La Depreciación acelerada, un problema político o técnico Es difícil de entender desde una perspectiva económica, en el sentido de los incentivos, el que haya quedado fuera del proyecto de Ley para la reconstrucción. Cuál es la lógica?, vamos viendo… Primero que nada hay que entender que es la depreciación. La cual el Diccionario básico contable la explica muy sencillamente, Depreciación: Corresponde a una parte del valor del bien, originada por su uso, el que es factible de cargar al resultado de la empresa y que se origina por el valor del bien reajustado y la vida útil de éste. La cuota de depreciación anual está regulada en el artículo 31 de la Ley de la Renta. Depreciación acelerada: Consiste en reducir a un tercio los años de vida útil de los bienes que conforman el activo inmovilizado, fijados por la Dirección Nacional del SII mediante normas de carácter general, o los años de vida útil fijados por la Dirección Regional del SII, mediante normas particulares recaídas en solicitudes de las empresas que someten sus bienes a jornadas extraordinarias de trabajo o bajo condiciones físicas o geográficas que determinen un mayor desgaste que el normal. O sea, que tenemos aquí?, Vamos a suponer lo siguiente, si yo compro un máquina, o un software, o cualquier activo susceptible de ser sometido a esta regla por un monto de $1.000.000 y ese bien por norma puede ser depreciado en 5 años, entonces puedo cargar a resultado $200.000 hasta llegar a un valor contable igual a 0 en el quinto año en mi contabilidad. De esta forma mi utilidad se reduce en 200.000 pesos en cada año por consecuencia de este efecto. Si yo quisiera renovar ese bien en el tercer año, entonces debo cargar a mi resultado en ese año todo lo que me quede por depreciar, pues se asume que ya no lo tengo, lo he vendido y en consecuencia junto con la venta debo castigar el resto por $600.000 que es lo que me queda por depreciar en ese mismo año. Ahora la Depreciación acelerada, me permite llevar a cero el valor de ese activo en mi contabilidad en un tercio del plazo original, es decir para este ejemplo entonces, el bien puedo depreciarlo en 1,6 años y por lo tanto en los dos primeros años cargaré a resultado un monto mucho mayor reduciendo mis utilidades y por consecuencia al tener menos utilidades, entonces tendré una carga tributaria menor. Teniendo todo esto claro, lo que escuché de la oposición es que esto no era lógico porque reduciría recaudación estatal por este efecto y por lo tanto no se condecía con los objetivos de la ley de reconstrucción que buscaba generar recursos para financiar las secuelas del terremoto. Si, es cierto, pero al mismo tiempo, este efecto llevaría a una reactivación de la economía, puesto que el incentivo estaría nítido a mover adquisiciones, renovar plantas, maquinaria, software, hardware, reactivando servicios y consumo, y en consecuencia, necesariamente mejoraría la recaudación para el fisco vía impuestos. La fórmula desde el punto de vista técnico y económico parece razonable y funcional, las conjeturas desde el punto de vista político, especialmente el prejuicio sobre el aprovechamiento individual del empresariado al parecer una vez más echa por tierra un buena idea de activación económica. Por otra parte es cierto que esta norma puede beneficiar mucho más a los grandes conglomerados por encima de la Pymes que es nuestro foco y el de este sitio, pero a su vez un activación de la economía que levante nuestra alicaído IMACEC al final beneficia a todos y en especial al emprendedor mediano y pequeño al ver incrementada la dinámica de la economía con esta clase de incentivos. Entonces, que es primero el huevo o la gallina?