Audiencia Provincial de Barcelona (Sección 10ª). Sentencia núm. 78/2007 de 19 diciembre JUR\2008\132933 Jurisdicción: Penal Sumario núm. 1/2006 Ponente: Ilmo. Sr. D. josé maría pijuán canadell La Sección 10ª de la Audiencia Provincial de Barcolona condena al acusado como autor de un delito de allanamiento de morada, de un delito de violación y de un delito de asesinato con las circunstancias de alevosía y ensañamiento, a las penas, por el delito de allanamiento de morada la pena de un año de prisión, por el delito de violación la pena de quince años de prisión y por el delito de asesinato la pena de veinticinco años de prisión y al pago de la indemnizaciones. En Barcelona, a diecinueve de diciembre de dos mil siete. VISTA, en juicio oral y público ante la SECCIÓN DÉCIMA de esta Audiencia Provincial de Barcelona, la presente causa Sumario núm. 1/2006 procedente del Juzgado de Instrucción núm. 6 de Sant Feliu de Llobregat, seguida por los delitos de asesinato, violación y allanamiento de morada contra el acusado Marco Antonio, nacido el día 10 de marzo de 1983 en Taza (Marruecos), hijo de Allal y de Nezha, de nacionalidad marroquí, con permiso de residencia en España núm. NUM000, con domicilio en Sant Vicenç dels Horts, sin antecedentes penales, cuya solvencia no consta, en prisión provisional por esta causa desde el día 24 de febrero de 2006, representado por la Procuradora doña Silvia García Vigne y defendido por el Letrado don Manuel Lozano Grau, siendo partes acusadoras el Ministerio Fiscal y la Acusación Popular constituida por el Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts, representado por la Procuradora doña Mª Carmen Fuentes Millan y defendido por la Letrada doña Clara Jiménez Fernández, y ponente el Ilmo. Sr. D. JOSE MARIA PIJUAN CANADELL, quien expresa el parecer del Tribunal. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO El Ministerio Fiscal en sus conclusiones definitivas calificó los hechos como constitutivos de un delito de allanamiento de morada del artículo 202.1, un delito de violación de los artículos 179 y 180.3ª y un delito de asesinato del artículo 139. circunstancias 1ª y 3ª y artículo 140, todos ellos del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , reputando autor de todos los delitos al acusado Marco Antonio, sin la concurrencia de circunstancias modificativas, solicitando para el mismo las siguientes penas: a) por el delito de allanamiento de morada la pena de dos años de prisión, con inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de duración de la condena; b) por el delito de violación la pena de quince años de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de la condena de la condena; y, c), por el delito de asesinato la pena de veinticinco años de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de la condena de la condena. Interesó el Ministerio Fiscal, de conformidad con el artículo 76.1.b) del Código Penal, que la pena definitivamente impuesta sea la de treinta años de prisión así como, en su caso y al amparo de lo dispuesto en el artículo 78.1 del Código Penal, que el Tribunal disponga en la sentencia que los beneficios penitenciarios se apliquen sobre la totalidad de las penas impuestas. Igualmente el Ministerio Fiscal solicitó la condena del acusado al pago de las costas procesales y a indemnizar conjuntamente a los hijos de la víctima doña Valentina, don Alejandro, don Joaquín y don Luis Alberto, en la suma de sesenta mil euros. En igual trámite de conclusiones definitivas la Acusación Popular constituida por el Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts mostró su íntegra adhesión a las conclusiones definitivas formuladas por el Ministerio Fiscal. SEGUNDO La Defensa en sus conclusiones definitivas solicitó la libre absolución del acusado. HECHOS PROBADOS SE DECLARA PROBADO QUE: el acusado Marco Antonio, de nacionalidad marroquí y con residencia legal en España, mayor de edad y sin antecedentes penales, la noche del 19 al 20 de diciembre de 2005, escaló hasta la terraza de la planta superior del inmueble sito en el núm. 17 de la calle Ribot de la localidad de Sant Vicenç dels Horts, que constituía el domicilio de doña Valentina, de 87 años de edad, persona que tenia muy limitada su capacidad de movimientos, con gran dificultad para la deambulación, y aquejada de una hipertrofia cardiaca ventricular izquierda y de arterosclerosis coronaria moderada, motivo por el cual la señora, que vivía sola en dicho domicilio, pasaba la mayor parte del tiempo postrada en una cama instalada en la planta baja de la vivienda, en la habitación comedor contigua con la cocina. Una vez el acusado logró alcanzar la terraza y una vez logró entrar en la vivienda, tras violentar la cerradura de una pequeña puerta que comunica con la terraza, descendió hasta la planta baja del inmueble, donde se encontraba doña Valentina durmiendo en la cama. Seguidamente el acusado, con el propósito de satisfacer sus instintos libidinosos y aprovechando su superioridad física, la debilidad de doña Valentina y la sorpresa provocada en ella por la inesperada aparición del acusado, de manera violenta desnudó a la mujer de cintura para abajo y la penetró por la vagina, por el ano y por la boca, llegando a eyacular en cada una de las tres cavidades completando tres coitos sucesivos. En el curso de estas penetraciones doña Valentina sufrió lesiones consistentes en equimosis y excoriaciones en zona genital, en el cuello y en los brazos. Posteriormente el acusado, habiendo ya concebido la intención de acabar con la vida de doña Valentina, empezó a propinarle múltiples golpes por distintas partes de su cuerpo, pese a que doña Valentina no ofrecía oposición alguna por la débil condición física y el estado de postración en que se hallaba, golpes violentos y reiterados que el acusado dirigió contra doña Valentina con la sola intención de provocarle un mayor sufrimiento, y que efectivamente causaron padecimientos a la víctima, que resultó con multitud de lesiones consistentes en fractura del arco interior de la quinta y sexta costillas derechas y de la quinta, sexta, séptima, octava y novena costillas izquierdas con infiltrado hemático, dos grandes hematomas de diez por seis centímetros en la región mandibular derecha y de diez por siete centímetros en la región orbitaria y malar izquierdas así como una herida contusa en zona izquierda del labio superior de tres centímetros de longitud y uno de altura que produjo importante sangrado. Finalmente, y ya para acabar con la vida de doña Valentina, y sin posibilidad de que éste pudiera ofrecer resistencia alguna a causa del estado de postración en que se hallaba, el acusado con sus manos le apretó fuertemente el cuello estrangulándola hasta provocarle la muerte por asfixia. Al tiempo de su fallecimiento, doña Valentina era viuda y tenia tres hijos Alejandro, Joaquín y Luis Alberto, todos ellos mayores de edad y que no convivían con la fallecida. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO Los hechos declarados probados son legalmente constitutivos: 1º. De un delito de allanamiento de morada del artículo 202.1 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , artículo que castiga al "particular que, sin habitar en ella, entrare en morada ajena", y como tiene declarado el Tribunal Supremo en su STS de 17 de noviembre de 2000 ( RJ 2000, 8941) , el delito de allanamiento de morada, es una infracción contra la inviolabilidad del domicilio, tutelando tal derecho fundamental de la persona reconocido constitucionalmente, debiéndose entender por morada "el recinto, generalmente cerrado y techado, en el que el sujeto pasivo y sus parientes próximos, habitan, desarrollan su vida íntima y familiar, comprendiéndose dentro de dicho recinto, dotado de especial protección, no sólo las estancias destinadas a la convivencia en intimidad, sino cuantos anejos, aledaños o dependencias constituyan el entorno de la vida privada de los moradores, indispensable para el desenvolvimiento de dicha intimidad familiar", señalando la STS de 5 de diciembre de 2005 ( RJ 2006, 1927) que "el valor constitucional de la intimidad personal y familiar que, como decimos, explica el mayor rigor punitivo con que se protege en el CP vigente la inviolabilidad del domicilio de las personas físicas, sugiere que debe ser el derecho de éstas a la intimidad la clave con que debe ser interpretado el art. 202 CP, de suerte que el elemento objetivo del tipo descrito en esta norma debe entenderse «puesto» siempre que la privacidad resulte lesionada o gravemente amenazada, lo que inevitablemente ocurrirá cuando alguien entre en la vivienda de una persona, cualquiera que sea el móvil que a ello le induzca, sin su consentimiento expreso o tácito. No exige el tipo diseñado por el legislador un elemento subjetivo especifico: es suficiente con que se «ponga» el tipo objetivo con conciencia de que entra en un domicilio ajeno sin consentimiento de quienes pueden otorgarlo y sin motivo justificante que pueda subsanar la falta de autorización, pues dicha conciencia necesariamente comporta la de que se invada el espacio en que otras personas viven sin sujeción a los usos y convenciones sociales y ejerciendo su más intima libertad ( STS 14.6.2000 [ RJ 2000, 4738] )", añadiendo que "la conducta positiva de entrar o permanecer en morada ajena ha de realizarse contra la voluntad del morador o del que tiene derecho a excluir, voluntad que puede ser expresa, tácita y hasta presunta; no es necesario que sea expresa y directa, bastando que lógica y racionalmente pueda deducirse de las circunstancias del hecho de otros antecedentes, y que sólo solo se exigirá el dolo genérico de entrar o mantenerse en morada ajena contra la voluntad del morador, sin requerirse la presencia de ningún otro especial elemento subjetivo del injusto (STS 17.11.2000) bastando con la conciencia de la ajeneidad de la morada y de la ilicitud de la acción", y en el mismo sentido la STS antes citada de 17 de noviembre de 2000. Que el acusado entró en el domicilio de la víctima doña Valentina en contra o sin la voluntad de ésta resulta del modo de acceso a dicho domicilio, tras violentar la cerradura de una pequeña puerta que da a la terraza, forzamiento que resulta acreditado por la diligencia de inspección ocular ratificada en el juicio oral por los agentes de la Guardia Civil TIPH-NUM001 y TIP BNUM002. Además, la presencia del acusado Marco Antonio en el domicilio de la víctima resulta de las pruebas periciales dactiloscópica y biológica practicadas, según lo que más adelante se argumentará. 2º. Los hechos declarados probados son, asimismo, legalmente constitutivos de un delito de violación, penado en el artículo 179 con relación al 180.3º del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , por concurrir todos los elementos que lo integran como son el acceso carnal por vía vaginal, bucal y anal realizados en contra de la voluntad de la víctima, doña Valentina, pues fueron conseguidos mediante el uso de fuerza por parte del acusado, aprovechando su superioridad física sobre doña Valentina, estimando plenamente probado el Tribunal que hubo penetración vaginal, penetración bucal y penetración anal, con eyaculación en las tres cavidades, como resulta del informe forense obrante al folio 248, en el que se hace constar que se ha observado la presencia de espermatozoides en las muestras de lavado vaginal, anal y bucal practicado al cuerpo de la víctima, presencia de espermatozoides que viene confirmada en el informe pericial realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología (folios 357 a 362), con ratificación tanto en uno y otro caso de los peritos en el acto del juicio oral. Y los accesos carnales lo fueron en vida de doña Valentina, al menos así puede asegurarse respecto de la penetración vaginal porque en el informe de autopsia que obra a los folios 7 a 10, ratificado por los forenses en el acto del juicio oral, se refiere que las dos erosiones de 0,5 cm en posición horaria a las 6 y a las 10 que se apreciaron en introito vaginal son de aspecto vital, lo que confirma que la penetración vaginal fue antemortem. El Ministerio Fiscal y la Acusación Popular, pese a esta repetición de actos de penetración vaginal, anal y bucal, formulan acusación por un único delito de violación, y así debe ser acogido por el Tribunal en aplicación de la doctrina de la unidad de acción. En virtud de esta doctrina de la unidad de acción debe apreciarse un único delito de violación, no un delito continuado, pues como dice la STS de 19 de marzo de 2004 ( RJ 2004, 3413) "cuando se trata de delitos contra la libertad sexual, en el examen de las distintas situaciones posibles, la doctrina de esta Sala ha excluido del delito continuado los supuestos de reiteración de los actos de agresión sexual por un mismo sujeto contra la misma víctima en un mismo ámbito espaciotemporal y bajo una misma situación intimidativa o de violencia, considerando que en esos casos se trata de un único hecho aunque se fragmente en acciones diferentes ( STS núm. 1991/2000, de 19 de diciembre [ RJ 2000, 10650] )". 3º. Y los hechos declarados probados son, también, legalmente constitutivos de un delito de asesinato del artículo 139.1º y 3º, circunstancias de alevosía y ensañamiento, con relación al artículo 140 del Código Penal pues la muerte de doña Valentina fue voluntaria toda vez que la causa de la muerte fue la asfixia provocada por estrangulamiento del cuello, como acredita el informe de autopsia (folios 7 a 10) ratificado en el plenario por los forenses, así como el informe histopatológico realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología (folios 345 a 347), asimismo ratificado por los peritos en el juicio oral. Y la forma en que se produjo el estrangulamiento encaja plenamente en una de las formas de alevosía que, como elemento definidor común, tienen la eliminación de las posibilidades de defensa por parte del sujeto pasivo. Nos dice la STS de 20 de septiembre de 2000 ( RJ 2000, 8007) que "la alevosía tiene su núcleo esencial en la anulación de las posibilidades de defensa de la víctima", y la STS de 17 de julio de 2007 ( RJ 2007, 3798) que "la esencia de la alevosía se encuentra en el desarrollo de una conducta agresora que, objetivamente, puede ser valorada como orientada al aseguramiento de la ejecución en cuanto tiende a la eliminación de la defensa, y correlativamente a la supresión de eventuales riesgos para el actor procedentes del agredido, lo que debe ser apreciado en los medios, modos o formas empleados". Concurren en el caso de autos todos los elementos exigidos para apreciar la alevosía, recordados por la STS de 17 de septiembre de 2001 ( RJ 2001, 7850) "requiere de un elemento normativo que se cumple si acompaña a cualquiera de los delitos contra las personas; de un elemento instrumental que puede afirmarse si la conducta del agente se enmarca, en un actuar que asegure el resultado, sin riego para su persona, en algunas de las modalidades que doctrina y jurisprudencia distingue en el asesinato alevoso; y de un elemento culpabilístico, consistente en el ánimo de conseguir la muerte sin ofrecer a la víctima posibilidad alguna de defensa. En cuanto a los modos, situaciones o instrumentos de que se valga el agente para asegurar el resultado excluyendo toda defensa y consiguiente riesgo para su persona, la doctrina de esta Sala distingue tres supuestos de asesinato alevoso. La alevosía llamada proditoria o traicionera, si concurre celada, trampa o emboscada; la alevosía sorpresiva, que se materializa en un ataque súbito o inesperado; y la alevosía por desvalimiento, en la que el agente se aprovecha de una especial situación de desamparo de la víctima que impide cualquier manifestación de defensa" (en similar sentido las SSTS de 7 de noviembre de 2002 [ RJ 2002, 10074] , 19 de febrero [ RJ 2007, 3593] y 17 de julio de 2007). De las tres formas de alevosía es de apreciar la denominada "alevosía por desvalimiento" pues de la prueba médico forense practicada resulta que doña Valentina se hallaba en un estado de desvalimiento cuando fue estrangulada, estado de desvalimiento derivado de su postración a consecuencia de su edad y de la enfermedad cardiaca que padecía, así como de los violentos y repetidos golpes que previamente había recibido. Tradicionalmente se ha venido apreciando la modalidad de la alevosía por desvalimiento en las agresiones a ancianos debilitados ( STS de 18 de junio de 2007 [ RJ 2007, 3462] ). Concurre, además, la circunstancia asimismo cualificativa del asesinato del núm. 3 del citado artículo 139, el ensañamiento. Cabe recordar, según indica reiterada jurisprudencia, que el ensañamiento tiene su verdadera esencia o razón de ser en el dato subjetivo de la existencia de una perversidad o maldad exagerada o poco usual en la forma de comportarse el autor del hecho delictivo, que "encuentra singular goce en prolongar, deliberada, refinada e inhumanamente los sufrimientos del ofendido, martirizándole, atormentándole o torturándole innecesariamente antes de matarle" (en este sentido se pronuncia la STS de 26 de septiembre de 1988 [ RJ 1988, 7029] ). Y la STS de 4 de febrero de 2000 ( RJ 2000, 301) , con cita de la de 24 de mayo de 1999 ( RJ 1999, 3383) , recuerda los requisitos que deben exigirse para la aplicación de la agravante de ensañamiento: a) que en la acción delictiva se hayan causado a la víctima padecimientos innecesarios para la ejecución del delito, lo que lógicamente comportará una extensión objetiva de los males inherentes a la ejecución; b) que este exceso de males padecidos por la víctima intensifique su sufrimiento, es decir, su dolor físico o su pena y aflicción psíquica; y c) que el aumento del sufrimiento haya sido buscado por el autor del hecho deliberada e inhumanamente o, lo que es igual, de forma intencionada y con esa actitud de singular desprecio a los sentimientos ajenos característica de la crueldad, sin que baste el exceso de males, por innecesarios que sean para la ejecución del hecho, si no han sido ocasionados con el deliberado e inhumano propósito de hacer sufrir, ni es suficiente que el autor se haya comportado de un modo bárbaro y cruel si, pese a todo, no ha aumentado el sufrimiento de la víctima. Todos los citados requisitos concurren en la actuación del acusado Marco Antonio pues golpeó repetida y violentamente a la víctima de un modo absolutamente innecesario, gratuito, para la finalidad que perseguía que era la de acabar con su vida, y estos golpes forzosamente hubieron de provocar un mayor sufrimiento en la víctima pues, amén de que hubo golpes que produjeron dos grandes hematomas en región mandibular derecha y en región orbitaria y malar izquierdas, así como una herida contusa en zona izquierda del labio, el acusado golpeó a la víctima de modo tan violento que llegó a provocarle la fractura del arco interior de la quinta y sexta costillas derechas y de la quinta, sexta, séptima, octava y novena costillas izquierdas, lesiones que objetivamente son muy dolorosas. Y debe afirmarse que el acusado buscó deliberadamente provocar mayores sufrimientos en la víctima, cuando menos hubo de representarse que los provocaría con sus repetidos y violentos golpes. SEGUNDO De los definidos delitos es criminalmente responsable en concepto de autor el acusado Marco Antonio por su participación material y voluntaria en su ejecución, conforme a lo dispuesto en los artículos 27 y 28 primer párrafo del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , participación que resulta de la prueba practicada en el acto del juicio oral. El acusado nunca ha reconocido su participación en los hechos objeto de acusación, negando su presencia en el domicilio de la víctima doña Valentina. En el juicio oral manifestó que la noche del 19 al 20 de diciembre de 2005 se hallaba durmiendo en el domicilio que comparte con su tío en la misma localidad de Sant Vicenç dels Horts, sito en la calle Ramón y Cajal, negando haber entrado en el domicilio de doña Valentina ni haberla agredido sexualmente ni haberle ocasionado la muerte, manifestando ignorar porqué el semen i pelos que se hallaron en la víctima, y la sangre y restos orgánicos hallados en las uñas de la víctima, coinciden todos ellos con su perfil genético. La participación del acusado en los hechos probados resulta de abundante prueba de cargo. En primer lugar tenemos la testifical de los agentes de la Guardia Civil con tarjeta de identificación NUM001 y NUM002, así como del agente de la Guardia Civil con tarjeta de identificación NUM003, autor del reportaje fotográfico que obra en el acta de inspección ocular (folios 49 a 129). De las manifestaciones de los agentes y de la diligencia de inspección ocular resulta que quien entró en el domicilio de la víctima lo hizo tras violentar la cerradura de una pequeña puerta que da a la terraza, que en dicha puerta se localizaron restos de sangre y que el individuo autor de los hechos tras registrar las estancias del piso superior descendió a la planta baja, y que luego abandonó la vivienda por una ventana del piso superior, descolgándose por la fachada hasta la calle, dejando en los cables de telefónica y en la pared un rastro consistente en marcas de dedos, concretamente un rastro de marcas de tres dedos en la parte izquierda y otro rastro de marcas de cuatro dedos en la parte derecha. Y que mientras estuvo en la vivienda se alumbró con cerillas, dejando en el lugar gran cantidad de restos de cerillas. Dos hijos de la víctima, don Joaquín y don Luis Alberto, en el juicio oral manifestaron, el primero que dos días antes de los hechos visitó a su madre en el domicilio y que subió al piso de arriba y que las puertas y ventanas estaban cerradas y que se aseguró que todo quedara bien cerrado. El otro hijo, don Luis Alberto, manifestó que la mañana del día 20 acudió a visitar a su madre, como hacia a diario, que no pudo entrar por al puerta porque estaba el pestillo puesto y que un vecino le advirtió que una ventana del piso superior estaba abierta, por lo que entró por dicha ventana. Don Luis Alberto fue la persona que halló el cadáver de doña Valentina. Los indicios que acreditan la presencia del acusado en el lugar de los hechos y ser el autor tanto de la violación como del asesinato de doña Valentina son: 1. Consta plenamente probado que al acusado Marco Antonio le falta el dedo índice de su mano izquierda, lo que hace compatible con el rastro de marcas de dedos hallado en la pared por la que descendió desde una ventana hasta la calle. 2. La prueba pericial lofoscopica, que se integra por dos periciales. Una primera que obra a los folios 133 a 135, ratificada en el plenario por los peritos agentes de la Guardia Civil con tarjeta de identificación NUM004 y NUM005, sobre el hallazgo de una huella en una caja de cerillas encontrada en el domicilio de la víctima, huella que pudo ser detectada a través de un método químico por tratarse de una superficie porosa. La otra pericial es la que obra a los folios 158 a 170, asimismo ratificada en el plenario por los peritos agentes de la Guardia Civil con tarjeta de identificación NUM006 y NUM007, que identifica la huella hallada en la caja de cerillas como perteneciente al acusado Marco Antonio, con un número de puntos de coincidencia (16) que es el doble del número a partir del cual ya se considera válido atribuir una huella digital a una persona (8). Es notorio que la prueba dactiloscópica ofrece un grado de certeza indudable, dado que los dibujos de las crestas papilares son perennes, inmutables y absolutamente diferentes en todos los sujetos de la especie humana, por lo que las huellas digitales del acusado muestran inequívocamente su presencia en el lugar del delito ( sentencias tribunal Supremo de 20 octubre 1986 [ RJ 1986, 5706] , 5 marzo 1987, 8 febrero [ RJ 1988, 909] y 1 junio 1988, 19 enero 1990 [ RJ 1990, 454] , 2 de diciembre de 1992 [ RJ 1992, 9903] , 2 de noviembre de 1994 [ RJ 1994, 8382] , 31 de diciembre de 1999 [ RJ 1999, 9457] ). 3. Las pruebas periciales biológicas sobre los distintos restos biológicos hallados, restos de sangre, pelos, restos de semen y restos orgánicos. En la sangre hallada en servilletas de papel, en una puerta y en un armario de la planta superior, en el semen hallado en servilletas de papel y sábanas de la cama de la victima, en el pelo hallado en el cuerpo de la víctima y en los restos orgánicos hallados en las uñas de la víctima, se obtuvo un perfil genético coincidente con el perfil genético del acusado Marco Antonio, según consta en el informe pericial obrante a los folios 372 a 396, ratificado por los peritos en el plenario, pericial que se practicó a través de videoconferencia. En las muestras de lavado vaginal, anal y bucal practicado al cuerpo de la víctima (folio 248), se halló la presencia de semen espermatozoides, como acredita el informe pericial realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología que obra a los folios 214 a 216, ratificado en el plenario por los peritos, y el informe pericial realizado también por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología que obra a los folios 357 a 362, asimismo ratificado en el plenario por los peritos, acredita que el perfil genético del semen hallado en las muestras de lavado vaginal, anal y bucal practicado al cuerpo de la víctima se corresponde con el perfil genético del acusado Marco Antonio, refiriéndose en el informe que la probabilidad de que en la población exista otro individuo portador de esos marcadores genéticos que no sea el acusado Marco Antonio es de mil cuatrocientos trillones de veces. Por consiguiente el porcentaje de error es prácticamente inexistente. Sabemos que en esta materia no se puede utilizar el término certeza absoluta, sino el de la certeza jurídica, y del resultado de dichas pruebas se alcanza la certeza de que el acusado fue la persona que entró en el domicilio de doña Valentina y, tras penetrarla sin su voluntad en las tres cavidades, boca, vagina y ano, la golpeó violenta y repetidamente y finalmente la estranguló con sus manos hasta causarle la muerte por asfixia. TERCERO No concurren en el acusado Marco Antonio circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, pues su personalidad dentro de los límites de la normalidad consta en el informe pericial médico forense obrante a los folios 444 y 445, ratificado en el juicio oral por los forenses doctores Millán y Eduardo, afirmando que no advirtieron en el acusado ningún rasgo de enfermedad mental ni de trastorno tipo psicopatológico y que, si bien el acusado les refirió ser consumidor de alcohol y cannabis, el rasgo de agresividad del acusado es independiente del consumo de alcohol. No concurriendo circunstancia modificativa alguna, de conformidad con lo dispuesto en la regla 6ª del apartado 1º del artículo 66 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) el Tribunal impondrá por el delito de allanamiento de morada la pena de un año de prisión, pena que se corresponde con la extensión de la mitad inferior de la pena de prisión señalada al delito en el artículo 202.1 del Código Penal, que es de seis meses a dos años. Por el delito de violación, la pena de quince años de prisión, pena que en este caso se corresponde con la extensión máxima de la pena señalada al delito en el artículo 179 con relación al 180.3º del Código Penal, que es la de doce a quince años de prisión, teniendo en cuenta la edad de la víctima y que el acusado penetró a la víctima en sus tres cavidades, bucal, vaginal, anal, con eyaculación en las tres cavidades, lo que evidencia un gran desprecio para la edad y dignidad de la víctima. Y por el delito de delito de asesinato la pena de veinticinco años de prisión, que asimismo se corresponde con la extensión máxima de la pena señalada al delito en el artículo 140 del Código Penal, atendido que en el asesinato concurren dos circunstancias, la alevosía y el ensañamiento, y en atención a las circunstancias de la edad y del lugar en que se producen los hechos, la propia vivienda de la víctima. Respecto de la pena de un año de prisión impuesta por el delito de allanamiento de morada, no ha lugar a imponer al acusado la pena accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de condena por ser el acusado ciudadano de país no perteneciente a la Unión Europea. Por el contrario, tanto respecto de la pena de quince años de prisión impuesta por el delito de violación, como respecto de la pena de veinticinco años de prisión impuesta por el delito de asesinato, de conformidad con el artículo 55 del Código Penal, se impone asimismo al acusado la pena accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de ambas condenas. De conformidad con el artículo 76.1.b) del Código Penal, el máximo de cumplimiento efectivo de la condena se fija en treinta años de prisión, sin que haya lugar a acordar el régimen de cumplimiento del artículo 78.1 del Código Penal, como interesa el Ministerio Fiscal, toda vez que nos e cumple la exigencia legal de que la pena efectiva de cumplimiento sea inferior a la mitad de la suma total de las impuestas, que asciende a cuarenta y un años. CUARTO De conformidad con lo dispuesto en los artículos 116, 109 y 110 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) procede declarar al acusado Marco Antonio responsable civil y, en dicho concepto, condenarle a abonar a los tres hijos de la víctima, don Alejandro, don Joaquín y don Luis Alberto, en concepto de indemnización por daño moral por el fallecimiento de su madre, la suma de veinte mil euros a cada uno de ellos, con el interés legalmente establecido. QUINTO Por mandato del artículo 123 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , procede condenar al acusado al pago de las costas procesales. Vistos los preceptos legales citados así como los de pertinente y general aplicación. F A L L A M O S: Que debemos CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado Marco Antonio como criminalmente responsable en concepto de autor de un delito de allanamiento de morada, de un delito de violación y de un delito de asesinato con las circunstancias de alevosía y ensañamiento, precedentemente definidos, sin la concurrencia de las circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. Imponemos al acusado Marco Antonio por el delito de allanamiento de morada la pena de UN AÑO DE PRISIÓN, por el delito de violación la pena de QUINCE AÑOS DE PRISIÓN, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de la condena, y por el delito de asesinato la pena de VEINTICINCO AÑOS DE PRISIÓN, con inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de la condena, fijándose el máximo de cumplimiento efectivo de la condena en TREINTA AÑOS DE PRISIÓN. Condenamos al acusado al pago de las costas procesales y a que, en concepto de responsabilidad civil, abone a don Alejandro, a don Joaquín y a don Luis Alberto, a cada uno de ellos, la suma de veinte mil euros con el interés legalmente establecido. Conclúyase por el Instructor la pieza de responsabilidad civil. Para el cumplimiento de la pena de prisión le será abonado al acusado todo el tiempo de prisión provisional sufrido en la presente causa, si no le hubiera sido abonado en otra. Notifíquese esta sentencia a las partes haciéndoles saber que contra la misma cabe interponer recurso de casación por infracción de Ley y por quebrantamiento de forma, dentro del plazo de cinco días. Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.- Leída por el Ilmo. Sr. Magistrado Ponente, ha sido publicada la anterior Sentencia el día de la fecha. Doy fe.