Acceso al arbitraje comercial en la República Dominicana

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Acceso al arbitraje comercial en la República Dominicana
Sarah Suzaña
Resumen:
En la República Dominicana,el arbitraje comercial está legislado desde el nacimiento de la
República. Desde 1942 -año en que se estableció de manera institucional- se ha estado
fomentando como un método de resolución alternativa de conflictos; rápido y económico a largo
plazo. Sin embargo, la mayoría de los comerciantes de nuestro país pertenecen a micro,
pequeñas y medianas empresas. Para ellos, el arbitraje ha sido una instancia inaccesible que no
ha logrado aligerar los procesos judiciales. Esta corta investigación presenta los principales
elementos que impiden la utilización de este tipo de recurso para nuestros comerciantes. A la vez
que propone, a través del arbitraje comercial, cómo aligerar la carga judicial sin crear una
instancia paralela.
Palabras Claves: Arbitraje comercial, Cámara de Comercio y Producción, pequeñas empresas.
Comentario de la autora:
El paso más difícil para realizar una investigación seria es delimitarla. Así, debemos resaltar dos
cosas. Los datos y procesos están basados en su mayoría en la Cámara de Comercio y
Producción de Santo Domingo, por concentrar la mayor cantidad de comerciantes. La segunda
en número, la Cámara de Santiago, también fue consultada en orden de que el procedimiento
aquí descrito no varíe sustancialmente.
Lo segundo, fue tomar consideraciones válidas tanto para el arbitraje institucional como el ad
hoc. El último, por su característica confidencialidad, ha sido más difícil de investigar. No
obstante, en vista de que la Ley sobre Arbitraje Comercial obliga también a éste ante sus
disposiciones, consideramos que no hay diferencia entre un arbitraje y otro a fines de aplicación
de nuestras observaciones.
El arbitraje comercial en la República Dominicana
El arbitraje comercial en nuestra nación es tan viejo como los Códigos Napoleónicos que fueron
implementados por la dominación haitiana. El Código de Procedimiento Civil le reservaba su
libro III. Antes de la derogación por la ley de arbitraje comercial, el artículo 1025, ya había sido
derogado en 1936 por chocar con el Código de Comercio respecto a la designación de los
árbitros. En este último, el artículo 620 (hoy derogado) concedía la facultad a cualquier
comerciante con más de 5 años en ejercicio y mayor de 30 años, poder dirimir los conflictos de
comercio. Este artículo, al prescindir de la profesión de abogacía y siendo los “jueces”
establecidos por los comerciantes, es -junto al Código de Procedimiento Civil-, el inicio del
arbitraje comercial sobre la jurisdicción nacional.
No debemos pasar por alto que durante 22 años (1822-1844), la parte este de la isla estuvo
ocupada por la República de Haití. La Constitución vigente entonces, era la Constitución
Haitiana del 1916. Aquella, más que reconocer el arbitraje, reconocía un derecho de las partes
para decidir resolver sus disputas a través de árbitros electos por ellos mismos. Estos laudos no
eran apelables.1
Las Cámaras de Comercio y Producción en nuestro país datan de 1942 cuando la Ley No. 42 del
17 de Julio de 1942 creó las Cámaras Oficiales de Comercio, Agricultura e Industria (modificada
por la Ley No. 311 del 8 de Julio de 1943). Pero no fue hasta finales de los ochenta, con la Ley
No.50-87 que se crearon el arbitraje institucional y la Federación Dominicana de Cámaras de
Comercio para aplicar el arbitraje comercial en todos los centros del país.
Un centro de conciliación y arbitraje, quedó dispuesto en la Ley No. 50-87 para componer de
manera amigable los diferendos que involucren a uno de los miembros de las Cámaras, aún si
una de las partes involucradas fuera el Estado o sus dependencias.
La Ley No. 181-09, modificó la ley anteriormente citada. Las diferencias actuales son: las partes
en conflicto no tienen que ser miembros de una Cámara. Asimismo, que además de la
conciliación y el arbitraje, se agregan otros medios como la amigable composición y la
mediación.
Si bien, la ley modificante data del 2009, la más importante es una del año anterior: la Ley No.
489-08 sobre arbitraje comercial. Esta -impulsada por la puesta en vigor del Tratado del Libre
Comercio con Centroamérica y el Caribe (DR-CAFTA)-, dispone la organización del arbitraje,
sus árbitros y situaciones relativas a los mismos; principios, formalidades y características del
laudo pronunciado.
Es una ley que abarca todos los aspectos principales de acuerdo al arbitraje y busca acoplarse al
considerando cuarto de la misma, que dice:
“Considerando Cuarto. Que es de gran importancia realizar las reformas que en materia
comercial se consideren necesarias, a los fines de adaptar la legislación dominicana al contexto
de apertura comercial, globalización y competitividad en el que actualmente se encuentra
enmarcado el país.”
1
Art. 178. Il ne peut être porté atteinte au droit de faire prononcer sur leurs différends par des arbitres du
choix des parties.
Establecido el marco legal vigente. Podemos hablar ya de:
La situación de los pequeños comerciantes en la República Dominicana
Para hablar de micro, pequeñas y medianas empresas, antes debemos preguntarnos qué se
plantea como tal en la República Dominicana. Para ello, nos remitimos a la Ley No. 488-07, que
establece el régimen regulatorio para el desarrollo y competitividad de este tipo de empresas.
En su artículo 2, sobre definiciones, establece lo siguiente:
1. Microempresa: Unidad económica, formal o informal, que tenga un número de 1 a 15
trabajadores y un activo de hasta RD$3,000,000.00 (USD$66, 975) y que genere ingresos brutos
o facturación anual hasta la suma de RD$6,000,000.00 (USD$133,950).
2. Pequeña Empresa: Unidad económica, formal o informal, que tenga un número de 16 a 60
trabajadores y un activo de RD$3,000,000.01 a RD$12,000,000.00 (USD$267,900) y que genere
ingresos brutos o facturación anual de RD$6,000,000.01 a RD$40,000,000.00 (USD$893,000).
3. Mediana Empresa: Unidad económica, formal o informal, que tenga un número de 61 a 200
trabajadores y un activo de RD$12,000,000.01 a RD$40,000,000.00 y que genere ingresos brutos
o facturación anual de RD$40,000,000.01 a RD$150,000,000.00 (USD$3,348,752).2
(*Todos los montos indexados anualmente por la inflación.)
La Encuesta FondoMicro 2013 para República Dominicana arroja que en el país hay 791,236
micro, pequeñas y medianas empresas. De las cuales unas 18,337 son pequeños y medianos
negocios, y el restante 772,899 son microempresas. Estas empresas emplean un total de
2,166,491 personas, lo que representa el 46.2% de la población económicamente activa del país,
el 54.4% del total de empleo de la economía y un 38.6% del Producto Interno Bruto.3
Con estas cifras, extraídas de la Encuesta FondoMicro 2013, podemos concluir que las Micro,
pequeñas y medianas empresas constituyen la principal fuente económica del país.
Ahora, si bien las primeras constituyen la mayoría de las empresas dominicanas, poseen también
otras características que limitan su acceso judicial como comerciantes. Como es el hecho de que
nueve de cada diez microempresas no están registradas.
2
Con la tasa promedio del dólar al 2 de abril del 2015, en RD$44.7928. Véase:
http://www.bancentral.gov.do/tasas_cambio/tasaus_mc.jpg
3
ORTIZ, Marina et al. (2014). Micro, pequeñas y medianas empresas en la República Dominicana 2013.
La falta de registro va en contra del artículo 1 de la Ley No. 3-02 sobre Registro Comercial. La
cual considera como comerciante solamente a quienes se encuentren matriculados en la Cámara
de Comercio y Producción. Para quienes ejercen la actividad comercial de otra manera, se le
considerará comerciante a los fines de ser pasible de las sanciones que puede contemplar la ley.
De esta manera, gran parte de nuestros microcomerciantes tienen dificultad de accionar
judicialmente como tales. Limitante que extendemos a nuestra jurisdicción arbitral, que se limita
al ámbito comercial.
¿Cuánto cuesta un proceso arbitral en Rep. Dominicana?
Vistas las normas complementarias del reglamento del centro de resolución de controversias de
las Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo, se determina en su anexo II, la norma
de fijación de honorarios arbitrales y gastos administrativos.
Cada árbitro devengará unos honorarios entre RD$100,000 y un millón pesos. En el caso de un
árbitro único, el honorario aumentará hasta un 35%. En los paneles arbitrales, el árbitro
presidente cobra un 20% más que los demás.
Los gastos de los peritos, tienen tarifas especiales que dependerán de la materia y de la
complejidad de lo analizado. Además, se suman las tarifas administrativas, que según el monto
económico involucrado en la controversia, oscila entre RD$100,000-539,530 pesos, en virtud del
artículo 5 de la presente norma. Finalmente, el miembro del Comité de Revisión de Proyectos de
Laudos -etapa de revisión determinada por la Ley No. 489-08 sobre Arbitraje Comercial-, que
revise las formalidades del laudo, cobrará por ello, un 10% del monto que se le pague a un
árbitro por sus honorarios.
Así, un proceso arbitral promedio, en Santo Domingo, se puede calcular de la siguiente manera:
Concepto
Rango de costo
Monto promedio
Totales
Honorarios árbitros
RD$100,0001,000,000
RD$500,000
(USD$11,162)
x2= 1,000,000
Honorario árbitro
presidente
20% más que los RD$600,000
demás
(USD$13,395)
RD$1,600,000
(USD$35,720)
Peritos
No especifica
No especifica
Según la controversia
a solucionar
Tarifas
Administrativas
RD$100,000-539,530
RD$319,765
(USD$7,138)
Revisión Proyecto de 10% del honorario de RD$50,000
Laudo
un árbitro
(USD$1,116)
(RD$10,000-100,000)
RD$1,919,765
(USD$42,850)
Total=
RD$1,969,765.00
(USD$43,975)
Según las cifras determinadas por las normas complementarias del Reglamento del Centro de Resolución de
Controversias de la Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo.
El costo aproximado de un proceso arbitral en Santo Domingo, sería de casi 2 millones de pesos.
Sin calcular todavía los gastos de los peritos. Un monto que representa dos terceras partes del
activo de una pequeña empresa; que excluye económicamente a las microempresas, y que
también limita las probabilidades de acceso a las pequeñas empresas. Pues, si bien éstas tienen
los ingresos anuales capaces de solventar un proceso de arbitraje comercial, la modalidad de
pago que establece la ley, representa una herida en las finanzas de muchas de éstas.
La norma dispone que son dos pagos, uno al inicio y otro a mitad del proceso, los que se van a
realizar. Esta disposición aplica tanto en Santo Domingo como en Santiago.
No obstante, es una grata sorpresa ver que por otra parte, las tarifas en la ciudad de Santiago de
los Caballeros pueden reducirse hasta RD$15,000.00 (USD$334.88) en cargos administrativos, y
RD$20,000.00 (USD$446.50) en los honorarios de un árbitro. Los valores promedios,
representan una quinta parte de lo que se cobra en Santo Domingo.4
¿Tenemos un problema?
Sí creemos que existe un problema. Día a día se buscan nuevas maneras de aliviar la vía
jurisdiccional; no obstante, en algunas instancias, la mora judicial no cede. El mismo Poder
Judicial establece que su misión es:
“(...) Administrar justicia para resolver conflictos y garantizar los derechos de las personas,
consolidar la paz social y el desarrollo de la democracia dentro del marco del Estado de
Derecho.”5
4
5
Cifras disponibles en la página de Cámara de Santiago http://camarasantiago.org/Carbitrajes.html
Véase el sitio web del Poder Judicial http://www.suprema.gov.do/
Desde este punto de vista, el Poder Judicial está llamando a resolver conflictos y no limitarse a
las vías ordinarias. Sin embargo, no se le puede culpabilizar de la ausencia de promoción que han
tenido las resoluciones alternativas de conflictos en nuestro país. Otra variable dentro de la
ecuación, es el costo económico que no es mitigado por ninguna de las entidades que fomentan
el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
Desde las cifras obtenidas por la Cámara de Santo Domingo, pareciera que el arbitraje es justicia
comprada. Plazos de pago, honorarios según el monto de la controversia… si no alcanza
determinado nivel no es sujeto de controversia. El planteamiento no es extraño a los montos que
determinan los casos que llegan a un juzgado de paz o a la Suprema Corte de Justicia. No
obstante, de qué manera las limitantes económicas armonizan con el proyecto estatal de fomentar
el desarrollo de los pequeños empresarios.
Ahora bien, tampoco podemos hablar de gratuidad. Así, no estaríamos solucionando la
congestión judicial, sino creando una instancia paralela. La diferencia del arbitraje respecto a un
juicio es que éste busca dirimir el conflicto y no determinar si alguien obra o no de manera justa.
La naturaleza de un proceso de arbitraje comercial es diferente a las motivaciones que llevan a
una parte a demandar la otra. Aquí no se trata de la búsqueda del bien público; lo que busca el
arbitraje es el equilibrio de intereses.
Un arbitraje incentivado por el mismo tribunal no solo choca ya, con las funciones del juez, sino
que le agrega funciones.
El desarrollo del arbitraje comercial para pequeños empresarios bien puede estar impulsada por
el Poder Judicial, a través de un centro de métodos alternativos de controversias. Un centro que
distinga el mejor proceso según las circunstancias de las partes enfrentadas.
Asimismo, ya que existe de por sí en el Ministerio de Industria y Comercio, un Viceministerio de
Fomento a las PYMES, puede implementarse un mecanismo especial de arbitraje que reúna las
siguientes condiciones:
- Tasas accesibles para pequeños empresarios
- Modalidades de pago más flexibles
- Rango más amplio en el pago de honorarios
Debemos hacer la salvedad de que, administrar juristas para resolver las controversias o adscribir
árbitros al Ministerio, sería una manera de crear un sistema jurisdiccional paralelo.
Naturalmente, este proyecto estaría sujeto a todas las disposiciones que establece la Ley No. 48908, respecto a las formalidades y procedimientos.
Conclusiones:
Tan empeñados estamos en fomentar la bonanza con el comercio exterior, que nos olvidamos de
los nuestros. La base económica de nuestro país son los más pequeños empresarios. Y son ellos
los que menos se benefician de las leyes que están creadas para protegerlos. El enfoque de
acercar los medios de resolución de controversias a todas las esferas económicas, es el de
garantizar de manera inmediata, el derecho a la igualdad. Y de brindar, a largo plazo, un alivio a
la carga judicial que se traduce en tiempo y dinero. Visto desde esta perspectiva, buscar una
solución a esta situación sería provechoso para todos.
Debemos entender que si bien está claro que un proceso judicial y un arbitraje no tienen los
mismos objetivos, el espíritu de ambos es alcanzar la paz social. Ya que los problemas entre las
relaciones humanas no pretenden dejar de existir por el momento, es un deber compartido,
ofrecer los medios a los nuestros para tratar de corregirlos.
Bibliografía:
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d'Haïti de 27 décembre 1816). Consultada a través de http://www.modernconstitutions.de/nbu.php?page_id=02a1b5a86ff139471c0b1c57f23ac196&viewmode=pages&sh
ow_doc=HT-00-1816-06-02-fr&position=0
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R.D. Ley No. 42 que crea las cámaras de comercio, industrial, agricultura y trabajo. G.O. No.
5774 del 17 de julio de 1942.
R.D. Ley No. 311 que modifica la ley sobre ciertas asociaciones y la de cámaras de comercio,
industria, agricultura y trabajo. G.O. No. 5941 del 8 de julio de 1943.
R.D. Ley No. 50-87 que deroga y sustituye la ley No. 42 del año 1942, sobre las cámaras
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Rep. Dom. Ley No. 3-02 sobre Registro Mercantil. Gaceta Oficial No. 10121, del 18 de enero
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Edición.
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Disponible
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http://www.camarasantodomingo.do/wpcontent/uploads/documentos/NORMASCOMPLEMENTARIASREGLAMENTO2011CRC.pdf
BIAGGI, Lama. Juan A. (2010). Manual de Derecho Comercial. Tomo I. Rep. Dom.: Librería
Jurídica Internacional.
MIRAMONTES, Rodolfo y CRUZ Barney, Oscart (2004). El arbitraje. Los diversos
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Porrúa, ISBN 970-07-5384-0.
ORTIZ, Marina; Cabal, Miguel y Mena, Rita (2014). Micro, pequeñas y medianas empresas en
la República Dominicana 2013. Fondo para el Financiamiento de la Microempresa, Inc.
(FONDOMICRO). Editora Amigo del Hogar. Santo Domingo. Disponible también digitalmente
desde
http://www.seic.gov.do/media/17476/Micro,%20Peque%C3%B1as%20y%20Medianas%20en%
20la%20Rep.%20Dom.%202013.pdf
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