¿Cómo hacer modificaciones para ayudar a los niños con discapacidades? Algunos niños con discapacidades podrían necesitar pequeñas adaptaciones en el entorno, los materiales o su estilo educativo para participar plenamente en las actividades. Estas adaptaciones algunas veces se denominan “modificaciones”. Las modificaciones deben personalizarse conforme a las necesidades específicas de cada niño en particular. Entonces, ¿cómo decidir qué modificaciones hacer? En primer lugar, observe al niño. La mejor forma de identificar áreas en las que el niño necesita apoyo adicional es observándolo jugar y tomando nota de las cosas con las que tiene dificultades o que evita porque presentan obstáculos para su participación. En segundo lugar, consulte a los padres. A medida que va identificando áreas que le resultan difíciles al niño para realizar actividades, analícelas con sus padres y propongan ideas para encontrar una solución juntos. No tenga miedo de hacer preguntas. Algunas veces, los padres dan por sentado que usted sabe qué hacer. En tercer lugar, use el IEP. Los niños con discapacidades generalmente cuentan con un Programa de Educación Individualizado (Individualized Education Program, IEP) donde se describen sus necesidades educativas y las formas de ayudarlos a alcanzar los objetivos fijados. Si necesita ayuda para tomar decisiones acerca de qué modificaciones aplicar, pídales a los padres que analicen el IEP con usted. Si no está seguro acerca de cómo aplicar ideas del IEP, pídales a los padres que coordinen una reunión con un profesional del equipo del IEP para hablar acerca de cómo satisfacer las necesidades del niño. En cuarto lugar, investigue acerca de la afección del niño. Si los padres se rehúsan a compartir información acerca de la discapacidad del niño o no le permiten consultar al equipo del IEP, aún puede comunicarse con los padres para pedir soluciones ante los desafíos y buscar información general sobre la afección del niño. La información general no será tan útil como las estrategias específicas para este niño en particular, pero puede darle ideas. Una vez que identifique áreas en las que el niño necesita apoyo, está preparado para comenzar a intentar modificaciones en el entorno, los materiales y su enfoque educativo. Veamos algunos ejemplos. Las modificaciones no tienen que ser grandes. En la mayoría de los casos, pequeños cambios pueden marcar la diferencia en ayudar a que un niño tenga éxito. Siempre analice las ideas con los padres antes de aplicarlas. Ejemplos de modificaciones en el entorno: Un niño con una discapacidad social, emocional o intelectual podría beneficiarse de un espacio privado tranquilo para jugar, un cronograma con imágenes que muestre la secuencia de los eventos diarios y otras ayudas visuales dispuestas en el salón de clase como recordatorio de reglas y expectativas. Un niño con una discapacidad visual puede beneficiarse de una lámpara adicional en el área de juegos, un amplio espacio abierto donde moverse, una disposición consistente de muebles y materiales, y objetos que hagan ruido o diferentes texturas ubicadas en diferentes áreas. Para ayudar a un niño con una discapacidad motriz, utilice muebles pesados y estables, quite las alfombras que podrían representar un riesgo de tropiezos o fíjelas al piso, ofrezca lugares para que el niño guarde andadores, muletas, sillas de rueda o bastones, y sepa cómo ubicar al niño en una posición cómoda para que pueda jugar. En el caso de un niño con una discapacidad auditiva, reduzca el ruido de fondo apagando la música a menos que se utilice para una actividad, y use materiales suaves que ayuden a absorber los ruidos. Un niño al que le ha resultado difícil tolerar ciertos estímulos sensoriales podría requerir la adaptación de las luces, el sonido o los olores del entorno. Ejemplos de modificaciones en los materiales: Para un niño con una discapacidad auditiva, rotule los estantes con imágenes de los juguetes que se guardan allí, coloque imágenes que muestren los pasos de las tareas (como el lavado de manos o las actividades de cocina) y ofrezca audífonos para que pueda escuchar cuentos y música con mayor volumen. Para un niño con una discapacidad motriz, fije los materiales a la mesa o al piso para que queden en su lugar cuando el niño los usa. Por ejemplo, hacer rodar una pelota dentro de un hula-hula ubicado en el piso o jugar con bloques en una placa para hornear o en la tapa de una caja. Para ayudar a los niños con discapacidades de motricidad fina, agregue pestañas a los libros, haga que los pinceles, crayones y marcadores sean más fáciles de agarrar, ofrezca tijeras especiales y brinde materiales de diferentes texturas para estimular el sentido del tacto del niño. Para un niño con una discapacidad visual, elija materiales en colores contrastantes, rotule los artículos con letras grandes y dibujos, rotule los estantes de los juguetes con etiquetas de cartón en relieve, utilice bloques en los que cada tamaño corresponda a un color diferente y use “libros con sonidos” o libros para escuchar. A todos los niños con discapacidades socio-emocionales, evite ofrecerles demasiados juguetes o actividades para que elijan. En el caso de los niños con discapacidades intelectuales, utilice imágenes para rotular estantes y reforzar rutinas, use libros y materiales que requieran diferentes sentidos y emplee un número razonable de juguetes y actividades. Ejemplos de modificaciones en el enfoque educativo (funcionan para los niños con numerosas discapacidades): Permitir que los niños tengan tiempo suficiente para aprender y usar nuevas habilidades antes de proseguir. Mirar directamente al niño con el cual se está hablando. Ofrecer indicios visuales y auditivos. Usar preguntas que comiencen con quién, qué, dónde, por qué o cómo para alentar a los niños a que realicen descripciones. Trabajar con los padres y especialistas para elegir ejercicios para el niño y hacerlos con todo el grupo. Presentar nuevas actividades y conceptos cuando los niños están tranquilos y bajo control. Emplear actividades grupales y cuentos cortos conforme a la capacidad de concentración. Fijar rutinas y cronogramas regulares y seguirlos de manera coherente. Minimizar los períodos de espera. Anunciar las transiciones con anticipación para que los niños tengan la oportunidad de prepararse mentalmente. Enseñar a los niños a resolver problemas: identificar el problema, proponer varias soluciones, elegir la mejor de ellas y probarla.