AÑO 1915 - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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AÑO 1915
EL At^o DF.L MtLatu.y-Bien distinto al de 1914, y por lo que
el Mildiu se refiere, fué el año de 1915, tanto que de este quedará, por largo tiempo, triste recuerdo en la memoria de la mayorfa de los viticultores. Tan terribles fueron los estragos por
dicha plaga ocasionados en el citado aílo, que ha llegado a
constituir época en la viticultura ñacional, habiendo perdido
su número de órden y conociéndosele ya bajo la denominación
de Año de.l Mildiu. Y como nunca los males vienen solos, las
dificultades se presentaron ya, en dicho año, con anterioridad
a las invasiones de tan terrible calamidad de los vifíedos y
cuando los viticultores estaban todavfa muy agenos de sospechar que habfan de ver destrufda por ella casi la totalidad de
la cosecha. Las dificultades empezaron, efectivamente, al darse
cuenta, todavía en pleno invierno, de la grave crisis que iba a
acarrear, como consecuencia de la guerra europea desencadenada, la escasez y subsiguiente earestfa del sulfato de cobre. Infortunada y triste coincidencia fué la de que precisamente el
año en que la lucha contra el Mildiu se presentaba más dificil
y onerosa que nunca, tanto más cuanto el viticultor sufrfa también las consecuencias de la paralización del mercado de vinos,
en pleno marasmo e incertidumbre producidos por la misma
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causa, las condiciones meteorológicas se conjuraran para que
las invasiones criptogámicas pudieran cebarse, con tan tremenda y persistente gravedad, en los viñedos. De no haberse presentado al mismo tiempo ambas circunstancias, dificultades
para la lucha y continuadas y virulentas invasiones, no hay
duda que el desastre no habrfa alcanzado, ni en extensíón ni en
intensidad, las terribles proporciones que alcanzó, pues de haberse presentado urr año, como tantos olros, menos o poco
propicío para el Mildiu, no habrfa influído mucho, o por lo menos tanto, la deficiencia o escasez de los tratamientos míldiuicidas o bien, de haber exiskido más facilidades para poder practicar éstos, muchos son, seguramente, los viticultores que no
habrian visto perdídas tan en absoluto sus cosechas. No faltaron tampoco extensas e importantes comarcas vitfcolas en que
terribles pedriscos completaron el cuadro desolador, comprometiendo, incluso, la cosecha dcl año siguiente. Más adelante
tendremos ocasíón de resumír en cifras las cuantiosas pérdidas
ocasionadas a los viticrrltores por todas estas desdichas que caracterizar^on al, por tatltos motivos, tristemente memorable año
de 1915, y ahora iremos, por partes, resurniendo, como nos incumbe hacer en esta Memoría, cual fué en tan amargas circunstancias, Ia acción del que suscribe y de este Establecimiento en su constante labor de procurar, por todos los medios de
que les fué dado disponer, ia divulgación de cuantos avisos,
instrucciones y enseí^anzas podfan contríbuir a luchar con tantas calamidades. Pero antes y para mejor conlprensión o ilu ^tración de cuanto luega tenemos que consígr^ar, juzgamos conveníente ocuparnos de puntualizar algunos antecedentes, empezando por los correspondientes al modo como se desarroliá
el año vitfcola, invasiones de Mildiu que en el mismo tuvieron
lugar y tratamientos que en este Campo de experimentaciones
dimos, Iogrando conjurarlas por completo.
^.AS INVASIONES DE MILDIU EN 1915 Y SU CORRELACIÓN CON LAS
CONDIC[ONES METEOROLÓG[CAS EN ESTE ^.AMPO DE ExPERIMENTA-
CIONES.-Para la mejor comprensión de cuanto vamos a indi-
tíll^UtLA
Ut YI I II;UL 1 URH
Y ENOLOGÍA QE REUS
COftRELACIÓN ^NTR^ tiAS CONDICIONES METEftEOLÓGICAS Y ^AS INVASIONES u^ MILDIU, EN E^ CAMPO D^ EXPEftIMEN^`ACIONES
Año 1915
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car hemos compuesto el adjunio gráfico (Lámina 1- III), en
que se resume cuanto creemos puede interesar respecto el modo como se desarrollaron y sucedieron en 1915 las invasiones
de Mildiu, por lo que a esta comarca se refiere.
La parte superior del gráfico está destinada á los datos correspondientes al estado higrométrico del aire y a las lluvias.
La humedad relativa la representamos cada día con dos valores, el primero correspondiente a la media desde las 8 de la
mañana a igual hora de la noche, lo seftalamos sobre la misma
línea del día de que se trata (véase en la parte alta de la izquierda del gráfico un fragmento explicalivo de esta representación) y, el segundo, correspondiente a la media desde las 8 de
la noche a igual hora de la matiana del dfa siguiente, lo señalamos en el espacio comprendido entre los dos dfas de referencia. La humedad relativa la expresamos en centésimas sobre .
las lfneas cii•culares concéntricas de dicha parte superior del
gráfico y que estan espaciadas de lU en 10 %.
La cantidad y distribución de agua llovida cada día figura
también ei^ la parte superior del mismo gráfico representada
por las 1lneas gruesas radiales que, para cada día, subdividimos
en cuatro partes, según se detalla más en el f'ragmento explicativo de la dei•echa, correspondiente la primera (I} a la lluvia
caída desde la media noche a las 6, la segunda (II} a la caída
de 6 a 12, la tercera (II1) al agua llovida de 12 a 18 y, por fin, la
cuarta (1V) a la lluvia cafda desde las 18 a las 24. Por lo que se
refiere a la cantidad de agua, sirven las mismas lfneas circulares concéntricas que indican tantos por ciento de humedad;
aqui la separación de cada iínea representa, como se vé en
dicho fragmento explicaiivo, un milímetro de Iluvia, de suerte
que, por ejemplo, la misma línea cir• ular que indica 60 % de
humedad relativa, nos sirve para indicar 6 milímetros de lluvia.
La linea negra radial total, es decir, que alcanza el valor máximo, nos indica una iluvia de diez o más milímetros.
La parte más interna del gr5fico la destinamos a las temperaturas dta por dia, expresando por puntos las m{+ximas, por
lfnea unida las mínimas y por doble línea las temperaturas
medias, anotándose los tres datos sobre la lfnea radial referente al día que corresponda.
Por último, la parte del gráfico comprendido entre las representaciones de las Iluvias y humedad y las concernientes a las
ternperaturas, la hemos destinado a representar las épocas de
invasión o infección de las cepas por el Mildiu, los períodos de
incubación de esta plaga y las époeas de aparición de las manchas llamadas de aceite (veánse nuestras Instrucciones contra el
Mildiu de que hablamos más adelante) o las eflorescencias de
la enfermedad sobre los órganos de la vid. Los períodos de incubación los representamos por lfneas ]lenas en cuyo extremo
izquierdo unas flechas indican las épocas de intección, y en cuyo extremo de la derecha unos pequex^os círculos negros indican las é pocas de la aparición de dichas manchas o eflorescencias, de suerte que, la duración de los períodos de incubación,
viene representada par la longitud de las indicadas líneas llenas, quedando comprendidos entre el dfa en que se indica la
infección y aquel en que se indica la aparición de las señales
externas de la enfermedad. La llave (---^-^ ) que aparece en el
gráfico a mediados de Abril corresponde a la época probable
de la germinación de las semillas o gérmenes de invierno del
Mildiu (véanse dichas íntruccíones).
E1 año de 1915 se prestó, en una parte, para efectuar el estudio de los perfodos de incubación del Mildiu por presentarse
lluvias algo espaciadas y solo de un dia. En cambio, en ^tra
parte, quizás la mas interesante de la época de vegetación de la
vid, la persistencia y continuidad de las lluvias complicaron
mucho dicho estudio, pues podían llegar a hacer confusos los
momentos de ínfección. Trataremos no obstante de ponerlos todos en claro, valiéndonos de los instantes de la aparición de
manchas o señales externas del Mildiu en las cepas que, como
testigos, dejamos en el Campo sin tratamiento alguno defensivo,
según veremos más adelante.
ta dfa 4 de Mayo, como se vé en el gráfico, y encantr5ndose
el ambíente notabletnente hútnedo, incluso en el centro del dfa,
se presentó un descenso de temperatura que persistió y aun
acentuó en el día siguiente. Como todo ello proporcionaba a la
vid un estado muy favorable de receptividad para con el Mildiu, dispusimos se practicara sin pérdida de momento el primer sulfatado (véase más adelante) e1 cual se empezó el próximo día 6, en cuyo atardecer se inició, precisamente, el perfodo
lluvioso que prevefamos. Este mismo día 6, al verificarse el
sulfatado, pudímos observar alguna que otra mancha de Mildiu
en poquísimo número y muy espaciadas en el viñedo, convenía averiguar cual babfa sido el momento o fecha de la infección. La ]luvia inmediatamente anterior a esta aparición había
acaecido, según se vé en el gráfico, el 2G de Abril, pera camo
de haberse efectuado en este dIa la infección, el perfodó de incubación habría sido únicamente de 9 a 10 dfas, muy pocos
para el mes de Abril y principios de Mayo, ya que, según enseguida veremos, esta duración corresponde a los meses de Junio
a Agosto más calidos, resulta indudable que dicha fecha de infección habfa que buscarla algunos días antes y, efectivamente,
la encontramos en las lluvias del 17 y 18 de Abril, probablemente en este último día, en que finalizando la lluvia al principio de su tarde, empezó a elevarse la temperatura. 'Tenemos,
pues, que la primera invasión de Mildiu tuvo lugar, en este
Campo, durante las Iluvias del 17 y 18 de Abril, es decir, apenas despertado dicho Mildiu de su reposo invernal, durando en
consecuencia el período de incubación de 18 a 19 dias. Es cierto que el 14 de Abril se habfan presentado también lluvias (que
alcanzaron tres milímetros por la mañana y casi cuatro por la
tarde) pero por las bajas temperaturas reinantes en dicho dfa
así como en los anteriores (dichas lluvias vinieron también
precedidas de una disminución del grado de calor) y los sucesivos y además parque nos resultarfa un perfodo de incubación
unos cinco dtas mayor, que apinamos desmesurado, nos inclinamos a creer, como hemos dicho, que el momento de esta primera invasión acaeció el mencionado 17 0 1$. Nos afirma también en este modo de pensar, el hecho de que dos dfas después
de haber observado las indicadas primeras y escasas manchas,
y en pleno perfodo lluvioso todavfa, es decir el 8 de Mayo, ob-
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servamos la aparición de nuevas manchas, ya algo más numerosas, las cuales creemos procedentes de una invasi6n, la segtinda del año, acaecida merced a las lluvias de125 de Abril, a
la cual corresponderfa un período de incubacíón de unos 13
días, es decir, de 5 a 6 menos que ta primera, acortado por las
favorabilfsimas circunstancias acarreadas por la persistencia e
intensidad del período lluvioso que consideramos.
De lo que acabamos de indicar se deduce con toda evidencia
la necesidad de defender los viñedos contra el Mildiu administrándoles lo más precozmente posible los primeros tratamientos pues, desde el principio de la vegetación de la vid puede ésta ser invadida, comprometiendo en extremo la cosecha y, de
todas suertes, puede quedar el viñedo extremadamente infeccionado dificultando muchfsimo el éxito de su defensa por los
tratamientos sucesivos. Y esto sucedió, efectivamente, en 1915,
ya que acabamos de ver que dentro del mismo período lluvioso
de1ó al 11 de Mayo aparecíeron las manchas de dos inuasiones
diferentes pero, las mismas circunstancias, las mismas lluvias
que facilitaron la aparición de dichas manchas, y subsiguiente
fructificación del Mildiu, fueron propicias para infeccionar
nuevamente las vides, dando lugar, en el mismo período, a dos
nueuas inuasiones producidas por los gérmenes procedentes de
cada una de las dos primeras. Vése efectivamente en el gráfico
que con las lluvías del 16 y 17 de Mayo aparecieron nuevas
manchas de Mildiu (que observamos en las cepas que dejamos
com;o testigos sin tratamiento alguno, según relacionamos más
adelante) procedentes sin duda de una inuasi6n, la tercera del
año, producida por los gé ^•menes, desarrollados hacia el 6 0 7
de Mayo, de la primera fractificación del Mildiu, de suerte que,
esta tercera invasión, constituyb la segunda generación de los
gérmenes de la primera que, como hemos dicho, infeccionaron
el Campo hacia el 17 ó 18 de Ahril, es decir un mes antes. Vemo's, pues, que el período de incubación de esta nueva invasión
fué ya algo menor, pues solo alcanzó unos 10 días ya que fué facilitada el desarrollo del i1^lildiu por el alza de las temperaturas
y muy especialmente por el largo periodo lluvioso inicial. Pero,
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además, con las nuevas Iluvias del 21 y 22 de Mayo, observamos, en las cepas testigos, nueva aparición de manchas que
podemos asegurar (véase el gráfico) procedían de una nueva
invasión, la cuarta del año, producida por el desarrollo de los
gérmenes procedentes de la segunda y desarrollados a poco de
aparecer, en lo^ promedios del período Iluvioso, del 6 al 11 de
Mayo, merced a las circunstancias favorabilísimas para ello
proporcionadas por la prolongación de dicho período lluvioso,
resultando que, esta cuarta invasión, fué la segunda generación
de los gérmenes que ocasionaron ^la segunda infección del año,
el 25 de su mes de Abril. El período de incubación de esta
cuarta invasión vemos en el gráfico que fué de unos 12 días, es
decir, unos dos más largo que el correspondiente a la tercera,
debido seguramente, ya que las temperaturas se sostuvieron
casi análogas, a que la cuarta, en su período inicial, no contó
ya con una persistencia tan prolongada de las lluvias como dicha tercera y a que, en el periodo lluvioso anterior, del 16 a 17
de Mayo, no tuvieron aún tiempo de aparecer las inanchas.
Y dentro del misrno mes de Mayo volvemos a encontrarnos
cnn que las mismas lluvias en que aparecen manchas de Mildiu,
dan lugar a nuevas invasiones de tan terrible parásitP ya que
las manchas que aparecieron, en las cepas testigos, con las lluvias del 28 y 29 de dicho mes, c;orresponden seguramente a una
invasián, la quinta del aíio, producida en las lluvias del 16 y 17
anteriores, por los gérmenes de la tercera invasión desarrollados en los mismos dtas merced a dichas Iluvias, constituyendo,
por tanto, las nuevas inanchas, la tercera generación de la primera invasión, acaecida hacia el 17 0 l8 de Abril al despertar
el Mildiu de su reposo invernal. EI perlodo de incubación de
esta quinta invasián fué también de unos 12 días como el de la
anterior. E igualmente, nuevas manchas aparecidas el último
día de Mayo, dentro de nuevo perlodo lluvioso, revelando otra
invasión, la scxta del a •^o, IIUS llldlcó, con una incubación de
unos 9 a 10 dfas (menos que el de la invasión anterior por haberlo acortado seguramente la cuautfa y persistencia de la lluvia de fin de Mayo) el desarrollu, allá para el 21 0 22 de dicho
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mes, de los mismos gérmenes, los de la cuarta invasión, desarrollados en los mísmos dfas, constituyendo por tanto, estas
nuevas manchas, la tercera generación de la segunda infección
acaecida, según hemos dicho, al 25 de Abril.
Y todavfa se produjeron, sin solución alguna de continuidad,
dos nuevas invasiones, una de las cuates, originada en los mismos dias lluviosos (28 y'l9 de Mayo) en que aparecieron las
manchas de la quinta invasión, cuyas fructificaciones encontraron circunstancias para su desarrollo inmediato, y la otra invasión, que debíó origínaise, en el período ltuvioso del 3l de
Mayo, con los gérmenes producidos por la sexta invasión, que
pudieron desarrollarse enseguida dentro del mismo período.
Las manchas correspondientes a estas dos nuevas invasiones,
que constituyen, como vemos, las cuartas generaciones de los
gérmenes que produjeron (unos 47 a 51 dias antes) la primera
y segunda invasión respectivamente, aparecieron del 8 al 9 de
Junio las unas y del 10 o a1 11 las otras, sin liuvia apreciable,
pero con algo de niebla y siendo los días muy cubiertos y relativamente frescos y conteniendo el aire mucha humedad aún
durante el centro del día, disminuyendo la transpiración de las
cepas, contribufa a que el aparato radicular (micelio) del Mildiu encontrara, en los órganos de la vid en que hubiera penetrado, agua abundante para facilitar su desarrollo. Los perio.
dos de incubación de estas dos nuevas invasiones, fueron de
unos 1U a 11 días, es decir, un dia mayores que los de las anteriores debido, seguramente, a la menor cantidad de agua caída
durante los primeros y a la falta de lluvia final en éstos.
Pero antes de la aparición de las manchas correspondientes
a las dos nuevas invasiones, que acabamos de indicar, observamos, del 3 a14 de Junio, la aparición de. otras correspondientes,
con seguridad, a una invasión secundaria producida por gérmenes flotantes, de los que la atmósfera debía contener en nú•
mero considerable, infeccíonadisíma como se encontraba con
tanta invasión, que, asignándoles un pertodo de incubación de
unos nueve a diez dfas, como el de su inmediata anterior, debieron penetrar y encontrar condiciones para desarrollarse con
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la lluvia del 25 de Mayo. Esta invasión secundaria constítuyó,
pues, la séptima invasión del año y las otras dos, de que hace
un momento hicimos mención, fueron la ocfava y novena, res^
pectivamente.
Vemos, pues, la virulencia extraordinaria que presentó el
Mildiu durante la prímera fase de la vegetación de la víd, ya
que, desarrollado desde los primeros momentos, pudiei•on sucederse nueve invasiones hasta el día 10 de J unio y con la cireunstancia desgraciada de que fueran dos, .e independientes la
una de la otra, con 6 0 7 días de diferencia, las primeras invasiones, de suerte que, puede decirse, que no hubo lluvia alguna,
cuyos dtas fueron por lo demás muy frecuentes, que no encontrara gérmenes recién nacidos prestos a ocasionar inmediatamente uná nueva infección y esto sin contar con que, cargado
ya por demás el ambiente con un sin fin de dichos gérmenes,
no faltó tampoco, como hemos visto, alguna invasión desarrollada a expensas de una lluvia interrnedia. .No es pues extraño
que, en tan complicadas circunstancias, tanto mas cuanto lo
estaban también con la carestfa y escasez del sulfato de cobre,
el Mildiu pudiera más, en general, que el sufrido viticultor, y
que los clamores y lamentos fueran ya unánimes a mediados
de Junio, pues, cl régimen meteorológico, fué en toda la región
muy simílar al que hemos indicada se sucedió en este Gampo
de experimentaciones. Yero, más adelante, hablarernos de eslo
y conlinuemos, mientras tanto, con nuestra relación de condiciones meteorolót;icas e invasiones dE: Mildiu porque, desgraci^adamente, hubo más todavía, y no poco virulentas, pues fueron ^ as que, en casi toda la región, consumaron el desastre
total.
Todavía hubo más, decimos, y en cfecto, del 24 al 25 de J unio,
observamos en nuestrns cepas testigos nuevas manchas de Mildiu, correspondientes a la r^éc.imn inuasidit del año, producida
por la penett•acián y desarrollo cie los gérmenes procedenles de
de la séptima, octava y novena (yuc debían existir eu níimero
incalculabl^, no esperundo otra cosa más yue condiciones apropiadas para desarrollarse) yue aprovecharou la primera lluvia,
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la del 17 de Junio, que se presentó, e infeccionaron las cepas.
Existió, pues, únicamente, a partir del momento de la primera
invasión, un descanso o solución de continuidad, de solo una
semana, en la sucesión de las invasiones. El período de incubación de esta fué, por tanto, solamente de unos siete a ocho dfas.
Nuevas manchas observamos el dfa 27 de J unio, producidas
seguramente por una nueva infeccián, la undécima del año,
merced a la lluvia del dfa 20 de Junio, y desarrollada con un
periodo de incubación también de solos 7 días, el menor que
observamos durante el año y en relación con lo avanzado de
la estacián.
Los dfas 2, 3, 4 y 5 de Julio pudimos observar nuevas manchas aparecidas, sin lluvia, como las de la primera decena de
Junio, pero, como éstas, con tiempo cubierto y ambiénte húmedo, después de unos dfas de serlo seco, y además con algo de
niebla. EI hecho de aparecer dichas manchas, en tres lotes, en
días sucesivos, indica, a nuestro juicio, que fueron debidas a.
tres invasiones diferentes, (y constftuyendo alguna de ellas probablemente, según puede verse en el gráfico, la segunda generación de alguna de las invasiones anteriores que acabamos de
indicar, así la 13 de la 10 y la 14 de la 11), la duodécima, la décima tercera y la décima cuarta del aífo, acaecidas con las lluvias de los dfas 22, 24 y 27 de Junio, respectivamente, correspondiéndoles de 10 a 11, de 9 a 10 y de 7 a 8 dfas de incubación,
respectivamente también, es decir, algo mayores los dos primeros que los de la invasión undécima, prueba evidente de la acción retardatriz ocasionada, en la aparición de las manChas,
por la sequedad del ambiente, especialmente en los dfas 29 y 30
de Junio, y casi igual el último de dichos períodos, al de la
mencionada undécima invasión, precipitado, sin duda, por la
nebulosidad y aumento de la humedad y por las nieblas de los
días 3 y 4 de Julio.
Vamos, pues, que en esta segunda fase o época, las invasiones
de Mildiu se sucedieron con una rapidez extraordinaria, no
perdiéndose casi ningún día de lluvia para producir una nueva
invasión, pues, aún cuando fueron siete los días más o menos
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lluviosos de esta segunda quincena de Junio, y no hemos señaiado en ella más que cinco invasiones, dado el modo como
aparecieron las manchas de 1as tres últimas, en los primeros
días de Ju1io, la proximidad de una lluvia a otra, y las condiciones higrométricas especiales de los perfodos de incubación,
es muy posible que en algún lote de manchas estuvieran confundidas las precedentes de dos invasianes acaecidas en dfas
inmediatos, en cuyo caso, habrfan sido siete, y no cinco, las invasiones de este perfodo, lo cual nada tendrfa de extraño, pues
gérmenes de Mildiu no faltarían seguramente para desarrollarse desde el instante en que, caídos sobre los órganos verdes de
la vid, encontrarfan condiciones de humedad y temperatura
apropiadas. Pero fueran siete, o seis, o tan sólo las cinco que
hemos señalado, bien podemos asegurar que ellas fueron las
que completaron el desastre vitfcola ya que, habiendo reinado
en ioda la región un régimen meteorológico muy similar al que
hemos visto reinó en este Campo, dichas invasiones acabaron
de destruir casi todo lo poco que habían respetado las del primer perfodo o época que, con toda minuciosidad, quedó antes
relacionada
A partir de las manchas observadas, según hernos visto, en
los cinco primeros dfas de 3ulío, no observamos otras en nuestras cepas testigos hasta el 6 y 7 de Agosto, aparecidas merced
a la lluvia del primero de dichos dfas y procedentes de una invasión durante la Iluvia de los días 29 y 30 de Julio, que fué,
por lo menos, la décimu quinfa del año, con un período de incuhación de 7 a 9 dfas, aunque el modo de aparecer dichas
manchas, en dos días sucesivos, nos inclina a creer que la lluvia
del 28 produjo también infección, cuya incubacián habria durado un día más, esperando para ser completada, las condiciones higrométricas favorables proporcionadas por la mencionada Iluvia del 6 de Agosto. Esta invasión, o, en su caso, estas
dos invasiones, fueron las únicas acaecidas en el mes de Julio
(ya que las manchas aparecidas en sus primeros cinco dfas ya
hemos visto correspondieron a invasiones que tuvieron lugar a
fines^de Junio), pues la lluvia del 8 de Julio no produjo en este
18
Campo invasión alguna o, por lo menos, no observamos producción de manchas, aunque también pudiera suceder que no
nos hubiera sido dado percatarnos de ellas por lo maltrechas
que quedaron, después de las últimas iuvasiones, nuestras cepas testigos, casi completamente desnudas, como puede verse
en la folograffa que más adelante insertamos, 3^ las nuevas hojas fueron naciendo, después de dícha Iluvia, de suerte que en
todo caso, no pudieron set• infeccionadas por ella.
Vemos, por último, en el gráfico, que las lluvias de mediados
de Agosto dieron lugat•, al menos, a dos nuevas invasiones, con
unos perfodos de incubación, de 9 a il dfas la una y de 8 a 9 la
otra. Uicltas nuevas invasiones, constituyen la décima sexta y
la décima sépiinta del año, por lo menos.
Tuvimos que dar aquí por terminado nuestro estudio, pues
las dificultade.s para la observación de las manchas eran cada
vez tnayores, y nos decidimos a sulf^ttar nuestras maltrechas
cepas testigos, que bien lo necesitaban, para poder ^gostar, siquiera medianamente, su madera, y prepararlas, en lo posible,
para la vegetación del atio próximo, a cuyo efecto fueron beneficiadas tambíén con nitrato de sosa.
Hesutta, pues, en definitiva, que desde mediados cíe Abril hasta mediados de Agosto, se presentaron en este Campo, por lo
menos, diez y síete invasiones de Mildiu, no perdiéndose casi
dia de tluvia para iniciarse una nueva y que, en la primera
época, por lo menos, se desarrollaron dos series paralelas de
invasiones que dieron lugar, sin ninguna interrupción, a cuatro
generaciones ^ucesivas cada una de ellas. Respecto a los perfodos de incubación de dichas invasiones, podetnos resumirlos,
como datos que juzgamos importantisimos para facilitar la
oportunidad de ios tratamientos en años sucesivos, diciendo
que, empezanc^o con una duración de 18 a 19, dfas a mediados
de Abril, descendió ya a sólo 1^ a flnes ciel mismo mes, fué de
9 a 13 ^i[<^ s en la primera quinccna de Mayo y tan solo de 9 a
11 en ia segunda, descendiendo aíin, hasta no scr m^^ s que de 7,
en los dfas m^as lluviosos de Junio v siendo de un m^xímo de
lU a 11 en las sucesíones de sequedad del mismo mes, y cons-
19
tando de un número análogo de días, según las circunstancias,
en los meses de Julio y Agosto, viéndose, por tanto, bien claramente, que los perfodos de incubación van siendo cada vex más
cortos a medida que las temperaturas a el verano va avanzando, pero que, la duración de dichos períodos está también en
estrecha relación con la humedad o sequedad del at^lbiente,
alargándose proporcionalmente a esta última y acortandose,
por el contrario, con el ambiente húmedo. En el adjunto estado, 1-III, ponemos de manifiesto el conjunto de estos importantes datos.
^I'RATAMIENTOS CONTRA EL MILll1U, EN 1915, EN raTr (.AMPO nE
EXPER{MF.NTACIONES Y SALVACIÓN COMPLETA DE SU COSNCHA.-
Acabamos de ver, con todo cletalle, la terrible sucesióll de invasiones de Míldiu acaecida en 1915 y la extraordinaria virulencia de las mismas, que llegó al estremo de dejar a las cepas que
reservamos como testigos, sin tratamiento alguno, no v^ sin racimos, sino quc sin hoja algnna, pereciendo también las tiernas
hojitas que iban apareciendo en substitución de las mildiuadas.
he todas estas invasioues logramos defendernos perfectamente
con solo seis tratamientos en todo el transcurso de la vegetación de la vid (el último de ellos dado exclusivamente a los racimos) y de las 14 invasiones ocurridas hasta primeros de Julio,
que fueron las que ocasionaron el desastre vitfcola, pues para
entonces quedó ya consumada la pérdida de la mayor parte de
la cosecha en casi toda la regián, pudimos defender este campo
con solo tres tratamientos ya que, hasta la segunda decena de
dicho mes, no dimos el cuarto tratamiento.
1'odos los tratamientos fuerou dados, excepto en las parcelas
que fueron sometidas a experimentaciones diversas contra el
Mildiu y de que luego hablaremos, exciusivameute co{I liquido
bordelés, al dos por ciento dc sulfato de cobre, y exactamente
neutro al papel de iornasol y preparado tal camo indicamos en
nuestras repetidas instrucciones. No forzamos, pues, en lo m^ls
m(nimo, la dósis de sulfato de cobre (a pesar dc: que para atios
tan propicios al desarrollo del Mildiu se aconseja llegar hasta
20
h'st. 1 - III.
ESCUELA DE VI1'ICULTURA Y ENOLOGIA DE REUS
INVASIONES DE 1^ILDIU Y PF,RÍOUOS DF, INCUBACIÓN DE LAS MISMAS,
EN Ig15, EN ESTE ^.AMPO DE EXPERIMENTACIONES
Invasiones
Epoca
da
Duración
de la
Nám.
de la nparicióu
Su época
orden
i^,cubación
delns manchas
en dtas
Observaciones
1
17 á ]8 Abril
6 Mayo
18 á]9
-
2
25 Abril
8 Mayo
13
-
3
6 á 7 Mayo
16 á 17 Mayo
0 á 11
-
4
9 á 10 Mayo
21 á 22 Mayo
11 á]3
Menos lluvioso que el
5
16á17Mayo
28á29Mayo
11 á]3
6
21 á 22 Mayo
31 Mayo
9 á]0
7
25 Mayo
3 á 4 Junio
9 á 10
-
8
29 Mnyo
8 á 9 Junio
10 á li
9
31 Mayo
10 á 11 Junio
10 á]1
10
]7 Junio
24 á 25 Junio
7á8
Menos lluvioso que el
anterior.
Menos Iluvioso que et
anterior.
-
1t
20 Junio
27 Junio
7
--
12
22 Junio
2 á 3 Julio
10 á 11
Sequedad.
l3
24 Junio
3 á 4 Julio
9 á 10
Menos scco,
14
27 J^u^io
4 á 5 Julio
7áS
I5
29 á 30 Julio
6 á 7 Agosto
7ú9
Precipitado ^^or estado
lzigrométrico.
-
l6
15 á lfi Agosto
25 ^S 26 Agosto
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Muy indcciso.
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18 Agosto
2f á 27 Agosto
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Muy indeciso.
anterior.
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Lluvia persisiente.
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ESCUELA DE VITICULTURA
Y ENOLOG^A
DE REUS.
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L ám. 2 - JA
Cepa sin tratamiento.
Cepa con tres sultatadas.
fotog^alías obtenidas en el Campo de Experim©ntaciones de la Escue/a el dia 19 de Julio de 1915.
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21
el tres por ciento) pues tuvimos quc luchar también con la carestía y escasez de dicho niildiucida, pero siu que nos atrevié•
semos tan^poco a disminuir más dicl^<t dósis.
Las fechas de los tralamientos, como se ve en e] gráfico yue
anteriorn^ente hemos insertado (en el cual vienen representadas, en el espacio destinado a las fechas de invasión y perfodos
de incubación, por pequeños círculos con sectares alternativamente blancos y negros) fueron las si{.;uientes : El primero fué
empezado el 6 de Mayo al infciarse circunstancias apropiadas
para el desarrollo del Mildiu con la presentación de an período
lluvioso que desde dos dfas antes pudo preverse con la disminución de la temperatura y aumento de la humedad relativa,
quedando ierrz^it^ado dentro tadavfa cfel perfodo ]luvioso, se dió
muy copioso no quedando parte verdc alguna de la vid sin yue
quedara Uien bañada por el líquiclo círprico, cosa tanto más
económica (se invirtieron 30 kilGgramos de sulfato de cahre) y
fácil de practicar cuanto en <aquc^llcrti dfas ^^staba todavfa muy
atrasada la vegetación y, por• tanto, era pequcfio el desarrallo
foliáceo de las vides. I:n realidad, y en huena pr^^ctica previsora,
este primer tratamiento debíamos haherlo dada míts prc:maturo, en las lluvias del 18 de Abril, pero aglomeración estraordinaria de servicio, que nos ocupfi todo el personal, impidib hacerlo asf y por esto tuvimos m<ts inter•és, tanto mfis, cuanto al
empezar cl tratamienlo olrservamc^s, segírn dijimas, las primeras manchas de I✓1il^iiu, eu c{ue dicho tratamiento fuese muy
copioso y hecho cuicladosamente. La oporlunidad de este sulfatado y la importanci<^ c{tie, rt t^ucslro juici^, iuvo el que fuese
practicado con tocia drtc nción, nc, yuedando Grgano alguno por
defender, c{uecia demostrad^t cc^n el heclro dc que, a pesar de
las restantes y nuincros.^s Iluvias ar.accidas hasta finalizar el
mes, y que produje^ron en lrts cep:^ s tesli{;os las nurnerossrs in•
vasiones de yue ya hemos dado r,uenta, quedG perfectame^tte
defendidc^ el vi ^ledo, purs, hasta ; ^ 1 linalizar el perfndo lluvioso
del 30 de ;vlayo al uno de .lunio, atnhos inc•.lusive, na praclicamos el segundo trata^niento, quc no dimos con mayot• anterioridad, poryue vctamos todav[a bien sulfatados los Grganos ver-
22
des, tan copiosamente tratados en el primer tratamiento y, por
tanto, aún defendidos pero que nos aconsejó practicarlo ya, sin
pérdída de tíempo y can la mayor premura, al observar que 1a
fuerte lluvia de dicho período nos dejaba pámpanos y racimos
lavados de sulfato. Empezóse pues este segundo tratamiento en
plena lluvia todavía y pudo acabarse, ya terminada ésta, pei•o
todavía con tiempo muy cubierto y antes de qué sobreviniera
la elevación de temperatura, que empezó a descender antes de
iniciarse dicho perfodo lluvioso y persistió baja durante él y
dos o tres días después.
La eficacia y la oportunidad de este segundo tratamiento, en
el cual invertimos 140 kilógramos de sulfato de cobre, que fué
también muy copioso especialmente en los racimos, quedó demostrada por el hecho de que nuestro viñedo permaneció
completamente defendido tanto que cuando, a mediados de Junio, los clamores y lamentos de los daños ocasionados por el
Mitdiu eran ya casi generales, las vides de este Campo de experimentaciones permanecían con todos sus racirnos y con todo
su follaje. El 17 de Junio tuvo lugar una lluvia de 7 milímetros,
según se ve en el gráFico, encontr^ndose todavfa bien defendido
el viñedo pero, al observar que la nueva lluvia del 20 lavaba
ya mucho el sulfato de cobre, empezóse el tercer sulfatado, (en
el que se invirtieron l50 kilógramos de sulfato de cobre) que se
dió can la mayor premura, y permitió defender las cepas de las
invasiones acaecidas en la última decena de Junio cuyos estragos aparecidos en las cepas testigos, a fines de dicho mes y primeros de Julio, (véase el gráfico) so ^i las que acabaron de consumar, como antes hemos indicado, el desastre poco menos
que general en casi toda la región (cuyo régimen meteorológico
fué muy similar al de este término) resultando que mientras en
ésta se acababa de cebar el Mildiu dc modo tan extraordinario,
el vifiedo canstitufdo por este Campo de experimentaciones
presentaba una vegetación expléndida como ningún año, gracias a la humedad reinante así como a los abonos que, en experimentación, se habia pcodigado a la mitad de cada una de
sus parcelas, conservando las cepas sanísimo y abundante fo-
23
]laje y todos sus racimos perfectamente sanos contrastando este magnífico estado con el deplorabilfsimo que presentaban las
cepas que habfamos dejado como testigos, según puntualizaremos más adelante, que se quedaron no solo sin ningún racimo
sino casi sin ni una hoja. Para poner esto de r•elieve, que patentiza también la eficacia del sulfato de cobre contra el Mildiu,
eficacia que todos los años en que se presenia con gran virulencia suele ponerse en duda, sacamos las tres adjuntas fota
grafias tomadas el 19 de Julio (es decir, cuando el desastre era
ya general) la primera de las cuales (Lrim. 2-III) es de una cepa
testigo, sin iratamientó alguno, sin ni un racimo y casi ninguiia
hoja (obsérvanse casi solo, en ella, algunas nuevas hojitas que
a lo largo de todos los sarmienios, completamente desnudos,
empiezan a salir después de las últimas invasiones} y la segunda (1.ám. 2-III) correspondc: a una cepa de igual pié e ingerto
que la anterior, situada e.xactarnente a str laclo, en el rnomento
en-que acababa de dársela el cuarto sulfatado (de suerte que su
estada floreciei ^ te se debe únicamente a los tres anteriormente
detallados) y en la que se observa su exuberante follaje a pesar
de que se le quitaron algunos pámpanos, que en el suelo se
ven, para dejar al descubierto sus numerosos racimos perfectamente sanos e fntegros. Y no t'ué éste uu caso aislado sino que
todas las cepas testigos sin tratar (dispuestas en filas en las diversas parcelas de experimentacibn, segtín veremos más adelante) y todas las tratadas se encontrahan en el mismo estado
de desnudez o de lozanía respectivamente. Y a esta prueba tan
eoncluyente podemos afiadir que las reslantes parcelas de este
Campo de cxperimentaciones, es decir, las que recibieron fntegramente los tres tratamientos indicados, presentaban fambíén
en la misma fecha la lor,anfa extraordinaria que revela (Lámina 3-III) la tercera fatograf(a (a una de cuyas cepas se quitaron
también unos cuantos pánipanas para dejar al descubierto algunos racimos, y al fondo de la cual se ven los edificios que
constituyen las naves Oeste. y Norte de este ^ stablecimiento)
asi como presentaban, igualmente, completamente sanos todos
los racimos que habfan salido con abundancia.
24
Claro está que siendo exactfsimamente las mismas todas las
demás condiciones en que vegetaron las diversas cepas tratadas
y sin tratar, los resultados obtenídas no pueden atribuirse a
otra cosa más que a los tt•atamientos c,úpricos efeetuados en las
cepas lozanas y a su oportunidcrd, lo cual proclama la eficacta
de dichos tratamientos, debida ,y oportunamente efectuados, aím
en el año fatal de 191^ puesto que, cuando habf^^ ocurrido ya
el terrible desastre vitfcola que dejará amarga memoria en esta
y en otras muy nu ^uerosas e importantes comarcas vitícolas,
en diclias cepas y parcelas no salamente se salvaron los raeimos, es decir, la c.osecha, sina que también las hoj^s. Pero
ereemos que no será tampuca ocioso repetir que los resultados
indicados pudimos alcanzarlos con solo tres traian^ientos pues,
en el rnc^mento de sacarse ias fotograftas acababa de darse, como ya hemas indicado, el cu^^rlo sulfatac9o de.l aCio. Las dos
primeras f'otograffas fueron obtenidas calocando un lienzo negro detrás de las cepas respeciivas, con el abjeto de yue éstas
resaltasen más y obtenerlas con mayor detalle.
El cuarto sulfatado lo empezamos el 12 de .lulio, sin perfodo
lluviaso alguno, pero aconsejado por una elevación de la humedad relativa, algún rocfo abundante v el ir quedando las ce^as muy desprovistas de cobre prutector. Se gastaron en él l6`.:
kgs. de sulfato de cobre,
A1 presentarse., el 29 de Julio, nuevo perfodo lluvioso, dióse
el quiuto sulfatado, tratando todo el (::ampo sin distinción incluso las líneas de cepas que hasta entances se habtan dejado
como testiga sin tratamiento alguno (se exceptuaron únicamente algunas pocas vides que debieron quedar todavia como tes•
tigos para las observaciones sucesivas), y tratando igualrnente
con la misma fórmula de sulfato de cobre al dos por ciento,
neutro exactamente al papel de larvasol, las llneas yue, en las
parcelas que luego indicaremos, habían yuedado sometidas al
ensayo de otros preparadas mildiucidas coma expondremos
más adelante, pues, en dicha fecha, juzf;amus oportuno dar ya
por terminados dichos ensayas. En este quinto tt•atumiento se
emplearon 18J kgs. de sulfato de cobre.
25
Y, por último, al persistir, a mediados de Agosto, un nuevo
período de días lluviosos, crefmos conveniente el día 17, dada
la exuberancia del follaje dar, única y excletsivumente a los racimos, un tratamiento supletner^tut•io, o de retuerzo de su defensa, en forma de un nuevo sulfatado, llquido también y de la'
misma preparacián y concentración que los anteriores, gastándose 52 kgs de sulfato de cobre.
Añadamos, pues ello lo juzgamos importantfsimo que, en todos los tratamientos, se tuvo un cuidado especialísimo en que
los racimos quedasen perfectamente sulfaiados y defendidos
para conseguir lo c;ual, desde que la frondosidad del follaje lo
aconsejó, es decir, a partir del tercer iratamiento, hicimos preceder a cada obrero sulfatador un chico encargado de recoger
los sarrr^ientos, dejando los racimos al descubierto, mientras
éstos cran copiosamente sulfatados o bien empleamos aparatos
pulveriz;cdores de aire comprimido qne d< jan una mano libre
al obrero para poder dejar los racimos al descubierto separando el follaje que los recubra.
Con los anteriores tratarnientos logramos conservar durante
toda la campaña, la lozanfa y exuberanie vegetación que en la
fotograffa se observa, defendiendo pcrfeciamente los racimos,
traduciéndosc todo cllo cn la obtenciGn de una casecha sttpet•ior a la que hal ^ f;^tnos oblcnido en los atios anteriores según
puntualizaremos con todo detalle cotno resultado de las experimentaciones y e^t)sayo^ (^ne e^ponem()^ a continuación.
I:NSAYOti Y F.%t'h:RIMP:N^'ACIONF.S
Cc)NTRA I^:I. 1^IILt)IU FN 191^).-
Dada la cscascz v careslfa dcl sull'ato dr. cobre durante el desastroso aí^o de 1511;), nc) fué extraño quc^ fueran varios los productos de yue se hicic:ra prolra^;anda par•a combatir el Mildiu.
Entre estos productos las Cas; ^ s fabricanit^s o vendedoras solicitaron de esle Iat<rl)Iecirnicnto el ensayo de dos, el Verdillo y
el Ramatz, que sol) proc.luctos cítpricos que se emplean, disueltos en el a{;ua, aplic;tndolos pc^r meefio dc• pulverizador come
el sulfato dc cobrc^. I^ ucrc^n lambi(n algunc ^ s utrc^s lo^ productos cuyo en5ayc) ,^ solicilfi, pero estas ítllimas peticiones llega-
2s
ron ya tarde para paderse cumplimentar, pues las primeras invasiones se habían realízado ya y entendemos que estas experimentaciones deben iniciarse desde el principio de la campaña,
además de que tenfamos ya, entonces, debidamente tratadas
todas las restantes parcelas del Campo y estos tratamíenios habrfan podido influir en los resultados comparativos que se obtuvieran. Así, pues, los ensayos tuvieron que limitarse a dichos
dos productos y se efectuaron destinándose a ellos las 24 parcelas de este Campo, comprendidas entre la 1 A y 12 B, ambas
inclusive, cuyas clases de víd correspondientes ya conocemos.
Se plantearon, conforme se ve en el gráfico de la lámina 4-III
tr•atando. en cada parcela, la línea 1 con el caldo bordalés al
2 jo neutro al papel de tornasol, la linca 3 con Verdillo al 2
%, la línea 5 con caldo Ramatz y la 7 tamt^ién con caldo bordelés nentro al 2 á quedando las lfneas 2, 4 y 6, r.omo testigos,
sin tratamiento alguno contra el Mildiu de suerte que correspondib, alternativamente, una línea tratada y otra sin tratar.
Los ensayos empeaaron, como se ha dicho, desde el primer
tratamiento inclusive y verificándose cada uno de estos, desde
luego, en las misrnas fechas, que yá hemos indicado anteriormente en este capftulo, y hasta en las mismas horas, es decir, al
mismo tiempo, en las diversas lineas con los distintos productos naildiuicidas a cada una de ellas correspondientes.
Las restantes parcelas del Campo fueron tratadas todo el
año, e íntegramente, con el mencionado itquido brirdelés al 2
por ciento de sulfato de cobre neutro al papel de tornasol.
Los resultados obtenidos se car^signan, parcela por parcela,
y ltnea por Ilnca, en el acf junto estado 2 III en e! r.ual se han
totalízado las producciones respectivas, refiriéndolas a la hect^rea, en kilógramos de racimos.
Ubservando dicho estado 2-III se ve que en las cepas correspondientes a las lineas dc^jadas sin tratamiento alt;uno, como
testigos, no se cosechó ni un solo racímo p^res fueron totalmente destrufdos por el I`tildiu que las dejb también completamente desnudas de hojas (véase fot 1 de la lám. 2 III) como ya sabemos. Vése tarnbién en el mismo estado que las tíneas tratadas
® ESCUELA DE VITICULTURA
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DE REUS.
PLAN DE EXPERIMENTACIONES CONTRA EL MILDIU
EN 1915
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con el Verdillo dieron una cosecha muy escasa ( menos, en total, que la tercera parte de la dada por las tratadas con el caldo
bordelés) que fué absolutamente nula en la parcela `l B, y las
que lo fueron con el caldo Ramatz se mostraron en todas las
parcelas superiores a las del Verdillo ]legando, en total, a doblar casi la cosr.cha de éstas pero mostrfrndose siempre inferiores a las lfne.as tratadas por el sulfato de cobre ^ 1 2 por ciento
(excepto en la parcela lp A en que la producción fué mayor
superando también en ella al promedio) pero dando un total
poco mayor que la mitad del dado por el de estas últimas líneas Resultó, pues, bien patente, la superioridad del caldo bordelés al 2%^obre los dos restan^es productos ensayados pues
la produc^ión con el primero superó siempre, en todas las parcelas, a I,^s de estos ú ltimos con la única excepción iudicada de
la parcela 10 A para el caldc^ ftamatz pero prodnciendo aún
en esta, el caldo bordelés, una producción (3795 kilGt;rrimos por
hectárea) superior a la media (3516 kilógramos por hectárea)
correspondiente a los diver•sos tratarnientos en dicha parcela.
Con dicho caldo bordelés se obtuvo, en definiliva, en las mencionadas parcel:rs de ensayo una producción cer•ca del doble
(exactamente el 162, 6 acr ^ que con el caldo t^amat^ y rn5s del
triple (exactamente el 317,5 %) yue con el Verdillo La producción correspondiente al caldo 13amatz fué, en definitiva, a su
vez, casi e! doble (exactamc nte el 19`l,5 j) cama hemos dicho,
que la correspondiente al Verdillo.
Por lo que respecta al follaje, la defensa contra el Mildiu revistió caracteres anúloqos o proporcionalcs a los indicados para
los racimos pues, desde la conservación casi integral dc las hojas conseguida con el caldo bordclés, según se ve en la cc^pa de
la fot. 2 de la lámina 2-III, hasta la cepu de la fot 1 dc la misma lámina, çasi completamente desnuda dc hojas por no haber
recibido tratamienlo al^uno, fi^;uraban las cepas de: las filas defendidas por el caldo 13amatz, con mfis hojas sin nrildiu quc
con él y las cepas de las filas defendidas con Verdillo en las
que, por el contrario, las hojas enfermas igualaban si no superaban, en número, a las sanas.
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30
Ya indicamos ankeriormente que, ambas fotografías, fueron
tomadas el día 19 de Julio, es decir cuando el desastre era ya
casi general én los viñedos de toda la Rrgión, y que corresponden a cepas de igual pié e ingerto, situadas exactamente la una
al lado de la otra, en el momento en que acababa de darse el
cuarto sulfatado y habiéndose quitado algunos pámpanos a la
tratada por e1 caldo bordelés para que aparecieran en la fotografía sus abundantes racimos perfectamente sanos e í ntegros.
Y ya indicamos igualmente que estos no constituyeron casos
aislados sino que todas las filas de cepas sin iratar y las tratadas con sulfato de cobre se encontraban en el mismo estado de
desnudez o de lozanfa respectivamente todo lo cual, siendo
exaclf.srrnamente todas las demás condieiones en que vt:getaron
las cep^^s, tratadas v sin tratar, demuestra con toda claridad y
evidencia l4^ verd^idc-ra eficacia del caldo bordelés, dt^bida y
oportunamentc aplieado conforme puntualizemos ya, contra el
miídiu aún en años como el de 1915 en que, como en todos los
de ínvasíones virulentas, suele ponerse en duda. Esta eficacia
quc^dó también demostrada en las restantes parcelas de este
Campo no sometidas a experimentación (conforme puede verse
en la fotograifia de la lám 3-III antes inserta, obtenida también
el día 19 de Julio), cuya lozanía llamó tanto mas la atención
cuantc^ fué alcanzada con solo tres tratamientos pues, según
hemos visto, las fotograffas fueron sacadas cuando acababa de
darse el cuarto sulfatado.
No nos quedarfa ahora rn5s que indicar o, mejor dicho, repetir aqui, lo ya indicado al hablar de los tratamientos dados
en este Campo, respecto a que las cepas continuaron hasta la
vendimia en análogas y respectivas condiciones a las indicadas
produciendo las cosechas puntualizadas en el anterior estado
2•III síno creyéramos que, de este estado, podfamos deducir
consecuencias prácticamente provechosas relativas a la que
pudiéramos llamar inJensidad comparada de los ataques dcl
Nlildiu en cada una de las viníferas y en cada uno de los portaingertos que intervinieron en nuestras experimentaciones del
191^.
31
Para ello hemos agrupado primerarnente, en el estado 3-III,
las producciones de las diversas vfniferas (s^^mando las correspondientes a cada una de ellas en los diversos porta- ingertos)
línea por lfnea, o sea tratamiento, por tratamiento, hallando
lueqo también los promedios de éstos para cada vinífcra asi
como los de cada tratamiento en las diversas vinfferas resaltando en consecuencia, la influencia de éstas independientemPnte
de la de los porta-ingertos. En segundo lugar, en el estado 4 III
hemos hecho análogas agrupaciones y hallado an^logos promedios, con los tres porta-ingertos o patrones que ab^rcó la
experiméntación, para hacer resaltar la influencia de dichos
patrones independientemente de la de las vinfferas con que están ingertados Y en tercer y último lugar, con los datos del estado 2 III correspondientes a las producciones de la totalidad
de las líneas de cada parcela y kas de Ias Ifneas tratadas en ellas
con el caldo bordc:lés, hemos compuesto el estado S^III en el
que pueden compararse entre sf ambas producciones, totalizadas en kitógramos de racimos por hectárea, por vinffc:ras y par
porta-ingertos y comparar^e también con análogas producciones, obtenidas en las mismas parcelas, durante El trienio de
1912 a 1914. ^stos tres estados y, con m^s claridad o comodidad, los gr{tficos de ltis lárninas :^-III y G IlI que con sus principales datos hemos compursto, nos permiten hacer algunas
deducciones yue juzgamos muy intportantes :
En primer lug:^r, los est:rclos 3-lII y 5 III y, m^:s claramente,
la gráfica 5 III pone^n desd^ luc:;;o de manifieslo el respectivu
poder mildiuicida de los U•es productos ensayaclos y la manifiesta superioridad del caldo bordc^lés s<atrrc los otros dos permaneciendo las proclucciones ohtenidas con dicho c^ildo algunos cientos de. ki1ó^;ramoti c.ie r. ^ cirnos, por hectárefr, por encima
del promedio oblenido en c<ida vinffera y yueclancio, las cosechas alcanzads^s con las o^ras dos fórmulas• por dc^bajo de dieho promtdio ( y mucho rn.ís bajo el Verdíllo que el c^ildo Ramatz) tarnbién en tocias y c^tda una dc^ I,^s viníferas ccrn la úniCa excepción drl Xarel lo en Ist cual el liantatz lof;ró supertcr a
dicho prornedio pero sin alcttnzar tarnpoco a la producción ob-
32
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^ ESCUELA DE VITICULTURA
^^ Y ENOL00(A
DE REUS.
Producciones referidas a kilógramos de racimos por hectárea obtenidas en
1915 en las parcelas sometidas a ensayos contra el Mildiu y su comparación con las producciones medias respectivas durante el trienio
de 1912 a 1914, totalizadas por porta-injertos.
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34
Est. 5 - III
PRODUCCIONF.5, EN KILÓGRAMOS DE RACIMOS POR HECTÁREA, TOTA
SOMET[DAS A EXPER[MENTACIONES CONTRA EL MILDIU, Y s^
DURANTE EL
Promadios an cada parcela, durante el
1912 a 191^
\'infferas
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Macabeo (bajo) . . . . . . . . . . .
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3396
2633
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3052
301B
2523
Xarel-!o . . . . . . . . . . . . .
2585
2624
2063
Tempranillo . . . . . . . . . . . .
2506
2498
2997
Macabeo (alto) . . . . . . . . . . .
2477
2188
Z510
Carifiena . . . . . . . . . . . . .
2936
2714
2755
Esquitxa-gos . . . . . . . . . . . .
4'291
3361
3394
Garnacha negra . . . . . . . . , .
3200
2124
2326
Promedios por porta-ingertos ...,.^
2878
^
2740
35
)LOGÍA DE REUS
I(p^RAS Y PORTA-INGERTOS, OBTENIDAS EN 1916 EN LAS PARCELAS
^ON LAS PRODUCCIONES MEDIAS, EN LAS MISMAS PARCELAS,
9 A 1914
Afi1 O ] 8]b
p^do a ln hectáreu ]n producción clo la
Ijdad de las lfneas en cada parcela
Reflriendo n la hectfirea la producción de les
ifneas tratndas por el cnldo bordelés en cnda pnrcela
porte • inqertos
F'ortn - inqertos
Promedto
Hiparin X
Aramon X
Promedio
Ripnrin X
Hupestria
por
Rupestris
I^ Aremon X
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1627
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2052
2923
2343
1679
3545
21x7
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2426
3795
2634
964
995
1016
1804
1493
1618
1638
2177
2892
2394
2737
3173
3671
3194
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2892
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4368
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1417
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2364
2225
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2185
2488
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por
vintferas
36
tenida con el caldo bordelés. Fs notable el paralelismo casí
perfecto de las líneas correspondientes a cada mildiuicida paralelismo que, afectando a todas las viníferas, parece indicar, a
nuestro juicio, en afío de tan generales e intensísimas invasiones de Mildiu, la potencia respectiva contra esta p}aga de cada
uno de dichos productos.
Si nos fijamos ahora en las líneas correspondientes a la producción media obtenida con cada vinifera ( hablando siempre
del conjunto de Ias parcelas 1 A a 12 B sometidas a experimentación) en 1915, con el promedio obtenido durante el trienio de
1912 a 1914, vése que este. úttimo permanece siempre superior
a} primero, lo cual, no e,s de extrañar dado que dicho primer
promedio viene afectadc^ por la producción absolutamente nula
de tres séptin^ as partes de cada parcela, dejadas como testigos
(Ifneas 2, 4 y 6, es decir, trc^s de las siete de que consten las pareelas), y por }a menor producción de otras dos séptimas partes,
también de cada parcela, en yue se ensayaron ['órmu[as mildiucidas que resultaron de menor eficacia que el caldo bordelés.
Pero a pesar de esto, diehas dos producciones, la de 1915 y la
media del trienio de 1912 a 191^í, casi coinciden c>n e1 Macabeo
alto ya que solo existen, a favor de esta última, dos kilógramos
de racimos por hectárea 1:1 resultado de esta menor producción
absoluta en 1915, se traduce para e} promedio general de todas
las viníferas en una diferencia dc 8ti5 kilógran,os por hectárea,
en contra de c#icho año de ^9 ^ 5 y Cll las mencionadas condiciones de ensayo dc: prociuctos cliversos y de casi la mitad de cada
parc^la dejada sin defensa alp;una contra el Mildiu.
Uicha diferencia, en eslas condiciones, no es ,^,uy importante, pero muchfsimo menor resulta si compara+iws la lfnea
del gr{^fico correspondiente a[ indicado promedio de 1912 a
1914, no ya con la producción media absoluta, por hectárea y
vinffera, obtenida en las parcelas de experimentación en 191^,
SIílO con las producciones medias de cada vinífera cc^rrespondientes, por hectárea también, a las 1[neas traladas en dichas
parcelas con el caldo bordelés l.os cst.+dos a^I[I y 5-I[I y la
gr^fica 5 III nos indican, efectivamec ^ te, yue esta í+ltin^a produc-
37
ción, es decir, la de 1915, fué menar en el Sumall, en el Tempranilio, en la (;ariñena y en la Garnacha net;ra, esto es, en las
cuatro viniferas tintas sometidas ^+ experimentación, fueron casi
iguales en la Esquitxagos (pues fué solamente 7Q kilG^ramos de
racimos por hectárea en contra de 1915) y la superó en ^as atras
tres vinffc:ras blancas siendo notahle, por cor•responcfer a una
sola vinífera, el aumento de $0? kilGgramos por hectárea alcanzado por el Macabeo alto. El resultado de. todo esto es que en
los promedios generales correspondientes a todas las vinfferas
solo se diferencian en l75 kilógramos por hectárea (véase dichos
estados ^• ^rrífico), las producciones dcl promedio de 191^ a 1914
y la que por hect<írea corresponde a las porcione5 dc^fc:ndfdas
por el caldo bordelés en las parcelas sometidas a experimentación. Y esta peyuefla diferc=ncia de 175 kilbgramas par hectárea,
en contra de ]915, bien la podemos ^^ tribuir, a nuestro juicio,
más que al Mildiu, a la gran intensidxd yue el corrirniento de
la flor no pudo menos de tenec• en primavera tan excesivatnente ]luviosa durante la íloración cotno fué la de 1915 'I'enetnos la completa c^^nvicción de, yue r^ causa de este corrimiento
se perdieron eu 191^^, especialrnente en las varicdades m5s propensas u él, arín en circunsta^ncias normales, bastantes más kilos
de t•acimos por hr•ctár•ea que los 175 kilG^;r•amos indicadas,
pero, de todc^s moc.ios, convie, ^ e. iau^bién tenc:r en cuenttr que
las línet+s defendicjas por el caldo bordelés estaUan situadas entre y junto a oU•as ffnc^.+s tr<rla^lrrs por cttros productos que resultaron en tan terrible a ^1o de menor eficaeia que dicho cnldo
y entre y junto a otras lfneas yur, pcrr no h^ ^ be:r recihido tratatniento al^uno, lic•garc,n a pc:rder tocios sus rucimos y todos sus
pámpanos, se^;írn 5abc:rnos, cc^nstituyendo por tanlo focos virulentfsimos dc inti•cciGn pat•a las ^c^pas en sus alrcdedores situ.^ das, a pesar de lo cual ya vernos cu:+n perfectarnente se defendieron, en tan adv^^rsfsimas condiciones, con el sulfalo de cobre
neutro al dos ^^or cic^nto.
Y una írltirua obscrvación, interesante de hacer, pues podrfa
qttizás dar {ttt}.^ r, a lrrimeru vista, a ecanclusiones equivocadas, es
posihle vct• estudiando lus tncncionados cstados i•Ill y ^-III y
38
gráfico 5-III. Vése en efecto, con toda claridad en este último, el
marcadfsímo zig-zag de todas las líneas sin excepción, correspandientes a tratamientos en las parcelas sometidas a experimentacibn en 1915, siendo lo notable que, todas ellas, se elevan
en todas las Uinfferas blancas (Macabeo bajo, Xarel-lo, Macabeo
alto y Esquitxagos) y todas ellas, descíenden en todas las vinfferas
fintas. El descenso más pronunciado corresponde, en todos los
tratamientos y en el promedio de ellos, al Tempranillo, siguiendo luego, en tados eilos y uno por uno, la Garnacha negra, víniendo después la Cariñena y te.rminando con el Sumoll, que,
solamenfe con ei caldo bordelés apar•ece con una pequeña baja
(21 kílos por hectárea) en relación con la Cariñena, pero siento
también mayor su promedio yue el de ésta. Ei ascenso más
pronunciado correspandió, en todos los tratamientos y en el
promedio de ellos, al Esquitxagos, siguiendo tuego, en todos
ellos y uno por uno, el Macabeo alto, viniendo después con alguna variante pero bastante igualados el Macabeo bajo y ei Xarel-lo. Resulta pues que las producciones obtenidas, en el conjunto de las parcelas de experimentación corresponden, de
mayor a menor, primero a las tres viníferas blancas y después
a las cuatro tintas, en el siguiente 'ot•den : F.squitxagos, Macabeo, Xarel-lo, Sumoll, Cariñena, Garnaeha negra y'1'empranillo. Y hemas ereído conveniente poner de relieve la observacióu
de este hecho o especíal caracteristica de las produccioncs, en
191^i, de las parcelas sometidas a ensayos contra el Mildiu para
indicar que de ello, er^ modo alguno. puede cieducirse yue el
indicado orden sea el de resistencia al Mildiu, de mfrs a menos,
de las indicadas viníferas y no dt:ducir tampoca yue, en general, las variedudes blancas son más resititc•ntes que las tintas a
dícha terrible criptógama Y ella, sin otro c{rlculo, podr(a crc•erse
así tanto más cuanto en la gráfica se presenta tamhién con toda
claridad el heeho de que exceptuando la producr.ión del Esquitzagos, que en aquellas fechas se elevaba mas que la de ninguna
otra vinffera, la línea eorrespondiente al promedio de produeciones, por vinfferas, durante el trienio de 1912 a 1914, nas indica una mayor producción precisamente en las vinfferas que
39
nos la mostraron menor en 1915, de suerte que, dicha línea, se
eleva más en las viníferas tintas que en las blancas, exceptuando dicho Esquitxago ^ . Pero hay que tener en cuenta que las
producciones obtenidas con las diversas clases de vid, en las
parcelas de experimentación que estamos considerando, vienen
influenciadas notablemente, desde luego, por otros factores importantísimos como son, en prin^ipal lugar, la facultad o potencia productiva natural caracterisrtica de cada vinífera y la
distinta p^•opensión al corrimiento de la flor, especialmente en
afios de período de floración tan lluvioso como el de 1915, sin
que podamos negar, no obstante, que dichas producciones no
fueran también influenciadas por Ia mayor o menor resistencia
al Mildiu, ya que, cuda producción, es el refl^-jo de la característica de la variedad correspondiente en relación con el conjunto de circunstancias de lodo ^;énero que hayan intervenido
en su vegetación. Yero eomo de la potencia productiva de cada
variedad nos hemc•s ocnpado ya, con el posible detalle, en el
tomo segundo de esta Mernoria y de la resistencia a las enfermeda+des criptogúmicas hemos de ocuparnos en la tercéra parte
del presente tomo, como consecuencia de nuestras experimentaciones no ya únicamente del afSo 1915, sino de varios años,
nada más hemos de indicar ahora sobre el particular una vez
señalacio el hecho que resalta en la gráfica para que de él no se
dedujeran dic•has conclusioues equivocadas.
Si nos fijamos ahora en los eslados ^1 III y 5^TII y en la gráfica li•III, en los yue, para descartar la intluencia de las viníferas,
hemos agrupado por patrones a porta-in^;ertos los resultados
obtenidos en el conjunlo de las parcelas l A a 12 I3 sometidas
en 1915 a ensayos conh•a el Mildiu, volvemos a enconlrar, claro está, la misma prop(^rClOrltitl(^ild y paratelismo entre los
diversos tralamientos mostr•ándose siempre inferiores al promedio de 1915 el caldo Nam^lz y el Verdillo (y Cste último siempre inferior al primrro) rnientrus que el caldo bordel ‚s sobrepasa en todos los paU•ones ul indicado prom(•dio. Comparando
los prromedios de 1915 y el corresppndiente al lrienio de 1912 a
]914 el primero se mueStra también desde luego, inferior al se-
40
gundo con todos los patrones, como nos sucedió con todas las
viníferas, dándonos en el promedio general, y desde luego, la
misma diferencia de 86^ kilógramos por hectárea, pero, si la
comparacíón lá establecemos entre la lfnea referente al indicado trienio de 1912 a 1914 y las producciones por hectárea correspondientes a las porciones de las parcelas sometidas a experimentación defe,ididas por e1 caldo bordelés volvemos a encontrar nuévamente la poco importante de l75 kilógramos por
hectárea, que ya hemos dicho podemos atribuir al corrimiento
de la flor, exacerbado por las pertinaces lluvias primaverales.
Pero lo notable que se observa en la gráftca 6-III, es que las
menores producciones, totalízadas las diversas parcelas, se presentan, con todos los tratamientos, en el Rupestris Lot, siguiendo luego, con valores algo mayores, el Aramon X Rupestris 1
y creciendo notablemente las correspondientes a la Hiparia X
Rupestris 3309 tanto que en las líneas defendidas por el caldo
bordelés supera en 422 kilógramos por hectárea a la producción correspondiente en el trienio de 1912 a 1914. De modo
que así como en este último la producción correspondió, en
orden decrecienie, al Lot, al Aramon 9 y al Ríparia^C Rupestris
3309, el orden í'ué completamente inverso en 191^ siendo, como
ya bemos indicado, muy notable el ascenso que correspandió
en este año, ai último de los citados porta ingertos La explicación que a todo esto puede darse, a nuestro juício, ya la hemos
puntualizado en el tomo segundo de esta Memoria al resumir
los resultados obtenidos en este Campo de experimentaciones
durante el quinquenio de 191'.? a 1916 y al hablar precisamente
de la producción de racimos y es, además de otras consíderaciones que allí puntualizamos y aparte de las cualidades del
3309 superiores, como sabemos, en años húmedos, la de que el
corrimiento de la flor resulta mucho más pronunciado, en aflos
de primavera Iluviosa, en las varirdades tan ultra vigorosas como es el Lot y, por otra parte, la de la mayor intensidad que
han de revestir los aiayues del Mildiu en las cepas de gran o
exuberante vegetación. Y creemos ínteresa tener presentes estos
hechos o resultados no solo por lo que, con estudios posterio-
Lám. 7 - lJl.
ESCUELA DE VITICULTURA
Y ENOL00(A
DE REUS.
PRODUCCIdN OBTENIDA en 1915 y su comparación con la que se obtuvo en eJ trienio de 1912 a 1914, en kilógramos de racimos.
_________________ Proctutcíón en /as ^arce/as dp ex^nerrrnent^lc,ón
______ ProdiJCcrvn en I^s rrstantFS rJA ^"CPId3
ProducrJÓn en /o tota/id^rc/ a/e/ C^m^o
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5. 80o N^
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19 15 ^
c om^...,. ,^p. ,e^.
A. Q^icl^, ing. del.
^ N4v^s - neus
41
res y suplementarios, puedan contribuir a la lucha contra el
Mildiu sino que también porque ellos pueden contribuir a explicar, a lo menos en parte, algunos hechos acaecidos que en
el terrible año de 1915 pudieron aparecer como anomalías estr•añas en la mayor o menor defensa de viñedos exactamente
tratados o defendidos contra tan terrible plaga.
Y para terminar con las consideraciones que se deducen de
nuestras experimentaciones de 1915 contra eI Mildiu de la vid,
creemos no estará de más hacer tarnbién algunas relacionadas
con la producción que obtuvimos en este Campo, pues ellas
juzgamos que ponen de completo relieve la verdadera eficacia
del caldo bordelés debida y oportunamente aplicada. Adelantamos ya, al hablat• de los tratamientos que aplic^mos, yue la cosecha total que alcanzamos nosotros fué superior, a pesar de
todas las circunstancias adversas y a pesar de que teníamos
que contrarrestar las pérdidas y minoraciones de las pat•celas de
experimentación, al promedia de la de ]os tres años anteriores
y, contrarrestadas por el cálculo dichas pérdidas y minoraciones experimentales, superior a la de 1914 que fué la mayor obtenida en el mencionado trienio anterior. 1'ara poner esto en
evidencia hemos formado los cíos adjuntas estadas Ei-III y 7-III,
correspondiente el primero a las parcelas 1 A a 12 B que se sometieron a las ex^erimentaciones cantra el Mildiu y referente
el segundo a todas las restantPS parcelas clel Campa, de suerte
que si sumamos las producciones respectivas de attabas estados,
como hemos hecho en el 8-III, tendremos resumidns todos los
datos referentes a la prodncción de la totalidad de las parcelas
del Campo, cíatas totalizadas yuc ext^onemos también, para
mayor claridad, en la adjunta grafica 7-II1.
Ue dichos estados y gráfica resulta que l:r pradncción que
obtuvimos en las parcelas 1 A a 12 R somefidas a experimerrtación contra el Mildiu fué, desde luego menor, inferiar, en 872 ó
] 172 kilógramos es decir, en un 54,0 ó en un 61,a por 100 respectivamentc^, que la que se obtuvo en las mismas parcelas durante el trienio o en el año 1914 que fué el de rnayot• producción dentt•o de dicho trienio„la cual^no es de estrañar;pues di-
42
Eat. 6 • III
ESCUELA DF, VITI^ULTURA Y ENOLOGÍA DE REUS
PRODUCCIÓN OB'rENIDA POR CLASr^S DE V[D, EN 1Q15, EN LAS PARCELAS SOMETIDAS A EXPERIMBNTACIONES CONTRA EL M[LD1U Y SU COMPARACIÓN CON
LAS {jUE SE OBTUVIERON EN EL TRIENIO I)E 1912 A]914, EN KG. DE RACIMOS
_- _
--__ __ ____^__----ai"vos
!
Ij
I
Pl^r•
Clase de vici
eela
_ _ _ - --
1912
1918
191lí
ProProduccíón
meProduc- correspon•
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todas laa It
del
1914
neas
hubie•
trie- ciónob• i
een sido
^ mo
i tratadea
I 14 ^ tenida ^ aúlfato Ide
^
^
cobre
- ----- --- - ii . __ , I_._-^i
Macabeo / Lot. .....j 59
47
46 ! 51 ' 28 ^ 65
1 B I Sumoll / Lot ...... ' 6 9
....^ ti7
2 A j Xarel-lo J Lot .
2 B Tempranitlo / Lot ....^ 44
66
76 ' 70 ' 24
1 A
3A
3B
33 ^ 93 ' 64
58
22
47
57 j 81
6l ^ 18
51
Macabco / Lot. .....^ 50
Cariñena / Lot. ..... 59
74 I 64
51 ^ 73
63
61
34
26
77
74
74
4A
Esquitxagos ...... 61
59 ^ I98 106 ,' 28
4B
5A
5B
Crarnaclla negra / Loi ..., 64
Macabeo / rlralnón 1... 73
Sumoll / Aramón 1. ... 60
50
62
77
84
82
92
17
27
'L4
47
65
58
6A
Xarel-lo / Aramón 1... 59
55
88 i 67 ^ 27
68
6B
7A
7B
8A
Tempranillo J Aramón 1. • 45 I 73 68 ; 62 ^ 16 Í 42
89
Macabeo /^lramón 1... 55 I 61 I 58 j 58 '^ 35 ^
23 ;
63
Cariñena / Aramón t... 65 64 ti8 ^ 6fi
47
67 120 ^ 8'L
109
EsquitxaKos / Aramón 1. . 60
66
72
76
8B
Garnacha negra / Aramón 1. fil
47
48 I 5'l
'l4
67
9A
9B
Macabeo / 3309 ..... 72
S u moll / 3309 ...... 6'l
59
56
6'l ^ 64
67 ^^ 62
52
31
105
82
10 A
Xarel-lo /'3'309. ..... 71
5li
44 I 57
57
107
10 B
I1 A
11 B
12 A
12 B
Tempranillo / 3309 .... 65
Macabeo / 3309 ..... t>f3
Cariñena / 3.309 ..... 64
Esquitxagos / 3309 ..., 75
Garnacha negra I 3 309. .. 77
75
70
57
60
43
i08 ', 83
61 ^ 66
64 ^ 62
120 ^ 85
47 I 56
16
47
28
59
30
46
]03
63
123
68
Sumas ...... 1505 1419 1912' 1612 740
I^
1751
43
L^et. 7 • III
l+'.SCUELA I)I, VITICLTLTURA Y ENOL^GÍ9 DE RI;US
F.N LqlS,
PRODUCCIÓN OSTENIDA POR CLASES DE V1D,
EN LAS PARCELAS NO SOMETIDAS
A EXPERIMF,NTACiONES CONTRA EL MILD[U Y SU COMPARACIÓN
CON LAS QUE SF. OBTUVIERON EN EI.
TRIENIU DE
Iy1Z
A 1914, EN KILÓGRAMOS DE RACIMOS
AÑOS
^.1aae de vid
1918
13 A Macabeo / 120'l. . . . . . . . . 65
13 B , Sutnoll / 1202 . . . . . . . . . 69
14 A i Xarel-lo / 1202 . . . . . . . . . f>2
14 B I Tempranillo / 1202 . . . . . . . 48
15 A ^ Macabeo / 120"L. . . . . . . . .I 67
15 B Cariñena / 1'l02 . . . . . . . . fi5
16 A Esyuitxagos / 1202 . . . . . . .^ 54
16 B Garnacha negra 1 1202 ......^ 60
t7 A Macabeo / 4t-B. . . . . . . . .j 61
17 B Sumoll / 41-B . . . . . . . . . 65
18 A Xarel-lo / 41-B . . . . . . . . . 51
18 B Tempranilla ( 41 •B . . . . . . .^'^ 56
19 A Macabeo I 41-8• . • • • • . . .^ f9
19 B Cariñena / 4]-B . . . . . . . .' 64
ZO A Esyuitxagos J 4t-B ..... ^I 72
20 B Garnacha negra ^ 41-B ...... fi0
21 A Macabeo / 93•5. . . . . . . . .'' 74
21 B Sumoll ! 93•5 . . . . . . . . .^, 7(i
22 A Xare1-lo / 93-5 . . . . . . . . .', 67
22 B Tempranillo I 93-5 .......I, 70
23 A Macabeo / 93-5 . . . . . . . . .^ 93
23 B Cari^ena ! y3-5. . . . . . . . .' 84
1fl14
Promedio del
trieaio
1912-14
1916
fi8 ^ 83
66 { 60
58 '107
5'l ^ 50
63 ^ 104
fi2 ^, 63
57 ^ 56
47
50
107
67
68
^7
1i5
5(i
73
43
ti l i /09
59 ^ 117
90 ! 115
li4
82
109
t35
93
8T
106
65
fi0
58
155
79
75
96
44
I
AÑOS^
-_ -- I
Parcela
^ Prome- ,
Clase de ^Id
1919
1918
1914
dto del
1916
trieaío
191Z•14
130
24 A
Esquitxagos / 93-5 ....... 99 93
24 B
25 A
25 B
26 A
26 B
Garnacha negra / 93•5 ...... 94 57
Macabeo / 420-A ........ 65 5'l
5umo11 / 420-A ......... 61 51
Xa: el-lo ; 420-A ........ 61 22
5
Tempranillo / 420-A. ...... 59
92 I
78
74
49
24
27 A
Macabeo I 420•A ........ 57 43
35
27 B Cariíiena / 420-A ........ 51 53 76
28 A Esquitxagos I 420-A ....... 84 54 91
28 B Garnacha negra / 420-A ..... 90 34 95
29 A Macabeo I Aramón 9...... 10 14 22
29 $ Sumoll I Aramón 9. .....
3
lU
9
30 A Xarcl-lo I Aramón 9. .....
0^ 2
30 B Tempranillo / Aramón 9. ....I 1
1
31 A Macabeo / Aramón 9..... ^ 3 1
5,
31 $ Cariñena / Aramón 9......^ 34 `l3
12 Í
32 A Esquitxagos / Aramón 9. ....' 32 35 ?3
32 B Garnacha nerra / Aramón 9...^ 40 16 21'
33 A Xarel-ló directos no inmunizados
9 Í 1 22 I
33 B Sumoli directos nc^ iumunizados. . 21 ; IU 13
34 A Xarei-lo directos inmunizacios. ..' l4 , 2 15
34 1^ Sumolt directos inmunizados ...! 20 i 14 13
35 A Xarel-to / l.ot inrnunizados .... 11 ^ 3 21
35 B Sumoll / Lot inmuniza ^ os .... 17 ' 7 14
3
2
9
36 A Xarel-lo I Lot na ínlnunizados. .
5
36 B Sumoll / Lot no inmunizados ...^ 18 ^ 5
16
37
Esquitxal{os / Aramón 9. .... 33 15
Sumoil ! varios . . . . . . . . IO'L 128 2'lá ^
38
2
,1 ^
Seibel 128. . . . . . . . . .
39
40
41
42
43
I^
Seibel 156. . . . . . . . .
Seibel 1077 . . . . . . . .
Gouderc 272-fi0. . . . . . .
Varios . . . . . . . . . .
2
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^ I
1
.
.
. . Iti ( 9
107
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166
-
I
1
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( +6
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-
12 Í
12
24
Sumas . . . . . . . . . . 25ti6^ 1853 3036 24$5
36
45
chas disminucíones son aún menores qr.ie las correspondientes
al hecha de que, según hemos visto, las tres séptimas partes de
cada una de dichas parcelas no pradujeron absolutamente ni
un racimo, pues todos éstos quedaron destruídos, así como los
p^mpanas, por haberlas dejada, como testi^;os, sin tratamiento
o defensa alguua y otras dos séptimas partes fueron defendidas
con productos que resultaron de menor eficacia contra el Mitdiu que el caldo bordelés. En cambic^, en las restantes parcelas,
o sean las 13 A a 43, tratadas completamente con c;sle caldo la
producción superb en el año 19! ^i (en 1210 kitógramos o sea un
48,7 por 100) no sola a la media del trienio anterior sino que
hasla (en 659 kilógramos o sea en un 21,7 por 100) a Ia de 1914
que era la mayor que hasta entonces se había obtenido en dichas parcelas resultando que, en el conjunto del Campo obtuvimos una cosecha superior c^n 338 kilógt•amos o sea el 8,3 por
100 a la obtenida como promedia en dicho trienio y tan solo
inferiar en 513 kilógramos, a sea el 1(1,4, con relación al año
1914 de producción m^xima hasta entonces, minoración que
vemos curresponde a las lfncas que quedaran sin proctuccíón
por hHher sido dejadas r.arno testigos y también carresponde
m{ts que al Ivlildirt al corrimienta de la flor exacerbado por el
ré{,rimen lluvioso prirnaveral yue caracterizó di<^ho aña de 1915.
Y si hacemos ahara los c^lculos rc^ferentes a la producciórt
que hubíera corres}^ondido si las parc^elas de expei•imentacián
hubiesen sido tratadas fntegramente por el caldo bordelés vemas claramente, en los ires anteriores estados y gráfica correspondiente que, en este caso, )a produccián en dichas parcelas
hubiet•a ^ido inl'c^rior tan s<.^lo en 161 kilógramos, o sea un 8,4
por 10(), a la del atla de 1914 de m{txima producción y superiar
en 139 kilógramas, esto es el 8,ti por l0(l, al promedio de todo
el trienio anterior result<tdo tanto más notable cuanto hay que
considerar no solo el indicado itrtenso corrimiento floral si no
que tamLién el hecho de que las ltneas que han servido para
establecer los cálculos, si bien defendidas por el caldo bordelés,
estaban entre y junto a ltneas absolutamente indefensas en tas
euales se cebó el Mildiu constituyendo inmediatos focos inten-
46
Bet. 8 -III
F.SCUELA DE VITICU
RESUMEN DE LA PRODUQCIÓN OBTENIDA F,N 1915, EN TODAS I,AS P,
OBTUVII•;RON EN EL TRlEN10 DE 191Z A 1914, E
Narcelae
I
191^
1918
191^{
1505
1419
1912
Conjunto de las restantes 13 A a 43 .......i 256G
1853
3036
3272
4948
1 a 12 B sometidas a experimentación ......^
I
Totalidad del Campo. . . .
.
.
.
. .
.
^
4071
4?
p0 DE EXPER ^ MENTACIONES V SU COMPARACIóN CON LAS QUE SE
^1AMOS DE RACIMOS Y EN TANTOS POR CIENTO
y la obtenida
eomo promedio
,
',
áel trienio
1gtL•14
Por 100
R,p total
^ _-I. ___.
Produccibn ^
correspondieu•i
te st ^ odas las ^
y la obtenida en
lfneas de expe-I
1814 que fué el de
rimentacibn {
mayor produccibn
hubiesen sido I
en dicho trienio
tratadas por ol
En total ^ Por 100
caldobordelés
Diferenciae entre eeta produceibn
y la obtcnida
como promedio
deltrienie
1912•14
y la obtenidn en
1914 que fué el de
mayor producción
en dlcho trienio
-_..__ _.. __
_ . _. _.
___..__.._- __._
En total I Por 100 I En total ^ Por 100
139^ +
8,6 - 161^ - 8,4
1751
-+
3695
+ 1210j + 48,7 + 659j + 21,
544ti
! + 1349 + 32,9 + 498 + 10,1
48
sísimos y virulentos de difusión de esta criptógama. Vemos
también en dichos estados y gráfica que en el caso que consideramos, de producción referente al tratamiento integral por el
ealdo bordetés de las parcelas de experimentación, la producción total que corresponde a la totalidad del Campo supera en
498 kilógramos, o sca un 10,1 por 100, a la de 1914 máxima obtenida hasta aquellas fechas, y excede también en 1349 kilógramos, o sea un 32,9 por 100 a la producción media total obtenida en el trienio.
Resulta, pues, a nueslro juicio, evidentísímamente demostrado que, aún en año de virulencia tan extraor•dinaria del Mildiu
que hizo pensar en la ineficacia contra el mismo del sulfato de
cobre, con el caldo bordelés neutro al 2 por ciento, aplicado
debida y oportunamente, según dijimos, quecíó completamente
defendido de dicha plaga este Campo de experimentaciones
obteniendo en él ma,yor cosecha que el pr.^medio del trienio
anterior ^^ mayor cosecha también, en las parcelas tratadas con
dicho caido y aún en las lfneas corcespondientes a este en las
parcelas de experimentación, que el año 1914 que habfa sido
hasta entonces el de maxima producción eontrastando todo
ello con el desastre viifcola general. Claro que hay que tener en
cuenta que, en 191:"i, tenian ya las cepas un año más y por lo
tanto era de prever de ellas mayor cosecha así como también
por el hecho de haber sido abonadas, pero hay que recardar
igualmente que este mismo ebonado, excitando poderosamente
la vegetación de las cepas, ya exuberante por la influencia de
las ]luvias, aumentó considerablemente su follaje (véase la lámina 3-III que representa el aspecto general del (:ampo) y por
tanto eonstituía un medio muy apropiado pará el desarrollo
del Míldíu y debe también tenerse en ciienta la enorme canti•
dad de fruto que se malogró a carrsa del inevitable corrimiento
de la flor que fué intensísimo por el tiempo lluvioso que caracterizó el perfodo de la floración.
De todas suertes, el resultado definitivo fué que a pesar del
desastre vitfcola de 1915, el viñedo de este Campo de experimentaciones llamó la atencián presentándose constantemente
49
espléndido de vegetacibn y más exuberante de racimos que
nuncrr, merced unicamente a la aplicacibn oNORTVrA del calda
bordelés neutro el das por cienta.
^iSTUDrQ UE ALGUNOS CA5US PART[CULARF.'S Dk: INVASIUNES DF.
MtLnrv.---Entre los numerosísimos casos de invasfones de Mfldiu que, en el terrible afio de 1915, fueran sometidos por los
vitieultores a nuestra cousideración ha}• algunos que creemos
eonveniente relatar porque, por la série de datos que sobre
ellos pudieron sernos facilitados, es posible deducir de los mismos consecuencias o conclusiones que juzgamos pueden revestir importancia practica corroUorando cuanto decimos en
nuestras instruccic>nes contra el Mitdiu. '1'ales son los que nos
fueron çomunicados por el ilustrado viliculiar de Ampasta,
D. José Via, cíi^;nfsfnio Vocal de la Junta Directiva de la Cámara Oficial Agrícola d+: la capital de esta provincia y aciivfsimo Corresponsal de l^r lataCibn Enoló^;ica de este Latablecimiento en dicha poblacibn y en 1'ortosa lalos los juzgamos
también dignos de especialfsirna menciGn y cornentario no sola
por sa importancia pr:íctica en sf sino que tarnbién porque
constituyen una patc;nte muestra de que afortunadamente no
faltan entr•e nuestros viticnltores elc:rnentos ilustradisimas y
eStUd10SOS y de cuanto caadyuvaron a la acción de este }^:stablecimiento en su lucha contra las intensas y virtilentas invasiones deI Miidiu.
Ya a primNros de ,lunio, dicho cífstin}(uido y activísimo señor (:orrespor^sal, nos escribfsr comunicándonos lo intenso de
dichas inv^siones, las cliticultades para co^rtrnrrestarlas a pesar
de que se habfan dado v:r tre^s sulfat.rdos v Ia }^ravedad que reveslían por ef hc^clro dc^ alucar at rac,imo ( a cuai, unido a una
floración deficiente, hacfa yu temer la lr(.rdida de un tanto por
ciento conside^rahlc csper.ialmente en la (^arrracha. Exponfa
también a nuestra col^sideracián la conveniencia de determinados tratamientos majantcs y, •r pc^c•o de r,onlrstadas sus consultas, otras nuevas 11c^karon u nucsiro pc.^der yue crer.mos no
será ocioso detaflar por referirse, tanto ellus corno nuestra con-
50
testación a puntos que conceptuamos de utilidad práctica. Nos
decía, en efecto, textualmente nuestro distinguido consultante :
^En un esiudio sobre el tratamiento preventivo de las Maladies fongueuses, publicado en el Canadá, se dice entre otras
cosas lo siguiente :•Cuando en años excesivamente lluviosos y
húmedos el Mildiu de la vid se presenta de un modo alarmante, intensivo, ha de combatirse de este modo al año siguiente : 1.° Solución ácida de sulfato de cobre (una libra por
25 galones de agua) para sulfatarse las cepas al iniciarse los
lloros; 2.° Caldo bordelés y verde de París cuando las primeras
hojas tienen la mitad de su desarrollo; 3° Caldo bordelés cuando el racimo haya cuajado; 4° Caldo bordelés 10 ó 15 dtas
más tarde; 5° Si la enferrnedad no se detiene otra sulfatada 10
ó l5 días más tarde; 6.° Si la enfermedad persisle oh•a sulfatada
pero con carbonato de cobrey. ^No encuentra V. razonable él
sulfatar c^^n una solución fuertemente acida al despertar la
vegetación al objeto de destruir los esporos invern^^les? I,Debe
ser una solución muy enérgica esa del carbonato de cobre que
tal vez aún se podrla ensayar4^
•Y ahora un pensamiento m(o Cuando el estado hi^rométrico del aire acusa una humedad relativa inferior a 40 grados
no solo se detiene la invasión sino que perece el micelium
l,con la fumigación con el ácido cianhidrico, no se obtendrfa
este ambiente seco, y se destruirfan los gérmenos de las enfermedades parasitarias animales v vegetales`1 'Tal vez esté rxruy
equivocado pero se dan casos....r^,no podrfa V. ensayarlo^.
He aqui nuestra contestación a las anteriores interesantes
consultas :
•l.os modernos conocimientos acerca de la vida y evolucióu
del Mildiu y accrca de las condiciones nccesarias para su penelraciGn en los órganos de la vid no pueden e^tar conformes
con el método defensivo que me comunica V. traducido del
estudio sobre las MaladiPS fonqueuses publicado en Canadá.
l♦ste método, en efecto, veo está fundado en gra^i parte en aplicar tratamientos en fecha5 fijas o poco menos, constituyendo
una especie de cale,ndario rnildiucida pero, estos métodos de
pulverizar cuando los sarmíentos tengan tantas o cuántas hojas
o cuando las uvas enveren o tengan tal o cual tamaño, no
tiene base o fundamento alguno y no pueden dar lugar, por
tanto, a resultados satisfactorios pues pudiera suceder muy
bien que, en un año o en una situación determinada, no fueran
precisos alguno o algunos de dichos trataruientos en las fechas gene.rales indicadas y, en cambio, se dejara de dar algún
o algunos tralamientos en momento oportuno y hoy, todos los
que de estos asuntos se preocupan, están conformes en que
estos momentos oporttinos solamente vienen marcados por las
condiciones meteorológicas reinantes en la localidad o la comarca•.
«Habla, en segundo lugar, dicho método, de tratan^ientos a
d^r si la enfer^nedad persiste y si la enfermedad no se detiene,
cuando saUe V. muy bien que el Mildiu, una vez aparecido,
no es posiUle detener desastrosos efectos y, por tanto, los tratamientos han de efectuarsN pre.uenfiuamenie, es ciecir, antes de
que la enfermedací al^ar•ezca o sca desde que las condiciones
meteorológicas presenten la mas pequeria anlena^a de convertirse en favorables para la infección•.
«En tercer lugar, no creo racional sulfatar el vir^edo, contra
el Mildiu, valiéndose de carLonato de cobre puesto que éste,
siendo iusoluble en el agua pura, no puede tener acción mil,diucida mas que por• su solubilidad, bajo la forma de bicarbonato, en el agua de lluvia o de rocfo cargada de ácido carbbnico y esta solubilizacibn en las condiciones de la prfrciica, es
muy lenta y muy débil (y m^as que en eskado naciente lo es, con
el tiempo, en los líquidos ya pulverizados en la vid) y uo puede
realizarse mientras quc las otras reacciones no hayan terminado, y por• tanto, la accián mildiucida del carhonato de cobre
es muy reducida no pudicrido compararse, en modo alguno,
por su importancia, con la dcl sulfato dc cohre^.
«A su pregunta acerca de sf una solucibn fuerteinente {^cida al
desperta^r la vegetación sería razonable para destruir los esporos invernales, puedo coniestarle manífest5ndole que Ios más
recientes trabajos acerca de la perpetuación del Milcíiu a través
del invierno revelan que esia tienen lugar mediante los 11amados qérmenes durmientes o huevos de invierno que se forman en
el interior de las hojas mildiuadas y completamente desarrolladas o adultas, en las cuales el Mildiu afecta la forma llamada
en mosátco. Estos huevos durmientes pasan el ínvierno perfectamente en ei suelo, sobre el sueio, o en los restos de las hojas,
y, al llegar la nueva primavera y encontrar agua en la tierra y
una temperatura apropiada, germinarán dando lugar a conidias
como las del verano, si bien, generalmente, algo mavores (macro-conideas), que son las que, desde que encuentren las condiciones necesarias, ocasionarán en la vid la primera invasión
anuat de Mildiu. En segundo lugar, ha quedado demostrado
que esta primera invasión no es, en m<^do alguno, debida al
micelium o aparato radic:ular del Mildiu que pudiera invernar,
en estado viviente, en la corteZa de los sartnientos o de la madera vie•ja o en determinadas yeRnas, pues, los m.^dernos estu•
dios, comprueban que. dicho miceliam c^inrre c^u invic;rno, o,
a to menos, colocados los ór^;anos que pudierau contenerlo,
fuertemente atacados el año anterior, en las mejores condiciones posibles para el desarrollo dcl Milcliu, no ha tenido lugar
este desarrollo de suerte que, los tratamltlllU3 1nVt.rllalCS O nlUy
precoces que consistieran en embadurnados, de toda la madera
vieja, con lfquidos currosivos o ácidos camo las mismas disoluciones simples de sulfato de cobre, ningún resultado darían
bajo el punto de. uista que examinamos, es decir, bajo cl punto
de vista de rn. tar el miceliurn del Mildiu (que como dije antea,
ya está muerto) o el de destruir el huero de invierno (que lo
pasa en el resto de la^ hojas, en el suelo o sobre el suelo), pero,
estos tratamientos ulh•aprecoees, quizbs pudieran dar alg(in resultado bajo otro punto de vista y es el de que, el cobre depositado con ellos, sobre las yemas y bra2os de la cepa, puede
ejercer alguna acción preventiva contra las conidias de la primera invasión provenientes, como antes digo, de los gérmenes
durmientes, y, por otra parte, cornc> quiera que una de las acciones, de 1os indicados embadurnamientos ácidos, es la de retrasar unus dfas el brote de la vid pueden impedir por falta de
brotes, una primera invasión muy precoz. Por esto no son de
rechazar tales tratamientos, que, por otra parte, sabemos cuan
utilísimos son para combatir otras afecciones de la vid y por
esto, yo los he aconsejado y los aconsejo constantemente en
en mis campañas divulgadorasy.
^I or último, respecto a la que se sirve comunicarme acerca
de la acción de las fumigaciones cianhídricas creo que quizás
pudieron dar buenos resu[tados, en detcrminadas épocas, para
algunos parásitos animales y vale la pena de ensayarlo y le
ofrezco hacerle a la primera ocasión oportuna, pero, en cuanto
a las invasiones criptogámicas de la naturaleza del ^lildiu, mi
modesta opinión es la de que no podria ser eficáz, pues flotando constantemente por el aire los gérmene^, basta un sblo instante, en que las condiciones se:rn apropiadas, para que tenga
lugar la infección^.
Hasta aquf nuesh•a contestaciGn y añadamos uliora, por lo
que se refiere a la resistencia del micelium a la falta de hucnedad que se ha comprobado (1) que el que veKeta en las manchas de i1^Iildiu puede soportar• una sequedad hasta de dos meses, reno^•{rndose lati mauch€rs desde que sobreven}qan lluvias,
habiéndose dado casos de que el micelium conservara su vitalidad en las hojas durante todo Un verano seco, y s[, después
de éste, el otoílo sc presenta 1lírmedo, puede fructificar acasionando la infección de los tic^rnos brotes otoílales.
Casi at mismn tiempo que las anteriores consultas se sirvió
remitirnos (12 de .lulio) el mismo ilustrado viticultor y dignfsimo Carresponsal de este Nalablecimiento U. José Via, y por
acuerdo tornado, por la Junta 1)irectiva cte la C^lnal'A Agrtcola
Of[cial cla la provincia de '['arragona, en su sesión ordinuria
mensual del primero del miscno mes, un eatudio completo de
(1) (i^ de lrtv^nftl.
54
varios casos particulares y especiales presentados, constituyendo una notable MEMORIA que, por su importancia práctica y
contener datos interesantísin,os exponemos, fnteñra }T textualmente, a continuación :
^El justo clamoreo y desorfentación que reina entre los viticultores de esta provincia, la pluralidad dc preguntas que los
señores socios de la Cámara Agrícola de la provincia de Tarragona han formulado a su Junta Dfrectiva, a fin de orientarse
sobre los medios de defensa contra la intensa invasión, al parecer, de Mildiu; vistos los sabfos como acertados consejos que
la Estacíón Enológíca de su digna dirección ha publicado a fin
de combatir o a lo menos atenuar Iqs daños causados por los
Rots, hace que se llaya nombrado una ponencia al ol?jeto de
recopilar cuantas observaciones se han hecho, sobre la forma
de presentarse la enfermedad^ y los medios defensivos empleados, para que dirigiéndose a V. ^. pueda servir de pieza de estudfo del desarrollo de la criptógama y manera de combatirla+.
^Exposición de hechos.-Al iniciarse el perfodo lluvioso durante la últfma decena del mes de Abril, fueron bastantes los
viticnltores que principiaron a sulfatar sus viñedos; otros, creyeron prudente ahorrar este gasto porque, en aquella misma
decena, los fríos tardfos que se presentaron, no eran propicios
a la fructificación de los esporos del Mildfu; en efecto, la media
del termómetro de mínima colocado al descubierto y a veinte
centfinetros de elevación del suelo, nos d5, desde el dfa 23 a1
27, 40,5 siendo la mínima 10,8 sobre cero, et dfa 27 y la media
del ambiente de esta decena 140,5 grados^.
.Durante la primera decena Mayo se generaliza el sulfatado,
porque casi sin interrupción las Iluvias y borrascas siguen sazonando las tierras; la temperatura media es de 17 grados con
máximas a la sombra de '120; del 11 al 16 mejora el tiempo si
bien al amanecer hay alglín dfa de niebla húrnedu. De nuevo
el 17, 18 y 19 las borrascas procedentes del IV cuadrante, lavan
el sulfato y azufre de las hojas y racimos; sigue el 20 y 21 con
cielo excesivamente brumoso y húmedo, lloviendo el 22 y 23;
55
intensos rocfos se depositan en las plantas hasta el 30, desde
cuya fecha vuelve a imperar el régimen pluvioso, precipitaciones que con mayor o menor intensidad tienen lugar durante
todo el mes de Junio hasta Ilegar el dfa 28 que entran los vientos secos de Mistral. Además, los dfas sin lluvia de este mes de
Junio, el cielo era cruzado constantemente por grandes cirrus,
mientras que en el horizonte se observaban tormentas, siendo
el calor bochornoso; correspondiendo las notas metereológicas
de esta temporada, por lo que afecta a esta comarca, a las siguientes=:
Mayo-media 19.t; máxima 27,4 el día 20
Grado termomótrico ^
^ Junio-media'14.1; máxima 35,2 el dfa 16
Mediahigroméirica,
Mayo-8s con ]l días superior a 90
grado corregido, humeda4 relativa
Junio-hasta el dfa 27 fué 78,5 con 4 dfas superfor a
Aqua recoRida en
milfcnetrae
90 y-10 a 80.
( Abril--50.7 con 5 días dc lluvia
j Mayo--1391 con ]5 dtas de lluvia
^, 3unio-71,7 con 14 dias dc Iluvia
9'otal Yti1 5 mittmetros
y :i4 dlne de precipitación
^Los vientos dominantes fueron los excesivamente híimedos
del segundo cuadrantc y con siele días del primer cuadrante•.
•En '.^.:"i de Mayo se obser•vau las primeras manchas del Mildiu, la invasión se presenta alarmante. en la segunda decena de
Junio y excesivameute ext^.nsiva c:n la tcrcera decena=.
^Tal vez el perfodo de cont:rminación fué del 12 al 18 de Mayo en que I<ts variaciones atmost'éricas fueron acentuadas; descenso de temperatura, peyuc:fias precipitaciones en forma de
borrascas, fuertes rocfos, con atgíin dfa de niebla, mientras que
el 20 alcanza la máxima a la sombra 27,04 con un aumento de
tres grados a los días anteriores y con un nuevo descensa a las
siguientes^.
•Antes de hablar de los medios de defensa yue se han practicado y los resultados ohtenidos, crec^ procedente expone.r la
mareha de ta Iloración de la vicí, pues, a mi entender, existe alguna confusián sobre la causa det asecamicnto del rz^cimo entre su primera y segunda fase vegeiativa•.
5fi
rLa vid inícia su floración hacia el 15 de Mayo, continuando
perezosa y segíin variedades hasta el 10 de Junio (siempre me
refiero a ésta comarca); las persistentes lluvias lavan la flor
arr•astrando el pólen, lo que unido a tos numerosos dfas nubosos, brumosos y htímedos• hace que 1a fecundación sea incompleta cuando no nula, principalmente en la variedad Garnatxa,
luego y por orden en el Mataró, Cariñena, Cruxidell, Moscatel
y U11 de ]lebra; sier^do de notar• que así mismo ha abortado la
flor de los perales y manzanos de fruto tardfo^.
•Los racimos de las cepas que florecieron antes de las llu•
vias, presenlan buen númer•o de gr•anos y bien conformados;
mientras que los de iloración tardfa resultan de grano claro;
asi pues, tenemos que el espurgo del racimo, blima, coulure o
rnillerandage, como es conocido est^ accidrnie (y a mi juicio)
dependifi su iuteusidad, según tu^•o lu^ar la floración entre los
días de ]lnvias más intensos o menos copiosos; de manera que,
a primeros del mes de Junio ya teniamos una gran pérdida de
cosecha por desecación o corrimiento total o parcial del fruto=.
^yNo seria fácil asimismo que al pulverizar el racimo durante la flor^ción se quemasen los tiernos órganos dc la flor y se
favoreciese la inflorescencia y desprendimiento del fruto2^
•Más adelante se ha comprobado haber cafdn racimos ya
formados con granos del tamaí^ío de guisantes, abservándose
lesiones prafundas en el pendúnculo, scguramente debido al
ataque de un l^ot, asf conno, en los granos de los racimos, esflorescencias de esporos, baslante nurnecosos con pérdida parcial
del fruto^.
^Mr.dios úe deJénsa.--Anteriormente se ha manifestado que
algunos propietarios principiaron a sulfatar sus viRedos durante la últiiua decena del mes de Abri1, o sea hacia el dfa 23 y a
lo más a primeros de Mayo; intercalando con las pulverizaciones azufradas de una mezcla de :^U ^^ de azufre, 4U de cal hidratada y lU de sulfato de cobre. Las pulverizaciones hechas
hasta fin de Junio han sido por algunos de siete, bastantes de
cinco, la mayorfa de tres, los menos de dos y algunos una sola;
en tanto que el azufrado se ha practicado en Abril, al iniciarse
57
la floración y durante la segunda quincena de Junio. El preparado cúprico empleado ha sido la bouille-bordelaisc al uno y
medio o dos por ciento, y bastantes con las fórmulas mojantesr.
^Anomalfas.-At conocer la Junta Directiva las anomalfas
presentadas, pues de tal debe calificarse el resultado obtenido
por diferentes propietarios, acordó que 1a ponencia las recopilase y presentase al esclarecido criterio de V. S., a fin de que
V. S. tenga conocimiento de ello, esperanzada que de su estudio pueda obtener deducciones provechosas para el futuro^.
•1.A Un propietario ha sulfatado su viñedo siete veces, desde el 22 de Abril al 30 de Junio, o sea cada diez dfas y tiene viñas sin un racimo, pero con casi todas las ho,jas que tenían las
cepas a mediados de Mayo; otras que perdicron la mitad del
fruto; otras con muchos );ranos cíañados y otras relativamente
bien. La mayorfa de cepas han perdido las hojas desde la mitad del sarmiento a la extremidad superiur, y muy pocas la's
conservan todas, si bien con bastantes manchas. Se calcula tendrá una pérdida de un 35 % de cosecha regular^.
^Anomalía. N;n un viñedo de diez hectáreas se observan parcelas de '^0 a 30 órcas, cte cepas sin racimos pero bien pampadas, otras con bastantes racimos pero con pocas hojas y otras
que lo reunen todo; el viñedo fué sulfatado en el intérvalo de
dOS dfAS^.
.2.A Otro propietario ha dado cuatro sulfatadas principiando el dfa 3 de Mrryo hasta el ^4 de Junio o sca una pulverización cada 13 cifas, resuttandu en una n^isma heredad vitiedos
que han quedado sin una ho•ja ni un racimo, ot3•os sin hojas
pero con bastantes racimos, otrc.^s cou l^astantes hojas y con
numerosos 1'rutos bien c•onformaclos, pera ccrn algunos granos
atacados..
^Anomalfa. A1 extremo de un vif5e^do dc dos hectareas se
destaca un grupo de cir.n ccpas completamente sanas, sin apenas tener manchus de Milciiu, mic;ntras yue las demás cepas están del todo desparnpadas y sin ra^cinios; siendo de advertir
que todas las operaciones culturales se hiut pr•acticado en las
cepas de cada Ifuea, en un intérvalo de cinco,;nrinutos, siendo
sa
la coñstitución físico-química del terreno uniforme, como de
idéntica clase la variedad de pié e injerto^.
^Este mismo propietario conserva un viñedo completamente
sano, situado en terreno de aluvión, hasta el día 20 de Junio,
habiendo recibido tres pulverizaciones, pasada esta fecha el
parásito se presentó con tal intensidad, que las cepas han perclido casi todas sus hojas, quedando los numerosos racimos al
descubíerto. La mitad de este viñedo se conserva regularmente
de hojas y fruto en su parte Norte, la parte Sur que fué sulfatada un dia más tarde o sea el 18 de Junio y fué un día borrascoso, la ínvasión ha sido extraordinaria^.
•Este propietario calcula una pérdida de un GO %^.
sAnomalía. 1+:1 90 % de vides de las Ifneas de los linderos y
de los camínos de servicio de todo el viñedo han conservado
los ^/s de hojas y fruto..
^3.a Otro propietario desde primeros de Mayo hasta fin de
Junio, ha dado 5 sulfat<cdas y ai ob,jeto de poder sulfatar ampliamente el racimo, despampó las vides de los pampanos situados debajo del racimo y no obstaa^te de estar éste casi recubierto de preparado cúprico, las cepas están actualmente sin
hojas ni fruto, excepto la variedad de vid AZoscatel romano de
grano grueso que se mantiene indemne. La pérdida es de un
$5 ^ de la cosecha..
•4 a Los propietarios, arrendadores y aparceros que no han
dado sinó dos pulverizaciones y otros solamente nna hasla fin
de .lunio, si bien se distinguen por no tener sus víñedos gran
ve^etacíón, en cambio las cepas est^n relativamente cargadas
de hojas y racimos sanos•.
•5.a AI parecer, las vides tratadas con una preparación cfiprica muy car^ada de cal, han resistido mrjor ef ataque o invasión criptogámica^.
^Resúmeu.-De lo expuesto parece desprenderse y^^e :
•A. Las pulverizaciones preventidas y repetid^s, atenúan
pero no defiende ^ i un viñedo de una invasián como la de este
año^.
sB.
l• s incomprensible como una clase de cepas cultivadas
59
en un mismo terreno y con idénticos cuidados culturales, las
unas estén casi sanas y las otras completamente atacadas•.
^C. Parece deducirse que si el pedúnculo del racimo no ha
sido completamente recubierto de sulfato de cobre los Rots
pueden destruir la cosecha=.
^D. En vegetación pobre, raquftica, la enfermedad no toma
incremento•.
rE. ^Serfa posible que al pulverizar un viñedo con una solución alcalina (b^sica) en años como el actual tan excesivamente lluviosos, diese mejores resultadas el preparado alcalino
que el neutro crl papel de tornasol, no obstante las afirmaciones en contra de Kelhofer; porque como en el caldo bordelés
se forma un hidrato óxido de cobre y siendo el preparado cúprica básico o ligcramente básico, en época de lluvias no se
desprende tanto y desde luego sea su efecto más constante por
ser más tardlo en obrar`l Además, siendo el hidrato de cobre
por sí mismo un cuerpo sólido, insoluble, sin acción sobre el
Mildiu, para pasar al estado Ifquído o activo, prc:cisa se transforme en carbonato de cobre, lo que debe producirse bajo la
acción del ácido carbónico desprendido de las hojas o llevado
por los rocías (teorfa SandE:rens) y entonces bien podrfa suceder que los tratamientos repeiidos pudieran ser de efecto contrario, porque la cal de la nueva pulverización absorbiera una
parte del ácido carbbnico del anterior tratamiento retardando
sus efectos^^ .
•^,No serfa conveniente verificar la naturaleza de la enfermedad con trabajos al microscópico`1•.
•Estas son las anomallas que se han observado y he podido
tomar nota para someterlas a la consideración de V. S., al objeto que V. S. con sus reconocidc^s conocimientos cienlificoprácticos agronómicas vea si hay algo apravechable; puesto
que mírs de unu vez las ob,ervaciones algo inver.^similes de
los campesinos, son un ra^•o de luz que h•ansforman los sabias como V. S, en verrero de riqueza para la agricultura pátria^.
60
I'al es a1 pié de la letra la interesantfsima Memoria sometida
a nuestra consideración por el ilustrado Corresponsal de este
l;stablecimient^ en Amposta y Tortosa, y a la cual contestamos
nosotros, textualmente, como sigue a continuación :
Tengo el honor de referirme a la notabie Niemoria que, sobre la actual terrible invasión de Mildiu, se ha servido dirigirme comisionado, al efecto, por la benemérita Cámara Agricola
Oficial de Tarragona de cuya Junta Directiva es V. S. digno
Vocal.
Permítase en primer lugar, a esta Direcci6n que manifieste
su sincero agradecimiento por haberle sido suministrados tan
valiosos datos como son 1os que integran la Memoria de referencia. Esta clase de datos eminentemente prácticos son los
que, en efecto, deben constituir los cimientos en que han de
fundamentarse los estndios, investigaciones, deducciones y consecuencias teóricas para, todo junto, constituir la ohra de la defensa contra las plagas de la Agricultura. Incalculables beneficios podrfa reportar el conocimiento de esta ciase de datos,
localidad par localidad, y no solo por lo que cl Mildiu se refiere sinó que también para iodas las cuestiones relacionadas con
la Agricultura. Por esto, el hecho solo de haber iniciado esta
clase de recopilaciones., juzga esta llirección, que constituye ya
una labor meritoria y digna de imitarse, de esa Cfimara que
tantos e importantes servicios víene constaniemente prestando
al país agricultor.
Z:mpieza la notable Memoria de V. S. ocupándose de las condiciones meteorológicas (especiahnente las termométricas e higrométricas) que han caracterixado el terrible período de invasión cíe Mildiu, esiudio perfectamente heeno y ae una importa^icia capitalfsima en la lucha contra tan fatal criplógama.
Tanta importancia tienen estos estudios quc en ellos reside
precisamente el principal problema para la defensa de nuestros
viñedos, ya que, el df.^ en que pueda preverse el tiempo con 3
6 4 dfas de anticipación y dispongamos de una red tclefónica o
felegráfica suficiente esh•echa para poder comunicar los avisos
GI
rápidamente a todos las pueblos viticolas, no existir{^ ya prob^ema propiamente dicho del 1^lildiu, como no existe ya actualrnente en alguna comarcl (la frances^ de la Gironcíe, por ejemploj en que dicha previsión es posible por sus condiciones
especiales y tiene, además, rápidas comunicacioues todo lo
cual, en el Congreso internacional de Viticultura, celebrado en
Lión hace precisamente un año (y que fué llamado Congt•eso
del Mildiu), permilió asegurar a t.in viticultor de dicha comarca, y con el asombro de los viticultores de otras regiones menos privilegiadas, que en dicha región, no tiene Mildiu mks que
el que quiere tenerlo, porqué, sulfatando en l^s fechas en que se
reciben los avisos de practicar los tratamientos, se obtiene una
casi completa preservación de sus viñedos.
Esta observacián lleva al que suscribe, como de la mano, a
declarar que, en la lucha contra el Mildiu, tiene mayor importancia que el número de tratamientos y hasta la perfección de
éstos, la oporiunidad con que son practicados y darú luego, el
que suscribe, comprobacicín patente de esto con la explicación
y^resultados de la defensa efectuada el año actual contra el
Mildiu en el Carnpo de experitnentacianes de este N:stablecimiento.
A juicio de esta llit•ecciíin los fr•acasos que ocurreu en la lucha contra el Mildiu son debidos, ademas de la citada falta de
oportuniciad de que adolecen, en genet•al, los tratamientos, a
practicar el primero excesivamenie tardío, a dejar muy olvidados los racimos, sulfatando mucho las hojas y muy poco o nada las uvas, y a defectuosa preparación de los líquidos mildiucidas. SeJ;uramente. quc, estudiados con todo detalle (de tiempo,
preparación de la fórmula mildiucida, veces que se preparó,
momentos de aplicacián, t'ech^r de los tratar3tientos, rnado de
efectuar éstos, estado de la vegetación al practicarlos, etc., etc.)
los diversos hechos anómalos citados en la Memoria de V. S.
quedarfAn explicados por al^;utto o alf;unos de los defcctos mencionac^os. I;n la primera anomalfa, por cjernplo, se indica que
en un viñedo la mayortu de las cepas perdieron !as hojas desde
la tnitad del sarmiento hasia la parte superior, lo cual se expli-
sz
caría quiz5s, puntualizando fechas de tratamiento y de nacimiento de hojas y crecimienio de sarmientos, por el hecho de
que la mitad inferior tuviera todavía cobre de un tratamiento
anterior al nacimiento de la mitad superior, la cual quizfrs fuera tratada tarde, es decir•, después de haber sufrido ya la infección, pues, sabido es que los tratamientos contra el Mildiu son
exclusivamente preventivos. E( hecho de que en este mismo
viñedo unas cepas presentasen pocas hojas pero bastantes racimos, otras muchas hojas y ningún racimo y otras de todo, priede obedecer a la mayor o menor predilección con que se trataron cada uno de dichos ór•ganos en los diver•sos tratamientos
(basta descuidar un racimo en un tr•atamiento par•a que pueda
perecer), y, además, a la diversidad de fecha de tratar, cada
vez, las diversas partes del viñedo ya que, según la Memoria,
una de las veces fué sulfatada en el espacio de dos días, y, de
un dfa al siguiente, basta para que haya existido una invasión
en la parte de viñedo todavía no tratada, lo cuál patentiza el
caso de la anomalfa segunda de las citadas, de que un viñedo
se conserve regularmenie de hojas y fruto en su parte N. mientras que, en la parte S. que fué sulfatada un dta más tarde tué
extraordinaria la invasión. Seguramente de haherse podido sulfatar esta parte S. el día antes, o sea el rnismo dia que la parte
N. se habrfa salvado como ésta. E1 hecho de que el 90 % de
vides de las líneas de los linderos y de los caminos de todo el
viíiedo hayan conservado los dos tercios de hojas y frutos,
siendo destrufdo el resto del vifiedo, podrfa explicarse, entre
otras causas quizás, por la mayor aireación o ventilación de
que disfrutan las vides en los linderos. Ei hecho que cita V. S.
como tercera anomalfa, de un propietario que dió 5 sulfatadas
de principios de Mayo a fin de dunio, y qué, con el ol>jeto de
defender mejor los racimos sulfatándolos, quitG los pómpanos
que los recubrían, y que, no obstante estar los racimos casi recubiertos de lfquido cúprico, las cepas están actualmente sin
fruto, pudiera tener dos explicaciones : o bien cuando se despampanó y trataron los racimos éstos estaban ya infeccionados
sin saberlo el viticultor (ya que las manchas no aparecen hasta
63
pasado el perfodo de incubación, cuya duración es muy variable según las condiciones meteorológicas) o bien, quizás, puede
atribuirse la pérdida del fruto como la de las hojas, a una defectuosa elaboración del lfyuido cúprico, que, conteniendo un
qran exceso de cal, en el momento de la iuvasión no existiera
todavfa cobre aiguno solubilizado de acción milduicida inmediata, y, por tanto, tas conidias de :Viildiu no encontraran dificultad alguna en germinar a pesar de existir sobre los órganos
de la vid producto mildiucida en potencia, pero que, en aquel
momento, no podía entrar en acción. EI cuarto hecho citado
de que las viñas de escasa vegetación y raquíticas se hayan defendido mejor, aún con menos pulverizaciones podr•fa explicarse por la mayor ventilación de las vides de esta naturaleza
comparadas con las de vegetación exuberante, sin contar con
que, en estas últimas, se confina más la humedad especialmente en su interior donde están los racimos, pero, por otra parte,
el número de los tratamientos no tiene tanta importancia, según ya hemos indicado, como su oportunidad, pues, dos o ires
tratamientos opartunos puecien salvar una cosecha que no lograrán conservar mucLos más tratamientos practicados fuera
de tiempo Y, por último, refiriéndome a la iudicacibn de la
notable Memoria de V. S., de que, al parecer, los viñedos tratados con una preparación cúprica muy cargada de cal, han resistido mejor los ataques dcl Mildiu, pueda manifestarle que
todo depende de la cuarltfa del exceso de cal y dc^l morr^ento de
aplicación de los trat,rmientc^s Según los modernos conocimientos acerea cíe la composicián de los tiyuidos cúpricos y de
la accián de los compuestos de cabre sobre el Milcliu, se sabe,
viniendo ello confirmado por la práctica, yue la maxima acción mildiucida se alcanza con el sulf.cto tetracúprico, yue es el
que en mayor cantidad se forma cn el calda hordalés neuiro
pero sin ex.ceso ulquno dr. col, paru mayores cantidades de cal
se forman los sulfatos pentacíiprico, decacúprico y doble de
eobre y cal, (siempre dentro de la neutralidad pero ya con exc.eao de eal), cada vez de menor acción eontra e1 Mildiu, y, por
íiltimo, para caniidades todavíu mayorc•s de cal, resulta ya bf^-
fi 1
sico el caldo y se forman en él sulfatos dobles cada vez más ricos en cal, y por úliimo, hidratos dobles de cobre y cal de acción mildiucida nula o poco menos. Estas consideraciones teóricas han sido confirmadas, experimentalmente, por completo,
pudiendo, por tanto, afir•marse que a medida que v^a siendo
mayor el exceso de cal contenido en los ltquidos bordeleses, el
valor milduicida de éstos vá dismínuyendo sucesivamente, ya
que, la acción de dichos líquidos, en vez de ser debida de una
manera principal a la liberación de! sulfato de cobre, muy soluble, y de una manera se.cundaria a la muy lenta disolución
del carbonato de cobre merced al ácido carbónico, a medida
que aumenta el exceso de cal se van invirtiendo los términos,
llegando, por último, a yue dicha acción sea debida a esta última reacción de una manera exclcrsiva o pc^co menos. Hemos
dicho antes, que muchos fracasos yue se experímentan en la
lucha contra el Mildiu se explican perfectamente por falta de
oportunidad en los momentos de practicar los tratamientos, y,
por lo que acabamos de decir, vemos que muchos fracasos
pueden también explicarse por la confección de los líquidos
milduicidas resultando que, si es preciso dar un tratamiento en
un instante de lfc:ligro inminente e inn^ediato de infección convendrá que el caldo no tenga exceso alguno de cal (y aún sea
algo ácido, pero no tanto que pueda quernar las hojas y racímos, si tan inminente es el peligro), para que el líquido contenga cobre inmedialamente activo contra el Mildiu, pero, si el iemor no es tan inmediato, no hay inconveniente en que exista
un exceso de cal {pero no tanto yue haga el ltquido de acción
milduicida escasa o poco menos que nula), pues, eu este caso,
el cobre se irá solubiiizando yucesivamente yuedando, por más
largo tiempo, a disposición del Míldiu, de una manera panlatina. Y refiriéndonos al caso que estamos examinando puede haber sucedido que, en algunos casos, los tratarnientos más ácidos
o con menos cal hayan quecíado, sin efecto milduicida, anles
de la infección, pero que, en cambio, tratamíentos hechos, aún
el mismo día, pero con mayor cantidad de cal, hayan tenido
todavía, en el instante de la infección cobre en estado soluble
en cantidad suficiente para evitar la „erminación de las coni dias.
No pretendemos, con las consideraciones anteriores, ni mucho menos, explfcar categóricamente las causas a que sean debidos todos y cada uno de los hechos puntualizados en la iraportante Memoria dé V. S., pues para ello, sería preciso, como
se desprende de cuánto llevamos dicho, conocerlos hasta en
sus menores detalles; vea V. S. solamente en lo anterior, los
deseos del que suscribe de patentizar cuan heterogéneos son
los aspectos que reviste la lucha contra el Mildiu, y que, en ella,
el no tener en cuenta tu^o solo de dichos aspectos puede conducir a un fracaso, resultanda que, muchos de éstos, al parecer
inexplicables, pueden tener, no obstante, una explicación convincentc.
Por todo esto, el que suscribe, ha formulado unas instr^^cciones complelas contra el Mildiu, en las cuales ha compendiado
los últimos conocimientos acerca de la biologfa de dicha terrible pla^a, de las condiciones necesari:cs para su contagio y evolución, y de los tiatamientos contra la misma y oportunidad
de reali•r.arlos, habiéndosc esforzado en c:xponerlo todo del modo más pr^ctico posible y esperanda qué, todo ello, dé al^una
luz sobre desen^at^ios sufridos y modo cíe operar en lo sucesivo,
y, cuanto en mayor cacala lo^;re estos objetivos, mayor será su
satisfacción por el deber cumplicio. Uichas instrucciones, que
constituiráu un folleta de más cíe cien piaginas, con cinco tricomfas y dos fnto};r^cbados, estarfan y^c repartidas a éstas horas,
si la huc{g» yue piacleccmos eu esta ciuclaci no hubiera retrasado y estuviera tod:cvfa retrasancío su totul i ^npresión, terminada
la cual serán circul^^das sin pérdida cic momento.
Del result:^do de. la inspc^cción de lus nun,erosfsimos vifiedos
que, este atio, hu tenido cl clu^ suscrihc ocasión de visitar, asf
como del estudio dc las innumerables hc7jas y racimos que lc:
han sido remíiicios, de ^run nítinero dc^ lacalidacles cie esta provincia y otras, purde deducir que la enfermedad que ha ocasionado el desastrc: vitfcala yuc todc^s tanientamos, y quc tan
amargo recuet•do dejara det afio 1c,)15, lrislemente tnemorable
66
ya por otros conceptos, es el Mildiu que ha revestido una forma extraordinar•iamente virulenta, merced a]srs excepcionalmente propicias condiciones que para su desarrollo ha encontrado, y que se ha presentado en sus diversas formas, en las
hojas, en las uvas (Rot f;ris) y en el raspór^ (Rot brun) formas,
éstas dos úlkimas, terriblemente ^raves ya que atacan directamente a la cosecha.
Y ahora, antes de terminar, desearía el que suscribe le fuera
permitido exponer el resultado de las experimentaciones efectuadas, en el Campo de este Establecimiento, acerca de la eficacia de los tratamientos cúpricos contra el Mildiu, siémpre y
cuando sean debidá y oportunatnente aplícados, pues dir,hos
resultados (que con ^ns^yor detalle del que puede hacerse en los
cortos limites cle esla cont^^staciórt se expondr5n en la ,Vlemoria
correspondit.nte ai ario 11915), no pueden ser m^ís concluyentes
para demostrar, ^aún esli^ afio, dieha eficacia. Resulia, efc^clivamente (1) que en el Campo de experimentaciones de este 1?stablecimiento, y c;n iguales condiciones de cultivo, climaiológieas
y de suelo, que otr•os vit^edos muy próximos que ha devastado
por complelo el Mildiu, y en 2<t parcelas del mismo (de 91^ cepas cada una) plantadas de ;^Iacabc^o, Sumoll, Rarel-lo, '1'empranillo, Macahca, (:ariñena, Esquitxr ^ -gos y(^arnacha ne^ra,
sobre Lot las ^ prímeras parcelas respectivamenle, las mismas
vides del país injertadas sobre Aramon x Rupestr•is Gauzin 1
en las parcelas 9 a 1(i, y las mismas injc;rtadas sobre Riparia
I;;upestris ;1309 c•n ias p,lrcel^ls 17 a'^^t, dE^jó e! yut• tirrscribe al
lado de cada Iila sulfatucia c:on el lfquido cvrrienlr bordel^s al
l^^ neulro ul jrppe! de lornasol (qne contieue un lit;c^ro exceso
de c'al, sic^ndo l^astunte n^ayo^• esle exceso cu^lndo l,l neutralización se hace sirviéndose corno indicadcir de la t'enolplaleina),
una fila sin Irc^lclmietttc^ af^^rutu contra el :4lildiu, dt^ suertl^ que,
en la totalidad de las indic.^das parcci^ts, qnedaron tratadas al•
ternativamente una fila sf y otra no, qucdando, cada tila trata(1) P^ra inserlrr complela nue+lrn contestucibn, ropi^mo^ INmhibn, r^qu(, lo retereub ■
evtqn eipcrimeulecfouea y eusayos, por miia ^lue da ^•Itoa ri^^uioa rucute mb^ def^^llyd^^n
nel^ miemo crpftulo al^l presont^ fomo dv e^tu 1lemoria.
67
da, al lado de una fila sin tratar. Púes bien, mientras el dfa l7
del actual mes de Julio, nc^ existfa ya, en las vides sirl tratar no
ya solo ni un racimo sino que ni siquiera casi ni una hoja, (el
día 19 empezaron a notarse nuevas hojitas a lo largo de todos
los sarmientos cou^pletamente desnudos), en camhio en las ce.pas tratadas, ai lado mismo de las devastadas, existian casi tvdas las hojas (erau muy pocas las atacadas de Mildiu, comprobando que la inf^ccián existió pero se detuvieron sus efectos) y
se salvaron perfectamente lodos Ivs rac.imvs, y, dichas cepas,
conserv:^n hoy toda su lozanfa y todo su fruto. Véanse, como
comprohación las dos adjuntas fotograf•fas (1) númei•os 1 y`^,
sacadas dicho dfa 19 del actual, la primera de l:rs cuales cor•responde a una cepa sin tratamiento (pucde observarse ya en ella
alguuas hojitas recién salidas) y la se^unda a una cepa, de igual
pié e injerto, ,ítuada cxaclantextte al lado de la primera, eli el
motnento en que acabaha de d:írsele c:l cnarto sulf:xtado, y a la
cual se le yuitaron al^unos pámpanos para quc :,parecieran,
en la fotot;rafta, sus abundautes racimos lrerfectarucl ^ te s<tnos e
fntegros. 1' llo es Cste un casti aislado sino que todas las filas de
cepas sin tratar y las tratadas se encuentran cn el mismo estado cie desnucjcz o cle lozanfa respectívamenle. Aí^adarnos a esta
prueba tlln concluyente, yue las restantes parcelas de dicho
Campo de experirnentaciones, es decir, las que fueron h•atadas
integramcnte coñ i:c fórmu{a cúprica ordinaria }^^c indicada,
presentaban en dicho dfa l!1 v si{;ucr ^ presentando en el dc hoy,
la extraordinaria lozanf:t quc comprueba la ad,jltnta fotogral'ifi
número 3(sacada en la misma fecha) y presc:nio-ln c.ompletamenle sanos toclos los racimos yuc salieron, habiCndose también quitado alf;unos }^{tmpanos a una cle. las cepas dc primer
término para pone.r dichos racinxos ul descul^ic^rlo. t11 fondo de
esta última fntopraffa :rparec.en los cdificios quc constituvt::n las
naves Oeste y Norle de estt^ 1?stahlecimiento. I_as dos t•otugra(1) Fstua doa fotogruf(n., como la r4úwero 4 It/' ItU4• 1!Ily^^(UIItU S4` t1714'f mcnciún, ,rou lue
miemas trea yue OKunul 4v1 Inx 16urin^+ Y-II1 y 1i•111 yuu in^ertumos en lu pnrtr dc este
totn0 y cupttulo con•rwpondieute n Ins trntumienlus efcctur+doc cu rrte Gumpo d® axperim^ntaclonas.
68
ffas 1 y 2 fueron obtenidas colocando sobre el terreno un lienzo negro detrás de las cPpas respectivas con el objeto de que
éstas resalkasen más y obtenerlas con mayor detalle.
Claro está que siendo exactaménte las mismas, todas las demás coná7ciones en que han vegetado las diversas cepas, tratadas y sin tratar, ]os resultados obtenidos na pueden atribuirse
a otra cosa más que a]os tratamientos cúpricos, proclamando,
por tanto, Ía eficacia de las sales de cobre contra el Mildiu, que,
todos los afios de invasiones virulentas, suele ponerse en duda.
Y cree también, e] que suscribe, deber manifestar que los resultados indicados los alcanzó con sólo tres tratamíentos, pues,
en el momento de sacars^ las fiatografías acababa de darse, ca
mo se ha manifesiado, el cuario sulfatado de] año.
Cree, púes, el que suscribe, due conviene efectuar la mayor
propaganda posible acerca de la manera de entablar la lucha
contra e] Mildíu, y, para ello, ya le consia a V. S. que no ha
perdido acasión el yuc suscribc ni ha de perder oportunidad,
pues, antes al contrario, por medio de instrucciones escritas,
avisos, conferencias públicas y otros medios ha procurado y ha
de seguir procurando propagarla cuanto le sea dado, eutendiendo que, con ello, no hace mas qtte cumplir con su deber,
excusando decir que, para hacer dicha propuganda con verdadero conocimiento de causa, revisten una capitalisima importancia los datos eminentemente prácticos comó lus yue figuran
en la notable Memoria de V. S. y que, por tanto, son muy de
agt•adecer por todos ]os Viticultores y por todos cuantos, bajo
unos u otros puntos de vista, a esta clase de cuesliones vitales
nos dedicanos.
Hasta aq ^ ^í nuestra conlesiación (yuc indujo a yue ]a Cámara
Oficial Agrfcola de "I'arragona, acordara visitar en plcno este
Campo de experimentaciones, visita que, efectivamente, realizó
más adelante según consi^;namos en el sitio oportuno de este
mismo tomo) a] interesanlísimo trabajo de nlleStrO ilustrado
(:orresponsal, el cual, a los pocos dlas, el 12 de Agosto, nos envib nueva carta no menos interesanle y un magnffico y detalla-
69
dísimo gráfico que acaba de iluminar, con vivfsitna luz, lo sucedido en el tristemente memorable año de 191;^. He aqui tan
fmportante carta :
<Ya comprendo empiezo a ser pesado y a trueque de ello,
perrnftau^e una vez más le maree enviáñdole obscrvaciones
anótnalas sobre el Mildiu en los viñedos, y que hacen casf perder toda ilusión agrfcola. Vamos al caso^.
^Ayer me invitaron a visitar un viñedo de dos hect5reas
plantado de varias clases de cepas, dominando el Xarel-lo y
Palomino, situado en terreno de aluvión rodeada de terrenos
anegados por causa del cultivo arrozal, estando las c^^pas casi
completamente sanas con numerosos racimos, de manchas de
Mildiu rarísimasy.
^Ha sido sulfatado el dfa 12 de 1^layo y el 22 de Junio, a causa de la gran humedad del terreno, ( filtraciones por capiiaridad
de los terrertos colindantes) la viña no ha sido trabajada, las
plantas expontáneas recubr•en las cepas; he tomado muestra de
la tierra y hemos encotitrado el 17 % de Lumedad, (tierra de la
superficie) que con diez cífas que no ha Ilovido y el grado termométrico tan elevado, es excesívamente hútnedo. Calcule como debía estar el terreno de f^^nhoso desde Mayo^.
•)^n vista de esta nucva anornalía he arreglado el adjunto
gráfico, para que pueda V. formarse idea de la meteorología de
esta comarca en etite per[odo..
rEl propietario de este. vií^edo ha dado hasta 8 sulf•aladas en
otros viftedos situados cn la montaña y tiene un G.r j; de pérdidas. Ate V. cabos^.
^Lo que V. dice cn su lumfnctsa Memoria es la verdad inconcusa pero..... ^,im protri^^tario c{ue ten^;a -1U heclarcas de vifiedo
puede salvar la cosecha de una invasiGn cotno lu de este ailo`?
No lo sé ver^.
Y he aquf ahora adjunto el importantisirno grafico (L^mina
8-III) a que se refiere ta cart a anteri^^r y ^r,y a observ aciGn revela
cuan análogas fueron las condfciones que, en aquella comarca,
7(1
encontró el Mildiu comparativamente a las que se presentaron
en esta y que hemos puesto de relieve en el gráfico que antes hemos insertado también (Lám. 1-III) referente a las observaciones de este Establecimienio.
E1 estudio de la carta de que últimamente hemos hablado y de
su gráfico corresporidiente, permite que hagamos algún comentario que creemos muy importante. Resulta yúe el vifiedo de
dos hectáreas cuya cosecha se salvó por completo, presentando
el 12 de Agosto las cepas sanas y con numerosos racimos exentos de Mildiu, a pesar de las magnfficas condiciones, yue se indican, para el desarrollu de esta terrible plaga, fué sulfatado
tan solo dos veces, el dfa 12 de Mayo y el 2'L de Junio, es decir,
den#ro de los mismos perfodos lluviosos en que, si recordamos
lo que hemos dicho para este Campo de cxperimentaciones, dimos nosotros también el primeio y el tercer sulfatado respectivamente de suerte que este Sr. Viticultor, en muy peores condiciones que nosotros, logró salvar la vendimia de este viñedo
con un tratamiento menos. Nosotros, a pesar de no encontrarnos con las dificultades que él, seguramente no habrfamos podido conseguir otro tanto y si salvamos también nuestra cose•
cha fué por haber iniercalado otro tratamiento (el del 2 de
.Tunio señalado en nuestro grfifico de la lám. 1-III) entre los dos
correspondientes a los perfodos citados. Y la razóu se nos presenta clara a nuestro entender, pues, en este Campo dimos el
primer sulfatado ^1 iniciarse el largo e intensa períodu lluvioso
de la primera decena de Mayo, mientras que el Sr. Viticultor
de Amposta lo dió al futat de este período, de suerte que el sulfato que prodigó a sus cepas no fué lavada par estas lluvias y
pudo persistir su accibn hasta el 22 de Junio, resistiendo las
lluvias intermedias, de las cuates fueron solo importantes, relativamente a la cantidad de agua, las de los dia^ 22 de Mayo, l7
de Junio y 21 de este mismo mes, (vlspera ya, esta última de su
segundo tratamiento), mientras que nuestro primer sulfatado,
forzosamente debilitado ya por las copiosas lluvias del mismo
periodo en yue fué dado y que resistiG también las restantes
del mes de Mayo, diffcilmente habría podido hacerlo con el
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V^
71
nuevo y también copioso periodo de hn de Mayo y primeraa
de Junio, (período que, por otra parte, no fué tan importante
en Amposta), y por esto el dia 2 dimos el segundo stilfatado
que pudo retrasar, dicho Sr. Viticultor, todavfa un día más de
aquel en yue nosotros juzgamos convenien#e dar ya el tercero
en este Campo. Y observernos en el gráfico de Amposta la inminente necesidad de dar el primer sulfatado lo más tarde el
dfa en yue se dió, un día más de retraso quizás habrfa costado
la cosech^i, nosotros habr.famos aconsejado darlo uno o dos
días antes por lo menos. Igualmente habrfamos dado con un
dfa de anterioridad (es decir, el 2l de Junio, al presentarse nueva lluvia copiosa), si no lo hnbiésemos dado ya el lti ó 17, el
segundo tratamiento; afortunadamente los racimos estarfan
aún defendidos por el primero. De todas suertes las restantes
1luvias revistieron ya poca írnportancia para lavar el sulfato
pero a pesar de esto es muy posible yue la prudencia nos hubiese aconsejGrdo dar un tercer sulfatado dentro dEa perfodo
lluvioso del '?9 de .Julio al pcimero de Agosto, ^Cr•iOdO durante
el cual dimos nosotros ^l eSte Campo un nuevo tratamiento.
Resalta, de lodos modos, la coincidencia de que los dos principales sulfatados Eie ta campaña, dados en los mismos perfodos y en anal<rgfa de circunstai ^ cias meteoralógicas, salvaron la
cosecha en el vif[edo de Aruposta de que nos ocupamos y en
este Campo.
1:1 mismo tir, Vitícullor yue t:cn magnfficamente defendió su
vendi^ni;^, con solo los d^^ti indicados tratamíentos, eu viñedo
de condiciones tarr al^ropí^sito para el desarrotlo dE;l Mildiu.
demostrando una ver rnús I:^ eficacia del sulfato de cubre, oportunamente xplicadc^, no lo{;rcí cicfender por cornpleto, según dice la carta, oh•os vii^c:dos situacte^s E^i^ la rnoutaRa a pesar de
haberlos sulfatado ocho veE:es. I^aplic:aciGn de eslo`l No tenemos datos para tratar cic dar•la. ,,t^.n quc fechas v oportwrid^rdes
fueron dados y romo fueron dado, dichc^s tratamiE^ntos`' Ya hE:mos visto que, en el caso dcl viñedo salvacio, esla saivacibn
dependió qui-r.as de un sólo dia, cs muy posible yue a tas mismas horas en yue sulfaláudolas ae etitaban salvandn las uvcis
7?
del viliedo encharc^tdo, se contaminaban, para quedar ya desiruídas por completo, las cie los viñedos de la montaña, retrasando algo m^as, quizás solo unas horas más, su tratamiento
pret,isamente por creerlos menos expuestas. Voivemos pues,
con esto, a cuanto decíamos, contestando a la notable Meu^oria
de nuestro distinguido Sr. Corresponsal, ( y la observación del
gráfico y los nuevos datos nos ratifican en nuestra contestación) son muchos y rouy heterogéneos los factores que conviene
tener en cuenta para luchar contra el Mildiu, interesando, por
tanto, para eviiar que el olvido o la imprevisión de uno solo de
ellos pueda comprometer ia cosecha, hacier)cto iníitiles todos
los gastos que se bagan, tener siempre y•con anticipación bien
acorazados, de líquido cúprico, por lo r^renos los racirnos que
son los que han de recompensar los afanes, los desvelos y los
sacrificius clel Viticultor. Y, con esto, cantestamos también, en
lo posible, claro esl^, y contando con yue un Viticultor que
tenga 40 hectareas dc viñedo cuenta con ruáti clementos yue el
que solo tenga un par, a la í^ liirna preguntu dc nuestro ilustrado Corresponsal, pues vemos la solución de sulfatar con anticipación de suerte que, cuando lleguen los momentos de peligro, que a veces dur^rn solo breves horas durallte las cuales no
es posible sulfatar grandes exten^ iones, e^t^n ya los vir^edos, y
especiatfsimamente los ratcin^os, bien defendidos con los productos cúpricos mildiuicidas.
Y debemos indicar syuí nuestco sincero a};radecimiento a
nuestro activfsimo sclior Corresponsal por los interes:uitisimos
datos que se sirvió comunicarnos, y de yue yueda he.cha mencián, asi como Ie felicitamos cordialmenies por cllos y por sus
tan notables como rítiles irabajos.
(.ANPAÑA U1: h;S'1'E 1'aTARLN:CIMIN:NTO, EN 1^^1J, CONTNA EL MIG-
uru.-Y consignados ya los alitcr.e(ientes correspondientes al año
vlttcola de 191i, terribles invasiones de :14ildiu que durante el
misrno se presentaron, modo como este (atableciruiento luehó
victoriosamente co^itra el mismo en su Campo de experimentaciones, ensayos en Cste veriRcados contra dicha terrible;•rip-
73
tó^ama y estudio de diversos casos especiales como ejemplo de
un sin fin que a nuestra consideración se preseniaron, podemos pasar ya a exponer, siyuiera sea suscintamente, cual fué la
labor yue constantPmente desarrolló el que suscribe y este Establecimiento procurando, en todas ocasiones y por cuantos
medios estuvo en su mano disponer, la divulgación de todo
cuanto cre^•ó podrfa contribuir, por poco que fuere, a aminorar las proporciones del desastre.
Ya hemos dicho que desde mucho antes de éste y cuando los
viticultores estaban todavfa muy lejos de sospechar lo quP el
infortunado año les prepar^ba, empezaron ya sus inquietudes
al darse cuenta de la crisis que se avecinaba por la escasez y
subsi^uiente carestía del sulfato de cobre. Veamos la labor de
este Establecimiento en esta primera etapa del problema vilfcola en 1915.
a} Orden de lu Direccián General de Agricul^ura.-Ya el día
27 de Febrero esa Direccibn General de su di^no cargo, haciéndose eco de los clamores y alarma producidos, entre los viticultores, con motivo de la medida adoptada pot• el Gobierno de
Inglaterra de prohibir la exportación del sulfato de cobre ot•i^inando las indicadas escasez, y subsiguiente carestfa en nuestra
nacibn, de dicho producto ian necesarin para combatir diversas
enfermedades criptogamicas y especialmente cl Mildiu de la
vid, tuvo a bicn ordenctirnos, en comunicación circular, el estudio y propal;ación de las instrucciones que juzl;tísemos oportunas en dichas circunsttancias, instruc.cioncs yue sin pérdida de
momento empezi,mos a formular sin perji^icio de que, mientras
se publicaban, las divul{láramos por mcdío de la enseñanza
ambulante conforme hicimos, dentro dcA las posibilidades de
tiempo y clem^s w^edios de que pudimos disponer, sepún puede
verse a continua^iGn ^, en parte, en el tamo de esta Mernoria
correspondiente a ensc^ttis^nr,a.
b) Asumblert dr, C6mnrc^s g Asociacioit^s Agrlcolus de la prouincia.-Justamcnlc preocupadas taml^iLn las t;fimaras Oticiales Agrícolas dc^ l^eus ^^ '1•arraí;onzi dc^ lu ^;ravc^ crisis vilícola
acarreada por las dificultades para la adyuisicibn del sulfstto
74
de cobre, convocó para ser celebrada el 11 de Marzo, en la primera de dichas Cámaras, una Asamblc:a de todos los organismos agrfcolas de la provincia encaminada a buscar las soluciones más viables para tan candente cotno importantfsimo problema. Aprovechó el que suscribe esta opot•tunidad de estar
reunidos representantes de todas las diversas Cámaras vitfcolas
para acudir a dicha Asamblea, disertando acerca de los medios
de aminorar en lo posible el empleo del sulfato de cobre en la
lucha contra el ^Iildiu y de sus posibles substitutivos, anunciando además, que estaba ocup^andose, en ayuellos rnomentos,
de formular unas instrucciones sobre el p ^u•ticular que serfan
repartidas profusamet^tc en cuanto estuvieran publicadas.
c) Mitin vittcvla ea Vcrlltnoll.--Fué convocado y organizado
por el Siudicato Agrfcola de dicha población, una de las más
importantes de su comarca, para tratar exclusivamentc de los
medios de hacer frente a la amenazadora crisis hrovocacia por
la carestía del sulfato de cobre y celebrGse el dfa ] 1 de abril.
Asistió al mismo numerosísíma concurrencia, que llenaba a rebosar la amplfsima sala de actos del Sindicat.o, ^le. todos los
pueblos vecinos y comarcanos, tomanda parte en él las autoridades, Diputado a Cortes, representaciones dc la Federación
Agrícola Catalana-Balear, de la Uníón de Viticultores de Cataluña y de numerosos Sindicatos Agricolas, algunos de ellos, como el de Plá de Cabra, muy apat•tados de Vallmnll y otros,
como el de lapluga de Francolf, pertenecientes a otras comar•
cas. EI que ^uscribe desarrolló en esta Asamblea la parte técniea correspondiente a su objetivo, explicando con el mayor detalle el modo como en las circ • +nstancias presentadas podía
emprenderse la lucha co+itt•a el Mildiu, fórmulas reducidas de
sulfato de cobre y posibles substitutivos de éste.
d) Mitin vittr,ola en Mvnthlvrlch.-F.n est^+ ciudad, capital de
una de las más interesatttes e importantes comarcas vitfcolas
de esta provincia, se convocó y organizó por la Sección Agrícola de la Liga Regionalista, otra Asamblea para ocuparse exclusivamente, como las dos de yue acabarnos de hacer mención,
de la grave crisis acarreada por las dificultades de adyuisición
del sulfata de cobre. Se celebró el dfa l8 de Abril, cou extraardinaria concurrencia de la capital y de todos los numerosos
pueblos comarcanos, casi exclusivamente vitfcolas, y con la
asistencia ds autoridades, Diputado a Cortes y de elevado número de Asociaciones abrfcolas. E1 que suscribe desarrollá, como en las reuniones antes indicadas, la parte técnica ocupándose del Mildiu y medios para cornbatirlo en las diffciles cireunstancias presentadas Esta disertación fué taquigrafiada para
ser luef;o difundida por todc)s los pueblos de la Conca de Barbará. En este Asamblea dió el que susc^ribe el primer ^rito de
alarma, ya que, veriFcada precisamente en pleno e intens,) perfodo lluvioso, iniciado ya el dfa anterior (como en el Campo
de T^irragona v resto de la rc{;iGn}, indicG que aqucllas circunstancías c•ran muy propicía^ para el desarrollo prematuro del
Mildiu, quc^ dc hacerlo })odría dejar ya muy infestados los vif^edos, recomendando, en consecuencia, que el primc>r tratamient0 Se dlE>r» a la mayor brevedad posible. Que, por de^^gracia, no
nos equivocamos en nuestras tristes predicciones, aunque est^abamc)s muy lc^•jas de sospc^char que pudieran scr tan desastrosas en casa cie cumplirse, lo demuestra el hecbo de que precisamente en dichos df.^s lluviosos despertó el Nlildiu, en efecto,
y a lo menos CIl uuesU•o (:ampo de experimentaciones, de su
descanso invernal ocasionando la primera invasión del acio (según hemas indicado anteriormente.-Véase Lán). 1-Iil), dc la
cual se derivaron tanta5 OtraS.
e). Mitin vi^fcolu e^^ Vilcrrrodona.-'1'ambién en esta ilustrada poblaciGn de la parte ^ilta de la c:omarca de Valls y centro
de importantfsimos térmínos esencialmenie vitfcoias, se orl;aniZó, por su Sindic.rto Agrfcola, oh•a Asamblea para ocuparse de.
la misma candente cuesticín de la Incba r.ontra cl Mildiu en las
dffíciles circunstancias preserrtadas por la escasez y carestfa dei
suífato de cobrc. 5e ccleln•6 el dfa 25 de Ahril con inusitada
concurrencia de todos los l)uchlc)s comarc^anos y con asistencia
de las autot•idades, lliputado a(:ortcs }' I'cesídente de la Excelentísima I.)iputaciGn provincial de '1'arra{;ona. Sc ocupG el yue
suscribt' de los a^ismos puntos que cn las reuniones antes men-
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cionadas y en ésta dió ya el segundo grito de alarma, pues, celebrada precisamente en nuevo perfodo ltuvioso, se presentaban condiciones favorabilísimas para et desarrollo del Mildiu,
recomendando, en consecueneia, la verdadera conveniencia de
defender cuanto antes los viñedos, ya que los tratamientos prematuros tienen, especialmente en años de primaveras lluviosas
como la que se presentaba, una importancia capital. 'ruvimos
tambíén Ia desgracia de no equivocarnos en nuestros vaticinios,
ya que, cora la lluvia de aquel día, se desarrolló precisamente,
(véase el gráfico de la Lám 1•III) la segunda invasión del año,
de la cual se derivaron tantas otras, q ^ze se desart•ollaron paralelamente a las originacías por la primera, inicia ^ido el desastre.
/') Auiso uTgP,IItP. n los uiticetltot•es.-Por más que ya en las
asambleas y reuniones antes citadas, celebradas en centt•os vítfcolas importantísimos de esta provincia, y a las cuales asistieron representaciones de todas !as restantes poblaciones de
las comarcas respectivas y de fuera de ellas, recotnendamos,
según acabamos de ver, la conveniencia de tratar los vir^edos
con la mayor precocidad y rapidez pasible contt•a el Mildiu y
de que estas recomendaciones fueron extractadas y publicadas
en la p ^•ensa, for•mando parte de la reseña de las asambleas
respectivas, al iniciarse, el ^ de Mayo, el nuevo periodo favorabilísimo para el desarrollo del Mildiu (véasc el repetido grfifieo de la 1,am. I•III) y comprendiendo el que suscribe que no
convenfa en modo algano demorar m^s la defensa de los vifiedos, el que no la hubiese emprendido ya, publicó sin pérdida de ticmpo en la prensa diaría de la regíón, y por cuantos
medios tuvo at su disposición, un nuiso ut•gerrfe a los vitieultores, igual al que publicamos ya en 19t4 y afSos antcriores, en
condicioncs analogas, advirtiendo el inminente peligro y, por
ianto, la verdadera necesidad de obrar con la m^yor premura
no esperando, ni url dta m5s, para prevenirse contr:t el Mildiu.
Decía asf dicho :
Auiso urgente pnra !os uiticultores.- EI 11i1ctiu necesita, para
Ia invasión de los vifledos, cierto grado de I^umedad y de tem-
(I
peratura. Las condiciones de humedad necesxrias las ha proparcionado el actual periodo de Iluvias, de suerte que, desde
el momento en que éstas acabeu y, con la vuelta del buen
tiempo y salfda del sol, se eleve la temperatura, y con la consiguiente evaparación se conser•ve húmedo el ambienie, los viñedos se encontrar5n en un estado de receptividad muy favorable para ser invadidos por el Mildiu. ^s, pues, conveniente
en extremo sulfatar los viCiedos a la n^ayor brevedad, y sulfatarlos aprisa para que, ai llegar dicha e.levación de temperatura, y con ella cl periodo de receptividací indicado, se encuentren ya debidamente sulfatados y, por tanto, defendidas el
mayor número posible de cepas. ltecuL•rdese qut^ el tratamiento contra el Mildiu no es curativo, sino exclusivamente
pre,uentiuo, y, por tanto, debe ser aplicado antes del pcrfodo dc
receptividad.--Heus 5 de Mayo de 191:^.
Que no era posible demorar rnáti el primer tratamiento, ni
siquiera esperar a que terrninara el perfodo lluvioso, (•4 ó 5 dfas
segítn se vé en dicho grafico) sinG que era }•a indispensable tratar
los viitedos en plena lluvia, nos lo demuestran muchisimos heehos aeaecidos, pues, aún cuando fueron muchos, rnachísimos,
los viticultores que lnchando con los altos precios y con loda
suer•te de dificultades eml:flc^aron cn SnS Vificdos m5s sulfato de
cobre y dieron m{rs tralarnientoti clue en ningtírt aRo, fueron también numerosfsimos los vitiedos en que los primeros lratamientos, que fueron en gran parte decisivos scgún ya hen^ os visto,
se hicieron u destiempo, muy tardfos, pues, ademas dc la arraigada y equi^•ocada costumhre muy genrral dc prrrcticarlos retrasados en denrasfa, las mismas dificultades y carestfa presentadas el año 19t5, contrit}uvcron sin duda a que, aítn muchos
de los más decididos a haccrlo, procurasen retras,^t• el sact•iíicio
tanto eunnto se l^rrdier•a, o se creyerra pocler, resultando que, en
muehos casos, tanto se retrascí yue, cuando fuf^ rcalizado, resultó inútil o poco menos, pues, el mal eslaba ya hecho y no
tenfa remedio, drrdo cl car^rcter exclusivamentc prc^uentívo de
los tratamientos contra cl Mildiu, no pudiendo esperarse, por
7ti
tanlo, ni siquiera que con el término del mencionado per(odo
lluvioso inieiado el 6 de Mayo (que desde dos dfas antes pudo
preverse con la disminución de la temperatura y aumento de
la humedad relativa) y subsiguiente elevaciGn del grado de calor, la infección se realizara. Confirma, en muchos casos desastrosos ocurridos, 1a realidad de lo que acabamos de exponer el
hecho de que obran en nuestro poder numerosas cartas de viticultores de diversas poblaciones que atestiguan yue, habiendo
dado el primer tratamiento contra el AZildiu, lo mas tarde en la
fecha que señalamos como inminente y como imprudente de
rebasar, defendieron perfectamente sus viñedos (como defendimos nosotros el de eske Campo de experimentaciones), resultado tanto mas patente, mad^ifiestan, cuanto quedaron invadidos,
mermando ya considcrablemente su cosecha, los viñedos colindantes en que, por unas u otras circunstancias, se retrasó
aún m^s dicho primer tratamic^nto y de ello hemos expuesto
anteriormente, con todo detalle, incluso los datos meteorológicos, uno de estos casos de salvaciGn de cosecha. Claro es yue,
con lo que acabamos de indicar, no queremos decir, ni mucho
menos, yue la defensa eontra el ^Iildiu dependiera exclusiuctmento en 1915, ni en ningún año, de dar mny precoz el primer
tratamiento, pues, casos hubo en efeclo y algunos hemos señalado, en que se dieron no uno solo sino varios sulfatados muy
precoces, algunos desde mediados cíe Abril, y no obslante, no
se logró ver recompensados tan gxandes sacrificios en las difíciles circunstancias existentes y es que en la lucha contra el
Mildiu hay que tener también en cuenta otros factores como
ya puntualizamos al ocuparnos de dichos datos prácticos y sobre los que volveremos a insistir m^s adelan#e.
g) Conferenciu en I,n Riera.-La dimos cl l:i de Mayo, ocupándonos también de la lucha contra el ^tildiu en las diffciles
circunstancias en que los viticultores se encontraban. ra tiempo se presentaba cubierto y amenazador (present^ndose al dta
siguiente la lluvia que era de prever), recomendando, en consecuencia, la inminente necesidad dc yuc iratara sus virledos todo aquel que no los tuviera debidamente deCendidos. '1 ambtén
;:^
de aquí recibimos cartas y noticias que atestibuan la oportunidad de esta indicación.
h) Nuevo aviso a los viticultore.r -Conocedores ya de las invasiones ocurridas en Mayo, al presentarse a fines de éste mes
y primeros de Junio, el nuevo perfodo favorable para el desarrollo del Mildiu, y que nos aconsejó dar en este Car^^po el segundo tratamiento, reproducin^os sin pérdida de momento en
la prensa diaria, el aviso a los viticultores de que antes hexrtos
hecho mención.
i) Mitin a^rfcola en Musprljols.^--Fué iniciado y ctir^;artizado
por el Consejo de Fomento dc ia provincia dc `farra^ona y por
las Cdniaras Qficiales Agrfcolas de dicl^a ciudad y de Reus, í'urmando parte de una carnpar^5a iniciadri por estas Corporaciones
contra los eslragos ocasiun,rdos por la Mosca del oiivo. ReRlizado el día l3 de Junio, cuancio los clamures v lamentos de los
daños prodncidos por el Mildiu en^pe7ab<rn a ser getterales en
la re^ión, con extraurdinaria concru•rencia de toda la comarca,
dió el quc^ suscribe una cunt•erencia sobre dichu plaga del olivo
y medios t^ara comhai.irla, clisertando luetio, a peticióu un5nime del príblico, subre c^l \íildiu de la vid y medios para combatirlo en las diffciles circunstancias a la sazón reinantes.
j) Reui:ión P,II Mora Ca ^Vueva --I,lamado el que suscribe
por Ia Alcalclti^ y h^ntidades Ai;rfcolas de Mora la Nueva para
estudiar subre el terrcno nna nuev;t pla^a presentada en aquc•
llos viñedos v sc^ftal:cr• lus tr^ ^ t<tmiE:ntos oporlur2us p^tra combatirla, se lraslacló a dicF^a pohlAC^GCI el clta 17 del n]rSnlO Ines de
lunio, eruzánciose pnr el caruinc^ con fuerte torurenta de granizo y encontr5ndose, al Ilet;ar a Mura, cori qrcE^ c^tr:r ierrible ^rani7.ada ocurrida el cita anlerior Ir.rhia arras,.rdo ayuellos campos, destruyendo por comple^to las cotiechas y de•jando las c:epas
sin uvas, sin pampanos y con lus sarrnicntos rnuv maltrechos.
Resultó pttes inírkil I ^ alrl^rr c1c l:r enfe•rmeducl que en dichos vifledos se habfa prr.sent.rdo (que sef;tíri Ios.ciato5 que se nus ffrcilitaran debió ser el Mildiu del raspcín y dcl racimo), disertaudo
en cambio, el quc suscribe, iicerca cie los lralarrrientos yuc convenia prodigar a las vicíes dañadas por el pedrisco.
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k) Aviso importante y urgPnte para los viticultores.-Presentado el dfa 17 (para al^nnas comarcas e1 día lli) un nuevo perfodo de candiciones favorabilfsimas para las invasiones de
Mildiu, (perfodo que en muchfsimos iér•minos lo fué de intensísimas granizadas, cuyos estragos hicieron olvidar en ellos los
ya muy importantes ocasionados por el Mildiuj según puede
verse en el gcéfico de la Lám. 1-III, el que suscribe, al regresar
de Mora, redaetb y prop^ gó sin pérdida de momento, por medio de la prensa diar•ia de la regíón y por cuantos medios tuvo
a su alcance, un nuevo avisn trrgente e imporfantfsimo para tos
viticultores, concebida en los siguienies iérminos y que se publicb junto con otro (que en otro lugar de esta Memoria consignamos) referenle al tratamiento de las vides dañadas por el
pedrisco, pues, aquel mismo dfa, tuvimos conocimiento de que
éste habfa ocasionado ya importantes per juicios en muchos
términos de importantes comarcas vittcolas de esta p ^•ovincia :
Invasiones de Mildiu de la vid ^- De la mayor parte de términos munícipales de la provincia nos envfan en consulta pámpanos y racimos, especialmente éstos últimos, que resultan estar atacados de Mildiu, cuya invasión revíste caracteres de
gravedad por su extensión e importancia y porque, ademtrs, sin
haber dejado de atacaY las hojas, se han presentado en la mayar parte de los casos bajo una de las 1'orrnas más perniciosas,
(por destruir directamente la cosecha) como es la dei Mildin
dcl racimo y del raspón (Rot-gris y Iiot•bran), que, tan equivocadamente, suele confundirse con el Black-rot. lata invasión
se ha presentado merced a las condiciones meteorolá^;icas yue
han reinado y que han sidc, extraordinariamente. favorables al
desarrollo det Mildiu, el cual habr^i encontrado seguramente, a
las cepas, no defendidas con opor•tunídad contra la terrible plaga, (tratamientos tardfos a los que, por desgracia, son tan propensos los viticultores) a bien incompletamente defendidas, es•
pecialmente en los racirnos que, desgraciadameirtc, suelen ser
muy olvidados al practicar las pulverizaciones sin tener en
cuenta que deberfan ser sulfatados con predileccion ya que pre•
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ci ^ amente en ellos consiste la cosecha. Como quiera que, con
tina persistencia poco frecuente en esta región, las condiciones
óontinúan siendo favorables en alto grado al desarrollo del Mildiu, que, en consecuencia, va propagándose más y más, nos
creemos en el deber de llamar nuevamente la atención de los
^íticultores acerca de la gran conveniencia de que, cuanto antes, sulfaten sus viñedos y procuren tratar de un modo especial
Ms racimos que se hayan salvado todavfa, a cuyo efecto y, sin
perjuieio de sulfatar también las hnjas, especialmente las nuevamente salidas, y que por tanto no han recibido todavía tratamiento alguno, procuren dirigir también el chorro de los
pulverizadores a todos los racimos con el objeto de que, si se
presentase por desgracia otra invasión, los encontrara perfectamente defendidos. Para el salfatado de los racimos están muy
indicados los lfquidos, a base de sulfato de cobre y cal, mojantes y adherentes, para preparar los cuales basta afiadir, al caldo
bordelés ordinario ligeramente alcalino, una solución de caseina preparada aparte como sil;ue : A medio litro de agua se le
añade ^0 gramos de caseina en polvo, se agita bien para mojar
dicha caseina y ponerla en suspensián en el lfquido conseguido
la eual, y sin cesar la agilación, se añadirá, at medio litro de
lfquido caseinado, otro medio litro de agua en el cual se haya
preparado previamente una lechada con unos 7.5 gramos de
cal. Resultara por tanto un lih•o de solución de caseina y cal,
que, añadida a cien litros de dicho caldo bordelés ordinario, le
dará las condiciones de mojabitidad y adherencia convenientes. l:omo tratamiento suplementario de los racimos eslán indicadfsimos los poivos c[rpricos.
Esta Uirección ha formulado unas instrucciones completas y
detalladas conlra el Mildiu en sus diver•sas formas las cuales
se están imprimiendo en la actualidad y, una vez impresas, serán remitíclas gratuilamc^nte a yuién 1as solicite.
1) Mitin ugr(cnla en Borjas del Campo.-Organizado por las
dnismas Corporaciones y c^ • n el mismo objctivo yue el que hemos i,ndicado en el p5rrafa i), se celebró en Maspujols, tuvo lu-
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gar esie otro en Borjas del Campo el `lU de Junio, c.on la asistencia de numerosfsima concurrencia de este pueblo y de los
comarcanos que ^Ilenaba por completo la plaza pública en que
se efectuó. Disertó el que suscribe sobre los mismos puntos que
en el mitin de Maspujols y, a petición unánime de la concurrencia, trató igualmenle de la lucha contra el Mildiu en las dificiles circunstancias a la sazón reinantes, indicando que nos
encontrábamos precisamente en aquellos momentos (véase el
gráfico de la Lám. 1-III) en un nuevo y pleno período extraordinariamente favorable para las invasiones de dicha plaga y
convenía por tanto, en extremo, defender de nuevo los viñedos
sin pérdida alguna de tiempo.
m) Mitin agrfcola en Riudoms.--Urganizado por el Sindicato Agrfcola para ocuparse de la Asociación de los agricultores
y de la lucha contra el Mildiu, se celebrG el 27 de Junio, dfa
precisamente de intens(sima lluvia, ( véase el repetidamente citado grafico de la L^ m. 1-III), con exh•aordinaria concurrencia,
haciéndo el que suscribe análogas indicaciones ^• recomendando igual urgencía en los tratamientos, que en el mitin de Borjas del Campo.
n) Con ferencia en Horia.-El dfa 17 de J ulio, el Ingeniero
agregado a este Establecimiei^to D. Antonio de la Sotilla, disertb también, y entre otros temas vitivinícolas, sobre la lucha
contra el Mildiu, en acto celebrado, con extraordinaria concurrencia, en Horta a petición de la Alcaldía y al cual no le fué
dado tomar parte al que suscribe por irnpedírselo otros diversos asuntos inaplazables y a su misión concernientes.
o) Insfrucciones práclieas, comple(as ,y detalladas conira
Mildiu. - I)ificultades ocasionadas (a consecuencia de larga
huelga de tipógrafos) en la impresión de las instrucciones que
formulamos acerca de los medios para combatir el Mildiu en
las circunstancias, de escasez y carestfa del sulfato de cobre,
que atravesaban los viticultores, hicieron que se presentasen
las primeras invasiones sin que hubieran podido ver todavía la
luz pública, cosa tanto más sensible cuanto tan intensas fueron
y tantos estragos ocasionaron ya dichas primeras invasiones.
En vista de ello, nos decidimos a ampliar las instrucciones,
completándolas con cuanto juzgamos podfa interesar a los viticultores acerca de tan ierrible calamidad, y asi lo hicimos,
teniendo todavía tiempo de incluir en ellas las fotograffas, que
antes hemos insertado (Láms. 2-III y 3-III) referentes al éxita
obtenido en este Campo de experimentaciones con solo tres
tratamientos, indicando también algo acet•ca de los resultados
obtenidos y, en vista de la extensión de los daños ocasionados
por el Mildiu, dispusimos sacrificar alga m^ s el presupuesto de
este Establecimienio, aumentando hasta seis mil el número de
ejemplares que, al principio, habíamos iijado en la mitad.
Estas instrucciones que se publicaron bajo el título de El
Mildiu de la vid, instrucciones prácticas para recarzocer•lo y combatirlo constituyeron un volúmen en cuarto, de XII-144 páginas
con cuatr^) tricomfas, una 1{^mina a cinco tintas _v otras dos con
fotograbados, siendo su fndice el síguiente :
CONDICIUNES GENERALES.
QUE ES F.L MILDIU Y EN QUE CONDICIONES SE DESAI^ROLLA.
-Histórica.^-Naturaleza del 114ildiu.-Infeccián, penetración o contagio
del Mildiu en los órganos de la vid.-Condiciones necesarias para la germinación de las semillscs de Mildiu.-Incubación o evolución invisible del
Mildiu en los ó rganos de la vid.--Aparicifin visilile del Mildiu : manchas
de aceite.-Floración y fructi(tcacicín del Mildiu : snanchas b{ancas.Condiciones que requicre la fructifteación del Mildiu o sca la formación
de las roanchas blapcas.-Correlatividad en la aparición de las manchas
de aceite y las manchas blancati del Mildiu.-Madurez de las semillas o
gérmenes del Mildiu.--0rqanos de la vid que pueden ser atacados o infeccionados por el Mildiu.-I'erpetuación del Mildiu a través del invierno.
RECONOCIMIENTO Y F.FF.í;I'OS DEI. MILUIU EM LOS DIFERENTES bRGANOS DE LA VID.-l^n IAS tlojas.-En [os brotes.-En los racimos de flores.--En los frutos. -- Rot-brun (podridura obscura) o Mildiu
del raspón.-Rot-gris ( podric[ura gris) o Mildiu de la uva.--Resumen.
TRATAMIENTOS CONTRA EL MILDIU.-Los tratamientos del Mildiu
no pueden ser curativos, deben ser preventivos.-Fundamenfo dc los tratamfentos contra el Mildiu.-Líquidos a base de sulfato de cobre cantra
el Mildiu.-Disolución simpie de sulfatA de cobre.-I_íquidos a base de
aulfato de cobre y cal (Ilamacios generalmentc lfquicíos o caldos bordeleses) écidos, neutros y alcalinos.-L(quido bordclés neulro.-I'reparación
del papel reactivo de fenolptaleina.-- Modo cíe operar con el papel de tor-
nasol.-Lfquido bardelés alcalino. --Nuevns estudios sobre los 1lquido^
bordeleses ácidos, neutros y alcalinos.-Acción mildiuicida de los diversos llquidos bordeleses.---Consecuencias que, en rclación con la elaboración usuai de [os líquidos cupro-cálcicos borcleleses, se deducen del anterior estttdio sobre la acidez, neutralidad y alcalinidad verdaderas de
dichos )fquidos.-Método Sicard para la preparación racional del ltquido
o caldo bordelés de máxíma acción mildiuicida.--A) Preparación de ^a
disolución del sulfato de cobre.-B) Preparación de la lechada de cal.C) Determinación de la riqueza, en cal pura, de la lechada.-a) Por medio
de los dens[metros o areómetros.-b) Por medio de la balanza.-Tabla de
Blattner indieadora de las riquezas en cal viva ((:a0), de una lechada de
cal, según su densfdad o qrado areon^étrico.-c) Diferente concentración
cle las lechadas de cal preparadas.-d) Concentración mfis conveniente
para la lechada de cal.-e) Conservación de las lechadas dc cal,-D) Can.
tidad a emplear de la lechada cíe cal ya preparada y valorada.-E) Prepa•
raeián de la fórruula Sicard.-1_fquiclos a base de sulfato de cobre y ear•
bonato de sosa llamados generalmenie caldos o liquidos borgoñones.Lfquido a base de sulfato dc cobrc y amoníaco lla ^nado qencralmeqte
Aqua celeste.-Líyuidos a base de acetatos de cobre (verdets).-Líquidos
mojantes y adherentes.-A) Líquido cúprico mojante y adherente a base
de caseina.-B; Lfquidos cúpricos mojantes y adherentes a base de gelatina.-FÓrmula mojante y adherentc, al sulfato de cobre y^elatina.-Fbr•
mula mojante y adherente, al verdet y gelatina -Polvos cúpricos.-Principales condícíones que deben reunir los poh^os cúpricos contra el Mil•
diu.-Polvos cúpricos ácidos, neutros y alcalinos.--Gnsayo de los polvos
cúpricos para reconocer si son ácidos, neutros o alcatinos.--FÓrmulas de
polvos cúpricos contra el Mildiu.-a) Polvos de cal, azufre y sulfato de
cobre.-b) Polvos Skavfnsky.-c) Sulfaiinas.-d) Sulfoestcatitas cúpricas.
-e) Mezcla de sulfoestealita cúprica y azufre.-Fórmula Zacharewicz.Fórmula Semichon.-Prcparados cúpric<rs del comer^io.
OI'ORTUNIDAD Y MODO DG PRACTICAR LOS TR^ITAM[ENTOS
CO^'fFtA EL MILDIU.-EOcacia de Jas sales de cobre en la lucha contra
el Mildfu -Problema más importante en la lucha contra el Mildiu.-De•
fectas principales de que suele adolecer, en qencral, la lucha contrtl el
Mildiu.-Pt•imer tratamiento Ifyuido cnntra el l^tildiu.-Tratamientos lfquidos durante la floración.-^iesiantes tratamientos liquidos contra el
Diildiu.- Duración de la eficacia de los lratamientos llyuidos cúprieoa
conlre el Mildfu.-Tratamientos con polvos cúpricos cnntra et Mildiu.Tratamientos cúpricos después de IA vendimia.-(:uidados complementarios que conviene tener en cuenta para la defensa de los viñedos coq•
tra el Mildiu.-Ensayos para oricntarse sobre las épacas de los tratq•
cnientos.
RESU,1fEN ACERCA DE LOS TRATAMIENTOS CONTRA EL MILDIU.
DbSIS DE SALES DE C.OBRE NF,CESARIAS F:N LA [.UCHA CONTRA EL MILDIU DE LA VID.
OTRAS SUBSTANCIAS Y TRA'TAMIEN'fOS M[LDIUICIDAS DIFERENTF.S DEL SULFATO DE COBRE.-Fórmuías de liquidos mildiuicidas con sales de cobre difercntes del sulfato.-Fór^nulas de líquidos
plildiuicidas sin sales dc; cobre.-Otros tratamientos contra el Mildiu.
DETERMINACIÓN CUALITATIVA DE LA PUREZA I)EL SULFATO
DE COBRE.
BIBLIOGRAFÍA.
LÁMINAS.-1.• Mildiu de la vid : Primera fatie de las manchas producídas en las hojas.-2,• Milcliu de la vid : Hoja atacada.-3.• Mildiu de la
vid: Segunda fase de las manchas producidas en las hojas-9.• Mitdiu
de la vid : Racimos atacacios.-A. Mildiu de Ia uva (Rot^qris); B. Mildiu del
raspón (Rot brun).-5 • Disoluciones de sulfato de cobre : 1, Fura; 2, Pura
coa unas gotas de amoníaco; 3, Impuritlcada por el sulfato de hierro, con
unas gotas de amonlaco; 4, Fura con unas gotas de lechada de cal; 5, Impurificada por el sulfato de hicrro, con unas gotas de lechada de caL6! Campo de experimenlaciones de la F.ticuela de Viticultura y Enologfa
de Reus: Fotograf(as obtenidas el dta 19 de Julio cíe 1915.-1. Cepa sin
tratamiento; `l. Cepa con tres tratamicntos.-7.• Campo de experimentaeiones de la Escucla de Viticultura y Enolo^fa de lieus : Aspecto general,
el día 19 de .iulio de 1915, de las parcclas totalmente tratadas con tres
sulfatadas.
Estas instrucciones, cu}•a publicucibn y reparto grataílo fueron avisadas por medio de la prensa, se vieron ian solicitadfsimas que en breve tic ^a)po se a^ot.aron por completa los seis mil
ejemplare^ que de ellas, sc^f;ún hemos dicho, se tiraran. De todas las localidadc^s vil(colas de l:c re^ión primero y toda ^spat^a
después, merced a las biblio^raffas quc de ellas tuvo la amabilidad de hacer la prens^^ diaria y prnfesic^nat, y quc^ ^^^radecemos vivamente en especial los cc^ncc^ptos lt)ud,^lorios que juzgamos inmcrecidos, nos Ile^;ilbafl pitic^iones de ejemplares, siendo
a çentenares las cartas y cc^municaciones due sabre el particular recibimos, durantu muchas scm^inas, procedentes de 1Hs
más diversas y ftpart:.^das localiciades vilfcolas de ioda la peninsula, carf^s y comu^^icacicines quc se conservan en exte archiva
con tanto m{ts motivo ctt^tit,t^ ^^ ^^^titt^y^n un verdaderu historial del terriblc atlo vitlcola de l9 ^:^ y un arsenal dc datos prác#icas referentes al 111ildiu asi como a la extensión y diversas in-
$6
tensiclades que alcanzaron sus desastres. Muchísimas de estas
cartas y comunicaciones particulares así como de importantísimas Corporaciones agrícolc^s oficiales y no oficiales, fueron concebidas en términos en extremo bondadosas y encomiásticos
(empezando por el informe de la Junta Consultiva Agronómica)
y por esto nosotros no hemos de relacionarlas más que para
agradecerlas cqrdial;. y púlalicamente, tanto más cuanto juzgamos dichas benévolas manifesiaciones inmerecidas por nuestra
parte (algunas de dichas Corporaciones nos indicaban que se
habfa tomado por unanimidad, haciéndolos constar en acta,
acuerdos de felicitar a! que suscribe por sus trabajos y por la
publicación de las mencionadas instrucciones) pero sí creemos
deber indicar que dichas cartas revelan cuanlo contribuyó la
indicada publicaci6n a dar a conocer, mós y más, este Cstablecimiento, popularizándolo por todos los confines de la Nación
y compenetrándolo con los viticultores de ioda ella. ^Lástima
grande que esto tuvíera por motivo tan gran desastre vitícola!
Agotados, pues, en bi eve, los seis mil ejemplares de dichas
instrucciones completas contra el iNildiu y cnntinuando y aún
aumentando la demanda de ejemplares se dispuso, si pesar de
que ello constitufa un importantlsimo sacrificio para las consi^naciones, ya muy mermadas, de este Establecimiento, la segunda edición, que empezó a confeccionarse sin pérdida de momento, en número de diez mil ejemplares, pues, prevefamos
que, dados las daf^os ocasionados, las peticiones continuarfan
seguramente al año próximo en el af^n de !os viticultores de
que la nueva cosecha no les cogiera desprevenidos.
p) Nuevo aviso importanit.^imo para los viticultores.-Ueseorazonados muchos viticultores a los que habían alcanzado en
allo grado ]os daílos acasionados por el Mildiu, Ilegaron hasta
nosotros noticias de que eran muchos ios que cretan inútil ya
todo nuevo sacrificio conlra el Mildiu, pensando, en consecuencia, que podrfan dejar abaudonados impunemente los vifledos
durante todo el resto de la campaf5a. Ello movió al que suscribe a formular y remitir, el dfa 2 de Agosto, para su publicación en la prensa diaria y en la profesional (lo publicb también,
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como tantos otros avisos nuestros, la importantfsima y popular
revista ^Ibérica= del Observatorio del N;bro), un nuevo aviso
concebido en los siguientes términos :
Importantfsimo para los biticultores.--Ll egan hasta nosotros
: rumores que, de confirmarse, podrfan conducir u consecuencias
de una gravedad extraordinaria para las vides, y, especialmente,
^;; para la cnsecha de uvas del próximo año de 191fi. Hay que prevenirse, con tiempo, contra lo que pueda suceder y para ello
juzgamos de nuestro debcr hacer a los viticultores las sipuierrtes
' reflexiones.
La invasión del Mildiu que este año ha devastado tan numerosos viHedos, dejando a motchos sin un racimo y hasta casi sin
hojas, ha descorazonacío a los viticultores perjudicados, mitchos
de los cuales• creen yá supérAuo todo cuidado y opinan, en
eonsecuenc,ia, que pueden cíejar impunemente sus viñedos sin
euidados ni tratamiento alguno por este año. Esto es, teGrica y
prácticamente, un grave error, pues, es pr•eciso e,mpezar a defender la cosecha del aña que viene y est.> interesa tanto más cu^nio mayores pérdidas haya ocasionado la invasión del pt•esente.
Hay que tener en cuenta que si no se defienden, contra nuevas
invasiones de Mildiu, posibles toclavfa estt^ aña, las nuevas hojas que vayan saliendo en las vides que despamparrcí la terrible
plaga, éstas podran ser destrufdas a su vez y aunque sal{^an
luego otras nuevas (que dc no ser sulfatadas podrán ser también
invadidas por el !Vlildiu, dcl cual, tan numerosfsimos gérmenes
existen estc año en todos los viíiedos), será siempre a expensas
de las propias vides, las cnates, e^n cansecuencia• se resentir^n
. notablemente, su maders^ agotitcrrfi mal, tius tejidos qucclaran
debililadfsimos y no podrfin resistir los frfos invernales ni nutrir, de una manera convenicnte y suficierite, las yemas que hrtbrfan de desarrollarse el añ^ próximo, y, por tanto, en éste, los
brotes resultarbn muy irregulares y la cosecha de existir, será
muy reducida.
No podemos, pues, menos de aconsejar yue, cn cuanto el
' iiempo presente el menor sfutoma de lluvia o se presenten nie-
R$
blas o fuertes rocfos, se sulfaten los viñedos, atSn cuando hayatl
perdido la cosecha del año actual, y especialmente las tiernas
hojas que vayan saliendo en substitución de las desiruídas por
el Mildiu, que, por ser muy tiernas y muy acuosas, tienen un
estado de mayor facilidad de contagio por tan terrible plaga
Piénsese que, de estos sulfatados, puede depender la cosecha. altl
atTo 191 ^.
q) Ensayos y experimentaciones contra el Mildiu.-Ya hemos
índieado, con todo detalle, los que se hicierón en esie Campo
de experimentaciones (al;unos a petición de las casas productoras de diversos productos mildiuicidas), así como los resultados obtenidos, no teniendo, por tanto, que insistir ahora sobre
el par•ticutar.
, r),-Una vez más, durante el transcurso de la vegetación dé
la vid eu 1915, acudimos a la prensa ocupándonos de vitales
asuntos relacionados con la lucha contra el Mildiu. Esta vez lo
fué para desvanecer dudas yue se presentaron, entre algunos
viticultores, al ver como en viñedos suffatados repetidas veces,
sucumbían sus racimos a la terrible plaga, deduciendo, en conseeuencia, qne dichos sulfatados erfln inúliles e inútiles los sacrificios que se hicieron para realizarlos. Formulamos para
ello, el si^;uiente artículo que nos dispensó el honor de publicar la importvnte revista <lbérica^, antes citada, en su número
85 correspondic nte al 14 de Ai;osto. ^^ yue reprodujeron algunas otras publicaciones :
Eficacia del.rulfato de cobre caitra rt Mildiu.-Ls hoy un hecho demostrado teórica, experimental y pr5cticarnente que el
sulfato de cobre es efic5z en la lucha contra et Mildiu. Claro
estfi que todos los años, especial^uente aquellos en que, como
el aciual, por su régimen meteorolbgico especial, dicl ^ a terrible
plaga encuentra condicíones favorf^bilfsimas en extremo par8
su desarrollo, se han experimentado fracasos que, muchas veces, han dada por tristc resultado la pérdida total de la cosecha, pero el hecho de que, junto a estos casos adversos, al lado
mismo de ellos y exactamente en las mismas condiciones de
cultivo, cepa y suelo, se hat•an defenclido pcrfectamente los viñedos, atesti^ua patentemente dicha eficacia, debiendo atrihuirse, p^r tanto, aquellos fracasos, no a ineficacia de las sales de
cobre, sinó más bien a otra u otras circunstancias tales como
lratamientos tardfos, lfyuidos mal preparados, lfyuidos excesivamente alcalinos, falta de adherencia de las fórmulas, dosis
cúpricas excesivamente reducidas, tratamientos aplicados fuera
de tiempo, indefensión completa o f)oco menos de los racimos,
etc, etc. l:n este mismo ar^o de 1915, que dejará tan terrible
recuerdo a un n^ímero inmenso de viticultores de importantísimas y extensas comarcas, al lado de Iremendos desastres hau
tenido lugar éxitos tanto rn^rs patentes cuanto estaban rodcados
de viñedos de igual clase con la vendfmia totalmc:nte destruída.
Jy pensar yue, en muchos de los numc:rosisimos casos que este
año hemos tenido ocasión de observar, la única diferencia de
tratamiento yue ha dado por• resultado la salvación de la cosecha o la pérdida total o poco rrrenos de esta ha consistido, ítnicamente, en haber hecho una pulveri•r.ación 2 ó 3 dfas antes!
Como todos los afíos en que el Mildiu se presenta con una
^ran virulencia, se ha hablado en é,te de la ineficia de las sales
de cobre; lo que acab:^mc^s de decir dernueslra que no h^y tal
ineficacia, sino quc, en iodo caso, en estos al^OS tE:r'1'l1Jll-S, E^s más
preciso yue nunc.a procurar poncr en prfictica los tratamientos
debida y oportunamente. l;n el (:arnpu de experirnentaciones
de éste 1'atablecirnienta y en i^;uales condiciones de eultivo,
climatolGgicas y de sue^lo, que otros vii^edos muy próximos
que ha devastado el illileliu, hc^mos I)c,clidc) cumprobar, aún este año, la eficacia de las s;cles cie cotrre, pnes en 'l I parcel:rs del
mismo (dc a 9K crpas cad^r un: ^ ) pluntadas clc Alacal^eo, Sumoll,
Xaret•lo, '1'empr;rnillo, Mac;rbco, (:arii^c^na, 1?^yrritXa ^;^)^ y Grrti•nacha ne{;ra, sobre l.ot en las 8 primer;as purcelas respectivamenie, las misnrtis vides del pats inl;cr•tadas sobre Ararnón x
Rupestris Gau2in 1 en las parcclas ^) a]fi y, las mismas, ingertadas sobre l^iparia x]tupestris 33(141, en las 1^4rrcelas l7 a 29,
hemos realizado experimentaciones acerca de la mayor o me-
90
nor eficacia contra el Mildiu de diversas preparaciones o productos comerciales comparativamente con la fórmuia clásíca
corriente del lfquido bordelés, neutro al papei de tornasol, al 2
por 100 de sulfato de cobre. Pues bien, habiendo dejado, en todas y cada una de las parcelas indicadas, al lado de cada fila
de cepas tratadas con dicha fármula usual, y como testigo, una
fila de cepas sin tratarniento cúprico alquno, mientras que en
éstas vides sin tratar llo exfstfa el 17 de Julio último no ya solo
ni un racimo síno que siquiera casi ni una hoja (véase la fotografía núm. 1 sacada ei dfa 19 y en la cual aparecen ya algunas
pequeñas hojitas recién salidas) (1) en las cepas tratadas, al lado
misrno de las devastadas, existen, en cambio, casi todas las hojas (pues son muy pocas las atacadas por el Mildiu) y se han
salvado perfectamente todos los racirnos como comprueba la
fotograffa ntílr^. 2 de una cepa tratada, situada exacfamente al
lado de la que figura en la fotograffa primera y de igual pié e
ingerto, y a la cual se le han quitado algunos p5rnpanos para
dejar al descnbierto los racimos perfectamente sanos e integros. Y no es eske un caso aislado sino que todas las filas de cepas sin tratar y las tratadas se encontraban en el mismo estado
de desnudez o de lozanía respectivamente y asf sii;uen hoy día
sin más diferencia que, las desnudas, se han ido 1•ecubriendo
de nuevos p^lmpanos.
Añadamos a esta prueba tan concluyente que las restantes
parcelas de dicho Campo de experimentaciones, es decir, las
que fueron iratadas fntef;ramente con la fórmula cúprica ordinaria corriente ya iudicada, tenfan dicho dta 19 de Julio, y siguen teniendo hoy dfa, la lozanfa extraordinaria que comprueha la fotografta núm. 3(a una de cuyas cepas se le han quitado
unos cuantos p5lnpanos para dejar al descubicrto algunos racimos y al fondo de la cual se ven lc^s editicios yue constituyen
las naves Oeste y Norte de este Natablecimiento) y presentan
completamcnte sanos tudos los racimos que salieron con abundancia.
(1) Eala fotoqrufle aet como lee l ^ 3 de que sn hsbla e conlinuecfbn xon las miem^^ de
aa láminas 2•111 y J-111 qua hewoe inclutdo tambibn en eate ^olumeu.
91
Y claro esta que siendo exacttsirnamente las niismas todas las
demá ^ condiciones en que han vegetado las diversas cepas tratadas y sin tratar, los resultados obtenidos no pueden atribuirse a otra cosa más que a los tratamiei^tos cúpricos efectuados
en las cepas hoy completamente lozánas, lo cual proclama la
completa eficacia de dichas tratamientos, puesto que, hasta la
fecha, en que ha ocurrido ya el terrible desastre vitfcola que
dejar^a triste memoria en ésta y otras numerosas e importantes
comarcas, en dichas cepas no solamente se han sah^ado los racimos, es decir, la cosecha, sino que también las ho•jas. Y creetx^os que no será tampoco ocioso manifestar que los resultados
indicados han sido alcanzados con solo tres sulfatados, pues,
en el momento de sacarse las foto^rafías, acababa de darse el
cuarto del aRo.
^ s) Visitas al (;ampo de. experime^itaciones de, este. Establecimiento.-Divulgado, por viticultores consultantes y visitantes
de este Centro y, especialmente, por las inform:tcianes de la
prensa y por lo que sobre el particular indica cl volumen sobre
el Mitditt de la vid formulado par el que suscribe y que, como
se ha indicado anteriormente, fué repartido profusa y^ratuitamente y solicitado desde todf• s las comarcas viticaias de la Nación, el estado expléndido de este Campo de crperimentaciones
exuberante de veqetacicín y abundancia de racimos en perfecto
estado de sanidad, fueron en gran número las visitas que al
mismo se hicieron, de toda la Región y de fuera de ella. Muchas de dichas visitas fueron colectivas, ya que abundaron las
de representaciones de Asociaciones agrfcolas, honr^uido con
ello, como las individuales, al l^stc^blecimiento due se esforzá,
en todos los casos, en facilitar tantos cuantos datos e instrucciones le fueron pedid:^s. ),: ntce lus visitas colectivas merecen especial mención la realizacla el 2 de Septiembre por la Junta Uírectiva en pleno de la Cfimara A^;rfcola Oficial de'C::rraJ;ona (quc la
efectuó según acuerdo tomado en virtud de la conteslacifin dc•I
que suscribe a la ^Ien^oria por ella al mismo rcmitida sobre cl
Mildiu y de la cual hemos hecho untes mención por su capita-
92
lísin^a importancia práctica) que feiicitó calurosamente, con
gran agradecimiento por nuestra parte, a este Establecimiento
y]as realizadas, el #3 y cl 24 de Junio, respectivamente, por los
alumnos del quinto curso de la lacuela Especial de Ingenieros
Agrónomos de La Florida (Madrid) y por los de último at5o de
la Escuela Superior de Agriculkura de la Exma. Diputación de
Barcelona acompañados los primeros par un Profesor y los úlíimos por su Directot• y que manifestaron cnanto les complacía haber podido ver, por fin, en 1915 un viñedo c.ompletamente defendido del Mildiu, después c1e no haber visto, en el largo
transcurso recorrido ya del viaje de estudio que estaban realizando, más que viñedos sfn racimos o en los que dicha plaga
habfa dejado profundísimas huellas.
t) Con fer•encia en el Sindicato Aqrícola de San Juan Despt
(I3arcelona).-Todavfa en el ar^o 191^, el 3 de Oclubr•e, dimos
una conferencia, en el indicado Sindicato, sabre el Mildiu de la
vid, causas de los estrat;os ocasionados y medias pat•a evitarlos
en la sucesivo combaliéndolo con éxito, disertando también,
dada la oportunidad de la feeha, acerca de la vinificación de las
uvas mildiuadas y cuidados convenirntes a las vinas con ellas
elaborados. L•'n la lámina 9-I[I reproducimos una fotograffa,
pubiicada por ana revista iluslrada, de dicha conferencia.
u) Rerutión e.n la Cámara Agr•fcola O^cial de 7árr•agona.Convocada p^tra ocuparse, con la antelación conveniente, dando con ello meritario c^jc^mplo de previsión, del importantfsimo
prablema dc la adyuisicián dt:l sulfalo dc cobre y del azufre
necesarios para combulir el \lildin y el Oidium en la próxfma
campaila, celc^bróse 1 ^ajo la presidencia drl que lo es honorario
l:xmo Sr D. Jcrsé 1:ltas de 111olins, y con exlraa•dinaria concu•
rrencia de víticultores de tocla la provincia, el dfa 2 de Diciembre y, solicitada la asistencia del yuc suscribe, tomó parte activa en dicha reunión ocup5ndose principalmente de los ^liversos
aspcclos lée•nicos de dichos vitalfsimos problemas
u) CunrPr•c^ncin rrz el Ccniro de Lectru•a de Rcjus -1'reocupándose tambiCn esta hc•nemérita Socied;cd, con la anlelación
convenienle, de la luclta canlrtt el blildiu, en la próxinta cam-
V ENOLOOIA
DE REUS.
Un aspecto de la confsrencle sobre el Mildlu de Ie vid dsds en el Sindicslo
Aprlcols de S. Junn Despl ( Barcelone ).
4^^eo G^a°c.^
.^,
.v^ •....a
,.
93
paila, su Sección CientiFca solicitó igualmente del quc suscribe
una conferencia sohre t^#Il candente proble.ma, la cnal fué
desarrollada, con inusiiada concurreucia, el 4 de Uiciembre
exponiéndose el modo de entablar con éxito la nueva campafia
aleccionados adem^s con cuanto habfa aconsej:ado la experien^ia adquirida en la anterior.
x) Peticiones de datos -Varias fueron las Corporaciones
agrícolas, especialmente las oficiales, v diversos los P<irlamentarios que acudieron a este Estalalecimiento, en el transcurso
del año, en demanda de datos acerca de las diversas cuestiones
relacionadas con el Mildiu dc la vid, como son dificultades de
adyuirir et sulfato de c^obre, posibles substitutivos del mismo,
pretendidos inventos de nuevos tralamientos de magnificos resultados, sepún dccían, pero de los cuales no se ha vuelto a
hablar, estadfstica de daños ocasioundos y su extensión, previsiones para la lucha en el aí^o próximo etc. etc., con objeto de
tenerlos en cuenta en sus acucrdos, especialmente en aquellos
referentes a las gestiones que convenfa efectuar cerca del Gobierno para remediar en lo posiblc; la crisis vitícola. No hay
que consif;nar que todos dichas dalos fueron faciiitados en
todas ocasiones, y en tanto cuanto fué dado hacerlo a este Establecimiento, contribuycndo también, de esta suerte, a dichas
gestiones en pro de I^s intereses vitivinfcolas quc tiene contiados.
y) Corrtestaciúrt y r•esolución de corrsultas dive.rsns sobre et
Mitdiu.--No hay que rcpetir, pues ello ya queda indicado, yue
fueron numcrosf,imati las corisrrltas que resolvió este l;stalJlecimiento durante el ano 14)f:^ rc•I;SCionadus con el 1^lildiu de la
vid Desdc cl priucipio del año ernpeiaron ya a menudear las
referentes a la esc:atié•r, y car^^stf;r del sulfato dc cobre y posibles
substitutivos o fór•mulas re^durid.rs de éyte Ilegando, m^s adelante y cada vez en mayor nírmero, las concernientes al modo
de luchar conU•a tan terrihle plaf;;r ante la c^xlensión y viruleneia de las invasiones presentacl;^s. l.a rtrhlicación dei fo11c•to
que hemos indicado sobrc LI Diltdill dP !a vid, que conU•il>u^^(^
a propagar por toda la penfnsula el interés y la cainpatla dc
este Establecimiento contra dicha plaga, contribuyó igualmente a que fi.Iese mayor el número de consultas sobre la misma y
que estas Ilegasen de todos los confines de la Nación obligando
al que suscribe a pasar días enteros sin poder casi dedicarse a
otros asuntos. En el capítulo referente a Consultas del volumen
correspondiente de esta Memoria puede veI•se, con detalle, el
número y objetos de las con el Mildiu relacionadas, as1 como
también las poblaciones que sobre viticulhlra las hicieron y
aqul nos resta resumir dichos datos diciendo que en 1915, de
2491 cansultas que en totalidad se hicieron a este >i;stablecimiento 1294 (es decir el 51,95 por ciento) procedentes de 334 poblaciones distintas, lo fueron sobre viticultura y, de éstas, 820 G
sea e163,37 por ciento (que corresponde a132,92 por ciento de la
totalidad de las consultas en todo el año) lo fueron sobre el Mildiu y diversos aspecios con esta plaga relacionados.
^.ONVRNIF,NCIA DF. YODF.R DISPONER DE UN SF.RVICIO DE C01(UNICACIONF,S RÁPIDAS CON TODAS LAS LOCALIDAllES - Y terminá-
remos esta ya larga reseña correspondiente a las invasiones de
i^Iildin en ]91á y de la campaña contra el mi^mo desarrollada
por este Establecimiento, en el mismo año, desde antes de ellas
asf como durante y después de ellas, haciendo algunas consideraciones sobre un punto que juzgamos de capitalísima importancia y que resplandece claramente como consecuencia o co
rolario de cuanto llevamos indicado sobre el particular.
Ya hemos dicho, y no tenemos inconveniente en repetir pues
ciertos conceptos creemos es muy conveniente reiterararlos
cuanto se pueda, que muchfsimos casos dolorosos presentados
en 191:'i, como en tantos otros aflos, reconocieron como una de
las causas principales, ya que IIO la íinica en muchos casos, la
de yue el primer tratamiento (que tan gran importancia tuvo,
según hemos puntualizado) se hizo, en general, muy tardío
obedeciendo ello, en primer lugar a la tan arraigada como
equivoeada costumbre, rnuy extendida, de practicarlo casi todos
los aílos excesivamente retrasado y, en segundo lugar, a que
en tan nefasto at7o aún muclios de los viticultores que suelen
95
adelantarlo más, siendo los primeros en sulfatar sus viñedos,
procuraron retrasar el sacrificio que estaban decididos a hacer,
dada la carestfa del sulfato de cobre y las dificultades de procurarselo, tanto cuanto pudieron o creyeron pnder resultando,
^fin hemos dicho, que en muchos casos cuando se dc.cidieron
;y lo hiciernn, resultó ya inútil o poco menos pues cl mal estaba
!^a realizado. Nos confirma ta realidad de esto el hecho, que ya
^`hemos indicado, de que oliran en este archivo n ume^rosas car^'tas de disti:ntas poblaciones que atestiguan que muchos que die'ron el primcr trat.znliento lo más tarde en la fecha due, en
puestro primer avíso a los viticultores, señalamos como inmingnte y como imprudente de rebasar, lograron defender perfeetamente sus vifiedos (camo defendimos nosotcos el de este
Campo de experimentaciones cuyo primer traiamiento dim^s
en aquella fecha) al lado de otros que, habiencio retrasado tocíaría más, 1lor ^mas u otras circnnstancias, la pritnrra alc^fensa,
`se vieron ya extraordinariamcntr. invadidos por el iNildiu. S'
`nos confirma iambién cstoel hecho de que en al^iina conferencia que dimos, como hen^os indicado, en este primc^r perfodo
de invasión y ei! la que no de•jamos de insistir en dne el vií^edo
se encontcaba en aquellos mo ^nentos en un pc^rfodo dc^ cxtraordinaria receptivids^d para con el Mildiu y r.ra preciso, por
tanto, no perder instante y defende^r las vides aún bajo la lluvia
y utilizando incluso los dias fc^stivos pnes podfa dependcr de
sblo unas horas el salvar o pcrdc^r la cosecha, tuvimos la des.graCia de que nuestras preclicciones sc cumpl^eran pues no
nos faltaron tampoc.z c^^rtsis ni nuticias atc^sli^uando yue, aqueIlos viPSedos que pudieron ser defendido^ eicsc: f;uida, vieron snlvadas aún sus vendimias al lacla c!e otros que las vieron (ie•struidas por haberse rc•h•asadc^ tocl.zvi:^ n^:^s Iczs tratamic:ntcls.
Ya hemos dieho quc, a pesar cle lca yue acab^^mos dr. indicar,
no pretendemos creer que el resultado dt la ca^npaña vilfcola
de 1915, {como la de ninKún ai^c!) (iependieri^ ni mucho menos,
por lo que el Mildiu se reliere, tu ^r solo de haher efectuado más
o menos prematuramente el primer tratumiento pues, caS(!s
eonocemos, y alguno hemos indicado, de viñedos en que se
96
dieron, no uno solo, sino varios sulfatados muy precoces y a
pesar de ello no lograron quedar defendidos y casos hubo
también, y algunos se han mencionado, en que habiendo logrado defender por completo. o poco menos, sus cosechas en estas
primeras invasiones las vieron perdídas en las sucesivas Lsto
último fué debido, en gran parte, y especialmente para aquellos
casos en que solo se practicarun igual número de tratamientos
o, si acaso, alguno más qne en los años de mayor normalidad
o sea menos propicios al desarrollo del Mildiu, a la falta de
oporlunidací en el momento de practicar dichos tratamientos
pues, siendo como es bien sabido, exclusivamente preventivos
los medios de que hoy se dispone para combatir dicha perniciosa cripiógama, dc r^ada puede servír el practicar un tratamienlo si el perí^do de int•eccifin o de receplividad tuvo lugar
tan solo un dfa o unas horas ^rntes ^^ no encontró ya al viñedo
debidamente defendido. Nos contirma, una vez más, la reatidad
de ésto el hecho de que, al presentarse a fines de Mayo y prímeros de Junio el nuevo y persistente período de invasión, que nos
aconsPjó como ya sabemos dar en este Campo de experimentaciones el segundo sulfaiado y publicamos el aviso que dijimos,
en la prensa diaria de la región (ya que en casi ioda ella reinE
un régimen metc:orolóñico bastante an5logo bajo el punlo de
vista que nos interesaba) llel;aron nnevamente ha^ta nosotros
teslímonios de viffedos yue, sulf^itados enlonces con premura,
vieron salvadas sus cosechas al ludo de otros que sin haberlo
sido la:; perdieroa^ y claro est5 que en este segundo perfodo iuvieron que luch,rr mucho mfis y no s^tlvaron un tanto por
ciento tan consíderahle de vendímia aqucilos que, por falta de
oportnnidad o tardanza en el primer tratamic:nto, vieron entonces su4 viñedos irlvaditios que^landc^ ^^a éstos, para el resto de
la campaña, saturadtsimos, dil;5moslu asf. de sPmi1/as o gérmenes de Mildiu constituyendo poderosos facos de ínfección. Y
aún más veces, dentro del mismo año de 191,>, pudimos desgraciadamcnte comprobar la imporlancia de la oportunidad de
los tratarnientos pues, en ios pienos y uuevos perfodo^ de invasión, que vimos ya se sucedieron con terrible persistencía en
97
la segunda quincena (especialmente en la filtima decena) de
Junio, que nos aconsejaron practicar en este Campo el tercer
sulfatado, dimos también en algunas localidades, según quedó
puntualizado, conferencias sobre^ el particular y na dejamos de
recibir también cartas atestiguando hechos de salvación o pérdidas de vendimia según se siguieron o no se siguieron (por
unas u otras circunstancias especialmente las referentes a la
carestía del sulfato} nuestras indicaciones respecto a la verda, dera y urgente necesidad de sulfatar lo que hubiesen respeta' do las anteriores invasiones. Y análogos testimonios poseemos
respecto a los avisos dados y advertencías hechas posteriormente, es decir, después de la primera decena de Julio (cuando
los clamores del desastre y los lamentos eran ya generales), advertencias y avisos encamínados a defender los vifiedos de las
invasiones que podrfan acarrear los períodos de receptividad
presentados a fines de Julio, en que nasotros dimos un nuevo
sulfatado, y a mediados de Agosto en que dimos ya el t^ltimo
tratamiento del atio, directamente a los racimos, bajo forma
pulverulenta,
Y desde luego yue no creemos debamos repetir nna vez más
que, con todo lo anterior, queramos decir ni muc^o menos que
todos aquellos que realizaron prc^maturamenie el primer tratamiento y éste y los restantes con la conveniente oportunidad,
vieron recompensados sus sacrificios (importantfsimos dadas
las circunstancias angustiosfsimas en que se encontraba el vititicultor) con la salvaciói^ de sus cosechas. Desgraciadamente no
fué asf en muchfsimos casos y en gran número podrfamos citarlos {y algunos prácticos liemos indicado ya) en que llevado
el sacrificio al extremo de haber verificado siete, ocho, diez y
afin más sulfatados, en el terrible pertodo comprendido entre
la brotación de la vid y tiltimos de Junio, y no escatimaron
tampoco los sucesivos, pareciendo por tanto que las vides estaban constantemente defendidas, no lograron a pesar de ello
vendimiar casi sus viñedos. Y es yue en la lucha contra el Mildiu no depende todo del nt^mero de tratamientos, ni tampoco
todo, en consecuencia, de su oportunidad sino que hay también
98
otros tactores que es indispensable tener muy en cuenta, como
son, entre otros menos importantes, la confección y composicihrr de los prcrductos mildiuicid^rs segrín el tnomenlo de aplicarlos y el modo de hacer esta aplicación. Pero, de entre todos
estos factores, creemos conviene hacer una especial mención,
pues lo juzgamos de una importancia capitalfsima en la `lucha
contra el Mildiu, de la ian arraigada como equivocada costumbre de preocuparse de tratar o defender con preferencia los
pámpanos preocupándose, muchísimas veces, menos, y hasta
rnuy poco o nada, en ocasiones, de defender los racimos resultando que es frecuente, frecuentisimo, especialmente cuando la
vegetación está adelantada y en vides de mucho follaje, el que
estas queden perfectamente sulfatadas en toda su parte exterior
mientras que los p^impanos interiores y los racimos no son
apenas beneficiados m^ís que por el goteo del ltquido con que
ha sido sulfatada dicha parte externa, ^^• si algún racirno recibe
también ]fquido inildiuicida es porque, por ^;Iguna c^ircunstancia, estaba ya al descubierto. l:ompréndese sin rsfuerzo lo erróneo y expuesto a desastres de esla manera de procedcr y que,
lo que conviene es hacerlo, si acaso, contrariamente, es decir,
tratando no e.xclusivam^nte, peru si preJ^nifsimennenle !os racimos ya yue éstos son ios que han de constituir la cosecha, premio, compendio y fin de los desvelos y sacrificios del viticultor.
Pero, de todo esto, hablamos con la extensión necesaria en
nuestras instrucciones prácticas y completas contra el Mildiu,
t<uitas veccs mencionadas, y no creemos sea esta Memoria lugar rydecuado para insistir sobre ello, pero, si juzgamos preciso
indicar que, como ya hemos visto, esto lo recomendamos una
vez más en nuestros avisos urgentes publicados en la prensa y
esto es lo qne nosotros hicimos en este Campo, bañando completamente todos los racimos de lfquido mildiuicida en los diversos tratamientos líquidos, utilizando para ello, y desde que
fué preciso, chicos que precediendo a los pulverizadores separaban el follage dejando las uvas al descubíerto (o bíen empleando pulverizadores de aire comprimido que dejan una mano libre para ella al obrero) y dando un tratamiento exclusivoa
89
dichos racimos, a mediadas de Agosto, según hemos consignado oportunamente.
Resulta, pues, de todo lo consignado en esta ya larga reseña
de las invasiones del Mildiu durante el año de 191.i, de triste
memoria, que por parte de este Establecimiento y del que suscribe se hizo cuanto fué humanamente posible, dados los medios de que se dispuso, para contrarrestar o aminorar los daños y resulta también de lo dicho y de los citados testimonios
que obran en este archivo que ^+quellos viticultores .:+ los que
llegc+ron los avisos sucesivamente publicados por esta Lnológica y pudieron seguirlos, pudieron vendimiar en medio de tantos viñedus destruidos. Por haberlo publicado la prensa, comentat^do lo sucedido, y por ia personalidad dc que se trata,
que a Ja sa^cín ocupaba la presidencia de la CSmara Agrícola
Oficial de Neus y es ilustradfsimo Correspo+^sal de la Estación
Enológica de este I;stablecimienlo en esta Ciuciad, U i3amón
Vidiella, citarernos íinicamente el caso praclicc+ de sus vi^Pd^s
de Cambrils, en los cuales, según manifc:st^+ciones cie dicho distinguido propietario, prodiga^ba un sulfatado a sus vii5edos irtmediatarnente que esta F.nológica publicaba el aviso correspundiente y logró, de esta suerte, obtener una cosecha !)1(!lf01• que
ningún a+^o, cuando la ^rau tnayorta de los rr.stantes vií^edos
del término vieron destrufd<as sus cosechas y muchos de ellos
a pesar de haber sido snlfatados muchas m5s veces que los indicados. Y podemc^, citar t^ambién además el caso de tmos viñedos colindantes a los que constiluyen este Campo de experimentacioues y que eran sulf•atados todas y cada una de las
veces que sus propietarios vefan que se sulfataban éstos últimos
salvando también integr•amente su ^+bundante cosecha del mismo modo que fué salvada la de dicho (.:ampo.
De todo lo dicho crermos que podemas deducir una consecuencia que juzgamos importanlísima• ya que desde antes de
las invasiones eran ya un5nimes, entre los sufridos viticultorca,
los deseos de encontrar medio pal'a contrarrestar las diticultades que se avecinaban e iban fi^lalmente a acarrear la escasez
y subsiguiente carestta del sulfato de cobre, y, una vez presen-
100
tadas las terribles condiciones tan favorables para el desarrollo
del Mildiu, hicieron también dichos viticultores cuanto pudieron y cuanto supieron para combatirlo, llevando algunos, muchos, su sacrificio económico a términos verdaderamente extraordinar•ios dadas las circunstancias en que se encontraban y
las incertidumbres del mercado, podemos deducir la consecuencia, decimos, y de su realidad tenemos una convicción
profunda, de que si hubiésemos podido disponer de una red
completa o servic^o de comuuicaciones rapidísimo que nos hubiera permitido hacer llegar, en el momen}o oportuno, a todas
las localidades vitícolas los avisos que enviamos a la prensa y
que, entonces, hubieran podido ser }rechos publicos inmediatamente y propagados en cada pueblo por medio de pregón, no
hubiera seguramente alcanzado el desastre las terribles proporciones que lo carácterizaron, pues, si no fueron pocos los que
habiendo leido a tiempo dichos avisos y habiéndolos cumplimentado lograron ver salvadas sus vendimias, como hemos indicado, más, innumerablemente más (ya que en el campo son.
en mucho mayor rrúmero los que no leen la prensa que los
que la leen, especialmente en las épocas de mayor intensidad
en el trabajo) hubieran sido los que de dichos avisos urgentes
se habrían enterado por los pregones y notas fijadas en }as Alcaldías y sitios de reunión de los viticultores y muchos, muchisimos más habrían sido, en consecuencia, los que de ellos se
hubieran aprovechado sulfatando sus viñedos todavía a tiempo
de impedir las invasiones y salvando sus cosecl^as como las
salvaron los que, habiendo llegado a su conocimiento y cott
oportunidad nuestros avisos, los cumplimentaron y no hay razón alguna para creer que lo que lograron éstos no lo habrtan
podido lograr también todos los demás en igualdad de circunstancias. No nos cabe duda alguna de que, en aquellos dias angustiosos en que de todas partes recibíamos a diario r^oticias
desconsoladoras, pámpanos y racimos en consulta y demanda
de instrucciones y en que los lamentos eran untinimes y no se
hablaba en el campo de otra cosa más que del :1'Iildiu, de llegar a cada pueblo tan rapidtsimamente como es preciso con
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tan terrible plaga, ya que los resultados contra ella dependen
qnuchas veces no ya de dfas sino de horas, nuestros avisos de
inminencia de invasión y, por tanto, de urgencia de tratamiento, y de ellos hubieran podido enterarse enseguida, por los medios indicados, los viticultores no habrían seguramente perdido
éstos momento alguno en poner en práctica lo aconsejado.
-^Mientras que, con los escasos, incompletos y poco r5pidos (en
^'relación con lo conveniente) medios que estuvieron a nuestro
`;slcance sin estar en nuestra mano disponer absolutamente de •
Aingún otro, y no pudiendo, por tanto, hacer más de lo que hi`cimos, no podrá menos de resultar que muchos, muchisimos,
la mayoría de los viticultores no se enteraron de nuestros avisos y que crecido número de ellos, cuando se enteraban y los
poufan en práctica, e.ra ya tarde., resultando inútil su sacrificio,
pues, CI 171a1 P.Sta^a ya tiCCllo a U('CPS nada más que. por e.l retraso de unas horas. Y es tanto más sensiblc que entonces no hubiésemos podido disponer de tal servicio completo de comunicaciones rapidlsimo, como hoy tampoco podrfamos disponer
de él todavia, cuando con una parte alicuofa insignifcante de lo
qne pierde la Nación, e.n un solo año tan calamitoso como el de
1915, habrfa ,y sohrarfa para instalarlo y para sostenerlo por
largo tiempo sin contar con los beneficios que, bajo otros as', pectos también importantísimos, r•eportaría igualmente a la ri' queza nacional semejante organización. Pero en nuestra mano
no esta otra cosa mós que iudicar la conveniencia de ella y hacer votos para que pueda vr;rse 'realizada lo más brevemente
, posible en beneficio, no ya solo de los viticultores, sino que
también de la riqueza general.
Y para demostrar la verdad de lo yue acabamos de manifestar, creemos basta poner de relieve la importancia de las pérdidas ocasionadas por el Mildiu en 1915 solo en esta provincia
' de Tarragona. Nada mejor, para ello, yue la encuesta (en que
aosotros intervenimos también aunque en pequeña parte) que
realizó el Consejo provincial de Fomento y cuyos resultados
publicó en su detallado folleto F.sladtstica de los dafios irroyados a los uiñedos de esla provincia por los pedriscos y el Mildiu
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en 1915 (46 p^ginas.--Tarragona-Irnp de José Pijo^n-á915)
en el que figuran, término por término municipal, j unto con
otros datos muy interesantes y prácticos como son : varíedades
que resultaron más resistentes, los tratamientos efPCtuados, etcétera etc., la cuanlía de dichas pérdidas que se resumen en el.
adjunto estado del cual se deduce que, calculando, como hizo
el Consejo de Fomento, a un precio medio tan solo de 15 pE^setas el hectólitro de vino, resulta que los 1 3^)1.'?2:^ cusechados
de menos en 1915 suponen una pérdida de 20.8G8375 pesetas
deduciendo de las cuales `> 277 120 pesetas, en que se calc^uló el
importe del aumeuto del precio en venta de lus 15l $U$ hectólitros, que fué apreciada por iérmíno r7^eciio en l5 pesE:tas el
heciólitro, rE^sulta que la pérdida efectiva tutal pudu calcuiarse
en 18.591.255 pesetas en las 102 3G6 hectareas afectndtis por• al
Mildíu y los pedriscos err la provincia, ^•, por tanto, por una
sencilla proporción, podemos cuncluit• que a las Bi.U()7 hect:treas asoladas por el 1^4ildiu (ya que éste iio ocasionó me ^tores
estragos t{ue cl pedrísco) la pét•ciida ef'e.cliva corresllOndlente
fné de unas 15'l56 975 pesetas, elevad(sima cifra que, con t^da
elocuencia, cornprueba la verdad de lo que manifc^sl^ib^ ^ mos
acerca dc lo reproductivu de lc^s ) ;astos que se hicieran para
establecer el servicio de cornu^^ir.aciones ríipidas para lodos los
pueblos que pcrmitier^ ^ tr^itar a tiempo los vifiedos contra el
Mildiu, gastos dc ínstalación y sc,slc^ninaierrto que eon uu sGlo
año ealamitoso cornu el cie ]I)1:'i ynedartirn con ce•c:ces eomperrsados por muchos ai^os siu cuntar• con los niítitiples heneficios
que proporc.ion.rrian bajo otr•us nUmer^>sos y vitales purrtns de
vista de la vida moderna.
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