38 Cómo participar en proyectos europeos y no morir en el intento La participación en estos proyectos tiene muchas ventajas, pero también puede ser una fuente importante de frustraciones y problemas si no se analizan previamente y se es conscientede los retos que se afrontan al participar Por Juan Sagarna, Director de Servicios, Calidad e Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias de España. Ingeniero Agrónomo y PMI certificado. calidad / I+D+i S on muchas las organizaciones del sector agrario y agroalimentario que participan en proyectos europeos. Proyectos LIFE relacionados con buenas prácticas medioambientales en la agricultura y la reutilización de subproductos en la industria agroalimentaria, proyectos INTERREG basados en la colaboración entre regiones europeas limítrofes, son ejemplos habituales de iniciativas que permiten extender hacia las empresas, o los asociados, nuevas tecnologías y procedimientos. Con un mayor acento en el desarrollo de conocimientos, los proyectos europeos de innovación e investigación se agrupan ahora en el programa Horizon 2020, el más potente instrumento financiero comunitario después de la Política Agraria Común. La participación en estos proyectos supone muchas ventajas, como el acceso a fondos comunitarios, la colaboración estrecha con universidades, empresas y organizaciones con intereses similares, la adquisición de capacidades por parte del personal participante… Pero también puede ser una fuente importante de frustraciones y problemas si no se analizan previamente y se es consciente de los retos que se afrontan al participar. En esta serie de artículos abordaremos los principales estadios del ciclo de vida de un proyecto, según los principales estándares de gestión de proyectos PMBOK, ISO 21500 (Inicio-Planificación-Ejecución-Control y Cierre), analizando para cada uno de ellos las principa- les necesidades y capacidades que tiene que poner en liza una organización para asegurar una llegada a buen puerto sin sobresaltos. Aunque este artículo se enfoque desde el punto de vista de un coordinador de un consorcio, la lectura del mismo es muy recomendable también para un socio sin responsabilidades de coordinación y le ayudará a comprender los entresijos de la gestión de un proyecto, su utilidad y también cómo encaja dentro del mismo. La idea y el director del proyecto Lo primero que hay que tener bien claro es que las buenas ideas no hacen buenos proyectos, son necesarias muchas otras cosas, como una buena planificación, una buena selección de aliados, tanto internos como externos, y especialmente ser muy conscientes y comprometidos con los logros que se pretenden obtener. La idea puede surgir de una problemática concreta, de la visión de una oportunidad, de una convocatoria temática específica, cesarios para desarrollar la idea hasta el lanzamiento de la propuesta. Esta persona puede ser personal interno de la organización, con la formación y experiencia adecuada, o bien es posible acudir a los servicios de profesionales o empresas externas. Es de señalar que esta última opción, aunque más cómoda, no disminuye para nada la absoluta implicación de la organización si se quiere tener éxito en la presentación de la propuesta. En organizaciones más acostumbradas a la gestión de proyectos, existe otra figura superior a la del director del Proyecto, puesto que dirige a éstos en un programa compuesto por distintos proyectos que comparten áreas de trabajo o recursos. Este se denomina director de Programa (Program Manager) si se trata de una persona o Project Management Office si se trata de un departamento de asistencia. En estos primeros estadios es momento de que el director del Proyecto elabore la primera planificación, de las varias que tendrá que desarrollar cada vez con mayor concreción, extensión En proyectos europeos no solo se compite contra sí mismo, sino contra cientos de propuestas internacionales etc. La idea tiene que ser respaldada o promovida desde un cargo de suficiente responsabilidad en la organización, frecuentemente el director general, que actúa como Sponsor o promotor del proyecto. Este cargo designa a un director del Proyecto (Project Manager) de su confianza y le otorga los poderes y recursos ne- y detalle. Conviene que plasme esos primeros esbozos en cuanto a alcance del proyecto, orden de magnitud del presupuesto y potencial de duración en un documento. Asimismo deberá apuntar ya, en el caso de proyectos europeos, las principales restricciones que establece la convocatoria, como fecha límite de presentación, obliga- 39 ciones respecto al número de socios o de países a abarcar, etc. Un esquema normal para este documento sería Justificación, Objetivos, Descripción del proyecto, Requisitos del programa europeo, Recursos Necesarios, Presupuesto aproximado y duración aproximada. Este documento (SOW-Enunciado del trabajo del proyecto) nos servirá con dos importantes objetivos: el primero a nivel interno, pues garantiza que el mandato de la Dirección se corresponda con los términos del proyecto y nos permita continuar en esa línea. El segundo es quizás más importante y es dar a conocer a las partes interesadas externas (stakeholders) el contenido del proyecto y las asunciones con las que se trabaja en ese momento. Los agentes interesados La mayoría de los programas europeos están enfocados a la creación de consorcios multinacionales que justifiquen la participación y financiación de la Unión Europea. La primera planificación habrá servido al director de Proyecto para definir qué tipo de organizaciones y de qué países necesita en el consorcio que lanzará la propuesta. La actividad más importante en este momento es identificar, por lo tanto, a esos aliados que pueden participar en el consorcio. Las partes interesadas en un proyecto europeo se pueden encuadrar a menudo en las siguientes categorías: • La Unión Europea. Juega el papel de cliente, y como tal es la parte fundamental a la que hay que convencer y satisfacer. Su interés en este momento por nuestra propuesta es mínimo, puesto que a los programas europeos se presentan multitud de solicitudes, y su influencia máxima puesto que seleccionan entre estas a los proyectos que se ejecutarán con sus fondos. • Socios del proyecto. Con gran interés e influencia en el proyecto y con los cuales hay que trabajar desde fases iniciales identificando sus requisitos para participar en la propuesta y también sus expectativas. Tiene que producirse una buena comunión entre las habilidades y recursos que están dispuestos a aportar al proyecto y a su vez lo que van a obtener. • Partes Objetivo del Proyecto. Son los principales beneficiarios del proyecto, aunque en esta fase ni siquiera lo saben. En proyectos europeos del ámbito agroalimentario pueden ser agricultores, la población rural, empresas agroalimentarias, la fauna y flora local, etc. • Otros agentes de influencia. Incluso sin actuar de forma directa juegan un papel relevante para garantizar el éxito del mismo. Pueden ser empresas operadores en el mercado en el que se desarrolla el proyecto, proveedores de tecnología clave o de servicios relevantes, por ejemplo. Muy habitualmente en este grupo se encontrarán también las autoridades y administraciones con competencias relacionadas. Es necesario tenerles en cuenta identificando si pueden ser obstáculos del proyecto o catalizadores. En todo caso es muy recomendable informarles del proyecto y obtener su apoyo a través de una carta de apoyo (letter of support). De todas estas partes interesadas, es necesario recopilar sus intereses y expectativas. La satisfacción de éstas durante el transcurso del proyecto, es un elemento crucial que garantiza un devenir del proyecto sin conflictos. Una herramienta muy útil, y que se diseña en esta fase, es la redacción de una estrategia de gestión de los interesados. En este momento la tentación es pensar solo en los agentes más implicados, los miembros del consorcio, puesto que lo más importante parece la elaboración de la propuesta. Sin embargo es peligroso no tener en cuenta a los otros interesados que pueden ser cruciales para una ejecución exitosa. y planificar con suficiente antelación el tiempo y los recursos de los que se disponen. La elaboración de una propuesta fácilmente puede ocupar a dos personas a tiempo completo durante dos meses. La organización tiene que ser consciente del coste de este esfuerzo y de su destino incierto, puesto que no existe ninguna garantía de éxito. En proyectos europeos no solo se compite contra sí mismo, sino contra cientos de propuestas internacionales. Como última barrera antes de iniciar con total intensidad los trabajos de redacción de la propuesta es conveniente analizar el Caso de NegocioBusiness Case que supone el proyecto. Una vez asumido el riesgo y el trabajo del equipo en la propuesta como un coste, la organización y todos los miembros del consorcio deben analizar la rentabilidad (en términos económicos, y otros si se quiere) del proyecto si es concedido. La financiación de los proyectos europeos puede variar desde el 60% del total de costes elegibles como es el caso del LIFE, el 75% en los interreg, hasta el 100% en muchos casos para el nuevo Horizon 2020. En el cálculo de viabilidad deben entrar necesariamente otros conceptos como los costes indirectos, el desglose entre costes de personal y otros costes, etc. En el próximo capítulo abordaremos la planificación del proyecto, metodología que servirá tanto para el cálculo y definición de la memoria técnica de la propuesta, como para su transformación en el Plan de Dirección del Proyecto si la anterior resulta seleccionada La propuesta Todo está listo para que comencemos a elaborar la propuesta. Todos los programas europeos cuentan con normas para la elaboración de la misma, que incluyen plantillas, instrucciones detalladas y, por supuesto, la base normativa donde se sustentan. Además, definen las reglas de evaluación, o criterios que los evaluadores van a utilizar para «puntuar» la propuesta y finalmente decidir si es merecedora de una subvención pública. Es necesario incorporar esta información como requisitos del proyecto cooperativas agro-alimentarias de España