El Mercurio - Chile - 19 de septiembre de 2010 "Silo", fundador del movimiento, murió en Mendoza: Cenizas de líder humanista serán esparcidas en parques de reflexión en todo el mundo AIM Digital - Paraná, Entre Ríos Argentina - 20 de septiembre de 2010 Mario Luis Rodríguez, la muerte de un Humanista El fundador del Movimiento Humanista, Mario Luis Rodríguez, murió a los 72 años el viernes pasado, informaron fuentes del partido en Entre Ríos. EnClave - Jujuy, Argentina - 23 de septiembre de 2010 El humanismo de duelo Murió Silo Pressenza - 19 de septiembre de 2010 El Maestro Silo Luis Ammann Esta noche del jueves 16 ha fallecido en Mendoza, Mario Luis Rodríguez Cobos, (SILO), un argentino universal. Transcribimos una referencia a su vida y obra realizada por Luis Ammann en ocasión de la presentación del libro de Silo “Apuntes de Psicología” en la Feria del Libro en Tandil, Buenos Aires, el 16 de agosto de 2007. Esto dijimos entonces: En Apuntes de Psicología, el más reciente libro publicado por Silo (Ulrica Ediciones, Rosario, Argentina, 2006), el editor presenta la “biografía” del autor en treinta y tres palabras. Esa síntesis fue enviada por el mismo Silo en una actitud que ha sido reiterada: nunca tuvimos un comentario biográfico hecho por el autor que excediera de media carilla. Por eso, lo que vamos a exponer a continuación es una suerte de referencia biográfica no autorizada que se hace bajo nuestra responsabilidad y con el afán de dar alguna información más cercana a la persona y a la obra de este hombre que ha hablado y escrito sobre todos los temas excepto sobre él mismo. En 1999, en un opúsculo titulado El Pensamiento de Silo, escribimos: El ambiente de singularidad que rodea a Silo no proviene de sus ideas que, aceptables o no, son claras y tienen un discurso bien estructurado. Más bien, hay que buscar las razones del misterio y la ambigüedad que lo rodea en tres factores, dos ajenos a él y uno que le compete. Los factores ajenos: 1. el estado mental de las dirigencias argentinas, militares y civiles, y 2. la actitud de los medios de comunicación locales. 3. Lo que es imputable a Silo es su molesta independencia de los factores de poder y el ejercicio de su libertad. El primero en prohibir y difamar a Silo fue el dictador Juan Carlos Onganía. Sus más pertinaces perseguidores fueron José López Rega, responsable de la “triple A” una banda para policial y Ramón J. Camps, genocida convicto. Estos personajes percibieron que la prédica de Silo por la “no violencia” hacia peligrar sus intereses y al sistema violento que defendían. Así, persiguieron sus ideas, amenazaron y cometieron atentados y homicidios contra los miembros del Movimiento generado espontáneamente por esas ideas. Por otra parte, Silo es un hombre de hábitos sencillos y austeros, ajeno al espectáculo del poder y a la publicidad. No es un hombre de “relaciones mediáticas”. Finalmente, ha pensado, escrito y hablado sobre todos los temas que interesan al ser humano, rozando o incursionando decididamente el terreno de la psicología, la religión y el de la política, promoviendo siempre la metodología de la “no violencia” activa para el cambio social y personal. En suma, ha lesionado intereses, ha puesto en su lugar a los ridículos y ha ignorado a los dispensadores de fama. Pero lo irritante para el Sistema es que Silo, aunque él no se lo proponga, es un líder, un Guía espiritual. Una persona cuya conducta es inspiradora; cuyas ideas llenan un vacío y, sobre todo, dan una orientación de futuro diferente. “Que piense, vaya y pase”, ha sido la postura pragmática. Pero que un pensamiento original, que abarca la existencia y la experiencia humana, suscite la adhesión de gentes muy diversas y dé lugar a una organización de voluntarios activa y en crecimiento, esto ha sido “intolerable” para los bienpensantes. El hostigamiento corrió siempre por la misma vía: se trató de restar méritos a sus aportes, se ocultaron sus escritos y dichos para plagiarlo, se tergiversaron sus ideas-fuerza utilizándolas como slogans publicitarios. Nada de esto impidió que su visión del mundo se abriera paso y sus palabras llegaran al corazón de la gente sencilla. La intención de degradar es la que subyace en las diferentes injurias que se le han hecho desde el poder de turno. No es, por cierto, la mirada desprejuiciada de los académicos rusos que lo distinguieron con el doctorado honoris causa en 1993. Así escribíamos en 1999. La difusión de su ideario no violento lo llevó, en 1981, a dictar conferencias en distintas ciudades de Europa, gira que incluyó un acto en India. Fueron sucesos difíciles de encuadrar, porque Silo dio su mensaje ante miles de personas congregadas en salones y estadios cubiertos y en grandes espacios abiertos, como la playa de Choupaty, en Bombay. Se conoció así, lo que ellos mismos denominaron la “corriente no violenta de raíz latinoamericana”. Posteriormente sus conferencias han tenido por escenario universidades, centros culturales y la vía pública en casi todo el mundo, logrando una adhesión creciente que ya involucra a millones de personas en 140 países. Recientemente, la postura de los medios de comunicación masivos parece haber cambiado y está llegando el reconocimiento de instituciones, personalidades y medios de difusión en Europa, en Asia y –más tímidamente- en nuestro país. Los medios han bajado las barreras del prejuicio y se muestran dispuestos a permitir la libertad de expresión de este pensador. En 2006, su prédica por la Paz mundial, que hizo centro en el desarme nuclear, ganó las plazas, las calles y, por primera vez, las pantallas de televisores, cines y estadios. Hoy, son millones quienes escuchan a Silo y muchos más parecen disponerse a escuchar a un hombre bueno cuya palabra inspira suavemente el espíritu. Sus últimas exposiciones públicas en la montaña se han convertido en peregrinajes masivos. En 1999, al conmemorarse el 30º aniversario de su primera arenga pública, unas cuatro mil personas acudieron a escucharlo en “Punta de vacas”, el desolado paraje donde habló por primera vez a unas doscientas personas. En 2004 fueron alrededor de siete mil y en 2007 el número creció a más de 10 mil. El Parque allí construido recibe visitas permanentes y ha sido llamado por la prensa “Atalaya de la fe.” Desde 2002, año en que Silo presenta El Mensaje (un rescate de la individualidad en todo acorde con su mirada social solidaria) han ido surgiendo en todo el mundo Salas urbanas y Parques. Estos espacios de meditación e inspiración espiritual se están desarrollando en los cinco continentes. Algunos de ellos son Parque Punta de Vacas, Manantiales, La Reja, Kohanoff y Caucaia en Sur América; Red Bluff en América del Norte; Attigliano y Toledo en Europa y, ya iniciados los proyectos, los Parques de Asia y de África. Las referencias personales que da Silo son escuetas: su nombre es Mario Luis Rodríguez Cobos, nació en Mendoza el 6 de enero de 1938. Está casado con Ana Cremaschi, es padre de Alejandro y Federico y reside en un pequeño pueblo (Chacras de Coria) en los alrededores de Mendoza. Es escritor y, desde hace unos años, abandonó parcialmente sus actividades agrícolas. Sus principales obras publicadas son: Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, El día del león alado, Experiencias guiadas, Mitos raíces universales, Cartas a mis amigos, Diccionario del Nuevo Humanismo, Habla Silo y Apuntes de Psicología. También se han editado dos tomos de sus obras completas. Estos libros se han traducido y publicado en los principales idiomas, lenguas y dialectos y es lectura corriente de jóvenes contestatarios, de la Nueva Izquierda, de humanistas, ecologistas y pacifistas. A partir del año 2002, como hemos dicho, Silo impulsa El Mensaje, una dimensión espiritual. Si hubiera que esquematizar un perfil, diríamos que Silo es el ideólogo de una corriente de pensamiento: Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista (o Humanismo Siloísta, aunque él rechace esta denominación); un movimiento político-social no violento: el Movimiento Humanista, y una expresión espiritual: El Mensaje. La doctrina de Silo abarca, en suma, los temas fundamentales que interesan al ser humano. Diario Uno - Mendoza, Argentina - 19 de septiembre de 2010 ¿Famoso este?... si era mi vecino Silo fue un personaje singular al que los mendocinos nunca terminamos de digerir. Sin embargo, en muchos aspectos fue un menduco de lo más típico. Manuel de Paz Qué va a ser famoso ese tipo si vivía a la vuelta de mi casa”, decía con tierna ignorancia uno de los personajes que hace muchos años interpretaba Luis Sandrini. Aquella criatura sandrinesca negaba que alguien de su entorno pudiese tener un vuelo distinto al de los otros vecinos. Aquel chiste volvió a rondarme por estas horas en que muchos se están preguntando en Mendoza cosas tales como: “¿Es cierto que el Silo ese era tan famoso como dicen?” O si no: “¿Pero si a ese negro yo lo veía caminando como si nada por Chacras de Coria?” Marca en el orillo La muerte de Silo (72), quien portaba DNI a nombre de Mario Rodríguez Cobo, nos obliga a detenernos en este personaje del que se podrán decir muchas cosas, a favor y en contra, pero de quien es difícil no destacar una particularidad: poseía varias de las manchas que pintan al mendocino típico. Y fue uno de los pocos menducos realmente conocidos en varias partes del mundo. Hijo de los sesenta No era ostentoso, pero estaba secretamente orgulloso de lo que había construido y hasta podía aparecer como pedante. Era sobrio, aunque sabía que tenía pasta para liderar. Y se demoraba en el apego a ciertas formas piedemontanas, como las de no irse de boca o la de rumiar lo que se va a decir. Fue netamente un producto de los años ’60, de aquellos tiempos del “hacé el amor, no la guerra”, de la era de acuario, del “dejá que entre el sol”. Pero ya en los ’50, saliendo del cascarón, había sido un activo dirigente estudiantil en el CUS (Central Única de Secundarios). Merengue conceptual En la Argentina de fines de los ’60 y comienzos de los ’70 había una feroz lucha de ideas. Por un lado, reinaba el peace power que pregonaban Lennon y Yoko Ono desde aquella célebre cama neoyorquina, esa donde pasaban echados días enteros en medio de fotógrafos que los retrataban a ambos de la manito, mostrando el poto. Por otro lado, mareas de jóvenes de la clase media se sumaban, por primera vez, al peronismo, partido al que muchos padres de esos jóvenes habían combatido en los años ’50. Maravillosos e imberbes Casi en paralelo y mientras en Punta de Vacas Silo se hacía conocer con aquella especie de “ sermón de la montaña” (mayo de 1969), en el país ya se preanunciaban las “formaciones especiales” que alentó Perón desde Madrid poco tiempo después. Cuando Silo reafirmaba su fama (sobre todo fuera de la provincia y del país) con su “mirada interna” y sus llamados a “humanizar la tierra”, Perón embarcaba a la “juventud maravillosa” en una maquinaria infernal, la que después él mismo ordenó destruir. ¿Para quién patea? Silo insistía en mirar el “paisaje interno” pero aquí miles y miles de jóvenes se desconcertaban entre seguir al viejo líder o a esa satrapía de dirigentes montoneros que los llevaban derecho al degüello, a las cárceles, a las torturas y a las desapariciones. Por eso, en los ’70 Silo sonaba medio a marciano, por más que muchos de sus seguidores se consideraran de una izquierda no violenta. Es que él predicaba la no violencia justo cuando los jóvenes argentinos se ponían el traje de la juventud peronista más combativa. La contracara sería, primero, el asesinato como método del lopezreguismo y, luego, la tenebrosa represión estatal de los militares que subvirtieron el orden constitucional en marzo de 1976. El insistente PH Con el retorno de la democracia, la participación en las elecciones del Partido Humanista, brazo político del siloismo, generaba chanzas y chistes crueles de los militantes “en serio”. Los humanistas salían últimos o penúltimos o, con suerte, antepenúltimos en las elecciones, pese a que algunos de los candidatos que presentaban podrían haber tenido papeles más destacados que muchos de los mediocres -cuando no peligrosos- personajes que se repetían en los partidos grandes y tradicionales. Entre tanto Lo más paradójico fue que, mientras muchos se agarraban la panza de la risa por la pobre performance de votos de los siloistas, nos llegaban noticias de que Silo tal cosa en Europa, que tal otra en Centroamérica o que tal reunión de humanistas había sido un éxito en aquel lugar de Asia o que sus libros se traducían a los idiomas más raros. Antes de la implosión De alguna manera Silo fue un adelantado del vuelco que, tras la implosión soviética y la caída del Muro de Berlín, tendrían los partidos de izquierda hacia idearios más ecológicos y humanistas y menos pegados a la fracasada ortodoxia marxista leninista. Lo concreto es que hoy el Partido Humanista, como recordaban ayer los diarios porteños, tiene presencia en 30 países del mundo. Entre las consignas del siloismo hubo de todo: sensatez y locuras. Así, desde los ’80 figuraron propuestas como la supresión del servicio militar obligatorio, luego concretada en el gobierno de Carlos Menem, tras el escándalo por el asesinato del soldado Carrasco, junto a otras polémicas y típicas de los viejos partidos de izquierda, como el no pago de la deuda externa. Fuera del centro Personaje singular como pocos, Silo ya ha quedado como uno de los mendocinos bisagra entre un siglo y otro. Un mendocino casi desconocido en su tierra, del que muchos hablaban como si fuera un excéntrico, un extraño, como si fuera cordobés o polaco. Murió por problemas renales. Se negó a recibir diálisis o a ser trasplantado. “En la muerte de alguien se define toda su vida, no antes”, había dicho en 1992. Y nos la dejó picando. Rojo Suburbano - Argentina - 20 de septiembre de 2010 El humanismo despidió a Silo La noche de este 17 de septiembre de 2010 no será una jornada más en la vida de los militantes del Movimiento y del Partido Humanista, tanto de Argentina como a nivel internacional. Es que se realizó frente al Obelisco la despedida para Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido como Silo, el impulsor y líder natural del Movimiento Humanista a escala mundial, quien falleció en la noche del jueves 16 de septiembre en su amada tierra mendocina. Silo, que había nacido el 6 de enero de 1938, se forjó en su juventud en la ciudad de Chacras de Coria, en la provincia de Mendoza. El Movimiento Humanista dio sus pasos oficiales allá por el 4 de Mayo de 1969, cuando un centenar de personas desafiaron a la dictadura de Onganía y marcharon hacia Punta de Vacas, en la cordillera de Los Andes, desde donde Silo realizó su arenga más histórica, a la cual se la tituló “La curación del sufrimiento”. 500 personas se dieron cita en el Obelisco porteño para homenajear al líder histórico de un movimiento que, incansable y valientemente, bregan día a día por la paz mundial y el desarme tanto nuclear como de toda arma existente sobre la faz del planeta. Nuestro respeto y sincero abrazo para nuestros amigos humanistas en esta etapa de cambios y fortalecimiento colectivo tras la partida de la figura carismática de Silo. Tiempo Argentino - 21 de septiembre de 2010 Luchador por la paz La dimensión espiritual de Silo Por Pedro Raúl Noro Secretario de Comunicación de la organización barrial Tupac Amaru Se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y la mente, configurando una tarea cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida. La dimensión espiritual de Silo es inagotable y su muerte en Mendoza, hace unos días, nos deja a los argentinos, y a todos los que lo conocieron, una enseñanza cuyo horizonte, impredecible y vasto, es difícil de mensurar. Esta frase, dicha así en estos tiempos históricos tan intrincados y banales, parece la opinión de alguien que opina cualquier cosa sobre cualquier persona; pero este hombre, Silo, no tenía nada que ver con lo mediático, ni era un personaje conocido de la coyuntura política, económica, literaria, de la farándula o del espectáculo. En verdad, se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y la mente, configurando una tarea cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida. Con decenas de libros escritos, era también un hacedor, en el sentido que sus ideas se presentaban para ser cotejadas en distintos grupos de estudios -verdaderos laboratorios existenciales- que muchos jóvenes y no tan jóvenes experimentan con entusiasmo y asombro, en diversos territorios y culturas. Había estudiado a Ortega y Gasset, Edmund Husserl, Mircea Eliade, Nietzsche, Sartre y Hegel. Por supuesto, conocía muy bien, y entre muchos otros, a Marx, Darwin, C. G. Jung, Freud -a quien le objetaba la noción del inconsciente-, Wolfgang Köhler, Heidegger, Heisenberg, Kandins-ky. Todos ellos abonaron el terreno para la construcción de una magna obra, que buscó convertirse en una suerte de guía luminosa de los caminos internos. La conciencia, para Silo, era un fenómeno abierto, cuyos vericuetos, incluyendo los más íntimos, reprimidos o alejados de lo racional, podían develarse a quien supiera encontrar la llave, con paciencia y sereno esfuerzo, para decodificar sus manifestaciones. La mente, en tanto, era una suerte de ámbito mayor: el océano infinito dentro del cual la conciencia y el mundo desarrollaban su acción cotidiana. Desde esta perspectiva, su original enseñanza liberadora tiene puntos de contacto con el budismo, aunque no desdeña aportes de los sufíes, de la alquimia de los alejandrinos y neoalejandrinos o de la Philokalia de los monjes del Monte Athos. Inquieto escrutador de la espiritualidad de las culturas precolombinas, en distintas oportunidades se refirió al mito mesoamericano del Quetzalcoatl, el hombre-serpiente convertido en dios, como también al gran Pachakuti, el renovador del estado Inca, quien humanizó el colectivo social de ese imperio, según se explica en el texto El humanismo en las distintas culturas, del intelectual ruso Semenov. Por otra parte, el Aconcagua, como majestuoso y simbólico protector andino -y de la madre naturaleza- de la localidad de Punta de Vacas, donde Silo comenzó su misión, es una constante referencia en su obra. Heredero de Gandhi y Martin Luther King, fue el creador, sucesivamente, del Movimiento Humanista y de organismos como el Partido Humanista, la Comunidad para el Desarrollo Humano, Convergencia de las Culturas y otras asociaciones. El mensaje de Silo es la síntesis de su doctrina dirigida hacia un fin: humanizar la Tierra, es decir, descubrir el sentido del hombre en el mundo. Optimista profundo y de una curiosidad notable, en los últimos tiempos, como un verdadero Prometeo, puso en práctica lo que él llamó “talleres del fuego”: interesado en estudiar el salto de conciencia que iluminó a los homínidos y los convirtió en homo sapiens, ideó distintos experimentos para producir y controlar el fuego a partir de ámbitos primitivos, en elementales condiciones de origen, y de esta manera observar y entender el esfuerzo, el funcionamiento de la psiquis puesta en tal tarea hace 40 o 50 mil años atrás. Muy poco antes de la muerte física de Silo, mi hija María Guillermina, un ser sensible y receptivo, me cuenta, conmocionada, que tuvo una intuición notable. Soñó que este, en una reunión de amigos, ya flaco, debilitado y demacrado, caía al suelo; todos corrieron a auxiliarlo, pero entonces Silo los contuvo con un ademán, mientras les decía: “No, a mí no, cuiden la obra, cuiden la obra.” Extraordinaria premonición que me hizo acordar a la parte final del Zarathustra de Nietzsche, cuando este, sentado en una piedra, inquieto y meditabundo, se preguntaba: “¿Cuál es el último pecado del hombre Superior?” Entonces, y de pronto, dice el poema, se le iluminó el semblante y se dijo: “La Autocompasión. ¿Acaso aspiro yo al lamento de mi autocompasión? No, se respondió con firmeza. Yo aspiro a mi Obra.” En todas las culturas se manifestaron seres especiales que supieron ahondar, comprender la problemática de los tiempos más oscuros y plantear con claridad la huella de un futuro abierto y luminoso. Silo era uno de ellos. Su prédica por la paz comenzó cuando tenía 30 años, el 4 de mayo de 1969, en Punta de Vacas, a los pies del Aconcagua, con una arenga conocida como “La Curación del Sufrimiento”. Era el comienzo de la maravillosa década del ’70, con la renovación generacional, el Mayo de París y las ansias colectivas de transformar el mundo. El desarrollo de sus ideas -combatidos por los regímenes militares, desde Onganía hasta el proceso militar- se extendió luego a todos los continentes. En el año 1993 recibió el doctorado Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia; poco tiempo antes, había sido designado “Maestro” por la Shanga budista de Sri Lanka, al sur de la India. La última vez que se presentó en público fue el 11 de noviembre del año pasado, en Alemania, donde disertó ante la Cumbre de los Premios Nobel de la Paz, cuando la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, de la asociación Mundo Sin Guerras (también nacida a partir de su inspiración) llegó a Berlín después de recorrer distintos continentes. Esa marcha, épica, comenzó en Nueva Zelanda, recorrió cinco continentes, y culminó su camino en Punta de Vacas, donde Silo la recibió con los brazos abiertos, allí donde construyó uno de los tantos Parques de Reflexión que se encuentran diseminados por el mundo. La Arena - Argentina - 22 de septiembre de 2010 Tanto en la llanura como en el Ande Señor Director: El pasado jueves comenzó a difundirse la noticia del fallecimiento de un hombre en Mendoza, en Chacras de Coria. Se llamaba Mario Luis Rodríguez, pero se lo conocía como Silo. Tenía 72 años. Quienes poco o nada sabían de él pudieron pasar por alto tal noticia, pues las muertes son la rutina en el existir humano. Otros se dejaron ganar por la extrañeza y se sabe que los antiguos decían que la extrañeza o el asombro son, pueden ser, el comienzo de la sabiduría. Lo rutinario no asombra ni extraña, salvo cuando uno se separa de lo habitual y mira el acontecer como un observador momentáneamente ajenizado. En ese momento puede empezar a advertir que lo cotidiano, lo repetido, lo habitual no están desustanciados sino que forman parte de lo sustancial del vivir. Luego, puede pensar que, por caso, la felicidad detrás de la cual estuvo corriendo hasta entonces, no estaba afuera ni en el horizonte, sino en la posibilidad de apreciar los momentos del acontecer, cada uno de ellos. Esto es lo que Silo ensayó comunicar. En su "cuento" titulado El sentido recuerda cómo lograron esa percepción diferente de lo cotidiano hombres de todas las épocas. Cómo pudieron "escuchar el Silencio", hasta enamorarse "del Vacío", a través del cual se les hace manifiesta la pluralidad del presente. Allí se inicia un camino que no aleja de lo cotidiano ni renuncia a la responsabilidad del existir aquí y ahora, pero da acceso a un regocijo íntimo, que llena de sentido a la vida. Dado que pertenezco a la legión de quienes poco habían oído acerca de Silo sin que lo visto o leído tuviese fuerza suficiente para atraerlos y ponerlos en la búsqueda de mayor información, muy poco más puedo decir acerca del mensaje que comenzó a tratar de comunicar en mayo de 1969, ante un puñado de personas, en Punta de Vacas, en una arenga que habló de una curación por el sufrimiento, comienzo de un saber que luego iría desplegando en libros, relatos, ensayos y piezas oratorias, que ahora están, en su mayoría, en los dos volúmenes de sus obras completas. Para algunos de los que se han ocupado de él, Silo trató de crear una secta. Una comisión de la Asamblea Francesa incluyó, en los '70, al Movimiento Humanista, desarrollado por Silo, en una lista de "sectas destructivas". Figuraron en esa nómina, además del Humanismo, los Testigos de Jehová, la Cienciología, los Hare Krishna y muchos más grupos. Cuando comenzó a manifestarse Silo gobernaba Onganía, para cuya sensibilidad la prédica del gurú mendocino era peligrosa. No le fue mejor en los '70, pues el siloísmo fue mal visto por las Tres A, durante el gobierno de Isabel Perón. Estas actitudes persecutorias tuvieron el efecto que un mejor conocimiento de la historia hubiese permitido prever: los exiliados cruzaron el Ande, como un siglo y medio antes lo había hecho Sarmiento, y difundieron el pensamiento de Silo en Chile y luego en Francia. A partir de ahí este humanismo comenzó a provocar adhesiones en Estados Unidos, México, Europa y también en Asia y África. Silo pasó sus últimos lustros de vida de viaje en viaje, para exponer ante públicos cada vez más numerosos. En determinado momento se estimó que tenía más de un millón de adeptos. La calificación de secta, por la Asamblea Francesa, se fundó en la noción de que estos grupos coinciden en una actitud asocial: tratan de que el individuo rompa con su familia y su entorno afectivo, para tenerlos en disponibilidad total. El Humanismo de Silo no predicó esa ruptura ni buscó alejar a sus adeptos de la sociedad de su tiempo y sus problemas. La creación del Partido Humanista supuso la voluntad de meter manos en la masa del acontecer, con consignas claras, entre ellas la prédica por la paz y contra toda forma de racismo y exclusión. Todo ello sin distraer al individuo de sí mismo, pues Silo trataba de comunicar que la renovación debe producirse por la interacción de lo individual y lo social. Atentamente: JOTAVE El Pais, España - 22 de septiembre de 2010 Alejandro Rebossio Silo, fundador del movimiento humanista Su partido llegó a tener presencia en más de 30 países "Purifica el deseo, que habrás de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del sufrimiento", había arengado el pensador argentino Mario Luis Rodríguez, más conocido como Silo, el día en que creó el movimiento mundial humanista, el 4 de mayo de 1969. Fundador de una filosofía que llegó a reunir a un millón de seguidores en más de 100 países, y que derivó en la formación de un partido político con presencia en una treintena de ellos (incluida España), Silo falleció el pasado jueves en las afueras de Mendoza (oeste de Argentina) 41 años después de aquella proclama y a los 72 años de edad. Padecía una afección renal, pero se había negado a someterse a diálisis o a un trasplante. Silo fue un personaje extraño para Occidente, pero no lo hubiese sido de haber nacido en Oriente. Pregonaba un cambio espiritual y social a la vez para la refundación de la "nación humana". Mezclaba el llamado budista al no deseo con proselitismo en contra de la violencia, la discriminación y el pago de la deuda exterior y a favor de la paz y la solidaridad. Rodríguez había nacido en Mendoza, el 6 de enero de 1938. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, pero después se dedicó a escribir cuentos, libros y estudios no solo sobre política sino también sobre la sociedad, la psicología y la espiritualidad. Él recomendaba dos de sus libros: Manual del poder joven (1969) y La mirada interna (1980). Como la dictadura militar de Juan Carlos Onganía (1966-1970) no permitía reuniones públicas porque había declarado el estado de sitio, Silo se marchó con sus amigos y seguidores a la cordillera de los Andes, a Punta de Vacas, al pie del Aconcagua y cerca de Chile. Allí, el 4 de mayo de 1969, dio su sermón de la montaña. La curación del sufrimiento fue el título de su discurso. Silo y su gente bebían de las ideas del budismo zen, de la lógica, el teatro del absurdo de Eugène Ionesco, el existencialismo de Jean-Paul Sartre y el materialismo de Carlos Marx. En los setenta se marchó con unos amigos a vivir a la selva de la provincia de Jujuy (noroeste de Argentina), pero los militares los detuvieron bajo la sospecha de que estaban armando una guerrilla. Nada más lejos para estos pacifistas que después fundaron La Comunidad para el Desarrollo Humano. El humanismo comenzó a expandirse por Argentina y Chile, pero también comenzó a ser perseguido, de un lado de la cordillera, por el ministro de Bienestar Social del Gobierno de Isabel Perón (1974- 1976), José López Rega, y después por otra dictadura militar (1976-1983) y, del otro lado, por el régimen de Augusto Pinochet. Algunos humanistas argentinos y chilenos se exiliaron en España o Francia, y poco a poco el movimiento comenzó a expandirse por los cinco continentes. En 1984, con el regreso de la democracia en Argentina, se fundó el Partido Humanista (PH). Ese mismo año se fundó el PH en España. En otros países como Chile, EE UU, Italia, India y Egipto también se creó la rama política del movimiento. Silo apoyaba al partido, pero nunca figuró como candidato. En las últimas elecciones legislativas de 2007, el PH de Argentina integró una coalición kirchnerista. En 1999, otra vez en Punta de Vacas, Silo había admitido: "Hemos fracasado. Reconozco el triunfo provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores". Pero el pensador no se rindió y siguió predicando aquí y allá. En noviembre pasado habló por última vez en público en Berlín en una reunión de los Nobel de la Paz. Allí alertó contra la pobreza, las armas nucleares y el legado de las dictaduras latinoamericanas. El 2 de enero terminó en Punta de Vacas una gira mundial por la paz y contra la violencia. Desde entonces no se le vio más. Estaba enfermo y murió en compañía de María Luisa, su mujer de toda la vida, uno de sus dos hijos y algunos amigos. Movimiento Generación 80 - Chile - 22 de septiembre de 2010 El Partido Humanista chileno lo despide El 16 de septiembre falleció Silo Anoche (antenoche) cerca de las 22 horas argentinas, partió de esta realidad, Silo, el pensador e inspirador de toda una corriente de pensamiento y sentimiento: El Nuevo Humanismo. Silo, falleció a los 72 años de edad, tras una larga enfermedad renal que afectaba su estado de salud. Y lo hizo en su hogar de la ciudad argentina de Mendoza, junto a amigos y familiares. El Partido Humanista chileno expresa su emoción y admiración ante la partida de tan grande referencia en nuestro actuar político, social y personal. A mediados de los años 60s, Silo plasmó su ideario en un movimiento social que traspasó fronteras, épocas, culturas y generaciones, a través de organizaciones como: La Comunidad para el Desarrollo Humano, Mundo sin Guerras, Centro Mundial de Estudios Humanistas, Convergencia de las culturas y el Partido Humanista Internacional con presencia en decenas de países alrededor del mundo. El Partido Humanista chileno surge en plena dictadura, para luchar a través de la No violencia activa por la Libertad y una nueva sociedad justa, igualitaria y diversa, con plenos derechos para todos, así como el surgimiento de un ser humano nuevo, pleno de sentido en la vida y realización interior. Todo esto, íntimamente inspirado por las ideas y acciones llevadas adelante por Silo. “Los humanistas estamos en un momento de profunda reflexión, sabemos que Silo pasó a una nueva dimensión, pero no deja de afectar el hecho de su partida”, aseguró el presidente del Partido Humanista chileno, Danilo Monteverde. “Para uno es una gran referencia, tomando en cuenta que él creó la última y más nueva ideología, cuya base está en la transformación social y al mismo tiempo interna de cada uno de nosotros. Esto es la base de este proyecto revolucionario que seguiremos llevando adelante con más fuerzas que nunca, tal como hace 40, 20 o 5 años atrás”, reafirmó Monteverde. Mientras tanto se preparan acciones en las diversas ciudades del país para celebrar su vida, los y las humanistas, se juntan en los Parques de Estudio y Reflexión, como el de Manantiales a 70 kms al norte de Santiago, lugares en donde prontamente se dejarán las cenizas de quien fuera figura de rebeldía generacional, así como de Paz y Justicia social en el mundo entero desde hace más de 40 años. Comunicaciones G80 Los Andes, Mendoza, Argentina - 22 de septiembre de 2010 Un homenaje póstumo de Silo a las tortitas de Nico El recientemente desaparecido filósofo, escritor y político Mario Luis Rodríguez Cobos -conocido mundialmente como “Silo”-, era también un personaje de nuestra ciudad. Solía tomar café en Vía Veneto, en calle Amigorena de Capital, y era tal su afición por las tortitas que allí elabora Nicola Conte -uno de los dueños del lugar-, que si él llegaba antes que estuvieran horneadas, directamente se iba sin tomar nada. Tanto le gustaba ese clásico tentempié mendocino, que antes de morir les pidió a unos amigos suyos que, cuando ya no estuviese, fueran a “homenajear” a sus amadas tortas. Así fue que el 17 de setiembre, un día después de su muerte, aparecieron por Vía Veneto 6 ó 7 de sus más íntimos y, sin mayor protocolo, se ubicaron frente a una de las vitrinas e hicieron reverencias a las tortas de su maestro subiendo y bajando los brazos, tal como se saluda a los reyes en algunas culturas. ¡Imaginen la sorpresa de los parroquianos! Una despedida con originalidad y respeto para un personaje entrañable que supo cultivar y contagiar el humor inteligente. LaVanguardia, Barcelona, España - 22 de septiembre de 2010 ¿Secta o partido? Mario Luis Rodríguez, ‘Silo’ (1938-2010) Fundador del Movimiento Humanista Apodado Silo, el argentino Mario Luis Rodríguez Cobos fue el fundador del humanismo. Su actitud mesiánica y de gurú espiritual no contribuyó en absoluto -más bien al contrario- a lavar esa imagen sectaria. Rodríguez falleció el pasado día 16 por una insuficiencia renal en Chacras de Coria, localidad mendocina donde había nacido hacía 72 años. Silo rechazó someterse a un tratamiento de diálisis. El Movimiento Humanista ha sido reiteradamente tachado de sectario tanto por expertos de distintos países como por ex miembros. Una estructura de captación y gestión piramidal de sus integrantes contribuyó a fomentar esa imagen. No obstante, los más de treinta partidos políticos humanistas que se reparten por el mundo -incluido el español- son perfectamente legales y alguno de ellos, como el chileno, goza de cierto respaldo popular. Silo fundó el Movimiento Humanista el 4 de mayo de 1969. Ese día ascendió a Punta de Vacas, paraje de los Andes argentinos en la frontera con Chile. Allí, ante medio millar de seguidores, pronunció el discurso La curación del sufrimiento. Punta de Vacas es un lugar emblemático para el movimiento, pues en 1999 se conmemoró el trigésimo aniversario de aquella arenga. Los humanistas regresaron al pie del Aconcagua otros años por la misma fecha y el pasado 2 de enero culminó en ese paraje la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, otra iniciativa de Silo, tratado por muchos de maestro. Su misticismo se manifestaba básicamente de modo pacifista y de izquierdas. Por eso, los partidos humanistas concurrieron frecuentemente a elecciones enmarcados en coaliciones progresistas, como es el caso de Chile, a cuyas presidenciales se presentó en el 2005 la formación local, aliada, entre otros, al Partido Comunista, bajo el nombre de Juntos Podemos. El candidato de la coalición fue el humanista Tomás Hirsch, el cuarto más votado. El PH de Argentina formó parte, a finales de los noventa, del progresista Frente Grande encabezado por Chacho Álvarez. Y en España, el PH participó en el 1986 en la fundación de Izquierda Unida. Robert Mur Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas - España - 22 de septiembre de 2010 Fallece a los 72 años Silo, el fundador del Movimiento Humanista Mario Luis Rodríguez Cobo -más conocido como Silo- fundador del Movimiento Humanista, murió el pasado 16 de septiembre por la noche en Mendoza, donde había nacido 72 años atrás. Padecía una enfermedad renal de la que no pudo recuperarse. Sus cenizas serán esparcidas en parques de las decenas de países por los que extendió su prédica, según explica el diario Clarín. La secretaria general del Partido Humanista, el frente político del Movimiento, Bernardita Zalisñak, afirmó: “Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido. Estaba muy enfermo pero tengo entendido que había rechazado hacerse diálisis”. La dirigente agregó que “Silo ha dedicado su vida a inculcar la solidaridad, la no violencia y la no discriminación. Es un ser inmortal. Ha fallecido su cuerpo pero su espíritu y su alma crecen hacia la luz”. Misteriosa como esta afirmación de una de sus discípulas fue la vida de Silo, que despertó curiosidad en algunos y adhesiones fervorosas, en otros. Pero también fue perseguido por la dictadura de Onganía y su movimiento reprimido por José López Rega y la última dictadura. A los 31 años (en 1969) fundó en el paraje mendocino de Punta de Vacas, ante unos 500 seguidores, el Movimiento. Oportunidad en la que dio el discurso “La curación del sufrimiento” que los humanistas consideran el acto inicial de su movimiento. Fuera de su prédica pacifista resultan difíciles de asir las ideas de Silo. Una muestra son las declaraciones de Zalisñak y el correo electrónico difundido por sus seguidores: “Pidamos por su bienestar allá donde estemos, en su tránsito hacia la luz. Paz en el corazón, luz en el entendimiento”. El Movimiento Humanista y la prédica de Silo se extendieron a más de 100 países y entre otros libros escribió: Manual del Poder Joven, La Mirada Interna, Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, Mitos, Raíces Universales, Diccionario del Nuevo Humanismo y Habla Silo. Además del Partido Humanista, integran el Movimiento las siguientes organizaciones: La Comunidad para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin Violencia y el Centro Mundial de Estudios Humanistas. A partir de La Comunidad surgió en 1984, con el advenimiento de la democracia, la rama política del movimiento de Silo, que tomó el naranja como color de identidad. El no pago de la deuda externa y la abolición del servicio militar obligatorio fueron sus consignas de batalla. Presentó fórmulas presidenciales -en ocasiones íntegramente formada por mujeres- con escaso éxito y tuvo sus mejores momentos en los 90, aliado a fuerzas de izquierda y centroizquierda, como el ascendente Frente Grande de Chacho Álvarez. Aunque dirigentes de esos espacios miraban a los humanistas con desconfianza, los integraron a sus listas. Silo siempre preservó su figura de las lides políticas, pero en varias oportunidades participó de reuniones e incluso de actos de campaña. Aliados de esa época recuerdan su amabilidad y el extraño carisma que siempre lo distinguió. El diario “La Nación” explica que su última aparición pública había sido el 2 de enero pasado, en una marcha por la paz y la no violencia que concluyó en Mendoza. Silo había nacido el 6 de enero de 1938 en Mendoza, desde donde lanzó en 1969 el Movimiento Humanista, cuya doctrina procura la refundación de la nación humana mediante el desarrollo personal y la transformación social. Promovió la solidaridad y los principios de la no violencia y la no discriminación. El escritor y humanista afianzó su compromiso con la izquierda y con las posiciones anarquistas a partir del golpe militar de 1976. Su liderazgo se extendió por el mundo, principalmente entre sectores identificados con el pensamiento de izquierda y en muchos países derivó en expresiones políticas, como el Partido Humanista, creado en la Argentina en 1984, presente hoy en 30 países. Impulsado por los dirigentes Luis Ammann, Alejo Croce y Luis Milani, el Partido Humanista surgió en la institución social y cultural La Comunidad para el Desarrollo Humano, reconocida por las Naciones Unidas. Al poco tiempo se sumaron Lía Méndez, Roberto Kohanoff, y Nélida Rey, entre otros dirigentes. En sintonía con la prédica de su inspirador, el Partido Humanista apostó al compromiso personal de sus militantes para atender los problemas sociales. Identificado con el color naranja, sólo en 1999, en vísperas de las elecciones, realizó su primer acto público, en el que hablaron Lía Méndez y Silo. En la Argentina, el Partido Humanista creó recientemente una corriente sindical, que participa en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). En la última década, Silo delegó la conducción del Movimiento Humanista en una asamblea. Una figura polémica “Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido”, dijo a la prensa la secretaria general del partido, Bernardita Zalisñak, al confirmar la muerte del dirigente, que tenía 72 años y sufría una grave afección renal. Según leemos en la agencia ANSA, Silo murió en su casa de Chacras de Coria, a 17 kilómetros de Mendoza, junto a su mujer, Ana Luisa, uno de sus hijos y amigos, que esperaban el desenlace pues estaba muy enfermo de los riñones pero había rechazado someterse a diálisis. Como señala el diario argentino “Perfil”, su figura siempre generó polémica entre quienes confiaban ciegamente en su mensaje, y quienes lo consideraban un hábil manipulador. Lo cierto es que Silo murió a los 72 años y eso servirá, seguramente, para afianzar el mito entre sus seguidores. El Mundo - España - 23 de septiembre de 2010 Mario Luis Rodríguez Cobos Creador del Partido Humanista Su doctrina de desarrollo personal y cambio social se extendió por 27 países Juan Ignacio Irigaray Mario Luis Rodríguez Cobos, intelectual argentino conocido popularmente como Silo y fundador del movimiento Humanista, que sirvió de base al partido Humanista en España y otros 29 países, falleció el jueves a los 72 años en su pueblo natal, Chacras de Coria, en la provincia argentina de Mendoza. Sufría una insuficiencia renal desde el año pasado y pese a los consejos médicos no quiso someterse a diálisis ni trasplante. Murió en su hogar acompañado de su esposa y uno de sus hijos. Sus restos serán cremados y las cenizas, dispersas en parques de todos los países en donde arraigó su prédica. En 1969 la dictadura militar que imperaba entonces en Argentina bajo Estado de Sitio no permitió a Rodríguez Cobos -egresado de la facultad de filosofía- y sus seguidores reunirse en Mendoza por lo que debieron marchar fuera de la capital provincial hacia la montaña, hasta un paraje rocoso llamado Punta de Vacas. Allí Silo, a los 31 años, pronunció el discurso La curación del sufrimiento, en lo que luego sería considerado como el acto bautismal del movimiento. “Purifica el deseo que habrás de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del sufrimiento”, dijo en aquella arenga de tono ascético. Mientras una parte de la juventud argentina se inclinaba a la lucha armada en las guerrillas de izquierdas y peronistas -imitando al revolucionario para entonces ya fracasado y muerto Ernesto Che Guevaraaparecía un predicador espiritual y pacifista que citaba a la vez a Gandhi, Marx, Sartre, Ionesco, todo eso inmerso en la era de Acuario y la práctica zen. Tiempo después Silo –ya bautizado así- se marchó con un grupo de seguidores a la provincia de Jujuy (norte) y se instalaron a vivir en una cabaña del bosque. Pero los militares estaban convencidos de que pretendían instalar un foco de guerrilla rural. Derribaron a patadas la puerta y detuvieron a todo el grupo por unos días. El golpe de Estado de 1976 que inauguró la dictadura militar más sangrienta en Argentina lo obligó a exiliarse en España. Sus ideas de introspección y espiritualismo prendieron allí con La Comunidad para el Desarrollo Humano, a la vez que otros exiliados argentinos y chilenos las desperdigaban por Francia y el resto de Europa. Con la refundación de la democracia argentina en 1984, Silo volvió a Mendoza y se abocó a la política fundando el partido Humanista, que luego se reproduciría en varios países. Con el color naranja como seña de identidad, su doctrina propone una nueva nación humana mediante el desarrollo personal y la transformación social. Él nunca se postuló de candidato a nada y optó por preservarse del manoseo de la política. Siempre permaneció en segunda fila y no daba entrevistas ni aparecía en los medios de comunicación, agrandando así el enigma sobre su persona. Los candidatos del partido suelen ser mujeres y en Argentina sólo ganaron un escaño a concejal. En 1999, al cumplirse 30 años del nacimiento del siloísmo, volvieron a Punta de Vacas. Allí el líder hizo una confesión: “ Hemos fracasado. Reconozco el triunfo provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores”. Pero advirtió que “los triunfadores de hoy no serán necesariamente los triunfadores del mañana” y anunció “el nacimiento de una nueva civilización, la primera que será planetaria”. La última aparición pública de Silo fue el 11 del pasado noviembre en Berlín, durante la X Cumbre de Premios Nobel de la Paz. Allí alertó sobre “la pobreza de vastas regiones” del planeta y “la creciente amenaza nuclear que es, en definitiva, la máxima urgencia del momento actual”. También se quejó de la persecución a los humanistas “no solamente a manos de los fascistas, sino también a manos de algunos sectores bienpensantes”. -------------------------------------------Mario Luis Rodríguez Cobos, intelectual, nació el 6 de enero de 1938 en Mendoza (Argentina) donde falleció el 16 de septiembre de 2010. Goma3 - 23 de setiembre de 2010 La dimensión espiritual de Silo, el infatigable constructor argentino de la Paz En verdad, se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y la mente, configurando una tarea, cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida. Con decenas de libros escritos, era también un hacedor, en el sentido de que sus ideas se presentaban para ser cotejadas en distintos grupos de estudios, -verdaderos laboratorios existenciales- que muchos jóvenes y no tan jóvenes experimentan con entusiasmo y asombro en diversos territorios y culturas. Tratando de develar la trascendencia, me consta que era un cuidadoso lector. Había estudiado a Ortega y Gasset, Edmund Husserl, Mircea Eliade, Nietzsche, Sartre y Hegel. Por supuesto, conocía muy bien, y entre muchos otros, a Marx, Darwin, C. G. Jung, Freud -a quién le objetaba la noción del inconciente-, Wolfang Kohler, Heidegger, Heisenberg, Kandinsky. Todos ellos, abonaron el terreno para una magna obra: intentar convertirse en una suerte de guía luminoso de los caminos internos. La conciencia, para Silo, era un fenómeno abierto, cuyos vericuetos, incluyendo los más íntimos, reprimidos o alejados de lo racional, podían develarse a quién supiera encontrar la llave, con paciencia y sereno esfuerzo, para decodificar sus manifestaciones. La mente, en tanto, era una suerte de ámbito mayor, el océano infinito dentro del cual la conciencia y el mundo desarrollaban su acción cotidiana. Desde esta perspectiva, su original enseñanza liberadora tiene puntos de contacto con el Budismo, aunque no desdeña aportes de los Sufìes, de la Alquimia de los Alejandrinos y Neoalejandrinos o de la Philokalia de los monjes del Monte Athos. Inquieto escrutador de la espiritualidad de las culturas precolombinas, en distintas oportunidades se refirió al mito mesoamericano del Quetzalcoatl, el hombre-serpiente convertido en dios, como también al gran Pachakuti, el renovador del estado Inca, quién humanizó el colectivo social de ese imperio, según se explica en el texto “El humanismo en las distintas culturas” del intelectual ruso Semenov. Por otra parte, el Aconcagua como majestuoso y simbólico protector andino -y de la madre naturaleza- de la localidad de Punta de Vacas, donde Silo comenzó su misión, es una constante referencia en su obra. Heredero de Gandhi y Martin Luther King, fue el creador, sucesivamente, del Movimiento Humanista y de organismos como el Partido Humanista, la Comunidad para el Desarrollo Humano, Convergencia de las Culturas y otras asociaciones. El Mensaje de Silo, es la síntesis de su doctrina dirigida hacia un fin: Humanizar la Tierra, es decir, descubrir el sentido del hombre en el mundo. Optimista profundo y de una curiosidad notable, en los últimos tiempos y como un verdadero Prometeo, puso en práctica lo que él llamó “talleres del fuego”: interesado en estudiar el salto de conciencia que iluminó a los homínidos y los convirtió en sapiens sapiens, ideó distintos experimentos para producir y controlar el fuego a partir de ámbitos primitivos, en elementales condiciones de origen, y de esta manera observar y entender el esfuerzo, el funcionamiento de la psiquis puesta en tal tarea hace 40 o 50 mil años atrás. Las preguntas eran: ¿Cómo hizo el hombre para descubrir la tecnología destinada a producir y controlar el fuego? ¿Cómo y de dónde surgió esa intencionalidad transformadora del entorno y de sí mismo y cuales fueron sus efectos? ¿Cómo se produjo la evolución y el salto de conciencia? Porque, en definitiva, la lucha del hombre esta orientada a la superación del dolor y el sufrimiento, es decir, hacia el intento por transformar las condiciones -cualquiera que ellas fuesen-, que limitan su existencia tèmporo-espacial. Muy poco antes de la muerte física de Silo, mi hija María Guillermina, un ser sensible y receptivo me cuenta, conmocionada, que tuvo una intuición notable. Soñó que éste, en una reunión de amigos, flaco, debilitado y demacrado cayó al suelo; todos corrieron a auxiliarlo, pero entonces Silo los contuvo con un ademán mientras les decía: “-no, a mi no, cuiden la obra, cuiden la obra…!” Extraordinaria premonición que me hizo acordar a la parte final del Zarathustra de Nietzsche, cuando éste, sentado en una piedra, inquieto y meditabundo se preguntaba “-cual es el último pecado del hombre Superior?” Entonces y de pronto, dice el poema, se le iluminó el semblante y se dijo: “- La Autocompasión..! Acaso aspiro yo al lamento de mi autocompasión? No ! -se respondió con firmeza: Yo aspiro a mi Obra !!!”. En todas las culturas se manifestaron seres especiales que supieron ahondar, comprender la problemática de los tiempos más oscuros y plantear con claridad la huella de un futuro abierto y luminoso. Silo era uno de ellos; se reivindicaba como perteneciente no a un país, etnia o clase determinada, sino a esos hombres cuya misión era velar por el destino de la especie humana en toda su dimensión y misterio. Su prédica por la Paz comenzó cuando tenía 30 años, el 4 de Mayo de 1969, en Punta de Vacas, a los pies del Aconcagua, con una arenga conocida como la Curación del Sufrimiento. Era el comienzo de la maravillosa década del 70, con la renovación generacional, el Mayo de París y las ansias colectivas de transformar el mundo. El desarrollo de sus ideas -combatido por los regímenes militares desde Onganía hasta el Proceso Militar- se extendió luego a todos los continentes. En el año 1993, recibió el doctorado Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia; poco tiempo antes, había sido designado “Maestro” por la Shanga Budista de Sri Lanka, al sur de la India. La última vez que se presentó en público fue en el 11 de Noviembre del año pasado, en Alemania, donde disertó ante la Cumbre de los Premios Nóbel de la Paz, cuando la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, de la asociación “Mundo Sin Guerras” (también nacida a partir de su inspiración) llegó a Berlín después de recorrer distintos continentes. Cabe mencionar que esa marcha, épica, comenzó en Nueva Zelanda, recorrió cinco continentes y culminó su recorrido en Punta de Vacas, al pié del Aconcagua, en plena cordillera de los Andes, donde Silo la recibió con los brazos abiertos, allí donde construyó uno de los tantos Parque de Estudio y Reflexión que se encuentran diseminados por el mundo. Revista Veintitrés - 23 de septiembre de 2010 La historia y la muerte de Mario Rodríguez Cobos Adios Silo A los 72 años falleció el líder del Movimiento Humanista. Desarrolló un pensamiento original sobre la existencia humana que suscita las más diversas adhesiones. La historia de un mendocino que es considerado un guía espiritual universal. por María Eva Guevara Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido", dijo la secretaria general del Partido Humanista, Bernardita Zalisñak. Quien hablaba era una más de los cientos de militantes que el pasado jueves 16 de septiembre se acercaron a darle un último adiós a Silo, el pensador, escritor e inspirador de búsquedas filosóficas y tareas solidarias promovidas en el método de la "no violencia activa". Estaba muy enfermo en su casa de Chacras de Coriay había rechazado hacerse un tratamiento de diálisis. Sus cenizas serán esparcidas en parques de las decenas de países por los que se extendió su prédica. Para ninguno de los miembros del Partido Humanista y otras organizaciones que integran el movimiento, como La Comunidad para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin Violencia y el Centro Mundial de Estudios Humanistas, la muerte de Silo es un final. El hombre que desarrolló un pensamiento original sobre la existencia humana no muere. En todo caso, la ausencia no hace otra cosa que instalar una copresencia, ratificadora de lo que ha hecho en la vida: servir de guía. Ser la presencia luminosa en la vida de muchos, esencialmente un iniciador. "Alguien que posee una llave para abrir la puerta del mundo del espíritu", dice uno de sus seguidores, Salvatore Puledda. "Un revolucionario de la conciencia humana, un militante con el cual convivimos y aprendimos porque nos propuso un futuro diferente, la recreación del espíritu y de las mejores condiciones del ser humano", definía Claudia Fernández, secretaria general del Partido Humanista a nivel ecuménico. Pero la historia de este hombre alto y delgado que algunos llaman en confianza el Negro –su verdadero nombre es Mario Rodríguez Cobos-, debe escribirse en tiempo pasado. En ese pasado fue central su adolescencia curtida en la escuela de los Hermanos Maristas, uno de los epicentros locales del movimiento estudiantil más importante de la época que era entonces la Acción Católica. A los 15 años recuerdan los amigos varias situaciones que revelaron una capacidad de liderazgo. Era un alumno avanzado que leía a Freud y Sartre cuando los demás jugaban a las bolitas y era notable su capacidad de juguetear y de reírse como un niño, "de maravillarse continuamente por la gran comedia humana", como describe Salvatore puledda. En una entrevista memorable que la revista Playboy le hizo en su casa de Chacras de Caria en 1988, cuando ya era una personalidad conocida, Silo contó que su hogar era muy convencional. Un padre que durante muchos años fue presidente de Giol, dueño de unos campitos, y una madre muy aficionada a la música que era profesora de piano. Tuvo dos hermanos, una fue profesora de arte, otro publicista muy creativo, y él, que cierto día se dio cuenta de que, en verdad, no estaba haciendo nada. O más bien era un espíritu indagando en la búsqueda de una respuesta, intentando que todo lo que acumulaba fuese dibujando nuevos límites. Cuentan varios de sus amigos y conocidos que compartieron con él aulas universitarias que era mucha la gente que asistía a presenciar sus exámenes orales. Todo un ensayo de su poder de convocatoria que Silo se ocupó de modelar estudiando oratoria, haciendo experiencias teatrales y sobre todo reflexionando sobre el poder de la palabra. La carrera que eligió nunca la terminó. Cierta vez se le presentó a un íntimo amigo de la infancia y lo instó a que renunciase a su vida gris de empleado bancario y lo acompañase a cambiar el mundo. A otros les ocurrió algo similar y se convirtieron con el tiempo en algo más que seguidores, cofundadores del humanismo. Silo tenía 28 años cuando corría el año 1969. Sevivía la plena efervescencia militante de una juventud atraída por el sueño revolucionario, el Mayo Francés, la Revolución Cubana y su proyecto del "hombre nuevo". Y en eso apareció la novedad de la convocatoria en Punta de Vacas, a 2.400 metros del nivel del mar. Según reflejan las tapas de algunos periódicos a la arenga concurrieron entre 200 y 300 personas. Hubo corresponsales de la prensa extranjera. Había cierta ansiedad porque se había pedido autorización a las autoridades militares y la dictadura de Onganía contestó que si Silo quería hablar que hablase ante las piedras. Y así lo hizo. Además circulaban rumores en torno a posibles milagros que no se produjeron pero que sirvieron para incrementar la atención hacia el evento. Y entonces Silo pronunció su mensaje. Desde entonces un nuevo discurso se inscribía en la historia de los movimientos políticos introduciendo nuevos ejes y preocupaciones. La espiritualidad, la ecología, el respeto a las diferencias, la no violencia. En sus formas también hubo novedades que lo alejaron de las tradicionales de la política y lo acercaron a las de una religiosidad comunitaria. Como un profeta en las montañas desiertas, acosado por los enemigos de su mensaje, -una fila de gendarmes armados rodeando a las cuatrocientas personas que se habían congregado- pronunció el célebre sermón titulado "La curación del sufrimiento", episodio fundacional del Movimiento Humanista. Lo curioso es que desde un lugar tan periférico -no nos extrañaría si esto mismo hubiese sucedido en algún rincón europeo- esas ideas y esas acciones, en adelante identificadas como siloístas, se hayan irradiado por todo el mundo. Escribió muchos libros, reflexionó sobre casi todos los temas, dictó conferencias en varias ciudades de Europa, recibió un Doctorada Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia y en el 2009 participó de un selecto grupo para hacer un discurso referido a la conmemoración de los 20 años de la caída del Muro de Berlín. Pero sobre todo, lideró un movimiento que se nutre de nuevas adhesiones, se consolida y se expande. No fue poca la incomprensión que padeció y aún hoy sucede. Este es el signo de su historia. Los que necesitaron etiquetarlos de algún modo decidieron señalarlos como una "secta". Y de otro lado, de parte de la militancia política de los setenta, las cuestiones espirituales eran menos que importantes. Había una esfera común de intereses, una misma inclinación a pensar en la mecánica histórica, a preguntarse por el destino de los acontecimientos actuales, pero eso de que entre tanta opinión circulante uno debía ocuparse de aquella que hace depender el futuro de lo que hagamos hoy, o que se debía amar la realidad que uno construye, superar el dolor y el sufrimiento en uno mismo y en los demás, rebotaron desde un comienzo. Algunos adoptaron el latiguillo de "por qué no se dejan de perder el tiempo y se ocupan de cosas más concretas"; otros, más duros, directamente lo calificaron de fantochada. Él, en un gesto inusual en las figuras públicas, dio a entender a sus seguidores que se había fracasado en los objetivos. Sin embargo, la dictadura colaboró, sin quererlo, empujando a Silo y a otros militantes al exilio, lo cual propició que el humanismo se esparciera por el mundo. Hacia los años noventa los integrantes del Movimiento pusieron en marcha numerosos frentes de acción dando comienzo a una nueva etapa. De una precaria estructura de activistas que se movian en el terreno de lo psicológico y filosófico se puso en marcha un verdadero rescate de la espiritualidad. Siempre con la idea de que la gran misión es Humanizar la Tierra, se abrieron a paso firme en una tarea social y política que conjugan con lo transferencial interno del individuo. Cualquiera que haya compartido algunas de las reuniones o sesiones grupales entiende que aquello no tiene nada de pecaminoso, es un fenómeno particular, simplemente eso. La gente intenta sentirse bien, creer, poner la fuerza en algo, todas cuestiones que se pueden manejar y que nada tienen que ver ni con Dios ni con la práctica religiosa. En el 2002 Silo presentó El Mensaje, una instancia más reflexiva y enfocada en aspectos místicos que le da una interesante vuelta de tuerca al espacio abierto desde el cual se convoca al encuentro de las personas. A partir de allí es que surgen las salas urbanas y los parques, el más importante sin dudas es el de Punta de Vacas. También está Manantiales, La Reja, Kohanoff y Caucaia en América del Sur; Red Bluff en América del Norte; Attigliano y Toledo en Europa -otros están proyectándose en Asia y en Africa-; todos ellos son espacios de meditación e inspiración espiritual dispersos en los cinco continentes. Obedecen a administraciones descentralizadas y están comunicados por las nuevas tecnologías de información que permiten por ejemplo la proyección de un mensaje previamente grabado por Silo para ser seguido de manera simultánea desde los diferentes parques. Esas palabras son traducidas a los distintos idiomas. Al comienzo del 2010, con motivo de realizarse la mayor manifestación por la paz y la no violencia de la historia y a escala planetaria, las palabras de Silo fueron traducidas por representantes de 18 países. Con aquella marcha se expandió la idea de la peregrinación masiva que nuevamente ha de ser vinculada con la fe o con el corazón de esos 7.000 que subieron a Punta de Vacas en el 2004; más de 10.000 en el 2007, y 15.000 el pasado 2 de enero. Que en su mayoría fueron extranjeros. "Esto no tiene nada que ver con Mendoza", decía uno de los asistentes a la última manifestación. "Esto lo originó Silo acá pero no es Mendoza la que se destaca. Tampoco tiene que ver con Buenos Aires ni con una geografía que sea decisiva", remataba. Eso sí, Punta de Vacas es un sitio geográficamente privilegiado: allí convergen tres cordones montañosos y dos ríos. Energía especial que se palpita, dicen los humanistas, muy orgullosos de lo que allí han construido. Las claves de un fenómeno Entre las razones del fenómeno humanista apuntadas por el mismo Silo está la poca relación del movimiento respecto de los cambios de mano que hubo en el país -lo que ocurre estrictamente en el campo institucional donde lo que importa es ver si se logra a través de un partido meter un diputado u otro- y a cambio de eso, una relación directa con el "corazón de la gente". Puso en crisis a algunos militantes que adhirieron a las distintas expresiones de la izquierda revolucionaria y se involucraron en los grupos armados (Montoneros, ERP,etc.); a la luz de todo lo acontecido con la implantación del terrorismo de Estado, la idea de la lucha armada no resistió el paso del tiempo y en cambio sí la de la no-violencia activa que pregonaron desde siempre los humanistas. Además ha sabido comprender el fenómeno espiritual que está en la base de la cultura actual. Esa necesidad creer que hay en el ser profundo y que nos hace enturbiar la vista al imaginar el vacío existencial que se produciría por carecer de ella. "Yo creo que el hombre tiene que evolucionar hacia las estrellas, es su destino", dijo Silo. Y añadió: "¿No piensas que eres una saeta lanzada al infinito y cuando iluminas tu sentido, iluminas el mundo?" Fue particular su modo de comunicarse. Siempre empleado de manera directa, sin intermediarios y como emanando de todos los purftos. Evitando que el sentido del mensaje se distorsione o que el mismo Silo pudiera ser tomado como un "hombre mediático" . Otro punto ha sido la profundidad de sus escritos e ideas, plasmadas en obras publicadas. Estas son: Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, El día del león alado, Experiencias guiadas, Mitos raíces universales, Cartas a mis amigos, Diccionario del Nuevo Humanismo, Habla silo y Apuntes de Psicología. También se han editado dos tomos de sus obras completas. Todos estos libros se han traducido y publicado en los principales idiomas, lenguas y dialectos y es lectura corriente de jóvenes contestatarios, de la Nueva Izquierda, de humanistas, ecologistas y pacifistas. Quizá por el sino de la incomprensión, dicha obra estuvo ausente en los anaqueles de las bibliotecas de la Universidad Nacional de Cuyo. "En estos ámbitos, la enseñanza de Silo ha sufrido no solo desconocimiento, sino también ocultamiento de aquellos que algo conocían. De ahí que la inserción en el ámbito universitario, sobre todo acá en Mendoza, es incipiente", señala Juan Carlos Coscarelli. Según explica Coscarelli, "ni hemos intencionado adecuadamente, ni hemos tenido mayor respuesta por parte de ellos. Lo único destacado y donde sí tuvimos apoyo de la Universidad de Cuyo tanto de la Secretaría de Extensión Universitaria del Rectorado como de las autoridades de la Facultad de Ciencias Políticas, fue en el simposio que se realizó en el 2008 sobre el tema 'La Ética en el Conocimiento' que duró dos días en el Parque Histórico de Punta de Vacas". Ese simposio lo organizó el Centro Mundial de Estudios Humanistas y fue en el aula magna de la Facultad de Ciencias Políticas donde se realizó la apertura con la presencia de representantes de más de 15 países, siendo destacable el caso de Bolivia, ya que EvoMorales es el primer presidente que declaró seguir la doctrina. Con respecto a los libros, estos ya han sido llevados a la Biblioteca Central de la UNC, a la Facultad de Filosofíay Letras y a la Biblioteca General San Martín. Teniendo en cuenta la orientación de Silo en este ámbito en sus comienzos, cabe preguntar: ¿desearían los humanistas que la UNCuyo le entregase un Doctorado Honoris Causa a Silo? La respuesta es no. Por ahora, para ellos, eso no tiene peso. Silo apostó a la autonomía plena en el desarrollo de los distintos organismos, teniendo en cuenta la proyección internacionalista de estas expresiones tan diversas. Esto de los doctorados Honoris Causa a Silo nunca le interesó. Tampoco a los militantes del Partido Humanista, para quien la figura de Silo inspiró una profunda participación y compromiso con el tema social. Opinión La noche en que ningún humanista durmió... por Carla Bu] Esa noche el cielo aparentaba guardar un secreto, el aire estaba cargado de vibraciones no cotidianas y un aroma a desconcierto impregnaba el ambiente ... Se nos anunció que el maestro había partido, algo aparentemente lejano, sucedió. Ante nosotros se presentaron tristezas, miedos y dudas, pero sobre todo una gran certeza ... el mito comienza hoy. Hace varios años atrás, un hombre, que no era un simple mortal tuvo una visión, y en humilde búsqueda y meditación dio con "la verdad interna" ... Entonces, ascendió a los altos montes rodeado de centinelas de roca y sobrevolado por cóndores, allí, en ese místico lugar expandió su mensaje marcando el inicio de una nueva era. Sus palabras viajaron por el mundo en las alas del Fénix, su voz se unió al viento y encendió en muchos corazones "la chispa divina"... Desde lo alto no le quitaban el ojo los guardianes del olimpo, encantados con su magia, llamaron a otras deidades, para que apreciaran la sabiduría del gran hombre. Fue así que algunas almas comenzaron a vibrar, a latir, a resonar al son de los tambores ancestrales, esos tambores que retumban desde el centro del alma, emitiendo aquel sonido que vigoriza y demuestra que es "ese el camino hacia la liberación". Comenzó la lucha, entre el SI y el NO interno, y cuando para algunos sólo existía la revolución violenta, él nos hacía entrar en otros tiempos y espacios ... Entendimos así lo sagrado de la religión interior, la revelación interna nos hirió como rayo, la luz se hizo presente y la real importancia de la "vida despierta" se nos hizo patente. Ese fue el inicio de este camino, en el cual la magnífica elocuencia del maestro de maestros fue la primera piedra. Silo, el Negro, se encargó de dejarnos este hermoso legado, de crear esta gran familia de humanistas, que no cree en la muerte, porque ama la realidad que construye. El sabio de cabello gris nos preparó y encomendó esta misión, ser los faros luminosos que brillen en la oscuridad, pues hay que despertar e iluminar a muchos de su letargo. Silo, ya eres el mito, te veremos caminar por las calles, y te veremos andar los montes ... siempre llevaremos en nuestro corazón un profundo y sincero agradecimiento al "SABIO DE LOS ANDES". Espacinsular - Republica Dominicana - 24 de septiembre de 2010 Obituario Silo, fundador del movimiento humanista Buenos Aires, Argentina, 24 de septiembre de 2010.- “Purifica el deseo, que habrás de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del sufrimiento”, había arengado el pensador argentino Mario Luis Rodríguez, más conocido como *Silo,* el día en que creó el movimiento mundial humanista, el 4 de mayo de 1969. Fundador de una filosofía que llegó a reunir a un millón de seguidores en más de 100 países, y que derivó en la formación de un partido político con presencia en una treintena de ellos (incluida España), Silo falleció el pasado jueves en las afueras de Mendoza (oeste de Argentina) 41 años después de aquella proclama y a los 72 años de edad. Padecía una afección renal, pero se había negado a someterse a diálisis o a un trasplante. Silo fue un personaje extraño para Occidente, pero no lo hubiese sido de haber nacido en Oriente. Pregonaba un cambio espiritual y social a la vez para la refundación de la “nación humana”. Mezclaba el llamado budista al no deseo con proselitismo en contra de la violencia, la discriminación y el pago de la deuda exterior y a favor de la paz y la solidaridad. Rodríguez había nacido en Mendoza, el 6 de enero de 1938. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, pero después se dedicó a escribir cuentos, libros y estudios no solo sobre política sino también sobre la sociedad, la psicología y la espiritualidad. Él recomendaba dos de sus libros: *Manual del poder joven* (1969) y *La mirada interna* (1980). Como la dictadura militar de Juan Carlos Onganía (1966-1970) no permitía reuniones públicas porque había declarado el estado de sitio, Silo se marchó con sus amigos y seguidores a la cordillera de los Andes, a Punta de Vacas, al pie del Aconcagua y cerca de Chile. Allí, el 4 de mayo de 1969, dio su sermón de la montaña. *La curación del sufrimiento* fue el título de su discurso. Silo y su gente bebían de las ideas del budismo zen, de la lógica, el teatro del absurdo de Eugène Ionesco, el existencialismo de Jean-Paul Sartre y el materialismo de Carlos Marx. En los setenta se marchó con unos amigos a vivir a la selva de la provincia de Jujuy (noroeste de Argentina), pero los militares los detuvieron bajo la sospecha de que estaban armando una guerrilla. Nada más lejos para estos pacifistas que después fundaron La Comunidad para el Desarrollo Humano. El humanismo comenzó a expandirse por Argentina y Chile, pero también comenzó a ser perseguido, de un lado de la cordillera, por el ministro de Bienestar Social del Gobierno de Isabel Perón (1974-1976), José López Rega, y después por otra dictadura militar (1976-1983) y, del otro lado, por el régimen de Augusto Pinochet. Algunos humanistas argentinos y chilenos se exiliaron en España o Francia, y poco a poco el movimiento comenzó a expandirse por los cinco continentes. En 1984, con el regreso de la democracia en Argentina, se fundó el Partido Humanista (PH). Ese mismo año se fundó el PH en España. En otros países como Chile, EE UU, Italia, India y Egipto también se creó la rama política del movimiento. Silo apoyaba al partido, pero nunca figuró como candidato. En las últimas elecciones legislativas de 2007, el PH de Argentina integró una coalición kirchnerista.** En 1999, otra vez en Punta de Vacas, Silo había admitido: “Hemos fracasado. Reconozco el triunfo provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores”. Pero el pensador no se rindió y siguió predicando aquí y allá. En noviembre pasado habló por última vez en público en Berlín en una reunión de los Nobel de la Paz. Allí alertó contra la pobreza, las armas nucleares y el legado de las dictaduras latinoamericanas. El 2 de enero terminó en Punta de Vacas una gira mundial por la paz y contra la violencia. Desde entonces no se le vio más. Estaba enfermo y murió en compañía de María Luisa, su mujer de toda la vida, uno de sus dos hijos y algunos amigos. Correveidile - Chacras de Coria, Argentina - 25 de septiembre de 2010 Murió Silo, fundador y guía espiritual del Humanismo Nuestro vecino Mario Rodríguez Cobos falleció el 16 de setiembre, a los 72 años en su casa de calle Pueyrredón. Sus restos fueron cremados en Córdoba y repartidos entre sus seguidores para ser esparcidos en cada uno de los centros de reflexión que creó alrededor del mundo. El renacimiento del Humanismo en la tarea de sus seguidores. Más de doscientas personas despidieron a Silo en el local del Movimiento Humanista, en la esquina de Don Bosco y Primitivo de la Reta, en la Ciudad de Mendoza. Allí fueron congregándose a medida que se enteraban del fallecimiento el día anterior de quien fuera su guía espiritual. Y así, entre familiares, veteranos seguidores de la primera hora y nuevos militantes se organizó la ceremonia de despedida del fundador del Movimiento Humanista. Desde allí partieron sus restos el sábado 18 rumbo a Córdoba para ser cremados, acompañados por una extensa caravana de autos. Una vez de vuelta en nuestros pagos -los mismos de Silo- las cenizas fueron repartidas para ser esparcidas en cada centro de reflexión que el líder espiritual había creado en distintos parajes del mundo. En nuestra provincia, la Ceremonia de Cenizas se realizará el próximo 4 de enero de 2011, en el Parque Punta de Vacas. Este es el centro de reflexión construido en el camino a Chile, en el mismo paraje que Silo y sus seguidores eligieron cuarenta años atrás como refugio para organizarse, luego que el gobierno militar de la época los mandara a “hablarle a las piedras” y donde el líder diera el mensaje fundacional del Humanismo, el 4 de mayo de 1969, ante doscientos incondicionales. En nuestros pagos era común -y siempre un acontecimiento agradable- encontrarlo por las calles del pueblo cumpliendo sus ritos, como el café en Jebbs; la mesa en La Tasca compartida con Ana, su mujer, o con amigos. Siempre sonriente y con la buena onda que lo caracterizaba. Pero hacía más de un año que Silo venía padeciendo el mal funcionamiento de sus riñones y, finalmente, el jueves 16 de setiembre una aneurisma aceleró el desenlace. A pesar de que en su vida cotidiana tomaba los recaudos necesarios para cuidarse de esta enfermedad, se había negado a someterse a intervenciones como trasplante o sesiones de diálisis. Y se fue como vivió, íntegro, sin violencia, sin forzar el destino y aceptando el fluir de la evolución. Para sus seguidores, el Maestro “cerró las puertas de su cuerpo y lo dejó, simplemente se soltó, sabiendo que había terminado su tarea”. Ellos sostienen que su mensaje no se termina con él, sino que “las acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás”. Enrique Guerrero “Dejó todo muy organizado, completó su trabajo y formalizó un ciclo histórico. Nos toca ahora a nosotros transmitir la idea de la Nación Humana Universal. Darle referencia a este concepto en un mundo en que no hay referencias, en que se ha perdido el sentido. Aún no se ha tomado conciencia de la dimensión del legado del Maestro. Hoy se le da más importancia a Tinelli que a un pensador”. Roberto Kohanoff “Celebro haber podido llegar hasta acá. Ahora nosotros, sus seguidores, debemos continuar la transferencia a la nueva generación de las herramientas para generar una vida sin violencia, importantísimo en este mundo tan violento. El maestro nos ha dejado el camino marcado”. Carlos Buj “A mi lo que me conmueve es cómo Silo llevó a instancias de una militancia profunda la conciencia de la no violencia. Esto lo dijo hace 40 años y acá lo mandaron “a predicar a Vietnam, allá si que hay violencia”. En enero de 1969 dijo “este país está por estallar” y no le creyeron. Ese mismo año fue el Cordobazo y empezó una de las etapas más violentas”. Quién fue Silo Mario Rodríguez Cobos, un NyC de Chacras, comenzó a trascender públicamente en la década del ’60 con el apodo de Silo -ganado en su juventud por su figura alta y delgada que asemeja los depósitos cilíndricos utilizados para almacenar granos-. A pesar de que no profesaba religión alguna ni era afiliado a partido político alguno, tenía un marcado perfil de líder, que lo llevó desde la juventud a dirigir los centros estudiantiles. Más tarde fundó el Movimiento Humanista, con seguidores en varias partes del mundo, y fue uno de los primeros dirigentes en hablar de ecología, del hombre por sobre todas las cosas, del desarme nuclear y tantos temas que por aquellos años nadie tomaba en serio. Y fue justamente su prédica, de fuerte contenido espiritualista y humanista, la que lo llevó a trascender en medio de una época en la que reinaba el poder de la razón, representado en las instituciones estatales y religiosas con sus grandes mandatos homogeneizadores. Por ello, debido a sus postulados que festejaban la diversidad y la equidad, tan alejados de los que proponían los grandes dogmas del sistema imperante por aquellos años, fue rápidamente calificado de subversivo. Esto le ocasionó la persecución ideológica de los gobiernos militares de entonces, tanto como el repudio de la iglesia católica. Aún así, su pensamiento fue expandiéndose, primero por América Latina y luego por el mundo, especialmente Europa, donde Silo es una figura muy reconocida y se dice que se encuentra el 60% de sus seguidores. Desde hace más de 10 años que se encontraba alejado de la dirección del Movimiento Humanista y según afirmara a Correveidile en oportunidad de su tercer mensaje en Punta de Vacas en 2004, así está bien porque sin él “funciona mejor”. Por eso desde entonces su vida transcurría plácidamente en Chacras, dedicado a la escritura, al pensamiento y a acompañar la creación de los centros de reflexión donde se difunde su mensaje. En 1991 recibió el título Doctor Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia y en noviembre de 2009 dio su último discurso público, en Berlín, durante la X Cumbre de Premios Nobel de la Paz. Allí le fue entregada la “Carta por un Mundo sin Violencia” redactada por los premios nobel participantes, entre ellos Mijail Gorbachov, Muhammad Yunus y Lech Walesa. En aquella ocasión Silo alertó sobre la creciente pobreza en vastas regiones del planeta y la proliferación de armas nucleares como “las máximas urgencias del mundo actual”. Escribió nueve libros. En 2002 fue publicado el segundo tomo de sus Obras Completas, que han sido traducidas a casi todos los idiomas oficiales y varios dialectos. No violencia A diferencia de paz, que implica una actitud pasiva, el concepto de no violencia significa un trabajo activo y comprometido contra todo tipo de violencia. El Siloísmo Tiene actualmente en el mundo más de un millón de seguidores. Con un cuerpo de pensamiento cercano al existencialismo en lo referente al sufrimiento humano, aconseja terminar con él emprendiendo un camino hacia el autoconocimiento y una profunda espiritualidad. Su centro de atención es el Hombre, alejado de los dogmas religiosos. Valoriza la fuerza interior que existe en cada ser humano y el vivir con convicción y alegría. Políticamente cercano al pensamiento de izquierda, el siloísmo da marco doctrinario a innumerables asociaciones sociales y culturales activas en todo el mundo, además de ser el fundamento del Partido Humanista, brazo político del Movimiento del mismo nombre. Silo nunca fue parte activa de este Partido, pero sí traccionó, por ejemplo, en ocasión de las elecciones de 1999, apareciendo en las fotos de campaña junto a Lía Méndez, la candidata a presidente del PH. El Movimiento Humanista se sostiene con el aporte de sus seguidores, aunque aseguran que Silo también aportaba de su propio bolsillo. Ejemplo de esto fue la colocación del monolito en Punta de Vacas, en 2004, solventado por el Maestro, además de la misma construcción del Parque, en la que los seguidores colaboraron desde los inicios del proyecto. Contábamos en Correveidile en mayo de 2004 “Silo volvió ...y fue miles. Minutos después de las 13 horas del martes 4 de mayo el hombre subió al podio, saludó con tres dedos en alto, paseó lentamente su mirada sobre la gente en un manejo magistral de las pausas, sonrió y dijo:”Hemos fracasado..., pero insistiremos, porque volamos en un pájaro llamado intento”. Fue en ocasión de su tercer mensaje, brindado en el Parque de Punta de Vacas, sobre la ladera del mismo cerro en el que habló la primera vez a sus seguidores. En esta ocasión Silo realizó el relanzamiento del Nuevo Humanismo, basado en la cultura de la No violencia como actitud existencial, en un acto de multitudinaria convocatoria -más de 5000 personas- para envidia de muchos dirigentes. De fuerte tono ideológico, aquél tercer mensaje de Silo consagró a la resistencia como forma de luchar contra la violencia en todas sus expresiones. No sólo la violencia física, sino también la económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral. Evocó las luchas de Mahatma Ghandi y de Martín Luther King a favor de la Paz y aseguró que vale la pena seguir intentando cambiar el mundo. Negó que haya llegado el fin de la Historia y de las Ideas y exhortó a oponerse a “la visión zoológica de la vida, que sostiene la supervivencia del más apto”. Sostuvo que “el derecho para algunos pocos termina siendo el derecho de nadie”. Realizó un análisis histórico de los acontecimientos que golpean al mundo, como las guerras, la explotación humana y la crisis que sufre la Humanidad y reconoció -con una humildad de la que carecen muchos dirigentes- “el triunfo provisorio de la cultura del antihumanismo y el fracaso de nuestros ideales que no hemos podido cumplir”. Pero seguidamente advirtió “que los triunfadores de hoy no tienen asegurado el futuro porque una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo”. Aquél mensaje rescató los valores de solidaridad, igualdad, no violencia y diversidad cultural. Puso “al hombre por sobre todas las cosas” y reinvindicó la igualdad al sostener que “ningún hombre debería estar por encima de otro”. En el ámbito privado, instó a vivir más coherentemente, “haciendo coincidir lo que se piensa, se siente, se dice y se hace, para terminar con la hipocresía”. E invocó al libre arbitrio al sostener “...que cada cual sabrá si decide o no acompañar este cambio y cada cual comprenderá si busca o no una renovación profunda en su propia vida”. Sabias palabras las suyas... Don Silo. El Mercurio - Chile - 26 de septiembre de 2010 El impacto de la muerte de Silo en su seguidor chileno más cercano La última vez que Tomás Hirsch vio a Silo fue en agosto. Recuerda que se veía bien pese a la enfermedad a los riñones que arrastraba el líder espiritual argentino y fundador del Movimiento Humanista. "Él era mi guía. Mi maestro. Alguien que inspiraba mi acción en el mundo", cuenta. El ex candidato presidencial humanista se enteró de la muerte de Silo cinco minutos después de que sucedió, cuando recibió una llamada desde Argentina, en la noche del 16 de septiembre. Estaba planificando su fin de semana largo, pero suspendió todo y partió rumbo a Mendoza junto a su esposa. Llegó a la ciudad trasandina donde residía su mentor a las 3 AM, e inmediatamente se dirigió a la Salita del Mensaje (lugar de reunión del movimiento), donde velaban a Silo. Ahora, junto a otros humanistas, prepara un estand sobre Silo para la Feria del Libro.