2 3 ÍNDICE • Nota introductoria • Propuesta de un taller de escritura en la UAM – Azcapotzalco Joaquina Rodríguez Plaza Revista Fuentes Humanísticas. Número 5, segundo semestre de 1992 • Escritura y gramática Enrique López Aguilar Revista Fuentes Humanísticas. Número 19, segundo semestre de 1999 • Desarrollo de habilidades argumentativas en la lengua escrita Gloria Cervantes Revista Fuentes Humanísticas. Número 21/22, 2001 • La autocorrección, una herramienta de aprendizaje Gloria Cervantes Revista Fuentes Humanísticas. Número 24, primer semestre de 2002 • El texto descriptivo en la enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera Ivonne Cansigno Revista Fuentes Humanísticas. Número 24, primer semestre de 2002 • La autonomía en el aprendizaje de una lengua extranjera Ociel Flores Flores y Gerardo Alfonso Pérez Barradas Revista Fuentes Humanísticas. Número 29, 2004 • El estigma de los no lectores: prácticas lectoras en la universidad María Emilia González y Rosaura Hernández Monroy Revista Fuentes Humanísticas. Número 31, 2005 • Competencias y habilidades en la nueva cultura educativa Gloria Cervantes Revista Fuentes Humanísticas. Número 35, segundo semestre de 2007 • La redacción universitaria: una tarea inacabada Rosaura Hernández Monroy Revista Fuentes Humanísticas. Número 35, segundo semestre de 2007 4 • La promoción de la adquisición de la habilidad de la escritura en la clase de lengua inglesa Vida Valero Borrás, Dolores Serrano Godínez y Gerardo A. Pérez Barradas Revista Fuentes Humanísticas. Número 35, segundo semestre de 2007 • Nota introductoria al dossier del número 32 • Presentación • El contexto escolar de la lectura en una escuela wixárika Sarah Corona Berkin Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 • Habilidades cognitivas y lectura de un texto en escolares Esmeralda Matute, Olga Inozemtseva y Mónica Rosselli Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 • La lectura y los trastornos en su aprendizaje Judith Suro Sánchez y Fernando Leal Carretero Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 • Lenguaje y paradigmas en estudiantes universitarios de ciencias José Luís Córdova F. Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 • Velocidad de denominación y conciencia fonológica al inicio de la enseñanza formal de la lectura Fabiola R. Gómez Velázquez, Andrés A. González Garrido, Olga L. Vega Gutiérrez y Mydori Amano Flores Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 • Los jóvenes y la lectura en el ámbito universitario Rosaura Hernández Monroy y María Emilia González Díaz Revista Fuentes Humanísticas. Número 32, primer semestre de 2006 5 Nota introductoria A lo largo de casi una cuarentena de números de la Revista Fuentes Humanísticas, que significan una veintena de años nada menos, se han ido publicando en el interior de sus páginas, ensayos o artículos dedicados a reflexionar en torno a uno de los problemas fundamentales de la enseñanza universitaria: los procesos de lectura y redacción; las llamadas habilidades comunicativas. Éstas, como sabemos –todo profesor universitario conoce de cerca el problema-, se han convertido en un foco rojo para el desarrollo del conocimiento y de cualquier otro tipo de habilidades o competencias, como suele decirse en la actualidad tecnocrática. Esos textos, escritos en su mayoría por colegas de la propia UAM-Azcapotzalco, particularmente del Departamento de Humanidades, contienen reflexiones valiosas y en extremo útiles para el trabajo en el aula con estudiantes de nuevo ingreso que llegan a nuestro plantel con niveles de comprensión de lectura menos que elementales y con hábitos propiamente inexistentes. De manera que, como parte del proyecto de elaboración de materiales didácticos desarrollado en el Departamento de Humanidades, hemos decidido reunir lo escrito por los colegas e investigadores y publicado en diversos números de la Revista Fuentes Humanísticas, con el fin de ofrecer materiales de suyo valiosos que en algo ayudarán a paliar las carencias a las que nos enfrentamos día con día. Estamos seguros que las reflexiones, comentarios, críticas y propuestas que aparecen en este conjunto de textos seleccionados serán de interés y de motivo de reflexión de todos nosotros en nuestro trabajo como profesores de Unidades de Enseñanza Aprendizaje como Redacción Universitaria, Metodología de la Lectura, Comunicación y Técnicas de la Investigación. Pero también creemos que este material puede ser aún más útil para colegas que imparten cursos similares en el nivel Medio Superior, como es el caso del Colegio de Bachilleres, así como para quien imparta cualquier tipo de curso de Lectura y Redacción en las diversas licenciaturas en donde deben cursarse estas asignaturas. 6 PROPUESTA DE UN TALLER DE ESCRITURA EN LA UAM- AZCAPOTZALCO* Joaquina Rodríguez Plaza* Creo que lo menos desacertado es hablar aquí de una experiencia que gocé como maestra, pues al fin y al cabo es de las propias experiencias de lo único que podemos hablar con una cierta seguridad de lo que decimos. Los antecedentes de ella provienen de haber tomado conciencia, y desde luego horror de estar representando repetidamente el mito de Sísifo: empujaba la misma piedra cuando nos iba bien hasta la cima, cuando no tanto la soltaba a mitad de la cuesta trimestre a trimestre. Siempre era la misma pendiente: que si los sociolectos, que si la lengua estándar es la exigida en la academia, que es necesario desmitificar tanto el significado de "corrección" lingüística como el de "autoridad" -la que nos autoriza a colocamos delante de cuarenta pares de ojos en los que uno vislumbra cuarenta mil expectativas-, etcétera. Hasta que un trimestre -bendito sea- se me presentó la ocasión única e ideal de poner en práctica todos mis principios sobre cómo rehabilitar la capacidad de producción textos escritos, sin necesidad de "echar el rollo". El bendito milagro consistió en que me dieron una lista con DIEZ nombres: ese iba a ser mi grupo. Escribo DIEZ con mayúscula porque los milagros merecen esa tipografía. Íbamos a trabajar gozosamente once personas (incluida yo, por supuesto). Lo que hice fue convertir el curso -es decir, la dirección de las aguas disciplinarias ya un tanto a la deriva- en una especie de taller de creación de textos, que sirviera a la vez de medio para resolver los objetivos más importantes del programa oficial. Para empezar establecí una sola premisa: cualquier texto tiene valor en sí mismo y todo en él tiene importancia. Por lo tanto, no se trataba de imitar modelos prefijados ni de corregir supuestos errores para mejorar un escrito, sino de producir escritura. Se pretendía, en primer lugar, empezar a disfrutar del lujo que nos acerca y nos iguala a todos los seres humanos: la posesión innata de un lenguaje. Más tarde, y poco a poco, nos dimos cuenta de que podíamos gozar otros lujos adicionales, tanto respecto a la * Ponencia leída el 19 de julio de 1990, para el Simposio sobre la enseñanza del español en la UAMAzcapotzalco. * Departamento de Humanidades, UAM-Azcapotzalco. 7 lengua como al trato interpersonal que se fue suscitando. La estrategia consistió en lo siguiente: elegí juegos -al principio muy sencillos, de manera que el miedo de no poder resolverlos no atenazara a mis ancestralmente oprimidos alumnos- y aclaré las reglas del mismo. Por ejemplo, escribía en el pizarrón palabras aisladas unas de otras (verbos, sustantivos y algún que otro pronombre) colocadas en diferentes renglones. El juego consistía en llenar los espacios vacíos utilizando, al menos, el 80 % de las palabras allí escritas. Desde luego que si las palabras eran iba, bosque, abuelita, canasta y lobo la tendencia era reconstruir la horrible anécdota de Perrault; pero también se producían textos más positivos, terapéuticos y hasta humorísticos; como el de una joven que inventó un cuento en el que el lobo era un buen hombre y, en cambio, la Caperucita, una astuta perversa. Pero si las palabras que debíamos utilizar no daban pista alguna, el ejercicio, si bien un poco más difícil, permitía mayor expansión en la creatividad. De manera que si las palabras eran ciego, mano, fulgor, hacha, fascinante y tres o cuatro más, había personas que se inclinaban por la composición de una anécdota en la cual podían suceder mil cosas: que el ciego pidiese limosna en la escalinata de una iglesia y un fulgor circular dejara fascinado al grupo de beatas reunido en el atrio..., o que algún tremebundo cortase la mano del ciego con hachas fulgurantes..., además de muchas otras variantes y propuestas. Incluso podía ocurrir que algún miembro del grupo se atreviera con unos versos como los siguientes: Y tú me llevas de la mano por esas galerías obstinadas hacia el centro del círculo y te yergues como un fulgor que se congela en hacha. No importaba si el alumno había copiado los versos de Octavio Paz, pues las ganancias que obteníamos nos enriquecían a todos: habíamos rescatado sociolectos otras veces despóticamente reprimidos; podíamos reconocer la existencia de géneros diferentes; y descubríamos la mayoritaria tendencia a producir relatos que contuvieran una anécdota. Después tomábamos cualquiera de los textos elaborados para trabajarlo de otra manera entre todos. Y ahí seguía el crujir de lápices o de gises, porque alguien comentaba sobre la poca claridad de una parte del texto y ello obligaba a descubrir dónde estaba lo turbio, por qué lo era, y cómo aprovecharlo; lo cual daba oportunidad de revisar ciertas reglas 8 sintácticas, o de puntuación, o de nexos lógicos. Pero quizá ya no con la explicación teórica del maestro, sino que la conductora podía proponer, bien una investigación en casa, bien otro juego cuyo desafío consistiera en escribir otro texto en donde se tuviera que utilizar un número predeterminado de comas, o de tal o cual signo de puntuación. También podía suceder que si lo que había enturbiado aquel texto era una letra, pongamos por caso la letra hache de la expresión “HA propuesto”, aprovechábamos la oportunidad de la preposición' 'A" que había quedado escrita y cambiábamos el texto en otro no menos valioso o interesante. Lo más liberador es que el texto original ya no tenía autor, ya no era de quien lo había elaborado al inicio porque nos pertenecía a todos. Todos intercambiábamos el espacio en el pizarrón. Se creaba entonces una dinámica en la que de pronto éramos tres escribiendo al mismo tiempo, discutiendo, argumentando; de súbito, un cuarto se levantaba como iluminado por una solución genial; luego otro más proponía utilizar las palabras empezando por la última; por tanto se producía otro texto más, otra escritura. En esos momentos íbamos tomando conciencia de lo importante que estaba siendo nuestro movimiento corporal. La posibilidad de levantarse de la eterna mesabanco nos daba pie para poner de pie las palabras en el texto. Sentí que el párrafo era una especie de piedra por labrar; o mejor dicho, el barro moldeable con el que debíamos construir no una estatua inmóvil o figuras estáticas, sino infinidad de esculturas. De ahí que la movilidad corporal se nos patentizara como un recurso facilitador y hasta necesario, al menos para algunos de nosotros; pues requeríamos separarnos del pizarrón para ver bien lo que iba apareciendo; alejados podíamos contemplar la escultura durante el tiempo necesario; luego regresábamos a ella para colocar otro poco de barro fresco en un lugar donde faltaba, quitábamos de otro sitio el sobrante, mas sin tirarlo a la basura porque sabíamos que siempre nos podía ser útil. No todos se atrevían a danzar alrededor de la obra desde el principio, pero una vez que se hicieron comentarios sobre el beneficio de estos desplazamientos fue desapareciendo el temor, pues, además, podíamos conversar acerca del miedo e ir teniendo más conciencia de todo lo que sucede cuando uno se mete a esculpir con palabras. Por otra parte, la evaluación se estaba dando de manera simultánea a la producción del escrito. Eran los propios alumnos quienes detectaban la ambigüedad, o la repetición, o la cacofonía, aunque no la señalasen al principio con esos términos. Ellos mismos proponían soluciones y alternativas, hacían innovaciones, análisis y juicios críticos. 9 Debo admitir que si la sesión terminaba antes de que la escultura se hubiera resuelto de forma más o menos aceptable para todos, casi nunca regresábamos a ella; más bien inventábamos otras para mantener la diversión y el interés. Las veces siguientes había menos temor de escribir cosas ingenuas o absurdas, pues nos habíamos dado cuenta de que también ellas interpretan la realidad. Los ejercicios pueden ser de muy variada índole y, por ende, ayudar a descubrir aspectos importantes -y también muy variados- de cómo aprende cada persona y qué es lo que a cada una le interesa aprender. Doy otro ejemplo: el conductor del grupo lee en voz alta un texto narrativo-descriptivo de dos o tres párrafos, los demás escuchan poniendo la mayor atención posible, después se escribe lo que se oyó. El resultado es que ningún escrito es igual al del compañero; pero todos son escritura válida. De ahí surgen varios tópicos interesantes de conversación: desde el más obvio -y quizá consciente- de que cada persona adjudica significados distintos al mismo estímulo, hasta el menos evidente de que la lectura no se reduce a la apropiación de un solo y Gran Mensaje que todos estamos supuestamente obligados a captar, sino que es una actividad que desata la fuga del sentido del texto. Desata, a la vez, la producción de una serie de escritos y los saca a escena. Ya no interesa si lo escrito refleja o transgrede, importa el despliegue de la lengua. Es posible que a muchos parezca lo aquí dicho demasiado exaltado y triunfalista, pues no se ha hablado de frustraciones o matices problemáticos. Los hay aunque no los haya señalado; pero esos todos los conocemos. Todos sabemos que si durante un periodo de veinte años (promedio de edad de nuestros alumnos), una persona jamás se ha atrevido a producir ni siquiera una palabra, mucho menos se atreverá a exhibirla con todo su cuerpo, esto es, salir al pizarrón. No obstante, puedo asegurar que el entusiasmo por el juego es sumamente contagioso, y que durante aquel trimestre ninguno de mis diez alumnos permaneció interne o inactivo. Puedo parecer además romántica y utópica; de una buena vez admitiré que lo soy. Pero ¿no construimos el mundo con base en utopías? Y puesto que hablamos de aprendizaje ¿no sería mejor aprender a inventar otros mitos? Siempre nos harán falta los mitos. ¿Qué tal una combinación del de Sísifo con el de Prometeo? O, mejor aún, inventar una nueva Altea, no ya la colérica altanera que arroja a su hijo al fuego, sino la que lo preserva en tizón para que él arda solo y sobreviva. Esa es mi propuesta. Fuentes Humanísticas. Número 5, segundo semestre de 1992 10 JOAQUINA RODRÍGUEZ PLAZA Nació en España, pero es mexicana por convicción, por exilio y por amor a esta tierra que le ha brindado su corazón. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica por la UNAM y tiene la Especialización en Literatura Mexicana del siglo XX por la UAM-A. Especialista en la literatura del exilio español, en la obra de Max Aub y en aspectos diversos de la práctica de la escritura. Es autora entre otras publicaciones del libro La novela del exilio español (1986) publicado por la UAM, de una Guía práctica para la redacción de informes científicos (1990) UAM-A y del libro de cuentos Crímenes para la beneficencia pública (1989) UAM-A. Actualmente es profesora del Departamento de Humanidades de la UAM-A. 11 ESCRITURA Y GRAMÁTICA Enrique López Aguilar* Las gramáticas Las primeras gramáticas occidentales aparecieron en Grecia bajo el formato de estudios fragmentarios sobre la lengua a través de algunos filólogos alejandrinos, entre ellos, Dionisio Tracio, autor de una Ars gramatica compuesta hacia el año 170 a. C., y Apolonio Díscolo, autor de una Sintaxis, en el siglo II d. C. Habría que esperar hasta el siglo IV de nuestra era para que aparecieran los primeros estudios sistemáticos de la lengua, en forma de tratados y gramáticas preceptivas. La intención de los filólogos alejandrinos fue, entre otras, la de entender y anotar los antiguos textos homéricos, cuya construcción y sentido parecían perderse con el paso de los siglos, fenómeno que hizo entender a los estudiosos griegos la noción de cambio e historicidad en la lengua: respecto a los lectores del siglo II a. C. muchas de las palabras que éstos leían contaban con seis siglos de antigüedad, pero, a su vez, las mismas se remitían a palabras o usos lingüísticos de cuatro siglos más atrás, lo cual equivale a decir que, en el siglo II a. C., se comenzó a tener la conciencia de una pérdida del significado de palabras, giros o construcciones de una obra que se había fijado en el siglo V a. C., "edición" que procedía de haber recogido por escrito, en el siglo VIII a. C., las muchas versiones y variaciones rapsódicas de los himnos homéricos con el fin de evitar más adiciones y variaciones al texto; por otro lado, ya para el siglo VIII a. C. las acciones narradas en esos himnos resultaban arcaicos, pues la guerra de Troya había tenido lugar hacia el siglo XII a. C. Con diez siglos de por medio entre la guerra de Troya y el sentimiento de ilegibilidad de los textos que historiaban dicha guerra, lo que, tal vez, los filólogos alejandrinos del siglo II a. C. no sabían era que el lenguaje homérico era artificial, pues no se correspondía con ningún dialecto hablado en la remota época de la guerra al tratarse de una suma artificiosa de muchas formas dialectales griegas del siglo XII a. C.; por eso, *Departamento de Humanidades, UAM-Azcapotzalco. 12 además del artificio de las formas métricas y retóricas, el de los juegos lexicales, gramaticales y dialectales complicó el desciframiento del texto antiguo. Fue en ese momento que, con el paso del tiempo y el concurso de varios autores, se establecieron diversas categorías sintácticas, morfológicas, semánticas, poéticas y retóricas que, a partir de entonces, se irían complejizando, a la par de su evolución, hasta llegar a nuestros días. Valdría la pena señalar que la lengua escrita sirvió de medida para entender los cambios y la evolución existentes en la lengua hablada, pero que los primeros trabajos gramaticales no fueron pensados para revertirse sobre la lengua escrita sino sobre la oral, ya que las gramáticas preceptivas del siglo IV ofrecían consejos y recomendaciones para ésta, no sólo porque géneros como los sermones se encontraban en boga sino porque eran muy pocas las personas que sabían escribir. Que las gramáticas posteriores al siglo IV hayan pretendido pasar de la descripción a la prescripción, puede sonar a conclusión lógica; que en las gramáticas normativas se perciba una suerte de valoración maniquea en la que los estilos "elevado" y "correcto" se opongan a los considerado ”bajo" e “incorrecto”, puede ilustrar la alarma de sus autores y una suerte de visión apocalíptica por la que tratarían de evitar la catástrofe final de una lengua (visión en la que también se revela una inconsciencia de la historia o la voluntad de inmovilizar a la lengua en un punto determinado de su evolución), pero lo que ya no resulta tan claro es la idea de que aprender gramática ayude al mejoramiento de la lengua escrita, sobre todo si se dirige a usuarios que ya han tenido una formación gramatical previa. Para esclarecer lo anterior, me referiré a dos relaciones relativamente cercanas en el tiempo entre gramática, didáctica de la lengua y conciencia de ilegibilidad de los documentos escritos de la misma. En el lapso que va del tiempo de las reflexiones de los primeros autores griegos hasta el de las que fabricaron Covarrubias y Nebrija en España, en el siglo XVI, lo que se percibe es una tendencia a la condición descriptiva de las gramáticas, pues pretendían fijar una serie de comportamientos de la lengua, ya fuera para entender obras del pasado, ya para contar con un instrumento de penetración de la ideología y los estilos de pensamiento de civilizaciones dominadas (el éxito de estos resultados puede medirse con la cantidad de catecismos en lengua indígena que sirvieron para infundir la doctrina cristiana en los aborígenes americanos, catecismos en los que puede observarse una "técnica" para ordenar el discurso castellano y traducirlo a una lengua extranjera, ya por medio de expresiones aborígenes materializadas en alfabeto latino, ya por medio de una combinación de dibujos y textos no castellanos escritos con grafías latinas). Esto 13 comprueba que la evolución de las gramáticas no ha dejado de estar matizada por la ideología, sin importar el grado de evolución de la lengua (aunque ya están probadas las relaciones entre la madurez lingüística de un pueblo y la aparición de un cuerpo "teórico", de carácter metalingüístico, que reflexione acerca de la lengua que lo produce), como ocurre con la aparición, casi simultánea, del Tesoro de la lengua española, de Covarrubias, y la Gramática, de Nebrija, a la que él consideró necesaria para agudizar una de las mejores "armas del Imperio", entonces en plena expansión, arma que no era sino la mismísima lengua que se había impuesto a las demás, dentro de la Península, para unificar el reino que Carlos V heredó de los Reyes Católicos. Debe agregarse el Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés, de indudable inspiración erasmista, al cuerpo "didáctico" que España produjo en el momento de la expansión de su Imperio: que tantas obras ilustres hayan aparecido en un lapso de tiempo relativamente corto, y que nociones de "arma" y "unificación" aparecieran relacionadas con la lengua castellana y el Imperio en las expresiones de Nebrija, no es algo accidental, sobre todo si se recuerda la dilatada guerra de Reconquista emprendida en territorio español desde el siglo VII y concluida exitosamente con la reconquista de Granada en 1492, además de la progresiva expulsión de judíos y árabes, poco tiempo después: a la unificación territorial de España, siguieron la política, la religiosa y la lingüística, cobijadas bajo los eficaces y vigilantes mantos de la Corona y la Iglesia. Una de las novedades españolas durante el Renacimiento sería la de su conciencia lingüística para dilatar al Imperio; que Grecia y Roma hayan tenido esa sospecha, queda sugerido en el hecho de que, por razones políticas y comerciales, el dialecto ateniense se impusiera en toda Grecia, lo cual formó la mal llamada koiné en la península griega; o en la prohibición del uso de la lengua griega en Roma, en el siglo II a. C., en la época de Catón, más por razones morales que políticas, pues Grecia nunca dejó de influir notablemente en Roma y ésta nunca tuvo un proyecto de expansión lingüística tan coherente como el demostrado por España durante los siglos XV y XVI. El hecho es que la visión "didáctica" de España resultó insólita en el panorama de las potencias políticas emergentes: la penetración lingüística del Imperio debía apoyarse en herramientas adecuadas que la ayudaran a enseñar sus peculiaridades a usuarios de otras lenguas, dominadas o en competencia con la Península, como el francés o el inglés; así, las relaciones entre gramática y didáctica se establecen a través del sustantivo "posesión": poseer la lengua dominante mediante estudios sistemáticos de la misma para poseer, penetrar y cooptar un territorio conquistado a través de la enseñanza 14 adecuada y rápida de la nueva lengua, lo cual redundó en la hispanización lingüística de los territorios conquistados en menos de un siglo, fenómeno que deja entender la profundidad con que la reflexión metalingüística de los gramáticos apoyó la dispersión de la lengua castellana en un área geográfica desmesurada. No sé si valga la pena anotar que la mayoría de los esfuerzos didácticos de este momento de la lengua española no se dirigía a la capacitación de escribientes de la misma; en todo caso, después de algunos intentos utopistas como el de los franciscanos de la Santa Cruz de Tlatelolco, el esfuerzo se dirigió a enseñar la doctrina cristiana y a formar hispanohablantes. En el siglo XVIII, el espectro del cambio lingüístico regresaría a Occidente por la vía de la ilegibilidad de los textos de los clásicos españoles de los siglos XV, XVI y XVII, cuyos giros y expresiones de lenguaje se estaban volviendo oscuros. Esta percepción coincidió con la aparición de un claro proyecto de normatividad, fruto, en castellano, de la irrupción de las Academias durante el siglo XVIII; los gramáticos españoles de ese siglo, transidos por el fervor racionalista y neoclásico, quisieron fijar, pulir y dar esplendor a una lengua que ya comenzaba a sentirse extraña de Cervantes y Góngora, y dos de sus productos siguen siendo agradecibles: el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y el Diccionario de Autoridades, editado en 1737. Este último fue el resultado del distanciamiento entre la lengua castellana del siglo XVIII y la que usaban los escritores de los siglos precedentes; para evitar la ilegibilidad, los académicos de la lengua decidieron establecer los diversos sentidos en que una palabra había sido empleada por un escritor, así como los contextos en los que dicha palabra aparecía. Así, el Diccionario de Autoridades dio cuenta de un momento de la lengua en vías de desuso a través de sus fuentes escritas, mientras que el segundo diccionario, por la vía normativa, trató de fijar y prevenir aquello que el otro evidenciaba: para evitar desvíos, pérdidas y salidas de madre del gran cauce lingüístico peninsular, quiso pulir y esplender a los hablantes mediante la anotación de un corpus que evitaría la dispersión. Desde luego, la materia prima de ese corpus eran los madrileñismos y cuanto se considerara "castizo", para oponerla a americanismos y otros usos vergonzantes y perjudiciales al Imperio en agonía. El Neoclasicismo heredaría a muchos sectores de la posteridad la idea de que la gramática y los diccionarios sirven para normar el uso de una lengua y para aprender a usarla “correctamente”. Después vinieron aires nuevos y actitudes más renovadoras frente al fenómeno lingüístico: pasando por Andrés Bello y Rufino José Cuervo, por Saussure, estructuralistas y deconstructivistas, por modernos y posmodernos, jakobsonianos y 15 chomskianos, la historia de las gramáticas y los diccionarios parecía seguir oscilando entre describir para entender o la de normar para seguir entendiendo una lengua, aunque el surgimiento de la lingüística moderna atemperó muchas de las viejas actitudes frente al lenguaje, dando a la gramática y los diccionarios un valor relativo frente al absoluto que antes tenían. En lo que concierne a la enseñanza de la gramática en las escuelas mexicanas como estrategia para reforzar el aprendizaje de la lengua materna, si bien el recurso tiene fuertes resabios positivistas, su concepción puede remontarse a la idea medieval de la universidad, donde la gramática y la retórica, junto con la dialéctica, eran las materias propias del trivium. Por otro lado, después de la Revolución Mexicana, la gramática siguió empleándose como recurso para perfeccionar el aprendizaje del castellano en las primarias y secundarias, al tiempo que se lanzaban las numerosas cartillas de alfabetización para abatir el elevado porcentaje de analfabetas en el país. En ambos casos, el papel de la gramática fue el de dar infraestructura teórica a todo aquello que aprende un usuario en proceso de formación (e información) acerca de la lengua en que se le está adiestrando. La escritura En el contexto de estas notas, no tendría más que decir respecto a las relaciones entre gramáticas normativas y preceptivas y la enseñanza de la lengua en los niveles básicos, si no fuera porque, en algunos niveles universitarios, se sigue empleando la enseñanza de la gramática (la misma que el alumno ya aprendió, mal recibió o padeció entre la primaria y la preparatoria) como apoyo para los programas de las materias de Redacción. Si estas materias han comenzado a llegar a los planes de estudio de licenciaturas y de algunos posgrados, se debe a que algo ha funcionado mal en la enseñanza del lenguaje desde los niveles básicos, desde la reforma educativa de 1970, desde el disparamiento demográfico posterior a 1968, desde el crecimiento incontrolable del número de alumnos en clase y desde la caída del valor real de los salarios después de 1973... sin embargo, la detección del problema (que un elevado porcentaje de los aspirantes a una licenciatura posea una lengua escrita deficiente) no se soluciona con más de lo mismo (más gramática). A través de la historia de las relaciones entre gramática y lengua escrita, lo que se puede observar es que ésta ha servido como documento que constata la evolución de la lengua al quedar "fija" en un momento de su 16 evolución: ocurrió en la Grecia posterior al siglo de Pericles y ocurrió en la España ilustrada; por otro lado, la gramática casi siempre ha tenido un valor didáctico para ayudar a la posesión del canal hablado del lenguaje: ocurrió desde el nacimiento de las gramáticas preceptivas, en el siglo IV; ocurrió en la España imperial del siglo XVI y sigue ocurriendo en el México contemporáneo en los niveles básicos de enseñanza. Lo que no había ocurrido es que se creyera que la misma gramática que ha fatigado al usuario entre los seis y los dieciséis años, vuelva a emplearse entre los dieciocho y los veinte para ayudarlo a mejorar su redacción en el nivel de la enseñanza superior. No sé si se ha medido el impacto de los cambios ocurridos en los programas de Español entre primaria y preparatoria desde 1970, en los cuales se introdujo una nueva manera de escribir (letra de molde contra letra Palmer) y terminología nueva, más acorde con los signos de los tiempos, así como formas de análisis gramatical novedosas y complicadas. De manera empírica, se puede decir que los resultados están a la vista: crisis en el desempeño escrito de los egresados de ese sistema, que alcanza a los estudiantes de licenciatura y a los egresados de las mismas. Para muchos alumnos y exalumnos que han vivido esa reforma educativa en los niveles básico y medio, la decisión pareció el efecto de una puesta al día por la que era necesario adoptar el formato de alguna de las escuelas en boga, así como el aprendizaje de terminología y análisis que permitiera el control grupal a través de la constatación de que las materias de Español y Redacción son tan arduas como las Matemáticas. Como en una licenciatura no especializada en Letras o en Lingüística es imposible llevar los análisis gramaticales hasta los niveles en que el alumno pueda entender el sentido de los mismos a través de una visión teórica y analítica más amplia y estructurante, lo que va quedando en las materias redaccionales universitarias (casi siempre impartidas a alumnos que no tienen que ver con la literatura ni con la lingüística) es la sensación de que se trata de un denso recurso remedial en el que la gramática no es más que eso: el último mertiolate conceptual que detendrá la voracidad del cáncer en el lenguaje escrito de los alumnos. Habría que preguntarse si, para aprender a escribir o para corregir los defectos redaccionales del alumnado, en el nivel de enseñanza superior, sirve de algo repasar la contundencia de que el orden gramatical en español es de sujeto-predicado, de que la adecuada relación entre núcleos, modificadores directos e indirectos, nexos, verbos y los modificadores de objeto directo, indirecto y circunstancial, produce textos la mar de cristalinos y comunicantes; habría que preguntarse si el alumno será capaz de meterse en el meollo de su ya distraída 17 cabeza todas las categorías morfosintácticas y léxico-semánticas del caso, o si eso le servirá de algo para redactar mejor sus textos, como si cada usuario del lenguaje escrito tuviera una suerte de ente superyoico que le estuviera dictando: "ahora, remata esta frase predicativa con un eficaz modificador de objeto indirecto para, con un inesperado giro de nexo subordinante, proseguir con una rítmica serie de oraciones coordinadas y, Voila!, habrás concluido un bello párrafo con tres oraciones principales, cada una de las cuales congrega a su alrededor el prodigio armonioso de tres coordinadas, siete subordinadas y una yuxtapuesta". Es cierto que los nexos y la puntuación se encuentran relacionados con los niveles coordinante y subordinante de las oraciones en un párrafo, pero, ¿también será cierto que hay que aprender (o recordar) gramática, otra vez, para puntuar y emplear eficientemente los nexos en un texto personal o técnico? Debe recordarse que, en el nivel universitario, los alumnos ya poseen una competencia mínima para el desarrollo de su canal hablado del lenguaje, aunque en el caso del canal escrito sea más propio hablar de un desnivel; desde luego, creo que la gramática sí puede ser necesaria para apoyar la adquisición de recursos para mejorar un texto escrito o para aprender a autocorregirlo, pero quien debe saber gramática es el maestro, no el alumno, ya que el docente deberá intervenir fundamentadamente para explicar por qué un texto se encuentra mal redactado o no. Las razones para hacerlo así son casi obvias: el alumnado suele dirigirse a carreras de áreas no lingüísticas, el tiempo para impartir esos cursos es proporcionalmente corto y los cursos terminan funcionando como talleres. Vista así, la inserción de la gramática teórica en los cursos de redacción universitaria termina pareciéndose al caso de un médico que, para curar el cáncer de un paciente, le explicara durante largas sesiones los orígenes, la anatomía, la química y la patología del mismo, en lugar de intervenir activamente en su curación. Para ir acotando estas reflexiones, ejemplificaré con la producción textual de un alumno de la carrera de Administración de la UAM-Azcapotzalco, durante su primer trimestre de estancia universitaria (por lo mismo, cursaba la materia de Redacción, en el Tronco General de Asignaturas). Debo aclarar que, de acuerdo con el programa de la materia, el alumno ya había recibido una cuota conceptual por la que había vuelto a saber qué era un sujeto y un predicado, un modificador, un nexo, un núcleo... El texto debía ser la reseña de una película, La última locura del Zorro, simple y llana, como pocas; el siguiente párrafo es la "síntesis" del argumento aunque, más bien, se trata de 18 una perla con casi todos los problemas abordados durante un curso de Redacción: mala ortografía, problemas de puntuación y de nexos, anacolutos y dispersión conceptual... La última locura del Zorro. Es una película la cual pretende sobre decir por su buen humor, tiraniza a la gente más tonta aunque el héroe no es más que más listo, puesto que hay ecenas en las que el heroe se pasa de listo como en la primera ecena en la que al estar, con una mujer en la cama y aparece su esposo con sus cinco hermanos y combatir con ellos efectuando una retirada en la cual le esperaba un carrvase; al igual que cuando aparece por primera vez de zorro en la fiesta en la que ridiculiza a todo mundo, y claro ésta que no podría faltar la precensia de ella refectua locuras como la obtención del collar, y también se conto con la presencia de los bellos, el que realizaba ael amor, con su esposa doce veces al año, pero en una sola noche todas las veces y el heramano del héroe, el otro, zorro que se vestia de verde, de guinda, de pardo etc el cual salva finalmente al zorro vestido de negro que con la ayuda del oso, perro, castor, o lo que sea que era su amigo inseparable el mudito que era el que descubria dos que tres cosas importantes, y, sin faltar la loca que era la esposa de el que simepre estaba deseosa de hacer el amor, con insinuaciones al héroe. El texto es más ilegible que Hornero y Cervantes para sus respectivas posteridades lingüísticas, aunque se trate de una redacción completamente escolar y casual. Lo que el alumno revela a través del ejemplo anterior es una muy inadecuada competencia lingüística en el canal escrito (que un curso remedial de gramática no podrá solucionar), o trastornos neurolingüísticos (que un curso de redacción, lo mismo). ¿Cómo ingresó ese alumno a una licenciatura? ¿Habrá concluido su carrera? Ambas respuestas son un misterio para mí, aunque alcanzo a vislumbrarlas. La capacitación del autor del texto anterior y su capacitación para desembrollarlo, superan el mero adiestramiento estructural acerca de las relaciones gramaticales, puesto que conocerlas no produce a un redactor capacitado (¿cuántos alumnos de los cursos superiores de Español en la Facultad de Filosofía y Letras tienen una redacción incomunicante a pesar de sus cursos gramaticales?). Aceptando que un caso de estos pudiera resolverse con paciencia, dedicación (y sin gramática "teórica"), cuando alguien sugiere que los ejemplos literarios pueden servir como un modelo para evitar calamidades textuales (casi siempre, menos graves) como la ejemplificada, me froto los ojos, reviso los modelos de la literatura contemporánea, los disfruto enormemente y, luego, me digo: ¿esto, de 19 veras, podrá ser un modelo redaccional en un nivel de licenciatura, que busca eficiencia y claridad en los comunicados de sus alumnos (entendiendo que ellos egresarán de carreras que no son, necesariamente, humanísticas)? Así, leo el siguiente ejemplo, y vuelvo a quedarme sin respuestas: Usted se levantó y la seguiste a unos pasos, esperaste que se tirara al agua para entrar lentamente, nadar lejos de ella que levantó los brazos y te hizo un saludo, entonces soltaste el estilo mariposa y cuando fingiste chocar contra ella usted lo abrazó riendo, manoteándolo, siempre el mismo mocoso bruto, hasta en el mar me pisás los pies. Jugando, escabulléndose, terminaron por nadar con lentas brazadas mar afuera; en la playa empequeñecida la silueta repentina de Lilian era una pulguita roja un poco perdida.1 La primera reacción alarmada ante el carácter "ejemplar" de este fragmento de Julio Cortázar es que la expresión "usted se tendió a tu lado" (que es el título del cuento) resulta inconsecuente e inconcordante, pues el uso exige que se resuelva en "usted se tendió a su lado" o "tú te tendiste a su lado", y no hay más, sobre todo si nos salimos del entorno literario para enfrascarnos en la prosa cotidiana, pragmática y funcional, que es la materia prima de los cursos de redacción. Desde luego, cuando el lector de Cortázar comprende que el uso del "tú" y del "usted" diferencia, desde el punto de vista narrativo, a los dos protagonistas (Roberto, el hijo adolescente, es apelado con el "tú"; Denise, la madre adulta, con el "usted") y que ambos pronombres personales se intercambian en el cuento al gusto del escritor argentino para irlos designando, ese lector también comprende que el cuento de Cortázar difícilmente podrá emplearse como un modelo de redacción universitaria, aunque sí lo puede ser en uno de estilística, de preceptiva y retórica, o de narrativa del siglo XX. A partir de lo anterior y de la certidumbre de que el canal de la lengua escrita es distinto al de la hablada, las modestas proposiciones de este trabajo son: 1) la gramática es un apoyo decisivo para explicar casos dudosos de corrección o revisión redaccionales, pero su aprendizaje no garantiza la producción de textos cuya eficiencia se mida por la comunicabilidad de los mismos; 2) la gramaticalidad debe ser parte de la competencia lingüística de un hablante, no la conciencia superyoica que vigila paso a 1 Julio Cortázar, «Usted se tendió a tu lado» [Alguien que anda por ahí] en Cuentos completos (19691982). Vol. 2. 6°. ed. Alfaguara, México, 1995. p. 141 (Col. Unesco de Obras Representativas, Serie Iberoamericana). 20 paso, con una conciencia estructural permanente, la manera como se construye un texto; 3) en el nivel universitario, donde los alumnos poseen, bien o mal, una estrategia lingüística más o menos hecha (por lo menos, en el ámbito de la lengua hablada), el repaso de las categorías gramaticales suele ser fuente de confusión o ineficiencia pedagógicas, no del éxito redaccional: debería tenerse el discernimiento de que los cursos de redacción son el equivalente de los de conversación, y que la manera como opera la gramática en éstos es parecida a como debiera funcionar en aquéllos, es decir, como el sustrato previo del que se derivan los ejercicios orales y escritos de una lengua, no como su modelo; 4) los modelos literarios resultan calamitosos para la enseñanza de la redacción, pues la literatura es, en esencia, la ruptura de los modos usuales de comportamiento lingüístico de una comunidad, no obstante que los refleje y los incluya: la literatura no es la norma lingüística de un grupo, sino su deslumbrante excepción, su estética anormalidad: un conjunto de peras en el olmo desapacible y abigarrado. Fuentes Humanísticas. Número 19, segundo semestre de 1999 ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR Narrador, poeta y ensayista nacido en la Ciudad de México, el 19 de enero de 1955. Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas y estudió la maestría en letras mexicanas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente es profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco (UAM-A). Ha colaborado en Revista de la Universidad de México, La Palabra y el Hombre, Casa del Tiempo y Revista Mexicana de Cultura. Parte de su obra ha sido incluida en antologías y traducida al alemán. 21 DESARROLLO DE HABILIDADES ARGUMENTATIVAS EN LENGUA ESCRITA Gloria Cervantes* En el marco de la investigación educativa, la constante revisión, el análisis y la evaluación de la currícula universitaria han marcado actualmente la necesidad de conocer con certeza el perfil académico de los alumnos que ingresan y egresan cada ciclo escolar, a fin de contar con datos confiables que retroalimenten los planes institucionales en lo relativo a conocimientos y habilidades. El desarrollo de las habilidades discursivas en estudiantes que cursan la licenciatura, es un problema que hasta hoy no ha sido documentado suficientemente en las instituciones de nivel superior;2 a pesar de constituir el uso del lenguaje, uno de los índices que con mayor frecuencia se toma en cuenta para ponderar el rendimiento escolar y el desempeño profesional.3 Para iniciar la discusión en este campo de manera que nos provea de los datos claves para sistematizar el estudio de este problema, se puede empezar por seleccionar una acción discursiva en particular, que por su relevancia sea fundamental para la vida académica y profesional. La idea de explorar la competencia argumentativa de los estudiantes resulta ser un tópico que puede proyectar expectativas importantes tanto para observar el manejo que aquellos hacen de la lengua oral y escrita, así como para indagar las dificultades que enfrentan en la comprensión de textos. Esto sin descartar las implicaciones que las nociones argumentativas tienen para el desarrollo de las capacidades de razonamiento verbal de los alumnos. * UAM-A, Departamento de Humanidades. 2 De acuerdo con los datos de Adrián de Garay en la presentación del proyecto de ANUlES sobre Perfil de los estudiantes de Educación Superior, 1998. 3 Criterio de la Comisión encargada del diseño de estrategias para mejorar las habilidades de comunicación. (expresión oral y escrita) Reflexiones sobre la docencia. UAM, junio, 2000. 22 1 Presupuestos teóricos 1.1 El estudio de las habilidades discursivas puede situarse, en primer término, en el estudio de los procesos del habla (F. de Saussure), de la actuación en términos de N. Chomsky y de la lengua en uso (T.Van Dijk); es decir, en el plano de la acción lingüística. Si el habla es la suma de las realizaciones individuales de la lengua, según Saussure (1969: 65), la actuación es para Chomsky, la conducta lingüística o uso real del lenguaje (1974: 7) y los actos de habla, en la interpretación de Van Dijk (1990: 47), se refieren a la lengua en uso (1990: 47); entonces, es en el plano de la lengua en proceso, donde se pueden observar las diferentes manifestaciones del discurso con fines de descripción y análisis. Una de las formas discursivas fundamentales es la argumentación, considerada como una de las modalidades más complejas de la actuación verbal. Poseer las habilidades para comprender o producir argumentos, no es sencillo para un hablante; sus alcances discursivos dependen no solamente del grado de conocimiento que tenga de la lengua (Competencia lingüística Chomsky 1974: 7), sino también de un conjunto de saberes y acciones que ha sido llamado globalmente competencia textual. Esta puede definirse, de acuerdo con Sánchez Camargo (1998: 274), como: la habilidad de comprender, producir, y utilizar eficientemente, los diversos tipos de textos que son relevantes para la actuación social en una cultura dada. Por lo anterior, podríamos suponer que el desarrollo de las habilidades argumentativas (HA) es una forma de la adquisición de la competencia textual, y está relacionado muy de cerca con los procesos de adquisición de los géneros discursivos formales e informales; fijos o en construcción. 1.2 La argumentación como acción comunicativa El estudio de la argumentación puede plantearse desde la teoría de la acción comunicativa formulada por J. L. Austin y J. Searle (1971); desarrollada posteriormente por J. Habermas (1981), H. P. Grice (1975), E. Benveniste (1974), A. Greimás, (1982) S. Schmidt (1983) y Van Dijk (1987), principalmente. El concepto de actividad comunicativa fue introducido a partir de los trabajos preliminares de S. Schmidt (19695 como una categoría fundamental de la lingüística orientada a la comunicación. Hablar un lenguaje es tomar parte de una forma de 23 conducta gobernada por reglas (Searle; 1971:25), al realizar actos de habla, actos tales como hacer afirmaciones, dar órdenes, hacer preguntas, promesas, etcétera. La producción de una frase dada, bajo ciertas condiciones, es un acto de habla y los actos de habla son las unidades básicas de la comunicación lingüística. Por definición, de acuerdo con Searle, un acto de habla es un enunciado E (nivel locutivo) que un hablante H emite con una intención FI (nivel ilocutivo) para influir en el comportamiento del oyente O (nivel perlocutivo),4 Tal definición5 puede formularse así: HFIEO en donde FI es la fuerza ilocutiva (intencionalidad). En razón de este componente ilocutivo, Searle denomina a estos actos, actos ilocutivos o ilocucionarios. Dado que la argumentación puede entenderse, según esto, como una acción lingüística, nos situamos en el terreno de los actos de habla para analizar cómo un hablante argumenta con una intención específica y espera influir sobre el oyente a través de sus enunciados. Frans Eemeren en Actos de habla en discusiones argumentativas (1985: 25) señala: La argumentación se define como un acto de habla complejo, formado por un conjunto de enunciados articulados de una manera particular con una opinión expresada que se relaciona con el acto de convencer. El acto ilocucionario de argumentación no se identifica plenamente con el enunciado, propuesto en la definición de Searle, arriba mencionada. No está en relación de uno a uno, en el nivel de las oraciones individuales; sino en la combinación de oraciones ordenadas en una secuencia. Esto significa que la correspondencia uno a uno entre las unidades funcionales y lingüísticas, se halla en el nivel textual y el argumento por sí mismo, es tomado como un todo. Es por esto que Eemeren considera los actos jlocucionarios como las unidades más grandes de los usos del lenguaje. Con un punto de 4 Una definición alternativa del concepto es la que propone E. Roulet: Acto de habla es un enunciado integrado por un contenido proposicional al que se le aplica una fuerza ilocutiva. E = F (P). L articulation du discours en francais contenporain.' Berne, Lang, 1985. 73. Por su parte, J. Dubois enfatiza el nivel pragmático en su definición: Se llama acto de habla a la utilización del lenguaje como una acción y no solamente como un mensaje. Diccionnaire des linguistique el des sciences du langage, Paris, Larousse, 1994, p. 14. 5 Una explicación elemental de los niveles locutivo, ilocutivo y perlocutivo, señala que el nivel locutivo es el nivel de la emisión; el ilocutivo se refiere a la intencionalidad del hablante y el perlocutivo condensa los efectos sobre el oyente. J. Lozano. "La acción discursiva" en Análisis del Discurso. México, Rei, 1989. 167. 24 vista semejante, T. Van Dijk (1978: 66) les llama macroactos de habla unidades globales con funciones que van más allá de la oración y que requieren para ser descritas una macrosintaxis y, por lo tanto, una macrosemántica. La teoría diálógica de la argumentación de F. Eemeren considera la argumentación como una parte de una discusión entre los usuarios de la lengua para resolver disputas acerca de una opinión expresada. La noción de argumentación que se ha conocido tradicionalmente, es monológica, proviene de la estructura formal de la lógica en la que las premisas y la conclusión integran un argumento. En la lógica dialógica, la opinión expresada toma el lugar de la conclusión y las premisas del monólogo se convierten en las hipótesis del oponente de la opinión expresada en el diálogo lógico. En la argumentación moderna se puede apreciar más libertad en el orden de presentación de las premisas y la conclusión, que puede ser inverso y el número de premisas puede ser mayor. Eemeren en su propuesta toma la hipótesis central de Searle que enuncia que la semántica de una lengua puede ser observada como una serie de sistemas de reglas constitutivas y de actos ilocutivos que son actualizados de acuerdo con aquellas reglas constitutivas. En el caso de la argumentación, la actualización de los actos ilocutivos está limitada no sólo por intenciones sino por convenciones semánticas. Eemeren define la argumentación como una acto de habla complejo; por una parte, porque su enunciación corresponde a una secuencia de oraciones y, por otro lado, por su carácter dialógico. En ella reconoce dos aspectos determinantes: aspectos comunicativos y aspectos interaccionales, es decir un argumento no sólo tiene propósitos comunicativos sino también interaccionales. Los aspectos comunicativos de la lengua son expresados en el intento de producir efectos ilocutivos, los aspectos interaccionales para intentar efectos perlocutivos. La idea de incluir el componente pragmático en esta descripción de la argumentación como acción lingüística, nos permitirá contestar preguntas como éstas: ¿Qué tipos de actos de habla ocurren en la cultura académica que priva en la universidad? ¿Es la argumentación un acto de habla habitual e imprescindible en el salón de clase? ¿Cuáles son las reglas que determinan en qué condiciones estos actos de habla de discusión son apropiados en relación con el contexto en cual se utilizan? ¿Qué noción de argumentación se utiliza en el aula, monológica o dialógica? 25 1.3 Interacciones en el salón de clase El desarrollo de las HA puede analizarse también a partir de los procesos comunicativos que ocurren en la escuela, entendida ésta como una red de comunicación, un nexo de contextos interpersonales para el uso del lenguaje. La estructura de la institución quedará guardada en el lenguaje, en los diferentes tipos de interacción que se producen y en los registros lingüísticos asociados a ellos. En este sentido, la escuela funciona como un grupo social dentro de un contexto social discernible, que es una comunidad lingüística, (Halliday; 1986: 295) por lo que habrá pautas de lenguaje en uso, propias de ella. La relación entre el personal docente y los alumnos es esencialmente una relación verbal. La comprensión del uso institucional del lenguaje es todavía más esencial en la escuela que en otras instituciones. 1.4 Problemas de estudio En este contexto, una pregunta de estudio puede formularse del siguiente modo: ¿Qué condiciones discursivas pueden propiciar el desarrollo de la argumentación en el salón de clase? La hipótesis que se intenta probar enuncia que: Si se visualiza la escuela como una red de comunicación efectiva y se propician las interacciones en el salón de clase, los alumnos desarrollarán las habilidades argumentativas. Para iniciar la discusión de este problema de estudio, se propone primeramente un Paquete de Habilidades Argumentativas en el marco de un modelo de aprendizaje y posteriormente se analizan aspectos interaccionales en el salón de clase que pueden ser determinantes para el desarrollo de la competencia textual. 2 Habilidades argumentativas en la lectura 2.1 Si aceptamos en esta discusión que puede haber un desarrollo de las HA y que éste puede llevarse a cabo en un entorno de aprendizaje formal, estamos entendiendo el aprendizaje como un proceso abierto en sentido constructivista. Esta afirmación tiene 26 implicaciones en varias direcciones.6 En el aspecto pedagógico, la concepción constructivista del aprendizaje se sustenta en la idea de que la finalidad de la educación es promover los procesos de crecimiento personal del alumno en el marco de cultura del grupo al que pertenece. Eso sólo se logra a través de su participación en actividades intencionales, planificadas y sistemáticas. (Díaz Barriga, 1998: 15). Los principios del aprendizaje constructivista son: - El aprendizaje es un proceso constructivo interno, autoestructurante, - El grado de aprendizaje depende del nivel de desarrollo cognitivo, - Punto de partida de todo aprendizaje son los conocimientos previos, - El aprendizaje es un proceso de (re)construcción de saberes culturales, - El aprendizaje se facilita gracias a la interacción con los otros, - El aprendizaje implica un proceso de reorganización interna de esquemas (véase Díaz Barriga; 1998: 17), Por las características del modelo constructivista que hemos mencionado, encontramos que es factible propiciar el desarrollo de las HA en un marco de aprendizaje de tal orientación. Actualmente se sabe, gracias a los datos experimentales,7 que tales habilidades pueden desarrollarse gradualmente e ir marcado cambios importantes en la competencia textual de los alumnos, de tal modo que un lector novato puede llegar a ser un lector experto, si se desarrollan en él las habilidades, hábitos y creencias que le proporcionen situaciones de lectura más gratificantes y productivas. 6 En el marco de la neurolingüística, José Marcos Ortega habla de la plasticidad cerebral como la capacidad que tiene el cerebro de adaptarse a nuevas situaciones y aprender. "Neurofisiología de la lectura" Tercer Congreso Nacional sobre Textos Académicos. BUAP, 14 de abril 2000. 7 Estudio de caso. Desarrollo de habilidades argumentativas: Trabajo exploratorio. 20. Congreso Nacional sobre Textos Académicos. UAT. Marzo 17 de 1999. Un género es una actividad determinada por etapas, orientada a una meta en la cual los hablantes se comprometen como miembros de una cultura. John Swales en Genre Analysis, Cambridge, University Press, 1990. 12. 27 2.2 Paquete de habilidades argumentativas en la lectura Para sistematizar las etapas en el desarrollo de las HA hemos construido un paquete de habilidades organizado en tres niveles: el nivel inicial textual explorativo; el nivel intermedio al que hemos llamado lógico-argumentativo y el nivel más complejo denominado meta-argumentativo. Primer nivel: textual explorativo 1 Distinguir entre un texto informativo y un argumentativo. (Distinción de géneros) 2 Reconocer argumentos en un texto (Marcas textuales marcadores de premisa, de conclusión, de refutación, de concesión; verbos de opinión, marcas de enunciador). 3 Identificar en un texto quién argumenta (Voz o voces de los enunciadores, polifonía). 4 Ubicar la argumentación entre las acciones discursivas (Actos de habla). 5 Saber de qué elementos consta un argumento (Estructura). Segundo nivel: lógico-argumentativo 6 Captar las opiniones del argumentador. 7 Comprender los razonamientos subyacentes. 8 Considerar los contraargumentos. 9 Identificar las concesiones. 10 Evaluar la coherencia de las premisas y la conclusión. 11 Internalizar las estrategias argumentativas. Tercer nivel argumentativo 12 Identificar la estrategia discursiva. 13 Deducir el orden de exposición. 14 Determinar el tipo de argumentos empleados: informativo, expresivo, directivo. 15 Evaluar la pertinencia de las explicaciones, ejemplos y analogías. 16 Distinguir la función de los recursos retóricos y metarretóricos. 17 Evaluar el alcance deductivo de las inferencias. 28 18 Inferir desde qué mundos posibles se genera el texto. 19 Determinar qué esquemas y conocimientos previos permiten al lector comprender el texto. 20 Deducir qué líneas ideológicas subyacen al contenido del texto. 21 Determinar qué ejes axiológicos estructuran la argumentación. 22 Reconocer en el texto referentes intertextuales que apoyan la argumentación. 23 Valorar la lógica argumentativa del texto. 24 Precisar la fuerza ilocutiva de los argumentos. 25 Constatar los efectos perlocutivos de la argumentación expuesta. Estos tres niveles de habilidades coinciden cercanamente con los niveles convencionales de lectura: lectura explorativa, lectura selectiva y lectura crítica o interpretativa. La forma de aprender estos niveles argumentativos en la lectura consiste básicamente en el método dialógico, mediante el cual el profesor interactúa activamente con los estudiantes; observando, analizando y discutiendo textos en el salón de clase, al mismo tiempo que activa su capacidad metalingüística y ayuda a dar los primeros pasos hacia una competencia textual consciente. De la importancia del diálogo y las interacciones en el salón de clase, se ocupa la parte final de este trabajo. En esta última parte de la discusión se examina cuáles son las condiciones en las que los estudiantes desarrollan las habilidades discursivas en el aula. Para ello es necesario considerar todo lo que se pone en juego en un salón de clase, especialmente en lo tocante a los aspectos comunicativos y cognitivos. Para dar cuenta de los procesos que ocurren en el salón de clase, utilizamos el modelo sistémico -funcional de tradición etnográfica de Michael Halliday (1986). Esta línea de investigación se ha centrado en los últimos tiempos en proponer una teoría de los géneros,8 fuera del énfasis de los conceptos tradicionales de estructura formal, y describir en qué contextos de uso se producen los textos académicos. Para Halliday la construcción de la realidad de cada alumno está expresada por el lenguaje en forma determinante, de este modo podemos observar en los alumnos, diferencias más que deficiencias. En esta perspectiva no se 8 Un género es una actividad determinada por etapas, orientada a una meta en la cual los hablantes se comprometen como miembros de una cultura. John Swales en Genre Analysis, Cambridge, University Press, 1990. 12. 29 enfatiza lo correcto, sino cómo funciona la lengua en lo real y en un contexto. La lengua en tanto sistema, es entendida como un potencial de significados, utilizados en diversos contextos y la gramática, por su parte, como un conjunto de recursos para organizar la experiencia. En la escuela funcionalista, la adquisición de los géneros juega un papel primordial en el desarrollo de la competencia textual. Michele y Colin Lankshear (2000), proponen que para propiciar el conocimiento de diversos tipos de textos, el aprendizaje en el aula debe organizarse a partir de actividades ancladas en la vida de las comunidades, es decir, anclar el aprendizaje en los discursos de la vida social, ya que cualquier discurso es producto de la colectividad. La escuela debe estar al tanto de lo que sucede afuera y propiciar que los alumnos conozcan y comprendan los géneros que les permitan actuar en sociedad a través de actividades contextualizadas. La gente que comprende los géneros, sabe que son instrumentos poderosos en cualquier cultura, son formas de tener poder y efectividad social. Su hipótesis radica en que si se les da a los estudiantes el conocimiento de discursos poderosos se expandirá su potencial de significación. Ello les dará mayor libertad de acción, ya que la adquisición de géneros es la adquisición de una serie de acciones. Los fuertes -aquellos que manejan géneros- tienen poder porque pueden autodefinirse, tener un espacio físico y trabajar. Definen las relaciones sociales con sus iguales, pero también tienen un espacio discursivo para manejar y controlar sus asuntos. (Lankshear; 2000) Por otra parte, estos autores señalan la necesidad de ir más allá del síndrome de las proformas (estructuras formales) e incorporar conocimientos socioculturales al aprendizaje. En nuestro contexto y para referirnos a nuestra discusión, un estudiante podría mostrar y explicar en el salón de clase, las estrategias para convencer a sus clientes en el pequeño negocio de tenis que atiende en Tepito: Cuáles son sus tácticas, cómo habla a los clientes, qué les dice, qué lenguaje gestual acompaña sus intervenciones, qué objeciones ponen los clientes, en qué tono se expresa, cómo negocian el precio; cómo se da la interacción en general. Esto representaría una lección auténtica porque un hablante, comerciante, en este caso, que se enfrenta cotidiamente a este tipo de interacciones y de ellas depende su sobrevivencia, puede contribuir a corporizar el discurso argumentativo, aplicado a una acción transaccional como es vender. Como podemos observar en el ejemplo anterior, la adquisición de un género es la adquisición de una serie de acciones, actividades contextualizadas y corporizadas a 30 través de las cuales el hablante crea espacios de discurso. Mostrar cuál es el uso del lenguaje que la gente llevaría a cabo para encontrar maneras de obtener ventajas y lograr la ganancia propia, es a todas luces importante. Pero no todo se queda en el terreno de lo pragmático, sino también es indispensable conocer las herramientas conceptuales que permiten examinar por qué un género no funciona y su utilización es débil por parte del hablante. ¿Cuáles son los modos de operación de los fuertes en la sociedad?, ¿Cuáles son las prácticas más poderosas de las actividades discursivas? En este marco, la escuela no debe ser un banco de datos, la educación debe estar conectada orgánicamente a las comunidades y enseñar qué es lo que cuenta como práctica madura en la sociedad. El énfasis en enseñar los géneros discursivos como estructura formales no coincide con el mundo exterior en el que se aprecia la esfumación de los géneros dando lugar a un collage de acciones discursivas en el que se mezclan, se combinan y se crean cosas nuevas. Siendo la argumentación uno de los géneros poderosos en términos de Lankshear, para actuar con efectividad en la sociedad, por qué, en nuestro entorno, es hasta en el nivel educativo superior, cuando se plantea la exigencia de que los estudiantes sepan argumentar. Como sabemos en la mayoría de las prácticas discursivas, el género narrativo es el que más se conoce y se ejercita, las formas argumentativas se consideran un discurso complejo. Más allá de su complejidad interna, de su relación con el desarrollo de habilidades intelectuales, no son las únicas causas de su adquisición tardía, señala Martín Sánchez Camargo (1998, 276). De hecho, explica este autor, la escuela se ha preocupado escasamente por enseñar de manera sistemática la estructura argumentativa y sus modalidades textuales. Si prácticamente no aparece en los manuales de lectura y escritura del nivel básico, su enseñanza es nula, y sólo aparece medianamente en el nivel medio superior. Esto explica porqué en los libros de lectura de nivel básico, la mayor parte de los juicios de valor y las opiniones son expresadas por medio de modalidades del discurso narrativo (anécdota, fábula, parábola) sin que los autores asuman de modo directo sus opiniones; también se explica la causa por la que muchos estudiantes de nivel superior recurren a formas indirectas de argumentación (ejemplos, comparaciones, vivencias, cuentos) o carecen de habilidades para planear estrategias expositivas en la elaboración de ensayos y monografías, y aun más, cuando llega la hora de preparar un protocolo de investigación y la elaboración de la tesis. Cuál podría ser la causa fundamental de tal omisión, se pregunta Sánchez Camargo, acaso la escuela, sin saberlo, censura los textos de juicio u opinión que obligan a los 31 sujetos a asumir posiciones personales y defenderlas. Quizá el sistema escolar evita la argumentación porque la sigue considerando sinónimo de confrontación social; como posible causa de conflicto entre individuos, asunto ajeno a la supuesta neutralidad ideológica de la escuela. Si es así con esto se desaprovecha un recurso extraordinario de educación de la sociedad, que permitiría resolver y negociar los conflictos y canalizar por medio del diálogo la complejidad de la vida de las comunidades. Con toda seguridad, concluye, hoy sabemos que el desarrollo de las habilidades discursivas, exige un aprendizaje diversificado de textos. No es lo mismo comprender las secuencias de un texto narrativo, que seguir consignas para resolver un problema matemático, captar la descripción de un fenómeno físico o seguir las aseveraciones de una argumentación filosófica. En cada uno de estos casos, las estrategias de lectura son distintas y suponen procesos cognitivos también diferentes. Sin embargo, poner a la disposición de los alumnos textos argumentativos para que los observen, los lean y los analicen, no es suficiente para el aprendizaje. Una propuesta más integradora recomienda en la interacción de las actividades de lectura y redacción de este tipo de textos. De esta manera, el dominio de las habilidades de lectura sirve de base para el desarrollo de la competencia de escritura de argumentaciones, y no sólo eso, las actividades de producción y discusión de estos textos mejoran la calidad de los argumentos y facilitan su comprensión. Pero además de considerar la interacción entre las actividades de la lectura y la escritura, es necesario tomar en cuenta para el desarrollo de habilidades discursivas, lo que ocurre en el salón de clase en las relaciones interpersonales entre el profesor y los alumnos. Si visualizamos la escuela como una red de comunicación (Halliday; 1986: 301) en la que ocurren una serie de interacciones entre sus integrantes, podemos analizar en qué condiciones los alumnos desarrollan sus actividades y de qué manera influyen en éstas, sus relaciones personales y sociales. A continuación presentamos un ejemplo de este tipo de interacciones maestroalumno, en un acto de habla rutinario y frecuente en el aula que se llamará Petición de trabajo en el que se analizan las relaciones interpersonales que ocurren en el aula en la clase de Doctrinas Políticas. Participantes A - Profesor de Sociología B - Alumna de primer trimestre Acto de habla: 32 Al - Para el fin de curso van a escribir un ensayo B - ¿Qué tipo de ensayo? A2 - ¿Qué no sabe Usted lo que es un ensayo? Análisis del acto de habla (véase supra nota 4) Al Acto de habla directivo en el que el profesor da una orden para ser cumplida. Nivel locutivo: información sobre el curso. Nivel ilocutivo: orden para un interlocutor subordinado. Nivel perlocutivo: incertidumbre y duda en los alumnos. B Acto de habla representativo de duda sobre la información dada. Nivel locutivo: pregunta. Nivel ilocutivo: ampliar la información/retar al profesor/tomar contacto con el profesor/medir el ámbito de poder. Nivel perlocutivo: irritación del profesor. A2 Acto de habla expresivo de rechazo de la pregunta formulada por la alumna. Nivel locutivo: Pregunta Nivel ilocutivo: El profesor no asume su papel de interlocutor/Deseo de poner en evidencia a la alumna: Usted, marca distancia jerárquica maestro-alumno/Marcar roles/Sancionar actos de habla no permitidos en la escuela. Nivel perlocutivo: Los alumnos no preguntarán más /Inicio de una interacción desafortunada profesor- alumna/Se mantiene el estatus de la escuela como institución represora. En esta interacción se puede apreciar además, la alteración del par mínimo9 pregunta-respuesta (unidad pragmática),10 al contestar el profesor a la pregunta de la alumna con otra pregunta, en lugar de responder. El comportamiento lingüístico va en contra de las reglas de cooperación comunicativa y provoca un acto de habla no feliz que puede terminar en forma grave con la reprobación de la alumna. La pregunta de la alumna podría haber sido el inicio de una discusión interesante sobre los tipos de ensayo y el profesor habría capitalizado una iniciativa para enseñar un aspecto importante de la adquisición de géneros. 9 En la pragmática se supone que si hay una pregunta, hay una respuesta, a esta unidad se le llama "par mínimo". 10 En este análisis son importantes también los aspectos gestuales y entonativos de la interacción cara a cara. 33 Este ejemplo sirve para ilustrar que una parte de la problemática asociada al desarrollo de las habilidades argumentativas en lengua escrita, radica en las relaciones sociales e interpersonales que se establecen en el salón de clase. 3. Conclusiones El desarrollo de las HA en los estudiantes de licenciatura puede darse, si se propician las situaciones siguientes: 1 Diversificar los tipos de textos en los niveles escolares anteriores a la universidad. 2 Conceptualizar la escuela como una red de comunicación efectiva. 3 Seleccionar un modelo de aprendizaje constructivista. 4 Promover la interacción de las actividades de la lectura y la redacción. 5 Propiciar las interacciones en el salón de clase. 6 Asumirse (el profesor) como interlocutor, no como revisador y censor de los textos escolares. 7 Enseñar las habilidades argumentativas mediante el diálogo. 8 Vincular la escuela con el mundo exterior. Bibliografía Alemán Vargas, Margarita, Resultados de un estudio sobre la evidencialidad en Textos Académicos: La argumentación y el valor persuasivo en el texto escrito. Guadalajara, ITESM, 1999. Aproximación al Texto Académico. Memorias del Primer Congreso Nacional sobre Textos Académicos. Universidad de Sonora, 1999. 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Actualmente es profesora-investigadora del Departamento de Humanidades en la UAM-A. Actualmente, es coordinadora del Grupo de Investigación Discursos Sociales y Comunicación. 36 LA AUTOCORRECCIÓN, UNA HERRAMIENTA DE APRENDIZAJE Gloria Cervantes* Planteamientos La autocorrección es una actividad que se puede ubicar en la etapa final de una técnica básica de redacción que comprende la pre-escritura, la escritura y la post-escritura.11 La postescritura consiste en la revisión y la corrección del texto, a esta etapa se llega después de planificar, organizar el texto y de producirlo. Podemos entender la autocorrección como la adquisición gradual de un conjunto de habilidades mecánicas y de procesamiento de información,12 que el alumno de lengua escrita va alcanzando con la ayuda del profesor en el aula. Los supuestos en los que se basa esta noción admiten que "todo texto es superable", si el alumno incrementa sus estrategias para producir textos. Las variables principales consideradas en el proceso autocorrectivo pueden dividirse en internas y externas.13 Variables internas: Capacidad metalingüística Noción de corrección Habilidades de escritura (incluir reglas pragmáticas) Distancia autor-texto Autoimagen Actitudes ante la escritura Variables externas: Enfoque didáctico Papel del docente Instrumentos de apoyo * Departamento de Humanidades, UAM-A. 11 En esta técnica propuesta, a las tres etapas se les otorga igual importancia, debido a que se pretende enseñar una técnica integral de escritura. (Serafini, 1997; 93). 12 Entendemos por aspectos mecánicos de la redacción, la corrección de acentos, puntuación, mayúsculas, letras dudosas, palabras repetidas, etc. En lo que se refiere al procesamiento de información se consideran principalmente elementos de orden discursivo: problemas sintácticos, manejo de referencias, dosificación de los datos, construcción de la trama, su organización y coherencia. (R. Martin, 1996; 72). 13 En este estudio se analiza particularmente la variable: capacidad metalingüística y, en forma somera, se abordan las otras variables. 37 El problema de estudio de este trabajo se plantea en estos términos: ¿Qué grado de eficacia puede tener la autocorrección en la práctica de una técnica básica de redacción? La hipótesis de trabajo que se propone en este estudio enuncia que si se incrementa la capacidad metalingüística del alumno, éste producirá textos más adecuados a sus necesidades comunicativas y, a largo plazo, tendrá un sentido más crítico de su propia escritura. La capacidad metalingüística es una parte de la competencia del hablante que consiste en la capacidad de reflexionar sobre la lengua y de manejarse en un cierto dominio de conocimientos inherentes a sus funciones comunicativas. (R. Jakobson, 1985; 134) Esta capacidad se adquiere gracias a un complejo conjunto de hipótesis, conocimientos y predicciones aprendidos socialmente, pero internalizados gracias a estructuras innatas del pensamiento y del lenguaje, de tal modo que llegan a constituirse en parte de su competencia lingüística. La importancia de esta función se aprecia en la adquisición de la lectoescritura a temprana edad y en los casos de patología verbal,14 en los que la pérdida de esta capacidad conduce al hablante a perder la conciencia clara de lo que se dice o de lo que escribe o lee. (R. Jakobson, 1963, 47). Pareciera ser que la capacidad metalingüística opera como un filtro que modula la conciencia comunicativa del hablante a partir de una variante del lenguaje interior. (L.Vygotski, 1991, 85). Al operarse en la actualización de la lengua, la reflexión metalingüística, pareciera borrar la separación clásica entre lengua y habla, ya que en el momento que meditamos sobre el sistema, lo hacemos elaborando explicaciones propias para entender y avalar nuestros usos y los de los demás. Cuando observamos en el salón de clase el rezago de nuestros alumnos en el manejo de la lengua materna, nos inquieta saber qué ha pasado con su capacidad metalingüística, tan nítida en los niños en sus primeros años de la escuela elemental cuando eran capaces de producir comentarios orientados hacia código para analizar y confrontar el uso de palabras y expresiones recién adquirido. Por qué encontramos numerosos casos de ceguera verbal al grado que dudamos si nuestros alumnos son 14 Es un hecho frecuente detectar en los grupos universitarios de Redacción, algunos alumnos con manifestaciones de dislexia que no cuentan con atención alguna para sus dificultades de escritura debido a que las instituciones de educación superior no han considerado de su competencia, auxiliar a los estudiantes que presentan problemas del lenguaje. 38 disléxicos o no.15 Seguramente los sistemas de enseñanza han sido excesivamente mecánicos, mínimamente reflexivos y han disminuido esta capacidad, al grado que encontramos estudiantes que perciben sus escritos como algo ajeno que no les pertenece. Otra de las variables consideradas como pertinentes a la autocorrección es la noción de corrección que el alumno ha internalizado en su experiencia académica y que regula su conciencia de hablante y le hace tomar decisiones a la hora de hablar o escribir. Tenemos que decir primero que la corrección se haya en la práctica social, estrechamente vinculada con la idea de prescripción y de norma lingüística culta o de prestigio, en un contexto de textos ejemplares escritos por los grandes autores a los que hay que imitar o tomar como modelos. La corrección en la escuela se ha desarrollado tradicionalmente en un marco de enseñanza-aprendizaje asimétrico en el que la autoridad es asumida por el profesor que revisa y señala los errores, en ocasiones sin un modelo de referencia muy claro, con escasa profundidad y sistematización y, las más de las veces, con arbitrariedad (T. Serafini, 1997; 112). La notación para marcar errores en los textos del alumno, es un código privado que rara vez el estudiante conoce y que lo deja en la perplejidad o a veces en la indiferencia. Estas correcciones frecuentemente son ambiguas, dispersas, no se clasifican ni sistematizan, lo que hace que el estudiante encuentre irrelevante la revisión del profesor o la valore como excesiva, definitiva y demasiado exigente. (T. Serafini, 1997; 114). Al referimos a las habilidades de escritura que presentan los estudiantes en la universidad, encontramos que su sintaxis está escasamente desarrollada: los niveles sintácticos presentan dificultades para emplear las construcciones coordinadas y subordinadas; su repertorio de conectores es muy restringido lo que influye, en forma definitiva en su escritura, que a veces luce desarticulada; el empleo del léxico no rebasa unos cientos de vocablos, tal pobreza produce monotonía en la expresión y la repetición de palabras limita su capacidad referencial y explicativa. Esto aunado al desconocimiento de técnicas expositivas le impide construir un tema en forma organizada y coherente. Por otra parte, al ingresar a la universidad, se inicia apenas en el manejo de los géneros discursivos académicos, en el reconocimiento de sus esquemas, 15 Algunos estudiantes presentan en su escritura, problemas que van más allá de la ortografía y entran en el campo de las operaciones de pensamiento complejo, lo que añade más dificultades a su desempeño escolar y puede impactar en su rendimiento. 39 estilos y niveles de discusión. Por lo anterior, podemos decir que las habilidades de escritura no están desarrolladas en los estudiantes, lo cual no significa que sea imposible lograrlo. La distancia redactor-texto, otra variable importante en la autocorrección, podemos apreciarla cuando el estudiante se torna responsable de su propia escritura y constituye para él un reto personal, planificar sus textos, organizarlos, producirlos y revisarlos con ojos críticos. En los últimos tiempos, los planteamientos de las ciencias cognitivas han destacado el papel que juegan "las creencias" en el sujeto productor de textos. Especialmente, las creencias en relación a la escritura y a sus propias capacidades. Si el estudiante cree que no puede redactar, esto influye negativamente en su desempeño escolar, si cree que la escritura es algo aburrido, sin sentido, la elaboración de sus trabajos escritos le parecerá una dura carga que hay que soportar a lo largo de toda la carrera. Si podemos lograr que el estudiante cambie de signo negativo a positivo en su trabajo de redactor, ya habremos logrado que dé un paso adelante en su formación como profesional. Para corregir textos con sistematicidad y avanzar en el manejo de la lengua dentro del proceso de la autocorrección, es necesario apoyarse en instrumentos tales como diccionarios de uso, de sinónimos, de dudas, de verbos; gramáticas del español, libros de redacción y de retórica, etc., que nos faciliten la tarea de consultar dudas, precisar términos, ampliar vocabulario, revisar esquemas textuales, explorar en los géneros discursivos y en conceptos relacionados con el lenguaje, la lengua y la comunicación escrita.16 Si pensamos en situaciones óptimas, lo ideal sería llevar a cabo este proceso autocorrectivo en textos electrónicos para omitir con facilidad palabras, expresiones y párrafos que en la revisión resulten irrelevantes para el tema e insertar del mismo modo estructuras discursivas semejantes en donde complementen, enriquezcan y afinen la versión final del texto en cuestión. Al ser el texto electrónico un texto en construcción, se complementaría con este proceso de revisión y corrección. Primera etapa de la corrección 16 En este trabajo hemos llamado autocorrección al hecho de que los estudiantes revisen y corrijan los textos del grupo. 40 Como hemos mencionado anteriormente, las habilidades de la autocorrección se van adquiriendo gradualmente en el salón de clase 6. Al inicio del proceso se parte de la técnica llamada "corrección de pares". (P. Palou, 1997; 85) En esta fase se organiza al grupo por pares, se les entrega un ejercicio convencional de ortografía; éste será explorado primeramente como mensaje gráfico que empezarán por barrer visualmente. A continuación a petición del profesor, se harán apreciaciones y juicios sobre el formato y el propio diseño del ejercicio. Este es considerado como el primer paso de revisión, los alumnos podrán sugerir, en términos generales, cómo mejorar el formato y podrán darse cuenta que el formato de un texto es parte también de la organización textual y tiene efectos definitivos en el lector. Después se inicia la revisión del ejercicio por pares, señalando el profesor los aspectos que se van a considerar: el uso de las mayúsculas, la acentuación y palabras repetidas. Aquí comienza un diálogo de pares en el que se confrontan conocimientos y saberes de la lengua en los niveles ortográfico y léxico. Se opera una retroalimentación de lo que cada estudiante sabe, cree o se acuerda y entre ambos integrantes, empiezan a suponer cómo eliminar el error en cada caso. En este momento se plantean las primeras preguntas al profesor y se hace manifiesta la necesidad del diccionario para salir de dudas. El profesor contesta con respuestas sencillas y breves, tratando de que recuerden lo que han aprendido de español en la primaria y la secundaria, enfatizando que son conocimientos valiosos que se hallan en la memoria. También el profesor hace notar que además por el hecho de ser hablantes de español, los estudiantes saben muchas cosas más, relativas a la lengua; sólo es cuestión de echar a andar la memoria y un buen número de deducciones atinadas. Esta práctica tiene la finalidad de activar las primeras consideraciones en el manejo de la lengua y de empezar a detectar los problemas individuales de escritura, de tal manera que se expliciten algunas preocupaciones, dudas, interrogantes, ignorancias; que serán potenciadas por el profesor a lo largo del proceso hacia la adquisición de criterios y pautas de ejecución más correctas. Con este primer ejercicio se pretende además que se den procesos de integración en el grupo a partir de un clima de trabajo conjunto que resulta menos tenso para los estudiantes y les permite trabajar la memoria y sus conocimientos lingüísticos, inclusive a un nivel inconsciente. Este ejercicio es revisado cuidadosamente por el profesor, no con fines de evaluación, sino de diagnóstico y punto de partida para el paso siguiente. La autocorrección 41 Para entrar en el terreno de la autocorrección, tenemos que pensar que estamos ante una propuesta en construcción, en el marco de la didáctica crítica que analiza la práctica docente convencional con otra perspectiva al considerar que toda la situación de aprendizaje es la que realmente educa; y que de todos los que intervienen en ella, nadie detenta el patrimonio del saber, ya que todos aprenden de todos. S. (Delamont, 1985; 73) La autocorrección parte de la existencia de textos producidos por necesidades reales surgidas en el salón de clase.17 En este caso, la lista de enunciados que presentaremos, se realizó para solucionar la falta de vocabulario de los estudiantes, señalada por profesores de otras materias que mostraban en la reiterada utilización del verbo "mencionar" el desconocimiento de sinónimos. Inicialmente se pidió a los alumnos que buscaran cuarenta sinónimos del verbo "decir" en el contexto del texto académico producido por alumnos. A partir de ello, los estudiantes tuvieron que emplear cada verbo en un contexto particular. El resultado de estas tareas fue un corpus de más de mil oraciones del que se extrajeron los enunciados que a continuación presentamos: Corpus Enunciados producidos por estudiantes [7] 1 El salvavidas explicó a los integrantes de el curso el abc de los primeros auxilios. 2 Julia la hermana de Flora describe como era el perro que le mordió el brazo. 3 Salinas confronta sus ideas con Cárdenas. 4 Mi hermano anunció su boda con mis padres. 5 Los estudiantes establecen su molestia al director de la escuela. 6 Angel es timido que no puede articular con el grupo. 7 En el programa ventaneando se parodean todo tipo de eventos. 8 Thalia solo queria jactarse de si misma. 9 El libro narra que es la cultura maya y porque desaparecieron. 17 Este corpus es una selección del material producido por sesenta alumnos de nuevo ingreso de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco en 1997. 42 10 Aseguran que EU dispone de elicóteros para combatir el narco trafico. 11 Afirmaron que de entre todos los métodos anticonceptivos, el condón es el mejor. 13 Mariana murmuró amorosamente que los mejores momentos los pasó conmigo. 14 Aseveran que el PRI ha hecho bien. Esta lista es parte del ejercicio de corrección que funcionó de la siguiente manera: Se entregó una versión del ejercicio (con 25 enunciados que contenían 65 errores ) a cada estudiante, se le solicitó que corrigiera siguiendo el método descrito abajo. Se les anticipó que en los enunciados había todo tipo de errores: de ortografía, de acentuación, palabras mal estructuradas, impropiedades, oraciones mal construidas, oraciones con problemas de significado, de sonido, de léxico, etc. Método de autocorrección Primero. Los estudiantes leyeron detenidamente los enunciados en su ejercicio. Segundo. Reconocieron y subrayaron los errores que pudieron detectar. Tercero. Corrigieron cada error, según sus propios criterios. Cuarto. Se revisó en grupo cada enunciado, se acordaron cuáles eran las fallas, en qué consistían y cómo podían corregirse. Quinto. En cada caso, la maestra apoyó con explicaciones, proporcionó el nombre del error, explicó en forma sencilla en qué consistía y abundó con ejemplos para propiciar los comentarios de los alumnos que se referían a otros casos, conocidos por ellos, que eran oportunos para aclarar preguntas, dudas y todo tipo de apreciaciones y señalamientos que surgieran de la corrección específica. Sexto. Para elaborar su propio diagnóstico, los alumnos cuantificaron y organizaron los errores detectados y corregidos en un cuadro como el que sigue: Nivel de la lengua No. de errores 43 Fonológico 18 Morfológico 6 Léxico 12 Sintáctico 15 Semántico 7 Pragmático 5 Análisis detallado de los casos con fallas más frecuentes Análisis detallado de los casos con fallas más frecuentes Para poder realizar el análisis de errores por nivel lingüístico, previamente se explicó a los alumnos en qué consistía examinar el texto desde esta perspectiva mediante ejemplos que les permitieran abstraer cómo opera la lengua en la producción textual. Para finalizar se les proporcionó la bibliografía necesaria para consultar los puntos deficientes y se organizaron asesorías para seguir de cerca esta etapa final. Resultados Dado que los enunciados corregidos fueron redactados por los alumnos, el registro lingüístico les era conocido, así como los contenidos pertenecían a un contexto sociocultural inmediato, lo cual facilitó la corrección en general. En la mayoría de los casos presentados en el corpus por corregir, los alumnos detectaron el error aunque desconocían su nombre técnico (pleonasmo, discordancia, cacofonía, impropiedad, tipo de acento, etc.). Esta capacidad que descubrieron al identificar las fallas de los enunciados y corregirlos, les dio seguridad y aumentó en algún grado su autoestima con relación a sus capacidades para manejar la lengua. Además al conocer el nombre de cada error les fue más fácil retenerlo porque ya lo han comprendido al analizar un caso, por lo que este conocimiento llegó a ser significativo para los estudiantes. De este modo pudieron verificar que pueden adquirir habilidades para revisar y corregir eficazmente sus textos en el nivel oracional, al aplicar criterios ya conocidos y otros recién adquiridos, así como pautas de ejecución ejercitados durante el proceso de la autocorrección, por ejemplo: Enunciado 4 del Corpus 44 "Mi hermano anunció su boda con mis padres" a) En este caso los alumnos detectan que hay un problema de significado en esta expresión, ya que tiene dos lecturas. b) La profesora pregunta qué elemento está causando este efecto. c) Los alumnos identifican la preposición con como la palabra que provoca la confusión. d) La profesora explica que están ante un caso de ambigüedad y da una explicación sencilla: "La ambigüedad es un efecto de significado que consiste en que una expresión tenga más de una lectura". Aquí la docente amplía la explicación y señala que en el texto científico y el académico, la ambigüedad es un error que hay que cuidar y da ejemplos en los que tal falla conduce a hechos graves. Asimismo señala que la ambigüedad es propia de los textos literarios y propicia la riqueza interpretativa de estos textos, da como ejemplo la lectura de un poema de Jaime Sabines. También se refiere a que los fenómenos de significado son objeto de estudio de la semántica y aprovecha para hablar a los alumnos de los vocablos griegos de los que procede la palabra semántica y menciona otros términos cotidianos que derivan de la misma raíz, como por ejemplo: semáforo. De esta forma la corrección de un error fructifica en una sesión de clase ágil que mantiene activos y atentos a los estudiantes que se integran poco a poco a las discusiones, participando con ejemplos, comentarios, correcciones, según sus propios criterios y convirtiendo el trabajo en el aula en una experiencia interactiva. Conclusión La activación de la capacidad metalingüística de los alumnos opera simultáneamente todos los niveles de la lengua (fonológico, léxico, sintáctico, semántico y pragmático) El alumno pone a prueba al corregir, su sentido de la gramaticalidad y de la adecuación en su lengua. Esto le permite autoevaluarse en sus conocimientos del sistema del español y en las reglas que validan la lengua en uso. Su actitud ante la escritura se modifica al volverse más asertivo en la redacción de textos, lo que le produce un sentimiento de apropiación. De acuerdo con la experiencia descrita, es posible que la autocorrección sea una alternativa de aprendizaje que debemos explorar 45 sistemáticamente en la solución del rezago en la escritura para transformar la práctica de la redacción en el aula universitaria, en un proceso más motivante, dinámico y creativo. Referencias Vygotski, L., Pensamiento y lenguaje, La Pleyade, Buenos Aires, 1977. 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Para ello, es conveniente subrayar ciertas características lingüísticas y estilísticas que facilitan su análisis y estudio. Con este propósito, definimos una tipología, que de acuerdo a investigaciones propuestas en este campo, distinguen los textos en cinco categorías pertinentes: el texto narrativo, el texto descriptivo, el texto explicativo, el texto argumentativo y el texto diálogo. Es necesario hacer notar que los textos poéticos, no incluidos en esta tipología, no constituyen en sí, un tipo particular, ya que pueden asociarse a cualquier tipo de texto antes mencionado. Cabe señalar que la diferenciación propuesta se fundamenta de acuerdo a la estructura, la función y la intención comunicativa de los diferentes tipos de texto. Tipología Texto narrativo. Se caracteriza por presentar al menos un personaje que actúa en el tiempo y en el espacio de la narración. Pertenecen a este tipo de texto: el cuento, la leyenda, la fábula, el relato breve, la novela de aventura, la novela policiaca y la novela de ciencia ficción. Su estructura narrativa se articula generalmente en cinco etapas pertinentes: la situación inicial, el desencadenamiento que determina las peripecias de la trama o acción, el desarrollo de las mismas, el desenlace de la problemática expuesta y la situación final. Texto descriptivo. Indica cómo es un ser, un objeto, un fenómeno, un paisaje, un lugar, una atmósfera, una acción, un acontecimiento, un concepto, un proceso o un funcionamiento. El retrato de una persona, el resumen de un acontecimiento, la definición de un dicho, el itinerario o recorrido de un lugar preciso, el organigrama de * Departamento de Humanidades, UAM-A. 47 una compañía, el modo de empleo de un aparato y el reglamento de una escuela o institución, pertenecen a este tipo de texto. El tema puede ser descrito por la enumeración de sus propiedades, de sus cualidades o de sus partes constitutivas. Se puede situar en el tiempo, en el espacio o en función de otros elementos. Para relacionarlo con otros textos se puede recurrir a procedimientos tales como la comparación o la metáfora. Texto explicativo. A través de este tipo de texto, el autor intenta explicar el por qué del fenómeno, de un hecho o de una afirmación. El artículo de vulgarización científica y el artículo de fondo de un manual escolar forman parte de esta categoría ya que responden a preguntas de comprensión y de género. No obstante que su estructura puede variar, este texto se conforma de una introducción que presenta el tema, la explicación del mismo y la exposición de aspectos fundamentales del tema llamados elementos explicativos. Las frases explicativas se articulan alrededor de fórmulas ligadas al por qué. En cuanto a la frase que concluye es opcional y no existe conclusión determinada. Texto argumentativo. El autor presenta la opinión con el objeto de convencer al destinatario de sus ideas propuestas. La justifica con la ayuda de argumentos o de pruebas. El ensayo, la editorial, el panfleto son algunos ejemplos. Su estructura requiere una introducción que incluye el tema. En el desarrollo se exponen los argumentos, los contra argumentos y las informaciones complementarias al tema. Para finalizar, el autor formula nuevamente su tesis y puede así propiciar el debate. Texto diálogo. Es considerado como una pieza de teatro y/o un sainete. Son textos dramáticos basados en diálogos. Utiliza los mismos recursos del texto narrativo: situación inicial, desencadenamiento de la trama, desenlace y situación final. Dentro de las particularidades mencionadas en la tipología antes expuesta, los textos descriptivos responden fundamentalmente a la pregunta ¿qué...? y permiten corroborar un reflejo preciso de una realidad. Los textos explicativos se enfocan a hacer comprender el por qué de las cosas y de la realidad que representan. En cuanto a los textos argumentativos, éstos pretenden convencer al destinatario de una situación o una problemática precisa. Los textos narrativos relatan una historia verdadera o un sinnúmero de historias que enaltecen la imaginación del autor y del lector. Y por lo que se refiere al texto diálogo, éste constituye un espacio donde se fundamenta el diálogo y se vale del juego de actores para contar una historia. Existen muy pocos textos estrictamente de un solo tipo. Sin embargo, se observa que determinadas características dominantes permiten su más atinada clasificación dentro de 48 la tipología mencionada. De manera particular, dedicaremos algunas reflexiones concernientes al texto descriptivo dentro del ámbito de la enseñanza de las lenguas extranjeras. Es importante señalar, que una lectura, por sus descripciones, ofrece un panorama de interés que permite reflexionar sobre los diferentes aspectos de una descripción, las organizaciones posibles del texto descriptivo dentro del contexto, los elementos sintácticos y semánticos empleados en el proceso de comprensión, así como aquellas características ligadas al léxico y a la gramática factibles de tomarse en cuenta para aplicaciones didácticas. Es un hecho que los estudiantes deben aprender a reconocer una inserción descriptiva en un texto narrativo, para lo cual presentaremos dos cartas semánticas de los componentes de ambos textos con el objeto de mostrar que dichos textos poseen características particulares si se les compara a otro tipo de textos. Nociones teóricas Para comprender mejor el texto descriptivo y sus especificaciones, nos hemos basado fundamentalmente en algunos autores que se han dedicado a trabajar este tipo de texto en el ámbito de la didáctica del idioma francés. De este modo J.M. Adam en su libro Les textes et prototypes: récit, description, argumentation, explication et dialogue define ampliamente las diferencias y las interacciones existentes entre la descripción, la argumentación, la explicación y el diálogo. F. Crépin, M. Loridon y E. PouzalaguesDamon, retoman en su obra Francais, méthodes et techniques, una serie de estrategias posibles y prácticas en la utilización de diferentes tipos de textos en clase de lenguas extranjeras. Con las publicaciones de J.L. Dumortier, Le texte descriptif, y F. Plazanet, Pour lire un récit, surgen a la luz reflexiones precisas a considerar en la lectura de textos descriptivos y narrativos tomando en cuenta su importancia y sus particularidades. 49 FIGURA 1. EL TEXTO NARRATIVO CONTENIDO ORGANIZACIÓN Lugar: Esquema actancial: Valores Actitud Único Roles Autor/Narrador Actantes PUNTO DE VISTA Múltiple Época: Esquema narrativo: Abierta Situación inicial Limitada Desarrollo Cambios Situación final Personajes: Rasgos distintivos Roles Interacciones Programa narrativo: Manipulación Performance Adquisición de competencia Sanción Cabe hacer notar que ]ean-Michel Adam sugiere el término secuencia descriptiva antes de utilizar el término texto descriptivo, lo cual permite confirmar dentro que no existen textos puramente descriptivos por excelencia, sino secuencias descriptivas o argumentativas, incluidos aquellos textos que se refieren a la narrativa de manera particular. En cuanto al término describir, éste se refiere específicamente al hecho de proporcionar las características de una persona, un animal, un objeto, una situación, un acontecimiento, una atmósfera, un sentimiento o una emoción. De modo que se puede describir verbalmente, por escrito, con la ayuda de imágenes, ilustraciones, gestos o con 50 todo tipo de apoyos visuales. De hecho, describir por escrito es más complicado que hacerlo verbalmente, ya que al escribir se emplean solo las palabras, las imágenes están ausentes y los gestos son imposibles de manifestar. Es así que el autor de un texto determinado describe para compartir o hacer partícipe de sus observaciones, sus vivencias o sus sentimientos. A través de sus descripciones emite un punto de vista, una manera de ver, de sentir, de comprender e intenta comunicar diversos elementos al lector, ya sea de manera directa, o por medio de un narrador o de uno de los personajes que el escritor ha creado. La descripción de un lugar permite algunas veces percibir las características que sería difícil reconocer si no se estuviera en dicho sitio. Gracias a la descripción de un personaje y de sus rasgos distintivos, el lector puede imaginárselo, identificarlo, aceptarlo, o rechazarlo. FIGURA 2. EL TEXTO DESCRIPTIVO TIPOS ORGANIZACIÓN Tipografía de un lugar Reflejar la realidad Constante estilística Retrato Describir un mundo imaginario Punto de vista Cronología de acontecimientos OBJETIVOS Tema Cuadro Paralelo Características de un objeto Atmósfera CARACTERÍSTICAS CARACTERÍSTICAS LEXICALES GRAMATICALES Indicadores espaciales Tiempos verbales Indicadores temporales Expansión nominal Campos y redes lexicales 51 La descripción de un animal permite asociarlo a su especie, prever sus comportamientos, situarlo en su medio ambiente, etc. La descripción de una situación ayuda mentalmente a encontrar sus causas o posibles consecuencias. No se olvide que la descripción se encuentra directamente en lo imaginario, un ejemplo de esto lo encontramos en la adecuación mental que se hace luego de haber realizado la lectura de un libro que fue hecho película, la cual se ha mirado y es concebida a partir de un libro. Se observa que un actor o actriz representarán el papel del personaje imaginado una vez estudiada la descripción que el autor ha hecho del texto, sin embargo, esto conlleva a dos reacciones posibles: el papel es tal cual lo había descrito el autor e imaginado el lector o de lo contrario no se piensa que sea así lo que quiso decir el autor. Diversos tipos de descripción Podemos adoptar varios tipos de descripción sin darles un orden de importancia: • la topografía de un lugar: un país, una región, una estación, una montaña, una calle... Se encuentra este tipo de descripción en los manuales escolares, los artículos informativos, las enciclopedias, los diccionarios, las narraciones de un escritor que desea describir con veracidad. • la cronología de acontecimientos: una secuencia temporal en la vida de un individuo, una etapa histórica, un acontecimiento circunscrito en relación a otros, un drama o una tragedia. • el retrato de una persona: la descripción física o moral, la descripción de un cuerpo, los rasgos distintivos físicos o de carácter moral, los aspectos intelectuales o psicológicos, la cualidades, las virtudes... • las características de un objeto: las características propias y específicas de un objeto (semejanzas o diferencias: parecido a... o diferente a...). • el estado de alma o la atmósfera: en este tipo de descripción el autor intenta dar a conocer el estado de alma de alguno de sus personajes o el propio estado de 52 ánimo del que escribe. Crea una ambiente particular como el calor, el frío, la tensión, la ansiedad, la angustia. Da a conocer ciertos sentimientos como el miedo, la vergüenza, los remordimientos, la alegría, el entusiasmo, el celo, el odio o la envidia... • un cuadro: esta descripción se refiere al cuadro de un pintor, la cual permite reunir diversos elementos donde sentimientos, acontecimientos y paisajes son evocados y toman vida bajo la pluma del autor al utilizar palabras descriptivas, pintorescas, mordaces, conmovedoras según los efectos que él desea crear. Asimismo en esta descripción el lector imagina situaciones de la vida cotidiana, situaciones extraordinarias, fantásticas, humorísticas o acontecimientos relevantes. En un cuadro escrito, el escritor crea y recrea un conjunto de elementos a la manera del artista que ejecuta la obra. • el paralelo: en esta descripción se resaltan semejanzas y diferencias entre dos personajes, dos objetos, dos fenómenos, dos situaciones, dos acontecimientos, de tal forma que el objetivo es hacer evidentes ciertas características específicas. Objetivos de la descripción Si se considera los tipos de descripción anteriormente mencionados, se puede también señalar que existen funciones y objetivos inherentes a cada uno de ellos, entre los cuales mencionaremos los más importantes: • reflejar la realidad: esto lo podemos encontrar en un escrito documental, entendiendo que se trata de un texto que pretende describir hechos, situaciones, acontecimientos y fenómenos de una manera rigurosa ofreciendo pruebas de apoyo. En este caso el texto descriptivo existe con el objeto de proporcionar una imagen fiel del objeto de la situación dada, del acontecimiento o del fenómeno del cual se trate. Para ello es necesario que la descripción sea clara y exacta. Este .tipo de contexto lo encontramos, por ejemplo en manuales de Geografía, en los cuales el autor utiliza sobre 53 todo términos denotativos (como cifras o medidas) con respecto a términos connotativos (empleo de términos que califican el objeto). La descripción debe obedecer a una lógica determinada. Esto se hace con el objeto de describir su utilidad de una forma metódica y organizada. El escrito documental es un ejemplo de texto especializado, restringido a una categoría de lectores bien definidos. Ciertas narraciones o relatos suelen calificarse como conformes a la realidad y contienen descripciones donde lo imaginario y lo real se unen para lograr una lectura más accesible y atractiva. Sin embargo cabe señalar que no obstante que la novela histórica se vale de personajes reales, éstos son susceptibles de ser presentados y caracterizados según el autor o la visión de los acontecimientos narrados. Estos aspectos permiten la ocasión de enseñar al estudiante a reconocer un hecho dado de una opinión. A partir del momento donde se le quiere mostrar cómo leer de una manera eficaz, es importante hacerlo consciente de las múltiples astucias lingüísticas utilizadas por el autor del texto para captar su atención. Es de este modo que el estudiante se ejercita en reconocer las inserciones connotativas que se aplican frecuentemente en los textos descriptivos o explicativos que pretenden aligerar la lectura del mismo y hacerla más interesante. Una descripción bien hecha debe reflejar la realidad, dando al lector la posibilidad de utilizarla para reconocer y representar una persona, un objeto, una situación o un fenómeno de manera exacta. • describir un mundo imaginario: en este tipo de descripción, son diferentes lo objetivos que se persiguen: 1. crear una atmósfera o una impresión donde se haga partícipe al lector de la tristeza, de la ausencia, del miedo, del rencor o de la tensión; 2. alimentar el interés del lector, proporcionado índices cautivantes que permitan seguir la narración. Este género se da sobre todo en la literatura donde los detalles escabrosos o exagerados abundan para darle cierto realce al tema de interés, o bien en relatos donde la riqueza del vocabulario y los detalles coloridos producen descripciones inolvidables; 3. dar al texto un valor estético y poético que agregue así diversas características que los diferenciarán de un documental o de un simple texto informativo. Aquí, el 54 montaje para citar un ejemplo, sería el hecho de describir la manera de recibir y sentir un atardecer; 4. desarrollar el simbolismo a partir de los elementos de la descripción, agregando un valor trascendente. Esto puede hacerse evocando un sentimiento o permitiendo la asociación del lector con un personaje o una situación. De hecho el autor pretende provocar la imaginación del lector y motivar su interés por su texto. Organizaciones posibles de una descripción Además de perseguir un objetivo, el texto descriptivo o la secuencia descriptiva debe respetar criterios de organización si el autor quiere que sus lectores puedan imaginar lo que ellos no ven. Es así que varios tipos de organización son posibles: • el punto de vista: el texto está construido en función de aquel que ve (el autor o un personaje). Este último puede estar inmóvil, de suerte que verá de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha, de antes hacia atrás. El autor utiliza, de este modo, indicadores espaciales, logrando que su descripción sea progresiva. Para ello emplea indicadores temporales (en primer lugar, en segundo término, en seguida, después, finalmente...); • el tema: el texto describe un tema que será desarrollado en subtemas. Este tema no necesita mencionarse o nombrarse. Es a través de la descripción que se favorece el descubrimiento y la evocación de ciertos aspectos ligados a éste; • la constante estilística: el autor puede emplear, por ejemplo, la metáfora en fila (entendiéndose ésta a lo largo de la descripción) o la personificación para dar a su descripción un carácter de unión y cohesión. Características gramaticales propias de la descripción Cabe señalar que la utilización sistemática de precisiones gramaticales y de características lexicales favorecen una descripción de calidad. Para reconocer y aprovechar en buena medida una descripción como una inserción descriptiva los estudiantes pueden detenerse en el análisis de: 55 • los tiempos verbales: el tiempo verbal frecuentemente empleado para describir es el copretérito (imparfait en el caso del idioma francés). Pedir a los estudiantes de encontrar dicho tiempo verbal en un texto narrativo, equivale en la mayoría de los casos, a solicitarles también identificar las descripciones con el objeto que las distingan de la narración. En revancha, un autor puede escoger describir en presente (présent en francés) por diversas razones, por ejemplo: 1. con el objeto de recrear el instante mismo de la descripción (el lector tiene la impresión de estar en presente); 2. para dar a la descripción un valor intemporal más allá del momento donde el autor la escribe. Por ejemplo, la descripción de una región puede realizarse en presente, haciendo así comprender que dicha región existe todavía. • la expansión nominal. Cuando se describe, se dicen las cosas para caracterizarlas. El empleo de nombres es primordial e imposible de evitar. Si consideramos las categorías gramaticales, se hará a partir de la inserción de términos específicos. Así tenemos el nombre y sus constituyentes (los determinativos y el adjetivo) que podrán, ellos mismos enriquecerse de otros grupos de palabras (adverbios y preposiciones). Una descripción de un objeto, por ejemplo, se hará colocando éste último en una familia de objetos que tengan características evidentes. De este modo se irán generando palabras para formar una descripción rica en contenido, más clara y expresiva. Características lexicales ligadas a la descripción Es necesario precisar lo importante que resulta la selección de palabras para que un texto sea coherente, cautivante y revelador. Es por ello que las características lexicales de un texto bien construido deben ser conocidas y utilizadas por los estudiantes: • el empleo de indicadores espaciales: el autor puede decidir compartir el espacio que describe para tratarlo en zonas delimitadas: abajo, arriba, en el segundo piso, etc. 56 • el empleo de indicadores temporales: si el que describe se desplaza, debe hacerlo saber en los diferentes momentos que describe: ayer, hoy, mañana, después, finalmente, etc. • el empleo de campos o de redes lexicales: Son factores de cohesión en la descripción. Los campos lexicales emplean frecuentemente la vista, no obstante de utilizar los otros sentidos. Las redes lexicales dan al texto su unidad unificando las palabras de tal suerte que el universo deseado por el autor de texto aparece. Se pueden mencionar un conjunto de términos que convergen para describir la claridad de un día, la oscuridad de la noche, la ternura, el aburrimiento, etc. La conceptualización del aprendizaje El estudio de un texto descriptivo, así como otros géneros del texto, debe hacerse de forma progresiva. Es preciso iniciar a los estudiantes en la lectura de textos descriptivos cortos y motivarles a descubrir sus especificaciones propias. El estudiante aprende a reconocer la inserción de una descripción en los diferentes tipos de textos (narrativo, poético, argumentativo, explicativo, etc.) al identificarlos y es capaz de extraer la información necesaria y relevante de los mismos. La descripción se encuentra por todas partes; es omnipresente. Sin la descripción, resulta imposible imaginar los personajes, los objetos, las situaciones y su problemática particular. La descripción existe como un texto aislado, completo en sí mismo: en un manual escolar, en un anuncio clasificado, en una enciclopedia, por mencionar algunos ejemplos. La descripción forma parte de una novela, un relato corto, un poema, una leyenda, un artículo informativo, un artículo argumentativo y un artículo especializado. La descripción se convierte en una secuencia que enriquece el texto. De esta forma también se le puede llamar inserción descriptiva. Es sin duda una información importante que debe ser leída con atención y constituye un catalizador para llamar y conservar la atención del lector. El autor de una descripción debe mostrarse riguroso en la elaboración de la misma según el género del texto o el efecto que éste quiere dar. 57 En lo que se refiere a una inserción descriptiva, el estudiante debe aprender a distinguir dos cosas: • la importancia de una secuencia descriptiva en un texto narrativo, su aporte al relato. • las diferentes maneras de proceder para incluir una descripción, iniciarla y terminarla. Sugerencias didácticas Las sugerencias que se proponen a continuación son válidas para los diferentes tipos de texto: 1. Determinar el canal de comunicación: Emisor, Receptor, Intención, Contexto y Mensaje. 2. Determinar la estructura de diversos textos de la tipología mencionada con ejemplos concretos. 3. Identificar características de diversos tipos de poemas o canciones (soneto, epigrama, caligrama, haïku, poema en prosa, etc.) 4. Precisar las referencias de un texto en relación al desarrollo de acontecimientos, a la época o al tiempo que describen, a los lugares y a los personajes que se mencionan, a los objetos que se localizan en el contexto mismo (realizar inferencias para profundizar su sentido). 5. Establecer relaciones entre el contenido de un texto con respecto a la realidad contemporánea (comparaciones, divergencias, etc.). 6. Justificar una reacción determinada en el texto en relación a ideas prohibidas o valores que aparecen dentro del contexto. 7. Describir la influencia de una época sobre una obra literaria, científica o histórica mencionada en el texto. 8. Establecer relación entre la biografía del autor y el contenido de acontecimientos relevantes en una obra literaria, científica, histórica, etc. 9. Tener en consideración los siguientes puntos: • características del narrador (omnisciente, participante, testigo) 58 • situación de la acción en el tiempo y en el espacio • descripción de personajes principales • explicación de los roles y la evolución de los personajes • elaboración de un resumen de la cronología de acontecimientos • desprender el esquema narrativo 10. Formular las ideas principales con respecto al tema, el fenómeno o realidad 11. Definir el tema en la introducción. 12. Definir la necesidad de una explicación. 13. Marcar los procedimientos explicativos (definición, comparación, recurso al ejemplo, elaboración de perífrasis, etc.) 15. Dar un orden a las explicaciones y su disposición en el texto (enumeración, comparación, causa efecto, etc.). 16. Tener en cuenta los puntos anteriores para explicar el contenido de un texto descriptivo. 17. Deducir la conclusión en caso que el texto la contemple. Bibliografía Adam, J.-M, Les textes: types et prototypes- récit, description, argumentation, explication et dialogue, Nathan, Paris, 1992, 380 pp. Crépin, Loridon M. y Pouzalgues, Damon E., Francais, Méthodes et techniques. Le texte descriptif, Nathan, París, 1992 . 225 pp. Dumortier, J., Plazanet, F., Pour lire le récit, Boeck et Duculot Bruxelles, 1990, 139 pp. Godelieve de Koninck, Le texte descriptif., Editions Logiques, Québec, 1997, 69 pp. Geslin, L. y Laurence, J:-M., La Narration, Centre Éducatif et Culturel. Montréal, 1959, 122 pp. Fuentes Humanísticas. Número 24, primer semestre de 2002 Ivonne Cansigno Maestra titular de francés en la UAM-Azcapotzalco desde 1985. Doctorado en Literatura Francesa en junio 2000 y DEA de “Textos y Lenguajes” en 1994, ambos en la Universidad de Limoges, Francia. Ha publicado diversos artículos y ensayos de Lingüística Aplicada, Literatura Francesa y Literatura Mexicana. Actualmente es coordinadora del Centro de Lenguas Extranjeras de la UAM-A 59 FACTORES QUE PROPICIAN LA AUTONOMÍA EN EL APRENDIZAJE DE UNA LENGUA EXTRANJERA Ociel Flores Flores * Gerardo Alfonso Pérez Barradas** La formación de estudiantes que asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje es sin duda uno de los objetivos en torno a los cuales se trabaja con mayor frecuencia en las instituciones dedicadas a la enseñanza de lenguas tanto del país como del extranjero. Este ambicioso proyecto denominado autonomización18 ocupa desde hace varios años a los profesores e investigadores del Centro de Lenguas Extranjeras de la Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco. Resulta paradójico que sea el aprendizaje de lenguas el ámbito en el que se desarrolla la vanguardia de dichas investigaciones; situación paradójica pues en este contexto el sujeto del aprendizaje debe hacer frente no sólo a los contenidos de la materia de estudio, sino al código mismo que los vehicula. El objetivo de este texto consiste, por una parte, en precisar el valor de los elementos -actores, estrategias, materiales...- que hacen posible el aprendizaje de un nuevo idioma en autonomía; y por otra parte, en subrayar la utilidad de algunos de los recursos especialmente los electrónicos- que facilitan el logro de este fin. La relativa novedad del tema y sus inevitables interpretaciones parciales exigen la puntualización de algunos términos "clave", como la propia "autonomía", los binomios profesor-alumno u "orientador-aprendiente",19 o bien el carácter de la evaluación, de tal modo que se asegure la transparencia en la comunicación que mantienen los responsables de este proceso. * Departamento de Humanidades, UAM-A. ** Departamento de Humanidades, UAM-A. 18 Este concepto usado por H. Holec contiene el sentido de proceso. En este sentido, la autonomía sería un objetivo siempre perfectible, renovado cada vez que se establecen nuevos objetivos o se propone nuevos materiales o instrumentos para llevar a cabo el aprendizaje. 19 "Aprendiente" es un término que quiere despojarse de las connotaciones de dependencia que adquirieron por mucho tiempo "alumno" o "estudiante", en la educación tradicional. Algo semejante sucede con "orientador", que pretende expresar la distancia que el nuevo profesor toma con relación con el proceso de aprendizaje, cuyo núcleo reposa ahora en el "aprendiente"; distancia que tal vez no denoten términos como: mediador, organizador, controlador de las adquisiciones... 60 1. La autonomización Resulta lógico que cuando se habla de autoaprendizaje, la palabra clave sea autonomía. Para fijar el significado de este término engañoso, es conveniente partir de la definición de Henri Holec: "…la autonomía del aprendiente [es] su capacidad de hacerse cargo de su aprendizaje (un aprendiente autónomo es un aprendiente que sabe aprender)…”20 Destaca en esta definición la intención metacognoscitiva: el sujeto deberá descubrir los medios, las estrategias, con las cuales habrá de lograr el aprendizaje que se ha establecido como meta. La autonomía será entonces el resultado de una continua reflexión por parte del aprendiente acerca de cómo construye su conocimiento. Es evidente que este objetivo sitúa el proceso de autonomización en el extremo opuesto a la educación tradicional en la que el alumno era un elemento pasivo. Así, el aprendiente debe asumir dos objetivos: uno, la adquisición de la lengua que quiere aprender. Y, de manera simultánea, un proyecto de educación que culminaría en el uso consciente y el dominio de las capacidades que le facilitarían el aprendizaje en otros ámbitos. Ahora bien, aunque el centro del proceso es el antiguo estudiante, entender autonomía como aislamiento o individualismo sería un error. A este respecto, Boud señala que la paulatina independencia del aprendiente debe producirse a la par de la interdependencia de éste y su orientador. La conveniencia de la interrelación se explica apenas se recuerda que la comunicación es un hecho social, y que tarde o temprano el nuevo hablante buscará un interlocutor. Por otra parte, es verdad que una completa autonomía en el aprendizaje de una lengua extranjera -si acaso se da un día- llegará después de un itinerario prolongado, de tal modo que la presencia de un asesor (incluyendo al hablante nativo al que se le consulta sobre un giro de reciente factura) resulta necesaria por mucho tiempo, así sea de manera esporádica. F. Blin insiste en esta relación y en las diferencias que separan la perspectiva teórica de Piaget, que propone el establecimiento de un ambiente de aprendizaje en el que el sujeto se desenvuelva por sí mismo (postura que da resultados parciales), de una propuesta neo-vygotskiana que 20 Holec, Henri. "L'autonomisation des apprenants en structure institutionnelle", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres, AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, p. 125. 61 exige el contacto asesor-aprendiente hasta que éste último alcance un estado de independencia suficiente.21 Autoaprendizaje no significaría, por lo tanto, dejar solo al sujeto, sino “...elaborar modalidades de ayuda y de interfaces entre los aprendientes y sus recursos, definir nuevos roles para el aprendiente y el enseñante, es decir, asegurar mediaciones humanas y materiales adaptadas a los aprendientes.”22 Albert Moyne ve incluso la autonomía completa como indeseable: “En el fondo, no se trata de pensar la dependencia y la autonomía como dos estados contradictorios, o peor, excluyentes, sino como dos estados simétricos que el ser humano necesita para ser él mismo.”23 En un sentido semejante, al analizar la relación del orientador con el aprendiente, G. Lieutad antepone al savoir-faire (es decir a las competencias y a sus respectivas realizaciones o perfomances) el savoir-etre (el saber-ser) y más todavía, el savoir-etre con alguien más.24 Tal vez la etapa más delicada del proceso de autonomización sea el desarraigo de las ideas hechas sobre el proceso de aprendizaje. Las frases hechas y los lugares comunes constituyen una barrera sólida difícil de derribar: "una lengua no puede ser aprendida de manera autónoma"; "sólo el profesor puede corregir al estudiante, pues únicamente él es capaz de discriminar lo correcto de lo erróneo…” La desmitificación de las preconcepciones puede representar un peligro si no se asiste debidamente al aprendiente, ya que se trata de cambiar radicalmente el rol que hasta entonces había adoptado bajo esquemas de enseñanza-aprendizaje tradicional, por lo que puede sentirse abandonado a su suerte sin los apoyos a los que estaba acostumbrado. N. Gannac explica que se trata de luchar contra "...concepciones o esquemas presentes en el pensamiento antes de cualquier cuestionamiento, profundamente arraigados, a menudo en la afectividad."25 El reto se complica si se considera, además, que el choque cultural que producen en el aprendiente las representaciones de la nueva lengua, "extrañas" en esencia. 21 Blin, Francoise, "Les enjeux d'une formation autonomisante de I'apprenant en environnement multimédia", Études de lingüistique appliquée. No. 109, Paris: Didier Érudition, p. 218. 22 Barbot, Marie-José. Les auto-apprentissages. Paris: Clé Internacional, 2001, p. 23. 23 Moyne, Albert, "L'autonomie de l'élève", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, p. 104. 24 Lieutaud, Gilbert et Francois Weiss. "Une nouvelle relation maître-élève", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, p. 143. 25 Gannac, Nicole. "Entre le dire et le faire ou le poids des représentations ", Études de Lingüistique Appliquée, No. 109, janvier-mars, 1998, p. 71. 62 El aprendiente debe en consecuencia tener en cuenta que el camino hacia la autonomía es inestable y se caracteriza por un cuestionamiento permanente que le impedirá tomar alguna verdad por inamovible. Por ello, las estrategias que desarrolle deberán ser sometidas a una constante evaluación, que las irá matizando a medida que el sujeto profundice en el conocimiento de sus propias estrategias de aprendizaje. Para limitar el riesgo de la deserción a causa de frustraciones repetidas, la comunicación entre el aprendiente y su orientador deberá ser transparente, de manera que sean eliminados todos los temores y satisfecha cualquier inquietud. El orientador deberá asimismo estimular cualquier iniciativa personal o grupal y aprovechar cualquier coyuntura para reforzar la convicción de que el éxito del aprendizaje depende en gran medida de la determinación de los sujetos. Una medida eficaz consiste en darle a conocer al aprendiente, desde el principio, las responsabilidades que irá asumiendo a lo largo del proceso de autonomización. Henri Holec expone claramente los ámbitos en que el sujeto interviene, cuando se sitúa ya en una autodirección total:26 • la determinación de los objetivos; • la definición de los contenidos y de las progresiones; • la selección de los métodos y de las técnicas; • el control del desarrollo de la adquisición; • la evaluación de la adquisición. Holec propone que se organicen breves sesiones (de 5 a 15 minutos) consagradas exclusivamente a la reflexión sobre la adquisición de la autonomía. En estas sesiones se comentaría la razón y el fin de las actividades que hubieran sido elegidas, lo cual llevaría a clarificar por una parte "...qué es una lengua y qué significa aprender una lengua..."27 y, por otra parte, propiciaría que los aprendientes se hicieran dueños de su proceso de aprendizaje. Sólo mediante una transparencia irrestricta, el sujeto encontrará sus propias vías. 26 Holec, Henri, "Autonomie et apprentissage autodirigé en langues", en B. André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres, AF-Didier-Haehette, Paris, 1989, p. 106. 27 Holec, Henri, "L'autonomisation des apprenants en structure institutionnelle", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, p. 151. Holec, op. cit., p. 151. 63 La adquisición de la autonomía es, en resumen, un proceso gradual que se consigue a fuerza de constancia, mediante una interacción constante entre los dos actores implicados. Dicho proceso contempla cinco niveles por los que habrá de transitar el aprendiente:28 - Nivel 5: motivación, dirección, independencia e interdependencia - Nivel 4: motivación, independencia, pero interdependencia débil - Nivel 3: dependencia, los factores socio-afectivos pueden frenar el aprendizaje, falta de dirección y de organización -Nivel 2: dependencia, irregularidad, falta de dirección y de motivación, rechazo a desarrollar estrategias metacognoscitivas (contra-dependencia) - Nivel 1: "se sueltan las amarras". Para concluir la definición del proceso de autonomización resulta ilustrativa la caracterización de H. Holec quien insiste en que no se trata de un método, sino de "…una actitud estructurante, un "tropismo", que cada quien puede aprovechar a su manera en su situación pedagógica."29 2. Factores que propician la autonomía Afirmar que al aprender algo nuevo se parte "de lo que ya se sabe", podría parecer ocioso, pero no lo es de ninguna manera si se considera que, para lograr la autonomía en el aprendizaje, el sujeto debe tomar plena conciencia de los medios que utiliza para aprender, medios que siempre serán diferentes de los de cualquier otro individuo. La biografía del estudiante proporciona datos valiosos sobre su bagaje. Al analizar sus antecedentes, se descubre que todos o casi todos los individuos que desean aprender una lengua son "falsos principiantes". En el medio universitario prácticamente no hay estudiantes que no hayan tenido una experiencia previa con una lengua -al menos con su lengua materna- o alguna formación así sea incipiente en informática. En estas condiciones, tanto la reflexión lingüística como la preparación técnica se encuentran en un nivel "operacional", lo que evitará emplear tiempo en la adquisición de un 28 Cfr. Blin, Francoise, "Les enjeux d'une formation autonomisante de l'apprenant en environnement multimédia", Études de lingüistique appliquée, No. 109, Paris, Didier Érudition, p. 224. 29 Holec, Henri, op. cit., p. 154. 64 metalenguaje mínimo o en el desarrollo de habilidades ligadas al manejo de los instrumentos computacionales y de sus códigos.30 Por otra parte, también es cierto que organizar el trabajo en torno a situaciones reales, profesionales, educativas y ¿por qué no? personales, convierte el aprendizaje en una experiencia significativa, lo que lo hace doblemente eficaz. G. Lieutaud afirma a este respecto que toda situación pedagógica debe contemplar de manera inexcusable tres criterios: "…de motivación, de implicación y de autonomía del aprendiente."31 Cuando un estudiante se encuentra en una situación en la que la satisfacción de sus deseos y la inversión de su dinero están en juego, se siente enteramente implicado y utilizará todos los recursos a su alcance para lograr su objetivo. Un ejemplo de esto puede ser la siguiente situación: el sujeto en cuestión tiene que conseguir en las páginas electrónicas de las líneas aéreas estadounidenses (publicadas en inglés) un par de boletos para viajar a San Francisco a la boda de un amigo íntimo. En este caso, se le plantea la necesidad de aprender a utilizar una página electrónica de manera eficiente, para realizar un proyecto personal; esto lo sitúa en una coyuntura de máxima motivación; así el aprendizaje adquiere un grado máximo de "significatividad". En este mismo sentido, es sabido que muchos de los auxiliares computacionales son "interactivos", y que establecen naturalmente un diálogo entre el aprendiente y el programa o el interlocutor que se encuentra del otro lado del aparato -computador, teléfono...-. De este modo el sujeto se asume como individuo respondiendo a una situación real de comunicación, real a pesar de la virtualidad de su interlocutor. El chat y el e-mail cumplen esta función, al ubicar a los usuarios en una situación real de comunicación -real aunque el medio siga siendo virtual-, ya que a través de ellos los estudiantes llevan a cabo actos de comunicación auténticos, en los que su personalidad está implicada, independientemente del contenido de los mensajes que sean enviados. En realidad la elección de un ambiente virtual es una excelente decisión para favorecer la autonomía del aprendiente, pues el individuo debe enfrentarse a solas a estos medios, prescindiendo con mucha frecuencia del orientador. Sin embargo, el aprendiente debe hacer ciertas distinciones: habrá de preferir a los ambientes 30 Los adeptos al "chat" han creado, por ejemplo, un nuevo código que expresa emociones con grafíasdibujo: los llamados "emoticons". 31 Lieutaud, Gilbert et Francois Weiss, "Une nouvelle relation maítre-éleve", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangères, AF-Didíer-Hachette, Paris, 1989, p. 143. 32 Cfr. Crookall, citado por Francoise Blin, "Les enjeux d'une formation autonomisante de l'apprenant en environnement multimédia", Études de lingüistique appliquée, No. 109, Paris, Didier Érudition, pp. 220 y 221. 65 "determinados por computador" -aquéllos en los que realiza sólo ejercicios-, o a los "ambientes controlados por computador" o "basados en computador" -aquéllos que le ceden alguna participación en la confección de las actividades programadas-, los ambientes "asistidos por ordenador", es decir, aquéllos en los cuales el computador no interviene en las decisiones del aprendiente.32 Para este efecto, el computadorinstrumento es el más recomendable, ya que favorece efectivamente la autonomización, a diferencia del computador-tutor, que pretende sustituir al profesor en su papel de director del proceso de enseñanza-aprendizaje. Hay una norma que no es posible transgredir: las instalaciones y los materiales deben ser congruentes con el objetivo de la autonomización y ser ellos mismos muestra de esta cualidad. A este respecto F. Blin afirma que "...el establecimiento de una estructura social autonomizante es una condición necesaria para que las tecnologías puedan contribuir a la autonomización de los aprendientes de lenguas extranjeras".33 Dicho esto con una reserva, pues la evolución de los medios de comunicación habrá de continuar de manera difícilmente previsible la transformación radical de las relaciones sociales. Los seductores atributos que poseen las herramientas electrónicas no deben ocultar sus debilidades; dos ejemplos serán suficientes para justificar que se mantenga una actitud vigilante frente a ellos. El primero es la volatilidad de la información que ofrecen, ya que su permanencia en el sitio es imprevisible; el segundo consiste en la falta de confiabilidad de su información, a menudo cuestionable. (Esta coyuntura hace pensar que las universidades podrían apoyar la multiplicación de estos sitios de manera que adquirieran bajo su protección consistencia y confiabilidad). Una medida más que contribuye a hacer más atractivo el trabajo en un centro de autoacceso es enriquecer los acervos de manera que los aprendientes encuentren una variedad significativa de materiales no sólo de divulgación sino especializados. Cuando el público pertenece a una institución educativa (como es el caso de la UAM), ésta puede ser una decisión que propicie incluso la diversificación de los contenidos que vehiculan las lenguas extranjeras que ahí se estudian. Otro elemento importante es la confianza en la funcionalidad de los recursos. El aprendiente debe estar seguro de que habrá de encontrar a su disposición los materiales e instalaciones que necesita en el momento en que desea trabajar. Cuando el aprendizaje se lleva a cabo en un medio institucionalizado y en instalaciones con un horario 33 Ibid., p. 225. 66 determinado, se debe asegurar que se respeten esas condiciones, de tal modo que el usuario las tenga presentes en el momento de organizar su empleo del tiempo. En el caso del aprendizaje a distancia o a través de medios electrónicos que permiten una interacción sincrónica o asíncrona, la disponibilidad es aún más importante: no hay nada más frustrante para un estudiante que trabaja a través de un computador que enfrentar repetidas "caídas del sistema". "El orientador, las instalaciones y los materiales deben estar ahí" en el lugar y en el tiempo que se ha prometido; es decir, estar a la disposición del aprendiente para que éste pueda trabajar a su propio ritmo, en los momentos en que él decida que le son más convenientes. Si a esta seguridad se agrega un ambiente agradable, se incrementará la probabilidad de éxito. 3. Los "ambientes virtuales" El éxito rotundo de los llamados "medios virtuales" exige que se haga una precisión acerca de las acepciones de este término. La definición del término "virtual" que nos interesa no es aquella que excluye cualquier material o instalación que no sea computacional. Lo "virtual" adquiere para este fin una acepción más amplia (se quiere "operativa", a riesgo de ser superficial o parcial) que incluye todas aquellas situaciones en que la realidad es sustituida por una representación, sea ésta la ficción literaria, la cinematográfica, la televisiva..., sin olvidar evidentemente el ámbito computacional. Toda representación es virtual, sin importar el formato. La virtualidad se produce cuando se "suplanta" con representaciones a los seres reales. Es verdad que algunos medios de comunicación favorecen un intercambio que se acerca a lo "vivo"; porque nos hacen ver y escuchar personas en tiempo real, como la radio, la televisión e incluso el chat, pero bastará buscar la "integridad" de las personas que en la realidad podríamos tocar, oler..., para descubrir que estamos frente a imágenes de ellas. Ahora bien, tal vez el ideal consista en establecer una estructura que permita combinar actividades en las que se lleve a cabo un intercambio "real" (una conversación del aprendiente con su orientador, por ejemplo), con actividades que puedan ser realizadas a distancia, ya sea de manera sincrónica o asíncrona, con apoyo profesional o no. Para cumplir el propósito de esta reflexión, se considerará, sin embargo, elementos computacionales primordialmente, por ser éstos ejemplos significativos y variados. 67 Además, es alentador saber que varios especialistas coinciden en afirmar que las herramientas informáticas favorecen el proceso de autonomización de los aprendientes. Estos útiles, aparte de su novedad y su versatilidad, conducen muy pronto a los aprendientes a tomar decisiones en el momento de organizar su aprendizaje, de elegir los materiales con los que habrán de trabajar o las estrategias que habrá de seguir.34 Entre las herramientas que han probado su eficacia para facilitar el proceso de autonomización se encuentran: los sistemas de búsqueda (por palabra clave/ por directorio, tipo Yahoo o Google); los servicios gráficos o páginas de información: www/ http; las bibliotecas virtuales (de acceso a todo público o privadas, contienen catálogos, bases de datos...), cuyos repertorios pueden extenderse al infinito y "ser invocados" en un segundo. Además de éstos, se cuenta con la videoconferencia y con los "foros de discusión", espacios para intercambiar información sobre tópicos establecidos previamente, que suelen transformarse en "comunidades virtuales" cuando los usuarios llegan a integrar un grupo relativamente estable. Merecen una mención especial los Key pals; son éstos grupos que se forman de manera espontánea para aprender algo; son numerosos los dedicados al aprendizaje de idiomas. Los Key pals son visitados mayoritariamente por jóvenes que se apoyan entre ellos, con "tips" sobre estrategias y contenidos lingüísticos, para aprender y practicar lenguas extranjeras.35 Los ambientes comunitarios de este tipo favorecen la aceleración del proceso de autonomización pues crean un ambiente socio-afectivo estimulante, además de que, al ser llevado el aprendiente por sus pares a reflexionar sobre su estilo de aprendizaje, se facilita el desarrollo de estrategias metacognoscitivas. Antes de abandonar este capítulo, es indispensable hacer referencia a los poderes de seducción de la literatura. La ficción literaria es una ventana cultural que, por utilizar como materia prima elementos arquetípicos, escapa a los cuestionamientos que sufren las informaciones poco sólidas de los medios electrónicos. La ficción literaria lleva al individuo a asimilar las experiencias universales a su propia vida y a concebir una imagen del mundo en la cual encuentren un sitio que colme sus deseos. Los abundantes materiales literarios adaptados a los niveles de lengua que van adquiriendo los 34 Blin, Francoise, "Les enjeux d'une formation autonomis ante de l'apprenant en environnement multimédia", Études de lingüistique appliquée, No. 109, Paris, Didier Érudition, p. 216. 35 Algunas de las direcciones electrónicas que aparecen en las Fuentes, en la última página de este trabajo, son ejemplos de esta herramienta. 68 estudiantes, con frecuencia editados en forma de "audiolibro", son particularmente valiosos. 4. El papel del orientador No sería inexacto afirmar que en el encuentro del aprendiente y del orientador se localiza la clave para lograr la autonomización del primero; es decir, en el compromiso del aprendiente y en la sensibilidad de su orientador. En el aprendiente debe existir una disposición clara para asumir las responsabilidades que le exigirá la asunción de su autonomía. El orientador, por su parte, deberá ser sensible a los escollos que encontrará el aprendiente en su evolución, además de tener una visión completa de las posibilidades y los peligros del proceso en el que ambos se verán envueltos. Una interpretación errónea o parcial de su papel los llevaría a resultados inciertos. El autoengaño no es un caso raro. En el aprendiente conduce a una frustración aguda y al abandono definitivo no sólo de su proyecto de autonomización, sino incluso a la deserción en el aprendizaje de lenguas. Por ello debe concebir su inclusión en el ámbito del autoaprendizaje como una elección; es decir, una decisión libre y de ser posible placentera. El orientador tampoco está exento de riesgos. Albert Moyne menciona el caso del profesor que con toda buena voluntad les pide a sus pupilos que "sean autónomos", mientras que en la práctica, incluso de manera inconsciente, "...les niega sutilmente los medios para alcanzar la autonomía o los induce a comportamientos opuestos."36 El proceso de autonomización puede ser desvirtuado de tal modo que el profesor llegue a suponer ingenuamente que este fin se realice mediante la transposición de sus manuales a formato electrónico, sin haber concebido ningún cambio metodológico sustancial. Holec insiste en que el único rol que el orientador puede asumir es el de "sostén";37 es decir, que debe limitar su intervención a "...favorecer que el aprendiente descubra los útiles que necesita", a ayudarlo a clarificar sus observaciones y a interpretarlas. Para 36 Cfr. Moyne, Albert. "L'autonomie de l'éleve", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres, AF-Didier-Haehette. Paris, 1989, p. 103. 37 Holec, Henri. "Enseignant et autonomisation", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres, AF-Didier-Haehette, Paris, 1989, p. 151. 69 ello, Holec proporciona una lista de las capacidades que el orientador deberá ayudar a desarrollar al aprendiente:38 - Definir sus objetivos a partir de una definición de necesidades, previa sensibilización sobre el funcionamiento de una lengua y de algunas categorías de aprendizaje. - Definir contenidos y "progresiones"; es decir, corpus de aprendizaje -de elementos lingüísticos y comunicativos. - Seleccionar métodos y técnicas, bajo la forma de listas de actividades de aprendizaje; en este caso el aprendiente deberá ser capaz de entender la utilidad de dichas actividades. - Controlar el desarrollo del aprendizaje; es decir, el orientador auxiliará al aprendiente en el momento de establecer para sí mismo un plan de trabajo. - Evaluar la adquisición y su proceso de aprendizaje; es decir, apoyarlo en el descubrimiento y la utilización de criterios de evaluación de sus realizaciones, y en el establecimiento de metas personales. Ya que debe respetar los estilos de aprendizaje del aprendiente, el orientador deberá luchar contra la tentación de "heredarle" su propia experiencia; ésta deberá servirle sólo para anticiparse a los peligros que pueden desviar al aprendiente del descubrimiento de sus propios medios. El nuevo carácter del orientador no debe, sin embargo, dar una falsa de idea de sus obligaciones. Lejos de ver disminuir su participación en el proceso de enseñanzaaprendizaje -afirma Holec-, el orientador verá diversificarse sus tareas y responsabilidades, sólo que ahora su participación no será ya el ejercicio de una autoridad, sino el uso de una competencia formada a base del manejo de técnicas didácticas y de creatividad.39 El factor psicológico obligará al orientador a mostrar una sensibilidad particular, pues deberá ser capaz de cuidar que el aprendiente establezca para sí mismo retos estimulantes, y vigilar al mismo tiempo que éstos no lo lleven a un estado de frustración al convertirse en fantasmagorías inalcanzables. 38 Holec, Henri, "Nouveaux rôles des enseignants", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langles étrangeres, AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, pp. 147-148. 39 Ibid., p. 148. 70 En esta empresa compleja no faltan sorpresas, algunas de ellas inimaginables; he aquí una de ellas que pone en entredicho el carácter indispensable del orientador. Noëlle Groult reporta un comportamiento peculiar en los estudiantes que asisten al Centro Multimedia del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras de la UNAM: “...de 181 personas que pidieron asesoría, 150 fueron en una sola ocasión a solicitar ayuda…”40 En situaciones tan paradójicas, tal vez los "contratos de autoaprendizaje" sean de utilidad para asegurar una mayor formalidad en el intercambio entre aprendiente y asesor, como sugiere Leslie Disckinson.41 5. La evaluación En el contexto de la autonomización la evaluación tradicional no tiene lugar. Si el aprendizaje es decisión del aprendiente y los objetivos del aprendizaje son definidos a partir de sus motivaciones, la evaluación deberá ser congruente con estos principios, y deberá responder sólo a la necesidad de conocer los avances del proceso. En este contexto, la certificación debería ser una necesidad secundaria, aceptada únicamente bajo la presión de factores externos -solicitud de un diploma en el trabajo; requisito para ingresar en alguna institución, situaciones inevitables en la sociedad-. De esta manera, la evaluación deberá señalar en qué medida los objetivos que el aprendiente se establece se van cumpliendo y orientado acerca de las medidas que habrá de tomar para dirigir de manera más eficiente el proceso de aprendizaje, cuya definición surge de él mismo. Evidentemente, la evaluación en este caso deberá extenderse a las estrategias de aprendizaje, a las técnicas... Para este fin las "hojas de monitoreo" y su análisis por parte de aprendiente y orientador han probado ser de gran utilidad. Holec dice al respecto que la autoevaluación -siempre será "auto"- deberá regirse por criterios estrictamente personales y deberá tener en cuenta las "limitaciones externas" (disponibilidad espacio-temporal; posibilidades materiales, etc.) e "internas" (capacidades intelectuales, físicas, etc.), siempre en función de metas personales.42 40 Groult, Noelle. "Elaboración de materiales para el desarrollo y el seguimiento del proceso metacognoscitivo en aprendizaje autodirigido", en Estudios de Lingüística Aplicada, edición especial, núm. 3031, diciembre de 1999-julio de 2000, p. 310. 41 Dickinson, Leslie. Self-instruction in Language Learning. Cambridge: Cambridge University Press, 1996, p. 99. 42 Holec, Henri, "Controle du déroulement de l'acquisition", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres, AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, p. 159. 71 Conclusión Han sido expuestas algunas alternativas para hacer realidad el sueño de la autonomización de los estudiantes de lenguas extranjeras. Los elementos considerados en primer plano han sido el carácter del aprendiente y del orientador, enseguida la especificidad de los medios "virtuales", y finalmente la evaluación. No resta sino hacer una consideración final: cuando se concibe un proyecto tan ambicioso como lograr que los estudiantes dirijan su propio proceso de formación, no es difícil imaginar que los pioneros debieron enfrentar variadas formas de resistencia, muchas de las cuales no han perdido en nuestros días su vigencia -o su virulencia-. Ésta es una situación que no hay que minimizar. Las instancias encargadas de asegurar los medios para hacer posible la formación en segundas lenguas deberán someterse a una reorganización de fondo: los sistemas de acreditación tradicionales deberán flexibilizarse (habrá aprendientes que completen una formación en la mitad del tiempo que exige el sistema tradicional, por ejemplo); el profesor deberá abandonar el reino seguro de su sala de clase y tal vez cambiar la organización de su tiempo laboral -o el de su vida-. Habrá que eliminar barreras de todos tipos: "culturales, institucionales..., sin descartar las intelectuales y las afectivas, de tal manera que se erradiquen las actitudes sumisas a lo directivo, lo condicionante y alienante". Bajo estas condiciones es probable, como desea Wolff, que presenciemos cómo la clase de lengua del futuro “...permitirá a los aprendientes aprender de manera autónoma y responsable en un ambiente complejo, rico y auténtico…”43 43 Citado por Francoise Blin, "Les enjeux d'une formation autonomisante de l'apprenant en environnement multimédia", Études de lingüistique appliquée, No. 109, Paris, Didier Érudition, p. 215. 72 Fuentes Barbot, Mariejosé. Les auto-apprentissages. Paris: Clé International, 200 l. Benson, Phil. "Concepts of autonomy in Language Learning", in Pemberton, Richard et al. Taking control. Autonomy in Language Learning. Hong Kong: Hong Kong University Press, 1996, pp. 27-48. Blin, Francoise, "Les enjeux d'une formation autonomisante de l'apprenant en environnement multimédia", en Études de Lingüistique Appliquée, No. 109, Paris: Didier Érudition, pp. 210-219. Dickinson, Leslie. Self-instruction in Language Learning. Cambridge: Cambridge University Press, 1996. Gannac, Nicole. "Entre le dire et le faire ou le poids des représentations", en Études de Lingüistique Appliquée, No. 109, janvier-mars, 1998. Groult, Nodle. "Elaboración de materiales para el desarrollo y el seguimiento del proceso metacognoscitivo en aprendizaje autodirigido", en Estudios de Lingüística Aplicada, edición especial, núm. 3031, diciembre de 1999-julio de 2000, pp. 30731l. Holec, Henri. "Autonomie et apprentissage autodirigé en langues", en B. André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AFDidierHachette, Paris, 1989, pp. 105-113. -. "Controle du déroulement de l'acquisition", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AF-DidierHachette, Paris, 1989, pp. 155-159. -. "Enseignant et autonomisation", en Bernard André, Autonomie et enseignement. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, pp. 151-153. -. 'Tautonomisation des apprenants en structure institutionnelle", en Bernard André, Autonornie et enseignernent. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, pp. 125-129. -. "Nouveaux róles des enseignants", en Bernard André, Autonornie et enseignernent. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, pp. 147-150. Lieutaud, Gilbert et Francois Weiss. "Une nouvelle relation maitre-éleve", en Bernard André, Autonornie et enseignernent. Apprentissage de langues étrangeres. AFDidier-Hachette, Paris, 1989, pp. 139-145. Moyne, Albert. "L'autonomie de l'éleve", en Bernard André, Autonornie et 73 enseignernent. Apprentissage de langues étrangeres. AF-Didier-Hachette, Paris, 1989, pp. 101-104. Keypals (al viejo estilo de los penpals) http://www.its-myworld.com/open/keypals/ over 18. asp http://www.europa-pages.com/www_write/penpals. html http://ppi.searchy.net Recursos de idiomas http://www.logos.it Cursos en línea gratuitos http://www.mansioningles.com/ http://www.learnenglish.org.uk/ Cursos en línea con costo http://www.globalenglish.com/ http://www.learnenglish.com/courses.htm http://www.englishtown.com http:/www.parlo.com/(cursos a través del envío de lecciones vía e-mail) Plataformas gratuitas para la enseñanza (para "abrir" una comunidad y una plataforma propias de enseñanza en línea) http://www.dotlrn.org Direcciones de interés general www.utdtjeduforum/ensayol0.htm www.educaweb.com/esp/ servicios/ monografico/ formvirtj opinionl2.asp www.educaweb.com/esp/ servicios/ monografico/ formvirtj formvirt.htm 74 Ociel Flores Flores Doctor en Literatura General y Comparada, Universidad de La Sorbonne, París III. Profesor Investigador UAM-A. Miembro del SIN (I). Actualmente es coordinador de la Especialización en Literatura Mexicana. Gerardo Alfonso Pérez Barradas Licenciado en Administración por la UAM-Azcapotzalco. Trabaja como Técnico Académico del Centro de Recursos, a la vez que realiza estudios de especialización en Diseño, dentro de la línea de investigación en Nuevas Tecnologías en hipermedios. 75 EL ESTIGMA DE LOS NO LECTORES: PRÁCTICAS LECTORAS EN LA UNIVERSIDAD María Emilia González* Rosaura Hernández Monroy* A la conquista de la palabra articulada, siguió la imperiosa necesidad de fijarla materialmente, pues con ello se podía prescindir de la presencia real del hablante, a la vez que asegurar la perduración del mensaje y su consecuente disponibilidad. El dibujo fue así la primera manifestación de la escritura. Dibujos arcaicos que eran figuraciones concretas y que andando el tiempo irían a esquematizarse, a quedar reducidos a unas escasas líneas esenciales que constituyeron los primeros signos abstractos. Así el dibujo fue la primera manifestación de la escritura, suceso cultural que para muchos es el primer signo de la hominización. Posteriormente el hombre logró un nivel superior de abstracción, creó signos través de los cuales abstrajo su entorno: las letras. De esta manera el texto escrito se concibió no sólo como un medio de comunicación, sino como un medio de representación del mundo. Este medio escrito permitió al hombre desarrollar un aspecto reflexivo del conocimiento, el cual al ser compartido y negociado permitió acrecentar su sentido por sí mismo. Por otro lado, en un nivel funcional, al escribir y ser leído por alguien, propició establecer relaciones interpersonales, con otro que no estaba presente. Hoy, diaria e inexorablemente, el hombre, sepa o no leer, se halla sometido a una copiosa exposición de mensajes escritos. Letras incorporadas a la pintura o a las imágenes del cine y la televisión, magnificadas en los anuncios espectaculares, o diminutas y vistosas en monogramas ornamentales, la letra es el elemento básico de la escritura, su átomo radical. Al deletrear una palabra alfabética se utilizan las operaciones mentales de linealidad, secuencia, abstracción y análisis; son las mismas operaciones que sustentan las funciones más representativas del hemisferio izquierdo: el lenguaje, la lógica, la causalidad y el cálculo matemático. Visto así, los beneficios de la *Departamento de Humanidades, UAM-A. **Departamento de Humanidades, UAM-A. 76 escritura alfabética son evidentes, la adquisición de la lectura y la escritura son unas herramientas tan valiosas en la cultura mundial, que prácticamente todos los gobiernos quieren que sus ciudadanos las posean. Sin embargo, esta idea de alfabetizar al mayor número de ciudadanos es muy moderna, recordemos que hasta hace muy pocos siglos la gran mayoría de personas eran analfabetas. Más aún, en algunos países europeos y americanos, este privilegio estaba circunscrito a una clase social: la que detentaba el poder; no sólo político, sino también el religioso; esto explica la persecución de todos aquellos que se atrevían a leer libros prohibidos por la Santa Inquisición; así la lectura era una práctica totalmente desalentada. Actualmente la lectura se ha convertido en una actividad prestigiada. En muchas estadísticas se ha vuelto el parámetro con el que se mide el avance civilizatorio de las naciones. Hoy se enfatiza la importancia de la lectura de libros como un factor fundamental para el crecimiento económico, político, social y cultural de las personas y de las naciones; además se visualiza el desarrollo de un país por el número y la calidad de sus lectores, así como la infraestructura que sostiene a la lectura y la escritura. Esto explica por qué los gobiernos lanzan campañas para alfabetizar a la población, en México concretamente, se ha iniciado un programa de fomento de la lectura y el libro, llamado Hacia un país de lectores, impulsado por CONACULTA. Este programa encara el problema de que los niveles de lectura en nuestro país son muy inferiores a los que demanda el desarrollo actual, ya que ocupamos el penúltimo lugar en hábitos de lectura, con un promedio de 2.8 libros al año, por persona. En este artículo deseamos realizar un análisis de cuál ha sido el imaginario que se ha gestado alrededor de la lectura y cómo se lleva a cabo ésta en un ámbito restringido como es la universidad. Sabemos que el sistema educativo, así como la familia es un ámbito donde se manifiesta la ideología del Estado, por tanto nosotras como docentes nos vemos obligadas a actuar en un mundo social que está lleno de contradicciones y luchas, en el que día a día debemos tomar decisiones acerca del mejor rumbo de acción en el salón de clases. De este modo, al mismo tiempo actuamos de acuerdo con las coacciones sociales del mundo y, sobre de ellas de un modo u otro, ya sea para cambiarlas o reforzarlas. Así la decisión de dejar leer tal o cual libro a los alumnos está permeada muchas veces por la intención de que los alumnos realicen reflexiones críticas sobre las estructuras de autoridad y poder; o simplemente conozcan otras realidades a través de las cuales puedan entender su propio entorno. 77 Partimos de la tesis de que los estudiantes universitarios sí leen, pero no los textos que están prestigiados como de alta cultura. Por lo tanto, sus referentes son las revistas de moda, las publicaciones periódicas dirigidas a adolescentes, la información que circula en Internet; por ello cuando se enfrentan a lecturas complejas de autores como Rousseau, Marx, Hobbes, se sienten poco interesados, ya que no manejan la suficiente información para contextalizarlos y comprenderlos; es más se sienten perdidos en un bosque de ideas que hacen poco eco en su bagaje cultural. En una primera parte analizaremos qué es la semiótica y cómo a través de ella captamos el significado de nuestro entorno e interactuamos con él, después haremos una reflexión sobre lo que se entiende por lectura y cuál ha sido su historia, así como los diferentes tipos de lectura que se pueden realizar. Por último, fundamentaremos por qué afirmamos que los estudiantes universitarios sí leen, aunque no sea lo que marca el concepto de canon y la ambivalencia de los juicios que se vierten sobre la actividad lectora. EL MUNDO COMO TEXTO La semiótica (del griego semeion-signo) es el estudio y la toma de conciencia de los signos y de las relaciones que pasan desapercibidas en los procesos de la comunicación y significación en las que estamos inmersos. La semiótica no trata de buscar la verdadera interpretación de un texto, ya que ésta varía según los marcos de referencia del receptor, sino que intenta poner de manifiesto lo implícito, trata de explicar cuestiones como la de saber qué hace posible la significación que manifiestan textos, imágenes y conductas en una determinada situación. Charles Sanders Pierce, uno de los fundadores de la semiótica, señala que la problemática fundamental de ésta, es la de las relaciones entre la producción del sentido, la construcción de lo real y el funcionamiento de la sociedad.44 Visto así, la lectura semiótica consiste, fundamentalmente, en un conjunto de prácticas que instituyen una identidad común, compartida por los sujetos de la mediación simbólica que intervienen en el proceso. Planteado de esta manera, para muchos esta disciplina les parecerá ajena; sin embargo, en realidad, la mayoría somos hábiles decodificadores de 44 Eliseo Verón, La semiosis social, Gedisa, Buenos Aires, 1987, p. 120. 78 la semiótica y constituye una de nuestras actividades rutinarias. Si hay dudas en aceptar esto, reflexionemos: Vivimos inmersos en un mundo de lenguajes que nos desafían, nos demandan su decodificación, nos exigen su lectura. Así, la lectura es algo que nos envuelve cotidianamente. Decenas de miles de años de experiencia y una estrecha relación con la naturaleza y sus fenómenos nos han habilitado para esa lectura del mundo. Hoy como hace milenios, el levantar la cara al cielo y poder predecir que lloverá, evidencia nuestros conocimientos en semiótica. Podemos leer varios lenguajes: los sentimientos, las emociones, el arte, la ciencia, los gestos, la música, por nombrar algunos. Las palabras son hermosas, fascinantes e importantes, pero las hemos sobreestimado en exceso, ya que no representan la totalidad, ni siquiera la mitad del mensaje. En la comunicación generalmente hacemos una decodificación de todo aquello no verbal, cuya lectura en muchas ocasiones nos informa más, incluso llegamos a las palabras, cuando nos ha fallado todo lo demás. La expresión en los rostros y la manera de llevar nuestro cuerpo no solamente tienen el sello de nuestra cultura, sino que trasmiten nuestra propia personalidad. El mensaje que se transmite por el aspecto personal es fácilmente captado por nuestros congéneres. Se realizará una diferente lectura de los aspirantes a un puesto de trabajo, desde la forma en que entran al lugar donde serán entrevistados, su atuendo personal, su forma de presentarse. En otra situación, un emotivo discurso político, pronunciado por un hombre de mirada apagada, voz muy baja y de posición corporal descuidada, no resultará convincente. El comportamiento ocular es tal vez la forma más sutil del lenguaje corporal. La cultura nos programa desde pequeños, enseñándonos qué hacer con nuestros ojos y qué esperar de los demás. Aún cuando el contacto visual sea efímero, la suma del tiempo dedicado a mirar al otro transmite cierta información. Durante el cotidiano intercambio de palabras, mientras la gente presta atención a lo que dice, los movimientos de los ojos proporcionan un sistema de señales que indican al interlocutor su turno para hablar. La mayoría de las personas se enfrentan con el problema de no saber hacia dónde mirar, cuando comparten con otras un espacio pequeño, como el elevador o la sala de espera del médico. Vivimos inmersos en un mundo de lenguajes que nos desafían, nos demandan su decodificación, nos exigen su lectura. Así, la lectura es algo que nos envuelve cotidianamente. Con todo lo anterior podemos inferir que usualmente estamos atentos al 79 lenguaje oral de nuestros interlocutores, pero a otro nivel estamos decodificando un metalenguaje, que en ocasiones es más veraz que todo lo que escuchamos. Esto explica ciertas respuestas que damos a alguna situación y que racionalmente no podemos explicar y simplemente decimos: "me latió", de fondo realmente se realizó una decodificación semiótica de muchos signos y se respondió en consecuencia. Dentro de este amplio espectro que abarca la semiótica, uno de los niveles de decodificación de signos que nos interesa analizar es la lectura de textos, proceso en donde sí podemos observar una intencionalidad consciente. Este proceso ha tenido una evolución histórica, la cual revisaremos en el siguiente apartado. LAS DIFERENTES LECTURAS Afirmar que todos leemos de manera parecida es un atrevimiento, sobre todo si nos atenemos a la definición amplia de lectura que hemos manejado al inicio de este artículo. Ciertamente, el acto de leer no significa lo mismo para todos, ni por supuesto ha sido realizado siempre de la misma manera. Según los entendidos, la práctica de la lectura ha transitado por diversas facetas que van desde la lectura oralizada a la lectura en silencio, pasando en momentos por la lectura vocalizada en silencio o murmurada, según la ocasión y no siempre en el mismo orden. Por otro lado se habla de una lectura intensiva en contraposición con una extensiva. La lectura placentera de la obligatoria. Pero, ¿qué es lo que determina que se realice de una manera o de otra esta lectura, qué es lo que tienen en común o qué las diferencia?, son las preguntas a las que se tratará de responder este apartado. Según Cavallo y Chartier,45 hay tres revoluciones por las que ha transitado la lectura: entre los siglos XII y XIII, se pasa de la lectura oralizada a la lectura en silencio; en la segunda mitad del siglo XVIII se pasa de la lectura intensiva a la extensiva y actualmente la electrónica está redefiniendo la manera de leer. Esta diversidad de prácticas está correlacionada con el soporte material de lo escrito, su naturaleza y el contexto social en el que se desarrolla. En este apartado se hará mayor énfasis en la relación entre el soporte material del texto y la forma de la lectura, ya que"...conviene tener en cuenta que las formas producen sentido y que un texto está revestido de un 45 Gugliemo Cavallo y Roger Chartier (comps.) Historia de la lectura en el mundo occidental, Taurus, Madrid, 1998, pp. 43-44. 80 significado y un estatuto inéditos cuando cambian los soportes que le proponen a la lectura”.46 Por ejemplo, los textos labrados en tabletas de arcilla con una cuña de piedra, cuyos signos llamamos cuneiformes, tuvieron -como otros textos posteriores en papiro o en pieles de animales- una intención primaria: fijar el discurso para conservarlo (escritura) y en un segundo momento traerlo a la memoria (lectura). Es decir, hay una clara diferenciación entre el que escribe y el que lee. El "cuneiformista" quien grababa una serie de signos en una tablilla de barro, en la piedra, en metal o en objetos ornamentales, realizaba este trabajo a petición de los que detentaban el poder y, por lo tanto, era una profesión prestigiada que requería de una gran preparación. Por otro lado se encontraba el intérprete, el lector, que oralmente daba a conocer la información que este poder requería. En todas las civilizaciones antiguas se le otorgaba un papel sagrado al que escribía y por consiguiente al que leía -no sólo porque muy pocos sabían hacerlo, también porque se consideraba una labor para iniciados- de tal manera que al que leía e interpretaba los textos se le confería una especial sacralidad. De hecho, según los egipcios, la escritura fue dada a los hombres por el dios Tot, quien es también el patrón de los escribas. El tránsito de la piedra al papiro no sólo refleja un desarrollo material de los soportes escritos, sino el paso de una escritura utilitaria a otra más expresiva. La variedad de géneros asentados en los papiros es muestra de una práctica más amplia -aunque todavía rudimentaria- de la lectura. Sin embargo, predomina aun la separación entre escribas y lectores-intérpretes. Aunado al desarrollo del libro, los alfabetos y la escritura corren caminos paralelos, buscando instrumentos cada vez más adecuados y sofisticados con la finalidad de asegurar, por un lado, una expresión escrita cada vez más precisa -y por ende con menos cabida a la interpretación más o menos arbitraria- y por el otro, un receptáculo en donde la fijación de los textos y la conservación de los mismos fuera lo más eficiente posible. La escritura se pone al servicio de la cultura oral sobre todo en la Grecia clásica, es decir la producción de textos tiene como finalidad el discurso hablado. Los filósofos de la antigüedad, entre ellos Platón, nunca escriben su obra pues piensan que" . . . todo logos, una vez escrito, circula por doquier tanto entre quienes lo entienden como entre 46 Ibid, p. 13. 81 quienes nada tienen que hacer, y no sabe a quien debe hablar ya quien no”.47 La clásica frase: scripta manent, verba volant, que para nosotros significa: lo escrito permanece, las palabras se las lleva el viento, antiguamente significaba lo contrario: se acuñó en alabanza a la palabra dicha en voz alta que tiene alas y que puede volar, comparándola con la palabra silenciosa sobre la página, inmóvil, muerta.48 Hasta bien entrada la Alta Edad Media -dice Iván IIlich- la lectura era descrita como una actividad oral, en la que el lector recorría las líneas como las veredas de un huerto, tomando y saboreando las palabras, digiriéndolas: por ello se recomendaba al lector rumiar durante la noche el manjar ingerido en el libro durante el día.49 Lo que reflejan estas líneas es la práctica común de la lectura en voz alta, ya sea murmurada o para que los demás la apreciaran. Dado que la mayoría de las personas no sabían leer, eran frecuentes las lecturas públicas, y el lector era más apreciado cuanta más habilidad tenía para interpretar el texto. La total ausencia de puntuación, mayúsculas, separación de palabras o cualquier otro indicador que sirviera en la lectura -tal como ahora lo tenemos- le daba a éste un cierto estatus que lo convertía en el que desentrañaba el sentido. "Lo que existía era un arreglo de líneas cantantes, es decir una serie de anotaciones retóricas, casi musicales que indicaban dónde subir, bajar o interrumpir la voz”.50 De tal manera que el aspecto de la página, tal como lo conocemos hoy, no existía. Se atribuye a Veda el Venerable (entre 1130 y 1120 d.C.) la separación de palabras, que se hizo de manera gradual. Siguieron a ésta, otras innovaciones tales como: poner los títulos, los subtítulos se subrayaron y agrandaron, la puntuación sustituyó a las anotaciones retóricas, se realizaron las interlíneas y una pequeña luna o estrella (que derivaron en el asterisco) permitió las notas, se crearon los párrafos, se numeraron los capítulos, aparecieron los índices alfabéticos, y los glosarios. Esta mutación técnica que se realizó mayormente en los scriptorium de los monasterios, dio lugar a la posibilidad de leer y estudiar autónomamente un texto, sin la ayuda de un lector, además de mejorar la precisión y por ende disminuir la posibilidad de la interpretación, lo que propició el cambio de lo oral a lo óptico, dando lugar a la lectura silenciosa, íntima, sin restricciones, una lectura que no requiere más que de un texto y un lector. En un principio, la lectura silenciosa era practicada únicamente en los 47 Ibid, p. 24. Manguel, Alberto Una historia de la lectura. Norma, Bogotá, 1999, p. 68. 49 Citado por Javier Sicilia en "La crisis de la universidad", Proceso, s/n, 2001, p. 50 Idem. 48 82 monasterios, pero se fue extendiendo a la universidad y las escuelas y después al mundo laico. Así, estas maneras de leer coexisten hasta nuestros días: la lectura en voz alta para los demás o con otros, llamada socializada, y la lectura en silencio, para uno mismo. Por otro lado, la innovación tecnológica que significó la invención de la imprenta, aun cuando no cambia radicalmente el aspecto de los libros -pues éstos copian fundamentalmente las características de los manuscritos- sí revoluciona la posibilidad de aumentar el número de los lectores y de convertir, por tanto, esta actividad en un hecho más democrático. Además el acceso a los libros por parte de los lectores y la reducción del tamaño del libro modifica la relación con éste; por un lado, se pueden realizar dos actividades: lectura y escritura al mismo tiempo y además se le puede llevar a cualquier parte, pasando a ser una gran compañía. La segunda revolución de la lectura de la que habla Chartier51 es la lectura intensiva contra la extensiva. El lector intensivo se enfrenta a un corpus limitado y cerrado de libros leídos y releídos, memorizados y recitados, escuchados y aprendidos de memoria, trasmitidos de generación en generación; por ejemplo, La Biblia, El Libro de horas. En contraposición con el lector extensivo, voraz, que consume diversos y múltiples impresos. Desde otro punto de vista, la misma página escrita puede ser leída desde principio a fin o fraccionada, es decir, la lectura no implica la totalidad del texto, puede leerse por secciones particulares. A una lectura total concentrada, repetitiva de pocos textos se contrapone la práctica de la lectura a "trozos". Si bien, estas formas de lectura tampoco se contraponen, puesto que los lectores intensivos convivían con los extensivos; estas prácticas sugieren tal vez una relación estrecha con lo económico, pues a pesar de ser relativamente baratos, los libros no estuvieron, ni están, al alcance de las grandes mayorías; es entonces que se realizan prácticas intensivas, no sólo de un lector que reiteradamente lee el mismo libro; sino un libro leído por muchos lectores. Hasta ahora sólo se ha hablado de los impresos pero la lectura abarca, como ya se ha mencionado, muchos otros textos: los anuncios espectaculares, los graffiti, los textos impresos en productos comerciales, los textos de las películas, los anuncios, folletos, boletines, entre otros muchos. Lo cierto es que vivimos inmersos en un mundo letrado 51 Gugliemo Caballo y Roger Chartier (comps.), op. cit., p. 56. 83 en donde conviven prácticas rígidas, profesionales y organizadas con las libres, independientes y no organizadas. En nuestros días, la transmisión electrónica de textos y las prácticas lectoras que surgen de ésta representan la tercera revolución de la lectura; puesto que leer en la pantalla no es lo mismo que leer un libro. A pesar de que se conserva el sentido de la página y todos sus atributos (título, pies de página, paginación, autor...) se lee de otra manera, se comparten dos lógicas distintas, la del libro al pasar las hojas y la de la computadora al desplegar el texto verticalmente. Si pensamos, por otro lado, en las restricciones impuestas al lector en lo que se refiere al texto impreso, tales como la dificultad para hacerlo suyo, para anotar sólo en un espacio restringido; éstas no se presentan en el texto en la computadora, donde el lector sí puede manipular el texto. También la escritura supone con esta nueva tecnología una mayor facilidad, pues se puede redactar un texto, y después corregirlo, borrar errores, cambiar párrafos, modificar estructura, copiarlo y además enviarlo a distancia, lo que antes era prácticamente impensable. En resumen, las prácticas de la lectura no son únicas ni unidireccionales, conviven y crean nichos de lectores distintos. No hay que olvidar tampoco que hoy la lectura tradicional compite con la imagen y que las normas y códigos, ya no están dados solamente por lo textual. Finalmente, al transformarse el soporte material de lo escrito, se transforman de nueva cuenta las prácticas de la lectura, pero estas nuevas prácticas ¿cuáles son? LA LECTURA EN LA UNIVERSIDAD Nuestra curiosidad por descubrir el por qué, tabula rasa, se dice que los alumnos no leen, nos ha llevado a realizar una revisión bibliográfica del estado actual en el cual se encuentra la investigación sobre la lectura. Con gran sorpresa nos encontramos que realmente no existen en México estudios sistemáticos que aborden el problema de la lectura. Nos lamentamos enormemente como país de por qué nuestra juventud no lee, pero no se ha iniciado ningún programa formal para desentrañar las causas de este desinterés. Esto explica por qué la mayoría de las fuentes que citaremos son de origen francés (aún cuando hay algunos estudios en Estados Unidos, España, Colombia, Argentina e Inglaterra), Francia es un país donde además de preocuparse de elevar sus niveles de lectura, existen trabajos académicos que estudian el problema. 84 En primer lugar, nos interesa definir lo que entendemos actualmente, por lectura y las tareas que involucra. La lectura es una actividad intelectiva que implica una operación compleja en la que interviene un conjunto de procesos cognitivos, que conducen al lector a atribuir significado a un texto escrito. Estos procesos cognitivos van de la percepción visual de las letras a la obtención de un significado global del texto. En la lectura intervienen e interactúan dos tipos de información: la visual y la no visual. La información visual refiere a los signos que podemos ver en la página escrita y gracias a nuestro saber alfabético podemos decodificar; la información no visual es la que apela a nuestro conocimiento sobre el lenguaje (gramática, sintaxis) y sobre el mundo (referentes culturales). Con la conjunción de estos saberes podemos darle sentido a lo escrito. La actividad lectora obliga a la persona a tener un papel activo, ya que si sólo pasa los ojos por las páginas impresas no podemos decir que lee; así que la lectura obliga a poner atención a la tarea, formular una serie de hipótesis a partir del título o encabezado del texto, ir seleccionando conocimientos que se relacionen con el contenido, hacer la interpretación de las ideas que se van leyendo, ir formulando cuestionamientos y encontrando respuestas a las dudas que nos vayan surgiendo. La escuela y la institución académica actúan como los principales agentes que determinan el valor de cambio del capital cultural en el mercado académico. Según Bourdieu el capital cultural52 se obtiene mediante el dominio de los códigos que se consideran necesarios para la apropiación de la obra; este capital cultural incluye el conocimiento, las habilidades y los diversos créditos educativos. Este dominio se otorga a unos cuantos en instituciones de educación superior especialmente diseñadas, en nuestro caso, el Departamento de Humanidades a través de su curso de Redacción Universitaria, habilita a los estudiantes de la División de Ciencias Sociales y Humanidades en el manejo de la lengua materna, para que puedan enfrentar las exigencias en cuanto a la presentación de trabajos escritos y en el curso de Metodología de la Lectura les proporciona estrategias para acercarse a diversos tipos de textos. 52 Según Bordieu, un campo de interacción puede conceptuarse de manera sincrónica como espacio de posiciones y diacrónicamente como un conjunto de trayectorias. Los individuos particulares se sitúan dentro de ciertas posiciones de este espacio social y siguen en el curso de sus vidas, ciertas trayectorias. Tales posiciones y trayectorias están determinadas en cierta medida, por el volumen y la distribución de ciertos tipos de recursos o capital. 85 Así la universidad es la institución que se ha preocupado de la enseñanza crítica de la lectura. Recordemos que desde la perspectiva histórico-cultural cada acto de enseñanza supone una reenseñanza, en la medida en que al interiorizar nuevas acciones y nuevos objetos de conocimiento, se produce una reestructuración en las capacidades discursivotextuales de cada sujeto. Es el proceso que Vygotski denominó como internalización de las formas culturales.53 Por consiguiente no se trata de enseñar lo no enseñado o no aprendido en los otros niveles de enseñanza previos a la universidad, tampoco se intenta llenar huecos de memoria. Sí se trata de interactuar con personas que ingresan a una nueva institución y que necesitan conocer los géneros textuales que circulan en el ámbito universitario, para usarlos con eficiencia en el desarrollo de la carrera, lo que implica una apropiación instrumental de los mismos. Lectura de textos especializados es una actividad poco desarrollada en los jóvenes, a pesar de que ellos mismos reconocen sus carencias en comprensión lectora y las implicaciones que tiene dicha falta de competencias en los resultados de su aprendizaje. Esta observación generalizada entre los docentes de distintos niveles de enseñanza, es el reflejo de nuestra realidad nacional, en lo que se refiere a competencia lectora. Los alumnos no llegan a los niveles del lector experto, que basa sus resultados en el uso de la búsqueda de palabras claves en el texto, en la posibilidad de predicción de contenido, a partir de la estructura misma con que son organizados los mensajes verbales y de lo ya conocido sobre el contenido del mensaje. El desciframiento de los códigos depende en parte de reconocer y compartir valores y sólo se permite el acceso a quienes hayan sido aculturados para compartirlos. Por ejemplo, en medicina es usual escuchar diagnósticos expresados en un lenguaje críptico para los legos. Los códigos tienden a permanecer implícitos, ya que si se hicieran explícitos habría demasiada gente que tendría acceso al capital cultural y éste perdería valor. Por un lado, en la escuela se maneja este lenguaje especializado, ya que eso permite a los profesores ejercer un poder a través de la palabra; por otro, siempre puede haber opciones que permitan a los alumnos acceder a este lenguaje y así reflexionar de manera crítica acerca del mundo. Si esto sucede, aseguraría esa argumentación, serían capaces de intervenir de manera crítica sobre el mundo cuando llegue el momento. 53 Lev Vygotski, Pensamiento y lenguaje, Paidos, Barcelona, 2001, p. 202. 86 De esta manera, en la realización de la comprensión dialógica formulada por Bajtín se plantea la relación texto-contexto: cada palabra del texto conduce fuera de sus límites. Toda comprensión representa la confrontación de un texto con otros textos.54 El momento valorativo de la comprensión es previo a la racionalización del sentido, que sólo es relativa. El sentido es el contacto entre personas y por lo tanto la lectura es enfocada como una actividad que se realiza a través de acciones y operaciones. Lo activo consiste en que la comprensión es confrontación con otros textos y en un contexto nuevo, es decir el carácter dialógico de la comprensión consiste en la percepción de su dinámica, el propio contexto y el contexto del autor. En cuanto a la selección que efectúan los profesores de los ciclos anteriores, para las lecturas que les encargan a los alumnos, privan diferentes criterios; entre ellos, están: la disponibilidad real de los textos, las preferencias de los maestros, el desarrollo de los alumnos y sobre todo escoger libros que favorezcan la transmisión de la alta cultura. Esto se explica ya que el profesor está inmerso a su vez en un mundo de contradicciones y luchas, donde al mismo tiempo está coaccionado socialmente por una serie de valores implícitos. Algunos de ellos son: que sus estudiantes se "cultiven", desarrollen su lenguaje, amplíen su experiencia y reflexionen a profundidad. En la realidad, los alumnos conforme van cambiado de escuela e incluso de maestro, se enfrentan a visiones diferentes de lo que supuestamente obtendrán de los libros. Porque obviamente, la formación e intereses del profesor de primaria difieren del profesor universitario -extracción social, visión del mundo, experiencias de vida- y esto se refleja en la dificultad que tienen para unificar la semántica del adjetivo que usualmente le añaden al libro que seleccionaron para la clase: “bueno”. Algunos dicen que porque está bien escrito, porque deja alguna enseñanza, porque está consagrado socialmente. Esta disparidad empuja a los alumnos a involucrarse con la lectura por conveniencia (para pasar el examen), o por obligación (lo eligió el profesor), pocas veces convencido de su valor per se. Aquí entraríamos a una reflexión conceptual, en cuanto a la cualificación de la lectura, la cual está vinculada a lo que dicta el canon. Si analizamos qué significa este término, nos remontaríamos hasta la que constata el Oxford English Dictionary, que en 1382, define el canon como "conjunto de libros de la Biblia aceptados por la Iglesia 54 Mihail Batjtín, Estética de la creación verbal. Siglo XXI, México, 1992. p. 167. 87 Cristiana como genuinos e inspirados" y por analogía "cualquier tipo de libros sagrados”. Así, realizando una extrapolación a lo que el canon dicta como lo que debe ser leído, veríamos que a lo largo de la historia se han identificado una serie de libros como los capitales, para la formación intelectual de un joven universitario. Sin embargo, una pregunta obligada que viene a la mente es ¿quién define cuál es el canon? ¿Cuáles son los criterios para que un texto entre a formar parte del canon? Si nos detenemos a formular una hipótesis, podríamos decir que el canon está marcado por un grupo reducido de individuos, los cuales tienen un reconocimiento social, que los avala para volver su voz una autoridad en el campo de saber donde tienen prestigio. Esta conformación del canon se ha ido dando a través de nuestra historia cultural, de tal manera que hoy es aceptado, sin ningún cuestionamiento. Por ejemplo, hoy en día nadie sería capaz de repudiar la lectura de El Quijote de la Mancha, sin exponerse a ser tachado de inculto. La otra variable que determina el canon, es el paso del tiempo; así existen textos que a través de diferentes épocas mantienen un diálogo permanente con los lectores. Esto explica cómo para un ciudadano de una urbe posmoderna, siga siendo atractiva la lectura de Romeo y Julieta. Si reflexionamos hoy, cuál es el concepto que la sociedad tiene acerca de la lectura, indudablemente veremos que es considerada fundamentalmente como una puerta de acceso a la construcción del saber, a fin de desafiar el desarrollo de las funciones superiores del pensamiento. Todos estamos de acuerdo que durante el proceso de lectura (entendido como conjunto de acciones sistemáticas) se verifican cambios en el lector y que con semejantes cambios, se hace posible alcanzar un sujeto lector que sea cualitativamente superior como tal. Por tanto, socialmente está reconocida esta actividad como positiva y digna de ser impulsada. Sin embargo, creemos que no existe un ambiente apropiado para intensificar la actividad lectora en la universidad. Espacios diseñados para motivar la lectura, como es la biblioteca, no presentan un ambiente propiciatorio; algunos estudiantes se quejan de la imposibilidad de ser atrapados por los libros, al pasar una mirada en ellos. Uno de los obstáculos es que los libros están empastados uniformemente, de ahí que el color o diseño de las portadas, que podría ser un elemento seductor, está oculto. El recorrido por los pasillos de la biblioteca, resulta monótono, ya que ningún libro los "jala" de manera especial. La librería sería otro espacio ideal, para la generación de nuevos lectores, sin embargo se ha convertido en un espacio al cual acceden los estudiantes en busca de un 88 libro determinado que se les ha solicitado en clase; pocas veces entran a ella con la idea de actualizarse con nuevas producciones editoriales o simplemente dejarse seducir por una buena portada, para leer algo que no se les ha impuesto. Todavía a principios del siglo pasado, existía la figura relevante del librero, personaje recordado por muchos escritores; quien se convertía en una especie de guía o iniciador en los deleites de la lectura; conversaba animosamente con aquellos que entraban a la librería, incluso organizaba en ella tertulias literaria, con el fin de que algún novel escritor diera a conocer su obra. Hoy, nuestra librería universitaria sólo cumple la función de surtir de libros a la comunidad. En la actualidad los alumnos están poco acostumbrados a leer periódicos que es un medio donde podemos encontrar reseñas de libros, en la universidad no existe ningún texto impreso que publique periódicamente reseñas de las últimas investigaciones de los profesores o de estudiosos del área de interés para los estudiantes. A esta ausencia, podríamos añadir que no existe la presión social entre ellos, de estar al tanto del mundo libresco que les rodea; tal vez se vean más obligados socialmente a comentar la última película que se acaba de estrenar en alguna sala, pero rara vez se sentirán impelidos a adquirir una publicación que no sea un best seller; publicitado en los medios. En la universidad existe la sección de actividades culturales, una de sus funciones es hacerse cargo del libro club; sin embargo este rubro no es significativo, ya que no cuenta con un espacio adecuado (bien iluminado, agradable...) donde los estudiantes puedan leer placenteramente, además no tienen un acervo seleccionado para invitar a los jóvenes a la lectura, y por último no hay un proyecto organizado para que el libro club se convierta en un verdadero círculo iniciático, esto explica la exigua concurrencia de los universitarios a esta actividad. En síntesis, la universidad no representa un ámbito que propicie la lectura por placer; ésa que nos empuja a abrir un texto, sin que haya sido marcado como lectura obligada para el curso. El alumno no se tropieza con los libros, ni acude a alguna lectura extraescolar, sólo cuando ocurren incidentes como fue el hecho de que Syd Barret, entonces líder de Pink Floyd, declarara en una entrevista que su obra favorita era El señor de los anillos, para que diera inicio a una ola de seguidores del ídolo que deseaban leerla; ante esta popularidad del texto, aún los que no eran admiradores del músico, se vieron inmersos en la dinámica y lo leyeron por no quedarse afuera de los comentarios de los amigos. 89 Aquí llegamos a un aspecto interesante de la lectura: el comportamiento social de la cuestión. En tal punto nos puede ser útil la propuesta teórica de la llamada estética de la recepción, escuela que ha hurgado en las relaciones entre el lector, la época y el texto haciendo énfasis en dilucidar cómo el primero recibe los textos que le son propuestos. Esta formulación la encontramos en Verdad y método de Hans Georg Gadamer, donde el autor propone el concepto de horizonte: ámbito de visión que abarca y encierra todo lo visible desde un determinado punto. Así el horizonte de expectativas de la obra permite determinar el carácter artístico por medio de la forma y el grado de su efecto en un público específico. La función social se manifiesta en su posibilidad genuina, sólo cuando la experiencia literaria del lector entra en el horizonte de expectativas de su praxis vital, cuando forma parte previamente su concepto del mundo y cuando ello tiene un efecto retroactivo en su comportamiento social. De esta manera el texto no es autosuficiente, el texto es hechura del lector, así el lector es quien manda. Esto significa que la época en que estamos inmersos y sus condicionamientos socioculturales incuban el surgimiento de un determinado horizonte de expectativas para los textos que se producen. Lo cual quiere decir que podemos enseñar ésta o aquella forma de comprensión de textos y ser responsables del grado de competencia lectora de nuestros alumnos; pero si esos textos que deben leer no corresponden a su horizonte de expectativas, no les resultan significativos. Esto explica por qué prefieren la lectura de cómics, revistas de moda, best sellers, que están más próximos a su horizonte, que la internalización de las ideas de Hobbes, Maquiavelo o Platón, aún cuando sean textos consagrados por la cultura. Siguiendo con la reflexión en torno al componente social de la lectura, ésta puede ser comprendida cuando se le internaliza en un entramado institucional. Así ha habido tres épocas en lo que al poder leer se trata; una primera en la que una determinada clase social defiende su acceso privilegiado al libro; una segunda, donde se da la "democratización", en la cual se generaliza el acceso de todos los individuos del organismo social al consumo de textos; la última sería aquélla en la cual determinadas clases defienden y propagan los modelos de competencia lectora que son considerados legítimos. Así la universidad como institución orienta la relación del lector con el texto, determina el plano de pertinencia de la lectura, es decir, la modalidad según la cual el texto debe ser llamado a significar. Aún cuando el imaginario respectivo a la lectura es positivo, es decir, es un hecho individual y social aceptado. La realidad es que la vocación de lector está dada por 90 múltiples factores que habría que analizar, sin dar por hecho que el libro por sí mismo haga la promoción de esta actividad. Los factores socioeconómicos, familiares, ideológicos y de actitud ante el discurso escrito, la determinan: desde el autor hasta el lector, el circuito del libro se ve atravesado por innumerables aspectos que lo condicionan. Esto explica el porqué en determinada época, la lectura se consideró peligrosa o el acceso a ciertos libros se prohibió. Por todo lo anterior, a los alumnos se les estigmatiza por no ser buenos lectores, porque no siguen el canon marcado por la institución; aunque ésta presenta una postura ambivalente; ya que por un lado, sanciona cuál es la lectura correcta, pero por el otro, no da los elementos necesarios para formar lectores expertos. Aunado a esto, se estigmatizan las lecturas que los estudiantes realizan, descalificándolas, sin considerar que estas lecturas pueden funcionar como una plataforma, de la cual se podría partir para inducirlos a textos más complejos. La institución universitaria además de no contar con un proyecto estructurado para la promoción de la lectura, no tiene investigaciones sobre las circunstancias que la desfavorecen. En resumen, existen muchas tareas pendientes: tener claro el tipo de lector que se desea, intensificar las tareas relacionadas con el objetivo de enseñar a comprender textos lingüísticos, ya que esto redunda en enseñar a pensar; guiar a los alumnos a aplicar los conocimientos metacomprensivos y metalingüísticos en sus procesos de comprensión. Así se ayuda a que el alumno descubra la eficacia de seleccionar y adecuar sus estrategias a las diversas tareas y textos que debe enfrentar en su experiencia de aula y a que esté en condiciones de hacerlo reflexivamente. Nuestra aspiración es lograr que los estudiantes sean capaces de programar sus lecturas en función de sus necesidades e intereses, con una tensión balanceada entre motivación y automotivación, es decir deseamos formar lectores emancipados, activos y libres. BIBLIOGRAFíA ARGÜELLES, Juan Domingo ¿Qué leen los que no leen?, El poder inmaterial de la literatura, la tradición literaria y el hábito de leer; Paidós, México, 2003. BAJTÍN, Mihail Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1992. BOURDIEU, Pierre Conocimiento y control, Gedisa, Barcelona, 1973. CALVINO, Italo ¿Porqué leer a los clásicos?, Tusquets, México, 1992. CASTRO, Rodolfo Las otras lecturas, Paidós, México, 2003. 91 CABALLO, Guglielmo y Roger CHARTIER (comps.) Historia de la lectura en el mundo occidental, Taurus, Madrid, 1998. CHARTIER, Roger Las revoluciones de la cultura escrita, Gedisa, Barcelona, 2000. FEBVRE, Lucien y Henri-Jean Martín La aparición del libro, 22. ed., Universidad de Guadalajara, México, 2000. 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María Emilia González Investigadora Titular C del Departamento de Humanidades de la UAM-A. Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Información por la UIA; maestra en Edición por la Universidad de Guadalajara. Coordinadora del Coloquio de Lectura para los alumnos de la UAM-A, Miembro del Consejo Editorial de la Revista Fuentes Humanísticas Rosaura Hernández Monroy Profesora e Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana. Estudió Licenciatura en Letras Clásicas, una Especialización en Historia del Arte en la Universidad de Perugia (Italia), la maestría en Letras ( Literatura Mexicana) y actualmente es doctoranda en Letras. Coordinó el Congreso Internacional “Jornadas Metropolitanas de Estudios Culturales” organizado por la UAM-A, Universidad Estatal de Michigan y la Universidad de Louisville, desde 1994 hasta 2003. Ha publicado: El arte de amar de Ovidio: Manual no exclusivo y protesta social contra Augusto y La seducción de la escritura. Los discursos de la cultura hoy. 92 COMPETENCIAS Y HABILIDADES EN LA NUEVA CULTURA EDUCATIVA Gloria Cervantes* Actualmente en el discurso educativo universitario se hace cada vez más frecuente la mención y la reflexión de lo que significan las habilidades y las competencias, y el papel que juegan en el currículo. Afirmaciones como la de Ronald Barnett (2001: 15) dan un giro al discurso convencional de la academia: "La educación superior forma parte de la industria del conocimiento, (...) genera graduados con habilidades para manejar los conocimientos de modos determinados". Esta nueva perspectiva modifica radicalmente el estatus del conocimiento como una categoría intelectual y selectiva, restringida a la epistemología y a principios metodológicos, y lo amplía y diversifica a las necesidades de la vida cultural y social que exigen además actitudes y destrezas que anteriormente no se consideraban inherentes a la aplicación de los conocimientos. Como se observa en documentos oficiales y programas de estudio,55 la competencia académica está siendo desplazada gradualmente por la competencia operativa, es decir, el saber qué es sustituido por el saber cómo. A estos cambios subyacen las ideologías que se van conformando, así como las prácticas que se les asocian en lo que respecta al currículo y a la organización de las propias universidades. A decir de Barnett, las ideas debatidas en cada caso, son representativas de ciertas fuerzas e intereses sociales en acción. Es un hecho que la educación superior (ES), no puede comprenderse al margen de sus relaciones con el marcado laboral,56 no obstante, ha existido siempre la tendencia a entender el nivel superior como un mundo aparte, desvinculado, incluso, de los otros niveles escolares del sistema. La búsqueda de relaciones, continuidades y semejanzas entre ellos, es apenas reciente y los casos son aislados.57 * Departamento de Humanidades, UAM-A. 55 Se puede apreciar en los programas de estudio desde la educación preescolar hasta el nivel universitario, la inclusión de nueva terminología como “competencia y habilidad”. Programa de Educación Preescolar, SEP, 2004. 56 Mucho menos en las circunstancias actuales con índices de desempleo creciente. El 40% de la población con educación media superior y superior, está desempleada. INEGI, 2004. 57 Por ejemplo, es notoria la desvinculación de los docentes dedicados a las distintas áreas del país, lo que ha significado uno de los impedimentos para solucionar el bajo rendimiento educativo. 93 Tradicionalmente, desde sus orígenes, la universidad ha sido considerada como un fenómeno de elite, y actualmente se ha transformado en un fenómeno de masas que cada vez reconoce más su papel social. Barnettt conceptualiza la universidad como una institución posmoderna, que con sus formas fragmentarias de pensamiento, su estilo cognitivo y su orientación intelectual, ha abandonado la creencia de ser el depósito cultural del pensamiento correcto. La llegada de lo que se conoce como desarrollo humano con autores como Adorno, Horkheimer y Habermas, marca el inicio de una concepción más abierta acerca del currículo, con relaciones más cercanas a la sociedad. Todas las ideologías educativas son arbitrarias, explicitan ciertas ideas y silencian otras. La razón de la omisión de ciertos tópicos e incluso el olvido de otros, reflejan mundos e intereses limitados. Pero, qué ofrece la universidad para conocer y aprender y, por otra parte, qué espera la sociedad de las formas de conocimiento que se promueven en la universidad. Un rasgo que se acentúa cada día más, en este sentido, es el incremento del interés de la sociedad por el conocimiento como signo de modernidad y de su propio proyecto. Pero qué significa que se empiece a incluir en el discurso de la ES, términos tales como operatividad, desempeño, habilidades, competencias, eficiencia, destrezas, etcétera, que modifican el lenguaje como práctica social y remiten ahora a referentes antes no pertinentes al discurso de la academia. En primer término, significa que la universidad está cambiando a formas antes no consideradas. De ser una institución pequeña que funcionaba en los márgenes de la sociedad, la universidad ha crecido y se ha incorporado al conjunto de instituciones más relevantes de la misma. Actualmente, el Estado moderno patrocina y promueve a la universidad en cuanto a sus capacidades económicas y productivas. Tres son los factores que ejercen influencia sobre el carácter de la ES: el Estado, el mercado y las instituciones económicas de la sociedad moderna. Por esta razón se han empezado a efectuar intercambios entre ellos, especialmente debido al fenómeno de la globalización. Esto ha producido un conjunto cambiante de ideas y significados que configuran una comprensión nueva de la ES. El lenguaje de la ES está adoptando tanto el lenguaje de la sociedad como su ideología de libre empresa y consumo. La cultura y la ciencia se han homologado a los artículos de consumo y deben, por tanto, ajustarse a criterios que escasamente tienen que ver con lo académico. 94 Es necesario detenerse a considerar también las tendencias privatizadoras del Estado, las reducciones a los presupuestos de las universidades públicas, los apoyos a las privadas y la escasa atención que en los tiempos recientes se otorga a la educación, la ciencia y la cultura. Ronald Barnett en su libro Los límites de la competencia (2001), realiza un estudio comparativo de la competencia operacional que se requiere en una empresa y de la competencia académica indispensable en el mundo universitario. Su método consiste en contrastar categorías con el objeto de caracterizar dos ámbitos distintos. La crítica a esta polaridad radica, para Barnett, en separar de manera ilegítima el pensar del hacer, pues en cualquier nivel de complejidad operativa se requiere el pensamiento y, a su vez, el pensamiento en sí mismo es una forma de acción. Al no ser posible, en términos de espacio ir al análisis de todas las categorías consideradas por el autor, me referiré únicamente a la comunicación. La comunicación es un elemento fundamental para ambas concepciones de la competencia, pero el sentido que se le da al término varía radicalmente en una y otra. La forma de comunicación asociada con el significado operacional de competencia es la de ganar e influir sobre las personas. Es una forma de comunicación pensada para obtener resultados. Entre ellos, un cambio en la actitud y un deseo de adoptar una nueva cultura organizativa, tanto como la firma de un contrato. La comunicación se desarrolla en beneficio de la organización y de su éxito, su crecimiento o su supervivencia. La comunicación en su modalidad académica se realiza por el bien de la disciplina/ es decir, su desarrollo o su avance. Existen algunos requerimientos de comunicación transdisciplinarios que se construyen en torno a normas de veracidad, sinceridad, compromiso y autenticidad. En este punto es de destacarse la intención de Barnett por presentar a los interlocutores de la academia en un medio aséptico, desprovistos de un sentido del éxito y con un menosprecio por el poder, lo cual no corresponde con la realidad en el mundo universitario. Tal vez puedan ser intereses de segundo nivel, pero están presentes en esta comunidad también. Por lo que se puede decir que de alguna manera en la universidad se reproducen los mismos procesos que en el exterior. Al continuar con el análisis surge la pregunta: ¿Son las habilidades generales del trabajo las mismas que las del ámbito académico? No debería ser la misma cosa. La comunicación en el mundo en general puede girar primordialmente en torno del poder y los resultados. El mundo académico, en cambio, tiene la responsabilidad de buscar la verdad y dar más valor a la verosimilitud que a los componentes evidentes de 95 la comprensión comunicativa. Las habilidades comunicativas de ambos ámbitos no son un unitario en las definiciones de competencia, porque los objetivos internos y los estándares de ambos tipos de comunicación son diferentes. La comprensión está presente en el mundo corporativo, pero es una comprensión que se obtiene dentro de una estructura de poder y éxito. Lo que cuenta, en cambio, en el mundo académico, es la ilustración basada en la verdad. Pero, a pesar de estas diferentes concepciones, el currículo está cambiado no sólo para aceptar las propuestas externas sino también por estar conformando una ideología diferente, en gran medida por la necesidad del desarrollo de habilidades orientadas a un mercado de trabajo que se caracteriza por el cambio y la incertidumbre. También es evidente que las Universidades contemplan la comunicación estratégica. A medida que las universidades se convierten en organizaciones, en burocracias organizadas jerárquicamente, y que los profesores pasan a ser "recursos humanos", la comunicación se vuelve menos dialogística y más estratégica. Se concentra en que las cosas se hagan, en producir respuestas institucionales a los desafíos del entorno en el cual opera la universidad, y se interesa en llegar a visiones del mundo caracterizadas por el mejor argumento. En resumen, empleando la metáfora de Barnett: esta colonización del terreno de la comunicación estratégica invade la esfera académica, Actualmente los docentes son juzgados por su capacidad de desempeño. Las habilidades comunicativas son simplemente el elemento más popular de las habilidades transferibles. La transferibilidad que se asocia con lograr que las cosas se hagan y obtener efectos sobre las personas y las organizaciones; no puede ser la misma transferibilidad de las habilidades asociadas con el triunfo del mejor argumento. Son dos habilidades contrastantes de la competencia humana que representan intereses fundamentalmente distintos respecto del control y la comprensión. Como se ha mencionado anteriormente, la universidad ha sido por mucho tiempo un espacio cerrado que algunos han llamado "un claustro de ideas" (John Swales). No obstante, ambos contextos, tanto el académico como el operacional, tienen elementos de cerrazón como sucede con cualquier conjunto sistemático de interacciones humanas. Las disciplinas son más propensas a la cerrazón que los contextos operacionales porque tienen un alto grado de sistematicidad. Sus criterios de verdad, sus paradigmas, y sus modos de comunicación especializada hacen de su discurso un recurso intelectual 96 dirigido a unos cuantos. Esto si se toma en cuenta además que la población universitaria del país fluctúa en poco más del 2%. Una vez propuesto el marco referencial para ubicar la noción de competencia en el discurso de la ES, pasemos a examinar algunos casos concretos en que las nociones de competencia y habilidades estructuran de manera importante programas de estudio, exámenes, planes y documentos oficiales públicos y privados de la educación en México. En el Programa de Educación Preescolar (México, 2004), los contenidos básicos están constituidos por las competencias clave en él establecidas. En este documento se entiende por competencia la capacidad de actuar eficazmente en situaciones diversas, capacidad que se apoya sobre conocimientos pero que no se reduce a su dominio, pues abarca habilidades y actitudes necesarias para el desempeño personal y social. Estas competencias abarcan las emociones y las relaciones interpersonales, el lenguaje en todas sus manifestaciones, el razonamiento y el desarrollo físico. Una competencia es considerada clave, esencial o de base si permite a los individuos acceder a niveles de logro progresivamente complejos para continuar aprendiendo durante toda la vida, tomar decisiones y participar activamente en su ámbito cultural y social. Este programa basado en la didáctica de la intervención pedagógica, propone un paradigma integrador sociocognitivo que da gran importancia al desarrollo de capacidades y destrezas, al pretender iniciar al alumno como protagonista de su aprendizaje para que dé sentido a lo que aprende y sentido al escenario donde aprende. (Pérez Flores, 1999:267). Como se puede apreciar, desde la educación inicial están presentes las competencias en la estructuración del programa de estudios, se parte de esta perspectiva para cumplir con los objetivos que se pretende alcanzar. Es un planteamiento pedagógico innovador e integral que dará paso a generaciones de niñas y niños con una idea más gratificante de lo que es la escuela, más allá de los enfoques tradicionales. En el nivel básico los programas de estudio comprenden también este enfoque centrado en habilidades, sin embargo el profesorado de la escuela elemental, en su mayoría se apega a los modelos educativos tradicionales, privilegiando los conocimientos especialmente memorísticos y los hábitos de una disciplina mal entendida que deja de lado la adquisición de habilidades, competencias y hace todo lo 97 posible por terminar con la creatividad.58 El buen inicio que puedan haber tenido los niños en el nivel preescolar, en la primaria se pierde, se obstaculiza y la escuela pasa a ser un sitio poco apetecible para ellos. En este nivel los alumnos empiezan a tener creencias y actitudes negativas hacia la lectura, la escritura y las matemáticas, lo que afecta la adquisición de habilidades y competencias que son estratégicas para la comunicación, la adquisición de conocimiento y el desarrollo del pensamiento. Cuando nos referimos a las habilidades conceptual usamos, en primer término, una disposición natural o adquirida que incide en un campo específico del comportamiento. De acuerdo con Gagné (1970), son capacidades intelectuales necesarias para ejecutar una tarea en forma correcta, de tal modo que, una vez activadas, facilitan el aprendizaje. Las habilidades estructuran acciones globales para fines específicos como son las competencias. A medida que se avanza en los niveles escolares se puede constatar que las competencias son una categoría reconocida con un alto valor pedagógico.59 Sin embargo, en la práctica los adolescentes que cursan la educación media no adquieren las destrezas y capacidades que los programas de estudio marcan en sus objetivos. En un documento del de bachillerato se utiliza el término competencia adquirida para describir cómo se puede acreditar este nivel por vías extraescolares: El acuerdo 286 se estableció con fundamento en el Artículo 64 de la Ley General de Educación para permitir que la Competencia adquirida por vías ajenas a las escolares sea reconocida públicamente por la autoridad educativa. (Acreditación de Conocimientos Equivalentes al Bachillerato) CENEVAL 2004. Pese a que las competencias y las habilidades potencian la mayor parte de los programas escolares los resultados no son los esperados. Las evaluaciones nacionales e internacionales (PISA 2007) califican la educación mexicana como muy rezagada y la colocan al lado de países con mayores desventajas económicas y culturales que el nuestro. Las evaluaciones internacionales señalan que en México los estudiantes de educación básica aprenden a decodificar un texto pero no logran comprender su significado; asimismo, revelan que un alto porcentaje de estudiantes no son capaces de realizar tareas de lectura muy elementales y operaciones básicas de las matemáticas. 58 Es necesario señalar que existe un número significativo de docentes en educación básica que no corresponden a este perfil. 59 Robert Gagné explica que las habilidades se definen por tres atributos: su especificidad conceptual, sus propiedades de transferencia y por su utilidad en el alcance de objetivos culturalmente valiosos. 98 En el nivel universitario este nuevo discurso de adquisición de competencias y habilidades también incide en la toma de decisiones para determinar la estructura y el contenido de los exámenes de selección. En el caso particular de la Universidad Autónoma Metropolitana los objetivos formulados por ésta señalan que el Sistema de Selección debe garantizar que se elige a los mejores aspirantes al nivel licenciatura. Para ello es necesario definir el Perfil de Ingreso y formular las Tablas de Validez de Contenidos para el Examen de Selección. Para integrar el perfil deseable se propuso considerar las siguientes categorías: los conocimientos, las habilidades y las actitudes. Si bien se señaló la relevancia de las actitudes,60 dada su complejidad se pospuso su integración y las Tablas de Contenidos únicamente consideraron los conocimientos y las habilidades. Un punto de discusión notable giró sobre los porcentajes que podrían darse a los conocimientos y a las habilidades, y para el caso particular del Examen de Selección en Ciencias Sociales y Humanidades por primera vez se elevó a 40 % el valor de las habilidades, ya 60 % el de los conocimientos. La razón de esta proporción se basa en la reflexión de que quien pretenda iniciar estudios superiores en estas áreas ha de tener, además de conocimientos, habilidad para buscar información, seleccionarla, probarla, valorarla y utilizarla oportunamente. Para mantenerse en la Universidad con un rendimiento aceptable, el alumno tendrá que incrementar sus habilidades comunicativas y de estudio, desarrollar procesos de razonamiento que faciliten el aprendizaje, así como integrarse socialmente a la comunidad universitaria. Como punto final se presenta el estudio de seguimiento de egresados elaborado por la UAM-A (1994-1999) donde se muestra el grado de exigencia que encuentran los graduados en el espacio laboral en relación con los conocimientos, habilidades y actitudes.61 La metodología utilizada en este caso se basó en la encuesta sobre desempeño profesional aplicada a los egresados que se procesó y sistematizó en la tabla que se anexa al final. 60 La categoría de actitudes ya ha empezado a considerarse como un factor determinante en el perfil de ingreso, debido a que explican fenómenos escolares tales como el desempeño, el rendimiento, la motivación, etcétera. 61 Existen estudios más recientes elaborados en 2005 que tocan otros aspectos curriculares. (De Garay). 99 Entre los aspectos que se pueden destacar más estos datos,62 se distinguen por sus altos porcentajes las siguientes habilidades: Habilidad para encontrar soluciones: 71 .4 % Habilidad para tomar decisiones: 60% Habilidades de razonamiento lógico y analítico: 57.1 % En cuanto a las actitudes se les otorga altos porcentajes también a: Asumir responsabilidades: 65.7 % Puntualidad y formalidad: 54.3 % Disposición para aprender constantemente: 51.4 % Frente a porcentajes menores registrados, como se puede constatar en la tabla mencionada, para aspectos cognoscitivos: Conocimientos generales de la disciplina: 40 % Conocimientos especializados: 31.4 % Es decir los egresados de Ciencias básicas e ingeniería de la UAM-A, perciben que para las empresas es preferible contratar profesionales que presenten las habilidades y actitudes arriba cuantificadas, que aquellos que tengan únicamente gran cantidad de conocimientos. En conclusión, es un hecho que las competencias estructuran los ejes de los programas educativos en México desde la educación inicial hasta los niveles universitarios. Las habilidades y las actitudes han llegado a tener el rango que en otro tiempo se le concedió a los conocimientos, esto nos indica que el diseño curricular debe cambiar. En general debe reformularse, atendiendo a las expectativas actuales que requieren otro perfil profesional, un perfil más integral en el que se combinen acertadamente los conocimientos, las habilidades y las actitudes. TABLA. EXIGENCIA EN EL DESEMPEÑO PROFESIONAL ACTUAL DEL EGRESADO DE ACUERDO CON SU EXPERIENCIA LABORAL ACTUAL, ¿CUÁL ES EL GRADO DE EXIGENCIA QUE ENFRENTA EN LOS SIGUIENTES ASPECTOS?* 62 En este estudio de seguimiento se pueden inferir deducciones esclarecedoras sobre otros puntos de exigencia que se muestran en la tabla. 100 Exigencia Ninguna Poca 2.9 2.9 11.2 Moderada Mucha Total 54.3 40.0 100.0 17.1 40.0 31.4 100.0 8.6 22.9 34.3 34.3 100.0 8.6 5.7 42.9 42.9 100.0 dnde 14.3 28.6 57.1 100.0 CONOCIMIENTOS Generales de la disciplina Especializados Lenguas extranjeras HABILIDADES PARA El manejo de paquetes computacionales El razonamiento lógico y analítico La aplicación del conocimiento dnde 14.3 37.1 48.6 100.0 La toma de decisiones dnde 11.4 28.6 60.0 100.0 Encontrar soluciones dnde 5.7 22.9 71.4 100.0 La búsqueda de información 2.9 14.3 51.4 31.4 100.0 pertinente y actualizada 101 Procesar y utilizar la información 2.9 8.6 51.4 Trabajar en equipo dnde 8.6 40.0 51.4 100.0 Para la dirección / coordinación 2.9 17.1 40.0 25.7 100.0 11.4 25.7 42.9 31.4 100.0 La administración 37.1 100.0 ACTITUDES Disposición para aprender 2.9 17.1 31.4 51.4 100.0 Puntualidad / formalidad 2.9 8.6 34.3 54.3 100.0 Buena presentación 5.7 28.6 34.3 31.4 100.0 Asumir responsabilidades dnde 5.7 28.6 65.7 100.0 Creatividad 5.7 8.6 42.9 42.9 100.0 5.7 17.1 31.4 45.7 100.0 constantemente Identificación con la empresa / institución BIBLIOGRAFÍA Bárcenas Pozos, Laura (2000) Nivel de desarrollo en las habilidades de Investigación de alumnos de la licenciatura de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Iberoamericana (tesis de maestría) Universidad Iberoamericana. Departamento de Ciencias d'e la Educación, Puebla. Barnett, Ronald (2001) Los límites de la competencia, Barcelona, Gedisa. De Garay, Adrián (2006) Programa de trabajo de la Rectoría: 2005-2009, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. Gagné, M. Robert (1970) Principios básicos del aprendizaje para la instrucción, México, Diana. Pérez Flores, Rafael (1999) Desarrollo de capacidades de alumnos (tesis doctoral) Madrid, Universidad Complutense de Madrid. *Seguimiento de Egresados 1994 y 1999 de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería, Coordinación General de Planeación, México, UAM-A, mayo 2001. 102 Reyzábal, María Victoria y Ana Isabel Sanz (2002) Los ejes transversales, Barcelona, Praxis. Proyecto de reestructuración. Sistema de Admisión y seguimiento. Dirección de Sistemas Escolares. Universidad Autónoma Metropolitana, México, mayo de 2004. Estructura orgánica y funcional. Sistema de admisión y seguimiento del proceso de selección de aspirantes a licenciatura de la Universidad Autónoma Metropolitana. México, mayo de 2004. Seguimiento de Egresados 1994 y 1999 de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería. Coordinación General de Planeación. Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. México, 2001. Gloria Cervantes Es egresada de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla donde cursó la licenciatura en Letras Españolas y la maestría en Ciencias del Lenguaje. Su campo de trabajo es la lingüística textual y la investigación educativa. Ha publicado artículos relacionados con la lectura y con la didáctica de la escritura. Actualmente es profesorainvestigadora del Departamento de Humanidades en la UAM-A. 103 LA REDACCIÓN UNIVERSITARIA: UNA TAREA INACABADA Rosaura Hernández Monroy* Dans ce livre inmortel, comme dans la nature au primtemps, on ne trouve point deux fuelles d'un meme vert. Quelle immense varieté de nuances Diderot En la universidad confluyen diversos saberes, con sus enfoques teóricos, metodológicos y ,por supuesto pedagógicos; el estudiante durante su proceso de formación vive envuelto en un ámbito cuyas condiciones son complejas y diversas, además de que el acceso, comprensión y producción de conocimientos no es sencillo. Por todo esto, la formación profesional demanda a los alumnos la movilización de estructuras cognitivas globales y específicas para interactuar con los conocimientos provenientes de cada saber. Estas estructuras son formas elaboradas de pensar que se manifiestan, tanto en la realidad como en la escritura de los dominios conceptuales, de tal manera que ellas permiten acceder a la construcción de modelos de representación, acordes con las lógicas de conocimientos en los campos de saber. Es importante puntualizar que la formación universitaria no está garantizada por el mero contacto con los autores clásicos de los diversos campos del saber, sino que demanda de los estudiantes el aprendizaje y uso de las prácticas letradas académicas, entendiendo por éstas: la representación mental de la tarea, el análisis, el problema, el establecimiento de objetivos, conocimiento del discurso, traducción del problema y textualización; es decir, el desarrollo de habilidades comunicativas, a través de la lectura y la escritura. Porque a pesar de que la lengua escrita está presente en el entorno cotidiano, el aprendizaje del código exige adiestramiento y una preparación específica. *Departamento de Humanidades, UAM-A. La capacidad de leer, en el sentido de comprender, contextualizar, interpretar, textos elaborados, y la capacidad de escribir para dar cuenta de la adquisición de estos 104 conocimientos se ha convertido en el eje fundamental de la instrucción. A lo largo de todos los ciclos de la enseñanza escolar se hace necesario, para quien estudia progresar en la conciencia lingüística y la descontextualización, que se requiere para leer y comprender explicaciones cada vez más abstractas, especializadas y complejas. Todo el curriculum educativo se basa en operar con sistemas de representación de la realidad, principalmente escritos; lo cual demanda al estudiante el irse adiestrando en el dominio de la habilidad de la escritura. Sin embargo, ahora nuestros estudiantes se ven expuestos a una gigantesca red informática que incorpora términos de otros idiomas y además su vocabulario se reduce paulatinamente, lo que redunda en una disminución de sus ideas; lo cual se evidencia cuando realizan alguna exposición oral en el salón de clases. La costumbre de recibir información a través de la televisión, los aparta de la práctica de la lectura, teniendo como efecto negativo la atrofia de sus capacidades imaginativas y de razonamiento; ya que estos medios audiovisuales son poco demandantes, escuchan frases cortas, muy repetitivas, con un registro lingüístico muy sencillo de decodificar. No es la misma exigencia a la que se ven expuestos con la lectura de un libro, dinámica en la cual, activan sus potencias discursivas, estimulan su conciencia crítica y se ven obligados a transformar en imágenes de propia creación, los signos del lenguaje. Contra esta realidad debemos luchar los profesores universitarios de Redacción, hacer conscientes a los estudiantes de la importancia de elevar su competencia comunicativa, recordarles que como dice Alex Grijelmo en su libro Defensa apasionada del idioma español: el idioma y sus normas no constituyen un fin en sí mismos, sino sólo un reflejo. Quien escribe correctamente muestra que ha disfrutado de una escolaridad adecuada, que ha leído libros y tiene ejercitada la mente.63 La reflexión que deseo realizar en este trabajo es sobre lo que está ocurriendo con nuestros estudiantes de la las licenciaturas del Tronco Común de la División de Ciencias Sociales y Humanidades que cursan Redacción y que realmente no llegan a cumplir el objetivo de redactar, no porque los profesores no hagamos el esfuerzo de generar 63 Alex Grijelmo. Defensa apasionada del idioma español. Madrid, Taurus, 2002, p. 45. 105 ejercicios adecuados en clase, repasar modelos de géneros discursivos textuales, dar asesorías para revisar sus errores en redacción; sino porque nos enfrentamos al retraso enorme que ellos traen de información gramatical de sus grados anteriores y a la poca conciencia de los colegas de otras asignaturas de que ellos también deben apoyar con sus saberes, en la revisión rigurosa de la ortografía, sintaxis y coherencia de los textos que les entregan los estudiantes en sus materias. ESCOLARIDAD PREVIA El lenguaje proporciona un medio, no sólo para representar la experiencia, sino también para transformarla. Chomsky ha puesto de manifiesto en los últimos años, que las reglas transformacionales de la gramática suministran un instrumento sintáctico64 para reordenar las realidades que uno experimenta. Una vez que el niño ha interiorizado el lenguaje como instrumento cognitivo, le es posible representar y transformar sistemáticamente las regularidades de la experiencia con mayor flexibilidad y poder.65 El papel de la escuela será fundamental como trasmisora de habilidades básicas; la enseñanza de conceptos esenciales le hará avanzar progresivamente del pensamiento concreto a la utilización de modalidades de pensamiento conceptualmente más adecuadas. Los niños aprenden casi todas las cosas más rápidamente que los adultos, siempre y cuando les sean presentadas en términos comprensibles para su entendimiento. Pero, ¿qué pasa con la enseñanza de la gramática y la sintaxis en las primarias y secundarias en México? Se convierte en una educación memorística en la cual los alumnos aprenden reglas de comas, acentos, tipos de oraciones para pasar un examen, obtener una calificación; sin embargo, nunca organizan sus ideas en un texto, las releen, las corrigen, las revisa el profesor. Nunca practican realmente la redacción. Después de esta desagradable experiencia, a través de la cual los estudiantes han interiorizado, que la redacción sólo fue una aburrida clase donde se aprendió de memoria: el antepresente, subjuntivo, oraciones subordinadas, etcétera y palabras tan extrañas como pleonasmo o gerundio; sin nunca explicarse para qué servían o cómo se aplicaban; estos estudiantes ingresan al bachillerato y desafortunadamente, la historia se 64 Noam Chomsky, (1974) Estructuras sintácticas, Madrid, Siglo XXI. Para mayor información al respecto J. S. Bruner, (2001) Desarrollo cognitivo y educación, Madrid, Ediciones Morata. 65 106 repite. Nuevamente, el profesor repasa gramática y sintaxis, sin promover que en la clase se practique la escritura, se revise y exista una retroalimentación, para que los estudiantes corrijan sus textos. Evidenciando la deficiente política educativa, el Dr. Gregorio Hernández Zamora, profesor de la Universidad de Berkeley, irónicamente imagina que si una potencia extranjera nos hubiera conquistado, éste sería el régimen de terror educativo que hubiera establecido: Para impedir que nuestros alumnos aprendieran a escribir se comenzaría por prohibir que entendieran para qué diablos sirve escribir, dentro y fuera de la escuela. Se les exigiría portar siempre lápiz o pluma en la mano, pero los maestros raramente les pedirían escribir textos originales de más de una o dos oraciones. Durante semanas, meses y años enteros los pondrían -en cambio- a escribir copias, dictados y planas de palabras sueltas, de oraciones sin sentido o de bolitas y palitos (para mejorar la letra y aniquilar la inteligencia). Les ordenarían abrir su libro de texto y rellenar para completar oraciones. Limitaríamos cuidadosamente su escritura a apuntes, cuestionarios, resúmenes (del tipo copie y pegue, no piense).66 Desafortunadamente, no es una potencia maléfica la que ha sumido en un analfabetismo funcional a los alumnos, sino han sido los propios docentes de este país, sobre todo los profesores de los primeros ciclos, primaria y secundaria, a través de una repetición tediosa de conceptos que nunca aplican en la práctica, provocando que los estudiantes visualicen la gramática como un tortuoso corsé, una obligación absurda que no tiene ningún sentido cumplir; obviamente esta opinión negativa la extrapolan a la sintaxis, la semántica, la ortografía, etc. y terminan por considerar inútil el aprendizaje de la redacción. A lo anterior se suma, que cuando el profesor de biología, historia, literatura, química, etc. solicita una tarea por escrito para su curso sólo pide un "trabajo" sin especificar las características textuales del mismo. Por lo tanto, el alumno nunca recibe la orientación precisa de qué se le solicita: un resumen, un comentario, una reseña, por mencionar algún género; ni tampoco un modelo del cual partir, para la realización de dicho "trabajo". 66 Gregorio Hernández Zamora. “Deficiente política educativa. ¿Se puede leer sin escribir?” La Jornada. 18 de abril de 2004. Suplemento Masiosare, p. 4. 107 Con todos estos antecedentes escolares y después de haber tenido profesores que tampoco tienen el hábito de redactar, ni publicar, ya que los profesores de primaria, secundaria y bachillerato pocas veces lo practican, nuestros alumnos universitarios llegan con muy poco entrenamiento en la habilidad textual. Por lo tanto, a este nivel escriben sin pudor "a visto" " más sin en cambio" "desiciones", redactan oraciones sin sujeto, cambian bruscamente las ideas de un párrafo a otro, su léxico es muy escaso y sienten un gran pánico ante la hoja en blanco. Considero que la SEP con la política que ha impuesto de no permitir que los profesores puedan aplicar menos de cinco de calificación a los alumnos, ha propiciado un descenso considerable del nivel educativo, ya que los estudiantes cada vez se esfuerzan menos. Aunado a esto, el profesor se siente cada vez menos apreciado como una figura de autoridad y respeto; y este aspecto, sobre todo en el nivel de secundaria tiene un peso relevante en la interacción escolar cotidiana. Recordemos que quien no sea capaz de comprender algo tan básico como la escritura, quien no tenga garantizada esta capacidad de comunicación, pocos progresos logrará en su vida intelectual; se convertirá en un ser acrítico, incapaz de analizar a su realidad social y por tanto un ciudadano, fácilmente manipulable. No puede convertirse en arquitecto, quien no entiende la estructura de un ladrillo. Acertadamente el poeta Rafael Cadena apuntaba: "el desconocimiento de la lengua limita al ser humano en todo sentido. Lo traba; le impide pensar, dado que sin lenguaje esta función se torna imposible; lo priva de la herencia cultural de la humanidad y especialmente de la que pertenece a su ámbito lingüístico; lo convierte en presa de embaucadores, pues la ignorancia lo torna inerme ante ellos y no le deja detectar la mentira en el lenguaje"67 Esperemos que ésta no sea la intención que subyace en la autoridades educativas. LA REDACCIÓN EN LA UNIVERSIDAD En la universidad los estudiantes se ven obligados a textualizar gran cantidad de trabajos que sus profesores de diversos cursos les encargan: resúmenes, reseñas, reportes; en los cuales presentan dificultades específicas para la composición escrita. Muchos de los profesores universitarios de diversos campos disciplinares externan opiniones como: "los alumnos no comprenden lo que leen…"; "…redactan muy mal, no 67 Rafael Cadena. En torno al lenguaje. Caracas, Arcos, 2004, p. 57. 108 se entiende lo que escriben..."; ”…los estudiantes tienen dificultad para tener una postura crítica sobre lo que leen”; “…están acostumbrados a copiar y pegar del texto"; "falta hábito de lectura". En estas expresiones se infiere el supuesto de que las destrezas, en cuanto habilidades comunicativas del alumno formarían parte de un proceso cerrado y acabado en los niveles de escolaridad previos. Por lo tanto, aprender a leer y escribir no parece constituirse en un proceso que deba continuar desarrollándose en la vida adulta y que, en consecuencia, en el contexto universitario, se piensa que tampoco se requiere de la intervención del docente en cada dominio de conocimiento. Cuando aún, el estudiante está muy necesitado de un guía constante (no importando su disciplina) para que su voz sea como el Altazor de Huidobro que le diga: “He ahí tu paracaídas, que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso".68 Súbitamente, el joven universitario se ve expuesto a lecturas muy complejas, descontextualizadas, tal vez sólo el capítulo de un libro, un artículo de un autor; de las cuales el profesor le solicita que las lea, las analice y además realice un trabajo escrito. Estas situaciones hacen que, en muchas ocasiones, los maestros universitarios expliquemos los éxitos o los fracasos de los estudiantes en su desempeño universitario, a partir de sus experiencias escolares previas y que busquemos causas externas que desentrañen sus bajos rendimientos. Considero que una de las funciones de la educación superior es profundizar en las investigaciones, que exploren las condiciones contextuales concretas en las que surgen y se desarrollan actividades de comprensión de textos escritos académicos y tareas escritas de ellos, en el marco de asignaturas del área profesional. La necesidad de descifrar de manera comprensiva algunas prácticas y concepciones sobre la escritura, en las que participen tanto docentes como alumnos; quizá pueda ayudar para realizar propuestas de formación que, si bien no eliminan la problemática, si estarían encaminadas a la consolidación de un trabajo pedagógico y didáctico, en el que la calidad y profundidad de las actividades relacionadas con la redacción, redunden en aprendizajes significativos. Es comprensible que las decisiones que tomamos los docentes, vinculadas con la enseñanza de saberse específicos a través de la lectura y la escritura, no tienen que ver con malas intenciones, sino con desconocimiento. Por consiguiente, pensemos que los 68 Vicente Huidobro. Altazor. Buenos Aires, Emecé, 1998. 109 maestros universitarios requerimos de apoyos, desde la formación pedagógica hasta una mayor vinculación institucional, que nos permita apuntalar a los estudiantes, en procesos de enseñanza; es decir, mediados y regulados externamente, los tiempos que damos al escribir, las herramientas que ofrecemos, la retroalimentación que proveemos y las condiciones que creamos, para favorecer la reescritura de los borradores de los escritos, que les encargamos a los estudiantes, así veremos mejores resultados en la textualización de los educandos. En la universidad, el conjunto de profesores manifiesta un evidente énfasis en la lectura y escritura, como una actividad extraclase; ya que, en la mayoría de los casos se asigna como estudio independiente, más que ver estas actividades como un proceso y estrategia de aprendizaje. Por esta razón, los profesores de cursos como Economía, Doctrinas Políticas, Derecho Civil, etc. les encargan a los estudiantes gran cantidad de reportes, resúmenes, reseñas de artículos o libros, y al recibir estos contemplan, con frustración, pésimas redacciones. Sin analizar que debieron ofrecerles una guía cuidadosa antes. Estas actividades que deberían convertirse en una tarea provechosa para internalizar, tanto contenidos programáticos de los cursos correspondientes, como práctica discursiva, para los alumnos; se vuelve una carga fatigosa de labores, en las que sólo existe un simulacro de escritura; los estudiantes realmente no realizan el ejercicio de textualización; terminan sólo copiando y pegando del original o bajando de internet textos que circulan en la red; además de quejarse de que leen mucho en cada materia y tienen poco tiempo para cada trabajo. Por otro lado, los profesores tratan de convencer a los muchachos de que ese ritmo de trabajo es beneficioso para ellos y que con la práctica poco a poco "se van a ir soltando" y cada vez va a ser más fácil escribir. Como podemos observar, la responsabilidad sobre cómo leer y escribir para aprender está puesta sobre el estudiante, quizá porque se considera que una vez que se llega a la universidad, ya se dominan estos procesos y a partir de este supuesto se justifica que sean actividades y no procesos, realizadas por fuera del aula o en una sesión de clase, sin apoyo del docente o vía asesorías. Imaginando que entre más se lea y escriba, cada vez será más fácil hacerla; sin dimensionar, la alta complejidad de algunas tareas que encargan, ya que algunos maestros, incluso, dejan escribir un ensayo en los primeros trimestres de la licenciatura. En la División de Ciencias Sociales y Humanidades, se imparte un curso de Redacción Universitaria en el primer trimestre, para los estudiantes de las cuatro 110 licenciaturas,69 cuyo objetivo es incrementar la competencia comunicativa de los alumnos para cumplir adecuadamente las tareas de sus otros cursos. Pero, como ya analizamos en la primera parte de este trabajo, los estudiantes de primer ingreso llegan con un nivel muy bajo de conocimientos lingüísticos, el trimestre consta de 11 semanas de trabajo y la actitud del alumnado es de cierto rechazo, ya que perciben este curso, como una materia no esencial para su formación profesional. Por lo tanto, la tarea de actualizarlos y propiamente saber redactar, se vuelve titánica para nosotros como profesores de estos cursos, sin el apoyo de nuestros colegas. Creo que es de vital importancia, lograr que el saber lingüístico en la universidad deje de ser visto por los estudiantes, como un valor de cambio en el mercado de sanciones y de beneficios escolares, para pasar a ser una verdadera herramienta de comunicación y de conocimiento; aunado a que los profesores de todas las asignaturas lo utilicen como una práctica académica compleja e intencional, que moviliza esquemas mentales diversos y que permite nuevos modos de pensamiento y de acceso a comunidades disciplinarias, en las que se están formando los estudiantes. Ya que es muy limitado pensar que el principal valor de las tareas escritas es el funcional, en tanto que se las debe asumir como medios de comunicación y de transmisión de información y como instrumentos de registro que amplía la capacidad de la memoria.70 Considero que si la redacción universitaria se visualizara como una tarea inacabada que todavía necesita el apoyo de todo el conjunto de profesores de la institución, sería más fácil resolver la grave deficiencia que presentan los estudiantes a este nivel. De esta manera, los alumnos obtendrían la guía conjunta de los docentes, desde cómo leer a los autores que tienen que analizar, cómo ubicar las ideas centrales, qué actitud crítica presentar ante la lectura; para después de haber realizado una comprensión completa del texto, escribir el trabajo solicitado. En todo este proceso estarán acompañados siempre por el profesor de la disciplina correspondiente que iría revisando esquemas, borradores, etcétera, en horas de asesoría. Por ejemplo, si pensamos que un profesor de la clase de Historia de México, Economía y Política les encargara a los estudiantes realizar un comentario crítico de la lectura de un artículo especializado de investigación sobre Juárez y sus hechos en la Guerra de Reforma, lo primero que verificará es que la lectura se haya comprendido 69 Administración, Derecho, Economía y Sociología. Cfr. María Cristina Martínez. Análisis del discurso y práctica pedagógica. Una propuesta para leer, escribir y aprender mejor. Buenos Aires, Homo Sapiens, 2005. 70 111 bien, realizando preguntas en clase, una discusión dirigida y comentarios críticos orales que le muestren fehacientemente al docente, que la primera parte de la tarea ha sido cumplida. Esta primera parte es importante también, ya que buena parte de los datos sobre el contexto de la tarea habrán quedado clarificados por el profesor y los estudiantes podrán vehicular por escrito, buena parte de la información oral, que hayan podido representar mentalmente. Una vez que el alumnado ha entendido los contenidos de la lectura, el profesor les pediría un primer borrador del comentario; porque recordemos que la textualización es un proceso secuencial de preescritura, escritura y re-escritura, de tal manera que es de naturaleza recursiva y no lineal, y justamente por esta característica es que el autor reelabora sus ideas y su texto, lo que le obliga a generar conocimientos nuevos. Con esta primera tarea, el docente está obligando al estudiante a recuperar toda la información depositada en su memoria a corto y largo plazo, utilizará los procesos de interpretación textual para reconstruir representaciones de toda la información que leyó, ejercitará su habilidad reflexiva de inferencia, su capacidad para la solución de problemas, tendrá que elaborar representaciones nuevas sobre lo que va a realizar: un plan de trabajo, un cronograma, mapas de ideas, preguntas orales al profesor, etc. Ya que el profesor recibiera los borradores, los leyera, los corrigiera e hiciera comentarios generales de ellos con el grupo, cada estudiante podría ver con atención en qué se equivocó, cuáles fueron los errores gramaticales, sintácticos, de contenido que tuvo su borrador, para poder realizar una verdadera reflexión de la primera representación mental que hizo de la lectura encargada; verificar ajustes entre la que tiene registrada en la memoria y las propuestas que le presenta el profesor vía las correcciones. Así el estudiante regresará a la lectura con interrogantes precisas, cuestionando datos, dialogando con más elementos y cuando pase a las siguientes etapas: escritura y re-escritura, lo hará con mayores elementos. Posteriormente, el alumno cuando corrija su texto, reconstruya sus oraciones, éstas llevarán una buena corrección; habrá más reflexión y análisis. En síntesis, estará entregando un comentario crítico realizado con mucho más cuidado. Resulta obvio pensar que, si este tipo de dinámicas se llevaran a cabo en todos los cursos, naturalmente los estudiantes tendrían una buena guía de todos los profesores especializados en cada una de las asignaturas, de tal manera que no sólo tendrían una supervisión de los contenidos de sus escritos, sino también de la forma en que éstos se encuentran redactados. Así ellos se darían cuenta que es necesario desarrollar su 112 habilidad comunicativa, porque en todas sus asignaturas habrá un control estricto y una exigencia por parte de los profesores para que sus controles de lectura, resúmenes, reseñas, o cualquier tarea que ellos escriban esté correctamente redactada. Naturalmente comenzar a redactar en la universidad y dominar esta habilidad en forma progresiva, entraña ciertas dificultades; los estudiantes suelen padecerlas, porque muchos pensarán que las reflexiones que puedan redactar no tendrán mucho valor y es por eso conveniente apoyarlos, empujándolos a que realicen estos borradores, leérselos, corregírselos, darles confianza en sí mismos y explicarles que la escritura no sólo es un desafío a la inteligencia, sino que es una habilidad que si no practican ¿cuando la aprenderán? A nadar se aprende, aventándose al agua, pataleando, y tragando un poco de agua; a redactar, se aprende redactando, corrigiendo y volviendo a redactar. Insisto en la idea que el aprendizaje de la redacción, debe ser una tarea común de los profesores de toda la División, visualizando a los estudiantes como un sector necesitado de la adquisición de la competencia escrita, la cual está sometida a un aprendizaje institucionalizado, que tiene lugar en centros de instrucción y de educación. La academia universitaria debe tener claro, que este proceso no está terminado cuando los estudiantes ingresan a nuestros recintos, en este nivel educativo aún necesitan continuar aprendiendo a leer y escribir. Porque sólo así, pueden llegar a pertenecer al ámbito académico y profesional de ciertas comunidades específicas, gracias a la apropiación de las formas de razonamiento instituidas a través de ciertas convenciones del lenguaje escrito, que se conocen como alfabetización académica. Casalmiglia al referirse a esta alfabetización dice que son las nociones y las estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas, así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridos, para aprender en la universidad y además apunta las prácticas de lenguaje y pensamiento propias del ámbito académico superior.71 Esta tendencia de la educación superior sugiere que los maestros universitarios independientemente del área disciplinar que enseñen aprendan a conciliar la relación de la enseñanza de las prácticas letradas (comprensión y producción de textos escritos) con la construcción de saberes específicos (los contenidos o conceptos). Expuesto lo anterior, se defiende la necesidad de considerar los procesos de lectura y escritura como determinantes en la producción y conocimientos y en la formación de profesionales, en tanto académicos y ciudadanos del mundo. Así mismo, 71 Casalmiglia H. y Tusón, A (1999), Las cosas del decir, manual de análisis del discurso. Barcelona, Ariel, p. 57. 113 se advierte que las dificultades de los estudiantes como lectores y escritores no corresponden a inmadurez, falta de inteligencia o a una historia escolar como malos alumnos, sino que ponen de relieve distintos niveles de dominio y acceso a las prácticas de lectura y escritura, como iniciados y futuros miembros de comunidades discursivas particulares. Creo que para resolver esta situación podrían iniciarse ciertas acciones que eliminaran esta inercia en la que hemos caído, por ejemplo: involucrar a los docentes de las disciplinas de cursos paralelos del Tronco General de Asignaturas, para que colaboren con los colegas de Redacción en la corresponsabilidad de supervisar y corregir los trabajos escritos de sus alumnos, tal como lo he descrito en las páginas anteriores. Por otro lado estos profesores pueden recibir el apoyo de los colegas de redacción, en cuanto a la ampliación del léxico de los estudiantes, sugiriendo palabras especializadas que con frecuencia aparezcan en las lecturas que ellos encomiendan en sus cursos. Otra actividad conjunta que se puede realizar sería que algunas de las lecturas especializadas que se llevan en los cursos de Doctrinas, Políticas y Sociales o México, Economía y Política, puede ser material de análisis en el curso de Metodología de la Lectura, para aplicar las diferentes .estrategias de lecturas y así se cumplen los objetivos del curso y se apoya el otro curso. Por otro lado, creo conveniente que los compañeros de la División de Ciencias Sociales se les convocara a una reunión colegiada para que se uniformaran criterios en cuanto a los géneros discursivos, ya que hay una verdadera multiplicidad de visiones en cuanto ellos, lo cual ocasiona confusión para los estudiantes. Incluso en los criterios de citación aún cuando ya hay modelos internacionales reconocidos. Considero que se podrían realizar muchas actividades, sólo es cuestión de que todos tengamos la disposición de lograr el objetivo común: formar mejores universitarios. Como conclusión, recordemos que la escritura es una acción lingüística cuya utilidad trasciende el ámbito de lo escolar ya que es una forma de comunicación habitual en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de las personas; de eso estamos convencidos los que impartimos la clase de Redacción, entonces para involucrar a nuestros colegas en esta labor colectiva, sería necesario generar actividades de reflexión acerca de la producción escrita, a partir incluso de su propia producción, para hacer conciencia de los procesos a que se tienen que enfrentar los estudiantes y apoyarlos. Porque, como bien expresó Giambattista Vico: el hombre sólo entra en posesión activa de su 114 conciencia, cuando llega al conocimiento dinámico de la realidad, a través del lenguaje.72 Para finalizar, creo que debemos pensar la universidad como un centro verdaderamente público, de confluencia de grupos sociales, de formación de gentes que piensan acertadamente, formar sujetos pedagógicamente autónomos, obviamente de calidad. Por lo tanto, al habilitarlos en la escritura les damos la posibilidad de estructurar el pensamiento, ser críticos, ser libres, y con ello cumplimos con nuestra responsabilidad. BIBLIOGRAFIA Bruner, J.S.(2001) Desarrollo cognitivo y educación, Madrid, Ediciones Morata. Cadena, Rafael (2004) En torno al lenguaje, Caracas, Arcos. Casalmiglia H. y Tusón, A (1999) Las cosas del decir, manual de análisis del discurso, Barcelona, Arie. Casssany, Daniel, (2004) Construir la escritura, Barcelona, Paidós. Giambattista Vico. (1995) Ciencia Nueva, México, FCE, p. 87. Creme, Phyllis y Mary R. Lea (2000) Escribir en la universidad, Madrid, Gedisa. Chomsky, Noam (1974) Estructuras sintácticas, Madrid, Siglo XXI. Chomsky, Noam (2002) El lenguaje y los problemas del conocimiento, Madrid, A. Machado Libros. Grijelmo, Alex (2000) Defensa apasionada del idioma español, Madrid, Taurus. Hernández Zamora, Gregorio. “Deficiente política educativa, ¿Se puede leer sin escribir?”, en La Jornada, 18 de abril de 2004, Suplemento Masiosare, p. 4. Lomas, Carlos (1999) Cómo enseñar a hacer cosas con las palabras, Barcelona, Paidós. Martínez, María Cristina (2005) Análisis del discurso y práctica pedagógica. Una propuesta para leer, escribir y aprender mejor, Buenos Aires, Homo Sapiens. Renkema, Jan (1999) Introducción a los estudios sobre el discurso, Barcelona, Gedisa. Vico, Giambattista (1995) Ciencia Nueva, México, FCE. 72 Giambattista Vico. (1995) Ciencia Nueva, México, FCE, p. 87. 115 Rosaura Hernández Monroy Profesora e Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana. Estudió Licenciatura en Letras Clásicas, una Especialización en Historia del Arte en la Universidad de Perugia, la maestría en Letras (Literatura Mexicana) y actualmente es doctoranda en Letras. Coordinó el Congreso Internacional “Jornadas Metropolitanas de Estudios Culturales” organizado por la UAM-A, Universidad Estatal de Michigan y la Universidad de Louisville, desde 1994 hasta 2003. Ha publicado: El arte de amar de Ovidio: Manual no exclusivo y protesta social contra Augusto y La seducción de la escritura. Los discursos de la cultura hoy. 116 NOTA INTRODUCTORIA AL DOSSIER DEL NÚMERO 32 En nuestro trabajo de revisión y recopilación de las investigaciones sobre lectura y redacción que hasta el año 2009 se habían publicado en la Revista Fuentes Humanísticas del Departamento de Humanidades, nos hemos encontrado con un dossier dedicado a la práctica lectora, titulado “Lectura y conocimiento”, el cual está integrado en el número 32 de la Revista Fuentes Humanísticas, publicado en el primer semestre de 2006. Hemos considerado que su importancia, tanto por la calidad de los trabajos que lo integran como por ser la primera vez que se presenta una publicación colectiva dedicada a la lecto-escritura en nuestro Departamento, ameritaba un espacio aparte dentro de esta antología; de ahí su colocación después del resto de artículos. Asimismo, decidimos incluir la presentación del dossier realizada por las profesoras Rosaura Hernández Monroy y María Emilia González Díaz, ya que, sin ninguna duda, es suficientemente aclaratoria y demostrativa de la importancia de la actividad de la lectura y la escritura en la educación y, de modo más general, en nuestras vidas, y, al mismo tiempo, deja constancia del valor que la investigación sobre dicha actividad tiene para el desarrollo y productividad de la misma. 117 PRESENTACIÓN Rosaura Hernández Monroy y María Emilia González Díaz* La lectura es una actividad que realizamos cotidianamente, y tal vez por eso no reflexionamos sobre su importancia y las implicaciones cognitivas que conlleva. Saber leer implica descifrar la simbología del mundo: percibir la palabra reveladora en lo que está siempre más allá (metaféro), metáforas que la vida misma nos entrega. Por ello los libros son registros que alguien, después de haber experimentado la vida, deja constancia de ella en eso que siempre desea poseer y que está en metáforas. El primer texto que todo hombre lee está referido al inmenso libro que es la vida. De esa manera cuando nos acercamos al discurso escrito que subyace en un libro, lo decodificamos a partir de nuestras experiencias de lecturas anteriores. Por ello hacemos constantemente, mientras estamos leyendo, sucesivos acercamientos al libro, a la concepción que tenemos del mundo y de la lectura misma, hasta alcanzar una múltiple significación. De allí que el libro es una realidad única en tanto ha sido la experiencia señalada por un alguien que denominamos escritor. Pero también es una realidad múltiple en tanto es internalizado en sus experiencias por un alguien que denominamos lector. De ello resulta la reescritura permanente del libro. La comprensión, interés y concepción de la lectura son términos que tienen profundas implicaciones en el proceso de la lectura y escritura, ya que deben apoyarse en experiencias que se relacionan entre sí y hacen referencia a determinadas capacidades intelectuales del ser humano. Igualmente los aspectos involucrados en la compleja capacidad humana de la lectura son abordados, de una u otra manera, según sea el enfoque que se adopte para realizar su estudio. La comprensión del proceso de lectura exige el conocimiento previo de la forma cómo el lector, el escritor y el texto contribuyen a dicho proceso, ya que esto implica una serie de transacciones entre el lector y el texto. En estas transacciones el texto, que ha sido escrito por un autor específico y donde se presenta un tema particular, es asumido por el lector de una manera individual, otorgándole valores singulares que traen como consecuencia una reelaboración del discurso escritural y por tanto, la existencia de la obra en la vida del lector de forma individual y única. 118 En este sentido el texto debe verse como una obra con existencia propia: existe por sí sola y a partir de nuestra relación con lo que expresa. Por ello, cuando se establece la relación comunicativa entre lector-escritor, el texto es el medio que posibilita el acto del diálogo, que no es más que dos monólogos (silencios) que se funden. En un sentido más amplio debemos indicar que el hombre procede de un monólogo, un hablarse a sí mismo, y se dirige inevitablemente al otro para iniciar un diálogo. El diálogo es un monólogo que se intercambia y es precisamente en esa proximidad, ese rozarse las puntas de los dedos, donde se instaura lo dialógico. La lectura de un texto es un acontecimiento único e irrepetible: sucede una vez. Por eso aunque leamos muchas veces un mismo texto, siempre lo haremos por primera vez. Son las circunstancias internas del lector y su vinculación con el entorno quienes establecerán el diálogo que permitirá energizar la apertura a una lectura posible. Siempre nuestra lectura de un libro cambia de la misma manera que nuestra lectura del mundo y de la vida. Por eso resulta tan necesaria la vuelta constante al silencio reflexivo que tanto el libro como la vida nos proporcionan. Para nosotros el mundo existe a través del lenguaje, y por el mundo en cuanto tal intuimos e interpretamos significativamente los reflejos de los objetos, sus sombras. Modelamos mundos de lectura y escritura a través de sus reflejos. En síntesis, la propuesta que se maneja actualmente es que los individuos aprendan a leer leyendo. Por lo tanto el objetivo de todo lector frente al texto escrito es lograr su cabal comprensión. En la medida que pueda darse ese proceso interactivo de comprensión, se afirmará que la persona pueda leer con autonomía o sea considerada un lector independiente o fluente. La preocupación por la lectura no es nueva, preguntarse por qué hay lectores deficientes ha originado numerosas investigaciones que se pueden agrupar en las siguientes corrientes: La teoría organicista que pretende que el fracaso en la lectura debe buscarse en el cerebro y es de origen neurológico o hereditario. La postura de los déficits instrumentales y cognitivos argumenta que algunos problemas de lectura pueden ser atribuidos a una deficiencia inherente fundamental o al proceso que interviene en el acto léxico (percepción, memoria, lenguaje y pensamiento). Según la corriente psicoanalítica de los trastornos afectivos de la personalidad, la determinación del origen de las dificultades de aprendizaje de la lectura tiene como base la identificación de los conflictos de los cuales el niño ha sido objeto. La tesis contraria a la anterior (la causalidad afectiva), postula que los trastornos afectivos son el resultado 119 de las dificultades de aprendizaje en la lectura. La postura del handicap sociocultural postula que el medio sociofamiliar, económico y cultural del niño es el causante del fracaso en la lectura. Actualmente diversas disciplinas, tales como la antropología social, la psicología y las ciencias culturales, se han interesado en el proceso de aprendizaje de la lectura. De tal manera que la investigación acerca de las dificultades en la lectura se ha diversificado, en nuestro caso la preocupación capital se aboca a revisar esta actividad en el ámbito universitario; estimuladas por este deseo, llevamos a cabo una investigación de campo y deseamos conformar este dossier para dar una panorámica de las inquietudes de los investigadores universitarios en el campo de la lectura. Cada uno de ellos trabaja diversos aspectos de esta práctica, desde su inicio en la primaria hasta la educación superior. El trabajo que inicia el dossier, "El contexto escolar de la lectura en una escuela wixárika", de Sara Corona, versa sobre la concepción que tienen los jóvenes huicholes sobre el contexto escolar, como parte del entorno en que viven, el cual determina su interés por el aprendizaje en general y de la lecto-escritura en particular. Esta valoración es la que les permite incorporarse al resto de la sociedad. "Habilidades cognitivas y lectura de un texto en escolares", de Esmeralda Matute, Oiga Inozemtseva y Mónica Rosselli, habla sobre las variables neurocognitivas que subyacen en el desarrollo del comportamiento lector, dependiendo de su edad. Judith Suro y Fernando Leal Carretero, en "La lectura y los trastornos en su aprendizaje", analizan las dificultades de lectura debidas a alteraciones de las funciones comunicativas; de las funciones intelectuales; de las neuromotoras; de atención y memoria; de las funciones perceptuales y lingüísticas, haciendo un estudio de caso de cada una de estas alteraciones. En "Lenguaje y paradigmas en estudiantes universitarios de ciencias" José Luis Córdova perfila la medida en que el lenguaje ha configurado al paradigma del pensamiento científico, que se caracteriza por: parsimonia, reproductibilidad, verificabilidad, consistencia interna y coherencia. Por último, "Los jóvenes y la lectura en el ámbito universitario", se ocupa de analizar los determinantes que inciden en la dificultad lectora; ¿qué leen?, ¿cómo leen?, ¿cuándo leen?, ¿en dónde leen?, ¿qué significa para ellos la lectura?, son algunas de las preguntas que conforman el eje de este trabajo. 120 EL CONTEXTO ESCOLAR DE LA LECTURA EN UNA ESCUELA WIXÁRIKA Sarah Corona Berkin* Las evaluaciones educativas nacionales e internacionales en los años noventa señalaron la baja competencia lecto-escritora de los niños y jóvenes mexicanos. Estos resultados suscitaron planes y programas nacionales de fomento a la lengua escrita como el Programa Nacional de Lectura 2001-2006. Como líneas estratégicas se propusieron el "fortalecimiento curricular y el mejoramiento de las prácticas de enseñanza", así como "la formación y actualización de los recursos humanos", ubicando como central el espacio escolar para cumplir con "la prioridad del currículo", es decir el "fortalecer los hábitos y capacidades lectoras de los alumnos y maestros".73 Si bien coincido plenamente con la importancia de interpelar a los maestros y a la escuela, cuyo fin es, después de todo, educar a las jóvenes generaciones, considero que es necesario conocer mejor qué significa la escuela para los jóvenes que asisten a ella. ¿Qué es la escuela para distintos jóvenes? ¿Qué valoran y qué no de su escuela? ¿Qué función tiene la escuela para ellos? Y en este entorno, ¿Para qué se aprende a leer? Desde los jóvenes mismos trato de responder a estas preguntas. Aclaro que las diferencias lectoras no pueden generalizarse, el entorno social y comunicativo es fundamental, aquí sólo me propongo comprender qué valor tiene la escuela y el aprendizaje lector, vinculado a la escuela, en distintos grupos sociales. En este artículo se discuten las respuestas de jóvenes huicholes (wixaritari en su propia lengua) con relación al contexto escolar, para describir el lugar que ocupa la escuela, los profesores y la educación política. Se argumenta que el contexto escolar, como parte del entorno en que viven, determina en gran medida el interés por el aprendizaje en general y de la lecto-escritura en particular. *Universidad de Guadalajara. 73 Secretaría de Educación Pública Programa Nacional de Lectura 2001-2006, México, Educación Básica y Normal, México, 2001. 121 El presente artículo se basa en la evaluación escolar que se realizó en el Centro Educativo Tatutsi Maxakwaxi (TMK) en el 2004 y 2005.74 En este espacio no se exponen los resultados completos de la evaluación, ya que aquí el propósito es ofrecer únicamente los datos que nos acercan al concepto de escuela que tienen los jóvenes wixaritari de una secundaria intercultural bilingüe y discutirlos en función de su formación lectora. Me intereso por acercarme a la relevancia que tiene la escuela para los jóvenes wixaritari, la ubicación dentro del contexto educativo más amplio, como son los medios de comunicación, la familia y la comunidad, su apreciación de la calidad de educación que reciben y sus futuras aspiraciones educativas. A partir de esta indagación discuto la relación que existe entre la educación y la lectura en la formación de los jóvenes wixaritari. Con el objeto de dimensionar mejor las respuestas de los alumnos de TMK y ubicarlas en un contexto educativo más amplio, se compararon los resultados con: a) Una escuela secundaria técnica de la ciudad de Guadalajara donde asisten sólo jóvenes mestizos. b) Una telesecundaria ubicada en la Sierra Huichola. c) Las respuestas de la Encuesta Nacional de Juventud (ENJ)75, con el objeto de comparar los resultados con las medias nacionales. Me interesó comprender sus necesidades educativas, la forma en que son satisfechas en la escuela, así como los conocimientos normalizados que han adquirido y que son imprescindibles para continuar sus estudios e ingresar a niveles educativos siguientes. Entrevisté a los padres de familia, asistí a las Asambleas de padres de TMK, entrevisté a los profesores y director, así como a la coordinadora. Finalmente se aplicaron pruebas de las materias de español y matemáticas y encuestas sobre política, medios de comunicación y educación. Se diseñaron distintos dispositivos de aproximación al proceso de enseñanza- aprendizaje, con el objeto de detectar su desempeño escolar y las aptitudes que fomenta su propia cultura, así como revelar ciertos datos de las competencias escolares normalizadas que se requiere que dominen 74 Sarah Corona Berkin (2005) Evaluación Escolar Centro Educativo Tatutsi Maxakwaxi. México, Fundación Ford. 75 Zeyda Rodríguez Morales (coord.) (2003) Encuesta Nacional de Juventud, Jalisco y Región Occidente, México, Secretaría de Educación Pública, Instituto Mexicano de la Juventud. 122 para continuar con sus estudios. Los resultados del proceso de evaluación se regresaron a la comunidad como un insumo más de su permanente autoevaluación. La selección de los datos que se discuten en este artículo nos habla de la posición de los jóvenes wixaritari frente a la educación en general y su escuela en particular, por contraste podemos también reflexionar sobre la función de la escuela en nuestra cultura y en la de los jóvenes urbanos. TATUTSI MAXAKWAXI El Centro Educativo Tatutsi Maxakwaxi, que se encuentra en San Miguel Huixtita, Jalisco, fue fundado por iniciativa de la comunidad de San Andrés (una de las 3 regiones en que se organiza el territorio wixárika en los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango). La experiencia wixárika con la escuela consistía, hasta ese momento, en las primarias del INI y las escuelas de los franciscanos. Ambas ofrecían una formación académica deficiente, ya que en el caso de los franciscanos, en 400 años de ejercer el papel de educadores en la sierra, "no han formado un sólo médico, abogado o arquitecto", señaló un miembro de la comunidad. La inconformidad con las opciones educativas existentes y la falta de escuelas secundarias en la Sierra Huichol, motivaron la discusión sobre la viabilidad de una escuela propia. El Centro Educativo Tatutsi Maxakwaxi,76 la primera escuela secundaria wixárika, abrió sus puertas en septiembre de 1995 con 30 alumnos. Hasta la fecha (2005) han terminado la secundaria 8 generaciones de alumnos. Todos los alumnos han recibido puntualmente su Certificado Oficial. La secundaria tiene hoy una matrícula de 130 jóvenes que estudian los contenidos principales del plan oficial de la SEP, aunados a una asignatura llamada "Cultura wixárika", que consiste en ampliar el conocimiento de su lengua y su cultura y una asignatura llamada "Derechos indígenas", que consiste en introducir a los alumnos a la legislación nacional y tradicional. La escuela imparte los talleres de carpintería, cría de conejos, panadería, artesanías y hortalizas. 76 Más información sobre las escuelas wixaritari: Fidencio Robles Gaercía y Rocío de Aguinaga, “La realidad a lo intercultural, lo intercultural a la realidad. Cómo se construye la educación intercultural en la sierra wixaritari”, en Educación indígena. En torno a la interculturalidad, coord. Rebeca Barriga y Sarah Corona, UdeG/Zapopan/UAM-XIAICS, 2004. 123 Si bien se puede observar que la eficiencia terminal global de las generaciones que han estudiado hasta la fecha en esta secundaria es inferior a los indicadores nacionales77 (72.3% en TMK frente a 77.5% promedio nacional), es alarmante la diferencia por género de los jóvenes que terminan el ciclo escolar y de los que se dan de baja. Los hombres terminan la secundaria en un 83.56 de los casos, mientras las mujeres lo hacen en un 59.37%. Es de notar que también a nivel nacional el rezago educativo es 17.1 % mayor para mujeres de 12 a 15 años.78 El motivo principal por el que la mayoría de jóvenes wixaritari abandona la escuela es que contraen matrimonio, forman pareja o se embarazan, haciéndose muy difícil continuar sus estudios. Los padres de familia y los maestros desaprueban estas decisiones y consideran que anteponer otros proyectos al estudio es una contrariedad que se debe discutir entre los profesores y los padres para encontrar soluciones. La escuela y la comunidad han intentado revertir el fracaso escolar de los jóvenes prohibiendo las relaciones sentimentales entre los alumnos que asisten a la secundaria. El problema no tiene aún solución satisfactoria para todos. I. ESCOLARIDAD El acentuar el gusto por aprender a leer y escribir en español probablemente signifique el valor que los jóvenes le otorgan al aprendizaje del español dada su próxima inserción activa en el contexto nacional, donde saben que se participa principalmente en español. CUADRO 1 GUSTO POR EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA EN ESPAÑOL Y WIXÁRIKA Me Gusta Mucho Español Primero 77 78 80 Wixárika 64 Me Gusta Español 20 Wixárika 36 Reforma integral de la educación secundaria, Secretaría de educación Pública, junio 2004, p.1. Ibidem, p.3. 124 Segundo 84 76 16 24 Tercero 89.5 52.6 10.5 47.4 En cuanto al aprendizaje de su propia lengua, hay una tendencia al aumento del 64 al 76% de primero a segundo de secundaria. Es probable que la experiencia en TMK los motive a valorar y disfrutar su propia lengua escrita. Sin embargo, para tercer año hay un descenso en el gusto por aprender a leer y escribir en su lengua. Considero que esta baja de interés es porque no hay material de lectura en su propia lengua. Mientras el lenguaje escrito no tenga un uso relevante, no hay motivación para aprenderlo ni oportunidad de disfrutarlo. Lo mismo puede decirse del español, donde en muchos casos no indígenas, la lengua escrita no es pertinente y no hay material al alcance de los jóvenes lectores que tenga algún interés para ellos. CUADRO 2 CONDICIONES DE LA INSTRUCCIÓN Condiciones Bueno Regular Malo Estado de salones, bancas, comedor, biblioteca, talleres, etc. 62% 32% 3% Materiales de apoyo 90% 8% - Preparación de tus maestros 84% 12% - Contenido de las materias que ves en clase 80% 10% - Actividades recreativas y deporte 72% 22% 2% Ambiente con tus compañeros 46% 40% 10% Ayuda de tu comunidad para que sigas estudiando 80% 18% - Bueno Regular Malo 60% 34% 4.9% CUADRO 3 CONDICIONES DE LA INSTRUCCIÓN Condiciones Estado de salones, bancas, comedor, biblioteca, talleres, etc. 125 Materiales de apoyo 68% 26% 4.6% Preparación de tus maestros 75% 21.4% 3.1% Contenido de las materias que ves en clase 73.5% 23.5% 2.8% Actividades recreativas y deporte 64% 23.1% 11.9% Ambiente con tus compañeros 82.2% 15.3% 2.4% Encuesta Nacional de Juventud (Jalisco rural) Se puede observar que los jóvenes de TMK evalúan positivamente las condiciones en las que reciben su educación. En la comparación con los datos de la ENJ, sobresalen varios incisos en los que en TMK es más alta la valoración de las condiciones en las que reciben su instrucción. En el rubro de Material de apoyo, frente al 68% que consideran bueno en las escuelas rurales de Jalisco, en TMK se evaluaron como buenos los Materiales de apoyo en un 90%. Probablemente la relevancia de la escuela en su vida cotidiana, la infraestructura escolar que es de mejor calidad que la construcción habitual de su comunidad, el equipamiento y la calidad de sus talleres, influyó en la alta valoración de los jóvenes wixaritari. La Preparación de los maestros fue considerada en 84% de los casos como buena en TMK, frente al 75% promedio de los jóvenes de la ENJ. El empeño que ponen los maestros wixaritari en sus cursos de capacitación, aunado a su compromiso con los jóvenes demostrado en la atención de tiempo completo que les ofrecen en los horarios escolares, impacta en esta calificación. El Contenido de las materias y las Actividades recreativas y deportivas, también fueron evaluados con mejor calificación en TMK. Esto también habla de la pertinencia de la oferta educativa en TMK, donde los contenidos son adecuados a su futura inserción en el mundo del trabajo o bien en su futuro escolar. Llama la atención, sin embargo, la diferencia en la calificación del rubro Ambiente con tus compañeros, que en el caso de la ENJ es el rubro mejor calificado en 82.2% de los casos y en TMK únicamente 46% de los jóvenes consideraron bueno el ambiente con sus compañeros. En entrevistas con los jóvenes de TMK, pude constatar una queja de los compañeros que utilizan vocabulario ofensivo, "aprendido en las telenovelas" que recién llegan con la televisión. La lengua wixárika no tiene vocabulario ofensivo, me explican, y menos aún existe la costumbre de lanzar insultos gratuitamente y sin motivo justificado. Mientras para unos jóvenes (ENJ) lo mejor de la escuela es el ambiente con los 126 compañeros, para los wixaritari la escuela no es el mejor lugar de interacción social, es un lugar para aprender, lo mejor son las clases, los maestros y los materiales de apoyo. CUADRO 4 NIVEL DE ESTUDIOS QUE A LOS JÓVENES LES GUSTARÍA ALCANZAR Secundaria Carrera técnica Normal TMK ENJ (Jalisco) 8.82% 8.25% 16.17% 4.41 % 15.6% 5% Preparatoria 39.7% 11.85% Licenciatura 25% 37.3% Otro (o no contestó) 6% 22% Se observa un interés en los jóvenes de TMK por estudiar la preparatoria. En la Sierra, el tener estudios terminados de preparatoria mejora las ofertas de trabajo y aumenta el prestigio social del que posee este grado. Para enseñar en las secundarias o preparatorias se requiere del certificado de la preparatoria y no necesariamente el de la normal, causa que puede influir en el poco interés en estudiar la Normal Superior para maestros. Para los jóvenes de TMK la licenciatura es una realidad más lejana que para los jóvenes de la ENJ. En cuanto a la opinión de los jóvenes wixaritari sobre la familia, escuela o medios de comunicación como formadores para el futuro trabajo de los jóvenes, se declaró en primer lugar a la escuela con 72% en primer año, 92% en segundo y 89.5% en tercero. A la familia se mencionó con el 16% en primer año, 8"l0 en segundo año y 10.5% en tercero. Los medios de comunicación fueron mencionados únicamente en primero y sólo en un 8% de las respuestas. De esta manera se evidencia la importancia que cobra la formación que ofrece la escuela a los jóvenes wixaritari. 127 CUADRO 5 MOTIVOS PARA SEGUIR ESTUDIANDO TMK Para aprender más Para ganar más dinero Para conseguir un trabajo ENJ (Jalisco) 11.76% 54.3 % 8.82% 6.9 % 30.8% 10.9 % Para ser más importante 7.35% 5.5 % Para sacar mi certificado 5.88% 2.9 % Para entender lo que pasa en el país 10.29% 0.2 % Para conocer y defender mis derechos 18.46% 1.2 % 8.82% 10.6 % - 7.5 % Para vivir mejor Otra Se observa que el motivo principal para estudiar en TMK es conseguir un mejor trabajo, depositando de esta manera una responsabilidad capital en el sistema escolar. Se menciona en segundo lugar, como motivación para seguir estudiando, el conocer y defender sus derechos. Esto muestra la valoración política de la educación en esta población de jóvenes. Por el contrario, en el caso de la ENJ se observa un alto porcentaje de jóvenes cuya motivación es el aprendizaje por sí mismo y un muy bajo porcentaje que se interesa por asistir a la escuela para entender lo que pasa en el país y/o conocer y defender sus derechos. Se puede ver que los jóvenes de la ENJ y los jóvenes indígenas tienen motivaciones distintas para asistir a la escuela. Los jóvenes de la ENJ no perciben motivaciones económicas ni políticas en el acto de estudiar. En sus respuestas se observa el desprestigio de la escuela para ofrecer mejores oportunidades de trabajo y formar mejores ciudadanos. Más concretas, pragmáticas y políticas son las motivaciones de los alumnos de TMK. Esta tendencia en la opinión que tienen los jóvenes de TMK sobre la escolaridad da pistas para entender el interés que tienen en el aprendizaje. Muchos de los jóvenes no extenderán sus estudios formales, lo que hace indispensable ofrecer información básica 128 y general en todas las materias, sobre todo en competencias sólidas en español y matemáticas. II. EDUCACIÓN POLÍTICA CUADRO 6 CONFIANZA EN DISTINTOS ACTORES PÚBLICOS Sí confío % Confío poco o No confío % TMK ENJ TMK ENJ 1. Políticos 63 4 36 96 2. Jueces 47 12 52 88 3. Maestros 95 65 5 34 4. Médicos 90 75 10 25 5. Policías 53 6 47 94 6. Comerciantes 53 12 47 88 7. Militares 33 24 66 76 8. Líderes sindicales 31 11 68 89 9. Sacerdotes 21 65 79 35 10. Judiciales 63 10 37 90 11. Defensores de Derechos Humanos 79 44 21 56 12. Miembros de ONGs 61 27 39 73 13. Autoridades tradicionales 90 - 10 - Frente a los datos proporcionados por la ENJ, donde los jóvenes confían en altos porcentajes sólo en los médicos y en los maestros y los sacerdotes en porcentajes similares los alumnos de TMK confían en un número mayor de actores sociales: maestros, autoridades tradicionales, médicos, defensores de derechos humanos, judiciales, políticos y miembros de las ONG, con más del 60% de los encuestados. Los jóvenes wixaritari confían en mayor proporción en los maestros, pero también se observa una mayor confianza general en el entorno social. Probablemente ésta es una señal de la educación formal e informal que reciben en su comunidad, caracterizada por la protección, respeto y sensibilidad a las necesidades de los jóvenes. Es de notar que en 129 los que menos confían los jóvenes de TMK es en los sacerdotes, dato explicable ya que no son en su mayoría cristianos y han tenido conflicto permanente con la iglesia católica. Es importante el esfuerzo innovador de TMK en lo que corresponde a promover un programa educativo que fomenta las aptitudes de los alumnos a la vez que respeta el conocimiento que surge de su cultura y el que llega de otras regiones. La seguridad que muestran los jóvenes en sí mismos y la confianza en el entorno social son méritos de la escuela que nos hablan de lo que significa ser estudiante wixárika. CUADRO 7 CONFIANZA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA Sí confío % Confío poco o No confío % TMK ENJ TMK ENJ 1. La televisión 52 40 48 60 2. La radio 79 33 11 67 3. El periódico 63 30 37 70 El orden de la confianza en los medios masivos coincide con el mayor o menor conocimiento que tienen de ellos. En la ciudad, los jóvenes se enteran de las noticias en un 76% por la televisión, mientras apenas 4.7 % por la radio y 12 % por el periódico.79 De la misma forma predomina su confianza en la TV sobre otros medios de comunicación. En TMK se puede observar una tendencia similar, mayor confianza en los medios que mejor conocen, ya que oyen la radio como principal medio de información, tienen la experiencia del periódico en la escuela y rara vez ven la televisión y menos aún las noticias televisadas. También se observa en TMK una confianza general superior en todos los medios. Probablemente la distancia con los hechos noticiables por los medios masivos de comunicación, su desconocimiento del manejo tendencioso y la realidad virtual a la que aluden, los mantiene también alejados del recelo de los jóvenes urbanos. 79 ENJ, Op. cit. 130 LEGISLACIÓN y AUTORIDADES TRADICIONALES Se pidió a los jóvenes de TMK mencionar las leyes que conocen y sus contenidos, así como los cargos de las Autoridades Tradicionales. El conocimiento de las Autoridades Tradicionales se respondió con mayor exactitud y en mayor número de casos. En cuanto a las leyes, se mencionó con insistencia la Ley Agraria y el Derecho de Amparo. Sin embargo, pocos fueron los casos que intentaron dar una explicación de su contenido. Los jóvenes mencionan su interés en leer las leyes, pero la dificultad de conocerlas está en el lenguaje técnico en el que están escritas y que no comprenden. El contacto con la legislación, los derechos humanos, ciudadanos e indígenas, es parte integral de ser un estudiante en TMK. Considerada como fuente educadora, se tomó la decisión de incorporar a la prensa en el salón de clases como apoyo didáctico en la clase de español y de derechos indígenas.80 No es posible afirmar que el periódico tenga un impacto sobre los jóvenes wixaritari que lo han incorporado en el salón de clases hace apenas un año escolar. Sin embargo podemos observar la presencia del periódico en su formación escolar en dos aspectos: sus hábitos de lectura y su conocimiento del código periodístico. III. HÁBITOS DE LECTURA CUADRO 8 ¿QUÉ LEES FUERA DE TUS OBLIGACIONES ESCOLARES? Libros (y cuentos) % Revistas (y comics) % Periódico % Nada Otros % (apuntes, cartas, canciones, poesía, anuncios) % Técnica 1 39.47 18.42 10.52 34.21 7.89 Técnica 2 11 .11 48.14 3.70 11 .11 3.70 Técnica 3 22.22 40.74 11 .11 40.74 7.40 80 Ver Sarah Corona, “Educación indígena, educación política. El uso del periódico en la escuela wixárika”, en Educación indígena. En torno a la interculturalidad, coord. Rebeca Barriga y Sarah Corona, UdeG/Zapopan/Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco/IAICS, 2004. 131 Telesec 1 66.66 11.11 0 Telesec 2 58.33 25 0 8.33 25 Telesec 3 33.33 16.66 0 16.66 30 TMK1 67.85 0 57.14 3.57 TMK2 45 0 50 TMK 3 55.55 5.55 72.22 30 10 5.55 0 7.14 20 16.66 Se puede observar que los jóvenes urbanos de la escuela técnica de primero a tercero tienen poca práctica en la lectura del periódico. Es notorio el porcentaje de los que declaran no leer fuera de sus obligaciones escolares. Por otro lado pareciera que la lectura de revistas e historietas es la más popular en este grupo de edad. Los jóvenes wixaritari de ambas escuelas declaran en mayor proporción leer fuera de sus obligaciones escolares. Ahora bien, la diferencia que encontramos entre los jóvenes de TMK y los jóvenes de la telesecundaria wixárika, es que los últimos conocen menos opciones de lectura. Con la introducción del periódico, los jóvenes de TMK tienen mayor diversidad de lecturas y la prensa se convierte en el medio escrito favorecido por estos jóvenes. En este sentido, leer se vuelve un acto cotidiano. Pero es interesante (y preocupante) notar que de primero a tercero de secundaria, en las tres escuelas, disminuye la lectura de libros y cuentos conforme aumenta la escolaridad. Hago énfasis en que la lectura del periódico no debe suplir la de los libros, y por el contrario, una pedagogía encaminada a la lectura crítica de la prensa debe aumentar los intereses de los alumnos y su búsqueda diversificada de otras lecturas. Pero la lectura de libros debe ser impulsada en el aula, a partir de una oferta de libros que sea de interés real para los jóvenes actuales. IV. RELACIÓN PADRES DE FAMILlA-TMK Los padres de familia entrevistados señalaron su interés en la escuela y en los contenidos que se enseñan. En cuanto al contenido curricular, se mencionó con insistencia la difícil relación entre la enseñanza del español y su propia cultura. Esta relación la ven complicada, porque requiere de tiempo dedicado a las dos lenguas, cuando el español (leído y escrito) lo ven como una herramienta indispensable para la vida futura de los jóvenes. Sin embargo, todos los padres de familia entrevistados 132 encuentran que el énfasis puesto por los profesores wixaritari de TMK en su propia cultura y lengua ayuda a la seguridad de los jóvenes. También encuentran que los jóvenes aprenden más cuando se les facilitan en su propia lengua los contenidos de materias como geografía o historia. Finalmente, están de acuerdo en que no deben perder las herramientas que les da su propia cultura. Para los padres de familia el ejemplo consumado e indiscutible del éxito de TMK son los exalumnos que hoy tienen cargo de profesores en la misma escuela y realizan una labor altamente apreciada por la comunidad. V. LOS MAESTROS En la reunión de autoevaluación con los maestros se discutió la madurez de la escuela. Consideran que si bien son pocos años de experiencia y la escuela lleva "apenas su primaria hecha, le falta terminar su preparatoria" para madurar, la escuela está en una etapa en que puede reflexionar su proceso como educadora. Consideran que los maestros están unidos y preparados para ofrecer una educación de mayor calidad. Consideran que es necesario continuar ofreciendo las mejores herramientas de letras y matemáticas para que los jóvenes vayan construyendo su camino y que a la vez deben proporcionarles valores y formas de comportarse frente a los demás. Consideran que su labor es importante en la transmisión de su cultura. Señalan que tiene el mismo peso la propia lengua que el español y que la cultura propia debe ser la base para conocer otras culturas. Se busca en todas las clases relacionar lo propio con lo ajeno, aunque algunas veces es muy difícil y los profesores tienen que hacer investigación permanentemente. Han observado que los alumnos de TMK tienen la herramienta de la cultura que los otros jóvenes wixaritari no siempre tienen. Anteriormente, cuando salían a estudiar a las secundarias mestizas, volvían con otras ideas, no querían hablar su lengua ni vestirse con ropa wixárika. La educación de TMK busca "que no choquen las dos culturas, que tengan el mismo peso y que los muchachos lo entiendan", para que salgan con más valor a competir en la ciudad. 133 VI. EL ESTUDIANTE, LA ESCUELA Y LA LECTURA La educación formal carga con las propiedades de sujetar y disciplinar, pero a la vez puede ofrecer herramientas para el conocimiento de la realidad, el diálogo y la resistencia cultural. Los wixaritari en su Centro Educativo parecen haber descubierto las maneras de neutralizar un programa educativo nacional que promueve el desprestigio de la escuela entre los jóvenes de la ENJ. Para los estudiantes de TMK aprender implica no solo "saber más" o repetir contenidos de los programas, sino descubrir estrategias para la participación en el espacio público. El "estudiar para conseguir mejor trabajo" y "para participar en mi comunidad", expresado por los jóvenes wixaritari, se opone a "estudiar para saber más" de los jóvenes de la ENJ. En TMK el objetivo político se muestra frente al objetivo estético de los jóvenes de la ENJ; el desarrollo personal y social frente a una actividad impráctica e innecesaria caracteriza la praxis escolar wixárika frente al descrédito de la escuela entre los jóvenes de la ENJ. Ser estudiante wixárika en TMK es participar con su comunidad en la construcción de vías políticas vinculadas con las demandas indígenas. Los indígenas, durante los largos procesos de dominación y exclusión, han aprendido que la escuela puede convertirse en un espacio que contribuya al cambio en las relaciones con el Estado, con los diversos grupos sociales así como en sus condiciones personales e individuales. En TMK ser estudiante tiene prestigio porque tiene una razón propia. Los nuevos caminos que se abren con la apertura de las leyes hacia la pluriculturalidad pueden modificar el viejo concepto de la escuela como integradora social y pueden llegar a facilitar la creación de múltiples escuelas acordes a las metas y objetivos de la complejidad que puebla nuestro país. En todos los casos, la enseñanza de la lectura y la escritura como base de la educación política será prioridad si deseamos aprender a convivir en un mismo espacio público. BIBLIOGRAFÍA Arendt, Hanna Hombres en tiempos de oscuridad, Gedisa, Barcelona, 2001 . ----------La crisis de la educación, en Entre el pasado y el futuro, Península, Barcelona, 1996. Bárcena, Fernando El oficio de la ciudadanía. Introducción a la educación política, Paidós, 134 España, 1997. Corona, Sarah, “Competencias comunicativas de la escritura en huicholes y mestizos”, en Comunicación y Sociedad No. 35, Universidad de Guadalajara, México, 1999. ----------y Salvador Agustín, Nuestro libro de la memoria y la escritura. Apuntes para la enseñanza de la cultura wixárika, Universidad de Guadalajara, México, 2002. ---------- y Rebeca Barriga Villanueva (coordinadoras), Educación indígena. En torno a la interculturalidad, Universidad de Guadalajara/Zapopan/UAM-X/IAICS, México, 2004. Rodríguez Morales Zeyda (coord.) Encuesta Nacional de Juventud. Jalisco y Región Occidente, SEP, Instituto Mexicano de la Juventud, México, 2003. Sennett, Richard, El respeto. Sobre/la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad, Anagrama, Barcelona, 2003 Sarah Corona Berkin Es Doctora en Comunicación Social por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. Profesora Investigadora de la Universidad de Guadalajara. Especialista en formas de comunicación orales, escritas y en imágenes, en distintos grupos sociales. Ha realizado notables investigaciones sobre educación indígena en México, y publicado numerosos trabajos al respecto. Pertenece a la AMIC (Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación) desde 1979. 135 HABILIDADES COGNITIVAS Y LECTURA DE UN TEXTO EN ESCOLARES Esmeralda Matute, * Olga Inozemtseva* y Mónica Rosselli** INTRODUCCIÓN Tradicionalmente, la velocidad y la precisión en la lectura son los atributos considerados con mayor frecuencia para evaluar la habilidad lectora. Sin duda, estos dos componentes son intrínsecos a la lectura y por ello se utilizan para conocer variaciones en el acto lector de acuerdo a un sinnúmero de variables tales como la edad, el grado escolar y aun ante patologías cerebrales y trastornos de neurodesarrollo como es la dislexia. Más aún, su análisis puede dar información sobre estrategias o las vías de acceso utilizadas en el tratamiento de un texto (Coltheart, 1981; Massaro, 2002; Samuels & Kamil, 2002). Otra característica del acto lector es la fluidez, en ella se consideran los patrones de entonación y los contornos entonacionales (Leal y Suro, 2004). Si bien la fluidez forma parte del acto lector, su relevancia ha sido apenas destacada y de ahí que sea menos atendida. No obstante, la comprensión lectora es el objetivo central del acto lector; es decir que se lee para comprender un mensaje escrito. Quizás en varios estudios no se ha tomado en cuenta como variable a analizar para conocer el desempeño lector dadas las dificultades metodológicas para aislarla, sobre todo por su dependencia con el lenguaje oral. De hecho, y con relación a la dependencia de la lectura de otras habilidades cognitivas, desde una perspectiva neuropsicológica se considera que la lectura, en tanto proceso cognitivo complejo requiere de la participación de otros procesos cognitivos, los cuales a su vez están mediados por diversas estructuras cerebrales. El interés aquí estribaría en saber si para cada uno de los atributos del acto de lectura antes señalado participan diferentes procesos cognitivos y si éstos se mantienen constantes a lo largo * Instituto de Neurociencias-cucBA, Departamento de Estudios en Educación-cuCSH, Universidad de Guadalajara. ** Florida Atlantic University. 136 del desarrollo. Dentro de esta perspectiva, en este artículo nos proponemos explorar cuatro aspectos sobre el acto de lectura en niños de 7 a 12 de edad. La pregunta inicial que se desprende de la atención a estas tres variables -comprensión, velocidad y precisión- es qué tanto se relacionan entre ellas. Dicho de otra manera, si, como lo hemos señalado, en los estudios sobre desempeño lector se atiende a la precisión y a la velocidad lectora con mayor frecuencia, cabe preguntarnos si los resultados que de esto se derivan pueden darnos alguna indicación sobre el nivel de comprensión de un texto. Tomaremos como variable la edad de los niños y analizaremos el peso que ejerce sobre estas tres medidas; en este punto la pregunta central es: de existir una relación entre estas tres variables, ¿ésta es semejante entre los niños que se inician como lectores (7 y 8 años de edad) y aquellos niños lectores competentes (11 y 12 años de edad)? Como tercer punto relacionaremos las características neuropsicológicas con las variables de lectura para finalmente, cuarto punto, abordar las variaciones en esta relación de acuerdo a la edad. El punto de partida para estos análisis es una muestra de 788 niños mexicanos y colombianos de 5 a 16 años de edad. A ellos se les aplicó la Evaluación Neuropsicológica Infantil-ENI (Matute, Rosselli, Ardila y Ostrosky, en prensa), la cual evalúa 13 dominios neuropsicológicos: habilidades construccionales, memoria, memoria diferida, habilidades preceptuales, lenguaje, habilidades metalingüísticas, lectura, escritura, aritmética, habilidades espaciales, atención, habilidades conceptuales y funciones ejecutivas. El análisis de lectura lo hicimos a partir de la lectura de una narrativa de 101 palabras (Ver figura 1). Se trata de una narrativa sencilla, factible de leer por niños de 7 años. FIGURA 1 TEXTO EMPLEADO PARA EVALUAR LA LECTURA EN VOZ ALTA Tontolobo y el carnero. Un lobo viejo que ya no tenía la fuerza y la astucia de otras épocas y al que por eso llamaban Tontolobo, persiguió a un carnero, que se puso a salvo subiéndose a una alta peña. 137 -¿Por qué te esfuerzas tanto?- se burló el carnero. Si quieres comerme, sólo tienes que abrir la boca y yo saltaré dentro. El lobo abrió la boca y el carnero saltó. Al saltar le dio tal cornada que lo derribó al suelo sin sentido. Cuando volvió en sí, Tontolobo ni siquiera se acordaba si se había comido o no al carnero. Para este trabajo, como lo hemos señalado, analizaremos el comportamiento lector en un subgrupo de esta muestra y tomamos niños de dos grupos de edad diferentes. El primer grupo (G1) está constituido por 125 niños de 7 y 8 años de edad, 55 varones y 70 niñas. El segundo grupo (G2) está formado por 156 niños de 11 y 12 años, 72 varones y 84 niñas. La muestra fue tomada tanto en escuelas públicas como privadas de medios urbanos. La congruencia entre la edad y el grado escolar fue requisito de inclusión. Asimismo, no se incluyeron niños con antecedentes de fracaso escolar ni de problemas de aprendizaje. Para mayores precisiones sobre la muestra se sugiere consultar en Matute et al., (en prensa). En cuanto al desempeño de los niños de estos dos grupos en esta tarea de lectura, encontramos ejecuciones semejantes en la precisión, medida a través del número de "errores" realizados al momento de leer; con una ligera mayor dispersión en el grupo de los niños pequeños (G1: X = 2.17, DS = 3.11 ; G2: X = 1.97, DS = 2.66); asimismo, el número de aciertos en un cuestionario, cuya puntuación máxima es 8, utilizado para evaluar la comprensión lectora fue semejante (G1: X = 5.18, DS = 1.96; G2: X = 5.52, DS = 1.26), al igual que en la variable anterior se observó mayor dispersión en los niños pequeños. Sin embargo, la diferencia entre los dos grupos en la velocidad de la lectura resultó estadística mente significativa (G1 : X = 69.10, DS = 31.45; G2: X = 112.15, DS = 35.58, p<.OOO). Estos resultados nos dicen varias cosas. La primera de ellas es que la precisión en la lectura en español se domina fácilmente; esto corresponde muy probablemente a que el sistema ortográfico de esta lengua es transparente.81 Con relación a la comprensión, el nivel similar de comprensión de una narrativa sencilla puede ser el resultado de un efecto de techo. Quizá el texto utilizado no presenta un nivel de complejidad suficiente para marcar diferencias entre los grupos. Finalmente, en donde adquieren más destreza los niños con el paso de los años es en la velocidad de lectura. 81 Para mayor información sobre la transparencia del sistema ortográfico del español de México remitimos a Matute y Leal (2003); Leal y Matute (2001) y Leal, Matute y Zarabozo (en prensa). 138 Descrita la muestra y analizadas las características de su desempeño lector, pasaremos a analizar los resultados. RESULTADOS CORRELACIÓN ENTRE PRECISIÓN, VELOCIDAD Y COMPRENSIÓN LECTORA Como se puede observar en el Cuadro 1, en el grupo de los niños pequeños la comprensión se correlaciona con la velocidad en la lectura, en tanto que en el grupo de los niños mayores la comprensión lectora no se relaciona con ninguna de las otras dos variables. En el primer grupo los niños que tienen una mayor comprensión leen más rápido, en tanto que en el G2 la comprensión es independiente de qué tan rápido leen y qué tantos errores cometen al leer, mientras que en este mismo grupo los niños que tienen mayor velocidad son aquellos que cometen un menor número de errores de lectura. CUADRO 1 CORRELACIÓN DE PEARSON ENTRE TRES MEDIDAS DE LA LECTURA DE UN TEXTO EN VOZ ALTA EN DOS GRUPOS DE NIÑOS 7-8 años Comprensión Velocidad Precisión .389* -.082 11 Comprensión 12 años Velocidad .214 Precisión -.091 -.284 -.426* 139 VARIABLES COGNITIVAS Y DESEMPEÑO LECTOR Como lo hemos señalado, desde una perspectiva neuropsicológica la lectura es un proceso cognitivo que requiere del apoyo de diferentes dominios cognitivos, mediados éstos por distintas estructuras cerebrales. Los dominios que con mayor frecuencia han sido reportados son el procesamiento fonológico, la denominación automatizada rápida, la automaticidad motriz, la percepción del habla y la memoria a corto plazo (Savage et al., 2005). Nuestro interés es, como lo hemos asentado, indagar si la participación de estos u otros dominios cognitivos es la misma a diferentes edades. Para iniciar este análisis tomemos el lenguaje. Para legos y estudiosos queda más o menos claro que la comprensión de la lectura es mediada por la comprensión oral. Es decir, el vocabulario, la sintaxis, la pragmática, etc. que se maneja oralmente será comprendida al estar escrita. Como puede observarse en el Cuadro 2, de las áreas de lenguaje evaluadas, sólo la designación de imágenes se correlaciona con la comprensión lectora en los niños de G1, en tanto que en los niños de mayores (G2) áreas más complejas, como es la coherencia narrativa, la longitud de la expresión y la comprensión del discurso oral se relacionan con la comprensión lectora. Al parecer los niños pequeños realizan la lectura de un texto de una manera más perceptual y los niños mayores hacen llamado a habilidades narrativas más complejas. Lo anterior también es evidente en las relaciones entre el lenguaje por una parte y por la otra, la velocidad y la precisión lectora. Las habilidades fonológicas, tanto aquellas pertenecientes a la fonología segmental, como a la suprasegmental facilitan el manejo de textos. En particular se han realizado innumerables estudios sobre la relación entre conciencia fonológica y desempeño lector, y se le otorga a la conciencia fonémica un rol primordial en el desarrollo de la lectura. De hecho, dificultades en su desarrollo se han ligado a la dislexia (Goswami, 2003). Las habilidades de fonología segmental han sido evaluadas con frecuencia a través de pruebas de repetición. Al analizar el desempeño de los niños incluidos en nuestra muestra observamos que en ambos grupos la precisión se relaciona con la repetición de palabras y de oraciones, pero en G2 la repetición de no palabras también se relaciona con la comprensión lectora y, la repetición de oraciones con la velocidad en la lectura (Ver Cuadro 2). 140 CUADRO 2 CORRELACIÓN DE PEARSON ENTRE TRES MEDIDAS DE LA LECTURA DE UN TEXTO EN VOZ ALTA Y TAREAS DE LENGUAJE 7 -8 años 11 - 12 años Comprensión Velocidad Precisión Comprensión Velocidad Precisión Repetición de sílabas .092 Repetición de palabras .218 .100 .103 -.120 -.247* -.033 .036 -.095 .088 .041 - .282* Repetición de no palabras .045 .017 .016 .270* .042 - .146 .246 -.248* .147 .234* - .243 .285 -.227 .015 .295* - .004 .241 -.077 .332* .303* - .183 .430* -.136 .315* .358* - .270* .196 -.222 .133 .090 - .133 .221 -.086 .178 .306* - .480* -.125 .288* .232 - .134 Repetición de oraciones .267* Denominación de .409* Imágenes Coherencia narrativa .371 * Longitud de la expresión .328 * Designación de imágenes .199 Seguimiento de .389* Instrucciones Comprensión del discurso .170 .148 * PL 0,01 En tareas específicas de habilidades metalingüísticas observamos que para los dos grupos ninguna de las cuatro tareas analizadas se correlaciona con la comprensión 141 lectora. En G1, síntesis fonémica y deletreo se relacionan con la velocidad lectora, mientras que conteo de palabras se relaciona tanto con la velocidad lectora como con la precisión, mientras que en G2 síntesis fonémica y deletreo se relaciona con velocidad y precisión lectora, en tanto que conteo de sonidos, se relaciona sólo con la precisión en la lectura (Ver Cuadro 3). CUADRO 3 CORRELACIÓN DE PEARSON ENTRE TRES MEDIDAS DE LA LECTURA DE UN TEXTO EN VOZ ALTA Y TAREAS DE HABILIDADES METALINGÜÍSTICAS 7 -8 años 11 - 12 años Comprensión Velocidad Precisión Comprensión Velocidad Precisión Síntesis fonémica .169 .272* -.207 .011 .291* - .281 * Deletreo .116 .296* -.203 .105 .363* -.383 * Conteo de sonidos .137 .153 -.171 -.026 .164 -.247* Conteo de palabras .157 .284* -.265* -.172 .289 -.280 * PL 0,01 La lectura exige, además, otras habilidades de tipo cognitivo, como son la percepción visual y abstracción. La participación de la percepción visual en la lectura, cuestionable en la actualidad, fue centro primordial de interés en la década de los años setenta. En los niños pequeños de nuestro estudio (G1) el desempeño en las tareas de percepción visual prácticamente no se relaciona con las variables de lectura analizadas, en tanto que en los niños mayores (G2) el desempeño en las tareas de imágenes sobrepuestas, cierre visual y reconocimiento de emociones faciales se relacionan con la precisión lectora, además de que cierre visual también se relaciona con la velocidad en la lectura (Ver Cuadro 4). 142 CUADRO 4 CORRELACIÓN DE PEARSON ENTRE LAS TRES MEDIDAS DE LECTURA DE UN TEXTO EN VOZ ALTA Y LAS TAREAS DE PERCEPCIÓN VISUAL 7 -8 años 11 - 12 años Comprensión Velocidad Precisión Comprensión Velocidad Precisión Imágenes sobrepuestas .168 .180 -.150 -.059 .148 - .302* Imágenes borrosas Cierre visual .123 .042 -.070 -.021 .101 -.009 -.009 -.026 .035 .229 .398* - Reconocimiento de .257* emociones .281 * .119 -.156 .066 .125 - Integración de objetos .035 .278* .347 .038 .151 .155 -.159 * PL 0,01 Finalmente, en cuanto a la abstracción se ha postulado que las posibilidades de razonamiento, principalmente de tipo verbal, facilitan el proceso de comprensión lectora. En nuestro estudio analizamos el desempeño de los niños en razonamiento verbal (tarea de similitudes), razonamiento no verbal (matrices) y razonamiento lógico matemático (problemas aritméticos). En el G1 se observa que el desempeño en la comprensión lectora se relaciona con el desempeño en la tarea de similitudes, en tanto que la velocidad se relaciona con similitudes y problemas numéricos. Una correlación fuerte se observa entre velocidad y precisión lectora, y similitudes y problemas aritméticos en el G2 (Ver Cuadro 5). 143 CUADRO 5 CORRELACIÓN DE PEARSON ENTRE TRES MEDIDAS DE LA LECTURA DE UN TEXTO EN VOZ ALTA Y TAREAS DE RAZONAMIENTO 7 -8 años 11 - 12 años Comprensión Velocidad Precisión Comprensión Velocidad Precisión Similitudes .246* .359* -.084 .202 .427* - -.092 .085 .029 .000 .193 - .052 .282* -.080 .351 * - .327* Matrices .256 Problemas numéricos .223 .411 * * PL 0,01 CONCLUSIONES Respecto a las tres variables de lectura analizadas, éstas se relacionan de manera diferente en los dos grupos de niños; si bien los niños pequeños requieren de velocidad lectora para alcanzar una mayor comprensión del texto, esta relación no es perceptible en los niños mayores. La comprensión lectora es el objetivo central del acto lector, ya que el único y último fin de la lectura es sin duda comprender un mensaje escrito. Entonces el éxito en el desempeño lector finalmente estriba en qué tan bien se comprendió eso que se leyó. Los otros aspectos atendidos en este estudio, velocidad y precisión, así como la fluidez, la cual no abordamos, darían un plus a este desempeño. Un buen lector entonces sería en primera instancia aquel que comprende lo que lee, y se colocaría en mayor ventaja si además lo lee rápido, sin errores y con adecuada prosodia. La independencia de la comprensión lectora de otras habilidades cognitivas es clara en los niños de 7 y 8 años de edad. Al parecer, en esta edad, para comprender un texto el niño centra su esfuerzo en leer rápido, para lo cual utiliza habilidades de tipo visual y de razonamiento verbal. Por su parte, los niños de 11 y 12 años hacen llamado a 144 habilidades discursivas y a habilidades visuales complejas para lograr la comprensión del texto. El análisis de las áreas cognitivas asociadas con el desempeño lector sin duda incrementa nuestra comprensión no sólo de los factores subyacentes a la lectura exitosa, sino también de los problemas en su aprendizaje. Nuestro estudio tiene la limitante de ser de carácter exploratorio. Su importancia estriba, sin embargo, en el delineamiento de un sendero para incursionar sobre el conocimiento de estas relaciones. Quizá un estudio longitudinal que analice los cambios cognoscitivos paralelos a la lectura en niños con desarrollo lector normal y con problemas en el aprendizaje de la lectura ayudaría aún más a dar respuesta a los problemas abordados en este trabajo. Finalmente destacamos la importancia de realizar este tipo de estudio en niños hispanohablantes, ya que es de esperarse que las características de la lengua en general, y del sistema ortográfico en particular, apelen a diferentes áreas cognitivas al momento de leer: más aún, el efecto de la edad sobre las variables de lectura, así como las variables neuropsicológicas analizadas, nos lleva a reflexionar sobre la relación entre el desempeño lector y el desarrollo de otras habilidades neuropsicológicas vinculadas a él en edades tempranas y su repercusión en el comportamiento lector en estudiantes de bachillerato y universidad. En un estudio realizado con anterioridad (Rosselli, Matute y Ardila, 2006) encontramos diferencias significativas en la velocidad en la lectura silenciosa entre un grupo de jóvenes de 12 y 13 años y otro de 14 y 15 años; sin embargo, diferencias en la comprensión lectora se obs~rvaron entre niños más pequeños (8-9 años de edad) y los mayores (10-15 años). Probablemente la ausencia de diferencia entre los grupos contiguos de los mayores (12-13 años vs. 14-15 años) se deba al bajo nivel de complejidad del texto utilizado en el estudio. Sin embargo, niveles de complejidad más elevados estarían ligados a aspectos lingüísticos (semántica, sintaxis, vocabulario) y pragmáticos (familiaridad con el tópico, motivación, etc.), los cuales no son exclusivos de la lectura. El desarrollo de estos aspectos debería estudiarse en jóvenes de preparatoria y universidad. Los resultados de este estudio, así como de estudios semejantes, abren la posibilidad de atender el desarrollo de otras funciones cognitivas dentro del ámbito escolar para facilitar el desarrollo de la comprensión de textos. En específico, la inclusión en los programas escolares de tareas que faciliten el desarrollo de las habilidades metalingüísticas y discursivas al final de la escuela primaria puede favorecer un desempeño lector exitoso más adelante en la vida escolar. 145 REFERENCIAS Baddeley AD. Working memory, Oxford University Press, New York, 1990. Coltheart M. Disorders of reading and their implications for models of normal reading. Visible Language, 15, 1981, pp. 245-286. Goswami U. Phonology, learning to read and dyslexia: a cross-linguistic analysis. En: Csépe V, ed. Dyslexia: Different brain, different behavior. Kluwer Academic/Plenum Publishers, New York, 2003, pp. 1-40. Leal, F., Matute, E. La transparencia de los sistemas ortográficos y la idea de estrategias diferenciales de procesamiento de la lengua escrita. En: G. López Cruz y M. Del C. Morúa Leyva (Eds.) 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Actualmente es directora del Instituto de Neurociencias. Tiene una amplia experiencia en Neuropsicología infantil. Es coordinadora del laboratorio de Neuropsicología y Neurolingüística, dedicado a la comprensión de diversas áreas del neurodesarrollo tanto normal como patológico, en el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara. Es autora de numerosas publicaciones científica sobre temas relacionados con el área de problemas en el aprendizaje. Olga Inozemtseva Egresada de Educación Especial con especialidad en terapia de lenguaje de la Universidad Pedagógica de Moscú. Obtuvo los grados de Maestría y Doctorado en Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Guadalajara. Desde 1998 es profesora-investigadora en el Departamento de Estudios en Educación y el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara. Mónica Rosselli Psicóloga con Doctorado en Ciencias Biomédicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es profesora asociada y directora de la división de psicología en la florida Atlantic University. Posee una extensa experiencia clínica e investigadora con adultos y niños, particularmente con niños con trastornos en el aprendizaje. 147 LA LECTURA Y LOS TRASTORNOS EN SU APRENDIZAJE Judith Suro Sánchez y Fernando Leal Carretero* Las lenguas humanas son una parte fundamental del proceso de hominización por el cual el primate del que descendemos dio lugar al homo sapiens. Si bien los usos del lenguaje son múltiples, uno de ellos corresponde a un dispositivo para pensar, razonar, teorizar y comunicar información, el cual ha permitido el surgimiento de las civilizaciones y la proliferación de la especie humana en prácticamente todo el planeta y bajo condiciones de vida cada vez mejores. Los sistemas de representación escrita del lenguaje, potenciados por tecnologías de reproducción masiva (de la imprenta al internet), constituyen la herramienta de almacenamiento y transmisión de conocimiento e información más poderosa que se conoce. Gracias a dichos sistemas de escritura, el saber adquirido por un grupo o una generación no se pierde al desaparecer éstos, sino que se conserva con relativa fidelidad. El acceso a los productos de la ciencia y la cultura y su recuperación por cada generación a fin de que no comencemos cada vez de cero, es inimaginable sin la escritura. Ahora bien, cada nuevo miembro de la especie humana que viene al mundo debe ser inducido en el uso de esta extraordinaria herramienta. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada diez niños tiene necesidad de educación especial, y un factor central detrás de tal necesidad estriba en problemas en el aprendizaje de la lectura (Gómez-Palacio, 2002: 249). No se trata, pues, de un problema cualquiera. Sin embargo, cuando hablamos de problemas en el aprendizaje de la lectura o simplemente de trastornos de lectura, no estamos hablando de una condición homogénea y uniforme. La investigación ha ido descubriendo que las causas subyacentes a dichos problemas son muy variadas. Un trastorno de lectura es de entrada un comportamiento anómalo en el entorno escolar que puede ser observado y detectado por los maestros y los padres, pero cuyas causas se desconocen. El primer paso para acercarse a las causas es reconocer que, ∗ Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad de Guadalajara. 148 más allá del comportamiento observable, existen funciones cognitivas subyacentes. A su vez, la función cognitiva alterada es producto de procesos fisiológicos de gran complejidad, que van desde el funcionamiento del sistema nervioso hasta la genética. Por lo tanto, el nivel causal último de los trastornos de lectura es de carácter biológico. La Fig. 1 (adaptada de Morton y Frith, 1994) ilustra esos tres niveles: el nivel de los síntomas (5) conductuales, el nivel del déficit cognitivo © subyacente a esos síntomas y el nivel del origen (O) biológico unitario que a su vez subyace a los déficits cognitivos. FIGURA 1 NIVELES EN QUE LOS AVANCES DE LA INVESTIGACIÓN NOS PERMITEN SITUAR UN TRANSTORNO DE LECTURA Nivel Trastorno de Dislexia del X Fra Lectura Desarrollo S Síntomas S1 S2 S1 S2 C C1 C2 Conductales Déficit Cognitivo C1 C2 149 O Origen Biológico O1 O2 O1 O2 El primer ejemplo en la Fig. 1 se refiere a lo que se conoce genéricamente como ‘Trastornos de Lectura”, una etiqueta puramente conductual que recubre nuestra ignorancia de lo que ocurre en los niveles cognitivo y biológico. De hecho, podríamos decir que mientras nos movamos exclusivamente en el nivel conductual lo que observamos son trastornos diferentes cuya diversidad sólo comienza a entenderse cuando pasamos a un nivel causal más profundo. A uno de esos trastornos específicos se refiere el segundo ejemplo en la Fig.1. En efecto, la dislexia del desarrollo fue originalmente identificada a nivel conductual como uno de los trastornos de lectura. Según se iba afinando la observación, se encontró que había manifestaciones específicas: ciertas cosas estaban alteradas en la lectura de estos niños (p.ej. la lectura de palabras sin sentido), pero otras (p.ej. la comprensión) parecían relativamente intactas. De esta observación más precisa se pasó a formular hipótesis en el nivel cognitivo, de manera que hoy día podemos decir que la dislexia del desarrollo no es simplemente un trastorno de lectura, sino que se define específicamente como un trastorno de lectura en que está alterado el procesamiento fonológico (sobre lo que volveremos más adelante). Y la investigación no se ha detenido allí: es posible que haya alteraciones neurológicas y genéticas que subyacen a la dislexia como trastorno cognitivo (Pennington, 1999, Gayan et al., 1999). Sin embargo, no es claro aún que la biología subyacente sea en todos los casos la misma. En el caso del tercer ejemplo en la Fig.1, el trastorno llamado “X Fra” ha sido identificado en el nivel más profundo, el biológico, y podemos decir que tiene 150 manifestaciones cognitivas y conductuales diversas. Una de ellas podría ser eventualmente un trastorno de lectura, que es obviamente muy distinto del trastorno disléxico. Más adelante describiremos brevemente nuestras investigaciones sobre trastornos de lectura en preescolar y los primeros grados de primaria. Antes de entrar en los detalles, conviene decir que no partimos de teorías preconcebidas, sino de niños concretos que nos son canalizados por sus maestros o sus padres. La labor comienza por saber de qué tipo de trastorno se trata. Esta labor pasa por tres fases. En la primera fase combinamos el informe escolar (que nos reporta ordinariamente la desviación en el comportamiento del niño con respecto a las expectativas de la escuela), las observaciones de los padres (obtenidas mediante una entrevista inicial) y ocasionalmente resultados y diagnósticos clínicos de especialistas (p.ej. oftalmólogos, audiólogos, neuropediatras, psicólogos), en el caso que los padres hayan acudido previamente a ellos. Cuando esto último no es el caso, la entrevista inicial y el informe escolar pueden ser suficientes para solicitar que los padres lleven a sus hijos con dichos especialistas. La segunda fase se caracteriza por la aplicación de una batería más o menos larga de pruebas estandarizadas que nos permita establecer el perfil conductual con mayor finura y precisión. La tabulación y análisis de los resultados se hace de acuerdo con las instrucciones contenidas en esas pruebas y se establece la comparación entre la ejecución del niño examinado con respecto a poblaciones muy amplias con las que se hizo la normalización. Finalmente, en la tercera fase se trata de comparar los resultados de diversas pruebas y llevar a cabo una interpretación global, lo cual sólo puede realizarse mediante el uso de teorías y modelos que son el resultado de la investigación científica. Por cierto, un elemento muy importante en esta fase es el establecimiento a través del tiempo de una curva de desarrollo; dos niños pueden parecerse considerablemente en el momento en que son sometidos a una prueba estandarizada; pero la observación continuada muestra que se desarrollan sus capacidades y discapacidades a muy distinto ritmo. Sobre la base de este tipo de evaluación comprensiva y constante se procede entonces a hacer recomendaciones a los padres y, en caso de requerirse, a elaborar (y modificar) un programa específico para las necesidades del niño y complementario a lo que le brinda el sistema escolar básico. 151 En nuestra experiencia, los trastornos de lectura más comunes pueden agruparse en los seis grandes rubros que se aprecian en la Fig. 2. Esta lista no pretende ser exhaustiva, pero nos permitirá presentar un panorama de la variedad etiológica de los llamados trastornos de lectura. FIGURA 2 LAS DISTINTAS ETIOLOGÍAS O CONDICIONES SUBYACENTES A UN TRASTORNO DE LECTURA Alteración de las funciones Alteración de las funciones lingüísticas comunicativas (p. ej. fonológicas) y sociales Alteración de las funciones Alteración de las funciones perceptuales Alteración de las funciones de atención y de memoria lectoras Alteración de las funciones intelectuales Alteración de las funciones neuromotoras Siguiendo el sentido de las manecillas del reloj, podemos comenzar por trastornos de lectura causados por una alteración de las funciones comunicativas y sociales. Tal es el caso del autismo. Lo primero que hay que decir aquí es que hoy día se prefiere hablar de “trastorno de espectro autista”, ya que los casos de autismo difieren grandemente según la presencia mayor o menor de otros aspectos del funcionamiento mental, p.ej. la inteligencia. El caso de V. pertenece al llamado “síndrome de Asperger” o “autismo de alto funcionamiento”, ya que en V. sus funciones intelectuales están en gran medida conservadas, por lo que las dificultades en la lectura pudieron ser subsanadas más o menos rápidamente una vez que se encontró la manera de que trabajara en adquirirla. Cuando V. nos fue remitido, sin embargo, el problema inicial era que había varios 152 diagnósticos: por un lado se creía que V. tenía trastorno de déficit de atención, por otro lado que tenía un trastorno de integración perceptual. Los especialistas no se ponían de acuerdo. Aquí tuvimos primero que hacer una serie de pruebas y observaciones clínicas (en la escuela y en su casa) hasta llegar a la conclusión de que V. tenía el síndrome de Asperger. Aunque motivarlo a trabajar en lectura fue algo complicado, el aprendizaje de la mecánica fue rápido. El problema de fondo es que V. entendiera el sentido y propósito de la lectura, por lo que la terapia específica se enfocó al procesamiento de información y a la comprensión lectora. El trastorno de lectura puede, por otro lado, ser provocado por una alteración en las funciones intelectuales. L. era ya un niño pulcro y educado cuando lo conocimos. Existía abundante evidencia de deficiencia mental en su caso, la cual confirmamos muy pronto mediante una prueba específica. La gran dificultad de enseñar a leer a L. consistía en el elevado número de horas que llevaba lograr que decodificara la relación entre letras y sonidos (grafemas y fonemas) que subyace al uso del alfabeto. Sin embargo, esa enorme inversión no producía frutos porque L. parecía incapaz de generalizar a otros casos lo que había aprendido con tanto trabajo en uno particular. Su lectura, por tanto, nunca pasó de palabras sueltas y etiquetas para las cosas. Esto es bastante típico de niños con deficiencia mental, y el comportamiento lector observable en estos niños se distingue notablemente del caso anterior. No es poco frecuente que el autismo vaya acompañado de deficiencia mental. De hecho, algunos autistas de alto funcionamiento consiguen aprender a leer solos y sin ayuda especial; y los que nos son remitidos con problemas de lectura lo son usualmente más por deficiencia mental que por autismo. En el caso de E. el diagnóstico de autismo había sido establecido por expertos previamente a la primera visita con nosotros. Sin embargo, la combinación de autismo con deficiencia mental complicó el diseño de un programa adecuado de lenguaje y lectura: fue una tarea ardua que requirió muchas horas de observación e interacción. El simple establecimiento de una rutina de lectura tomó mucho tiempo. Es sabido que los autistas son seres rutinarios; pero el punto es que sus rutinas las inventan ellos, porque tienen un sentido o al menos una función para ellos (p.ej. de autoestimulación sensorial). En cambio, la rutina de lectura en una escuela es una rutina de interacción social; y la interacción social es justo el problema. De hecho, E. parecía comprender la rutina de lectura como un simple ritual consistente en una serie de actos carentes de significado. Llegar al punto en que entendiera el acto de 153 lectura como tal fue muy difícil. Cada uno de los componentes de la comunicación que damos usualmente por sentados (p.ej. sentarse frente a frente, mirar en una misma dirección, relacionar palabras con objetos o acciones, usar el dedo índice para acompañar los renglones, etc.) le era ajeno en principio, y muchas veces lo más que se lograba era un entrenamiento que tenía su lugar y su hora, de tal manera que las actividades de lectura no podían llevarse a cabo en otra hora u otro lugar. El problema de lectura de E. es obviamente parte de un problema general de lenguaje y comunicación; consiste en lograr que entienda qué significa leer como un acto cognitivo y social. Lo que decíamos al principio de este artículo -la escritura es un sistema creado socialmente para la conservación y transmisión de contenidos culturales- es inasequible para alguien como E. (y hasta cierto punto también para alguien como Y.). Todo ello muestra que E. o Y. no tienen un trastorno de aprendizaje de la lectura; es mucho más que eso, su condición es sencillamente incomparable con otros trastornos de lectura. Un caso muy distinto es el de la alteración de las funciones neuromotoras, p. ej. el caso de O., un niño con parálisis cerebral. Aquí tampoco había un problema de diagnóstico. Sus padres lo llevaron con nosotros para ver si podía aprender a leer. Para O. el problema comenzaba por sostener su cabeza de tal manera que pudiera seguir con los ojos los renglones de un libro; y aun cuando le sostuviera uno la cabeza los movimientos relativamente caóticos de sus ojos le impedían realizar la tarea de barrido que se requiere para leer. Huelga decir que sostener el libro era para O. algo imposible. En ocasiones intentamos que leyera produciendo una cinta continua de texto que íbamos desenrollando frente a sus ojos. También logramos localizar un cierto ángulo con el que, sosteniéndole la cabeza, O. era capaz de seguir las palabras. Sin embargo, los problemas eran tan formidables que lo más que conseguimos en el breve espacio de tiempo que O. estuvo con nosotros es que identificara palabras escritas individuales. A diferencia de E., no había dificultad en O. para entender el acto de lectura; lo difícil era llevarlo a cabo físicamente. Un trastorno de lectura como éste, debido a alteraciones motoras profundas, no puede ser más diferente que el caso de un autista. Hay niños que presentan trastornos de lectura ocasionados por alteraciones de las funciones de atención y memoria. El trabajo con J., por ejemplo, es que se siente a leer para completar una tarea escolar: su mente es atraída constantemente por estímulos diversos que retrasan y posponen el momento de sentarse. Cuando esto ocurre, lo más probable es que el libro no esté en el lugar donde debería estar. Suponiendo que finalmente el libro aparezca, resulta muy difícil que J. mantenga la atención por más de 154 unos cuantos segundos: surgen todo tipo de actividades a las que necesita dirigir su atención. No es que J. no entienda lo que lee; es que no alcanza a leer todo lo que tiene que leer. En muchos casos J. consigue leer el texto completo con muchos esfuerzos, pero o bien le tomó tanto tiempo leerlo todo que las imágenes iniciales ya se borraron de su memoria, o bien logra retener las ideas algunas horas solamente. Obviamente esto no puede considerarse un problema de lectura simplemente, sino que las causas subyacentes son de otro tipo. Muy diferente es el caso de las alteraciones en las funciones perceptuales. Aquí importa tener clara la distinción neuropsicológica entre sensación y percepción. Una persona ciega no sería jamás remitida a evaluación por trastornos de lectura. Pero hay casos en que es más difícil saber si la persona a evaluar carece totalmente del uso de uno de sus órganos sensoriales (es propiamente ciega o sorda) o bien el problema ocurre en el nivel de procesamiento de la información sensorial por las áreas del cerebro dedicadas a la percepción. A. es una niña que tenía problemas de rendimiento escolar, y especialmente problemas con la lectura. Uno podría haber pensado que A. tenía un problema sensorial y requería de un examen oftalmológico. Una vez descartado ese nivel, utilizamos una prueba de evaluación de la percepción visual, la cual mostró que A. tenía alterados todos los aspectos relevantes, p.ej. posición en el espacio, discriminación de figura y fondo, constancia de forma, etc. Se diseñó entonces un programa específico para estimular el cerebro de A. para que desarrollara estrategias compensatorias. Muy diferente es el caso de D., de quien sus padres sospecharon que no escuchaba lo que se le decía siendo muy pequeña. Habiéndosele descubierto una sordera profunda (a nivel del oído interno), se le hizo un implante coclear a los dos años de edad. Estas nuevas tecnologías neuroprostéticas han convertido un problema de sensación (en este caso sordera) en un problema de percepción (la capacidad de procesar e interpretar los sonidos). Diversos especialistas (en lenguaje, audición, etc.) fueron consultados para estimular la audición prostética de D., de manera que cuando llegó con nosotros fue relativamente fácil lograr que decodificara la escritura, es decir que relacionara letras con sonidos. D. tiene problemas de articulación, pero no tales que hagan su lectura inadecuada. Sin embargo, no consigue comprender lo que lee, pero no porque sea incapaz de entender, sino porque su déficit auditivo ha hecho que no utilice el lenguaje para llevar a cabo sus procesos cognitivos. Una de las muchas manifestaciones de esto es que su vocabulario es pobre, su sintaxis primitiva y su fonología muy imperfecta. Es 155 como si el implante coclear le permitiera el acceso a los sonidos del lenguaje (como a los demás sonidos), pero no a las conexiones semánticas y pragmáticas de las que esos sonidos son vehículos. Eso hace que la utilización de la lectura para tener acceso a información y contenidos culturales (que es el propósito último de este aprendizaje) sea para D. una tarea siempre fragmentaria. . Aún más sutil es el caso de M., una niña que después de muchos exámenes y observaciones fue finalmente diagnosticada con agnosia visual. Este es un trastorno perceptual que tiene muchas manifestaciones. En el caso de M. el problema era la incapacidad para interpretar lo que veía. M. no es ciega, pero ante muchas tareas se comporta de manera muy parecida a un ciego. La sensación visual de un cubo, p.ej., entra a su cabeza, pero el concepto de cubo jamás se produce en su cerebro. No reconoce las formas de las cosas (incluyendo las letras) que ve, a menos que las toque. Esto nos llevó a proponer la enseñanza de la escritura Braille como un recurso para enseñarle a leer. De todos estos casos que hemos ilustrado anteriormente se distinguen radicalmente los trastornos de lectura asociados a alteraciones en las funciones lingüísticas. Prácticamente en todos los casos concretos el niño que tiene alteraciones de este tipo las combina con alteraciones de alguno de los otros tipos mencionados. Pero hay ciertos casos relativamente puros en que podemos aislar el problema estrictamente lingüístico. Un ejemplo es la disfasia del desarrollo. G. es un niño que a los 9 años no había conseguido aprender a leer. Diversas pruebas y observaciones mostraron que había un déficit específico en el lenguaje, tanto a nivel fonológico como sintáctico. Confundía sonidos similares, simplificaba sílabas complejas, y trastocaba el lugar de los fonemas en las palabras; su discurso era entrecortado, lleno de saltos, omisiones de palabras gramaticales (p.ej. preposiciones) y errores de concordancia (p.ej. de tiempo y modo verbal). En un primer momento la terapia se enfocó en mejorar el habla, de lo que se pasó a un programa de lectura específico para sus necesidades. Hay otros ejemplos de alteración de las funciones lingüísticas, pero uno de los más fascinantes es el de la dislexia del desarrollo. Esta etiqueta se ha usado muchas veces como término genérico para todos los trastornos de lectura. Hemos visto con todo lo anterior que esta manera de hablar es sumamente cuestionable, dada la enorme cantidad de fenómenos que podemos llamar trastornos de lectura. Hoy día es cada vez más claro que debemos reservar el término “dislexia” para un trastorno específico que concierne directamente el procesamiento de los sonidos del lenguaje. Este uso está avalado tanto 156 por las revistas especializadas (p.ej. Dyslexia o Annals of Dyslexia) como por las asociaciones científicas (p.ej. la International Association of Dyslexia o la British Dyslexia Association). Este amplio consenso es tanto teórico como práctico: los estudios y experimentos se enfocan en precisar las condiciones psicológicas y neuropsicológicas del procesamiento fonológico en el cerebro del disléxico, y los programas de intervención favorecen la estimulación temprana de la conciencia fonológica (Ramus et al., 2003; Shaywitz, 2003). Nuestras investigaciones sobre los aspectos fonológicos de la lectura y en particular sobre la dislexia del desarrollo y su posible tratamiento se sitúan en tres niveles. En el primer nivel estamos tratando de revisar la hipótesis fonológica de la dislexia del desarrollo (Leal y Suro, 2004). La investigación ha mostrado que un grupo de niños se caracteriza por una mayor lentitud al hablar y leer (fluidez), por una dificultad para recordar y producir los nombres de las cosas (tareas de denominación rápida), por una dificultad para leer series de letras que no corresponden a palabras de la lengua que hablan (no palabras), y por un número menor de aciertos al hacer corresponder letras con sonidos o sonidos con letras (exactitud). Estos síntomas conductuales han llevado a concluir que este grupo de niños sufre de una deficiencia cognitiva específica consistente en el reconocimiento, identificación y procesamiento de los sonidos del habla, la cual se vuelve aguda a la hora de tratar de aprender a leer. De acuerdo con esta hipótesis, tal deficiencia lingüística estaría en la base de la dislexia del desarrollo. La hipótesis fonológica de la dislexia es ampliamente aceptada por los especialistas. Sin embargo, quisimos explorar si el déficit así caracterizado podría detectarse a niveles distintos que el de los fonemas individuales. Diseñamos entonces una prueba para observar la ejecución de los niños en la asignación correcta de acento en palabras y frases, así como la integración de palabras y frases en unidades entonacionales. Debido a la dificultad técnica de este tipo de análisis, nuestro estudio se limitó inicialmente a dos casos de niños con dislexia del desarrollo. Los resultados fueron sumamente reveladores: si el nivel de errores en la correspondencia fonema-grafema (consistente con las investigaciones sobre la falta de exactitud en la lectura de estos niños) andaba alrededor del 3 %, los errores en el nivel acentual y entonacional superaban el 80%. Esta es una diferencia extraordinaria, que invita a pensar que el problema fonémico de los disléxicos es un fenómeno real, pero relativamente superficial. Las posibilidades terapéuticas podrían ser entonces considerables. Necesitamos extender nuestro estudio a una población mucho mayor a fin de confirmar estos resultados estadísticamente. Hasta 157 ahora hemos reunido cerca de cien grabaciones de niños con problemas varios de lectura que esperan este tipo de análisis lingüístico fino. En el segundo nivel estamos tratando de replicar los esfuerzos que se hacen en todo el mundo para verificar la eficacia de una intervención que estimule el desarrollo de la conciencia fonológica (Suro y Leal, 2003). Este concepto se refiere primariamente al reconocimiento de los sonidos individuales (fonemas, segmentos) y la relación que guardan con las letras que los representan; luego al reconocimiento de los sonidos con los que las palabras comienzan y terminan; finalmente al reconocimiento de la estructura de las sílabas. Los niños disléxicos se distinguen de todos los demás niños que tienen trastornos de lectura por otras causas en que las tareas de reconocimiento mencionadas les cuestan mucho más trabajo que a los demás, p.ej. los juegos con rimas en preescolar les resultan muy difíciles. Hemos venido desarrollando una propuesta pedagógica y la hemos aplicado en niños con diferentes niveles de rendimiento escolar. La parte fonológica de dicha propuesta es en principio similar a la utilizada en otros países; pero se distingue por un uso sistemático de la teoría lingüística que en otros programas echamos de menos. Por ejemplo, para decidir en qué orden se van enseñando las correspondencias fonemagrafema, no queda claro en otras propuestas cuál es la razón de la progresión adoptada. Nosotros seguimos un orden congruente con la adquisición de los fonemas en el habla. Igualmente, a la hora de decidir en qué orden enseñar las diferentes estructuras silábicas, partimos del gradiente de dificultad combinado con el gradiente de frecuencia característicos del español. Nuestra propuesta se ha aplicado a 38 niños de 3º de preescolar de diferentes niveles socioeconómicos (con 38 controles pareados). A fin de asegurar la calidad de la intervención, los responsables de aplicar la propuesta participaron en un seminario especial donde se establecieron los fundamentos lingüísticos de la propuesta. Las investigaciones que se hacen en diversas partes del mundo parecen indicar que este tipo de intervención es efectiva, si bien se limita a mejorar la comprensión y la exactitud en la lectura, pero no consigue mejorar la fluidez. Aunque no hemos terminado el análisis de los resultados de la aplicación de nuestra propuesta, no nos sorprendería que confirmase esta conclusión. Obviamente necesitamos superar el nivel alcanzado en la comprensión del fenómeno de la dislexia del desarrollo. Si nuestras investigaciones sobre la hipótesis fonológica de la dislexia que mencionamos antes llegaran a 158 confirmarse mediante estudios más amplios, entonces se podría pensar en modificar nuestra propuesta para incluir ejercicios de acentuación y entonación. En el tercer nivel de investigación no intentamos hacer una réplica en sentido estricto (Suro, Leal y Zarabozo, en prensa). A mediados de los noventa el Consejo Nacional de Investigación (National Research Council o NRC) de los Estados Unidos formó un comité especial para hacer una revisión sistemática y exhaustiva de las numerosas investigaciones que se habían realizado hasta entonces sobre la adquisición de las habilidades básicas de la lectura en inglés (Snow, Burns & Griffin, 1998). Se entiende por habilidades básicas todas aquellas que corresponden al proceso de “aprender a leer”, propio del periodo que va del nivel preescolar al tercer grado de primaria, ya que a partir de 4º inicia el segundo y más largo proceso de “leer para aprender”, el cual continuará durante toda la vida. Uno de los resultados del meta-análisis hecho por el comité especial del NRC fue el establecimiento de una lista de dichas habilidades básicas (Snow, Burns & Griffin, 1998, pp. 80-83; d. Shaywitz, 2003, pp. 108-110). La lista de habilidades básicas de la lectura en inglés que propone el NRC constituye un punto de referencia obligado para la investigación, evaluación y tratamiento de niños con problemas de lectura. Para poder usarla en nuestro medio, sin embargo, es necesario primero adaptarla y luego ponerla a prueba. Las adaptaciones se hacen necesarias tanto porque la estructura del español es distinta del inglés (p.ej. en inglés abundan las palabras monosilábicas, lo que facilita su uso en los primeros niveles de la enseñanza de la lectura) como porque los conceptos y métodos de enseñanza también varían de un país a otro. Por otro lado, de manera independiente a los estudios norteamericanos utilizados por el NRC, e incluso precediendo algunos de ellos, un proyecto muy extenso de investigación sobre el dominio del sistema de escritura del español en 1º de primaria fue desarrollado hace 20 años en México (Ferreiro & Gómez Palacio, 1979, 1982). Uno de los principales resultados de ese proyecto fue un procedimiento de análisis capaz de identificar cuatro niveles de reconocimiento de la palabra escrita (llamados presilábico, silábico, silábico- alfabético y alfabético). Dada la importancia que estos niveles han tenido en el mundo hispánico, concluimos que sería interesante aprovechar la oportunidad para ver si existía una correlación entre dichos niveles y la lista de habilidades del NRC, una vez que se le hicieran las adaptaciones necesarias. Aunque el análisis estadístico está en curso, podemos adelantar que la prueba adaptada confirma los resultados del equipo de Emilia Ferreiro. Esto es una buena 159 noticia, ya que la aplicación del método de Ferreiro requiere de una formación especial, mientras que la lista obtenida por el NRC y adaptada por nosotros es muy fácil de aplicar. El interés último de nuestra investigación es crear un instrumento capaz de detectar los problemas de lectura debidos a un retraso en el desarrollo normal de habilidades, y particularmente en el nivel fonológico, ya que esto podría ayudar considerablemente a la detección temprana de la dislexia del desarrollo. Con todo, es muy probable que la lista del NRC sea incompleta, debido a que los aspectos de acentuación y entonación no están contemplados, pero podrían ser potencialmente cruciales si lo encontrado en nuestra investigación sobre la hipótesis fonológica de la dislexia se confirmase estadísticamente. En general, podemos decir que esta tercera investigación apenas ha comenzado. La adaptación a países de habla hispana y la modificación para incluir otros resultados de investigación va a continuar. Sin embargo, podemos decir ya que este tipo de prueba (respaldada por miles de investigaciones en los Estados Unidos) podría ser un instrumento invaluable para construir pruebas pre y post en el contexto de nuestra propia propuesta. De hecho, ésta es la razón por la que pasamos del segundo nivel de investigación (la propuesta) al tercer nivel (la prueba de habilidades de lectura). Como notará el lector atento, los tres niveles en que se sitúan nuestras investigaciones actuales sobre la lectura están sistemáticamente relacionados entre sí, y los resultados de cada una de ellas retroalimenta el diseño y modificación de las otras. A fin de cuentas, forman una unidad cuyo último propósito es entender qué es leer en los niveles básicos, cuándo y para quién resulta difícil tal o cual parte del aprendizaje de la lectura, y en particular de qué manera podemos intervenir efectivamente cuando el problema de base concierna la identificación y procesamiento de los sonidos que representan las letras. Sin este tipo de investigación jamás podremos ayudar a estos niños, y por lo tanto los estaremos condenando a un aislamiento cultural que puede tener consecuencias importantes, tanto a nivel individual como social. De hecho, y para concluir, debemos añadir que algunos de estos trastornos, si se atienden a tiempo, pueden inducir cambios que permitan que un estudiante afectado por ellos pueda desarrollar estrategias que le permitan enfrentar con éxito los desafíos de una carrera técnica o universitaria (Shaywitz, 2003). 160 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Gómez-Palacio, M. La educación especial, Fondo de Cultura Económica, México, 2002. Ferreiro, E. et al. El niño preescolar y su sistema de escritura, Dirección General de Educación Especial (SEP, OEA), México, 1979. Ferreiro, E., Gómez Palacio, M., et al. Análisis de las perturbaciones en el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura, Dirección General de Educación Especial /(SEP, OEA), México, 1982. ‘Ramus, F., Rasen, S., Dakin, S.c., Day, B.L., Castellote, J.M., White S. y Frith, U. Theories of developmental dyslexia: insights from a multiple case study of dyslexic adults, Brain 126, 2003, 841-865. Gayan, J., Smith, S.D., Cherny, S.S., Cardon, L.R., Fulker, D.W., Brower, A.M., Olson, R.K., Pennington, B.F., y De Fries, J.c. Quantitative-trait locus for specific language and reading deficits on chromosome 6p, American Journal of Human Genetics 64, 1999, 1 57-164. Leal, F. y Suro, J. La hipótesis fonológica de la dislexia: una crítica constructiva, en A. Peredo (ed.), Diez estudios sobre la lectura (pp. 265-287 Y 294-295), Editorial de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2004. Morton, J. y Frith, U. Causal modelling: a structural approach to developmental psychopathology, en D. Cicchetti y D.J. Cohen (eds.), Manual of developmental psychopathology, cap. 1 3, Nueva York, John Wiley, 1994. Pennington, B.F. Toward an integrated understanding of dyslexia: genetic, neurological, and cognitive mechanisms. Development and Psychopathology 11 (3), 1999,629-654. Snow, CE., Burns, S.M. & Griffin, P., eds. Preventing Reading Difficulties in Young Children. National Academy Press, Washington, DC, 1998. Shaywitz, S. Overcoming Dyslexia: A New and Complete Science-Based Program for Reading Problems at Any Level, Knopf, Nueva York, 2003. Suro, J. & Leal, F. A Linguistically Based Reading Course for Children with Special Needs. Poster presentado en la S 4th Annual Conference of the International Dyslexia Association, CA, San Diego, 15 Noviembre 2003. Suro, J., Leal, F., y Zarabozo, D. (en prensa) Hacia una prueba de habilidades de lectura en etapas tempranas, en A. Peredo et al. (eds.), El complejo campo de la educación: una visión desde la investigación educativa. Editorial de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara. 161 Judith Suró Sánchez Maestra de investigación educativa por la Universidad de Guadalajara. Cuenta con treinta años de experiencia en educación especial y ha dirigido una escuela primaria y un centro de atención para niños con capacidades diferentes. Actualmente elabora una propuesta pedagógica para la lectura de comprensión en niños sordos con implante coclear. Fernando Leal Carretero Doctor en filosofía y lingüística por la Universidad de Colonia (Alemania). Trabajó en tipología sintáctica y gramática de lenguas “exóticas” (malagasy, egbe, huichol, kanjobal) en la década de los ochenta, y desde los años noventa colabora con especialistas en neurociencias y educación especial sobre patologías del lenguaje y trastornos del desarrollo. 162 LENGUAJE Y PARADIGMAS EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE CIENCIAS José Luis Córdova F. * Enseñar a leer es el único y verdadero fin de la enseñanza. Que el lector sepa leer y está salvado. Charles Péguy (1873-1914). PARTE 1. PARADIGMA El principal objetivo de este trabajo es perfilar en qué medida el lenguaje (instrumento sin duda anterior al manejo del fuego) ha configurado al paradigma de pensamiento científico caracterizado por: parsimonia, reproducibilidad, verificabilidad, consistencia interna y coherencia con observables. Afirma Kuhn [1970] que todo conocimiento opera por la selección de datos significativos y rechazo de otros; separa (distingue o desarticula) y une (asocia, identifica), jerarquiza (lo principal, lo secundario) y centraliza (en función de nociones maestras conceptos fundamentales). Estas operaciones lógicas responden a principios "supralógicos" de estructuración: los paradigmas, esto es, principios ocultos que gobiernan la visión del mundo de un grupo social. Es una perogrullada afirmar que el pensamiento científico se desarrolla con su ejercicio. No lo es tanto proponer que este ejercicio, sea del investigador, sea del estudiante, implica instrumentos materiales y convenciones sociales como, por ejemplo, los significados de los símbolos, las correspondencias letra sonido, y sonido concepto; lo mismo podemos decir del dominio de instrumentos materiales para el ejercicio del pensamiento (o su no-ejercicio). En sentido etimológico un paradigma es un "modelo" o "ejemplo" (Corominas, 1987); en sentido lato es un patrón o prototipo. Kuhn (1970) afirma que, en *Departamento de Química, UAM-I. 163 primera instancia, un paradigma gobierna no a una disciplina sino a un grupo de sujetos al proponerles un conjunto de criterios, procedimientos e instrumentos para validar las teorías; pero no sólo eso, el paradigma también interviene en los criterios de definición de qué es problema. En otros términos, establece qué es natural y qué es problema. Un ejemplo tomado de Carcía (1982) ilustrará cómo un paradigma define qué es problema. "La cesación del movimiento se debe a una fuerza opuesta. Si no hay fuerza opuesta el movimiento nunca se detendrá. Esto es tan cierto como que una vaca no es un caballo", es un texto chino del s. V a.n.e. Sin embargo, el enunciado anterior debió esperar en Occidente hasta 1600 para ser formulado por Galileo como principio de inercia: "Un objeto mantiene su estado de movimiento o reposo hasta que otro lo modifica". En Occidente se ha considerado como natural al reposo, luego, el movimiento requiere una explicación: es un problema. En Oriente ocurrió lo contrario, lo natural es el movimiento, luego, no requiere de ninguna explicación. Un paradigma, sostiene Kuhn (1970), aunque sea formulado por una sola persona, es producto de todo un desarrollo cultural, histórico, civilizacional; controla, en primera instancia, no a una disciplina sino a un grupo de practicantes. Es el núcleo de problemas cuya solución es particularmente clara porque ya hay instrumentos definidos, acciones precisas, resultados anticipados por ese grupo social. En ciencias se hace uso de un lenguaje matemático complicado y abstracto que satisface los criterios de claridad, brevedad y precisión... para el especialista. Pero, no es el caso para el estudiante bisoño. Todo lenguaje, incluso el matemático, requiere de familiaridad para captar sus alcances y sutilezas. Enfrentar la dificultad limitándose al lenguaje matemático es una salida fácil pero falsa. No es una solución, puesto que no se sabe en qué grado ese lenguaje matemático es aplicable a los fenómenos (Heisenberg, 1987); de hecho, las ciencias duras sólo consideran los aspectos matematizables de los fenómenos. Con todo, su enseñanza y difusión deben apoyarse en el lenguaje cotidiano, porque éste es el único lenguaje en el cual se da la comunicación con los no especialistas. Esta situación arroja alguna luz sobre la tensión entre el pensamiento científico por un lado y el pensamiento cotidiano. En otras palabras, entre la noción de "explicación" de la ciencia y la "explicación" basada en experiencias sensoriales y particulares. En particular, las nociones de explicación y de comprensión no permiten una estructuración clara e inequívoca; ellas mismas (como todas las nociones) dependen del 164 contexto, estilos y entorno. O si se prefiere "corrientes" o "doctrinas" o "teorías" o "modas". Por ello afirmaba Maxwell, al iniciar sus cursos de electromagnetismo: "Hay dos formas de explicar el comportamiento de la luz. Una es mediante la teoría ondulatoria, otra con la teoría corpuscular. Estudiaremos la teoría ondulatoria porque ya murieron todos los que apoyaban la corpuscular". PARADIGMA E INTERPRETACIÓN Es una obviedad afirmar que el sujeto logra la comprensión a partir de su propia experiencia. Por ello Rudolph Carnap [1969] dice tajantemente: "Entender es reducir a lo familiar". Y lo que es familiar a unos puede ser totalmente ajeno a otros. Hay quienes entienden de acuerdo con un limitado conjunto de estructuras, de aquí que explicarles algo sea una labor eventualmente sin fruto. Jamás pudo Giordano Bruno explicar lo que entendía acerca de los planetas al papa Clemente VIII; según el paradigma de este Papa, Bruno sólo podía ser hereje pertinaz. En 1054 los astrónomos chinos y mayas registraron una nueva estrella: la super nova del Cangrejo; por el contrario, los astrónomos europeos no lo hicieron, fueron incapaces de detectar un cambio en el firmamento pues predominaba el paradigma aristotélico: los cielos son inmutables. Si el firmamento, las estrellas, son incambiables, cualquier nuevo fenómeno celeste debe entenderse como un engaño de los sentidos, influencia de espíritus, maleficios, etcétera. Sin embargo, Tycho Brahe y otros europeos sí registraron la super nova de 1572, pues, gracias a Copérnico ya se había extendido la idea de que el firmamento cambia. Cada época permite y prohíbe pensar ciertas cosas, valora unas, oculta otras. Thomas Kuhn, en su libro "La revolución copernicana" de 1957, propone que el pensamiento científico está determinado por "paradigmas" o "universos conceptuales" formados por teorías, experimentos y métodos confiables; y, como ya mencionamos, los criterios que definen lo problemático y lo natural así como las vías e instrumentos para generar y validar las respuestas. Los científicos, no sólo la gente común, aceptan un paradigma dominante y buscan extenderlo y fundamentarlo. Con todo, pueden surgir nuevos datos experimentales inconsistentes con las teorías, nuevos instrumentos de mayor alcance y precisión, nuevos desarrollos teóricos incompatibles con los vigentes, nuevos fenómenos, etcétera. La acumulación de las dificultades dispara una crisis que sólo puede resolverse por la 165 sustitución del viejo paradigma por uno nuevo. El abandono de la cosmología ptolomeica por el heliocentrismo copernicano, el reemplazo de la mecánica newtoniana por la física cuántica y la relatividad general son sólo unos ejemplos de cambio de paradigma. Como mencionamos, el paradigma determina qué es un problema, cómo se le explica; en otros términos, qué datos u observaciones son materia prima de conocimiento. Con Galileo se genera un nuevo paradigma del conocimiento, pues modifica el objeto del mismo (la salvación del hombre) y cuestiona al criterio de validación del conocimiento (la autoridad eclesial). La conocida condena a Galileo por la Inquisición no se debió tanto a su afirmación sobre el movimiento de la Tierra, ni por quitarle su lugar exclusivo en la Creación, sino, sobre todo, por proponer una nueva forma de conocimiento basada en la observación, la experimentación y la abstracción; o en otras palabras, la lectura del libro de la naturaleza. Ahora bien, Maclure afirma (1998) que en la lectura se pone el pensamiento en acción; la lectura no resulta de aplicar fórmulas sino de elaborar significados; las fórmulas matemáticas, en cambio, tienen definidas sus operaciones. Es cierto que ninguna fórmula científica explicita sus alcances ni cuándo son aplicables; un ejemplo: la fórmula de Newton para la atracción gravitacional entre cuerpos supone que toda la masa del cuerpo está concentrada en un punto ¡pero ningún objeto real tiene esas características! ¡Y la ecuación nunca dice en qué casos el objeto es aproximado a una masa puntual! Extraer significados es mirar lo que ocurre desde diversas perspectivas: la de la ciencia, la de la historia, la de los pares, la de los antagonistas, la de las experiencias y observaciones. Si bien la imprenta llevó a nuevas formas de leer, hubo otro invento extraordinario mucho anterior: la escritura vocálica (ca. 600 a.n.e.), que propició nuevas formas de pensar, al punto que la cosmovisión basada en el arbitrio de los espíritus comenzó a coexistir con otra basada en la causalidad y el orden natural (Olson, 1998). Y es que difícilmente puede darse la reflexión con un instrumento efímero como el de la memoria; sólo un escrito vocálico (menos sujeto a la ambigüedad de la notación consonántica) permite el arte de la argumentación, del análisis riguroso y la confrontación de textos, características esenciales del pensamiento científico. Al respecto Max Planck (1987) afirmó de una manera muy cruda: 166 Una nueva verdad científica no se impone por el convencimiento de sus opositores, haciéndoles reconocer la realidad, sino más bien porque algún día los opositores mueren y surge una nueva generación que ya está familiarizada con ella. Algo semejante puede decirse del saber popular, de la cultura y la moral: tienen paradigmas que cada generación ha asimilado lenta pero eficazmente y determinan qué es normal, qué es problemático. Para los acostumbrados a un medio académico la visión disciplinaria es "natural", es una característica del paradigma científico de su grupo. Para un estudiante de ciencias, generar resultados numéricos, sustituir en fórmulas, es "natural". En la mentalidad popular la actividad del científico está basada en conceptos rigurosos y procedimientos lógico matemáticos que no dejan lugar a la interpretación, la imaginación y la subjetividad. El científico hace observaciones empíricas, elabora y contrasta hipótesis, deduce rigurosamente las conclusiones; y, se piensa, no podía ser de otra manera pues el propósito de la ciencia es el conocimiento objetivo. Otro de los errores en la imagen pública de "ciencia" es que el lenguaje científico se caracteriza por correspondencias biunívocas, y que es descontextualizado. En otras palabras, se piensa que la metáfora es un recurso literario cuyo lugar es el discurso poético o político, pero no el quehacer científico. Sin embargo, cuando el lenguaje se convierte en medio dominante de comunicación, la experiencia directa de los objetos comienza a quedar subordinada al sistema de significaciones que otorga el grupo social. Rudolph Carnap (1969) afirmaba que "explicar es reducir a lo familiar". Como veremos más adelante, los significados atribuidos por la comunidad estudiantil a conceptos clave del aprendizaje son inconmensurables con los de los docentes. Así, el significado de "explicar" es diferente para el alumno y para el maestro. Si para el maestro "explicar" es ubicar los conceptos en una estructura lógica, para el alumno es, simplemente, sustituir en una fórmula... Por ello el maestro debe usar añadidos verbales y metáforas para precisar los supuestos, alcances y limitaciones de los modelos científicos. En la espiral de aprendizaje interviene toda la persona, y de su cerebro interviene algo más que la razón, intervienen la imaginación, la analogía, la intuición, la metáfora. La metáfora no es asunto exclusivo del lenguaje; tiene estrecha relación con las categorías del pensamiento y, además, con la acción pues el lenguaje es la primera 167 categorización de la realidad. De una manera sustanciosa Ludwig Wittgenstein resume la idea anterior: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". La metáfora, repetimos, no concierne sólo al lenguaje; tiene estrecha relación con el pensamiento y con las acciones del sujeto. De igual modo, los conceptos y categorías de nuestro pensamiento no son exclusivamente asunto de la inteligencia. En otras palabras, nuestro pensamiento depende de variables que van más allá de la inteligencia y la razón, por ejemplo, valores, hábitos, costumbres, roles, jerarquía social, etc. Y, ni hablar, todas ellas son variables de carácter histórico y social. En consecuencia, nuestro sistema conceptual, condicionado por nuestra forma de vida, estructura lo que percibimos y lo que pensamos, organiza cómo actuamos y cómo nos relacionamos con otras personas y ordena la forma en que enfrentamos los problemas (Lakoff, 1995). Veamos cómo las metáforas del lenguaje cotidiano revelan algunas de las formas en que organizamos nuestro pensamiento y nuestras acciones. Por ejemplo, decimos que una "discusión es una guerra", y muchas expresiones refuerzan esa metáfora: • Las hipótesis del autor no son defendibles. • Los argumentos del árbitro son muy débiles. • Debemos atacar esa afirmación. • Ganamos la discusión en el Consejo Divisional. • Si usamos esta estrategia aniquilaremos sus hipótesis. • Destruimos su proyecto de área. • Este artículo sobre "Lenguaje y paradigma" tiene puntos débiles. No sólo hablamos de las discusiones como si fueran una guerra: actuamos como si lo fueran. La persona con quien discutimos es, efectivamente, un adversario. Por ello, en las discusiones más que entender al oponente, más que llegar a conclusiones, a puntos en común y acuerdos... se pretende aniquilar al adversario. Otro caso de metáfora, muy frecuente en el habla académica, que condiciona a su vez las actividades docentes, es la metáfora del conocimiento como objeto. He aquí algunos ejemplos: • Voy a dar la clase. • Ya vimos suficientes problemas. • El libro da los casos fundamentales. 168 • Los estudiantes reciben la clase. • Este desarrollo es oscuro. • Hemos enseñado el tema repetidamente. • Vamos a presentar los conceptos básicos. Y, en efecto, los profesores actuamos ¡como si el conocimiento fuera realmente un objeto!, es decir como si fuera algo independiente del contexto y fuera manipulable como un cuaderno. La esencia de la metáfora es algo que nos ayuda a entender en términos de otro concepto; un modelo científico es algo que creemos entender y pensamos que servirá para entender lo que todavía no entendemos. En este sentido un modelo es... una metáfora. Conocer la forma en que se adquirió el conocimiento científico, estudiar las razones por las que ha sido aceptado, mostrar la función de la analogía y la metáfora, analizar los estrechos vínculos entre pensamiento y lenguaje podría aumentar los valores "humanistas" de la enseñanza de ciencias y hacer la mente de los futuros científicos más flexible y creativa; pero afectaría al objetivo escolar de manipular modelos científicos. Y no hay duda de que ésta es la finalidad central de los cursos y de los textos. Lo que no deja de ser lamentable: nunca estudiar gramática es tan apasionante como leer literatura. Los textos de gramática, como los textos científicos, enseñan a identificar y operar "enunciados correctos", pero no a crearlos, ni a evaluarlos, ni a disfrutarlos. Tanto el investigador como el profesor están obligados a superar continuamente sus propias metáforas, esto es, sus propios modelos de investigación y docencia. Deben desarrollar nuevos modelos de interpretación, nuevos instrumentos para medir nuevas variables, para interpretar nuevos fenómenos. Lo cual es semejante a la creación artística, donde el poeta, por ejemplo, busca nuevos significados y sentidos a las palabras. CONSIDERACIONES ACERCA DE LA ESCRITURA La escritura fija y formaliza, como lo ejemplifica el estilo de los escritos notariales (que todavía emplean giros idiomáticos del siglo XVI): del tenor siguiente..., a fojas..., dado a los... días del mes tal del año tal, etcétera. Hay, además, giros del habla común que 169 muestran cómo la escritura fija, por ejemplo: no hay nada escrito sobre esto, estaba escrito (por la Providencia). El mismo término escriturar es hacer constar un hecho en forma legal. Propone Moorehouse (1995) que en las antiguas tradiciones (chinos, egipcios, babilonios) la escritura es obra de seres sobrenaturales. Es comprensible que un instrumento tan poderoso haya sido considerado un regalo (o castigo) divino. La escritura hizo posible nuestra civilización por la literatura, la tecnología y la ciencia, la legislación y, si tiene razón Jaynes (1991), por la emergencia de la conciencia personal misma. Es claro que el registro escrito de las riquezas contribuyó a mejorar las técnicas agrícolas, de hilado, de beneficio de metales, fabricación de cerámica, cerveza, etc. En Egipto, vale señalar, uno de los primeros usos de la escritura fue registrar el nivel de las inundaciones del Nilo (5000 a.n.e.); ello facilitaba estimar los impuestos antes de la cosecha, pues el rendimiento dependía de la magnitud de la inundación. Otras funciones de la escritura eran conservar los límites de propiedades borrados por las inundaciones y conservar los cadáveres con la escritura de conjuros y encantamientos. Gracias a la escritura el hombre pasó de la era en que producía sus propios bienes a la de especialización y comercialización. Para ello fue fundamental la invención del alfabeto vocálico griego, resultado de un pensamiento analítico que descompone las características perceptibles, las sílabas, en constituyentes elementales. Su eficiencia resulta de un conjunto de signos pequeño y manejable que expresa todos los sonidos de su habla. Pero el alfabeto fue, además, un instrumento que revirtió en el pensamiento analítico al permitir la representación precisa y descontextualizada. La escritura consonántica aramea y fenicia (de las que se nutrió la escritura griega) no permitía una lectura única. Uno de los factores que permitió la formulación de los problemas filosóficos, geométricos, arquitectónicos, poéticos y que separó al pensamiento de las antiguas cosmogonías es la escritura vocálica. En tanto que los lenguajes son sistemas de símbolos, la escritura es, en rigor, un sistema para representar persistentemente esos símbolos. A diferencia del habla, efímera, la escritura es concreta, permanente y menos contextualizada. Ambas dependen de las estructuras subyacentes al lenguaje, pero la escritura no es una simple transcripción del habla, frecuentemente incluye formas y estilos especiales, p.ej. los escritos científicos o literarios; esto es, la escritura es un medio con formas y funciones conceptuales y sociales distintas a las del lenguaje hablado. 170 Las ideas anteriores las resume Bottéro (1995) de la siguiente manera: La escritura, en definitiva, es uno de los accidentes de la cultura, pero es un accidente capital. Su nacimiento desencadenó una conmoción profunda, que no sólo trastrocó y remodeló bruscamente, como un sismo, la configuración de las mentalidades, sino que fue repercutiendo en una serie interminable de transformaciones e innovaciones. En tanto que el habla es una competencia humana universal, adquirida sin instrucción sistemática, la escritura debe ser enseñada a cada generación de niños y es de origen relativamente reciente; baste recordar que la escritura vocálica es un invento griego del siglo V a.n.e., que la separación de palabras en el escrito comenzó por el siglo VI e.c., que unos 300 años más tarde se distinguieron mayúsculas y minúsculas y que los caracteres tipográficos usuales junto con los signos de interrogación y puntuación tienen unos 500 años. No es exagerado decir que, gracias a la invención de la escritura silábica, el pensamiento griego pudo confrontar la tradición religiosa con sus observaciones científicas y, según propone Jaynes, llevar a una novedosa distinción entre el yo y el mundo, entre la conciencia y todo lo demás. LA ESCRITURA ALGEBRAICA En este apartado mostramos cómo los cambios en la notación algebraica permitieron desarrollar nuevos conceptos matemáticos, esto es, la relación entre lenguaje matemático y pensamiento matemático. Huelga decir que el pensamiento lógico sólo se desarrolla con símbolos precisos y manipulables. Afirma Resnikoff (1984) que la notación algebraica ha sido fundamental para el desarrollo de las matemáticas. El conocido Fibonacci, Leonardo de Pisa (1180-1250), describe la expresión (en notación actual) (10 - x) . (24 + x) = 240 - x2 - 14x de la siguiente manera: 171 De 10 y 24 obtenemos 240 unidades; de 10 y una x aditiva obtenemos 10 x aditivas; y de 24 en una x sustractiva obtenemos 24 x sustractivas. Si uno resta los 10 x aditivos de éstas entonces permanecen 14 x sustractivas. Y de la x aditiva y la x sustractiva resulta una x2 sustractiva. Por lo tanto, para el problema de la multiplicación propuesto tendremos 240 - x2 - 14 x. La notación sincopada (con abreviaturas) ya era común en la Europa del Renacimiento. Regiomontanus (ca. 1470) escribió expresiones algebraicas del siguiente tipo (con su transcripción actual a la derecha) 2& et 100 rñ 20& 2x3 + 100 - 20x ---------------------- -25 -------------------- = 25 10& rñ l& 10x - x3 Observe que, en la expresión de la izquierda, los símbolos empleados para las diferentes potencias de x son diferentes y el uso de signos, abreviaturas y palabras. Este tipo de simbolismo para representar diferentes potencias de la misma incógnita obligaba a una mayor memorización, lo que imposibilitaba descubrir la elemental ley de los exponentes xm . xn = xm+n y, en consecuencia, el concepto de logaritmo. No hay duda de que gracias a la poderosa notación del álgebra simbólica pudieron Leibniz y Newton desarrollar el cálculo infinitesimal; Laplace, la mecánica celeste; Bernoulli, la dinámica de fluidos, etcétera. García (2000) cita a Russell, quien en su "Introducción a la filosofía matemática" de 1910 reconoce la importancia de la notación de Peano: Fui impresionado por el hecho de que, en todas las discusiones, Peano y sus discípulos tenían una precisión que no poseían los demás. Tan pronto como dominé su notación, vi que con ella se extendía la región de la precisión matemática hacia regiones que habían sido abandonadas a la vaguedad filosófica. 172 Las relaciones entre el pensamiento y sus instrumentos, en este caso la escritura simbólica y posicional, no requieren mayor demostración. CONSIDERACIONES ACERCA DE LA LECTURA Las formas de leer los textos han cambiado históricamente debido, en parte, a los cambios de soportes materiales y también por el "clima intelectual de la época". Una manera de ilustrarlo es considerar la relación de los filósofos griegos con la escritura, como lo hace Pérez (1999). Esta relación tiene dos aspectos: En la cultura antigua la voz viva está asociada a todos los hábitos intelectuales (lectura en voz alta, dictado de obras, memorización, argumentación e, incluso, meditación); además, la filosofía era un proyecto existencial. Filosofar no consistía en hablar, escribir o reflexionar, sino en "ser". El maestro era un guía espiritual que formaba el alma a través de preguntas y respuestas. Era la única vía para que el alumno, por sí mismo, encontrara la verdad. Puesto que el discurso oral era superior al discurso escrito, el verdadero filosofar sólo era posible entre amigos. El escrito es una imagen congelada de la palabra que a cualquier interrogación responderá siempre lo mismo. Ante cualquier crítica el texto aparece indefenso. En la antigüedad, la palabra y la memoria competían con la escritura. Palabra y memoria cubrían todas las actividades intelectuales, afectivas y corporales del filósofo que orientaba hacia cierta clase de sabiduría. Los modos de lectura han cambiado junto con los instrumentos materiales de la escritura, como puede inferirse de lo que sigue: la escritura con un cálamo grueso es muy diferente a la hecha con uno delgado. La escritura hebraica usaba un cálamo fino que permitía trazos delicados, en cambio, la aramea sólo constaba de trazos burdos y simples puesto que empleaba un cálamo ancho. No es raro que la escritura vocálica griega tenga su origen en la escritura hebraica. Aldo Manucio (1500) desarrolló tipos de letras más legibles y sencillas que las de Gutenberg (la fuente Times New Roman es una variante del diseño de Manucio), también hizo los libros más compactos y económicos; en consecuencia aumentó el número de lectores (Boorstin, 1988) y se dieron las condiciones para grandes cambios sociales (el más notable, la Reforma) y para cambios en la estructura mental (menor confianza en la autoridad, mayor confianza en el dominio de la Naturaleza, inicio de la 173 edad de la exploración), al punto que, según afirma Robert Merton en diversas obras, el desarrollo de las actitudes científicas sólo pudo darse entre los protestantes sajones. Un ejemplo de cómo el instrumento material influye en la capacidad de análisis es el siguiente: Los antiguos rollos de hasta 45 m. no tenían páginas, en consecuencia no tenían índice, portada ni colofón (en el mejor de los casos estaba el nombre del copista). El libro, en cambio, permitió las referencias y la búsqueda del conocimiento documentado con precisión. Ya no dependía sólo del nombre del autor sino de la referencia. Lo anterior explica parcialmente que muchas afirmaciones atribuidas a Aristóteles fueran cuestionadas en tiempos de Galileo. Con todo, sería simplista, como afirma Missika (2000), proponer que la tecnología y los recursos materiales sean suficientes para provocar cambios revolucionarios en los paradigmas que llevan a la percepción de la realidad. El efecto de los medios tecnológicos no está tanto en lo que se piensa o se deja de pensar, ni en lo que es necesario (o no) pensar, sino en cómo se piensa. Ejemplifiquemos con una consulta a la WEB (donde los resultados son puntuales) y una consulta a una enciclopedia; el primer caso permite el copiado completo de texto sin necesidad de discriminar ni interpretar la información; el segundo caso, la consulta a la enciclopedia, ejercita la visión periférica y obliga a la escritura del material, a la lectura cuidadosa, a la discriminación e interpretación, permite un tiempo de reflexión durante el copiado, y la integración de los movimientos corporales con los conceptos, en breva, intervienen más facultades intelectuales y motoras. Es precisamente el potencial de las computadoras lo que las limita como instrumentos de aprendizaje: lo que aprende el sujeto depende de lo que él hace, no de lo que hayan hecho los programadores e ingenieros. La interactividad, como la reflexión interna, es condición necesaria, pero no suficiente del aprendizaje. Más bien, la reflexión interna es la interactividad más interna que puede tener el sujeto. En otras palabras, las tecnologías de comunicación actúan sobre los procesos perceptivos y cognitivos porque son, precisamente, instrumentos de percepción y de cognición. Voluntaria u obligadamente, influyen en nuestra manera de ver, de juzgar, de comunicar, de calcular o de razonar; las tecnologías de comunicación, junto con el lenguaje del grupo social, categorizan la realidad al proponerle al sujeto qué es importante, qué es necesario, qué es posible, qué es justo. 174 De lo hasta aquí dicho puede inferirse que hay alguna relación entre los modos de pensamiento y los instrumentos materiales de los que nos servimos para pensar. Jack Goody (1996), como Jaynes (1991) y otros, ven en la escritura un instrumento de "estructuración" del pensamiento, pues es más fácil percibir las contradicciones en un texto escrito que en un discurso hablado; en el primero podemos formalizar las proposiciones de manera silogística y fragmentar el flujo oral, ello permite poner enunciados lado a lado y compararlos con los de momentos y lugares diferentes. Sin escritura, es difícil aislar un enunciado y someterlo a un análisis crítico. La escritura aporta una descontextualización y una individualización del pensamiento. La oposición clásica entre mito e historia puede relacionarse con la cuestión de la escritura. La historia no adquiere su sentido sino con la ayuda de la escritura que permite conservar, archivar y confrontar versiones diferentes de un mismo acontecimiento histórico. De manera semejante el pensamiento científico requiere de un instrumento que permita el examen crítico. Jack Goody propone la siguiente tesis: La escritura [...] hace posible una nueva manera de examinar el discurso gracias a la forma permanente que da al mensaje oral. Este medio de inscripción del discurso permite ampliar el campo de la actividad crítica, favorece la racionalidad, la actitud escéptica, el pensamiento lógico [...] Las posibilidades del espíritu crítico aumentan por el hecho de que el discurso se halla así desplegado a la vista; simultáneamente la posibilidad de acumular los conocimientos, en particular los conocimientos abstractos, porque la escritura modifica la naturaleza de la comunicación extendiéndola más allá del simple contacto personal, y transforma las condiciones de almacenamiento de la información; así se hace accesible a quienes saben leer un campo intelectual más extenso. El problema de la memorización deja de dominar la vida intelectual; el espíritu humano puede aplicarse al estudio de un "texto" estático, liberado de las dificultades propias del habla, lo que permite al hombre distanciarse de su creación, y examinarla de manera más abstracta, más general, más "racional". Al hacer posible el examen sucesivo de un conjunto de mensajes desplegado sobre un periodo mucho más largo, la escritura favorece a la vez el espíritu crítico y el arte del comentario por una parte, y el espíritu de ortodoxia y el respeto al libro por otra parte. La imprenta ofrece al investigador los medios materiales para analizar y confrontar textos y resultados. Por otro lado, las asociaciones científicas, sus publicaciones y 175 editorialistas, las asociaciones meritocráticas también forman parte del engranaje material que influye en la formación de paradigmas. Podemos decir, en breve, que hay un relación circular, más bien espiral, entre los modos de pensamiento y sus instrumentos materiales e institucionales. PARTE 2. EL PENSAMIENTO ESCOLAR ESTUDIANTIL Clima intelectual del grupo social, instrumentos materiales y lenguaje son los factores considerados hasta aquí en la formación del pensamiento científico. El paradigma de pensamiento escolar estudiantil también está relacionado con ellos. Analizaremos a continuación estos tres factores remitiendo a ciertas respuestas y comportamientos de estudiantes de ciencias; es obligado reflexionar también sobre los valores sociales fomentados por los medios masivos. CLIMA INTELECTUAL El clima intelectual del estudiante está dominado por las respuestas que el maestro quiere, no las que el alumno entiende. Un alumno afirmó: "Mi error en el examen fue no haber respondido lo que Ud. quería"; otro: "Si no lo hubiera encontrado a Ud. para que me dijera si estoy bien...le habría preguntado a un compañero". En ambos casos, el referente de "validez" está en la autoridad del maestro. El clima intelectual escolar propicia la generación de respuestas, no su análisis e interpretación. Un resultado, cualquiera que sea, evita el problema de pensar. La noción de confort impuesta por los medios y el entorno social también incide en "responde, no pienses". Así, ante un problema de estimación de la población mundial entre 1990 y 2050 un alumno propuso, para la última fecha, una población de 1028 habitantes (diez millones de billones de veces superior a la estimada por la ONU). Es más, para el año 2000 su cálculo era de... 10-15 habitantes ¡una milmillonésima parte de humano! La experiencia estudiantil confirma que pocas veces el maestro está dispuesto a dialogar y a contrastar puntos de vista. ¿Para qué, si finalmente el maestro pone la calificación? Puesto que la nota es el medio de evaluación (y control) de los estudiantes, éstos apuntan sus esfuerzos a lograr la mayor con el menor esfuerzo. La falta de análisis, sumada a la urgencia por resultados, llevó a un alumno a lo siguiente: para medir la temperatura ambiente un alumno tomó el termómetro 176 sujetándolo con las dos manos, una a la mitad de su longitud, la otra ¡en el bulbo de mercurio! Estas acciones son muestra del clima intelectual estudiantil, consecuencia del entorno social. La urgencia por generar resultados lleva al hábito más pernicioso: no revisar. Así como el examen permite al alumno olvidar todo lo estudiado, entregar una tarea le permite despreocuparse. No sorprende que entreguen tareas (claro, impresas con computadora) donde aparece 9 veces la misma definición. Otro ejemplo: el cálculo de un área puede transformarse en el cálculo de subáreas más manejables (p.ej. rectángulos). Así, mientras mayor sea el número de subáreas más aproximado será el resultado y menor será el error. Un alumno presenta la tabla donde el error es independiente del número de subáreas; otro, una donde el error aumenta al aumentar el número de subáreas. Ante la opción de un empleo de bajo sueldo y la de ser estudiante universitario la elección es obvia. No porque ésta asegure la movilidad social, sino porque retrasa el problema. Es sabido que la distribución del ingreso ha tenido una creciente asimetría. Los ingresos de cualquier futbolista o diputado llegan a ser 10 veces los de un investigador universitario; el premio nobel podrá significar cosa de un millón de dólares, pero un jugador profesional de baloncesto puede ganar 30 millones de dólares en un año (Córdova, 2005). Etcheverry (1999) ha encontrado que en los jóvenes de 17 a 22 años ha habido un fuerte decremento en las habilidades superiores de pensamiento en un periodo de 20 años; la siguiente tabla muestra el porcentaje de aciertos para: A: habilidades lógico matemáticas, B: habilidades lógico verbales, C: habilidades lógico espaciales. A B C 1970 70 62 49.6 1990 18 37.5 20.5 Los jóvenes no comprenden lo que leen en los libros, pero comprenden muy bien lo que leen en la sociedad; sólo les falta leer a quién beneficia aceptar esas "verdades". Entre estas verdades se hallan las siguientes: • Las tres personas más ricas del mundo tienen bienes superiores al producto bruto anual de los 48 países menos desarrollados. 177 • La educación básica, la atención médica y alimento para la población mundial implicaría 40 mil millones de dólares, menos del 4% de la riqueza acumulada por los 225 superricos; menos del 5% de lo que se gasta en armamentos en el mundo. • USA gasta en cosméticos 8 mil millones de dólares/año. Europa, en helados, 11 mil millones de dólares/año. USA y Europa, alimentos para mascotas, 7 mil millones de dólares/año. USA y Europa, perfumes, 12 mil millones de dólares (Informe del desarrollo humano, ONU 1998). Para 52% de alumnos (Etcheverry, 1999), éxito es hacer lo que me gusta; para 46% es ganar mucho dinero, estabilidad económica, ser profesionista reconocido, ser famoso. No sorprende que los estudiantes estén poco interesados en los aspectos académicos de la educación: la consideran un medio de aumentar ingresos económicos, no una oportunidad de expansión mental. Para lograr éxito, 49% de los estudiantes opina que se requieren astucia, habilidad para negocios, "arreglos". Sólo 31 % mencionó factores relacionados con esfuerzo: estudio, dedicación (Etcheverry, 2000). LENGUAJE ESTUDIANTIL El lenguaje estudiantil es sumamente contextualizado; depende de lo que el sujeto está pensando (y supone que el maestro lo sabe). Así, en las sesiones con PC exclaman "jProf (sic) explíqueme! ¿Por qué me salió esto?". En el laboratorio de química, trabajando con ácido sulfúrico, un alumno pregunta "Ticher (sic), entonces ¿pongo el ése en el dese?". Es infrecuente que un alumno se comunique sólo con palabras, se apoya en gestos e inflexiones; un estudiante presenta una gráfica en la pantalla de la computadora y pregunta "¿Da lo mismo que éste (apunta) no aparezca aquí (apunta más a la derecha)? Una característica fundamental del ser humano es su capacidad de manejar símbolos, no sólo gestos. El hombre se piensa a sí mismo y al mundo en palabras, no en gestos. La capacidad de abstracción se desarrolla manejando palabras que evocan no objetos concretos, sino conceptos sin correspondencia con objetos reales cuyo significado no está en la experiencia diaria. El problema no es que los estudiantes hablen mal su idioma; el problema es que, sin dominio del lenguaje, no hay sistema lógico posible y, si falla la lógica, no hay 178 capacidad ni de aprendizaje ni de reflexión. Al usar un lenguaje vago e impreciso pierden la capacidad de pensar el mundo y de pensarse, de ser, en verdad, humanos. El desprestigio de la lectura resulta del descrédito contemporáneo del esfuerzo. La lectura requiere de un esfuerzo intelectual que pocos están dispuestos a emprender. Leer, interpretar, estructurar, hacen al sujeto reflexivo y racional, facilita el escribir y hablar pero, sobre todo, impulsa a meditar, a desarrollar la imaginación. INSTRUMENTOS MATERIALES La radio y la televisión provocan transformaciones similares a las de la imprenta en el paradigma de conocimiento, pero no disponemos de la distancia histórica necesaria para identificar y evaluar concretamente estas transformaciones. Una tecnología del tipo de la imprenta toma un tiempo considerable (del orden de siglos) para desplegarse social y culturalmente. Además, deben tomarse en cuenta todos los perfeccionamientos técnicos agregados al descubrimiento en el curso de su uso. Televisión, cine, videojuegos llevan al estudiante a las más intensas percepciones y emociones, todas las imágenes son explícitas y detalladas en zoom y cámara lenta. Lo que percibimos adquiere significado cuando lo incorporamos a un sistema de ideas. Sin embargo, los medios de entretenimiento atrofian la capacidad de entender porque producen imágenes del mundo perceptivo concreto y anulan los conceptos abstractos. No hay reflexión si no hay persistencia del material, pues la memoria de trabajo es efímera, de aquí la importancia histórica de la escritura. El lenguaje abstracto, basado en la lógica y no en la simple percepción del mundo, permite el conocimiento analítico característico de la ciencia. La TV invierte esta evolución social e individual. El tipo de aprendizaje propiciado por los medios de entretenimiento es diferente al que promueven los libros y la escuela. Lo cual resulta obvio: si el aprendizaje resulta de actividades, el tipo de actividades influye en el tipo de aprendizaje. John Dewey afirmó que el contenido de una lección no es lo único importante del aprendizaje. En "Experiencia y educación" propone: Tal vez la mayor de las falacias pedagógicas sea la noción de que una persona aprende sólo lo que está estudiando. El aprendizaje colateral, a través de la formación de actitudes es, a menudo, más importante que la lección de gramática o de geografía. 179 Las respuestas de los alumnos no llevan sólo a un disparatario divertido, son manifestación del paradigma dominante en el pensamiento estudiantil: responde, no pienses. Semejante al que algunos investigadores proponen en son de broma (esperemos): publica, no pienses. CONCLUSIONES La maestría científica es la habilidad de expresarse claramente. Abd-ar-Ramán Abu Zayd Ibn Muhamad Ibn Muhamad Ibn Jaldún (s. XVI) El pensamiento científico se origina en las innovaciones de los presocráticos por el cambio del pensamiento mítico al lógico-empírico. Una de las razones de ese cambio está en la escritura. La escritura establece un tipo distinto de relación entre la palabra y su referente, una relación que es más general, más abstracta y menos vinculada con los individuos, el tiempo y el espacio específicos. La lógica, como discurso impersonal, sólo pudo surgir con la cultura escrita. Gracias a la escritura el saber de una generación pudo trasmitirse a otra; fue entonces que el pasado humano pudo verse como una "realidad objetiva", y convertir el mito en historia. Es tentador afirmar que la prensa, la radio, la televisión, y actualmente con internet, la educación a distancia, la enseñanza interactiva, etcétera, hayan modificado por sí mismas el paradigma del conocimiento. Pero sí hay esfuerzos por encontrar soluciones tecnológicas ignorando las habilidades fundamentales del pensamiento científico: capacidad de atención, de jerarquización, de síntesis, memoria, comunicación, perseverancia e imaginación. Es muy simplista afirmar que el lenguaje expresa o representa. No que sea falso... sino incompleto. El lenguaje es mucho más poderoso: el lenguaje estructura el pensamiento, categoriza nuestra interpretación de la realidad, y con ello "define" el paradigma del conocimiento del sujeto. Bien afirmaba Wittgenstein: los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo. 180 BIBLIOGRAFÍA Aris, Rutherford, H. Ted Davis, Roger H. Stuewer (compiladores), Los resortes de la creatividad científica. Fondo de Cultura Económica, México, 1989. Bottéro, Jean y otros. Cultura, pensamiento, escritura, Gedisa, Barcelona, 1985. Carnap, Rudolph Fundamentación lógica de la física, Sudamericana, Buenos Aires, 1969. Córdova F., José Luis et al. 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En consecuencia, es muy importante determinar, tan rápido como sea posible, qué niños podrían llegar a tener dificultades en el aprendizaje de la lectura y escritura ya que una intervención temprana podría disminuir el impacto social, emocional y académico que este problema ocasiona en la vida de estos niños. Existe considerable información con relación a las variables que subyacen el éxito en la lectura y se ha llegado al consenso general de que las dificultades para aprender a leer recaen sobre problemas en la codificación del lenguaje y el procesamiento de información fonológica. Sin embargo, a pesar del progreso alcanzado en la comprensión del procesamiento fonológico y las múltiples tareas que se han desarrollado para evaluarlo, muchos niños siguen sin ser diagnosticados hasta que las manifestaciones de sus dificultades con la lectura y escritura son evidentes. Este hecho enfatiza la importancia de conocer las habilidades lingüísticas y cognoscitivas que son críticas para el exitoso desarrollo de la lectura. Estudios recientes han señalado que, además de las habilidades de procesamiento fonológico, también la memoria de trabajo y la velocidad de denominación están íntimamente vinculadas al desarrollo de la lectura (Bryant y colaboradores, 1990; Kamhi y cols., 1988; Muter y colaboradores, 1997; Wagner y colaboradores, 1994). * Instituto de Neurociencias, Universidad de Guadalajara. 183 CONCIENCIA FONOLÓGICA Existe un sinnúmero de evidencias clínicas y experimentales que asocian las dificultades en el desarrollo de la lectura con un trastorno en las habilidades fonológicas o la conciencia fonológica (Wolf, Bowers y Biddle, 2000). En general, se considera a la conciencia fonológica como la noción que tienen los niños de la estructura de las palabras, independientemente de su significado y la habilidad explícita para manipular individualmente los fonemas dentro del lenguaje (Ball, 1993; Chaney, 1998). Con el desarrollo de la habilidad lectora, los individuos adquieren la conciencia de que todas las palabras pueden ser descompuestas en segmentos fonológicos. Esta conciencia es la que le permite al lector conectar las cadenas de letras (ortografía) con las correspondientes unidades del lenguaje (constituyentes fonológicos) que ellas representan. La conciencia de que las palabras pueden ser descompuestas dentro de elementos básicos del lenguaje (fonemas) permite al lector descifrar el código de lectura. Se ha reportado reiteradamente que la conciencia fonológica está considerablemente disminuida en niños y adultos disléxicos (Fletcher y colaboradores, 1 994; Liberman y colaboradores, 1982). Bryant y sus colaboradores (1990) distinguen entre habilidades fonológicas simples (medidas a través de segmentación silábica y detección de rimas) y habilidades fonológicas complejas (tareas subsilábicas como la manipulación y la segmentación fonémica). Las habilidades fonológicas simples se desarrollan durante los años preescolares previos a la enseñanza formal de la lectura. Parece existir una secuencia universal en el desarrollo de la conciencia fonológica entre las diferentes lenguas (Cisero y Royer, 1995; Durgunoglu y Oney, 1999; Goswami y East, 2000), donde los niños desarrollan primero, alrededor de los tres años de edad, una conciencia de las sílabas, seguida de una conciencia de las unidades intrasilábicas de sonido inicial y de rima hacia los cuatro o cinco años. La conciencia de los fonemas, unidades abstractas del lenguaje representadas por letras, parecen desarrollarse como una consecuencia del aprendizaje de la lectura y escritura o una consecuencia de entrenamiento fonémico. Este proceso de aprendizaje de los fonemas puede ser tanto facilitado como inhibido por la naturaleza de la ortografía de la lengua en la que los niños aprenden a leer, por lo que las manifestaciones de la dislexia también varían en dependencia de la ortografía de la lengua (Goswami, 2002). 184 Entre las múltiples tareas de conciencia fonológica, aquellas que requieren de supresión de fonemas son las que han mostrado más sensibilidad para predecir el curso de la adquisición de la lectura (Catts y colaboradores, 2001; Rosner y Simon, 1971), así como las que involucran la manipulación y transposición de fonemas (intercambiar los fonemas inicial y final en la palabra; sal/las) ya que éstas representan un nivel de comprensión fonémico complejo (Lundberg, Olofssol y Wall, 1980). En general, las tareas de conciencia fonológica más simples parecen tener un menor poder predictivo que aquellas que requieren un procesamiento más sofisticado. Sin embargo, algunos investigadores han cuestionado si las tarea de mayor complejidad evalúan conciencia fonológica o memoria de trabajo (Torgesen y colaboradores, 1997; Oakhill y Kyle, 2000), debido a que en éstas se incrementa el peso específico de la manipulación en memoria, dificultando, por consiguiente, establecer una diferencia clara entre ambos procesos. MEMORIA DE TRABAJO El término de Memoria de Trabajo (MT) fue propuesto inicialmente por Baddeley y Hitch (1 974) para explicar la ejecución de tareas en las que los sujetos deben, al mismo tiempo, retener información y además realizar alguna operación o tomar una decisión con base en ella. Se propone que existen diferentes módulos de procesamiento en MT como el verbal, viso-espacial o incluso episódico. Varios autores han señalado que existe una relación entre los trastornos en el aprendizaje de la lectura y las deficiencias en MT (Siegel y Ryan, 1989; Swanson, 1994; Denckla, 1996; Jong, 1998; Chiappe, Hasher y Siegel, 2000). En un estudio de Potenciales Relacionados con Eventos que evaluaba distintas tareas de MT en niños con trastornos en el aprendizaje de la lectura, Gómez-Velázquez y colaboradores (en prensa) encontraron que este grupo exhibía un peor rendimiento conductual y diferencias electrocerebrales con respecto a niños controles, que los autores asociaron a dificultades en el procesamiento de áreas frontales. En la mayoría de las tareas que evalúan conciencia fonológica se requiere de la manipulación consciente de información en MT verbal, donde el niño debe retener en mente un estímulo verbal complejo (la palabra) para poder segmentar, suprimir, adicionar, sustituir o trasponer fonemas. A medida que se incrementa la carga en memoria para cumplir los requerimientos de una tarea de conciencia fonológica, se hace 185 más difícil separar la contribución de las habilidades fonológicas de la participación de la memoria de trabajo. De hecho, se reconoce que la contribución de MT es mayor en aquellas tareas en las que se requiere adición, supresión y manipulación fonémica (Strattman y Williams, 2005). La memoria de trabajo se ha estudiado en relación a una variedad de tareas de lenguaje, incluyendo lectura y escritura (Adams y Gathercole, 2000; Baddeley, 1986; Montgomery, 2000). Históricamente, en estudios sobre lectura, la memoria de trabajo o memoria verbal se ha medido como la capacidad para almacenar palabras, no-palabras y dígitos (Gathercole y Baddeley, 1989; Hansen y Bowey, 1994; Mann y colaboradores, 1980). Recientemente Strattman y Williams (2005), estudiando niños de segundo grado, mostraron que la manipulación fonémica contribuye con la mayor cantidad de varianza tanto para la lectura como para la escritura, así también que la memoria de trabajo y el vocabulario receptivo aportan una varianza adicional a la lectura, mientras que la denominación de palabras multisilábicas y la denominación rápida contribuyen significativamente a la varianza en la escritura. DENOMINACIÓN RÁPIDA La denominación es un proceso complejo que se realiza en espacio de milisegundos y demanda la integración eficiente de diversos procesos (atentivos, perceptuales, cognoscitivos y lingüísticos) que se interrelacionan. En general, la lenta velocidad de denominación se ha interpretado como reflejo de la dificultad para encontrar una palabra (disnomia) cuando el individuo tiene un adecuado conocimiento del vocabulario receptivo, lo cual podría constituir una manifestación de falta de fluidez o automaticidad. En 1965 Geswind sugirió que los componentes cognitivos involucrados en la denominación de colores podrían hacer de ésta un buen predictor temprano de la posterior ejecución en la lectura. Esta hipótesis fue investigada y desarrollada por Denckla (1972), quien en colaboración con Rudel (Denckla y Rudel, 1974) encontró que la velocidad con la cual es recuperada la etiqueta verbal, más que la exactitud en la denominación de colores o la denominación en sí misma, es la diferencia fundamental entre lectores disléxicos y sujetos normales en este tipo de tareas. En 1976, Denckla y Rudel reportaron diferencias en la velocidad de denominación en niños con dislexia respecto a un grupo control y a niños con otros problemas de 186 aprendizaje, aunque no encontraron diferencias significativas en el número de errores ante dichas tareas. A partir de entonces se ha trabajado con diferentes formatos de denominación que toman al tiempo como factor crítico para el estudio de mecanismos de fluidez o automatismo, y su relación con otros procesos como la ejecución lectora, particularmente en lengua inglesa. La consistencia de estos hallazgos ha llevado a establecer a la velocidad de denominación como posible predictor temprano de las dificultades en la lectura, aunque no parece ser el conocimiento de los nombres en sí mismo lo que le da el valor predictivo a la velocidad de denominación, sino más bien la automatización para la recuperación de los nombres (Meyes y cols., 1998). Se ha reportado que un gran número de niños con Trastornos en el Aprendizaje ,de la lectura (TAL), independientemente de su edad o lengua nativa, tienen problemas con la recuperación y el acceso rápido a los nombres del material presentado visualmente (Wolf y Obregón, 1992; Leonard, 1998; Wolf, Miller y Donnelly, 2000). Este déficit en la velocidad de denominación visual parece caracterizar a los lectores con TAL desde la edad preescolar hasta la adultez y se ha sugerido como factor causal en el fracaso para adquirir la habilidad de una rápida identificación de palabras fuera de contexto (Bowers y Wolf, 1993). Se reconoce que los niños con TAL no necesariamente presentan lentitud en todas las tareas de denominación y la tarea que parece tener mayor sensibilidad es la denominación de letras (de Joung y Oude, 2004). En un estudio de Gómez, González y Ruiz (en preparación), se diseñó una batería de denominación que consta de 4 tareas que incluyen denominación de dibujos, letras, números y colores, las cuales se aplicaron a una muestra de 356 niños mexicanos, de los que se seleccionó un grupo de denominadores lentos (tiempos de denominación mayores a 2 desviaciones estándar con respecto a la ejecución media poblacional). Este grupo de denominadores lentos exhibió un peor rendimiento lector en comparación con niños denominadores promedio y la ejecución de la tarea de denominación de letras fue la que más estrechamente se relacionó con el bajo rendimiento lector. Estas dos aproximaciones al estudio de la lectura (conciencia fonológica y velocidad de denominación) se han analizado de manera independiente, aunque en años recientes Bowers y Wolf propusieron la hipótesis del doble déficit donde se postula que las dificultades en la conciencia fonológica y la denominación pueden presentarse de manera simultánea en sujetos con dificultades lectoras, ". . . nosotros proponemos una alternativa, una visión integradora -la hipótesis del doble déficit- donde los déficit 187 fonológicos y los procesos subyacentes a la velocidad de denominación son fuentes separadas de la disfunción en la lectura y que su presencia combinada trae consigo daños profundos en la lectura..." (Wolf y Bowers, 1999). Esta teoría propone tres subtipos de trastornos de la lectura: 1. El subtipo con déficit en la velocidad en la denominación en ausencia de un déficit fonológico. 2. El subtipo con déficit en la conciencia fonológica en ausencia de un déficit en la velocidad de denominación. 3. El subtipo combinado, donde los dos déficit se presentan de manera simultánea y se caracterizan por mostrar dificultades en todos los aspectos de la lectura. La teoría del doble déficit formula que los procesos de denominación y conciencia fonológica se encuentran separados y que sus aportes a la ejecución de la lectura son diferentes, considerando que la conciencia fonológica se relaciona con una pobre ejecución en tareas fonológicas (supresión de fonemas, combinación de fonemas o ambas), mientras que la velocidad de denominación estaría relacionada con la fluidez en la lectura, el reconocimiento ortográfico y la exactitud lectora. Varios estudios parecen confirmar estos postulados. Se ha reportado, por ejemplo, que la velocidad de denominación medida a través de la tarea RAN (rapid automatized naming; Denckla y Rudel, 1976) en niños de 2° grado está íntimamente relacionada con las habilidades ortográficas, mientras que las habilidades fonémicas correlacionan más con la decodificación de no-palabras. Adicionalmente, cuando se estudian subgrupos de niños con doble déficit (lenta denominación y baja conciencia fonológica) se reportan marcadas dificultades en un amplio rango de tareas lectoras, a diferencia de aquellos con un déficit aislado (Manis, Doi y Bhadha, 2002). El interés en el estudio de la denominación rápida se ha incrementado en los últimos años debido a su cada vez más frecuente asociación con el aprendizaje de la lectura, al valor predictivo de la velocidad de denominación para las dificulfades lectoras, así como a la facilidad práctica para su exploración clínica. A pesar de todo ello, no se ha esclarecido esta relación en el idioma español, y aún prevalece en éste la visión de que las dificultades para aprender a leer se deben exclusivamente a un déficit en las habilidades fonológicas. 188 Considerando lo anterior, tanto las dificultades para recordar palabras como para la manipulación de fonemas tienen un impacto notorio sobre las habilidades comunicativas y académicas de los niños en desarrollo, por lo que es imprescindible su exploración y evaluación sistemática, a través de instrumentos específicos para niños de habla hispana. En este contexto, el presente estudio se planteó como objetivo estudiar la relación entre la velocidad de denominación y las habilidades fonológicas en un grupo de niños con el idioma español como lengua materna, al inicio de la enseñanza formal de la lectura. MATERIALES Y MÉTODOS Sujetos: se estudiaron 135 niños diestros (86 sexo masculino), sanos, sin antecedentes patológicos personales o familiares relevantes, con edades comprendidas entre los 6 y 7 años (7.0 1 0.4), que asistían al inicio del 1er. grado de primaria regular en una escuela privada. INSTRUMENTOS: Batería de Denominación Rápida: (Gómez, González y Ruiz; en preparación). La batería consta de 4 tareas de denominación: dibujos (50), letras (a, m, c, t, o, d, s, g, i, e, repetidas 5 veces), números (0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, repetidos 5 veces) y colores (blanco, azul, verde, morado, rojo, café, gris, rosa, amarillo y negro, repetidos 5 veces). Las repeticiones en cada grupo de estímulos fueron semialeatorizadas. Batería de Habilidades de Discriminación Fonológica: Se diseñaron 7 tareas de discriminación fonológica: 1. supresión de sonido inicial, ej.: "si le quitas el primer sonido a la palabra mole ¿cuál es la palabra nueva?": ole. 10 estímulos de 2 y 3 sílabas. 2. singularidad fonológica: ej.: "¿cuál palabra tiene el primer sonido diferente a las otras?", blanco, ocho, bueno: ocho. 10 estímulos: 5 series de 3 palabras y 5 series de 4 palabras. 3. conteo de fonemas, ej.: "dime cuántos sonidos tiene la palabra oso": 3. 10 estímulos de 1 y 2 sílabas. 189 4. similitud fonológica (rimas), ej.: "dime si estas dos palabras riman, si suenan igual al final": tornillo, martillo: Sí. 10 pares de estímulos. 5. sustitución de sonido inicial, "si a la palabra paco le cambias el primer sonido /p/ x /t/ ¿cuál es la nueva palabra?": taco. 10 estímulos. 6. síntesis fonológica, ej.: "te voy a decir 4 1etras, si las pones juntas dime qué palabra forman" m-a-n-o: mano. 20 estímulos: 10 palabras y 10 no-palabras. 7. dictado de no-palabras, Ej.: "estas palabras no tienen significado, escríbelas tal y como las escuches" presifos. 20 estímulos. Tareas de memoria de trabajo: Se diseñaron 2 tareas de memoria: 1. palabras en orden inverso: se presentaron dos series de 2, 3 y 4 palabras (1 o 2 sílabas) que los niños debían repetir en orden inverso al que le fueron presentadas, ej.: árbol, flor, hoja: hoja, flor, árbol. 2. números en orden progresivo: se presentaron dos series de 2, 3, 4 y 5 dígitos que los niños debían ordenar mentalmente y decirlos en orden progresivo, ej.: 8 1 6 3: 1 3 6 8. PROCEDIMIENTO: Todas las pruebas fueron aplicadas individualmente, en una sola sesión matutina de aproximadamente 20 min., en un cubículo con iluminación y ventilación adecuados. Los niños fueron clasificados de acuerdo a su rendimiento en la Batería de Denominación Rápida como: Denominadores promedio (100), denominadores lentos en dibujos (8), letras (15), números (7) o colores (5), si presentaban un tiempo de denominación mayor en más de 1.5 desviación estándar (DS) con respecto a la media poblacional. RESULTADOS Se compararon los resultados obtenidos por los niños de cada género en las tareas de habilidades de discriminación fonológica (HDF), denominación y memoria de trabajo, con un análisis de varianza que no mostró diferencia significativa relacionada con este factor. Ver Tabla 1. 190 TABLA 1 HABILIDADES FONOLÓGICAS, DENOMINACIÓN Y MEMORIA DE TRABAJO SEGÚN EL GÉNERO Hombres Mujeres n = 86 Media p n = 49 D.S. Media D.S. Denominación Rápida Dibujos 1:27 0:23 1:31 0:29 0.399 Letras 0:49 0:15 0:47 0:11 0.569 Número 0:39 0:07 0:40 0:08 0.841 Colores 1:09 0:18 1:12 0:27 0.495 Habilidades de Discriminación Fonológica Supresión sonido inicial 8.9 1.4 8.4 1.8 0.077 Singularidad fonológica 7.1 1.9 7.6 2.0 0.217 Conteo de fonemas 7.7 1.9 8.1 2.1 0.302 Similitud fonológica (rimas) 8.8 1.4 9.1 1.1 0.251 Sustitución de sonido inicial 7.0 2.4 7.5 2.0 0.280 Síntesis fonológica 9.6 5.1 11.3 4.7 0.058 13.6 3.1 13.4 2.9 0.721 Dictado de no-palabras Memoria de Trabajo Palabras orden inverso (MT1) 6.4 1.6 6.2 1.5 0.685 Dígitos orden progresivo(MT2)6.9 1.8 7.0 1.7 0.705 Además se realizó un análisis de varianza para comparar HDF y las tareas de MT en los cinco grupos clasificados de acuerdo a la velocidad de denominación con los siguientes resultados: 191 • En las HDF se encontraron diferencias significativas (F[4,134] = 16.151, p<0.00l) entre grupos. Las comparaciones a posteriori (Games-Howell) indicaron que los Denominadores Lentos en Letras y Lentos en Dibujos tuvieron puntuaciones totales en HDF significativamente más bajas que los Denominadores Promedio. • En las tareas de MT sólo se encontraron diferencias significativas (F[4,134]=3.811 ,p<0.0l) entregrupos para el número de palabras retenidas en orden inverso. Las comparaciones a posteriori (Games-Howell) indicaron que también los Denominadores Lentos en Letras y Lentos en Dibujos obtuvieron puntuaciones significativa mente más bajas que los Denominadores Promedio en esta tarea. • De las cuatro tareas de denominación aplicadas, la Denominación de Letras mostró una correlación alta con un mayor número de tareas de Habilidades de Discriminación Fonológica (Ver Tabla 2), distinguiéndose estos casos como los más afectados en su rendimiento para las pruebas aplicadas (Ver Tabla 3). TABLA 2 CORRELACIÓN ENTRE LOS TIEMPOS DE DENOMINACIÓN, LA MEMORIA DE TRABAJO Y LAS HABILIDADES DE DISCRIMINACIÓN FONOLÓGICA Tareas de Denominación Supresión Singularidad sonido Fonológica Conteo Similitud Sustitución Síntesis Fonemas Fonológica sonido fonológica Dictado no palabras (n=135) inicial Dibujos -.1 81 * -.057 .101 .045 -.242** -.288 ** -.165 Letras -.133 -.277** -.142 -.047 -.233** -.373** -.412** Números -.152 -.395** -.146 .017 -.043 -.299** -.307** Colores -.133 -.251** -.016 .076 -.068 -.250** -.108 MT1 .295** .291** .195* .061 .144 .395** .262** MT2 .157 .297** .186* -.087 .042 .285** .194* *p< 0.05, **p<0.0l inicial 192 TABLA 3 HABILIDADES DE DISCRIMINACIÓN FONOLÓGICA y MEMORIA DE TRABAJO ENTRE DENOMINADORES LENTOS y PROMEDIO EN LETRAS Denominadores Denominadores Lentos Promedio n = 103 n = 14 % Aciertos p % Aciertos Supresión sonido inicial 77.3 89.6 0.156 Singularidad fonológica 57.3 75.5 < 0.05 Conteo de fonemas 65.3 81.1 0.144 Similitud fonológica (rimas) 84.0 88.7 0.678 Sustitución de sonido inicial 56.0 74.5 0.073 Síntesis fonológica 26.0 55.1 <0.01 Dictado de no-palabras 50.7 70.5 <0.05 Palabras en orden inverso 50.7 65.7 <0.05 Dígitos en orden progresivo 62.9 71.1 0.520 DISCUSIÓN El principal objetivo del presente trabajo consistió en estudiar un conjunto de habilidades de procesamiento fonológico y su relación con la velocidad de denominación en un grupo de niños que iniciaban la enseñanza formal de la lectura. Este propósito descansaba en dos principales sustentos teóricos: la reiterada asociación de una baja velocidad de denominación con trastornos en el aprendizaje de la lectura en otras lenguas y la usual vinculación en nuestro idioma entre los TAL y problemas en las habilidades de procesamiento fonológico. De cumplirse estas asociaciones esperábamos que a los denominadores lentos, en general, correspondiera una menor eficiencia en la ejecución de tareas de procesamiento fonológico. Los resultados apoyan esta hipótesis inicial, aunque parecen sugerir la presencia de una sensibilidad diferencial para cada prueba utilizada, resultando que las 193 tareas de síntesis y singularidad fonológica fueron las más estrechamente relacionadas con la velocidad de denominación. En el presente trabajo la tarea de síntesis fonológica se aplicó de modo que representara un mayor nivel de complejidad de procesamiento en MT, es decir, implicaba la transformación del nombre de cada letra a su fonema correspondiente, así como sostener sucesivamente la cadena resultante de fonemas para integrarlos finalmente en una palabra (independientemente de que la cadena final de estímulos tuviese o no significado). Asimismo, la tarea de singularidad fonológica requería escuchar las palabras presentadas, así como desarrollar y sostener una representación mnésica de sus fonemas iniciales para poder comparar "en línea" y detectar la disparidad "blanco". La naturaleza de las tareas mencionadas parecería requerir de un mayor nivel de demanda de recursos atentivos y de memoria de trabajo verbal, por tanto, podría estar vinculada a la eficiencia del procesamiento en memoria. Nuestros resultados muestran una relación significativa entre las habilidades fonológicas evaluadas y la ejecución en las tareas de MT, lo que parece sustentar estos supuestos y apoyar los recientes hallazgos de Strattman y Williams (2005). En nuestra opinión, es necesario reevaluar la importancia y bases neurofisiológicas que sustentan la participación de la memoria de trabajo en el proceso lector, especialmente en sus estadios iniciales. Si se asume que la conciencia fonológica es la habilidad de manipular "mentalmente" los sonidos del lenguaje, requerirá por lo tanto, de la participación de alguna modalidad específica de la memoria de trabajo para el análisis y la síntesis de sílabas o palabras. Si bien la conciencia fonológica es importante para la adquisición de habilidades lectoras, la Memoria de Trabajo parece desempeñar un papel determinante en la habilitación y automatización de este proceso. En cualquier caso, la aplicación de tareas y su interpretación debe realizarse en el contexto de las probables estrategias cognitivas involucradas y la participación diferencial de recursos atencionales y de memoria. Aunque no nos referimos directamente a la tarea del dictado de no-palabras, su ejecución correlacionó directamente con la denominación en letras y números. Llama la atención este resultado, por cuanto parece ubicarse en el mismo marco teórico en el que parecen explicarse las tareas de síntesis y singularidad fonológica, sin embargo, en esta tarea se debe reconocer un mayor vínculo con la habilidad para manipular representaciones fonémicas y su conversión ortográfica, inhibiendo la influencia del 194 procesamiento de arriba a abajo atribuido a la comparación entre las expectativas basadas en el contexto ("top-down") y las pistas acústico-fonéticas ("bottom-up"; Bonte y colaboradores, 2006) esencialmente imputadas a la participación de la corteza prefrontal ventrolateral (Badre y colaboradores, 2005). Por otra parte, los resultados parecen mostrar una relación directa entre la baja velocidad de denominación y una reducción en la capacidad o habilidad para manipular información lingüística en memoria de trabajo, sin importar demasiado cuál aspecto particular de la denominación se encuentra más afectado. Sin embargo, es comprensible que la disminución en la velocidad de denominación de letras, específicamente, correlacione mejor con determinado nivel de ineficiencia en el procesamiento fonológico que involucra a las mismas. Se ha reportado que los trastornos de la lectura tienen una mayor incidencia en el sexo masculino (Rutter y colaboradores, 2004), pero en nuestra muestra no encontramos diferencias significativas relacionadas con el género durante la ejecución de las tareas planteadas. Tal vez esto se deba al tipo de muestra escogida o a una comunidad en la expresión de las interacciones de fallo o lentitud de procesamiento. Consideramos que este factor debe ser más explorado en el futuro, teniendo en cuenta las diferencias cerebrales y conductuales descritas entre los sexos para estas etapas del desarrollo. Por último, vale la pena reflexionar acerca de la práctica cotidiana en la educación regular, donde por ejemplo se brinda singular importancia al reforzamiento del aprendizaje de la lectura mediante el uso de rimas, mientras que nuestros resultados indican que se trata de una habilidad que resulta poco afectada o poco sensible para exhibir un fallo en el procesamiento fonológico o mayor lentitud en la denominación. Esto parece reforzar la necesidad de sustentar con evidencias experimentales el uso de diferentes tareas de conciencia fonológica en etapa preescolar, con el objeto de sustituir los buenos propósitos con un mayor acervo científico sobre el proceso de adquisición de la lectura en nuestro idioma. Los presentes hallazgos exhiben una íntima relación entre procesos como la denominación, la manipulación fonológica y la memoria de trabajo, a los que subyacen estructuras y niveles de procesamiento con un probable intercepto común. Asimismo, acentúan la necesidad de seguir evaluando estas habilidades tempranamente en el desarrollo, tanto con observaciones conductuales como con métodos electrofisiológicos e imagenológicos cerebrales, que nos ayuden a comprender mejor la naturaleza intrínseca de estas relaciones funcionales. 195 CONCLUSIONES • No se encontraron diferencias significativas atribuibles al género, en las habilidades de discriminación fonológica o memoria de trabajo. • Los tiempos de ejecución obtenidos en las cuatro tareas de denominación mostraron una correlación negativa, discriminación estadísticamente fonológica, es decir, significativa, a mayores con las tiempos de habilidades de denominación correspondieron menores puntajes en tareas de manipulación fonológica. Además, la denominación de letras fue la tarea que exhibió mayor correlación con las habilidades fonológicas en general. • La puntuación total en las tareas de memoria de trabajo mostró una correlación positiva con los puntajes obtenidos en las tareas de habilidades de discriminación fonológica y negativa con los resultados de las cuatro tareas de denominación. • Los niños denominadores lentos alcanzaron puntajes significativamente menores a los denominadores promedio en las tareas de singularidad fonológica, síntesis fonológica y dictado de no-palabras. BIBLIOGRAFÍA Adams, A M. & Gathercole, S. L Limitations in working memory: Implications for language development. International journal of Language and Communication Disorders. 35(1),2000. Baddeley, AD. Working memory. Clarendon Press, Oxford, New York, 1986. Baddeley, A.D, & Hitch, G. Working memory. In: GA Bower (Ed.) The psychology of learning and motivation. New York: Academic Press., 1986. 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Early naming deficit, developmental dyslexia, and a specific deficit hypothesis. Brain and Language. 42, 219-247, 1992. 199 Fabiola R. Gómez Velázquez Profesora-investigadora asociada del Laboratorio de Neurofisiología Clínica, Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara. Es licenciada en psicología y doctora en Ciencias del Comportamiento en el Instituto de Neurociencias de la Universidad de Guadalajara. 200 LOS JÓVENES Y LA LECTURA EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO Rosaura Hernández Monroy y María Emilia González Díaz* INTRODUCCIÓN Esta investigación es parte de un proyecto que está realizando el grupo de Discursos Sociales y Comunicación del Departamento de Humanidades de la UAM-A, del cual formamos parte como investigadoras y en donde se concentran diversos estudios que tienen como eje temático la lecto-escritura. La inquietud que nos llevó a realizar un análisis formal sobre la lectura fue la de conocer y abundar en el comportamiento lector de nuestros alumnos y cómo esta práctica se inscribe en los espacios de la institución. De tal manera que pudiéramos conocer mejor las deficiencias y necesidades de éstos con el fin de revalorar no sólo los programas de las materias de Redacción y Metodología de la lectura que se ofrecen a los alumnos de primero y segundo trimestre de la División de Ciencias Sociales y Humanidades y la materia de Comunicación que se imparte a los alumnos de Ciencias Básicas e Ingeniería, sino -primordialmente- enfocados a las necesidades de lectura de los alumnos. De hecho, la materia de Metodología de la lectura consiste básicamente en el aprendizaje de un conjunto de estrategias para aprovechar mejor lo que se lee, sin embargo, esta unidad de aprendizaje y Redacción han demostrado incidir escasamente en las habilidades comunicativas de nuestros estudiantes. Nos enfrentamos a un hecho contundente: los alumnos de la UAM Azcapotzalco tienen deficiencias graves para leer y escribir, lo cual es un obstáculo para el desarrollo de otras habilidades en los campos del saber de cada una de las 17 licenciaturas que se ofrecen en esta Unidad. No tenemos que redundar en el hecho de que hay una relación directa entre lectura y aprendizaje. * Departamento de Humanidades, UAM-A. 201 Además de lo ya comentado, una de las cosas que nos llamó la atención y nos hizo reflexionar sobre lo complejo de este problema fue constatar que nuestros alumnos llevan consigo y leen textos ajenos a su carrera, tales como periódicos, revistas, libros y cómics de diversa índole y comentan la lectura de páginas de internet. Es decir, sí leen, hay un intercambio de lecturas que se dan fuera del circuito meramente escolar y formal, y que este hecho se contrapone a lo que usualmente se cree acerca de lo que los alumnos leen y el valor que le dan a esta actividad. En resumen, nuestras preocupaciones primordiales se centran en descubrir los determinantes que inciden en la dificultad lectora, y hemos aventurado hipótesis relacionadas con el consumo cultural, la currícula, el sexo, la edad, los ingresos y la escolaridad de los padres, entre otras, que están presentes como constantes explicativas en varias investigaciones sobre la razón de la desafección a la lectura. ¿Leen los alumnos?, ¿qué leen?, ¿cómo leen?, ¿en dónde leen?, ¿cuándo leen?, ¿qué significa para ellos la lectura?, son algunas de las preguntas que trataremos de contestar en el curso de esta investigación. Acotando los límites de este artículo nos centraremos en describir y analizar los indicadores que muestran qué estudiantes son lectores expertos basándonos en el número y el tipo de libros y revistas que leen, y de modo cualitativo en las estrategias que utilizan para lograrlo. Además, daremos cuenta de la evaluación que realizan los propios alumnos de esta actividad. Por otro lado, nos parece importante abordar no sólo el recuento de estas lecturas y los lugares que las determinan, sino cómo el concepto mismo de leer transita por diversos estados que van desde el perímetro espacial de los lugares de lectura hasta el recinto interior donde se le confiere o no valor a esta habilidad. Además, creemos que es fundamental explorar tres lugares comunes a los que se hace constante referencia cuando se habla de la lectura en el ámbito universitario: 1. Los alumnos de la UAM-A no leen. 2. Los alumnos de la UAM-A no leen según el canon académico. 3. La institución educativa promueve la lectura. . En este sentido es necesario analizar cómo la institución escolar propicia o, por el contrario, inmuniza a los alumnos en relación a la lectura y qué tanto promueve el disfrute más allá de la adquisición de conocimientos. Es sabido que los profesores nos quejamos reiteradamente de que los alumnos no leen o que lo hacen mal, o que le dan 202 poco valor a esta tarea. Es por ello que nos parece útil el término canon82 para contrastar lo que es la lectura sancionada como meritoria y la lectura fuera de esta clasificación y, por qué no, revalorar la que hacen los alumnos fuera de este canon. Por último, es relevante estudiar las creencias y los valores que los estudiantes tienen en relación a esta actividad: si para ellos leer es valioso en sí mismo, si reconocen que les sirve de algo, si lo relacionan positivamente con su vida cotidiana, en fin, si la lectura es significativa para ellos. Aunado a nuestra reflexión anterior, la literatura sobre lectura nos confirmó el hecho de que es una actividad muy compleja, pues relaciona el espacio íntimo con el espacio público. Varios textos fueron reveladores de esta situación; por un lado la colección Espacios para la lectura del FCE, dirigida por Daniel Goldin, donde se abordan innumerables aspectos del difícil oficio de leer y en la que destacan el de Michéle Petit, que rescata la valoración positiva que hacen los lectores jóvenes de barrios marginales ya que le confieren un valor a la lectura a pesar de su entorno; el de Delia Lerner, que pone en la mesa de discusión la posibilidad de formar lectores en el ámbito escolar; los de Emilia Ferreiro, que insisten en la lectura y escritura como un paso hacia la democracia, además de reiterar que la institución escolar tiene que aprender a enseñar a leer y escribir más allá de una mera técnica. También fueron invaluables las conferencias reunidas en la colección Lecturas sobre lecturas que ha venido publicando CONACULTA, a partir del Seminario Internacional de Fomento a la Lectura. Tenemos una enorme deuda con Roger Chartier ya que sus aportaciones a la historia del libro y la lectura son fundamentales, pues propone, entre otras cosas, las jerarquías de análisis para estudiar las prácticas lectoras, además de subrayar que el libro es un objeto sui generis, pues es a la vez una mercancía y un símbolo. Para los fundamentos teóricos hemos considerado los planteamientos de algunos de los pensadores más importantes del siglo XX, abocados a los problemas del conocimiento y la lectura. De Piaget nos interesó básicamente el planteamiento de la función simbólica que aparece en el ser humano hacia el año y medio o dos y el 82 El Oxford English Dicctionary define el canon como el conjunto de libros de la Biblia aceptados por la iglesia cristiana como "genuinos e inspirados"; por analogía, el Diccionario de teoría y práctica de estudios culturales del compilador Michael Payne se refiere al conjunto de libros o textos a los que se les atribuye inspiración o autoridad. Aun cuando se admite el pluralismo en el canon literario, hay una visión "dura" que está atenta a la política de interpretación de las instituciones como las editoriales, las escuelas, los planes de estudio universitarios y las organizaciones académicas profesionales. En este sentido hemos adoptado el término canon académico para designar los libros consignados como los mejores para la formación de un universitario. 203 lenguaje como manifestación de la evolución verbal, que surge durante el segundo año, los cuales serán el soporte para que se realice una actividad tan compleja como la lectura. De la teoría sociohistórica-cultural de Lev S. Vigotsky retomamos su idea de que el desarrollo biológico es el mismo en las diferentes culturas, sin embargo el desarrollo cultural varía de acuerdo con las características del medio social y cultural; ya que este entorno determinará las diversas lecturas que se puedan realizar de un texto y la apropiación del mismo. Jerome Bruner nos ayudó a dilucidar de qué manera el descubrimiento favorece el desarrollo mental -ejercicio importantísimo en la lectura- ya que siempre se va dando una elaboración personal del texto. Esto nos hizo recapacitar sobre la importancia de que como docentes propiciemos la experiencia heurística en nuestros alumnos, en lugar de privilegiar lo expositivo. Así, con la lectura, según Bruner, se ayuda a los niños a pasar de un pensamiento concreto a un estadio de representación conceptual y simbólica, que sea más adecuado a su crecimiento, en otras palabras enfatiza la vinculación entre pensamiento y lenguaje. Por último, nos apoyamos en la idea de Pierre Bourdieu sobre el capital cultural, que este pensador conceptualiza como el cúmulo de saberes que forman parte de un individuo e intervienen en la decodificación de una página escrita. Aunado al hecho de que este capital cultural está estrechamente relacionado con el capital económico y social, fuente indudable de poder político y de hegemonía social. ANTECEDENTES La lectura es una actividad tan cotidiana en nuestras vidas que acaba por parecernos tan natural como la visión o la audición; por ello nos resulta sorprendente que estudiantes universitarios muestren graves insuficiencias en su dominio. Es como si esperáramos que esta facilidad con la que decodifican un anuncio en el metro se viera patente cuando se enfrentan a la lectura de un ensayo sobre teoría política. Sin embargo, como sabemos, la lectura precisa de un largo y laborioso proceso de aprendizaje, que desafortunadamente no se inicia desde los primeros años de escolaridad. Según Emilia 204 Ferreiro: "el fracaso escolar es, en todas partes y masivamente, un fracaso de la alfabetización inicial que mal puede explicarse por una patología individual".83 Un fracaso en la lectura implica truncar un amplio cúmulo de posibilidades expresivas y receptivas que son decisivas para introducirnos en la cultura escrita que se desarrolla en nuestro entorno. Leer es una operación compleja en la que intervienen un conjunto de procesos socio-cognitivos que conducen al lector a atribuir sentido a un texto escrito, los cuales van desde la percepción visual de las letras, hasta la obtención de un significado global del texto. Por un lado los signos y su significado y por otro toda la información que poseemos del mundo y el manejo del lenguaje. La conjunción de estos saberes posibilita darle sentido a lo escrito. Es decir, la lectura es una construcción que combina los elementos del texto con los conocimientos que posee el lector del mundo que lo rodea.84 Desde el punto de vista cognitivo, ningún texto es completo en sí mismo, ya que al leerlo se interpreta y se elabora el mensaje en función del capital cultural y afectivo que cada uno posea. Esta es la razón por la que se habla de las diferentes lecturas que posibilita un escrito: será muy diferente la construcción que haga un lector de quince años de Pedro Páramo a la que pueda realizar años más tarde en la madurez. Partiendo de estos supuestos, la lectura exige para su decodificación de un lector activo que constantemente esté regulando y manteniendo la atención en la tarea, cuyo cerebro esté seleccionando los esquemas previos que le ayudarán a interpretar lo que está leyendo, se interrogará sobre ciertas aseveraciones que encuentre y confirmará o modificará las hipótesis que se formuló al inicio de su lectura. Este proceso constructivo y activo debe también apelar a una estrategia, entendiendo por ésta un método para emprender una tarea o alcanzar un objetivo. Investigaciones recientes demuestran que los mejores lectores no sólo se involucran activamente en el proceso de la lectura, sino que también son más competentes en la utilización de estrategias.85 Los lectores expertos utilizan diferentes estrategias según el texto a que se 83 Daniel Goldin (coord.) (1999) Cultura escrita y educación. Conversaciones con Emilia Ferreiro. México, Fondo de Cultura Económica. p.23. 84 Umberto Eco se refiere a la posibilidad del lector de interactuar libremente con el texto y que éste a su vez exhibe características estructurales que estimulan, al mismo tiempo que regulan, el orden de las interpretaciones. 85 Véanse al respecto los trabajos de Iván lIich, por ejemplo: En el viñedo del texto. México, Fondo de Cultura Económica, 2002. Además de las investigaciones de profesores de la universidad de Montreal, quienes iniciaron en 1990 un proyecto sobre la escritura como objeto teórico y colateralmente han incursionado en aspectos de la lectura. Pueden leerse los resultados en Jean Boteró y otros (1995) Cultura, pensamiento y escritura, Barcelona, Gedisa. 205 enfrentan, por eso llegan a aprender de forma significativa, a diferencia de los lectores inexpertos. Asimismo hay que señalar que el lector está inmerso en una sociedad específica que lo determina y lo provee de un capital cultural y una actitud definida hacia la lectura. De tal manera que la lectura y los libros no significan lo mismo en un ámbito urbano, por ejemplo, que en un medio rural o varían de una familia a otra, de un país a otro. Por último es importante recordar que el lector es un individuo con emociones, por eso en la lectura interviene como otro factor importante la afectividad.86 Estudios actuales de psicología de la lectura han descubierto que el aspecto emotivo sí influye en la actividad lectora del sujeto; de tal manera que un estado de ánimo depresivo o una gran excitación interna puede influir en la atención del lector o en la persistencia de la tarea. En resumen, el significado del texto se construye determinado por las habilidades cognitivas, las metacognitivas, el estado afectivo y los haberes socioeconómicos y culturales del lector. En consecuencia, la lectura, a pesar de su apariencia sencilla, es un proceso complejo, una actividad multidimensional en la cual el lector interactúa con el texto para construir un significado consistente entre éste y su propio mundo.87 En una entrevista concedida a un diario español, el escritor Isaac Asimov declaraba que el libro es el medio audiovisual más sofisticado que existe, puesto que se acciona y se pone en funcionamiento con la simple voluntad del usuario. Esta afirmación nos hace pensar en las campañas intensivas que se han desarrollado en México para alentar la lectura entre los ciudadanos: "Hacia un país de lectores", por ejemplo. Con este y otros proyectos similares se ha conseguido el objetivo prioritario de alfabetizar a la ciudadanía; sin embargo, es hasta cierto punto discutible que conlleve el descubrimiento del placer de leer. En ese mismo sentido, según Viñao Frago88 el analfabetismo funcional tiene tres rasgos definitorios: "unos usos pobres y escasos de la lectura y, aún más, de la escritura"; "la dificultad para relacionarse con lo escrito, cuando no el rechazo o la aversión" y "la carencia de las habilidades necesarias para hacer uso de la 86 Jan Renkema, miembro del Grupo de Estudios del Discurso de la universidad de Tilburg (Holanda) destaca este aspecto al realizar una investigación sobre la lecturabilidad de un texto. V. Jan Renkema (1999) Introducción a los estudios sobre el discurso. Barcelona, Gedisa, p. 237. Ver también Rolando García (2000) Conocimiento en construcción. Barcelona, Gedisa, p.153. 87 Para una definición más amplia ver: Mercedes Rueda (1995) La lectura, adquisición, dificultades e intervención. Salamanca, España, Amarú ediciones, pp. 13-15. 88 Antonio Viñao Frago Leer y escribir. Historia de dos prácticas culturales. México, Fundación Educación, Voces y Vuelos, 1999, p.34. 206 lectura y la escritura en aquellas situaciones en las que la sociedad en la que vive lo requiere desde el punto de vista personal, cívico o laboral". Por ende, al extender la obligatoriedad a la enseñanza secundaria, este panorama empeora. De hecho, si nos atenemos a ciertos datos revelados por la investigación que hoy presentamos, es fácil detectar que para los estudiantes la lectura se identifica con tarea, con deberes, con situaciones tediosas y poco gratificantes y en mucha menor medida se le asimila al ocio, la diversión y el bienestar personal. Aunque desde luego no puede atribuirse sólo a la escuela la responsabilidad de esta desafección a la lectura, no cabe duda de que un reto que a la institución educativa se le plantea es el de generar en los alumnos esa voluntad de "accionar el libro" de que hablaba Asimov, el de hacer que la lectura responda a un deseo, más que a una obligación, el de enseñar que la lectura tiene una dimensión personal, lúdica y placentera que, una vez conocida, acompaña a las personas a lo largo de toda su vida, sin dejar nunca de alimentar y gratificar a quien la ejerce. Rodolfo Castro pone el dedo en la llaga cuando afirma: Las consideraciones sobre la lectura suelen estar enviciadas por una mirada pragmática, utilitaria que sólo reconoce virtudes en lo racional. Las virtudes de la famosa Doña Comprensión lectora [...] Se sigue poniendo el interés en un lector puramente analítico y racional; esto indudablemente es importante, pero se desestima al lector intuitivo, lúdico, impredecible, mágico e irracional, por nombrar sólo algunas características.89 Al preguntarnos cómo es el proceso de la enseñanza de la lectura en México, es necesario reconocer que en casa el niño recibe escasa estimulación para esta tarea, pues pocas veces ve a sus padres leyendo un libro y comentando su contenido, tal vez es más familiar la imagen de la lectura del periódico o la de escuchar los noticieros para estar al tanto de lo que ocurre en el mundo. La Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales,90 consigna que 12% de la población encuestada no tiene ningún libro en casa, mientras que el 12.3 % tiene de 50 a 100 libros. La mayor concentración se encuentra en el rango de 21 a 5O libros con 89 Rodolfo Castro La intuición de leer; la intención de narrar. México, Paidós, 2002, p. 23. CONACULTA México, Coordinación de la Unidad de Estudios sobre la Opinión, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, 2004. 90 207 23.8%. Los rasgos más marcados se pueden apreciar en el nivel de escolaridad, es decir: a mayor escolaridad mayor número de libros en casa. Así que es realmente la escuela la iniciadora en esta tarea, a pesar de que es difícil compensar las desigualdades sociales que imperan en su entorno. El profesor de primaria se encontrará con niños acostumbrados a pasar largas horas frente a la televisión y más hábiles en el manejo de videojuegos. Su primera tarea será la de que los niños aprendan a decodificar un sistema simbólico complejo que es la lengua escrita. Su énfasis estará en que ellos reconozcan las letras y empiecen a relacionadas con sonidos, posteriormente los alumnos se enfrentarán a lecturas sencillas que leerán con mayor o menor dificultad. Nos atreveríamos a afirmar que hasta este nivel de alfabetización llega la educación primaria. Según el informe técnico de la UNESCO91 referido al desempeño en la lectura en tercer y cuarto grado de educación primaria, en la Zona Metropolitana de la ciudad de México se registran los siguientes resultados: en el nivel l, que se caracteriza por la "lectura literal", sobrepasa a la media esperada (90%), con 94%; en el segundo nivel: "lectura de carácter literal en el modo de paráfrasis", no llega a la media esperada (75%), con 70% y en el nivel 3: "lectura de carácter inferencial", se mantiene igual que la media esperada (50%). Por supuesto que las diferencias dramáticas se ubican en los tres niveles en las zonas rurales donde en el primer nivel se registra 82%; en el 2° nivel 48% y 30% en el tercer nivel. Sin embargo al comparar los datos urbanos con Cuba, cuyo desempeño tanto rural como urbano en los tres niveles es mayor de 90%, se ubica mejor el problema. En este rubro el estudio concluye: Así la mayoría de los estudiantes [latinoamericanos] realizan procesos semánticos básicos y se caracterizan por realizar procesos de lectura en los que prima una comprensión fragmentaria y localizada del texto. Es decir, el estudiante logra identificar eventos, sujetos y palabras; da cuenta de partes de la información contenida en los textos, pero no logra acceder a lecturas en las que se intente responder el por qué se dice lo que se dice y para qué se dice.92 Posteriormente, en la educación secundaria el adolescente, que aún no es un lector entrenado, es decir, que sepa contextualizar una lectura y penetrar en su comprensión, es 91 UNESCO Primer estudio Internacional comparativo sobre lenguaje, matemáticas y factores asociados, para alumnos del tercer y cuarto grados de la educación básica. Laboratorio latinoamericano de evaluación de la calidad de la educación, UNESCO, 2001, [En línea]. 92 Op. cit., p.34. 208 lanzado a lecturas tan complejas como el Libro del buen amor o el Cantar del Mío Cid, textos medievales cuyos registros lingüísticos no le son ni remotamente familiares y situaciones sociales con las que no se siente identificado. A esto se añade que el profesor utiliza más tiempo poner orden en la clase y sermonear a los alumnos por su mala conducta que en explicar el contexto de producción de dichas lecturas, y por ende la transformación lingüística del español desde ésas épocas. Es más, en ocasiones hará que saquen el libro y se pongan a leer en silencio, para que después expliquen de qué se trata. Así, el alumno vive la lectura como un castigo, los contenidos le son tan ajenos que lo aburren, no entiende muchos de los giros dialectales que lee y no le encuentra ningún sentido a la tarea. Lo peor es cuando tiene que materializar en una hoja de papel lo que entendió del texto, allí la labor se vuelve abrumadora, ¿por dónde empezar?, ¿qué es lo importante? Y termina por redactar un texto totalmente deshilvanado, donde, a lo más, narrará un paisaje que más o menos comprendió. Cuando viene el proceso de retroalimentación, el profesor sólo le señala lo mal que estuvo su escrito y le exterioriza su frustración interna, pues no logra que estos muchachos juguetones y distraídos accedan a las cumbres de la literatura universal. Con lo cual el alumno se siente incompetente para apropiarse de un instrumento que le va a ser necesario para su formación académica. Es imposible que pueda encontrar satisfacción en algo que le representa un esfuerzo insalvable, que le devuelve una imagen devaluada de sí mismo. Obviamente, ante estas situaciones el alumno no desarrollará el gusto por la lectura, ni le parecerá importante para su aprendizaje. Aunque aceptemos que fomentar la lectura no depende sólo de la escuela, sí es evidente que la manera en que la perciba en esos años de iniciación será determinante para el resto de su formación académica. Se debería partir del principio de que todos los alumnos pueden y deben aprender a leer y no sólo a decodificar un lenguaje y que a todos se les puede ayudar en una u otra forma. Sólo desde esta perspectiva lograrán interesarse en leer. También es necesario pensar que el placer de la lectura hay que promoverlo desde el principio, desde que los niños empiezan a acudir al centro educativo, al respecto Daniel Penac dice: A lo largo de su aprendizaje, se impone a los escolares y a los estudiantes el deber de la glosa y el comentario, y las modalidades de este deber les asustan hasta el punto de privar a la gran mayoría de la compañía de los libros. Por otra parte, 209 nuestro final de siglo no arregla las cosas; el comentario domina en él como señor absoluto, hasta el punto, muchas veces, de apartarnos de la vista el objeto comentado. Hablar de una obra a unos adolescentes, y exigirles que hablen de ella, puede revelarse muy útil, pero no es un fin en sí. El fin es la obra. La obra en manos de ellos. Y el primero de sus derechos, en materia de lectura es el derecho a callarse.93 En el aprendizaje inicial, fomentar el placer de la lectura requiere de cierta reflexión acerca de los conocimientos previos que los maestros poseen sobre lo que implica leer, los que les atribuye a los alumnos y los que éstos en realidad poseen. Los maestros deberían pensar en el sistema de la lengua escrita como algo complejo, que exigirá esfuerzos de todos (incluida la familia) para que los niños logren dominarlo. Esto no debe conducir a menospreciar la capacidad de los pequeños para abordar la complejidad, ni a reducir este sistema a la lectura en voz alta, sin la comprensión del alumno, ya que esto equivale a hacer difícil lo que es fácil. A leer y escribir se aprende leyendo y escribiendo, viendo como lo hacen otras personas, probando, equivocándose, recibiendo ayuda, corrigiendo y arriesgándose. Los maestros no pueden estimular el interés en la lectura simplemente diciendo a sus alumnos lo divertida, importante o necesaria que es, ni ofreciéndoles libros que alguien juzgó muy entretenidos. Los maestros deben descubrirlo por sí mismos y, como cualquier buen vendedor, cada uno de ellos debe saber lo que trata de vender y por qué lo hace. La historia o el poema deben agradarle genuinamente, sino deberá buscar otra cosa.94 LA LECTURA EN EL ÁMBITO UNIVERSITARIO Al llegar los alumnos a la universidad se enfrentan con un mundo en el que son tratados como adultos y por lo tanto dueños de su aprendizaje. Para ser estudiante de una universidad pública no basta con tener la matrícula: hay que aprender a ser alumno, es 93 Daniel Penac Como una novela. Barcelona, Anag;ama, '993, p. 83. Warren G. Cutts, citado en Juan Domingo Argüelles, ¿Qué leen los que no leen? México, Paidós, 2003, p. 50 94 210 decir, escoger horarios y materias; exigir al profesor una explicación; solicitar asesorías especializadas; conocer y manejar la biblioteca; estar enterado del organigrama de la institución; saber quién es su representante en las decisiones colegiadas que se toman; saber que cuenta con descuento en librerías especializadas; que tiene Seguro Social; así como las estrategias que tiene que definir para ir avanzando en su carrera, entre otras cosas.95 Además de todo lo anterior, tiene que modificar sus hábitos de lectura pues esta actividad, básica para su aprendizaje, es defectuosa en la mayor parte de los casos y esta deficiencia la arrastra consigo desde los niveles anteriores. Si atendemos a los datos de la Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales donde se reporta que: 60.1 % de los entrevistados de más de quince años manifiestan haber leído cuando menos un libro al año y sólo 6.6% leyó más de 20 libros en el año. Añade que el número de libros leídos decrece conforme aumenta la edad de la población y crece conforme se elevan los niveles de escolaridad y de ingresos. Según esta misma encuesta, las diferencias más pronunciadas se dan por nivel de escolaridad. Sin embargo, estos datos revelan más la cantidad de libros que la calidad de la lectura, sin atender a la posibilidad de leer intensivamente pocos libros, en lugar de extensivamente muchos de ellos, como bien lo apunta Roger Chartier.96 En relación a la UAM-A, los resultados del examen de admisión destacan las dificultades en los dos lenguajes simbólicos más importantes: el verbal y el matemático. En cuanto al apartado del razonamiento verbal, el promedio de aciertos (en 2001), por ejemplo, es de 50 a 70% en el 69% de los casos,97 es decir que se puede calificar de deficiente y de igual manera el razonamiento matemático. Ambos conocimientos según los propios alumnos son definitorios para escoger carrera: los que "no la hacen en matemáticas" se inscriben en las licenciaturas de ciencias sociales y viceversa. Aun cuando es un dato que debe tomarse de manera relativa, indica que estas deficiencias pesan al momento de escoger una carrera. 95 Para ampliar la información acerca de lo que significa el tránsito a la universidad es muy interesante el trabajo de Jorge Ortiz Segura: Ritos de pasaje en la matemática universitaria, que será publicado próximamente por el Departamento de Investigaciones Educativas del ClNVESTAV/IPN. 96 Roger Chartier Las revoluciones de la cultura escrita. Diálogo e intervención. Barcelona, Gedisa. También habla sobre este mismo tema en la Introducción del libro Historia de la lectura en el mundo occidental, que junto con Gugliemo Cavallo coordinó en 1997. La versión en español fue publicada por Taurus, 2000. 97 Esta parte del examen comprende tres tipos de tareas: a) relación entre ítems léxicos (analogía, antonimia y sinonimia) b) construcción (completar vacíos en un texto) y c) comprensión de un fragmento de lectura "Programa de desarrollo de la competencia comunicativa en estudiantes de licenciatura de la UAM" en Semanario de la UAM, suplemento especial no.10, México, 11 de junio de 2001. 211 Dado que la función explícita de la institución educativa es comunicar los saberes y quehaceres culturales a las nuevas generaciones, la lectura y la escritura existen en ella para ser enseñadas y aprendidas, sin embargo esta concepción de lectura es limitada, pues gran parte del capital cultural se adquiere y se amplía precisamente con la lectura social, es decir no restringida a lo que la universidad enseña. Pareciera, más bien, que se tiene que pensar en enseñar a leer para aprender en un sentido amplio del término y no como una mera capacitación o una técnica. Por lo tanto al hablar de la lectura en la universidad siempre hay controversia, pero pocas certezas. De tal manera, la lectura tiene varios aspectos determinados por el ámbito universitario donde se desarrolla esta práctica: por un lado es un instrumento fundamental para adquirir conocimiento y acceder a la información; es un valor social positivo, pues nadie dirá que leer no sirve para nada, además se ajusta a un canon que sanciona unos libros como "valiosos e importantes" y otros no, y es obligatoria, ya que se dejan lecturas en casi todas las materias (con mayor énfasis en la División de Ciencias Sociales y Humanidades), por lo que se puede decir que los instrumentos primordiales del estudiante son el libro y la pluma. En este contexto universitario, la lectura responde a diversas representaciones simbólicas según sea la posición que cada quién ocupe en la institución escolar: los alumnos tienen obligadamente que leer para aprender, los profesores tienen que leer para actualizarse. En otros espacios, como en el grupo de amigos o en el hogar, estas prácticas de lectura cobran otro sentido que puede llegar a ser positivo o negativo, por ejemplo a un alumno que le gusta leer en lugar de jugar futbol los amigos lo calificarán de nerd o raro por el sólo hecho de leer, pero en otro grupo será admirado por su habilidad. Según una investigación que Michèle Petit98 realizó con jóvenes de barrios marginados en Francia observó que la importancia de la lectura para ellos es múltiple, aun cuando se puede resumir en tres apartados: tener acceso al saber y a los conocimientos formalizados; apropiarse de la lengua y construirse a sí mismo. A pesar de que la lectura tiene este significado simbólico y real, los jóvenes lectores tienen que superar el miedo a que los juzguen, es decir escaparse de la actitud comunitaria acerca de la utilidad de la lectura. Enfrentar el hecho de que convertirse en lector puede marcar una diferencia en relación con los compañeros del barrio o tal vez enfrentarse a su 98 Michele Petit Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura. México. Fondo de Cultura Económica. 1999 212 propia interioridad. De tal manera que ser lector reditúa una ganancia muy subjetiva y personal. Hay que considerar, también, que la lectura tradicional en el mundo contemporáneo está pasando por varias crisis. Según Armando Petrucci,99 por un lado tropieza conjuntamente con la competencia de la imagen y con la amenaza de perder los repertorios, los códigos y los comportamientos que inculcaban las normas escolares o sociales. Por otro lado la computadora obliga al lector a nuevos gestos, a nuevas prácticas intelectuales. En síntesis, la lectura es una práctica de invención de sentido, esta invención no es aleatoria, sino que siempre está inscrita dentro de coacciones, restricciones y limitaciones compartidas; por otro lado, como invención constantemente desplaza o supera estas limitaciones que la constriñen. Rayuela, la famosa novela de Julio Cortázar, es un ejemplo de una invención distinta de la lectura, más cercana a la vida, o sea, multifacética, caótica y fascinante. EL TRABAJO DE CAMPO ASPECTOS METODOLÓGICOS LA ENCUESTA Para la elaboración de la encuesta partimos de varios supuestos: 1. Hay variables que inciden en la competencia lectora, tales como edad, sexo, carrera, trimestre, antecedentes escolares, trabajo, tipo de trabajo, ingreso familiar y escolaridad de los padres. 2. Hay variables que determinan esta competencia: cantidad y tipo de lectura, lugar de lectura, tiempo de dedicación, hábitos, momentos de lectura, estrategias y acceso a los libros y revistas (uso de la biblioteca y de la librería). 3. Hay variables cualitativas como la evaluación que hacen de sí mismos los estudiantes 99 "Leer por leer: un porvenir para la lectura" en Guglielmo Cavallo y Roger Chartier (coords.) Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid, Taurus, 1999. 213 en cuanto a su capacidad de lectura, los tópicos que asocian con ella y el valor que le dan a esta actividad. De tal manera que el diseño de la encuesta respeta estos supuestos y consta de 33 preguntas; las primeras 9 tienen que ver con el primer supuesto; las siguientes 14 corresponden al 2°; tres preguntas para el ejercicio de asociación (leer, libro y lector) y 12 proposiciones que se califican con una escala que va del siempre hasta el nunca corresponden al tercer supuesto. Las preguntas se codificaron dando lugar a 47 variables; debido a que una pregunta puede tener más de una respuesta. Posteriormente se agruparon varias de ellas como la edad, el trimestre y los antecedentes escolares, con el fin de facilitar el análisis. LA MUESTRA Para determinar la muestra pedimos a la Coordinación de Servicios Escolares de la Unidad que calculara el número de alumnos inscritos en el trimestre de la primavera de 2004, divididos por carreras (administración, derecho, economía y sociología) y por trimestre, de tal manera que el 1°, 2° Y 3er trimestre corresponden al Tronco General de Asignaturas o tronco común (TGA); 4°, 5°, 6°, 7°, 8° y 9° al Tronco Básico Profesional o tronco básico (TBP) y el 10°, 11 ° y 12° al Área de Concentración (AC) o como lo llaman en la división: tronco profesional. Del total de alumnos (4.135) tomamos aproximadamente el 10% por cada carrera y también en el sentido transversal, es decir, por cada uno de los troncos. Con esta población estratificada (315 alumnos) aplicamos una encuesta sin dividirlos por sexo y procurando que fueran grupos completos. De tal manera que la muestra no puede considerarse representativa estadísticamente, sino sólo exploratoria. Estas encuestas fueron codificadas y procesadas con el programa Statistical Program for Social Sciences (SPSS 12.0). Como criterio general para la elaboración de los cuadros nos basamos en el porcentaje válido, pues éste no incluye a los alumnos que no contestaron. No obstante, en algunos casos donde el número de los alumnos podía ser significativo se incorporó este dato. 214 RESULTADOS DESCRIPCIÓN DE LA POBLACIÓN ENCUEST ADA Para este apartado se tomaron en cuenta: el sexo, la edad, la ubicación en la licenciatura, la carrera, los antecedentes escolares del encuestado, el trabajo, el ingreso familiar, la escolaridad del padre y la madre y el consumo cultural. El resultado de esta primera parte de la encuesta es de manera muy resumida, la siguiente: La mayoría de los estudiantes de la muestra son mujeres y hombres jóvenes, entre 21 y 23 años; cursan principalmente las carreras de derecho y administración en el tronco profesional. Casi todos vienen de escuelas públicas, no trabajan, cuentan con un ingreso familiar bajo y sus padres sólo han cursado la secundaria. Si bien tienen un lugar propio para estudiar, no disponen de computadora ni acceden a internet y su consumo cultural se centra en la televisión abierta, el cine, los museos y los eventos deportivos. No participan en grupos políticos o religiosos y usan el transporte público para llegar a la universidad. Hasta ahora hemos presentado las características de la población encuestada que suponemos inciden en las prácticas de la lectura. Sin embargo, al relacionarlas (cruzarlas) con el número de libros que leen encontramos que sólo el sexo, el ingreso familiar y la carrera tienen un índice de correlación medianamente significativo.100 Es decir que estas variables pueden pesar en mayor o menor medida en esta actividad, aun cuando no se descartan las otras que no tienen una relación estadísticamente significativa. DETERMINANTES DE LA PRAXIS DE LA LECTURA ¿CUÁNTOS LIBROS LEEN? Esta pregunta fue indirecta pues lo que se pidió a los alumnos es que mencionaran los libros que habían leído en los seis últimos meses. Por lo tanto se tomaron en cuenta dos respuestas: el número de libros que mencionaron y cuáles eran éstos. Para la primera pregunta resultó que leyeron más de 400 títulos diferentes; contando solamente los tres primeros que registraron, en un rango de uno a doce. El 92.9% de los alumnos 100 Según el índice de Spearman de una cola. 215 declararon haber leído de 1 a 6 libros en ese periodo, siendo el mayor puntaje 26.7 % (tres libros), seguido de 22.6% (dos libros); 16.6% (uno solo); 11.4 (cuatro libros); 8.8% (cinco) y 6.1 % seis libros leídos. De tal manera que 3 es el promedio de libros leídos por los estudiantes de nuestra muestra. En cuanto a los que contestaron explícitamente que no habían leído ningún libro (3.2%) y no contestaron nada (2.9%), es decir 6% de los alumnos manifestaron de alguna u otra forma que no eran lectores asiduos. CUADRO 1 NÚMERO DE LIBROS LEÍDOS Número 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 NC 10 49 67 79 36 26 18 8 3 6 3 - 1 9 alumnos* 3.2 15.6 21.3 25.1 11.4 8.3 5.7 2.5 1.0 1.9 1.0 - 3 2.9 de libros No. 100.0% * Son 315 casos Para recodificar por grupos el número de libros utilizamos una definición propia: el lector experto es quien lee dos horas diarias, lo que equivaldría a 40 horas al mes y si se piensa que en un mes se puede leer un libro de 150 páginas, se puede decir que un lector experto es aquel que lee por lo menos un libro al mes o seis libros en seis meses. Siguiendo este mismo criterio, un lector intermedio es quien lee 5 horas por semana, lo que equivaldría a 3 libros en 6 meses. El lector inexperto que lee 5 horas a la quincena, daría cuenta de 1 libro cada seis meses o ninguno, según este cálculo aproximado. Este mismo criterio lo aplicamos en la encuesta para que los alumnos se autoevaluaran como lectores ya sea asiduos (expertos); intermitentes (intermedios) o esporádicos (inexpertos), de tal manera que se calificaran según su capacidad de lectura por el número de horas. Según esta clasificación y atendiendo al número de libros leídos por los alumnos, se tiene que el 46% están ubicados entre los lectores intermedios, 41 % como inexpertos y sólo un 12% pueden calificarse como expertos. 216 CUADRO 2 NÚMERO DE LIBROS LEÍDOS RECODIFICADOS POR GRUPO Número de libros No. por grupo Alumnos % O a 2 (lector inexperto) 126 41.2 3 a 5 (lector intermedio) 141 46.1 39 12.7 6 a 12 (lector experto) ¿QUÉ LIBROS LEEN? Hicimos dos grandes diferenciaciones a partir de las respuestas: los libros académicos101 y los que se leen socialmente,102 de entrada no quisimos calificarlos como obligatorios y por gusto pues no se tiene certeza de la razón que los lleva a leer de una u otra manera, ya que se dan casos de alumnos muy motivados que leen con avidez la literatura escolar. Debido al elevado número total de libros que los estudiantes manifestaron haber leído en el curso de seis meses (975)103 sólo se tomaron en cuenta los tres primeros libros que anotaron por orden de aparición, de tal manera que en la primera mención fueron 197 sociales y 99 académicos; en la segunda mención 168 sociales y 79 académicos y en la tercera 111 libros sociales y 69 académicos. Parece ser, entonces, que en comparación, se leyeron más libros sociales que académicos. Si cotejamos el dato de los libros escolares con un género en particular, por ejemplo la novela, que es el mayoritario, tenemos que en la primera mención se leyeron 119 novelas mientras que sólo se leyeron 99 libros académicos, en la segunda, 97 novelas y 79 libros académicos 101 Llamamos académicos a los libros que son parte de los programas de estudio como: El príncipe de Maquiavelo, El Leviatán de Hobbes, El contrato social de Rosseau, Vigilar y castigar de Foucault, Ideología de la revolución mexicana de Arnaldo Córdova, Civilización material y capitalismo de F. Braudel, La nación como organismo de L. Moya; Tratado de Derecho penal, De los delitos y las penas, Las estrategias gerenciales de Pancho Villa. 102 Los libros que están fuera del ámbito escolar los he llamado sociales, pues es el entorno social en el que se mueven los alumnos el que posibilita esta lectura. 103 Esta cantidad toma en cuenta todos los libros que anotaron los alumnos incluyendo los académicos y los que se repiten. 217 y en la tercera mención se invierten los datos pues sólo se leyeron 59 novelas y 69 libros escolares. Además de preguntamos por el número, nos interesaba saber el tipo de libros que habían leído, y resaltan varias cosas interesantes: al analizar los datos se abre un enorme abanico que agrupamos por géneros: académico, novela,104 cuento, ensayo, poesía, crónica periodística, biografías, libros de autoayuda y religión. De todos ellos (en la primera mención), la novela es el género más leído (37.7%), siendo la de aventuras y drama la favorita (28%); seguida de la psicológica/filosófica (18.5%); la política (11%); la social (9.2%); la romántica (8.4%); la histórica y la de terror, ambas 7%, y las menos leídas son la fantástica y la de ciencia ficción (2% cada una). Los libros de autoayuda (5.7%) sólo son superados por los ensayos (7.8%); el cuento es leído por 2%; la religión y la crónica periodística tienen un poco más de 1 % mientras que la poesía y las biografías son poco significativas. Hay que señalar que los ensayos ocupan el tercer lugar respecto a los géneros preferidos por los alumnos. CUADRO 3 LIBROS LEIDOS POR GÉNERO SEGÚN EL ORDEN EN QUE FUERON MENCIONADOS POR LOS ALUMNOS Géneros 1ª mención % Alumnos Académico 2ª mención % Alumnos 3ª mención % Alumnos 99 33.4 79 31.9 69 38.3 119 37.7 97 39.2 59 32.7 2 .6 4 1.3 1 .5 Crónica periodística 4 1.3 2 .8 1 .5 Ensayo 23 7.8 17 6.8 18 10.0 Poesía 2 .6 7 2.8 2 1.1 Cuento 6 2.0 8 3.2 7 3.8 17 5.7 19 7.6 10 5.5 Novela Biografía Autoayuda 104 La novela se subdividió en: histórica; psicológica/filosófica; aventuras/drama; realismo mágico; política; policíaca; romántica; terror/misterio; ciencia ficción; social; misticismo/espiritualismo y fantástica. 218 Religión 5 1.7 2 .8 2 1.1 Otros 19 6.4 12 4.8 11 6.1 No contestó 19 Total 296 68 100.0 247 135 100.0 180 100.0 Es interesante anotar que la mayoría de las novelas leídas son del siglo XX, muchas de ellas actuales, es decir que están visibles105 en el ámbito no sólo escolar sino social, en los comentarios de los conocidos, amigos y familiares, en los puestos ambulantes de libros, los quioscos, además de las librerías y en menor medida los medios masivos de comunicación. En este mismo sentido al comparar el tipo de lector con el género de libros que lee, se puede decir que la mayoría de los alumnos son lectores intermedios de novelas. Si se piensa que la novela es el género más "amable" para el lector pues es en el fondo un relato muy parecido a las narraciones orales. A continuación se anexa un cuadro donde se incluyen las novelas más leídas por la población encuestada. Como se puede apreciar, los títulos más mencionados en las tres columnas son: El Código da Vinci; El perfume y Harry Potter, seguidos por 1984, Crimen y castigo, Cien años de soledad y El retrato de Dorian Grey. Hay que subrayar que a pesar de la gran variedad de libros (casi 400 títulos), sólo 12 alumnos leyeron ElCódigo da Vinci, aún cuando era un bestseller en el momento de hacer la encuesta. Nos atreveríamos a decir entonces que la característica más importantes de estos títulos es que en su mayoría son actuales; "están en el aire", en otras palabras, que la información acerca de ellos proviene en primer término del intercambio interpersonal de títulos, es decir de un amigo, conocido, hermano, que comparte con el lector una comunidad de apropiación,106 o sea un conjunto de usos, códigos e intereses comunes. La otra posibilidad de encuentro con estos títulos puede ser los puestos callejeros de libros, donde el lector literalmente tropieza con ellos y éstos se hacen "visibles". 105 Visibilidad es un término que se utiliza para definir la posibilidad que tiene un lector de ver un libro y por lo tanto comprarlo y leerlo. Hay libros con mayor o menor visibilidad y ésta depende de varios factores, entre los cuales están: la distribución, el espacio que ocupa en un anaquel, la publicidad, el precio, el valor social que se le atribuye, etc. 106 Término acuñado por Stanley Fish y citado por Roger Chartier y Guglielmo Cavallo (coords.) en Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, p. 13, 1997. 219 CUADRO 4 NOVELAS MÁS LEIDAS POR TITULO, SECUENCIA DE APARICIÓN Y NÚMERO DE ALUMNOS* Título N° 1ª mención Título N° 2ª mención Título N° 3ª mención Cien años de soledad 7 Cien años de soledad 4 Drácula El perfume 6 Código da Vinci 3 El retrato de Dorian Grey 2 Cien años de soledad 6 Cañitas 3 Código da Vinci Desde mi cielo 6 El laberinto de la soledad 3 Las batallas en el desierto 2 1984 6 Otoño azteca 3 Por quién doblan las campanas Harry Potter 3 Harry Potter 2 Harry Potter Escritos de un viejo indecente 3 El perfume 2 El perfume Ensayo sobre la ceguera 2 Pedro Páramo 2 El jugador 2 Azteca 2 Los cuatro acuerdos 2 1984 2 Crimen y castigo 2 El retrato de Dorian Grey 2 El caballero de la armadura 2 Crimen y castigo 2 oxidada Crónica de una muerte 2 anunciada La insoportable levedad 2 del ser Sinhué el egipcio 2 *Sólo se tomaron en cuenta los títulos leídos por más de dos alumnos. ¿CUÁNTAS REVISTAS LEEN? 2 2 2 2 220 Esta pregunta, al igual que la anterior, tiene dos respuestas: el número de revistas que los alumnos consignan y cuáles son éstas. En total han leído 527107 revistas en seis meses, en un rango de una a siete. Casi la cuarta parte leen una revista; 23% dos revistas; 15% tres; 5% cuatro y 4.4% cinco revistas. El porcentaje acumulado (70%) se concentra en tres revistas leídas, aun cuando al hacer el promedio baja a una revista por persona. Es sugerente que 22% de los alumnos declararon no haber leído ninguna revista en los últimos seis meses y si se suma quienes no contestaron, asumiendo que no leyeron, el porcentaje es mayor a los que leen una revista. Es decir, que e1 26% no lee ninguna revista, en contraposición con el 24% que lee una. CUADRO 5 NÚMERO DE REVISTAS LEÍDAS N° de O 1 2 3 4 5 6 revistas N° alumnos % 7 NC y más 70 77 73 48 16 14 3 22.2 24.4 23.2 15.2 5.1 4.4 1.0 2 12 .6 3.8 ¿QUÉ REVISTAS LEEN? En esta pregunta se procedió de la misma manera que en la anterior referente a los libros: se dividieron las respuestas ordenadas conforme las revistas108 fueron mencionadas en primero, segundo y tercer lugar. Por ahora sólo analizaremos la primera mención, en donde e1 22% de los alumnos prefiere revistas de divulgación científica; el 21% de interés general y el 20.7% de análisis político, económico y social. Es interesante apuntar que 10% de los alumnos leen revistas especializadas y el 5% de finanzas y negocios. Las menos leídas son las femeninas y las de computación (0.4%), 107 Esta cantidad es la suma de todas las revistas mencionadas por los alumnos, sin diferenciar las que se repiten, como es el caso de la revista Proceso, que es una de las más mencionadas. 108 Las agrupamos en: análisis político, económico y social; divulgación científica; interés general; tiempo libre/espectáculos; finanzas/negocios; femeninas/del corazón; jóvenes; música; salud y belleza; computación; sexo; especializadas; alternativas y videojuegos. 221 en comparación con las de tiempo libre y espectáculos (4.3%); jóvenes (2.6%); música y videojuegos (1.3%) que tienen un público mayor. Es notable que estas revistas, supuestamente dirigidas a un público joven, sean minoritarias. CUADRO 6 REVISTAS LEÍDAS POR TIPO, SEGÚN EL ORDEN EN QUE FUERON MENCIONADAS Temáticas 1ª mención % 2ª mención Alumnos Análisis político, % Alumnos 3ª mención % Alumnos 48 15.2 24 7.6 14 4.4 Divulgación científica 51 16.2 28 8.9 15 4.8 Interés general 39 15.6 38 12.1 10 3.2 Tiempo libre y 10 3.2 14 4.4 10 3.2 12 3.8 6 1.9 5 1.6 1 .3 2 .6 2 .6 Jóvenes 6 1.9 2 .6 3 1.0 Música 3 1.0 5 1.6 2 .6 Salud y belleza 4 1.3 3 1.0 3 1.0 Computación 1 .3 1 .3 2 .6 Sexo 5 1.6 5 1.6 1 .3 24 7.6 16 5.1 8 2.5 Alternativa 5 1.6 3 1.0 1 .3 Videojuegos 3 1.0 2 .6 2 .6 Otras 10 3.2 5 1.6 3 1.0 No contestó 83 26.3 161 51.1 234 74.3 232 73.7 154 48.9 81 25.7 económico y social espectáculos Finanzas, negocios Femeninas, del corazón Especializada Total 222 Por otro lado hay que subrayar que la revista Proceso es la más leída (61 alumnos), sin embargo, al sumarla al grupo "análisis político, económico y social", los alumnos prefieren el rubro de divulgación. Una hipótesis explicativa de este comportamiento sería que las revistas de divulgación (Muy Interesante, Conozca Más, ¿Cómo ves?, Discover; National Geographic, etc.) son más fáciles de leer pues están dirigidas a un público amplio, en contraposición con Proceso, Enfoque, Quo, News Magazine, Newsweek, Cambio, Milenio, etc., que requieren de mayor concentración y análisis para su lectura. También puede indicar que hay mayor interés por la divulgación de la ciencia y los aspectos del medio ambiente que por el análisis de la problemática política, económica y social. CUADRO 7 REVISTAS MÁS LEÍDAS POR TÍTULO, SECUENCIA DE APARICIÓN Y NÚMERO DE ALUMNOS* Título N° 1ª mención Título 2ª mención N° Título N° 3ª mención Proceso 35 Proceso 17 Proceso 9 Muy interesante 28 Quo 14 Muy interesante 8 Quo 20 Muy interesante 12 La revista 3 Conozca más 14 National geografic 5 Vértigo 3 Día siete 12 México desconocido 4 TV notas 3 La revista 12 TV novelas 4 Día siete 3 Vértigo 5 Contacto digital 3 National Geografic 2 National Geographic 5 H para hombres 2 Conozca más 2 Alegatos 5 Vértigo 2 EGM 2 Comercio exterior 4 Generación 2 Cambio 2 La mosca 4 Geo mundo 2 Cinemanía 2 Men's Health 4 Alegatos 2 Men´s Health 2 Expansión 3 Sociológica 3 Milenio 2 223 Cotidiano 2 Tú 2 Cinemanía 2 Mundo ejecutivo 2 México desconocido 2 Cine premier 2 Selecciones 2 Veintitantos 2 *Sólo se tomaron en cuenta los títulos leídos por más de dos alumnos. Proceso, Muy interesante, Vértigo, National Geographic y Día siete son mencionadas en las tres columnas; seguidas por Conozca más, Quo, La revista, Men's health, México desconocido y Cinemanía que coinciden en dos de las columnas. Por otro lado es relevante que cuatro de las revistas publicadas por la DCSH (Sociológica, Cotidiano, Alegatos y Gestión y Estrategia) son mencionadas por algunos alumnos dentro del rubro "revistas especializadas". Aun cuando no se puede asegurar que esta lectura indique obligatoriedad, es muy probable que los profesores hayan sugerido su lectura. ¿QUÉ OTRAS LECTURAS REALIZAN? Las respuestas que se obtuvieron en relación a la realización de otras lecturas son interesantes. Destaca que el 6.3% declara no hacer ninguna lectura fuera de las académicas (impuestas u obligatorias), y que sumados a los que no contestaron (12.1%) dan un total de 18.4% que no realiza ninguna otra actividad lectora, es decir que sólo son lectores en el ámbito universitario. Por otro lado, esta pregunta nos sirve de control para confirmar que el porcentaje mayor de lectura es académica: 41%, aunque le siguen de cerca las sociales: 33% y un porcentaje menor que declaró realizar ambas lecturas: 7%. Si sumamos los que no contestaron con quienes declararon que no hacían ninguna otra lectura resulta 18%. Parece haber una aparente contradicción entre los datos obtenidos en la pregunta sobre el número de libros, que señala que la mayor parte de la lectura se da fuera del ámbito escolar y la pregunta anterior que habla de una mayor cantidad de libros 224 escolares. Creemos que una posible explicación sería que para los alumnos la palabra "libro" puede significar lectura social y que los otros libros sean considerados como textos académicos, es decir obligatorios y por lo tanto "no cuentan". CUADRO 8 OTRAS LECTURAS REALIZADAS POR LOS ALUMNOS Lecturas N° Alumnos % Académicas 129 41.10 Sociales 105 33.3 Ambas 23 7.3 Ninguna 20 6.3 No contestó 38 12.1 PERIÓDICO Nos interesaba saber, si además de libros y revistas, los estudiantes leen el periódico, pues creemos que es una fuente de información casi obligada para la formación de los alumnos de Ciencias Sociales. La pregunta sobre la frecuencia de lectura del periódico tiene también dos respuestas: si lo leen y la mayoría contestó afirmativamente (91%), y cada cuándo lo leen: cada tercer día (35%), una vez por semana (30%), diario (15%), de vez en cuando (9%) y cada 15 días (2.5%). Los que no lo leen o no contestaron suman casi el 9%. Estos datos apuntan a lectores intermedios de prensa, pues al sumar el porcentaje de los que la leen cada tercer día y los que lo hacen una vez a la semana (65%) se puede deducir que no lo hacen asiduamente. Por otro lado, nos parece que este hecho apunta a que la lectura del periódico es familiar; en otras palabras, la compra del periódico no es personal, sino cuestión del padre, madre o hermano del alumno. Sería interesante comprobar si entre los periódicos más frecuentes se encuentra el Financiero, que en la universidad se puede conseguir gratis, o la Crónica, que tiene un expendio dentro del plantel, con el fin de explorar si la accesibilidad es un factor para la realización de esta actividad. 225 CUADRO 9 FRECUENCIAS DE LECTURA DEL PERIÓDICO Frecuencia de lectura N° Alumnos % 47 14.9 109 34.6 96 30.5 8 2.5 De vez en cuando 27 8.6 No lo lee 13 4.1 No contestó 15 4.8 Diario Cada tercer día Una vez a la semana Cada 15 días USO DE LA RED La lectura por internet debe ser considerada como parte del perfil de los lectores, pues como se sabe, su uso está cada vez más extendido, aun cuando habría que hacer un estudio más minucioso relacionado con el comportamiento lector de los usuarios de la red. La pregunta sobre la utilización de internet tiene dos respuestas: si los estudiantes acceden a ésta y qué es lo que leen en ella. Para empezar, más del 50% no la usa o no contestó, lo cual es significativo, si consideramos que es una herramienta de estudio, de búsqueda de información y de comunicación básica. En cambio, quizás este dato revele que muchos de los alumnos no tienen computadora en casa o no acceden al servicio de internet. Si lo comparamos con el total divisional que declara que casi 79% de los alumnos poseen computadoras en casa, con el de la muestra que es de 49% si suponemos que "uso" se equipara a "posesión", es de todas maneras muy bajo. Las páginas que más frecuentan son las específicas (24.6%), es decirlas del Estado, de deportes o de noticias; seguido de los buscadores (16.8%) Yahoo, Google, Terra, Messenger, Netscape, etc. El porcentaje más alto (30.2%) pertenece al rubro de temas específicos, por lo que se puede afirmar que, básicamente, se usa la internet para buscar información. Sorprende que hayan declarado que usan muy poco el correo electrónico 226 (3.4%) y el chat (1.5%), pues los jóvenes utilizan con mucha frecuencia estos medios. Se puede pensar también que esto se debe a que las respuestas están dadas dentro del recinto escolar y esto necesariamente las modifica. CUADRO 1O FRECUENCIAS DE USO DEL INTERNET Frecuencia de uso N° Alumnos % Diario 16 5.1 Cada tercer día 57 18.1 Una vez a la semana 38 12.1 Cada 15 días 14 4.4 De vez en cuando 30 9.5 No la usa 21 6.7 139 44.1 No contestó CUADRO 11 SITIOS MÁS FRECUENTADOS DEL INTERNET Sitios N° Alumnos % Páginas 66 1.0 Buscadores 51 4.3 Correo electrónico 9 2.9 Chat 4 1.3 Temas específicos 81 25.7 Más de dos opciones 63 20.0 No accede 20 6.3 No contestó 27 8.6 227 Hay que considerar también que el Centro de Cómputo de la UAM-A cuenta con el servicio de computadoras bajo un horario riguroso, ya que la demanda sobrepasa con mucho a la oferta, lo que limita su uso al quehacer escolar. Por otro lado, una quinta parte de los alumnos utilizan internet para varias cosas a la vez, es decir la usan de manera combinada. Recapitulando: hasta aquí la encuesta trata de perfilar al lector universitario de un modo cuantitativo (cuántos son hombres o mujeres, de qué sexo son, en qué trimestre van, cuántos libros leen, etc.); en adelante, las preguntas tienen un corte cualitativo y su intención es completar este perfil con datos que determinan los significados que los alumnos tienen acerca de cuándo, dónde y cómo leen. MODALIDADES DE LA LECTURA ¿DÓNDE LEEN? Esta pregunta nos pareció significativa pues no sólo las motivaciones de un individuo son importantes en la lectura, sino el espacio donde la realiza. Lo primero que salta a la vista en las respuestas es que leen donde pueden y en más de un lugar. Aun cuando la casa es el lugar donde los alumnos prefieren leer con más frecuencia (46.4%), el segundo lugar (45.7%) lo ocupa la respuesta "más de dos opciones", la cual recodificamos y encontramos que nuevamente la casa es el primer lugar de lectura, seguido del transporte, la escuela y la biblioteca. No se sumaron estas dos opciones (escuela y biblioteca) pues no se sabía con certeza si se referían al mismo lugar. Si comparamos las dos respuestas: es decir la de la casa y la múltiple se puede afirmar que aún cuando prefieren leer en casa, realmente lo hacen donde pueden. CUADRO 12 LUGARES DE LECTURA Lugares N° Alumnos % Biblioteca 7 2.3 Transporte público 5 1.6 Aire libre 2 .7 228 Casa 141 46.4 Trabajo 2 .7 Donde puede 8 2.6 139 45.7 Dos o más opciones Es notable que el transporte público sea un lugar de lectura, por todos los inconvenientes que encierra: ruido, movimiento, distracción, dificultad para tomar notas, etc., sin embargo, debido a que muchos de ellos emplean por lo menos una hora en el traslado, el dato es entendible. CUADRO 12A DESGLOSE DE LA OPCIÓN "DOS O MÁS" DE LA PREGUNTA: LUGARES DE LECTURA Lugares N° Alumnos % Biblioteca 40 11.6 Transporte público 95 7.4 6 1.7 136 39.3 19 5.5 Donde puede 5 1.4 Cafeterías 2 .6 41 11.8 Al esperar 1 .3 En puestos de revistas 1 .3 Aire libre Casa Trabajo Escuela A pesar de que no es un dato significativo, las tres últimas respuestas: "leo en las cafeterías, mientras espero y en los puestos de revistas", nos revelan una tendencia, pues señalan una lectura fuera del ámbito escolar o familiar. ¿Cuántas veces se ha visto a los jóvenes leyendo revistas en Sanborn's, en el consultorio del doctor, en la cola para pagar un servicio o en una cafetería? 229 ¿CUÁNDO LEEN? El 24.7% de los alumnos dice que lee a una hora específica, ya sea en la mañana, la tarde o la noche, lo que podría indicar cierto hábito al señalar una hora determinada. El 20.8% prefiere hacerlo cuando está relajado o tranquilo; 15.6% en el tiempo libre; 9.7% en soledad; 6.9% sin ruido. Si sumamos las cuatro últimas características nuestros alumnos prefieren leer solos, relajados, en silencio y durante su tiempo libre. Aún cuando sólo el 6.9% de los alumnos manifestaron abiertamente que leían cuando tenían interés y el 2.8% de ellos dijo hacerlo cuando se quería divertir, al sumarlos, se puede decir que casi el 10% lee por el simple hecho de disfrutarlo. Este dato en particular llama la atención si lo relacionamos con el número y el género de los libros leídos por los alumnos, pues parece que a pesar de que pocos manifiestan abiertamente leer por placer, hay indicios para pensar que ésta es una práctica extendida, no obstante que el medio académico los determina a la lectura obligatoria. CUADRO 13 MOMENTOS PARA LEER Momentos N° Alumnos % Tiempo libre 45 15.6 A una hora específica 71 24.7 En soledad 28 9.7 Relajado, tranquilo 60 20.8 Sin ruido 20 6.9 Cuando hay interés 15 5.2 A cualquier hora 6 2.1 Diversión o entretenimiento 8 2.8 31 10.8 4 1.4 Dos o más opciones Otras 230 ¿CÓMO LEEN? Es cierto que el número de libros define a los lectores como expertos, intermedios e inexpertos, sin embargo, no nos dice cómo están leyendo, y a pesar de que un alumno lea copiosamente puede hacerlo de manera ineficaz. Con el fin de equilibrar el aspecto cuantitativo con uno más cualitativo partimos del hecho de que las diferentes estrategias de lectura que se utilizan para abordar y comprender un texto son graduales. Es decir que hay lectores inexpertos, expertos e intermedios.109 En una primera codificación descubrimos que el 63% de los alumnos utilizan más de una estrategia de lectura, mientras que el resto sólo usa una que se enfoca principalmente a leer y subrayar (57%) o a leer de principio a fin (21 %) o a leer tomando notas(12%), todas, estrategias de un lector inexperto. Además el hecho de utilizar más de una estrategia de lectura ya indica cierto grado de "expertitud", por lo cual, recodificamos110 de nuevo esta pregunta debido al alto porcentaje de alumnos que utilizan más de dos, lo que hace difícil un acercamiento más minucioso. CUADRO 14 ESTRATEGIAS DE LECTURA Tipo de estrategia N° Alumnos % leer y... Subrayar 64 21.0 De principio a fin 24 8.1 Todo de la misma manera 34 1.0 Tomar notas 13 4.2 1 .3 Hacer cuadros sinópticos 109 El lector inexperto lee: de principio a fin; lee y subraya; lee todo de la misma manera; lee y relee varias veces. El intermedio lee: el primer párrafo y el último; tomando notas; haciendo cuadros sinópticos, por secciones y resumiendo; investigando palabras desconocidas. El lector experto lee: según sea el texto; haciendo mapas conceptuales; elaborando cuestionarios; etiquetando párrafos y buscando palabras clave. 110 Para la recodificación nos basamos en el siguiente principio: si había dos estrategias que tenían diferente calificación (experto e intermedio, por ejemplo) escogí la más alta pues pienso que una está contemplada en la otra. Si lee y hace mapas conceptuales, significa que relaciona lo leído con otras lecturas y con su propia experiencia como lector, lo cual quiere decir que tiene mayor habilidad que al hacer un cuadro sinóptico que tiene que ver más con el ordenamiento y la jerarquía, de tal manera que el escalón más alto presupone al anterior y así sucesivamente. 231 Por secciones y resumir 2 .6 Etiquetar párrafos 2 .6 Hacer mapas conceptuales 2 .6 Según sea el texto 1 .3 195 63.1 Utilizar dos más opciones CUADRO 14A RECODIFICACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS DE LECTURA DE LA OPCIÓN DOS O MÁS, SEGÚN LECTOR Tipo de estrategia N° Alumnos Experto % 29 14.7 Intermedio 110 55.8 Inexperto 58 29.4 De acuerdo a lo anterior, más de la mitad (55.8%) de los alumnos que optaron por la opción múltiple son lectores intermedios; 29.4% son inexpertos y sólo 14.7% son lectores expertos. Al relacionar lo anterior con el cuadro 1 referido al número de libros por tipo de lector, se confirma la tendencia hacia los lectores intermedios (44.8%), es decir aquellos que leen de 3 a 5 libros y que además utilizan estrategias de lectura correspondientes a esta categoría. En otras palabras, los alumnos de la DSCH de la UAM-A son lectores intermedios. Sin embargo, habría que afinar estos datos para obtener un indicador más acucioso. ADQUISICIÓN DEL HÁBITO Aun cuando los estudios sobre hábitos de lectura apuntan al entorno familiar, los datos de la encuesta arrojaron que un 44.6% de los encuestados lo adquirieron en la escuela; sólo 14% en el hogar y 10.9% por cuenta propia. Si se calcula que la mayor parte de los alumnos tienen padres cuyos estudios sólo llegan a la secundaria, es muy posible que éstos tampoco tengan hábitos de lectura. 232 Por otro lado, parecería también que hay una distinción entre la escuela y el aprendizaje, pues algunos contestaron que empezaron a leer por aprender (3.5%), en contraposición con la respuesta de la adquisición del hábito en la escuela. CUADRO 15 ADQUISICIÓN DEL HÁBITO Adquisición N° Alumnos Casa % 40 14.0 Escuela 127 44.6 Amigos 4 1.4 Por cuenta propia 31 10.9 Por aprender 10 3.5 Por gusto o diversión 22 7.7 Por obligación 10 3.5 8 2.8 27 9.5 6 2.1 Otros Más de dos opciones No tiene el hábito El hecho de haber aprendido a leer en el ámbito institucional -y a valorar esta actividad por medio de la escuela- parece reforzar la obligación y no el gusto o placer por la lectura en sí misma; aun cuando casi el 8% dice que aprendió a leer por gusto o por diversión. Asimismo, y como los datos lo indican, al ser la escuela la encargada de fomentar el hábito lector, tiene una responsabilidad sustancial en esta tarea. De igual forma, es interesante anotar que sólo el 2% de los alumnos declaró expresamente no tener hábitos de lectura, lo cual indicaría, en términos generales, que la mayoría piensa que sí los tienen. 233 SIGNIFICADOS DE LA LECTURA TIPO DE LECTOR A pesar de que esta pregunta es valorativa, se utilizó una medida cuantitativa, basada en el mismo criterio utilizado para la recodificación del número de libros leídos según los expertos, intermedios e inexpertos. Se procedió de la siguiente manera: a los alumnos se les pidió que se calificaran según esta escala, que aparece en la encuesta con nombres distintos con la finalidad de que fueran lo más veraces posible. De tal manera que los expertos aparecen en la encuesta como asiduos; los intermedios como intermitentes y los inexpertos como esporádicos, con el fin de que tuvieran una manera de calificarse "más objetiva", por medio del número de horas de lectura y de libros leídos. En cuanto a los resultados, los alumnos que se califican como lectores intermedios (intermitentes) conforman el grupo mayoritario (51%); los expertos (30%) y los inexpertos (esporádicos) 15%. Es interesante anotar que más de 4% declararon no leer (tomando en cuenta a los que así lo expresaron y los que no contestaron). Entonces, según ellos son lectores intermedios y expertos. Si se relaciona esta autoevaluación con las preguntas referidas al número de libros y a las estrategias que utilizan para leerlos, se descubre que esta calificación no concuerda totalmente, pues son más bien lectores intermedios e inexpertos que intermedios y expertos, como ellos se califican. Lo anterior implica que aun cuando son buenos lectores (en cuanto al número de libros), no lo son tanto si se les califica desde las estrategias de lectura, lo cual no deja de sorprender si se piensa que llevan en el sistema educativo por lo menos 12 años y que cuando ingresan a la universidad se espera que sean lectores expertos. Esta autoevaluación es bastante relativa, pues se pide que los alumnos se juzguen a sí mismos, y en general, en el medio universitario siempre resulta más benigna que la realidad; sobre todo si se piensa que el profesor aplicó la encuesta en un medio donde la lectura está muy bien valorada. 234 CUADRO 16 TIPO DE LECTOR, SEGÚN LOS ENCUESTADOS Tipo de lector N° Alumnos Experto % 95 30.4 160 51.1 Experto 47 15.0 No lee 11 3.5 Intermedio ¿QUÉ PIENSAN LOS ALUMNOS ACERCA DE LA LECTURA? Con el fin de acercarnos a la manera en que los estudiantes juzgan la lectura, diseñamos una escala que trata de determinar creencias, valores y actitudes con respecto a esta actividad. Para balancearla determinamos 6 enunciados positivos y 6 negativos y le dimos el valor más alto a la respuesta "siempre" y el más bajo a "nunca", de tal manera que el "a veces" fuera un valor intermedio. CUADRO 17 CREENCIAS, ACTITUDES Y VALORES RELACIONADOS CON LA LECTURA Creo que leer es... TC Siempre Casi siempre A veces Casi nunca Nunca NC % Obtener 310 conocimiento 100.0 Estimular 309 la imaginación 100.0 Redactar mejor 309 100.0 Perder el tiempo 309 100.0 Ampliar los temas 309 233 75 211 68 211 68.2 168 54.4 191 70 7 5 22.7 2.3 6 77 21 24.9 6 .3 2 2 .6 .6 2 6 34 1 .6 11 33.3 11.0 .3 3 6 91 24 38 1.0 68 22.0 103 6.8 1 29 9.4 6 6 17 235 de conversación 100.0 Preferir el cine o la tv 309 100.0 Aburrido 46 6.1 100.0 28.5 100.0 Aislarse 298 Divertido 19 87 mundos Un gasto 29.4 304 Salir a explorar otros 309 Ser pasivo 61.8 176 57.0 119 15.0 106 7.8 12.2 203 65.7 8 1 2 111 7 .3 .6 2 35.0 36.5 19 86 44 27.8 14.2 46 62 96 15.0 8 32.1 45 2.6 6.4 100.0 39.9.0 20.9 307 75 48 100.0 24.2 15.6 33.0 4 308 96 68 91 1.2 100.0 31.1 22.0 29.5 309 87 100.0 28.1 116 37.5 101 6 .7 37 12.0 14.6 102 33.0 Según estos resultados, hay varias cosas que destacar. En las respuestas "obtener", "estimular la imaginación", "redactar mejor" y "ampliar los temas de conversación" la respuesta mayoritaria es "siempre", es decir, contundente, sin lugar a ninguna duda. En particular destacan las primeras respuestas que enfatizan los conocimientos obtenidos por medio de esta actividad y la de la lectura como auxiliar en la redacción, pues ambas se ubican dentro de los usos de la lectura en el entorno escolar. En cambio, el enunciado "ampliar los temas de conversación" está más referido a la connotación social de la lectura. Por otro lado, la posibilidad de estimular la imaginación y la exploración de otros mundos tienen más correspondencia con la construcción interna del individuo, pues ésta es subjetiva e íntima. En contraste, destacan negativamente la lectura como pérdida de tiempo y como una forma de aislarse, que podrían considerarse como prácticas de la vida cotidiana. La respuesta mayoritaria de la primera está concentrada en "siempre" y "casi siempre" y la segunda, aunque tiene una distribución más equilibrada, también está cargada hacia lo negativo. Estas respuestas parecen estar en contradicción con las anteriores, pues a pesar 236 del sentir general hacia la validez de la lectura, connotan un escaso contacto personal y familiar con la lectura. Aunque la preferencia por el cine o la televisión en lugar de la lectura se encuentra ubicada de manera intermedia ("a veces"), nos parece que esta respuesta se puede interpretar literalmente, es decir: es mejor ir al cine (o ver televisión) que leer, o por el contrario pensar que en esta apreciación hace "ruido" por la calificación social negativa que tiene la televisión en el medio universitario. De tal manera que la respuesta esperada debía ser más alta que la consignada, pues implica una autocensura. Al observar la distribución de la respuesta sobre la lectura como una actividad divertida, se advierte que oscila entre el "casi siempre" y el "a veces" lo que puede indicar que no les queda muy claro que la lectura pueda ser divertida. Ahora bien, en la frase referida a la creencia de que la lectura puede ser aburrida, la distribución es similar a la antes mencionada, aunque la ponderación se queda más bien del lado negativo, lo cual, si se compara con lo anterior, muestra que la lectura está considerada como algo aburrido, en lugar de divertido. En cuanto al gasto, los alumnos contestaron entre "siempre" y "a veces", lo que denota que para ellos comprar un libro está fuera del presupuesto, y si lo relacionamos con que la mayoría no trabaja y que además cuenta con recursos económicos familiares bajos, esta respuesta es de esperarse. A pesar de ello, que no sea un "siempre" contundente puede significar que hay un valor positivo más importante que el precio. Antes de terminar, vale la pena hacer una pequeña reflexión al respecto: la lectura en la universidad es un valor deseado y positivo, entonces, para los alumnos es difícil opinar lo contrario, por lo tanto responden un poco como piensan que se debe responder. Por eso obtener conocimientos y redactar mejor tienen una calificación tan alta y la lectura como algo aburrido, que aísla y que representa una pérdida de tiempo también se encuentran presentes. De tal manera que la lectura en la universidad está atravesada por el deber ser y por otro lado por lo que ellos pueden hacer. Dos connotaciones distintas y una paradoja: por un lado aceptan que leer es bueno pero por el otro les parece que es un esfuerzo intelectual, un gasto de energía que la televisión, por ejemplo, no demanda. La paradoja: en la universidad la lectura mayoritaria que realizan los estudiantes no es académica, sino social, es decir que los alumnos leen novelas, ensayos, cuentos y biografías en mayor medida que sus textos escolares, pues les significa más en su vida cotidiana Cien años de soledad de García Márquez que El Príncipe de Maquiavelo. 237 Todo lo anterior nos hace pensar que los estudiantes evalúan la lectura de manera muy positiva, aun cuando pesan en esta valoración varios aspectos, entre ellos la comunidad de apreciación, el entorno escolar, el uso social de la lectura, lo que se espera de ellos como estudiantes de educación superior y el concepto que tienen del libro y de la lectura. CONCLUSIONES Para los estudiantes de este estudio, la lectura es un hecho de realidades y significados múltiples, y aun cuando se podría pensar que los factores anteriores (sexo, edad, tipo de carrera, ubicación, escuelas de procedencia, etc.) son determinantes, los resultados de la investigación no los revelan como tales, de manera que la lectura no tiene un único factor causal, sino un sinnúmero de facetas. Lo que sí resalta es el número y el tipo de libros que leen. De acuerdo con sus respuestas, los 315 alumnos leyeron, en el curso de seis meses, 975 títulos (entre los que se repiten los escolares y los sociales), es decir un promedio de 3 libros por estudiante. De los libros sociales -más de 400 títulos diferentes- la literatura de ficción representa más de la mitad. Nos parece que la razón de esta tendencia es que ésta es una lectura para los tiempos críticos, pues se enfrentan, entre otras cosas, a la definición de su futuro profesional, a la búsqueda de la pareja, a la incertidumbre del trabajo, todo ello inscrito en un mundo que no les ofrece certezas. Buscan estos libros pues son textos en donde se habla de su momento histórico, sus sueños, sus temores, las contradicciones en las que viven, y no es casual que la mayoría estén escritos por autores contemporáneos, cuyos discursos hacen resonancia en su vida cotidiana. De lo anterior se desprenden varias cosas: que los alumnos sí leen, aun cuando esa lectura no se ajusta al canon académico, pues leer Sopa de pollo para el alma o Harry Potter, no es considerado por los "expertos" como literatura "valiosa". Sin embargo, habría que preguntarse quién define este canon; Harold Bloom, por ejemplo, incluye en este corpus de libros al Quijote como único representante de la literatura hispanoamericana. Por otro lado, la lectura académica es calificada como un mal necesario, cuyo rasgo definitorio es la obligatoriedad, aunado a la escasa participación de los docentes para acercar estos textos a los estudiantes. Si por otro lado se considera que esta lectura es en gran medida fragmentaria y por lo mismo descontextualizada, no es sorprendente que 238 los alumnos hagan una distinción entre la lectura obligatoria-escolar que tiene una connotación aburrida, de pérdida de tiempo, de gasto innecesario, y la social-placentera que amplía la manera de ver el mundo, estimula la imaginación y que, en resumen, está más cerca de ellos y los retroalimenta. Estos contrastes, obligatorio-escolar y social-placentero, se encuentran presentes también en la forma en que se refieren a los libros, pues para ellos leer "libros" es leer novelas, cuentos, biografías, poesía, etc., y las "otras lecturas" son los textos académicos. Hasta ahora nos hemos referido a los alumnos como un conjunto, una muestra, sin embargo, no hay que perder de vista que cada uno de ellos tiene motivaciones, expectativas y deseos distintos que se reflejan en la variedad de lecturas que han hecho. En este mismo sentido, hay que señalar también que poseen un currículo oculto, esto es actividades en las que participan dentro y fuera de la institución y que no están consignadas en los planes y programas de estudio. Entre las actividades a las que nos referimos, el comentario de las lecturas tiene para ellos una clara importancia en el proceso de intercambio y socialización. Ahora bien, si se relaciona lo anterior con el uso de la biblioteca, se puede decir que la utilización que hacen de ella está relacionada primordialmente con lo escolarobligatorio, por consiguiente hay una circulación lateral de libros que van de mano en mano y que son los verdaderos protagonistas, pues esta lectura queda fuera de las restricciones escolares. Este movimiento paralelo de libros es quizás lo que se deba investigar en un futuro, pues nos dice más acerca de nuestros estudiantes que lo consignado hasta hoy. Todo lo anterior nos lleva a pensar que los docentes y los alumnos manejamos concepciones bien distintas, si no opuestas, acerca de lo que es leer y de lo que son los libros. Incluso, para muchos académicos la lectura en sí misma hace mejores a los que la ejercitan, es decir que subyace una concepción moralista de la lectura y de lo que se debe leer. Uno de los estudiantes de la muestra consignó haber leído El libro vaquero desde el tomo 1 al 2550 y de entrada lo desestimamos como lectura válida, ¿por qué?, ¿no sería mejor pensar que, finalmente leyó y que esta lectura lo puede llevar a otras? Por otro lado, vale la pena decir que en relación a la adquisición del hábito, las respuestas consignadas apuntan a la escuela, y que, sumado al escaso número de libros que los alumnos tienen en casa y a la baja escolaridad de los padres, no se puede esperar que sea el hogar el que fomente la lectura. En definitiva, la promoción y la adquisición 239 del hábito, así como las habilidades necesarias para ser lectores expertos y asiduos, recaen en la universidad y en particular en los docentes, no sólo del área de Humanidades, sino en general. Y lo estamos haciendo mal, porque cumplen con las lecturas designadas, pero no van más allá; no les interesa ampliar el tema, buscar otros autores o establecer un diálogo con ellos. De modo que nuestra responsabilidad para con los estudiantes es enorme, y consiste básicamente en despertar su curiosidad intelectual, además de hacer que la lectura obligatoria sea significativa y que los apoye para que sean autónomos en su formación. Como último comentario nos parece pertinente apuntar que los mediadores de la lectura en la universidad, la biblioteca y la librería, tampoco están cumpliendo con la función de acercar los libros a los alumnos. No hay reseñas de las novedades, ni presentaciones de libros (se hacen en otros sitios y sólo van los amigos del autor), ni eventos que inviten a la comunidad universitaria a ser parte de los usuarios, en síntesis, la biblioteca sólo presta libros escolares y la librería sólo los vende. Por supuesto que esta investigación está inacabada y sólo apunta ciertas constantes que una segunda parte más cualitativa podrá subsanar. Observar los espacios de los alumnos (la casa, la escuela, la plaza roja, etc.) y cómo se relacionan éstos con sus prácticas de lectura, además de investigar los supuestos que manejan los profesores con respecto al tema, es decir lo que está en juego cuando hablan de la lectura en el salón de clase. Además de realizar un acercamiento más puntual en relación con los mediadores de la lectura en la universidad, que son la biblioteca y la librería. BIBLIOGRAFÍA Argüelles, Juan Domingo ¿Qué leen los que no leen?, el poder inmaterial de la literatura, la tradición literaria y el hábito de leer, Paidós, México, 2003. ----- Usuarios y lectores en las bibliotecas públicas de México. México, CONACULTA, 2002. (Lecturas sobre lecturas, 1) Bahloul, Joelle Lecturas precarias. Estudio sociológico sobre los "poco lectores". Fondo de Cultura Económica, México, 2002. (Espacios para la lectura). Bordieu, Pierre Capital cultural, escuela y espacio social. México, Siglo XXI, 1997. Botteró Jean y otros Cultura, pensamiento y escritura. Barcelona. Gedisa, 1994. (LEA): 240 Bruner, Jerome El problema del desarrollo cultural del niño. Buenos Aires, Almagesto, 1998. Castro, Rodolfo La intuición de leer, la intención de narrar. México, Paidós, 2002. Cavallo, Guglielmo y Roger Chartier (coords.) 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Coordinadora del Coloquio de Lectura para los alumnos de la UAM-A, Miembro del Consejo Editorial de la Revista Fuentes Humanísticas