Eduardo Moreno Baños - Senado de la República

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Eduardo Moreno Baños, aspirante a ocupar la Titularidad de la Comisión Nacional de
los Derechos Humanos, con fundamento en la BASE DÉCIMA, inciso a) de la
Convocatoria emitida el 17 de octubre del actual, presento la Propuesta de Programa de
Trabajo.
Es hora de crear conciencia de futuro. No podemos mirar hacia el pasado, sino
para superar errores e ineficiencias y vigorizar la fuerza del respeto a los Derechos
Humanos. Es un mandato ético para conseguirlo: el rechazo a dogmas y a
ideologías cerradas. Suma de voluntades, eliminar prejuicios, multiplicar el respeto
y dividir responsabilidades.
La pluralidad política y cultural, así como la apertura a nuevas corrientes de
pensamiento, son hoy en día signos propios de todos los habitantes, pero con un
denominador común: rechazan la violencia, es decir, la mayoría, invoca la
legalidad, es una comunidad que sigue reconociendo los valores de la confianza,
el deber y la dignidad.
La interrelación entre las circunstancias externas y las transformaciones internas
de la sociedad han influenciado siempre sobre la razón de los derechos humanos.
Principios y programas se situaban en el debate de su tiempo y recogían, con
distinto peso, las aspiraciones de las variadas corrientes de pensamiento del país.
Soberanía nacional, derechos humanos, desarrollo social, democracia y libertad,
constituyen los postulados fundamentales de México que mantienen cabal
vigencia, pues dichos principios encauzan nuestras tareas y son criterio decisivo
para evaluar nuestros programas y acciones.
Hoy vivimos una profunda transformación. Debemos asumir con claridad
ideológica los nuevos tiempos y transformarnos para consolidar el pleno respeto a
los derechos humanos. Para lograrlo, requerimos de una visión que encauce el
esfuerzo colectivo, para defender la soberanía, recomponer los términos de
libertad y justicia que definen nuestras instituciones y asegurar la protección de los
derechos humanos. Es una visión que respeta tradiciones y valora a la sociedad.
Es una visión de renovación en materia de derechos humanos para el futuro.
No podemos mentir. Ningún mexicano puede estar conforme con el país que
vivimos, clasificado entre los de mayores índices de corrupción y una elevada
violación en materia de derechos humanos.
La nación que hoy somos no tiene todavía el sistema de justicia que reclama. La
consecuencia de ello es la impunidad que nos amenaza y corrompe las
instituciones. Un país del Siglo XXI ha de colocar en el centro de sus
preocupaciones un sistema de justicia eficiente y con credibilidad que sea
detonador de una nueva cultura de la legalidad.
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Para conseguir tales propósitos, los medios de comunicación y una correcta
difusión son de vital importancia. Ante el nuevo milenio, la libertad de expresión no
podría ser ejercida plenamente sin la existencia de los medios de comunicación.
Son los medios los que tienen la importante responsabilidad de informar cotidiana
y objetivamente acerca de las circunstancias económicas, políticas y sociales. De
esta manera los medios de comunicación han alcanzado una influencia relevante
en el respeto a los derechos humanos, ya que este avanza en paralelo al ejercicio
creciente de la libertad de expresión.
La sociedad mexicana está cada día más informada y es más participativa y
crítica. Una sociedad democrática debe estar informada. Estamos ciertos de la
gran importancia de los medios en estos momentos.
El país al que todos aspiramos requiere revisar el funcionamiento de las
instituciones, a fin de garantizar su eficacia; procurando la atención de las
demandas más graves y sentidas, así como medidas que permitan mejorar los
sistemas de respuesta.
Bajo esta premisa y como parte del mejoramiento de la cultura cívica de los
habitantes de México, se deben promover programas educativos y de difusión
general orientados a prevenir las conductas delictivas y propiciar el respeto a las
leyes como medio para la convivencia pacífica.
Hay que concebir a la justicia en su acepción clásica: dar a cada quien lo que
conforme a la ley le corresponde, es decir, garantizar la seguridad y la certeza
legal, entender que nuestro derecho termina donde empieza el del otro y saber
que existen acciones públicas para evitar que cualquier agravio quede impune. La
ley debe aplicarse en forma expedita y sin distingos.
I.- Legalidad base de la legitimidad.
El artículo 133 de nuestra Constitución Política consigna que dicho ordenamiento,
las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que
estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de
la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión.
La legalidad debe ser el soporte de la legitimidad, pues de este modo se consigue
estabilidad y en ella se sustenta cualquier transformación de todo grupo humano.
El orden jurídico es el marco en el que debe adaptarse el dinamismo social.
La Carga Magna expresa que somos una república representativa, democrática y
federal y que en nuestro país todas las personas somos iguales ante la ley, y ésta
no admite discriminación alguna de origen étnico, sexo, edad, religión o condición
social.
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El compromiso es frente a las garantías que otorga la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino
en los casos y con las condiciones que ella misma establece.
El compromiso es frente al orden jurídico que fija la actuación pública y las
obligaciones de los servidores públicos a fin de salvaguardar la legalidad,
honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia en el desempeño de sus funciones,
empleos, cargos y comisiones.
II.- Suma de Voluntades
Respeto absoluto a las libertades individuales.
Garantía de democracia y de justicia para todos.
Preservación de tradiciones y ejercicio pleno de la ciudadanía.
Servicio público con humanismo y ética política.
Conciencia moral, confianza social, honestidad y eficiencia.
Ataque frontal a la corrupción y rendición de cuentas a la ciudadanía.
Fortalecimiento de la cultura de respeto a los derechos humanos.
Atención directa.
Igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.
Protección a la niñez y a los discapacitados.
Redignificación de las personas de la tercera edad.
Rechazo absoluto a la violencia.
III.- Compromisos de trabajo.
Impulsar, desde nuestro ámbito de acción, con toda nuestra fuerza y capacidad, la
consolidación del respeto a los derechos humanos.
Mantener la continuidad de pensamiento, costumbres, valores y expresiones
artísticas que emanan de nuestras raíces.
Intensificar que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sea más
responsable en sus funciones y atribuciones.
Combatir la violación a los derechos humanos, en el marco de la cooperación, ya
que se trata de fenómenos que involucran a todos y ante los cuales cada nivel e
institución ha de cumplir sus propias responsabilidades.
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Prevenir la salida de los trabajadores al extranjero, reconociendo que el origen del
problema es la falta de empleo.
Estrechar vínculos y elaborar programas de acción con organismos y
organizaciones, tanto gubernamentales como las que no lo son y asociaciones,
nacionales e internacionales, vinculadas en la materia de protección a derechos
humanos.
DERECHOS HUMANOS PARA TODOS.
El Estado tiene la obligación irrenunciable de garantizar un estricto respeto a los
derechos humanos y las garantías individuales consagradas por la Constitución,
que son inherentes a la vida y a la libertad de la persona.
El respeto a los derechos humanos debe significar que todos tengan las mismas
posibilidades de ser protegidos. Su respeto pleno debe ofrecer a los ciudadanos
un clima de seguridad, tranquilidad, certidumbre y confianza.
Ante estos reclamos los compromisos son:
* Coadyuvar en el fortalecimiento de la actuación y funcionamiento de los
organismos estatales de Derechos Humanos.
* Alentar el diseño de políticas avanzadas para tutelar los derechos de las
víctimas.
Fomentar condiciones para ampliar una cultura en favor de los derechos humanos,
mediante la difusión de programas de contenido accesible y sencillo, que permitan
a la población conocer y defender sus garantías individuales.
Generar la conciencia entre gobernantes y gobernados de la importancia que tiene
el respeto a los derechos humanos y a las garantías individuales para la
consolidación de nuestro Estado de Derecho.
Impulsar la presencia ciudadana en la promoción de soluciones.
Respetar el ejercicio del derecho de petición.
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Diseñar nuevas estrategias y programas de atención, articulándolos con las
necesidades comunitarias para sustentar la congruencia entre la gestión y la
solución de demandas.
Realizar actividades de atención ciudadana de manera permanente.
Promover cuerpos de formación y capacitación obligatoria, en materia de
Derechos Humanos, para los servidores públicos..
Defender el acceso de todos a un sistema de atención a la ciudadanía, mediante
la vigorización de una cultura del derecho.
Fomentar que el ejercicio del poder público se legitime en la observancia del orden
jurídico en apego estricto a lo establecido en la Constitución de la República.
Capacitar y concientizar a la comunidad en las diversas actividades de atención.
Realizar una atención que respete la dignidad de las personas, su voluntad y sus
libertades y que se funde en la corresponsabilidad.
ETICA DE GOBIERNO Y LEGALIDAD
La ética demanda apego a la ley y el más alto cumplimiento de la responsabilidad.
Es una ética que obliga a rendir cuentas a la ciudadanía.
Es la disposición a reconocer la objetividad de los hechos, con lo cual, sobre todo
en la competencia de la CNDH, se dispone de una referencia esencial para
enfrentar las diversas situaciones en una perspectiva real. Rechazamos la mentira
y las manipulaciones como medios de trabajo.
La ética inspira una protección que busca soluciones en torno a fines y propósitos,
que suma e incluya una atención al servicio de la sociedad, respetuosa de los
quejosos.
Es una ética que exige respeto a la sociedad. porque si se desvirtúa se debilita el
único instrumento que tiene la sociedad para proteger sus derechos humanos.
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Una ética que demanda lealtad al país, a su gente, porque la confianza es la base
indispensable para la unidad de acciones y sólo las convicciones compartidas
permiten el esfuerzo colectivo.
La ética exige posiciones claras en diversos asuntos diferenciados, definición ante
los problemas, firmeza en las decisiones.
Es una actitud que rechaza la simulación en el trabajo, porque perjudica al país y a
la gente. Es el convencimiento de que la labor se fortalece mediante la autocrítica
y si se reconocen los errores.
Es la exigencia de proponer soluciones a los retos; es un ánimo constructivo
permanente con cl objeto de preservar y arraigar la confianza de la gente en
cuanto al éxito de las tareas emprendidas.
Se debe servir para lograr los altos propósitos que establecen la Constitución y las
leyes. La sociedad demanda que la autoridad se ponga a su servicio, que la
proteja y defienda, no que la amedrente o la haga víctima de la arbitrariedad.
Atender esa exigencia, responder a esa demanda, es nuestra ética.
Estamos comprometidos a:
Prevenir todo acto de corrupción a través dei establecimiento de una
administración transparente y de la vigilancia de los órganos competentes.
Sancionar los actos de corrupción que se presenten.
Aplicar estrictamente el Código de Etica de la Comisión de Derechos Humanos.
Considerar la honestidad como primer requisito para la estructura laboral de la
CNDH.
Alentar las reformas legislativas que favorezcan la transparencia del uso de los
recursos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Revisar la normatividad relativa a las responsabilidades de los servidores públicos
en los tres niveles de gobierno.
Fortalecer e independizar al Órgano Interno de Control de la CNDH.
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Proponer la creación de una Comisión de Ética.
Promover el fortalecimiento del Servicio Civil de Carrera para garantizar que la
CNDH y los órganos estatales cuenten con el capital humano adecuado, con los
conocimientos, actitudes y aptitudes indispensables.
Pugnar porque la ética sea un ejercicio permanente de máxima responsabilidad, a
fin de que los servidores públicos sean los mejores hombres y mujeres, por su
honestidad, capacidad y servicios así como su probada honradez.
COLOFÓN
Estos son los compromisos de la propuesta de Programa, a partir de los cuales se
habrá de impulsar una nueva interlocución. Son las demandas de la sociedad.
Son las líneas de acción que se despliegan para consolidar soberanía, libertades
y justicia.
Desde ahora son los temas que ponemos a la consideración del Senado de la
República y la sociedad para que, a través de sus opiniones, ideas, puntos de
vista y propuestas, lleguemos a los compromisos concretos que habrán de integrar
el alto respeto a los derechos humanos.
Estos compromisos alientan la convocatoria a la sociedad. Una convocatoria a la
confianza en el futuro, porque juntos habremos de convertirlos en realidad. Una
convocatoria a la esperanza, porque estamos seguros que mediante la suma de
esfuerzos y voluntades, fortaleceremos una República que sea de todos.
Eduardo Moreno Baños
México, D. F. a 22 de octubre de 2014
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