CONFEDERACION HIDROGRAFICA DEL TAJO

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Lunes 15 Julio 2002 - N.º 133
MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE
CONFEDERACION HIDROGRAFICA
DEL TAJO
RESOLUCION DEL EXPEDIENTE DE APEO Y DESLINDE DEL DOMINIO PUBLICO HIDRAULICO DEL
RIO ALAGON (AMBAS MARGENES), EN EL TRAMO
COMPRENDIDO ENTRE EL RINCON DEL OBISPO Y
LA ACEÑA DEL OLIVAR, EN TERMINOS MUNICIPALES
DE CORIA, CASILLAS DE CORIA Y PORTAJE (CACERES).
1.- ANTECEDENTES
La Confederación Hidrográfica del Tajo inició en
julio de 2000, de oficio, el Expediente de deslinde, del
dominio público hidráulico (ambas márgenes) del
tramo de cauce del río Alagón comprendido entre los
parajes del Rincón del obispo y la Aceña del Olivar en
tt.mm. de Coria, Casillas de Coria y Portaje (Cáceres).
En el mes de diciembre de 2000 se redactó la
Propuesta de Deslinde Previo, donde se presentaba
de forma ordenada toda la información recopilada, de
índole tanto técnica como administrativa, en la fase
previa del expediente de deslinde.
El antecedente técnico básico de la citada Propuesta lo constituía el «Estudio y delimitación previa del
dominio público hidráulico correspondiente a la 2.ª
fase del Proyecto Linde. Cuenca Hidrográfica del Tajo,
redactado en el año 1996. Este trabajo se enmarcaba
en el Proyecto Linde, promovido por la Dirección General de Calidad de las Aguas del entonces Ministerio de
obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente
(MOPTMA). En este documento se determinó el caudal
asociado a la máxima crecida ordinaria en el tramo,
con un valor resultante de Qmco = 1.072 M.3/S., y se
confeccionó la cartografía a escala 1:2.000 que ha
servido de base para el Plano de Deslinde Previo y se
representó sobre aquélla el dominio público hidráulico
provisional.
Con fecha de 15 de diciembre de 2000 se inició el
trámite de información pública con la remisión de
Edicto a los Ayuntamientos de Coria, Casillas de Coria
y Portaje para su exposición en el tablón de anuncios,
comunicando la iniciación del expediente de deslinde
y otorgando plazo de veinte días para que titulares y
afectados comparecieran y alegaran lo que estimasen
oportuno. Los Ayuntamientos afectados devolvieron
los Edictos remitidos una vez cumplimentadas estas
diligencias.
Asimismo con fecha 15 de diciembre de 2000, se
comunicó la iniciación del expediente a las Consejerías
de Agricultura y Medio Ambiente, y de Vivienda, Urbanismo y Transportes de la Junta de Extremadura.
Igualmente se remitió Edicto al Boletín Oficial de la
Provincia de Cáceres para su publicación, lo que tuvo
lugar el 15 de enero de 2001.
B.O. DE CACERES
Con fecha 15 de marzo de 2001 se levantó el Acta
de Replanteo, documento en el que se refleja la situación de las 142 estacas que señalizan la zona objeto
de deslinde sobre el terreno, situadas, aproximadamente, cada 200 metros.
Con fecha 20 de marzo de 2001 se remitió a los
Ayuntamientos afectados el Edicto de citación para su
exposición en el tablón de anuncios, así como al
Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres para su
publicación, lo que tuvo lugar el 27 de marzo de 2001.
Los Ayuntamientos implicados devolvieron los Edictos
diligenciados, acompañados de la correspondiente
certificación de haber estado expuestos.
Con fecha 22 de marzo de 2001 se enviaron los
oficios de citación a los propietarios y afectados para
replantear sobre el terreno las líneas de deslinde
previo y levantar las Actas correspondientes.
El replanteo sobre el terreno de las líneas de
deslinde previo se realizó en los meses de abril y mayo,
en las fechas y horas que figuran en las correspondientes Actas, donde se hicieron constar las manifestaciones formuladas.
A la vista de las operaciones practicadas de las
manifestaciones formuladas y recogidas en las Actas
de Replanteo, y analizadas las alegaciones contenidas en ellas, con fecha 7 de noviembre de 2001 se
formuló Propuesta de Deslinde. La citada Propuesta
contenía el plano a escala 1:2.000 en el que se representa la línea de dominio público hidráulico, así como
las coordenadas U.T.M. que definen la ubicación de las
estacas.
Con fecha 15 de noviembre de 2001 se inició el
trámite de Información Pública de la Propuesta de
Deslinde mediante la remisión de Edicto a los Ayuntamientos de Coria, Casillas de Coria y Portaje.
Con la misma fecha se remitieron las notificaciones correspondientes a la Propuesta de Deslinde,
otorgándose plazo de un mes para examinar la citada
Propuesta y presentar las alegaciones que se estimaran oportunas.
Igualmente se remitió Edicto a la Subdelegación
del Gobierno en Cáceres para su publicación en el
Boletín Oficial de la Provincia, lo que tuvo efecto el día
30 de noviembre de 2001.
Los Ayuntamientos de Casillas de Coria y Coria
devolvieron los Edictos diligenciados con fechas 20 y
21 de diciembre, respectivamente. Con fecha 12 de
febrero de 2002, se recibió del Ayuntamiento de Portaje
la diligencia acreditativa de la exposición al público.
Posteriormente, con fecha 8 de marzo de 2002 se
remitió escrito a Dña. María de los Milagros Valiente
Alonso al advertir la posible existencia de inscripción
registral a su favor de terrenos incorporados al dominio
B.O. DE CACERES
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público hidráulico como consecuencia de la expropiación del embalse de Alcántara, por lo que se le otorgó
plazo de quince días para consultar las actuaciones
practicadas y formular las alegaciones que considerara convenientes.
Durante el período de información pública se han
recibido las alegaciones contra la Propuesta de Deslinde que se resumen a continuación.
D.ª Verónica Pérez Corcho y D. Felipe Pérez Alcoba,
en idéntico escrito de fecha de entrada 18 de diciembre
de 2001, manifiestan su oposición al deslinde por
considerar que los terrenos de su propiedad se inundan por crecidas no ordinarias, manteniéndose en
consecuencia la titularidad privada (artículo 11.1 del
Texto Refundido de la Ley de Aguas y artículo 367 del
Código Civil). Atribuyen a la falta de limpieza del cauce
la inundación de las fincas colindantes.
Solicitan igualmente la apertura, de un período de
prueba, tanto documental, pericial y testifical, como,
relativa a la inspección ocular del terreno.
D. Miguel Angel Echávarri Clemente presenta escrito de alegaciones de fecha de entrada 10 de diciembre
de 2001 idéntico al ya presentado con ocasión de la
fase de replanteo sobre el terreno.
D. Manuel Gil Téllez y D.ª Baltasara Bordallo Campos presentan escrito de fecha 11 de diciembre de
2001, en el que reiteran lo manifestado en escrito
anterior de 20 de febrero de 2001 respecto a la elevación a escritura pública e inscripción en el Registro de
la Propiedad de las parcelas de su titularidad afectadas por el deslinde del río Alagón. Solicitan se establezca en consecuencia una limitación a la facultad de
deslindar de acuerdo con la doctrina jurisprudencial
reflejada en las Sentencias de la Sala de lo Contencioso-Administrativo que adjuntan, en concreto, SSTS de
3 de marzo de 1994, 7 de febrero de 1996, y 19 de mayo
de 1999.
Un total de diecinueve afectados presentan escrito
idéntico en el que se oponen a la línea de deslinde y que
se resume a continuación. En concreto, los firmantes
son: D. Juan López León, D. Hilario Domínguez Azabal,
D. Miguel Angel Echávarri Clemente, D. Eleuterio Martín
Martín, D. José Rodríguez Martínez, D. Julián Sánchez
Clemente, D. José Reyes García, D.ª María Jesús
Pérez Chaparro, D. José Antonio Gordo Gutiérrez, D.
Manuel Sánchez Gutiérrez, D. Pedro Abilio de la Riva
Collado, D.ª Francisca Valiente Castellano, D. Jesús
Serrano Cabañas, D. Francisco Javier Martín Díaz, D.ª
María Rocío Rollo Hernández, D. Jesús Valiente Clemente y otros, D. Luis Echávarri Ruano y otros, D.
Antonio Casas Montero y D. Juan López Pérez.
En primer lugar, se impugna el acto administrativo
de la Propuesta de Deslinde por considerar que se
trata de una expropiación encubierta, obtenida mediante la simple técnica de elevar artificialmente la cota
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de máxima crecida ordinaria o incluso consignando
una cota irreal o falsa. Ello constituye una causa de
nulidad de pleno derecho, de acuerdo con el artículo 62
de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y Procedimiento Administrativo Común. Se
trata de un acto administrativo que ha prescindido total
y absolutamente del procedimiento legal establecido,
al tratar de expropiar sin indemnización terrenos por
encima de la cota 220 bajo la capa de un expediente de
deslinde.
En segundo lugar, la cota contemplada no es
producto de la vertiente natural, sino de la actuación de
la administración a través de la construcción de embalses. La cota a considerar debe ser la cota natural, no
la provocada con las descargas de agua de los embalses de forma artificial.
En tercer lugar, la administración expropió en su día
los terrenos que podían verse afectados por la construcción de pantanos, y abonó las ocupaciones y derechos afectados. No es de recibo que ahora pretenda
ampliar esa zona sin expropiar los terrenos afectados
por encima de la cota que en su día se decidió por el
simple procedimiento de deslindar hasta donde le
parezca conveniente.
En cuarto lugar, manifiestan que los terrenos de los
que son titulares sólo se verían afectados en caso de
crecidas extraordinarias o en caso de desembalses o
sueltas masivas de agua por un pantano situado
aguas arriba. Atribuyen a la dejadez de la Confederación el hecho de que el río esté sucio con árboles,
basuras, escombros e incluso construcciones, lo que
provoca subidas en el nivel natural de las aguas.
Solicitan la práctica de prueba, recabando el expediente de expropiación que en su día se tramitó, con
especial atención a los planos que en su día se
levantaron para determinar la zona afectada. Igualmente, solicitan se expida certificación acreditativa de
los puntos de máxima crecida durante los últimos diez
años, con expresión de la fecha en que se produjeron,
especificando si coincide con momentos de desagüe
de pantanos. Solicitan se designe perito para determinar sobre el terreno el punto donde se aprecie llegan
las crecidas ordinarias y se compare con el punto que
sobre plano consta en la Propuesta impugnada.
D. Antonio Fernández García, en nombre propio y
representación de D. Lionel Diego y D.ª María del
Carmen Fernández García, manifiesta, en escrito presentado con sello de Correos, de 31 de diciembre de
2001, y entrada en el organismo con fecha 3 de enero
de 2002, su oposición a la línea de deslinde por los
motivos que se resumen a continuación.
La delimitación del río Alagón reflejada en los
planos de expediente se basa en criterios que carecen
de fundamento legal, sin ajustarse a las previsiones
de la Ley de Aguas y el Reglamento del Dominio
Público Hidráulico. En particular, literalmente se dice:
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«Se establecen unas cifras para suplir los datos
foronómicos de los que se carecen, mediante cálculos
sin base técnica ni legal."
Se sustituye el criterio del «caudal de la máxima
crecida ordinaria» por el de «caudal de desbordamiento», ajeno a nuestras normas legales y reglamentarias, y mediante el cual se pretende identificar «cauce»,
en su sentido jurídico previsto en la Ley de Aguas, con
la excavación realizada por el río, sin tener en cuenta si
la crecida necesaria para desbordarla es la «máxima
ordinaria» que exige la Ley.
Se emplean en el deslinde programas informáticos
de modelización hidrológica e hidráulica con una finalidad contraria al objeto para el que están previstos,
que no es la descripción de crecidas históricas, sino
el pronóstico de probabilidad de eventos futuros.
No se toma en consideración adecuada los efectos
de la regulación del río, de modo que no se determina
adecuadamente su «régimen natural», tal como exige
la normativa vigente para el deslinde del cauce.
«No se cumplen otros elementos esenciales del
procedimiento, entre los que se incluyen la observación del terreno y la vegetación y consideración de las
manifestaciones de los interesados."
Advierte de un supuesto error en el Estudio Técnico
puesto que considera que en el tratamiento de las
alegaciones de D. Adrián Clemente Rodríguez se
deberían haber analizado los perfiles núm. 34 a 38,
situados inmediatamente aguas arriba de la parcela
propiedad de los hermanos Fernández García, y no los
que se emplean en el citado Estudio (núm. 55 a 58),
que se encuentran mucho más aguas arriba, a la altura
del paraje de La Isleta.
- Considera que no se ha notificado adecuadamente la Propuesta de Deslinde Previo ni la Propuesta de
Deslinde, por incumplir lo establecido en los artículos
59 y 60 de la Ley 30/1992, del Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. De igual modo denuncia lo que a su
juicio constituyen infracciones en el procedimiento de
los artículos 35 a) y 45 de la Ley 30/1992 y del artículo
242 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico.
D. Jesús Serrano Cabañas, mediante escrito de 3
de enero de 2002, se opone al deslinde, en primer
lugar, por la suciedad del cauce que provoca la aparición de islotes y maleza, desviando así el curso de las
aguas. Alude igualmente a la existencia de unos
gaviones rotos desde hace tres años, debidamente
denunciados, por donde entra el agua. Por último,
solicita se le indique por dónde tendrá acceso en el
futuro a sus parcelas si se llegan a inundar.
D. Hilario Domínguez Azabal, mediante escrito de
21 de diciembre de 2001, se opone a la Propuesta de
deslinde por considerar que el agua nunca ha llegado
hasta donde están situadas las estaquillas en los
B.O. DE CACERES
últimos cuarenta años. La suciedad del río, por otro
lado, provoca las inundaciones en esta zona, lo que se
evitaría limpiándolo. Por último, atribuye el aumento
del nivel de las aguas a la suelta de los pantanos, lo que
se evitaría si se hiciera con moderación.
D. Manuel Sendín Carretero, en representación de
SENDIN PAVIMENTOS Y ABASTECIMIENTOS, S.A.
(SENPA, S.A.), indica, en escrito de fecha 21 de diciembre del 2001, que dicha Sociedad posee desde hace
varios años unos terrenos para la explotación, de
áridos en el paraje denominado Los Valderritos y
jamás en veinticinco años ha llegado el agua hasta el
nivel de esos terrenos. Según el Plano de Deslinde
Previo dicha parcela resulta inundada casi en su totalidad, lo que no se ajusta con la realidad del terreno y
la topografía existente, por lo que la línea de deslinde
y amojonamiento del río Alagón en este tramo debe ser
modificada para ajustarse a la realidad del terreno. A
tales efectos, acompaña plano topográfico y coordenadas UTM de la línea del dominio público hidráulico, que
a su juicio, es correcta.
Con fecha 11 de abril de 2002, certificado con fecha
4 de abril, se recibió escrito de D.ª Milagros Valiente
Alonso por el que manifestaba ser la propietaria registral
de los terrenos afectados por el deslinde, reclamando
la preceptiva indemnización en caso de ser declarados
dominio público hidráulico.
Con fecha 12 de abril de 2002 se solicitó el correspondiente Informe al Servicio Jurídico del Estado, emitiéndose informe favorable con fecha 8 de mayo.
2.- FUNDAMENTOS DE DERECHO
La Ley de Aguas, según el texto refundido aprobado
por el Real Decreto Legislativo 1/2001 de 20 de julio,
relaciona en su artículo 2.b) a los cauces de corrientes
naturales continuas o discontinuas como integrantes
del dominio público hidráulico del, Estado. Por su
parte, el artículo 4 de la citada Ley define el álveo o
cauce natural de una corriente continua o discontinua
como el terreno cubierto por las aguas en sus máximas crecidas ordinarias. A su vez, el artículo 4 del
Reglamento del Dominio Público Hidráulico, de 11 de
abril de 1986, considera caudal de la máxima crecida
ordinaria a la media de los máximos caudales anuales, producidos en régimen natural, durante un período
de diez años consecutivos, que sean representativos
del comportamiento hidráulico de la corriente.
El artículo 95.1 del texto refundido de la citada Ley
de Aguas y el artículo 240 del Reglamento de Dominio
Público Hidráulico encomiendan a los organismos de
Cuenca el apeo y deslinde de los cauces de dominio
público.
Respecto a las alegaciones de D.ª Verónica Pérez
Corcho y D. Felipe Pérez Alcoba, se debe señalar en
primer lugar que de la documentación obrante en el
expediente no consta que D. Felipe Pérez Alcoba sea
titular de parcela alguna colindante con el río Alagón,
habiendo actuado en todo momento en calidad de
mandatario verbal de D.ª Verónica Pérez Corcho.
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En cualquier caso, entrando en el fondo de la
cuestión, la alegación debe ser desestimada en todos
sus términos. En primer lugar, la afirmación de que los
terrenos se inundan por crecidas no ordinarias debe
ser rechazado por cuanto de los estudios técnicos de
la hidrología del tramo que obran en el expediente se
comprueba que los cálculos efectuados se refieren a
caudales correspondientes a la máxima crecida ordinaria, según se define en el artículo 4.2 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico. No es aplicable por
tanto a los caudales contemplados la regulación del
artículo 11.1 del texto refundido de la Ley de Aguas
relativa a caudales extraordinarios.
Respecto a la falta de limpieza del cauce, ya alegada por otros interesados anteriormente, cabe reiterar
que la expresión régimen natural del artículo 4.2 del
Reglamento citado se refiere al comportamiento hidráulico de la corriente excepción hecha de los elementos, de regulación presentes en cauce que
artificialmente pudieran afectarla. Como ya se expuso
en la Propuesta de Deslinde, no se trata de despojar
artificialmente al río de la vegetación de sus riberas o
de los islotes que de forma natural se formen en su
cauce, procesos que forman parte de la dinámica
fluvial.
Por lo que respecta a la solicitud de abrir un período
de prueba debe ser rechazada por cuanto a lo largo del
procedimiento de deslinde los interesados han tenido
oportunidad de practicar todas las actuaciones que
ahora se solicitan extemporáneamente.
Asimismo, por lo que se refiere a la prueba documental, los estudios técnicos justificativos de los máximos caudales anuales han estado a su disposición
para su consulta y, en su caso, solicitar copia de los
documentos de su interés. Por lo que se refiere a la
inspección ocular, han sido citados con fijación de día
y hora para el replanteo sobre el terreno de la línea de
deslinde. Por lo que se refiere a la prueba pericial de
ingeniero acreditado, es una actuación que corre a
cargo del interesado y que en ningún momento ha sido
rechazada por este Organismo. Por último, la prueba
testifical se practicó en su día con la citación de todos
los interesados ribereños y las autoridades locales y
de la Comunidad Autónoma con competencias en la
materia.
Respecto a las alegaciones de D. Miguel Angel
Echávarri Clemente, sólo cabe reiterar lo manifestado
en la Propuesta de Deslinde, pues el texto de la
alegación es idéntico al presentado con fecha 22 de
junio de 2001 y ya ha sido resuelta motivadamente en
dicho documento.
Por lo que respecta a las alegaciones de D. Manuel
Gil Téllez y D.ª Baltasara Bordallo Campos, no es
objeto de un expediente de apeo y deslinde entrar en
las cuestiones civiles suscitadas por la eventual existencia de propiedades inscritas en los correspondientes registros cuestiones éstas que deben ser sustanciadas en otras instancias.
Por otro lado, la doctrina jurisprudencial aportada
por los alegantes es anterior al texto refundido de la Ley
de Aguas, de 20 de julio de 2001, que en su artículo 95,
apartados 2 y 3, dispone:
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«95.2. El deslinde aprobado declara la posesión y
la titularidad dominical a favor del Estado, dando lugar
al amojonamiento.
95.3. La resolución de aprobación del deslinde
será título suficiente para rectificar las inscripciones
del Registro de la Propiedad contradictorias con el
mismo, siempre que haya intervenido en el expediente
el titular registral, conforme a la legislación hipotecaria.
Dicha resolución será título suficiente, asimismo para
que la Administración proceda a la inmatriculación de
los bienes de dominio público cuando lo estime conveniente. En todo caso los titulares de los derechos
inscritos afectados podrán ejercitar las acciones que
estimen pertinentes en defensa de sus derechos,
siendo susceptible de anotación preventiva la correspondiente reclamación judicial."
El artículo citado, similar al previsto en la legislación
de costas para el deslinde marítimo, dispone que la
resolución del expediente administrativo de deslinde
prevalece en todo caso sobre cualquier titularidad
publicada en el Registro de la Propiedad. Por consiguiente, frente al deslinde tramitado reglamentariamente los particulares no podrán alegar ninguna situación jurídica que impida su eficacia.
El acto de deslinde es título suficiente para materializar físicamente sobre el terreno la extensión del
dominio público hidráulico y para oponer jurídicamente la inembargabilidad, inalienabilidad e
imprescriptibilidad del mismo frente a cualquier tercero, sin perjuicio todo ello, de acuerdo con el artículo
citado, del ejercicio por parte de los particulares de las
acciones que estimen pertinentes en defensa de sus
derechos.
En relación con las alegaciones formuladas por un
grupo de diecinueve afectados redactadas con idéntico contenido, deben distinguirse para su estudio los
aspectos jurídicos de los que se fundamentan en
motivos técnicos.
Por lo que respecta al aspecto jurídico y procedimental de las alegaciones, debe significarse que la
invocación del artículo 62 de la Ley 30/92 de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y los efectos pretendidos en cuanto a nulidad del procedimiento no es
admisible, dado que los trámites seguidos, de acuerdo con lo expuesto anteriormente, se han ajustado al
procedimiento legalmente previsto y no existe lesión
de derechos susceptibles de amparo constitucional,
ya que es precisamente la propia Constitución en su
artículo 132 la que otorga reconocimiento expreso a la
institución del dominio público como medio de lograr
una especial protección para ciertos bienes. Entre
estos, dentro del dominio público por su naturaleza, el
artículo 2 de la Ley de Aguas incluye a los cauces de las
corrientes naturales.
La expropiación por parte de un tercero de terrenos
en el pasado no puede suponer un impedimento para
la administración en su facultad de deslindar el dominio público hidráulico cuya tutela le otorga la Ley. Por
otro lado, la cota 220 se corresponde con el nivel de
avenida de proyecto (NAP) del embalse de Alcántara y
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como tal se ha representado a título indicativo en los
planos del expediente, pero no supone referencia
alguna en los cálculos que obran en el expediente y
fundamentan las actuaciones practicadas ni puede
por tanto suponer un límite físico a las mismas.
Respecto a la solicitud de la práctica de la prueba,
debe desestimarse como en el caso arriba estudiado.
No procede extender certificación acreditativa de máximos caudales pues constan en el expediente sometido a información pública para su consulta y obtención
de copias en su caso. La determinación sobre el
terreno de la línea de deslinde ya se efectuó en el acto
de replanteo sobre el terreno en los pasados meses
de abril y mayo con citación de los propietarios ribereños
y autoridades locales y autonómicas.
Por lo que se refiere a los aspectos técnicos de las
alegaciones, cabe afirmar lo siguiente:
- En el expediente se ha realizado un estudio
hidráulico de niveles para obtener la zona cubierta por
el caudal de la máxima crecida ordinaria en el tramo.
Debido a que parte de este tramo se incluye en la cola
del embalse de José M.ª Oriol (Alcántara II), en este
estudio se ha tenido en cuenta el artículo 12.2 del
Reglamento del Dominio Público Hidráulico que dice
textualmente: «Lecho o fondo de un embalse superficial es el terreno cubierto por las aguas cuando
éstas alcanzan su mayor nivel a consecuencia de las
máximas crecidas ordinarias de los ríos que lo alimentan. Esta condición se introdujo en el cálculo
imponiendo como condición de contorno del modelo
hidráulico la cota 218 (cota de nivel máximo normal
del embalse) como nivel de la máxima crecida ordinaria en el perfil 9, manteniendo constante esta cota
hasta el final del tramo de deslinde, situado a unos
1.500 m., aguas abajo.
- Según la documentación consultada, el límite de
la expropiación efectuada en su día por la Comisaría
de Aguas que tenía como beneficiaria a la empresa
Hidroeléctrica Española (hoy Iberdrola, S.A.) con motivo de la construcción del embalse de Alcántara II,
coincide básicamente con la línea de deslinde que
figura en los planos del expediente.
- A mayor abundamiento, conviene advertir en este
sentido que según la documentación consultada ninguna de las parcelas de los alegantes fueron objeto de
expropiación por encontrarse aguas arriba del límite
de actuación de ese expediente expropiatorio. Además
ninguna de ellas se ve afectada en el expediente de
deslinde por la existencia del embalse de Alcántara II,
cuya influencia alcanza sólo hasta el perfil 18 aproximadamente, unos 3 km. aguas arriba del final del
tramo. A partir de este punto hacia aguas arriba los
niveles de inundación son independientes de la condición impuesta aguas abajo. Sentado lo anterior,
carece de sentido tanto invocar la existencia de una
expropiación anterior contradictoria con el actual deslinde como atribuir a los desembalses el aumento del
nivel de las aguas en la zona en cuestión.
- Si parte de los terrenos que resultan ser de
acuerdo con el deslinde, dominio público no son inundados con frecuencia por las crecidas del río Alagón es
B.O. DE CACERES
debido a que dicho cauce se encuentra muy regulado
aguas arriba por los embalses de Gabriel y Galán y
Valdeobispo. En contra de lo reflejado en las alegaciones, el efecto de estas infraestructuras en las avenidas
del río Alagón es muy beneficioso, dado que laminan
y retrasan las puntas de caudales en avenidas.
Por lo que respecta de las alegaciones de D.
Antonio Fernández García, éstas se pueden concretar
en los siguientes puntos:
1. El procedimiento aplicado en el expediente para
el cálculo del caudal asociado a la máxima crecida
ordinaria carece de base legal y técnica. Se ha actuado
con criterios ajenos a la Ley de Aguas y al Reglamento
del Dominio Público Hidráulico.
2. Intento por parte de la Administración de desdibujar el concepto de legal de máxima crecida ordinaria,
introduciendo la discrecionalidad en su determinación.
3. Uso erróneo del concepto de «caudal de desbordamiento" en el expediente de deslinde, identificándolo con el caudal de la máxima crecida ordinaria.
4. Empleo en el deslinde de programas informáticos de modelización hidrológica e hidráulica con una
finalidad contraria al objeto para el que están previstos.
5. No se toma en consideración adecuada los
efectos de la regulación del río de modo que no se
determina adecuadamente, su «régimen natural», tal
como exige la normativa vigente para el deslinde del
cauce.
6. No se cumplen otros elementos esenciales del
procedimiento, entre los que se incluyen la observación del terreno y la vegetación y consideración de las
manifestaciones de los interesados.
7. Existe un supuesto error en el Estudio Técnico en
el tratamiento de las alegaciones de D. Adrián Clemente Rodríguez ya que, en su opinión, la zona objeto de
las mismas estaría situada inmediatamente aguas
arriba de la parcela de su propiedad y no en paraje de
La Isleta.
8. No se ha notificado adecuadamente la Propuesta de Deslinde Previo ni la Propuesta de Deslinde, por
incumplir lo establecido en los artículos 59 y 60 de la
Ley 30/1992, del Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común. De igual modo denuncia lo que a su juicio
constituyen infracciones en el procedimiento de los
artículos 35 a) y 45 de la Ley 30/1992 y del artículo 242
del Reglamento del Dominio Público Hidráulico.
Respecto de la primera de ellas, la supuesta falta
de base legal y técnica del cálculo del caudal asociado
a la máxima crecida ordinaria, conviene hacer algunas
puntualizaciones relativas al proceso de cálculo seguido antes de responder a la esencia de la alegación:
a) El cálculo del caudal de la máxima crecida
ordinaria en el tramo objeto del expediente está suficientemente explicado y argumentado en la Memoria
de la Propuesta de Deslinde Previo y especialmente en
el Apéndice 2 de la citada Propuesta, en el que se ha
incluido el Anexo III del «Estudio y delimitación previa
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Lunes 15 Julio 2002 - N.º 133
del dominio público hidráulico correspondiente a la 2.ª
fase del Proyecto Linde. Cuenca hidrográfica del Tajo
(1996), antecedente técnico principal del expediente,
redactado por la antigua Dirección General de Calidad
de las Aguas bajo la dirección de D. Carlos Villarroya
Aldea. En este documento se siguen las directrices
contenidas en varios estudios que el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) ha
realizado sobre la definición del caudal de la máxima
crecida ordinaria.
b) En el Apéndice referido se incluyen las series
históricas de caudales registrados en los embalses
de Gabriel y Galán y Valdeobispo, y en la estación de
aforos del río Jerte en Galisteo (E-147), que constituyen
la base de partida del cálculo.
c) En el cálculo se maneja el concepto de media
móvil de las series cuyo significado, aunque suficientemente explicado, en la documentación técnica del
expediente, se expone seguidamente. Se trata de la
media de la serie construida a partir de la serie de
caudales máximos anuales tomando las medias de
los registros producidos en diez años consecutivos,
empezando desde el inicio de la serie y avanzando de
año en año. Esto es, se trata de la media de la serie de
caudales medios producidos en diez años consecutivos en un determinado punto, y que son los valores de
referencia para el cálculo del caudal de la máxima
crecida ordinaria según la definición contenida en el
artículo 4.2 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico. Esta media móvil por su propia naturaleza
cumple claramente la condición de representatividad
exigida en la citada definición.
d) La media móvil de la serie de caudales máximos
diarios del río Alagón en Coria se obtiene, tras restituir
las series de caudales de entrada en los embalses al
régimen natural, como la suma de las obtenidas en el
embalse de Valdeobispo, con una cuenca vertiente de
2.437 km.2, y de la estación de aforos del río Jerte en
Galisteo, con 631 km.2 de cuenca propia. Este paso
sería ciertamente absurdo si el río Jerte desembocara
en el Alagón aguas arriba del embalse de Valdeobispo,
como sostiene el alegante, pero es de conocimiento
público que esta confluencia tiene lugar varios kilómetros aguas abajo de la presa de Valdeobispo.
e) Los datos registrados en la estación de aforos E140 del río Alagón en Coria no podrían en ningún caso
emplearse directamente para el cálculo de la máxima
crecida ordinaria en el tramo, como parece pretender
el alegante en algún punto de su escrito, por cuanto no
corresponden con el régimen natural del río debido a
la existencia aguas arriba de los citados embalses de
Gabriel y Galán y Valdeobispo, cuya puesta en servicio
es anterior al primer registro de la mencionada estación. Los datos de ésta sólo se han aprovechado para
establecer una relación mediante regresión lineal entre
los máximos caudales diarios (Qc) y los máximos
caudales instantáneos (Qci), que son los que deben
considerarse para el cálculo de la máxima crecida
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ordinaria. A este respecto cabe señalar que si para
realizar esta transformación Qc-Qci se hubieran aplicado otros procedimientos ampliamente difundidos
(como la fórmula de Gete-oncins, por ejemplo) los
caudales finales hubieran sido mucho mayores.
Una vez hechas estas puntualizaciones, se debe
desestimar la alegación por cuanto las observaciones
del alegante respecto de la falta de justificación de la
línea de deslinde del expediente están basadas en
interpretaciones personales de la legislación vigente
y de la documentación técnica del expediente. Las
supuestas "arbitrariedades" y «estimaciones sin base
técnica ni jurídica» en el cálculo del caudal de la
máxima crecida ordinaria no son más que procedimientos habituales en hidrología, ampliamente sancionados en la práctica, como la aplicación de regresiones lineales entre series hidrológicas semejantes,
la restitución al régimen natural de series de caudales
afectadas por la existencia de embalses aguas arriba,
o la traslación de series de caudales mediante el
empleo de correlaciones o de fórmulas empíricas.
Todos ellos se enmarcan dentro del término «correlación hidrológica" recogido en el artículo 242 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico, cuyo apartado
1 establece que «El Organismo de cuenca procederá
al estudio técnico de la hidrología del tramo que va a
deslindarse, para, con base en la información meteorológica y foronómica disponible y mediante las correlaciones hidrológicas necesarias, deducir el caudal
teórico de la máxima crecida ordinaria en la forma en
que se establece en los apartados 1 y 2 del artículo 4
de este Reglamento». Si se aplicara la peculiar teoría
del alegante, sólo serían susceptibles de ser deslindados aquellos tramos de cauces que contasen con
una estación de aforos con una serie lo suficientemente extensa de registros en régimen natural (sin elementos reguladores aguas arriba); esto es, un porcentaje muy pequeño de la red hidrográfica española.
Respecto de la segunda alegación, relativa al supuesto propósito de la Administración de someter a
discrecionalidad el concepto de caudal de la máxima
crecida ordinaria o a las intenciones de los responsables del Proyecto Linde, cabe responder que se trata
de juicios de valor sin fundamento consistente. Así por
ejemplo, en la comparecencia de D. Justo Mora ante,
el Senado, citada por el alegante, éste se limita a
resaltar dos circunstancias evidentes y que , se presentan con frecuencia en los estudios de caudales
asociados a la máxima crecida ordinaria: 1.ª- que
cuando no se dispone de series en régimen natural en
el tramo a deslindar es necesario construirlas mediante correlaciones en base a los datos foronómicos y
meteorológicos disponibles, tal y como contempla el
citado artículo 242.1 del Reglamento del Dominio
Público Hidráulico, y 2.ª- que los valores de las medias
de caudales máximos anuales durante diez años
consecutivos, debido al régimen irregular de la mayoría de los ríos españoles, suelen variar en magnitud
apreciablemente y que es precisamente entre esos
valores donde se debe escoger el representativo del
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régimen de la corriente según establece el artículo 4.2
del Reglamento del Dominio Público Hidráulico. Estas
afirmaciones están en consonancia con los estudios
del CEDEX sobre la definición del caudal de la máxima
crecida ordinaria, referidos con anterioridad. Es precisamente en estos estudios donde se analiza el «caudal de desbordamiento», objeto de la tercera de las
alegaciones, en un intento de aproximarse a la condición de representatividad manejada en el Reglamento
del Dominio Público Hidráulico, basándose en la idea
intuitiva que se tiene del cauce fluvial. El caudal de
desbordamiento de un río se define como aquel a partir
del cual se inicia la inundación de los márgenes. Se
trata de un concepto muy extendido y manejado en la
geomorfología fluvial como uno de los indicadores
más representativos del comportamiento de la corriente. El CEDEX concluye en sus estudios que, en
cauces con llanuras de inundación activas, este caudal de desbordamiento se sitúa en la zona central de
la serie de caudales máximos anuales y que constituye
una buena aproximación al caudal de la máxima crecida ordinaria. En los otros tipos de cauces (cañones,
cauces difusos o con terrazas inactivas) no tiene sentido esta comparación. En el caso concreto del río
Alagón en Coria, se emplea el caudal de desbordamiento en un intento de contrastar los datos
foronómicos disponibles, descartándolo finalmente
por la imposibilidad de definirlo de manera concreta
debido a su variabilidad en el tramo. No es en absoluto
cierto como se dice en la alegación que «la supuesta
equivalencia entre el concepto de crecida anual máxima y el del caudal de desbordamiento sea "uno de los
ejes argumentales del expediente".
Respecto de la cuarta alegación, referida a la utilización de programas informáticos de modelización
hidrológica e hidráulica en el expediente con fines
distintos a los que están previstos, debe señalarse
que el modelo hidrometeorológico HEC-1 se empleó
en el Estudio de referencia como contraste de los
resultados del método foronómico, bajo la premisa de
asimilar la máxima crecida ordinaria a un período de
retorno de las precipitaciones, que según los estudios
del CEDEX podría estar comprendido entre 1,5 y 7
años. En el caso concreto del río Alagón en Coria no se
emplearon finalmente los resultados del modelo por
considerar más fiables los datos foronómicos y por la
dificultad de determinar el período de retorno a aplicar.
En cualquier caso, el uso de este tipo de modelos de
transformación precipitación-escorrentía para el cálculo de la máxima crecida ordinaria en cauces en los
que se carezca de información foronómica es perfectamente lícito ya que el referido artículo 242.1 del
Reglamento del Dominio Público Hidráulico contempla la información meteorológica (y por tanto
pluviométrica) como una de las bases de partida para
el estudio de la hidrología del tramo a deslindar. Por
otra parte, la delimitación de la zona de dominio público
hidráulico, de acuerdo con la definición contenida en el
artículo 4 del texto refundido de la Ley de Aguas,
conlleva la necesidad de calcular la extensión de
terreno inundado cuando circula por el río el caudal
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asociado a la máxima crecida ordinaria, para lo cual se
debe aplicar un modelo hidráulico que, a partir del
mencionado caudal y de la topografía del cauce y sus
márgenes, permita obtener los niveles de inundación
correspondientes. Existe una gran variedad de modelos que se podrían aplicar, de diferente grado de
complejidad según las hipótesis de partida adoptadas, siendo los empleados en el expediente (el HEC2 y el HEC-RAS del Hydrologic Engineering Center
estadounidense) dos de los más ampliamente difundidos.
Respecto de la quinta alegación, relativa a la no
consideración del régimen natural del río en el cálculo
de los caudales característicos de la máxima crecida
ordinaria, debe responderse que no tiene base fundamentada puesto que en el estudio hidrológico se han
restituido todas las series de caudales al régimen
natural, eliminando la influencia de los embalses
situados aguas arriba del tramo. Por otro lado, el efecto
aguas abajo de estos embalses en las avenidas del
río es, salvo un fallo no habitual en la operación de los
órganos de desagüe, el contrario al expuesto en la
alegación; esto es, laminan las avenidas del río, retrasando y rebajando las puntas de caudales. Esto se
demuestra fácilmente comparando los caudales máximos de entrada y salida de los embalses de la cuenca
registrados en los últimos episodios de avenida. Por
lo que se refiere a la sedimentación como causa de
elevación del nivel de las aguas, cabe reiterar las
consideraciones expuestas para aquellos interesados que solicitan una previa limpieza del río antes de
proceder al deslinde, en el sentido de considerar que
dichos arrastres se enmarcan en un proceso natural
de sedimentación inherente a la dinámica fluvial.
Respecto al incumplimiento de lo prescrito en el
artículo 240.2 del Reglamento de Dominio Público
Hidráulico para la delimitación del cauce, nos remitimos a la respuesta dada en la Propuesta de Deslinde
a una alegación similar. Las conclusiones del alegante
respecto de la traslación de la línea de deslinde en el
tramo colindante con su parcela no son admisibles por
cuanto la referencia que se establece, la curva de nivel
220, se rebasa frecuentemente en crecidas ordinarias
a pesar del efecto laminador de los embalses de
aguas arriba. Baste señalar que el caudal que correspondería a esa línea de inundación sería inferior,
según las hipótesis adoptadas en el modelo hidráulico, a 500 m.3/s., lo que claramente no se corresponde
con el régimen foronómico de la cuenca. A este respecto cabe puntualizar que los planos catastrales no son
una referencia válida dado que en ellos se suele
reflejar como cauce el correspondiente a aguas bajas.
Respecto al supuesto error cometido en el Estudio
Técnico de Alegaciones al emplear los perfiles núm.
55, 56, 57 y 58 en el análisis de la alegación referida,
debe hacerse constar en primer lugar que los herederos de D. Adrián Clemente García son propietarios de
las siguientes parcelas catastrales:
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- Parcelas núm. 57 y 58 del polígono 6 de Coria,
ubicadas aguas arriba del puente viejo de Coria.
- Parcela 151 del polígono 20 de Coria, que es la
que se ubica inmediatamente aguas arriba de la propiedad de los hermanos Fernández García.
La alegación que se analizó en el Estudio Técnico
hacía referencia a un muro ubicado en la margen
contraria a las parcelas relacionadas en primer lugar,
entre los perfiles núm. 55 a 58. No existe por tanto
ningún error en el citado documento.
Por último, ni la Propuesta de deslinde previo ni la
posterior Propuesta de deslinde constituyen resolución sobre el fondo del asunto, por lo que no deben ser
publicados íntegramente según dispone el artículo 58
de la Ley 30/92, según su redacción dada por la Ley 4/
1999, de 13 de enero. Los actos notificados hasta la
fecha no resuelven el fondo de la cuestión, al tratarse
de actos de trámite que no ponen fin a la vía administrativa y no susceptibles de recurso.
No existe por otro lado vulneración del artículo 35 a)
de la citada Ley, pues no se ha negado en ningún
momento la expedición de copias de documentación,
ni consta documento alguno, suscrito por los interesados, solicitando copia. La necesidad de abonar la
correspondiente tasa no es una arbitrariedad del funcionario actuante, como parece deducirse de las alegaciones, sino cumplimiento de lo dispuesto en el
Decreto 140/60 convalidado por la Ley 65/1997, de 30
de diciembre.
Por lo que respecta a la alegación de D. Jesús
Serrano Cabañas, debe ser desestimada en todos
sus términos. En lo tocante a la falta de limpieza del río,
como ya se ha expuesto anteriormente, la maleza e
islotes que crecen de forma espontánea en el cauce
forman parte de la morfología del río y no afectan al
funcionamiento hidráulico normal de la corriente. Respecto a la rotura del gavión, ya se afirmó en la Propuesta
de Deslinde que el objeto de dichos gaviones era el de
evitar la erosión provocada por un amplio meandro y no
constituían un elemento de defensa, por lo que su
restauración no modificaría la línea de deslinde. Por
último, el acceso a las parcelas colindantes no se ve
afectado en ningún momento por el presente expediente de deslinde ni por la posterior señalización de
la línea teórica mediante hitos de hormigón cada 200
m., pues no impiden la entrada a las parcelas colindantes y el acceso al cauce del río o el tránsito por márgenes y riberas.
Por lo que respecta a la alegación de D. Hilario
Domínguez Azabal, carecen de fundamentación técnica aquéllas referidas al nivel alcanzado en su opinión
por las máximas crecidas ordinarias. Ante la ausencia
de argumentos contrastables, procede desestimar la
alegación. Por lo que se refiere a la falta de limpieza del
cauce y a la influencia del desembolse de los pantanos,
basta remitirse a lo ya manifestado respecto a otras
alegaciones formuladas en los mismos términos.
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En relación con la alegación de SENPA, S.A., debe
señalarse en primer lugar que las cotas de la línea de
deslinde propuesta por el alegante son inferiores a los
niveles de inundación de la máxima crecida ordinaria
en el tramo considerado, por lo que no puede aceptarse su modificación. Por otra parte, de la observación
del terreno no se aprecian las variaciones en la orografía a que se alude en la alegación. A falta de otra
justificación, procede desestimar la alegación de
SENPA, S.A.
Finalmente, por lo que respecta a la alegación de
D.ª Milagros Valiente Alonso, propietaria registral de
los terrenos denominados Cachones de la Boticaria,
debe ser igualmente desestimada. Dichos terrenos
están constituidos por cuatro cachones o islotes enclavados dentro del río Alagón y separados por brazos
del mismo y corresponden a la finca registral número
4.178 duplicado. Con fecha 11 de junio de 1969, su
propietario registral a la sazón, D. Gregorio Guerra
Gutiérrez, suscribió Acta Previa a la ocupación con la
administración expropiante con motivo de las obras
del embalse de Alcántara (actualmente José María
Oriol). Posteriormente, con fecha 23 de julio de 1970,
suscribió Acuerdo de Avenencia y Contrato de Compraventa por el que se acordaba un justiprecio de avenencia de trescientas mil pesetas y se transfería la propiedad de dicha finca a Hidroeléctrica Española, S.A.,
entidad beneficiaria de la expropiación, entrando ésta
en posesión de la finca el mismo día. La cota de dichos
cachones se encuentra por debajo de la cota máxima
de embalse, utilizada como límite para la expropiación
de los terrenos afectados por el embalse de Alcántara.
Con posterioridad a esta transmisión de la propiedad de los terrenos, D. Felipe Iglesias Díaz, cónyuge de
la alegante, solicitó, en febrero de 1992, autorización
para el aprovechamiento de áridos en los referidos
cachones, aportando certificación registral a nombre
de su esposa D.ª Milagros Valiente Alonso. La Confederación Hidrográfica del Tajo, mediante resolución
de 18 de octubre de 1993, denegó dicha autorización
por encontrarse dichos terrenos por debajo de la cota
máxima de explotación del embalse José María Oriol
(antes Alcántara). En dicho expediente, de referencia
320.685/92, se refieren igualmente las actuaciones
expropiatorias que culminaron con la adquisición de la
finca por Hidroeléctrica Española, S.A.
Con relación al actual expediente de deslinde, debe
mantenerse lógicamente la consideración de dichos
terrenos como de dominio público hidráulico, tanto por
haber sido este el criterio de este organismo en el
expediente citado anteriormente, como por encontrarse de hecho dichos terrenos por debajo de la cota
calculada en los estudios técnicos elaborados para
delimitar la máxima avenida ordinaria. Todo ello con
independencia de la existencia de inscripción registral
a nombre de la alegante y de la procedencia o no de la
misma habida cuenta de la expropiación efectuada en
su día, circunstancias éstas que deberán sustanciarse
ante la jurisdicción civil.
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En consecuencia, de acuerdo con los antecedentes expuestos y fundamentos de derecho citados,
Esta CONFEDERACION HIDROGRAFICA DEL
TAJO, en virtud de la competencia otorgada por el
artículo 22.2 y 95.1 del texto refundido de la Ley de
Aguas aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2001,
de 20 de julio, artículo 33 del Reglamento de la Administración Pública del Agua y de la Planificación Hidrológica aprobado por Real Decreto 927/1988, de 29 de
julio, Real Decreto 984/1989, de 28 de julio, de acuerdo
con la Propuesta de la Comisaría de Aguas y visto el
Informe del Servicio Jurídico del Estado, ha resuelto:
1.º-Desestimar las alegaciones formuladas por
los comparecientes en el expediente por no ser ajustadas a derecho según las razones expuestas.
2.º-Aprobar el expediente de deslinde y amojonamiento del dominio público hidráulico del río Alagón
(ambas márgenes), en el tramo comprendido entre el
Rincón del Obispo y la Aceña del Olivar, en términos
municipales de Coria, Casillas de Coria y Portaje
(Cáceres), declarando la posesión y titularidad a favor
del Estado de una superficie de dominio público hidráulico de 359 hectáreas, 17 áreas y 11 centiáreas.
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3.º- Aprobar la línea de dominio público hidráulico,
así como la ubicación del estaquillado que la señala
sobre el terreno, representada en el plano de la Propuesta de Deslinde, de 7 de noviembre de 2001, y
definida por las coordenadas que se reflejan en el
Anexo incluido en las siguientes páginas.
4.º-Proceder, de acuerdo con los términos del artículo 95.3 del Texto refundido de la Ley de Aguas, a la
rectificación de las inscripciones del Registro de la
Propiedad contradictorias con esta resolución e
inmatricular, si procede, los bienes de dominio público
hidráulico a favor del Estado.
Se significa que esta Resolución es firme en vía
administrativa, pudiendo presentar Recurso potestativo de Reposición ante la Presidencia de este Organismo, en el plazo de UN MES. Con carácter alternativo
puede interponer Recurso Contencioso-Administrativo, ante los Juzgados de la misma jurisdicción o la Sala
correspondiente del Tribunal Superior de Justicia de
Madrid, en el plazo de DOS MESES, contados a partir
del día siguiente de su notificación.
Madrid, 19 de junio de 2002.- El Presidente de la
Confederación Hidrográfica del Tajo, José Antonio
Llanos Blasco.
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