XXXX. Del contexto de ambas, se desprende, que la
totalidad de los edificios—unidos a línea y situados en la Plaza — pertenecían sólo a
tres distintos propietarios (Juan Climent, Monserrate Galiana y otro, cuyo nombre
citaremos a su tiempo).
Que su línea delantera formaba ángulo recto, o poco menos, con el Camino o Calle
en construcción, y por lo tanto, también con el Valí o Foso, justifícalo el linde lateral
derecho, entrando, del primero de los que constituían el Grupo, paralelo a los
enunciados Vall y Camino; conforme se deduce de las palabras que siguen, copiadas
de la última escritura: ......de altre costat
(el mentado) ab lo baluart /e/ portal de la dita vila dit de valencia. Cami /o/ carrer en
mig.......
(3)
Croquis núms. 22-22, 33 y 34. En anterior nota se manifiesta con respecto a tal vía, lo
que en sazón oportuna habrá de acreditarse.
(4)
Croquis núms. 21 y 20, 24-24, 25-25, 26-26, 27-27, 28, 29 y 30. Sin necesidad de
utilizar para justificarlo, los numerosos documentos públicos de que disponemos, basta,
al objeto, tener en cuenta que, si con el Portal enfrontaban el fragmento de Plaza, el
Puente sobre la Acequia y la calle: y si la porción derecha de la primera, hasta alcanzar
la última indicada vía, la ocupaban el Vall, Camino y línea o Grupo de casas
delimitando el Pla, es indudable que, por aparecer unidos (mediante la Acequia) dicho
grupo y Calle, el punto del enlace de ambos, había de efectuarse, indispensablemente,
por el lado derecho de la postrera.
(1)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
271
parte complementaria del trozo de Pla visto de frente, separado de la
muralla por otra sección del antiguo Foso o Vall de la Vila, y de los
terrenos del lado opuesto en su gran mayoría sometidos a cultivo, por la
vía fluvial, a que, con anterioridad, nos referíamos (1). Y más allá del
Noroeste de la Plaza o Pla y de la Acequia del Ull de la Vila, en el
extremo de la línea ideal por virtud de la que consideramos dividido
aquél en dos trozos o porciones desiguales, el lado izquierdo de la Calle
del barrio, cuya descripción nos proponíamos efectuar (2).
(1) Croquis núms. 47, 25-25, 24-24, 48, 22-22. Descartando por su inoportunidad,
aún, lo que concierne a la Acequia, compruébase lo demás, de la manera que sigue:
La situación del Foso y Vall, por lo que, en nota, se copia de la Crónica.
La existencia, extensión y sitio que tuvo el segundo trozo de Plaza, con el puesto
señalado al primero; con la estrechez que de indirecta forma se supone a éste, limitado a
la anchura del Portal de Valencia; y con lo contradictorio que resulta, comparar zona tan
insignificante, con el sentido de los vocablos Plaza, Pla y Llano.
Y la carencia de edificios habitables, en las inmediaciones de la sección segunda o
mayor de la Plaza, con lo que se observa en el Apuntament, Cabreo de Cluá y restantes
libros parroquiales; en los que, ni una vez siquiera, se advierte exista, por entonces, en
semejante sitio, finca urbana destinada a habitación. Muy al contrario: la Memoria de
1569, inserta en el Libro de Sacramentos de mayor antigüedad, comprende, en la Plaza
del Arrabal de Valencia, confesados y comulgados de tres distintos edificios,; pues si
bien en la aludida relación o Memoria, aparecen juntas, todos los que del mismo Arrabal se encontraron en parecido caso, sin distinguir quiénes vivían en las Calles y quiénes
en el Pía; tanto por no constar se hallaran todavía, en la fecha del documento, fincas
urbanas habitadas en el Camino o vía urbana en proyecto (asi se desprende de la
documentación parroquial), cuanto por el número de orden que ocuparon en la lista, la
de Viciana y la de otro colindante; e, igualmente, por diversas circunstancias (las
relacionadas con el redil luego citado), puede, con seguridad afirmarse, que de las
quince incluidas en tal Barrio, las doce primeras, pertenecían a la otra Calle, o Calle
Mayor, y las tres últimas al Pla. Si atendemos, ahora, a la religiosidad de la época, a las
consecuencias graves que por semejante motivo podían ocasionarse a los incumplidos
en el precepto pascual, y a la particularidad de existir, en 1565 (hace poco se manifestó)
tres únicos propietarios, con viviendas en la porción menor de la Plaza y a línea del lado
derecho de la Calle misma, habrá de convenirse que, las casas de tales propietarios, en
1565, además de figurar únicas, en dicho punto, debían ser, sin ningún género de duda,
las habitadas después por los cumplidos en la obligación religiosa susodicha y las
exclusivas, obrantes en la totalidad de la Plaza.
(2) Croquis núms. 19, 47, 22-22, 49 y 20. Queda hasta el actual momento
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
272
Y ya descrito, con el necesario detenimiento, el Barrio o Arrabal de
que_se trata, volvamos de seguida a nuestro primitivo e interesante
suspenso tema, con el objeto de inquirir si ha sido, o no, posible
encontrar la base fija necesaria para el hallazgo de la casa, motivo del
actual trabajo.
En una inscripción inserta en las páginas 1.543 y 1.544 del
mencionado libro del Apuntament, en parte copia, y en parte extracto de
determinada escritura de fecha 21 de Marzo de 1530, procedente del, en
un principio, aludido Cabreo de Viciana, se lee lo que sigue, al pie de la
letra transcrito: «... lo predit Bartholome Llazer, en lo sobredit cabreu de
Viciana, cabreua unes cases en lo arraual de Valencia, confrontant vt ibi:
de nn costat, ab casa de Pere Argües aladrer, sequía nomenada Vil de la
Vila en mig, que al p.t (present) es casa de Esperansa Granches, y de
torrent, vt fol. (espacio en blanco), de altre, ab casa de Esperansa fosses
V.da , carrero en mig, darrere, ab hort de el otorgant annexo a dita casa y
dauant, ab Pou publich de el dit arraual, y dit arraual, lo carrer en
mig...»(1).
demostrado que al trozo menor del Pía principiando por la izquierda, descendiendo,
rodeábanlo sucesivamente su porción mayor, parte del Valí, la Puerta, otra parte del
Valí, el Camino, la Calle en construcción, el Grupo de edificios (tres) que delimitaba la
primera sección del Pía, la Acequia con sus cajeros de paso y la otra Calle Mayor.
Luego si al Grupo de casas, prescindiendo de la Acequia y sus cajeros, seguía el lado
derecho de la última vía urbana apuntada, como antes se dijo, la línea ideal divisoria de
ambos trozos de Plaza—verdadero linde opuesto al repetido Grupo—continuaríala el
lado izquierdo de la Calle Mayor.
(1) Croquis núms. 55, 36, 41, 30, 22-22, 45, 42, 37, 38, 39, 40, 55 y 20. Incluímos en
el texto el asiento del Apuntament y pasamos por alto el del Cabreo de Viciana, porque,
en el primero se añade al linde antiguo de la derecha, entrando, el complementario de la
época en que se escribió el libro; dato casi indispensable, a la par que para la
justificación de haber llevado, también, el nombre de Llano, la Plaza o Pía del Arrabal
de Valencia desde el primer cuarto del siglo XVIII, para el hallazgo de la consabida
base fija y puntos de ella con que relacionar nuestros posteriores estudios. Sin embargo,
copiamos, a continuación, lo conveniente del asiento de Viciana, datado en 21 de Marzo
de 1530.
Dice así:
«Prefixis die et anno».
...... Berthomeu Lazer..... confesa atorga /e manifesta..... que tenía e pos-sehia quant /a la
vtil Senyoria del dit clero, vnes cases, situades /e posades en lo raual de la predita Vila
apellat de Va. (Valencia), confrontades de hun costat, ab cases de pe (pere) argües
aladrer, cequia del Hull día (de la) Vila,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
273
Dedúcese, pues, de lo transcrito, que en 21 de Marzo de 1530
existían en el Arrabal de Valencia dos edificios junto a la Acequia del Ull
de la Vila, que habitaban: el de un lado, Pedro Argües, y más tarde,
Esperanza Qranches; y el de otro, Bartolomé Llázer: que frente al del
último, hallábase un pozo, sin edificación inmediata, denominado, por
entonces, del Arrabal de Valencia, con la calle de iguales nombres
intermedia; que las fincas urbanas deslindadas, tenían adheridas, a su
porción posterior, un huerto; y que, el Llázer y Esperanza Fosses
resultaban, en la data del documento, colindantes en edificios, separados
por un callejón sin nombre: hechos, todos, aclaratorios de diversos
particulares con posterioridad discutidos o estudiados.
Pero lo interesante, lo trascendental, bajo cierto aspecto, de la
inscripción que comentamos, no estriba en las consecuencias o
deducciones utilizables para la solución de puntos secundarios o de
relativo aprecio, sino en la especialísima circunstancia concerniente a la
Acequia del Ull de la Vila, merced a la que, y a muy pocas indicaciones
complementarias, podremos dar por Vencida, a satisfacción, la dificultad
parcial, que del problema íntegro, en primer término trátase de resolver.
Sin precipitar la prueba, a pesar de ello, y limitándonos por el
momento a la acumulación de importantes pormenores, sobre los urbanos
inmuebles del Llázer, y materia con ellos relacionada, añadamos, a
seguida, a cuantos hasta aquí se llevan consignados, que de las descritas
fincas hablóse, con nuevos detalles, y mucho después del último
documento aducido, en distintas escrituras públicas otorgadas por Jaime
Balaguer, en 17 de Octubre de 1565 (1); Pedro-Juan-Pablo Avino en 17
de Octubre de 1614 (2); Catalina
eir mig, de altre costat, ab cases de na Speransa Fosses, vidua, carrero, en mig, a part
detrás, ab ort de ell dit confessant, jnmiscuit ab les mateixes cases, /e a part dauat, ab
pon publitc, Lo correr mafor del dit raual en mig...»
Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, fol. XXXXiiij.
(1) Cabreo de Melchor Cluá, fol. XVij v.1»; y Apuntament, páginas 1.543 y 1.544.
(2) Cabreo de Mateo Naves, mentado en el Apuntament, págs. 1.543 y 1.544. Aun
cuando desapareció la partida de bautismo del otorgante, adjudicárnosle, los tres
nombres, porque en el asiento del segundo libro se le designa, sin preferencia, con
cualquiera de ellos. En el primer volumen del Archivo dedicado a actos sacramentales,
aparece el bautizo de un hijo suyo a quien se puso por nombre Francisco-Juan. En el
acta que con dicho motivo se extendió únicamente se aplica al padre, el de Pablo.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
274
Lloscano, en 25 de Septiembre de 1646 (1); Vicenta Alonso en 10 de
Marzo de 1685 (2), y algunos otros de que se da cumplida cuenta al
acabamiento del actual estudio.
En las escrituras anteriores, y en las demás omitidas, sin excepción,
se nombra o incluye a los repetidos pozo y Acequia del Ull de la Vila, así
que, al describirse las fincas urbanas de que hablamos, se dan a conocer
los lindes respective de sas frontis y ano de sus lados; añadiéndose ya
siempre, en todas ellas, para la fijación del primero de ambos: ora el
nombre del dueño de determinado corral de ganado, construido junto, o
en las inmediaciones del pozo (3); ora el de los propietarios de diversos
edificios que sustituyeron, con posterioridad, a dicho redil (4).
Nada se sabe, sin embargo, fuera de lo expuesto en el párrafo
precedente, con relación al contenido de los documentos escriturarios o
títulos de adquisición de los últimos inmuebles urbanos, ni tan siquiera
del primitivo expresado corral sobre cuyo suelo se levantaron:
singularidades, una y otra hasta cierto punto lamentables, por cuanto de
haber acaecido lo contrario, tendríamos, acaso, a nuestro alcance los
elementos y datos convenientes para responder o, a lo menos, avanzar
mucho en la contestación a la primera de las dos consabidas
interrogaciones. Pero, si bien nos ha sido imposible el logro de
semejantes títulos -ducumentales, cabe afirmemos, desde ahora, con
seguridad, casi absoluta, que entre los Varios lindes del precitado corral
figurarían las casas de Jaime Balaguer, inmediato sucesor delLlázer en
las suyas, y la Acequia del Ull de la Vila:. el primer linde, por tocar a las
fincas urbanas de Balaguer, el corral, como confrontación delantera, de
acuerdo con las escrituras del mismo y sucesivos propietarios; y el
segundo, por los motivos y fundamentos que seguidamente Vamos a
exponer.
Al efectuarse, con lentitud, la edificación del trozo mayor de
(1)
Apuntament, pág. 567.
Apuntament, págs. 1.545 y 1 544, con referencia al Cabreo de Joaquín Chavari.
(3)
Croquis núms. 50, 51, 52 y 53. Desconócese la situación de la puerta de entrada del
cercado. El dueño llamábase, Diego Mari: Escritura respectiva a Jaime Balaguer.
(4)
Croquis núms. 54, 56, 57 y 58. Fueron estos edificios, según se probará, cuatro: tres,
sitos en la Plaza; y uno, en la Calle. Sus primeros poseedores conocidos, se mencionan
en su oportuno lugar.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
275
la Plaza, en años bastante posteriores a 1565 (y con ello, a la par que se
da comienzo a lo alusivo al linde, iniciase la prueba de las suspendidas
indicaciones complementarias a lo consignado acerca de la Vía fluvial,
en Virtud del documento en trozo transcrito), se advertiría, sin duda, en
las llevadas a cabo hacia las proximidades de la Acequia, que la línea de
casas construidas iba resultando casi paralela a aquella vía, a lo largo de
la Plaza, y al Vall o Foso; y perpendicular, en su consecuencia, a la
denominada Calle Mayor del Barrio. Y claro está que, conforme a
consecuencia natural y lógica, en los instrumentos públicos donde con
motivo de los censos se describiese una concreta de ellas, señalaríase, tan
pronto se hiciera constar su confrontación de la fachada, al Pía, con el
intermedio de la propia Acequia. Pues, véase, convirtiendo en realidad lo
que en términos afirmativos se acaba de suponer, la forma de que se vale
el fedatario Pedro Sanchis para el deslinde de la siguiente, según
escritura de cabrevación fechada en 1 de Septiembre de 1666 (1).
«......de un costat y darrere, ab terres de m.n J.n marti p.be
(mosén Juan marti prebere), de altre, ab casa de matheu perepey, que al
present es casa de María perepey, muller de Chisostomo Subies, dauant
ab lo pía, sequía del ull de la uila en mig....... »
Este, para nuestros fines, en extremo Valioso inmueble, en la
preinserta data de la pertenencia de Gabriel Vermell, existía en 1 de Julio
de 1615, si no en forma de casa, en la de corral; toda Vez que, él, y dos
más, propiedad: uno, de Mateo Perepey, y el sobrante, de Juan Bautista
Navarro, se edificaron, sin saberse cuándo, aunque en día posterior al
supradicho, en terreno del propio cercado (2).
¿Constituyeron un mismo y único corral, el que se acaba de citar y el
anterior aludido, cuando se enuncia el linde delantero de
(1)
Apuntament, pág. 555.
Croquis, núms. 57, 56 y 54. El redil debió ser mayor en los años precedentes, próximos al 1580 (según se verá); y para
completarlo, hay que añadir, a lastres partes del texto, otra (croquis núm. 58), sita en la Calle. Procedía, el indicado corral, de
D. Mateo de Viciana, quien lo vendió (descontada la última porción), ante el notario Bartolomé Roca, en escritura de 1 de
Julio de 1615, a Tomás Forner, con su consorte Rafaela Setina, y a Vicente Forner; habiéndose adquirido, dicha porción
cuarta, mediante título ignorado, pero anterior a 1580, por individuo, cuyo probable nombre luego se anota. Volveremos a
ocuparnos del asunto.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
276
las casas de Jaime Balaguer, en tiempos pretéritos de Bartolomé Llázer,
no obstante situarse las mentadas fincas urbanas en la Calle; y en la Plaza
tres de las construidas sobre solar o terreno del otro cercado? Así, con
pleno convencimiento, lo creemos. Y fundamentamos la creencia, en la
clase parecida de ambos inmuebles; en el enlace de las dos vías por el
lado de la Plaza contrario a la muralla; en la presunción derivada de
considerar las primeras edificaciones de la parte mayor de la misma Plaza
(las tres consabidas casas) inmediatas a las antiguas existentes en la
Calle; en el contacto—confirmando la apuntada conjetura—de la con
antelación descrita, hecha lindar por un lado, con una de las dos restantes
(solas, repetimos, éstas y aquélla, de que hablan los libros en el referido
sitio del Pla), y, por el opuesto, con terrenos todavía laborables; y sobre
todo, en la certeza absoluta de haberse levantado las tres precitadas
urbanas fincas en el redil primitivo, sin embargo de cuanto pudiera
creerse en contra, atendida la situación de tales inmuebles; pues,
resultando evidente, que, en 17 de Octubre de 1565, según se consigna en
la escritura de Jaime Balaguer, sucesor de Llázer en sus edificios,
tuvieron éstos, por su frente, el mencionado corral; que, en 25 de
Septiembre de 1646, conforme a idéntico documento de la propia fecha,
ante el notario Miguel Roca, con posterioridad, sujeto a análisis, había
desaparecido ya el redil, y sustituídose, en parte, por cierto inmueble
urbano, con puerta en la Plaza y su pared lateral en la Calle, y sitio, en
donde mostró uno de sus lados, aquél; y que, en 1 de Septiembre de
1666, de acuerdo con la escritura, en trozo, poco antes transcrita,
complementada, además, por otras contenidas en los volúmenes del
Archivo, exclusivamente figuraban edificadas en la sección mayor de la
Plaza, tres únicas y unidas casas: las tres sobre solar cercado de análoga
clase, para no apreciar en cuatro su número total, habida en cuenta la en
días anteriores existente con arreglo al documento de 1646, precisa
suponer: o la desaparición de la postrera antes de 1666, hecho
inadmisible, por cuanto se la describe también en asiento de data
posterior, como veremos, o, haber constituido, ella, una de las tres de
referencia, cual sucedió, a no dudarlo, levantada, con las dos sobrantes,
en terreno del primitivo y repetido redil.
Luego, ni existieron dos corrales distintos, sino uno exclusivo, ni las
aludidas fincas urbanas, se construyeron en otro diverso del que, con
insistencia, se considera o califica de primitivo.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
277
Dicho se está, que si el último edificio deslindado y los dos a
continuación inmediatos, casi paralelos a la Acequia y Vall o Foso,
confrontaron, por delante con la Vía fluvial, formando a la Vez ángulo
recto con la calle; si el Vértice del imaginario ángulo debió hallarse por
necesidad en las cercanías de los edificios de Llázer y sucesivos
poseedores, desde cuyo punto arrancaba, dentro del Barrio, la Acequia; y
si el primero de los dos supuestos corrales nombrados—al fin uno solo—
tuvo su emplazamiento cara a los aludidos edificios, y en el espacio que
existir podía entre éstos y el extremo del descrito, y de mayor distancia
de los tres levantados en la Plaza, es, en realidad indubitable, que la vía
fluvial del Ull de la Vila, confrontación del postrer grupo de casas por la
parte de su fachada, y de las consabidas pertenecientes al Llázer y
sucesores por su lado derecho, debió lindar con una de las paredes del
redil, o sea con la sita o que enfrontaba a la Plaza del Barrio o del Arrabal
de Valencia (1).
Colígese de todo cuanto hasta estos instantes se lleva dicho y
probado, a partir desde la inserción del trozo de documento transcrito.
Primero: La Acequia del Ull de la Vila, en tiempos de Viciana y
posteriores, discurría inmediata a las casas de Bartolomé Llázer y
sucesivos propietarios, de cuyo punto arrancaba para penetrar en el
Barrio o Arrabal de Valencia.
Segundo: Las tres únicas casas que aparecían en 1 de Septiembre de
1666 dentro de la Sección mayor de la Plaza o Pla en su parte opuesta y
casi paralela a la muralla, se edificaron, entre el 1 de Julio de 1615 y la
preinserta data, sobre solar de un redil; figurando, a su frontis, la repetida
vía fluvial.
Tercero: Este redil, era el que sirvió de límite a las casas de Jaime
Balaguer, sucesor de Llázer en ellas, por su fachada, habiendo tenido,
desde esta época, por linde a la Vez, de uno de sus lados, a la Plaza o Pla,
con el intermedio de la Acequia del Ull de la Vila.
Cuarto: El espacio existente entre las casas de Bartolomé Llázer y las
que correspondían a su colindante, por el lado derecho de aquéllas, Pedro
Argües, y en años posteriores, Esperanza Granches, atravesábalo la vía
fluvial de que se trata.
(1) A igual conclusión se llegaría admitiendo la existencia de dos distintos corrales,
dados los lindes, hasta ahora conocidos, de ambos.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
278
Por lo demás, no consta, a ciencia cierta, aún, si el inmueble de los
dos últimos individuos, confrontaba o no, en su totalidad, o en porción
alguna de su cara, como los de Llázer, con el solar cercado; es decir, si
tenía su emplazamiento en la calle, o encontrábase sin edificaciones
anteriores, o mejor, sito ya en la Plaza; y por lo tanto, si la natural
disposición del conjunto se acomodaba en absoluto a lo que ahora cabe
se aprecie, examinando o reconociendo el terreno; aclaraciones, ambas,
indispensables para la completa o exacta determinación de la base fija
buscada.
De hallarse, pues, algún medio seguro de acreditar, a satisfacción, lo,
en el precedente párrafo, escrito; es decir, que el, o los inmuebles urbanos
de la pertenencia de Pedro Argües, y luego de la propiedad de Esperanza
Granches, a la vez que contiguos a la vía fluvial, figuraban sin
edificaciones enfrontadas, o sitos en la Plaza, se habían acreditado, de
análogo modo, las cuatro particularidades que siguen, determinativas de
la base y puntos fijos, en contacto, o muy próximos a ella.
Primera: La Acequia del Ull de la Vila separaba la Calle de la
porción superior o noroeste del Pla o Plaza.
Segunda: De los edificios de Bartolomé Llázer y sucesores, situados
en la Calle, el inmediato a los de Argües y la Granches por la izquierda
entrando a los de éstos, ocupaba, por necesidad, el primer lugar del lado
derecho de dicha vía.
Tercera: El pozo (1), el redil y parte, al menos, de los edificios que le
sustituyeron, delanteros a los del Llázer, tenían también su
emplazamiento en el primer sitio del lado izquierdo de la referida calle
(1)
Aunque desapareció hace años, nos contamos en el número de los que pudieron verle
todavía; y de análoga forma a cuantos se hallan en parecido caso, cabe testimoniemos,
sin vacilar, que estuvo sito, con gran aproximación, delante y hacia la línea divisoria de
la primera y segunda actuales casas del lado derecho de la Calle, y unido a la pared
lateral de un edificio del Pla, esquina al lado izquierdo de aquélla. De aspecto vetusto,
cerrado por tres de sus partes y descubierta la fronteriza a la Plaza, cubríalo, desde
moderada altura, ordinario cubertizo de cuyo interior pendía la indispensable polea con
su cuerda; observándose, no sin extrañeza, en el medio de la piedra de su brocal, notable
modificación exterior, y profunda hendidura por dentro, producidas, sin duda, a causa
del continuo roce del cuerpo y de la soga durante el transcurso de los siglos en que hubo
de ser utilizado.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
279
Cuarta: La forma y disposición del antiguo Arrabal coincidía en
esencia, con las de ahora, salvo en lo de aparecer, en la actualidad,
cubierta la Acequia, entonces, al descubierto.
¿Se conserva título escrito, completo o en extracto, alusivo a la finca
urbana de Argües y de la Granches, en crédito de encontrarse sin
edificaciones anteriores, o sita en el Pla o Plaza? Sí; dos, y ambos de la
primera clase indicada: uno, obrante en el Cabreo de Viciana; y otro, en
cuaderno donde se contiene especial expediente instruido, a instancia del
Clero, en comprobación de la existencia de varios censos enfitéuticos a
su favor.
En el primero, relativo a la casa cuando la poseyó Argües, declara
éste en fecha de 21 de Marzo de 1530:
......que tenia e possehía quat (quant) a la vtil senyoria del
dit clero vnes cases situades e posades en lo raual de la dita vila apellat
de va. (valencia) confrontades de hun costat e a part detrás ab cases e
corral de na ysabel saurina Vidua, de altre costat ab cases de Berthomeu
Lazer moliner cequia del Hall de la vila en mig /e a part dauat (daaant)
ab la plassa del dit raual.....-»(1).
En el segundo, concerniente a la finca urbana durante el tiempo de
su posesión por Esperanza Granches, confiesa ésta, en data de 8 de
Febrero de 1724:
......que poseía y tenia vna casa fuera de los muros de esta
Villa sita en el arraual nombrado de Valencia..... que linda de vn
lado con casa y corral de Joseph Solom, de otro con casa y corral de
Joseph Cherta azequia nombrada vulgarm.te Ull de la Vila en medio (2),
por espaldas corcel corral y casa de Miguel Aparisi, y por delante con el
Llano de dho (dicho) arraual......(3).
(1) Llibre primer de instruments de el R. t Clero de Burriana, fol. XXViij vuelto.
(2) José Cherta figura (a su debido tiempo se prueba), en concepto de propietario de
una casa edificada en parte de la de Llázer menos lejana a la Acequia
(3) Cuaderno de referencia, pág. 13. Hacia el final de esta declaración se consigna que
(sin contar con Pedro Argües), fueron propietarios del edificio en años anteriores a los
de la Granches «con los mismos cargos, y cualidades», Isidro Qranches, en 31 de Marzo
de 1702 (Cabreo de Francisco Bravo); Carlos Puy o Depuy, en 11 de Abril de 1646
(Cabreo de Miguel Roca); y Vicente Sorli, en 17 de Octubre de 1614 (Cabreo de Mateo
Naves).
No existe al presente ninguno de los indicados Cabreos, ni los resúmenes de las
mentadas declaraciones; pero obra en nuestro poder, en cambio, el texto
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
280
II
Conocida la base (Acequia) y puntos fijos en contacto, o próximos a
ella (primeros edificios de ambos lados de la Calle), a cuya
determinación se aspiraba, débese averiguar a seguida, conforme a lo
manifestado en otro lugar, quiénes fueron las personas, habitantes en
domicilios inmediatos o cercanos al del cronista, y cuáles los documentos
que ponen en correspondencia, aquellos domicilios y el de éste, con la
situación de las casas de Bartolomé Llázer, o posteriores propietarios, y
con las, o la de enfrente.
Ocúpanse con regular detenimiento del primero de ambos
importantes extremos, las Memorias intercaladas en el Libro Sacramental
de mayor antigüedad del Archivo. Son, según en diversos trabajos se
advierte, en número de cuatro: comprenden los confesados y comulgados
en 1569, 1570, 1580 y 1581; y en las dos últimas, en particular (las de
mayor interés), se mencionan, junto con los nombres de los cumplidos
con el precepto pascual, los de las Plazas y Calles, en donde radicaban
sus urbanos inmuebles(1).
Descartando la de 1570, por no figurar D. Martín en ella, aunque sí
su esposa D.a Angela, y omitirse, en absoluto, las rotulaciones de ambas
clases de vías públicas (2), haciendo imposible el consignado hecho, toda
orientación segura, fijémonos en las tres restantes que se apuntan,
analizándolas según orden inverso al de sus datas.
La casa de Viciana en la de 1581(3), con expresión circunstanciada
de las personas que, en la misma existentes, confesaron y comulgaron en
época de la Cuaresma del citado año, anótase en el Arrabal de Valencia,
entre la de Juan Arnau, que la precede,
íntegro (del cual suministraremos varias noticias con oportunidad) de otra interesante
manifestación similar, efectuada por un poseedor de la casa, omitido en el preinserto
relato.
(1)
En la de 1569 se citan cuatro de estas últimas, entre ellas, la del Arrabal de Valencia.
(2)
Véase nuestro estudio acerca de la Casa Solar (edición 1a. o 2.a).
(3)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 131 vuelto.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
281
y la de Francisco Garí, que la sigue; conforme comprueba, el trozo de la
Memoria, a continuación, copiado:
«ARRAUAL DE VALENTÍA
†
†
†
†
†
†
†
†
†
†
C(1)
Juan Arnau.
Cathalina Marco.
Miguel nofre fill.
Cathalina filla.
C
D. Marti Visiana.
D.ª Angela muller.
Maria criada.
Joan criat.
C
frances Gari.
Graçia muller».
No se observa cosa igual, al menos, con perfecta exactitud, en la
Memoria de 1580, donde se inscribe, con anticipación al domicilio del
historiador, el de Francisco Garí, y después del de aquél, el de la viuda
Eximena, en la siguiente forma:
†
†
†
†
†
†
†
†
(1)
«ARRAUAL DE VALENSIA
C
frances Gari.
Gracia Vicenta muller.
C
D. Martí de Viciana.
D.ª Angela muller.
Maria criada.
Joan criat.
C
Eximena V.ª.
Domingo eximeno.
Casa. Indícase el nombre, con su letra inicial.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
282
†
†
Águeda muller.
Jheroni criat» (1).
Ni el nombre, por lo tanto, de Juan Arnau escrito en la primera de
ambas Memorias, se repite en la segunda; ni el de la Viuda Eximena,
mencionado en ésta, aparece para nada en aquélla: sólo el de Francisco
Garí, con el de su esposa, figura inserto en las dos copiadas anotaciones;
si bien precediendo al del cronista, en la Memoria de 1580, y siguiéndole,
en la de 1581.
Ambas postreras particularidades, quizás las únicas en el actual
momento utilizables para el posible logro de nuestros propósitos,
motivan se tome muy en cuenta lo concerniente al nombre, persona y
familia de Garí; y se prescinda, por el contrario, del todo, de la parte de
los asientos anteriores relacionada con el Arnau y la viuda Eximena.
Porque la verdad es, que la colocación de la casa habitada por
Francisco Garí en dos consecutivos años junto a la de don Rafael Martín
de Viciaría, no parece deba considerarse cual acto caprichoso, o de mero
acaso, sino mejor como designio deliberado, cuya razón de ser arranque
de la segura proximidad del primero al segundo domicilio. Es cierto, que
la situación asignada a los de Viciana y Garí en los propios referidos
años, resulta, en realidad, algo diversa; es cierto, que el edificio de aquél,
según decíamos, precede al de éste en la Memoria de 1581, y le sigue en
la de 1580: pero tan pequeña diferencia, en ocasión distinta, tal Vez de
relativa importancia, en nada puede modificar ahora nuestro irrevocable
juicio, desde el momento que cabe explicarla de sencilla y satisfactoria
forma considerando comenzadas las anotaciones por lados contrarios de
la Calle en cada uno de los dos sucesivos años.
Partiendo, en su vista, de ambos supuestos, o fundamentadas
hipótesis, es decir, estimando por de pronto, enfrontados o inmediatos,
los dos edificios del párrafo que antecede, hácese indispensable, para la
deducción a su tiempo de racionales y exactas consecuencias, averiguar,
de acuerdo con lo ha muy poco advertido, quién fuese, y en qué
verdadero sitio habitara el Francisco Garí que se cita en las dos
minuciosas Memorias.
Justificantes de la existencia de particular individuo de idéntico
nombre y apellido, en 1580 y 1581; y de un segundo, igual-
(1)
Libro primero de Sacramentos, fol. 125 vuelto.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
283
mente llamado a contar de 1587, se conservan, y los poseemos de
Verdadera garantía.
En 24 de Enero, en efecto, del tercer enunciado año, se bautiza,
según acta extendida en el primer Libro Sacramental del Archivo, un
recién nacido, hijo de Francisco Garí y de Gracia Vicent, su mujer, a
quien se puso por nombre el propio de su progenitor (1).
Existió, en su consecuencia, desde años bastante anteriores a 1580 y
1581, cierto individuo llamado Francisco Garí; y desde 1587, un hijo
suyo y de Gracia Vicent, su consorte, de nombre también Francisco,
como su padre; aquél, al que de manera única se alude después del año
1581, de Vago e indirecto modo, debió morir con anticipación a 1599; ya
que, ni en este año—primero de las actas de mortuorio conservadas—ni
en los restantes que le siguieron, desígnasele en los libros parroquiales a
propósito de hacer constar su defunción y sepelio (2); el segundo,
muchísimo mejor conocido, aparece en concepto de otorgante o, sólo
apuntado en escrituras sin interés especial de los años 1628 (3), 1630 (4)
y 1634 (5); nombrándosele asimismo, en las Varias partidas de
nacimiento de sus hijos—una de las cuales mencionaremos—y en un
curioso documento público que, autorizado en 1632 (6), justifica
encontrarse, su domicilio, en el Arrabal de Valencia. A uno y otro,
aunque de forma expresa al hijo, y tácita al padre, se hace referencia en
trascendental escritura de 25 de Septiembre de 1646, así que, al
describirse determinada finca urbana, de cuya situación Vamos a
ocuparnos con algún detenimiento, se anota en su linde delantero, a los
herederos de Francisco Garí, menor; puesto que la designación de este
individuo con el calificativo complementario, supone la existencia,
presente, o pasada, de otro de semejante
(1) Fol. 62 v.to. He aquí el acta:
«A. 24. de Jener. 1587. Yo Nicolau bonifaci V. (vicari) ppetuo (per Garí petuo) de la
parrochial de Borriana é batejat á frances fill de frances frances Garí y de Gracia
Vicent foren padrins Joan March é Usola Saurina donzella».
(2) Concuerda el hecho con lo que luego se consigna en nota, acerca de las segundas
nupcias de su viuda.
(3) Protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve, años 1628 y 1629, fol. 64.
(4) Idem, años 1630 y 1631, fol. 64.
(5) Idem, años 1633 y 1634, fol. 180 v.t°.
(6) Idem, año 1632, fol. 139 v.to y 140.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
284
nombre y apellido, a quien se distinguiría con el aditamento de mayor.
Del último, sin ningún género de duda, se ocupan las Memorias, en
los trozos que de las de 1580 y 1581 llevamos transcritos (1); a la vez que
por dejar de encontrarse en ambos años, y aún en la época de tales
documentos, antecedentes relacionados con nuevos o nuevo Francisco
Garí, por la circunstancia singular de distinguirse a la esposa y madre
respective de los dos conocidos, tanto en las Memorias—con la pequeña
rectificación acreditada en nota—cuanto en las actas de bautizo de su hijo
y de sus segundas nupcias, con los manifestados nombres de Gracia
Vicent.
Poseyó, pues, conforme se indica antes, y más tarde se comprueba,
Garí menor, en el Arrabal de Valencia, una casa, habitada en la fecha de
la escritura, por sus hasta aquí desconocidos herederos; y si dicha casa
fuese en realidad la que ocupó su padre en años de las dos consabidas
Memorias (1580 y 1581), a la par que el emplazamiento, quedaría
determinada con extraordinaria evidencia su relación con la de Bartolomé
Llázer, merced a la parte del asiento cuya copia literal transcribimos.
«......y después en acte de establiment rebut per miquel roca not. en
25 de setembre de 1646 lo clero li establi a Catalina Lloscano y de
Llorens V.da de Fabiá Llorens de San EsteVe not. una casa, eo pati, part
derruit y part habitable en lo arraual dit de Valencia..... confrontant ut ibi:
de vn costat ab casa y corral de la dita Catalina Lloscano, y de altre costat
ab casa de Carlos Puy Racholer sequía nomenada Ull de la uila en
mig..... darrere ab hort de Jaume Gosalbo C.da (ciutada) de Nules.....
dauant ab cases de J.n (Juan) Abad y hereus de frances Gari mer.
(menor) que
(1)
Conviene rectificar, aquí, en apoyo de lo, a seguida, consignado en el texto, algo de
lo que se dice en la Memoria de 1580, con motivo del nombre de su mujer. Llámasela
en ella, Gracia Vicenta (en la de 1581 Gracia); cuando, en verdad, debió haberse escrito
Gracia Vicent. ¿Prueba? Una, muy satisfactoria: el contenido del acta de sus segundas
nupcias (Libro primero de Sacramentos, fol. 136), en la cual, de parecida forma a lo que
se manifiesta en la del bautizo de su hijo, ya copiada, desígnasela de este modo. Véase
si no:
«A . 29 . de Setembre 1596 . sposi yo Nicolau bonifacj a
Pau
Matrimoni
Socies ferrer y Gracia Vicent y de Garí (forma usual de
indicar
los nombres de la mujer y el apellido del primer marido)
V.a
(Viuda) y doni la benedictio nuptial».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
285
al present (1724) son cases de els hereus de J.n Peris y de els hereus de
Vicent Porcar, y ab lo pou publihc de dit arraual...» (1). Omitimos en la
descripción de la urbana finca (o patio, parte derruido y parte habitable)
poseída a su tiempo por Balaguer, en días anteriores, Llázer, y luego,
varios más (2), junto con lo pertinente al gravamen a que se hallaba
afecta, sus lindes durante el año en que fue extendido el asiento, salvo el
señalado a su porción delantera; pero se conservan en toda su
integridad, éste y los demás referidos a la data del documento
escriturario, únicos de Verdadero interés para los fines a que aspiramos.
Y hacemos sobre todo distinción especial del moderno de su fachada—en
que, siguiendo orden sucesivo, se apuntan la finca urbana de los herederos de Juan Peris y la de los herederos de Vicente Porcar— por
cuanto mediante él, quizás nos sea posible resolver un extremo ahora de
sumo y verdadero interés: el relativo a cuál de las dos casas inclusas en la
antigua confrontación de idéntica parte, se ha de adjudicar el primer sitio
del lado izquierdo de la Calle del Barrio. Porque, aun cuando no parece
dudoso que al inmueble urbano de Juan Abad y al de los herederos de
Francisco Garí menor—lindes antiguos—hayan de corresponder,
respectivamente, el de los herederos de Juan Peris y el de los herederos
de Vicente Porcar—lindes modernos—(3); ya resulta de mayor empeño,
decidir,
(1) Croquis núms. 55, 36 y 41: 30 y 22-22 — : 37 : 54 y 58 : y 55. Apunta-ment, pág.
567. Al mismo asiento, y a Juan Peris aludíamos, al asegurar, en páginas precedentes,
no haber desaparecido la entonces citada, en fecha previa a 25 de Septiembre de 1646.
(2) Ténganse en cuenta los nombres de algunos de sus dueños, apuntados a su tiempo.
Conviene se advierta, asimismo, como figuran comprendidos en el linde del frontis, dos
casas, cual si se tratara de delimitarse no una, sino todas las que correspondían a los
consabidos propietarios. Ello sucede, según es natural y lógico, por faltarle mucha
anchura a la primera de aquellas dos para abarcar en su extensión la descrita.
(3) Aparte de la correlación en que figuran escritos los cuatro nombres de los
poseedores de ambas casas, comprueba lo afirmado, cuantas noticias conservamos de
Vicente Porcar, y las que todavía nos restan aducir sobre Francisco Garí, menor. Por lo
que a éste respecta, basta añadamos a lo sabido, que estuvo casado con Vicenta Sancho,
de cuyo matrimonio dejó, entre otros hijos, a Vicenta Garí Sancho, bautizada en 8 de
Diciembre de 1620 (Libro Sacramental de 1599 a 1625, fol. 60 v.to); la cual contrajo
nupcias con Vicente Porcar. (Escrituras de 26 de Julio de 1663 y 28 de Marzo de 1668,
insertas en
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
286
qué edificio, si el de Juan Abad o el de los herederos de Francisco Garí,
tuvo su puesto en el primer lugar de los del lado izquierdo de la vía.
Atendiendo a la falta de pruebas directas y concretas, y fijándonos,
exclusivamente, en el orden de colocación y lectura observado en lo
transcrito, parece regular se adjudique aquel sitio, al primero, en vez de a
los segundos de dichos propietarios; pero teniendo en cuenta, como por
necesidad ha de tenerse, lo que llevamos advertido, y conviene ahora
agregar acerca del redil cuando en años pretéritos cesó de existir y hubo
de ser reemplazado por construcciones habitables; a saber: que en el
terreno en él comprendido, se levantaron cuatro edificios: uno, en la
Calle y hacia la porción del solar de mayor lejanía a la Plaza o Pla, con
anterioridad a la .Cuaresma de 1580 (Memorias de 1580 y 1581) (1); y
tres en el último, luego del 1 de Julio de 1615 (Apuntament, página 555):
si se considera, en su consecuencia, que el de los tres, sito (o con puerta
principal) en la repetida Plaza o Pla, pero esquina a la Calle, era preciso
tuviese, por fuerza, reducida a ciertos límites la longitud de su pared del
lado derecho entrando, en esta vía (2), y que al término de la pared, debió
hallarse, conforme se
.
el protocolo de Félix Lloréns de San Esteve, años 1664 a 1668, los dos inclusive).
Si Vicente Porcar, pues, fue marido de Vicenta Garí, y ésta, hija de Francisco Garí,
menor, no es arbitrario, sino muy racional, suponer correspondencia entre los herederos
de Vicente Porcar y los herederos de Francisco Garí: nombres escritos, aunque en
diferentes tiempos, en igual linde de la indicada urbana finca, y también—por
deducción—en los otros dos colindantes entre sí, resultaran o no con parentesco.
(1) Aun cuando se ignora, según se lleva indicado, el nombre y título mediante el cual
adquirió el cuarto condueño su porción de redil, ya que las Memorias se limitan a
designar al ocupante del edificio construido sobre ella: fuera (es lo probable), el primer
adquirente, fuera, otro posterior; lo que se consigna en las dos inmediatas notas a
propósito de lo ancho del cercado—linde de las conocidas casas de Balaguer y
sucesores—y del número de edificios necesarios en aquella confrontación, para que, con
exactitud lo sustituyeran, y cuanto se justifica después en el texto por documentos
aducidos, o aun sin aducir, indirectos, pero fehacientes y relacionados con el asunto,
antorízannos para considerar, tan indudable lo que se afirma acerca de la cuarta casa,
como lo demás que se estima así en este capítulo del actual trabajo.
(2) A causa de resultar indispensable su encuentro con la pared correspondiente a la
fachada del edificio a continuación levantado en la misma, también, sobre solar del
redil.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
287
acaba de indicar en nota, el cuarto construido en terreno del cercado, con
su frontera y puerta de entrada en la propia Calle (1); y si atendemos, por
fin, dados los preinsertos pormenores a que, a la primera de las dos casas
incluidas en el linde en cuestión de la descrita; es decir, a la de Juan
Abad, corresponde la pared lateral de la primera de la Plaza, y a la
segunda de ambas, el inmueble que seguía a la de Abad, o sea, el de los
herederos de Francisco Garí menor, habrá de convenirse, por precisión,
en que, si bien la finca urbana de aquél aparece escrita en el asiento, para
los fines de su deslinde, precediendo a la de éstos, únicamente a los herederos de Garí, y por lo tanto, a los de Vicente Porcar, perteneció el
primer puesto o edificio del lado izquierdo con puerta principal o de
entrada en la Calle (2).
Nótese, a pesar de ello, que con el documento escriturario de la
Lloscano, y datos conocidos a él anteriores, habremos logrado
determinar, sí, con evidencia, el emplazamiento y la relación habidas,
entre la casa de Francisco Garí, menor, las de Bartolomé Llázer y la
Acequia, pero en manera alguna conseguido la justificación adecuada de
que, el inmueble de aquel Garí fuese, con absoluta certeza, el mismo
propiedad de Francisco Garí, mayor, su padre: circunstancia tanto más de
lamentar, cuanto que, de haber acontecido lo contrario, resultábannos
prefijadas las dos expuestas particularidades, y hasta averiguado el
postrer domicilio de Viciana, al señalar para el propio, el de la consabida
viuda Catalina Lloscano. Y resultábanos, con la enunciada designación,
hallado, el último domicilio de nuestro insigne historiador, porque,
ocupando, en semejante caso, el edificio de la nombrada señora y el de
Garí el primer sitio del opuesto lado de la Calle, y debiendo preceder o
seguir conforme a las respectivas Memorias de 1580 y 1581, el segundo
de los dos, al de D. Martín, sólo la casa que se acaba de designar para
éste, pudo anotarse, antes o después de la de Francisco Garí mayor, según
que se llevaran a cabo las inscrip-
(1) Supuesto que la pared lateral aludida, y la línea del frontis del cuarto edificio debían
abarcar la anchura completa del redil: exclusivo linde delantero (aparte el pozo que no
lo alteraba) de la casa y patio derruido de la Lloscano cuando los poseyó en 1565 Jaime
Balaguer, de acuerdo con la escritura anotada, y a igual señor relativa.
(2) Coincide, el resultado, con lo que se desprende de las conclusiones finales.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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ciones de los cumplidos en el precepto pascual, pasando de la primera del
lado derecho a la primera del izquierdo, o viceversa, de la mencionada
vía.
Pero no resultando factible, en los actuales momentos, justificar por
completo, la certeza del supuesto detalle de que, con anticipación, se
partía, procede se suspenda todo juicio acerca de tan delicada materia;
esperando a que el examen de la Memoria de 1569 y restantes
documentos complementarios nos suministren los datos indispensables
(de contenerlos) para decidir si son o dejan de ser, una exclusiva, las dos
casas de los Garí, y cuál, en definitiva, fuere la del historiador D. Martín.
III
En la de mayor antigüedad de las cuatro importantes Memorias,
encuéntrase inscrito, de parecida suerte que en las de 1580 y 1581, el
domicilio de nuestro cronista en el mentado Arrabal de Valencia;
incluyéndose en él, uno tras otro, su nombre y el de su esposa, precedidos
y seguidos, respectivamente, de los de Antonio Bonet y Bartolomé
García, con sus consortes, en esta forma:
11 †
†
12 †
†
13 †
†
«LO RAUAL DE VALETIA
Anthoni Bonet.
Violant. muller.
Marti de Visiana.
Angela. m. (muller).
Berthomeu García.
Isabet. m. (muller)»(1).
Nada nuevo ni de importancia sabemos acerca de los antecedentes
personales del referido Antonio Bonet, ni de las singularidades que
relacionarse puedan con la situación de su finca urbana; pero se conserva,
en cambio, en el antiguo Cabreo de Melchor Cluá, un muy notable
documento escriturario de fecha 19 de Octubre de 1565 (2), en cuyo
contenido, aunque dejan de comprenderse
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 114.
Fols. XXVij v.to, XXViij y XXViij v.to Se le alude cuando se citaron, en nota, algunos
de los poseedores del edificio de Esperanza Granches, aunque sin consignar su nombre.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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verdaderos pormenores de interés que conciernan a la persona del
segundo colindante del cronista, Bartolomé García, concrétase, en
cambio, el domicilio del último en términos tales, que acreditan ser el
conocido de Esperanza Granches, y hallarse, por la Acequia, separado de
los de Bartolomé Llázer, en años futuros, de Catalina Lloscano (1).
En dicha escritura, quien la otorgara; esto es: el repetido Bartolomé
García, confiesa, confirmando lo expuesto al reconocer cierto censo
enfitéutico a favor del clero, que poseía en el Arrabal de Valencia
(Plaza), «vnes cases y vn corral badinal», cuyos lindes eran «...... de vn
costat, ab cases y corral den monserrat galiana, de altre costat, ab cases y
corral de jaume Balaguer, cequia del Vil de la vila, en mig /e/, a part
detras, ab corral franch den françes morato, e a part dauant ab placa......»
Acreditan y aclaran con mayores detalles lo conveniente de la
copiada inscripción, de igual forma que la identidad de las casas de
Llázer, Lloscano y, colindante de Bartolomé García, Jaime Balaguer,por
un lado; y por otro, las del mismo Bartolomé García y las de Esperanza
Granches, un nuevo documento análogo (del que se dio a su tiempo
cuenta) (2), otorgado, por el referido Balaguer, en 17 de Octubre de
1565, reconociendo otro censo sobre casas, con patios y corrales anejos,
sitas en el propio Arrabal y deslindadas de Ja manera que sigue: ......de
hun costat, ab cases den bertomeu garcía, cequia del vil de la vila en mig,
a part detrás, ab ort tancat dell confessant /e/, a part dauat, ab corral de
mestre Diego mari adroguer e pou de la dita vila e cami: real de va.
(valencia)..... (3).
Obsérvese desde luego, como las datas de las dos correlativas
escrituras resultan tan próximas a la de la Memoria en postrer término
examinada, que, no es razonable considerar distintos a los otorgantes de
aquéllas y a otras personas de ésta que en sus inscripciones llevaren
iguales nombres y apellidos. La Memoria comprende domicilios y hace
alusión a individuos existentes en la
(1)
No se olvide que entre los varios propietarios de las casas de Llázer, se indica a la
nombrada señora.
(2)
En el lugar a que se refiere la nota anterior.
(3)
Cabreo de Cluá, fol. XVij v.to, XViij y XViij v.to, Confirmando lo que a su sazón se
indicó, en el linde de enfrente se habla por vez primera del corral—inmediato al pozo—
y de su propietario.
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Cuaresma de 1569, y los documentos, recién citados, designan edificios,
y contienen los nombres de vecinos que hubieron de vivir hacia mediados
de Octubre de 1565; resultando, en su consecuencia, separadas ambas
fechas por un período algún tanto mayor de tres consecutivos años. Las
dos públicas y originales escrituras, bien conservadas, e insertas,
conforme decíase, en el expresado Cabreo de Melchor Cluá, suponen
colindantes las casas de Bartolomé García y Jaime Balaguer, con el
intermedio de la Acequia: las de García, asentadas en el primer lugar a
ella inmediata, por la parte de la Plaza; las de Balaguer, en el lado
opuesto de la vía fluvial, y en el primer sitio, igualmente, del lado
derecho de la Calle; es decir, delante del pozo y de la finca urbana de los
herederos de Francisco Garí, menor.
Nos encontramos, pues, con dos trascendentales relaciones,
derivadas: una, de los documentos escriturarios que en los anteriores
párrafos se enuncian, no hipotética, sino real, entre el domicilio de
Bartolomé García—más tarde de Esperanza Granches—y el de
Bartolomé Llázer—luego de Jaime Balaguer—; y la segunda, deducida
de la Memoria de 1569, posible, pero todavía no justificada en forma,
entre el de Bartolomé García y el correspondiente a D. Rafael Martín de
Viciana.
¿Qué falta, en su vista, para que la advertida posibilidad se convierta
en absoluta evidencia, en una, las dos relaciones, y en uno, los edificios
del cronista y Balaguer? ¿Cuál requisito complementario habrá de bastar
a fin de que pueda estimarse Verdadera, en definitiva, la suposición o
hipótesis, teniendo a las casas de los Garí, mayor y menor, en calidad de
una sola, sita en el puesto primero del lado izquierdo de la Calle del
Arrabal, y enfrontada, en vida del Garí, padre, a la del historiador D.
Martín? Pues, sencillamente, que mediante título de Venta, por ejemplo,
posterior a la escritura consabida de Jaime Balaguer, hubiesen pasado sus
casas al dominio del cronista. ¿Otorgóse y se conservaren la actualidad,
documento público de idéntica importancia? Ya se consignó en los
comienzos del modesto trabajo actual, que, en cuanto a nosotros se
relaciona, nos había sido imposible encontrarlo completo ni en extracto.
Pero si desconocemos, si ignoramos su presente paradero—admitida su
existencia y conservación hasta nuestros días—, obra en el libro
voluminoso del Apuntament, cierto dato, cierto pormenor indirecto de
tanto alcance y aprecio, que para la comprobación de su otorgamiento y
resolución
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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segurísima del asunto, equivale, sin ningún género de duda, a la prueba
directa de mayor valor y eficacia.
Volvamos a indicar, empero, previo a su copia literal exacta, que los
edificios de Jaime Balaguer, de parecido modo que la gran mayoría—o
todos—de los ya mencionados en distintas ocasiones, hallábanse sujetos
a censo enfitéutico, y bajo el señorío directo del Clero. Aunque a los
poseedores o dueños de inmuebles con semejantes gravámenes, conforme
de ordinario es notario, les pertenecía en primer término, sobre ellos, el
llamado dominio útil; esto es: el derecho a percibir las diferentes clases
de frutos producidos, les era lícito, además, disponer a su voluntad de las
propias fincas, salvo en el preciso caso de venta, para la que necesitaban
autorización expresa o tácita del dueño o señor directo. Efectuado en
debida forma el traspaso del inmueble urbano o rústico censido, su nuevo
poseedor, a la Vez que adquiría el dominio útil, con los derechos a él
anejos, quedaba sujeto, entre distintas obligaciones, a la de abonar al
señor directo el importe del canon que al constituirse, se estipulara. Ya
tamaños preceptos legales, entonces, vigentes en todo el reino de
Valencia, hubo de figurar, atenido Jaime Balaguer, por lo que respecta a
sus casas, y cuantos debieron sucederle en su señorío útil hasta la
desaparición del expresado gravamen o carga.
El posterior conocido, inmediato a Balaguer (y de ello se habló en su
oportuno sitio) fue, el llamado Juan Aviñó, a quien solía también
designarse, en ocasiones, con el único nombre de Pedro, y, a veces, con
el de Pablo (1).
Estos dos nuevos adquirentes, de los apuntados inmuebles,
satisfarían, con seguridad, en cada año, la pensión o canon a que, de
antiguo, aparecían afectos; y si, entre ambos, y en Virtud del susodicho
título traslativo de dominio, hubiese existido algún otro incógnito
comprador de los mismos; o mejor, si de Balaguer, antes que a Aviñó,
hubiesen pasado a Viciana, verbigracia, el cronista, habría de constar
inscrito en la lista de las personas que pagaron al señor directo la pensión
pactada.
Ahora bien: en el inestimable libro del Apuntament, en aquel
(1)
No se olvide, en efecto, que al escribirse los de algunos de los dueños de las casas,
propiedad de Bartolomé Llázer, anotábase en primer lugar a Balaguer; y en segundo, a
Juan Aviñó, bajo sus tres diversos nombres, sin duda, de pila.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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voluminoso tomo, resumen fiel de muchos de los contenidos en el
Archivo, cuyos redactores, individuos del clero local, y en su vista
enterados al detalle de lo que concernía a los preinsertos gravámenes,
encuéntranse dos interesantísimos asientos (1)—de los cuales ya en parte
nos ocupamos—, relativos a las fincas urbanas de referencia (2).
En uno y otro se consignan datos múltiples, y minuciosidades sobre
aquéllas de gran valía para su determinación y conocimiento, digámoslo
así, histórico; pero solamente en el inscrito en las páginas 1.543 y
posteriores, se precisa de manera clara, aunque lacónica, lo adecuado al
caso de ahora. Trátase en el segundo de ambos asientos del libro, junto
con los precitados pormenores, de la aclaración de fundadas dudas, con
respecto al importe completo del canon; y algo después de la mitad de su
contenido, en línea aparte, y en forma de letra, con facilidad legible, se
consignan, entre las personas que estuvieron obligadas a satisfacerlo en
clase de señores o dueños útiles, tres nombres. Estos tres nombres, copiados ahora por el orden y de la forma exacta que allí aparecen escritos,
son:
«Jaime Balaguer, Rafael marti de Viciana not., Juan Auiño».
En resumen:
Primero. D. Rafael Martín de Viciana habitó, durante los postreros
años de su vida, en casa de su propiedad, sita en el titulado Barrio o
Arrabal de Valencia.
Segundo. Formábanlo en 1565, la Plaza, Pla o Llano de aquellos
nombres; la Calle o Calle Mayor, de igual suerte, llamada del Arrabal de
Valencia, y otra análoga vía en proyecto, de la que prescindimos en lo
sucesivo.
Tercero. La Acequia del Ull de la Vila, discurría en el expresado año
descubierta por la Plaza, en las proximidades de su parte contraria a las
fortificaciones; y separaba, a la Calle, o Calle Mayor, del trozo superior o
noroeste del Pla.
Cuarto. En el primer sitio del lado derecho de la Calle, entrando por
el Pla, tuvieron su puesto, en 1550, unas casas de la pertenencia de
Bartolomé Llázer; lindantes, por su lado próximo a la Plaza, con el
edificio de Pedro Argilés, Acequia nombrada, en
(1)
(2)
Págs. 567 y 1.545 y posteriores inmediatas.
Cuando dimos a conocer muchos de sus propietarios.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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medio; y por delante, con el pozo público del Barrio, única construcción,
entonces, allí existente.
Quinto. Sucedió a Llázer en la posesión de sus casas, en 1565, Jaime
Balaguer, y en la de Pedro Argües, Bartolomé García; ocupando el frente
de las fincas urbanas del segundo de los cuatro citados, además del
consabido pozo, el corral de Diego Mari Adroguer.
Sexto. Con posterioridad al 17 de Octubre de 1565, y antes de la
Cuaresma de 1569, fue reemplazado Balaguer, en sus edificios, por D.
Rafael Martín de Viciana; siguió ocupando, Bartolomé García, las casas
de que, en años de Balaguer, era dueño, y pasaron a constituir el linde de
enfrente del inmueble o inmuebles del cronista—comenzando por su
porción de mayor distancia al Pla— la casa de Francisco Garí, padre,
construida en el primer sitio del lado izquierdo de la Calle, y sobre
terreno del anterior corral—el pozo y el mismo cercado reducido por la
edificación de Garí.
Séptimo. Ocupaba la casa de éste, el primer lugar a que nos
referimos; porque, figurando en las Memorias de 1580 y 1581, a
continuación, y con anterioridad, respective, a la del historiador, y
poseyendo Viciana, la inmediata a la Acequia, o sea, la primera del lado
derecho de la Calle, únicamente en el caso de tener el Garí, mayor, su
casa en el sitio que se precisa, pudo (de haberse empleado el
procedimiento alterno, o sea, el de pasar de una a otra línea de la Vía para
las inscripciones en las Memorias, pero, por orden en el primer año,
inverso al del segundo), aparecer unida a la de D. Martín, en el modo y
manera indicados. Y como el pristino corral por delante, con el pozo en
contacto o cercano, comprendió, en lo largo de su extensión, la totalidad
del linde de que se trata, la existencia de un nuevo inmueble en tal parte
implica, con segundad, se le edificara en espacio del terreno de paredes
circuido.
Octavo. Precedía a la casa de Francisco Garí, el resto del disminuido
redil, con el pozo del Arrabal inmediato; porque, aun descontando el
pozo, que en nada reducía ni modificaba la anchura de aquél, el edificio
de dicho Garí, si bien sito en el primer lugar del lado izquierdo de la
Calle, no constituyó, la primera, sino la segunda de las construcciones del
preinserto lado de la Vía. Recuérdese en su comprobación, que a
Francisco Garí, mayor, sustituyó, en el dominio de la casa, su homónimo,
menor, y a éste, sus distintos herederos; y que, cuando en época algo
remota al
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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cronista, poseyó, sus fincas urbanas, la Lloscano, tenían, las mismas, por
confrontación delantera, además del inmueble de los Gari y el pozo, el
edificio correspondiente al conocido por Juan Abad. Luego, sabiendo
como sabemos, haber abarcado el corral de Diego Mari, en su amplitud,
el completo del linde en cuestión, para que la finca de los Garí ocupara el
primer sitio de la línea izquierda de la Calle, como se lleva ya advertido,
precisaba que la de Juan Abad figurase con puerta principal en la Plaza,
esquina a aquella vía, y hubiera reemplazado, también, al solar sobrante
del redil, por su frente, contiguo al repetido pozo, realizada que fue la
edificación de Francisco Garí, mayor.
Debiéramos dar aquí por concluso nuestro largo y fatigoso estudio,
de resultar único, y no modificado inmueble, lo adquirido por el
historiador en el Arrabal de Valencia; pero atendiendo a que en las
escrituras de Bartolomé Llázer y Jaime Balaguer, se habla de casas, y
quizás en la del inmediato poseedor al postrero, dijerase algo semejante,
creemos de oportunidad dedicar las últimas páginas del trabajo a la
aclaración del, todavía, obscuro extremo, con tanto mayor motivo, cuanto
que, con él, se relacionan los cambios en tales edificios, efectuados; ora,
en su primitiva estructura, ora, en su disposición posterior, comparada
con la en nuestros días tenida.
Hagamos constar desde luego, que, ni mediante el reconocimiento de
los libros, ni por el examen de las escrituras del Archivo Parroquial,
hemos conseguido tampoco descubrir verdaderas y directas pruebas
capaces de resolver a satisfacción aquella duda, a falta del extraviado
título de pertenencia, donde, con certeza se aclararía. Sábese, sí, por
deducción natural y lógica, que durante la vida de nuestro preclaro
historiador se realizaron en los varios edificios de sus-antecesores,
modificaciones de muy respetable coste, por motivo de habérsele añadido
el callejón que los separaba del linde opuesto al del lado de la vía fluvial
(1). Y nos fundamos para
(1) De la descripción de los edificios, cuando los poseyó Bartolomé Llázer, se deduce
que la estrecha vía hallábase situada entre el lado izquierdo de su casa, más distante a la
Acequia, y el derecho de la de Esperanza Fosses; las cuales corresponden en la
actualidad, respectivamente, a la que ocupa el Círculo Obrero, en otro tiempo Casino
Burrianense,. y a la destinada, en especial, a Horno de pan cocer. La de la Fosses, en
efecto, y las de Bartolomé Llázer, fueron desiguales en lo largo de su superficie;
excediendo, con bastante
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
295
.aseverar el expuesto hecho, en que, si bien en los comienzos del asiento
de la página 1.543 del Apuntament se habla de manera vaga e incompleta
de la data de semejante agregación, cabe, en cambio colegir, de lo hacia
su final escrito, que la afirmada reforma de los inmuebles hubo de
efectuarse, a no dudarlo, en días del propio D. Martín; por cuanto,
mientras su antecesor Balaguer, supone existente el callejón luego
añadido, al describir, casi al término de poseerlo, las fincas urbanas que
nos ocupan, su sucesor Aviñó, así
.
aproximación, las segundas a la primera, en tres metros; la última, es decir, la de la
Fosses, tuvo su pared lateral derecha, entrando, desde su comienzo, no en clase de
mediera, sino de propia, como correspondía a la que hubo de constituir uno de los dos
lados de la calleja (no obstante, a su desaparición, adquirió aquélla el primer carácter,
aunque sin perder su prístina forma, según todavía puede observarse). En el edificio
inmediato al lado derecho de la pequeña vía, derribóse su pared del izquierdo para el
ensanchamiento del anotado edificio; pero no sólo se conservó, y aún subsiste, su
porción última en longitud igual a la diferencia que mediaba entre las dos colindantes
casas (croquis núm. 43) sí que se han construido, de reciente, sobre los cimientos de la
parte derribada y a continuación (hacia la calle) del trozo vetusto, tabiques y cocinas,
con destino a las necesidades del antiguo Casino y hoy Círculo. Y puesto que la
situación y lo largo del susodicho trozo Vetusto, supone el enfrontamiento del espacio
lineal comprendido entre el punto posterior, límite de la pared del lado derecho del
inmueble de la Fosses (croquis final del n.° 44) y el punto anterior, principio (Idem del
43) de la porción conservada del de Llázer, se ha creído oportuno inquirir la distancia
del primer al segundo límite, con el objeto de comparar su medida con la que
correspondió al callejón, en Vista de lo, acerca del particular, escrito en el asiento 1.543
del Apuntament; resultando del trabajo para tal fin realizado, que los trece palmos
obtenidos ahora, concuerdan, en absoluto, con los que se consignan, tuvo antes,
conforme al mentado libro. Añadamos, para completar la materia, que, aun cuando en el
linde posterior de su casa, tenía, la Fosses, cierto huerto de su-pertenencia, en 1530
(Llibre primer de instruments de el Rt clero de Burriana, fol. CCCViiij), tiempo
después, a causa del aumento de edificaciones habitables en la Calle del Arrabal, y en la
que constituyendo ángulo recto con ella, se llama, al presente, de San José, abrióse
nueva y parecida calleja—hasta enlazar con la ya existente—cuyo arroyo limitábanlo
por un lado, la casa o edificios que fueron de Juan Mentida (libro citado, fol. CCCViiij)
y el, o los de la Fosses (croquis núms. 46, 60 y 45); y por el contrario, la finca rústica
enunciada (croquis núm. 37). Unidos ambos callejones, en forma, casi de ángulo recto;
y teniendo, el segundo en fecha, frente a su sitio de enlace con el primero, los tres
metros, aproximados, de la pared que se conserva en el inmueble, con destino a Sociedades recreativas, había de comprender, su ancho, como en realidad sucede, los trece
palmos, o sea, la equivalencia análoga a la apuntada medida decimal.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
296
que en concreto alude al linde de la parte en donde la estrecha vía se
encontraba, lejos de considerarlas separadas, por la calleja, declárala
desaparecida, al decir ...... de altre costat ab casa de la V.da de Juan
Pandos, que olim (en tiempo pasado) auia un carrero en mig......»
Tan costosas modificaciones, de las cuales nos ocupamos ya, con
detenimiento, cuando en trabajo distinto, se estudió la situación
económica de Viciana, todavía habiendo sido importantes, no debieron
llevarse a cabo, sin embargo, bajo la base de reducir a uno — de resultar
diferentes — los adquiridos edificios; toda vez que en la porción del
asiento respectivo a la casa de Juan Aviñó se manifiesta haberse
cabrevado «...... vnes cases, patis eo corrals contiguos.....», y tan general
forma de expresar el número de inmuebles, en nada difiere del empleado
por Llázer y Balaguer en la descripción de sus fincas.
Resulta, en su consecuencia, llana y racionalmente pensando, que si
en la época de los inmediatos antecesores del cronista, fueron algunos,
los edificios en cuestión, y diversos, de análoga suerte, en la de su
sucesor Aviñó, varios hubieron de ser, por necesidad, durante el período
del poseedor intermedio.
Respecto del número exacto a que puede reducirse su conjunto, cabe
afirmar, con absoluta confianza, que fueron dos. Al menos así parece
comprobarlo la importante y repetida inserción, en la cual consta
consignado, que Aviñó, la Lloscano y Vicenta Alfonso, propietarios
sucesivos de dichas casas, figuraron en concepto de poseedores de las
dos primeras del lado derecho de la Calle del Arrabal de Valencia.
No obstante la satisfactoria aclaración que antecede, al pasar en años
posteriores a Aviñó, las urbanas fincas de la Lloscano a la Alfonso; y
luego, a nuevos conocidos adquirentes, subdividióse, también, en dos, la
de mayor proximidad a la Acequia del Ull de la Vila.
Conviene recordar, al efecto, aclarando y complementando lo
afirmado, que en la descripción de la postrera, a su tiempo y lugar
efectuada, a seguida de manifestarse que en 1646 se componía de parte
habitable y parte ya derruida, hádasela lindar, por su lado izquierdo,
entrando, con el otro edificio, propiedad de la Lloscano; y por el derecho,
con el de Carlos Puy Racholer, Acequia nombrada, en medio. De las dos
distintas casas, pues, del dominio de la última indicada señora, la que se
acaba de enunciar, inmediata
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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a la vía fluvial, era la primera del lado derecho de la Calle (1); y la
restante, la que a continuación la seguía y fue, como la otra, de la
pertenencia de Llázer y sucesores; o sea; la del callejón agregado (2).
Aquel edificio, de parecida suerte que algunos de los grandes y
valiosos de la exvilla, componíase en realidad, de dos porciones desiguales, aunque en comunicación directa e íntimamente unidas (3); una,
con destino a morada de su ilustre dueño, ancha, larga y de recia solidez
(4); y otra, de relativa medida superficial y de construcción menos
maciza, reservada, bien a bodega, bien a depósito de instrumentos
agrícolas, ora a menesteres de idéntica naturaleza (5). Esta segunda
sección del aludido inmueble—la derrumbada o derruida—pasó, en
concepto de patio, en tal ruinoso estado, antes de 1685, a Vicenta
Alfonso, y de ella, en dicho año, por Venta, a Mateo Cherta; de quien,
después de su conversión en edificio independiente, lo heredó, en
testamento de 20 de Diciembre de 1705, uno de sus hijos, de nombre,
José (6).
(1)
Croquis núms. 35 y 36.
Idem núm. 41.
(3)
En los libros del Archivo, al ocuparse de semejante clase de inmuebles, se emplea la
significativa palabra «inmiscuits» (mezclados). Viciana en su Cabreo del Clero, lo usa
para dar a entender la relación de las casas de Llázer con el huerto anexo (no se olvide
lo que se dice en la parte de ellas transcrita); y el notario, mossen Francisco Rafael de
Vicent, hace lo propio al mentar la que enlazaba las dos porciones constitutivas del
edificio tenido en calidad de Solar de los Viciana. (Véase nuestro folleto sobre ella,
primera y segunda edición).
(4)
Croquis núm. 36.
(5)
Idem núm. 35.
(6)
Apuntament, pág. 1.543. En el desaparecido Cabreo del Notario Andrés Ballester,
según el asiento anterior, se extendió, con fecha del 14 de Enero de 1714, la declaración
prestada por el repetido José Cherta, reconociendo el censo enfitéutico a que se hallaba
afecta su casa; en cuya declaración hizo consignar, que la parte izquierda de la finca, en
la anchura de trece palmos(unos tres metros), se encontraba libre de la carga, a causa de
haber constituido, dicho espacio—entonces cuarto—un callejón que, en muy antiguos
tiempos, existió. Por la latitud asignada a la angosta Vía—igual anchura que la
perteneciente a la calleja, límite izquierdo de la casa de Viciana—, compréndese que se
alude, en lo advertido, a ésta, y no, a otra distinta. Hay que desechar, sin embargo, el
absurdo, supuesto por el declarante. Lo consignado en nota, acerca del verdadero
emplazamiento del callejón; sus trozos y rastros todavía observables; la absoluta
carencia de análogos signos o señales en el edificio de
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
298
.Queda, pues, luego de todo lo hasta aquí manifestado, cual
definitiva conclusión de nuestro estudio, que de las dos casas, propiedad
de D. Rafael Martín de Viciana—en el día convertidas en tres—la
especial, la que le sirvió de habitación en los postreros años de su vida,
fue la segunda—ahora—, y la primera—entonces—del lado derecho de
la Calle del Arrabal de Valencia (1), entrando por el Pla (2). Y debió ser
ésta, y no ninguna otra, porque prescindiendo de la reedificada sobre su
porción derruida, cuyo destino, con anterioridad a su desplome,
conocemos, únicamente aquélla reunía, además de las circunstancias
comunes a las dos primitivas (la de tener, por delante, el pozo y casa de
Francisco Garí, y por detrás, el consabido huerto) (3), la especialísima de
.
Cherta, y la imposibilidad material de que en la. superficie abarcada en la actualidad
por la finca, cupieran - luego de separar los tres metros que corresponden a la estrecha
vía, por un lado, y lo ancho del margen y Acequia a aquélla añadidos, por otro—los dos
edificios del cronista, justifican, de modo evidente, lo fundado de nuestra afirmación.
Pero si parecidas consideraciones no bastaran, suplirían, a buen seguro la falta,
singularísimo detalle del asiento, tocante a la caída en comiso de la casa de Cherta. Por
no satisfacer, sin duda, el canon, en el día al objeto estipulado, se instruyeron las
oportunas diligencias para la devolución del inmueble, o de su porción censida, a su
dueño o señor directo; y en la sentencia, a su debido tiempo dictada, en lugar de
comprenderse en el comiso sólo el trozo del edificio sugeto al gravamen, de acuerdo
con lo manifestado por Cherta, abarcó su totalidad; con lo cual, bien claramente se dio a
entender que se hubo de confundir en el asunto, una casa con otra de las de Viciana, y
que ni existía ni hubo existido, en la citada, fragmento libre de carga, ni la calleja en su
vista, motivo de la pretendida franquicia.
(1)
Hoy, Calle de Rochera.
(2)
Al presente Plaza de San Fernando o de Wilson.
(3)
Este huerto, en 1724, de doce áreas y cuarenta y siete centiáreas (hanegada y media),
poseíalo, en los comienzos de 1550 Catalina Carrasca (Apuntament, pág. 1.551), y en
posteriores años Llázer y los tres subsiguientes propietarios de las casas a que fue unido.
En tiempo de Catalina Lloscano (1646) hállasele disgregado de dichos urbanos
inmuebles, y en poder de Jaime Gozalbo, vecino de Nules (véanse el deslinde del
edificio de la Lloscano); aunque volvió a incorporarse más tarde a los primitivos, o
mejor, al que habitó Viciana (página indicada del Apuntament) para continuar, hasta
nuestra época, en semejante situación. Cuando lo poseyó Catalina Carrasca,
encontrábase ya cercado de pared (Llibre primer de instruments de el R. t Clero de
Burriana, folio XViiij v.to) y sobre ella fueron apoyando la parte posterior de sus casas,
cuantos edificaron en los lados de la Calle de San José y del Rosario, inmediatos a la
misma. De estas paredes, sin embargo, apenas existen ahora sus antiquísimos cimientos,
sobre los cuales han ido levantándose las modernas, a
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
299
lindar por su lado derecho, o sea, el contiguo a la Acequia del Ull de la
Vila (1), con la que habitó Bartolomé García (2).
Añadamos, para terminar, y como curioso dato, por de contado, que
los nombres conocidos de cuantos fueron dueños del edificio o edificios,
objeto del ya concluso trabajo, con expresión, en Varios casos, del año
exacto en que los ocuparon, son los que, a continuación se anotan por
orden sucesivo de fechas:
Años
Bartolomé Llázer. ...................................
1530
Jaime Balaguer. ............. ......................
1565
Martín de Viciana. ............ ...................
1569
Pedro-Juan-Pablo Aviñó. .......... ...........
1614
.
medida que la necesidad de su reconstrucción lo ha reclamado. El trozo de la que
limitaba el huerto por su lado cercano a la Acequia, como las antedichas, ha
desaparecido; si bien pueden observarse ahora sus cimientos, sitos a un metro de
distancia de la vía fluvial. Encima del muro de contención de la vía, y con destino
similar al de la primitiva pared, se edificó otra, conservada hasta el momento actual en
bastante buen estado.
(1) Las únicas modificaciones importantes de la vía fluvial, se han realizado en días, en
realidad, modernos; y, redúcense, por lo que atañe al trozo comprendido en el Barrio, a
la adición, de parte de ella y de su cajero derecho a la primera casa de la Calle; a la
construcción, en la Plaza, de un edificio habitable sobre otra parte de la acequia y su
ancho margen de paso izquierdo; a todo el cubrimiento de su descubierto cauce, y a su
ligero desvío hacia la línea media del Pla.
(2) El número, en la actualidad, de los propietarios de casas en el espacio de Pla
comprendido entre la Calle de San Vicente o de los Aliados—en lo antiguo Camino o
Calle en construcción o proyecto—y la que habitó o. sustituyó a la habitada por Viciana (prescindiendo de las dos que se levantaron sobre, y en ambos lados de la
Acequia), redúcense a tres. Semejante número coincide con el de los propietarios de
inmuebles urbanos que en vida del historiador ocuparon los de igual trayecto; por
cuanto Bartolomé García, colindante del cronista en 1565 y 1569, y uno de los tres solos
poseedores, y tres jefes de familia, allí existentes, durante ambos años, habitaba—hecho
probado — el tercer y último domicilio del repetido espacio de Plaza, a contar desde la
predicha Calle.
Por lo demás: la casa del Arrabal de Valencia, habitación última de don Martín, la
poseen actualmente, algo aumentada en longitud hacia el huerto, D.a Victoria Martí
González, esposa de D. Manuel Comes e hija de la difunta D.a Elvira González
Monsonís; la del lado derecho a ésta, D.a Isabel Miralles Franch, esposa de D. Benjamín
González Monsonís, y la de la izquierda, el Centro Obrero; cuya Sociedad la ha
adquirido, de reciente, por compra.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
300
Años
Clero local.. ..............................................................1646(1)
Catalina Lloscano. .......................................... .......1646
Félix Lloréns de S. Esteve, entre. ......... ...........1646 y1653 (2)
Jerónimo Jimeno. ........................................................1653 (3)
Vicenta Alfonso, entre ........................ ...........1653 y1685
Mateo Cherta (parte de uno de los edificios)...............1685 (4)
José Cherta (Idem), entre .................... ...........1703 y1724 (5)
Vicente Peset, en.. ....................................................1724 (6)
Después de la posesión del Peset, resultaron propietarios de la casa,
o casas, muy en especial, D. Pedro Monsonís; su hijo del propio nombre,
y la hermana de éste, D.a Francisca Paula; don Pedro, D. Matías, D.a
Francisca, D.a Victoria y D.a Paula, hijos del segundo D. Pedro; y los
descendientes inmediatos de D.a Francisca: D.a Elvira y D. Benjamín
González Monsonís; siendo en el año que rige, sus verdaderos dueños,
como se lleva consignado en nota, determinada Sociedad obrera; una
señora de la anterior familia de Monsonís, y otra, que no lo es.
(1)
Apuntament, pág. 567.
Idem.
(3)
Idem.
(4)
Idem, pág. 1543.
(5
Apuntament, pág. 1.543.
(6)
Idem, y pág. 1.551, además.
(2)
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
UNA NOTABLE Y DESCONOCIDA EDICIÓN
DE LA
SEGUNDA PARTE DE LA CRÓNICA
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
En manifestación consignada, a su tiempo, en el estudio que se
dedica al tercer período de la Vida de D. Rafael Martín de Viciana
(páginas 197 y 198 de este libro), se anunciaba, a sus admiradores, y a los
eruditos, una sorpresa alusiva a la Segunda Parte de la «Crónica de
Valencia y de su Reino», cuyo conocimiento e importancia, iba, con
seguridad—o mucho nos engañábamos—, a colmarles de verdadera
satisfacción.
Sin ninguna demora ya en el plazo, y en cumplimiento y crédito de
lo, allí, con sinceridad y gusto prometido, véase si corresponde al
anuncio, el actual modesto trabajo, en esencia dedicado al hallazgo y
examen de írascendentalísima copia, no de cualquiera de los tres últimos
Libros originales de su historia, sí que de la innegable y desconocida
segunda edición de la Segunda Parte, en extremo distinta, de la, tenida en
concepto de tal, por el excelente jurisconsulto, D. Francisco Xavier
Borrull Villanueva, y escritores que le sucedieron y copiaron (1).
Antes, sin embargo, de aducir la prueba de lo que constituye
modificación esencial en el número, orden y fondo de las conocidas, y las
explicaciones adecuadas acerca del modo y manera como hayamos
logrado inquirir su paradero, con los datos necesarios para sostener,
confiadamente, lo que antecede, creemos de todo punto indispensable, al
efecto de compararla con las diversas impresiones que de semejante Parte
se guarda recuerdo, y para el
(1) Nació, Borrull, en Valencia, el 3 de Diciembre de 1745; estudió Derecho en su
Universidad (de la cual fue profesor de Instituía Civil), y obtuvo el Doctorado in
utroque jure. Combatió, con tenaz empeño a Bonaparte; en Agosto de 1810 se le eligió
Diputado para las Cortes de Cádiz, y, entre los distinguidos cargos judiciales que
desempeñara, se encuentra el de Oidor de la Real Audiencia valentina. Estuvo, además,
condecorado con el título de Académico de honor de las Academias de San Carlos, San
Fernando y San Luis; poseyó una admirable Biblioteca de libros raros, ediciones
antiguas impresas en Valencia, y manuscritos; dejó publicadas diferentes obras, y,
finaron sus días, en la susodicha ciudad, el 29 de Mayo de 1838.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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debido conocimiento de la materia con que, a ciencia cierta, se relaciona,
reproducir, ampliándolo, cuanto sobre dichas impresiones, y, su sañuda
persecución llevamos expuesto, y nos cuentan, además, el historiador y
algunos otros autores regionales.
Quienes, por curiosidad o deseo de conocer a las más excelsas
glorias Valencianas, hayan tenido a su alcance la magnífica obra del
Doctor en Sagrada Teología, mosén Vicente Ximeno, titulada,
«Escritores del Reyno de Valencia»; y, leído, con particular atención, el
hermoso e interesante artículo relativo a nuestro compatriota, D. Rafael
Martín de Viciana, recordarán, a buen seguro, que los libros impresos de
este respetable y muy excelente cronista, eran, en los días de aquel
juicioso escritor, en tan reducidísimo número, que la adquisición o
encuentro de alguno de ellos cabía calificarse, casi al igual que ahora, de
hecho, en realidad, extraordinario (1).
Los que, entusiastas, apasionados de D. Martín, aspiraban, en la
época de referencia, a conseguir alguna de sus distintas obras; o mejor
todavía: la incompleta «Crónica de Valencia y de su Reino», o cualquiera
de sus tres no desaparecidos tomos, en defecto de los que, en tiempos
anteriores, hubieron de imprimirse, acudían al indispensable recurso de
copiar u obtener copias manuscritas de su contexto, difícil y
costosamente sacadas de los pocos originales, entonces, todavía
conservados (2).
Ocasionó la insólita y casi absoluta desaparición de la totalidad de
estos singularísimos libros, y, en especial, de los que constituyeron .su
memorable y precitada Crónica valenciana, la franqueza con que el
historiador se proponía exponer, y expuso, sus sencillas e ingenuas
narraciones, y las dificultades invencibles, o poco menos, de escribirla
sin originar protestas y descontentos en diversas de las personas a
quienes, por necesidad, había de aludir de directa o indirecta manera.
De cuantos tomos, sin embargo, húbose de componer la regional y
extensa historia antes nombrada; el, con mayor obstinación, perseguido,
ya en vida suya; el que—circunstancia extraña— debió, cual parece,
motivar recursos y resoluciones judiciales; y
(1) Ximeno hácenos comprender su escasez, diciendo: «......al presente..... pueden
contarse entre los más raros del mundo». Obra citada, t. I., pág. 167.
(2) Idem.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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el que, acaso, pudiera haber sido causa del completo y definitivo
desaliento de D. Martín, de no asistirle complexión firme y en absoluto
equilibrada, fue la Segunda, dirigida, conforme es notorio, a tratar en
verdad y sin adornos de la numerosa nobleza de nuestro bello y antiguo
reino de Valencia (1).
Ya desde el primer momento en que se propuso componer el
delicado y perseguido Volumen que nos ocupa, observó, en efecto,
nuestro ilustre y perspicaz D. Martín, lo espinoso de su temerario
empeño, cuando al comenzar el «Prologo del Auctor al lector» (2),
consigna, con resignación marcada, «Bien sospecho yo los
inconuenientes que de querer scriuir este libro se me pueden recrescer
entre los imbidiosos que jamás faltaron a tales obras... (3) por tratar de
cosas que de suyo e consigo trahen la contradic-tion...... » (4); y
aclarando, mucho después, en el sustancioso «Prologo del Auctor en el
tractado de las armas y en todo el libro de la cauailería......» (5) el
fundamento principal de las sentidas y previsoras palabras expuestas,
añade—entre inquietudes y preocupaciones—que de los diferentes nobles
Valencianos, pretendían ser los preferidos, al enarrarse en el tomo sus
meritorios títulos, tanto los originarios «......de sangres reales e de muy
antiguos tiempos...... » (6), como los que se manifestaban descender
«......de illustres e limpias sangres e que sus progenitores con Virtud y
Valentia lo ganaron...... » (7) y aún, también, «......los modernos e nuevos
caualleros......» (8) , para quienes—de acuerdo con sus alegadas
razones — «......la verdadera nobleza consiste en la propia virtud por la
qual alcancaron ellos la orden de caualleria...... » (9).
Con el fin de acabar de una vez y para siempre, con estas y otras
análogas contrariedades (10), decidió, el cronista, en último
(1) Segunda Parte, pág. 10.
(2) Idem, pág. 9.
(3) Idem.
(4) Idem, pág. 5: (Dedicatoria al Duque de Gandía),
(5) Idem, pág. 31.
(6) Idem.
(7) Idem, págs. 31 y 32.
(8) Idem, pág. 32.
(9) Idem.
(10) Idem, pág. 31. Viciana sustituye a las palabras del texto, las que siguen, «,....y por
quitar mas debates y pretensiones....... »
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extremo, y luego de largas dudas e inquietudes (1), escribir, de cada una
de las familias regionales de referencia por «......el orden de la A. B . C
.......» (2)—habido en cuenta sus linajes—y «......según de quien—dice—
primero tome su hystoria...... » (3); procurando dar a conocer, con la
mayor imparcialidad, sus títulos y merecimientos respectivos mediante
investigaciones peculiares y directos antecedentes de las mismas, hasta
con obstinación solicitados. Así se explica, de fácil modo, en lo que al
postrer pormenor afecta, su advertencia y recordación a los distintos
nobles valencianos sobre si «......de alguna familia hallaren poco
scripto.....» (4), culpa sería de los individuos que la constituyeren, no de
él; pues, además de que «......a mi propia costa—exclama—y con muchos
trabajos a todos he procurado seruir...... » (5) «......muchas vezes solicité,
rogué e importuné particularmente a todos los caualleros que me
comunicassen lo que tenian digno de memoria de sus linages...... » (6),
sin nunca jamás haber accedido ni dado cumplimiento (ellos), a su
generoso y utilísimo encargo, antes por el contrario, si cosa de valía en
su poder conservaban «......en sus casas se quedo..... » (7) según, con
frase gráfica, nos manifiesta; agregando, además, para final de sus
continuadas admoniciones y recuerdos, y en muestra de su inagotable
paciencia y buena fe, la conminación—supuesto el caso de observarse
incompleto el libro, luego de habérsele publicado — al objeto de que
apercibiesen «......sus auctos y recaudos para la segunda impressión
quando Dios fuere seruido que se haga y mejorarse han entonces sus
hystorias...... » (8); conminación, cuyos resultados corrieron parejas con
los aludidos recuerdo y advertencia, y que, en nada influyó, tampoco,
para que dejaran de seguir hostilizándole con terca y despiadada saña.
(1) Idem, pág. 51. En reemplazo a lo apuntado, expone: «......muchos días estuue
suspenso y sin determinación acerca de la graduación que deuia dar a las familias
militares.»
(2) Idem, pág. 52.
(4) Idem.
(5) Idem.
(6) Idem.
(7) Idem.
(8) Idem.
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El número regular, en efecto, de ediciones del segundo volumen de
la Crónica impresas durante el último período de la vida de D. Martín, sin
colofón, todas; las muchísimas familias de la nobleza valenciana en el
Libro omitidas, a pesar de los anuncios y ofrecimientos de nuestro formal
y muy laborioso historiador; y la brevedad y espacios en blanco
observados con frecuencia en distintas de sus narraciones biográficas,
constituyen perdurable testimonio de las inmensas dificultades puestas a
D. Martín por aquella encolerizada y anárquica clase, y de la presión
sobre su ánimo y persona ejercida para impedir, con empeño, apareciese,
o se publicara íntegro, al menos.
Coinciden, en absoluto, con tan severas, razonables y positivas
apreciaciones, el conjunto de las emitidas por los escritores regionales
que, en sucesivos tiempos antiguos, en particular, de la indicada materia
se ocuparon.
Onofre Esquerdo, en sus manuscritos, y como justificante del encono
violento mostrado contra el desdichado Libro o Segunda Parte de la obra,
nos asegura, al pie de la letra copiando, que «...... no pudo salir en
público entera; pues al tiempo que se imprimía (1), muchos pusieron
querella por ver que anteponía Viciana unas familias a otras juzgando
perdían su nobleza; por lo qual la Audiencia mandó suspender la
impresión: y así faltan muchas familias de las antiguas. Pasó Viciana—
continúa—a Barcelona, y así trató de bolber a la impresión de su libro
disponiéndole por las letras del Alfabético (2); pero lo impidió su muerte,
con que éstos (3) y la embidia fueron parte de que este 2.° tomo de su
Crónica no se pueda hallar entera, sino algunos fragmentos (4).
En realidad, si bien incurre Esquerdo, en el sustancioso y alguna vez
reproducido párrafo precedente, en no pocos comprobados errores e
inexactitudes, afirma, a pesar de ello, hechos, y
(1) Con semejantes palabras se refiere, sin duda, a la primera de sus ediciones.
(2) Poseyó, o creyó poseer, pues, Esquerdo, la edición tenida hasta ahora por segunda, o
sea la única no alfabética, estimándola, con equivocación, primera.
(3) Los nobles.
(4) A cuyas graves noticias agrega otra, advirtiendo, que varios insensatos, con el fin de
extinguir las obras del cronista, quemaron muchísimos de sus ejemplares.
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hace constar particularidades, sin disputa segurísimas, y acordes, por
completo, con lo que en anteriores páginas se aseveraba.
Encuéntrase acertado, por ejemplo, cuando sin ambajes ni rodeos
denuncia las violentas persecuciones de que fue objeto esta Segunda
Parte de la obra, previstas (se advirtió antes), por el historiador; acierta,
de idéntica forma, al suponer omitidas gran número de familias
valencianas de la más rancia y linajuda nobleza en sus imparciales y
verídicas narraciones; y tiene, también, razón sobrada, en lo que, en
concreto, atañe a la imposibilidad de hallar entero el tomo, no obstante la
constancia y continuas tentativas de su autor para lograrlo (1); pero anda
en verdad equivocado en sus dichos, señalando a Barcelona por lugar de
su fallecimiento, según en ocasión propicia y anterior trabajo acreditamos
(2); equivócase, de análoga manera, en cuanto nos viene a revelar entre
líneas, por más que de comprensión harto clara e inteligible, acetca del
número de las ediciones del Libro—que hubieron de ser varias, y no una,
cual de lo transcrito se desprende (3)—y por fin, aparece trastocado, en
lo que de tácita o indirecta suerte nos participa con relación a la
suspendida—si lo fue—por mandato de la Audiencia, considerándola
redactada en orden diverso del alfabético.
Todavía, y por lo que respecta a las impresiones de la Segunda Parte
de la Crónica, el propio escritor regional, en sumo grado afecto a nuestro
D. Rafael Martín; entusiasta apasionado de su magna obra histórica, y
con interés, por lo tanto, en su eficaz pro-
(1) Aun cuando Esquerdo desconocía las tres ediciones siguientes a la primera, hubiera
podido asegurar, de conocerlas, lo que se desprende de las dos postreras
manifestaciones del texto; por cuanto de las trescientas familias, cuya historia se
propuso escribir Viciana (página 14 de la primera edición y 11 de la segunda), no llegan
de mucho, a la mitad, las relacionadas en el conjunto de las impresiones que hasta
nuestro tiempo se suponían publicadas (sesenta y una, en la primera, cuarenta y nueve
no mentadas, en la segunda; otras tres agregables, de la tercera; y dos nuevas que añadir
de la cuarta; total: ciento quince).
(2) En el que se titula «Lugar y fecha de la muerte de D. Rafael Martín de Viciana».
(3) Es extraño, dice el Sr. Torres en su Advertencia al Lector, pág. XXV, que obrando
en poder de Esquerdo un tomo de la Segunda Parte, con hojas de la primera, segunda y
tercera edición, no llegara a percatarse de la existencia de otras ediciones a ella ajenas.
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paganda e indefinida conservación, trató de hacer revivir ai ilustre
fallecido, intentando ordenar un libro, o con mayor exactitud, una nueva
edición completada de semejante volumen de su Crónica, con el
significativo título de «Viciana resucitado» (1); mas—como de ordinario
es sabido—hubieron de malograrse, por desgracia, sus laudables y
meritorios propósitos, o, resultaron en gran parte incumplidos; y no
realizó de cuanto intentara diferente cosa, que añadir a un extenso y
abultado manuscrito suyo con los capítulos de las familias comprendidas
en las tres primeras impresiones del indicado segundo tomo (algunas en
resumen) y el de uno de las principales incluidas en el tercero (alúdese al
de Perellós), narraciones relativas a Varias (de ninguna forma a todas,
según anunció en la Prefación) de las olvidadas por el historiador en sus
relatos; sin agregar otras noticias a las que éste suministrase, ni diere
cumplimiento, tampoco, al voluntario compromiso contraído de
proseguir hasta sus días la descendencia de las familias que don Martín,
en su libro, hubo de haber estudiado (2).
Años después de ocurrida la defunción del docto, pero vanidoso
escritor valenciano, Esquerdo (3), aparecieron dos nuevos, meritorios y
útiles libros, en que sus autores, nacidos y muertos
(1) De ella dice Ximeno en el t. II, pág. 134, de su nombrada obra, que: «Es un libro en
folio de pocos cuadernos, en que a imitación de aquel Autor (Viciana) empezó a tratar
de Linages nobles de familias valencianas, pero es obra muy incompleta. La tiene en su
librería Joseph Rocafull, Notario del Santo Tribunal». D. José María Torres que la vio y
pudo examinar, indícanos en su repetida Advertencia al Lector, pág. XXVIII, que la
integraban un ejemplar de la Segunda Parte de la Crónica comprensivo de 56 folios,
aumentado con 18 hojas manuscritas, de puño y letra de Esquerdo; aunque, añade, de
modo confuso, que no era «tal volumen el de que se servía para su Viciana resucitado»
(¿se servía o constituía?), sino otro manuscrito, que el mismo Esquerdo, también,
adicionó, y cuya reseña se efectúa, a seguida, en el texto.
(2) Torres, Advertencia citada, pág. XXIX.
(3) Docto, en noticias históricas sobre Valencia. Los Jurados y Síndico de la ciudad
confiaban tanto en su saber, que, al decir de Ximeno (Obra mentada, tomo II, fol. 133),
en los sucesos extraordinarios y de solución urgente, le consultaban, gobernándose por
sus informes.
Vanidoso, en exceso: por cuanto para elevar de rango a su familia, en el capítulo
manuscrito destinado a la noble de los Vives, en vez de escribir que la tercera hija de
Francisco Vives contrajo matrimonio con Juan Visquer de Xávea, apuntó, con Juan
Esquerdo de Xávea. Torres, Advertencia citada, página XXIV.
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en la ciudad de referencia, ocupábanse, análogamente, en interesantes
artículos dedicados al historiador, de la injusta persecución
experimentada por su Crónica y del número y contenido de sus, entonces,
conocidas ediciones: una de aquellas obras del Padre Fray José
Rodríguez, con el título, como es sabido, de «Biblioteca Valentina» (1); y
la restante, del D. Vicente Ximeno, en varios lugares nombrado, con la
inscripción también conocida y consignada al frontis, «Escrytores del
Reyno de Valencia» (2). Y por más
(1) Ximeno, obra mencionada, t. II, pág. 145.
El artículo del Padre Fray José Rodríguez sobre Viciana, comienza en la página 327 de
su bio-bibliográfica obra.
En la pág. 328 de ella, consigna, el mismo Padre, a propósito de las persecuciones
del Libro o Parte Segunda de la Crónica: «Lo ciertísimo es, que sea Impressa, sea M.S.
(manuscrita) son raros, los Exemplares; por averies desaparecido (según voz, y dicho
común) los que no sintieron bien, de la claridad de su Relación. Punto que ya le
tocamos arriba, fol. 325 . col. 1 . y en otros». Y por lo que respecta a sus ediciones y
contenido, luego de hacer constar que D. Nicolás Antonio en su Biblioteca Nueva, t. 2,
fol. 91, col. 1, manifiesta que semejante libro (tamaño, folio) se publicó en Valencia por
Juan Navarro, año de 1564, dice:
«Parte Segunda. Familias y Linages Militares, de la Ciudad, y Reyno de Valencia.
M.S. en Folio.
He visto vn Exemplar con este Titulo:
Libro Segundo de la Crónica, de la Inclyta, y Coronada Ciudad de Valencia, y de
su Reyno. Copilada por Martin de Viciana. Endresada al Ilustrissimo Señor, D. Carlos
de Borja, Duque de Gandía, Marqués de Llombay. En el qual son contenidas todas las
Familias, o Linages Militares, de la Ciudad, y Reyno, por estilo moderno, y muy
verdadero.
Impresso en Valencia, con licencia de la Santa Inquisición, año de 1564. Con
Privilegio Real, según se contiene en la primera parte de esta Crónica».
Añadiendo, después, del conjunto de los tomos, en que dividió la obra, Viciana:
«También he oído dezir, que dichas Quatro Partes, o Quatro Libros (para el caso, todo
es vno) se imprimieron en Valencia, en 4.
Si alguno les tuviere, y hallare diferencia, en la relación de los Títulos, y en lo
consequente de los Números; no haga quexa, de que está defectuoso, lo escrito arriba;
que lo estéril, y confuso, con que corre la noticia de estos libros; para quien no les ha
visto todos; y hajie dar de ellos, vna, ó otra explicación; no ha echo poco, en no
especificarlo, sin desorden».
(2) Pastor, obra anotada, t. II, pág. 52.
La Biografía de D. Rafael Martín, encuéntrase en las págs. 166 a 168 inclusives, del t. I
de la obra de Ximeno que se indica en el texto. Acerca de las persecuciones de la
Crónica, expone este escritor: «Pero aunque Viciana compuso la suya tan de despacio, y
con tanta preme-
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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.que los dos tenaces e ilustrados bio-bibliógrafos postreros, con motivo
de sus antedichos trabajos históricos, y por lo tocante a las impresiones
de cada libro, a seguida de indicar alguna o algunas de las publicadas,
relacionaron, en las consabidas obras suyas, sus respectivos títulos, según
se ha Visto, hubieron de efectuarlo en términos tan inexactos e
incompletos, que ya el activo y laborioso don Francisco Cerda Rico
(como Rodríguez y Ximeno sólo conoció de! Segundo Libro, la primera
de sus ediciones, al menos hasta la publicación del trabajo que
inmediatamente se nombra), en sus notas a la Diana Enamorada de Gil
Polo, página 500, consideróse obligado a rectificar el estudio (1); de
donde una vez corregido lo copió
.
ditacion, no se vio libre de los tiros de la embidía, ó ignorancia; porque sin
embargo de aver sido bien recibida de los hombres eruditos, y curiosos; fue perseguida
de otros muchos con enconado empeño. Hablava ingenuamente la verdad desnuda, y
sencilla, en especial en la Segunda y Quarta Parte, 6 por lo que él avia visto, 6 por
noticias que avia sacado de Escrituras publicas, Privilegios, Códices antiguos, y otros
monumentos custodiados en Archivos públicos y casas particulares; y esta misma
ingenuidad motivo tal persecución contra sus libros, que huvo sujetos que procuraron
extinguirlos y quemaron, según se cree (tómalo de Esquerdo), muchísimos
ejemplares......»
En lo que afecta al número de ediciones de los cuatro tomos de la obra, escribe, el
laborioso Ximeno: «Yo he Visto impressas la Tercera y Quarta Parte, la Segunda, como
hasta la mitad, pero nunca he podido hallar la Primera». Agregando a lo apuntado, y
por lo referente al título, contenido y detalles de la Segunda:
«2. Libro Segundo de la Chronica de la ínclita, y Coronada Ciudad de Valencia, y de su
Reyno. En Valencia por Juan Navarro 1564 . en fol. Trata de la Nobleza de esta Ciudad,
y Reyno, y pone mas de trescientos linages Militares, con el origen, succession, y
Escudo de Armas, que cada uno tiene por timbre. Le dedico á D. Carlos de Borja,
Duque de Gandía, Pero este tomo no se halla entero, por aver impedido la Real
Audiencia de esta Ciudad continuar su Impression por querellas que pusieron muchos
Nobles que avian quedado descontentos, como dice Esquerdo en la referida Prefación
de su Viciana Resucitado. De esta Segunda Parte, ay muchos traslados M. s . s . pero
con mucha variación, y añadiduras».
(1) Véase la rectificación, en lo que atañe al tomo segundo de la Crónica.
«Segunda Parte. Siguen las armas de los Borjas. AI pie: «Libro Segundo de la
Chronica de la Ínclita y Coronada Ciudad de Valencia y su Reyno, copilada por Martin
de Viciana: y enderezada al ilustrissimo Señor D. Carlos de Borja, Duque de Gandia,
Marqués de Lombay, etc., en el qual son contenidas todas las familias o linages
militares de la ciudad y Reyno, por estilo moderno y muy verdadero. Impresa con
licencia de la Santa Inquisición. Año de M.D.L.Xiiij. Con privilegio Real según se
contiene en la primera parte de
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.e insertó complementado, D. Justo Pastor Fuster, en su Biblioteca
Valentina (1).
Pero el que en materia de ediciones de la Segunda Parte de la Crónica,
y a continuación de los, en párrafos anteriores, apuntados, hubo de
analizar, con detenimiento, y a fondo, el mayor número de las conocidas
hasta nuestra época; el que, con habilidad y talento las comparó entre sí
para deducir sus diferencias, fechas y orden de su respectiva publicación,
si no con absoluta fortuna, con bastante acierto, fue, el eximio
jurisconsulto nombrado en el comienzo del actual estudio, D. Francisco
Xavier Borrull, autor de las «Impressionés de la Segunda Parte de la
Crónica de Valencia, escrita por Viciana»; las cuales encabeza con las
palabras «Hasta ahora solo se conocía una impresión, y yo he descubierto
otras», copiadas, sin alterar sílaba ni letra, por Pastor Fuster, en su
referida «Biblioteca Valenciana» (2).
Conforme a lo expuesto en semejante trabajo analítico por aquel
discreto y concienzudo bibliógrafo regional, entusiasta, de parecido
modo que Esquerdo, de D. Rafael Martín de Viciana, y coleccionador
incansable de las diferentes ediciones de su Crónica, no pasaron de
cuatro, las de que, con relación a la Segunda Parte,
.
esta Chronica». Sigue, fol. 2: la «Censura y licencia del Santo Oficio de la Inquisición
de Valencia para imprimirse y venderse la presente obra: está firmado: Frater Michael
Carranza Provincialis Carmelitarum». A la vuelta se halla el soneto de Almudevar que
empieza: Armas, hechos. Folio 3: Dedicatoria al Duque de Gandía. Folio 4: soneto de
Olivér, cuyo principio es: Viciana en sangre y letras escogido, etc. otro de Almudevar:
El lustre de linages escogidos, al reverso el Prólogo del autor al lector. Folio 5: De la
origen y sucesso de la indita familia de Borja. Quiso darle el primer lugar «por ser,
como dice en la nota que precede, el Ilustrissimo Duque Señor del autor y de la obra, y
por cuyo servicio se imprime». Folio XIV: «Prólogo del autor en el tractado de las
armas, y en todo el libro de la Caballería, con el cual se escusa el autor, y da inteligencia
al lector muy cumplida de toda la obra». Folio XX: Comienza el libro de todas las
familias militares de la ciudad y Reyno de Valencia. En el processo de las cuales
llevaremos el orden que prometimos en el Prólogo contenido á catorce hojas deste libro,
según los apellidos de sus linages por el A. B. C; y aunque (no embargante que todos en
la caballería son iguales) haya de unos ó otros alguna diferencia en sangre ó estados, no
por esso anteponemos unos á otros en una mesma letra, sino que los assentaremos por
orden, según de quien primero se tomó la historia».
(1) Tomo I, págs. 131 a 134, las dos inclusas.
(2) Idem.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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tuvo noticia segura y guardaba ejemplares más o menos completos en su
poder.
Estas cuatro aludidas ediciones, o con mayor precisión, todavía, lo
fundamental, en extracto, de lo, sobre cada una, escrito, por su autor, en
el notable manifestado análisis, con algún pequeño y ampliatorio detalle,
al presente añadido, abarca, en esencia, los datos distintivos y
característicos que siguen:
Primera edición: Impresa durante el año 1564 (llévalo transcrito en el
frontis), y anterior, con seguridad, a las tres que luego se reseñan; lo
último, no sólo porque en dichas tres se historian sucesos posteriores a
los narrados en aquélla, si que también, por ser el insigne D. Martín,
quien, según poco después veremos, de indirecta manera lo declara.
Dedícala, su autor, al Duque de Gandía y Marqués de Llombay (1);
principia, por especial distinción, con la familia de éste, a pesar de
hallarse escrito el libro, en lo demás, observando orden alfabético;
comprende, la que poseyó Borrull, 48 folios, y 56, la existente en la
Biblioteca Nacional; y termina con la familia de Cervelló, cuya historia
aparece, en gran parte, incompleta.
Segunda edición: En ella, se relacionan las familias de la nobleza
valenciana, sin orden determinado, o conforme se le fueron ocurriendo al
cronista; contiene, la que obró en poder de don Francisco Xavier Borrull,
50 folios, faltándole el frontis y los 9 siguientes; es posterior a la antes
reseñada, pues se habla, en la de ahora, de un privilegio concedido en
1568; principia con la familia de Aragón, y acaba con el título de la de
Viudes, que queda por historiar.
Tercera edición: Guárdase, en su contexto, verdadero orden alfabético,
salvo en lo tocante a la preferida familia de los Borja; comprende 56
folios, con el frontis y los 16 que le siguen iguales a la de 1564; se
distinguen, no obstante, ambas, por diferir, entre otras muchas
particularidades, los títulos de los capítulos del Tratado de las Armas;
resulta posterior a la de 1564, en atención a que se menciona en su
contexto, el enunciado privilegio de 1568; y también, a la calificada de
segunda, si ha de tomarse en cuenta la circunstancia de no encontrarse
todavía en la que se acaba de hacer mérito, las familias de Alabiano,
Alzamora y Albizu, incluí-
(1)
D. Carlos de Borja.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
314.
das ya, en la tercera; comienza, con la de Aguilar y termina con la de
Cervelló, que resta de nuevo incompleta.
Cuarta edición: Es la que se acaba de resumir, aumentada en 26 folios,
escritos con posterioridad a los 56 primitivos; termínase en el 57, la
familia de Cervelló, y en el 82, y último, se historia la de Vives;
compúsola, su desconocido autor, en vista de copias muy incorrectas, y
fue impresa gran número de años después del fallecimiento de Viciana
(1); afirmaciones, las dos, basadas en la repetida alteración de nombres
de pueblos e individuos en sus relatos comprensos—defecto en que
hubiese dejado de incurrir el cronista—y en el empleo de palabras
escritas en forma diversa de la usual en tiempos de D. Martín; principia
con la familia de los Borja, y finaliza, según antes se expuso, con la de
Vives.
Posteriormente a los precitados escritores regnícolas, se ocuparon de
la importante y curiosa materia que examinamos, otros, entre los cuales
merecen especial mención D. Pedro Salva—en su Catálogo de la
Biblioteca, etc. (2)—, y D. José María Torres en su extensa «Advertencia
al Lector», inserta, cual en otro lugar se dijo, al comienzo de la Segunda
Parte de la Crónica publicada por la Sociedad Valenciana de Bibliófilos
en 1881 (3).
Utilizóse para la nueva y notable edición quinta y última de las hasta
el presente instante estudiadas, la tercera, con los veintiséis folios y una
«Tabla de las Familias y Linajes qve contiene este Libro: y Segunda
Parte de la Chronica de Valencia» (y
(1) A últimos del siglo XVII o primeros del XVIII
(2) Tomo II, pág. 560. Valencia, 1872. El título íntegro de la obra es: «Catálogo de la
Biblioteca de Salva, escrito por D. Pedro Salva y Malleu, y enriquecido con la
descripción de otras muchas obras, de sus ediciones, etc.». Entre lo que contiene, sin
embargo, sobre el particular, no se encuentra nada nuevo que añadir, a lo ya
consignado.
(3) Págs. XVI a XXIX, las dos inclusas. Valencia. Imprenta de Manuel Alufre. (En
1882, publicó la propia Sociedad, igualmente en Valencia e imprenta indicada, una
edición de la Tercera Parte.) En tan Interesante trabajo, Torres, a más de algunos datos
biográficos respectivos a los principales individuos de la familia de los Viciana, y, en
especial, a D. Martín, tomados de Ximeno, Borrull y otros autores regionales,
reproduce, en esencia, lo por el último escrito, y hace poco extractado, acerca de las
cuatro ediciones primeras de la Segunda Parte; precisa el orden seguido en cada una;
especifica con minuciosos detalles sus diferencias, y añade varias singularidades sobre
el Viciana Resucitado de Esquerdo.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
315
también de las que en ella no constan) que se agregan de la cuarta; Varias
«Notas» atribuidas por Torres a D. Juan Antonio Mayáns y D. Agustín
Sales, y tres Apéndices de Familias que omite e! cronista en las suyas;
contenidas: unas, en el Viciana Resucitado de Onofre Esquerdo;
historiadas, otras, en manuscrito poseído por D. Gregorio Mayáns, y
obrantes, las que restan, en cierto ejemplar perteneciente al repetido D.
Agustín Sales (1).
Por lo demás, figuran o figuraron en las cinco analizadas ediciones de
la Crónica, dos importantísimos prólogos de D. Martín (alúdeseles al
principio del presente trabajo), con los títulos: el primero, de «Prologo
del Auctor al lector»; y el segundo, de «Prologo del Auctor en el tractado
de las armas y en todo el libro de la caualleria...... (o con ligeras
Variantes por lo que afecta al postrero); pues, aun cuando de los dos
predichos, no aparece el del Auctor al lector en lo conservado y tenido
cual impresión segunda del tomo, faltando a lo que de éste se conoce, los
9 folios de su comienzo, y hallándose inserto dicho último prólogo, en las
tres ediciones restantes anteriores a la de los Bibliófilos Valencianos,
dentro de los folios comprendidos en el consignado
(1)
Gregorio Mayáns Sisear: Tuvo su nacimiento en Oliva (Valencia) el día 9 de
Mayo de 1699; estudió en la Universidad de la capital, Gramática, Retórica, Filosofía y
Derecho, en el que hubo de doctorarse; y alcanzó por oposición, la cátedra del Código
de Justiniano. En 25 de Agosto de 1742, fundó la Academia Valenciana para recoger e
ilustrar las Memorias antiguas y modernas pertenecientes a las cosas de España; y a
fuerza de cuantiosos gastos y sacrificios, pudo reunir y formar la notabilísima Biblioteca
Mayansiana, llamada así de su apellido. Hombre de inmenso saber, y de saber
enciclopédico, escribió numerosas obras, y fue objeto de admiración por parte de la
Europa culta. Acabó su vida en Valencia, el viernes 21 de Diciembre de 1781, a los
ochenta y dos años, siete meses y doce días.
Juan Antonio Mayáns Sisear: Hermano del anterior, nació, asimismo, en Oliva el 23
de Marzo de 1718; estudió Lengua latina, Filosofía, Artes liberales y Ciencias, bajo la
guía de su hermano; habiendo constituido, su principal afición, la Historia, tanto
religiosa como secular; sobre todo, la de España. Fue Arcediano de Culla, Dignidad
Eclesiástica de Tortosa y Canónigo de Valencia. Murió en esta ciudad, el Domingo de
Ramos, 29 de Marzo de 1801, dejando escritas varias obras.
Agustín Sales Alcalá: Natural de Valjunquera (Teruel), en donde nació el 21 de
Diciembre de 1707. Hizo sus estudios en la Universidad valentina, graduóse de
Teología en 7 de Mayo de 1731; fue Beneficiado en la Iglesia Parroquial de San
Bartolomé, y Cronista de Valencia. Es autor de diferentes libros históricos y religiosos.
Murió en Valencia el día.4 de Enero de 1772.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
316
número, hemos de creer, lógica o racionalmente pensando, que en la
porción desaparecida del libro hubo de existir, sin ningún género de
duda, el prólogo que en vano se intentaría encontrar, ahora, de
reconocerse la parte de semejante tomo, por fortuna, todavía conservada.
Partiendo, en su consecuencia, de lo advertido en el anterior y
próximos párrafos que le anteceden, y concretando cuanto se lleva
manifestado con detención, tocante al número y detalles de las Varias
ediciones del segundo volumen, véase a seguido, y para los efectos que
algo más tarde se enuncian, los datos, en su expresión mínima,
indispensables, para poder apreciar, a primera vista, las diferencias más
sencillas, entre las cinco distintas, hasta el momento actual, examinadas.
Primera edición: Alfabética e impresa en 1564; concluye con la
familia de Cervelló, cuya historia queda sin terminar.
Segunda edición: No Alfabética y publicada en 1568, o con
posterioridad, pero antes de la muerte del cronista: acaba con el título de
la familia de Viudes.
Tercera edición: Alfabética: asimismo de 1568, o después, aunque de
data anterior al fallecimiento de Viciana; trátase en ella, y no en la que le
antecede, de las familias de Alabiano, Alzamora y Albizu, y finaliza en la
de Cervelló, que resulta todavía incompleta.
Cuarta edición: Alfabética; compuesta y publicada en tiempos muy
posteriores a la defunción de D. Martín (hacia el final del siglo XVII o
primeros años del XVIII): termina con la familia de Vives.
Quinta edición: Alfabética (de la C, sin embargo, vuelve a la A) e
impresa en 1881: dale fin, la misma familia de Vives.
¿Constituyen las cinco referidas ediciones de la Segunda Parte de la
obra, el completo exacto de las publicadas en vida del cronista, y luego
de su óbito? No, seguramente. Ya del título de nuestro actual trabajo y de
lo manifestado en uno de sus primeros párrafos, inferíase, que se había de
agregar a las mencionadas, la verdadera Segunda edición de la Segunda
Parte; y que, por lo tanto, ni el número, ni el orden conforme al cual se
supone fueron apareciendo, acomodábase, con exactitud, a la realidad de
los hechos. ¿Cómo justificarlo de plena manera, y con la mayor llaneza
posible? Empleando procedimiento análogo al que acabamos de observar
con las calificadas de antiguas; es decir: resumiendo, al
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
317
menos, el contenido de la nueva, y comparándolo, en lo necesario, luego,
con el extracto de las que se han examinado, según vamos a ver, a
continuación de los breves antecedentes explicativos del encuentro y
análisis de aquella importante edición del Libro.
II
Llegó, hace años, a noticia nuestra, como rumor vago, si bien
insistente, que determinado individuo a quien por sus estudios
profesionales le precisaba habitar con periodicidad en Tortosa, suponía,
en cuantas oportunidades se le iban presentando, que en la Biblioteca del
Seminario de la expresada población, conservábase, copia manuscrita,
nada menos, que de la Primera Parte de la Crónica de Valencia por D.
Martín de Viciana.
Lo extraordinario, lo estupendo de parecido dicho, las gestiones
llevadas a cabo por los escritores valencianos, y en especial, por D.
Gregorio Mayáns Sisear, D. Francisco Cerda Rico y D. Francisco Xavier
Borrull VilanoVa, para el hallazgo del, con tanta inutilidad buscado
tomo, y la significativa circunstancia de no presentar el tal individuo
prueba ni dato alguno en crédito de su temeraria afirmación, pusiéronnos
en el caso de descontarla, en absoluto, considerándola hija de fantasía,
mejor que de serio y meditado juicio.
Pero, transcurrido mucho tiempo, y hallándose descansando en
Burriana, luego de largo y accidentado Viaje, un respetable amigo
nuestro, de nombre, D. José-Ramón Nadal Beltrán, Canónigo ahora de la
consabida Ciudad catalana, Rector de su Seminario y persona digna, y de
afición decidida al estudio, nos honró con su visita, indicándonos—al
darle a conocer parte de nuestros estudios acerca del ilustre historiador
burrianense—que, en realidad, sí, se hallaba en la Biblioteca del propio
centro de enseñanza religiosa, una copia, por él vista, no de la Primera,
sino de la Segunda Parte de la Crónica valenciana por D. Martín. Y ya
entonces, pudimos comprender, con facilidad, cuanto acaso, quiso
participar el primitivo propalante de la confusa noticia (verdadera, luego
que resultó rectificada o corregida en la expuesta forma); y, encontrando
al ilustrado y modesto Canónigo propicio a satisfacer nuestras
aspiraciones y deseos, suplicárnosle, que al trasladarse,
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
318
en su oportuna sazón, a la Ciudad catalana, se tomara la molestia (toda
vez que a nosotros, por motivos de salud, nos resultaba imposible la
realización del Viaje) de examinar el Libro, y proporcionarnos
determinadas notas al efecto de compararlas con el texto de las diferentes
ediciones publicadas, y, deducir, a sernos factible, a cuál de todas, quizá
se refiriera.
Así lo ha cumplido con suma amabilidad, presteza y notorio interés el
discreto y afectuoso amigo, hasta el punto de que, mediante el análisis,
oportuna comparación y atento y severo estudio del completo de las
remitidas, aumentado con el examen de las muchas nuevas suministradas
por el de idéntica manera, culto y cariñoso amigo, el Canónigo Doctoral
de la propia Ciudad, don Juan Villar Domingo (1), parécenos ya, en
extremo fácil empresa, resolver acerca del sitio de orden, a dicha edición,
correspondiente entre las conocidas, y reducir los caracteres externos y
particulares del volumen y el arreglo metódico, en extracto, de las materias que comprende (2), a los importantes y aclaratorios términos que
siguen:
Tamaño: Medio folio.
Encuademación: Pergamino.
Letra: Manuscrita, muy clara y de hermosa
forma, probablemente de la segunda mitad
del siglo XVIII (3).
Folios que comprende: 392 (sin numerar) (4).
(1) Este distinguido señor, tan espontáneo, tan sincero en ofrecérsenos para el
cumplimiento del dificultoso encargo, no se ha limitado, exclusivamente, a facilitarnos
numerosos datos, en fidelísima y minuciosa forma, si que, a virtud de observaciones
nuestras, y gracias a su talento y perspicacia, ha conseguido encontrar pronto, no
obstante la falta de foliación de la copia, el trastrueque de hojas que la hacían confusa
en varias de sus partes.
(2) Salvo uno de los Prólogos del Autor al Lector, inserto por razones especiales, luego
mencionados, en su integridad.
(3) Los puntos que en este ejemplar se colocan, en especial, sobre las íes, son fácilmente
confundibles con la coma; pues el copista o amanuense, dales figura parecida a la
espiral, si bien se distinguen unos de otras, por la intensidad del núcleo o arranque.
(4) Por más que no lleve anotado el número de cada folio, supónese en el presente
estudio lo contrario, comenzando a contárseles desde el grabado de que luego se habla,
al cual se considera, en orden a la numeración, el primero. Como después se indica con
alguna mayor amplitud, al coserse y encuadernarse el libro, se colocaron varios de sus
pliegos, fuera de su debido
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
319
Estado de conservación:
Procedencia:
en donde se dice:
Excelente.
De Joseph Mar. Ortiz
(1)
. Folio 2.—Portada (2),
lugar; dando motivo tamaño detalle, a que el número del folio salte hacia adelante, a
veces, y retroceda en ocasiones
(1)
José Mar. (Mariano) Ortiz: Su cultura, estudios genealógicos y honradez demostrada por su vida y carácter de sus obras, garantizan la
autenticidad del contenido de la copia; así como las tres mismas
particularidades, junto con la estampa de Santo Tomás de Villanueva,
luego citada, y leyenda en ella escrita, indúcennos a admitir la creencia
de que la edición original existiera en el Archivo del Convento después
citado, donde se conservan singulares tradiciones religiosas y personales
del referido Santo. He aquí algunos datos biográficos de Ortiz:
Nacido en Valencia, bautizado en la Parroquial de San Juan, en 29 de Noviembre de
1755, e hijo de José Ortiz y María Zaragoza, fue, como su padre, Escribano o Notario;
habiendo puesto patentes desde la más temprana edad, sus aficiones al estudio, sobre
todo, en sus relaciones con el Arte de la Notaría y con la Historia. Ávido de adquirir
conocimientos, registró diferentes Archivos públicos y privados, y numerosos
Protocolos antiguos; examinando papeles, documentos y manuscritos de donde deducir
noticias de verdadera importancia e interés. Consecuencia de parecidos esfuerzos, y de
lo logrado mediante ellos, llegó a figurar entre los especialistas en ciencia genealógica,
y a ser requerido por muchísimos, para consultas de sus entronques, ascendencia y
descendencia, y formación de Nobiliarios. Escribió varias obras profanas, relativas a
Genealogía, Numismática, etc., y religiosas, concernientes a la fiesta y procesión del
Corpus en Valencia, y a materias relacionadas con varios Conventos de la Ciudad. Era
tan extremada su afición al estudio, que achacoso y, ya casi sin vista, continuaba aún, la
busca de noticias, valiéndose de persona que supliera su imposibilidad de leer. Murió,
dice un biógrafo suyo, en medio de sus amados libros, repentinamente, el 21 de Mayo
de 1799.
(2)
Precédela, una correcta lámina adherida a una hoja de papel (fol. I)—
cuyo cliché debió ser de metal—; representando a Santo Tomás de
Villanueva en actitud de dar limosna a los pobres (reproducción de un
cuadro de Espinosa), con esta leyenda:
VERA EFFIS THOMAE UILLANOU(A)
Bajo, y encuadrado en una cartelita que afecta la forma de un
pequeño rollo de pergamino, se escribe lo siguiente:
Despersit, dedit pauperibus; institia eius manat in sceculum saeculi.
Psal. III Los Yllmos Ss Obispos de Tricomi y Segorbe concn 40 dias
Indula cada uno rez° un Pae N° y Ave Ma con Q. P.».
«Emel Bru Delit et sculpsit 8 d 17ô3.
Extela depicta â Hya° Hyeroode Espinosa, et asservata in atrio
ingressus ad Conm Bíeatae (Beatse) Ma de Succursu extra Moenia Civits
Valentinae».
(Verdadera efigie de Santo Tomás de Villanueva.—Distribuyó, dio a los
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
320
«Libro II
de la choronica de la ínclita, y Coronada Ciudad de Valencia, y su Reyno
recopilada por Martin de Viciana, y enderesada al III.mo.
Sor Dn Carlos de Borja Duq.e de Gandía .&.
En el qual son contenidas todas las familias ô linages Militares de la
Ciudad, y Reyno pr estilo moderno, y muy verdadero». Al pie del mismo
folio, se lee:
«Impresa con licencia de la Santa Inquisición año 1565(1) Con
Privilegio R1 según se contiene en
la I pare»
Folio 3.— «De la Chronyca de Valencia. Censura y licencia del Santo
Oficio de la Inquisición de Valencia para imprimirse y
venderse la presente obra».
Principia: «Yo Fray Miquel de Carranca Prior Provincial
de los Frayles y Monjas de la orden de Nuestra Señora del
Carmen...».
Termina: «En fe de lo qual hizé la presente cédula de mi
mano, y la firme de mi nombre, en nuestro Convento del
Carmen de Valencia, en seis dias del mes de Setiembre del año
MDLXiíj.
Frater Michael Carranza Provincialis Carmelitarum».
Resulta pues, la anterior censura y licencia, idéntica, salvo algunas
ligeras modificaciones ortográficas, a la que figura en la edición de los
Bibliófilos Valencianos.
Folio 3 v.t0.— «Onofre Almudevar, en alabancas de toda la Chronica
modo de epilogo».
Primer verso: «Armas, hechos, linages y edificios».
Ultimo Verso: «de cosas tanto dignas de memoria».
pobres; su justicia permanece de siglo en siglo. Salmo III. Los Ilustrísimos Señores
Obispos de Tricomi y Segorbe conceden 40 días de Indulgencias cada uno, rezando un
Padre Nuestro y Ave María, con Gloria al Padre.—Manuel Brú la delineó y grabó 8
Diciembre 17ô5.—De la tela pintada por Jacinto Jerónimo de Espinosa, y conservada en
el atrio de ingreso al Convento de Santa María del Socorro extramuros de la Ciudad de
Valencia).
(1)
Las dos primeras cifras de 1565 hállanse corroídas por la tinta; pero se adivinan
fijándose en su recorte (debajo del que, mano desconocida las escribió en lápiz); y
también, por las manchas de óxido de hierro que la tinta, al corroer el folio 2, dejó
marcadas con claridad, en su correspondiente lugar de contacto con el foli
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
321
Es igual, en su Vista, al inserto en la aludida edición de los Bibliófilos.
Folio 4.—
(en blanco).
Folio 5.—
«Prologo del Autor al Letor (1).
Muchas Vezes acontece que las Historias de los Reyes, Príncipes, y
Cavalleros, son havidas, por sospechosas y assi se les da poco crédito; y
esto procede por que el Escritor asento lo que dixo mas por aplacer, y
lisongear á las personas, cuyas vidas, y echos recita, que á la cierta, y
clara verdad; de lo que esta Historia esta muy agena, por que en toda ella
no tiene respeto á persona alguna, ni alguno me mandó, que á su costa le
escriviesse, ni lo escrivo á otro fin sino es para que todos sepan el ser de
las familias de los Cavalleros de este Reyno, y de sus Estados, descendencias, sucesos, y hazañas, y de sus Armas y del blasón de ellos para
que todos se conozcan, y por este retrato los unos, á los otros en la virtud,
esfuerzo, animosidad, y destreza se tengan embidia virtuosa.
Y con este presupuesto digo que relataré Verdades sacadas de
Privilegios, Bullas y otras Escrituras, unas guardadas en poder de cuyas
son, otras conservadas en Archivos de Ciudades, Villas, Castillos, y
Universidades de las quales Escrituras digo, de las que habré Visto
autenticas, haré mención, y fundamento sobre ellas, poniendo día mes, y
año de su fecha siguiendo en esto los antiguos Escritores en lo que
dixeron que el dar y asignar dia, mes y año es el anima de las Historias; y
prometo, y afirmo, que de las Escri-
(1)
Copiase íntegro este Prólogo, por su gran importancia, y por no encontrarse en
ninguna de las ediciones conocidas de la Segunda Parte de la Crónica. Si se le compara
con el «Prologo del Autor en el tratado de las Armas é el Libro de la Cavalleria, etc.», y
con el otro «Prologo del Autor al Letor», insertos también en la copia que nos ocupa, se
notará: ser casi igual en su principio y fin, y muy parecido (salvo en dos hechos que
aclara Viciana), en la porción intermedia, al primero de ambos; y distinto en todo, o
poco menos, al segundo.
Comparándolo con los dos de similares títulos, obrantes en la edición de los
Bibliófilos, sucede lo propio; esto es: se observa igual, en su comienzo y término,
aunque difiere algo en el intermedio, al «Prólogo del Auctor en el tractado de las armas,
etc.»; y diverso, casi por completo, al del «Auctor al lector»: todo ello sin contar con las
pequeñas desemejanzas entre los prólogos inclusos en la edición de los repetidos
Bibliófilos Valencianos, y el, con ellos comparado, de la dertusense, por introducción o
sustitución de palabras, y por alteraciones de ortografía.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
322
turas, que no viere con buen cumplimiento, no haré mención de ellas; y
assi el Cavallero tendrá su Historia autorizada y, provechosa, por tener
sus Escrituras Calendariadas. Muchos días estuve dudoso á cerca de la
graduación que devia poner en las familias Militares, por que siendo
tantas, y tan yllustres, por tan antiguas falta juicio humano para sentarlas
en orden devido, en pero como Yo considerassé, que los Cavalleros de
este Reyno, Grandes, Medianos y Menores, Hidalgos y generosos en el
brazo Militar (digo brazo Militar, porque en este Reyno siempre le
nombran estrenuo brazo Militar) donde se apuntan todos se asientan en
Bancos iguales, y alli en los tratamientos el Sindico del brazo comete el
primer voto á un Cavallero, y el segundo á otro, y assi hasta el postrero á
su libre alvedrio no teniendo respeto de preferencia á persona alguna
tanto que sea anciano, ô Mancebo, Rico ô Pobre.
Otro si: tienen igualdad, en que si todos los del Ayuntamiento no
concordaren en voto, no pueden concluir ni cerrar el negocio propuesto,
que con solo uno diga no me parece se deVe hazer sin dar causa ô, razón,
porque contradize vence á todo el brazo, desuerte que todos son uno, y
uno es todos, y assi como iguales los asentaré en este Libro entre
mezclados pues á ninguno pretendo dar precedencia, ni ellos la
pretenden.
Y al pie de la Historia de cada linage se asentará el Escudo de sus
Armas, y en el Escudo, que no huviere Armas figuradas sera la causa por
culpa del Señor de ellas, y no mió, por que muchas vezes rogué, y advertí
á cada qual de ellos, que me diessen su Escudo, para que el Ympresor le
pusiese, y pues ellos no me los dieron hace puesto el Escudo en blanco
dejándolo para que lo figuren, y pinten, los que compraren los Libros
conforme á lo que hallaren por mi escrito de las Armas hasta (1) que á mi
costa pro-pria, y con mucho travajo á todos he procurado servir.
Aqui se me ofrece advertir á los Letores dos cosas, la primera es que quando
hallaren en, algunas Armas postura contraria á la orden, y regla de Armería, como si
fuesse metal sobre metal, color sobre color, que es havido por Arma falsa, ô que se
hallase Águila, puesta sobre espiga de trigo, ô, -cordero en la Mar, ô Pez en la tierra,
que semejantes posturas no caven en proporción ni natural, razón por que tales Armas,
son havidas por impropias, ô, algunos
.
(1)
Debe ser, sin duda, abasta, como se escribe en la frase igual a la que dicha palabra da
principio, inserta en la Segunda Parte, pág. 32
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
323
otros semejantes herrores, que no me lo atribuyan á mi por quales las
escriví; tales las hallé, quales las llevan los posehedores de ellas.
La segunda es, que en los blasones boy tratando de los nombres, y
vocablos de Metales, Colores, divisas posturas, y oíros designios según
los oficiales de Armas, y Armeristas lo tratan, lo que por parecer simple,
y común no son entendidos, que los expertos en Armería, ó los que
dessean entenderlo recurran al Libro, que compuse de Nobleza, y
Hidalgia, Armas y Blasón de ellas (1) donde hallarán, y tendrán
inteligencia entera para blasonar las Armas de qualquier Cavallero.
Los Cavalleros de quien hemos de tratar, ó, son Cavalleros, ô varones
con títulos de sus Estados de Sangre Illustre, ó son Cavalleros, que
proceden de limpias sangres, y Linages antiguos, y aunque no tengan
títulos, tienen rentas, y merecimientos, ô, son Hidalgos, y generosos que
proceden de Sangres Militares, limpias y antiguas, y aunque de ellos hay
algunos con poca hacienda empero no sin virtud, Valor, y honrra ó, son
Cavalleros, que por haver ganado hacienda, ó, heredado aquella, ô, por
haver echo algún acto heroyco, el Rey los decoró de la Orden de
Cavalleria de manera, que todos los de estas calidades son Cavalleros y
por la Cavalleria son ¡guales, los que son mayores en estados, y rentas,
muy mayores parecerán teniendo á sus lados, á los que menos tienen, y
tendrán Cavalleros de quienes se podrán servir de los quales siempre, y
mas cierta es la fidelidad que de los bajos, y Plebeyos Estados; y assi
havremos de tratar de todos, y no se haze injuria á otro, ni se da á nadie
mas de lo suyo; y tendremos en este Libro mas de trecientas familias de
Cavalleros con rentas, de mas de quatro cientos mil ducados, y con
Sangre tan limpia, y continua fidelidad al Rey que por muchas partes les
tendrán em-bidia, pues en Reyno tan chico, que á penas tiene cinco
jornadas de longitud hallamos mas de quatro mil Cavalleros, Hidalgos, y
generosos, no fuera razón, que de los unos escriviera, y de los otros me
olvidara, pues todos lo merecen; Los Señores titulados, y Cavalleros
Ricos, hiran en la Vanguardia, y Retaguardia, y por los Cornijales de la
batalla de este Libro, y á ellos se les ayudará
(1)
Nueva prueba de haberse publicado este libro, con anterioridad, cuanto
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
324
á hacer cuerpo de vátalla, el resto de los Cavalléros, Hidalgos y
generosos, que aunque no tengan tanto de hacienda, no por esso valen
menos de Cavalleros, pues ofrecen su vida en la Guerra tanto quanto otro
Cavallero la ofreciere, y por esta causa he resuelto escrivir de todos, y de
esta manera ninguno de los Militares, quedará con migo enojado, ni Yo
por ellos haré mas de lo que antes dixé, y prometí escrivir de cada uno de
ellos con verdad, y sin lisonja, su ser, y valer».
Acaba, el Prólogo, al folio 9.
Folio 9 v.to.—
«Prologo del Autor en el Tratado de las Armas e el
Libro de la Cavallería, en el qual se excusa el Autor, y da
inteligencia al Letor muy cumplida de toda la obra».
Comienza:
«Muchas Veces acontece que las
Coronicas é Historias escritas de los Poderosos Reyes, y
Principes, y notables Cavalleros son havi-das por
sospechosas, y por esso se las da poco crédito...» (1).
Concluye al folio 25, diciendo: ......y prometí,
que escrivire de cada uno de ellos con verdad y sin lisonja
su ser y valer: vale» (2).
Folio 25.— En el mismo folio y hacia su centro, se apunta:
«Prologo del Autor al Letor».
Empieza: «Ittem sospecho Yo los incombenientes que de
querer Yo escrivir este libro se pueden recrecer entre los
embidiosos que jamas faltaron á tales obras y los trabajos que
tendré.......
Termina en el folio 29, así: «......ante cuya
(1)
Continua de manera ordenada hasta llegar al principio de la palabra asiento, fol. 12 .
v.to, de la cual sólo se escribe, en realidad, en la última línea del folio, las tres letras,
así; saltando, a causa de haberse colocado mal las hojas, cuando se cosieron y
encuadernó el tomo, al folio 25; donde se escribe el resto de la palabra, entos, para
seguir en éste y los demás sucesivos—pero sin pasar del 52 v.to—lo que falta del
Prólogo, y el otro «Prólogo del Autor al Letor». De dicho folio 32 v.to, retorna al 13;
continúa regular la numeración posterior al mismo hasta el 22 v.to, del que se salta de
nuevo al 35 para proseguir desde entonces, y sin interrupción, el debido orden numérico
(2)
Omítese, por ahora, la especie de interesantísima nota que sigue a continuación, de la
cual daremos cuenta algo después
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
.325
grandeza y merecimiento qualquier cosa por magná
nima, que sea se deshace vale».
Folio 29.— En el propio folio, se dice:
«Segunda Parte de la Coronica
de la Ynclita, y Leal Ciudad
de Valencia, y su Reyno re
copilada por Martin
de Viciaría año 1564».
«Sigúese el Tratado de las Ynsig
-nias, y Armas Militares».
to
Folio 29 v. .—«Tratado de las Ynsignias, y Armas Militares».
Principia: «El estamento mas principal de los
estamentos humanos es el. de los Cavalleros
Militares...... Continúa hasta el final de todo el folio 32
Vuelto, y luego, conforme se ha dicho, vuelve el texto al
principio del
Folio 15.— A su mitad figura, y se desenvuelve el siguiente epígrafe:
«De la Honrra»
Folio 15.—
Estotro epígrafe, después desarrollado:
«Del Origen de las Ynsignias y Armas».
Folio 16.—
El epígrafe y estudio:
«Quien puede Traer, y de la postura de Ellas».
Folio 17.—
Idem, Idem:
«Como se han de tomar nuevas Armas».
Folio 18.—
Idem, Idem:
«Como y en quien Pasan las Armas».
Folio 19 v.t0.— Idem, Idem:
«Quien puede Timbrar y que tal ha de ser el Timbre».
t0
Folio 20v. .— Idem, Idem:
«Los Metales Colores y Armas».
Folio 21.—
Idem, Idem:
«Los Colores principales son quatro».
Folio 22v.to.— Idem, Idem.
«Como se han de asentar las Armas en el Escudo,
y otras Partes».—Según se lleva consignado, al
término de este folio 22 v.to, salta el texto al 33.
to
Folio 33 v. .— Idem, Idem.
«Que significan las Armas, y como se han
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
326
asentar en todos los Lugares».—Aquí es, donde debajo del
epígrafe, comienza a ocuparse de la materia a que el mismo
se refiere.
Empieza: «So las Armas, son mano drecha con todos los dedos
denotan liveralidad. Si fueren mano izquierda, y los dedos
cerrados denotan tenacidad. Si ojo, ú mano......
Acaba el folio 36, así: ...... en el Minero, hay oro,
Plata, Hierro».
Folio 36. —A seguida de lo apuntado, existe "el siguiente epí
grafe: «Que cosa es Blasón y Blasonar».
Principia: «Sepa todo cavallero...... » y
Termina al principio del folio 39, diciendo: «lo que
entre Oficiales de Armas se les nota por mucha
simplicidad».
Folio 39.— Debajo de las dos primeras líneas, se lee: «Fin
de Armas».—A continuación y algo más arriba de
la mitad del folio, léese también: «De la Familia
de Aguilar».
Comienza: «El Illustre Don Belenguer Martín torres de Aguilarcasó con Doña María de Moneada...... y
Concluye al folio 52, lo referente a la propia familia.
Luego, bajo de cada respectivo epígrafe, trátase, por orden
alfabético, de las comprendidas entre la antedicha y la de Zaydía (se
encuentran en el intermedio las de Alabiano, Alzamora y Albizu);
postrera de las historiadas; dejando, al final de todas, grandes espacios en
blanco (en especial), para poder reproducir sus correspondientes escudos
(1)
.
(1)
Como en el tercer Apéndice a la edición de los Bibliófilos
Valencianos, procedente de un ejemplar que perteneció a D. Agustín
Sales, se habla, asimismo, de la familia de Zaydía, acaso, deduciéndolo
de semejante hecho, se tenga al consabido ejemplar, por el original de
donde se sacó la copia manuscrita del Seminario de Tortosa; pero tamaña
suposición, a primera vista no mal fundamentada, pierde en seguida su
eficacia, tomando en cuenta que, aparte la inexistencia en esta copia de la
familia de Jofré, estudiada en el Apéndice, los Zaydía en él inclusos,
llevaban por cabeza o jefe a mosen Jerónimo (Segundo Libro, pág. 189),
mientras que los de la edición dertusense, tenían en tal concepto, a mosen
Miguel Juan, según cabe observarse en la transcripción siguiente, tomada
al pie de la letra de la repetida copia:
«Mosen Mig.1 Juan Zaydía Alguacil Real de esta ciu.d, y Reyno de Val.a
fue armado Cavallero, por el Ex.mo S.°r D.n Fernando de Aragón, Duque
de
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
327
En la familia que se acaba de citar, el espacio en blanco ocupa casi
toda la vuelta del folio 391; y a continuación de ella, o sea, en el 392,
último del libro, se inicia el índice de las historiadas, que principia con la
de Aguilar y no pasa ya de la de Claramunt.
Prescindiendo de las muchas singularidades de fondo y forma que
tanto distinguen de los restantes a la actual desconocida y
trascendentalísima edición de la Segunda Parte (algo después nos
ocupamos, sin embargo, de dos de las principales: de las respectivas al
número de familias que abarca comparado con el de las comprensas en
cada una de las otras, y con las de todas juntas, aunque sin contar las
repetidas), salta a la vista, por el detallado resumen anterior, que su
contenido difiere del que corresponde a las cinco antiguas, singularmente
en las tres circunstancias que siguen, con suma facilidad perceptibles.
Primera: En la familia terminal de cada una; ya que la de 1564
finaliza con la de Cervelló—incompleta—; la que se califica de segunda;
esto es: la no acomodada a orden alfabético, con la de Viudes, si bien
deja en absoluto de historiarse; la tercera, base y fundamento de la
reimpresa por los Bibliófilos Valencianos, también, con la de Cervelló—
pero queda todavía sin acabar—; la cuarta, es decir, la posterior a la
muerte de Viciana, y de autor ignorado, con la de Vives; la de los
consabidos Bibliófilos, también, con la de Vives; y la que sirve de asunto
para nuestro estudio, con la de Zavdía.
Segunda: En el año de su impresión, toda Vez que la primera se dio a
la estampa en 1564; la del Seminario de Tortosa, en 1565; las antiguas
segunda y tercera, durante, o luego, de 1568, pero en vida de D. Martín;
la en cuarto lugar colocada por Borrull, en data muy posterior a la
defunción de aquél (últimos del siglo XVII o principios del XVIII); y la
de los referidos Bibliófilos Valencianos, en 1881.
Tercera: En el número de Prólogos contenidos en cada una; por
cuanto, en la hasta ahora desconocida, figuran, como en el extracto de su
contexto se expone, tres: el relativo al Tratado de las Armas del Libro de
la Caballería, y los dos del Autor al lector; mientras que los incluidos en
las demás impresiones, únicamente
Calabria á 28 de Febrero de 1561. trabe por Armas, un Escudo en campo de Sinoble.
torre de Plata obscura con Puertas, y Ventanas de Sabia, y por Timbre un Yelmo cerrado
como se sigue».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
328
se reducen a dos: al primero, o sea, al del Libro de la Caballería y a uno
de los del Autor al lector.
En lo concerniente a las desemejanzas de fondo y forma a que poco
ha se aludía entre la edición catalana y las cinco calificadas de antiguas;
es decir: entre lo que afecta a los cambios esenciales y accidentales de los
capítulos, títulos, noticias, etc., de aquélla y de las restantes; si bien cabe
se averigüen, desde luego, en su inmensa mayoría, aunque no en su
totalidad (por ser, al objeto de conseguir esto último, detalle
indispensable, la directa y detenida inspección de la copia manuscrita,
cosa imposible para nosotros), resulta innecesario se efectúe el fatigoso
trabajo a los fines perseguidos (1); atento a que las tres importantes
circunstancias expuestas bastan, sin duda—al menos a nuestro juicio—
para establecer con ostensible evidencia su perfecta distinción; y porque,
de no estimárselas en semejante concepto, o de apreciarlas todavía insuficientes, sería fácil se supliese la supuesta falta, con las diferencias que
siguen; esto es: con las inferidas del número de familias examinadas en la
del Seminario de Tortosa, comparado con el de cada una de las cinco
primeras ediciones que hasta el día se conocían (2); y con el de las
inclusas en la primera, aumentado con las nuevas de la segunda, tercera y
cuarta: únicas que las contienen de idéntica clase.
En la primera de las antiguas, llevando a efecto la comparación, se
comprenden 61 familias valencianas nobles (3); 94 en la segunda (4); 67 en
la tercera; 51 en la cuarta; en la quinta—suma de las contenidas en la
tercera y cuarta, con una que se añade de la segunda (la de Ros)—, 119; y
en la del enunciado Seminario catalán, 139: número éste, conforme se ve,
bastante mayor del que corresponde a cada una de las cinco ediciones,
antecedentes. Si, ahora, a las 61 de la primera, se añaden las 49 nuevas de
la
(1)
Puede no obstante, realizarlo el lector, en la mencionada proporción, si con ello se
contenta, comparando el consabido resumen de la dertusense, con el que llevara a cabo
Torres, de cada una de las cuatro primeras, en su extensa Advertencia al Lector.
(2)
En el Apéndice final de la obra, se apuntan por separado, las familias de las cuatro
primeras ediciones y las de la copia que, en particular, se estudia
(3)
De la de Aragón, exclusivamente se aprecia una, en ella y las cuatro que le siguen;
aun cuando se la estudie en capítulos distintos
(4)
La familia de Cardona, en dicha edición, la cuarta y la de los Bibliófilos, se la toma
en cuenta, por más que aparezca, en las tres, unida a la de Aragón
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
329
segunda (1), las tres de la tercera (2) y las 2 de la cuarta (3) (ninguna de la
quinta por hallarse, según se advertía, comprendidas en su número, las de
la tercera, cuarta y una de la segunda), se obtiene, en junto, el total de
115; cuando en la sexta, exclusiva, objeto especial del presente estudio y
análisis comparativo, elévase el número postrero, de acuerdo con lo antes
consignado, hasta el 139: conceptuables, todas, sin excepción, tan
diversas entre sí, como las demás que se estiman de análogo modo, en
cada una de las precitadas y repetidas cuatro ediciones (4).
Pero no sólo se diferencia, la obrante en la Biblioteca del Seminario
catalán, de las cinco poco ha calificadas de antiguas;
(1)
Torres anota 51, suponiendo nuevas las de Cárdenes y Claramunt, estudiadas, sin
embargo, en la primera edición; y sustituye, al mismo tiempo, a la de Llansol, nueva, la
de Llanos, inserta en la cuarta.
He aquí las 49: Agramunt, Arciniaga, Azlor, Despéns y Cubells, Desprats, Doménech,
Escrivá, Esplugues, Exarch, Fenollet, Ferrándis de Mesa, Gazón, Gómez de Villamaior,
Grillet, Inse de Sant Juan, Irles, Llansol, Lucerga, Marcilla, Martínez de Vera,
Matarredona, Miralles, Miró, Monsoriu, Ortis, Rojas y Sandoval, Roiz, Ros, Rosell,
Ruíz de Asín, Rull, Sanct-Angel, Sanct-Ramón, Sarria, Sanz, Seva, Siurana, Soto,
Suasola, Tallada, Tamarit, Tárrega, Tonda, Vado, Velasco, Venrell, Uhuart, Urrumbella
y Viudes.
(2)
) Alabiano, Albizu y Alzamora
(3)
Las de Albión y Vives. Torres considera, equivocadamente, nueva a la de Alegre;
siendo así que figura en todas las ediciones. Excluyela, a pesar de ello, por razones que
en nada se relacionan con la actual cuenta; dejando sólo, a las dos expresadas
(4)
En el primer Apéndice de la quinta edición, o de los Bibliófilos Valencianos, se
escribe en su encabezamiento: «Familias o linages de que no habló Viciana, añadidas
por Onofre Esquerdo»; en el segundo: «Familias que se añadieron al Manuscrito de esta
Segunda Parte, que poseía D. Gregorio Mayáns, de las que tampoco habló Viciaría»; y
en el tercero: «Familias de que se trata en un ejemplar que perteneció a D. Agustín
Sales, y de las que no se habló en ninguna de las tres impresiones de esta Segunda
Parte (supónese forman una sola, la tercera y cuarta). Esto, sin embargo, es tan
trascendental el trastorno o cambio que ocasiona la edición del Seminario de Tortosa en
los conocimientos hasta el momento admitidos cual ciertos, acerca de las impresiones
del Segundo Libro de la Crónica, que en el caso concreto relativo a los predichos
Apéndices, de las siete familias incluidas en el de Esquerdo (Carra, Sena, Pinos, CastellBlanch, Díaz, Milán y Esquerre o Esquerdo), se estudian ya en la dertusense, dos:
Castell-Blanch y Díaz; en el de Mayáns, de diez que contiene (Ferrer, Mahiques,
Masquefa, Pascual, Pertusa, Ram de Montoro, Valles, Vallebrera, Vidal y Zanoguera),
todos, menos la de Vidal; y en el de Sales, de las once en él historiadas (Bodi, Covarrubias, Herrera, Jofré, Loaces, Moreno, Núñez, Pallares de Aragón, Queralt, Váida y
Zaydía), todas, también, con exclusión única de la de Jofré.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
330
si que, prescindiendo de ello, y sin duda de ninguna especie, constituye
aquélla — la dé Tortosa--, con respecto al orden y tiempo de las seis
impresiones dadas a luz, o conocidas hasta ahora, la indubitable segunda
edición de la Segunda Parte; de acuerdo con lo que es manifiesto y
resulta del año 1565, escrito cuando se apunta la censura y licencia del
Santo Oficio, posterior al 1564 de la primera impresión, y anterior al
1568, año del privilegio citado en las consideradas de segunda y tercera
por Borrull y escritores que le copiaron. Y por más que el número 1.565
de la consabida y existente en el susodicho Seminario de la ciudad
preinserta, obsérvase algún tanto recortado, tamaña circunstancia —
conforme se lleva ya expuesto—, no impide para nada su lectura; aparte
de conservarse otra explícita y rotundísima indicación del cronista, al
caso concreto alusiva (suficiente para dejar probado, con independencia
del detalle anterior, cuanto no ha mucho afirmábamos), en la que
asegura, D. Martín, según nota que precede al postrero de los dos
Prólogos del Autor al lector, inclusos en la novísima edición, la certeza
del hecho que sigue: «He escrito este prologo duplicado para advertir que
ha havido dos Impresiones» (1); de cuyas palabras, con claridad y
evidencia se colige, que, siendo dos los Prólogos del Autor al lector, y
dos las ediciones publicadas del tomo hasta entonces, por precisión, al
desde antiguo conocido de aquéllos, ha de corresponder, como
corresponde, el comprenso en la primera de ambas, o sea, en la de 1564;
y el, hasta ahora ignorado, y antes transcrito, a la segunda; es decir: a la
siguiente en fecha, donde se conserva original la copiada nota.
Es, pues, indispensable modificar en parte, el número y orden
señalado a las ediciones impresas del libro, conservando su puesto, a la
primera; convirtiendo, la novísima, en segunda; la antes segunda, en
tercera; y la tercera, cuarta y quinta de otra época, en cuarta, quinta y
sexta respective.
Bien mirado, sin embargo, ni siquiera cabe reducir, con plena
confianza, a sucesión parecida, las seis ediciones de que se trata; porque,
aun cuando con las transcritas fecha y nota de la del Seminario de
Tortosa, se obtiene, desde luego, la última expuesta y ordenada serie, por
cierto, al parecer, nimio pormenor, todavía no comentado o discutido,
quedaría nuestra afirmación en
(1) Tal era la nota cuya copia suspendimos, en el extracto, dejándola para ahora
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
332
de los eternos descontentos, debió, al fin, convencerse de la ineficacia de
sus laudables y generosísimos esfuerzos, hubo de prescindir del orden
«de la A, B, O, esperanza ilusoria suya, dando a ía estampa, sin reparar
en quejas ni amenazas, la cuarta, de acuerdo con nuestra numeración, o
segunda, de las del método antiguo (1).
En suma, y como resumen:
Las seis ediciones, hasta ahora conocidas, de la Segunda Parte de la
Crónica de Valencia y de su Reino por D. Rafael Martín de Viciana, se
publicaron, a nuestro entender, en el tiempo y por el orden que a
continuación se dice:
Primera:
En 1564. (Primera asimismo, de las de Borrull.)
Segunda:
En 1565. (Desconocida o no estudiada antes de ahora.)
Tercera: En 1568, lo más pronto. (Tercera, igualmente, de las de
Borrull.)
Cuarta: En tiempo posterior a la que precede, y anterior al
fallecimiento de Viciana. (Segunda de las de Burrull.)
Quinta: En data siguiente, en mucho, a la de la muerte del cronista, o
sea, hacia el final del siglo XVII o comienzos del XVIII. (Cuarta
de las de Borrull.)
Sexta y última: En 1581. (Única de la Segunda Parte editada, por la
Sociedad Valenciana de Bibliófilos.)
.
(1)
Coincide, con lo preinserto, el anómalo cambio que en general experimentan
el orden bajo el cual se publicaron, y los nombres de las personas colocadas por cabeza
de la familia de Aragón en las cuatro ediciones impresas durante la vida de Viciana
(repetimos, tres alfabéticas y una que no lo es); ya se considere la no alfabética
(segunda de Borrull), cuarta, ya tercera de las modernas.
Despréndese, en corroboración de lo advertido en el párrafo origen de la presente nota,
que si se aprecia cuarta, la última, las tres alfabéticas, anteceden en serie sucesiva,
quedando, para final, la que deja de reunir tamaña circunstancia; y si tercera, a las dos
primitivas de fechas 1564 y 1565, respective—ordenadas en aquella preferida forma—
sigue, interrumpiendo el desarrollo metódico, dicha tercer^ escrita sin ordenación
alguna, para terminar con la restante también alfabética.
Acontece, cosa análoga, con el cambio de las personas inclusas al frente de la ilustre
familia de Aragón; pues, calificando de cuarta a la edición de referencia, las tres
anteriores llevan por cabeza a D. Alfonso, Duque de Segor-be, y la citada cuarta, a su
hijo, el Duque D. Francisco; mientras que, si se la considera tercera, en las dos de 1564
y 1565 se encontrará, en primer término, al padre de éste; en la tercera, alterando el
orden natural, al hijo, en lugar del padre; y en la cuarta, de nuevo a D. Alfonso, Duque
de Segorbe
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
BIOGRAFÍA
DE
DON MATEO DE VICIANA
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
D. Mateo de Viciana, de menos celebridad que su padre y los cuatro
Gobernadores de la propia familia, merece a pesar de todo, lugar muy
preferente en estos modestos estudios, tanto por haber sido el último de
sus individuos en orden al tiempo en que muriera, cuyo primer apellido
fuese Viciana (1), cuanto por su importancia real, bajo ciertos conceptos,
y la necesaria rectificación de algunas fechas, y otros diversos
pormenores al mismo respectivos.
Sobre su Vida, poco estudiada hasta ahora, nos ha deparado la suerte
el hallazgo de datos nuevos, curiosos y de confianza, bastantes en
número para que, si no un relato completo de ella, de lo fundamental y
aun de muchas de sus particularidades, podamos ya darnos cuenta.
Precisa sin embargo, reconocer por de pronto, que no figura en la
lista de los encontrados, entre Varios, el concerniente al año de su
nacimiento, desconocido por completo a causa de no alcanzar los
antiguos Quinquee Libri del Archivo la época en que hubo de efectuarse
su bautizo, ni suplir los demás volúmenes parroquiales, de directa o
indirecta manera, tamaña deficiencia. Nuestros conocimientos acerca del
particular,, tan sólo limitados quedan a cuanto de modo expreso y
concreto manifiesta D. Mateo en una de las cláusulas de su primera
disposición testamentaria (2), o sea, a que el aludido incógnito suceso
aconteció durante el día 22 del mes de Septiembre (3), sin que añada en
dicho sitio, ni en distinta cláusula de igual documento, detalle apreciable
encaminado a precisar el extremo justificativo de la porción de fecha
omitida.
Por lo tocante, pues, al curioso, pero obscuro asunto postrero, a la
inversa de lo que sucede con D. Martín de Viciana, su padre, de
(1) Como segundo, lleváronlo varios que, posteriores a él en nacimiento, le
sobrevivieron
(2) El testamento que la contiene, relaciónase luego, con gran amplitud
(3) Entre los aniversarios que funda, el testador, incluyese el siguiente: «ítem altre p la
mia anima (sigue un corto espacio carcomido de imposible lectura) dia com yo naixqui
que fonch a 22 del mes de setembre».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
336
quien sólo se ha conseguido averiguar, con garantida seguridad, el año
del nacimiento, pero no el día y mes de su ocurrencia, del hijo del
cronista, conocemos con certeza los dos inmediatos o últimos detalles;
mas de suerte alguna, el asignable al año en QUÉ debió de acaecer el
hecho.
Claro está, que si conforme indicábamos hace poco, por un lado los
aludidos Libros de Sacramentos son posteriores en data a la en que vio la
luz primera este noble y significado Viciana; y por otro, es imposible
encontrar
entre
los
restantes
Volúmenes
complementarios,
particularidades parecidas a las que debieron de consignarse en el acta de
su bautizo, procede confesemos también, nuestra carencia de documento
suficiente, íntegro o extractado, para la plena comprobación del lugar
concreto, donde en realidad hubo de haber nacido.
La continuada estancia, sin embargo, de sus padres en Burria-na; su
intenso cariño a la exvilla; las cláusulas de sus testamentos con relación a
pobres e imposibilitados para el trabajo, a su entierro, a los favorecidos
con mandas, y al altar de Santa Ana; así como no pocos de los principales
actos de su vida, dan a entender, bien a las claras, que aquélla y no
distinta población fue, sin ningún género de duda, su natal y verdadera
patria.
Todavía, prescindiendo de las consideraciones motivadas por la
anterior fundamentada consecuencia, y en defecto de la partida de su
bautismo o de escrito válido que de forma abreviada la contuviese, aclara
a nuestro juicio lo necesario el punto objeto del actual inquisitivo estudio,
una sucinta anotación inserta en el Voluminoso libro del Apuntament (1),
en la que su enterado redactor, después de trascribir al pie de la letra del
susodicho acto de última voluntad, las siguientes palabras: «Don matheu
De uiciana Caua-ller habit. (habitador o vecino) De la ciutat De Valencia
y De pnt attrobat en la vila De borriana», añade de cuenta propia, y en
confirmación de lo antes supuesto, «De haon era fill.
Unánimemente reconocen los escritores de la región, haber sido su
padre, el D. Martín de Viciana, autor de la Crónica de Valencia; y aunque
por las razones expuestas no sea factible aportar a este histórico trabajo la
oportuna partida confirmatoria, el mismo D. Mateo se encarga en sus
testamentos de destruir los
(1)
Pag. 555.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
337
efectos de su desaparición, cuando, al referirse a determinado aniversario
perpetuo, en sufragio del alma de aquél, instituido, dice, en el primero, y
con escasa variante en el segundo, «Per lanima de mon pare Don marti de
Viziana».
En lo relativo a su madre, acerca de la cual, según es notorio, y ya se
expuso, han venido guardando continuo silencio los distintos o escritores
regnícolas, el mentado D. Martín, en una interesante escritura, por él, y
por su, entonces, esposa otorgada, y el hijo de ambos, en sus dos
disposiciones testamentarias, nos la dan a conocer, designándola sin
Variación, cada Vez que la mencionan, con el nombre de Narcisa, los
padres; y con los de Paula, o Paula-Narcisa Tarrago y de Viciana, D,
Mateo (1).
Hubo de recibir, el inmediato descendiente del cronista, educación
religiosa idéntica a la de su familia y de los tiempos remotos en que
Viviera (2), e instrucción adecuada a cuanto suponían la cultura y
relaciones sociales y políticas de sus antecesores, al igual que a la
importancia de los cargos que los más próximos, de entre ellos,
desempeñaron.
• Fue notario, hecho apenas observado (3), y también Juez con
delegación del Clero local para intervenir en cuestiones sobre
(1) De D.a Narcisa, Paula o Paula-Narcisa; de la escritura; de otro documento
aclaratorio, y de la porción al objeto interesante de los dos actos de última voluntad,
hemos tratado en nuestro estudio sobre el primer período de la vida del historiador.
Recordemos, no obstante, que en la escritura se adjudica a aquella señora el apellido de
su marido, y se la llama Narcisa de Viciana; en el documento, Narcisa Tarrago; y en los
actos testamentarios—tratando su hijo de la solemnidad religiosa para ella fundada—
dice, en el primero: «per lanima de ma mare Doña paula arsisa tarrago y de Viziana», y,
en el segundo, por «Doña Paula tarrago y de Viziana mare».
(2) Confírmenlo, las consabidas Memorias de confesados y comulgados; lo que diremos
de su asistencia, con el carácter de testigo o padrino, a matrimonios y bautizos, y el
contenido de sus dos testamentos
(3) Los señores D. Luís Cebrián y D. Vicente Cacho, en su inédita obra «Hijos Ilustres
de la Provincia de Castellón», copian del primer Quinquee Libri, un item, donde se le
atribuye la profesión notarial. Ni aquéllos, ni el señor Rodríguez Condesa, a pesar de lo
dicho—que es quien designa la obra, y reproduce el item en la suya ; titulada «Rafél
Martí de Viciana, etc.», págs. 9, 19 y 20—añaden a la noticia ninguna nueva
particularidad; limitándose, el indicado Rodríguez, a llamar la atención acerca del
contenido del mismo diciendo: «Ya es veu qu'era també notari». (Ya se ve que era
también, notario).
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
338
censos (causes etnphitheoticals, dicen los libros) tan comunes y a veces
ruidosas en aquel entonces (1).
Comprueban su profesión de notario, las escrituras e ítem que poco
después examinamos, y considerable número de bautizos—once a lo
menos—en cuyas actas aparece siempre, a seguida de su nombre, la
palabra «notari», o la sílaba «not.», abreviatura de aquel vocablo (2); y la
ejerció, con absoluta certeza en la exvilla de su nacimiento y en el
pequeño poblado de Bonrepós, inmediato a la ciudad de Valencia, antes
de sus matrimonios, y en la mayor parte de los años comprendidos en el
primero.
Si no bastaran, en crédito de su actuación en Burriana, las diversas
actas bautismales con anterioridad anotadas, probatorias de su
permanencia en ella, en calidad de notario, durante el período
comprendido entre el 10 de Diciembre de 1572 y el 13 de Noviembre de
1577, justificaríanlo, dos escrituras recibidas en 17 de Noviembre de
1595, por el funcionario de la enunciada clase, de
(1)
Basta hojear el gran libro del Apuntament para convencerse en el acto, de la
enormidad de fincas afectas a tales gravámenes. Su número, según era natural, dio
origen a diferentes juicios de índole civil: sobresaliendo, entre los conservados, por el
tenaz empeño de los litigantes, y singularidades que le acompañaron, el promovido por
mosén Mateo Salvat, en representación del Clero parroquial, contra D. Bernardo
Saurina, de conocida y respetable familia
Intervinieron en él, D. Rafael Martín de Viciana, y el cuarto Gobernador de Ja Plana del
propio apellido: el Gobernador, para fallar cierto incidente apelado por mosén Salvat; el
cronista, como testigo propuesto por Saurina. De todo ello se trató con el necesario
detenimiento en anteriores estudios.
(2)
Helos aquí:
10 Diciembre
1572:
Libro primero Sacramental, fol.°
8, n.° 155.
28 Octubre
1574:
»
»
»
fol.°12 v to y n.° 191.
20 Noviembre
1574:
»
»
»
fol.° 13, n.° 196.
2 Enero
1575:
»
»
»
fol.° 13 v.to, n.° 103 (debe
ser 203).
3 Febrero
1575:
»
»
»
fol.° 14, n.° 107 repetido
(le corresponde en realidad el 208).
11 Agosto
1575:
»
»
»
fol.° 15 vto n.° 230.
6 Septiembre
1575:
»
»
»
fol,° 16, n.° 233.
17 Septiembre
1575:
»
»
»
fol.° 16 vto n.° 236.
21 Febrero
1576:
»
»
»
fol.° 18 v.to, n.°251.
23 Diciembre
1576:
»
»
»
fol.° 21 v.to, n.° 294.
13 Noviembre
1577:
»
»
»
fol.° 24 vto, n.° 356.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
339
nombre Juan Bautista Valles, Vecino de igual población, existentes en su
protocolo de los años 1593 y 1594 (1).
En el primero de los dos anteriores documentos, su otorgante,
Bartolomé Roca, compañero de profesión de Valles, en días que
subsiguieron a los que se acaban de indicar, habla de ciertos codici-los
respectivos a Esperanza Nicolau y de Roca, autorizados «per discretum
Matheus viciaría olim notarium» (por el discreto Mateo Viciana en otro
tiempo notario); y en el segundo—que otorgó Juana Roca y de Mari,
mujer del honorable Sebastián Mari— a continuación de consignada su
comparecencia en nombre propio, y cual legataria de su madre Isabel
Nicolau y de Roca, añádese: según sus últimos codicilos, autorizados
«per discretum Matheum vicianam olim notarium» (por el discreto Mateo
Viciana en años pasados notario): unas y otras testamentarias
disposiciones, hechas públicas a la defunción de Esperanza e Isabel
Nicolau en datas en absoluto ignoradas. Y si bien deja de apuntarse en las
dos precedentes y probatorias citas, el lugar en que ejerciera su carrera
notarial el hijo de mayor importancia de D. Martín, débese enten-der, sin
Vacilación, lo fuese en Burriana, por cuanto en ella actuaba de fedatario
Juan Bautista Valles, y de allí eran Vecinos quienes intervinieron u
otorgaron ambos actos de última voluntad y las escrituras en donde
vagamente se les menciona; personas todas de Verdadera posición y
arraigo, hasta el punto de que, el apellido Mari, peculiar del esposo de la
Juana Roca, sirvió, y aún sirve, en la actual época, para distinguir de
ordinario, el nombre de una de las antiguas calles de la exvilla (2).
Tampoco cabe se deduzca de lo que, con anterioridad, se expone
acerca de los dos curiosos e interesantes codicilos, el período exacto o
aproximado dentro del cual actuó de notario D. Mateo, en la histórica
población de su nacimiento; ya que en las referencias incluidas en las
escrituras de 17 de Noviembre de 1593, bien por descuido, bien por
ignorarse, acaso, aparecen en blanco los espacios destinados a las
anotaciones de ¡os omitidos días, meses y años. Un documento de la
misma postrera clase, no obstante, y un ítem complementario inserto en
e! «Llibre = . 3. = de calan-
(1)
(2)
No se halla paginado ni foliado
Oficialmente se la denomina de San Francisco
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
340
daris» (1), danos por resuelta la dificultad, a la vez que justifica la
actuación notarial, en el propio año, del padre y del hijo.
En la escritura (otorgada en 22 de Enero de 1600, parte integrante de
un grupo de parecida especie a los actos separados de los protocolos de
Valles), se hace mérito de dos documentos más escriturarios, que
alusivos a determinada confesión de deuda, autorizó: el primero,
«.Mateum viciaría olim not. recepto sab die primo junij anni MDLXXVJ»
(Mateo Viciana, en tiempo anterior, notario, recibido en el día primero de
Junio del año 1576); y el segundo en fecha, también, «.dictum Mateum
viciana olim not. recepto sub die primo mensis Augusti anni MDLXXVI»
(dicho Mateo Viciana, en pretérita época del notariado, recibido en el día
primero del mes de Agosto del año 1576).
En el ítem complementario del Llibre = . 3 . = de calandaris, cuyo
contenido abarca casi por entero, la cita y el resumen de dos nuevas
escrituras otorgadas ante D. Martín y D. Mateo de Viciana, respective (la
del segundo, confiriendo poderes; y la de aquél, ga rantizando
determinada pensión a favor del clero), se insertan, de semejante forma,
las datas completas de ambas, y el mes y año de un tercer documento de
materia idéntica a la del que antecede, autorizado por el primero de los
aludidos funcionarios públicos, según se colige de la copia de parte del
ítem o asiento que, al pie de la letra, tomado de su
original, a continuación insertamos:
Ursula gosalbo
Ab acte rebut p Rafel Marti de Viciana not. a 13 de
Y jaume gosalbo
mars 1570, Ursola Gosalbo muller de Jau.e y Jaume
mars
Gosalbo
Gosalbo en nom ppi (propi) y com a
pcuradora mars.
(procuradora) de son marit en
acte de pcura (procura) rebuda p Matheu de
Viciana. Lo darrer de febrer del dit any (2) se carrega del clero 20 Ll.
(lliures) pen.° (pensió) pagadora a 14 de mars..
. Les quals pcehiren (precehiren) del quitament de 20 Ll. que feu Joan
Abella de semblant quant. (quantitat) acte de quitament rebut per lo
sobredit Rafel Marti de Viciana not. en mars 1570(3).
(1)
Página 9
Primer documento conocido en que intervino como notario. Trece días después de tal
fecha, aparecían, en concepto de testigos, en escritura autorizada por D. Martín «Mateus
de Viciana not. et anthonius Toro». (Llibre primer de instrúments de el R. 1 Clero de
Burriana, fól. CLXXXXVI v.to(3)
Aunque el ítem y la indicada testificación, suponen a D. Mateo, viviendo
(2)
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
341
Además de haber ejercido el Notariado, D. Mateo, en la exvilla de su
nacimiento, hemos hecho constar que efectuó cosa análoga en el pequeño
pueblo o lugar de Bonrepós, inmediato a la ciudad de Valencia.
Confirman la verdad de esta desconocida circunstancia, las primeras
líneas de original escritura, por él otorgada en 18 de Enero de 1600—otra
de las constitutivas del grupo suelto de documentos atribuidos a Valles—
, donde, en idioma latino, se escribe lo que, textualmente, a seguida,
vamos a reproducir:
Predictis die et anno.
Sit oibus (ómnibus) notum q (quod) Ego dominus mateus Vi-
.
y actuando de notario en su pequeña patria durante el año 1570, hemos conseguido,
además, en nuevo examen de los libros y papeles archivados, dar al fin, con inesperado
documento escriturario de carta de pago—casi bastante descompuesto, pero legible en
parte, e íntegro—en el cual expresamente se consigna haberlo recibido el hijo del
cronista en Burriana a 29 de Enero de 1575. Fueron sus otorgantes Antonio Balaguer,
Pedro Albiol y Miguel Roselló, en nombre y como fiadores de Juan Rovira, y se
relaciona con cierto depósito, obrante en poder del Justicia, Jaime Palos (Documento
suelto sin número).
He aquí su principio y acabamiento:
Die vicessimo nono januarij.
Anno M.D.L.xxiij.
(Día veintinueve de Enero.
Año M.D.L.XXIIJ.)
Sia a tots cosa manifesta que nosaltres en aníhoni balaguer en pere albiol en miquel
rosello laurados de la Vila de Burriana en no (nom) y co (com) a fermances de Juan
rouira y..,..
Confesam..... que essení vos dit Jaume palos Just. (justicia) De dita Vila Deposa en
poder v.tre (vostre) y de v.tra (vostra) cort.....
Attestor fidem q (quod) fació ego matheus de Viciana not. publicus ville Burriane
me prejnsertu (prejnsertum) apoce jstr (instrumentum) recepisse propia manu
escrjpsisse a meo q prothocollo absíraxisse nec no (nom) cu (cum) eodem bene ac fidelr
(fidelíter) comprobasse et quia vbiq (ubique) adhiberi Valeat fides hic meü (meum)
appossuij Signum.
TRADUCCIÓN
Atestiguo y doy fe, yo Mateo de Viciana, notario público de la villa de Burriana,
que he recibido, escrito de mi propia mano, sacado de mi protocolo, y comprobado, a la
vez, bien y fielmente con el mismo, el preinserto instrumento de carta de pago, y para
que pueda prestar fe en todas partes pongo aquí mi Signo.
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cíana miles olim not. loci de bonrepos orte v.e (Valentie) commo-rans
burriane repertus.
TRADUCCIÓN
Día y año predicho
Sea a todos notorio que Yo el Sr. Mateo de Viciana, militar (1), en
otro tiempo notario del lugar de Bonrepos, de la huerta de Valencia,
encontrándome morando casualmente en Burriana (2).
En tan singularísimo documento, único para nuestro objeto utilizable,
quien manifiesta haberlo otorgado, a más de darnos a conocer en
explícitos y categóricos términos el otro pueblo en donde sin duda
ejerciera su carrera, nos participa, asimismo, pero de modo general o
impreciso, haber correspondido su actuación en Bonrepos a fecha, en
realidad, lejana (olim) de la inclusa al principio del mencionado título
escriturario. Acredita el último hecho; es decir: el apartamiento mutuo de
las dos preinsertas datas, y también aclara y concreta en alguna manera la
del ejercicio de su profesión en el expresado pueblo, lo que llevamos
escrito sobre el casi seguro plazo dentro del cual comenzó y acabó de
intervenir en los asuntos notariales de Burriana.
Si por una parte, en efecto, del ítem transcrito que precede en copia a
la del comienzo de la expresada escritura, de los dos precitados codicilos,
y del instrumento público referido en nota, se infiere su indiscutible
actuación en calidad de notario en la exvilla de su nacimiento dentro del
período comprendido entre 1570
(1)
Dedúcese de la Sentencia pronunciada con motivo de la información de nobleza a
que en nota posterior se alude y en diferentes trabajos se cita, que era de linaje,
parentela y prosapia de los Viciana; y por lo tanto, Caballero Generoso en sangre y
descendencia militar. Viciana, en las págs. 32 y 33 de la Segunda Parte de su Crónica, al
dar a conocer a los Caballeros de que va a ocuparse, incluye en dicha denominación,
como dijimos, a las siguientes clases de nobles valencianos: ......señores o varones con
títulos de sus estados y de sangres ilustres: los otros son caualleros que proceden de
limpias sangres e linages antiguos, e aunque no tengan títulos tienen rentas e
merescimientos: los otros son ydalgos e generosos que proceden de sangres militares
limpias e antiguas e aunque de estos ay algunos con poca hazienda, empero no sin
Virtud, valor y honra: los otros son caualleros que por hauer ganado hazienda o
heredado aquella, o por hauer hecho algún acto eroyco el rey les decoro de la orden de
caualleria».
(2)
O lo que es parecido: «con residencia accidental en Burriana».
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y 1577; y si por otra, es seguro que al finalizar el segundo de los dos
antecedentes años ya no se le atribuye jamás carácter semejante en las
actas bautismales del Libro Sacramental primero, ora pertenezcan a la
época de su permanencia en Burriana, ora a la de su estancia en la ciudad
valentina, o bien a la de sus ordinarios retornos desde ésta a aquélla,
resulta natural y lógico admitir, que de sus trabajos profesionales en
Bonrepós debió ocuparse en plazo, no posterior, sino anterior al en que,
con seguridad, principió a actuar en su repetida patria.
El hijo del cronista, todavía, con independencia de su carrera
notarial, y con grandes probabilidades luego de poner fin a su ejercicio,
desempeñó, según se tiene advertido, el respetable cargo de Juez
Delegado del clero para entender en las frecuentes cuestiones locales
relativas a censos, conforme resulta de la inscripción consignada en el
libro del Apuntament (1), en su totalidad ahora, al pie de la letra
reproducida:
«En acte per Narcis Jn Albiol not. en 28 de maig 1591, consta
com Dn Matheu de Viciaría Jutge delegat en les causes
Emphiteoticals del clero de Burriana, en forsa de una Sentencia
donada per lo dit Jutge, Escriua lo dit Albiol not. en 13 de febrer
1591. a requiriment de Mn Monserrat Galsera p.be beneficiat en
dit clero, en nom de Sindihc, Ecónomo, y procurador de dit
clero, lo posa en possessió al dit mn Galsera de la sobredita térra
censida ais referits 8 sous (en signo) vt supra = está este acíe en
lo referid cabreu de Rafel marti de Viciana not. que es en n. /.° y
de dit cabreu al fol. 17. cusid en dit cabreu = (2).»
(1)
Pag. 1.483
Consérvase el testimonio de un acto por el estilo de fecha 12 de Marzo de 1593,
librado, con relación a los protocolos de Narciso Juan Albiol, por el notario Andrés Rey.
En el encabezamiento del aludido testimonio, se dice: «Noue-rint uniuersus quod Ego
Dompnus Matheus de Visiana judex delegatus in ómnibus causis jmphiteoticijs
Reuerendi cleri parrochialis ville borriane.» «Sea a todos notorio que Yo Don Mateo de
Viciana Juez Delegado en todas las causas enfiteuticales (enfitéuticas o sobre enfiteusis)
del Reverendo Clero Parroquial de la villa de Burriana.» Documento suelto, núm. 17.
(2)
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II
D. Mateo de Viciana contrajo tres matrimonios (1): el de mayor
antigüedad, con D.a Violante Llopis, señora de familia residente en
Burriana, y bastante significada en aquel entonces. Del día de su
celebración, sacerdote y testigos que intervinieron en el acto religioso,
consérvase perfecto recuerdo en el conciso asiento, extendido en lengua
latina, cuya fiel copia a continuación reproducimos (2):
Die 28 mensis Augusti anny 1570 Ego BioloMatheo
meus Rossanes coniunxi
in
matrimonium Matheum
Viciana
Vessiana
et
Violant
Lopis
testes
fuerut
(fuerunt)
y
Joannes senmarti Anthonius balaguer et Miq 1 adrouer
Violant
data fuit illis benedictio die 26 mensis nouebris (no-uembris)
Llopis
superius dicti.
Matheo
Viciana
Y
Violante
Llopis
TRADUCCIÓN (3)
En el día 28 del mes de Agosto del año 1570.
Yo Bartolomé Rossanes uní en matrimonio a Mateo
Viciana y Violante Llopis: fueron testigos, Juan Sanmartí, Antonio Balaguer y Miguel Adrouer; fueles
dada la bendición en el día 26 del mes de Noviembre
del año más arriba dicho.
Llamóse el primogénito de las anteriores nupcias, Martín, como su
abuelo; se le bautizó, en 6 de Septiembre de 1575, y del ítem en
(1)
Sabíase esto, y que, a su defunción, no dejó descendencia; pero se ignoraban los
nombres de sus mujeres (hacia el final, sin embargo, de nuestro primer diminuto folleto
sobre la Casa Solar de los Viciana, se daba ya el de la primera1); los de los hijos habidos
y muertos de ella y de la segunda—únicas que los tuvieron—, salvo lo después
manifestado con relación al primogénito, y la casi totalidad de los otros pormenores,
que en el texto se citan.
(2)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 70 v.to
(3)
No obstante la forma sencilla y clara en que aparece redactada el acta, nos atrevemos
a traducirla, por si a alguno de nuestros lectores le fuera en absoluto desconocido el
idioma del Lacio
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donde se relaciona el acto, dase cumplida cuenta en la siguiente
transcripció n, con exactitud tomada de su defectuoso original (1).
233
Martj
Viciana
A VI de setebre (setembre) any ut supra (1575) batigi yo
jaume poguert p.e (prebere) vicari temporal a martj de
viciana fill de mateu de mateu deViciana not.fon copare
(compare) lo .(2) m (3) (lo rector mesen) nadal maguanya
p.e y comare isabet guali donsella filia de jaume gualij.
Copiamos en toda su integridad el incorrecto e incompleto asiento
precedente, no sólo por tratarse de uno de los distintos nietos del
historiador, si que para desvanecer, también, las dudas originadas por la
repetición de los términos de mateu de mateu, y para subsanar, a la vez,
el olvido notado con respecto al nombre de la madre del primogénito (4).
Los señores Cebrián y Cacho, en su inédita y citada obra (5), luego
de reproducir, aunque con ligera variante (6) el ítem de que nos Vamos
ocupando, preguntan, indecisos, con motivo de la advertida repetición, si
acaso podría ser tenido, el precitado niño, por hijo, o, quizás, mejor, por
nieto del D. Mateo, objeto del actual estudio.
Es indudable, conforme a la sospecha de los dos distinguidos
escritores, que únicamente al hijo del cronista cabe atribuir la paternidad
o condición de abuelo del bautizado, desde el instante que,
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 16.
La t y la r debieran ser las del siglo XVI: ésta, representa la primera sílaba abreviada
de rector; aquélla, la segunda. (5) Abreviatura de mosén
(3)
Abreviatura de mosén
(4)
Son diversas las actas bautismales del Libro Sacramental más antiguo, en que se
observan omisiones u olvidos de esta naturaleza
(5)
Véase la parte de la misma copiada en la Memoria del Sr. Rodríguez Condesa: «Rafél
Martí de Viciana, etc.», págs. 19 y 20
(6)
A continuación de la palabra copare escriben Rv en lugar de artículo lo. En Verdad el
efecto producido por dicho lo, apenas legible, en medio de letras que se traslucen de la
carilla opuesta de la hoja, simula, en cierto modo, la abreviatura Rv pero la duda
originada a causa de tal coincidencia, queda, por completo desvanecida, si se considera
que, cuando en alguna nueva acta se apuntan, en lugar de la palabra confusa y las dos
inmediatas en signo o fórmula especial, las voces, con seguridad, verdaderas, sin
omisión de letras, se escribe siempre «lo rector mosen ».
(2)
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ni en los volúmenes parroquiales, ni en los documentos públicos o
privados y papeles sueltos, con simples notas, se habla de diverso Mateo
de Viciana, con o sin el carácter de notario; pero en lo tocante a la
relación de parentesco entre el verdadero y único del susodicho nombre,
y el nacido o apuntado en el asiento que nos ocupa, lejos de estimársela
todavía dudosa, se la ha de considerar aclarada, en la acepción de ser
aquél Viciana, padre y no abuelo del que figura, desde el hallazgo de su
partida bautismal, como cuarto D. Martín de la familia.
Confirman lo evidente de tan atrevido y categórico resultado, las
fechas del matrimonio y bautizo, con anterioridad mencionadas; junto
con la particular circunstancia de corresponder las nupcias de que se trata
a las primeras de las tres que celebrara el hijo del historiador, conforme
él mismo asevera, cuando al prevenir se llevasen a cabo los diferentes
aniversarios instituidos en la consabida cláusula de su segundo
testamento, incluye, en el número de los fundados, el relativo a «Violant
Llopis primera muller mia».
Porque, claro está, que si, en realidad, el tal matrimonio fue el
primero de los tres por él contraídos, y su celebración hubo de efectuarse
en 28 de Agosto de 1570, el que naciera en 6 de Septiembre de 1575; es
decir, cinco años después de aquel acto religioso, no pudo, en manera
alguna, ser nieto, sino hijo del indicado esposo de D.a Violante Llopis.
Tampoco, atendiendo al contenido clarísimo de la inserción a
seguida transcrita, cabe poner en tela de juicio el hecho concerniente a
cuál de sus tres consortes debe atribuirse la maternidad del bautizado; ya
que, habiendo tenido aún D. Mateo, un hijo de la expresada D.a Violante
Llopis, en época posterior al nacimiento del Martín en cuestión, a igual
señora, y de ninguna suertera una de las dos sucesivas esposas de aquél,
ha de considerarse por necesidad madre del primogénito, cuyo nombre se
acaba de escribir.
Dice así, el asiento:
Jaume viciana
381
a deu de noembre any 1578 batejaren a Jaume
Viciana fill de mateu visiana y de Violant lopis
compare mo. franses toro comare Egipciaca prado
y de arguis (1).
(1)
Libro primero de Sacramentos, fol. 27 v.to
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Ni del último, ni del otro discutido hijo del matrimonio primero, se
conservan pormenores de interés relacionados con hechos de sus Vidas o
con las datas de sus defunciones (1); de su madre, D.a Violante, sábese
exclusivamente, que hubo de figurar en actos religiosos de carácter
sacramental, y que su fallecimiento ocurrió, con seguridad, entre el 10 de
Noviembre de 1578, día del bautizo de su hijo D. Jaime, y el 12 del
citado mes de 1579, techa de la publicación del testamento que otorgó
ante el notario de Burriana, Juan S< Martí, en 20 de Octubre de 1576 (2)
.
Contrajo el hijo del historiador, el segundo de sus matrimonios, con
cierta señora de ilustre alcurnia, por las trazas, llamada D.a María de
Montolíu (3); y aunque no se encuentra en los tomos
(1) Debieron ser ambas datas, anteriores a las del Libro de Sacramentos, donde
principiaron a inscribirse los óbitos (1599); y ocurrir éstos, dentro del período de la
infancia de ambos hermanos: lo primero, porque no aparecen anotados sus nombres en
la Sección de dicho Libro y de los sucesivos similares destinados a fallecimientos, ni
tampoco en las que se reservan para bautizos y matrimonios, tan intervenidos por los
individuos de su familia, y muy en particular, por su padre; y lo segundo, porque
suponiéndoles muertos en distinta época de la referida, no cabría explicarse, cómo
habiendo instituido D. Mateo en la ya transcrita cláusula de su postrer acto de última
voluntad (a), aniversarios por las almas de sus padres, esposas, hermanos y hasta
criados, dejara de efectuar cosa parecida por las de sus dos difuntos hijos
(2) Menciónase el segundo dato en una escritura de 29 de Agosto de 1621, ante Fabián
Lloréns, inserta en su protocolo de los años 1620y 1621, fol. 190v.to La última acta
bautismal donde se califica de notario al marido de la difunta, corresponde al 13 de
Noviembre de 1577, y en su consecuencia, resulta probado nuestro supuesto de que,
hacia los postreros años de la existencia de D.a Violante, cesó aquél en el ejercicio de su
profesión
(3) A semejante circunstancia, y a la influencia que ejerciera dicha señora sobre el
bondadoso D. Mateo, deberá atribuirse el solicitado y obtenido reconocimiento de la
nobleza de su marido, su mejora de posición económica, al menos en gran parte, y su
cambio de domicilio a la ciudad valentina, a pesar del vehemente cariño deltiijo de
Viciana a su pequeña patria; hechos los tres muy luego amplificados para comunicar a
nuestros lectores—en lo que afecta a los dos consortes, sobre todo-nuevos y muy
curiosos detalles. Por lo demás, la mudanza de domicilio a Valencia, parece darnos a
entender que de la misma debió ser oriunda, D.a María; y que allí, pudo conocerla D.
Mateo, en uno de los numerosos viajes realizados desde Bonrepós a la capital, si no
tuviera en ella su ordinaria habitación, cuando hubo de ejercer el notariado en aquel
pueblo.
(a) Se copia en el estudio dedicado al primer período de la vida del cronista
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del eclesiástico Archivo, el asiento comprobatorio de la celebración del
acto religioso, al parecer por haberse llevado a cabo fuera de la localidad,
en la que era inútil se buscasen por aquel entonces apellidos iguales al de
D.a María (1), se puede, con aproximación, determinar el plazo dentro del
cual debió de efectuarse, tomando en cuenta lo consignado eu el
supradicho párrafo y la data del siguiente ítem, obrante en el más antiguo
Quinque Libri que se conserva (2). He aquí el ítem:
don Nofre
Viciana
A 13 de octubre 1580: yo Nicolau Bonifaci Vicari
perpetuo de la Igla parroquial de Borriana e bategat a Don
Nofre Viziana y de Montoliu fill de Don Mat-theu Visiana
caualler y de Doña Maria Montoliu íoren padrins Rafhel
Tarrago viudo y Hyeronima Pancruda
y de Tarrago not.
No tardaría, tampoco, muchos años a ocurrir el óbito del nuevo hijo
de D. Mateo, por cuanto de modo semejante a lo que acontece con los
habidos de su primer matrimonio, deja de mencionársele en e1 libro
inicial de las inscripciones de defunción, y en los restantes a que de
continuo nos vamos refiriendo (3).
Que las nupcias acabadas de indicar fueron con certeza las segundas
por él contraídas, acredítalo de manera concluyente la cláusula, o parte de
cláusula, de su acto definitivo de última voluntad, fundando aniversarios
diversos, toda vez que, al enunciarse, allí, el instituido en sufragio del
alma de su segunda esposa, lo efectúa, mediante frase lacónica y en
absoluto igual a la, a continuación, copiada:
«p (per) Doña María montoliu segona muller».
(1) En un acta de bautismo, sin embargo, de 2(7 de Enero de 1594 (Libro Sacramental
primero, fol. 114) figura, acompañando en el padrinazgo a «Don Matheu Visiana»,
«Doña Lloysa Montoliu donzella». Quizá fuera la anterior doncella hermana de la
consorte de D. Mateo, por escaso tiempo trasladada a la villa; ya que para nada se la
vuelve a nombrar en lo sucesivo.
(2) Fol. 36
(3) Entiéndase reproducido aquí, lo que, al hablar de la muerte de sus otros dos
hermanos, se consigna en nota, con respecto al período de su vida en que acaecería el
suceso
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En tiempo de dicho matrimonio solicitó y obtuvo, D. Mateo, el
expreso reconocimiento de su nobleza, en calidad de descendiente del
primer D. Martín de Viciana (1); desempeñó, conforme también con
anticipación se acreditaba, funciones de Juez Delegado del Clero
parroquial para entender en causas sobre enfi-teusis; y tuvo además, a su
cargo, en 1594, la administración del importante tributo de la época
conocido con el nombre de sisa (2).
También, hacia el acabamiento de las repetidas segundas nupcias,
dio término a su residencia habitual en Burriana, y trasladó su domicilio a
la ciudad Valentina (3), de cuya ciudad retornaba, muy a menudo, a su
nunca olvidada y pacífica villa (4). En uno de estos continuos y
significativos viajes, realizado a los seis o siete años del cambio de
residencia, acompañóle su esposa D.a María, con tan mala fortuna para
ella, que allí la sorprendió la muerte, como se infiere del acta de su
defunción, obrante en el segundo de los
(1)
Cebrián y Cacho, mentados por Rodríguez Condesa en su consabida Memoria, pág.
20. D. José María Torres, al ocuparse de idéntico asunto, manifiesta haber visto el
testimonio de la información para tal fin promovida ante el Gobernador de Valencia,
que libró en 12 de Abril de 1601, el notario de la citada ciudad, Juan Daza (Advertencia
al Lector, pág. XII).
(2)
Escritura de 18 de Mayo de 1595, existente en el protocolo, sin foliación, de,Vallés,
respectivo al apuntado año
(3)
Ténganse presentes las palabras de una de sus dos disposiciones testamentarias:
«yo Don matheu de uisiana Caualler habit. de ¡a ciutat de Valencia y de pnt attrobat en
la vila de borriana».
La escritura de 18 de Enero de 1600, hablando de su actuación en Bonre-pós, en otra
parte mentada, nos hace comprender que el traslado de domicilio se realizó en día
anterior al de su otorgamiento, puesto que en ella no dice D. Mateo, ser entonces
Vecino de la exvilla de su autorización, sino residente accidental (commorans). Pero,
¿en qué fecha? No se sabe a ciencia cierta; mas atendiendo a lo observado en el primero
de los Libros Sacramentales, no resultaría atrevido asegurar se efectuase en 1598,
durante cuyo año dejaron de asistir, del todo, los cónyuges, a actos religiosos
bautismales; no obstante que, en cada uno de los diez u once años precedentes, en
particular, intervinieron en tamaños actos, con mayor o menor frecuencia
(4)
El número extraordinario de tales retornos, cabe, hasta cierto punto, apreciarlo, en
vista de la porción de los mismos que, mediante título escrito, nos es del todo fácil
comprobar. Forman tan curioso grupo, aparte los originados por el primer testamento y
escritura de 18 de Enero de 1600, los que siguen, colegidos de las veces que él, o sus
dos últimas consortes—según el Libro Sacramental segundo— asistieron en calidad de
padrinos, a bautizos
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
350
.
Libros Sacramentales (1), extendida en forma tan abreviada y severa cual
se acostumbraba, y, a seguido, se desprende de su copia:
Primer dia de Janer 1605 sotarri a Dona María montoliu muller del
noble Don Mattheu de Viciana.
El cónyuge viudo celebró su tercero y último matrimonio con D.a
Ana, o, Ana-María de Valencia, hija de D. Jaime de Valencia y de D.a
Juana Castillo, personas, una y otra, de arraigo y vecinas de la ciudad de
Játiva (2). No es, pues, de extrañar, dado el domicilio de su última mujer,
que, por motivo análogo al expuesto, cuando se habla de sus anteriores
segundas nupcias, deje de figu-
.
—y como testigo, D. Mateo, a matrimonios—en el intervalo de su traslado, a su
muerte.
8 Agosto
1600-m. (matrimonio)
25 Abril
1610-b.
6 Abril
1604-b.(bautizo)
10 Junio
1610-b.
25 Octubre 1604-b.
29 Noviembre 1610-b.
3 Diciembre 1604—b.
4 Diciembre 1610-b.
3 Diciembre 1604-b.
13 Marzo
1611-b.
9 Marzo
1605—m.
7 Agosto
1611-b.
9 Noviembre 1607—b.
25 Septiembre 1611-b.
29 Junio
1608—b.
27 Septiembre 1611-m.
29 Junio
1608-b.
2 Noviembre 1611-b,
30 Junio
1608-b.
8 Enero
1612-m.
9 Enero
1609—b.
22 Julio
1612-m.
1 Febrero
1609-m. .
17 Noviembre 1612-b. 13Abril
1609-b.
9 Febrero 1613-b.
6 Mayo
1609-b.
7 Mayo
1613-b.
6 Diciembre 1609-b.
17 Marzo 1616-b.
29 Diciembre 1609-b
. 29 Junio
1616-b.
10 Enero
1610-m.
5 Agosto 1618-b.
10 Abril
1610-b.
30 Enero 1620-b.
(1)
Folio 91 v.to.
(2)
) Asiento de la pág. 2,103 y siguientes del Apuntament, y Cuaderno titulado
«Viciana = . n . = 12».
Sin embargo, tenían en la capital casa abierta, sita en la calle de Murvie-dro. D. Mateo,
así que se trasladó, con su segunda consorte, a aquella ciudad, instalóse en su finca
urbana, emplazada en la propia calle, donde conocería a su, más tarde, tercera esposa;
toda vez que la casa perteneciente a los padres de D." Ana, primero, y luego de ella,
enfrontaba, por casualidad (se justificará a su oportuno tiempo) con la habitada por el
hijo de D. Martín y su co D.a María
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351
rar, entre los tomos y documentos parroquiales, el acta probatoria de
haberse celebrado las terceras, en la población en que naciese.
Al contrario de lo sucedido con sus dos precitadas esposas, D.a
Violante Llopis y D.a María de Montolíu, de quienes es imposible
encontrar dato alguno relativo a sus respectivas aportaciones
matrimoniales, de la que siguió, en fecha, a ambas, sabemos en Virtud de
extractos de escrituras autorizadas en Valeucia por Juan Argüedes a 1 3;
22 de Febrero de 1605, haber ascendido su dote estimada a cinco mil
libras, y a dos mil quinientas, el creix o donación nupcial de D. Mateo
(1).
Que éstas fueron las terceras nupcias contraídas por el hijo de D.
Martín, justificábalo, si no lo supusiese cuanto, con antelación, se
manifiesta acerca de las dos anteriores, su, en tantas ocasiones, repetido
acto de última voluntad; en cuyo documento, al ocuparse del aniversario
de su postrer consorte, dice, textualmente:
«p D.a Ana-María Valencia tercera muller».
Del preinserto matrimonio de D. Mateo, acaso el más digno de
atención y examen de los tres que contrajera, no consta tuviese
descendencia, ni mucho menos que la dejara a su óbito. La mujer, a quien
en tiempo oportuno dedicaremos mayor espacio, debió entregar su alma a
Dios en población diferente de la del nacimiento del esposo; y si bien por
semejante circunstancia tampoco se conserva archivada la partida
justificativa del hecho, ni se conoce la data precisa del término de sus
días, puédese afirmar, con plena seguridad, que el suceso hubo de haber
acaecido entre el 21 de
(1)
) Asiento y Cuaderno mentados en la precedente nota.
En el folio Cxxxiij v.to de la voluminosa obra «Fori Regni Valentiae Im-pressi
Imperiali cum preuilegio Montissoni concesso Anno MDXLVII», se incluye una de
tales disposiciones forales, que dice: «Idem rex» (en la anterior se escribe «Jacobus I.
Rex») «qVant algu pendra muller segos la quantítat de exouar que pendra ab ella faxa
creiximet a ella, o donacio per nupcies entro (hasta) a la meytat de aquelles coses que la
muller aportara a ell». Y en la siguiente, se añade: «Alfonsus I. Rex. Anno M.cccxxiiij.
Valentías»: «A Viuda que prenga marit no sia feyt creix».
No obstante haber desaparecido del Reino de Valencia, con la abolición de sus Fueros
por Felipe V en Decreto de 29 de Junio de 1707, subsiste vigente en el Derecho foral de
Cataluña; y es «una donación que se debe a la mujer por razón de su virginidad». Benito
Gutiérrez. «Códigos y Estudios fundamentales sobre el Derecho Civil Español», tomo
6,pág. 166. Madrid, 1874.
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352
Noviembre de 1625 y el 3 de Diciembre de igual año; desde el instante
que, conforme se deduce del asiento inserto en la página 2.105 del
Apuntament, en la primera de las dos fechas otorgó su testamento ante el
referido notario de Valencia, Juan Argüedes, y en la segunda, hizo, el
autorizante, públicas sus disposiciones, de la manera, a la sazón
acostumbrada (1).
III
Nuestro biografiado, cual era consiguiente, supuesto el abolengo de
que procedía, fue siempre muy querido, y objeto de especialísima
consideración en Burriana (2).
Las singulares proporciones que adquirieron tan sinceros y
respetuosos cariños, en particular, desde el año que sigue al fallecimiento
del tercer D. Martín, su padre, hasta el cambio de domicilio a la ciudad
de Valencia, confírmannos en nuestra opinión de que, en la indicada
época, debió de ocupar, en importancia local, el puesto alcanzado por
algunos de sus antecesores en los días de su mayor prestigio y
valimiento. Así, y no de diversa forma, cabe dar explicación satisfactoria
al hecho significativo, ya nunca observado en el Libro de Sacramentos
primero, referente al extraordinario número de actos religiosos de
carácter bautismal celebrados con su asistencia, la de D.a María de
Montolíu, o la de ambos esposos, a un tiempo, durante los quince o
dieciséis años que
(1)
La ciudad en donde actuaba Argüedes, y los escasos días que mediaron entre el
otorgamiento del acto y su publicación, nos impulsan a creer que la muerte ocurriría en
Valencia
(2)
Recuérdense, por de pronto, los asientos aportados en crédito de la solicitud con que
se buscaba su asistencia, sobre todo, a uno de los actos sacramentales.
En varios de los ítemes a ellos concernientes: en los numerosos después insertos y en
muchos de los que, por innecesarios para nuestros propósitos, omitimos, sus redactores,
intérpretes del común sentir, y de lo distinguido de su familia y persona, anteponen,
cuando los extienden, al nombre de pila, Mateo, las voces, en casos excepcionales, a la
sazón, aplicadas, de Señor o Don; o las más encomiásticas, si cabe, de Mossen, Noble,
Cauallero, Ilustre, Magnífico, o sus equivalentes en Valenciano.
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353
abraza el período comprendido dentro de los dos notables acontecimientos a que, con anterioridad, aludimos (1).
Contribuyeron, en sumo grado, a tan continuada y distinguida
atención y estima, además de lo ilustre de su apellido paterno, cuanto
hace muy poco se exponía, con respecto a su carrera, cargos que
desempeñó, su condición de noble, y muy en particular —añadimos
ahora—su inmaculada honradez, grandeza de alma e ingénita bondad, de
clara y notoria suerte exteriorizadas, en su primer testamento; en cuyas
cláusulas, con incesante repetición, se asientan palabras o frases en
extremo afectuosas, tiernas y de confianza sin límites, dirigidas a la
cariñosa y discreta señora con quien por entonces se encontraba casado, y
se consignan encargos o recuerdos generosos para las dos anteriores,
parientes próximos y aun lejanos, impedidos, huérfanos y pobres de la
ciudad, criados a su servicio y al de su padre, y hasta para los que debie-
(1)
He aquí la lista completa de las fechas de estos bautizos, formada en vista de los
datos que se encuentran en el primero de los Quinguee Libri conservados:
10 Marzo 1533 (año siguiente al de la muerte de Viciana), 23 Junio 1584, 25
Diciembre 1584 (equivocadamente se apunta 1585), 17 Febrero 1585, 19 Febrero 1585,
22 Marzo 1585, 14 Septiembre 1585, 23 Febrero 1586, 30 Abril 1586, 11 Noviembre
1586, 11 Noviembre 1586; 28 Diciembre 1586, 24 Febrero 1887, 11 Agosto 1537, 12
Agosto 1587, 31 Agosto 1587, 1 Septiembre 1587, 18 Octubre 1587, 19 Octubre 1587,
15 Noviembre 1587, 3 Diciembre 1587, 6 Diciembre 1587, 29 Enero 1588, 5 Marzo
1588, 17 Junio 1588, 22 Junio 1588, 3 Julio 1588, 3 Agosto 1588, 20 Septiembre 1588,
25 Septiembre 1588, 29 Octubre 1588, 1 Noviembre 1588, 7 Mayo 1589, 16 Mayo
1589, 28 Julio 1589, 12 Octubre 1589, 25 Marzo 1590, 16 Julio 1590, 15 Diciembre
1590, 16 Febrero 1591, 7 Marzo 1591, 10 Marzo 1591, 16 Marzo 1591, 5 Abril 1591, 9
Septiembre 1591 •(?), 10 Septiembre 1591 (?), 10 Septiembre 1591, 17 Septiembre
1591, 22 Noviembre 1591, 4 Diciembre 1591, 29 Enero 1592, 19 Febrero 1592, 3
Marzo 1592, 29 Abril 1592, 30 Abril 1592, 19 Junio 1592, uno de fecha omitida, pero
anotado inmediatamente después del 8 de Julio de 1592, 6 Agosto 1592, 17 Octubre
1592, 30 Octubre 1592, 12 Enero 1393, 18 Enero 1593, 18 Enero 1593, 16 Febrero
1593, 23 Febrero 1593, 18 Marzo 1593, 27 Abril 1593, 20 Mayo 1593, 3 Agosto 1593,
10 Noviembre 1593, 10 Noviembre 1593, 11 Noviembre
1593. 29 Noviembre 1593, 3 Diciembre 1593, 26 Enero 1594, 3 Abril 1594, 24 Mayo
1594, 4 Julio 1594, 8 Julio 1594, 25 Julio 1594, 28 Julio 1594, 6 Octubre1594. 12
Febrero 1595, 25 Marzo 1595, 8 Abril 1595, 6 Mayo 1595, 18 Junio1595. se omite el
día, pero sigue a otro de esta fecha, 10 Septiembre 1595, 6 Noviembre 1595, 22
Noviembre 1595, 17 Mayo 1596, 23 Julio 1596, 14 Agosto1596. 16 Septiembre 1596,
21 Octubre 1596, 9 Enero 1597, 9 Febrero 1597, 10 Febrero 1597, 25 Febrero 1597, 3
Agosto 1597, 8 Septiembre 1597, 20 Sep-
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ron ser, o designa, siquiera, con los nombres de esclavos o esclavas
suyos.
Califica en este documento, por ejemplo, a su esposa doña AnaMaría de Valencia, al aludirla, de «molt amada muller y señora mia», y
funda, las amplias facultades a la misma conferidas, en lo «molt, dice,
que li dech, per lo bon trácte me a ffet mentres E uixcut en sa
compañya», en «sa bona anima», y en la seguridad de que «es ella, tan
bona christiana que o regirá y o administrara molt be».
Si efectúa legados, en contemplación a los matrimonios que tal Vez
contrajeran algunas de sus predilectas sobrinas, exige, como requisito
indispensable para su eficacia o validez, «que casen ab homens
virtuosos»; si se preocupa del caudal hereditario, o mejor todavía, de la
inversión ulterior de sus frutos y rentas, dispone, para luego de cubiertas
determinadas atenciones especiales, se destine, parte de su importe, a
«casar algunes orfenes parentes mies o descendents de ma parentela si ni
haura..... y si no ni tiaura, ais na turáis del poblé»; y cuando, por último
recuerda las desventuras de los imposibilitados para el trabajo o las
necesidades dé los verdaderos menesterosos, manda sean socorridos, a
perpetuidad los basnits (1) en el día que sigue a Todos-Santos, o se dirige,
tiembre 1597, y uno, cuya acta se inscribe entre el 18 y 21 de Diciembre de 1597.
Para comprender el alcance de este gran número de datas, precisa tener presente que
en los años 1587, 1588, 1591, 1592, 1593, 1594, 1595 y 1597 (descartamos los
restantes) se celebraron respective, 46, 59, 65, 54, 62, 66, 51 y 43 bautizos.
Si, conforme se desprende de la lista o relación general anterior, deben deducirse,
como intervenidos por el matrimonio, 10 de los del año 1587, 10 de los del 1588, 11 de
los del 1591, 10 de los del 1592, 14 de los del 1593, 8 de los del 1594, 8 de los del 1595
y 8 de los del 1597, se llega a la conclusión de que, el hijo del historiador, su consorte, o
ambos a la vez, asistieron, aproximadamente, a la octava parte de los bautizos de 1594,
a la sexta de los de 1588, 1591 y 1595, a la quinta de los de 1587, 1592 y 1597, y a la
cuarta de los de 1593.
Gon posterioridad a los anteriores actos religiosos, todavía intervino Don Mateo en
otros—sólo, o junto, con su tercera consorte—que a su debido tiempo se detellaron,
hablando de sus viajes desde Valencia a Burriana.
(1)
No hemos logrado averiguar el significado exacto de esta palabra, aun valiéndonos de
personas competentes. Atendiendo, empero, a la totalidad de la cláusula que la contiene,
considerárnosla equivalente, a la de impedidos, o, como se dice en el texto,
imposibilitados para el trabajo
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con viva recomendación a los administradores de su herencia
«encarreganlos molt remedien los pobres del que poran».
Influyó, asimismo, en el origen y desarrollo de semejante aprecio y
respeto, su entusiasta e intenso cariño a la Villa en que naciera, a su
inolvidable y querida Burriana, constantemente Visitada por él después
de su traslado a la ciudad Valentina. En ella señaló su sepultura; allí
quiso se le condujese cualquiera que fuere el lugar de su defunción; allí
hubo de trasladarse para terminar sus días; y allí, por fin, con manifiesto
fanatismo patrio, exigió, en su testamento segundo, se enterrara a los de
su familia distinguidos con mandas o legados suyos; si ha de darse fe a lo
que ordenaron sus sobrinas Úrsula y Esperanza Benedito en sus
definitivas Voluntades, y en cláusulas análogas a la siguiente, copiada de
la que otorgó la segunda: «Elegixch sepultura al meu cos e serli feta en la
iglesia parrochial a hon lo mort (esta palabra en signo) don matheu de
viciana, son oncle, li te designat; la qual dita mía sepultura vull sia
segons esta dispost per dií Don matheu de Viciana, y esser sotarrada en
lo uas de Sta anna, y si ens moris en la uall (de Uxó, en donde por
entonces enconírábase) vull sia portada a la vila de borriana pera
opservar (?) la ultima dis-posisio del dit Don mateu de uisiana» (1).
A las anteriores excelentes condiciones reconocidas, en justicia, a
nuestro biografiado, ha de añadirse, además, una nueva, im-
(1)
Testamento autorizado por Fabián Lloréns en 19 de Mayo de 1631, fol. 158 y 159
de su Protocolo, años 1630 y 1631.
Esperanza y Úrsula Benedito resultan legatarias de su tío en el primero de sus
testamentos; en el segundo, aunque no lo conocemos al detalle, se puede sospechar que
también lo fueron. En el acto de ultima voluntad, en efecto, cuya es la cláusula
transcrita, su otorgante, Esperanza Benedito, dispone la venta de los bienes necesarios
para cumplimentar determinadas obras pías a que le obligó, en forma testamentaria, D.
Mateo; y dicha carga, así como el mandato respectivo al sitio de su sepultura, suponen,
en el ya irrevocable de tales actos, la existencia de alguna manda o legado en beneficio
de la persona, objeto de las dos citadas disposiciones.
En cuanto a Úrsula Benedito, en situación parecida a la de Esperanza, por lo que atañe
al sepelio, puédese agregar, a lo expuesto con motivo de tal circunstancia, que en
escritura de 8 de Febrero de 1630, inserta al folio 22 del indicado protocolo, confiesa
recibir, de Francisco Morató, el importe de lo que dicho señor adeudaba al hijo del
Cronista; cuyo importe, o crédito, adjudicaron a Úrsula, los administradores de la
herencia, en pago, por lo visto, de lo a ella legado por su tío.
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portante, y muy a propósito—tomado en cuenta lo bondadoso de su
carácter—para despertar en todo momento simpatías y gratitudes, cual es,
la relacionada con su segura y sólida situación económica.
Que el hijo del historiador poseyó con absoluta certeza bienes de
fortuna en cantidad respetable (no en la primera porción de su vida,
obligado a atender, en parte, por lo menos, a su subsistencia, utilizando el
ejercicio de su carrera hasta en poblaciones de reducido vecindario, sino
desde el final de su matrimonio con D.a Violante), acredítalo el abandono
del notariado, lo adquirido con posterioridad por herencia paterna, las
probables aportaciones matrimoniales de D.a María de Montolíu, en
tiempo de la que adquirió su máxima representación, y se llevó a cabo el
cambio de domicilio (1), la dote, y bienes independientes de los dótales,
conocidos, de su tercera consorte, y cuantas noticias se conservan con
relación a los derechos y algunos de los inmuebles de su dominio, cuya
existencia hemos logrado comprobar con suficiente garantía.
El mismo declara en su primera disposición testamentaria, autorizada
con dos años de anticipación al de su muerte, ser poseedor, en el instante
de su otorgamiento, de muebles, en el más amplio sentido de la palabra, y
de «sitis, de cases, molí, oliuar, terres campes, morerals, olivars, vinyes,
garroferals en la vila y termens de borriana y vilareal y en la ciut. (ciutat)
de Valencia».
De los numerosos bienes existentes a su defunción, se formó
minucioso inventario en solemnes y públicos documentos, extendidos, al
parecer, en separadas o distintas fechas, con asistencia del antedicho
notario (2); y si bien de los que debieron com-
(1)
En los dos primeros años de estas nupcias tenía ya a su servicio, dos criados, para el
cultivo o dirección de los trabajos agrícolas en sus tierras.
La Memoria, en efecto, de los cumplidos con. el precepto pascual en 1581,
suminístranos la noticia de que en el precitado año habitaban, la conceptuada de Casa
Solar de sus mayores,
+ Don Mattheu Viciana.
+ Doña María de Montolíu.
+ Bernat Joan, criat.
+ Raphel, criat.
+ Isabet, criada
. Primer Libro de Sacramentos, fol. 127
(2)
Apuntament, pág. 555, y escritura citada en la primera nota que sigue
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prenderse en las escrituras de referencia, sólo se conservan datos
completos de abundantes y valiosos censos incluidos en la única habida
de las que se otorgaron (1), nos ha sido factible conseguir, conforme en el
penúltimo párrafo se apuntaba, pormenores ciertos e interesantes
relativos a los inmuebles, cuya sucinta o extensa descripción, junto con el
número exacto de los otros derechos reales, hacemos constar
seguidamente:
a) Ciento diez y seis censos de capital y pensión, Varios de ellos, muy
respetables (2).
b) Una Casa—la tenida en concepto de Solar de sus mayores-reseñada
en nuestros trabajos a ella dedicados.
c) Otra casa, sita en la ciudad de Valencia, calle de Murviedro, frente a
la del Marqués de Quirra y a las de D.a Ana María de Valencia (3).
d) La magnífica posesión, conocida con el nombre de Alquería deis
Salts. inmediata al poblado de Burriana, compuesta de «lo molí olier (4)
y Vint y set caffs (caffisades) de térra campa, more-rals y vinyes..... situat
y situades en lo terme de la pnt Vila en la partida del cami de Valencia
que afronten per entregre moli y terres de un costal ab oliuar de la dita
administratio (alúdese a la de la herencia) y terres de Joan Valmoll y
terres de llorens apa-
(1)
Escritura de 7 de Julio de 1621, fol. 81 al 90, ambos inclusive del Protocolo de
Llorens, años 1620 y 1621
(2)
Escritura y folios que en la nota anterior se citan
(3)
) Se habla de dicho edificio en las escrituras de pago de dote y creix a su tercera
esposa, extractadas en el cuaderno «Viciana = . n. = 12», y en el asiento del
Apuntainent, pág. 2.105. En el asiento, si bien se la menciona en términos muy
generales, anótase un detalle concreto, aclaratorio de su situación; conforme al cual, el
edificio, parece correspondía a la «Casa, que al present (1724 o años próximos) es
hospital de el rey
(4)
En estado ruinoso, habránlo visto todavía, muchos de los actuales Vivientes.
Hallábase sito en una pequeña parcela de dos áreas y ocho centi-áreas, tierra cañar
propiedad ahora de los herederos de Juan Bautista Tejedo Eusebia, inmediata a la
margen derecha de la Acequia de la Bosca, descendiendo del Camino de Artana al de
Valencia. De las dos piedras utilizadas en la molienda, la fija, la que sirvió de apoyo al
eje del aparato, encontrábase no ha mucho dentro de la parcela, pero en contacto casi
con aquella vía fluvial; la otra, es decir, la movible, fue comprada por el hoy difunto D.
José Lila, y conducida a su finca del Campo Romero, donde se la empleó, durante
varios años, en la pulverización de materias óseas.
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risi sequía (la Boscá) y Cami (de Artana) en mig de altre ab Ierres de
frans (es) morato sequía en mig apart damunt ab la sequía major dita la
tanda y apart dattall ab ierres de francés Benediio de Viciana cami de
Va.a (Valencia) en mig (1).
e) El inmueble plantado de olivos a que se refiere uno de los
precedentes lindes, comprensivo de seis cahizadas y tres hane-gadas(2).
f) Un inmueble rústico de desconocida medida superficial, lindante, por
su parte Sur, con el que perteneció a Esperanza Betes (3).
g) Otro inmueble deja propia clase, también de ignorada superficie, sito
en la partida de la Granja, lindante, por uno de sus lados, con el de Juan
Campa y de Catalina Juliana (4).
h) Y un predio también rústico de cinco cahizadas, situado en término
de Villarreai, que, pro indiviso poseía con sus parientes D. Rafael y
mosén Juan Tarrago (5).
Ningún nuevo dato se contiene en la documentación del Archivo
examinada, respecto a fincas diversas de las que anteceden, cuya
propiedad correspondiera a D. Mateo; ora se trate de las que radicasen en
Valencia, ora de las poseídas en Burriana o Villarreal.
D. José María Torres, sin embargo, al ocuparse en forma concisa de
la administración fundada por el hijo de Viciana en su último acto
testamentario, asegura que (6), aparte de la Casa Solar, Alquería deis
Salís y un censo de mil libras (7), hallábase
(1)
Cuaderno «Viciana = . n. = 12». Menciónase, además, la finca en el Apuntament,
pág. 2.103
(2)
Se deduce-su extensión superficial de la diferencia entre la medida de la Alquería
dels Salts y la de cierta finca de treinta y tres cahizadas y tres hanegadas; cuya
descripción, según el cuaderno titulado «Diuersorum», demuestra abarcar la dels Salts y
la de seis cahizadas y tres hanegadas olivar
(3)
Escritura de 50 de Octubre de 1600, existente en el Cabreo de Martín Benedito de
Viciana: Apuntament, pág. 2.862.
(4)
Llibre primer de instruments de el R t Clero de Burriana, fol. CCLXXXj
(5)
Escritura de 2 de Octubre de 1593, citada en el Llibre =. 3. = de calandaris, pág. 29
(6)
Al ocurrir su muerte, por supuesto
(7)
Respondía del capital, la Villa; y en realidad eran tres los censos que importaban las
mil libras: de trescientas, el menor; y de trescientas cincuenta, cada uno de los que
restan. Apuntament, pág. 2.103
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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comprendida, entre los cuantiosos bienes administrados, otra Alquería,
con sus tierras (1).
No hemos conseguido acreditar la existencia de semejante inmueble,
de importancia, sin duda, cuando de modo especial lo menciona en su
trabajo el indicado escritor. Se sabe, sí, con absoluta evidencia, que una
hermosísima finca, compuesta de Alquería, torre, corral de ganado y
veinte y cuatro cahizadas de tierra, sita en la partida de Seca, y junto al
río Mijares, figuraba afecta a cierto censo que impusieron sobre ella sus
dueños a favor de D. Mateo con motivo del capital en dinero o cantidad
recibido por aquéllos de éste; pero ni en la inscripción donde se consigna
parecido detalle (2), ni en ninguno de los libros parroquiales, hácese
constar el hecho de que, en definitiva, adquiriese, el censualista, el
completo o pleno dominio del aludido rústico inmueble.
IV
Otorgó D. Mateo, dos testamentos: el primero, autorizado en
Burriana a 20 de Mayo de 1618, por Fabián Lloréns de S.t Esteve; y el
segundo, en población, data, y ante fedatario que, por ahora, dejamos en
suspenso; si bien, algo más tarde, procuraremos, con exactitud, precisar.
En el contenido de aquel primer acto de su última voluntad, en todas
sus cláusulas inserto, cual se advirtió, en las páginas 215 a 222, ambas
inclusive, de! protocolo de dicho notario—años 1617 y 1618—,
compréndense los nombres de sus padres, esposas, hermanos, y distintas
personas de su familia; así como detalles sobre materias relacionadas con
sus bienes y otros curiosos e interesantes asuntos. Por ello; por su
semejanza indudable con el posterior, en su parte conocida; por lo que de
manifiesto pone su exaltada piedad cristiana, su rectitud y bondadosa
índole, y por lo difícil de su conservación, atendido el estado del tomo en
que se
(1)
(2)
) Obra y lugar mentados
Apuntament, pág. 1.024.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
360
incluye, juzgamos de conveniencia extractarlo, respetando el orden de su
bastante confuso texto, en la amplia y Verídica forma que sigue:
El testador, en él, luego de extensas consideracioses y protestas
religiosas, comunes en la época de su redacción; luego de hacer presente
que, sin embargo de residir, por el momento, en Burriana, era vecino de
Valencia, y de encomendar su alma a Jesucristo, comienza a exponer su
voluntad, designando para lugar de su sepultura «lo Vas» de la capilla de
Santa Ana, situada al lado del Altar Mayor de la Iglesia Parroquial, en el
que están enterrados sus padres y antecesores. Nombra, en seguida, por
alba-ceas suyos a mosén Agustín Esteller, beneficiado de la mentada
Iglesia, y a Juan Marcos Reselló, ciudadano: a los dos juntos, «y en cas
de impediment de qualseuól», al restante, en compañía de otro sacerdote,
por él elegido, de entre los pertenecientes al clero local; sustituyéndoles,
si los dos faltaran—«lo que a Deu no plaua»—, dice, individuos del
manifestado clero, con exclusión de los administradores infrascritos.
Manda se paguen las deudas, que en contra suya existieren comprobadas
«ab cartes albarans testi-monis sobre acó benignament obseruat». Quiere
le «sia feta la sepultura tan general com se puga fer», con asistencia de
los presbíteros que se encuentren en el día de su defunción, en las indicadas Iglesia y exvilla; de los frailes mercedarios del convento de San
Mateo, en la última instalado; de los capellanes y cantores de la
Parroquial «ab la creu y campanes majors de dita esglesia», y de doce
pobres, cada uno con su correspondiente hacha; celebrándose, además,
misa cantada, con sermón, letanía y los oficios, de modo particular,
señalados. Dispone, que en cinco días seguidos, e inmediatos al de su
muerte, por los presbíteros y cantores de la Iglesia, se celebren misas
cantadas «de plajijs», y que, por los frailes agustinos del convento de
Santa Mónica de Valencia, le sean dichas otras especiales, en número no
superior a treinta. Deja a los frailes del mencionado convento de San
Mateo cuarenta y seis libras para la celebración de un aniversario
perpetual y doce treintenarios en el altar de San Juan de Letrán, éstos, en
sufragio de las almas de los siguientes difuntos: Miguel-Jaime y Damián
Viciana; Catalina Roselló y de Viciana, Isabel Viciana y de Pons; Ana
Viciana y de Benedito; Magdalena Viciana y de Esteve; Domingo, su
criado; Juan, criado de su padre; el esclavo o esclava suyos que mayor
necesidad tuviese; aquella persona a quien resul-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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tare obligado; Úrsula Viciaría y de Benedito, y Violante Llopis y de
Viciana. Manda que por la infrascrita heredera, su mujer, mientras viva, y
después de fallecida, por los administradores, se adquiera cada año la
Bula de la Santa Cruzada, y que, por los mismos, también, sean
conservados dos cirios amarillos de una libra de peso cada uno, «ab dos
canolobres de llauto pera damunt del altar» de su capilla de Santa Ana, al
efecto de que ardan, a perpetuidad, durante las misas en semejante parte
dichas. Quiere que por los clérigos de la Iglesia, únicamente, y en igual
capilla, sean celebrados los aniversarios perpetuos que siguen: por su
padre, D. Martín de Viciana; D.a Paula Narcisa Tarrago y de Viciana, su
madre; su segunda mujer, D.a María Montolíu y de Viciana; D.a Ana
Valencia de Viciana, su tercera mujer; el testador, en los días de su
nacimiento—22 de Septiembre—; y, el de su óbito. Manda se le funde en
el altar de Santa Ana, una dobla, bajo la invoca-crón de la Santa, «dientse
primeres Vespres maitines prima tercia sexta misa cantada (si hubiere
capilla de cantores), ab orgue sermo y nona». Dispone, de igual suerte, la
fundación de otra misa cantada, con el carácter de perpetua, en el citado
altar o capilla «lo endema de tots (sants) que es lo dia de diffunts...
donant caritat a tots los basnits». Lega algunas cantidades a la Cofradía
de la Purísima Sangre, instituida en Burriana; a la de San Blas, ai
Hospital de esta ciudad, y al monasterio franciscano de Jerusalem, de
Valencia. Nombra heredera universal de sus bienes muebles,
semovientes, inmuebles, créditos, derechos, acciones y del Patronato de
la repetida capilla (1), a su muy amada mujer y señora, D.a Ana Valencia
y de Viciana, para mientras Viva, «ab pacte, añade, que si filis o, filies
meus o mies li restaren o restar prenya-da puga testar de aquells de la
manera que li parexera com yo reste tan confiat de ella de sa bona anima
que fara lo que conuin-dra»; facultándola, caso de fallecer el testador, sin
dejar hijos, para la venta de los bienes que posee en Burriana, Villarreal y
Valencia, «fermant carregaments de cens ben assegurats...» y disfrutando
de «les pentions y eníeressos de aquells de vida»; sin obligación de
practicar inventario «ni memorial algu de mos bens Com confie que es
ella tan bona christiana que o regira y o,
(1)
No hay que confundir el Patronato del Altar de Santa Ana, con el Patronato del
Beneficio de Santa Ana
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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administrara molt be y si algu li posas enpaig o, contradictio alguna vull
aquell tal sia desheretat en sinch sous y no puga teñir dret algu en mos
bens». Quiere que si su esposa no dejase hijos, o de dejarlos, murieran
dentro de los veinte años sin descendencia legítima (1), «per entegre sens
demeriitio alguna La dita rnia herencia com tot allo que aquella dexara
per entregue sia E per-uinga a la dita gloriosa y benauenturada S.ta anna».
Manda que ocurrida la defunción de su consorte, y luego de satisfecho el
salario asignado a cada administrador (seis libras anuales), se den, del
sobrante, cincuenta libras, cuando contraigan matrimonio, y no antes, a
los diferentes hijos e hijas de Eugenia Benedito y de Escrich, y a Úrsula
Benedito y de S.1 Juan, hija de Martín Benedito y de Esperanza S.1 Juan,
con la condición de que, en lo relativo a las mujeres favorecidas,
contraigan sus matrimonios con hombres virtuosos. Y, de análogo modo,
para después del fallecimiento de su indicada esposa, y tampoco antes,
lega, en vida, a Narcisa Martí y de Benedito, veinticuatro libras de renta
anuales, e impone a la primera de las dos, mientras dure su vida, la
obligación de mantener a la segunda, con derecho, por parte de la
postrera, si aquélla dejase de efectuarlo, a exigir, desde entonces, el pago
de la pensión anual vitalicia que le tiene señalada. Lega a Narcisa Martí y
de Benedito y Esperanza Benedito y de Simó, para atender a sus
respectivos lutos, diez libras a cada una; y a Antonio Escrich, en
concepto de legado de liberación, lo que a la muerte del testador le estare
adeudando (2). Nombra, una vez fallecida su heredera, primeros
administradores de su caudal, a mosén Nicolás Bonifaci, Vicario
perpetuo de la Iglesia de la Parroquia, y al Regente mosén Miguel
Saurina, de ella Beneficiado, y a sus defunciones, al Vicario perpetuo y al
Capellán más antiguo; los cuales, «pagats dits llegáis y son saiarij»,
invertirán el resto en festejar y celebrar al Santísimo Sacramento durante
los tres días de Carnaval; en fiestas a Nuestra Señora (Santa Ana), en la
predicha Capilla; en
(1)
En el original, se dice: E per quant podia ser La dita muller y hereua mía moris sens
filis meus Ilegitima y naturals lo que si algu o, alguns ne tingues apres obit de aquella y
de aquells tais filis o, filies morint de menor etat de vint añys y sens filis llegitims y
naturals..... vull en tal cas... (sigue en el texto el complemento y final de la cita
(2)
De quienes sean estos legatarios nos ocuparemos con la debida atención en el último
de nuestros estudios
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
363
misas en su propio Altar, por los fieles difuntos allí sepultados, y en dotes
para huérfanas de su familia o de los naturales del pueblo, si en aquélla
no los hubiere; encargando mucho a los administradores, socorran en lo
posible, tanto a los pobres de su parentela, como a los restantes de la
localidad, y compren ornamentos para dicha Santa y su Altar. Manda que
a seguida de su fallecimiento recojan los administradores la gran caja que
posee, conserve cada uno de ellos, una llave, y coloquen dentro el libro
Voluminoso y blanco de su pertenencia, con el acto de su última
voluntad, cirios de parecido color y dos candeleros. Dispone la
conducción de su cadáver, caso de ocurrir su muerte fuera de Burriana, a
la misma Villa, para su sepelio en el consabido sitio; manda que, a
expensas de los bienes administrados se funde la Cofradía de la Minerva;
y termina, declarando, constituir lo dispuesto su postrera Voluntad, la
cual quiere que Valga por derecho de último testamento o codi-cilo, o por
el que derivar pueda de fuero, ley o decreto.
V
Además del anterior acto testamentario, existe o existió un segundo,
como se advertía, cuyo contenido, por los datos de él conservados, debió
parecerse, no poco, en sustancia, al que con suficiente amplitud se acaba
de relacionar.
En la determinación de la fecha de su otorgamiento y lugar de la
residencia del notario autorizante, se ha incurrido en tales
equivocaciones, que de proseguir, sin su rectificación, haría para siempre
ilusoria la esperanza de su posible y útilísimo hallazgo. Quién lo supone
otorgado en Valencia a 3 de Diciembre de 1625 ante el notario D. Miguel
Alavés (1); quién, admitiendo la data precedente y el nombre de igual
notario, señala por punto de su actuación, a Burriana, y no a la distinta
ciudad apuntada (2).
Claro está, que si los ilustrados escritores de quienes se trata
(1)
(2)
Torres, obra citada, pág. XII
Rodríguez Condesa, pág. 20 de su consabida Memoria
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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hubiesen tenido conocimiento de la fecha precisa, o siquiera, aproximada
de la defunción del testador, habrían calificado de inadmisible, y aun de
absurda, la señalada por ellos para la autorización de este segundo acto
de última voluntad; por cuanto la muerte del hijo del cronista, conforme
luego procuraremos demostrar, aconteció, sin disputa, varios años antes,
de la que designan, ambos para el mismo.
D. Mateo de Viciana otorgó, efectivamente, su postrero y definitivo
testamento en presencia del notario Miguel Alavés, en el día y mes que
llevamos mencionados, pero en ningún modo del año 1625, según se
supone, sino con cinco cabales de anticipación a él, o lo que es lo mismo,
en 5 de Diciembre de 1620.
Nadie pudo, en efecto, estar mejor enterado de lo concerniente al
contenido del acto que nos ocupa, que los marmesores o albaceas y los
administradores de su herencia, obligados a utilizarlo de continuo en el
desempeño de sus respectivos cargos; y unos y otros en distintos
documentos públicos, al reproducir su data, anotan, para año concreto de
su otorgamiento el segundo de los dos que, con anticipación, se indican.
En cierta notable escritura latina sobre pago de la aportación
matrimonial de D.a Ana María, autorizada en 4 de Abril de 1621, por el
notario de Burriana, Bartolomé Roca, cuya primera copia aparece inclusa
en el mencionado cuaderno «Viciana = . n . = 12», comparecen los
administradores de la herencia ante el propio funcionario público, y dicen
(traduciendo al castellano, y al pie de la letra, parte de lo que exponen):
«Nos Agustin Esteller presbítero y Felipe Vicent también presbítero y
regente la Vicaria perpetua de la Iglesia Parroquial de la presente Villa de
Burriana administradores de todos los bienes y derechos que fueron del
difunto D. Mateo de Viciana militar según que de la predicha administración consta por el ultimo testamento de dicho D. Mateo de Viciana que
recibió el notario Miguel Alavés en el día fres de Diciembre del año
próximo pretérito mil seiscientos veinte publicado después de su muerte
por el infrascrito notario publico en el dia Veinte de Marzo próximo
pretérito presente» (1621).
En otra escritura de poderes—asimismo latina—conferidos por los
administradores, en análoga fecha, y ante el propio notario, a D. Jaime de
Valencia, padre de la D.a Ana María de idéntico apellido, derivan, de
parecida manera, los otorgantes, sus facultades del «último testamento de
dicho D. Mateo de Viciana, que.recibió
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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Miguel Alavés, notario de Valencia, en el día tres del mes de Diciembre
del año próximo pretérito 1620; hecho público, después de su muerte por
el infrascrito notario, en 20 de Marzo pasado del presente año» (1).
Y por fin, en evitación de nuevas y semejantes citas y para dar
oportuno acabamiento a este ya evidente extremo, en escritura alusiva a
censos y créditos hereditarios de 8 de Enero de 1622, autorizada de la
misma forma en Burriana por Fabián Lloréns de S.t Esteve, vuélvese a
insistir y consignar en su principio «M.n Agosti Esteller p.be M.n Felip
Adria V.t p.be Ecónomo etc., y J.n march roselló en nom de marmessors y
administrador de els bens, y herencia de el referid D.n Matheu de
Viciana, segons tes-tament de dit Viciana per Miguel Alanés not. de
Valencia en 3 de Decembre de 1620, y publicad en 20 de mars 1621 (2).
No se posee la copia, o el extracto entero de este segundo acto
testamentario; y ni tan siquiera tiénese noticia, que sepamos, acerca de si
se conserva el protocolo de Alavés en que por precisión radicó el
documento original. Pero aun cuando por los precedentes motivos se
desconozcan de modo completo y circunstanciado las disposiciones todas
que comprendiera, hanse conseguido reunir, sin embargo, aparte la
cláusula de mayor importancia para nuestros propósitos, cual es la
relacionada con los nombres de su padre, madre, consortes y hermanos,
pormenores conocidos, y, no pocos, todavía ignorados, sobre algunas de
las restantes, en número que basta para apreciar su semejanza con las
cláusulas de! primer acto de similar naturaleza, con la suficiente
extensión resumido.
Refiérese, la parte averiguada del segundo, y, hasta el día,
.
(1)
He aquí el encabezamiento íntegro de dicha escritura, de donde traducimos la parte
copiada: «Die iiij mensis aprillis anno a natt. (nattiuitate) dni (domini) MDCxxj = Nos
Augustinus Estelles pbr (presbiter) et filiphus Vicent Etiam pbr ac Economus siue
regens curam animarum Eglesie parro-chialis pntis (presentís) ville borriane
administratores bonorum omnium que quodam fuerunt domni mathei de Viciana milites
pvt (provt) de administracione predicta constat ultimo dicti domni mathei de Viciana
testamento recepto p mi« chalem Alaues nott. valentinum die tercio mensis decembris
anni pxime (proxi-me) preteriti MDCxx et post jllius obitum per nott. Infrascriptum
publicato die vigessimo mensis marcij proxime preteriti presentís anni». Cuaderno «Viciana = . n . = 12».
(2)
Apuntament, pág. 1.024
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
366
perdido testamento, a ordenaciones o mandatos, bien con anterioridad
expuestos, y sin necesaria reproducción y comprobación ahora (1), bien
indicados, o no indicados todavía, pero que requieren justificarse, en el
actual momento y lugar; cuales son: aquellos en que el testador preceptúa
sea sepultado su cadáver en el Altar de Santa Ana (2), e instituye la
Administración de su herencia (3), nombrando para el cargo de
Administradores al Vicario de la Iglesia Parroquial y a otro presbítero de
ella, beneficiado (4). Relaciónase, asimismo, con la inversión de
respetable parte del caudal de la herencia en diferentes actos religiosos y
Obras pías (5), y con legados de cantidad o de otras clases, a favor de
diversas personas de su numerosa familia (6). Y refiérese por fin, a
disposiciones incluidas de análogo modo, en el acto que le antecedió, ora
instituyendo heredera de su alma a Santa Ana, ora mandando la
conducción de su cadáver, en su caso, a la exvilla en que naciera para el
correspondiente sepelio en el Altar de dicha Santa (7).
Nada, en absoluto, nos es posible afirmar respecto a si en el
(1)
Recuérdese la notable cláusula sobre aniversarios, en especial a favor de sus
hermanos, a que se acaba de aludir
(2)
Torres, Advertencia al Lector, pág. XII
(3)
Torres, Idem «Mateo de Viciana, dice, otorgó su segundo testamento en esta ciudad
(Valencia) ante el notario Miguel Alavés, en 3 de Diciembre de 1625, instituyendo por
heredera a Santa Ana de Burriana, y fundando una administración de más de mil libras
valencianas (quince mil reales) de renta para diferentes celebraciones y Obras pías».
Prescindiendo del error, en cuanto a la data del testamento, conviene se manifieste aquí,
que la administración enunciada, debió exceder, sin duda, a la cantidad supradicha
(constituiría la mayor parte, o la totalidad del caudal hereditario). Así, al menos, se
desprende de las tres aducidas escrituras, cuando al determinar, en general, los bienes en
la fundación comprendidos, se dice en la de 1622, de «els bens y herencia»; en la
inmediata, y anterior a ésta, «de todos los bienes»; y en la primera de las tres, «bonorum
omnium et jurium» (de todos los bienes y derechos).
(4)
Escritura de 8 de Enero de 1622; y Torres, Idem.
(5)
Llibre de les Administrasions de D. Matev de Viciana y de Llvis Vicent cirvgia; y
Torres, Idem
(6)
Véase la nota en que se trata de las mandas a favor de Esperanza y Úrsula Benedito, y
lo que se expondrá al ocuparnos de uno de los pleitos promovidos por Francisco o
Abdón Benedito y de Viciana contra la Administración
(7)
Torres, Idem.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
367
testamento que nos ocupa nombró heredera usufructuaria de sus bienes a
su esposa D.a Ana-María de Valencia, según lo tenía ordenado en el
primero; pues, aunque por una parte, D. Mateo, no dejó a su muerte
ascendencia ni tampoco descendencia (1), y por otra, resultaría temerario
y hasta absurdo sostener que luego de otorgada su disposición
testamentaria ante Lloréns, hubiesen ocurrido sucesos capaces de entibiar
su respeto y cariñoso afecto a su tercera consorte (2), creemos inoportuno
emitir definitiva opinión sobre este confuso y sospechoso extremo,
atendiendo a que, en pugna con tamaños hechos, aparecen de expresa y
plena forma comprobados los dos importantes particulares que siguen:
Primero: La actitud de la viuda litigando con los administradores (3).
Segundo: La intervención de éstos en los asuntos hereditarios durante la
Vida de D.a Ana-María (4).
Por lo demás, tiénese cual hecho indubitable, en Vista de documentos y escrituras de confianza, hallarse comprendida en el acto que
ahora Vamos examinando aquella generosa y caritativa cláusula del
anterior, disponiendo limosnas o asistencias para los pobres, y en
particular para los de su larga y nunca olvidada parentela.
D. Francisco, o Abdón Benedito y de Viciana (5), en efecto, inquieto
y singular personaje de la familia, de quien muy luego volveremos a
ocuparnos, reclamó de los administradores de la herencia, auxilios,
considerados, por él, indispensables para atender, en aquel momento, a su
difícil subsistencia.
Denegada la petición, y seguídose por semejante motivo, largo
(1)
Dedúcese de lo que se consigna en el primer acto de última voluntad y de las
escrituras en que intervinieron los albaceas y administradores para cumplir el segundo
(2)
Muy al revés: los cónyuges realizaron juntos, distintos viajes desde Valencia a
Burriana en los años de sus nupcias, incluso en el del otorgamiento de su segundo acto
testamentario; apadrinando, ambos a la par, o por separado, a varios recién nacidos en
sus bautizos
(3)
Hacia el final del estudio se habla con detalles, de tales juicios.
(4)
Téngase presente el encabezamiento de las escrituras probatorias de la fecha en que
se otorgó el testamento postrero; de igual manera que lo dispuesto en el anterior o
primero, nombrando administradores, sólo, para después de la defunción de su tercer
esposa.
(5)
En la sentencia definitiva de que luego se trata, llámasele Abdón Francisco
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
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y delicado litigio, según veremos con más detalles, el Tribunal
Eclesiástico, que en definitivo lugar intervino para resolverlo, fundándose precisamente, en la cláusula o cláusulas que antes se citan,
sentenció, a su tiempo, el enojoso asunto, de acuerdo con lo solicitado
desde un principio por el demandante (1).
Confirman y justifican el fundamento y fallo de la anterior notable
resolución, una pública y trascendental escritura (2), autorizada por el tan
nombrado Fabián Lloréns de San Esteve, en 7 de Febrero de 1632 (3),
relativa al repartimiento de los referidos auxilios o limosnas a los
parientes pobres del testador durante el año que se acaba de mentar. En
este importante documento escriturario, en cuyo texto, además del
nombre de las personas favorecidas e importe del socorro suministrado,
se expone el procedimiento seguido hasta llegar a su obtención,
escríbese, tomándolo al pie de la letra de su comienzo, lo que
entendemos de oportunidad copiar aquí:
«Vsant (los administradores) de la facultat a nosaltres p dit testador
consesa y donada y feta conuocatio Eo_publicatio en la trona de dita
parroquial en lo primer de Janer pnt any pera que dins trenta dies
compareguessen los parents aquells que tinguessen les calitats segons lo
dit Don Matheu mana y com aquells siguen passats se repartix Eo es fa
almoyna en los infrascrits de la rrenda del pnt any 1632 de dita
administratio deduint......
Fueron los favorecidos: Úrsula Escrich, mujer de José Vis-cahino;
Claudia Escrich, doncella; Magdalena Mata y de Llopis, casada en
primeras nupcias con Francisco Llopis, y entonces, con Miguel Gumbau;
Úrsula Beneditp, doncella; mosén Jacinto, Juan, Jaime y Catalina
Rodrigo, hijos de Isabel Gisbert y de Rodrigo; Juan Llopis, cirujano e
hijo de Francisco Llopis y de Claudia Es-teve; Isabel Simó y de Matut,
consorte de Bartolomé Matut e hija de Esperanza Benedito; y por fin,
Ana Vilana y de Ferrer,
.
(1)
Documento suelto, incompleto, en parte pequeña de su principio
Aclara la ascendencia de muchos individuos, pertenecientes a las familias paterna y
materna del repetido hijo de D. Martín
(3)
Se conserva en su protocolo del propio año, como en otros lugares se advierte
(2)
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369
VI
Equivocaciones parecidas a las indicadas en ei presente y algunos
otros trabajos, obsérvanse con respecto a la población y día del
fallecimiento de D. Mateo.
Los últimos autores regionales que de él nos han suministrado
noticias, al reunir las escasas conocidas hasta el tiempo en que
escribieron sus obras, particípannos haber ocurrido su muerte en la
ciudad de Valencia; y sin expresar la fecha, exacta o siquiera aproximada
del suceso (1), añaden a lo anterior, que desde allí se realizó la traslación
de su cadáver a Burriana en cumplimiento de lo dispuesto en su segunda
y definitiva voluntad (2). Un ítem o acta, empero, inscrito en la sección de
defunciones del Libro Sacramenta!, comprensivo del año 1599 al 1625,
los dos inclusive (3), combinado con documentos que en próximas
páginas se citan y examinan, ponen por completo de manifiesto la
inexactitud de una y otra de las preinsertas aseveraciones.
He aquí el acta:
Don Matheu de Viciaría
A 19 S.a (Sepultura) de Don matheu de
a 19 Mars de 1621
Viciana feu codicili rebut p berto (meu) roca
a 18 de mar (mars) dit any dexa 12 aris (aniversaris) y una dobla complida lo dia de
santa anna.
Conforme habrán comprendido desde luego nuestros inteligentes y
discretos lectores, la data, notario y clase de documento en que se supone
extendida la última disposición testamentaria del difunto, hállanse, en
absoluto equivocados; no sólo por lo que poco ha
(1)
Aun cuando habría de suponerse correspondiera al 3 de Diciembre de 1625 (o
después), en que, los aludidos aseguran dejó otorgado su postrer acto testamentario
(2)
Torres y Rodríguez Condesa en sus citadas obras, páginas respective, XII y 20
(3)
Folio 98 repetido
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370
afirmaban administradores y albaceas en escrituras, sino porque, el
mismo Bartolomé Roca, a quien se considera en lo trascrito, notario
autorizante del inventado codicilo, impugna, en algunas de ellas, la
arbitraria indicación, al publicar, en concepto de definitiva voluntad de
D. Mateo, el testamento que decimos autorizara Alavés en 3 de
Diciembre de 1620.
Prescindiendo, pues, del craso y ya demostrado error, y ateniéndonos
por entero a lo que en el actual instante se limita nuestro estudio; si para
averiguar el punto y fecha precisa de su óbito únicamente se conociese,
como documento probatorio, la imperfecta acta con antelación copiada;
acaso se intentara sostener, fijándose en su exclusivo sentido literal, que
en ella, en efecto, se trataba del día y lugar del entierro, mas en modo
alguno de ambas referidas singularidades, en cuanto se relacionan con el
fallecimiento, quizás distintas de las que aparecen escritas, o se coligen
del Libro Sacramental consabido. Pero la sutil y vana objeción, a primera
vista algo fundada, habrá de estimarse especiosa e ineficaz; así que,
mediante los datos después aportados, se tomen en cuenta los hechos y
consideraciones siguientes:
Primero: La palabra sepultura, escrita en la partida de mortuorio,
precedente y en muchas de la sección de defunciones del Libro segundo
de Sacramentos, se entiende aplicada, mientras deje de expresarse lo
contrario en las actas, a individuos fallecidos en la ciudad, antes Villa, a
que se contrae el libro (1).
Segundo: El cariño y consideración al difunto, por parte de los
Vecinos de la aludida ciudad, hace pensar, con fundamento, que de haber
acaecido su muerte en Valencia, hubiérase llevado a cabo, a la entrada de
su cadáver en Burriana, extraordinaria manifestación de duelo; y tamaña
circunstancia, según se acostumbraba ya en los primitivos volúmenes
parroquiales al ocurrir hechos de
(1)
Lleva escrito en su comienzo, la sección, «Llibre deis que se son morts en esto
parrochial comensant del any 1599». Aunque obscuro el título, creemos que las
palabras «se son morts en esta parrochial», deben entenderse, «se han muerto en la
jurisdicción de esta Parroquia», y no, «están muertos o enterrados en esta Iglesia
Parroquial»; supuesto que, sin contar con la forma reflexiva del verbo, en la lista o
relación de los numerosos difuntos inscritos, figuran, junto con los sepultados en
aquella Iglesia, cuantos lo fueron en la del convento de San Mateo y en el cementerio
local, es decir, en los tres lugares destinados a tan santo y piadoso fin.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
371
carácter nada común, habría dado motivo a la oportuna expresiva nota,
dentro o fuera de la inscripción (1).
Tercero: El fallecimiento del hijo de Viciana aconteció, sin género
de duda, durante el día 19 de Marzo de 1621, o sea, en el día de su
sepelio; y por ello resulta imposible, en términos racionales, admitir el
supuesto de que su ocurrencia hubiese sucedido en la nombrada ciudad
valentina.
Comprueban la' inconcusa Verdad del hecho primero, si no bastara
la advertencia complementaria en nota asentada, el sano juicio y la
simple lectura de los primitivos Quinguee Libri; del
(1)
Referíanse dichas notas, a veces, a ocurrencias relacionadas con los libros: y en
ocasiones, a acontecimientos que les eran del todo ajenos. De aquéllas, citamos en el
trabajo «Lugar y fecha de la muerte de Don Rafael Martín de Viciana», dos ejemplos,
cuando se examina el estado de la documentación del Archivo: de éstas, vamos a copiar
tres: una, inserta en el volumen sacramental primero, fol. 41; la segunda, en el tomo de
la propia índole que le subsigue, fol. 93 v.to; y la tercera, en el libro de Defunciones—
años 1750 a 1766—, fol. 4 V.to.
En el primero de los tres libros, y luego de cierta partida de bautismo datada en 16
de Septiembre de 1581, consígnase: «A 17 de setembre en la wt, plogue tant aygua en
temporal, que vingue lo riu a 18. de tal manera crescut que vingue fins ais scalons de la
Igla major de borriana; de la qual venguda sen entraren mes de cincuanta sitges, axi de
blat com altres grans, y buydes, que foren causa que moltes cases se nan entrat y caygut,
y les demés de la Vila cruyxides: esta venguda ab lo temporal de aygua que dura del 17
fins a 26 del dit ab trons, llams, pedra, vents y tempestats que a rroinant y posa a perill
de perdres tota esta vila. Laudemus Dnum Deu ntrum (Dominum Deum nos-trum).
Amen, fonch asso en lo any de la natiuitat del S (Señor) 1581».
En la nota del segundo de los dos volúmenes, escrita después de un asiento de
defunción, fechado en 12 de Agosto de 1607, se escribe: «A 30 de Agost 1607 mataren
a Francés soler en vna punialada en la plasa de boriana durant la cort entre set buyt
hores de la matinada».
Y en el libro tercero de los citados, también a continuación de una partida de
mortuorio, se extiende la detallada y curiosa nota que sigue:
Un morísimo.—Disapte á vint y cuatre de Octubre de dit any (1750) morí un monstruo,
que tenia dos caps de persona en dos cosos apegáis, en dos brasos, y dos carnes cada hu
de ells, los quals eren dones; y fon bategat el un cap per la comare al nayxer (que nayxe
en lo referit dia, mes y any) y el altre no; per haver nayxcut mort; el qual fon fill de
Pascual Beltran, y de Francisca Torres cony (cónyuges), y per ser cosa extraordinaria
pera el adelantament dels Meches sel emportaren al Hospital General pera fer anatomía,
y dimecres, á vinty huit del referit, el tornaren, per no haver fet anatomía, y fon soterrat
en lo fosar.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
372
segundo, la otra nota extensa y aclaratoria sobre sucesos raros que, de la
propia suerte le acompaña; y del tercero, tres escrituras autorizadas por
Bartolomé Roca en 5 de Abril de 1621; cuya copia o extracto se conserva
en el cuaderno «Viciana = . n . = 12.
En el primero de tales tres documentos, los administradores del caudal
hereditario en devolución o pago de parte de las cinco mil libras a que
ascendió la dote de D.a Ana-María de Valencia, adjudicante, los diversos
censos, por ella incluidos, como de su pertenencia, en la escritura de su
aportación matrimonial; en la segunda, los Varios administradores a que
se alude, en pago igualmente, de parte de la apreciada dote, constituyen a
favor de la antedicha señora, un censo, con pensión impuesta sobre la
finca rústica dels Salts, y sobre la urbana, sita en la calle de Murviedro de
Valencia; y en el que sigue al, segundo de los manifestados documentos,
la administración de los repetidos bienes de la herencia, para satisfacer el
importe de «lo creix», correspondiente asimismo a la tercera consorte de
D. Mateo, consigna, a su nombre, nuevo y cuantioso censo en los
importantes inmuebles, cuyo distintivo y emplazamiento, respective,
acabamos de señalar.
Ahora bien: separando para la mayor claridad de nuestra argumentación en dos diferentes grupos, el conjunto de los referidos censos;
uno, comprensivo de los aportados en concepto de dote, por D.a AnaMaría, y que después se le entregaron en devolución o pago de parte de
aquélla; y otro, de los que se constituyeron para pago también del resto
de su aportación y creix, tendremos por de pronto, que las pensiones de
los diversos incluidos en el segundo grupo, conforme se convino en la
oportuna escritura pública, habíanse de satisfacer durante el día 19 de
Marzo de 1622, es decir, al año cabal del entierro de nuestro biografiado.
Coincidencia tan clara y significativa para los fines en la actualidad
perseguidos, parece demostrar, si bien de indirecta manera, que en el
expresado día del sepelio, y nunca en fecha anterior a la de semejante
suceso, debió de ocurrir la defunción de D. Mateo; ya que resulta
inadmisible creer existiera en aquella época, como tampoco existe al
presente, la extraña costumbre de principiar plazos de análoga naturaleza,
desde el día del entierro de una persona, sino en todo caso, desde el en
que hubo de haber acontecido su fallecimiento.
Mas, aun considerando dudosa esta lógica y racional deducción, y
sin atribuir, en su consecuencia, a aquellos pormenores
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
373
del comienzo y fin de los plazos, distinto valor o alcance que el de un
exclusivo principio de prueba, todavía quedaba por completo acreditada
la parte esencial del tercero de los expuestos hechos, o sea, lo tocante a la
defunción en 19 de Marzo de 1621, con lo que se advierte en el
documento mayor en importancia de los tres expresados, con respecto a
los diferentes censos comprendidos dentro del primer grupo; es decir, en
la extensa escritura, donde con motivo de la devolución o pago de la
dote, se especifican los que se incluyeron en la aportación matrimonial de
D.a Ana-María (1).
Tamaños censos, y los demás bienes que en su integridad la
constituían, entrególos aquélla a su marido, en calidad de dótales
estimados; y, por semejante causa, desde el momento en que se realizó el
acto del traspaso, dejaron de pertenecer a su dominio para convertirse en
exclusivos del hijo del historiador. Por ello, al designar los
administradores, reseñando los títulos de su adquisición, quiénes
figuraron en calidad de dueños conocidos de cada uno de los varios
censos, anotan, aparte de la expresada señora, a D. Mateo, su esposo.
Pero Véase en qué forma: no consignan solamente en la extensa
narración, por lo relativo al postrer poseedor, único en el actual momento
de interés, la data segura de cuando principió a considerársele verdadero
propietario, sino que precisan también aquella en que, por razón de su
muerte, hubo dejado de serlo. Y así, al ocuparse del censo en primer
lugar comprendido en la principal de las escrituras, a seguida de explicada su adquisición por la tercera consorte del difunto, añaden, copiando
al pie de la letra: «y en apres dit censal ab lo dit paga-ment pertanygae al
dit Don Matheu..... fins (hasta) dit día de 19 de Mars propassat (de
1621).
En el segundo de los historiados censos, una Vez descrito el título,
mediante el cual lo adquiriera D.a Ana-María de Valencia, Vuelven a
añadir los administradores, «y en apres ab lo dit acte de pagament
pertanygue al dit Don Matheu de Viciana..... fins denea de dit mes de
mars».
Y por último, en el tercero—evitando la cita de otro u otros
parecidos—a continuación de lo que se expone concerniente a la repetida
señora, afirman de nuevo, aquéllos, «y en apres ab lo dit
(1)
Las escrituras relacionadas con tal aportación fueron dos, y autorizólas Juan
Argüedes, en Valencia, a 1 de Febrero de 1605 y 22 de igual mes y año.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
374
pagament pertanygue al dit Don Matheu de Viciana..... fins dit dia de
deneu de Mars>.
Luego, en conclusión: si el hijo de D. Martín fue dueño de los
censos, de acuerdo con la escritura enunciada, hasta el final del día 18 de
Marzo de 1621—lo cual implica haber continuado viviendo durante el
transcurso de dicho día—; y si, en el posterior inmediato, o sea, en el 19,
se llevó, en realidad, a cabo el entierro de su cadáver, es lógico e
ineludible se admita, que el día, y en su virtud, el sitio de su óbito,
hubieron de ser, por necesidad, ¡guales a los correspondientes al acto de
su sepelio.
Claro está que, en cuanto afecta a la población de la ocurrencia, es
ilógico forzar el reparo hasta el punto de estimarse posible en un mismo
día, el fallecimiento en la ciudad valentina y la sepultura del cadáver en
Burriana; porque este exagerado aserto entrañaría el absurdo, de que,
debiendo de anteceder en el presente caso, al acto del traslado, trámites y
diligencias practicables entre ciudades, cuya distancia impedía en aquel
entonces, su cumplimiento dentro de veinticuatro horas, no sólo se
realizaran todas, si que se consiguiera, luego de concluidas, conducir,
además, al difunto, de la primera a la segunda de las dos citadas
poblaciones, y efectuar, de idéntico modo, su sepelio.
Resulta, pues, en nuestro sentir acreditado, con la suficiente
justificación, tanto por el ítem transcrito de su óbito, como por lo
expuesto cuando se examinan los censos constituidos de nuevo, y los
que, con detenimiento, se relacionan en la expresada escritura de pago de
dote, el hecho, conforme al cual, D. Mateo de Viciana falleció, y fue
enterrado, en su pequeña e histórica patria, el día 19 de Marzo de 1621.
VII
Muerto que hubo, y héchose cargo de la administración de la
herencia, las personas al efecto nombradas en su definitivo testamento, se
procedió—en 7 de Julio de 1621—a la práctica del inventario de sus
bienes, principiando desde entonces, para los aludidos individuos, una
serie incalculable de disgustos, ocasionados por los diversos pleitos en
que se vieron envueltos, y que, a la postre, acabaron por consumir una
gran porción del caudal hereditario.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
375
El primero de todos, o de los que, por lo menos, se han adquirido
seguras y bastante completas noticias, entablólo, Francisco Benedito de
Viciana (aquél de quien, en páginas anteriores, nos ocupábamos),
personaje de tan extraña y caprichosa conducta, que, en vez de utilizar,
como verdadero nombre suyo, el de Francisco, único escrito en el acta de
su bautizo, empleaba, casi siempre, el desusado de Abdón; y en lugar del
apellido Oquendo o Doquendo, que le correspondía por su madre,
adjudicábase, de ordinario, el de Viciana, segundo de los de su padre. En
posesión de Valiosas y bien situadas fincas, a varias de las cuales
habémo-nos referido al deslindar la magnífica Alquería dels Salts (1),
pasó en muy escaso tiempo, de una existencia, sin apuros, a la más triste
y extremada pobreza, para volver a adquirir suficiente bienestar, y la
representación e importancia que en aquellos días llevaba consigo el
desempeño de los cargos locales de Baile (2) y Juez Delegado del Clero
en causas sobre enfitéuticos censos(3).
Su tío D. Mateo, donóle (cuando, quizás todavía no apareciera
desorientado, el sobrino), en contemplación de matrimonio, y en
documento público de data incierta, pero autorizado por el notario de
Burriana Juan Castillo, la cantidad de mil quinientos sueldos, abonables
en seguida que ocurriese el fallecimiento del donante (4).
Llegado que fue tal día, los administradores de los bienes
hereditarios, cumplimentando lo dispuesto en el predicho docu-
(1)
Aparte de las aludidas, conocemos de su propiedad: tierras inmediatas a la población,
con cinco edificios y un corral de ganado, en ellas construidos (Expediente de
comprobación de censos a favor del clero, de fecha 12 de Enero de 1724, fol. 32 vto, 34
v.to, 35 v.to, 37 y 38); cierta viña comprada a Miguel Albalat (Escritura de 30 de
Diciembre de 1629 ante Lloréns de S.t Esteve, fol. 83 de su protocolo correspondiente a
los años 1628 y 1629); tierras en partida desconocida, dadas en arrendamiento
(Escritura de 7 de Febrero de 1632 ante el preinserto notario, fol. 67 v.to de su protocolo
mentado), y una casa, sita en la calle Mayor (Apuntament, pág. 3.245).
(2)
Llamábase, así, el Procurador o Administrador del Real Patrimonio en determinadas
poblaciones del Reino, nombrado por el Baile General
(3)
Pleito, según se lleva indicado y se Verá, sostenido por la Administración; Escritura
de 21 de Enero de 1634, autorizada por Lloréns; fol. 176 V.to de su protocolo, años
1633 y 1634, y Apuntament, pág. 3.220.
(4)
Escritura de 12 de Julio de 1621 por Fabián Lloréns, fol. 125 de su protocolo, años
1620 y 1621
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
376
mentó público, hiciéronle pago del importe de lo donado en cierto crédito
a favor del hijo de Viciana, procedente de Venta a debito-río;
obligándose también, aquéllos, a responder del saneamiento, en caso de
evicción, con la totalidad de los bienes administrados (1). Pero el deudor
a quien afectaba el crédito, en Vez de satisfacerlo, llanamente, así que se
le exigió por Benedito, negóse con tenaz firmeza a efectuarlo;
originando, con semejante conducta, una cuestión de orden civil, en la
que, conforme era regular, aparecieron mezclados los administradores del
caudal hereditario (2). Por fortuna para su tranquilidad, y para la
conservación —siquiera fuese, por de pronto—de la mayoría de los
bienes que lo constituían, llegaron a inesperada inteligencia los primeros
interesados; y en escritura de 30 de Julio de 1621, recibida por el notario
de Valencia Manuel Antonio Castillo, se aclararon los puntos dudosos, y
dióse, por concluso, un litigio, que tantos sinsabores y quebrantos pudo
ocasionar, atendido el carácter del actor, a la importante administración
de que se trata (3).
Siguió al peligroso, pero, en extremo corto juicio anterior, otro de
muy graves y serios resultados, promovido por la tercera esposa de D.
Mateo, ante la Curia Civil de la ciudad de Valencia, con motivo, al
parecer, del incumplimiento de las distintas escrituras otorgadas para el
pago de su aportación matrimonial (4).
Fue consecuencia definitiva de parecidas importantes diligencias, la
venta en pública subasta del magnífico inmueble «Alquería deis Salts»,
con el olivar contiguo, y su adquisición, a falta de postores, o de mejor
postor, por la viuda D.a Ana-María, en 12 de Mayo de 1625 (5).
Cuatro o cinco años después del anterior, instaba, el Benedito de
Viciana del primer juicio, con el nombre de Abdón o Abdón-
(1)
Idem
Idem
(3)
Cítase el documento, en otro análogo de 14 de Agosto del propio año, inserto en el
protocolo de Lloréns—años 1620 y 1621—fol. 176.
(4)
Cuaderno «Diuersorum=Viciana=Intima extrajudicial».
(5)
Idem
Consérvase en el diminuto cuaderno precitado, un documento comprensivo de
varios antecedentes que, a causa de explicar la marcha de la ejecución, copiamos en su
parte principal:
«En 19 de deembre 1624 es despacha lletra de Cap lleuador per la Cort
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
377
Francisco, atrevida y ruidosa contienda legal con los representantes de
los bienes hereditarios, y el litigio, consecuencia de la nueva entablada
demanda, tramitado ante el Tribunal eclesiástico, dejó de ser, entonces,
de duración corta, como lo había sido el que en pretéritos años
transigiera; por cuanto demandante y demandada (1) siguiéronlo con
pertinacia manifiesta—en particular el primero—, quien tenaz en sus
interesados empeños, persistió en ellos hasta conseguirlos, siquiera
resultase en términos algún tanto condicionales o restringidos.
Amparándose Benedito en la cláusula testamentaria hace poco
enunciada, disponiendo limosnas para los Verdaderos menesterosos de la
localidad, y sobre todo para los de su larga parentela, reclamó, al
encontrarse asediado por la miseria, auxilios de la administración, con el
fin de atender a su subsistencia y a la de su familia. Rechazada la
solicitud por mosén Pedro Juan Fabres, presbítero y Vicario Regente, y
por moséri Jaime Roca, de parecida suerte, presbítero: ambos, en
aquellos días, administradores del caudal de D. Mateo, interpuso la
oportuna demanda Benedito, para ante la Curia Eclesiástica de la ciudad
de Tortosa; y sustanciada que hubo sido, el Reverendo Señor Oficial y
Vicario General de la Diócesis, dictó, a su tiempo, sentencia de acuerdo
con la negativa de aquéllos; o sea, en contra de lo que reclamaba o
pretendía el demandante.
No se dio tampoco por Vencido el inquieto Abdón-Francisco
Benedito, con la nueva y desfavorable resolución, y pronto a utilizar la
instancia del Tribunal inmediatamente superior, interpuso
.
del Justicia siuil de Valensia instant Juan de Arguedes not. procurador de Dona Anna
Maria Valensia y de Visiana contra mosen Felip Adria y mosen Jaume Roca
Administradors dels bens de Don Matheu Viciana.
r\ La responsiua del Justisia de Borriana qu'era Francés Micolau fon en 22 de deembre
1624 ———.
r\ Lletres pera que es corregues La térra en 15 de Giner 1625.
La responsiua en 22 de Giner 1625.
r\ Lletres pera la estima en 28 de febrer 1625.
responsiua en 21 de mars 1625 ———.
r/ Lletra que se admeta a donar dita en paga de son deute 15. de Abril 1625.
responsiua en 24 de Abril 1625 ———
. r\ Lletra que esfasa venta en 5. de maig 1625.
responsiua que se ha fet venda en 12. de maig 1625»
(1)
La administración
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
378
el oportuno recurso para ante la Metropolitana de Tarragona; la que, en
extensa y luminosa sentencia, dictada en 11 de Agosto de 1631, puso
término al espinoso pleito tramitado revocando la del inferior, y
accediendo a la pretensión del recurrente por todo el tiempo que
permaneciere en la indigencia (1).
El cuarto y postrer pleito seguido contra la desventurada
administración de los bienes de D. Mateo, comenzóse muchos años
después de ocurrir el fallecimiento de la viuda, D.a Ana María de
Valencia.
En el cuaderno a cuyo frente se escribe «Diuersorum=Vi-ciana =
Intima extra judicial», luego de reseñados, en junto, los dos inmuebles,
Alquería deis Salts y tierra olivar inmediata, y de hacerse constar la
adquisición de ambos por la antedicha tercera consorte, se añade: «Y en
apres hauentse transportat Les dites ierres por Los tenent causa de la dita
D.a Ana María han perten-gut a mosén Felip Qranell, el qual es executat
per La Cort de la Ballia de la pnt Ciut. (2) a Instancia de D.a Blanca de
Cardona ab excutori impetrat per dita Cort en 16 de Mars 1656, en virtud
de Un carregament de Censal fermat per Francés Morato Damiana
March, coniuges, y altres, en fauor de Joan de St Marti, de pro-pietat de
125 Ll, ab acte per Rafel marti de Visiana difunt (en signo)
(1)
Documento consabido, donde se contiene la sentencia; escritura suelta «Viciana = n =
2» autorizada en 24 de Septiembre de 1631 por Lloréns de St Esteve; y otra escritura del
propio notario, de fecha 7 de Febrero de 1652, obrante en su protocolo del mismo año.
En la escritura suelta, mosén Pedro Juan Fabres, en concepto de administrador de la
herencia, da y cede al favorecido por la resolución, determinadas acciones reales y
personales «pro saluendis et pacandis vobis Abdonio Francisco Benedito de Viziana
ómnibus illis Centum líbris monete Valentie causis et racionibus en quadá (quadam)
declaratione siue sententia in vestri favorem in curia Metropolitana Tarraconem et
contra me dicto nomine data et publi-cata certo sub calendario (para solventar y
satisfacer a vos Abdón Benedito de Viziana todas aquellas cien libras, moneda de
Valencia, por las causas y razones (contenidas) en una declaración o sentencia, dada y
publicada bajo cierta fecha a vuestro favor y en contra mía, en dicho nombre, por la
Curia Metropolitana de Tarragona).
En la posterior de las dos escrituras, o sea la de 1652, mosén Pedro Juan Fabres y mosén
Mateo Naves, administradores, señalan a Abdón Benedito de de Viciana, nuevos
derechos y acciones en pago de su reconocida pensión o crédito
(2)
Valencia.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
379
not. en 17 de Janer 1567, La qual Causa de execusio es porta ab
presopossií de que La dita Almasera y terres serien especial obligado de
dit Censal.»
Mosén Felipe Granell, sin embargo, aunque le precisó intervenir en
las diligencias derivadas del apuntado gravamen de la finca,
prevaliéndose del derecho que le asistía, citó, a su debido tiempo, de
evicción, a D. Jaime de Próxita «com ha tenent causa, dice el mentado
Cuaderno, de la hereua de la dita D.a Anna Ma-ria de Valencia que fonch
qui Vene La damunt dita heretat y Alma-cera»; y D. Jaime de Próxita
hizo, también, cosa semejante con la administración del caudal, de quien,
en último resultado, procedían los dos susodichos inmuebles; Viéndose,
en su consecuencia, comprometida aquélla, en otro ruinoso juicio, de
cuyo curso hablan con poca claridad, los libros parroquiales del Archivo.
Únicamente en el asiento, con necesaria repetición aducido, de la
página 2.105 del Apuntament, se indica, con respecto a este complicado
y enojoso asunto, que en 18 de Marzo de 1688, aun lo tenía en estudio, el
Tribunal de la Gobernación de Valencia, y que, mosén Juan Bautista
Camós, Vicario perpetuo, y mosén Jerónimo Cabrera, ambos
administradores, por una parte, y por otra, D. Juan de Próxita y Serdá,
Vecino de Játiva e hijo y heredero de D. Jaime de Próxita, llegaron por
fin a una satisfactoria transacción que dio definitivo y completo
acabamiento a la tan dilatada y ruidosa contienda (1).
Ya finalizado el actual trabajo, y con motivo de la busca de antecedentes para la determinación precisa del sitio que ocupó la capilla o
altar de Santa Ana, construida por encargo del primer D. Martín (2),
facilitónos D. Salvador Domingo Musoles, digno Cura Párroco local, un
notable volumen encontrado, no obstante la antigüedad de algunas de sus
primitivas actas, junto a distintos de los
.
(1)
En pago de dos mil doscientas cuarenta y dos libras, cuatro sueldos y once dineros
que por virtud de la concordia había de percibir D. Juan de Próxita, le transfirieron, los
administradores, veinticinco censos; tres de los cuales habían pertenecido a D.a María
de Valencia. De eilos, y de los restantes cedidos, trátase, con minuciosidad, en el
extenso asiento mencionado
(2)
Apuntament, pág. 2.821
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
380
de moderna fecha, comprensivo de las visitas parroquiales realizadas de
1555 a 1758.
Titúlase, «Libro de visitas de Obispos y Canónigos»; se halla en
excelente estado de conservación, y entre las numerosas especialidades
que contiene, figura una—el extracto de parte del perdido segundo
testamento (1)—, cuya novedad y trascendencia exige su inmediata
copia, en defecto del original, si se conserva, como complemento
aclaratorio de mucho de lo sobre el particular expuesto en su oportuno
sitio.
Hela aquí:
«.... consta per dit testament que lo dit D. Mattheu Viciana dexá a
D.a Anna Maria Valencia muller sua en Usufructuaria de Una casa en la
ciutat de Valencia y de tots sos bens mobles que en dita casa y ha, y en
Borriana, y q se li fassa pagamet de son dot, y q si tindra necessitat se
Valga dels bens mobles, y que no la compelían a fer Inuentari sino que se
contenten ab los bens mobles que trobaran despres de ella morta, y
ordena tambe que sos administradors fassen luego Inuentari de sos bens
mobles que trobaran despres de la mort de dita doña Maria y los Venan al
publich encant, y lo preu que procehira de dits bens lo carreguen a censal
sobre Uniuersitats y no en altra part (2), y dexa en Marmessors, y
administradors perpetuos al Vicari perpetuo que per
(1)
Págs. 168 y 169.
El trozo hasta aquí copiado aclara las dudas expuestas en páginas anteriores acerca
del alcance de los derechos hereditarios transmitidos a la viuda, y del momento en que
debía comenzar la actuación de los administradores. Reducido el usufructo de D.a Ana
María a determinados bienes de la herencia, y absolutas las facultades conferidas a
aquéllos por el testador, salvo en lo concerniente al derecho legado, pudieron los
mismos, en lo restante, dar principio al ejercicio o desempeño de su cometido, a raiz de
la muerte de don Mateo. Para explicar, sin embargo, la formación de inventarios de la
totalidad de la herencia en los momentos posteriores próximos al expresado suceso
(durante los cuales se llevaron a cabo, conforme se desprende de las escrituras de 6 de
Mayo y 7 de Julio de 1621, ya citadas), y las manifestaciones de los administradores en
documento idéntico de 4 de Abril del propio año (también a su debido tiempo
indicados), extendiendo su intervención al conjunto de los bienes hereditarios, es
indispensable admitir, en nuestra opinión,, supuesto lo prohibido por el testador, en
cuanto atañe al usufructo de su esposa, la repudiación desemejante derecho; puesto que,
una vez efectuada, resultaba innecesario, según se infiere del acto testamentario, se
esparase al fallecí
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
381
temps sera de Borriana y a m.° Augusti esteller, y mort ell al bene-fíciat
que notnenara lo clero mes honrat pera que Juntament los dos fassen lo
que dispon en son testamení, y en cas de discordia entre lo clero per
tercer (1), y pera que no y haja falta mana que en sa capella de Santa
Anna (2) se diguen tretse aniuersaris per-
miento de lalegataria, tanto para dejar inventariados los que lo constituían o, en dicho
instante quedaban, como para incluir, tamaños bienes, en la actuación de los
administradores
(1)
Hay notoria contradicción entre lo transcrito en el texto sobre dichos cargos y lo que
se manifiesta en la escritura de 8 de Enero de 1622, aducida al comparar el postrer acto
de última voluntad con él que le precedió; pues, mientras en el extracto de aquel
testamento se designa para albaceas y administradores al Vicario perpetuo y mosén
Agustín Esteller u otro beneficiado, y al clero para dirimir discordias, en la escritura, se
añade, a los dos primeros: «Jn march resello*, extraño en absoluto a la apuntada
Corporación
(2)
Los párrafos que seguidamente se copian del Libro de Visitas, suminís-trannos, a la
par que ignorados datos, con relación al hijo de Viciana, elementos bastantes para la
fijación del lugar de la capilla. Dicen así:
a)
«Altare snte (sánete) Anne.
Visitauit dictum Altare I troba que lo señor de la Capella no hauia adobat Lo
retaule segons se maná en la Vesita passada. Maná sa Señoría a Don Ma-theu de
Viciana que estalla allíprnt (present) que dins sis mesos adobe dit retaule en les parís
que esta descrostat oí fasa de nou». Acta de la visita de 9 de Abril de 1619, pág. 93.
Acredítase mediante la anterior transcripción, el señorío de la Capilla o Altar a
favor de D. Mateo, y uno de sus viajes de Valencia a Burriana dejados de incluir en la
lista de los conocidos.
b)
«Altares.
Halla su Ilsma haver en dha Iglesia onse altares, con el mayor, su titular, la
Transfiguración del Señor. El Altar de Santo Xpo (Cristo) = el de nuestra señora de
Misericordia=el de San Vicente Ferrer=el de San Francisco—el de las AImas=el de San
Roque=el de San Joseph^el de nuestra señora del Rosario=el de Santa Ana=y el de
nuestra señora de Gracia».
Esta explícita lista, en la que por primera vez se apuntan, con ordenación, el total de
los altares, aparece inserta en el acta de la Visita de 21 de Octubre de 1716, pág. 372.
La identidad del Altar de Santa Ana, que antes se anota, con el de nuestros días, bajo la
invocación de María Inmaculada, y el construido a expensas del primer D. Martín de
Viciana, justifícenla los tres enunciados que siguen: Primero. En ninguna de las actas
del Libro de Visitas, se habla de Capilla o Altar de Santa Ana, sito en lugar distinto del
correspondiente al que se nombra en la copiada relación o lista.
Segundo. El emplazamiento del histórico Altar cabe, con facilidad de-
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
382
petuos la Vespra de Santa Ana, completes, y maitines a les huit hores de
la nit, o, comparega als marmessors, y en lo día de la festa, prima, tercia,
sexta y nona ab misa cantada, sermo, y processo, y segons Vespres, y que
lo beneficiat q succeira en la administra-cio Li diga missa perpetuament
lo dia de Tots Sants, y estant ocu-pat, qui ell nomenara y pera major
direccio mana que despres de sa mort porten certa caxa de dos tanques a
dita capella, y que cada administrador tinga Una clau, y en dita caxa se
pose Un llibre gran ont estiga son testament, y se porte compte de sa
administrado, y Un drap de Vellut negre pera cobrir la tomba, y quatre
ciris blanchs, y los ornaments que y haura pera dita capella y q se traga
priui-legi de Anima pera dit altar, y que y haja llantia encesa totes les
festiuitats del any, y que se li sia presa cada any Una bulla de defunts, y
mana ques Venan tots sos bens despres de morta la dita sa muller, y que
tota la renda que procehirá de sos bens aixi mobles com a inmobles Vol
se gaste y distribuexca en la forma seguent. Lo primer any en fer tot lo q
fos necessari de ornaments, o retable en dita capella = Lo segon en
celebrar misses, y altres suffragis en dita capella per sa anima, y dels
defunts sepul-
ducirlo, si se considera que el número y orden de los mencionados, se acomoda, con
exactitud, al número y orden de los incluidos en las sucesivas visitas reseñadas en el
Libro; y aunque no se conservan datos escritos posteriores a 1757, confirmatorios de la
propia especial coincidencia, sábese, por testimonio de algunos sobrevivientes a la
última-gran reforma de la Iglesia, que al iniciarse las obras en 1860, seguían en pie
todos los altares comprendidos en la transcrita lista, con la única variante de haber
reemplazado al nombre de Santo Cristo, el de Jesús, y al de Nuestra Señora de Gracia,
el de Nuestra Señora de la Asunción; así como continúan luego de terminada la
expresada reforma, en el trozo de edificio perteneciente a la antigua Iglesia,
descontando los dos altares desaparecidos por las causas que, a continuación se
exponen. Véase si no:
Altares anteriores a la reforma de la Iglesia, con las modificaciones subsiguientes
(Lado del Evangelio descendiendo):
Santo Cristo (dentro todavía del Mayor), en la actualidad de Jesús; Nuestra Señora
de Misericordia; San Vicente; San Francisco, hoy, Nuestra Señora de los Dolores; y,
añadido, Nuestra Señora del Rosario.
(Pared de enfrente al Mayor). Las Almas (derribado con motivo de las obras).
(Lado de la Epístola ascendiendo):
San Roque, ahora, Corazón de Jesús; San José; antiguo de Nuestra Señora del Rosario
(desaparecido por análoga causa a la expuesta, y aprove
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
383
tais en ella, y lo tercer any en subuenir sos parents pobres, y casar algunes
horfenes com sien honráis, y honrades, y excluix als Juga-dors, y
prohibeix que no casen pupilla ab Jugador, ni home de mala vida, y dexa
en libre determinado de dits administradors los donen axi en casament,
com en remediarles allo q conforme los poguessen dar, yls mana q en les
festes de les Pasques, y tots sants remedien a sos parets de alguna cosa
pera Vestir, y menjar, que en estes coses Vol que se distribuexca La
renda de dita administrado, y en ajudar algún paret estudiant si lo y haura
pera q acabe sos estudis, y concluix que ho dexa tot a la bona administrado dels administradors als quals dona son poder tan bastant com si elI
ho fes sens authoritat de Jutge ni official algu, es a saber los dos
conformes y no de altra manera Y añadix que en cas q no y haja que fer
en dit altar, o capella najen los dits de subuenir a sos parents, y si ni
haura algu en captiueri lo rescaten o aju-den en tot lo q puguen, y pera
que los administradors sapien qui son sos parents los Va nomenant en lo
testament.»
Según se habrá advertido, en el interesante resumen que ante-
chado, el espacio que ocupaba, para ingreso y salida de los fieles en el templo); Santa
Ana (Inmaculada Concepción desde 1888), y Nuestra Señora de Gracia, al presente,
Nuestra Señora de la Asunción (dentro ya del altar Mayor).
Tercero. Tampoco se alteró el punto de la Capilla o Altar en los años precedentes al
primitivo del Libro de Visitas, o sea, al 1555; pues si bien, en realidad no se guarda
recuerdo de las modificaciones, acaso, en la Iglesia realizadas, en esa apartadísima
época, el señorío de la Capilla, atribuido a D. Mateo en el acta de 1619 y el jus patronal
sobre ella de que el mismo dispuso en su testamento ante Lloréns, demuestran, que la
reconocida en presencia del hijo del cronista era la peculiar del primer D. Martín, de
quien a la larga dimanaron los derechos por el biznieto adquiridos.
Luego si antes, durante y después del período que abarca el indicado Libro, sólo se ha
conocido una Capilla o Altar de Santa Ana; si semejante Capilla o Altar, fue por lo
dicho, el del Patronato del aludido D. Martín; y si el espacio en donde se hallaba
levantado hasta la postrera reforma del templo, coincide con el que existe ahora, entre el
Altar de la Asunción, o mejor todavía, entre el Altar Mayor -en el interior del que se
encuentra aquél—y la parte destinada a nuevo ingreso y salida de los católicos en la
Iglesia, el actual, bajo el patrocinio de María Inmaculada, sito, precisamente dentro de
dicho espacio, es, salvo las modernas alteraciones, el construido por el primer D. Martín
de Viciana; el que se visitó en presencia de D. Mateo, y el que este personaje coloca al
lado del Altar Mayor en su testamento ante D. Fabián Lloréns de San Esteve.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
384
cede, no se habla para nada del entierro, del lugar de la sepultura, de la
traslación del cadáver, en su caso a Burriana, de los legados a Varios
individuos de la familia, ni de otras diversas materias, a su debido tiempo
tratadas, sin duda por estimarse, cuanto se omi-tió, de escaso o nulo
ínteres para los fines, al redactarlo perseguidos.
Pero si bajo este punto de vista queda manco o insuficiente el
preinserto extracto, y nácese necesario por tal circunstancia, el hallazgo
del documento que lo completa, se aclaran, con él, en cambio, las
obscuridades tocantes al usufructo de la Viuda, a los pobres favorecidos,
a los bienes en un principio inventariados, y a las facultades de los
albaceas y administradores; así como se nos dan a conocer las tres nuevas
especiales disposiciones relativas a redimir cautivos, a la exclusión de
jugadores en los beneficios que se dispensan, y al suministro de socorros
para el acabamiento de estudios, junto con aquel singular mandato, a los
encargados de la administración del caudal hereditario, al objeto de que
«en les festes de Pasques y tots sants remedien a sos paréis de alguna
cosa pera Vestir y menjar»...
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
OTROS MUCHOS DESCENDIENTES
DE
D. RAFAEL MARTÍN DE VÍCIANA
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
I
En uno de nuestros trabajos anteriores (1), dejóse comprobado que
ios hijos de nuestro insigne historiador D. Martín, fueron ocho: Mateo,
Jaime o Miguel-Jaime, Damián, Catalina, Isabel, Ana, Magdalena y
Úrsula Viciana Tarrago (2).
Constituyeron los elementos aportados en crédito de parecida
afirmación, manifestaciones expresas y terminantes de uno de ellos, en
cuanto respecta a los cinco que en lugar primero se enuncian, y actos
indirectos, pero muy significativos del aludido y personas principales de
su familia, por lo concerniente a los tres que siguen a los predichos cinco.
Estudiado en el trabajo que antecede, con la debida amplitud D.
Mateo, el más conocido, popular y prestigioso de todos, procede
suministremos, sin tardanza, las diversas particularidades que sobre los
restantes y sus próximos descendientes hanse logrado encontraren
algunos de los libros y documentos del Archivo Parroquial.
Helas aquí con relación a
JAIME,
o MIGUEL-JAIME Y DAMIÁN VICIANA TARRAGO
Redúcense, en puridad, al contenido de trascendentalísima cláusula
del postrer testamento de D. Mateo (3), donde ordenada y
sucesivamemte, según dijimos (4), se incluye a sus varios citados
hermanos, con excepción única de la designada con el nombre de
Magdalena; a otra cláusula análoga del primer acto de última vo-
(1)
«Primer período de la vida de D. Rafael Martín de Viciana, con su matrimonio
primero e hijos»
(2)
Al consignar el nombre completo de éstos y los demás Viciana que se historian en el
actual trabajo, emplearemos: bien la forma del texto, o sea, la del día, bien la propia de
la época en que vivieron; con preferencia la segunda para aquellos a quienes nunca, o
casi nunca, deja de citárselos en los libros, con dos apellidos
(3)
Pag. 41 del «Llibre = . 2 . — de calandaris».
(4)
En nuestro trabajo en la nota primera mencionado
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
388
Juntad del propio hijo de nuestro cronista (1), en la cual se suple la
referida deficiencia, mas se omite, en cambio, el nombre de su hermana
Catalina; y a un asiento del extenso libro del «Apuntament», relativo, de
análogo modo, que las antes indicadas cláusulas, a aniversarios perpetuos
por las almas de los anotados hijos de D. Martín, difuntos ya en la fecha
de la redacción del tomo (2).
Tamaña insuficiencia, y aun casi absoluta falta de antecedentes
utilizables, por desgracia, unida a la inesperada omisión de sus nombres
en el Libro Sacramental de mayor antigüedad e interés del Archivo,
motivan tantas y tales confusiones en cuanto con los mismos y su
descendencia se relaciona, que sólo cabe admitir, en concepto de
acreditado, el hecho que afecta al fallecimiento de uno y otro hijo de D.
Martín en data anterior a la primera de las comprendidas en el libro (3);
desde el instante que, de no prestarse completo asentimiento a la absoluta
afirmación expuesta, se habría de estimar incomprensible, cómo
figurando sus demás hermanos, parientes próximos y hasta allegados de
bastante lejanía; ora en la: sección particular abarcada por las Memorias;
ora en las alusivas a los diferentes actos religiosos en el tomo incluidos,
dejaran de aparecer sus nombres, pocas o muchas veces escritos en
aquélla, o estas partes del volumen de Sacramentos.
Infiérese, en su consecuencia, de lo, en los dos inmediatos párrafos
consignado, que únicamente de tácita o indirecta manera, o deduciendo y
utilizando procederes racionales de parecida naturaleza al susodicho,
podríase, en todo caso, llegar a la admisión de nuevas y Verosímiles
suposiciones, y entre ellas, por ejemplo, a la de haber sido Jaime o
Miguel-Jaime y Damián, casados, y a la de que no debió sobrevivirles, a
lo sumo, otra descendencia probable, que la representada por dos muy
distinguidas señoras, de nombres, Ana Viciana y de Qisbert, y Ana
Viciana y de Toro; exclusivas mujeres de la familia, cuya paternidad—
tenida en cuenta la época de su aparición en los libros—es imposible
atribuir a individuo o individuos diversos de aquéllos.
Los que hayan leído siquiera los primeros párrafos del quinto
(1)
Protocolo de Fabián Lloréns de S. Esteve, años 1617 y 1618, págs. déla 215 a la 222,
ambas inclusive
(2)
Pag. 558
(3)
28 de Enero de 1569
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
389
trabajo de nuestra, con el presente, finalizada serie (1), recordarán, a no
dudarlo, cómo al ocuparnos con la posible precisión acerca de si el
historiador dejó legítimos descendientes inmediatos de su efectuado
matrimonio segundo con D.a Angela Viciana, hubimos de hacer constar
la especial circunstancia de que, no habiendo existido en tiempo de
semejantes postreras nupcias, otros personajes Viciana capaces de
transmitir su nobilísimo apellido que el cronista y sus dos indicados hijos
(omitimos a D. Mateo, cuyo nombre es innecesario citar por lo expuesto
al estudiarle con toda clase de minuciosos detalles), debía prescindirse
por completo del primero de los cuatro que se nombran, en lo tocante a la
paternidad de las dos enunciadas Anas; toda vez que, teniendo, conforme
tenía D. Martín, una hija de idéntico nombre de pila proveniente de su
matrimonio con D.a Narcisa, Paula, o Paula-Narcisa Tarrago, en plena
vida durante los tiempos de aquellas repetidas señoras, resultaba, a todas
luces, irregular, se le supusiera distinta descendencia inmediata con igual
y único nombre de bautismo.
Era natural, en su vista, se pensase para la aclaración de tan dudoso e
interesante extremo, en dos de las tres personalidades que se omiten, o
sea: en Jaime o Miguel-Jaime, y Damián; y aun en atribuir, añadiremos
también ahora, la paternidad de una de las Anas, al primero; y la de la
restante, a! segundo, y no las dos a cualquiera de ambos, por análoga
causa a la que consta consignada con relación al historiador D. Martín.
Todavía, en defecto de las correspondientes pruebas documentales, y
ya en camino de las hipótesis aclaratorias, podríase avanzar bastante, en
complementarias suposiciones, considerando a Ana Viciana y Gisbert,
cual hija legítima de Miguel-Jaime, y como legítima hija de Damián, a
Ana Viciana y de Toro; supuesto que a los dos, en primer término
apuntados, habíaseles de reconocer lógicamente pensando, mayor edad
que a los otros dos: en orden a los varones, porque en la lista metódica y
conocida de los hijos de D. Martín, en cuantas ocasiones se les designa
juntos, precede siempre al Damián, el nombre de Miguel-Jaime, su hermano; y con respecto a las mujeres, porque en la celebración de sus
realizadas nupcias, las de la segunda (de Toro), hubieron de seguir en
respetable número de años a las de la primera (de Gis-
(1)
O sea, el dedicado al tercer período de la vida de D. Martín
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
390
bert), habido en cuenta las datas del nacimiento de los hijos de ésta, y la
imposibilidad de encontrar el acta justificativa de su matrimonio
(consérvase, por el contrario, la de aquélla) en el precitado y notable
Quiquoe Libri primero de la Parroquia.
De todas suertes, y sea cual fuere el Valor real de las anteriores
fundamentadas deducciones, es indubitable, que si no de sus hipotéticos e
inseguros padres, conócense de cada una de las dos Viciana detalles
curiosos y de manifiesta importancia, según se verá acreditan la mayoría
de los que, a seguida, iremos consignando.
ANA VICIANA Y DE GISBERT
Contrajo nupcias con Pedro Gisbert en día anterior al 1 de Enero de
1569; pues, conforme se lleva advertido, ni en libros ni en documentos
parroquiales de ninguna especie hállase el oportuno ítem matrimonial en
su procedente paraje y tiempo anotado (1). Puédese comprobar, sin
embargo de ello, la realidad de su efectuada celebración, si no medíante
la directa o primitiva acta, con el no menos eficaz asiento que aportamos,
copia fidedigna de la del matrimonio de uno de sus diferentes hijos.
Vicent
A 21 de dehembre 1600. Yo Nicolau Bonifaci
Gisbert
v. (vicari) pp° (perpetuo) de borriana e sposat á Vicent
y Viciana
Gisbert fill de Pere Gisbert y de Agna Viciana difunta
(en signo) y A Agustina Cabedo la muíler del difunt
(en signo) Jaume barbera filia de Sebastia Cabedo y
Aluira vaqueno de Utiel de arago y rebere les benedictions nupcials (2).
Fueron hijos del matrimonio de Pedro Gisbert con Ana Viciana, el
antedicho
Vicente, bautizado en 5 de Julio de 1573 (3).
Pedro, en 10 de Enero de 1576 (4).
Esperanza-Magdalena, en 12 de Febrero de 1578 (5).
(1)
El primer Libro de Sacramentos, en efecto, abarca, según se indica en varios lugares,
los actos de esta clase a contar del expresado dia al ultimo de 1598, menos los que se
relacio-nan con defunciones.
(2)
Segundo Libro de Sacramentos, comprensivo del año 1599 al 1625, ambos inclusive,
fol.69.
(3)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 10 v.to, núm. 151 de orden
(4)
Idem, fol.17 v.to, núm.246.
(5)
Idem, fol.25 v.to, núm.353.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
391
E Isabel, en 13 de Octubre de 1579 (1).
El primero de los cuatro descendientes inmediatos que anteceden,
además de sus consabidas nupcias con la viuda Agustina Cabedo, celebró
otras con Isabel Torres; de las cuales se conoce una hija, de nombre
Esperanza-Vicenta, nacida, o bautizada en 18 de Diciembre de 1610 (2).
Murió Vicente Gisbert y de Viciana cuatro o cinco años después del
bautizo de su primogénita, bajo el testamento otorgado en la exvilla por
él habitada, el 22 de Febrero de 1613, ante el notario Juan Galí; conforme
a lo que se desprende de la porción principal del ítem, a seguido, y al pie
de la letra copiado:
A 23 de Febrer 1615 sot. (sotarri) a Vicent
Gisbert tes. (testament) per Jo.
(Joan) Gali a 22 de febrer 1613... (3).
No se conservan antecedentes documentales de absoluta garantía con
referencia a Pedro Gisbert, hijo segundo de Ana Viciana; pero júzgase
casi seguro que estuvo casado con Esperanza Peixó o Peiró, de cuyo
matrimonio hubo de nacer en 14 de Julio de 1600, una hija, a quien se
puso por nombre Angela-Esperanza, apadrinada en su bautizo por Martín
Benedito y de Viciana (4).
(1)
Idem, fol. 50 v.to, sin número de orden, pero inserto entre el 410 y 411. Sobre lo
escrito en el asiento aparecen rayas transversales como en muchos de los que se
consideran repetidos; pero no encontrándose en el tomo, el que hubo de precederle,
transcribimos aquél, cuyo texto, muy difícil de leer, interpretamos del modo que sigue:
Guisabcth a XIII de Octubre batejaren (nombres ilegibles), filia de Pere Gisbert y de
Agna Vesana o Visiana, conj. (conjuges) compare francesch Gisbert y Paula Toro
comare conj.
(2)
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 50 v.to
(3)
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 98 v.to. Cerca de siete años más tarde (en 29 de
Diciembre de 1619), su viuda, Isabel Torres, contrajo nuevo matrimonio con el francés
Juan Nogers. Declara el hecho, cierta acta sacramental, obrante al fol. 85 del mismo
libro
(4)
Idem, fol. 4 V.to. Existen cuanto menos, a la vez, tres personas con el mismo
nombre y apellido de Pedro Gisbert: el marido de Ana Viciana; el segundo de sus hijos,
y otro hijo de Francisco Gisbert y Ana Befiedito y de Viciana; de quien, al igual que de
sus padres, en páginas posteriores nos ocupamos. A pesar de la confusión originada por
semejante analogía de nombres y apellidos, nos atrevemos a dar, por muy probable,
cuanto se lleva expuesto del segundo, en vista de lo manifestado sobre el primero; de lo
que se dirá con relación al tercero, y del acta bautismal de la citada hija, que dice:
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
392
Tampoco hemos logrado adquirir noticias lo suficiente explícitas y
garantidas al objeto de ser tomadas en consideración, sin reparo, en lo
que atañe a las dos hijas del matrimonio de Ana: Esperanza-Magdalena e
Isabel Gisbert. Sólo—y por lo que afectar pueda a la segunda de ambas
desconocidas señoras—hablase en trascendentalísima escritura, con
bastante repetición mencionada, de una Isabel Gisbert y de Rodrigo,
madre de no escasa descendencia; y de pronto, con la otra Isabel
confundible, si se la supone unida en matrimonio, al citársela, con esposo
del anterior apellido segundo. Mas semejante categórica indicación, cuyo
fundamento se cifra en la identidad de nombre y primer apellido, y en la
manera de patentizar entonces su estado la mayoría de las mujeres casadas, pierde por completo su verdadero y eficaz valor, desde el momento
que luego de lo, a continuación, escrito, cabe se afirme en términos
definitivos la segura diferencia entre la primera y segunda de las dos
Isabeles nombradas.
En la escritura de 7 de Febrero de 1632—recuérdese si no—a que en
el postrer párrafo nos referíamos, recibida por el notario Fabián Lloréns
de S. EsteVe, desígnanse entre los socorridos con fondos de la
Administración de la herencia de D. Mateo, en aquella fecha, a mosén
Jacinto, Juan, Jaime y Catalina, hijos de Isabel Gisbert y de Rodrigo. Y
aun cuando no se encuentra en parte alguna de los documentos
parroquiales, el ítem relativo al matrimonio de la última señora, sábese,
por los de bautizo de sus hijos, que estuvo casada con Gaspar del postrer
apellido mentado, y que los nombres de sus inmediatos descendientes,
todos, con exclusión de mosén Jacinto, cuya acta bautismal no consta
inserta en el oportuno libro, fueron: Jaime o Jaime-José, Miguel-Gaspar,
Catalina o Catalina-Andrea, Juan o Juan-Agustín, María Ana y JaimeLucas, nacidos, respective, en 26 de Marzo de 1585, 5 de Marzo de 1588,
29 de Noviembre de 1590, 31 de Agosto de 1593, 26 de Febrero de 1596
y 20 de Octubre de 1598 (1). Ahora bien: como por una parte, el mayor de
los seis expresados hermanos
.
«Speransa Angela Gisbert = A. 14. de Juliol. 1600. Yo Nicolau bonifaci V. pp.° de
boriana e batejat a Angela Speransa filia de Pere Qisbert y de Speransa Peiro padrins
Marti benedito. nott. y Agueda beltran y de Raphael V.a» (Libro y lugar antes insertos )
(1)
Libro primero de Sacramentos, fol. 57, 89 repetido, 102, 112 v.to, 134 y 141 v.to
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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nació en Marzo de 1585; y como por otra, la hija de Pedro Gisbert y Ana
Viciana, también de nombre Isabel Gisbert, vio la luz primera en el
antepenúltimo mes de 1579, no es posible, comparando las dos anteriores
datas, atribuir a ésta la paternidad de ¡os hijos de aquélla; ni confundir, o
mejor, considerar, a ambas mujeres, cual si fuesen una sola y única
persona.
ANA VICIANA Y DE TORO
Figura en primer lugar apuntado el nombre de tan singular y
simpática señora— cuyo segundo apellido aparente demuestra haber sido
casada con individuo que en primer término lo llevase — en el acta de la
celebración de sus nupcias.
He aquí el lacónico asiento (1):
Antoni
Toro
Ab
Ana
Viciana
A VIII de Abril (1576) esposa m(mosen) iago (2)Vicahri
perpetuo en presencia de antoni balaguer i ivan (Juan) toro
en la esglesia de dita vila (Burriana).
La distinguida mujer del matrimonio, cuya es el acta con
anterioridad copiada, por su juventud, posición, bondad y hermosura, o
por una o Varias de las privilegiadas condiciones que se citan, debió
despertar en la villa simpatías tales, que en los tres años siguientes a sus
contraídas nupcias— exclusivos ya de su brevísima existencia — no se
menciona en el libro diversa persona calificada, que en dicho tiempo
pueda equiparársele, en cuanto al número de bautizos apadrinados.
El primero de los actos religiosos inscritos de idéntica naturaleza en
donde aparecen insertos su nombre y apellido paterno, lleva la fecha de
17 de Abril de 1576 (3) — nueve días después de su matrimonio— ; así
como la de 18 de Marzo de 1579 (4), el tenido, con fundamento, por
postrero; toda vez que, a contar desde el efectuado en dicho día, cesa
bruscamente su intervención en nuevas y análogas celebraciones, y deja
en su consecuencia, de verse escrito su nombre en volúmenes
sacramentales y en los restantes tomos o documentos archivados, salvo
en un reducido
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 75
En el acta se escribe, por equivocación, «siango».
(3)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 18 v.t», núm. 261
(4)
Idem, fol. 29, núm. 398
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
394
ítem del libro del Apuntament (1), cuyo contexto trata, en forma
concreta, de ella, con motivo de la fundación de un aniversario perpetuo
en sufragio de su alma.
En la notable Memoria de 1580 (2), sin embargo, aparece
relacionada de extraña suerte con dicha señora, cierta reducida e
interesante inscripción, en la que, prescindiendo de tres distintos nombres
de personas, se consignan entre otras particularidades una, bastante para
dejar comprobado que su fallecimiento debió de ocurrir, por necesidad,
en el período comprendido del 18 de Marzo de 1579, día último de su
madrinazgo en actos religiosos, al primero de la Cuaresma de 1580.
Esta corta y aclaratoria anotación, alusiva a los confesados y
comulgados, habitantes en la casa cuarta inscrita en la calle Mayor de la
exvilla, dice, bien y fielmente copiando:
C.
Antonio Toro viudo
Catalina filia ama.
Barbera criada (3),
Según se habrá podido observar, desde luego, mediante el precedente
asiento transcrito, a más de acreditarse de expresa manera el estado de
viudez del esposo de Ana Víciana en- la Cuaresma de 1580, año de la
Memoria, y de forma indirecta, la defunción de su mujer dentro del
consabido período, justifícase de tácito modo —si bien en sumo grado
perceptible—que para la ocurrencia de tamaños sucesos quizás hubiera
influido el nacimiento de un hijo del matrimonip en cuestión; por cuanto,
entre las tres personas cumplidas en el anuo precepto pascual, hállase
una, a quien se atribuye la particular condición de nodriza. No figurando,
empero, inscrito su bautizo en el sitio correspondiente del primer Libro
Sacramental, ni haciéndose a él referencia en ningún documento
complementario, ha de considerarse, como indudable que, o no
(1)
Pag. 1.869.
Primer Libro de Sacramentos, fols. 120 al 126 inclusives
(3)
Idem, fol. 120.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
395
existió dicho desconocido hijo de las nupcias, o que se ha extraviado, en
caso diferente, el acta probatoria de la hipotética indicación última.
Antonio Toro, sin contar con el consabido, contrajo dos posteriores
matrimonios: el primero, con señora a quien se adjudica el nombre de
Úrsula Toro, o de Toro (1), y el segundo, con mujer designada con el de
Josefa Sunyera y de Toro (2).
Murió el marido de las tres, antedichas consortes, en 9 de Octubre de
1599; y la porción principal del ítem, en lo que concierne a su
fallecimiento y sepelio, abarca, con exactitud, cuanto sigue:
Antoni Toro
morí a 9 de Octubre 1599. sep. en la Igla parrochial. tes.
(testamento) per benedito not. a 21 de Abril.... (3).
CATALINA VICIANA TARRAGO
Al nombrar, D. Mateo, casi el completo de sus hermanos en el
posterior acto de su definitiva voluntad, nombra, en primer término a
Jaime o Miguel-Jaime, luego a Damián, y después a Catalina; pero en la
cláusula del testamento que precedió al expresado, designando a los
mismos hijos de D. Martín, cuando llega a la última de las tres indicadas
personas, en vez de Catalina Viciana, coloca, sí, a otra de idéntico
nombre de pila, pero llámala, junto con sus dos apellidos, Catalina
Roselló y de Viciana.
Tan inesperada circunstancia, junto con la igualdad del nombre
primero de ambas y de los apellidos paterno de una y materno de la otra,
despiertan en el ánimo fundada sospecha con respecto a la existencia de
probable matrimonio entre Catalina Viciana y algún, hasta el momento,
ignorado Roselló, padres de la Catalina Roselló y de Viciana.
Y ciertamente: de acuerdo con semejante lógico y racional supuesto,
consérvase en la Memoria de 1569 (4) un para nuestros propósitos,
importante, y digno de ser analizado asiento; el que, en su totalidad
transcrito, comprende, a la par que el nombre de especial individuo sin
Valor ostensible para nuestros fines, los
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 39 v.to, núm. 491
Idem, fols. 106 y 117 v.to
(3)
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 86 vto
(4)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 115 v.to.
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
396
de dos, acaso de verdadera trascendencia, por coincidir sus nombres de
pila y el apellido del varón, con los correspondientes al sospechado
matrimonio de que se trata.
Véase si no:
GIL
+ Macia Gil viudo.
+ Miq1 (Miquel) Rosello.
+ Catarina m. (muller).
También en la Memoria de confesados y comulgados de 1570 (1) figura
análoga inscripción a la preinserta, aumentada, no obstante, con el
nombre de un criado, y disminuida con el de la persona que en primer
término en ella se escribe. Hela aquí copiada:
ROSSELLO
+ Miquel Rossello.
+ Catarina sa muller.
+ bnat (bernat) criat.
Aunque en la más próxima transcripción, y en la parecida que la
antecede, se omite—conforme es costumbre en todas, o en su inmensa
mayoría—el apellido paterno de la esposa de Miguel Reselló, no es
posible dudar que el redactor de los dos documentos cuaresmales, al
escribir la palabra «Catalina», solamente, quiso referirse a la hija de
nuestro cronista D. Martín, y de ninguna forma a señora distinta de
iguales nombre y apellido. Apoya y confirma esta categórica indicación
(todavía descontando lo que se tiene ya expuesto tocante a la persona
instituida por Catalina Rosello y de Viciana en el ítem) lo que, cual
complemento, se advierte en los Varios hechos a seguido consignados:
Primero: En las tres únicas partidas de nacimiento que se conservan
íntegras, concernientes a los hijos del matrimonio, luego copiadas,
intervienen, en calidad de padrinos de los neófitos, D.a Violante Llopis,
primera consorte de D. Mateo, él propio, y Ana Viciana y de Toro; es
decir: dos, entre las populares personalidades de la familia de los
Viciana, y otra, de íntimo modo con ella relacionada.
Segundo: D. Mateo de Viciana distinguió de manera muy
.
(1)
Idem, fol. 117
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
397
singular a uno de los hijos de las nupcias en estudio—cuyo nacimiento
no consta inscrito en los libros parroquiales por corresponder a data algo
anterior al 1569—, hasta el punto de haberle elegido para el desempeño
del cargo de albacea suyo, en el primero, a lo menos, de los dos
otorgados actos de su última voluntad.
Tercero: No se habla en las cuatro repetidas Memorias, ni en la
complementaria documentación archivada, de nuevo Roselló a quien
pueda aplicarse el carácter de esposo de la Catalina Viciana (1); por
cuanto al único en los libros, encontrado, sin contar a los que antes se
designan, dásele el nombre de Gabriel; el cual celebró su matrimonio con
desconocida Agnés o Inés, a la que sólo se menciona en dos folios de las
antiguas Memorias aludidas (2).
Por lo demás, los nombres de los hijos del matrimonio con los datos
o pormenores sobre ellos adquiridos y la casi totalidad de las
(1)
En la Memoria o relación de Aniversarios de 1582 (página 75 del Llibre = . 2 . = de
calandaris) figura uno fundado a favor de «na torres muller de Miguel Resello». Como
éste vivía en 1582, mientras el del texto era ya difunto, según se verá, en 1580, no es
posible confundir a uno con el otro
(2)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 114 v.to y 117 v.to, respectivamente. A pesar de
ello, al fol. 24, núm. 555 del mismo libro, léese extraño asiento en donde aparece, en
calidad de madrina, «catalina massiana muller de miquel róselo». Creemos escrita, por
equivocación, la palabra «massiana» en lugar de «uissiana»; y lo creemos así, a causa
de los cuatro fundamentales motivos que siguen:
a\ El acta de que se trata contiene varias equivocaciones, dimanantes de la
precipitación, sin duda, con que fue redactada
b\ Aparte tales equivocaciones, quien hubo de extenderla, o era extraño a la localidad,
o desconocía la forma más usual de escribirse, en semejante clase de ítemes del libro
citado, los nombres de «Catarina ocathalina, miquel y rose-llo»; puesto que, en vez de
ellos, empleó los de «catalina, miqel y róselo».
c\ En lugar de la palabra Viciana apúntase en el precitado libro, muy a menudo
«uisiana» o «uissiana»; teniendo, en el caso segundo, sus dos sílabas, o mejor sus seis
letras finales, idénticas, por completo, a las del vocablo «massiana», y confundible, la
primera m de ésta con la sílaba «ui» de aquéllos, si al extenderse la propia sílaba se
omite el punto de la vocal segunda. Pudo, quien facilitara Verbalmente los datos para el
asiento, pronunciar el apellido «uisiana» de manera obscura o confusa, dando pie a la
equivocación; o, pudo, si los suministró en minuta, dejar escrito el ui, en forma de m,
acumulando, entonces, tres consonantes ilegibles, y dando motivo, acaso, al copista,
para la introducción de la letra a, al efecto de hacer fácil la lectura, y dar, a su manera,
sentido a la palabra.
d/ En ningún otro paraje de los libros hablase del matrimonio de «catalina massiana»
con «miqel róselo», ni tampoco de aquélla, separada de éste.
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
398
actas de sus bautizos, copiadas, según el estado de conservación de los
originales, son:
ANGELA -ESPERANZA ROSELLÓ VICIANA
(4)
Angela Sperasa
Rosello.
a xxx de giner (1573) fonch bategada Angela
Spasa filla de miquel Rosello y de sa muller caRosello
thalina foren padrins pe (pere) Riba y
violant Llopis muller de matheu viciana (1).
MÍGUEL-BLAS ROSELLÓ VICIANA
107 (2)
miq 1 blay
rosello
A nj de febrer (1575) bategi yo jaume pugnert Pe Vicarj
teporal a miq.1 blay fill dé miquel (3) rosello fon
copare matheu de viciana not y comare beatriu
llopis y de gil (4).
MIGUEL-ANDRÉS ROSELLÓ VICIANA
miqel andreu
roselo
385
(5)a XXVIj (6) de noembre any 1578 batejaren
miqel andreu fil de miqel róselo y de sa muller
catalina copare Joan Saurina comare anna uissiana i
de
toro (7).
Descartando las tres precitadas anotaciones, todavía en el segundo
asiento del mes de Enero de 1571 (8), en gran parte destrozado, es posible
leer las palabras que siguen alusivas a un cuarto descendiente inmediato
de iguales nupcias.
(1)
Idem, fol. 8 v.to, núm. 141. El término que ocupa el sitio del punto primero, en el
ítem, resulta ininteligible
(2)
El número 107 de orden se halla repetido, debiendo corresponder al propio ítem, el
108; supuesto que, luego de la serie 102,103,104,105, 106,107 y 107, se pasa al 109,
110, etc.
(3)
Se escribió por descuido Gabriel, pero rayóse enseguida, el nombre, sustituyéndolo
por el de miquel
(4)
Libro citado, fol. 14, núm. 107 repetido
(5)
Entre el apellido y el núm. 385, se escribe en tinta y por mano, diversa, «Rosello»,
corrigiendo el vocablo antes inserto.
(6)
Incluyese, a continuación, en el original, el término «bateiaren», el cual suprimimos
por repetirse, después, en su verdadero sitio
(7)
Idem, fol. 28, núm. 385. De los errores y alteraciones de nombres y apellidos,
notados en el asiento, despréndese que su redactor debió ser el mismo que extendiera
aquel otro, donde figura, cual madrina,' «catalina massiana».
(8)
Idem, fol. 4 v.to, descendiendo del 7; número menos distante al primero, de los ahora
legibles
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
399
........el mes de Jener del any MDLXXj se batega
.......de miq.1 rosello compares foren mossen,......
maganya (1) y la muller del Doctor Ar....... (2).
Aun cuando en la porción conservada del acta, cuyas son las palabras
transcritas (hubo de corresponderle el número 71 de orden) no se
contiene el nombre del hijo o hija del matrimonio, parece debió ser, con
grandísimas probabilidades, el de la Catalina incluida en lugar de su
madre, según advertido se tiene, entre los hermanos de D. Mateo, en
trascendental cláusula de su segunda disposición testamentaria. Y nos
apoyamos para opinar de esta suerte en que si bien existen—luego se
justifica—, un quinto hijo de iguales nupcias incorporable a los cuatro
manifestados, su nacimiento precedería, con seguridad, al de todos los
restantes; desde el momento que no figura inscrito su bautizo en el Libro
Sacramental primero, y es el único, por el contrario, de los cinco, incluso
en las Memorias de cuantos confesaron y comulgaron durante el período
de las consabidas Cuaresmas.
Llamábase el hijo a que se acaba de hacer referencia, Juan, conforme
se desprende del penúltimo de los documentos o Memorias conocidas, y
Juan-Marcos, de acuerdo con la postrera de los cuatro existentes;
apareciendo extendidos los asientos, donde se consignan uno y otro
nombre, de la manera que, copiada, literalmente, a continuación se dice.
En la penúltima Memoria, o sea en la de 1580(3):
CARRER MAJOR
+ Cathalina de Reselló V.a (4) (Viuda).
+ Joan fill.
+ Joan criat.
+ Joan Gaseo criat.
+Caudia criada.
(1)
Llamábase de nombre Natal
A la sazón existían dos personas muy solicitadas para apadrinar dicha clase de actos,
cuyo primer apellido comenzaba por la sílaba Ar.....: Argües (Vicente), Farmacéutico, y
Artieda (Miguel), Cirujano.
(3)
) Idem, fol. 122 v.to
(4)
Uno de los modos de aludir al apellido paterno del marido de Catalina. (Véase
nuestro estudio, «Primer período de la vida de D. Rafael Martín de Viciana con su
primer matrimonio, e hijos.»)
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
400
En la cuarta Memoria, es decir: en la de 1581 (1).
CARRER MAJOR
+ Rosellona Viuda (2)
+ Joan March fill.
+ Pere criat.
+ Caudia criada.
Miguel Roselló fue Síndico de la Villa en 1569 y 1570 (3), y su
fallecimiento acaecería, sin género de duda, por lo colegible de la
primera de las dos enunciadas Memorias, antes de la Cuaresma de 1580.
De su consorte Catalina habremos de añadir a las escasas noticias
consabidas, que su posición en igual año—habido en cuenta el número de
criados que se le asignan en el respectivo asiento—debió ser bastante
desahogada. Y de sus hijos, exclusivamente hemos conseguido alcanzar
tres datos, con relación al de nombre Juan o Juan-Marcos; a saber: cfue
intervino en Varios actos religiosos sacramentales; que desempeñó o fue
nombrado para el cargo de albacea de D. Mateo, y que de su,matrimonio
con Úrsula Saurina tuvo por lo menos dos hijos:
Úrsula-Catalina, bautizada en 29 de Abril de 1587 (4).
Y Miguel-Juan, en 7 de Octubre de 1589 (5).
ISABEL VICIANA TARRAGO
Nómbrase a esta nueva hija del historiador D. Martín, como a sus
otros diferentes hermanos sin el segundo apellido, en la cláusula del
Llibre =. 2 . = de calandaris (6), en el asiento poco ha copiado del
Apuntament (7), y en los dos notables actos testamentarios de D. Mateo
(8). En el de mayor antigüedad de los posr treros documentos, al nombre
de Isabel y al apellido de su padre,
(1)
Idem, fol. 128 v.to
Otra forma de hacer alusión al primer apellido de su esposo. (Trabajo antes
mencionado.)
(3)
Escritura de 11 de Mayo de 1570, ante Viciana, otorgada por mosén Juan Tarrago.
(Documento suelto sin número.)
(4)
Libro citado, fol. 64.
(5)
Idem, fol 95
(6)
Al principio mencionada
(7)
También aludido al comienzo del trabajo actual
(8)
Se habla de ellos con extensión, según es sabido, en nuestro estudio «Biografía de D.
Mateo de Viciana».
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
401
añádese, en concepto de distintivo detalle, el característico «y de Pons»,
revelador del paterno también de la persona con quien hubo de figurar
casada.
La singularidad a primera Vista explícita, y de más remoto tiempo,
en lo respectivo al posible esposo de D.a Isabel de Viciana, encuéntrase
consignada en un acta bautismal de fecha 13 de Mayo de 1572, inserta en
el primero e importante Libro de Sacramentos (1).
Dice así:
17
Antoni joan
Pons
Brunet
A XIII de mayo (1572) fue baptizado antoni Joan
Antoni joan hijo de ramon pons brunet y de jisabet
conjuges Brunet fueron padrinos miguel artieda
cirujano y agna Xi-menes Viuda.
Según se advierte en esta inscripción de bautismo, el recién nacido, a
quien en el acto religioso se le puso por nombre Antonio-Juan, era hijo
«de ramon pons brunet y de jisabet conjuges»; pero aquella persona, que,
además de casada con la incierta Isabel, aparentaba apellidarse Pons, no
era así de apellido, sino de nombre (2); y al igual que su consorte nada
tenía de común con los Viciana, objeto de nuestro presente y detenido
estudio.
Demuestran las dos anteriores manifestaciones, los cuatro distintos
hechos para su perfecta claridad apuntados, a seguida, y con separación.
Primero: Las palabras Ramón Pons Brunet, es imposible constituyan el
nombre y los dos apellidos del padre de Pedro-Juan, porque ni existe
prueba, ni indicio alguno de que fuese apellido la segunda voz de las tres
sucesivamente escritas, ni se acostumbró a realizar en el primer Libro de
Sacramentos, la anotación del nombre de las personas en la manera
completa al presente efectuada; esto, según a su tiempo se indicó, sólo
acontecía en casos excepcionales; y entonces, o sea, cuando alterando la
práctica establecida estimábase oportuno emplear a continuación del
nombre de pila el de los dos Verdaderos apellidos, hacíanse preceder al
materno, las tan conocidas partículas «y de» (3), inclusas en dicha parte,
con
(1)
Fol. 7, núm. 117 de orden
Poncio
(3)
Véase nuestro folleto, dedicado al primer período de la vida de don Martín
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
402
mayor frecuencia, para distinguir a las mujeres casadas y dar a conocer el
apellido primero de sus esposos.
Segundo: En una inserción existente en la Memoria de 1569(1),
vuelve a mencionarse al indicado Brunet prescindiendo de la palabra
Pons, y empleando, exclusive, aquel apellido y el nombre de Ramón,
conforme se infiere de la copia literal de semejante asiento, que dice:
-_ brunet.
+ Ramo Brunet.
+ Isabet m.
Tercero: Obsérvase análoga omisión del vocable Pons, en el acta del
bautismo de uno de sus hijos llamado Mateo-Jaime, cuya data
corresponde a la de 24 de Septiembre de 1580 (2).
Cuarto: Por más que hubiese resultado apellido la palabra Pons del
Ramón Brunet, su esposa Isabel, no era la Yiciana hija del historiador, si
que cierta señora ajena en absoluto a la ilustre familia; designada con el
apellido Alegre en el acta de sus nupcias, extendida en 22 de Febrero de
1569 (3).
Descontando, pues, en definitiva, al Pons o Poncio en cuestión, y
siguiendo en nuestras comenzadas investigaciones, interesa nos
ocupemos, también, ahora, de otro nuevo individuo llamado Pons, cuyo
nombre, precedido del de Luis, asiéntase en la Sección del propio Libro
dedicada a los confesados y comulgados durante las Cuaresmas de 1580
y 1581. En la Memoria, en efecto, correspondiente al año 1580, folio 125
de idéntico volumen, aparece un ítem—en su esencia reproducido en la
de 1581—donde figuran apuntadas, en casa de la calle del Portal de
Onda, las cuatro personas que siguen:
+ Llois Pons.
+ Isabet muller.
+ Leonor filia.
+ Jaume balaguer criat.
No obstante, empero, la coincidencia existente entre el apellido
Poncio del primer comulgado inscrito—éralo, sin duda, en el
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 116 repetido
Idem, fol. 35, núm. 449
(3)
Idem, fol. 69, núm. 6
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
403
presente caso—y el del verdadero esposo de la Isabel Viciaría; y entre el
nombre de ésta y el de la mujer de aquél, es indudable, que en anterior
transcrito asiento no se trata, con seguridad completa, del matrimonio a
estudio sometido, por cuanto la consorte de Luis Pons, de acuerdo con lo
firmado en escritura de 7 de Mayo de 1600, autorizada por el notario
Juan Bautista Valles (1), llamábase, en realidad, Isabel; mas en modo
alguno Isabel Viciana o de Viciana, sino Isabel Coll.
Pero si de este Luis Pons y del nombrado Ramón Pons Brunet debe
prescindirse, sin reparo, para la consecución del fin que hasta aquí nos
proponemos, no sucede lo mismo, siquiera a juicio nuestro, con el Pons a
que se alude en notable documento escriturario inserto en los Protocolos
del notario Valles, y extendido en el que corresponde al año 1604. Lleva
la expresada escritura, fecha 10 de Enero del antedicho año; y en ella,
desígnanse juntas a dos respetables mujeres, denominadas, según
Veremos, Narcisa Pons y de Bosch, viuda de Pedro Bosch, y Juana Pons,
esposa de Miguel Mata; instituidas, una y otra, universales herederas del
difunto Miguel Pons en su testamento de 17 de Marzo de 1568,
autorizado por D. Rafael Martín de Viciana. Fallecido su otorgante en día
que precede al 20 de Octubre de igual año, supuesto que en la data
postrera hubo de llevarse a cabo la publicación del acto de su última
voluntad, resulta en absoluto innecesario se-acuda a investigaciones
directas sobre el particular relacionadas con el difunto, en los volúmenes
y demás manuscritos parroquiales, posteriores sin excepción—hablamos
de los que se conservan íntegros y pueden servir de alguna utilidad—al
31 de Diciembre de 1568. Pero si no parece fácil, ni aun cabe obtener
satisfactorios resultados con relación a este asunto, mediante
procedimientos y análisis directos en los aludidos libros y papeles, es
fácil llegar en cambio, a conclusiones admisibles y útiles en sumo grado,
de modo indirecto; es decir: infiriéndolas de lo que, relativo a una de las
dos indicadas señoras, se expone en escritura con repetición aducida. De
haber sido en verdad, las Narcisa y Juana Pons de referencia,
descendientes directas e inmediatas de la hija de D. Martín de Viciana, a
aquéllas y sus hijos hubiera correspondido con certeza, el derecho a
solicitar socorros, caso de necesitarlos, de la Administración de la
herencia de D Mateo; de acuerdo con lo que se
(1)
Apuntament, pág. 1.869
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
404
colige del testamento de éste y de la escritura tocante a los suministrados
durante el año 1632. Ahora bien: entre los diversos sucesores de la
segunda de las dos preinsertas mujeres, cítase a una hija suya de nombre
Magdalena; la cual, en época desconocida, contrajo primeras nupcias con
individuo comprendido en la extensa familia de los Llopis. Luego, si
dicha hija, verbigracia, figurase en el número de los auxiliados con
bienes o rentas de la Administración consabida, habría positivos y
racionales motivos para considerar a Miguel Pons, su abuelo, como
marido de alguna Viciana, o con mayor exactitud, de la de nombre
Isabel; atento a que no consta existiera en los días de su Vida diferente
persona de apellido Pons a quien haya posibilidad de atribuir semejante
circunstancia.
Pues véase lo que se observa, examinando los nombres de cuantos
fueron socorridos en el reparto de lo no poco entregado durante el último
año en el párrafo postrero escrito.
En la conocida lista que en su completa totalidad los abarca, a
continuación de las dos hermanas Úrsula y Claudia Escrich,
descendientes inmediatas de Eugenia Benedito y de Viciana, asiéntase el
nombre de la indicada hija de Juana Pons (1), en la forma que sigue:
«Magdalena Mata y de Llopis, en primeras nuptias y al pret (present) ab
Miguel Gombau».
Y ya puesta en claro la materia del interesante y algo confuso
extremo examinado, detallemos acto seguido, las singularidades que se
conservan sobre cada una de las dos repetidas hijas del matrimonio que
nos ocupa.
NARCISA PONS VICIANA
Contrajo nupcias, como se da a entender en la escritura de, 1604, con
Pedro Bosch; y aunque, de la inscripción en primer término fidedigna
para comprobarlo ignoremos su paradero, al igual de lo acontecido con
muchísimas, en particular, anteriores al 1569, suple la deficiencia, y
confirma lo aseverado en la escritura, el ítem a que dio margen el bautizo
de su segundo hijo, donde, en términos explícitos, se precisa fuese el
recién nacido, «fill de Pere Bosch... y Arcisa Ponsa» (2).
(1)
(2)
Contrajo matrimonio, la madre, según se ha dicho, y se ampliará, con Miguel Mata
Forma femenina de expresar, en ocasiones, el apellido paterno
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
405
Dejó el matrimonio, en descendientes inmediatos, a
Andrea, bautizada en 30 de Noviembre de 1577 (1), y
Pedro, en 10 de Enero de 1580 (2).
En 1570 tenían su habitación, Narcisa y su esposo, en la casa que
ocupaba D.a Angela Viciana, segunda consorte del cronista; y este nuevo
dato confirmativo, hasta cierto punto, de la opinión expuesta sobre su
ascendencia, y aclaratorio de la duda que se consigna en la página 9 de la
primera edición de nuestro «Estudio acerca de la Casa Solar de los
Viciana», acredítalo el especial asiento, con anticipación transcrito en la
página 8 del propio trabajo (3): asiento que reproducimos a seguida, por
su oportunidad, tomándolo de la Memoria de confesados y comulgados
en dicho año.
Dice asi:
VISIANA
+ Angela visiana
+ mestre Pere Bosch
+ arcissa sa muller (4).
Sobrevivió la última señora—ignórase en cuántos años—a su
marido; ya que en la escritura de 1604 se manifiesta, haber otorgado,
aquélla, poderes en 10 de Octubre de 1591, sin intervención de Pedro
Bosch, a favor de Miguel Mata.
JUANA PONS VICIANA
Celebró matrimonio con el referido Miguel Mata en 2 de Marzo de
1570; hecho justificado por la partida del acto religioso, a continuación
copiada:
Miguel
a déos (dos) de mars anj 1579 esposaren mimata
qel mata ioana ponsa testimonis alfonso marab
tines y franses alonso oiren misa de agost a
ioana Pons
xXij anj sobredit (5).
(1)
Primer Libro Sacramental, fol. 24 v.to, núm. 340.
(2)
) Idem, fol. 31 v.to,núm. 421
(3)
También se inserta en la segunda edición del mismo
(4)
Libro citado, fol. 119 repetido. Despréndese de la inserción, que don Martín
hallaríase ausente de Burriana en tiempo de la Cuaresma de 1570. En la de 1580,
habitaban, Pedro y Narcisa, casa situada en la calle de Montesa. Idem, fol. 124
(5)
Idem, fol. 76
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
406
De los cónyuges, en 1580, habitantes en la Plazuela de les Parres (1),
y en 1581, en la Calle de Pujolet (2), nacieron los siguientes hijos:
Miguel-Juan, en 28 de Diciembre de 1579 (3).
Isabel, en 23 de Agosto de 1581 (4).
Vicente-Gregorio, en 9 de Septiembre de 1584 (5).
Agueda-Magdalena, del 1 al 4 de Febrero, ambos inclusive, de
1588 (6).
Catalina-Eugenia, en 16 de Febrero de 1591 (7).
Mónica, en 6 de Febrero de 1594 (8).
Miguel-Francisco, en 6 de Marzo de 1596 (9).
Y nada más sabemos de los consortes, Isabel Viciana y Miguel
Pons, de sus dos hijas, ni de la otra descendencia.
ANA VICIANA TARRAGO
Tampoco, de esta tercera hija del historiador, se conservan noticias
concretas anteriores a sus nupcias con Martín Benedito (10). Tanto por la
falta de la oportuna acta, cuanto por los detalles encontrados respecto a
sus diversos hijos conocidos, es posible afirmar con suficiente garantía,
que la fecha de la celebración de las indicadas nupcias hubo de anteceder,
en algunos años, a la de la primera acta del Libro de Sacramentos de
mayor antigüedad. Su nombre y apellido paterno es inútil buscarlos
asociados en la documentación de la Parroquia hasta llegar a cierto ítem
bautismal, cuya data corresponde a 24 o 25 de Enero de 1575 (11).
Comienza, sin embargo, a aludírsela, en la primera Memoria de
confesados y
(1)
Idem, fol. 124 v.t°.
Idem, fol. 130
(3)
Idem, fol. 31 vto, núm. 420
(4)
Idem, fol. 40, núm. 496
(5)
Idem, fol. 53 v.to. Después del fol. 41, no se anota el número de orden, en bautizos.
(6)
Idem, fol. 66 v.to. Hállase agujereado el sitio donde se apuntó el día.
(7)
Idem, fol. 103..
(8)
Idem, fol. 114v.t°.
(9)
Idem, fol. 134
(10)
En el testamento primero de D. Mateo se la designa con el nombre de Ana Viciana y
de Benedito
(11)
Idem, fol. 14 v.to, núm. 216. Ni del examen del ítem, ni del lugar que ocupa (el
precedente, féchase en el primero de ambos días; y en el segundo, el posterior) es
posible deducir el día fijo del acto religioso
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
407
comulgados (1), donde junto al nombre y apellido de su consorte,
agrégase el de pila suyo, y el de un individuo, a quien se califica de
mozo, en la forma que sigue:
benedito.
+ Marti benedito.
+ Agna m.
+ Joan moso.
En nueva inscripción de bautismo, efectuada en 23 de Enero de 1574
(2)—primer documento justificativo de la muerte de su marido—
interviene, en calidad de madrina, «la viada de marti benedicto»; y en
otras dos anotaciones análogas, de fecha 19 de Septiembre de 1574 (3) y
22 de Octubre de 1575 (4), se la designa, respectivamente, con las frases
«viuda benedicta relicta de marti benedicto», y, «señora Viuda de Marti
benedito». En los distintos y posteriores ítemes de actos sacramentales de
parecida naturaleza, llevados a efecto con su asistencia (5), se escribe ya
siempre su nombre acompañado del apellido paterno y de la frase «y de
benedito», completada, salvo en dos casos, por distracción sin duda, con
el Vocablo viuda; apuntados, nombre, apellido y frase, de Variada
manera ortográfica.
Resultaron del propio matrimonio distintos hijos: algunos, nacidos
en días anteriores al 1 de Enero de 1569; pues, aparte ¡de no constar
inscritos sus bautizos, demuéstranlo así, especiales circunstancias con
ellos relacionadas. El descendiente inmediato de más significación entre
todos los habidos, y del que con mayor abundancia de datos se ocupan
los Volúmenes del Archivo, llámase Martín, cual su padre y abuelo.
En la primera Memoria, o sea, en la de 1569, deja de figurar todavía
escrito su nombre, acaso por faltarle aún edad, en dicho
(1)
Idem, fol. 116 repetido
Idem, fol. 10 v.t°, núm. 156
(3)
Idem, fol. 12, núm. 186
(4)
Idem, fol. 17, núm. 241
(5)
Idem, fol. 18,
núm. 251 (21 de Febrero de 1576).
»
» 26,
núm. 558 (29 de Marzo de 1578).
»
» 31 v.t°, núm. 421 (10 de Enero de 1580).
»
» 32 V.to, núm. 427 (28 de Febrero de 1580).
»
» 35,
núm. 446 (29 de Agosto de 1580).
to
»
» 102 v. , sin número de orden (5 de Febrero de 1591).
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
408
año, para el debido cumplimiento del anuo precepto pascual; pero en la
de 1570 (1), o segunda, se le incluye junto con sus padres, entre los
confesados y comulgados del domicilio de los mismos; de acuerdo con la
porción del asiento, que a seguida, y al pie de la letra, se copia:
BENEDICTO
+ Marti benedicto.
+ Anna sa muller.
+ marti fill.
Aparte el anterior indiscutible hijo del matrimonio, nació, o fue
bautizado, en 12 de Marzo de 1569, una hija de 'nombre llamada Isabel,
conforme comprueba la inserción defectuosa que incluimos copiada con
exactitud, de la extendida en el Libro primero de la parroquia, con
tantísima frecuencia aducido (2).
78
Isabet
Benedito y
Viciana
A 12 de Mars 1569 fonch bategada
Isabet .....nedito y Anna benedito
y de Visiana padrins..... y Juana
paula baranguera.
De las dos porciones interrumpidas, que se notan en la susodicha
incompleta transcripción, causadas por deterioros en el pliego donde se
inserta, la última—de ninguna importancia por referirse al nombre del
padrino—no es, ni será posible suplirla; mas sí resulta fácil intento
realizarlo en cuanto atañe a la primera, utilizando, :a la par que
antecedentes bien notorios, anotaciones parecidas próximas a la del libro;
y suponiendo escrito, en vista de semejantes datos, en el espacio que se
puntea, o sea, a continuación de la palabra «Isabet» la frase truncada
«filia de marti be.......
Acaso se considere, sin embargo, injustificado y hasta algún tanto
arbitrario, incluir el término «marti» en el lugar del asiento sin palabras,
y la aseveración consiguiente a haber sido la neófita hija de Martín
Benedito; supuesto que a la tenida en el acta en concepto de esposa del
padre de Isabel, lejos de denominársela Ana Viciana, se la llama Ana
Benedito y de Viciana; pero parecida dificultad procedente de
equivocación indubitable, queda de manera satisfactoria destruida
haciendo constar la inexistencia en los
(1)
(2)
Idem, fol. 118 v.to
Idem, sin folio, núm. 6 de orden
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
409
libros de individuos Benedicto o Benedito casados con señoras
apellidadas Viciana, salvo el enunciado Martín Benedito y su, al parecer,
hermano, Miguel Benedito; marido, según se verá, de Úrsula, hermana a
su vez, de Ana Viciana. Atribuir a la Úrsula que se cita la maternidad de
la bautizada Isabel, había de estimarse indiscutible absurdo; tanto por
sernos conocidos los diferentes hijos de aquélla, como por lo contenido
en las dos observaciones que siguen:
Primera: En el acta bautismal se da el nombre de Ana y no de Úrsula,
a la habida en calidad de madre de la que ocasiona el religioso acto.
Segunda: De considerarse bien aplicado a Ana el apellido Benedicto,
llamaríase su hija, Isabel Benedicto y Benedicto, y nunca Isabel
Benedicto o Benedito y Viciana, como se la designa en el margen del
ítem, corrigiendo la equivocación.
Errores de la propia naturaleza, con motivo, en particular, del puesto
en donde debiera colocarse el último apellido mentado, se observan con
bastante frecuencia en los documentos o volúmenes de que se trata.
Podríanse aportar, desde luego, con el carácter de típicos ejemplos, dos,
en especial, notabilísimos, antes que por comprender algo de
extraordinario en su fondo con relación a otros similares, por aplicarse al
mismo D. Martín de Viciana y a su nieto Martín Benedito y de Viciana,
hijo de la hija de aquél, en estudio. A este Martín Benedito, en efecto, al
copiarse de su Cabreo—en tiempo oportuno sometido a examen—el gran
número de inmuebles con su titulación, afectos al memorable Beneficio
de Santa Ana fundado por el abuelo del historiador, se le hace decir en el
Apunta-ment (1), que en 9 de Mayo de 1591, y de análogo modo, con posterioridad al 1 de Enero de 1600, autorizó el cronista (en vez del autor del
Cabreo) dos escrituras relacionadas con la expuesta fundación religiosa.
Aun cuando desconociéramos el día exacto, o, a lo menos, muy
aproximado, del fallecimiento de D. Martín de Viciana, deberíase
reconocer, de repente, que en la apuntada cita iba envuelto manifiesto y
seguro yerro, derivado de sustituir al apellido Benedito, el paterno de
aquél y materno de su nieto; no sólo por hablarse en el tiempo de la
referencia, de los documentos autorizados por Benedito, si que por lo
inadmisible de la suposición, atribuyendo al historiador la posibilidad de
que se hallara, todavía, en
(1)
Páginas 2.894 y 2.847
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
410
condiciones de ejercer el notariado a los ochenta y siete u ochenta y ocho
años, en el primero de aquellos dos casos; y a los noventa y ocho
cumplidos, en el segundo.
Fue hija, asimismo, del matrimonio de Ana Viciana con Martín
Benedito, otra Isabel nacida en 22 de Febrero de 1571, a quien se le puso,
además del anterior, el nombre de Narcisa, según habrá de observarse en
el ítem, que sin alteración de su original, contiene:
a XXIj del mes de febrer del añy MDLXXj se batega.....
78
arcissa filia de marti benedito. n. conyuges padrins Alfonso
Isabet
martines y Speransa baranguer (1).
Benedito
Para dejar el imperfecto asiento que se copia en sus
defectuosas partes corregido, necesítase, según es fácil
colegir, ocupe por necesidad el espacio sin nombre, o con puntos
suspensivos, ocasionado por el destrozo de la porción derecha del pliego
en que figura escrito, la palabra Isabel inserta en el margen del lado izquierdo; y que a la letra n, comprendida entre los dos puntos, y
representación del omitido nombre de la madre de la neófita—con
certeza ignorado por quien lo redactase—la substituya, los de Ana
Viciana; o sea: los de la consorte de Martín Benedito.
Aparte los tres precedentes hijos, enunciados, todos, en los ítemes
del Libro Sacramental primero, dase cuenta, en la Memoria, de 1581 (2),
en forma algo obscura, de una nueva hija de iguales nupcias, si se analiza
con detención las personas habitantes en la casa del hijo de Martín
Benedito, sita en la Calle de Pujolet, confesadas y comulgadas durante el
susodicho año.
He aquí sus nombres:
+Marti benedito not.
+ Andreua Loquendo muller.
+ Anna Benedicto V.a.
+ Pere Juan fill.
+ Hieroni criat.
+ Caudia criada.
Casado el notario Benedito en 1.° de Enero de 1578—algo después
se justifica—fuéle imposible ser padre del Pedro Juan
(1)
(2)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 4, núm. 78
Idem, fol. 130 vto
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
411
que comulgara, conforme a la transcrita relación; pues de estimarse lo
contrario, llegaríase al absurdo supuesto de que un menor de tres años de
edad, en la Cuaresma de 1581 (apenas si la alcanzaría entonces, de
conceptuarlo hijo de Martín Benedito), apareciera incluso en la Memoria
del citado año, donde únicamente se anotaban, cual en las restantes, los
cumplidos con el religioso precepto pascual. Débese tener en su
consecuencia, al Pedro-Juan del asiento, como hijo de la persona
inmediata, pero antes, en él colocada, y a la que por su apellido paterno
cabía calificar de pariente próxima probable, si no cierta, del expresado
notario. Recuérdese para su debida justificación que, de conformidad con
lo no ha mucho advertido, tan sólo se conocían, en tiempo de la precitada
Memoria, dos individuos con el apellido Benedicto o Benedito, casados
con señoras de la familia de Viciana, el Martín y el Miguel; y que los
hijos del segundo—hacia el final del estudio se detallan sus nombres y
singularidades sobre ellos adquiridas—nacieron, sin excepción, luego del
13 de Abril de 1569. Viuda, Ana Benedito, en la Cuaresma de 1581, y a
la vez madre de un hijo comprendido entre los confesados y comulgados
del postrer año, no es factible se la considere hija del Miguel y de su
esposa Úrsula, sino de los consortes Martín y Ana, al presente, objeto de
estudio. Es verdad que en la inscripción de que se trata omítese su
segundo apellido; es Verdad, que nada en absoluto se manifiesta en la
misma encaminado a esclarecer la importante mencionada duda; pero los
pormenores que se exponen, unidos a la circunstancia de habitar madre e
hijo en el domicilio del segundo Martín Benedito, hácennos comprender
se trata en la investigación actual, de una pariente, según decíamos, muy
próxima, o mejor de una hermana del indicado notario, e hija, por lo
tanto, de la última Ana Viciana que se nombra (1).
Todavía resulta indispensable admitir, a nuestro juicio, otra
importante hija del matrimonio que hasta aquí nos Viene ocupando, a
menudo designada en los libros con el nombre de Angela Benedito y de
Viciana; por más que de idéntico modo a lo acontecido con la anterior
reconocida, no dispongamos tampoco de justificante expreso y concreto,
que a ciencia cierta acredite la expuesta aseveración. Indúcenos a creerlo
así, a pesar de ello, sus dos apellidos, y lo que sobre los Viciana y
Benedito de la época se lleva
(1)
De Ana Viciana, sábese también, que estuvo casada con Pedro Bell-munt.
Apuntament, pág. 949
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
412
ya escrito; el haber celebrado sus nupcias antes del nacimiento del primer
hijo de Úrsula Viciana, dato bastante para suponerla descendiente, en
todo caso, de la hermana de ésta; y la existencia de particular escritura
pública (fáltale número), acerca de privados y familiares intereses, datada
en 23 de Abril de 1603, sin nombre legible de quien la autorizase, y que
otorgó en unión del notario Martín Bene-dito y su hijo Francisco, o
Abdón, según él, de ordinario se llamaba.
El padre de los apuntados cinco hijos, por lo demás, apenas si
intervino en actos sacramentales posteriores al año 1568; supuesto que
exclusivamente se encuentra escrito su nombre en el libro de mayor
antigüedad del Archivo, cuando se anota el bautizo, por él apadrinado, en
día intermedio al 2 y 16 de Octubre de 1570 (1). Su fallecimiento hubo
de acaecer, como con antelación se tiene advertido, en día, también
inseguro, pero que precedió al 23 de Enero de 1574; y el de su esposa
Ana Viciana, luego del 5 de Febrero de 1591, fecha del asiento último de
su nombre en inscripciones de índole sacramental.
En lo relativo a particularidades, dignas de ser conocidas, con
respecto a cada uno de los diferentes hijos del matrimonio, véanse, las
curiosas e interesantes, a continuación consignadas, en especial, acerca
del nombrado
MARTÍN BENEDITO Y DE VICIANA
Alterando la costumbre generalizada en su época, se le designa, así
que se le cita, con su nombre y dos apellidos, precedido, el segundo de
ambos, de las características partículas y de. Contrajo su primer
matrimonio, al comenzar ei año 1578, con Andrea Doquendo o
Loquendo; y el acta donde se especifica su celebración, fecha, testigos,
etc., dice, copiando de su original, lo que sigue:
Martí
Lo primer de Janer del anny 1578 Esposi a
benedito
marti benedito y Andteua Doquendo Donzella
y Andreua
presents y testimonis mo. (mossen) Rafel marti de
Viciana not. y mo. Joan de Sen marti baile de
dita villa oiren misa a VI de octubre anj sobredit (2).
Nacieron de este matrimonio,
(1)
(2)
Idem, fol. 4 vto, núm. 61
Idem, fol. 75
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
413
Francisco-Antonio, en 29 de Julio de 1580 (1).
Ana, en data ignorada (2).
Vicenta, también en fecha desconocida (3).
Vicenta Petronila, en 10 de Marzo de 1591 (4).
El primero de los cuatro anotados hijos, al que, conforme en
distintos lugares se advierte, se le conoce de análogo modo con los
nombres de Abdón, Abdón-Francisco o Francisco Benedito y de Viciana,
es aquél, del cual nos ocupamos al tratar, en el oportuno trabajo, de los
múltiples pleitos en que se vio envuelta la Administración de la herencia
de D. Mateo. El mismo danos a entender quién fuera su distinguido
ascendiente inmediato en el documento escriturario por él otorgado en 12
de Julio de 1621, ante Fabián Lloréns de S.1 EsteVe, cuando aludiendo a
determinada entrega en pago de cantidad que le donara—por razón de
matrimonio—su tío D. Mateo, afirma, en prueba de lo que Va
exponiendo, haber autorizado este gratuito contrato, el difunto notario
Martín Benedito, «pare del dit proposant» (5). Rico y pobre en intervalo
corto, acudió durante su angustiosa penuria a la repetida Administración
en demanda de socorros, fundado en la cláusula del testamento de su tío,
a su debido tiempo mentada; pero se desatendieron en absoluto sus
imprevistas pretensiones, considerando sin duda, los motivos
sospechosos que ocasionaron su lamentable estado, y hubo de interponer
la oportuna reclamación para ante la Curia Eclesiástica de Tortosa.
Confirmado allí, lo por los Administradores resuelto, de nuevo acudió en
alzada al Tribunal Superior o de la Metropolitana tarraconense, donde,
más afortunado, consiguió se dictase fallo revocando, lo hasta entonces
dispuesto, y accediendo en su vista, a lo que pretendía, para mientras
permaneciera en la indigencia (6). Años después, en mejor situación
económica, y modificada, al parecer, su imprudente o incorrecta
conducta, recobró el respeto
(1)
Idem, fol. 34 V.to, núm. 444.
Idem. Sección de confirmados por el Obispo D. Gaspar Punter en 15 de Febrero de
1591, agregada inmediatamente antes del folio 89, al Libro Sacramental primero.
(3)
Idem
(4)
Libro Sacramental primero, fol. 103 v.t°.
(5)
Existe en el protocolo del notario, Lloréns, años 1520-1521. Menciónase por primera
vez la escritura, en el estudio «Biografía de Don Mateo de Viciana».
(6)
Se acota ya en su correspondiente sitio
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
414
y estima merecida por el apellido que ostentaba; desempeñando en 1634,
el cargo de Baile local (1), y en 1635, el de Juez Delegado en las
fundaciones beneficíales de «Berengerona Ferrús» (2) y «Pons Monsó»
(3); en la segunda de las cuales debió acordar, y llevó a efecto, el comiso
de cinco cahizadas de tierra olivar, en 5 de Febrero de este año (4).
Estuvo casado en primeras nupcias, con Dorotea Blanes; puesto que en la
lista de confirmados en 27 de Noviembre de 1614 (5) aparece una AnaMaría «filia de francés benedito y Dorotea Blanes»; padre e hija,
padrinos en bautizo que se celebró en 28 de Febrero de 1622 (6).
Fallecida Dorotea Blanes, en día incierto, contraería el viudo segundo
matrimonio con Juana Prats, si atendemos a que en 24 de Abril de 1663,
era la Juana, de acuerdo con lo consignado en el voluminoso Apuntament
(7), viuda de Francisco Benedito; pudiendo añadirse, en vista de otra
importante apuntación del aludido libro (8), que del segundo matrimonio
de referencia, nació otro hijo varón, a quien se puso por nombre el propio
de su padre; casado a su tiempo, con María Martínez, y difunto, con
posterioridad al 4 de Marzo de 1716.
De las dos hermanas de Francisco Benedito, Ana y Vicenta, nada
conservamos en apuntes, digno de participar a nuestros lectores; y de la
que se denomina Vicenta Petronila, solamente se ha logrado adquirir el
insignificante detalle respectivo a que fue apadrinada, en el acto de su
bautizo, por D.a María de Montoliu, segunda consorte, según con
repetición se lleva dicho, del más estudiado y conocido hijo de nuestro
cronista.
El padre de los cuatro anteriores hermanos, Martín Benedito y de
Viciana, fallecida su consorte Andrea Doquendo o Loquendo, contrajo;
en data que no se precisa, segundo matrimonio con señora de nombre,
Esperanza de San Juan; del cual nació Ursula-
(1)
Escritura de 21 de Enero de 1634: protocolo de Lloréns de S.1 Esteve, años 1633 y
1634.
(2)
Apuntament, pág. 2.805
(3)
Idem, pág. 3.220
(4)
Idem.
(5)
Segundo Libro de Sacramentos, Sección relativa a la misma clase de actos (hojas
agregadas al libro entre los folios 67 y 68).
(6)
Idem, fol. 119
(7)
Idem, pág. 3.245
(8)
Idem, pág. 3.123
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
415
Rafaela, bautizada en 27 de Febrero de 1613 (1), mujer de Vicente Ferrer
(2), y una de las escasas comprendidas entre los descendientes de
Viciana, a quienes distinguió con mandas D. Mateo en su primer acto de
última voluntad.
Estudió, el repetido Martín Benedito, de acuerdo con lo que se
infiere de las indicaciones manifestadas, el Notariado, y lo ejerció en su
patria natal, con grandísimo aprovechamiento, habiendo sido el
depositario o heredero y señor útil de cuantos libros, documentos y notas
poseyera, su abuelo D. Martín. Así lo confirma su acto otorgado ante
Narciso-Juan Albiol en 30 de Enero de 1600, demostrativo, además, de
sus nobles sentimientos y del cariño y santo recuerdo hacia aquél, de
cuyo acto libró copia el notario Adriano Rey, con relación al protocolo
del propio Narciso, de la manera expresada en el documento suelto, «n.
35-35» del Archivo, y, a continuación transcrito:
«n. 35
n.° 35
Die XXX Januarj Anno
a na.e Dni MDC.
Marti benedito not. de borriana habit (habitador)
Gratis, etc. Per los respectes a ell benuists asci en Ion
nom propi com encara en nom y com a señjor vtil deis
actes e notes rebuts per lo difunt (en signo) en Rafel
marti de visiana Absol diffimx Al clero De la
Parrochial de la vila de borriana de qualse-uol sa Laris
de actes a ell deguts axi rebuís Per ell com encara per
lo dit rafel marti de viciana res-pectiue a pagar a dit
clero i ates em Pero que sempre dit clero naja de
menester trellat de algún acte o actes Lo dit clero naja
de Pagar Lo jus scribendMantum y aso entes deis
Actes rebuts fins Al pnt dia de huy y per so Absol y
diffinix Al dit clero de qualseuol Actio Peíitio
demanda e contrauersia que contra aquell e ais
Successors puja posar etc. Posant a ell e ais seus
suprapre-dictis silentium sempiternu. Actum borriana
etc.
(1)
Segundo Libro de Sacramentos, fol, 36. Se la conoce, también con el nombre de
Úrsula Benedito y de Sant Juan. (Primer testamento de D. Mateo).
(2)
Escritura de dote de 11 de Mayo de 1635, otorgada por la madre de Ursula-Rafaela,
ante Natal Magaña: Protocolo de este Notario, año 1633
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
416
Testes Nofre vicent fabra mestre de scola y vicent
muntalar Laurador de La vila de borriana Habit
(Habitador).
Copia Prejnserti Justu provt jacet fuit abstracta a
receptorio Narcissj Joannis Albiol (difunto, en signo)
not. Illud receptoris per me Adriani Rey not. publicum
libros et protocolo regentem Inquorum fidem hic meum
Artis not.e appono signum (1).
Intervino, Martín Benedito, en concepto de Notario, en uno de los
libros Cabrees de censos a favor del Beneficio de Santa Ana, cual en su
oportuno sitio se advirtiera, y hubo de actuar en calidad de Escribano,
ante «les corts del batle del justicia y del mustacaf de Burriana »(2) .
Como se observa en la mayoría de los personajes de su familia, hállase
escrito, con frecuencia su nombre en actos religiosos que conciernen a
bautizos y matrimonios, y aunque poseía y habitaba en 1580 y 1581 una
casa de la Calle de Pujolet (3) adquirió y ocupó algún tiempo después,
otra, situada en la Plaz.a Mayor, vendida por él, en 1 de Diciembre de
1599, a cierto Auzias de Latorre (4).
De igual nieto del historiador se conservan, originales, extractados o
simplemente conocidos en cuanto a su fecha, materia y persona (o, a una
o dos, de lastres particularidades), cerca de ciento
(1)
Traducción literal de este postrer párrafo: «Copia del preinserto instrumento, fue
sacada, según consta en el despacho de Narciso-Juan Albiol, difunto notario, por mí
Adriano Rey, notario público, regente los libros y protocolo de aquel despacho. En fe de
lo que pongo aquí-mi signo del Arte notarial
(2)
Rodríguez Condesa, obra citada, pág. 16
(3)
Primer Libro de Sacramentos, fols. 123 v.to y 130 vto
(4)
Apuntament, págs. 2.212 y 2.213. Este edificio, cuya situación se determina con
perfecta claridad en la pág. 1.626 del expuesto libro, corresponde al que, en nuestros
días, ocupa el «Círculo de la Agricultura».
En 21 de Junio de 1724, poseíalo «Miguel J.n de Coria, Apotecari»; quien, al
cabrevarlo (encontrábase sujeto a censo), lo deslinda del siguiente modo: ...... de vn
costat ab casa de els hereus de Jaume Ant.° Palos c.da (ahora de
D. Víctor González)..... de altre ab casa de Antoni Armant, calle nombrada
de el frare en mig (hoy, del que esto escribe, Calle del Salvador, en medio) darrere ab
casa de els hereus de Jusep Domenech..... carrer nomenad de la
camisería..... en mig (al presente de los herederos de José Ramón Mesado,
calle de la Divina Pastora, en medio), y dauant ab dita Plasa (la Mayor) enfront de la
iglesia mar. (mayor)».
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
417
cincuenta documentos públicos (1). Falleció en Abril de 1614, conteniendo el ítem donde se consigna la citada circunstancia—lacónico, y
análogo a todos los extendidos en los Volúmenes sacramentales—, lo que
se escribe a seguida, al pie de la letra copiando:
Martí Benedito
«A 12 de Abril (1614) sotarri a Marti Benedito. No
feu testament» (2).
ISABEL E ISABEL-NARCISA BENEDITO VICIANA
Desconócense toda clase de antecedentes de naturaleza indubitable,
con relación a ambas hijas de Ana Viciana.
ANA BENEDITO VICTANA
Casó con Pedro Bellmunt (3), y aparte, según se ha acreditado, de
madre del Pedro-Juan con ella incluso en la Memoria de 1581, y de que,
debió quedar Viuda con anticipación a la Cuaresma del citado año,
cónstanos de igual modo, haber intervenido en 7 de Octubre de 1589, con
el carácter de madrina, en el bautizo de Miguel-Juan Roselló, hijo de
Juan Marcos Roselló y biznieto de Martín de Viciana (4).
ANGELA BENEDITO Y DE VICIANA (5)
Es la hija de Ana, del anterior segundo apellido, que, por aquellos
tiempos más se la distinguió en la localidad, y de quien han llegado hasta
nuestra época mayor número de noticias exactas. En las Memorias de
1580 y 1581, se la considera habitando, con su marido y criados, en el
«Carrer damunt»; y el asiento en que semejante detalle se consigna,
tomado del último de los dos documentos, dice, literalmente transcrito:
CARRER DAMUNT
+ francés Gisbert.
+ Angela Benedito.
(1)
Anótanse en el Apéndice.
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 98.
(3)
Apuntament, pág. 949
(4)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 95
(5)
Si bien por lo común, se la designa así, en varias ocasiones, sustituyese al apellido
materno, la frase, «y de Gisbert», o «Chisbert», primero de su esposo.
(2)
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+ Domingo Mascaros, criat.
+ Miquel, criat.
+ Pere franch, criat (1).
A pesar de no manifestarse en la copiada inscripción, idéntica
(omitiendo el penúltimo criado) a la de la Memoria de 1580, que el
Francisco Gisbert en ella aludido, fuese consorte de la Angela Benedito;
ni de ser posible tampoco el hallazgo, en el libro o documento restante de
cuantos se conservan en el Archivo, del acta original, o en sustancia, de
la celebración de sus nupcias, cabe afirmar sin vacilaciones, en virtud de
lo que luego se añade en bautismal partida, haberse llevado, con
seguridad a cabo el matrimonio, aunque en fecha por completo
indeterminada.
Resultaron hijos de él:
Vicente, bautizado en 4 de Abril de 1569 (2).
Pedro-Luis, en 6 de Febrero de 1571 (3).
Sebastián Jerónimo, en 3 de Octubre de 1574 (4).
Juan, en 8 de-Septiembre de 1577 (5).
José-Pascual, en 19 de Abril de 1577 (6).
Francisco-Vicente, en 15 de Marzo de 1582 (7).
Quedó Angela, viuda, antes del nacimiento de su último hijo; atento
a que en la inserción del bautizo de éste, empléanse las siguientes
aclaratorias palabras: «fill de francés Gisbert difunt (en signo) y de
Angela Benedicto viuda relicta».
Por lo colegido del número de criados inscritos en la anotación que
precede (tres según se habrá visto), y por los antecedentes o noticias
guardadas sobre Varias de sus fincas rústicas y urbanas, debieron
disfrutar los cónyuges, de posición económica desahogadísima. En uno
de los numerosos asientos del Apuntament (8), en corroboración, consta
consignado un censo a favor del clero, por «Angela Benedito y de
Chisbert V.da y Pere Soriano», sobre cuarenta y cinco cahizadas de
ambos, sitas en la partida del
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 129
Idem, núm. 7 de la primera hoja conservada (sin folio).
(3)
Idem, fol. 5, núm. 75
(4)
Idem, fol. 12 v.to, núm. 188
(5)
Idem, fol. 23 v.to,núm. 325
(6)
Idem, fol. 29, núm. 400 (por equivocación se escribe 4
(7)
Idem, fol. 44
(8)
Pag. 50.
(2)
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Marchalet; y en escritura de 5 de Mayo de 1604, ante el notario Juan
Bautista Valles, se hace mención de otro rústico inmueble, situado en la
partida de «les Arbolades», lindante, «ab terres de pere Gisbert (hijo del
matrimonio) y ab terres de dita donadora (su madre) y ab lo riu de dita
vila» (Burriana); de cuya finca entregó Angela Benedito, por vía de
donación propter nupcias, a José (hijo asimismo del matrimonio), cuatro
cahizadas. De igual forma, y sin contar con la casa que poseían los
esposos en tiempo de las consabidas Memorias, fueron, ambos,
propietarios de otros dos predios urbanos, aún; emplazados: uno, en la
Calle de «les Empavesades» (2); y el otro, en la Plazuela de «en Bosch»
(3).
Tanto el marido como la mujer, pero en especial la segunda,
hubieron de ser muy solicitados al objeto de apadrinar actos religiosos de
las clases precitadas; desde el instante que sus dos nombres aparecen
escritos con alguna repetición, para el aludido fin, en las inserciones del
Libro Sacramental primero.
Francisco Gisbert y Ana Benedito otorgaron actos de última
Voluntad: aquél, ante Narciso Juan Albiol, en 19 de Julio de 1580, y ésta,
en presencia del notario indicado en el penúltimo párrafo, el día 1 de
Febrero de 1609: actos de postrera Voluntad, cuyas publicaciones se
efectuaron por los dos fedatarios públicos, en 29 de Septiembre de 1581
y 11 de Marzo de 1610, respective (4). Es imposible determinar, con
evidencia, el día de la muerte del esposo; si bien resulta sencillo deducir,
por cuanto se acaba de exponer, que el suceso acontecería con escasa
anticipación a la primera de las dos más próximas datas: el del
fallecimiento de la esposa, o, por lo menos, el de su entierro,
conocérnoslo con precisa exactitud, merced a lo legible en la parte
siguiente de un ítem, tomada del que, en su totalidad, consta extendido,
en el Segundo Libro de Sacramentos (5).
Angela Benedito
y de Gisbert
(2)
A 20 (Febrero) 1610 sotarri a Angela Benedito
y de Gisbert v.a (viuda) tes. per Valles not.......
Escritura de 18 de Enero de 1623, ante el notario de Castellón, Jaime Castellet,
inserta en los Cabreos del Priorato de Montesa, de Burriana, fol. 58
(3)
Otra escritura de los propios notario, data y Cabreos, fol. 55 v.t°.
(4)
Escrituras mencionadas en las dos anteriores notas
(5)
Fol. 96.
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Hijo de F. Vives Mora, 1922.
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A causa de graves discrepancias entre sus herederos, o debido a otras
dificultades serias de índole ignorada ahora, debieron ser laboriosas, en
extremo, las operaciones divisorias de las herencias, a los cónyuges
correspondientes; pues, hasta el 18 de Enero de 1623, no consiguieron
ponerse de acuerdo los interesados en ellas para otorgar la oportuna
escritura pública, que, en idéntica, fecha, autorizó, el desde antes de
ahora conocido notario de Castellón de la Plana, Jaime Castellet (1).
Y aun cuando se han logrado obtener los detalles Variados, y de
algún interés, como se ha visto, alusivos a los dos consortes de que en el
actual momento se trata, son nulos, en número, los existentes en el
Archivo de la Parroquia con relación a sus cuatro hijos, Vicente,
Sebastián-Jerónimo, Juan y Francisco; y muy reducidos, los que afectar
pueden a Pedro-Luis y José'Pascual; de ordinario, citados, con los
nombres exclusivos de Pedro y José respective.
Del Pedro, sabemos, con plena certeza, que contrajo dos veces
matrimonio: la primera, con Jerónima Peixó o Peiró; y la segunda, con
Úrsula Reula (2). De estas postreras nupcias parece qué no hubo
descendencia: de aquéllas, nacieron cinco hijos, cuyos nombres y días de
sus bautizos, son;
Francisco-Ignacio, en 2 de Febrero de 1698 (3).
Pedro-Juan, en 3 de Diciembre de 1604 (4).
Águeda-Magdalena, en 6 de Febrero de 1607 (5).
Sabina-Jerónima, en 1 de Abril de 1609 (6).
(1)
Documentos alusivos al Priorato de Montesa, en Burriana, que se citan en pasadas
notas
(2)
Tomo de Cláusulas testamentarias, pág. 39; y testamento de Pedro, autorizado por
Fabián Lloréns en 12 de Octubre de 1629, existente en su protocolo de los años 1627 y
1629, fol. 150.
No obstante que en este acto de última voluntad, y en el tomo de Cláusulas
testamentarias, donde se copia una del mismo—la antes citada—se denomina a la
primera mujer Úrsula, creemos que ha de ser sustituido aquel nombre por el de
Jerónima. Con el anterior se la designa en el testamento de su hija Magdalena, y en
documento suelto señalado con el número 88, escrito y suscrito por el propio Pedro
Gisbert en 23 de Diciembre de 1627. Pudo, también, denominarse, Jerónima-Ursula o
Ursula-Jerónima.
(3)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 139 vuelto
(4)
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 17
(5)
Idem, fol. 21.
(6)
Idem, fol. 25 vto.
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Úrsula, en 18 de Julio de 1615 (1).
En 12 de Octubre de 1629, día del testamento otorgado por Pedro
Gisbert, ante el notario Fabián Lloréns de S.t Esteve (2), sólo existían de
los cinco mentados hijos, según se desprende de dicho acto de postrera
Voluntad, la llamada Agueda-Magdalena, o simplemente Magdalena,
mujer, a la sazón, de Antonio Moreno; y la de nombre Sabina, casada,
también entonces, con Mateo Abella.
El padre de las dos señoras, a quien se titula procer y conciliario en
escritura autorizada por Valles en 6 de Marzo de 1610 (3), terminó su
vida en Burriana el día 13 de Octubre de 1629 (4), es decir, al siguiente
de haber otorgado su disposición testamentaria.
De su hermano José Gisbert, cónstanos, con seguridad, que contrajo
dos Veces matrimonio: una, con Angela Peixó o Peiró, en 17 de Mayo de
1604 (5), y otra, con Jerónima Gozalbo, en 2 de Octubre de 1611 (6). Al
parecer, murió sin-descendencia de sus primeras nupcias con Angela;
pero de las celebradas con Jerónima, nacieron, a lo menos, los cuatro
hijos a continuación anotados con los dias de sus respectivos bautizos:
María-Angela, en 6 de Septiembre de 1612 (7). Francisco-José, en
19 de Febrero de 1615 (8). Francisco-Vicente, en 14 de Enero de
1618 (9). Pedro-Buenaventura, en 14 de Julio de 1619 (10).
MAGDALENA VICIANA TARRAGO
Esta cuarta hija de D. Martín de Viciana, casó en 1570 con Sebastián
MitjaVila, Migavila o Michavila; y en el asiento de la celebración del
matrimonio figuran, en concepto de testigos, su padre y el Baile local,
Juan Senmartí o de Sentmartí.
(1)
Idem, fol.37.
Protocolo y tomo de cláusulas referidos, fol. 150 y pág. 29, respective
(3)
Su Protocolo en 1610, sin foliar
(4)
Tomo de Cláusulas testamentarias, pág. 39
(5)
Segundo Libro de Sacramentos, fol. 71 v.to.
(6)
Idem, fol. 77.v.to
(7)
Idem, fol. 34 v.to.
(8)
Idem, fol. 42
(9)
Idem, fol. 51 v.to.
(10)
Idem, fol. 55 v.to
(2)
FORNER TICHELL, V., Familia de los Viciana: (estudios histórico-críticos), Valencia,
Hijo de F. Vives Mora, 1922.
422
Véase el ítem, donde, en sustancia, todo ello, y más se consigna:
migauila
«Die eade (6 Marzo de 1570) Ego Bartolomeus rossanes
vicarius perpetuus dicte eclesie con-junxi in matrimoniu Sebastianu
mitjauila et magdalena Vissiana testes fuerut Magnificj Joannes senmarti
et martinus de visiana die 17 Nouebris 1570 data fuit illis benedictio» (1).
Del matrimonio, instalado en casa sita en la Calle de Pagolet o
Pujolet, nació una hija a la que se puso por nombre, Narcisa; pues,
aunque se desconoce el acta de su bautizo, quedan con facilidad
comprobados su nacimiento y nombres, con la inserción que sigue,
tomada de la Memoria de 1581 (2) parecida a la existente en la de 1580
(3):
CARRER DE PUJOLET
C
+ Sebastian Migauila
+ Magdalena muller.
+ Arcisa filia donzella (4).
Sin contar con las indicadas nupcias, contrajo otras, Magdalena, en
tiempo a ellas anteriores, acreditables, no por el acta de su celebración, ni
por asiento de las consabidas Memorias, sí que por el contenido de un
importante ítem, relacionado con bautizo, cuya fecha corresponde a la de
24 de Marzo de 1575. En dicho
(1)
Primer Libro de Sacramentos, fol. 70, núm. 22 de la Sección de matrimonios.
Aunque de facilísima comprensión el acta, traducírnosla, sin embargo, al pie de la letra
por si alguno de los lectores desconociera, en absoluto, el idioma latino.
«En el mismo día (6 Marzo de 1570). Yo Bartolomé Rossanes Vicario perpetuo de
dicha Iglesia, uní en matrimonio a Sebastián Mitjavila y Magdalena Viciana; fueron
testigos, el Magnífico Juan Senmarti y Martín de Viciana: en el día 17 de Noviembre les
fue dada la bendición.»
(2)
Idem, fol. 130
(3)
Idem, fol. 123 v.to
(4)
Trátase con extensión, algo después, de la paternidad de esta Narcisa
FORN
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