Audiencia Provincial de Barcelona (Sección 10ª)

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Audiencia Provincial de Barcelona (Sección 10ª). Sentencia núm. 78/2007 de
19 diciembre
JUR\2008\132933
Jurisdicción: Penal
Sumario núm. 1/2006
Ponente: Ilmo. Sr. D. josé maría pijuán canadell
La Sección 10ª de la Audiencia Provincial de Barcolona condena al acusado como autor de un
delito de allanamiento de morada, de un delito de violación y de un delito de asesinato con las
circunstancias de alevosía y ensañamiento, a las penas, por el delito de allanamiento de morada
la pena de un año de prisión, por el delito de violación la pena de quince años de prisión y por
el delito de asesinato la pena de veinticinco años de prisión y al pago de la indemnizaciones.
En Barcelona, a diecinueve de diciembre de dos mil siete.
VISTA, en juicio oral y público ante la SECCIÓN DÉCIMA de esta Audiencia Provincial
de Barcelona, la presente causa Sumario núm. 1/2006 procedente del Juzgado de Instrucción
núm. 6 de Sant Feliu de Llobregat, seguida por los delitos de asesinato, violación y
allanamiento de morada contra el acusado Marco Antonio, nacido el día 10 de marzo de 1983
en Taza (Marruecos), hijo de Allal y de Nezha, de nacionalidad marroquí, con permiso de
residencia en España núm. NUM000, con domicilio en Sant Vicenç dels Horts, sin
antecedentes penales, cuya solvencia no consta, en prisión provisional por esta causa desde el
día 24 de febrero de 2006, representado por la Procuradora doña Silvia García Vigne y
defendido por el Letrado don Manuel Lozano Grau, siendo partes acusadoras el Ministerio
Fiscal y la Acusación Popular constituida por el Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts,
representado por la Procuradora doña Mª Carmen Fuentes Millan y defendido por la Letrada
doña Clara Jiménez Fernández, y ponente el Ilmo. Sr. D. JOSE MARIA PIJUAN
CANADELL, quien expresa el parecer del Tribunal.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO
El Ministerio Fiscal en sus conclusiones definitivas calificó los hechos como constitutivos
de un delito de allanamiento de morada del artículo 202.1, un delito de violación de los
artículos 179 y 180.3ª y un delito de asesinato del artículo 139. circunstancias 1ª y 3ª y artículo
140, todos ellos del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) , reputando autor de
todos los delitos al acusado Marco Antonio, sin la concurrencia de circunstancias
modificativas, solicitando para el mismo las siguientes penas: a) por el delito de allanamiento
de morada la pena de dos años de prisión, con inhabilitación especial para el ejercicio del
derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de duración de la condena; b) por el delito de
violación la pena de quince años de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante
el tiempo de duración de la condena de la condena; y, c), por el delito de asesinato la pena de
veinticinco años de prisión, con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de
duración de la condena de la condena. Interesó el Ministerio Fiscal, de conformidad con el
artículo 76.1.b) del Código Penal, que la pena definitivamente impuesta sea la de treinta años
de prisión así como, en su caso y al amparo de lo dispuesto en el artículo 78.1 del Código
Penal, que el Tribunal disponga en la sentencia que los beneficios penitenciarios se apliquen
sobre la totalidad de las penas impuestas. Igualmente el Ministerio Fiscal solicitó la condena
del acusado al pago de las costas procesales y a indemnizar conjuntamente a los hijos de la
víctima doña Valentina, don Alejandro, don Joaquín y don Luis Alberto, en la suma de sesenta
mil euros.
En igual trámite de conclusiones definitivas la Acusación Popular constituida por el
Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts mostró su íntegra adhesión a las conclusiones
definitivas formuladas por el Ministerio Fiscal.
SEGUNDO
La Defensa en sus conclusiones definitivas solicitó la libre absolución del acusado.
HECHOS PROBADOS
SE DECLARA PROBADO QUE: el acusado Marco Antonio, de nacionalidad marroquí y
con residencia legal en España, mayor de edad y sin antecedentes penales, la noche del 19 al 20
de diciembre de 2005, escaló hasta la terraza de la planta superior del inmueble sito en el núm.
17 de la calle Ribot de la localidad de Sant Vicenç dels Horts, que constituía el domicilio de
doña Valentina, de 87 años de edad, persona que tenia muy limitada su capacidad de
movimientos, con gran dificultad para la deambulación, y aquejada de una hipertrofia cardiaca
ventricular izquierda y de arterosclerosis coronaria moderada, motivo por el cual la señora, que
vivía sola en dicho domicilio, pasaba la mayor parte del tiempo postrada en una cama instalada
en la planta baja de la vivienda, en la habitación comedor contigua con la cocina.
Una vez el acusado logró alcanzar la terraza y una vez logró entrar en la vivienda, tras
violentar la cerradura de una pequeña puerta que comunica con la terraza, descendió hasta la
planta baja del inmueble, donde se encontraba doña Valentina durmiendo en la cama.
Seguidamente el acusado, con el propósito de satisfacer sus instintos libidinosos y
aprovechando su superioridad física, la debilidad de doña Valentina y la sorpresa provocada en
ella por la inesperada aparición del acusado, de manera violenta desnudó a la mujer de cintura
para abajo y la penetró por la vagina, por el ano y por la boca, llegando a eyacular en cada una
de las tres cavidades completando tres coitos sucesivos. En el curso de estas penetraciones
doña Valentina sufrió lesiones consistentes en equimosis y excoriaciones en zona genital, en el
cuello y en los brazos.
Posteriormente el acusado, habiendo ya concebido la intención de acabar con la vida de
doña Valentina, empezó a propinarle múltiples golpes por distintas partes de su cuerpo, pese a
que doña Valentina no ofrecía oposición alguna por la débil condición física y el estado de
postración en que se hallaba, golpes violentos y reiterados que el acusado dirigió contra doña
Valentina con la sola intención de provocarle un mayor sufrimiento, y que efectivamente
causaron padecimientos a la víctima, que resultó con multitud de lesiones consistentes en
fractura del arco interior de la quinta y sexta costillas derechas y de la quinta, sexta, séptima,
octava y novena costillas izquierdas con infiltrado hemático, dos grandes hematomas de diez
por seis centímetros en la región mandibular derecha y de diez por siete centímetros en la
región orbitaria y malar izquierdas así como una herida contusa en zona izquierda del labio
superior de tres centímetros de longitud y uno de altura que produjo importante sangrado.
Finalmente, y ya para acabar con la vida de doña Valentina, y sin posibilidad de que éste
pudiera ofrecer resistencia alguna a causa del estado de postración en que se hallaba, el
acusado con sus manos le apretó fuertemente el cuello estrangulándola hasta provocarle la
muerte por asfixia.
Al tiempo de su fallecimiento, doña Valentina era viuda y tenia tres hijos Alejandro, Joaquín
y Luis Alberto, todos ellos mayores de edad y que no convivían con la fallecida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO
Los hechos declarados probados son legalmente constitutivos:
1º. De un delito de allanamiento de morada del artículo 202.1 del Código Penal ( RCL 1995,
3170 y RCL 1996, 777) , artículo que castiga al "particular que, sin habitar en ella, entrare en
morada ajena", y como tiene declarado el Tribunal Supremo en su STS de 17 de noviembre de
2000 ( RJ 2000, 8941) , el delito de allanamiento de morada, es una infracción contra la
inviolabilidad del domicilio, tutelando tal derecho fundamental de la persona reconocido
constitucionalmente, debiéndose entender por morada "el recinto, generalmente cerrado y
techado, en el que el sujeto pasivo y sus parientes próximos, habitan, desarrollan su vida íntima
y familiar, comprendiéndose dentro de dicho recinto, dotado de especial protección, no sólo las
estancias destinadas a la convivencia en intimidad, sino cuantos anejos, aledaños o
dependencias constituyan el entorno de la vida privada de los moradores, indispensable para el
desenvolvimiento de dicha intimidad familiar", señalando la STS de 5 de diciembre de 2005 (
RJ 2006, 1927) que "el valor constitucional de la intimidad personal y familiar que, como
decimos, explica el mayor rigor punitivo con que se protege en el CP vigente la inviolabilidad
del domicilio de las personas físicas, sugiere que debe ser el derecho de éstas a la intimidad la
clave con que debe ser interpretado el art. 202 CP, de suerte que el elemento objetivo del tipo
descrito en esta norma debe entenderse «puesto» siempre que la privacidad resulte lesionada o
gravemente amenazada, lo que inevitablemente ocurrirá cuando alguien entre en la vivienda de
una persona, cualquiera que sea el móvil que a ello le induzca, sin su consentimiento expreso o
tácito. No exige el tipo diseñado por el legislador un elemento subjetivo especifico: es
suficiente con que se «ponga» el tipo objetivo con conciencia de que entra en un domicilio
ajeno sin consentimiento de quienes pueden otorgarlo y sin motivo justificante que pueda
subsanar la falta de autorización, pues dicha conciencia necesariamente comporta la de que se
invada el espacio en que otras personas viven sin sujeción a los usos y convenciones sociales y
ejerciendo su más intima libertad ( STS 14.6.2000 [ RJ 2000, 4738] )", añadiendo que "la
conducta positiva de entrar o permanecer en morada ajena ha de realizarse contra la voluntad
del morador o del que tiene derecho a excluir, voluntad que puede ser expresa, tácita y hasta
presunta; no es necesario que sea expresa y directa, bastando que lógica y racionalmente pueda
deducirse de las circunstancias del hecho de otros antecedentes, y que sólo solo se exigirá el
dolo genérico de entrar o mantenerse en morada ajena contra la voluntad del morador, sin
requerirse la presencia de ningún otro especial elemento subjetivo del injusto (STS 17.11.2000)
bastando con la conciencia de la ajeneidad de la morada y de la ilicitud de la acción", y en el
mismo sentido la STS antes citada de 17 de noviembre de 2000.
Que el acusado entró en el domicilio de la víctima doña Valentina en contra o sin la voluntad
de ésta resulta del modo de acceso a dicho domicilio, tras violentar la cerradura de una pequeña
puerta que da a la terraza, forzamiento que resulta acreditado por la diligencia de inspección
ocular ratificada en el juicio oral por los agentes de la Guardia Civil TIPH-NUM001 y TIP BNUM002. Además, la presencia del acusado Marco Antonio en el domicilio de la víctima
resulta de las pruebas periciales dactiloscópica y biológica practicadas, según lo que más
adelante se argumentará.
2º. Los hechos declarados probados son, asimismo, legalmente constitutivos de un delito de
violación, penado en el artículo 179 con relación al 180.3º del Código Penal ( RCL 1995, 3170
y RCL 1996, 777) , por concurrir todos los elementos que lo integran como son el acceso
carnal por vía vaginal, bucal y anal realizados en contra de la voluntad de la víctima, doña
Valentina, pues fueron conseguidos mediante el uso de fuerza por parte del acusado,
aprovechando su superioridad física sobre doña Valentina, estimando plenamente probado el
Tribunal que hubo penetración vaginal, penetración bucal y penetración anal, con eyaculación
en las tres cavidades, como resulta del informe forense obrante al folio 248, en el que se hace
constar que se ha observado la presencia de espermatozoides en las muestras de lavado vaginal,
anal y bucal practicado al cuerpo de la víctima, presencia de espermatozoides que viene
confirmada en el informe pericial realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto
Nacional de Toxicología (folios 357 a 362), con ratificación tanto en uno y otro caso de los
peritos en el acto del juicio oral. Y los accesos carnales lo fueron en vida de doña Valentina, al
menos así puede asegurarse respecto de la penetración vaginal porque en el informe de
autopsia que obra a los folios 7 a 10, ratificado por los forenses en el acto del juicio oral, se
refiere que las dos erosiones de 0,5 cm en posición horaria a las 6 y a las 10 que se apreciaron
en introito vaginal son de aspecto vital, lo que confirma que la penetración vaginal fue antemortem.
El Ministerio Fiscal y la Acusación Popular, pese a esta repetición de actos de penetración
vaginal, anal y bucal, formulan acusación por un único delito de violación, y así debe ser
acogido por el Tribunal en aplicación de la doctrina de la unidad de acción. En virtud de esta
doctrina de la unidad de acción debe apreciarse un único delito de violación, no un delito
continuado, pues como dice la STS de 19 de marzo de 2004 ( RJ 2004, 3413) "cuando se trata
de delitos contra la libertad sexual, en el examen de las distintas situaciones posibles, la
doctrina de esta Sala ha excluido del delito continuado los supuestos de reiteración de los actos
de agresión sexual por un mismo sujeto contra la misma víctima en un mismo ámbito espaciotemporal y bajo una misma situación intimidativa o de violencia, considerando que en esos
casos se trata de un único hecho aunque se fragmente en acciones diferentes ( STS núm.
1991/2000, de 19 de diciembre [ RJ 2000, 10650] )".
3º. Y los hechos declarados probados son, también, legalmente constitutivos de un delito de
asesinato del artículo 139.1º y 3º, circunstancias de alevosía y ensañamiento, con relación al
artículo 140 del Código Penal pues la muerte de doña Valentina fue voluntaria toda vez que la
causa de la muerte fue la asfixia provocada por estrangulamiento del cuello, como acredita el
informe de autopsia (folios 7 a 10) ratificado en el plenario por los forenses, así como el
informe histopatológico realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de
Toxicología (folios 345 a 347), asimismo ratificado por los peritos en el juicio oral. Y la forma
en que se produjo el estrangulamiento encaja plenamente en una de las formas de alevosía que,
como elemento definidor común, tienen la eliminación de las posibilidades de defensa por
parte del sujeto pasivo. Nos dice la STS de 20 de septiembre de 2000 ( RJ 2000, 8007) que "la
alevosía tiene su núcleo esencial en la anulación de las posibilidades de defensa de la víctima",
y la STS de 17 de julio de 2007 ( RJ 2007, 3798) que "la esencia de la alevosía se encuentra en
el desarrollo de una conducta agresora que, objetivamente, puede ser valorada como orientada
al aseguramiento de la ejecución en cuanto tiende a la eliminación de la defensa, y
correlativamente a la supresión de eventuales riesgos para el actor procedentes del agredido, lo
que debe ser apreciado en los medios, modos o formas empleados".
Concurren en el caso de autos todos los elementos exigidos para apreciar la alevosía,
recordados por la STS de 17 de septiembre de 2001 ( RJ 2001, 7850) "requiere de un elemento
normativo que se cumple si acompaña a cualquiera de los delitos contra las personas; de un
elemento instrumental que puede afirmarse si la conducta del agente se enmarca, en un actuar
que asegure el resultado, sin riego para su persona, en algunas de las modalidades que doctrina
y jurisprudencia distingue en el asesinato alevoso; y de un elemento culpabilístico, consistente
en el ánimo de conseguir la muerte sin ofrecer a la víctima posibilidad alguna de defensa. En
cuanto a los modos, situaciones o instrumentos de que se valga el agente para asegurar el
resultado excluyendo toda defensa y consiguiente riesgo para su persona, la doctrina de esta
Sala distingue tres supuestos de asesinato alevoso. La alevosía llamada proditoria o traicionera,
si concurre celada, trampa o emboscada; la alevosía sorpresiva, que se materializa en un ataque
súbito o inesperado; y la alevosía por desvalimiento, en la que el agente se aprovecha de una
especial situación de desamparo de la víctima que impide cualquier manifestación de defensa"
(en similar sentido las SSTS de 7 de noviembre de 2002 [ RJ 2002, 10074] , 19 de febrero [ RJ
2007, 3593] y 17 de julio de 2007).
De las tres formas de alevosía es de apreciar la denominada "alevosía por desvalimiento"
pues de la prueba médico forense practicada resulta que doña Valentina se hallaba en un estado
de desvalimiento cuando fue estrangulada, estado de desvalimiento derivado de su postración a
consecuencia de su edad y de la enfermedad cardiaca que padecía, así como de los violentos y
repetidos golpes que previamente había recibido. Tradicionalmente se ha venido apreciando la
modalidad de la alevosía por desvalimiento en las agresiones a ancianos debilitados ( STS de
18 de junio de 2007 [ RJ 2007, 3462] ).
Concurre, además, la circunstancia asimismo cualificativa del asesinato del núm. 3 del citado
artículo 139, el ensañamiento. Cabe recordar, según indica reiterada jurisprudencia, que el
ensañamiento tiene su verdadera esencia o razón de ser en el dato subjetivo de la existencia de
una perversidad o maldad exagerada o poco usual en la forma de comportarse el autor del
hecho delictivo, que "encuentra singular goce en prolongar, deliberada, refinada e
inhumanamente los sufrimientos del ofendido, martirizándole, atormentándole o torturándole
innecesariamente antes de matarle" (en este sentido se pronuncia la STS de 26 de septiembre
de 1988 [ RJ 1988, 7029] ). Y la STS de 4 de febrero de 2000 ( RJ 2000, 301) , con cita de la
de 24 de mayo de 1999 ( RJ 1999, 3383) , recuerda los requisitos que deben exigirse para la
aplicación de la agravante de ensañamiento: a) que en la acción delictiva se hayan causado a la
víctima padecimientos innecesarios para la ejecución del delito, lo que lógicamente comportará
una extensión objetiva de los males inherentes a la ejecución; b) que este exceso de males
padecidos por la víctima intensifique su sufrimiento, es decir, su dolor físico o su pena y
aflicción psíquica; y c) que el aumento del sufrimiento haya sido buscado por el autor del
hecho deliberada e inhumanamente o, lo que es igual, de forma intencionada y con esa actitud
de singular desprecio a los sentimientos ajenos característica de la crueldad, sin que baste el
exceso de males, por innecesarios que sean para la ejecución del hecho, si no han sido
ocasionados con el deliberado e inhumano propósito de hacer sufrir, ni es suficiente que el
autor se haya comportado de un modo bárbaro y cruel si, pese a todo, no ha aumentado el
sufrimiento de la víctima.
Todos los citados requisitos concurren en la actuación del acusado Marco Antonio pues
golpeó repetida y violentamente a la víctima de un modo absolutamente innecesario, gratuito,
para la finalidad que perseguía que era la de acabar con su vida, y estos golpes forzosamente
hubieron de provocar un mayor sufrimiento en la víctima pues, amén de que hubo golpes que
produjeron dos grandes hematomas en región mandibular derecha y en región orbitaria y malar
izquierdas, así como una herida contusa en zona izquierda del labio, el acusado golpeó a la
víctima de modo tan violento que llegó a provocarle la fractura del arco interior de la quinta y
sexta costillas derechas y de la quinta, sexta, séptima, octava y novena costillas izquierdas,
lesiones que objetivamente son muy dolorosas. Y debe afirmarse que el acusado buscó
deliberadamente provocar mayores sufrimientos en la víctima, cuando menos hubo de
representarse que los provocaría con sus repetidos y violentos golpes.
SEGUNDO
De los definidos delitos es criminalmente responsable en concepto de autor el acusado
Marco Antonio por su participación material y voluntaria en su ejecución, conforme a lo
dispuesto en los artículos 27 y 28 primer párrafo del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL
1996, 777) , participación que resulta de la prueba practicada en el acto del juicio oral.
El acusado nunca ha reconocido su participación en los hechos objeto de acusación, negando
su presencia en el domicilio de la víctima doña Valentina. En el juicio oral manifestó que la
noche del 19 al 20 de diciembre de 2005 se hallaba durmiendo en el domicilio que comparte
con su tío en la misma localidad de Sant Vicenç dels Horts, sito en la calle Ramón y Cajal,
negando haber entrado en el domicilio de doña Valentina ni haberla agredido sexualmente ni
haberle ocasionado la muerte, manifestando ignorar porqué el semen i pelos que se hallaron en
la víctima, y la sangre y restos orgánicos hallados en las uñas de la víctima, coinciden todos
ellos con su perfil genético.
La participación del acusado en los hechos probados resulta de abundante prueba de cargo.
En primer lugar tenemos la testifical de los agentes de la Guardia Civil con tarjeta de
identificación NUM001 y NUM002, así como del agente de la Guardia Civil con tarjeta de
identificación NUM003, autor del reportaje fotográfico que obra en el acta de inspección
ocular (folios 49 a 129). De las manifestaciones de los agentes y de la diligencia de inspección
ocular resulta que quien entró en el domicilio de la víctima lo hizo tras violentar la cerradura de
una pequeña puerta que da a la terraza, que en dicha puerta se localizaron restos de sangre y
que el individuo autor de los hechos tras registrar las estancias del piso superior descendió a la
planta baja, y que luego abandonó la vivienda por una ventana del piso superior, descolgándose
por la fachada hasta la calle, dejando en los cables de telefónica y en la pared un rastro
consistente en marcas de dedos, concretamente un rastro de marcas de tres dedos en la parte
izquierda y otro rastro de marcas de cuatro dedos en la parte derecha. Y que mientras estuvo en
la vivienda se alumbró con cerillas, dejando en el lugar gran cantidad de restos de cerillas.
Dos hijos de la víctima, don Joaquín y don Luis Alberto, en el juicio oral manifestaron, el
primero que dos días antes de los hechos visitó a su madre en el domicilio y que subió al piso
de arriba y que las puertas y ventanas estaban cerradas y que se aseguró que todo quedara bien
cerrado. El otro hijo, don Luis Alberto, manifestó que la mañana del día 20 acudió a visitar a su
madre, como hacia a diario, que no pudo entrar por al puerta porque estaba el pestillo puesto y
que un vecino le advirtió que una ventana del piso superior estaba abierta, por lo que entró por
dicha ventana. Don Luis Alberto fue la persona que halló el cadáver de doña Valentina.
Los indicios que acreditan la presencia del acusado en el lugar de los hechos y ser el autor
tanto de la violación como del asesinato de doña Valentina son:
1. Consta plenamente probado que al acusado Marco Antonio le falta el dedo índice de su
mano izquierda, lo que hace compatible con el rastro de marcas de dedos hallado en la pared
por la que descendió desde una ventana hasta la calle.
2. La prueba pericial lofoscopica, que se integra por dos periciales. Una primera que obra a
los folios 133 a 135, ratificada en el plenario por los peritos agentes de la Guardia Civil con
tarjeta de identificación NUM004 y NUM005, sobre el hallazgo de una huella en una caja de
cerillas encontrada en el domicilio de la víctima, huella que pudo ser detectada a través de un
método químico por tratarse de una superficie porosa. La otra pericial es la que obra a los
folios 158 a 170, asimismo ratificada en el plenario por los peritos agentes de la Guardia Civil
con tarjeta de identificación NUM006 y NUM007, que identifica la huella hallada en la caja de
cerillas como perteneciente al acusado Marco Antonio, con un número de puntos de
coincidencia (16) que es el doble del número a partir del cual ya se considera válido atribuir
una huella digital a una persona (8).
Es notorio que la prueba dactiloscópica ofrece un grado de certeza indudable, dado que los
dibujos de las crestas papilares son perennes, inmutables y absolutamente diferentes en todos
los sujetos de la especie humana, por lo que las huellas digitales del acusado muestran
inequívocamente su presencia en el lugar del delito ( sentencias tribunal Supremo de 20
octubre 1986 [ RJ 1986, 5706] , 5 marzo 1987, 8 febrero [ RJ 1988, 909] y 1 junio 1988, 19
enero 1990 [ RJ 1990, 454] , 2 de diciembre de 1992 [ RJ 1992, 9903] , 2 de noviembre de
1994 [ RJ 1994, 8382] , 31 de diciembre de 1999 [ RJ 1999, 9457] ).
3. Las pruebas periciales biológicas sobre los distintos restos biológicos hallados, restos de
sangre, pelos, restos de semen y restos orgánicos.
En la sangre hallada en servilletas de papel, en una puerta y en un armario de la planta
superior, en el semen hallado en servilletas de papel y sábanas de la cama de la victima, en el
pelo hallado en el cuerpo de la víctima y en los restos orgánicos hallados en las uñas de la
víctima, se obtuvo un perfil genético coincidente con el perfil genético del acusado Marco
Antonio, según consta en el informe pericial obrante a los folios 372 a 396, ratificado por los
peritos en el plenario, pericial que se practicó a través de videoconferencia.
En las muestras de lavado vaginal, anal y bucal practicado al cuerpo de la víctima (folio
248), se halló la presencia de semen espermatozoides, como acredita el informe pericial
realizado por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología que obra a
los folios 214 a 216, ratificado en el plenario por los peritos, y el informe pericial realizado
también por el Departamento de Barcelona del Instituto Nacional de Toxicología que obra a los
folios 357 a 362, asimismo ratificado en el plenario por los peritos, acredita que el perfil
genético del semen hallado en las muestras de lavado vaginal, anal y bucal practicado al cuerpo
de la víctima se corresponde con el perfil genético del acusado Marco Antonio, refiriéndose en
el informe que la probabilidad de que en la población exista otro individuo portador de esos
marcadores genéticos que no sea el acusado Marco Antonio es de mil cuatrocientos trillones de
veces. Por consiguiente el porcentaje de error es prácticamente inexistente. Sabemos que en
esta materia no se puede utilizar el término certeza absoluta, sino el de la certeza jurídica, y del
resultado de dichas pruebas se alcanza la certeza de que el acusado fue la persona que entró en
el domicilio de doña Valentina y, tras penetrarla sin su voluntad en las tres cavidades, boca,
vagina y ano, la golpeó violenta y repetidamente y finalmente la estranguló con sus manos
hasta causarle la muerte por asfixia.
TERCERO
No concurren en el acusado Marco Antonio circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, pues su personalidad dentro de los límites de la normalidad consta en
el informe pericial médico forense obrante a los folios 444 y 445, ratificado en el juicio oral
por los forenses doctores Millán y Eduardo, afirmando que no advirtieron en el acusado ningún
rasgo de enfermedad mental ni de trastorno tipo psicopatológico y que, si bien el acusado les
refirió ser consumidor de alcohol y cannabis, el rasgo de agresividad del acusado es
independiente del consumo de alcohol.
No concurriendo circunstancia modificativa alguna, de conformidad con lo dispuesto en la
regla 6ª del apartado 1º del artículo 66 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777)
el Tribunal impondrá por el delito de allanamiento de morada la pena de un año de prisión,
pena que se corresponde con la extensión de la mitad inferior de la pena de prisión señalada al
delito en el artículo 202.1 del Código Penal, que es de seis meses a dos años.
Por el delito de violación, la pena de quince años de prisión, pena que en este caso se
corresponde con la extensión máxima de la pena señalada al delito en el artículo 179 con
relación al 180.3º del Código Penal, que es la de doce a quince años de prisión, teniendo en
cuenta la edad de la víctima y que el acusado penetró a la víctima en sus tres cavidades, bucal,
vaginal, anal, con eyaculación en las tres cavidades, lo que evidencia un gran desprecio para la
edad y dignidad de la víctima.
Y por el delito de delito de asesinato la pena de veinticinco años de prisión, que asimismo se
corresponde con la extensión máxima de la pena señalada al delito en el artículo 140 del
Código Penal, atendido que en el asesinato concurren dos circunstancias, la alevosía y el
ensañamiento, y en atención a las circunstancias de la edad y del lugar en que se producen los
hechos, la propia vivienda de la víctima.
Respecto de la pena de un año de prisión impuesta por el delito de allanamiento de morada,
no ha lugar a imponer al acusado la pena accesoria de inhabilitación especial para el derecho
de sufragio pasivo durante el tiempo de condena por ser el acusado ciudadano de país no
perteneciente a la Unión Europea. Por el contrario, tanto respecto de la pena de quince años de
prisión impuesta por el delito de violación, como respecto de la pena de veinticinco años de
prisión impuesta por el delito de asesinato, de conformidad con el artículo 55 del Código Penal,
se impone asimismo al acusado la pena accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo
de duración de ambas condenas.
De conformidad con el artículo 76.1.b) del Código Penal, el máximo de cumplimiento
efectivo de la condena se fija en treinta años de prisión, sin que haya lugar a acordar el régimen
de cumplimiento del artículo 78.1 del Código Penal, como interesa el Ministerio Fiscal, toda
vez que nos e cumple la exigencia legal de que la pena efectiva de cumplimiento sea inferior a
la mitad de la suma total de las impuestas, que asciende a cuarenta y un años.
CUARTO
De conformidad con lo dispuesto en los artículos 116, 109 y 110 del Código Penal ( RCL
1995, 3170 y RCL 1996, 777) procede declarar al acusado Marco Antonio responsable civil y,
en dicho concepto, condenarle a abonar a los tres hijos de la víctima, don Alejandro, don
Joaquín y don Luis Alberto, en concepto de indemnización por daño moral por el fallecimiento
de su madre, la suma de veinte mil euros a cada uno de ellos, con el interés legalmente
establecido.
QUINTO
Por mandato del artículo 123 del Código Penal ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) ,
procede condenar al acusado al pago de las costas procesales.
Vistos los preceptos legales citados así como los de pertinente y general aplicación.
F A L L A M O S:
Que debemos CONDENAR Y CONDENAMOS al acusado Marco Antonio como
criminalmente responsable en concepto de autor de un delito de allanamiento de morada, de un
delito de violación y de un delito de asesinato con las circunstancias de alevosía y
ensañamiento, precedentemente definidos, sin la concurrencia de las circunstancias
modificativas de la responsabilidad criminal.
Imponemos al acusado Marco Antonio por el delito de allanamiento de morada la pena de
UN AÑO DE PRISIÓN, por el delito de violación la pena de QUINCE AÑOS DE PRISIÓN,
con la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de duración de la condena, y por
el delito de asesinato la pena de VEINTICINCO AÑOS DE PRISIÓN, con inhabilitación
absoluta durante el tiempo de duración de la condena, fijándose el máximo de cumplimiento
efectivo de la condena en TREINTA AÑOS DE PRISIÓN.
Condenamos al acusado al pago de las costas procesales y a que, en concepto de
responsabilidad civil, abone a don Alejandro, a don Joaquín y a don Luis Alberto, a cada uno
de ellos, la suma de veinte mil euros con el interés legalmente establecido.
Conclúyase por el Instructor la pieza de responsabilidad civil.
Para el cumplimiento de la pena de prisión le será abonado al acusado todo el tiempo de
prisión provisional sufrido en la presente causa, si no le hubiera sido abonado en otra.
Notifíquese esta sentencia a las partes haciéndoles saber que contra la misma cabe
interponer recurso de casación por infracción de Ley y por quebrantamiento de forma, dentro
del plazo de cinco días.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída por el Ilmo. Sr. Magistrado Ponente, ha sido publicada la anterior
Sentencia el día de la fecha. Doy fe.
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