DELITOS INFORMATICOS Y VIOLENCIA DE GÉNERO Por Francisco Javier Pérez-Olleros Sánchez-Bordona Enero de 2012 L as redes sociales sirven para entablar relaciones, pero también es causa de muchas rupturas de parejas: Uno de los cónyuges conecta con alguien que conocía desde su juventud, incluso podría ser con quien fue su primer amor. Empieza a comunicarse a través de la red social. Luego, el intercambio de historias personales da lugar a una profunda sensación de intimidad, a recordar los buenos momentos, a mantener en secreto la relación, y finalmente a la infidelidad. También se ven en los Juzgados de Violencia de Género cada vez más casos de parejas que tras su ruptura un miembro de la expareja coacciona, amenaza o veja al otro, o difunde datos personales obtenidos durante la relación, para causarle un daño moral. En una reciente sentencia de conformidad, el Juzgado de lo Penal número 3 de Córdoba ha condenado a un año y tres meses de prisión, cuatro días de localización permanente y a pagar una indemnización de 3.000 euros a su exnovia por www.aeafa.es Página 1 daños morales tras haber colgado fotos de ella desnuda en la red social Tuenti. El condenado colgó un total de 17 fotografías de su ex novia donde ésta aparecía desnuda y acompañadas de datos de su identidad y comentarios del tipo: "Me gustaría salir por ahí, conocer tíos cada día y que me den candela. Buscando chico para rollo." Por supuesto, el autor o autora de tales hechos se enmascara en un perfil digital falso, o lo que es peor, suplanta la personalidad del otro, para dañarle/a en su esfera social y pública. Y en esto de la suplantación podemos encontrarnos sorpresas de todo tipo, incluso de denuncias falsas. Hace breves meses agentes de la Guardia Civil detuvieron a una vecina de Isla Cristina (Huelva), por los delitos de denuncia falsa y amenazas graves, por haberse autoenviado mensajes amenazantes y culpar de ello a su compañero sentimental, que llegó a pasar doce días en prisión como presunto autor de los hechos. Tras una investigación se averiguó que era la detenida, la que utilizando la cuenta de su expareja en Tuenti, se mandaba ella misma los correos de amenazas e insultos, para de esta forma poder denunciar a su compañero sentimental. Una vez comprobada que la información enviada y recibida tenía la misma IP, se pudo imputar a la detenida un supuesto delito contra la administración de Justicia por denuncia falsa, ya que anteriormente había presentado en el Puesto de la Guardia Civil de Isla Cristina, una denuncia de malos tratos contra su expareja, y otro de amenazas graves, al haber creado una cuenta en la terminal web tuenti.com, a nombre de su expareja y amenazarse a sí misma con la intención de perjudicar gravemente a su excompañero. Otro caso paradigmático de la dificultad probatoria, pese a lo evidente de la posible autoría, es el de la sentencia de la Audiencia Provincial de Albacete de 27 de octubre de 2009, de la que fue ponente la Ilma. Sra. D.ª M.ª de los Ángeles Montalvo Sempere: El acusado Ignacio mantuvo una relación de afectividad análoga a la conyugal de tres o cuatro meses con Ángeles, y en una fiesta discuten y la agrede. Luego como represalia por la ruptura no asumida, se apropió de datos íntimos y www.aeafa.es Página 2 personales de Ángeles entrando en su correo electrónico con su clave que tenía anotada en una libreta, modificándola para bloquear su acceso, de modo que haciéndose pasar por ella cambió su presentación por la siguiente frase visible para todos sus contactos: "Soy una gran puta y lo sabéis todos y todas y no tengo compasión por nadie”, y mantuvo conversaciones haciéndose pasar por Ángeles, colgando fotos de ella semi desnuda. Una de esas conversaciones la mantuvo con un primeo de la victima que sabía que no era su prima por que la estaba avisando por teléfono de la suplantación. La Audiencia Provincial condenó al autor de la suplantación también como penalmente responsable de un delito contra la intimidad y revelación de secretos del artículo 197.1 del CP y de una falta de injurias, a las penas respectivamente de un año de prisión y multa de 12 meses a razón de 6 € de cuota diaria, y respecto de la falta a cuatro días de localización permanente, pese a que fue absuelto por ello por el Juzgado de lo Penal por no haberse efectuado una prueba pericial incriminatoria sobre la IP. Como acertadamente señala la Audiencia Provincial esta prueba puede resultar que tampoco sea suficiente para una condena, porque aunque se pueda identificar el ordenador que se está utilizando por su IP, eso no significa que su propietario sea el que se ha conectado, porque basta con saber las claves para entrar desde cualquier ordenador a una cuenta on line, a un correo electrónico o a cualquier tipo de comunicación virtual protegida por contraseñas y así lo podemos hacer por ejemplo, desde un Cibercafé o desde un ordenador que alguien nos preste. En consecuencia, el IP que identifica a la computadora no siempre identifica a quien maneja esa máquina, siendo lo importante en ese caso según la Audiencia Provincial la prueba de indicios cualificados de que fue Ignacio quien accedió a los datos de Ángeles, vulnerando su intimidad y vejándola e insultándola. En cualquier caso, el hecho de que una prueba que hubiera podido ser incriminatoria no conste practicada, no significa que el resto no sea suficientemente incriminatoria. www.aeafa.es Página 3 En el caso: el hecho de que no sea sino el acusado quien disponía de las fotos, el hecho de que solo el acusado conocía un dato secreto como la clave de acceso, y que solo el acusado mantenía una enemistad con la víctima capaz de realizar un hecho que resultó probado e incontrovertido (según prueba documental), llevó a la convicción a la Audiencia Provincial para condenar. La suplantación de la identidad en las redes sociales como Facebook, Twitter, Tuenti, que en principio pudiera parecer algo sencillo de detectar, en el mundo online no lo es, y además la determinación del autor lleva mucho tiempo, y nuestros juzgados, ni la policía están en España dimensionados para tutelar con efectividad los delitos informáticos. En primer lugar requiere una formación e información de la que no disponen la mayoría de los operadores jurídicos, por lo que necesitan auxiliarse de informáticos forenses de los que no dispone la administración de justicia; y en segundo lugar es necesaria la autorización judicial para que los operadores que prestan servicios de comunicaciones electrónicas o de redes públicas de comunicación cedan los datos generados y conservados que se especifican en el art. 3 de la Ley 25/2007, de 18 de octubre, de Conservación de Datos Relativos a las Comunicaciones Electrónicas y a las Redes Públicas de Comunicaciones (BOE núm. 251, 19 de octubre de 2007). En su artículo 3, la Ley establece el tipo de datos que deben conservarse para identificar el origen y destino de la comunicación, así como la identidad de ambos usuarios o abonados, según el tipo de servicio contratado: telefonía fija, telefonía móvil, acceso a Internet, correo electrónico por Internet y telefonía por Internet. También impone la obligación de conservar los datos que permitan determinar el momento y duración de una determinada comunicación, su tipo, así como los datos necesarios para identificar el equipo de comunicación empleado y, en el caso de utilización de un equipo móvil, los datos necesarios para su localización. www.aeafa.es Página 4 En los artículos 1 y 6 de la Ley 25/2007, de 18 de octubre, de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas se dice que los datos de tráfico sólo pueden ser cedidos previa autorización judicial y con fines de detección, investigación y enjuiciamiento de delitos graves contemplados en el Código Penal o en las leyes penales especiales, y la mayoría de los delitos que se cometen a través de la red no son delitos graves, pues estos son los que llevan aparejada una pena superior a cinco años de prisión (artículo 13 y 33 del Código Penal). A través de Internet, los ordenadores se conectan entre sí mediante sus respectivas direcciones IP (Internet Protocol). De ello se desprende la importancia de la dirección IP como elemento de identificación de los autores en este tipo de delincuencia. Por lo que respecta al periodo de conservación de los datos se establece un periodo que como regla general es de 12 meses (artículo 5 Ley 25/2007). La suplantación de la identidad penalmente se llama usurpación del estado civil, y se tipifica en el artículo 401 del Código Penal, y lleva aparejada una pena de seis meses a tres años. Hay que distinguir este delito contra el estado civil del uso público de nombre supuesto, que como delito ha desaparecido en el CP actual. Pero penalmente para usurpar no basta con usar un nombre y apellidos de otra persona, sino que es necesario además hacer algo que solo puede hacer esa persona por las facultades, derechos u obligaciones que a ella solo corresponden. Es condición precisa que, la suplantación se lleve a cabo para usar de los derechos y acciones de la personalidad sustituida. Constituye, pues, exigencia de este delito un elemento subjetivo del injusto el propósito de ejercitar derechos y acciones de la persona suplantada (STS, sección 1 del 15 de Junio del 2009- ROJ: STS 3931/2009-). www.aeafa.es Página 5 Si trasladamos la anterior doctrina a las conductas más habituales en Internet en relación a la suplantación de identidades digitales, crackeo de una cuenta de Facebook o Twitter, por ejemplo, por sí misma no es una suplantación de identidad constitutiva del delito de usurpación del estado civil. Pero si además de llevarse a cabo la “ciber ocupación” de la cuenta de Facebook, Twitter o cualquier red social o blog de un usuario, se utiliza la misma para dar la sensación al resto de usuarios que quien escribe es la persona titular de la misma, llevando a cabo acciones que solo a esa persona que se suplantan corresponden, como es colgar fotos con su imagen para difundirlas en la red, entonces sí estamos ante una auténtica suplantación de identidad, o usurpación del estado civil propia del artículo 401 del Código Penal. Es común que dicha suplantación esté en concurso con otro delito, que suele ser el delito fin, como la exhibición de unas fotos, amenaza o coacción moral. También es común que se de cómo colofón de una ruptura en una relación de dominio de la pareja, cuando esta decide por fin poner fin a la misma, la coaccione moralmente para que retome la relación mandándole mensajes que pueden ser leídos por su entorno señalando que si le deja se suicidaría o que amenazantes respecto de un mal a causar a ella misma o a un familiar, o que se trate de difundir por la red para escarnio del entorno social de la acosada fotos personales de esta, injurias, calumnias y en casos más graves falsedades que provoquen incluso a terceros a delinquir contra ella. En este ámbito del delito el artículo 26 del Código Penal considera documento al “pantallazo” que se obtenga de la información que puede verse desde la pantalla del ordenador, y que aunque la víctima trate que esa información desaparezca de la red cuanto antes solicitándolo al administrador de la red social de que se trate, hemos de intentar conservar previamente las pruebas del delito, como sería que por un notario tomara acta de lo que se refleja en la pantalla, o por la investigación policial www.aeafa.es Página 6 previa denuncia del delito, que puede incluso atentar a la integridad moral. El artículo 173.1 del Código Penal castiga al que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años. El Tribunal Supremo en sentencia de 16 de abril de 2.003 considera que el concepto de atentado contra la integridad moral, comprenderá: a) un acto de claro e inequívoco contenido vejatorio para el sujeto pasivo del delito. b) un padecimiento, físico o psíquico en dicho sujeto. c) un comportamiento que sea degradante o humillante e incida en el concepto de dignidad de la persona afectada por el delito. Conforme a doctrina jurisprudencia del Tribunal Supremo nada impide que la acción degradante consista en una sola acción, siempre que presente una intensidad lesiva para la dignidad suficiente para producir el resultado típico (S.T.S. 489/2003 de 2 de abril ), cuando el acto es brutalmente humillante. El daño psíquico es una perturbación profunda del equilibrio emocional de la víctima, que guarde adecuado nexo causal con el hecho dañoso y que entrañe una significativa descompensación que altere su integración en el medio social. Y en este tipo de delitos que suelen atentar a la estimación subjetiva y objetiva de la víctima, y a destruir su entorno social, el daño psíquico suele producirse, pudiendo incluso ser constitutivo de una lesión psíquica del artículo 147 del CP cuando el daño psíquico es agudo y requiere para su curación tratamiento médico, producida por dolo directo o eventual, y por ello para completar la instrucción suele procede evaluarlo, y en tal evaluación es conveniente contar con la aportación de la psicología forense, complementaria del informe del médico forense, y de un informe socioeconómico del trabajador social, para evaluar y cuantificar el daño moral que dicho daño psíquico ha podido producir, para lo que es un instrumento fundamental pericial los informes de las Unidades de Evaluación Forense Integrales. Las condenas penales de estas conductas se canalizan normalmente por el artículo 197 del Código Penal que tutela www.aeafa.es Página 7 penalmente la intimidad individual, que puede estar en concurso ideal con un delito de maltrato psicológico o de lesión psicológica (153 CP o 147 CP). El artículo 197 del Código Penal, contiene varias conductas en una compleja redacción y sanciona en primer lugar al que se apodere de los papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales de otra persona, al quien interceptare las comunicaciones de otro y al que utilizare artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o la imagen o de cualquier otra señal de comunicación, en todos los casos sin su consentimiento y con la finalidad de descubrir sus secretos o vulnerar su intimidad, y por último agrava la difusión de tales datos (STS 358/2007, de 30 de abril). Por eso también sería nula la documental que se pretendiera aportar al procedimiento procedente de haber obtenido del ordenador de la pareja una conversación en un chat o red social. Nula y delictiva por la interceptación de la comunicación. Quien graba o aporta una conversación de la pareja con un tercero atenta al derecho reconocido en el artículo 18.3 CE, por el contrario quien graba o aporta una conversación propia “con otro” no incurre por este solo hecho en conducta contraria al precepto constitucional citado (STS 239/2010, de 24 de marzo). Para descubrir al autor a través de los datos de la comunicación el Tribunal deberá dirigirse a la empresa de telecomunicaciones, con el nombre y apellidos y número del documento de identificación de la víctima, y en su caso el correo electrónico asociado, para que le proporcione a dirección IP de la conexión, y a que usuario se asocia dicha IP, y en su caso número de teléfono que utiliza para conectarse, y día y hora de las conexiones que efectuó. Para seguramente después dirigirse a la operadora de telefonía solicitándola que determine la titularidad de dicho número de teléfono y demás datos respecto del mismo. Así es como, desde el ámbito administrativo, y de muy discutible, la Agencia Española de Protección de (AEPD), en resolución de 27 de julio de (R/01716/2011), sancionó con multa de 2.000 euros, forma Datos 2011, a una www.aeafa.es Página 8 persona que había creado un perfil de su ex pareja en la red social Badoo, incluyendo comentarios de invitación a encuentros sexuales y proporcionando, incluso, el teléfono real de la denunciante. La Unidad de Investigación de Delincuencia en Tecnologías de la Información de la Policía Nacional es la especializada en la policía nacional de investigar estos delitos informáticos, si bien para supuestos no especialmente graves se investigan a través de la Jefatura de la Brigada Provincial de Policía Científica, por la Unidad de Informática Forense de la Brigada Provincial de Policía Científica. En la Guardia Civil el Grupo de Delitos Telemáticos fue creado para investigar, dentro de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, todos aquellos delitos que se cometen a través de Internet (GDT). Por último señalar que para una tutela judicial efectiva es muy importante que quede totalmente resarcido el daño moral que causa el daño psíquico y socioeconómico a la víctima el delito, que está en relación directa con el daño psíquico producido y en el entorno sociolaboral de la víctima como dijimos. El artículo 116 del CP señala que toda persona criminalmente responsable de un delito o falta lo es también civilmente si del hecho se derivaren daños o perjuicios. En España pienso que son muy bajas las condenas por responsabilidad civil derivada del delito teniendo en cuenta el daño que estos delitos causan no sólo a la víctima, sino a la seguridad informática, que es esencial para el desarrollo de un país, y por lo tanto al interés público, amparándose precisamente en las dificultades de control y de averiguación de estos delitos que hoy por existen al alcance de los particulares y de las administraciones encargadas de prevenir y perseguirlos; y en muchos casos se renuncia a las mismas precisamente como acto demostrativo de la víctima que lo que más le importa es el daño psíquico y por ende moral que le ha causado la reprochable actuación del autor, o como forma de paliar la victimización secundaria del procedimiento penal ante la imposibilidad o dificultad de cobrar una responsabilidad civil derivada del delito. www.aeafa.es Página 9 En la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla, de 4 del 10 de Enero del 2011 ( ROJ: SAP SE 97/2011), se confirma una condena en tal concepto de 6.000 euros por la amenaza de enviar un correo electrónico donde le advertía a la víctima expareja que se negaba a retomar la relación con que iba a difundir en su entorno laboral y familiar que padecía una enfermedad de transmisión sexual. Como consecuencia de esas amenazas la víctima sufrió un deterioro personal con disminución de la seguridad y confianza en si misma y sus posibilidades, presentando sentimientos de temor hacia su ex pareja, intranquilidad por sus reacciones, trastornos del sueño, ansiedad u ánimo depresivo, revelado por informe emitido por el medico forense determinando que padecía un síndrome ansioso depresivo que requiería tratamiento psicofarmacológico. Finalizo la presente agradeciéndole amigo lector el tiempo que ha dedicado a esta aportación, y si algún comentario desea remitirme puede hacerlo al correo: [email protected] www.aeafa.es Página 10