2299_Fallecimiento Silo Prensa del18 al 22 septiembre

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El Mercurio - Chile - 19 de septiembre de 2010
"Silo", fundador del movimiento, murió en Mendoza:
Cenizas de líder humanista serán esparcidas en parques de reflexión en todo el mundo
AIM Digital - Paraná, Entre Ríos Argentina - 20 de septiembre de 2010
Mario Luis Rodríguez, la muerte de un Humanista
El fundador del Movimiento Humanista, Mario Luis Rodríguez, murió a los 72 años
el viernes pasado, informaron fuentes del partido en Entre Ríos.
EnClave - Jujuy, Argentina - 23 de septiembre de 2010
El humanismo de duelo
Murió Silo
Pressenza - 19 de septiembre de 2010
El Maestro Silo
Luis Ammann
Esta noche del jueves 16 ha fallecido en Mendoza, Mario Luis Rodríguez Cobos, (SILO), un argentino
universal. Transcribimos una referencia a su vida y obra realizada por Luis Ammann en ocasión de la
presentación del libro de Silo “Apuntes de Psicología” en la Feria del Libro en Tandil, Buenos Aires, el 16 de
agosto de 2007.
Esto dijimos entonces:
En Apuntes de Psicología, el más reciente libro publicado por Silo (Ulrica Ediciones, Rosario, Argentina,
2006), el editor presenta la “biografía” del autor en treinta y tres palabras.
Esa síntesis fue enviada por el mismo Silo en una actitud que ha sido reiterada: nunca tuvimos un
comentario biográfico hecho por el autor que excediera de media carilla. Por eso, lo que vamos a exponer a
continuación es una suerte de referencia biográfica no autorizada que se hace bajo nuestra responsabilidad
y con el afán de dar alguna información más cercana a la persona y a la obra de este hombre que ha
hablado y escrito sobre todos los temas excepto sobre él mismo.
En 1999, en un opúsculo titulado El Pensamiento de Silo, escribimos: El ambiente de singularidad que
rodea a Silo no proviene de sus ideas que, aceptables o no, son claras y tienen un discurso bien
estructurado. Más bien, hay que buscar las razones del misterio y la ambigüedad que lo rodea en tres
factores, dos ajenos a él y uno que le compete. Los factores ajenos: 1. el estado mental de las dirigencias
argentinas, militares y civiles, y 2. la actitud de los medios de comunicación locales. 3. Lo que es imputable
a Silo es su molesta independencia de los factores de poder y el ejercicio de su libertad.
El primero en prohibir y difamar a Silo fue el dictador Juan Carlos Onganía. Sus más pertinaces
perseguidores fueron José López Rega, responsable de la “triple A” una banda para policial y Ramón J.
Camps, genocida convicto. Estos personajes percibieron que la prédica de Silo por la “no violencia” hacia
peligrar sus intereses y al sistema violento que defendían. Así, persiguieron sus ideas, amenazaron y
cometieron atentados y homicidios contra los miembros del Movimiento generado espontáneamente por
esas ideas.
Por otra parte, Silo es un hombre de hábitos sencillos y austeros, ajeno al espectáculo del poder y a la
publicidad. No es un hombre de “relaciones mediáticas”. Finalmente, ha pensado, escrito y hablado sobre
todos los temas que interesan al ser humano, rozando o incursionando decididamente el terreno de la
psicología, la religión y el de la política, promoviendo siempre la metodología de la “no violencia” activa para
el cambio social y personal. En suma, ha lesionado intereses, ha puesto en su lugar a los ridículos y ha
ignorado a los dispensadores de fama. Pero lo irritante para el Sistema es que Silo, aunque él no se lo
proponga, es un líder, un Guía espiritual. Una persona cuya conducta es inspiradora; cuyas ideas llenan un
vacío y, sobre todo, dan una orientación de futuro diferente.
“Que piense, vaya y pase”, ha sido la postura pragmática. Pero que un pensamiento original, que abarca
la existencia y la experiencia humana, suscite la adhesión de gentes muy diversas y dé lugar a una
organización de voluntarios activa y en crecimiento, esto ha sido “intolerable” para los bienpensantes.
El hostigamiento corrió siempre por la misma vía: se trató de restar méritos a sus aportes, se ocultaron
sus escritos y dichos para plagiarlo, se tergiversaron sus ideas-fuerza utilizándolas como slogans
publicitarios. Nada de esto impidió que su visión del mundo se abriera paso y sus palabras llegaran al
corazón de la gente sencilla.
La intención de degradar es la que subyace en las diferentes injurias que se le han hecho desde el poder
de turno. No es, por cierto, la mirada desprejuiciada de los académicos rusos que lo distinguieron con el
doctorado honoris causa en 1993. Así escribíamos en 1999.
La difusión de su ideario no violento lo llevó, en 1981, a dictar conferencias en distintas ciudades de
Europa, gira que incluyó un acto en India. Fueron sucesos difíciles de encuadrar, porque Silo dio su
mensaje ante miles de personas congregadas en salones y estadios cubiertos y en grandes espacios
abiertos, como la playa de Choupaty, en Bombay. Se conoció así, lo que ellos mismos denominaron la
“corriente no violenta de raíz latinoamericana”. Posteriormente sus conferencias han tenido por escenario
universidades, centros culturales y la vía pública en casi todo el mundo, logrando una adhesión creciente
que ya involucra a millones de personas en 140 países.
Recientemente, la postura de los medios de comunicación masivos parece haber cambiado y está
llegando el reconocimiento de instituciones, personalidades y medios de difusión en Europa, en Asia y –más
tímidamente- en nuestro país. Los medios han bajado las barreras del prejuicio y se muestran dispuestos a
permitir la libertad de expresión de este pensador. En 2006, su prédica por la Paz mundial, que hizo centro
en el desarme nuclear, ganó las plazas, las calles y, por primera vez, las pantallas de televisores, cines y
estadios. Hoy, son millones quienes escuchan a Silo y muchos más parecen disponerse a escuchar a un
hombre bueno cuya palabra inspira suavemente el espíritu.
Sus últimas exposiciones públicas en la montaña se han convertido en peregrinajes masivos. En 1999, al
conmemorarse el 30º aniversario de su primera arenga pública, unas cuatro mil personas acudieron a
escucharlo en “Punta de vacas”, el desolado paraje donde habló por primera vez a unas doscientas
personas. En 2004 fueron alrededor de siete mil y en 2007 el número creció a más de 10 mil. El Parque allí
construido recibe visitas permanentes y ha sido llamado por la prensa “Atalaya de la fe.”
Desde 2002, año en que Silo presenta El Mensaje (un rescate de la individualidad en todo acorde con su
mirada social solidaria) han ido surgiendo en todo el mundo Salas urbanas y Parques. Estos espacios de
meditación e inspiración espiritual se están desarrollando en los cinco continentes. Algunos de ellos son
Parque Punta de Vacas, Manantiales, La Reja, Kohanoff y Caucaia en Sur América; Red Bluff en América
del Norte; Attigliano y Toledo en Europa y, ya iniciados los proyectos, los Parques de Asia y de África.
Las referencias personales que da Silo son escuetas: su nombre es Mario Luis Rodríguez Cobos, nació
en Mendoza el 6 de enero de 1938. Está casado con Ana Cremaschi, es padre de Alejandro y Federico y
reside en un pequeño pueblo (Chacras de Coria) en los alrededores de Mendoza. Es escritor y, desde hace
unos años, abandonó parcialmente sus actividades agrícolas.
Sus principales obras publicadas son: Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, El día del
león alado, Experiencias guiadas, Mitos raíces universales, Cartas a mis amigos, Diccionario del Nuevo
Humanismo, Habla Silo y Apuntes de Psicología. También se han editado dos tomos de sus obras
completas. Estos libros se han traducido y publicado en los principales idiomas, lenguas y dialectos y es
lectura corriente de jóvenes contestatarios, de la Nueva Izquierda, de humanistas, ecologistas y pacifistas. A
partir del año 2002, como hemos dicho, Silo impulsa El Mensaje, una dimensión espiritual.
Si hubiera que esquematizar un perfil, diríamos que Silo es el ideólogo de una corriente de pensamiento:
Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista (o Humanismo Siloísta, aunque él rechace esta
denominación); un movimiento político-social no violento: el Movimiento Humanista, y una expresión
espiritual: El Mensaje.
La doctrina de Silo abarca, en suma, los temas fundamentales que interesan al ser humano.
Diario Uno - Mendoza, Argentina - 19 de septiembre de 2010
¿Famoso este?... si era mi vecino
Silo fue un personaje singular al que los mendocinos nunca terminamos de digerir.
Sin embargo, en muchos aspectos fue un menduco de lo más típico.
Manuel de Paz
Qué va a ser famoso ese tipo si vivía a la vuelta de mi casa”, decía con tierna ignorancia uno de los
personajes que hace muchos años interpretaba Luis Sandrini.
Aquella criatura sandrinesca negaba que alguien de su entorno pudiese tener un vuelo distinto al de los
otros vecinos.
Aquel chiste volvió a rondarme por estas horas en que muchos se están preguntando en Mendoza cosas
tales como: “¿Es cierto que el Silo ese era tan famoso como dicen?”
O si no: “¿Pero si a ese negro yo lo veía caminando como si nada por Chacras de Coria?”
Marca en el orillo
La muerte de Silo (72), quien portaba DNI a nombre de Mario Rodríguez Cobo, nos obliga a detenernos
en este personaje del que se podrán decir muchas cosas, a favor y en contra, pero de quien es difícil no
destacar una particularidad: poseía varias de las manchas que pintan al mendocino típico.
Y fue uno de los pocos menducos realmente conocidos en varias partes del mundo.
Hijo de los sesenta
No era ostentoso, pero estaba secretamente orgulloso de lo que había construido y hasta podía aparecer
como pedante.
Era sobrio, aunque sabía que tenía pasta para liderar. Y se demoraba en el apego a ciertas formas
piedemontanas, como las de no irse de boca o la de rumiar lo que se va a decir.
Fue netamente un producto de los años ’60, de aquellos tiempos del “hacé el amor, no la guerra”, de la
era de acuario, del “dejá que entre el sol”. Pero ya en los ’50, saliendo del cascarón, había sido un activo
dirigente estudiantil en el CUS (Central Única de Secundarios).
Merengue conceptual
En la Argentina de fines de los ’60 y comienzos de los ’70 había una feroz lucha de ideas.
Por un lado, reinaba el peace power que pregonaban Lennon y Yoko Ono desde aquella célebre cama
neoyorquina, esa donde pasaban echados días enteros en medio de fotógrafos que los retrataban a ambos
de la manito, mostrando el poto.
Por otro lado, mareas de jóvenes de la clase media se sumaban, por primera vez, al peronismo, partido
al que muchos padres de esos jóvenes habían combatido en los años ’50.
Maravillosos e imberbes
Casi en paralelo y mientras en Punta de Vacas Silo se hacía conocer con aquella especie de “ sermón
de la montaña” (mayo de 1969), en el país ya se preanunciaban las “formaciones especiales” que alentó
Perón desde Madrid poco tiempo después.
Cuando Silo reafirmaba su fama (sobre todo fuera de la provincia y del país) con su “mirada interna” y
sus llamados a “humanizar la tierra”, Perón embarcaba a la “juventud maravillosa” en una maquinaria
infernal, la que después él mismo ordenó destruir.
¿Para quién patea?
Silo insistía en mirar el “paisaje interno” pero aquí miles y miles de jóvenes se desconcertaban entre
seguir al viejo líder o a esa satrapía de dirigentes montoneros que los llevaban derecho al degüello, a las
cárceles, a las torturas y a las desapariciones.
Por eso, en los ’70 Silo sonaba medio a marciano, por más que muchos de sus seguidores se
consideraran de una izquierda no violenta.
Es que él predicaba la no violencia justo cuando los jóvenes argentinos se ponían el traje de la juventud
peronista más combativa.
La contracara sería, primero, el asesinato como método del lopezreguismo y, luego, la tenebrosa
represión estatal de los militares que subvirtieron el orden constitucional en marzo de 1976.
El insistente PH
Con el retorno de la democracia, la participación en las elecciones del Partido Humanista, brazo político
del siloismo, generaba chanzas y chistes crueles de los militantes “en serio”.
Los humanistas salían últimos o penúltimos o, con suerte, antepenúltimos en las elecciones, pese a que
algunos de los candidatos que presentaban podrían haber tenido papeles más destacados que muchos de
los mediocres -cuando no peligrosos- personajes que se repetían en los partidos grandes y tradicionales.
Entre tanto
Lo más paradójico fue que, mientras muchos se agarraban la panza de la risa por la pobre performance
de votos de los siloistas, nos llegaban noticias de que Silo tal cosa en Europa, que tal otra en Centroamérica
o que tal reunión de humanistas había sido un éxito en aquel lugar de Asia o que sus libros se traducían a
los idiomas más raros.
Antes de la implosión
De alguna manera Silo fue un adelantado del vuelco que, tras la implosión soviética y la caída del Muro
de Berlín, tendrían los partidos de izquierda hacia idearios más ecológicos y humanistas y menos pegados a
la fracasada ortodoxia marxista leninista.
Lo concreto es que hoy el Partido Humanista, como recordaban ayer los diarios porteños, tiene
presencia en 30 países del mundo.
Entre las consignas del siloismo hubo de todo: sensatez y locuras.
Así, desde los ’80 figuraron propuestas como la supresión del servicio militar obligatorio, luego
concretada en el gobierno de Carlos Menem, tras el escándalo por el asesinato del soldado Carrasco, junto
a otras polémicas y típicas de los viejos partidos de izquierda, como el no pago de la deuda externa.
Fuera del centro
Personaje singular como pocos, Silo ya ha quedado como uno de los mendocinos bisagra entre un siglo
y otro.
Un mendocino casi desconocido en su tierra, del que muchos hablaban como si fuera un excéntrico, un
extraño, como si fuera cordobés o polaco.
Murió por problemas renales. Se negó a recibir diálisis o a ser trasplantado.
“En la muerte de alguien se define toda su vida, no antes”, había dicho en 1992.
Y nos la dejó picando.
Rojo Suburbano - Argentina - 20 de septiembre de 2010
El humanismo despidió a Silo
La noche de este 17 de septiembre de 2010 no será una jornada más en la vida de los militantes del
Movimiento y del Partido Humanista, tanto de Argentina como a nivel internacional.
Es que se realizó frente al Obelisco la despedida para Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido como
Silo, el impulsor y líder natural del Movimiento Humanista a escala mundial, quien falleció en la noche del
jueves 16 de septiembre en su amada tierra mendocina. Silo, que había nacido el 6 de enero de 1938, se
forjó en su juventud en la ciudad de Chacras de Coria, en la provincia de Mendoza. El Movimiento
Humanista dio sus pasos oficiales allá por el 4 de Mayo de 1969, cuando un centenar de personas
desafiaron a la dictadura de Onganía y marcharon hacia Punta de Vacas, en la cordillera de Los Andes,
desde donde Silo realizó su arenga más histórica, a la cual se la tituló “La curación del sufrimiento”.
500 personas se dieron cita en el Obelisco porteño para homenajear al líder histórico de un movimiento
que, incansable y valientemente, bregan día a día por la paz mundial y el desarme tanto nuclear como de
toda arma existente sobre la faz del planeta.
Nuestro respeto y sincero abrazo para nuestros amigos humanistas en esta etapa de cambios y
fortalecimiento colectivo tras la partida de la figura carismática de Silo.
Tiempo Argentino - 21 de septiembre de 2010
Luchador por la paz
La dimensión espiritual de Silo
Por Pedro Raúl Noro
Secretario de Comunicación de la
organización barrial Tupac Amaru
Se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y la mente,
configurando una tarea cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida.
La dimensión espiritual de Silo es inagotable y su muerte en Mendoza, hace unos días, nos deja a los
argentinos, y a todos los que lo conocieron, una enseñanza cuyo horizonte, impredecible y vasto, es difícil
de mensurar. Esta frase, dicha así en estos tiempos históricos tan intrincados y banales, parece la opinión
de alguien que opina cualquier cosa sobre cualquier persona; pero este hombre, Silo, no tenía nada que ver
con lo mediático, ni era un personaje conocido de la coyuntura política, económica, literaria, de la farándula
o del espectáculo.
En verdad, se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y
la mente, configurando una tarea cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida. Con decenas
de libros escritos, era también un hacedor, en el sentido que sus ideas se presentaban para ser cotejadas
en distintos grupos de estudios -verdaderos laboratorios existenciales- que muchos jóvenes y no tan
jóvenes experimentan con entusiasmo y asombro, en diversos territorios y culturas. Había estudiado a
Ortega y Gasset, Edmund Husserl, Mircea Eliade, Nietzsche, Sartre y Hegel. Por supuesto, conocía muy
bien, y entre muchos otros, a Marx, Darwin, C. G. Jung, Freud -a quien le objetaba la noción del
inconsciente-, Wolfgang Köhler, Heidegger, Heisenberg, Kandins-ky. Todos ellos abonaron el terreno para
la construcción de una magna obra, que buscó convertirse en una suerte de guía luminosa de los caminos
internos.
La conciencia, para Silo, era un fenómeno abierto, cuyos vericuetos, incluyendo los más íntimos,
reprimidos o alejados de lo racional, podían develarse a quien supiera encontrar la llave, con paciencia y
sereno esfuerzo, para decodificar sus manifestaciones. La mente, en tanto, era una suerte de ámbito mayor:
el océano infinito dentro del cual la conciencia y el mundo desarrollaban su acción cotidiana.
Desde esta perspectiva, su original enseñanza liberadora tiene puntos de contacto con el budismo, aunque
no desdeña aportes de los sufíes, de la alquimia de los alejandrinos y neoalejandrinos o de la Philokalia de
los monjes del Monte Athos.
Inquieto escrutador de la espiritualidad de las culturas precolombinas, en distintas oportunidades se
refirió al mito mesoamericano del Quetzalcoatl, el hombre-serpiente convertido en dios, como también al
gran Pachakuti, el renovador del estado Inca, quien humanizó el colectivo social de ese imperio, según se
explica en el texto El humanismo en las distintas culturas, del intelectual ruso Semenov. Por otra parte, el
Aconcagua, como majestuoso y simbólico protector andino -y de la madre naturaleza- de la localidad de
Punta de Vacas, donde Silo comenzó su misión, es una constante referencia en su obra.
Heredero de Gandhi y Martin Luther King, fue el creador, sucesivamente, del Movimiento Humanista y de
organismos como el Partido Humanista, la Comunidad para el Desarrollo Humano, Convergencia de las
Culturas y otras asociaciones. El mensaje de Silo es la síntesis de su doctrina dirigida hacia un fin:
humanizar la Tierra, es decir, descubrir el sentido del hombre en el mundo.
Optimista profundo y de una curiosidad notable, en los últimos tiempos, como un verdadero Prometeo,
puso en práctica lo que él llamó “talleres del fuego”: interesado en estudiar el salto de conciencia que
iluminó a los homínidos y los convirtió en homo sapiens, ideó distintos experimentos para producir y
controlar el fuego a partir de ámbitos primitivos, en elementales condiciones de origen, y de esta manera
observar y entender el esfuerzo, el funcionamiento de la psiquis puesta en tal tarea hace 40 o 50 mil años
atrás.
Muy poco antes de la muerte física de Silo, mi hija María Guillermina, un ser sensible y receptivo, me
cuenta, conmocionada, que tuvo una intuición notable. Soñó que este, en una reunión de amigos, ya flaco,
debilitado y demacrado, caía al suelo; todos corrieron a auxiliarlo, pero entonces Silo los contuvo con un
ademán, mientras les decía: “No, a mí no, cuiden la obra, cuiden la obra.”
Extraordinaria premonición que me hizo acordar a la parte final del Zarathustra de Nietzsche, cuando
este, sentado en una piedra, inquieto y meditabundo, se preguntaba: “¿Cuál es el último pecado del hombre
Superior?” Entonces, y de pronto, dice el poema, se le iluminó el semblante y se dijo: “La Autocompasión.
¿Acaso aspiro yo al lamento de mi autocompasión? No, se respondió con firmeza. Yo aspiro a mi Obra.”
En todas las culturas se manifestaron seres especiales que supieron ahondar, comprender la problemática
de los tiempos más oscuros y plantear con claridad la huella de un futuro abierto y luminoso. Silo era uno de
ellos.
Su prédica por la paz comenzó cuando tenía 30 años, el 4 de mayo de 1969, en Punta de Vacas, a los
pies del Aconcagua, con una arenga conocida como “La Curación del Sufrimiento”. Era el comienzo de la
maravillosa década del ’70, con la renovación generacional, el Mayo de París y las ansias colectivas de
transformar el mundo. El desarrollo de sus ideas -combatidos por los regímenes militares, desde Onganía
hasta el proceso militar- se extendió luego a todos los continentes. En el año 1993 recibió el doctorado
Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia; poco tiempo antes, había sido designado “Maestro”
por la Shanga budista de Sri Lanka, al sur de la India.
La última vez que se presentó en público fue el 11 de noviembre del año pasado, en Alemania, donde
disertó ante la Cumbre de los Premios Nobel de la Paz, cuando la Marcha Mundial por la Paz y la No
Violencia, de la asociación Mundo Sin Guerras (también nacida a partir de su inspiración) llegó a Berlín
después de recorrer distintos continentes. Esa marcha, épica, comenzó en Nueva Zelanda, recorrió cinco
continentes, y culminó su camino en Punta de Vacas, donde Silo la recibió con los brazos abiertos, allí
donde construyó uno de los tantos Parques de Reflexión que se encuentran diseminados por el mundo.
La Arena - Argentina - 22 de septiembre de 2010
Tanto en la llanura como en el Ande
Señor Director:
El pasado jueves comenzó a difundirse la noticia del fallecimiento de un hombre en Mendoza, en
Chacras de Coria. Se llamaba Mario Luis Rodríguez, pero se lo conocía como Silo. Tenía 72 años.
Quienes poco o nada sabían de él pudieron pasar por alto tal noticia, pues las muertes son la rutina en el
existir humano. Otros se dejaron ganar por la extrañeza y se sabe que los antiguos decían que la extrañeza
o el asombro son, pueden ser, el comienzo de la sabiduría. Lo rutinario no asombra ni extraña, salvo
cuando uno se separa de lo habitual y mira el acontecer como un observador momentáneamente ajenizado.
En ese momento puede empezar a advertir que lo cotidiano, lo repetido, lo habitual no están
desustanciados sino que forman parte de lo sustancial del vivir. Luego, puede pensar que, por caso, la
felicidad detrás de la cual estuvo corriendo hasta entonces, no estaba afuera ni en el horizonte, sino en la
posibilidad de apreciar los momentos del acontecer, cada uno de ellos. Esto es lo que Silo ensayó
comunicar. En su "cuento" titulado El sentido recuerda cómo lograron esa percepción diferente de lo
cotidiano hombres de todas las épocas. Cómo pudieron "escuchar el Silencio", hasta enamorarse "del
Vacío", a través del cual se les hace manifiesta la pluralidad del presente. Allí se inicia un camino que no
aleja de lo cotidiano ni renuncia a la responsabilidad del existir aquí y ahora, pero da acceso a un regocijo
íntimo, que llena de sentido a la vida.
Dado que pertenezco a la legión de quienes poco habían oído acerca de Silo sin que lo visto o leído
tuviese fuerza suficiente para atraerlos y ponerlos en la búsqueda de mayor información, muy poco más
puedo decir acerca del mensaje que comenzó a tratar de comunicar en mayo de 1969, ante un puñado de
personas, en Punta de Vacas, en una arenga que habló de una curación por el sufrimiento, comienzo de un
saber que luego iría desplegando en libros, relatos, ensayos y piezas oratorias, que ahora están, en su
mayoría, en los dos volúmenes de sus obras completas.
Para algunos de los que se han ocupado de él, Silo trató de crear una secta. Una comisión de la
Asamblea Francesa incluyó, en los '70, al Movimiento Humanista, desarrollado por Silo, en una lista de
"sectas destructivas". Figuraron en esa nómina, además del Humanismo, los Testigos de Jehová, la
Cienciología, los Hare Krishna y muchos más grupos. Cuando comenzó a manifestarse Silo gobernaba
Onganía, para cuya sensibilidad la prédica del gurú mendocino era peligrosa. No le fue mejor en los '70,
pues el siloísmo fue mal visto por las Tres A, durante el gobierno de Isabel Perón. Estas actitudes
persecutorias tuvieron el efecto que un mejor conocimiento de la historia hubiese permitido prever: los
exiliados cruzaron el Ande, como un siglo y medio antes lo había hecho Sarmiento, y difundieron el
pensamiento de Silo en Chile y luego en Francia. A partir de ahí este humanismo comenzó a provocar
adhesiones en Estados Unidos, México, Europa y también en Asia y África. Silo pasó sus últimos lustros de
vida de viaje en viaje, para exponer ante públicos cada vez más numerosos. En determinado momento se
estimó que tenía más de un millón de adeptos.
La calificación de secta, por la Asamblea Francesa, se fundó en la noción de que estos grupos coinciden
en una actitud asocial: tratan de que el individuo rompa con su familia y su entorno afectivo, para tenerlos
en disponibilidad total. El Humanismo de Silo no predicó esa ruptura ni buscó alejar a sus adeptos de la
sociedad de su tiempo y sus problemas. La creación del Partido Humanista supuso la voluntad de meter
manos en la masa del acontecer, con consignas claras, entre ellas la prédica por la paz y contra toda forma
de racismo y exclusión. Todo ello sin distraer al individuo de sí mismo, pues Silo trataba de comunicar que
la renovación debe producirse por la interacción de lo individual y lo social.
Atentamente:
JOTAVE
El Pais, España - 22 de septiembre de 2010
Alejandro Rebossio
Silo, fundador del movimiento humanista
Su partido llegó a tener presencia en más de 30 países
"Purifica el deseo, que habrás de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del
sufrimiento", había arengado el pensador argentino Mario Luis Rodríguez, más conocido como Silo, el día
en que creó el movimiento mundial humanista, el 4 de mayo de 1969. Fundador de una filosofía que llegó a
reunir a un millón de seguidores en más de 100 países, y que derivó en la formación de un partido político
con presencia en una treintena de ellos (incluida España), Silo falleció el pasado jueves en las afueras de
Mendoza (oeste de Argentina) 41 años después de aquella proclama y a los 72 años de edad. Padecía una
afección renal, pero se había negado a someterse a diálisis o a un trasplante.
Silo fue un personaje extraño para Occidente, pero no lo hubiese sido de haber nacido en Oriente.
Pregonaba un cambio espiritual y social a la vez para la refundación de la "nación humana". Mezclaba el
llamado budista al no deseo con proselitismo en contra de la violencia, la discriminación y el pago de la
deuda exterior y a favor de la paz y la solidaridad.
Rodríguez había nacido en Mendoza, el 6 de enero de 1938. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, pero
después se dedicó a escribir cuentos, libros y estudios no solo sobre política sino también sobre la
sociedad, la psicología y la espiritualidad. Él recomendaba dos de sus libros: Manual del poder joven (1969)
y La mirada interna (1980). Como la dictadura militar de Juan Carlos Onganía (1966-1970) no permitía
reuniones públicas porque había declarado el estado de sitio, Silo se marchó con sus amigos y seguidores a
la cordillera de los Andes, a Punta de Vacas, al pie del Aconcagua y cerca de Chile. Allí, el 4 de mayo de
1969, dio su sermón de la montaña. La curación del sufrimiento fue el título de su discurso. Silo y su gente
bebían de las ideas del budismo zen, de la lógica, el teatro del absurdo de Eugène Ionesco, el
existencialismo de Jean-Paul Sartre y el materialismo de Carlos Marx.
En los setenta se marchó con unos amigos a vivir a la selva de la provincia de Jujuy (noroeste de
Argentina), pero los militares los detuvieron bajo la sospecha de que estaban armando una guerrilla. Nada
más lejos para estos pacifistas que después fundaron La Comunidad para el Desarrollo Humano. El
humanismo comenzó a expandirse por Argentina y Chile, pero también comenzó a ser perseguido, de un
lado de la cordillera, por el ministro de Bienestar Social del Gobierno de Isabel Perón (1974- 1976), José
López Rega, y después por otra dictadura militar (1976-1983) y, del otro lado, por el régimen de Augusto
Pinochet. Algunos humanistas argentinos y chilenos se exiliaron en España o Francia, y poco a poco el
movimiento comenzó a expandirse por los cinco continentes.
En 1984, con el regreso de la democracia en Argentina, se fundó el Partido Humanista (PH). Ese mismo
año se fundó el PH en España. En otros países como Chile, EE UU, Italia, India y Egipto también se creó la
rama política del movimiento.
Silo apoyaba al partido, pero nunca figuró como candidato. En las últimas elecciones legislativas de
2007, el PH de Argentina integró una coalición kirchnerista.
En 1999, otra vez en Punta de Vacas, Silo había admitido: "Hemos fracasado. Reconozco el triunfo
provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores". Pero el pensador no se rindió y siguió
predicando aquí y allá. En noviembre pasado habló por última vez en público en Berlín en una reunión de
los Nobel de la Paz. Allí alertó contra la pobreza, las armas nucleares y el legado de las dictaduras
latinoamericanas. El 2 de enero terminó en Punta de Vacas una gira mundial por la paz y contra la violencia.
Desde entonces no se le vio más. Estaba enfermo y murió en compañía de María Luisa, su mujer de toda la
vida, uno de sus dos hijos y algunos amigos.
Movimiento Generación 80 - Chile - 22 de septiembre de 2010
El Partido Humanista chileno lo despide
El 16 de septiembre falleció Silo
Anoche (antenoche) cerca de las 22 horas argentinas, partió de esta realidad, Silo, el pensador e
inspirador de toda una corriente de pensamiento y sentimiento: El Nuevo Humanismo.
Silo, falleció a los 72 años de edad, tras una larga enfermedad renal que afectaba su estado de salud. Y
lo hizo en su hogar de la ciudad argentina de Mendoza, junto a amigos y familiares.
El Partido Humanista chileno expresa su emoción y admiración ante la partida de tan grande referencia
en nuestro actuar político, social y personal.
A mediados de los años 60s, Silo plasmó su ideario en un movimiento social que traspasó fronteras,
épocas, culturas y generaciones, a través de organizaciones como: La Comunidad para el Desarrollo
Humano, Mundo sin Guerras, Centro Mundial de Estudios Humanistas, Convergencia de las culturas y el
Partido Humanista Internacional con presencia en decenas de países alrededor del mundo.
El Partido Humanista chileno surge en plena dictadura, para luchar a través de la No violencia activa por
la Libertad y una nueva sociedad justa, igualitaria y diversa, con plenos derechos para todos, así como el
surgimiento de un ser humano nuevo, pleno de sentido en la vida y realización interior. Todo esto,
íntimamente inspirado por las ideas y acciones llevadas adelante por Silo.
“Los humanistas estamos en un momento de profunda reflexión, sabemos que Silo pasó a una nueva
dimensión, pero no deja de afectar el hecho de su partida”, aseguró el presidente del Partido Humanista
chileno, Danilo Monteverde.
“Para uno es una gran referencia, tomando en cuenta que él creó la última y más nueva ideología, cuya
base está en la transformación social y al mismo tiempo interna de cada uno de nosotros. Esto es la base
de este proyecto revolucionario que seguiremos llevando adelante con más fuerzas que nunca, tal como
hace 40, 20 o 5 años atrás”, reafirmó Monteverde.
Mientras tanto se preparan acciones en las diversas ciudades del país para celebrar su vida, los y las
humanistas, se juntan en los Parques de Estudio y Reflexión, como el de Manantiales a 70 kms al norte de
Santiago, lugares en donde prontamente se dejarán las cenizas de quien fuera figura de rebeldía
generacional, así como de Paz y Justicia social en el mundo entero desde hace más de 40 años.
Comunicaciones G80
Los Andes, Mendoza, Argentina - 22 de septiembre de 2010
Un homenaje póstumo de Silo a las tortitas de Nico
El recientemente desaparecido filósofo, escritor y político Mario Luis Rodríguez Cobos -conocido
mundialmente como “Silo”-, era también un personaje de nuestra ciudad. Solía tomar café en Vía Veneto,
en calle Amigorena de Capital, y era tal su afición por las tortitas que allí elabora Nicola Conte -uno de los
dueños del lugar-, que si él llegaba antes que estuvieran horneadas, directamente se iba sin tomar nada.
Tanto le gustaba ese clásico tentempié mendocino, que antes de morir les pidió a unos amigos suyos
que, cuando ya no estuviese, fueran a “homenajear” a sus amadas tortas.
Así fue que el 17 de setiembre, un día después de su muerte, aparecieron por Vía Veneto 6 ó 7 de sus
más íntimos y, sin mayor protocolo, se ubicaron frente a una de las vitrinas e hicieron reverencias a las
tortas de su maestro subiendo y bajando los brazos, tal como se saluda a los reyes en algunas culturas.
¡Imaginen la sorpresa de los parroquianos!
Una despedida con originalidad y respeto para un personaje entrañable que supo cultivar y contagiar el
humor inteligente.
LaVanguardia, Barcelona, España - 22 de septiembre de 2010
¿Secta o partido?
Mario Luis Rodríguez, ‘Silo’ (1938-2010)
Fundador del Movimiento Humanista
Apodado Silo, el argentino Mario Luis Rodríguez Cobos fue el fundador del humanismo. Su actitud
mesiánica y de gurú espiritual no contribuyó en absoluto -más bien al contrario- a lavar esa imagen sectaria.
Rodríguez falleció el pasado día 16 por una insuficiencia renal en Chacras de Coria, localidad mendocina
donde había nacido hacía 72 años. Silo rechazó someterse a un tratamiento de diálisis.
El Movimiento Humanista ha sido reiteradamente tachado de sectario tanto por expertos de distintos
países como por ex miembros. Una estructura de captación y gestión piramidal de sus integrantes
contribuyó a fomentar esa imagen. No obstante, los más de treinta partidos políticos humanistas que se
reparten por el mundo -incluido el español- son perfectamente legales y alguno de ellos, como el chileno,
goza de cierto respaldo popular.
Silo fundó el Movimiento Humanista el 4 de mayo de 1969. Ese día ascendió a Punta de Vacas, paraje
de los Andes argentinos en la frontera con Chile. Allí, ante medio millar de seguidores, pronunció el discurso
La curación del sufrimiento. Punta de Vacas es un lugar emblemático para el movimiento, pues en 1999 se
conmemoró el trigésimo aniversario de aquella arenga. Los humanistas regresaron al pie del Aconcagua
otros años por la misma fecha y el pasado 2 de enero culminó en ese paraje la Marcha Mundial por la Paz y
la No Violencia, otra iniciativa de Silo, tratado por muchos de maestro.
Su misticismo se manifestaba básicamente de modo pacifista y de izquierdas. Por eso, los partidos
humanistas concurrieron frecuentemente a elecciones enmarcados en coaliciones progresistas, como es el
caso de Chile, a cuyas presidenciales se presentó en el 2005 la formación local, aliada, entre otros, al
Partido Comunista, bajo el nombre de Juntos Podemos. El candidato de la coalición fue el humanista Tomás
Hirsch, el cuarto más votado. El PH de Argentina formó parte, a finales de los noventa, del progresista
Frente Grande encabezado por Chacho Álvarez. Y en España, el PH participó en el 1986 en la fundación de
Izquierda Unida.
Robert Mur
Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas - España - 22 de septiembre de 2010
Fallece a los 72 años Silo, el fundador del Movimiento Humanista
Mario Luis Rodríguez Cobo -más conocido como Silo- fundador del Movimiento Humanista, murió el
pasado 16 de septiembre por la noche en Mendoza, donde había nacido 72 años atrás. Padecía una
enfermedad renal de la que no pudo recuperarse. Sus cenizas serán esparcidas en parques de las decenas
de países por los que extendió su prédica, según explica el diario Clarín.
La secretaria general del Partido Humanista, el frente político del Movimiento, Bernardita Zalisñak,
afirmó: “Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido. Estaba muy enfermo pero
tengo entendido que había rechazado hacerse diálisis”. La dirigente agregó que “Silo ha dedicado su vida a
inculcar la solidaridad, la no violencia y la no discriminación. Es un ser inmortal. Ha fallecido su cuerpo pero
su espíritu y su alma crecen hacia la luz”.
Misteriosa como esta afirmación de una de sus discípulas fue la vida de Silo, que despertó curiosidad en
algunos y adhesiones fervorosas, en otros. Pero también fue perseguido por la dictadura de Onganía y su
movimiento reprimido por José López Rega y la última dictadura. A los 31 años (en 1969) fundó en el paraje
mendocino de Punta de Vacas, ante unos 500 seguidores, el Movimiento. Oportunidad en la que dio el
discurso “La curación del sufrimiento” que los humanistas consideran el acto inicial de su movimiento.
Fuera de su prédica pacifista resultan difíciles de asir las ideas de Silo. Una muestra son las
declaraciones de Zalisñak y el correo electrónico difundido por sus seguidores: “Pidamos por su bienestar
allá donde estemos, en su tránsito hacia la luz. Paz en el corazón, luz en el entendimiento”. El Movimiento
Humanista y la prédica de Silo se extendieron a más de 100 países y entre otros libros escribió: Manual del
Poder Joven, La Mirada Interna, Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, Mitos, Raíces
Universales, Diccionario del Nuevo Humanismo y Habla Silo.
Además del Partido Humanista, integran el Movimiento las siguientes organizaciones: La Comunidad
para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin Violencia y el Centro
Mundial de Estudios Humanistas. A partir de La Comunidad surgió en 1984, con el advenimiento de la
democracia, la rama política del movimiento de Silo, que tomó el naranja como color de identidad. El no
pago de la deuda externa y la abolición del servicio militar obligatorio fueron sus consignas de batalla.
Presentó fórmulas presidenciales -en ocasiones íntegramente formada por mujeres- con escaso éxito y
tuvo sus mejores momentos en los 90, aliado a fuerzas de izquierda y centroizquierda, como el ascendente
Frente Grande de Chacho Álvarez. Aunque dirigentes de esos espacios miraban a los humanistas con
desconfianza, los integraron a sus listas. Silo siempre preservó su figura de las lides políticas, pero en
varias oportunidades participó de reuniones e incluso de actos de campaña. Aliados de esa época
recuerdan su amabilidad y el extraño carisma que siempre lo distinguió.
El diario “La Nación” explica que su última aparición pública había sido el 2 de enero pasado, en una
marcha por la paz y la no violencia que concluyó en Mendoza. Silo había nacido el 6 de enero de 1938 en
Mendoza, desde donde lanzó en 1969 el Movimiento Humanista, cuya doctrina procura la refundación de la
nación humana mediante el desarrollo personal y la transformación social. Promovió la solidaridad y los
principios de la no violencia y la no discriminación.
El escritor y humanista afianzó su compromiso con la izquierda y con las posiciones anarquistas a partir
del golpe militar de 1976. Su liderazgo se extendió por el mundo, principalmente entre sectores identificados
con el pensamiento de izquierda y en muchos países derivó en expresiones políticas, como el Partido
Humanista, creado en la Argentina en 1984, presente hoy en 30 países.
Impulsado por los dirigentes Luis Ammann, Alejo Croce y Luis Milani, el Partido Humanista surgió en la
institución social y cultural La Comunidad para el Desarrollo Humano, reconocida por las Naciones Unidas.
Al poco tiempo se sumaron Lía Méndez, Roberto Kohanoff, y Nélida Rey, entre otros dirigentes. En sintonía
con la prédica de su inspirador, el Partido Humanista apostó al compromiso personal de sus militantes para
atender los problemas sociales. Identificado con el color naranja, sólo en 1999, en vísperas de las
elecciones, realizó su primer acto público, en el que hablaron Lía Méndez y Silo.
En la Argentina, el Partido Humanista creó recientemente una corriente sindical, que participa en la
Central de Trabajadores Argentinos (CTA). En la última década, Silo delegó la conducción del Movimiento
Humanista en una asamblea.
Una figura polémica
“Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido”, dijo a la prensa la secretaria
general del partido, Bernardita Zalisñak, al confirmar la muerte del dirigente, que tenía 72 años y sufría una
grave afección renal. Según leemos en la agencia ANSA, Silo murió en su casa de Chacras de Coria, a 17
kilómetros de Mendoza, junto a su mujer, Ana Luisa, uno de sus hijos y amigos, que esperaban el
desenlace pues estaba muy enfermo de los riñones pero había rechazado someterse a diálisis.
Como señala el diario argentino “Perfil”, su figura siempre generó polémica entre quienes confiaban
ciegamente en su mensaje, y quienes lo consideraban un hábil manipulador. Lo cierto es que Silo murió a
los 72 años y eso servirá, seguramente, para afianzar el mito entre sus seguidores.
El Mundo - España - 23 de septiembre de 2010
Mario Luis Rodríguez Cobos
Creador del Partido Humanista
Su doctrina de desarrollo personal y cambio social se extendió por 27 países
Juan Ignacio Irigaray
Mario Luis Rodríguez Cobos, intelectual argentino conocido popularmente como Silo y fundador del
movimiento Humanista, que sirvió de base al partido Humanista en España y otros 29 países, falleció el
jueves a los 72 años en su pueblo natal, Chacras de Coria, en la provincia argentina de Mendoza.
Sufría una insuficiencia renal desde el año pasado y pese a los consejos médicos no quiso someterse a
diálisis ni trasplante.
Murió en su hogar acompañado de su esposa y uno de sus hijos. Sus restos serán cremados y las
cenizas, dispersas en parques de todos los países en donde arraigó su prédica.
En 1969 la dictadura militar que imperaba entonces en Argentina bajo Estado de Sitio no permitió a
Rodríguez Cobos -egresado de la facultad de filosofía- y sus seguidores reunirse en Mendoza por lo que
debieron marchar fuera de la capital provincial hacia la montaña, hasta un paraje rocoso llamado Punta de
Vacas. Allí Silo, a los 31 años, pronunció el discurso La curación del sufrimiento, en lo que luego sería
considerado como el acto bautismal del movimiento.
“Purifica el deseo que habrás de sacrificar con eso la rueda del placer, pero también la rueda del
sufrimiento”, dijo en aquella arenga de tono ascético.
Mientras una parte de la juventud argentina se inclinaba a la lucha armada en las guerrillas de izquierdas
y peronistas -imitando al revolucionario para entonces ya fracasado y muerto Ernesto Che Guevaraaparecía un predicador espiritual y pacifista que citaba a la vez a Gandhi, Marx, Sartre, Ionesco, todo eso
inmerso en la era de Acuario y la práctica zen.
Tiempo después Silo –ya bautizado así- se marchó con un grupo de seguidores a la provincia de Jujuy
(norte) y se instalaron a vivir en una cabaña del bosque. Pero los militares estaban convencidos de que
pretendían instalar un foco de guerrilla rural. Derribaron a patadas la puerta y detuvieron a todo el grupo por
unos días.
El golpe de Estado de 1976 que inauguró la dictadura militar más sangrienta en Argentina lo obligó a
exiliarse en España. Sus ideas de introspección y espiritualismo prendieron allí con La Comunidad para el
Desarrollo Humano, a la vez que otros exiliados argentinos y chilenos las desperdigaban por Francia y el
resto de Europa. Con la refundación de la democracia argentina en 1984, Silo volvió a Mendoza y se abocó
a la política fundando el partido Humanista, que luego se reproduciría en varios países.
Con el color naranja como seña de identidad, su doctrina propone una nueva nación humana mediante el
desarrollo personal y la transformación social.
Él nunca se postuló de candidato a nada y optó por preservarse del manoseo de la política. Siempre
permaneció en segunda fila y no daba entrevistas ni aparecía en los medios de comunicación, agrandando
así el enigma sobre su persona. Los candidatos del partido suelen ser mujeres y en Argentina sólo ganaron
un escaño a concejal.
En 1999, al cumplirse 30 años del nacimiento del siloísmo, volvieron a Punta de Vacas. Allí el líder hizo
una confesión: “ Hemos fracasado. Reconozco el triunfo provisorio del antihumanismo y el fracaso de
nuestros valores”. Pero advirtió que “los triunfadores de hoy no serán necesariamente los triunfadores del
mañana” y anunció “el nacimiento de una nueva civilización, la primera que será planetaria”.
La última aparición pública de Silo fue el 11 del pasado noviembre en Berlín, durante la X Cumbre de
Premios Nobel de la Paz. Allí alertó sobre “la pobreza de vastas regiones” del planeta y “la creciente
amenaza nuclear que es, en definitiva, la máxima urgencia del momento actual”.
También se quejó de la persecución a los humanistas “no solamente a manos de los fascistas, sino
también a manos de algunos sectores bienpensantes”.
-------------------------------------------Mario Luis Rodríguez Cobos, intelectual, nació el 6 de enero de 1938 en Mendoza (Argentina) donde falleció
el 16 de septiembre de 2010.
Goma3 - 23 de setiembre de 2010
La dimensión espiritual de Silo, el infatigable constructor argentino de la Paz
En verdad, se trataba de un pensador, original e infrecuente, que buceaba en los abismos del corazón y
la mente, configurando una tarea, cuya exacta dimensión no ha sido todavía bien entendida. Con decenas
de libros escritos, era también un hacedor, en el sentido de que sus ideas se presentaban para ser
cotejadas en distintos grupos de estudios, -verdaderos laboratorios existenciales- que muchos jóvenes y no
tan jóvenes experimentan con entusiasmo y asombro en diversos territorios y culturas.
Tratando de develar la trascendencia, me consta que era un cuidadoso lector. Había estudiado a Ortega
y Gasset, Edmund Husserl, Mircea Eliade, Nietzsche, Sartre y Hegel. Por supuesto, conocía muy bien, y
entre muchos otros, a Marx, Darwin, C. G. Jung, Freud -a quién le objetaba la noción del inconciente-,
Wolfang Kohler, Heidegger, Heisenberg, Kandinsky. Todos ellos, abonaron el terreno para una magna obra:
intentar convertirse en una suerte de guía luminoso de los caminos internos.
La conciencia, para Silo, era un fenómeno abierto, cuyos vericuetos, incluyendo los más íntimos,
reprimidos o alejados de lo racional, podían develarse a quién supiera encontrar la llave, con paciencia y
sereno esfuerzo, para decodificar sus manifestaciones. La mente, en tanto, era una suerte de ámbito mayor,
el océano infinito dentro del cual la conciencia y el mundo desarrollaban su acción cotidiana.
Desde esta perspectiva, su original enseñanza liberadora tiene puntos de contacto con el Budismo, aunque
no desdeña aportes de los Sufìes, de la Alquimia de los Alejandrinos y Neoalejandrinos o de la Philokalia de
los monjes del Monte Athos.
Inquieto escrutador de la espiritualidad de las culturas precolombinas, en distintas oportunidades se
refirió al mito mesoamericano del Quetzalcoatl, el hombre-serpiente convertido en dios, como también al
gran Pachakuti, el renovador del estado Inca, quién humanizó el colectivo social de ese imperio, según se
explica en el texto “El humanismo en las distintas culturas” del intelectual ruso Semenov. Por otra parte, el
Aconcagua como majestuoso y simbólico protector andino -y de la madre naturaleza- de la localidad de
Punta de Vacas, donde Silo comenzó su misión, es una constante referencia en su obra.
Heredero de Gandhi y Martin Luther King, fue el creador, sucesivamente, del Movimiento Humanista y de
organismos como el Partido Humanista, la Comunidad para el Desarrollo Humano, Convergencia de las
Culturas y otras asociaciones. El Mensaje de Silo, es la síntesis de su doctrina dirigida hacia un fin:
Humanizar la Tierra, es decir, descubrir el sentido del hombre en el mundo.
Optimista profundo y de una curiosidad notable, en los últimos tiempos y como un verdadero Prometeo,
puso en práctica lo que él llamó “talleres del fuego”: interesado en estudiar el salto de conciencia que iluminó
a los homínidos y los convirtió en sapiens sapiens, ideó distintos experimentos para producir y controlar el
fuego a partir de ámbitos primitivos, en elementales condiciones de origen, y de esta manera observar y
entender el esfuerzo, el funcionamiento de la psiquis puesta en tal tarea hace 40 o 50 mil años atrás.
Las preguntas eran: ¿Cómo hizo el hombre para descubrir la tecnología destinada a producir y controlar el
fuego? ¿Cómo y de dónde surgió esa intencionalidad transformadora del entorno y de sí mismo y cuales fueron sus
efectos? ¿Cómo se produjo la evolución y el salto de conciencia? Porque, en definitiva, la lucha del hombre esta
orientada a la superación del dolor y el sufrimiento, es decir, hacia el intento por transformar las condiciones
-cualquiera que ellas fuesen-, que limitan su existencia tèmporo-espacial.
Muy poco antes de la muerte física de Silo, mi hija María Guillermina, un ser sensible y receptivo me
cuenta, conmocionada, que tuvo una intuición notable. Soñó que éste, en una reunión de amigos, flaco,
debilitado y demacrado cayó al suelo; todos corrieron a auxiliarlo, pero entonces Silo los contuvo con un
ademán mientras les decía: “-no, a mi no, cuiden la obra, cuiden la obra…!”
Extraordinaria premonición que me hizo acordar a la parte final del Zarathustra de Nietzsche, cuando
éste, sentado en una piedra, inquieto y meditabundo se preguntaba “-cual es el último pecado del hombre
Superior?” Entonces y de pronto, dice el poema, se le iluminó el semblante y se dijo: “- La Autocompasión..!
Acaso aspiro yo al lamento de mi autocompasión? No ! -se respondió con firmeza: Yo aspiro a mi Obra !!!”.
En todas las culturas se manifestaron seres especiales que supieron ahondar, comprender la
problemática de los tiempos más oscuros y plantear con claridad la huella de un futuro abierto y luminoso.
Silo era uno de ellos; se reivindicaba como perteneciente no a un país, etnia o clase determinada, sino a
esos hombres cuya misión era velar por el destino de la especie humana en toda su dimensión y misterio.
Su prédica por la Paz comenzó cuando tenía 30 años, el 4 de Mayo de 1969, en Punta de Vacas, a los
pies del Aconcagua, con una arenga conocida como la Curación del Sufrimiento. Era el comienzo de la
maravillosa década del 70, con la renovación generacional, el Mayo de París y las ansias colectivas de
transformar el mundo. El desarrollo de sus ideas -combatido por los regímenes militares desde Onganía
hasta el Proceso Militar- se extendió luego a todos los continentes.
En el año 1993, recibió el doctorado Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia; poco tiempo
antes, había sido designado “Maestro” por la Shanga Budista de Sri Lanka, al sur de la India.
La última vez que se presentó en público fue en el 11 de Noviembre del año pasado, en Alemania, donde
disertó ante la Cumbre de los Premios Nóbel de la Paz, cuando la Marcha Mundial por la Paz y la No
Violencia, de la asociación “Mundo Sin Guerras” (también nacida a partir de su inspiración) llegó a Berlín
después de recorrer distintos continentes.
Cabe mencionar que esa marcha, épica, comenzó en Nueva Zelanda, recorrió cinco continentes y
culminó su recorrido en Punta de Vacas, al pié del Aconcagua, en plena cordillera de los Andes, donde Silo
la recibió con los brazos abiertos, allí donde construyó uno de los tantos Parque de Estudio y Reflexión que
se encuentran diseminados por el mundo.
Revista Veintitrés - 23 de septiembre de 2010
La historia y la muerte de Mario Rodríguez Cobos
Adios Silo
A los 72 años falleció el líder del Movimiento Humanista. Desarrolló un pensamiento original sobre la
existencia humana que suscita las más diversas adhesiones. La historia de un mendocino que es
considerado un guía espiritual universal.
por María Eva Guevara
Se abre paso hacia la luz el ser más bondadoso que hemos conocido", dijo la secretaria general del
Partido Humanista, Bernardita Zalisñak. Quien hablaba era una más de los cientos de militantes que el
pasado jueves 16 de septiembre se acercaron a darle un último adiós a Silo, el pensador, escritor e
inspirador de búsquedas filosóficas y tareas solidarias promovidas en el método de la "no violencia activa".
Estaba muy enfermo en su casa de Chacras de Coriay había rechazado hacerse un tratamiento de diálisis.
Sus cenizas serán esparcidas en parques de las decenas de países por los que se extendió su prédica.
Para ninguno de los miembros del Partido Humanista y otras organizaciones que integran el movimiento,
como La Comunidad para el Desarrollo Humano, la Convergencia de las Culturas, Mundo sin Guerras y sin
Violencia y el Centro Mundial de Estudios Humanistas, la muerte de Silo es un final. El hombre que
desarrolló un pensamiento original sobre la existencia humana no muere. En todo caso, la ausencia no hace
otra cosa que instalar una copresencia, ratificadora de lo que ha hecho en la vida: servir de guía. Ser la
presencia luminosa en la vida de muchos, esencialmente un iniciador. "Alguien que posee una llave para
abrir la puerta del mundo del espíritu", dice uno de sus seguidores, Salvatore Puledda. "Un revolucionario de
la conciencia humana, un militante con el cual convivimos y aprendimos porque nos propuso un futuro
diferente, la recreación del espíritu y de las mejores condiciones del ser humano", definía Claudia
Fernández, secretaria general del Partido Humanista a nivel ecuménico.
Pero la historia de este hombre alto y delgado que algunos llaman en confianza el Negro –su verdadero
nombre es Mario Rodríguez Cobos-, debe escribirse en tiempo pasado. En ese pasado fue central su
adolescencia curtida en la escuela de los Hermanos Maristas, uno de los epicentros locales del movimiento
estudiantil más importante de la época que era entonces la Acción Católica.
A los 15 años recuerdan los amigos varias situaciones que revelaron una capacidad de liderazgo. Era un
alumno avanzado que leía a Freud y Sartre cuando los demás jugaban a las bolitas y era notable su
capacidad de juguetear y de reírse como un niño, "de maravillarse continuamente por la gran comedia
humana", como describe Salvatore puledda.
En una entrevista memorable que la revista Playboy le hizo en su casa de Chacras de Caria en 1988,
cuando ya era una personalidad conocida, Silo contó que su hogar era muy convencional. Un padre que
durante muchos años fue presidente de Giol, dueño de unos campitos, y una madre muy aficionada a la
música que era profesora de piano. Tuvo dos hermanos, una fue profesora de arte, otro publicista muy
creativo, y él, que cierto día se dio cuenta de que, en verdad, no estaba haciendo nada. O más bien era un
espíritu indagando en la búsqueda de una respuesta, intentando que todo lo que acumulaba fuese
dibujando nuevos límites.
Cuentan varios de sus amigos y conocidos que compartieron con él aulas universitarias que era mucha
la gente que asistía a presenciar sus exámenes orales. Todo un ensayo de su poder de convocatoria que
Silo se ocupó de modelar estudiando oratoria, haciendo experiencias teatrales y sobre todo reflexionando
sobre el poder de la palabra. La carrera que eligió nunca la terminó. Cierta vez se le presentó a un íntimo
amigo de la infancia y lo instó a que renunciase a su vida gris de empleado bancario y lo acompañase a
cambiar el mundo. A otros les ocurrió algo similar y se convirtieron con el tiempo en algo más que
seguidores, cofundadores del humanismo.
Silo tenía 28 años cuando corría el año 1969. Sevivía la plena efervescencia militante de una juventud
atraída por el sueño revolucionario, el Mayo Francés, la Revolución Cubana y su proyecto del "hombre
nuevo". Y en eso apareció la novedad de la convocatoria en Punta de Vacas, a 2.400 metros del nivel del
mar.
Según reflejan las tapas de algunos periódicos a la arenga concurrieron entre 200 y 300 personas. Hubo
corresponsales de la prensa extranjera. Había cierta ansiedad porque se había pedido autorización a las
autoridades militares y la dictadura de Onganía contestó que si Silo quería hablar que hablase ante las
piedras. Y así lo hizo. Además circulaban rumores en torno a posibles milagros que no se produjeron pero
que sirvieron para incrementar la atención hacia el evento.
Y entonces Silo pronunció su mensaje. Desde entonces un nuevo discurso se inscribía en la historia de
los movimientos políticos introduciendo nuevos ejes y preocupaciones. La espiritualidad, la ecología, el
respeto a las diferencias, la no violencia.
En sus formas también hubo novedades que lo alejaron de las tradicionales de la política y lo acercaron
a las de una religiosidad comunitaria. Como un profeta en las montañas desiertas, acosado por los
enemigos de su mensaje, -una fila de gendarmes armados rodeando a las cuatrocientas personas que se
habían congregado- pronunció el célebre sermón titulado "La curación del sufrimiento", episodio fundacional
del Movimiento Humanista. Lo curioso es que desde un lugar tan periférico -no nos extrañaría si esto mismo
hubiese sucedido en algún rincón europeo- esas ideas y esas acciones, en adelante identificadas como
siloístas, se hayan irradiado por todo el mundo.
Escribió muchos libros, reflexionó sobre casi todos los temas, dictó conferencias en varias ciudades de
Europa, recibió un Doctorada Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia y en el 2009 participó de
un selecto grupo para hacer un discurso referido a la conmemoración de los 20 años de la caída del Muro
de Berlín. Pero sobre todo, lideró un movimiento que se nutre de nuevas adhesiones, se consolida y se
expande.
No fue poca la incomprensión que padeció y aún hoy sucede. Este es el signo de su historia. Los que
necesitaron etiquetarlos de algún modo decidieron señalarlos como una "secta". Y de otro lado, de parte de
la militancia política de los setenta, las cuestiones espirituales eran menos que importantes. Había una
esfera común de intereses, una misma inclinación a pensar en la mecánica histórica, a preguntarse por el
destino de los acontecimientos actuales, pero eso de que entre tanta opinión circulante uno debía ocuparse
de aquella que hace depender el futuro de lo que hagamos hoy, o que se debía amar la realidad que uno
construye, superar el dolor y el sufrimiento en uno mismo y en los demás, rebotaron desde un comienzo.
Algunos adoptaron el latiguillo de "por qué no se dejan de perder el tiempo y se ocupan de cosas más
concretas"; otros, más duros, directamente lo calificaron de fantochada. Él, en un gesto inusual en las
figuras públicas, dio a entender a sus seguidores que se había fracasado en los objetivos. Sin embargo, la
dictadura colaboró, sin quererlo, empujando a Silo y a otros militantes al exilio, lo cual propició que el
humanismo se esparciera por el mundo.
Hacia los años noventa los integrantes del Movimiento pusieron en marcha numerosos frentes de acción
dando comienzo a una nueva etapa. De una precaria estructura de activistas que se movian en el terreno de
lo psicológico y filosófico se puso en marcha un verdadero rescate de la espiritualidad. Siempre con la idea
de que la gran misión es Humanizar la Tierra, se abrieron a paso firme en una tarea social y política que
conjugan con lo transferencial interno del individuo. Cualquiera que haya compartido algunas de las
reuniones o sesiones grupales entiende que aquello no tiene nada de pecaminoso, es un fenómeno
particular, simplemente eso. La gente intenta sentirse bien, creer, poner la fuerza en algo, todas cuestiones
que se pueden manejar y que nada tienen que ver ni con Dios ni con la práctica religiosa. En el 2002 Silo
presentó El Mensaje, una instancia más reflexiva y enfocada en aspectos místicos que le da una interesante
vuelta de tuerca al espacio abierto desde el cual se convoca al encuentro de las personas. A partir de allí es
que surgen las salas urbanas y los parques, el más importante sin dudas es el de Punta de Vacas. También
está Manantiales, La Reja, Kohanoff y Caucaia en América del Sur; Red Bluff en América del Norte;
Attigliano y Toledo en Europa -otros están proyectándose en Asia y en Africa-; todos ellos son espacios de
meditación e inspiración espiritual dispersos en los cinco continentes. Obedecen a administraciones
descentralizadas y están comunicados por las nuevas tecnologías de información que permiten por ejemplo
la proyección de un mensaje previamente grabado por Silo para ser seguido de manera simultánea desde
los diferentes parques. Esas palabras son traducidas a los distintos idiomas. Al comienzo del 2010, con
motivo de realizarse la mayor manifestación por la paz y la no violencia de la historia y a escala planetaria,
las palabras de Silo fueron traducidas por representantes de 18 países.
Con aquella marcha se expandió la idea de la peregrinación masiva que nuevamente ha de ser vinculada
con la fe o con el corazón de esos 7.000 que subieron a Punta de Vacas en el 2004; más de 10.000 en el
2007, y 15.000 el pasado 2 de enero. Que en su mayoría fueron extranjeros. "Esto no tiene nada que ver
con Mendoza", decía uno de los asistentes a la última manifestación. "Esto lo originó Silo acá pero no es
Mendoza la que se destaca. Tampoco tiene que ver con Buenos Aires ni con una geografía que sea
decisiva", remataba. Eso sí, Punta de Vacas es un sitio geográficamente privilegiado: allí convergen tres
cordones montañosos y dos ríos. Energía especial que se palpita, dicen los humanistas, muy orgullosos de
lo que allí han construido.
Las claves de un fenómeno
Entre las razones del fenómeno humanista apuntadas por el mismo Silo está la poca relación del
movimiento respecto de los cambios de mano que hubo en el país -lo que ocurre estrictamente en el campo
institucional donde lo que importa es ver si se logra a través de un partido meter un diputado u otro- y a
cambio de eso, una relación directa con el "corazón de la gente".
Puso en crisis a algunos militantes que adhirieron a las distintas expresiones de la izquierda
revolucionaria y se involucraron en los grupos armados (Montoneros, ERP,etc.); a la luz de todo lo
acontecido con la implantación del terrorismo de Estado, la idea de la lucha armada no resistió el paso del
tiempo y en cambio sí la de la no-violencia activa que pregonaron desde siempre los humanistas.
Además ha sabido comprender el fenómeno espiritual que está en la base de la cultura actual. Esa
necesidad creer que hay en el ser profundo y que nos hace enturbiar la vista al imaginar el vacío existencial
que se produciría por carecer de ella. "Yo creo que el hombre tiene que evolucionar hacia las estrellas, es
su destino", dijo Silo. Y añadió: "¿No piensas que eres una saeta lanzada al infinito y cuando iluminas tu
sentido, iluminas el mundo?"
Fue particular su modo de comunicarse. Siempre empleado de manera directa, sin intermediarios y como
emanando de todos los purftos. Evitando que el sentido del mensaje se distorsione o que el mismo Silo
pudiera ser tomado como un "hombre mediático" .
Otro punto ha sido la profundidad de sus escritos e ideas, plasmadas en obras publicadas. Estas son:
Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, El día del león alado, Experiencias guiadas, Mitos
raíces universales, Cartas a mis amigos, Diccionario del Nuevo Humanismo, Habla silo y Apuntes de
Psicología. También se han editado dos tomos de sus obras completas. Todos estos libros se han traducido
y publicado en los principales idiomas, lenguas y dialectos y es lectura corriente de jóvenes contestatarios,
de la Nueva Izquierda, de humanistas, ecologistas y pacifistas.
Quizá por el sino de la incomprensión, dicha obra estuvo ausente en los anaqueles de las bibliotecas de
la Universidad Nacional de Cuyo. "En estos ámbitos, la enseñanza de Silo ha sufrido no solo
desconocimiento, sino también ocultamiento de aquellos que algo conocían. De ahí que la inserción en el
ámbito universitario, sobre todo acá en Mendoza, es incipiente", señala Juan Carlos Coscarelli.
Según explica Coscarelli, "ni hemos intencionado adecuadamente, ni hemos tenido mayor respuesta por
parte de ellos. Lo único destacado y donde sí tuvimos apoyo de la Universidad de Cuyo tanto de la
Secretaría de Extensión Universitaria del Rectorado como de las autoridades de la Facultad de Ciencias
Políticas, fue en el simposio que se realizó en el 2008 sobre el tema 'La Ética en el Conocimiento' que duró
dos días en el Parque Histórico de Punta de Vacas".
Ese simposio lo organizó el Centro Mundial de Estudios Humanistas y fue en el aula magna de la
Facultad de Ciencias Políticas donde se realizó la apertura con la presencia de representantes de más de
15 países, siendo destacable el caso de Bolivia, ya que EvoMorales es el primer presidente que declaró
seguir la doctrina. Con respecto a los libros, estos ya han sido llevados a la Biblioteca Central de la UNC, a
la Facultad de Filosofíay Letras y a la Biblioteca General San Martín.
Teniendo en cuenta la orientación de Silo en este ámbito en sus comienzos, cabe preguntar: ¿desearían
los humanistas que la UNCuyo le entregase un Doctorado Honoris Causa a Silo? La respuesta es no. Por
ahora, para ellos, eso no tiene peso. Silo apostó a la autonomía plena en el desarrollo de los distintos
organismos, teniendo en cuenta la proyección internacionalista de estas expresiones tan diversas. Esto de
los doctorados Honoris Causa a Silo nunca le interesó. Tampoco a los militantes del Partido Humanista,
para quien la figura de Silo inspiró una profunda participación y compromiso con el tema social.
Opinión
La noche en que ningún humanista durmió...
por Carla Bu]
Esa noche el cielo aparentaba guardar un secreto, el aire estaba cargado de vibraciones no cotidianas y
un aroma a desconcierto impregnaba el ambiente ... Se nos anunció que el maestro había partido, algo
aparentemente lejano, sucedió. Ante nosotros se presentaron tristezas, miedos y dudas, pero sobre todo
una gran certeza ... el mito comienza hoy. Hace varios años atrás, un hombre, que no era un simple mortal
tuvo una visión, y en humilde búsqueda y meditación dio con "la verdad interna" ... Entonces, ascendió a los
altos montes rodeado de centinelas de roca y sobrevolado por cóndores, allí, en ese místico lugar expandió
su mensaje marcando el inicio de una nueva era.
Sus palabras viajaron por el mundo en las alas del Fénix, su voz se unió al viento y encendió en muchos
corazones "la chispa divina"... Desde lo alto no le quitaban el ojo los guardianes del olimpo, encantados con
su magia, llamaron a otras deidades, para que apreciaran la sabiduría del gran hombre. Fue así que
algunas almas comenzaron a vibrar, a latir, a resonar al son de los tambores ancestrales, esos tambores
que retumban desde el centro del alma, emitiendo aquel sonido que vigoriza y demuestra que es "ese el
camino hacia la liberación". Comenzó la lucha, entre el SI y el NO interno, y cuando para algunos sólo
existía la revolución violenta, él nos hacía entrar en otros tiempos y espacios ... Entendimos así lo sagrado
de la religión interior, la revelación interna nos hirió como rayo, la luz se hizo presente y la real importancia
de la "vida despierta" se nos hizo patente. Ese fue el inicio de este camino, en el cual la magnífica
elocuencia del maestro de maestros fue la primera piedra. Silo, el Negro, se encargó de dejarnos este
hermoso legado, de crear esta gran familia de humanistas, que no cree en la muerte, porque ama la
realidad que construye.
El sabio de cabello gris nos preparó y encomendó esta misión, ser los faros luminosos que brillen en la
oscuridad, pues hay que despertar e iluminar a muchos de su letargo. Silo, ya eres el mito, te veremos
caminar por las calles, y te veremos andar los montes ... siempre llevaremos en nuestro corazón un
profundo y sincero agradecimiento al "SABIO DE LOS ANDES".
Espacinsular - Republica Dominicana - 24 de septiembre de 2010
Obituario
Silo, fundador del movimiento humanista
Buenos Aires, Argentina, 24 de septiembre de 2010.- “Purifica el deseo, que habrás de sacrificar con eso la
rueda del placer, pero también la rueda del sufrimiento”, había arengado el pensador argentino Mario Luis
Rodríguez, más conocido como *Silo,* el día en que creó el movimiento mundial humanista, el 4 de mayo de
1969. Fundador de una filosofía que llegó a reunir a un millón de seguidores en más de 100 países, y que
derivó en la formación de un partido político con presencia en una treintena de ellos (incluida España), Silo
falleció el pasado jueves en las afueras de Mendoza (oeste de Argentina) 41 años después de aquella
proclama y a los 72 años de edad. Padecía una afección renal, pero se había negado a someterse a diálisis
o a un trasplante.
Silo fue un personaje extraño para Occidente, pero no lo hubiese sido de haber nacido en Oriente.
Pregonaba un cambio espiritual y social a la vez para la refundación de la “nación humana”. Mezclaba el
llamado budista al no deseo con proselitismo en contra de la violencia, la discriminación y el pago de la
deuda exterior y a favor de la paz y la solidaridad.
Rodríguez había nacido en Mendoza, el 6 de enero de 1938. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, pero
después se dedicó a escribir cuentos, libros y estudios no solo sobre política sino también sobre la
sociedad, la psicología y la espiritualidad. Él recomendaba dos de sus libros: *Manual del poder joven*
(1969) y *La mirada interna* (1980). Como la dictadura militar de Juan Carlos Onganía (1966-1970) no
permitía reuniones públicas porque había declarado el estado de sitio, Silo se marchó con sus amigos y
seguidores a la cordillera de los Andes, a Punta de Vacas, al pie del Aconcagua y cerca de Chile. Allí, el 4
de mayo de 1969, dio su sermón de la montaña. *La curación del sufrimiento* fue el título de su discurso.
Silo y su gente bebían de las ideas del budismo zen, de la lógica, el teatro del absurdo de Eugène Ionesco,
el existencialismo de Jean-Paul Sartre y el materialismo de Carlos Marx.
En los setenta se marchó con unos amigos a vivir a la selva de la provincia de Jujuy (noroeste de
Argentina), pero los militares los detuvieron bajo la sospecha de que estaban armando una guerrilla. Nada
más lejos para estos pacifistas que después fundaron La Comunidad para el Desarrollo Humano. El
humanismo comenzó a expandirse por Argentina y Chile, pero también comenzó a ser perseguido, de un
lado de la cordillera, por el ministro de Bienestar Social del Gobierno de Isabel Perón (1974-1976), José
López Rega, y después por otra dictadura militar (1976-1983) y, del otro lado, por el régimen de Augusto
Pinochet. Algunos humanistas argentinos y chilenos se exiliaron en España o Francia, y poco a poco el
movimiento comenzó a expandirse por los cinco continentes.
En 1984, con el regreso de la democracia en Argentina, se fundó el Partido Humanista (PH). Ese mismo
año se fundó el PH en España. En otros países como Chile, EE UU, Italia, India y Egipto también se creó la
rama política del movimiento.
Silo apoyaba al partido, pero nunca figuró como candidato. En las últimas elecciones legislativas de
2007, el PH de Argentina integró una coalición kirchnerista.**
En 1999, otra vez en Punta de Vacas, Silo había admitido: “Hemos fracasado. Reconozco el triunfo
provisorio del antihumanismo y el fracaso de nuestros valores”. Pero el pensador no se rindió y siguió
predicando aquí y allá. En noviembre pasado habló por última vez en público en Berlín en una reunión de
los Nobel de la Paz. Allí alertó contra la pobreza, las armas nucleares y el legado de las dictaduras
latinoamericanas. El 2 de enero terminó en Punta de Vacas una gira mundial por la paz y contra la violencia.
Desde entonces no se le vio más. Estaba enfermo y murió en compañía de María Luisa, su mujer de toda la
vida, uno de sus dos hijos y algunos amigos.
Correveidile - Chacras de Coria, Argentina - 25 de septiembre de 2010
Murió Silo, fundador y guía espiritual del Humanismo
Nuestro vecino Mario Rodríguez Cobos falleció el 16 de setiembre, a los 72 años en su casa de calle
Pueyrredón. Sus restos fueron cremados en Córdoba y repartidos entre sus seguidores para ser esparcidos
en cada uno de los centros de reflexión que creó alrededor del mundo.
El renacimiento del Humanismo en la tarea de sus seguidores.
Más de doscientas personas despidieron a Silo en el local del Movimiento Humanista, en la esquina de
Don Bosco y Primitivo de la Reta, en la Ciudad de Mendoza. Allí fueron congregándose a medida que se
enteraban del fallecimiento el día anterior de quien fuera su guía espiritual.
Y así, entre familiares, veteranos seguidores de la primera hora y nuevos militantes se organizó la
ceremonia de despedida del fundador del Movimiento Humanista. Desde allí partieron sus restos el sábado
18 rumbo a Córdoba para ser cremados, acompañados por una extensa caravana de autos. Una vez de
vuelta en nuestros pagos -los mismos de Silo- las cenizas fueron repartidas para ser esparcidas en cada
centro de reflexión que el líder espiritual había creado en distintos parajes del mundo. En nuestra provincia,
la Ceremonia de Cenizas se realizará el próximo 4 de enero de 2011, en el Parque Punta de Vacas. Este es
el centro de reflexión construido en el camino a Chile, en el mismo paraje que Silo y sus seguidores
eligieron cuarenta años atrás como refugio para organizarse, luego que el gobierno militar de la época los
mandara a “hablarle a las piedras” y donde el líder diera el mensaje fundacional del Humanismo, el 4 de
mayo de 1969, ante doscientos incondicionales.
En nuestros pagos era común -y siempre un acontecimiento agradable- encontrarlo por las calles del
pueblo cumpliendo sus ritos, como el café en Jebbs; la mesa en La Tasca compartida con Ana, su mujer, o
con amigos. Siempre sonriente y con la buena onda que lo caracterizaba.
Pero hacía más de un año que Silo venía padeciendo el mal funcionamiento de sus riñones y,
finalmente, el jueves 16 de setiembre una aneurisma aceleró el desenlace. A pesar de que en su vida
cotidiana tomaba los recaudos necesarios para cuidarse de esta enfermedad, se había negado a someterse
a intervenciones como trasplante o sesiones de diálisis. Y se fue como vivió, íntegro, sin violencia, sin forzar
el destino y aceptando el fluir de la evolución.
Para sus seguidores, el Maestro “cerró las puertas de su cuerpo y lo dejó, simplemente se soltó,
sabiendo que había terminado su tarea”. Ellos sostienen que su mensaje no se termina con él, sino que “las
acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás”.
Enrique Guerrero
“Dejó todo muy organizado, completó su trabajo y formalizó un ciclo histórico. Nos toca ahora a nosotros
transmitir la idea de la Nación Humana Universal. Darle referencia a este concepto en un mundo en que no
hay referencias, en que se ha perdido el sentido. Aún no se ha tomado conciencia de la dimensión del
legado del Maestro. Hoy se le da más importancia a Tinelli que a un pensador”.
Roberto Kohanoff
“Celebro haber podido llegar hasta acá. Ahora nosotros, sus seguidores, debemos continuar la
transferencia a la nueva generación de las herramientas para generar una vida sin violencia, importantísimo
en este mundo tan violento. El maestro nos ha dejado el camino marcado”.
Carlos Buj
“A mi lo que me conmueve es cómo Silo llevó a instancias de una militancia profunda la conciencia de la
no violencia. Esto lo dijo hace 40 años y acá lo mandaron “a predicar a Vietnam, allá si que hay violencia”.
En enero de 1969 dijo “este país está por estallar” y no le creyeron. Ese mismo año fue el Cordobazo y
empezó una de las etapas más violentas”.
Quién fue Silo
Mario Rodríguez Cobos, un NyC de Chacras, comenzó a trascender públicamente en la década del ’60
con el apodo de Silo -ganado en su juventud por su figura alta y delgada que asemeja los depósitos
cilíndricos utilizados para almacenar granos-. A pesar de que no profesaba religión alguna ni era afiliado a
partido político alguno, tenía un marcado perfil de líder, que lo llevó desde la juventud a dirigir los centros
estudiantiles. Más tarde fundó el Movimiento Humanista, con seguidores en varias partes del mundo, y fue
uno de los primeros dirigentes en hablar de ecología, del hombre por sobre todas las cosas, del desarme
nuclear y tantos temas que por aquellos años nadie tomaba en serio. Y fue justamente su prédica, de fuerte
contenido espiritualista y humanista, la que lo llevó a trascender en medio de una época en la que reinaba el
poder de la razón, representado en las instituciones estatales y religiosas con sus grandes mandatos
homogeneizadores.
Por ello, debido a sus postulados que festejaban la diversidad y la equidad, tan alejados de los que
proponían los grandes dogmas del sistema imperante por aquellos años, fue rápidamente calificado de
subversivo. Esto le ocasionó la persecución ideológica de los gobiernos militares de entonces, tanto como el
repudio de la iglesia católica.
Aún así, su pensamiento fue expandiéndose, primero por América Latina y luego por el mundo,
especialmente Europa, donde Silo es una figura muy reconocida y se dice que se encuentra el 60% de sus
seguidores.
Desde hace más de 10 años que se encontraba alejado de la dirección del Movimiento Humanista y
según afirmara a Correveidile en oportunidad de su tercer mensaje en Punta de Vacas en 2004, así está
bien porque sin él “funciona mejor”. Por eso desde entonces su vida transcurría plácidamente en Chacras,
dedicado a la escritura, al pensamiento y a acompañar la creación de los centros de reflexión donde se
difunde su mensaje.
En 1991 recibió el título Doctor Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia y en noviembre de
2009 dio su último discurso público, en Berlín, durante la X Cumbre de Premios Nobel de la Paz. Allí le fue
entregada la “Carta por un Mundo sin Violencia” redactada por los premios nobel participantes, entre ellos
Mijail Gorbachov, Muhammad Yunus y Lech Walesa. En aquella ocasión Silo alertó sobre la creciente
pobreza en vastas regiones del planeta y la proliferación de armas nucleares como “las máximas urgencias
del mundo actual”.
Escribió nueve libros. En 2002 fue publicado el segundo tomo de sus Obras Completas, que han sido
traducidas a casi todos los idiomas oficiales y varios dialectos.
No violencia
A diferencia de paz, que implica una actitud pasiva, el concepto de no violencia significa un trabajo
activo y comprometido contra todo tipo de violencia.
El Siloísmo
Tiene actualmente en el mundo más de un millón de seguidores.
Con un cuerpo de pensamiento cercano al existencialismo en lo referente al sufrimiento humano,
aconseja terminar con él emprendiendo un camino hacia el autoconocimiento y una profunda espiritualidad.
Su centro de atención es el Hombre, alejado de los dogmas religiosos. Valoriza la fuerza interior que
existe en cada ser humano y el vivir con convicción y alegría.
Políticamente cercano al pensamiento de izquierda, el siloísmo da marco doctrinario a innumerables
asociaciones sociales y culturales activas en todo el mundo, además de ser el fundamento del Partido
Humanista, brazo político del Movimiento del mismo nombre. Silo nunca fue parte activa de este Partido,
pero sí traccionó, por ejemplo, en ocasión de las elecciones de 1999, apareciendo en las fotos de campaña
junto a Lía Méndez, la candidata a presidente del PH.
El Movimiento Humanista se sostiene con el aporte de sus seguidores, aunque aseguran que Silo
también aportaba de su propio bolsillo. Ejemplo de esto fue la colocación del monolito en Punta de Vacas,
en 2004, solventado por el Maestro, además de la misma construcción del Parque, en la que los seguidores
colaboraron desde los inicios del proyecto.
Contábamos en Correveidile en mayo de 2004
“Silo volvió ...y fue miles. Minutos después de las 13 horas del martes 4 de mayo el hombre subió al
podio, saludó con tres dedos en alto, paseó lentamente su mirada sobre la gente en un manejo magistral de
las pausas, sonrió y dijo:”Hemos fracasado..., pero insistiremos, porque volamos en un pájaro llamado
intento”.
Fue en ocasión de su tercer mensaje, brindado en el Parque de Punta de Vacas, sobre la ladera del
mismo cerro en el que habló la primera vez a sus seguidores. En esta ocasión Silo realizó el relanzamiento
del Nuevo Humanismo, basado en la cultura de la No violencia como actitud existencial, en un acto de
multitudinaria convocatoria -más de 5000 personas- para envidia de muchos dirigentes.
De fuerte tono ideológico, aquél tercer mensaje de Silo consagró a la resistencia como forma de luchar
contra la violencia en todas sus expresiones. No sólo la violencia física, sino también la económica, racial,
religiosa, sexual, psicológica y moral.
Evocó las luchas de Mahatma Ghandi y de Martín Luther King a favor de la Paz y aseguró que vale la
pena seguir intentando cambiar el mundo.
Negó que haya llegado el fin de la Historia y de las Ideas y exhortó a oponerse a “la visión zoológica de
la vida, que sostiene la supervivencia del más apto”. Sostuvo que “el derecho para algunos pocos termina
siendo el derecho de nadie”.
Realizó un análisis histórico de los acontecimientos que golpean al mundo, como las guerras, la
explotación humana y la crisis que sufre la Humanidad y reconoció -con una humildad de la que carecen
muchos dirigentes- “el triunfo provisorio de la cultura del antihumanismo y el fracaso de nuestros ideales
que no hemos podido cumplir”. Pero seguidamente advirtió “que los triunfadores de hoy no tienen
asegurado el futuro porque una nueva espiritualidad comienza a expresarse en todo el mundo”.
Aquél mensaje rescató los valores de solidaridad, igualdad, no violencia y diversidad cultural. Puso “al
hombre por sobre todas las cosas” y reinvindicó la igualdad al sostener que “ningún hombre debería estar
por encima de otro”.
En el ámbito privado, instó a vivir más coherentemente, “haciendo coincidir lo que se piensa, se siente,
se dice y se hace, para terminar con la hipocresía”.
E invocó al libre arbitrio al sostener “...que cada cual sabrá si decide o no acompañar este cambio y cada
cual comprenderá si busca o no una renovación profunda en su propia vida”. Sabias palabras las suyas...
Don Silo.
El Mercurio - Chile - 26 de septiembre de 2010
El impacto de la muerte de Silo en su seguidor chileno más cercano
La última vez que Tomás Hirsch vio a Silo fue en agosto. Recuerda que se veía bien pese a la
enfermedad a los riñones que arrastraba el líder espiritual argentino y fundador del Movimiento Humanista.
"Él era mi guía. Mi maestro. Alguien que inspiraba mi acción en el mundo", cuenta.
El ex candidato presidencial humanista se enteró de la muerte de Silo cinco minutos después de que
sucedió, cuando recibió una llamada desde Argentina, en la noche del 16 de septiembre. Estaba
planificando su fin de semana largo, pero suspendió todo y partió rumbo a Mendoza junto a su esposa.
Llegó a la ciudad trasandina donde residía su mentor a las 3 AM, e inmediatamente se dirigió a la Salita
del Mensaje (lugar de reunión del movimiento), donde velaban a Silo. Ahora, junto a otros humanistas,
prepara un estand sobre Silo para la Feria del Libro.
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