LA PRESUNCIÓN COMO MEDIO DE PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL CUBANO Esp: Gerardo Rojas Ramírez Profesor Asistente [email protected] Lic: Raúl Rojas Ramírez Profesor Asistente raú[email protected] Universidad de Las Tunas Cuba Resumen El tema de los medios probatorios, en cualquier de su aristas, proporciona un ángulo de explotación reflexiva que se proyecta con especial relevancia para la técnica procesal en punto a la aplicación propia del Derecho e igualmente nutre a la teoría del proceso por la multidimensionalidad con que se manifiesta los elementos que informan este controversial asunto. De acuerdo a las vigencias y renovadoras corrientes doctrinales con que modernamente se perfilan los medios de los cuales se pueden valer las partes procesales, para lograr, en cada caso, un fallo estimatorio de su pretensión, se encuentran un grupo de estos clásicos institutos legales que se exponen y defienden en base a una consideración distintas a las tradicionales, en este caso se halla la presunción, a la que se le consideró por mucho tiempo como un medio de prueba, afirmación sobre la que no recaen criterios unánimes. La doctrina científica, en atención a los caracteres probabilístico de las presunciones se divide, básicamente, en dos porciones: por una parte se le sigue considerando como un verdadero medio de prueba, mientras que otros la describen al abrigo de los restantes medios probatorios, en los que se le reconoce implícita, como argumento de prueba- en el mejor de los casos- o simplemente como un método de prueba puesto al servicio de los restantes medios. Palabras claves: Presunción, prueba, exigua, ordenamiento, proceso. Esta investigación está encaminada a dilucidar las características concretas que enmarcan esta figura procesal, de modo que el problema científico que marca el epicentro de nuestro trabajo es el de: ¿Cómo mejorar la exigua presencia de las presunciones en nuestra Ley de Procedimiento Civil? Pretendemos, con este acercamiento a la temática presuncional, validar nuestra hipótesis de trabajo dirigida a la presentación y análisis comparativo del desdoblamiento que logra la presunción en el ámbito procedimental, para lo cual nos trazamos como objetivo general: Precisar el contenido de nuestro ordenamiento jurídico en relación a las presunciones como medio de prueba en el Proceso Civil. Con el marcado propósito de cumplimentar el objetivo principal, nos trazamos otros de carácter específicos como son: Resaltar la importancia que este elemento representa a la hora de dirimir determinados asuntos y lograr que en su día nuestra Ley de Procedimiento Civil enriquezca su articulado en relación a la presencia de aspectos relacionados con las presunciones como medios de pruebas. Para el desarrollo de este trabajo nos auxiliamos, esencialmente, del método dialectico-materialista, el cual presidió esta investigación de la mano el, método exegético con el analítico y positivo, a cuyo tenor las fuentes de información en las que nos apoyamos se centran en la doctrina jurídica científica y las fuentes del Derecho Comparado. Se ha enfocado este trabajo en temáticas para su mejor entendimiento, dedicadas a la fijación y delimitación de aspectos tan necesarios y cardinales como el concepto de prueba en sentido general, la prueba presuncional y su naturaleza jurídica, las clases de presunciones y el valor y fuerza probatoria de las presunciones. Nos complace el transitar por los senderos de la ciencia procesal y si de ese andar se obtienen resultados satisfactorios, entonces se honrará el intento, por él que trabajamos con ahínco de haber estructurado el andamiaje técnico de un camino por el que intentamos acercarnos al mejoramiento de nuestro sistema de derecho. La prueba, medios y fuentes probatorias. Abordar el tema de los medios probatorios, en cualquiera de sus modalidades, supone adentrarse en el estudio de una serie de categorías procesales cuya remisión resulta obligada y amerita, a priori, la delimitación del contenido y la fijación del sentido y el alcance de las mismas. Suele utilizarse, tanto en la literatura científica como en la práctica forense, el termino prueba se emplea de forma indistinta, con el se alude tanto al medio o instrumento que la propicia como el periodo procedimental en que tiene lugar la misma e igualmente en ocasiones se emplea para designar el resultado que con su práctica se obtuvo, en cuyo sentido se plantea que determinado hecho quedo probado. ¿Qué es la prueba? Para el Diccionario Hispánico Universal, tomo primero, prueba es toda “razón, argumento en pro o en contra de una cosa.” Por su parte, el Diccionario Jurídico Elemental de Guillermo Cabanellas, establece que la prueba consiste en una “razón, argumento, declaración, documento u otro medio para patentizar la verdad o la falsedad de algo.” Jeremias Bentham en su Tratado de las Pruebas Judiciales, señala con relación a las pruebas que “(…) En el más amplio sentido de esa palabra se entiende por tal un hecho supuestamente verdadero que se presume debe servir de motivo de credibilidad sobre la existencia o la inexistencia de otro hecho.” -2- Chiovenda: probar significa crear el convencimiento del juez sobre la existencia o no de los hechos de importancia en el proceso. Couture: el método jurídico de verificación de las proposiciones de las partes suministradas regularmente por estos, y solo en casos excepcionales por el órgano jurisdiccional. Como se puede observar, existen diferentes criterios sobre el concepto de Prueba, debido en gran medida quizás a que este término es utilizado en diferentes acepciones: Se habla de prueba como medio o instrumento. Se habla de prueba como procedimiento durante la fase probatoria. Se habla de prueba como resultado: se dice que algo está probado cuando ha quedado suficientemente acreditado como cierto. Todos estos criterios sin duda tienden a diseminar distintas concepciones sobre lo que realmente es la prueba en el derecho procesal, siendo de la opinión que el termino prueba no concuerda con ninguna de las variantes adoptadas y señaladas con anterioridad, atendiendo a una situación concreta y que se regula en el artículo 244 de la Ley de Procedimiento Civil Administrativo y Laboral cuando establece: “a cada parte incumbe probar los hechos que afirme y los que oponga a los alegados”, estando claro que la prueba va a recaer sobre los hechos que expongan las partes en sus escritos polémico, y los hechos sin duda son situaciones de la realidad, que son provocadas por la conducta humana, motivo por el cual estimo, que debe partirse de indagar primeramente sobre el objetivo del proceso judicial para poder concluir el concepto de la prueba . Razón que conlleva a realizar un análisis del proceso judicial, fijando el fin del mismo, que no es otro que alcanzar un fallo mediante una sentencia y que surja la cosa juzgada en sentido material, para garantizar de esta manera la seguridad jurídica propia de todo sistema legal, constituyendo el fallo, que es la solución al conflicto traído ante el juez, la premisa menor, porque la premisa mayor la constituye la norma jurídica existente, pero esta premisa menor debe estar sustentada en el cuerpo de la sentencia por los hechos que considere probados el juzgador, que no necesariamente van a coincidir con los acaecidos en la realidad , al menos en el proceso civil, en tanto , luego de fijados estos hechos y subsumidos en una norma jurídica y aplicada esta, se produce la correspondiente consecuencia de orden jurídico, eso sí , la norma que aplica el juez debe estar en correspondencia con los hechos que dio por probados ,al punto que de no hacerlo se produciría la Casación de la sentencia dictada por el Tribunal, conforme a lo establecido en el artículo 630.1 de la Ley de Tramites Civiles, por interpretación errónea de la ley, aplicación indebida o falta de aplicación, consideraciones estas que tienen índole suficiente para estimar que se debe conceptuar la Prueba como: Todo acto de demostración que realizan las partes ante el juez, encaminados a fijar una actuación humana, previamente alegado por las partes el proceso, a fin que se aplique la norma legal correspondiente y se produzca por consiguiente la consecuencia jurídica determinada. -3- Un acercamiento al concepto de la prueba presuncional: No cabe dudas que el valor semántico del vocablo nos acerca a su significado técnico. Gramaticalmente el término se traduce en sospechar, conjeturar, deducir, no obstante en la terminología forense la presunción es utilizada, lato sensu como medio para la obtención de conclusiones mediante una tarea inductiva. Martínez Silva, siguiendo a Escrichte expone que se trata de la conjetura o indicio que se obtiene a consecuencia del análisis que saca la Ley o el magistrado de un hecho conocido para asegurar la verdad de un hecho desconocido o incierto. Couture, el ilustre profesor y procesalista uruguayo sitúa las presunciones en el escenario al cual concurren tres circunstancias: un hecho conocido, un hecho desconocido y una relación de casualidad. Ciertamente el maestro establece los marcos en los que subyace esta figura; tal cual refiere Couture y cito “Lo que en realidad queda fuera del campo del objetivo de la prueba son los dos últimos de los referidos elementos: el hecho desconocido y la relación de casualidad.” Pero ello no constituye óbice para poderse afirmar que las presunciones quedan fuera de la actividad probatoria propiamente dicha, pues abra de tenerse muy en cuenta que siempre que el hecho base, o sea, el hecho del que se realiza la deducción deberá ser probado; así por ejemplo la presunción de que del hijo habido dentro del matrimonio se presume su filiación, abra de probarse entonces la existencia de tal matrimonio. Arellano García plantea que el jurista italiano Ugo Rocco deja establecido que la presunción puede definirse como la inducción de la existencia de un hecho desconocido, del que un hecho conocido parte en atención al presupuesto de que debe ser verdadero para el caso concreto al cual está referido. Indicios y presunciones en no pocas ocasiones son términos que se asimilan como sinónimos por la literatura especializada, y aunque la importancia de las presunciones se abrió paso desde la época romana, no fue esta la edad media que comenzó a sistematizarse, el estudio de los indicios. Alsina, establece claramente la distinción entre indicio y presunción, cundo refiere que la primera de estas alocuciones se refiere a todo rastro o vestigio, huella, circunstancia, y en general todo hecho debidamente comprobado, susceptible de llevarnos por la vía de influencia al conocimiento de otro hecho desconocido. Mientras que la presunción es la consecuencia que se obtiene luego del establecimiento de caracteres comunes en los hechos, ello supone una doble operación mental, inductiva y deductiva, porque por la primera se alcanza los hechos en general, y por la segunda se logra aplicar el mismo principio a los hechos en particular, tras la afirmación de que, en circunstancias análogas, esto se comportarían de la misma manera. Con cita de Castillo Larrañaga y Rafael de Pina Arrellano García nos invita a reflexionar mediante el concepto por el cual sintetizan los citados autores que la presunción es una operación lógica mediante la cual, partiendo de un hecho -4- conocido, se llega a la aceptación como existente de otro hecho desconocido o incierto. Refiere Alsina que la presunción tiene por objeto la suplencia de la suficiencia de la prueba directa, con esta afirmación se pone de relieve una problemática a la que dedicaremos barias cuartillas, por tratarse de uno de los objetivos que impulsa esta investigación. Naturaleza jurídica de las presunciones: Existe una fuerte polémica doctrinal en la que se debate si las presunciones son verdaderos medios de pruebas o no, y en este sentido Arrellano García siguiendo a Lessona, nos revela que existen cinco teorías al respecto, las que sintetiza de la forma siguiente: La primera de las teorías niega de la presunción su carácter probatorio, limitándose a declarar que esta tiene lugar solamente en los casos previstos en derecho y que puede sustituir a la prueba en aquellos casos en que la ley permite a los jueces decidir recurriendo a ella. Según esta corriente la presunción se cataloga como un elemento auxiliar o sustituto de la prueba, vedaría a ser un sucedáneo de prueba. La segunda , llamada teoría dominante , admite que mientras las pruebas sirven para establecer el hecho discutido entre las partes con medios de convencimientos aplicables a este hecho con la presunción al contrario, se consagre el hecho discutido mediante inducciones i consecuencias derivadas de otros hechos probados. La tercera postula que la única diferencia entre la prueba y la presunción, radica en esta última es la consecuencia aislada de un hecho que no tenía por fin especial establecer la verdad de otro hecho, como la prueba. La cuarta de estas teorías sostiene que la prueba se basa siempre en una declaración escrita u oral del hombre, y la presunción tiene por fundamento un hecho distinto de dicha declaración. Para la quinta de estas teorías la prueba produce certeza; la presunción la probabilidad. Considero que las supramentadas teorías en su negativa por admitir el carácter y la fuerza probatoria de las presunciones, reduce notablemente no solo el marco conceptual en que estas se pueden apreciar sino que además menguan excesivamente el concepto de la prueba. Al inicio del primer capítulo dedicamos unas cuartillas a conceptuar la prueba y distinguirla de los medios probatorios, y resulta ahora recurrente el tema; si lo analizamos en virtud de lo expuesto, por quienes sostienen quela prueba no es más que el conjunto de elementos, de conocimiento, que se aportan al proceso y tiendena la demostración e los hechos o derechos aducidos por las partes con apego a las normas jurídicas, entonces no cabria sino en pensar que con las presunciones se obtiene igualmente una prueba, en tanto supone una actividad encaminada a brindar -5- certeza al juez en los hechos aportados al proceso y en esta dirección contribuiría a la obtención de una sentencia que se ajuste mas a la solución de la litis. Es precisamente con la obtención de la prueba mediante la deducción lógica que supone la actividad presuncional con la cual se obtiene como resultado otro hecho, lo que conlleva a identificarla como un verdadero medio probatorio, cuyo método se basa en una operación de lógica deducción, siendo este el método. No obstante nuestra afirmación, resulta evidente quela presunción se presenta como un medio peculiar frente a los restantes, ante todo porque se auxilia, por lo general, de otros medios probatorios directos para acreditar el hecho que le servirá de base o punto de partida, para la deducción del que se pretende acreditar. La presunción se distingue, además, porque el nexo que en ella se haya presente y que vincula el hecho conocido con el desconocido, se obtiene a partir de la creatividad intelectual del sujeto que se ha de valer de la misma, cuyo enlace legal habrá de llevar juez a la misma conclusión que que alcanzó quien la propuso. Como medio probatorio la presunción depende, a diferencia de los restantes que instaura la Ley, de un supuesto de hecho que habrá de ser, como ya expresamos, probado por los medios tradicionales de prueba, de ahí que quien a propaganda desde que lo haga, como requisito para su admisión, correrá con la carga de la prueba del referido hecho base, mientras que sobre la otra parte recaerá lo que se conoce como la inversión de la carga de la prueba, en tanto para desvirtuarla se requeriría que el adversario destruya la veracidad del hecho del dicha presunción se hace depender. No resulta entonces difícil colegir que la prueba presuncionar es una prueba indirecta, pues se apoya en otros medios directos que le otorgan certidumbre al hecho conocido, el que luego se obtendrá el desconocido. Para un análisis más profunda de la institución que nos ocupa, se requiere de los diferentes tipos de presunciones. La consideración que se tenga de las presunciones como medio o argumento probatorio –tal cual se plantea por otro lado- o visto simplemente como método de prueba dependerá, entre otros aspectos, del merito que se le otorguen a los medios indirectos de prueba y a la armónica conjugación que se desee establecer entre unos y otros, sin despreciar el valor que cada uno, per se, pueda poseer. Si bien defiendo la posición que afirmo a las presunciones como verdadero medio de prueba, también reconozco que este instituto se pueda palpar al abrigo de otros medios probatorios, en cuyo supuesto podría reconocerle o no entidad propia, todo depende de la fuerza y la configuración con que se pretende en cada caso. Clases de presunciones: La dicotomía que ronda en torno a las presunciones tiene su razón de ser, entre otros aspectos, en lo relativo a la definición con que fue durante mucho tiempo acogida esta figura. -6- Con anterioridad dejamos fijados los puntos que bordean el concepto de prueba siendo necesario traerlo a colación mediantes las consideraciones de Carnelutti y cito “La prueba tiene, pues, un doble significado: prueba en sentido amplio comprende cualquier forma de fijación del hecho controvertido (mediantes los procesos determinados por la Ley ) y por tanto, también la presunción; prueba en sentido estricto se refiere a la forma de fijación de los hechos controvertidos ( no percibidos por el juez), mediantes hechos no constituidos por la presentación de aquellos.” Lo que debemos extraer al abrigo de las palabras del ilustre jurisconsulto profesor italiano, es que en su acepción general el concepto de prueba se integra por las mas disimiles formas por las que puede ilustrarse al juez sobre los hechos controvertidos, en cuyo campo se encuentran les presunciones; no apreciándose así en la clasificación que se ofrece de las pruebas en sentido estricto, donde se excluyen las presunciones bajo la tesis de que estas no constituye un medio de fijación de puntos divergentes en relación con hechos cuyo acaecimiento anterior provocan que se traídos al proceso a través de la representación que de ellos se logra. También la doctrina alemana catalogo las presunciones como reglas relativas a la carga de la prueba , bajo la estimación de que la distribución de la carga de la prueba tiene su basamento en la existencia o inexistencia de una presunción, de modo que cuando dicho peso gravita sobre el demandante, es porque una presunción está a su favor pero cuando ello incumbe al demandado es porque la presunción está a favor del demandante, de ahí que se sostenga que la presunción en lugar de un hecho, constituye, en el tema de la prueba, su contrario. A partir de esta ultima orientación que brinda la catalogación de la presunción en su acepción más bien gramatical que jurídica, es que se sostiene la diferenciación de esta con los restantes medios probatorios, toda vez que se considera simplemente como una actividad del intelecto humano o de la voluntad legislativa. Aseveración esta que además deja al descubierto la clasificación según la cual se identifica a las presunciones en judiciales o legales. Las presunciones simples o de indicio, naturales o de hombre, como también se conoce a las presunciones judiciales, son aquellas de las que se vale el juez para crearse una convicción sobre determinado hecho de los que son puestos a su consideración en el proceso. Sin embargo para ellos es preciso que el juez se desarrolle en un marco tal que abarque, como expresara Bonnier, circunstancias antecedentes, concomitantes y subsiguientes al hecho principal que se examina. A decir de este propio autor esta clase de presunciones solo constituye prueba semiplena, si son examinada “per se” y el peso que a ella se le otorgue deberá estar en correspondencia con la prudencia del magistrado y su grado de raciocinio; destacándose el hecho de que junto a otras pruebas legales esta pudiera producir prueba plena. Este gran catedrático parisino nos revela una importante nota a tener en cuenta en relación a este medio probatorio y es justamente su vinculación con el principio de la sana crítica y las máximas de la experiencia. -7- Según algunos autores, como Montero Aroca, las reglas de las sana critica se integran por las máximas de las experiencia que posee el juez, estas últimas pueden versar sobre conocimientos generales que, como ser social con una cultura media, el juez a título personal pueda haber adquirido, o bien se puede traducir como aquellos conocimientos técnicos que se requieran en determinada materia para dilucidar una situación concreta, en cuyo auxilio se presenta la prueba pericial. Existen, derivados del mismo vocablo presunciones, otras que se apellidan legales o de derecho y son aquellas a las que Bonnier se refiere manifestando y cito:”… presunción es todo edificio judicial…”.En este tipo legal encontramos dos grupos, a saber: las presunciones iuris tantum o de primer grado y las iure et de iure, o de segundo grado. En ambos casos se trata de presunciones establecidas por la Ley, pero las primeras de ellas admiten pruebas en contrario, no así las segundas, sobre las cuales se consagra un máximo de certidumbre, lo que no equivale a decir que se prohíbe sobre ella, la prueba en contrario. Una errada interpretación entre la calificación de los principios fundados en la experiencia, que han sido traducidos como presunciones de hecho y las presunciones legales ha suscitado equívocos irreconciliables. Entendemos oportuno distinguir unas de otras. Tal cual expresa Rosenberg debe la diferencia entre los principios de la experiencia y las presunciones legales a sus efectos. En atención a un principio de la experiencia por medio de la libre apreciación de la prueba, se obtiene, se deduce el estado de las cosas y para ello no se parte de un hecho base como si acontece en el caso de las presunciones legales (y también de las antes abordadas presunciones judiciales). Parra Pallares, las presunciones que no admiten prueba en contrario ( iuris et de iure) no son verdaderas presunciones sino normas, cuyas normas- expresa estas propio autor- pueden encontrarse en el derecho sustantivo, así como el adjetivo, y en base a ello es que afirma que no son presunciones verdaderos medios de prueba, por tratarse de ficciones jurídicas que están de espaldas a la realidad y el legislador finge la existencia de algo que realmente no existe pero lo que si tiene-afirma este autor- es una función muy diversa. Las praesumtiones hominis (o facti) o presunciones legales poseen incuestionable valor para el juez durante la sustanciación de la litis, afín de que este pueda formularse su propio juicio, desde este ángulo (que no es el único) nos apegamos a la afirmación hecha por Chovenda. Cuando manifestara que “la presunción es, por consiguiente, un convencimiento fundado sobre el orden moral de las cosas y dura hasta la prueba en contrario.” Resalta de la anterior afirmación, un aspecto central y al mismo tiempo diferenciador de las presunciones, respecto de otros medios probatorios y es el que nos permite adentrarnos en su consabida estructura: el hecho base (o afirmación) de que se parte para arribar al hecho presumible, debe estar debidamente probado por los medios que dispensa la ley, siendo aspecto un denominador común a todas las presunciones, al tiempo que constituye un requisito esencialísimo. -8- No obstante se recurre con cierta frecuencia hoy día al tema que nos ocupa, frente al cual en no pocas ocasiones se afirma que las presunciones no configuran medios probatorios. En el caso de las legales, se esgrime que se trata de simples reglas jurídicas que se prevén al amparo de la carga de la prueba, bien a merced de su inversión o de la exención de la actividad probatoria, mientras que en el caso de las presunciones simples tan solo se trata del resultados de operaciones intelectuales que el juez realiza al momento de dictar sentencia, para lo cual se basa en hechos indiciarios que se han demostrado en base de otros medios probatorios. Se plantea que no son medios sino argumentos de prueba. Pese a que no comparto esta opinión en toda su extensión si considero que tales afirmaciones no escapan de la concepción general de la prueba y se halla reforzada por la acepción también genérica del vocablo presunciones. La posición que se adopte en el sentido de la estimación en torno de las presunciones como medio probatorio o no, estará ceñida a un análisis integral y abarcador de la misma que va desde su conceptualización, pasando por su estructura y tipología, sin olvidar la significación que ella consagra de cara al resultado procesal que arroje la actuación con las miras a la sentencia; y es precisamente de acuerdo a la posición que en ese sentido se adopte la que se tendrá de las presunciones. Valor y fuerza probatoria de las presunciones: Frente todas las conjeturas y los detractores con que cuenta esta figura procesal en el arena probatoria, resulta innegable su valor. Cierto es que las presunciones se inscriben dentro de las llamadas pruebas indirectas, clasificación que responde a los análisis que anteceden, y en virtud de lo cual es de resaltar el argumento de que ellas dependen de otros medios de pruebas para hacerse valer, aspecto que le es consustancial a su estructura misma. No es posible estimar como válida la afirmación de que las presunciones iuris et de iure no cabe la aportación de medios probatorios que destruyan el fundamento sobre el que se erigen estas. En esta valoración juegan un papel decisivo dos cuestiones que son piedras angulares para este trabajo, una de ellas es la relación que guardan la prueba presuncional, con reglas de distribución de la carga de la prueba específicamente con la figura de la inversión de la carga de la prueba y la otra, es la especial consideración y tratamiento que debe otorgársele a esta institución dada justamente su singular naturaleza. Sea cual sea el ordenamiento al que no estemos refiriendo y con independencia al sistema de valoración de la prueba al que se halle afiliado el mismo, mantiene vigencia la afirmación de que la verdadera certeza o acercamiento a la verdad se logra mediante la armónica combinación de las mas disímiles medios probatorios sin perder vista que esta actividad de regirse por reglas de valoración de reglas preestablecidas, cuya ordenación racional convoque a una sentencia que se proclame por el equilibrio de la balanza jurisdiccional en apego a la justicia. Cuando se presunciones iuris tantum se habla no cabe duda de que su sola presentación alerta a las restantes parte en cuanto a la posibilidad, siempre -9- expectante, de que sea esta combativa y rebatida a través de los medios de prueba previsto por la ley. Sin embargo no ocurre lo mismo en el caso de las presunciones iuris et de iure, en atención a la cual Pallares entiende que no admite prueba en contrario porque ellas contiene normas legales impositivas que necesariamente han de cumplirse; aspecto del que discrepo. Si bien es cierto que antes las presunciones de pleno derecho se alza la imposibilidad de atacar el razonamiento que se obtiene de la deducción o de la inexistencia de hecho presumido, ello no impiden el cuestionamiento del hecho que sirve de apoyatura o antecedente del que se presume. Precisamente la especial connotación que le es indispensable a este medio probatorio radica en la significación que cobra frente a los restantes. No se trata de una simple herramienta puerta a disposición del proceso civil, pues más que eso las presunciones brinda la posibilidad de corroborar controversiales acaecimientos facticos que tiene relevancia respecto a una relación jurídico procesal en el que se desenvuelven determinado proceso, de ellas se reportan valederas dos de las formas que en que se presenta: como medio de prueba, y en tal sentido se ve implícito en cualquiera de los restantes medios probatorios. Soy del crítico que las presunciones no solo acarician la actividad probatoria con entidad independiente, o sea como medio de prueba sino que además se proyecta en pos de la referida labor de probanza, como un método recurrible en cualquier tipo de valoración procesal que se realice; en este supuesto, es decidir como argumento de prueba pudiera tener lugar una vez que se hubieren corroborado hechos que pudieran advertirse como iniciadores como ante la conjetura que conlleven a una deducción que estreche el vinculo que no logro la prueba directa, en cuyo caso se precisa del análisis lógico – racional- y en apoyo en lo cual vendría en auxilio argumento presuncional que se halla implícito en el asunto; así por ejemplo se tiene el caso en que el hecho a probar resulta precio de una compraventa y se logro fijar que (A) fue a casa de(B), hubo testigo que dieron razón de conocimiento de que (A) en casa de (B) conversaron sobre los extremos de la compraventa, e incluso recuerdan determinadas frase que inducen a pesar que efectivamente en ese momento (A) y(B) determinaron montante de la referida compraventa, entonces, ¿se halla o no presente la fuerza presuncional como argumento de prueba? Por otra parte se aprecia la falta de sistemática en cuanto al tema de las presunciones judiciales, las que si se halla presentes en la dinámica procesal, incluso con mas preeminencia que las pues aquellas el juez hace uso con mayor frecuencia que de las restantes, nuestra ley de trámites se proclama por este reconocimiento táctico al amparo de la normativa contenida en su artículo 353en el que se dispone que para que las presunciones no establecidas por la ley sean apreciables como medio de prueba, es indispensable que entre el hecho demostrado y aquel que se pretende deducir halla un enlace preciso y directo, según las reglas del criterio racional. Con este análisis mas que concluir ponemos un punto y aparte a un tema que por su forma de manifestarse merece el estudio diferenciado e invita a una saludable - 10 - reflexión en pos del mejoramiento del andamiaje procesal, tanto en el terreno práctico como en el académico. Conclusiones: No debe limitarse la actividad probatoria a la labor de verificación de los hechos realizada únicamente por las partes, sino que el juez también puede encontrarse inmerso en esa actividad. La consideración que se tenga de las presunciones como medio de prueba depende del valor que se otorgue a sus caracteres y de la relevancia con que sus rasgos alzan frente a la actividad probatoria. No pueden identificarse los términos de indicio y presunciones, pese a que son categorías distantes. En los Códigos de Procedimientos estudiados se aparecía una tendencia uniforme a la acreditación con que debe presentarse el hecho base de las presunciones. Las presunciones no solo configuran medios de pruebas con carácter autónomo sino también métodos o argumentos de prueba y en algunos casos, con carácter yuxtapuesto, se le puede ver desdoblada en ambas formas. Si bien las presunciones son medios indirectos de pruebas, no por ello deberá restársele el valor que las mismas poseen. Existe una marcada tendencia que se inclina por la exclusión de las presunciones como medios legales de prueba. Nuestra ley rituaria prevé las presunciones judiciales, aunque no lo hace bajo esta nomenclatura ni de modo expreso. Por el valor que encierran las presunciones en proyección de la actividad probatoria, deben ser entendidas y configuradas en virtud de tal dinámica procedimental. Recomendaciones: Mediante una modificación parcial, que en su día se instrumente de nuestra Ley Procesal, le sean dedicados otros artículos, que regulen con mayor precisión las presunciones como medio de prueba. Que se ponderen con merecido alcance las presunciones judiciales, dada la exigua regulación en que se encuentran inmersas al ampara del artículo 353 de la LPCAL. Bibliografía: Couture, Eduardo. J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Editor: Aniceto López, Buenos Aires, 1949. - 11 - Couture, Eduardo, J. Estudios de Derecho Procesal Civil. T.2, Editorial. Soc. Anón, Buenos Aires, 1949. De Solórzano y Renau, Julián. F. Estudios sobre la Prueba en el Proceso Civil Cubano, Editorial Ciencias Sociales, Ciudad de la Habana, 1987. Diccionario de Conceptos. Procesal http//www.adelur.org/inicio/diccionario/doc 1. Curso 1999-2000 Fornaciari, Mario Alberto. Reflexiones acerca de la prueba en el proceso civil http//www.salvador.edu.ar/ua1-for1.htm. Lessona, Carlos. Teoría general de la prueba en el derecho civil, segunda edición, editorial hijos de Reus, Madrid, 1906. Mendoza Díaz, Juan. La prueba en el proceso civil. Una mirada desde el derecho comparado. Edición digital, C. Habana, 2003. Mendoza Díaz, Juan. El proceso ordinario de conocimiento. Actitudes del demandado. Editorial CIABO, C. Habana, 1999. Montero Aroca, Juan y colectivo de autores. Derecho jurisdiccional tercera edición primara parte especial: El proceso civil. Editor José María Bosch, S.A, Barcelona, 1993. Montiel Argueta, Luis Ramón y colectivo de autores. Derecho a la prueba como categoría jurídica, protegible en el derecho civil. Legislación consultada: Textos legales nacionales: Código de procedimiento civil, administrativo y laboral. Código de familia. Ley de los tribunales populares y su reglamento. Constitución de la república. Textos legales foráneos Código de procedimiento civil de Bolivia. Código de procedimiento civil de Costa Rica. Código de procedimiento civil de Chile. Código de procedimiento civil de Colombia. Código de procedimiento civil de Perú. - 12 -