1 Estrategias para el cuidado de niños en edad preescolar y escolar

Anuncio
Estrategias para el cuidado de niños en edad preescolar y escolar con conductas desafiantes
Transcripción
Introducción
Bienvenido a “Estrategias para el cuidado de niños en edad preescolar y escolar con
conductas desafiantes”. Este curso de dos horas forma parte de una serie de capacitaciones en
línea diseñadas para ayudar a proveedores de cuidado infantil y directores a comprender mejor
cómo crear un entorno de cuidado infantil inclusivo para todos los niños. Durante la capacitación
de hoy, aprenderemos por qué los niños y las niñas manifiestan conductas desafiantes, qué
podemos hacer como cuidadores para evitar estas conductas y cómo responder efectivamente
cuando no basta con la prevención. Además, hablaremos específicamente sobre las conductas
desafiantes en niños con necesidades especiales, y cómo los proveedores de cuidado pueden
responder de forma adecuada y efectiva. En esencia, este curso está diseñado para brindarle las
herramientas necesarias para comprender y reconocer las conductas desafiantes, y responder a
ellas.
Objetivos de aprendizaje
Una vez finalizado el curso, podrá realizar lo siguiente:







Definir e identificar diferentes clases de conductas desafiantes.
Analizar conductas típicas en niños en edad preescolar y escolar.
Identificar varias discapacidades comunes de la infancia.
Comprender el rol que cumplen la comunicación y las necesidades especiales en las
conductas desafiantes.
Utilizar varias estrategias de prevención en sus rutinas diarias en el salón de clases.
Enumerar varias técnicas que pueden servir para manejar y reducir las conductas
desafiantes en niños con necesidades especiales.
Crear e implementar un plan efectivo para la conducta.
¿Qué es el cuidado infantil inclusivo?
Al comenzar este curso, es importante comprender lo que queremos decir cuando hablamos de
“cuidado infantil inclusivo”. La Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños
(National Association for the Education of Young Children, NAEYC) y la División de Primera
Infancia (Division of Early Childhood, DEC) del Consejo para Niños Excepcionales crearon esta
declaración conjunta respecto de la definición de inclusión en la primera infancia:
“La inclusión en la primera infancia incorpora los valores, las políticas y las prácticas que
respaldan el derecho de cada bebé y niño pequeño y su familia, independientemente de sus
1
habilidades, a participar de diferentes actividades y contextos como miembros plenos de una
familia, una comunidad y una sociedad. Los resultados deseados de las experiencias inclusivas
para niños con y sin discapacidades, y sus familias, incluyen un sentido de pertenencia y
afiliación, relaciones sociales y amistades positivas, y un desarrollo y aprendizaje que les permita
alcanzar su máximo potencial”.
Aunque esta definición fue pensada para programas para bebés, niños pequeños y niños en edad
preescolar, se aplican los mismos principios en los programas inclusivos de cuidado para niños
en edad escolar. En su publicación Inclusión en el cuidado de niños en edad escolar: Pautas
para proveedores sobre el cuidado de niños con necesidades especiales” (2008), el Centro para
el Cuidado Infantil Inclusivo indica: “La ‘inclusión’ se caracteriza por un sentimiento de
pertenencia, no sólo por la mera proximidad... La ‘inclusión’ es niños con todo tipo de
capacidades aprendiendo, jugando y trabajando juntos.
Con una inclusión exitosa, todos los niños participan de manera activa, acceden físicamente a
lugares de juego y trabajo, y tienen opciones entre las cuales pueden elegir personalmente. La
inclusión es un proceso, no un posicionamiento. No hay una sola persona responsable de hacerla
funcionar; requiere de trabajo en equipo. No hay una única manera perfecta. El proceso de
inclusión necesita ajustarse a las necesidades de cada niño, como también al programa”.
Cómo definir las conductas desafiantes
Prestemos atención ahora a las conductas desafiantes de los niños. Antes de que podamos
responder ante las conductas desafiantes y prevenirlas de manera adecuada en nuestros salones
de clases y en el hogar, debemos entender en qué consiste una conducta desafiante y por qué los
niños de todas las edades la manifiestan. Tomémonos unos instantes y pensemos qué nos viene a
la mente cuando menciono la frase “conducta desafiante”. ¿En qué pensaron? Muchas personas
relacionan la conducta desafiante con niños que gritan en un restaurante o que arrojan juguetes
en una tienda. ¿Qué hay de una niña de tres años que llora a los gritos y de manera constante
mientras está en brazos de su cuidador? ¿Qué hay de un niño de diez años que se retira de las
actividades nuevas de su programa extracurricular? ¿Considera que estos ejemplos reflejan una
“conducta desafiante”?
En la capacitación de hoy, nos concentraremos en el comportamiento de los niños de tres años de
edad en adelante. Analizaremos cómo el componente agregado de una supuesta discapacidad o
un trastorno diagnosticado puede afectar la conducta y cómo podemos buscar ayuda externa
cuando los niños lo necesitan. Hablaremos acerca de aquellas conductas que, si bien a veces
parecen desafiantes, son comunes en una determinada etapa del desarrollo de un niño. También
hablaremos sobre ciertas conductas que pueden indicar que es necesario hacer una intervención y
obtener apoyo externo. Para comenzar con el tema de hoy, vamos a definir la frase “conducta
desafiante”.
El Centro de los Fundamentos Sociales y Emocionales para el Aprendizaje Temprano es un
proyecto que fue desarrollado para brindar servicios de extensión y capacitación a los cuidadores
de niños a fin de mejorar los resultados sociales y emocionales de los niños. Si bien el proyecto
2
se especializa en bebés, niños pequeños y niños en edad preescolar, aplicaremos su definición a
la conducta desafiante de nuestros niños en edad escolar.
Definición del CSEFEL
El Centro de los Fundamentos Sociales y Emocionales para el Aprendizaje Temprano (Center on
the Social and Emotional Foundations for Early Learning, CSEFEL) define la conducta
desafiante en los niños de la siguiente manera:


Todo patrón de comportamiento repetitivo que interfiera en el aprendizaje o la
participación en interacciones prosociales con adultos y compañeros.
Conductas que no respondan ante el uso de procedimientos de guía adecuados según el
desarrollo.
Tenga en cuenta que, a los fines de la capacitación de hoy, la conducta que estamos analizando
es no sólo persistente sino que, además, no manifiesta mejoras ante las respuestas típicas de los
proveedores de cuidado.
Ahora que hemos definido la conducta desafiante, veamos cómo esta definición aplica a los
niños en edad preescolar, incluidos aquellos con necesidades especiales.
Niños en edad preescolar: ¿Qué se considera una conducta típica y qué no?
Si alguna vez ha trabajado con niños en edad preescolar, seguramente sabrá que lo que se
considera “normal” en su desarrollo es muy amplio. Es decir, algunos niños de tres años son muy
independientes y demuestran que pueden valerse por sí mismos, por ejemplo pueden ir al baño y
vestirse solos. Sin embargo, es posible que otros niños de tres años aún no estén listos para ir al
baño o ponerse la ropa solos cada mañana. A medida que vayamos analizando la conducta
“típica”, tenga en cuenta que hacemos referencia a las cualidades que la mayoría de los niños
manifiesta. Al observar la conducta, siempre debemos concentrarnos de manera primordial en la
personalidad única de cada niño, también llamada “temperamento”, y en su etapa de desarrollo.
Antes de emitir cualquier juicio, considere qué es lo típico para ese niño en particular. Dicho
esto, analicemos algunas conductas típicas de los niños etapa preescolar según la edad.
Tres años
“Yo puedo solo” es el lema de un típico niño de tres años. Son más independientes en lo que
respecta a sus pensamientos, opiniones y acciones. Algunos padres y cuidadores pueden
confundir esta independencia con una conducta desafiante. Si bien oír “no”, “basta” y “¡yo puedo
hacerlo!” una y otra vez puede, definitivamente, resultar desafiante para los adultos, quédese
tranquilo que los niños de esa edad le están mostrando al mundo, y a ellos mismos, sus
personalidades únicas. Al trabajar con un niño con necesidades especiales, algunas de sus
habilidades para hacer cosas o expresarse pueden ser diferentes, pero recuerde focalizarse en
hallar maneras de sacar a relucir su independencia que sean adecuadas para su desarrollo.
3
Las siguientes son algunas maneras en que los niños de tres años pueden manifestar su
individualidad:













Suben cierres y se desabrochan los botones de la ropa.
Se ponen los zapatos y no les importa si están al revés o dados vuelta.
Les encanta decir: “¡Yo puedo hacerlo!”, pero lloran con facilidad si necesitan ayuda.
Quieren ayudar a sus padres y cuidadores.
Puede que no quieran ir de la mano del papá o la mamá, incluso cuando es necesario.
Desarrollan miedos y fobias.
No quieren dormir la siesta, aun cuando lo necesitan.
Pueden controlar esfínteres, pero suelen tener accidentes con frecuencia.
Atraviesan períodos en que se muestran muy quejosos.
Es posible que tartamudeen cuando están emocionados, molestos o nerviosos.
Es común que se chupen el dedo o se metan los dedos en la nariz.
Les gusta dar órdenes a sus cuidadores y padres, como “¡no te rías!” y “¡no me hables!”.
Es habitual que tengan amigos imaginarios.
(Adaptación de Gibson, 2014)
Los padres y algunos proveedores de cuidado infantil pueden considerar que los niños que son
muy frontales en esta etapa tienen problemas de conducta. Tenga cuidado de no apresurarse a
poner a los niños a su cuidado en esta categoría. Corrija de manera amable a los niños que son
agresivos o mandones con los demás, pero permita que tomen todas las decisiones que quieran
relacionadas con las rutinas diarias, siempre que sea seguro. También tenga en cuenta que los
niños a esa edad siguen siendo muy pequeños y, por más que parezcan fuertes e independientes,
necesitan constante supervisión y orientación. Castigar a un niño pequeño no le enseña qué debe
hacer la próxima vez. Maneje los errores de conducta simplemente como eso: errores. Utilice
palabras claras y un tono de voz tranquilo para describir qué conducta se espera de ellos y por
qué. ¡Prepárese para que les hagan muchas preguntas!
Cuatro años
“Yo sé todo” es el lema de un típico niño de cuatro años. Ya dominan muchas de las habilidades
de la vida diaria y, ahora, a las características de su personalidad que muestran al mundo se
suman la desobediencia y la independencia. Analicemos algunas cualidades comunes de un
típico niño de cuatro años. Recuerde: si bien es probable que un niño con necesidades especiales
no manifieste muchas, o ninguna, de estas características, es importante que vea la forma de
fomentar su independencia en crecimiento.






Necesitan poca ayuda para vestirse y desvestirse.
Es común que mientan, especialmente para evitar problemas o ir a la cama.
Suelen confundir el mundo imaginario y la realidad.
A menudo dicen que “no” a los padres y cuidadores y se niegan a hacer ciertas cosas.
Es común que tengan pesadillas, pero son capaces de calmarse y volver a dormir con la
ayuda de los padres o cuidadores.
“Por qué” pasa a ser una palabra utilizada para discutir.
4


Comienzan a interesarse por explorar las partes del cuerpo, propias y de los demás y, por
lo tanto, necesitan orientación acerca de lo que se considera seguro y aceptable en
relación con tocar o acariciar el cuerpo.
La ansiedad y el estrés pueden causar dolores de estómago e interferir en el proceso de
aprender a ir al baño solos.
(Adaptación de Gibson, 2014)
Dado que este grupo de edad tiene esta ráfaga de independencia y la constante necesidad de tener
la razón, es mejor no discutir en los momentos de conflicto. Mantenga la calma y explique al
niño que lo que hizo está mal y cómo debería comportarse la próxima vez. Utilice el sentido del
humor, pero no se burle de los niños ni los avergüence. Mencionar las consecuencias funciona
bien en esta edad, así que hágalo con frecuencia y de manera sistemática. Ayudar a los niños a
comprender las consecuencias sentará las bases para que hagan elecciones positivas a lo largo de
sus vidas.
Cinco años
Cuando un niño cumple cinco años, saca a relucir su interior científico y su sentido de detective .
Por lo general, no es suficiente con ver un avión en el cielo; ellos querrán saber exactamente
cómo hace un avión para mantenerse en el aire y por qué vuela. Los niños de cinco años por lo
general investigan todo lo que los rodea. Si bien los padres y cuidadores que suelen alentar a los
niños establecen áreas de exploración seguras e interesantes, es muy importante recordar que
nunca deben dejar solos a los niños de esta edad o más pequeños. Por lo general son rápidos,
tienen buenas habilidades motrices y pueden alcanzar espacios altos y bajos. Aun en una
habitación o en un espacio al aire libre que consideramos seguro, el peligro acecha donde la vista
de los adultos no llega.
Algunas características de la conducta de un típico niño de cinco años son las siguientes:










Necesita poca ayuda para ir al baño.
Puede ponerse camisas y pantalones, y a veces, atarse las cintas.
Ayuda con las tareas domésticas, incluido barrer, quitar el polvo y poner la mesa.
Todo le causa mucha curiosidad, incluido el fuego.
Come diferentes tipos de comida.
Establece reglas de juego y se enoja si éstas no se cumplen.
Necesita mucho juego físico.
Le gusta que le presten atención positiva y que lo alienten.
Entiende algunas reglas sencillas del salón de clases y el hogar.
Acepta las correspondientes consecuencias sin hacer mucho berrinche.
(Adaptación de Gibson, 2014)
ACTIVIDAD: Diferencias entre conductas típicas y atípicas
5
Annabelle es una niña de cuatro años de su salónpreescolar. Ha estado en su salón durante seis
meses y por lo general es una niña muy activa. Tienen que trabajar con ella para que deje de
quitarle los juguetes a sus compañeros, dado que le cuesta mucho esperar su turno para jugar con
sus juguetes y materiales favoritos. Hace un par de semanas, la madre de Annabelle acudió a
usted y le comentó que ella y el padre de la niña se están divorciando. Usted ha observado que
últimamente Annabelle llora más cuando la dejan en el establecimiento y está más agresiva en el
trato con sus amigos. ¿Qué conducta de Annabelle, si es que existe alguna, usted consideraría
preocupante? Haga dos columnas en una hoja, una con el título “típico” y la otra con el título
“preocupante” y anote algunas de las conductas de Annabelle debajo de cada una.
¿Qué opina de Annabelle? Recuerde que tiene cuatro años, que el trato enérgico que tiene con
sus compañeros puede ser acorde a su edad y parte del proceso de aprendizaje de compartir y
respetar las pertenencias de los demás. Sin embargo, probablemente sea una buena idea incluir
en la lista de conductas “preocupantes” que Annabelle llora con más frecuencia y está agresiva
dado que está experimentando un cambio importante en su vida, como es el divorcio de sus
padres. Proporcionar más atención positiva inmediatamente después de que Annabelle tenga una
buena actitud con sus compañeros y ser más cariñoso por la mañana, muy probablemente
contribuirá a que Annabelle se sienta más a gusto en el salón de clases y disminuya el trato
agresivo. Sin embargo, si la conducta de Anabelle se extiende en el tiempo y sigue siendo un
motivo de preocupación, hablaremos más adelante de algunas estrategias y recursos que los
docentes pueden usar.
Cómo las discapacidades afectan la conducta
Hemos analizado muchas características que son habituales en los niños en edad preescolar con
un desarrollo típico. Pero, ¿qué sucede si un niño de su programa tiene una discapacidad
significativa? ¿Cómo puede distinguir entre una conducta desafiante que puede requerir una
intervención externa y una conducta que puede deberse a una discapacidad? ¿Y es eso
importante? Hablemos de lo que las investigaciones dicen sobre los niños con necesidades
especiales y su conducta.
Así como dijimos que lo que se considera “típico” en niños en edad preescolar es bastante
amplio, lo mismo aplica para los niños en edad preescolar con discapacidades. Piense en una
maestra a cargo de un salón de niños de tres años que ha dado clases a cinco niños con trastornos
del espectro autista a lo largo de siete años. ¿Les parece que la experiencia con esos cinco niños
fue la misma? ¡Definitivamente no! Los trastornos del espectro autista son diferentes en cada
niño en particular, como también lo son otras discapacidades de la niñez. El temperamento, el
nivel de discapacidad, el entorno familiar, la alimentación y la salud general del niño afectan su
conducta. Es fundamental no etiquetar a un niño por su discapacidad, aun cuando hayan
trabajado con otros niños con el mismo diagnóstico. Siempre vean al niño como ese niño, no por
lo que pueden llegar a saber o ignorar respecto de sus habilidades.
Mientras más sepamos acerca de la discapacidad de un niño, más eficazmente podremos cuidar
de él. Durante los próximos minutos, analizaremos varias discapacidades comunes de la infancia
que puede ver en el ámbito preescolar o en el hogar donde trabajen. Las investigaciones indican
que mientras más apoyo y aliento reciba un niño con discapacidad, dentro y fuera de su hogar,
6
menos posibilidades tendrá de desarrollar dificultades relacionadas con la salud mental (Dix,
K.L., et al, 2010). Sin embargo, las investigaciones demuestran que si un niño con discapacidad
está rodeado de cuidadores que no le brindan apoyo adicional en el desarrollo, tendrá más
posibilidades de desarrollar problemas de salud mental (Dix, K.L., et al 2010). En ocasiones, una
discapacidad puede limitar las interacciones de un niño con sus compañeros o sus entornos
externos. A medida que analicemos cada discapacidad, piense en cómo un niño con esa
discapacidad puede experimentar limitaciones en un entorno escolar no inclusivo y qué
modificaría para ofrecer más experiencias de aprendizaje social y emocional. No se abrume
cuando piensen en sus entornos inclusivos. Hablaremos sobre los recursos y apoyos disponibles
para ayudarlos. Recuerde que cuidar de un niño, independientemente de sus habilidades, ¡es un
trabajo de equipo! No se espera que usted sepa y haga todo.
Autismo
El término “trastorno del espectro autista” incluye “una gama de trastornos neurológicos que
afectan la capacidad de un niño para comunicarse, relacionarse con los demás, y comprender o
responder a estímulos sensoriales” y no existe consenso en torno a cuál es la causa (Gense y
Gense, 2005). Tal como mencionamos anteriormente, los trastornos del espectro autista afectan a
los niños de diferentes maneras, que van desde leves a severas. Algunos niños con trastornos del
espectro autista, incluidos los que padecen síndrome de Asperger, pueden ser considerados
superdotados, mientras que otros padecen discapacidades cognitivas severas (Gense & Gense,
2005).
Para entender algunos signos comunes del trastorno del espectro autista en niños en edad
preescolar, analicemos tres categorías: social, comunicación y conductas (Mayo Clinic, 2014).
Es muy importante recordar que, como proveedores de cuidado infantil, nunca debemos
diagnosticar discapacidades o afecciones en función de las acciones de un niño. Informarnos
sobre lo que puede ser típico para un niño nos ayudará a comprender qué conductas podemos
observar y a personalizar los cuidados y las actividades.
Algunos signos sociales del espectro autista en niños en edad preescolar son:
 No responden cuando los llaman por su nombre.
 No sonríen.
 No manifiestan gestos de cariño ni dan abrazos.
Algunos signos de comunicación son:
 No utilizan palabras ni lenguaje de señas.
 No entablan conversaciones.
 Repiten palabras sin comprender su significado.
Algunas conductas son:
 Realizan movimientos repetitivos, como mecerse y hacer aleteos con las manos.
 Siguen rutinas de forma obsesiva, como el lavado de manos y la clasificación de objetos.
 Suelen autolesionarse, por ejemplo golpeándose la cabeza o tirándose del cabello.
 Dan alaridos.
7
(Adaptado de Mayo Clinic, 2014).
Si está cuidando de un niño con trastorno del espectro autista, recuerde que esos signos, entre
otros, son “normales” para ese niño. Imponer castigos o consecuencias no terapéuticas no
ayudará a mejorar la conducta; de hecho, puede empeorarla.
Discapacidades visuales y auditivas
Los niños pueden tener una discapacidad visual, una discapacidad auditiva, ser sordos, ciegos o
una combinación de cualquiera de estas afecciones. Para el momento en que un niño alcanza la
edad preescolar, con suerte ya se le habrán realizado muchos exámenes para detectar una
discapacidad visual o auditiva. No obstante, es importante que los proveedores de cuidado
infantil reconozcan los síntomas de las enfermedades visuales y auditivas, por si los padres del
niño o los profesionales médicos aún no detectaron el problema. También es importante saber
que los cuidadores a veces pueden confundir la pérdida de la visión y la audición con una
conducta desafiante. Al igual que con cualquier discapacidad presunta o necesidad especial,
siempre comuniquen sus observaciones a los padres del niño de manera oportuna y respetuosa.
A continuación se enumeran algunos signos comunes de discapacidad visual o pérdida de la
visión en niños en edad preescolar (Fundación Nemours, 2013):







Se frotan constantemente los ojos.
Tienen irritación crónica de los ojos.
Tienen una sensibilidad a la luz evidente y frecuente.
Entrecierran o cierran un ojo para enfocar.
No pueden ver objetos de lejos.
Tienen dificultad para leer de una pizarra blanca u oscura.
Tienen dificultad para seguir objetos.
Pasemos ahora a los signos de discapacidad auditiva. Entre ellos se incluyen los siguientes:






No responden las preguntas de manera adecuada.
No responden cuando los llaman por su nombre.
Observan a sus compañeros para imitar una actividad.
Muestran retrasos en el desarrollo del habla y el lenguaje.
Se quejan de dolor de oído y de cabeza.
Les resulta difícil comprender lo que los cuidadores dicen o preguntan.
(Fundación Médica Palo Alto, 2015)
Cuando un niño tiene una discapacidad auditiva o visual, o incluso ambas, la forma en que
experimenta su entorno es diferente de la de sus compañeros que tienen un desarrollo típico.
Piense en sus entornos de aprendizaje. ¿Cuántos materiales y centros tiene que se centran en los
sentidos de la vista y el oído? ¡Seguramente un montón! Piense en un niño que no pueda oír la
canción para limpiar, un amigo que aparece por detrás de él o el canto de un pájaro en el patio de
8
juegos. Ahora piense en otro niño, o incluso el mismo del ejemplo anterior, que no pueda ver las
nuevas marionetas del salón de clases o los colores de las pinturas para los dedos. Es lógico
esperar que a un niño en edad preescolar le resulte difícil adaptarse a su entorno de aprendizaje y
que se sienta molesto, triste, celoso y hasta quizás tenga vergüenza a causa de estas diferencias.
Cuando hablamos acerca de por qué un niño manifiesta una conducta desafiante, sabemos que la
conducta siempre es una forma de expresar un sentimiento (CSEFEL, 2013). Es importante que
un programa de cuidado infantil inclusivo de alta calidad se asegure constantemente de que a
todo niño con una necesidad especial se le brinde mucho apoyo físico y emocional mientras está
en su nuevo entorno.
Discapacidades intelectuales
Una discapacidad intelectual hace referencia a la forma de aprendizaje más lenta o limitada de un
niño en comparación con la forma de aprender de sus compañeros. Un niño con una discapacidad
intelectual tiene dificultad para aprender las habilidades de la vida cotidiana que incluyen la
comunicación, la capacidad de valerse por sí mismos, las expresiones sociales y emocionales, y
la seguridad personal (Red de Salud de Mujeres y Niños, 2014). Reconocer las discapacidades
intelectuales en niños menores de tres años suele ser más difícil, pero en el ámbito preescolar, los
proveedores de cuidado infantil usualmente pueden advertir las diferencias de aprendizaje. A
continuación se enumeran algunos signos de discapacidad intelectual en niños en edad
preescolar:








Pueden mantener la atención por períodos cortos en comparación con otros niños de la
misma edad.
Tienen dificultad para seguir instrucciones.
Les cuesta identificar letras, números, formas o sonidos.
Tienen una coordinación visomanual o motriz deficiente.
Tienen reacciones inadecuadas ante eventos diarios.
Es difícil disciplinarlos.
Les cuestan las transiciones.
Tienen retraso o inmadurez en el habla.
(Asociación de los Estados Unidos sobre Discapacidades de Aprendizaje, 2015)
Piense en esas características por un minuto. ¿Cuántos niños con discapacidades de aprendizaje
han sido castigados o han debido afrontar consecuencias por manifestar uno o más de esos signos
antes de recibir un diagnóstico? Incluso cuando se ha identificado una discapacidad de
aprendizaje, muchos niños siguen siendo disciplinados. Los cuidadores seguramente no
disciplinarían a un niño con una discapacidad visual porque necesite que lo ayuden a atravesar el
recibidor, pero a menudo vemos que niños con dificultades de aprendizaje son castigados porque
no se manejan de la misma forma que sus compañeros.
Trastornos del habla y el lenguaje
Los retrasos o trastornos del habla y el lenguaje son las discapacidades más comunes de la
infancia: afectan a aproximadamente entre el 5 y 8 % de la población de niños en edad preescolar
9
(Prelock, Hutchins y Glascoe, 2008). Si bien posiblemente algunos cuidadores consideren que
los trastornos del habla o el lenguaje no generan problemas de conducta al igual que algunas de
las demás discapacidades que hemos analizado hoy, las investigaciones demuestran que “los
problemas en el habla y el lenguaje son significativos y dan lugar a conductas desafiantes,
problemas relacionados de salud mental, dificultades para leer y fracaso escolar” (Shonkoff y
Phillips, 2000). Naturalmente, si no se tratan, los trastornos del habla y el lenguaje pueden traer
consigo algunas consecuencias bastante graves para un niño. Analicemos algunas de las
conductas asociadas a los retrasos y los trastornos del habla y el lenguaje. Usualmente, los
trastornos del habla y el lenguaje se agrupan en dos categorías: lenguaje receptivo y lenguaje
expresivo.
Cuando los niños tienen dificultad para entender lo que alguien dice, se denomina “retraso en el
lenguaje receptivo” (Centro Médico de la Universidad de Rochester, 2015). Algunos signos son:





Les cuesta entender los gestos.
No siguen instrucciones.
Se niegan a responder preguntas.
Se confunden al intentar identificar objetos e imágenes.
Interrumpen a los demás o no participan de conversaciones.
Los retrasos en el lenguaje expresivo hacen referencia a los problemas para hablar (Centro
Médico de la Universidad de Rochester, 2015). Algunos signos de deficiencia del lenguaje
expresivo son:
 No pueden nombrar objetos.
 Tienen dificultad para unir palabras para armar oraciones.
 Les cuesta aprender canciones y rimas.
 No pueden entablar ni mantener una conversación simple.
Problemas emocionales y trastornos mentales
Los trastornos relacionados con conductas perturbadoras o problemas emocionales son quizás los
más fáciles de identificar dentro de las discapacidades que hemos analizado hoy, debido a los
signos relacionados con estos trastornos. Los berrinches, la agresión, las discusiones sin fin, la
desobediencia, y la negativa a obedecer a una figura de autoridad, por lo general, se advierten
primero en el ámbito escolar o de cuidado infantil (Academia Estadounidense de Pediatría,
2015). ¿Cómo sabemos cuando la conducta de un niño entra dentro de la categoría de “problema
emocional” o “trastorno mental”? Algunos signos a los que deben estar atentos son:







Son hiperactivos e impulsivos.
Agreden a los demás o se agreden a sí mismos.
Se retiran de las actividades en grupo o con compañeros.
Lloran y hacen berrinches en situaciones inapropiadas y les cuesta tranquilizarse.
Tienen dificultades de aprendizaje.
Piensan de manera distorsionada o confusa.
Tienen niveles elevados de ansiedad.
10

Experimentan cambios de humor drásticos o sin razón.
(Centro de Aprendizaje y Conocimiento en la Primera Infancia, 2014)
¿Hay algo en esta lista que les resulte familiar? Hemos relacionado muchos de estos signos con
otras discapacidades, como las discapacidades intelectuales y el trastorno del espectro autista. En
un trastorno emocional, sin embargo, la conducta del niño es la característica principal del
trastorno, más que un síntoma. Al igual que con las discapacidades anteriores, y todas las demás
discapacidades y trastornos, recuerden que la conducta es una forma de comunicación y no un
intento de desafiar al cuidador o de “hacerse ver” en la casa o la escuela.
Estrategias para usar con niños en edad preescolar con conductas desafiantes
Ahora que hemos hablado acerca de las discapacidades y trastornos en los niños en edad
preescolar y de las conductas asociadas con ellos, veamos algunas estrategias que pueden utilizar
para prevenir aquellas conductas consideradas desafiantes y saber cómo responder ante ellas.
Recuerde que estamos analizando las “conductas desafiantes” que son continuas y que no
muestran mejoras significativas ante las respuestas típicas del cuidador, independientemente de
las habilidades o el diagnóstico del niño.
Prevención
“Hoy en día, la mejor forma de abordar las conductas desafiantes en los niños pequeños es tomar
las medidas necesarias para asegurarnos de que nunca sucedan”(Centro de Asistencia Técnica
sobre Intervención Socioemocional [Technical Assistance Center on Social Emotional
Intervention, TACSEI], 2015). El primer paso en materia de prevención es comprender, al menos
en parte, por qué un niño manifiesta una conducta desafiante. A veces, la conducta es
simplemente propia de la edad, tal como lo vimos en la primera parte de esta capacitación. Otras
veces, la conducta se debe a una discapacidad presunta o diagnosticada. Y en otros casos, un
niño manifiesta una conducta desafiante cuando existe alguna situación de estrés en su vida.
Todo esto debe tenerse en cuenta al momento de prevenir las conductas desafiantes. Una vez que
comprendió por qué se manifiesta la conducta, hay tres estrategias recomendadas por el Centro
de Asistencia Técnica sobre Intervención Socioemocional (2015) para prevenir las conductas
desafiantes:
1. Ordenar el entorno del salón de clases: Asegúrese de que todos los días su entorno de
aprendizaje esté bien organizado, sea apropiado para el desarrollo y accesible a todos los
niños de su grupo. Ordene los muebles y los materiales para facilitar la supervisión de
todos los niños y promover la participación y la independencia. Por ejemplo, incluir en el
centro de escritura materiales para los niños que recién están empezando a agarrar
crayones y herramientas de escritura más avanzadas como lápices y hojas con renglones
disminuirá aquellas conductas asociadas al aburrimiento y a la frustración. Además,
observe su salón de clases o espacio desde el punto de vista sensorial. La luz tenue, la
temperatura agradable y la menor cantidad posible de ruido ambiental ayudarán a
tranquilizar a los niños.
11
2. Horario: Una de las cualidades más importantes de un entorno de aprendizaje inclusivo
de alta calidad es ¡tener un horario diario predecible! Esto es aun más importante para los
niños con discapacidades. Los horarios sistemáticos ayudan a los niños con las
transiciones, las actividades nuevas en grupos pequeños y grandes, y la toma de
decisiones. Implementar un horario visual o con imágenes puede ayudar a los niños a
prepararse para las próximas actividades. En el caso de los niños con discapacidades
visuales, los proveedores de cuidado infantil pueden dar instrucciones verbales antes de
cada transición. Por ejemplo, cuando la imagen del horaio indique al grupo que es
momento del almuerzo y los niños sepan que deben ir a lavarse las manos, den una
palmadita suave en el hombro de un niño con discapacidad visual y digan: “es momento
de ir hacia el lavabo para lavarse las manos, Michael”. Probablemente no tenga que
hacerlo muy seguido, pero siempre asegúrese de mantener informados a los niños con
discapacidades y ayudarlos con las transiciones y los cambios en el horario.
3. Implementar reglas, rituales y rutinas: Las reglas ayudan a los niños en edad
preescolar a entender qué es seguro y aceptable en sus entornos de aprendizaje.
Establezca reglas simples: “Mantenemos a nuestros amigos seguros, mantenemos nuestro
cuerpo seguro, y mantenemos nuestra escuela segura” acompañado de una explicación
sencilla ayudará a los niños a saber qué conductas son apropiadas y cuáles no. Los
rituales y las rutinas en el ámbito preescolar pueden ser muy útiles para los niños con
retrasos en el desarrollo o problemas de aprendizaje. Los rituales y las rutinas incluyen
aplaudir cinco veces antes de que termine el juego en los centros o reproducir la misma
canción de “buenos días” cada mañana.
La prevención implica preparación y un buen conocimiento de las habilidades y personalidades
de los niños de sus grupos. Las estrategias de prevención cambiarán frecuentemente; a menudo
necesitarán reevaluar sus estrategias para reflejar los cambios en el salón de clases o en sus
programas. Mientras estén a su cuidado, los niños madurarán, evolucionarán y experimentarán
importantes cambios en sus vidas; por lo tanto, asegúrese de que sus entornos de aprendizaje
satisfagan constantemente sus necesidades.
Utilizar un IEP
Cuando un niño en edad preescolar tiene un diagnóstico que cumple con los requisitos para
recibir servicios de educación especial, los padres trabajarán con el sistema escolar público para
desarrollar un Programa de Educación Individualizado (Individualized Education Program, IEP).
Este documento legal describirá los objetivos educativos del niño y asignará funciones y
servicios al equipo de profesionales encargado de brindar apoyo. Este equipo puede estar
compuesto por logopedas, trabajadores sociales, docentes y administradores, especialistas en
intervención temprana, y por supuesto, los padres o tutores del niño. Pídales a los padres del niño
que compartan el IEP de sus hijos con usted para poder comprender más claramente las
capacidades y las limitaciones del niño, así como la hoja de ruta para lograr las metas definidas.
Los padres no tienen la obligación de compartir un IEP con los proveedores de cuidado infantil
por lo que, cuando lo solicite, hágalo de manera respetuosa. Explíqueles que tienen la obligación
de mantener la confidencialidad de toda la información del IEP del niño, y que solamente la
utilizarán para mejorar el cuidado y el plan de su hijo.
12
Intervención en la conducta
Cuando las estrategias de prevención y, si corresponde, las recomendaciones del IEP son
implementadas de manera sistemática, la conducta desafiante de un niño puede continuar. Las
investigaciones indican que para los niños que muestran muy poca o ninguna mejora en la
conducta desafiante durante un determinado período resulta muy beneficiosa una evaluación
integral para comprender bien por qué razón la conducta persiste. Si las palabras “evaluación
integral” le dan ganas de jalarse el cabello, respire hondo y relájese. Recuerde que un niño que
manifiesta una conducta desafiante lo hace de manera regular y no mejora, es decir que es muy
probable que pasen la mayor parte del día dando respuestas a esta conducta de una forma u otra
hasta que el niño se vaya a su casa. ¡Sin duda esto es extenuante! Al documentar sus
observaciones y elaborar un plan de apoyo simple, estará abordando de manera positiva e
intencional la conducta del niño y la forma en que usted reacciona ante ella. El Centro de
Asistencia Técnica sobre Intervención Socioemocional (2015) recomienda un proceso de cinco
pasos para desarrollar e implementar una evaluación y un plan de conducta. Consulte su folleto
“Cómo abordar conductas desafiantes persistentes” mientras vamos analizando cada paso.
1. Paso 1: identificar y definir las conductas más desafiantes. Observar qué conducta es la
más grave en términos de agresión, problemas de aprendizaje y relaciones con los
compañeros. Definir con exactitud cuál es la conducta y en qué consiste.
2. Paso 2: reunir información acerca de la conducta del niño, incluidas las posibles razones
de por qué el niño se comporta así. Los padres del niño y otros profesionales, como
docentes, terapeutas u otros miembros del equipo de IEP, seguramente han
experimentado estas conductas desafiantes u otras similares al trabajar con el niño.
Solicite a los padres que coordinen una reunión entre usted, los padres y los maestros y
terapeutas del niño a fin de poder aprovechar sus experiencias. Analice la conducta y
hable acerca de qué sucedió antes de que se manifestara la conducta y qué pasó
inmediatamente después. Reúna otro tipo de información útil, como patrones de conducta
y estrategias y consecuencias que ha utilizado para abordar la conducta desafiante en el
ámbito escolar y del hogar.
3. Paso 3: usar la información reunida a partir de sus observaciones y las conversaciones
con todos los involucrados en la vida del niño. Busquen similitudes en cuanto a lo que
pasó antes de que se manifestara la conducta y lo que sucedió después como resultado de
ésta. Probablemente verá que el niño logra obtener algo, como golpear un amigo para
sacarle un juguete, o escapar de algo, como saltar y gritar durante el momento de la ronda
para que lo retire del grupo y lo deje solo.
Paso 4: elaborar un plan de apoyo. El plan de apoyo debe describir cómo modificará el entorno o
las actividades que puedan propiciar la conducta desafiante y cómo reaccionará cuando ésta
suceda. El niño tiene el hábito de manifestar una conducta desafiante para expresar que quiere
algo, como que le presten atención o evitar algo, como sentarse durante el momento de la ronda.
El plan de apoyo ayuda a romper con estos hábitos y los sustituye por formas de comunicación
más apropiadas. Su plan de apoyo también debe contemplar cómo se abordan las conductas del
niño en el escuela o en el hogar y ser coherente cuando corresponda. Recuerde: no es necesario
13
que el plan sea complejo. Simplemente ha identificado las conductas más desafiantes que un
niño manifiesta de manera persistente, ha elaborado la “mejor suposición” con respecto a por qué
el niño manifiesta esa conducta y ha registrado formas de prevenir y corregir tal conducta.
4. Paso 5: implementar, evaluar y modificar el plan. ¿Los cambios realizados en el plan de
apoyo están funcionando? ¿Están reaccionando de manera sistemática? Es posible que
necesite modificar su plan de apoyo varias veces, pero tenga paciencia. En algún
momento elaborará un plan que marque diferencias positivas y, lo más importante, que
ayude al niño a sentirse más feliz y menos estresado. Ésta es una mejora enorme, ¡así que
vale la pena el esfuerzo!
ACTIVIDAD: Responder el estudio de caso y el folleto
Tómese unos minutos para subrayar las partes de su folleto “Cómo abordar conductas
desafiantes persistentes” que hagan referencia al estudio de caso de María. Mientras va
subrayando, piense en cómo aplicaría los pasos del plan de apoyo a un niño de sus programas
que manifieste conductas desafiantes.
Edad escolar: Qué se considera una conducta típica y qué no
Dado que muchos programas ofrecen cuidados para antes y después de la escuela a niños
mayores que los preescolares, dediquemos unos minutos a hablar de los niños en edad escolar.
¿Qué hacemos si los niños más grandes manifiestan conductas desafiantes en nuestros entornos
de cuidado infantil? ¿Qué se considera apropiado para la edad y cómo afectan las discapacidades
la conducta de los niños más grandes? Primero, veamos cuáles son las conductas típicas de los
niños más grandes.
De seis a ocho años de edad
Usualmente, a los niños de seis, siete y ocho años les encanta jugar. Tienen una imaginación
muy vívida y le dan mucha importancia a jugar con sus amigos. Veamos qué conductas son
consideradas típicas para los niños de seis a ocho años:







Son muy independientes.
Les cuesta quedarse sentados durante el momento de las comidas.
Suelen resurgir los berrinches.
Les preocupa lo que los demás piensen de ellos.
Tienen un pensamiento muy concreto: las cosas son “blancas o negras”.
Demandan atención, pero quieren que los demás piensen exactamente igual que ellos.
A menudo discuten con sus padres, especialmente con la madre.
(Adaptación de Gibson, 2014)
De nueve a diez años de edad
14
Cuando los niños cumplen su primera década, sus mundos blancos o negros poco a poco se
vuelven más flexibles. Empiezan a participar más del entorno escolar: las amistades y las
actividades se vuelven más importantes que papá y mamá. A continuación figuran algunas otras
de las conductas que mejor describen a los niños de entre nueve y diez años:




Están inquietos, juguetean con los objetos y hacen movimientos extraños.
Para ellos, ningún adulto es tan inteligente como ellos.
Es difícil que cooperen.
Obedecen a sus padres en la mayoría de los asuntos importantes.
(Adaptación de Gibson, 2014)
De once a doce años de edad
Los preadolescentes suelen ser hormonales, impulsivos e impredecibles. Por lo general, no
necesitan tanta orientación como sus compañeros más chicos en el centro de cuidado infantil o
en el hogar porque comprenden las reglas y las consecuencias. Algunas otras cualidades son las
siguientes:




Suelen sentir mucha vergüenza y timidez.
Establecen amistades importantes y existe mucha presión de los compañeros.
Comienza a surgir el sentido de la empatía.
Necesitan afirmar sus sentimientos y creencias.
(Adaptación de Gibson, 2014)
ACTIVIDAD: Diferencias entre conductas típicas y atípicas
Jeremiah es un niño de 11 años que está inscrito en su programa para después de la escuela desde
hace dos años. Durante las últimas semanas, usted ha observado que Jeremiah ha dejado de
participar de las actividades en grupos grandes durante el juego al aire libre. En lugar de jugar los
juegos que solían ser sus favoritos, como el juego de los encantados o Martín pescador, se aísla y
se sienta a la mesa. Cuando le preguntan si le sucede algo, menea la cabeza en silencio y separa
hojas o bellotas sobre la mesa. Al igual que con el estudio de caso del niño en preescolar, haga
dos columnas en una hoja, una con el título “típico” y la otra con el título “preocupante”.
¿Qué conductas incluyó en la lista? ¿Alguna conducta le preocupó? Dado que Jeremiah está
ingresando en la preadolescencia, puede ser perfectamente apropiado en términos de desarrollo
que se retire de las actividades que antes le encantaban y necesite momentos de privacidad.
Algunos factores que debe considerar son los siguientes: ¿Jeremiah ha sufrido algún cambio en
su vida? ¿Está teniendo problemas con los demás niños de sus programas para después de la
escuela? ¿Se lo ve deprimido o triste en otros momentos del día? A veces, no será necesario que
indague demasiado para distinguir una conducta desafiante o preocupante. Jamás sienta temor de
preguntarle a un niño qué le sucede o cómo se siente. Aun si no le dan una respuesta concreta de
inmediato, con suerte estará abonando el terreno para una conversación significativa más
adelante, si es necesario.
15
Estrategias para usar con niños en edad escolar con conductas desafiantes
Lo que hablamos sobre las discapacidades comunes y las conductas asociadas con ellas, se
aplicará en gran medida a los niños en edad escolar. Así como los niños en edad preescolar con
muchas discapacidades diagnosticadas contarán con un Programa de Educación Individualizado,
(IEP), lo mismo sucederá con los niños en edad escolar. El IEP de un niño puede continuar a lo
largo de la secundaria e incluir objetivos para después de la secundaria. Las investigaciones
indican que la conducta desafiante no mejora sin una intervención, de modo que si un niño en su
programa para edad escolar es demasiado agresivo o introvertido, es muy probable que haya
manifestado esta conducta durante un tiempo, a menos que haya sufrido recientemente una crisis
personal o un cambio físico importante (CSEFEL, 2015). Los proveedores de cuidado infantil
pueden hacer grandes esfuerzos por ayudar a un niño con una conducta desafiante que sólo asiste
a sus programas a medio tiempo, pero recuerde que usted es una parte de la vida de ese niño, así
sea por unas pocas horas al día. Veamos algunas estrategias para ayudar a los niños en edad
escolar con conductas desafiantes que se basan en lo que aprendimos acerca de los niños en edad
preescolar.
Intervención en la conducta para niños en edad escolar
Si un niño más grande de su programa tiene una discapacidad diagnosticada y está manifestando
conductas desafiantes, muy probablemente haya profesionales involucrados en su cuidado y
objetivos educativos. Si el niño tiene un IEP, pídaselo respetuosamente a sus padres para poder
revisarlo. Hable con los padres del niño acerca de los profesionales que figuran en la lista y las
estrategias utilizadas para abordar la conducta. En algunos casos, suele ser beneficioso preguntar
si usted o los administradores de su programa pueden hablar con uno o más de los miembros del
equipo de IEP, incluido el maestro de escuela del niño. Tenga en cuenta que cada vez que
maneje información personal sobre un niño a su cuidado, incluida su conducta, debe obtener un
permiso por escrito de los padres o tutores. Una vez que tiene el permiso, puede solicitar una
reunión con un terapeuta, trabajador social, consejero escolar u otro profesional involucrado en
el tratamiento del niño para analizar estrategias útiles para sus programas. Si trabaja en un
centro, siempre que vaya a hablar con los padres u otros profesionales, busque la orientación de
sus supervisores. Recuerde que la consistencia es fundamental al momento de brindar apoyo a un
niño, de modo que si en su programa se implementa un plan de conducta para un niño, ser
consistente con las estrategias utilizadas en el hogar y la escuela del niño ¡sólo beneficiará a
usted y al niño!
Si el niño no tiene un IEP, reúnase con los padres del niño lo antes posible para hablar de sus
observaciones. Los niños en edad escolar por lo general son más grandes y más fuertes que sus
compañeros preescolares en un entorno de cuidado infantil, y esto puede dar lugar a una
situación peligrosa. Un niño de tres años que reacciona de manera agresiva para mostrar su enojo
por tener que entrar al establecimiento luego de que termina el juego al aire libre puede ser muy
diferente de cómo reacciona un niño de diez años. Actúe rápidamente en la elaboración de un
plan de apoyo para el niño y trabaje en estrecha colaboración con los padres del niño. Al igual
que con los niños en edad preescolar, solicite a los padres que coordinen una reunión con el
maestro o los administradores de la escuela del niño, siguiendo la política de supervisión de sus
16
centros. Las escuelas públicas y privadas por lo general cuentan con los recursos necesarios para
intervenir cuando los niños manifiestan conductas desafiantes, y usualmente se muestran
dispuestas a trabajar con cualquier otro cuidador que forme parte de la vida del niño.
Trabajar con niños en edad escolar puede ser todo un desafío si tiene a su cuidado niños con un
nivel de desarrollo menor. Por ejemplo, supongamos que recibe a Mariah en sus programas para
después de la escuela. Mariah es una niña de diez años que tiene autismo. Al momento de
inscribirla, sus padres le comentaron al director que Mariah tiene un nivel de desarrollo de una
niña de tres años. ¿Cómo hace para planificar actividades para Mariah si sus otros niños en edad
escolar ya están leyendo capítulos de libros y armando rompecabezas complicados? Hable con
los padres de Mariah sobre sus actividades, canciones, colores y libros favoritos. Cuando los
niños en edad escolar estén trabajando en alguna actividad, pídales que ayuden a Mariah a
envolverse lo más que pueda, cantándole canciones y bailando su música favorita o
representando su cuento favorito. Aliente a los otros niños a que jueguen los juegos favoritos de
Mariah: jugar a “la escuela” puede ser tan divertido para un niño con desarrollo normal como
para un niño con un retraso en el desarrollo, siempre y cuando usted controle que los niños sean
respetuosos e inclusivos. No fuerce la interacción entre compañeros, simplemente promuévala.
La mayoría de los niños querrán naturalmente ayudar a un niño con una discapacidad, luego de
haber tenido tiempo de observarlo y llegar a conocerlo. Recuerde que usted siempre es el modelo
a seguir de los niños mientras éstos estén a su cuidado. Si usted se muestra todo el tiempo atento,
comprometido y abierto a las diferencias de conducta y aprendizaje, la mayoría de los niños a su
cuidado también lo harán
Cuando la intervención no es suficiente
A pesar de nuestros mejores esfuerzos, muchas veces nuestras intervenciones con los niños en
edad preescolar y escolar no serán suficientes para ayudarlos. Hable con los padres del niño y
hágales saber sus esfuerzos. Cuando los padres ven que los cuidadores en verdad velan por el
bienestar de sus hijos, suelen estar más predispuestos a buscar la ayuda externa recomendada. A
continuación figura una serie de preguntas que puede utilizar cuando converse con los padres
acerca de la conducta de sus hijos. Si bien muchas de estas preguntas se deberían abordar durante
la evaluación funcional, puede ser una buena idea repasarlas más seriamente. Recuérdeles a los
padres de manera amable, pero con firmeza que es muy probable que esa conducta no
“desaparezca por sí sola”. Usualmente, se debe realizar una intervención de carácter médico,
social o psicológico, incluso por un período relativamente corto. Mientras antes un niño obtenga
ayuda profesional, mejor. Para ayudar a los padres a decidirse a buscar ayuda profesional para
sus hijos, hágales las siguientes preguntas (Stephens, 2007):



¿Cuál es su mejor suposición con respecto a por qué su hijo está manifestando esta
conducta?
¿Puede ser que una crisis o un suceso reciente hayan desencadenado esta conducta? ¿Su
hijo ha pasado por una mudanza, un fallecimiento (aunque no sea de alguien cercano), un
divorcio o el nacimiento de un hermano?
¿Alguna persona que su hijo conozca ha experimentado un suceso traumático o una
crisis? Piensen en los vecinos, los compañeros de escuela, los parientes, los amigos de la
iglesia y otras personas que formen parte de su vida.
17











¿Ha visto noticias de catástrofes como desastres o tiroteos en una escuela? En caso
afirmativo, ¿hablaron de eso con su hijo?
¿Con qué frecuencia su hijo manifiesta esta conducta? ¿Una vez por día, varias veces al
día, después de los fines de semana, todo el tiempo o sólo en la escuela?
¿Cómo es el temperamento de su hijo? ¿Se pone de mal humor, ansioso, tenso o se enoja
con facilidad?
¿Su hijo tiene alguna conducta que manifiesta cuando debe afrontar situaciones de estrés,
como por ejemplo comerse las uñas, golpearse la cabeza o tirarse del cabello o las
pestañas? ¿Se ha hecho marcas o cortes en la piel?
Si puede hablar, ¿qué responde cuando le preguntan a qué se debe esa conducta? ¿Se
pone a la defensiva, intenta confrontar o se cierra?
Si no puede hablar, ¿por qué piensan que su hijo manifiesta esta conducta? ¿Está tratando
de obtener algo, como por ejemplo atención, o está tratando de evitar algo, como por
ejemplo sentarse y completar una tarea?
¿Su hijo siente temor por su propia conducta? ¿Vergüenza? ¿Indiferencia?
Si su hijo puede hablar, ¿les ha pedido ayuda para controlar su conducta?
Si no puede hablar, ¿parece entender que su conducta es negativa? ¿Muestra
remordimiento o arrepentimiento después de manifestar una conducta desafiante?
¿Sus compañeros se burlan de su hijo o lo rechazan en el programa de cuidado infantil, la
escuela o en el hogar?
¿Qué les preocupa respecto de la conducta de su hijo? ¿Le temen a su hijo o tienen miedo
por él?
Recuerde que el objetivo de hacer estas preguntas es ayudar al niño y a su familia. Haga todo lo
que esté a su alcance para hacer las preguntas de manera amable y afectuosa. Si los padres se
ponen a la defensiva, es posible que usted no obtenga toda la información completa acerca del
niño, y esa falta de información no hará más que retrasar una ayuda fundamental para la familia.
Algunos cuidadores, especialmente aquellos que cuidan niños más grandes, pueden apresurarse a
excluir a un niño con conducta desafiante de sus programas. Si bien es posible que, en efecto,
deban recurrir a esta decisión en última instancia, siempre intenten ayudar a los padres a
encontrar recursos prácticos y asequibles para ayudar a sus hijos. En el último tramo de esta
capacitación, analizaremos los pasos clave para colaborar con los padres y hallar recursos
comunitarios.
Cómo colaborar con los padres
Hablar acerca de la conducta desafiante de un niño suele causar frustración, tensión y confusión
en sus padres, e incluso puede generar una confrontación. Tenga en cuenta que nunca es fácil
para los padres comunicar o escuchar información acerca de la conducta de sus hijos, aun cuando
usted sea lo más cuidadoso posible de no herir sus sentimientos. A continuación, se mencionan
algunos pasos relativamente simples para generar y mantener conversaciones constructivas sobre
temas sensibles y difíciles (Zero to Three, 2014):
1. Mantenga la compostura: Si bien la forma en que un padre reaccionará durante una
conversación difícil no depende de usted, sí pued manejar sus propias reacciones y
18
conductas. Probablemente se sienta frustrado e incluso molesto por la conducta del niño,
y eso no tiene nada de malo. Lo que no es adecuado, sin embargo, es expresar estos
sentimientos a los padres. Cuando es capaz de mantener la calma, el optimismo y brindar
apoyo, los padres suelen sentir que en verdad velan por el bienestar de sus hijos. Sin
embargo, si perciben que usted acusa y está a la defensiva, es probable que piensen que
no quiere a su hijo o lo quiere excluir de su programa.
2. Tengan en cuenta la opinión del niño: ¿Qué piensa el niño acerca de su conducta? ¿Por
qué hace berrinches o golpea a sus amigos? A veces, los padres suelen sentirse
confundidos ante las conductas desafiantes y simplemente no saben cómo responder. Si
los padres se sienten inseguros con la idea de pedir ayuda, sus respuestas pueden sonar
indiferentes o a la defensiva. Ayude a los padres a ver la situación desde la perspectiva
del niño. Por ejemplo, si un niño frecuentemente hace berrinches durante las transiciones,
puede decir: “Creo que Joseph está tratando de decirnos que le cuesta dejar de jugar con
los bloques junto a sus amigos. ¿Qué podemos hacer para darle más tiempo para
prepararse para el momento del almuerzo?”
3. Sean verdaderos colaboradores: No busque ayuda de los padres por mera formalidad.
Escuche de verdad lo que ellos tienen para decir con respecto a la conducta de sus hijos.
A menudo nos reunimos con los padres pensando que tenemos la mayoría de las
respuestas, sino todas. Al hacer esto, podemos pasar por alto información muy
importante. Construir una relación con los padres por lo general implica tiempo,
paciencia, comprensión y compromiso. Aunque tenga que repetirlo muchas veces, dígales
a los padres que ellos y usted están en el mismo equipo. Que quiere que sus hijos sean lo
más exitosos posible en su entorno de aprendizaje y en el hogar. Si los padres sugieren
una estrategia razonable para usar en sus programas, impleméntela y dele una
oportunidad. Si no funciona, aproveche la relación que ha construido para modificar las
estrategias juntos.
4. Negocien: Cuando no esté de acuerdo con los padres, lo cual es muy probable que suceda
en algún momento, concéntrese en las áreas de coincidencia. Algunos padres son muy
renuentes a buscar asistencia de salud mental para sus hijos. En ese caso, puede que los
padres estén de acuerdo con que un especialista en infancia vaya a la escuela y los
observe. O puede que les guste la idea de ir a clases para padres o grupos de apoyo en su
comunidad o en su iglesia. Siempre pregunte a los padres qué piensan u opinan del
cuidado que recibe su hijo. Trate a los padres como expertos en sus hijos, porque de
hecho lo son.
5. Reevalúe: Al igual que sus amistades, matrimonios y demás relaciones personales
importantes, el vínculo con los padres tendrá altibajos, momentos de gloria, obstáculos
exasperantes, aunque todos ellos temporarios. No asuma que su plan para el niño está
completo luego de haberse reunido sólo una vez con los padres. No es necesario que la
comunicación con los padres se condense en reuniones largas, pero debe comunicarse
con frecuencia. Usualmente, lo mejor es la comunicación en persona, pero siéntase libres
de complementar esas reuniones con notas para el hogar, correos electrónicos y llamadas
telefónicas constructivas y objetivas. Anime a los padres a comunicarse con usted cada
19
vez que pueda. La vida de un proveedor de cuidado infantil suele ser sumamente
ocupada, pero si se hace tiempo para reunirse con los padres lo más seguido que pueda,
estará fortaleciendo su relación y, en última instancia, brindando un mejor servicio al
niño.
Busquen recursos
Para finalizar con la capacitación de hoy, hablemos acerca de los recursos disponibles para los
proveedores de cuidado infantil. Hoy hemos hablado varias veces del Programa de Educación
Individualizado. En el caso de los niños de tres años de edad o más, el sistema escolar público
del niño sirve como punto de contacto para la evaluación y el diagnóstico. Si está trabajando con
un niño con una presunta discapacidad y los padres no han solicitado asistencia al sistema
escolar público, inste a los padres a ponerse en contacto con sus distritos para programar una
evaluación. Hágales saber a los padres que este proceso de evaluación no apunta a señalar ni
estigmatizar a sus hijos. Estos servicios son obligatorios por ley y han sido desarrollados para
aumentar las habilidades del niño a través de un equipo multidisciplinario. Si los padres se
muestran renuentes o inseguros respecto del proceso de IEP, pueden ofrecerles el folleto
informativo de la Academia Americana de Psiquiatría para Niños y Adolescentes (2011).
Folleto: Datos para las familias: servicios escolares para niños con necesidades especiales.
Lo que los padres deben saber
Recuerden que al ayudar a un niño con conductas desafiantes, no se espera que usted tenga todas
las respuestas. Sin embargo, es una pieza fundamental en la vida de ese niño. Sus conocimientos
sobre desarrollo infantil, necesidades especiales, conductas desafiantes y educación lo convierten
en poderoso aliado en la intervención de un niño. Dentro de lo posible, manténgase actualizado
respecto de los recursos locales de salud mental familiar y ponga esos contactos a disposición de
los padres. Por sobre todas las cosas, su actitud comprensiva y bondadosa ¡puede ser la
diferencia que este niño y su familia necesitan para empezar una vida de cambios positivos!
Conclusión
En la capacitación de hoy, hemos hablado sobre las maneras de abordar la conducta desafiante en
niños en edad preescolar y escolar en entornos inclusivos. Comprender cómo y por qué los niños
manifiestan conductas desafiantes es una de las herramientas más importantes que un proveedor
de cuidado infantil puede tener al cuidar de niños con necesidades especiales. Definitivamente,
no todos los niños con discapacidades manifiestan conductas desafiantes, pero es importante que
los cuidadores puedan identificar y comprender los componentes de las necesidades especiales a
fin de brindar apoyo y orientación efectivos. Un entorno de cuidado infantil inclusivo ayudará a
los niños con todo tipo de habilidades a aprender maneras más adecuadas de comunicarse,
mientras se proporciona un entorno de aprendizaje cálido y comprensivo.
Éstos son los mensajes principales que nos gustaría que se lleven consigo a partir de esta
capacitación:

La conducta desafiante siempre se usa como método de comunicación.
20





Existe una amplia variedad de conductas típicas en los niños.
La prevención de las conductas desafiantes debe realizarse a diario en un entorno de
cuidado infantil.
Si bien es importante que los niños aprendan las consecuencias, no está bien castigarlos
ni avergonzarlos.
Los planes para la conducta están confeccionados a partir de observaciones objetivas y
bien documentadas de los niños.
El mejor enfrentamiento al momento de identificar y responder ante conductas
desafiantes es el enfrentatmiento en equipo, que comienza por una relación positiva entre
el cuidador y los padres.
Gracias por su atención y su dedicación al trabajo con niños pequeños en entornos inclusivos.
21
Referencias
Academia Americana de Psiquiatría para Niños y Adolescentes (2011). Datos para las familias:
servicios escolares para niños con necesidades especiales. Lo que los padres deben saber.
Extraído de
https://www.aacap.org/App_Themes/AACAP/docs/facts_for_families/83_services_in_school_fo
r_children_with_special_needs_what_parents_need_to_know.pdf
Academia Estadounidense de Pediatría (2015). Trastornos de conducta perjudiciales. Extraído
de: https://www.healthychildren.org/English/health-issues/conditions/emotionalproblems/Pages/Disruptive-Behavior-Disorders.aspx
Centro de los Fundamentos Sociales y Emocionales para el Aprendizaje Temprano (CSEFEL),
(2013). Cómo promover la competencia socioemocional. Extraído de:
http://csefel.vanderbilt.edu/resources/training_preschool.html
Dix, K.L., et al, (2010). Programa KidsMatter para estudiantes con discapacidad: Comité de
Asesoramiento Ministerial de Informes Evaluativos. Estudiantes con discapacidades. Gobierno
de Australia del Sur. Gobierno de Australia. Extraído de:
https://www.kidsmatter.edu.au/sites/default/files/public/KMP_C1_CANMH_DisabilityAndChild
rensMentalHealth.pdf
Centro de Aprendizaje y Conocimiento en la Primera Infancia, (2014) Problema emocional. Hoja
de información 5 del Centro Nacional de Difusión para Niños con Discapacidades (National
Dissemination Center for Children with Disabilities, NICHCY). Extraído de:
http://eclkc.ohs.acf.hhs.gov/hslc/ttasystem/teaching/Disabilities/Services%20to%20Children%20with%20Disabilities/Disabilities/di
sabl_fts_00012_061105.html
Gense, Marilyn H. y Gense, D. Jay (2005). Trastornos del espectro autista y discapacidad
visual: cómo satisfacer las necesidades de aprendizaje de los estudiantes. Huntington, WV: AFB
Press.
Gibson, Elaine M., (2014). Cómo crecen los niños: cómo definir las conductas normales.
Extraído de: Gibson 2014 http://www.healthyplace.com/parenting/challenge-of-difficultchildren/how-kids-grow-defining-normal-behavior/defining-normal-kids-behavior/
Mayo Clinic (2014). Enfermedades y afecciones: trastornos del espectro autista. Extraído de:
http://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/autism-spectrum-disorder/basics/symptoms/con20021148
Fundación Nemours, (2013). Hoja de información sobre necesidades especiales: discapacidades
visuales. Extraído de: http://kidshealth.org/parent/classroom/factsheet/vision-factsheet.html
(Fundación Médica Palo Alto, 2015) Pérdida de la audición en niños. Extraído de:
http://www.pamf.org/hearinghealth/facts/children.html
22
Prelock, P., Hutchins, T., y Glascoe, F., (2008). Discapacidad del habla y el lenguaje: cómo
identificar las discapacidades más comunes y menos diagnosticadas durante la infancia. The
Medscape Journal of Medicine, 10(6), 136.
Shonkoff, J.P., y Phillips, D.A. (2000). De las neuronas al vecindario: la ciencia del desarrollo
en la primera infancia. Washington, DC: National Academies Press.
Stephens, Karen, (2007). Asesoramiento: cuándo buscar ayuda profesional para niños que
experimentan estrés. Extraído de: http://www.easternflorida.edu/community-resources/childdevelopment-centers/parent-resource-library/documents/when-to-seek-help-for-stressedchildren.pdf
Centro de Asistencia Técnica para la Intervención Socioemocional (TACSEI), (2015). Cómo
abordar conductas desafiantes persistentes. Extraído de:
http://challengingbehavior.fmhi.usf.edu/do/resources/documents/rph_pers_chall_beh.pdf
Centro de Asistencia Técnica para la Intervención Socioemocional (TACSEI), (2015). Cómo
prevenir las conductas desafiantes en los niños pequeños: prácticas efectivas. Extraído de:
http://challengingbehavior.fmhi.usf.edu/do/resources/documents/rph_preventing_challenging_be
havior.pdf
Asociación de los Estados Unidos sobre Discapacidades de Aprendizaje, (2015). Síntomas de
discapacidades de aprendizaje. Extraído de: http://ldaamerica.org/symptoms-of-learningdisabilities/
Centro Médico de la Universidad de Rochester (2015). Trastornos del lenguaje en niños.
Extraído de:
https://www.urmc.rochester.edu/encyclopedia/content.aspx?ContentTypeID=160&ContentID=2
38
Red de Salud de Mujeres y Niños, (2014). Discapacidad intelectual. Extraído de:
http://www.cyh.com/HealthTopics/HealthTopicDetails.aspx?p=114&np=306&id=1876#2
Zero to Three, (2014). Comunicación efectiva con los padres. Extraído de:
http://www.zerotothree.org/early-care-education/family-friend-neighbor-care/effectivecommunication-with-parents.html
23
Descargar