Documento

Anuncio
"DEJAD QUE MIS HIJOS VENGAN A MÍ"
El Síndrome de la Alienación parental vs. La tenencia compartida.
Dra. Patricia Janet Beltrán Pacheco.
Vocal Titular de la Corte Superior de Lima.
Cada minuto nace un niño en el mundo y con él la incertidumbre de saber si tendrá
la oportunidad de convivir con papá y mamá, si tendrá la oportunidad de crecer en familia
y sobretodo si podrá contar con el apoyo y la ayuda de ambos padres en igualdad de
condiciones; estas interrogantes sólo se resolverán conforme transcurra el tiempo, pues la
unión familiar permanecerá mientras los padres asuman el reto de ser mejores
fortaleciendo su vinculo de pareja en búsqueda de la felicidad que sus hijos merecen.
La unión de pareja podrá romperse más la unión parental deberá de sobrepasar
todos estos escollos e incertidumbres, siendo fundamental comprender que el “mejor
padre son ambos padres”, por lo que debemos entender que nuestra labor como tales
surge desde que nuestros hijos se encuentran en el vientre materno y sólo desaparecerá
cuando nosotros o ellos dejemos de existir físicamente, siendo por tanto imprescindible
que exista una fluida comunicación en la pareja, una toma de decisiones conjuntas y el
respeto al amor que los hijos le brindan a ambos progenitores; más aún si estos se
encuentran separados por razones personales o laborales, ya que el mutuo entendimiento
es fundamental para la protección integral del interés superior de nuestros hijos.
Actualmente observamos que los matrimonios y las uniones convivenciales son
cada día más suceptibles de disolverse por decisión de uno o ambos padres, lo que lleva
a que surja un conflicto de intereses en torno a la tenencia de los hijos menores de edad,
la misma que muchas veces y de manera errónea se confunde con la patria potestad, la
tenencia a diferencia de esta ultima implica el derecho de vivir conjuntamente con
nuestros hijos menores de edad mientras que la segunda es el conjunto derechos y
deberes que los padres ejercen sobre la persona y bienes de sus hijos, nuestra legislación
y la normativa extranjera ha previsto a lo largo del tiempo diversas normas que
determinan con quien crecería mejor el niño, muchas de estas sólo pensaban en los
intereses de la madre, resolviendo la problemática en base al genero, más es hora que no
pensemos ni en la madre ni en el padre, sino en el niño, puesto que la verdad es sólo una:
todo niño para desarrollarse necesita que ambos padres se comprometan de manera
responsable en su crianza, más aún si consideramos que conforme nuestros hijos crecen
nosotros crecemos a su lado, ya que desde antes de su nacimiento nos convertimos en
su guía y con ello asumimos los retos que nos esperan como familia. En muchas
oportunidades escuchamos a los padres decir: “La maestra nos ha dejado una tarea muy
difícil”, “tenemos examen de ingreso a la universidad”, “nos encontramos en un
problema”,”nos sacamos veinte en matemáticas”, entre otras frases; que nos expresan la
identidad y compenetración que los progenitores tenemos con nuestros hijos debiendo
evitar confundir nuestros roles con actitudes sobre protectoras.
SOBRE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL.Debemos señalar que el término de Síndrome de Alineación Parental, fue
introducido en el Derecho de Familia y sobretodo en el Derecho del Menor por Richard
Gardner en 1985, describiéndolo como un fenómeno que perjudica los intereses del
menor, desde entonces es estudiado en Estados Unidos, Francia, España, Chile,
Argentina, Italia, Alemania y en otros países de nuestro continente, en el Perú muy pocos
hemos tratado el tema, por lo que sería importante profundizar estos conocimientos
básicos para una sociedad como la nuestra asumiendo así un compromiso en pro del
bienestar de los niños.
El Síndrome de la Alienación Parental, (SAP) es aquel proceso a través del cual el
progenitor que ejerce la tenencia del hijo o hijos, programa o condiciona la conducta de
estos para que sienta recelo, temor o cólera hacía el progenitor que no vive con él,
considerándose como una de sus principales características que lo realiza sin tener
justificación alguna.
Es preciso añadir, que una vez presente el SAP en la vida del niño o adolescente,
este tendrá actitudes que denigran al progenitor alienado, suele suceder que el progenitor
es hecho de lado y los niños son los que niegan cualquier tipo de contacto, resistiéndose
a aceptarlo como parte de su vida. Debemos considerar que en la mayor parte de casos,
el progenitor alienador es con frecuencia una persona que se muestra como sobre
protectora, aunque también se han conocido de muchos casos SAP de progenitores
cegados por los celos y revanchismo, actitudes que no le permiten observar la dimensión
del daño moral que le causa a su hijo o hijos al utilizarlos como medio o instrumento de su
venganza o rencor personal en contra del progenitor que no ejerce la tenencia.
Lastimosamente, la presencia del SAP destruye irremediablemente el lazo entre el
progenitor y su hijo o hijos, sobretodo si se encuentran separados por un largo período de
tiempo; inducir a un hijo a la alienación es un tipo de violencia infantil que nuestros
magistrados y autoridades públicas muchas veces pasan por alto, sin considerar que este
abuso emocional tendrá de seguro repercusiones psicológicas y de autoestima que
influirán negativamente en la vida y en la formación del niño.
A través del SAP se ha podido llegar a la conclusión que existen cierto tipo de
características en los hijos victimas: depresión crónica, gran incapacidad de interactuar en
su medio ambiente, transtornos en la personalidad y en la autoestima, un sentimiento de
culpa, aislamiento, hostilidad, introversión, llegando inclusive a consecuencias nefastas
como el suicidio infantil o juvenil.
Es común observar en nuestra sociedad que los progenitores que por alguna
razón deciden separarse o divorciarse muchas veces tratan de minar el afecto del hijo por
el otro progenitor, para ello centran sus esfuerzos en denigrar grave y reiteradamente al
otro padre, por lo que es casi irremediable que este niño o adolescente se aparte con gran
resentimiento de aquel, generando al padre que ejerce la tenencia mayor seguridad
respecto al amor de sus hijos, muchos inclusive lo asumen como una prueba de su lealtad
y otros simplemente lo toman como si los hijos tuvieran que decidir a que "bando" se
integrarán, les comentare que en algunas ocasiones en las que he tenido la oportunidad
de guiar talleres para padres separados he compartido con ellos sus experiencias,
muchos de ellos reconocen el uso de ciertas frases que son eje del SAP, por lo que
suelen decir: “ya ves Juanito, tu madre se ha ido con otro hombre pero en cambio yo me
sacrifico por ti y sólo vivo para ti”, “mira a tu padre para la otra (indicando a la nueva
pareja del progenitor) si tiene dinero pero para ti no, sólo le importa ella, pero recuerda
que tú eres todo para mí, y yo no tengo a nadie más si no sólo a ti”.
Frases como las antes expresadas minan la autoestima y el respeto de los niños
hacia sus padres sobretodo hacia los que no viven con ellos. En otras oportunidades he
tenido la ocasión de dirigir talleres de adolescentes, sobretodo hijos de familias separadas
y descubro con gran tristeza que luego de pasados muchos años los jóvenes se sienten
engañados por el progenitor alienador - que generalmente es quien ejerce la tenencia- la
verdad de cada situación es descubierta, lo que provoca una reacción adversa en contra
de quien vivió con él durante el ultimo tiempo, buscando la compañía del padre alienado,
en otras oportunidades hemos observado con profunda tristeza, las frustraciones que por
el SAP se causan en los jóvenes, quienes se preguntan: ¿Realmente he tenido una
infancia feliz? ¿Por qué a mí?, ¿Por qué no he podido un día en mi infancia dormir con mi
papi mientras él me contaba un cuento? ¿Por qué mi mamita nunca permitió que cuando
estuve enfermo mi papi ingresara a la casa a pesar de no ser su día de visitas? ¿Por qué
tenía que ver a mi mami desde la ventana de mi cuarto sin poder recibir un beso el día de
mi cumpleaños por no ser el día de visitas que el Juez le asigno para que me llevará a
pasear?...la respuesta sólo la tienen los padres: todos estos niños y adolescentes fueron
víctimas conscientes o inconscientes de alineación parental, pero la contra pregunta será
¿Podrán los padres devolverles la alegría a sus hijos? ¿Podrán los padres retroceder el
tiempo y darles a sus hijos el mismo afecto que ellos buscaban cuando niños? Con gran
pena debemos reconocer que nadie, ni siquiera ellos mismos podrán retrotraer el tiempo,
por lo que el daño está causado.
Las relaciones cordiales tras el divorcio o la separación no aíslan a los
progenitores de la tensión generada cuando uno de ellos encuentra un nuevo amor, la
gran mayoría se sorprenden de la intensidad de su reacción a la noticia de que el
progenitor de su hijo volverá a contraer matrimonio o se volverá a comprometer, tal vez
pensaban que una eventualidad así no les llegaría a afectar, pero en vez de eso, vuelven
a experimentar mucho de dolor y la rabia que acompañó al divorcio, una de las
preocupaciones más intensas se basa en la relación que esta nueva pareja tendrá con
sus hijos, el temor de ser “reemplazados” o que se "les robe su amor", sentimientos muy
humanos pero a su vez emocionalmente infundados, que los ciega y los convierte en
personas con poca capacidad de razonar.
Es aquí donde surge la idea de lo que denominamos familias extendidas, es decir,
se les debe enseñar a los niños que la pareja de su padre o de su madre nunca
reemplazará a su progenitor, por lo que debemos evitar usar los términos “madrastra” o
“padrastro”, los que se toman como peyorativos por lo que inducen a confusión, asimismo
debe de comprenderse que las personas que contraen un nuevo compromiso deberán ser
grandes amigos de sus hijos por lo que se debe tener en consideración, asimismo que
los hijos que nazcan como fruto de esa nueva unión no deberán denominarse
“hermanastros” sino que deberán ser considerados simplemente como hermanos.
El SAP está siendo implementado y estudiado en muchos países de Europa
debiendo destacar que a traves de dicho estudio se esta incorporando técnicas de
integración familiar, ya que su punto de partida es ayudar a los niños a comprender que el
amor es la base de todas sus relaciones interpersonales y sociales.
En nuestra labor de investigación
partimos con el estudio de las familias
extendidas, por lo que destacaremos tres situaciones que se vinculan al SAP, en primer
lugar el deseo del progenitor que ejerce la tenencia de “eliminar” al otro progenitor en la
vida del hijo para hacerle un lugar a su pareja actual; en segundo lugar los sentimientos
de competitividad entre el ex cónyuge y la actual pareja, y en tercer lugar los intentos de
la nueva pareja de unirse frente a “un enemigo común”, estos casos no son generalmente
excluyentes al contrario se encuentran interrelacionadas, más no son las únicas
situaciones que se manifiestan en nuestra realidad, debiendo destacar que hay otras
tantas que originan una gran confusión en el niño, pues considera que debe de escoger
en “que bando” se desarrollará, hecho que debería considerarse como una casual de
violencia psicológica.
Cabe así señalar, que posterior a la separación de los progenitores, la relación
más débil y suceptible es la relación paterno filial, pues además de ser generalmente
obligados a separarse y alejarse, está presente también el peligro latente de que el niño
pueda verse sometido a una manipulación maliciosa.
El SAP no sólo alejará al niño de su progenitor no custodio - es decir de aquel que
no ejerce la tenencia- sino que también lo alejará de la familia de este: abuelos, tios,
primos; situación que normalmente ocurre con éxito pues el progenitor alienador actua en
la mayoría de los casos con una gran habilidad, logrando inclusive que los hijos inventen
hechos, respalden mentiras; olviden momentos de alegria familiar, basandose en la
lealtad natural que los hijos siente por él y en el temor de quedarse solos en caso no
actuen de acuerdo a sus indicaciones, se han visto casos de padres o madres que les
dicen a sus hijos " si tu te vas con él - en referencia al otro progenitor- nunca más me
verás" o "si sales a pasear con ella te llevará muy lejos de mí y ya no podremos estar
juntos porque lo unico que desea es separarnos", lo que merma en la mente del hijo y lo
hace sentirse culpable del "sufrimiento" del progenitor alienador. Especialistas como
Isabel Lerman señalan lo siguiente: "generalmente, los hijos alienados muestran una
reacción evidente, de miedo de desagradar o de estar en desacuerdo con el progenitor
alienador. El mensaje de este es claro: hay que elegirme "a mí". Si los hijos desobedecen
a esta directiva, especialmente expresando una aprobación hacia el progenitor ausente,
aprenderán pronto a pagar el precio, señalando que estos procedimientos actúan sobre la
emoción más fundamental del ser humano: el miedo de ser abandonado".
Es usual encontrar el SAP más en la madre que en el padre, aunque no es
generalizado, debido de que a menudo la judicatura y la legislación la favorece para
ejercer la tenencia y el padre solamente como consecuencia recibirá un régimen de visitas
que se reduce a unas horas a la semana, el mismo que puede ser con externamiento o
internamiento (el primero de ellos permite al progenitor visitante que retire al menor de la
casa donde reside, mientras que el segundo sólo permite ingresar al domicilio,
restringiéndose injustamente a las limitaciones que le impone el dueño de casa,
generándose casos marcados de violencia psicológica no solo contra el padre visitante
sino que también contra el niño, a quien se le restringe hasta la posibilidad de jugar en la
casa o de invitar a su padre a su dormitorio, lo que le causa la sensación de inestabilidad
y falta de dominio de escena, debemos acotar que el término régimen de visitas, debe ser
cambiado por el de “tiempo mínimo de convivencia”, ya que un progenitor no puede ser
rebajado a la categoría de un simple visitante puesto que al existir un vínculo de filiación
debe existir la convivencia necesaria que le permita participar activamente en la crianza
de los hijos, dejando su rol de meros espectadores para tener responsabilidad sobre la
persona y bienes de estos, por lo menos hasta que alcancen la mayoría de edad.
El proceso de SAP suele empezar con simples comentarios, que al parecer son
inocentes las primeras veces se suele decir "recuerda que madre sólo hay una”, “Si te
hacen algo llámame e inmediatamente estaré ahí porque soy la única que realmente te
ama”,“No olvides llámame en cuanto llegues para así saber si te encuentras bien porque
solo yo te cuido", "Si te da miedo, iré a buscarte", etc. El mensaje en realidad es, “cuidado
es peligroso el lugar donde tu vayas sin mí”, “Nadie te querrá ni protegerá como yo.” Es
así que se observarán posteriormente actitudes como: desvalorizar e insultar al otro
progenitor delante de sus hijos; evitar comunicaciones de cualquier tipo; realizar
indicaciones para que el niño evite tener contacto con la familia paterna o materna;
negarle a los hijos el derecho de contestar llamadas telefónicas o comunicaciones por email del padre; se organizan actividades de interés para los hijos con la finalidad de evitar
que vaya donde el progenitor con el que no cohabita, llegando hasta el hecho de negarle
toda información de los avances escolares y el acceso a los expedientes médicos,
presentar al segundo cónyuge como su nueva madre o su nuevo padre; buscar la
destrucción económica-laboral del padre no Conviviente sin darse cuenta que esta
perjudicando el derecho de sus hijos ya que la fuente de ingresos con el cual cumplirá con
brindar alimentos es justo aquella, privándosele a los hijos innecesariamente de derechos
que le son reconocidos no sólo por las normas supranacionales sino que también por las
normas nacionales creándoles una situación de desamor y abandono inexistente.
Por ello, es imprescindible que se realicen terapias psiquiatricas y psicológicas
para la familia: padre, madre e hijos, tanto individuales como grupales, las mismas que
deben de realizarse por profesionales realmente comprometidos con salvaguardar los
intereses del menor y no por aquellos que buscan hacerle un favor a la madre por
cuestión de genero o “por pena al que sufre” ya que se está afectando no sólo lo básico
para el desarrollo integral del menor sino que tambien se esta afectando el ideal de familia
al que todos tenemos derecho, el mismo que se trasmitirá de generación en generación.
Debemos por tanto, llegar a la conclusión que ya es el momento en que el Sistema
Jurídico y los operadores del derecho de familia deban preocuparse por evitar que se
utilicen como herramientas de maltrato infantil al SAP, por lo que ante el mínimo síntoma
de ello, debería de inmediatamente modificarse la tenencia a favor del otro progenitor
siempre que cumpla con las condiciones básicas.
SOBRE LA TENENCIA COMPARTIDA.Nuestra sociedad actual se enfrenta desde hace unos años a un fenómeno
socialmente importante, que es el hecho de que tanto hombre como mujer, ingresen al
mercado laboral activo, ya no es como en la década de los setentas hacia atrás, años en
los cuales la mujer se dedicaba con exclusividad al cuidado de la casa y de los hijos
mientras que el varón era quien salía a laborar para mantener la economía de la familia;
ante dicho fenómeno surgen las “guarderias”, las “nanas” y hasta las “enfermeras
especializadas en cuidado de niños”, más si bien es cierto lo fundamental es que el niño
se encuentre seguro, tambien es cierto que se necesita mejor calidad de tiempo a favor
de los hijos, por lo que se observará que la idea de coparentabilidad, surge
inmediatamente pues consiste en asumir ambos padres retos conjuntos, por ejemplo:
indistintamente cambiar pañales, bañar al niño, realizar las tareas, actos que no hacen
menos mujer a la madre (como socialmente se cree, lo que constituye un perjuicio
infundado) pero en cambio si crea un nexo más fuerte entre el padre y el niño, quienes
compartirán momentos imborrables en la memoria de cada uno de ellos.
La Sociedad peruana se autodenomina “machista”, pero realmente debemos
comprender que este “cliché” no es más que un simple término, asimismo es importante
reconocer que tanto padre y madre somos imprescindibles en la vida de un hijo, ya que el
hecho de haber llevado en el vientre materno al hijo es una situación biológica pero no
nos hace más que el padre, ya que para que un niño sea engendrado se necesita de
ambos, y con ello surge en torno a este nuevo ser una responsabilidad compartida.
La tenencia compartida o también conocida como la coparentabilidad, se
encuentra prevista con este nombre en una serie de legislaciones de Europa,
Norteamérica y está siendo estudiada por muchos especialistas para ser incluida en las
legislaciones latinoamericanas, en el “informe reencuentro” base para el análisis que
realizaré, precisan que la “custodia compartida” - entiéndase el término custodia como
sinónimo de tenencia- es fácil de desarrollarse cuando los progenitores viven juntos
inclusive se establece que este tipo de ejercicio de la patria potestad reduce el índice de
divorcios y separaciones, se precisa que esta institución genera como consecuencia una
serie de ventajas a favor del niño como son: mejor adaptación a su entorno, mejor
rendimiento escolar, mayor satisfacción con la distribución de los tiempos de convivencia,
mayores niveles de autoestima y confianza en sí mismo, mejor relación interpersonal con
ambos padres, menos problemas psíquicos o síntomas de estrés psicosomático, menos
interferencias por parte de las nuevas parejas de los progenitores y menos probabilidades
de maltrato o violencia psicológica. Asimismo, se determina a favor de los padres: menos
conflictividad y más cooperación, más satisfacción en la relación que mantienen con sus
hijos, menos recurso a los castigos físicos, menos presión psicológica y la culpabilización
del otro progenitor, y sobretodo mayor responsabilidad en torno a los hijos: pagos de
pensiones al día, interés en las actividades diarias de los hijos entre otros beneficios que
acarrea.
En nuestro país muchos estudiosos no comprenden realmente los alcances de la
tenencia compartida, pero para introducir esta idea lo primero que tenemos que hacer, es
romper con el perjuicio social de que sólo la madre es capaz de cuidar de los hijos,
actualmente vivimos en tiempos en los que tanto padre como madre trabajan, por lo que
al compartir ambos la patria potestad sobre los hijos también deben compartir los deberes
y las responsabilidades, por ejemplo si la madre tiene un día arduo de trabajo, porque no
permitirle al padre que haga las tareas escolares, les de alimentos, los bañe y los acueste
contándole un cuento?, la respuesta es fácil para algunas personas, es que “madre es
madre”, pero les preguntó: si algún día la madre falleciera antes que el padre, quien sería
el más adecuado para cuidar y criar a los niños? La respuesta en este caso
automáticamente será: “por supuesto, el padre”; entonces pónganse a meditar y responda
la siguiente interrogante ¿Cómo lograremos contar con un padre capacitado para guiar la
crianza de sus hijos si nunca le dimos la oportunidad de desarrollarse y de aprender a
cuidarlos directamente?, este es un tema que muy pocos lo han analizado y que en los
talleres o escuelas para padres actualmente se vienen tratando de viabilizar en la
práctica.
La tenencia compartida o custodia conjunta, permitirá a ambos progenitores
establecer vínculos afectivos sólidos entre ellos y entre estos y sus hijos, es lo que
autores como Margaret Brinig llama “teoría de la vinculación afectiva” (bonding theory)
asimismo la tenencia conjunta permite un mayor control de las responsabilidades de
ambos padres.
Durante la vigencia del vinculo matrimonial o convivencial de los padres es sencillo
viabilizar la tenencia compartida, más luego de la separación de estos surge el problema
real, ya que no se entiende como podrán compartir las responsabilidades si residen en
lugares separados, lo que no consiste en que el niño o adolescente tenga que mudarse
de un lugar a otro, causándole una suerte de inestabilidad situacional, sino que consiste
en que deba determinarse la tenencia a favor de uno de los padres, pero en lugar de
hablar de “régimen de visitas” se hable de tiempo mínimo de convivencia para permitir
mayor flexibilidad en el contacto con los hijos siempre que se observe que es un padre
responsable, debiendo considerara que el progenitor no conviviente no es un visitante ya
que tiene interés y responsabilidad directa en el desarrollo de los intereses del niño, para
ello el Juez de Familia a falta de acuerdo entre los padres deberá de determinar un tiempo
mínimo de horas a favor de la relación paterno o materno filial, permitiéndole al niño
convivir por periodos cortos de tiempo, por ejemplo: un fin de semana alterno, con el
progenitor que no ejerce la tenencia en virtud a que conserva la patria potestad.
La tenencia deberá por tanto ser conceptualizada como aquella institución que
permitirá a uno de los progenitores vivir con su hijo y al otro participar activamente en la
crianza, logrando así una formación integral del hijo, por consiguiente los padres que no
ejercen la tenencia tienen el derecho de convivir con ellos, siempre que le proporcionen
un ambiente estable y a favor de sus derechos, solucionándose así un grave problema
que día a día va en aumento, el que se enmarca en el derecho de los niños de crecer con
la colaboración de sus padres.
Tras haber sido mal usado el término “interés superior del niño” la formula de
reparto del tiempo del niño entre sus dos progenitores en partes proporcionales, se basa
en un adecuado desarrollo del menor que permite un vinculo afectivo intenso donde los
únicos beneficiados son los hijos, lo cual es adecuado para el Derecho de Familia que
busca proteger los intereses subjetivos de los miembros de la familia como cédula básica
de la Sociedad.
El 05 de marzo del 2002, el senado Francés aprobó la nueva ley sobre la autoridad
parental, estableciendo disposiciones innovadoras, las mismas que serían viables en
nuestra sociedad, podemos destacar las siguientes: la desaparición del concepto de
tenencia sosteniendo el uso del término “ejercicio común de la patria potestad”; la
priorización del convenio que los padres pretendan hacer valer cuidando que sea a favor
del niño, a falta de acuerdo el magistrado competente establecerá que el niño pasará
tiempo con uno y con otro, buscando la equiparidad de periodos o lapsos de tiempo.
Por lo expuesto, el ejercicio de la función parental no puede considerarse con
independencia de las cuestiones de igualdad, igual social e igual entre los sexos, por
tanto promover la coparentabilidad es permitir a los padres y a las madres el
establecimiento de un equilibrio entre la vida profesional, familiar y social.
En los Estados Unidos, la tenencia compartida (shared custody) o tenencia
conjunta (joint custody), es una realidad que durante los últimos años, ha ganado terreno
de forma imparable, hasta el punto de ser ya la fórmula adoptada como presunción inicial
en casi todas las legislaciones sobre divorcio de los distintos estados americanos. En
general, es preciso distinguir entre dos formas de tenencia en dicho país: por una parte
tenemos la custodia legal conjunta, la misma que significa que los padres comparten el
derecho de decisión, la responsabilidad y la autoridad respecto a todas las cuestiones de
importancia que afecten a sus hijos, esta suele acompañarse de un régimen amplio de
convivencia, que varía según los distintos estados; por otra parte tenemos la custodia
física conjunta, que significa que los padres comparten el tiempo de residencia con el
niño, aunque los períodos de convivencia no tengan forzosamente la misma duración,
mínimo un 35 % y máximo un 50% del tiempo del niño corresponderá a cada padre,
dependiendo de la edad, opinión, necesidades y actividades de cada hijo.
En Legislaciones como la Canadiense se observa que el término tenencia se a
modificado por el término coparentabilidad, reconociéndose lo siguiente: a pesar del
divorcio ambos padres deberán de procurar mantener una relación estrecha, reciproca y
continua en bienestar de sus hijos; la edad del menor nunca debe ser considerada una
excusa para limitar el contacto con el otro progenitor; no debe otorgarse preferencia a
ninguno de los padres por razón de sexo; y asimismo deberá darse prioridad a los
planteamientos
y
convenios
de
coparentabilidad
presentados
por
los
padres,
promoviéndose la conciliación.
Durante mi permanencia en una institución dedicada a la protección de los
derechos de los niños que tienen que afrontar la separación de sus padres, trabaje
conjuntamente con otros profesionales la posibilidad de modificar parte de nuestra
legislación de los niños y adolescentes, propuestas que actualmente están siendo
estudiadas en el Congreso de la República, las mismas que sólo son el primer paso para
lograr que se instaure la coparentabilidad en nuestro sistema jurídico, las modificaciones
que se deberán de analizar están basadas en dos aspectos: Tenencia y Regimen de
Visitas.
Respecto a la Tenencia, en primer lugar proponemos la conciliación y/o la
mediación entre los padres posterior a una terapia familiar que deberán de acreditar
haberla realizado, este acuerdo solo requeriría la homologación del Juez de Familia, quien
también intervendrá sólo si no existiera acuerdo entre los anteriores. Asimismo, se
propone otorgarle al Juez
Especializado la facultad de poder modificar de oficio la
tenencia del niño, en los casos de peligro inminente o cuando se afecte su derecho de
relacionarse con ambos padres en igualdad de condiciones.
Respecto al Régimen de Visitas, se establece que debería de modificarse la
denominación actual por la de tiempo mínimo de convivencia, la cual debería de ser de 48
horas continuas los fines de semana de manera alterna y 12 horas durante la semana,
para que el niño se relacione con el padre o madre que no goza de la tenencia, estos
plazos se recomienda se amplíen durante el tiempo de vacaciones o feriados, las reglas
serían las siguientes: a menor edad del hijo, mayor será el tiempo mínimo de convivencia;
se distribuirán dos períodos mínimos, en aquellos casos donde ambos padres viven en la
misma localidad, en casos que por fuerza mayor no se pudiera cumplir se plantea un
tiempo mínimo de convivencia de dos meses y medio para el progenitor que no ejerce la
tenencia estableciéndose los días en que verá al otro progenitor, en todos estos casos es
fundamental la comunicación constante y alturada de los padres a favor de sus hijos,
permitiéndose una supervisión constante de la educación y salud del niño, y una rendición
de “cuentas” ante el Juez de Familia cada cierto tiempo.
Finalmente a modo de conclusión debemos precisar que ya es hora que
modifiquemos nuestras ideas y con ello nuestra legislación a favor de los niños quienes
tienen el derecho de crecer con la participación de ambos padres en igual de condiciones,
lo que no es un reto sino una necesidad que crece día a día, en una sociedad donde los
padres debemos asumir responsabilidades efectivas que nos permitan aprender y
experimentar en “familia” diversos enfoques de las circunstancias y realidades que se
suscitan logrando así que nuestros hijos en su oportunidad sean mejores padres que lo
que nosotros fuimos con ellos, evitando que su personalidad se vea distorsionada sin
fundamento alguno, ya que ante los conflictos de pareja que en cualquier ocasión pueden
surgir se deberá asumir el reto de que su vínculo parental perdurara en el tiempo al ser
los compañeros incondicionales de sus hijos, y los mejores amigos que ellos podrán
encontrar en sus vidas y que seremos “padres por siempre”.
Descargar