REVISTA CLÍNICA DE MEDICINA DE FAMILIA Publicación Oficial de la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria SCAMFYC Dionisio Guardiola, 16, 4º D 02003 Albacete Telf. y Fax 967 50 79 11 Correo electrónico: [email protected] Editor: Jesús D. López-Torres Hidalgo Editor Asociado: José Mª del Campo del Campo Secretaria de Redacción: Clotilde Boix Gras Comité editorial: Francisco López de Castro Vicente Martínez Vizcaíno Francisco Escobar Rabadán Juan Manuel Téllez Lapeira Belén Martín Agueda José Luis del Burgo Fernández Antonio Alberto León Martín Alejandro Villena Ferrer Ignacio Párraga Martínez ISSN: 1699 – 695 X Dep. Legal: AB-292-2005 Publicación cuatrimestral con tres números al año. Correspondencia: Dionisio Guardiola, 16, 4º D 02003 Albacete Telf. y Fax 967 50 79 11 Correo electrónico: [email protected] © Copyright 2005 Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria. Pedro Abizanda Soler José Mª Alonso Gordo Julio Ancochea Bermúdez Jesús Buendía Bermejo Julio Carbayo Herencia José Conde Olasagasti David de Diego Sierra Carmen Fernández Casalderrey Jesús Galiana Gómez del Pulgar Francisco Giner Zaragoza Concepción Lázaro Bermejo Mª Ángeles Lloret Callejo José Martínez Pérez Antonio Medina Alarcón José Manuel Morales Cano María José Nadal Blanco Ramón Perales Pardo Javier Rodríguez Alcalá Gustavo Rodríguez Roca Mª Lourdes Sáez Méndez Ignacio Sánchez Fernández José Saura Llamas Jesús Tornero Molina Consejo Asesor: Miguel Aguirre Sánchez-Covisa Javier Alonso Moreno Mariano Arévalo González Carmen Cabezas Peña Mª José Castillo Ros Diego Contreras Sánchez Juan Antonio Divisón Garrote Clotilde Fernández Olano José Gallego Fernández-Pacheco Javier Gómez Colomer Jorge Lema Bartolomé José Ramón Loayssa Lara Javier Massó Orozco Mercedes Méndez Llatas Antonio Moya Bernal Juan Fermín Ordoño Domínguez José Ignacio Peregrín González José Luis Rodríguez Martín Manuel Rodríguez Zapata Fernando Salcedo Aguilar Mairena Sánchez López Antonio Segura Fragoso Antonio Yuxta Izquierdo Gema Alejandre Lázaro Aurelio Álvarez Prado Tomás Artaza Varasa Alfredo Cabrejas Sánchez José Manuel Comas Samper Rafael Cuena Boy Eduardo Escario Travesedo Olga Fernández Rodríguez Joan Gené Badia Juan Carlos González Brasero Máxima Lizán García Mª Ángeles López Verdejo Antonio Mateos Ramos Julio Montoya Fernández Rafael Muñoz Sánchez-Villacañas Ramón Orueta Sánchez Alicia Pérez-Hervada Payá Luis Rodríguez Padial Adoración Romero Sáiz, Antonio Salinas Sánchez José Luis Santos Gómez Montserrart Solera Martínez Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria Presidente: Alejandro Villena Ferrer Vicepresidentes: José Mª del Campo del Campo Fernando Salcedo Aguilar Enrique González Hidalgo Dolores Retuerta García Natalia Vallés Fernández Secretaria: Nazaret Maldonado del Arco Tesorero: Ignacio Párraga Martínez Encarnación Cuesta Vizcaíno José Luis Fortes Álvarez Teresa Butrón Gómez Gemma Alejandré Lázaro Jesús Buendía Bermejo Vocales: Belén Martín Agueda Adoración Romero Sáiz Javier Rodríguez Alcalá Antonio Alberto León Martín Miguel Ángel Martínez Sánchez REVISTA CLÍNICA DE MEDICINA DE FAMILIA ISSN: 1699 - 695 X Rev Clin Med Fam. Vol. 2. Núm. 5 - 1 de Octubre 2008 SUMARIO Editorial 196 Nuevas perspectivas de la Investigación en Atención Primaria en Castilla-La Mancha J. López-Torres Originales 199 206 210 Tasa de Derivación y factores asociados a la Calidad de la Hoja de Derivación en Atención Primaria P. Franquelo, D. García, P. Moya, J. Lema, J. Buendía, S. Sáiz Estudio epidemiológico de Salud Bucodental en pacientes con Parálisis Cerebral U. Sáez, I. Castejón, A. Molina, M. Roncero Voluntades Anticipadas vs. Instrucciones Previas o Testamento Vital en Atención Primaria de Salud F. Angora Artículos Especiales 216 226 ¿Qué determina la elección de una Especialidad en Medicina? F. Escobar, J. López-Torres Psicoterapia de Apoyo en Atención Primaria M.P. Ordóñez Revisión de Guías Clínicas 236 244 Crisis Hipertensivas D. Caldevilla, J. Martínez, L.M. Artigao, J.A. Divisón, J.A. Carbayo, J. Massó EPOC en el adulto mayor: control de síntomas en consulta del Médico de Familia R.E. Guzmán Un paciente con... 250 Calambres musculares en los miembros inferiores J.L. del Burgo Cartas al Editor 254 255 Frente al Tabaquismo. A. García I Jornadas de la Asociación Castellano Manchega de Cuidados Paliativos (ASCAMPAL) Normas de Publicación REVISTA CLÍNICA DE MEDICINA DE FAMILIA ISSN: 1699 - 695 X Rev Clin Med Fam. Vol. 2. Núm. 5 - 1 de Octubre 2008 CONTENTS Editorial 196 New Perspectives of Research in Primary Care in Castilla-La Mancha J. López-Torres Original articles 199 206 210 Influence of the primary care physician in the quantity and quality of referrals to Specialist Services P. Franquelo, D. García, P. Moya, J. Lema, J. Buendía, S. Sáiz Epidemiological study of dental health in patients with cerebral palsy U. Sáez, I. Castejón, A. Molina, M. Roncero Early Wills vs. Previous Instructions or Living Wills in Primary Care F. Angora Special articles 216 226 What determines the choice for a specific speciality in Medicine? F. Escobar, J. López-Torres Psychotherapy Support in Primary Care M.P. Ordóñez Practice Guideline Reviews 236 244 Hipertensive crises D. Caldevilla, J. Martínez, L.M. Artigao, J.A. Divisón, J.A. Carbayo, J. Massó Chronic Obstructive Pulmonary Disease in the elderly: control of symptoms in the GP’s clinic R.E. Guzmán A patient with... 250 Leg cramps (Preliminary observation: beneficial effect of Trimetazidine) J.L. del Burgo Letters to the Editor 254 About smoking A. García 255 I meeting of the Association Castellano-Manchega of Paliative Care (ASCAMPAL) Notes to Contributors EDITORIAL Nuevas perspectivas de la Investigación en Atención Primaria en Castilla-La Mancha La investigación permite obtener nuevos conocimien- tos y debe servir para resolver problemas no resueltos previamente. En Castilla-La Mancha dicha tarea ha presentado tradicionalmente cierto retraso, tanto en recursos destinados a I+D como en resultados obtenidos. Aunque en los últimos años hemos asistido a un desarrollo progresivo de nuestros equipos de investigación, contribuyendo decisivamente el aumento de presupuestos, tanto de origen estatal como de la propia Comunidad Autónoma, sin embargo, aún se pueden identificar algunas deficiencias como ausencia de estrategias o de evaluación sobre la relevancia y calidad de la investigación. Por desgracia, existe cierto distanciamiento entre la actividad de muchos investigadores, con frecuencia alejados de la asistencia, y el ejercicio profesional, centrado en resolver los problemas del día a día. En Atención Primaria somos plenamente conscientes de la disparidad existente entre los esfuerzos hacia los que se dirige el grueso de la investigación científica y los problemas de salud más prevalentes. Como consecuencia, la investigación en Atención Primaria no recibe, con frecuencia, el apoyo que merecería por parte de los principales organismos públicos de investigación. Aunque en numerosos pronunciamientos y discursos la investigación en este campo es calificada como una actividad del máximo interés, es evidente que este tipo de investigación se enfrenta a un ambiente poco propicio dentro de la comunidad científica. Es fundamental, por tanto, aparcar las declaraciones algo “hipócritas” sobre la importancia de la investigación en Atención Primaria cuando no se invierten suficientes recursos en su promoción y desarrollo. Es muy probable que, al menos en Castilla-La Mancha, este escaso apoyo se modifique en los próximos años. Concienciarse de su importancia constituye un desafío que exige tiempo, debiendo comenzar por la propia comunidad científica y, en particular, por los líderes y grupos de investigación clínica. En general, la evolución temporal de los indicadores de impacto y citas recibidas es positiva, mostrando tendencias a mejorar en los años recientes. La evolución del factor de impacto medio de las revistas en que se publica va mejorando con los años. Esto significa que los profesionales de Atención Primaria cada vez publican en revistas de mejor calidad. Probablemente, un factor determinante para avanzar en calidad y cantidad de producción científica en el ámbito 196 de Atención Primaria consistirá en basarse menos en la voluntariedad del profesional y considerar más la investigación como un deber institucional que necesita ser planificado y estructurado. Es deseable que en un futuro próximo esté definida en nuestro Servicio de Salud la categoría profesional de Investigador Científico con vinculación laboral estable. De lo contrario, no será posible la consolidación de este colectivo de profesionales y el desarrollo de su carrera profesional, perdiéndose la posibilidad de que la investigación en atención primaria pueda ser comparable a la de otras disciplinas u otros países europeos. Al respecto, hay que destacar la reciente incorporación a la Gerencia de Atención Primaria de Albacete de un Grupo de Investigación en Prevención Clínica, en el área temática de Servicios de Salud, a través de un convenio específico de colaboración entre el Instituto de Salud Carlos III y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha en el Programa para favorecer la incorporación de grupos de investigación en las instituciones del Sistema Nacional de Salud y en el marco de la estrategia nacional de ciencia y tecnología con horizonte 2015. En un futuro inmediato el Programa de Intensificación de la actividad investigadora del Instituto de Salud Carlos III también deberá incluir a investigadores del ámbito de Atención Primaria de nuestra Comunidad. Esto permitirá liberar de manera parcial de las tareas asistenciales a los investigadores principales de proyectos de investigación, de forma que puedan compatibilizarlo con las tareas asistenciales. La intensificación de la investigación puede ser un buen incentivo para incrementar la dedicación a la actividad de investigación. En la investigación científica hay que establecer prioridades, ya que los recursos siempre son limitados. Es una gran responsabilidad que los que dirigen las instituciones sanitarias y académicas deben asumir de una forma decidida. En el entorno de la salud, aunque el planteamiento de objetivos es deseable, fácilmente se incurre en el denominado modelo de priorización «incremental», según el cual, cuando se decide que un problema es prioritario, simplemente se añade a los que ya lo eran previamente. En ocasiones los gestores de los centros sanitarios han considerado que investigar es una decisión y también un problema de los investigadores, limitando su papel a los aspectos burocráticos que solicitan las agencias financiadoras, a gestionar pagos y a reclamar una relación nominal de artículos para su inclusión en la memoria anual del centro. Una situación bien disREV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 196-198 EDITORIAL Nuevas perspectivas de la Investigación... López-Torres J. tinta es la introducción efectiva de la labor investigadora en los contratos de gestión de los centros sanitarios. En las últimas décadas varios elementos han sido cruciales para el desarrollo de la investigación en Atención Primaria: la creación de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, el desarrollo de importantes sociedades profesionales como SEMFYC, SEMERGEN o SEMG y la publicación de revistas científicas como Atención Primaria. Todo ello ha contribuido a definir un área de conocimiento propio de la atención primaria y la medicina de familia. Así, la atención primaria y sus médicos de familia se encuentran en una situación privilegiada para la actividad investigadora: cuentan con un área de conocimiento propio y un ámbito de atención específico, centrado en el paciente y en la continuidad de sus cuidados. Reconocer este perfil es clave para centrar las acciones en investigación y generar conocimiento en el primer nivel asistencial. A su vez, diversos factores intervienen impidiendo un mayor desarrollo de la investigación biomédica en atención primaria: el envejecimiento de las plantillas, con la consiguiente disminución de ilusión y estímulo, la elevada presión asistencial en los centros de salud, que obligadamente reduce el tiempo y la energía de los médicos de familia para dedicarse a la investigación, y la devaluación actual del currículum científico, insuficientemente considerado para la provisión de plazas, constituyendo, pues, un elemento desmotivador y escasamente rentable para su promoción profesional. A pesar de haberse producido a lo largo de los últimos años una auténtica explosión de nuevos conocimientos en el campo de la biomedicina, sólo una pequeña proporción se ha aplicado a los progresos en el diagnóstico, el pronóstico, la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Esta disociación implica la necesidad de “aplicar” los nuevos conocimientos, lo cual se va imponiendo poco a poco y, de hecho, la investigación que se realiza hoy en día en los centros de atención primaria es creciente en cantidad y calidad, a pesar de que la organización y la puesta en marcha de las tareas investigadoras son difíciles y son necesarias una firme voluntad y una buena dosis de imaginación. En su conjunto, y especialmente en atención primaria, las actividades de investigación deben centrarse en las necesidades sociales y sanitarias de la población, demostrando ante ésta una mayor responsabilidad. La actividad científica debería ser una condición para mejorar la calidad asistencial de nuestro sistema sanitario. Para ello, no basta con valiosos profesionales en centros especiales con recursos suficientes. La investigación debe ser una parte del trabajo del médico asistencial y debería ser responsabilidad de las autoridades sanitarias facilitar recursos y exigir a la dirección de cada centro que los profesionales desarrollen una actividad científica como REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 196-198 parte de sus responsabilidades. La futura creación de unidades de apoyo a la investigación en cada una de las áreas sanitarias de Castilla-La Mancha potenciará estas actividades, proporcionando el soporte metodológico necesario y contribuirá a que los médicos de familia puedan colaborar con otros investigadores, expertos en estadística, epidemiología y otras disciplinas, para desarrollar proyectos conjuntos y dirigidos a las necesidades reales de los pacientes. La investigación cooperativa con otros grupos y organizaciones de investigación de otros ámbitos asistenciales es fundamental, pues la salud y las enfermedades no son exclusivas de ningún ámbito asistencial u organización. Un buen ejemplo de colaboración, en este sentido, ha sido la incorporación en Albacete de algún investigador de Atención Primaria a una de las 40 unidades de investigación clínica del primer Consorcio de Apoyo a la Investigación Biomédica en Red (Caiber) que comenzará a funcionar en enero de 2009 en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. Una excelente ocasión para la participación de los médicos de familia en las actividades de investigación va a ser la próxima configuración de dos Institutos de Investigación en Castilla-La Mancha acreditados por el Ministerio de Sanidad y Consumo. El principal objetivo del Programa de Acreditación de Institutos de Investigación Sanitaria es aproximar la investigación básica y clínica, y en dicha tarea Atención Primaria debe jugar un papel relevante, pues se trata, en definitiva, de favorecer una importante masa crítica de científicos de tipo multidisciplinar y de facilitar el aumento de los recursos humanos, infraestructuras y nuevas tecnologías para ampliar y consolidar la calidad y cantidad de los equipos y líneas de investigación. La investigación en Atención Primaria puede quedar relegada a un segundo plano si no hay una voluntad y una sensibilidad especial para fomentarla dentro de los Institutos. Los grupos de investigación de Atención Primaria deben poder participar en las estructuras directivas y científicas en igualdad de condiciones que los otros grupos, y los institutos deben fomentar políticas de promoción de la investigación en Atención Primaria. Por otra parte, las sociedades científicas no deberían limitarse a ser un foro de presentación de los trabajos de sus asociados, sino que deberían participar en un debate social sobre las responsabilidades de los centros sanitarios, sus directivos y sus profesionales, entre las que se incluye el progreso científico. Las sociedades profesionales de Medicina Familiar deben apoyar y participar en la creación de escenarios apropiados para la investigación. Constituye un buen ejemplo de colaboración entre sociedades científicas y servicios de salud la reciente puesta en marcha de un proyecto de investigación multicéntrico en Castilla-La Mancha dentro de un convenio de colaboración entre SESCAM y SCAMFYC 197 EDITORIAL Nuevas perspectivas de la Investigación... López-Torres J. (Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria). Un aspecto importante debería ser la incentivación de la investigación clínica en los profesionales. La participación de los médicos con actividad asistencial en el campo de la investigación no sólo determina una mejor calidad de su práctica médica, sino que previene el desgaste profesional, el cual representa una amenaza para la salud de los médicos y del sistema sanitario. Una mayor inversión económica ayudará a aumentar en calidad y cantidad la producción científica. En el recientemente aprobado Plan de Investigación en Ciencias de la Salud 2008-2010, elaborado por la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha y encuadrado en el Plan Regional de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación (Princet) del Gobierno de Castilla-La Mancha, se prevé, entre otras actuaciones, impulsar el reconocimiento profesional de los científicos que desarrollen su labor en la Sanidad pública e impulsar la formación de profesionales en este campo y la gestión de los proyectos científicos. Dicho Plan, que prevé el desarrollo de tres líneas estratégicas relacionadas con la coordinación de la actividad investigadora, el fomento de la investigación y su financiación y gestión, dispondrá de un presupuesto para los próximos tres años de 148 millones de euros. En definitiva, el Plan supone un decidido relanzamiento de la investigación en Ciencias de la Salud en CastillaLa Mancha que no puede ser ajeno a lo que sucede en Atención Primaria. BIBLIOGRAFÍA 1. Artells JJ. Estrategia y asignación de recursos en la investigación biomédica. Gac Sanit 2000; 14:391-397. 2. Balagué M, Valderas JM, Bolívar B. Oportunidades y aspectos organizativos de la investigación en atención primaria. Med Clin (Barc) 2007; 128:711-4. 3. Bolívar B. Investigación cooperativa y medicina de familia. Aten Primaria 2007; 39:461-3. 4. Bruguera M. ¿Está en crisis la investigación clínica en los hospitales españoles? Med Clin (Barc) 2001; 117: 625-626. 5. Camí J. Priorización de la investigación biomédica: implicaciones para la investigación en salud pública y servicios sanitarios. Gac Sanit 2000; 14:327-329. 6. Camí J. Evaluación de la investigación biomédica. Med Clin (Barc) 2001; 117: 510-513. 7. Gelijns AC, Rosenberg N, Moskowitz AJ. Capturing the unexpected benefits of medical research. N Engl J Med 1998; 339:693-8. 8. Green M. Clinical research. Br Med J 1992; 305: 1081-1085. 9. Peiró S, Artells JJ. La gestión de la investigación en los centros sanitarios. Una exploración mediante la técnica de grupo nominal. Gac Sanit 2001; 15: 245-250. 10. Rodés J. El presente y futuro de la investigación biomédica en España. Rev Clín Esp 2001; 201: 431-435. 11. Rozman C. Reflexiones sobre la investigación biomédica en España Med Clin (Barc) 2003; 120:19-23. 12. Sánchez-Celaya M. El compromiso de investigar en Atención Primaria. AMF 2008; 4:294-5. 13. Segura A. Investigación en Atención Primaria en Castilla-La Mancha. Rev Clin Med Fam 2008; 2:117-24. Muchas de las preguntas sobre los problemas de salud más prevalentes en la población sólo pueden responderse mediante la investigación realizada en el ámbito de la Atención Primaria de Salud. A su vez, los futuros investigadores no deberán olvidar que el principal objetivo de su actividad será favorecer el interés del enfermo para proporcionarle una vida más larga y mejor. Jesús López-Torres Hidalgo Editor de Revista Clínica de Medicina de Familia 198 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 196-198 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores asociados a la Calidad de la Hoja de Derivación en Atención Primaria Pablo Franquelo Moralesa, David García Mateosa , Pablo Moya Martínezb Jorge Lema Bartoloméc, Jesús Buendía Bermejod, Sagrario Sáiz Santosd Servicio de Urgencias. Hospital Virgen de la Luz. Cuenca. a Centro de Estudios Socio-Sanitarios. CESS. Cuenca. b Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria. Cuenca. c Médico de Familia .Centro de Salud Cuenca II. Cuenca. d Correspondencia: Pablo Franquelo Morales. Servicio de Urgencias. Hospital Virgen de la Luz, C/ Hermandad de Donantes nº 2 16002 Cuenca. Telf.: 969179900 e-mail: [email protected] Recibido el 24 de junio de 2008. Aceptado para su publicación el 11 de agosto de 2008. RESUMEN Objetivo. 1) Analizar la relación entre la cantidad y calidad de las hojas de interconsulta (IC) y los factores relacionados con el médico de familia (MF). 2) Conocer su distribución por especialidades. Diseño. Estudio descriptivo, transversal. Emplazamiento. Centro de salud urbano de la ciudad de Cuenca. Sujetos. Analizamos un total de 1.214 derivaciones realizadas a través del programa informático de explotación de datos (TURRIANO) por 7 MF, durante el último trimestre del año 2005. Mediciones principales. Se han analizado retrospectivamente las hojas de IC. Recogimos variables asociadas al MF y asociadas a la propia IC (especialidad a la que va dirigida, fecha y calidad). Se establecieron 3 categorías para valorar la calidad de las IC: “mala” (cumplía al menos uno de los criterios “ausencia de motivo de consulta y/o anamnesis de la enfermedad actual” y “ausencia de exploración física y/o exploraciones complementarias”), “aceptable” (presencia simultánea de los dos criterios anteriores) y “buena” (cumplía criterios de “aceptable” más la presencia de al menos uno de los siguientes: antecedentes familiares, antecedentes personales, tratamiento habitual, diagnóstico de sospecha). Resultados. La calidad de las derivaciones fue deficiente en un 68,2%, aceptable en un 11,4%, y buena en un 20,3%. Los servicios a los que más se derivó fueron Traumatología 14,7%, Oftalmología 11,8%, Ginecología 11% y Dermatología 10,1%. La proporción de derivaciones buena/aceptable en las especialidades más demandadas fue: Dermatología 66,7%, Traumatología 29,1%, Otorrinolaringología 23,3%, Ginecología 19,5% y Oftalmología 16,8%. En cuanto a la calidad aceptable/buena de la interconsulta, la variable formación MIR presentó una diferencia estadísticamente significativa (p = 0,03). El 28,6% tenía formación MIR, el 57,1% eran tutores y el 57,1% hombres. Conclusiones. El número de IC realizadas por un equipo de Atención Primaria (EAP) a Atención Especializada (AE) es una referencia de su correcto funcionamiento y de su capacidad de resolución. Encontramos una gran variabilidad en el número de las IC entre los distintos médicos, que no parece justificarse por el número de tarjetas y el volumen de trabajo. Disponer de formación especializada y tutorizar residentes parece relacionarse con mayor capacidad de cumplimentación y calidad de las interconsultas. Palabras clave. Remisión y Consulta. Atención Primaria de Salud. ABSTRACT Influence of the primary care physician in the quantity and quality of referrals to Specialist Services Objective. To analyze the relationship between the quantity and quality of referrals and factors related to the family physician (FP). To determine their distribution by specialities. Design. Descriptive, cross study. Setting. Primary care centre in Cuenca city. Subjects. We analyzed a total of 1,214 referrals, using the software package (TURRIANO), made by 7 family physicians during the last quarter of 2005. Main measurements. Referral forms were analysed retrospectively. We compiled variables associated with the family physician (figure 1) and with the referral itself (speciality to which it is addressed, date and quality). Three categories were established to assess the quality of referrals. Poor quality referrals met at least one of the 2 following criteria “lack of consultation reason (MC) and/or current history of the disease (AD)” and “lack of physical (PE) and/or complementary tests (CT)”. In acceptable referrals, the two previous criteria were present simultaneously. Finally, a referral was evaluated as good if it fulfilled all the criteria for being acceptable plus the presence of at least one of the following: Family history, personal history, routine treatment, diagnosis. Results. We analyzed 1,214 referrals. The quality of the referrals was poor in 68.2%, acceptable in 11.4% and good in 20.3%. The services that most referrals were made to were Traumatology 14.7%, Ophthalmology 11.8%, Gyneacology 11%, and Dermatology 10.1%. The proportion of good/acceptable referrals in the most popular specialities were: Dermatology 66.7%, Traumatology 29.1%, Otolaryngology 23.3%, Gyneacology 19.5% and Ophthalmology 16, 8%. With regard to the acceptable /good quality of the referral only the variable training (MIR) presented a statistically significant difference (p = 0, 03). Of the doctors considered, 28. 6% had MIR training, 57.1% were tutors and 57.1% were male. Conclusions. The number of referrals made by a Primary Health Care team (PC) to Specialist care (SC) is related to correct performance of this team and their ability to solve problems in their daily work. In our study there was a great variability in the number of referrals made by different doctors, which does not appear to be justified by the number of cards and workload. Having specialist training and tutoring residents appears to be associated with a greater capacity and quality completion of referrals. Key words. Referral and Consultation. Primary Health Care. Presentado parcialmente en el VIII Congreso de Atención Primaria de Castilla La Mancha, Albacete junio de 2007, y en el XXVII Congreso SemFYC Valladolid-Salamanca, noviembre del 2007. Primer premio en la categoría de residente en III Premios de Investigación de Atención Primaria, Cuenca, diciembre del 2007. 199 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 199-205 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores... Franquelo P. et al. INTRODUCCIÓN por profesional y día. La Atención Primaria (AP) es el primer punto de contacto de los pacientes con el sistema sanitario. Es objetivo de la misma ofrecer una atención global, integrada, continuada y personalizada a los pacientes1-3. La mayoría de las consultas se resuelven en AP, pero aproximadamente un 5% de las mismas se derivan a atención especializada (AE) hospitalaria3-6. De los pacientes derivados se recogieron: sexo, edad, especialidad a la que fueron derivados, fecha de derivación y una serie de ítems de la hoja de derivación del paciente. Dicha hoja debía ser cumplimentada por los médicos de cada paciente mediante la plataforma informática del SESCAM (TURRIANO), diseñada para la explotación de datos y la gestión administrativa y clínica. Los ítems correspondieron a sí el médico había rellenado o no los siguientes apartados en la HD: motivo de consulta (MC), anamnesis de la enfermedad actual (EA), exploración física (EF), exploraciones complementarias (EC), antecedentes familiares (AF), antecedentes personales (APS), tratamiento habitual (TTO) y diagnóstico de sospecha (DX). Con ellos, y basándonos en la literatura3,5,12,15, se clasificaron las HD en 3 niveles de calidad: deficiente, aceptable y buena (tabla 1). A través de la hoja de derivación (HD) se lleva a cabo la comunicación entre AP y AE, fundamental para proporcionar un nivel aceptable de calidad en la práctica clínica. A pesar de que existen distintos factores que influyen en la calidad y la cantidad de las HD, la relevancia de cada uno de ellos no esta suficientemente estudiada7-9. La progresiva informatización de los servicios sanitarios constituye una herramienta de extraordinaria utilidad en la comunicación entre los distintos niveles asistenciales. Para ello, el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) ha diseñado la plataforma informática denominada TURRIANO10. Incluye una HD en la que se registran Motivo de consulta, Exploración, Aproximación diagnóstica y Plan terapéutico (MEAP). Son numerosos los estudios sobre derivaciones desde AP a AE3,11-15, pero son muy pocos los que están basados en HD informatizadas15. El objetivo del presente estudio es conocer la tasa de derivación (TD) de un “centro de salud” (CS) de la capital de Cuenca y evaluar los factores que influyen en la cantidad y distribución de las derivaciones a AE, así como la calidad de la hoja de derivación. MATERIAL Y MÉTODO Se desarrolló un estudio observacional transversal en un (CS) urbano de la provincia de Cuenca. El equipo del CS constaba de 10 médicos, de los cuales 1 rechazó participar y 2 se excluyeron por asistir únicamente cupos de población infantil. Los 7 que aceptaron lo hicieron voluntariamente. La población de estudio estuvo constituida por todos los pacientes derivados a consultas especializadas y atendidos por dichos médicos durante el periodo de octubre a diciembre de 2005. Se recogieron las variables asociadas al médico: edad, sexo, años de ejercicio profesional, ser tutor de médicos residentes, tener formación MIR, el tamaño del cupo, la presión asistencial y el número de consultas realizadas durante el periodo de estudio. La presión asistencial se calculó como número de pacientes 200 Además, se obtuvo el número de derivaciones realizadas en cada uno de los CS de la ciudad de Cuenca durante el mismo periodo de estudio. En cuanto al análisis estadístico, para las variables cuantitativas se calculó la media ± desviación estándar (DE) y para las cualitativas la proporción e intervalo de confianza (IC) del 95%. Para encontrar diferencias entre los distintos grupos se empleó la prueba T de Student y Chi-cuadrado de Pearson, en función de la naturaleza de las variables. Se desarrolló un análisis de regresión logística por pasos. En el primer paso, mediante el método “enter”, se incluyeron las variables independientes edad y sexo del paciente, así como la variable médico, y en el segundo, mediante el método “stepwise”, cada una de las especialidades a las que se deriva, codificadas como variables de tipo dummy (cero o uno). El objetivo de este análisis fue conocer si un grupo de especialidades permitía explicar la variabilidad en la calidad de las hojas de derivación, realizando un control por las variables confusoras. La variable dependiente fue la calidad de la HD en 2 categorías: aceptablebuena o deficiente. Para el análisis estadístico se han empleado los programas SPSS 14.0 y Epidat 3.1. RESULTADOS Se atendieron 17.441 pacientes, de los cuales 1.161 fueron derivados por primera vez, lo que supuso una tasa de derivación (TD) de 6,66% (IC 95%: 6,28-7,05). El 59,9% de las derivaciones correspondió a mujeres. Por grupos de edad, el 46,3% fueron menores de 45 años, el 26,0% población de entre 45 y 65 años y el 27,6% fueron mayores de 65 años. La TD por médico REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 199-205 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores... Franquelo P. et al. osciló entre el 4,38% y el 10,47%. La edad media de los médicos fue de 48,86 ± 3,23 DE. De ellos, 4 fueron mujeres y 3 hombres. Sólo 2 tenían formación MIR y además fueron mujeres. Cuatro estaban acreditados como tutores de residentes. La media de años de ejercicio profesional fue de 11,01 ± 4,75. El tamaño medio del cupo de los médicos fue de 1.873,14, con un rango de 1.470-2.144. Los 3 médicos varones realizaron el 50,8% de las derivaciones, además 2 de ellos derivaron a pacientes de menor edad (44,42 ± 18,16 DE vs 50,85 ± 19,90 DE; p<0,001). La media de presión asistencial fue de 41,11 ± 10,01 DE. Durante los tres meses de estudio se realizaron una media de 165,85 ± 76,21 DE derivaciones por médico frente a las 143,76 ± 50,51 DE y 111,62 ± 54,73 DE realizadas en los otros 2 CS de la ciudad. Las derivaciones fueron dirigidas a 27 especialidades. En la tabla 2 se muestra la frecuencia y el porcentaje de derivaciones, así como la edad y el sexo de los pacientes. La especialidad a la que más se derivó fue traumatología (14,72%), seguida de oftalmología (11,88%) y ginecología (10,59%). A las que menos se derivó fueron las unidades del dolor (0,08%) y del tabaco (0,25%), planificación familiar (0,25%) y cirugía vascular (0,25%). En 6 especialidades se agruparon el 60,98% de las derivaciones. El porcentaje en que se cumplimentaron los ítems que forman la escala que evalúa la calidad de las HD se muestra en la figura 1. El mayor porcentaje se obtuvo en el ítem motivo de consulta (97,33%) y el menor en antecedentes familiares (0,78%). La media en el porcentaje cumplimentado fue de 35,19 ± 16,65 DE. Se obtuvieron diferencias significativas entre la media del porcentaje cumplimentado para hombres (36,53 ± 16,69 DE) y mujeres (34,30 ± 34,30 DE), pero cuando controlamos por médico sólo aparecieron en 2 de ellos. En cuanto a la media del porcentaje cumplimen- tado por edad del paciente no obtuvimos diferencias significativas. La calidad de las HD fue deficiente en el 67’9% de los casos, aceptable en el 11,6% y buena en el 20,5%. Existieron diferencias entre las HD aceptables-buenas por especialidad (p<0,001), situándose los mayores porcentajes de estas en las especialidades de urgencias hospitalarias (100%), dermatología (66,95%), medicina interna (60%) y cirugía general (55,41%). En cuanto al sexo del paciente, no encontramos diferencias con las HD aceptables-buenas (p = 0,061), aunque sí que hubo un médico (sin formación MIR y no tutor) con un porcentaje significativamente inferior en calidad aceptable-buena de la HD realizada a mujeres (mujeres: 13,4%; hombres: 31,1%; p = 0,01). No hubo diferencias en la edad de los pacientes entre las hojas aceptables-buenas y deficientes (p = 0,984). Ni entre los días laborables de la semana, ni entre los meses (octubre, noviembre y diciembre) hubo diferencias significativas en la calidad de las HD. Cuando controlamos por médico, dos de ellos, varones, sin formación MIR y no tutores, tuvieron un porcentaje significativamente superior de valoraciones aceptables-buenas en el mes de diciembre (37,5% y 36,2%) que en los meses anteriores (0%/22% y 12%/15%, respectivamente). Entre los médicos encontramos diferencias en la calidad de las hojas de derivación (p<0,001). Los médicos mujeres realizaron las hojas con calidad aceptable-buena en un 43,1% y los hombres en un 21,5% (p<0,001). Los médicos con formación MIR fueron mujeres y obtuvieron un porcentaje significativamente superior de calidad aceptable-buena (61,0% vs 23,4%; p<0,001). Entre los que no tuvieron formación MIR no hubo diferencias (hombres: 21,5%; mujeres: 27,2%; p = 0,06). Sí que hubo entre los médicos que eran tutores y los que no (38,6% vs 25,0%; p<0,001) y respecto a los tutores también existieron diferen- DEFICIENTE, sí ausencia de uno de los dos criterios siguientes: Motivo de consulta (MC) y/o anamnesis de la enfermedad actual (EA) Exploración física (EF) y/o exploraciones complementarias (EC) ACEPTABLE, sí presencia de los dos criterios siguientes: Motivo de consulta (MC) y/o anamnesis de la enfermedad actual (EA) Exploración física (EF) y/o exploraciones complementarias (EC) BUENA, sí cumple los criterios de ACEPTABLE y presenta alguno de los siguientes: Antecedentes familiares (AF) Antecedentes personales (APS) Tratamiento habitual (TTO) Diagnóstico de sospecha (Dx) Tabla 1. Niveles de calidad de la hoja de derivación (Modificada de Rodríguez Alcalá FJ, et al.) REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 199-205 201 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores... Franquelo P. et al. Especialidad Frecuencia Porcentaje ( IC del 95%) Edad (Media ± DE) Mujeres % Traumatología Oftalmología Ginecología 171 138 123 14,72 (12,64-16,81) 11,88 (9,98-13,79) 0,59 (8,78-12,40) 48,79 ± 18,85 58,50 ± 20,39 38,45 ± 13,44 57,90 46,40 100,00 Dermatología ORL Cirugía general Digestivo Neurología Salud mental Urología Alergología Rehabilitación Reumatología Neumología Cardiología Endocrinología Unidad de mama Nefrología Geriatría UH Medicina Interna Hematología Cirugía vascular Planificación familiar Unidad de tabaco Unidad del dolor 118 84 74 65 48 47 44 40 35 35 24 23 20 17 15 11 10 5 4 3 3 3 1 10,16 (8,38-11,94) 7,23 (5,70-8,76) 6,37 (4,92-7,82) 5,59 (4,23-6,96) 4,13 (2,94-5,32) 4,04 (2,87-5,22) 3,78 (2,64-4,93) 3,44 (2,35-4,53) 3,01 (1,98-4,94) 3,01 (1,98-4,94) 2,06 (1,20-2,92) 1,98 (1,13-2,82) 1,72 (0,93-2,51) 1,46 (0,73-2,19) 1,29 (0,59-1,98) 0,94 (0,34-1,54) 0,86 (0,28-1,43) 0,43 (0,14-1,00) 0,34 (0,09-0,88) 0,25 (0,05-0,75) 0,25 (0,05-0,75) 0,25 (0,05-0,75) 0,08 (0,00-0,47) 49,16 ± 21,31 51,73 ± 20,58 48,78 ± 19,20 48,67 ± 21,78 56,16 ± 23,01 38,65 ± 16,02 53,72 ± 19,02 37,47 ± 15,43 50,05 ± 17,23 55,02 ± 15,19 50,41 ± 16,03 54,08 ± 19,29 50,55 ± 18,48 46,17 ± 17,49 63,00 ± 9,29 76,54 ± 11,63 53,80 ± 11,52 69,20 ± 11,45 11,50 ± 17,01 49,33 ± 8,32 34,66 ± 10,50 52,66 ± 12,01 69,00 53,40 59,50 50,00 46,00 68,80 61,70 18,20 75,00 57,10 74,30 33,30 47,80 60,00 94,10 66,70 100,00 40,00 60,00 25,00 100,00 100,00 33,33 100,00 Tabla 2. Análisis descriptivo de las Derivaciones por especialidad. IC: intervalo de confianza; ORL: otorrinolaringología; UH: urgencias hospitalarias. cias entre los hombres y las mujeres (21% vs 61%; p<0,001) Finalmente, en el análisis de regresión logística con la variable dependiente calidad de la HD (aceptable-buena o mala) 8 especialidades quedaron en el modelo final, indicando que las HD realizadas a las especialidades de cirugía general y digestivo tenían una menor probabilidad de que su calidad fuera deficiente, mientras que las HD de las especialidades de alergología, neumología, ORL, salud mental, rehabilitación y urología aumentaban esta probabilidad (tabla 4). DISCUSIÓN Encontramos dificultades metodológicas para clasificar la calidad de las HD. Los estudios previos utilizaban un modelo de medición basado en papel, sin el empleo de programas informáticos. Estos solucionan los problemas de ilegibilidad, subjetividad y datos administrativos del paciente y del médico, que aparecen en estudios previos como criterios de calidad6,12,16. Por este motivo, optamos por utilizar una clasificación 202 propia fundamentada en la presencia o no de ciertos apartados en el cuerpo de la HD, que consideramos básicos en cualquier acto médico. Las características sociodemográficas y la TD de la población derivada son similares a las de estudios previos2,6,17-18. Los médicos varones sin formación MIR derivaron más. Los porcentajes de cumplimentación de la HD revelaron que el motivo de consulta (97,33%) y la anamnesis de la enfermedad actual (55,21%) son los más registrados, sin embargo las exploraciones complementarias y los antecedentes familiares tan sólo se registraron en un 7,92% y 0,78%, respectivamente. Esta variabilidad en la cumplimentación puede justificarse porque ciertos apartados como son Antecedentes Familiares o Exploraciones Complementarias no aparecen sistemáticamente y son de difícil registro en la plataforma TURRIANO. En nuestro estudio obtuvimos unos valores de calidad aceptable-buena que supusieron aproximadamente un tercio del total. Aunque no existen estudios previos que utilicen la misma metodología y que nos permitan comparar, sí parece que podemos haber empleado REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 199-205 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores... Franquelo P. et al. Especialidad Traumatología Oftalmología Ginecología Dermatología ORL Cirugía general Digestivo Neurología Salud mental Urología Alergología Rehabilitación Reumatología Neumología Cardiología Endocrinología Unidad de mama Nefrología Geriatría UH Medicina Interna Hematológica Cirugía vascular Planificación familiar Unidad de tabaco Unidad del dolor Total (% aceptables-buenas) Mujeres 24/99 5/64 25/123 42/63 11/50 19/37 8/30 7/33 17/29 0/8 2/30 5/20 9/26 0/8 8/11 6/12 7/16 1/10 5/11 4/4 2/3 1/1 1/3 0/3 0/1 0/1 30,0% Calidad (aceptables-buenas / Total) Hombres 28/72 18/74 37/55 8/34 22/37 11/35 0/15 4/18 10/36 5/15 2/9 2/16 3/12 2/8 0/1 3/5 6/6 1/2 1/3 0/2 35,3% Total (% aceptables-buenas) p 0,059 0,018 0,899 0,919 0,640 0,882 0,136 0,032 0,218 0,871 0,784 0,794 0,061 0,514 0,669 0,148 - 30,41 16,67 20,33 66,95 22,62 55,41 29,23 14,58 44,68 22,73 7,50 28,57 31,43 8,33 47,83 40,00 41,18 26,67 45,45 100,00 60,00 50,00 33,33 0,00 0,00 0,00 32,1 Tabla 3. Calidad de las hojas de derivación por sexo. ORL: otorrinolaringología; UH: urgencias hospitalarias. unos criterios demasiado estrictos de calidad en la HD. Al analizar las derivaciones a ciertas especialidades, se objetiva que no precisan cumplir todos los criterios de calidad, ya que en ocasiones no se requiere de Exploración física y/o complementaria, minimizando así la probabilidad de una mala cumplimentación. Respecto a la calidad en la HD entre especialidades encontramos claras diferencias que se deben sobretodo a la presencia de Exploración física y/o complementarias. No se ha medido la indicación o no de la HD, sobretodo para evitar el componente de subjetividad asociado, aunque sí que consideramos que podría tenerse en cuenta en futuros trabajos sobre el tema. En la bibliografía revisada sobre la calidad de las HD encontramos resultados muy heterogéneos. Los trabajos que emplean la escala propuesta por Irazábal y Gutiérrez, modificada de Morera et al16, muestran porcentajes de calidad buena que oscilan entre el 11,5% REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 199-205 y el 61,9%, y de mala calidad entre el 7% y el 40%, relacionada con la subjetividad a la que se presta este tipo de escalas. En el análisis de regresión logística se ha constatado una menor probabilidad de cumplimentación deficiente en las HD realizadas a las especialidades de digestivo y cirugía general al controlar por médico, sin ser las más derivadas. Probablemente, el dolor abdominal es uno de los motivos de consulta más frecuentemente registrados y que requiere una mayor precisión en el diagnóstico, recurriendo necesariamente a la exploración física y las pruebas complementarias que suele precisar el manejo quirúrgico. Las especialidades a las que se realizaron más derivaciones fueron traumatología, oftalmología, ginecología, dermatología y otorrinolaringología coincidiendo básicamente con los resultados obtenidos en estudios previos3,11-13,19-20. Esta tendencia parece relacionarse con la carencia de recursos en los CS para resolver muchos de los motivos de consulta derivados a especialidades médico-quirúrgicas. 203 ORIGINALES Tasa de Derivación y factores... Franquelo P. et al. Especialidad Alergología Cirugía general Digestivo Neumología ORL Salud mental Rehabilitación Urología OR 9,962 0,381 0,226 2,533 7,580 3,516 4,520 3,055 IC 95,0% para 2,808 0,222 0,143 1,458 1,617 1,431 2,575 1,306 p 35,340 0,654 0,357 4,401 35,521 8,634 7,932 7,146 <0,001 <0,001 <0,001 0,001 0,01 0,006 <0,001 0,01 Tabla 4. Variables finales predictoras de calidad de la hoja de derivación DEFICIENTE mediante un análisis de regresión logística condicional hacia atrás controlando por sexo, edad del paciente y médico que realiza la hoja de derivación. OR: Odd Ratio; IC: intervalo de confianza; ORL: otorrinolaringología. Figura 1. Porcentaje en el que se cumplimentaron los ítems de la hoja de derivación que forman la escala de la misma. Quizás lo más llamativo sea obtener significación estadística en la variable calidad de la HD entre médicos con formación MIR y sin ella y en las características del médico (sexo y ser o no tutor), diferencias no objetivadas en otros estudios similares8-9,20. Estos resultados hay que interpretarlos con cautela, no sólo porque nuestra muestra de médicos sea insuficiente para inferir causalidad sino porque la variable del residente como factor de confusión no se ha tenido en cuenta. Por todo ello, podemos concluir que la introducción de los programas informáticos en las consultas de AP nos proporciona un nuevo formato de valoración de la calidad de la HD, pero falta el desarrollo de criterios de calidad de las mismas. Este trabajo introduce el mundo informático en la gestión de la calidad de la actividad asistencial del médico de AP, proporcionando una nueva metodología para medir la calidad de las HD. También para poder desarrollar intervenciones dirigidas a conocer si aumenta la calidad de las 204 HD y si ésta interviene en la reducción o aumento de las TD. AGRADECIMIENTOS Alfonso Abaigar Martínez de Salinas, Técnico de Salud Pública de la Gerencia de Atención Primaria de Cuenca. Fernando Salcedo Aguilar, Coordinador de la Unidad Docente de MFyC de Cuenca. BIBLIOGRAFÍA 1. Rowlands G, Willis S, Singlenton A. Referrals and relationships: in-practice referrals meetings in a general practice. Fam Pract. 2001; 18:399-406. 2. Forrets CB. 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Aten Primaria. 2006; 5:253-7. 205 ORIGINALES Estudio epidemiológico de Salud Bucodental en pacientes con Parálisis Cerebral Ursula Sáez Cuestaa, Isabel Castejón Navasa, Antonia Molina Escribanoa, Manuel Roncero Goiga Unidad de Salud Bucodental de Discapacitados de Albacete. Centro de Salud Zona VI. a Correspondencia: Ursula Sáez Cuesta. USBD-Albacete, Centro Salud Zona VI, c/ Azorin s/n, Albacete. Telf.: 967226667. Recibido el 11 de junio de 2008. Aceptado para su publicación el 26 de julio de 2008. RESUMEN Objetivo. Describir el estado de salud bucodental y las intervenciones realizadas en pacientes con parálisis cerebral. Diseño. Estudio observacional descriptivo. Emplazamiento. Unidad de salud buco-dental. Participantes. Se realizó un estudio epidemiológico de salud bucodental en 45 pacientes con parálisis cerebral, tratados en la Unidad de Salud Bucodental de Discapacitados (USBD-D) de Albacete, después de dos años de funcionamiento. Los pacientes proceden de toda la comunidad autónoma de Castilla La Mancha. Mediciones principales. Se registraron datos sociodemográficos (sexo, edad, procedencia y tipo de convivencia), tipo de dieta, diagnóstico de base, enfermedades asociadas y capacidad para comunicarse, consumo de medicación, lugar de tratamiento (en consulta o en quirófano), datos odontológicos (presencia o no de sarro, gingivitis, periodontitis u otras), tratamiento bucodental realizado y aparición de complicaciones. Resultados. Una parte de ellos (20) fueron tratados en consulta y el resto (25) fueron intervenidos en el quirófano bajo anestesia general. Presentaba sarro el 85 %, gingivitis el 57,8%, periodontitis leve el 11,1%, periodontitis moderada el 2,2% y periodontitis severa el 2,2%. El hábito más frecuente era la respiración oral, presente en el 58%, seguida de bruxismo en el 7% y succión digital en el 2,2%. Fueron realizadas 142 obturaciones de dientes definitivos, 1 obturación de dientes temporales, 47 sellados, 74 exodoncias, 2 frenectomías y 9 gingivectomías. Palabras clave. Caries Dental, Salud Bucal, Parálisis cerebral. ABSTRACT Epidemiological study of dental health in patients with cerebral palsy Objective. To describe the state of dental health and the interventions carried out in patients with cerebral palsy. Design. Descriptive observational study. Setting. Dental Health Unit. Participants. An epidemiological study of dental health was carried out in 45 patients with cerebral palsy, treated in the Dental Health Unit for the Disabled (USBD-D) of Albacete, in operation for two years. The patients were from the entire Autonomous Community of Castilla La Mancha. Main measurements. Sociodemographic data were recorded (sex, age, place of origin and cohabitation), type of diet, initial diagnosis, associated illnesses and ability to communicate, medication taken, place of treatment (clinic or surgery), odontological data (presence or absence of tartar, gingivitis, periodontitis or others), dental treatment carried out and complications. Results. Part of the sample (20 patients) were treated in a clinic and the remaining patients (25) were surgically intervened under general anaesthetic. A total of 85% had tartar, 57.8% gingivitis, 11.1% mild periodontitis, 2.2% moderate periodontitis and 2.2% severe periodontitis. The most common habit was mouth respiration in 58%, followed by bruxism in 7% and thumb or finger sucking in 2.2%. A total of 142 obturations were performed of permanent teeth, 1 obturation of primary teeth, 47 sealings, 74 exodontias, 2 phrenectomies and 9 gingivectomies. Key words. Dental Caries, Oral Health, Cerebral Palsy. 206 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 206-209 ORIGINALES Estudio epidemiológico de Salud Bucodental... Sáez U. et al. INTRODUCCIÓN La parálisis cerebral es una disfunción motora debida a una lesión encefálica no progresiva que incide tempranamente en un sistema nervioso central inmaduro. Actualmente, se considera el término “enfermedad motriz” cerebral más adecuado1 porque, en ocasiones, el niño no está paralizado y lo que producen sus lesiones es un exceso de movimientos incontrolados. Tampoco es idóneo el adjetivo “cerebral” puesto que a veces la lesión radica en el cerebelo o en el tronco encefálico2. En la parálisis cerebral también pueden verse defectos de visión, audición, anormalidades en el habla y el lenguaje o alteraciones en la percepción; puede ir acompañada de retraso mental o de epilepsia. La incidencia se cifra en el 0,05% de la población española3. Recientemente se ha detectado un incremento paralelo al descenso de la mortalidad neonatal a expensas de una mayor supervivencia de prematuros4. La etiología la dividiremos en causas prenatales, que representan al 35% de los casos, destacando las embriopatías víricas tipo herpes o citomegalovirus, y parasitarias, tipo toxoplasma. Entre las causas perinatales, que representan el 45%, la anoxia neonatal es la más frecuente. La prematuridad representa el 20% de las causas perinatales. Cuanto menor sea el peso del recién nacido, más frecuente es la aparición de lesiones cerebrales. Una tercera parte de niños con un peso inferior a 1.000 gramos tiene déficits motores de origen cerebral. Este porcentaje se reduce a una sexta parte en los niños cuyo peso oscila entre 1.000 y 1.500 gramos5. debido a la deficitaria atención odontálgica que reciben estos pacientes, que se traduce en una ausencia total de profilaxis10,11. El objetivo del estudio es describir el estado de salud bucodental y las intervenciones realizadas en los pacientes con parálisis cerebral que han sido tratados en la Unidad de Salud Bucodental de Discapacitados (USBD-D) de Albacete. MATERIAL Y MÉTODO Por la Unidad de Salud Bucodental de Discapacitados de Albacete han pasado 388 pacientes, en sus dos años de funcionamiento. El paciente discapacitado accede a esta unidad a través de su USBD de referencia. De ellos, 45 tenían parálisis cerebral, representando un 11.6 % (tabla 1). Las prestaciones son las contenidas en el Decreto 273/2004, sin límite de edad. A todos los pacientes se les realizó una historia clínica, recogiendo todos los datos de interés. Posteriormente, fueron procesados mediante el programa estadístico SPSS v.12.0. Los datos recogidos en cada paciente fueron: - Datos sociodemográficos: sexo, edad, procedencia y tipo de convivencia. - Higiene oral y tipo de dieta. - Diagnóstico de base, enfermedades asociadas y consumo de medicación. - Datos odontológicos: hábitos, presencia de sarro, gingivitis, periodontitis u otras. - Lugar de tratamiento: en consulta o en quirófano. - Tratamiento bucodental realizado y presencia de complicaciones. Las causas postnatales representan el 15% de los casos de parálisis cerebral. La infecciones meníngeas, seguidas de encefalitis y vasculitis cerebrales, infecciones por virus rubéola, citomegalovirus, herpes o coxsackie, son las más frecuentes6. Se realizó un análisis descriptivo de las variables de estudio y se recurrió a la prueba U de Mann Whitney para realizar comparación de medias. Clínicamente se dividen en espásticos, atetoides y atáxicos7. En el espástico la principal característica es la hipertonía, siendo muy frecuente la presencia de epilepsia8. En el atetoide la principal característica motora es el movimiento involuntario incontrolado. Estos movimientos pueden disminuir con la fatiga, la somnolencia, la fiebre o la posición. Son más frecuentes en manos y pies. Por lo general, la inteligencia de estos niños es de bajo nivel y pueden observarse problemas visuales, auditivos y de percepción9. En el atáxico la principal característica motora es el trastornos del equilibrio y la hipotonía es común. Hay formas mixtas de parálisis cerebral donde coexisten dos o más manifestaciones de la formas anteriores4,7. La distribución, según género fue de 31 hombres (68%) y 14 mujeres (32%). La edad media fue de 22,51 años y los límites de edad 2 y 61 años. El lugar de donde procedían era: Albacete 38, Toledo 6 y Ciudad Real 1. El 20% de los pacientes estaba ingresado en una institución y el 80% vivía con sus familiares. Tenía capacidad de comunicación el 46 % y no se comunicaba el 54%. La incidencia de caries en pacientes con parálisis cerebral es similar a la población general, aunque el tamaño de las lesiones es, por lo general, muy superior, REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 206-209 RESULTADOS El 36 % de los pacientes no se cepillaba nunca, necesitando ayuda para hacerlo el 70%. El tipo de alimentación era blanda en el 52% de los pacientes. Las enfermedades asociadas que presentaban las reflejamos en la tabla 2. El 51,1% consumía medicación antiepiléptica, el 35,6% no consumía ninguna medicación, el 4.4% consumía neurolépticos, el 4,4% ansiolíticos y el 4,4% otros fármacos. 207 ORIGINALES Estudio epidemiológico de Salud Bucodental... Sáez U. et al. Con respecto a los hábitos, en el 58% se trataba de respiradores orales, el 7% presentaba bruxismo y el 2 % tenía succión digital. La maloclusión que presentaban con mayor frecuencia era la mordida abierta anterior (38%). Un paciente tenía dientes supernumerarios y dos pacientes agenesias. No encontramos alteraciones de la forma, ni del tamaño de los dientes. Presencia de sarro en la boca existía en 85%. Valoramos el estado periodontal, encontrando un 57,8% de pacientes con gingivitis, un 11,1% con periodontitis leve, un 2,2% con periodontitis moderada y un 2,2 con periodontitis severa. De los pacientes con dentición temporal el 30% tenía caries. El valor medio del índice de cod fue de 4. Al 2,2% se le realizaron obturaciones. De los pacientes con dentición permanente, el 75,55% presentaba caries. El valor medio del índice de caries (CAOD) fue de 5,5, y no hubo direfencias estadísticamente significativas entre ambos sexos, El número total de caries fue de 177 con una media de 3,93 caries por paciente, una media de 1,14 dientes ausentes y de 0,31 obturaciones presentes en la boca. Al 48,9% de los pacientes se le practicaron exodoncias y al 57,8% obturaciones. El valor medio del índice de restauración fue de 6,7%. Con respecto al lugar de tratamiento, el 44,4% (20 pacientes) fue tratado en la consulta y el 55,6% (25 pacientes) precisó quirófano. Entre los tratados en consulta, utilizamos la restricción física en 8 pacientes, y la premedicación en un paciente. De los pacientes que fueron a quirófano, 13 (52%) eran ASA III, 11 (44%) eran ASA II, y 1 (4%) era ASA I. En ninguno de estos pacientes tuvimos complicaciones. Diagnóstico Retraso mental Síndrome de Down Parálisis cerebral Epilepsia Autismo Deficit atencion-hiperactividad Otros Síndromes específicos Esquizofrenia Demencia-Alzheimer Esclerosis múltiple Enfermo psiquiátrico No discapacitado Perdidos Total Analizando la relación entre caries, dientes ausentes y obturaciones previas con estar institucionalizado, comprobamos que los pacientes que estaban ingresados en una institución tenían más caries, más dientes ausentes y menos obturaciones que los pacientes que vivían con sus familiares, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa (Prueba de MannWhitney). Frecuencia Porcentaje 180 51 45 14 21 8 9 20 23 5 5 3 3 1 388 46,4 13,1 11,6 3,6 5,4 2,1 2,3 5,2 5,9 1,3 1,3 0,8 0,8 0,3 100 Tabla 1. Diagnósticos de los pacientes de la USBD-D Diagnóstico Ninguna Diabetes Enfermedad hep·tica Epilepsia Otras Total Frecuencia Porcentaje 21 1 1 14 8 45 46,7 2,2 2,2 31,1 17,8 100 Tabla 2. Enfermedades asociadas en los pacientes con parálisis cerebral. 208 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 206-209 ORIGINALES Estudio epidemiológico de Salud Bucodental... Sáez U. et al. Tratamiento Consulta Obturaciones dientes definitivos Obturaciones dientes temporales Sellados Endodoncias Exodoncias Exodoncia cordales Frenectomía Gingivectomía 29 0 10 0 10 1 0 0 Quirófano 113 1 37 0 54 9 2 9 Total 142 1 47 0 64 10 2 9 Tabla 3. Tratamientos realizados a los pacientes con parálisis cerebral clasificados en consulta y quirófano. Con respecto al tratamiento odontológico, realizamos gingivectomía en 9 pacientes y frenectomía en 2 pacientes. El resto de tratamientos los exponemos en la tabla 3. Como conclusión, observamos que los valores de índices de caries son superiores a los que cita la literatura para los niños sanos. Por otra parte, el bajo índice de restauración indica la necesidad de realizar tratamientos restaurativos y más prevención. DISCUSIÓN BIBLIOGRAFÍA La prevalencia de caries en dentición permanente fue del 75.6%, Se le habían practicado exodoncia al 48.9%. Al 57.8% de los pacientes analizados se les había practicado tratamiento restaurador. Estos datos son similares a los encontrados en el estudio de Giménez12. El valor medio del índice CAOD en nuestra población fue de 5,5 y de cod 4, muy distante del establecido por la OMS como índice CAOD bajo (1,2-2,6) o moderado (2,7-4,4)13. Comparando este índice con otros estudios encontramos que los grupos de edad no son equiparables. En nuestra muestra tenemos pacientes comprendidos entre 2 y 61 años, porque el Decreto 273/2004 no establece un límite de edad para las prestaciones bucodentales de pacientes discapacitados psíquicos. Para Giménez12 los límites de edad fueron 5 y 20 años y encontró un índice CAOD de 6,67 y de cod 4,41. Pernia14 encontró un índice CAOD de 4 en una población con parálisis cerebral comprendida entre 8 y 29 años. El valor medio del índice de restauración fue de 6,7 %, inferior al ofrecido por otros estudios12,14,15. En este estudio encontramos que en la muestra los pacientes institucionalizados, es decir, integrados dentro de una comunidad de forma permanente, tienen más caries y más dientes ausentes que los que viven en sus casas, coincidiendo con Trujia15. Este autor lo justifica diciendo que estos pacientes reciben dietas más cariogénicas, reciben alimentos entre comidas, muchos de ellos carbohidratros refinados, para frenar o controlar su comportamiento. Además, para tratamiento de vías respiratorias superiores o vías urinarias, muy frecuentes en estas poblaciones, se usan antibióticos endulzados. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 206-209 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Le Métayeur M. Reeducación cerebromotriz del niño pequeño. Educación terapéutica. Barcelona: Masson; 1987. Levitt S. Tratamiento de la parálisis cerebral y del retraso motor. 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E-mail: [email protected] Recibido el 4 de septiembre de 2008. Aceptado para su publicación el 21 de septiembre de 2008. RESUMEN Hipótesis y Objetivo. La Ley reconoce los derechos fundamentales de los pacientes terminales, que pueden ejercer Declaración de Voluntades Anticipadas (DVA) como autentica planificación que respeta el sistema de valores personales del paciente al poder decidir morir dignamente, pero escoger en libertad requiere información clínica sobre las opciones posibles. Si actualmente pocas personas ejercen DVA, es debido a que aún no se dan las condiciones optimas que demanda la legislación sobre voluntades anticipadas (VA). El objetivo principal del estudio ha sido descubrir conocimientos sobre: prolongación de la vida, derecho legal y moral a elegir una muerte digna, limitación del esfuerzo terapéutico (LET) y existencia en Castilla La Mancha de la posibilidad de ejercer DVA. Diseño. Estudio de intervención primaria, por muestreo consecutivo sobre pacientes de 65 y más años, emplazado en APS; mediante un “curso de introducción informativa sobre VA” y “encuesta sobre conocimientos e impresiones de VA”, previos y posteriores al curso. Emplazamiento. Centro de Salud urbano de Ciudad Real capital. Mediciones principales. Variables sociodemográficas (edad, sexo, vivienda, convivencia, trabajo principal antes de jubilarse). Conocimientos e impresiones sobre VA y DVA, antes y después del curso. Resultados. Mayoritariamente viven en domicilio propio, tienen estudios elementales, y dedicación previa de amas de casa, funcionarios, técnicos y peones. Previo a la sesión el 60% desconocía las VA y su posibilidad de ejercer declaración. Encuestados y familiares vivirían más tranquilos declarando VA. Quieren registrar sus preferencias en la historia de APS. Tras el curso, la mayoría tiene claras las limitaciones legales, profesionales y morales de las VA. El 70% optaría por ejercer DVA ante funcionarios del registro de VA (Delegación de Sanidad). Conclusiones. Los mayores saben poco de VA (situación expectante). El personal y el ámbito de la APS resultan idóneos para informar-asesorar sobre VA y DVA. Procedería ampliar el estudio a otras franjas etarias. Palabras clave. Directivas Anticipadas, Atención Primaria de Salud. ABSTRACT Early Wills vs. Previous Instructions or Living Wills in Primary Care Hypothesis and objective. The legal system recognizes the fundamental rights of terminal patients or dying ones who can use a Declaration of Early Wills (DEW), that corresponds to a certified planning of treatments which respects the system of personal values of the patient, who can decide to die with dignity. However, a free choice requires clinical information about the possible options available. Nowadays, the reason why few people use DEW is that most of the legally required conditions are not fulfilled. The main objective here is to find information about the prolongation of life, legal and moral right to die with dignity, limitation of therapeutic effort (LTE) and the possibility of using DEW in Castilla La Mancha. Design. Study of primary intervention using a consecutive sample of patients over 65, from a PC setting, using ”an informative course that gives an introduction to the EW” and “a survey of knowledge and opinions about EW”, before and after the course. Setting. Urban Health Centre of Ciudad Real. Main Variables. Socio-demographic variables (age, gender, house, cohabitation, main job before retirement). Knowledge about and impressions of EW and DEW, before and after the course. Main findings. The vast majority live in their own houses, have elementary studies and worked as housewives, civil servants, technicians or unskilled labourers. Before the session, 60% did not know anything about EW and the possibility of declaring them. People participating in the survey, and relatives, would feel more reassured if they could declare EW. They would like to register their preferences in their PC records. After the course, the vast majority have a better understanding of the legal, professional and moral limitations of the EW. A total of 70% would sign DEW before civil servants of the EW registry (Health office). Conclusion. Individuals have little information about EW at present. Staff from PC are the most suitable people to inform patients about them and should give the patients a real freedom of choice. This study should be broadened to include people of different ages. Keywords. Advance Directives, Primary Health Care. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 210-215 210 ORIGINALES Voluntades anticipadas vs.... Angora F., et al. INTRODUCCIÓN Ante los recientes ataques a la sanidad pública española en general, y madrileña en particular, con la sedación paliativa como excusa de mala praxis de eutanasia activa encubierta, cuya reparación moral va a ser de facto insuficiente, aporto un enfoque distinto al hospitalocentrista habitual, y lo hago desde la APS, por la integralidad asistencial y sus posibilidades anticipatorias preventivas, educacionales e informativas. Es conocida la Recomendación 1418 (1999), de 25 de Junio, de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa1 a sus 41 estados miembros (España incluida), sobre los derechos fundamentales que derivan de los pacientes terminales o moribundos, que se ven amenazados por diversos factores como el uso desproporcionado de medios técnicos o la continuación o inicio de un tratamiento sin consentimiento del paciente, con la consecuente prolongación del proceso de muerte contra la voluntad del enfermo terminal, sin que este pueda influir en el recorrido de este proceso del morir. Es acorde con el art. 9 del Convenio de Oviedo2, sobre los deseos expresados anteriormente por el paciente, para la protección de los derechos humanos con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina. Según el informe publicado por el Hasting Center3 en 1996, las cuatro metas de la medicina en la actualidad son: prevenir la enfermedad y las lesiones y promocionar la salud, aliviar el dolor y sufrimiento de enfermedades y dolencias, asistir y curar (cuidar a los que no pueden ser curados) y evitar la muerte prematura y velar por una muerte en paz. Sin embargo, la experiencia en países que vienen aplicando desde hace algunos años VA es, en general, poco optimista. En Europa, aunque teóricamente deberían ser ya aceptadas por la población, apenas se han asimilado, y pocos ejercen declaración de las mismas, siendo aventurado sacar conclusiones aún sobre su implantación. Con todo, ciudadanos y profesionales sanitarios coinciden en el interés de este derecho, especialmente en pacientes con demencia o no capaces llegada la fase terminal o irreversible de la vida, ya que en algunas de estas situaciones el médico debería anticipar el pronóstico para dar tiempo a que la voluntad se refleje de algún modo, antes de que el paciente sea no capaz, y deberíamos asumir que la DVA y la figura del representante (interlocutor único) constituyen la prolongación de la autonomía del paciente, favoreciendo su implantación y desarrollo. Distintos autores coinciden que el ámbito de la APS es el más favorable para introducir al paciente en los aspectos concernientes a las VA, pero la tozudez de la 211 realidad constata que no está siendo así, y en tal sentido el reciente estudio de Nekane Lauzirika4 concluye, entre otros datos, que el 83% de los profesionales sanitarios no tienen suficiente información para abordar el tema de las VA respecto a sus pacientes. El MF pretende abarcar todas las materias relacionadas con la salud humana en los aspectos biológico, psíquico y social, de forma lineal y de por vida, individualizando la atención integral de la persona, asistiendo a domicilio y en el centro de salud (CS), por demanda del propio paciente, de forma programada o por vía urgente; siendo el receptor y responsable principal, que coordina, “tamiza”, recompone y decide sobre la oportunidad de las diferentes propuestas emitidas por otras especialidades médicas, en general hospitalarias, pero también privadas o concertadas. Se trata, en la practica, de una misión que de manera no siempre consciente se desarrolla en exclusiva en el marco de la APS, cual es la denominada “prevención cuaternaria”, ante el excesivo intervencionismo dominante en una sociedad insaciable de tecnología y de opiniones “expertas”, de la mano de una paradójica inseguridad, miedo e indefensión culturales que alimentan mediáticamente la industria tecnológico-farmacéuticosanitaria privada y que sazonan las políticas cortoplacistas irresponsables. En tan generosa oferta radica la grandeza de la Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC) y su propio talón de Aquiles, por la vasta responsabilidad que asume y al estar sometida a los constantes y rápidos cambios de los pilares de la ciencia médica, considerados hasta hace poco mas de un siglo casi inamovibles. La fructífera y tradicional relación médico-paciente, basada en el modelo paternalista del primero, va dejando paso en las últimas décadas al predominio de la autonomía del segundo5,6, de modo que actualmente la regulación de la toma de decisiones en el proceso clínico se basa de manera fundamental en el respeto a la dignidad humana, la autonomía de la voluntad y a las resoluciones libremente adoptadas por las personas en el ámbito de su salud (art. 2 de la Ley 41/2002 o Ley Básica Reguladora de la Autonomía del paciente y de Derechos y Deberes en materia de Información y Documentación Clínica5). Pero, para que los ciudadanos en general puedan escoger en libertad dentro de las opciones posibles que la ciencia médica les ofrece al respecto, incluso la de no someterse a ningún tratamiento ni intervención o a alguno/s concretos, resulta preceptiva la información clínica oportuna, clara y no sesgada, siendo el proceso de información algo más que un mero formalismo. Así, tal y como nos recuerda la STC 132/1989 de 18 de junio, lo anterior encuentra fundamento y apoyo en la misma Constitución Española, en la exaltación de la REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 210-215 ORIGINALES Voluntades anticipadas vs.... Angora F., et al. Figura 1. Participación por bloques etarios. Figura 3. Elección modalidades para declarar V.A. Asumimos que las VA constituyen no solo una oportunidad de limitar actuaciones fútiles en ciertas situaciones terminales o de inconsciencia irreversible, sino además una autentica planificación anticipada de tratamientos, que pretende satisfacer las preferencias del paciente. Figura 2. Trabajos previos a la jubilación. A:C.: ama de casa, Tec.: técnico titulado, Func.: funcionario, NC: no contesta dignidad de la persona que se consagra en su art. 1.1 y el art. 9.2, reconociendo la autonomía del individuo para elegir entre las diversas opciones vitales que se presenten, de acuerdo con sus propios intereses y preferencias7,8,9. Desde el ámbito de la APS, donde desarrollo mi labor como médico de familia, observo que con frecuencia ignoramos la calidad de vida de los enfermos terminales, la soledad a la que se ven sometidos, su sufrimiento y el de sus familiares, así como el sufrimiento del personal sanitario que los trata9, habitualmente no considerado en la justa medida. Una vez reabierto el debate profesional y social sobre los derechos de las personas al respecto y sobre quién decide, si no lo ha hecho previamente a la perdida de la capacidad el propio interesado2,10,11, entendemos, con un enfoque pretendidamente ético, que lo legislado sobre VA respeta el sistema de valores de muchas personas que no desean aguantar un final de vida que no consideran digno, o que no admiten que para sobrevivir deban someterse a técnicas diagnosticas y/o terapéuticas contrarias a su voluntad, moral o creencias, o en el mejor de los casos actuaciones fútiles. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 210-215 En todo caso, en la práctica diaria, resulta frecuente que la disyuntiva entre ciencia y valores, como afirma Santos Unamuno12, no permita a los profesionales afrontar los problemas bioéticos en toda su complejidad, dado que el imperativo tecnológico dominante en la sociedad actual lleva a los médicos a hacer con el paciente “todo lo que puede hacerse”, sin pensar en “lo que debe hacerse”. Y teniendo las VA como finalidad, para que el paciente muera a su debido tiempo y sin sufrimientos innecesarios, se acepta desde la bioética, como afirma Giacomo Perico13, que el paciente debe vivir porque la vida es un don, pero considerando el “principio del doble efecto”, por el que se acepta el uso de medidas que alivien el sufrimiento, aunque tengan como efecto secundario acortar la vida del paciente, siempre que entre ambos efectos haya una proporcionalidad razonable que compense. Revisadas las posibilidades que recoge la DVA (expresión de valores personales, instrucciones sobre cuidados y tratamientos, posible nombramiento de un representante y decisión sobre sus órganos y/o cuerpo) y considerando los previos postulados, sostengo la hipótesis de que aún no se ha producido en nuestro medio la deseable adaptación al cambio social, personal y profesional que demanda la legislación al respecto, la española (Ley básica 41/2002, de 14 de noviembre, arts. 5, 9 y 11) y la autonómica de Castilla-La Mancha (Ley 6/2005, de 7 de julio, D.O.C.M. nº 141, de 15 de julio), aportando ambas la “carga ética formal” de la reciente legislación sanitaria14. En EEUU surge a mediados del siglo XX el término “advance directives”, coincidiendo con el debate so212 ORIGINALES Voluntades anticipadas vs.... Angora F., et al. bre la eutanasia, y en 1967 se acuña el de Living Will (testamento vital), con el objetivo de auto-controlar la duración de la vida y las condiciones del morir. En 1976 se promulga en California la Ley de muerte natural y en 1991 se aprueba la Ley Federal de Autodeterminación del paciente, con la finalidad principal de resolver los conflictos éticos derivados de la retirada, o no instauración de tratamientos en situaciones irreversibles. Posteriormente, los esfuerzos están siendo dirigidos a perfeccionar las directivas anticipadas, contempladas como la extensión del consentimiento informado a las situaciones de incapacidad, para decidir sobre los tratamientos según las preferencias del paciente en aquellas situaciones permitidas. Así, en España se han ido aportando documentos: - - - - - 213 En 1986, el “testamento vital” de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD)15, en el que el declarante pide que se le respete la opinión respecto a su propio cuerpo, en función de los derechos de la persona sobre su vida. En 1986, “testamento vital” de la Conferencia Episcopal Española16 en función de los valores religiosos de la iglesia católica, pidiendo los oportunos tratamientos paliativos del sufrimiento, aunque rechaza el encarnizamiento terapéutico y la eutanasia activa. En 1996, la “Directriz o exoneración médica preliminar17de los Testigos de Jehová” da los fundamentos religiosos para rechazar las trasfusiones de sangre y hemoderivados. En España, la primera regulación jurídica sobre VA surge en Cataluña (Ley 21/2000), sobre los derechos de información concernientes a la salud, a la autonomía del paciente y a la documentación clínica, emitiendo el comité de bioética de Cataluña, en colaboración con el Colegio de Notarios, su propio modelo de testamento vital18 . Modelo de instrucciones previas de la Organización Medica Colegial19. A la iniciativa legal catalana han sucedido las de otras Autonomías, encontrándose estas en fases muy diferentes de su desarrollo20. La Regulación Estatal, de 15 de noviembre de 2002, Ley 41/2002, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica 5 , en su artículo 11 dice sobre las denominadas “instrucciones previas” (IP): a) Una persona mayor de edad, capaz y libre, manifiesta anticipadamente su voluntad, con objeto de que ésta se cumpla en el momento en que llegue a situaciones en cuyas circunstancias no sea capaz de expresarlos personalmente, sobre los cuidados y el tratamiento de su salud o, una vez llegado el fallecimiento, sobre el destino de su cuerpo o de los órganos del mismo, pudiendo designar un representante, que llegado el caso haría de interlocutor para procurar el cumplimiento de dichas IP. b) Cada Servicio Autonómico de Salud regulará el procedimiento adecuado para que, llegado el caso, se garantice el cumplimiento de las IP, que deberán constar siempre por escrito. c) No serán aplicadas las IP contrarias al ordenamiento jurídico, a la “lex artix“, ni las que no correspondan con el supuesto de hecho que el interesado haya previsto en el momento de manifestarlas. En la HC del paciente quedará constancia de las IP. d) Las IP podrán revocarse libremente en cualquier momento dejando constancia escrita. e) Con el fin de asegurar la eficacia en todo el territorio nacional de las IP formalizadas en las diferentes Autonomías, se creará en el Ministerio de Sanidad y Consumo, el Registro Nacional de IP. Los objetivos del estudio son: 1) Descubrir el grado de conocimiento (introspección) sobre posibilidades médicas de prolongar la vida en condiciones extremas, derecho moral y legal a una muerte digna, limitación del esfuerzo terapéutico (LET) y diagnostico (LED), eutanasia, posibilidad en CLM de declarar y registrar VA. 2) Divulgar activamente la guía de la Junta de Comunidades de CLM sobre VA y la posibilidad de DVA y RDVA entre los usuarios de la APS, así como entroncar tal divulgación en las Actividades de Educación para la Salud (EpS). 3) Registrar (autorizado) la existencia de DVA, en la HC de AP. 4) Conocer el grado de apoyo de los ciudadanos a la planificación por adelantado de los cuidados a prestar, o evitar en su caso. PACIENTES Y MÉTODO Mediante un muestreo consecutivo (n = 51), se seleccionó a los pacientes de 65 y más años que requirieron asistencia en APS entre el 1 de junio de 2007 y el 31 de agosto de 2007 y que habían sido previamente evaluados mediante test psicométrico en un periodo no superior a 6 meses. Se trata de un estudio de intervención de tipo primario en el que no existe asignación aleatoria, con cita personal o telefónica para realizar en las dependencias del propio C.S. el citado curso y la encuesta sobre VA. El curso de “Introducción Informativa sobre VA” fue diseñado para ser dirigido a personas de 65 y más años vinculadas a los cupos de APS del C.S. Pío XII de Ciudad Real (red pública del SESCAM), incluyendo la administración de una encuesta voluntaria y anónima sobre conocimientos, antes y después de la sesión, y sobre el interés y oportunidad de la misma. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 210-215 ORIGINALES Voluntades anticipadas vs.... Angora F., et al. El manual de procedimientos incluyó: diseño del curso de “Introducción Informativa sobre VA”, diseño de la encuesta con prueba basal de validación y sistemas de control de calidad, identificación de las personas a informar y encuestar, realización de la encuesta y tratamiento estadístico y exposición de resultados, discusión y conclusiones. Definiciones operativas de las condiciones del estudio: 1) Identificación por número de encuesta y fecha de realización. 2) Criterios de inclusión (edad de 65 ó más años, test psicométrico reciente y/o valoración clínica de no alteración cognitiva y residencia en Ciudad Real capital. 3) Criterios de exclusión (negarse a participar, alteración severa de los sentidos de la vista y/o audición, no cumplir los criterios de inclusión). 4). Conformidad para participar en el estudio, dirigido a difundir información relativa a VA, así como a la exploración del grado de conocimientos sobre el tema, abordado de forma anónima y respetando en todo caso la individualidad y privacidad en los sistemas de información. El desarrollo del curso se estructuró de la forma siguiente: 1) Introducción, exposición oral y justificación. 2) Exposición estructurada, con apoyo logístico mediante Power point. 3) Entrega personalizada de material ad hoc, fundamentalmente los modelos informativos de la propia JCC de CLM, que incluyen todos los documentos oficiales para la DVA, y de los modelos documentales emitidos en su día por la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), la Conferencia Episcopal Española (CEE), el grupo de trabajo impulsado por el Comité de Bioética de Cataluña y la Directriz o Exoneración Médica de los Testigos de Jehová. 4) Ejemplo de cumplimentación de la encuesta. 5) Turno libre de opiniones. RESULTADOS Los resultados obtenidos fueron: - Predominio no significativo de asistencia y cumplimentación de la encuesta por parte de las mujeres, sobre 51 participantes. - Participación por grupos de edad: 65-74 años (41%), 75-84 años (45%) y de 85 años en adelante (6%) (figura 1). - El 37% tiene estudios primarios, 22% lee y escribe, 20% son bachilleres, 6% diplomados o licenciados, 6% no tienen ningún estudio y 10% no contestan. - Trabajo antes de jubilados: 37% ama de casa, 20% funcionario (80% hombres), 19% técnico titulado, 13% peón manual y 10% n/c (figura 2). - Vive en casa o piso propio el 69%, con hijos o REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 210-215 - - - familiares el 13%, en residencias el 2% y el 10% no contesta. Convive con la pareja el 53% (2/3 son hombres), vive solo el 22% (2/3 son mujeres), otros tipos de convivencia el 13% y no contesta el 10%. Dice participar libremente el 96%. Conocimientos previos sobre VA (“enterados”) el 47% (2/3 son mujeres) y de que ya puede efectuarse DVA en CLM DVA el 39%. Estarían más tranquilos tras hacer DVA en el 88% de los casos y también lo estarían sus familias en el 84%. De las tres modalidades propuestas en nuestra autonomía para cumplimentar la DVA, el 69% se inclina por la opción “ante el funcionario del registro de DVA”, el 12% “ante tres testigos” y el 6% “ante notario”, y no contesta el 10% (figura 3). En caso de hacer DVA, se lo comunicaría a su médico de familia para hacerlo constar en la HC de AP el 82% (ninguno en desacuerdo). Queda claro al 78% que las VA solo se tienen en cuenta en situaciones limite en que el paciente no puede expresar su voluntad, persistiendo dudas tras el curso en el 13% de encuestados. El 86% entiende bien que no se aplicaran en ningún caso procedimientos ilegales o contraindicados. Curso interesante para el 90%, no contesta el 8%, a un participante le ha dejado igual y poco-nada interesante a ninguno. Al ítem abierto a “manifestar algo libremente” responde el 19.60% (10 participantes), cuyas opiniones trascribo literalmente: “de momento no lo he pensado y el tiempo y la edad dispondrán”, “si, se puede usar la libertad humana como don basado en sus creencias”, “deseo no ser enchufada a ninguna máquina ni prolongar vida sin necesidad”, “ánimo, me parece estupendo el curso”, “si no tengo cura no me pongan tratamientos ni máquinas por prolongar la vida”, “estaría bien que la eutanasia fuera legal”, “la reunión por mi parte me ha dejado satisfecho y ha sido amena sobre la declaración a (¿?) decidir”, “con lo que ahora sabemos da que pensar”, “como nos ha dicho, para elegir con libertad primero nos tienen que informar”, “me ha gustado que cuenten con los mayores como yo, muchas gracias”. DISCUSIÓN Contando con el asumido sesgo muestral y del tratamiento estadístico básico, la alta asistencia de los invitados, cercana al 90%, la cumplimentación de la encuesta por todos los asistentes, de los que al 90% les pareció interesante, la riqueza de las aportaciones en el ítem abierto y en el turno de palabra, y especial214 ORIGINALES Voluntades anticipadas vs.... Angora F., et al. mente el resultado de la encuesta, abren la puerta a la difusión generalizada de este tipo de información, sobre el derecho y las posibilidades de los castellanomanchegos mayores de edad de ejercer la DVA. Deberá llevarse a cabo utilizando para cada franja etaria a los profesionales y medios que se revelen como más eficaces. Para el caso de personas de 65 y más años parece probado que debería estar a cargo de los profesionales de APS, para ofertar la cobertura de una necesidad aparentemente no demandada, posiblemente por falta de información adecuada, especifica y oportuna. Tal difusión requiere de la previa concienciación, información y formación al respecto de los propios profesionales, si no la tuviesen, y se enmarcaría como una actividad más de la EpS en formato charla, sobre todo a través de la entrevista clínica, evitando sensacionalismos como refiere D. Gracia21. Al respecto y desde el principialismo quiero recordar varias reflexiones notorias en el mundo de la bioética: - Respetar la autonomía de las personas pertenece al principio de no maleficencia y es por tanto exigible, ética de mínimos, pero… - Facilitar información para que las personas puedan participar en la toma de decisiones es algo deseable aunque no obligatorio ni exigible, y que pertenece al principio de beneficencia, siendo un marcador de excelencia en la practica profesional. Del controvertido tema de las VA, su declaración (DVA) y posible registro (RDVA), se sabe poco en general entre la población española y en particular en la de nuestro estudio, sin embargo, la convocatoria sorprendentemente resultó ser un gancho atractivo, acudiendo casi todos los invitados al curso organizado sobre VA, que fue considerado interesante por el noventa por ciento de los participantes. tiendo que la información sobre VA es inherente a la propia relación del personal de APS con el paciente y que no debe ser entendida como una tarea más de la cartera de servicios. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Queda pues abierta la posibilidad de ofertar la cobertura de una necesidad aparentemente no demandada mediante difusión a través de los mecanismos propios de la entrevista clínica y/o de cursos diseñados al respecto, con la información clínica suficiente que permita elegir libremente, en el derecho fundamental de autonomía de cada persona. 16. Queda probada, provisionalmente, la idoneidad de que, al respecto, lleven la iniciativa los profesionales de APS, recibiendo estos la oportuna información-formación que los conciencie en la búsqueda del ideal profesional de excelencia. 20. 17. 18. 19. 21. 22. Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. Protección de los derechos humanos y de la dignidad de los enfermos terminales y moribundos. 25-junio-1999. Consejo de Europa: Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del ser humano, con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina. Convenio relativo a los derechos humanos y la biomedicina. Oviedo, 4 de abril de 1997. Daniels, N. “Justice, fair, procedens, and the goalds of medicine”, Hasting Center Report 1996; 26 (nov-dec):10-12. Lauzirika N. “los médicos de atención primaria, eslabón clave en los testamentos vitales”. El Médico 2007; 16-XI-07:14-20 y 49. 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Aceptado para su publicación el 14 de julio de 2008. RESUMEN Existe una gran variabilidad en relación con la proporción de graduados de las diferentes Facultades de Medicina que se decantan por la atención primaria. Se ha desarrollado una importante producción de literatura en relación con la selección de especialidades de atención primaria por parte de los graduados en medicina, interés que parte fundamentalmente de la convicción de que el número de médicos de atención primaria es inadecuado para enfrentar las necesidades de salud (con el objetivo de que al menos un 50% de los médicos se dedicaran a atención primaria). Se han formulado diferentes teorías acerca de la toma de decisiones para la elección de carrera en medicina, habiéndose propuesto los antecedentes de los estudiantes, del tipo de habilidad, personalidad y experiencia, como factores que influyen en su elección de carrera. Estos eligen una carrera que satisface sus preferencias y prioridades y es compatible con las restricciones impuestas por sus habilidades y condiciones de vida. Las características demográficas, personalidad y experiencias vitales previas influyen en cómo se enfrentan con la información en el ambiente de la facultad, y esto acaba por determinar la carrera que eligen. Se ha relacionado la preferencia por atención primaria con una orientación biosocial, frente a la biocientífica, al tiempo que se ha subrayado que las actitudes hacia temas de medicina general y la influencia de otras personas tienen el mayor impacto sobre la preferencia de los estudiantes por este nivel asistencial. ABSTRACT What determines the choice for a specific speciality in Medicine? There is a wide variability in the proportion of graduates from the different medical faculties that opt to work in Primary Care. Many articles have been published about the selection of primary care specialities by graduates of medicine. The interest in this mainly arises from the conviction that there are an insufficient number of doctors in primary care to meet the health demands (the aim being that at least 50% of doctors should work in this area). Different theories have been formulated to explain the decisions taken when choosing a career in medicine and student’s background, skills, personality and experience have all been proposed as factors that influence this career choice. Graduates choose a career that satisfies their preferences and priorities and is compatible with the restrictions posed by their abilities and lifestyle. Demographic characteristics, their personality and previous experiences all affect how they process the information they receive in the Faculty, which finally determines the career they choose. A preference for primary care has been related to a biosocial orientation, compared to a bioscientific one, and it has also been shown that attitudes towards general medicine and the influence of other people are the factors with the most impact on the students’ preference for this healthcare area. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 216 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. INTRODUCCIÓN Las facultades de medicina varían ampliamente en cuanto a la proporción de sus graduados que se decantan por la atención primaria. En nuestro país hemos de considerar fundamentalmente los graduados cuya opción MIR es medicina de familia, a los que habría que añadir un porcentaje, seguramente pequeño, de aquellos que eligen pediatría. En la literatura de EEUU cuando se hace referencia a las especialidades de atención primaria se incluye medicina de familia, pediatría y medicina interna generalista, e incluso algunos autores añaden otras especialidades, como geriatría o toco-ginecología. Precisamente en EEUU se ha desarrollado una importante producción de literatura en relación con la selección de especialidades de atención primaria por parte de los graduados en medicina. Este interés parte fundamentalmente de la convicción de que el número de médicos de atención primaria es inadecuado para enfrentar las necesidades de salud del país1. La escasez de médicos de atención primaria en este país tiene una especial trascendencia a nivel rural, donde se ha puesto de manifiesto durante la mayor parte del siglo XX. La reciente disminución en el número de médicos que entran en especialidades de atención primaria, junto al hecho de que menos del 4 % de los graduados en facultades de medicina planeen trabajar en áreas rurales y pequeñas ciudades ha aumentado la preocupación por el futuro2,3. En cuanto a la medicina de familia en particular, la disminución del número de graduados de EEUU que eligen esta especialidad ha llevado del 17,3% en 1997, a un 10,5% en 2002 y un 9,2% en 20034. Desde 1977 la American Academy of Family Physicians ha reconocido la necesidad de realizar esfuerzos para aumentar el interés entre los estudiantes de medicina por la medicina de familia como especialidad, y en 1988 se creó la Task Force on Student Interest, cuya meta es que todas las facultades de medicina tengan un departamento de medicina de familia, aumentar el número de graduados que entren a hacer la residencia de medicina de familia, y que se incremente la producción de clínicos cualificados, profesores e investigadores en este campo5. Esta escasez de médicos generalistas se ha puesto de manifiesto también en otros países. En Canadá, la proporción de estudiantes de medicina que eligen medicina de familia como primera opción de residencia ha ido descendiendo, desde un 44% en 1992 a un 25% en 2003, quedando plazas vacantes6. En Gran Bretaña esta cuestión se ha venido planteando desde los años 60 del siglo XX, debido a una falta de aspirantes a pesar de existir plazas disponibles: solo un 7% de hombres y un 13% de mujeres graduados manifiestan su interés por una carrera de medicina general7. De igual modo, solo una minoría de graduados australianos muestran interés por carreras de medicina general: alrededor de la cuarta parte eligieron esta opción en 2002, dejando sin cubrir plazas de formación8. Aunque varían las opiniones sobre la razón óptima de 217 médicos de atención primaria y otros especialistas, a mediados de los años 90 el consenso entre los líderes en el mundo de la medicina era que se necesitarían más médicos de atención primaria para asegurar el acceso a una atención de calidad: el objetivo sería que al menos un 50% de los médicos se dedicaran a atención primaria9. ¿QUÉ DETERMINA LA ELECCIÓN DE UNA U OTRA ESPECIALIDAD POR LOS GRADUADOS EN MEDICINA? Lawson y Hoban9 han revisado diferentes teorías que han sido formuladas acerca de la toma de decisiones para la elección de carrera en medicina. Se han propuesto los antecedentes de los estudiantes, del tipo de habilidad, personalidad y experiencia, como factores que influyen en su elección de carrera, proporcionando la base para conocer la naturaleza multifactorial en la toma de decisiones para la elección de carrera médica. Los estudiantes eligen una carrera que satisface sus preferencias y prioridades y es compatible con las restricciones impuestas por sus habilidades y condiciones de vida. Las características demográficas, personalidad y experiencias vitales previas influyen en cómo se enfrentan con la información en el ambiente de la facultad, y esto acaba por determinar la carrera que eligen. Siguiendo otro enfoque, se ha categorizado a los estudiantes según tengan orientación biosocial o biocientífica. Los primeros estarían interesados en trabajar directamente en los problemas psicológicos y sociales de los pacientes. En atención primaria predominaría la orientación biosocial y en las otras especialidades la biocientífica. Sería más probable que los estudiantes elijan atención primaria si tienen una orientación biosocial. Por otra parte, se ha subrayado que las actitudes hacia temas de medicina general y la influencia de otras personas tienen el mayor impacto sobre la preferencia de los estudiantes por atención primaria, mientras que ser varón, tener expectativas de mayores ingresos y tener actitudes positivas hacia la práctica quirúrgica influyen en la elección de una especialidad que no sea atención primaria. El modelo teórico más citado es el de Bland y Meurer1, aunque no ha sido probado empíricamente. Estos autores han desarrollado una teoría por la cual la elección de especialidad contiene tres componentes: factores asociados con características de los estudiantes, tipo de escuela y percepciones de los estudiantes de las características de la especialidad médica. La elección de una carrera por parte de un estudiante se realiza cuando este encuentra aquellas características que mejor cuadran con sus propias necesidades. Recientemente se ha implicado en la toma de decisiones el “estilo de vida de las especialidades”. Dorsey et al10 lo definen por las siguientes características: tiempo personal libre para la práctica de requerimientos de ocio, familia y aspiraciones vocacionales y control de las horas semanales totales empleadas en responsabilidades profesionales, lo que está relacionado con la cantidad de tiempo que queda para actividades independientes de la práctica médica y su reflejo en REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. las horas totales trabajadas y el número de visitas nocturnas. Estos autores encuadran 16 especialidades dentro de un “estilo de vida controlable” (anestesia, dermatología, medicina de urgencias, neurología, oftalmología, otorrinolaringología, patología, psiquiatría y radiología) o “estilo de vida incontrolable” (medicina de familia, medicina interna, obstetricia y ginecología, cirugía ortopédica, pediatría, cirugía general y urología), encontrando que de 1996 a 2002 se produjo en EEUU un incremento lineal en el porcentaje de graduados que elegían especialidades con “estilo de vida controlable”. Después de controlar por ingresos, horas de trabajo y años de formación postgraduada, el porcentaje de variabilidad que dependía de un “estilo de vida controlable” aumentaba desde un 37 a un 55%. Como consecuencia se producía una alteración en la distribución de los graduados por especialidad, que para la medicina de familia suponía pasar de un 73% de puestos de residencia de esta especialidad ocupados en 1996 a un 47% en 2002. En un estudio posterior11, en base a las respuestas al Cuestionario de Graduación de la Asociación de Colegios Médicos Americanos, estos autores analizan las diferencias por sexos, llegando a la conclusión de que el “estilo de vida controlable” estaba fuertemente asociado con las tendencias en cuanto a elección de especialidad, tanto para hombres como para mujeres. Así, entre 1996 y 2003 la proporción de mujeres que elegían especialidades con un “estilo de vida controlable” aumentaba de 18 a 36%, mientras que para los hombres era del 28 al 45%. En EEUU los estudiantes han creado un acrónimo para referirse a especialidades con “estilo de vida controlable”: E-ROAD, correspondiente a emergencias, radiología, oftalmología, anestesia y dermatología. A conclusiones similares llegaron Lambert y Holmboe12 tras estudiar las respuestas al Cuestionario de Graduación de EEUU entre 1990 y 2003. Tanto los hombres como las mujeres demostraban una disminución de su interés por especialidades con “estilo de vida no controlable” de casi el 20%. La popularidad de las especialidades con “estilo de vida controlable” ha estado inversamente relacionada con la popularidad de la atención primaria entre los estudiantes de medicina de EEUU. Newton et al13 han hablado de un “estilo de vida amable”, entendiendo por tal el que permite tiempo libre, oportunidades de disfrutar la vida fuera del trabajo, horas de trabajo predecibles, tiempo para desarrollar actividades fuera del trabajo y tiempo familiar. Estos autores analizan las preferencias de especialidad y las preocupaciones por ingresos y estilo de vida de 1.334 estudiantes de cuarto curso de dos facultades entre 1998 y 2004. Eran los propios estudiantes los que decidían el estilo de vida de cada especialidad, mostrando en sus percepciones un continuum desde un “estilo de vida amable” (radiología, rehabilitación, medicina de urgencias, oftalmología, anestesia, urología, dermatología y otorrinolaringología) a “nada amable” (cirugía general, obstetricia-ginecología). Contrariamente a los REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 estudios anteriores, las respuestas de los estudiantes encuadraban las especialidades de atención primaria como con un “estilo de vida intermedio”. Tanto el estilo de vida como los ingresos influían crecientemente en la elección de carreras por los estudiantes durante el periodo de estudio. Sin embargo, la preocupación por el estilo de vida y los ingresos no caracterizaban a todas las especialidades, encontrando que los estudiantes que elegían ciertas especialidades (radiología, rehabilitación, medicina de urgencias, oftalmología, psiquiatría, medicina de familia y pediatría general) era más probable que valoraran el estilo de vida que los ingresos, mientras que otros (los que elegían subespecialidades de medicina interna, ortopedia, cirugía general y obstetricia-ginecología) era más probable que valorar los ingresos sobre el estilo de vida. Centrándonos en las especialidades de atención primaria, ¿podemos establecer una relación entre la elección de las mismas y determinados factores? Siguiendo el esquema propuesto por Bland, Meurer y Maldonado1, en su revisión de las evidencias de alta calidad generadas en este campo entre 1987 y 1993 en EEUU y Canadá, vamos a revisar los distintos determinantes e influencias en la elección de especialidad. 1. Tipo de facultad, misión y estructura. Como han puesto de manifiesto Block et al14 (1998), la facultad tiene un papel socializante que influye en las actitudes de los estudiantes hacia la elección de carreras de atención primaria. Las características de la facultad tienen un impacto sobre los resultados de la educación médica: si ésta es pública o privada, la presencia y tamaño de un departamento de medicina de familia, intensidad de la investigación, tamaño de las clases o la antigüedad de la facultad. Los estudiantes de una facultad particular tienen puntos de vista más similares del grado en que la atención primaria es promovida, que estudiantes de facultades diferentes. Sin embargo las expectativas de los estudiantes dependen sobre todo de la especialidad deseada por ellos: los estudiantes que se inclinan más hacia carreras de atención primaria demuestran puntos de vista más positivos hacia la atención primaria. Estos autores demuestran que, a pesar de esto, el predictor más fuerte del estímulo para entrar en atención primaria es el registro histórico de la facultad en cuanto a producción de médicos de familia. Así pues, la cultura de aquellas facultades con una fuerte misión relativa a atención primaria anima a los estudiantes a hacerse generalistas. Whitcomb et al15 compararon entre los años 1981 y 1985 un grupo de 25 facultades que producían altos porcentajes de médicos de atención primaria (del 35 al 56%) y otro de 25 con bajos porcentajes (22-29%). Consideran que la marcada diferencia en la producción de médicos de atención primaria podría ser parcialmente explicada por el impacto que la reputación de las facultades podría haber tenido sobre las decisiones de los estudiantes acerca de a qué facultad acudir, si bien dan más importancia al ambiente educacional de la facultad. En una línea de investigación similar, Campos-Outcalt et al16 compararon las respuestas a 218 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. un cuestionario de graduados de los años 1997 a 1999 de 24 facultades (la mitad de ellas con una producción creciente de médicos de familia y el resto con una producción decreciente), en función de que entraran a hacer una residencia de medicina de familia o una residencia de otra especialidad del ámbito de la atención primaria, encontrando que las variables relacionadas con acudir a uno u otro grupo de facultades eran el número de rotaciones clínicas en medicina de familia y atención primaria requeridas, la percepción de la competencia clínica de los profesores de medicina de familia y un expectativa de practicar en un área rural. En relación con la titularidad de la facultad, Pugno et al5 han demostrado que los graduados de las facultades de propiedad pública tienen una probabilidad casi 2 veces mayor de ser residentes de medicina de familia que los de las privadas (16,2% frente a 9,3%). Esta es una de las características estructurales que mejor predice la elección de una especialidad de atención primaria, junto a la antigüedad de la facultad, existiendo una correlación negativa entre ésta y la producción de generalistas. Esta correlación negativa se daba también con relación al tamaño de las clases17. En cuanto a la cantidad de fondos públicos recibidos por la facultad para investigación, existe una asociación inversa con la producción de médicos de familia, así como de médicos rurales y generalistas18. 2. Composición del profesorado. Es probable que las características de la facultad afecten en gran medida la composición del profesorado, siendo estos quienes toman las decisiones acerca de quienes son admitidos a la facultad, qué currículum y qué percepciones acerca de las diferentes especialidades adquieren los estudiantes. La mayoría de los profesores en las facultades de medicina no tienen experiencia personal ni entrenamiento en atención primaria, de forma que el porcentaje de profesores que sean de atención primaria puede jugar un papel fundamental. Comentarios negativos acerca de la medicina de familia por parte del profesorado, especialmente de otras especialidades, pueden disuadir a muchos estudiantes inicialmente interesados en la misma. Así lo ponen de manifiesto Hearst et al19 al analizar las respuestas de 138 estudiantes que habían participado en actividades relacionadas con la medicina de familia. Alrededor de la tercera parte de los estudiantes de primer curso habían recibido cualquier tipo de feedback negativo, aumentando en los cursos sucesivos de forma que en cuarto casi todos lo habían recibido. Los estudiantes referían haber escuchado comentarios sobre los médicos de familia que les calificaban de incompetentes o no bien entrenados, o la idea de que si hay que saber mucho hay más riesgo de errores. Curiosamente los comentarios más frecuentes (“tú no puedes saber de todo”, “tú eres demasiado inteligente como para ser médico de familia”) plantean una contradicción. Los autores recomiendan que se aumente el contacto de los estudiantes con médicos de familia en los últimos cursos, cuando se toman las decisiones finales sobre la residencia. 219 Por el contrario, se ha demostrado que el contacto temprano de los estudiantes con profesores médicos de familia no se asocia con una mayor selección de la residencia de medicina de familia20,21. En estas circunstancias su papel puede estar relacionado, no tanto con la influencia directa sobre los estudiantes, sino por la que tengan sobre otros profesores, que podrán tener un conocimiento más cercano de sus colegas. La influencia de un profesor consejero puede ser un factor determinante en la decisión de los estudiantes para elegir atención primaria. Así se pone de manifiesto en el estudio realizado por Osborn22 a partir de las respuestas a un cuestionario postal de 102 estudiantes de la facultad de medicina de la Universidad de California en los meses previos a su graduación en el año 1992. El 77% de los estudiantes decían haber tomado la decisión sobre sus especialidades en los dos últimos cursos; 50 elegían especialidades de atención primaria. La existencia de departamentos de medicina de familia en las facultades se ha asociado con una mayor probabilidad de que sus graduados entren en programas de residencia de esta especialidad. En EEUU, en 1999, el 14,3% de los graduados de facultades con departamentos de medicina de familia estaban en primer año de residencia de esta especialidad, frente al 8,8% de los de facultades con divisiones de medicina de familia y el 1,9% de los de aquellas facultades sin estructura administrativa para la misma5. Sin embargo, Campos-Outcalt y Senf23 no encuentran esta asociación al comparar las proporciones medias de estudiantes que entraban en programas de residencia de medicina de familia 3 años antes y después del establecimiento de un departamento en facultades de EEUU entre 1984 y 1993. Aún así, estos autores consideran que la presencia de un departamento es un primer paso importante para alcanzar otras iniciativas que sí pueden contribuir a aumentar la proporción de estudiantes que elijen medicina de familia, como tiempo requerido de rotación, matricular más estudiantes interesados por la medicina de familia, y el aumento del número, prestigio e influencia de la misma en la facultad. 3. Admisión. Algunas facultades favorecen la entrada de estudiantes con un cierto perfil, que pueda hacerles más proclives a elegir carreras de atención primaria. Martini et al17 encontraron que un 40% de las facultades de EEUU con alta producción de generalistas (cuartil superior) daba preferencia de admisión a solicitantes que afirmaran un interés por la práctica generalista, mientras que en las de producción intermedia o baja las proporciones eran del 19 y 3 %, respectivamente. Por otra parte un 42% de las facultades daban preferencia de admisión a estudiantes de áreas rurales, existiendo una correlación positiva entre dar esta preferencia y la producción de generalistas. Se ha sugerido que la admisión de estudiantes que afirman un interés por la medicina de familia es más útil para aumentar el número de graduados que enREV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. tran en residencias de esta especialidad que intentar persuadir a los estudiantes para que la seleccionen después de su admisión en la facultad. Así se pone de relieve en el trabajo realizado por Bowman et al24 a partir de las respuestas a diversos cuestionarios pasados por los colegios médicos americanos, que recogían datos de 30.789 estudiantes que se graduaron en facultades de medicina de EEUU en 1991 y 1992. El 3,3% de los estudiantes “mantenían” un interés inicial por la medicina de familia (es decir, originalmente planeaban entrar en esta especialidad y en el año de postgrado estaban haciendo esta residencia); el 6,4% habían sido “ganados” (originalmente pensaban en hacer una especialidad distinta, pero entraban en una residencia de medicina de familia); 6,3% “perdían interés” (originalmente se identificaban con medicina de familia, pero entraban en otra residencia, que en 2/3 de los casos no era de atención primaria); 70,1% se consideraban “nunca interesados” (no habían expresado interés por la medicina de familia ni entraban a hacer esta residencia); y el 13,9 restante tenían datos incompletos. Ahora bien, de aquellos estudiantes que estaban originalmente interesados por la medicina de familia, 34,5% entraban a hacer la residencia en esta especialidad, mientras que solo lo hacían el 8,3% de los no interesados originalmente. Los cuatro grupos de estudiantes descritos por estos autores diferían en sus características demográficas, de actitudes y de experiencias. Las mujeres era más probable que estuvieran interesadas en la medicina de familia en la matriculación, pero también era más probable que perdieran el interés a lo largo de los años de facultad. Los graduados que entraban en residencia de medicina de familia era más probable que hubieran decidido hacerse médicos a una edad más tardía, que procedieran de áreas rurales y que tuvieran una más baja expectativa de ingresos; el énfasis sobre la atención primaria y la prevención y la práctica en pequeñas comunidades eran más importantes para los futuros médicos de familia. Por el contrario, el prestigio, los ingresos, la preocupación por la incertidumbre en el diagnóstico y el tratamiento, el contenido intelectual de la especialidad y las oportunidades para la investigación eran más importantes para los futuros especialistas en otras áreas. 4. Currículum. La existencia de asignaturas relacionadas con la atención primaria, y/o rotaciones clínicas en este nivel asistencial ha sido relacionada con un mayor interés por especialidades de atención primaria. Sin embargo, como señalábamos anteriormente, no se ha demostrado una mayor probabilidad de elegir una carrera de atención primaria y el haber realizado cursos específicos en los dos primeros años de carrera20,21. Por el contrario, sí que se ha encontrado asociación entre la presencia de rotaciones de medicina de familia y la proporción de estudiantes que eligen esta especialidad. Campos-Outcalt y Senf23 han demostrado que en EEUU la introducción de una rotación obligatoria en medicina de familia en el tercer curso tenía un efecto positivo sobre la proporción de estudiantes que elegían 220 medicina de familia como especialidad: 2,36% en las públicas y 2,07% en las privadas. Las facultades que tenían la rotación obligatoria durante más tiempo tenían proporciones más altas de estudiantes que entraban en medicina de familia. Solo el 6% de los médicos generalistas que participaron en el estudio de Martini et al17 reconocía haber realizado su elección de especialidad durante los primeros 2 años de la facultad, mientras que el 40% elegían su especialidad en los años de rotación clínica. Un 42% consideraba las rotaciones experiencias que les habían influido fuertemente en su elección de especialidad. Una rotación rural obligatoria tenía también una correlación positiva con la proporción de generalistas. No está claro cómo el entrenamiento clínico en medicina de familia afecta a la elección de especialidad de los estudiantes. Podría ser por el entrenamiento en sí mismo o la exposición a la especialidad, aunque el tiempo requerido para esta formación podría estar reflejando la fuerza de la medicina de familia en la facultad. En cualquier caso, las preferencias de los estudiantes por la especialidad cambian tras realizar la rotación en medicina de familia, aunque estos cambios no siempre son predictivos de la elección de especialidad última18. En cuanto a la existencia de una formación longitudinal a lo largo de la carrera, Herold et al25 estudiaron la influencia sobre la elección de especialidad de un programa de formación en atención primaria a lo largo de los 4 años de los estudios de medicina. De 201 estudiantes que se presentaron voluntarios, fueron seleccionados al azar 93 para participar en el programa. Era significativamente más probable que los voluntarios, independientemente de que hubieran participado o no en el programa, eligieran especialidades de atención primaria, mientras que los no voluntarios optaban por especialidades de alta tecnología. Concluyen que el programa no parece influir la elección de especialidad de los estudiantes, porque los interesados en participar, independientemente de que lo hagan o no, era más probable que eligieran especialidades de atención primaria. 5. Características y valores de los estudiantes al ingreso. Se han propuesto diferentes circunstancias que podrían inclinar la decisión de los estudiantes hacia una u otra especialidad. Revisaremos las más importantes: - Sexo: las mujeres y los hombres difieren en sus patrones de elección de especialidad, aunque cambian con el tiempo. Diferentes estudios han demostrado una tendencia significativa en cuanto a que las mujeres elijan medicina de familia, pediatría y medicina interna general. Los motivos para entrar en la facultad de medicina y para elegir especialidad difieren según el sexo: las mujeres valoran más la relación con los pacientes y colegas, y menos los ingresos y el prestigio. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. - Edad y estado civil: tener más edad en el momento de la matriculación, estar casado y tener niños tiene una asociación positiva con la elección de una especialidad de atención primaria, que podría tener relación con la preferencia por programas de residencia más cortos. - Origen socioeconómico: en USA se ha encontrado asociación con este factor, debiendo tener en cuenta además la relación existente entre minorías étnicas y más bajo nivel socioeconómico. Estos estudiantes pueden tener acumuladas deudas en relación con la financiación de sus estudios. Por otra parte es más probable que estén interesados en ejercer en áreas socioeconómicamente deprimidas. Los estudiantes hijos de médicos tienden a elegir especialidades que no son de atención primaria, lo que puede ser reflejo del estatus socioeconómico, un mayor conocimiento de la especialidad, el estatus relativo de la atención primaria dentro de la comunidad médica o el apoyo familiar dado a la elección. - Origen geográfico: estudiantes de pequeñas ciudades o de origen rural es más probable que elijan atención primaria. - Antecedentes académicos: no en cuanto a una relación con el rendimiento académico previo, sino en cuanto a que los estudiantes con una formación de “base amplia”, con actividades extracurriculares, es más probable que elijan especialidades con alto nivel de interacción médico-paciente, como la medicina de familia. - Personalidad: no se ha demostrado su valor como predictor en la elección de especialidad, probablemente porque los instrumentos existentes no son capaces de establecer diferencias entre ellos. Los estudiantes de medicina son un grupo homogéneo: con relación a la población general son en conjunto más competitivos, académicamente superespecializados, muy cumplidores, altamente motivados y disciplinados. - Expectativas de la carrera al matricularse: las expectativas de los estudiantes dependen sobre todo de la especialidad deseada por ellos: los estudiantes que se inclinan más hacia carreras de atención primaria demuestran puntos de vista más positivos hacia la atención primaria14. Por otra parte, la decisión de realizar la residencia en atención primaria puede venir determinada por otros factores, como la actitud del estudiante hacia el sistema de atención a la salud. Lawson et al26 realizaron un análisis de regresión logística en el que las variables independientes eran las características de los estudiantes del modelo de Bland-Meurer, y la variable dependiente era la elección de residencia de atención primaria. Participaron en el estudio 555 estudiantes, de los que el 51% elegía estas especialidades. El modelo que mejor predecía la elección de una residencia de atención primaria incluía las variables: ser REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 mujer, obtener puntuaciones bajas en las rotaciones de psiquiatría y cirugía y altas puntuaciones en la rotación de medicina interna, decidir no participar en un proyecto de investigación, estar en desacuerdo con que “los cambios en el sistema de atención a la salud tengan un efecto negativo sobre los médicos”, y de acuerdo con que “el acceso a la atención médica y a la prevención de la enfermedad es un problema en EEUU”, y planear ejercer en áreas infradotadas. Martini et al17 encontraron que los “valores sociales personales”, en el sentido de responsabilidad social y compromiso de servicio, eran el factor que los médicos generalistas reconocían como mayor influencia en su elección de carrera: casi el 67% los consideraba una fuerte o muy fuerte influencia en su elección de una especialidad generalista. Kassebaum et al27, a través del análisis por regresión logística de la información obtenida de bases de datos de la Asociación de Colegios Médicos Americanos, estudiaron las intenciones de los graduados en 1995 en EEUU para seguir carreras generalistas. En particular, los factores que se asociaban positivamente con la elección de medicina de familia eran el sexo femenino, una edad mayor o igual a 28 años, un origen rural y la presencia de un departamento de medicina de familia. Sin embargo, existían dos variables especialmente poderosas: una probabilidad casi cinco veces mayor cuando los estudiantes habían indicado una preferencia por la medicina de familia al matricularse y una probabilidad de más de 9 veces cuando los estudiantes seguían una asignatura optativa de medicina de familia. Por el contrario, eran influencias negativas los intereses en altas posibilidades de ingresos e investigación. En un estudio realizado en Canadá, Wright et al6 identificaron una serie de factores y de características demográficas asociados con la perspectiva de los estudiantes de dedicarse a la medicina de familia. En base a las respuestas a un cuestionario de 519 estudiantes en las dos primeras semanas de estancia en la facultad establecieron sus tres primeras opciones de carrera y el grado en que 25 variables contribuían (escala Likert de 5 puntos, donde el 1 correspondía a la ausencia de influencia y el 5 a la máxima influencia) a la elección de la primera opción. El 19,5% consideraba la medicina de familia su primera opción, y un 53% la incluía en alguna de las tres posiciones. La media de edad de los que elegían medicina de familia era significativamente mayor que la de aquellos que elegían otras especialidades: 26 (DE: 5,1) vs 23,7 años (DE: 2,9). Las mujeres elegían medicina de familia como primera opción más frecuentemente que los hombres (23% vs 16%, p<0,05). En el análisis factorial sobre las respuestas a la primera elección de carrera identificaron 5 factores que incluían 17 de las 25 variables y explicaban el 52% de la varianza en las respuestas. Un análisis de regresión logística revelaba que la mayor orientación social, el deseo de un ámbito variado de práctica, la menor orientación hospitalaria, la mayor edad, la preocupación por el estilo de vida médico y la menor población de la comunidad donde el estudiante 221 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. había completado su formación secundaria eran, en este orden de importancia, predictivos de la elección de medicina de familia como primera opción. 6. Factores que afectan a los valores de los graduados. Circunstancias que acontecen durante los años de facultad pueden cambiar los valores o necesidades de los estudiantes: - Endeudamiento. La relación con la elección de especialidad puede venir determinada por dos efectos distintos: por una parte puede llevar a seleccionar especialidades con mayores ingresos, pero también puede llevar a seleccionar especialidades de menor duración para evitar el incremento de las deudas. Rosenblatt y Andrilla28, utilizando las respuestas sobre deudas y elección de carreras del Cuestionario de Graduación de la Asociación Médica Americana en 2002, encontraron que un 83,5% de los estudiantes graduados tenía deudas, con una media por estudiante de 86.870 $. Los estudiantes admitían que los altos niveles de deudas influían en sus elecciones de carrera, existiendo una relación inversa entre el nivel total de deudas educacionales y la intención de entrar en atención primaria. Sin embargo, su efecto era modesto cuando se tomaban en consideración otros factores, como los demográficos. Así, por ejemplo, las mujeres estaban mucho más interesadas en atención primaria y pediatría que los hombres. - Socialización. La educación médica influye en las actitudes y la personalidad de los estudiantes. Las normas y la cultura del entorno de la facultad pueden jugar un papel significativo conformando los valores de los estudiantes de medicina. A lo largo de los años de facultad los estudiantes experimentan una disminución de la orientación humanística y un aumento en el hedonismo. Al final de la carrera es mayor la orientación a la profesión y las condiciones de trabajo, y menos hacia el cuidado de los pacientes, en comparación con los estudiantes de primer año. Los estudiantes que elijen atención primaria tendrían una mayor orientación al cuidado de los pacientes que los que elijen otras especialidades. Como pusieron de manifiesto Lynch et al29, las percepciones positivas hacia la atención primaria de los estudiantes al inicio de su formación pueden cambiar conforme van desarrollando a lo largo de los años de facultad percepciones realistas acerca de las demandas profesionales sobre los médicos de atención primaria. Ya hemos señalado la frecuencia con que los estudiantes de medicina escuchan comentarios negativos acerca de la medicina de familia, especialmente por parte de profesores de otras especialidades, del tipo “los médicos de familia no pueden dominar el contenido de la especialidad” o “no son tan inteligentes como otros médicos” 30. Zinn et al31 ratifican esta apreciación en el sentido de que durante el curso de su educación y entrenamien222 to los estudiantes experimentan una erosión de sus orientaciones hacia la atención primaria conforme van progresando a través de la facultad de medicina y hacia la residencia. Se basaron en las respuestas a una entrevista telefónica dirigida a muestras probabilísticas estratificadas de estudiantes de medicina y residentes de EEUU en 1994 y 1997, en la que preguntaban por sus actitudes en relación con enfrentarse a temas psicosociales y su percepción de las actitudes de los profesores y sus compañeros hacia la atención primaria, comparando las respuestas a lo largo del tiempo y entre grupos. Entre el primer y el cuarto curso de la facultad de medicina había una disminución a lo largo del tiempo de la orientación de los estudiantes hacia aspectos socioemocionales de la atención a los pacientes (61,6% vs 42,7%, p=0,001) y de sus percepciones de que trabajar con temas psicosociales de los pacientes hacía a la atención primaria más atractiva (56,3% vs 43,5%, p=0,01). Este patrón se mantenía en los residentes entrevistados en 1997, quienes era incluso menos probable que dijeran que el tratar temas psicosociales hacía a la atención primaria más atractiva (26,9%). Para los estudiantes de cuarto de 1994 que eran residentes de tercer año en 1997 había una percepción aumentada de que los médicos y profesores de otras especialidades tenían actitudes positivas hacia la atención primaria (20,8% vs 33,0%, p=0,005; 28,3% vs 45,7%, p<0,001, respectivamente), lo que reflejaría una percepción de que el entorno para la atención primaria en el ámbito académico había mejorado con el tiempo. Las experiencias vividas por los estudiantes en atención primaria pueden influir en un sentido positivo, ya que el mayor conocimiento de las especialidades y las experiencias clínicas positivas a lo largo de los años de facultad determinan cambios en las preferencias de los estudiantes. En un estudio realizado por Market32, a partir de la información recopilada de 815 graduados de la Wright State University School of Medicine entre 1981 y 1990, se encontró que 217 de ellos cambiaban sus preferencias durante los años de facultad. En concreto, 53 se inclinaban hacia atención primaria, y 164 a otras especialidades. Las razones relativas a la experiencia en la facultad tenían más influencia que razones de tipo personal o social, y en especial más para los que cambiaban a otras especialidades que para aquéllos que cambiaban a atención primaria. La razón más frecuente para cambiar era el tener un mayor conocimiento de las especialidades: 62% de los que cambiaban a atención primaria y 81% de los que cambiaban a otras especialidades. La segunda respuesta elegida, por ambos grupos, era el haber tenido una experiencia positiva en una rotación clínica en una determinada especialidad. Entre las razones seleccionadas con menos frecuencia, era más probable que fueran citadas por los que se cambiaban a atención primaria el contenido y el énfasis del currículum (19% vs 7%) y la localización de la residencia (17% vs 6%), mientras que para los que cambiaban a otras especialidades era más importante el tener mejores oportunidades financieras (17% vs 4%). Los que cambiaban a atención primaria las razones que esgrimían eran: REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. consideraciones familiares o personales, influencia positiva de profesores específicos en la especialidad elegida, experiencias negativas en una rotación clínica de otra especialidad y la necesidad social de médicos. Los que se cambiaban a otras especialidades citaban: influencia positiva de profesores específicos en las especialidades elegidas, experiencias negativas en una rotación clínica, consideraciones familiares y/o personales y mayor estímulo intelectual. Un 23% de los que cambiaban sus preferencias argumentaba opiniones negativas de profesores de otras especialidades. Estos cambios en las preferencias por una determinada especialidad fueron también estudiados por Schafer et al33, en base a las respuestas de 320 estudiantes de la Universidad de California, San Francisco, después del Nacional Resident Matching Program Match y antes de su graduación en los años 1996,1997 y 1998. De 41 que decían que la medicina de familia había sido su primera opción de especialidad previamente a comenzar las rotaciones clínicas, solo 15 (37%) acababa eligiéndola para su residencia; en comparación, los porcentajes para medicina interna y pediatría eran del 50% y 69%. En relación con los que rechazaban otras especialidades, los estudiantes que rechazaban medicina de familia era más probable que citaran como razones el insuficiente prestigio, el bajo contenido intelectual y la preocupación acerca de una maestría demasiado extensa en cuanto a las áreas de contenido. Los estudiantes reconocían que sus compañeros, los residentes y los profesores a menudo hablaban mal de la medicina de familia. Nieman et al34 recopilaron información de 10.081 graduados entre los años 1992 y 2000 en facultades de medicina de Texas, comparando la proporción de los que elegían medicina de familia u otras residencias de atención primaria, según hubieran o no participado en un programa de tutorización en medicina de familia. El 27,9% de los participantes elegían medicina de familia, frente al 15,7% de los que no habían participado. El efecto positivo de la experiencia en una determinada especialidad puede ser transitorio, como se demuestra en el estudio de Morrison y Murray35. Estos autores describieron los factores que influían en la elección de carrera de estudiantes de medicina de último curso de la Universidad de Glasgow, especialmente el efecto de un rotatorio de 4 semanas en medicina general, y los cambios en las elecciones de carrera entre el final del curso y el final del año de prerregistro de residencia. El estudio consistió en la administración de un cuestionario a 206 estudiantes de medicina que iban a realizar su rotatorio clínico final, antes e inmediatamente después de las 4 semanas que duraba, y el posterior envío de un cuestionario postal después del año de prerregistro de residencia (16 a 26 meses después del segundo cuestionario). Los 3 cuestionarios fueron completados por 131 estudiantes. Antes del rotatorio de medicina general, era más probable que las mujeres consideraran la medicina general su primera opción de carrera (era la primera elección para el 36,6% de las mujeres frente al 8,3% de los hombres), sin embargo no había diferencias por sexos después del rotatorio. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 En ese momento la medicina general había pasado de ser considerada la materia del curso que más les gustaba para solo el 4% a el 47,1% de los estudiantes, mientras que el número de los que afirmaban que era probable o muy probable que eligieran medicina general aumentaba de 60 a 72 (principalmente por el cambio de opción de estudiantes varones), sin embargo en el tercer cuestionario habían descendido a 56. Concluyen así que el rotatorio de medicina general influía a los estudiantes, especialmente varones, hacia una carrera de medicina general, pero este efecto era transitorio. 7. Necesidades que satisfacer. Los estudiantes que prefieren especialidades de atención primaria tienen un mayor deseo de contacto con los pacientes y están más interesados en servir a poblaciones diversas, tratar una variedad de problemas médicos y realizar cuidados de salud con los pacientes. Estos estudiantes están menos preocupados con practicar una medicina hospitalaria, realizar cirugía, temas de malpraxis, ingresos y prestigio, que aquellos que prefieren otras especialidades. Fincher et al36 analizaron las posibles influencias sobre la elección de especialidad en base a las repuestas a un cuestionario de 404 graduados de la facultad de medicina del Medical College of Georgia en los años 1988, 1989 y 1990. Los estudiantes que elegían especialidades de atención primaria (42%) estaban influidos positivamente más a menudo por su deseo de mantener opciones abiertas para una futura subespecilización (85% vs 58%) y su deseo de oportunidades de atención longitudinal a los pacientes (95% vs 54%). Aquellos que elegían especialidades que no eran de atención primaria estaban influidos más a menudo por su deseo de recompensas económicas (69% vs 35%) y sus percepciones de estilo de vida tras la residencia (74% vs 60%) y prestigio de la especialidad (57% vs 36%). En un trabajo posterior37, basado en las respuestas a un cuestionario enviado por correo a graduados de 9 facultades en 1991, confirman algunos de estos hallazgos. Mostraron un interés por hacer una residencia de atención primaria el 45% de los 803 participantes. Los factores que se asociaban positivamente con la elección de una especialidad de atención primaria, cuando se controlaba por otros factores, eran el deseo de proporcionar una asistencia integral, mantener opciones abiertas y prestar atención ambulatoria, mientras que el deseo para recompensa económica estaba asociado negativamente con la elección de una especialidad de atención primaria. En el ya mencionado trabajo de Osborn22, los factores que se asociaban con la elección de una especialidad que no fuera de atención primaria eran las expectativas de futuros ingresos y las oportunidades de trabajo con nuevas tecnologías. 8. Percepción de las especialidades. Una de las mayores dificultades que tienen los estudiantes para elegir especialidad es la falta de información sobre las mismas. La mayoría de los estudiantes aprenden acerca de las especialidades durante sus años de facultad participando en cursos y a través de 223 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. la observación de los profesores, residentes y otros estudiantes. Si las experiencias no reflejan la realidad, la percepción de los estudiantes puede estar distorsionada. La mayoría de los estudiantes no tienen definida la especialidad que van a hacer cuando entran en la facultad de medicina. A lo largo de la carrera van variando las preferencias. El mayor interés por una especialidad se da, como ya hemos comentado, inmediatamente después de una rotación. Muchos estudiantes que tienen preferencia por especialidades de atención primaria al inicio de su formación, cambian su perspectiva durante las rotaciones clínicas. En base a las respuestas a un cuestionario, enviado por correo electrónico, de 479 estudiantes de medicina de todos los cursos en la Facultad de Medicina de Londres en el año 2001, Ali y Jones7 concluyeron que el número de estudiantes que expresan una preferencia temprana por la medicina general es bajo (13,8%), si bien un 23,8% estaban inseguros sobre su futura carrera. La medicina general era más popular entre las mujeres (32,1% vs 10,5%), existiendo una preferencia aumentada por la misma en aquellos estudiantes que habían recibido formación específica en este campo (22% vs 9,6%). En un estudio cualitativo con grupos focales, llevado a cabo por Tolhurst y Stewart8, para conocer los factores que influyen para que un estudiante de medicina se decante por medicina general, y en el que participaron 82 estudiantes de primer y último año de las facultades de medicina australianas en 2002, de los que alrededor de la mitad estaban interesados en la misma, encontraron los siguientes factores atrayentes: naturaleza del trabajo (incluyendo su diversidad), continuidad de la atención, contexto comunitario y condiciones de trabajo (incluyendo flexibilidad de formación y trabajo, disponibilidad de parte del tiempo de trabajo y elasticidad en las cualificaciones). Como factores negativos destacaban la amplitud del conocimiento necesario, trabajo aburrido (en medicina general urbana), sobrecarga burocrática, tener que llevar un negocio y condiciones de trabajo (incluyendo una relativamente pobre remuneración, carga de trabajo en medicina general rural y pobre estatus de los médicos generales). La mayoría de los participantes de primer año tenían ideas poco definidas acerca de sus futuras intenciones de carrera, aunque muchos anticipaban que sus intereses podrían verse influidos por su experiencia en el pregrado. Por su parte, los estudiantes de último año recordaban que sus experiencias en el pregrado habían influido en sus preferencias de carrera, recordando algunos de ellos las actitudes negativas hacia la medicina general que habían encontrado en otros especialistas, incluyendo profesores. Los factores relacionados con la elección de especialidad de los médicos de familia tienen similitudes con los de otras especialidades también relacionadas con la atención primaria. Senf et al38 enviaron por correo un cuestionario a todos los médicos de familia y un número igual de otros médicos de atención primaria graduados en 24 facultades de medicina de EEUU en 1997 a 1999, 12 de las cuales habían aumentado 224 la proporción de graduados que elegían medicina de familia, mientras que las otras la habían disminuido. De 2985 cuestionarios enviados recibieron 1457, oscilando la proporción de respuestas según las facultades (33-73%), y según especialidades (médicos de familia: 57,6%; combinación de medicina interna y pediatría: 56,3%; pediatría: 50,4%; medicina interna: 38,3%). Para los médicos de familia, el factor más importante era “las relaciones con los pacientes”, seguido por “querer un enfoque hacia la práctica de la medicina similar a la de los médicos de familia”. Los internistas indicaban como más importante “querer trabajar con adultos”, seguido por “un enfoque de medicina interna a su práctica”. Lo más importante para los pediatras era “trabajar con niños”, seguido por “la relación con los pacientes como otro pediatra”. Aquellos que combinaban medicina interna y pediatría indicaban más a menudo “un deseo de trabajar con niños”, seguido por “un enfoque a la medicina como otros de su especialidad”. Así pues, las razones para elegir especialidad estaban relacionadas con la congruencia entre el graduado y los médicos en la especialidad de su preferencia o el proceso de prestar atención en la misma. Se pone de manifiesto la existencia de un modelo de rol, relacionado con el conocimiento de los estudiantes del encaje entre ellos mismos y la especialidad que han elegido, siendo éste más marcado para los médicos de familia que para las otras especialidades. Para concluir esta revisión, queremos recordar las recomendaciones que Bland, Meurer y Maldonado1 proponen para aumentar la incorporación de estudiantes a los programas de residencia de atención primaria: 1. Desarrollar departamentos académicamente creíbles de medicina de familia (en su ámbito también medicina interna general y pediatría general). 2. Cambiar la cultura de las facultades para valorar la atención primaria. 3. Cambiar las políticas de admisión a favor de estudiantes interesados en atención primaria y dar peso a características de los estudiantes que pudieran predecir una futura elección de carreras de atención primaria. 4. Cambiar la composición de los comités de admisión para incluir personas que sean útiles en la selección de estudiantes que acaben en carreras de atención primaria. 5. Usar procesos de reclutamiento y selección que tengan mayores probabilidades de atraer a estudiantes que elijan carreras de atención primaria. 6. Tener profesores de atención primaria clínicos, además de contar con voluntarios como profesores de prácticas en los cursos iniciales. 7. Establecer experiencias de atención primaria longitudinales obligatorias. 8. Establecer rotaciones de medicina de familia obligatorias. 9. Establecer un curso sobre necesidades de salud de la sociedad y el papel de los médicos. 10. Establecer un programa de consejo sobre carreras, incluyendo información formal sobre las características clave de las especialidades. 11. Estimular a las facultades a evaluar de forma continuada el impacto de sus programas. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 216-225 ARTÍCULO ESPECIAL ¿Qué determina la elección de una especialidad en Medicina? Escobar F. et al. 12. Requerir de los poderes públicos inversiones para la formación y la investigación en atención primaria, así como para el estudio de la educación médica. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. Bland CJ, Meurer LN, Maldonado G. 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Fam Med 2004; 36: 123-30. 225 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoterapia de Apoyo en Atención Primaria María del Prado Ordóñez Fernándeza FEA de la Unidad de Salud Mental del Hospital General de Ciudad Real. a Dirección para correspondencia: María del Prado Ordoñez Fernandez. C/ Alarcos Nº 3, 1ºD, 13001-Ciudad Real. E-mail: [email protected] Recibido el 11 de junio de 2008. Aceptado para su publicación el 30 de julio de 2008. RESUMEN La terapia de apoyo en Atención Primaria tiene como meta fundamental la atenuación de ansiedades y el aumento de las defensas con el fin de mejorar el funcionamiento individual o retornar al funcionamiento previo, evitando el desentrenamiento en habilidades adquiridas, fomentando la autonomía y el contacto con la realidad. No es necesaria la motivación previa para el cambio como en el resto de las psicoterapias. El período de tiempo puede ser limitado o no según el tipo de paciente. La visita periódica cada 2-3 meses, o incluso a demanda del propio paciente, puede cubrir los objetivos. La inclusión de psicofármacos serviría para reforzar el trabajo de soporte, permitir la continuación del vínculo durante los intervalos de las visitas y como evaluador de la mejoría del paciente. Palabras clave: Psicoterapia. Atención Primaria de Salud. ABSTRACT Psychotherapy Support in Primary Care The main goal of psychotherapy support in primary care is to reduce anxiety and to strengthen the defenses in order to improve the individuals’ performance or enable them to return to a previous performance, preventing skills acquired from being lost, increasing independence and the contact with reality. Prior motivation for the change, needed for other psychotherapies, is not required. The period of time may or may not be limited depending on the type of patient. A regular visit every 2-3 months, or even at the patient’s demand, may fulfil objectives. The inclusion of psychotropic drugs would help to reinforce the support work, permitting the connection to be maintained in the intervals between visits and also enabling improvement in the patient to be evaluated. Key words. Psychotherapy. Primary Health Care. INTRODUCCIÓN Durante los años en los que trabajé como Especialista de Área en el Centro de Salud de Móstoles, llevé a cabo la coordinación con el Equipo de Atención Primaria de nuestro Distrito (Azorín) y resultó una tarea sencilla y gratificante por la riqueza humana del equipo. De estos encuentros quincenales aprendimos muchas cosas y aún recuerdo la enorme carga asistencial que el equipo soportaba. Esta sobrecarga no daba mucha cabida a la formación continuada y en especial a la actualización en los conocimientos (exigencia deontológica y legal para todos los profesionales). Actualizarse en cardiología, neumología, neurología, psiquiatría, medicina interna, etc., implicaba demasiadas lecturas para ser asimiladas. Los médicos de atención primaria conocían la importancia que jugaban los factores psicológicos en la práctica médica, en el día a día de su ejercicio, y me animé a resumir para ellos a los dos autores que desde mi punto de vista resultaban más sencillos, claros, profundos, y sobre todo clínicos: M. Balint y J.L. Tizón García. El resumen, por supuesto, no aportaba ninguna idea original a la de los autores e incluso utilicé frases textuales por no encontrar una forma más correcta y sencilla para expresarlo. A principios de 1998, desde Atención Primaria se solicitó a los psiquiatras del Servicio (Servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Ciudad Real) la participación en los seminarios de formación continuada, y curiosamente uno de los temas solicitados llevaba por título: psicoterapia en Atención Primaria. Me ofrecí voluntariamente a exponerlo, y volví a experimentar la enorme acogida que tienen estas cuestiones entre los médicos de cabecera. Al fin y al cabo son ellos los que continuamente esREV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 226 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. tán manejando los componentes psicológicos en la práctica diaria. Deseo que quede constancia de que las ideas y contenidos de este artículo son transcripciones de tan excelentes maestros (M. Balint y J.L. Tizón) y pido disculpas a los mismos si algún concepto ha sido mal interpretado o mal contextualizado. FACTORES PSICOLOGICOS DE LA PRÁCTICA MÉDICA Frecuentemente, cuando se habla de tener en cuenta factores psicológicos en la práctica médica, muchos profesionales argumentan la imposibilidad del abordaje por la creciente demanda asistencial y el desastre asistencial, pero a menudo las “presiones” asistenciales son sentidas como más “presionantes” porque no se tiene en cuenta la posibilidad de elaborar las fantasías y temores de los consultantes, que llevarían a una mejor recepción de los mismos y a cambios en el trato personal que se les dispensa. En ocasiones los profesionales nos sentimos desbordados por ansiedades personales provocadas por la relación asistencial. La sensación de desbordamiento, en ocasiones, proviene más de esa ansiedad no elaborada que de un real desbordamiento asistencial. Esto no es óbice para afirmar que, realmente, la situación sanitaria en nuestro país presenta graves deficiencias. La asistencia primaria está en el límite de lo humano y de lo imposible. Pero aún así, existen experiencias de equipo que han intentado modificar la organización de su trabajo para poder considerar aspectos psicológicos y sociales y no sólo los biomédicos. El resultado de esta mejor organización del desastre, considerando los aspectos psicológicos (fundamentalmente la escucha de los componentes psicológicos en el enfermo), en cualquier consulta típica, hace que el número de consultas disminuya. Entre otras cosas, porque un paciente más contenido en sus ansiedades no necesita tantos medicamentos, recetas, tantas visitas, etc. Por lo tanto, a pesar del actual desorden organizativo de la asistencia primaria, es posible atender mejor a la población (Belenes, 1978-1980; Bravo, 1979; Galeote, 1986; Tizón 1981-1984; Balint, 1968; Norell, 1973; Treadway 1983), en especial si pasamos a tener en cuenta y valorar más seriamente los aspectos psicológicos. Puesto que el paciente, como decía Balint (1968), usa a su médico para intentar tratar ansiedades y temores varios (y no sólo los provenientes de enfermedades físicas directas), el médico ha de conocer lo suficiente sobre los elementos psicológicos de la relación (ansiedades, fantasías, temores, defensas, etc.) para poder encauzar los mismos de forma positiva con respecto a la salud del paciente, de los miembros del equipo, etc. y de la propia relación asistencial. 227 LA ANSIEDAD Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA La ansiedad va a ser la emoción en todo paciente que acude a consultarnos. La vemos como sustrato y reforzador de los principales temores y esperanzas con las que los pacientes nos llegan. Es el elemento básico de lo intrapsíquico, de la vida mental del sujeto. El médico debe considerar la ansiedad como inseparable de la vida: no es posible la vida humana sin un cierto monto de ansiedad. El psicoanálisis actual ha investigado esta importante cuestión y, para ello, ha seguido la línea fundamental en la que se halla comprometido desde hace decenios: investigar los fenómenos en la infancia, en los primeros momentos, y experiencias de la vida humana. En la medida en que la infancia es el crisol de las representaciones mentales del futuro (fantasías conscientes e inconscientes, ansiedades, emociones, sentimientos, pensamientos, deseos, recuerdos, etc.) en esa misma medida es en la infancia donde nos resultará más productivo buscar la respuesta a nuestro interrogante. Así, a partir de las investigaciones psicoanalíticas al respecto, se piensa que, muy esquemáticamente, existen tres fuentes o peligros fundamentales para el organismo: los peligros y las ansiedades de diferenciación-indiferenciación, los peligros y ansiedades que provienen de ataques, de persecuciones, internas o externas a nuestro organismo, y, en tercer lugar, los peligros procedentes de la pérdida, el error, la culpa. 1. Las ansiedades de diferenciación. En ocasiones son llamadas confusionales “primitivas”. Cada dolor, frustración, pérdida, sensación molesta, puede ser vivida con una intensa confusión, en la que no se puede diferenciar bien si viene de dentro o de fuera, de los otros o de uno mismo, del propio organismo o del entorno. Cada avance en la diferenciación, cada progreso, nos va a dejar “indefensos” ante los peligros reales de no ser atendidos, de ser abandonados al dolor, al sufrimiento, a la falta de cariño, al hambre, etc. Cada nuevo paso en la diferenciación pondrá en marcha intensos grados de ansiedad. Este tipo de ansiedad se manifiesta al exterior mediante la confusión, la indecisión, las vacilaciones, la incoordinación motriz, el autismo, o negativa a establecer diferenciación. Espontáneamente tendemos a elaborar las ansiedades de “diferenciación”, de confusión primitiva, ordenando la realidad o nuestras percepciones de la misma, disociando unas perspectivas de otras, sobre todo las internas de las externas, preguntando, reflexionando, planificando, clasificando, controlando, etc., que son todas ellas actividades destinadas a organizar la realidad (“separar la luz de las tinieblas”). Gracias a la experiencia repetida de ser cuidado, de que cuando una sensación desagradable domina al bebé, “algo sucede” en su ayuda, sin que éste sepa si viene de dentro o de fuera, y gracias a que este “algo” con una serie de características regulares, no cambiantes, calma esa sensación desagradable y la ansiedad consecutiva, gracias a ese tipo de experiencias (repetida centenares de miles de veces en los primeros REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. años de todos nosotros) en nuestro incipiente “mundo interno”, en nuestra incipiente “realidad psicológica”, van formándose las primeras regularidades. Es fácil entender pues la necesidad psicológica que todos tenemos de poseer, en esos primeros días, meses y años, un ambiente psicológico estable: cuanto más cariñoso y regular sea ese ambiente, más fácil resultará establecer las primeras diferenciaciones entre el afuera y el adentro, entre el yo y el no-yo, entre lo mental y lo corporal. De ahí que psicoanalistas de la Sociedad Española de Psicoanálisis hayan propuesto el término “unidad originaria” para referirse a esa situación mental, fundamento de todas las diferenciaciones, en la que el bebé se siente inmerso en un círculo de relaciones no sólo basado en la madre, sino también en el padre y otros miembros del núcleo familiar, del que provienen principalmente los cuidados, el cariño, la atención, la ansiólisis, la ayuda, y otros. 2. Las ansiedades persecutorias o paranoides El hecho de diferenciar un “afuera”, que unas veces puede ser cuidante y otras no, que unas veces puede ser solícito y otras frustrante, que unas veces puede proteger y otras dañar (perseguir, según las profundas y dominantes fantasías de este bebé), despierta otro tipo de temores, de ansiedades: son las ansiedades basadas en la vivencia psicológica de amenaza de desintegración o desestructuración por ataque, por agresión, por esa “madre-mala” que no cuida, no atiende, en la que el bebé siente colocada no sólo la “maldad” real del no-cuidado, sino su propia maldad, agresividad, que aumenta la maldad, lo destructivo de ese “objeto malo que es la ausencia del objeto”. El origen de la tensión proveniente de esos aspectos internos destructivos, de tales ansiedades (que llamamos persecutorias o paranoides) yacerá en los ataques externos, reales, y todo no cuidado es para el niño un ataque, una persecución, o bien en la fantasía de ser atacado por causa de la proyección de la propia agresividad: mediante la actuación de ese mecanismo de defensa psicológico contra las ansiedades excesivas que es la proyección, remedio psicológico de actividades biológicas elementales (excretar lo malo, lo molesto, como las heces, alejar al perseguidor o alejarse de él, etc.), el ser humano tiende a colocar, a vivir como proveniente del exterior de sí mismo lo temido, lo agresor, lo “malo”. Es a ese fenómeno humano fundamental al que llamamos proyección. Su consecuencia, como demuestra la observación clínica, es la proliferación de fantasías más o menos primitivas de haber dañado el objeto y, junto con ellas, de temores de retalización, de venganza consecutiva (Klein, 1946). Las ansiedades persecutorias o paranoides serían pues reacciones psicofísicas ante peligros de ataques externos, ante los ataques internos (de nuestras propias representaciones mentales, por ejemplo, recuerdos vergonzosos o dolorosos), o ante el ataque del objeto sobre el que hemos proyectado nuestra agresividad u hostilidad. Tales ansiedades tendemos a controlarlas, a elaborarlas mediante la precaución, la cautela, la indagación, el contraataque o la huida (la “huida psiREV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 cológica”, a través de los “mecanismos de defensa contra la ansiedad”, o bien la huida externa, en la conducta), o mediante la aceptación de nuestra culpa, hasta entonces proyectada. 3. Ansiedades depresivas Este tercer tipo de ansiedades son las relacionadas con la pérdida, el error, la culpa. Melania Klein las llamó así porque tienen que ver con ese tipo de vivencia, e hizo hincapié en que, a diferencia de las ansiedades persecutorias, el peligro se halla indudablemente dentro de nuestro mundo interno, el ataque proviene de nosotros mismos. Por supuesto, ello implica una elaboración suficiente al menos de las ansiedades de diferenciación o “confusión primitiva”, ya que existe claramente delimitado para nosotros mismos un adentro y un afuera. También una cierta elaboración de las ansiedades persecutorias, ya que no nos sentimos tan perseguidos, ni por nosotros mismos ni por los demás, como para no poder sentir, al menos inconscientemente, nuestro error, nuestra culpa, lo que valoramos, lo perdido, etc. Lo importante en las ansiedades “depresivas” o reparatorias es la preocupación por el objeto: por su bienestar, porque no resulte dañado o incluso por no dañarlo con nuestros propios errores, inadvertencias o ataques celosos o envidiosos. El niño acaba por percibir claramente que la fuente de sus satisfacciones, de su placer, de su gozo, está fuera de él, está en su madre, un objeto independiente, que no puede ser controlado, que puede irse y que puede gozar sin él: el objeto está en los otros, en la sociedad. Por tanto los objetos de apego, necesarios y queridos pueden irse y por la pérdida sentirse vacío, sin solución. Las “ansiedades depresivas” van por tanto, indisolublemente unidas a esa percepción de la independencia del otro con respecto al yo y por consiguiente acarrean una ambivalencia amor-odio hacia el objeto amado porque de la misma manera que lo amamos cuando es solícito puede ser odiado cuando nos abandona, cuando no nos cuida, cuando no actúa como deseamos o necesitamos. Pero el odio hacia el objeto querido acarrea la culpa, el sentimiento de culpa por ser capaces de odiar a quien se le reconocen sus cuidados, sus desvelos, su cariño, su ternura. Por ello no hay que asociar las ansiedades depresivas con la depresión: ésta consiste no en un estado emocional sino en un cuadro clínico. Además, en la depresión (mayor o menor, neurótica o psicótica), lo que predomina no son las ansiedades depresivas o reparatorias, sino las ansiedades persecutorias insuficientemente elaboradas, que dificultarán, por tanto, la posterior elaboración de las pérdidas y de las ansiedades depresivas unidas a ellas. LA TRANSFERENCIA Y LA CONTRATANSFERENCIA Muchos autores en el pasado intuyeron el valor de la transferencia, pero Freud fue el primero en observar que todos los pacientes por él tratados transferían sobre él de forma inconsciente los sentimientos que anteriormente les habían unido o separado de las personas emocionalmente más significativas de su vida. 228 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. El conjunto de experiencias mantenidas a lo largo de toda la vida, y en particular en la primera infancia, predetermina en el futuro no sólo nuestro mundo interno (el conjunto de recuerdos, fantasías, emociones, defensas, etc.) sino incluso la percepción de la realidad externa. 1. Que le libren del dolor, la incomodidad, la molestia. 2. Que le ayuden a soportar el sufrimiento. 3. Que le permitan descargarse (ansiedades y quejas). 4. Que le quieran y le traten bien. Este conjunto de experiencias actuará como el color del cristal con el que se mira. Pues bien, a ese fenómeno inconsciente y automático por el cual teñimos nuestra percepción del presente o del pasado con nuestras representaciones mentales y en especial con nuestros afectos, a ese fenómeno universal es al que llamamos transferencia. Y no sólo se da en los pacientes o consultantes, sino en nosotros, los profesionales: emociones, ansiedades o recuerdos que nosotros transferimos a la situación relacional. 1. Que le libren del dolor El consultante busca, por supuesto, que le libren del sufrimiento, pero como todo va ligado a un grado de ansiedad y esto es transferido a la relación, muchos profesionales se sienten presionados a actuar: opinar, recetar, derivar, etc. Se suele utilizar el término contratransferencia para hablar de lo que el profesional transfiere a la relación médico-paciente, pero haciendo con ello hincapié en que se da un movimiento psicológico especular con respecto a la transferencia del paciente. “Para poder asegurar que nuestra percepción de las emociones profundas de los pacientes es adecuada, previamente hemos de estar al menos mínimamente atentos a que no estemos transfiriendo a la misma todas las deformaciones de la percepción basada en nuestros deseos, emociones, necesidades y conflictos para que la contratransferencia no esté desviando de forma grosera nuestra percepción de la realidad del otro. RELACION MEDICO-PACIENTE La relación asistencial o clínica comienza bastante antes de que el consultante entre en contacto con el equipo. Habrá oído comentarios de médicos, de su forma de trabajar, de sus preferencias, de sus actitudes hacia los pacientes. Incluso en el caso de no haber escuchado nada, no por ello dejará de tener fantasías al respecto. Estas fantasías determinarán en buena medida su conducta en la entrevista clínica. El paciente puede acudir con fantasías o esperanzas muy idealizadas, que el médico y el equipo deben procurar no fomentar, frenar y ayudar a elaborar, o puede acudir con fantasías persecutorias y temores (pacientes que han oído hablar desfavorablemente de un equipo, personalidades paranoides, etc.). Una actitud realista por parte del médico capaz de comprender estas desconfianzas y fantasías, sin reaccionar sintiéndose herido, insultado o humillado, ayudarán a que tales fantasías se vayan reduciendo en progresivas entrevistas. Las dificultades del médico para soportar la ansiedad, que en él produce la observación del dolor ajeno, puede desviarle de su papel esencial: observar, escuchar, pensar y ayudar a pensar al consultante. El deseo y la esperanza del consultante de liberarse de sus dolores y molestias rápidamente puede entrar en colisión (complicidad inconsciente) con las dificultades del médico para soportar la ansiedad que en él produce la observación del dolor ajeno, y en especial del dolor mental (Verwoerdt, 1966). Si bien “divinum est sedare dolorem”, también hay que saber o recordar que existen dolores difíciles de calmar o que, desde luego, en muchos casos antes que sedar hay que observar y explorar, incluso en el campo de las inquietudes y ansiedades que promueve la relación asistencial. 2. Que le ayuden a soportar la carga Esto es frecuente sobre todo en los pacientes crónicos o terminales, o en los familiares de este tipo de pacientes. En este sentido lo más provechoso es escuchar al paciente y actuar parca y prudentemente. “Ayudando a soportar la carga estamos estimulando la parte sana del paciente y sus deseos de no dejarse hundir ante las limitaciones y la frustración”. Entre la observación del enfermo y nuestras actuaciones siempre tiene que mediar la reflexión. 3. Que le permitan descargarse En ocasiones lo que íntimamente desea el consultante es poder quejarse ante alguien de forma reiterada, desembarazarse de sus problemas y conflictos, contándolos, echándolos fuera, utilizándonos a veces como “cubos de la basura”. En este sentido lo importante es que la escucha sirva para organizar las intervenciones desde un diálogo paciente-médico que fomente la reflexión de ambos hacia un mismo fin. La escucha reiterada, sin diálogo, no tiene ninguna finalidad terapéutica. ESPERANZAS DEL CONSULTANTO 4. Que le quieran y le traten bien Una motivación profunda de todo ser humano es la de ser querido y querer: la pulsión del amor. Durante toda la vida buscamos que nos quieran, que nos acepten tal como somos, que nos amen desinteresadamente a pesar de nuestros defectos. Todo consultante espera del equipo médico que le cuide, lo cual se halla muy cerca de la necesidad de que le quieran. Y, ¿cuáles son las esperanzas más frecuentes del consultante?: El consultante espera que le escuchen, le libremos de sus molestias, sin producirle otras nuevas, que le res- De esta forma, antes de que comience el contacto directo entre el médico y el paciente ha comenzado ya la relación asistencial. Saint-Exupery comentaba en El Principito: “si vas a venir por ejemplo a las cuatro a partir de las tres comenzaré a ser feliz”. 229 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. petemos sus defectos y limitaciones y que le tratemos bien y con cariño. Otra cosa muy diferente es que el médico o el equipo sean capaces de llenar todos estos deseos, que en algunos consultantes son muy intensos y de características infantiles. Nuestro aprecio, que el consultante sin lugar a dudas busca, lo infiere a partir de la sensación de que le comprendemos. De ahí la favorable acogida de los médicos comprensivos en todas las épocas. Un médico comprensivo es para la mayoría de los consultantes un médico que acoge, que escucha, que aplica buenos tratamientos, con miramientos y procurando no dañar, que es cuidadoso, en definitiva, que quiere. El peligro es tender a adoptar por hipertrofia de este rol actitudes mágicas, omnipotentes o seductoras que nos alejan de la actitud fundamental que es “pensar juntos”, colocando al paciente en una posición infantil, dependiente, y al médico en un padre o madre omnipotentes, mágicos, restando autonomía al consultante que es el objetivo de toda salud psíquica. TEMORES DEL CONSULTANTE 1. Que le encontremos algo maligno o incurable Hay pacientes que ante las enfermedades se sienten dominados por ese temor (lo expresen o no). Otros, por el contrario, tienden a banalizar incluso afecciones graves. El médico ha de observar esas actitudes y expresar las dificultades de elaboración del duelo ante la pérdida de salud, o la elaboración de las fantasías con respecto a la enfermedad. Desde el respeto absoluto y la delicadeza, el médico debe ayudar al enfermo a acercarse a su propia realidad, para conjuntamente poder encontrar salidas. 2. Que le consideremos culpable del problema Cuando el paciente sabe que transgrede las recomendaciones médicas (por ejemplo, fuma, ingiere alcohol, no cumple el tratamiento, etc.) acude a la consulta con intensos terrores de ser perseguido. Ello le inhibirá en la relación y hará difícil la comprensión de lo ocurrido, incluso fomentará la pelea con el equipo (“la mejor defensa contra la culpa es el ataque”). En ocasiones sentimientos de culpa inconscientes pueden conducir a deformar u ocultar información: “en mi familia y en mi trabajo toda va muy bien”. Estas afirmaciones significan una invitación para que el médico no siga investigando otras causas relacionadas y se concrete en el aspecto médico o en otras relaciones ya previamente determinadas por el consultante. En sucesivas entrevistas siempre el médico debe observar la falla por donde penetrar en esas dificultades. El paciente demostrará su falla, porque desea ser ayudado, y este es el momento en que su médico debe comenzar a explorar los aspectos psicológicos implicados. 3. Que le hagamos daño, que le castiguemos El temor al sufrimiento, al dolor que puede producirse en una consulta o exploración, es tan omnipresente en la práctica clínica habitual que los médicos nos hemos acostumbrado a trabajar con él y no sabemos prestarle importancia más que en los casos muy extremos. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 Un posible problema es que, en la medida en que tales conductas se automaticen, lo que sale a la luz son las tendencias y actitudes profundas del médico. De ahí esa “automatización” a veces llamada “médico curtido”: actitudes irónicas, despectivas hacia el sufrimiento, actitudes irónicas o brutales (mejor de repente), actitudes frías, distantes, etc. El temor de que le lastimemos con nuestra exploración o con nuestras preguntas se puede atenuar progresivamente con la actitud honesta de la escucha, la observación, el respeto a los silencios, a la intimidad en definitiva. 4. Que le abandonemos, que no le hagamos caso Otra situación relativamente frecuente en las consultas es que los pacientes se dirigen a nosotros “como si nos hicieran un favor”: “Ya no quiero venir, pero como usted le dijo a mi esposa que debía verme...”. Son frases que pueden expresar realidades personales o incluso muchas veces ni siquiera eso. En otras ocasiones, son siempre los aspectos más necesitados, más desvalidos, más infantiles, los que afloran. Frases de este tipo pueden ser son una solapada petición de ayuda, unida a temores, culpas y sentimientos de ser castigado. Ciertamente, toda relación de un paciente con el médico implica un cierto grado de cesión de sus funciones y actitudes adultas, en especial cuando se trata de enfermedades graves o en trastornos de origen psicológico. Otro tema distinto es la actitud que el médico tome ante esa cesión. Una parte muy importante de la actitud médica adecuada es cuándo detenerse, cuándo poner coto a tal cesión. Cuando nos entregamos a otro de una forma más confiada se agudizan los temores a que nos abandone, nos hagan daño, no nos entiendan, etc. Este tipo de temores se encuentran siempre presentes en la relación asistencial. En este estado regresivo, como ocurrió en la relación con sus padres en la infancia, tiende a interpretar todo lo que ocurre en la consulta como referido a él. Si el médico habla en voz baja con la enfermera ¿se referirá a él? Si le envía a otro profesional ¿no será porque ya no le interesen sus problemas y no quiere saber nada de él? Si se ríen las enfermeras mientras se le realiza una prueba ¿no se reirán de él? Por todo esto es muy importante crear en la consulta un marco invariable y protector de la intimidad, la privacidad. La clarificación al paciente de nuestras decisiones y las explicaciones sobre el motivo de cualquier tipo de actuación tenderán a reducir dichos temores y a mejorar la relación médico-paciente. ESPERANZAS DEL MEDICO 1. Ser útil Ser útil librando o ayudando a librarse del dolor, de la incomodidad, de las molestias, del temor a nuestros semejantes es la base de todo tipo de asistencia médica y la fuente de las satisfacciones profesionales fundamentales del equipo sanitario. Esta esperanza de ser útil puede sufrir una exageración que la convierta 230 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. en nociva y peligrosa para la salud mental (del propio profesional) y para la salud del consultante. La necesidad de asegurarse de ser útiles nos puede llevar a ser intrusivos, dar consejos: “actuar” en definitiva. Muchas veces la mejor forma de ser útiles consiste en ayudar a que el propio paciente piense y utilice sus propias posibilidades, su autonomía. Si no elaboramos la propia ansiedad de ser inmediatamente útiles, la ansiedad aumentará en cada nueva consulta, con la sensación del paciente de sentirse frustrado, al no tener un papá todopoderoso, y esto llevará a un fracaso en la relación asistencial. Cuando damos consejos como casarse, tener un hijo, separarse, abortar, interrumpir el trabajo, ¿tenemos claro lo que representa para el paciente asumir la maternidad, la soledad, los sentimientos de culpa, etc.? ¿qué ansiedades estamos tratando, las del consultante o las nuestras propias? No olvidemos que lo que más puede ayudar a ser útiles no son nuestras orientaciones terapéuticas o consejos, sino nuestra capacidad de contención, porque en la contención estamos enseñando al otro que todo se puede contener, elaborar, e incluso cambiar. 2. Comprender La comprensión se basa en la identificación introyectiva y proyectiva. En nuestro entorno y en las facultades, por desgracia, tenemos a menudo ejemplos de que es más importante saber que comprender; “brillar” que ser útiles. Un buen antídoto contra esta deformación es pensar que por muchas teorías y datos que conozcamos de los libros, esto no basta para explicar al paciente concreto, porque el término comprensión incluye aspectos afectivos y relacionales. La base de la comprensión está en la capacidad de escucha, de observación, de contención y de elaboración. Comprender implica capacidad de esperar y por lo tanto capacidad para soportar la ignorancia, la duda, la oscuridad y la frustración durante un tiempo. El peligro es la omnipotencia en la comprensión: el profesional que se siente omnipotente en sus conocimientos o capacidad de comprensión, en general, difícilmente comprenderá al paciente. Una expresión habitual que muestra este tipo de omnipotencia es, por ejemplo, “no hace falta que me explique nada, ya lo entiendo todo”. Esta actitud mágica no tiene nada que ver con la comprensión, la cual implica espera, observación, escucha y capacidad para asumir la ignorancia. 3. Ser tolerante Se trata de una actitud mental tan consustancial al quehacer médico que a menudo somos inconscientes de su importancia y de cómo determina nuestra actitud y actividad. No es posible ser médico sin ser tolerante. Esperamos ser tolerantes a pesar de las exigencias a menudo desmedidas o de las provocaciones constantes conscientes e inconscientes a que nos someten. El problema es confundir la tolerancia con la complicidad con aspectos inadecuados o necesidades y 231 exigencias desmedidas por parte del consultante. De ahí que sea tan necesario diferenciar entre la tolerancia basada en la capacidad de entender los sufrimientos del consultante y de soportarlos dentro de nosotros sin escapar o “actuar” (dando prescripciones inadecuadas, consejos o derivaciones improcedentes) para poder ayudar a elaborar y la tolerancia basada en el temor a que el paciente nos agreda en la autoestima, nos desprecie y nos abandone. Un peligro o deformación de la tolerancia es lo que llamó Balint colusión con el paciente (o connivencia) por miedo a las críticas, temores a las situaciones hostiles, dificultad para oponerse al otro en la relación, temores narcisistas (que prefieran otro profesional, que no hagan comentarios buenos del médico), etc. 4. Que nos valoren Como seres humanos que somos, los médicos no solo deseamos ser útiles a los demás. En el fondo de cada uno de nosotros, incluso de los más desinteresados y esforzados, existe el deseo de que se nos reconozca y que se nos valore, máxime en una profesión como la nuestra, a la que solemos dedicar jornadas de trabajo mayores que las de gran parte de la población. Pero existen profesionales que acuden a la consulta con una necesidad de valoración tan exagerada que la más mínima contrariedad, frustración u oposición por parte de los compañeros o de los pacientes los hace estallar o descompensarse de forma depresiva o paranoide, y por ello es importante elaborar mínimamente nuestras tendencias narcisistas, que todos poseemos, pero que dependiendo del grado determinan nuestro quehacer profesional. TEMORES DEL MEDICO 1. Errar Un médico puede errar el diagnóstico de un paciente, o bien no llegarlo a realizar, sin por ello lesionarle. No obstante, podemos hacer daño con nuestros errores e inadvertencias. Incluso acciones u omisiones dentro de la consulta pueden resultar yatrógenas. Por otro lado, están los temores o ansiedades persecutorias ante los errores ¿qué pensarán, qué dirán de nosotros? Esto a un nivel más profundo es el temor a la herida en nuestra propia autoestima. El temor a dañar no siempre es negativo, ya que ese temor nos ayuda a ser más cuidadosos en las exploraciones, tanto físicas como psicológicas. El médico ha de acostumbrarse a afrontarlo y elaborarlo de forma creadora, sin caer en la típica “caracteropatía” del médico “curtido” insensible al dolor ajeno, o en actitudes fóbicas de omitir exploraciones y tratamientos necesarios. 2. Temor a ser invasivo Todo profesional mínimamente sensible siente en alguna ocasión este tipo de temores. Esto puede llevar en el extremo a actitudes de huida ante lo psicológico por la poca preparación para afrontar estos temas que recibimos durante la carrera, o por diversas razones de índole personal. Cuando hablamos o tratamos de REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. temas psicológicos nos remontamos siempre a nuestro sistema de referencias, nuestro propio aparato psíquico, por ello, un buen contacto con los propios conflictos y dificultades psicológicas y una adecuada percepción de nuestras ansiedades, frustraciones y limitaciones puede ser el mejor instrumento para poder contactar con los pacientes. Pero si esas tendencias y esos conflictos se encuentran mínimamente integrados, elaborados en nosotros, podemos disponer de nuestros propios sentimientos, además de nuestro equipamiento científico-intelectual, para discernir hasta qué punto una exploración puede ser en exceso invasiva, vergonzante para un paciente, y hasta qué extremos no. Nuestro instrumento para medir esas variables es nuestra propia capacidad cognitiva: por un lado, nuestros conocimientos y experiencia con respecto a esas técnicas, por otro, nuestros sentimientos y empatía con respecto al consultante. Para realizar una correcta asistencia, máxime en atención primaria, lo que necesitamos no son tanto protocolos y cuestionarios para interrogar a los pacientes, evitando así ansiedades suplementarias, silencios, momentos de duda o de no saber qué hacer. Esos instrumentos pueden ser útiles, pero solo si se complementan con un dispositivo mucho más fino, delicado y difícil de “mantener a punto”: nuestra capacidad de escuchar, observar y esperar. Indudablemente, también así cometeremos errores, como los comete incluso una madre a propósito de las necesidades de su hijo o bebé: en último extremo, éste no llega a decirle qué es lo que desea o necesita. La madre debe intuirlo y, para ello, no le queda más remedio que intentar imaginar qué tipo de sentimientos le produciría a ella esa situación o por qué sufriría ella en tal o cuál situación. Esa capacidad de imaginar lo que le ocurre al bebé, esa capacidad de fantasear con él y por él, esa capacidad de revérie, como la llamó Bion (1963, 1970), tiene alguna relación con los “instrumentos” que puede utilizar el médico para discernir hasta qué punto una exploración puede ser o no intrusiva, dolorosa o vergonzante para un consultante cualquiera. Y recordemos que, cuando hablamos de exploraciones, nos estamos refiriendo también a las psicosociales, que la mayoría de las veces no han de realizarse de forma activa o intrusiva, sino precisamente sabiendo escuchar, observar e imaginar por el paciente. 3. Ser poco útil El médico no siempre tiene claro lo que es útil para el paciente, y está demostrado en muchos trabajos que lo que el paciente de verdad vive como útil es: poder explicarse, poder ser ayudado a observar y observarse y sentirse contenido en sus ansiedades y temores (Treadway, 1983). Se trata de un temor lógico en una profesión y una actividad basada precisamente en la ayuda a los demás. El que nuestra acción u omisión pueda resultar poco útil para los consultantes es uno de los temores a los que se enfrenta el médico en cada uno de sus actos profesionales, aunque, como ocurre a menudo, REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 el origen de ese temor suele ser contradictorio. Por un lado, y en unos profesionales más que en otros, lo que infunde temor es la herida a la propia autoestima que significa el verse uno mismo poco útil, no conocedor. Incluso, la herida que significa el que los pacientes se percaten de ello y lo manifiesten. Por otro lado, y generalmente de forma más importante, el fallo que ello implica en nuestra capacidad de ayudar, de expresar la solidaridad humana, motivación tan importante en todos nosotros y tan básica en toda actividad asistencial. Ese temor a ser poco útil es el que, hipertrofiado y deformado, lleva incluso a la yatrogenia y a la malpraxis. Cuando un médico desconoce aún qué tiene el paciente o duda sobre si tiene o no alguna afección o cuál ha sido en realidad el motivo de su consulta, pocas veces puede resistir el temor a ser considerado (y considerarse) poco útil. Y en ese momento tiende (tendemos todos) a recetar, demandar exploraciones, brindar consejos bienintencionados o seudoexplicaciones nada tranquilizadoras. Suelen ser sistemas poco útiles, tanto para el paciente como para nosotros mismos y para la asistencia, aunque a menudo, dominados por esos temores, por el “qué dirá” el consultante (y por otros tipos de ansiedades), caigamos en su utilización. El peligro, como decimos, es la yatrogenia y la malpraxis si vamos generalizando esta actitud. Y, desde luego, ansiedades personales y profesionales de todo tipo no nos faltarán para que la generalicemos. Pero es que, además, tales actitudes se basan en una idea equivocada de lo que puede resultar útil para el paciente, y está demostrado (Treadway, 1983; Balint, 1967, 1968; Balint et al 1966, 1973; Marty et al, 1963) que, muy a menudo, lo que de verdad es útil para el paciente, incluso lo que él entiende como útil (Treadway, 1983), es poder explicarse, poder ser ayudado a observar, captar cómo el otro, ante la comunicación de la ansiedad, no tiende a actuar, sentirse contenido en las ansiedades y temores. Por mucho que en las facultades de medicina a menudo nos enseñen una visión de la utilidad y la eficacia, en ocasiones rayan en el productivismo taylorizado. La realidad posterior de la asistencia, y más aún de la asistencia ambulatoria, es así de diferente. Además, no olvidemos que cuando ante las actitudes del paciente temeroso, sufriente, lleno de incertidumbres, nosotros podemos actuar, o no actuar, calmadamente, recogiendo esa ansiedad en nosotros sin responder con nuevas ansiedades personales o con acciones precipitadas. Si podemos reconocer que aún no tenemos datos suficientes, si, llegado el momento de esperar, podemos mostrar nuestra capacidad de hacerlo sin sentirnos por ello desbordados por la ansiedad, estamos también proporcionando otra pauta de aprendizaje que, por mínimamente buena que sea la relación médico-paciente, el consultante va a tender a recoger e interiorizar. 4. No comprender al paciente, ser poco tolerante Si la persona, su actitud en la relación, su enfermedad, o cualquier elemento no son de nuestro agrado (su aseo personal, su forma de expresarse, sus defectos 232 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. personales), es natural que a veces temamos no ser suficientemente tolerantes con el paciente. El poder sentir y soportar este temor es necesario para no caer en los mil sistemas de quitarse al paciente de encima: rechazo, inatención de patologías, adoctrinamiento o hipertrofia del rol apostólico, derivación, etc. La elaboración de este temor aumentará nuestra tolerancia y capacidad de contención ante personas, conflictos ante los cuales nos encontramos a disgusto o problematizados. Cuando la relación médico-paciente es buena, con el tiempo el paciente enriquece su expresión, sus hábitos higiénicos, e incluso la forma de expresarse, por imitación de modelo y no por imposición y adoctrinamiento. 5. Que no nos valoren, que nos hieran, que nos hagan sufrir Este es uno de los puntos que merece la pena recoger y analizar porque ante la situación sanitaria en nuestro país el temor de los profesionales a la valoración está escindido ¿qué opinión desfavorable teme más el médico que trabaja en los Servicios de Salud: la de los consultantes, la de sus compañeros o la de sus jerarquías?. Todos sabemos que ciertas formas organizativas propuestas para el funcionamiento asistencial desde criterios puramente económicos son perversas y fomentan la perversión de lo que debe ser un equipo asistencial. Esto tiene una influencia negativa sobre cada uno de los componentes de la relación asistencial. Lo que se teme no es tanto el mal-atender o incluso dañar sino, ante todo, que nuestros jefes o superiores se hagan una mala idea de nosotros o no nos valoren suficientemente. Fantasías infantiles de agradar a imagos parentales proyectados en la institución que en muchos casos se combinan con una situación real de sometimiento por inestabilidad de los puestos laborales (interinidad, contrato temporal, etc,). Esta perversión frecuente que prima la opinión de la jerarquía sobre las actuaciones de los profesionales, basándose en los objetivos “pactados”, escinde al profesional en la práctica asistencial. Todo equipo no democrático, jerarquizado de forma rígida y exagerada o burocratizado, va a tener como consecuencia esa situación que Tizón García llama “perversión organizativa”. Puede observarse, por ejemplo, en la necesidad de los inferiores de alcanzar el escalafón por la valoración de los superiores más que por otras motivaciones deontológicas. También pueden apreciarse en otros muchos fenómenos: la necesidad compulsiva de publicar, más que de atender a los pacientes, como conducta de evitación ante el malestar que les provoca la atención clínica por sus dificultades internas para elaborar ansiedades, las continuas carreras por “estar más al día en las publicaciones internacionales” que el compañero, la multiplicación de las jerarquías intermedias (administrativas o funcionales), etc., todo ello producto de la huida del quehacer clínico motivado por necesidades narcisistas (Tizón García, 1988). Con todo esto parece claro que los factores intrapsíquicos del propio médico son fundamentales para 233 realizar una asistencia o atención clínica mínimamente satisfactoria, tanto para el propio profesional como para el paciente. Para la práctica médica los rasgos de personalidad del propio profesional son de capital importancia, pero ello no es óbice para que se puedan mejorar los rasgos que favorecen una relación positiva con el paciente. PSICOLOGIA DE LA RELACION ASISTENCIAL, CONTENCION E INTERACCION TERAPEUTICA El primer contacto del consultante con el médico o el equipo sanitario ocurre generalmente cuando aquél, sea por temores ante la enfermedad o por los padecimientos que ésta le impone, se encuentra bajo los efectos de la ansiedad. Por ello, es probable que aparezca ante nosotros menos integrado, como más perturbado de lo que en realidad es, con un nivel de integración y de desarrollo personal menor del que en otras ocasiones mostraría. En estos momentos, no tenemos en cuenta que estas personas han pasado, a lo largo de su vida, toda una serie de acontecimientos estresantes (casarse, hijos, pérdidas, sufrimientos, carencias, etc.) sin desmoronarse. Aspectos positivos que siempre hay que explorar en toda entrevista y que haya que señalar como reforzadores. A menudo, incluso aparecen en los pacientes rasgos que podemos sentir como infantiles, inmaduros; no olvidemos que las enfermedades y las contrariedades importantes tienden a desencadenar en todos los seres humanos tendencias a la regresión. Tendencias más marcadas por la necesidad de ayuda, por la demanda de atención, dependencia, necesidad de castigo, etc. Actitudes que todos nosotros hemos mantenido durante la infancia: período de la vida en el que dependemos hasta los últimos extremos de los que nos rodean y en la cual nuestra capacidad de autonomía está muy reducida. Este hecho, la regresión, que hace tan diferente la relación que los consultantes establecen con los profesionales que la que establecerían en otras circunstancias, puede tener, simplificando, tres tipos de respuesta en los profesionales: 1) Favorecer el distanciamiento por evitación y huida. 2) Favorecer la dependencia creando en los equipos una situación de ansiedad crónica, en relación con las ansiedades crónicas, no elaboradas, que son transmitidas intensamente por cada paciente a equipos sometidos a gran presión asistencial. 3) Favorecer la relación médico-paciente, para lo cual se debe producir en el médico una actitud de escucha abierta al dolor emocional del consultante. Si el médico puede ofrecerse como receptáculo del exceso de ansiedad que los pacientes no pueden aguantar porque son incapaces de elaborar en ese momento, ya solo con esa actitud proporciona alivios, ayuda y mejoría en su práctica cotidiana, y sobre todo si además sus acciones y palabras ayudan a que los aspectos más sanos del paciente REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. puedan aflorar. Una iniciativa sana dispuesta a comprender, elaborar e integrar la situación de sufrimiento ayudará a no cronificar al paciente en las defensas contra la ansiedad. Ayudándole a verbalizar el dolor o el sufrimiento con una actitud comprensiva hacia él mismo. Esta habilidad de recibir y sostener el dolor y la ansiedad ajenos dentro de uno mismo, sin devolverlo, rechazarlo o actuarlo, es semejante a lo que la madre hace con un bebé. D. W. Winnicott (1955), un pediatra psicoanalizado, que luego llegó a ser uno de los psicoanalistas europeos más influyentes, fue quien más hizo hincapié en estos procesos: en la gran necesidad que tiene el niño pequeño de que la madre le ofrezca su apoyo físico y emocional, lo sostenga en sus necesidades, frustraciones, dolores. Pero no es un mero sostener, sino un contener dentro de nosotros al otro mental y físicamente. El hecho de que uno de nosotros haya tenido una madre o figura sustitutiva que nos haya contenido bien facilita enormemente nuestro desarrollo psicológico, dándonos la capacidad de mentalización: una moratoria, una cierta espera que facilita la labor de reflexionar y planificar. El descubrimiento de la contención marcó un hito en la psicología de las relaciones humanas. Este concepto juega un papel importante en las explicaciones de la ayuda psicológica que un equipo sanitario puede prestar en asistencia primaria. La contención será, pues, ese proceso mediante el cual podemos percibir la ansiedad ajena y propia, notando cómo se remueven en nosotros extractos más profundos, sin pasar a la acción, dándonos por ello un tiempo para la mentalización, reflexión y planificación de cuándo y cómo comenzar a elaborar con el paciente, y secundaria e indirectamente mostrarles un modelo con el que identificarse, lo mismo que ocurre entre el niño y la madre. Cada vez que el niño llora, la madre se pone ansiosa porque percibe su ansiedad, pero no actúa de inmediato. La madre contiene esa ansiedad propia y se plantea qué es lo que puede estar pasando, si es capaz de sentir, emocionarse, y fantasear con y por el bebé (Bion: “reverie”, 1963;). Por ensayo y error, cada vez será más certera en la comprensión del mismo y más contenedora incluso de su propia ansiedad ante los errores para irlos admitiendo y dirigiendo progresivamente. Isca Salzberger-Wittemberg (1970) recuerda que cuando una persona es receptiva es capaz de escuchar, comprender y aguantar el dolor emocional ajeno. Se genera un proceso dinámico que tiende a desarrollar la relación, los aspectos solidarios (amorosos en un sentido general) de la interacción. Bion lo pone en relación con la idea de continente y contenido. Para el bebé la madre funciona realmente como un continente, una envoltura en la que puede sentirse contenido. A menudo, lo que necesitamos en los momentos de confusión, desesperación o frustración es alguien que puede contenernos, incluso físicamente, mediante el REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 abrazo. Alguien que puede recibirnos en sus brazos o al menos en su mente sin rechazar nuestras manifestaciones, nuestro dolor. Si el otro es capaz de recibir y tolerar los aspectos rechazados de uno mismo, si alguien puede escucharlos, sentirlos y hablar de ellos y “no pasa nada”, tal vez no sean tan aterradores, tan dolorosos como uno mismo imagina. Las prácticas conductistas integran procesos de identificación con la actitud contenedora del profesional. A otro nivel más intrapsíquico diremos que esta relación con una persona comprensiva, que actúa como continente, permite al paciente el contacto con experiencias propias en las que se sintió contenido y recuperar estos aspectos contenedores de él mismo. Por el contrario, si el equipo de Salud responde de forma inapropiada, no contenedora, esto genera en el consultante la sensación-sentimiento de que tampoco los otros saben “lidiar” con esas emociones, ansiedades y temores que a él le arrastran, y las actitudes regresivas se incrementan. La capacidad de reverie de Bion, este componente intrapsíquico cognitivo, se basa en la “capacidad de observar y de observarnos observando”. Es nuestra tarea contener la situación para poderla descifrar, nombrar y solucionar si parece conveniente y factible hacerlo. Además, el mero hecho de identificar sentimientos y emociones, de saber de dónde vienen y dónde van, de traducirlos en palabras, produce en nosotros mismos y en el consultante una cierta sensación de orden mental, de menor confusión, lo cual es ventajoso siempre. APOYO PSICOLOGICO EN ATENCION PRIMARIA Hablar de psicoterapia en el sentido estricto en Atención Primaria es ilusorio, máxime si se conoce que los psiquiatras en rarísimas ocasiones podemos aplicar técnicas psicoterapéuticas (no olvidemos que el tiempo medio “pactado” en cada revisión psiquiátrica es de 20 minutos). Cualquier psicoterapeuta, de cualquier orientación, necesita un tiempo mínimo de 1/2 a 1 hora y la posibilidad de acortar las revisiones (frecuencia semanal o al menos quincenal). En este sentido, la única psicoterapia que puede realizar un profesional de la salud es el apoyo terapéutico. Considerada tradicionalmente la psicoterapia de apoyo como una categoría residual pensada para ser prescrita a pacientes no tratables, no había sido objeto de escrutinio conceptual ni de estudios empíricos. A partir de 1986 comienzan a aparecer varios libros y artículos dedicados al tema (Werme, 1984; Winston, 1986, Rockland, 1989; Pinsker, 1991). Objetivos Esta modalidad de terapia intenta ayudar al paciente a mantener o restablecer su nivel de funcionamiento óptimo a pesar de las limitaciones de la enfermedad, su personalidad, sus habilidades naturales o sus circunstancias vitales. En general, este objetivo la diferencia del resto de terapias orientadas a cambios específicos. Los teóricos de la psicología del “yo” han señalado 234 ARTÍCULO ESPECIAL Psicoteraia de Apoyo... Ordóñez M.P. que proporcionar un ambiente de apoyo, escucha empática y actuar como un objeto de identificación seguro y digno de confianza puede llevar a fortalecer el yo, incrementando sus defensas y así favorecer la independencia del paciente. El apoyo psicológico está indicado en todo tipo de pacientes, en todo tipo de enfermedades, y la duración no está limitada al tiempo de la sesión o a la frecuencia intersesiones, sino que puede adaptarse a las necesidades del paciente, del profesional y de la institución. Alexander fue el primero en estudiar la psicoterapia de apoyo y estableció como base de la misma la importancia de la relación médico-paciente por un lado, y la intervención activa por parte del terapeuta por otro. El terapeuta debe ser accesible, seguro y capaz de asumir algunas funciones de apoyo (yo auxiliar, superyo auxiliar) a manera de figura parental buena. En una situación terapéutica así, el paciente es capaz de identificarse con el terapeuta y de asimilar las capacidades de funcionamiento óptimo que éste puede tener, de ahí la importancia de saber contener y contenerse por parte del mismo. La utilización de la relación terapéutica desde la perspectiva del paciente para alcanzar una mayor autonomía se asemeja a la independencia que adquiere el niño a medida que va internalizando las figuras parentales. El uso de la figura “maternal” como objeto de idealización por el niño es necesario para que éste alcance un sentido del yo coherente y estable, y por consiguiente una buena autoestima. De forma análoga, permitir al paciente que, durante el tiempo que estime necesario, se vea a sí mismo especularmente en la figura parental idealizada del médico le va a permite creer o estabilizar nuevas estructuras y conductas internas adquiridas. Muchos pacientes desarrollan una relación dependiente y ambivalente semejante al proceso de individuación-separación en el niño, por eso es tan importante el respeto por parte del terapeuta, de los movimientos de autonomía y de la necesidad de repostar. Las técnicas esenciales: prueba de realidad, reafirmación, clarificación, establecimiento de límites, refuerzo, reestructuración cognitiva, etc., van a ayudar a tal fin. Las interpretaciones, si se realizan, deben ir encaminadas a disminuir la ansiedad y fortalecer las defensas, y en general están desaconsejadas (el material inconsciente puede ser muy ansiógeno y conflictivo). Se utiliza el material consciente, que no ponga en peligro su autoestima, y todo debe ir encaminado a aliviar al mismo de la tensión y el sufrimiento. En algunos estudios las terapias de apoyo resultan muy eficaces para fortalecer el yo y el funcionamiento individual, y con resultados comparables al resto de las psicoterapias. 235 BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. Balint M. El médico general como psicoterapeuta. En: Balint M, ed. El médico, el paciente y la enfermedad. Buenos Aires: Libros Básicos; 1986. p. 221-244. Balint M. Las sugestiones del paciente y las reacciones del médico. En: Balint M, ed. El médico, el paciente y la enfermedad. Buenos Aires: Libros Básicos; 1986. p. 41-58. Balint M. La particular atmósfera psicológica de la práctica general. En: Balint M, ed. El médico, el paciente y la enfermedad. Buenos Aires: Libros Básicos; 1986. p. 202-218. Balint M. La función apostólica. En: Balint M, ed. El médico, el paciente y la enfermedad. Buenos Aires: Libros Básicos; 1986. p. 273-301. Balint M. El médico y su paciente. En: Balint M, ed. El médico, el paciente y la enfermedad. 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REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 226-235 REVISIÓN DE GUÍAS CLÍNICAS Crisis Hipertensivas David Caldevilla Bernardoa, Josefa Martínez Péreza, Luis Miguel Artigao Rodenasb, Juan Antonio Divisón Garrotec, Julio Antonio Carbayo Herenciad, Javier Massó Orozcoe Médico de Familia. Servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. a Médico de Familia. Centro de Salud Zona III (Albacete). c Médico de Familia. Centro de Salud de Casas Ibáñez, Consultorio de Fuentealbilla (Albacete). b Médico de Familia. Base Aérea de Los Llanos. Unidad de Lípidos de la Clínica Virgen del Rosario. Albacete. d Médico de Familia. Centro de Salud de Casas de Juan Núñez, Consultorio de Alatoz (Albacete). RESUMEN Las crisis hipertensivas constituyen un motivo frecuente de consulta en los servicios de urgencias. Aproximadamente un 1-2% de los pacientes hipertensos desarrollarán una crisis hipertensiva en algún momento de su vida. El presente trabajo pretende revisar las guías clínicas de referencia más actuales en el manejo de esta patología, con el fin de poder plantear unas recomendaciones clínicas. El tema de estudio suele estar incluido en los documentos de consenso que sobre el manejo de la hipertensión arterial se han publicado, los cuales son muy similares en cuanto a contenidos y recomendaciones. Las guías clínicas evaluadas son muy similares en cuanto a contenidos y recomendaciones, incluyendo casi todas un apartado de introducción, clasificación, definiciones, y manejo general, diferenciando entre urgencias y emergencias hipertensivas dependiendo de la ausencia o presencia de lesión aguda de órganos diana de la hipertensión arterial. Son escasos los ensayos clínicos aleatorizados publicados que han comparado diferentes fármacos o estrategias de manejo de las crisis hipertensivas. Se han encontrado guías sobre el manejo de la HTA que sustentan sus recomendaciones en niveles de evidencia, pero no se han encontrado guías similares para las crisis hipertensivas, con excepción del manejo de la pre-eclampsia/eclampsia. Palabras clave. Hipertensión. Guía de Práctica Clínica. Preeclampsia. Eclampsia. Urgencias Médicas. e En nombre del GEVA: Grupo de Enfermedades Vasculares de Albacete. Correspondencia: David Caldevilla Bernardo. Servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, C/ Hermanos Falcó s/n, 02002 Albacete. E-mail: [email protected] Recibido el 2 de septiembre de 2008. Aceptado para su publicación el 23 de septiembre de 2008. ABSTRACT Hypertensive crises Hypertensive crises are a frequent motive for consultation in the emergency services. Approximately 1-2% of hypertensive patients develop a hypertensive crisis at some time of their lives. The present work aims to review the most recent clinical manuals for management of this condition, in order to propose some clinical recommendations. The subject of this study is usually treated in the consensus documents published on the management of arterial hypertension. The clinical manuals evaluated have very similar contents and recommendations, almost all of them including an introduction section, classification, definitions and general management. Differences appear, however, in hypertensive urgencies and emergencies depending on the absence or presence of acute lesion of target organs of the arterial hypertension. There are few published randomised clinical trials that have compared different drugs or management strategies for hypertensive crises. Manuals have been found on the management of AHT that base their recommendations on evidence, but similar manuals for hypertensive crises do not exist, except for the management of pre-eclampsia/eclampsia. Key words. Hypertension. Practice Guidelines. Pre-eclampsia. Eclampsia. Emergencies. INTRODUCCIÓN Las crisis hipertensivas (CH) constituyen un motivo de consulta frecuente en los Servicios de Urgencias hospitalarios y de Atención Primaria, con una clara tendencia al aumento de su incidencia en los últimos años. En algunas ocasiones, pueden llegar a constituir una auténtica emergencia médica. El objetivo de este trabajo es revisar las guías clínicas disponibles, a fin de conocer las recomendaciones establecidas en la práctica diaria para su correcto manejo. METODOS Se han revisado 19 documentos1-19, guías de práctica clínica del manejo de la hipertensión arterial (HTA) en general1-11 y de las CH en particular12-19, incluyendo revisiones recientes nacionales8-11,15-19 e internacionales1-7,12-14. En general, los grandes documentos de referencia revisados, sobre el manejo de la HTA1-11, incluyen un apartado referente a las CH que pueden ser más o menos extensos. En algunas ocasiones sólo se concede REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 236 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. co o con síntomas inespecíficos (cefalea, mareo, ansiedad, etc.) que en ningún caso pueden comprometer su vida de forma inmediata. Requiere el descenso de las cifras de PA en las próximas 24-48 horas. Su tratamiento será oral y no suelen precisar asistencia hospitalaria. No es conveniente reducir las cifras de PA demasiado rápido, pues podría producir hipoperfusión en órganos diana. Las situaciones más habituales son la crisis asintomática idiopática, la HTA acelerada-maligna no complicada, HTA pre y postoperatorio y el abandono terapéutico. algún párrafo que resulta casi anecdótico. Otros de estos documentos ni siquiera las incluyen4,6,7. Las ocho guías clínicas revisadas de CH son muy similares en cuanto a contenidos y recomendaciones. EPIDEMIOLOGÍA La HTA alcanza una prevalencia comprendida entre un 20 y un 50% de la población adulta, afecta a más de 50 millones de personas en Estados Unidos, un billón de sujetos en todo el mundo, y se le atribuyen aproximadamente 7,1 millones de muertes al año3. Su prevalencia e incidencia están aumentando en todo el mundo, constituyendo un importante problema de salud en los países occidentales3. Las CH constituyen una situación clínica que puede poner en riesgo la vida del sujeto hipertenso, estimándose que aproximadamente un 1-2% de los pacientes hipertensos desarrollarán una crisis hipertensiva en algún momento de su vida, y su incidencia parece que ha aumentado en los últimos años20. Son más frecuentes en ancianos y en varones, con una relación 2:121. Más del 50% de las CH son atribuidas al abandono terapéutico en la semana previa22. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN Las CH se definen como el aumento agudo de la presión arterial (PA) que puede producir alteraciones estructurales o funcionales sobre los órganos diana. Clásicamente, las cifras establecidas para definir las crisis hipertensivas eran de una presión arterial sistólica (PAS) ≥210 mm Hg y/o una presión arterial diastólica (PAD) ≥ 120 mm Hg. Las últimas recomendaciones publicadas en el Joint National Committee (JNC) 73 rebajan las cifras para considerar una crisis hipertensiva a una PAS ≥180 mm Hg y una PAD ≥110 mm Hg. En cualquier caso, tiene más relevancia la velocidad del incremento o la situación clínica del paciente que las propias cifras de PA. Desde 1993 con el JNC51 las CH se clasifican en: - Urgencias hipertensivas: el ascenso de la presión arterial no se acompaña de lesión aguda sobre órgano diana. El paciente puede estar asintomáti- - Emergencias hipertensivas: La elevación de la presión arterial se asocia a lesión aguda de órganos diana que puede comprometer la vida del paciente de forma inminente. Requiere un descenso rápido de las cifras de PA (minutos-horas) con tratamiento específico preferentemente por vía parenteral, precisando ingreso hospitalario (en planta o en UCI). Las formas clínicas de presentación más habituales son: el dolor torácico (27%), disnea (22%) y déficit neurológico (21%)23. La mayoría de sujetos que presentan una emergencia hipertensiva son hipertensos conocidos con tratamiento antihipertensivo. Las principales situaciones de emergencias hipertensivas se resumen en la tabla 1. EVALUACIÓN INICIAL El primer paso en la evaluación de una CH consiste en medir la PA en los dos brazos de forma estandarizada24. El paciente debe estar sentado en un ambiente tranquilo, con la espalda apoyada y el brazo a la altura del corazón. El aparato de medida debe estar validado y calibrado. Es necesario utilizar un manguito de tamaño apropiado que debe recubrir, al menos, el 80% de la circunferencia braquial, aceptando el manguito estándar hasta 32 cm. de circunferencia braquial. Por encima de este diámetro se utilizará manguito de obesos. Manguitos demasiado pequeños sobreestiman las cifras de PA25. Por otro lado, los aparatos electrónicos automáticos o semiautomáticos de medida de PA no son óptimos para la medida de la PA en sujetos con arritmias26. Encefalopatía hipertensiva Accidente cebrebrovascular: isquémico, hemorrágico, subabacnoideo Traumatismo craneoencefálico o medular Disección de Aorta Síndrome coronario agudo: infarto agudo de miocardio o angina inestable Edema agudo de pulmón con insuficiencia respiratoria Patología renal aguda Eclampsia Crisis de feocromocitoma Fármacos-drogas: interacciones con inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), simpaticomiméticos (Cocaína, éxtasis, anfetaminas), rebote antihipertensivos Periodo pre y postoperatorio inmediato Quemaduras graves Epistaxis graves Anemia hemolítica microangiopática Tabla 1. Principales situaciones de emergencias hipertensivas. 237 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. Una vez confirmada la situación de CH la historia clínica debe sujetarse en tres pilares fundamentales: - - - Anamnesis: incluir datos de filiación (edad, sexo, raza, profesión, domicilio). Valorar los antecedentes personales y familiares de HTA (grado de control, cifras habituales de PA y tratamiento actual, indagando el consumo de fármacos antihipertensivos y dosis habituales, abandono terapéutico, grado de cumplimiento, asociación de otros fármacos, etc.). Evaluar otros factores de riesgo cardiovascular (diabetes, dislipemias, tabaquismo). Conocer si existen otras enfermedades concomitantes, embarazo, consumo de drogas, síntomas acompañantes (cefalea, náuseas, vómitos, alteración del nivel de consciencia, alteraciones visuales, dolor torácico, rubor, crisis convulsivas, sudoración, palpitaciones, etc.). En virtud de esta evaluación se debería distinguir entre una urgencia y una emergencia hipertensiva, y consecuentemente el plan de tratamiento. Exploración física: medida de la presión arterial en todas las extremidades si precisa, valoración de pulsos centrales y periféricos, exploración neurológica y del fondo de ojo. Valoración general y sistémica (exploración de cuello, tórax y abdomen: auscultación cardiopulmonar, soplos abdominales, etc.). Exploraciones complementarias: en la mayoría de situaciones de CH no hay que pedir pruebas complementarias. Se evaluará su solicitud de forma individualizada según la clínica: hemograma, bioquímica (glucosa, urea, creatinina, sodio, potasio, calcio, proteínas, CPK y troponinas) análisis de orina (sistemático y sedimento, medición de catecolaminas y aldosterona), electrocardiograma, radiografía de tórax, gasometría, TAC craneal, ecocardio-TAC torácico, etc. TRATAMIENTO Los ensayos clínicos aleatorizados que han comparado distintos fármacos o estrategias de manejo de las CH son escasos, con gran variabilidad metodológica y realizados con un número pequeño de casos. Se han encontrado guías sobre el manejo de la HTA que sustentan sus recomendaciones en niveles de evidencia6,7,27,28, pero no se han encontrado guías similares para las CH, con excepción del manejo de la pre-eclampsia/eclampsia29. Objetivos terapéuticos Los objetivos terapéuticos de las urgencias hipertensivas se dirigen a reducir las cifras de PA de forma gradual: 20% en un periodo de 24-48 horas, o conseguir una PAD en torno a 100-105 mmHg. Habitualmente se utilizará medicación por vía oral. El descenso rápido en las cifras de PA se puede asociar a mayor morbilidad por hipoperfusión de órganos diana. En cuanto a las emergencias hipertensivas, el descenso de la PAD debe ser rápido pero controlado: entre un REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 10-15% (máximo 25%), o conseguir valores de PAD en torno a 110 mm Hg en un plazo de 30-60 minutos (excepto en pacientes con aneurisma disecante de aorta cuyos valores deberían ser reducidos en 5-10 minutos hasta PAS en torno a 120 mm Hg); a partir de entonces y en las 4 horas siguientes se intentarán mantener cifras de 160/100. La medida de PA no debería estar por debajo de los valores normales. Tratamiento específico: urgencias hipertensivas Una vez confirmada la situación de urgencia hipertensiva y descartada la presencia de una emergencia hipertensiva, el paciente debe permanecer en reposo, en un lugar tranquilo, al menos durante 30 minutos, y posteriormente se evaluarán de nuevo las cifras de PA. En caso de confirmación de la urgencia hipertensiva, se iniciará el tratamiento, habitualmente con medicación oral. En cuanto a la administración por vía sublingual no es aceptada por todas las guías, proponiendo exclusivamente la vía oral frente a la subligual, ya que esta última tiene una absorción más errática y menos predecible del fármaco17. En pacientes hipertensos conocidos cuya CH está en el contexto del abandono terapéutico parece razonable, como primera medida, reintroducir su medicación habitual. En caso de ausencia de respuesta, se puede incrementar la dosis o asociar otro fármaco. Como norma general, se administrará una dosis del fármaco elegido por vía oral, pudiendo repetir el fármaco o asociarlo a otro en el plazo de 1-2 horas. Si se consiguen los objetivos terapéuticos, se dará de alta bajo control de su médico de familia. Si no se consiguen los objetivos, se valorará derivación al hospital para corregir las cifras de presión por vía endovenosa, si precisara, y valoración de ingreso. Algunas guías incluyen árboles de decisión para el manejo de las CH8,15,16,18,19. En la figura 1 se incluye el algoritmo de decisión modificado de las guías revisadas8,15,16,18,19. Son numerosos los fármacos disponibles por vía oral: nifedipino, captopril, nicardipino, lacidipino, clonidina, labetalol y atenolol (la tabla 2 muestra un resumen de sus propiedades): - El nifedipino es un fármaco ampliamente utilizado en los servicios de urgencias tanto por vía oral, como sublingual. Es un calcioantagonista dihidropiridínico de acción corta. El inicio de acción es de 5-10 minutos con un pico máximo a los 30-60 minutos y duración de 6 horas. En cuanto a su uso hay división de opiniones en las guías evaluadas, siendo recomendado por alguna de ellas8, 15 y claramente desaconsejado por otras2,9,12,13,16,18,19. Su presentación es en cápsulas, por lo que no tiene ningún sentido administrarlo por vía sublingual. Es un fármaco muy eficaz para bajar la PA, pero puede producir eventos isquémicos como consecuencia de la rapidez del descenso en las cifras de PA. Puede producir vasodilatación, y consecuentemente un fenómeno de robo en lechos vasculares y taquicardia refleja por la liberación masiva de catecolaminas, por lo que su uso debería ser aban238 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. donado en el manejo de las CH. Está formalmente contraindicado en pacientes con infarto agudo de miocardio y se debe utilizar con precaución en el resto de la población, sobre todo en ancianos. Algunos autores han sugerido la utilización de la forma retard de este fármaco30,31, si bien otras guías no lo recomiendan en las CH17. - El captopril es el fármaco del que se dispone mayor experiencia publicada en el manejo de las CH, siendo considerado de elección en todas las guías revisadas, salvo contraindicaciones. Si bien algunas guías lo recomiendan por vía sublingual15, otras insisten en su administración oral ya que es más estable en su absorción17. El efecto de este IECA se inicia a los 15-30 minutos y su duración de acción es de 4-6 horas. - El nicardipino es un calcioantagonista dihidropiridínico, con un perfil similar al nifedipino, pero con la ventaja de que posee una vida media más larga (8-9 horas). Tiene pocos efectos secundarios, aunque su uso no está demasiado extendido en los servicios de urgencias. Es recomendado por la mayoría de guías13,14,16,18. - El lacidipino es también un calcioantagonista dihidropiridínico, de características similares al anterior. Tan sólo unas pocas guías lo incluyen en el tratamiento de las CH16. - La clonidina es incluida en una minoría de guías17. - El labetalol es un betabloqueante no cardioselectivo y bloqueante α1. Su efecto se inicia en 30-120 minutos y su duración de acción es de 5 horas. También es un fármaco ampliamente utilizado en los servicios de urgencias y recomendado por la mayoría de las guías13,14,16,18,19. - - Labetalol: disminuye las resistencias periféricas y el gasto cardiaco sin que disminuya el flujo sanguíneo cerebral, renal o coronario. Es un fármaco útil en la mayoría de CH, sobre todo asociada a cardiopatía isquémica. - Nicardipino: es un calcioantagonista dihidropiridínico de segunda generación. Ha demostrado reducir la isquemia cerebral y cardiaca. Es útil en pacientes con enfermedad coronaria y disfunción sistólica. - Nitroprusiato: es un potente vasodilatador arterial y venoso. Se utiliza en infusión continua y tras su supresión su efecto se lava en pocos minutos. El fármaco aumenta la presión intracraneal y en sujetos con cardiopatía isquémica aguda produce reducción del flujo sanguíneo regional, que puede aumentar la mortalidad. Produce citotoxicidad en oído, sistema nervioso central e hígado. Dado su alto potencial de toxicidad y efectos adversos, este fármaco sólo debería usarse cuando otros agentes antihipertensivos endovenosos no estuvieran disponibles. La duración del tratamiento debe ser lo más corta posible. El fármaco se inactiva con la luz y debe utilizarse en unidades de críticos. - Nitroglicerina: es un potente venodilatador que sólo a altas dosis tiene tal efecto a nivel del tono arterial. Reduce la PA por disminución de la precarga y del gasto cardiaco, por lo que clásicamente se ha utilizado en dos situaciones concretas: la isquemia miocárdica aguda y el edema agudo de pulmón. - Fentolamina: es un bloqueante alfa adrenérgico de inicio de efecto inmediato y duración corta. Es de elección en las CH mediadas por aumento de catecolaminas (feocromocitoma). Puede producir angina y taquicardia. - Urapidil: es un antagonista selectivo alfaadrenérgico. Tiene un efecto vasodilatador periférico, pero sin taquicardia reactiva. Reduce las resistencias vasculares periféricas disminuyendo la postcarga y la PA. - Hidralacina: es un vasodilatador arterial que actúa sobre la PAD. Se utiliza sobre todo en el embarazo, pues disminuye las resistencias periféricas sin afectar al flujo útero-placentario. No debe diluirse en soluciones glucosadas. El atenolol es un β bloqueante cardioselectivo. Es recomendado por algunas guías8,9,15. Tratamiento específico: emergencias hipertensivas Las emergencias hipertensivas requieren reducción inmediata de las cifras de PA por el daño agudo de los órganos diana de la HTA y consecuentemente el potencial compromiso para la vida del paciente. Preferentemente se utilizará medicación intravenosa, requiriendo monitorización electrocardiográfica continua de la PA, de la saturación de oxígeno, y disponer de, al menos, un acceso venoso periférico. Su manejo es hospitalario. Los fármacos a utilizar dependerán de la situación específica de la urgencia hipertensiva. Los fármacos más habitualmente utilizados son (tabla 3): - Enalaprilato: posee pocos efectos secundarios. Como todos los IECAS está contraindicado en el embarazo. - Esmolol: es un betabloqueante cardioselectivo con una duración de acción ultracorta. Es un fármaco 239 seguro en pacientes con cardiopatía isquémica y útil en hipertensión severa en el postoperatorio. Es el betabloqueante ideal en pacientes críticos. Emergencias hipertensivas específicas: • Neurológicas: - Encefalopatía hipertensiva: es un cuadro clínico que cursa con cifras elevadas de PA y clínica neurológica aguda o subaguda que se acompaña de cefalea, nauseas, vómitos, edema de papila, síndrome confusional y alteración del nivel de consciencia. Su diagnóstico es REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. Figura 1. Algoritmo de decisión en las urgencias hipertensivas. PA: presión arterial, PAS: presión arterial sistólica, PAD: presión arterial diastólica. La administración de todos los fármacos será por vía oral (evitar la vía sublingual). *Según el JNC73 las cifras serían ≥180/110 mm Hg. Modificado de: Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA). Hipertensión. 2005; 22 Supl 2:58-59. Leon L, et al. Crisis hipertensivas. En Fisterra.com. Guías clínicas 2005;5(18). Llabrés J. et al. Hipertensión arterial en urgencias. Manejo clínico y terapéutico de las crisis hipertensivas. Medicine. 2007; 9:567985. Herrero P. Abordaje diagnóstico y terapéutico de las crisis hipertensivas. Hipertensión. 2003; 20:272-82. De la Figuera. Tratamiento de las crisis hipertensivas. FMC. 2002; 9:355-66. Tamayo MC. Crisis hipertensivas. En: Cordero JA y Hormeño RM. Eds. Manual de urgencias y emergencias. Grupo de Urgencias y Atención Continuada de la semFYC. SemFYC; 2008. p 27-34. por exclusión de otros procesos neurológicos que cursan con esta clínica. Se produce por un edema cerebral difuso que compromete el flujo sanguíneo cerebral. Los fármacos de elección son labetalol, nicardipino o fenoldopam. Como alternativa, el nitroprusiato. - Accidente cerebrovascular isquémico: en la fase aguda del ictus el área de penumbra es dependiente de la presión. La reducción de la PA puede disminuir el flujo sanguíneo cerebral y consecuentemente puede ser potencialmente peligroso. El tratamiento antihiperetensivo podría reducir de forma exagerada el flujo sanguíneo cerebral, por lo que hay que ser cauto en la decisión de iniciar tratamiento. La indicación de tratamiento antihipertensivo se establece para pacientes con PAS superior a 220 mm Hg o PAD mayor a 120 mm Hg, siendo REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 el objetivo la reducción no superior al 20% en las primeras 24 horas. Si se va a realizar fibrinolisis, las cifras de PA deben mantenerse por debajo de 185/110 mm Hg. Es deseable realizar el tratamiento por vía oral, siendo de elección los IECAS o antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II). En caso de no poder utilizar esta vía, los agentes de elección serán labetalol (de elección en caso de trombolisis) y nicardipino, fenoldopam o enalapril por vía i.v. Como alternativa, el nitroprusiato. - Accidente cerebrovascular hemorrágico: la elevación de la PA puede aumentar el sangrado. La reducción de la PA es fundamental para evitar el aumento del sangrado y la probabilidad de resangrado. En la hemorragia intracerebral iniciaremos tratamiento con cifras de PAS superiores a 170 mm Hg, con intención de 240 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. Fármaco Dosis (oral) Indicaciones de elección Efectos secundarios/Contraindicaciones (CONT) Captopril 25-50mg Todas las CH excepto contraindicaciones Tos seca, erupción cutánea, parestesias, cefalea, mareos. CONT: hiperpotasemia, estenosis bilateral de arteria renal, insuficiencia renal y embarazo Nicardipino 20-30mg Angina crónica estable, prevención de isquemia cerebral Sofocos, enrojecimiento facial, edemas periféricos, angor, taquicardia refleja. CONT: Bloqueos AV de 2º-3º grado Lacidipino 4 mg Similar a nicardipino Similar a nicardipino Clonidina 0,15mg Feocromocitoma, abstinencia a opiaceos Sequedad de boca, letargia mareo, retención de líquidos, bradicardia. CONT: cardiopatía isquémica, ictus, insuficiencia renal severa. Labetalol 100-200mg Todas CH (incluido embarazo) excepto contraindicaciones Atenolol 50mg Cardiopatía isquémica crónica, taquicardia Nausea, bradicardia, insuficiencia cardiaca, astenia, mareo, broncoespasmo. CONT: insuficiencia cardiaca congestiva, shock cardiogénico, bradicardia, BAV 2º-3º grado, asma moderado-severo, EPOC, acidosis metabólica. Similar a labetalol Tabla 2. Fármacos utilizados en las urgencias hipertensivas. CONT: Contraindicaciones. mg: miligramos. BAV: bloqueo auriculoventricular. Fármaco Dosis (intravenosa) Indicaciones de elección Efectos secundarios/Contraindicaciones Enalaprilato 1,25-5mg/4-6 horas Insuficiencia cardiaca izquierda Hipotensión, cefalea, erupción cutánea. CONT: Embarazo Esmolol C: 500mcg/kg I: 25-50mcg/Kg/min. Máximo de 300 mcg/kg/min Disección de aorta en postoperados, cardiopatía isquémica, taquiarritmias. Nausea,dolor local, bradicardia, insuficiencia cardiaca, astenia, mareo, broncoespasmo. CONT: insuficiencia cardiaca congestiva, shock cardiogénico, bradicardia, asma, EPOC. Labetalol Todas las CH excepto insuficiencia cardiaca aguda. Similar a esmolol. CONT: similar a esmolol Nicardipino C: 20 mg./5 min. Máximo 80 mg. I: 2 mg/min 5-15 mg/hora EAP, encefalopatía, disección de aorta, preeclampsia, insuficiencia renal aguda, anemia microangiopatica, ictus, crisis simpaticomimética Cefalea, enrojecimiento facial, flebitis, edemas periféricos, sofocos, angor, palpitaciones, taquicardia refleja, insuficiencia cardiaca congestiva, nauseas, estreñimiento, sequedad oral. CONT: shock cardiogénico, bloqueo AV 2º-3º grado. Nitroprusiato 0,25-10mcg/kg/min Edema agudo de pulmón, aneurisma disecante de aorta, feocromocitoma Naúseas, vomitos, sudoración, intoxicación por tiocianato y cianuro. CONT: insuficiencia hepática severa, déficit de vitamina B12, coartación aórtica, toma de sildenafilo. Nitroglicerina 5-100 mcg/min Edema agudo de pulmón, síndrome coronario agudo Cefalea, nausea, taquicardia, vomitos. CONT: shock cardiogénico, anemia severa, hemorragia subarancoidea, hipertensión intracraneal. Fentolamina 5-10mg en bolo cada 10-15 min. Feocromocitoma Taquicardia, nauseas, vómitos, mareo, diarrea, cefalea. CONT: cardiopatía isquémica. Urapidil C: 12,5-25mg/10min I: 5-40mg/h Perioperatorio Cefalea, nausea, vómito, arritmias, disnea, agitación. CONT: Estenosis subaórtica, embarazo y lactancia. Hidralacina 10-20mg Eclampsia, insuficiencia cardiaca Cefalea, taquicardia, anorexia, edema, nausea, vómito, diarrea. CONT: cardiopatía isquémica, valvulopatía mitral reumática, aneurisma disecante de aorta, porfirias. Tabla 3. Fármacos utilizados en las emergencias hipertensivas. CONT: contraindicaciones. C: dosis de carga. I: infusión. mg: miligramos. mcg: microgramos. Kg: kilogramos. min: minuto. h: hora. AV: auriculoventricular. EAP: edema agudo de pulmón. mantenerla entre 140-160 mm Hg, siendo los fármacos de elección labetalol y nicardipino. En el caso de hemorragias subaracnoideas no hay establecidas cifras para decidir el inicio 241 de tratamiento. El nimodipino ha sido clásicamente el fármaco utilizado. También se puede utilizar nicardipino y labetalol. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. • - • Síndrome coronario agudo: se pretende disminuir la demanda de oxígeno en el miocardio y bloquear la activación neurohormonal para mejorar la perfusión coronaria. La nitroglicerina, los betabloqueantes e IECAS son de elección. - Edema agudo de pulmón: el objetivo es utilizar fármacos que disminuyan la precarga y la postcarga. El tratamiento se basa en diuréticos de asa (furosemida), junto a IECA, nitroglicerina y cloruro mórfico. El fenoldopam puede ser una alternativa en los casos de insuficiencia renal. - Disección aórtica aguda: debe pensarse en esta entidad ante todo paciente con dolor torácico y CH sobre todo en ancianos con HTA de largo tiempo de evolución. Es fundamental un inicio precoz de la terapia antihipertensiva (510 minutos) para conseguir unas PAS en torno a 100-120 mmHg. Los fármacos de elección son la combinación de un betabloqueante y un vasodilatador. El esmolol sería el fármaco más indicado, como alternativa el labetalol o metoprolol en combinación con un vasodilatador como el nitroprusiato, que clásicamente ha sido utilizado, pero que por sus menores efectos secundarios debería ser sustituido por el fenoldopam o el nicardipino. La hidralazina está contraindicada ya que aumenta el gasto cardiaco. Renales: - • frecuente. Pueden ser secundarias a feocromocitoma, interacción de fármacos inhibidores de la monoaminooxidasa con alimentos ricos en tiramina o por intoxicación por cocaina o drogas de abuso. Son de elección la fentolamina y nicardipino. Cardiovasculares: Exige la determinación de los niveles de creatinina y su variación respecto a niveles previos, y la presencia de microhematuria en el sedimento de orina, en el contexto de una CH. Los fármacos de elección son fenoldopam y nicardipino. También podría utilizarse labetalol, urapidil o nitroprusiato. Crisis adrenérgicas: - Este tipo de emergencia hipertensiva es poco A B C • Cirugía: - • Una PA previa a la cirugía >180/110, o con menores cifras de PA y lesión de órganos diana, es motivo para aplazar la intervención. Si durante la cirugía se detectan cifras de PA >180/105 se iniciará tratamiento farmacológico, siendo de elección labetalol, nitroglicerina, nitroprusiato, urapidil o nicardipino. Eclampsia: - La preeclampsia se caracteriza por un aumento de la PA en una mujer embarazada asociado a proteinuria >300 mg/24 horas y edemas. Ocurre a partir de la 20 semana de gestación. Puede acompañarse de cefalea, alteraciones visuales, epigastralgia, aumento de creatinina, trombopenia, anemia hemolítica microangiopática y aumento de LDH y transaminasas. Los grados de recomendación se establecen según las tablas 4 y 529. Por consenso se establece que el inicio del tratamiento antihipertensivo debe comenzar con PA >170/110, aunque no está sustentado en estudios randomizados. El tratamiento antihipertensivo debería comenzar con PA >160/110 [C]. Los fármacos de elección son labetalol por vía oral o i.v, nifedipino o hidralacina [A]. El atenolol, los IECAS, ARA II y diuréticos deberían ser evitados [B]. El sulfato de magnesio debe ser considerado en la prevención de las mujeres con preeclampsia con riesgo de desarrollar eclampsia [A]29. AGRADECIMIENTOS Al Dr. Alejandro Villena, por sus aportaciones al trabajo. Entusiasta de la medicina de familia, trabajador incansable y por encima de todas las cosas, amigo. Sustentada en ensayos clínicos aleatorios. Niveles de evidencia (NE) Ia, Ib Estudios clínicos controlados no aleatorios. NE IIa, IIb, III Opinión de expertos. NE IV Tabla 4. Grados de recomendación. Ia Ib IIa IIb III IV Evidencia procedente de meta análisis y estudios controlados randomizados Evidencia obtenida de al menos un estudio controlado randomizado Evidencia procedente de al menos un estudio controlado bien diseñado no randomizado Evidencia procedente de al menos un estudio bien diseñado casi experimental Estudios descriptivos no experimentales Evidencia obtenida de comité de expertos Tabla 5. Niveles de evidencia. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 242 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S Crisis Hipertensivas Caldevilla D., et al. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 243 The fifth report of the Joint National Committee on Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure. Arch Intern Med. 1993; 153:154-83. The sixth report of the Joint National Committee on prevention, detection, evaluation, and treatment of high blood pressure. Arch Intern Med. 1997; 157:2413-46. 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REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 236-243 REVISIÓN DE GUÍAS CLÍNICAS EPOC en el adulto mayor: control de síntomas en consulta del Médico de Familia Ramiro Eduardo Guzmán Guzmána Médico Especialista en Medicina Familiar, Diplomado en Educación Superior y Diplomado en Gestores de Gerontología y Atención Geriátrica en Salud para el Adulto Mayor. La Paz (Bolivia). a Correspondencia: Ramiro Eduardo Guzmán Guzmán. E-mail: [email protected] Recibido el 16 de agosto de 2008. Aceptado para su publicación el 6 de septiembre de 2008. RESUMEN El presente trabajo de revisión se realizó con el propósito de poner a disposición aspectos básicos y elementales de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en el paciente geriátrico. Siendo uno de los procesos patológicos pulmonares por limitación de flujo aéreo asociado a una respuesta inflamatoria anormal a partículas o gases nocivos, no difiere mucho de otros grupos etáreos. La importancia para el medico de familia será mantener la enfermedad estable y proporcionar mejor calidad de vida, tomando en cuenta durante el seguimiento en estos pacientes la aparición de síntomas que muestren estadios avanzados de la enfermedad y el impacto de la enfermedad en la vida cotidiana. Sobre todo se debe indagar el grado de soporte familiar y social de que dispone el paciente. Por lo tanto, el manejo de la EPOC estable esta destinado a la prevención de la enfermedad, alivio de síntomas, prevención y tratamiento de las complicaciones y reagudizaciones. Se debe recordar siempre que la edad avanzada es un factor asociado a mortalidad y aparición de complicaciones, lo cual nos obliga a estar pendientes a una posible hospitalización del paciente en control. Palabras clave. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. ABSTRACT Chronic Obstructive Pulmonary Disease in the elderly: control of symptoms in the GP’s clinic The present review was carried out in order to make available basic and elementary aspects of chronic obstructive pulmonary disease (COPD) in the geriatric patient. Being one of the pulmonary pathological processes caused by limitation of air flow associated with an abnormal inflammatory response to harmful particles or gases, it is similar to other age-related clinical conditions. The importance for the family doctor is to maintain the disease stable and to provide a better quality of life, taking into account during this process the appearance of symptoms that show advanced stages of the disease, the impact of the disease on the patient’s daily life and the degree of family and social support the patient receives. Therefore, the management of stable COPD is aimed at preventing the disease, relieving symptoms and preventing and treating complications and relapses. It must always be born in mind that advanced age is associated with complications and mortality, which means that we should always be aware of the possible need to hospitalize the patient under control. Key words. Pulmonary Disease, Chronic Obstructive. INTRODUCCION La enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una patología de alta prevalencia a nivel mundial (15% de la población mundial), de condición progresiva y deterioro significativo en la calidad de vida, que tiene gran impacto económico en las personas y los sistemas de salud1. En la población geriátrica existe cifras elevadas de esta patología, debido a que su diagnóstico en consulta de atención primaria de salud no es necesariamente inicial sino que en su mayor porcentaje es de control y seguimiento, es decir de tratamiento crónico. Por lo tanto, la terapia del paciente con EPOC estable debe ser de control directo y exhaustivo por el médico de familia, para llegar no a la cura sino a mejorar la calidad de vida de este paciente con patología pulmonar crónica. DEFINICIÓN Enfermedad prevenible y tratable caracterizada por limitación al flujo aéreo que no es totalmente reversible, de curso progresivo y que se asocia con una respuesta inflamatoria anormal de los pulmones a partículas o gases nocivos, fundamentalmente el tabaco1,2,14,19. Según la SEPAR, la EPOC consiste en una “obstrucción crónica y poco reversible al flujo aéreo (disminución del volumen espiratorio forzado en el primer segundo –FEV1– y de la relación FEV1/capacidad vital forzada –FVC–) causada principalmente por una reacción inflamatoria frente al humo del tabaco”14,19. 244 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S EPOC en el adulto mayor: control... Guzmán R.E. EPIDEMIOLOGÍA. Afecta al 15% de la población mundial. Su incidencia continúa aumentado a pesar de ser una enfermedad que se puede prevenir mediante el abandono del tabaco14,19. Según datos de la OMS, se ha calculado que la EPOC será la 3ª causa de mortalidad mundial en 2020 y ocupara el 2º lugar entre las causas de morbilidad23. En Chile la EPOC representa el 22% del total de enfermedades respiratorias, siendo la segunda causa de muerte. Anualmente, fallecen entre 1.500 y 1.700 personas por EPOC y en la mayoría de ellas la muerte ocurre sobre los 65 años de edad16. La EPOC en pacientes de altura del Cuzco (Perú) es de presentación temprana, con predominio en la quinta década y en el sexo masculino, con tendencia al sobrepeso y concentración en grupos familiares. Presenta mayor incidencia en grupos laborales y nivel socioeconómico preponderante de tipo medio17,18. FACTORES DE RIESGO14,19 - Ambientales: tabaquismo (activo y pasivo), infecciones respiratorias durante la infancia, polución atmosférica y exposición laboral a polvos o sustancias químicas. - Genéticos: genes específicos, déficit de alfa-1antitripsina, hiperreactividad bronquial, atopía y antecedente de bajo peso al nacer. CLASIFICACIÓN2,19 La Clasificación de la EPOC (GOLD/ATS-ERS), basada en criterios espirométricos, se muestra en la tabla 1. FACTORES DESENCADENANTES DE LOS EPISODIOS DE EXACERBACIÓN DE LA EPOC21 - Causas de exacerbación: infección del árbol traqueobronquial (bacteriana, vírica u otros organismos), contaminación atmosférica o desconocida. - Enfermedades concomitantes que agravan el estado clínico: enfermedades respiratorias (neumonía, tromboembolismo pulmonar, neumotórax, derrame pleural y traumatismo torácico), alteraciones cardiovasculares (insuficiencia cardiaca congestiva, trastorno del ritmo cardiaco y shock), depresión del centro respiratorio (fármacos antipsicóticos y ansiolíticos y administración de oxigeno en concentraciones elevadas), enfermedades abdominales (cirugía, enfermedades inflamatorias y ascitis) y alteraciones sistémicas (alcalosis metabólica, sepsis y desnutrición). DIAGNÓSTICO - Anamnesis: antecedente de factores de riesgo (tabaquismo, exposición crónica a humo o riesgos ocupacionales1,15), antecedente de enfermedad respiratoria previa, enfermedad actual (síntomas habituales agudizados o factores desencadenantes), presencia de comorbilidades asociadas como enfermedades cardiacas que contribuyen a la limitación de la actividad, impacto de la enfermedad en la vida diaria (limitación de la actividad, impacto económico y trastornos afectivos) y grado de soporte familiar y social del paciente. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 - Síntomas: tos crónica (puede ser intermitente o diaria, a lo largo del día, pero más intensa por la mañana, y rara vez sólo nocturna), expectoración crónica (puede seguir cualquier patrón), disnea (progresiva, persistente y empeora con el esfuerzo y con infecciones intercurrentes, síntoma tardío que conlleva una progresiva incapacidad funcional que repercute negativamente en la calidad de vida4), intolerancia al ejercicio (proporcional a las alteraciones de la función pulmonar y al compromiso ventilatorio) y anorexia y pérdida de peso (se presentan en estadios avanzados de la enfermedad y son síntomas indicativos de mal pronóstico). - Sígnos: cianosis central y periférica, deformidad torácica por hiperinflación pulmonar, sibilancias aisladas en la espiración forzada, roncus inspiratorios, espiración forzada mayor de 6 segundos, disminución de la matidez cardíaca y ruidos cardiorrespiratorios alejados. Con frecuencia presencia de hernias inguinales por aumento de la presión abdominal producida por la espiración forzada y la tos. Si se presenta hemoptisis, es de escasa cantidad; mezclada con el esputo puede presentarse en los episodios de infección bronquial (de todos modos, si es intensa o no se acompaña de mayor producción de esputo, debe considerarse la posibilidad de un tumor broncopulmonar). En fases avanzadas datos clínicos de insuficiencia ventricular derecha (Cor Pulmonale Crónico). EXÁMENES COMPLEMENTARIOS5,7,12,15 - Pruebas de función pulmonar: espirometría (de confirmación diagnostica), volúmenes pulmonares, gasometría arterial basal, oximetría nocturna, capacidad de difusión de monóxido de carbono e intercambio pulmonar de gases. - Pruebas de esfuerzo: marcha de los 6 minutos. - Pruebas de imagen: radiografía de tórax (PA y lateral) y TAC de tórax. - Otras pruebas complementarias: detección de alfa1-antitripsina, hemograma completo (valoración de eritrocitosis, signos de desviación a la izquierda, trombocitosis o trombopenia; valoración de flebotomias), química sanguínea (función renal, equilibrio hidroelectrolítico), niveles plasmático de teofilina en caso de recibir tratamiento con teofilina, electrocardiograma (taquicardia, arritmias, sobrecarga del VD, IAM, TEP), ecocardiograma, espirometría anual en pacientes estables, valoración de la calidad de la vida (Cuestionario de Respiración Crónica y Cuestionario de Enfermedad Respiratoria de George –SGRQ-) y valoración funcional (Índice de Katz de las actividades de la vida diaria e Índice de Lawton de las actividades instrumentales de la vida diaria). DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL5,15 - Asma bronquial. - Insuficiencia cardiaca congestiva. - Bronquiectasias. - Síndrome de apnea del sueño. - Bronquiolitis obliterante. 245 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S EPOC en el adulto mayor: control... Guzmán R.E. Estadio 0: En riesgo* I: EPOC leve II. EPOC moderada III. EPOC grave IV. EPOC muy grave Características FEV1 (% del valor teórico) FEV1/FVC Espirometria normal > 80 50-80 30-50 < 30 ≥ _0,7 < 0,7 < 0,7 < 0,7 < 0,7 Tabla 1. Clasificación de la EPOC (GOLD/ATS-ERS) basada en criterios espirométricos. *Incluir a pacientes fumadores o que presentan exposición ambiental clara y síntomas como tos, expectoración o disnea. FEV1 Volumen espiratorio forzado en 1 minuto. Fuente:referencia 19. - Panbronquiolitis difusa. Cáncer de pulmón. Fibrosis quística. TRATAMIENTO 1. Tratamiento no farmacológico. EPOC leve – moderado • Oxigenoterapia crónica domiciliaria (>15 horas diarias)11,19. Indicaciones absolutas: PaO2 <55 mmHg a nivel del mar, Pa02 entre 55 y 60 mmHg con evidencia de repercusión orgánica, hipertensión pulmonar, cor pulmonale crónico, insuficiencia cardíaca congestiva, arritmias, hematócrito >55% y repercusión del intelecto. • Rehabilitación respiratoria19: educación del paciente, fisioterapia respiratoria, soporte psicosocial y entrenamiento muscular. • Tratamiento de las alteraciones nutricionales1,19: requerimientos proteicos similares a los de la población general (1,3 y 1,5 g de proteínas/kg/día), evitar el exceso de calorías no proteicas fomentar dietas pobres en grasas y ricas en hidrato de carbono para mejorar la función pulmonar posprandial y la sensación de disnea, recomendar ingesta de ácidos grasos omega 3 que modulan la producción de mediadores inflamatorios y el mecanismo de broncoconstricción y conseguir un adecuado aporte hídrico para favorecer la eliminación de secreciones. • Recomendaciones1,2,16: - Abandono del habito tabáquico: de gran importancia en cualquier fase de la enfermedad, demostrándose un menor descenso en el FEV1 y menos síntomas respiratorios al cabo de 5 años del cese del hábito tabaquico. - Vacunación antigripal anual: la vacunación antigripal anual ha demostrado reducir la gravedad de las exacerbaciones y hospitalizaciones por neumonía y gripe en la población anciana con EPOC, recomendándose el uso de vacunas con virus muertos o inactivados y la revacunación sólo en personas mayores de 65 años que recibieron por alguna indicación especial la primera dosis antes de los 65 años o las personas con alto riesgo de infección neumocócica grave (asplenia, inmunosupresión). Sin embargo, se puede considerar una medida controversial debido a que los adultos mayores 246 - no desarrollan suficientes anticuerpos (Ac) ante la vacuna y a partir de los 70, 80, 90 años son más propensas a la neumonía con o sin la influenza. Por lo tanto, existe la incógnita de tomar esta recomendación profiláctica en forma habitual, pero es de considerar ante varios estudios como una medida que vale la pena indicar con el fin de conformar una inmunidad colectiva a la enfermedad, evitar la neumonía como complicación, evitar otras enfermedades respiratorias que también pueden ser mortales y prevenir el número de muertes entre la población geriátrica. Vacunación anti-neumocócica: medida indicada para la prevención de enfermedades neumocócicas producidas por diferentes serotipos del streptococo neumoniae, que confiere protección durante al menos 9 años, por lo que no se recomienda la revacunación rutinaria en adultos mayores o pacientes inmunodeprimidos. La administración de la vacuna induce una respuesta tipo específica, con aumento del título de anticuerpos dentro de las 2 – 3 semanas siguientes. Existe una respuesta inmunógena suficiente en grupos de riesgo, como son las personas de 65 o más años o con enfermedades crónicas (EPOC, DM2, enfermedades cardiopulmonares). La indicación de una segunda dosis en personas mayores de 65 años será si pasaron al menos 5 años de la primera dosis o la primera dosis se administró antes de los 65 años. Considerar siempre una posible reacción alérgica tras su administración. Cuando la vacuna anti-neumocócica se administra simultáneamente con la vacuna antigripal, no aumentan las reacciones adversas a ninguna de las dos vacunas. 2. Tratamiento farmacológico: EPOC leve moderado3, 12, 13, 19, 23 • Broncodilatadores: son fármacos capaces de relajar el músculo liso de las vías respiratorias, proporcionando una mejoría a largo plazo en los índices del flujo espiratorio, disminución de la disnea y aumento de la tolerancia al esfuerzo, aun cuando no se produzca un cambio significativo en el FEV1. Algunos broncodilatadores poseen efectos adicionales como la acción estimulante sobre los cilios del epitelio bronquial (agonistas betaadrenérgicos) REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S EPOC en el adulto mayor: control... Guzmán R.E. o la mayor resistencia a la fatiga de los músculos respiratorios (teofilina). Se prefiere utilizarlos por vía inhalatoria ya que por vía sistémica provocan mayor efectos secundarios. Por todo esto constituyen el primer paso en el tratamiento farmacológico de la EPOC. En el paciente con EPOC leve se utiliza broncodilatadores de acción corta a demanda para mejorar la disnea y la limitación al ejercicio; si los síntomas no son controlados o el paciente evoluciona a un estadio moderado, se cambia a fármacos de acción prolongada o combinaciones de beta 2 agonistas de acción corta y anticolinérgicos de acción corta como primera medida, y si no se controlan los síntomas o el paciente presenta dos o mas exacerbaciones al año, está indicado el uso de broncodilatadores de acción prolongada. Son 3 categorías farmacológicas las que han demostrado eficacia clínica en la EPOC: beta 2 agonistas, anticolinérigicos y metilxantinas. La combinación de un simpaticomimético con un anticolinérgico es una buena pauta de mantenimiento por suma de efecto broncodilatador. - Beta 2 agonistas de acción corta. Son fármacos que han demostrado disminuir la disnea y mejorar la FEV1 en pacientes con EPOC. Son los de mayor utilidad debido a su rapidez de acción (15-30 minutos) y vida media (3-6 horas), por lo que pueden ser utilizados tanto a demanda como de forma regular asociados a otros broncodilatadores. Su empleo a demanda está indicado en pacientes poco sintomáticos o con enfermedad leve, siendo útiles en los episodios de exacerbación y como medida adicional ante síntomas ocasionales. En el paciente geriátrico comenzar con dosis mínimas y modificarlas de acuerdo a respuesta clínica, y siempre considerar el empleo de cámaras espaciadoras si existe dificultad para el manejo de aerosoles. Dosis recomendadas: Salbutamol 100 – 200 ug (microgramos) cada 4 – 6 horas (inhalación), Terbutalina 250 – 500 ug cada 6 horas (inhalación), Fenoterol 100 – 200 ug cada 4 – 6 horas (inhalación). - Beta 2 agonistas de larga duración. Se les ha considerado en varios estudios como fármacos que mejoran la disnea, la función pulmonar y la calidad de vida de estos pacientes, siendo capaces de reducir el número de exacerbaciones que precisan tratamiento con corticoides orales. Por su tiempo de vida media se puede establecer su tratamiento cada 12 horas. Dosis recomendadas: Formoterol 12 – 24 ug cada 12 horas (inhalación), Salmeterol 50 – 100ug cada 12 horas (inhalación). - Anticolinérgicos de acción corta. El uso de bromuro de ipratropio ha demostrado incremento en el FEV1 y necesidad de menor medicación de rescate; su inicio de acción brondilatadora es más lenta que los beta 2 agonistas de acción rápida, aunque su duración es más prolongada (6-8horas). Dosis recomendada: Bromuro de Ipratropio 40 – 80 ug cada 6 – 8 horas (inhalación). REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 - Anticolinérgicos de larga duración. Estos fármacos comparados con los anticolinérgicos de acción corta han demostrado incremento del FEV1, la FVC, mejoría de la disnea, mejora en la calidad de vida, necesidad de menor medicación de rescate y menor número de exacerbaciones. Dosis recomendada: Bromuro de Tiotropio 18 ug cada 24 horas (inhalación). - Metilxantinas. Son fármacos que además de producir broncodilatación poseen cierta actividad antiinflamatoria. Por la estrecha ventana terapéutica que tienen exigen la monitorización de sus niveles plasmáticos cada 6 o 12 meses, tratando de mantener los niveles entre 5 – 15 microgramos/ml. cuando se utiliza teofilina y ajustando la dosis si se utiliza en forma concomitante con macrólidos o quinolonas. De elección en pacientes con CPC descompensado. Para iniciar tratamiento se debe comenzar con una dosis inicial mínima y aumentarla en función de datos clínicos y cinéticos de modo gradual (incremento del 25%) en intervalos de 2 ó 3 días, hasta alcanzar el efecto terapéutico deseado con la dosis de mantenimiento. En ancianos presenta una eliminación prolongada y se debe tener precaución durante su uso tanto por sus efectos secundarios como por sus interacciones medicamentosas. Dosis recomendadas: Teofilina 200mg. por vía oral cada 12 horas (se puede llegar hasta 400mg. cada 12 horas), Aminofilina (liberación lenta) 225 – 450mg. por vía oral cada 24 horas. • Glucocorticoides: - Glucocorticoides orales. Tratamiento a corto plazo. Indicado en las agudizaciones de la EPOC: prednisona 0.5 mg/kg peso cada 6-8 horas (al tercer día se realiza pauta descendente hasta retirar el corticoide). - Glucocorticoides inhalados. Se recomiendan en pacientes que hayan respondido positivamente a su administración, ya sea inhalados u orales, en pacientes con prueba broncodilatadora positiva y en pacientes con enfermedad mal controlada y exacerbaciones frecuentes. Una recomendación es utilizar prednisona a dosis de 30 mg vía oral cada día durante dos semanas y según respuesta espirométrica obtenida se puede evaluar el uso continuo por vía inhalatoria. Dosis recomendada Budesonida 400 – 800 ug cada 12 horas (inhalación), Propionato de Fluticasona 500 ug cada 12 horas (inhalación). • Tratamiento combinado. Cuando los síntomas no se controlan con monoterapia y se considera aumentar la dosis del fármaco utilizado, es preferible añadir otro fármaco al tratamiento, ya que la combinación de dos fármacos ha demostrado mejorar los síntomas y la función pulmonar, además de reducir el riesgo de efectos adversos, sobre todo en este grupo etáreo. - Corticoides inhalados/B2 agonistas de larga 247 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S EPOC en el adulto mayor: control... Guzmán R.E. duración: Salmeterol/Propionato de Fluticasona 50/500ug cada 12 horas y Formoterol/ Budesonida 9/320ug cada 12 horas. - Otras combinaciones de gran utilidad son: beta 2 agonistas + anticolinérgicos, beta 2 agonistas + teofilina o anticolinérgicos + teofilina. • Tratamiento antibiótico. Se iniciará tratamiento empírico cuando se presenten al menos dos de los siguientes datos clínicos: aumento de la disnea, incremento del volumen de la expectoración y/o aumento de la purulencia del esputo. Para la elección del antibiótico de inicio se puede clasificar al paciente en uno de los siguientes grupos: - Grupo I: EPOC leve, menor de 65 años y sin comorbilidad. El tratamiento debe cubrir H. Influenzae, S. Pneumoniae y M. Catarrhalis. Tratamiento: Amoxicilina/Ac. Clavulanico 875/125mg por vía oral cada 8 horas por 7 – 10 días ó Levofloxacino 500 mg. por vía oral cada 24 horas por 5 días ó Moxifloxacino 400 mg. por vía oral cada 24 horas por 5 días ó Telitromicina 800 mg. por vía oral cada 24 horas por 5 días ó Claritromicina 500mg. por vía oral cada 12 horas o en una toma por 7 dias. - Grupo IIa: EPOC moderada o grave, sin factores de riesgo para P. Aeruginosa. Además de cubrir las bacterias del grupo I, cubrir también con el tratamiento enteobacterías (E. Coli, K. Pneumoniae). Se utiliza el mismo esquema de tratamiento que en el grupo I. Amoxicilina/Ácido clavulanico 875/125 mg. por vía oral cada 8 horas por 10 días asociado a un macrólido (Azitromicina 500 mg. por vía oral cada 24 horas por 5 dias ó Claritromicina 1000 mg. por vía oral cada 24 horas por 10 días). En pacientes hospitalizados cefalosporinas por vía parenteral (Cefotaxima, Ceftriaxona). - Grupo IIb: EPOC moderada o grave, con factores de riesgo para P. Aeruginosa. Ciprofloxacina 750 mg. por vía oral cada 12 horas por 7 – 10 días. En pacientes hospitalizados tratamiento por vía parenteral (Cefepima, Imipenem, Meropenem o Piperacilina/Tazobactam) asociado a fluoroquinolona antipseudomónica o a un aminoglucósido. • Tratamiento antidepresivo. La depresión es una patología de alta prevalencia en pacientes geriátricos con EPOC y que se debe indagar aún más en pacientes con nivel de saturación de O2 inferior al 92%, disnea severa o que hayan requerido ingreso hospitalario. El tratamiento es el convencional. • Otros tratamientos farmacológicos: tratamiento con alfa-1-antitripsina, agentes mucolíticos como Ambroxol, Carbocisteína, N – acetilcisteina o Yodopropilidenglicerol (tratamiento a considerar en pacientes con tos productiva crónica, que se puede mantener de forma prolongada si disminuye la frecuencia de tos y la producción de esputo. Se ha demostrado que la terapia mucolítica reduce el riesgo de exa248 cerbaciones y el riesgo de hospitalización), agentes antioxidantes (N – acetilcisteina), antitusígenos y opiáceos (morfina). 3. Tratamiento ambulatorio de las exacerbaciones 12,19, 22, 23 Las exacerbaciones constituyen la causa mas frecuente de visitas médicas, hospitalización y muerte en pacientes con EPOC. Es un evento dentro de la evolución natural de la EPOC, el cual se caracteriza por el aumento de la disnea, tos y/o expectoración, mayor que su variabilidad habitual y que son de intensidad tal que motivan cambios en el tratamiento. El tratamiento ambulatorio se basara en: - Evaluar al severidad de la crisis (reconocer riesgo vital). - Identificar comorbilidades descompensadas. - Administrar oxigeno a flujos bajos. - Broncodilatadores. Se aumentará la dosis y frecuencia de administración de broncodilatadores de acción corta. Como los anticolinérgicos tienen menos efectos secundarios y son mejor tolerados que los beta 2 agonistas, se recomienda utilizarlos primero y cuando se han alcanzado las dosis máximas del fármaco elegido puede ser útil añadir el segundo fármaco broncodilatador. Si los pacientes estaban en tratamiento con beta 2 adrenérgicos de larga duración (Salmeterol o Formoterol) solos o en combinación con corticosteroides inhalados, se administrará la dosis máxima recomendada: Salmeterol 50ug/12horas o Formoterol 9ug/12 horas. Si el paciente estaba en tratamiento con Tiotropio no se debe modificar su pauta de administración. - Glucocorticosteriodes. No hay evidencia suficiente acerca de la eficacia de los corticosteroides inhalados en el tratamiento de las agudizaciones. Si el paciente estaba tomando corticoides en monoterapia o como terapia combinada con un beta 2 adrenérgico, se administrará la dosis máxima recomendada: Fluticasona 500 ug cada 12 horas o Budesonida 320ug cada 12 horas. El tratamiento con glucocorticoides orales se ha mostrado eficaz en reducir la duración de los síntomas de agudización y el número de recaídas. Aumenta la función pulmonar durante las primeras 72 horas de la exacerbación y no hay evidencia que este beneficio se mantega por mas tiempo. Se recomienda el tratamiento con corticoides en pacientes con un FEV1 <50% del teórico en tandas de un máximo de 10-15 días a una dosis de 0,5 mg/kg/día de Metilprednisolona o equivalente en una única toma diaria. - Antibióticos. Evaluar criterios para administración de antibióticos. - Luego de haber realizado las medidas necesarias en el tratamiento de la exacerbación, la observación debe mantenerse durante al menos 2 horas, hasta demostrar la respuesta terapéutica o la REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 R E V I S I ÓN D E G U Í A S C L Í N I C A S EPOC en el adulto mayor: control... Guzmán R.E. indicación de hospitalización. Al alta de la crisis se debe: entregar indicaciones terapeuticas por escrito, revisar y educar en la técnica inhalatoria, asegurar la disponibilidad de medicamentos y referir a control de seguimiento en consulta externa. PREVENCION DE LAS AGUDIZACIONES DE LA EPOC1,5,19 • De eficacia demostrada: - Dejar de fumar. - Optimizar el tratamiento de la EPOC en fase estable. - Tratamiento con corticoides inhalados en pacientes con FEV1 <50%. - Vacunación antigripal. - Antibióticos: Como medida profiláctica no hay evidencias suficientes para recomendar su uso en el paciente con EPOC estable o prevenir las exacerbaciones; sin embargo, en pacientes con enfermedades pulmonares crónicas asociadas a EPOC podría considerarse el uso de antibióticos orales por 7 días cada mes con: Amoxicilina 500mg via oral cada 8 horas ó Sulfametoxazol/Trimetoprim 800/160mg. por vía oral cada 12 horas ó Doxiciclina 100mg por via oral cada 12 horas. - Tratamiento con corticoides orales en las agudizaciones. - Rehabilitación respiratoria. - Educación sanitaria, plan de autocuidados de la enfermedad. • • De eficacia probable: - Vacunación antineumocócica. - Inmunomoduladores. De eficacia cuestionada - Antioxidantes. - Mucolíticos. • 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. CRITERIOS DE DERIVACION15,19,22 • • • • • • Exacerbación aguda con aumento de la disnea, tos, expectoración purulenta y al menos unos de los siguientes: - No respuesta a tratamiento ambulatorio bien realizado. - Incapacidad para realizar tratamiento. - Dependiente en evaluación de AVD y AIVD. - Falta de apoyo familiar. - Comorbilidad de alto riesgo. - Alteración del nivel de conciencia. Aparición o empeoramiento de cor pulmonale. Insuficiencia respiratoria crónica. Neumotórax. Embolismo pulmonar. Tratamiento quirúrgico: - Drenaje intrabulloso. - Bullectomía mediante toracoscopia o cirugía abierta. - Cirugía de reducción de volumen pulmonar. REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 244-249 Trasplante pulmonar. BIBLIOGRAFÍA 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. Agustí AG. La EPOC como enfermedad sistémica. En: De Lucas Ramos P, Peces-Barba Romero G, editores. 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E-mail: [email protected] Se expone una serie de observaciones relacionadas con la desaparición o mejoría de los calambres nocturnos en los miembros inferiores durante la utilización de trimetazidina con otros fines terapéuticos. A partir del efecto beneficioso sobre los calambres musculares nocturnos en una paciente en tratamiento con trimetazidina, se realiza una búsqueda bibliográfica sin obtenerse ningún resultado. Se identifican pacientes en tratamiento con trimetazidina que refieran presentar o haber presentado episodios de calambres. Se localiza un total de 7 pacientes, de los cuales 6 refieren una franca mejoría de los calambres musculares desde el inicio del tratamiento con trimetazidina, sobre todo en lo referente a intensidad y frecuencia de los mismos. Los efectos observados sugieren un efecto beneficioso de la trimetazidina en los calambres musculares y por tanto un potencial uso terapéutico en los mismos. Palabras clave. Calambre Muscular, Extremidad Inferior, Trimetazidina. Recibido el 28 de agosto de 2008. Aceptado para su publicación el 10 de septiembre de 2008. ABSTRACT Leg cramps (Preliminary observation: beneficial effect of Trimetazidine) Leg cramps are a common condition for which the treatment of reference, quinine, can cause frequent and potentially serious side effects. Here, we describe a series of observations related to the disappearance or improvement of night-time leg cramps during treatment with trimetazidine used for other therapeutic purposes. Starting from the hypothesis of trimetazidine treatment possibly having a beneficial effect on nocturnal muscle cramps, a literature search was carried out but with no significant results. Patients in treatment with trimetazidine referring to presenting or having presented episodes of cramps were identified. These corresponded to a total of 7 patients in whom 6 referred to a frank improvement of the muscle cramps from the beginning of treatment with trimetazidine, mainly in relation to the intensity and frequency of the cramps. The observed effects suggest a beneficial effect of trimetazidine onmuscle cramps and, therefore, its potential therapeutic use for this indication. Key words. Muscle Cramp, Lower Extremity, Trimetazidine. INTRODUCCIÓN Los calambres en los miembros inferiores son una patología frecuente que, si bien rara vez es grave, puede suponer para los pacientes que los sufren una seria amenaza para el descanso nocturno y su calidad de vida, y en ocasiones también para el desarrollo de actividades laborales y de ocio1,2. Algunos tratamientos han mostrado un modesto efecto en pacientes con calambres asociados a cirrosis3 o gestación4, pero solo la quinina ha mostrado un efecto beneficioso frente a placebo5,6,7, aunque un metaanálisis, incluyendo ensayos clínicos no publicados, modera de forma notable el efecto beneficioso de este fármaco8, lo que unido a sus efectos secundarios potencialmente serios hace que algunos autores aconsejen reservarla para aquellos pacientes con formas especialmente serias e invalidantes de calambres2,6. La trimetazidina es un derivado piperazínico que se utiliza esencialmente en el tratamiento del vértigo periférico, los acúfenos, la hipoacusia perceptiva, retinopatías isquémicas y en la angina de esfuerzo9,10. Generalmente bien tolerada, en un estudio realizado en 149 pacientes con dosis doble de la habitual de trimetazidina se encontró un 29.6% REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 250-253 250 U N PAC I E NTE C O N . . . Calambres musculares... Del Burgo J.L. PACIENTE 1 2 3 4 5 6 7 EDAD 62 78 78 81 78 60 60 SEXO F M F F M M F PATOLOGIA ASOCIADA Vértigo HTA Migraña Hiperlipidemia mixta Espondiloartrosis HTA Diabetes mellitus AIT Artrosis EPOC Insuf venosa HTA Cardiopatía isquémica Hiperlipidemia mixta Trombopenia Valvulopatía mitro-aortica Gammapatia policlonal Cataratas Hiperamilasemia HTA Obesidad Cardiopatía HTA Diabetes mellitus Fibrilación auricular Hipercolesterolemia ACV HTA Obesidad Hipercolesterole mia Poliartrosis Trast ansioso-depresivo Glucemia basal alterada Cirrosis hepática no alcoholica Hipertensión portal Hiperuricemia Hernia inguinal Hiperlipidemia mixta Hernia de hiato Hiperparatiroidismo Enf. de Chron Artrosis Osteopenia Osteoma osteoide Acúfenos Desprendimiento vítreo Disquinesia biliar TRATAMIENTOS ACTUALES Valsartan Hidroclorotiazida Rizatriptan Simvastatina Insulina Valsartan Hidroclorotiazida Atorvastatina Ezetimiba Nabumetona Paracetamol AAS Pregabalina Clopidogrel AAS Ramipril Dinitrato de isosorbide Bisoprolol Amlodipino Torasemida Simvastatina Omeprazol Paracetamol Nifedipino Doxazosina Eprosartan Hidroclorotiazida Digoxina Furosemida Metformina Glimepirida Ezetimiba Pantoprazol Acenocumarol Paracetamol Tramadol Ezetimiba Omeprazol Paroxetina Lorazepam Indapamida Norfloxacino Torasemida Espironolactona Alopurinol Omeprazol Loracepan Paracetamol Azatiprina Budesonida Omeprazol Lactitol Acido fólico Raloxifeno Paracetamol ANTECEDENTES FAMILIARES No No No No No Sí (Padre) No FARMACOS POTENCIALMENTE IMPLICADOS Simvastatina Hidroclorotiazida Atorvastatina Hidroclorotiazida Amlodipino Torasemida Sivastatina Ramipril Bisoprolol Hidroclorotiazida Furosemida Nifedipino Indapamida Torasemida Espironolactona Raloxifeno PATOLOGIA POTENCIALMENTE IMPLICADA (CLAMBRES 2º) No Diabetes mellitus Insuf. Venosa No Diabetes mellitus No Cirrosis hepática Hiperparatiroidismo ANOMALIAS EXPLORATORIAS (pulsos pedios, tibiales, bocio, fasciculaciones, alteraciones musculares, deshidratación,.. ) No Pedios y tibiales atenuados ROT atenuados. No Tibiales atenuados No No No ANOMALIAS ANALITICAS (iones, creatinina, transaminasas, ALP, CPK, TSH) No Glucemia 203 Creatinina 1.3 Glucemia 179 No GOT 43 GGT 51 PTH 59.6 ORIENTACION DIAGNOSTICA DE LOS CALAMBRES Calambres nocturnos idiopáticos. Calambres nocturnos idiopáticos Calambres nocturnos idiopáticos Calambres nocturnos idiopáticos Calambres nocturnos idiopáticos Calambres de etiología posiblemente mixta Calambres de etiología potencialmente mixta Tabla 1. Características clínicas de los pacientes en tratamiento con trimetazidina y presencia de calambres musculares. 251 REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 250-253 U N PAC I E NTE C O N . . . Calambres musculares... Del Burgo J.L. PACIENTE 1 2 3 4 5 6 7 1-2 30 6-7 2 3-4 0,5 Años (¿?) A Pantorrillas Pantorrilla Ambas pantorrillas Ambas pantorrillas Pantorrilla Dorso de los pies Ambas pantorrillas / ambos pies D Pantorrillas Pantorrilla Ambas pantorrillas No Calambres No calambres No calambres Ambas pantorrillas / ambos pies A Durante el sueño Al levantarse Durante el sueño Previo sueño Al Levantarse Previo al sueño/ Durante el sueño Durante el sueño / Con el ejercicio D Durante el sueño Al levantarse Durante el sueño No calambres No calambres No calambres Con el ejercicio A 5 – 10 min. 5 – 10 min. < 5 min. 5 – 10 min. > 10 min. 5 – 10 min. 5 – 10 min. Segundos 5 – 10 min. 5 – 10 min. No calambres No calambres No calambres 5 – 10 min. Diaria Casi diaria Ocasional Casi diaria Casi diaria Semanal Casi diaria Ocasional Ocasional Semanal No No No Ocasional A 6.5 8 1 7 10 4.5 9 D 3.5 5 10 0 0 0 8 AÑOS EVOLUCION LOCALIZACION MOMENTO DE APARICIÓN DURACION HABITUAL FRECUENCIA INTENSIDAD (E.V.A.) D Tabla 2. Evolución de los calambres musculares bajo el tratamiento con trimetazidina. A: antes del inicio del tratamiento con trimetazidina. D: después del inicio del tratamiento con trimetazidina. EVA: Escala visual analógica. Los valores de la EVA con decimales se deben a la valoración realizada por el paciente del tipo “entre 4 y 9”. de efectos secundarios, destacando entre ellos la fatiga (7%), el mareo (7%), los calambres musculares (7%) y el malestar inducido por el esfuerzo (5.6%)11. A continuación se expone una serie de observaciones relacionadas con la desaparición o mejoría de los calambres nocturnos en los miembros inferiores durante la utilización de trimetazidina con otros fines terapéuticos. OBSERVACIONES CLÍNICAS El caso índice lo constituye una paciente de 62 años de edad con antecedentes personales de herpes zoster, histerectomía a los 25 años de edad y artritis séptica fímica en rodilla izquierda a los 31 años, con anquilosis residual. Está diagnosticada de fascitis plantar, hipertensión arterial, vértigo multifactorial, migraña común, hiperlipidemia mixta y espondiloartrosis. Sigue tratamiento con valsartán e hidroclorotiazida, simvastatina y rizatriptam. Por acúfenos y sensación vertiginosa con inestabilidad se instauró tratamiento con trimetazidina a dosis de 20 mg cada 8 horas. Ante la mala respuesta inicial se remitió a la paciente a la consulta de Otorrinolaringología para revisión, donde sustituyeron la trimetazidina por extracto de ginkgo biloba. Cuando acudió a revisión, la paciente refirió REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 250-253 encontrarse igual de su cuadro vertiginoso, pero había empeorado de los calambres nocturnos que sufre en ambas piernas desde hace 2-3 años y que habían desaparecido con el uso de la trimetazidina. Ante esta afirmación se procedió a descartar causas secundarias de calambres musculares mediante anamnesis, exploración y revisión de los resultados de laboratorio, resultando ser un cuadro de calambres idiopáticos nocturnos. Se realizó una búsqueda bibliográfica en Medline con los términos “muscle cramps AND trimetazidine” sin limitadores, encontrándose 0 resultados. La búsqueda en IBECS con el término “trimetazidina” produjo 7 entradas, ninguna de las cuales hacía referencia a calambres musculares. En la base de tesis doctorales TESEO se encontraron dos entradas con “trimetazidina” referentes al efecto citoprotector frente a la isquemia miocárdica en modelos experimentales. Por último, en IME la búsqueda con los parámetros “trimetazidina (titulo en español) Y calambres (título en español)” tampoco produjo ningún resultado y la sustitución del operador booleano Y por O produjo 22 entradas, ninguna de las cuales relacionaba la patología con el fármaco. Finalmente, una búsqueda libre en Google con los términos trimetazidina y calambres proporciona 252 U N PAC I E NTE C O N . . . Calambres musculares... Del Burgo J.L. La forma de actuar de la trimetazidina como protector celular9,10,12, oponiéndose a los efectos nocivos de los radicales libres, evitando la caída del metabolismo energético durante la isquemia tisular, disminuyendo la acidosis intracelular y corrigiendo las alteraciones de los flujos iónicos transmembrana provocados por la isquemia, podrían estar en la base de la corrección de los calambres musculares. Figura 1. Intensidad de los calambres medido con EVA. 114 entradas, no habiéndose encontrado ninguna que relacione la trimetazidina como tratamiento de los calambres musculares. Asimismo se realizó una búsqueda en la base de datos de historias clínicas del cupo médico al que pertenece la paciente de otros pacientes en tratamiento con trimetazidina a fin de localizar a aquéllos que además refieran presentar o haber presentado episodios de calambres. Se identificaron 6 pacientes más en los que, tomando trimetazidina, referían presentar o haber presentado calambres musculares en los miembros inferiores, procediéndose a su entrevista, exploración y revisión de historia clínica. Los resultados se exponen en las tablas 1 y 2 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES El uso de la trimetazidina en estos pacientes ha supuesto una mejora en lo referente a sus calambres (excepto en uno de ellos), sobre todo en la frecuencia de la aparición de los mismos, que pasa de ser predominantemente “casi diaria” a “ocasional” o “ausente”. En cuanto a la intensidad dolorosa del calambre, también se aprecia una mejoría general, que en tres pacientes supone la ausencia de dolor (figura 1). La valoración de la duración de los mismos se hace mas difícil de realizar dada la variabilidad que se aprecia entre los 7 pacientes. El único paciente que presenta un claro empeoramiento de los calambres (paciente nº 3) se hallaba en tratamiento con trimetazidina desde antes de iniciarse la aparición de los mismos, por lo que tanto en frecuencia como en duración e intensidad los datos son negativos. A pesar de lo reducido de la serie, estos datos sugieren la hipótesis de un potencial efecto beneficioso de la trimetazidina en el tratamiento de los calambres en general, tanto en el calambre nocturno idiopático (con mucho el más frecuente de todos), como el asociado a algunas alteraciones somáticas (cirrosis, consumo de fármacos, etc.). 253 La utilidad de este potencial efecto de la trimetazidina se derivaría de la alta prevalencia del calambre muscular como enfermedad en sí misma (prevalencia que aumenta con la edad, llegando a afectar a un tercio de la población mayor) y en los potencialmente serios efectos secundarios del actual fármaco de referencia, la quinina. No obstante y dada la naturaleza del origen de los datos, se hace necesario profundizar en el estudio de la posible aplicación terapéutica de la trimetazidina en los calambres musculares de diferente origen, especialmente a través de ensayos clínicos específicos bien diseñados. BIBLIOGRAFÍA 1. Millar TM, Layzer RB. 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REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5): 250-253 CARTAS AL E D ITO R Frente al Tabaquismo Sr. Editor: Convengo con nuestro Presidente, en su artículo editorial “Y frente al tabaquismo, ¿podemos hacer más?”, que los abrumadores datos estadísticos sobre la gran epidemia tabáquica, así como sus consecuencias directas y presentes sobre la salud de nuestros pacientes, deberían hacernos recapacitar sobre la prioridad que realizamos en nuestras consultas ante este grave problema de salud. Pero ¿de qué depende que un profesional sanitario tome una iniciativa de acción (priorice y actúe) sobre cualquier problema de salud y particularmente sobre el tabaquismo? Indudablemente, de la percepción subjetiva de la importancia (gravedad), de los conocimientos que tiene sobre este problema, sobre los instrumentos y tratamientos existentes y su eficacia (habilidades adquiridas), pero también de la obtención de resultados tangibles (curación) y del apoyo de la sociedad (percepción social frente al tabaquismo), especialmente de los poderes públicos (acción pública frente al tabaquismo). Es decir, creer que el tabaquismo, tanto activo como pasivo, es una enfermedad con entidad propia (causa daño) además de ser “factor de riesgo”. Creer en los tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, y aplicarlos, evitando la discriminación frente a otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión o el colesterol (tratar el tabaquismo es cuatro veces más coste-efectivo que el de la hipertensión arterial y trece veces más efectivo que el de la hipercolesterolemia). Creernos que con nuestra actuación día a día salvamos vidas (la mortalidad por tabaquismo es del 50 %). En este sentido, la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria viene desarrollando el Programa Atención Primaria sin Humo en los Centros de Salud de toda la Comunidad, entre cuyos objetivos están la formación y homogeneización de la atención en tabaquismo. En cuanto a la percepción social, tras la aplicación de la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, no hay duda de que “algo 254 se esta moviendo” (a pesar de las limitaciones de la Ley) y los profesionales sanitarios tenemos algo que aportar nos guste o no: nuestra función modélica, no fumando en las entradas de los edificios sanitarios, o mejor aún, dejando definitivamente de fumar o pidiendo la creación de más espacios sin humos. Respecto de la acción de los poderes públicos, son seis las intervenciones rentables para el control del tabaquismo (The ASPECT Consortium, Tobacco or Health in the European Union, Luxembourg: Directorate-General for Health and Consumer Protection, European Commission, 2004): - Aumento del Precio con impuestos más altos sobre los cigarrillos y otros productos de tabaco. Prohibiciones de la promoción y publicidad de todos los productos de tabaco, logos y marcas, en todos los ámbitos. Prohibiciones/restricciones de fumar en público y lugares de trabajo. Mejor información de consumidor incluyendo campañas públicas de información, con cobertura en todos los medios de comunicación. Advertencias, directa en etiquetas y el embalaje cigarrillo y otros productos de tabaco. Tratamiento para ayudar a fumadores incluyendo el acceso a medicaciones. Algunas de ellas desarrolladas en nuestro país con diferencias entre Comunidades Autónomas. Debemos poner en juego nuestra función de presión exigiendo a nuestra Comunidad Autónoma la financiación de los medicamentos sin restricciones, proponiendo medidas para universalizar los espacios sin humo y reclamar el cumplimiento estricto de la Ley actual. En resumen, a las funciones preventivas, educativas y curativas desarrolladas magníficamente por nuestro Presidente en su editorial no sólo podemos sino que debemos añadir la función modélica y la función de presión. Ángel García Imbroda Coordinador del Grupo de Abordaje del Tabaquismo de SCAMFyC. E-mail [email protected] REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5) 254 CARTAS AL E D ITO R I Jornadas de la Asociación Castellano-Manchega de Cuidados Paliativos (ASCAMPAL) Sr. Editor: El nacimiento de Revista Clínica de Medicina de Familia, hace ya tres años, significó un proyecto de importante envergadura para el campo de la medicina. Por esa razón, y por la vocación impulsora y receptora con la que trabajan desde la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria (SCAMFYC), tenemos el gusto de comunicarle que durante los días 15, 16 y 17 de Octubre de 2008 se celebrarán en Albacete las I Jornadas de la ASCAMPAL. La Asociación Castellano-Manchega de Cuidados Paliativos (ASCAMPAL) nace en la región con el objetivo de divulgar, promocionar y desarrollar los cuidados paliativos, además de convocar reuniones científicas y realizar investigaciones y publicaciones. Se trata de unas jornadas enfocadas a tomar el pulso a la actualidad de este campo de la medicina y que seguro servirán como punto de encuentro destinado a promover la reflexión sobre distintos aspectos relacionados con los Cuidados Paliativos. 255 Desde el comité organizador de las I Jornadas de la ASCAMPAL, pretendemos crear un foro de debate, reflexión y encuentro, tanto de profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, asistentes sociales, psicólogos, etc.) como de otros ámbitos: eticistas, asesores espirituales, etc. Estamos seguros de que el desarrollo de esta actividad será de gran interés para todos, no sólo para quienes trabajamos en el campo de la medicina paliativa, sino también para profesionales de todas las áreas tanto de Atención Especializada como de Atención Primaria. Sólo nos queda añadir que estamos preparando estas jornadas con una gran ilusión y esperamos que la estancia de los congresistas en nuestra ciudad sea lo más grata posible. Asociación Castellano-Manchega de Cuidados Paliativos (ASCAMPAL) REV CLÍN MED FAM 2008; 2 (5) 255 NORMAS DE PUBLICACIÓN Revista Clínica de Medicina de Familia, Publicación Oficial de la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria, considerará para su publicación aquellos trabajos que estén relacionados con esta especialidad. La revista seguirá los requisitos de uniformidad para manuscritos presentados para publicación en revistas biomédicas elaborados por el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas. REQUERIMIENTOS LEGALES Todos los originales aceptados quedan como propiedad permanente de Revista Clínica de Medicina de Familia y no podrán ser reproducidos en parte o totalmente sin permiso de la misma. El autor cede, en el supuesto de publicación de su trabajo, de forma exclusiva a la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria los derechos de reproducción, distribución, traducción y comunicación pública (por cualquier medio o soporte incluso sonoro, audiovisual o electrónico) de su trabajo. Es necesario adjuntar las adecuadas autorizaciones para la reproducción de material ya publicado. No se aceptarán trabajos publicados anteriormente o presentados al mismo tiempo a otra revista. Los autores deben comunicar en la carta de presentación cualquier asociación comercial que tengan y que pudiera dar lugar a un conflicto de intereses en relación con el artículo publicado. Asimismo deberán remitir el documento de declaración de conflicto de intereses. Cuando se presenten estudios realizados en seres humanos, debe indicarse si los métodos seguidos han cumplido las normas éticas del comité ético de investigación clínica correspondiente. No han de utilizarse nombres, iniciales o número de historia clínica de pacientes, en especial en el material de ilustraciones. Cuando se presenten experimentos realizados con animales se debe indicar si se han seguido las normas del centro o del consejo nacional de investigación, o las posibles leyes nacionales, respecto al cuidado y uso de animales de laboratorio. PROCESO EDITORIAL Los manuscritos se remitirán por vía electrónica a la dirección [email protected]. Deberá acompañar al manuscrito una carta de presentación dirigida al Editor de Revista Clínica de Medicina de Familia en la que se solicite la evaluación del mismo para su publicación y se especifique la sección de la Revista donde se desea que se publique. En dicha carta deberá indicarse que el contenido del trabajo no ha sido publicado con anterioridad y que el mismo artículo, o una parte de él, no ha sido enviado simultáneamente a otra revista. Los autores deben poner en conocimiento cualquier circunstancia que pudiera suponer un conflicto de intereses. SECCIONES DE LA REVISTA Editoriales Se incluyen trabajos que supongan una puesta al día rigurosa o una puntualización interesante sobre algún tema relacionado con la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. Los editoriales se realizarán preferentemente por encargo del Comité Editorial de Revista Clínica de Medicina de Familia. Tendrán una extensión máxima de cinco hojas y podrán incluir hasta dos figuras o tablas. Originales Preferentemente trabajos de investigación prospectivos y otras contribuciones originales sobre la etiología, la clínica, la epidemiología, el diagnóstico y el tratamiento de los problemas de salud. La extensión máxima será equivalente a unas 12 hojas tamaño DIN A4 y se admitirán hasta 8 figuras o tablas. El número máximo recomendado de autores es de 6. En los grupos de trabajo o autores corporativos el listado completo de los participantes aparecerá a pie de página o, si su número es elevado, al final del artículo. Es recomendable que el número de referencias bibliográficas no sea superior a 30. Artículos especiales Trabajos de revisión bibliográfica sobre un tema relacionado con la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. Los artículos especiales se realizarán preferentemente por encargo del Comité Editorial de Revista Clínica de Medicina de Familia. Se publicarán preferentemente revisiones sistemáticas fundamentadas en medicina basada en la evidencia. Tendrán una extensión máxima de unas 12 hojas y podrán incluir hasta 8 figuras o tablas. Se recomienda que el número de firmantes no sea superior a seis. Revisión de guías clínicas Trabajos de revisión de guías clínicas sobre el manejo de problemas de salud prevalentes y relevantes en el ámbito de Atención Primaria, incluyendo recomendaciones sistemáticas útiles en la toma de decisiones para situaciones clínicas concretas y para una atención sanitaria apropiada. Las revisiones de guías clínicas se realizarán preferentemente por encargo del Comité Editorial de Revista Clínica de Medicina de Familia. Tendrán una extensión máxima de unas 10 hojas y podrán incluir hasta 8 figuras o tablas. Se recomienda que el número de firmantes no sea superior a seis. Un paciente con… Exposición resumida de un caso clínico de interés que suponga una aportación importante. La extensión máxima del texto será de 4 hojas y se admitirán hasta 3 figuras o tablas. Es recomendable que el número de REV CLÍN MED FAM 2007; 2299 (5) NORMAS DE PUBLICACIÓN autores no sea superior a cuatro y que las referencias bibliográficas no sean más de diez. Cartas al editor En esta sección se publicarán objeciones, comentarios, observaciones o experiencias relativas a artículos publicados recientemente en Revista Clínica de Medicina de Familia u otros temas de interés para el médico de familia. La extensión máxima será de 2 hojas y se admitirá una figura y una tabla. Es recomendable que el número de autores no sea superior a cuatro. PRESENTACIÓN Y ESTRUCTURA DE LOS TRABAJOS Los trabajos se presentarán en hojas tamaño DIN A4, a doble espacio (26 líneas por página, con tipo de letra Arial tamaño 12 cpi) y por una sola cara. Las páginas deben ir numeradas consecutivamente en el ángulo superior derecho. Cada parte del trabajo comenzará con una nueva hoja, en el siguiente orden: Primera página Se indicará el título del artículo (conciso e informativo), nombre y apellidos de los autores, denominación del centro de trabajo, ciudad y país, la dirección completa del autor para la correspondencia y un teléfono, fax o correo electrónico de contacto. Si se desea hacer mención del grado académico o de los cargos que desempeñan los autores se hará referencia a pie de página. Se incluirá, si procede, la fuente de financiación del trabajo u otra información relevante, por ejemplo, si ha sido presentado previamente en una jornada o congreso, si ha recibido algún premio, etc. Segunda página Se incluirá el título del trabajo, el resumen/abstract y las palabras clave/key words derivadas del Medical Subject Headings (MeSH) de la National Library of Medicine (mínimo 3, máximo 6) (disponible en: http:// www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/meshbrowser.cgi). En los artículos originales se incluirá el resumen en español e inglés que será de aproximadamente de 250 palabras, estructurado bajo los siguientes apartados: objetivo, diseño, emplazamiento, participantes, mediciones principales, resultados y conclusiones. En los artículos de revisión, el resumen y abstract será de 250 palabras estructurado según los siguientes apartados: objetivo, estrategia de búsqueda, selección de estudios y de datos, síntesis de resultados y conclusiones. A fin de facilitar la valoración anónima de todos los trabajos se recomienda no incluir ni en esta página ni en el texto, datos identificativos de los autores o lugar de trabajo. Tercera página y sucesivas Los trabajos deberán estar divididos en apartados 300 siendo deseable que se ajusten, siempre que ello sea posible, al esquema siguiente: Editoriales: sistematizados al máximo en función del contenido del trabajo. Originales: introducción, material (o pacientes) y métodos, resultados, discusión y conclusiones. La introducción será lo más breve posible, limitándose a proporcionar la explicación necesaria para la comprensión del texto que sigue, debiendo incluir los fundamentos teóricos, los antecedentes del problema y la elaboración del objetivo del estudio. En el material (o pacientes) y métodos se indicará el tipo de estudio, ámbito o emplazamiento, tiempo que ha durado, las características y modo de selección de la sujetos, los criterios de inclusión y exclusión seguidos, las variables de interés y las técnicas empleadas, proporcionando los detalles suficientes para que una experiencia o un trabajo determinado pueda ser reproducido sobre la base de esa información. Al hacer referencia a fármacos o productos químicos deberá indicarse el nombre genérico, la dosificación y la vía de administración. Si se trata de métodos o procedimientos muy utilizados y conocidos, debe proporcionarse la cita bibliográfica correspondiente y evitar su descripción detallada. En el caso de ensayos clínicos con distribución aleatoria se debe detallar el método utilizado para la aleatorización y si la asignación aleatoria se mantuvo oculta. Se han de describir los métodos estadísticos utilizados con el nivel de significación aceptado. Las unidades de medida han de estar expresadas, al menos, en el Sistema Internacional de Unidades. Cuando se trate de experimentos relacionados con seres humanos, se ha de indicar si los procedimientos seguidos fueron aprobados por el Comité Ético de Investigación Clínica de la institución correspondiente. Asimismo, se debe hacer constar que se ha obtenido la autorización de los individuos. En resultados se deben cuantificar los hallazgos y presentarlos con los indicadores apropiados de medición de error o incertidumbre (como los intervalos de confianza). En esta sección se debe relatar, pero no interpretar, los datos obtenidos con el material y métodos utilizados, con la ayuda de figuras y tablas si fuera necesario. Los resultados deben ser concisos y claros. Los manuscritos que presenten resultados de un ensayo clínico de grupos paralelos con distribución aleatoria deberán incluir el diagrama de flujo CONSORT (http://www.consort-statement.org) en el que se ilustra la distribución y el progreso de los pacientes a los largo del estudio. En discusión se ofrecerán las propias opiniones sobre el tema sin repetir datos aportados en la introducción o en los resultados. En esta sección deben desarrollarse los siguientes aspectos: los hallazgos más relevantes, la aplicación práctica de los resultados, la concordancia o discordancia con observaciones previas, los problemas metodológicos que pudieran REV CLÍN MED FAM 2007; 2 (5) NORMAS DE PUBLICACIÓN existir y las directrices para futuras investigaciones, exponiendo nuevas hipótesis cuando esté justificado. No es necesario incluir conclusiones, en todo caso, éstas deben derivarse exclusivamente del estudio. Se incluirán agradecimientos cuando se considere oportuno, mencionando a las personas, centros o entidades que hayan colaborado en la realización del estudio. En bibliografía las referencias bibliográficas se presentarán según el orden de aparición en el texto, con la correspondiente numeración arábiga correlativa. En el artículo constará la numeración de la cita en superíndice. Las citas deberán comprobarse sobre los artículos originales y se elaborarán según las normas de Vancouver, disponible en: http://www.icmje.org/. Los nombres de las revistas serán abreviadas de acuerdo con el Index Medicus/Medline (consultar List of Journal Indexed, que publica Index Medicus/Medline, disponible en: http://www. ncbi.nlm.nih.gov/ entrez/jrbrowser.cg). A continuación se dan unos ejemplos de formatos de citas bibliográficas: 1. Artículos de revistas. Relacionar todos los autores si son seis o menos. Si son más, relacionar sólo los seis primeros, añadiendo la expresión et al: Jimeno Mollet J, Molist Brunet M, Franch Nadal J, Serrano Borraz V, Serrano Barragán L, García Jiménez R. Variabilidad en la estimación del riesgo coronario en la diabetes mellitus tipo 2. Aten Primaria 2005; 35:30-6. 2. Autor(es) personal(es) de libro: De la Serna de Pedro I. Manual de psicogeriatría clínica. Barcelona: Ed. Masson; 2000. 3. Capítulo de un libro: Phillips SJ, Whisnant JP. Hipertensión and stroke. En: Lara IH, Brenner BM, editors. Hipertensión: pathophysiology, diagnosis and management. 2nd ed. New York: Raven Press; 1995. p. 465-78. Artículos especiales: cuando se trate de revisiones incluirán objetivo, estrategia de búsqueda, selección de estudios y de datos, síntesis de resultados y conclusiones. En objetivo se establecerá el propósito principal de la revisión e incluirá información sobre la población estudiada, intervenciones, exposiciones, escalas o resultados que se van a revisar. En la estrategia de búsqueda se resumirán las fuentes de información utilizadas mencionando las restricciones y se indicará si se ha contado con expertos, base de datos o publicaciones, años incluidos en la búsqueda, etc. En selección de estudios se describirán los criterios de selección de los artículos considerados como relevantes. En selección de datos se describirá la metodología utilizada para la extracción de datos de cada artículo relevante. En síntesis de resultados se referirán los principales resultados de la revisión. En conclusiones se indicarán las que son relevantes y se recomendará la dirección de estudios futuros. En palabras clave, tablas, figuras y bibliografía se seguirán las mismas normas que las reseñadas en los Originales. REV CLÍN MED FAM. 2007; 2 (5) Notas Clínicas (un paciente con…): introducción, observaciones clínicas y discusión o comentarios. Cartas al Editor: no precisan apartados. Figuras (gráficas o fotografías) Las fotografías se seleccionarán cuidadosamente procurando que sean de buena calidad y omitiendo las que no contribuyan a una mejor compresión del texto. El tamaño será de 9 x 12 cm. o múltiplo. Irán numeradas (números arábigos) al dorso mediante una etiqueta adhesiva y con una flecha se señalará la parte superior. Tanto las fotografías como las gráficas irán numeradas correlativa y conjuntamente como figuras. Pueden remitirse las fotografías en soporte electrónico, en este caso los formatos empleados deben ser bmp, jpg o tiff. Si se utilizan fotografías de personas, no deben ser identificables o bien se han de acompañar de un permiso escrito para utilizarlas. Los pies de las fotografías deben ir mecanografiados en hoja aparte. Las gráficas se presentarán separadamente del texto el artículo, cada una en una página diferente. Deben ser autoexplicativas, con un título breve que describa su contenido. Las figuras deben utilizarse solamente cuando la información no pueda presentarse claramente de otra forma. No deben repetirse en gráficos los datos ya presentados en tablas o texto. Páginas de Tablas. Las tablas se presentarán en hojas aparte. Incluirán numeración arábiga y encabezamiento con un título genérico de su contenido, ajustándose a una ocupación máxima de una hoja. Las siglas y abreviaturas se acompañarán siempre de una nota explicativa a pie de tabla. Las tablas deben ser lo más sencillas posible y no duplicar información que se presenta en el texto. Las filas y columnas deben ir precedidas de un encabezamiento corto o abreviado, que identifique exactamente el material que contiene. Si se incluyen datos que no proceden del estudio, debe señalarse claramente con una nota al pie de tabla que identifique la fuente. Cuando se presenta más de una tabla, se aconseja utilizar un formato similar para facilitar su comprensión al lector. Todas las tablas deben aparecer mencionadas en el texto. PROCESO EDITORIAL El autor recibirá un acuse de recibo del trabajo remitido con un número de identificación asignado. Los manuscritos serán revisados por el Comité Editorial, que se reserva el derecho de devolver aquéllos que no cumplan con las instrucciones indicadas. Todos los artículos remitidos a la revista serán revisados anónimamente por dos evaluadores expertos, externos a la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria. El Comité Editorial valorará dichos comentarios y se reserva el derecho a 301 NORMAS DE PUBLICACIÓN rechazar aquellos trabajos que no juzgue apropiados, así como de proponer modificaciones cuando lo considere necesario. Siempre que el Comité Editorial sugiera efectuar modificaciones en los artículos, los autores deberán remitir, junto a la nueva versión del manuscrito (original, dos copias y versión electrónica) una carta en la que se expongan de forma detallada las modificaciones efectuadas. Esta versión modificada se podrá remitir por correo electrónico o, en su defecto, por correo postal, haciendo referencia al número de identificación previamente asignado al artículo y especificando que se trata de una versión modificada. Los trabajos remitidos a los autores para la introducción de modificaciones deben ser devueltos a la redacción de la revista en el plazo de 20 días; en caso contrario, el Comité Editorial no garantiza su publicación. El autor de correspondencia recibirá una carta con la decisión acerca de la aceptación, nuevas modificaciones o rechazo del artículo. El autor de correspondencia recibirá unas pruebas de imprenta del artículo para su corrección. La prueba se revisará cuidadosamente y se marcarán los posibles errores, devolviendo las pruebas corregidas en un plazo de 72 horas. El Comité Editorial se reserva el derecho de admitir o no las correcciones efectuadas por el autor en la prueba de impresión. POLÍTICA EDITORIAL Los juicios y opiniones expresados en los artículos y comunicaciones publicados en la revista son del autor(es), y no necesariamente del Comité Editorial. Tanto el Comité Editorial como la Sociedad CastellanoManchega de Medicina de Familia y Comunitaria declinan cualquier responsabilidad sobre dicho material. Ni el Comité Editorial ni la Sociedad Castellano-Manchega de Medicina de Familia y Comunitaria garantizan o apoyan ningún producto que se anuncie en la revista, ni garantizan las afirmaciones realizadas por el fabricante sobre dicho producto o servicio. REV CLÍN MED FAM 2007; 2 (5)