Aspecto Social de la Asistencia Obstétrica

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AÑO 28. Nº 9-10. NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1941
Aspecto Social de la Asistencia Obstétrica
RESENA HISTORICA Y LEGISLACION ARGENTINA (")
POR EL
Dr. J. C.
La.~cano
Profesor de Clíníca Obstétnca y Dnector del Instituto de M:aternid3;(1. ,._
_Aeadémicü Honomrio de la Academm Nacional de Medicina de Buenos A1res
Academico Corl'ispondente de la Regia Academia Médica di Roma, etc.
Invitado por el señor Presidente de la SoCJedade Brasilelra de
(hnecología, Prof. Arnaldó de Moraes, por resolución de ésta, para
ser uno de los relatores oficiales del terna ''Aspecto socizl de la asistencia obstétrica", no me era posible rehu-sar el honor de encontrarme entre los sab1os colegas de este hermoso y progresista país, por
el que los argentinos sentimos un fraternal aprecio. El pedido de ¡,i,
.sociedad científica era para mí un honor, que no pretendo satisfacer
como ella lo merece, por el error que tal vez ha carnetida al incluirme entre los relatores, como por la vastedad del tema.
No Ví>Y a divagar ante esta eahficada asamblea sobre los dife-rentes aspectos de la asistencia social relacionados con la obstetricia,
"lÜ sobre las causas próximas o remotas que originan los problemas
.sociales, que ya he tratado en un relato sobre "La asistencia prenatal del niño" en el Sexto Congreso Nacional de Medicina de Córdoba, en 1938, asistencia que tiene que hacerse a través de la protección a 1¡¡ mujer, desde la infancia y la adolescencia, hasta la que
Tequiere en el estado de gravidez, que debe culminar en el parto y
prol(}ngarse en el puerperio.
{ *)
Relator oficial del tema. en el Pmner Congreso Brasileiro de Gmecología é Obstetricia de RíQ d_e .Janeiro -en Setiembre 8 ··15 de 1940.
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Tampoco repetiré las razones de orden soc1al o médico, demostradas por cifras estadísticas de todos los países ,a las que podría
agregar las propias, de la necesidad, cada -día más imperiosa, de la
protección social y legal de la mUJer madre, que inwJlncra la de
su hijo.
Como nada nuevo puedo deciros s<>bre un tema que ha llenado
los ambientes éientíficos y legislativos de todo el mundo y cuya extensión es ilimitada, he prefendo reduCirme a la faz legisl;<tiva del
asunto, dándoos a conocer las etapas que ha tenido en mi país hasta el presente.
Bien sé que en .el Brasil, como• en la Argentina, los tocólogosr
entre los Cuales se destaca en esta obra el ilustre presidente de esta
asamblea, los pedmtras e higiemstas y los sociólogos, han llamado
la atención sobre 1a necesidad de hacer obra efectiva .de protección
médica, social y legal de la mujer y del niño y han tenido gran participación para l?repaJ:ar el ambiente y decidir a los gobernantés a
encarar el asunto cou toda la amplitud que necesíta.
El decreto ley que en febrero ha suscrito el Excmo. Sr. Presidente, creando el Departamento· Nacional da Crian1¡a, segúu el proyecto del Excmo Sr. Ministro de Educagao é Saúde, Dr . Gustavo
Capanema es una ejecutoria que espero y deseo -ha de rendir sus
f}:utos para bien de esta próspera nación
1
Esb1JZO Jwstórico de la proteccu5n socwl a la mujer madre
9
Profundizando un poco en la historia de la obstetricia vemos
que ésta es puramente empírica y atrasada hasta hace tan sólo cuatro siglos La primera asistencia a la mujer madre, se reducía a los
cuidados y consuelos que en su estado de sufrnmento en el parto le
prodigaban sus allegados, más especialmente las mujeres que, por
haber pasado el trance muchas veces, se creían con mayores conocimientos para aquellos cuidados. De allí nació la comadrona que habría de monopolizar por siglos la asistencia obstétrica. Com{} muy
bien lo dice el gran historiador de la obstetricia, von Siebold, el
pudor innato, la m~yor cónfianza en las personas de su sexo y le-s
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preJuiCios religiosos, influían para alejar a los hombres de la práctica de los partos, y así vemos que. los grandes médicos de la antigüedad y de la edad media apenas conocían con grá.ves errcres la
anatomía obstétrica, pues no podían hacer disecciones en cadáveres
humanos, sino en animales y desconocían por completo las leyes de
la evolución de un parto normal, al que· nunca asistían, pero tenían
que acudir, por triste privilegio, para asistir a los anormales. Hi"'
pócrates, Celso, Soranus,- Galeno, Avicenna y varios otros de menor
renombre, son pálidas luces en las tinieblas del pasado, antes de la
era cnstiana y de las penumbras de la edad media de la historia, en
las que, SI la asistencia obstétrica era deficiente, no se conocía el
prcblema de la asistencia socml.. O el parto se hacía sin interrupción
de su normalidad y terminaba espontáneamente, en cuyo caso también mucbas madres pagaban su tributo a la hemorragia y a la fiebre- puerpéraÍ, letales en demasía, o si acjuel se desviaba de la normalidad, las bárbaras 1ntervenciones embriotómicas·, sin limpieza y
con instrumental rudimentario, completaban la obra nefasta de la
-dJStocia y sólo pocas escapaban con vida de su trance. De la vida
fetal ni siquiera había signos seguros de cuando había termmado
en el claustro materno, pues la auscultación era desconocida :v sólo
lo" movimientos fetales eran considerados como testimonio de su
existencia. El feto pagaba su tributo en gran número de partos espontáneos y en la totalídad de los dictócwos y embriotómiccs
La- mujer desamparada y, sobre -todo, la madre soltera, no merecían la ayuda del prójimo y eran menospreciadas hasta un grado
que hoy nos parece increíble y no tenían un lugar donde acudir a
pedir socorro
En ,el siglo XIII se funda el Hotel-Dieu de París y se le destina un local para las parturientes, pnmera maternidad que yo sepa
en el mundo. Pero éstas seguirían asistidas por muJeres, los médi~os no tenían entrada y no podían observar el parto normal. Más
de dos siglos se pasan en estas condiciones hasta que cambiado el
régimen directivo de aquel, se permite que los cirujanos frecuenten
este local, lo que fué el abrir la puerta para el progreso de la cienCia. Ambrosio Paré, Guillemeau, en el siglo XVI, MauriCeau, D10nis,
Lenet, Puzos, Manquest de la Motte, y una pléyade de tocólogos
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franeeses del siglo XVII, serían los creadores del arte, más que
éiencm obstétrica, que no tardaría en propagarse, primero en Holanda, donde brillaría von Deventer, más tarqe en Ingl,aterra, 4estaeándos~ Smellie, y casi en seguida en Alemania, entrando por Es:ti'asburgo con un discípula. de Mauriceau, Fried, quien funda su
escuela y tiene entre sus discípulos a Roederer de Gotinga. Pronto
se fundan en muchas ciudades, incluso Berlín, escuelas para matronas y hospitales en los que se destinan algunas eamas para la
asistencia de las embarazadas y :parturientes. La imprenta, ya inventada, contribuyó en gran manera para la difusión de eSta cien..,
cia incipiente, como de todas las manifestaciones del saber humano.
En 1784 se funda eli Viena pGr el emr,crador José, la Casa GeIJen.il de Partos, que tanta influencia tu\ o en la irradiación de la
cultura obstétrica y que en 1847 sería donde Semmelweis sustentaría su doctrina de la co¡ltagíosidad de la frebre puerperal, con su
corolario- de la profilaxia, que varios años después se vería confirmada por los descubrimientos de Pasteur
Todas las naciones civilizadas, en mús o en menos grado, se
incorporan a sus progresos, cremido. escuelas dé obstetricia y maternidades, y en el siglo XVIII, el arte de los partos había ganado· el
mundo civilizado, brillando hasta en el lejano Japón.
Decayó el prestigio de las parteras con sus supercherías y prácticas deficientes, aunque habían mejorado sus ~onocimientos en las
nuevas escuelas, en las que se destacaron algunas muy conocidas y
se acre_~~I~tó _el de los médicos, al grado· que no solamente las pi-incesas y m~jeres de ~a nobleza preferían a éstos para s_u atención,
sino que hasta las burguesas y obreras los deseaban.
Siguen los progresos del arte hasta mediados del siglo XIX en
que los grandes descubrimientos en los campos de la química, de
los anestésicos, de la anatomía patológica, de la medicina experimental y de la bacteriología, etc., como la multiplicación de las
grandes maternidades, hacen que la segunda mitad del siglo sea la
cuna de la mencia obstétrica qUe hoy ha alcanzado un nivel igual al
de cualquiera de las príncrpales ramas de la medicina.
Y a no va a ser solamente el arte y ciencia de los partos, Sino
que abarcará el estudio de todos los problemas médicos, quirúrgi·•
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cos, eto. de Ja gestante, parturiente o puérpera y del recién nacido,
que tantas preocupaciones ofrecerá al tocólogo.
La faz de la asistencia médica de la obstetricia ha culminado,
pero la faz•social aún está dormida, y reducida al socorro médico en
las maternidades y unos pocos asilos, o refugios para madres desamparadas, ofrecidos por la caridad o la filantropía de órdenes religiosas o de entidades sociales, ·creadas para éstos u otros nobles
fines.
Era un socorro que se brindaba a las madres, no un derecho
que podían ex1gir-.
Los problemas obreros empiezan a agitarse en el mundo y la
clase desheredada y pobre, que ha adquirido con la proclamación
de los derechos del hombre en el siglo anterior, u:na mayor conciencia de su valer, comienza a sentir la necesidad justa de pctrt1c1pa·r
en los goces de la VIda y tener los derechos del reposo para sns fatigas y- de la remuneración del trabajo en forma que satisfaga las
necesidades primordiales de aquella para sí y su familia y un mínimo de segrtridaU para sn vejez.
A fines. de aquel siglo y principios del actual, vienen las agremiaciones y luchas obreras, que cada día aumentan la:s conquistas
de sus derechos y mejoran las condiciones materiales de su existen•
cia. Ya no reciben el socorro, exigen lo que les corresponde- por de~
recho a la vida y entre las exigencias primordiales están el derecho
al auxilio médico y la protección contra los accidentes del trabajo,
por -no mencionar sino lo que más directamente atañe. con el asunto
que tratamos.
La mujer, tenida en un rango muy inferior al hombre ant~'S
del cristíanismo, como en las tribus salvajes de hoy, es dignificada
por éste y equiparada a aquel, pero en las sociedades civilizadas era,
ante todo, la trabajadora del he>gar, hasta que los progresos de la
industria y la especulación de un rendimiento con menor remune,;.
ración abriéronle las puertas de los talleres y fábricas, donde viéndose al lado del hombre y en todo ignal ce>n más facilidades de vida,
quiere en mnchos centros del mundo equiparar en todo la capacidad de los sexos, naciendo un feminismo exagerado, desviándola a
veces de la función biológica que la naturaleza le ha deparado, de
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la cual su :función social n& e& sino un aeeident.,, caunque sea muy
importante.
Pero el hecho real es que ya no es1 ni puede ser en el estado
actual de la organización social, la trabajadora del hogar, sino que
las c.ondiciones de ésta la obligan a ganarse la vida por sí sola. o
a ayudar con sn trabajo a un mayor aporte al patrimonio ;familiar.
La mujer ya no es hoy la obrera del hogar y la obrera .de lrt
Patria, a la que da sus hijos, sino la obrera del taller, del comerciO:, etcétera.
Bajo los tres aspectos es digna de tener los mismos derechos
reclamados por los obreros del. mundo, Como obrera· de la Patria,
la hace a ésta engendrando y cr1ando hijos que, mientras más sanos Jl robustos sean, :físic-a, mental y moralmente, mejores elementos
serán para formar y engrandecer aquella. Coma obrera del hogar,
las buenas condicwnes higténicas y la salud, la harán s.er el ~-entro
de la felicidad de la familia. Como obrera del taller, era lógico que
nacieran los mismos problemas del -.obrero en genel'al, con el -agre-
gado de los especiales que son debidos a su función de la maternidad.
A fines del siglo pasado, en la legislación de Suiza {1877), ya
se esboza una protección legal a la obrera qne está por ser madre,
obligándola a un re¡Joso de ·dos semanas antes del part<ft y a echo
posteriores a éste, pero sm ningún salario compensador, hasta 1912
en que se pone en vigencra una ley de reposo por enfermedad.
Pero es a Pinárd, el Ilustre pr<>fesor de París, del cual tuve el
honor qe s..r discípulo, a quien corresponde la gloria de haberse
erigido en campeón de la defensa de la madre y de su hijo, consagrando desde las sociedades sabras, desde la cátedra y desde la Cámara de Diputados de Francia, muchos años .de su vida en defender aquellos derechos Y a en 1890 presenta una comunicación a la
Soe1été de Médecine Publique et d 'Hygiene professíonelle, sobre
L 1assistance des femmes- en couche et des femmes accouchées, y en
1892 se funda el primer establecimiento para amparo de la mujer
necesitada y se crea la Mntualité Maternelle En el C<mgreso Internacional de Higiene de París, en 1900, hace proclamar el voto de
que "toda mujer asalariada tiene derecho al reposo en los tres úl-
tlmos meses del embarazo", después de haber demostrado con la
.,...,._
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clínica y las estadísticas la influeneia perniciosa del trabajo en los
·últimos meses del embarazo para la mujer y para el hijo q.ue ha
de
nac~"r.
E:a ·19.04 en Fr-ancia ya <>e legísla disponiendo pré<ltamQs en
dectlvo, ejua,r para el recién nacido y primas de lactancia para la
madre desa.r~1parada
En 1-909 se sanciOna el descanso obligatorio -de doce semanas
Jistr1buída~ ;;~ntes y después del varto, con C0pservación del empleo.
En 191R se sanciona la conocida ley Strauss, que consagra ei
derceho a la rPtribución compensadora por la cesación o disminudón del tiabajo en el último mes.
Hacia la mJSma época empieza a legislarse en casi todos los
países más adelantados, sobre el traba¡o de la mujer madre en las
distintas fases de su estado, garantizándole el rep-oso y una compensación pecuniaria, sin la -cual éste sería imposible.
Con el desencadenamiento de la catástrofe de la gran guerra
en 1914; y la necesidad de mayor aprovechamiento del trabajo femenino; el problema se agrandaba en todas las naciones que participaban en la contienda, todas tomaron medidas de emergencia pa•
ra la protección de la mujer madre, que en s1mbim~~ indisoluble
con el hiJo, quiere decir también protección de éste.
En 1917, grandes discusrtmes ventilan los problemas de la mJu¡er obrera y madre en la Academia de Medicina de París, en las
que toman parte los hombres -tmhlbres del momento (Pínard, Bar.
Dolerís, RIChet, etc ) En las cámaras francesas se r~piten los debates, dejando planeadas la mayor parte de las ideas que han de
servir a las :futuras legislaciones
Muchas otras leyes han seguido a la de 1913 ampliando la protección e instituyendo los seguros sociales a la enfermedad y matermdad, y en 1921 se creó el Consejo Superwr de la Natalidad e'
Protección de la Infancia, que dehe ocuparse de todo lo conceJ:·Inente a los problemas de la maten;tidad, natalidad, infancia y familias
numerosas Si esto sucedía en Francra, en seguida en Bélgica se
crearon 1nsbtuerones y legislaciOnes similares, más tarde en Italia
la Obra Nacional para la Protecmón de la Maternidad y de la Infancm (O. N M. I ) , y después obras y legíslacic.nes con el mismo
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fin se han multiplicado en Alemania, especialmente a raíz del ré'
gi-men nazista, eo:Qio en España, en los países escandinavos y en to-
da Europa y países adelantados del mundo.
Si Francia fué la cuna de la obstetricia en su faz médica en el
siglo XVI, no lo es menos en los albores de este siglo en su faz
social.
Toda la medicina ha tomado un aspecto social que se agranda
cada día, al grado que se puede llamar a la actual, la era dé la medicina sobial, de la qmf !a o\lstetrícia social no es sino una parte,
pero de un alcance ellOrme, porque toma el binomio madre-hijo;
alcance social que afecta en sus necesidades o aprovecha en sus béneficios a toda la familia. ·
Terminada la gran guerra el año 18, todas las naciones se encontraban con áigo improvisado en lo relativo a protección materno-
fetal, que necesitaban consolidar y se puede decir que la Conferencia Internacional· del Trabajo, reunida en Wáshington en 1919, es
la que ha dádo normas después de la legislación francesa, para las
legislaciones
·c.br~ras·
en gon?ral, eompre:p.dieh,do tqmbién Jo
relati~
vo al traba¡o de la mujer madre.
)
La
legtsl~J;Ción
argentina. -
:Algunos antecedentes
Como la legislaciÓn que ampara a la madre es uno de los capítu1os m<t~ ~rnportantes del aspecto ·social de la obstetricia,· me voy
'a concretar- a- hacer conocer lo que ya se ha alcanzado ell el país~
con las etapas que ha recorrido para; llegar al estado en que se encuentra en la actuahdad
En la época de la Colonia, las Leyes de Indias protegían al indígena en sus trabajos y procuraban mejorar sus condiciones Y a
preveían la JOrnada de ócho horas, el descanso dominical (más mirado con un fin religioso), las buenas condiciones físicas de los trabajadores y hasta el salario mínimo, pero ros encomenderos poco
las cumplían y, en realidad, el trabajo de aquél era duro y agotador.
Las célebres misiones de· los j·esuítas, especialmente laS mejür
organizadas y má.s amplias del Paraguay, habían conseguido unft
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elevación en la condición soma! del índw, inculcándole hábitos de
trab¡ijO, que decayó cuando aquellos fueron expulsados y reempla~ados por otras órdenes religiosas menos -capacitadas para mantener
aquella orgallización
La pro-ie_C_eión a la mujer.madre cas1 no existe y su .cuidado era
el muy rudimentario de la época.
La Revolución de Mayo trajo el derecho y respeto individual,
prohibió la entrada de esclavos, proclamó la igualdad del indio a
los dem.ás hombres y derogó las mitas, encomiel\dil" y privilegios
a los que más tarde seguiría la abolición total de la esclavitud.
Consolidada la independencia de la nación, pasados los largos
años de la tiranía y los difíciles de la organización nacional, cimen~
tada con la ¡ura de la Constítudón del 53, ~ue trajo la normiüiza~
ción de los gobiernos y la sanción de loo códigos y de las leyes que
debían regir la marcha del país, que aquella imponía al Congreso
(art. 61, inc . 11), comienza en la segunda mitad del siglo una era
de prosperidad
Los problemas obreros no existían ni la preocupaCión pc-r la
protección a la madre y así, aquel monumento del Código de Vélez
Sársfield al que el código de Fre'itas no fué ageno, poc& -0 nada pre.
veían al respecto,
Llega la época que he mencionado, en que en 'Europa se m.upiezan a agitar los problemas obreros y la· inmigración esp·ecial~
mente europea que los artículos 25, 67 y 107 de la Constitución
obligan a promover y que nos viene cada vez mayor, trae las ideas
de aquellos problemas hasta entonces desconocidos por no ser un
país con industrias, fábricas, talleres o comercio desarrollados, que
es donde son más sentidos Peró hacía 1880 ya se manifiestan los
primeros síntomas de infiltraciÓn de Ideas marxistas y se engendran
las primeras luchas de clases y las primeras agremiaCiones obreras
para defender sus derechos. La cnsis fmancíera del 1890 encendió
el deseo de rervmdicamones y aquellos pidreron una reglamentación
del trabajo .. En sucesrvas peticiones, entre los puntos principales
(Jornadas de ocho horas, descanso dominical, etc ) se incluyó también la exclusión de las mujeres en las mdustrias. Pero hay que llegar a 1904 en que el doctor Joaquín V. González, ministro• del pre-
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sidente Roca, presenta el primer proyecto de legislación del trabajo
que no llegó a sancionarse, siendo la ley 4661 de 1905 sobre descanso hebdomadario, la primera que llegó a ser una conquista efectiva,
Poco después, en 1906, se trata la primera ley que reglamenta el
tra1:Jajo de mujeres y niñüsr que se sanciúna hl áñÜ -s1gltiente, conocida con el nombre de ley Palacios (N". 5291) En ésta ya se preveen las condiciones de seguridad en las instalaciones de las maqqinarias en las fábricas, talleres, etc. y la defensa de la salud, instrucción y moralidad. Prohibe el trabaj() nocturno y el insalubre o
peligroso de las industrias que determine el P E. y les aségura el
&siento cómodo y un descanso de des horas entre la mañana y la
t;¡rde y el descanso hebdomadario.
Ji]n lo relativo a la mujer-madre es la primera manifestación
legal de su protecciÓn al acordar a las obreras el derecho de faltar
'l la fábrica o taller hasta los treinta días posteriores al parto, debiendo reservárseles el puesto y dando a la que amamanta qumce
mm~¡tos cada dos horas. sin computárselos· en el tiempo común de
descanso. No dejaré de recordar que do.' ilustres médicos higiemstas, los doctores Penna y Coni, desde 18.92 habí!L!l sido precursores
de estas ideas de protecCión obrera.
Las disposiciones de esta ley regían para la Capital Federal,
pqes sólo en ella había un desarrollo industrial y comercial capaz
de hacer sentir más intensamente su necesidad. Pero los grandes
p:rogresos que en los años sucesivos han tenido las Industrias con 'el
empuje que les dieron las necesidades creadas por el confhcto euro"
peo de Ia gran guerra, que ya no se reducen a aquella capital, sino
que se expanden un poco por todas partes; el incremento comercial
de todo orden y el aumento de la población, con la participación
cada vez mayor de la mujer en las tareas del trabajo fuera del bagar, hacían sentir cada vez más las fallas e insuficiencias de aquella p1~imit1va legislación y la necesidad de una protección más amplia a la muJer y en especial en su función de maternidad en toda
la nación. Y a Francia y otras naciones europeas habíq,n abierto los
surcos que la Conferencia de Wáshington los regó muy oportunamente; la semilla debía fructificar.
En 1913, un proyecto de legislación de Rogelio Araya y José
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L. Gantílo. modifica la anter1o·r dando un descanso de un mes antes
y un mes después del parto a la madre, debiendo abonarle el Departamento Nacional del Trabajo la mitad del sueldo que ganaba,
para cuyo fondo contribuiría aquella con el una por ciento -del
sueldo y otro tanto el patrón Y a vemos un paso adelante con la retribución parcial durante el período de descanso, pero aquella no
se sancionó.-
Posteriormente en 1919, Carlos J. Rodríguez y en 1920 Bunge,
presentan otros proyectos que nO introducían modificaciones impor~
tantes y que tampoco fueron sancionados.
Ley de trabaJO de rnttJeres y mños (11.317)
En 1921, Pedro López Anaut presenta otro con un gran capítulo sobre protección a la mujer y madre, ampliando aquel desean.
so a seis semanas .antes y otras seis posteriores al parto. Fué reproducido en 1922 y puede démrse que es la base de la ley 11.317, sancionada en este mismo año en la Cámara deDiputado~ y en 1924
en la de Senadores, y que es la que rige hasta el presente con el
nombre de ley del trabajo de mujeres y niños . En el capítulo 1 de
esta ley -se establece que ninguna mujer soltera, menor de 18 años,
porl.rá ejercer por cuenta propia o agena, profesión alguna que se
ejerza en c_alles, plazas o sitios públicos.
En el capítulo II se dispone que no se puede ocupar a mujeres
mayores de 18 años en industria o comercio más de ocho horas diarias o 48 horas semanales, ni menores de 18 años más de 6 horas
diarias o 36 semanales; tampoco se las puede ocupar en trabajos nocturnos (de 20 a 7), salvo las enfermeras, sirvientas y empleadas de
espectáculos públicos; ni darles trabajo a domicrlio, cuando tienen
trabajo en alguna empresa. La que trabaja mañana y tarde tendrá
un descanso de dos horas al medio día.
Les prohibe el trabajo en industrias o tareas insalubres o peligrosas, que la misma ley espeeifica en parte y que la reglamenta,.
e1ón determmará con mayor claridad y amplitud.
LR defensa de la mujer en gen<ll'al ya es útil pa;ra su futura
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eGndición de madre y estos artículos tienden a protegerla en su
integridad física y moral.
El capitulo III, que trata de la pr.otección a la maternidad, que
por ser lo que más nos interesa y regir actualmente, transcribiré
íntegro, dice:
1
Art. 13 (de la ley). - Queda prohibido .en los establecimien-.
tos industriales o comerciales y sus dependencias, sean urbanos -o
rurales, públicos o particljlares, excepto aquellos en que sólo traba1
jan miembros de la familia del patrón, ocupar a mujeres durante
un período de sms semanas posteriores al parto.
La misma deberá abandonar el trabajo previa presentación de
un certificado médico en el que conste que el parto se producirá
probablemente en un plazo de seis semanas.
N o podrá despedirse a ningul)'l mujer con motivo de embarázo y deberá conservarse el p1,1esto a la que permanezca ausente
de su trabajo en virtud de las disposiciones anteriores.
Art. 14. - En caso de que una mujer permanezca ausente de
su trabajo durante un tiempo mayor, a consecuenCia de una enfermedad, que, según certificado médico deba su origen al embarazo
o al parto y la incapacite para reanudarlo, no se podrá declarar ceo
sa-p.te por ese· motivo.
Art. 15 - Toda madre de lactante podrá disponer de un intervalo de quince· minutos cada tres horas, para amamantar a su
hijo, salvo el caso en que nn certificado médico establezca un intervalo .meiTo:r-.
En los establecim1entos que ocupan el número mínimo de mujeres que determine la reglamentación. deberán h!>bilitarse salas
maternales adecuadas para los niños menores de dos años, donde
éstos quedarán a custodia durante el tiempo de ocupación de las
madres.
Los otros capítulos sobre disposiciones de a¡plícación de la ley
y disposiCiones penales, establecen q:tte las multas por infracciones
a los artículos 13 y 14 son proporcionales al número de personas
con las que se infringe y va en beneficio de la damnificada, eomo
una indemnización, y tanto la interesada como las entidades de pro-.
tección a la mujer o de asociación. o huera, tienen personería para de-
'1:)1,
....
._
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~demás de las :faculpropias de las autoridades de aplícación y del mill;isterío de
nUJlcia:r o acusar criminalmente al infractor,
Üi,<~es
menores
El art. 24 la incorpora a los códigos Civil y Penal de la naCIÓn y el art. 25 deroga l'l ley anterior .5291.
Su alcance ya .no _es local como en ésta y sus beneficios _se extie~deu a todo el país, debiendo ser reglamentada por el P •.E pará.
1~ Capital Federal y territorios nacionales y por las provincias pa"
ra sus respectivas jurisdicciones.
La ley 12.932 ha modificado la primera. parte del art. 15 de
esta ley, ampliando a media hora el tiempo de que pueda disponer
la madre que lada por dos veces en la jornada, en lugar de 15 minutos -cada tres horas
. La legislación universal prevé tres puntos fundamentales en la
protección a la maternidad:
a) Prohibición de trabajo un tiempo antes y después del parto,
variable para cada país y que ya Pinard quel'ja elevar a tres meses
anteriores al parto
b) Asegurarle la lactancia y los cuidados maternos en la primera edad del niño.
La necesidad del reposo es obvia y no daré las razones científ¡cas en que se basa por demasiado conocidas. El reposo antes del
parto va en pro de la madre e indirectamente en pro del hijo y
después de aquel, también proteje a la madre en su puerperio, pero más espe_.cialmente al hijo, que en los primeros meses de su vida
tiene tanto peligre• y no hay alimento que reemplace a la leche materna, ni !Cuidado mejor: que el de na nnad.re~ si es medianamen_te.
dotada de inteligencia e intrucción.
El tiempo del reposo ha Sido siempre muy discutido desde
les célebres discusiones en la Academia de París y en los Congr·esos Médicos de París y de Bruselas ya mencionados, variandu las.
opiniones, entre los que defendían la prohibición abs0.luta de trabajo desde el conocimiento del estado gravídico, y los que sostení11n
que más valía una reglamentación de acuerdo con. las posibilidades
reales ae uña remuneración en uñ. t1empo prudenci~l de (los mes.e.s
mál;; .o menos, que es el que la mujer está sujeta a más graves eom-
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plicaciones y que, aún en los casos normales, se encuentra con mayóres molestias físicas Ypreocupaciones morales; y otro tanto para·
después del parto, por ser el período de mayores necesidades para
e-l n1ño.
e) Proveerla de los recursos habituales para su vidá, cuyas nEcesidades rio disminuyen, Sino que aumentan en el h-ogar, en e.stas.
épocas de repoSo, que trae gastos extraordinar.ios aún ind.ependier¡temente de los gastos médicos del parto, el que se le debe también
asegurar
Esta ley cumple en parte estos postulados en ló que se refiere
a los puntos a) y b), pero no en cuanto a lo único que puede darle
una utihdad real y hacerla aceptar con complacencia, sin obligar
a la mujer separada de la ocupación a buscar otros quehaceres en
las condiciones peores· de salud y pre~upaeión, para t?Vitar el desequilibrio financiero del hogar.
Posteriormente se ha dictado otra ley, la 12.383, pl.'ohibiendo
el despido de la mujer pnr cattsa d~ matrimonio, que a1Jl1ella · no
había previSto.
La ley de subsidio obstétnco (11 933)
Felizmente dJez años más tarde se cumple también con el ¡mnto e), pues en 1934 se dictan las leyes 11.933 y 12.111. La primera
prohíbe emplear mujeres en estado gráVIdó 'treinta dias antes del
parto y ~~arentá y c-inco después, teniendo derecho: a subsidio equivalente al salar\o o sueldo íntegro no mayor de $ 200 mensuales, el
que no puede ser cedido- ·ni embargado, y a médico o partera gratuitos; con más la conservación del empleo.
El fondo para el subsidio estará formado por una contnbuciÓn
trimestral obligatoria de las obreras de quince a ·cuarenta y cineo
años, de los patrones y del Estado por partes iguales . El P. E reglamentará la :forma de permbir la contribución patronal y obrera
y el modo de conceder los subsidios. L.a Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones· adm\nistrará los fondos y el producido de las multas por illfrilcciones será destiTiado a 'aumentarloso
.Coinó venlos, esta ley ha dis:ffiinuído el tiempo de descanso an- "'
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tes dei parto de seis semanas a cuatro, nero ha dado a la madre el
complemento· indispensable de la retribución a que me he referido
antes, aunque el ideal habría sido esta ret:&tbución con las seis semanas de desca:nsQ, pero-·seguram~nte razones d~ o.rden finan:éiero·
han obligado a ello.
El P E, ha reglamentado la ley el año 1936, creando la Caja
de Maternidad como una'seceión anexa a la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, ,para subvenir al repo,so obligatorio de
aquella.
La afiliación a. la Caja de l\bternidad es obligatona para toda
mujer empleada, que no goce de otros beneficios, nacionales, provinciales, o munjcipales, iguales o mayores a los que esta ley les acuerda.
La Caja podrá disponer de una parte prevista de sus fo':dos
para contribuir, previa aprobación del P. E., al sostenimiento de
maternidades, públicas o P:riyadas, que no tengan f1nes de lucro
y se compromet-an a prestar los s~rvu~ios gratuitamente a las afilia-:
das, mediante una retribución glQbal
proporciOnada a aquellos
o
servicios.
Se concede derecho a la asistencia gratuita de partera o médico que comprenderá.: Antes del parto: certificado del estado de
embar~zo; atención. médica, que proteja madre e hijo haciendo la
profilaxia y la curación de 1as ·enfermedades cnnsécutivas a su es.:.
tado, a la tuberculo~is, sífllf§~~'b venéreas C:oncolnltantes, la asistencia social con visitadoras ene todos sus papeles educativo,s y de ayudas múltiples, mclusive •facilitarles' el ingreso las maternidades o
prepararles en casos excepcfonales, la posibilidad de un parto a domicilio con los.. servicios que ·'aquellas tengan para tal -efécto.
En f!ll parto: Ia inte'r-na~ión y asistencia en una nia:t~rnidad;
en casos de excepción la asisteiicia a domicilio por partera o médico
mediante los servicios que las matermdades habilitan para ello, incluído la provisión de una caja de partos
Poste?"iór al par.to: permanencia en la maternidad internada
durante su convalescencm; -el cuidado del recién nacido y de las
puérperas en dispQnsarios maternos infantiles_: la asistencia médica
de las c'omplicaciones del puerperio.
En las zonas donde no haya maternidad la CaJa podrá dar,
a
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además. d<¡J. subsidw correspoudiente, un suplemento eu efectivo de
$ 100 pifra que la iuteresada costee su médico o partera, sin otra
responsabilidad ni ajuste.
El subsidw, de acuerdo al sueldo o sal,ario y al aporte, que es
larga y detalladameute reglamentado·, será abouado en dos euotas:
la primera durante la cesacióu del trabajo, previa al parto; y la
;eguuda deutro de los quiuce días poswríores a ffit e
La beueficiana que iufriuja. 1'1.8 disJ)osieioues d..el descanso, traba'!jaudo eu el período auterior <:> ~n el posterior al pa~to, perderá
la miÍ'ad del subsidio y si trabaja eu los dos períodos, perderá la
toraliaad.
Eu los casos de muerte de la madre o de que ésta atentare contra la vida del hijo, o lo abaudonase, el subsidio se dará a la cutídad o persona que cuida a éste.
Estas son, en síntesis, la_s disposiciones que especialmente !lOSinteresa conocer de este decreto, .de muchos capítulos y largo arti,
cnlado que re-glamenta los detalles concernientes a ésto y a la administración de la Caja, percepció.n de l-os aportes, obligaciones de
los patro~es~ etc·., etc.
La ley 12 111 se refiere a las empleadas y obreras depeudieutes
del Estado, que gozarán
de una licenccia de seis sema_nas anteriores
.
y posteriores al alumbramiento, que será~ mantenidas en su puesto
y rembiráu el sueldo y salarro íntegro durante la liceucia.
Dos <!ÍÍ()S después la ley 12.339 modifica en parte el art 4". de
la 11.933, referente a la contrrbución de la obrera, c,on est.e agregado:
"Quedan exceptuadas de lo dispuesto en el párrafo anterior las remuneraciones iuferiores a $ 2.60 por día de trabajo 0. $ 65 mensuales, cualquiera que sea el período comprendido por el pago, en' las
cuales, los empleadores, no podrán efectuar de~cuento alguno, sin
1
.
pe_rjuicw. de .seguir: obl1gados. al pago de la doble contribución". Se
ve que se ha querido exi~ir y con ju.sticia a la obrera que gana po-
co, de toda contnbución que le dismmuya su exrgua entrada.
Ccn estas tres leyes se ha satisfecho al punto capital de las leyes de protecciÓn a la madre obrerá, complementando el beneficio
fisiológico y profiláctico del descauso antes y después del parto, con '
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La Dirección de Mate>·nidad e Infancia (Ley 12 341)
Por fin, en diciembre de 1936 se sanciona y promulga la ley
12.341 que crea la Dirección de Maternidad e Infancia, bajo la dependencia del Departamento Nacional de Higiene
Aquella "tendrá por finalidad (art.. 3" ) propender al perfeccionamiento de las generaciones futuras por el cultivo armónico de
la personalidad del niño en todos sus aspectos, combatiendo la morbimorta!idad mfantil en todas sus causas y amparando a la mujer
en su condición de madr~ o futura madre".,
En el artículc· primero del decreto reglamentario de febrero de
1938, se estábiece que el alcance de aquel artículo de la ley "comprende exclusivamente a la madre en el períod" pre y pos-natal y
al n1ño hasta la edad de seis años, siempre que éstos no se encuentren ya bajo dependencia judicial o en instituciones J?úblicas".
Para ctmseguir aquellos f1nes, en el artículo cuarto 'dispone que
"la DirecciÓn de Maternidad e Infancia llenará los siguientes <Jbjetivos:
a) Estudiar la higiene social de la infancia en el país bajo
todos sus aspectos y en particular ~n los que se refieren a la eugenesia y a la morbimortalidad,
b) Censar las instituciones oficiales y priVadas que se ocupen
de la protección y asistencm de la maternidad y de la infancía, llevando un registro permanente de las mismas, con espeCificación de
todo cuanto concierne a su funm-cmamiento, radio de acción, etc ,
e) Realizar constantemente campaña de difusión y práctica de.
los postulado..¡;¡ de la higiene social de la infancia, de la eugenesia y,
<Jn particular, de los conoCimientos de la puericultura y la higiene
maternal e infantil;
d) Crear y gestwnar de instituciones públicas y privadas las
obras y servicios que llenan los fines de que habla el artículo tereero y, especialme:nte, que asegu:raJ?:
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r.
~
2". -
3". 4". 5" 6". -
7•. -
La asistencia preconcepcional;
La normalidad y las mejores condiciones de orden médico, obstétrico, económico, moral y social del embarazo
y del parto;
La vigilancia del niño desde sú nacimiento, llevando líbretas o fichas sanitarias individuales;
La lactancia materna o natural;
La alímentación racional del niño;
La producción de expendio de leche de vaca en las mejores e:ondiciones de higiene; con un tipo especial para
n1ños:
El bienestar, la asistencia y protección de los niños
necesitados''.
En el artículo quinto muy detalladamente, especifica los diversos tipoo de instituciones dest.inadas a llenar las finalidades de los
anteriores, comprendiendo cuanto hay e~tablecido en el país y lo
que, r¡._o existiendo aún~ es probado co-mo beneficioso en otras .naciones y abarcando todas las que tienen p<>r objeto: prestar asistencia obstétrica ordinaria o especiahzada en maternidades o a domleilio, y aún ambulante en la campaña; todas las que prestan servicio social a la madre y a su bijo en todos los momentos de su estado.
eu circunstancias especiales; todas las que propen~en a la
crianza Inatf!rna o a la artifiCial con las mejores · garantfas, y al
cuidado en el crecimiento de las n_1ños; y la vigilancia d6miciliaria
con un 13ervicio soc1al de yisitadoras competentes.
En el resto de su artícnlado fi¡a el radio de acción para toda
]a República, procurando un reparto equitativo de las instituciones
de acuerdo a las necesidades regionales, propendiendo a que todo
n-Q_cleo poblado posea un centro de higiene materno. infantil
Procur.a armonizar la obra con las similares de las provincias, municipios e instituciones privadas de asistencia sodal, coordinando
los: diférentes esfuerzos; con el derecho de la vigilancia de todos los
que.se ocupen de la prote.cción y asistencia a la maternidad é infancia, con excepciÓn de los que dependan de la Sociedad de Benefi- '
:r
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cencia de la Capital Federal, debiendo prestar ayuda a los que s"
acojan a sus beneficios y vigilancia.
Podrá crear comisiones honorarias de vigilancia, como estimular la creación de asociaciones cooperadoras para prestar 3..yuda material a' ias illstituciOnes de protección a la Íliñez. Tiene el derecho
de inspeccícnar todos los establecimientos que en forma directa o
indirecta, asistan, protejan, reciban o empleen menores, pudie_ndo
denunciar a la autoridad competente las irregularidades. Fiscaliza
los subsidios o subvenciones que las autoridades otorguen para loo
fines de esta ley
En otro capitulado establece la obligatoriedad del amamantamiento del hijo por la madre, si ésta no tiene impedimento; prOhibe la lactancia a otro niño si el suyo no tiene cinco meses de edad.
Obliga al certificado recíproco de salud, del ama y del niño que
va a críar y a la denuncia a la autoridad competente dentro de
los tres primeros días de que -se hace cargo de la crianza; obligadones éstas para el ama y para los padres o tutores del níño. La
madre que abandona a su hijo puede ser internada por la aut<mdad
en un l1ospital, clinica o casa de eorre.cción, al solo objeto de que
cuide a su hijo
Por otra parte, en un decreto reglamentariO del S de julw de
1938 se establece que "la Dirección de Maternidad e Infancia la
componen las siguientes divisiones:
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
-
-
Higiene y Servimo Social.
Inspección y Legislación.
Eugenesia y Maternidad.
Primera Infancia (hasta los 2 Yz años de edad).
Segunda Infancia (edad pre-escolar, de 2 Yz a 6 añcs)
Niños enfermos, anormales y necesitados.
Asistencia OdontológJca
Un largo articulado especifica los alcances y reglamenta cada
división, correspondiendo a la división I; las investigaciones demográficas y estadísticas sanitanas; la propaganda higiénica y educación popular sanitaria por todos los medios, incluso la cinematogr_a-
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fía, radiodifu~ión, etc ; el serviciO socml, cuya Dirección vigilará
el cumplimiento de las normas que seguirán la organización y coordinación del servicio socíal en todas las instituciones_ de asistencia
y protección maternal e infantil, las que serán dictadas por el Departamento Nacional de Higiene a propuesta de la Dirección de la
Maternidad e Infancia. Esta Dirección del Servicio Social deberá
prestar ayuda a todas las mshtuciones de aquella índole para que
en el plazo de dos años posean un servicio sooial a cargo de personal con título habilitante que funciOnará de acuerdo a las normas
que dicte el Departamento Nacional de Higiene.
Eh la división II reglamenta todo lo concerniente a la inspección y legislación de las institucio-nes oficiales o privadas con fines
de protección maternal e infantil, las que deberán someterse y adaptar su accióll a las norinas -que establezca el Departamento Nacional de Higiene y si es de nueva -creaciÓn, a su autorización, previo
informe de ía Dirección de Maternidad e Infancia respecto a su conveniencia por la Ubicación, Cará:cter, distribue~ón, ra.dw de acción~
organización, etc
La división III, eugenesia y maternidad, muy importante bajo
nuestro punto de vista, ''ejerce la protección de la mUjer· en su
eondición de madre o futura madre y le corresponde:
a) La educación eugénica, prenupcial, preeoncepcional Y' prenatal;
b) TQcj>ls las medidas que aseguran la normalidad y las meJOres condiciones de orden médico, obstétrico, económico, moral y so~cml del embarazo, del parto y del puerperio
·
Tendrá a su ·0argo: la formación de la conciencia social o sentimiento eugénico; la dirección técnica, creación y vigilancia de las
lnstituciones o servimos en seguida enumerados, existentes o a crearse con idénticas fmalidades.
Centro de higiene maternal e infantil (secciÓn maternal) ; consultorios pre-nupciales y de asistencia pre-coneepcional; asistencia
ginecológica y Dbstétriea pre-natal; hogares-talleres· maternales; maternidades y salas de partos; s~rvicio maternal o domicilio;. cantinas maternales; instituciones que prestan ayuda material a las ma-
~
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dres; con~ultorios ambulantes de ginecOlogía y asistencia pre-natal,
salas-cunas y escuelas dé madres
También- tendí-á a su cárgo lo- concerniente a la lactanma materna; a la lactancia· _mercenaria -y lOs lactarios ; la investigac-ión
de la sífihs y de la tuberculosis maternal e infantil y los estudios
dentogr'áficos de la mbrbimoYtalidad .materna''.
Propicia los consultorios pre-natales; la ficha de natalidad y
·pu:ericultúra para el n1ño; fichas y libretas sallitarhts de las madres y laS en?uestas sOCiales," con datos. reservados,. por intermedw.
del Servicio Socia!.
También reglamenta la -represión del curanderismo y asistencia
obstétrica ilegal, que, no solamente en la campaña sino en las. ciu""
dades constituye un grave peligro para la salud de la madre, y pre>cura que todo centro de poblaciÓn importante posea médico y partera, para lo- que autoriza a gestwnar de los gobiernos de p;rovincias
o :mun-icipios, la concesión de subsidies, con objeto de hacerlos establ~cer en las localidades pobres para su estabilización .
. "La Dirección de Matermdaa. e Infancia estudiará con la Caja
de Matermdad (ley 11 933 ya comentada) las condiCiones en que
se prestarán los servicios de la asistencia previstos por· -dicha ley y
su decreto reglamentaria-, como ~sí tambi-én el Departamento Na¡:Cional de Higiene c0nvendrá con el Departamento Nacional del Tra:bajo 'la forma y medios más co}).ven1entes para asegurar el cumplimiento de lo dispuesto en los artículos 13, 14 y 15 de la ley 11.317''
sobre reglamentación del trabajo ya mencionados; y prevé la posibilidad de contar con una partida destinada para ayudar a las madres necesitadas con el fin de permitir la laCtancia al seno de sus
hijcs. La mspección de nodrrzas que manda la ley es otro asunto
que comprende esta división
La división IV, sobre primera mfancía, comprende entre varios
asuntos exclusivos de ésta, uno relac10nado con la mujer y es la reglamentaCión y vigilancia de los lactanos, Institución que tiende a
asumir proporciones importantes y que está contemplada con to-dos los detalles para una garantía de su eficacia e mocuidaii
Las divisiones V y VI se refieren exclusivamente, a segunda
infancm, y a niños enfermos, anormales y necesitados-.
nrdos~
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-l.;t;70-
En la di:vi.sión VII está comprendido lo relativo a "la asistencia odontológica preventiva y curativa de las madres y de ]os mños"; Jos estudios sobre los problemas sanitarios atingentes y la
vulgariz.ación de los cm¡ocimientos de. su higiene y profilaxia
Por últi¡no, la Dirección de Maternidad e Infancia proyectará
la organización del Instituto Modelo de Higiene Maternal e Infantil y la Escuela Práctica de. Puericultura, así como una Escuela
Práctica de Servicio Social de la Infancia, para formar el personal
competente para ,los diferentes servieios.. sociales maternal e infantil, con títulos habilitantes dados por el Departamento Nacional dJ
Higiene y que deben estar bajo la dirección inmediata del D;rector
General y Sub~direetor de la Dirección de Maternidad e Infancia
El artículo setenta y uno, último de este largo y mmucioso de<:reto, establece que ''la provisión ~e personal técnico (médicos, laboratoristas, odontólogos, parteras, visitadoras y demás personal cuyos títulos expidan las escuelas. de Puericultura y de Servicio Social de la Infancia), así como de 1os cargos administrativos que determine el Departarn:Rnto N aeional -de Higiene, se hará por concurso. de acue:rdo a las bases que se establezcan para cada caso'' 1 medida excelente para garantizar la selección del pél'Sonal y evitar, lo
~ üe tanto vemos, de las medwcridades nombradas por las influencias políticas.
Como esta ley y su decreto reglamentario han encarado el problema de la protección de la madre y el hijo y el estudio de todos
sus aspect 0s médico y social, con la amplitud con. que hll sido eóntemplado y resuelto en ctra.s partes, me ha parecido que era útil
hacerla conocer con un análisis sintético, pues élla comPrende todo
·lo que ya había sido propiciado por los más distinguidos obstetras,
pediatras, higienistas y sociólogccs argentinos que desde muchos años
atrás venían br-egando por -aqueH.a protecciÓn total. En. ella vP-mos
que a los tres puntos fundamentales de las legislaciones que prote.gen las madres ya mencionados, a saber: el reposo anterior ;r posterior al pal'to; facilitar la lactancia y cuidados del reción nacido;
y el salario íntegr.o durante la licencia con retención del empleo,
se_ agregan otros. no menos fundamentales y son: a) el Servicio social con intervención de las visitadoras competentes que penetren
e
\1
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en los múltiples problemas personales e> del hogar, bajo todos sus
aspectos, médico, higiénico, social, económico, moral y hasta .legal
para procurarle solución favor~ble, y para este fin propiciar, reglamentar y coordinar la acción de todas las instituciones,. públicas,
nacwnales, provinciales o municipales· y las privadas, que llenen
alguna de las finalidades de .pmtección; y b) la educación de la
mujer, por todos los medios, para capacitarla más concientemente
en su fUnción de madre, para su bien y el de su hijo.
El ser_vicio socwl
Ya he diCho que estamos en una era de medicina social y estos
factores han tomado un incremento de primer orden desde hace pocos años.
En 1913 un insigne maestro argentíno, el Profesor Elíseo Cantón, brega, con la agilidad de su pluma y el calol' de sus convicciones por la protección de la embarazada y de la puérpera, haciendo puericultura intra y extra uterina y propone un proyecto de
:Maternidad Re·:fugio, cú-n sus secciones para madres deSamparadas
o necesitadas, en cualquier momento de su estado puerPeral pre, o
pos-parto y con escaela de puericultura, como así también la mejora de las leyes so:ciales incipientes, pues la protección debe ser
obra del Estado y no de la caridad,
Más tarde, el Profesor Juan B. González con su proyecto de
l\faternidad Abierta y autónoma, el Profesor Enrique A. Boero con
su plan de un Instituto de Eugenesia y Maternidad con institucíones cooparedoras, y el Profesor Alberto Peralta Ramos con sus
múltiples publicamones y la perfecta orgamzacíón de uno de los
más grandiosos institutos de maternidad, han constribuído con sus
ideas y sus obras a llevar a la práctica cantidad de problemas, no
sólo de orden médico, sino de acción soc1al
Muchos otros tocólogos distinguidos, casi todos Jefes de maternidades y profesores de la Facultad de Buenos Aires, han participado en la d1fusión de las ideas de la acción social en la asistencm obstétrica, en las revistas y en proyectos presentados para ser
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implantadcs en la Asistencia Pública de la misma Capital ; y saIienqo del campo de los obstetras no dejaré de mencionar la acción
dest¡tcad<t del gran pediatra e higienista argentino, el Profesor
AráozA!faro, que desde sus múltiples publicaciones y desde los altos cargos d1rectivos que ha desempeñado, ha sido un verdadero
apóstpl 'de estas ideas y un precursor de esta ley con su creación~
en el ~)epartamento Naci{Jnal de Higiene, •ilendo Director del mismo, de la división de Protección y Asistencia de la Infancia y la
Madre, en 1923, a la que ha venido a reemplazar la Dirección de
Mater11idad e Infancia
Por último, en la Primera ConferenCia Nacional de la Asistencia SociaL reumda en la Capital l<"ederal en el año 1933, el Comité
Direchvq de la Sección 14.' , prestchdo por el Profesor Peralta Ra- ,
1nos, pre$.~ntó un ''Plan ·de o:tganiza,ción de la asistencla somal de
la madre "t del recién nacido en la AI:g,entina", en el que se estudian las_ numerosas e imp-ortantes rami~icaciortes que aquella asistencia puede tener, tomando todo lo más adelantado hasta el día y
abordandO' el. problema bajo .todoo sus. aspectQs Los trabajos y a·eeión de todos ellos y de algunos higienistas como Carhonell y Zwanck
que ha-bían preparado el ambiente científico, juntamente con los
progresos de la legislaciÓn en los países más adelantados de Europa
y de Norte América, han sido las fuentes inspiradGras y precurso"
ras de esta legislación cuyo proyecto pertenece al mismo legis1ador
y sociólogo autor de aquella primera ley número 5291 de 1907. de
proteeciQn ~~ mujer y el niño en el trabaJo, .:el profesor y senador
Alfredo L. Palacios, que ha contado con una'· rara unar~1nndad en
ambas Cámaras.
El servicio social ya 1nstituído en Europa desde hacía poco
tiempo, propiciado por esta ley, comienza a hacerse efectivo en
Buenos Aires hace d1ez y se1s año-s, aunque desde 1920 ya lo acon-seja el Profesor Peralta Ramos en su programa a desarrollar en el
gran Instituto de l\'latcrmdad que proyecta para la Sociedad de Berefleencia y que pronto sería una realidad. Pero desde 1924, aún
antes de ser éste inaugurado, Ya lo inima la vieja m3.ternid3.d del
Hospital RIVadavia, a la que aqnél habría de reemplazar Ese año
se crea la Escuela de VIsitadores en la Facultad de Medicina y hoy ,
ª
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--1473-
es un servicio anexo ¡¡ tod~s las grandes rnatermdades de la Capital.
Su papel es muy vasto y variado y n<Y msishre en describir los
detalles de sus alcanGes y mecaniSmo de acción_ Sólo mencionaré los
problemas más comunes. en que i"Ii_terviene con eficacia, como son;
la investigaCión del estado económico y problemas de orden moral
en el bogar o fuera de él ·que puedan influenciar su estado en el
presente o en el futuro; los pehgros de contagio de enfermedades
como la tuberculosis, s~filís u otros· de Importancia regional; las
causas socmles de Í!lvalidez y enfermedad, la posibilidad de la asistencia a domicilio y la vigilancia de su buena ejecución, la propaganda por la buena atención m-édica y la concurrencia a los servicios hospitalarios y maternidades, dispensarios o centros de higiene
materno-mfantil; la educaciÓn y enseñanza de las prácticas hig¡é··
nieas las legitimacion~~ y reconocimientos, matrimomos civiles y
religiosos; las reconcili~ciones y arreglos en los casos de abandono
(! de inminencia de é~te por parte del marido> la interposición de
buenos oficios reconciliatQr.ios ante la familia de la menor madre o
abandonada; la viuculacióll con -otras seCcioneS de los in'stitu:tos y
con otros ser~ricios hospitalarios o con otras instituCiones de acciÓn
social:; las colocaGiones de ama con protección de su hijp, las ocupaciones o colocaciones que permitan a la madre abandonada o necesitada sn sostén y ~~ de su hijo, el cuidado y colocación tempQ-l'aria de éste en los casos que por enfermedades, imposibiliten a la
madre su cuidado, por peligro de contagro u otra causa, la ayud_a
pec_uniaria, de ropas, :pasajes, etc., Indispensables en tap.tos casos de
miseria; lo vigilancia de las vacunacwnes antivariólieas, antidiftéricas y antituberculosa,. la ayuda Jurídica, dirigiéndola en los casos
en que_ la madre necesita resolver probleffias de_ or(len legal, poniéndola en relación Con 1nstituciones que puedan. tomar su defensa, etc,
etc, y todo ello con el sedante de la ayuda moral del desahogc·, en
una persona que se intere-sa por sus problemas íntimos, en los que
trata de prestarle Sll cooperaCión desinteresada.
Tantas plumas galanas ban descrito con todos los coloridos los
casos atligentes que a diana- se _ven de la madre necesitada y del
hijo inocente, con su vida condenada a corto- plazo, que no alargaré
este ya largo relato con nuevas frases, ni ponderaré las calidades que
!
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las personas encargadas de la asistencia social, deben tener para
llenar su cometido con la capacidad, desinterés, altruismo, benevolencia y tacto que su misión req!lieren
Ma!fores anhelos
Pel'o toda la asistencia médica y social combinadas y llevadas
a la perfección en los institutos de maternidad o maternidades más
'
.
modestas, no es sino uno de los 'aspectos del problema que necesita
resolverse para la asistencia social de la ·madre y su hijo.
Otro aspecto interesante de la faz legislativa se refiere a los
derechos y la protección de la madre obrera, de las empleadas de
las administraciones nacionales, provinciales o comunales y que las
leyes nacionales han contemplado (reglamentación del trabajo, descanso obligatorio, reinuneración integral durante este descanso, etc.),
a lo que se viene a agregar los beneficios de la ley de creación de
la Dirección de Maternidad e Infancia, con todas sus l.argas e innúmeras promesas. Creeríase que ya la ·madre y sus hijos estarían
sin padecer sinsabores y mis~rias, pero no .será así mientras no se
creen todas lás iiístituciones que la ley prevé· y se lo haga sin un
espíritu centralista que, por desgracia, predomina en los países con
grandes capitales superpobladas y con grandes territorios despoblados, en los que esto últim<> es un factor que dificulta la solución
del proble'ina. Ni aún así la solución de la !az legislativa es completa porque quedan gran cantidad de mujeres que ni son obreras, ni empleadas -a la~ que aqUella legislación nO alcanza. aún
cuando puedan beneficiarse de las instituciones que les ·presten ayuda y para las cua1es los sociólogos y legisladores deben buscar los
medios de hacerlas gozar de los mismos beneficios de aquellas. Se ..
guros de maternidad, .cajas de compensación, impuesto a los solteros, benefiCIOs diversos a las familias numerosas, incluso salarios familiares, derechos civiles de la menor madre, Investigación ile la
paternidad, derechos y situación del h1jo de uniones Ilegítimas, tutela por el Estado de los hijos de padres sin recursos o imposibilitados, el hijo adoptivo, primas de lactancia, subsidios a las madres\;
AÑO 28. Nº 9-10. NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1941
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o al niño necesitado, obtención de un trabajo suficiente para el soS-
tén de la madre y el hijo, etc., etc., no son sino parte de los numerosos pro)Jlemas que piden solución.
El aspecto social de la asistencia maternal e infantil, contando
con todos los recursos de las instituciones múltiples, que coordinadas pueden ofrecerles sus cuidados, sól<> habría llenado el objeto
cnratívo del remedio. La asistencia social habría soluciol)ado con
una terapéutica social adeéuada el caso de la madre y el hijo envueltos en los problemas de los factores sociales que le son perjudiciales en el momento. Pero así como el desideratum supremo de
la medicina es el suprimir los estados patológicos, con los recursos
que la higiene y la profilaxia le ofrecen, así también sería más útil
que las obras y legislaciones enfocaran las causas que conducen a
estos estados patológicos soc~ales, c_on todo su c_ortejo d_e· miserias,
para. pr_evenirlos, _ejerciendo la profilaxia social de estos males,
combatien_dQ sus dos mayores causas primitivas, pobreza e ignorancia, s·embrando con los biene~ ma~eriales, los con,ocimientos huma""
nos indispensables y los de la ética cristiana que ha~e germinar más
bondad en )¡¡s corazones.
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