Ana Wajszczuk Elige tu propia aventura De Los días que vivimos en peligro, Antología, 16 escritores argentinos narran los hechos que conmovieron al país (1982-2008). Seleccionados por Santiago Llach y Juan Diego Incardona. Emecé, Buenos Aires, 2003. "¿Cuántos años te creés que tenés, quince?", me gritó mi mamá mientras lavaba los platos, y fruncía la nariz para acomodarse los lentes sin tener que tocarlos con los guantes de lavar que estaban llenos de detergente. Siempre se queja de que no hacemos nada pero al final es pura queja porque ni Natalia ni yo lavamos nunca los platos, "dejá, dejá", dice mi mamá y se enoja y lo hace ella. Nosotras sólo ponemos o sacamos la mesa y siempre nos peleamos por quién hace qué cosa porque poner la mesa obvio que es más fácil que sacarla, no hay platos sucios y miguitas y el trapo rejilla es un asco. Bueno, la cosa es que cuando terminé de levantar la mesa porque a mí me tocaba le fui a decir que era lunes, y como todos los lunes a la tarde cuando son vacaciones yo quería ir a Nueve de Julio con Analía. Nueve de Julio es la calle del centro, ir a Nueve de Julio es como ir a pasear por el centro, vamos a tomar un helado y hay negocios de ropa, por ejemplo de Hendy y de Osh Kosh. En Osh Kosh hay un pantalón de jean lavado con el dobladillo a cuadrillé como el que tiene Silvina Bardone que lo voy a pedir para mi cumpleaños de once. Bueno, lo que quería contarte querido diario es que con Analía —que es mi mejor amiga, segunda Verónica y tercera Silvina Bardone— queremos que nuestras madres ahora que terminaron las clases nos dejen ir a Nueve de Julio los lunes a la tarde, ir a tomar un helado a San Remo o a El Piave y a hablar de nuestras cosas. Y mamá, que el lunes anterior me había dejado ir sin problemas ayer me dijo que no y me gritó que si me creo que tengo quince años, que tengo diez (diez y medio tengo, en junio cumplo once y ahí sí me va a tener que dejar ir sí o sí) y que como hoy era el cumpleaños de Natalia tenía que hacer un millón de cosas para la fiesta del cumpleaños y que estaba esperando a Estela y que no la molestara. Y además empezó con eso de que la calle está peligrosa, y ayer parece que más, fue un día más especial por esto de que terminaba "el juicio" y hay que tener cuidado porque puede pasar cualquier cosa. Eso dice mamá. Y a papá no le puedo pedir permiso porque siempre hace lo que mamá dice: si ella me deja, él me deja; si ella no me deja, él tampoco. Me da una rabia cuando hacen eso. Como cuando se pelean y cierran la puerta y no se escucha nada. Pero el otro día se pelearon y sí escuché, volvíamos de la casa de Estela y Oscar y cuando nos íbamos a dormir con Natalia y Lucas, papá y mamá empezaron a pelearse en voz alta y me hacía la dormida pero escuché. No es joda meterse con los "milicos", le gritaba papi, "acá va a empezar la mano dura de vuelta, acá no hay que ser amigo de nadie", pero ahí ya no sé de qué mano dura hablaban ni de quién se tiene que dejar de ser amigo, me parece que de Estela y Oscar hablaban pero me aburrí de escucharlos y me quedé redormida. Sigo contando querido diario, tuve que ir a lo de mis abuelos a buscar la torta de cumpleaños de Natalia y recién vengo. Bueno, lo que pasó ayer es que después de almorzar justo antes de que yo le preguntara a mamá lo de Nueve de Julio también se habían peleado por algo de "el juicio" que parece que terminaba y van a meter presos a algunos (como a los que eran presidentes antes de que ganara el de ahora, que es Raúl Ricardo Alfonsín) y papá le dijo: "te digo muy clarito que pares un poco de andar con Estela". Esto no entendí por qué. Estela, para que sepas querido diario, es la amiga de mami que pasa siempre a la tarde por casa ahora que son vacaciones y viene a tomar un café y a charlar con mi mamá porque son amigas desde que eran chicas y a fumar cigarrillos Jockey Club. A veces también vamos a la casa de Estela nosotros, como el otro día. Y bueno, Estela la venía a ayudar justo ayer con los sandwichitos de viena y las cosas del cumpleaños de Natalia. No entiendo por qué no puede estar con Estela, qué tiene. Pero después pensé como los detectives de los libros de Agatha Christie y me di cuenta de que "el juicio" son cosas que cuenta Estela sobre Oscar su marido que es policía o algo así. En "el juicio" algunos van a ir presos, seguro algunos del trabajo de Oscar, y por eso papá debe tener miedo de que a mamá la metan en "el juicio", porque es amiga de Estela. Pero para mí no es para tanto. Oscar es rebueno, no parece serio como un policía o un soldado y siempre juega a la pelota en la plaza con los mellizos Simón y los otros varones del grado y hace de referí (los mellizos Simón son rubios y son los hijos de Estela y Oscar. Van a la escuela al grado de Natalia. Los varones les dicen así, por el apellido, pero se llaman Gustavo y Gonzalo y siempre los cargan porque son tan rubios que parecen nenas). Bueno, por lo que pude escuchar cuando vino Estela ayer —porque vino igual y papi se fue a trabajar a la tarde dando un portazo— parece que Oscar se fue de la casa por "el juicio", pero para mí en realidad se deben haber "separado", como los padres de Analía, horrible, pero eso no lo pude averiguar, querido diario. Mamá me echa siempre de las conversaciones con Estela y me da tanta bronca, se piensan que no entiendo nada. Ese es mi gran problema: mi mamá. Analía me dice lo mismo de la suya. No nos entienden. Se lo pasan gritando y diciendo que quiénes son, eh, ¿las sirvientas de la casa? Y no nos dejan hacer nuestra vida, no se dan cuenta de que ya somos grandes y en cualquier momento vamos a empezar a ser adolescentes, o sea, grandes, y nos van a tener que dejar de tratar como si fuéramos unas nenitas. Nenita es Natalia, que tiene ocho, como el año pasado en las vacaciones, en Santa Teresita, que yo quise ir al recital de Rockas Vivas, ¡y mamá quería que la llevara a Natalia! Yo le dije que no, yo quería ir con la tía Andrea las dos solas y Natalia es chica, que fuera a ver a Cantaniño que venía la semana después que Miguel Mateos. Bueno, así una cosa tras otra, ya me tienen harta los grandes y ahora falta un montón para que empiecen las clases y me aburro: por ejemplo no me dejan hacer cosas con ellos, no me deja quedarme a conversar con ellas cuando viene Estela, o, por ejemplo, el otro día fuimos a lo del tío Paco y la tía Andrea, que se compró una videocasetera, y fueron a ver El crimen de Cuenca y no me la dejaron ver, me dijeron que "no es para chicos", y arreglaron para ir a ver a Les Luthiers y no me quisieron llevar porque dijeron que no iba a entender. ¿Por qué no se van un poco a la mierda, eh?, digo yo. Querido diario, al final no te terminé de contar lo que pasó ayer, uf, no termino nunca. Ahora ya están llegando todas las amigas del grado de Natalia, que son unas pesadas, y por eso dejé de escribirte. Te cuento: de bronca, cuando vino Estela a ayudarla a mamá me encerré con un libro, para que vieran que estaba enojada porque no me daba permiso para ir a Nueve de Julio, me encerré en la pieza de Lucas que como es varón tiene pieza para él solo (qué rabia me da, ¿por qué no lo ponen con Natalia, que son los dos más chicos y a mí me dejan la pieza sola?). Un poco me aburrí pero no quería salir para no darles el gusto. Al final salí a buscar otro libro porque El secreto de los delfines ya lo leí setecientas veces. El secreto de los delfines de la colección de los de Elige tu propia aventura, están buenos porque en algunos finales te hacés millonario pero en otros quedás atrapado en una cueva con leones o te hundís en un barco en el mar y te morís. Yo leí cosas así en una revista de grandes (hay una que tiene chicas que se le ven las tetas en la tapa y nunca me la dejan leer) en las vacaciones en Santa Teresita, el año pasado. Bueno, en una de ésas me acuerdo de que todas las semanas un señor contaba cosas así, que existe un lugar de verdad donde hay un montón de gente presa con los ojos vendados y que les ponen un número y una vez por semana les ponen inyecciones con droga, los suben drogados a un avión y les atan las manos y los pies con unos ladrillos de cemento y los tiran al mar, así, como si fuera en el mar de Santa Teresita. Así que imagínate, con esos ladrillos se ahogan, no se pueden desatar y no están muertos pero si caen vivos al agua igual no se pueden desatar y se ahogan. Es horrible. A veces a la noche en Santa Teresita mamá y papá se iban a jugar a las cartas al departamento de los tíos, que alquilan al lado, ellos tienen el 5 y nosotros el 6, son iguales pero el de los tíos tiene patio. Bueno, se iban y nosotros nos quedábamos durmiendo en las cuchetas del living con Natalia y Lucas y a mí me daba un miedo, porque los escuchábamos a mamá y papá y los tíos en el patio de al lado pero justo la cucheta está mirando la puerta de entrada y yo no podía dejar de mirar la puerta y me ponía a imaginar que en cualquier momento entraban rompiendo la puerta como en Elige tu propia aventura. Dice la revista que vi en Santa Teresita que hay una gente que ponía bombas y uno que era presidente antes (que se viste como en la foto de Oscar que hay en living de Estela) y la gente que estaba con el presidente, fueron y agarraron a los que ponían bombas que eran unos que se llamaban "los subversivos" y los llevaban presos pero a unos lugares secretos y a algunos después los tiraban en los aviones o les hacían otras cosas como los finales peores de Elige tu propia aventura. (Yo escuché que Estela le decía ayer a mamá que "estaba cansada", que de toda esa gente presa están todos muertos o en otros países y hacen como que están muertos así que para qué joden con "el juicio", que algo va a pasar si los que eran antes presidentes "van en cana". Ahí ya no entendí nada, y un poco me asusté). Bueno, esa vez cuando le pregunté a mamá me sacó la revista y me dijo que esa revista es para grandes. A mí me revienta eso de que es "para grandes" porque ya no soy una nenita, estoy harta de que no me dejen hacer cosas de grande. Ahora me está gritando desde la cocina para que vaya a jugar con Natalia y las pesadas de sus amigas y tengo que dejar de escribirte, uf. Al final lo que quería contarte es que por más que me enojé no me hicieron caso y mamá no me dejó ir a Nueve de Julio con Analía a tomar un helado y se quedó charlando con Estela y desde la pieza de Lucas no pude oír nada más. La odio. *** El 9 de diciembre se dictó la sentencia del proceso judicial realizado por la justicia civil en la Argentina en 1985, conocido como Juicio a las Juntas Militares y realizado por orden del presidente Raúl Ricardo Alfonsín, contra las tres primeras juntas militares de la dictadura llamada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), cuyos miembros fueron acusados de las graves y masivas violaciones de derechos humanos cometidas en ese período. El dictamen condenó a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Los acusados Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo no fueron condenados porque no se pudieron probarlos delitos que se les imputaban.