PERIÓDICO ESPECIAL DE SEÑORAS í SEÑORITAS

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PERIÓDICO ESPECIAL DE SEÑORAS í SEÑORITAS, INDISPENSABLE EN TODA CASA DE FAMILIA
Madrid, 3 0 de Marzo de 1896.
Administración: Alcalá, 2 3 , Madrid.
SUMARIO.
TEXTO.—RevÍHtit piirisictiPO, por V. de CaslirlCdo,—Explicación de
loa irraliiídof!.—Mi csposii ollfiiil, i'f>nlimi!H;ión, por L. B. —Mater
dolorosii, ¡>OüwiiL, por D." t:iirolinii Vnli^m-ia.—La torre do Glen' resk. LeycHíla cseoccsa, por l.ady ISelttravia. —Correepondt'ncia
particular, iior D," Adela 1'-— Explifaoi6n del llirunn iluminado.
— Kxplic'at'ión de ]OM i/rabados y dihujoH p^ira bordados oonlenidoB
en la Hoia-Suplciucoio.—Sueltos—Anuncios.
O R A B A D O S —1 Tnut; de ti-atro y convite.—12. Trajo do paseo.—ConfecL'ionoa de primavera y verano para soáoniN y señoriías; 3. Manta
de raJM).—4 (7u/W. de puño.—fi. Cliaiiuola du paño raa-^dla.- fl. Culiet
do puño t'riíí moda —7. ColUl de raso neirro bordado.—8. rellina
de raso.—1'. ChaqucUi de iniñu iiabann. —10 Collv.l para señoras de
odad. —11. Traje para niñas do 10 ¡i 12 años —12. KNi:lavin;u—
• 13. Triiji' de luile y ,WÍJVI'. —M. ,\l>ni,"> para niñrw pequeños.—
IB. Trajo de p.i.'íi'o pura niñas de 11 á 13 años.—IG. Levita do paño
griB.—17y IH. Trajo de visitas.
KEVLSXA PAÜLSIENHE.
BU.M AIUO,
Eclectieiamo d c l a m o d a - ^ L t i s roformns. —ModÍKtjín refnielariaH.Míia H'jbre l i s faldas. — Leve?; inodilleaoiones.-Adornos llanos.—
Hesiirreeción del bnr¿ge. — Novedad intoresanlo.— VariOH eroimis
do altii novedad.—Las flores.—El poseado que PO tratró uu peino.—
JuBtíeia dititrÜJUtiva.
Vj;-Tnt*.^-¿-,„ O h a y q n " Lninnr al pií; do la l e t r a la.'i m o d i t i -
•5'i''\^W--1'""' <íatíi""^9'!"6 ^-''i'lii nueva estacirin introfluce
( ^ J ( ^ ^ 1 ..«^ en las formas inie se lleviimn duraiile la eav í a i K j ^ ' ' . C t-Jii;ii''n preredi'iite.
í'twVi^j-jJ^^
Antus.de fijar ¡-tis nicidclos ríe un mododeXQfru^t.
unitivo, la imafíinación de loa fiastres y mulAvír^
i difitas va y viene, inviinta y deshace, viiolve ;i
(cjr
troar, Imsta ijtie al liri de.s^íiibre ia fórmula HUL"W"-^ respoiidu im jor al gusto del día.
iiVy
Asi, por ejemplo, cuando KC diee y nosotros repeti^
mne: la manga es li.su y cstrt.í(;lia, no queremos decir
quo estará prohilmio llevar glolios y mangas anchas, sino
BÍmpleniente ipie la iiut!i dominante de ha nuevos modelos
aeri aquélla.
Y aim asi, es preciso .hacer una ligera restricción, pues
hay sastres y motHstas m u y principales rpio se niegan á
adoptar como regla general la manga e.slreelia coronada de
unj'of/iV;//, de iin lazo con eaidas anchas ó de volantes. Las
novedades inspiradas por estos liáhiles artiata-i ¡levan toda.s
la manga ancha, menos voluminosa, sin embargo, que en
la estación pasada.
La modiíieafión esencial es que, desde el codo hasta lu
muijeca, el lira/.o se halle com]irÍmido.
Lo cual no impido que la manga vaya á menudo niuy
guarnecida, hulluiiada de arrüía aliajo, recogida, drnpeada,
arrugada de mil modos, ú atravesada do galones muy estrechos, á lo largo 6 á lo ancho, según el género del vestido.
Si se consigue que trinnrc la manga ajustada de arriba
abajo, no será sino a! cabo de un periodo de ensayos, de
pruebas, de variaciones, que puede durar aún bastante
tiempo.
Esto eclecticismo de la moda responde admirablemente
á las necesidades de la eonueieria I'emonina,y permito á
cada cual vettirse, no sólo á BU gusto, BÍno e.scoger lo quo
más eo acomoda con su estructura. Una scilora demasiado
delgada está bien con mangas que disimulan stis lineas un
poco angulosas, al paso que otra dotada de una obesidad
Buficiente ijuejÁbasu de verse obligada á adÍcÍonu)"so tan
exagerada amplitud.
De hoy en adelante todas mis lectoras quedarán satisfechas , y adoptarán entre las nuevas formas la quo mejor convenga á aus condieioneB personales.
Me ha parecido necesario señalar la resistencia do algunos
sastres y modistas de primer orden al cambio radical que las
aficionadas á novedades preconizan hace ya tiempo. Voy á
indicar ahora la teni lencia de estos miamos maestros y maestras en el arto del dibujo y del coite, en lo que concierne á
á las faldas.
Se las hace menos amplias, no hay que dudarlo, pero muy
. . , , , , , 1 . , 1. S . . 1 ' . . . . „-\
II..111....,
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......
1.—Traje de teatro y convite.
Año LV. — N ü m . 12.
LA M O D A E L E G A N T E
134
ILUSTRADA
pnt;o, y KC las monta m\n liieii CDTI pllc.^ues tien'-iUos qiio
con fí'i'li'.ly. Ccuivient! ínuifLir solire i'^Ut punid. I,o tpiu me lia
lljuiiitiln iiiáa la ateQi'i.'jii es ol esrner/.n pniniiiv-iado Inicia
la fald't guarnecida, rnv ya cnii los viilantes d'í antaño, apre'tadiis, niiiiicrnsDS, pe^ad-s, SÍOD con adumos puestos de
'l^lano; nrnanientaoiói) dciliuada i[iio ennsi-ífo, por lo íretifral,
on l¡,íí'íras iii-ioriistUdioru'-í de ciicaie aplirnd,is en torno déla
falda ú líos 'endi -ndo á lo lar^o do! d-^Ianteivi on forma ilc
(lelantal. Flsta forma do delantal y o-ite inoilo do incrnstar
las faldas serán, ni no nio cipiivuL-o, la nota (M veíano eiitranto.
Stíint'iantc dHpniicinn permitir.i variar fd nspoctn de un
vertido rcjnveiieción lolo. I,os a iorinH do la fal la se repiten
en el cnerpu, en el cintnrioi, on oí i.-nello y en las inan¡rag.
A lan tolas señaladas en anterior^^s revi-las, liav ipie afiadir el biiri'if.. Solo eo'ialia do monos en los iillimoa años,
pues 08 nu tpjido de suma didÍ''ado/.a arrea diáfano y lifíc*
to, (pie so di-pniio do mil mancnis, á viui\ m.is delii'io-^a-j. y
03 m i s rosistc'ito do lo ipic su cn'e á iirimera vi<ta—no lialila do las partidas de campo, ni do las cxcnrsionos por la
brochado initi?; Robre matiz. Un cuello muy anoho, fiííuraiido lina e-pj.do de con ficción, cae como una dabnática
sin cul)rir las muiíras. E-te euell-i es do raso u-í^ro in'-.rustado de tíuipur crudii rcbnrdaiLion abo roliov.-, y va rodeado
rio un cord'm tío ax, ibachi-. y adornado oon un volante de
eiK^ajc cru lo y una líuarnicii'tn Untante do mu-jclina d-í seda
neiíra. rp'e salí; dol cuello y enbre la ab 'rtnra. Uiinllo de
p i i p n r plesíado.—S.indiroro do paja m-i^ra, lie ala ancha,
adornado cnn plumas noírrag y violetas ó rosaa.
Como traje de ccromoira,
mi-a de desposorios ó visita,
no hay nada más eleír-uito
ipie el rt-'pre-íGiitido por nuestro i'.riKinis mim. 4. Es un
vestido de tafi-ián azul lur(piesa. con cuerpo rt-iin-tido
en la falda bajo nn ci'itiii'i'in
del niisnio oolm-con hebilla
de ulnis. Cdht muy oorto de
gnilfur lil.mco reborde-ido y
jrnipur npirro initru-tailo de
azaliache. t'mdlode tul nc^íro
ó de muselina de spda. l-as
cuatro cai las de! cillft terluinan en unos volantes de
luiiS' lina do seda y unas cint;Ls lar.iíasde raso neirro. que
lleirau Insta el borde de la
falda,—Ca]iot;i di; hojas y
rosas, coronada de una u'if/rr.llfí Hulera.
c.-,í^
Num. 'i.
ras de una novedad qne mo lia pareoido muy intere-'anto.
0"n8Ísto on unos jnciíos ('oin[)letos, cuellos, M)lapas \ puños, cuitados de lien/.o trnieso muy tie^'o, soliro ol v;ual se
iiplican llores ú dibujos do oncij •, entro los (jue ae eolian
iiT'.iH puntos líiiizados de seda do liordar del color del vesti<to al ipi'! el a loino se India dfstiinidü. Una cinta anelia
del ooliT de la si_-da l'orma cenefa.
Se addiiiaián las fal las y lo-< oncrpns oon bordados, encajes, muselina de seda y luí. ¡Mucho Uil sobro todu! como ya
be dicho.
Num, 1.
moulaííi; — peni en la playa, en los clu'ileaiix, y para í-on
vites y visitas, ooinpone unos trajea encantadores, y
su ligeroxa permito, en ciertos casos, adornarlo euu vo'lanteH.
En los cas IB en ipio el }iitri:gp, mi oTrcce sino una resistr^noia prolilümática, so empleará un Icjído imevo, tifíoro. lU;xÍIJIO y do aspeoto ori;;!nal. liste tejido os de lana snave, é
imita Viastantü liion la tela de lulo clara. Su color es crudo y
exijío nn vis i d.; so la. S \ le onijilcará mu>'lio pira los Irajos
de iiaíiog ilo iiiir. pira campo, y supliiá al linón enanJo el
tiempo ri'frosipio ó sea ¡iiim-d i,
A pro|)i'is¡io del lini'm, füré desde luego que se le adornará
do la maiipra in.is linda, con Imrdados ¡sulirc la tida misma
do fíoirtiaMas en rdiovo do los colores más snaves que ea
liosilile imaj^iuar, cuyos bui'dadua puedou hacerse también
Por lo di'más, misloi.'toras puiilen oonveni;erse, por el estudio de nuestros croi|intí, 'pie i'ríprosontau la alta novedad
(lo la est.icii'in, de iu i[Uc dejo sontad >, Ohto e s , que las moday no se ti'aii^forman i-ii realidad con la prontitud que los
proyectiataH lo harían suponer.
Terminaré c o n un Fombrero muy liii 'o pu-a niñaa
<]tí 11 á U-i años (croipiis niimcro r»). Es do puja ne,!:;ra,
jíéiiero aniiil'cr y va adornado con cinta ne.íra de raso
(¡lie rodea la copa y nisáctiis
de fintas e n c a r n a d a s , de
Náiu. 'I.
•donde calen unas plumas i:egras.
Las llores dominarán en la ornamentación de los sombreros. Es el adorno e-ioneial del Verano, y en '-sto la coipiutería y ia iiatnr.iliva están de acuerdo. La boira do l.ja llor.s,
.tan fi'rande cu los veranos procedentes, ipie se las ponía en
el hueco de los acón -hados de nd de iinestras gol.is y collares, está muy lejos de desaparecer.
La familia lístá s c i l a i a á la mesa.
La mamá sirve un Ifíijíiiado, y saca didicadanionte l^a
liletes. •)nanita, medio levmtada en RU silla alia, observa la
uperaid ui con el mayor interés.
Por lin dosciilirc la espina del tncdin.
— ¡Ay, mamá, el pescado se ha tra<j;ado un peino!
Un propiebirto muy rico dejó en su le'tamento eiertaa
Cíintidadi-s á cada uno do los .servidores de ia casa, o.xccpto
•al niayordomo.
a No dejo nada al mayordomo, decía en una cláuBula espeL'ial, popjue hace veinte años (pie me tírve.)p
-J.S
V. DE CASTIÍLFIDO.
Tana, :;4 de Mar/o de 1806.
f -.'- ü:f^-'
\r4 ''••
EXPLÍt_:j\CIÓN J^E J.Ü8 (ilíABAlJÜS,
.
Traje de teatro y convite.—Núm. I.
Este trajo servirá lo minino pura conviio que para teatni.
El ciieru", de muselina de seda de Un oidor muy pálido,
Verde Níln ó rosa de! Japón, va entciamente ple^a'lo, oou
adormís de cuentas que lijíuran una cliaquetilla muy ooita
Hobrc el pedio, I nos volantes do muselina iloble fíiadnadoa
forman la manga, que es sumamente nut-va, y jrnarnecen la
parle superior del oucrpu. el cual puede llcviirse t'on una
fallía de raso negro ó de un color que se armuuicc bien con
el cnerpo.
Traje de paseo.—Núm. 2.
Kiim, 4.
Núm. 2.
sobro unas tiras ijue eo aplicarán á voluntad ai no se prefiere adornar la tela misma.
En una de uiia próximas revistas hablaré particularmente
do loa adornoa. Deseo, no obatante, dar cuenta á mis U-cto-
T'll criJipiis núm. 1 nos nuiestra un precioso traje de calle,
hecho de aariía muy lina color de masilla, y es de furnia
Princesa. Unos botones de metal adornan los dos hirlo^j del
delantero hasta más abajo do la cintura. Kl cuerpo va recortado en dientes redon'los y bonladns de lunares al plumelis,
abriéndose sobre un clialeco do tafetán verde esmeralda, recortado i.iíualuiento y ribeteado (ie un encajo estrecho color
de oere. La maniía va atravesa la do e;;cajea estroL-lios del
mismo color, y do un.A'olantc plano de tafetán verde ribeteado del mismo modo. Cuelo plegado de musetina. Puño
de lo mismo.
El núm. •! 08 un traje de vis'taa. A'estldo de tafetán estampado sobro cadeneta. C;l!pt muy corto, excesivamente
li^'-'ro y gracioso, compuesto de un volante do muselina de
seda ne.i^ra piesía la en torno de un canesá de r a w Illanco,
incrustado do í^uipnr cnido. Unas cocas ile raso nf><íro oiibren los hombros, y del oatu^sú caen unas puntas Ilutantes
de raso neiíro on unos pendientes de azabarlie.
Otro traje de visitas tle conlianza ó de paseo os el ([ue representa el crüquis ntini. .'i. Vestido de tiwa-r j^ris páhdo
El CH^rpo os de lunselimí de se la color de rosa, y va adornado con encaje blanco. En los hombros lleva unas rociía de
cinta liorduda d« lentejuelas, (pío caen S'dire la falda. Esta
es de tafetán color do masil;a, y va frunciila en lasi-itdera" y
f^uarnecida con dos volantes de encuje á cada lado dcd delantero, que caen basta el borde inferior de la falda. — Sombrero de paja negra, levantado por delante y cnbierto lie
plumas nei^ras de avestru'/,. l'na rosácea de tatetáu color do
rusa adorna el lado izquierdo.
Confecciones tle primavera y verano para señoras
y señoritas. — Núms. 3 á 12.
Xñm. ;1. Manta ilf /-i/,so. —Se hace este abrigo de raso
de la llfina (se la do dos matices). Canesii rodiuido. Captii iia
fruncida con rizado de musoliíia de aeda. Cuello rizado for]uaudo corbata por delanle.
Núm. 4. Ciillnl </'• pañi,. — Es do paño hoi'ifí, y va guarnecí lo con nn bordado calado sobre seda tornasoluda color
de lila y hr'in'-. Uola formando corbata de la misma aedr,
Niim. ó. Chi¡f¡Hi:tn de paito masilla. — Esta chuijueta va
ajustada en la esp;ilda bajo unos bordados, y por delante
Con una p¡n/.a. Cuello Médicis, y mangas con bordados í^ue
cubren las costuraa.
Núm. i'i. Colli't (h pai'so '¡ri" iiiuiíii.—A'a adornado con
incruataeiones de paño bordadas sobre tul griego crudo que
descansan sobre un colh't de seda glaseada, adornado con un
rizado, l'n rizado igual en el cuello.
Ni'im. 7. Crjllrl de ritnn iief/ro biirtlarfo.—Eate coZ/ci va bordado de azabache. Hizadu de plumas á todo el rededor. Cuello
de muselina de seda plegn la.
L A -M o D A
E L E G A N T E
135
I L U S T R A D A
2.—Trajo de paioo.
-'" Ni'im. 8. Polliza de. rasa.—Esta elegante pelliza es de
• raso de la Reina (seda de dos matices). Ya guarnecida de
un canesú rodeado de un tableado <le la misma seda. Plie• gue Watteau. Cuello plegado.
Ntim.^ 9. Chaqueta df. paño habano. — Esta cliaqueta va
guarnecida con cintas de seda pespunteadas en las costuras
del ladito y délas pinzas y á todo el rededor. Cuello-Bolapa.
Mangas de una pieza. Botones de fantasía,
,i
•• Núm. 10. Collei para señoras de edad.—Es de raso negro. Canesú cuadrado, bordado de azabaeiie. Hombreras de
encaje plegado. Rizado de encaje y lazos de cinta de raso.
Núm. 11. Traje jHira niñas de \0 á 12 a/Ios.— Este traje
cerrado liajo el brazo iz'juierdo, y compuesto de fcspalda, lados
es de cañamazo crema. El delantero del cuerpo y el delantal
lie delante y delantero de una pieza con pinzas. (Jn volante
van abiertos «obro unos pliegues de seda crema. Entredoses
, de encajo montado en ol escote cao sobre el cuerpo. Manga
(le encaje y lazos de cinta crema.
glol)o do muselina de Síída blanca plegada cerca del hombro
Núm. 12. Esclavina.— Esta esclavina ó collet corto ea de
paño l)f.Íf/e, y se le recorta en los lados bajo unos bieses pea- con un raiuo do rosas. IJua rosa guarnece el brazalete ijue
sujeta !a manga, y otra rosa va puesta en la cintura.
punteados. Botones de nácar, y cuello enrollailo y forrado de
, Tela necesaria: 11 metros de raso y 3 metros de muselina.
terciopelo.
Traje de baile ó solrée.—Núm! 13.
Abrigo para ni.ios pequeños.—Núm. 14.'
Vestido de raso blanco adornado con rosas de Rey y encaje
antiguo. Falda de campana, cuyo lado derecho va adornado
con un ramo de rosas. Cuerpo escotado, remetido en la falda
Se hace este abrigo de lanilla blanca, y se le adorna coa
guipur de Irlanda y con un lazo flotante de cinta de fay»
blanca. Su forma es la de uaa blusa lar;'a fnmcida en ol
m
LA
"borde de un canes», el t-ual va nxU'ado do fíiñpnr de Irlanda.
Cuello y pililos viieltoBde la niiama tela. El ciudlo va ciTradn
con el lazo llotante.
]\IODA
ELEGANTE
ILUSTRABA
fiora. Al pasar por delante de la oficina del hotel, el empleado
s(- adelantó respetuosamente para decirme:
— Itispénsenie usted, seiíor Coronel; ¿tiene usted inconveniente en permitirme que registre en el libro su pasaTraje de paseo para niñas de II á 13 anos.—Núm. 15.
porte? Es una mera formalidad: pero no tenemos más reVestido de crespón color de rosa antiguo con lunares
medio (pie obedecer las órdenes (pie nos tiene dadas la
blaiic<iK, La falda, cortada en íormii de L'aiupana, va adornada
jiolicía.
con un eutredúíi de enraje, bajo o| cual se pasa una cinta de
Entramos en el despacho, y alli tuve (pie linnar ei¡ un
terciopelo color de rosa anticuo. Cuerpo-blu.'ja montado con
libro de registro mi nombre: Coronel Arturo de Moría y
friuicido en el boide de un canesú d • encaje sobre un viso
señora. Otra mentira que podría costarmc cara en el caso en
de seda color de ro.-jn. Dos cintas de terciopelo negro sefíalan
que ia policía quisiera ocuparse de nosotros.
el bnrdc del canesú y la pegadura del cuellu de encaje. AlzaAl oir la voz ilel empleado, noté que el brazo de Elena se
cuello del iiiíamo encaje. Ciriturón de cinla de terciopelo
estremecía nerviusamente: y hiego, mientras yo escribía y
anulailo cu la derecha. Manga f^lobo, que cae sobre un jiiiño
ella miraba por encima de mi hombro, dijo dirigiéndose
alto do 61'da color de rusa antiguo.—Sombrero ile paja gruesa
á mí:
colnr de rosa antig'iio, V.r\ el borde encuje blanco. Un lazo de
— ¡Que fastidio de pasaporte! Lo hemos ensenado tancinta listadarcsa y blancay una air/rrtlr de l'anlasía ('oriLian
tas veces, (pie no sé cómo no está ya hecho pedazos. ¿Xo es
los adornor-.
verdad, ArtiiroV
l'or liu salimos del hotel, y un niíunento después nos enLevita de paño sjris.—Núm. i6.
contramos do nuevo en nuestro com¡iarlimiento del tren.
Se liaco cíita leviui de paño amazona gris nmy claro. Se
Elena se dejó caer en el asiento medio desjallecida. ^Ic
c'iniponu de espalda, lados de espalda y de delante y delanapresuré á arreglar los almohadímes y e-\tendGr mi manta
teros ajustados con pinzas y rcrradiis bajo un pliegue ancho
sobro sus rodillas. Corre la ventanilla, corriendo las cortinas
doble (|uc forrna cruce, líotonos de nácar y'ris. Manga ul
j.ara protegerla del frío; y , en lin, tomé todas aiiuellas prcsesgo montada con dos bullones. Cuello enrollado.
i'uociones (¡uc podían proporcionarla alguna Cüiuudidad para
'J'i'lii iiecemr'iíi: d nielro.s de ]>año.
pasar la noche.
Aun faltaban diez minutos para la hora de salida del tren
Traje de visitas.—Núms. 17 y 18.
euaiid(j sonó un golpo en la puerta de comunicación con el
Voiítido de raso moaré negro. La falda, de pliegues//<IÍ/(?/'-,
inmediato compartimiento.
va guarnecida por delante con un bordado do oro y seda
— Adelante — dije yo.
verde. Cuerpo-chaqueta con aldeías hendidas y bordadas
fja ]iueria se abrió para ilejar paso al condnct'ir del tren,
como la falda. A la altura del pecho, dos correas bordadas
que con la gorra galimcada en la mano me lii/o mía prosalen del borde de la chaqueta y vau á terminar cerca de la funda reverencia.
manga, ia c a l va montada más bujatiiie el iioinbro con una
— lluego al señor (|iic me perdone la libertad ipie me
coca abultada. Cuello disp'iesto en puntas de almenas y bortomo — dijo al terminar su corlesia,
dado igualmente. Pelo ile seda verde agua cubierto de encaje.
— ¿Qué ocurre? — pregunté yo algo inquieto.
—Capota de paja de J'antasia color do malva, con lazoü tic
— Me he per;ni[¡do cntriir ¡tara s(dicitar un favor. El tren
terciopelo negro y hebilla de .-/r'/.s- á cada lado. Un ¡lájaro
está lleno de pasajeros.
ilel paraíso, con alas dcs]degadas y cola formando aif/ri'tl>:,
— Bueno, ¿y t|Ui- nos puedi; importar eso á nosotros?
completa los adornos.
— Explicaré al señor. La princesa Palitzin y su cuñada
vienen do Wai'saw- y se encuentran en el tren, Ivos señores
tienen el compartimiento más grande, y si la scfiora no tuviere inconveniente, podría acomodarse aipii con las otras
dos. mientras (pie al señor podriumo-; colocarlo cómodamente
en otra parte.
t.'reo imitil decir (pie la proposición me pareció de lo más
desagradable, y ya me disponía á contestar diciendo (joe la
Coiititniaííión.
señora ¡irincesa l'alitzin podía acomodarse en la mái¡uina ii
en oí furgón ile ei¡uipajeR si le parecía conveniente, cuando
anticipándose Elena, respondió:
]¿~,^?í^jp\ó'l':i(ii mientras (]nc ella eomia, eaiitalja y reia
— I'uedt! ii.sted decir á esas señoras rjue tendremos mu5'^yA^;Jj^-í; al ndsmo tieni|io, no puile menos de empezar
cho gusto en que se instalen ai¡ui.
rti%|lV^; -^ '"' 1""'"'"" f'i ''^ exlrañii di- mi «ituación, y el
El conductí)rse deshizo en corfesias, al mismo tiempo que
.->--ía -•f
--Tf ''í jipctito desapareció como por encanto, quereplicaba:
\'Ar^
'(j~) ''*""'"""• «ileuciüKo ¡lor algunos momentos.
—Siento mnclio niídestar á unos amigos de! coronel Pe|\J'j<í^^- ^
Xíi tardi'i Elena en ¡ipercibirse y en preguntroff: pero
IV-K'Í^ larnie !a causa de mis reflexiones.
— Bueno, bueno—interrumpió EIpna:—lo ipie importa es
A^j r)'
—Es
—• que lio hemos cuntado con todo. Suponga
que ac ocu])e usted de que ijuede bien instalado mi marido.
^t£) usted que los WeletsUys me <>speran en la estación y
El conductor desapareció.
í;)* me ven dándole á usted el brazo; sii])óngasG usted (pie
Algo en mi cara provocó la risa de mi compañera.
mi liija sabe que llego á San Petersburgo y hace el
— ¡ l'obre Arturo!—dijo: — ¿no comprenth; usted ([ue esto
viaje desdf; Hjasan, domte se encuentra actuaime"iit.e, para
es lo mejor ipio nos poflía ocurrir? Como compañeros de la
reiribirme. Xo tendrá usted la pretensión de ipie podamos
princesa Palitzin. una de tas mi'is altas señoras de la corte
convencerla que es usted su madre.
del (.'zar, nadie se atreverá ;i inquirir quiénes somos, ni i'i
— ¿Dice usted que su iiija está en líjaHanV
pedirnos el pasaporte
— Efectivamente.
El conductor del tien so iiresentó de nuevo cargado con
— ¿y usted lia telegrafiado boy desde EydtkHlmeii':'
líos y paquetes, ([ue distribuyéi por todas partes.
— Si.
Luego recogió mis f^fectos y los trasladii á un comparti— Entonces no hay cuidado de ipio su bija de usted se
miento contiguo, y poco después volvió acompaííado de las
baya enterado con tiempo bastante para poder llegar á San
dos Princesas.
l'etersburgo mañana por la noche.
Seguramente hablan informado ú éstas de nuestra ama— Habla usted con tal seguridad, que parece <|ue conoce
liilidad, porque en seguida se dirigieron á Elena en el lenusted líusia á fondo.
guaje del país, sin duda para darle las gracias; pero mi
•—Conozco lo bastante para estar segura de que no me
compañera contestó en francés, diciendo con una sonrisa:
equivoco, como también lo estoy—dijo cambiando de tono—
— Dispénsenme ustedes, pero no hablo ruso.
de (]ue ya siente usted el oi'recimiento que me ba hi-cbo de
La gran señora inmediatamente contestó en el mismo
acompañarme.
Y me pareció iiue las lúgrimas asomaban de nuevo á sus idioma, repitiendo las gn'aclas de la manera inás expresiva.
La Princesa era hermosa, y a de alguna C(hid, y en sus
ojos,
maneras se vela la costumbre de mandar. Su hermana )io!i— Vamos, no sea usted nifia, Elena. Sólo be hablado de
riea representaba un^s diez y ocho años: y amiípie no podría
osas dificultades para ponerla á usted en guardia contra
calili?ársela de belleza, tenía en su semblante una expresión
ollas, y para que estí.' usfeil con cuidado,
de gracia y dulzura tan marcadas, ijue la hacia simpática
— Bueno; por mi no debe usted preocuparse, i|uc no co- desde el primer momento.
meteré ninguna ¡iKliscreci('in.
— ¿La señora es americana?—¡ireguntó la I'rincesa.
Y luego aiiadió, id ver ¡1110 llevaba de nuevo mi Copa á
Kli-na bajó la cabeza en señal de asentimiento.
los laliios, pues el vino (pie nos habian servido era exijiii— ¿V este caballero también?
HÍto, y yo siempre lie tenido cierta debilidad ]ior U) bueno:
— Yo soy español, señora—contesté. V luego , levantán— l'ero al lora tengo ipie insistir en i|ne no beba usted más,
dome, añadí: — Voy á retirarme ahora ¡mra ([ne puedan usponjUc si no
voy á pedir el divorcio.
tedes descansar.
Al decir esto me miraba, sonricndose de tal manera, (pie
La cara con (pie dije estas palabras debió ser tan cómica
era más fácil me marease ctlaqne el vino ipie tenia delante.
que mi bella compañera no pudo disimular una risita burEl timbre del reloj colocado sobre la chimenea nos indicó
lesca que asomó á sus labios, mientras me decía:
que el tiempo transcnri'ia vidozíuente, y que era preciso pen— Buenas noches, Arturo: ipie descauses, y ten cuidado
sar en ponerse en marcha. Llauíé al criado, pagU(.' la cuenta,
de abrigarte bien. Acuérdate eon (¡ué facilidad sueles coger
y entreguí'' al ol'scipiioso sirviente iloa rublos de propina,
un enfriauuento.
mientras que Elena nio alargaba su portamonedas,
En aquel moniento el demonio de la tentación me domi— ¿Para qué es estoV — pregnnlí''.
nó; quise castigar aquella burla, y aprovechándome de las
—Para mis gastos—Contestó;—la señora de Valdencgro
circunstancias me incliné sobre mi luujt'r y deposité un
debe pagar su parte.
beso ''tí su frente, mientras ipic repetía:
— l'ero la sefiora de Moría no tiene nada q'.ic pagar — re— Buenas noches, basta mañana.
pliqué yo.
inmediatamente salí del compartimiento, no -siu tener
, —Tambii/n debe pagar hi suyo; y por tlios le ru(igo íjuc
tiempo de observar el rubor (pie Cídoreaba las mejillas de
no insista. ¿Le parece á usted poco endiarazosa mi situación
mi compañera.
para anmcnlarla haciendo que me avergüenee cada vez que
Una voz instalado en mi nuevo (ItmiicUw, acudí á una «oíe veo sacar el portamonedas? 'l'ome usted esto dinero, y si
vela para que me proporcionase el camino de entregarme
no, ya sabe usted mi determinación. Me divorcií),
en brazos de Morfeo: pero mi lectura no fué larga, pues
A la fuerza me puso un puñado de billetes en la mano,
vinieron á interrumpirla estas palabras, pronunciadas en un
diciendo al mismo tiempo:
español chapurrado, que al principio me costó gran trabajo
— Ahora le podré pciíir á usted de almorzar mañana con
el comprender;
la conciencia tranquila.
— ¿El señor es español?
Un momento despui^^H, bajAbamos la escalera del brazo y
Miré al través del coche, y vi que el autor de aipiella
atravesábamos el pórtico por entre una fila de pasajeros y
frase era mi compañero para la noclie; u n individuo gordo,
curioBoa que miraban con admiración la cara do mi compa-
MI ESPOSA OFICIAL.
^¿^1-^
bajo, demostrando en sus facciooes la raza teutónica; de
ojos vivos, bigotes retorcidos y una revolución completa en
su cabellera.
Bien vestido, pero muy ofltcntosamente, parecía tener
unos sesenta años, aumpie tal v&z le hiciese i>arecer más
viejo las canas que adornaban su bigote y las gafas con
cerco de oro que cabalgaban sobre su nariz.
Contesté ¡i su pregunta explicando nii nacionalidad y
condición de militar retirado.
— ¿Es usted amigo de la princesa Palitzin? — interrogó
dé nuevo.
V luego prosiguió, sin esperar mi ro.apucsta, y con nn
tono en que podía notarse aíg<' asi como la expresión del
despecho ó de la envidia:
— Los extranjeros en e-íte jiaís tienen siempre buena acogida entro nuestra aristocracia.
Algo picado por esta frase, ipie parecía desconocer el derecho que yo pudiera tener á rozarme Con cierta clase de
per.siinas, contesté en seguida:
— lie venido á líusia para hacer una visita á la familia
de Weletsky: mi bijii estuvo casada con el hermano menor
de Constantino, con Basile, uno de los héroes do Plevna.
— ¡ ,\li 1 ¡ Es usted pariente de los A\'eletsky I
Y en el tono de estas palabras comprendí que había suliido algunos escalones en su estimaci-'m al nombrarh^ á una
de las familias más ¡lustres de Pnsia.
Pesde aquel monnn!" Ia convei-sacli'in se enrabió en un
tono bastante amisíoso. Hablamos de España; refcrile algunas curiosas anécdotas de mis campañas en Cuba: contóme
él algunos detalles de la vida social rusa, y al calio de una
hora, y con la ayuda de un par de cigarros, nos encontramos ya en un pie de relativa intiiuidad.
Cuando resolvimos dedicarUMS a! descanso, mi compañero
me dijo al darme las buenas noches:
— Es posible ([tie deje el tren antes ([uo usted se despierte; y ¡wr si esto ocurre y slguna vez puedo serle útil, aquí
tiene unlei mi tarjeta, <'oronel,
V, eí'cctivamente, me alargó la cartulina, en la cual leí
este nombi'c: «.Barón I'rieílrich».
CAPÍTULO- V .
Ya era completamente de día cuando me despertó. El
munji!.- (criado) daba goli.>fcitos :i la puerta jijira avisar la
hora del alumcrzo. Mientras me vc.stia, el conducior ilel tren
vino á revisar los billetes, y por el SUJHÍ ipie la Princesa
Palitzin era la es|iosa del lioheruador .tíenenil de Polonia.
Itespués de darme estas e.^plicacionce, estaba á punto do
inarcharsc, cuando oi la voz de mí c(unpañfcrü de la Tioehe
anterior ipie lo llamaba. El ban'm Priedrielí estaba acallando
su toürllc en el ángulo opuesto de] can'uaje.
—(Hga usted una palaiira, conductor — dijo, dirigli''iidoso
á éste, (|ue se apresuri'i á acercarse.—Estoy seguro—rontiniió el Bar'in—ipie no sal>e U3te<l qui.'n soy, pues de otra
manera no lui!>Iera usted olvidado alguna de las reglas 'pie
(k-bü usted observar. Bii-n es verdail (|oc (h- empleados <'omo
ustedes todo se puede espei-ar. Venga usted aipil, para que
le diga algo al oído.
Y cogiendo al conductor bruscamente por un bra'ío, acercó
su cabeza y nmmuiró media docena do palabras que no llegaron hasta mi. lOI efecto que produjeron fué, sin embargo,
bastante marcado para q>u^ Humaran mi atención, pues la
cara del empleado se puso sumamente jíálida, sus piernas
teml'laron, y sólo pudo murmurar con vo/ casi Inlnteligllde:
— SI, señor; perdone \ . E. Crea V. E. que siento mucho
haberle dado motivo para
— Biista de excusas — intcmimpió el anti'icrala,—y ocúpese de cumidir mejor con su obligación. Ahora, y en
cuanto el tren se detenga, avise usted para (pie preparen
almuerzo para mi y para este caballero, que espero tendnl
la liondad de acompañarn»'.
Estas últimas palabras se dirigían á m i , ya en otro tono
muy distinto del que había usado para dirigirse al conductor.
Ace])té el ofrecimiento, y juntos bajamos A la estación y
entramos en el restaurant, donde dispuse que llevasen ¡i mi
iiiiijrr su desayuno. Al cabo de un momento recibí de ella
nn recado, por conducto de la dcmcella de la Princesa, para
decirme (jue me daba las gracias i>or mi atenci(in, y iiue
tan pronto como acabasen las señoras su Inilr/lr podría ir A
saludarlas.
Tei'mlnados mis (bdieres i-oni¡¡itici¡i'x. sentóme á la mesa
con el Banni. El desayuno, según costumbre de todos los
pueblos del Norte, es en Kueia lo (pie en España se llama
un almuerzo, pero un almuerzo que constituyo una verdadera comida, y el que nos sirvieron en aquella ociisión no
pudo ser más espléndido ni suntuoso. A no saber el ncnnbre
del liaron, hubiera creído (¡ue me había tocado on suerte
almorzar con el mismo Czar en persona , A juzgar per el cuidado y suntuosidad con (pie roímos servidos. Las truchas
eran legitimas de Oatscbina, las perdices de Lirdaiidia, el
jamón de Westfalia. Bebimos exipiisito jolcinnlsberg, y en
cnant^i á los cigarrofl, ni en la misma Cuba los liai>ia fumado mejor.
Un almuerzo como éste es el mejor medio para hacer
nmistadcs. Nuestra conversación, (¡ue al principio versó mibre cosas indiferentes, bien pronto llegó al terreno de la intimidad. Hablábamos con la libertad de antiguos amiffoa, y
no dejaba de llamar iiiI atención los etmocinilentos del Bari'm respecto á artes, literatura y el mundo en general. En
el curso de la convcrsacióu holie de decir algo (pie so rela(•ionaba con la política; pero mi nuevo amigo me interrumpió en seguida, diciendo:
— No bable usted nunca del Cobierno en este país. Cuanto
menos se ocupe usted de política, mejor para usted.
— ;Pero si yo iba á hablar de la política en España! ¿Qué
tiene que ver la tarifa arancelaria española con el (iobiémo
del Czar?
— Tal vez nada, y tal vez algo; pero de todas maneraa,
más vale que no hablemos de ello. Piense usted acerca del
particular lo (¡ue quiera: pero procure usted.no hablar d-i
LA M O D A
ELEGANTE
137
ILUSTRADA
tisfaccii'm.—.Miora déjeme usted, y procurari' pensar el meello ni aii» en sucñuB. y trate iinted du acordarse que on este
dio de arreglar la i-uestión de los Weletsky.
]iaÍK loritíideranioa cimio insij^nil'icante un crimen social coniparadn m n otro político.
Alargué mi mano para estrechar la suya en señal d e despedida; pero ella, acercando aún más su boca á mi oido, mo
T.a auiíiridad con que liizo esta observación no pudo medijo de una manera que nadie pudiera escucharnos:
in's de surpreiulernie, como me babiaii sorprendido antea
— Xo iniiiue nsled demasiado con su uucvii amigo. Tengo
laa obsequioriidaiied de la j^eiite del hotel, eBpccialuiente del
la seguridad de quo su almuerzo no ha tenido más objeto
propietario, que al levantarnos do la mesa se apresiiri'i :i
que el do conseguir una introduicdón i>ara las Palitzin. Por
acercarse i'i mi compaücn), haciéndolo mil curle-sias. inl'orsu aspecto es un li'"¡r¡/p"i'^, y daría su cabeza por poder benüindomi de si Cíítaba conlcntu del Mervicíu, y terminando,
sar la mano de esas señoras. Acuérdese usted, Arturo, que
por lihimo, pt)r besarle hi mano, como pudíiTa hacerlo un
DO es un hombre de nuestra clase, y trátele usted, ]>OT consieadavi) i.'on an señor.
guiente, en consciuencia.
Habiendo, por último, conseguido A-emos ubres de tantas
iiinabilldadcs, mi unlitríóii me dijo:
No hui'O lienqio de ha\)lar más. El tren so ponía i-n niarolia, V hube de correr á oL'Upar mi puesto.
— Había pensailo separarme de usted osla noche en Diiinil>"r'j, antes que usted ÍO hubiese despertado; pero una notiEl'liarón me recibió ofreciéndiune otro cigarro, y en .se(;Ía que lie recibido allí me ol>li>ía ;i se;^uir hasta la capital.
gnida se puso á examinar unos papeles que parecían tener
Por el momento tendrá usted que dispeiinarme, pues ten.^o
carácter oficial á juzgar por los sellos de que estaban revesalgunas cosas que hacer antes que el treu se ponga en motidos.
vimiento.
Vo por nd parte me entregué de nuevo á reflexionar acerca
de mi siluacii'ui, que volvía á presentarse con tonos bastante
Itcjúuic mi lineu Martín, y quédeme yo pcnsandii quién
obscuros. Las Palituin conocían á los Weletsky. A'iviélhismc
podría ser una persona ante l a q u e ti>d(( el mtmdu parecía
liabían visto con mi supuesta mujer. ¿Cónio podria yo exindinarse. Acahi> por respouderine que seria el presidente
plieai' esto? Por último, deidili que, si no había otro remedio,
de la linea del ferrocLirril, lo cual explicalia las atenciones
lo mejor que podía hacer era contar la verdad á Constantino
tjuc todos leniau para con él.
Weletsky. el cual seguramente sería bastante hombro dy
Mientras discurría do esta suene me pascaba ú lo lar;íO
mundo pura guardar el secreto y evitar ipie llegase la histodel tren, fumando el excelente ei^carro i^iie ilebia ul Harón,
basta que mi paseo fin'- interrumpido por estas palabras ipie ria á oídos de nú verdadera mujer en París.
lle.ííaron A m¡ oído:
ílis pensamientos fueron interrumpidos <le reponte por
mi nuevo amigo el Barón, qtie levantando los ojos de sus
— Arturo, mil j;racias por el excelente ajuincrzo que me
papides me preguntó :
\\m mandado.
Levanté la cabeza y vi itn la ventanilla del coche la cara
— ¿llecueida usted si ha hecho el viaje con usted desde
de Elena que me sonreía, y una de sus manos que se a,!?¡- P.erlíu alguna mujer muy bonita?
taba pava llamar mi atención.
— No lie visto en todo c! trayecto ninguna tan bonita
como la mía — contesté yo con ariioi*.
Por toda respuesta besé aqueUa mano, mientras que su
propietaria decía:
— ¡Hola, bola! —replicó ti liaron riéndose. — Un marido
— Espérame un momento, y bajaré para acnmpanane en
entusiasta, liítnt 'ICÍ'N en estos tieíupos. Me parece recordar
tu paseo. Hace una mañana espléndiila, y puesto ipie tenehaberle oído anoche que una Eobrina de su señora de usted
mos tiempo, nada me sentará mejor que un puco de eJL'rcii/io.
se casó con Dasile Weletsky.
Un Hiomt-nlo ilcspués mi compañera se hallaba á mi lado,
— N o una sobrina, sino una hija — contesté yo.
y nos paseábamos por e! andén, apoyándose ella en mi brazo.
—Nunca luibiera creído que su señora de usted tuviese
Apniveclié la ocasión para .pie arref^^láseni's los detalles
edad bastante para poder ser abuelii.
de nuestra llciíaila á Pan Petersburgo, y !o pregiuUé á qué
— ¡t)hl—repliqué y o — n ú mujer no parece que tenga
hotel pensaba ella ilirigirse.
ahora ni un día más que cuando nos casamos. Klla y su hija
¡lasau umchas veces por hermanas, y usted mismo lo creeria
— Al Hotel de Kuropa — me contestó: — pero advierto á
si las viera juntas,
usted que es imposible que los Weletsky no seentcren ahora
de todo.
— ¡.\h, ali!—añadió él al cabo de un momento.—"Uste— ¿Por (jué? — inquirí yo aobrosaltailo.— ;,(Jué razón ha\des los ospariüles son indudablp^mcnte una gran raza. En
para ipic tengan que saber lo ocurriiloy
Usted me encuentro un marido de veinte años, ipie e3t;i tan
— La razón i.-s que la princesa l'alítzin ea Íntima de sus enamorado de su nuijer como el primer día: y en su señora
de usted mo encuentro crjn una abuela, á pesar de quo no
parientes de nsiíi.'d.
representa sev uiáa ipie una niña recién salida del colegio.
— ¿Conoce á los Welotsky?
Es verdad iiue en su belleza puede encontrarse la explica— ¡Va lo creo! '-onio que la más joven de laü dos (]HC viación de que esté usted tan enamorado.
jan conmigo, y cuyo nombre es l'ozia, tiene relaciones con
Sacha, el sobrino de Constantino Weletsky.
Xo pude menos de reírme de esta salida ilel Harón, el
— ¿Sacha? ¡'i'oé nondire más raro!
cual volvió á ensiudsmarsc en sus papeles.
—Xada do raro. Es el diuiiimtivo de Alejandro. ¡Qné poco
Un rato después, el .'ondurtor del tren vino á decirme que
conoce nated de Knsia!
mi mujer me rogaba que fuese á verla. Atravesé el corredor
— ¡Y qué bien la conoce usted! — contesté 3-0.
que unía todos los coclies del tren y llogu.- al que ocupaban
Al oirme m..- pareció que ac turbaba un poco: pero en selas señoras. Elena me recibió de ima manera encantadora, y
giiiifa me ri.'sponili.'i:
pronto mo encontré muy á gusto en compañía d e las dos
rusas. Unas cuantas anécdotas de nú vida militar eontatlas,
— Debía usted estar orgulloso de mí en vez de estar incosegún creo, con alguna gracia — siempre he presumido un
modado. Las Palitzin se han enamorado de so mujer de
poco de tener ingenio — despertaron la curiosidad y adtnirausted.
— No lo iludo. Las habrá usted fascinado, como me fas- eión de mis oyentes, y d e esta manera fui* transcurriendo el
día, hasta que" llegannís á Pokrov, donde teníamos ipie hacer
cinó ;i mi.
la última parada de alguna importancia antes de llegar á la
— ¿De veras',' ¿Cree usted que he hecho eso con usted?
capital.
— Lo mismo i[ue hace usted con todos.
Y al decirle isto señalaba á las pocas personas quo s»' enL. li.
contralian en el andén, y que, paradas, admiraban la belleza
Coatí niiarAde mi compañera. Entre éstas se encontró por un momento
mi compariero de almuerzo, el cual, al saÜr de la eí^t»ciiín
para dirigirse^ al tren, pasó por delante do nosotros, dirigiéi
desde del ras <)e sos lentes una ndrada de admiración á Elena,
:\IATI'UÍ l ) O L ( ' l i ( . ) S A .
y suido al coche mientras.me hacia con la mano unii s.-ña
indicándome que me envidiaba.
— ¿Quién es ese caballero? — me preguntó Elena c(in inCreó el Señor al hombre de la nada
terés.
V á semejanza propia ha.-erle quiso,
— No lo sé á punto fijo. T:0 único de que estoy cierto es
V tijó en él con gozo la mii'ada
de (pío me ha dado un aínuierzo espléndido: y como he visto
Cuando le dio por terrenal morada
que todos los euijíleados de la linea lo saludan couio a u n
Un ameno y fragante paraíso.
jefe, be deducido ipie será el pre-^idcnto de esta Compañía,
o, por h) menos, uno de los consejeros de la misma,
Mas quebrantó su ley el hotnbre osado:
^—Kni()nces es ¡pío no sabe usted que todos los ferrocaDe desventuras manantial fecundo
rriles en líusin pcrrenccen al (¡obicrno—dijo Elena: — pero
La tierra se tornó por el pecado,
vanios al coche, ipie ya suena la canipana.
Y Jesús, el Cordero inmaculado,
— Es verdad, vamos allá —res]iondi yo.
Bajó del cielo a rescatar al mundo.
Cuando ya tenia el pie en el esíribo y yo k ayudaba á
subir, se volvió para decirme en von baja: "^
Pendiente de nn patíbulo afrentoso
— ¿Xo ha oido usted pronunciar á niulie el nombre de ose
Y en él clavadas las potentes numos,
<:abullerüV
Como el más criminal facineroso
— No sólo lo he oido, sino que me ha cntregailo su tarMuere el líoy de los siglos victorioso,
jeta.
V su muerte da vida á los humanos.
— ¿V cómo se llama?
— El barón I'Viedricb.
María, la doncella nazarena,
Elena lanxó un p/queño grito, su pie resbaló del estribo,
Más pura (juc el rocío de la aurora
y todo Hu cuerpo hubiera caído en tierra íí no recibirlo yo en
Que corona ja nítida azucena,
mis brazos.
En el piélago inmenso do su pena
— ¿Qué ocurre? ¿Qué le ha pasado á usted? — pregunté
Sola y perdida y desolada llora.
alarmado.
Pálida está su nacarada frente.
_ —Nada, nada. Un pequeño desmayo. Ya estoy bien. GraMustia su faz de célica hermosura,
cias, gracias por no haberme dejado caer—me contestó,
Tristes los ojos y el mirar doliente.
mientras ipie, haciendo un esfuerzo para serenarse, montaba
Sin que un consuelo en su pesar la aliente:
on el Vagón.
tjuQ es como un mar sin fondo su amargura..
Una vex asomada á La ventanilla, siguió hablándomft caai
al oído:
¡Y tú lloras, angélica María,
— Siipongo qne el Harón y nsted se habrán hecho granllosa de los pensiles celestiales,
des amigos con motivo del almuerzo?
Y el llanti) que derramas, Madre tnía,
— Sí — Contesté yo,
Empaña esas ¡lupilas virginales
— ¿V le ha contado usted nuestras aventuras?
Que dan su luz al luminar del dial
•—Vo nunca cuento nada que pueda fjcr perjudicial para
nna señora^—^fné- nd respuesta.
¡Y te dejan en tanto desconsuelo!
¡Y no hay uno entre todos los humanos
— Gracias, gracias — dijo entonces con un suspiro de sa-
'.hie ijuieni mitigar tu amargo duelol
Mas no podi'án: ;qnc iodos contra el cielo
Alzaron hoy las pecadoras manos!
'Cierna, amorosa, celestial María;
Consuelo de! errante peregrino:
Vida, dulzura y esperanza mía;
.Ángel de luz qui; mis pisadas guia
Del nnmdn por el áspero camino;,
\'iolet;i de íSan'm fresca y herniosa,
'Jue el viento del desierto ha marchitado;
Estrella nuitinal esplendorosa,
Cuya luz argentina y uusteriosa
Las nubes del dolor han eclipsado;
Tórtola del Calvario solitaria,
Cuyo doliente arrullo nie cnumoia:
Ciuno el eco de endecha funeraria
Llegue hasta ti la tíudda idegaria
Ue un corazón tpie tu piedad imploraDeja que se alce mi cani'ii'm doliente
En alas de los céfiros ligera;
l'eja que suba mi oración ferviente
A tu trono de luz resplandetdente
,\travosando la aztdada esfera.
Tú sabes quo en mis hor.is de ventura,
Cuando placer el corazón respira,
Para cantar tu gloria y tu berniosura
Te consagro gozosa. Virgen pura,
T-as más alegres notas de mi lira.
V tú sabes también, líeina del cielo,
tjnc en los illas >\n luz de mis pesares,
Cuando busca mi :dnia con anhelo
Paz en la lucha, en el dolor consuelo,
Acude siempre al pie de tus altares.
Siempre en tu amor nd corazón (Mnfia;
Siempre piadosa tii le has escuchado.
Acoge su oracii'm en este día.
Te lo (ñdo, dtdcisima María.
Por la sangre dol Dios cruciScado.
CAIÜÍI.IKA
V.M.ENí'lA.
LA TOlilíH ItE WLKNlil'SK.
(l.líVF.NliA KSCOCl':s.\.)
luego dirán ipie !a feliiddad nn es de esto
mundo!—imirmuraba yo con rm suspiro, no
de envidia, pues tengo el orgullo de no acari^ ciar ese sentimiento en mi conizón, pero ai do
'.^•.-^T-^? desfallecimiento, ese desfallecimiento que loa
í^'i
"*' predilectos de la fort muí hemos sentido una
-i/í vez ú otra en nuestra vida al comparar las bi'' chas, los dolores de nuestra existencia con !a
^ t ^ calma y alegría en que se desliza (d tiempo para algu^-í nos de los favorecidos do la caprichosa diosa rebelde
naturaleza hniiuina, (¡ue en lugar de lijar l'S ojos
(irriha y buscar allí las fuerzas y el lonsuelo y la sumisión,
sólo trata de añadir leña al fuego con comparaciones por lo
menos inútiles, siempre odiosas.
El vapor S/'n-, mientras yo filosofaba así, alejábase rápillámente do las pintorescas costas de Escocia, donde venia
lie pasar hace cuatnt añoH una de las temporadas más deliciosas de mi vida al lado do dos amigas, queridas como
hermanas para mí, compañeras de colegio, recuerdo vivo de
esos años de la niñez y de la primera juventud (pie pasan
l)ara no volver. Inglesa una do ellas, española la otra, haliian contraído matrimonio con dos horinanOR pertenecientes
á elevada familia esco(;csa, ejemplos ambos do hombres de
honor y de corazón, de talento y de firmeza, do esos hombres con los cuales pocas, muy pocas veces trojuezan las
mujeres en esta vida, y que van siendo tan raros como el
trébol de i.'uatro hojas.
Mis amigas pm- su parte oran dos modelos d e mujeres
propias. Muchas veces mirándolas me preguntaba á mf
misma cuál de aipiellas criaturas valia m á s , cuál tenia más
cualidades, cuál era la más perfei,-ta. Mi corazón, naturalmente, se inclinaba un poquitito más á n d compatriota;
pero os aseguro que era imposible no sentir cierta preferencia por aquella mujer verdaderamente excepcional, dotada
do todas las virtudes, de todos los encantos (pío, en general,
posee la nuijer española. No creáis ¡pie este cuadro tan ritiueño es olira de mi imaginación; no os voy á escribir ni
un cuento ni una novela; os voy á referir una página de mi
vida, que lia dejado no liá mucho extraña impresión en
mi alma.
Carmen y tiracc, que así so llamaban m\^ amigas, vivían
Lodo el año en el campo cu una hermosa casa situada en la
parte más bella do loa lliglilands, ese hermoso país en (pie
Dios ha reuniílo todas las bellezas do la nafcuralo/.a, el mar,
el cielo azul, los montea, loH|agos, las Ihuvs á [u-ofusión.
Dichosas con el cariño desús maridos, c()n el amor y el cuidado de sus hijos — Carmen tenia cuatro, Graco tenia tres,—
dedicadas exclusivamente al cumplimiento de sus respectivos deberes, los años se deslizaban tranipiilos y felices para
aquellos dos matrimonios. Yo os puedo decir, lectoras mías,
que no existia ni una nube en aquel cielo, y (pie para mí no
hahia temporada más dichosa quo cuundo mis ocupaciones
me lo perniitiau irme á pasar unas semanas en Ueatb Lodge.
Este verano pasado volví á escapar de Londres, dejando á un
lado libros y papeles para descansar en aquel oasis durante
dos meses. Mis excelentes amigos seguían ipieriéndosc cada
día más, sus asuntos prosperando, los niños c-rwdendo hermosos y lozanos como las llores del país. Pero coma la l'a-
f-^píi\J&^^
3.—••ntaderaao.
4.—Collet de paito.
6.—Collet de^paño gria motla.
7.-CoUet I"" '^10 negro bordado.
B.-p6lliza de laso.
9.—Chaqueta de paño habano.
10.—Collet para aenoras de edad.
II. —Traje para niñas de 10 á 12 tHoa.
&.- etiqueta de paño raeiHlii.
m
12.—Eao'avina.
140
L A
miliu nieimda se hubiese ¡do iiiii!tÍ¡'Iicando en estos últimos
ftiairo años CD proporciones alarinunies, sobre todo la de
Carniou, ijue, generosa como biicim española, obsequiaba á
811 espoao con im nuevo vastago cada año, UIÍH amigos bahian pensado un adquirir oírii casa mayor y vender la suya;
U8i, muchas veces cu uuesíras excursiones ])or el pais n<i3
dutenianios á visitar alguna de las posesiones que oBtcníaban
el letrero «Se vcndou.
Una tarde (pie prolongamos nuestra excursión aun múa
al inteiior de los IJiglilands, di\'ÍKanios en !o alio de una colina un hernioso edilicio con sus aires de eastillo y el letrero
«He venden clavado en lo más alto de una de sus torres. Subimos alegi'omcnte el canuno, esmaltado de violetas v primaveras, y pudimos asi admirar de cerca la exquisita belleza de aquel lugar. Kl pequeño castillo, llamémoslo así,
estaba rodeado de vastísimo jardín, de hernioga huerta: lu
yedra, la madreselva, cubrían sus murallas, se cm-cdaban en
SUB rejas, y el edilicio se destacaba aiioso bajo un pnrísíuio
cielo azul: en el liori/.onte so divisaba el mar. l'ero en vano
una ve/ y otra ve/, hii/inios repicar la aldaba do la niaeí/.a
])Uerta; nadie respondía; ya nos retirábamos, cansados de
nuestras iniitÜcs tentativas, cuando divisamos una joven
aldeana que, con sua pies descalzos y un gran haz de heno,
corría hacia nosotros. Se detuvo nn instante ante la verja
dol eastillo, hizo la señal de la cruz, rnuiniurú algunas ]ialabras en voz baja y nos miró con cierto aire de asombro.
— ¿Eran usteiles— <lijü, dirigiéndose especialmente á
Wilt'rid y lídwanl — los que llamaban á la puerta dol castillo?
— Si—replicó Edwanl,— pero nadie contesta. ;.Para qné
poner el letrero ctSc vende» en una casa de.sieita';' Es ahsunlo.
— Es i[uc —replicó la muchacha.
Y como si so estremeciera ante su propio pensamiento,
hizo de nuevo la seña! ilo la cruz.
— ;,Uué es, niuehachuV—pregunti'i Wilfrid;—diuualo sin
teiuor.
Y volviiíndcse hacia mí con su franca sonrÍ.sa:
—Lady Belgravia—me dijo,—pn^párese usted á oiralg'i'in
espantoso cuento de brujas y fantasmae; es la monomanía
di; este snpeistieioso país. Si ese género gusta á sus lectoras
españolas, saque usted su librito y tome apimíes.
La aldeana, indudablfmenlc, no sabia süíiciente inglés
para entender estas palabras, y después de mirarnos á todos
de nuevo eoii cierto asombra, se disponía á seguir sueaTuino.
Will'rid la detuvo cogiéndola del brazo.
—No te inis—le dijo en galo (la lengua del pala)—sin que
nos hayas contado por (¡ué al pasar por esa puerta has hecho
la seilal do la cniz y has rezado.
— ¡Üli! no aquí, por Dios—replicó la joven.—Si i'J me
oyera
líetlexionó unos instantes, y dijij:
— Si no desdeñan ustedes nna taza de té en una humilde
choza, mi abuela, la Lía Mac Dermot, les explicará todo.
;,'Jué partida de ingleses, con una noi-i'Üxia entre ellos, desdeña nna taza do té con ima narración en perspectiva?
Seguimos todos gustosos á la muchacha, y pronto estábamos aonlados en la elioxa alrededor de una mesa cubierta de
limpísimo mantel: en su ccntm un gran ramo de piimavcras
y lavanda, y alrededor de i''l un pan moreno, un trozo de
riquísima manteca, una jarra de nata, una fuente con berroa
y rábanos, y la consaliida tetera echando perfumado humo.
La anciana Mae i>crniüt, con esa liondadosísima sencillez que
distingue á lt)s aldeanos escoceses, nos había preparado en
])ocos instatites un íustin, al cual hicimos los honores con el
agradecimiento de excursionistas que han andado buen núniei^o de nullaa.
Saciados nuestros ]5riineros ímpetus, rogamos á la dncña
de la casa ipic [ins explicase las misteriosas palabras de su
nieta.
La anciana acercó un ban(|UÍlIo á la mesa, y previo el «con
permiso de nstcilcsii se sentó: recogiéndose después como si
meditara, hizo la señal de la cruz y comenzó así:
— Hace niui-hi.s, muchos años, yo era moza aún, nn día
de primavera, el castillo de lllenreslí, que tanto ha gustado
á ustedes, estaba de gala. E! heredero de la antigua familia
á ijuien pertcneeia había contraído matrimonio en el extranjero, y venia con su joven esposa á establecerse entre nosotros. Me parece verlos ai'm bajarse del coche, saludar sonriendo :V la multitud i]ue los espeiaba ansiosa de coTitem|)lar
li la nueva pareja, y desaparecer dol brazo por esa puerta ¡i
que ustedes han llamado. El eraaiTogante hombre, im completo Jiif/lilíiiiilri-: ella era bella como ias imágetics que representan á Nuestra Señora.
Esta (alloza en que vivían mis padres formaba entonces
parte de una granja perteneciente al castillo, y yo era !a encargada de llevar diariamente á nuestros amos las llores con
q u c L a d y X . . . gustaba de adornar sus liabitaciones; así, á
menudo tenía el gusto do verla. ¡Y (jiié encantad, ra y liucna
era! Cuantos ¡a conocían no podían sino adorarla, n Hs un
ángel—tlecían los pobi'cs; — no lo fallan más que las alas
para volar al cielo.» I »uba gusto ver á los jóvenes esposos,
siem|n-e juntos, siempre alegres. Jlahía llegado el invierno,
y todos nos |.in*parábainos ¡lara la gran liesta que se iba á
celeiirar en el castillo en Nochelmena, y á la cual estVilianioa
convidados todos los aldeanos del pueldo, según ccistumbrc,
nos liabían dicho, del país de que Lady \ . . . venía.
Días antea de esa fecha llcgé) al castillo nn amigo de
nuestro amo, extranjero, al parecer, por au aspecto; y, al decir
de los sirvientes, la paz y la alegría del matrimonio concluyó desde entonces. Julia apenas volvió ;i salir, y sólo se la
veía pascar llorosa y trisle por las alauu'daii del janlin; él,
sombrío y taciturno, pasaba los días escnbiend(t ó cazando.
Marchóse el extranjero, pero en tuula mejoró la actitud del
matrimonio. Suspendióse el anunciado baile de Navidad, con
g;ran desconsuelo de la gente moza, á pretexto de falta de
salud de Lady X...
I'na noche cruel de frío, y nieve nos despertaron á todos
unos ipiejidos laslimeroa que partían del castillo. Estos quejidos se convirtieron á poco en gritos espantosos. Mi padre
se visti'i á escape, cogió su escopeta y corrió allí. Mi madre
y yo, abrazadas estrechamente, tratábamos de penetraren
jr O D A
E L ]-: o A N T K I L U S T li A D A
la tibscuridad de la noche la explicación de aqnelhis gritos y
rezábamos por mi padre. La nievo caía á montones; por lin
todo ruido cesó, y solo veíamos brillar á lo lejos una luz
extraordinariamenle brillante quo partía de la pequeña.torre
que pueden ustedes aún ver desde aquí. Sólo muy entrada
la mañana volvió mi padre: en su rostro, completamente
transformado, coniprendimos que algo muy grave había
sucedido, y , efectivamente, nos dijo quo á su llegada al
castillo sólo había ¡lodido ayudar á lus airvíentos á echar la
]iuerta de la torro abajo, encontrando en ella á Lady .\...
tendida en el suelo, apretando entre sus brazos, rígidos j)or
el frío de la nuierte, á un niño recién nacido y sin vida, y
á pocos pasos el cadáver do su esposo, sujetando i'on la
mano derecha el puñal que él mismo había clavado en su
corazón.
Deciros, señores, el espauto ijuc este suceso produjo en la
comarca sería imponible. J turante años enteros se ocuparon
de ello los tribunales sin poner nada en limpio. Los herederos de Lord -\... vendieron la casa, que desde entonces nadie so ha atrevido á habitar, ]>orque-—-dijo la anciana bajando la voz — todas las noelies á las doce se ve aparecer
una luz extraordinaria, como la que brilló aquella iioelie en
la ¡)equeña torre de 'ilenresh.
Segiin dicen personas que saben algo más del asunto, pero
que lis ruego, señores, no me preguntéis quién son, Lord X...
sólo mató á su esposa y á su propio hijo por baijer dado
i>ido á una boriilde calunmia que aquel extranjero perverso
le idzo creer. En otro nuuido mejor (¡uc éste ha visto lo cruel
é injusto de su conducta, y su alma en pena viene todas las
noches al lugar del suplicio, y por eso el castillo no se venderá uíuiea, y esa torre la llanuiLiios todos «la torre mald¡lai>.
Los hombres se sonrieron al cunchiir la anciana su relato;
nosoli'iís todas nos estremecimos sin i|uerer. Saludamos á la
anciana, lo dimos las gracias por su hospitalidad y salimos
de la choza.
— ¡ V que estas gentes—-exclamé) Edwurd — sean tan esti'ipidas y supersticiosas quo crean todo esto á pie juntillas!
— Chico, i'sta es la casa para nosotros — respondió Wilfrid;—puesto qtio r.a<lic la quiere, la xcnderán barata; vamos
á pedir las llave sal alcalde del pueblo, que eBi|Uien las tiene,
según mo ha dicho la anciana Mac Dermot. Y' veamos el
castillo: todo será que nos salga el Diógenes ipie se pasea
en la torre con esa luminosa linterna que se ve diez leguas
á la redonda.
Los dos amigos se dirigieron hacia el vecino pueblo,
mientras nosotras, emocionadas aún por el relato que acabábamos do oir, nos sentábaio'is sobre el césped,
— No viviría en esa casa auiiiiue me dieran todo ol oro
del nmndo—exclamó Carmen, que como iiuena mujer española brillaba, si no precisamente por su miedo, por su falla
de. valor.
— Xi yo, hija mía — contesté con un escalofrío.
— ¡Cómo se reirían de vosotras Wilfrid y Edward si os
oyeran
! — replicó Gracc, que era )a más valiente del
t r i o ; — yo no tendría miedo.
— 1,'ue sea ciibonihucna, Círace: pero si os venís á vivir
al castillo, no es¡¡eréis echarle la vista enciuLa á Lady l!elgravia. No soy de la tela que se hacen las heroínas: esta noche no voy á pegar los ojos, y tengo carne de gallina desde
que la tía Mae Dermot nos ha ret"erido su cuento.
A [lOCO rato llegaron nuestros compañeros sacudiendo
alegremeiUe las llaves de la romántica morada.
— \ ' a m o a á echar un vistazo — dijo \\"iirrid alegremente,
— y si nos gusta la tomamos; ^• ya lo sabe usted, Lady
Beigravia, la torro, como ustctl es tan valiente, la convertiremos en estudio ]iara que esciiba usted sus oliras poéticns.
—Ese será el nido de donde volarán los escritos ipie la han
de hacer á usted eéloliro — dijo Edward siguiendo la broma.
— N'ayan ustedes los dos en hora mala con sus burlas á esta
humilde emborrouadora de cuartillas. Más valía que antes
do visitar esc castillo embrujado hiciesen ustedes confesión
general y se asegurasen la vida—contesté' yo.
— Yo todo lo tengo corriente—dijo Edward.
— Yo soy tan bueno (|ue no tengo pei'adt)S; y en cuanto á
la vida, mi mujer no ine ha consentido que me la asegure:
con (pie si el duende de la torre me como, cuide usted de
ella V de mis siete heri'ih'ro^.
¡Ah, lectoras tnías! ¿por qué en este muiulo las mayores
tormentas so preparan cuando ijuizás estii el cielo más azul?
¿por qué' en nuestra vida ac desploma el dolor cuando quizás acariciamos más felicidad? En aquella tarde de verano,
tan hermosa, tan l)rillante, tan alegre, he visto las nubes
más negras de mi vida, el tlolor con sus más sombrios Iones.
Todavía parécenie ver á los dos ji'ivenes alejarse alegremente V abrir la puerta del eastillo, y hieg(í, después de un
largo rato, mo parece oir eonio un crujido extraño, y después
el ruido cspanto.«,o de algo ipie se desploma, y al correr todas
hacía el castillo vemos la «torre maldita» convertida en escombros por el suelo, y entre esos escombros sacan los aldeanos dos cuerpos hechos pedazos tronchados en lo mejor
de au vida
¡Qué horror, lectoras mías! Y aun más iloloroso quizás
que esto cuadr 1 es contemplar á estas dos viudas, anonadadas por el dolor audtas, y ima de ellas con siete hijos y sin
recursos.
Si algunos me-ses desptu's de este suceso pasáis por el castillo de I-ílenresk, los aldeanos os contarán cómo dos jéivenes
temerarios osaron afrontar al espirito que vaga por la torro,
y cé)mo perecieron en sus ruinas; pero la explicación de este
horroroso drauLa es bien sencilla. La torre abandonada, minada por las lluvias y los vientos, sólo esperaba un soplo
para hundirse. Al empujar la puerta para entrar en ella los
don jóvenes, se desmoronó de un golpe.
El vapor me lleva de nuevo á Inglateria; pero ya Escocia
no tendrá para mi el enrunto ipie antes tenía, ¡mpusibleque
se borre de mi alma el recuerdo de aijuella tarde y la imagen de mis dos amigas, de mi desgraciada compatriota y
sus pobres pequeñnelos, p¡<lÍendo el pan que desde ahora
habrá que escasear y medir.
Y mientras las olas siiltan alrededor del barco y nú pensamiento se pierde en lo inlinilo, murmuro; i(¡Cuán verdad
que la felicidad no es de este mundo, y por lo tanto no debemos bviscarla en é ü »
LADV BKLCRAVI.Y.
COIÍUESPOXDEXCIA rARTK'ULAR.
Exclusivauíenle serán contestad:is en este sitio las consultas que, sobre asuntos propios do las secciones del periéidicío,
se sirvan dÍi'¡gii-nos las Señoras Suscriptoras á la cdieiim
de lujo y á la '1.'^ edii'ii'in , demoutnmdo esta circunstancia
enn el envío de una faja del periódico, ó por cualquier otro
medio.
Las ronsultas que se nos ilírijan en rnylu tni^'>iiiiiui, ó que
vcigan iirmadas [loi' ])ersoniis i|ue tm demuestren del)ir|amente ser suscr¡¡iroi'as á las citadas ediciones, no serán cont('stadas.
Á CANDELERA.—Tenga la bondad de leer con detenimiento tanto la Itrr/--i/a Prirr.-iie>i.<e como la (Jorre^pniuleucia
l'iir/'i'iihtr tli! nuestro periódico, desde el número del (1 de
Febrero hasta la fecha, y hallará satisfecho su deseo, tanto
en lo referente á las variaciones que ha sufrido el corte de
las faldas, como en los colores, clases de tejidos, adornos,
encajes, etc., c l c , que están más en boga, pues en elhia
eui'ontrará extensas explicaciones.
El cuer])0 de terciopelo es muy elegante para las jovencitas; pero no es propio de la estación á (¡no se reiierc, pues
únicamente podrá usarse toda la pr¡ma\'era.
A i'.sw CAMICUA, i'F.Eio NKGHA.— Siendo el luto de gran
rigor, como es el de usted, no se lineen visitas ni se devuelven hasta pasado el primer aniversario.
El luto de padres es de tíos años; un año de rig(tr, seis
meses de negro y otros seis do alivio.
EB Buñciente que u.se el manto seis meses.
Los guantes quo más so usan son los ile cabritilla.
Para luto es elegante el p.qjel de cartas de forma corriente, blanco, con franja ancha negra, de un tamaño un
poco más pequeño (]U0 el de su carta.
En cuanto á su torcera pregimta, le diré que, tratándose
de un caso tan excepcional como ése, deben ustedes visitar
á esas señoras haciendo constar el motivo.
La gasa debe subir hasta la copa del sondirero. KI de ipic
me halda creo que no lo sirve siendo el luto tan riguroso,
A t'NA C'ANOSA, — Mi consejo es que se dirija á la t'nsa
l'agés. Peligros, núsii. 1, cuyos tintes gozan de gran crédito. Debe enviarle un poco de cabello para que sirva de
nmestra del color. Estos señores se encargarán de hacerle
con toda ])untualidad el envío del tinte, eligiendo el que
mejor convenga á ustí-d.
No conozco ni creo que haya procedimiento alguno casero que valga. También aseguran los que lo usan que et
tinte .'\rroyo es inofensivo.
Si en la mesa hay sólo caballeros , excepción lieeha de la
dueña rlc la casa, se empieza á servir por é'sta: pero si hay
alguna otra señora, so empezará siempre por la invitada,
quien ocupará el puesto de nu'is etiqueta, i¡i¡e os hi derecha
del dueño de la casa.
Á ÜRQI'ÍI>I':A A/.fi.. — S e sigue usando el ¡ejido á que se
retí ere.
|-ln varias respuestas uiias ¡i otras su.scrÍptoras. y publicadas en la C'irre^'jiijiKh-nrta Parlírníart\e\as
tres últimos números de L A MUDA, encontrará noticia de ellos.
En la dirigida -I mía Maliit/iifiia verá en este número la
ex¡)licación de las pajas más elegantes para sondircros y las
guarniciont-'s preferidas pai'a éstos. En cuanto al tamaño, no
ae usan'm exagerados, sino de nn término medio.
A rSA CAMI:I,IA Mt:.ricANA. — J'ura conservar el cutis terso, fresco y suave, debe seguir el siguiente procedimiento:
no lavarse ULuica la cara con jabón, sino con agua <le almidón muy clara ó cocimiento de arroz nuiy clarito, ahornando. En invierno debe temiilarsc un poco, y se eebim en ella
unas gotas de Agua de tocador i'i Colonia de las mejores marcas, tíuerlain, Jloubigant, .Mtkinson, etc.
Con este agua debe lavarse por ias mañanas ai levantarse:
á la hora que se va á peinar puede dai-sc, con un ])añíto
tino, vaselina inglesa gelatinizada ó pasta P)V7(Í/.I, que da al
cutis un bonito color rosa; después se pasa un ])año ile lulo
mojado, se enjuga bien con otro pañito seco, y se da polvos
de ima buena marea. Cuiílándoso asi el cutis ae podrá evitar
los granitos (luo suele producir la irritación, y desde luego
se hermosea éste.
No conozco ningún procedimiento ])ara poblar y hacer negras las cejas y pestañas.
Á D." Soi,.—Efectivamente, las chaquetas se llevan nuicho: deben ser muy ajustadas, lo mismi) en loa delanteros
(\ue por la espalda, ;• sumamente cortas y con aldctas más
onduladas que nunca^
Los colores de paño más de moda son: el heii/e en toda
su escala, el mástic y ol gr¡B tierra.
La moda va acentuando cada día más en el Uso de! tul
ilusión, hasta el punto de ser uno de los tejidos más usjidos.
Tul blanco, tul negro y color cuido. No sólo se usa ol tul
para las érliar¡iP..-< mezclándose el negro con el blanco sobrepuesto, sirviéndose mutuamente de transparente, sino (¡ue
en la nñsma forma se guarnecerán los sombreros reilondos
ó e()U ala vuelta i)ajo la forma de ruche, cocas, chtiux, torzadas v plegados: con este vaporoso adorno se mezclan las
LA M O D A E L E G A N T E
ILUSTRADA
141
jilnmaR y las (loros, teniendo en
cuenta que e! tnl «ielio jugar el papel máK importante, puca los otros
arcesoriíis son verdaderamente eecnndarius,
l.ns trajes de noche se gnarncL-en
también <()n este precioso adorno
en f"orm;i do volantes, bullones, ruche, de todas especies y de todas di'
mcnsioncw, las cuales bordean las
fíilílas y so repiten en el cuerpo,
l,as mangas, completamente de luí,
amplias, mny Hojas y ligeras, aparentando ser las faldas de las bailarinas, Se llevan t'uribién mucho
las cintnras de tul formadaK por
largas tch>ir¡'f>¡Q.Ti todo el ancho del
tejido, que se drapea alrededor del
talle. Se anuda por detrás en dos cucas caidiis qu'j penden hasta mitad
de la falda, cuyns extreniiis caen
hasta el borde de la misma.
El ttd ilu-siún tiene la ventaja de
ser propio do toilas las cilades, y lo
misino sirvo para las jovcncitas
que para las señoras si-rias, siendo
en ti.doB los casos distinguidísimo,
A rrs'A AiiTisTA.—He m'ilo decii'
á persona inteligente ijue se iinilan
los esmaUos coniprando una placa
de esmalte blanco ó de color: se
jiinta sohre ('sia al i'ilco el dibujo
t|ue se elige, y despui's se barn¡/.a
Con barniz sceantc. Inniediatamcnte se coloca la placa sobre una estulita ó calentador de pies, dej:indolu
hasta i¡ue el barniz cslé complciamente sccu, es decir, dos horas ¡inco
más ó menos.
A rsA CriOAPOíA.—Kl mejor
procedimiento para linqiiar las esponjas es sumergirlas en una jofaina de agua l'iicrtementi' acidulada con jugii de limón. Se dejan
las rsponjasen este agua veinticinco
ó tndnta minuius, de.spui'-s eo aclar¡in con mucha agua. .S¡ la (.-sfumia
iiucdaai'm mtiy impregnada de jabón, se fi'ola con los trozos de limón
y después se aclara.
Cuando las esponjan están siimamenle su<-ias y baínisas, antes do
sumergirlas en ci agua acidid-ida se
lienen algunos inimUiis en agua
fría, en la que pieviairjente se habrá disuello im poco tie cristal de
BOSil.
SRA.
D . " MANÜKI.A lí.—l^ariL po-
niT los liletes de lenguado á la mayonesa se les (piila la espina y se
moldean. Se liai;e un i-aldo con un
vano de agua y oti'o ile vino blanco:
se añaden al caldo las cahezns, espinaíí y colas del pescado, sazonándolo con sal, piniienla, ramillete
Burtido de perejil ,y jugo do limi'm,
y se deja reiueir el caldo ;i la mitad. Se colocan hiego los tiletos en
una fnent»! á propóí-ito para ir al
horno untaila de manteca. Se vierte
Bobre ellos la reduccii)n y se mete
en ei horno. Terminada la cocción
80 retiía, dejiindolo esciOTir y enfriar. Luego se colocan los lílcícs sobre corazones de lechuga,
sazonados de sal, pimienta y vinagre, mezclándolo todo eim
una mayone.sa. Etítc plato se gnarnece con íileles de anchoas,
aceittmas, alcapanas y huevos duros cortados en pedazos,
separando las claras de las yemas.
Á L'N'A PoiiTrr,|-!:sA. — P a r a hacer la tortilla .s'„¡/y/,> para
seis personas, hasta con hatir ocho huevos: las ciaras ;i la
nievo y a p a r l e : las yemas <;on un poco de azúcar molida,
añadiéndole lambicn vainMIa raspada.
Al lii'Tnpo do servirse se mezclan las claras con las yemas,
celiáudole una enebarada do ron. Se pone en el fimdode una
fuente á propósito e(uiio dos onzas escasas de manteca fresca
de vacas: se deja funrltr para que se bañe bien la fuente.
Hecho (;stn, se vierte el batido y se mete al horno fuerte:
unos siete minut(]S son sulicienles para que la rortiila e^t<en su punió. I'ebe culirirse siempre la fuente con un papel
blanco para que la tortilla no tomo demasiado color. Al sacarla del horno so espolvorea coa azúcar fina y se sirve inmediatamente.
La pasajera granulación de la piel, vulgarmente llamada
carne de j^allina, la produce el contacto del airo fresco
cuando aquélla no está acostumbrada ¡V sufrirle. No conozco
otro medio de quitarla que evitarle ó acostutnbrarse ;i él. Si
se trata do una granulación de otra especie, nada puedo decirla no dándome más detalles.
En uno do los próximos miincros tendré el guato de dar
á usted la receta para hacer las pastas,
A t'NA IN'IÍ1!.-KI{KN'TE.—En el trajo de ese caballero no se
quitará la señal producida por el vapor de la estnfa, pues
seguramente no es mancha, sino quemadura.
En cuanto al jiañueto, si la mancha parece de hierro, podrá probar, al empaparlo con jabón, echando sobre la man<dia jugo de Hmón abundante, mojando nmcho éste.con cal
molida: sobre esta capa se pone un papel blanco, y sobre
este una plancha caliente, teniéndolo así hasta que se enfrie.
Hi, terminada esta operación, la mancha DO ha desapareci-
13.—TrajQ de bsHe 6 soiróo.
do, se repite la operación, y en vez de ponerle la plancha
sobre el papel, se pone el pañuelo al sol.
Á TNA SAX'I'ANI'EUINA, — Su carta anterior no ha llegado
á mi poder.
Hada la circunstancia que concurre en \i persona á quien
quiere usted obsequiar, el mejor regalo será un libro tic su
devocii'm, un Xiño Jesús ó un reloj de plata, enterándose
primero si en esa comunidad los usan las religiosas ó si los
permiten. De no ser estas cosas, puede elegir un objeto para
la capilla.
El papel en que me escribe no es de moda. Se usa de
fornuí apaisada y sin rayar. Sobres do la nnsnia forma.
Ha tenido usted mucho gusto en elegir modelo para la
confección de los trajes cuyasniiieslras mo remite; pues, además de ser bonitos, son propios de la edad que usted indica.
Xo lengo ninguna objeción ipie hacerla ni por la escritura ni por la redacción de sn carta.
I'NK liiíMoisKM.t: KTtANCAiSK.— Las seu<iritas de esa edad
llevan indistintamente en el sombrero el velo blanco ó negro,
siendo ambos igualmente elegantes.
Loa dibujos se llevan lisos con cenefas bordadas, ó moteados con coneliía estreciía. Para mi gusto, éstos son los
más propios i\c joveneita.
AI contrario los guantes: cuanto más claros Son más elegantes, y van bien con todos loa trajes. El color do guantes
para Io.s trajes do medio vestir es el avellana tostada ó algo
roji;íos.
Ya no se usa poner liceos en las galerías de los balcones,
sino <lraj)erips dispuestas en variadas fornuis.
Para (pie siente bien el volito en el sombrero debe fruncirse un poco en la parte do delante, recogiendo luego los
extremos y anudándolos sobre el ala del sombrero. Si es capota, so rec-oge también en la parte alta sobro el moño.
Para preparar los huevos hilados debo hacerse un almíbar bien clarificado, echando en él cortezas de limón.
Este almíbar debe tener bastante punto, pues ha de for-
mar liga: después se baten las yemas de diez y ocho huevos
para cuartillo y medio ile almíbar.
Se trabajan mucho basta (pie el balido i'orme poinpitas;
despiii'S se vierto en una especie de embudos que venden
]>ara este objeto, y cuando el almihar esté' liirvii-nth) so mete
el embudo, levantándolo para'pie forme las hebras. Luego
ipie éstas están cuajadas, se van sacando con una espuma-dora, y se repite la operación hasta terminar el batido.
Para la crema de vainilla se baten ocho yemas de huevo
con media cucharadita de harina de almidón: Be trabaja muclio. y cuando lo está bien, se endulza con azúcar molida:
vnelvL- á Irahajarsc hasla (¡no forme pompas, y luego se
mezcla con un c-uartillo de leche hervida tiliia. I'^n seguida
se acerca al fm'go moderado, moviéndolo sin cesar con un
molinillo de porcelana ó de boj, nuevo, teniendo mucho
cuidado de retirarlo cu cuanto empiece á espesarse y se impregne la cacerola por los bordes. Si se quiere quemada, después de fria w- cxtionde bien en una fuente plana, se espolvorea de aziicar jior encima y se mete al horno fuerte, ó se
pasa una plancha ó pala candente por encima.
A CiULt'r. — El abriguito de la niña debe ser de paño ligero inglés eoloi' Iriiie claro. Como modelo para su confección le recomiendo el grabado núm. 4 del 22 de Enero liltinio: en vez de adornarle con astrakán negro como i!'ste
indica, ¡lara (pie haga más ligero y pueda servirlo para el
entretiempo será muy á propósito el marabú de seda color
nutria. Los trajes marinos siguen estando de moda para las
niñas de esa edad. Se llevan con sombrero cunútier, que para
mi gusto es más gracioso que la gorra.
El papel más elegante en cartas es el inghés, de forma
apaisada y de color malva, gris, azul porcelana, pergamino, etc.
Hasta ahora todo parece indicar que los cuellos v puños
á que so refiere seguirán estando de moda,
A UNA MALAGDiíÑA.-^tas tlores preferidas para guarnecer los aombrcrofl y foilftlen de baile son esto año las rosas;
142
.:-
LA
MODA
ELEGANTE
I-LTJST R-A D A
!í¡í?7.Kl,l, USS, 1.1 l l " l " ' " ^ Ut"'!"-'
17.—Traje de vltltii. Delantero.
Véase al dibujo 18.
18.—Traje da visitas. Espalda.
Véase 9l mujo 17,
LA
i-dsia d e F n i n " Í i i , c'>n piHiilos d e tnnnRdeacriInriíios y borde»
urriill-tilus, m s u s do llftifíiilii, ropas r u b í e s , rosas d e t é , rosaH
amarilliis, roídas lilaiicas.
U u a iiov'od.id m u y tirii^inal e s la d e laa msiiti neírraa, d e
•seda itiuv liií'-ni i'» di; riHo a n ' i í U i i , f o r m a n l'i é^-ta^í la ú n i c a
sriuiruiciófi do lili sumlirero, IC-to, cont'ee.-ii'naili) a - i , eH ilc
fáeil ej'.-eu'-h'm y m iv IÍL^ITU para iiMarl'i hiendo á p m p ú s i t o
tamiiÍFMi p a n a'.'o'iipin ir iV cnalipiier /•líh'Hr dy vestir.
La paia d e i'olor a^ II -v¡irá iiiii''lio; s e v-eráii iu:ir.es y Bafin a d i f l , do un lir.ll i tari ilul -H foino bis iiajan-raMo, t a n d e
lilaila este iiivier'Ki. S n i Üii litima-í en M a n - o . n r t í r o , nior.íloré, y siilirc todn e n loa t i n t e s v i v o s , azul Idue, v e r d e prad o , viul- ta U f o i i a . e t r .
E l s i ' ü d i r e ' i ) iiiiirri e s Ripmpre eleí^Jinto y Injono si s e
• a c i e r l a á darle u n a i n r u i a di-tiriiruida. I'ara n u í t a i l e el a s pecto d e s e r i e l a d (|iifi s i e m p r e ti'-no, SO !<• pune A la p i r t e d e
d e t r á s u n a e-íp •- de de p e i n e t a d e m s a s IIH Fiaiii-ia d e d ¡ s i Í n t o
i-nlur. i'ara lU'ídiii i.tío, esta p f i n e t a p u e d e s e r d e vÍ..ietaK d e
I'arma, j a d n t u s UUncus ñ violeta.
Un laxo dtí ei-es,).iii ó de p el dñ seda sidire p a j a m a t o , y
ehmi.r lie ere-ipi'ui fnrmatido el p e i n e , e u i u p o n e n u n suinb r e i u d e hito n a la viil^^ar.
.
•
•
ADELA
P.
EXPLICACIÓN DEL FIGURÍN ILUMINADO.
Núm.
i:.
Corresponde a las Sras. SuscTÍpioraa do la adlDlon do lujo.
Tl{A.flí lli; \ ISflWS l'.AIiA .SKÍÍoKnAS.
E s t e t r a j e d e p r i m a v e r a v a lieclio d e paño a m a z o n a '"•','/'',
y a d o r n a d i i e o n se IÜ v.-rdij g l a s e a d a , l ' a i la o n d u l a la y r i b e t e a d a d e pe-'pntileH l'nrniaii[|ii l'e.stoni'H. Cuerpn blusa oiui
a l d c t a s i n u b d a d a s , en op icst') d e e s p a l d a do u n a |)iezii. y d e l a n t e r o plo'^íado e n lalil.n iinelia><, e s -tita lus arulm-i s'>bn' n n
c a n e s ú det'ií'eLiiu ti! i i n n a d n en mi:i e peric d e euello .bie-lo
q u e forma p o r al'aj > iin.is bouibivr.iS. l ' n u s botones de m e tal lij.iit Ins p l i e í U e s C'iell'i en p i - , y la/.os d e m a t i z a de la
t n i s i n a s o l a . I ' n a s lieliillas d e oro njati los lazos. Matiji'a
a j n s t i d a , e-on u n a malura ^lAm e n lo a l t o . — S n u d u e r o i!e
p a j a lii'lijp^ ad^irna lu eou t e i o i o p e l o v e r d e y p l u m a s iiciír;is.
Ti:lii iifri-üdi'ia: 7 uietrus d e p a ñ o y u n m e t r o 6Ü ceutiiiie!,ri)s d e s e d a .
LVi'LirAi'iíiN DHios(¡laü.UKt;^y í)ii!r.iosy\\i\
IIUIÍDAÍIOÍÍ
iMXTKN'iDóK EN I,-\ E|M.1A-sni'j.l':Mi'-.Vni.
Correaponde á Isa Sr«i. Subsortutorai de la Bdialdn da lu}o.
Mesa de labor y papelera. — Niim. I.
Hl anua'Zi'in rio esta linda m e s í t a se liaec d e n i i n i i n e , d e
rutiii ó d e m a d e r a dorad.i.
Se c u b r e la p a r l e s'ipe'-inr d e felpa (•.•lor d e a l i r a r m b a .
L a s tiipad'-ras v,.ii r e v t t - t i d a s ¡iit> liurrn. n i e de setla ;iiiiariila, CDU u n bijr.iakj li,^ero lieelí" al |)aí-;ado eotí seila d e v a rios eolores.
L a Inilsa enlurtada d e l a n t e d e la inesita c« d e f e d a a i n a r i Ua Con b o r l e s d • e leaje c r e m a L a s c i n t a s ijue a i l o m a o lus
p i e s V el a s a í u n d e ias>. eulur de e m a l ,
Portaperiüdicos.—Núm. 2.
La \v^. 71 di- i-i ¡/i>¡'i-''^'i/il iiii'iilo á n u e s t r o n i i m . 2;i d e l
aüi) anterior i'ur^eíiponde á e:-te d i b u j o .
La p a r l e d e ib-lante del ]iiirtapcii idieoa e s do b a m b i i b a r n i z a d o n i a r n i n u b s c u r o y <ie i i i i m b i e '"•<;//•, y v a e u b i e r t a d e
u n b o r d a d " c-jeeiua lo snbrí! pau» eolor d e taluieo o b s c u r o ,
p u e r t o s o b r e u u a e a p a ile a l ^ u d ú i i . El I m n i a d o q u e r e p r e .senta la li^^. 7 1 va e j e e u t a d o eon s e d a lloja (;i h e b r a s ) color
eardeiiillii d e vari"K m a ' i e e s . L a s liojas |iri.lnn.L^adas. (pie
s o n d e i-i)lor earileiiillo i)b.-enro tiasiu el c a r d e n i l l o m,is elaro
íiacia la ¡ j u n t a , v a n liecbas ei.n piiulus di* pasaiio Imiizontales. S e laH a d o r n a c o n t n ' s v e n a s ln elia- al ¡innto do c a d e n e t a e o n .seda color car-Ienillo (diseiiro: Lis bujas y las espillas j ^ r a n d e s d e las Ib.res , i n foniia d e f r u í a " , v a n iiiu'dadaa
cou soda Color c a r d e n i l l o c l a r o : las espijíiis p e . p i e ñ a s e n
s e d a o b s e i u a a l pa-aiÍo veitit al eniri-laviado: las veiiaa d e las
bojas tinas v a n beclias ctm s e d a ilel color m á s claro (casi
b l a n c o ) al ptiiilo d e cadeiu t a ; las liojas v a n e i e c u t a d a s e o n
p u n t o s aisla los, y p o r otrrima d e c a d a Veita se liaceii -H p u n t(ja a m u l a d o s c o n seda r o | a a n i i ü t i o claro, lic^puí'^s ile b a b e r
iijado el pe.lazo di- b o r d a d o a-, le r o d e a c o n u n a iruarnición
d e t i r a s estreclias d e n t a d a s , p a i a lo cUal s e c o r l a n en l'oiuia
d e d i e n t e s •rrandes u n a t i r a d e pa-io color cardenillo c l a m y
o t r a color de t a l i a c í c L o o , ipie lierien c a l a u n a tí J ci'iUiíuetros d e a n c h o : s i cose la t i n o b s c u r a solire la tic color elaro,
d e m o d o q u e l a s tirarí obscur.ts v a y a n puestas so!»rc l i s tiras
c l a r a s ; s e Ú\¡Í en el b o r le d e r e c h o u n a tira c l o r d e t a b a c o
claro d e n t a i i a d e m e d i o o - n ' i m e t r o do a n c h o . Se cuse la ^'iiar« ¡ c i ó n Bobre el po.ta|ieriodico--: He c u b r e n Hua ln.rdes c o n u n
ijalóa d e piquillos d e c o r d ó n d e o r o . L a s m s iceas d e l.is e s q u i n a s , a d o r n a d a s en 11 ci-nrro c o n u n g r u p o d e yalonea d e
oro c o n pii[iiiltos, v a n lieclias c a d a u n a c o u l i c s t i r a s d e n t a d a s y piej^udas do p a ñ o . l*e c a ' l a nisi'icca Halen d o s g r u p o s
d e presillas d e l uiisiuo c o l o r , q u e tieiu-u c a d a u n a 10 c e n t í m e t r o s d e iar!i:u y vaii l i e d i a s con tiras d e p a ñ o d e m e d i o
c e n t i m e t r o <le a n c h o , r e o n i d a s e n el b o n J e s u p e r i o r c o n u n a
t i r a d e paTio color d e laiíaco c U r o , q u e t i e n e Ü c e n t í m e t r o B
d e lincho. Se p e s p u n t e a en- el c e n t r o d e esta t i r a u n a t r e n cilla e s t r e c h a d e wo c o n pii|nil[o.s. L a ¡larte de d e t r á s v a
a d o r n a d a c o n u n a t i r a d e n t a d a y ple^^ada d e paño color d e
t a b a c o a b s c u m , q u e t i e n e M c e n t í i n e l r u s d e alto y 5 5 c e n t í i n e t r o s d e b i r g o , y t e r m i n a d a p o r iiu hido e n u n a r o s á c e a
d e n t a d a , m i e n t r a s <|ue el o t r o lado v a lijado p o r e l r e v é s .
U n a rosiícea ifjuul a d o r n a t j c e n t r o s u p e r i o r .
M OD A ELEG ANTE
jDyas d3 fantaoía. — Nú¡ns. 3 á 5, 9 á II y 17 á 19.
;!. Ciiti'l'o l't: *l:i"li líiucs,—11. Alfiler para e o m b r e r o s . Üate
alliler e s d e m e t a l d u r a d o ; flores do lis e n l i e c r u z a d a s 3- c a ladas,
I). Alfiler d e c o r b a t a , h e c h o d e p l a t a d ó r a l a . Ücpreaenta
u n a mi'ii.ii.ui'a iiuiy lina.
c. .\lti e r lie s o n b r e r o . E s d e m e t a l d o r a d i \ y r e p r e s e n t a
u n a bola s o m b r a ía do d i a m a u t e s y d e t u r q u e s a s .
(/. Altüer d e Sk)mlirero, do m e t a l d a r a d u . \ ' a en^^arzado d e
diamanles.
(•. A tilcf d e Goinhroro, E s d e m e t a l d o r a d o , y li,^^ura u n a
b u l a s a l p i c a d a d e i l i a i n a u t e s y e-siuerahlas.
4.
1 I H I U ' . I . , \ S D I : r i \ ' n - i i 6 . v V cnm'iuc'iKs
W
ILUSTRADA
|'AR.\
Alililons.—
(í y r. H e b i l l a s d e ciniun'in s e r p c j i l i n a s , d e iiiefal ilurado.
l>. UebilliL d e c i n t u r ó u d^; m e t a l d o r a d a . L a p a r t e d e e n c i m a d e la c a b e z a y los ojos de latí seriiÍon[es s o n ile e s m e raldas.
(/. (Jorehetes p a r a pujctar n n cnll-t. Son d e m e t a l d o r a d o ,
asi c o m o la ca Icneía (pie los l e u n o .
ó. ( ¡ n n i ' i iiK uiiiiiHKS. —11. H m c b c liizo, d e p ' a t a l e g i t i n í a , c o u llecos <!« plata d o r a d a . V a -salpicado d e perlas y
lleva u n rtm-iiuotíui para el reloj.
h. Itmi/be b i r r e t a , cim m i n i a t u r a , do |.>I;ita s o b r e d o r a d a
con p e r l a s . I ' n a ca léñela d(; [data d o r a d a r e ú n e esta linda
j o y a á u n aliili-r t a m b i é n d e plata doruda.
c. líroclie Juí.iia de A r e o . i l o plata a n t i i r u a wolire fondo
d irado saloica lo de lio e s d e lis. l ' i i circulo d e esiuaUe a / u l
lleva la divi>ia: Df. ¡¡ar le, lio;/ ilii vii-l.
It. l-íKveo t>ic uiiO'Ui-'.s.—fí, líroehe d e m e t a l d o r a d o ; h o j a s
y fi'ranos d e coluros ruiturales,
h. B r o c ' i e pensauíiciilit de m e t a l d o r a d o , c o n i)'''laliis pin
t a d o s co|..r vii.leta y m a l v a . T u d i a m a n t e i m i t a d o , tallado
cou faceta-!, f o r m a el c e n t r o d e la Itor.
C. Hro -lie m i n i a t u r a lina, pinl^ula s u b n ; e s m a l l e Cnhir do
luartil -Marco d e lui-tiil d o r a d o entilo L u i s X \ ' .subie l o u d o
e s m a l t a d o azul d e F r a n c i a .
' / . I t i ' i r b e m i n i a t u r a d e ])!ata s o b r e d o r a d a , l'iiiliira lina.
p. liroclie J u a n a d e A r c o , d e nielal ó plata a n t i ^ ' u a s o b i c
i'ondii e s m a l t a lo azul t u r q u í , dorad-1 y inailil.
1(1. .M'^iu:! o s lo.; iiirroNKs Aliií.s'riros.—*•(. Botón ile c u e r p o
di- v e s t i d o . E - d - p ' a l a iin'iirua, y va enjíarzarlo d e d i a i u a n ti-s i-iin u n a piedra inidticnl.oa en el ci-nlro.
/' Lofihu g r á n a l e , c o n d i a m a n t e i m i t a d o e n m e d i o y e n
el c o n i o r u o .
(• liuuiíi ciui m i n i a t u r a r o d e a d a d e p l a t a s o l u e d o r a d a , con
perlita.s linas,
I I . ICsi'ij I ni: II •i.'^ii.r,o. — \ ' a c u b i e r t o ríe metal d ó r a l o ,
con a p b c a c i o i i e s d e plata iitltiiTUa y d i b u j o s d e liliirrana.
17 l'jM'iMo ¡U'; MAN ',—Kl m a r e o d e e«le espejo e s d e m e tal d o r a d o y cMiiia l a d o , imir d y v e r d e . El maiiyti ea d e m e tal 'lorado Culi a p l i c a c i o n e s e s m a l t a d a s .
LS. i i i : i u i i . s rM,ifit;.Ñ.As DK r i N - i T h ó v , — , 1 , Hebilla bu-zul
d e fnrinii c u a d r a d a . Los lorzalea s o n d e m e t a l uxi bulo y
iiK-tid d o r a d o .
/'. Hhta bebilla e s del m i s m o jjfénero, pero d e Torma
ovafida.
r.l. 'rK.[íM>''Mi;rnn c|.;s' rio H Alio.—'Marco d e met;d o x i d a d o y
m e t a l d u i a d o ü i - u r a n d o llores de lis l ' o r d e t r a s h a y nn s o p o r t e d o m e t a l o.xidado para m a n t e n e r en pie el t e r m ó m e t r o .
Escritorio-rinconera.—Núm. 6.
E s l a m e s a escritorio t i e n e tres p i e s , u n o d e los c u a l e s se
a p o y a en el rinoóii do la pieza E n el f o n d o d e la mesa, ipie
e n t r a ¡.líiialmentc en el áne;ulo, v a n unos talileros d ludc se
culociiu los l i t ó o s d e c u e n t a s , el reloj p e q u e ñ o do s o b r e m e s a y otros objet'is. E n los d o s t a b l e r o s q u e Rol'resalen [lor
los la ¡o>; se ponen d o s Chlalua-" ó Horeros. Kn lo alto, u n a jard i n e r a I e n a tío llores. l'el>ajo do la m e s a , el folgo p a r a el
i j i v i e i n o y el cChto dt- papelefi.
Jardinera colgante. — Núm. 7,
•Jardinera m u y n r i j í i n a l , q u e se cueljía del t e c h o dp u n g a l i i m - t e - l o c a d o r ó d e un salón c a m p e s t r e . ICs s e n c i l l a m e n t e
u n a soiubrilla j a [ i o n e - a , ile la eiial s e saca ol tuiíntío. Se
inaiilieno la e.\tr<-m¡da<l supn-ior c o n iiu b r a m a n t e m u y
j i p r e l a d o , p o r e n e i i o a del <íiial s e a n u d a u n a c i n t a d e raso.
S e p e g a en lo alto u n a l i r a de ]japel ó d e t e l a d e a l g o d ó n
q u e leiiL'a o x a r t a m c i i t e el largo d e la a l i e r i u r a q u e s e q u i e r a
dejiij- á hi siu o tirilla, y esto a liu lie q u e l"S p l i e g u e s no s e
e s p a r z a n por l o d o - lados. Se h a c e n t i e s d i v i s i o n e s para m a r c a r el s i t i o de liis c i n t a s q u e í-irvon para c o l g a r la j a i d i n e r a .
E s t a s c i n t a s sun d e raso, y s e r e ú n e n á u u a e s c a r a p la de
c i n t a á la cual va pegadfi u u a a r g o l l a . Si; giiarnci-e la j a r d i n e r a e o n follaje ^ e r . I e , c o m o e u c a l i j ' t o s , m i m o s a s , ó c o n
s i e m p r e v i v a s á o t r a s llores q u e no s e luarcliilen y q u e 110
t e n i j a n tiecenidad d e a g u a .
Pantalla pintada. —Niim. 8.
E.s(,e precioso m o d e l o de p a n t a l l a v a p i n t a d o ;Í la a c u a r e l a ,
y r e p i e s e n i a u n a g a t a i-on snn g a t i t o s . l.'n g a l o n c i t u d e o r o
r i b e t e a la [i;ititalla p o r a r r i b a y pur a b a j o . L a a l t u r a es d e ü U
c e n t í m e t r o s , y el aiicbo ile 4 5 .
ejeiTutado cnn a l g ' i l ó n M a n e o m i m . üO. Se liare en . p r i m o r
l u g a r el foivio al piiiit() d e uialU r e e t o , sobre un inol-le dfe
1 J cenMiiietros ih-- cireiird'erenc.ia (el m a n t e l |:ii'iro t i e u " 4 8
lilallas ó ciiaiIroH á lo a n 'bo y lí!4 mallas ó c u a d r o s á lo lar^
g o ) . So i'xneiide, el fondo Robre un liastidor; s e le h o r l *
p a r a los (lientos e s t e r i o r i ' s al piirito d'^ e^^píritu y al p u n t o
d e l i e n z o : se. e i e e u i a al mi-iino p u n t o do lienzo la c i n t a e n icilla l a , p-^ro para los picos a l sosLro do e s t i c i n i a s e bord^
H llameóle la iuil;i I do un c u a 1ro al pimro de z u r c i d >: de.Hpji(''s se llena oí Imnlo d o r e c b o emi ruerleeiían, bochas ciulif
u n a Sobre c u a t r o r^uadros i'i m a l ' a s : ]iai'a r i b e t e a r laj n i e l a n
ise t i e n d e u n a hebra do a l g o d ó n m i s grue-io, y s e la ¡'e-tonea.
L a s hile a s d*" c u a d r o s e'i el c e n t r o s e hacen a! ¡lUnto <lp
l i e n z o : s e roiii.-au los onati'o ciia Iros r e u n i d 'S e n «u taiuto
d e nni'in con u n a h e b r a trifilo, y s e e j e c u t a n e n t r e olios n n n s
c-;írel!.is c o n bebi'a'j d o b l e s : so festonea el b •rdi; e x t e r i o r tío
loá . l e n t e s , y se r e c o r t a el fondo i¡uo s o b i c s a l e .
.
Rinconera.—Núm. 15.
Pe p r e p a r a esta riñe..ñera d e m a l e r a b l a n c a ( e u a l p i i e r
carjiintero pu rio p r e p i n a r h i ) y se 'a revi t e ilo seda b o i c h a d a
y felpa. I ' n lleco e.strec'io d e borlítas t'^rmína la truarni -íí'm
d e los t i b l TOS, y u n o s lazos d e c i n t a d j r a - o v a n prendiiloa
á los Kiiporlos.
Ks u n fr-ibiijo i'aciiisimo y ipie d a pía' resiilt;ido un o b j e t o
niiiy e l e g i ó t e .
Tapeto con bordado t!e relieve. —Núm. 16.
E s t e t a p e t o e.s d e p a ñ o Crdor ile masilla l O a r a . y tir»rie
GO c e n t i r u e t r o s e n ciia Iro; va r o c o j í a l o e n c u r \ a s q u e form a n <lient"s, y a d o r n a lo rron u n bordiiito de relieve Se le
forra d e s o l a ligera lie color claro. L a s Hores trr ndt-s fiel
b o r d a d o v a n e j e c u t a d a s con trencillas d e lana d e eurvuB,
b l a n c a s y e o l i r de, ro-=a m a l i z a ' l i s . d e un i.'enlio'Otro do a n c h o , y las llores pc['ieñjis crui t r e r c i l l a s d e mi'dio c n t i i u e t r o d e a n e h o . I'ara caÍ;L pétalo del interior do las llop-s s e
r e u n n dos c u r v a s con u n p u n t o . E n el c e n t r o d e Ins Mores
g r a n d e s , q u e t i e n e n 5 h eenlimt'í.ros. s e pone rm auiMo d e
c a r t ó n i|Ui! t i e n e , a p r c i \ i m n i l a m e n ( e , 2 c o n i i t u e t r o s . imrdailo
Con p u n t o s do d i f e r e u t e s largos, hechos e n ol b o r le intriiior
d e la t r e n íi'l i . i'ou s"i!a cu or d e rosa claro y ci lor d e rona
obsi'iiro y felpida color c a r d e n i l l o y mnrn'm b r o n c e a lo. E l
cidiz d e csiiis liores va forma \<i con un Imlón d e c i i - l a l . e o si lo Con p u n t o s t r a n s v e r s a l e s de seda a m a r i l l a y roileado d e
í\ ¡pilla v'erde OÍWÍTIIIO: las llores pi-iineñas e n t r e las bojas
a i s ' a d a s v a n lnu-il id is di! p u n t o s t r a n s v e r s a h s ile bilillos do
o r o , l o r m i n a l o s en p u n t o s a n u d a d o s . Se las lolorna i'n el
<'eiitro c o n mi p u n l o a o u la lo d e fe1|>¡11a a m a r i l l a , b r o n c e a d a
d e vi.rios m a ' i e o s . L"S t dios d e las Iho-es y loscálicr-s d e loa
capullos se lia •en i g u a l m e n t e c o n trenid l a s . y v a n eji-cutad o s en [larto con c o r d ó n rio sed i color c a n l e n i l l o y e n p a - t e
con cru^lón i^-'ual marn'in al p u n t o d e c o r lotirillo. L a s b o j a s
v a n beebas al pagado con s e d a s d e varios matiei's veriles, y
se loí ¡rnarnece c o n p n n l o a r|e cordoncillo m a r r ó n obscui'n.
S e o n q d e a pura hacer los arab"Hi-orí lana d e l l a m b u r ' g o d e
Verdes d i f o r e n i c s , s e l e s r o d e a y s e lus a d o r n a c o n lohllos
d e oro.
Mantel p a r a t i . — N J n i s 2 0 á 2 2 .
'
E s t e m a n t e l tiene un inelro 7 5 e o n f i m e i r n s d e h f í r o . y i m
iuet.ro ti.'í comí[II -iros de aiie'io. So coin|i'ine de t i r a s bonhyd iS sobre c a ñ a m a z o ile J a v a , y l a s dofl t i r a s color ilu m a s i lla, q u e lieneu c a d a u n a 4 8 c e n l i m e L m s d e a n e ' ' 0 . v a n r i b e t e a d a s p o r un lado de u n í t i r a e n c a r n a d a «le 2 8 c o n t i r i e t r u s
d e Kni'bo, y ],i>|- el otro lado ile uiui t i í a azrd obscU'-o, E l
dibiijo 21) repre-OTita el b o r lado ile la lira a n i d i a , y el o t o
dibuj.i 21 el borda lo d e la t,¡ra e s t r c c l i a , c o n i n d i c a c i ó n d e
los colores. S e e m p l e a id-íodóu f'rueso ilo color, y so b a e c
p a r a c a d a c i i a d i i t o un p u n t o d e E s m i r n a . s o b r e ' i o s h e b r a s
d o airo y d,i a n e ' i o do l i t e l a ; los p u n t o s llcnaía'miooto d e l
intifrior lie los di bu ¡os v a n hcciios d e los colores in lii-a los
]ior estos d i i ' u i o s ; los ¡ninlos l í o n a c i m i e n l o q u e r o d e a n la
t i r a azul Van h e c h o s i-mi algorhjii e n c a r n a d o , v los ountoa
d e la otra tira con aliío h'jn azul L a s c o - t i i r i s de u n i ó n c u bren las hileras de p u n t o s e x t e r i o r e s ilel g a l ó n e s t r e c h o .sobra
la l i r a color d e m isilia,
Kl m a u t e i v a c o m p l e t a d o c o n tina c o r d o n a d u r a d e a l g o d ó n
d e crdor.
T o d o s los días a p a r e c e alirr'm i m e v o e s p e ci!ii:ii para el culi.-; pen> estad sog^uras q u e
í j - ^ Casi s i e m p r e no sun m á s cpie a f e i t e s . Solo
**"'*" la 4 ' r f i > i ; i N i e m i n ila ;i la t e z la frescura y belleza n a t u r a l e s , I'esde hace tieiu[ii y
cinco años se v e n d e en el i m i n d o e n t e r o ¡\ pesar de las m u c h a s faUdica. ioiu.-s. Los S ' o t t n>4
d e A r r o / . y ol •D.-IÍMÍBI . ^ í n i ó n eii<ii|ilerau lúa
eleuLus liii:iéuicus d e la L . r i ' i i i J t Kiibiiiii.
EftU D'HOUB'GANT
Zí^rt'^'^^
l l o n l i i f f i í i i i . perfiirai-:ta. J'tn-i.*. 1'.', Laiibourg .4^ Iloiiorii
Bolsa de labor. —Núms. 12 y 13.
El b o r d a d o de e s t a b o ' s a v a cjei-utado Sobre u n a t i r a tic
c a ñ a m a z o b l a n c o tino, d e .'12 eeíitinietioa d e largo y 14 d e
u n c b o , al p u t u o d e c r u z , c a d a piiuto beebo sobre d.is h e b r a s
d e alto y d e a n i ' h o con algoilón ó s e d a . El b o r d a d o v a for r a d o de u n pedazo d e percal blaiicD d e 2U e e n t i m e l r o s d e
u n c b o , y provisto d e s p u é s de u n forro do laso iii^Tróu v u e l t o
liaeia f u e r a , s o b r e 4 c - n i i m e t r o s iie a n e h " e n los lados larfíos, y sobro I ^ c e u t i n i e t r o s e n los lados transversalew. Se
le lija c o n p u n t o s d e e s p i n a d e seda m a r r ó n . Se dobla la
p i e z a , l'orimiudo u n a viiella ó c a r t e r a d e ti c e n t í m e t r o s d e
a n c l i o ; s e r e ú n e n los b o r d e s d e los l a d o s : se c o s e n , d o b l á n dolos p o r el revé-t, los picos d e hi p a r t e d o b l a d a p o r e n c i m a ,
y s e r o d e a la boIt;a de u n c o n i ó n d e seda m a r r ó n .
Pirfiimi-i-iit .•.n'/fi'-n SKXICT, Sü, r u e d a QiiaLre Sciitembre,
l'aris. (Vcan.sr /.•.< a/iii/iiu".s.)
Pi-rf,imfrio
Xhf»i,\''
S e p t e m b r e . ( Véanse los
r . E C O N T E ET C " , 3 1 , r u c d u Q u a t r e
anuncios.}
• \ l . \ o l£ - l í u . i - . ^ i 1 V (» i»i'. 1.11 v.-*.?^ \ i \ . r - . ; i i . a " o a d e
é.\Uo c o n i t a las ee.feruieda'Us del a p a r a t o digestivo (^dispepBÍas, i n a p e i e n c i a , perdida d e fuerzas>. J'aris, (i, Av. yi<j£uria.
I l o i i b l g ^ a u í . j i e r f i i m i s t a . París,
Perfume natural
di! l a v i o l e t a *
1'.), I''aiil»urg tí' Honoré.
Mantel largo para centro de mesa.—Núm. 14.
Ett'e m a n t e l largo e s d e g u i p i i r sobro r e d , t i e n e un l u e l r o
2 5 c e n t í m e t r o s d e largo y 3 4 c e n t í m e t r o s d e a n c h o , y v a
ALIMENTO DE LOS NlíÜOS Y PE LOS CONVALECIENTES
l.osHflit.isfenimi ni.inflRacnhoutd'tísiirabesrf'l'Ki.ANCfiKsiF.ii ^^Parll.
t L l u o r o , a g r a d a b l s y n u l n U . o l . — 0£SCONflAñ DE LAS FALnlFiCACIOfiES.
LA ^I O D A E L E G A N T E
lii
E N -LX C O M I D A D E
NINON DE LENOI^OS
BODA.
aSi í/o i'iJ¡i''<Jrnr}}f.e laih'iern snhiiln.}) ¡Cuanesle remedio, perofeltxmeTite esta f a l t a d e fe n o
i menudorlcL-iiuos L'SIOI ¡ r u á n l o i u a ! evifíii iauíos ocasiona difeiencia en su aceiim,
8i üniciimente supiíiíanios algiiiina secretos q u e
Se sintió tnuclio mejor ca^i en sepelida de toexÍRt^n ocultos dulr;is d e la c o r t i n a q u e nos se- marlo, é i n m e d i a t a n i e t i l e compró u n a botella, y
pttia del porvenir! ¡Eslediclio es c o n i e n t e : ver- despui's d e cierto tiempo o l r a , y con el conted a d i T a t n e n t e q u e es a-i; p c i o ticiie m u c h o q u e nido d e estas dos botellas r e c u p e r ó fu.completa
lincLT con nuestra fe!ieidad.
s a l u d , y actiialmenltt se e n c u e n t r a ti;ibiij;,ndo
Por e j e m p l o . í,i D. Martin L ó p e z , pastor que como anles en ÍU oficiode pastor.
TÍTe en K e q u e n a , linliiera sabido Ina liesijos q u e
JCstos hechos fueron r e U t a d u s psr.iionalmente
corre u n a persona ilo liábitos sobrios en ci'inei por el Sr. J.ópcx á D. Kraucisco Moreno Viiledemnüiado. habría sido míls cuiíiadoso en ciertii na, boticario d e CaHac d e Ve-s, provincia d e Alcomida d e boda, á la cual asistió liare tt^mo tre^ b a c e t e , en presencia del testigo D, Tomils Gil, y
¿ c u a t r o añiip. Como Imlnj d e acoiilecer, IVipeK el escrito fué exleinhdn el lll de .Tnlio dü is^íu.
comió y bebió con cscc«o y t u v o q u e sufrir bi* La verdad d e estos liechos es t a m b i é n conocida
coii-fecuencin.i, puna casi i n m e d i a t a m e n t e des- pnrotr<i3.
puvs sufrió un a t a q u e de vómito y d e fuertes
Ahora, p u e t ; si T), V n r t í n T/ippz b n b ' e r a codolores d e cabc7,a: p a r a c u r a r s e í o m ó purL'Hnle- tiocido las viitudes del J a r a b e t J u r u i i v o i i e la
y m a g n a í i a , - p e i o su )-adecim!eiito no cedió al Madre Seigel rvitiid" '•mnió tmiti) rn It r.miiilii
t r a t a m i e i i l o y cuntiimó empeiiráiidore d u r a n t e i/r hmfi', no hubier.-i sufrido de dispepsia inflaiuados años; Fetíuidos. l'ooog momentos (¡espués d e toiia d u r a n t e dos aüos, no hubiera .nlligido y enIR comida t u estado fué a l a r m a n t e : a]ii-uas po iiislecido t a n t o á su a m a d a esfinsa y no h u b i e r a
d í a c o m e r , y fe puso t a n débil q u e no ¡ludía ca- puesto en peligro h a s t a su prci'iosa vida.
m i n a r , comiiciúii mahsinia (iara un pastor, cuyo
Ponemos e n i m p r e n t a estos hechos j i ü r n q n e
t r a b a i o necesitaba fueri-as y fuertes piernas:
c u a n d o t r a g a b a alevín a l i m e n t o , lo arrojaba el público se i m p o n g a de lo q u e debe lutcar
o t r a v e z , pues su estómnpo no lo aceptaba; es- c u a n d o esta enfermedad a t r o z , causa d e la mat a b a t a n euferraoy cabizbajo, q u e á m e n u d o de- y o r p a r t e de nuestros m a l e s , !es a t a q u e .
I.éauSG loa sintonías r n los fotlel^is p u b l i c a cía q u e deseaba mejor m u r i r s e - . K i n g u n a d e la';
medicinas (pie tomó le hizo algón bien positivo. dos por los propietarios del J a r a b e , y couti'ii¿;abe
la cnfcrmciiad desde q u e ajiaiezca.
Mientras así se l a m e n t a b a y Fe e n c o n t r a b a
Si el lector se dirige á ios Sres. A. J . 'White,
desc^perailo, aconteció q u e im amigo suvo ovó Tiimilado. 155, calle de Casiie, Barcelona, tenh a b l a r d e su mal estado y le trajo u n a botella d r á n mucho gusto en enviarle g r a t u i t a m e n t e u n
con re-Ios de un remedio m u y conocido por leda folleto i l u s t i a d o q u e explica laB ¡jiopicdades
l a p e n t e de estepaí'*: el .Jarabe Curativo de la de este remedio.
i l i u i r e S e i g e l ; la botella tal v e í no c o n t e n í a m á s
Kl J a r a b e Curativo d e 1* M a d r e Peigel está
q u e la mitad del J a r a b e , pues lo d e m á s se lo ha- de Teuta en todas las f a r m a c i a s , dro'j;ueiiH3 j
b í a y a tomado su amigo. ¥.1 joven pastor, pues. e.xiieniieiiurias d e medicinas d e l mutido. Precio
BÓlo c o n t a b a Teimiocho a ñ o a ; n o t e n i a l e e n d e ! franco, 14 rcalen; frasouito, 8 r e a l e i .
Reíase de las arrugas, q u e n o se alrevieroii nunca á seiialarse en su epidürmis, y se i^onserví
joven y bella hasta m á s allá de sus So a ñ o s , rompii^ndo una vez y otra su acia de nacimiento á la
faz del tiempo, q u e en vano agitaba su líuadaña delante de aquel rostro seductor si» po Jur mortificarle.—Kstu secret?, que la gran COípiuta egoísta no quiso revelar i ninguno de sus c o n t e m p o r á n e o s , h a sido descubierto p o r el doctor L e c o n l e t n t r e las hojas de un tomo de ' a JJÍS.'ÜIÍH iu/U'msa
(lelas daíhfs , d-i líussy-Rabulin, pertenecienre á la biblioteca de Voltaire y actualmente propiedad
exclusiva de Li l ' e i - l t i i i i e i - i i i . \ i i i o i i (Mnisoit LtconU-). 31 , rué dii .( Sep'.enibre ^31 , París.
Dicha casa entrega el secreto á sus elegantes clientes bajo el n o m b r e de 1 »TÍII»III<* JL'HU I I C
Miiioii y de I t i i v c l «l<- ?«iiioii. polvo d.; arroz que Ninon de L e u d o s llamaba «U juventud en
una caja».—Ks necesario exigir en la etiqueta el nombre y la dirección de la Casa , para evitar lay
en Zara'^oza, iiiisiiui t'n.'a c/i
PÜRTI
HUBVA CREACIOH
f BRPUMisTA,13, Ruó d'EnghIen,Parls
BC V r N O K N C N T O O A B I . A S P K R P U M K m A S .
para
I
POLVO
de
Arroz
el Pañuelo
Jaüon
P E R F U M E R Í A O R I Z A de L. L E G R A N D
í í . P J n c s de IR Mtdelaina.
de l;i.)uvcnl ud. t^eineiantefi á la Ilor del raeloi:otoutTO,
usando la I ' l c i i r t l i i l*«^»-lie de la P i i r i ' u i i i t ' i k !
y x»lu{u*',
;fr», i-»*? <le -^ S » ' ¡ i l t i i i b i H - . !•:>fin , lo> mejores ¡lolvos <!o ¡trrox eonoeiihifi.— Dei>ó-^iiosen i l a d r i d : Perfumería Oriental. Carmen, M;
perfumería do Uniuiola. Mayor. 1; .Icuirre y Molino, l'rceiado", 1; liocuero y Vieenie perfumería
n.-rlesa, Carrera do San ,TtírónÍmo, Ü: y en Barcelona: Kra. Viuda de l,;ironté Ui.ioiJ; Vieente Ferrer y
Compañía, perfumistas.
FLOR DE
EAIILLSTE DE BODAS,
para, hermosear ¡a Tez»
PAHIS.
í^\ F O S F A T I ^ ' A F . ^ L T I C K r S es el alimento mhn nfmidal'le y má» recomendado para loB
^liñoBdctl iV7 m e s c p d e e d a d , prineipalmente en la
fc^^'ríÍTo 'época del destete y en el periodo dol crecimiento.
ELHASEfiu?
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episDdios m u y d r a m á t i c o s , y b r i l l a n d o e a todo
cI libro la m á s p r o l u n d a m o r a l i d a d .
Un v o l u m e n e n 8." m a y o r francos, q u e se
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frascos la-i palal^ras BOYAL W I N D S o n . —
Véndese en las relmiui r,aS y rerl'umeriaa CD
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