Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Tribuna humanística Las hormonas sexuales en la Edad M edia (medicina china) Sexual horm ones in the M iddle Ages (Chinesse M edicine) Needham, J.1 y Gwei-Djen, L.2 INTRODUCCIÓN El uso en la medicina occident al de andrógenos y estrógenos para el trat amiento de las perturbaciones sexuales es relativamente reciente. Hay, sin embargo, claras pruebas de que ya en el siglo XI los médicos chinos aplicaban medicamentos que contenían tales sustancias, y cuya preparación se hacía en escala considerable y según procedimientos sistemáticos que, interpret ados a la luz de los modernos conocimientos bioquímicos, deben haber producido un alto grado de purificación de los materiales crudos. Nos hallamos aquí ante un nuevo y sorprendente capítulo de la historia de la medicina. Como otros pueblos medievales, los chinos conocían los fenómenos debidos a la acción de las hormonas sexuales. Es indudable que, como en otras civilizaciones, los primeros conocimientos se derivaron de la observación de los efectos de la castración, práctica que, desde tiempos muy remotos, se aplicaba en la sociedad china con móviles sociales, y a los animales por razones médicas o gastronómicas, ya que los «capones» engordan y producen carnes más tiernas. En 1378 d.C., Ye Tsu Chi dice en su obra Tchao M u Tsu que «la gloria aparente de la esencia seminal se manifiest a en la barba, la del chi en las cejas, y la de la sangre en el cabello.» Tal pen1 Joseph Needham nació en 1900 y estudió en la Universidad de Cambridge. De 1933 a 1966 ocupó el Lectorazgo «sir W illiam Dunn» de Bioquímica en Cambridge, así como diversos cargos docentes en esa materia en los Estados Unidos, incluyendo los de Profesor Visitante en las Universidades de California y Stanford. Durante la guerra fue Jefe de la M isión Científica Británica en China, y se ha dedicado posteriormente al estudio de la ciencia y tecnología chinas, temas en los que posee sobresalientes conocimientos. Su gran Science and Civilisation in China (7 vols., 1954-) es uno de los más notables trabajos de moderna erudición. Desde 1966 es M agister de Gonville and Calus College, Cambridge. 2 Lu Gw ei-Djen ocupó anteriormente la cátedra de Bioquímica nutricional en el Ginling College de Nankin. Durante muchos años perteneció a la División de Ciencias Naturales de la Unesco, París. Es en la actualidad profesora del Lucy Cavendish College, Cambridge, y colaboradora de Science and Civilisation in China. Toko-Gin Pract, 2001;60(2):98-101 samiento fue desarrollado por Wang Shi Chem en su Lei Yuan, del 1575, en el que escribe: «El cabello pertenece al corazón, que nace del chi del [elemento] Fuego, y por ello crece en lo alto [de la cabeza]. La barba pertenece a los riñones, que nacen del [elemento] Agua, y por ello crecen en la parte baja [de la cabeza]. Las cejas pertenecen al hígado, que nacen de [el elemento] la M adera, y por ello crecen a am bos lados [de la cabeza]. Y así es que el chi de los testículos (w ai shen) produce la barba como su propia manifestación exterior; por lo mismo también, las mujeres y los eunucos (congénitos o castrados) no tienen barba, aunque sí cabello y cejas.» Es evidente que hacia esa fecha tales teorías eran ya muy ant iguas. En cuant o al chi, podem os concebirlo como algo semejante al pneuma de los griegos. El fenómeno del hermafroditismo despertó t ambién desde muy temprano la curiosidad de los médicos y naturalist as chinos. Li Shi-Chen en su Pen Tshao Kang M u (1596) incluye un detallado estudio de las diez formas principales de hermafroditismo, pero ya mucho antes, el primer escritor de la historia que se ocupa de la medicina forense, Sung Tzhu, en su famoso Hsi Yuan Lu [La purificación de los errores (falsas acusaciones)], de 1247, había tratado esta cuestión. También hallamos en la literatura china numerosos relatos de cambios de sexo, tanto en el hombre como en los animales. Un temprano ejemplo es el caso de un hombre que en el año 6 a.C. que resultó ser mujer; otro caso parecido se indica en 202 d.C. Wang Chung, el gran naturalista escéptico, que escribió su Lung Heng (Discursos pesados en la balanza) hacia 80 d.C., tiene un iluminado estudio sobre el fenómeno del cambio de sexo. Naturalmente, tales prodigios fueron muy explotados por los adivinadores y oráculos que predecían el futuro en relación con los asuntos de Est ado. USO DE TEJIDOS TESTICULARES Y PLACENTALES Una vez conocida la import ancia de los testículos era natural que se utilizaran en la preparación de fármacos. En Pen Tshao Kang M u hallamos numerosas Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. NEEDHAM , J., ET AL.—LAS HORM ONAS SEXUALES EN LA EDAD M EDIA (M EDICINA CHINA) preparaciones a base de tejido testicular, seco o crudo, tomado de cerdos, perros o carneros y aplicados en casos de debilidad sexual masculina, espermatorrea, hipogonadismo, impotencia y otros desórdenes que hoy se tratarían con sustancias androgénicas. Esta utilización de los tejidos testiculares parece haberse desarrollado ya en el periodo Sung meridional, pues las primeras noticias aparecen en un libro titulado Lei Cheng Fu Chi Pen Shi Fang (Recetas Fundamentales Clasificadas de Beneficio Universal), impreso en 1253 y atribuido a un médico eminente, Hsü Shu-Wei, que floreció hacia 1130. La administración oral no se emplea hoy, pues sabemos que la testosterona se inactiva en el hígado; pero los procedimientos medievales de administración de dosis suficientemente grandes de tejidos testiculares, antes que se conocieran las hormonas aisladas y, por consiguiente, se emplearan sus derivados sintetizados, pueden haber producido efectos apreciables. Todo esto muchos siglos antes de que A. A. Berthold demostrara, en 1849, la efectiva substitución de los testículos por un injerto de tejido testicular, en otra parte del organismo, y que C. E. Brow n-Séquard realizara en 1889 sus clásicos experimentos en los que se inyectó extractos testiculares. Hsü Shu-Wei debe ser reconocido como el predecesor de t ales científicos del siglo XIX, y recordado con ellos. Cierto es que el tejido testicular había sido ya utilizado medicinalmente en otras civilizaciones (Dioscórides, Susruta), aunque no administrado siempre en condiciones adecuadas. El tejido placental, la más rica fuente de estrógenos, es utilizado, de acuerdo a una doctrina reconocida, en muchos menos casos en síndromes t ales como la amenorrea, en los que actualmente se aplican los estrógenos, pero sí era común en China. El uso de la placent a humana se menciona por vez primera por Chen Tshang-Chi en su Pen Tshao Shi I, farmacopea de 725 d.C., pero es un tratamiento raro hasta el Periodo Yuan, cuando Chu Chen-Heng recomienda la aplicación de preparaciones que la contengan. A principios del siglo XIV lo prescribía para toda clase de debilidades, incluyendo la sexual, recomendando la incorporación de otros específicos y estimulantes. El tejido placent al se lavaba y secaba bien, se hervía con vino, reduciéndose considerablemente su volumen y combinándose con diversas drogas vegetales. A fines del siglo XV, Wu Chiu incorporaba en su píldora Ta-Tsao Wan, entre otras sust ancias, t ang kuei (Angelica polymorpha), que hoy conocemos como estimulante uterino, y tu chung (Eucommia ulmoides), sustancia que influye sobre la presión sanguínea. El uso medicinal de la placent a puede quizás remontarse al siglo VIII d.C., ya que Li Shi-Chen cit a el Tan Toko-Gin Pract, 2001;60(2):98-101 Shu (término general para los libros de medicina iatroquímica) al trat ar del color de las mejores placentas para uso farmacéutico. Como el corpus de la literatura alquímica se remont a al Periodo Han más bien que al Tang sólo, puede ser que la práctica mencionada se originase bast ante antes de Chen TshangChi. Es interesante lo que Wu Chiu escribe en su Chu Cheng Pien I sobre esta cuestión: «Aunque la placenta toma su sust ancia del alimento [de la madre], también contiene (o transmite) el haber congénito [del feto]. Así es muy superior a toda otra droga, mineral o vegetal. M uchas veces la he usado y obtenido inmejorables result ados, especialmente en enfermas. Lo cual se debe a que el organismo del que se deriva la sustancia placent al (es el mismo que se beneficia de ella), pues toda cosa tiende a seguir su categoría. Las mujeres estériles, las que sólo producen hembras, las que sufren de dismenorrea, las que abortan o tienen partos difíciles, etc., dan a luz, si toman píldoras Ta Tsao Wan, hijos varones, y aunque estén muy graves, si se les administra una o dos dosis, su est ado no empeora. El mérito de la placenta es principalmente aument ar la eficacia de la fuerza Yin en el organismo, incluyendo la función sexual. Siempre parece dar buenos result ados, y si se toma durante largo tiempo se agudiza la vist a y el oído, se aumenta la longevidad, se conserva la negrura de cabello y barba, y tiene en fin t al poder que contrarresta el proceso natural (tsao hua) del envejecimiento. Por eso las píldoras se llaman Ta-Tsao Wan.» Como en el caso de la glándula tiroides, se hacía uso de la placent a de algunos animales, especialmente del caballo y el gato. FRACCIONAM IENTO DE LA ORINA Pero la más not able característica de la medicina medieval china en el campo de las hormonas sexuales era la aplicación de verdaderos fraccionamientos de la orina. El uso que los pueblos antiguos han hecho de la orina como fármaco se ha criticado en tiempos modernos como ejemplo típico de farmacopea excremental a base de sust ancias inútiles y repugnantes. Pero los historiadores de la medicina hubieran debido ejercer mayor circunspección en t ales condenas después del clásico descubrimiento por S. Aschheim y B. Zondek en 1927 de la presencia de grandes cantidades de hormonas sexuales en orina de embarazo, y la result ante verificación de que toda orina, especialmente la de ciertos animales como la yegua, contiene t ales sustancias activas. La aplicación de la orina como medicamento interno o externo se da en numerosas civilizaciones antiguas, pero 99 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 100 NEEDHAM , J., ET AL.—LAS HORM ONAS SEXUALES EN LA EDAD M EDIA (M EDICINA CHINA) sólo en la China, que sepamos, se encuentra una preparación en gran escala de productos activos a base de orina, ya fuera por precipit ación, re-disolución, evaporación a seco, sublimación o cristalización. Nos hallamos aquí ante una evolución muy interesante. El origen de la terapéutica a base de orina se remonta al primitivo taoísmo, que entrañaba una actitud filosófica y mágico-científica ante la actividad sexual, más bien que ascética en el sentido ordinario. Hallamos un curioso pasaje en el Hou Han Shu (Historia de la Dinastía Han Posterior) sobre tres fieles que vivieron hacia el 200 d.C. El texto dice: «Kan Shi, Turigkuo Yen-Nien y Feng Chün-Ta eran tres fieles [t aoistas] (fang shi), muy sabios en la aplicación de [las prácticas] de Chung Cheng en sus relaciones con las mujeres. También podían beber orina, y a veces se colgaban cabeza abajo. Economizaban con gran cuidado su esencia seminal (ching) y su chi heredado, y no se vanagloriaban con ociosas palabras de sus grandes poderes. Las hazañas de Kan Shi, [Tso] Yuan-Fang y [Tungtuo] Yen-Nien fueron recogidas por Tshao, fundador de la Dinastía Wei (San Kuo), quien les preguntó acerca de sus artes y se esforzó por practicarlas. Feng Chun-Ta era llamado el M aestro Buey Azul (Ching Niu Shi). Todos ellos alcanzaron a vivir entre 100 y 200 años.» Las noticias sobre el efecto de la orina sobre la higiene sexual pueden hallarse en todas las épocas. Ya a comienzos del siglo XIV, Chu Chen-Heng nos dice que una vez atendió a una mujer de más de 80 años que parecía tener sólo 40 y quien le explicó por qué gozaba de tan buena salud y no había tenido enfermedades. En una ocasión en que había est ado enferma le habían recomendado que tomara orina humana, lo que continuó haciendo durante varias décadas. «¿Quién puede afirmar –dice Chu Chen-Heng– la antigua creencia de que las propiedades de la orina son algoríficas y que no debe tomarse durante mucho tiempo?» Todos los casos de Yin jsu (debilidad e impotencia sexual, eremosis, exceso de Yang con alta fiebre), continúa diciendo, que no responden a ot ros m edicam ent os, revelan una m ejoría cuando se administra orina. También se recomendaba la orina para otras enfermedades, como hace Chu Cheng (fl. 479-501 d.C.) en el Chu Cheng I Shu , quien alaba t al producto por sus propiedades estípticas en las hemorragias de laringe. No cabe duda de que con el paso del tiempo se desarrolló la doctrina de que la orina debía sus propiedades al hecho de ser «de la misma categoría» (zung lei) que la sangre. Li Shi-Chen, en el Pen Tshao Kang M u (1596) dice que la parte más liviana (ching che) Toko-Gin Pract, 2001;60(2):98-101 de los elementos nutrientes (ching chi) pasa a formar la sangre, mientras que la más pesada (cho che) forma el chi. Luego, la parte más pesada de la fracción liviana forma la orina, mientras la parte más liviana de la fracción pesada forma las demás secreciones. Hacia el periodo Zang se realizan, en consecuencia, estudios sobre la precipit ación natural y sediment ación de la orina (ni pai jsin o chen chung pai). Y a principios del siglo XIV, Chu Chen-Heng dice que el precipitado urinario tiene la propiedad de contrarrestar el indeseado elemento Fuego que afecta al hígado (san chiao) y la vejiga por medio de la orina: «Y esto es por que el chen chung pai era excretado originariamente de la vejiga.» Así se ilustra el principio del yin tao, secreción o excreción que elimina algo por la misma vía por la que el vehículo ha llegado. El precipitado, dice Li Shi-Chen en el siglo XVI, «viaja con la sangre» y tiene la facultad de eliminar del cuerpo otras sustancias por la vía por la que se ha desplazado previamente. Añade que aunque combate la debilidad sexual, los príncipes y magnates se resistían a beber la orina debido a su origen impuro. De modo que los iatroquímicos (fang shi) comenzaron a purificar los sedimentos en forma de derivados llamados chiu shi y chiu ping (mineral del otoño y hielo del otoño). El término chiu shi se usó por vez primera en el libro de Huai Nan Tsu (siglo II a.C.) para denominar una especie de elixir, pero no sabemos si tenía alguna relación con el chiu shi de los iatroquímicos posteriores. El método det allado de fraccionamiento más antiguo de que tenemos noticia aparece a principios del siglo XI d.C., cuando Chang Sheng-Tao describe el más simple de los empleados en su Ching Yen Fang (Preparaciones ensayadas y probadas), libro hoy perdido pero cuyos pasajes esenciales se cit an en el Cheng Lei Pen Tshao, de 1249. Luego, a partir de los primeros años del siglo XII encontramos otras dos descripciones en el Shui Yin Lu (Registros de Aguas y Nubes), obra de un fam oso sabio, Yeh M eng-Te (1077-1148). Otro libro del mismo periodo, obra de autor desconocido, el So Sui Lu, teoriza sobre esas preparaciones. Las restantes menciones se hallan en tres libros del periodo M ing, uno de Chen ChiaM o, el Pen Tshao M eng Chian (La ignorancia sobre la farmacopea vencida), fechable en 1567, y los otros dos posiblemente del siglo anterior. ¿Cuáles eran las más not ables características de esos fraccionamientos? En primer lugar, el uso de enormes cantidades de orina –hast a 1.000 litros– tomada de adultos o de muchachos y muchachas. El método más simple era administrar el residuo seco de la evaporación, que contenía uratos, fosfatos, glucurónidos esteroideos y sulfatos, y todo el resto. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 26/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. NEEDHAM , J., ET AL.—LAS HORM ONAS SEXUALES EN LA EDAD M EDIA (M EDICINA CHINA) Otros métodos suponían una precipit ación preliminar; en uno de ellos se usaba el sulfato de calcio, que arrastraría las proteínas presentes y probablemente también todos los conjugados esteroideos. La precipitación más not able (en vist a del descubrimiento clásico de A. W indaus en 1909 de que la digitonina precipit a cuantitativamente ciertos esteroides) era mediante el uso de la saponina contenida en el árbol Gleditschia sinensis, el jugo de cuyas semillas se añadía a la orina en la proporción de un t azón por cada caldero. Este método exigía luego el hervor del precipit ado con agua, lo que sugiere que todos los esteroides arrastrados con las proteínas se liberaban al desnaturalizarse, mientras que los que se habían combinado con la saponina permanecían. Las críticas de este método contenidas en el Pen Tshao Kang M u sugieren marcadamente que era muy empleado entre los siglos X y XVI. Además de la proteína introducida con el jugo vegetal, debe considerarse probable que el volumen total de orina debía contener partes tomadas de personas que padecían de lesiones renales, así que t ambién se añadía una pequeña cantidad de proteína a la masa tot al de materia. Esto tiene import ancia, ya que los esteroides conjugados se habrían precipit ado con ella. En casi todos los métodos, el proceso termina con una sublimación. Al principio esto era difícil de comprender, pero, de hecho, las hormonas sexuales esteroideas urinarias se subliman sin cambio alguno en el aire a 180-300 °C, con considerables diferencias de temperaturas de sublimación entre las distintas especies. En efecto, éste es el método hoy usado para su identificación. La descripción de la técnica y del aparato (ku chi fa) usados en la subli- Toko-Gin Pract, 2001;60(2):98-101 mación es interesante y bastante clara: se utilizaban vasijas de cerámica herméticamente selladas con lodo, prestándose gran atención a la temperatura para que no estuviesen ni demasiado frías ni demasiado calientes. Los alquimist as chinos venían perfeccionando las técnicas de sublimación desde el siglo IV a.C., pues era un proceso especialmente importante en sus trabajos con el mercurio, factor esencial en el arte iatroquímico. La prueba de que los iatroquímicos chinos, aunque desconocían la química esteroidea conseguían mezclas muy puras, está en que los textos describen con frecuencia sust ancias blancas, crist alinas, brillantes, lustrosas como jade o perlas, lo que indica marcadamente el colesterol u otras sustancias de la misma clase en alto est ado de pureza. En muchos casos, el proceso final implicaba la emulsificación con grasas lácteas, lo que parece también procedimiento apropiado dado el carácter esteroideo de los productos finales buscados por los iatroquímicos. Esto no quiere decir, naturalmente, que los productos finales fueran puros en el sentido moderno; tienen que haber sido m ezclas de m uy diversos compuestos, incluyendo, sin duda, algunos inofensivos, tales como el ácido cianúrico result ante de la acción del calor sobre cualquier resto de úrea. Es, pues, indudable que entre los siglos XI y XVII los iatroquímicos chinos produjeron preparaciones de andrógenos y estrógenos con ciert a efectividad en la terapéutica de la época, lo que debemos considerar como un result ado extraordinario en una práctica sistemática de la medicina anterior a nuestra moderna era científica. 101