ACUERDO C.S.J.S.F. N° 32 DEL 23/08/06 -PUNTO I.1.

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ACUERDO C.S.J.S.F. N° 32 DEL 23/08/06 -PUNTO I.1.- Sentencias dictadas antes de
su vigencia. Nulidad. Improcedencia en los casos en los que no medió instancia previa
de separación del juez por parcialidad objetiva.
ACUERDO Nº:
128
Tº: VI
Fº:
433/437
En la ciudad de Rosario, a los 15
días del mes de mayo de 2007, se reúnen en acuerdo los señores Jueces de la Sala IV de la
Cámara de Apelación en lo Penal, Dres. Guillermo Julio Fierro, Rubén Darío Jukic y
Antonio Oscar Paolicelli, a fin de dictar sentencia definitiva en el expediente n° 1706-año
2006 del registro de esta Cámara, seguido a E. S. D., alías “Gordo”, argentino, hijo de
Miguel Ángel y de Laura Beatriz Sánchez, nacido en la localidad de Empalme Villa
Constitución, provincia de Santa Fe, el día 29 de diciembre de 1981, D.N.I. n° 29.226.609,
domiciliado en calle Pellegrini n° 378 de la localidad de Empalme Villa Constitución; por
la presunta comisión del delito de lesiones culposas (artículo 94 del Código Penal); causa
procedente del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal de Instrucción y Correccional del
Distrito Judicial n° 14 de la ciudad de Villa Constitución, Secretaría correccional, donde
radica bajo el n° 1047-año 2003.Estudiados que fueron los autos, se resolvió plantear las siguientes cuestiones:
1º) ES NULA LA SENTENCIA APELADA?
2º) EN SU CASO, ES JUSTA?
3°) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR?
Luego de un intercambio de opiniones acerca de los temas propuestos y de
conformidad a la distribución efectuada para llevar a cabo el estudio de los autos, resultó
que la votación debía realizarse en el siguiente orden: Dres. Jukic, Paolicelli, y Fierro.A LA PRIMERA CUESTIÓN EL DR. JUKIC, DIJO: apela el defensor del
procesado la sentencia n° 347 de fecha 17 de agosto de 2006, por la cual el a-quo condenó
a E. S. D. como autor penalmente responsable del ilícito de marras, a la pena de mil pesos
de multa -la que deberá abonarse bajo los apercibimientos de ley dentro de los cinco días
posteriores a que el fallo quede firme- con más un año de inhabilitación especial efectiva
para conducir toda clase de vehículos y las costas del proceso; todo ello a raíz de haber
protagonizado un accidente de tránsito ocurrido el día 3 julio de 2003 aproximadamente a
las 22,40 hs sobre la ruta provincial n° 21 a la altura del Barrio “Los Ciruelos” de la
localidad de Empalme Villa Constitución, cuando el vehículo marca Fiat 128, color rojo,
dominio UJG-271 que él guiaba embistió a Juan José Figueroa, ocasionándole lesiones en
su pierna derecha.
Al expresar agravios el defensor oficial del encartado alega que la resolución en
crisis contraría las bases fundamentales del debido proceso, no respeta las garantías
reconocidas en los Pactos Internacionales y en la Constitución Nacional en favor de todo
imputado, vulnerando el principio de imparcialidad, ya que tanto en la etapa de instrucción
como en la de plenario intervino un único y mismo juez. Pide en definitiva que se declare
la nulidad de todo lo actuado a partir del decreto de procesamiento de fojas 26, y que se
remita el expediente al Juzgado que corresponda conforme lo establecido en la acordada n°
32 emanada del Alto Cuerpo Provincial.
A su turno el señor Fiscal de Cámaras sostiene que la nulidad planteada por su
contradictor debe ser admitida, teniendo en cuenta la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación al respecto. Señala que a su entender en virtud de ella debe anularse
sólo la sentencia en crisis, toda vez que en el plenario no hubo otra actividad procesal
aparte de la requisitoria fiscal, la defensa y las respectivas conclusiones por lo que carece
de utilidad a los efectos de valorar la imparcialidad del magistrado declarar la nulidad de
todos estos actos procesales. Asimismo estima que no es aplicable a los presentes obrados
la acordada n° 32 de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia, ya que si bien la misma
establece que los jueces correccionales deben apartarse de los sumarios que instruyan a
partir de la aplicación del artículo 503 del código de rito, la referida disposición es
posterior al trámite de este proceso.
Esta Sala se ha pronunciado ya sobre la misma cuestión aquí tratada (acuerdo
n°: 459, T°: VI, F°: 19, del 18/12/2006 in re “C., R. E. J. s/ Lesiones Leves”; acuerdo n° 61
T° VI, F° 255/72 del 29/3/2007 in re “P., R. y otra s/ Amenazas”; y otros), y lo ha hecho
con criterio concordante al expuesto por la Sala I de esta Cámara en la causa n° 938/06
“C., D. V. J. s/ Quebrantamiento de pena” (acuerdo n° 482 de fecha 14 de noviembre de
2006).
En tales precedentes al aludir al caso “Llerena” resuelto por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, se señala entre otros conceptos, que el Superior establece allí un
criterio de reasignación de competencias que se dirige a lograr un resguardo mayor y
universal de la garantía de imparcialidad de los jueces, y sostiene que: “…lo expuesto
hasta aquí al definir el alcance actual de la garantía, es de práctica hacia delante, y no
implica en manera alguna la revisión de los actos precluidos y sentenciados, en los cuales
el temor de parcialidad quedó desplazado por la actuación que tuviera en concreto el
juzgador, casos en los cuales si la defensa consideró que había existido parcialidad del
juez, debió oportunamente haberlo planteado con los recursos o remedios procesales con
los que contaba para impugnar la sentencia en cada caso”.
Se dijo que el párrafo que antecede del fallo, permite sostener con claridad que
“Llerena” resuelve una concreta cuestión de separación de jueces y señala una regla
tendiente a asegurar que por vía de la estructura procedimental no se lesione la garantía del
juez imparcial, pero que dicha regla no implica en modo alguno extender tal criterio hasta
llegar a una revisión de validez de actos ya precluidos y sentenciados.
Del mismo modo en el Acuerdo nº 32 del 1° de noviembre de 2005 la CSJN
resolvió extender – en consonancia con lo dispuesto en “Llerena”- tal doctrina de
resguardo de la garantía del juez imparcial al tribunal que por su actividad revisora anterior
no debe conocer luego en el juicio. En “Dieser” la Corte consideró puntualmente el sistema
procesal santafesino en función del criterio expuesto en “Llerena”, y la Corte Suprema de
Justicia de Santa Fe dicta el Acuerdo n° 32 de fecha 23 de agosto de 2006 y toma en cuenta
tales pronunciamientos, y con el objetivo de preservar la validez de los procesos futuros y
en trámite asegurando el debido respecto de garantías constitucionales, se reasignó
competencias de determinados organismos judiciales bajo su gestión. Nuestra Corte
Provincial sostiene, en suma, que estima imperioso revisar las normas de atribución de
competencia de los organismos judiciales, dado que no es aconsejable dejar la definición
última al criterio de litigantes y jueces por vía de la recusación o excusación, sino que se
justifica adoptar medidas razonables en los procesos futuros y en trámite que tiendan a
evitar algunas de las intervenciones judiciales descalificadas por el Alto Tribunal Nacional,
por lo que dispone en determinados casos sustituciones de organismos judiciales,
destinadas a dar solución a los supuestos de hechos que la Acordada menciona.
Debe tenerse bien presente –y por ello vale reiterarlo- que la Corte Nacional en
“Llerena” sostiene que en los actos precluidos y sentenciados el temor de parcialidad
quedó desplazado por la actuación que tuviera en concreto el juzgador, porque no puede
haber temor sobre el devenir de una decisión ya producida, ya que debe considerarse que
no lo hubo allí donde no se lo planteó oportunamente, y porque frente a la decisión
producida, en esas circunstancias, la parcialidad del juez se impugna con los recursos
pertinentes en cada caso. Y no otra cosa debe interpretarse de la Acordada 32/06 de la
CSJSF que sigue ese criterio disponiendo la reasignación en procesos futuros y en trámite
en los que deba realizarse, para mayor preservación de la garantía de imparcialidad. La
doctrina precedentemente desarrollada, tuvo reciente confirmación por la Corte Suprema de
Justicia de Santa Fe en el pronunciamiento dictado el 7 de febrero de 2007 (A. y S. 218
69/76), en el expediente C.S.J. n° 583/06 caratulado “V., E.” (causa Lepratti).
En el caso que nos ocupa no se observa que haya mediado de la parte ahora
nulidicente planteo previo de recusación que pusiera de manifiesto tempestivamente su
temor de parcialidad hacia el juez de debía dictar la sentencia; y consecuentemente, por la
coincidencia plena del supuesto bajo estudio con los conceptos expuestos es que debe
rechazarse la nulidad deducida en la presente causa sobre la base de los planteos
articulados.
De inmediato ha de advertirse la contradicción de este criterio con el
recientemente sentado en la doctrina fijada por esta Cámara de Apelación en lo Penal de
Rosario - por mayoría- en el Acuerdo Pleno n° 3-año 2007, punto IV, de fecha 10 de mayo
de 2007, dictado en los recursos de inaplicabilidad de la doctrina legal deducidos en los
expedientes “C., R. (Expte. n° 123/07); P., C. A. (Expte. n° 124/07); y R., A. (Expte. n°
125/07), a través de la cual se viabiliza la nulidad de las sentencias dictadas antes de la
acordada n° 32-año 2006 C.S.J.S.F. por el juez que actuó durante la instrucción, aún
cuando la parte que la invoca no hubiese planteado antes de ella ninguna instancia de
separación del juez por “parcialidad objetiva”.
Pero aún así, estimo insoslayable el apartamiento a la doctrina del pleno local
ya que más allá de la postura que se adopte en cuanto a la constitucionalidad de la fuerza
obligatoria que el art. 28 “in fine” de la L.O.P.J. n° 10.160 otorga a los fallos plenos, aún
bajo el criterio que afirma una plena adecuación constitucional de igual manera se genera
un conflicto en la interpretación acerca de los alcances de la garantía de imparcialidad del
juez., que debe necesariamente ser resuelto en favor de aquella que emanó de los tribunales
de superior jerarquía.
Ha quedado plasmado en los párrafos precedentes que la Corte Nacional en
“Llerena”, “Dieser” y “Fraticelli”, y la Corte Provincial en la acordada n° 32/06 y en
“Velázquez” (caso Lepratti), tal como se señala en el voto minoritario del pleno al que se
está haciendo referencia, instauraron y ratificaron un criterio normativo hacia el pasado
sólo cuando se trata de casos en los cuales se articuló infructuosamente la sospecha de
parcialidad –atándole una consecuencia nulificatoria- y hacia el futuro en todos los demás
procesos, a través de una reasignación como causal de separación de jueces dentro de una
estructura que no la contempla. El reciente pleno de esta Cámara al que se aludió, por
mínima mayoría decidió apartarse de lo resuelto de tal modo por los Máximos Tribunales
de la Nación y de la Provincia contradiciendo así el alcance que a la garantía de
imparcialidad de los jueces ellos habían asignado.
A mi juicio cabe afirmar que el criterio de la Corte Nacional debe ser acatado
aunque no existe norma constitucional o legal que así lo imponga, especialmente tratándose
de fallos recientes dictados en su actual integración y referidos a una cuestión federal que
se vincula directamente con garantías constitucionales, materia en la cual dicho tribunal es
el intérprete final de la Constitución Nacional, y en consecuencia se torna posible su
intervención eventual por vía del recurso extraordinario, y median por tanto razones
prácticas que aconsejan aceptar sus conclusiones ya que en definitiva serán las que han de
prevalecer al margen de las disidencias que sus puntos de vista puedan generar. Por otra
parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha establecido en reiterada jurisprudencia
que los fallos que de ella emanan devienen obligatorios en tanto las circunstancias
particulares del caso no pongan de manifiesto el error o la inconveniencia palmaria del
criterio establecido, de forma tal que se haga ostensible la necesidad de un cambio de
orientación respecto de la cuestión jurídica debatida, puesto que esa conducta de los
tribunales inferiores ha de redundar en beneficio de la seguridad jurídica debida a los
justiciables.
Por todo lo expuesto es que –reitero- corresponde el rechazo de la nulidad
deducida en la presente causa sobre la base de los planteos articulados.
A LA MISMA CUESTIÓN EL DR. PAOLICELLI, DIJO: que estaba de
acuerdo con el voto del Dr. Jukic, y por lo tanto adhería al mismo votando en igual sentido.
A LA MISMA CUESTIÓN EL DR. FIERRO DIJO: que también compartía
lo expuesto en el primer voto, y adhiriendo a él sufragaba en idéntico sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN EL DR. JUKIC CONTINUO DICIENDO:
en los subsidiarios agravios sobre la materia propia de la apelación, el defensor oficial
apunta que de la colecta probatoria incorporada en las presentes actuaciones no surge
acreditada la certeza que imprescindiblemente debe preceder a todo juicio condenatorio;
que su asistido en su formal acto defensivo brinda una versión absolutamente diferente
respecto a como ocurrieron los sucesos; y que durante la tramitación de todo este sumario
no se han recogido elementos que demuestren el nexo causal existente entre la conducta de
su representado y el resultado disvalioso acontecido. Arguye que no existe ninguna
probanza de suficiente valor convictivo que desvirtúe el estado de inocencia del que goza
su defendido; que éste solo cesa como consecuencia de una sentencia judicial; y que es al
órgano acusador a quién le incumbe aportar las pruebas que demuestran en el caso en
concreto la responsabilidad penal que se intenta endilgar.
Expone que dentro de este expediente solo se reunieron meros elementos
indiciarios, los que no alcanzan para avalar el dictado de un resolutorio como el de marras;
y que el a-quo en el fallo cuestionado solo se limitó a realizar un raconto de elementos
sueltos que no son suficientes para acreditar la responsabilidad que le achaca a su pupilo en
el siniestro. Agrega que si bien la culpa en materia penal no es compensable, no se puede
dejar de señalar que la víctima actuó en forma absolutamente imprudente y negligente al
intentar acceder a una ruta altamente transitada sin tomar las precauciones debidas. Por ello
ante la falta de pruebas directas, serias e incriminantes, solicita que se revoque el decisorio
impugnado, y que se absuelva de culpa y cargo a E. S. D. por aplicación del artículo 5 del
Código Procesal Penal.
Al serle corrido el traslado de fojas 98 el órgano acusador nada dijo en relación
a las pretensiones subsidiarias planteadas por la defensa de D..
Pese a que no se profundizó la investigación en la medida que el caso lo
requería, existen en autos elementos probatorios que permiten reconstruir la mecánica
siniestral, en especial con lo constatado y graficado por la preventora a fs. 5 y 6, los dichos
del justiciable a fs.9, y los de la víctima a fs. 8 y 19.
En consecuencia, se encuentra contundentemente acreditado que el día 13 de
julio de 2003, E. D. circulaba con su automóvil Fiat 128, dominio UJG-271 por la ruta
provincial nº 21, por la mano de circulación este-oeste, a la altura del Km. 9,5 donde se
encuentra enclavado el barrio denominado “Los ciruelos” y existe sobre una de las
banquinas (la del lado norte de unos 20 metros de ancho) un mejorado de piedra tipo
dársena, para el ascenso y descenso de pasajeros de los colectivos, y también sobre el lado
sur una garita tipo refugio, circunstancias todas ellas que permiten catalogar a ese lugar
como un sitio urbanizado.
El hecho de que las huellas de frenada correspondientes al automóvil
colisionante, de unos cincuenta metros de extensión, se encuentren sobre la banquina norte
en dirección hacia el oeste, naciendo precisamente las mismas a partir de la aludida
dársena, permite deducir que al momento en que el Fiat 128 atraviesa ese lugar no se
encontraba en el mismo el colectivo conducido por Salvini, porque de lo contrario lo
hubiera colisionado en su parte trasera. Es dubitativa la versión de Figueroa sobre este
aspecto de la cuestión, ya que a fs. 8 dice haber descendido en último término del colectivo,
momento en el que este arrancó y luego fue colisionado en la banquina por el automóvil;
mientras que a fs. 18 dijo que recién se bajaba del colectivo.
Esta ambigüedad puede dar lugar a pensar que el colectivo no ingresó a la
dársena y se detuvo sobre la ruta para que descendieran los pasajeros, pero sin perjuicio de
esto, se encuentra plenamente acreditado que D. ejecutó el sobrepaso del colectivo por la
derecha, donde se encontraba parado Figueroa, al cual terminó embistiendo en una pierna,
ocasionándole un lesionamiento leve en la misma, en tanto no se acreditó que ello le
impidiera desempeñarse laboralmente por más de un mes.
En consecuencia, la causa primera que ocasiona el siniestro lo constituye el
exceso de velocidad traído por D., sobre todo para trasponer una zona urbanizada y
habiendo estado en condiciones de observar con la suficiente antelación que delante suyo
circulaba lentamente o se encontraba detenido un vehículo, al que sólo estaba autorizado
reglamentariamente a sobrepasarlo por la izquierda, violando de ese modo lo dispuesto por
los arts. 50 y 42 de la Ley 24.449, por lo que –en mi criterio- corresponde confirmar la
sentencia recurrida.
A LA MISMA CUESTIÓN LOS DRES. PAOLICELLI Y FIERRO,
DIJERON: que compartían los fundamentos explicitados por el Dr. Jukic
precedentemente, y en consecuencia sufragaban en idéntico sentido.
A LA TERCERA CUESTIÓN LOS DRES. JUKIC, PAOLICELLI Y
FIERRO, DIJERON: que atento el resultado verificado al votar las dos cuestiones
precedentes, correspondía rechazar el planteo de nulidad deducido, y confirmar la sentencia
apelada en todo cuanto ha sido materia de recurso.
Por tanto, la Sala IV de la Cámara de Apelación en lo Penal;
FALLA: rechazando el planteo de nulidad deducido, y confirmando la
sentencia apelada en todo cuanto ha sido materia de recurso.
Insértese, agréguese copia, hágase saber y baje.
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