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El gobierno tiene la obligación de revisar el SMI
El gobierno tiene la obligación de revisar el SMI
El SMI lleva cinco años consecutivos perdiendo poder adquisitivo, es el segundo más bajo de la UE y no alcanza
una cuantía suficiente
El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) desempeña una importante función en el mercado laboral como garantía de
rentas a favor de los trabajadores que se encuentran en situaciones económicas y sociales más difíciles. El SMI pretende
establecer o mantener niveles salariales dignos en aquellas actividades donde no existe un régimen eficaz para la
fijación de salarios y en las que éstos son excepcionalmente bajos. Asimismo, sirve de referencia para la fijación de
otras rentas vinculadas estrechamente con las salariales. Entre estos casos se encuentran los siguientes colectivos:
- Trabajadores no amparados por la negociación colectiva, para los que el SMI es una garantía de ingresos básicos, y
trabajadores que, aunque tienen sus condiciones salariales fijadas por convenio colectivo, están referenciadas al SMI o
son muy bajas.
- Trabajadores perceptores del subsidio por desempleo (370.605 en el mes de mayo, según los datos del Ministerio de
Trabajo).
- Otros trabajadores cuyas rentas están referenciadas al SMI, como los afectados por insolvencias empresariales y que
perciben prestaciones a cargo del Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), o que perciben rentas mínimas de inserción o
salarios sociales.
Por ello, el SMI es una garantía recogida en distintas normativas, tanto nacionales como internacionales (Estatuto de los
Trabajadores, Convenio 131 y Recomendación 135 de la OIT, entre otras), que disponen mecanismos para ajustar la
cuantía del SMI a la evolución del coste de la vida teniendo en cuenta además otros indicadores socioeconómicos.
Así, el artículo 27.1 del Estatuto de los Trabajadores establece:
?El Gobierno fijará, previa consulta con las organizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativas,
anualmente, el salario mínimo interprofesional, teniendo en cuenta:
a) El índice de precios al consumo.
b) La productividad media nacional alcanzada.
c) El incremento de la participación del trabajo en la renta nacional.
d) La coyuntura económica general.?
Pese a que el Estatuto recoge claramente cuatro criterios que deben tenerse en cuenta para fijar anualmente el SMI, el
Gobierno viene utilizando como elemento exclusivo para su actualización el primero de ellos, en concreto la previsión
oficial del IPC para diciembre de cada año. Así viene sucediendo desde 1994, lo que ha derivado en un crecimiento
menor del SMI del que le correspondería en todos estos años, vulnerando tanto el espíritu como la letra del Estatuto.
Y de nuevo fue así en 2002, año en que el SMI se incrementó tan sólo en un 2,0%, la previsión oficial inicial para
diciembre que el Gobierno lleva repitiendo los últimos cuatro años, a pesar de que la experiencia de lo sucedido en años
anteriores y las perspectivas de evolución de los precios hacían previsible que la inflación quedaría una vez más por
encima de esa cifra, como así sucedió: el IPC finalizó el año con un incremento anual del 4,0%, el doble del objetivo
inicial y por tanto del aumento impuesto al SMI.
Con ello, el colectivo de trabajadores perceptores del SMI, es decir, aquellos más desfavorecidos económica y
socialmente, volvieron a perder capacidad de compra, a la vez que sigue ensanchándose la brecha que les separa del
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trabajador medio de nuestro país, con lo que aumenta la desigualdad y descohesión social.
Todo ello no hace sino profundizar la negativa situación del SMI en nuestro país, que viene definida por datos
claramente regresivos:
 Lleva cinco años consecutivos perdiendo poder adquisitivo, acumulando hasta junio 5,9 puntos porcentuales de
pérdida (más de un punto por año).
 Está creciendo continuamente por debajo del salario medio de nuestro país, 11 puntos porcentuales menos desde
1995, lo que aumenta el grado de exclusión social del colectivo de trabajadores con menos ingresos.
 Supone un porcentaje del salario medio manifiestamente insuficiente, en torno al 40% del mismo, muy inferior al
recomendado por la Carta Social Europea (60% del salario medio neto).
 Es el segundo más bajo de la Unión Europea, sólo superior al existente en Portugal.
En efecto, el salario mínimo mensual español tan sólo supera al de Portugal, pero ya es inferior al de Grecia (que
tradicionalmente se encontraba por debajo), y supone menos de la mitad del existente en todos los demás países de la
UE que poseen un salario mínimo en su regulación laboral.
La revisión semestral del SMI es una obligación legal
Precisamente debido a su carácter de renta mínima, y además de la actualización anual del SMI, el tercer párrafo del
artículo 27.1 del ET impone al Gobierno la fijación de una revisión semestral si no se cumplen las previsiones de
inflación:
?Igualmente, se fijará una revisión semestral para el caso de que no se cumplan las previsiones sobre el índice de precios
citado?.
Si bien el Estatuto no especifica cuál debe ser el mecanismo concreto para llevar a cabo esa revisión, el objetivo del
mandato es indudable: preservar al SMI de posibles pérdidas de poder adquisitivo derivadas de desviaciones no
previstas de la inflación, algo imprescindible dado el carácter de renta mínima del mismo, por lo que en definitiva se
trata de garantizar la supervivencia digna de su perceptor. Debe ser, por tanto, el crecimiento real de los precios en el
año el suelo mínimo de revalorización anual del SMI, de modo que los otros tres criterios citados en el Estatuto sólo
pueden servir para incrementar de forma adicional esta renta básica, con objetivo de mejorar la riqueza relativa y la
calidad de vida de los más desfavorecidos.
Este reconocimiento de renta mínima, cuya pérdida de poder de compra pondría en peligro la propia supervivencia del
trabajador, se pone de manifiesto en mayor medida cuando el legislador establece que la citada revisión debe tener un
periodicidad semestral, dando por sentado que una pérdida de poder adquisitivo acumulada por un período de tiempo
superior a seis meses resulta insoportable para los asalariados afectos por el SMI.
En resumen, la sola existencia del mencionado párrafo en el artículo 27.1 del ET presupone dos cuestiones:
- Primera, que una pérdida de poder adquisitivo del SMI es inadmisible, de modo que el IPC previsto es la cuantía
mínima de revalorización anual de mismo.
- Segunda, que la recuperación de una puntual desviación del IPC por encima de la previsión debe realizarse con
carácter semestral, para que perjudique en la menor medida posible a la calidad de vida del trabajador.
La evolución descontrolada del IPC en los últimos años, frente a la que el gobierno se ha mostrado incapaz de ofrecer
respuestas adecuadas, hace de nuevo necesario que se cumpla con el mandato de revisión semestral. El IPC interanual
en el mes de junio se ha situado en el 2,7%, 0,7 puntos porcentuales por encima de la previsión inicial para diciembre,
2,0%, cifra en la que fue incrementado el SMI de 2003. Utilizando el criterio seguido habitualmente por el Gobierno, es
decir, tomando el IPC interanual como indicador de precios de referencia, se debería proceder a una revisión inmediata
del SMI en esos 0,7 puntos de desviación confirmada sobre el IPC en el mes de junio.
No obstante, CC.OO. y UGT venimos defendiendo la utilización de la media anual del IPC como indicador relevante de
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precios para llevar a cabo la actualización del SMI, puesto que ofrece una mejor aproximación a la variación del poder
adquisitivo real que sufren las rentas salariales a lo largo de un período de tiempo. Atendiendo a este criterio, y puesto
que la media de los IPC interanuales de enero a junio ha sido del 3,3%, se debería proceder a una revisión de 1,3 puntos
porcentuales, debiendo lógicamente aplicarse el mismo criterio en las sucesivas actualizaciones del SMI de ahora en
adelante.
Por último, y en previsión de que una vez más el IPC real en diciembre supere la previsión establecida por el Gobierno,
2%, debería fijarse ya el mecanismo adecuado para incrementar el SMI en la cuantía adicional de la desviación que se
produzca en el segundo semestre, para dotar al sistema de revalorización de la estabilidad necesaria.
Por todo lo anterior, CC.OO. y UGT exigimos la revisión inmediata del SMI por parte del Gobierno para adecuarlo a la
desviación sufrida por el IPC, y en cumplimiento del artículo 27.1 del Estatuto de los Trabajadores. Teniendo en cuenta
los colectivos afectados por esta renta mínima, y en coherencia con el espíritu de la Ley, es totalmente injusto demorar
la recuperación del poder adquisitivo perdido, tal y como ya sucedió en los cuatro últimos años, puesto que afecta a
situaciones de verdadera necesidad económica que no toleran aplazamientos y que, además, suelen afectar a
trabajadores que poseen relaciones laborales precarias.
Además, ambos sindicatos solicitamos, como venimos haciendo en los últimos años, el establecimiento de un
mecanismo permanente de revisión automática que permita dar cumplimiento al precepto de revisión semestral fijado en
el ET de forma inmediata y transparente, eliminando incertidumbres, y de forma similar a lo que sucede en el caso de
las pensiones.
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