Cuenca ártica

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3.1
2
3
3.2
3.2
4
3.1
Resolute
6
Bahía del Ártico
2
5
Holman
5
Bahía Repulse
0
100
200
400 km
5
3. Cuenca ártica
Regiones geomorfológicas bentónicas del nivel II:
3.1
3.2
Talud ártico
Planicies árticas
En esta región no se encuentran regiones costeras
del nivel III.
Contexto regional
En esencia, la ecorregión de la cuenca ártica representa la parte medular del norte del océano Ártico, cubierta por una capa permanente
de hielo que forma una superficie de espesor variable, y que, por lo
mismo, parece más un entorno terrestre que un medio oceánico. En
primavera y verano se encuentran floraciones de fitoplancton a lo largo
de los bordes del hielo marino a la deriva, así como algas que crecen en
la parte inferior de la banquisa. Estos brotes son la base de algunas de
las cadenas alimentarias del Ártico. La ecorregión —sin costas— abarca
una depresión larga cuya profundidad alcanza los 3,600 metros. Al
igual que la mayor parte del Ártico, la cuenca ártica permanece relativamente aislada, poco explorada y pobremente descrita.
Características físicas y oceanográficas
La característica distintiva de esta ecorregión es la cubierta de hielo
relativamente constante que la banquisa y las placas de hielo a la
deriva forman, como resultado de las muy frías temperaturas de las
aguas marinas, de las latitudes septentrionales y de la influencia
restringida de aguas del sur más cálidas. Esta gigantesca capa de
hielo permanente flota en el océano Ártico y cubre más de 90 por
ciento de la ecorregión y su extensión hacia la cuenca de Canadá;
impulsada por el giro del océano Ártico, la cubierta de hielo rota
lentamente en dirección contraria a las manecillas del reloj y tiene
como centro aproximativo el Polo Norte. El hielo en esta ecorregión
suele acordonarse en forma marcada y alcanzar un espesor de más
de dos metros; asimismo, es común encontrar islas o grandes bloques de hielo de varios kilómetros cuadrados.
La columna de agua es en cierta forma estable y cuenta con
una capa permanente de salinidad relativamente baja en los 100
metros superiores. Con ello se crea una marcada estratificación
vertical basada en la salinidad que restringe la productividad primaria durante el verano debido a la limitación de nutrientes. Tal
estratificación también establece gradientes horizontales de densidad responsables de las corrientes oceánicas superficiales. Debido
a las enormes crestas o cordilleras submarinas, las aguas profundas de la cuenca están “amuralladas”, aisladas en gran medida de
las aguas adyacentes. En consecuencia, en el fondo de la cuenca
ártica existe una laguna de agua estática muy fría (‑1 ºC, aproximadamente).
En la geografía submarina de la región predomina la cuenca de
Canadá, que se sumerge hasta una profundidad promedio de 3,600 m
y que se extiende desde el mar de Beaufort hasta casi el Polo Norte,
donde queda circunscrita al norte por las cordilleras submarinas de
Alpha-Mendeleev, de Lomonosov y de Nansen-Gakkel.
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El oso polar suele vagar por los vastos mosaicos
de hielo y agua del Ártico en busca de alimento.
Fotografía: Patricio Robles Gil.
Ficha técnica
Fundamento: Ecorregión definida por sus regímenes de hielo (y las consecuentes asociaciones
de fauna).
Superficie: 911,771 km2.
Temperatura de la superficie marina: Hielo permanente en su mayor parte durante el largo invierno y
la corta temporada estival.
Corrientes y giros principales: Giros del océano Ártico y del mar de Beaufort.
Otras características oceanográficas: El hielo suele cubrir entre 90 y 100 por ciento de la superficie
de la ecorregión; sin embargo, a lo largo del año, el banco de hielo no es continuo y aparecen
numerosos canales de agua.
Profundidad: Plataforma (0-200 m, aprox.), 0%; talud (200 a 2,500-3,000 m, aprox.), 73%; planicie
abisal (>3,000 m), 27%. Nótese que al oeste de las islas de la Reina Isabel, la cuenca de Canadá
alcanza una profundidad promedio de unos 3,600 m, mientras que cerca del Polo Norte su
profundidad llega a los 1,000 m en la cordillera de Lomonosov, formando una estrecha cadena
montañosa submarina.
Tipos y subtipos de comunidades principales: Las algas que viven en el hielo de la banquisa ártica y
debajo de éste, al igual que el fitoplancton, son productores primarios importantes. En la región se
encuentran el bacalao polar, el charrasco espinoso, el Lycodes reticulatus y numerosas especies de
pez caracol; las ballenas son escasas y el oso polar y la foca anillada son los principales mamíferos
marinos; también se encuentran organismos bentónicos del Ártico, como anémonas, almejas,
poliquetos, estrellas y esponjas de mar.
Productividad: Moderadamente elevada (150-300 g C/m2/año) sólo durante el verano, cuando los
hielos se derriten; baja en el invierno debido a la escasa luz solar y a la cubierta de hielo.
Especies en riesgo: Oso polar.
Hábitat de importancia clave: Las polinias proporcionan importantes zonas de alimentación para aves y
mamíferos marinos, además de servir como “islas” de alta productividad dentro de un mar de hielo.
Actividades humanas y efectos negativos: Los plaguicidas empleados en la agricultura en zonas
meridionales y occidentales son transportados por el viento a las latitudes septentrionales, incluido el
océano Ártico (efecto denominado “destilación mundial”).
El clima es extremadamente frío y seco: la temperatura media diaria oscila entre ‑30 y ‑35 ºC en enero, en tanto que en el verano sube a
apenas unos 5 ºC, y la precipitación anual se ubica entre 100 y 200 milímetros. Los vientos provienen generalmente del oeste o noroeste, aunque hay variaciones locales y estacionales: por ejemplo, en la porción
occidental de la ecorregión se observa una distribución más uniforme
de vientos provenientes del sureste y el noroeste.
Contexto biológico
La ecorregión de la cuenca ártica se caracteriza por una productividad baja en comparación con otros sistemas marinos localizados
más hacia el sur y más cálidos. La productividad en esta región está
limitada básicamente por la escasez de luz, así como por las bajas
temperaturas del agua todo el año (Wiken et al., 1996). Sin embargo,
el fitoplancton y las algas sobreviven en este frío entorno y se han
adaptado a la vida en o cerca de la cubierta de hielo permanente. En
primavera y verano se encuentran zonas biológicas prioritarias, conformadas por floraciones de fitoplancton a lo largo de los bordes del
hielo marino a la deriva, así como por las algas del hielo que crecen
en la superficie inferior de la banquisa. Estos brotes son la base de
muchas de las cadenas alimentarias en el Ártico.
24 Ecorregiones marinas de América del Norte
Aun cuando no son características de la fauna de la región en
su conjunto, a lo largo de las márgenes meridionales viven varias
especies: morsas, osos polares, belugas, narvales, focas barbadas, de
Groenlandia, comunes y anilladas (cabe señalar que estas últimas
son las principales presas del oso polar). Algunas aves migratorias
pasan por el ecosistema y la gaviota marfil —especie ártica particularmente resistente— emigra en invierno al estrecho de Davis. Esta
gaviota se alimenta de lo que encuentra: no sólo peces y crustáceos,
sino incluso restos de ballenas y focas.
También por debajo del hielo existe vida, pero ahí las poblaciones
de la mayoría de las especies registran una densidad considerablemente menor que en las aguas desprovistas de hielo de los océanos
Pacífico y Atlántico. Existen aproximadamente 130 especies ictiológicas en el Ártico, la mayoría en el oeste y sur. Los bancos de bacalao
polar y de Groenlandia, trucha ártica o salvelino alpino, charrasco
espinoso, Lycodes reticulatus y pez caracol figuran entre los más comunes. Se estima que la mitad de los seres vivos en el Ártico son organismos bentónicos, como anémonas, almejas, esponjas, poliquetos y
estrellas de mar. La información de que se dispone sobre estos organismos es escasa, puesto que la región no ha sido suficientemente
investigada; sin embargo, lo que sí se sabe es que desempeñan un
papel crucial en la cadena alimentaria ártica. Uno de los elementos
más importantes de esta cadena es el bacalao polar, que se alimenta
de organismos planctónicos en las capas superiores de la columna de
agua y no de los organismos bentónicos que su pariente cercano, el
bacalao del Atlántico, prefiere. Se cree que el bacalao polar constituye
la dieta básica de por lo menos 12 especies de mamíferos marinos,
20 especies de aves marinas y cuatro especies de peces.
Actividades humanas y efectos negativos
La exploración y la descripción de la mayor parte del Ártico dejan
mucho que desear, y la cuenca ártica no es ninguna excepción. En la
región se practican la caza y la pesca de subsistencia, y se registran
actividades limitadas de exploración de petróleo y gas. Aeronaves,
motonieves y barcos rompehielos transportan a científicos e incluso
a turistas hacia algunos puntos de la región. Las expediciones científicas se han concentrado en la búsqueda de yacimientos de petróleo
y gas a lo largo de los bordes de hielo marino, aunque el hielo permanente impone importantes retos para la exploración y extracción
petroleras.
A pesar de su aislamiento, y al igual que ocurre con zonas adyacentes, el ecosistema de esta septentrional región se ve mucho más
afectado de lo que comúnmente se cree por las actividades de zonas
urbanas e industriales ubicadas muy lejos al sur. Sustancias como
BPC, DDT y mercurio —utilizadas y emitidas al entorno en asentamientos humanos lejanos— se transportan por la atmósfera hasta el
Ártico, donde se condensan (efecto denominado “destilación mun-
dial”), o bien llegan mediante las corrientes oceánicas. Estas sustancias químicas tienden a bioacumularse en los organismos de los
mamíferos marinos y de la gente.
Además, el calentamiento global representa una grave amenaza para
la ecología de la zona, en la medida en que el hielo a la deriva y la cubierta
de hielo se reducen y los patrones de circulación oceánica se modifican.
Los bacalaos polar y ártico medran bajo las grandes masas de hielo continental que cubren el océano en las altas latitudes del Ártico. Fotografía: Elisabeth Calvert, UAF/NOAA.
Cuenca ártica
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