Cámara Federal de Casación Penal Cámara Federal de Casación

Anuncio
Cámara Federal de Casación Penal
Causa N° 7907 –Sala II“Cabañas Tomas, Ernesto
s/recurso de casación”
REGISTRO N° 19688
/// la ciudad de Buenos Aires, a los 16
días del mes de
febrero de dos mil doce, se reúne la Sala II de la Cámara
Federal
de
Casación
Alejandro
W.
Slokar
doctoras
Ana
María
Penal
integrada
por
el
juez
doctor
como Presidente y las señoras juezas
Figueroa
Vocales, asistidos por la
y
Ángela
Ester
Ledesma
como
Secretaria de Cámara, doctora María
Jimena Monsalve, a los efectos de resolver el recurso de
casación interpuesto contra la sentencia de
fs. 326/332vta. de
la causa nº 7907 del registro de esta Sala: “Cabañas Tomas,
Ernesto s/ recurso de casación”. Interviene representado el
Ministerio Público Fiscal el señor Fiscal General doctor Raúl
Omar Pleé, por la defensa el doctor Marcelo Parrilli y por la
querella el doctor José Ángel Ramírez.
Efectuado el sorteo para que los señores jueces
emitan su voto, resultaron designados para hacerlo en primer
término el juez doctor Alejandro W. Slokar y en segundo y
tercer lugar las juezas doctoras Angela Ledesma y Ana María
Figueroa, respectivamente.
El señor juez doctor Alejandro W. Slokar dijo:
-I1º) Que el Tribunal Oral en lo Criminal n° 18 de esta
ciudad, mediante sentencia de fecha 1º de diciembre de 2006, en
la causa n° 1795 de su registro, resolvió condenar a Ernesto
Cabañas Tomas a la pena de tres años de prisión en suspenso,
ocho años de inhabilitación para conducir vehículos automotores
y costas, por ser autor penalmente responsable del delito de
homicidio culposo agravado por haber sido cometido mediante la
conducción de un vehículo automotor (fs. 321/321 vta., cuyos
argumentos obran a fs. 326/332 vta.).
Contra esa decisión, la defensa interpuso recurso de
casación (fs. 334/346), que fue concedido (fs. 347/349).
2°) El recurrente mencionó que la sentencia recurrida
“carece de motivación para ser válida, al resultar arbitraria
en su fundamentación por cuanto la misma no resulta ser una
derivación razonada del derecho vigente en relación con las
circunstancias debidamente comprobadas de la causa”.
Así,
extremos
señaló
que
indispensables
“no
para
se
encuentran
tener
por
probados
los
acreditada
la
responsabilidad criminal de [su] asistido en el hecho que se le
reprocha”.
Agregó que “los únicos testigos que señalan, en
contraposición
a
lo
declarado
por
Cabañas
Tomás
en
su
indagatoria (fs. 59/61) e incorporado por lectura y el testigo
Vargas Fuentes en la audiencia oral en cuanto a que el cruce de
la Avenida Córdoba se produjo con la luz amarilla para quienes
venían transitando por Leandro Alem, son el conductor del taxi,
Sr. Fábregas y su pasajero, el Sr. Scorofitz” [y que] “[l]os
demás testigos, es decir, todos los que venían por la Avenida
Córdoba, no solamente no tuvieron visión del semáforo ubicado
frente al tránsito que se desplazaba por Alem, solamente podían
ver el que regulaba el tránsito sobre la Avda. Córdoba, sino
que, además, tampoco pueden afirmar categóricamente que cuando
emprendió la marcha la víctima de autos e, incluso, ellos
mismos, el semáforo que los enfrentaba se encontrara con luz
verde”.
Criticó que “la sentencia no [tuviera] en cuenta que
la víctima no portaba en su vehículo (bicicleta) elementos
retroreflectantes en las ruedas y si bien hace consideración de
la falta de casco lo cierto es que deja de lado esta infracción
cometida por la víctima, y en consecuencia no la [consideró]
una concausa, señalando que Testti, en realidad, era un peatón
y no un ciclista en el momento de ser embestida.”
En ese sentido refirió que “el hecho de que Testti
circulara, sobre su bicicleta, muy cerca de la senda peatonal o
incluso sobre ella no la conv[ertía] en un peatón” [y que] “si
Testti se hubiera desplazado caminando, como lo hacían otros
testigos,
no
hubiera
sido
atropellada
por
Cabañas
Tomás
[agregando que] como Testti, ciclista, se desplazaba en una
Cámara Federal de Casación Penal
bicicleta,
lo
cual
Causa N° 7907 –Sala II“Cabañas Tomas, Ernesto
s/recurso de casación”
obviamente le daba mayor velocidad de
desplazamiento que a un peatón, llegó mucho antes que los
peatones al centro de la Avda. Alem y por eso fue embestida”.
Señaló que “[l]a falta del deber de cuidado en la
víctima, esto es, la falta de casco protector, como así también
su posible imprudencia al cruzar la Avda. Alem son elementos
que tuvieron necesariamente que ser considerados como concausa
en el resultado final y, a todo evento, si bien no podrían
llevar a la exclusión de responsabilidad de [su] asistido sí a
la reducción de la pena que se le impusiera”.
Destacó que “en esta etapa procesal, es decir, al
momento
de
adquiere
deriva
el
dictarse
llamado
además
que
sentencia,
es
cuando
mayor
amplitud
principio de inocencia” [… del
el
procesado
no
solamente
no
cual]
tiene
la
obligación de probar su inocencia sino que sus pruebas de
descargo
no
pueden
ser
evaluadas
con
el
mismo
grado
de
rigurosidad que las de cargo (reitero que en el caso se
enfrentas [SIC] las versiones de Cabañas Tomás y Vargas Fuentes
por un lado con la de los testigos Fábregas y Scorofitz por el
otro) lleva, a
[su] juicio […] a la absolución de [su]
representado”.
Por último, expresó que no ignora “que ha planteado
cuestiones relativas a hecho y prueba pero las mismas, dada su
envergadura y relevancia, determinan que la sentencia recurrida
por esta vía incumpla con lo dispuesto en el art. 123 del CPPN
en cuanto a carecer de motivación suficiente resultando, en
definitiva, una resolución arbitraria por apartarse de las
constancias de la causa y aparecer fundada en la sola voluntad
de los magistrados que la suscriben”.
En definitiva, el recurrente solicitó que se proceda
de conformidad con lo establecido en el art. 471, C.P.P.N..
3°) A fs. 361 se pusieron las actuaciones en el
término
de
oficina
(arts.
465
-primera
parte-
y
466
del
C.P.P.N.).
La defensa reeditó los agravios expuestos en el
recurso de casación.
4°) Que superado la etapa prevista en el art. 468 del
C.P.P.N.
(fs.
393),
quedó
el
caso
en
condiciones
de
ser
resuelto.
-IILa decisión atacada es susceptible de ser recurrida
ante esta instancia por tratarse de la sentencia definitiva, y
el
recurso
ha
sido
interpuesto
por
quien
se
encuentra
legitimado para hacerlo, invocando el segundo motivo previsto
en el art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación.
Dado que se ha alegado arbitrariedad en la valoración
de las pruebas por parte del tribunal a quo, corresponde -en
primer término- señalar el hecho que se tuvo por acreditado en
la sentencia, y luego reseñar los fundamentos en que ello se
sustentó. La revisión del recurso no puede restringirse al mero
control de arbitrariedad, y debe llevarse a cabo con los
parámetros establecidos por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación
en
el
precedente
“Casal,
Matías
Eugenio”
(Fallos:
328:3399) que impone el esfuerzo por revisar todo lo que sea
susceptible de revisar, o sea de agotar la revisión de lo
revisable (considerando 23 del voto de los jueces Petracchi,
Maqueda, Zaffaroni y Lorenzetti; considerando 11 del voto del
juez Fayt, y considerando 12 del voto de la jueza Argibay). La
jurisdicción de revisión quedará circunscripta a los agravios
presentados y no implicará una revisión global de oficio de la
sentencia (art. 445; vide también consid. 12, párrafo 5, del
voto de la jueza Argibay en el caso citado).
-IIIEl tribunal tuvo por acreditado que “el día 24 de
enero de 2004, siendo las 22hs. aproximadamente, Cabañas Tomás,
que conducía el vehículo Fiat Fiorino dominio AWJ 104 por la
Av. Leandro N. Alem, cruzó la intersección de Av. Córdoba, a
pesar de que la luz del semáforo se lo impedía. Que lo hizo a
una velocidad tal que le impidió el dominio del rodado y en su
derrotero atropelló y causó la muerte de la víctima, que
cruzaba muy próxima a la senda peatonal, en bicicleta, junto
con otros ciclistas y peatones, en forma correcta, habilitada
Cámara Federal de Casación Penal
Causa N° 7907 –Sala II“Cabañas Tomas, Ernesto
s/recurso de casación”
por la luz verde del semáforo” (cfr. fs. 328 vta.).
El tribunal entendió que: “Cabañas Tomas violó los
arts. 44 inc. a) pto. 2 y 39 de la ley de tránsito 24.449,
entre otros y es sabido que toda infracción normativa resulta
indiciaria en cuanto al actuar culposo, y que sólo serán
punibles las infracciones que se encuentran descriptas en la
ley” [y que] “la muerte de Viviana M. Testti le es reprochable
a
título
de
culpa,
no
habiéndose
alegado,
ni
probado
justificantes de la conducta ni eximentes de culpabilidad, por
lo que deviene autor del delito de homicidio culposo, agravado
por
haberse
ocasionado
por
la
conducción
imprudente
y
antirreglamentaria de un automotor (art. 84, 2º párrafo del
Código Penal)” (conf. fs. 331/331 vta.).
El a quo arribó a dicha conclusión luego de valorar
los elementos probatorios producidos e incorporados durante el
juicio.
Rechazó
la
tesis
defensista
que
alegaba
una
equivalencia de testimonios en relación a si el cruce se
produjo o no con luz roja. En tal sentido, señaló que si bien
“[e]l
Dr.
Parrilli
afirma
que
sólo
el
testigo
Fábregas,
taximetrero, y su pasajero dijeron que su defendido cruzó con
luz roja” relevó que “[t]ambién lo afirmaron los testigos Vila,
Díaz, Tedesco, D’ Ascenzo, Cerrutti y Scorofitz que sobre el
punto coincidieron sin vacilación alguna: Cabañas cruzó a alta
velocidad y con la luz del semáforo en rojo” (fs. 330 vta.).
En ese sentido valoró, entre otras declaraciones, la
declaración del testigo Víctor Fernando Viola en cuanto expresó
“[Q]ue estaban parados en Córdoba y Alem, que abrió el semáforo
y arrancaron con luz verde” (fs. 329).
Asimismo, el a quo tuvo en cuenta “[e]l testimonio de
Juan Carlos Fábregas, quien refirió que hace unos tres años más
o menos, entre las 10 y 11 de la noche, circulaba con su
taxímetro por Leandro N. Alem, de sur a norte, con pasajero y
por el carril del medio. Que a la izquierda iba una Traffic y a
la par un Fiorino, a su derecha. Que unos 15/20 metros antes
del cruce, la luz se puso amarilla y entonces él desaceleró y
se detuvo, que lo mismo hizo la Traffic. Que en ese momento vio
que el Fiorino zigzagueó y aceleró con el semáforo que estaba
en rojo desde hacía 4 o 5 segundos” (fs. 329).
También relevó “[l]a declaración de Gustavo Alejandro
Díaz, que dijo que era pleno verano e iba con su coche por
Córdoba. Que abrió el semáforo, que habilitaba el cruce de
Alem, pero no pu[do] continuar la marcha porque había autos que
doblaban, que pasó por Alem una camioneta ‘a todo lo que da’ y
sintió como una explosión” [y por último la declaración de]
“Daniela Verónico Cerutti, esposa del testigo Díaz que iba con
éste ese día y que vio pasar a la Fiorino color rojo a gran
velocidad, que levantó en el aire a la chica y que no se detuvo
[… y] los ciclistas cruzaron perfectamente, con luz verde y que
pasaron varios segundos desde que se había puesto roja para
Alem” (fs. 329 vta./330).
A
continuación,
el
a
quo
se
hizo
cargo
de
la
circunstancia destacada por la defensa cual fue la de atribuir
a la víctima responsabilidad por no llevar casco protector.
Señaló que: “coinci[ía] plenamente con el Sr. Fiscal en cuanto
a
que
Testti
cruzaba
muy
próxima
a
la
senda
peatonal,
haciéndolo junto con los peatones y comportándose como tal
[concluyendo que] ninguna influencia tuvo la falta de casco
porque en su maniobra el procesado hubiera perfectamente [SIC]
haber atropellado a un peatón, que no lleva casco, a otro
ciclista o a un automóvil, como refirió Diaz” (conf. fs. 330
vta.).
Así agregó que “[l]amentablemente en este caso el
resultado fue la muerte de una joven mujer, muerte ésta que
pudo y debió evitarse, si el procesado hubiera obrado en forma
cuidadosa en la conducción de su rodado [y e]l resultado era
evitable, por lo que le es objetivamente imputable […s]us
dichos
que
cruzó
con
luz
amarilla,
quedaron
plenamente
desvirtuados (fs. 331).
En
defensa
ha
la
presentación
intentado
casatoria
cuestionar
los
que
se
examina
fundamentos
la
reseñados
alegando que la falta del deber de cuidado en la víctima, esto
es, la falta de casco protector, como así también su posible
imprudencia al cruzar la Avenida Leandro N. Alem son elementos
Cámara Federal de Casación Penal
Causa N° 7907 –Sala II“Cabañas Tomas, Ernesto
s/recurso de casación”
que tuvieron necesariamente que ser considerados como concausa
en el resultado final y, a todo evento, si bien no podrían
llevar a la exclusión de responsabilidad de su asistido sí a la
reducción de la pena que se le impusiera. Empero, la censura no
puede progresar.
En
efecto,
más
allá
del
agravio
mencionado,
la
defensa no logra demostrar defecto en la valoración efectuada
por el tribunal. Por un lado, no refuta la conclusión del a quo
acerca de que el resultado era evitable, por lo que le es
objetivamente atribuible a Cabañas, como tampoco que los dichos
de éste que cruzara con luz amarilla, un cuanto quedaron
plenamente desvirtuados.
A mayor abundamiento, destaco que si bien en la ley
de tránsito nº 24.449 (B.O. del 10 de febrero de 1995) figura
el art. 40 bis, que menciona los requisitos para circular con
bicicletas, y en el inciso d) se establece que “el conductor
lleve puesto un casco protector…”, cierto es que ese artículo
fue incorporado por el art. 7 de la ley 25.965 (B.O. nº 30.552
del 21 de diciembre de 2004) y el hecho investigado en la
presente data del 24 de enero de 2004.
Por último, en punto a la pretensión defensista de
que la conducta de la víctima fuera tomada para la reducción de
la pena que se le impusiera a su defendido, advierto que, más
allá de esa afirmación, no hubo un agravio en concreto a la
pena fijada.
En definitiva, la argumentación de la defensa no
logra demostrar que el a quo haya incurrido en falta de
logicidad o inconsistencias en su argumentación, o que se haya
apartado de las disposiciones legales y la sana critica que
denuncia, ni la existencia de indicios pertinentes, demostrados
objetivamente, que conduzcan a una duda razonable respecto de
la imputación y la responsabilidad del imputado en los términos
del art. 3 del Código Procesal Penal de la Nación.
Entiendo, pues, que la sentencia supera el embate
casatorio y considero que corresponde rechazar el recurso de
casación deducido por la defensa de Ernesto Cabañas Tomas, con
costas.
Tal es mi voto.
La señora juez doctora Angela Ester Ledesma dijo:
a. Adhiero en lo sustancial a las consideraciones
expuestas
por
el
colega
que
lidera
el
acuerdo
en
cuanto
concluye que la sentencia en crisis -dadas las especiales
alternativas constatadas en la causa-, contiene una adecuada
fundamentación,
en
lo
que
atañe
a
la
acreditación
de
la
ocurrencia de los sucesos juzgados y al grado de participación
que en ellos cupo al encausado.
Sobre
tales
aspectos,
la
sentencia
impugnada
no
contiene fisuras de logicidad, y las conclusiones a las que
allí se arriban -acerca de los tópicos apuntados-, constituyen
la derivación necesaria y razonada de las constancias de la
causa, contando con el grado de certeza necesario exigido a
todo veredicto de condena (conf. causas n° 6892, “Toledo,
Marcos s/rec. de casación”, reg. n° 1128/06, de fecha 9 de
octubre de 2005; n° 6907, “Calda, Cintia Laura s/rec. de
casación”, reg. n° 1583/06, rta. el 27 de diciembre de 2006,
ambas de la Sala III, entre otras), sin que las críticas que
formula el recurrente logre conmover lo resuelto como acto
jurisdiccional válido (arts. 123, 398, 404 inc. 2 , 471 a
contrario sensu del C.P.P.N.).
b. Sin perjuicio de ello, abierta como ha sido la
jurisdicción de esta Cámara, advierto liminarmente que la
determinación de la sanción impuesta a Ernesto Cabañas Tomás,
carece de la debida motivación.
Sobre la necesidad de adecuada fundamentación que
debe contener el fallo -respecto del extremo indicado- según
los principios constitucionales que rigen la materia y lo
establecido en los arts. 40 y 41 del C.P. y arts. 123 y 404
inc. 2° del CPPN, se han señalado en anteriores precedentes los
lineamientos que ordenan esta exigencia. Cabe citar las causas
n° 4833, “Luján, Marco Antonio s/rec. de casación”, reg. n°
229/04, de fecha 3 de mayo de 2004; n° 4906, “Cristaldo, Marcos
Matías s/rec. de casación”, reg. n° 445/04, del 25 de agosto de
2004; n° 5075, “González Robles, Rogelio Vicente y otros s/rec.
de casación”, reg. n° 831/04, de fecha 20 de diciembre de 2004;
Cámara Federal de Casación Penal
Causa N° 7907 –Sala II“Cabañas Tomas, Ernesto
s/recurso de casación”
n° 7342, “Oviedo, Jorge Darío s/rec. de casación”, reg. n°
83/07, del 12 de febrero de 2007; todas de la Sala III, a cuyas
consideraciones me remito en honor a la brevedad.
En sentido
concordante, interesa señalar que la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha consagrado el requisito de fundamentación de la
sentencia en cuanto a la imposición de la pena aún en los casos
de acuerdos abreviados (“Araoz, Héctor José s/ causa 10.410",
A.941.XLV del 17 de mayo de 2011).
En la sentencia criticada se señaló genéricamente que
para imponer la pena se tenía en cuenta “como atenuante la
joven
edad
del
autor,
que
permite
alentar
un
pronóstico
favorable en relación a la adecuación de su conducta a normas
reglamentarias y de convivencia.
Como agravante considero que
su accionar imprudente puso en riesgo la vida de otras personas
que circulaban por el lugar, agravando así el injusto.
Por
todo ello, estimo adecuada la pena de tres años de prisión y la
de ocho años de inhabilitación para conducir todo tipo de
automotores y costas.” (ver fs. 331vta.).
De la reseña efectuada, queda evidenciado el error en
que
incurrió
el
Tribunal al momento de individualizar la
sanción, dado que, además de enumerar someramente los tópicos
apuntados, sin formular mayor explicación sobre su incidencia
en la escala penal respectiva, no se valoraron concretamente
las específicas pautas de dosimetría estipuladas en los arts.
40 y 41 del CP, de conformidad con la doctrina sentada en los
precedentes invocados.
Así pues, los jueces han realizado una arbitraria
mensuración
de
la
sanción
impuesta,
pues
los
argumentos
brindados en la sentencia no se ven reflejados en el quantum de
la pena finalmente adoptada.
Por
todo
ello,
propongo
al
acuerdo
hacer
lugar
parcialmente al recurso de casación deducido por la defensa,
sin costas, anular la sentencia en crisis sólo en lo atinente a
la mensuración de la pena, debiendo remitirse la causa a la
Secretaría General de esta Cámara, a fin que desinsacule otra
judicatura, teniendo en cuenta que el Tribunal de procedencia
ya se ha expedido sobre los tópicos tratados (artículos 456
inciso 1°, 470, 530 y cc. del CPPN)
Tal es mi voto.
La señora jueza doctora Ana María Figueroa dijo:
Que adhiero al voto del doctor Slokar y emito el mío
en igual sentido.
En mérito al resultado habido en la votación que
antecede, la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal,
por mayoría, RESUELVE:
RECHAZAR el recurso de casación de fs. 334/346, con
costas (arts. 470 y 471, a contrario sensu, 530 y concordantes
del Código Procesal Penal de la Nación).
Regístrese, notifíquese y remítase al tribunal de
procedencia sirviendo la presente de atenta nota de estilo.
Fdo.: Dres. Alejandro W. Slokar, Ana María Figueroa y Angela E.
Ledesma. Ante mi: María Jimena Monsalve (Sec. de Cámara).
Descargar