Breve presentación del sitio de Teotihuacán

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BREVE PRESENTACIÓN DE TEOTIHUACÁN
Teotihuacan (en náhuatl: Teōtihuácān, lugar donde los hombres se convierten en dioses; lugar
donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses) es el nombre que se da a una de las mayores
ciudades prehispánicas de Mesoamérica. El topónimo es de origen náhuatl y fue empleado por los
mexicas para identificar a esta ciudad construida por una civilización anterior a ellos y que ya se
encontraba en ruinas cuando los mexicas la vieron por primera vez.
Los orígenes de Teotihuacán son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor
del inicio de la era cristiana, Teotihuacán era una aldea que cobraba importancia como centro de
culto en la cuenca del Anáhuac. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. IIIVII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una
superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. El declive de la ciudad
ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y
cambios climatológicos que causaron un colapso en el Norte de Mesoamérica.
Actualmente, los restos de Teotihuacán constituyen la zona de monumentos arqueológicos con
mayor afluencia de turistas en México.
Calzada de los Muertos
La calzada de los Muertos o Miccaohtli constituye el eje norte-sur de la ciudad de Teotihuacán. Este
eje comienza en la plaza de la Luna, recinto arquitectónico que se localiza frente a la pirámide de la
Luna, y se prolonga hacia el sur a La Ciudadela, un conjunto arquitectónico situado en las
inmediaciones del cauce del río San Juan. A lo largo de la calle se encuentran los edificios más
importantes destinados a templos, palacios y casas de personajes de altura. Allí están, además de
las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapalotl (Quetzalmariposa),
el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la
ciudadela y muchas edificaciones más que en su día fueron de gran belleza
Pirámide del Sol
La pirámide del Sol es el mayor edificio de Teotihuacán y el segundo en toda Mesoamérica, sólo
detrás de la Gran Pirámide de Cholula. Tiene una altura de 63 metros, con una planta casi cuadrada
de aproximadamente 225 metros por lado, por lo que suele compararse con la pirámide de Keops
en Guiza (Egipto).
Pirámide de la Luna
La pirámide de la Luna es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán. Su forma final la adquirió
después de siete etapas constructivas. Tiene una planta aproximadamente cuadrada de 45 metros
por lado. Es de tamaño menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura por estar
edificada sobre un terreno más elevado. Su altura es de 45 m. Junto a esta pirámide se encontró
una estatua llamada Diosa de la Agricultura que los arqueólogos sitúan en época tolteca primitiva.
Palacio de Quetzalpapálotl
El palacio de Quetzalpapálotl (en náhuatl: quetzalli-papálotl, ‘Mariposa-quetzal, mariposa de
plumas, mariposa preciosa’) es una edificación que fue vivienda de la élite teotihuacana. Más
específicamente, se ha propuesto que fue la residencia de los principales sacerdotes de
Teotihuacán.
La leyenda del Sol y la Luna
El fray franciscano Bernardino de Sahagún recogió de boca de los mexicas la leyenda que habla sobre
la creación del Sol y la Luna, los dioses a quienes están dedicadas las dos magníficas pirámides. La
leyenda dice así:
Antes de que hubiera día en el mundo, se reunieron los dioses en Teotihuacan.
-¿Quién alumbrará al mundo?- preguntaron.
Un dios arrogante que se llamaba Tecuciztécatl, dijo:
-Yo me encargaré de alumbrar al mundo.
Después los dioses preguntaron:
-¿Y quién más? -Se miraron unos a otros, y ninguno se atrevía a ofrecerse para aquel oficio.
-Sé tú el otro que alumbre -le dijeron a Nanahuatzin, que era un dios feo, humilde y callado. y él
obedeció de buena voluntad.
Luego los dos comenzaron a hacer penitencia para llegar puros al sacrificio. Después de cuatro días,
los dioses se reunieron alrededor del fuego.
Iban a presenciar el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin. entonces dijeron:
-¡Ea pues, Tecuciztécatl! ¡Entra tú en el fuego! y Él hizo el intento de echarse, pero le dio miedo y no
se atrevió.
Cuatro veces probó, pero no pudo arrojarse
Luego los dioses dijeron:
-¡Ea pues Nanahuatzin! ¡Ahora prueba tú! -Y este dios, cerrando los ojos, se arrojó al fuego.
Cuando Tecuciztécatl vio que Nanahuatzin se había echado al fuego, se avergonzó de su cobardía y
también se aventó.
Después los dioses miraron hacia el Este y dijeron:
-Por ahí aparecerá Nanahuatzin Hecho Sol-. Y fue cierto.
Nadie lo podía mirar porque lastimaba los ojos.
Resplandecía y derramaba rayos por dondequiera. Después apareció Tecuciztécatl hecho Luna.
En el mismo orden en que entraron en el fuego, los dioses aparecieron por el cielo hechos Sol y Luna.
Desde entonces hay día y noche en el mundo.
Según la leyenda, sería en Teotihuacán donde los dioses habrían nacido. En este lugar donde el Sol
y la Luna se elevaron hacia el cielo, como testimonian las dos pirámides que les consagraron. Por
eso todas las civilizaciones de la meseta mexicana dijeron descender de la civilización de
Teotihuacán. El sitio es grandioso y tan imponente que parece realmente haber sido construido por
dioses.
(Fuente: Wikipedia)
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