FISCALIDAD EMPRESARIAL ANÁLISIS DE JURISPRUDENCIA Y CONSULTAS TRIBUTARIAS pág 106 José Antonio Rodríguez Ondarza Javier Galán Ruiz Catedrático de Hacienda Pública Universidad Complutense de Madrid Profesor Titular Int. Sistema Fiscal Universidad Complutense. Abogado IMPUESTO SOBRE LA RENTA DE LAS PERSONAS FÍSICAS Cuota Deducción por maternidad: para que proceda la aplicación de la deducción por maternidad debe realizarse una actividad por cuenta propia o ajena, sin que sea necesario que dicha actividad esté retribuida. El alta en la Seguridad Social implica el ejercicio de la actividad, sin que sea necesario que se justifique la existencia de ingresos. Corresponde a la Administración la prueba de que no existe ejercicio de actividad alguna (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 12 de noviembre de 2008; Recurso 16480/2008). IMPUESTO SOBRE EL VALOR AÑADIDO Deducción y devolución Aportación de libros para justificación de cuotas soportadas: para que proceda la deducción del IVA soportado debe aportarse la factura, no siendo suficiente la exhibición de los libros de registro para justificar la deducibilidad de las cuotas soportadas. No obstante se admite la aportación de facturas en sede del recurso contenciosoadministrativo (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de País Vasco de 14 de julio de 2008; Recurso 206/2007). Deducción de cuotas soportadas en la adquisición de un inmueble: para que proceda la deducción de cuotas es necesaria la afectación directa y exclusiva al desarrollo de la actividad empresarial o profesional y el derecho a deducir sólo procede en la medida en que los bienes o servicios adquiridos se utilicen en la realización de operaciones sujetas y no exentas, correspondiendo la carga de la prueba a quien solicita la deducción. No es prueba suficiente de la afectación a la actividad empresarial el que se alegue que en el futuro se instalarán en él las oficinas de la empresa (Sentencia del Tribunal Superior de Asturias de 18 de julio de 2008; Recurso 1750/2006). IMPUESTO SOBRE TRANSMISIONES PATRIMONIALES Y ACTOS JURIDICOS DOCUMENTADOS Base imponible Escritura de declaración de obra nueva: el valor real de coste de la obra nueva se cifra en lo que realmente costó la ejecución de la obra y no la valoración en sí del inmueble como resultado final de la obra nueva (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias de 19 de septiembre de 2008; Recurso 1188/2008). IMPUESTO SOBRE SUCESIONES Y DONACIONES Base liquidable Adquisición mortis causa de empresas familiares: para que proceda la reducción del 95% es necesario el ejercicio de la actividad empresarial por el causante en la fecha del fallecimiento de forma habitual, personal y directa, debiendo constituir su principal fuente de renta. Se presume que quien realiza la actividad empresarial de forma habitual, personal y directa es quien figura como titular de la actividad empresarial, correspondiendo a la Administración acreditar lo contrario. El hecho de que el causante percibiera una pensión por incapacidad permanente no es prueba suficiente del no ejercicio de la actividad empresarial (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (Sevilla) de 23 de mayo de 2008; Recurso 803/2005). pd Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 12 de noviembre de 2008 (Recurso 16480/2008) IMPUESTO SOBRE LA RENTA DE LAS PERSONAS FISICAS. CUOTA: deducción por maternidad: para que proceda la aplicación de la deducción por maternidad debe realizarse una actividad por cuenta propia o ajena, sin que sea necesario que dicha actividad esté retribuida. El alta en la Seguridad Social implica el ejercicio de la actividad, sin que sea necesario que se justifique la existencia de ingresos. Corresponde a la Administración la prueba de que no existe ejercicio de actividad alguna. Reproducción parcial: PRIMERO La Administración demandada rechazó la deducción por maternidad, efectuada por la recurrente en su autoliquidación del Impuesto sobre la Renta de las Personas, ejercicio 2004, al vincular la ausencia de justificación de ingresos en dicho ejercicio a la inexistencia de inactividad. Con relación a ello es necesario recordar que el artículo 83 del Real Decreto Legislativo 3/2004, de 5 marzo, por el que aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, aplicable al presente caso, dispuso: «1. Las mujeres con hijos menores de tres años con derecho a la aplicación del mínimo por descendientes previsto en el artículo 43 de esta Ley, que realicen una actividad por cuenta propia o ajena por la cual estén dadas de alta en el régimen correspondiente de la Seguridad Social o mutualidad, podrán minorar la cuota diferencial de este Impuesto hasta en 1.200 euros anuales por cada hijo menor de tres años». Como esta Sala declaró en su Sentencia 349/2008, de 4 de junio, la literalidad de dicho precepto no sustenta la conclusión de que la actividad realizada debe estar retribuida, lo que significa una inaceptable justificación adicional a lo exigido en el precepto transcrito. Añadidamente, también se debe estimar incompatible con lo dispuesto en el precepto de referencia la conclusión, que la resolución recurrida sostiene, relativa a que la inexistencia de justificación de ingresos equivale a la falta de actividad, con lo que, en tal caso, faltaría uno de los presupuestos de la deducción. En efecto, el ejercicio de una actividad puede, con independencia del sistema de declaración al que la demanda imputa el resultado final, no implicar la percepción de ingresos, siendo a los efectos que nos ocupan suficiente acreditar los extremos mencionados en el precitado artículo 83. Y, con relación a ello, el alta en el régimen correspondiente de Seguridad Social implica, en principio, el ejercicio de la actividad correspondiente, sin que el interesado deba efectuar justificación adicional alguna al respecto puesto que, a la vista de ello, habría de ser la Administración quien acreditase un alta formal en el Régimen de referencia, sin corresponderse con actividad alguna; todo ello con independencia de la dificultad de determinar en el seno de una explotación agrícola las actividades individuales e ingresos propios de cada uno de los integrantes de la unidad familiar que la sustentan. Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de País Vasco de 14 de julio de 2008 (Recurso 206/2007) IMPUESTO SOBRE EL VALOR AÑADIDO. DEDUCCIÓN Y DEVOLUCIÓN: para que proceda la deducción del IVA soportado debe aportarse la factura, no siendo suficiente la exhibición de los libros de registro para justificar la deducibilidad de las cuotas soportadas. No obstante se admite la aportación de facturas en sede del recurso contencioso-administrativo. Reproducción parcial: SEGUNDO A la actora se le negó la devolución de cuotas del impuesto por no presentar las correspondientes facturas, aportó los libros de registro pero no las facturas; en la Jurisdicción se mantiene que basta con aquellos y, subsidiariamente presenta las facturas que no se cuestionan por la demandada y por ello se tienen por ciertas en su pd contenido); la demandada opone que debieron presentarse las facturas y que al no hacerlo no puede ya efectuarse en este momento. 2.1 Analizando por partes la situación, en primer lugar, el Decreto Foral Normativo 12/1993, de 19 de enero, del Consejo pág www.partidadoble.es 107 fiscalidad empresarial nº 220 abril 2010 de Diputados de Álava, por el que se regula la armonización y coordinación del sistema tributario de este territorio histórico con el del Estado, consecuencia de la Ley 37/1992, de 28 de diciembre, que establece una nueva regulación sobre el Impuesto sobre el Valor Añadido, convalidado por las Juntas Generales de 3 de marzo, contiene el siguiente texto destacable para el supuesto en estudio: Respecto de los libros registros del impuesto el Decreto Foral 124/1993, de 27 de abril, del Consejo de Diputados de Álava, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la normativa sobre nueva regulación del Impuesto sobre el Valor Añadido e Impuestos Especiales contiene los siguientes términos: «Artículo 62. Libros registros del Impuesto sobre el Valor Añadido «Artículo 97. Requisitos formales de la deducción Uno. Sólo podrán ejercitar el derecho a la deducción los empresarios o profesionales que estén en posesión del documento justificativo de su derecho. A estos efectos, únicamente se considerarán documentos justificativos del derecho a la deducción: 1. Los empresarios o profesionales y otros sujetos pasivos del Impuesto sobre el Valor Añadido deberán llevar, con carácter general y en los términos dispuestos por este Reglamento, los siguientes libros registros: a) Libro registro de facturas expedidas. b) Libro registro de facturas recibidas... Artículo 63. Libro registro de facturas expedidas 1º. La factura original expedida por quien realice la entrega o preste el servicio o, en su nombre y por su cuenta, por su cliente o por un tercero, siempre que, para cualquiera de estos casos, se cumplan los requisitos que se establezcan reglamentariamente. 2º. La factura original expedida por quien realice una entrega que dé lugar a una adquisición intracomunitaria de bienes sujeta al Impuesto, siempre que dicha adquisición esté debidamente consignada en la declaración-liquidación a que se refiere el número 6º del apartado Uno del artículo 164 de esta Norma. 3º. El documento acreditativo del pago del Impuesto a la importación. 4º. La factura expedida por el sujeto pasivo en los supuestos previstos en el artículo 165, apartado Uno, de esta Norma. 5º. El recibo original firmado por el titular de la explotación agrícola, forestal, ganadera o pesquera a que se refiere el artículo 134, apartado Tres, de esta Norma. Dos. Los documentos anteriores que no cumplan todos y cada uno de los requisitos establecidos legal y reglamentariamente no justificarán el derecho a la deducción, salvo que se produzca la correspondiente rectificación de los mismos...» Así pues, la literalidad de la norma impone que deba apor tarse la factura y no otros elementos probatorios para justificar la deducibilidad de las cuotas sopor tadas y, en su caso, la compensación o el reintegro de las sopor tadas en exceso. En los arts. 164 y siguientes se regula la obligación que tiene el sujeto pasivo de facturar, de emitir las correspondientes facturas en el desarrollo de su actividad. pág 108 1. Los empresarios o profesionales deberán llevar y conservar un libro registro de las facturas y documentos sustitutivos que hayan expedido, en el que se anotarán, con la debida separación, el total de los referidos documentos. ... 3. En el libro registro de facturas expedidas se inscribirán, una por una, las facturas o documentos sustitutivos expedidos, reflejando el número y, en su caso, serie, la fecha de expedición, identificación del destinatario, base imponible o importe de las operaciones y, en su caso, el tipo impositivo y cuota tributaria. Artículo 64. Libro registro de facturas recibidas 1. Los empresarios o profesionales, a los efectos del Impuesto sobre el Valor Añadido, deberán numerar correlativamente todas las facturas y documentos de aduanas correspondientes a los bienes adquiridos o importados y a los servicios recibidos en el desarrollo de su actividad empresarial o profesional. Esta numeración podrá realizarse mediante series separadas siempre que existan razones que lo justifiquen. 2. Los documentos a que se refiere el apartado anterior se anotarán en el libro registro de facturas recibidas. ... 4. En el libro registro de facturas recibidas se anotarán, una por una, las facturas recibidas y, en su caso, los documentos de aduanas y los demás indicados anteriormente, reflejando su número de recepción, fecha, nombre y apellidos o razón social del obligado a su expedición, base imponible y, en su caso, el tipo impositivo y cuota». pd análisis de jurisprudencia y consultas tributarias Y estos aspectos se detallan en el Decreto Foral 24/2004, del Consejo de Diputados de 23 de marzo, que aprueba el Reglamento regulador de las obligaciones de facturación y modifica diversos preceptos del Reglamento del Impuesto sobre el Valor Añadido, aprobado por Decreto Foral 124/1993, de 27 de abril. Normativamente se diferencia entre ambos elementos, facturas y Libros de Registro, y se atribuye a aquellas el carácter esencial para que pueda procederse a la deducción y subsiguiente compensación o reintegro de cuotas; y no cumplen la misma función los Libros de Registro, a pesar de que han de incluir los aspectos principales de las facturas, por una razón sencilla y es que las anotaciones en los Libros se practican unilateralmente por el empresario y, en cambio, son las facturas las que al aparecer expedidas por quien presta el servicio o entrega el bien, por el sujeto pasivo en suma, gozan de la máxima veracidad en tanto que los Libros aparecen como elementos auxiliares, para facilitar la gestión y el control del tributo. La Jurisprudencia confirma el criterio que se infiere del examen directo de la norma, así, en la Sentencia de 8 de noviembre de 2004-recurso núm. 6295-1999 el Tribunal Supremo nos dice: «...en este impuesto la expedición de la factura tiene un significado de especial trascendencia permitiendo el correcto funcionamiento de su técnica impositiva. A través de la factura se efectúa la repercusión del tributo y la posesión de aquélla, cuando cumple los requisitos establecidos en el Reglamento, permite, en su caso, que el destinatario de la operación practique la deducción de las cuotas soportadas. En definitiva, la exigencia de la factura como justificante para el ejercicio del derecho a la deducción de las cuotas del IVA soportado por los empresarios y profesionales, tal como dispone la LIVA, lejos de configurarse como una prueba tasada, ha de caracterizarse como un requisito de deducibilidad establecido por la normativa comunitaria, y, en consecuencia, por la ley, en virtud del cual las cuotas se deducen por los empresarios o profesionales en la medida en que dichas cuotas han de ser soportadas sin perjuicio del cumplimiento de los restantes requisitos de deducibilidad establecidos por la Ley, lo que se acredita con este documento. «En efecto, en la sentencia de esta Sección y Sala de 6 Nov. 1998, dictada en el recurso de apelación número 344/1993, se tiene declarado:... No hay duda alguna, pues, de que los errores en las facturas son plenamente subsanables, de tal modo que cuando se proceda a la correspondiente rectificación puede el sujeto pasivo ejercitar el derecho a la deducción correspondiente, en las declaraciones-liquidaciones que presente a partir de ese momento, siempre que no haya transcurrido el plazo de cinco años.» ... porque: a. La neutralidad del IVA quedaría contradicha por la ruptura de un eslabón de la cadena estructural del Impuesto, con distorsiones tanto para quien no siendo consumidor esté indebidamente soportando el tributo como para la Administración que recibe el impuesto doblemente (de quien lo ha soportado y del consumidor a quien éste le repercute finalmente la carga). b. La omisión de cualquier requisito no priva a la factura de efectos fiscales y no impide en todos los casos el ejercicio del derecho a la deducción o devolución de las cuotas soportadas, pues la factura es la expresión documental de la ejecución de un contrato y su valor probatorio es equiparable al del resto de los documentos privados (que, aun siendo incompleto o incorrecto, no tiene por qué carecer de relevancia cuando mediante otros medios se corrobora su contenido, en virtud de la llamada apreciación conjunta de la prueba). c. No permitir la deducción o devolución de las cuotas soportadas del IVA, cuando no existen razones de peso para ello, implica, en realidad, una doble imposición (cuando es así que el formalismo excesivo es contrario al principio de proporcionalidad y, especialmente, al de neutralidad que caracteriza al IVA). La deducibilidad y compensación o reintegro de las cuotas exige pues las correspondientes facturas y los documentos o pruebas que sirvan para subsanar los vicios de que pudiesen adolecer. El hecho de que no se observen en plazo los requisitos para la deducibilidad no implica un supuesto de enriquecimiento injusto a favor de la Administración ya que como esta Sala ha dicho en varias ocasiones: ... La razón por la que se establecen en la Ley reguladora del Impuesto estos requisitos formales para la deducción de cuotas es la de evitar abusos jurídicos de las personas que se consideren con derecho a la deducción impidiendo que una misma deducción pueda ser ejercitada por dos sujetos pasivos diferentes, uno el que figura como destinatario de la operación en el documento justificativo del derecho a la deducción, y otro distinto» Esto, sin embargo, no impide que los vicios en las facturas puedan subsanarse, en tanto no haya caducado el derecho a la deducción, ya que como nos expone el mismo Tribunal en la Sentencia de16 de julio de 2003-recurso núm. 10589-1998: pd «El sistema del IVA, como antes hemos visto, estructura el principio de neutralidad a través de dos instrumentos, la deducción y la devolución, y establece una serie de elementos formales para el ejercicio de uno y otro. El interesado, pues, ha de acomodarse a esos cauces para alcanzar la efectividad de la deducción. Al no haberlo hecho, al haber caducado el derecho a hacerlo, no se genera un supuesto de enriquecimiento injusto ya que este exige como presupuesto la ausencia de causa del desplazamiento patrimonial y en el caso la propia norma establece una causa, la extinción del derecho por expirar el plazo para su ejercicio, causa pág www.partidadoble.es 109 fiscalidad empresarial nº 220 abril 2010 admitida por el Derecho, causa legítima de la atribución patrimonial y que justifica por ello el que la Administración alcance la titularidad del saldo. No es necesario exteriorizar una renuncia expresa y formal de derechos porque no nos encontramos ante ese supuesto sino ante un sistema que el propio Ordenamiento establece para la extinción del derecho. La Audiencia Nacional en la Sentencia de 28 de mayo de 2001-recurso núm. 765-98 tampoco estima que un caso similar al presente integre un supuesto de enriquecimiento injusto sino de extinción de derechos, de obviar las condiciones para su ejercicio». Las facturas y no los Libros son los elementos imprescindibles para poder acceder a la pretensión actora. 2.2 Dicho esto, como comentamos al principio, se aportan con el recurso las facturas correspondientes y en relación al argumento de la demandada mediante el que expone que tal presentación es ya extemporánea y que no se trata, como pretende la actora, de completar la prueba presentada en la vía administrativa, en relación a estos argumentos, debemos tener presente, en primer lugar, que la actora reclamó la devolución dentro del plazo, y también dentro del plazo para obtener la devolución suscitó el debate respecto a los elementos necesarios para obtenerla; siendo esto así hemos de recordar que, en ese debate abierto, el art. 56 de la LJ permite que los litigantes esgriman motivos y argumentos distintos a los utilizados en la vía administrativa, y permite también que se aporten, sin límite alguno, cuantos documentos sirvan para fundar la reclamación, por lo tanto, inmutable la pretensión, esto es, que se devuelvan las cuotas en exceso soportadas, puede la actora presentar los documentos, y por tanto las facturas, en que se funda. Es procedente, por todo ello, estimar la demanda. Sentencia del Tribunal Superior de Asturias de 18 de julio de 2008 (Recurso 1750/2006) IMPUESTO SOBRE EL VALOR AÑADIDO. DEDUCCIÓN Y DEVOLUCIÓN: deducción de cuotas soportadas en la adquisición de un inmueble: Para que proceda la deducción de cuotas es necesaria la afectación directa y exclusiva al desarrollo de la actividad empresarial o profesional y el derecho a deducir sólo procede en la medida en que los bienes o servicios adquiridos se utilicen en la realización de operaciones sujetas y no exentas, correspondiendo la carga de la prueba a quien solicita la deducción. No es prueba suficiente de la afectación a la actividad empresarial el que se alegue que en el futuro se instalarán en él las oficinas de la empresa. Reproducción parcial: PRIMERO El presente recurso contencioso-administrativo tiene por objeto la resolución del Tribunal Económico-Administrativo Regional de Asturias (TEARA) de fecha 2 de junio de 2006, por la que se desestima la reclamación económico-administrativa nº 33/1080/05 planteada contra el acuerdo de la Dependencia de Gestión Tributaria de la Delegación Especial de la Agencia Estatal de Administración Tributaria de Asturias, de fecha 14 de febrero de 2005, por el que se practica liquidación provisional del Impuesto sobre el Valor Añadido del ejercicio 2003, cuya deuda tributaria asciende a 31.642,16 euros, incluida cuota más intereses de demora. Se sustenta el recurso en la improcedente aplicación de la norma establecida en el artículo 95.3 de la Ley 37/1992 del IVA, pues de la misma se deriva la deducción pretendida cuando los bienes de inversión adquiridos vayan a utilizarse «previsiblemente», de acuerdo con criterios fundados, en el desarrollo de la actividad empresarial o profesional, sin que se pág 110 exija que se compre el bien y que inmediatamente se destine a tal desarrollo, estando acreditado que el inmueble cuyas cuotas de IVA soportadas en su adquisición se pretende sean deducibles, se adquirió con el fin de afectarlo al desarrollo de la actividad y localizar en él las oficinas en Madrid de la empresa actora, no existiendo todavía una resolución definitiva referida a la liquidación del ejercicio 2002 que permita modificar la declaración del ejercicio 2003, girar una liquidación y exigir la deuda tributaria resultante. SEGUNDO La liquidación origen de la reclamación y a la que se refiere el presente recurso, después de señalar la improcedencia de haber consignado indebidamente las cuotas a compensar del periodo anterior en la casilla 85 de la declaración de IVA, por cuanto ya había sido modificada la cuantía del saldo a compensar en la declaración por el IVA del ejercicio 2002 a resultas de la actuación de la Inspección, que rechazó la pretensión de afectación a la actividad de un pd análisis de jurisprudencia y consultas tributarias chalet ubicado en Madrid y, en consecuencia, la deducibilidad de las cuotas de IVA soportado en su adquisición, sin que se le reconociera al sujeto pasivo crédito alguno a compensar por esa concreta adquisición en la liquidación provisional que le fue practicada por el referido ejercicio 2002, no considera la posibilidad de entenderlas deducidas en el ejercicio 2003, toda vez que la liquidación provisional lo es por minoración de los saldos a compensar del periodo anterior. Importa a tal efecto recordar lo que se expresa en el artículo 92. Dos de la Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido, en el que se establece la deducibilidad de las cuotas soportadas por el sujeto pasivo en la medida en que los bienes y servicios adquiridos se utilicen en la realización de entregas de bienes y prestaciones de servicios sujetas y no exentas del impuesto y las demás operaciones comprendidas en el artículo 94, apartado Uno, de la propia Ley. Por su parte, el artículo 95 del mismo texto legal relaciona un conjunto de limitaciones al derecho a deducir, señalando en su apartado Uno que: «Los empresarios o profesionales no podrán deducir las cuotas soportadas o satisfechas por las adquisiciones o importaciones de bienes o servicios que no se afecten, directa y exclusivamente, a su actividad empresarial o profesional»; realizándose, en su apartado siguiente, una enumeración de supuestos en los que no se entiende producida dicha afectación directa y exclusiva, y dando la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, nueva redacción a los restantes apartados del tenor siguiente en lo que aquí interesa: «Tres. No obstante lo dispuesto en los apartados anteriores, las cuotas soportadas por la adquisición, importación, arrendamiento o cesión de uso por otro título de los bienes de inversión que se empleen en todo o en parte en el desarrollo de la actividad empresarial o profesional podrán deducirse de acuerdo con las siguientes reglas: 1ª Cuando se trate de bienes de inversión distintos de los comprendidos en la regla siguiente, en la medida en que dichos bienes vayan a utilizarse previsiblemente, de acuerdo con criterios fundados, en el desarrollo de la actividad empresarial o profesional. ... 4ª El grado de utilización en el desarrollo de la actividad empresarial o profesional deberá acreditarse por el sujeto pasivo por cualquier medio de prueba admitido en derecho. No será medio de prueba suficiente la declaración-liquidación presentada por el sujeto pasivo ni la contabilización o inclusión de los correspondientes bienes de inversión en los registros oficiales de la actividad empresarial o profesional.» Pues bien, de tal regulación resulta que la deducción únicamente es posible cuando los bienes o servicios en cuya adquisición se pd ha soportado el IVA resultan afectados de manera directa a la realización de la actividad empresarial, esto es, al desarrollo de la propia actividad que es objeto de la empresa y siempre que tal afectación derive a la realización de operaciones gravadas. Sosteniendo al respecto la doctrina jurisprudencial que el derecho a deducir sólo procede en la medida en que los bienes o servicios adquiridos se utilicen en la realización de operaciones sujetas y no exentas; correspondiendo a la parte que solicita la deducción acreditar la concurrencia del requisito material, es decir, la utilización del bien en realización de operaciones que den derecho a la deducción (por todas, sentencia TS de 5 de junio de 1992). Examinado el expediente administrativo y lo obrante en el presente proceso contencioso no se estima que por la recurrente se haya acreditado la afección directa y exclusiva del inmueble adquirido a la actividad de la sociedad, pues en lo que se refiere al expediente administrativo únicamente se hizo valer que el chalet adquirido constituye un bien de inversión que va a utilizarse previsiblemente en el desarrollo de la actividad empresarial (lo que no aporta nada en relación a lo cuestionado) y, en lo que hace a este recurso, que su compra fue decidida por los órganos sociales con dicha finalidad, lo que tampoco es dato por sí solo concluyente de que exista dicha afección directa y exclusiva. Efectivamente, la actora no aporta más pruebas que las propias manifestaciones realizadas por el representante autorizado en la diligencia extendida por la Inspección de fecha 29 de enero de 2004, en el sentido de señalar que el fin perseguido es afectar el inmueble adquirido al desarrollo de la actividad de la sociedad y localizar en él las oficinas en Madrid, tan pronto como se desarrolle el Polígono de Vicálvaro y la sociedad empiece a ejercitar las obras que tiene que realizar, así como la comercialización de las naves que piensa efectuar, manifestación que no es más que reiteración del acuerdo adoptado por la Junta General de socios en fecha 27 de mayo de 2002, según certificación de la oportuna acta aportada con el escrito de demanda. Sin embargo, como se pone de manifiesto en el expediente, ya con anterioridad a la adquisición del citado chalet en mayo de 2002, la entidad desarrollaba parte de su actividad en Madrid, disponiendo desde 1998 de otro inmueble en la misma población donde se ubica el chalet, pese a lo cual se siguió manteniendo el domicilio de gestión en Oviedo, situación que no consta haya variado con el tiempo transcurrido. Por ello, nos encontramos ante una mera inversión patrimonial, formando parte el referido chalet del activo fijo de la empresa, resultando evidente que el inmueble adquirido no tenía como destino previsible ser utilizado en la realización de operaciones sujetas y no exentas a los efectos del impuesto aquí debatido, por lo que dicha alegación no puede ser aceptada por este Tribunal, y debe mantenerse la liquidación provisional que corrige el saldo compensado en una cuantía ya modificada en la declaración por el IVA del periodo anterior. pág www.partidadoble.es 111 fiscalidad empresarial nº 220 abril 2010 Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias de 19 de septiembre de 2008 (Recurso 1188/2008) IMPUESTO SOBRE TRANSMISIONES PATRIMONIALES Y ACTOS JURIDICOS DOCUMENTADOS. BASE IMPONIBLE: escritura de declaración de obra nueva: el valor real de coste de la obra nueva se cifra en lo que realmente costó la ejecución de la obra y no la valoración en sí del inmueble como resultado final de la obra nueva. Reproducción parcial: PRIMERO Se impugna por la mercantil recurrente en el presente recurso contencioso administrativo la resolución dictada por el Tribunal Económico Administrativo Regional de Asturias en fecha 10 de febrero de 2006, desestimatoria de la reclamación de la misma naturaleza impugnando la liquidación complementaria núm. 813/04 practicada por la Oficina Liquidadora de Cangas del Narcea, de la Consejería de Economía y Administración Pública del Principado de Asturias, en concepto de Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, modalidad Actos Jurídicos Documentados, Documentos Notariales, por declaración de obra nueva, con una cuantía a ingresar de 333,58 euros. Se invoca como motivo de impugnación la insuficiente motivación de la valoración realizada por el técnico de la Administración, recogiendo unos precios de mercado y unos coeficientes que en absoluto justifica, y además la comprobación de valores impugnada conculca los criterios establecidos en el Reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, aprobado por RD 828/1995, de 29 de mayo, para la fijación de la base imponible del impuesto que nos ocupa, al partir de valores de mercado para valorar la obra nueva. Tanto la representación de la Administración Tributaria del Estado, como la de la Comunidad Autónoma, se oponen a la pretensión anulatoria deducida, invocando la correcta valoración efectuada por el técnico de la Administración y se reitera, como en supuestos análogos, que el único medio idóneo para impugnar la valoración practicada por los técnicos de la Administración lo constituye la tasación pericial contradictoria prevista en el artículo 52.2 de la Ley General Tributaria 230/1963. SEGUNDO Abordando los diferentes motivos impugnatorios, plantea la recurrente en primer lugar la falta de motivación de la valoración efectuada, sosteniendo en definitiva que adolecería de las mismas deficiencias que la que en su momento dio lugar a que se anulase la comprobación de valores efectuada anteriormente. A este respecto se considera que examinado el expediente administrativo se observa que el informe pericial de 11 de noviembre de 2003, en que se apoya la Administración, expone tanto la descripción del bien como los criterios de pág 112 valoración aplicados, teniendo en cuenta los precios medios de mercado en la zona de ubicación del inmueble, con referencia a los de venta para las V.P.O. fijados en el BOE de 11 de enero de 2002, siendo inferiores a estos, debiendo entenderse en suma que dicha valoración dispone de motivación suficiente y que pueden conocerse en definitiva las razones que llevan a la Administración a acoger dicha valoración, pudiendo por tanto combatirla la entidad recurrente. TERCERO Un segundo motivo impugnatorio se basa en la inobservancia del artículo 70 del Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo, que dispone «1. La base imponible en las escrituras de declaración de obra nueva estará constituida por el valor real de coste de la obra nueva que se declare» En el presente supuesto, la parte declaró la obra nueva de un edificio como consecuencia de la escritura pública otorgada el 8 de junio de 2002, fijando un valor de 1.282.860,34 euros a efectos de la autoliquidación presentada por la modalidad Actos Jurídicos Documentados, frente a la cual la Oficina Liquidadora practicó la liquidación complementaria impugnada sobre la base comprobada de 1.344.254,09 euros, aplicando precios medios de mercado en la zona. Ante tal cuestión litigiosa, centrada en el mayor o menor valor real de coste de la obra, debe exponerse que el artículo 70 citado exige que, por lo que se refiere a la obra nueva, se tome el valor real de coste de la misma, de modo que lo que debe valorarse es lo que realmente costó la ejecución de la obra y no la valoración en sí del inmueble como resultado final de la obra nueva. En este sentido se ha pronunciado esta Sala en sentencias de 5 de abril de 2005 (recurso número 2807/2001) y de 12 de diciembre de 2007 (recurso número 1033/2005), con cita de otras anteriores, afirmando «conceptos ambos (coste de ejecución frente a valor del inmueble terminado) que no tienen porqué coincidir, pues por ejemplo en la valoración del inmueble pueden influir factores como la localización del mismo o su uso que no tienen porque afectar al coste de ejecución, siendo la propia Administración la que en otras ocasiones ha utilizado motivaciones mucho más acertadas, a falta de datos sobre el coste específico y verdadero de la obra, como la utilización de los criterios y módulos de valoración sobre costes de ejecución aprobados por los Colegios de Arquitectos» añadiendo también que «Esta Sala viene declarando reiteradamente que tratándose de una primera copia pd análisis de jurisprudencia y consultas tributarias de escritura pública sujeta al impuesto en su modalidad de Actos Jurídicos Documentados que tiene por objeto cosa valuable, la base imponible vendrá constituida como señala el artículo 30 de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, Texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1993, de 24 de septiembre por «... el valor declarado, sin perjuicio de la comprobación administrativa». Y tratándose de una obra nueva por el valor real de la misma como así ha venido a confirmar, según señala con acierto la demanda, la redacción del nuevo Reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, aprobado por RD 828/1995, de 29 de mayo, al declarar en su artículo 70.1que «La base imponible en las escrituras de declaración de obra nueva estará constituida por el valor real de coste de la obra nueva que se declare»; en el mismo sentido en las escrituras de constitución de edificios en régimen de propiedad horizontal se incluirá además del valor real del terreno el «valor real de coste de la obra nueva» expresión que no puede significar otra cosa que lo que debe valorarse es lo que realmente costó la ejecución de la obra, y que, por ello, en tales casos, resulta totalmente errado partir de la aplicación del método de valoración previsto en el R.D. 1020/1993, que es el que utiliza en el presente caso la Administración sobre valoraciones catastrales, pues ello podría conducir a la valoración del inmueble como resultado final de la obra nueva, pero no es eso lo que se ha de valorar, sino el coste de ejecución del mismo". Pues bien, en el presente supuesto, se observa a tenor de la valoración obrante en el expediente que se ha procedido no a la valoración del «valor real de coste de la obra nueva que se declare», que es lo que exige el precepto ya citado (artículo 70), sino a la valoración del edificio como resultado final de dicha obra (expresamente se alude a que se toma en cuenta precios de mercado en la zona de ubicación del bien y se hace referencia a los de venta para las viviendas de protección oficial), cuando lo que en su caso debió haberse hecho sería si es que no se quiere aceptar el valor declarado por la recurrente coincidente con el presupuesto de ejecución aportado y se quiere determinar el coste de la obra, el en su caso aplicar criterios y módulos de valoración de costes de ejecución. No habiéndolo hecho así, y efectuada valoración conforme a lo ya expuesto en relación al valor en sí del edificio como resultado final de la obra, es claro que procede dar lugar al acogimiento del recurso declarando la disconformidad a derecho del acto administrativo impugnado y su anulación y, conforme a lo solicitado, debiendo estarse al valor declarado por la recurrente, pues si bien es cierto que la Administración dispone de la facultad de comprobación de valores también lo es que dicha facultad ha sido ejercitada al margen de la norma citada. Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (Sevilla) de 23 de mayo de 2008 (Recurso 803/2005) IMPUESTO SOBRE SUCESIONES Y DONACIONES. BASE LIQUIDABLE: adquisición mortis causa de empresas familiares: para que proceda la reducción del 95% es necesario el ejercicio de la actividad empresarial por el causante en la fecha del fallecimiento de forma habitual, personal y directa, debiendo constituir su principal fuente de renta. Se presume que quien realiza la actividad empresarial de forma habitual, personal y directa es quien figura como titular de la actividad empresarial, correspondiendo a la Administración acreditar lo contrario. El hecho de que el causante percibiera una pensión por incapacidad permanente no es prueba suficiente del no ejercicio de la actividad empresarial. Reproducción parcial: PRIMERO La resolución del TEARA estima la reclamación y anula los actos administrativos impugnados. La base argumental empleada por el TEARA para estimar la reclamación descansa sobre la consideración de que cabe la reducción del 95% del valor de la empresa individual para obtener la base liquidable, en tanto que se cumplen los requisitos exigidos en el art 20.2.c) de la Ley 29/87, redacción por Ley 66/97, dado que se cumple el requisito cuestionado de que la causante ejerce la labor empresarial de forma habitual, personal y directa y constituye su principal fuente de renta, entendiéndose por principal fuente de renta aquella en la que al menos el 50% de la base imponible del impuesto sobre pd la renta de las personas físicas provenga de los rendimientos netos de las actividades económicas de que se trate, tal y como ocurre en el presente, sin que al efecto sea óbice el hecho de que la causante recibiera una pensión por incapacidad permanente. SEGUNDO La parte actora sigue insistiendo en la misma tesis, esto es, si la causante ha sido declarada incapacitada para su profesión habitual reconocida por el Régimen Especial Agrario como trabajador por cuenta propia, debe entenderse que de desarrollar alguna actividad la fallecida seria marginal o esporádica, sin que conste, como era su deber, la comunicación a la Entidad pág www.partidadoble.es 113 fiscalidad empresarial nº 220 abril 2010 Gestora competente de la Seguridad Social de ejercer un trabajo retribuido por cuenta propia o ajena y no figurar como trabajador en ninguno de los regímenes establecidos. En definitiva, entendía la Inspección actuante que la causante no realizaba la actividad empresarial agrícola de forma directa y personal. Ciertamente, el requisito exigido legalmente no se configura con la mera apariencia formal de revestir la condición de empresario, sino que posee un contenido material que se desenvuelve en el ejercicio efectivo de la actividad empresarial. Recordar que la reducción que nos ocupa fue introducida por Real Decreto Ley 7/96, justificándose dicha medida con el fin de aliviar el coste fiscal derivado de la transmisión mortis causa de las empresas familiares, cuando dicha transmisión se efectuase a favor de ciertas personas allegadas al fallecido. Se pretende, pues, proteger este tipo de empresas y evitar, o paliar en parte, que la transmisión mortis causa de un patrimonio, de perfiles definidos en este tipo de empresas por su afección a la misma, incida negativamente en su funcionamiento o aboque a su desaparición. Estas premisas parecen las adecuadas sobre las que ha de versar cualquier interpretación que se haga de los requisitos exigidos legalmente. En el caso que nos ocupa, desde un punto de vista material y abstracto, no nos cabe duda de que estamos ante un supuesto de empresa individual de las previstas en el art 20.2.c) del Impuesto sobre Sucesiones, a cuya protección y favorecimiento, entre otras, tendió la reforma que anteriormente comentamos. Mas, aunque no queda definido legalmente qué se debe entender por empresa individual, la remisión al Impuesto sobre el Patrimonio, para tenerla como tal a los efectos de la reducción, debe reunir los requisitos previstos para la exención de dicho impuesto, esto es, que la actividad constituya la principal fuente de renta del causante y que se haya ejercido de modo habitual, personal y directo. En el supuesto que contemplamos no se discute que la actividad agrícola de la causante constituyera la principal fuente de renta, basta remitirse a las declaraciones sobre el IRPF, como así lo declara el TEARA y no es cuestionado por la parte actora. Se entiende por la Administración que no concurren por las razones expuestas, recogidas tanto en los acuerdos ratificando las propuestas de liquidación como en los informes, los requisitos vistos en último lugar, en tanto que, como se ha indicado, percibía la Sra. Eva una pensión por incapacidad total. Aparte, desde luego, de lo paradójico que pudiera resultar una pág 114 primera impresión por los hechos constatados, lo cierto es que conforme a los requisitos legales lo que nos debe importar es el comprobar si la actividad empresarial por parte del causante fue directa y personal. La remisión de la ley del Impuesto sobre sucesiones al impuesto de patrimonio y la referencia de este a la obtención de rentas nos lleva a considerar por referencia la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas: se realiza la actividad empresarial de forma habitual, personal y directa por quien ordena por cuenta propia los medios de producción y los recursos humanos afectos a las actividades, presumiéndose, salvo prueba en contrario, que dichos requisitos concurren en quienes figuren como titulares de las actividades empresariales o profesionales. En el caso presente, resulta incuestionable que la causante era titular de una actividad agrícola, que, conforme a lo dispuesto en el art 11.4 de la Ley 40/98, debe entenderse que al causante, por ser titular de la explotación, que realiza de forma habitual, personal y directa, obtenía las rentas, y que en todo caso dichos rendimientos constituían más del 50% de importe de la base imponible del IRPF, le avala el cumplimiento del requisito visto las citadas presunciones. Partiendo de la presunción de que quien figura como titular, en este caso la causante, se presume que ejerce la actividad de forma habitual, personal y directa, por lo que es a la Administración tributaria a la que correspondía acreditar lo contrario. La premisa, pues, de la que partir es precisamente que se presupone que dichos requisitos concurren en quien figura como titular de la actividad y, en virtud de las reglas generales sobre la carga de la prueba, se podrá demostrar la inexistencia de identidad entre titularidad formal de la actividad y realización efectiva de la misma. Estas reglas son las contenidas en los artículos 114.1 de la LGT y 1214 del Código Civil, actualmente art 217.1 y 3de la nueva LEC, cuya disposición derogatoria única derogó el artículo 1214 del Código Civil. Como ya se ha indicado, es la propia normativa tributaria la que contiene la presunción iuris tantum, enervable mediante prueba en contrario, prueba que le corresponde aportar a la Administración Tributaria. Lo que evidentemente no hace, puesto que se limita a oponer la incompatibilidad formal vista, pero en absoluto ahonda en la misma y acredita de forma segura que materialmente la causante no ejercía como tal empresario, y dado que a la misma correspondía la carga de la prueba el resultado se impone debiéndose concluir como lo hizo el TEARA. pd